Obesidad infantil

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OBESIDAD INFANTIL PREVENIR LA OBESIDAD Educar en buenos hábitos de vida ¿Sabías que la obesidad es una enfermedad crónica? ¿Sabías que altera la salud de quien la padece y predispone a la aparición de otros trastornos crónicos como la hipertensión, la diabetes, o colesterol elevado? La obesidad es una enfermedad seria, y cuando se da entre los niños, éstos sufren desde pequeños y durante muchos años sus consecuencias físicas, metabólicas, psicológicas y sociales. Una situación que se ve reflejada no sólo en su salud sino también en su estado de ánimo. ¿Sabías que el ritmo de crecimiento y desarrollo del organismo de niños y niñas va cambiando cada día que pasa? Esto explica que sus necesidades de energía y nutrientes sean distintas según su edad, y cuando se van haciendo mayores, también según el sexo. Por ello la alimentación debe adaptarse a sus características individuales, teniendo en cuenta su ritmo de crecimiento y desarrollo, su apetito, sus gustos, su estado de salud y la actividad física que realiza. No obstante, existen unas orientaciones generales que se traducen en frecuencia de consumo de alimentos y en cantidades aconsejadas (raciones) acordes a cada etapa, que te pueden servir de ayuda para diseñar una dieta saludable y equilibrada. En tan solo 15 años se ha duplicado la obesidad infantil en nuestro país. ¿Qué podemos hacer los padres y los responsables de la alimentación de los niños para remediarlo? - En España, el exceso de peso alcanza ya al 40% de los niños y jóvenes de 2 a 24 años, con un 14% que sufre obesidad y el 26% restante, problemas de sobrepeso. Estos datos se desprenden del estudio enKid sobre "Hábitos alimentarios de la población infantil y juvenil española (1998-2000)". Es decir, casi uno de cada dos niños tiene un peso superior al que le corresponde según su edad. Y cada año que pasa el número de niños y niñas con obesidad aumenta. Las mayores cifras se detectan en la prepubertad y, en concreto, en el grupo de edad de 6 a 12 años, con una prevalencia del 16%. Porque está demostrado que si la obesidad del niño no se trata a tiempo es probable que la sufra cuando sea adulto. A esa edad, el tratamiento plantea mayores dificultades a nivel fisiológico (obesidad hiperplásica) o de modificación de conductas alimentarias inadecuadas.

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OBESIDAD INFANTIL

PREVENIR LA OBESIDAD

Educar en buenos hábitos de vida

¿Sabías que la obesidad es una enfermedad crónica? ¿Sabías que altera la salud de quien la padece y predispone a la aparición de otros trastornos crónicos como la hipertensión, la diabetes, o colesterol elevado? La obesidad es una enfermedad seria, y cuando se da entre los niños, éstos sufren desde pequeños y durante muchos años sus consecuencias físicas, metabólicas, psicológicas y sociales. Una situación que se ve reflejada no sólo en su salud sino también en su estado de ánimo.

¿Sabías que el ritmo de crecimiento y desarrollo del organismo de niños y niñas va cambiando cada día que pasa? Esto explica que sus necesidades de energía y nutrientes sean distintas según su edad, y cuando se van haciendo mayores, también según el sexo. Por ello la alimentación debe adaptarse a sus características individuales, teniendo en cuenta su ritmo de crecimiento y desarrollo, su apetito, sus gustos, su estado de salud y la actividad física que realiza. No obstante, existen unas orientaciones generales que se traducen en frecuencia de consumo de alimentos y en cantidades aconsejadas (raciones) acordes a cada etapa, que te pueden servir de ayuda para diseñar una dieta saludable y equilibrada.

En tan solo 15 años se ha duplicado la obesidad infantil en nuestro país. ¿Qué podemos hacer los padres y los responsables de la alimentación de los niños para remediarlo?

- En España, el exceso de peso alcanza ya al 40% de los niños y jóvenes de 2 a 24 años, con un 14% que sufre obesidad y el 26% restante, problemas de sobrepeso. Estos datos se desprenden del estudio enKid sobre "Hábitos alimentarios de la población infantil y juvenil española (1998-2000)". Es decir, casi uno de cada dos niños tiene un peso superior al que le corresponde según su edad. Y cada año que pasa el número de niños y niñas con obesidad aumenta. Las mayores cifras se detectan en la prepubertad y, en concreto, en el grupo de edad de 6 a 12 años, con una prevalencia del 16%.

Porque está demostrado que si la obesidad del niño no se trata a tiempo es probable que la sufra cuando sea adulto. A esa edad, el tratamiento plantea mayores dificultades a nivel fisiológico (obesidad hiperplásica) o de modificación de conductas alimentarias inadecuadas.

Porque la obesidad es una enfermedad crónica y como tal está asociada a la aparición y desarrollo de diversas patologías (hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes, problemas articulares, depresión…). Esta secuencia de enfermedades, que empieza ya a asomarse en la misma infancia, se acentúa cuando la persona es adulta.

La obesidad tiene

consecuencias sobre la salud

física y emocional de

los niños

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Las enfermedades reducen la calidad y la esperanza de vida de la persona que las sufre.

Porque un niño o una niña obesa sufre física y psicológicamente su exceso de peso, y esto último, entre otras cosas, se ve acrecentado porque la sociedad demanda cada vez más estar en forma, ser competitivos o imitar modelos atléticos y con unas medidas concretas. Y para llegar a conseguir estos objetivos en muchos casos el peso de la persona es determinante.

Porque la obesidad tiene consecuencias sobre la salud física del niño: la obesidad le puede provocar problemas motrices, dificultad para respirar, trastornos cutáneos. Además, la obesidad hace más probable que sufra diabetes, trastornos cardiovasculares (hipertensión y dislipemias o alteración de los niveles de colesterol y triglicéridos).

Porque la obesidad tiene consecuencias sobre la salud emocional del niño o de la niña: baja autoestima, aislamiento social, discriminación e incluso patrones anormales de la conducta que le pueden facilitar, junto con otros factores, a desarrollar una bulimia o una anorexia nerviosa.

Porque un niño obeso ve limitadas sus capacidades físicas a la hora de hacer cualquier tipo de ejercicio físico.

Porque su tratamiento es posible y tiene recompensa: estar sano. Y en el tratamiento de la obesidad infantil, la clave está en la educación: en enseñarle al niño a comer de la manera más saludable y animarle a que haga ejercicio físico.

Porque es más fácil cambiar conductas negativas en los niños pequeños, que es cuando está estructurando su personalidad y sus patrones de conducta. Los errores dietéticos son más difíciles de cambiar cuando la persona es adulta… ¡Aunque no imposible!

El papel de los padres

La influencia de la familia es decisiva, ya que los niños y niñas más pequeños aprenden por imitación, por lo que ven en casa.

Vuestros hábitos alimentarios, gustos y preferencias hacia determinados alimentos, rechazos que sentís hacia otros, o vuestros caprichos… Todo esto lo reflejan vuestros hijos en su comportamiento hacia su alimentación. Asimismo, vosotros los padres sois quienes decidís qué se compra y qué alimentos hay en casa, y decidís quién les da la paga a los niños para que se compren chucherías o refrescos, por ejemplo. Por ello, enseñar la forma más sana de alimentarse requiere vuestra paciencia, esfuerzo y dedicación, que en muchos casos comienza porque vosotros mismos aprendáis conceptos básicos sobre alimentación y nutrición. Esto os permite comprar los alimentos más sanos y nutritivos, y hacer los menús variados y equilibrados.

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Peso para la talla de niños y niñas

Niños Niñas

Edad (años)

Talla media (cm)

Peso en kilos (Obesidad)

Talla media (cm)

Peso en kilos (Obesidad)

6 115 27 114 28

7 120 32 120 32

8 126 35 126 37

9 132 38 132 41

10 137 43 137 46

11 142 49 142 52

12 147 54 148 57

13 153 62 154 63

14 160 71 157 67

15 165 79 158 68

16 171 83 160 69

17 174 86 161 68

18 176 87 161 67

A la hora de plantearte cómo debe ser la mejor alimentación para tu hijo o hija, debes procurar que su comportamiento y el del resto de miembros de la familia sea coherente con las recomendaciones verbales que le trasmites. No te dará buenos resultados si tratas de enseñarle la forma más saludable de alimentarse, y tú no lo pones en práctica.

El decálogo de la alimentación saludable

1. Variada.

Acostumbra a tu hijo o hija cuanto antes a que coma de todo y a degustar los sabores de distintos alimentos. La clave para educarle en hábitos alimentarios saludables está en ofrecerle una alimentación variada desde sus primeros años de vida. Es difícil que el niño aprenda a comer bien si no le has dado la posibilidad de tomar contacto con una gran variedad de alimentos.

2. Sana.

Escoge los alimentos con menos grasa, con poca sal, abundantes vegetales (verduras, frutas, legumbres y cereales integrales), y en cantidades acordes a su apetito y a sus necesidades.

3. Equilibrada.

Los alimentos deben

distribuirse a lo largo del día

para que el cuerpo

obtenga de ellos los

nutrientes que necesita

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Es imprescindible que conozcas el menú del colegio, para complementarlo con el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena, y hacer así una alimentación equilibrada. Los alimentos deben distribuirse a lo largo del día para que el cuerpo obtenga de ellos los nutrientes que necesita, según sus exigencias.

4. Nutritiva.

Ofrécele alimentos de todos los grupos (frutas, verduras, carnes, pescados, cereales, legumbres…) para que pueda elegir los que más le gusten. Y está en tus manos evitar que tu hijo consuma habitualmente alimentos superfluos, llenos de calorías vacías, como dulces, refrescos, chucherías, patatas fritas de bolsa y similares o precocinados como hamburguesas y pizzas.

5. Apetecible.

Si cocinas los alimentos (verduras, pescados, legumbres…) de diferentes maneras, combinas los alimentos que sabes que le gustan menos a tu hijo con otros que le agradan más y presentas los platos en la mesa de forma atractiva, tienes muchas garantías de que la comida le resulte más apetecible.

6. Divertida.

Hazles partícipes de la compra, la elaboración de comidas, la preparación de la mesa, etc. Esto puede ser una oportunidad para que aprendan buenos hábitos y disfruten de la comida.

7. Sorprendente.

Enséñales todo lo que sabes sobre los alimentos: para qué sirven, qué funciones desarrollan en el cuerpo, cuánto necesita el cuerpo de cada alimento…

8. Ordenada.

Disfrutad en familia del momento de la comida o de la cena, en un ambiente relajado y tranquilo; siguiendo un orden a la hora de comer: primer plato, segundo plato y postre.

9. Consistente.

Asegúrate de que el niño hace al menos 3 comidas consistentes al día: desayuno, comida y cena. Y si pasan más de 4 horas entre una y otra, anímale a que tome un tentempié.

10. Educativa.

Es esencial que la educación de hábitos alimentarios saludables se lleve a cabo tanto en casa como en la escuela. La educación exige de la familia paciencia, dedicación, constancia, disciplina, no hacer concesiones inaceptables y también cierto respeto por el apetito del niño, siempre que su ritmo de crecimiento y desarrollo se encuentre dentro de la normalidad.

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EL ESCOLAR

De 6 a 12 años

Los niños y niñas a estas edades están en constante crecimiento y desarrollo, lo que hace posible que adquieran numerosas capacidades y habilidades. En estos años los niños y niñas crecen entre 5 y 8 cm y aumentan entre 2,5 y 3,5 Kg. por año, respectivamente. Si su ritmo de crecimiento y desarrollo es normal, el pediatra dará en cada seguimiento los consejos oportunos sobre alimentación de acuerdo a su edad y sus necesidades. Pero si su hijo está cogiendo mucho peso en estos años, sois los padres como responsables de su salud, los que debéis revisar su dieta y hacer todos los esfuerzos para conseguir que haga más actividad física.

Asimismo, en esta etapa el niño comienza a establecer patrones de conducta y de comportamiento más firmes. Para muchos niños la alimentación sigue sin ser algo que

les llame la atención, salvo para conseguir sus caprichos, o para llamar vuestra atención. En cualquier caso es importante ser disciplinado en todo lo que concierne a la

alimentación; los horarios de las comidas, la variedad de menús, sin ceder siempre a sus caprichos. El niño necesita una alimentación variada que le permita crecer,

desarrollar su actividad física y estar sano.

Características generales de la dieta...

Haz que la dieta de tu hijo sea equilibrada y variada en platos, sabores, texturas y consistencia e incluso colores, para acostumbrar a su paladar a comer de todo. El olor, el color, el sabor, la forma y la textura van a influir y a determinar en parte sus gustos personales.

Si le vas a dar a probar un alimento nuevo, inténtalo al principio de cada comida, cuando el niño tiene más apetito; e insiste varias veces, cocinando el alimento de distinta forma, hasta que el niño descubra el nuevo sabor, se aficione y se acostumbre a él.

Si empleáis los alimentos como premio o castigo podéis hacer que vuestro niño sea un caprichoso y tenga manías a la hora de comer los alimentos más nutritivos. Es necesario que dediquéis el tiempo necesario para que el niño aprenda a comer disfrutando de lo que come.

A medida que van creciendo, los niños van marcando sus preferencias sobre los alimentos y deberéis orientarlas adecuadamente, pues suelen presionar para comer sólo aquello que les gusta.

Evita que coma a menudo golosinas, patatas fritas de bolsa, bollería, refrescos y similares, que no le nutren y le quitan apetito para que coma lo que tiene que comer a sus horas.

Convierte el desayuno en una de las comidas más importantes del día. Para ello el desayuno debe incluir al menos un lácteo, cereales (galletas, cereales, pan, bollería sencilla…) y fruta o zumo.

Ofréceles almuerzos y meriendas, mejor a base de bocadillos preparados en casa, frutas y lácteos, sin abusar de embutidos, patés y quesos grasos.

¿Sabes si su comida es equilibrada? ¡Compruébalo!1. Primer plato: Arroz, legumbres, pasta, ensaladas o verduras y patata;

alimentos energéticos ricos en hidratos de carbono. Si combinas legumbres y cereales en el mismo plato, lo conviertes en un segundo plato muy nutritivo, que puede sustituir perfectamente alguna de las raciones

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semanales de carne, pescado o huevo.2. Segundo plato: Carnes, pescados y derivados o huevos. Una cantidad

moderada de estos alimentos aporta parte de proteína, hierro y otros nutrientes, que el niño necesita. Acompáñalos siempre de guarnición vegetal; ensalada, verduras, legumbres o patatas (¡y no siempre fritas!).

3. Postres: ¿qué mejor que fruta fresca o un lácteo sencillo como el yogur? La cena os puede servir a toda la familia para equilibrar la dieta teniendo en

cuenta los alimentos que habéis tomado el resto del día. Procurad que la cena sea más ligera y sencilla que la comida; ensaladas, verduras, purés, cremas o sopas y como complemento pescados, carnes o huevos, según lo que se haya comido al mediodía. ¡Ayuda a dormir mejor y a descansar más!

¿Conocéis los menús del colegio? Es la única manera de que podáis completar la dieta con el resto de comidas que se hacen en casa.

Orientaciones sobre raciones de alimentos aconsejadas según la edad

Alimentos 6 a 10 años

Una ración (r) es Raciones/día

Lácteos 1 taza de leche (200-250 cc)1 cuajada

2 yogures ó 2 petit suisse 4 quesitos

80 g queso fresco30-40 g queso magro

3-4

Carne, Pescado,Huevos

80-100 g de carneo 100-120 g de pescado

1-2 huevos medianos30-40 g de jamón,

fiambre, embutido o similares

2

Cereales Patatas Legumbres

Plato de arroz,pasta o legumbre (60-80 g en crudo)Rebanada de pan (4 dedos grosor)

Patata como plato (200 g) y como guarnición (100 g)

3-6

Verduras Plato (200 g) yguarnición (80-100 g)

2

Frutas 1 pieza mediana (120-150 g)2-3 pequeñas

1 vasito de zumo3

Frutos secos Un puñado (20-30 g) 3-7 a la semana

Azúcares 2 terrones 2-3

Aceite y grasas Recomendada especialmente el aceite de oliva. Complementar con aceites de semillas. Sin abusar de otras grasas (mantequilla, margarina,

nata...)

Agua Cada día unos 6-8 vasos

Frecuencia de consumo de alimentos recomendada

Frutas, verduras, ensaladas, lácteos y pan Cada día

Legumbres 2-4 veces por semana (2 como primer plato, y 2 como guarnición)

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Arroz, pasta, patatas 2-4 veces por semana. Alternar su consumo.

Pescados y carnes 3-4 veces por semana. Alternar su consumo.

Huevos Hasta 4 unidades a la semana, alternando su presencia con carnes y

pescados.

Bollería, repostería, patatas fritas de bolsa y similares, refrescos, precocinados (pizza, hamburguesa y similares), golosinas...

Ocasionalmente.Sin abusar.

ACTIVIDAD FÍSICA Y DEPORTIVA EN LA OBESIDAD INFANTIL

Causas de la obesidad infantil

El aumento de la obesidad infantil se debe a diferentes factores que se resumen en

una frase: las calorías que se ingieren a través de los alimentos son superiores a las

que se gastan y ese exceso se acumula en el cuerpo en forma de grasa.

1. Entorno familiar

El entorno familiar es uno de los factores más importantes, ya que son los que

reciben la presión consumista de la sociedad a ingerir productos poco saludables.

Hoy en día en la gran mayoría de los hogares se hace necesario que los dos

cónyuges tengan responsabilidades laborales debido a la situación económica en la

que vivimos, ello crea una situación en la que mantener una alimentación

tradicional a base de comida casera y tradicional es cada vez más difícil y se van

sustituyendo las verduras, hortalizas y legumbres por precocinados, embutidos o

fritos, así como la fruta por repostería. A esta tendencia se une la poca afición de

los niños por las verduras, el pescado o la fruta. Por lo tanto, se ha ido creando una

situación que favorece cada vez más el consumo de calorías y cada vez menos el

de alimentos sanos.

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2. Alimentos ricos en grasas saturadas.

Un elemento importante es la gran oferta que hay de alimentos dirigidos para los

niños, de los cuales muchos son ricos en grasa y en calorías, tales como la

repostería, las hamburguesas, las salchichas, las patatas fritas, los “snack” y los

platos precocinados.

Estos alimentos son tomados cada vez con más frecuencia por los niños y niñas.

3. El sedentarismo

El sedentarismo es otro factor que se debe considerar. Los niños antes jugaban en

la calle pero ahora suelen jugar en casa, donde la actividad física y por tanto el

gasto de calorías es menor reduciéndose al mínimo cuando los niños juegan al

ordenador o ven la televisión. Esto ocurre con mayor incidencia en países más

desarrollados en los que el consumismo se manifiesta con mayor fuerza.

Además, con frecuencia la poca actividad que se realiza en el hogar se acompaña

de picotear o comer “snacks”.

4. Factores genéticos

Los factores genéticos se dan en muy pocos casos de obesidad infantil, y

generalmente se debe a un trastorno genético o a una enfermedad metabólica.

Con frecuencia, los niños obesos tienen padres obesos y en muchas ocasiones esto

indica una alimentación incorrecta de toda la familia.

Características de la obesidad infantil

En niños obesos son más frecuentes los problemas articulares y ortopédicos, como

alteraciones en la cadera o de la tibia.

En personas muy obesas se puede producir acumulación de grasa en el hígado y

alteraciones en la función hepática, así como ardores de estómago por reflujo del

contenido gástrico hacia el esófago. Otra complicación de la obesidad es la apnea

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del sueño que, aunque es poco frecuente, pueden padecerla los niños obesos que

roncan y se duermen fácilmente durante el día.

Estas enfermedades concretas conllevan además trastornos psicológicos,

motivados por el rechazo y discriminación social hacia los jóvenes obesos. De

hecho, incluso los mismos niños de seis años prefieren como amigos a niños que no

sean obesos y a medida que los chicos van creciendo sufren una mayor

discriminación.

1. Efectos físicos de la obesidad

El sobrepeso infantil es un importante predictor de problemas de salud relacionados

con la obesidad.

Los niños y niñas con sobrepeso tienen más probabilidades de desarrollar asma y

otras enfermedades crónicas, además tienen dos veces más probabilidades de

desarrollar enfermedades cardiovasculares e hipertensión y tres veces más de

desarrollar diabetes.

2. Efectos psicológicos de la obesidad infantil

La consecuencia más inmediata del sobrepeso, es la discriminación social. La

obesidad está relacionada con baja autoestima, depresión, retraimiento social,

ansiedad y una sensación de rechazo crónico. Tienen más probabilidades de ser

víctimas y victimarios del hostigamiento y la agresión que sus compañeros con

peso normal.

Las burlas, las dificultades para los deportes, la fatiga, la apnea del sueño y otros

problemas relacionados con la obesidad afectan gravemente la sensación de

bienestar psíquico y social de estos niños.

Elementos a tener en cuenta para diseñar un programa de alimentación

para niños y adolescentes con obesidad

Los cambios que se están dando en la alimentación y los nuevos estilos de vida son

los principales desencadenantes de la obesidad y de su aumento en los últimos

años.

La infancia es la etapa de la vida en la que comienzan a establecerse los hábitos

alimentarios y a partir de la adolescencia, estos hábitos adquiridos se hacen más

resistentes al cambio.

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Es importante actuar durante la infancia sobre la conducta alimentaria de niños y

niñas, ya que las costumbres que adquieran en esta etapa van a ser determinantes

de su estado de salud cuando sean adultos.

Las características del programa de alimentación que se realice para alumnos con

obesidad siempre, como hemos visto anteriormente, ha de tener presente la

cantidad de actividad física que realiza el sujeto para poder calcular con exactitud

el gasto calórico. El objetivo es suministrar un número inferior de calorías al número

que consume, con lo que conseguiremos un progresivo perdida de peso.

La alimentación saludable en el niño con sobrepeso ha de ser variada, sana,

equilibrada, nutritiva, apetecible, divertida, sorprendente, ordenada, consistente y

educativa.

Estilo de vida activo

Generalmente todos los niños suelen ser aficionados a practicar algún deporte u

otras actividades tales como puede ser bailar, correr, pasear o hacer senderismo.

Pues los padres y/o educadores deben trabajar para conseguir que estos niños

puedan incluir de forma regular la actividad física en sus hábitos de vida.

En principio, se puede comenzar integrando preferiblemente el ejercicio físico en la

rutina diaria, como por ejemplo ir andando al colegio, utilizar menos el ascensor y

subir los pisos por las escaleras, o realizar los desplazamientos que lo permitan a

pie, etc.

Los niños y adolescentes observan en los adultos de su entorno modelos de

comportamiento, siendo importante en el desarrollo de las conductas. Por ello es

importante evitar los juegos de ordenador y el tiempo dedicado a ver la televisión. Y

sustituir estos momentos por otros más activos consiguiendo mejorar la calidad de

vida.

Programa de ejercicio físico

Es fundamental acompañar una correcta alimentación con la realización de ejercicio

físico para poder conseguir un desarrollo corporal adecuado.

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En el XII Congreso Nacional de la Federación Española de Medicina del Deporte se

presentó una pirámide de actividad física para niños y adolescentes, que es muy

práctica y educativa:

El programa de ejercicio físico debe cumplir con unas determinadas

condiciones:

Calentamiento: movilidad articular durante 5 minutos como mínimo.

Tipo de trabajo físico: Cardiovascular (aeróbico), no superar las 140

pulsaciones por minuto.

Etapas: Dividido en etapas de 10-15 minutos cada una durante las primeras

semanas.

Intensidad: Se incrementa en 3% cada 3 minutos.

Duración: 4 a 6 semanas.

Frecuencia : entre 20 y 30 minutos tres días a la semana

Este tipo de programa de ejercicio físico de tipo cardiovascular (aeróbico) involucra

grandes masas musculares y están directamente asociados a una mayor utilización

de la glucosa.

Algunos ejemplos de deportes o ejercicios a realizar de tipo aeróbico son la carrera

continua, los deportes colectivos, natación, bailes, bicicleta, tenis, etc.

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Es muy recomendable realizar ejercicios respiratorios para aprender a dosificar el

esfuerzo y llevar un ritmo adecuado.

Ejercicios de estiramiento muscular al final de cada sesión de ejercicios.

Efectos del ejercicio físico en personas con obesidad

La práctica de actividad física va a permitir un aumento del:

Gasto energético.

Estímulo de la respuesta termogénica aumentando la tasa metabólica en

reposo.

Aumento de la capacidad de movilización y oxidación de la grasa.

Reduce la resistencia a la insulina.

Mejora la capacidad cardiopulmonar (aeróbico).

Baja la presión arterial.

Disminuye los LDL y aumenta los HDL.

Reducción de la grasa corporal y aumento de masa magra.

BIBLIOGRAFÍA

http://www.efdeportes.com/efd131/actividad-fisica-y-obesidad-infantil.htm

http://www.runae.org/opencms/opencms/handle404?exporturi=/export/sites/Runae/GruposTrabajo/Deportes/_documentos/_Plan_Integral_completo.pdf&%5d