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6 DAL MASETTO El escritor ha creado un violento per- sonaje colectivo, de nombre Bosque, en su novela Siempre es difícil volver a casa, publicada por Tropismos. 3 F. URDIALES El director de Teatro Corsario es el primer autor teatral al que se le con- cede el Premio de las Artes de Cas- tilla y León. culturas TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de marzo de 2005 El espacio como escenario El artista combina fotografía, arquitectura y pintura en su Serie negra, expuesta en la galería Adora Calvo 4 N° 20 Suplemento de artes y letras Perelétegui JESÚS PORTAL

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4 El artista combina fotografía, arquitectura y pintura en su Serie negra, expuesta en la galería Adora Calvo N° 20 Suplemento de 6 DAL MASETTO 3 F. URDIALES El director de Teatro Corsario es el primer autor teatral al que se le con- cede el Premio de las Artes de Cas- tilla y León. El escritor ha creado un violento per- sonaje colectivo, de nombre Bosque, en su novela Siempre es difícil volver a casa, publicada por Tropismos. TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de marzo de 2005

Transcript of numero20

6 DAL MASETTO

El escritor ha creado un violento per-sonaje colectivo, de nombre Bosque,en su novela Siempre es difícil volvera casa, publicada por Tropismos.

3 F. URDIALES

El director de Teatro Corsario es elprimer autor teatral al que se le con-cede el Premio de las Artes de Cas-tilla y León.

culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de marzo de 2005

El espacio como escenario

El artista combinafotografía, arquitectura y

pintura en su Serienegra, expuesta en la

galería Adora Calvo

4

N° 20Suplemento de

artes y letras

Perelétegui

JESÚS PORTAL

j esús Portal pertenece a una generación deartistas de esta ciudad que han entendido

los cambios que se vienen produciendo en elarte contemporáneo para crear su obra. Sonautores que se mueven con soltura en ese te-rreno híbrido entre soportes que permitenlas nuevas tecnologías y que enfocan su mi-rada hacia problemáticas y discursos que es-tán en la raíz de la cultura actual. Portal ex-pone en la galería Adora Calvo su último tra-bajo, Serie negra, una colección de imágenes

que aúna elementos arquitectónicos, foto-grafía e intervención pictórica. Son interio-res tomados de las revistas de decoración queel artista ‘interrumpe’ con planos de pinturade color, hablando de una sociedad fragmen-tada y narrando historias que necesitan la in-tervención del espectador para completarse.La serie es un nuevo paso en su sólida apues-ta estética. Nos alegra esta semana la conce-sión a Fernando Urdiales del Premio de lasArtes de Castilla y León 2004. El actor y di-

rector del Teatro Corsario lleva más de vein-te años sobre las tablas derrochando cohe-rencia y reclamando un lugar digno para elteatro, entendido éste como ‘servicio públi-co’, como forma vigente para representar demanera cercana las cosas que nos importan.Entrevistamos a Antonio Dal Masetto, un ita-liano emigrado a Argentina, que la editorialTropismos está descubriendo en España. Sunovela Siempre es difícil volver a casa haceque esperemos con ansia las siguientes.N

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1 LA ESPAÑA MACARRA,EN MONDO BRUTTOEl fanzine Mondo Brutto –ActualidadBizarra para Brutos Mecánicos– acabade publicar su número 33, un ‘EspecialMacarra’ con todas las cargas deprofundidad a las que nos tieneacostumbrados. Con su habitualincorrección y esa capacidad para hacerrelecturas de los tópicos sobre los quese basa nuestra cultura, propone unrecorrido por personajes como elboxeador Dum Dum Pacheco, EncarnaSánchez, Los Burning, Bill Hicks, elcreador de la cadena Kentucky FriedChicken, una entrevista a ‘El Pirata’,ese clásico de la radio, la increíblehistoria de Justo Gallego –que estáconstruyendo desde hace años unacatedral en Mejorada del Campo– y lapintura de Edward Munch. Uno de losartículos centrales del número es elacercamiento –periodísticamentehablando– al actor porno Nacho Vidal.Grace Morales sostiene que todoespañol quiere ser como él y no parecedescaminada teniendo en cuenta eltriunfo de su estética en las opciones deocio de todo centro comercial que seprecie y su dominio escénico: NachoVidal es el invitado perfecto de‘Crónicas Marcianas’. Un número más,Mondo Brutto sigue siendo una lecturatan interesante, por lo bien escrita,como divertida.

2 FANZINES DIGITALES‘Fondo Perdido’ es un muy buenrecurso para enterarse de lasactualizaciones de todos esos fanzinesque se publican digitalmente y quepuede que tengan algún interés paranosotros. Desde cómics de autoresdesconocidos y tiras cómicas hastasitios para los amantes de Harry Potter.

3 KUSTURICA Y MARADONA, ELENCUENTRO DE DOS GRANDESConocíamos ya una película sobre DiegoArmando Maradona, He visto aMaradona, título que recoge el cánticode los aficionados argentinos, orgullososde haber tenido en su equipo al mejorjugador de todos los tiempos. El filme,de producción italiana, es undocumental que se centra en la etapa

napolitana del futbolista y recoge susmejores momentos sobre el campo,pasando por encima de los problemasde su vida personal. Consciente de sucarácter de mito –acaba de publicarseun libro que recopila los escritos deVázquez Montalbán sobre fútbol con elsignificativo título de Una religión sindios–, ahora el serbio Emir Kusturicapretende rodar una nueva película queofrezca una visión idealizada delfutbolista. «Conozco gente a la que legusta el fútbol y me comentó que sonmuchos los que usan drogas. Con eso noquiero ser indulgente con el tema y noestoy a favor de las drogas, pero aMaradona le considero un artista delfútbol», afirma el cineasta, tan dado alexceso visual en sus películas como lo esla vida de Maradona en general. Sinduda, promete.

4 EL OTRO QUIJOTEJ. A. Millán acaba de colgar en su web(jamillan.com) su prólogo para unapróxima publicación, en la editorialPoliedro, de El Quijote de Avellaneda,un Quijote apócrifo que vio la luz antesde la segunda parte escrita porCervantes. Escribe Millán: «El libro deAvellaneda comienza pidiendo guerradesde el mismo prólogo ‘Como casi escomedia la historia de Don Quijote de laMancha’, y en pocas líneas se deshaceen insultos a Cervantes: viejo, manco,orgulloso, deslenguado..., y sin cambiarde página le acusa de haber ofendido ados personas: a quien escribe ‘yparticularmente a quien tan justamentecelebran las naciones más extranjeras’,larguísima perífrasis que descubre másque enmascara al entonces enemigo deCervantes, Lope de Vega». Se han dadocentenares de versiones sobre laidentidad de Avellaneda, y en elcontexto de las celebraciones de lapublicación de El Quijote es un debateque da un poco de aire a la festividad.

5 FOTOGRAFÍA AMERICANALa Biblioteca Pública de Nueva Yorkacaba de estrenar una secciónimpagable para el mirón curioso y, sobretodo, para el aficionado a la fotografía:imágenes de distintas colecciones,digitalizadas, sobre la historia deAmérica y sus alrededores.

Recortes Antonio Marcos

culturas2 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de marzo de 2005

Arriba, familia emigrante en la Isla

de Ellis, en la costa este de Estados

Unidos. Imagen del Empire Estate

Building en fase de construcción,

fotografías que pueden

encotontrarse en la Biblioteca

Pública de Nueva York (nypl.org)

Fernando Urdiales, fundador de Teatro Corsario, haintervenido como actor y director en los montajesDiciéndolo de nuevo (1982), Sin abuso dedesesperación, de Tennessee Williams (1982), Lacaza del snark, de Lewis Carrol (1983), ComediasRápidas, de Jardiel Poncela (1984), Insultos alpúblico, de Peter Handke (1986), Sobre Ruedas, traslos ‘pasos’ de Lope de Rueda (1987), Pasión(1988), El gran teatro del mundo, de Calderón de laBarca (1990), Asalto a una ciudad, de Lope de Vega/ Alfonso Sastre (1991) y Amar después de lamuerte, de Calderón de la Barca (1993). Además hadirigido Clásicos locos (1994), La vida es sueño, deCalderón (1995), Coplas por la muerte (1996), EdipoRey, de Sófocles (1998), El mayor hechizo, amor, de

Calderón (2000), Titus Andrónicus, de Shakespeare(2001), Don Gil de las calzas verdes, de Tirso deMolina (2002), Celama, de Luis Mateo Díez (2003).En preparación, Retablo de Colón.

Fernando Urdiales, fotografiado por Míriam Chacón. Abajo, imagen del montaje Titus Andrónicus, dirigido por Urdiales (fotografía de Luis Laforga)

un premio que trasciende lopersonal para laurear a todala profesión, a la que el pro-

pio Urdiales se lo brindó nada másconocer la noticia: «No es para mí,no estoy solo, somos muchos».Quienes le conocemos bien sabe-mos que el trasfondo de este gestono es la humildad sino, más bien, elcompromiso ético y estético que haconllevado su quehacer desde loslejanos inicios de su andadura.

Fueron tiempos duros aquellos‘años de plomo’, cuando a mediocamino entre la lucha política deprimera trinchera que remitía y laactividad profesional de la medici-na psiquiátrica, este hijo de ferro-viario (su verdadera patria chicaes esa línea férrea entre León y Va-lladolid, cuyas estaciones y apea-deros sabe recitar como una ora-ción) pidió la cuenta en el manico-mio de Palencia y, con cuatro du-ros, reunió a unos pocos queelevaron las jarcias del primer bar-co Corsario, a principios de losochenta. Ensayando a salto de ma-ta (frío y vino en los pasillos de pi-sos tan clandestinos como aquellosde la lucha), actuando como se po-día y con lo que había... nos acer-caron la voz de Handke, Artaud,Tennessee Williams, Cocteau o Le-wis Carroll. Sin olvidar aquel ho-menaje a la poesía en Diciéndolode nuevo, donde se daba voz a poe-tas que vivían y escribían en esemomento en la más rigurosa cer-canía y actualidad.

El interés por los clásicos fueposterior, pero nunca ajeno almismo impulso de renovación ycontemporaneidad. «No merecela pena estar en el teatro clásicodesde un punto de vista mera-mente arqueológico», ha afirma-do el director de Corsario en mu-chas ocasiones. La renovación delos signos, de los códigos para vi-vificar el teatro del Siglo de Oroy que tenga sentido para decir co-sas hoy, es una labor dramatúrgi-ca de alto riesgo. Los referentesestéticos de este creador son delo más heterogéneos. Su admira-ción por un artista como TadeuszKantor o el cine expresionistaalemán concuerdan en su mesade trabajo con el alto grado deerudición al que ha llegado conautores como Tirso, Lope o Sha-kespeare y, señaladamente, Cal-derón de la Barca, sobre el que esuna auténtica autoridad.

Su labor como hombre de tea-tro ha sido exhaustiva y minucio-sa en todos los frentes. No sólo hadirigido y ha sido actor de los mon-tajes de la compañía, sino que ha

conseguido con su talento para laescenografía y la iluminación loque, en el ‘mundillo de las tablas’,se ha dado en llamar el estilo Cor-sario. Especial mención merecen, ami modo de ver, dos de sus pro-ducciones más arriesgadas: Pasióny Coplas por la muerte. No porquesean las mejores sino porque ejem-plifican muy bien la versatilidad desu imaginación como autor total.En el primer caso, habiendo con-seguido dar vida a la escultura delBarroco español, arrancándola desu hieratismo para mostrar el dra-matismo encriptado en las piezas.En el segundo, por crear un hechoteatral de grandísima originalidad

a partir de textos medievales no te-atrales.

Inolvidables para cualquier es-pectador atento son sus montajes,Titus Andronicus, Edipo Rey, Elgran teatro del mundo, Don Gil delas calzas verdes, Comedias Rápi-das, Celama, etc... Veinte años delabor constante, abnegada y mu-chas veces con sacrificios extre-mos. Siempre en la brecha, lu-chando por la dignidad de esta pro-fesión que él defiende como «unservicio público». Y no se trata, co-mo piensan muchos, de vivir de lassubvenciones, sino de reivindicarde nuestras amnésicas institucio-nes la creación de un marco profe-

las instituciones entiendan de unavez que los ‘teatreros’ son la voz di-sonante contra el poder, la con-ciencia de los ciudadanos, la catar-sis de nuestras frustraciones hu-manas... Y que por eso han de mi-marles, aun más cuando no les‘bailen el agua’).

Buen momento éste para res-catar a gritos las palabras de Fer-nando Urdiales en el II Congresode las Artes Escénicas en el Audi-torio de León, hace algún tiempo.Quizás son ahora más pertinentesque nunca las opiniones expuestasen su ponencia que llevaba el reve-lador título, ‘Las tripas del teatro.Disección ética y estética’, dondereflexionaba con ironía sobre el es-tado de cosas: «No debemos tole-rar que la vida de los profesionalesdel teatro esté plagada frecuente-mente de sacrificios, penurias,frustraciones, amargura. Hay queconquistar un tiempo y un espaciopara la reflexión, para el juego, pa-ra la integridad personal, para laproyección y el reconocimiento denuestro papel en la sociedad».

Esto es amor, quien lo ha pro-bado lo sabe. Este premio al teatrode Castilla y León, ejemplificadoen la señera figura de FernandoUrdiales, nos llena, a todos aque-llos que nos dedicamos al arte y a lacultura, de orgullo y de esperanza.¡Larga vida al teatro!

Víctor M. Díez

sional en que se considere al tea-tro eso: una profesión digna. Quelos actores, directores y técnicosde teatro tengan una vida razona-ble. Por los vivos (que comen y tie-nen hijos) y por los muertos (queya hay una lista de los que se hanido quedando en las carreteras,obligados como están a hacer, enalgunos casos, cuarenta o cin-cuenta mil kilómetros al año por elraquitismo cultural de nuestra Co-munidad).

Estamos seguros de que estepremio servirá a Fernando Urdia-les para continuar su lucha estéti-ca (ya está preparando un Colónque dará que hablar) y ética (que

El teatro cercano, elnuestro, está deenhorabuena estosdías por la concesióndel Premio Castilla yLeón de las Artes2004 a FernandoUrdiales, actor ydirector de TeatroCorsario

3TEATRO culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de marzo de 2005

La trayectoria de unautor total

Un corsario en la cortecastellana y leonesa

culturas4 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de marzo de 2005

Las vidas interrumpidas de Jesús

las imágenes de Jesús Portalestán llenas de interrogantes.Bajo la aparente sencillez de

formas arquitectónicas y planosde colores, el espectador intentadescubrir sucesos, historias,aconteceres que se nos nieganmediante la ocultación y la frag-mentación, toda una metáfora so-bre la visibilidad, la representa-ción y el estatus de realidad en lasociedad del espectáculo y del si-mulacro. Acostumbrados a la pro-ximidad casi obscena de los másrecientes formatos audiovisualesmasivos, Portal nos propone un

enfriamiento, una lejanía con lashistorias que narra para que co-mo espectadores podamos com-pletar la obra, imaginar qué haocurrido o puede ocurrir en esosespacios.

En sus series anteriores, el ar-tista había trabajado sobre la sen-sación de aislamiento, de vacío, delas grandes construcciones ar-quitectónicas contemporáneas.Espacios para la incomunicacióny la estabulación: «El exterior, esemás allá que adivinamos tras losmuros de estas obras, como lugarinhóspito; el interior como ámbitode reclusión, de ensimismamien-to. Todo un diagnóstico psicoso-cial», en palabras del crítico Ja-

vier Hernando. Ahora, Portal haañadido una carga dramática asus imágenes, y de los grandesedificios ha pasado a los interio-res, misteriosas estancias cuyovalor normativo, de ‘estilo’ –estánsacadas de revistas de decora-ción– se convierte, en opinión deCristóbal Álvarez, en «lugar deromances apasionados y de ase-sinatos, o de terror suburbano».Con la manipulación de neutrasimágenes reales, Portal elaboraficciones frías y enigmáticas. «Alplantearme esta nueva serie, alenfatizar en lo dramático, en loemocional, en crear pequeñas his-torias, estoy insistiendo en la con-cepción del espacio como telón de

fondo de nuestras pasiones o denuestras frustraciones. Me inte-resa ese concepto de escenogra-fía, de artificio, y la quietud y el si-lencio, ese momento suspendido,la elipsis, unos espacios de accióncon el tiempo detenido que debeser completado por el especta-dor», afirma el artista.

Jesús Portal se aleja aquí del‘no-lugar’ –esos espacios sin per-sonalidad propia que son igualesen todos los lugares del mundo;no hace falta poner muchos ejem-plos– a través de la carga dramá-tica, aunque de alguna maneraconserva ese carácter. «Es unconcepto que me sigue interesan-do, porque la reproducción del

Jesús Portal(Salamanca, 1970)presenta en la galeríaAdora Calvo sutrabajo más reciente,Serie Negra, dondeahonda en el aspectodramático de losespaciosarquitectónicosconjugando fotografíay pintura.

Antonio Marcos

5ARTE culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de marzo de 2005

s Portal‘no-lugar’ es algo orgánico, se leve crecer por todas partes. El uti-lizar imágenes tomadas de revis-tas de interiorismo, de decora-ción, va en esa línea, porque tie-nen un deseo de marcar estilo,uniformar, crear un consenso entorno al gusto».

Una referencia importante ensu obra es el cine: elipsis, montaje,narración... son términos cine-matográficos que están en estaserie. «De alguna manera, mi tra-bajo pretende desarrollar plásti-camente lo mismo que hace WongKar-Wai en cine. Siempre está ju-gando con nosotros como espec-tadores con su discurso fragmen-tado, la ralentización de la ac-

ción». Algunas de esas habitacio-nes podrían haber sido decoradosde Carretera Perdida, de DavidLynch, por su aire cargado y mis-terioso.

Hasta ahora hemos hablado delos conceptos que se reconocen enla obra, pero ésta es ante todo laobra de un pintor, no la de un ar-tista conceptual. Portal sigue unprocedimiento técnico que provo-ca extrañeza al espectador y otor-ga al resultado final una carga me-talingüística que la hace aún másinteresante: toma imágenes de re-vistas, de los medios de comuni-cación, interviene en ellas pictóri-camente y después escanea el‘cuadro’ para convertirlo en unanueva fotografía. La pintura está,pero no se muestra como tal sinocomo un elemento digital más. Elresultado es una hibridación en-tre las estructuras arquitectóni-cas, las fotografías apropiadas y lapintura. «Empecé pintando inte-

riores, pero buscaba un medio conel que pudiera contar ciertas co-sas y en la pintura encontraba li-mitaciones. No pensé en hibridarni en buscar el diálogo de los dis-tintos medios, ni ampliar las posi-bilidades de la pintura. Ni siquierafue un proceso meditado, pero es-ta combinación hacía el discursomás denso y se ajustaba más a loque que buscaba», señala. Portalda una vuelta de tuerca más a laya clásica intervención ‘pop’ de lapintura en la imagen seriada. Y no

es gratuita. «El hecho de conver-tir todo el proceso en una fotogra-fía final tiene que ver con ese juegode imagen, realidad y representa-ción. La gente confiere a la foto-grafía un estatus de realidad y meparece muy necesario subvertirese código. El espectador nuncaduda de que lo que ve en una fotoes verdad y la pintura viene a con-fundir, a desestabilizar ese esta-tus». Moraleja: no se crean todo loque ven, puede estar tan manipu-lado –e inevitablemente lo está–como estos ‘collages’.

El carácter de pintor de JesúsPortal se revela en la composiciónde las imágenes, en la utilizaciónde los colores. «En esta serie, lasgamas han pasado de azules o gri-ses a sienas, ocres, buscando am-bientes más tenues, más som-bríos y dramáticos. Evidentemen-te hay un trabajo formal. La pintu-ra tiene que establecer un diálogocon la imagen, porque si la inter-

vención es demasiado evidente, elresultado final no resulta creíble.Selecciono las fotografías en fun-ción de la posibilidad de crear rit-mos, un ambiente creíble. Hablode cosas que están en la sociedad ynos atañen, pero hay un gusto porla pintura, si no tanto por la pince-lada, sí por la composición».

Pese a la variación temática,las constantes de la obra de Portalse encuentran en esta serie: lasensación de aislamiento del indi-viduo en una sociedad fragmen-tada, el cuestionamiento de las‘verdades’ impuestas por las imá-genes de los medios de comunica-ción masivos, la preocupación porla interacción entre el hombre yel espacio que habita, la combina-ción de distintos medios de ex-presión, que componen una mira-da inconformista –entre pesimis-ta y realista– y que busca repre-sentar las constantes menosvisibles de nuestro mundo.

De alguna manera,mi trabajo pretendedesarrollarplásticamente lomismo que haceWong Kar-Wai encine. Siempre estájugando con nosotroscomo espectadores

Imágenes de Serie negra, el último trabajo de Jesús Portal

Perelétegui

«Bosque es la miniatura deun mundo deshumanizado»Antonio Dal Masetto (1938) nació en el norte deItalia pero emigró pronto con su familia campesinaa Argentina. Tropismos edita por primera vez enEspaña Siempre es difícil volver a casa, unaimplacable metáfora de un mundo inhumano.

ANTONIO DAL MASETTO

Bosque es un personaje colecti-vo. Y es uno de los peores querecuerdo. Ha creado la imagende la crueldad, como esas orcasque juegan con las focas antesde matarlas.

Usted ha señalado adecuada-mente que el pueblo de Bosque esun personaje colectivo. Y, a mi en-tender, también es el personajecentral de la historia. No los múlti-ples protagonistas, sino el pueblocomo bloque. La de la orca es unaimagen válida. Para seguir con eljuego de referencias marinas, di-gamos que estamos ante un pue-blo que podría mostrarse comouna colonia de amables delfines ycuya alma colectiva es una enormey tenebrosa orca, que se corpori-za, entra en actividad, cuando hue-le a violencia y a sangre.

Se ha definido como un escritor-espía, siempre al acecho de unahistoria. ¿Parte esta novela deuna base real, algún suceso?

Eso de la actividad de espía for-

Antonio Marcos ma parte de este oficio. Si no hayun ojo atento, un oído alerta, unanecesidad de violar intimidades,de hurtar acá y allá todo el tiem-po, no hay cosecha. Todo es ali-mento. El embrión de esta novelanació de un suceso que leí en undiario de Río de Janeiro, en mi pri-mer viaje a Brasil, tendría veinteaños entonces. Se trataba de unasalto a un pueblo, una suerte–creo– de operación comando. Enese momento me dije que ahí ha-bía algo interesante para ser ela-borado y contado. Pasaron mu-chos años, más de veinte, y de tan-to en tanto aquel posible relatoasomaba la cabeza y se mostrabay me decía: Acá estoy, sigo cre-ciendo, sigo desarrollándome. Conel tiempo me olvidé de cómo habíasido el hecho inicial, pero llegó eldía en que mi propia historia apa-reció armada, completa, con suspersonajes y su desarrollo. Sola-mente faltaba sentarse y escribir-la. Que por supuesto no era unaetapa menor.

Nos identificamos con los asal-

tantes. Vemos la historia desdesu punto de vista. La ley, la jus-ticia, no existen en Bosque.

En el pueblo de Bosque lo queprima es la hipocresía, disfrazadapor una amabilidad que ocultarencores y rivalidades. La barba-rie, cuando se le otorga oportuni-dad, se convierte en una manifes-tación natural. Una válvula de es-cape donde soltar cuanto de oscu-ro se mueve debajo de la vidapacífica y amable de los vecinos.Sin duda el lector termina identi-ficándose con los asaltantes, la-drones advenedizos, niños de pe-cho en este asunto de la delin-cuencia, inconscientes del mons-truo que acaban de despertar.

Hay un cariño por los persona-jes pequeños, marginales. Unebanista al que el pueblo tomapor loco es el único humano,mientras una respetable señoraacosa y maltrata a su familia.

Me interesa registrar esos per-sonajes marginales, que puedendibujarse con un pincelazo, quebrillan un momento y desapare-cen, pero dejan en el ambiente unapequeña estela de claridad querescata un hecho aislado, un mo-mento, un cuadro fugazmente ilu-minado. Son el complemento ne-cesario para que la historia ad-quiera carnadura, riqueza y a me-nudo verosimilitud.

Bosque es un pueblo aletargado.El suceso moviliza y el pueblo seune y lincha, como si sólo reco-brara la vida con la sangre. ¿Haquerido fijar la imagen de unaArgentina rural, de un momen-to del país o de la sociedad con-temporánea?

No diría la imagen de una Ar-gentina rural, sino de la gente engeneral, de una ciudad, de un país.Si elegí un pueblo rural como es-cenario es seguramente porque,en una geografía reducida, tantolos actos como los protagonistasson más visibles, más fáciles deidentificar. Un microcosmos quees la representación de una esce-nografía de mayores dimensiones.Quise fijar la faceta violenta de lagente bienpensante de cualquierparte. Es esa ferocidad generali-zada la que me interesó señalar, enespecial ese mecanismo median-te el cual lo particular se diluye enel conjunto, y la acción del conjun-to otorga legitimidad a cualquiercrimen, neutraliza responsabili-dades. Acá funciona aquello de: Sitodos lo hicimos, nadie lo hizo.Tanto en Siempre es difícil volvera casa pero sobre todo en la nove-la que la continua, Bosque, mu-chos de los actos son solitarios yse ejecutan en la sombra y el apa-rente anonimato, pero inclusiveahí existe una tácita confabulacióncolectiva que los acepta y los per-

Quise fijar la faceta violentade la gente bienpensante decualquier parte. Esa ferocidadgeneralizada, ese mecanismomediante el cual la acción delconjunto otorga legitimidad acualquier crimen

Antonio Dal Massetto

culturas6 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de marzo de 2005

mite. Y llamo ferocidad generali-zada tanto a la que se expresa demanera activa como a la aparen-temente pasiva. Hay que enten-der como violencia también el si-lencio, la aceptación callada e hi-pócrita, la indiferencia, la degra-dación del más débil, todas esasmanifestaciones de complicidad.Por lo tanto –repito– el gran pro-tagonista siempre es lo colectivo,los individuos en su conjunto, co-mo integrantes de una sociedad.Finalmente, me parece, el pueblode Bosque no es más que unamuestra en miniatura de nuestrodeshumanizado y caníbal mundocontemporáneo.

En su novela Bosque, que edita-rá próximamente Tropismos,vuelve al pueblo. ¿Qué le queda-ba por contar allí?

Bien, no es el caso de adelantarel argumento de la novela, pero di-ré que transcurrido un año alguienviaja a Bosque por cuestiones per-sonales relacionadas con uno delos personajes que participaron enaquel asalto al banco y de algunamanera vuelve a evidenciarse lanaturaleza del lugar. Quizá en estasegunda novela se cale más hondoen lo particular. Es un poco el re-vés de la trama del tapiz con res-pecto a la novela anterior. Se po-nen de manifiesto aspectos quehabían permanecido ocultos. Tam-bién pensé esta segunda parte co-mo un mecanismo para darme elgusto de poner en orden algunascosas que habían quedado sueltas,urdir alguna forma de justicia,ajustar cuentas. Tal vez el arran-que se originó debido a un comen-tario del amigo y gran escritor Os-valdo Soriano. En una charla, des-pués de leer Siempre es difícil vol-ver a casa, se lamentó de que en mihistoria hubiesen ganado los ‘ma-los’. Era la misma recriminaciónde un chico que sale de ver una pe-lícula de cowboy donde al finalmuere el héroe. Más allá del ca-rácter de juego de la observación,aquella frase se me fijó en algunaparte del cerebro y con el tiempoapareció la idea de que quizá no es-taría mal tratar de volver a Bosquey poner las cosas en orden. Algo deorden. Por lo menos en la ficción.

Todo transcurre en poco más deun día y medio, un día que pare-ce que no va a acabar nunca...

Cada historia impone sus pro-pios tiempos y necesidades. Amenudo ni siquiera se trata deuna decisión clara del autor, sinomás bien, como tantas cosas enla escritura, un abandonarse a laintuición, percibir cómo un platode la balanza carga más peso queel otro. A esta historia le hacía fal-ta esta necesidad de compactar,de concentrar, este crecimientode la violencia, la falta de aire, lavelocidad, un trazo rápido y sos-tenido desde el comienzo hasta elfinal. Así sentí que debía ser y asílo escribí.

En su vida y en su obra está pre-sente el tema de la emigración,el sentirse extranjero. Quizá és-

La barbarie, cuandose le otorgaoportunidad, seconvierte en unamanifestaciónnatural. Una válvulade escape dondesoltar cuanto deoscuro se muevedebajo de la vidapacífica y amable

te no sea el tema central de la no-vela, pero sí está muy presenteel sentido del prejuicio hacia elforastero...

Vivimos en un mundo de cons-tantes oleadas de gente que aban-dona su lugar, debido a la miseria,a persecuciones políticas, a tantasdiferentes y trágicas razones. Va-rios de mis libros abordan el temade la emigración, el desarraigo yen alguno también se toca el temade la xenofobia. En un sitio comoBosque es casi natural que existauna hostilidad hacia el forastero.No es un tema central pero se haceevidente en uno de los pasajes. Yes el pequeño incidente nocturnoen el salón de baile lo que de algúnmodo posibilita y provoca todo loque vendrá después.

Por su ambiente y su tema, po-dría encuadrarse a la novela enel género negro. ¿Cree justifica-da esa etiqueta?

No considero que estas dos no-velas pertenezcan al género negro.Por lo menos no fue ésa la inten-ción, jamás pensé en dirección algénero negro. A través de las his-torias traté de grabar una miradasobre un aspecto del mundo en elque me tocó vivir. Y esa mirada en-contró en esta forma de expresión–tenga el calificativo que tenga–el camino que le era conveniente.Pero nada más que eso.

La novela se llevó al cine. No hetenido la oportunidad de verla,

7LIBROS culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de marzo de 2005

hace tiempo que Coetzeeha visto sus obras publi-cadas en España, aunque

hasta la concesión del premioNobel no fue conocido por elgran público lector (en la medidaen que el público lector de nues-tro país pueda merecer el adje-tivo que le he antepuesto). Es-critor sudafricano en lengua in-glesa, publicó en 1974 Dus-klands, su primer libro, al que haseguido Desgracia, Infancia, Ju-ventud, Esperando a los bárba-ros, y un etcétera aceptable-mente largo.

Costas extrañas es la traduc-ción del libro Stranger Shores,publicado en 2002 por la edito-rial Penguin, recopilación de en-sayos de tema literario que com-prende un periodo de 13 años (de1986 a 1999). La mayoría de es-tos ensayos aparecieron origi-nalmente en ‘New York Reviewof Books’, otros en diversas re-vistas africanas, otros antece-dieron como prólogos a libros delos que hablan, y un par de ellosfueron conferencias en su ori-gen. Los autores de los que tratano pertenecen tan unánime-mente a la cultura anglosajonacomo podríamos prever: Noote-boom (en el capítulo sobre ésteencontramos un inesperado elo-gio de Castilla y un lamento desu actual destrucción), Rilke,Kafka, Musil, Dostoievski, Bor-ges, Appelfeld, Oz, Mahfuz yTurgenev son los escritores noanglosajones más conocidos delos que trata; entre los anglosa-jones, Defoe, Richardson, Byatt,Rushdie, Doris Lessing, etc. Sinembargo, en los capítulos dedi-cados a autores no anglosajonesCoetzee dedica tanto interés alos traductores como a ellos.

Pocas disciplinas cuentancon tal cantidad de libros insul-sos como la crítica literaria, co-mo saben muy bien los estu-diantes de Filología. Con Coet-zee, y a pesar de lo que luego sedirá de su falta de una visión re-almente innovadora, tenemos lasensación de que, hablara de loque hablara, resultaría siempreapasionante. Como muestra va-le un botón: después de explicarque la novela realista del XIX flo-reció sobre unos pactos tácitosentre escritor y lector, dice quepara Defoe, un siglo antes, talespactos no existieron porque «erademasiado solitario para depo-sitar su fe en pactos tácitos».

Estos artículos de Coetzeerecuerdan los que escribió Bor-ges sobre temas literarios. Co-mo en los de Borges, será difícil,aunque no imposible, encontrarvisiones completamente origi-nales de un autor. Coetzee no esdemasiado personal ni osado, no

descubre nuevas costas, sinoque cartografía con admirableprecisión las que ya conocemos,sin contradecir generalmentelos mapas anteriores. Comomuestra, esta frase sobre elmencionado Borges: «Lo queconsigue Borges es inventar un

vehículo a través del cual las pa-radojas del escepticismo filosó-fico puedan ser representadascon elegancia y llevadas hastasus vertiginosas consecuen-cias».

Resulta sorprendente queCoetzee no entre casi nunca encuestiones de técnica literaria,cuando al hablar sobre las tra-ducciones sí es muy preciso yminucioso. A un escritor (aun-que sea también traductor) de-berían interesarle mucho máslos hallazgos de técnica literariaque los lapsus de traducción, porser éstos menos reveladores.

‘¿Qué es un clásico?’ es la con-ferencia que abre el libro. Pareceque se podrían decir pocas co-sas nuevas e inteligentes sobreel tema, pero Coetzee sí que pue-de hacerlo. ¿Qué significó paraél conocer a Bach? Tal vez, algoparecido al ascenso social. Y¿qué significó el descubrimien-to de Bach por Mendelssohn?Una reivindicación patriótica.Coetzee no pretende restar mé-ritos a Bach, no relativiza la mú-sica de Bach ni la poesía de Vir-gilio; relativiza la adjudicación aéstos de posiciones centrales enel canon, y no porque esté endesacuerdo, sino porque esa ad-judicación responde a motivosextraartísticos, sean de índolepersonal o social.

Garcimuñoz

J. M. COETZEE

Costas extrañas

Traducción dePedro Tena

Debate, 2004

364 pp. / 20 euros

En la ficción, Bos-que es un pequeñopueblo a pocos ki-lómetros de Bue-nos Aires, un gru-po de casas concalles polvorien-tas, un río y unaoficina bancaria.En la realidad, Bos-que es un lugar delalma, ese terrenooscuro, violentoque permaneceoculto en cada in-

dividuo hasta que el amparo de lamasa y un motivo lo hacen estallar yflorecer con toda su crudeza. Cucu-rucho, Ramiro, Dante y Jorge sóloquerían atracar el banco sin hacerdaño a nadie, tomar el dinero y co-rrer hacia la próxima estación deuna vida sin rumbo fijo. Pero algo sa-lió mal y se toparon con el mons-truo, con una conciencia colectivapuesta en guardia contra la amena-za externa, que aprovechará de unamanera perversa y cruel su sentidode la ‘legítima defensa’ para vaciar-se de un odio larvado: la masa arro-gada de legitimidad tomándose lajusticia por su mano. Cortadas lasdos únicas carreteras de salida dellugar, los cuatro atracadores inten-tan escapar, ocultarse de las patru-llas que les acechan en un terrenodesconocido para ellos, recreándo-se en su acoso. Dal Masetto hacreado un personaje colectivo atroz,

un territorio donde no hay ley, ni jus-ticia, ni piedad, donde unos caci-ques son capaces de divertirse tan-to organizándole bodas ficticias altonto del pueblo como practicandola caza del hombre ante el silenciosumiso de sus vecinos. Una metáfo-ra del mundo contemporáneo, consus guerras legítimas, su pasividadante las catástrofes de los débiles,sus carnicerías cotidianas.Bosque recuerda a esos territoriosfronterizos del western donde la leydel talión se imponía sobre la ley re-glada; a ese sheriff de 1280 almas,la novela de Jim Thompson, que seguiaba por la ley de ‘quien represen-ta la ley, hace la trampa’. La historiatranscurre en poco más de día y me-dio y Dal Masetto sigue a los perso-najes en su huida, contándonos algomás de todo lo que no sabíamos deellos: cuatro antihéroes unidos porla desesperanza. Lo hace con un rit-mo intenso, creando una atmósferaasfixiante, de un calor denso, des-piadado, en el que cualquier locuraparece posible. El autor parece verlotodo desde arriba, como el águilaque sobrevuela el pueblo, lo que leda a la novela un aire de tablero don-de Dal Masseto va moviendo piezas,tejiendo situaciones y esperando re-acciones, observando como un cien-tífico observa las batallas celulares.El tejido final es tan apasionante deleer como revelador para pensar.

A. Marcos

Parecía un pueblo tranquilo...

ANTONIODAL MASETTO

Siempre esdíficil volvera casa

Tropismos, 2005

224 pp. / 15 euros

Kafka, Borges y otrosnuevos mundos

Coetzee no esdemasiado personalni osado, nodescubre nuevascostas, sino quecartografía conadmirable precisiónlas que conocemos

J. M. Coetzee

pero según he leído tiene un ai-re de comedia, un dato que enprincipio resulta chocante.¿Cuál fue su participación en elproyecto? ¿Se respetó su enfo-que?

No la vea. Tal vez la películatenga algo de aire de comedia, nosabría qué decir. No intervine enel proyecto. Una vez cedidos losderechos ya no tenía nada que ha-cer ahí. Realizado el guión mereuní con el guionista y tuve ac-ceso a la lectura por si tenía algu-na sugerencia que aportar. Elguión no estaba tan mal, todavíase sostenía pese a varios cambioscon respecto a la novela. Pero lue-go todo quedó en manos del di-rector y entonces lo que resultófue una espantosa imbecilidad.No la vea.

Un escritor en ciernes

Sensibilidad por lo portugués

el acierto de publicar a Mario Lacruz radica,mayormente, en dar a conocer la figura deeste escritor y editor (trabajó para Argos

Vergara, Plaza y Janés y Seix Barral), descono-cido para muchos de los que nos incorporamosen los últimos años al mundo del libro. Su nuevasingladura se reinició con la recuperación de Elinocente, La tarde y, por encima de todos, El ayu-dante del verdugo, una historia que provoca ma-rea moral en el lector, cuya lectura metafórica,referido a lo social y al momento político de laEspaña que se describe, denuncia sin tapujosuna corrupción a la que es susceptible cualquierhombre, no sólo en los años finales del franquis-mo en que se ubica la obra, sino también en el fi-nal de la transición democrática, es decir, aho-ra. Si bien El ayudante del verdugo es, verosí-milmente, su obra maestra, los valores de las dosanteriores, obras juveniles, no dejan de sor-prender por la inquietud del autor. En La tarde alproponer un juego de amor entre la nostalgia y larealidad en una época de realismo social, y Elinocente por ser la primera inmersión en el gé-nero policíaco que se le ocurrió a nadie en Espa-ña. Así pues, al margen de ser el editor respon-sable de que tomara la alternativa gente comoJulio Llamazares, Eduardo Mendoza o AntonioMuñoz Molina, cabe acercarse a su obra inédi-ta con las orejas atentas.

De él sabemos que en Intemperancia, un títu-lo que resulta algo exagerado, va a respetar su es-tilo seco, que prescinde de lo inútil. Y en seguidapodemos suponer que esta obra se sitúa en unaépoca anterior a las otras, pues su inquietud sí es-tá más empañada por la corriente que seguían losautores de los años cincuenta, que es el realismosocial. De hecho, la novela comienza en un am-biente rural, un territorio en el que cabe algún de-talle mágico y de leyenda, y la supuesta fidelidadreligiosa, junto a formas inocentes de terror y, so-

bre todo, unos círculos de relaciones en los quehasta los rencores se heredan. Lacruz amarrabien la caracterización de sus personajes, expli-cando la personalidad del protagonista a travésde un par de secuencias que, a modo de ‘flas-hback’, reflejan la educación sobre la que se cons-truyó su carácter. Este protagonista, Pedro, es unapersona que parece tener la vida resuelta peroque por algún motivo, no del todo explícito, guar-da una actitud taciturna hacia la vida, la mismaque le impide defenderse en un juicio por un ase-sinato que no cometió. El crimen le lleva a la cár-cel, donde pasa de ser una persona muy significa-tiva para sus congéneres en el mundo cerrado delpueblo, a no ser nadie, e iniciar un viaje iniciáticoque le llevará a conocer la amistad, a poner en fun-cionamiento la máquina de pensar y sentir emo-ciones, a cuestionarse quiénes somos, de dóndevenimos y a dónde vamos, para lo cual Lacruz re-curre a la forma socrática de conocimiento, o seaal diálogo. Más tarde, Pedro emprenderá una hui-da en la que se encuentra solo y conoce el hambrey la sed, y también el humanitarismo más ele-mental, que es el del pobre que ejerce de buen sa-maritano para impedir su caída en la enfermedad.

Se trata de una novela de cierto carácter exis-tencialista, con algo de Unamuno fluyendo en elpesimismo de la figura desprotegida frente al des-tino, razón que da pie a una indiferencia del pro-tagonista para evitar la angustia. Dada su condi-ción de escritor joven, Lacruz recurre a tramosnarrativos cortos y frases sencillas, como si pre-tendiera evitar equivocarse. Un solo reproche: esposible que a Lacruz le hubiera gustado podar unpoco la novela antes de verla publicada, para queel texto ganara en intensidad y deshacerse de unpuñado de páginas que aparentan estar ahí paraengrosar la obra.

Ricardo Martínez Llorca

es curiosa la actitud de acercamiento culturaly humano hacia lo portugués que se observaen buena parte de Extremadura, especial-

mente en las tierras de Badajoz. Ciertas activida-des literarias, como las que lleva a cabo ÁngelCampos Pámpano, resultan difícil de entender enotras tierras, fronterizas también, con las tierraslusas. De ahí lo oportuno y acertado de esta publi-cación del leonés Manuel Vicente González. In-corporado con apasionada entrega a la cultura edi-torial, Manuel Vicente González ha centrado susesfuerzos en una doble actividad: la de editor, degusto exquisito, y la de creador, avalada por unaobra considerable.

Si en algún momento su Puente Castro ha ser-vido a Manuel Vicente González de inspiración dela nostalgia del pasado, como se observa en Las vo-ces apagadas, Badajoz es ahora su segunda patriay, sobre todo, el punto de partida de su experienciaitinerante al Alentejo. Haciendo patente su fasci-nación por lo portugués, el viajero se lanza con elmismo espíritu con el que lo han hecho los gran-des viajeros, con la sensibilidad abierta a cualquierdescubrimiento. El libro tiene la estructura habi-tual de las obras del género, pero la mirada del es-critor dota a sus impresiones de un curioso atrac-tivo literario. Su mirada se detiene con el mismointerés ante tipos humildes, oficios casi desapare-cidos como el de los Firo, edificios regios y paisajesen apariencia convencionales. No faltan situacio-nes divertidas, como la vivida con ese mastín leo-nés con el que de nada le sirve al escritor su paisa-

naje. Pero tampoco están ausentes los momentosde plenitud, ante lo vivido o contemplado, que do-tan a las páginas de un simbolismo especial.

Es llamativo el aprovechamiento que hace elescritor del mundo de la cultura, y especialmentedel mundo literario. Ángel Campos, Luis Landero,Rafael Chirles, Luciano G. Egido, el pintor JuanBarjola (de quien se recogen impresiones poco fa-vorables) aparecen como referentes que enrique-cen la visión del viaje. No falta el recuerdo del poe-ta Lord Byron ni del Lazarillo, al conocer la casadonde se descubrió recientemente una de las pri-meras ediciones de la obra. Pero el personaje querecibe un homenaje especial es el escritor Bernar-do Víctor Carande, hombre de una atractiva con-dición humana e intelectual. A él va dedicado el li-bro y con él compartirá una estancia. Carande, re-tirado en su finca de Capela, acaba convirtiéndoseen una curiosa metáfora humana del viaje.

La despedida de su amigo marca el final del via-je, el retorno al bullicio urbano, del que el escritorse había olvidado en su periplo portugués, delicio-samente descrito en estas páginas. No es extrañasu confesión al finalizar la obra: «lo que más le in-teresa en esos momentos es el recuerdo de los de-talles más insignificantes de su viaje: la umbría y lasoledad de los caminos, el aire fresco de la mañana,y, sobre todo, ahora que regresa a la ciudad y alprogreso, el silencio del que sabe Dios cuánto tiem-po tardará en volver a gozar».

MANUEL VICENTEGONZÁLEZ

Carretera y manta.Un viaje entreBadajoz y el Alentejo

Los Libros del Oeste, 2004

170 pp.

MARIO LACRUZ

Intemperancia

Ediciones B, 2005

318 pp. / 17,95 euros

culturas8 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de marzo de 2005LIBROS

Nicolás Miñambres

Lectura sobrelas certezas

En 1917 el Endurance daba por concluidauna fracasada e histórica expedición a laAntártida que zarpó al comienzo de la Pri-mera Guerra Mundial. Sir Ernest Shac-kelton partió al mando de esta última granaventura polar sin esperar siquiera alcan-zar la meta, constatando que los mapasson a veces simples imposibilidades. ¿Has-ta dónde se puede confiar en el orden quese presenta como inamovible?Travesías por la incertidumbre cuestionael sistema de certezas sobre el que la cul-tura de Occidente ha conformado su pen-samiento y el sistema lógico que ha im-puesto al mundo durante largos años. Unalectura sagaz sobre los viajes, las fronte-ras, el lenguaje y sus contradicciones; so-bre narrativas y narraciones; verdades ymentiras; Historia e historias. Y una bús-queda del lado oscuro del orden estableci-do a través de algunos de sus protagonis-tas (Cook, Vermeer, Freud, Shackelton,Wooley, Gauguin, Hamilton, Lacan…).Siguiendo un original esquema de viaje,Estrella de Diego recupera algunos pun-tos débiles del centro del discurso narrati-vo occidental. Y plantea la posibilidad deabordar el mundo y sus peculiaridades deformas alternativas, a través de miradas yvoces dispuestas a entender que en elmundo nunca está dicho o no el todo –deeso saben mucho los poetas–.

ESTRELLA DE DIEGO

Travesías porla incertidumbre

Seix Barral, 2004

296 pp. / 19 euros

N O V E D A D E S

Reivindicandoel bodegón

El género del bodegón siempre ha sidoel género del que menos se ha teorizado, ycuando las academias que elaboraron losprimeros informes teóricos sobre pinturaempezaron a mencionarlo, lo hicieron des-pectivamente: la naturaleza muerta siem-pre estaba en el nivel más bajo de la jerar-quía de la creación pictórica, pese a queartistas de todas las épocas la han abor-dado. El autor, Norman Bryson, conside-ra que la naturaleza muerta está infrain-terpretada y con los ensayos que nos pre-senta en este libro –editado con la habitualcalidad de esta colección– defiende que esun género digno de análisis, gratificantede analizar, y espera que estimulen al lec-tor para mirar con nuevos y críticos ojos.

NORMAN BRYSON

Volver a mirar. Cuatroensayos sobre la pinturade naturalezas muertas

Traducción de Miguel ÁngelColl Rodríguez

Alianza Editorial, 2005.Coleccción Alianza Forma

22 euros