Notas, La Constelacion y El Animal

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La constelación y el Animal - Notas Cabe decir que Deleuze siempre ha sido fuertemente influenciado por las ciencias de la vida, en las que brillan nombres como; Georges Canguilhem, Gilbert Simondon o Gerffroy Saint-hilaire. Y que resultan para el filósofo francés un aliado perfecto, tanto para el desarrollo de su teoría de la subjetividad Dicha empresa siempre esta girado en torno a la problemática abierta en su primera obra Empirismo y Subjetividad (1953), que en ese momento se restringía a un estudio cercano a la epistemología; pero que posteriormente va extendiéndose hasta reencontrarla en sus reconocidos Estudios sobre cine I y II (1983 y 1985). Y su consistencia es clara, cuando los afectos de subjetividad dejan de ser atribuidos a una supuesta esencia del hombre, la separación entre naturaleza y cultura se vuelven inoperantes; no hay más razón para considerar al hombre como la pieza clave de la evolución. “El propósito es sustituir una norma invariable y trascendente por una normatividad inmanente y fluctuante de lo vital, que posibilita dejar a tras la clásica oposición entre materia y forma y considerar en cambio, una modulación intensiva de fuerzas y materiales” 1 Pero si bien el organismo resulta punto clave para la diferenciación o individuación de lo viviente, lo central aquí, es que lo viviente no está reducido a las formas organizadas, En Deleuze el tratamiento de este problema se vale de una doble articulación, por un lado no se puede 1 Sauvagnargues, Anne. Deleuze: Del Animal Al Arte; Buenos Aires; Amorrortu; 2006. Pg 12

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La constelación y el Animal - Notas

Cabe decir que Deleuze siempre ha sido fuertemente influenciado por las ciencias de la vida, en las que brillan nombres como; Georges Canguilhem, Gilbert Simondon o Gerffroy Saint-hilaire. Y que resultan para el filósofo francés un aliado perfecto, tanto para el desarrollo de su teoría de la subjetividad

Dicha empresa siempre esta girado en torno a la problemática abierta en su primera obra Empirismo y Subjetividad (1953), que en ese momento se restringía a un estudio cercano a la epistemología; pero que posteriormente va extendiéndose hasta reencontrarla en sus reconocidos Estudios sobre cine I y II (1983 y 1985). Y su consistencia es clara, cuando los afectos de subjetividad dejan de ser atribuidos a una supuesta esencia del hombre, la separación entre naturaleza y cultura se vuelven inoperantes; no hay más razón para considerar al hombre como la pieza clave de la evolución.

“El propósito es sustituir una norma invariable y trascendente por una normatividad inmanente y fluctuante de lo vital, que posibilita dejar a tras la clásica oposición entre materia y forma y considerar en cambio, una modulación intensiva de fuerzas y materiales”1

Pero si bien el organismo resulta punto clave para la diferenciación o individuación de lo viviente, lo central aquí, es que lo viviente no está reducido a las formas organizadas, En Deleuze el tratamiento de este problema se vale de una doble articulación, por un lado no se puede afirmar la vida inorgánica, sin que al mismo tiempo, se abra un análisis de la subjetividad a modos vitales intensivos, tales como: El habito, la contracción y contemplación.

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Habito

En obra Diferencia y Repetición (1968), Deleuze se propone hacer un análisis de la subjetividad partiendo de la critica que anteriormente Bergson había realizado a la noción de lo Posible en Kant, por no parecerle más que una posición retroactiva de la inteligencia, que superpone a lo real una posibilidad no realizada, irreal o ficticia; que finalmente no puede dar cuenta de las condiciones de constitución de lo real. Entonces, a esta noción Deleuze opone el concepto de virtual, que no es ni mental, ni irreal, sino que mienta la parte no actual de la realidad. Pero veamos esto mas a detalle, si tanto Bergson y Deleuze no

1 Sauvagnargues, Anne. Deleuze: Del Animal Al Arte; Buenos Aires; Amorrortu; 2006. Pg 12

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aceptan la categoría de posible es porque esta no involucra a la realidad más que tomándola como la misma cosa fuera de la representación, es decir, lo posible es la cosa solamente pensada, menos su modo de existencia real y al mismo tiempo lo real es la cosa misma, captada esta vez a la luz del pensamiento. Tal categoría ignora las condiciones de su génesis y por lo mismo no puede explicar lo que la realidad aporta al pensamiento, la circularidad básica de su constitución la dotan de cierta esterilidad. Implementando el concepto de virtual, lo real deja de ser planteado a semejanza del pensamiento y aporta, en cambio, posibilidad explicativa al espacio de surgimiento de lo nuevo, al espacio de continua creación en la realidad.

En definitiva se trata de retomar el programa kantiano y sustituir al condicionamiento de lo posible, una condición virtual, no actual, pero si real; que tanto explique el pensamiento en la teoría, como en su plan real de producción.

Aunque son tratadas tres síntesis, por el momento nos interesara solamente la primera y el carácter pasivo de la misma; ya que la pasividad es la garantía de un devenir sintético del que los individuos materiales –animales, minerales, bacterias- resultan un producto, un residuo, de nuevo volvemos sobre la idea de que las relaciones son exteriores a sus términos. Tal síntesis constituyente no corresponde –según Deleuze- a una espontaneidad consciente, más bien, corresponde a un ethos, o más bien a un habitus, que no solo incluye a los animales, sino a las cualidades mismas.

“Se trata de una síntesis <<sensible y perceptiva>> que actúa en el orden de las fuerzas y que es preciso considerar no como un acto, sino como una contracción pasiva, una contemplación.”2

La síntesis constituyente se da en términos de una captura temporal, una condensación; la duración de esta captura compone la subjetividad, actualizando un haz o una serie de acciones, cualidades o signos dentro de un pequeño sistema orgánico temporal. En este sentido es que ulteriormente y como veremos más adelante, las diferencias de producción de una sensación o de una conciencia dependen de la duración de esta captura.

Deleuze lo dice de esta manera: “El tiempo es subjetivo, pero se trata de la subjetividad de un sujeto pasivo.”3 Y más adelante: “La cualidad sentida se confunde con la contracción de excitaciones elementales.”4

Así el nivel más elemental de la subjetividad es explicado como una fluctuación, una vibración, que no involucra un organismo o conciencia anterior. Y no puede dejarnos de parecer que esta síntesis constituyente o hábito, tiene un origen en Hume, para quien el hábito se producía en un puro contraer de fuerzas que antecedían al yo. Es necesario saber lo que se está diciendo en este punto, pues si seguimos la línea de descenso partiendo de la

2 Sauvagnargues, Anne. Deleuze: Del Animal Al Arte; Buenos Aires; Amorrortu; 2006. Pg 193 Deleuze, Gilles. Diferencia y Repetición. Buenos Aires: Amorrortu, 2006. Pg 974 Op. Cit. Pg 99

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subjetividad ya producida, tenemos que esta remite a síntesis perceptivas y sensitivas, que a su vez remiten a síntesis intensivas, que aun más allá, remiten a síntesis materiales. La subjetividad así entendida muestra un trasfondo inorgánico material

Deleuze: “Somos agua, tierra, luz y aire contraídos, no solo antes de reconocerlos o representarlos, sino antes de sentirlos. Todo organismo es en sus elementos receptivos y perceptivos, pero también en sus vísceras, una suma de contracciones, retenciones y esperas.”5

Recapitulando, al contemplar, contraemos hábitos, y por lo tanto hay que entender esta contemplación como un modo de ligazón pasivo, que solo se prolonga durante el tiempo de su retención, y que se afianzan sobre elementos materiales: “No son las ideas lo que contemplamos por concepto, sino los elementos de la materia por sensación”6. Desde el color de la sangre, hasta el olor del orín, contraer un habito, es contraer una multiplicidad de elementos, es volverse sujeto, y el lobo no es menos sujeto que el hombre. Cierto es que resulta una polémica afirmación, pero Deleuze no deja de insistir: “Hay una contracción de la tierra y la humedad que llaman trigo y esta contracción es una contemplación y la autosuficiencia de esta contemplación.”7

La Disparidad

Toda captura de fuerzas, es un acto de constitución, un acto de individuación intensa, como un nudo, un pliegue de individuación, entre elementos inconexos;

Ahora bien, de manera sencilla un encuentro filosófico puede definirse como la relación entre términos que en general no implican medida común, o sea, no tienen de principio relación alguna. Un ejemplo claro son los diálogos de Platón, en estos, es común encontrar a dos personajes iniciando un dialogo, pero las más de la veces los pensamientos encontrados no tienen medidas comunes, son extraños uno al otro

Ya sea en el plano del organismo o del concepto, toda captura de fuerzas reporta una ligazón de elementos heterogéneos.

“No solo el presente vivo y con él toda vida orgánica y psíquica descansa sobre el hábito, sino que el hábito deviene una instancia subjetiva sin la cual la menos causalidad resultaría ininteligible.”8

Ahora bien, entender la subjetividad como un asunto de fuerzas no deja de recordarnos que es necesaria una reformulación; ni unitaria, ni idéntica, menos personal, la subjetividad no

5 Op. Cit. Pg 2006 Deleuze, Gilles; ¿Qué es filosofía?; Barcelona: Anagrama; 1993; Pg 2007 Deleuze, Gilles. Diferencia y Repetición. Buenos Aires: Amorrortu, 2006. Pg 1028 Sauvagnargues, Anne. Deleuze: Del Animal Al Arte; Buenos Aires; Amorrortu; 2006. Pg 22

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es patrimonio exclusivo de los humanos, sino que debe ser distribuida en todo el tejido existente.

de Gilbert Simondon, pero también cercana a la idea de multiplicidad Bergsoniana. Hemos dicho que la subjetividad da cuenta de una ligazón de elementos heterogéneos, pero al miso tiempo reporta una individuación como modulación de la multiplicidad producida; si hemos dicho que la subjetividad no es ni unitaria, ni idéntica, es porque en el fondo, es efecto de una pluralidad de elementos en contacto.

Entonces, lo más lógico es que se continúe con la pregunta ¿Cómo se produce un individuo, un animal, un cristal, un planeta? Pero la respuesta –como se intuye- no es nada simple. Para adentrarnos en el problema de la producción de un individuo, recordemos como Simondon lo traslada a la discusión clásica entorno a la materia y la forma, lo que también recibe el nombre de “esquema hilémorfico”.

El problema va de la siguiente forma: a Simondon el modelo hilémorfico le parece inadecuado e incapaz de pensar como se genera una individuación en el plexo de la realidad, y aun le parece más ineficaz para pensar el devenir de una individuación en el caso de haberse producido; ya que intenta explicar el individuo según un principio de individuación trascendente.

“Este principio funciona como una forma (morphé) que se impone desde fuera, como un molde a una materia (hylé) pasiva.”9

El modelo hilémorfico –como también la noción de lo posible que mencionamos anteriormente- resulta incapaz de integrarse en una filosofía que intente instalarse en lo real, aun más incapaz a la hora de pensar el devenir. Y lo es –en opinión de Simondon- por dos razones; el modelo presupone un principio de individuación que trata de explicar al individuo de forma abstracta y anterior a la formación del mismo; por otro lado concibe al individuo como uno, indivisible, idéntico y unitario. Así que la creación de nuevos conceptos se hace necesaria, pues por ejemplo, las categorías de especie y género de corte aristotélico no sirven más que para perpetuar el modelo.

Simondon entonces introduce el término de metaestabilidad, con el fin de remplazar una forma abstracta y trascendente que de alguna forma es impuesta a la materia pasiva, por una modulación que no reporta otra cosa que la toma de forma a través de la interacción de fuerzas y materiales en un medio metaestable. El individuo será el resultado de un proceso en el que se ponen en interacción potenciales intensivos, es decir, lo primero es reconocer la diferencia, un estado de diferencia fundamental del cual emerge un individuo a llevarse a cabo una resolución en un sistema metaestable. A esta diferencia fundamental Simondon también le llama disparidad, y un ejemplo puede servir muy bien para explicarla: Dentro de los estudios de fisiología encargados de la percepción, la producción del efecto de

9 Sauvagnargues, Anne. Deleuze: Del Animal Al Arte; Buenos Aires; Amorrortu; 2006. Pg

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profundidad en la visión, se explica por una disparidad; en la visión binocular cada ojo reporta una imagen bidimensional por separado, pero al conjuntarse surge una diferencia de paralaje que impide que las dos imágenes bidimensionales se acoplen perfectamente, su asimetría genera una disparidad que al solucionarse crea una nueva dimensión, la visión tridimensional; se crea así una modulación de los dos ojos, que sigue conservando sus diferencias de forma independiente y sin embargo su interacción produce algo nuevo. La visión tridimensional se explica menos por la reducción de las diferencias –que entregaría dos imágenes bidimensionales simétricas- que por la producción de la disparidad.

Deleuze se apropia de este modelo de individuación, pero él remplaza el término de metaestabilidad por el de campo preindividual de constitución, donde la individuación surge en la resolución de una diferencia problemática, es decir, lo nuevo surge siempre como resolución a un problema.

En Diferencia y Repetición (1968), Deleuze insiste en este punto, es la relación entre series o intensidades diferenciales, las que hacen surgir la sensibilidad y el pensamiento, pero también a los organismos y ulteriormente los órganos especializados: “La individuación precede en derecho a la diferenciación (…) toda diferenciación supone un campo intensivo de individuación previo.” 10

, el devenir según la disparidad es entendido como multiplicidad verdadera, como creación continua de formas orgánicas, conceptuales, artísticas, sin que sean resultas por contradicción.

“Algo se produce cuando dos series acopladas resuenan y estas resonancias producen un movimiento forzado que hace devenir como sujeto a los soportes o pacientes de estos dinamismos.”11

Revisar mas a fondo

10 Deleuze, Gilles. Diferencia y Repeticion. Buenos Aires: Amorrortu, 2006. Pg 31811 Sauvagnargues, Anne. Deleuze: Del Animal Al Arte; Buenos Aires; Amorrortu; 2006. Pg 32