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193 . LXVI NOTAS SOBRE LA EDUCACION ESPECIAL [59 ] 59 2. Las posibles causas del error. 3. Lo que debe hacer para subsanarlo. A veces se le remite a otras páginas, que le informan acerca de conocimientos que debiera poseer, pero que olvidó. Si con el sistema lineal no podía pasarse a ninguna información nueva, sin antes haber ve- rificado las respuestas, con el ramificado no sólo se le informa de que ha errado, sino que se le ayuda para que él mismo reconozca el porqué de sus yerros y las indicaciones más apropiadas para que no vuelva a caer en ellos. Tanto más apreciada y sustancial será la transferencia de un aprendizaje a otro, cuanto más habituado se esté a conseguir una exactitud en los resultados de los estudios, cuanto más acostumbrado esté el alumno a exigirse a sí mismo una sinceridad en el hecho de aceptar sus propios fracasos. CONOCIMIENTO DEL METODO QUE SE UTILIZA Si un conjunto de conceptos está bien progra- mado ofrece al estudioso una serie de pistas que le asimilan, poco a poco, en la tarea que realiza. Así, por ejemplo: «Ahora vas a realizar una com- probación más difícil». «Ten cuidado porque esta diferencia no la hemos estudiado antes.» «Es pre- ciso que antes de responder repases las diez pri- meras páginas.» «Te enserio esta afirmación para que luego sepas resolver el área del círculo», etc. Paulatinamente, el didacta conduce al alumno a tomar conciencia del método que está siguien- do. Y ésa es la condición principal para que el que aprende pueda, más adelante, en ocasiones bien distintas del aprendizaje escolar, resolver si- tuaciones comprometoras o de dificil arreglo. Que el alumno sea consciente del método que utiliza es básico. «La aceptación consciente por el es- tudioso de los métodos, procedimientos, princi- pios, sentimientos e ideales es un factor que con- diciona la cantidad de transferencia» (5). Estos son los factores inherentes a la progra- mada que facilitan el fenómeno transferencial. En otra ocasión estudiaremos detenidamente los factores que lo dificultan. ( 5) RODRÍGUEZ MORENO, M. L.: Enseñanza racionali- zada cl« la Geometria. Tesis de Licenciatura. Inédita. Barcelona, 1965. Notas sobre la educación especial MARIANO SANZ ROYO DEFINICION DEL SUBNORMAL Es necesario, ante todo, para tratar de la edu- cación especial, decantar el concepto de persona subnormal. Creemos que por subnormal ha de entenderse, fundamentalmente, toda persona que, frente al grupo social en que ha de vivir, se en- cuentra en una situación individual de desven- taja física, mental o caracterial; es necesario añadir, sin embargo, que esta desventaja debe ser en cierto modo patológica, pues de otro modo Pocas serían las personas que escaparan a seme- jante definición. Pero dentro de ese concepto hemos de esta- blecer en seguida una distinción importante: la de personas adultas cuya edad imposibilita, di- ficulta extraordinariamente o simplemente hace superfluo cualquier intento, cualquier esfuerzo de educación, y la de los niños y personas cuya j uventud, por el contrario, hace imperativo el esfuerzo que sea necesario y posible para su adap- tación a la sociedad en que han de desarrollar su vida futura, para su preparación con vistas a una vida social normal, por una doble exigencia de justicia distributiva y de civilización. En este aspecto, es de recordar el principio quinto de la declaración de derechos del niño, formulada por las Naciones Unidas en 20 de noviembre de 1959: «El niño en desventaja física, mental o social debe recibir el tratamiento, la educación y los cuidados especiales que necesite su estado o si- tuación.» Así formulado, este principio es en si mismo correcto. Ahora bien; es necesario modalizar aplicación y fijar su influencia en el propósito de este trabajo que, de entrada, podemos delimi- tar diciendo que se trata de estudiar algunos as- pectos de la problemática administrativa que plantea la educación especial. como medio de conseguir la incorporación de los subnormales educables a la población activa. Empezaremos por explicar convenientemente los términos bá-

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2. Las posibles causas del error.3. Lo que debe hacer para subsanarlo.A veces se le remite a otras páginas, que le

informan acerca de conocimientos que debieraposeer, pero que olvidó.

Si con el sistema lineal no podía pasarse aninguna información nueva, sin antes haber ve-rificado las respuestas, con el ramificado no sólose le informa de que ha errado, sino que se leayuda para que él mismo reconozca el porquéde sus yerros y las indicaciones más apropiadaspara que no vuelva a caer en ellos. Tanto másapreciada y sustancial será la transferencia deun aprendizaje a otro, cuanto más habituado seesté a conseguir una exactitud en los resultadosde los estudios, cuanto más acostumbrado estéel alumno a exigirse a sí mismo una sinceridaden el hecho de aceptar sus propios fracasos.

CONOCIMIENTO DEL METODOQUE SE UTILIZA

Si un conjunto de conceptos está bien progra-mado ofrece al estudioso una serie de pistas que

le asimilan, poco a poco, en la tarea que realiza.Así, por ejemplo: «Ahora vas a realizar una com-probación más difícil». «Ten cuidado porque estadiferencia no la hemos estudiado antes.» «Es pre-ciso que antes de responder repases las diez pri-meras páginas.» «Te enserio esta afirmación paraque luego sepas resolver el área del círculo», etc.

Paulatinamente, el didacta conduce al alumnoa tomar conciencia del método que está siguien-do. Y ésa es la condición principal para que elque aprende pueda, más adelante, en ocasionesbien distintas del aprendizaje escolar, resolver si-tuaciones comprometoras o de dificil arreglo. Queel alumno sea consciente del método que utilizaes básico. «La aceptación consciente por el es-tudioso de los métodos, procedimientos, princi-pios, sentimientos e ideales es un factor que con-diciona la cantidad de transferencia» (5).

Estos son los factores inherentes a la progra-mada que facilitan el fenómeno transferencial.En otra ocasión estudiaremos detenidamente losfactores que lo dificultan.

( 5) RODRÍGUEZ MORENO, M. L.: Enseñanza racionali-zada cl« la Geometria. Tesis de Licenciatura. Inédita.Barcelona, 1965.

Notas sobrela educación especial

MARIANO SANZ ROYO

DEFINICION DEL SUBNORMAL

Es necesario, ante todo, para tratar de la edu-cación especial, decantar el concepto de personasubnormal. Creemos que por subnormal ha deentenderse, fundamentalmente, toda persona que,frente al grupo social en que ha de vivir, se en-cuentra en una situación individual de desven-taja física, mental o caracterial; es necesarioañadir, sin embargo, que esta desventaja debeser en cierto modo patológica, pues de otro modoPocas serían las personas que escaparan a seme-jante definición.

Pero dentro de ese concepto hemos de esta-blecer en seguida una distinción importante: lade personas adultas cuya edad imposibilita, di-ficulta extraordinariamente o simplemente hacesuperfluo cualquier intento, cualquier esfuerzode educación, y la de los niños y personas cuyaj uventud, por el contrario, hace imperativo elesfuerzo que sea necesario y posible para su adap-

tación a la sociedad en que han de desarrollar suvida futura, para su preparación con vistas auna vida social normal, por una doble exigenciade justicia distributiva y de civilización. En esteaspecto, es de recordar el principio quinto de ladeclaración de derechos del niño, formulada porlas Naciones Unidas en 20 de noviembre de 1959:«El niño en desventaja física, mental o socialdebe recibir el tratamiento, la educación y loscuidados especiales que necesite su estado o si-tuación.»

Así formulado, este principio es en si mismocorrecto. Ahora bien; es necesario modalizaraplicación y fijar su influencia en el propósitode este trabajo que, de entrada, podemos delimi-tar diciendo que se trata de estudiar algunos as-pectos de la problemática administrativa queplantea la educación especial. como medio deconseguir la incorporación de los subnormaleseducables a la población activa. Empezaremospor explicar convenientemente los términos bá-

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sicos de dicha problemática para fijar en lo po-sible su contorno con la necesaria claridad.

CONCEPTODE LA EDUCACION ESPECIAL

A pesar de su vaguedad conceptual, cada vezmás se va abriendo paso esta expresión de edu-cación especial como referida a la que necesitanlos niños y jóvenes que padecen inferioridad in-dividual de cualquier clase. En este sentido, pues,la emplearemos también nosotros.

Si por educación hemos de entender no sólola instrucción necesaria para desempeñar unpuesto social dado, sino también la observanciadel conjunto de normas de vinculación volunta-ria (utilizamos terminología de Stammler) exigi-das para la coexistencia en un grupo social, echa-remos de ver una neta diferencia entre los niñosnormales y los subnormales, y es que mientraspara los primeros es primordial la instrucción,pues su integración en la sociedad por la obser-vancia de aquellas normas es progresiva y serealiza sin aparente esfuerzo, para los segundosla instrucción, por un lado, puede ser muy difí-cil de conseguir, al menos a partir de un ciertoelementalísimo nivel, y, por otro, la acomodaciónde su conducta a las citadas normas exige unformidable esfuerzo de paciencia y atención porparte del educador.

Esto impone varias consecuencias. La primera,que la educación de los niños normales debe estaren principio separada de los subnormales. Si sepretendiera agrupar varios de éstos en un grupode niños normales, se produciría o el abandonopráctico de la educación de los subnormales, cuyapresencia quedaría reducida a una mera yuxta-posición física, o al retraso de los normales, quehabrían de ser desatendidos en sus posibles pro-gresos educativos por el mayor esfuerzo reque-rido por los subnormales. Además, y ello es muyimportante, la inferioridad de éstos, lejos de ten-der a disminuir, se incrementa en el contactocon los normales, al hacerse omnipresente la in-ferioridad y crearse, como consecuencia, un .;en-timiento progresivo de frustración. Como nadade esto es admisible, se impone la separación, sinperjuicio de que conforme su estado patológico yeducativo lo permita, vayan gradualmente incor-porándose a grupos sociales constituidos por per-sonas normales.

Por otra parte, los niños y jóvenes subnorma-les necesitan, por razón de su patología, unavariadísima gama de tratamientos que van desdeel puramente terapéutico, adicional al tratamien-to educativo, hasta el educativo a base de mediosextraordinarios (audiovisuales, cromáticos, etc.)Esto exige que los centros dedicados a la educa-ción especial dispongan de servicios no docentes,innecesarios en los centros de educación ordi-naria.

Finalmente, el educador de subnormales ha de

tener una aptitud especial, consistente no sóloen los conocimientos de pedagogía terapéuticaque pueden hacer de él un profesional especia-lista, sino en unas condiciones humanas excep-cionales como educador, exigidas por el delicadoproblema espiritual que plantean los subnorma-les, en cuanto sus actitudes radicales son nor-malmente de clausura (empleamos terminologíade Yela) y dificultan extraordinariamente la acep-tación por parte del educador y la confianza enel educando.

Por todo este conjunto de circunstancias pare-ce adecuada la expresión de educación especialcuando se trata de la de niños y jóvenes subnor-males.

EL SUBNORMAL EDUCABLE

Siguiendo la distinción que hacíamos al prin-cipio, entre personas adultas y no adultas, mien-tras que las primeras han de ser objeto de aten-ción benéfica y social, naturalmente, pero sinpropósitos de recuperación para una vida socialordinaria porque resultarían o baldíos o super-fluos, las segundas han de ser objeto del esfuerzoy atención que sean necesarios para conseguirsu recuperación para la sociedad mediante laeducación especial. Pero no todos los niños y jó-venes subnormales son educables. Partamos dela siguiente clasificación que tomamos del Rap-port statistique sur l'enseignement special publi-cado por la Unesco en 1961:

1. Niños con deficiencia mental.2. Niños ciegos y niños con perturbaciones vi-

suales.3. Niños sordos y niños con perturbaciones

auditivas.4. Niños físicamente deficientes.5. Niños delincuentes, inadaptados o abando-

nados.

Cada uno de estos grupos es normalmente ob-jeto de subclasificaciones. Así, para los del grupoprimero recogemos la siguiente de «Mental Re-tardation»:

Activities of the U. S. Department of Health,Education and Wellfare, de mayo de 1962:

A) Pro fundos.—Necesitan cuidados de enfer-mera hasta los cinco arios; cuidados totales deseis a veinte arios; custodia y supervisión siempre.

B) Severos.—Solamente pueden aprender unpoco a comunicarse con el medio y autoproteger-se bajo una supervisión completa.

C) Moderados.—Pueden hablar y aprender acomunicarse y conseguir hasta aproximadamenteel cuarto curso de la enseñanza primaria. Soncapaces de desarrollar los trabajos más simples.

D) Benignos.—Suele apreciarse tarde la defi-ciencia en relación con los normales. Capaces deaprender incluso conceptos generales de ense-ñanza superior con gran esfuerzo y retraso.

La medida de la gravedad de la deficiencia lada el llamado cociente intelectual. Suele asig-

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narse al primer subgrupo a quienes no arrojanun coeficiente intelectual superior a 20; para elsegundo, entre 20 y 35; para el tercero, entre36 y 52; para el cuarto, entre 53 y 70. Para nues-tros propósitos, lo importante es que sólo puedenser considerados educables los subgrupos C) y D).Y debe tenerse en cuenta que, para los efectosde su educación, a los jóvenes ha de serles atri-buida una edad mental de niños y tratados, portanto, como si lo fueran.

Para el grupo segundo suele establecerse la dis-tinción (que tomamos de un trabajo del señorLópez Gete) entre ciegos y ambliopes, según quesu visión reducida sea o no inferior al 10/100de la normal, considerándose no subnormales alos de visión superior a los 20/70. Todos ellosson educables, a menos que concurra una defi-ciencia mental grave.

El grupo tercero también se divide en diversosgrados de sordera; la importancia de ésta, a losefectos de la educación, es que necesitará en loscasos agudos centros especiales dotados del ma-terial audiovisual conveniente. El sordomudo hade ser considerado un caso particular de estegrupo, sobre todo cuando la mudez dependa dela sordera y no de incapacidad somática de fo-nación.

El cuarto grupo es el menos definido. En él seincluyen:

A) Todos los niños afectados de una deficien-cia física congénita o resultante de enfermedadadquirida. En algunos casos, el problema es ex-clusivamente sanitario, aunque en los nosocomiosen que se atendiera a la salud y posible curaciónde estos niños y jóvenes deben montarse los ser-vicios adecuados, pero de carácter normal, paraevitar el desfase educativo en relación con loseducandos sanos. En otros, la deficiencia físicapuede ser tan grave que impida toda educación;piénsese en los horrendos casos producidos porla talidomida; pero si tal deficiencia puede sersuplida mediante prótesis u ortopedia y el indi-viduo rehabilitado hasta la autosuficiencia totalo limitada (caso de las motóricas, sean congéni-tas o provocadas por poliomielitis, parálisis ce-rebral u otras patogenias) es evidente que la edu-cación puede ser normal y ha de ser montadatambién en los centros especializados en el tra-tamiento terapéutico de las deficiencias comoadicional al mismo.

B) Los niños y jóvenes con problemas de len-guaje, de los que se hacen, a su vez, muy variasagrupaciones: totalmente mudos por incapacidadsomática de fonación, tartamudos, dislálicos, etc.Distinguiremos aquí solamente entre mudos ydisfäsicos, entendiendo por tales los totalmentemudos y los de lenguaje defectuoso. Todos ellosson educables en mayor o menor grado y conmejor o peor resultado.

Del quinto grupo no vamos a ocuparnos porla razón de que, en España. es tarea dependien-te del Ministerio de Justicia. Seguramente, con-forme los derechos penal y penitenciario, por un

lado, y los estudios frenológicos, por otro, vayanprogresando, se irá modificando la tradicional,pero siniestra idea del reformatorio y pasará aser el tratamiento de estos niños y jóvenes ex-clusivamente un problema de educación especialo de sanidad mental, competencia, por lo tanto,del Ministerio de Educación y Ciencia o de Gober-nación. De hecho, ese es el camino universalmen-te emprendido.

El problema de clasificación se complica ex-traordinariamente en los casos de deficienciasconcurrentes. Sin entrar en él, pues se aleja denuestro objetivo, creemos que se reduce a dilu-cidar en cada caso cuál es la deficiencia princi-pal y cuál la accesoria, lo que no puede decidirsepor una regla general siempre válida.

Como puede verse, los niños y jóvenes subnor-males que consideramos educables, al menos alos efectos de planificar la llamada educaciónespecial, son:

1. Los mentalmente débiles en los grados be-nigno y moderado.

2. Los ciegos y ambliopes.3. Los sordos, sordomudos e hipoacúsicos.4. Los deficientes físicos autosuficientes.5. Los mudos y disfäsicos.De frente a una posible planificación de la

educación especial estatal, convendría inclusodistinguir entre dos clases de centros: los de ca-rácter predominantemente nosocómico, a los quese agregarían como adicionales los servicios edu-cativos, y los predominantemente educativos, enlos que se prestarían como adicionales los servi-cios terapéuticos. A nuestro juicio, corresponde-rían los primeros al grupo cuarto de los educa-bles, y los segundos, a todos los demás. Y es im-portante:

1.° Para la determinación de lugares, dimen-siones, distribución, instalaciones, etc., de los edi-ficios estatales que hayan de construirse con estedestino.

2.° Para la correcta determinación de compe-tencias administrativas y cordinación convenien-te entre ellos.

A estos efectos, recordamos que en el número'de A B C de Madrid, correspondiente al 15 de f e-brero de 1967, publica Pedro Crespo un artículoque termina diciendo: «El problema de los sub-normales medios compete tanto al Ministerio deEducación como al de la Gobernación —por me-dio de la Dirección General de Sanidad— y al deTrabajo. Sin embargo, el de los «subnormales pro-fundos» entra de lleno en el terreno de la Bene-ficencia, aunque todos los españoles nos hayamosde sentir obligados hacia ellos».

Necesidad de la educación especial,como misión del Estado

INDICACIONES HISTÓRICAS

Hasta tiempos muy recientes no se había plan-teado este problema. No queremos decir que los.

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subnormales no estuvieran atendidos, pues laexistencia de centros e instituciones o personasdedicadas a esta meritísima labor es ya secular;basta recordar el establecimiento para cretinosfundado en 1841 por Johann Jakob Guggenbühl,de Zurich, en Abendberg. En una u otra forma,los establecimientos ocupados en la materia hanido proliferando, y hoy, en España, son numero-sos los centros, hasta el punto de que rara esla provincia en que no existe por lo menos uno.Pero tales centros son privados, de la Iglesia odependientes de la Administración Local; comopreocupación del Estado, como preocupación do-cente. es reciente, pudiendo citarse, aparte delos establecimientos correspondientes a la ac-ción de la Beneficencia General del Estado, elInstituto Nacional de Pedagogía Terapéutica, quesólo lleva funcionando unos pocos decenios.

JUSTIFICACIÓN

Creemos que el problema que plantea la edu-cación de los subnormales debe ser afrontadofundamentalmente por el Estado, como en sudía, hace más de cien arios, afrontó el de la en-señanza primaria general y gratuita. Este postu-lado puede justificarse por una doble vertienteargumental: la de justicia y la económica.

La notable abundancia actual de subnormaleses consecuencia de la enorme disminución con-seguida por la medicina y la farmacopea en lastasas de mortalidad infantil. Esto parece indu-dable y, por ello, pudo declarar el doctor Hillersal Diario de Navarra del 27 de julio de 1966. que«los subnormales son el precio de la civilización».Por eso también decíamos nosotros al principioque el esfuerzo educativo preciso debía hacersepor un imperativo de justicia y de civilización;porque ésta salva la vida fisiológica y vegetativade multitud de seres enfermos, pero no está to-davía en condiciones de garantizar al propiotiempo la integridad de su vida espiritual, y por-que si en el estadio actual de la sociedad existenfamilias de economía poderosa que pueden ha-cer frente cómodamente a los mayores gastos queexigen la educación y la asistencia a sus subnor-males, existen otras, la inmensa mayoría, paralas que, en cambio, la aparición en ellas de unsubnormal constituye una tragedia económica in-superable, si han de atender a las necesidadeselementales de los demás miembros de la misma.En el diario Madrid del 17 de febrero de 1967aparece una información elocuente a este res-pecto: un niño subnormal encadenado por suspadres como único medio de garantizar su inte-gridad física, ya que ellos, ambos, han de sepa-rarse de él para ganar su sustento y el de todossus hijos. El autor de estas líneas puede dar fede hasta qué punto las condiciones que motivanestos hechos se repiten de manera pavorosa yabrumadora; basta con examinar los miles deinstancias solicitando las ayudas establecidascon cargo a los fondos del Principio de Igualdad

de Oportunidades. Asistir a estas familias es unaindudable obligación del Estado, cuyo perfectocumplimiento exigirá tiempo, organización y es-fuerzo económico, pero que no puede soslayarsesin quebrantar una exigencia ética imperiosa.

Para ello no basta con ayudar, estimular y pro-teger la iniciativa privada, no siempre generosani de criterio recto. Es preciso la iniciativa pú-blica; es preciso la educación especial estatalpara que quede garantizada a todos, sin discri-minación de fortunas.

La vertiente justificativa económica se derivade lo anterior, como el eslabón siguiente de lacadena. Si el Estado realiza el esfuerzo económi-co preciso para la educación de los subnormales,con el fin último, naturalmente. de dotarles demedios individuales de defensa en la sociedaden que han de vivir, ésta se beneficiará en elfuturo con el ejercicio de dichos medios indivi-duales, que transformarán a los subnormales depoblación exclusivamente consumidora, en pobla-ción productora-consumidora, es decir, incorpo-rada como fuerza activa, en la medida que per-mita su propia subnormalidad, al fenómeno glo-bal de la producción económica.

Por otra parte, la tecnología, en su progresivacomplicación, va haciendo que queden abandona-dos los puestos de trabajo de menor cualificación,no por eso menos necesarios; a cubrirlos puedenser llamados los subnormales, en los casos en quesu deficiencia específica les haga imposible elacceso a puestos de trabajo de cualificación téc-nica en mayor o menor grado. Con ello se con-sigue conferirles una productividad individual y.por lo tanto, una participación en el productobruto global, que seguramente será más conside-rable de lo que a priori pueda imaginarse. Ycomo, de todos modos, el Estado ha de afrontarel esfuerzo por imperativos de orden ético, lasventajas económicas subsiguientes constituyentambién una justificación adicional del mismo.

No queremos seguir adelante sin traer a cola-ción una iniciativa del presidente Kennedy, dela que nos informa el folleto Introducción al re-traso mental. Problemas, proyectos y programas,publicado por el Departamento de Salud. Educa-ción y Bienestar Social de los Estados Unidos, ydel que copiamos:

En 1961, el presidente Kennedy nombró un pa-nel de expertos para estudiar el problema yadoptar un procedimiento a seguir. Un ariomás tarde el grupo publicó el informe completotitulado Un, programa tentativo de acción na-cional para combatir el retraso mental. A estosiguió una conferencia en la Casa Blanca parafamiliarizar a los Estados con las proposiciones.

En febrero de 1963, el presidente Kennedy en-vió al Congreso su mensaje especial sobre enfer-medades mentales y retraso mental. «Nuestroataque debe concentrarse hacia tres objetivosmayores», dijo el presidente.

Brevemente, estos objetivos eran los siguien-tes: «Primeramente, debemos tratar de encon-trar las causas.., y exterminarlas. En seguida,debemos reforzar las fuentes de conocimientosfundamentales, y, sobre todo, los recursos de

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NOTAS SOBRE LA EDUCACION ESPECIAL

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trabajadores adiestrados necesarios para comen-zar y sostener nuestro ataque contra la anorma-lidad mental por muchos arios. Por último, de-bemos reforzar y mejorar los programas y esta-blecimientos que sirven a los enfermos y retra-sados mentales.»

En la misma línea, el presidente Johnson pro-nunciaba en 1964 las siguientes hermosas pala-bras: «Hace treinta arios, o aún hace tres arios,si alguien hubiera preguntado qué se estaba ha-ciendo para remediar el problema del retrasomental, el interrogado hubiera encogido los hom-bros por respuesta... Nuestra respuesta y nuestraactitud están cambiando. Estamos contestandocon nuestros corazones y nuestras mentes, nocon encogimientos y silencio...»

SITUACION ACTUAL EN ESPAÑALEGISLACION

Se puede citar las siguiente:

A) Derogada

1857. La ley de Instrucción Pública de 9 deseptiembre, en su artículo 108, preveía la crea-ción, en los distritos universitarios, de escuelasespeciales para sordomudos y ciegos.

1914. Se creó el Patronato Nacional de Anor-males.

1917. Se desglosó el Patronato Nacional entres: de sordomudos, de ciegos y de anormales.

1945. La ley de Educación Primaria de 17 dejulio, en su artículo 33, trataba de la educaciónde la infancia deficiente e inadaptada.

1953. El decreto de 6 de marzo creó el Patro-nato Nacional de la Infancia Anormal.

1956. El decreto de 23 de noviembre estableceel Patronato Nacional de Educación Especial.

B) Vigente

1967. El decreto de 2 de febrero refunde laley de Enseñanza Primaria, cuyo artículo 33 con-tiene la promesa de que el Estado estableceráescuelas de educación especial.

1967. La orden ministerial de 10 de febrerodefine en su artículo 5.0 , apartado F), lo que debeentenderse por escuelas de educación especial.

1963. El decreto de 12 de diciembre atribuyetodo lo relativo a educación primaria de los in-videntes a la Organización Nacional de Ciegos.

1965. El decreto de 13 de mayo, cuyo articu-lo 2.° establece una distinción análoga a la queexponíamos al final del epígrafe «El subnormaleducable», excluye de su ámbito de aplicación alos ciegos, de acuerdo con el decreto de 1963, ydispone que no queden modificadas las funcionesdel servicio médico escolar. También constituyeeste decreto la Comisión Interministerial de Sub-normales (CISUB), en su artículo 6.°, intentando

coordinar la acción en este campo de los Minis-terios de Educación y Gobernación.

1965. El decreto de 23 de septiembre reorga-niza el Patronato de Educación Especial y atri-buye algunos cometidos a las Comisiones Perma-nentes Provinciales de Educación Primaria.

Además de esta normativa han de tenerse encuenta la general de protección escolar en cuan-to a las ayudas para subnormales que se conce-den con cargo a los fondos del Principio de Igual-dad de Oportunidades. Pero esto merece comen-tario aparte.

ORGANIZACION ADMINISTRATIVAEN EDUCACION Y CIENCIA

Funciona en este Ministerio una Oficina Téc-nica de Educación Especial, que se encarga depreparar los proyectos de convocatorias de ayu-das para subnormales, orientar a los centros,organizar cursos de formación de maestros es-pecialistas en Pedagogía Terapéutica (cuyos gas-tos vienen sufragándose con parte de los crédi-tos destinados a formación profesional), etc.

Por otra parte, fue creada hace dos arios laSección de Servicios Económicos Especiales deEnseñanza Primaria, a la que se encargó, entreotras, la tarea administrativa que implicaba laadjudicación de ayudas, de cuyo pago se encar-ga después la Sección Económica de ProtecciónEscolar y Asistencia Social.

Por último, la labor inspectora de los centrosde educación especial compete a los inspectores.de enseñanza primaria.

AYUDAS A SUBNORMALES

El capítulo primero, artículo único, de los pla-nes de inversiones de los fondos del PIO, se dedi-ca a la enseñanza primaria, y entre sus conceptos,se incluye uno para distribuir ayudas a los niños,adolescentes y jóvenes que padezcan alguna de-ficiencia física, psíquica o caracterial. En el cua-dro adjunto pueden verse las ayudas concedidashasta la fecha desde que se inauguró esta asis-tencia en 1963. Debe aclararse que el número to-tal de ayudas, 12.802, no significa que hayan sirleayudados 12.802 subnormales, pues muchas deaquéllas son prórro ga de la concedida en el arioanterior. Si se tiene en cuenta que cada ario hahabido una parte del crédito total destinado anuevas adjudicaciones, que el primer ario se con-cedieron 2.759 ayudas. que se producen algunasbajas entre los ayudados, y que, normalmente,han de desaparecer de escena otros por haber-se conseguido su recuperación o por haber lle-gado a una edad en que han de encontrar unasituación definitiva sea cual fuere, puede afir-marse que, en fin de cuentas, la ayuda de losfondos del PIO no ha alcanzado sino a poco másde 5.000 subnormales educables.

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AYUDAS A SUBNORMALES CONCEDIDAS CON CARGO A LOS PLANES DE INVERSIONESDE FONDOS DEL PRINCIPIO DE IGUALDAD DE OPORTUNIDADES

Ario CursoPlan

deInv.

Cap. Art.con-cepto Epígrafe

Cantidadtotal

AYUDAS CONCEDIDAS

De De De Total3.500 7.000 18.000

Ayudas para niños defi-1963 63/64 III 1.0 U.° 6.0 cientes 32.250.000 1.583 1.176 2.759

Ayudas para instrucción deniños deficientes en cen-

1964 64/65 IV 1.0 U.° 6.° tros adecuados 32.250.000 1.200 1.325 2.5251965 65/66 V 1. 0 U. 6.° Idem, íd. 40.000.000 1.901 1.483 3.3841966 66/67 VI 1. 0 U.° 5.0 Idem, íd. 40.000.000 2.070 400 1.664 4.134

TOTALES 144.500.000 2.070 5.084 5.648 12.802

El régimen de estas ayudas es el siguiente:

1.° Se convoca un concurso para que puedansolicitarlas los padres o tutores de los interesa-dos, utilizando al efecto un impreso, en el quese especifican los datos personales del subnormal,los de su familia, ingresos económicos de ésta,si disfrutó o no de ayuda en el curso anterior,clase de ayuda que solicita, la ficha clínica conprolijos detalles, entre los que destaca por suimportancia el cociente intelectual, una diligen-cia en la que el centro de educación especial co-rrespondiente certifica que tiene reservada plaza,otra diligencia de la Inspección de EnseñanzaPrimaria, relativa al centro y sus características,y, por último, la puntuación que se otorga al so-licitante.

2.° Esta puntuación se otorga por una comi-sión provincial, de la que forman parte represen-tantes de las Asociaciones de Padres de Familia,con arreglo a un baremo preestablecido que con-templa, presupuesta la necesidad de la educaciónespecial, tres conceptos puntuables: la edad, dan-do preferencia a la de escolaridad obligatoria(seis a catorce arios), la situación familiar (or-fandad, concurrencia de subnormales, número dehijos, etc.), y los ingresos económicos, puntuandomás o menos según la renta per capita que re-sulte y, por supuesto, en sentido inverso.

3." Una vez puntuadas las instancias, la Co-misión Provincial las remite a Madrid, a la Sec-ción de Servicios Económicos Especiales, con unarelación de los solicitantes, ordenados por pun-tuaciones de mayor a menor. Son sometidas adeliberación de una Comisión Nacional, de la quetambién forman parte representantes de las Aso-ciaciones de Padres de Familia, que determina loscriterios con que han de ser adjudicadas las ayu-das, dentro del orden marcado por la puntua-ción; por ejemplo, el criterio de no adjudicarayudas para internado a los niños con residen-cia en el mismo municipio que el centro en quereciban educación especial, el de adjudicar sola-mente ayuda complementaria para tratamientoterapéutico a los niños acogidos por centros de-pendientes de Consejo Escolar Primario, en ra-

zón a que por su régimen de Patronato ya reci-ben la ayuda que suponen unos maestros cuyaremuneración para el Estado, etc.

4.° Fijados los criterios, la Sección de Servi-cios Económicos Especiales procede a redactar laresolución de adjudicación concreta de las ayu-das. cuyo pago se tramita posteriormente por laSección Económica de Protección Escolar y Asis-tencia Social.

Esta modestísima labor no supone apenas nadaen relación con la carga que debería sobrellevarel Estado. En primer lugar, no deberían desti-narse los fondos del PIO a esta finalidad, quepoco o nada tiene que ver con la igualdad deoportunidades; la enseñanza que pueden recibirlos subnormales, y que se encierra en el concep-to de educación especial, es por su contenido, pri-maria, y, como tal, debe ser obligatoria y gra-tuita; ergo, deben ser afrontados sus gastos porel Estado en su presupuesto general, no a travésde fondos con finalidad específica, como son losdel PIO. Si lo subnormales que no sean débilesmentales hubieran de cursar estudios superioresa la enseñanza primaria podrían, claro está, re-cibir becas para ello, pero no en función de susubnormalidad, sino de los propios estudios.

En segundo lugar, como decíamos, menos de6.000 subnormales han recibido ayuda; las peti-ciones presentadas en 1966 sumaban cerca de120 millones de pesetas, y sólo 40 había para dis-tribuir; aun limitando la acción estatal a esteaspecto sería preciso, pues, multiplicar por tresaquella consignación presupuestaria.

En tercer lugar, no existe un control eficaz:a) de la veracidad de los datos contenidos en lasinstancias; sólo a posteriori es posible descubriralgunos casos en que la posición económica dela familia evidencia la falsedad de lo declaradoy, en consecuencia, anular la ayuda concedida,como se ha empezado a hacer precisamente enel presente curso, con la esperanza de que estehecho ejemplarice; b) del progreso de los edu-candos, sin que, por lo tanto, sea posible observarun flujo continuo de incorporación a la ense-ñanza normal o a la población activa de los po-sibles recuperados, ni otro de entrega a la aten-

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ción de otros organismos, de los que manifiestenuna ineducabilidad completa.

Por último, a pesar del decreto de 13 de mayode 1965, no están bien definidas las competen-cias administrativas, como lo demuestra el si-guiente supuesto: un sordomudo de veintiúnarios, que está aprendiendo un oficio, solicitaayuda para aprender a hablar y se dirige al efec-to al Fondo Nacional de Asistencia Social. Esteorganismo, del Ministerio de Gobernación, remi-tiría la instancia al Fondo de Protección al Tra-bajo, por no encuadrarse la pretensión en unconcepto estricto de asistencia social. El organis-mo destinatario devolvería la instancia porquesus fondos no son inversibles en esas atenciones;el Fondo Nacional de Asistencia Social remitiríala instancia a la Comisaría de Protección Esco-lar, que a su vez la pasaría a la Dirección Gene-ral de Enseñanza Primaria, por si se tratara deuna posible ayuda a subnormales; pero ésta con-testaría que, teniendo ya veintiún arios, no eraposible adjudicarle ninguna ayuda para educa-ción especial, devolviendo la instancia al orga-nismo de origen. Consecuencia: no habría ayudapara el solicitante.

ESTADISTICA

Lo agudo del problema se patentiza cuando esconsiderado a la luz de las cifras posibles desubnormales.

El Rapport statistique sur l'enseignement spé-cial incluye a España (pág. 10) entre los paísesque no poseen datos estadísticos que puedan serexpuestos sobre la materia. Y, en efecto, no co-nocemos ninguna organización que, de forma téc-nica y coherente, haya realizado investigacioneso mentado sistemas que conduzcan al estableci-miento de datos estadísticos fidedignos.

Por ello, todas las cifras relativas a la existen-cia de subnormales en España que se han aven-turado responden a una determinación estimati-va que, al hacer depender la cuantificación demuy varios puntos de vista, hacen variar gran-demente el número total. Así, la Asociación Na-cional de Padres de Familia ha hablado en oca-siones de la existencia de 250.000 subnormales;otras fuentes duplican la cifra; posiblemente larealidad se encuentre entre ambas.

Contemplando tan sólo la población escolar yla subnormalidad consistente en deficiencia men-tal, es interesante lo que a continuación recoge-mos del artículo de Pedro Crespo, ya citado:

Según una tabla de la Organización Mundialde la Salud, por término medio, en la generali-dad de los países desarrollados el 10 por 100 dela población escolar tiene un coeficiente inte-lectual comprendido entre menos de 90 y 70:un 2,24 por 100 está entre unos coeficientes de50 a 70; un 0,26 por 100 lo está entre 25 y 50,y un 0,06 por 100 lo constituyen los que tienenun coeficiente inferior a 25. Estos últimos so-los que componen esa clasificación especial desubnormal profundo, de seres totalmente inca-

pacitados para cualquier educación, que no sonadmitidoe en ningún centro, para los que noexiste nada que no sea la protección y com-prensión —cuando existen— de su propia familia.

Si consideramos que la población escolar deEspaña la constituyen, por su edad. unos 4.600.000niños, las cifras que corresponden a los subnor-males resultan alarmantes. Con subnormalidadligera —pero plenamente adaptables a las clasesnormales— figuran unos 460.000 niños ; 103.040padecen ya subnormalidad media ; 11.960 la su-fren ya aguda, y 2.700 son profundos.

Así, resulta una cifra de deficientes mentaleseducables de 103.000 niños, aproximadamente;añadiendo otras estimaciones correspondientes alos otros tipos de deficiencias, a los adultos losuficientemente jóvenes para poder ser educados(hasta los veinticinco arios, por ejemplo), parecebastante atinada la cifra de 250.000 sujetos de laeducación especial, número aterrador por la vi-gorosa acción que es necesario realizar con ellos,si se quiere que el Estado y la sociedad puedanufanarse de tener cumplida su obligación a esterespecto.

Es evidente que para planificar esta acción se-ría un instrumento de gran utilidad un censode subnormales, dotado de la necesaria fluidez yseguridad para recoger en todo momento la au-téntica población subnormal existente. Esta, sinduda, es la idea que preside los preceptos de laorden ministerial de 14 de enero de 1967. que secopian a continuación:

Segundo—Las Inspecciones Provinciales deEnseñanza Primaria... confeccionará (n) :3.° Una relación nominal de los niños de seisa catorce arios, que en razón a sus circunstan-cias físicas o psíquicas, o inadaptación escolar osocial deben recibir educación en un centro es-pecial.

... (La relación) tercera (se formará) con losdatos facilitados por padres o tutores, debida-mente contrastados con los informes psicopeda-gógicos emitidos por los centros oficiales ade-cuados.

Tercero.—Será responsabilidad de la Inspec-ción Provincial el mantener actualizadas estasrelaciones durante el curso escolar.

Rudimentaria en verdad es esta normativa;tanto, que lo único que se conseguirá con ellaes contar con el embrión de lo que en el futuropuede ser el auténtico censo de subnormales.Bien está que se encomiende a la inspección latarea de formar estas relaciones: pero es pre-ciso tener en cuenta además:

1. 0 Que tales relaciones deben ser completa-das con un fichero central, receptor de la in-formación correspondiente a cada uno de lossubnormales.

2. 0 Que la inclusión en la relación presupo-ne una calificación que, si muchas veces seráfácil por tratarse de una subnormalidad evi-dente, en muchas otras requerirá uno o múl-tiples exámenes clínicos y psicotécnicos.

3.° Que, por ello, es necesario pensar en cuálha de ser el mecanismo utilizable para detec-tar la existencia de subnormales. Hay que con-

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tar con la cooperación de los maestros nacio-nales, en contacto directo con los niños esco-larizables, de los ayuntamientos y de los padresy representantes legales, cuya preocupación hayque saber despertar.

4." Que también han de ser objeto de estaatención los jóvenes de edad superior a la deescolaridad primaria.

5.° Que los centros, sean estatales o no es-tatales, han de colaborar suministrando los da-tos relativos al progreso, estancamiento o re-troceso de los educandos, con vistas a su bajaen la relación y, por tanto, en el fichero cen-tral. lo que exige. a su vez, una coordinaciónde los servicios pedagógicos con los clínicos yterapéuticos.

Todo ello evidencia que esta cuestión debeser reglamentada aparte , de modo más minu-cioso, si se quiere contar con los datos básicosnecesarios para conseguir una buena planifica-ción de la educación especial. Y esto es tantomás necesario cuanto que parece ser que la se-gunda fase del Plan de Desarrollo Económico ySocial va a destinar 1.200 millones a la creaciónde 4.000 aulas para educación especial, lo queexigirá también una cuidadosa atención al pro-blema de su ubicación geográfica y la conside-ración. por lo tanto, de las tensiones migratoriasinternas.

PERSONAL ESPECIALIZADO

Nos referimos exclusivamente al personal edu-cador. Está constituido por maestros nacionalesa los que se expide un diploma de especialistasen Pedagogía Terapéutica, previos unos cursillosde formación en dicha especialidad. Hasta ahoraestos cursillos han supuesto la formación de al-gunos centenares de estos especialistas: pero elnúmero necesario es todavía mucho mayor, ha-bida cuenta de la cifra presumible de subnor-males. Para determinar dicho número es impo-sible utilizar la técnica de las proyecciones porno contar con las series cronológicas necesariascomo antecedentes, pero estándose como se estábastante lejos del mismo, no parece que de mo-mento exista otra preocupación que la de pro-ducir el mayor número posible de especialistas.Para ello hay que tener presente:

1.° Que la relación profesor/alumnos crececonsiderablemente en este tipo de educación,frente a la normal, ya que mientras en ésta unmaestro puede encargarse de las clases de 35 yhasta 40 alumnos, en educación especial no debepasar este número de 10 ó 12.

2." Que es preciso establecer la necesaria di-ferenciación entre las especialidades pedagógicasque requiere la variedad de subnormalidades po-sibles.

3.° Que, si bien puede pensarse en una for-mación acelerada a base de cursillos para im-provisar un determinado número mínimo de

educadores utilizable, debe tenderse a una forma-ción sólida de cada especialidad, destinándolecursos de la duración precisa.

4.° Que podría pensarse en la incorporaciónde tales cursos a la carrera del Magisterio, comoun coronamiento voluntario de la misma. De estemodo, las escuelas del magisterio producirían unflujo normal de especialistas en educación espe-cial, sobre el que cabría establecer un rigurosocontrol en función de las necesidades existentes.

FUTURO INMEDIATOPREDICABLE

PARA LA EDUCACION ESPECIAL

Como conclusión y recapitulación de cuantollevamos expuesto, cúmplenos ahora señalar cuá-les son, a juicio nuestro, las líneas generales quedeberá seguir la actuación estatal en orden aeste tema.

1. Constitución del censo de subnormales,como pieza básica de planificación, a base de unfichero central que habría de formarse:

A) Detectando a todos los subnormales exis-tentes en el territorio nacional y clasificándolospor especialidades. Para ello debería utilizarseen principio la información previa de los ayun-tamientos, padres y representantes legales ymaestros nacionales, para lo que serían una bue-na pieza instrumental las juntas municipales deEnseñanza primaria, cuya actividad sin duda ha-bría que galvanizar en todos los aspectos, pero.fundamentalmente, en el de la educación espe-cial.

B) Encargando a las jefaturas provinciales desanidad, en colaboración estrecha con el Servi-cio Médico Escolar y llegando, incluso, a la cons-titución de tribunales médicos, la calificaciónclínica de los subnormales detectados y la veri-ficación, claro está, de su subnormalidad.

C) Encargando a las inspecciones provincia-les de Enseñanza primaria de reunir la infor-mación local y médica y remitirla puntualmenteal fichero central, estableciendo un régimen dealtas y bajas en el mismo.

2. Construcción y creación de centros.—Comodecíamos, parece que va a emprenderse la cons-trucción de unos millares de aulas para educa-ción especial. Albricias. Pero debería partir estaactividad de las siguientes premisas:

A) La mayor parte del esfuerzo económicodebe dedicarse a la construcción de centros es-tatales. Y sólo una pequeña parte de los crédi-tos disponibles a subvencionar iniciativas priva-das, aunque sean de la Iglesia, y siempre contodas las garantías.

B) La localización geográfica debe tener encuenta no sólo las exigencias del censo y de lastensiones migratorias, sino también las diversasespecies de subnormalidad, de tal modo que, parauna mayor eficacia cada centro se dedique a unade dichas especies.

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NOTAS SOBRE LA EDUCACION ESPECIAL

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C) Prevenir también las necesidades de au-las como adicionales a grandes nosocomios, enla variedad que clasificábamos como «deficientesfísicos autosuficientes».

D) Encargar de la tramitación administrati-va de los expedientes de obras a la Sección deEducación Especial, cuya creación postulamosmás abajo.

3. Personal especializado.—Organizar la pro-ducción de este personal con los criterios quehan quedado expuestos hasta conseguir el nú-mero necesario, primero, y creando, después, unflujo normal controlado de especialistas.

4. Ayudas y subvenciones.—Debería suprimir-se todo crédito para esta finalidad procedentedel PIO. En su lugar, debería organizarse esteaspecto con arreglo a las siguientes bases:

Al Desaparición del concepto de ayudas asubnormales.

13) Un crédito para los centros privados de-dicados a este tipo de educación, subvencionan-do solamente y previo un riguroso control aaquellos que ofrecieran las máximas garantías deeficacia y honestidad.

C) Un crédito, en la cuantía que fuera autén-ticamente necesaria, para el funcionamiento delos centros estatales, que debería incluirse en elcapítulo de gastos de los servicios, y, flor lo tanto,con la carga para los regentes de dichos centrosde justificar las inversiones, de tal modo que laeducación especial fuera absolutamente gratui-

ta, incluso en cuanto a internado y ropero es-colar.

5. Educación especial de adultos.—Para unaetapa posterior puede pensarse también en pla-nificar y establecer la educación especial paraquienes no tuvieron oportunidad de recibirla du-rante los arios de escolaridad obligatoria.

6. Organización administrativa.—Debería con-vertirse la actual sección de Servicios Económi-cos Especiales de Enseñanza Primaria en la Sec-ción de Educación Especial, a la que podríaencargarse de las tareas que actualmente tieneencomendadas aquélla y que no se refieren a sub-normales, como accesorias, y, como principalesde todo lo relativo a la educación especial, des-de la formación del censo de subnormales y ex-pedientes de construcción de edificios hasta latramitación de los expedientes de inversión enel funcionamiento de los centros estatales y sub-venciones a los no estatales. Creemos que es unagran tarea que justifica cumplidamente la crea-ción que postulamos.

Al señalar estas líneas de actuación, hemospretendido, acaso erróneamente, indicar un po-sible camino para que en España pueda ser unarealidad, en cuanto a las necesidades educativas,el principio quinto de los proclamados por lasNaciones Unidas en su declaración de derechosdel niño, de 1959. Si el camino señalado es via-ble, empréndase cuanto antes. Si no lo es, queexpertos más autorizados que el autor de estaslíneas lo señalen.