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NOTAS Y COMENTARIOS La cultura del éxito (la paradoja del «éxito» cristiano) MIGUEL MÁRQUEZ Salamanca Hace no muchas semanas, pronuncié esta conferencia en el Ate- neo de Salamanca ante un grupo amplio y variado de personas. Al terminar mi intervención, me sorprendió la extrañeza de un oyente que me reprochaba no haber exorcizado y denunciado la inconse- cuencia del título (el mismo de este artículo); para él cultura y éxito son dos realidades y conceptos incompatibles, maligno producto americano nacido de la competitividad salvaje y de una sociedad basada en la victoria, en los resultados positivos. No hicieron eco en el buen contertuliano mis explicaciones aceptando y concibiendo el éxito como un concepto redimible e, incluso, positivo. Intento en esta nota abrir algunas vías acerca de un tema vigen- te, omnipresente, se quiera o no, en nuestra cultura. Siendo cierto que el éxito se ha convertido en una enfermedad, en obsesión pri- mera y única para muchos, sostengo la pregunta ante el lector: ¿No hay una manera de entender éxitos y fracasos como camino de cre- cimiento, que enlaza con la propuesta de los místicos y con lo mejor de aquellos a quienes podemos llamar sabios? El diccionario nos abre la posibilidad de una lectura dinámica, constitutiva del ser humano, del contenido de la palabra éxito como salida: (Del Lat. exitus, salida). m. Resultado feliz de un negocio, ac- tuación, etc. // 2. Buena aceptación que tiene alguien o algo. // 3. p. us. Fin o terminación de un negocio o asunto 1 . 1 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Espasa Calpe, Madrid 1992. REVISTA DE ESPIRITUALIDAD 63 (2004), 591-612

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NOTAS Y COMENTARIOS

La cultura del éxito(la paradoja del «éxito» cristiano)

MIGUEL MÁRQUEZ

Salamanca

Hace no muchas semanas, pronuncié esta conferencia en el Ate-neo de Salamanca ante un grupo amplio y variado de personas. Alterminar mi intervención, me sorprendió la extrañeza de un oyenteque me reprochaba no haber exorcizado y denunciado la inconse-cuencia del título (el mismo de este artículo); para él cultura y éxitoson dos realidades y conceptos incompatibles, maligno productoamericano nacido de la competitividad salvaje y de una sociedadbasada en la victoria, en los resultados positivos. No hicieron eco enel buen contertuliano mis explicaciones aceptando y concibiendo eléxito como un concepto redimible e, incluso, positivo.

Intento en esta nota abrir algunas vías acerca de un tema vigen-te, omnipresente, se quiera o no, en nuestra cultura. Siendo ciertoque el éxito se ha convertido en una enfermedad, en obsesión pri-mera y única para muchos, sostengo la pregunta ante el lector: ¿Nohay una manera de entender éxitos y fracasos como camino de cre-cimiento, que enlaza con la propuesta de los místicos y con lo mejorde aquellos a quienes podemos llamar sabios?

El diccionario nos abre la posibilidad de una lectura dinámica,constitutiva del ser humano, del contenido de la palabra éxito comosalida:

(Del Lat. exitus, salida). m. Resultado feliz de un negocio, ac-tuación, etc. // 2. Buena aceptación que tiene alguien o algo. // 3.p. us. Fin o terminación de un negocio o asunto 1.

1 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Espasa Calpe,Madrid 1992.

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Todos buscamos el éxito, la salida adecuada. Nuestro nacimien-to fue un éxito, la salida de un encierro, el descubrimiento de otroámbito.

Buscar el éxito, desde este punto de vista, es bueno, inclusoconstitutivo de nuestro existir como seres en busca de sentido.

Los cuentos definen muy bien nuestro anhelo íntimo de encon-trar la salida de este estrecho ámbito en el que nos encontramos yque somos; ofrecen puertas, llaves, escaleras que descuelgan, etc.Todas esas claves hablan de la aventura del vivir como un riesgo enla búsqueda de la salida adecuada.

El hombre está siempre por hacer, siempre encontrándose. Estaes su tarea permanente, en la cual se propone metas, éxitos concre-tos, palpables, definidos, y le advienen «salidas», éxitos inespera-dos, regalados sin su esfuerzo.

En este segundo sentido, la Biblia nos describe algunas de lasprincipales historias como encuentros y descubrimientos inespera-dos, sorprendentes. Una realidad que describiría estos hallazgos yestos comienzos sería, por ejemplo, el pozo, como lugar, ámbitodonde la vida resurge. A partir de él, y en torno a él, renace unsentido nuevo.

Nosotros seguimos soñando con aquellas historias que poblaronnuestra mente de niños: la casita de chocolate, la abuelita esperán-donos, la cueva de Alí Babá, la lámpara maravillosa…

Sin embargo, la realidad nos aterriza: ¿Qué queda de todo aque-llo? ¿De la belleza ideal, el tesoro, la fama, el Amor, el Príncipe ola Princesa…? Toda la vida es una lucha por el éxito de nuestrossueños, conscientes de que no siempre lo buscamos donde nos aguar-da, y no siempre buscamos el que a nosotros corresponde.

Siendo, por tanto, una empresa digna de nuestro esfuerzo, co-menzamos reconociendo que el éxito, tal como se exhibe hoy es un«producto-máscara», que encierra trampas, falsedades, espejismosinducidos. De ahí que, al hablar de éxito, tengamos que distinguirinvisibles hilos que lo manejan, y que nos hacen cuestionar la liber-tad de nuestra búsqueda.

No obstante lo dicho, me decanto a favor de una visión positivay, a la vez, no libre de sospecha. Cada vez se hace más necesariodiscernir las ofertas de vida feliz, de éxito fácil, las garantías y los

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seguros a todo riesgo que no enseñan la letra pequeña. Y la letrapequeña dice siempre que hay que mirar la tapa: todo tiene fecha decaducidad, y en ese «todo» va incluido todo éxito, toda fama, todotriunfo. Ya lo decían sabiamente los antiguos romanos a los vence-dores: «recuerda que eres mortal».

1. CLAVES DEL ÉXITO FÁCIL

Algunos autores casi nos convencen de su propuesta infalible. Yen una cierta medida nos seducen y nos recuerdan elementos clavesde nuestra mejor tradición ascético-mística.

Algunos grandes best-seller han nacido en el ámbito de la em-presa, relacionados con la preocupación por la productividad.

Og Mandino, El vendedor más grande del mundo 2.Napoleón Hill, Cómo superar el fracaso y obtener éxito 3.Deepak Chopra, Las 7 leyes espirituales del éxito 4.Napoleón Hill – W. Clement Stone, La actitud mental positiva.

Un camino hacia el éxito 5.

De alguno de estos libros que cito se han vendido millones deejemplares 6. Nos bastan éstos, como pequeña muestra de un tipo deliteratura. Pero, antes de seguir diciendo algunas características desu propuesta, quiero contaros una historia:

Se trata de la historia de Hafid, un camellero de hace dos milaños, y su deseo ardiente de mejorar su humilde condición. Su se-ñor, Pathros, gran mercader de caravanas, lo envía a Belén, a venderun solo manto. Fracasa en su empresa y, en un momento de com-pasión, regala su manto a un recién nacido en una cueva cerca de laposada. Hafid regresa a la caravana avergonzado, pero acompañadode una estrella brillante que resplandece sobre su cabeza. Pathros

2 Grijalbo, Barcelona 1995 (1.ª ed. 24.ª reimp.).3 Edición digital, Eleven. Biblioteca del Nuevo Tiempo, Rosario 1999.4 Edaf, Madrid 1998.5 Grijalbo-Mondadori, Barcelona 1995.6 El libro de Napoleón Hill, Piense y hágase rico, ha vendido más de diez

millones de ejemplares.

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interpreta esto como una señal de los dioses y regala a Hafid diezpergaminos antiguos que contienen la sabiduría necesaria para querealice todas sus ambiciones.

¿Cuál es el contenido de esos diez pergaminos? ¿Cuáles son susrecetas luminosas?

1. Hoy comienzo una nueva vida2. Saludaré este día con amor en mi corazón3. Persistiré hasta alcanzar el éxito4. Soy el milagro más grande de la naturaleza. Soy único5. Viviré este día como si fuese el último día de mi vida6. Hoy seré dueño de mis emociones:

Si me siento, deprimido cantaréSi me siento, triste reiréSi me siento enfermo, redoblaré mi trabajoSi siento miedo, me lanzaré adelanteSi me siento inferior, vestiré ropas nuevas (…)Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordarémis fracasos.

7. Me reiré del mundo. Mientras pueda reírme no seré nuncajamás pobre.

8. Hoy multiplicaré mi valor en un ciento por ciento9. Procederé ahora mismo. Si no procedo, si no actúo, pere-

ceré10. De aquí en adelante, oraré. Nunca oraré pidiendo las cosas

materiales. Oraré para que se me señale el camino.

Hafid, ya anciano, recibe una visita inesperada. Ahí llega elmomento de entregar los pergaminos a otro hombre digno de ellos,otro «vendedor», que llegará también a tener éxito en su empresa.

Esta es la historia de El vendedor más grande del mundo. Unbest-seller, del que suscribiríamos muchas de sus propuestas.

Otro autor, Napoleón Hill, nos recuerda los atributos del lideraz-go exitoso:

1. Coraje inquebrantable. 2. Control de sí mismo. 3. Agudosentido de la justicia. 4. Firmeza de decisión. 5. Firmeza de planes.

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6. El hábito de hacer más de lo que le pagan. 7. Una personalidadagradable. 8. Compasión y entendimiento. 9. Maestro del detalle.10. Disposición de adquirir completa responsabilidad. 11. Coopera-ción.

Más adelante plantea las 10 causas mayores de la falta de lide-razgo, del fracaso en esta empresa.

En alguno de estos libros se afirma que «los poderes de la menteson infinitos». «Aquello que la mente puede concebir y creer, lamente puede alcanzarlo».

«Inicie ahora su camino hacia el éxito en los negocios y en suvida familiar y social. Lea lo que otros han conseguido y recuerdeque ¡también usted puede hacerlo!» 7.

«¿Desea usted cambiar realmente su vida? En este caso, teneren sus manos «La actitud mental positiva: un camino hacia el éxi-to», puede ser lo más extraordinario que jamás le haya ocurrido.Léalo. Estúdielo. Vuelva a leerlo. Y después entre en acción. Si sedecide a ponerlo en práctica, empezarán a ocurrirle cosas maravi-llosas. Se lo digo yo» 8.

¿Qué decir de esta literatura? No voy a hacer una lectura críticaamplia, que sería tarea interesante; tan sólo decir que no son despre-ciables muchas de las líneas maestras y de los argumentos queemplean estos autores, en algunos comentarios, próximos a ideasfácilmente identificables con nuestra literatura cristiana clásica. Sien-do muy valiosos argumentos que rescatan las posibilidades del es-píritu humano, la creatividad y el poder escondidos en nuestra vidaindividual, no obstante, siempre nos queda la sensación de un ciertoresabio panfletario, de un mesianismo inmediato autojustificador. Setrata de un éxito que comienza y acaba en sí mismo, y plantea lapregunta de si en verdad somos dueños tan infaliblemente determi-nantes de nuestro destino, cumpliendo las claves que en estas pági-nas se nos ofrecen.

De lo que no cabe duda es de la capacidad de captación quesobre los lectores preocupados por la amenaza de una vida sin éxito,

7 Nota de contraportada del libro de N. HILL-W. CLEMENT STONE, La actitudmental positiva, o.c.

8 Og Mandino, que hace la introducción al libro citado, nos sorprende conesta arenga publicitaria descarada.

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en el precipicio del fracaso, ejercen estos autores. Y no puedo negarque en mí, al leer sus páginas, han tenido un efecto estimulante yespoleador.

2. MITOS Y SUCEDÁNEOS (ceniza y perlas)

Enumero a continuación algunos de los «mitos» más comunesque circulan hoy, ante nuestra mirada no siempre crítica:

2.1. Mitos…

2.1.1. El mito de la belleza

La teoría de Naomi Wolf 9 acerca de los modelos impuestos debelleza causó malestar y levantó recelos en sectores acomodados yestamentos influyentes de la sociedad americana. Su obra, El mitode la belleza, nos abre los ojos acerca de muchas realidades escon-didas, no inocentes en la idea que se nos ofrece de belleza 10.

Modelos de belleza que no propician habitar el propio cuerpo yla propia vida con aceptación y autoestima. Observamos permanen-temente cómo las imágenes que acompañan los productos anuncia-dos tienen que ver con una belleza de formas canonizadas (60 90 60,¡sic!) ¿Qué talla usas? Es la pregunta fatídica, si nos referimos tansólo al tema de la figura corporal, por no hablar de otros aspectosde la personalidad.

Shrek, es un personaje bien conocido de la gran pantalla, quenos ha sorprendido riéndose y desmitificando los viejos cánones de

9 N. WOLF, El mito de la belleza, Emece, Barcelona, 1991.10 «Esta es una lucha ardua para las mujeres, como ha sido planteado en

el más valiente y lúcido feminismo de estos días por Naomi Wolf, invitando alas mujeres a habitar su propio cuerpo sin autodesprecio y eterna desaproba-ción por mirarse en los engañosos e interesados modelos de belleza impuestospor la imaginación comercial. La religión, la presentación de los santos y lasantidad, la imagen de María... todo ello ha podido propiciar una pobrísimaautoestima y una exagerada sublimación de los modelos de referencia.», M.MÁRQUEZ, María y la mujer, en Revista de Espiritualidad 55 (1996) 095-119.

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los cuentos tradicionales, en los que el príncipe azul siempre solíaser un apuesto caballero. En este caso, (sólo en parte repite el modelode La Bella y La Bestia), el héroe no tiene figura atrayente, es unogro feo, gordo y poco higiénico, pero en el que, poco a poco, seva descubriendo un corazón capaz de interesarse por los otros, y dedejarse enamorar. Al fin, el beso tradicional que devolvía al sapo laforma original de príncipe azul, no hace sino afirmar, en esta pelí-cula, la belleza de su ser ogro. También para él existe la posibilidadde una vida plena, feliz, sin belleza externa aparente.

Nos seduce la belleza y atractivo de un hombre anciano al quese le cae la baba, y desprende otra clase de atractivo: Juan Pablo II.La del cutis lleno de arrugas de una mujer sin fuerza aparente:Teresa de Calcuta. La encantadora presencia de un hombre que nopodía ser más feo: Juan María Vianney, Cura de Ars; cuya historiame enamoró siendo yo adolescente. Me encanta la distinción y dig-nidad de un hombre ya muy anciano y aparentemente falto de refle-jos: Roger Schutz, que escribe mensajes de una sencillez y honduraque no he leído a otros literatos célebres.

Estos personajes y otros que no mencionaré para no alargarme...hablan de una belleza que tiene que ver con la flor marchita, gasta-da, entregada, con la hoja seca, con la vida y la memoria escondidaen las arrugas. Un famoso modisto hizo célebre aquella frase: «Laarruga es bella», y no le faltaba razón, si leemos la belleza desdeotros parámetros.

¿Quién podría a golpe de dinero disecar o detener la belleza enun momento de la vida? ¿Cuántas operaciones de estética o de es-tiramiento de piel se puede uno hacer para evitar envejecer a losojos de los demás?

2.1.2. El mito de la democracia, las mayorías y el aplauso

No es cierto que las mayorías tengan la razón, al menos nosiempre. A lo largo de la historia las mayorías se han equivocadomuchas veces, al votar o al guardar silencio. Las democracias escon-den con frecuencia uniformidades férreas, disciplinas de partido,pensamientos únicos, incapacidad de reconocer nada positivo en el

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oponente, incuestionabilidad del líder, etc. Asistimos con tristeza aun foro político en el que rarísima vez se concede al oponente algobueno en su haber, y haría falta un milagro para reconocer ante eladversario algún error. Esta dinámica de las democracias actualescausa profunda tristeza y alimenta hoy entre nosotros el fundamen-talismo de partidos (del signo que sea), disfrazado de liberalismo.Tal vez no somos conscientes de una dictadura emergente de lospartidismos.

También podríamos aplicar este pensamiento único al recelo dela Iglesia institucional ante lo novedoso de algunos planteamientos,que, por originales, resultan sospechosos. Nadie ignora que grandessantos ahora canonizados fueron en su tiempo objetivo de las sos-pechas de la Inquisición del momento. Y que algunos de los prin-cipales doctores de la Iglesia han explorado caminos nuevos arries-gándose por terrenos no canonizados en su tiempo.

El aplauso no siempre responde a la calidad, y el desprecio a labaja calidad. Para todos es patente que un día decimos «hosanna»y al día siguiente «crucifícalo». Elisabeth Kübler Ross diría conmucho tino: «La opinión que las personas tienen de ti es un proble-ma suyo, no tuyo. Saber esto es muy importante. Si tenéis buenaconciencia y hacéis vuestro trabajo con amor, se os denigrará, seos hará la vida imposible y diez años más tarde os darán dieciochotítulos de doctor honoris causa por ese mismo trabajo. Así transcu-rre ahora mi vida» 11.

2.1.3. El mito de lo eterno en el instante

Hace años Enrique Iglesias cantaba: «Es casi una experienciareligiosa», en una de sus canciones, aludiendo a una relación física ysentimental con otra persona 12 elevaba a categoría de experiencia casireligiosa la cercanía física y la necesidad de su compañía. Es una di-

11 Elisabeth Kübler-Ross, La muerte, un amanecer, Editorial Luciérnaga,Barcelona 1997, p. 25.

12 «Casi una experiencia religiosa contigo cada instante en cada cosa besarla boca tuya merece un Aleluyaes una experiencia religiosa», Álbum EnriqueIglesias 1995, canción 6: Experiencia Religiosa.

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vinización de lo epidérmico, atribuyéndole resonancias extáticas yreligiosas (éxtasis, infinito, resucito, aleluya, demonios…). Lo pun-tual emocional adquiere categoría divina. Se da una sustitución, sevacía de contenido y de relevancia lo religioso tradicional y se trans-fiere por ejemplo al mundo de las relaciones afectivas y físicas.

Hace años nos sorprendió gratamente la película «El club de lospoetas muertos»13, en la que el profesor John Keating regala a losalumnos el primer día de clase este tesoro:

«El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamentecada instante, lo que no significa alocadamente, sino miman-do cada situación, escuchando a cada compañero, intentandorealizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro, exa-minándote de la asignatura fundamental: el Amor. Para queun día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capa-cidad de amar y dar vida».

También se citan unos versos de Walt Whitman: «Coged lasrosas mientras podáis / veloz el tiempo vuela. / La misma flor quehoy admiráis, / mañana estará muerta...... / Que tú estás aquí, / queexiste la vida y la identidad, / que prosigue el poderoso drama / yque tú puedes contribuir con un verso.»… Como un eco queda en elaire durante toda la película: «coged las rosas mientras podáis, velozel tiempo vuela…»

«Carpe Diem», «Carpe Diem», se repite como en un susurro,acercándoles a las fotografías antiguas de alumnos que pasaron enotros tiempos por el colegio y ya no están.

Nos seduce esta proclamación del presente como ámbito único,para no quedar atrapados en el miedo al futuro y la añoranza delpasado. El punto de duda y de atención respecto a esta invasión del«Carpe Diem» sería la amenaza de la pérdida de memoria histórica,la absolutización de los plazos cortos, la falta de previsión y de unasiembra paciente y probada, que sea capaz de mirar más allá de sí,capaz de educar pensando de forma privilegiada en el presente, peroatisbando y sembrando para el futuro propio y de otros, recuperandola sabiduría del ayer.

13 El club de los poetas muertos. (Dead Poets Society), EE. UU., 1989.

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La absolutización del presente, del instante, nos puede anclar enel consumo fácil, en la sensación puntual agradable, en el sentimien-to favorable, como realidades verdaderas. Cuando el éxito obedecea la satisfacción de necesidades inmediatas puede fácilmente agotar-se en sí mismo, devorarse a sí mismo, emborracharse y perder laperspectiva y el horizonte, la creatividad y la capacidad de sorpren-derse a sí mismo.

Otros mitos que podríamos señalar, sin detenerme a desarrollar-los aquí, serían:

2.1.4. El mito de la imagen, la máscara, la moda

Cultura de la apariencia, de lo externo, de lo que se ve… Estaríaen línea con el mito de la belleza, pero insistiendo más ampliamenteen todos los aspectos, no sólo la belleza. Es verdadero lo que apa-rece, especialmente lo que enseña la televisión y tal como lo enseña.Incluso las modas más atrevidas y descaradas nacen de quienesprograman las temporadas, los colores, las tendencias. El mundo dela moda es exponente claro de la relativa libertad en nuestras elec-ciones, que, en muchos casos obedecen a patrones prediseñados. Nosomos tan originales, ni tan borregos, pero nos preocupa mucho laapariencia y en ella nos va gran parte de nuestro equilibrio personal.

2.1.5. El mito de la felicidad sin sufrimiento

El paraíso perdido. Dosificar las imágenes del horror, esconderlo incómodo, la injusticia, la desigualdad. Justificar los desnivelesclamorosos por causas inevitables. Y pensar que es posible vivir sinsufrir, sin que cueste vida, sin superar el egoísmo.

2.1.6. El mito del poder (placer) del dinero

Pensar que con el dinero se compra casi todo en esta vida, quesiendo ricos lo tenemos todo, e incluso, que el amor es cuestión depoder. Sin darnos cuenta que el dinero sólo compra algunas cosas,

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y que, con mucha frecuencia, dinero e infelicidad van estrechamenteunidos. La mentalidad hedonista se ha revelado nula para produciruna alegría duradera, a largo plazo, que permita al individuo unaconfianza en algo o Alguien capaz de recogernos de todas nuestrasidas y venidas, de nuestros fracasos y éxitos, más allá del resultadode nuestras gestiones empresariales particulares. Es decir, una feli-cidad que se pueda dar en medio de nuestras bancarrotas o de nues-tros desahucios.

2.2. Sucedáneos del éxito 14

2.2.1. Pura emocióN

La victoria de un equipo celebrada junto a una fuente representauna expresión puntual, explosiva, apasionada, masiva de vivir eléxito de un equipo, la victoria se hace propia hasta la exaltación másfebril de los sentimientos. Emociones que desaparecen, se diluyencon prontitud en la vida cotidiana. Se trata de éxitos y fracasosmanejables e indoloros, puntuales. La vida se rellena de emocionesde este tipo por falta de un drenaje

2.2.2. Contemplación del éxito y de los fracasos ajenos

Muchos de los programas que circulan por las pantallas españo-las son un ejemplo de cómo las vidas ajenas con sus miserias, éxitosy decepciones, sustituyen a la propia, nos sacan de ella, para evadirla difícil digestión que supone asumir la realidad personal.

2.2.3. Consumo

El consumo es uno de los sustitutivos más eficaces para pasarpor encima de éxitos y fracasos. La dinámica del consumo se basa

14 cf. Para este punto de los sucedáneos del éxito: J. M. RODRÍGUEZ OLAI-ZOLA, La cultura del éxito, en Sal Terrae 90 (2002) 629-643 (640-641). Todala revista monográfica dedicada al Éxito y fracaso. Dos aprendizajes vitales.

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en generar una avidez insaciable y constante cambio. Sus raícestienen mucho que ver con la insatisfacción. El consumo tapa y palíala necesidad de buscar un sentido más allá. El lugar de la búsquedade sentido lo ocupa la caza de novedades materiales aparentementenecesarias y a precio de saldo.

Mitos y sucedáneos del éxito nos impelen a discernir, a recono-cer los hilos que animan su funcionamiento, la trama que no apare-ce. Este recorrido por algunos aspectos de la cultura del éxito lohacemos sin acritud, queriendo hacer una lectura positiva, a la vezque crítica. Invitados a reconocer vida en lo diferente, amaneceresen lo distinto, nacimientos en las afueras, en los otros. No señalar-nos por la descalificación fácil y absoluta, que ya no es creíble.

De cualquier forma, al hablar del éxito no hablamos de un con-cepto homogéneo. Cada vez más se trata de éxito a la carta. Cada unodefine su propio éxito y fracaso, los límites son muy particulares.

Hay quien piensa que los medios de comunicación homogenei-zan y atontan, anulan, pero no podemos sin más demonizar losmedios, privando de responsabilidad al individuo capaz de elegir, degestionar su libertad, de asumir sus elecciones.

Sigue habiendo elementos comunes en la definición de los éxi-tos: la familia, el dinero, el amor, la salud, viajar, la pareja, losamigos, el prestigio, adelgazar, etc. constituyen algunos objetivosdel éxito de mucha gente. Sin embargo, cada vez más se trata dealgo personal. Se superó la simplificación: salud-dinero-amor o ár-bol-libro-hijo, como si alcanzando esas tres metas estuviera resueltoel gran reto del éxito. Son esas cosas y muchas otras más.

Y, al cuestionar la homogeneidad del éxito, también surge lapregunta por los que no tienen posibilidades, se encuentran en situa-ciones límite, están aplastados por realidades insalvables, para loscuales hablar de éxito es poco menos que una quimera o un insulto.¿Cuál sería para ellos la salida, el éxito?

Con mucha frecuencia, los «miserables» han encontrado caminossin el permiso de la autoridad competente, sin el consejo de los sabiosde turno. Lejos de donde se reparte el pastel, ellos, los miserables, enmuchas ocasiones, danzan y cantan y conectan con la vida y con laverdad, lejos de las cátedras y las pasarelas. La imaginación siguesiendo fuente de éxito inesperado donde no hay tanto que perder.

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3. OTRAS PROPUESTAS

Hablando en cristiano, el éxito se identifica, no tanto con unasmetas definidas, evaluables, cuantificables, sino con una persona:Jesucristo. Encontrarle a Él es descubrir el Camino, la Verdad y laVida. Encontrarle a Él no es diluirse amorfamente, no es claudicarde la propia libertad, sino verla acentuada y potenciada.

3.1. Llegar a ser yo

El éxito del Patito Feo15 consistió en descubrir su verdaderarealidad, reconocerse a sí mismo como un cisne. En otras ocasionesel éxito consistirá en reconocerse como patito diferente, sin más.Reencontrar la verdad, las propias raíces, la autenticidad; ésta es laclave del verdadero éxito. Porque sólo es verdadero si nace de unomismo, si no es postizo.

En este sentido hay dos textos que me parecen muy lúcidos yclarificadores, de dos tradiciones diferentes, pero que apuntan lamisma propuesta:

3.1.1. Thomas Merton

Señala la necesidad de descubrir nuestra propia llamada sin caeren la imitación repetitiva, que anula la verdad propia, que soslaya eldescubrimiento de lo que Dios espera de mí y no de otro. Eso quesería el propio nombre, la misión específica, que me corresponde amí y no a otro. No sea que me esté afanando por alcanzar metas quenunca me conducirán a sentirme pleno, metas que nunca se me hapedido que consiga.

«No eres humilde si insistes en ser alguien que no eres...¿Cómo esperas llegar al final de tu viaje si tomas el caminoque conduce a la ciudad de otra persona? ¿Cómo esperasalcanzar la perfección si llevas la vida de otra persona? Su

15 Cf. Hans Christian Andersen, Cuentos Completos, Labor, Barcelona 1974(2ª ed.).

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santidad nunca será la tuya; debes tener humildad para tra-bajar por tu salvación en una oscuridad en la que estás ab-solutamente solo…

Y has de tener, por tanto, una humildad heroica para sertú mismo y no ser nada sino la persona (o el artista) que Diosquiso que fueras. Es posible que sientas que tu honestidad essólo orgullo. Ésta es una tentación importante, porque nuncapodrás estar seguro de si estás siendo fiel a tu verdadero yoo si estás sólo construyendo una defensa, para la falsa per-sonalidad que es la criatura, de la necesidad que sientes deestima»16.

3.1.2. Thich Nhat Hanh

Este autor de tradición budista, en diálogo con el cristianismo,nos sorprende con textos de gran sabiduría y sencillez. En este casonos propone la reflexión sobre el árbol como paradigma del ser enraíz lo que se es, sin desquiciarse, sin enajenarse en otra cosa queuno no es, ni está llamado a ser.

«El hecho de que un árbol es un árbol, es muy importantepara nosotros. Nos beneficiamos mucho del árbol que estásiendo árbol. De la misma manera, una persona debería serpersona. Si una persona es realmente una persona, viviendofeliz, sonriente, entonces todos nosotros, todo el mundo sebeneficiará de esta persona. Una persona no tiene que hacermuchas cosas para salvar el mundo. Una persona ha de seruna persona. Esta es la base de la paz».

3.2. Ser Santo

La santidad no es precisamente un modelo atrayente en la cul-tura imperante. En ocasiones se identifica con esquemas de piedad

16 THOMAS MERTON, Nuevas Semillas de Contemplación, Sal Terrae, Santan-der 2003, p. 115.

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rancia, caducada. Se asocia a santos fosilizados en altares oscuros.Una concepción estática y sumisa parece acompañar la idea de san-tidad que puebla la imaginación de mucha gente ajena a la culturareligiosa. «Las chicas buenas van al cielo. Las malas a todas par-tes», reza la inscripción de una camiseta. La visión beatífica pareceno motivar… resulta un tanto aburrida, poco dinámica.

Ciertamente nuestros lenguajes acerca de los modelos de refe-rencia no invitan siempre a sentirse animado a seguir tales modelos.No cabe duda de que los modelos de identificación, están sujetos aconstante revisión y, en este sentido, las imágenes de Dios tambiénson revisables (entiéndase los lenguajes, las representaciones, losconceptos…).

La santidad, tal como ha resurgido siempre en la historia de laIglesia, no la santidad ya canonizada, la que aún no está reconocida,la que se gesta en el anonimato, en el desconocimiento masivo, tienemucho de originalidad, de imprevisibilidad, de creatividad, de vien-to (de Espíritu), y suele ser una bocanada de aire fresco para laIglesia y la sociedad.

Frente a la santidad como perfección moral, como intachabili-dad de costumbres, como inmaculismo, se abre paso en nuestrosdías una santidad como «integración de lo negativo»17: el santo esel hombre falible que es capaz de aprender de todas sus caídas ylevantarse, mirando más allá de sí mismo. No es el hombre o mujerde currículum intachable, sino el que se ha dejado perdonar y amarhasta «nacer de nuevo».

3.2.1. Juan de la Cruz

No sé si recordaréis aquella canción del grupo Mecano18, en laque aparecía inesperadamente San Juan de la Cruz. Habla de unachica que va a Nueva York y encuentra algunas dificultades y des-

17 L. BOFF, San Francisco de Asís.. Ternura y Vigor, Sal Terrae, Santander1982.

18 Del disco Descanso Dominical 1988. La canción No hay Marcha enNueva York, de José María Cano.

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ilusiones. Tal vez, ese marco de contrariedad que se encuentra en unámbito hostil, refleja el intento de aquel hombre enamorado delsiglo XVI, Juan de la Cruz, empeñado en buscar y encontrar susamores, en medio de situaciones adversas. Ese sería el sentido deuna de las estrofas en que la chica dice estar dispuesta a triunfar,como San Juan de la Cruz en el Carmelo19.

El grupo Mecano cosechaba por entonces sus mejores éxitos. Escurioso que resalten la figura de un hombre que no triunfó especial-mente a los ojos de sus contemporáneos, aunque sí lo hiciera en otrosentido, y le haya sido reconocido mucho tiempo después. Baste lacita de esta canción para señalar la paradoja del éxito o del triunfo,según sea entendido en sentido externo, éxito económico, laboral,artístico, o en sentido personal, de crecimiento, de superación deobstáculos, de aprendizaje y maduración.

En este sentido podríamos leer muchos de los escritos de Juande la Cruz, lejanos al aplauso externo, que le señalan verdaderamen-te como un Pájaro Solitario20, enamorado, que se pierde a las expec-tativas de sus contemporáneos para ganarse a sí mismo para elAmado. Ésta pérdida, que aparece en algunos momentos claves desus escritos, sería una de las características que define su concepcióndel éxito, como dejarse enamorar por Aquel que realmente salva yplenifica al ser humano. Tres estrofas de sus poemas valgan demuestra:

19 Me marcho a Nueva Yorkcon la botella de «Fundador».Oh, me marcho a Nueva Yorkcon la navaja de explorador.

Oh, me mareo en el avión.Señorita azafata: el menú me ha hecho daño,sería usted tan grata de acercarme al baño?Oh, uoh, uoh, uoh, oh, oh.

Un fundido en negro y despuésplano picado al revés de rascacielos;y yo allí dispuesto a triunfarcomo San Juan de la Cruz en el Carmelo.

20 Dichos de Luz y Amor 120, en Obras Completas, Editorial de Espiritua-lidad, Madrid 1993 (5ª ed.), p. 106; y en Cántico B 14-15, 24, ib. p., 656.

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Para que yo alcance diesea aqueste lance divino,tanto volar me convinoque de vista me perdiese;y, con todo, en este trance,en el vuelo quedé falto;más el amor fue tan alto,que le di a la caza alcance 21.

En este poema, Juan de la Cruz habla de perderse, de abajarsey de amor alto, como claves para «darle a la caza alcance». En otropoema:

Por toda la hermosuranunca yo me perderé,sino por un no sé quéque se alcanza por ventura 22.

Alcanzar por ventura no es fruto de ingenio propio, de valíahumana, aunque haya que poner en juego todos los dones y empeñospersonales. Se trata de un «no sé qué», indefinible, amor que pleni-fica y trae la paz verdadera, «que se alcanza por ventura», como sinesperar, sin adivinarlo, como un don inmerecido, como un regalo.Ante este don toda otra hermosura no merece que yo me pierda porella. Otras hermosuras y éxitos humanos no merecen tan alto preciocomo este «no sé qué» de sublime alegría y gozo interior.

También:

Pues ya si en el ejidode hoy más no fuere vista ni hallada,diréis que me he perdido,que, andando enamorada,me hice perdidiza, y fui ganada 23.

Ser ganado significa alcanzar el verdadero éxito, que no está enel parecer de los que opinan en la plaza pública, sino a los ojos del

21 Ib., Otras Coplas «a lo divino», en Poesías, p. 85.22 Ib., Glosa «a lo divino», p. 87.23 Ib., Cántico B 29.

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Amado, aquel que yo quiero que gane de verdad mi vida y mi alma.Así es el que anda enamorado, «que no pretende ganancia ni pre-mio, sino sólo perderlo todo y a sí mismo en su voluntad por Dios;y ésa tiene por su ganancia. Y así lo es según dice San Pablo: mimorir por Cristo es mi ganancia espiritualmente a todas las cosasy a sí mismo. Y, por eso, dice el alma: Fui ganada; porque el quea sí no se sabe perder, no se gana, antes se pierde» 24.

Por tanto, una de las claves de Juan de la Cruz contraria a losdogmas del éxito comercial tiene que ver con el olvido de sí enten-dido en la línea de la superación del egoísmo paralizante. Lo expre-sa muy bien Juan Manuel de Prada cuando habla de la vocación delescritor:

«Todo escritor -y esto es una norma que no admite excep-ciones- nace con vocación de olvido. En algunos casos, sinembargo, las plurales formas del pecado van torciendo esavocación y adornándola con los oropeles de la fama, la gloriay hasta la inmortalidad. Casi todos los escritores devienentraidores a su vocación, que no es otra que la de ir langui-deciendo entre noches insomnes y amaneceres más o menosinútiles. Cuando aparece la tentación, cuando el escritor ansíael fervor del público, o elabora proyectos que lo alivien delolvido, está traicionando su destino» 25.

Juan de la Cruz entiende que para tener éxito, para darle a lacaza alcance, para encontrar sus amores… tiene que olvidarse a símismo, y no quedarse anclado en gustos, apetitos, bienes (ni siquie-ra espirituales), etc.

3.2.2. Atenágoras

El célebre patricarca de Constantinopla, amigo de Pablo VI, nosregala un texto igualmente paradójico contra la instintiva concep-

24 CB 29, 11.25 JUAN MANUEL DE PRADA, Desgarrados y excéntricos, Seix Barral , Bar-

celona 2001, p. 17-18.

LA CULTURA DEL ÉXITO... 609

ción del éxito. Plantea un valor radicalmente contrario a la fuerza,al poder, como medios para medrar y alcanzar los mayores logros.En nuestros días, cada vez más militarizados, Atenágoras propone el«desarme» como base para un tiempo nuevo.

«Hay que hacer la guerra más dura, que es la guerracontra uno mismo. Hay que llegar a desarmarse. Yo he hechoesta guerra durante muchos años. Ha sido terrible. Peroahora estoy desarmado. Ya no tengo miedo a nada, ya que elAmor destruye el miedo. Estoy desarmado de la voluntad detener razón, de justificarme descalificando a los demás. Noestoy en guardia, celosamente crispado sobre mis riquezas.Acojo y comparto. No me aferro a mis ideas ni a mis proyec-tos. Si me presentan otros mejores, o ni siquiera mejores sinobuenos, los acepto sin pesar. He renunciado a hacer compa-raciones. Lo que es bueno, verdadero, real, para mí siemprees lo mejor. Por eso ya no tengo miedo. Cuando ya no se tienenada, ya no se tiene miedo. Si nos desarmamos, si nos despo-seemos, si nos abrimos al hombre-Dios que hace nuevas todaslas cosas, Él, entonces, borra el pasado malo y nos da untiempo nuevo en el que todo es posible. ¡Es la Paz!»26.

3.2.3. Hno. Roger Schutz de Taizé

Y quien lo expresa de forma clara y magistral en su sencillez esel fundador de la comunidad de Taizé, deshaciendo nuestro afán deestirarnos buscando lo extraordinario para justificarnos y complicar-nos la vida. El verdadero éxito es llegar a la sencillez, el don de sí,ser creadores incluso en los momentos de prueba…

«Lo que hace feliz una existencia es avanzar hacia lasencillez de nuestro corazón, y la de nuestra vida. Para queuna vida sea hermosa, no es indispensable tener capacidades

26 Atenágoras (1886-1972. Patriarca de Constantinopla), citado por J. Me-lloni, Itinerario hacia una vida en Dios, Colección Ayudar, Cuadernos EIDES,30, Cristianisme i Justícia, Barcelona.

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extraordinarias o grandes facilidades. Hay una felicidad en elhumilde don de la persona. Cuando la sencillez está íntima-mente asociada a la bondad del corazón, incluso personas sinrecursos pueden crear un espacio de esperanza en su entorno.Sí, Dios nos quiere felices. Pero jamás nos invita a permane-cer pasivos, nunca a estar indiferentes ante el sufrimiento delos otros. Todo lo contrario: Dios nos propone ser creadoresy llegar a crear incluso en los momentos de prueba»27.

4. INFUNDIR ÉXITO

Pero el éxito también es una realidad que se siembra, se cuida, selucha, se recibe, se espera. No es cosa de fortuna, suerte o estrella.

A partir de esta afirmación nos planteamos que una de las tareasmás importantes de la educación sea la de infundir alma, confianzaen la personalidad del niño, y del adulto. Crear interiormente elhogar necesario, abrazar, soplar las cenizas de la falta de autoestima.

Esta tarea de infundir alma, o éxito, como estamos proponiendotiene mucho que ver con la escucha y la mirada. Hay miradas quehunden y bloquean la creatividad, otras miradas provocan la fe enuno mismo, despiertan el nacimiento de cosas nuevas, por la con-fianza en uno mismo. Este milagro de interrelación lo estamos con-tinuamente experimentando, para bien o para mal, forma parte denuestro crecimiento.

Nos remitimos a una teoría pedagógica para explicarlo mejor. Setrata del llamado Efecto Pygmalión:

Pygmalión, rey de Chipre, esculpió una estatua de mujer tanhermosa que se enamoró perdidamente de ella. Luego invocó a susdioses, y éstos convirtieron la estatua en una bellísima mujer decarne y hueso, a la que Pygmalión llamó Galatea. Se casó con ellay fueron muy felices28.

«Cuando nos comunicamos con una persona, le comunicamoslas esperanzas que abrigamos acerca de ella, las cuales pueden

27 Hno. Roger de Taizé, Carta de Taizé 2001, ¿Presientes una felicidad?,Ateliers et Presses de Taizé.

28 El relato está tomado de Ovidio, en Metamorfosis, Alianza, Madrid 1998.

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convertirse en realidad»29, explica José Vicente Bonet, utilizando elmito para hablar de los resultados que en educación se han compro-bado cuando un maestro cree en el alumno y no le humilla, ni letrasmite desconfianza, sino fe en sus posibilidades. Desde este puntode vista, aplicando el mito, diríamos que en cada ser humano hayposibilidades por nacer, que no siempre reconocemos, hay éxitospor ser dados a luz, y mucho dependen de la confianza que nace defuera y de dentro de la persona.

Esa mirada interior ante la cual crecemos o nos hundimos y quehay que redescubrir. Si la mirada que interiorizamos de nosotrosmismos es desaprobatoria, sospechadora, negativa, con dificultadalcanzaremos éxitos auténticos.

En clave cristiana diríamos que la mirada que posibilita el en-cuentro sincero en la verdad es la mirada de Jesús. Estudiemos cómomiraba Jesús a cada persona. Algunas de las palabras que nos haconservado el evangelio en arameo podrían definir la vida que sus-cita su mirada, y el éxito que produce en los adentros de los que seencontraban con él.

Tres de esas palabras claves son:

— Talita Kumi: Levántate. Sal, ten ánimo. No te arrastres. Des-cubre tu dignidad.

— Effetá: ábrete. No te cierres, no te arrincones en los fracasospasados. Comienza. Escucha.

— Abba: Papá. Y si Dios es Papá, no podemos dejar de vivir enla confianza, y no en el miedo o el recelo. No es sólo una forma denombrar, de designar a Dios, es toda una manera de entender lavida, y de situarse en hombre frente a sí mismo y a los otros.

Las tres palabras nos darían la clave de cómo una mirada quenace de otro es capaz de suscitar dentro de la persona lo más posi-tivo, y despertar vida. Por eso tiene sentido que Jesús dijera a Ni-codemo: «hay que nacer de nuevo». Ese nacimiento nuevo es elverdadero éxito para los cristianos, y es una tarea que nunca termi-na, porque siempre estamos invitados a renacer a una vida nueva.

29 J. V. BONET, Sé amigo de ti mismo, Sal Terrae, Santander 1994, p. 115.

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Para los cristianos el éxito no es simple cuestión de voluntaris-mo, o de suerte, tiene que ver con la confianza de que nuestra vida,en la mirada del Dios de Jesús, es una vida acogida, amada, querida,y que mirándonos a cada uno de forma única, nos invita a ser crea-dores, desde nuestra humilde verdad.

Todo comienza con aquel: «Tú eres mi amado», que da origena la vida pública de Jesús. En esa frase está contenido el sentido deléxito de Jesús. Es, en el amor del Padre, donde la muerte y elfracaso aparente, se torna la mayor hazaña, la más hermosa de lasvictorias de la historia.