NotasParaUnaLecturaActualizadaDeIdeologiaYUtopia

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NOTAS PARA UNA LECTURA ACTUALIZADA DE IDEOLOGÍA Y UTOPIA Salvador Cardús i Ros Universidad Autónoma de Barcelona A propósito de la traducción al catalán de Ideología y utopía, de Karl Mannheim, en 1987, cuyos trabajos de edición estuvieron a mi cargo, tuve la ocasión de revisar algunos de los conceptos fundamentales de dicha obra 1 . Los problemas, como ocurre a menudo, no se limitaban a la elección del término más exacto, sino al impacto del contexto sociopolítico de interpretación de la obra, que había introducido en traducciones anteriores —y, en consecuencia, en toda una serie de interpretaciones posteriores— algunos sesgos, desde mi punto de vista, gravísimos. Cabe decir, además, que éstos no se habían produci- do en aspectos secundarios de la obra de Mannheim, sino que se encontraban en los aspectos centrales de ella. Como estudiante de sociología, además, ya había podido comprobar hasta qué punto se mantenía la vigencia de dichas interpretaciones sesgadas, y su centralidad a la hora de situar teórica e ideológi- camente a Mannheim. Quizá lo más interesante de Ideología y utopía, como acontece con todos los clásicos del pensamiento social, es, por una parte, que se trata de una obra ya en su origen polémica y discutida y, por otra parte, que su actual lectura puede resultar mucho más oportuna de lo que podía ser en la década de los setenta, por ejemplo, en plena hegemonía del marxismo en las aulas universitarias espa- ñolas, y en especial en las clases de sociología. 1 En realidad, el texto de este artículo es una adaptación del prólogo catalán redactado para aquella edición, publicada en Barcelona por Edicions 62, en su colección Clássics del pensament modern. Reis

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  • NOTAS PARA UNA LECTURAACTUALIZADA DE IDEOLOGA

    Y UTOPIA

    Salvador Cards i RosUniversidad Autnoma de Barcelona

    A propsito de la traduccin al cataln de Ideologa y utopa, de KarlMannheim, en 1987, cuyos trabajos de edicin estuvieron a mi cargo, tuve laocasin de revisar algunos de los conceptos fundamentales de dicha obra1. Losproblemas, como ocurre a menudo, no se limitaban a la eleccin del trminoms exacto, sino al impacto del contexto sociopoltico de interpretacin de laobra, que haba introducido en traducciones anteriores y, en consecuencia,en toda una serie de interpretaciones posteriores algunos sesgos, desde mipunto de vista, gravsimos. Cabe decir, adems, que stos no se haban produci-do en aspectos secundarios de la obra de Mannheim, sino que se encontrabanen los aspectos centrales de ella. Como estudiante de sociologa, adems, yahaba podido comprobar hasta qu punto se mantena la vigencia de dichasinterpretaciones sesgadas, y su centralidad a la hora de situar terica e ideolgi-camente a Mannheim.

    Quiz lo ms interesante de Ideologa y utopa, como acontece con todos losclsicos del pensamiento social, es, por una parte, que se trata de una obra ya ensu origen polmica y discutida y, por otra parte, que su actual lectura puederesultar mucho ms oportuna de lo que poda ser en la dcada de los setenta,por ejemplo, en plena hegemona del marxismo en las aulas universitarias espa-olas, y en especial en las clases de sociologa.

    1 En realidad, el texto de este artculo es una adaptacin del prlogo cataln redactado

    para aquella edicin, publicada en Barcelona por Edicions 62, en su coleccin Clssicsdel pensament modern.

    Reis

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    Lo cierto es, pues, que nos encontramos ante un clsico, que es lo mismoque decir que estamos ante una obra de gran actualidad. Su lectura, sincomplejos y sin errores interesados de apreciacin, puede representar inclusoun gran descubrimiento para una buena parte de los socilogos que tuvieronnoticia de Karl Mannheim cuando no estaban de moda las terceras vas.

    1. KARL MANNHEIM, LA SOCIOLOGA DEL CONOCIMIENTOY SUS CRTICOSSi, por una parte, es cierto lo que se ha dicho del libro de Mannheim, en el

    sentido de que pocas obras responden mejor al imperativo intelectual delperodo en que fue escrita2, y que an hoy es imposible una aproximacincrtica a la sociologa del conocimiento sin referirse a Ideologa y utopa", porotra, no es menos cierto que ese mismo exceso de expectativas que despertdesde buen principio la obra fue la primera causa de todas las incomprensionesy crticas de las que fue objeto.

    La sociologa del conocimiento, como disciplina, nace de un intento derespuesta a la incertidumbre que provocaba el relativismo al que conducanlos anlisis historicistas de la Alemania de los aos veinte.

    Max Scheler formul dicho concepto en su obra de 1925, Die Wissensformenum die Gesellschaft, aunque parece ser que el trmino ya era utilizado porW. Jrusalem desde 1907.

    Karl Mannheim, marcado personalmente por su condicin de exilado enAlemania que an se acentuara ms con su segundo exilio britnico y conuna formacin que lo haba llevado a estudiar el problema de la ideologabajo la influencia de Gyrgy Lukcs y, en general, de aquello que se conocecomo el marxismo hngaro, estaba en una posicin inmejorable para sen-tirse profundamente seducido por esa preocupacin que recoga la sociologadel conocimiento.

    As, K. Mannheim pensaba que la sociedad estaba rota interiormente por lataita de un sistema de significacin unnimemente compartido, es decir, queestaba dividida por la coexistencia de diversas Weltanschauungen, y considera-ba que el consenso slo se poda restablecer a travs de elementos formalizadosde los objetos4. O sea, y dicho en terminologa weberiana, a travs de un procesode racionalizacin. Su preocupacin central fue, pues, la del anlisis de lasideologas, ya que en una sociedad de esas caractersticas la unanimidad slopoda rehacerse a base de definiciones que reinterpretasen funcionalmente aquelloque anteriormente haba sido sustancial.

    De esta manera, en la reformulacin que propuso del concepto de ideologa,que en su forma total incluye no slo el pensamiento del adversario, sino

    2 Joseph GABLLL, Ideolgica, Pars, Ed. Anthropos, 1974, pp. 256-257.

    * David KETTLER, Volker ML-JA y Nico STUER, Karl Mannheim, Chichester, Londres yNueva York, Ellis Horwood y Tavistock Publications, 1984, p. 12.

    4 Karl MANNHEIM, Ideologa i utopa, Barcelona, Edicions 62, p. 59.

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    tambin el propio pensamiento, la simple teora de la ideologa se transformaen sociologa del conocimiento5.

    Bsicamente, la problemtica de la sociologa del conocimiento se enten-der, pues, como el estudio terico e histrico del pensamiento, determinadopor la realidad social. Pero si Mannheim quera contribuir con esa sociologa asalir de la incertidumbre provocada por el relativismo, su teora de la ideologano haca otra cosa que acentuarla. Es por eso mismo que Raymond Aron loacusa de caer en un relativismo histrico integral del cual la sociologa deconocimiento no sera otra cosa que una traduccin que se hace pasar porcientfica6.

    De todas maneras, Karl Mannheim, que era perfectamente consciente deeste dilema, propona dos posibles salidas. Por una parte, se poda abandonarel relativismo gracias a una concepcin perspectivista o relacionista de la cues-tin: consideraba posible una visin globalizante que tuviera en cuenta laposicin relativa de cada observador, y que superase las respectivas perspecti-vas unidimensionales a partir de la multifocalizacin del anlisis. Por otraparte, conceba la posibilidad de una intelectualidad independiente, especial-mente capaz de producir tales anlisis globalizantes. Ambas propuestas, o loque se ha querido entender de ellas, han sido los puntos ms discutidos y losque han dado lugar a las crticas ms radicales a Mannheim. Ms adelantevolveremos a ello.

    Quiero insistir en el hecho de que el objeto central de la atencin de Mannheimno fuera tanto el conocimiento en general como la Weltanschauung en particu-lar. Para el autor, el punto central de la configuracin cultural y espiritualdel mundo moderno son las ideologas sociopolticas, y en stas centr suanlisis. Y si se tuviera en cuenta este matiz fundamental acerca de la preocupa-cin terica de Mannheim, las objeciones a sus propuestas quiz perderanfuerza.

    Es en este sentido que se comprende el hecho que Joseph Gabel se hayainteresado por la obra de Mannheim, pero afirmando que en realidad noestbamos ante un trabajo de sociologa del conocimiento, sino de un brillanteensayo de crtica ideolgica y, si se quiere, de sociologa poltica.

    Para Joseph Gabel y, probablemente, para Raymond Aron e incluso paraLucien Goldmann tres de los crticos ms radicales de la obra de Mannheim,la sociologa del conocimiento debera dar respuesta a interrogantes ms ambi-ciosos de los que Mannheim se planteaba: es decir, que debera responder alproblema de la determinacin social de la ciencia y, si se quiere, al de laobjetividad del conocimiento cientfico. As, Gabel afirma: La verdaderaaventura de la sociologa del conocimiento empieza, en realidad, en el puntoen que fue abandonada por Mannheim7, y Aron insiste: La pretendidasociologa del conocimiento [de Mannheim] no ha aportado ninguna nueva

    ' lhid., p. 100.(1 Raymond ARON, La sociologa Allomando contemporaino, Pars, Presses Universitaires

    de France, 1935; edicin citada: 3.a, de 1966, p. 66.7 Joseph CABUL, op. cit., p. 283.

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    teora acerca de las relaciones del sujeto con el objeto, ni una dilucidacinoriginal de las condiciones de la verdad, ni tan slo un anlisis de la cienciareal'\

    No es ste el lugar para discutir si es razonable o no exigir de la sociologadel conocimiento que deba proporcionar una teora del conocimiento, o crite-rios de demarcacin cientfica, pero si se considerase que la sociologa delconocimiento debe limitarse al anlisis de la construccin social de la realidad ensu dimensin subjetiva, sin entrar en otras consideraciones que difcilmentepodran atenderse sin la ayuda de la filosofa sobre qu es la realidad, o cmoconocerla, en ese caso, las supuestas insuficiencias de Ideologa y utopa, deKarl Mannheim, podran verse desde una nueva perspectiva menos exigente.

    Desde mi punto de vista, el pensamiento de Karl Mannheim en Ideologa yutopa resulta, en consecuencia y paradjicamente, ms radical y atrevido de loque quisieran sus crticos. Podra decirse que si bien stos saben compartircon el autor la nusea ante el relativismo al que conduce la sociologa delconocimiento, en cambio, no parecen tan dispuestos a admitir, como haceMannheim, que esa perspectiva no puede llevar, en ltima instancia, ms all dela sistematizacin de la duda que se expresara en la sociedad como una especiede incertidumbre mortecina y de inseguridad, aunque, a su vez, este escepti-cismo y relativismo [son los que] fuerzan a la autocrtica y al autocontrol, yconducen hacia una nueva concepcin de la objetividad9.

    2. SOBRE EL CONCEPTO DE INTELECTUALIDADINDEPENDIENTE

    Si la diversidad de traducciones del concepto de sozial freischwebendeIntelligenz, que Karl Mannheim tom de Alfred Weber, tuvieran que darcuenta de las muchas traiciones al sentido que el autor le atribuy, podramosconstatar que pocas veces un concepto sociolgico habr sido tan mal com-prendido. Y aado inmediatamente que mi particular visin del trmino, mipropuesta de traduccin como intelectualidad independiente, aunque no ahorreen una u otra medida una nueva traicin, en cambio, puedo alegar en mi defensaque ha sido propuesta desde la simpata hacia el autor y no, como ha sucedidoa menudo, desde la clara animadversin.

    El trmino alemn, que en una traduccin literal nos acercara a la idea deintelectualidad flotante, se tradujo en ingls como socially unattachedintellectuals. La caracterstica de desligado, e incluso libre, se convertiraposteriormente, en las referencias y traducciones al francs, en intellectualitsans attachesn\ de manera que se acentuaba especialmente el carcter de des-

    s Raymond ARON, op. cit., p. 75.

    } Karl MANNIIIIM, op. cit., pp. 77-79.

    1(1 Lucien GOLDMANN, Sciences humaines et philosophie, Pars, Presses Universitaires

    de France, 1952; edicin citada: Editions Gonthier, 1966, p. 52.

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    arraigo como lo demuestra el uso de intelligence dracineu, en traduccinde R. Aron; o bien el an ms radical uso de intelligentsia marginal12, segn lainterpretacin de J. Gabel; o, para colmo de lo que es una traduccin librepero interesada, como cauche sacale bohme]\ con G. Gurvitch.

    Quiz an ms desafortunadas han sido las traducciones al espaol, que hanconvertido las referencias a la freischwebende Intelligenz en intelectualesdesapegados o intelectuales flotantes^, en intelligentsia sin ataduras sociales^,intelligentsia socialmente desligadau\ intelligentsia no adscrita socialmente17 yaun intelectualidad no comprometida socialmente^, traduccin casi intolerablesi se tiene en cuenta la profunda preocupacin de Mannheim por su sociedady el futuro de sta, y por la alta misin de compromiso social encomendadapor Mannheim a los intelectuales.

    En la nica traduccin al cataln de una obra de Mannheim, Llibertat,poder i planificado democrtica, de 1965, en la introduccin, de E. K. Bramstedy H. Gerth, se utilizan los trminos intel.lectualitat socialment desengatjada]L),que nos acerca nuevamente hacia la idea de falta de compromiso social,concepcin que no tiene nada que ver con el relativo desclasamiento de losintelectuales, que era en lo que Mannheim se basaba para suponer una posibleaunque, insistamos, relativa independencia del intelectual en relacin asus intereses de clase.

    Se puede constatar, pues, la tendencia que ha existido, en general, a dirigirlas interpretaciones de la freischwebende Intelligenz hacia una nocin que da aentender que Karl Mannheim conceba a la lite intelectual de tal manera que,para los traductores afines a sus tesis, sta podra llegar a grados considerablesde objetividad y de neutralidad ideolgica, o bien, en el caso de traductoresalineados en la crtica de sus tesis, acentuaban la dimensin de falta de compro-miso social de ese tipo de intelectual.

    Este tipo de lecturas distorsionadas son las que inducen a afirmar tambin aRobert K. Merton que Mannheim encontraba una garanta estructural de lavalidez del pensamiento social en la "posicin al margen" de las clases de losintelectuales socialmente no comprometidos2^', y a Lucien Goldmann ironizar,

    11 Raymond ARON, op. cit., p. 73.

    12 Joseph GABEL, op. cit., p. 294.

    n Le problme de la sociologie de la connaissance, Revue Philosophique, octubre-

    diciembre 1958, p. 448.14

    Irving ZLITLIN, Ideologa y teora sociolgica, Buenos Aires, Amorrortu, 1970,p. 355.

    15 Peter L. BERGER y Thomas LUCKMANN, La construccin social de la realidad, Buenos

    Aires, Amorrortu, 2.a ed., 1972, p. 14.16

    Karl MANNHEIM, op. cit., traduccin espaola, Madrid, Aguilar, 1973, pp. 157 y ss.17

    Karl MANNHEIM, Libertad, poder y planificacin democrtica, Mxico, Fondo deCultura Econmica, 1953, p. 10.

    18 Gunter W. REMMLING, La sociologa de Karl Mannheim, Mxico, Fondo de Cultura

    Econmica, 1982, p. 15.19

    Karl MANNHEIM, Llibertat, poder i planificado democrtica, Barcelona, Edicions 62,1965, p. 15.

    20 Robert K. MERTON, Karl Mannheim and the Sociology of Knowledge, en Social

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    por otra parte, sobre la supuesta neutralidad del intelectual que se derivara desu falta de compromisos sociales: Concretamente esta posicin haca de laverdad el privilegio de un cierto nmero de licenciados y de especialistas ensociologa. No hay nada de extrao en el hecho que su obra haya sido acogidafavorablemente, y que se haya visto en l al "creador" de la sociologa delconocimiento...21.

    No hace falta decir que un lector atento y sin prejuicios de la obra de KarlMannheim Ideologa y utopa puede fcilmente descubrir que, en la mayora delos casos, se trata de un abuso de interpretacin, que en ltima instancia dacuenta de unas traducciones exageradamente marcadas por prejuicios ideol-gicos.

    Pero, por si fuera poco, la descalificacin de una supuesta teoramannheimiana de una intelectualidad no comprometida, o fundamentada ensu desarraigo, la hizo el propio Mannheim, precisamente en la medida queatribua a los intelectuales, aunque slo como una posibilidad que podanseguir o no, una misin fundamental: [De esta manera] podran tener elpapel de centinelas en una noche que, sin ellos, sera oscura como la boca deun lobo...22.

    La otra suposicin, la que afirma que los intelectuales formaran una clasesocial al margen de cualquier inters social y que, gracias a esta situacin deprivilegio, conseguiran una sntesis neutral, slo puede ser resultado deuna lectura sumamente malintencionada. Repetidamente, Mannheim pone enguardia especialmente en el apartado cuarto del tercer captulo, titulado Elproblema sociolgico de la intelectualidad ante este posible error de inter-pretacin, y lo hace de una manera explcita. El autor se refiere al hablar de laintelectualidad, en primer lugar, a un grupo social relativamente desclasadoel subrayado es de Mannheim, desclasamiento que sera el resultado, bsi-camente, de un cierto tipo de educacin que reclutara a sus efectivos deestratos sociales diversos, no homogneos. Ahora bien, esa intelectualidad noes que est suspendida en un vaco en el que no puedan penetrar los interesessociales; al contrario, absorbe todos los intereses de los que est impregnada lavida social25.

    Y es precisamente, segn Mannheim, a partir de este conocimiento de lapropia perspectiva y de la de otros grupos que el intelectual est en condicio-nes de poder llegar a una sntesis dinmica, a pesar de que esta sntesis estarvinculada a su propia posicin dentro del orden social.

    Es por esa razn que reducir la intelectualidad independiente de Mannheimal profesorado alemn, y la teora que es sostenida por sus tesis a una especiede autoapologa, como se ha hecho, es ms que una exageracin: es unatentado intelectual.

    Theory and Social Structure, Glencoe, The Free Press, 1957, pp. 504 y ss. (las cursivas sonmas).

    21 Lucien GOLDMANN, op. cit., p. 52 (las cursivas son mas).

    22 Karl MANNIIUIM, op. cit., p. 164.

    25 Ibid., p. 158.

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    Para comprender la propuesta de Mannheim no digo para justificarla,que no es de lo que se trata ahora slo hara falta tener presente la situacinpersonal del autor y, en general, la de la intelectualidad de izquierdas hngara:es decir, la de su condicin de exilado, con origen en un pas cuyas fronterasestaban permanentemente en discusin pero que, precisamente por ello, habandado lugar a una intelectualidad abierta a todo tipo de influencias exteriores, ycon una considerable capacidad de elaboracin terica propia24.

    En este sentido, a intelectualidad independiente, pensada a imagen y seme-janza de su propia experiencia biogrfica, es, por encima de todo, la defensade la posibilidad de una conciencia dialctica, conseguida gracias a una sntesisde perspectivas parciales25. Es decir, que aquello que convendra acentuar enla comprensin del concepto es la posibilidad de independencia interior delintelectual para ser capaz de ponerse en la piel de los dems. O, si se quiere,para utilizar los trminos de P. L. Berger, esta teora pondra de manifiestoque el cientfico social, por el mismo hecho de serlo, disfruta o sufre! deun status particular de doble nacionalidad: la de hecho y la de derecho26.

    Y, por si quedaba an alguna duda sobre la posicin de Karl Mannheim,leamos estas lneas: [La intelectualidad] no es una clase y [...] por tanto, noest en condiciones de construir su propio partido. Si alguien cree que unpartido de los intelectuales es necesario, ha equivocado el diagnstico sobrelos intelectuales. [...] An ms: la formacin de un partido de los intelectualesllevara inevitablemente hacia el fascismo27.

    3. LA ACTUALIDAD DE UN CLASICO

    Si al inicio de estas pginas sostena que el carcter de clsico deberaconcederse en funcin de la actualidad y vigencia de un pensamiento quellegue ms all del perodo preciso en el que naci, puede decirse que larelectura actual de Ideologa y utopa resulta sumamente oportuna, en estarecta final del siglo xx, para reafirmarlo como tal clsico.

    Con la edicin inglesa de Ideologa y utopa, Karl Mannheim acababa unaetapa de su vida dedicada bsicamente a la sociologa del conocimiento.Y, condicionado por su nuevo exilio en Inglaterra, en 1933, y por la tensinpoltica internacional, que iba en aumento, iniciaba un nuevo perodo en elque ahora pensar significara, cada vez ms, una unidad de diagnstico y deterapia: El observador crtico distante ha llegado a ser un estratega poltico y

    24 Joseph GABEL, op. cit., p. 227.

    25 Ibid., p. 281.

    26 Peter L. BERGER y Hansfried KELLNER, Sociology Reinterpreted. A Essay on Method

    and Vocation, Pelican Books, 1982, pp/68-69.27

    Vase el informe sobre la conferencia de Mannheim en Amsterdam sobre Diesoziale und politische Bedeutung der Intelligenz: H. v. W., De Sociologie der In-tellektuellen, Propria Cures (Amsterdam), 44, 7 (29 octubre 1932). Citado en D. KETTLERct al., op. cit., p. 69.

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    social que quiere comprender los hechos para que los dems puedan modificar-los28.

    A menudo parece que la incomprensin de Ideologa y utopa tenga suorigen precisamente en una lectura hecha desde los postulados del Mannheimde la etapa posterior aplicados a la anterior. Y, en cambio, se olvida la existen-cia de una clara ruptura de perspectivas entre las diversas etapas, sin tenerlaspresentes en el anlisis de su obra anterior.

    Ideologa y utopa est escrita, por encima de todo, desde la conciencia deuna crisis, resultado del proceso de racionalizacin del mundo moderno. Unaperspectiva, por otra parte, que encaja perfectamente con la preocupacinfundamental de Max Weber. E incluso, insistiendo en el mismo estilo a la horade querer poner de manifiesto las ironas de la historia y de las consecuencias noesperadas de la accin social, el autor nos avisa: Nos podramos encontrar antela paradoja mayor que pudiramos imaginar: que el hombre, que ha llegado alpunto ms alto de dominio racional de su existencia, vindose falto de ideales,se convierte en una especie de criatura de impulsos. Y as, despus de un largoy tortuoso proceso, aunque heroico, justo cuando consigue el grado mayor deconciencia, cuando la historia deja de ser destino ciego y es cada vez ms unacreacin propia del hombre, con el abandono de las utopas, ste pierde suvoluntad de modelar la historia y, a su vez, la capacidad para entenderla29.

    Quiz sea la vigencia rotunda de esta paradoja lo que haga tan actual la obrade Mannheim.

    Con esto no quiero decir que las obras posteriores de Karl Mannheim nopuedan interesar. Slo como ejemplo, podramos apuntar lo contrario mos-trando un caso bien significativo de pronstico equivocado en el juicio deestas obras. As, es sumamente aleccionador leer el prlogo que escribi JordiSol Tura para la edicin catalana de Llibertat, poder i planificado democrtica,titulado Karl Mannheim o el drama de la Tercera Va, en el que calificaba lapretensin mannheimiana de una tercera va, entre el laissez-faire y la planifi-cacin totalitaria, de expresin de la impotencia histrica de una intelectualidadperdida en el paso accidentado de un capitalismo ms o menos liberal alcapitalismo monopolista de Estado. Para Sol Tura, esta opcin era tambinla ilusin de una parte de la izquierda que navegaba entre dos aguas y seilusionaba con una Tercera Va socialista que acababa como todo el resto delas terceras vas: en la impotencia. Segn Sol Tura, la obra de Mannheimtena que ser, en aquellos aos sesenta, una advertencia contra tentacionesutpicas como la de la Tercera Va, al tener presente el hecho que el fracaso dela propuesta mannheimiana demostraba que entre una sociedad y la otra nohay estadios intermedios, que del neocapitalismo o no se puede salir, o se salehacia el socialismo30. (Quiz haga falta advertir a los lectores jvenes que elahora ex ministro de Cultura socialista espaol, en aquellos momentos, no se

    2S Karl MANNIIIIM, Llibcrtad, poder i planificado democrtica, op. cit., p. 18.

    29 Karl MANNIIIZIM, Ideologa i utopa, op. cit., pp. 242-243.

    ' Karl MANNIIL'.IM, Llibcrtad, poder i planificado democrtica, op. cit., pp. 5-11.

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    refera precisamente al socialismo que luego practicara como ministro, proba-blemente ms cercano a la propuesta mannheimiana.)

    Es cierto que no siempre es fcil saber cul es la verdadera leccin que unopuede aprender de los clsicos, y que cualquier propuesta de lectura puederesultar empobrecedora y, con el tiempo, incluso puede verse traicionada. Espor ello que prefiero acabar con unas palabras del mismo Karl Mannheim, quenos pueden acercar mejor a su propia clave de lectura:

    Lo que parece insoportable a la vida misma, o sea, el hecho de tenerque continuar viviendo con el inconsciente al descubierto, histrica-mente es la condicin previa para una conciencia de s mismo, crtica ycientfica.

    De aqu, resulta la paradoja de estas vivencias: que la posibilidad deuna liberacin relativa de la determinacin social aumenta proporcio-nalmente con el reconocimiento profundo de esa misma determina-

    Karl MANNIILIM, Ideologa i utopa, op. cit., p. 77.

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