¿Novela policíaca clásica o novela negra? El análisis … · 1 ¿Novela policíaca clásica o...

86
1 ¿Novela policíaca clásica o novela negra? El análisis de los subgéneros criminales en La tumba de Colón (2006) y El Papa Mago (2008) de Miguel Ruiz Montañez a la luz del éxito negro Scriptie voor het behalen van de Master in de Taal-en Letterkunde Joris Rumes Master español-francés 2013-2014 Prof. Dr. Eugenia Houvenaghel

Transcript of ¿Novela policíaca clásica o novela negra? El análisis … · 1 ¿Novela policíaca clásica o...

1

¿Novela policíaca clásica o novela negra? El análisis de los

subgéneros criminales en La tumba de Colón (2006) y El Papa Mago

(2008) de Miguel Ruiz Montañez a la luz del éxito negro

Scriptie voor het behalen van de Master in de Taal-en Letterkunde

Joris Rumes

Master español-francés 2013-2014

Prof. Dr. Eugenia Houvenaghel

2

3

Índice 0.1 Agradecimientos .................................................................................................................................5

0.2 Introducción .......................................................................................................................................6

0.3 Vida y obras del autor ........................................................................................................................8

1. Parte teórica: la novela criminal ...........................................................................................................9

1.1 La novela criminal: presentación del género literario………………………………………………………….......9

1.1 a) Novela criminal, novela policíaca, novela negra: aclaraciones terminológicas ........................9

1.1 b) Definición y elementos básicos .............................................................................................. 12

1.1.1 Elementos básicos ........................................................................................................... 12

1.1.2 El crimen .......................................................................................................................... 12

1.1.3 La investigación ............................................................................................................... 13

1.1.4 El final ............................................................................................................................. 15

1.1.5 Los personajes................................................................................................................ 15

1.1.6 Elementos negros críticos................................................................................................18

1.1.7 El tiempo y el espacio………………………………………………………………………………………………… 19

1.1.8 El suspense.......................................................................................................................20

1.2 Novela criminal, subliteratura? .................................................................................................. 22

1.3 Existe una novela criminal española? ......................................................................................... 25

1.4 Precedentes y nacimiento de la novela criminal inglesa y española .......................................... 27

1.5 Desarrollo histórico de la novela criminal española……………………………………………………………… . 33

1.5.1 De Pardo Bazán a la Guerra Civil………………………………………………………………………………33

1.5.2 Desde 1935 a 1975………………………………………………………………………………………………………34

1.5.3 Desde 1975 a 1990………………………………………………………………………………………………………36

1.5.4 La actualidad………………………………………………………………………………………………………… ......40

2. Parte analítica .................................................................................................................................... 41

2.1 La tumba de Colón ....................................................................................................................... 41

2.1.1 Crimen y presentación de los investigadores …………………………………………………………… 41

2.1.2 La investigación……………………………………………………………………………………………………………42

2.1.3 El fin…………………………………………………………………………………………………………………………….48

2.1.4 Los investigadores……………………………………………………………………………………………………….49

2.1.5 Elementos negros críticos……………………………………………………………………………………………52

2.1.6 El suspense………………………………………………………………………………………………………………...53

4

2.1.7 Características españolas…………………………………………………………………………………………….55

2.2 El Papa Mago...............................................................................................................................56

2.2.1 Crimen y presentación del investigador……………………………………………………………………….56

2.2.2 La investigación……………………………………………………………………………………………………………57

2.2.3 El fin…………………………………………………………………………………………………………………………….65

2.2.4 El investigador y las relaciones con la NNH………………………………………………………………….65

2.2.5 Elementos negros críticos……………………………………………………………………………………………67

2.2.6 El suspense……………………………………………………………………………………………………………….…69

2.2.7 Características españolas…………………………………………………………………………………………….70

3. Conclusión ......................................................................................................................................... 72

4. Bibliografía ......................................................................................................................................... 81

Lista de imágenes + lista de abreviaturas.............................................................................................. 86

*Esta tesis contiene 33268 palabras.

5

0.1 Agradecimientos

Quería agradecer a la profesora Eugenia Houvenaghel cuyos consejos profesionales y cuyo ojo crítico

han sido de gran utilidad para la redacción de esta tesis. Gracias a su entusiasmo y sus alientos he

podido terminar este trabajo. Doy las gracias también a Clara por la relectura profunda.

6

0.2 Introducción

‘Después de pasar varias décadas condenada al ostracismo por los prejuicios de las élites

intelectuales, la novela negra parece vivir en España un periodo de inusitado desarrollo y esplendor.’

(Zapatero y Escribà, 2010: 145) Este éxito actual nos permite abordar la temática acerca de la novela

criminal, término englobante que cubre no solo la novela negra sino también la novela policíaca

clásica. La novela negra contemporánea se combina frecuentemente con otros géneros y dentro de

esta hibridación genérica percibimos una preferencia temática por lo histórico. (Zapatero y Escribà,

2010: 145-150) Por eso, nuestro corpus se compone de dos novelas híbridas del escritor malagueño

Miguel Ruiz Montañez en las que se combinan tanto lo histórico como lo criminal, a saber La tumba

de Colón (2006) y El Papa Mago (2008).

El objetivo de esta tesis consiste en la descripción detallada y el análisis de la combinación de

elementos de la novela negra con elementos de la novela policíaca clásica en nuestro corpus. ¿A qué

tópicos negros se recurre en el marco del éxito contemporáneo de este subgénero criminal? Y ¿Hasta

qué punto se mantienen las características (españolas) de la novela policíaca clásica? Teniendo en

cuenta ‘las numerosas fórmulas de hibridación’ de la novela negra (Zapatero y Escribà, 2010: 147),

investigamos, dada la índole histórica de ambas novelas, asimismo la presencia de algunas

características de la Nueva Novela Histórica, aunque lo haremos menos a fondo por falta de espacio.

En la primera parte, de índole teórica, inicialmente presentamos la novela criminal como

género literario empezando por algunas aclaraciones terminológicas en cuanto a los subgéneros,

debido a la confusión entre las denominaciones ‘novela criminal’, ‘novela negra’ y ‘novela policíaca

(clásica)’. A continuación profundizamos en los elementos criminales básicos que forman el punto de

partida del análisis posterior. Abordamos 1) el crimen, 2) la investigación, 3) el final, 4) los

personajes, 5) la dimensión crítica (negra), 6) el tiempo y el espacio y finalmente 7) el suspense. Esta

última característica se considera como ‘más importante para el mantenimiento de la tensión del

lector’. (Tasende, 2002: 563-564) Antes de dedicar nuestra atención al debate sobre la existencia o

no existencia de una novela criminal española, discutimos el presupuesto estigma ‘subliterario’ de

este género. Finalmente, las últimas partes teóricas se centran en la evolución histórica de la novela

criminal española. Ofrecemos en primer lugar sus precedentes y su nacimiento tardío a principios del

siglo XX, comparándolo con el ‘padre de la novela criminal’, E.A. Poe, dentro del contexto inglés. El

desarrollo histórico profundo comienza por una visión panorámica desde el nacimiento con Pardo

Bazán para después dirigirse hacia el período franquista, infructuoso para la novela criminal

española, dada la gran importancia de las traducciones extranjeras. En las épocas posteriores a la

7

muerte del caudillo, ejemplificamos el éxito creciente de la novela negra, iniciado en España por M.V.

Montalbán.

En la segunda parte, de carácter analítico, aplicamos las herramientas de análisis explicadas

en la parte teórica a nuestro corpus. Empezamos por la presentación del crimen y de(l) (los)

investigador(es) y la verificación del carácter científico y racional requerida en la investigación

policíaca clásica. Luego verificamos si nos encontramos ante ‘a refusal to believe in a facile, happy

ending where virtue is rewarded and wrongdoers are punished’, tópico del desenlace de la novela

criminal española según Patricia Hart (1987: 24). A continuación nos centramos en la figura del

investigador. Nos preguntamos si los investigadores en nuestras novelas se inscriben en el campo

del ‘detective inefable sobrehumano’, conforme a la novela policíaca clásica, o si percibimos una

inclinación hacia el ‘héroe vulnerable y miedoso’, como suele aparecer en la novela negra. (Aragón:

80) Después analizamos los elementos negros críticos de la sociedad capitalista (actual). En último

lugar, discutimos las características españolas y analizamos los procedimientos utilizados para la

creación del suspense literario.

8

0.3 Vida y obras del autor

El autor español Miguel Ruiz Montañez nació en Málaga en 1962.1 Habiendo terminado la formación

de Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad complutense de Madrid,

obtuvo un doctorado en sobredicha disciplina en la Universidad de Málaga. A partir de 1985 fue jefe

de producto en Alcatel, donde en 1989 fue promovido como Director de Marketing.10 Antes de que

fuera elegido director del Centro de Transportes de Mercancías en 1997, se curtió en Alstom, una

de las primeras empresas de transporte ferroviario.6 En 2002 fue nombrado Director Gerente de la

Empresa Malagueña de Transportes EMT - una empresa pública que gestiona el transporte y el

aparcamiento de autobuses en Málaga10- donde sigue trabajando: ‘Mi profesión me sigue gustando,

no me planteo dedicarme sólo a la literatura, al menos de momento.’6 Actualmente, fuera de su

profesión como Presidente de la Asociación Nacional de Transporte10 es profesor visitante en varias

universidades americanas1 y además desde hace más de 10 años es profesor asociado en la

Universidad de Santo Domingo.8

Montañez, tras haber escrito varios libros técnicos4, siendo ingeniero técnico industrial así

como profesor honorario en la Escuela superior de Ingenieros de la Universidad de Málaga10, debutó

tarde en el campo literario ficcional.4 Hasta hoy ha escrito 3 novelas. Gozó inmediatamente de un

éxito enorme con su primera novela, La tumba de Colón (2006). Esta novela relata la historia de la

desaparición sospechosa de los restos de Cristóbal Colón en Sevilla y Santo Domingo. Basándose en

un jeroglífico llamativo en el mausoleo de ambas ciudades, tres investigadores intentan descubrir la

polémica verdad histórica en torno al Almirante.2

En cuanto a la recepción de La tumba de Colón, pero igualmente para El Papa Mago,

carecemos de comentarios, reseñas y artículos científicos. Esta falta, sin duda a causa de la

publicación reciente de los libros, nos permite un trabajo de investigación innovador.

Prosiguió su logro dos años más tarde con El Papa Mago (2008). Más de cien mil ejemplares

han sido vendidos y son múltiples las traducciones. Esta novela - ubicada en el siglo X en Reims -

aborda el tema de la mítica cabeza de Silvestre II (el Papa Mago), que hizo construir esta máquina

con la ayuda del diablo. El azar quiere que sea exactamente esta cabeza que podría revelar secretos

del siglo X. La desaparición del conde pondrá su hija y un detective en situaciones peligrosas para

resolver el enigma2, el contexto apto para una situación de enamoramiento. Según Montañez, es la

sobrevivencia actual de las leyendas en torno al Papa Mago que le permitió escribir esta novela de

misterio.7 Su última novela, El País de los Espíritus (2011)5, novela de intriga y misterio8, se sitúa en

Haití en la luz de la magia y la espiritualidad del vudú5, abordando el cacicazgo de Jaragua y de la

reina Anacaona.7 Montañez considera esta novela como la más conseguida, debido al nivel

9

cualitativo de narración más alto. En una de sus entrevistas (diciembre 2011), Montañez confesó aún

no haber estado pensando en el tema de su próximo libro, acto que guardaría para finales de aquel

año.8

En las novelas de Montañez, los temas recurrentes son el misterio y el suspense en torno a

enigmas históricos no resueltos.2 En cuanto a la historicidad, Montañez nos comunica: ‘Intento que

mis novelas tengan base real, pero que atrapa a los lectores’.4 Por eso quiere ‘vivir’ todo en primera

persona5: Montañez va hasta revisitar las ciudades representadas en sus novelas (Roma, París,

Reims…) para presentar al lector un escenario real.7 Sin embargo, sus viajes más importantes como

fuente de su carera novelística fueron aquéllos a Santo Domingo y Haití.5 Durante uno de estos viajes

recibió el título de ‘profesor asociado’ en la Universidad de Santo Domingo. (cf. supra) Inspirado por

la capital de la República Dominicana decidió dedicar su primera novela a ésta.2

A la luz de la colección de documentos históricos para la escritura de La tumba de Colón,

Montañez se puso en contacto con historiadores como José Chez, presidente de la Academia

Dominicana de la Historia. (Montañez, 2006: 361) En el caso del Papa Mago, se basó en textos de la

Biblioteca Nacional de Francia y del Archivo General.9 Para la documentación de El País de los

Espíritus, participó en algunos ceremonias vudú y visitó a varios brujos.8 Estando en Haití, Montañez

asimismo fundó con unos amigos ‘ICODES’, un instituto que soporta el desarrollo sostenible, por el

que organizan acciones humanitarias como la donación de ropa para los niños5 así como la

construcción de casas.8 Sin embargo, ‘la documentación rigurosa’ no excluye ‘una buena trama y una

excelente acción narrativa’ en la que “El Más Allá” y la “espiritualidad” se consideran como

elementos valiosos.8 Tampoco deja de incluir en La tumba de Colón y El Papa Mago intrigas

amorosas. No obstante, espera que sus lectores hayan captado algo de la lectura y que vayan a

profundizar su búsqueda histórica.4

1«Miguel Ruiz Montañez». Casadellibro

2«Bibliografía y datos de interés».

3«Biografía de Miguel Ruiz Montañez». Compartelibros

4 Montañez, Ruiz Miguel. ‘MIGUEL RUIZ MONTAÑEZ, escritor’.

5 Blasco, Roge. “Miguel Ruiz Montañez. Haití el país de los espíritus.”

6Recio, Javier García. “Miguel Ruiz Montañez. Un ejecutivo con pasión literaria”

7 Montañez, Miguel Ruiz. ““El Papa Mago” de Miguel Ruiz Montañez.” Jalonso. Foro abierto de novela negra.

8 Montañez, Miguel Ruiz. “Desentrañando la Historia”.

9 Miguel, Ruiz Montañez. “El papa mago es un misterio”

10 “D.Miguel Ruiz Montañez, Director Gerente de la Empresa Malagueña de Transportes EMT”

10

1. Parte teórica: la novela criminal

1.1 La novela criminal: presentación del género literario

1.1 a) Novela criminal, novela policíaca, novela negra: aclaraciones terminológicas

Según Colmeiro, reina una confusión fuerte en torno a la novela criminal en España, debido a los

desacuerdos entre los comentalistas, provocando un problema de nomenclatura. (Colmeiro,

1994:16,53)La cuestión se complica porque ‘en algunas ocasiones no aparece la figura del policía en

el relato a pesar de la referencia explícita a una ‘novela policíaca’’. (Yang, 2000: 18) Como ‘coexisten

los términos ‘novela negra’ con los de ‘novela del crimen’, ‘novela criminal’ y ‘novela policíaca’’,

(Estébanez Calderón, 1996:760) en lo que sigue intentamos esclarecer estas nociones cuyos matices

varían según el crítico citado.

Calatrava (1991:19) representa el término ‘novela policíaca’ como el término más común en

España, mientras que en Hispanoamérica se prefiere la denominación ‘novela policial’. (Colmeiro,

1994: 54) En esta zona se utiliza asimismo el término novela de crímenes, a la luz de la anomia en una

sociedad donde el crimen se ha generalizado, provocando la necesidad de nuevas formas narrativas.

(Quintero, 2010: 60) Colmeiro elige la noción ‘novela policíaca’ en su sentido más amplio como

término englobante. En su opinión, otros términos, como ‘novela criminal’ o ‘novela negra’ no

coinciden con la ‘novela policíaca’ en su sentido más amplio. (Colmeiro, 1994:54-55) Distingue dos

subgéneros mayores dentro de la novela policíaca. El primero lo constituye la novela policíaca clásica,

(Colmeiro, 1991:55-56), instaurada por Edgar Allan Poe. Gozó de una evolución posterior con Conon

Doyle, Agatha Christie y Georges Simenon. (Tasende, 2002:564) Las principales convenciones de este

subgénero son la presencia de un investigador superior invulnerable y un método de encuesta

racional y científica, utilizada para el análisis de los sospechosos que suelen resultar inocentes.

Además, la resolución final debe ser sorprendente, desvelando ‘la persona menos sospechosa’ como

culpable. (Colmeiro, 1994:55-56)

El segundo subgénero de la novela criminal, la novela negra, según Yang (2000:28)

oponiéndose a su antecedente inglés, nació en los años 1920-1940 en los Estados Unidos, donde fue

bautizada tough o hard boiled, conforme a sus personajes duros y su acción violenta. Pequeño (2010:

30) no habla de una ‘oposición’ entre ambos subgéneros sino de ‘una evolución natural’. El término

‘novela negra’ tiene origen francés y data de 1945, momento en el que Duhamel organizó para la

Editorial Gallimard una colección de novelas negras. (Madrid, 1990: 14-15) Javier Coma (citado en

Hart, 1987:14) considera como característica básica de la novela negra la presencia del realismo

crítico. La define como ‘la contemplación testimonial o crítica de la sociedad capitalista desde la

11

perspectiva del fenómeno del crimen por narradores habitualmente especializados’.11 Notamos que

falta una referencia imprescindible a la temática propiamente policíaca. (Colmeiro, 1994: 56-57) Se

considera a Dashiell Hammet como el gran maestro de la novela negra norteamericana de quien

mencionamos El Halcón maltés (1930) (Tasende, 2002: 560) y cuyas novelas impactaron igualmente

en los escritores policíacos españoles. (Yang, 2000:23). En Estados Unidos, cuna de la novela negra,

no se admite el apelativo negro, prefiriendo llamarla novela de detectives, de suspense o criminal.

(Madrid, 1990: 14-15) A pesar de tener en común la temática delictiva, este último término no debe

ser identificado con aquél de la ‘novela policíaca’ (como término englobante) porque ‘ni toda novela

policíaca es ‘negra’ (como la novela-enigma) ni tampoco toda novela negra es ‘policíaca’’. Por eso

Colmeiro recurre a los términos ‘novela policíaca clásica’, sinónimo de ‘novela-enigma’ por una parte

y a la ‘novela policíaca negra’ por otra parte, (Colmeiro, 1994:57) asimismo llamada ‘novela policíaca

realista’. (Pequeño, 2010: 36)

Calatrava, al contrario, propone la denominación ‘novela criminal’ como término englobante,

más idóneo para los textos que ‘sitúan el crimen como tema básico y lo desarrollan planteando un

enfrentamiento entre éste y la justicia’. (Calatrava, 1991: 19,22) Este término, introducido por

Salvador Vázquez de Parga (Madrid, 1990: 8) tiene varias ventajas: no sólo ‘ofrece una conexión

entre el nombre y el tema central delictivo’ (Calatrava, 1991:20-21), igualmente nos trae un término

más amplio que incluye la novela-enigma, la novela negra y la novela de aventuras policíacas. (de

Parga citado en Calatrava: 1991:21) De esta forma la novela criminal evita la fragmentación del

corpus tradicional de la ‘novela policíaca’, englobándola enteramente. (Calatrava, 1991:21) Calatrava

distingue, al igual que Colmeiro, como tendencias principales la ‘novela-enigma’, término preferido

del autor, llamada también ‘novela policíaca clásica’, ‘novela problema’ o ‘novela de investigación

racional’ oponiéndola a la ‘novela negra’.12 (Calatrava, 1991:21-22)

En el fondo, la diferencia entre Colmeiro y Calatrava podría reducirse al uso de un término

englobante diferente. En cuanto a los subgéneros abordados, coinciden en gran parte. Nosotros

preferimos el término englobante ‘novela criminal’, que evita la confusión terminológica13 (cf. supra)

entre el término englobante y sus subgéneros, a los que referimos con la denominación ‘novela

policíaca (clásica)’ (o ‘novela-enigma’) y ‘novela negra’ abreviándolas NPC y NN respectivamente.

11 El término ‘novela negra’ asimismo es utilizado actualmente en España para designar una variedad de ficción cuyo único

denominador común es la presencia de un crimen. (Hart, 1987: 15) Esta definición vaga no nos parece idónea.

12 Esta división se confirma en Tasende (2002:552).

13 Encinar (1998:9) propone el término englobante ‘narrativa policial’, incluyendo la ‘narrativa de detectives’ así que ‘la

narrativa criminal’.

12

1.1.b) Definición y elementos básicos

1.1.1 Elementos básicos

No es sencillo definir la novela criminal debido a la inexistencia de una definición generalmente

aceptada por la crítica (Sadoul, 1980: 9-10), sin duda por la creación constante de nuevas formas

inherente al género. (Colmeiro, 1994: 43) Esta destrucción de los convencionalismos y los clichés del

relato policial permite incluir el realismo de la NN (Madrid, 1990: 15), considerada como ‘un género

con los límites difusos’. (Coma citado en Zapatero y Escribà, 2010: 149) A continuación, vamos a

comentar los elementos considerados como ‘básicos’.

Según Colmeiro (1994: 77-78), ‘los dos elementos constitutivos básicos de la novela criminal

son […] la narrativa del crimen: […] toda novela criminal gira alrededor de una temática criminal y la

narrativa de la investigación […] porque el relato criminal debe ser […] un proceso de investigación

para el lector’. Según Reverte (1989: 40), es exactamente en la existencia de un crimen que la

novela criminal basa toda su razón de ser. Al contrario, según Juan Madrid (1989:14) no es el crimen

que define a la novela criminal sino ‘sobre todo su estructura, tan definida y determinada’,

impermeable al tiempo. Madrid (1990: 9) la describe de la manera siguiente:

a) Un hecho criminal, sea el que fuere, asesinato, rapto o robo.

b) La investigación subsiguiente de este hecho criminal.

c) La solución del crimen.

En el caso c), Madrid (1989: 14) habla del ‘desvelamiento del hecho criminal’ proponiendo

implícitamente la sanción ejemplificadora del culpable (Epple, 1974: 46-47,52), es decir la derrota

del contrincante (Pequeño, 2010: 31), según Martín-Maestro y Paulino, (1993:128) ‘la muerte’, que

es ‘el fin’. En adelante profundizaremos los elementos anteriormente mencionados.

1.1.2. El crimen

El crimen, definido como ‘delito grave contra las normas sociales’, se presenta como un ‘misterio

aparentemente irresoluble e irracional’. El crimen más común suele ser el asesinato pero existen

asimismo casos de robos, secuestros (Colmeiro, 1994: 51,73), violación o chantaje, reales o

inventados. (Sadoul, 1980: 10-11) En la NPC, el enigma tiene que ser excepcional, para atraer la

curiosidad del lector, pero no puede ser irresoluble porque la búsqueda de la verdad por la razón

humana entusiasma al lector. (Aragón: 78) ‘El crimen […] en la novela problema especialmente, es

como el rey en el ajedrez: casi decorativo, inútil pero imprescindible, existe para que haya

investigación. Pero luego, Dashiell Hammett lo convierte en pieza activa importante, decisiva: lo

13

transforma en reina.’ (Pequeño, 2010: 31-32) En cuanto al motivo, Van Dine (citado en Cerqueiro,

2010:7) agrega que ‘debe de ser estrictamente personal’. Puede provenir de un robo, una herencia,

un secreto o una aversión. (Aragón: 86)

1.1.3. La investigación

Aunque Sadoul (1980: 10) ya no toma en cuenta la investigación porque en varias novelas, ha

desaparecido ‘au profit d’un récit criminel […], l’histoire d’un règlement de comptes […] ou d’une

peinture de moeurs qui se conclut par un crime’, nosotros seguimos considerándola como elemento

básico. En el relato criminal, la investigación constituye la fase entre el crimen y el descubrimiento

del culpable. (Aragón: 92) Al principio se exponen los resultados del crimen, a los que

periódicamente agregan datos sueltos. Buscando un equilibrio entre cantidad y calidad de la

información revelada, se intenta mantener el interés del lector que es obligado a continuar leyendo

hasta el desenlace del caso, poniendo en claro los motivos y la identidad del criminal. (Colmeiro,

Semiótica: 119-122) La investigación presenta un proceso de indagación y revelación que recurre al

‘examen u observación de pistas e indicios, parte central de la investigación, dando lugar a la

reflexión y la verificación acerca de las hipótesis, los interrogatorios así que seguimientos a testigos y

sospechosos’ con el objetivo de descubrir, perseguir y capturar al culpable. (Colmeiro, Semiótica:

116-117; Aragón: 92-94) Tyras (2001: 81) habla de ‘retour à l’ordre que le délit initial a troublé’.

Cerqueiro (2010: 3) nota al lado de este ‘whodunit’ variantes como el ‘whydunit’ o el ‘howdunit’. El

penúltimo se percibe en la NPC, que investiga cómo se comete el crimen, mientras que la NN

prefiere el ‘howdunit’, focalizándose en el por qué. (España, 2012: 95)

En la NPC, se representa el relato a la inversa, es decir se empieza por una muerte o una

desaparición y se regresa gradualmente hacia el crimen inicial. (Estébanez Calderón, 1996:762) En

este subgénero, para el examen detallado de la realidad el detective recurre a métodos como la

observación, la investigación, la deducción y la inducción (Colmeiro, 1994: 66) para abordar los

sospechosos, vistos como ‘criminales en potencia’. En las novelas de Doyle, asimismo es importante

un saber enciclopédico. En su observación minuciosa de los hechos, de índole material o psicológica,

[el investigador] ‘no adivina jamás: piensa y razona’. (Aragón: 81, 84, 91) Damos por ejemplo los

técnicos de investigación ‘modernos’ como ‘fingerprinting, the systematic keeping of police records

and the exchange of information by police of the European capitals’. (Hart, 1987: 23) Este juego

estético deductivo / inductivo es de índole racional (Yang, 2000:21,27) y procura al suspense, al

misterio y al ingenio un fin en sí mismo. (Colmeiro, 1994: 59) ‘Misterio y pesquisas deben

equilibrarse: el misterio tiene que producir miedo; la investigación tiene que liberarnos de ese

miedo.’ (Aragón: 79) Como el detective encuentra la solución a través de su habilidad de raciocinio,

14

‘la investigación se convierte en una lucha de inteligencias, principalmente, entre el detective y el

criminal’ (Yang, 2000:21,27) o el que contraría su búsqueda. (Dubois, 1992: 89) En esta luz cabe

mencionar unas de las ‘reglas’ de la NPC de Van Dine (citado en Cerqueiro, 2010: 7)

5. ‘El culpable debe encontrarse mediante una serie de deducciones y no por accidente, por azar ni

por confesión espontánea.’

8. ‘El problema policíaco debe resolverse con ayuda de medios estrictamente realistas.’

14. ‘[…] Los medios que han de llevar al descubrimiento del culpable deben de ser racionales y

científicos.’ Esta regla coincide con la observación de Sadoul (1980: 10) : ‘Pour que le livre reste

policier, il est indispensable que l’explication finale du mystère ne fasse pas appel au surnaturel […]’,

reafirmada en las reglas de Fosca. (Aragón: 89)

No obstante, según Colmeiro (1994: 66) este proceso ‘racional’ sólo es analítico en

apariencia: ‘En la realidad las ‘deducciones’ e ‘inducciones’ del detective serían simplemente

afortunadas intuiciones, hábiles conjeturas o suposiciones , cuando no fruto de la casualidad, que es

fuerza de lo irracional e inexplicable. […] la casualidad en la novela criminal nunca es casual sino

obligada […].’ No obstante, en su sentido moralista (Simenon, Christie), la novela criminal incluye

dentro de la resolución del enigma actos intuitivos del investigador o sospechas basadas en una

relación previa con algún personaje. (Calatrava, 1991:50)

Aunque ‘en noir ou en blanc s’impose la nécessité d’une lecture qui soit une véritable

investiation’ (Tyras, 2001: 75), en la NN, el método de investigación deja de basarse en el juego

racional (Yang, 2000:25), dando una importancia mayor a ‘la involucración activa y personal del

detective en los mismos hechos a investigar’. (Colmeiro, 1994: 61) ‘Lo relevante no es el misterio sino

el camino recorrido […].’ (Gamboa, 2012: 81) ‘La novela policial podrá relegar a un segundo plano la

investigación policial, o el descubrimiento del crimen, sin embargo, dará el papel principal al cuadro

crítico social.’(Yang, 2000: 20) En cuanto a este aspecto Tyras (2001:76) nos comunica: ‘L’auteur de

genre (noir) adopte le mécanisme de l’investigation dans la mesure où celui-ci sert de moteur à la

mécanique narrative.’ En el fondo, el desarrollo del relato se relaciona con desvelamiento del

enigma. No obstante estas NN siguen siendo ‘policíacas’ porque cuentan con el crimen y la

investigación. (Pequeño, 2010: 31)

En cuanto a la intriga, la NPC suscita la curiosidad adoptando un punto de vista retrospectivo,

averiguando lo que ha ocurrido mientras que en la NN, el suspense se genera por ‘lo que va a pasar’

dentro de la acción violenta. En tal caso la acción criminal se desarrolla paralelamente a la

investigación (Colmeiro, Semiótica: 122/1994:44,74) y la emoción proviene del hecho de ‘no saber lo

15

que va a ocurrir’. (Aragón: 80) Durante estos dos tipos de investigación, el lector intenta seguir los

pasos del detective, pero ambas perspectivas no coinciden totalmente porque los narradores

‘siempre comunican al lector menos de lo que teóricamente saben […] nunca son completamente

fidedignos’.(Colmeiro, Semiótica: 117-118) Esto contradice el principio del fair play con el lector

(Colmeiro, 1994: 66) porque según Van Dine (citado en Cerqueiro, 2010: 7), los lectores deben tener

las mismas posibilidades para resolver el caso.

1.1.4 El final

En la NPC nos encontramos ante el ‘final feliz’ porque la aclaración definitiva conduce ‘a una solución

final reparadora del orden social’. De este modo ‘devuelve la fe en la capacidad racional humana’.

(Colmeiro, 1994: 51-52,59-60,63) ‘El triunfo pertenece siempre al detective porque es el arquetipo

de la justicia, del Bien mientras que el criminal representa el Mal, el desterrado de la sociedad. De

alguna manera, la obra ofrece una reafirmación de un orden social establecido para el lector’: la

estabilidad y la confianza de la ideología burguesa. (Yang, 2000: 27) No obstante, el mundo

novelístico armónico y coherente estructurado conforme a los deseos del lector pone énfasis en el

abismo entre lo anteriormente expuesto y la realidad cotidiana incoherente y ambigua. (Epple, 1974:

52)

La NN, al contrario, aunque se presenta la solución del caso, es decir se descubre al criminal

(Madrid, 1989: 19) se distancia del ‘final feliz’ aceptando una visión pesimista y desesperanzadora

(Colmeiro, 1994: 63), situándose en un mundo en el que el bien y el mal ya no pueden considerarse

como valores absolutos. Además, el antihéroe no logra triunfar indagando los casos (Yang,

2000:26,46), su empresa estando abocada al fracaso. (Colmeiro, 1994: 68) La NN desconfía en el

presente y proyecta una visión futura desesperanzadora. (De Toro, 2010: 60) Por eso no se presenta

ningún medio para la solución social. (Madrid, 1989: 19) Esto coincide con la observación de Hart

(1987: 24) según quien ‘From the very beginning of the Spanish detective novel there is a refusal to

believe in a facile, happy ending where virtue is rewarded and wrongdoers are punished.’

1.1.5 Los personajes

Jaques Dubois reduce inicialmente los personajes prototípicos en la novela criminal a tres: la víctima,

‘hors-jeu’ desde el inicio de la historia, el investigador o detective y el culpable, ‘hors-champ’ hasta

el final del relato. El culpable y la víctima se inscriben en el eje de la lucha - a través del crimen -

mientras que sólo después de éste viene el eje de la búsqueda, en el que intervienen el detective y el

culpable. Notamos la fuerte presencia del culpable en ambos ejes. (Dubois, 1992: 89) Según

Cerqueiro (2010: 6-7) el protagonista-investigador puede desempeñar una función pública - siendo

16

juez, policía oficial, fiscal, forense - o privada como detective, periodista, médico o abogado (lo que

coincide con la observación de Colmeiro (1994:53-54) avanzando que el investigador

frecuentemente es pero no debe ser un detective). No obstante, según Van Dine (cf. supra) ‘en toda

novela policíaca es necesario un policía’ y ‘no debe haber más que un verdadero detective’. Cabe

observar que en las primeras novelas criminales no participó la policía porque la antigua aristocracia

desconfió en ella así que en el sistema jurídico. (Madrid, 1989: 16)

El culpable, aunque persona que debe ser identificada, no es detectado desde el inicio, razón

por la que introducimos el cuarto personaje básico: el acusado. Pese a que cada uno de ellos es

inocente y culpable a la vez, el acusado mayor suele constituir una trampa ‘convencional’ dentro del

género. Sólo al final de la historia, el investigador desenmascarará al culpable y se lo apropia.

(Dubois, 1992: 88-91)Esto se considera como una resolución sorpresiva tras el paso de los sucesivos

sospechos (según Aragón (81): ‘personajes […] inocentes […] que los indicios superficiales parecen

acusar’) (Colmeiro, 1994: 56) porque según Estébanez Calderón (1996:762) es la solución menos

creíble por el detective. Según Van Dine (citado en Aragón: 80), el culpable de la NPC ‘no debe ser un

criminal profesional’ y debe constituir uno de los personajes principales.

En la NPC, el investigador generalmente suele tener un papel fundamental (Cerqueiro, 2010:

4) y lo mismo vale para su investigación. La NN implica un cambio en los protagonistas porque el

crimen (Pequeño, 2010: 29), la víctima y el criminal resultan ser más importantes. (Cerqueiro, 2010:

4) Frecuentemente, en la NN se piensa la historia a partir de este último, que puede ser asesino

profesional, lo que aumenta el grado de verosimilitud y realismo, posibilidad ya confirmada con

Chandler y Hammett. También puede pertenecer a sociedades secretas (como la mafia), fenómeno

imposible en la NPC donde ‘no tienen cabida’. (Pequeño, 2010: 31, 34-35,46; Van Dine citado en

Cerqueiro, 2010: 7) En la NN ‘los asesinos ya no son aristócratas sino personas desesperadas y

marginales. O inmigrantes que buscan un lugar en el mundo’. (Gamboa, 2012: 81) Una de las nuevas

formas del género criminal introduce al asesino seriado, que ‘mata por placer’, en fuerte contraste

con el asesino de la NPC que mata ocasionalmente. (Pequeño, 2010: 31, 34-35,46)

En lo precedente, vamos a profundizar las características de los investigadores, oponiendo la NPC a

la NN:

En la NPC, según Estébanez Calderón (1996:762), los personajes se consideran como

maniqueos y estáticos. Al contrario, Aragón (88) afirma que en este tipo de novelas el carácter de los

personajes puede cambiar, ‘para mejorar o empeorar’. Generalmente nos encontramos ante un

detective aficionado o amateur (‘no profesional sino forzado por las circunstancias’ según Colmeiro,

1994: 45) presentado como un ‘superdetective’, un héroe inefable y invulnerable física y

17

espiritualmente, dado sus cualidades sobrenaturales. Este detective, racionalmente impasible y

moralmente indiferente, es decir ‘inhumano’, muestra un desprecio hacia los agentes de policía. Uno

podría ver semejanzas con los santos o los caballeros, otros protectores de la verdad y la justicia.

(Colmeiro, 1994: 52,56, 60,65, 67-68) Juan Madrid (1989: 18) va hasta llamar a los investigadores

demiurgos o ‘semidios que todo lo arregla’. Por eso no nos extraña que el lector se identifica con él

(Aragón: 78), confiándole pensar en su lugar durante la misión. (Narcejac, citado en Aragón: 79) Es

este personaje que sabe mantener el ánimo cuando fracasan los demás. (Prchal, 1997: 29) Este

tópico contrasta con la idea de que la identificación se realiza con ‘el héroe común e imperfecto’. (cf.

NN) (Jauss citado en Martín-Maestro y Paulino, 1993: 125) Al contrario, el investigador posee en

cierta medida un halo de rareza, que, con sus manías, lo humanizan. (Aragón: 83-84) Las diferencias

parecen depender del escritor: en el caso de Poirot no tenemos acceso a las profundidades de su

personalidad mientras que Miss Maprle de A. Christie sugiere igualmente la sensibilidad. (Aragón: 85)

El prototipo detectivesco de este subgénero, defensor del orden social, es el inspector Sherlock

Holmes. (Yang, 2000:21)

Al contrario, en la NN generalmente se prefiere un detective privado, un héroe que se

encuentra sólo a combatir el crimen. Éste se presente como un ser marginal ambiguo, un perdedor

con una moral ambigua teniendo una gran resistencia física. Es decir, el investigador se presente

como un antihéroe, un intruso en una ciudad que rechaza (Colmeiro, 1994: 52,61-64,70, 72;

Venmans, 1997:50) en la que ya no trabaja para realizar una misión heroica sino por el mero hecho

de ganar dinero. (Yang, 2000: 25) A pesar de su máscara de ‘hombre duro’ resulta vulnerable y tiene

miedo de participar de lleno en la acción así como en la aventura de la investigación, porque ‘será

necesario responder a la violencia con violencia’ en un mundo intrínsecamente injusto. En éste la

tarea del detective es absurda e infinita. (Colmeiro, 1994: 52,61-64,70, 72; Gamboa, 2012: 81) Por

esa razón podría ser la próxima víctima. (Aragón: 80) Según Tyras (2001: 76) es un intelectual en la

sociedad ‘de critique et de vigie’. La producción literaria española parece identificarse con este tipo

de investigador porque Hart (1987:23) afirma que ‘From beginning to end, the Spanisch detective is

first and foremost human and fallible […].’

La relación entre estos personajes, no es fija sino circular: ‘El culpable instaura una víctima;

la víctima llama al investigador; el investigador inspecciona al acusado; el acusado revela al culpable.’

Además, existen contaminaciones en cuanto a estos roles ‘puros’ porque ‘cada papel puede

manifestarse en diferentes personajes’. Este fenómeno ‘contaminador’, observado frecuentemente

con el acusado, permite al autor explorar las posibilidades del juego. (Dubois, 1992: 92-95)

18

En cuanto a los personajes secundarios, en la novela criminal observamos los colaboradores y

policías ayudantes del protagonista, sin olvidar a los cómplices y otros delincuentes, apoyando al

oponente. (Cerqueiro, 2010: 6) Dubois (1992: 94) agrega las parejas víctima- mandatorio y acusado-

testimonio. La muerte de estos personajes secundarios contribuye a la complicación del caso y la

desorientación del lector (Yang, 2000:47), lo que se inscribe en las digresiones que contribuyen a la

construcción del carácter de los personajes así que a la ilusión de realidad. De manera semejante, los

elementos ‘innecesarios’, a saber los efectos digresivos extrínsecos a la investigación, igualmente

contribuyen a la caracterización individual de la novela criminal. (Colmeiro, Semiótica:

120,124/1994: 84)

1.1.6 La dimensión crítica

La NPC, de índole especulativa, puede limitarse a ‘un puro juego intelectual de planteamiento de

misterio’. Esto contrasta con la NN que se inscribe en el campo social y político (Reverte, 1989: 41)

de la que presenta nuestros ‘temores subterráneos’ (De Toro, 2010: 60) y en el que el misterio no es

relevante. (Gamboa, 2012: 81) Esta novela, según Cerqueiro (2010:4) ‘la nueva novela social’, ya en

su versión americana no se limitó a abarcar el asesinato sino incluía igualmente la crítica social. El

juego estético de la temática criminal como ‘rompecabezas’ se utiliza como excusa para ceder un

lugar primordial a la crítica sociopolítica anti-burguesa de los valores de la sociedad capitalista.

(Yang, 2000:25,28) Paralelamente al descubrimiento del criminal, notamos un desvelamiento de las

lacras sociales como la explotación y la crueldad del mundo capitalista contemporáneo caracterizado

por el gangsterismo, el consumo y la marginalidad, cara negativa que se intentaba esconder.

(Madrid, 1989: 19-20) Montalbán (1989: 56) habla del ‘desvelamiento de la realidad’. En tales

situaciones se recurre al lenguaje coloquial (Yang, 2000: 25) y por eso el argot constituye un tema

recurrente también en la novela criminal española. (Hart, 1987: 23-24)

La desconfianza en la sociedad española provoca la crítica social abarcando ‘la inseguridad

nacional respecto a la ineficacia y corrupción policial, la incapacidad de éstos ante el fenómeno de

delitos, el crimen colectivo y organizado’ así que ‘la denuncia de la conexión entre el crimen y las

altas esferas’. (Yang, 2000: 26,28, 48) El disgusto frente a la policía se reafirma por Hart (1987: 19-

20) quien avanza que ‘there is a special distaste for the police in the Spanisch detective novel […]’.

Otros fenómenos urbanos capitalistas negativos son la soledad y el culto de la violencia (Núñez,

1989: 11) situados sobre todo en los años de la transición hacia la democracia. (Reverte, 1989: 36-37)

Salvo las ‘contracaras oscuras’ como la prostitución, el vicio, el choque de culturas y ‘la inmigración

desatada y cruel’ (Gamboa, 2012: 82), se añade la crítica frente a ‘la amoralidad y la falta de

sentimentalismo de unos delincuentes’ (Calatrava, 1991: 126), probablemente debido a ‘la violación

19

del tabú del tradicional no matarás y el no robarás’. (Montalbán, 1989: 56) Eso lleva el investigador

en la NN a denunciar la ley porque éste y el orden se vuelven cada día más ambiguos y se relacionan

con la violencia y la corrupción colectiva. (Yang, 2000: 25,28) En este respecto, Gamboa (2012: 86)

afirma: ‘[…] en estas ciudades sin ley […] todos tienen algún motivo para cometer un crimen. Todos,

de algún modo, son asesinos, y tal vez por eso nunca hay justicia.’

Los temas tratados en la NN se relacionan frecuentemente con hechos reales del país.

Mencionamos al barcelonés Pedro Casals Aldama en cuyas novelas de los ’80, el abogado Salinas

trata el atentado contra Felipe González, el golpe de Estado, el poder de la banca o la desaparición de

aceite (Calatrava, 1991: 116) así que la represión policíaca bajo el régimen franquista. (Tyras, 2001:

74) No obstante, para matizar la crítica se puede recurrir al cinismo, medio apto para verse menos

directamente implicado en la denuncia social. (Reverte, 1989: 38) En tal caso Colmeiro (1994:71-72)

habla de ‘una profunda crítica social, irónica o caricaturesca’.

1.1.7 El tiempo y el espacio

La importancia del tiempo y del espacio ya se nota desde el inicio de la novela, abriéndose con un

prólogo, ‘en la que se hace la localización geográfica y cronológica del caso y se crea la atmósfera’.

(Aragón: 94) En la novela criminal notamos una preferencia para las sociedades occidentales actuales

anglosajonas y francesas. Sin embargo, no se excluye la localización en otros países como España,

Italia o Suiza. La NPC, cuya pauta ya era el decorado urbano, prefiere ‘lugares cerrados y de carácter

privado o aislados’, como la casa (Calatrava, 1991: 62-63) sin excluir casos situados en el campo.

(Cerqueiro, 2010: 5-6) En la NN realista, el decorado y la acción se inscriben en lugares públicos como

la calle y la ciudad porque ésta implica una variedad de personajes y lugares, así que una mayor tasa

de contradicciones sociales, a saber criminales. Además, de acuerdo con Lacombe, las sociedades

modernas constituyen ‘la pieza básica de la organización vital y social’. (Calatrava, 1991: 63-64) Es la

razón por la que este tipo de novela se considera como verdadero retrato del ambiente. Tyras

(2001:75) presenta a Barcelona como ‘le théâtre privilégié des aventures détectivesques. Ville

portuaire parmi les plus importantes d’Europe, riche d’une longue tradition de citée industrieuse et

cosmopolite, la capitale catalane était prédestinée au rôle de décor noir […].’ Según Rubino (2009:

6,22), a pesar del carácter urbano de la novela moderna, la nueva NN frecuentemente se desarrolla

en la periferia urbana. Finalmente, el espacio puede contribuir a la individualización del detective

porque forma el marco espacial para su observación de los hechos. (Calatrava, 1991: 63-64) Dentro

de ésta existe la posibilidad del retorno al lugar del crimen. (Aragón: 88)

En cuanto al tiempo, la novela criminal generalmente se desarrolla en la actualidad

(Cerqueiro, 2010: 5-6): ‘[…] importa la aclaración […] sobre tal o tal episodio de la historia inmediata.’

20

(Tyras, 2001: 76) No obstante, existen NN que vuelven a ciertas épocas del siglo XX y XXI. Esta

mezcla entre el presente y el pasado, es decir la vuelta a las épocas anteriores, permite interrogar y

desvelar eventos históricos para comprenderlos mejor en la actualidad. (Rubino, 2009: 7,20-21,28,

53) Esto hace de la NN un testigo de su tiempo. (Schweighaeuser, 1984:62) En tal novela, la

historización de la trama se considera como una revitalización. Volver a las causas del crimen implica

una interpretación de lo ‘real’, de la Historia. (Tyras, 2001: 76) Sin embargo, las interrupciones

temporales (flash-back/flash-forward) no son exclusivamente de la NN sino se perciben igualmente

en la NPC. Otro elemento ‘temporal’ de la novela criminal lo constituye la digresión, contribuyendo al

desarrollo del relato de la personalidad del investigador (Colmeiro, 1994: 79-80), contrastando

fuertemente con la observación de Van Dine (citado en Cerqueiro, 2010: 7) que ‘en la novela

policíaca (clásica) no debe de haber largos pasajes descriptivos’. Sin duda implica que la NPC, según

Van Dine (citado en Cerqueiro, 2010: 7) ‘debe de estar exenta de toda intriga amorosa’, contrastando

fuertemente con la NN, en la que lo íntimo no desequilibra la encuesta del investigador. (Tyras,

2001: 79) Finalmente, el tiempo asume un papel importante para la determinación de coartadas.

(Aragón: 85)

1.1.8 El suspense

Es de importancia primordial discutir en la novela criminal la presencia del suspense porque es

considerado por Tasende (2002: 563-564) como ‘el más importante de todos los componentes para

el mantenimiento de la tensión del lector’. En la opinión de Boileau y Narcejac (citados en Aragón:

78) ‘La verdadera novela policíaca se apodera de nosotros por la curiosidad, por la esperanza de un

desenlace satisfactorio que la sostiene y la excita sin cesar.’ Queremos saber cómo el detective será

capaz de resolver el enigma. (Aragón: 97) Aragón (96) lo define como ‘la espera de algo desconocido

que ha de manifestarse de modo enigmático, contrario a la razón’. Luego, Bernard Dupriez (citado en

Tyras, 1993: 164) presenta el suspense como ‘attente anxieuse d’une issue dramatique’. Tasende

(2002: 799) lo describe como ‘situación emocional climática de desenlace conscientemente

retardado’, siendo un procedimiento de la ficción narrativa o dramática. (Martín-Maestro y Paulino,

1993:119) Esta forma de comunicación intensa, este juego con el déficit de información se presenta

como la tensión entre retener/esperar y informar/recibir, provocando la incertidumbre y miedo. ‘El

suspense […] es unión de ‘espera’ y ‘anuncio’, es amenaza de frustración y posible recompensa’: ‘en

el suspense, se trata de experimentar ficcionalmente el mundo como amenaza.’ Este ciclo tiene

carácter repetitivo con potencia de intensificación. (Alsina y Debax, 1993: 22-25; Martín-Maestro y

Paulino, 1993: 119-130; Tyras, 1993: 175)

21

Martín-Maestro y Paulino (1993:123) presentan los cuatro elementos constitutivos del

suspense de la manera siguiente. El suspense se encuentra en la parte roja del esquema.

PARTICIPACION produce ANSIEDAD

sorpresa sentido

nos implica produce

DESTINO deja como problema pendiente SUSPENSION

Imagen 1. Los elementos constitutivos del suspense

Para la construcción del suspense recurrimos a la metáfora de una parábola o puente: desde

el inicio, la curva de interés sube antes de cerrarse al final. Entre la pregunta inicial y la respuesta

final, encontramos respuestas parciales y nuevas preguntas. No obstante, la proximidad al final hace

incrementar de nuevo la intensidad y el ritmo del relato (Alsina y Debax, 1993: 22-25; Martín-

Maestro y Paulino, 1993: 119,126-128): ‘le suspense se réalise pour l’essentiel lors de la survenance

[…] du dénouement’. (Tyras, 1993: 166)

En gran medida, el suspense, al igual que la preservación de la atención proviene de la

incapacidad de razonar exactamente como el detective porque a este último el autor confiere

conocimientos superiores y oculta deliberadamente una parte de la información. En cuanto a la voz

narrativa, no siempre nos encontramos ante un narrador omnisciente en tercera persona porque si

comunica todo lo que sabe, anularía el suspense para el lector que ‘acepta gustoso ser engañado y

mal informado’. (Aragón: 82-83,96, 99) ‘Hay que interpretar, y eso, inserto en un relato apasionante,

resulta atractivo.’ (Pequeño, 2010: 42) Al contrario, el callar del narrador omnisciente lo tacha de

‘narrador indigno de confianza’. Además, su estado de ‘omnisciente’ bloquea el acceso completo al

interior de los personajes. Por eso se prefiere la perspectiva de un acompañante, ‘cuyas ignorancias

contribuyen al suspense’. (Aragón: 82-83)

No obstante, difiere bastante el suspense en los dos subgéneros de la novela criminal. En la

NPC, hablamos más bien de ‘curiosidad’ porque vamos del efecto (el cadáver) hacia la causa (el

culpable). La NN, al contrario, va de la causa (la presentación de los gangsters) hacia el efecto (los

crímenes) y sostiene de esta manera nuestro interés por lo que va a ocurrir. (Typologie du roman

policier en Tyras, 1993: 165)

22

1.2 Novela criminal, subliteratura?

Dentro del conjunto de la producción literaria, la mayoría de la crítica acepta la dicotomía entre por

una parte el discurso alto, culto, llamado ‘literatura’ y por otra parte el discurso bajo, popular, tildado

de ‘subliteratura’. La primera, minoritaria y superior, goza de valor artístico a priori, mientras que la

segunda, masiva, envilecida, carecería de mérito artístico, siendo inferior a la literatura culta.

(Colmeiro, 1994: 21-23,25, 29) John Cawelti (citado en Colmeiro, 1994:22) nota en la oposición

anterior el reflejo de la distinción entre la cultura de élites y la cultura de masas.

Aunque sólo a partir de los años cincuenta, esta postura elitista no quedó sin crítica con el

cuestionamiento de la validez de los conceptos literatura ‘culta’ vs ‘popular’ así que con el

desvelamiento de los intereses ideológicos. Mencionamos a Susan Sontag y Ray Browne (Colmeiro,

1994: 23-25): la primera quería la ‘desaparición de las fronteras tradicionales entre cultura ‘alta’ y

‘baja’ en su sentido tradicional’ mientras que el segundo refuta la polarización vertical proponiendo

un continuo horizontal indivisible en clases pero divisible en grados. Colmeiro agrega que la

oposición absoluta alto/bajo, culto/popular niega una eventual influencia recíproca entre los

extremos. Como los medios de comunicación de masas, actualmente omnipresentes, han

homogeneizado los grupos sociales separados antes, percibimos una interfecundación entre la

literatura elevada y la literatura masiva, la primera divulgada por estos medios de comunicación y

absorbiendo elementos del segundo. (Colmeiro, 1994:26-29) Esto no implica que Colmeiro prefiera

refutar la clasificación de una literatura restringida vs una literatura de masas, sin duda útil para

imponer unas coordenadas orientativas, pero insiste en la creciente transgresión de las fronteras. Es

la razón por la que propone un espectro en el que las obras pueden alejarse o acercarse del polo

‘popular’ o ‘culto’ en mayor o menor grado de intensidad y donde la oposición entre literatura y

subliteratura toca oblicuamente la totalidad del espectro literario. (Colmeiro, 1994:26-29)

La novela criminal generalmente ha sido incorporada en el terreno de la subliteratura14.

(Calatrava, 1991:15) Molina, (citado en Calatrava, 1991:16) la describe frente a los otros géneros

literarios como ‘un subgénero totalmente apartado, relegado de cualquier tipo de valor literario’.

Esta inclinación hacia la subliteratura se debe a su carácter esencialmente formulaico (Colmeiro,

1994:34-36) pero podríamos añadir su ‘‘escasa calidad’, su ‘iteración de esquemas’, su ‘consumo

masivo’ (Calatrava, 1991:15-16) así que ‘su valor de entretenimiento o de escape para el lector ante

14 Diez Borque (citado en Calatrava, 1991:15) agrega al grupo de relatos subliterarios, al lado de la novela criminal, entre

otros el folletín, la novela del oeste, la novela rosa y la novela de aventuras.

23

la vida cotidiana’. (Yang, 2000: 18,22) En cuanto al último aspecto Aragón (77) agrega que ‘es

evidente que se trata de una literatura de evasión, cuyos autores, de modo general, carecen de

pretensiones estéticas.’ Otros argumentos lo constituyen, en el caso de Poe, la falta de sentimientos

o del contrincante. (Pequeño, 2010: 29)

Al contrario, Calatrava alega argumentos en contra de la denominación ‘subliteratura’.

Primeramente avanza la ausencia de una ‘característica especial interna común’ dentro de un corpus

abordando temas y perspectivas ideológicas diferentes. En segundo lugar, nos avisa matizar las

generalizaciones como ‘literatura popular’, porque de tal manera se ignora la particularidad de una

obra concreta. Actualmente, la presencia de unos libros en una librería o biblioteca depende más del

gusto del público y de los mecanismos de distribución que de su temática calidad. En último lugar,

menciona el carácter subjetivo de la crítica, así como de categorías como ‘la calidad’, que causan

problemas clasificatorios y contradicciones internas (Calatrava, 1991: 17-19) porque la frontera

exacta entre ‘literatura’ y ‘subliteratura’ depende en gran parte del gusto individual arbitrario del

crítico. (Cawelti citado en Colmeiro, 1994:22) En tal situación Ynduráin (citado en Calatrava, 1991:18-

19) habla de la preferencia del ‘gusto de escuela’. Según Colmeiro, una obra literaria no puede ser

inscrita definitivamente en uno de los dos extremos porque, conforme a su naturaleza dinámica,

depende de los criterios taxonómicos y del momento histórico. (Colmeiro, 1994:26,31)

Colmeiro, sitúa la novela criminal ‘en la intersección de la literatura culta y popular

por su génesis y posterior desarrollo’. Se extiende a lo largo del espectro literario, pero generalmente

es ausente en los extremos ‘culto’ y ‘popular’. (Colmeiro, 1994: 31-35) Con esta novela, las

fronteras entre literatura y subliteratura se enturbian y, contrariamente a la novela del oeste y la

novela rosa, admite un grado de maestría superior. (Borque citado en Calatrava, 1991:16) ‘En este

corpus encontramos una gran cantidad de obras mediocres, muchas obras de medio nivel aceptable,

y algunas obras maestras.’(Colmeiro, 1994:34-36) Por eso la novela criminal no es ‘inferior a

cualquier género canónico en su calidad literaria’. (Yang, 2000: 19) No olvidamos que los recursos

narrativos en la NPC son ‘idénticas a las de la novela ‘literaria’: problemas de narrador y de punto de

vista, de descripción, de tiempo o de composición’. (Aragón: 77)

Pese a que los cuentos de Edgar Allan Poe aparecieron en revistas populares,

expuestos a un público mayoritario, fue Conon Doyle que convirtió la novela criminal en verdadera

‘literatura popular’, introduciendo el inspector Sherlock Holmes. Obtuvo la recepción favorable del

público culto gracias a las traducciones al francés por Baudelaire. Conon Doyle ‘resforzó’ la novela-

enigma, apta tanto para un público mayoritario como para una audiencia minoritaria. (Colmeiro,

24

1994:31-33) No obstante, pese a la existencia de obras que gozan de una estructura, una intriga y

una narración ‘perfecta’, bastantes NPC, como aquellas de A. Christie, han sido clasificadas en el

campo de la ‘subliteratura’. (Estébanez Calderón, 1996:763)

Durante la época de entreguerras, edad de oro de la NPC, se reconocía su carácter

intelectual. No obstante, ‘su alcance era universal y traspasaba todas las fronteras sociales y

nacionales’. Durante este período nació la NN en los Estados Unidos, transformando el género

‘popular’ en un medio artístico de crítica social. (Colmeiro, 1994:34-35) La tendencia crítica

progresista exigía la inclusión de esta última corriente en el ‘espacio literario por su altura artística’.

(Calatrava, 1991:16) ‘Frente a la condición de ‘paraliteratura’ asignada a buena parte de las NPC (cf.

supra), la novela negra norteamericana se ha convertido, gracias a sus grandes maestros, en un

subgénero narrativo de indudable prestigio literario. En este sentido, se deben recordar los juicios

elogiosos de A. Malraux, A.Gide o L. Cernuda hacia la obra narrativa del iniciador de la novela negra,

D. Hammett.’(Estébanez Calderón, 1996: 760) Al contrario, en el Diccionario de la novela (citado en

Colmeiro, 1994: 57), se avanza que ‘la novela negra pone énfasis en el tratamiento del crimen

contemporáneo […] lo que no impide que la novela negra […] acoja una inmensa mayoría de

producciones de escaso o incluso nulo valor estético.’

Por su ausencia de una tradición culta, la novela criminal recibe el cliché de la novela popular

de consumo que fue en los ’40-’50 (Montalbán, 1989: 50) y según Calatrava (1991:84-85,88) hasta

los ’60. No obstante, ‘En la época posmodernista, van desapareciendo las fronteras tradicionales

entre ‘literatura culta’ y ‘literatura popular […] Así, que la novela policíaca, un género históricamente

menospreciado por la crítica, ha pasado por convertirse en un área de gran interés dentro del ámbito

literario.’ (Yang, 2000: 19) Esta observación se extiende hasta la novelística infantil o de ‘comics’.

(Calatrava, 1991: 132) ‘En España, ya en los años setenta algunos críticos empiezan a apreciar la

influencia y el uso de elementos de las novelas con trama-intriga en algunos novelistas españoles.’

(Montalbán, 1989: 50-51) Resulta claro que la evolución de la novela criminal, perdiendo

progresivamente sus connotaciones despreciativas, no ha podido ser impedido por la concepción

elitista (Calatrava, 1991: 81-82): hoy en día, bastantes escritores de gran prestigio, como Borges,

Mendoza o Vázquez Montalbán recurren al uso culto de fórmulas policíacas desde ángulos diversos.

Este polo culto no impide una cohabitación con el polo ‘popular’, capaz de borrar (parcialmente) las

fronteras. (Colmeiro, 1994:27,34-35)

25

1.3 Existe una novela criminal española?

Comparado con Francia, Inglaterra o Estados Unidos, notamos irrecusablemente ‘la falta de una

tradición de novelas criminales autóctonas’ en España. Desde Pardo Bazán hasta Manuel Vázquez

Montalbán en los ’70, se percibe un vacío del relato criminal español (Calatrava, 1991:79-80),

provocando una discusión sobre ‘la existencia de una novela criminal en lengua española’.

(Estébanez Calderón, 1996:763) No obstante, según Madrid (1990: 11) esta polémica no tiene

relevancia para los lectores.

Inicialmente cabe profundizar dos elementos esenciales: la escasa cantidad así como la

mediocre calidad de la novela criminal española. Una primera razón por la escasa cantidad de la

novela criminal15 en España es la censura del régimen franquista, más nefasto para la NN que para la

novela-enigma, que gozó de su supremacía a través de traducciones. (Calatrava, 1991: 80) Eso llevó

a Montalbán a negar la existencia de la NN española porque según él ‘hay buenos especialistas en el

género, pero dos o tres granos no hacen granero’. (Montalbán citado en Colmeiro, 1994:15) En

segundo lugar, Vázquez de Parga, (citado en Calatrava, 1991:81) nota la pasada ausencia de

especialistas de la novela criminal en España, sin duda debido a la infravaloración de ésta, pese a los

intentos para la revalorización del género mediante colecciones o premios literarios. (Calatrava,

1991:81) Además, ‘la novela policíaca surge como una legitimación de la ideología burguesa, y es

precisamente la falta de esta ideología que explica […] la inexistencia en nuestro país de una

tradición de este tipo de literatura.’ (Núñez, 1989: 10) A esto se agregan causas históricas como la

política conservadora y el primitivismo técnico e industrial. El control de la burguesía en un sistema

capitalista únicamente se produjo en los años ’50-60 y desencadenó, salvo la creciente

industrialización y el liberalismo económico, una ideología jurídica, ‘imprescindible para la aparición

de cualquier tipo de la novela criminal’. Estas condiciones conllevaron en los años ’60-’70 la

proliferación de obras criminales y un aumento de sus autores, imitando menos los modelos

foráneos y dejando de firmar con seudónimo. (Calatrava, 1991:81-85)

En cuanto a la mediocre calidad, hasta los años ’60, predominaba una literatura criminal de

índole popular y de consumo, imitando patrones exteriores, presentando personajes no españoles y

ocurriendo en países extranjeros. En los años ’50 aparecieron las industrias editoriales, dando a la

novela criminal su estatuto actual (Calatrava, 1991:84-85) a saber ‘en la intersección de la literatura

culta y popular’. (Colmeiro, 1994:31)

15 Salvo esta escasa cantidad literaria, Montalbán (1989: 58) añade el mínimo de lectores, ‘los siete u ocho mil drogadictos’

de la novela criminal española, probablemente debido a la preferencia del vídeo. (Madrid, 1990: 7)

26

Pese a la aceptación generalmente asumida de que sí existe una novela criminal española,

corroborada por la importancia de las colecciones y la difusión editorial (Montalbán, 1989:49),

Salvador Vázquez De Parga, (citado en Colmeiro, 1994:15) niega la existencia de una novela criminal

española (pasada) porque el conjunto de obras españolas falta de unidad genérica y de coherencia

de nacionalidad. Por eso considera improbable que hayan existido ‘características peculiares capaces

de distinguirlas de las de otros países’. ‘Los contados casos que se podrán encontrar, como Pardo

Bazán , Joaquín Belda o Mario Lacruz , aparecen aislados unos de otros, más directamente

relacionados con la tradición del género en Europa o Norteamérica que con […] la producción

literaria española, surgiendo más como anómalas excepciones que integrados en una corriente

literaria.’ (Colmeiro, 1994:89) En cuanto a la NN, las obras españolas logran obtener cierta

verosimilitud pero resulta imposible hablar de una ‘adaptación del género a lo español’. Calatrava

(1991:85) objeta esta actitud generalista considerando como evidente las diferencias entre los

autores y entre las obras. Pese a las concepciones y las peculiaridades ejercidas de manera diversa

por los diferentes autores españoles, según Calatrava sí es autorizado hablar de una ‘literatura

criminal española (contemporánea)’. La falta de una literatura criminal autóctona (en el pasado)

contrasta con la expansión actual del género, que consiguió una práctica autónoma de los modelos

anglosajones a partir de los setenta. A esta ampliación han contribuido igualmente el cine policíaco y

negro (europeo y americano) así que la traducción de los ‘clásicos mundiales de la literatura

criminal’. (Calatrava, 1991:86-88) Nosotros coincidimos en el reconocimiento de la ‘novela criminal

española’ conforme este ‘boom’. (cf. infra ‘Actualidad’)

En cuanto a los rasgos básicos, en la novela criminal española no se perciben diferencias

mayores frente a otras naciones, aunque existen algunas características ‘españolas’. Primeramente,

la novela debe ser escrita por un autor español que generalmente firma con su nombre real. Puede

ser escrita ‘en cualquier de las lenguas vernáculas’ de España pero se prefiere el catalán y el español.

En segundo lugar, se considera la realidad social española como marco espacio-temporal donde

intervienen personajes naturales de España. (Calatrava ,1991:86-88) Hart (1987:13) matiza esta

característica avanzando que ‘todos o algunos personajes deben ser españoles’ y que ‘la historia

debe situarse por lo menos parcialmente en España’.

27

1.4. Precedentes y nacimiento de la novela criminal inglesa y española

La temática delictiva se considera como un tópico de todos los tiempos presentes en todas las

culturas, ya en Edipo rey16, La familia de Pascal Duarte (Colmeiro, 1994:87), o según Fereydoun

Hoveyda (citada en Calatrava, 1991:45) en La Eneida, Heródoto, las leyendas árabes y el folklore

céltico. No obstante, según Calatrava (1991:46) actualmente no queda duda considerar al americano

Edgar Allan Poe como ‘inventor’ de la novela criminal, tomando en cuenta la aparición de su primera

novela-enigma, El doble crimen de la calle Morgue (1841). No nos extraña que este nacimiento se

situa en el siglo XIX, caracterizado por la invasión del tratamiento del crimen, presente en la

literatura culta de Balzac, Dickens, Dumas, y Dostoievski.17(Colmeiro, 1994:88) Otros elementos

propicios para este nacimiento eran la difusión del folletón y la concepción determinista del hombre.

(Aragón: 76) Resulta claro que ‘la temática policíaca ya estaba presente anteriormente, pero fue Poe

quien la convirtió definitivamente en fórmula narrativa’. (Colmeiro, 1994:92)

La NPC tuvo su origen en modalidades narrativas inglesas emparentadas como la ‘crook

story’ o la novela gótica. (Pujol, 1973:12) Esta última influenció en la NPC por su representación de lo

misterioso, así que por el tópico de la persecución de una joven indefensa por un siniestro.

(Tassende, 2002:556) Calatrava (1991:47-50) agrega como precursores las causas célebres, el folletín

así que los antecedentes del racionalismo. Las causas célebres, narraciones de tradición francesa de

famosos procesos judiciales, (Colmeiro,1994:91) introducidas por Gayot en el siglo XVIII, introdujeron

el tema criminal, provocando el interés social por los delitos.(Calatrava, 1991:47) No olvidemos los

relatos ingleses de aventuras de delincuentes así como sus biografías en el siglo XVIII, pero tampoco

las Memorias (1828-1829) de la pluma del criminal, y más tarde agente secreto, E.F. Vidocq, en el

que describe las actuaciones de la policía ‘en su tarea de investigación y captura de los malhechores’.

Éstas fueron conocidas por Poe poco tiempo ante la escritura de su novela ‘fundadora’ (Estébanez

Calderón, 1996:762), demostrando de nuevo el interés social para lo delictivo. (Calatrava, 1991:47-

48) Sin embargo, no nos encontramos ante un detective racional: mucho depende de sus instintos.

Recalquemos asimismo la importancia de The Newgate Calender (1773) y Caleb Williams (William

Godwin, 1794). El primero constituye ‘una colección de cuentos criminales cuyas fuentes principales

provienen de los informes oficiales de delitos’. El segundo, poniendo de relieve el poder heróico del

detective privado, ya contiene elementos policíacos como los métodos detectivescos, el

descubrimiento criminal así como la crítica contra el estado.

16 En este caso nos encontramos ante un crimen mítico, arquetípico, cometido por figuras legendarias. Al contrario, en la

novela criminal, el crimen es profano y toca sobre todo la vida cotidiana. (Yang, 2000: 15-16)

17Según Colmeiro (1994:89), la temática criminal en estos ejemplos franceses e ingleses indudablemente habrá impulsada

el tratamiento delictivo en la literatura española del siglo decimonónico.

28

No obstante, las tres obras faltan de intriga. (Yang, 2000: 16-17) La aportación del folletín - según

Cerqueiro (2010:1) situada en aumento de periódicos y prensa amarilla - consiste en su

presentación de aventuras criminales, algunas ya de índole racional. Este racionalismo, que ya era

presente entre otros en Zadig ou la destinée (1749) de Voltaire, se considera como ‘una de las claves

determinantes para el nacimiento de la novela-enigma’ porque la razón queda un concepto esencial

en el proceso de desvelamiento de la novela-enigma, cuya base es exactamente el racionalismo.18

(Calatrava, 1991: 48-49) Núñez (1989: 10) vincula la importancia de la razón al ‘juego intelectual a

través de la iteración de esquemas del doble enfrentamiento enigma/razón, crimen/justicia […].’

Messac (citado en Calatrava, 1991:46) añade la influencia del positivismo así como la importancia

del pensamiento científico para la interpretación racional de los hechos. En Poe, la única fuente de

verdad se sitúa en la razón del individuo infalible para el análisis de la realidad. (Calatrava, 1991:49)

En esta novela apareció por primera vez el detective amateur racional (es decir, con sus dotes

intelectuales) pero asimismo destacamos como elemento ‘innovador’ el hecho de presentar el

crimen como un rompecabezas y la presentación de la impotencia de la policía. (Yang, 2000: 17)

Tras la discusión del racionalismo, presentamos como segunda determinación social para el

nacimiento de la NPC el surgimiento de la industrialización capitalista, provocando el desarrollo

ciudadano y, por consiguiente, el aumento de la criminalidad, razón necesaria para la presencia de

una institución policial (Calatrava, 1991:47), responsable para la ‘persecución profesional del crimen’.

(Benvenutti y Rizzoni, citados en Calatrava, 1991: 46) Ante la Revolución Industrial europea, (Madrid,

1989: 14) el aumento del delito urbano se debía a la burguesía, que explotó a la clase trabajadora,

condenada a sufrir la miseria urbana, obligándoles a trabajar en malas condiciones ganando poco.

Consecuentemente, estos malos tratos causaron una conciencia pública de los delitos y también una

sensación de inseguridad ciudadana. (Colmeiro ,1994:88) Una posible explicación podría ser el miedo

de la burguesía, gozando de un mejor nivel de vida y la disposición de tiempo libre, razón suficiente

para ‘la literatura del ocio’, frente al creciente proletariado amenazador en un período de

desconfianza frente a la policía y el sistema jurídico. (Madrid, 1989: 15-17)

En lo precedente, discutiremos la posible influencia de la obra fundadora de Poe en la

pretendida primera novela criminal española, El Clavo (1853), de la pluma de Pedro Antonio de

Alarcón. (Colmeiro, 1994: 89-96) Por una parte, indudablemente, aunque bajo un disfraz

18En los inicios de la novela criminal, al lado de la influencia científica del positivismo, de índole empírico, capaz de volver

de la causa al efecto, reinó igualmente una influencia del romanticismo tardío, considerando la realidad como inexplicable y

misterioso. (Colmeiro, 1994: 89)

29

folletinesco y melodramático, reinan elementos policíacos en esta obra, como el método de la

encuesta que va del descubrimiento de la víctima a la colección de pruebas físicas, interrogatorios y

declaraciones que llevan a la solución lógica del delito. (Colmeiro, 1994: 94-95) Patricia Hart lo

resume de la manera siguiente: ‘This attitude of following the clues systematically is what makes ‘El

Clavo’ clearly a detective tale, whatever else it also may be.’ (Hart, 1987: 18) Por esa razón, esta

novela corta, cuya historia se caracteriza por la intriga y el asesinato, se considera generalmente

como ‘la primera novela policíaca española’. (Yang, 2000:31; Hart, 1987: 17)

Por otra parte, Colmeiro considera poco probable que Alarcón tuviera conocimientos de

alguna de las obras de Poe antes de la escritura de El Clavo (1853) porque, al contrario de Scott,

Sand, Balzac y Dumas, en aquella época, Poe todavía era desconocido en España. (Colmeiro,

1994:90-92) Por consiguiente, para Calatrava resulta extraño que hubiera escrito su obra antes de la

‘entrada’ del ‘padre policíaco’ (Calatrava, 1991:90)19, aparecido en España en 1856-1857 bajo

traducción francesa. En este país sus cuentos recibieron un gran éxito del público así que causaron

una fuerte impresión en Alarcón, el primer comentador de las obras de Poe. (Colmeiro, 1994:95) Esta

carencia de influencia inglesa se nota en la Historia de mis libros de Alarcón, en la que considera su

novela como ‘una verdadera causa célebre’, de tradición francesa. Tampoco olvidamos la influencia

de la tradición gótica –romántica profundamente conocida por nuestro autor (Colmeiro, 1994: 90-92)

o el parentesco con la novela de crímenes reales. (Calatrava, 1991:90) Esta primera se nota en la

gran cantidad de elementos románticos (como la noche oscura o los cementerios y, citado por

Montesinos, el rol preponderante de la fatalidad) pero igualmente el suspense débil, la culpabilidad

de la persona más sospechosa y finalmente, la falta de racionalismo del proceso analítico,

recurriendo a elementos sobrenaturales como la Providencia, contribuyen al estatus no prototípico

de esta novela dentro del campo de la NC. (Colmeiro, 1994: 92-93) Coincidimos con Núñez (citado en

Colmeiro, 1994: 94) considerando esta novela ‘sin duda alguna, por su interés dramático, como un

importante precursor de la novela policíaca’.

Lo anteriormente expuesto se inscribe en el siglo XIX en España, cuyo contexto literario

denota un interés por la literatura popular contando la vida de los bandoleros o los delincuentes

famosos. En cuanto a la ‘la tradición de la novela de crímenes sangrientos y criminales famosos’,

mencionamos la obra pionera El pirata de Colombia de López Soler (1832) sin excluir la posterior

colección Crímenes célebres españoles de Angelón y Broquetas. En 1841, al escribir Ramírez

19Colmeiro presenta la posibilidad de una fuente común entre Poe y de Alarcón, desconocida por nosotros, sin excluir una

mera coincidencia técnica entre ambos. Otra opción es el posible conocimiento de Auguste Dupin como fuente para

Alarcón. (Colmeiro, 1994: 95)

30

de Arellano la Historia de los bandidos más celebrados en Francia, Inglaterra, etc. se inició el mito de

la vida del bandolero. Otro ejemplo lo constituye Los bandidos de Madrid (1861), de la pluma de

García del Canto. Hacia finales de siglo vale la pena citar las novelas abordando crímenes concretos,

como la anónima obra El Sacamantecas (1881). (Calatrava, 1991: 92) A finales de siglo apareció, La

policía moderna, Secretos de la criminalidad contemporánea de la mano de Daniel Freixá y Martí,

abordando los métodos policíacos y los técnicos científicos. (Hart, 1987: 21)

En el ámbito inglés de la segunda década del siglo XIX, el primer descendiente de Poe, Conon

Doyle, estableció las convenciones para ‘el género policíaco’ en general. Su Gran Detective, Sherlock

Holmes, se considera como ‘el detective más popular de todos los tiempos’, ‘el prototipo

detectivesco de la NPC’. Desde su publicación de Un estudio en rojo (1887), Conon Doyle provocó la

invasión del género en España. Fuera de la influencia inglesa, la ‘fiebre de literatura criminal

foránea’, ya desde el principio del siglo XX, se nota igualmente en las traducciones francesas y

estadounidenses. (Yang, 2000: 20-21,32) Sin embargo, ’No hay escritores españoles dedicados a la

novela-enigma anglosajona a lo Holmes, la cultura literaria española ha permanecido impermeable a

esas influencias, considerándolas como una literatura menor. A lo sumo se llega a aceptar a

Simenon.’ (Montalbán, 1989: 50-51)Durante esta época de ‘la España cutre’, pasa por ser un país

inferior, adelantada frente al resto de Europa y surge en las narrativas españoles el tema de la

inseguridad nacional. (Hart, 1987: 20)

Coincidimos con Calatrava, refutando la paternidad de De Alarcón y atribuyendo la

‘maternidad’ de la novela criminal española (en sentido estricto) a Emilia Pardo Bazán saltando a

comienzos del siglo XX, más precisamente entre 1910-1912 (Paredes citado en Calatrava,

1991:91,93), años en los que escribió La gota de sangre y la Cana. A pesar del florecimiento artístico

de las cuatro primeras décadas del siglo XX, estos cuentos representan fuera de una clara influencia

de modelos extranjeros y de la novela de crímenes del siglo XIX, asimismo un primitivismo técnico y

argumental. No obstante, el conocimiento de los modelos foráneos permitió a Bazán convertir la

novela de crímenes del siglo anterior en una nueva estructura literaria. (Calatrava, 1994: 90-93)

Según Núñez (1989: 10), Bazán debe su carácter ‘introductorio’ no solo por sus estudios críticos sino

igualmente por su praxis literario. Yang (2000: 32) opina que la estructura de la obra coincide con

aquella de la NPC, lo que no impide que la novela ‘parece adelantarse a su tiempo, anunciando la

posterior […] relatividad moral por parte de la novela policíaca negra’. (Colmeiro, 1994: 123) En esta

historia, el protagonista, ‘amateur sleuth’, quien, ignorando los métodos de inspección moderna

(Hart, 1987: 20) tuvo que elucidar un crimen para demostrar su propia inocencia, deja de restaurar

el orden establecido no castigando a los culpables, hacia quienes siente compasión. (Yang, 2000: 32-

31

33) De otra opinión es Jorge Luis Borges, según quien Don Quijote puede leerse como primera NPC

por los lectores paranoia interpretando de manera detectivesca la frase introductoria ‘En un lugar de

la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme’ porque ‘Qué más hace la literatura que

preguntarse: ’Quien lo hizo ?’’ (Venmans, 1998: 24-25)

En cuanto a los antecedentes de la NN existen, al igual de la NPC, varios puntos de vista.

Mientras que Boileau y Narcejac (citados en Calatrava, 1991:52) la consideran como ‘la prolongación

de la novela inglesa de terror del siglo XIX’, según Rodríguez Joulia (citada en Colmeiro 1991: 52)

derivó de la antigua novela de gangsters, afectada por el terror de la Primera Guerra Mundial.

(Calatrava, 1991:52) Tortel y Azancot (citados en Calatrava, 1991:52) notan ambos en la NN un lazo

con la literatura popular, según el primero combinado con la novela policíaca, al modo de ver del

otro como ‘transformación de la novela popular de aventuras criminales’. La relación estrecha con la

novela de aventuras se nota en la ausencia de la actitud racionalista y de los procedimientos lógicos

del héroe dinámico y móvil, persiguiendo a sus antagonistas, así que en la concepción romántica

retratando un mundo corrupto, injusto e inhumano en el que los delincuentes contrarían la vida del

héroe-investigador, generalmente detective privado. Sin embargo, asimismo el criminal puede ser

protagonista. (Calatrava, 1991:52-54) Yang (2000: 23) agrega las dime-novels o los folletines

abarcando historias de acción-aventuras, del que las series de Nick Carter, creadas por John R.

Coryell son más llamativas, mientras que según Juan Madrid (1989:15) la novela policíaca moderna

puede considerarse como ‘heredero directo del cuento maravilloso’. Tampoco podemos subestimar

la influencia de la novela-enigma europea, el objetivismo20así que la vivacidad del lenguaje

periodístico. (Calatrava, 1991:52-54) Según Venmans (1998: 25) el realismo de la NN proviene de la

novela picaresca admitiendo considerar Pepe Caravalho (cf. infra) como versión actual del ‘ladrón

simpático’ en Lazarillo de Tormes o El buscón de Francisco de Quevedo.

En el terreno de la literatura española, se podría considerar La gota de Sangre (1911) de

Pardo Bazán (cf. supra), novela criminal separándose de la NPC, como antecedente de la NN por su

relatividad moral. (Colmeiro, 1991:106,123) Igualmente en los ’60, el autor Pedrolo i Molina,

escribiendo todas sus historias en catalán, se considera como uno de los introductores de la NN

española actual, presentando un mayor interés en el proceso de actuación, la defensa de la justicia y

el aspecto crítico-realista de Barcelona. Mencionamos como ejemplo L’inspector arriba tard (1960)

cuya trama se localiza en la Barcelona de los ’50. (Calatrava, 1991: 102-106)

20Según González (1996: 1291): ‘Predominio de lo objetivo o de todo lo relacionado con la realidad externa al sujeto.’

32

El génesis de la otra tendencia de la novela criminal, la NN, suele situarse en los años’20 en

los Estados Unidos (Calatrava, 1991:51-52) en la sociedad capitalista (Estébanez Calderón, 1996:760),

a la luz de la primera Guerra Mundial y la revolución comunista. (Madrid, 1989: 18) El iniciador de

esta NN, de índole crítica, fue D.Hammet, cuyos títulos más llamativos son Cosecha roja (1929) y El

halcón maltés (1930). (Estébanez-Calderón, 1996:760) Hammet rompe los moldes de la NPC,

consolidando de este modo la NN. Otro gran representante es Chandler, para quien ‘en la novela

policíaca no solo se trata del asesinato, sino también de la crítica que refleja’. (Yang, 2000: 24) El

iniciador del género en España es indudablemente Vázquez Montalbán, cuyo protagonista, el

detective Caravalho, traza una novela realista de la España de la transición. (Núñez, 1989: 11-12)

Este subgénero, ofreciendo una visión crítica de la realidad social, es considerado como fruto

de las relaciones socioeconómicas de aquella época. (Calatrava, 1991:51-52) Tras la crisis de 1907-

1915, pese a las inversiones en armamento y en el campo automovilístico durante la Primera Guerra

Mundial, aquél proceso de crisis económica se reprodujo en los años ’30, caracterizado por la caída

de la bolsa y el desempleo. A lo anteriormente expuesto se añaden otros elementos relativos al

surgimiento de la NN provocando la denuncia social, como la corrupción política republicana de

Coolidge y Hoover pero constituyeron asimismo elementos decisivos la dispersión del crimen así

que la criminalidad organizada causada por la Ley Seca21 en 1920. Por eso ‘el comercio del alcohol se

tenía que llevar a cabo clandestinamente lo que favoreció los negocios y las industrias ilegales’, así

que la corrupción de las autoridades y bandas organizadas en una sociedad penetrada enteramente

de violencia. (Yang, 2000: 22) [En la NN] ‘el miedo ya no es una característica única de la burguesía.

Ahora, todos tienen miedo de todos.’ (Madrid, 1989: 20) Aunque la NN ya fue presente en España en

los ’70, el capitalismo ofrecerá las posibilidades aptas para su surgimiento y su desarrollo

representando la soledad, la violencia y la explotación en las ciudades. (Núñez, 1989: 11) Otra causa

lo constituyó su aspecto innovador frente a la NPC, ofreciendo ‘algo nuevo’. (Cerqueiro, 2010: 3)

21‘Prohibición del juego, de la prostitución y del alcohol.’(Tasende, 2002:559)

33

1.5 Desarrollo histórico de la novela criminal española

1.5.1 De Pardo Bazán a la Guerra Civil

Durante este período, en España resultaron de importancia mayor las traducciones de novelas

criminales extranjeras. (Calatrava, 1991: 92-94) Núñez (1989: 9) percibe en la literatura española

traducciones ‘desde Edgar Allan Poe, Conon Doyle, Wilkie Collins; Agatha Christie […] hasta […]

Dashiell Hammett, Raymond Chandler, o Ross Mac Donald […].’ Sobre todo durante los años ’20

hasta los ’40, época dorada del género policíaco en Inglaterra, notamos muchas imitaciones

conforme ‘la tradición de Holmes’ aunque de poca influencia para el desarrollo posterior del género.

(Yang, 2000: 21) A esto contrasta totalmente el comentario de Montalbán (1989: 50) (cf. supra): ‘La

tradición de escritores que se acercan dignamente al relato policial y que asimilan la novela-enigma

de cierta calidad anglosajona a lo Holmes […] no se da en España. No hay escritores españoles

dedicados a esta literatura, y la cultura literaria española ha permanecido impermeable a esas

influencias, considerándolas como una literatura menor. A lo sumo se llega a aceptar a Simenon.’

No obstante, vale la pena citar las novelas-enigma racionales de Julián Amich Bert - bajo el

seudónimo E.C. Delmar - en los años ’30 así que la parodia de la novela racionalista por Joaquín Belda

en Quien disparó? (1909) y Una mancha de sangre (1915). (Calatrava, 1991: 92-94) Este último

agrega referencias intertextuales paródicas burlándose de la rigidez formal clásica en cuanto al

carácter sobrenatural del detective o la ineficacia de la policía oficial. (Colmeiro, 1994:104-105) En

cuanto al humor, su estilo inclina hacia aquél de la picaresca clásica. (Yang, 2000: 33) No obstante, la

novela ‘is more madcap tan mystery […] there is not really a logical investigation process in the

book’. Vale igualmente la pena mencionar a la obra teatral Sebastián el Bufanda (1916) de Enrique

López Alarcón y José Ignacio de Alberti, refutando la omnisciencia y omnipotencia del detective.

Notamos la tradición española en cuanto al uso del argot en esta obra abordando la corrupción

policial, tema recurrente el la novela criminal española. (Hart, 1987: 22-24)

En cuanto a las editoriales de este período, una de las más llamativas, salvo ‘Biblioteca Oro’,

fue ‘Dédalo’, cuya ‘Selección Policíaca’, creada en 1932, tradujo entre otros Hammet y Simenon.

Merece igualmente ser mencionada la serie ‘Detective’ (1930) de Aguílar, publicando las primeras

novelas de Van Dine. (Calatrava, 1991:94)

Los escasos productos policiales de este período ‘inicial’ de la novela criminal autóctona se

caracterizaban por la utilización de personajes y lugares españoles, pero todavía imitaban los

modelos europeos sin quitarse de su primitivismo técnico. Como veremos, las traducciones no

34

disminuirán en importancia en las épocas posteriores, rellenando el vacío literario de la literatura

criminal propia (Calatrava, 1991: 95), a través de las cuales los tópicos del relato criminal llegaron a

España. (Hart, 1987: 23) ‘Las masivas traducciones extranjeras y los escasos productos policiales

españoles […] durante este período se debe al menosprecio del género policíaco entre los

intelectuales / elitistas y a la presencia por las obras extranjeras, específicamente […] inglesas, por

parte de las editoriales, o posiblemente la carencia de habilidad creativa de los escritores

españoles.’(Yang, 2000: 34)

1.5.2 Desde 1939 a 1975

El inicio de esta época franquista fascista, de índole autárquica, se caracterizaba por la privación de

libertades democráticas, derechos fundamentales y el aislamiento internacional del país instaurando

una rígida censura. (Calatrava, 1991:95-96) Esto, junto con la ausencia de libertades políticas,

dificultó la denuncia social en la novelas, realizándose de manera implícita. (Madrid, 1989: 19) Pese a

esta censura, surgió una búsqueda de nuevas formas narrativas de la novela en los ’40-‘50 y su

posterior renovación técnica en los ’60 por entre otros Cela, Laforet, Goytisolo, Delibes, Benet y

Torrente. Con todo, debido a problemas de traducción, modelos extranjeros y su ‘dignificación

literaria’, la novela criminal española estaba completamente al margen durante este período

‘innovador’. (Calatrava, 1991:95-96)

Como en la época anterior, durante el período ‘franquista’, la NC se caracterizaba por el auge

y dispersión de traducciones extranjeras ya empezadas desde los años ’20 pero culminando en los

cincuenta, así que por la influencia del cine negro norteamericano. (Calatrava, 1991:101,106) En

cuanto a las traducciones, en los ’40, la novela-enigma, de tipo británico, encabezada por Agatha

Christie, gozó de su auge en España contribuyendo poco al ‘desarrollo de la novela policíaca

auténticamente española’. El éxito de la NN era menor por su crítica abierta frente a la corrupción

gubernamental. (Yang, 2000: 34) Pese a esas imitaciones de modelos extranjeros por los autores

españoles, localizando la acción en el extranjero y utilizando seudónimos, fenómeno que va

desapareciéndo hacia las ’60, gracias a algunos escritores del género, es permitido hablar de ‘cierta

práctica novelística de temática criminal’ en España. (Calatrava, 1991: 96, 101,106)

Según Calatrava, recurriendo (parcialmente) a Vázquez de Parga, esta ‘mayor’ práctica de la

novela-enigma, menos presente en los períodos anteriores, el estímulo de los autores españoles

para ingresar en el campo de la novela criminal, así que su disposición de aceptar este tipo de novela,

se debe a la aparición de colecciones, series populares como la ‘Serie Wallace’ de Cisne, la ‘Colección

Misterio’ de la editorial Clíper, la ‘Serie Policiaca. Biblioteca Iris’ de Bruguera.Estas colecciones fueron

posiblemente influenciado por la dignidad literaria y editorial del que la novela criminal española

35

gozaba en aquel momento. No obstante, quedó más importante la ‘Biblioteca Oro’ de Molino en

los ’40-50, durante el proceso de apertura de la dictadura. Esta primera colección, editando novelas-

enigma entre 1943 y 1945, tuve como representante mayor Fernández Arias, de quien

mencionamos El abogado que asesinaba. Igualmente publicaron obras españolas de entre otros

Mallorquí Figueroa, y Benet. El autor más importante de la ‘Colección Misterio’ fue López Hipkiss,

quien combinó los elementos de la novela-enigma con aspectos de las series norteamericanas

negras, como la presencia de la aventura y la acción dinámica. (Calatrava, 1991: 95-102,106) Pese a la

ubicación fuera de la realidad española contemporánea, dejan de firmar con seudónimos ingleses.

(Hart, 1987: 25)

Aunque los escritores Daudí y Mira se inscriben en el campo de la novela-enigma en los ‘50,

ya percibimos la influencia hacia la NN con J. Enrich y J. Cano, quienes añadieron al racionalismo una

acción dinámica. Este último inventó al inspector madrileño Hugo Corin. Esta tendencia hacia la NN

se nota también en la novela considerada como la más importante del período: El inocente (1953) de

Mario Lacruz. (Calatrava, 1991: 102-104) Yang (2000: 35) considera esta obra como ‘original y clave

para aproximar el género policíaco a España durante la posguerra’ aunque de índole psicológica y

alejándose del juego ‘deductivo’ clásico. Patricia Hart (1987: 25) añade que esta obra criminal

‘española’ fue la primera en conseguir la atención nacional. Asimismo en 1953, año fecundo para la

literatura criminal española, escribió García Pavón El Quaque, Manuel de Pedrolo L’inspector far tard

(Yang, 2000: 35), sin olvidar a Tomás Salvador, que incluye dentro de la novela-enigma una

concepción moralizadora y psicológica. (Calatrava, 1991: 102-104)

Tras diez años de escasa publicación criminal, del que mencionamos Torre y Llaugé, entre

1965 y 1975 se publicó la mayoría de las novelas-enigma tradicionales de García Pavón (cf. supra),

considerado junto con Lacruz y de Pedrolo como los autores más importantes de aquel período.

(Calatrava, 1991: 102-106) Pavón, quien escribió El reinado de Witzia, se considera por la crítica

como ‘el más auténtico novelista policíaca español’. Aunque creó el primer detective ‘español’,

Plinio, fue mínima su influencia para desarrollar la novela criminal española (Yang, 2000: 36), por una

parte porque las editoriales seguían prefiriendo novelas criminales extranjeras, por otra parte porque

el género policíaco sería incompatible con el régimen autoritario franquista. (Paco Ignacio Taibo II

citado en Yang, 2000: 36-37) En el contexto de los ’60, agregamos a Pedrolo i Molina, uno de los

introductores de la NN española actual (cf. supra). (Calatrava, 1991: 102-106)

36

1.5.3 Desde 1975 a 1990

‘La historia de la novela policíaca en la España moderna empieza con un muerto importante, porque

primero tuvo que morir el general Franco, y con él desaparecer su aparato de censura, antes de que

quedara libre el camino para una literatura de este género, asentada en suelo propio, que se ocupara

de la corrupción, de la violencia y del asesinato en el propio país.’ (Albert Buschmann citado en

Zapatero y Escribà, 2012: 145) Villanueva (citado en Calatrava, 1991:107) habla de ‘una nueva era de

la cultura’ en la que, según Tyras (2001: 75), es permiso hablar de una ‘NN española’ porque refleja

la ‘mitología nueva de la libertad’. Las novelas de este período representaban la bravura de los

cuerpos de seguridad franquista como ‘eficaces cumplidores de la ley’, triunfando sobre los

criminales y mostrando ‘la seguridad de la sociedad española’ en la ausencia del franquismo.

(Zapatero y Escribà, 2010: 146)

Durante este período, el espectro de obras y autores, dejando de firmar con seudónimo, se

amplió tanto en catalán como en castellano. Abandonando la imitación de los modelos foráneos,

denota historias más originales cuyos personajes, españoles, suelen situar su acción en España. Este

desarrollo de la NC, y más particularmente de la NN predominante, se explica por varias razones. En

primer lugar, la crisis y la incertidumbre en torno de la democracia futura formaron el ambiente

adecuado para un retrato crítico-realista facilitado por la ideología jurídica posfranquista

posibilitando el tema del enfrentamiento entre crimen y justicia. (Calatrava, 1991: 106-109) Otros

elementos ‘postfranquistas’ que contribuyeron al éxito de la NN eran el incremento de la

criminalidad, el tráfico de drogas, la conspiración política, la corrupción y los actos terroristas, por

ejemplo ETA.22(Yang, 2000: 37) En segundo lugar mencionamos como aspectos que contribuyeron a

la dignificación de la NC el interés de los intelectuales, la nómina amplificada de relatos y escritores

dentro del campo criminal, las filmaciones hasta la constitución de la Asociación de Escritores

Policíacos Españoles (AIEPA) en 1989. En tercer lugar avanzamos la influencia del cine negro

americano, factor divulgador de la NN, así que la influencia de las múltiples traducciones de la

novela-enigma hasta los ’60-’70 antes del auge de la NN. (Calatrava, 1991: 106-110) Agregamos que

‘El valor de entretenimiento de las obras policíacas también es un factor importante que se atribuye

al florecimiento de dicho género después de la muerte de Franco.’ (Yang, 2000:48)

Otro fomento para la novela criminal eran los premios, colecciones especializadas y revistas.

En cuanto a los primeros, pretendiendo fomentar la novela criminal en España, vale la pena

mencionar el premio ‘Círculo del crimen’, ganado en 1980 por Martín con Prótesis. En 1979 el

22En Yang (2000: 37) se propone la semejanza entre estas circunstancias y aquéllas en Estados Unidenses de los ’20-30.

37

propio Montalbán ganó el premio Planeta. En cuanto a las colecciones de la novela criminal, Acín

(citado en Calatrava, 191:106-109, 111) menciona su ‘empuje editorial’ a partir de 1979. De los

muchos destacamos ‘Black’, bajo la dirección de Javier Coma, ‘Novela Negra’ de Bruguera así que la

serie ‘Círculo del crimen’, cuya intención era ‘potenciar el género criminal autóctono’ con

publicaciones de Jorge Campos y Juan Madrid. De igual intención eran los relatos de Montalbán,

Martín y Madrid en ‘Cuadernos del asfalto’ en 1990 con respectivamente La historia no es como nos

la merecíamos, Oídos sordos y Lo que más quieras. En cuanto a las revistas, queremos avanzar

Gimlet, dirigida por Vázquez Montalbán en los ’80. El éxito general se nota igualmente en el aumento

de títulos españoles dentro del campo criminal así que su consumo masivo. Otro indicio son las

traducciones de autores españoles y la existencia de ‘historias criminales ambientadas en España’,

escritas por el inglés Ian Michael. (Calatrava, 1991: 106-109; 110-113)

No obstante, frente a las etapas anteriores, en este período, la novela-enigma cede su

posición mayoritaria a la NN. En cuanto al primer subgénero, no teniendo en cuenta los varios

autores de una sola obra ‘enigma’ como Alfaguara de Pérez-Reverte (1990), los dos autores más

importantes son García Pavón y Tomás Salvador, ya empezados en los años ’50. (Calatrava, 1991:

113-114) Núñez (1989: 11) considera este primero como ‘la excepción significativa que entraría de

lleno en la clasificación de “novela-enigma”’. Dentro de ésta, asimismo citamos a García Sánchez.

(Calatrava, 1991: 114)

En cuanto a NN española, aunque no existe una ‘escuela española’ homogénea, los discursos

aislados se caracterizan por la índole crítico-realista de España, introduciendo el concepto moral de

la justicia, la conexión entre crimen y estructura social, así que suele escribirse en una de las lenguas

de España, localizando las acciones de los personajes españoles en este país.(Calatrava, 1991: 114-

115) Según Núñez (1989: 11), la NN, aunque ya llegada a España en los ’50, solo en los ’70 empezará

su práctica literaria, bajo la influencia del capitalismo tardío en España, en cuyas urbes reinan la

violencia, la soledad y la explotación. Esta sociedad capitalista, hubiera sido ‘inverosímil en la España

campesino anterior a la guerra civil’. (Montalbán, 1989: 56) La transición de la sociedad rural a la

sociedad urbana necesita una novela que de cuenta de esa realidad pinchada de conflictos sociales.

Por eso ‘el lanzamiento de novelas de este género se produce justamente por una forma de abordar

la denuncia social, […] una nueva experiencia de una de las fórmulas narrativas que hasta ahora los

escritores españoles casi no se habían atrevido a abordar […].’ (Reverte, 1989: 34-37, 41)

Manuel Vázquez Montalbán, el novelista criminal más famoso de España, debutó en 1974

con Tatuaje, novela en la que ya surgió su detective privado escéptico: el barcelonés Pepe Caravalho.

38

En esta serie negra, Montalbán, destacando el realismo y testimonio crítico-social como rasgos

esenciales, dibuja, con cierta dosis de ironía o humor, la sociedad española a partir de la transición

hasta la democracia actual. Las agitaciones y tensiones durante este período transitorio aparece

entre otros en Asesinato en el Comité Central (1981). (Yang, 2000: 38) Otra obra famosa de la ‘Serie

Caravalho’, crónica de la España contemporánea, es Los mares del sur, traducida hasta en

neerlandés: Tahiti ligt bij Barcelona. (Venmans, 1998: 25) En esta obra se presenta la problemática

de la sobrevivencia de estructuras franquistas en el régimen democrático posfranquista. Mas tarde

escribe sobre el problema de la amnesia colectiva democrática. (Tyras, 2001: 77) Según Reverte

(1989: 38) el uso del cinismo por Montalbán le permite impedir una implicación directa en la

denuncia social. Cabe agregar su compromiso político. Como la mayoría de los escritores

peninsulares, tras la muerte del Caudillo, residió en la oposición, mostrando su ideología izquierdista.

Además, el régimen franquista hizo encarcelar a Montalbán por haber soportado una manifestación

de ‘mineurs asturiens’. (Tyras, 2001:76)

Otro autor policíaco posfranquista es Eduardo Mendoza, en cuyas novelas percibimos fuera

de las huellas negras igualmente una conexión con el modelo inglés. Su novedad reside en la

exageración, el uso del collage y la utilización del humor sarcástico para suavizar la crítica social. A

modo de ejemplo: La verdad sobre el caso Savolta (1975), inclinándose hacia la NN (Yang, 2000: 40-

41), ‘reconstruye las luchas sociales de la Barcelona de 1920’. (Madrid, 1990: 13) Según Montalbán

(1989: 51) es esta novela que ‘constaría como precedente en el caso de una supuesta novela criminal

española’.

Para completar el panorama de los escritores de la NN añadimos Blas, Aldama, Fuster i

Guillamó, Ledesma y Guerra Garrido, quien profundiza, en sus historias sin protagonista fijo, la

psicología de los personajes así que las motivaciones que los llevan a cometer tal crimen. Seguimos

con Julián Ibáñez, seguidor de la estructura clásica de la NN ‘chandleriano’ en la que el investigador

solitario y escéptico así que la ironía y el humor juegan un papel preponderante. Este último aspecto

se nota igualmente con José Gasulla y Santiago Lorén. (Calatrava, 1991: 115-124)

En los ’80, cabe mencionar a Andreu Martín, cuyas obras se consideran como las

‘adaptaciones más puras’ de la NN norteamericana, aunque él prefiere el término ‘terror urbano’

calificando sus obras. (Yang, 2000: 42) Zauner (citado en Yang, 2000: 42) lo considera como ‘[…] el

autor más negro, brutal, violento y desencantado de todos los que configuran el panorama español

de la novela policíaca’. Entre los temas recurrentes de este autor se sitúan la violencia, el sexo, la

marginación y el poder, presente en Cataluña, presentada como universo injusta donde reina el

39

terror urbano en la vida cotidiana. Merece ser mencionada su obra más famosa: Protesis (1980). De

Juan Madrid, otro autor fiel a los modelos negros norteamericanos, mencionamos entre otros Las

apariencias no engañan (1982) así que Brigada Central (1989-1990), ubicados en el período de

integración europea. Cabe añadir a Jorge Martínez Reverte en la serie negra española. En sus

novelas, de las que citamos Demasiado para Gálvez (1979), ofrece una visión crítica de la España

posfranquista. Como los otros escritores negros, entrelaza el crimen con las altas esferas. (Yang,

2000: 43-46)

El representante mayor de la NN humorística es García Martínez, cuyo detective Gay Flower,

pasando por aventuras hilarantes, soluciona el caso regularmente ‘por casualidad’ y menos por

inteligencia en, por ejemplo, El nombre es Flower (1982). Temas recurrentes en las novelas de Pérez

Merinero, otro autor negro, son el lenguaje de los bajos fondos, la violencia, el sexo y el dinero en la

sociedad española así que la amoralidad de los delincuentes de ésta. Tal crítica se nota igualmente en

los libros del catalán Torrent, ofreciéndonos una obra crítico-realista sin dejar de ser humorística,

centrándose en los ambientes nocturnos y marginales de Valencia. Aunque cerca de la novela-

enigma vale la pena mencionar en este período al barcelonés Sierra i Fabra y finalmente, así que a

Lourdes Ortiz, quien inventó la primera mujer detective privado español (Calatrava, 1991: 124-132)

en Picadura mortal (1979): Bárbara. (Yang, 2000: 46)

Son dignos de referencia también Muñoz y Sánchez, que publicaron alrededor de 1990 La

casa del sueño y La sonrisa del muerto respectivamente. Como el nacimiento de la NN escrita en

catalán ha jugado un papel clave en la difusión de la NC en España, citamos a los escritores

catalanes, valencianos y baleares, como Pedrolo, Serra, Ribera y Emili Castellanos. Vale igualmente la

pena citar al mexicano Ramírez Heredian que se inscribe en la categoría de la novelística

hispanoamericana de gran influencia para España (Calatrava, 1991: 124-132), sin olvidar a Borges y

Casares, quienes contribuyeron a la ‘novela criminal intelectual’ con su detective Isidro Parodi.

(Venmans, 1998: 25)

Aunque ‘ha aumentado el interés en la novela criminal el las últimos dos décadas (hasta

2000) (Yang, 2000: 31), según Reverte (1989: 35,39) hay que matizar el ‘boom’ de la NN porque

entre 1981 y 1987 notamos la ausencia de nuevos escritores dedicados al género, al lado del grupo

inicial compuesto por Madrid, Martín, Reverte, Ibáñez y Montalbán. No obstante, sigue teniendo

sentido hablar de una NN ‘actual’, sucesora de su tradición, pero en vez de considerarla como

variante de la novela política, tenemos que integrar procedimientos estéticos porque, viviendo en

una sociedad abierta, ‘no vale la pena otra de las viejas discusiones o tópicos’.

40

1.5.4 La actualidad

En la España actual, la NN goza de un desarrollo y esplendor dentro del éxito internacional del

género. ‘Ocupa en la actualidad un espacio de referencia en el sistema literario central de nuestro

país.’ La combinación con otros parámetros genéricos crea fórmulas de hibridación, de tal forma que

‘sus características estén presentes en prácticamente todas las modalidades narrativas’. (Zapatero y

Escribà, 2010: 145,147-149) Esta mezcla genérica garantiza parcialmente la longevidad del relato

criminal. (Pequeño, 2010: 28) En cuanto a los temas, la NN contemporánea prefiere la descripción de

un tiempo histórico. No obstante, el crimen es contemporáneo y la trama se desarrolla en un espacio

geográficamente reconocible. Durante las décadas de 1990 y 2000, percibimos una gran cantidad de

obras nuevas así que un aumento de nuevos autores. Entre los muchos mencionamos Lorenzo Silva,

Alicia Giménez Bartlett, Eugenio Fuentes, Pedro de Paz, Laura Malasaña, José Luis Muñoz, Fernando

Savater, Felix G. Modroño y Luis Gutiérrez Maluenda, del que citamos Mala Hostia (2011). (Zapatero

y Escribà, 2010: 145,147-150) A esta lista, asimismo podríamos agregar a Miguel Ruiz Montañez.

41

2. Parte analítica

2.1 La tumba de Colón

2.1.1 Crimen y presentación de los investigadores

El hecho criminal inicial en LTDC, primer elemento estructural de la NC (cf. Madrid), lo constituye el

robo de ‘la urna que contiene los restos de Cristóbal Colón’ en El Faro de Santo Domingo. (Montañez,

2006: 15) Esto provocó un tiroteo durante el que ha muerto un vigilante y otro fue herido. Tanto el

robo como el asesinato se inscriben en los delitos corrientes de la NC. (cf. Colmeiro) El caso se hace

más complejo si tomamos en cuenta que en la catedral de Sevilla ocurrió un robo paralelo, posible

indicio de colaboración. No nos extraña que ocurren estos crímenes en una NNH, en la que ‘the most

unexpected and amazing events may and do occur’. (Menton, 1993: 23) Vinculado a esta idea, el

robo colombino se inscribe en la corriente de los enigmas excepcionales para atraer la atención del

lector. (cf. Aragón) A las víctimas descritas previamente cabe añadir el mismísimo Colón porque él

constituye la esencia del robo. A esta luz, aunque ya muerto, podemos leer la cita siguiente de la

Historia del Almirante (1537) como ‘ficha identificadora’ de la víctima: ‘Era de alto cuerpo […]; el

rostro lenguo […]; la nariz aguileña, los ojos garzos […].’ (Hernando Colón citado en Montañez, 2006:

25) La presencia de un personaje histórico como ‘protagonista’ asimismo se considera como ‘tópico’

de la NNH. (Menton, 1993: 23)

En este asunto intervienen tres investigadores, intelectuales que forman un ‘equipo

investigador’, lo que peca contra el principio de la ‘unicidad’ del investigador de la NPC formulada

por Van Dine, pero está conforme con la posibilidad de un encuestador ‘público’. (cf. Cerqueiro) El

primero, Edwin Tavares, es el ‘director del equipo de investigación de la policía científica de Santo

Domingo’, acompañado de Altagracia Bellido, ‘secretaria de Estado de Cultura’, en contra del

carácter policial requerido por Van Dine. El tercero, ‘investigador de la policía científica de España’

se llama Andrés Oliver. (Montañez, 2006: 11,14, 19) La tarea de los investigadores consiste en ‘saber

lo que ha ocurrido en el mausoleo dominicano, y por qué ha querido hacerse con unos huesos en

lugar de robar alguno de los múltiples tesoros históricos que encierra el Faro’. (Montañez, 2006: 23)

Será sobre todo el enigma en torno al por qué, según Español tópico de la NN, en el que se centrará

esta ‘investigación conjunta’ entre la República Dominicana y España: Ya desde el inicio se ‘[trata] de

imaginar la razón por la que alguien querría robar los huesos del Descubridor de América.’

(Montañez, 2006: 14-15) Conforme Hart, esta colaboración internacional se considera como un

medio de investigación policial moderno. Añadimos el hecho de avisar a Interpol para evitar la

venta de lo robado en Internet.

42

2.1.2 La investigación

Fuera de nuestro grupo investigador, a la luz de la indagación del caso, fue la policía dominicana que

revisó el lugar del delito, revelando como único indicio la firma enigmática de Colón en la pared

exterior. Igualmente vale la pena mencionar la observación/inspección del lugar del delito en Sevilla

por Edwin donde dedujo: ‘Era gente que sabía lo que hacía porque habían realizado un trabajo de

precisión, con mucho respeto hacia los bienes históricos que estaban expoliando: […] no habían

dejado grandes destrozos y los cortes en la cerradura del monumento parecían limpios.’ (Montañez,

2006: 82,85) La policía asimismo inició la búsqueda de los culpables, que será (débilmente)

proseguida por Edwin, Altagracia e Oliver: ‘[…] [los policías dominicanos] estaban siguiendo el rastro

de dos personas que habían alquilado un coche en el Aeropuerto de Las Américas dos días antes del

robo. El vehículo sospechoso, una yipeta negra marca Toyota […] había sido visto en las

inmediaciones del mausoleo la noche del robo. La policía se estaba centrando en la búsqueda de este

vehículo y en el rastreo de hospitales, dado que uno de los ladrones había recibido un balazo de los

guachimanes.’ (Montañez, 2006: 29) Poco más tarde identificaron al coche y encontraron el

escondrijo de los ladrones, donde hallaron vendas y documentos históricos anotados, llevando los

investigadores a prestar una atención particular a las inscripciones. Las observaciones y las

verificaciones se inscriben claramente en los seguimientos de sospechos descritos por Colmeiro y no

critican la ineficacia de la policía, como suele ocurrir en la novela criminal española (cf. Hart), sino

reflejan su espíritu indagatorio razonable y eficaz.

La índole histórica de la investigación policial, segundo elemento estructural de la NC (cf.

Madrid), salta a la vista desde el inicio: ‘Quizá podamos iniciar la investigación revisando la

información que tienen nuestros respectivos países sobre los restos de Colón […].’ (Montañez, 2006:

29) La trama policial, aunque muy presente en ciertos momentos, se pone en un segundo plano,

como en la NN, pero en vez de ofrecer una crítica, se utiliza como pretexto para abordar múltiples

aspectos históricos (polémicos) sobre la vida del Almirante. Es decir, la investigación policíaca se

entremezcla inevitablemente con aspectos históricos, que entran en el primer plano.

Ya desde el inicio los investigadores elaboran métodos racionales, conforme al requisito de

la NPC (cf. Yang), como la formulación de líneas de investigación e hipótesis. Avanzan por ejemplo la

posible colaboración entre los ladrones de ambos países o la intención de que los ladrones buscan

más que huesos. Según Edwin ‘las lápidas y los monumentos relacionados con el Descubridor

encierran algún mensaje secreto que los ladrones tratan de descifrar’, acto deductivo racional

basado en el ‘extraño interés de los ladrones por anotar las inscripciones de las lápidas’. (Montañez,

2006: 63) Los investigadores se preguntan también si la gente que esconde los documentos podría

43

ser la misma que la que roba, prueba de la capacidad analítica. Esta pista fue corroborada por la

aparición de la firma colombina, señal del conocimiento histórico de los ladrones, interpretada por

los investigadores. Otras pistas son que ‘los ladrones dejan la firma de Colón porque quieren decir

algo con ello’ o que ‘Colón exigió a sus herederos que utilicen su rúbrica, que nadie sabe lo que

significa […].’ (Montañez, 2006: 74) Agregamos la hipótesis avanzando que la firma se utiliza para

‘avisar a otros que ese monumento ya ha sido abierto y han extraído su contenido’. (Montañez,

2006: 90)

En esta aventura político-histórica, los protagonistas discuten los temas (enigmáticos)

colombinos, llegando inevitablemente al enigma no resuelto de su firma, directamente relacionado

al caso. En la resolución del caso frecuentemente intervienen amigos o conocidos suyos del campo

histórico como Gabriel Redondo, profesor de la Universidad de SD, según quien ‘el valor económico

de lo robado no debe perderse de vista’. (Montañez, 2006: 45) Oliver coincide en este punto de vista,

y a pesar de tensiones previas propone: ‘deberíamos apuntar ideas que confluyan en la hipótesis de

que los ladrones lo que buscan es un tesoro, es decir, dinero’. (Montañez, 2006: 139) A esta

propuesta los investigadores objetan argumentos razonables como la extraña presencia de la firma

colombina, o el hecho de que los ladrones no se hayan llevado otros tesoros, argumentos claramente

lúcidos y racionales en la ausencia de lo sobrenatural. (cf. Sadoul) Otras pistas lo ofrecen los amigos

de Altagracia según quiénes ‘de los muchos monumentos de Colón que hay en el mundo, sólo los

relacionados con los restos pueden ser interesantes para el caso. Según ellos, debería haber

documentos ocultos en donde estén los restos de Colón.’ (Montañez, 2006: 126)

Gracias a estos ‘profesionales externos’, los investigadores obtienen tratar documentos

históricos valiosos como el Imago Mundi o el Libro de las Profecías en la Biblioteca Colombina. Este

aspecto intertextual (Menton, 1993: 23) puede vincularse con la ‘textualidad histórica del discurso

narrativo’ de la NNH, en la que los documentos citados muestran la ambivalencia entre los

personajes. (Aínsa, 2003: 94)En la Historia del Almirante (citada en Montañez, 2006: 77), una de las

múltiples citas proveniente de documentos históricos ‘colombinos’, Hernando Colón describe a su

padre como una persona sobria y moderada, en fuerte contraste con la observación de que durante

el cuarto viaje ‘nuestro comandante sólo pensaba en el oro’. (Montañez, 2006: 101) Estas citas

dentro de la novela implican asismismo el principio de ‘la diversidad de las modalidades expresivas’.

(Aínsa, 1991: 23; Menton, 1993: 25)

Aunque durante toda la novela se analiza y compara minuciosamente los legajos históricos

encontrados, uno podría preguntarse si la gran ayúda externa en la ‘aventura histórica’ no

constituye un indicio de la ignorancia y debilidad ‘racional’ (policial) de los investigadores. Éstos se

44

centran sobre todo en el lado histórico y (ya) no percibimos seguimientos a testigos, tópico de la NC:

‘la investigación española se encontraba en un punto muerto’ porque ‘no han aparecido

sospechosos, y no hay más rastro que la firma en la fachada’. (Montañez, 2006:63,66) A base de sus

indagaciones racionales resulta claro que ‘[…] el cuarto viaje del Almirante aparece como el centro de

todo este misterio […].’ (Montañez, 2006: 191)

Otros métodos para obtener información ‘colombina’, pero en menor medida, son menos

racionales y se imputan al azar o a lo sobrenatural, recursos no habituales en la NPC. (cf. Sadoul) Son

posibles en la NN, en la que ‘el método de investigación deja de basarse en el juego racional’. (Yang,

2000:25) Mencionamos a Altagracia quien logró abrir el monumento Pickman girando la esfera,

representante del mundo, parte de la estatua, caso en el que la ‘capacidad intelectual’ importaba

menos. Otro ejemplo lo ofrece ‘la intuición’ de Oliver al encontrar Richard Ronald, un anciano

conocido suyo, que se transforma inmediatamente en el primer sospecho: ‘Este hombre es muy

peligroso y mi intuición me dice que puede ser el responsable del robo de los documentos que

encontramos en Sevilla y del tremendo golpe que recibió Edwin.’ (Montañez, 2006: 125) Sin

embargo, como les falta a los investigadores todo documento oficial, y que entre tanto todavía ‘no

tienen […] ni idea de por qué han robado los huesos del Descubridor […]’ (Montañez, 2006: 136), se

ven obligados a entrar en contacto con él, pese a su mala reputación. Agregamos como elemento no

‘racional’ las inspecciones superficiales de los monumentos históricos en Génova. El lector se

pregunta cómo es posible inspeccionar profundamente un objeto histórico en tan poco tiempo pero

asimismo los protagonistas se preguntan ‘¿Cómo podía saber si contenían algún mensaje cifrado?’

(Montañez, 2006: 150) Mientras que los investigadores masculinos rápidamente dejan la inspección

de los monumentos, Altagracia se caracteriza por una mayor perseverancia, gracias a la que logran

avanzar en el caso. No obstante en el Castillo d’Albertis, fuera de su interpretación textual racional

de la placa de la estatua de Colón, parece involucrar a lo sobrenatural: ‘Algo en su cabeza había

despertado en el mismo momento en que vio el Colombo Giovinetto, como si un misterioso resorte

escondido en su mente hubiese sido activado de forma inconsciente.’ (Montañez, 2006: 166)

Es durante la aventura en este castillo que se disipa la frontera entre el Bien y el Mal, tópico

de la NN, porque los investigadores roban ellos mismos documentos valiosos relacionados al cuarto

viaje, parcialmente idénticos a los de Sevilla, sin advertir a la policía italiana. Otro elemento negro lo

ofrece el paralelismo entre la investigación y nuevos crímenes: Cuando Edwin estaba solo en la

habitación en Sevilla, fue víctima de un ataque, durante el que los criminales desconocidos lograron

tomar todos los documentos encontrados en el documento Pickman. Por esa razón, los

investigadores ‘no tienen hueso tras el robo’. (Montañez, 2006: 106)

45

Entre tanto, los amigos de Altagracia se han convertido en sospechosos para el lector porque

entretienen relaciones secretas con el inspector italiano Verdi, ignoradas por los investigadores que

siguen buscando ‘indicios relacionados con el caso’. (Montañez, 2006: 146) Únicamente en el

capítulo 12 aparece el método prototípicamente policíaco para capturar al culpable (cf. Colmeiro): el

interrogatorio, ‘para comprobar qué diablos tiene que ver el robo de los restos’ Richard Ronald, ‘el

misterioso y enigmático cazatesoros’. (Montañez, 2006: 204,207) No obstante, de nuevo se

introduce lo intuitivo: Oliver presiente que tiene información importante para el caso y por eso

insiste en citarse con él. Sin embargo, ‘tenemos que extremar todas las precauciones y no fiarnos de

él en ningún momento’. (Montañez, 2006: 204) Durante este ‘interrogatorio’, Richard Ronald

empieza declarando su inocencia y como puede ofrecer muchos datos históricos aptos para la

investigación, como las 14 páginas faltantes del Libro de las Profecías, disminuye la desconfianza. No

obstante, aún no desapareció: ‘[…] no te fíes de él ni un minuto porque te puede robar el bolso’.

(Montañez, 2006: 229) Esta precaución se considera igualmente como método racional. Además,

‘[Richard Ronald] tiene cierta idea de quién o quienes han podido ser [la gente que les persiguió]’.

(Montañez, 2006: 211)

A base de este compromiso con RR, los investigadores asisten en la operación de rescate de

la Vizcaína propuesto por Richard, aportando documentos genoveses y clasificando otros legajos

porque el hallazgo de este barco podría descifrar la firma colombina. La recuperación de la nave

puede calificarse como científica y racional, dado en cuenta la utilización de escáneres, sónar y

máquinas sofisticadas. No olvidemos que este asunto es puramente una misión histórica y no

policíaca. Cuando se descubrió en el barco un arca valiosa, de nuevo percibimos la violencia paralela

a la resolución del caso en el tiroteo causado por gente desconocida con la intención de apoderarse

del cofre valioso, matando a su colega Edwin. Como ya predomina lo histórico, los personajes se dan

cuenta del carácter digresivo de este episodio y nos recuerdan el objetivo policíaco, inclinándose a

partir de este momento más hacia el quién, que hacia el por qué. Con este paso percibimos un

desplazamiento de la NN a la NPC (cf. España): ‘[…] para nosotros es importante encontrar esta nave

y resolver los enigmas que encierran los documentos que hemos rescatado. No obstante, el caso que

estamos investigando es otro. […] Una cosa es encontrar una nave del Almirante, y otra muy distinta,

tener sus huesos. Soy consciente de que vuestra prioridad es localizar a los culpables de los robos en

Santo Domingo y Sevilla.’(Montañez, 2006: 229-230)

En este momento la confianza entre Andrés Oliver y Richard Ronald es tan grande que le

piden colaborar en la búsqueda de los culpables, quien pretende ‘[…] que no tenía ni idea de quién

habría podido robar los restos ni en el Faro de Santo Domingo ni en la catedral de Sevilla. Pero sí que

tenía información e incluso fotos de personas que habían estado siguiendo a los tres investigadores.’

46

(Montañez, 2006: 231-232) Engaña a los investigadores mostrándoles fotos sugestivas de los amigos

de Altagracia, quienes se transforman en sospechosos mayores, haciendo surgir preguntas como

‘Hasta qué punto están implicados? Tendrían ellos algo que ver con el robo de los restos?’ Este

aspecto contribuye a la presentación de diferentes sospechosos (inocentes).

Seguidamente, Altagracia vuelve a Santo Domingo y ‘tenía que jugar en el futuro un papel

fundamental en la resolución del intrincado misterio de la desaparición de los restos del Descubridor’

para ‘[…] investigar qué tienen que ver los profesores con el robo de los restos’. (Montañez, 2006:

244,248) La novela parece inclinarse hacia el tradicional whodunnit. Cada vez más estos amigos de

Altagracia se convierten en sospechosos mayores porque elaboran un plan oscuro escondido

parcialmente para los lectores, totalmente para los protagonistas. Aunque los tres profesores de

Altagracia fueron liberados tras el interrogatorio con la policía dominicana, medio policial racional,

Oliver sigue desconfiándose de ellos. Sin embargo, carece de pruebas ‘racionales’, necesarias en la

verdadera NPC: ‘[…] Ellos están al tanto de todo. No te fíes. No puedo afirmar, porque no tengo más

información que la que me dio Ronald, pero mi intuición me dice que debemos cuidarnos de

ellos.’(Montañez, 2006: 284) Durante el interrogatorio con Altagracia e Oliver, Mercedes habla de los

documentos genoveses, de los que Altagracia nunca le había informado: las sospechas parecen

afirmarse. Sin embargo cabe decir que los investigadores no se muestran como ‘detectives duros’ y

que se trata más bien de una charla coloquial. Cuando posteriormente visitan a Samuel Pastrana en

la Academia Dominicana de la Historia, él también les alerta para Mercedes Cienfuegos: ‘En fin, les

aviso que están pasando cosas raras en el entorno de estos señores, y Mercedes Cienfuegos tiene

mucho que ver […] alguien había estado durante años fotocopiando planos que llevaban siglos

almacenados en estanterías sin atraer la más mínima atención de nadie.’ (Montañez, 2006: 316,318)

Se avanza difícilmente en el caso y los investigadores afirman que han ‘llegado lejos, pero sin

resultados’ y que ‘el asunto está quizás más enrevesado que al principio’. (Montañez, 2006: 285,313)

Mencionemos la semejanza con ‘el fracaso’ del investigador, tópico de la NN. Esta observación vale

para el lado policíaco, en el que dificultaban avanzar, comparado con la ‘excursión’ histórica que fue

más fructífera. Por eso se recomienza la revisión/ interpretación científica de los documentos, en

especial los planes constructivos con la intención de obtener una visión panorámica racional:

‘deberemos estudiar minuciosamente todo lo que hemos descubierto y tratar de atar cabos sueltos

[…].’ (Montañez 2006: 288) Después visitan a un sacerdote en la catedral con la esperanza de

encontrar nuevas pistas.

Finalmente, cuando Altagracia e Oliver decidieron inspeccionar la catedral de SD durante la

noche, descubrieron otra catedral subterránea oculta. Fue en aquel momento que surgió Richard

47

Ronald, confesándoles su culpabilidad, método prohibido en la NPC, explicándoles el pacto que

realizó con los amigos inocentes de Altagracia cambiando huesos por dinero. Esta confesión

representa la solución del caso, tercer elemento estructural de la NC. (cf. Madrid) Corrobora la

resolución sorpresiva avanzada por Colmeiro pero al mismo tiempo demuestra el fracaso de la

empresa del detective, recurso usual en la NN. Además, notamos que el culpable realizó un papel

importante en la novela, otro tópico preciso de la NPC. La prohibición de un criminal profesional se

confirma también en nuestra novela. Las intenciones de estos amigos fueron limpias porque querían

‘hacer este país más grande a través de la figura de Colón, tratando de crear un símbolo nacional,

una especie de imagen de marca para que el mundo nos conozca’. (Montañez, 2006: 346). Esta

novela rompe con la tradicional culpabilidad del personaje menos sospechoso (cf. Dubois) y en este

aspecto surge la ironía: los investigadores se dejan engañar por RR, aunque advertidos de antemano.

Finalmente muere el culpable conforme a la derrota del contrincante (cf.Pequeño), visto que el

señor Redondo lo empujó en un pozo.

El caso policial, que se caracteriza más por el hecho de lanzar líneas de investigación a base

de la colaboración con historiadores que por ser una pura ‘pesquisa policial’ con seguimientos de

testigos a base de indicios concretos, se ha ‘resuelto’, conforme a la requerida ‘solución del crimen’ .

(cf. Madrid) Sin embargo, no fue gracias a la misión policíaca indagatoria de los investigadores,

quienes se centraron más en lo histórico, posiblemente relacionado al caso. No obstante, pesa a

haber ofrecido mucha información histórica colombina al lector, la resolución de la enigmática firma

asimismo se obtiene a través de la confesión de una profesora ajena, tocando el tema de la

‘aproximación a la “verdad” de la historia a través de la ficción’ (Aínsa, 2003: 84-85), corroborando

de nuevo la debilidad de los investigadores, esta vez asismismo en el campo histórico.

En toda la novela, la investigación se caracteriza por la tensión entre la investigadora

dominicana y su colega español, defendiendo cado uno poseer los huesos colombinos ‘reales’,

formando un obstáculo parcial para la resolución neutra del caso. Este fenómeno se inscribe en la

característica de la NNH acerca de la ‘multiplicidad de puntos de vista y verdad histórica’ incluyendo

interpretaciones contradictorias. (Aínsa, 2003: 100) Esta multiplicación implica ‘relativizar toda

posible verdad histórica’ (Aínsa, 1991: 16,24), comparable con la característica de Menton (1993:23)

sobre ‘the imposibility of ascertaining the true nature of reality or history’. Tras tal afirmación,

resulta menos extraño el fracaso de los protagonistas. En cuanto a los españoles ‘[…] la postura

oficial en relación a los auténticos restos de Cristóbal Colón es que éstos son los de la tumba de la

catedral de Sevilla. Lo hemos demostrado incluso con pruebas ADN [que] no ofrecen ningún género

de dudas […].’ (Montañez, 2006:18) No obstante, queda algún espacio conciliador: ‘[…] los [restos] de

ustedes también podrían haber pertenecido a Colón, si los restos se hubiesen repartido en más de

48

una urna […].’ (Montañez, 2006: 304-305) Como ‘hay mucho celo en la investigación’, los

dominicanos preguntan a Oliver: ‘¿Qué interés tienen usted y la policía española en el robo de unos

huesos en nuestro país?’ (Montañez, 2006: 64) Según ellos ‘los restos que [los españoles] enviaron a

Cuba eran los de Diego Colón, hijo del Almirante. [...] Por tanto la tesis dominicana tiene una base

histórica sólida, hasta el punto de que es aceptada por expertos internacionales.’ (Montañez, 2006

30-31) No obstante, asimismo dentro de un país reinan desacuerdos: ‘No podemos precisar la fecha

de llegada de los huesos a Sevilla, ni la de partida, porque los historiadores no se ponen de acuerdo.’

Se habla de un ‘lío de fechas’. (Montañez, 2006: 79, 293) Teniendo en cuenta esta polémica, el fin (cf.

infra) podría interpretarse como ironía de la firmeza y la terquedad de ambos países. Otro punto de

discusión entre los investigadores lo constituye la confianza de Altagracia en sus profesores,

teniéndolos al tanto de los pasos de las investigaciones, mientras que ‘Oliver expresó su

preocupación por mantener la discreción y no revelar los valiosos secretos que habían encontrado’

(Montañez, 2002: 116), comportamiento racional.

2.1.3 El fin

Esta novela goza de un fin feliz, conforme a las normas de la NPC pero generalmente ausente de la

novela criminal española en la que ‘there is a refusal to believe in a facile, happy ending where virtue

is rewarded and wrongdoers are punished’. (cf. Hart) Ambos países reciben la mitad de los restos

colombinos porque ‘[…] era imposible saber cuáles eran las partes que poseía cada uno de los países

antes del robo.’ (Montañez, 2006: 356) Otro elemento ‘final’ lo constituye la relación amorosa entre

Oliver y Altagracia.

Como lo afirma Madrid, al contrario de la NN, en la NPC se presenta una solución para el

problema social. En nuestra novela los intelectuales continúan su lucha contra la clase política

dominicana y logran fundar ‘la Fundación Internacional Cristóbal Colón’ en Santo Domingo […] lo que

iba a contribuir a la potenciación de la universidad y de la clase pensadora de esta país’ pero

asimismo al ‘desarrollo de la figura del Primer Almirante’. (Montañez, 2006: 357) La investigación

llevada a cabo provocó un interés renovado en el tema colombino que puede relacionarse con dos

características de la NNH, cuya dimensión crítica (Aínsa, 2003: 84) percibimos igualmente en la NN.

En primer lugar, lleva a la relectura y al cuestionamiento del discurso historiográfico (Aínsa,

2003:84) gracias a los legajos encontrados que ‘[…] pueden arrojar mucha luz sobre la historia de

Cristóbal Colón y el descubrimiento […].’Además ‘varios países habían anunciado su intención de

revisar el interior de los documentos a Colón para analizar la posibilidad de hallar nuevos legajos que

contribuyesen al esclarecimiento de la historia del hombre que cambió la humanidad.’ Asimismo se

inician ‘[…] nuevos estudios de los hechos unánimamente aceptados durante cientos de años.’

49

(Montañez, 2006: 315, 354) Esta revisión crítica nos permite hacer ‘justicia’ y convertir nuestro

personaje ‘marginalizado’ en ‘héroe novelístico’.(cf. Aínsa) Tras un largo período de olvido de nuestro

Almirante, fuertemente criticado (cf. infra), gracias al hallazgo de nuevos documentos ‘[…] Colón

aparecía como si fuese una gran estrella de cine, como el personaje más admirado de una campaña

publicitaria.’ (Montañez, 2006: 354) Es a través de esta figura de Colón que ‘se va a crear un nuevo

símbolo nacional, una especie de imagen de marca para que el mundo nos conozca’. Además ‘el

Almirante [recibe] una nueva tumba, digna de un faraón’. (Montañez, 2006: 346-347)

No obstante, esta representación ‘heróica’ no impide totalmente la segunda característica de

la NNH, aquélla de ‘la abolición de la “distancia épica” de la novela histórica tradicional’ porque

Colón solo sube parcialmente a su pedestal y no se deja de describir su intimidad. (Aínsa, 2003: 86)

Lo que importa es ‘rehumanizar el personaje histórico’, lanzar una búsqueda de identidad en la que

se quiere mostrar el invidio auténtico, el ser humano tras los acontecimientos. (Aínsa, 1991: 13, 30;

2003: 87,111-112) Gracias a los múltiples documentos sobre el cuarto viaje colombino ‘ahora se

ponía en conocimiento de la pública el profundo desconsuelo del Descubridor y los terribles

episodios que pasó a lo largo de su vida para poder subsistir mientras ponía en marcha su proyecto

descubridor, aquejado por grandes enfermedades. La recompensa nunca le llegó en vida: […] se

ponía de relieve la personalidad del héroe y el sufrimiento realizado para alcanzar su sueño.’

(Montañez, 2006: 355) Son múltiples las referencias a las enfermedades del Almirante: ‘Colón pasó la

mayor parte del viaje postrado en un camastro que a veces situaban en cubierta. En alguna ocasión

[…] creyó caer al mar […] mientras que la desnutrición, las fiebres y otros males le acechaban.’

(Montañez, 2006: 112,200) A lo largo de la novela, se acumulan otras indicaciones ‘humanas’: ‘El

Almirante triunfó como descubridor y como marino, pero fracasó en otros aspectos.’ Se va hasta

llamarlo ‘un plebeyo’ antes de haber iniciado sus viajes. (Montañez, 2006: 69, 192) La abolición de la

distancia épica directamente conlleva la degradación de las imágenes esteriotipadas de los mitos

constitutivos. (Aínsa, 2003: 87) Como dijimos, se prefiere mostrar la personalidad colombina con sus

sufrimientos y no únicamente su lado heróico.

2.1.4 El investigador

En LTDC surgen indicios sobre los investigadores que nos llevan a considerarlos como los

‘superdetectives inefables’ de la NPC abordados por Colmeiro: Oliver ‘había reportado muchos éxitos

profesionales en la policía’, Edwin se presenta como ‘policía reputado en [su] país […] debido a la

multitud de casos que había tenido que afrontar […]’ y Altagracia, cuya aportación al caso se

considera como ‘excelente’, se describe como ‘la persona que más poder ejercía en la cultura

dominicana’. (Montañez, 2006: 51, 117, 247,293) No obstante, tomando como punto de partida su

50

investigación en la que han ‘llegado lejos, pero sin resultados’ (Montañez, 2006: 285), son mucho

más numerosas las referencias que los presentan como antihéroes, personajes vulnerables - típicos

de la NC española según Hart - como suelen aparecer en las NN. (cf. Colmeiro) En la investigación

racional resulta imprescindible el conocimiento enciclopédico (básico), insuficiente en el caso de

Edwin: no sabe leer números romanos ni conoce el significado de la palabra logógrifo. Aporta poco a

la investigación ‘encogiéndose de hombros, para dar a entender que no comprendía nada’.

(Montañez, 2006: 126) Además es este personaje que fallecerá durante el tiroteo en la playa

panameña, prueba de su vulnernabilidad física. Asimismo se presenta como antihéroe a Oliver quien,

pese a ser ‘un buen policía […] en este caso [se ha] equivocado muchas veces. [Ha] cometido errores

imperdonables’. (Montañez, 2006: 329) Fue él que, con sus colegas, se contrató con Richard Ronald,

pese a las malas experiencias anteriores con él.

Asimismo en el campo moral/espiritual los investigadores resultan vulnerables porque

admiten su angustia y el lector nota preocupación en cuanto a la resolución positiva del asunto,

conforme al investigador miedoso de la NN. En el caso de Altagracia ‘Por momentos, la angustia se

apoderaba de ella: […] no podía fallar ante la gran cantidad de personas que esperaban la solución.’

(Montañez, 2006: 186,208) Otro ejemplo lo ofrece Oliver, a quien los posibles errores en el caso

causan preocupación. Resulta claro que estos investigadores se sitúan muy lejos de los héroes

sobrenaturales y moralmente indiferentes de la NPC descritos por Aragón. Sin embargo, la última

característica de índole humana, es decir las manias de los investigadores, no se encuentra

exclusivamente en la NN sino también en la NPC. Desde el inicio, en LTDC constituye un tópico la

presencia del ron: ’El teléfono de Edwin Tavares sonó con fuerza mientras tomaba su merecido ron

de mediodía en la calle El Conde.’ (Montañez, 2006: 25) Cabe mencionar que el aspecto humano y

vulnerable no excluye el uso de una investigación racional, en la que la aportación de Altagracia fue

‘excelente’ y su profesora está orgullosa de ella porque había encontrado los documentos

escondidos en el castello d’Albertis. (Montañez, 2006: 247)

En LTDC, entretejida en la aventura histórica-policíaca, está muy presente el amor, tópico

prohibido según Van Dine en la NPC. Aparece esta característica ‘íntima’ en la NN conforme a Tyras,

acercándose a la presencia de ‘la intimidad’ en la NNH, en este caso no del héroe, pero el

paralelismo es obvio. (Aínsa, 2003: 86) Ya desde el inicio Andrés Oliver describe a Altagracia como ‘el

mejor reflejo del mestizaje de las Antillas’ y asimismo a Edwin ‘sin duda le atraía esa mujer’. La

relación con la noción de lo ‘carnavelesco’ de Bakhtin, implicando ‘emphasis on bodily functions’ está

clara. (Menton, 1993: 24) Por consiguiente, ‘aunque trataba de centrarse en la investigación, cada

minuto que pasaba junto a esa mujer se convertía en un suplicio, al no poder exteriorizar sus

sentimientos’ porque ‘[…] las últimas semanas con una persona como ella había hecho que se

51

enamorase sin límites.’ La preocupación por ‘el efecto de digresión’ de la investigación a causa del

amor, tópico de la NPC, parece corroborarse. Al final de la novela, tras la muerte de Edwin,

Altagracia se enamora de su otro colega: ‘[…] se alegró más que nunca de estar acompañada de

Andrés Oliver.’ El fin feliz une a estos dos personajes quienes quieren ‘descubrirse el uno al otro’.

(Montañez, 2006: 32,66, 186, 252, 320,359)

Pesa a que la investigación policial actual forma el hilo conductor en la novela, asimismo se

remite a episodios anteriores de los investigadores en su propio país o se describe a los personajes

fuera del asunto. Cabe mencionar que según Van Dine, tales digresiones no tienen cabida en la NPC

mientras que Yang (2000:47) opina que ‘contribuyen a la construcción del carácter de los personajes

así que a la ilusión de realidad’. Como entre los investigadores reina ‘una atmósfera de

entendimiento’ (Montañez, 2006: 102), los hombres van a la discoteca y se comparte la música,

gastronomía y las costumbres locales de sus países. En cuanto a los ‘flash-back’, referimos a Oliver,

cuya ‘[…] mente se transportó al aula universitaria donde dos veces a la semana orientaba a los

almumnos en varias disciplinas […].’ (Montañez, 2006: 53) Los flash-back o flash –forward son

características tanto de la NPC como de la NN en la que la historización de la trama se considera

como una revitalización. (cf. supra) Rubino avanza que esta mezcla entre el presente y el pasado, es

decir la vuelta a las épocas anteriores, permite interrogar y desvelar eventos históricos para

comprenderlos mejor en la actualidad. De nuevo (cf. lo íntimo) podemos trazar un paralelismo entro

lo policíaco (negro) y lo histórico, es decir con ‘los tiempos simultáneos de la nueva novela’ en la que

sobre el presente histórico de narración inciden otros tiempos. (Aínsa, 2003:96) La relación estrecha

con el pasado colombino, mostrado fuertemente en la novela mediante la representación de

documentos históricos como las Capitulaciones de Santa Fe, barcos, o monumentos

conmemorativos, incide desde el principio de la novela. En este momento los investigadores se dan

cuenta del hecho de que ‘el caso que estaba[n] resolviendo en esos momentos estaba relacionado

con esas escenas y con personas que habían vivido esos episodios quinientos atrás.’ (Montañez,

2006: 26) A modo de ejemplo ofrecemos una cita acerca del terrible cuarto viaje: ‘[…] en 1502,

contando ya con cincuenta años y la salud quebrantada, al mando de cuatro pequeñas naves

denominadas La Capitana, Santiago de Palos, La Vizcaína y la Gallega, Cristóbal Colón zarpó rumbo a

la más arriesgada de sus expediciones.’ (Montañez, 2006: 108)

52

2.1.5 Elementos negros (críticos)

En LTDC están entretejidos varios elementos negros. Sin embargo, se sitúan dispersos en un segundo

plano porque el objetivo mayor de esta obra no constituye una denuncia.

Una primera característica negra lo constituye el egoísmo y el afán de dinero. En cuanto a la

lucha (cf. supra) en torno al ‘Colón real’ entre España y la RD, el director nacional de la policía

dominicana avanza: ‘Cualquier cosa que hagamos por demostrar que nuestras reliquias son las

auténticas, e incluso recuperarlas sin que los restos españoles aparezcan, nos daría una ventaja muy

interesante para relanzar nuestro país mundialmente. ¿Te imaginas lo que podríamos sacar nosotros

de esto? […].’ No obstante, asimismo las autoridades españolas son ‘deseosas de recuperar los

restos’. (Montañez, 2006: 50,63) Este egoísmo se percibe también en los personajes principales:

Edwin ‘de ninguna forma podía abandonar la expedición debido a la recompensa pactada por los

posibles logros’. (Montañez, 2006: 252) El personaje más egoísta es Richard Ronald, a quien solo le

gusta el dinero. Para lograr su objetivo, no le importan los medias sino los resultados. Por esa razón,

este ‘peor calaña’ (Montañez, 2006:328) recurre a la violencia, implicando la crítica contra el culto de

la violencia descrita por Núñez. En LTDC se afirma el tópico del carácter aristocrático del criminal de

la NPC, así que el motivo ‘personal’del crimen, en este caso: hacerse rico. A los egoistas también

podemos incluir los descendientes colombinos durante cuyos pleitos ‘se perdió mucha información y

se manipuló gran cantidad de documentos […] en defensa de sus intereses’. (Montañez, 2006: 315)

Ultimamente, interviene el rey español, quien negó a Colón tras las muerte de le reina y que no

cumplió sus promesas en cuanto a los pagos. Ante tanta codicia de varios lados, la muerte de Richard

Ronald y la repartición de los huesos entre ambos países que ‘[…] renuncian a una parte de sus

aspiraciones originales’ (Montañez, 2006: 357) podría interpretarse irónicamente.

El segundo tema negro abordado es ‘la mala racha’ que se vive en Santo Domingo.

(Montañez, 2006: 12) Las referencias de los investigadores dominicanos lo presentan como un país

pobre en el que la policía gana poco dinero. Nos comunican que ‘la época del dictador fue muy dura

y aún hoy mucha gente tiene dificultades allí’ pero igualmente agregan ‘las carencias básicas en

saneamiento, seguridad y muchos otros aspectos del urbanismo más elemental […].’ (Montañez,

2006:117) El período duro que pasan los dominicanos implica en sí una inflación y la falta de apoyo

social del Estado, que ‘deja a sus ciudadanos indefensos’. (Montañez, 2006:117) Pese a tocar el

campo social (cf. Reverte), no se entra en los detalles. Finalmente cabe agregar el comentario sobre

la corrupción de la clase política dominicana, que ‘[está] más orientada al lucro fácil que a la

verdadera realización de grandes acciones positivas para el pueblo dominicano’. (Montañez, 2006:

350) Sin embargo, contrariamente a la NN, que, según De Toro no ofrece una visión optimista para

53

resolver el problema social, en nuestra novela, los amigos de Altagracia luchan para poner a su país

en el estado que merece mediante el héroe Colón. (cf. 2.1.3)

En tercer lugar analizamos el tema de la soledad en la sociedad capitalista, tema mencionado

por Núñez. Oliver nos transmite que ‘algún día podría alcanzar su objetivo más importante, por el

que llevaba luchando muchos años: romper la soledad en que se había instalado de forma placentera

su existencia. No le cabía la menor duda de que tarde o temprano iba a conseguir resolver el mayor

caso de su vida. Al menos eso esperaba.’ No obstante, considera la soledad como ‘una condición del

ser humano’. Según Altagracia, esta soledad se debe a que ‘la sociedad en la que vivimos […] nos

impide dedicarnos más a las relaciones interpersonales.’ (Montañez, 2006: 52,95, 349) Esta soledad

notamos igualmente en el caso de Colón quien ‘Quizas […] falleciese solo y pobre como se ha dicho

muchas veces.’ (Montañez, 2006: 343)

El último aspecto, el mal trato y el olvido de Colón, sí constituye una crítica. Montañez

(2006:337) cita a Emiliano Tejera quien avanza: ‘¿Y qué le reservaba la suerte al Descubridor en

cambio de tanta fe, de tanta constancia, de una vida entera consagrada a la realización de este ideal

de su alma? Causa tristeza decirlo.’ Esto implica la muerte indigna del Almirante ‘sin los privilegios y

las honras que deben acompañar la muerte de un personaje tan significativo en la historia de la

humanidad […]’ pero cuando Colón aún estaba vivo, ‘[…] expresaba su dolor por el hecho de que los

Reyes le hubieran tratado como a un gobernador y no como al Descubridor que estaba ganando

nuevos territorios para el Imperio español.’ Este aspecto podríamos acercar a los temas de la

explotación y la crueldad conforme a Madrid. Además, ’Durante varios siglos fue olvidado por la

nación que tanto consiguió con él: ‘[…] hasta el siglo XIX […] no se recuperó la imagen heroica del

marinero y su gran gesta.’ En último lugar se describe las celebraciones del Cuarto y Quinto

Centenario como ‘tímidos intentos’. (Montañez, 2006: 194, 343-344, 354-355) Aunque ‘la

recompensa de Colón nunca le llegó en vida’, al final del libro se recupera la imagen heroica de

Colón, que se podría considerar como un homenaje, representándolo como ‘estrella de cine’ sin

olvidar su dimensión humana, a saber ‘la personalidad del héroe’ (cf. Aína). (Montañez, 2006: 355)

2.1.6 El suspense

Van Gorp (2007:439) menciona como procedimiento ‘suspensivo’ el juego con la dosificación de la

información en el que tanto la ocultación de información como sus ‘efectos anunciadores’ pueden

ser fuente de suspense. (Tyras, 1993:169) Mencionamos la escena final en la que la ignorancia de los

protagonistas, llamada ‘amenaza’ por Van Gorp (2007: 439) y nuestro conocimiento superior,

constituye una fuente de suspense: ‘En unos instantes [Richard Ronald] estaría allí para resolver la

situación. En caso de que huyesen los inoportunos visitantes, pagarían el error de sus vidas.’ Este

54

personaje oculta información recurriendo a la formulación oscura ‘por razones que no puedo

explicar’. Otro ejemplo ofrece la focalización externa siguiente: ‘Lejos, desde el interior de un coche

con cristales oscurecidos, un hombre había grabado con una cámara todo lo ocurrido. Había llegado

justo en el momento en el que la mujer estaba subiendo al monumento.’ (Montañez, 2006: 90,214,

326) Martín-Maestro y Paulino agregan, fuera de la posibilidad de la focalización externa expuesta

anteriormente, asimismo las focalizaciones internas, resforzando ‘lo prohibido’ en la cita siguiente:

‘El polvo acumulado y las telarañas dejaban claro que, efectivamente, allí no había entrado nadie

desde hace mucho tiempo.’ (Montañez, 2006: 174) En cuanto a los efectos anunciadores,

mencionamos el acercamiento de un huracán que ‘podría destrozar nuestra base y retrasar

considerablemente la misión’. (Montañez, 2006: 222) En materia de las tensiones entre Altagracia y

Oliver, en Montañez (2006:208) se lee: ‘La mediación del dominicano volvió a funcionar y consiguió

aplacar los ánimos. Al menos por el momento.’ Como veremos en EPM, en LTDC, en los términos de

‘la typologie du roman policier’ recurrimos tanto a la curiosidad de la NPC a la luz de desenmascarar

al culpable, como al suspense negro por el futuro desconocido incierto.

Otra fuente de suspense lo constituye mostrar el lado más débil de la vida de los héroes. En

LTDC, los investigadores se sitúan en ciudades donde nunca antes han estado, como Génova. Lo que

también dificultó la situación fue la muerte de uno de los colegas durante la misión en Panamá. A

esto añadimos las altas expectaciones de ambos países, dado la gran importancia histórica de lo

robado (cf. supra).

Agregamos como método suspensivo la utilización de secretos y mentiras de los personajes.

(Martín-Maestro y Paulino 1993:126,129-130) En cuanto a los secretos mencionamos la decisión, tras

el robo de los documentos históricos en Génova por nuestros investigadores, de silenciar este

asunto: ‘La posibilidad de pedir apoyo policial e incluso de contar a las autoridades lo ocurrido fue

rechazada […].’ (Montañez, 2006: 183) Respecto de las mentiras, damos el ejemplo de Richard

Ronald quien pretende sufrir de un cáncer, pretexto para hacer avanzar la investigación histórica

más rápidamente.

A este aspecto podemos relacionar los cambios de identidad y lo inexplicable. (Martín-

Maestro y Paulino 1993:126,129-130) Tras las experiencias negativas previas con RR, Oliver nunca

hubiera pensado poder realizar una nueva colaboración con él. No obstante, los investigadores

aprueban su propuesta para asistir en el análisis histórico para la recuperación de la Vizcaína,

percibida como digresión o reiteración en la investigación policial, otra causa del suspsense según

Martín-Maestro y Paulino (1993:129-130).Sin embargo, de nuevo tras su faz amable se cobijó en el

engaño.

55

No olvidemos que el suspense igualmente puede provenir de la aparición de un objeto

revelador así que de una persona inesperada. La persona no esperada por Oliver fue Richard Ronald

‘[…] a quien nunca hubiera imaginado ver [en aquél lugar] […] de alguna forma, el mundo se le vino

abajo.’ (Montañez, 2006: 73) Al final de la novela los investigadores descubren una segunda catedral

subterránea del que no estaban al tanto: ‘Cuando recuperaron la visión, lo que vieron les dejó sin

aliento. Era como si una nueva catedral hubiese sido construida bajo la Primada de América.’

(Montañez, 2006: 325)

2.1.7 Características españolas

Esta obra se califica como ‘novela criminal española’ porque sus tres criterios españoles se cumplen.

En primer lugar, viene de la pluma de un escritor domiciliado en Málaga (cf. supra), a saber Miguel

Ruiz Montañez, conforme a la preferencia de un autor español. A esto se añade que los

protagonistas son españoles (Andrés) pero nos permitimos incluir asimisma a los latinoamericanos

(Edwin y Altagracia). Finalmente, nuestra ampliación se realiza asimismo en el criterio geográfico. La

mayoría de los lugares recorridos se ubican en el mundo hispánico, que interpretamos como

‘extensión’ en cuanto a la norma de una acción situada en España, desarrollándose las escenas en

Santo Domingo, Sevilla y Madrid.

56

2.2 El Papa Mago

2.2.1 Crimen y presentación del investigador

En El Papa Mago es difícil hablar de un ‘crimen real inicial’ porque nos encontramos ante la

desaparición inquietante23 - aunque por su propia voluntad- de Pierre Dubois, conde de Divange. Se

marchó tras el ‘increíble descubrimiento’ de la cabeza parlante, contruída por Silvestre II,

considerada como ‘uno de los mayores misterios de la historia’. (Montañez, 2008: 13,20) Este

hallazgo se inscribe en ‘the most unexpected and amazing events’ de la NNH (Menton, 1993: 23), lo

que coincide con el requisito de un ‘crimen’ excepcional que atrae la atención del lector en la NPC

(cf.Aragón). No obstante, este primer elemento estructural de la NC se ve afectado porque

inicialmente la desaparición solo sugiere la involucración criminal. El análisis del escrito dejado por el

conde muestra una escritura desarreglada, posible índice de una amenaza o un secuestro.

Pese a la existencia de esta carta en la que el conde explica su partida correlada al

esclarecimiento histórico posterior de la cabeza parlante, gracias a la que podría salvar el mundo, la

condesa y su hija se ponen en contacto con la agencia Mignon, ‘una reputada agencia parisiana […]

dedicada a la investigación privada’. (Montañez, 2008: 39,243) En este caso interviene Marc Mignon,

detective privado de sobredicha agencia, conforme al requisito ‘privado’ del investigador de la NN y

aquél de la ‘unicidad del investigador’ de la NPC. Su tarea consiste en ‘indagar dónde puede estar [el

conde]’ y examinar ‘qué ha ocurrido con él’. (Montañez, 2008: 40,132-133) En cuanto a este aspecto,

abordamos la búsqueda de la víctima y no del culpable, al contrario del whodunnit clásico. No

obstante se lo presenta como un ‘improvisado detective’: ‘Como la mayoría de la gente él no sabía

nada de delitos, no conocía las técnicas de investigación y probablemente, no sabría cómo actuar en

determinadas situaciones.’ (Montañez, 2008:44) Esta descripción inicial ya hace inverosímil la

presencia de un saber enciclopédico, de gran importancia en las NPC de Doyle. Por esa razón, podría

formar el punto de partida perfecto para una parodia del género. (cf. 1.5.1 Joaquín Belda) Sin

embargo, su presumido carácter amateur se ve contradicho contínuamente en la novela y, como su

padre, ‘[Marc] pensó que a lo mejor tenía una habilidad innata para […] la investigación privada

[…].’(Montañez, 2008: 272) Es durante las aventuras de este detective que tendrán lugar los

crímenes ‘reales’ como el robo y el secuestro, paralelos a la investigación, conforme a las normas de

la NN.

23La desaparición del conde se sitúa en el presente, conforme a las normas de la NN actual prefiriendo, fuera del crimen actual, asimismo

la descripción de un tiempo histórico, el siglo X, acorde al principio de ‘los tiempos simultáneos’ de la NNH. (Aínsa, 2003: 9)

57

2.2.2 Investigación

Paralelamente a LTDC, en EPM asimismo es obvia el inicio de índole histórica de la investigación

criminal, segundo elemento estructural imprescindible de la NC según Madrid. Para llegar al fondo de

la cuestión, a la luz de los resultados del crimen inicialmente expuestos, son ineludibles las

referencias históricas en torno a las investigaciones del conde, especialista del Milenarismo,

ofrecidas por su hija, Guylaine: ‘Esta idea del fin del mundo estaba relacionada con la creencia de

que, al cumplirse los Mil años del encierro de Satanás y del nacimiento de Jesucristo, el mal invadiría

la tierra y, tras un periodo de desastres, acabaría todo.’ (Montañez, 2008: 78)

Pese a la falta de experiencia dentro del campo criminal, desde el inicio Marc utiliza

procedimientos racionales24 como lanzar pistas e hipótesis. La primera consiste en el posible interés

de extranjeros en la cabeza parlante, por lo que pide la redacción de listas con posibles sospechosos

a Guylaine, con la intención de ‘descubrir, perseguir y capturar al culpable’ gracias al análisis de

varios sospechosos. (Cf. Colmeiro) Contrariamente a la NPC, en la que lo sobrenatural no tiene cabida

(cf. Sadoul), es Satanás quien se transforma en el primer sospechoso, conforme a las leyendas que

pretenden que El Papa Mago produjo la CP con la ayuda del diablo. No obstante, pese a la presencia

de lo diabólico y la brujería, así que la superchería en la época de Silvestre II, Marc rechaza esta

declaración absurda porque ‘[…] él no confiaba en la existencia de seres paranormales […] a él le

preocupaban más los asuntos terrenales’. (Montañez, 2008: 71, 91,109)Esto forma un índice de la

índole racional de la investigación prototípica de la NPC descrita por Yang (2000). El segundo

sospechoso lo constituye Bruno, el amante de la condesa, quien ya no responde en sus llamadas tras

el hallazgo de la cabeza, pero quien anteriormente se interesó fuertemente en las investigaciones del

conde. No obstante, la condesa intenta ocultar este hecho. Otra pista lo forma el posible robo de

secretos recónditos relacionados al mundo antiguo por el PM, considerado como ‘[…] una teoría

plausible y sensata. Nuestro papa roba documentos secretos y, basándose en conocimientos

ancestrales, diseña una máquina capaz de contener misterios ocultos.’ (Montañez, 2008: 88-89)

Mencionamos que en este episodio deductivo racional se introduce por pirmera vez un ‘crimen real’,

es decir el robo, aunque histórico.

En este ‘curso histórico’ interviene la intertextualidad, acorde a la ‘textualidad histórica del

discurso narrativo’ de la NNH (Aínsa, 2003: 88), menos presente que en LTDC, abordando el

Scriptorium de Raúl Glaber así que el estudio de geometría de Euclides y la Apocalipsis. En cuanto a

este último, aunque no pueden trazar lazos al caso de la cabeza, tienen en cuenta una ‘posible

24Pese a estos medios de investigación racionales, en el caso de Guylaine interviene asimismo lo irracional, lo no demostrable conforme a

la NN que ‘deja de basarse en el juego racional': ‘Quiero ver el campanario. No sé por qué, pero tengo una intuición.’ (Montañez, 2008:

177)

58

relación de círculos satánicos con esta máquina’. (Montañez, 2008: 82)

No olvidemos que estas pistas se alejan de las pesquisas concretas como descritas en la NPC

(cf. Aragón), porque fueron obtenidas por las narraciones históricas ‘abstractas’ entre Marc y

Guylaine. El objetivo era iniciar al detective sin trasfondo histórico en las indagaciones milenaristas

porque los secretos que podrían contener la máquina ‘es el fondo de la cuestión’. (Montañez, 2008:

192) Poquito a poco, Marc va ‘aprendiendo y poniendo las cosas en su sitio’. No obstante, los

personajes se dan cuenta de este carácter ‘introductorio’: ‘- El diablo, los árabes, el saber antiguo…

todo esto parece un puzle que hay que encajar. – Pero no olvides que el objetivo es encontrar a mi

padre. – Por supuesto ése es el encargo que habéis hecho a la agencia Mignon.’ (Montañez, 2008:

85,90)

Basándose en sus observaciones e interpretaciones racionales personales, conforme a la

investigación de la NPC, según Marc, ‘[…] Era evidente que había un grupo de magrebíes que, de una

forma u otra, estaban interviniendo en el desarrollo de los acontecimientos. Aún tenía en las retinas

la imagen del joven tratando de otear el interior de su coche, probablemente para indagar si había

algo que robar, documentos quizá, ya que con toda seguridad le habrían pedido que le siguiese.’

(Montañez, 2008: 108) Además, desde el inicio, Marc había considerado como sospechoso a Renaud,

el asisentente del conde, constituyendo la segunda pista ‘concreta’. Lo consideró como ‘una de esas

personas que siempre parecen esconder algo’, motivo suficiente para interrogarlo y presionarle,

medio policial racional, como la deducción. (cf. Colmeiro/Aragón) El investigador no recurre a una

intuición (irracional) sino se basa en las deducciones racionales acerca de la negativa de Renaud para

esclarecer su relación con dos personas oscuras que siempre ayudaron al conde. Éstas presionaron a

Renaud exigiendo que entregue las notas y los materiales encontrados por el conde. Además Marc

exige una visita de los despachos porque ‘aquel hombre tenía, con seguridad, algunas de las claves

del asunto’. Según Marc, ‘[…] [Renaud] ha mantenido contactos con gente que puede estar cerca de

círculos satánicos […]’, y cuando confiesa su relación, Marc quiere ‘seguirles la pista para

desenmascararles’ porque ‘pueden ser una pieza fundamental en este puzle’. (Montañez, 2008:

101,106, 123-124,129) En lo anteriormente expuesto, percibimos la perseverencia del investigador

vinculando racionalmente a varios asuntos.

Al iniciar Marc las exploraciones concretas en los barrios magrebís – conforme a la inclinación

hacia la calle así que la involucración activa en el caso de la NN - con la intención de encontrar un

lazo entre éstos y el grupo satánico, método analítico racional, se introduce el crímen paralelo a la

investigación, elemento de la NN. Gente desconocida lo secuestró y le pegó una paliza exigiendo

toda información de la cabeza. Asimismo la gente desconocida lo ameneza de muerte si continúa en

59

el caso. A partir de este momento, reina una desconfianza continua, llevando Marc a ‘encender sus

alarmas’. (Montañez, 2008: 139) Asimismo tras este ‘primer crimen real’, Marc sigue ofreciendo

interpretaciones, análisis y deducciones científicas, es decir, muestra la capacidad de raciocinio

descrita por Yang (2000): ‘Era evidente que aquellos hombres [llamado ‘banda de matones’,

conforme al crimen colectivo, recurso de la NN] conocían la existencia de la máquina y los secretos

que puede contener, pero también le había quedado claro que no sabían dónde se podía encontrar

el conde y, por lo tanto, no lo tenían retenido.’ (Montañez, 2008: 141,196) Se agrega la necesidad de

‘tener toda la precaución del mundo’ (Montañez, 2008: 156) porque un coche rojo desconocido

parece seguir a nuestros investigadores. La distribución profesional del trabajo denota en la catedral

de Ripoll donde Marc vigila si surgen los criminales mientras que Guylaine busca a su padre y escucha

la visita acompañada. Tras haber logrado huir, constatan que las ruedas del coche han sido

pinchadas, indicando el boicot, provocando ‘una lucha de inteligencia entre el detective y el criminal’.

(Yang, 2000:21,27) No obstante, prosiguen el trabajo e ‘[indagan] si la gente de por aquí ha visto a tu

padre […]: lo mejor es ver si se hospedó cerca. […] [confeccionando] una lista de albergues, hostales

y hoteles’.Estos procedimientos se consideran como eficaces en la búsqueda y no dejan entrever el

carácter novato de Marc.

Otro método racional moderno lo constituye la intervención de Europol, confirmando la

colaboración policial entre las capitales diferentes (cf. Hart). Este último comunicó que el conde fue

visto en Barcelona, índice de que sigue las huellas del Papa Mago, conforme la ciclicidad de la historia

de la NNH mencionada por Menton (1993: 23). Otro ejemplo de esta ciclicidad lo constituye la

conclusión fatal de la cabeza parlante. Ésta transmitió ‘que la vida en la tierra tiene unos ciclos y, en

función de ellos, va a haber un cataclismo de dimensiones descomunales, tras el que la vida en este

planeta será de otra forma.’ (Montañez, 2008: 281-282)

Pese al peligro del caso, que conforme Marc, involucrado fuertemente en él, ‘no es un

juego’, sigue dominando el optimismo: ‘Seguro que [el conde] está por ahí buscando nuevos datos

sobre los temas relacionados con sus investigaciones y eso debe animarte a seguir tras él […] de

seguro, Pierre Dubois estaría tras las huellas del papa del año Mil.’(Montañez, 2008: 168, 170,

190,221) Este optimismo se prosigue durante la inspección nocturna de la catedral de Ripoll,

considerado como ‘una idea genial, propia de un buen detective’. (Montañez, 2008: 174) Durante

esta aventura interrogan a un monje que desvela parcialmente el misterio (para asegurar el

suspense) revelando que el condese hospedó en aquella catedral y que se marchó a Córdoba. Este

optimismo se percibe asimismo en el fin feliz. El interrogatorio se inscribe en el campo de la NPC

para la reflexión y verificación de las hipótesis. (cf.Colmeiro) Mencionamos que esta información

60

esencial no se debe a la revelación del investigador sino a la confesión del religioso, en contra de las

reglas de Van Dine quien no admite confesiones.

El nuevo surgimiento de los perseguidores durante el camino hacia Córdoba lleva al detective

responder a la violencia con violencia en este mundo intrínsicamente injusto, característica

recuperada de la NN: ‘El vehículo [de Marc y Guylaine] saltó sobre el asfalto arrollando

violentamente al malhechor […] aceleró para que el tipo cayese al suelo.’ (Montañez, 2008: 200-201)

Aunque igualmente en el tren hacia Córdoba lograron despistar a los perseguidores, cada vez más el

papel de un informador desconocido se hace más verosímil. El raciocinio del investigador denota

una vez más en su plan racional de pasar ‘desapercibido’, vinculado a la necesidad de discreción: ‘[…]

serían una pareja en busca de un viejo suegro loco que ha perdido la cabeza por una joven mujer. Si

alguien preguntaba por ellos, el conserje diría que no sabía nada gracias a una generosa propina que

fue aceptada sin reservas.’ (Montañez, 2008: 210) El lugar prototípico de la NN, la calle, puede

contribuir a este plan: ‘prefirieron salir a una calle adyacente y perderse entre la trama urbana para

pasar desapercebidos lo antes posible’. (Montañez, 2008: 210)

En cuanto al seguimiento de los sospechosos, Veronique, gruñona por el rechazo de su

amante, contacta con Marcos Mignon, tío de Marc, quien visita con ella el apartamento de Bruno en

París, provocando la desapareción sospechosa de la condesa. Cuando Marc y Guylaine en el

transcurso del tiempo inspeccionaron la mezquita de Córdoba con la intención de encontrar al

conde, ocurre el encuentro inesperado con Renaud, quien no estaba al tanto de sus pasos en esta

ciudad. Por Marc, basta esta observación para concluir que ‘los matones que nos persiguen pueden

estar en contacto con este tío […].’ Pese a su ayuda histórica en la catedral de Córdoba, según Marc

‘aquel hombre escondía secretos que no estaba compartiendo con ellos’, considerándolo como

acusado mayor. Los dos hechos mencionados anteriormente contribuyen a la complejidad de la

historia en la que ‘hay muchos cabos sueltos’. (Montañez, 2008: 227,237)

Como en la catedral de Ripoll, en aquélla de Córdoba, de nuevo surgen los captores,

conllevando el crimen paralelo del secuestro de Renaud, ’esfumado sin dejar rostro’,

encontrándonos ante 3 desaparecidos: el conde, la condesa y Renaud. (Montañez, 2008: 251) Esta

desaparición ya constituye parcialmente la anuncia de su inocencia final. A continuación, Guylaine,

siendo historiadora, visita con Marc Medina Azahara, donde, contra toda expectación del lector ya

encuentran al conde. Su motivo de partida real fue que ‘esa gente estaría detrás de mí exigiendo

que le diera todo lo que he obtenido hasta hoy’. (Montañez, 2008: 264) Podríamos interpretar este

desvelamiento por parte del conde, es decir, la solución, la tercera parte básica del caso conforme

61

Madrid, como un fracaso del investigador, como suele ocurrir en la NN, pese a sus intentos

racionales conforme la NPC.

No obstante, este primer desvelamiento policial ya no forma el fin de la novela porque según

el conde ‘los resultados de su trabajo [de Marc] han sido satisfactorios’, reafirmación de su

profesionalidad. Por esa razón ‘[…] le sugiere que continúe con nosotros y que nos siga protegiendo’,

combinando ‘su misión’, es decir, ‘proteger a los Dubois’, con la búsqueda histórica para desvelar el

secreto de la CP. (Montañez, 2008: 273,384) No obstante, sigue utilizando métodos policiales

modernos (cf. Hart) como las grabaciones, para ‘tratar de encontrar pistas que nos conduzcan al

fondo de la cuestión’. (Montañez, 2008: 277) Percibimos asimismo una tendencia a anotar todo en

un librito.

Aunque el conde logró descifrar el presagio de la cabeza parlante en el que anuncia el fin del

mundo, recopilado en su ‘Manual de instrucción’, todavía faltan claves para poder llegar al final de la

cuestión histórica: ‘los resultados de la máquina están incompletos. […] El caso es que nuestro deber

es encontrar un libro, un texto, o cualquier tipo de inscripción que puede contener lo que le falta a

usted para hacer funcionar a pleno rendimiento la horrorosa cabeza.’ (Montañez, 2008: 360) El

entusiasmo y la curiosidad de Marc se prosiguen en la misión histórica, en la que, al igual que en el

caso policial, lanza hipótesis y da muestras de una involucración activa como en la NN. Durante las

inspecciones de una casa excavada en Medina Azahara se lee: ‘[Marc] tomó esta vez una piqueta de

menor tamaño y se arodilló sobre la baldosa, propinándole un porrazo que la hizo saltar hecho

añicos.’ (Montañez, 2008: 367) No obstante, si en la misión policial tomaba la iniciativa, en la

pesquisa histórica obedece al conde y a Guylaine y se da cuenta de que ‘no era el más capacitado’

para llegar a conclusiones históricas. (Montañez, 2006: 434)Esto va en contra del inspector héroe

inefable. No obstante, mantiene el aspecto profesional racional en cuanto a su requisito de

discreción durante este ‘período imerso de aventuras’ porque como la misión de Marc es proteger a

los historiadores, ‘[…] con gente siguiéndoles los talones, estaba claro que debían tener mucha

precaución y encender todas sus alarmas interiores’. (Montañez, 2008: 383)Este aspecto podemos

relacionar a la frialdad, según Marc ‘necesaria para actuar con eficacia’ (Montañez, 2008: 333, 350,

376,400) conforme a los ‘medios estrictamente realistas’ de la investigación policial de Van Dine.

Tras haber encontrado en la casa excavada una pared llena de símbolos árabes, refiriendo a

la última parte de la búsqueda del enigma en Roma, el conde y el arqueólogo Bruno volverían a

Reims para la introducción de datos en la cabeza, mientras que Marc y Guylaine buscarían la tercera

parte del enigma en Roma donde de nuevo surgen los seguidores. En las deducciones de Marc

resulta ‘evidente que alguien les ha informado’, transformándose Bruno en sospechoso mayor

62

porque no se logra contactar a nadie en el castillo a partir de su llegada. (Montañez, 2008: 399) El

lector, al contrario de los personajes, ya conoce el excesivo interés en el asunto habiendo sido

amante de la condesa. Entre tanto Marc sigue buscando una conexión policial racional entre las

diferentes apariciones y desapariciones sospechosas, un panormama criminal dentro de la misión

histórica. No obstante, aunque Renaud durante una llamada improvisa declara su inocencia, queda

sospechoso según Marc: ‘La idea de que el asistente del conde hubiera estado participando con

quien estuviese detrás de todo esto la había tenido muy presente desde que había iniciado las

investigaciones: […] De ninguna manera debía fiarse de aquel excéntrico tipo.’ (Montañez, 2008: 411-

412) A pesar de todo se citan con él, pese a la posibilidad de que lo utilizan como señuelo, pero en el

momento de recogerlo de nuevo aparece el coche reputado de los matones. Gracias al pacto

ingenioso racional de Marc con el guarda de parking, lograron evadirles: ‘Voy a acceder al párking por

la misma entrada de esta mañana. Pero quiero dar la vuelta en el interior y salir sin que tenga que

introducir el ticket. Sé que es un poco raro, pero te diré por qué quiero hacer esto. Viene detrás de

mí un tío que me quiere quitar a mi novia. Por eso quiero despistarle, salliendo rápidamente sin que

se entere y sin que pueda seguirme.’ (Montañez, 2008: 417) No obstante Marc sigue avanzando que

‘este tío debe de estar compinchado con los rufianes’, basándose en su aparición por sorpresa en

Córdoba y en Roma. (Montañez, 2008: 419,420) Resulta claro que no nos encontramos ante

intuiciones pero ante observaciones e interpretaciones reales científicas. No obstante, ‘era

imposible no creer a aquel hombre cuyo tono de voz, implorante y sumiso, sería capaz de ablandar a

cualquiera.’ (Montañez, 2008: 423) Este aspecto ya anuncia la inocencia futura de este acusado

mayor. Entre tanto, siguen siendo ilocalizables el conde y la condesa en este ‘juego de guiñoles’,

razón por la que para Guylaine ‘su prioridad era volver a casa’ (Montañez, 2008: 421,463),

describiendo el caso como complejo y problemático.

En Roma indagan rápidamente los diferentes monumentos históricos en el campo de

Marthe, posiblemente relacionado con la tercera parte del enigma. No obstante, tras esta inspección

superficial poca racional Marc ‘aún no [sabe] qué está ocurriendo en el fondo de la cuestión’ porque

no se sabe quien es la ‘gente interesada en los estudios del conde de Divange que está dispuesto a

matar para conseguir unos hallazgos muy antiguos’. (Montañez, 2008: 444) Asimismo en este

aspecto parece fracasar pese a darse cuenta de la importancia del asunto histórico, ‘[…] su labor

debía centrarse desde ahora en descubrir quiénes habían sido sus captores […].’ (Montañez, 2008:

472Este aspecto claramente se recupera del whodunnit clásico.

En cuanto a la parte faltante de la cabeza parlante, un amigo de Renaud, Luigi Calorossi, les

ofrece los textos convenientes acerca de la madre naturaleza, necesarias para el desvelamiento del

caso. Asimismo ofrece las posibles consecuencias fatales en caso de mal uso de la cabeza. Cabe

63

destacar que asimismo durante las actividades históricas ‘el detective estuvo muy atento por si

alguien les seguía’, es decir sabe guardar la discreción como principio racional en todas las

situaciones. (Montañez, 2008: 469)

Una vez llegado en Reims, tras haber inspeccionado la primera planta del castillo, Bruno

aparece y obliga al conde ‘quitarse la careta’ y ‘explicar su papel en todo este embrollo’. (Montañez,

2008: 492) En su confesión, prohibida en la NPC, admite su ‘turbio papel’ pactando con dos grupos.

Por una parte los árabes, baja la dirección de Bruno, quienes reclamaron lo suyo, y por otra parte sus

captores, invadiendo en aquel momento el castillo y obligando al conde y a Renaud a introducir

datos en la cabeza parlante bajo amenaza de muerte hasta que llegue su jefe. Resulta ser Marcos, el

tío de Marc quien admite ser el líder de la Logia del Nuevo Orden: ‘una importante organización

secreta’ lo que le permitió ‘[relacionarse] cada vez más en el ámbito selecto de este país’. La agencia

Mignon sirvio de ‘tapadera’ por sus ‘círculos oscuros’. (Montañez, 2008: 527, 530,540) Esta confesión

del culpable se inscribe en la corriente de la ‘resolución sorpresiva’ final abordada por Colmeiro. En

cuanto a estos aspectos acerca de la última fase de la estructura del relato criminal, es decir la

solución del crimen (cf. Madrid), la novela peca doblemente. Tanto la confesión como las bandas

secretas, íconos de la NN, no tienen cabida en la NPC, probablemente por el requisito de la ‘unicidad’

del criminal.25 (Van Dine citado en Cerqueiro (2010: 7) EPM coincide con los tópicos de la NC al

presentar al acusado mayor (Renaud/Bruno) como trampa y escogiendo como culpable la persona

menos creíble que, conforme los requisitos de Van Dine (citada en Cerqueiro (2010:7)) debe de haber

jugado un papel importante en la historia. Este aspecto se ve confirmado porque era Marcos quien

ofreció el trabajo detectivesco a su sobrino Marc. Además, su aspecto como criminal profesional

(mató al asesino de su hermano en el caso Baumard), va en contra de la NPC descrita por Van Dine.

(citado en Aragón: 80)

Entre tanto, en la búsqueda histórica, tras haber encontrado la contraseña correcta, ‘[…] la

máquina se estuviese haciendo pedazos a una velocidad preocupante. […] se encontraba

prácticamente hecho añicos.’ (Montañez, 2008: 520) Esto podría interpretarse de manera irónica

debido a las fuertes luchas acerca de este objeto. No obstante, de este modo podían quitar el

sistema de protección formado por vasijos de barro y por baldas de madera. Como durante la

confesión de Marcos todo el mundo tuvo que salir, ocurrió un tiroteo entre los árabes y el grupo de

Marcos, traicionado por el conde, provocando varios heridos. Según Marcos, el conde no hubiera

podido pactar con estos árabes. Resulta claro que los crímenes paralelos, típicos de la NN perduran

25Al igual que en LTDC, en EPM falta el uso del argot por los malhechores, recurso que suele ser presente en la tradición de

la NC española según Hart.

64

hasta el final. Al haber terminado la batalla, Bruno clarifica el pacto entre el conde y él, según quien

‘Nosotros no somos asesinos, ni pretendemos matar a nadie y tampoco queremos usar la violencia,

aunque sea en legítima defensa de nuestros intereses […].’ Se nota la relatividad del Mal, conforme

la NN, en su intento de reivindicación del ‘pasado glorioso que tuvimos hace siglos, cuando el islam

imperaba en el mundo entero y la raza de referencia era la árabe’. (Montañez, 2008: 505,539) Esta

culpabilidad parcial del grupo de Bruno coincide con el tópico de los criminales en la NN, que,

conforme a las ideas de Gamboa, suelen ser regularmente inmigrantes que buscan un lugar en el

mundo. Al haber vuelto la tranquilidad, Marc, Bruno, Renaud y el conde recuperan debajo de la

cabeza placas de mármol, una losa y el manual de instrucciones para ésta, ofreciendo finalmente

una ‘fórmula que gobierna el equilibrio en nuestro planeta Tierra’. Ésta podría la posibilidad de

‘resolver muchos de los males que acechan a nuestro hábitat’. (Montañez, 2008: 554) No obstante,

entre tanto el grupo de Marcos ‘[tenía] a la condesa secuestrada. Si no les entregaban el legado de

Silvestre [hasta la puerte de las bodegas] […] Veronique Dubois sería ejecutada sin piedad’ por dos

sicarios. (Montañez, 2008: 555-556)Por última vez surge el fenómeno negro del crimen paralelo, esta

vez asimismo colectivo, ofreciendo indicios hacia un fin negro. El grupo del conde aceptó la idea de

Marc consistiendo en ‘atacarles desde atrás, por sorpresa’ (Montañez, 2008: 558) en los túneles

secretos del castillo. Esto provocó de nuevo un tiroteo en el que tanto Marcos y la condesa fueron

heridos. En cierta medida podemos preguntarnos si, pese a no haber podido resolver el caso, las

ideas racionales eficaces y el ánimo de Marc no podrían recuperar el triunfo del investigador.

El desvelamiento del secreto de la CP provoca una ‘relectura y cuestionamiento’ (Aínsa,

1993: 84) de documentos anteriores. En cuanto a las placas de mármol, ‘nadie lo hubiese entendido

en el siglo X’ pero debido al paso temporal, logramos descifrarlas. (Montañez, 2008: 547) Montañez

(2008: 570 añade): ‘Sin duda, el mayor descubrimiento de los últimos siglos [la cabeza parlante y la

información de la placa que contenía] […] estaba consiguiendo poner en entredicho todo lo que se

creía asumido sobre las civilizaciones que poblaron la tierra en los tiempos más remotos.’

Marginalmente, en esta novela se percibe la degradación de los mitos constitutivos de la NNH (Aínsa,

2003: 87) porque la fabricación de la CP por Silvestre II se produce en un momento ‘[…] cuando se

produjo paulatinamente un despertar de la cultura, un resurgimiento de la escritura y de la

confección de documentos’ pese a que ‘el fin del primer milenio se ha considerado muchas veces

como uno de los períodos más oscuros de la historia’. (Montañez, 2008:280-281)

En EPM, surge otro caso policial como hilo conductor, el caso Baumard paralelamente a

aquel de los Dubois. El asunto concierne a la muerte ‘en extrañas circunstancias’ de los padres de

Marc, siendo ellos detectives, ‘mientras investigaban un caso aparentemente sencillo’. (Montañez,

2008: 39) Aunque se le considera como un caso ‘olvidado y archivado’, surge de nuevo (cf. la

65

relectura de Aínsa) al avanzar los captores de Marc: ‘Tú no pintas nada aquí. Si tu agencia sigue

metiendo las narices en este tema, puede pasarte igual que en el caso Baumard’. De esto Marc

deduce que ‘de valor incalculable sus padres habían sido asesinados’, llevándole a tomar en cuenta

una relación ‘entre el caso Baumard y el caso Dubois’ (Montañez, 2008: 135,187), ambos índices de

una mente racional. No obstante, ‘[…] no tenía ni idea de cómo avanzar en la investigación que le

debería llevar a conocer la realidad de los sucesos de aquella fatídica noche en la que se quedó

huérfano.’(Montañez, 2008: 471) Finalmente, en la ausencia de indagaciones racionales concretas, el

caso se ‘resuelve’ por la confesión de su tío Marcos, admitiéndo que sus padres murieron durante

una cacería organizada por Daniel Baumard, en contra de las reglas de la NPC. La intención de

Marcos fue que, a partir del caso Dubois, ‘indirectamente iba a salir a relucir el asunto Baumard’.

(Montañez, 2008: 530-532) Este caso conlleva descripciones personales del investigador,

‘digresiones’ prohibidas en la NPC según Van Dine, pero útiles para la caracterización del

protagonista y la ilusión de realidad. (cf. Yang)

2.2.3 El fin

Contrariamente a la tendencia de la NC española, en la que generalmente reina ‘a refusal to believe

in a facile, happy ending […]’ (Hart, 1987:24) pero paralelamente a LTDC, EPM presenta un fin feliz,

tópico de la NPC. Esto contrasta con el fin pesimista que no presenta una solución social. Un primer

elemento ‘feliz’ lo constituye la solución para la salvación del medioambiente gracias al descifre del

secreto de la cabeza parlante. Asimismo la muerte de Marcos (cf. ‘la derrota del contrincante’ de

Pequeño), cuyos ‘turbios asuntos’ Marc quiere liquidar y la sobrevivencia de la condesa se inscriben

en esta corriente. Agregamos la relación intensificada de los condes, quienes pasan ‘una especie de

segunda luna de miel’, así que el viaje final propuesto a Marc por el conde acompañado de su hija:

‘La salida del vuelo Air France 1000 le llevaría al paraíso junto a la mujer que amaba’. (Montañez,

2008: 568, 571,573) En cierta medida implica ‘le retour à l’ordre que le délit initial a troublé’. (Tyras,

2001: 81)

2.2.4 El investigador y las relaciones con la NNH

Pese a la mayor importancia del investigador, conforme a la NPC (cf. Cerqueiro), como ya hemos

expuesto anteriormente, Marc Mignon es un ‘candidato a detective’, lo que desde el inicio presenta

su vulnerabilidad, conforme a la preferencia de la NC española. (Montañez, 2008: 47) Este aspecto

humano se prosigue en toda la novela, no impedido por sus investigaciones calificadas como

racionales en contraste con el hecho de mostrarse como ‘detective de película’ y no ‘con los pies en

el suelo’, al incio de historia. (Montañez, 2008: 50) La vulnerabilidad, admitida deliberadamente por

Marc, posible ‘próxima víctima’ (cf. secuestro), tópico de la NN, se presenta ya desde su primera

66

pesquisa concreta en el barrio marroquí, donde fue secuestrado y maltratado: ‘Yo no soy ningún

superhéroe y sé que, si no colaboro, me vais a machacar.’ (Montañez, 2008: 135) Asimismo se

presenta como un ser humano miedoso: durante su secuestro ‘[…] le comenzaba a inquietar cuál

sería el siguiente acto brutal que iba a realizar esa gente […]’ pero asimismo a la luz de las

persecuciones de estos captores, ‘Guylaine observó que su acompañante venía algo acelerado,

pendiente de todo lo que se movía.’ (Montañez, 2008: 133, 157) Como no consiguen encontrar al

conde y a la condesa, resiente, al igual que Guylainen, ‘sentimientos de frustración e impotencia’.

(Montañez, 2008: 405) En cierto momento Guylaine tuvo la sensación de que el caso le sobrepasa

porque ‘aún no había encontrado el punto en el cual podía dirigir el rumbo del mismo’. (Montañez,

2008: 144) Consideramos esta angustia como fundada porque ‘pueden matarnos, a nosotros y

también a tu padre, para conseguir el dichoso secreto que pueda contener la maldita máquina del

castillo’. (Montañez, 2008:190) Por esa razón Marc insiste fuertemente en investigar de manera

discreta. Asimismo rechaza la sociedad en la que vive, elemento que guardamos para 2.2.5. La última

característica humana negra constituye el fracaso al indagar el caso, como la resolución depende de

confesiones. A lo anteriormente expuesto podemos objetar su carácter como ‘héroe inefable’, como

suele percibirse en la NPC, que, sin embargo, solo se nota marginalmente en nuestra historia,

conforme a la ‘máscara de hombre duro’ típica de la NN. (Cf. Colmeiro/Gamboa) Mencionamos su

valentía al afrontar a los perseguidores y ‘propinarle una fuerte patada’ así que su rápida reacción

cuando ‘su cerebro lanzó signos inequívocos a sus extremidades’, índices de la involucración negra

activa. Este aspecto duro, clave en la NN, se nota asimismo en Guylaine: ‘Era evidente que la vida de

su padre estaba en juego, y debía ser valiente para avanzar en la investigación.’ (Montañez, 2008:

197, 199,241)

La actitud humana anteriormente descrita la podemos vincular a la ‘abolición de la distancia

épica’ de la NNH. (Aínsa, 2003: 86) Damos el ejemplo de la condesa, quien se presenta como ‘[…] una

señora […] que no responde a la imagen clásica de la aristocracia, sino que, por el contrario, atiende

a los demás como iguales’. (Montañez, 2008: 154) Cabe mencionar que esta actitud humilde casi no

se nota en el personaje histórico central de esta novela, el Papa Mago, Silvestre II, exponiendo

durante toda la novela sus características positivas.26 Montañez (2008: 15,58) habla de ‘un hombre

sin igual’: ‘Y llegó el momento en que aquel lugar [la abadía] no podía enseñarle nada más a ese

joven que poseía una inteligencia especial, porque la escuela no era suficiente para un genio de sus

características […].’ Unicamente al final, en su propio ‘Manual de instrucciones’ para descifrar la

tabla metálica, el propio Silvestre muestra una parte ‘humana’ confesando ser ‘un hombre inquieto

26 El mero hecho de utilizar un personaje histórico célebre, Silvestre II, como protagonista asimismo constituye un rasgo de

la NNH. (Menton, 1993:23) En Montañez (2008:395) se considera a él como culpable del caso siendo el gran ‘iniciador’.

67

desde que nací’. A esto se añade ‘[…] no he conseguido entender lo que hay aquí contenido, debido a

que mis conocimientos no alcanzan a entender muchas de las cosas que dice. Por eso […] dejo aquí

esta tabla divina para que personas más sabias que yo puedan utilizarla en beneficio de los hombres

que pueblan este mundo’, presentando un comportamiento sumiso calificándose de imperfecto.

(Montañez, 2008: 548-549) Como el Papa Mago era una ‘personalidad controvertida’, es lógico que

exista una multiplicidad de los puntos de vista, otra característica de la NNH, (Aínsa, 2003: 100)

acerca de su vida. Ofrecemos el ejemplo en cuanto a su nombre: ‘[…] Baphomet. Tengo entendido

que nadie ha conocido jamás el significado de esa extraña palabra, aunque existen muchas

explicaciones posibles. […] la creencia generalmente aceptada era que Baphomet aludía a la unión de

las palabras Baphe y Meteos, que probablemente indicarían ‘bautismo’ y ‘adoración’. […] Muchos

historiadores a lo largo de los siglos, habían pensado que significaba Tem Oph Ab y que respondería a

un anagrama de Templi Omnum hominyn pacis Abbas o, lo que era lo mismo, ‘el padre del templo,

que provee paz universal a los hombres’.’ (Montañez, 2003: 514-515)

2.2.5 Elementos negros críticos27

Como en LTDC, en EPM surgen varios aspectos negros. No obstante, este aspecto crítico no

predomina, es decir, lo policial no se reduce al segundo plano sino se desarrollo paralelamente a la

excursión histórica en la que los elementos negros ayudan en la construcción de la trama. El primer

tema negro abordado lo constituye la crítica del culto de la violencia (cf. Núñez), debido al afán de

poder o poseer. Esta característica se inscribe claramente en la corriente del realismo crítico descrita

por Javier Coma. Al compararla con LTDC, en EPM la violencia tiene un mayor papel y está más

visible. Durante la tortura de Marc leemos: ‘La cara le pareció explotar tras un puñetazo que le

reventó la nariz. Notó que un inmenso regusto a sangre le invadía el paladar, lo que complicaba aún

más la difícil misión de respirar […] golpear a alguien que no veía por dónde le venía el ataque era

algo inhumano […] Un nuevo testarazo le abatió la cabeza hacia un lado, dejándole claro que aquella

gente le iba a matar, dijese lo que dijese.’ (Montañez, 2008: 133-134) El afán de poseer se nota en la

huida del conde hacia otro país porque ‘ese gente estaría detrás de mí exigiendo que le diera todo lo

que he obtenido hasta hoy. ¡Qué vil es el ser humano!’ (Montañez, 2008: 264) El afán de poder se

debe a esta ‘máquina que podría dar un poder ilimitado a la persona que la poseyese’ conllevando

utilizar ‘todos los procedimientos a su alcance’ y ‘que no escatimaran en medios para llegar hasta

aquí’. (Montañez, 2008: 494,532) Estos últimos son claros símbolos de que se disipa la frontera entre

el Bien y el Mal según Colmeiro, inclinándose al último, de regla en la NN. El fin podría interpretarse

27Notamos que la ineficacia y la corrupción policial quedan ausentes tanto en LTDC como en EPM. En esta última se lee que

‘la policía francesa […] había hecho gran hincapié en el asunto’. (Montañez, 2008: 150)

68

como irónico porque Marcos, utilizando la violencia para su afán de poseer, muere dejando la CP

para los aficionados de la historia.

El segundo aspecto negro lo constituye la soledad, característica destacada por Núñez,

causada por el fenómeno del workaholic. En nuestra novela el conde ‘se había entregado a sus

investigaciones [históricas] en exclusiva’ y ‘abstraído en absurdas aventuras […], en su pasión fuera

de la família, no le [a la condesa] prestaba la más mínima atencion’. (Montañez, 2008: 95, 213,565)

En EPM se presenta dos consecuencias derivadas de esta soledad: el refugio en el alcohol y el

adulterio. En cuanto a la primera, Montañez (2008: 213,345) avanza: ‘Sola, aburrida y hastiada del

insoportable comportamiento del conde, llevaba mucho tiempo dedicada a otras aficiones, entre las

que reconocía su especial dedicación al alcohol’porque ‘[…] cuando esa mujer bebía las cosas se le

solían ir de las manos […].’ La segunda consecuencia lo constituye el adulterio. Fuera de su amante,

Bruno, la condesa gozó asimismo de una escapada con Marc: ‘[…] inició una larga serie de besos,

tiernos pero efusivos, que desplegó por todo el cuerpo, mientras le iba retirando su

albornoz.’(Montañez, 2008: 144) Podríamos vincular este aspecto a la prostitución negra del que

habla Gamboa. (2012:82) Por consiguiente, Marc ‘estaría para siempre condenado a una imagen de

frívolo y banal por la locura que había cometido en el castillo aquella noche en que la condesa se le

había ofrecido de una forma tan casual e irreverente’ pero asimismo se da cuenta de que ‘[…] no era

nada apropiado acostarse con el cliente que te contrata’. (Montañez, 2008: 240,337) A esta relación

con la condesa se agrega la ‘atracción’ hacia Guylaine. Este aspecto amoroso se inscribe en el campo

de los índices del lado humano e íntimo del detective, generalmente no presente en la NPC pero sí en

la NN. La idea de que el amor perturbaría la investigación se confirma porque en cuanto a las vueltas

de las imágenes de la condesa en la mente de Marc, opina que ‘debía evitarlas si quería continuar en

el caso con un mínimo de lucidez […].’ (Montañez, 2008: 277) Este aspecto lo podemos vincular con

lo carnavalesco, ‘[…] their emphasis on bodily functions, from sex to elemination’ de la NNH.

(Menton, 1993: 24)

El último aspecto se centra en la crítica de la destrucción del medioambiente debido al

egoísmo y la corrupción. Antes de su profesión como detective, Marc ‘llev[aba] más de diez años de

vida nómada, deambulando por multitud de países persiguiendo causas perdidas contra gigantes,

empresas contaminantes, estados corruptos y otros entes que causaban desagravios continuos al

medioambiente y que habían sido sus particulares molinos contra los que, como un quijote

cualquiera, se había enfrentado durante mucho tiempo, quizá demasiado.’ (Montañez, 2008: 43)

Este aspecto quijotesco se percibe en su aspecto vulnerable. (cf. 2.2.4) Se lanzo ‘contra el poder

establecido’ […], dado que [le] apetecía luchar por que cambiase en mundo […].’ Por eso defiende ‘el

desarrollo sostenible a capa y espada’ e igualmente quiere que los demás se centren en ‘los

69

problemas que de verdad tiene la vida’. (Montañez, 2008:110, 205-206,317) Este tema aparece

asimismo en los textos encontrados en el campo de Marthe en Italia en los que se describe que la

gente se lanza ‘hacia unos sistemas de explotación y progreso que no son coherentes’ y que olvida

que ‘[…] la Madre Naturaleza tiene vida propia, está viva y, si sus hijos osan dañarla, se vengará.’ Así

se aborda el tema en torno a GAIA, la diosa de la tierra. (Montañez, 2008: 552,312) El análisis de esta

característica, con las tres anteriores demuestra claramente que esta novela no se limita a un puro

juego racional pero que asimismo toca varios terrenos negros.

2.2.6 El suspense

Como en LTDC, el suspense proviene tanto del deseo de la resolución del caso, como de la curiosidad

de lo que está por venir, respectivamente elementos de la NPC y de la NN. En esta parte analítica

retomamos parcialmente los mismos procedimientos de Van Gorp, Tyras y Martín-Maestro y Paulino.

(cf. supra)

Ya desde el inicio entra el suspense por la aparición de lo inesperado: ‘En el centro de la

estancia, Pierre Dubois […] encontró lo que historiadores, arqueólogos y eruditos buscaron sin cesar

durante siglos. Una descomunal cabeza, una gigantesca máquina, monstruosa y perversa, fiel

representación del sufrimiento […].’(Montañez, 2008: 17) Mencionamos la desaparición inquietante

inicial del conde, que ofrece suspense por ser un acto inexplicable, una acción no motivada. Otro

ejemplo de este fenómeno lo notamos en Barcelona, ciudad negra por excelencia según Tyras,

donde ‘una creciente preocupación comenzó a afectarles cuando descubrieron que las cuatro ruedas

del coche habían sido pinchadas a conciencia’. (Montañez, 2008: 165)

Agregamos el fenómeno suspensivo constituido por la ocultación de información así que sus

afectos anunciadores. En cuanto al primero mencionamos las focalizaciones externas del narrador

‘omnisciente’, indicando una comunicación oculta entre gente desconocida acerca del boicoteo del

conde: ‘Al salir, ninguno de ellos percibió el rápido golpeteo que, sobre las teclas de un teléfono

móvil, realizaba uno de los camareros. Impaciente, el hombre estaba informando que las notas del

conde, las que habían buscado afanosamente en los últimos días, realmente existían.’ (Montañez,

2008: 301) No obstante, tenemos focalizaciones internas en cuanto a estas amenazas: ‘La idea

resonó con fuerza en su [de Marc] cabeza. Estaba claro que les estaban siguiendo.’ (Montañez, 2008:

101) Comparado con LTDC, en EPM el lector sabe poco más que los protagonistas, dejándonos

asimismo en la incertidumbre. Pese a la escasa cantidad de elementos anunciadores, ofrecemos el

ejemplo siguiente ‘[Marc pensaba que] el camino debía encontrarlo él solo. O al menos, eso creía…’

(Montañez, 2008: 188)

70

Cabe añadir que es sobre todo durante los episodios de persecución que sube el suspense:

‘Giró la cabeza hacia la izquierda y casi se atragantó con su propia saliva. De nuevo allí se

encontraban los dos tipos, que ya casi le resultaron familiares. Después de la aventura vivida en

Córdoba, [en Roma] volvió a ver a la misma gente pisándole los talones.’(Montañez, 2006: 396). En

este contexto, el hecho de mostrar el lado más débil (cf. el investigador) aviva el suspense: Marc y

Guylaine están ‘perdidos en una ciudad desconocida [Córdoba], acosados por dos tipos de oscuras

intenciones y sin rumbo conocido’. (Montañez, 2008: 239)

Finalmente mencionamos los cambios de indentidad y las mentiras que conllevan como

fuente de suspense. Acerca de Bruno, el amante de la condesa, leemos ‘[…] el lujoso inmueble no era

lo que ella hubiese esperado de un chico que le había manifestado muchas veces su condición de

estudiante en situación precaria.’(Montañez, 2008: 248) Otro ejemplo lo ofrece el conde quien debe

pasar incógnito durante sus investigaciones por razones de seguridad: ‘[…] la imagen de un hombre

sucio y mal vestido era la peor representación de alguien que era propietario de una de las mejores

bodegas productoras de champagne del mundo.’ (Montañez, 2008: 263) Agregamos el ejemplo de

Marcos, el tío de Marc, presentado inicialmente como ‘un hombre íntegro y formal’, ‘su pariente más

cercano’, pero finalmente, tras haber confesado su turbio papel en el asunto (cf. supra), Marc lo

describe como ‘un vil criminal’. (Montañez, 2008: 43, 186,559)

Resulta claro que el suspense tiene una función imprescindible en esta obra, conforme a las

normas expresadas por Tasende. Cabe mencionar que esta obra se considera como una novela más

suspensiva que LTDC debido a la gran cantidad de persecuciones a la luz de la violencia más visible,

así más que por la ignorancia de los protagonistas.

2.2.7 Características españolas

EPM se considera parcialente como una NC española porque, en primer lugar, proviene de la pluma

del escritor malagueño Miguel Ruiz Montañez y fue escrita en español. De tal modo se cumple la

necesidad de un escritor español formulada por Hart. Además, el requisito geográfico se cumple

dado que, fuera de episodios cruciales en el castillo28 francés en Reims, gran parte de la intriga

histórica-policial se desarrolla en Barcelona y Córdoba. En cambio, la necesidad de personajes

españoles no se cumple ya que tanto la familia del conde como el investigador son franceses. No

obstante, Marc tiene un orígen parcialmente español: ‘Sesenta años atrás, […] [sus abuelos] habían

abandonado España, después de la guerra que había partido el país en dos. Él [Marcos] y su hermano

28 Mencionamos que en la NC, pese a la posibilidad de un escenario campesino, se prefiere las grandes urbes (capitalistas).

(cf. Colmeiro/ Cerqueiro)

71

[el padre de Marc] nacieron allí, pero crecieron en Francia, como tantos otros españoles de la época’.

Más tarde se describe al abuelo como ‘un madrileño que tuvo que huir de una España acorralada por

las bombas […].’(Montañez, 2008: 38,151) Pese a la no-correspondencia total a las normas, conviene

insistir en su relación fuerte con España como posible concesión.

72

3.Conclusión

Colmeiro elige la noción ‘novela policíaca’ como término englobante - diferenciándolo de términos

como ‘novela criminal’ o ‘novela negra’ - dentro de la que distingue entre la novela policíaca clásica y

la novela negra como subgéneros. Este último término no coincide con aquél de la ‘novela policíaca’

como término englobante porque ‘ni toda novela policíaca es ‘negra’ (como la novela-enigma) ni

tampoco toda novela negra es ‘policíaca’’. (Madrid, 1990: 14-15) Coincidimos con Calatrava cuyo

término ‘novela criminal’ incluye sobredichos subgéneros y la novela de aventuras.

Según Colmeiro los dos elementos básicos de la novela criminal son la narrativa del crimen y

aquélla de la investigación. Juan Madrid insiste en la estructura tripartita compuesta por el

surgimiento del hecho criminal, su investigación y su solución. El crimen más común suele ser el

asesinato pero existen asimismo casos de robos, secuestros, violación o chantaje. El crimen tiene una

mayor importancia en la NN.

La investigación, de mayor importancia en la NPC, constituye la fase entre este crimen y el

descubrimiento del culpable. En la NPC la pregunta central gira en torno al cómo. Durante la

investigación, el detective recurre a métodos como la observación de indicios, la verificación de

pistas, la deducción, la inducción y los interrogatorios para abordar los sospechosos con el objetivo

de descubrir, perseguir y capturar al culpable. Su investigación debe de ser racional, es decir, realista

y científica excluyendo lo sobrenatural y la confesión espontánea. En la NN, centrándose en el por

qué, el método de investigación deja de basarse en el juego racional. Se relega a un segundo plano la

investigación o el descubrimiento del crimen para dar el papel principal al cuadro crítico social.

La NPC recurre al final feliz, provocando ‘una solución final reparadora del orden social’. En la

NN, al contrario, distanciándose del final feliz, no se presenta ningún medio para la solución social,

conforme al tópico de la NC española.

En cuento a los personajes, la NC recurre a una víctima, un investigador o detective, único y

necesariamente policíaca en la NPC y un culpable, no criminal profesional o miembro de una

sociedad secreta negra en la NPC. A la luz del desenmascaramiento del culpable se añade a un

sospechoso. Estos personajes entretienen una relación circular. No obstante, el acusado mayor suele

constituir una trampa ‘convencional’ dentro del género. En la NPC el detective aficionado o amateur

se presenta como un ‘superdetective’, un héroe inefable y invulnerable física y espiritualmente,

racionalmente impasible y moralmente indiferente. En la NN, el detective privado es un antihéroe

que, a pesar de su máscara de ‘hombre duro’, resulta vulnerable y tiene miedo siendo una posible

próxima víctima.

73

La NPC puede limitarse a ‘un puro juego intelectual de planteamiento de misterio’

contrariamente a la NN que incluye la crítica sociopolítica anti-burguesa de los valores capitalistas.

Aborda entre otros la amoralidad de los delincuentes, el culto a la violencia, la soledad y la ineficacia

y corrupción policial, tópico de la NC española.

La NPC tiene un decorado urbano pero prefiere lugares cerrados. La NN se inclina hacia la

calle y la periferia urbana. En cuanto al tiempo, la novela criminal suele desarrollarse en la

actualidad. Existe NN que vuelve a ciertas épocas del siglo XX y XXI. Esta “historización”, con la

intención de interrogar y desvelar eventos históricos para comprenderlos mejor en la actualidad, se

percibe como una revitalización.

El suspense literario constituye ‘el más importante de todos los componentes para el

mantenimiento de la tensión del lector’. Este juego con el déficit de información se presenta como la

tensión entre retener/esperar y informar/recibir, provocando la incertidumbre y miedo. En gran

medida, el suspense, al igual que la preservación de la atención, proviene de la incapacidad de

razonar exactamente como el detective porque el autor le confiere conocimientos superiores y

oculta deliberadamente una parte de la información.

La NC generalmente ha sido incorporada en el terreno de la subliteratura - denominación

rechazada por Calatrava - debido a su iteración de esquemas, su escasa calidad y su valor de

entretenimiento. Esta huella ‘paraliteraria’ parece estar más presente en la NPC que en la NN. ‘En la

época posmodernista, van desapareciendo las fronteras tradicionales entre ‘literatura culta’ y

‘literatura popular’ […] ‘Así, la novela policíaca [criminal], un género históricamente menospreciado

por la crítica, ha pasado por convertirse en un área de gran interés dentro del ámbito literario.’

(Yang, 2000: 19) Coincidimos con Colmeiro que sitúa la novela criminal ‘en la intersección de la

literatura culta y popular por su génesis y posterior desarrollo’.

En España percibimos la falta de una tradición de NC autóctonas provocando una discusión

sobre la existencia de una NC en lengua española. La crítica se basa en la escasa cantidad de

apariciones, debido a la censura del régimen franquista, la infravalorización de este género así que la

falta de una ideología burguesa y un sistema capitalista. Podemos añadir la falta de unidad genérica y

de coherencia de nacionalidad, criterio contradicho por Calatrava considerando como evidente las

diferencias entre los autores así como entre las obras. Conforme a la expansión actual autónoma del

género aceptamos el término ‘novela criminal española’ refiriendo a novelas criminales escritas

mayoritariamente en español o catalán por un escritor español, presentando a personajes españoles

en la realidad social española.

74

Unánimamente se considera al americano Edgar Allan Poe como ‘inventor’ de la novela

criminal, basándose en su primera novela-enigma, El doble crimen de la calle Morgue (1841). No

obstante, la NC ya tuvo varios precedentes como la novela gótica, las causas célebres, el folletín, los

relatos ingleses de aventuras de delincuentes y las Memorias de Vidocq. Entre las determinaciones

sociales aptas para el nacimiento de la NC se distingue el surgimiento de la industrialización

capitalista así como la institución policial. Agregamos la necesidad del pensamiento científico-

racional del positivismo, reflejado en las dotes intelectuales del detective de Poe.

Pese a que El Clavo (1853), de Pedro Antonio de Alarcón, primer comentador de las obras de

Poe, llegadas a España en los ’50 del siglo XIX, se considera generalmente como ‘la primera NP

española, la tratamos como precursor por su falta de racionalismo del proceso analítico. Esta obra se

encuentra en plena ‘tradición [española] de la novela de crímenes sangrientos y criminales famosos’,

el mito de la vida del bandolero y las novelas abordando crímenes concretos. Desde la invasión del

género criminal en España provocada por Doyle, percibimos una fiebre de literatura criminal foránea.

Es durante este período que la ‘madre’ de la NC española, Emilia Pardo Bazán, editó La gota de

sangre y la Cana (1910-1912), obras adelantadas a su tiempo por su relatividad moral. Por esa razón

se considera esta primera novela como antecedente de la NN española, junto con el catalán Pedrolo

i Molina en los’60. En cuanto a los antecedentes de la NN inglesa mencionamos la novela inglesa de

terror, la novela de gangsters, la novela de aventuras criminales, los folletines abarcando historias de

acción-aventuras, el cuento maravilloso y la novela picaresca. La NN nació en los ’20 en los Estados

Unidos ante la crisis económica, la corrupción política y la criminalidad organizada y tiene como

representante mayor D. Hammett del que mencionamos El halcón maltés (1930). El iniciador del

género en España, indudablemente Vázquez Montalbán, se presenta en los ’70 en pleno desarrollo

capitalista.

Desde el nacimiento del género con Bazán hasta la Guerra civil, las escasas NC españolas

imitaban los modelos europeos conforme a la mayor importancia de las traducciones (inglesas)

rellenando el vacío de la literatura criminal propia. Durante la época franquista percibimos una

mayor práctica de la NPC, debido a la aparición de las series populares al lado del éxito de

traducciones extranjeras culminando en los ’50. El logro de la NN era menor por su crítica abierta

frente a la corrupción gubernamental. Pese a la presencia de autores importantes, como Lacruz (El

inocente, 1953), Pavón, Salvador y de Pedrolo, sobrevive la preferencia de NC extranjeras. La NC

española moderna dignificada solo surgió tras la muerte de Franco. Abandonando la imitación de

modelos foráneos, el espectro de obras y autores, dejando de firmar con seudónimo, se amplió

tanto en catalán como en castellano. Resulta claro que en esta época revolucionaria, la NPC da paso

a la NN, bajo la influencia del capitalismo español tardío, con la crítica social del régimen

75

posfranquista por M.V. Montalbán, novelista criminal más famoso de España. Agregamos a Madrid,

Reverte, Martín, Ibáñez, Mendoza, Martínez, Torrent y el catalán Pedrolo a la luz del boom de la

corriente negra. En la España actual, la NN goza de un desarrollo y esplendor dentro del éxito

internacional del género, demostrado por la gran cantidad de obras nuevas así que por un aumento

de autores (Malasaña, Savater…).

En LTDC se mantiene la estructura de la NC compuesta de la presentación de un crimen, la

investigación acerca de ésta y finalmente su solución. Además, nuestra novela cumple con gran

parte de las características de la NPC, aunque transgrede varias leyes generalmente aceptadas de

este subgénero.

El crimen inicial, primera característica estructural de la NC, lo constituye el robo de los

huesos colombinos, considerado como un enigma excepcional que atrae la atención del lector. Para

resolver este caso interviene un ‘equipo investigador’. Este elemento peca contra el principio de la

‘unicidad’ del investigador de la NPC pero está conforme con su carácter público. La tarea de estos

investigadores consiste en ‘saber lo que ha ocurrido en el mausoleo dominicano, y por qué ha

querido hacerse con unos huesos en lugar de robar alguno de los múltiples tesoros históricos que

encierra el Faro.’ (Montañez, 2006: 23)

La investigación policial, segundo elemento estructural de la NC, se caracteriza por una

fuerte índole histórica a través de la temática de los enigmas colombinos. En esta investigación

generalmente se recurre a métodos racionales científicos como la formulación de líneas de

investigación e hipótesis, la inspección del lugar del delito y la necesidad de mantener la discreción.

La gran importancia de la investigación corrobora la inclinación hacia la NPC. Asimismo la

colaboración internacional se considera como un medio de investigación policial moderna y racional.

Por eso, contrariamente en lo que suele ocurrir en la NC española, no se critica la ineficacia de la

policía. No obstante, los investigadores reciben mucha ayuda externa y apenas se centran en la

búsqueda de los culpables. Sólo en el capítulo 12 tiene lugar el primer interrogatorio, pero también

en tales momentos predomina el interés histórico, posiblemente relacionado al caso. Solo al final de

la novela se pone mayor énfasis en el Quién, índice de la inclinación hacia el whodunit clásico. De

esta forma se integra el análisis de los sospechosos, es decir Richard Ronald y los amigos de

Altagracia.

Al presentar el tercer elemento estructural de la NC, la resolución, surgió Richard Ronald,

confesando su culpabilidad, método prohibido en la NPC. No obstante, se confirma el requisito

acerca de una resolución sorpresiva. Además, el criminal, realizó un papel importante en la novela.

Este delincuente no es un criminal profesional y tiene un carácter aristocrático conforme a la

76

preferencia de la NPC. Pese a que esta novela rompe con la tradicional culpabilidad del personaje

menos sospechoso, sí muere el culpable conforme a la derrota del contrincante. A lo anteriormente

expuesto podemos vincular el fin feliz de esta novela, conforme a las normas de la NPC pero

generalmente ausente de la novela criminal española en la que ‘there is a refusal to believe in a

facile, happy ending where virtue is rewarded and wrongdoers are punished’. (cf. Hart) La solución

del problema social consiste en ‘la potenciación de la universidad y de la clase pensadora de este

país’. (Montañez, 2006: 357)

Al lado de las características clásicas mencionadas anteriormente, surgen igualmente muchos

elementos del campo negro en nuestra novela, conforme al éxito contemporáneo de este subgénero.

No obstante, no todos tienen la intención de denuncia. Un primer elemento negro lo ofrece la

investigación policial centrado en el por qué. No obstante, la trama policial, aunque muy presente en

ciertos momentos, se pone en un segundo plano, como en la NN. Pero en vez de ofrecer una

crítica, se utiliza esta trama policial como pretexto para abordar múltiples aspectos históricos

(polémicos) sobre la vida del Almirante. Esta historización se considera como una revitalización de la

trama negra. La segunda característica consta de las referencias irracionales, ‘sobrenaturales’

durante la investigación, como la intuición, prohibidas en la NPC. Añadimos a esta luz las

inspecciones superficiales de los monumentos históricos. En tercer lugar avanzamos como tópico

negro el paralelismo entre la investigación y nuevos crímenes, es decir, la violencia paralela a la

resolución del caso, como el ataque que recibió Edwin en el hotel. Este fenómeno demuestra que se

disipa la frontera entre el Bien y el Mal en la NN. En cuarto lugar, consideramos el fracaso del

investigador al indagar el caso como elemento prototípicamente negro. El caso no se resolvió gracias

a la misión policíaca indagatoria de los investigadores, quienes se centraron más en lo histórico,

posiblemente relacionado al caso, sino por una confesión espontánea. Además los personajes no se

presentan como héroes sobrenaturales moralmente indiferentes sino como personajes vulnerables,

antihéroes, conforme al investigador miedoso de la NN. En quinto lugar, tiene un papel fundamental

en LTDC el amor, conforme a la presencia de ‘lo íntimo’ de la NN, en fuerte contraste con el amor

‘perturbador’, prohibido en la NPC.

Fuera de estos elementos anteriores, asimismo surgen varios temas negros. En torno a la

lucha acerca del ‘Colón real’ entre España y la República Dominicana, se introduce la temática del

egoísmo y del afán de dinero. A este elemento vinculamos la crítica contra el culto de la violencia

porque a Richard Ronald no le importaban los medios sino los resultados. La segunda temática negra

es la ‘mala racha’ que se vive en Santo Domingo. Se presenta la República Dominicana como un país

pobre en la que fuera de la inflación se sufre ‘carencias básicas en saneamiento’. Además la clase

política corrupta deja de ofrecer apoyo estatal. El tercer tema negro aborda la soledad. En último

77

lugar se presenta la visión crítica del mal trato y del olvido de Colón, vinculado a las nociones negras

de la explotación y la crueldad.

En cuanto al suspense, recurrimos tanto a la curiosidad de la NPC a la luz de desenmascarar

al culpable, como al suspense negro por el futuro desconocido incierto. El suspense proviene tanto

de la ocultación de información como de sus ‘efectos anunciadores’. Podemos incluir también el

hecho de mostrar el lado más débil de la vida de los héroes, los secretos y las mentiras, los cambios

de identidad, la presencia de lo inexplicable y la aparición de un objeto revelador o de una persona

inesperada como procedimientos suspensivos recurrentes en esta novela.

Las características españolas se reflejan en la nacionalidad española del autor, en los

personajes españoles y latinoamericanos así que en la geografía hispanoamericana.

Las características mayores de la Nueva Novela Histórica, otro gran género de esta obra al

lado de la NC, son la presencia de un personaje histórico como ‘protagonista’, la textualidad histórica

del discurso narrativo, la diversidad de las modalidades expresivas y la multiplicidad de puntos de

vista y verdad histórica. El fin feliz implica asimismo la relectura y el cuestionamiento del discurso

historiográfico. Paralelamente a la representación histórica de Colón percibimos una abolición de la

“distancia épica” de la novela histórica tradicional, conllevando a la degradación de las imágenes

estereotipadas de los mitos constitutivos. Vale igualmente la pena mencionar el énfasis en lo

corporal, a la luz de la fuerte presencia del amor, así como el principio de los tiempos simultáneos de

la nueva novela.

La imagen siguiente reproduce la posición de LTDC en el panorama genérico de la novela

criminal. La gran cantidad de características clásicas, aunque no todas y salpicadas de referencias

históricas colombinas, indica una mayor inclinación hacia la NPC, primer subgénero de la NCP.

Percibimos una menor presencia del campo negro, cuyos elementos se reducen mayoritariamente a

la contextualización y no a una crítica. Esta observación contradice parcialmente la importancia

contemporánea de la NN.

Novela criminal

NPC NN

Imagen 2: La posición genérica de LTDC dentro de la novela criminal

Al igual que en LTDC, en EPM se conserva gran parte de los tópicos de la NPC. Sin embargo,

no obedece totalmente al la estructura tripartita de la NC. El primer elemento estructural de la NC,

LTDC

78

la aparición del crimen, se ve afectado porque inicialmente la desaparición del conde solo sugiere

una involucración criminal. El investigador privado, Marc Mignon afronta solo este caso, conforme a

la ‘unicidad’ del investigador de la NPC. Su tarea consiste en abordar la búsqueda de la víctima (el

conde) y no del culpable, al contrario del whodunnit clásico en el que el investigador ocupa una

mayor importancia. No obstante, su carácter como héroe inefable solo se percibe marginalmente en

su valentía al afrontar a los perseguidores.

Como en LTDC, la investigación policíaca, segundo elemento estructural de la NC,

tiene una fuerte índole histórica. Durante ésta se excluye lo sobrenatural y no faltan procedimientos

racionales como realizar observaciones, lanzar hipótesis o pistas científicas, u organizar

interrogaciones. Otros indicios de la capacidad de raciocinio del investigador son la colaboración

policial entre varias capitales, el hecho de utilizar grabaciones, la repartición profesional del trabajo y

la insistencia en la discreción. Tales procedimientos eficaces en la búsqueda no dejan entrever el

carácter novato de Marc. Están asimismo conforme a los medios estrictamente realistas descritas por

Van Dine. No obstante, las pistas iniciales se alejan de las pesquisas concretas de la NPC y sirven de

‘iniciación histórica’ para el detective. Comparado con LTDC, se recurre en mayor medida a la

designación o seguimiento de los sospechosos.

Contra toda expectación del lector, el tercer elemento estructural, la solución, ya

se presenta en la mitad de la novela, implicando una segunda infracción contra la estructura. Esto no

implica que la labor policial de Marc no prosiga en la novela durante la búsqueda histórica, en la que

en principio interviene como protector. Durante esta búsqueda, a base de observaciones e

interpretaciones reales científicas, se recurre a los sospechosos, como Bruno y Renaud. Solo al final

de la novela, tras haber sido perseguido y maltratado contínuamente por gente desconocida, entra la

voluntad de capturar estos captores, elemento clave de la NPC e índice de la gran importancia de lo

histórico hasta aquel momento. Como en LTDC, la última fase del relato criminal, la solución del

crimen, se caracteriza por una confesión, tanto del conde como de Marcos, en contra de la

prohibición de este fenómeno en la NPC. No obstante, coincide con una resolución sorpresiva

porque se mantiene la inocencia del mayor sospechoso (Renaud/Bruno) y el culpable (Marcos)

resulta ser la persona menos creíble cuyo carácter profesional va en contra de las reglas clásicas. Ha

jugado un papel importante en la historia, según las normas de la NPC y asimismo, como en LTDC, el

fin feliz se inscribe en esta corriente.

Paralelamente a LTDC, pero en mayor medida, en EPM surgen elementos y temas negros

combinados con los criterios ‘clásicos’. En primer lugar, en este caso interviene un investigador

privado que muestra una involucración activa en el caso, conforme a la preferencia de la NN. La

79

presencia del amor se inscribe en el campo de los índices del lado humano e íntimo del detective,

conforme a la presencia de la intimidad de la NN. El detective se presenta, como en la NN y la NC

española, como un personaje vulnerable, miedoso, hasta ‘próxima víctima’, pese a su ‘máscara de

hombre duro’. A esto se añade la gran cantidad de crímenes paralelos a la investigación durante

toda la novela, como las persecuciones, el secuestro o la tortura en los que intervienen varios

criminales, conforme el recurso negro acerca del crimen colectivo. La relación con las bandas negras

secretas es obvia. EPM confirma asimismo la posibilidad de presentar inmigrantes que buscan un

lugar en el mundo como criminales. Debido a esta delincuencia, el detective debe responder a la

violencia con violencia en este mundo negro intrínsicamente injusto. Esto implica asimismo la

relatividad del Mal. Además, al recorrer las grandes urbes como Barcelona y Córdoba, en fuerte

contraste con otras escenas esenciales en el castillo en el campo en Reims, escenario poco usado en

la NC, se muestra la inclinación negra hacia la calle. Durante la investigación, de fuerte índole

histórica, se percibe la preferencia de la NN actual consistiendo en integrar un tiempo histórico.

Además, el desvelamiento por parte del conde podría interpretarse como fracaso de la empresa del

detective. No obstante, aunque la mayoría de los procedimientos se califican de racionales (cf.

supra), come en LTDC, las inspecciones históricas se consideran como poco racionales y superficiales.

En cuanto a los temas negros mencionamos en primer lugar la crítica del culto de la violencia,

de mayor importancia y más visible en esta segunda novela, debido al afán de poder o poseer. En

este realismo crítico de Javier Coma se disipa la frontera entre el Bien y el Mal. El segundo tema lo

constituye la soledad, provocada por el fenómeno del workaholic, causando el refugio en el alcohol y

el adulterio, vinculado a la prostitución negra. El último tema se centra en la crítica de la destrucción

del medioambiente debido al egoísmo y la corrupción.

Como en LTDC, en EPM el suspense proviene tanto del deseo de la resolución del caso, como

de la curiosidad de lo que está por venir, respectivamente elementos de la NPC y de la NN. En esta

novela se recurre a los procedimientos suspensivos siguientes: la aparición de lo inesperado, la

ocultación de información así que sus afectos anunciadores. Cabe añadir que es sobre todo durante

los episodios de persecución que sube el suspense, avivado por el hecho de mostrar el lado más débil

de los investigadores. Finalmente se incluyen igualmente los cambios de identidad y las mentiras.

Generalmente podemos concluir que EPM es una novela más ‘suspensiva’ que LTDC.

EPM se considera parcialmente como NC española porque fue escrita en español por un

autor hispano. Además, el requisito geográfico se cumple porque ocurren los episodios cruciales en

Barcelona y Córdoba. No obstante, los personajes son franceses y solo algunos tienen un origen

español pero conviene insistir en su relación fuerte con España.

80

En esta novela surgen varias características de la Nueva Novela Histórica, fuertemente

vinculadas al tema criminal. Se recurre a la simultaneidad de los tiempos, la textualidad histórica del

discurso narrativo, la ciclicidad de la historia, la relectura y cuestionamiento de documentos así como

a la degradación de los mitos constitutivos, el hecho de utilizar un personaje histórico célebre

(Silvestre II), la multiplicidad de los puntos de vista y, en menor medida, la abolición de la distancia

épica.

La imagen siguiente representa el lugar de EPM en el continuo de la novela criminal. Por una

parte resulta claro que, comparado con LTDC, se inclina en menor medida a la NPC por las

infracciones en cuanto a la estructura del relato criminal. Por otra parte, la violencia tiene un papel

más visible en esta novela en la quelo negro no solo sirve de trasfondo, sino que también contribuye

a la construcción de la trama. Esta observación confirma el éxito contemporáneo de la NN.

Novela criminal

NPC NN

Imagen 3: La posición genérica de EPM dentro de la novela criminal

Esta imagen sinóptica final nos permite entrever una transición en las obras criminales de

Montañez que va de una novela mayoritariamente clásica (LTDC), hacia otra (EPM) que,

paralelamente a las características clásicas, pone mayor énfasis en los elementos negros. Sería una

investigación interesantísima estudiar la posición genérica dentro de la NC de la tercera novela de

Montañez, El País de los Espíritus (2011), para verificar si el logro negro se prosigue.

Novela criminal

NPC NN

Imagen 4: Comparación de la posición genérica dentro de la novela criminal de LTDC y

EPM

EPM

LTDC EPM

81

4. Bibliografía

Aínsa, Fernando. “La reescritura de la historia en la nueva narrativa latinoamericana”. Cuadernos

americanos.1991: 13-31. Impreso.

- - - . Reescribir el pasado. Mérida: Celarg, 2003.Impreso.

Alsina, Jean y Michelle Debax.’‘Suspender’. Ensayo de descripción de un hacer informativo’.

Suspens/suspense. Paris: Ibéricas, 1993.21-26. Impreso.

Aragón, M. Aurora. AO XXXIX-XI “Técnicas narrativas y suspense en el relato breve policíaco”. 75-99.

Web.

«Bibliografía y datos de interés». Miguel Ruiz Montañez.Web.18 oct. 2013

<http://miguelruiz.net/autor.php>

«Biografía de Miguel Ruiz Montañez». Compartelibros. 2011. Web. 30 nov. 2013 <

http://www.compartelibros.com/autor/miguel-ruiz-montanez/1>

Blasco, Roge. “Miguel Ruiz Montañez. Haití el país de los espíritus.”. El blog de Roge.6 nov.

2011.Web.30 nov.2013 <http://www.blogseitb.com/rogeblasco/2011/11/06/miguel-ruiz-montanez-

haiti-el-pais-de-los-espiritus/>

Calatrava, José R. Valles. La novela criminal española. Granada: Universidad de Granada, 1991.

Impreso.

Cerqueiro, Diana. “Sobre la novela policíaca”. Ángulo Recto. Revista de estudios sobre la ciudad como

espacio plural.2010: 1-9. Impreso.

Colmeiro, José F. La novela policíaca española: teoría e historia crítica.Barcelona: Anthropos editorial

del hombre, 1994.Impreso.

- - - .“Códigos narrativos de la novela policíaca”. Semiótica literaria. Modernidad y

postmodernidad.115-125. Web.

82

“D.Miguel Ruiz Montañez, Director Gerente de la Empresa Malagueña de Transportes

EMT”.Ayuntamiento de Málaga .Web. 2 dic. 2013 <

http://www.malaga.eu/ayto/m_ayto/portal/menu/seccion_0003/secciones/subSeccion_0001d/subS

eccion_0040d/subSeccion_0021>

De Toro, Suso. “Policía, psiquiatra y cura: escritor de novela negra”. Realidad y ficción criminal:

dimensiones narrativas del género negro. Eds. Javier Sánchez Zapatero y Àlex Martín Escribà.

Valladolid: Editorial Difácil, 2010. 59-62. Impreso.

Dubois, Jaques. Le roman policier ou la modernité: du texte à l’oeuvre. Poitiers: Editions Nathan,

1992. Impreso.

Encinar, Ángeles. “Introducción: 1. Visión panorámica”. Historias de detectives. Barcelona: Editorial

Lumen, 1998. Impreso.

Epple, Juan Armando. “”The Buenos Aires Affair” y la estructura de la novela policíaca”. Cambridge

mass. 1974: 43-59.Web.

España, Gonzalo. “Imaginarios del crimen en el género negro”. Trece formas de entender la novela

negra: La voz de los creadores y la crítica literaria. Ed. Gustavo Forero Quintero. Bogotá: Planeta,

2012.95-103. Impreso.

Estébanez Calderón, Demetrio. Diccionario de términos literarios. Madrid: Alianza editorial, 1996.

Impreso.

Gamboa, Santiago. “Geografía de la sospecha. Apuntes sobre la novela negra de hoy”. Trece formas

de entender la novela negra: La voz de los creadores y la crítica literaria. Ed. Gustavo Forero

Quintero. Bogotá: Planeta, 2012.79-93. Impreso.

González, Concepción Maldonado. ‘Objetivismo’. Clave: diccionario de uso del español actual.

Madrid: EDICIONES SM, 1996.Impreso.

Hart, Patricia. The Spanisch Sleuth .The Detective in Spanish Fiction. London: Associated University

Presses, 1987.Impreso.

83

Madrid, Juan. “Sociedad urbana y novela policíaca”. La novela policíaca española. Ed. Juan Paredes

Núñez. Granada: Universidad de Granada, 1989. 13-21. Impreso.

- - - . Cuadernos del asfalto: la novela negra (introducción). Nerja: Cambió, 1990. Impreso.

MARTÍN-MAESTRO, Abraham y José Paulino. ‘Retórica y tipología del suspense literario: Bailando con

Parker de Gonzalo Súarez y Madrugada de Antonio Buero Vallejo.’ Suspens/Suspense. París: Ibéricas,

1993.119-138. Impreso.

Menton, Seymour. Latin America’s New Historical Novel. Austin: University of Texas Press, 1993.

Impreso.

Montalbán, Manuel Vázquez. “Sobre la inexistencia de la novela policiaca en España”. La novela

policíaca española. Ed. Juan Paredes Núñez. Granada: Universidad de Granada, 1989. 49-62. Impreso.

«Miguel Ruiz Montañez». Casadellibro.com.casadellibro. 2013. Web.12 nov. 2013 <

http://www.casadellibro.com/libros-ebooks/miguel-ruiz-montanez/117272>

Montañez, Ruiz Miguel. ‘MIGUEL RUIZ MONTAÑEZ, escritor’. El color de las palabras. Plantilla

Watermark. 12sept.2012. Web. 12 de oct. 2013. < http://colorpalabras.blogspot.be/2012/09/miguel-

ruiz-montanez-escritor.html>

Montañez, Miguel Ruiz. “”El Papa Mago” de Miguel Ruiz Montañez.” Jalonso. Foro abierto de novela

negra. Wordpress.com.7set.2008. Web. 25 nov. 2013. <

http://foroabiertodenovelanegra.wordpress.com/2008/09/07/el-papa-mago-de-miguel-ruiz-

montanez/>

Montañez, Miguel Ruiz. “Desentrañando la Historia”. Los buscavidas magacín 2.0. 2013.Web. 3 nov.

2013< http://blogpaper.losbuscavidas.com/2011/12/miguel-ruiz-montanez/>9

Montañez, Miguel Ruiz “El Papa mago es un misterio”.Web. 15 nov. 2013 <

http://www.masalladelaciencia.es/hemeroteca/miguel-ruiz-montanez-“el-papa-mago-es-un-

misterio”_id30367/misterioso-papa-mago_id1183721.html>

84

Montañez, Miguel Ruiz. La tumba de Colón. Barcelona: Zeta Bolsillo, 2006.Impreso.

Montañez, Miguel Ruiz. El Papa Mago. Madrid: Colección Booket, 2009. Impreso.

Núñez, Juan Paredes. “La novela policíaca en España”. La novela policíaca española. Ed. Juan Paredes

Núñez. Granada: Universidad de Granada, 1989. 9-12. Impreso.

Pequeño, Javier Rodríguez. “El criminal y la verosimilitud en la novela negra”. Realidad y ficción

criminal: dimensiones narrativas del género negro. Eds. Javier Sánchez Zapatero y Àlex Martín

Escribà. Valladolid: Editorial Difácil, 2010. 24-47. Impreso.

Prchal, Timothy R. “An Ideal Helpmate: The Detective Character as (Fictional) Object and Ideal

Imago”.Theory and practice of classic detective fiction.Ed.Delamater, Jerome H. y Ruth Prigozy.

London: Greenwood Press, 1997.29-37.Impreso.

Pujol, Carlos. “La novela policíaca”. El ciervo. No. 227. En.1973:12-14.Web.

Quintero, Gustavo Forero. “La novela de crímenes en América Latina: hacia una nueva

caracterización del género”. Lingüística y literatura. Antioquia, 2010.49-61.Impreso.

Recio, Javier García. “Miguel Ruiz Montañez. Un ejecutivo con pasión literaria”.

Laopiniónesdemalaga.es.2 de mayo 2010.Web.29 oct. 2013

<http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2010/05/02/miguel-ruiz-montanez-ejecutivo-pasion-

literaria/337368.html>

Reverte, Jorge Martínez. “La novela policiaca como novela”. La novela policíaca española. Ed. Juan

Paredes Núñez. Granada: Universidad de Granada, 1989. 33-42. Impreso.

Rubino, Gianfranco. Lire Didier Daeninckx. Paris: Armand Colin, 2009.Impreso.

Sadoul, Jaques. Anthologie de la littérature policière: de Conon Doyle à Jerome Charyn. Paris: Editions

Ramsey et Jean-Jaques Pauvert, 1980. Impreso.

Schweighaeuser, Jean Paul. Le roman noir français. Paris : Presses Universitaires de France, 1984.

Impreso.

85

Tasende, Ana María Platas. Diccionario de términos literarios. Madrid: Espasa, 2002.Impreso.

Tyras, Georges. ‘Suspense pour un agent doublé’. Suspens/suspense. Paris: Ibéricas, 1993.163-179.

Impreso.

- - - . « Le noir espagnol: postmodernité et écriture du consensus ». Mouvements. Mayo-ag.2001/3 :

74-81. Web.

Van Gorp, Hendrik et al. Lexicon van literaire termen. Mechelen: Wolters Plantyn, 2007.Impreso.

Venmans, Peter. De Spaanse roman na 1975. Leuven: Uitgeverij Peeters,1997. Impreso.

- - - .”Spannend Spaans: essay” . Deus ex Machina: Tijdschrift voor literatuur en kunst. Núm.85:

1998:24-26. Impreso.

Yang, Chung-Ying. Eduardo Mendoza y la búsqueda de una nueva novela policíaca española.

Madrid: Editorial pliegos ,2000. Impreso.

Zapatero, Juan Sánchez y Àlex Martín Escribà. “Nuevas voces en la novela negra española

contemporánea: el caso de Luis Gutiérrez Maluenda”. Trece formas de entender la novela negra: La

voz de los creadores y la crítica literaria. Ed. Gustavo Forero Quintero. Bogotá: Planeta, 2012.145-

151. Impreso.

86

Lista de imágenes

Imagen 1. Los elementos constitutivos del suspense…………………………………………………………………21

Imagen 2: La posición genérica de LTDC dentro de la novela criminal…………….………………………….77

Imagen 3: La posición genérica de EPM dentro de la novela criminal…………………………………………79

Imagen 4: Comparación de la posición genérica dentro de la novela criminal de LTDC y EPM…..80

Lista de abreviaturas

CP Cabeza parlante

EPM El Papa Mago

LTDC La tumba de Colón

NC Novela criminal

NNH Nueva Novela Histórica

NN Novela negra

NPC Novela policíaca clásica

PM Papa Mago