Nuestra Época

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RAMÓN GARCÍA RODRÍGUEZ JUNIO - 2013 EDICIONES PERÚ INTEGRAL LIMA – PERÚ

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RAMÓN GARCÍA RODRÍGUEZ JUNIO - 2013

EDICIONES PERÚ INTEGRAL LIMA – PERÚ

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Nota.- “Nuestra Época” se publicó en el Blog Tacna Comunitaria, del 23 de Junio del 2012 hasta 31 de Agosto del 2012.

Edición a cargo de: Hugo Turpo Meza

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“NUESTRA ÉPOCA” por Ramón García Rodríguez.Está bajo licencia CC BY-NC-ND, por lo tanto:Puedes copiar, distribuir, promocionar este libro siempre y cuando tú:Menciones el nombre del autorNo uses este libro para propósitos comercialesNo alteres, transformes o crees obras derivadas basándolas en este libroPara más información cliquea sobre la imagen.

http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/deed.es

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ÍNDICENUESTRA ÉPOCA – 01 ........................................................................................................5NUESTRA ÉPOCA - 02 ......................................................................................................8NUESTRA ÉPOCA - 03 .......................................................................................................12NUESTRA ÉPOCA - 04: ........................................................................................................18NUESTRA ÉPOCA - 05: ........................................................................................................21 NUESTRA ÉPOCA – 06:..........................................................................................................26NUESTRA ÉPOCA – 07:..........................................................................................................30NUESTRA ÉPOCA - 08: .........................................................................................................34NUESTRA ÉPOCA - 09: .........................................................................................................37NUESTRA ÉPOCA - 10: .........................................................................................................40

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NUESTRA ÉPOCA – 01

EXPOSICIÓN

Este no es un periódico más que viene a servir interesesdeterminados. No nos lo consentiría nuestro orgullo de escritoresnuevos no contaminados con ninguna vergüenza ni con ningunaresponsabilidad. Este es un periódico totalmente nuestro. No losacamos por cuenta de ninguna facción política.

Nos parece indispensable decirlo para que no se nos achaque ni senos busque vinculación o afinidad con alguno de los ramplones yestólidos partidos que, alternándose en el poder, se alternan también enel desprecio popular.

Sale “Nuestra Época” en una hora de órganos electorales y deabigarrados pasquines, grotescos y mercenarios todos, para encenderuna luz limpia y firme en medio de tanta tenebrosidad y de tantasordidez. Nos proponemos quemar, acaso inútilmente, el organismopolítico del país, tan corrompido, ya que tan solo la acción material delfuego puede purificarla.

No vamos a hacer un periódico de procacidad y grosería. Nuestrasplumas, que tan buena y cariñosa hospitalidad reciben en los hogaresde la prensa metropolitana, no son capaces de encanallarse ni derenunciar a los atributos de su dignidad y de su decencia.

Sacamos este periódico y le ponemos “Nuestra Época” porquecreemos que comienza con nosotros una época de renovación que exigeque las energías de la juventud se pongan al servicio del interéspúblico. Y, en plena juventud, comprendemos nuestro deber deconcurrir a esta reacción nacional con toda nuestra honradez y contoda nuestra sinceridad ardorosas y robustas.

Aportamos a esta obra el conocimiento de la realidad nacional quehemos adquirido durante nuestra labor en la prensa. Situados en eldiarismo, casi desde la niñez, han sido los periódicos para nosotrosmagníficos puntos de apreciación del siniestro panorama peruano.Nuestros hombres figurativos suelen inspirarnos, por haberlos miradode cerca, un poco de desdén y un poco de asco. Y esta repulsa continuanos ha hecho sentir la necesidad de buscarnos un camino propio paraafirmarla y para salvarnos de toda apariencia de solidaridad con elpecado, el delito y la ineptitud contemporáneos.

No crea el lector que NUESTRA ÉPOCA aparece para perfilardogmas. Es un periódico doctrinario. Pero no es un periódico que

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aspira a actuar presuntuosamente como maestro ni como catedrático.Se equivocará muchas veces seguramente. Sólo que cuando seequivoque no le habrá pagano* nadie su error.

El programa político de NUESTRA ÉPOCA es bien sencillo. Dospalabras podrían definirlo: decir la verdad. Esto nos parece que sobrapara exhibirnos emancipados de la tutela de los intereses creados y delas gentes incapaces que, amparados por esos apellidos sociales y esasreputaciones falsas que decoran este teatro criollo y estúpido de lapolítica nacional, medrarán a su gusto hasta que la patria deje de seruna especie de casa de tolerancia con beneficios prácticos para unoscuantos a costa de la prostitución de los demás.

NUESTRA ÉPOCA es también un periódico literario. Representaráno sólo la capacidad estudiosa y el esfuerzo reformador de la juventudintelectual a que pertenecemos. Representará asimismo la aptitudartística. Y la representará con la misma pureza. Aparecerán en estaspáginas prosas y versos selectos de los jóvenes consagrados ya por elaplauso público.

Queda así apuntada rápidamente, lo más rápidamente posible, lasignificación de NUESTRA ÉPOCA. Únicamente nos resta unaadvertencia final y tranquilizadora. La de que, aunque somos literatos,no haremos literatura en la política, ni haremos política en laliteratura.

NUESTRA ÉPOCA

Lima, 22 de junio de 1918

Año 1 Nº 1

8 páginas

Página 1

23.5 x 34 cm

* Podría ser: “no le habrá pagado nadie su error” o

“no le hará pagano a nadie su error”

Con esta serie se inicia el trabajo de preparación del

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CENTENARIO DEL SOCIALISMO PERUANO

1918 - 22 DE JUNIO - 2018

Primeramente son presentados los artículos de JCM:

1- EXPOSICIÓN, donde apunta rápidamente la significación del periódico.

2- EL DEBER DEL EJÉRCITO Y EL DEBER DEL ESTADO, donde analiza el aparato militar.

3- LA REORGANIZACIÓN DE LOS GRUPOS POLÍTICOS, donde analiza el aparato burocrático.

Luego se comentará la Exposición y vicisitudes del periódico. Y los dos artículos que son elprimer análisis del aparato burocrático-militar en nuestro país. Como el Estado actual sigue siendoel que analizara y enfrentara JCM, los tres artículos conservan actualidad y vigencia.

Seguidamente se expondrá el concepto de época, la comprensión de épocas anteriores y laépoca actual. Y la importancia del Centenario como motivador de la preparación de laorganización del Socialismo Peruano.

Ya es evidente que el modo de producción capitalista está en su etapa terminal. Ya es evidenteque estamos en el inicio de una nueva época del devenir social Y al cambiar de propiedad serácierto que “la máquina es la redentora de la humanidad”

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NUESTRA ÉPOCA - 02

MALAS TENDENCIAS.EL DEBER DEL EJÉRCITO Y EL DEBER DEL ESTADO

Hasta ahora dura el eco del discurso del coronel Ballesteros. El que al principio no parecíasino un ardoroso brindis de sobremesa, de sonoro patriotismo y retórica huachafa, se estáconvirtiendo en una bandera militarista. Una bandera de papel de cometa izada en uno de los sablesdel 4 de febrero. Pero una bandera de toda suerte.

Acaso a esta fecha el propio coronel Ballesteros se ha asustado de su obra. Probablementejamás se le ocurrió que su estribillo de los cañones llegase a conmover la república y a darle a él-profesional estudioso y sosegado- trazas de caudillo y síntomas de héroe.

Y quiera Dios que así sea. Porque si el coronel Ballesteros en vez de un hombre modesto eingenioso, como nosotros lo suponemos, es un hombre calculador y redomado, tendremos en elretablo de la política criolla a la más peligrosa figura que podría aparecer en él. Tanto que un buenoptimismo nuestro consiste en creer que el coronel Ballesteros no ha medido ni valorizadopreviamente la trascendencia de sus palabras sino que las ha dicho como se las ha dictado elcorazón. Pues en esto reside lo indispensable para la tranquilidad y bienandanza nacionales. En queel discurso del coronel Ballesteros haya sido cosa del corazón y no de la cabeza.

El papel del ejército

No exageramos. Muy grave, muy grave, sería que el ejército del Perú quisiera señalarles alos poderes públicos una orientación de su gusto. El grado de militarización que al país conviene nodebe ser indicado de ninguna manera por el ejército. Es imprescindible que los poderes públicoselijan libremente la dirección primaria de la política gubernamental.

Un jefe militar que se pone de pie, delante de un auditorio militar también, para manifestarque hay que recomendarle al congreso que haga esto y que hay que quejarse de que no haya hechoaquello es, por eso, un jefe a quien se tiene que mirar como una amenaza.

¿Persigue popularidad? ¿Quiere granjearse unos cuantos aplausos? ¿Busca tales o cualesfelicitaciones? Entonces es un jefe que no se conforma con la normalidad de su existenciaprofesional. Es un jefe que ambiciona mayores órbitas de figuración. ¿Pretende únicamente que lospoderes públicos sepan lo que el ejército apetece y anhela? Entonces es un jefe que trata depresionar a esos poderes públicos en un sentido dado. Es un jefe que enamorado de una convicción,acertada o no, aspira a imponerla al Estado. Siempre es, pues, un jefe cuya conducta no se encarriladentro del rol austero del ejército.

Habrá quienes se pregunten: -¿Luego un militar carece del mismo derecho que cualquierotro ciudadano para emitir públicamente sus ideas? Le respondemos, naturalmente, que sí. En todopaís el militar no puede obrar como cualquier ciudadano. Es un ciudadano inhabilitado por sufunción para el amplio ejercicio de sus derechos políticos. Los militares no pueden celebrar mítines,no pueden pedir aumento de sueldo, no pueden demandar la guerra ni oponerse a ella, no puedenvotar, no pueden afiliarse a ningún partido político. Su libertad individual está cohibida y su libertadcolectiva anulada. No por capricho su misión es llamada misión de sacrificio y su carrera es llamadacarrera de abnegación.

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El fundamento de esta condición particular de los militares está universalmente sancionado.Luis Araquistaín lo definía brillantemente, no hace mucho, a propósito de las juntas de defensaconstituidas por los oficiales y los sargentos españoles. Araquistaín les negaba a los militares lacapacidad para sindicarse que les otorgaba a todos los funcionarios del Estado. Y se basaba en quela fuerza de los militares debe ser, al mismo tiempo, su debilidad. El Estado, efectivamente, aldarles esa fuerza les prohíbe que usen de ella en su favor. Y los militares deben abstenerse de todaactitud de alcance político porque cualquier actitud suya, por tranquila que sea, entraña siempre unacoacción, en virtud de la fuerza que la respalda. Esto es lo que hace censurable el discurso delgeneral Ballesteros y lo que haría consternador que ese discurso obtuviese muestras de apoyo y desimpatías del ejército.

Los partidos, los grupos, los bandos políticos, que luchan por el predominio de sus sistemasy de sus conceptos, deben ser los que estudien y resuelvan si el Perú adopta o no una orientaciónmilitarista. Los militares, si tienen una versión sana de su verdadero papel, no deben intervenir enese debate. No puede tolerarse que opinen sobre algo de tanta importancia en la marcha de lanación. Absolutamente, no. Podría tolerarse tal vez que opinasen acerca de la ubicación del palacioarzobispal. Su concurrencia al debate público en este caso no sería tampoco cuerda, pero seríasiquiera inofensiva. Daría risa; pero no daría miedo. Sería una bobada. Pero no sería un peligro.

Además, el militarismo es aquí un error.

Ahora bien. No es sólo que el ejército no deba insinuar ni marcar la dirección sustantiva delEstado. Es mucho más aún. Es también que esa orientación no debe ser en el Perú una orientaciónmilitarista.

Resulta, por consiguiente, que la presión militar para que el país se militarice no sería malaúnicamente por ser presión militar. Sería mala, además, por tender a que el país se militarizase. Noscolocaría delante de un medio malo y de una finalidad peor. Y así, ni aun podíamos tener elconsuelo de que, hablando un lenguaje de refranes y aforismos, nos dijésemos una vez más que “elfin justifica los medios”

El país tiene que cuidar de su defensa armada. Pero debe hacerlo dentro de la proporción desus recursos económicos. No sería sensato que el Estado abrumase al pueblo con un presupuesto deguerra exagerado o que adquiriese deudas comprometedoras de su crédito para repletar los parquesmilitares de esos cañones, fusiles y balas que han obsesionado al coronel Ballesteros.

Ningún Estado debe mostrarse en verdad más parco y discreto que el Estado peruano enesfuerzos militares. Todo le niega aptitud del Estado militar y nada le indica conveniencia de serlo.

Un motivo nomás podríamos tener para acentuar intensa y denodadamente nuestramilitarización: el anhelo de la revancha contra Chile. Únicamente este romántico sentimiento dereivindicación podría conducirnos a armarnos y pertrecharnos a cualquier costo. Y ya andamos casiunánimemente convencidos de la ineficacia de todo revanchismo.

Chile tendría siempre, mientras nos dure el ardimiento revanchista, un poder bélico superioral nuestro. Cuando nosotros, mediante un sacrificio, compremos un barco, Chile, sin sacrificioalguno podría comprar tres. Y es que Chile no sólo es un país más rico que el Perú. Es, al mismotiempo, un país que se preocupa más que el Perú de mejorar su riqueza. Y es más fuerte que el Perúporque es más rico.

Luego ni aun el revanchismo puede inducirnos a adoptar una orientación militarista.

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Claramente miramos que la riqueza y no las armas nos dará algún día la codiciada superioridadsobre Chile.

Política de trabajo y no política de apertrechamiento es, pues, la que aquí nos hace falta.Política de trabajo y también política de educación. Que se explote nuestro territorio y que se acabecon nuestro analfabetismo y tendremos entonces dinero y soldados para la defensa del territorioperuano.

Pobres, descamisados y hambrientos, ¿cómo va a ser posible que pensemos en una granescuadra ni en un buen ejército? Nos pareceríamos como nación a un hombre que gastase en armasel dinero que debía gastar en pan y que invirtiese en ejercitarse en la esgrima el tiempo que debíainvertir en ganar dinero.

No podremos tener ejército aún.

Hay mucho más todavía. Carecemos de espíritu militar. Nuestro pueblo no es un pueblomilitar. Y a nadie se le ocurrirá aconsejarnos que improvisemos el espíritu militar que nos falta.

La gran mayoría de los peruanos, los tres millones de indios embrutecidos y esclavizados yde las sierras, no posee noción de la patria. Y, sin embargo, de esa masa aborigen inconsciente,habremos de extraer en un caso de guerra el ejército que nos defienda.

Contemplemos ahora mismo nuestro ejército y digámonos si es realmente un ejército.Analizándolo rápidamente notaremos que la tropa es compuesta por los indios coercitivamenteenrolados. Esos indios no aman ni estiman su condición de soldados. La aborrecen. Se hallansiempre en el umbral de la deserción.

La oficialidad está compuesta, en un noventa por ciento, por gente llevada a la escuelamilitar unas veces por la miseria del medio y otras veces por el fracaso personal. La vocaciónmilitar apenas si asoma de raro en raro. Para comprobarlo basta con reparar en que, mientras enotros países la aristocracia puebla los colegios militares, entre nosotros, los jóvenes “decentes”burlan la conscripción. Y en que hasta hace muy poco los severos padres de familia “metían” en laescuela militar al hijo más desalmado, jaranista y bribón. La escuela militar era para ellos unaespecie de escuela correccional donde “a punta de palo” eran enmendados los muchachos de malaíndole y deshonestas travesuras. (*)

No podemos tener, pues, un ejército verdadero. Los peruanos no quieren ser soldados. Siaumentamos nuestros efectivos no será, evidentemente que hemos concentrado más soldados ennuestros cuarteles. Será que hemos concentrado más indios cogidos a lazo por subprefectos ygendarmes.

No debemos entonces engañarnos.

No huyamos de la verdad por fea y amarga que sea. Antes bien, busquémosla para dirigirnuestros pasos conforme a lo que ella nos diga. Busquémosla aunque ella nos diga que no somos unpueblo militar y queramos serlo. Aunque nos diga que no tenemos soldados y queramosacuartelarlos. Aunque nos diga que carecemos de ejército y queramos comprarle mil cañones.Aunque falta desarrollo económico y queramos apertrechamiento bélico.

Desde hace un siglo aproximadamente consumimos nuestra energía por mantener nuestrasmilicias. Por el lujo de querer ser fuertes y marciales nos hemos olvidado de la necesidad de sertrabajadores y ricos. El pueblo, paupérrimo y miserable, ha vivido para alimentar un ejército. Y, a

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costa de todo esto, no contamos hoy con un ejército siquiera. Apenas si hemos formado unaburocracia más o menos bien comida y más o menos mal encaminada.

No vayamos más allá.

Y en vez de pensar en acuartelar soldados pensemos en formarlos. Ya vendrá el día de quelos acuartelemos. Si para nuestra felicidad es preciso que venga.

José Carlos Mariátegui.

(*) Es justicia decir que no pasa lo mismo en la marina. A la escuela naval, más que a la escuelamilitarse se encaminan muchos jóvenes por vocación. La oficialidad de la escuadra es más selecta yculta que la del ejército. Hay también razón para que así sea. La vida en los buques favorece yauspicia el estudio y se acomoda más al gusto de los espíritus más finos y mejor cultivados.

NUESTRA ÉPOCA, Año 1, N° 1, Lima 22 de junio de 1918, págs. 4-5

Nota.-

Tanto la Exposición (Presentación) como el presente artículo confirman lo que JCMseñalara, que “La orientación socialista de Mariátegui tiene su punto de arranque en lapublicación… de la revista Nuestra Época, influida por la España de Araquistaín”, y que estáen el Informe (en tercera persona) acerca de su actividad política, enviado al CongresoConstituyente de la Confederación Sindical Latinoamericana (en Uruguay) y al Primer Congreso dePartidos Comunistas (en Argentina) realizados en 1929.

En el primer número de Nuestra Época aparecieron dos artículos, uno referente a LACRISIS DE LOS PARTIDOS (de César Ugarte) y otro referente a EL DEBER DEL EJÉRCITO Y ELDEBER DEL ESTADO(de JCM) Es evidente, pues, que el periódico se proponía analizar el Estadoperuano en su expresión central, el aparato burocrático militar.

El artículo de César Ugarte fue comentado por JCM en el segundo número de NuestraÉpoca. Centrando en la reorganización de los grupos políticos.

El artículo de JCM acerca del deber del ejército generó la reacción inmediata del estamentomilitar, lo que provocó mayúsculo escándalo incluso con crisis del Consejo de Ministros. Elmaterial respectivo es materia de la siguiente entrega de esta serie.

El material que aquí se reproduce está basado en la edición facsimilar de Nuestra Época,sin fecha, 48 págs., 24 x 34 cms., similar al tamaño original del periódico.

Esta labor encomiable y silenciosa es una invalorable contribución de la familia Mariátegui-Chiappe, que recopiló, editó y difundió el gran inicio del Socialismo Peruano. Con esta labor ya nopuede haber excusas o pretextos para no tomar posición ante la Creación Heroica del SocialismoPeruano, y menos en los preparativos de su Centenario.

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NUESTRA ÉPOCA - 03

MALAS TENDENCIAS.EL DEBER DEL EJÉRCITO Y EL DEBER DEL ESTADO

1.- UN INCIDENTE

Bulla en un portal:

-¡Claro! ¡Eso no puede ser! ¿Qué significa, entonces, el ejército? ¿Es que así estamos?

Y voces encontradas:

-¡Esos militares no han hecho bien! ¡Ha sido un abuso! ¡Hay que llamarlos al orden!

-¿Pero qué pasa? –inquirimos nosotros.

Entonces nos contaron que en un semanario aparecido el sábado se registra un artículo en que serecomienda al Perú ser bueno y rico antes que ser fuerte, y se sostiene que el ejército carece todavía,entre nosotros, de toda la autoridad moral que necesita. Algo así, poco de menos.

-¿Y qué?

-¡Que ese artículo estaba firmado por un periodista joven y culto!

-¿Y qué?

-Que esta tarde han ido a buscar a ese periodista algunos militares y lo han ofendido, en su imprenta.

Nos quedamos boquiabiertos.

-¡No puede ser! -gritamos al fin-. Habrá sido un incidente provocado por alguna otra cosa. ¡Cómo!¿La autoridad moral del ejército puesta en duda por ese joven periodista se va a defender con laviolencia? ¡Es un error! ¡No puede ser!

Y nos separamos con la intención de convencernos.

En palacio ya estaba la noticia sofocando al ministro de la guerra. Era él, valgan verdades, el primersorprendido:

¡Ya sé! -nos dijo-. Acabo de impartir órdenes eficaces para reprimir este abuso. Estoycontrariadísimo.

Y a fe que con él va a estarlo todo el mundo. Ese periodista atacado ayer tiene una foja de servicioshonrosa en el periodismo y en la literatura. No es un cualquiera. Merece, por sus dotes, el aprecioque le concede el público. Podrá estar equivocado; pero en su espíritu cabe el convencimiento de suerror, si alguien se lo prueba. Y sobre todo, en el Perú los periodistas podemos discutir todasnuestras instituciones democráticas, inclusive el ejército.¡No faltaba más!

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-Señor ministro de la guerra -le dijimos con todo el respeto que nos merecen él y el ejército-, ¡no esa trompadas como se prueba la autoridad moral!

Y el ministro, felizmente para el país, nos dio la razón.

Luis Fernán Cisneros

En La Prensa: Lima, 25-VI-1918

2.-BORRADOR DE CARTA

Señor don Pedro Ruiz Bravo, director de El Tiempo”

Pte.Muy señor mío:

El comportamiento un tanto reticente y otro tanto desleal de Ud. Ante la agresión de que he sidoobjeto en las oficinas de “El Tiempo”, violadas y vejadas por el tumultuoso grupo de oficiales delejército que la perpetró, me hace sentir el deber imperioso de apartarme de este diario al cual metrajeron, con la complicidad dolorosa de mi abulia y mi inquietud, solicitaciones de usted.

Habría tenido Ud. El derecho para mostrarse asolidario con un redactor a quien no debiera UD.cooperación tan intensa, perseverante y abnegada como la mía. Cooperación, señor Ruiz Bravo, quepara mí no ha representado sino la esterilización baldía de dos años de mi juventud y micontaminación con esos pecados, huachaferías y errores cuya repulsa he tenido que sepultar en elfondo de mi alma.

Pero conmigo, señor Ruiz Bravo, no ha tenido usted jamás derecho para portarseinconsecuentemente. Usted no necesita que yo se lo diga por qué. Mejor se lo dirá siempre suconciencia.

Advierta Ud. Que no me quejo contra “El Tiempo”. Sólo me quejo contra Ud. Si me quejase “ElTiempo” mis reproches caerían injustamente sobre mis muy queridos, buenos e inteligentescompañeros que siempre me han rodeado con un cariño, una simpatía y un aliento que yo jamássabré merecer bien.

Y sepa Ud. Finalmente que me retiro de “El Tiempo” afligido por la amargura de desgarrar uncompañerismo y una camaradería dueños de todas las devociones de mi corazón.

Sírvase Ud. Dar hospitalidad en las columnas de su diario a esta carta cuya publicación creoindispensable por varios motivos.

Su atto. y S.S.

(José Carlos Mariátegui)

Texto mecanografiado, sin firma, conservado en el archivo familiar.

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Ha sido publicado en su Correspondencia.

Nota de la edición facsimilar

3.-LANCE DE HONOR MARIÁTEGUI – VÁSQUEZ BENAVIDES

Ciudad, 25 de junio de 1918

Señores don Alberto Secada y doctor don Lauro Ángel Curletti

Pte.Muy señores y amigos míos:

Un grupo de oficiales del ejército me ultrajó ayer en la redacción de “El Tiempo” en la formarelatada hoy por la prensa, a causa de un artículo mío, que ha sido mal interpretado.

Deseando una explicación satisfactoria o la reparación correspondiente, ruego a ustedes, mis buenosamigos, se sirvan demandarla del teniente José F. Vásquez Benavides, uno de los oficiales queencabezaban el grupo y quien declaró reiteradamente que asumía la responsabilidad del acto.

Hago de ustedes mis más autorizados poderdantes.

Y les pido me tengan como su más agradecido y afmo amigo.

José Carlos Mariátegui.

4.- MARIÁTEGUI EXPLICA SU ARTÍCULO DE “NUESTRA ÉPOCA”

Un acendrado fervor doctrinario y un noble ardimiento patriótico me impulsaron a publicar,ayudado por escritores tan bien intencionados como yo, el periódico “Nuestra Época”, Y esosmismos sentimientos me inspiraron el artículo sobre el ejército cuya resonancia estruendosa,conservadora y terrible conturba mi ánima en estos momentos de fiebre y de bullicio.

Mi artículo no fue un estudio del problema militar. Fue únicamente un sumario de mis ideassobre ese problema. Fue un índice de mis observaciones. Fue, luego, muy poco.

Demasiado tiene que asombrarme, pues, que ese artículo que quiero que todos miren comoun arranque de mi sinceridad más pura, haya producido acontecimientos tan graves y tan dolorosos.Porque jamás pude aguantar que algunas palabras mías trastornaran la tranquilidad pública de talmanera honda y expresiva.

Y como, antes que escritor soy peruano y soy patriota, me apena tanto esta sucesión desensibles escenas que estoy a punto de arrepentirme de haber escrito las cuatro cuartillas que así hanconmovido a la república.

Me transformo en espectador. Y contemplo primero el ataque a un hogar periodístico y a unescritor. Contemplo enseguida la solidaridad contra la censura arrancada a la superioridad por eseataque. Contemplo finalmente, una actitud que arredra e intimida al gobierno.

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Y naturalmente siento entonces la responsabilidad de estas conmociones. Miro en ellas unasecuela de mi artículo. Y me pregunto si valía la pena expresar una convicción a tan cuantiosoprecio.

No he sido yo el ofensor

Antes de pasar adelante he de aclarar el alcance de las palabras mías que han soliviantado ala oficialidad joven y susceptible. No lo he hecho ya porque no se avenía con mi dignidad deescritor responder a un ataque con una explicación, por altiva que esta explicación fuese. Ahoratengo que hacerlo porque es mi responsabilidad quien me pide la explicación.

Dice el párrafo de mi artículo mal interpretado en el ejército: que “la oficialidad estácompuesta, en un noventa por ciento, por gente llevada a la escuela militar unas veces por la miseriadel medio y otras veces por el fracaso personal”.

Y bien.

Esta no es una ofensa al ejército. No lo es por la intención. No lo es por los términos. No loes por la idea. La miseria del medio nos aflige a todos. En país rico y activo la gente puede elegirlibre y fácilmente el empleo de su capacidad. En un país pobre e inerte no ocurre lo mismo. Lagente más apta suele ser vencida por la miseria del medio. La miseria del medio es más fuerte quesu aptitud. El fracaso personal no es por ende una culpa ni es, mucho menos, una vergüenza. Es unaconsecuencia frecuente y triste del estado económico del país.

Yo, pues, no le he reprobado ni le he inculpado nada a la oficialidad. Tan solo le he discutidola vocación militar. Y no le he discutido desde un punto de vista lesivo para su honor ni para suorgullo. Se la he discutido tan solo desde un punto de vista panorámico y general.

Creo oportuno un ejemplo. Y considero que es el ejemplo que puedo presentar con mássinceridad es, sin duda alguna, el ejemplo mío. Si yo me gobernara, en vez de que me gobernara lamiseria del medio, yo no escribiría diariamente, fatigando y agotando mis aptitudes, artículos deperiódico. Escribiría ensayos artísticos o científicos más de mi gusto. Pero escribiendo versos onovelas yo ganaría muy pocos centavos porque, como este es un país pobre, no puede mantenerpoetas ni novelistas. Los literatos son un lujo de los países ricos. En los países como el nuestro losliteratos que quieren ser literatos -o sea, comer de su literatura- se mueren de hambre. Por esto, simi mala ventura me condena a pasarme la vida escribiendo artículos de periódico, automatizadodentro de un rotativo cualquiera, me habrá vencido la pobreza del medio. Seré un escritorencadenado al diarismo por el fracaso personal.

Luego no se puede decir sensatamente que yo haya ofendido a la oficialidad. He hablado sincircunloquios y sin disfraces porque así es mi costumbre. Pero no he hablado con procacidad.

Sin embargo, llevo mi honradez hasta el extremo de averiguar el origen probable de laequivocación de la oficialidad que me ha juzgado mal. Y me imagino encontrarlo. Mi artículo,como más arriba lo declaro, no fue sino un índice de mis opiniones. Cada opinión mía apareció enese artículo mío sin las comprobaciones por la sencilla razón de que las comprobaciones de cadaopinión habrían ocupado un artículo entero. Ha sido tal vez por esto que no se me ha entendidobien. Una opinión cualquiera, extraída de ese índice, ha sido suficiente para causar tal cual alarma otal cual aprensión en los ánimos tropicales y nerviosos que nos rodea,

Un voto que es una esperanza

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Tanto gesto desmandado y agrio, tanta voz altisonante y dura y tanto comportamientopenoso y anormal podrían hacerme desesperar del ejército de mi patria. Podrían hacerme caer en elpesimismo más acerbo. Podrían hacerme pensar que había llegado para las instituciones peruanasuna hora de desquiciamiento sombrío. Podrían hacerme suponer que habíamos entrado en unperíodo de pleno y absoluto señorío de la fuerza y de sus coacciones.

Pero quiero tener fe en los destinos del Perú. Para tenerla necesito olvidarme de que se meha atacado por haber emitido mis ideas. Y bien. Me olvido de que se me ha atacado. Un arrebato, unestrépito me parecen cosas muy propias de la psicología personal. Y, sobre todo, creo indispensablerazonar por encima de ellas.

Mi aspiración actual y vehemente es la aspiración de que el ejército del Perú no se aparte desu deber. De que el ejército comprenda la austeridad de su rol. De que el ejército no olvide que estradicionalmente la institución donde se conciertan, guardan y cultivan las virtudes máscaballerescas, pundonorosas y bizarras.

Y mi aspiración, por ser muy intensa y muy grande, es una esperanza.

José Carlos Mariátegui

En El tiempo: Lima, 27-VI-1918

5.- RENUNCIA DEL MINISTRO DE GUERRA

Señor Dr. D. Francisco Tudela y Varela, Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de Estadoen el despacho de Relaciones Exteriores:

Los acontecimientos realizados en el seno del Ejército, a raíz de un artículo publicado en unsemanario de esta capital, me ponen en el caso de renunciar, irrevocablemente, al cargo de Ministrode Guerra y Marina, con que se sirvió honrarme el Jefe del Estado a propuesta de usted.

Le ruego se digne expresar al Señor Presidente de la República mis agradecimientos por lasreiteradas pruebas de confianza que le he merecido y aceptar al mismo tiempo, con mi adhesiónpersonal, mi consideración más distinguida.

Dios guarde a usted.C. A. de la Fuente

En La Crónica: Lima, 27-VI-1918Nota.- Ante el artículo comentando “el deber del Ejército” un grupo de oficiales agredió

verbal y físicamente a JCM. Quien comandó el ataque fue el teniente Vásquez Benavides, primeroficial de ancestro africano que llegó a General del Ejército, y en su retiro fue Presidente del Clubde Fútbol Alianza Lima, de “los grones” Pero la procaz agresión provocó crisis ministerial conrenuncia del Ministro de Guerra.

El artículo que “Un acendrado fervor doctrinario y un noble ardimiento patriótico” loimpulsaron a publicar, confirma que desde 1918, nauseado de política criolla, JCM se orientó

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“resueltamente hacia el Socialismo” Entonces, el punto de partida para el Activista del SocialismoPeruano es ¡Nausearse de política criolla!

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NUESTRA ÉPOCA - 04:

MALAS TENDENCIAS.EL DEBER DEL EJÉRCITO Y EL DEBER DEL ESTADO

6.- LA FUERZA ES ASÍ

Han pasado tres días terribles.

Tres días terribles para la república. Tres días terribles para el periodismo. Tres días terribles sobretodo, para el gobierno del señor Pardo.

El primer día un grupo de oficiales, enfadado contra “Nuestra Época”, vino a esta imprenta en sonde combate.

Y entonces el gobierno del señor Pardo ordenó:

-¡Sumaria investigación! ¡Arresto inmediato! ¡Orden general de censura!

Y clamó al cielo:

-¿Dónde estamos?

El segundo día los oficiales arrugaron el ceño, miraron de mal modo a Palacio y se encogieron dehombros.

Y entonces el gobierno del señor Pardo bajó la voz:

-Bueno. Arresto no. Pero orden general, sí. Orden general de censura. Censura para “NuestraÉpoca” y censura para la agresión. Una mano de cal y otra de arena.

El tercer día los oficiales se juntaron en el Pälais Concert, tomaron champaña, chocaron sus copas,sonaron sus espadas y se encaminaron en corporación a Palacio silbando una polka.

Y entonces el gobierno del señor Pardo se echó en sus hombres:

-Yo los acompaño a ustedes. Yo soy todo suyo. Suyo afectísimo.

Y ni una palabra de la sumaria investigación, ni una palabra del arresto, ni una palabra de la ordengeneral.

Sólo una palabra de despedida para el coronel La Fuente caído digna y pundonorosamente. Pero unapalabra a la sordina. Una palabra sin eco. Una palabra muy queda.

Total: una comedia gubernativa en tres jornadas. Una comedia con un poco de drama. Y con final detragedia muda.

Una comedia que ni siquiera es original. Que es muy vieja. Que es muy corriente. Que es muyconocida.

Y que -según la gente que se refocila con las misceláneas de la tradición-, fue estrenada en París

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hace muchos años, en los tiempos de Napoleón el Grande, por una gaceta ilustre: “El Monitor”órgano de la monarquía. El primer día anunció esa gaceta la fuga de Napoleón de la isla de Elba. Ylo hizo con este rubro: “El usurpador se ha evadido”. El segundo día anunció el desembarco deBonaparte en Francia. Y lo hizo con este rubro: “Bonaparte ha pisado suelo francés”. El tercer díaanunció la entrada de Bonaparte a París. Y lo hizo con este rubro: “Nuestro querido emperador estáentre nosotros”

Todo como mandado a hacer para que el señor Corbacho nos diga desde el fondo de sus archivos:

-La historia se repite…

(José Carlos Mariátegui)En El Tiempo: Lima, 26-VI-1918

7.- EL ÚLTIMO REMIENDO DEL GABINETE

La caída del coronel La Fuente ha hecho necesario remendar otra vez el gabinete del señorTudela y Varela. El remiendo ha sido rápido en esta oportunidad. El coronel La Fuente no ha tenidoque aguardar mucho rato a su sucesor.

Este cambio ministerial podía tener trascendencia si el nuevo ministro representara unanueva orientación. Pero estamos por creer que no representa orientación alguna. Es un jefe-pundonoroso y amable seguramente- encumbrado de la noche a la mañana por las curiosasmodalidades de la política nacional. Lo ha sorprendido derrepente la llamada del señor Pardo. Y,asombrado y confuso, se ha encontrado con la cartera de guerra en las manos.

Sin embargo la situación exige un ministro de guerra dueño de la autoridad, la preparación yla energía suficientes para acometer la empresa que demandan los intereses de la república y losanhelos de los buenos militares. Se necesita un ministro de guerra que sepa apreciar y resolver losproblemas militares del momento. Un ministro de guerra que contemple con mirada panorámica yperspicaz lo que tiene delante de los ojos. Un ministro de guerra que no se halle vinculado a ningúngrupo ni a ninguna bandera. Un ministro de guerra que sienta toda la gravedad de susresponsabilidades y toda la magnitud de sus deberes.

Muy cómodo es, sin duda, alguna, para un personaje cualquiera instalarse en un ministeriodurante tres o cuatro meses para llenar, sosegada y apaciblemente, una honrosa y decorativa funciónburocrática. Un besamanos con muchas congratulaciones amistosas, las felicitaciones rituales de losperiódicos, la publicación de su retrato de gran parada en alguna revista de papel satinado, unbanquete con muchos brindis y muchas galanterías de sobremesa y toda la secuela de cortesías yhalagos de una permanencia cualquiera en el ministerio, son lo bastante para contentar a un jefe quese conforme con añadir a los honores de su foja de servicios el sonoro título de ministro de laguerra. Pero un jefe que tenga mayores ambiciones, y que no se contente con enriquecer las notasde su biografía, no debe ir al ministerio de guerra para ser ministro únicamente. Aceptar unministerio no es aceptar una condecoración útil para el adorno de la casaca en los días de Te Deumen la Catedral y de recepción en el Salón Dorado.

Sobre todo, las emergencias presentes no se avienen con un ministro figurativo que concurracotidiana y puntualmente a su oficina para dar audiencia a las viudas, a los indefinidos, y a lospostulantes de la antesala, para suscribir las resoluciones y las notas del formulismo administrativoy para conversar con el presidente de la república en los banales minutos del consejilloconsuetudinario.

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¿Se ha detenido a reflexionar en esto el coronel Cateriano antes de recibir de manos delseñor Pardo el ministerio de guerra? No podemos decirlo nosotros. Y probablemente tampoco lodirá el coronel Cateriano. Porque aunque deseamos manifestar siempre mayor optimismo posible,creemos que este cambio ministerial tiene toda la traza de un remiendo sin importancia. Y que elcoronel Cateriano tiene toda la fisonomía de un ministro interino.

José Carlos Mariátegui (Sin firma)Nuestra Época, N° 2, 6 VII 1918, pág. 2-3(Facsímile, pág. 45)

Nota.- Marx aclaraba que los hechos en la historia aparecen dos veces; “una vez comotragedia y la otra como farsa” Y JCM lo documenta en breves líneas analizando lo ocurrido conNuestra Época. El escándalo le dio oportunidad para explicar su artículo y que, bien documentado,la redacción presentada sólo era “un sumario de mis ideas sobre ese problema. Fue un índice de misobservaciones. Fue, luego, muy poco” Lo importante fue fijar la atención acerca del aparato militar.¡Y bien que la fijó!

Entonces, en histórica confrontación con el viejo orden social, es evidente que

¡¡¡ASÍ NACIÓ EL SOCIALISMO PERUANO!!!

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NUESTRA ÉPOCA - 05:

LA REORGANIZACIÓN DE LOS GRUPOS POLÍTICOS

Uno de nuestros parlamentarios de más relieve, el doctor José Matías Manzanilla, tanllevado y traído por las misceláneas humorísticas de la política en gracia a su donaire y a sufacundia, ha declarado, contestando a la encuesta de un diario regionalista del sur, que “nonecesitamos nuevos partidos políticos sino organizar bien los existentes y revisar sus programaspara que respondan a las necesidades y aspiraciones del país”

Es, pues, un político de encumbrada jerarquía quien nos recomienda la reorganización de losgrupos políticos existentes y quien, por ende, cree hacedera y provechosa esa reorganización. Yquien, al mismo tiempo, no considera oportuna la constitución de un partido de bandera netamenteregionalista.

Las palabras vehementes y rotundas de ese político -“¡no, partidos nuevos no!”- vienen aencender aún más el debate sobre la crisis de los grupos políticos nacionales. Aquellos que -poringenuidad, por conveniencia o por conservadorismo- no quieren que se hable siquiera de otrospartidos sino que se componga, aliñe y entone los partidos actuales, se sienten reforzados por unaopinión autorizada e influyente. Y aquellos que, como nosotros, estamos convencidos de quenuestros antiguos partidos no pueden sobrevivir más tiempo, miramos ponerse de pie una tesis que,mal sostenida por gente desganada y vacilante, suponíamos tundida y derrotada irremisiblemente.

¿Cuáles son esos partidos?

César Ugarte, uno de los escritores más investigadores, capaces y cultos de la juventudperuana, estudiaba con mucha circunspección en el anterior número de “Nuestra Época” elproblema contemplado por el doctor Manzanilla. “No es precisamente -escribía Ugarte- la ruina delas viejas agrupaciones políticas lo que debemos lamentar, ni es en su artificial reorganización en loque debemos cifrar nuestras esperanzas”

El juicio de Ugarte es, sin duda alguna, muy exacto. Y por eso hemos querido recordarloantes de dar paso a algunas de las observaciones que nos sugiere la aseveración del doctorManzanilla.

Sostenemos no sólo que no habría utilidad en reorganizar los partidos existentes.Sostenemos que habría peligro en reorganizarlos si, por fortuna, reorganizarlos no fuera imposible.Sostenemos que los que aún no han muerto están agónicos. Sostenemos que una necesidadhigiénica nos ordena que nos apartemos de ellos. Sostenemos que no es nuestro deber averiguar sipodemos resucitarlos sino, perdiendo toda esperanza romántica de un milagro, inhumarlos sintardanza y sin pena.

Los partidos no son eternos. Responden a una necesidad o una inspiración transitorias comotodas las necesidades y aspiraciones. Una vez que desaparece el motivo de su existencia, desaparecesu fuerza. Sabido es que la tradicional división entre conservadores y liberales ha perdido ya susentido. La palabra conservador dice ahora poco. La palabra liberal dice menos todavía.

Si esta ley rige para todos los partidos del mundo tiene que regir con mayor motivo para lospartidos peruanos. Los partidos peruanos han tenido su origen en necesidades o aspiraciones muyfugaces. Su nacimiento ha sido incidental. Un hombre popular ha bastado para construir un partido.

Las agrupaciones políticas han nacido casi con la misma facilidad que las sociedades deauxilios mutuos. Más que traza de partidos han tenido generalmente traza de clubes electorales con

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bandera transitoria y versátil

¿Qué acierto puede haber entonces en reconstruir partidos tan convencionales, pálidos yramplones? Ninguno. Sólo un conservadorismo criollo, fruto de la indolencia, la haronía y la abulia,puede aconsejarnos esa reconstitución. Y acaso también un negligente anhelo de economizarnos eltrabajo de tener que aprender de memoria los títulos y las direcciones de los nuevos partidos.

Para el doctor Manzanilla únicamente hay que revisar los programas de los partidos. No hayque hacerlos de nuevo. Hay que modernizarlos no más. Como se han gastado en el uso necesitanreparación y pintura. Enmendándoles y adornándoles la fachada tornarán a ser sugestivos yvolverán a llamar la atención de la gente que pasa por la calle.

Olvida el doctor Manzanilla que todo está desacreditado en nuestros partidos, que todo es enellos inservible, que todo en ellos se está viniendo abajo. Que todo los presenta valetudinarios ydecrépitos. La gente que puede declarar que no pertenece a ningún partido anda orgullosa y ufana y,como si pertenecer a un partido fuera vergonzoso y vituperable, cree tener en esto un título parallevar “la frente muy alta”. Y en las clases populares el horror a los partidos es mayor aún. Lospartidos son mirados con hostilidad sañuda. Un político puede adquirir proselitismo y despertarentusiasmo pero un partido no.

¿Será posible, por ejemplo, reorganizar el partido civil?

No somos de los que hablan con grima, como de una banda nefasta, del partido civil. Nosomos de los que culpan al civilismo de todos los desabrimientos, quebrantos y calamidades de lanación. No somos de los que, alucinados y nerviosos, ven en el civilismo una secta tenebrosa dehombres desalmados, arteros y falaces.

Consideramos huachafo atacar al civilismo con los pueriles argumentos de quienes desdehace luengos años vienen pintándolo como una hidra pavorosa y concupiscente, como un azote dela patria, como un vampiro rapaz y ávido, como una fuente de toda enfermedad y de todo vicio.Estas pinturas nos hacen pensar en las ingenuas pinturas cristianas del demonio y de sus lóbregosdominios. Porque descrito con el verbo dramático y la entonación apocalíptica de nuestros retóricosbaratos el civilismo se semeja, salvo algunas pequeñas diferencias exteriores, al ófrico y temerariodemonio descrito por los catequizadores de nuestra Santa Madre Iglesia y retratado en las infantilesláminas del catecismo.

Son de otra estirpe y de mejor fisonomía las razones que pesan en nuestro ánimo para creerque el partido civil no debe ni puede sobrevivir por más tiempo. Para asegurar que serán baldíos losesfuerzos encaminados a darle la autoridad que ha perdido. Y que ningún interés colectivo pide quese le devuelva

El partido civil surgió de una reacción contra el militarismo. Fue la obra de un hombre desobrada voluntad y mucho talento que aprovechó un momento oportuno con sagacidad yperspicacia. Pero su mismo carácter original era el de un partido precario. Y lo era también sunombre. Partido civil. Hoy el partido civil no es realmente un partido. Es una facción nominaldestruida por los cismas. Cada uno de sus personajes conspicuos acaudilla un pequeño grupo. Estosgrupos enemistados entre sí, se turnan en la representación oficial del civilismo.

Anarquizado, acéfalo, envejecido, anémico, el partido civil carece de objeto e influencia. Sindoctrina, sin orientación y sin prestigio, ¿qué matiz del sentimiento público puede personificar? Elpueblo no lo quiere. La gente mercenaria que le sirve para sus escasos estruendos callejeros sólosabe de él que es el que paga mejor. Y, para remate, poco a poco han ido disminuyendo en el partido

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civil los hombres, con textura o afición siquiera de estadistas, que mantenían su brillo y dirigían suacción. Enrarecidos sus políticos -los últimos de los cuales no deben a su filiación civilista sino asus méritos intelectuales su derecho a la estimación pública-, le quedan casi solamente suscapitalistas y sus negociantes de siempre. Y le quedan acosados y cohibidos por la malquerenciapopular.

“Partido civil”. ¿Qué quiere decir en la hora actual este nombre? ¿Qué significa, qué vale,qué expresa? “Partido civil”. Hablando en verdad, estas palabras no son sino la razón social de unaempresa de negocios políticos en quiebra y liquidación. No habrá siquiera quien le traspase a estaempresa su giro comercial por un juanillo cualquiera.

¿Y el partido constitucional? ¿Y el partido demócrata? ¿Y el partido liberal?

Mucho menos puede subsistir el partido constitucional. Y es que es una agrupación que norenueva ni incrementa su proselitismo. Los constitucionales de hoy son los mismos constitucionalesde ayer. Mejor dicho son los constitucionales que quedan de ayer. Son una sociedad desobrevivientes de la Breña. Una escolta de honor del venerado general Cáceres.

Para fundar el partido constitucional se juntaron muchos buenos y pundonorosos soldados ypaisanos que miraron en el general Cáceres un caudillo. La gloria de la Breña fue para ellos, almismo tiempo, plinto, dosel, escudo y aureola. Más que un partido organizaron, en buena cuenta, unsindicato de militares y empleados públicos. Una especie de instintivas y empíricas juntas dedefensa con estatuto político. Y, por eso, su único ideal tuvo que consistir en el respeto de laconstitución del 60 y la custodia del orden público. Esa constitución del 60 y ese orden público quetan huecamente suenan en los fastos con cadenetas y quitasueños de la historia patria.

La estructura del partido constitucional no es, pues, la estructura de un partido político. Es laestructura de una asociación de legionarios trasladados de la guerra a la política que llevaron a laadministración y al parlamento conceptos de vivac y dianas de cuartel y que, valientes y denodadospero candorosos y sencillos, se dejaron domeñar por la zalamerías redomadas de civilistas y cívicos.

Otro partido que tampoco podrá ser restaurado es el partido demócrata. El partido demócratano constituyó jamás una verdadera agrupación principista, pese a los deseos de su gran jefe. No erala “declaración de principios” lo que unía a los ciudadanos. Era la figura de Piérola. Porconsiguiente había sólo pierolismo. No había partido demócrata.

Ahora mismo tenemos la prueba de este aserto. La débil eficacia del trabajo dereorganización del partido demócrata se debe no al influjo del nombre de esa agrupación sino alinflujo de la persona que la preside. Los demócratas siguen siendo pierolistas. El apellido Piérola espara ellos la única contraseña del partido demócrata. No se convencerían nunca de la autenticidadde un partido demócrata que no tuviera inscrito el apellido Piérola en su dirección.

El partido liberal, el menos viejo de los viejos partidos, no necesita reorganización. Pero notiene vitalidad alguna. No la ha tenido tal vez en ningún momento. Sus elementos básicos fuerondisidentes del pierolismo y dispersos del fracasado partido radical. Y su vínculo doctrinario, unsonoro y cursi jacobinismo. Las bizarrías del doctor Durand, conspirador temerario, dieronpopularidad al partido. Y el espontáneo poder de captación del nombre liberal, nombre de románticaresonancia en las provincias, alimentó esa popularidad ocasional.

Nada permite esperar que este partido se vigorice y desarrolle. Todo induce a creer que pocoa poco, extinguidos sus arrestos juveniles y enfriados sus fervores principistas, irá perdiendo lafuerza provinciana que lo sustenta.

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No prolonguemos, pues, artificialmente la existencia de estos grupos

Aunque la opinión del doctor Manzanilla, ilustre amigo nuestro, la ampare, no podemosavenirnos con la idea de reorganizar nuestros antiguos partidos políticos. El más breve y benévoloanálisis de esos partidos nos afirma en el convencimiento de su ineptitud y de su caducidad. Y deque su subsistencia es convencional y aparente.

No son partidos reales. Son simulaciones de partido. Suman unas cuantas mentirastrascendentales a las muchas mentiras de nuestra vida política. Usurpan los puestoscorrespondientes a los partidos políticos. Obstruyen el proceso democrático de la nación.

No necesitamos que se los restaure ficticiamente. Necesitamos que se les sepulte y sustituya.Nuevas agrupaciones capaces de adquirir efectiva fuerza popular deben remplazar a estasagrupaciones figurativas y desacreditadas. Nuevas agrupaciones que merezcan la adhesión de lagente joven, honorable y consciente que siente repulsa por los viejos grupos políticos y que noinscribiría su nombre, por ningún motivo, en sus ralos padrones.

Todo empeño de inocular vida en organismos moribundos será desventurado y ocioso.Ahondará y extenderá el desconcierto y la incertidumbre de los pueblos. Mostrará una vez másnuestro insensato afán de atarnos al pasado. Y hará que en el Perú cada símbolo de acción políticasea un mausoleo.

Nota.- Entre las agrupaciones mencionadas en este artículo no figura el partido nacionaldemocrático porque no es, sin duda alguna, un partido que perece sino un partido que nace. Es unpartido sin pasado y sin presente; pero no es un partido sin porvenir. Más propiamente: es un intentode partido. Por ahora su calidad parece la de un club intelectual con corresponsales en provincias ycon afición a la política.

José Carlos Mariátegui, 6-VII-1918En Nuestra Época: Nº 2, págs. 2-3Facsímile, págs. 35-36

(Haronía = pereza; valetudinario = enfermizo; grima= disgusto; ófrico: posible error de imprenta;puede ser órfico, de Orfeo = relativo al orfismo = doctrina y misterios órficos)

Nota.- En carta a Samuel Glusberg, JCM le señaló: “Desde 1918, nauseado de políticacriolla -como diarista, y durante algún tiempo redactor político y parlamentario conocí por dentrolos partidos y vi en zapatillas a los estadistas- me orienté resueltamente hacia el socialismo,”(10.01.28)

Precisamente, en este artículo JCM muestra y demuestra cómo conocía por dentro lospartidos, y cómo vio en zapatillas a los estadistas, a los diputados, senadores, ministros,presidentes, burocracia estatal.

El Perú no ha sido país de partidos sino apenas de garabatos de partidos. Partidos sólidos,como los partidos republicanos (conservadores) y los partidos demócratas (liberales) de otraslatitudes, no han funcionado en nuestro país.

Los partidos que menciona JCM no alcanzaron a ser reorganizados. Se extinguieron ante lanueva realidad del país. El Partido Socialista del Perú, por el que trabajaba JCM, estaba en pleno

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proceso de constituirse en el primer gran partido de masas y de ideas de toda nuestra historiarepublicana. La temprana desaparición de JCM, y la incomprensión de la necesidad perentoria dela forma nacional del socialismo internacional frustraron este proceso. Pero es el mensaje tarea quenos dejó y que el Socialismo Peruano en su IV generación está a punto de hacer realidad.

Los nuevos partidos que surgieron fueron el Apra y el PCP. Antes del fallecimiento de JCM,el Apra “cabía en un sillón” expresión de Luis Alberto Sánchez (LAS), uno de sus líderes. Fue elabandono de las tesis de JCM lo que permitió que cobrara fuerza, pues la política, como lanaturaleza “tiene horror al vacío”

Por eso,El análisis de JCM es modelo para analizar la realidad partidaria actual.

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NUESTRA ÉPOCA – 06:

EL CAMINO PROPIO

MIRADOR POLÍTICOLA SUCESIÓN PRESIDENCIAL

Estamos aún lejos de las elecciones presidenciales. En otra época ya sería hora de quecomenzase la grotesca zarzuela de los clubs y de los discursos. Pero en esta época el períodoelectoral es más corto. El automóvil, el teléfono, la telefunken y la rotativa han abreviado laduración de los trabajos políticos. Un candidato puede ser popular en un mes. Y puede derrotar aotro candidato en dos semanas con tres jornadas cívicas y cuatro tiros al aire. El señor Aspíllaga,postulante actual, se halla en aptitud de dar fe de lo que decimos.

El problema de la sucesión presidencial vuelve a ser, por supuesto, el problema de siempre.El gobierno, que es hoy un gobierno de clase, quiere que el gobierno venidero sea el que le siente yacomode. Y mira con el mayor desdén el sentimiento del pueblo. Aunque, si nos atenemos a la ley,el pueblo será el elector.

El candidato oficial que nos amenaza es, pues, un candidato de clase. No sabemos todavía aciencia cierta si será el señor Aspíllaga quien a título de buena persona aspira nuevamente a lapresidencia de la república. Pero sabemos desde ahora, que será siempre un candidato de clase. Yque candidato de clase, averiguado está quienes pueden serlo, quiere decir candidato incapaz ydecorativo.

¿Quiénes designarán a ese candidato? Se asegura que será una convención de partidos. Yque el candidato que salga de ella se llamará “candidato nacional” como se llamó a su turno el señorPardo.

Y bien. El nombramiento por la convención será para todos los hombres honrados la peorrecomendación que pueda exhibir un candidato. Apenas si hay que fijarse en los partidos quetomarán parte en ella para comprobarlo. Ninguno de esos partidos es dueño del menor proselitismopopular. Los delegados que mandarán a la convención serán, casi en su totalidad, las pobres gentes,más o menos figurativas y más o menos desvergonzadas, que sirven habitualmente en Lima paraasambleas, besamanos y otros simulacros.

Pasemos revista ligeramente a los partidos que probablemente se juntarán y arrebañarán paraque tengamos otro “candidato nacional” como el señor Pardo.

Uno de esos partidos será, naturalmente, el partido civil que, anarquizado y caduco, apenassi representa unos cuantos millones de soles y otros tantos latifundios. Otro de esos partidos será elmanido partido constitucional que, sin duda, tiene toda la traza de una falange de museo, de unacolección de antiguallas y de un batallón de coroneles indefinidos que, en gracia a la gloria de laBreña, no merecen más que ser entregados a la custodia del señor Corbacho. Otro será el partidodemócrata que, inhumado por algunos viejos parientes y amigos del señor de Piérola, quiere seguirgirando contra la popularidad de la coalición sin reparar en que le ha llegado la hora de girar endescubierto. Otro será el partido liberal, que habiendo sido en su nacimiento un acéfalo y huachafoclub de jacobinos escapados del pierolismo, se ha convertido, andando los años, en una especie demesnada de lansquenetes que si bien no cobra por hacer la guerra cobra por no hacerla. Otro será elpartido nacional democrático que, aunque el más joven, el intelectual y el más aseado de todos, nodeja por eso de ser más nulo que todos en cuanto a influencia y autoridad sobre el pueblo. Otro,

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finalmente -agregamos nosotros- podría ser el cuerpo general de bomberos si no estuvieradistribuido con justa y matemática proporcionalidad entre los partidos antedichos.

De un concierto tan adefesiero y tan desamparado como una asamblea de tales partidos, noresultará lógicamente, un candidato que representando la voluntad popular represente al mismotiempo la conveniencia de la nación. Resultará el candidato que quiera el señor Pardo. Es decir,resultará un candidato de clase que, sin estructura de estadista, mirará sin la presidencia de larepública el último peldaño de su carrera de negociante.

José Carlos Mariátegui (Sin firma)Nuestra Época, N° 1, 22-VI-1918, págs. 2-3)(Facsímile, pág. 45)

(lansquenete = soldado mercenario de infantería)

LOS CANDIDATOS

Breves apreciaciones personales sobre ellosLo que representan en la cultura y en la política nacional

(…)

El doctor Víctor M. Maúrtua

El doctor Víctor M. Maúrtua es el hombre moderno de nuestro retablo político. Es unestadista de amplia ideología. Es un catedrático de vasta preparación científica. Es un ciudadanoque ha servido eficientemente a su país.

Maúrtua ha podido ser en el Perú un hombre extraordinariamente popular. Su espírituinquieto, reformador y revolucionario lo ha empujado constantemente a la lucha al lado del pueblo.Maúrtua es el primer político peruano que, dentro de una cámara de ambiente gazmoño y tímido,saturado de prejuicios criollos, ha declarado con orgullo su filiación socialista. Pero Maúrtua no hatenido oportunidad de entrar en contacto directo y permanente con el pueblo. En su juventud fueradical. Perteneció al grupo de don Manuel González Prada y ocupó un puesto en la “UniónNacional”. Más tarde, deshecha la “Unión Nacional”, consagrada su actividad personal a losestudios jurídicos, sus relaciones personales lo llevaron al partido civil. El partido civil le hizo elbeneficio de no emplear su capacidad en el parlamento ni en el gobierno sino en la diplomacia. YMaúrtua salió del país para no volver a él hasta el año de 1914. Al volver era, pues, para la mayoríade las gentes, un tanto desconocido. Y Maúrtua aislado, solitario, desconectado del pueblo, sinatmósfera propia, no intentó ser un político popular. No tuvo confianza en sus propias fuerzas. Y,sobre todo, no tuvo ambición.

El paso de Maúrtua por el periodismo, por el parlamento y por el gobierno, en los cuatroúltimos años, ha sido, sin embargo, expresivo de su talento y de su cultura. Maúrtua ha dejado en launiversidad, en el parlamento, en el periodismo y el gobierno su huella de hombre superior. Y entodo instante se ha caracterizado por la tendencia de elevar el debate de los problemas nacionales.Por su repugnancia al hábito de empequeñecerlo. Su pensamiento no ha volado nunca a ras delsuelo. Siempre ha volado muy alto. Siempre ha tenido una visión panorámica del presente y delporvenir.

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Su labor de diplomático y jurisconsulto, encargado de la defensa de nuestros derechosterritoriales, no ha podido ser más excelente y meritoria. A Maúrtua le debe la historia de nuestradiplomacia su mejor capítulo. El solo pleito de límites que el Perú ha ganado ha sido el de Bolivia.El laudo arbitral de la Argentina, como se sabe, nos fue favorable. Tan favorable que Bolivia puso elgrito en el cielo contra él y nos arrancó la abdicación de que renunciásemos al derecho que nosreconocía. Maúrtua fue el abogado del Perú ante el árbitro. Suyo es el alegato que persuadió alárbitro de la justicia de nuestra causa. Como suyo es también el único libro de valor que contiene lahistoria de nuestra cuestión con Chile y la probanza jurídica de la razón que nos asiste.

Hay también un motivo especial para que Maúrtua sea elegido diputado. El de la ofensa queacaba de inferirle el gobierno provisorio, con absoluto desconocimiento del título que posee a lagratitud nacional, suprimiendo el cargo diplomático que le confirió el gobierno anterior. Este país,este país tan escaso de hombres de mérito intelectual, tiene la obligación de desagraviar a Maúrtua.Tiene la obligación de desagraviarlo demostrándole que no ignora su capacidad y que respeta suautoridad científica.

José Carlos Mariátegui

En La Razón, N° 67. Lima 24-VII-1919

Obras Juveniles. Tomo 3, págs. 357-359

Nota.- El artículo de JCM, acerca de los grupos políticos, publicado en el N° 2 de NuestraÉpoca, tiene un “preámbulo” en el anterior (N° 1), referente a la sucesión presidencial de esosmomentos. Y tiene una continuación en el nuevo periódico que editara JCM, La Razón, dondeexpone sus breves apreciaciones acerca de los candidatos del nuevo período electoral (Maúrtuaentre ellos)

Víctor Manuel Maúrtua (1867-1937) Nacido en Ica, diputado por ese departamento, fue delos pocos en haber declarado con orgullo su filiación socialista. Guillermo Rouillon ofreceimportantes reseñas de su vinculación con JCM. Señala que “Entre los jóvenes que escuchaban almaestro -casi podemos decir, con fervor religiosos- se despertaba la ambición de cumplir unamisión heroica. A ello se agregaba que Maúrtua en una de sus charlas doctrinarias, trajo a colaciónla célebre frase de Marx (incluida en la Tesis sobre Feuerbach), ‘…los filósofos no han hecho másque interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata ahora es de transformarlo…’Este pensamiento fue toda una revelación para los miembros del grupo, hubo de señalar una tarea,en lo que concierne a la realidad peruana” (La Creación Heroica de José Carlos Mariátegui,1975. T. 1. CAPÍTULO V LAS PRIMERAS DIVAGACIONES SOCIALISTAS. Págs. 205-206)

En la cultura y en la política Víctor Maúrtua representa, pues, el más alto valor delsocialismo utopía en nuestro país, así como JCM representa el más alto valor del socialismociencia. Sin Maúrtua como antecesor, no habría podido surgir el Socialismo Peruano en NuestraÉpoca.

JCM cumplió a cabalidad la Tesis de Marx. En cuanto a interpretación, está su libro 7Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. En cuanto a transformación está laConstitución del Partido Socialista del Perú. Interpretar para transformar, transformarinterpretando.

El Capítulo VII del Tomo 3 de Escritos Juveniles de JCM lleva por título HACIA “UNCAMINO PROPIO” Muy acertada formulación. Presenta los artículos publicados en NuestraÉpoca y en La Razón, periódicos que impulsó y dirigió JCM en 1918 (dos números, interrumpido

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por los sucesos conocidos) y 1919 (diario, de mayo a agosto, interrumpido por su deportación)

Ese término “un camino propio” figura en la Exposición, presentación de Nuestra Época:“Y esta repulsa continua nos ha hecho sentir la necesidad de buscarnos un camino propio paraafirmarla y para salvarnos de toda apariencia de solidaridad con el pecado, el delito y la ineptitudcontemporáneos”

En verdad, todo cambio social ha requerido y requiere de “un camino propio”, porque elSocialismo es internacional por su contenido y nacional por su forma.

Esta forma nacional es el camino que abrió JCM. Es EL CAMINO DE MARIÁTEGUI.Camino del Socialismo Peruano que ha costado décadas descombrar y sistematizar hasta llegar asu actual etapa de preparación de la organización.

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NUESTRA ÉPOCA – 07:

“YO SOY AQUEL...”

Somos los mismos. Los mismos que en otro diario, de cuyo nombre no queremosacordarnos, nos reíamos de los políticos de la calle y de los políticos de la casa. Los mismos que leponíamos cómicas apostillas al diario de los debates. Los mismos que comentábamos con ingenuatravesura los carpetazos de la mayoría automatizada y los gritos de la minoría acéfala. Los mismosque engrandecíamos solemnemente la noble fama del ilustre parlamentario criollo, don ManuelBernardino Pérez. Los mismos que teníamos a mucha y muy grande honra llamarnos risueñamentebolcheviques. Somos los mismos.

Los que están ahora lejos de nosotros no quieren creerlo. Murmuran que no es cierto: que nosomos los mismos. Pero es que jamás supieron cómo éramos nosotros. Creyeron siempre queéramos como ellos. Y a nosotros, por supuesto, hasta en nuestros instantes de más cristiana yevangélica humildad, nos hizo muy poca gracia esta creencia.

A la casa y al periódico que hospedaron, hasta hace tres meses, nuestra palabra y nuestropensamiento, nos llevó esta sana y buena inquietud que de nosotros vive señoreada. Éramosentonces más jóvenes que ahora. Y decir que éramos más jóvenes es decir que éramos más ilusos,Nos sedujo la idea de acometer una empresa denodada y atrevida. Nos poseyó el convencimiento deque habíamos nacido para la lucha. Nos pareció muy bien eso de escribir como nos viniese en gana.

Pero muy pronto nos sentimos, consternados y tristes, que en esa casa y en ese periódico nopodíamos vivir a gusto. Comprendimos, poco a poco, que nuestro hogar no era ése. Pensamos queallí nos faltaba oxígeno, nos faltaba luz y nos faltaba todo contentamiento. Procuramos, como elpoeta de las flores del mal, formarnos con nuestras ideas y nuestros ensueños una tibia y grataatmósfera propia. Mas fue en balde. Desde ese instante anduvimos en lucha con nosotros mismos.Nuestra abulia y nuestra pereza nos sujetaban y nos aprehendían. Adormecían nuestras ansias deindependencia. Prolongaban nuestra solidaridad con gentes y con actitudes malvenidas con nuestrocomportamiento.

Hasta que llegó un día en que esta sana y buena inquietud consiguió libertarnos. Un día enque, convencidos de que esa casa no era nuestra casa y ese periódico no era nuestro periódico,cerramos la máquina de escribir acuciosa, disciplinada y colaboradora que tan fidelísimamente nossirviera, y cogimos nuestro sombrero. Un día que nosotros habríamos querido que no fuera un díavulgar, pero que el Destino resolvió que fuera un día ruidoso.

Quienes no habíamos podido ser amigos de la persona, del arte y de la gracia de NorkaRouskaya sin escándalo y sin estrépito, y quienes por un simple artículo de semanario nos habíamosechado encima terribles enojos, violentas ojerizas y desmesuradas responsabilidades, no podíamosabandonar una imprenta desapercibida y silenciosamente. Nuestra renuncia no podía ser sólo unarenuncia. Tenía que ser una ruptura. Y no podía ser únicamente una ruptura. Tenía que ser un cisma.Y tenía que ser un cisma sonoro.

Por eso escribimos ahora desde esta columna. La columna es otra. El diario es otro. Laimprenta es otra. La oficina es otra. Y hasta la máquina de escribir, a pesar se ser muy Underwood,muy norteamericana y muy solícita, es también otra.

Pero nosotros somos los mismos. Los mismos de siempre. Y aquellos que pretenden negarlo,parecen, en cambio, ¡qué mudados!, ¡qué distintos! Y son, sin embargo, los mismos igualmente…

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José Carlos Mariátegui, 14-V-1919En La Razón, diario de Lima, N° 1Sección Voces

Problema eterno

-Pero, ¿cómo quieren ustedes que se resuelva el poder presidencial? ¡Si es un problema sinsolución desde hace mucho tiempo! ¡Si es un problema eterno! ¡Un problema que cambia, en suaspecto, pero no cambia en su esencia!

JCM, La Razón, 09.06.19

LA PATRIA NUEVAUn personal senil y claudicante

Ya está plasmada la fisonomía del régimen de la “Patria Nueva”. Ha habido una serie deindecisiones, de tropiezos y tanteos para formarla. Se ha formado como no podía dejar de formarse.Como era inevitable que fuera. Algunos ingenuos pensaron en un régimen de renovación efectiva.Creyeron posible la organización de un gobierno sano y fuerte, nuevo, idealista.

Olvidaron, por supuesto que los gobiernos de esta índole son gobiernos de opinión. Sefunden en el crisol del ardor popular. No de un ardor histérico y circunstancial. Sino en elconvencimiento cálido y adoctrinado de la masa colectiva.

El señor Leguía no se preocupó ni mucho ni poco antes de llegar al poder, de formar esevolumen de opinión ciudadana. Creyó que le bastaba para constituirse en gobierno las alharacas ylas desordenadas actividades de sus partidarios. Y efectivamente ha sido así. El señor Leguía halogrado llegar al poder. Pero no ha conseguido formar un gobierno de verdad. Para conseguir estodebió anticipadamente formar un núcleo potente y disciplinado, unido por el nexo de la doctrina ypor la unanimidad de la aspiración ideal. En brazos de esa mesocracia ignorante y alucinada que loha seguido no podía sino llegar al poder. Y llegar al poder es muy poca cosa para un hombre convastas aspiraciones, con clara conciencia de su valor histórico, con profundo concepto de su misiónen la vía pública, con aguda percepción de las corrientes sentimentales de su tiempo y con talla, enfin, de verdadero héroe popular. Muchos estadistas se han inmortalizado y viven en la memoria delos pueblos sin haber escalado jamás los grados del poder.

Cómo se ha formado la plana mayor del gobierno leguiista

No forma la plana mayor de la banda del señor Leguía ningún ejemplar de esa turbulenta ybulliciosa fauna partidaria que en su nombre aturdió el país durante tres años. Toda esta banda desus partidarios ha quedado en la zaga. La plana mayor se ha formado de tipos clásicos. De hombrescatalogados. De figuras gastadas en la vida pública, que han experimentado los desengaños delfuncionarismo y el desprecio del país.

No hay un solo hombre nuevo en el alto grupo del gobierno. No hay ni una inteligencia joven ni unaarrogancia primaveral. Tampoco hay ímpetus de renovación. Se amalgaman allí los nombres defatales horas pretéritas. Hombres que no pudieron mantenerse a flote en los vaivenes de la políticade acomodos, transacciones y vergüenzas que ha llenado las tres últimas décadas de nuestra historiarepublicana.

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Todos los hombres que pensaron y se alimentaron para la lucha moderna y elevada. Para lagran controversia de las ideas y las doctrinas. Que creyeron que el tiempo nos traería un aliento demodernidad y de efluvio de idealismo. Nuestro propio pueblo que ha sentido las urgencias infinitasde la vida nueva del mundo. Todo estos, absolutamente todos, se sienten a esta hora defraudados yvencidos.

Otra vez vuelven a ser primeras figuras del gobierno nacional el general Canevaro, el señorMalpartida y el señor Villanueva, el señor Valcárcel y el señor Torre González. Estos son losprohombres del gobierno actual. Son los mismos hombres fracasados en la función pública. Son losmismos hombres que en la hora iluminada, se borró del escalafón político. Son los negros autoresdel fracaso del país. Son los incapaces, los protervos, los que arrancaron al pueblo todos susderechos y toda su libertad, los que han llegado al borde del sepulcro sin dejar más que unapantanosa huella de su paso por la vida gubernamental. Estos son los prohombres del señor Leguía.

¿Puede hacerse con estos hombres un gobierno propulsor y moderno?

El señor Leguía no es un genio. No es un talento. No es una cultura. Es apenas un hombreinteligente e intuitivo, avezado en asuntos comerciales y en las habilidades de la política criolla.¿Puede con estos sencillos elementos mentales imponerse a su estado mayor? Seguramente no.Junto a él están los hombres expertos en todos los subterfugios y en todos los vicios. Los hombresresponsables de muchos delitos y signados por todos los pecados. A estos hombres no puedevencerlos sino el ostracismo. El alejamiento permanente del poder. Rodeado por ellos, el señorLeguía tendrá que sucumbir inevitablemente. Y sucumbiría también sin ellos. Porque el señorLeguía no representa en el gobierno un volumen de opinión adoctrinada. Representa sólo un criteriopersonal y el apetito de mucha gente. Cuando el señor Leguía cambiase su estado mayor, loformaría con los hombres de 1910. El país, entonces, no podría saber si la incapacidad porignorancia y por inmoralidad es peor a la incapacidad por senectud y por perversión.

Ya se están viendo los primeros frutos del gobierno formado con tales hombres. Se ha hechoretroceder al país al individualismo gubernamental. Se ha subordinado la autoridad del congreso alcapricho del presidente de la república. Se ha constituido un pequeño organismo burocrático para lafabricación de representantes. Y se está realizando la más tranquila y segura imposición electoralque se ha efectuado en la república.

Así comienza la era de la Patria Nueva. Comienza con la resurrección de hombres quedebían estar políticamente inhumados. Con el resurgimiento de políticos de los que el país no queríaacordarse. De los que es piadoso no acordarse. De los que ahora provocan una execración; pero,más tarde, cuando actúe directamente el siniestro cacique de Cajamarca o el torvo ministro de SantaCatalina provocarán la verdadera revolución del pueblo. Tal vez por esto, sería mejor que actuaranprontamente.

José Carlos Mariátegui, 03-VIII-1919. Hoja volante impresa.Editorial de La Razón. El periódico fue suprimido por la censura de la imprenta arzobispaldonde se imprimía.

En octubre JCM sale deportado a Europa(En Invitación a la Vida Heroica. Antología. Lima-1989)

“He madurado más que cambiado. Lo que existe en mí ahora, existía embrionaria y larvadamentecuando yo tenía veinte años…”

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JCM, 23.07.26

Nota.- Cuando JCM señala: “Los mismos que teníamos a mucha y muy grande honrallamarnos risueñamente bolcheviques”, está recordando su primer artículo al respecto, a menosde dos meses de triunfar la Revolución Bolchevique, cuando declara: “¡Bueno! ¡Muy bolcheviquesy muy peruanos! ¡Pero más peruanos que bolcheviques!” (Maximalismo Peruano 30.XII.1917. ElTiempo, Sección Voces)

Así comenzó el paso que dio el pueblo peruano, del socialismo utopía de Víctor Maúrtua alsocialismo ciencia de JCM. En menos de dos años ocurrió este gran paso.

Y con Nuestra Época se inició el Socialismo Peruano. A pocos años de su Centenario esmenester comenzar por recapitular tan trascendental proceso.

Internacionalmente se vivía los estragos de la primera crisis del siglo XX, la I-GM y laconmoción causada por la Revolución de Octubre. En nuestro país se actuaba bajo el gobierno deJosé Pardo (1915-1919) Hay que estudiar este doble aspecto en el devenir de la IG-SP.

La segunda crisis ocurrió con la II-GM, la agresión nazi-fascista a la URSS, la disolución dela III-IC, las revoluciones de China, Cuba, Vietnam. En nuestro país se actuaba bajo el gobierno deManuel Prado, y después el golpe militar de Manuel A. Odría. En este ambiente comenzó a cobrarfuerza el reconocimiento de la Obra de JCM.

La tercera crisis ocurrió con el surgimiento de la crisis financiera, la crisis del camposocialista. En nuestro país con el surgimiento de los focos guerrilleros, el golpe militar de Velasco-Morales, la insurgencia senderista, Belaúnde, la normalización electoral.

La cuarta crisis, la actual, señala la crisis terminal del sistema capitalista. En nuestro país sedejaba atrás el golpe militar y se afianzaba la sucesión presidencial, incluso con un militar elegido“por voto popular” En verdad, “un problema que cambia, en su aspecto, pero no cambia en suesencia” Para comprenderlo hay que estudiar la relación:

Izquierda Democrática - Nacionalismo Étnico - Socialismo Peruano

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NUESTRA ÉPOCA - 08:

¿EXISTE UNA INQUIETUD PROPIA DE NUESTRA ÉPOCA?

La inquietud contemporánea es un fenómeno del que forman parte las más opuestasactitudes. El término se presta necesariamente, por tanto, a la especulación y al equívoco. Se agitandentro de la “inquietud contemporánea” los que profesan una fe como los que andan en subúsqueda. El catolicismo de Max Jacob figura entre los signos de esta inquietud, al mismo títuloque el marxismo, de André Bretón y sus compañeros de La Revolution Surrealiste*. El fascismopretende representar un “espíritu nuevo”, exactamente como el bolchevismo.

Existe una inquietud propia de nuestra época, en el sentido de que esta época tiene comotodas las épocas de transición y de crisis, problemas que la individualizan. Pero esta inquietud enunos es desesperación, en los demás vacío.

No se puede hablar de una “inquietud contemporánea” como de la uniforme y misteriosapreparación espiritual de un mundo nuevo.

Del mismo modo que en el arte de vanguardia, se confunde los elementos de revolución conlos elementos de decadencia, en la “inquietud contemporánea” se confunde la fe ficticia, intelectual,pragmática de los que encuentran un equilibrio en los dogmas y el orden antiguo, con la feapasionada, riesgosa, heroica de los que combaten peligrosamente por la victoria de un ordennuevo.

La historia clínica de la “inquietud contemporánea” anotará, con meticulosa objetividad, todos lossíntomas de la crisis del mundo moderno, pero nos servirá muy poco como medio de resolverla. Laencuesta de los Cahiers de l’Etoile** no invita a otra cosa que a un examen de conciencia, del queno puede salir, como resultado o indicación de conjunto, sino una pluralidad desorientadora deproposiciones.

Lo que se designa con el nombre de “inquietud” no es, en último análisis, sino la expresiónintelectual y sentimental. Los artistas y los pensadores de esta época rehúsan, por orgullo o portemor, ver en su desequilibrio y en su angustia, el reflejo de la crisis del capitalismo.

Quieren sentirse ajenos o superiores a esta crisis. No se dan cuenta de que la muerte de losprincipios y dogmas que constituyen el Absoluto burgués ha sido decretado en un plano distinto delde su especulación personal.

La burguesía ha perdido el poder moral que antes le consentía retener en sus rangos, sinconflicto interno, a la mayoría de los intelectuales. Las fuerzas centrífugas, cesionistas***, actúansobre éstos con una intensidad y multiplicidad antes desconocidas. De aquí, las defecciones comolas conversiones. La inquietud aparece como una gran crisis de conciencia.

La inquietud contemporánea, por consiguiente, está hecha de factores negativos y positivos.La inquietud de los espíritus que no tienden sino a la seguridad y al reposo carece de todo valorcreativo. Por este sendero no se descubrirá sino los refugios, las ciudadelas del pasado. En elhombre moderno, la abdicación más cobarde es del que busca asilo en ellos.

Nuestra primera declaratoria de guerra debe ser a la que mi compatriota Iberico llama“filosofías de retorno”. ¿El florecimiento de estas filosofías, en un clima mórbido de decadencia,

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entra en gran escala en Occidente en la “inquietud contemporánea”? Esta es la cuestión principalque hay que esclarecer para no tomar sutiles álibis**** de la Inteligencia y teorías derrotistas sobrela modernidad como elaboraciones de un espíritu nuevo.

JCM, 29.08.30 COC. T. 6, págs. 29-31

Publicado en Mundial, 18 días antes de su muerte, respondiendo a un cuestionario de larevista francesas Cahiers de l’Etoile. Se han suprimido los primeros párrafos, por su caráctercircunstancial, que decían así: “La redacción de Cahiers de l’Etoile me ha incluido entre losescritores consultados en su gran encuesta internacional sobre la ‘inquietud contemporánea’. Estoyen deuda con esta revista desde hace unos meses; y creería llegar con excesivo retardo a su cita, sino encontrase en los últimos números de algunas revistas de América las primeras respuestas delmundo hispánico, entre ellas la de Juan Marinello que tan deferente y elogiosamente me menciona.La demora de otros justifica o atenúa la mía.

Estimo útil la transcripción del cuestionario sometido al análisis y a la crítica de losescritores consultados:

A) ¿Existe una inquietud propia de nuestra época?

B) ¿La constata usted en su mundo?

1- ¿Qué formas toma?

2- ¿Cómo se expresa esta inquietud dentro y frente a la vida social?

(¿La interdependencia de los países, la condensación de la población en los grandes centros, elmaquinismo colectivo, el automatismo individual, tienden a aniquilar la personalidad humana?)3- ¿Y dentro de la vida sexual?

4- ¿Y dentro de la fe?

5- ¿Cuál es su efecto sobre la actividad creadora?

C ¿La inquietud, no es el sufrimiento de una humanidad que espera encontrar su unidadlibertándose de sus prisiones (tiempo, espacio y soledad individual)? (En este caso, ¿una época degran inquietud no señala el despertar de una nueva conciencia? ¿Y si estamos en tal época, podemosya despejar esta nueva conciencia y sus características?)”

Nota de la Empresa Editora Amauta

(* La Revolución Surrealista; **Cuadernos de la Estrella; *** puede ser seccionistas, de seccionar,separar; ****coartadas)

Nota.- JCM inició su exposición ante la época contemporánea con NUESTRA ÉPOCA, y laconcluyó con ¿EXISTE UNA INQUIETUD PROPIA DE NUESTRA ÉPOCA? Sorprende lacoincidencia, pero desde el inicio hasta el final de sus aportes al Socialismo Peruano tuvo siempreen cuenta que se trataba de una nueva época en el devenir de la humanidad.

Esta preocupación, esta inquietud daba la vuelta al mundo. En todas partes se tomabaconciencia de que la crisis que se enfrentaba era por el cambio del sistema social. Por eso, a diezaños justos de su Maximalismo Peruano, pudo señalar que:

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El destino de Norteamérica no puede ser contemplado sino en un plano mundial. Y en esteplano, el capitalismo norteamericano, vigoroso y próspero internamente aún, cesa de ser unfenómeno nacional y autónomo, para convertirse en la culminación de un fenómeno mundial,subordinado a un ineludible sino histórico.(31.12.27)

Es el trasfondo de la época contemporánea que sucede a la época moderna.

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NUESTRA ÉPOCA - 09:

POR QUÉ NUESTRA ÉPOCA

La presente serie Nuestra Época, semana a semana en ocho entregas ha presentado el materialque muestra cómo surgió el Socialismo Peruano. Ningún Activista que se reclame del SocialismoPeruano podrá en adelante ignorar consciente, subconsciente, inconscientemente este material. Espunto de partida para su actividad militante, combativa.

Este material tiene un histórico antecedente: Maximalismo Peruano (31.12.17), difundido yarepetidamente en otros envíos. (Se incluirá en la versión pdf de esta serie) Tiene su punto inicial enel primer número del periódico Nuestra Época (22 06.18) Y tiene su culminación en ¿Existe unainquietud propia de Nuestra Época? (29.03.30)

Cuando algunos pretendieron marginar la obra del Iniciador del Socialismo Peruano, no faltaronquienes, lustro a lustro, incluso en trabajo anónimo, “de bajo perfil”, se dedicaron a recopilar,difundir, ordenar, sistematizar básicamente su contribución histórica. Entre ellos están en primerlugar la familia Mariátegui Chiappe, Moisés Arroyo Posada, Guillermo Rouillon, Alberto Tauro,Jorge Falcón, Genaro Carnero Checa, Ricardo Luna Vegas. La lista es larga, e incluye a connotadosescritores extranjeros. ¡Reconocimiento y respeto a todos ellos!

JCM captó rápidamente que el mundo ingresaba en una nueva época, la época contemporánea, laépoca del socialismo. Por eso, conscientemente puso el nombre de Nuestra Época al periódico quemarcó el inicio del Socialismo Peruano. Y, continuando, puso por nombre La EscenaContemporánea al primer libro que publicó.

Los términos época, época contemporánea son ahora de uso común. Pero es menesterprecisarlos para comprenderlos mejor. Sobre todo ahora que el capitalismo está en su etapa superiory en su crisis terminal; y que con este telón de fondo se ha iniciado la preparación para conmemorardignamente el CENTENARIO DEL SOCIALISMO PERUANO.

Cuando la crisis mundial de comienzos del siglo pasado, que provocó por una parte la I GuerraMundial (1914-1918) y por otra la Revolución de Octubre (1917), se comenzó a utilizar el término“nueva época” En Sobre la Caricatura del Marxismo (--.08.16) Lenin titula su Capítulo 2 como“Nuestra Concepción de la Nueva Época” Ahí señala que “Las resoluciones de nuestro partidohablan de la guerra actual, engendrada por las condiciones generales de la época imperialista. Lacorrelación de ‘época’ y ‘guerra imperialista’ está planteada por nosotros correctamente.” Entonces,primero admitió el término “época imperialista”, y luego precisó tanto el término época como eltérmino imperialismo. (Y por eso tituló su investigación como “El imperialismo, fase superior delcapitalismo”)

En el folleto, primero señala que el término imperialismo es una palabreja. Y luego analiza elconcepto “época” y lo sustituye correctamente por fase. Este análisis, por lo general, pasa sin mayoratención en más de un lector.

Lenin critica que para su interlocutor “¡Resulta, según él, que hablar concretamente significahablar de ‘época’! Y eso precisamente es inexacto”

Luego precisa que “La época se llama precisamente así porque abarca toda una suma defenómenos y guerras diversos, típicos y no típicos, grandes y pequeños, propios de los paísesavanzados y de los atrasados. Eludir estas cuestiones concretas por medio de frases generales acercade la ‘época’, (…) significa abusar del concepto ‘época’” Y que “Este razonamiento es un modelode empleo caricaturesco del concepto ‘época imperialista’ ¡Precisamente porque este concepto esnuevo e importante hay que luchar contra la caricatura!”

Y aclarando el fondo del debate, explica que “Desde el punto de vista económico, el

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imperialismo (o ‘época’ del capital financiero, no se trata de palabras) es el grado superior deldesarrollo del capitalismo, precisamente el grado en que la producción se hace tan grande ygigantesca que la libertad de competencia es sustituida por el monopolio. En esto consiste laesencia económica del imperialismo. El monopolio se manifiesta en los trusts, consorcios, etc.; en laomnipotencia de los bancos gigantescos, en el acaparamiento de fuentes de materias primas, etc.; enla concentración del capital bancario, etc. Todo el quid de la cuestión está en el monopolioeconómico” (Énfasis agregados)

Este grado superior recibe el nombre de fase, no de época. La época abarca fenómenos típicosy no típicos. Entonces, es menester precisar la terminología.

Hay que partir del término tiempo como duración. Esta duración tiene varios niveles, que sonconocidos y usados como era, edad, época, período, etapa, fase, grado.

Era, del latín aera = cifra, tiempo largo

Edad, del latín aetas = tiempo

Época, del griego epokhée = lapso, período largo

Período, del griego peri = alrededor, y hodos = camino, espacio de tiempo

Etapa, del flamenco stapel = fase, división

Fase, del griego phásis = faceta, cambio

Grado, del latín gradus = paso, peldaño

Era y Edad se usan básicamente como sinónimos. Se tiene así la “era cristiana”, la “edad depiedra” El término Edad fue usado previamente por la historia mundial. Y así se tiene EdadAntigua, Edad Media, Edad Moderna.

Época tiene similitud con Edad, pero se usa también como Etapa. Es usada por el marxismopara señalar Época Comunista Primitiva, Época Esclavista, Época Feudalista, Época Capitalista,Época Socialista. Usando la terminología anterior, la Época Socialista se denomina también Edad oÉpoca Contemporánea (Llamada Pos-moderna por la sociología burguesa)

Desde el punto de vista económico, cada época tiene una fase superior (etapa, grado) Y así setiene:

EDAD ÉPOCA ETAPA SUPERIOR

ANTIGUA

COMUNISMO

PRIMITIVO DESPOTISMO

ESCLAVISMO IMPERIALISMO

MEDIA FEUDALISMO ABSOLUTISMO

MODERNA CAPITALISMO FINANCIERISMO

“POS MODERNA”

CONTEMPORÁNEA SOCIALISMO COMUNISMO

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Page 39: Nuestra Época

En el lenguaje común, Época es término usado coloquialmente. Así, se dice que “esta victoriamarca toda una época”; “en mis buenas épocas yo jugaba fútbol”, “ya pasó su época, no frieguemás” Y, sin mayor precisión, también se le usa en la literatura general. Sin embargo, al leer se puedeentender si se trata de edad, era; o si se trata de etapa, fase.

Período, Etapa, Fase, Grado, pueden ser considerados como subdivisiones de Era, Edad,Época. Así se puede pormenorizar una investigación, clasificación, historia.

Y así como hubo imprecisión en denominar la etapa superior del capitalismo (llamarlaépoca y llamarla imperialismo), también hubo y aún hay imprecisión respecto al socialismo ycomunismo. La revolución proletaria comenzó por llamarse comunista. (Y de ahí el ManifiestoComunista). Luego se aceptó el nombre de socialista, pero señalando que el socialismo es la etapainferior del comunismo. Después, precisando los términos se tiene que socialismo es el modo deproducción que sucede al capitalismo, y comunismo es su etapa superior.

JCM no se equivocó, pues, en nombrar la realidad que vivía como nuestra época, comoépoca contemporánea, ni al nuevo modo de producción como socialismo. Y tampoco se equivocóal nombrar al Partido del Cambio Social como Partido Socialista.

Y llegó a señalar que “La inquietud contemporánea es un fenómeno del que forman parte lasmás opuestas actitudes. El término se presta necesariamente, por tanto, a la especulación y alequívoco. Se agitan dentro de la ´inquietud contemporánea´ los que profesan una fe como los queandan en su búsqueda”

Todavía hay en nuestra escena política quienes profesan una fe y quienes andan en subúsqueda. Pero en cada una de sus etapas, el Socialismo Peruano siempre ha enrolado, enrola yenrolará a quienes profesan una fe,

¡LA FE EN EL PERÚ INTEGRAL!

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NUESTRA ÉPOCA - 10:

1

COROLARIO DE NUESTRA ÉPOCA

1

¡Bueno! ¡Muy bolsheviquis y muy peruanos! ¡Pero más peruanos quebolsheviquis!

30.12.17

2

Y esta repulsa continua nos hace sentir la necesidad de buscarnos uncamino propio para afirmarla y para salvarnos de toda apariencia desolidaridad con el pecado, el delito y la ineptitud contemporáneos.

22.06.18

3

Que no empleen sus armas ni dilapiden su tiempo en herirse unos a otros,sino en combatir el orden social, sus instituciones, sus injusticias y suscrímenes.

01.05.24

4

No es mi ideal el Perú colonial ni el Perú incaico sino un Perú integral.Aquí estamos, he escrito al fundar una revista de doctrina y polémica, losque queremos crear un Perú nuevo en el mundo nuevo

11.03.27

5

El destino del hombre es la creación. Y el trabajo es creación, vale decirliberación. El hombre se realiza en su trabajo.

--.07.28

6

La tendencia ideológica más afirmativa y definida de la actualidadnacional es la tendencia socialista; las otras, si existen, están todavía porprecisar o son simples resurrecciones de viejas tendencias, débil y

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Page 41: Nuestra Época

confusamente retocadas.

De la solidaridad de los intelectuales de vanguardia del proletariado y delcampesinado, saldrá la fuerza política de mañana. Muchos factoresfavorecen la formación de un partido socialista, que dé un programa y unrumbo a las masas obreras y campesinas. Con la liquidación de los viejosy febles partidos, se ha producido una sustitución de los antiguos temaspolíticos por los temas económicos. En este terreno, ninguna doctrina semueve con más seguridad que el socialismo.

--.03.29

7

Los revolucionarios de hoy nos sentimos mucho más solidarios de lo quealgunos pueden suponer con los revolucionarios de ayer.

21.09.29

8

Mientras me sostenga la solidaridad de grupos como ese, y como los quecomponen ya nuestros cuadros de provincias, no cejaré en el empeño dedar vida a un partido de masas y de ideas, el primer gran partido demasas y de ideas de toda nuestra vida republicana.

14.10.29

9

No puede haber renovación sino sobre la base de grandes principios.Trabajen mucho.

16.04.30

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EDICIONES PERÚ INTEGRALEdición a cargo del

COLECTIVO PERÚ INTEGRALLima- 2013-Perú

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