Nuestra América. Marxismo e indianismo. Álvaro García Linera

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  • Marxismo e indianismo Titulo Garca Linera, Alvaro - Autor/a; CELA, Centro de Estudios Latinoamericanos JustoArosemena - Compilador/a o Editor/a;

    Autor(es)

    Tareas (no. 130 sep-dic 2008) En:Lugar

    CELA, Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena Editorial/Editor2008 Fecha

    ColeccinIndianismo; Marxismo; Ideologas polticas; Movimientos sociales; Pensamientopoltico; Indgenas;

    Temas

    Artculo Tipo de documentohttp://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Panama/cela/20120717093956/marxismo.pdf URLReconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Genricahttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es

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    NUESTRA AMRICAMARXISMO E INDIANISMO*

    lvaro Garca Linera**

    *Transcripcin de una charla dictada en la Universidad de Cornell el 3de septiembre de 2007, en el marco de la conferencia "Marx y Marxismoen Amrica Latina", patrocinada por la revista Diacritics. En este nmerose publica la primera parte, la segunda aparecer en Tareas N131.** Socilogo y Vicepresidente de Bolivia.

    Muy buenas tardes a todos. Deseo agradecer enormemen-te la invitacin que me han hecho para poder estar ac conustedes compartiendo la inauguracin de estos seminarios,agradecer a la Universidad y, doblemente a ustedes, porquees Da del Trabajo y podran estar en otras ocupaciones muchoms relajantes. Me siento muy contento y halagado porquehan sacado tiempo de sus actividades diarias y de su descansomerecido para estar conmigo acompandome.

    Me han invitado a hablar sobre la temtica de marxismoe indianismouna temtica muy tensa en el caso de AmricaLatina y, en particular, en Bolivia. Y como buen marxista,seguidor de Hegel, voy a comenzar por hablar del marxismocriticando al marxismo, que es como tiene que hacer cada

    En 2008 el CELA public la tercera edicin dellibro Las clases sociales en Panam, de Marco A.Gandsegui, h. (compilador).

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    marxista que nuevamente comience a releer su historia ysu memoria.

    Una hiptesis de trabajo que voy a intentar demostrar a lolargo de los siguientes minutos es que, en el siglo XX, elmarxismo acadmico y poltico ha estado divorciado de lasluchas y de la reflexin en torno al mundo indgena y almovimiento indgena. Es decir, el marxismo existente enAmrica Latina durante el siglo XX desconoci el movimientoindgena, desconoci la temtica indgena y lo que ahoraqueremos averiguar es por qu sucedi ese divorcio, esedesencuentro que dur aproximadamente 100 aos desde lallegada de las primeras influencias tericas, acadmicas ypolticas del movimiento marxista internacional?

    La primera pregunta que surge a partir de ello es qu eslo que ha llevado a que sociedades relativamente parecidasen complejidad estructural, varias formas productivas-tradicionales y modernas- y de preponderancia agraria comoMxico, Per, Ecuador y Bolivia, por una parte, y China yVietnam, por otra, hayan tenido formas tan diferentes derecepcionar y ensamblarse con el pensamiento marxista?

    En el caso de China y Vietnam, sociedades igualmentecomplejas en su diversidad lingstica, cultural e histrica ycon fuerte preponderancia agraria, no es posible entender lahistoria poltica e intelectual sin comprender la vital manerade articularse el marxismo a las luchas sociales deemancipacin nacional. En el caso de Mxico, de Per, Ecuadory Bolivia, con dos notables excepciones personales, la influen-cia del marxismo del siglo XX es sin duda irrelevante en lahistoria de las luchas sociales indgenas y populares, y muydbil en la creacin crtica e intelectual. Con la excepcin,por supuesto, del peruano Juan Carlos Mariategui y delboliviano Tristn Maroff -ambas personalidades intelectualesque desde la poltica y desde la reflexin intelectual seacercaron a la temtica indgena- este divorcio, esta distanciadel indgena y del marxismo realmente existente en AmricaLatina tiene sin duda explicaciones desde el orden de lascaractersticas de las organizaciones polticas de la poca, delas caractersticas y comportamiento personal de los lderes,que pueden ayudar a entender ese divorcio. Pero tambin,tiene que ver con la propia manera de recepcionar la teora

    marxista en Amrica Latina. Hoy quiero referirme exclusiva-mente a esta temtica.

    Voy a referirme en esta breve charla a los componentesdiscursivos e interpretativos que contribuyeron a esterilizarel desarrollo poltico del marxismo en Amrica Latina y, enparticular, a impedir su articulacin con los movimientosindgenas en estos pases que tienen elevada presencia depueblos indgenas. Cules fueron esos componentes teri-co-polticos que llevaron al distanciamiento y al divorcio delmarxismo realmente existente latinoamericano con el mo-vimiento y la temtica indgena y campesina en el continen-te? Fundamentalmente, la adopcin de cuatro lneas terico-polticas, cuatro visiones de la historia de la sociedad, quelejos de acercar al marxismo y a los marxistas al movimientoindgena, los apartaron y en algunos lugares los enfrentaron.

    Cules son esas cuatro lneas de divorcio que contri-buyeron a esa separacin, a esta distancia y esta impotenciadel marxismo realmente existente respecto al movimientoindgena latinoamericano?

    La primera: la visin lineal y teleolgica de la historia.Para los marxistas, incluidos los de la ltima generacin delsiglo XX, haba una lectura de lo que debe ser la historia.Segn esta interpretacin marxista o seudo marxista lahistoria tena una nica lnea de desarrollo inevitable: Pasba-mos del comunismo primitivo escondido en los inicios de lahistoria hasta el esclavismo, del esclavismo al feudalismo,del feudalismo al capitalismo y del capitalismo inevitablemen-te al comunismo. Esa se supona que era la lnea que iba aatravesar la historia de todas las sociedades y todos los pasesdel mundo. Entonces, si es que esta lnea de la historia eracierta, estaba claro que para llegar al comunismo, se tena quepasar inevitablemente por el capitalismo. Y como la estructurasocial de los pueblos indgenas no es capitalista, su aporte a lasluchas socialistas y comunistas se presentaba -por tanto- comoirrelevante y, en algunos casos, como un estorbo y hasta retr-grado. Pues hablaban los indgenas de regresar a un pasadoque quiere hacer retroceder lo inevitable, elimina el destinode la historia, es decir, el capitalismo y el comunismo.

    Por si fuera poco, dado que la estructura social de los pue-blos indgenas no era capitalista, ni tampoco lo era el comu-

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    nismo natural que se remontaba al inicio de los tiempos his-tricos - decan los marxistas latinoamericanos y, en parti-cular, los bolivianos - los indgenas y las estructuras agrariastradicionales no podan ser menos que esclavistas o siervos.Y, por lo tanto, durante dcadas los marxistas acadmicos ypolticos se dedicaron a buscar esclavos en las sociedadesagrarias coloniales y precoloniales o, si no se pudiera encon-trar esclavos, siervos y seores feudales al interior de lashaciendas y las economas agrarias tradicionales. Y dado queel capitalismo era lo inevitable, y el paso previo al comunis-mo, los indgenas y los campesinos solamente se volvan in-teresantes para las estrategias polticas y para el inters aca-dmico, en tanto estaban en evolucin o en trnsito a serproletarios revolucionarios. Porque era el nico mecanismo,siendo proletarios, que podan convertirse en fuerzas de larevolucin. En cualquier caso, como se trataba de los indge-nas, de pueblos y sociedades atrasadas, que representaban elpasado y cuyo nico posible papel en la historia era pasar loms rpidamente posible a la sociedad moderna capitalista-industrial, el inters y la preocupacin por los indgenas, suhistoria, sus luchas, sus tradiciones o su importancia en lasociedad moderna, pasaba a segundo plano.

    Este primer eje de la visin lineal y teleolgica de la his-toria que se apoder de buena parte de las fuerzas polticaspartidarias marxistas fue el primer elemento que contribuya crear un abismo, un ro que separaba el desarrollo del movi-miento marxista latinoamericano y el desarrollo del movi-miento indgena y campesino latinoamericano. De all, du-rante el siglo XX -con notables excepciones en los aos 1970-80, especialmente en Centroamrica, El Salvador y Guate-mala a izquierda marxista latinoamericana no pudo com-prender la estructura social latinoamericana, ni la relacinutilitaria de las estructuras tradicionales con la modernidadcapitalista.

    Un segundo eje discursivo, interpretativo que llev a laizquierda marxista latinoamericana a separarse, a no com-prender el movimiento indgena y campesino, fue la lecturade que todo campesino campesino indgena una buena par-te de ellos es un pequeo-burgus. Con el mismo esquema,si los campesinos indgenas no son ni esclavos ni siervos

    como receta el manual de ciencias polticas de la URSS, ymucho menos son asalariados del campo, no les queda enesta lectura nada ms que ser pequeo-burgueses dueos desus medios de produccin y, por lo tanto, oscilantes, timora-tos, defensores de la propiedad privada, sospechosos perma-nentes de traicin a la revolucin y en permanente transi-cin hacia la obrerizacin que seria recin el lugar dondetendran algn tipo de participacin en la historia.

    Con ello, las luchas de los campesinos y de los indgenasse presentaban entonces sin ningn valor histrico progresi-vo. Por lo que solamente al momento de su obrerizacin -desu conversin de campesinos en obreros- es que haba quepreocuparse de ellos y, de hecho, haba que acelerar este pro-ceso para poder considerar la participacin de indgenas ycampesinos como un elemento interesante en el horizontede preocupaciones y de intereses de las fuerzas de izquierdamarxista en el siglo XX.

    Con ello y tomando en cuenta que en el caso de Bolivia,de Ecuador, del Per, en el caso de los pases centroamerica-nos y en el caso de Mxico hasta mediados del siglo XX, lasmasas campesinas eran la mayora de la poblacin. Estabaclaro que esta izquierda marxista no tuvo una poltica de alian-zas ni de construccin de una mayora nacional capaz de dis-putar el poder del Estado. Mucho menos ha sido un potencialrevolucionario las masas campesinas que, aun hasta hoy,tienen una importancia demogrfica y econmica decisiva.En el caso de Bolivia, el 39 por ciento de la poblacin siguesiendo campesina y el 62 por ciento de la poblacin, indgena.

    Un tercer eje interpretativo que enarbol la izquierdamarxista latinoamericana en el siglo XX y que contribuy aseparar o a divorciar al marxismo latinoamericano del movi-miento indgena, es su interpretacin sobre la comunidad.En la versin que predomin en la izquierda latinoamerica-na, la comunidad tradicional y agraria era fundamentalmen-te un arcasmo retrgrado. Para este marxismo, las nicascomunidades histricas eran, o la comunidad natural lejanaen los inicios de la historia, o el comunismo futuro; por tanto,no exista ni poda existir ningn potencial intelectual rele-vante, ni poltico-revolucionario en las formas organizativasdel trabajo y de la vida de las comunidades agrarias, ni de las

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    comunidades urbanas tradicionales. Por el contrario, stasdeberan ser sustituidas por distintas formas de trabajo asa-lariado, llegado el caso, o si se pudiera, por cooperativas esta-tales que debieran ser inyectadas desde el Estado en formasde agrupacin y actividad laboral.

    Este desconocimiento del papel de la comunidad tradicio-nal, de la fuerza vital y de la potencialidad anidada en lascomunidades tradicionales, impidi tambin entonces a laizquierda latinoamericana del siglo XX entender las formasde trabajo indgena fundamentalmente rural y entender elpotencial pos-capitalismo que est anidado y que estaba anidadoen sus fuerzas organizativas, laborales y asociativas.

    Un cuarto punto de separacin entre el marxismo latino-americano y el movimiento indgena fue la manera cmo elmarxismo latinoamericano enfoc el tema de las identidadesculturales y nacionales al interior de los Estados nacionaleslatinoamericanos. Por lo general, para el marxismo latino-americano del siglo XX la diversidad lingstica, cultural ehistrica de las sociedades latinoamericanas no fue objeto deinters acadmico alguno. No fue parte del debate de las pu-blicaciones y las investigaciones marxistas, ni mucho me-nos la demanda identitaria y cultural de los pueblos indge-nas. Con excepcin, es importante remarcar, de Juan CarlosMaritegui en el Per que trabaj la temtica indgena ensus escritos y dej un conjunto de lineamientos que no fue-ron retomados por una estructura partidaria e intelectualposterior y de Tristn Maroff que se vincul a pueblos indge-nas de Bolivia, y particip en sublevaciones indgenas en losaos 1920-30 en Bolivia.

    El resto de la intelectualidad marxista, hasta muy entra-do el siglo XX tuvo un desinters memorable respecto a lasidentidades culturales y a la diversidad lingstica. Por lo ge-neral eso fue tratado como un residuo del pasado que tenda adesaparecer a medida que se desplegara la modernidad capi-talista y los procesos de centralizacin y homogeneizacincultural que fueron bien vistos por la izquierda latinoameri-cana marxista. En otros casos, esta diversidad cultural y estareivindicacin identitaria fue visto como un estoicismo fol-clrico poco importante para las luchas y sin ninguna influen-cia en los mecanismos de movilizacin social, fundamental-

    mente considerados como urbanos y obreros. Esta renunciade la izquierda latinoamericana marxista de entender la te-mtica cultural, la diversidad cultural y las demandas de iden-tidad llev a esa izquierda a no entender la fuerza anidada enlas demandas identitarias.

    No solamente eso. No solamente que abandon la posibi-lidad de encontrar una fuerza de movilizacin en torno a estetemtica, sino que tambin llev a una renuncia a compren-der la propia conformacin de la composicin de las clasessociales. El marxismo latinoamericano y en buena partemundial al reducir la temtica de las clases sociales mera-mente al mbito de la economa y de la propiedad, dej de ladoel componente cultural, ideolgico y simblico que siempreest presente en la construccin de las clases sociales y, porlo tanto, no pudo comprender los elementos movilizadores olos elementos que gatillan al final la indignacin moral de lossublevados. Porque la gente no se subleva meramente por untema de clculos econmicos y relaciones de propiedad. Enultima instancia lo que moviliza a la gente son las formascmo se gatillan los mecanismos de indignacin moral fren-te a las autoridades y a los poderosos.

    De aqu, entonces, que el marxismo latinoamericano enbuena parte durante todo el siglo XX no haya podido dialogarnunca con el movimiento indgena, no haya podido contribuircon investigaciones relevantes sobre el mundo indgena y nohaya podido articular procesos polticos de izquierda marxista,urbana y obrera, con los movimientos indgenas y campesinosque se daban a lo largo de todo el territorio latinoamericano.

    No es casual que a partir de estos cuatro desencuentros:Una visin lineal de la historia, un menosprecio sobre el cam-pesino reducido a pequeo-burgus, un desconocimiento delas potencialidades de las comunidades agrarias y una bana-lizacin de la identidad cultural y lingstica, rpidamente -especialmente en Bolivia, Ecuador, y en parte en Guatema-la- a partir de los aos 1960-1970, hubiera generado un mo-vimiento indgena-campesino que no solamente reivindiclos temas de identidad cultural y de movilizacin poltica y deautogobierno indgena, sino que a excepcin de Guatemala,lo hizo enfrentando a los propios marxistas. Lo hizo criticandoa la propia izquierda marxista latinoamericana.

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    Me voy a detener de manera muy rpida simplemente enlo que sucedi en Bolivia, aunque una cosa parecida podemosencontrar a los inicios del movimiento indgena en Ecuador yPer. Ya que el marxismo no daba cuenta de las comunida-des, de las identidades culturales y ya que el marxismo noentenda el problema de la dominacin colonial interna, fue-ron los propios sectores indgenas los que fueron promovien-do y creando una lite intelectual indgena, en los aos 1960-70, que precisamente reaccion contra los mecanismos deopresin colonial al interior de los propios Estados nacionalesy lo hizo colocando en el mismo saco a las lites dominantesy a las fuerzas polticas marxistas.

    En el caso de Bolivia, intelectualmente el movimientoindgena tiene un renacimiento a partir de los aos 1960-70,a partir de ncleos indgenas urbanizados que haban pasadode manera limitada a los procesos de ascenso social, escola-res y universitarios y que, precisamente, por haber vividoesos mecanismos de exclusin racial y cultural en el mbitouniversitario, en el mbito estatal, comenzaron a produciruna teora de interpretacin de la dominacin colonial, de laracializacin del Estado y de una convocatoria a la emancipa-cin de los pueblos indgenas frente a un Estado que conside-raban anti-indgena.

    Las primeras voces intelectuales estuvieron a cargo deFausto Reinaga, un intelectual indgena que desde el ao 1960teoriz y que de hecho puede ser considerado como el padrefundador del moderno indianismo. Fue una persona -inicial-mente aislada y luego con un pequeo grupo de intelectualesque haban pasado por el mbito universitario que comenza trabajar la idea de una crtica al Estado y la propuesta deuna revolucin india que lleve al poder a los sectores indge-nas anteriormente excluidos y que, segn l, constituan lainmensa mayora de la poblacin boliviana.

    Sobre este ncleo intelectual indgena posteriormentehabr dos vertientes: la vertiente indianista y la vertientekatarista.* La vertiente indianista que, desde el principio,

    propuso luchar por el poder del Estado para indianizar Boliviay la vertiente katarista, una posicin ms intermedia que sevinculaba al mundo poltico pero tambin se vinculaba almundo de las organizaciones sindicales y agrarias del movi-miento campesino para desde all adentro, desde las propiasorganizaciones, hacer un trabajo de modificacin del pensa-miento y de construccin de nuevos liderazgos.

    Sobre los fundadores -Fausto Reinaga y otros- surgen en-tonces dos vertientes: El indianismo, bsicamente accinpoltica, y el katarismo que hace accin poltica y accin sin-dical en las comunidades y en las propias estructuras organi-zativas creadas a lo largo del siglo XX, tanto por gobiernosdemocrticos como por gobiernos dictatoriales.

    La primera experiencia del movimiento indgena electo-ral se da en los aos 1978-80, cuando presentan candidatu-ras independientes para la lucha electoral. No se olviden queentre el 1978- 80 en Bolivia se recupera la democracia des-pus de ms de 13 aos de dictadura militar. La experiencianotable por su innovacin no ser muy exitosa. Los parti-dos indianistas el indianista y el katarista no obtendrnms que 1.5 por ciento de la votacin. Podrn mandar 4 dipu-tados al congreso, sin embargo, sern una pequea minora yno encontrarn en el mbito electoral un mbito de resonan-cia y de aceptacin a travs del voto.

    De las dos vertientes, la indianista ser la ms radical yla que buscar no hacer ningn tipo de alianza ni de contactocon otras fuerzas progresistas de la sociedad boliviana. Lavertiente katarista ser en cambio mucho ms proclive a dia-logar con la izquierda y lo har en condiciones de supedita-cin. Sern los sectores kataristas los que participarn juntoen condicin minoritaria a la fuerza de izquierda que en1982 asumir el gobierno, la UDP.* Tendr algunos de susrepresentantes y sus lderes como ministros y, posteriormente,esta vertiente quedar debilitada por la imposibilidad de des-plegar otro tipo de adhesiones polticas electorales. La ver-sin poltica radical indianista despus de este periodo decompetencia electoral y de los resultados bastante escasosque obtuvo, entrar en un proceso de disgregacin en distin-

    *Katarismo, movimiento indgena boliviano que a partir de la dcada 1970 buscabaromper el control de los partidos polticos tradicionales sobre la poblacin campesina,mediante la sindicalizacin de obreros rurales y campesinos, y en la organizacin dealternativas electorales. Inspirado en la figura del revolucionario indgena Tupac Katar(1750-1781).

    *Unin Democrtica y Popular (UDP), partido poltico boliviano formadopor varios partidos de izquierda. Gobern el pas entre 1982 y 1985.

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    tas vertientes. Unos se dedicarn ms a la parte religiosareivindicando una religiosidad andina tradicional, otros sededicaran a la parte acadmica, metindose a las universi-dades para desde all promover una reconstruccin y una re-invencin de la historia indgena, fundamentalmente desdelas carreras de historia, de antropologa y de sociologa. Otraparte de esta lite poltica de los aos 70 regresar a susdomicilios y otros buscarn otro tipo de alianza personal conlas fuerzas conservadoras que desde 1985 se apoderarn delescenario poltico boliviano.

    Hasta aqu, tanto el indianismo como el katarismo ten-drn muy poca relacin con la izquierda boliviana. En parti-cular desde los sectores ms radicales, harn no solamenteuna critica del Estado colonial, del Estado racista que excluyelas mayoras indgenas de las instituciones estatales, sinotambin criticar a la izquierda por la ceguera, a la izquierdamarxista por no entender la temtica nacional, por no com-prender las estructuras tradicionales de la sociedad indgenay por no proponer una estrategia de alianzas, de pactos o demovilizacin que unifique el mundo urbano-obrero con elmundo agrario-campesino indgena y las periferias urbanasigualmente indgenas.

    A estas alturas del desarrollo de la historia y de las ideas,lo que uno tiene que preguntarse es, visto este desencuentroentre el marxismo y el indianismo en Amrica Latina y enBolivia, visto este desencuentro entre teora marxista latinoa-mericana y reflexin indgena, entre accin colectiva de iz-quierda marxista poltica y de movimiento social indgenaTiene algo que decir el marxismo hacia los indgenas? Esposible encontrar en el marxismo elementos, componentesque pudieran acercar y romper, o mejor, superar esta separa-cin de ms de cien aos, entre movimiento y teora marxis-ta y movimiento y teora indgena-indigenista? Cien aos pa-recen decir que no. Pero personalmente, considero de que s.

    De hecho es posible apuntar que el xito, o parte del xito,un elemento pequeo que ha contribuido a la construccinde un movimiento popular indgena con la suficiente fuerzade movilizacin, en los aos 2000-2006, y buena parte de lasestrategias de alianzas que se han podido articular entremovimientos indgenas, movimiento obrero, sector urbano ju-

    venil, se debe a muchos elementos. En primer lugar, por su-puesto, a las caractersticas del momento, una nueva gene-racin de lderes sociales, pero tambin, a manera bastantehumilde pero interesante de ser tomada en cuenta, a unadistinta manera de acercamiento de ncleos marxistas al de-sarrollo de estos movimientos y a la bsqueda de un dilogoentre una trayectoria planetaria del movimiento marxista ylos aportes locales y generales del propio movimiento indgena.

    Sobre una primera constatacin, divorcio entre marxistase indgenas en el siglo XX, Tiene el marxismo algo que decira los indgenas, a su movimiento, y a sus interpretaciones?S. El marxismo distinto por supuesto al que prevaleci en elsiglo XX en Amrica Latina tiene un arsenal terico-polticocapaz de ayudar a entender la complejidad estructural de lassociedades indgenas a fin de apuntalar procesos de lucha, deemancipacin en algunos casos pos-capitalistas. Pero paraello es fundamental cerrar la vulgata marxista predominanteen el siglo XX entre distintos partidos socialistas y comunistasy realizar un proceso de desentierro casi arqueolgico de vetascrticas del pensamiento duro del marxismo.

    En particular consideramos que en la teora crticamarxista existen al menos cuatro grandes lneas tericas queayudan, que pueden ayudar y estn ayudando a un acerca-miento, a un ensamblaje critico-revolucionario entre marxis-mo e indianismo. Menciono estas cuatro lneas y las trabajo:

    1. La teora del desarrollo del capitalismo como proceso desubsuncin formal y de subsuncin real del proceso detrabajo bajo el capital

    2. La teora de la nacin y de la colonialidad al interior de lassociedades capitalistas

    3. La teora de las formas de la comunidad y4. La teora de la revolucin y el poder.

    Trabajemos la primera. Est claro que no hay un desarro-llo lineal ni teleolgico de la sociedad. Est claro que cadasociedad tiene mltiples formas de desarrollarse y que el des-tino no es ni definitivo ni preestablecido. Est claro que lahistoria misma es una incertidumbre hacia el futuro. Perotambin est claro que el propio capitalismo tiene mecanis-

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    mos para desarrollar sus propias relaciones y sus propias in-fluencias y expansiones respecto a la sociedad planetaria.

    Cul es el enfoque que tiene Marx respecto al tema dedesarrollo? Fundamentalmente se encuentra en El Capital,en el captulo de la plusvala absoluta y relativa, el captulosexto indito y el Manuscrito de 1861-63. En buena parte lateora de la subsuncin formal y real tambin constituye unade las vetas importantes del propio trabajo de Toni Negri y deMichael Hardt en sus libros Imperio y Multitud, en especialde Negri en todos los libros anteriores sobre el movimientoobrero.

    Qu dice esta lectura de Marx sobre el capitalismo y cmocontribuye a entender las sociedades indgenas campesinaslatinoamericanas? Lo que nos dice Marx es que el capitalis-mo tiene un ncleo fundador y expansivo que es el valor quese auto-valoriza, que es la ganancia que se vuelve en lgica,en destino y en motor de todas las funciones, de todas lasactividades de la sociedad. Esta lgica de la ganancia por laganancia para la ganancia y hacia la ganancia del valor quese auto valoriza segn Marx, tiende a expandirse y a tupirtoda la estructura social. Inicialmente, desde las estructurascomerciales y la totalidad de las estructuras econmicas, seexpande al uso de los territorios, a la sociabilidad y a las for-mas de interaccin que tenemos las personas. Se expande alas formas de consumo y al tipo de consumo que tenemos laspersonas y se expande a la forma, tipo y direccionalidad de losconocimientos que genera la sociedad. En ese sentido, la teo-ra de la subsuncin formal y de la subsuncin real es bsica-mente la manera de nombrar un proceso histrico; un proce-so histrico mediante el cual el ncleo fundante de la socie-dad capitalista, su DNA, ocupa, coloniza, supedita el mundode la vida, tanto material como inmaterial, objetivo como sub-jetivo de las sociedades del mundo.

    Este proceso de subsuncin nos dice Marx, tiene dos eta-pas, la subsuncin formal y la subsuncin real. En que con-siste la supeditacin formal, sobre cuya base se levanta lasubsuncin real? Hay subsuncin formal -o mejor, la expan-sin primaria del capitalismo- cuando los intercambios, elcomercio y los negocios entre productores se subordinan a lalgica del mercado, a la lgica de la ganancia mercantil. Eso

    comenz a ocurrir alrededor de 1400 y de all, gradualmente,el intercambio mercantil entre productores no-capitalistas,pero que van asumiendo una lgica del comercio capitalistaque se comienza a expandir por el mundo. El primer resulta-do de esta lgica de expansin de la lgica mercantil es lacreacin del mercado mundial, que se redondea con el llama-do descubrimiento de Amrica, la vinculacin entre el co-mercio entre California con China, China con la India y Euro-pa y nuevamente con Amrica Latina; lo que podamos llamarla primera etapa de la globalizacin, la creacin del mercadomundial que comienza a ser una realidad desde 1490-1500.

    El segundo componente de la subsuncin formal segnMarx es cuando las actividades econmicas no-capitalistas,laborales, productivas, agrarias, artesanales -manteniendosu propia base tcnica- quedan subordinadas a la acumula-cin de la ganancia capitalista. Me dejo explicar. El capitalis-mo tendra como primer paso la interconexin y la interde-pendencia de productores en torno a un mercado vinculadomundialmente. En segundo lugar, productores no capitalis-tas artesanales o agrarios que se vinculan, que mantienensus propias tecnologas no-capitalistas, sus formas de asocia-tividad no-capitalistas pero que ya producen en funcin de laganancia, en funcin del valor de cambio y ya no exclusiva-mente en funcin del valor de necesidades. Esta interconexinentre economas no-capitalistas pero ya subordinadas a lalgica capitalista- tendr dos medidas geopolticas: Una me-dida geopoltica continental, fundamentalmente de Europahasta 1850 y, posteriormente, una medida geopoltica plane-taria, desde 1850 hasta nuestra poca.

    El tercer componente de la subsuncin formal del desa-rrollo es que los procesos tcnicos de las actividades producti-vas son o comienzan a ser revolucionados internamente.Cambia la propia materialidad de la produccin; no solamen-te se produce con intencionalidad capitalista utilizando he-rramientas heredadas de sistemas productivos antiguos, sinoque las herramientas, las tecnologas, los mecanismos deorganizacin son creados por el propio capitalismo, con unaintencionalidad capitalista de obtencin de fuerza de trabajo.Ese es el momento en que entramos a la subsuncin real.

    La subsuncin real significa que el capitalismo constru-

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    ye una base material propia y una base organizativa propia.Una manera de su manifestacin es que el mundo entero -yano simplemente una fbrica ni siquiera una regin, ni si-quiera un continente - el mundo entero se convierte en lafbrica, en el taller de produccin de los productos. Un autoFord, o mejor, un auto Toyota, de las 55,000 partes que tieneun Toyota, el 85 por ciento se fabrican unos en Singapur,otros en Mxico, una parte en Estados Unidos, otra parte enIndonesia, otras parte en Italia y luego todo eso se ensamblaen un solo lugar. La produccin ya deja de depender de unsolo taller o de una sola regin. En taller se convierte el mun-do, un momento de subsuncin y de totalizacin de la territo-rialidad capitalista bajo la lgica de la acumulacin. Es decir,una subordinacin de la territorialidad planetaria a la lgicade la acumulacin capitalista.

    Por ltimo, la subsuncin real supone la subordinacinde la actividad creativa, de la actividad emotiva de la fuerzadel trabajo a los intereses del capital. No solamente las emo-ciones, el intelecto, la imaginacin, la creatividad quedansubordinadas a la empresa, sino que la propia actividad aso-ciativa de los trabajadores, sus propias iniciativas colectivas,sus propias iniciativas de aglomeracin y de agrupacin que-dan por ltimo subordinadas al capital. Este es el momentofinal y ltimo de la subsuncin real, porque el capitalismollega a subsumir una fuerza productiva infinita. El intelectoes una fuerza productiva infinita y la emocin es una fuerzaproductiva infinita. En ese momento, cuando el capitalismosubsume esto, ha logrado redondear y totalizar su proceso deproduccin sobre bases propias, se vuelve universal, se vuel-ve planetario y se vuelve total.

    Uno de los aspectos ms interesantes de la historia delas ideas polticas y sociales es la investigacin genealgicade los antecesores, explcitos o implcitos, en el tratamientode los problemas que en el momento actual devinieron cru-ciales, as como en la formulacin de propuestas de accinreformadora. Esta investigacin, que a veces adquiere con-tornos detectivescos, es mucho ms desafiante y gratificantecuando se instala a partir de epistemologias fronterizas, esdecir, desde lugares tericos (y con frecuencia, inclusive, te-rritoriales) ajenos a las grandes tradiciones consolidadas dela geopoltica del pensamiento occidental. Durante dcadas,las grandes religiones laicas occidentales, el liberalismo yel marxismo, pretendieron contener en sus cuerpos doctri-narios las respuestas a toda la diversidad de problemas crea-

    UNA ECOLOGA POLTICA ENLA REVISTA AMAUTA?

    Notas para una arqueologa del ecologismosocialista latinoamericano

    Hctor Alimonda*

    *Profesor de la Universidade Federal Rural de Rio de Janeiro, coordinadordel Grupo de Trabajo en Ecologa Poltica de CLACSO.