NUESTROS CUENTOS

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JUAN OROBIOGOITIA BHI 1.A MAILA 2010-2011

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CUENTOS TRADICIONALES ADAPTADOS

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JUAN OROBIOGOITIA BHI 1.A MAILA 2010-2011

En un lejano lugar en el año 2.000 vivían siete cabritas con su pastor. Vivían muy felices pero había un feroz lobo que merodeaba siempre por esas tierras. Las cabritas eran todas de la misma edad menos una que era la más joven y la más inteligente. El pastor era como todos, llevaba una boina, un chaleco y era una persona muy trabajadora. Un día el pastor fue a comer a su casa: ─ No le abráis la puerta a nadie que no sea yo ─ les ordenó el pastor. ─ Vale, estate tranquilo ─ les aseguraron las cabritas. Al estar completamente seguro de que no le iban a abrir la puerta, se fue tranquilo a su casa. Unas horas después el lobo llamó a la puerta de las cabritas y les dijo: ─ Hola cabritas, soy el pastor. ─ Hola, pero te has ido hace poco ─ dijeron asombradas las cabritas. ─ Abrirme la puerta ─ ordenó el lobo. ─ Tú no eres el pastor. Eres el lobo ─ protestó la cabrita más pequeña ─ tienes la voz muy grave. Entonces al ver que no le abrían la puerta el lobo se fue al supermercado a comprar una docena de huevos para tener la voz más aguda. En ese preciso momento compró los huevos y se los comió todos a la vez. Después de comérselos fue a casa de las cabritas y les ordenó que le abriesen la puerta, pero las cabritas no confiaban y les mandaron meter el pie debajo de la puerta. ─ Impostor ─ gritó una de las cabritas ─ tienes el pie negro. Eres el lobo. El lobo estaba desesperado y estuvo durante una hora pensando qué hacer para moverse a las cabritas. De repente te le ocurrió una gran idea. Pensó que si se compraba unas botas en la zapatería, pensarían que sería el pastor. Y así hizo. Nuestro lobo fue a la zapatería y se compró unas botas Chirucas como las del pastor. El lobo fue a casa de las cabritas y llamó a la puerta. Las cabritas le hicieron las dos pruebas y como superó las dos pruebas las cabritas le abrieron la puerta inocentemente. El lobo entró y sin perder tiempo se comió a seis cabritas. La que faltaba que era la más joven se escondió en el bebedero evitando las fauces del lobo. El lobo como tuvo una comida muy agradable se fue a echar una siesta al parque del pueblo. Al cabo de unos minutos llegó el pastor y al ver sólo a una cabrita se preocupó y le preguntó a la cabrita: ─ ¿Dónde están las demás? ¿Qué ha ocurrido?

─ Se las ha comido el lobo que está en el parque ─ respondió la cabrita. El pastor cogió unas tijeras, una aguja y un poco de hilo y empezó a cortarle la barriga al lobo. Cuando terminó de cortar sacó a las cabritas del estómago del lobo, le metió piedras y le cosió la barriga. El lobo al despertar se sentía un poco pesado y con mucha sed. Fue a beber agua a una profunda fuente y se ahogó al intentar beber. Y así fue como las cabritas se libraron del lobo. Colorín colorado este cuento se ha acabado.

AITOR JAURÍA

abía una vez un humilde lobo que vivía en un pequeño pueblo llamado Castillo. El lobo era

muy honesto y vivía con su agradable familia, que eran sus dos hijos y su mujer.

Él siempre decía:

— Tengo suerte de tener una familia tan buena.

Pero todos sabíamos que su familia también tenía suerte de tenerle a él. Un día la empresa en

la que trabajaba quebró y él dirigiéndose a sus compañeros les comunicó lo siguiente:

— Tranquilos, amigos ahora no tenéis trabajo pero en la fabrica de chucherías que yo crearé,

seréis todos otra vez admitidos.

—¿Pero de dónde sacarás el dinero para hacer una fábrica? – Preguntó un trabajador.

— Vosotros estad tranquilos. Yo llevo muchos años trabajando y por eso tengo mucho dinero.

Sus tres enemigos, es decir, los tres cerditos muertos de envidia porque el negocio iba tan

bien, le espiaron y tenían malas intenciones. El lobo esta vez

no se había acordado de ellos. Cualquier cosa que hiciera el

lobo ellos hacían lo que fuera para que fracasara. Entonces

el cerdo mayor y por lo tanto mas inteligente, murmuró:

—¡Eh, eh! hermanos, ya se qué hacer para que fracase el

lobo. Robémosle todas las chucherías de la fábrica. ¿Estáis

de acuerdo?

— Si yo estoy de acuerdo. – Respondió el cerdo mediano.

— Yo también estoy de acuerdo, me parece una idea genial. –También respondió.

Entonces ejecutaron el plan el mismo día por la noche.

Como en la fábrica del lobo no había chucherías el lobo se arruinó

y no pudo dar de comer a su familia. Entonces, el lobo muy triste y

a la vez enfadado llamó a la policía y les contó lo ocurrido:

— Alguien ha robado en mi fábrica. Os esperaré en frente de la

plaza.

La policía después de estar mucho tiempo investigando,

finalmente descubrió que habían sido los tres cerdos.

Los malignos cerdos finalmente fueron a la cárcel. Le devolvieron

todas las chucherías al lobo y el lobo gracias a la fama que cogió se hizo rico y famoso. Los

tres cerditos justo antes de meterse en el coche de la policía gritaron los tres a la vez:

— Volveremosssss…

Colorín colorado este cuento se ha acabado

Aitor Arroitaonandia

Los Cuatro Cerditos

abía una vez en una aldea cuatro cerditos que eran hermanos. Mientras todos estaban jugando al fútbol, de repente uno de ellos pensó que no seria mala idea que cada uno de ellos hiciera una casa. Entonces se pusieron de acuerdo y cada uno comenzó a hacer su casa. —Voy a robar paja al prado para hacer mi casa de paja. –Dijo el primer cerdito muy animado. —Pues yo, a coger madera en el bosque- –Pensó el segundo cerdito muy animado. —Voy a comprar ladrillos para hacer una buena. –Dijo el tercer cerdito con cara pensativa. —Voy a comprar todo tipo de materiales resistentes para hacer una buena casa. –Exclamó el cuarto cerdito muy tranquilo. El lobo feroz que estaba dando vueltas para encontrar comida se dio cuenta que por allí había demasiado ruido. Entonces asomó la cabeza con mucho cuidado. Allí se encontraban los cuatro cerditos gorditos y cada uno construyendo su propia casa de madera, paja, ladrillos ... Como no tenía prisa, el lobo feroz decidió esperar hasta que cada cerdito terminara su casa. Cuando cada cerdito gordito terminó su casa el lobo echó a correr y cada cerdito asustado, se metió en su casa. El lobo feroz cansado llegó a la primera casa que era la de paja y le dijo al primer cerdito: —O sales o tiro tu casa soplando. Pero el cerdito no respondió. Así que el lobo sopló hasta que tiró la casa. El cerdito echó a correr a la casa de madera del segundo cerdito. El lobo llegó y le dijo también a los cerditos: — O salís o tiro la casa soplando y os como. Pero los cerditos no le contestaron. Así que el lobo sopló hasta que tiró la casa. Así los dos cerditos echaron a correr hasta llegar a casa del tercer cerdito que era de ladrillos. El lobo fue detrás de los cerditos pero para cuando llegó a la casa la puerta ya estaba cerrada del todo. El lobo ya muy arto les dijo a los cerditos: — O salís o tiro el árbol que está detrás de la casa y os como. Pero el cerdito no contestó y el lobo cogido el árbol y lo tiró encima de la casa. La casa se rompió y los tres cerditos corrieron al chalet del cuarto cerdito. Al

llegar el lobo a la casa que era de materiales resistentes no dijo nada. Aunque entró por un agujero que se encontraba en el tejado. Pero allí dentro de la casa se encontraba la policía. Los policías cogieron al lobo y se lo llevaron a la comisaría. Alos cuatro cerditos les comunicaron que iba a estar toda la vida en la cárcel. Al final, los cerditos siguieron jugando al fútbol muy contentos. Y colorin colorado este cuento se a acabado.

IMANOL BASABE

n día los tres cerditos decidieron cambiar de estilo de vida, teniendo cada uno su

propia casa. Pero como estaban dándose un baño en el mar y no tenían muchas ganas de

empezar a construir una casa. Así que les propuso el hermano mayor:

—Hermanos, ¿por qué no usamos esas casetas que se usan las personas para guardar las

tumbonas para hacer nuestras casas?–Preguntó señalando desde el mar con el dedo índice

a las casetas.

A los hermanos les pareció una buena idea y a la mañana siguiente empezaron a arreglarlas

un poco. Al no tener muchas ganas de trabajar. El hermano mayor de y también el más vago

quiso terminar la casa el primero e irse a dar un baño en el mar. Así que dejó la caseta igual

que la había encontrado. El mediano también era bastante vago. Arregló su caseta con un

poco de celo y se fue a jugar con su hermano. Pero el hermano pequeño fue el más listo

porque lo primero que hizo fue ir al bosque a por unas maderas resistentes y empezó con su

casa.

El lobo y su hermana andaban por la zona de la playa bastante aburridos. El lobo tenía

mucha suerte de tener esa hermana, porque era muy atractiva. Pero ese día no era muy

bueno. Los dos aburridos, empezaron a pensar qué podían hacer y dijo la hermana lobo de

repente:

—¿Por qué no vamos a fastidiar a los nuevos vecinos?– Preguntó refiriéndose a los cerditos.

Y en ese mismo momento se acercaron a la caseta del hermano mayor. Tocaron la puerta y

el lobo lo amenazó:

—¡Abre la puerta y danos todo tu dinero, o sino te tiraré la casa!

El cerdito se negó y el lobo enfadado tiró la casa dándole unos golpes con un pez muy

grande y escamoso de mar. El cerdito asustado se fue corriendo al bosque y se escondió

entre los arbustos.

Después, los dos hermanos, fueron a la casa del mediano. Allí también tocaron la puerta y

preguntó el cerdito:

—¿Quién es?

—Soy la loba. –Respondió ella.

—¿Y qué quieres? – volvió a preguntar el cerdito.

Entonces en ese mismo momento la loba le explicó lo mismo que al otro cerdito, que abriese

la puerta y que les diese todo su dinero, o sino le tirarían la casa. Pero él también se negó.

Entonces la loba cortó los celos que había puesto el cerdito, y las tablas de madera se

cayeron. El cerdito asustado fue al bosque donde estaba su hermano y decidieron no

preocuparse e ir a jugar.

Por último, el lobo y la loba, fueron a la casa del hermano pequeño. Como él todavía no

había terminado la casa, le robaron las tablas de madera. El pequeño no tuvo más remedió

que conseguir otras maderas mientras los lobos se divertían. Así que fue al pueblo a

conseguir unas moneditas. Las consiguió ayudando a una pobre anciana ciega a cruzar la

carretera. Con ese dinero se compró las maderas y terminó la casa. Pero, el lobo y su

hermana no estaban todavía satisfechos. Así que se acercaron a la casa y les amenazó

como a los otros cerditos. Él también dijo que no y entonces los dos enfadados, intentaron

tirar la casa pero no pudieron. A la hermana loba se le ocurrió una idea:

—Podemos entrar en la casa, haciendo un agujero en la arena. – propuso ella sonriendo.

Y eso fue lo que hicieron. Pero, de repente empezaron a tener unos pinchazos muy

dolorosos en sus cuerpos. Entonces se fueron los dos corriendo y no volvieron más.

Pero os preguntaréis lo de los pinchazos qué era, pues era porque al cerdito se le ocurrió,

guardar los cangrejos que tenía para la cena en un agujero en la arena. Y a partir de ese

momento los tres cerditos vivieron muy felices.

Colorín colorado este cuento se a acabado.

OIHANA CABALLERO

n día, mientras Geppeto pasaba por el bosque, salió un extraño muñeco de madera del

tronco de un gran árbol. Geppeto creyendo que era un niño fue a buscarlo.

Se encontró con un muñeco de madera que tenía vida. Era un niño de madera: Se movía, hablaba… pero era de madera.

Geppeto decidió quedárselo porque quería tener un hijo. Al día siguiente Geppeto asignó a Pinocho un grillo de compañía. De camino a la escuela se encontraron con EL Loco. Parecía pobre, no porque Pinocho le hubiese visto durmiendo en la calle, sino porque vestía unos harapos sucios y rotos. Por lo que le dijo Pepito Grillo a Pinocho, no era cuerdo pero era muy listo y además solo quería el mal para la gente. Pinocho se marchó con él a dar un paseo por un camino de campo, saltándose las clases y no haciendo caso de lo que le decía Pepito Grillo.

A Geppeto le llamaron de la escuela

diciendo que Pinocho no había asistido a ninguna clase. Geppeto al oír eso se preocupó muchísimo ya que Pinocho no conocía los peligros que corría solo por allí.

En el paseo con El Loco, Pinocho, se

encontró con El Hada De Los Deseos y aquella le contó lo preocupado que estaba Geppeto y los peligros que corría por allí. Al darse cuenta de aquello Pinocho acudió es su búsqueda.

Pinocho no logró encontrar a Geppeto. El Hada De Los Deseos al sentir aquello fue a

buscar a Pinocho. Le dijo que a Geppeto le habían raptado Los Bucaneros. Al oír esto Pinocho se preocupó todavía más. Ya que sabía que Los Bucaneros eran

unos piratas sanguinarios, y fue a buscar a Geppeto. Cuando llegó al barco de Los Bucaneros vio a Geppeto atado al mástil, y este le dijo:

—¡Pinocho hijo! –Geppeto abrazó a Pinocho como si no le hubiese visto desde hace años. —¡Papá! –añadió Pinocho. —¿Cómo has llegado hasta aquí? –Preguntó Geppeto. —Gracias a El Hada De Los Deseos –Contestó Pinocho. Cuando lograron salir de aquel barco llegaron a la playa. Una vez allí se encontraron con El Hada De Los Deseos: —Pinocho –dijo —por tu valentía, mereces ser de carne y hueso.

Y a golpe de varita Pinocho se convirtió en un niño de carne y hueso. Pinocho y Geppeto se fueron contentos.

Desde entonces vivieron felices y comieron perdices y a nosotros nos dieron con el plato en las narices.

AINHOA CARBALLO

rase una vez, una cigarra y una hormiga. Se fueron al bosque. La hormiga estaba cantando a la sombra de un árbol y la cigarra estaba buscando comida. Vieron un oasis y fueron corriendo las dos para allí. La cigarra fue más lista que la hormiga y recogió toda la comida para ella. Entonces la hormiga no tuvo nada para comer, porque la cigarra había llegado antes que ella. Entonces le pidió comida a la cigarra . — ¿Puedes darme comida por favor? – le preguntó Le respondió la cigarra :

— Sí puedo dar te comida. Al final la cigarra y la hormiga se hicieron muy amigas .

Colorín colorado este cuento se ha acabado

ALBERT DITTA

n el año 2.500 cuando los coches ya hablaban, en San Sebastián vivía una persona llamada Jon pero todos le llamaban “Pernando”. Era un gran imitador del bertsolari “Pernando Amezketarra”. Pernando tenía un amigo llamado Josu que era jefe de un garaje y concesionario de coches. Una vez que Josu invitó a Pernando a probar un coche este se preguntó <<¿Cómo puedo hacer para que pueda probar ese deportivo italiano que me lleva escondiendo desde hace un año?>>.

En cuanto llegó al garaje se le ocurrió un plan que nada más pensarlo se dijo asimismo <<Si eso voy a hacer, le diré que un coche italiano que él guarda tiene noticias sobre mi familia en Italia y que yo quiero hablar con el coche>>. Y así, nada mas llegar al taller le dijo a su amigo: —Hola Josu, ¿cómo estás? —Yo muy bien, ¿y tú? –contestó José extrañado por el comportamiento de Pernando. —Yo bien también, pero te quiero comentar algo porque un coche de los que tienes ahí fuera sabe cosas sobre mi familia de Italia. ¿Podrías sacarlo para que me ponga al día? –le preguntó a su amigo Josu. —Naturalmente. Jokin sácalo. –ordenó Josu a su empleado sin notar nada raro. Jokin fue a sacar el coche pero al sacarlo sacó un coche italiano que no era el deportivo que quería probar Pernando. Pero este disimulando le preguntó por lo que quería saber sobre su familia de Italia.

—Lo siento pero yo no sé nada de lo que quieres saber. En todo caso mi compañero de aparcamiento será quien tiene la respuesta. – le contestó el coche italiano. —¿Podrías sacar el otro coche por favor? –le preguntó Josu a Jokin antes de que lo hiciera Pernando ya que había oído la conversación. —Ahora mismo. –dijo Jokin.

Tras sacar el coche que quería Pernando, este le pidió a Josu que les dejaran a solas. Al irse Josu y Jokin, Pernando dio una vuelta en el coche deportivo como había planeado y le pidió al coche que no dijera nada de lo que habían hecho. Después de despedirse Josu pensó que su amigo se iba satisfecho de lo que le había dicho el coche sobre su familia porque lo vio muy contento. Se creyó toda la mentira que le había dicho Pernando. Pero ya se dio cuenta de la mentira al año siguiente cuando le contó la verdad Pernando. Pernando siguió siendo el mismo y también siguió haciendo de las suyas durante toda su vida. Pero siempre le siguieron queriendo.

Mikel Joseba Elizaran

n un país llamado Inglaterra, hace algunos años vivían dos chicos muy jóvenes llamados Miguel y Peter Pan que les gustaba ir a jugar al parque. Cuando de pronto, una mañana Miguel y Peter decidieron ir al parque y se encontraron con un agujero, y como la curiosidad les podía, Miguel le dijo a Peter: —Vamos a entrar en este agujero para averiguar a donde nos lleva. —Ya sabes que es profundo y oscuro–. Le replicó Peter. Tanta era la curiosidad de aquellos chicos que no les importó encontrarse con una serie de dificultades. —Para atravesar por este sitio donde hay cadáveres tendremos que sobrevivir a esta situación–. Le confirmó Peter a Miguel. —Peter, pasa pasar el tramo de los cadáveres debemos primero hacernos amigos de ellos ya que de otra forma será imposible pasar por aquel lugar– Aseguró Miguel. Peter y Miguel decidieron hacerse amigos de los espíritus. Tras ello cada uno consiguió poder y comida para sobrevivir a la situación. Después de un largo tiempo, aquellos jóvenes astutos superaron las dificultades. Lograron llegar a una isla llamada Jamaica. A la llegada a la isla de Jamaica Miguel y Peter y habiendo recibido poder se convirtieron en hombres poderosos. A pocos días se hicieron amigos de una hermosa chica llamada Wendy en compañía de su perra Nana, que quedó en la compañía de aquellos chicos. Así rehicieron su nueva vida en la isla de Jamaica. Al encontrase con sus nuevos amigos Miguel y Peter les contaron lo que habían logrado. Con sus nuevos poderes consiguieron ser famosos en la isla de Jamaica. Donde ayudaron a la gente a tener confianza y seguridad en si mismos, a conseguir sus propios propósitos ya que habían aprendido a salir adelante para llegar al sitio donde se encontraban ahora y ayudar a superar sus dificultades. Tras pasar 3 años, Miguel y Peter decidieron volver a Inglaterra para visitar a sus familias. Cuando llegaron a Inglaterra cada uno se fue donde sus familiares. Les contaron lo sucedido. Después de unos días les dijeron que tienen que volver a Jamaica pero les prometieron que irán a visitarles de vez en cuando. Llegaron a Jamaica y

Wendy les recibió con los brazos abiertos. Lo que no sabían es que Wendy estaba enamorada de Miguel. Cuando Miguel se entero de que Wendy estaba enamorado de él, Miguel decidió darle una oportunidad. Pasaron los años y Miguel y Wendy siguieron siendo pareja y vivieron muy felices junto con sus cuatro hijos. Colorín colorado este cuento se a acabado vivieron felices y comieron perdices.

DANIELA GARCÍA

rase una vez, una doncella llamada Blanca Niebla. Ella tenía siete amiguitos llamados los 7 pitufos, debido a sus pequeños tamaños los llaman así.

Vivían en la punta del Everest. Cuando Blanca Niebla era pequeñita su madre se murió, y su padre se caso con otra mujer. Normalmente en todos los cuentos, las madrastras siempre estaban enfadadas, pero esta era diferente, era muy alegre. Ella se llamaba Adelina. Tenía 48 años, los ojos muy oscuros, media 1, 75ms más o menos y era bastante flaca.

Y en una de estas le dijo a un pitufo saltarín:

—¿Oye, puedes ir al bosque a por unas peras?

—Vale, ¿Cuántas quieres? –preguntó el pitufo.

—Unas cinco, pero que sean de las buenas. –insistió Blanca.

Al ir hacia el bosque el pitufo saltarín con su cestita vio un peral enorme. Lo raro era que las peras eran completamente rojas. Saltarín se extrañó mucho pero se dijo:

—Tienen muy buena pinta esta peras rojas. Llevaré algunas.

Las cogió y se las llevó a Adelina.

— Tome usted. Aquí tiene las peras que me pidió. –Enseñándole la cesta llena de peras rojas.

— De acuerdo, pero…–Al verlas se quedó sin habla Adelina.

—Sí señora, ¿qué pasa? –preguntó atónito Saltarín.

—¡Pero si son rojas! –Dijo sin salir de su asombro.

—Ya pero, al ver la buena pinta que tenían no dude en cogerlas. –Le dijo tranquilamente el pitufo.

Adelina al ver que eran rojas pensó en probarlas para que cuando se las diera a Blanca Niebla no le pasara nada malo. Al los dos días de probarla se levantó un día de la cama y como de costumbre se miró en el espejo. Pero lo que vio la dejó espantada. Era horrorosa.

—AAAAAAAAHHHHH!!!!! – Gritó desmayándose.

El esposo al ver semejante rostro decidió echarla de su casa pensando que tenía una enfermedad contagiosa. pero Blanca Niebla se opuso:

—No. Ella se habrá vuelto fea pero ha sido muy buena con nosotros. ¿ No crees papá?

—Sí hija tienes razón. –Avergonzado le contestó el padre.

Y así se hizo. Adelina se recuperó y no se supo nada más de ese peral que daba peras rojas.

Y en todos los cuentos, fueron felices y comieron perdices

ALEXANDER GONZÁLEZ

rase una vez, una niña de unos 12 años, llamada Cruela. Era alta, delgada, tenía el pelo marrón y lo que más guapa la hacía eran sus preciosos ojos agrisados. Vivía en los Pirineos con sus padres y desde que era pequeña tenía un deseo: tener un perro dálmata como compañero. Por suerte, un día, Rogelio su vecino, el único que tenía puesto que vivía en una granja, había tenido cinco cachorros dálmatas y ella, como no, ya se había enterado. En ese momento fue a toda velocidad donde sus padres y les dijo:

—Papa, mama, la perra de Rogelio ha tenido cinco cachorros dálmatas. ¿Podríais cogerme uno, por favor?.

—Ya sabes la respuesta; que como siempre, es un no.–le repuso su padre.

Cruela, después de la charla con sus padres, subió a su cuarto enfadada y decidió, pedirle uno de sus cachorros a Rogelio. En ese mismo momento, fue a casa de Rogelio y le dijo si por favor le podría dar uno de sus

encantadores cachorros dálmatas. Rogelio, que llevaba muy bien con la niña le dijo que se lo podía quedar.

Más tarde, Cruela se fue a su casa con su nuevo cachorro y al subir a su cuarto, su madre le preguntó:

—¿A dónde crees que vas con ese cachorro?

—Pues… a… –intentó responder Cruela.

—No, no, no. Ese cachorro fuera de mi casa ahora mismo.– les interrumpió el padre de Cruela que acababa de entrar en el cuarto de Cruela– Y además, por traer un cachorro a casa sin permiso estarás castigada dos días sin salir de casa.

Cruela, furiosa echó a sus padres de su cuarto .Después de que sus padres hubieran llegado al salón de la casa, Cruela abrió la ventana de su cuarto. Cogió el cachorro y se escapó con él a su chabola. Pero por mala suerte, los demás cachorros la vieron y sin que ella se diera cuenta la siguieron a la chabola. Allí, se dio cuenta de que la habían seguido, pero aun así los acogió a todos.

Rogelio, que había salido de paseo, al entrar en su casa se asustó mucho al no encontrar a ninguno de sus cuatro cachorros junto a la madre dálmata. En ese mismo momento, los padres de Cruela se dieron cuenta de la repentina desaparición de su hija con el cachorro y salieron a la calle de inmediato a buscarla. En la calle se encontraron con su vecino Rogelio y le preguntaron si por casualidad había visto a Cruela. Pero Rogelio les comunicó que no la había visto. Él a su vez les dijo si ellos habían visto a sus cuatro cachorros. Los padres de Cruela al oírle decir “cuatro cachorros” le interrogaron:

— Pero usted, ¿no tenía cinco?

— Sí, los tenía. Pero ahora tengo cuatro, porque su hija Cruela– les informó Rogelio— me pidió uno ayer.

— Ya, pero¿ hoy por la mañana no se lo ha devuelto? – dijeron a coro los padres de Cruela—¡ Nos ha engañado!

—¡ Y seguramente se ha llevado todos mis cachorros!– gritó Rogelio— ¡Hay que encontrarlos antes de que anochezca!

Entonces, decidieron salir a buscarlos (a los seis) los tres juntos. Después de diez minutos de búsqueda si resultado la madre de Cruela sugirió ir a buscarlos a la chabola que Cruela construyó el otoño del año anterior. Cuando llegaron a la chabola y abrieron la puerta se encontraron a Cruela con los cinco cachorros encima, para así darse calor. Estaban en el suelo

tumbados y todos muy dormidos. En ese preciso momento, los padres de la muchacha la cogieron en brazos sin despertarla y la llevaron a casa. Rogelio el vecino hizo lo mismo con los cachorrillos dálmatas, que al igual que Cruela, estaban completamente dormidos.

Cuando cada uno se fue para su casa, los padres de la niña y Rogelio, acordaron que como castigo, Cruela se haría cargo de los cinco cachorros un tiempo (hasta que crecieran) y si sabía como cuidarlos, el vecino le daría, con el consentimiento de sus padres, uno de los perros dálmatas para ella sola.

Cuando crecieron los cachorros y como los cuidó bien , Rogelio le regaló el más bonito. Así, vivió muy feliz con su perro que le puso de nombre Pongo.

Colorín colorado este cuento se ha acabado.

MARA GONZALO

rase una vez una familia formada por tres pequeños y graciosos cerditos rosas. Vivían en Bilbao y al crecer decidieron independizarse. Cada uno de ellos contrató a una empresa de construcción para construirse una casa. El cerdito más grande, y el más responsable, dijo: — Yo quiero la casa reforzada con acero en el interior de las paredes. El cerdito mediano, un tanto irresponsable, dijo a su hermano mayor: — Yo la haré de cemento y la terminaré antes que tú. Y el cerdito pequeño, escuchando a sus hermanos discutir dijo: —Yo, la haré de madera. Y así lo hicieron. Al terminar las construcciones de las tres casas, apareció un lobo hambriento con una grúa de demolición y empezó a dar golpes a la casa del hermano pequeño, hasta que la echó abajo. Con intención de comerse al pequeño, lo siguió hasta la casa de su hermano mediano y aporreó la casa hasta que la vio caer. Entonces, el lobo vio correr a los cerditos hacia una tercera casa, y dijo: —Ya no aguanto más. ¿Cuántas casas tiene uno que derribar para desayunar algo tranquilamente? Yo me marcho de aquí. El lobo se fue y los cerditos vivieron felices y juntos en la única casa que quedaba en pie. Eso sí, nunca más volvieron a ver al lobo por allí. Colorín colorado este cuento se ha acabado.

JOEL HERNÁNDEZ

abía una vez, un niño muy guapo llamado Pinocho al que no le gustaba la escuela pero le encantaba cuando sacaba buenas notas. Él tenía problemas con la vista, pero no se lo quería contar a nadie. Como era tan guapo a todas las chicas les gustaba, y por eso él no quería llevar gafas. Tenía una novia que se llamaba Jone, y un amigo íntimo llamado Tippy. Era el único, porque todos los demás eran celosos por lo guapo que era.

Cuando faltaban 8 días para empezar la escuela, su abuelo Geppeto, se dio cuenta de su problema. Así que lo llevó al oculista y de inmediato le pusieron unas gafas para que le ayudaran muchísimo.

Llegó el primer día de escuela y Pinocho tuvo que ir con las gafas que no le gustaban.

—Yo no llevo estas gafas a la escuela, ni por el forro. –Afirmó Pinocho.

—Puedes decir y puedes hacer lo que queras, porque de todas formas vas a utilizar estas gafas. –Le mandó Geppeto.

Al final, Pinocho fue a la escuela con las gafas. Y, ¿A que no acertáis lo que le pasó ese mismo día a Pinocho? Efectivamente, todo el mundo menos Jone y Tippy se rieron de él e incluso las chicas que le gustaban.

—¡¡FEO!! –Le gritaban la gente.

—¡CUATRO OJOS! –Le decían otros.

Un día que estaba muy enfadado y muy triste, encontró un sitio muy solitario, silencioso y escondido. Pasó un día sin saber nada de Pinocho. El día siguiente sus amigos Jone y Tippy, encontraron a Pinocho llorando en su “escondite”. Lo animaron mucho para que fuera a casa. Para su sorpresa lo que ocurrió cuando Pinocho llegó a casa:

—¡Pinocho! –Lo llamaron ? ¿Puedes bajar un momento?

—¡Ahora voy! –Respondió ? ¿Qué queréis?

—Queremos hacerte un regalo. –Contestaron a la vez Jone, Tippy y Geppeto.

Mientras Tippy le quitaba las gafas feas, el abuelo le dio el regalo:¡las gafas más bonitas del mundo! Pinocho se sintió el muchacho más afortunado del mundo. Desde ese momento ya empezó a gustarle llevar gafas.

Al final, todo volvió a la normalidad y también se convirtió la persona más popular del instituto y sus amigos lo vieron como una persona amiga de sus amigos.

Colorín colorado este cuento se ha acabado.

ION FABIAN LAURENTIU

abía una vez un pueblo llamado La Bañeza. Sus habitantes sólo eran el alcalde y los abuelos. Ellos eran ricos pero había unos sapos que se comían todo el dinero, la comida e incluso se comían la ropa. Los abuelos pensaron en poner trampas, pero no sirvió de nada. Hacían con ellas lo que querían. Entonces decidieron poner carteles para librarse de una vez por todas de los sapos.

Un día un gigante vino a la ciudad pero no pudo con ellos porque al intentar pisarlos como eran demasiados empezaron a morderle y le hacían tanto daño que se tuvo que marchar.

Al día siguiente vino un enano y empezó a pegarles puños a los sapos. Pero uno de los sapos como era tan pequeño el enano que se lo comió. A l finalizar la semana vino un hombre forzudo. Empezó a pegarles pero uno de los sapos le mordió en el nervio del brazo y se le desinflaron todos sus músculos. Unas semanas después vino un jugador de fútbol y empezó a pegarle patadas. Pero uno de ellos le mordió en la espinilla y lo lesionó. Más tarde vinieron Lionel Messi (la pulga ), David Villa (el guaje ) y Víctor Valdés (el porterazo ). David Villa y Lionel Messi empezaron a chutar con los sapos como si fueran balones y Víctor Valdés con movimientos de portero fue metiendo a los sapos en un saco. Aunque uno de los sapos mordió la bolsa. Con eso consiguió romperla y los futbolistas del miedo salieron corriendo aterrorizados. Después vino un flautista. Tocó una melodía pero en vez de llevar a los sapos a otro lugar atrajo a unos ratones. Éste del miedo salió pitando con los ratones por detrás.

Un buen día vino un guitarrista y dijo:

—Buenos días, señoras y señores. Qué buen día hace hoy. ¿Serian tan amables de decirme donde esta el ayuntamiento, por favor?

— Es por ahí.–Le contestaron los ancianos asombrados.

—muchísimas gracias. – Contestó el guitarrista.

Muy tranquilo se fue hacia el ayuntamiento. Al llegar le preguntó al alcalde:

—¿Cuanto ofrece por matar a los sapos?

—100 dólares. – Contestó el alcalde.

—Acepto – replicó el guitarrista.

Así por las buenas se fue a la calle y empezó a tocar una canción de “Rockan Rol” y los sapos le siguieron hasta unos cañones donde los lanzó.

El guitarrista al llegar le pidió la recompensa al alcalde y el alcalde sin pensárselo dos veces se la dio.

Esa noche hubo una fiesta en honor al guitarrista. Al siguiente día cuando el guitarrista estaba apunto de irse los ancianos le pidieron que tocara una canción más. El guitarrista la tocó. Como gustó tanto su canción los ancianos pensaron en contratar al flautista. A partir de ese momento el guitarrista fue el guitarrista más del mundo.

Colorín colorado este cuento se ha acabado

KEVIN MARTIN

abía una vez una casita en la que vivían siete cabritillas con su madre. Un día la madre se fue hacer unas compras y les dijo: —Niños enseguida vengo. Voy a comprar unas verduras para comerlas con el guisado de lobo. Mientras vais a llamar al lobo y atarlo con una cuerda hasta que yo venga. Nada más irse la madre, las cabritillas fueron a llamar al lobo, y le dijo el más pequeño disimulando su intención: —Hola lobo, ¿Qué tal? —Bien –respondió el lobo. —¿Y a qué venís? –insistió el lobo asombrado. —Venimos para decirte que vengas con nosotros a nuestra casa. Tenemos una sorpresa para darte. – Mintió la cabritilla. —Está bien, si es para una sorpresa iré. –concluyó el lobo. Al poco rato, fueron a la casa de las cabritillas. De repente cuando el lobo entró ¡Pamp!, lo ataron con una cuerda y lo dejaron en una esquina. Pasó una hora y por fin llegó la madre. Cuando la madre vio al lobo lo desató y lo metió en el horno con una patada. Al cabo de una hora, el guisado ya estaba listo, lo sacaron, y empezaron a comérselo enterito. Después de comer se fueron a echar la siesta, cuando todos estaban dormidos la madre del lobo fue a donde las cabritillas y sacó de sus barrigas los trozos de si hijo. Formando con ellos un puzzle lo recompuso. Cuando las cabritillas se despertaron tenían el estomago muy vacío. Entonces propuso el mayor: —Vamos a asomarnos para ahí para ver si hay más lobos para comer. Todas las cabritillas se fueron asomar al río, y de repente la madre del lobo les dio un buen empujón y las tiró al río. Desde aquel momento las cabritillas no volvieron a molestar a los lobos. Colorín colorado este cuento se ha acabado.

ANNE MAZORRIAGA

ra se una vez un lobo que trabajaba mucho. Era alto y fuerte y cada año ganaba 50.000 euros. Su familia sabía que era un gran empresario. Un día decidió tomarse unas vacaciones. Se fue a Madrid y luego a París. En el avión dirección a Madrid, conoció a tres cerditos que eran demasiado guarros. Se le hicieron interminables las tres hora para llegar a Madrid. Al llegar lo primero que hizo fue buscar su hotel llamado Paírus de cuatro estrellas. Al entrar en el hotel se quedó sorprendido, todo estaba limpio y ordenado. El lobo fue al mostrador para coger las llaves de su habitación. Una chica le atendió y le dio la llave de la habitación. Subió a la habitación y le encantó un montón. Tenía jacuzzi, una bañera con hidromasaje y una cama muy grande.

Después de instalarse bajó a la planta baja y pidió un taxi para

ir al Museo del Prado. Todo lo que veía le gustaba mucho. Pero lo que peor llevaba era que hubiese tanto coche.

Al salir del Prado se encontró con los tres cerditos, que todavía seguían guarros.

—¡Ola! – Dijo el lobo. —¡Ola! –Contestaron alegremente los tres cerditos a la vez.

—¿Queréis algo? l –es preguntó el lobo.

—¿Sabes dónde hay una fuente? –Respondió el cerdito menor.

—No, no tengo ni idea. Asombrado dijo el lobo. Los tres cerditos se mosquearon y decidieron matar al lobo. El lobo que había oído todo se fue corriendo a su hotel para recoger sus cosas e irse a París. Pasaron dos días y el lobo ya estaba en París. Pero los cerditos lo persiguieron hasta París. El lobo que también sabía de su presencia en parís ideo un plan para deshacerse de ellos. Pensó que podía ir a la Torre Eifell para tirarlos desde lo más alto.

Al siguiente día el lobo fue a la Torre Eifell, y vio, como se lo esperaba, que le perseguían. Así que se escondió en la Torre Eifell para tirarlos. Los cerditos subieron a la Torre Eifell. Entonces el lobo los amenazó con tirarlos. — No nos tires por favor. -Dijo el cerdito mayor. — Vale, pero dejarme en paz. –Contestó el lobo.

Así fue como el lobo contento continuó con sus

vacaciones. Colorí colorado este cuento se ha acabado.

ANDONI ORGAZ

l emperador era una persona buena aunque era un pedigüeño. Le gustaban mucho las chicas y entonces un día el emperador vio una chica que era muy guapa. Les dijo a sus amigos:

—¿Aquella chica de allí es muy guapa?

— ¡SÍ! – respondieron los amigos. Aunque nos les gustaba

El emperador la llevó a su castillo y le preguntó:

— ¿Cuántos años tienes?

—32 años –respondió la chica.

— ¡Qué casualidad! Yo también tengo 32 años. – Dijo después el emperador.

El emperador también le preguntó si quería casarse con él, y la chica respondió que sí. El emperador y la chica hicieron su boda e iban a invitar a mucha gente. Cuando iba a ser el día de la boda los dos estaban muy contentos. Pero, llegó el día de la boda. Fueron a la iglesia pero no había casi nadie de gente. La chica se enfadó mucho con el emperador y le dijo muy orgullosa:

—Yo no me quiero casar contigo por lo que me has hecho ahora.

El emperador estuvo en casa muy triste por lo que había pasado ya que sólo lo había querido para ser famosa. Al cabo de unos días se le fue la tristeza y volvió a salir con sus amigos al bar que solía ir normalmente.

Un día cuando el emperador salió a la calle vio a otra chica más guapa que con la que había salido antes entonces. Como estuvo muy interesado en aquella chica y la llevó a su castillo para charlar. El emperador le preguntó:

—¿Cuántos años tienes?

—Tengo 31 años. –contestó la chica.

—¿Quieres quedarte a cenar aquí? –dijo el emperador.

—Esta noche no puedo, quizá otro día. –respondió la chica.

El emperador y la chica quedaron otro día para cenar en la casa del emperador. Él estaba muy contento con lo que estaba pasando. Cuando llegó el día de la cena estaban los dos muy nerviosos. El emperador al terminar la cena le preguntó:

—¿Te quieres casar conmigo?

—¡Sí! –respondió la chica. —¿Cuándo será la boda? -insistió la chica.

—Dentro de unos cuatro días. –contestó el emperador.

Llegó el día de la boda. Había mucha gente en la iglesia. Fueron todos a los que habían invitado. No como le había pasado la otra vez. Hicieron el banquete con mucha gente.

Al cabo de un día se fueron de luna de miel a América. Allí se lo pasaron muy bien. Cuando volvieron de nuevo y como les sobraba dinero de lo que les habían dado sus amigos se compraron un chalet. Un buen día la mujer del emperador tuvo un bebe muy guapo. Al final todos juntos vivieron muy felices.

Colorín colorado este cuento se ha acabado.

ANDER PRADERA

rase una vez tres cerditos: el futbolista, el guitarrista y el malabarista. Vivían en un sitio

en el que todo el mundo tenía un hogar menos los cerditos. Un día estaban tranquilamente

jugando en el bosque. De repente vieron una casa nueva, recién construida, y por lo que

parece vivía un señor trajeado que siempre llevaba un maletín. Los tres cerditos con envidia,

también quisieron construir una para ellos.

El hermano futbolista, decidió construir una casita de paja. Era

un solemne holgazán, y por eso había construido una casa tan

simple.

El hermano guitarrista, construyó una casita de madera. Menos

simple que la otra.

Después de que los dos hermanos se encontraron, fueron a ver la casita que estaba

haciendo el hermano malabarista. Llegaron y le dijo el futbolista:

—¡Que casa tan trabajada, con lo fácil que es clavar 4 palos en el suelo y ponerle paja por

encima, como la mía!

—¡Ya, pero las cosas se hacen bien o no se hacen! –insistió el malabarista.

—¡No gritéis tanto que se me explotan los oídos!- intervino un señor trajeado con maletín

tranquilizándoles.

Después de esa conversación los otros dos hermanos se fueron al bosque a jugar mientras

el malabarista terminaba la casa. Estaban jugando tranquilamente cuando de repente salió el

lobo feroz. Los dos cerditos salieron corriendo cada uno a su casa. El lobo persiguió al

futbolista. El futbolista se metió a su casa y el lobo le dijo que si no abría la puerta destruiría la

casa soplando. Lleno de aire sus pulmones y soplo tan fuerte que destruyó la casa entera. Tan

rápido como pudo fue a donde el hermano guitarrista. El lobo persiguió al futbolista que se

metió a la casa de su hermano. Lo mismo pasó con la casa de madera y terminaron en el

suelo. Los dos hermanos llegaron a la casa del malabarista cansados de tanto correr.

El lobo pensando que también podía romper la casa de piedra soplando, lo intento pero el

lobo no pudo destruirla soplando. Así que pensando un poco se subió por un árbol al tejado

para meterse por la chimenea pero el malabarista puso una caldera hirviendo y el lobo al bajar

se quemó el culo.

Al siguiente día los cerditos llamaron a su abogado, que fue el que les gritó para que se

calmasen. En el juzgado, el abogado consiguió que le metieran en la cárcel por allanamiento

de morada y agredir a tres cerditos, por tres años.

Colorín colorado estos cerditos ya han acabado.

JOSEBA TRINIDAD

−GARBANCITO−

abía una vez un matrimonio de jovencitos muy ricos que no tenían hijos. Un día, mientras la mujer preparaba un puchero, sintió que la llamaban desde el montón de garbanzos. Era un niño muy-muy chico, tan pequeño como un garbancito. La mujer le puso de nombre eso, Garbancito, y se quedó como su hijo. Garbancito era un niño muy valiente y muy generoso. Siempre estaba dispuesto a ayudar a sus “padres”. Un día, a la madre le hizo falta una pizca de azafrán para la comida y él se ofreció para ir a la tienda. Cogió un par de euros y por el comino para que nadie lo pisara, porque no se veía en el suelo, iba cantando: “Pachin, pachin, pachin A garbancito no piséis. Pachin, pachin, pachin Mucho cuidado con lo que hacéis”. El dependiente le dio la bolsita de azafrán y Garbancito se volvió muy contento con la bolsita de azafrán cantando la misma canción: “Pachin, pachin, pachin A garbancito no piséis. Pachin, pachin, pachin Mucho cuidado con lo que hacéis”. Pero al llegar a la granja empezó a llover y Garbancito se metió por el tubo de escape del tractor y llegó hasta el motor del tractor. Su padre se empezó a preocupar porque no lo veía por ningún sitio y se estaba haciendo tarde. Empezó a gritar: − ¡Garbancito¡¿Dónde estás? Y Garbancito, desde el motor del tractor, contestaba: − ¡En el motor del tractor, donde no llueve y no me veis! Sus padres se fueron acercando cada vez más donde estaba su hijo hasta que al final lo encontraron. − ¿Qué hacemos ahora? − preguntó su madre. Llamaron al mecánico de tractores que llegó al poco rato. El mecánico desmontó el motor del tractor y Garbancito salió sano y salvo del motor del tractor. Al cabo de unos minutos su padre lo llevó a casa para que lo lavase. Colorín colorado este cuento se ha acabado y que este cuento salga en el motor del tractor.

IBAI URIARTE

BAMBI

Érase una vez una cervatilla que estaba embarazada. Un buen día, la cervatilla tuvo a su cría que le puso de nombre Bambi. Unos días después Bambi empezó a andar. A las pocas horas después Bambi fue al bosque y se encontró con un conejo que se llamaba Tambor. Tambor le llevo a conocer a todos los animales del bosque.

— ¡Mira, Bambi, una mariposa! –Le decía Tambor.

—¡ Ma-ri-po-sa! –Repetía Bambi.

—¡ Mira Bambi!…

Llegó el invierno y el bosque se cubrió de nieve. Como Bambi tenía las patas muy largas le costaba mucho mantenerse en pie. También los acompañaba una cervatilla que tenía la misma edad que Bambi que se llamaba, Falina.

Pero un mal día, los cazadores aparecieron en el bosque, y empezaron a disparar con sus escopetas. Los animales del bosque, aterrados, huyeron en todas direcciones.

—¡ Corre hijo, sin mirar, hacia atrás! –Le dijo a Bambi su madre.

Los cazadores dispararon a la madre de Bambi y cayó herida de muerte. Todos los animales empezaron a llorar e intentaron consolar a Bambi. Los padres de Tambor le dijeron a Bambi, si quería ir con ellos y Bambi aceptó. Bambi se fue con ellos. Y desde entonces todos los animales del bosque vivieron felices comieron perdices.

Colorín colorado este cuento se ha acabado

ITXASNE URIARTE

res cerditos muy famosos vivían tranquilamente en una casa en París. En el otro extremo de París

vivía un Chef muy malvado que trabajaba para el rey. El rey le dijo que estaba cansado de comer siempre lo mismo. Así que le ordenó que buscara algo diferente, como tres cerditos para la semana próxima. El chef no tenía ni idea de dónde conseguir tres cerditos y empezó a preguntar en todas las granjas. —¿En esta granja vendéis cerditos, señor? –Les preguntaba el chef a los grajeros. — No, lo siento, en esta granja no vendemos cerditos. –Le contestaban los granjeros.

Así el chef siguió buscando tres cerditos por todas las granjas. Al final recordó que en al otro extremo de París vivían tres cerditos muy famosos. Eran tan famosos que tenían su propio cuento. El chef ya sabía que sería muy difícil conseguirlos y que tendría que secuestrarlos pero tenía que arriesgarse. El chef pensó que sería buena idea entrar por la noche en la casa de los tres cerditos y meterlos uno a uno en un saco. Pero recordó que eran muy famosos y que tendrían mucho dinero. Y que por eso también tendrían muchas cámaras de seguridad por toda la casa y que le pillarían fácilmente. Entonces pensó disfrazarse de repartidor de pizza y acercarse a la puerta de los tres cerditos. — Hola, soy el repartidor de pizza. Aquí tenéis el pedido. –Les dijo el chef. — Nosotros no hemos pedido ninguna pizza. –Le contestó el cerdito mayor. Entonces, cuando el chef vio que lo habían descubierto empezó a correr y nunca mas volvió. El rey se quedó muy triste sin cerditos.

Colorin colorado este cuento se ha acabado.

ASIER ZUBIA

ÍNDICE1 Ajuria, Aitor Las siete cabritillas

2 Arroitaonandia, Aitor El lobito y los cerdos

3 Basabe, Imanol Los cuatro cerditos

4 Caballero, Oihana Los tres cerditos

5 Carballo, Ainhoa Geppeto

6 Diatta, Albert A. La cigarra y la hormiga

7 Elizaran, Mikel J. Pernando, el de San Sebastian

8 García, Daniela A. En la isla de Jamaica

9 González, Alexander Blanca Niebla y los siete pitufos

10 Gozalo, Mara Cruela y su cahorro

11 Hernández, Joel Los tres ceditos

12 Jon, Laurentiu Pinocho y sus gafas

13 Martin, Kevin La guitarrista de Bañeza

14 Mazorriaga, Anne El lobo y las siete cabritillas

15 Orgaz, Andoni La persecución del lobo

16 Pradera, Ander La nueva esposa del emperador

17 Trinidad, Joseba Los tres cerditos

18 Uriarte, Ibai Garbancito

19 Uriarte, itxasne Bambi

20 Zubia, Asier El chef del rey