Octavio Paz y la difícil relación entre verdad y...

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V aya como información previa, a manera de gotas de colirio para limpiarnos los ojos de sospechas ideológicas anticipadas, que este año 2014, las autoridades literarias cubanas en la celebración del 55 Premio literario Casa de las Américas han hecho un homenaje a diversos escritores como Cortázar, nicanor Parra, Bioy Casares y también Octavio Paz. Aparcadas pues, o al menos suavizadas las controversias políticas, el centenario del nacimiento de Octavio Paz se muestra como una buena ocasión para reflexio- nar sobre la vida y la obra de una de las más im- portantes figuras intelectuales hispano parlantes del siglo XX. nació en Ciudad de Méjico en el año 1914 y en la misma ciudad, a pesar de que pasó algunos años de su vida fuera de Méjico por su trabajo como diplomático, murió en 1998. Es imposible definir a Octavio Paz con una palabra o una ac- tividad solo; fue poeta, ensayista, escritor, di- plomático y también relacionado con el compro- miso político, en este último caso de diverso y a lo largo de los años, a veces antagónico signo. Como diplomático desempeñó cargos en dife- rentes épocas en Francia, india y Japón. Alcanzó su máximo reconocimiento cuando le fue con- cedido el Premio nobel de literatura en el año 1990. Es su obra como poeta la más reivindicada por él mismo y con toda coherencia, ya que publicó sus primeros poemas en revistas literarias a la edad de diecisiete años. Al contrario de otros poetas su obra se extendió a lo largo de muchos años, mejorando según su propio juicio, hasta el punto de considerarse un poeta tardío y valo- rar que nada de lo escrito en su juventud le sa- tisfacía, más bien creía que los poemas escritos en esa primera etapa eran meros “borradores”. no es si no hasta 1949, es decir a los treinta y cinco años, cuando considera que escribe su pri- mer libro auténtico, titulado “Libertad bajo pa- labra”. no se debe, sin embargo, olvidar su im- portante actividad como ensayista, con título tan universalmente reconocidos como los de “El arco y la lira”, “Los hijos del limo”, o su ensayo sobre sor Juana inés de la Cruz. Octavio Paz tuvo una intensa relación con in- telectuales y poetas españoles, recibiendo in- fluencias de los escritores de la llamada “Gene- ración de 27”, y receptario de las vanguardias europeas, especialmente del surrealismo francés, aunque al igual que algunos poetas españoles del 27 ese surrealismo no lo era estrictamente, sino más bien como proyección de libertad cre- ativa. se completan esas influencias con las mez- NÚM: 60 • ABRIL 2014 • 30 daniel olmos Octavio Paz y la difícil relación entre verdad y compromiso O ctavio Paz fue también un intelectual de acción. Esa inquietud hizo que con apenas veintitrés años, en 1937, no dudase en atender la invitación de Pablo neruda y cruzase el océano para viajar a la España en guerra.

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Vaya como información previa, a manera degotas de colirio para limpiarnos los ojos desospechas ideológicas anticipadas, que este

año 2014, las autoridades literarias cubanas enla celebración del 55 Premio literario Casa delas Américas han hecho un homenaje a diversosescritores como Cortázar, nicanor Parra, BioyCasares y también Octavio Paz. Aparcadas pues,o al menos suavizadas las controversias políticas,el centenario del nacimiento de Octavio Paz semuestra como una buena ocasión para reflexio-nar sobre la vida y la obra de una de las más im-portantes figuras intelectuales hispano parlantesdel siglo XX.

nació en Ciudad de Méjico en el año 1914 y enla misma ciudad, a pesar de que pasó algunosaños de su vida fuera de Méjico por su trabajocomo diplomático, murió en 1998. Es imposibledefinir a Octavio Paz con una palabra o una ac-tividad solo; fue poeta, ensayista, escritor, di-plomático y también relacionado con el compro-miso político, en este último caso de diverso y alo largo de los años, a veces antagónico signo.Como diplomático desempeñó cargos en dife-rentes épocas en Francia, india y Japón. Alcanzó

su máximo reconocimiento cuando le fue con-cedido el Premio nobel de literatura en el año1990.

Es su obra como poeta la más reivindicada porél mismo y con toda coherencia, ya que publicósus primeros poemas en revistas literarias a laedad de diecisiete años. Al contrario de otrospoetas su obra se extendió a lo largo de muchosaños, mejorando según su propio juicio, hastael punto de considerarse un poeta tardío y valo-rar que nada de lo escrito en su juventud le sa-tisfacía, más bien creía que los poemas escritosen esa primera etapa eran meros “borradores”.no es si no hasta 1949, es decir a los treinta ycinco años, cuando considera que escribe su pri-mer libro auténtico, titulado “Libertad bajo pa-labra”. no se debe, sin embargo, olvidar su im-portante actividad como ensayista, con título tanuniversalmente reconocidos como los de “El arcoy la lira”, “Los hijos del limo”, o su ensayo sobresor Juana inés de la Cruz.

Octavio Paz tuvo una intensa relación con in-telectuales y poetas españoles, recibiendo in-fluencias de los escritores de la llamada “Gene-ración de 27”, y receptario de las vanguardiaseuropeas, especialmente del surrealismo francés,aunque al igual que algunos poetas españolesdel 27 ese surrealismo no lo era estrictamente,sino más bien como proyección de libertad cre-ativa. se completan esas influencias con las mez-

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daniel olmos

Octavio Paz y la difícil relación entre verdad y compromiso

Octavio Paz fue también unintelectual de acción. Esainquietud hizo que con apenasveintitrés años, en 1937, no

dudase en atender la invitación de Pabloneruda y cruzase el océano para viajar a laEspaña en guerra.

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cladas con la literatura del continente americano,Vicente Huidobro, César Vallejo, etc., o los clá-sicos españoles sobre todo del siglo de Oro. Atodo esto debemos sumar una impronta muy ca-racterística que se refiere a la incesante búsquedade nuevas formas, de nuevas experimentacionespoéticas, por otra parte un anhelo común a mu-chos de los escritores latinoamericanos de laépoca.

Pero Octavio Paz fue también un intelectualde acción. Esa inquietud hizo que con apenasveintitrés años, en 1937, no dudase en atenderla invitación de Pablo neruda y cruzase el océanopara viajar a la España en guerra. Participó enel denominado Congreso internacional de Es-critores por la Defensa de la Cultura, conocidomás popularmente por el Congreso de EscritoresAntifascistas, que se inauguró el cuatro de julioen Valencia. Ese Congreso de alguna maneramarcó su vida para siempre, sobre todo en loque respecta a su posición como intelectual, cen-trada en la búsqueda de la independencia másradical.

Asistieron al Congreso una nómina muy ex-tensa de intelectuales de gran relevancia y demuchos países, en una clara voluntad de apoyaral legítimo gobierno de la ii República y conde-nar la sublevación fascista. Pero este encuentrosupuso también no solo un acto propagandísticosino también, en algunos de los debates y po-

nencias, una oportunidad histórica de reflexionarsobre el papel a jugar por la cultura en un mo-mento histórico plagado de cambios y conflic-tos.

Octavio Paz simpatizó con los jóvenes escrito-res asistentes al Congreso que colaboraban enla revista “Hora de España”, Arturo serranoPlaja, Juan Gil Abert, sánchez Barbudo, luisCernuda. Algunos de ellos presentaron una mo-ción distinguiendo entre poesía y propaganda,algo que debió provocar más de una encendidapolémica, en un entorno muy marcado por lanecesidad del compromiso. Pero sin duda el de-bate más controvertido, no tanto en las sesionesdel Congreso sino a posteriori, fue el de la pro-puesta de condena al escritor francés AndreGide. Este debate ha sido citado a través deltiempo como uno de los ejemplos más polémicosde la disyuntiva, reflejada en el título de este ar-tículo, entre verdad y compromiso.

Gide había publicado su relato de un viaje a laURss de stalin, con un contenido abiertamentecrítico. Eso supuso el rechazo de los intelectualesmás cercanos a la URss y a los partidos comu-nistas y su veto a participar en el Congreso. in-terpretaban estos últimos que la condena al ré-gimen estalinista suponía debilitar la luchaantifascista en todo el mundo y particularmenteen la España en guerra. Durante el Congresomuy pocos defendieron a Gide, parece ser que

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tan solo su compatriota Andre Malraux y conargumentos muy farragosos. los más jóvenesno compartían la dureza de la condena, pero nose atrevieron, en medio del clima de combateexistente, a hablar en voz alta. Años después,Octavio Paz, en el prólogo al libro de AlbertoRuy sánchez titulado “Andre Gide regresa deRusia” escribía sobre Gide:

“Todos le pedían callar, unos, en nombre dela religión y las buenas costumbres, le suplica-ron que no publicase “Corydon”, novela en laque defendía la homosexualidad, otros, los pa-triotas, lo instaron a que no manchase la honrade su país revelando las acciones de represiónque se cometían en el Congo y en el Chad; otrosmás, sus camaradas comunistas, le exhortarona que callase lo que había visto en la URSS parano “dar armas a los enemigos del proletariadoy la revolución”. Gide no cedió, se venció a símismo antes de vencer a los otros y dijo lo quetenía que decir”.

la difícil convivencia entre verdad y compro-miso. Algo que desde entonces acompañó buenaparte del pensamiento crítico de Octavio Paz. Elescritor mejicano, no obstante las alarmas quela condena de Gide le provocaron, mantuvo sufirme apoyo a la ii República, llegando a pre-sentarse voluntario para ser comisario políticoen algún frente, siendo convencido por RafaelAlberti de que su apoyo a la causa republicanaera más útil en otros menesteres. También ex-presó en varios poemas su apoyo a lucha repu-blicana, aunque en el caso de algunos de ellosrenegase posteriormente de su contenido. Vea-mos un fragmento del poema “No pasarán”:

“Detened a la muerte,a esos muros siniestros, sanguinarios,oponed otros muros,reconquistad la vida detenida,el correr de los ríos paralizados,el crecer de los campos prisioneros,reconquistad a España de la muerte”.

Este poema fue “exterminado” por el propioPaz en sus posteriores antologías, actitud cuando

menos un poco criticable. Como criticable fuerontambién algunos apoyos que ya en su plena ma-durez dio a los gobiernos corruptos y reacciona-rios de salinas y Zedillo, muy lejos de aquellaactitud moralmente loable cuando en 1968 di-mitió de su cargo de embajador mejicano ennueva Delhi, como forma de protesta por la ma-tanza de manifestantes en Tlatelolco. Esas con-tradicciones entre su apuesta por la verdad porencima de todo y el apoyo a políticos censurablesensombreció su trayectoria moral e intelectual,

enfrentándole a la mayoría de los escritores la-tino americanos progresistas, como neruda oCortázar. Pero más allá de esto, aunque sin olvi-darlo, queda también la figura de quien en algu-nas ocasiones sí fue capaz de conciliar la verdady el compromiso. Y queda, por supuesto, el re-cuerdo de un gran poeta. Como dijo de él el es-critor Juan Goytisolo: “Aunque no coincido siem-pre con él incluso lo he admirado en losdesacuerdos. Su razonamiento ilumina a losque no están de acuerdo con él”.

Finalizamos este artículo con algo que escribióel poeta José ángel Valente con motivo de lamuerte de Paz: “Octavio Paz ha empezado a so-brevivirse. Su obra se sitúa en el eje central dela escritura hispánica del presente siglo. Sigloen el que, con gran frecuencia, la luz ha venidoa nosotros, peninsulares, de una rica tradiciónde la lengua escrita en la otra orilla del caste-llano”.

sirva esta conmemoracíón de su centenariopara acercarse a su obra y para seguir reflexio-nando sobre esa a menudo tormentosa relaciónente verdad y compromiso. 3

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l a difícil convivencia entre verdady compromiso. Algo que desdeentonces acompañó buena partedel pensamiento crítico de

Octavio Paz.