Og Mandino - El Don de La Estrella

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    El Don de la Estrella Og Mandino y Buddy Kaye

    El Donde la Estrella

    La vida de cada hombre es un cuento de hadasescrito por la mano de Dios

    Hans CristianAndersen

    Algunos tienden a ver siempre el ladonegro de las cosas; toda compasin por smismo les parece poca. Otros saben sonrer alos acontecimientos, son capaces de sacaroptimismo del infortunio. Los primeros vivensiempre bajo un cielo sombro que presagiatormenta; Los segundos saben descubrir el

    brillo de las estrellas aun a travs de losnubarrones ms negros. Hay quien lucha condenuedo por engrandecerse, adquirir poder yriqueza. Y hay quien se propone dejar a supaso un mundo mejor del que se encontr alllegar. la nieve es una tumba fra en la que

    sepultan las ms bellas ilusiones, donde secongelan los ms caros ensueos. Para otros

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    es una pista tersa por la que puedendeslizarse sin tropiezos, mientras gozan de susedante blancura que palpita en nuestro

    interior. Todos tenemos ojos para ver brillarluz en medio de la tormenta. Todos somoscapaces de enriquecer el patrimonio delgnero humano

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    Los iracundos vientos del invierno llegaron prematuramente a lasdesoladas extensiones del reno, al norte del Circulo Polar rtico. Por encima desus estridentes rfagas pudo escucharse el eco del aullido quejumbroso de unlobo solitario en medio de las densas nieblas y aquel temible ruido, heraldo delpeligro, penetr las paredes de todos los hogares y cabaas en la remota ciudadlapona de Kalvala.

    Tulo Mattis dej caer su lpiz e hizo a un lado el gran libro con cubierta depiel verde. Contuvo., la respiracin y escuch. El lobo aull de nuevo, hasta quese oy un solo estallido, era el disparo de un rifle, a travs de la tundra helada.

    Con un suspiro de alivio, Tulo se levant de la mesa y avanz cojeando con

    esfuerzo hacia la pequea recmara de su hermana. Al pasar, se detuvo paraacariciar la gruesa piel gris de su Nikku, su perro de confianza que dormitabaindolente.

    --Perro -le dijo-, ests volvindote viejo y perezoso. Todava recuerdocuando el aullido de un lobo, te haba hecho araar la puerta hasta agujerearla.

    Al acercarse a la cama de Jaana, la voz asustada de la nia sali de debajode un cmulo de frazadas.

    --Tulo, oste al lobo?--Si. Estay seguro de que to Varno le dispar. Nada podr jams hacer

    dao a nuestro reno, mientras l est haciendo guardia. Y naca podr daarte ati tampoco as que a dormir pequeita.

    El gran libro verde estaba todava abierto cuando Tulo volvi a la mesa dela cocina. Se le acerc hasta ponerlo directamente bajo el foco sin pantalla, yley las palabras que haba escrito para consignar su catorceavo cumpleaos

    12 de diciembre

    El Periodo de oscuridad ha cado ya sobre nosotros.Faltan dos meses para la salida del sol.Pero aun cuando el sol de medianoche del verano estuviera brillando, y la

    brecina y la vara de oro cubrieran toda nuestra Pradera, este habra sida elcumpleaos ms triste de mi vida. Lo que mi hermana y yo iremos perdido en losdoce ltimos meses, no puede recuperarse nunca.

    He ledo que uno puede siempre encontrar un germen de felicidad en todaadversidad, con tal que quiera buscarlo. Yo he buscado en vano, y lo nico quemis esfuerzos han logrado es un dolor en el corazn, que no quiereabandonarme.

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    No debo perder la esperanza. Debo permanecer fuerte por el bien de Jaana.

    Tulo cerr el gran libro con mucha calma. Se enjug los grandes ojos cafs,y se volvi hacia el retrato ovalado de su madre, en marco dorado, que siempreestaba sobre la mesa. Tom en el hueco de las manos la venerada imagenestaba seguro de que el susurro del viento volvera a traerle una vez ms el

    sonido familiar de su clida voz"Hijo mo, Dios debe tener planes especiales para ti. De qu otra manerapodra alguien explicar ese don tuyo de la palabra? Algn da nuestro puebloentero honrar tu nombre, y las palabras que escribas se encuadernarn en piel,para que su verdad y hermosura sean perdurables e iluminen a todo el mundocomo una estrella de esperanza".

    Los sollozos hicieron estremecer el cuerpecito de Tulo. Se llev lafotografa a los labios y bes el vidrio una y otra vez.--Mam mam te extrao te extrao te extrao!

    El araar impaciente de Nikku sobre la puerta interrumpi el monlogoautocompasivo de Tulo. Por mera costumbre, se ech encima su capa de lana y lagorra de cuatro picos que Jaana le haba tejido, y sigui al perro en su recorrido

    nocturno por la pradera.La nieve haba cesado, las nubes s haban disipado, y el viento no era ya

    ms que un suave murmullo. En lo alto, en lugar de su acostumbrado pigmentoazul oscuro, con flecos de estrellas, el firmamento luca como una mantaondulante hecha de retazos de colores fosforescentes. Brillantes llamaradas deintensidad solar se levantaban de repente, oleadas de resplandecientes centellasverdes caan corno cascada sobre, erupciones soberbias de alhucema y oro. Elmuchacho nunca haba visto los resplandores nocturnos en un acto tan brillante.Aun la nieve bajo sus, pies rielaba a la luz de una trmula aurora, transformandola pradera en un mgico lago tachonado de rubes y esmeraldas, palos ydiamantes.

    A Tulo lo haba cautivado a tal punto aqulla danza de luces, que olvid sustristezas. Olvid incluso su rodilla herida, al ponerse a galopar y bailar a travsde pequeos ventisqueros aislados, mientras rea y cantaba y recoga grandespuados de blancos cristales que resplandecan como polvo de diamantes cuandolos dejaba caer sobre Nikku. Por fin lleg al gran rbol. All se dej caer. Surespiracin era anhelante. Su animal empapado de nieve se agazap junto a lladrndole con impaciencia, incitndolo al retozo una vez ms. Pero Tulo seacost boca arriba para contemplar las tambaleantes coronas de fuegoscelestiales en su constante cambio de colores por entre a espesa silueta de lasramas de los rboles.

    El gran rbol haba sido una piedra miliaria de la aldea durante tantotiempo que an el ms anciano no poda recordar cundo haba empezado esa

    tradicin. Su robusto tronco se ergua hacia lo alto ms de quince metros en unterritorio en el qu la oscuridad y lo interminables inviernos bajo cero, con suscortos veranos, no dejaban crecer ms que sauces enanos, retorcidos abedules,abetos y pinos atrofiados. Las agujas del rbol eran largas y verdes y sus ramasse multiplicaban y crecan sin cesar, como si sus races estuvieran medrando enmedio de una exuberante selva tropical. Algunos decan que lo haba plantado,muchos siglos antes, Stallo, el gigante legendario del pueblo Sami. En un costadodel tronco cerca del suelo, la creencia de la gente de que el contacto con sumadera traa buena suerte, haba hecho que acabaran con la corteza a base defrotarla. Jaana lo llamaba su rbol de las estrellas porque insista con inocenciaen afirmar que al menos desde su altura poco ventajosa, ellas colgabanrealmente como frutos de la maciza enramada. Nadie se lo discuta.

    Por encima de todo el rbol de las estrellas se haba convertido en unsmbolo de esperanza, tanto para los jvenes como para los ancianos de Kalvala,en un ejemplo vivo de que no solo era posible sobrevivir, sino incluso crecer yalcanzar buena estatura aun en medio de las peores condiciones.

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    De pronto Tulo se sent, recargndose sobre la spera corteza. Un extraopensamiento haba pasado por su mente, mientras las luces del Septentrincontinuaban sus evoluciones formando dibujos irisados a travs de la bveda delfirmamento.

    --Anciano perro; crees que aquellos sabios antepasados nuestros, aquellosvenerables maestros que en otra poca protegan a nuestro pueblo con sus

    tambores y palabras mgicas, crees que decan la verdad cuando afirmaban quesi uno silbaba a las luces del Norte poda invocar a los muertos?Nikku ladr, demostrando que estaba listo para seguir jugando con su

    joven amo.--Me lo pregunto Me lo pregunto.Con mucha suavidad, Tulo empez a silbar la tonada de una cancin de

    cuna que su madre sola cantar a Jaana cuando an yaca en su cama de madera.Junt las pequeas manos en forma de cuerno y lanz agudas notas hacia lo alto,en direccin del gallardete ms de vivos colores.

    Luego cerr los ojos... y mientras la melanclica tonada de la cancin decuna segua flotando, hacia el firmamento, a travs de las vibrantes agujas delpino, los pensamientos de Tulo retrocedieron en el tiempo hasta los sucesos de

    su corto pasado que ya haban dado alguna forma a su vida y que en un futuroacabaran por sellar su destino en una forma que el no poda prever al estarsentado bajo el rbol de las estrellas silbando en la direccin del cielo

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    Pedar Mattis tall en madera un pequeo par de esqus para su hijo, tanpronto como el pequeo pudo dar los primeros pasos vacilantes. Lo mismo quetodos los nios lapones, Tulo logr dominar en poco tiempo los pequeos patinesde madera, y antes de cumplir los tres aos ya poda recorrer todo el camino deda y vuelta hasta la tienda de la aldea del seor La Veeg, sin ayuda de nadie.

    Al cumplir cinco aos, Tulo ya poda manejar el lazo con suficiente destrezapara sujetar a cualquier reno rebelde. Pedar le ense tambin a pescar a travsdel hielo, a utilizar y cuidar su cuchillo, a curar la piel del reno, a masticar la fibrapara hacer cordel y armar su tienda de verano. Despus, Pedar le ense el artede controlar un trineo de fondo plano, y las tcnicas para perseguir a su odiadoenemigo, el ,lobo. Incluso lo entren para que supiera usar su bastn de esquiarcomo arma para defenderse a s trismo y a sus renos de cualquier atacante.

    Para Pedar e Irga Mattis, que conservaban con orgullo las costumbres delpueblo Sami, conocido en el mundo como los lapones, el reno era el elementoms importante para vivir. A pesar de ser un animal que de pie no media ms deun metro veinte, y de no pesar ms de unos ciento treinta kilos al alcanzar sumximo desarrollo, esa asombrosa pero tmida criatura poda soportar un clima

    que habra matado a cualquier otro animal domstico. El rebao de los Mattis,que sumaba casi doscientos animales, les proporcionaba leche, carne, ropa yhasta dinero cuando vendan algunos en la feria anual de otoo. Jams sedesperdiciaba nada del animal. Su lengua se aprovechaba para estofado, la

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    -Para Dios todo es posible, hijo mo.Despus de otra breve pausa, el chico insisti:-Pap, acabo de ver a una estrella volar por el firmamento y luego

    desaparecer. Son estrellas muy pequeas las que hacen eso?-S, creo que s.-Si son pequeas, aterrizan alguna vez aqu, de modo que podamos verlas

    y tal vez hasta tocarlas?Pedar suspir. -No s Tulo.-Papa, yo quisiera saber ms acerca de las estrellas el Sol Dios todas

    las cosas.La maana siguiente despus que su hijo se fue a la cama, Pedar se apoy

    en la mesa y tom las dos manos de su mujer. Sorprendida por el inusitadosilencio de su esposo durante el desayuno, Ing lade la cabeza y esper.

    -Inga, no s si es porque su mente es tan brillante o porque yo soy tantonto el hecho es que Tulo me hace preguntas que soy incapaz de contestar. Sque segn los planes, l no debe entrar a la escuela antes del prximo ao, perocreo qu no conviene esperar. Vamos a inscribirlo ahora mismo.

    -Si as lo deseas, Pedar. Pero ustedes dos han estado muy unidos. La

    separacin no ser fcil para l ni para ti. .-Lo que es preciso hacer hay que hacerlo. Aqu nuestro mundo est

    cambiando. Nuestras tierras de pastoreo van reducindose ms y ms, y nuestragente no puede avanzar ms hacia el norte, porque nos encontraramos en aguasheladas. Los turistas empiezan a venir con la nueva carretera. Las fbricas; losmineros y lis plantas de energa ya estn cerca. Ahora utilizamos electricidad envez de aceite para nuestras lmparas, y los aviones vuelan sobre nuestrasrebaos. Ayer o hablar de una cosa que llaman trineo motorizado, capaz deviajar sobre la nieve con ms rapidez que cualquier reno o cualquier hombre conesqus. A Tulo hay que instruirlo cuanto antes para que pueda hacer frente a unnuevo genero de vida que no podr evitar.

    -Y t?-Yo ya no puedo cambiar. Ser hombre de renos hasta que nuera.-Pero no un solitario-Qu quieres decir?Inga se levant de la mesa y empez a apilar los platos. Luego se inclin

    sobre su ceudo esposo, le tom la nariz entre el pulgar y el ndice y la apretcon suavidad.

    -Lo que quiero decir, seor profesor, es que pronto tendr otro alumno queande detrs de usted mientras Tulo est en la escuela.

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    Arrol Nobis, el joven maestro de escuela de Kalvala, meda casi treintacentmetros ms que la mayora de los lapones, que rara vez pasan de un metroy medio de estatura. Estir su alta y esbelta estructura delante del fuego de lachimenea, mientras Pedar e Inga mantenan un respetuoso silencio.

    -He venido a hablarles de Tulo.

    Pedar se sac la pipa de la boca y la sostuvo en alto.-Ha estado causando problemas?-Oh, no. Es un chico bien educado y corts, y no hay ningn problema en

    cuanto a disciplina. Es su mente la que

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    acabado por afectar su inteligencia, y todava le faltan deis meses para lasvacaciones.

    -Pedar, esccheme, Tulo encontr un viejo libro traducido del ingls por unmisionero del siglo XVII que hablaba de la historia de las cometas y de la formade construirlas y hacerlas volar. La idea de volar una cometa propia se haposesionado del chico. Ahora mismo mientras estoy hablando con ustedes, Tilo

    est de nuevo en la escuela construyendo una cometa, segn las instruccionesdel libro. Entr otras cosas, se ha vuelto un experto en cometas. Puede decirlestodo lo relacionado con las primeras cometas que se hicieron volar en China,explicarles cmo las cometas gigantes del Japn pueden levantarse del suelo, apesar de que muchas pesan ms de una tonelada. Sabe todo lo relacionado a lacometa lanzada al aire por el norteamericano Benjamn Franklin, cuando hizo suexperimento con el relmpago. Cometas, Pedar, cometas!

    -Est usted dicindonos. que hemos dado a luz un hijo que quiere escribircuentos y poemas y volar cometas, en vez de pastorear renos?

    -S!El joven padre se levant, vaci la pipa en el fuego, golpendola

    ruidosamente contra los ladrillos de la chimenea y se qued mirando los troncos

    que se consuman, mientras Inga y Arrol lo observaban en silencio. Al fin seencogi de hombros y dijo:

    -Muy bien. Vamos a regar esta planta sorprendente que ha surgido ennuestro pobre jardn. Arrol, por favor, pida lo que usted crea que Tulo debe leer.Yo se lo pagar con mucho gusto.

    -Gracias, Podar.-No, no, mi querido amigo. Somos Inga y yo los que le damos las gracias de

    todo corazn por el inters lleno de afecto que usted ha puesto en nuestro hijo.Somos muy afortunados en tenerlo aqu con nosotros.

    -Pedar, la oportunidad de trabajar con un chico especialmente talentoso yel desafo que esto significa, rara vez se presentan en la vida de un maestro.Dios nos ha confiado a ese muchachito para algo que desconocemos. Nodebemos fallarles, ni a Tulo ni a Dios.

    Todava mucho despus que el maestro se haba retirado, la joven parejasegua reflexionando sobre el sentido de sus palabras de despedida.

    Cuando volvi la primavera y el reno emigr hacia el norte, Inga iba, unavez ms en el trineo delantero mientras su esposo esquiaba adelante y su nia,todava un beb, iba acurrucada bien protegida en su regazo.

    Detrs de la madre, avanzaba el trineo de Tulo lleno de cajas de libros.Durante todo el verano, mientras sus deberes se lo permitan, el muchacho lea,estudiaba y escriba Y cuando no tenia la nariz hundida entre las pginas de unlibro o las hojas de un cuaderno, poda encontrrsele en alguna de las pendientesrocosas sujeto con fuerza a una gruesa rama de sauce envuelta en un cordel.

    El cordel entonaba su canto al ser agitado por el viento, mientras suba ysuba Atada a su extremo volaba una pequea cometa roja. Cuando Tulo la con-templaba retorcindose y mecindose bajo las llamaradas del Sol, no tenia msque transformar aquel diamante escarlata ascendente en un dragn blico o enuna mariposa gigante o incluso en un voluptuoso cisne

    Mientras no acabara por ser presa de una traidora rfaga descendiente,que lo haca precipitarse hacia abajo, como se lanza un buitre al ataque, yterminara estrellndose contra el suelo!

    Con un grito de angustia, el orgulloso fabricante corra siempre a travs delos campos a rescatar su ngel cado, lo estrechaba contra su delgado pecho y lesusurraba palabras reconfortantes. Luego lo llevaba con cario a la tiendafamiliar, para, curar sus heridas.

    Maana volvera a volar!

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    Los cuatro aos siguientes trascurrieron rpida y alegremente. El puntoculminante de cada uno haba sido siempre la feria, en la que participaban losOords y todas las dems familias dedicadas a la cra del reno.

    El ltimo ao, mientras el primer grupo de renos amedrentados seencaminaba hacia el corral central, Inga acerc un poco ms a su esposo con unaire de preocupacin. Le tir del manto y le habl al odo en un tono tan bajo,que Tulo, a unos cuantos pasos no poda orla:

    -Estar listo para esto?Pedar se volvi a mirar a Tulo, que hacia ejercicios con su mangana, y

    asinti con seguridad:-Tiene ya doce aos. Yo era ms joven cuando pude habrmelas con mi

    primer rode.-S, pero los renos eran toda tu vida cuando eras nio. Nuestro hijo ha pasadomucho ms tiempo con sus libros y sus escritos que con los animales.

    -Es cierto y puede manejar mucho mejor el cordel de la cometa que ellazo. Sin embargo, no tengo valor para rechazar su ayuda. Se sentira desolado silo hiciramos parecer menos que los dems chicos que estn trabajando con suspadres.

    -Has odo cmo le dicen?-No.-Nio cometa! As llaman a muestro hijo. Nio cometa! Incluso Erkki, el

    hijo mayor de Varno, le pregunt s no traa una estela en su lazo, y los dosmuchachos de Raimo comentaban si Tulo pensara en sujetar algn reno con un

    marcador de libro en vez de usar la cuerda. No me gusta esto Pedar.-Y qu lija Tulo?-Nada. Se limit a sonrer y a alejarse.Pedar apret las mandbulas.-Muy bien. Les haremos una demostracin. Ests lista? Veo algunos de

    nuestros animales en este grupo.Durante los das de esparcimiento del verano, los renos se haban paseado

    a gusto sobre las pendientes, pastando, y mezclndose libremente con suscongneres de otros rebaos de la aldea. Pero ahora, despus la redada de todoel ganado por las pendientes, cada familia tenia que separar los propios de losdems, antes de emprender el largo recorrido de regreso a Kalvala, para el

    invierno. Inga avanz de prisa hacia el pequeo corral que se les haba asignadoy esper.Pedar y Tulo treparan a la tosca cerca, y de un brinco cayeron en el

    polvoriento piso del corral principal. De pie junto a los tablones, observaron yesperaron, mientras los animales amedrentados pasaban con estruendo. Sucornamenta se agitaba sin freno en todas direcciones, y sus agudas pezuasescarbaban el suelo arrojando muy alto arena y piedrecillas. De pronto, Pedargrit:

    -All va uno de los nuestros atrpalo hijo!Tulo descubri el distintivo familiar en la oreja del gran animal. Con toda

    calma hizo girar su lazo sobre la cabeza de este cuando lo vio acercarse bufando.Una gil sacudida de la mueca y el lazo sali silbando por el aire, para caer con

    suavidad sobre la cabeza oscilante. El reno dio un tirn y se sacudi conviolencia. Casi levant a Tulo del suelo antes de darse por vencido y empezar acaminar con docilidad hacia su aprehensor, que con gran jbilo empezaba aenrollar su cuerda.

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    Pedar palme con orgullo el hombro de su hijo. Este acept el cumplido conun guio y condujo a su presa hacia el corral familiar. Al verlo venir, Inga quitel seguro de la puerta y le dej el paso libre.

    -Fue perfecto, hijo! --lo felicit, gritando.-Gracias mam. Volver con muchos ms.La separacin de los animales prosigui durante todo el da. Padre e hijo

    trabajaron sin cesar, interrumpiendo slo unos minutos para comer. Siempre queataban a uno de sus animales hembras, el ternerito la segua. Pedar la sujetabacon suavidad, mientras Tulo pona la marca en la oreja izquierda del espantadizoanimal. Despus acariciaba al pequeo de piernas largas, antes de llevarlotambin al corral.

    El ltimo grupo de animales se recogi en el gran ruedo, precisamentecuando el sol empezaba a ponerse. El humo de las numerosas fogatas familiaresse mezcl con la arena que sala de los corrales y empez a levantarse en densasnubes ondulantes por encima de la ronca gritera de hombres y animales,mientras los lazos seguan atravesndose entre el ganado procedentes de todosladas. Los ganaderos, ya cansados, tenan prisa de apoderarse del resto de susanimales, antes que la oscuridad los cubriera por completo.

    Pedar, agotado por la fatiga del da, hizo una sea a su hijo.-All est nuestro monstruo, con el cuerno roto. Yo me encargo de l!-Por favor, pap --suplic Tulo-, djamelo a m. Todo el da has estado

    encomendndome los fciles para lazarlos. Fjate en m! Voy a demostrarte loque puedo! Soy tan capaz como cualquiera otro de los chicos. Mira!

    Pedar retrocedi de mala gana, pero con una sonrisa de admiracin que lehinchaba las mejillas, asinti. Su joven hijo aferr la cuerda y esper. Tulo notard en localizar de nuevo la averiada cornamenta a travs del polvo. Con lacabeza vacilante y los ojos saltones el voluminoso animal avanzaba hacia lacerca. Tulo retrocedi con calma, como el mejor de los matadores, lanz lacuerda hacia lo alto y la vio caer con suavidad sobre la cabeza del animal que nodejaba de bufar. Pero en el momento preciso en que Tulo tiraba del lazo, unternerito aterrorizado que balaba buscando a su madre perdida entre el rebao,pas por en medio de las piernas del muchacho. Perdido el equilibrio, Tulo ya nopudo mantenerse en pie, debido a un tirn de la cuerda sujeta a su muecaizquierda. La bestia ya lazada se sacudi y repar, arrastrando al muchacho porla spera superficie, hasta la ruta por la que se precipitaba el ganado.

    -Tulo alcanz a or el grito de angustia de su padre. Luego sinti doloresagudos en los brazos, cuando la grava del piso empez a desgarrarle la camisade lana. Su dbil complexin le hizo tambalearse y sacudirse en todasdirecciones, mientras el animal desesperado segua agitando la cabeza con furor,para librarse de la cuerda.

    Pedar ya se haba precipitado hacia su hijo, cuando vio la cuerda romperse.

    Brinc repentinamente hacia adelante, para caer sobre la espalda sangrante deTulo, cubriendo con su humanidad el cuerpecito del chico. Montones de pezuasduras como rocas pasaron en el acto por encima de ambos.

    La maana siguiente, el to Varno llev el cuerpo maltratado de Tulo a sutrineo, procurando que la pierna derecha del chico con su entablillado de maderaquedara acojinada entre un bulto de cubiertas de cama. Entreg la rienda sueltade cuero a Tulo y todo el resto del enjaezamiento lo llev hasta el trineoposterior, donde se sentaba Inga con la cabeza inclinada y Jaana delante de ella.Por ltimo Varno sujet las riendas a los dos ltimos trineos y golpe consuavidad al reno principal.

    Tulo se sent sin moverse. La correa del freno estaba sujeta sin esfuerzo asu mano derecha. Las lgrimas le rodaron por las mejillas, pero l no les hizocaso. Se dio vuelta en el trineo hasta donde su pierna entablillada lo permita ehizo un guio afirmativo a su madre, que respondi tambin con la mirada. Jaanaagit con emocin una manita y llam a Tulo por su nombre. En su infantilinocencia no se daba cuenta de que detrs de ella, en un tercer trineo, iba

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    Inga sonri y sus ojos se abrieron ms an.-Siempre recibo una respuesta pero como los planes de Dios no son

    reconocidos para ninguno de nosotros, a veces su respuesta es "no".En los das de prueba que siguieron, Tulo trat de caminar, apoyando la

    pierna herida, pero cada vez, que esta se doblaba, Tulo se dejaba caer sobre lacama desanimado. Sin embargo, Inga no le permita estar compadecindose. Le

    aseguraba que si persista lograra hacerlo. Maana sera mejor. Dios, que estabamuy ocupado, no tardarla en or sus plegarias. Lo nico que tenan que hacer eraesperar seguir intentndolo y creer.

    Mientras esperaba, Tulo tuvo cuatro visitas. La primera fue del PastorBjork, un hombre regordete, de pelo cano y anteojos de armazn dorada, quehaba presidido la ceremonia del matrimonio de Inga y Pedar, hacia quince aos.La pequea iglesia de Erno Bjork estaba siempre necesitada de reparacionesmateriales, pero el afirmaba que las pequeas cantidades de dinero que recibade sus parroquianos estaban mejor empleadas cuando ayudaba a losnecesitados, que cuando compraba cosas tan sin importancia como pintura oclavos. Una vez dijo en un sermn que siempre que se vea una iglesia grandefastuosa, uno poda estar seguro de que era un monumento a la vanidad del

    pastor ms que un altar para Dios.El Pastor Bjork le llev a Tulo un libro: "La historia del pueblo Sami". Tulo lo

    ley en tres das, sorprendido y fascinado al saber que ms de dieciocho siglosantes, el historiador romano Tcito haba escrito sobre las tribus brbaras de losFennis, los antepasados de su familia, y que Ottar, un explorador noruego, haballamado en 892 al pueblo Sami "cazadores que tambin cran renos".

    Por vez primera desde el accidente, Tulo quiso escribir un poema sobre elsoberbio patrimonio del pueblo Sami. El regalo sabiamente escogido por elPastor Bjork habla sido mucho ms benfico que las frases comunes que pudierahaberle dicho.

    Los dos visitantes siguientes fueron el to Varno y su hijo Erkki. AunqueInga reciba la visita de su cuado casi todos los das para ofrecer ayuda encualquier forma posible, aquel era el primer encuentro de Erkki y Tulo desde queel primero lo haba embromado en el corral, por no traer una estela de cometa enla punta de su lazada.

    Varno e Inga observaban con ansiedad desde la puerta de la recmara, alapenado Erkk acercarse a la cama de Tulo y musitar:

    -Espero que pronto ests caminando, primo Tulo.Mientras lo deca, dejaba caer con cierta torpeza, junto a la rodilla herida

    del menor, un paquete envuelto en papel caf. Luego dio unos pasos atrs. Tulodesgarr con impaciencia la envoltura y puso al descubierto un gran libro verdeencuadernado en piel.

    -Es un diario -explic Erkk-. En l puedes escribir lo que te acontece cada

    da. Tiene ms de mil pginas si las cuentas por los dos lados.Tulo hoje el libr y pudo ver sus hojas rayadas. Dio las gracias a Erkki, yno guis herir los sentimientos del to Varno explicndoles que no era un diariosino una especie de libr mayor de contabilidad. Cuando ya se haban marchado,el chico dijo a Inga en que consista el regalo, y por vez primera desde quehaban vuelto a Kalvala pudo orse el sonido alegre de la risa en casa de losMattis. Inga tuvo qu sujetarse el estmago para poder rer a carcajadas cuandoTulo observ en tono serio:

    -Mam, con todo nuestro dinero, este libro llega en el momento oportuno.A medida que la primavera se acercaba de nuevo, y el sentimiento de

    frustracin de Tulo creca. A pesar de sus tenaces esfuerzos y de los estmulosmaternos, no poda mantenerse en pie y caminar siquiera un paso sin caer. Y sinembargo, rechazaba con obstinacin los servicios de un viejo bastn, que Ingahabla descubierto en la buhardilla. Deca que los bastones eran para losancianos.

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    El cuarto visitante fue Arrol Nobis, el maestro de la escuela. Cuando Inga losalud, llevaba bajo el brazo con un peridico. A diferencia de sus predecesores,no quiso entrar a la recmara del muchacho. Prefiri colocarse fuera, e hizoseas a la madre del joven invlido para que retirara la cortina que cubra elclaro de la puerta, para que Tulo pudiera verlo.

    -Tulo Mattis -anunci-, sabes qu es esto?

    -Es un peridico. --fue la respuesta insegura que se oy desde la recmara.-Cmo se llama?-Sabmelas.--Exacto y este es el ltimo nmero. T ahora no puedes verlo desde all,

    pero tiene un magnfico articulo en estas dos columnas, a la derecha de la planaprincipal.

    Silencio.-lo escribi una persona muy talentosa.Silencio.-T, en especial, podras apreciar su estilo de escritor y su forma de

    emplear las palabras. Es un artculo maravilloso sobre los amores del hombre conlas cometas.

    El maestro hizo una pausa y sonri. Luego aadi:-Me tom la libertad de presentarte este trabajo sin permiso del autor.Inga mir fijamente a Arrol. Al fin comprendi el propsito de sus palabras.

    Con ojos asombrados volvi la cabeza en el momento preciso en que Tulo sala desu recmara y avanzaba inseguro, con los brazos extendidos en busca de apoy.Cuando ya estaba cerca, apoy ambas manos sobre el pecho del maestro paramantenerse en pie.

    Mientras sostena al chico con un brazo, Arrol Nobis hizo una galanteinclinacin hacia Inga y, haciendo un movimiento semicircular hacia Tulo aadi:

    -Querida seora, tengo el gusto de presentarle a nuestro propio yverdadero Lzaro.

    Esa noche, convencido de que en realidad le haban devuelto la vida, Tuloredact su primera nota en el gran libro verde, que se convirti en su fiel diario.

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    RecuerdosSon como estrellas, siempre con nosotros, da y noche, esperando conpaciencia su prxima aparicin.

    Tulo haba sido capaz de recordar, y con viveza, las tempranas piedrasmiliarias de su corta vida, mientras permaneca sentado bajo el rbol de lasestrellas y silbaba sus melodas a las luces del Septentrin. Pero ni siquiera lospoderes celestiales de ellas le haban valido, al tratar de recordar lo que habapasado despus de aquel da, hacia casi un ao, cuando haba avanzadocojeando, vacilante hasta Arrol Nobis, y haba ledo con orgullo su primera obrapublicada. Su mente haba levantado un muro oportuno, dejando fuera lossucesos dolorosos.

    -El gran libro verde! !Claro! Desde que su primo Erkk le habla dado aquel

    respetable volumen encuadernado en piel, con sus pginas a media tinta yrayadas, sujetas por tres broches de acero, l haba redactado sus notas todoslos das, con la fidelidad de un tenedor de libros. All estaba todo!

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    Tulo regres de prisa a la cabaa. A partir de la primera pgina del granlibro, fue repasndolas y haciendo una pausa siempre que un nombre o una frasele llamaba la atencin...

    16 de marzo,

    Fue un da feliz. El doctor Malni vino a revisarme la rodilla y dijo a mi mamque no crea que tuviera que vender nuestro rebao para pagar a losespecialistas del hospital de Inari. l espera que pronto pueda caminar, cojeandoligeramente. Cuando se march, mam se arrodill a dar gracias a Dios. Yotambin.

    25 de marzo

    Mi mam me hizo una broma cuando me vio escribiendo en el gran libro,esta maana. Dijo que cuando habla vaticinado que un da mis palabras seencuadernaran en piel para que todo el mundo las compartiera, pensaba en algoms que un libro mayor de contador. Supongo que aun, el seor Nobis estdecepcionado de que mi artculo en el peridico no me haya servido de

    inspiracin para escribir mucho ms. Algn da, bien pronto, dar a los dos lagran sorpresa.

    2 de abril

    Mi mam estuvo ausente otra vez durante muchas horas. Trae algo entremanos, porque cada vez que vuelve lleva consigo una caja cubierta que sube a labuhardilla, adonde por ahora nos tiene prohibido ir. Siempre que le pregunto quest haciendo, se limita a sonrer y cambia de tema.

    9 de abril

    El seor Nobis me mand un libro lleno de sabios refranes. En la pgina 9encerr uno de ellos en un circulo rojo, es de Sneca. Dice as: "Nada hay en el

    mundo tan admirado como un hombre que sabe sobrellevar la desgracia convalor". Me gustara poder hablar con Sneca, pero se que muri hace mucho,mucho tiempo.

    11 de abril

    En la aldea se tuvieron hoy las carreras anuales de renos. Me alegro de quemi pap no haya estado aqu para verme hacer el tonto. Con Reino delante de m,yo iba al frente en la primera carrera, hasta que llegamos a la seal de mitad deltrayecto. Al darnos vuelta para recorrer la recta final, mi rodilla enferma cedi yReino lleg a la meta sin mi. Todava no se lo he dicho a mam, pero ya guardmis esqus.

    14 de abril

    Estoy escribiendo esto sentado bajo nuestro rbol de las estrellas en elprado. S que nuestro rbol se considera dotado de un poder mgico para ayudara cualquiera que trate de cambiar su suerte, pero hasta ahora, aunque sigofrotando su corteza con frecuencia, nada nuevo parece acontecer. Mam dice quela magia del rbol solamente da resultado a la gente dispuesta a hacer algo pors misma.

    18 de abril

    El to Varno y mam han estado conversando muchas veces. Ya s por qu.

    Mi to va a llevar nuestro ganado, junto con el suyo, a las montaas este verano,y mi mam le pagar por este servicio con la tercera parle de las terneritos quenazcan. Ella no me ha dicho sus razones, pero estoy seguro de que piensa que nopuede hacerse cargo de una hija pequea, un rebao de renos y un hijo que le

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    ayudara muy poco en los grados de las laderas montaosas. Hoy extra muchoa pap.

    23 de abril

    Esta maana corr al rbol de las estrellas y regres en la misma forma.Maana lo har dos veces y al da siguiente tres. Pronto mi pierna estar tanfuerte como antes del accidente. Es tanto lo que mam hace por nosotros, que yo

    no puedo decepcionarla. Quiero ser capaz de ayudarla como pap acostumbrabahacerlo. Si soy el hombre de la familia, como dice mi mam, ya es tiempo de queempiece a comportarme como tal.

    2 de mayo

    Los terribles mosquitos han llegado y hoy todos los renos empezaron a irsehacia el norte. El to Varno nos dej al viejo Kala para transportacin, y tresanimales para carne, pero se llev todos nuestros perros, can excepcin deNikku. Mam llor cuando toda la comitiva empez a alejarse. Todos lloramos.Fue la primera ver en nuestra vida que no bamos a las montaas con nuestroganado durante el verano:.

    19 de mayo

    Encontr mi vieja cometa en el cobertizo y la llev conmigo a la pradera.Vuela tan bien como siempre y fue muy divertido dejar el cordel fuera saliendodel carrete de madera que pap haba hecho, y ver aquel bonito juguete rojovolar tan alto que casi se perda de vista. Me pregunto hasta qu altura habrpodido volar una cometa. Me duele ahora la rodilla, pero fue muy buenoencontrar algo que todava puedo hacer bien.

    27 de mayo

    Nos hemos mudado de casa para pasar el verano. La tienda que usbamos

    en las laderas de las montaas ahora se levanta junto a la carretera, a unos docekilmetros de Kalvala. Parece que aquellas cajas que mam haba estado juntando estaban llenas de artesanas hechas por la gente de nuestra aldea.Ahora las tiene arregladas en anaqueles a la orilla del camino, para venderlas atos turistas.

    Tenemos hileras de cucharas de cuerno labradas, cinturones, mocasines,sombreros de piel de antlope y centenares de minsculos animales de madera.Mam lleva una cuenta exacta de todas las piezas que se venden. Cuandovolvamos a la aldea, en el otoo, devolver los artculos que no se vendieron,junto con la mitad del precio que reciba por los que se vendan.

    Mam dijo que si todos trabajamos con ahnco, podramos ahorrar la

    suficiente para que yo todava lograra inscribirme en la universidad dentro dedos aos. Tal ver todos mis deseos formulados bajo el rbol de das estrellas nohan sido en vano.

    6 de junio

    Nuestro nuevo negocio marcha muy bien. Un camin entero de pescadores,camino a la pennsula de Yarangar, se detuvo hoy aqu y nos pidi caf. A todaprisa, mam prepar una jarra y ahora tambin vendemos caf. Despus hizoparada un autobs de turismo, y algunos de los pasajeros preguntaron siquerramos posar para una fotografa enfrente de nuestra tienda. Mam cobrcinco markkas a cada uno. No deja de decirnos que podemos hacer realidadcualquier sueo, si trabajarnos con ahnco, pedimos ayuda a Dios y nunca darnospor vencidos.

    13 de julio

    Mam ha estado tosiendo los ltimos das. Creo que trabaja demasiado.Como tenemos veinticuatro horas de luz solar, el trfico es, ininterrumpido a

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    Las luces septentrionales haban sido otra vez el temible presagio del maltiempo, y la ventisca que estaba azotando a Kalvala era mucho ms que la finalluvia de cristales de hielo que sola caer constantemente durante el invierno.

    La segunda maana de fuertes nevadas, Tulo encendi la radio de mesa, deplstico caf, que Pedar habla ganado en la feria, varios aos antes. Una de lasestaciones de Inari, a cincuenta kilmetros al sur, tocaba msica de Sibellius.

    Tulo localiz en su aparato la otra, por suerte alcanz a or: "muchas lneas decorriente. Ms de un metro de nieve ha cado en la zona de Inari e Ivalo, y elcentro de baja presin atmosfrica parece estacionario. Advertimos a todos losresidentes de esta provincia, sobre todo a los de las aldeas aisladas del lejanonorte, que permanezcan cerca de sus hogares, puesto que el centrometeorolgico pronostica que esta tempestad puede ser la peor que haya cadosobre nuestro territorio en muchos aos".

    A toda prisa, Tulo se puso la ropa ms abrigadora, enganch a Kala altrineo y sali en medio de la oscuridad. Volvi conturbado, ms de dos horasdespus, sin otra cosa que una bolsa de harina y tres velas. La tienda de LaVegg,llena a reventar de aldeanos aterrorizados, le haba recordado al reno asustado

    que corra impotente en torno al corral el da de la redada.El to Varno, que tambin haba ido a la tienda, gui su trineo junto al deTulo, cuando este se baj del suyo y empez a subir hacia la cabaa. Ya adentro,el robusto ganadero tom unos sorbos de caf, en silencio, antes de poner lamano sobre el hombro de Tulo para decirle:

    -Tu ta est preocupada por ustedes dos. Quiere que vengan a nuestracasa, por lo menos mientras esta horrible temporal pasa. Yo le dije que te lopropondra, aunque pensaba que era la mismo que echar palabras al viento.

    Tulo sacudi la cabeza y contest:-Aqu estaremos seguros to,-No ests tan confiado sobrino, esta tormenta es muy peligrosa. Recuerdo

    una parecida cuando ya tena t edad, pero entonces las cosas eran diferentes.

    -Diferentes?Varno golpe la mesa, derramando un poco d caf.-Ya s ya s No entiendes. A pesar de qu has ledo y estudiado tanto,

    todava tienes que aprender en alguno de esas libros cmo fue que sta

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    supuesta civilizacin moderna convirti a toda nuestra gente Sami en unosablicos enclenques que ya no saben proveer a nuestra superpervivencia, comolo hicieron nuestros padres y nuestros abuelos.

    Varno camin hacia la estufa de queroseno y seal su punta negra ycaliente con desdn.

    -Qu haces t con este artefacto?

    Tulo respondi:-Cocinamos en l y nos ayuda a conservarnos calientes. Es exactamentecomo la estufa de tu casa to.

    -Y cmo podrs evitar helarte cuando ya no tengas combustible paraalimentar a este monstruo de hierro hayas quemado hasta el ltimo leo de tureserva en la chimenea?

    -Nunca haba experimentado lo que es una tempestad como esta. No squee haaacer -dijo el chico vacilante.

    -Y tampoco lo sabe ninguna otra familia en Kalvala -rugi Varno-.Luego fue hacia la cocina, estir la mano y apag la luz elctrica.Su voz reson en la oscuridad:-Y qu hars cuando las lneas de corriente se derrumben y estas

    piececitos de vidrio ya no puedan brillar? .Entonces se oy la dbil voz de Jaana:-Encenderemos nuestras velas.-Y cundo se acaben las velas, qu harn? En la tienda ya no hay ms.-Encenderemos las lmparas de queroseno -rehus la pequea con

    confianza, en el momento preciso en que el to ya desesperado prenda la luzhacindola parpadear.

    -Oh no, eso no podrn hacerlo! El poco combustible que tengan debernconservarlo para la estufa, de lo contrario no solo se congelaran, sino que ten-dran que comer carne seca en vez de guisos calientes.

    -Pero no tenemos carne seca!-Y por qu no? .~Porque con excepcin de nuestra carne seca, comprarnos todo lo necesario,

    a medida que vamos necesitndolo, lo mismo que t en la tienda de LaVeeg:-Tulo, esa tienda est vaca! T lo viste con tus propios ojos. Todos se

    apresuraron a ir, lo mismo que t y yo, mientras sus trineos todava podanmoverse, y compraron todo lo que haba en los armarios de LaVeeg. Ya no hayalimentos ni petrleo, y las camiones no pueden venir al sur. Estamosimpotentes lo mismo que si viviramos en un zoolgico y el encargado noshubiera abandonado.

    Los chicos permanecieron callados con todo respeto, mientras el tocontinuaba:

    -Estarnos encerrados en la misma trampa, sin poder culpar nadie ms que

    a nosotros mismos por esta situacin de impotencia en que nos hallamos. Hemosoptado por olvidar la forma de vivir de nuestros antepasados que supieronsobrevivir durante miles de aos en esta tierra, con valor e ingenio. Hemosmalbaratado nuestra herencia por adquirir unos cuantos lujos necios. Hacecincuenta aos, o incluso veinticinco, cada familia tena su propio rebao, yningn sami tenia obligaciones con nadie que no fuera su familia y su Dios. Ahorano hay ms que unos cuantos rebaos en toda la provincia, y nuestra gentetrabaja en minas, en fbricas o en plantas de energa, aherrojados por cadenasque son hechura nuestra. Hemos cambiado nuestras nicas posesiones valiosas,que eran la confianza en nosotros mismos, nuestra independencia y nuestrosanimales, por un foco, una caja de msica y un trasero caliente!

    Varno se levant y se puso su abrigo.-Un da, alguien har una redada can todos nosotros, nos, encerrar detrs

    de una cerca, dar muerte nuestros renos y nos echar al olvido, como hicieroncon el indio norteamericano y su bfalo.

    Se inclin para besar a su sobrina en la nariz, y dijo:

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    -Perdnenme. No tuve intencin de echar una bronca para asustarlos. Suta dice que tengo una lengua muy larga. Maana buscar el modo de venir hastaaqu, para cerciorarme de que ustedes dos estn soportando esta tribulacin conautntico valor de sami.

    Jaana y Tulo acompaaron al to hasta su trineo, bajando la cabeza parahacer frente al viento que les hera. Una vez que Varno se sent, Jaana se inclin,

    cercndosele y le grit al odo, para hacerse or a pesar el fragor de la tormenta:-To Varno, qu podemos hacer?Varno tom entre sus manos enguantadas la cabeza de Jaana, cubierta de

    nieve y la aproxim hacia l. La nia solo pudo escuchar el susurro de unapalabra.

    -Orar!

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    El tercer da de la tormenta, Tulo fabric una cometa gigantesca.Cundo Jaana despert, l ya haba recortado muy bien dos grandes varas

    de sauce, las haba sujetado entre con una cinta hecha de tendn de renotrenzado, formando con ellas una cruz enorme, y haba tendido sobre su armaznuna vieja sbana roja de algodn.

    Jaana exclam con sorpresa:

    -Esta tiene que ser la cometa ms grande del mundo!Su hermano se puso de pie y estudi su obra con orgullo.-Oh no, ha habido cometas veinte o ms veces ms grandes que esta.-qu vas a hacer con ella?-Voy a hacer lo que mam quiere que haga.-Tulo mam ya muri.-Anoche tuve un sueo, fue tan real que despert y no pude volver a

    dormir, por estar pensando en l.-Soaste con mam?'-Durante el sueo, yo estaba en la pradera, cerca del rbol de las estrellas,

    echando a volar una cometa roja muy grande. El viento era fuerte, el sol muy bri-llante, y mi cometa suba tan alto que apenas poda verla. Entonces o que

    alguien se rea, me di la vuelta y vi a mam, sentada sobre las ramas de nuestrorbol. Me deca una y otra vez: "Arriba, ms alto". Solt ms y ms el cordel paradejarla elevarse. Me haca feliz ver qu mam le daba tanto gusto.

    -Oh, cmo quisiera yo tener un sueo as!

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    -Qu necesidad? Van a perderlo todo. Qu saben ustedes dos de comercioy de finanzas? En fin ese no es problema mo. Tengo ms cuerda y algo de hilo detripa de reno en la buhardilla. Quieren llevarse eso tambin? Ni siquiera lesubir el precio si se llevan todo.

    Tulo titube. Llevaba consigo la mitad de todos sus ahorros. Sin embargo,asinti con la cabeza.

    Unas horas despus, los dos chico estaban sentados juntos ante lachimenea, contemplando las llamas del uno de sus troncos, rodeados de rollos deestambre, hilo y cordel, que hablan amontonado en torno a la cometa roja.

    -Tulo, me prometiste Ya no puedo esperar ms, favor dime: qu tieneque ver todo esto con tu sueo? Vas a volar tu linda cometa en medio de estatempestad?.

    Tulo contempl los azules ojos confiados de su hermana y se esforz porencontrar palabras que le ayudaran a entender.

    -Pronto se acabarn nuestras reservas de combustible y velas, lo mismoque se han acabado los leos. To Varno dice que es cuestin de un poco detiempo que la tormenta derribar tambin las lneas de energa elctrica. Jaana,t y yo no somos ratones nrdicos, podemos sobrevivir como ellos, en plena

    oscuridad y congelados hasta la primavera. Estay convencido de que mam cuidatodava de nosotros de alguna manera.

    -Cmo?-Pienso que anoche vino hasta mi en el sueo, para decirme que mandara a

    lo alto una cometa especial, grande y fuerte, que ya tengo hecha.-Por qu Tulo? Cmo puede salvarnos una cometa volante como la que

    viste en tu sueo?Tulo se puso de pie y seal el enorme diamante de tela.-Esta cometa ser nuestra red. Maana vamos a pescar con ella en lo alto

    del cielo, hasta que atrapemos una estrella una estrella que nos de luz y caloren la cabaa, hasta que llegue la primavera y vuelva a brillar el sol!

    Durante toda la noche, mientras el pueblo de Kalvala dorma con sustemores, Tulo y Jaana Mattis trabajaron con frenes, atando cuerdas, y cordeleshasta formar una bola gigantesca, preparndose para su asalto al cielo.

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    En las primeras horas del cuarto da de la tormenta, los chicos arrastraronsu inmensa cometa sobre la nieve hasta llegar a la pradera. Las largas colasblancas del artefacto, ribeteadas de listones se agitaban ruidosamente al viento,como la cola de un salmn al que la resaca ha dejado en la playa.

    Poco antes, Tulo haba enrollado la bola gigantesca de hilo y cordelalrededor de un punto cercano al rbol y azotado por el viento. Luego se arrodill

    y a toda prisa sujet con nudos la punta principal de la cuerda a la brida de lacometa. Satisfecho de su labor, hizo seas a Jaana, para que recogiera la linternay diera marcha atrs.

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    Casi a rengln seguido, una violenta rfaga de aire helado azot la pradera,esparciendo nieve pulverizada, con la fuerza de un arado gigantesco. De unbrinco, Tulo se puso de pie, levant la cometa tomndola por el armazn, y contoda su fuerza la arroj lejos de si. Como si no hubiera sido ms que una hojaseca de abedul la cometa roja fue levantada por el viento, y sus caudas ondearoncon fuerza hasta desaparecer en medio de la lbrega oscuridad.

    El cordel corri, metro tras metro, entre los dedos de Tulo. Su corazngolpeaba con fuerza mientras la cuerda vibraba y pareca desgarrarse al paso porsus guantes. El hilo segua subiendo mientras Jaana se afanaba en desenrollarlode la bola, que a cada momento se reduca ms y ms. Tulo apuntal las piernasy enterr las botas en aquel suelo resbaladizo. Le llenaba de asombro el ver queesta cometa pareca seguir elevndose sin interrupcin, a despecho de todas lascorrientes de aire descendente, que suelen tener en contina tensin al que ladirige.

    Cuando Jaana al fin tir de la manga del abrigo de su hermano, ya hablanpasado ms de dos horas. A Tulo le dola todo el cuerpo. Su rodilla, todavaconvaleciente pareca estar a punto de ceder en cualquier momento. Se le habandormido los brazos y le ardan los dedos de las manos. Sacudi con desaliento la

    cabeza cuando la chica le seal la bola de cordel, que ya se haba reducido amenos de la dcima parte de su tamao original. Como buen pescador que era,Tulo sigui soltando el cordel, a pesar de que prevea que el desenlace fatal seaproximaba. Si llegaba al fin de la cuerda y la cometa segua subiendo, no tenlams que una alternativa: sujetarla con fuerza hasta que se rompiera o se lollevara consigo a las alturas, o bien soltarla y dejar que la cometa se perdiera.

    Las manitas enguantadas del chico, que ya dejaban pasar el cordel de malagana, se juntaron como cuando l oraba al lado de su cama todas las noches.Empez a musitar, como haba odo a su madre tantas veces: "Por favor,aydame por favor, aydame": Una rpida mirada a la cara angustiada de Jaanale advirti que su provisin de cordel estaba a punto de agotarse.

    De pronto, la cuerda dej de surcar sus mano. El tirn de lo alto ces. Tulotrat de hacer bajar ligeramente el cordel, temeroso de que se tratara de rfagadescendente. El aparato se neg a ceder. El chico intent otra vez, ahora conms fuerza.

    -Qu pasa, Tulo? Algo malo?-No s -grit, sobreponindose al viento. La cometa no parece estar

    subiendo, pero tampoco parece caer. Quisiera poder verla. Cada vez que tiro delcordel, vuelve a su posicin. Podra ser solo el viento, pero temo que si tiro condemasiada fuerza, se rompa Es exactamente lo que pasaba en m sueoexactamente lo mismo!

    Despus de unos momentos de indecisin; Tulo resolvi jugarse el todo porel todo. Tir con furia salvaje del cordel. Ms de tres metros de cinta pasaron por

    las manos. Tir de nuevo y otra porcin de la cuerda cay a tierra. Mano sobremano Tulo sigui tirando y haciendo esfuerzos. En poco tiempo, un montnenorme de cordel se haba formado a sus pies.

    -Mira, una luz, Tulo, veo una luz! -grit Jaana. Y all est nuestra cometa!Trae algo brillante enredado! Ser una estrella? Sigue tirando, Tulo, no pares.

    A medida que la luz descenda, su resplandor hacia que el rbol, proyectarasombras que bailaban en la nieve. Hasta la cabaa, a ms de cien metros dedistancia, les resultaba visible.

    Aferrando con fuerza el cordel, Tulo se acerc al rbol, hasta lograr que lacometa y su radiante presa quedaran directamente sobre l. Con todo cuidadofue bajando al rado gigante rojo, que an se esforzaba por volar hacia laenramada. Las robustas ramas del rbol, que nunca haban sostenido nada quepesara ms que un errante bho gris, ahora se cerraban para envolver a aquelresplandeciente visitante del espacio.

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    -Es tan pequea y redonda! -exclam Jaana-. Es una verdadera estrella!No es cierto Tulo? Yo crea que las estrellas tenan cinco puntas. Todas las de laiglesia y las de mi escuela las tienen!

    El chico, que todava se esforzaba con desesperacin por entender lo queacababan de lograr, murmur pasmado:

    -Probablemente las estrellas son como la gente o los renos o los rboles.

    Las hay de muchas formas, tamaos y colores. No s. Mira, parece estarardiendo pero las ramas del rbol no se queman No puedo creer que lahayamos alcanzado!

    Tulo se encaram al gran rbol y cort la cinta que se haba enredado enlas ramas. Luego golpe con el pie la cometa y la hizo caer con suavidad al suelo.La estrella. estaba al alcance de su mano. Poda sentir su calor. Los ojos lelloraban por la intensidad de sus luces, ora verdes, ora azules, ora plateados.Senta la tentacin de estirar el brazo y tocarla, pero no se atrevi.

    Cuando descendi del rbol, la estrella palpitaba despidiendo centellas deoro y plata. Jaana junt las manos, empundolas en un gesto de jbilo yexclam:

    -Ahora s tenemos un verdadero rbol de estrellas? El nico en el mundo!

    Tulo movi la cabeza con asombro y dijo:-Y todas sus ramas resplandecen! Tal corno las vi en mi sueo!

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    - Tulo, Tulo, despierta, despierta!Varno sacudi con suavidad a su sobrino, hasta que el exhausto muchacho

    volvi en s lo suficiente para alcanzar el cordel que colgaba sobre su cama: Tirde l Volvi a tirar una vez ms

    -Qu ha pasado con nuestras luces, to?En medio de la oscuridad, Varno refunfu:-No s. Probablemente las lneas de corriente se han cado como te

    advert... Pero no es por eso por lo que estoy aqu. .-Qu pasa, to?-Y t preguntas qu pasa? Aqu ests, dormido, mientras el mundo podra

    acabarse sin que siquiera te enteres. Por lo que yo s, este podra ser el fin?

    Apresrate, vistote y sgueme!Tulo sigui torpemente los pasos de su to hasta la puerta posterior,balancendose sooliento mientras Varno luchaba con el picaporte. Cuando lapuerta se abri de par, en par, el chico parpadeo varias veces, hasta que sus ojosse acostumbraron al resplandor.

    -To, qu hace toda esa gente en nuestro prado?-Me preguntas qu hace? Ests ciego? Mira lo que hay en tu rbol!-Es nuestra estrella.-Tu estrella? -grit Varno.-S, nuestra estrella -repiti Tulo con calma-. La atrapamos anoche.-T la atrapaste? T atrapaste una estrella?Varno se arrodill para estudiar el rostro de su sobrino a la luz del vvido

    resplandor que llenaba la cabaa. Sacudi la cabeza, se puso de pie y caminhacia la mesa de la cocina, donde tropez con Jaana que se haba despertado alorlos hablar.

    -Alguno d ustedes, por favor por favor dgame algo acerca de esto deesta estrella.

    Mientras los chicos hablaban, arrebatndose la palabra mutuamente, lacabeza del to oscilaba de un lado a otro, una profunda arruga le surcaba lafrente y no poda dejar de abrir y cerrar la boca. Cuando terminaron el relato,pregunt:

    - Dnde est esa gran cometa?-En el granero.

    Varno se ausent durante menos de cinco minutos. Al volver, su actitud ysu voz eran mucho ms amables.- Y qu piensan hacer con esta presa suya?-Vamos a ponerla aqu dentro del hogar, para que pueda calentar e

    iluminar nuestra cabaa durante la tormenta y la oscuridad. No ests orgullosode nosotros to? -pregunt Tulo-. No es fcil atrapar una estrella.

    - Dices que no es fcil? Yo no dira que no es fcil Es imposible!Imposible, eso es! Qu puedo decir? Quin pens jams que veramos unmilagro en parte olvidada del mundo? No entiendo. No entiendo nada.

    La gente sencilla de Kalvala se regocij cuando se le narr el hechoextraordinario. Las ancianas cayeron de rodillas entonando acciones de gracias.Los jvenes se tomaron de la mano y cantaron. Los nios bailaron y jugaron

    como si hubieran estado en plena feria. Todos olvidaron por un momento suscalamidades y recibieron con los brazos abiertos lo que el pastor Bjork llam unaluz venida de Dios.

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    Muchas horas ms tarde, cuando ya los aldeanos se haban retirado y Jaanayaca dormida, Tulo se puso a escribir los desconcertantes acontecimientos delas ltimas veinticuatro horas en su gran libro verde. De pronto sinti un mpetuirrefrenable de volver al prado., Se visti a toda prisa y sali.

    Por estar en una ligera prominencia del terreno, el prado haba quedadocasi libre de nieve, debido a la fuerza del viento. En torno al rbol haba manchas

    de liquen de los renos, amarillo y gris en las que hasta el hielo se habaderretido. Tulo coje un poco bajo la ramada y extendi los brazos todo lo altopara sentir el calor de la estrella. Los copos de nieve que le caan en la palma delas manos no tardaban en convertirse en gotas de lluvia.

    -Hola Tulo.Desconcertado, el chico gir en redondo, tratando de averiguar quin se

    haba quedado en el prado. No vio a nadie.-Hola Tulo -volvi a decir una voz sonora y grave-. No temas, mira hacia

    arriba.Tulo se aferr al tronco del rbol en busca de apoyo y dirigi la mirada

    hacia la estrella, mientrasBalbuceaba:

    -T puedes hablar?-Claro.- Y sabes mi nombre?-Yo s mucho sobre ti muchachito.- Cmo hablas? No te veo ninguna boca.Una lluvia de centellas plateadas brot de la cima de aquel globo

    resplandeciente y cay flotando perezosamente hasta el suelo.-Temo que me juzgas como si fuera un ser de la Tierra, y no soy. Como

    estrella mi voz no es ms que una parte muy pequea de la energa que irradio.-Puedes verme?-Con bastante claridad. En realidad tengo todos los sentidos que tienes t,

    pero esto no es extra, puesto que iodos- estamos hechos de la misma materia.Tambin tengo sentimientos y estados de nimo como t. Lloro, ro tengobuenos y malos ratos.,

    -Tambin tienes, hambre?-Por supuesto. Desde que fui formada se me llam Akbar A ver eso debe

    haber sido hace unos cien mil aos.Tulo ya se senta muy a gusto, conversando con su husped celestial, como

    si hablar con una estrella fuera cosa de todos los das. Sonri e hizo deslizar porsu lengua el extrao nombre, con cierta picarda:

    -Akbar Akbar! Si eres tan vieja, por qu ests tan pequea?El color de Akbar adquiri tintes rojos.-Soy pequea porque soy una estrella muy joven. En unos billones de aos

    ser tan grande como esas, estrellas que ustedes los terrcolas han llamadoCabra, Plux, Arturo. incluso Vega. Sin embargo, puedo asegurarte que ni mijuventud ni mi tamao me impiden cumplir mis deberes.

    -Todas las estrellas hablan?-Si, en lenguajes incontables. Pero las mayores estn tan alejadas entre si,

    que rara vez tienen la oportunidad de hacerlo. El aislamiento es uno de losprecios que tienen que pagar por su grandeza. Las estrellas menores como yo,capaces de ir de un lado a otro, somos muy importantes all en lo alto. T noshas vista volar a travs del firmamento algunas veces Yo lo s. Siempreestamos de prisa, yendo a alguna parte, para ayudar en la forma que podamos.Por eso estoy ahora aqu.

    Tulo estaba azorado.-Quieres decir que viniste aqu para ayudarme?-Si.-Mi cometa... t t me dejaste atraparte con ella?

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    -Desde luego. Toda la cuerda que pudiera haber en este planeta no habrabastado, para alcanzarme si yo no hubiera querido ser capturada. Sin que estoquiera restar mritos a tu forma maravillosa de manejar ese diablillo rojo.Estuviste magnfico.

    Lleno de regocijo, Tulo gir en redondo. Casi perdi el equilibrio.-Gracias, estrella Akbar! Gracias! Qu maravillosa eres al haber querido

    hacer todo este viaje y bajar aqu, solo para ayudarme a calentar e iluminarnuestra cabaa durante este terrible temporal.La estrella palideci hasta adquirir un suave tono de azul. Luego repuso:-Jovencito, yo no vine para eso aunque estoy dispuesta a servirte tambin

    as, si lo deseas. En realidad he venido con un don para ti un don que ser msvalioso que una pequea luz pasajera y un poco de calor para t cabaa.

    Tulo dio vuelta al rbol con toda calma, mirando de soslayo aqul globoresplandeciente por todos lados.

    -Un don? No entiendo.Una estruendosa y rugiente carcajada sacudi al rbol de las estrellas.-Mi don no viene envuelto en bonito papel y sujeto con un listn s es eso

    lo que ests buscando, Tulo. Ten paciencia. Tratar de explicarte. T sabes, por

    lo que has estudiado en la escuela, que esta Tierra es solo un pequeo planetaen medio de una inmensa galaxia de estrellas que los terrcolas llaman la VaLctea. Bueno pues hay ms de mil millones de galaxias como la Va Lctea allen el espacio. Son tantas que me intimida el solo pensar en ellas. Adems,nicamente en esta galaxia hay ms de cien mil millones de estrellas y ms decien millones de planetas con vicia en su superficie.

    -Eso no lo saba! -interrumpi Tulo-. ,,-Claro que no. A los terrcolas les queda todava mucho por aprender. Sin

    embargo, por razones que nunca hemos puesto en tela de juicio de todos losplanetas con vida, en todos los miles de millones de galaxias del universo estepequeo planeta vuestro es el nico en el que a la gente se le ha dado un poderespecial la facultad de elegir. Solamente aqu, por muy desesperada que seauna situacin vosotros sois capaces de gobernar vuestro propio destino mediantelas decisiones que tomis. Aqu se les permite pensar en lo quieran, decir lo queles parezca, ponerse lo que ms les guste, comer lo, que prefieran inclusotrabajar o jugar, segn les plazca. Aqu, ustedes tienen libertad de ser amables uodiosas, valientes o cobardes, ricos o pobres, perezosos o trabajadores,pecadores o santos y desde luego, de sufrir las consecuencias o recibir elpremio a sus acciones. Todo... todo esta en sus manos, gracias a la facultad deelegir que han recibido al nacer. Nadie ha nacido en este planeta sin esa facul-tad, desde los das de jardn del Edn!

    -Yo s de Adn y Eva!La luz de Akbar vibr con rapidez.

    -Bueno desde que esos dos hicieron una eleccin equivocada, nosotroshemos estado observando las acciones de ustedes con gran inters. Triste esdecirlo, pero en la mayora de los casos, los terrcolas nos han desilusionadomucho. Cuando se ven ante una alternativa, suelen optar por la solucinequivocada. Es cierto cree ha habido seres humanos notables a travs de lossiglos, que han usado sus facultades con sabidura, pero la mayora desperdiciatal cantidad de su precioso patrimonio que es la vida, compadecindose a smismos y hundindose en fracasos y disculpas vanas, que no tienen tiempo paradisfrutar del paraso que ha sido creado aqu. Lamento decirlo, pero los humanosno saben vivir. Lo nico que son capaces de hacer bien es morir un poco cadada. T, Tulo, no eres mejor que los, dems.

    -Yo?-S, t!. Recuerda los torrentes de compasin que has vertido sobre ti

    mismo durante el ao pasado, y luego dime si estoy equivocada!.-El don que traes para m me ayudar a cambiar? Me ensear a vivir?

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    -Mi don no te servir de nada si t no ests dispuesto a hacer un esfuerzopor cambiar. Una vida debe cambiar desde dentro.

    -Hablas como, mam--Te he conocido tanto como ella. He sido tu estrella especial y he cuidado

    de ti desde que naciste. He sufrido contigo y he triunfado contigo mientrasaprendas el arte de escribir. He llorado contigo. He redo a tu lado. He orado

    cuando orabas. Luego tuviste aquel accidente y casi renunciaste a la vida comotantos otros seres terrestres, cuando esta los trata mal. Mi don es para ti ypara cualquier otro ser humano que crea que su vida es un fracaso porque no hasido capaz de escalar la alta montaa o de llenar de oro una bodega.

    Las palabras de Akbar asustaron a Tulo. Todo lo que l quera era unaestrellita que diera luz y calor a su pequea cabaa. Replic con tal timidez quesus palabras apenas podan orse por encuna de los gemidos del viento.

    -Estrella Akbar, has estado antes en la Tierra?La estrella despidi un tenue resplandor.-Estrella Akbar-S, s; ya te o. Estaba pensando si debo o no responder. Aunque despus

    nadie va a creerte si le dices que t y yo hemos estado hablando.

    -Mi hermana s tan pronto como te oiga hablar.-Ah! Pero no me oir, Tulo. Una estrella slo puede ser oida por la persona

    de la Tierra que le corresponde.Tulo insisti:-De todos modos contstame, estrella Akbar. Por pavor. Has estado aqu

    antes?El brillo de la estrella disminuy y ella contest con un resabio evidente de

    orgullo:-S. Una vez descend con una misin muy especial. Fui elegida y enviada a

    la Tierra hace muchos aos de los de tu calendario, para sealar una pequeacueva, detrs de una posada, en un lugar que estaba situado a unos treinta y ungrados de latitud norte y treinta y tres grados de longitud oeste, segn recuerdo.Despus de haberla localizado, mis rdenes eran hacer lo que la mayora de lasestrellas nunca osan intentar. Yo deba permanecer en una posicin fija, apenasa unos mil metros sobre la cueva y despedir unas luces ms brillantes, durantesiete das y siete noches. Luego tena libertad de volver a mi sitio. Fue muydifcil pero lo hice!

    La voz de Tulo tuvo un tono de quebranto cuando pregunt:-Cunto tiempo hace de eso, estrella Akbar?-Yo dira que unos dos mil aos terrestres.-Recuerdas el nombre del lugar?-No lo olvidar jams. Era una pequen a aldea, ms o menos del tamao de

    esta, solo que aquella estaba en medio de un desierto, se llamaba Beln.

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    Jaana esper a qu su hermano, cansado de una noche de escribir en sugran libro verde, se satisficiera con el pastel helado, para decirle:

    -Tulo, anoche dorm muy paco. Estuve pensando en nuestra estrella. No meparece justo que dentro de poco nosotros seamos los nicos que tengamos luz , ycalor en Kalvala.

    -No es ms que una pequea estrella -replic el chico-. No podra servir atodos los hogares de la aldea. Adems se nos ha acabado hasta el ltimo leo,no hay electricidad y solo tenemos velas y combustible para unos cuantos das.

    -Pero ya hay muchas familias sin combustible o velas, y aquel malvadoLaVeeg ha aumentado tanto sus precios, que no pueden ya pagrselos. Qu,harn ellos? Tulo camin hacia la puerta, pretendiendo no escuchar.

    -Cuando venga to Varno dile que estoy en el prado haciendo preparativospara traer a Akbar a la cabaa.-Traer a quin?-A la estrella.-La llamaste Ak Ak Akbar. Ya le has dado nombre?Tulo escap sin contestar y avanz cojeando por el prado hasta el gran

    rbol con su resplandeciente ocupante.-Buenos das, hombrecito. Parece que una nube oscura ensombrece tu

    semblante. Algo anda mal?-Buenos das, estrella Akbar. S, es mi hermana. Piensa que soy egosta por

    querer encerrarte en nuestra cabaa, cuando muchos otros te necesitan ms quenosotros.

    -Y t ests molesto porque sabes lo que ella dice es cierto, y ahora tuconciencia te remuerde. No hay acusador tan fuerte como la conciencia que moraen nuestra interior.

    Despus de unos momentos de silencio, Akbar prosigui:

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    -Ahora que hablamos de conciencia, por qu ya no escribes aquellosencantadores poemas y cuentos que solas escribir tan bien? Por qu estsdesperdiciando tu talento al no usarlo?

    Tulo baj la cabeza para no tener que ver de frente a su inquisidora. Dio unpuntapi a la nieve se encogi de hombros y replic con tristeza:

    -Con qu objeto? Soy un lisiado, tengo poca cultura y nunca tendremos

    dinero para que pueda ir a la universidad. Lo que escribo no tiene importancia, ynadie ha prestado jams atencin a un poeta sami. Mam y yo tenamos muchosplanes maravillosos, pero todos eran demasiado buenos para ser reales.

    Akbar prorrumpi en una prolongada lluvia de estrellas rojas.-Eres una persona muy necia. Nadie es demasiado bueno para ser real! Esa

    es la clase de compasin por s mismo y de lamentos por la propia desgracia quete he dicho que hemos odo durante miles de aos en centenares de idiomas,prcticamente desde todos los rincones de este planeta. Ustedes los terrcolasson muy afortunados porque no todos optan por darse por vencidos ante laadversidad. De ser as, hace mucho tiempo que todos ustedes habrandesaparecido. Qu piensas hacer con tu deuda?

    A Tulo le sorprendi la dureza de las palabras de la estrella. Por eso le

    respondi desafiante:-Deuda? No le debo nada a nadie, ni siquiera a LaVeeg!-Ah, claro que s hombrecito! Junto con el poder de elegir, recibiste el

    mayor honor que nuestro Creador puede otorgar: la centella de la vida. Incluidaen ella vino la obligacin de poder en juego los propios talentos personales,cualesquiera que sean, para dejar este mundo convertido en un lugar mejor queel que encontramos al llegar. Miles de millones de seres humanos han fracasadoen el cumplimiento de esta obligacin y han desperdiciado sus vidas. Por otrolado, si utilizas tu talento y pagas tu deuda

    Tulo no pudo contenerse:-Qu suceder qu suceder, estrella Akbar?-Paga tu deuda, da algo de ti mismo cada da al mundo en que vives, y tu

    vida aqu estar llena, de armona, satisfaccin y amor seguidos de una eterni-dad jubilosa en el Reino perdurable.

    Tulo frunci el entrecejo.-Nunca he odo hablar del Reino perdurable.-Ya lo s. La gente de este planeta sigue siendo un grupo de infantes

    cuando se trata de conocimiento universal. Levanta la mirada, hijo! Mira lo quetienes arriba de la cabeza!

    Por vez primera, despus de ms de una semana, las estrellas se hicieronvisibles repentinamente. Tulo clav la mirada en el cielo y esper a que Akbarvolviera a hablar

    -Ves, aquella brillante estrella a la izquierda? Es Luis Pasteur. Has

    estudiado algo relacionado con l?-Si-Y aquella estrella a la izquierda de la de Pasteur puedes verla?-S.-Es Sneca. Sabes algo de aquel gran romana?-Oh s! He estudiado muchos de sus sabios proverbios.-Si es as, no has perdido el tiempo con tus libros. Ahora mira hacia ti y

    cabaa Ves aquella estrella encima de la chimenea?-Es Galileo y junto a l est Benjamn Franklin.-l tambin volaba cometas!-As es, en efecto. Una noche por poco no se mat. Pero te aseguro que

    est all arriba por mucho ms que su habilidad para volar cornetas.-Estrella Akbar, quieres decirme que todo lo que tengo hacer para

    convertirme en una estrella brillante en el Reino perdurable es usar el talentoque Dios me ha dado para hacer de este mundo algo Mejor?

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    -Hijo mo, hemos estado tratando de hacer que los terrcolas comprendanese mensaje, durante miles de aos. En el pasado, muchos no han queridoescucharlo, hoy muchos ms harn lo mismo. Est naciendo ms y ms gente enla Tierra, gente que crece y muere por la creencia de que su vida no tieneobjeto, carece de significado y de un plan. Para ellos, Dios con su magnificouniverso lleno de orden y finalidad no es ms qu un cuento de hadas. No es de

    admirar que no tengan esperanzas ni ilusiones y que su valor para enfrentarse alas adversidades de la vida sea mnimo. Es natural que no sepan vivir.-Bravo -grit , el chico, dando un brinco tan alto que se golpe la cabeza

    con la rama ms baja el rbol.Sin hacer caso de su rodilla temblorosa, Tulo se puso a correr alrededor del

    rbol de las estrellas en crculos cortos, apuntando hacia una estrella y luegohacia otra. Cada vez que lo haca, Akbar pronunciaba un nombre en lo que yaresultaba la lista ms inslita:

    -Juana de Arco Toms Edison Vctor Hugo Mahatma GhandiShakespeare Hipcrates Tolstoi Marco Polo Inga Mattis

    -Quin'?El cuerpo de Tulo se paraliz mientras su mano segua apuntando hacia el

    firmamento.-Inga Mattis. Esa estrella que ests sealando es tu madre. Qu te

    sorprende, Tulo?-Mi madre? Pero ella no es famosa como los dems que has mencionado.

    Cmo es posible que?-Muchachito querido -dijo Akbar-, es evidente que no has prestado atencin

    a mis. No es necesario que seas rico o famoso o un genio para cumplir tu propiodestino. Todo lo que se te pide, es que utilices los dones que tienes lo mejorque puedas. Si eres hbil con el martillo, construye! Si sabes manejar el azadn,planta!. Si eres feliz sobre las aguas, pesca!. Si la pluma es tu vocacin,escribe!

    Las lgrimas rodaron por las mejillas de Tulo sin vergenza alguna,mientras levantaba los dos brazos hacia la minscula estrella brillante:

    -Mam, mam!-Si! Y si miras con atencin vers a tu padre junto a ella. Este planeta, es

    sin duda un lugar mejor, gracias a esas dos personas honradas, trabajadoras quenunca perdieron un momento quejndose de su suerte.

    Las palabras de Akbar eran algo ms que lo que su joven mente podacomprender. Tulo cay de rodillas llorando.

    -Pero, qu puedo yo hacer para que este mundo sea mejor? La simplesupervivencia es ya una lucha.

    -Qu afortunado eres! -declar Akbar.Tulo baj la cabeza.

    -Ahora te burlas de m, estrella Akbar.-No. No es burla, pequeo poeta. Si hubieses nacido en medio del lujo, notendras esta maravillosa oportunidad de robustecerte y hacerte de recursosmediante tu propio esfuerzo. La lucha es el nico camino seguro para cualquieraque deba desarrollar toda su capacidad. Se dio por vencida tu madre cuandoperdieron a tu padre? No! T deberas aprender de ese ejemplo. En vez deactuar como ella, t has hecho muy poco ms que acumular compasin por timismo.

    -No puedo evitarlo. Trato de veras, pero la vida se me presenta casi sinesperanza. Ni siquiera puedo caminar como los dems.

    La voz de Akbar reson como un trueno.-All arriba hay otras estrellas estrellas como Beethoven, que fue sordo

    Milton, que fue ciego Darwin, que fue un invlido Steinmetz, que erajorobado Keller, que era ciega y sorda, y Lincoln que vivi en una pobrezaterrible, mucho peor que la tuya Escchame, Tulo! La adversidad no es unamaldicin. Es una bendicin. Las estrellas ms brillantes del cielo son los que han

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    -Estoy segura, pequeo amigo, de que tendrs el valor y la caridad paracumplir mi deseo, porque sabes en tu corazn qu es lo que debe hacerse. Encuanto a mi segunda peticin t llevas un diario, no es as? Me refiero a aquelgran libro verde que recibiste cuando estabas recuperndote de tu accidente

    -S cmo lograste...? Oh, se me olvidaba que sabes todo lo relacionadoconmigo!

    -Maana, cuando vuelvas de ver a los dirigentes de la aldea, trae aqu elgran libro verde. Yo recitar para ti todas y cada una de las palabras deCredenda, para que puedas consignarlas en tu gran libro. Las palabras sonpocas, y con toda seguridad podremos terminar la trascripcin antes, de quevengan a moverme. Una vez que me haya ido de aqu, mi mayor deseo es queencuentres alguna manera de compartir Credenda con el inundo, para quemuchos otros tengan la misma oportunidad de vivir una vida armoniosa, como laque yo te dar. Ests de acuerdo con todo?

    -S, estrella Akbar. Har todo lo que me pidas.-Muy bien. Estamos de acuerdo. Ahora debo descansar. En toda mi vida no

    haba hablada tanto de una vez. Temo que mi nivel de energa est muy bajo. Sinembargo, maana estar en toda la plenitud. Que tengas buen da, Tulo. Te amo

    mucho, hombrecito.-Yo tambin te amo, estrella Akbar. La luz del rbol de las estrellas gui a

    Tulo hasta la cabaa. Al llegar, dio a Jaana la noticia que la hizo feliz de quehaba decidido dar su estrella al pueblo. Luego se sent ante la mesa de la cocinay practic para el da siguiente, escribiendo en el gran libro verde todo lo quepoda recordar de su conversacin con Akbar.

    Concluy su redaccin, con fecha 17 de diciembre, con las siguientespalabras:

    Ahora entiendo por qu hay tantas estrellas en el firmamento.Cunta solicitud de Dios al asignar a una estrella particular al cuidado de

    cada uno de nosotros. Si todos conocieran este secreto, con toda seguridadnunca perderan la esperanza, ni se sentiran solitarios mientras vivieran.

    Hoy he aprendido tanto sin embargo, hay algo que todava no entiendo:por qu yo, entre los miles de millones de personas que viven en este mundo,tuve como estrella especial a la misma que estuvo de guardia sobre la pequeagruta de beln, hace tanto, tanto tiempo?

    Por qu?

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    Tuntu Van Gribin, presidente del consejo de la aldea de Kalvala introdujo asus tmidos visitantes a una gran sala con paredes recubiertas de papel tapiz y

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    muy iluminada por ocho gruesas velas, tres lmparas de petrleo y un hogarcrepitante.

    El alcalde -ttulo que Van Gribin se haba atribuido en forma extraoficial-hizo entrar su rechoncha figura en el hueco de una silla de mimbre, quedandofrente a Tulo y Jaana. Luego, dijo jadeante:

    -Vaya, vaya! Este s que es un honor. Pensar que tengo corno huspedes a

    la nica pareja del mundo que posee su propia estrella Sorprendente!...pasmoso! Quisiera poder entretenerme largamente con ustedes, pero en menosde una hora estaremos celebrando aqu una reunin del consejo, para ver qumedidas podemos tomar para hacer frente a esta terrible crisis que nos ha cadoencima. Las provisiones de alimento y el combustible son muy escasas, las velasson tan caras como un diamante, y las lneas de corriente elctrica estnsepultadas bajo toneladas de nieve. Somos una balsa de vida en medio de unocano de terror. Es terrible, terrible. Sin embargo, encontraremos un camino.No hay que temer. Nada de temor Ahora, dganme ustedes, gentiles nios, questn haciendo aqu, cuando tienen un tesoro tan reconfortante en casa?

    Con timidez, Tulo restreg sus mojadas botas sobre el gigantesco tapete depiel de oso negro que tena bajo la silla, y dijo mascullando:

    -Seor, hemos venido a ofrecer nuestra estrella a la aldea, para que todospuedan gozar de su luz.

    -Qu cosa? -exclam Van Gribin-: No puedo creer lo que estoy oyendo.Ustedes ustedes dos estn dispuestos a renunciar a su preciosa estrella porel bien de la aldea?

    Los dos nios asintieron con un movimiento de cabeza.-Esto es pasmoso! Es un milagro casi tan grande como el que la estrell

    est aqu. Y dnde querran que se le colocara?Tulo sacudi la cabeza.-No sabernos, seor. Dejamos eso al juicio de usted.-Oh no, no a mi juicio no! Con toda seguridad, no pero esperen los

    miembros del consejo no tardarn en llegar. Dejemos que ellos decidan. Es laforma oficial y estoy seguro de que tambin legal. S, s. Dejaremos que elconsejo decida. Todava no puedo creerlo! Vaya, vaya!

    Los otros miembros del consejo de la aldea eran Finn Veeg el dueo de latienda, el pastor Erno Bjork, de la iglesia, Arrol Nobis, el maestro de la escuela yHjorta Malni, el nico mdico en muchos kilmetros a la redonda.

    Una vez que todos se sentaron en torno a la gran mesa del comedor de VanGribin, y que Tulo y Jaana se acurrucaron juntos en el extremo, el alcalde pidiorden, pas por alto los dems asuntos, y en tono dramtico anunci el donativoinapreciable que la aldea ababa de recibir de parte de los dos jvenes visitantes.

    Un prolongado y sonoro aplauso hizo eco a sus palabras. Volvi a imponersilencio con un golpe sobre la mesa, y con su mejor voz de presidente del consejo

    declar:-Queda abierta la discusin para recibir sugerencias del estimable consejoacerca del sitio ms beneficioso para colocar la estrella. Pastor Bjork, seria tanamable de iniciar la discusin?

    El pastor se puso de pie. Su impotente figura destac en medio de losdems. Levant los brazos como si estuviera en su plpito y se dirigi a losnios:

    -Amigos mos, hoy hemos sido bendecidos en forma extraordinaria, alparticipar en uno de los actos ms nobles que la Tierra haya contemplado jams.El hecho de que estos dos hermosos nios, cuyos padres cocimos y amamostodos nosotros, vengan aqu, por propia decisin a ofrecer a sus vecinos su mspreciado tesoro sin pensar en ninguna retribucin o recompensa, es caridad yamor de lo ms aquilatado

    Jaana dirigi una mirada insegura a Tulo. Este se encogi de hombros. Elpastor continu:

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    -Estoy de acuerdo en que aqu somos las cinco personas que de una u otramanera presta sus servicios a todos los habitantes de Kalvala Sin embargo, conel debido respeto a este consejo, opino que la decisin sobre el lugar en quedebe colocarse la estrella no debe tomarla nadie ms que sus dueos, Tulo yJaana Mattis.

    La cara de LaVeeg, el dueo de la tienda, se ilumin, mientras deca algo,

    entre dientes. Los dems guardaron respetuoso silencio. El pastor Bjorkconcluy:-Propongo que cada miembro exprese sus preferencias en cuanto a la

    nueva ubicacin de la estrella y de razones para apoyarlas. Despus dejaremosque los nios decidan y mi opinin es que nos atengamos al juicio de ellos.

    Arrol Nobis respondi inmediatamente:-Yo apoyo las dos mociones!Finn LaVeeg se puso de pie sin esperar a que se le concediera la palabra.

    Mir a los dos chicos e hizo el esfuerzo por esbozar una especie de sonrisa, hastadejar salir sus dos dientes amarillos. Su voz fue casi un gemir constante,mientras recordaba a la asamblea, una y otra vez, cun importante era su tiendapara la vida de la aldea, y cmo era imposible que atendiera en forma debida a

    sus clientes en la oscuridad. Concluy su largo soliloquio dando un golpe en lamesa con su huesudo puo y ratificando en tono exigente:

    -Ustedes deben permitir que la estrella ilumine mi gran almacn, o la vidasde esta aldea se extinguir!

    Arrol Nobis, en cambio, hizo una tranquila y breve exposicin del valor de laeducacin y de su incapacidad de ensear a los nios sin luz. Explic conpaciencia que cada da de estudio perdido era irreparable. Concluy susobservaciones en estos trminos:

    -Les pido su estrella, no para m sino para los ciudadanos del maana. Esten manos de ustedes el suministrarles la preciosa luz del conocimiento.

    El doctor Malni manifestaba pena de tener que hablar, pero record en tonoinseguro a la asamblea que su pequea clnica ofreca la nica atencin mdicade que dispona la aldea. Cit las vidas que se haban salvado y los bebs quehaban venido al mundo durante el ltimo ao. Incluso, mencion el trabajohecho en la rodilla de Tulo. Termin con esta declaracin:

    -Nuestra clnica estar pronto en completa oscuridad. Si llegaran anecesitarse mis servicios, la luz de la estrella podra significar la diferencia entrela vida y la muerte para alguien.

    El ltimo en hablar fue el pastor Bjork. Habl del milagro que hababendecido a esa tierra y de la mano de Dios que haba guiado a Tulo para enviarsu cometa hasta la estrella. Su iglesia -aadi en tono sombro- deba ser unrefugio para todos en esos momentos de peligro, estalla vaca y en tinieblas,puesto que l haba repartido todas sus velas y combustible entre los

    necesitados. Respir profundamente, y con una inclinacin de cabeza hacia Tuloy Jaana, dijo:-Con la mayor humildad les pido que el milagro de Dios se ponga en la casa

    de Dios su iglesia.Despus, los ojos de todos se volvieron hacia los chicos. Tulo mir con

    desesperacin a su hermana que pareca estar a punto de romper a llorar. Semordi el labio y musit impotente:

    -No s que hacer no s!Durante los crticos minutos que siguieron, la sonrisa de satisfaccin del

    alcalde Van Gribin fue desapareciendo poco a poco a medida que resultabaevidente que Tulo y Jaana no podan llegar a una decisin. Al final l tron losdedos con fuerza y anunci:

    -Seores, creo tener la respuesta. Mis largos aos de experiencia enasuntos de conciliacin, me ensean que no hay ms que una solucin a nuestroproblema. A todas luces, para estos nios es ms difcil de lo que preveamos,rechazar a tres de ustedes. Por eso propongo propongo -hizo una pausa

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    De regreso a casa, Tulo y Jaana bajaron la cabeza al acercarse a su cabaa.No tenan valor de mirar hacia el prado.

    A pesar de su afliccin, Tulo escribi todo lo acaecido en el gran libroverde.

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    El octavo da la tormenta empez a disminuir y una media luna plidasalud a los madrugadores de Kalvala. Sin embargo, todava no baha motivo dealegra para la desolada aldea. Ms de la mitad de sus renos haba muerto dehambre, al no haber podido escarbar en la enorme acumulacin de nieve, pareencontrar el nutritivo liquen sepultado bajo ella.

    Tan pronto como despert, Tulo fue con su gran libro verde hasta el prado.Akbar estaba silenciosa, hasta que el chico se par directamente debajo delrbol.

    -Vamos, vamos! Debo decir que luces demasiado deprimido para ser lprimero que va a redactar una 'copia terrenal de Credenda. Yo pensaba que elver al fin todos mis siglos de investigacin redactados en papel, aunque no fuera

    pergamino, sera una experiencia emocionante. Ahora, ya no me siento tansegura.Tulo dej caer contra el rbol su gran libro verde y replic con desaliento:-Hoy vendrn por ti, estrella Akbar.-Oh, Oh! deb suponerlo. Me cuesta mucho mantenerme al da en cuanto a

    noticias desde este punto tan bajo. As que lo lograste? Me cumpliste tuprimera promesa?

    Tulo afirm con un movimiento de cabeza.-La tienda, la iglesia, la escuela y la clnica te tendrn cada una durante dos

    semanas, antes que yo te devuelva al firmamento con mi cometa.-Excelente! Me parece un solucin brillante a un problema difcil.-La idea fue de Jaana. Ellos queran dividirte en cuatro partes.

    -Os agradezco el haberme salvado la vida. Pero ahora no te pongas tantriste todava podremos seguir vindonos diariamente.

    -No puedo evitarlo Akbar. S que estamos haciendo lo debido, pero nopuedo soportar la idea de renunciar a ti. Primero pap, luego mam y ahora t.

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    Te quiero cerca, porque eres mi mejor amiga. No me importara que no tuvierasluz ni calor. Renunciara a todo, incluso a tu don, con tal de tenerte cerca de m.

    El color de la estrella se desvaneci hasta convertirse en un rosa oscuro.-Por favor no llores, mi querido amigo. Estoy muy orgullosa de tu acto de

    renuncia, No es fcil dejar de ser egosta en este planeta. Los humanos fracasanms en este campo que en cualquier otro Apenas se dan cuenta de que con su

    egosmo estn trocando su da de maana por un poco de polvo. Qu tristeza!En fin, no cabe duda que t has cumplido tu parte del trato. Djame pues cumplirla ma antes que lleguen. Ests preparado para redactar Credenda?

    Tulo hizo una sea afirmativa y abri su gran libro verde en la primerapgina en blanco. Mientras se sacaba el lpiz del bolsillo, irgui la cabeza ypregunt:

    -Estrella Akbar, s vivo segn las palabras de tu don, ellas me harn, rico yfamoso?

    De la parte superior de la estrella se levant un verdadero manantial decentellas de todos colores:

    -Jovencito! Esto es lo primero que tienes que aprender: la riqueza y lafama son tan efmeras como y el viento. Las dos perecern siempre, y las cosas

    que estn destinadas a perecer no traen placer a nadie. Cualquier cosa quequieras de la vida, no olvides jams que s tienes que trabajar con ahnco paraconseguirla y luego con mayor ahnco an para conservarla, tu objetivo esvano. Todos los ingenios terrenales verdaderamente preclaros han escrito oanunciado de viva voz ese mensaje, en una u otra forma, pero los seres humanostienen ojos que no ven y odos que no oyen y mentes que no razonan. Nunca serfeliz el hombre mientras no cese en su vana bsqueda de la piedra filosofal.

    Tulo se senta desconcertado.-En todo lo que he ledo no he encontrado nunca nada sobre la piedra

    filosofal.Las centellas dejaron de caer.-Los terrcolas han estado buscando neciamente durante pocas enteras la

    piedra filosofal. Se supone que es una sustancia mgica que hara capaz al que laencontrara de cambiar metales bsicos como el plomo y el cobre en oro y plata. Yse cree que a esto le seguira, con toda seguridad, la felicidad y el bienestar:Qu ridiculez! La mentira ms grande que se haya propagado en la Tierra esque el dinero puede hacerte feliz! La siguiente es qu