Ñusta

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LIMA, DOMINGO 2 DE AGOSTO DEL 2015 RICHARD HIRANO LA ÚLTIMA La historia del retrato de Manuela Tupa Amaro, la mujer que reclamó ser la heredera del emperador Huayna Cápac. [C2]

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  • Lima, domingo 2 de agosto deL 2015

    RichaRd hiRano

    lA lTIMA

    la historia del retrato de Manuela Tupa Amaro, la mujer que reclam ser la heredera del emperador Huayna Cpac. [C2]

  • C2 l Tema del da El Comercio domingo 2 de agosto del 2015

    La historia no puede ser ms fascinante. Mientras observa-ba con detenimiento el lien-zo del Seor de los Temblores que haba adquirido, Francisco Stastny descubri, con asom-bro, una inscripcin que no co-rresponda con la imagen sacra. El cuadro le hablaba, ahora, de otro tipo de calvario: el de Ma-nuela Tupa Amaro.

    La verdadera piel del lienzo, que quedara expuesta luego de despintar la capa superior, le mostr al historiador de arte al-go indito: el rostro real de una mujer de la nobleza incaica. Has-ta entonces, los libros de arte so-lo haban compartido imgenes idealizadas de ustas y collas, con trajes de colores brillantes que se asuma correspondan a tiempos del esplendor incaico. Manuela Tupa Amaro, sin em-bargo, se mostraba aqu en su as-pecto real, cotidiano, de carne y hueso, digamos, vestida con un simple faldn negro y una lliclla del mismo color.

    Imperturbable en su gesto hiertico, Manuela fue retratada para la posteridad con un atuen-do a medio camino entre lo andi-no y lo hispano. Estn all sus pies descubiertos con sandalias y la lliclla sujetada por el tupo, pero tambin la blusa de delicado en-caje, tpico elemento europeo.

    Aunque casada con el criollo Bernardo de Betancur y Hurtado de Arbieto, esto no le permiti un ascenso econmico, pues ella mis-ma declarara, como consta en los aejos legajos del Archivo Regio-nal del Cusco, haberse casado pobre.

    Los aos finales de Manuela fueron difciles, declarndose a s misma enferma de enfermedad corporal y luchando por un reco-nocimiento que no lleg nunca. Reclamaba para s el codiciadsi-mo marquesado de Oropesa, que era casi como proclamarse here-dera de la corona inca. A pesar de la larga y dura batalla, el ttulo no le fue concedido jams. Sus hijos, luego, continuaran la lucha con resultados infructuosos, mien-tras otro personaje reclamaba el mismo ttulo: Jos Gabriel Condorcanqui, ms conoci-do como Tpac Amaru II.

    Era mediados de la d-cada del setenta cuando Stastny recuper el retrato de Manuela. Luego de la res-tauracin, sin embargo, la pregunta obvia quedaba pen-diente: por qu alguien que-rra cubrir la imagen de esta mujer? Natalia Majluf, direc-tora del MALI, ensaya una res-puesta: Pensamos que fue por la preocupacin que tuvo la co-rona despus de la rebelin de Tpac Amaru, por las preten-siones de nobleza indgena.

    El hertico, y acertado, atre-vimiento de Stastny de despintar al Cristo permiti, tambin, co-nocer ms de cerca el mundo de la nobleza indgena en la colonia. La imagen, que haba permane-cido oculta desde fines del siglo XVIII, da cuenta de todo un gru-po social altamente influyente en el perodo colonial. Los nobles indgenas, segn relata Majluf, fueron esa importante bisagra entre las sociedades de indge-nas y espaoles: dos culturas que destacan en la composicin del retrato de Manuela Tupa Ama-ro. En la parte superior izquier-da, el escudo de Castilla y Len.

    A la derecha, el que reclamaba como propio, con el sol cubierto por una mascaypacha, el ave bi-cfala de los Habsburgo, un par de serpientes, la torre del Cusco y el arcoris, elemento recurren-te en los escudos de armas de la nobleza indgena.

    La Ltima bataLLaLa historia del lienzo, pintado ha-cia 1777, se remonta, sin embar-go, ms atrs en el tiempo. Se tra-tara de una copia de otro retrato de Manuela pintado a inicios del siglo XVIII. El cuadro recuperado por Stastny habra sido mandado a pintar por los hijos de Manuela, durante el sonado juicio desata-do a Jos Gabriel Condorcanqui por el marquesado de Oropesa, para presentarlo como prueba de su descendencia y de las pre-rrogativas de nobleza de su ma-dre. Hay historiadores, sea-la Majluf, que sugieren que en realidad el rechazo de los nobles indgenas del Cusco a las preten-siones de Tpac Amaru y su poca suerte en el juicio fue uno de los elementos que lo condujeron a rebelarse.

    Luego de la rebelin de Con-dorcanqui, la respuesta de Es-paa fue dura a pesar de que la familia de Manuela siempre fue leal a la corona, como lo fueron la mayora de nobles indgenas del Cusco, pues dependan de Espaa para obtener sus privi-legios. Espaa mand a vigilar entonces a la familia Betancur y a otros nobles, y se prohibi cual-quier representacin que evoca-ra el pasado indgena. Cubierta por el manto protector del Seor de los Temblores, el retrato de

    Manuela logr perdurar.Luego del fallecimiento de

    Stastny en el 2013, el cuadro pas a integrar la coleccin del MALI gracias al apoyo del co-leccionista Petrus Fernandini. Desde el prximo 9 de setiem-bre se podr apreciar en la se-gunda planta del museo.

    Ubicado en una sala al inicio de la seccin colonial, el cuadro estar acompaado por una llic-lla y una coleccin de tupos. So-bre la importancia de esta obra, aade Majluf: Este cuadro es la imagen de un grupo social que prcticamente desapareci en la Repblica; adems, como tra-dicin pictrica quedan pocas imgenes que dan cuenta de la historia de estas importantes fi-

    guras; era un cuadro que estu-vo destinado a desaparecer y permanecer oculto, de no haber sido porque fue descu-bierto. Nos permite imaginar

    una historia de la que sabe-mos tan poco, es como el con-

    tacto directo con una persona y con toda una tradicin de repre-sentacin de la que solo quedan pequeos vestigios. Poder topar-se con esto, tenerlo en el museo y que todos puedan verlo es la ra-zn de ser de la institucin, por supuesto.

    Desde los amplios ventana-les de la segunda planta del MA-LI, bajo sus techos altsimos, no se oye, pero se puede imaginar bien, el estruendo de microbuses y ambulantes sobre la avenida Wilson. Dentro, un oasis de quie-tud aguarda, paciente y amable en su silencio, al visitante.

    RiChaRd hiRano

    FRanCisCo stastny

    El cuadro que volvi a nacerSalvado del olvido y la persecucin, vuelve a lucirse el nico retrato conocido de una mujer de la nobleza andina en el perodo colonial: Manuela Tupa Amaro. Aguard dos siglos oculta bajo una imagen del Seor de los Temblores. Desde el 9 de setiembre se podr apreciar en el MALI.

    acierto pictrico. natalia Majluf y el retrato recuperado de Manuela, quien reclamaba ser descendiente del ltimo gobernante de Vilcabamba.

    proteccin divina. Cristo de los temblores, como fue hallado en el lienzo.

    Maribel De Paz

    el origenEn 1982,

    Francisco

    Stastny dio a

    conocer la pieza

    en un influyente

    artculo.

    Manuela reclamaba para s el marquesado de Oropesa, que era como proclamarse heredera de la corona inca.

    El nuevo MALI

    La otra historia

    ms datos

    El retrato de Manuela Tupa Amaro pas por dos restauraciones rigu-rosas. La primera, luego de su des-cubrimiento a mediados de la d-cada del 70, a cargo del equipo lide-rado por Francisco Stastny. Enton-ces, como seala Ricardo Kusuno-ki, curador de arte colonial del MALI, se retir la pintura de encima y se reintegraron las partes faltantes de la imagen original.

    Cuatro dcadas despus, el vi-

    raje de las reintegraciones de color y el xido del barniz reclamaban una segunda restauracin, esta vez por cuenta del taller del MALI, bajo la direccin de Mara Villavicencio. Segn Kusunoki, el cuadro tiene una riqueza de lecturas bien fuerte, una densidad histrica importante; adems, uno ve en el rostro de Ma-nuela Tupa Amaro que es una per-sona real; es una manera muy emo-tiva de acercarse al pasado.

    de puo y Letra. Firma de Manuela tupa amaro de

    l 11 de mayo de 1683.

    el nuevo maLi

    El 9 de setiembre, el MALI, con el apoyo del Mincetur, abrir las puer-tas de sus salas permanentes para presentar su coleccin de arte pe-ruano desde el perodo precolom-bino hasta el siglo XX. Adems de la nueva infraestructura, el museo presentar colecciones reciente-mente adquiridas, que convier-ten al MALI en uno de los principa-les museos de la regin. El diario El Comercio es socio del MALI en este importante relanzamiento.