Numero Tres

16
Santander Imaginario -Julio 2010- Nº 3 I Concurso Relato Co!o* *Bases en las últimas dos páginas de

description

Revistilla basada en hechos reales... o imaginarios

Transcript of Numero Tres

Page 1: Numero Tres

Santander

Imaginario-Julio 2010-

Nº 3

I ConcursoRelato

Co!o*

*Bases en las últimas dos páginas

de

Page 2: Numero Tres

Editorial

Aspirando al crecimiento y al enriquecimiento (de espíritu).Agradeciendo un bolsillo que nos empuja desde las sombras.Admirando la secreta mano que nos escribe y nos vigila.Acogiendo nuevas ideas de nuevos colaboradores.Andando.

Te recibimos como en casa en:

[email protected]

Recuerda que también nos encontrarás en nuestro blog:

Santanderimaginario.blogspot.com

Javito

Decididos, como estamos,a crear cultura y morbo

escribimos en las paredespara que nos escuchen

Los sordos.

¡Cógem

e!

Fotografía de Portada cedida por Javier Vila y La Caverna de la Luz. Fotografías de “Pecata Mundi” y “Al otro lado del espejo” cedidas por el Franto. Fotografía de Contraportada cedida por Manolo.

Page 3: Numero Tres

STDR230308

Y tomar zumo de tomate preparado con tiempo y cariño en el bar de siempre, compartiendo un bol metálico de palomitas con pimienta. Aquí una quedada simple puede convertirse en una mesa repleta de conversaciones diversas, como las edades y aficiones de los presentes.

Mi cita, quien niega al que fue mi único novio, su actual compañera, un navegante, mi tr ipulante, el ex-entrenador de ambos, su hermana, el hermano de mi madre, su mujer, un hijo, la novia de éste, el amigo Fran, otro estudiante, una doctora (o puede que dos), el tío de mi primo, el sobrino de un fotógrafo (o el de un librero), la sobrinísima, otro fotógrafo, su cuñao, mi maestro, un Virgo, una amiga, Harry Potter, la Gatina y yo sumábamos nueve.

Fuera llueve, no tiene pinta de querer parar. El viento silba y se oye el danzar de los árboles con Gallego, agitados por el agua. Cae al suelo, dibuja topos blancos en los charcos al contraluz de las farolas, y en su movimiento, vía Cornelia abajo, imita el tímido oleaje que cubre la orilla, a contra corriente, cuando baja la marea. Y moja mis pies.

La ciudad, límpia, avanza a mi paso. Me oigo respirar mientras subo, despacio, inhalando el aire fresco, sintiendo cómo la lluvia cae sobre mi haciendo eco en la capucha del abrigo. Las calles, pobladas de gotas, permanecen tan desiertas que

puedo notar cómo modula en tono, al cambiar de pavimento o intensidad, su impacto.

Un coche, y alguien que parece esperar dentro a otro alguien. Quizá un paraguas, o alguien que no lo lleva. Un par de faros de coche que se cruzan ante mi, y me ceden el paso o… levantan a su paso otra húmeda cortina. Y sorteando charcos, tu casa, que dejo atrás sujetándome el borde húmedo de “mi boina tapadera”, para no ceder a las intenciones del viento. Ella me besa, fría, la mano.

Paso bajo la gotera del quiosco de la Once de la esquina, frente a la barra de bar que hay junto a la panadería, ante un pobre conductor de coche calado en la acera, el quiosco del anormal, el buzón de correos, el instituto, la Manuela…

Y al llegar a mi portal tropiezo con un caracol: y ya son pocos los que pueblan las ciudades.

Anita la de Palamós

Page 4: Numero Tres

(Cc6) Ab5. Pecata MundiLa soberbia es el peor de los pecados

Ninguno  de  nosotros  sabemos  lo  que ocurre en  las  cabezas  de  las personas que  tenemos  alrededor.  Por  ejemplo, en qué estará pensando esa señora que no  deja  de  frotarse  las   manos  en  la parada  del  autobús,  por  que  el barrendero de la  izquierda no  deja de mirar a  todas las  chicas que pasan con una  cazadora blanca. O cual es la razón de  que  ese  señor  que  baja  por  la Alameda  con  corbata,  chaleco  y  pinta de  profesor  jubilado  sonría  de  medio lado  cada  vez  que  ve  un  coche  de policía.  Esas  cosas ocurren en  el  lugar más ínJmo que tenemos, donde nadie puede  ser  espiado  ni  juzgado,  así  que no podríamos saberlo nunca.

¿O sí?Abrid bien los ojos.

No  tenéis  más  que  mirar  a  esa  casa estrechita con la puerta verde, justo en la   esquina:  Calle  Burgos  número  40. Puede  pasar  como  un  edificio  de  7 plantas de los muchos  que abundan en e s t a  p a r t e  d e  l a   c i u d a d ,  y efecJvamente,  es   tan  normal  como todos.  Tanto  el  edificio  como  sus habitantes.  Solo  que  esta  vez  nos vamos a meter  en  sus  cabezas,  sin  su permiso.  Solo  observar. Mejor  que  no toquéis nada, por si acaso.

¿Veis a la chica del tercero, esa que está estudiando  en  su  cuarto  sin parar,  con la   cabeza  en  los  apuntes?  Isabel  está 

haciendo medicina. Realmente, no es lo más listo sobre la  faz  de la Jerra. A  su favor  Jene  que  es  trabajadora,  pero muchas  veces  eso  no  le  vale.  Está preocupada. No deja  de pensar en qué va a hacer con el siguiente examen que le toca, porque  siempre se le olvida lo relacionado con el  tema 3, y es el más importante.  Piensa  que  debería  dejar de  decir  a  sus  amigos  que  casi  no estudia,  cuando  en  realidad  se  mata para que las cosas  salgan  bien. Mirad, ahora  piensa  en  su  vecina del  quinto. Acabó la carrera el año pasado, a  curso por  año  y  eso  que  empezaron  juntas. Ahora  mismo, la chica  juega con su pelo mientras  deja  la   mirada  perdida, muerta de envidia.

Ahora  vamos a bajar un piso. En breves momentos  va a  encender  la  luz  de  la cocina. ¿Habéis  visto? Ahora, va a abrir la   puerta  del  frigorífico  y  sacar  las sobras   de  la  comida  mientras  sus padres  ven  la  televisión  en  su  cuarto. Para Andrés no  supone nada.  Lo  hace todos  los  días.  Mientras  saborea  un trozo  de  pollo  frío  –el  piJdo  del microondas  le  delataría‐  piensa   que debería dejar de engañar a  sus padres, y al endocrino. Realmente,  lo pasa mal comiendo  aquellas  verduras  hervidas que  apestan  por  toda  la  casa   al mediodía. Piensa que, si  le gusta comer, no es su culpa. Además. Hoy en día 150 kilos  no  suponen  gran  cosa.  En  su cabeza  dejaron  de  hacerle  mella  los comentarios despecJvos. “Gordo”. Bah, ya no le importa. Pero el pollo está tan rico…

Page 5: Numero Tres

Poned la vista en el  sexto  justo ahora. Realmente no  podéis escucharlo,  pero la  bofetada ha sonado por toda la  casa. Hace  años,  José  María  no  era  así. Quería  a  su  mujer,  tenía  un  buen trabajo  en  una  fábrica de neumáJcos, dos  coches, y todo  lo  que quería. Pero ya  se  sabe,  vinieron  mal  dadas.  Una reestructuración  en  su  empresa,  el banco  que  ahogaba,  etc.  La  historia más  común  hoy  en  día.  La  gota  que colmó el  vaso fue cuando le dijeron que Eva,  su  mujer,  le  estaba  siendo  infiel con el abogado del primero. Chema en ningún  momento  le  dijo  nada  a  ella, pero  desde  entonces,  la   comida empezó  a  estar más  fría,  la  casa más sucia,  y  los  defectos  empezaron  a aparecer  al  mismo  Jempo  que  el veneno en su corazón. Mirad como ella se aleja llorando. Chema piensa que se lo merece. Recuerda la  primera vez que le cruzó  la  cara,  como  se asustó  nada más hacerlo  y  fue  a pedirla  disculpas. Ya   no  lo  hace.  Ahora,  solo  piensa  en abrir  una cerveza y si hay  parJdo esta noche.  Seguro que  la  ira  que siente se diluirá poco a poco. Que esa  puta vaya a denunciarlo  junto  con  el  cabrón  del primero.  Ahora  mismo  empieza   el futbol, y deja de pensar.

Bueno, ya sabéis que en el primero vive un abogado.  Arturo  Jene su  despacho en  su misma casa. Ahora se encuentra en  el baño, rebuscando en el boJquín. Podéis ver como sangra por  la mejilla. Mientras  busca un  poco de algodón  y yodo,  piensa  que  esta  vez  se  lo  ha buscado él, y en si debe denunciar a la 

mujer que acaba de salir por su puerta. A u nqu e  v a    d e s i s J r  p o rq u e efecJvamente,  ha sido  culpa  suya.  Un paJnazo.  Y  eso  que  había hecho  todo bien.  Ligarse  a  una  recepcionista tampoco  Jene  tanto  mérito.  Es  una persona que está  obligada a hablar con la  gente,  y  además, no  le llevó mucho Jempo.  Ella  aceptó  la  invitación  de cenar en su casa  a  la primera, así que, seguro  que tenía  tantas ganas de sexo como  él.  Además,  Arturo  llevaba   tres días  sin follar y eso le tenía  subiéndose por  las   paredes.  Ahora   mismo  está pensando  en  que  todo  iba bien  hasta que,  cuando  estaban  desnudos  en  la cama después  del primero polvo,  él  le propuso  “eso”.  La   recepcionista  se indignó,  le dio un puñetazo  en  la  cara, se  visJó  y  se  fue.  Maldita  frígida.  Ya podía ser como la  del quinto, que le iba bien  la  marcha.  Además,  es   probable que  le  quedase  marca  en  la  cara.  La denunciaría, seguro. De hecho, lo haría, si se acordara de su nombre.

El  punJto  ese  que  brilla  en  el  balcón del  cuarto  es   David,  fumándose  un cigarro  tranquilamente.  Desde  arriba acaba de  ver  como una  mujer  con  un vesJdo  negro  ha  salido  corriendo  del portal y ha ido hacia la parada de taxis. Piensa en la prisa Jene todo el mundo úlJmamente. Y no solo la chica  esa. Su novia,  sus  padres,  todos  meJéndole prisa  para  todo.  Que  si   encuentra trabajo, que si busca piso, que si recoge lo que dejas Jrado. Él sólo espera que le dejen en  paz. Normalmente por  las noches nunca Jene sueño, y se las pasa 

Page 6: Numero Tres

devorando libros  de  economía mientras escucha a Barricada. Su madre  no  deja   de  gritarle  que  se levante pronto para ir a buscar trabajo, mientras  le  llama vago.  Su padre  hace Jempo  que  no  le  dice  nada  de  nada. Podían  aprender  todos   de  él,  piensa. Además,  David  sabe  que  encontrará curro cuando quiera. Es lo que Jene ser superdotado. Pero con lo bien que vive, ¿para qué? Necesitaría madrugar, y eso costaría mucho  trabajo.  Ahora  podéis ver  cómo  ha acabado  de  fumar,  cierra la  ventana y  se dirige  a  su  cuarto.  En breves  momentos  sonará  “No  hay tregua”.

En  el  quinto  piso  vive  Marta.  Está acabando de vesJrse porque Jene que irse  a hacer guardia al  hospital.  Acabó la   carrera,  y  ahora  está  en  su  primer 

año de  residencia. Podéis ver que está más nerviosa de  lo  habitual. Sabe que 

no  ha  hecho  bien,  pero  no  le i m p o r t a 

excesivamente. M i e n t r a s  s e p o n e  l o s vaqueros   y  una camiseta,  piensa en  Luís,  y  en  qué estará  haciendo a h o r a .  A  é l  l e e x p u l s a r o n  d e l hospital  por  sacar medicamentos  del d i s p e n s a r i o  s i n permiso.  Marta  vio todo  y  le  denunció  a   la dirección.  Cuando  les llamó el jefe de residentes y  preguntó  qué  había pasado,  Luís   se  defendió 

diciendo que eran para una gente que conocía y que no tenía seguro médico, pero a  Marta aquello  le  sonó a excusa barata.  La  cosa   acabó  con  Luís expulsado, y Marta felicitada por haber dado  el  soplo.  Ahora,  mientras  se maquilla,  piensa que lo  ha hecho todo por  el  bien  del  hospital.  Que quitarse de  encima a  la   persona  que  la   podía dejar  sin  plaza no  tenía nada que  ver. Comprueba que Jene todo en el bolso, cierra la puerta de casa, y se va.

Y  en  el  sépJmo  piso  y  áJco  vivo  yo. Que  soy  la  persona  que  escribe  los mejores relatos del mundo.

Monet.

Page 7: Numero Tres

Solo con eso

Confundirnoscon el otoñal follajeExcitarnosen un tétrico paisajePerdernosen tan mísJco viaje

Y todo con…. Mirarnostan solo por un instante

!

Canela

SuJl pergamino de aroma,sabia te hizo el transcurso del Jemposigues custodiando el amor que ya asomaSecreta ambición de príncipes y sultanes,Sagrario de locos amantes

Mía amada, no mientomoja tus labios de brebajememorable  será el momentomientras nacían nuevos solesmorimos más de mil pequeñas veces

Bertso

ElectricidadVila

fijo: 942944066

mvl:665414288

www.electricidadvila.com

Page 8: Numero Tres

Gentuza:La autovía se extiende ante mí como una inmensa lengua gris. El sol cae de pleno sobre el techo del automóvil haciéndome recordar a cada instante que un coche sin aire acondicionado no es un medio de transporte, es una condena con ruedas. El cúmulo de maletas se comprime en el maletero liliputiense amenazando con reventar en el momento menos oportuno. Es un momento glorioso para mí ¡por fin tengo trabajo! Pero a cada kilómetro que recorro un vacío parece aumentar en mi pecho. No es una sensación triste, solo extraña. Si alguien ha abandonado su ciudad tras toda su vida correteando por sus cercanas, y en cierto modo queridas, calles, con una extraña certeza de no volver al menos en mucho tiempo, ¡oh compañero, tú me comprendes!

Supongo que si no son la tuya, todas las ciudades pueden parecerte hasta cierto punto iguales. Pero tu ciudad, y digo bien, TU ciudad, pues ¿acaso no le has entregado toda tu vida? Joder, casi deberíamos poseer una pequeña placa con nuestros nombre decorando el rincón donde tantas veces te has despellejado la rodilla emulando a tus héroes, indicando el punto exacto donde cometiste tu primer pecado: primer cigarrillo, primera cerveza, primer beso. Si, la ciudad que te ha visto crecer te pertenece de algún modo mucho mas profundo que el sentido material.

En mi caso, ese rincón de mi alma lo ocupa Santander. Y una ciudad no seria más que un montón de escombros sin su gente. Sé lo qué podéis pensar ahora, sobre todo si has profundizado en la noche santanderina como yo. Pero ruego me des una oportunidad pues, aunque cuesta, te mostraré que hay pequeñas joyas reluciendo entre la escoria (en todos los sentidos de la palabra).

De lo que hablo es de esa gentuza capaz de arrancarte una sonrisa cuando crees que el mundo se ha vestido de gris plomo, de los indecentes compañeros de fatigas que hora se alzan ante la adversidad como auténticos fuera de serie, hora se zambullen de lleno en el mayor de los ridículos. Los amigos, si señor, esa vil calaña.

Aún recuerdo un día en especial. Era un sábado de agosto a las ocho de la tarde. Nos reuníamos en la plaza del ayuntamiento, al igual que todos los jóvenes. Yo solía llegar el primero, cumpliendo la extraña regla de “el que vive más lejos llega antes y viceversa”. Sentado en el respaldo de uno de esos bancos de madera, observaba como se iban formando pequeños grupos que, por un goteo constante de gente, aumentaban hasta alcanzar el tamaño óptimo y marchaban. En nuestro caso, el segundo en llegar solía ser Iván, un chico alto y delgaducho con una mata de pelo negro que siempre llevaba muy corta. Iván tiene la capacidad de mantener la calma en cualquier situación, cosa que en situaciones normales puedes confundir con un pasotismo sobrecogedor. Tras él, aparecían Fer y Sergio, ambos cargados de la excitación previa a la conquista de la noche, y con frases de estilo de: “¡Hoy vamos a morir, chavales!” y “no veas que pavas

Page 9: Numero Tres

hemos visto ahí atrás, ¡y una me ha mirado!”. El último en llegar, también siguiendo la norma citada, era Nacho. Un chico de color, con un proyecto de barba decorando una eterna sonrisa. Sus ojos destellaban con una mirada reservada a aquellos capaces de comerse el mundo. Por aquel entonces las chicas pertenecían a un mundo cada vez más cercano pero aún inalcanzable, así que estábamos todos.Cualquier o t ro día habr íamos ido directamente a los baretos de siempre, tales como la buhardilla o la tétrica calle san Luis, pero nos dio por innovar y nos dirigimos hacia la zona “guay”. Tras tantear en diversos locales, y salir de cada uno con comentarios diversos: esto es de pijos, demasiado caro , demasiado l leno, demasiado raro, ¡por dios, vamos a bailar con mi abuelo!; encontramos un bar que parecía normal. Su nombre era el “Wendal”. Fer y Sergio entraron como pavos reales en celo, y yo comentando la jugada con Iván y

Nacho. Las cervezas no eran distintas a las de cualquier otro bar, bueno si, eran más caras. El local estaba a rebosar y la concentración de chicas era mucho mayor que la de los antros a los que estábamos acostumbrados. Sergio había localizado una posible presa y, luciendo su sonrisa más encantadora, que por entonces no estaba muy perfeccionada, se dirigió hacia ella-hola ¿que tal?, mis amigos y yo estábamos buscando algún bar interesante y me preguntaba donde vais a ir vosotras- las dos chicas, presa y obstáculo, sonrieron tímidamente pero no emitieron más que un balbuceo sin sentido, Sergio puso cara de sorprendido -venga hombre, no me creo que os vayáis a la cama a las- echó un rápido vistazo al reloj deportivo de su muñeca -¿las once?- fue la amiga/obstáculo la que habló-si, nos vamos- cogió a su amiga del brazo y sal ieron del local . Sergio regresó enfurruñado y me arrebató la cerveza para darle un generoso trago

Page 10: Numero Tres

-Joooder, y todavía dirán que las he acosado, de verdad, debería hacerme gay, esos si que ligan- Nacho puso su cara de maestro y dijo-El truco está en atraparlas solas, veréis, una chica es incapaz de decir que no si esta sola, no sé, debe ser algo genético- Iván resopló ante esta afirmación -ilumíname, oh maestro, ¿acaso has visto alguna chica sola en un bar?- Nacho sonrió pícaramente -la clave es cobertura- visto desde fuera estoy seguro que parecíamos un equipo de rugby preparando la jugada ganadora-Sí. Si tus amigos- hizo un barrido con la mano abarcándonos a todos- te hacen cobertura con sus amigas, te puedes acercar a la presa indefensa, ¡es un plan sin fisuras!

En ese p rec i so m o m e n t o , s e g u r a m e n t e llevada por la diosa ironía, una chica agarró a Nacho por detrás y lo separó de nosotros. El tono color café de Nacho se trasformó en leche inmaculada mientras la chica, que no se podía decir que fuese una diva, lo acosaba abrazándolo con ímpetu – te he visto antes y me gustas mucho, joooo ¿porqué no te lías conmigo? Venga, líate conmigo, dame un beso, venga- Nacho se encontró de pronto acorralado en una esquina, sus ojos nos miraban con una mezcla de desesperación y perplejidad que resultaba tremendamente cómica. Sergio se acerco a él y le susurró -¿Necesitas ayuda, macho alfa?- nacho abrió la boca para responder pero de su garganta solo salió -ehh…, ahh…, yoo aaahhh…- Iván soltó una sonora carcajada abrazándose el vientre y a punto de llorar de la risa. Fer señaló la escena con un gesto de cabeza mientras decía- ¡vaya! Nacho debe

ser una tía porque tampoco sabe decir que no- yo estuve a punto de atragantarme con la cerveza. Sergio tomo la respuesta de Nacho como un sí y lo agarró por el hombro mientras se dirigía a la acosadora en potencia- venga venga, que no está en venta vete a buscar otra ovejita indefensa- la chica miró a Sergio como si pudiese prenderle fuego con la mirada y luego se dirigió a Nacho una última vez, señalándolo con un dedo acusador- ¡Tú eres gay!- y acto seguido- ¡y tu amigo un gilipollas!

Nos terminamos las cervezas entre risas y decidimos que ya hab íamos hecho bastante allí, así que salimos a la calle. U n c o á g u l o d e p e r s o n a s s e amontonaban a la en t r ada de l ba r haciendo que salir resultase una odisea d e c o d a z o s , empujones y malas miradas. Cuando nos liberamos de aquella marabunta,

nacho respiró hondo y dijo- Creo que ya he tenido suficiente experiencia de ligue por hoy, por mi nos vamos a la buhardi a tomarnos unas jarr…- un codo se le incrustó en la espalda impidiéndole terminar la frase. Nacho se volvió buscando al culpable y se topó de bruces con una bestia de un metro ochenta y sus buenos cien kilos, rodeada de tres semejantes. Llevaban cazadoras de nieve (si no lo he dicho antes estábamos en pleno agosto) y el pelo engominado que les hacia parecer caricaturas de la estatua de la libertad. El sujeto echó los hombros hacia atrás y estiró el cuello hasta dejar su nariz a un palmo de la de Nacho- ¿Tienes algún problema?, negro de mierda- Nacho no contestó pero sus puños

Page 11: Numero Tres

se cerraron tratando de controlar una rabia que crecía salvaje en su interior-Esta mierda marica quiere que le peguen- añadió uno de sus amigotes entre risotadas-Sí, eso- soltó un tercero en un alarde de imaginación.Las risas fueron extirpadas de golpe y remplazadas por una tensión que nos trepaba por las piernas, contrayéndonos los músculos de todo el cuerpo. En esos instantes, el tiempo pareció ralentizarse y el mundo se redujo a los pocos centímetros que separaban ambos grupos. Nacho abrió la boca para responder pero no le dio tiempo, en ese instante, Sergio (que media un metro sesenta escaso) se adelantó y le habló al primer matón- Oye, ¿crees que esto sirve para algo? Por

que no nos dejas en paz y largáis por ahí. Verás, no queremos broncas y vosotros sí, seguro que ahí dentro hay peña que le encantaría darse de hostias con vosotros, así que hala- Nacho se sorprendió en extremo ante aquel apoyo suicida. Puede parecer que es un comportamiento común y noble: apoyar a un amigo en problemas, pero os juro que la vida no es noble en absoluto y cuando surgen los problemas, son muy pocos los que puedes ver a tu lado si giras la cabeza. No es que los demás no lo apoyásemos, pero en situaciones como esa cada persona actúa diferente, nos habíamos preparado para la violencia, no el dialogo. Pero Sergio no había perdido aún la esperanza.

La mole se quedo perpleja unos segundos, luego frunció el ceño y levantó el labio pareciéndose sorprendentemente a un buldog -¿Qué coño dice este imbécil?- uno de sus secuaces creyó haber entendido a Sergio y se lo comunicó a su jefe- te ha llamado cobarde- Sergio puso los ojos en blanco sin poder creerse ese manifiesto de ignorancia. Este gesto no duró mucho pues el gordo le soltó un bofetón con la mano abierta que le dejaría una buena marca durante unos días. Todos nosotros, que habíamos ido acumulando rabia y tensión durante la breve charla, la desatamos al unísono.

Me gustaría decir que les dimos una lección y que desde entonces nadie se metió con nosotros pero sabéis que es mentira. Cuando los porteros del bar nos separaron no habría pasado ni un minuto, pero nos había sobrado para recibir de lo lindo. Ellos también se llevaron su parte, pero no creo que fuese la justa y merecida. A pesar de todo, ese acontecimiento nos unió de una forma especial, mágica. Aún recuerdo como nos abrazamos y sonreíamos ante nuestra primera demostración de valor, estúpido sí, pero el valor es en gran medida estupidez. Sentado en una mesa de la buhardilla, con una jarra de cerveza que tenía más grumos que el Colacao original y rodeado de mis amigos, me sentí realmente feliz.

Daniel Rodríguez.

Page 12: Numero Tres

Al otro lado del espejo por el Franto

Ella imagina como sería su vida si fuera tal y como la aparenta ante los demás. No era mala actriz, siempre representaba su papel con esa credibilidad propia de abogados, que se convencen hasta a si mismos de sus alegatos. Aunque así fuera su vida, sería en cualquier caso absurda, pensó. La persona que era y la que mostraba al mundo eran palpablemente diferentes, pero igual de inútiles. Cuando la primera era infeliz con avaricia, la segunda

ejercitaba la sonrisa por doquier. Mientras la primera no podría presumir de nutridos pechos, la segunda lucía un escote que llegaba al suelo, el cual atraía miradas de hombres, y mujeres. En tanto la cierta vivía frugalmente en un piso de 50 metros cuadrados y disfrutaba en secreto de unos chabacanos huevos con patatas, la incierta paseaba por el Sardinero con su impagado coche Jaguar Luxury TDI (Te Debo el Importe).

En Santander pasa desapercibida entre tipos y tipas de su especie, depende de por donde se mueva.

Page 13: Numero Tres

Pero los más avezados la están calando. Ella misma incluso se está a punto de pillar.

Una buena mañana, tras abrir las verjas que ve en los ojos cuando despierta, fue al baño y se miró en el espejo en el que se mira todas las mañanas. A la que vio al otro lado le sonaba de algo. Era una chica de nutridos pechos, que le devolvía una sonrisa amplia, o ampliada, y con las llaves de un coche en los bolsillos, de un Jaguar presumiblemente. El espejo nunca le engañaba, le escupía la verdad a la cara por muy cruenta que fuera. Pero no aquella vez. O quizás sí.

Cuando salió a la calle se sintió forzada a realizar el ritual que llevaba a cabo a diario: jugar a hacerse pasar por otra persona, pero como ya era otra persona, tomó su antigua identidad, la que normalmente escondía. Fue al bareto

de la calle del Sol, al que siempre quiso ir. Tomó aire cuando atravesó la frontera de la puerta y mientras lo contenía en los pulmones miró a su alrededor para calibrar el ambiente y la dirección de las miradas. Aunque algunas hicieron amago de mirar, la mayoría permaneció estática ante su entrada, que para ella era todo un evento. Exhaló. Se inclinó por una caña de Voll Damm cuando finalmente se acercó a la barra, y además le añadieron a la apuesta inicial unas palomitas gratis. No va más. Inaudito, eso no lo hacían por sus lares. Esos pequeños detalles sosegaron su tensión habitual, y la presa que la contenía reventó. Se dejó llevar en un río de pensamientos propios en los que era ella la única que llevaba los remos. El esfuerzo fue mayor, claro, pero la recompensa lo mereció.

¡Colabora!mola un webo

Para ver tus historias aqui, ponte al pc, cierra tuenti, y escríbenos algo a [email protected]

Page 14: Numero Tres

Bases del concurso

Participantes

Podrán participar cuantas personas lo deseen. Deberán presentar sus relatos antes del 10 de Agosto del 2010. Como máximo cada autor podrá presentar tres relatos. No podrán participar aquellas personas afines a la organización, aunque sí aquellas que hayan participado en antiguos números de la revista Santander Imaginario.

Tema

Los relatos deberán tener alguna relación con Santander. No es necesario que la historia gire en torno a la ciudad. Puedes fijarte en el estilo de las historias ya publicadas.

Presentación y Formato

Los relatos serán inéditos y no premiados en ningún otro concurso. Deberán contener entre 100 y 2000 palabras. El relato se enviará al correo [email protected] en formato .doc (Microsoft Word) junto con un seudónimo, un título y con el asunto “concurso de relatos”. Podrá acompañar al relato una fotografía original de Santander o periferias que guarde relación con el mismo. Se valorará la relación entre fotografía y relato únicamente para el Accésit Relato y Fotografía.Se enviará también una copia al correo [email protected] con seudónimo, nombre y apellidos, número de teléfono (preferible fijo y móvil) y el nombre del relato o relatos en su caso.

Plazo de admisión

El plazo de admisión sera hasta el 10 de agosto del 2010.

Exposición

Una selección previa de los relatos será expuesta en el centro cultural Eureka entre el 15 y el 31 de Agosto. El miércoles 25 de Agosto se leerán algunos relatos nominados en el 1900 sobre las 21:30.

Page 15: Numero Tres

Jurado

El jurado estará compuesto por tres miembros afines a la asociación Santander Imaginario independientes del concurso. El jurado podrá dejar desierto alguno o todos los premios.El fallo del jurado y la organización será inapelable, y se dará a conocer el jueves día 26 de Agosto de 2010 a las 22:30 en el bar Dolmen (C/ del Sol, 5), acto en el que se hará entrega de los premios.El jurado se reserva el derecho a descalificar a todos aquellos participantes que no cumplan las bases.

Premios

Primer premio: 80€ al mejor relato.Accésit: 20€ para el finalista.Accésit Relato y Fotografía: 20€ para la mejor relación relato-fotografía.

La organización se reserva el derecho al uso público de todos los relatos que participen en el concurso. Los relatos premiados quedarán en propiedad de la Asociación Juvenil Santander Imaginario.

Colaboradores

Dolmen, Urban Classics, Rvbicón, Opium, Lapila, La Caverna de la Luz, Eureka y 1900.

Page 16: Numero Tres

Quisiera que mi voz fuera tan fuerteque a veces retumbaran las montañas

y escuchárais las mentes-social-adormecidaslas palabras de amor de mi garganta.

Abrid los brazos, la mente y repartíosque sólo os enseñaron el odio y la avaricia

y yo quiero que todos como hermanosrepartamos amores, lágrimas y sonrisas.

De pequeño me impusieron las costumbresme educaron para hombre adinerado

pero ahora prefiero ser un indioque un importante abogado.

Hay que dejar el camino social alquitranadoporque en él se nos quedan pegadas las pezuñas

hay que volar libre al sol y al vientorepartiendo el amor que tengas dentro.

Buscar el punto de la ciudad en que esta imagen entró por el pequeño hueco que deja el obturador para plasmarse en los trocitos de plata y cromo de la película es, en sí, una tarea demoledora. Por eso publicaremos la respuesta en el siguiente número. Se aceptan sugerencias.

Como siempre fue mejor la búsqueda que la meta, convertimos nuestra contraportada en el “rincón perdido”.