Notas a Propósito de los Desafíos del Movimiento...

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A N Á L I S I S Y P R O P U E S T A S Notas a Propósito de los Desafíos del Movimiento Sindical Uruguayo CRISTINA ZURBRIGGEN NATALIA DOGLIO LUIS SENATORE diciembre 2003

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A N Á L I S I S Y P R O P U E S T A S

Notas a Propósito delos Desafíos del MovimientoSindical Uruguayo

CRISTINA ZURBRIGGENNATALIA DOGLIOLUIS SENATORE

diciembre 2003

FRIEDRICH EBERT STIFTUNG

FESUR – Representación en UruguayPlaza Cagancha 1145, piso 8Casilla 10578, Suc. Plunae–mail: [email protected]://www.fesur.org.uyTels.: [++598 2] 902 2938 / 39 / 40Fax: [++598 2] 902 2941

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1. INTRODUCCIÓN _____ 52. LOS DESAFÍOS DEL MOVIMIENTO SINDICAL _____ 7

3. EL OCTAVO CONGRESO DEL PIT–CNT,«CONSTRUYENDO EL FUTURO» _____ 9

Reestructura interna ______ 11

Políticas de alianzas ______ 15

Género y equidad ______ 16

Propuesta programáticapaís productivo y conquistas sociales ______ 18

4. REFLEXIONES FINALES Y DESAFÍOS PENDIENTES _____ 20Bibliografía _____ 23ANEXO 1. _____ 24

Indice

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En los tiempos que corren, los sindicatos en elmundo se enfrentan a problemas similares: elaumento de la competitividad en economíasabiertas, la introducción de nuevas tecnologías,la desregulación del mercado laboral, la reor-ganización de las formas de trabajo. Sin em-bargo, en América latina, no se puede hablarde crisis del trabajo industrial1 al igual que selo hace para los países desarrollados, ya queel proceso adquiere connotaciones diferentesen uno y otro caso. Pese a las diferencias, lacrisis se relaciona en general con el aumentodel desempleo, con la disminución de los sala-rios reales, y sobre todo, con el crecimiento dela economía informal y el incremento de las

«ocupaciones por cuenta propia» o el empleoen microempresas, que con frecuencia funcio-nan en condiciones precarias de trabajo (OIT2002).

Asimismo, en las últimas décadas América La-tina ha pasado por profundos cambios demo-gráficos, culturales y sociales que han provo-cado una transformación importante en la es-tructura de la población ocupada. Por un lado,se ha dado un aumento significativo de la par-ticipación de la mujer en el mercado de traba-jo, con salarios y condiciones laborales inferio-res a los hombres. Por otra parte, el nuevoempleo juvenil2 se ha generado fundamental-

1. Introducción

1 Ver Rifkin Jeremy (1996).2 Los jóvenes durante la década del 90 han sido los más afectos por el desempleo llegando a guarismo de un 34% entre los 18 y

24 años, afectando sobre todo a las mujeres y las personas con menores niveles educativos (Bucheli y Casacuberta 2003).

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mente en el sector informal, con una significati-va desprotección social, a lo que hay que agre-gar que los jóvenes representan el doble de latasa promedio de desempleo general (OIT2002).

En este nuevo escenario –acompañado de unaserie de medidas desreguladoras hacia el mer-cado de trabajo, la acción sindical, la negocia-ción colectiva y la seguridad social– se tiendena debilitar los ejes de la identidad sindical. Lossindicatos de hoy ya no son como otrora la refe-rencia nacional en materia de consecución deniveles salariales o de condiciones de trabajo.

En Uruguay, las transformaciones económicasde los años 90 tuvieron efectos en el mercadolaboral similares a los países de la región. Pa-semos revista a alguno de ellos: aumento deldesempleo3, con reducción del empleo públicoe industrial4; aumento de los ocupados en elsector informal y en las microempresas5;feminización de la población ocupada y con pro-blemáticas de empleo, situación que se acre-cienta en los más jóvenes y con menor niveleducativo.

El movimiento sindical uruguayo es plenamen-te consciente que se enfrenta con una coyun-

tura signada por la exigencia de definicionestrascendentales, cuya centralidad se acrecien-ta en un contexto de crisis económica y social,así como ante la perspectiva –cada vez máspresente en el imaginario colectivo– de un even-tual triunfo de la izquierda en las próximas elec-ciones.

A partir de esas consideraciones pueden deri-varse algunos desafíos que el sindicalismo uru-guayo deberá enfrentar en el mediano y largoplazo. Esos desafíos tienen que ver con las for-mas de organización sindical, con la rearticula-ción del movimiento obrero con los partidospolíticos y en particular con la izquierda, y conla cuestión ideológica. Discutiremos cada unode estos aspectos en el próximo apartado, paraluego analizar las opciones estratégicas delmovimiento sindical. En este sentido, se hacepreciso analizar algunos de los principales re-sultados del VIII Congreso del PIT–CNT, en elcual comenzaron a definirse varios de loslineamientos de carácter político, estratégico,programático y organizativo, sobre los que elmovimiento sindical parece encarar estos nue-vos desafíos.

3 El desempleo actual es del 16%, llegando a un record histórico de un 19,8% en el año 2002 (INE 2002 y 2003).4 La población ocupada en el sector secundario pasó de representar el 21% en 1991, al 13% en 2002.5 La proporción de trabajadores que trabajan en microempresas (menos de 5 personas) pasa de representar en 1991 el 31% de

los empleados a el 47% en el 2003 (Amaranta y Arim 2003).

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Los sindicatos tienen que hacer frente a gran-des retos en un nuevo contexto histórico.

En primer lugar, el proceso de apertura comer-cial e integración regional implicó una reestruc-tura productiva, y afectó fuertemente al movi-miento sindical dado que su base de susten-tación estaba en las grandes empresas indus-triales desarrolladas durante el proceso susti-tutivo de importaciones que serán las más afec-tadas en los 90. El proceso de ajuste producti-vo trae como consecuencia una disminución delempleo en el sector secundario, y como con-trapartida un aumento en el sector terciario. Asu vez los procesos de tercerización, producenla sustitución de las grandes empresas del pa-sado por pequeñas y micro empresas, afectan-do los espacios tradicionales de construcciónde los intereses sindicales.

En segundo lugar, se ha roto, de hecho, el pac-to social que posibilitaba al Estado el papel re-

gulador y, sobre todo, compensador de losdesequilibrios provocados por la dinámica eco-nómica al interior de las sociedades. El replie-gue de las protecciones y las seguridades delEstado sobre las vidas de los trabajadores,impacta fuerte y negativamente sobre los mis-mos que pierden ingresos y condiciones labo-rales, lo que se refleja en una caída tanto cuan-titativa como cualitativa de convenios colecti-vos celebrados.6

En tercer lugar, las transformaciones producti-vas y la incorporación de innovaciones en losprocesos técnicos no se tradujeron en unamejora de las condiciones de la vida de los tra-bajadores. La apertura comercial y la flexibi-lización de las relaciones laborales generarondesempleo, precarización, e informalidad. Elincremento de los trabajadores con problemasde empleo7 se puede visualizar como otro fac-tor que debilita al movimiento sindical. En estenuevo escenario, el sindicalismo se ve afecta-

2. Los desafíos delmovimiento sindical

6 El porcentaje de trabajadores del sector privado que participa actualmente de procesos de negociación colectiva es del 16%, entanto que a fines de la década de los 80 rondaba un 95%.

7 Si tomamos los datos del INEA con las categorías de subempleado, precarios y desempleados, nos encontramos que 1991aproximadamente 400.000 personas presentaban problemas de empleo, en el 2003 esa cifra se duplica.

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do desde dos vertientes: por un lado, desde elcambio de la inserción de los asalariados, quedejan de ser trabajadores plenos para pasar aser precarios, contratados, con salarios inferio-res y no siempre tributarios de la seguridadsocial. Por el otro, porque se encuentran en unescenario con nuevos actores, entre ellos losdesempleados y los nuevos excluidos. Frentea ellos, pese a ciertas experiencias de interésy potencialidad, no se tiene aun una experien-cia acumulada que permita interactuar, dialo-gar o crear puentes y canales de comunicaciónen forma consistente. En este sentido, se debereconocer que la reducción cuantitativa y cuali-tativa de la fuerza de trabajo debilita de por sísus capacidades.

Estos cambios indican que las formas tradi-cionales de organización sindical experimen-tan serias dificultades para conseguir sindi-calizar a los nuevos trabajadores. La impor-tancia de la población ocupada en la micro–empresa, en el sector servicios, la flexibili-zación del trabajo, así como la precarizaciónde las condiciones de trabajo, entre muchosotros factores, dificultan la posibilidad de or-ganizar a los trabajadores en la empresa deforma sostenida.

Esta suma de factores, enunciados muy sintéti-camente, parecen haber producido una crisisde los actores individuales y colectivos y modi-fican no solamente al mercado de trabajo, sinoque también impactan a las relaciones de tra-bajo y a la organización de los actores socialesque constituían las bases del movimiento sin-dical. Esto se expresa en cifras que muestrantanto la caída del número de afiliados como eldeterioro de la imagen pública de los sindica-tos. Hoy el sector sindical sobre–representa alos trabajadores estatales y enfrenta cada vezmayores dificultades para afiliar a los trabaja-dores de los nuevos sectores de la economía(ver Cuadro 1).

Asimismo, el propio descreimiento de la pobla-ción en los sindicatos, entre otras instituciones

CUADRO 1.

Afiliados públicos y privadospor Congreso

Total Públicos Privados

Congreso ´87 100 48,6% 51,4%

Congreso ´90 100 53,5% 46,5%

Congreso ´93 100 62,5% 37,5%

Congreso ´96 100 65,5% 34,5%

Congreso ´01 100 65,2% 34,8%

Congreso ‘03 100 68,1% 32,0%

Fuente: elaboración propia con datos PIT–CNT.

sociales, resulta otro gran desafío a la reformu-lación del movimiento sindical, que ve erosio-nado su capacidad de movilización, así comotransmitir a la población clara conciencia de surol en la sociedad.

El sindicalismo debe explorar nuevas alternati-vas para la organización de los trabajadores alas nuevas características del aparato produc-tivo y del nuevo marco institucional a los requi-sitos de la representación colectiva de los tra-bajadores. Esto implica una renovación del sin-dicalismo, de sus formas de organización y desus formas de acción.

Asimismo, en un escenario de continuo creci-miento electoral del Frente Amplio, de su pro-ceso de renovación ideológica y de posibilidadde que el gobierno nacional este a su cargo enmarzo del 2005, plantea al PIT–CNT la necesi-dad de redefinir su relación con la izquierda asícomo su lugar en el sistema político y en lasociedad en su conjunto.

En el siguiente apartado analizaremos el octa-vo congreso del PIT–CNT de octubre de 2003,de gran importancia como instancia de defini-ciones programáticas y estratégicas en mediodel contexto social y económico que hemosdescripto.

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El movimiento sindical uruguayo es uno de lospocos en América Latina que cuentan con unasola central de trabajadores, el PIT–CNT. Ensu seno conviven distintas tendencias y con-cepciones, con posturas muy diversas acercade la acción del movimiento sindical hasta elpresente y las perspectivas que se plantean decara al futuro.

En la agenda del octavo congreso figuraba lareestructura de su dirección, tema que dio lu-gar a varios debates en tanto se puede variarla característica de la representatividad de losdistintos gremios. Otro punto central de deba-te aparece en el horizonte de cara al posibletriunfo de la izquierda agrupada en el Encuen-tro Progresista / Frente Amplio para las elec-ciones nacionales del próximo año. Ya en elgobierno municipal de Montevideo, la izquier-da debió enfrentar duras pulseadas con el gre-mio de los municipales. Dicha situación es una

señal de alerta que lleva a establecer pará-metros de cara a un eventual gobierno nacio-nal. Para algunos la confrontación es y debe-rá seguir siendo la línea de acción frente alpoder, tenga la orientación que tenga. Otrossectores apuestan a la movilización y nego-ciación. En el fondo subyacen las enormes ex-pectativas que genera un gobierno de izquier-da y, a la vez, el temor de que dichas expecta-tivas se vean desvirtuadas.

El Congreso contó con la participación de 509delegados titulares con voz y voto, que repre-sentaron aproximadamente a 115.000 afiliadoscotizantes. La crisis económica y social, con lasecuela de desocupación, emigración, aumen-to del trabajo informal, se reflejó en un descen-so progresivo del número de delegados titula-res con voz y voto, así como en el aumento delos delegados titulares sin voto como conse-cuencia de las dificultades financieras. Sin

3. El Octavo Congresodel PIT–CNT,

«Construyendo el futuro»

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embargo, debe destacarse que más allá de lacoyuntura que actualmente atraviesa el movi-miento sindical, se mantuvo de todos modosuna alta participación de delegados durante lostres días de Congreso.

Es importante señalar también que en la ma-yoría de los sindicatos no se dieron ámbitos nioportunidades para la discusión previa al Con-greso, por lo que los delegados actuaron en sumayoría con libertad y sin mandato de sus sin-dicatos. Como se señaló en más de una oca-sión y por voceros de diferentes tendenciasideológicas, se trató de un «Congreso de co-rrientes sindicales», con todo lo que ello impli-ca. A lo largo del debate y de las deliberacio-nes se pudo visualizar la existencia de diver-sas orientaciones a la interna sindical, que ten-dieron a articularse en relación con los princi-

pales documentos elaborados previamentepara debatir en el Congreso.

En primer lugar, cabe señalar la corriente ex-presada en torno al documento y mociones fir-madas por socialistas y comunistas. En segun-do lugar, fue visible un agrupamiento afín a losdocumentos firmados y a las mociones presen-tadas por el Movimiento de Participación Po-pular (MPP), Corriente de Izquierda (CI) y Par-tido por la Victoria del Pueblo (PVP). En tercerlugar, pudo indentificarse a los respaldados porel llamado grupo Pluna, que agrupa a militan-tes ex–comunistas, socialistas, ASU, AsambleaUruguay y Vertiente Artiguista. Por su parte,también participaron en el debate y expusieronsus posiciones los militantes del Partidos de losTrabajadores y de la tendencia clasista.

CUADRO 2.

Los documentos presentados en el VIII Congreso

Documentos Balance y Construyendo ¡A conquistar El movimiento Un programa deperspectivas el futuro como clase, la sindical y los lucha para derrocar

dirección de la partidos el gobierno del FMIsociedad hacia políticos y para terminarel país con el hambre y laproductivo! desocupación

Dirigentes Ivonne Passada, Juan Silveira; Marcelo Abdala AlbertoLuis Puig, Juan Jorge Castro; MelgarejoCarlos Venturini y Carlos CachonEduardo Oyenard y Juan Castillo

Fracción MPP, PVP, CI Partido Corriente 738 PT y tendenciapolítica Socialista y sindical: Grupo clasista.

Comunista. paraninfo(ex comunistas),socialistas,independientes,grupo delos nueve.

Durante el Congreso se confrontaron las dis-tintas visiones estratégicas y quedó en eviden-cia la necesidad de buscar acuerdos entre lasdistintas corrientes a fin de viabilizar las deci-siones, dada la paridad de fuerzas para alcan-

zar las mayorías que permitieran aprobar o re-chazar los documentos presentados.

Del análisis de los documentos y de los acuer-dos previos al Congreso, pueden registrarse

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importantes coincidencias entre la corriente desocialistas y comunistas y la de los identifica-dos como el grupo Pluna. Ambos agrupa-mientos plantearon la reestructura en los mar-cos estatutarios8, federación por rama de acti-vidad, disminución de los integrantes de la MesaRepresentativa (de 43 a 33 organizaciones),darle relevancia a los organismos locales, comola Mesa de Montevideo y zonales, así comoPlenarios Departamentales. Asimismo concor-daron en la necesidad de llegar a una políticasde alianzas, a través de la concreción de ins-trumentos como un bloque alternativo, un acuer-do social o un pacto social, que incluyera aamplios sectores de la sociedad civil, incluidoslos empresarios. Ambas corrientes plantearonque ante un posible gobierno de izquierda, elmovimiento sindical tendrá que mantener suindependencia pero con involucramiento. Conrelación a la plataforma mínima se procuró cen-trarla en mejoras salariales y en la consecu-ción de mejores condiciones para la acción delos trabajadores en la defensa de sus intere-ses, con la negociación colectiva y el fuero sin-dical como elementos centrales a revindicar.

Por su parte, en los documentos firmados y enlas mociones impulsadas por militantes del MPP,la CI y el PVP, resultó clara la oposición a la re-estructura interna. También fue notorio el recha-zo a una política de alianzas amplia, en espe-cial una que incluyera a empresarios –como laConcertación Para el Crecimiento–, así comotodo intento de negociación con el gobierno. Paraesta corriente se debería formar un Frente So-cial, desde el que la clase obrera como vanguar-dia conduciría una alianza estratégica con sec-tores populares (pequeña burguesía urbana yrural, estudiantes, jubilados, cooperativistas,deudores, profesionales, intelectuales, desem-pleados). Esta corriente coincidió empero en quela plataforma mínima del movimiento sindicaldebería centrarse en la mejora de los salarios,negociación colectiva y fuero sindical. Sin em-

bargo, en su visión, para aprobar la plataformamínima sería necesario afirmar determinadospostulados históricos del movimiento sindical:romper con el FMI, no pago de la deuda exter-na, estatización de la Banca, abolición de lareapropiación de la tierra y su distribución, con-trol estatal del comercio exterior, expropiaciónde los resortes básicos de la producción y de lacomercialización en manos del gran capitaltransnacional.

Las conversaciones previas y las discusionesen el desarrollo del Congreso permitieron al-canzar las mayorías necesarias para resolvervarias de las cuestiones planteadas. Las alian-zas conformadas consolidaron en la mayoríade los casos la convergencia de comunistas ysocialistas con el Grupo Pluna.

En este apartado se analizarán aquellas temá-ticas que generaron mayores debates en eldesarrollo del Congreso: reestructura interna,políticas de alianzas, relacionamiento con uneventual gobierno de izquierda, y cuotificaciónde la participación de la mujer a la interna sin-dical. Estos temas fueron discutidos y someti-dos a votación del Congreso, de cuyas resolu-ciones emergieron las estrategias que orienta-rán la acción política del PIT–CNT.

Reestructura interna

El informe presentado por la Comisión de Re-estructura concitó fuertes enfrentamientos en-tre los congresales y requirió de acuerdos pre-vios entre dos de las tres orientaciones mayo-ritarias de la interna sindical, a los efectos deavalar e impulsar el documento finalmente acor-dado.

Este documento, aprobado por mayoría, plan-tea la necesidad de nuclear a los sindicatos en11 ramas de actividad,9 en el convencimiento

8 Esta propuesta significa un avance para discutir en el noveno Congreso.9 Se pusieron a consideración 11 Ramas. Alimentación: FOEB–TABACO–AOEC–SUGU–PANADEROS–MOLINEROS–FED DE

LA CARNE–DULCE–SUDORA–ACEITEROS–TRANSPOTE DE ALIMENTOS–SOCA. Energía: AUTE–FANCAP–UAEOGAS–EMPRESAS TERCERIZADAS. Educación: FUM–TEP–FENAPES–AFUTU–ADUR–SINTEP–AFFUR–ATES. Vestimenta: COT–

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de que la consolidación de las mismas otorga-rá mayor potencia a los sindicatos parte, al tiem-po que adecuará a la estructura de la central ala nueva configuración del mercado laboral.Desde esta perspectiva se considera que el altonúmero de integrantes existentes en la MesaRepresentativa hasta el momento enlentecía eltrabajo de dirección política colectiva. La metaplanteada es la de conformar estas federacio-nes por ramas en un plazo no mayor que elfijado para la realización del noveno congreso.Este proceso deberá contar con un seguimien-to político de la Mesa Representativa a fin defortalecerlo y acelerarlo al máximo. Al mismotiempo se estableció la necesidad de regiona-lizar los Plenarios del Interior, de concretar laMesa de Montevideo, cuya existencia está pre-vista desde el estatuto fundacional, pero no haestado funcionando en estos últimos años. Asi-mismo, se afirmó la necesidad de potenciar loscomités zonales como una forma de relaciona-miento del movimiento sindical con los distin-tos barrios de Montevideo.

El largo debate y las duras deliberaciones sur-gidas en torno al documento dividió al Congre-so en torno a dos propuestas básicas, cuya dis-cusión se centró por un lado en los problemasfuncionales y organizativos de la central, y porotro en las políticas de relacionamiento con uneventual gobierno de izquierda. Como se haseñalado, un primer bloque mayoritario agrupóa Comunistas, Socialistas y al llamado GrupoPLUNA, mientras que un segundo bloque, queresultó minoritario, nucleó a representantes dela CI, el MPP, el PVP.

Luego de largas deliberaciones, que, como seha dicho más arriba dividieron al Congreso entorno a dos propuestas básicas, finalmente se

resolvió la disminución del número de integran-tes de la Mesa Representativa a 33 miembros10.Este resultado provocó que la mayoría de ladelegación de ADEOM– Montevideo, junto adelegados de la minoría de AFCASMU, deAEBU y de SUINM (alrededor de 50 congre-sales), se retiraran del Congreso, reivindican-do la participación de todos los sindicatos en laMesa Representativa, sin exclusiones.

Esta decisión imposibilitó acuerdos para la con-formación de una lista única a la Mesa. Estacircunstancia llevó a que el grupo PLUNA, jun-to a Comunistas y Socialistas, negociaran laelaboración de una lista conjunta, que conclu-yó en la conformación de la lista 33 «Constru-yendo el Futuro». Los sectores alineados a laCorriente de Izquierda, Movimiento de Partici-pación Popular y al Partido por la Victoria delPueblo formaron por su parte lista 44 «Unidadsin Exclusiones», mientras que Adeom tomo ladecisión de autoexcluirse de integrar este es-pacio. La tercer lista presentada fue la FFOSE,con tan sólo un candidato, cuyo lema fue «Uni-dad CNT, Arriba los que luchan».

Estas tres listas fueron puestas a considera-ción luego del cuarto intermedio, sesionandoel día primero de noviembre, donde concluyóla elección de la Mesa Representativa y la dis-cusión de las comisiones restantes. La compo-sición de la nueva mesa que se detalla en elAnexo 1, contó con 426 votos de los 47511 ha-bilitados para votar. Los sufragios se distribu-yeron como lo muestra el Cuadro 3.

Reunida la nueva Mesa Representativa el 11de setiembre de 2003, acordó luego de inten-sas negociaciones que el Secretariado Ejecuti-vo quedara integrado por trece organizaciones,

SIC–SUAVESTIMENTA–FOL–UOC. Comunicaciones: SUTEL–INF2020–CORREO–APU–SAG. Salud: FUS–FFSP–UTHC–SIMA. Banca y Comercio: AEBU–FUECI–AFCC. Transporte: UNOTT–OFP–SUANP–EMPRESAS TERCERIZADAS–CMN–UF. Construcción Madera y Metalurgia: SUNCA–SOIMA–UNTMRA. Municipales: Filiales actualmente integradas a la Fede-ración de Municipales. S. Públicos: COFE–AFJU–AFINCO–ATSS–FFOSE.

10 La decisión se adoptó por 252 votos a favor; 191 en contra y 3 abstenciones (con 87,62% del quórum).11 El diferencial existente (34) entre el número de delegados con voz y voto al Congreso (509) y los habilitados a votar (475),

corresponde a que fueron bajados del padrón los delegados de ADEOM. Esta resolución surge de la solicitud expresa al momen-to de retirarse del Congreso de los delegados titulares de este sindicato. Quienes plantearon la baja del padrón quitando laposibilidad de que otros delegados ocuparan su lugar.

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descartando la propuesta de que los cargosejecutivos fueran solamente 11. En el marcode varias reuniones posteriores del Secretaria-do Ejecutivo finalmente se distribuyeron lassecretarías entre los miembros del cuerpo.

Asimismo se designó la coordinación del PIT–CNT, eligiéndose para esa función a Juan Cas-tillo, Ivonne Passada y Julio García. De estaforma quedaban representadas las tres princi-pales tendencias de la interna de la central sin-dical.

Desde el punto de vista de las tendencias sin-dicales, la mayoría del VIII Congreso expresa-

da a través de la Lista 33, ocupó finalmente 9secretarías (tres comunistas, tres socialistas ytres del grupo PLUNA) y la Lista 44, minorita-ria, ocupó 4 secretarías ( dos de la Corrientede Izquierda, una del PVP y la restante delMPP). Por sectores de actividad económica, elsecretariado ejecutivo queda compuesto de lasiguiente forma: ocho sindicatos del sector pú-blico (Puerto, Transporte Ferroviario, Magiste-rio, Salud Pública, Energía Eléctrica, Combus-tibles, Funcionarios de la Universidad del Tra-bajo y Funcionarios Universidad de la Repúbli-ca), cuatro del sector privado (Ind. Láctea, Ind.Gráfica, Metalúrgica y Distribución de Gas) y elsector financiero que es mixto.

CUADRO 3.

Lista 31 «Unidad CNT, Arriba los que Luchan» 18 votos 1 cargo

Lista 33 «Construyendo el Futuro» 284 votos 22 cargos

Lista 44 «Unidad sin Exclusiones» 124 votos 10 cargos

CUADRO 4.

Secretariado Ejecutivo

III Congreso IV Congreso V Congreso VI Congreso VII Congreso VIII Congreso

1985 1990 1993 1996 2001 2003

PCU 8 7 2 2 5 3

PARANINFO 6 4 2 2

MLN/MPP 1 1 1 2 1

PSU 3 3 4 2 2 3

PVP 2 1 1 1

M26 1

CI 1 2

IDI/VA 1 1

PGP 1

ASU 2 2 1

INDEP. 1 1 1 1

Total 16 14 16 13 13 13

Al momento de la integración del Secretariado Ejecutivo del PIT–CNT en cada Congreso.Ex comunistas.

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El cuadro anterior nos enseña la evolución delSecretariado Ejecutivo desde el Tercer Congre-so a la fecha. En él se pone en evidencia lapresencia de distintas corrientes del FrenteAmplio, con pesos relativos y diferentes al inte-rior del movimiento sindical, por lo general nocoincidentes con los porcentajes electoralesque obtuvieron esas organizaciones en loscomicios nacionales.

Al tiempo, en dicho cuadro se perciben clara-mente los efectos de la crisis del PCU: en loscongresos de 1985 y 1990 la mitad de los inte-grantes del secretariado pertenecían a estafracción del FA, mientras que en el congresode 1993 esta participación cae abruptamente yse recompone parcialmente recién en el con-greso del año 2001. Si bien emergen nuevasfracciones relevantes desde la interna del FAcon peso a la interna sindical, estas no lograndesarrollar una política que les permita ocuparel lugar dejado por el PCU. Por un lado encon-tramos la creación de la Vertiente Artiguista en1989 y la de Asamblea Uruguay en 1994. Sibien ambas mantienen una «pata sindical», es-tas fracciones, a diferencia del PCU, no desa-rrollan una política de clase, ni en el discursopolítico –su convocatoria tiene claramente unaexplícita orientación ciudadana y policlasista–,ni en la preocupación por el desarrollo de unapresencia particularmente fuerte en el seno delsindicalismo.

Por su parte, las otras dos fracciones relevan-tes que completan el cuadro de la internafrenteamplista, el MPP y el PS, sí tienen unapolítica sindical más desarrollada y una presen-cia más fuerte en relación a los dos gruposantes mencionados, pero distan aún de lograr,ni cada uno por su lado ni juntos, una influen-cia como la que ostentó el PCU.12 Entre tantoninguna otra corriente política relevó hasta elmomento al PCU en el lugar que este ocupóhasta su crisis a inicios de los noventa. Los re-sultados del octavo congreso plantean, sin

embargo, la hipótesis si la alianza entre los di-rigentes del PCU, el PS y el Grupo PLUNA, noserá a partir de ahora esa «nueva» fuerza polí-tica disciplinadora. De todas formas se consta-ta que a nivel de la conducción nacional ejecu-tiva de la central sindical (tanto de la MesaRepresentativa como del Secretariado Ejecuti-vo), la filiación de los dirigentes es casi total-mente frenteamplista. Los cambios a la internadel FA, en las relaciones de fuerza entre lasdistintas fracciones que lo componen, es unode los factores que permiten explicar las trans-formaciones que experimenta la relación iz-quierda política – movimiento sindical.

El nuevo ordenamiento interno del FA, condu-ce a que ninguna de sus fracciones mantengacapacidad de «control» sobre el movimientosindical. Aumenta la autonomía de este respec-to al FA, llegando incluso a situaciones de con-frontación probablemente inimaginables enotros tiempos.

«Desde 1992, la izquierda perdió buena parte de sucapacidad de disciplinamiento del movimiento sindi-cal, aquella que los comunistas, responsables de la con-ducción mayoritaria de la central sindical desde su fun-dación, ejercieron por décadas.»13

El replanteamiento de esta relación no implicaque la hermandad entre la izquierda política ylos sindicatos se haya terminado. El FA lograencauzar las demandas sindicales hacia el sis-tema político, la izquierda cumple un rol de con-tención importante, aunque ya no ostente unacapacidad disciplinadora tan fuerte como en elpasado.

Los resultados del octavo congreso, hacen sinembargo necesario preguntarnos si el PCU, elPS y el Grupo PLUNA, no serán a partir de aho-ra esa «nueva» fuerza política disciplinadora.Cumpliendo al estilo del PCU de los ochentacon ese rol de conducción, de fuerza mayorita-ria, disciplinadora, y de contención del movi-

12 Doglio, Senatore y Yaffé, «Izquierda Política y Sindicatos en Uruguay 1971–2003». Montevideo, Noviembre de 2003.13 Idem.

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miento sindical que le permita trazar políticasde alianzas, preparándose para un eventualgobierno de izquierda.

Políticas de alianzas

El otro gran eje de debate del Congreso fue lapolítica de alianzas y el relacionamiento entreel Movimiento Sindical y un eventual gobiernode izquierda. A partir del mismo escenario debloques, pueden encontrarse por un lado ali-neados a los dirigentes y militantes identifica-dos con el documento presentado con el apor-te de Juan Silveira, Jorge Castro, CarlosCachón y Juan Castillo y al Grupo PLUNA. Elplanteamiento central de lo defendido por es-tos grupos giraba en torno a la necesidad deincidir programática y organizativamente comoclase para estar a la vanguardia del procesode cambio, intentando construir un «Uruguayproductivo con Justicia Social» en el convenci-miento de que «Otro Uruguay es posible». Paraello, el documento hace real hincapié en la ne-cesidad de alianzas con distintos sectores so-ciales que den cabida a la construcción de unproyecto alternativo de país.

Estas alianzas se definen como estratégicas,coyunturales o incluso como políticas derelacionamiento. De esta forma se planteanacuerdos puntuales con sectores o estratossociales a fin de lanzar acciones y movili-zaciones «contra la política económica, el blo-que de poder y los sectores más reaccionariosen el gobierno. Caso concreto, La Concertaciónpara el Crecimiento». También se habla de for-talecer y estrechar los vínculos con las organi-zaciones «naturalmente» aliadas al movimien-to sindical, caso de la FEUU, CIESU, ONAJPUy FUCVAM, entre otras.«La política de alian-zas es en sí estratégica y la profundización ydesarrollo de la misma con todos los sectoresobjetivamente confrontados a la estrategianeoliberal, constituye un objetivo indivisible».El documento manifiesta la voluntad de acu-mular fuerzas mediante alianzas con los secto-res sociales y de producción castigados por lapolítica económica. A fin de avanzar en un blo-que social que a partir de objetivos consen-

suados, involucre al conjunto de la sociedad,en busca de cambios, generando las condicio-nes «que sustenten un programa de un futurogobierno progresista» en el Uruguay.

En oposición a estos planteamientos, el segun-do bloque conformado en torno al documentoelaborado con los aportes de Ivonne Passada,Juan Venturini, Eduarto Oyenard y Luis Puigplanteaba que el movimiento sindical debíaimpulsar el establecimiento de un Frente So-cial compuesto por las organizaciones de masa(PIT–CNT, FUCVAM, FEUU y ONAJPU), juntocon las organizaciones de pequeños producto-res, deudores en dólares, ahorristas, etc. El vín-culo con un eventual gobierno de izquierdaquedaría signado, según este segundo docu-mento, por las definiciones estratégicas delgobierno y en la «medida en que la acción gu-bernamental responda a las reivindicacionesbásicas del movimiento sindical».

En relación a un posible gobierno progresista,el documento planteaba:

«El relacionamiento del movimiento sindical con unposible gobierno progresista debe estar pautado porla independencia de clase, lo que significa que el mo-vimiento sindical continuará defendiendo su plata-forma y estrategia en sus propias asambleas y con-gresos y que en ningún caso aceptará subordinarse alas directivas del gobierno o de la fuerza política pro-gresista.»

Este bloque (MPP, CI y PVP) reclamó a su vezque en las resoluciones del Congreso se man-tuvieran postulados históricos del movimientosindical como el no pago de la deuda externay el rechazo a organismos financieros comoel FMI.

«Es imposible acometer cualquier plan de desarrolloproductivo sin romper con la subordinación al FMI,dejando de pagar la deuda externa, e impulsando trans-formaciones de fondo que lleven a una recuperación dela soberanía nacional a través de la estatización de laBanca, de la abolición del secreto bancario, una refor-ma agraria que suponga la reapropiación de la tierray su distribución, el control estatal del comercio exte-rior, la expropiación de los resortes básicos de la pro-

16

ducción y de la comercialización en manos del grancapital transnacional».14

El documento aprobado por mayoría fue enton-ces el apoyado por Comunistas, Socialistas yel Grupo PLUNA, que enfatizó y distinguió ladiferencia que implicaba para el movimiento sin-dical uruguayo la eventual efectivización de ungobierno del EP–FA. A partir del trazado de cla-ros lineamientos sobre el rol del movimiento sin-dical ante un gobierno progresista, el documen-to defiende nuevas pautas de relacionamiento,diferentes a las que históricamente ha mante-nido el movimiento sindical con los gobiernosnacionales:

«Hablamos de independencia y no de autonomía, por-que consideramos que nosotros como clase no somosajenos ni al gobierno, ni a la fuerza política que losustenta, en cuanto somos parte de lo uno y de lo otro.Somos constructores del proceso de unidad política ycomo clase no renunciamos a incidir y formar parte delas transformaciones impulsadas programáticamentepor la fuerza política que toma gran parte de nuestraplataforma reivindicativa... No renunciar al papelsustantivo de los sindicatos como defensores de los in-tereses concretos de quienes representamos, es decir,mantener nuestra independencia y no rebajar las rei-vindicaciones y resoluciones resueltas democráticamen-te por quienes los integramos y en segundo lugar, sen-tirnos involucrados y comprometidos con un procesodel cual somos parte no meros espectadores.»

Esta «independencia con involucramiento»hace parte de un proceso de cambios que, tan-to a la interna de la izquierda política como a lainterna de la izquierda sindical, se han suscita-do en la última década. En lo que respecta alFA, se consolida con un perfil político ciudada-no que ha crecido hacia el centro del espectropolítico. Se han reformulado sus vínculos his-tóricos con el empresariado, con los organis-mos internacionales e incluso con el movimientosindical. Con este último se distancia, tanto en

la elaboración programática, como en el posi-cionamiento sobre problemas y situacionesconcretas de la coyuntura nacional15, sin pro-ducirse ruptura.

A diferencia de la paulatina «moderación» dela izquierda política, el PIT CNT se haposicionado como fuerte opositor a las políti-cas de gobierno, tanto en su programa comoen el posicionamiento sobre algunos temaspuntuales. Esto implica que, en lo que respec-ta a distintos temas de debate nacional16 perofundamentalmente en relación a las convoca-torias a plebiscitos o referenda el movimientosindical ha mantenido en general (en el últimoperíodo) mayor intensidad en los pronuncia-mientos e incluso ha sido quien ha dado origena las iniciativas, a las que el FA se ha plegadouna vez que estaban en curso.

Género y equidad

La integración del tema género en el Congresoy la aprobación de la participación de la mujeren cargos de dirección marca una cambio sig-nificativo de la central sindical. A impulso y es-fuerzo del Departamento de Género y Equidaddel PIT–CNT se elaboró un documento cuyaaprobación mayoritaria en el VIII Congreso, tie-ne sus antecedentes en el Congreso anteriordel año 2001. Fue en este año en que se creadicho Departamento el que desde entonces tra-baja intensamente por el establecimiento de lacuotificación a nivel sindical.

En la comisión se aprobó que los sindicatosdeberán incorporar progresivamente mujeresde acuerdo a la composición de la fuerza labo-ral de nuestro país, que en la actualidad alcan-za el 50%.

«Dicha participación debe ser equitativa de hombres ymujeres teniendo en cuenta que no puede existir menos

14 Tomado del documento presentado «Balance y Perspectivas» con los aportes de Ivonne Passada, Juan C. Venturini, Luis Puigy Eduardo Oyenard, en el VIII Congreso del PIT CNT.

15 Doglio, Senatore y Yaffé, «Izquierda Política y Sindicatos en Uruguay 1971–2003». Montevideo, Noviembre de 2003.16 MERCOSUR, Conflicto de Adeom, Derechos Humanos, Negociación colectiva y Fuero Sindical, Empresas Públicas, etc.

17

de un 30% ni más de un 70% de trabajadores de unmismo sexo , ya sea en cargos de dirección, cupos deformación, o la representación como forma de lograruna mayor democratización de la población trabaja-dora organizada del país.»17

Sin embargo, la aprobación de este documen-to, no implicó la puesta en práctica de la

cuotificación en los cargos electos, para losorganismos de dirección del PIT CNT posterio-res al congreso. Por el contrario, la participa-ción femenina de la Mesa Representativa, dis-minuye con relación a su integración saliente,como muestran los gráficos que a continuaciónse presentan.

17 Documento presentado en el VIII Congreso del PIT CNT por el Departamento de Género y Equidad. Aprobado por mayoría deCongresales.

18

Mientras tanto se ha producido un impacto ne-gativo en la participación de mujeres con car-gos en la Mesa Representativa. De tener un 12%de participación en este organismo en el VIICongreso se pasa a un 9% en la actualidad. Deacuerdo a la relación existente en el períodoanterior entre cargos ocupados por mujeres ycargos totales de la Mesa Representativa (cada8,4 cargos, una mujer), el descenso en el núme-ro de mujeres debería haber sido de una, paramantener la misma participación que en la mesaelecta en el VII Congreso y no de dos como efec-tivamente resultó del VIII Congreso.

La aprobación por mayoría en el último congre-so de 2003 de medidas tendientes al progresivomejoramiento en la participación femenina en losorganismos de decisión no implica una solucióndefinitiva, pero al menos es un reconocimientodel problema. La voluntad política para que estose efectivice será tarea no sólo del Departamentode Género y Equidad, sino de la central sindicalen su conjunto. Tarea en la que se deberán re-doblar esfuerzos para concretar su puesta enpráctica en los organismos de dirección del PITCNT en el próximo congreso.

Propuesta programática paísproductivo y conquistas sociales

En el Congreso también estuvieron presentesotros temas que hacen a lo programático, en lanecesidad de construir una fuerza social y polí-tica para abrir paso a un programa de desarro-llo productivo que permita no sólo superar lacuestión pobreza, la supeditación de lo finan-ciero a lo productivo, sino, además, abrir uncauce de conquistas sociales. Es por ello, quecreemos necesario incluir al análisis el siguientecuadro, que describe sucintamente las resolu-ciones de los documentos restantes, presenta-dos por las distintas comisiones y departamen-tos. Todos ellos tienden a una renovaciónprogramática que implicaran al movimiento sin-dical nuevos desafíos ya que deberá transfor-mar esos postulados en acciones concretas, sinperder la tan codiciada unidad.

El Cuadro 5 expondrá un resumen de las deci-siones más importantes aprobadas en las comi-siones.

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Transformación económica: a) Inserción internacional: integración concomplementación productiva. b) Redefinición del rol del Estado: Creación de infra-estructura física y tecnológica y socioeconómica, política tributaria, de gastos einversiones que estimulen la producción. Creación de un Ministerio de DesarrolloProductivo en la Administración Central. c) Nuevas relaciones laborales: Conve-nios laborales y capacidad de cogestión y autogestión en las unidades productivas.Justicia social: a) Respecto de los derechos sindicales y negociación colectiva entodo los niveles.Desarrollo de alianzas amplias sectores de la sociedad – como la ConcertaciónPara el Crecimiento.

Rechazo al proyecto del ley del MTSS que busca la desregulación del horario licen-cia y descanso.Defensa de los convenios internacionales de trabajo.Exigir al Estado protección de la salud.Exigir se dote al Consejo Nacional de Salud y Seguridad en el Trabajo de recursospara que pueda definir políticas nacionales de salud.Exigir al BSE la correcta aplicación de la ley 16074 de Accidentes de trabajo y enfer-medad.Controlar, regular o eliminar el uso de agrotóxicos.Defensa de la gestión estatal del suministro y tratamiento del agua potable.

Priorizar el MERCOSUR.Restablecimiento de las relaciones con Cuba.

Fondo de garantía para el fomento de las actividades productivas. Constitución deuna entidad pública de derecho privado para administrar el fondo de garantía y queatendiera las carteras pesadas de los bancos estatales y de las liquidaciones entrámite.Reforma tributaria (impuesto a la renta y reforma del IVA).Redefinir el alcance del secreto bancario.Refinanciación de deudas selectiva.Situaciones urgentes: Carteras 4 y 5 del BROU y criterios de funcionamiento de losFRPB de los bancos en liquidación.

Desarrollar un Uruguay productivo. Considera que la UTU es optima para contribuira la, formación de técnicos y formación de cooperativas que faciliten la permanen-cia en el medio rural. El mejor uso del FRL es el apoyar a las cooperativasautogestionadas. Se propone a la UTU para la reconversión de los trabajadores.

Colocar en el centro de preocupación del MS el tema del trabajo ya que el desem-pleo afecta fundamentalmente a jóvenes. No caer en un nuevo corporativismo. Ins-cribir lo juvenil como parte de la estrategia de la central.

Sistema sin AFAP.Sistema solidario intergeneracional.

Políticas activas de empleo.Empleo de calidad.Negociación colectiva y fuero sindical.Consolidar el ámbito tripartito de la JUNAE.

Plan Central de sindicalización y de reconstrucción sindical. Deben aprobarse pla-nes de trabajo centrales con responsabilidades concretas y un seguimiento y con-trol por parte de la mesa.

Departamento deIndustria yAgroindustrias

Departamento de saludlaboral ymedio ambiente

Comisión de Integración

Comisión del sistemafinanciero

Comisión de educación

Comisión de jóvenes

Comisión de seguridadsocial

Comisión de empleo

Comisión de relacioneslaborales y conflicto

Mayoría

Mayoría

Por mayoríaCon abstencionesSin votos en contra

Mayoría

Mayoría

Mayoría

Unanimidad

Mayoría

Mayoría

CUADRO 5.

Informes presentados por las diversas Comisiones y Departamentos

20

El octavo Congreso muestra un movimiento sin-dical con «intención» de renovación. Sin em-bargo, quedan pendientes grandes ejes de re-flexión que permitan diseñar estrategias con-cretas para representar a los nuevos trabaja-dores de cara a las grandes transformacionesde la sociedad y del mercado laboral de los úl-timos años. El movimiento sindical debe re-flexionar más acerca de una nueva geografíasindical que recomponga la relación en la can-tidad de afiliados del sector público y el priva-do, así como nueva composición sectorial, quepermita con éxito resolver las tensiones inter-nas, y que se traduzca en un gobierno conrepresentatividad a nivel de la central sindicaly de los sindicatos particulares.

Los sectores económicos que han surgido comoresultado de la liberalización comercial en luga-res sin tradición sindical deben ser objeto de unaofensiva orientada a su sindicalización. Fortale-

cer la capacidad reivindicativa de los sectoresestratégicos de la nueva economía podría ser-vir de estímulo para una renovación del sindica-lismo de sus formas de organización y de susformas de acción. Quedan pendientes entoncesenormes retos estructurales para expresar lanueva sociedad (nuevo lugar del trabajo, crisisdel empleo, informalización, precarización, frag-mentación social, internacionalización yregionalización). También es necesario asumirel reto de organizar categorías sociales comolas mujeres o los jóvenes. El sindicalismo debeexplorar esas alternativas para adecuar las ca-racterísticas del nuevo aparato productivo y delnuevo marco institucional a los requisitos de larepresentación colectiva de los trabajadores.

Otro gran tema de reflexión es la consecuciónde interlocutores para celebrar acuerdo (em-presarios, gobierno, Estado), a partir de unalógica de diálogo y no de confrontación. Asi-

4. Reflexiones finalesy desafíos pendientes

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mismo se hacen necesarios nuevos balancessobre la eficacia de las formas de acción sindi-cal, promover estrategias alternativas ademásde la huelga, el uso de los medios de comuni-cación, la intervención de los sindicatos en pro-yectos culturales y sociales, la participación engestiones locales de salud, preservación y cui-dado ambiental, educación, democratización,el impulso a proyectos sociales comunes y to-das las prácticas democráticas que saquen alsindicalismo del aislamiento que lo encasilla enel corporativismo reivindicativo como única al-ternativa. Porque además, esa radicalizaciónreivindicativa aísla a los sindicatos de la mayo-ría de la población, sin dañar a la sociedad for-mal o a los sectores integrados al modelo, ygolpea muchas veces a la población más po-bre de los grandes centros urbanos, los des-ocupados y los trabajadores precarios.

Por eso el sindicalismo necesita combinar inte-ligentemente las reivindicaciones, que no de-ben ser suprimidas, con las necesidades de lamayoría excluida o semi–excluida, conforman-do una nueva cultura de la solidaridad que per-mita integrar las alianzas sociales.

El sindicalismo debe buscar asimismo nuevasestrategias de cómo borrar las fronteras entre laformalidad y la informalidad laboral, para crearuna dinámica social integradora, que le permitadesarrollar nuevos vínculos con otras organiza-ciones sociales, cooperativas, mutuales.

La responsabilidad del sindicalismo como for-ma de representación colectiva de los trabaja-dores descansa también en la formulación deuno o varios proyectos que den sentido a lasreivindicaciones. Por ejemplo, la informalizaciónde los mercados de trabajo, el estancamientode los salarios, la exclusión de las organizacio-nes sindicales de las instancias de toma dedecisiones en la seguridad social o en la saludpueden ser enfrentados a través de propues-tas y de alternativas concretas formuladas porlos trabajadores.

El movimiento sindical enfrenta el reto de pa-sar de un sindicalismo de Estado a un nuevosindicalismo que apueste a nuevos marcos de

negociación y mediación, a nuevas pautas deacción colectiva y de enlaces societales. En uncontexto donde la integración a la economíamundial afecta por diferentes vías la capacidadde cada país de introducir políticas autónomas,no deja de ser un tema menos relevante. En elpasado, las economías protegidas gozaban deautonomía y el empleo dependía de la deman-da efectiva y del manejo de políticas fiscales ymonetarias.

En la actualidad el aumento del empleo estaasociado al aumento de la productividad parapoder competir en mercado regional e interna-cional. Esto implica un gran desafío para elmovimiento sindical de adecuar las políticas deempleo y salario al nuevo contexto, y definirpropuestas concretas. Para ello se hace preci-so defender, políticas salariales adecuadas ala productividad, negociaciones colectivas des-centralizadas que permitan una mayor flexibili-dad de la estructura salarial y no afecten alpoder sindical, incluyendo temas como remu-neraciones con relación a los resultados o pro-ductividad, políticas que permitan generar lacapacidad de los trabajadores para respondera las nuevas demandas laborales y sin pérdi-das de protección social. Esto implica tambiénactualizar los sistemas de capacitación y deformación, modernización del Ministerio de Tra-bajo, así como políticas concretas para incor-porar a los sectores muy desprotegidos, princi-palmente informales y desempleados.

Los nuevos riesgos y conflictos desbordan laescasa capacidad del Estado, hasta tal puntoque a veces se perciben como si tuvieran vidapropia y una trayectoria fatalmente predetermi-nada por algún poder inaccesible. No resultarazonable, pues, seguir confiando la salvaciónde la catástrofe a una voluntarista recuperacióndel Estado. Es necesario entender que estasson transformaciones de larga trayectoria yvasta profundidad, que explican el hecho queno sólo el Estado sino la propia política han vistoreducidos sus alcances en el concierto de laeconomía financiera globalizada. Parece claroque una comprensión apropiada de este hechocrítico deberá derivar, necesariamente, en uncambio sustancial de la actitud ante Estado, lo

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cual conllevará una nueva manera de pensar losprocesos sociales. Y, de esta forma, también unanueva forma de actuar en los sindicatos.

: En síntesis, entre los grandes desafíospendientes a los cuales el movimientosindical se enfrenta en los inicios del si-glo XXI, se encuentra la necesidad deconstituirse como un actor sindical nuevopara una sociedad nueva, que incorporeuna lógica de acción más ciudadana paraluchar mejor en el terreno de la opinión pú-

blica. También es necesario configurar pro-puestas de renovación programática quetrasciendan la defensa de los intereses cor-porativos, así como recrear una renovadapresencia política en un ámbito público cam-biado y debilitado, rearticular lógicas deconflicto y lógicas de acuerdos, integrar tra-bajadores desde el reconocimiento y la pro-moción de la diversidad, encontrar formaseficaces de representación de los excluidos,no organizados y forma para actuar en cla-ve internacional y regional.

23

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Anexo 1.

TitularTitularTitularTitularTitular SindicatoSindicatoSindicatoSindicatoSindicato ListaListaListaListaLista

Juan Castillo SUANP 33

Eduardo Fernández AEBU 33

Fernando Pereira FUM 33

Hugo de Mello FANCAP 33

Julio García AUTE 33

Carmen Millán FUS 33

Ricardo Ramírez AFJU 33

Jorge Castro AFFUR 33

Eduardo Pereyra UNOTT 33

Juan Silveira UF 33

Marcelo Abdala UNTMRA 33

Luis Goichea AOEC 33

Milton Castellano FUECI 33

Diego Alonso UTHC 33

Jorge Mesa SUNCA 33

Richard Read FOEB 33

Alberto Melgarejo COT 33

TitularTitularTitularTitularTitular SindicatoSindicatoSindicatoSindicatoSindicato ListaListaListaListaLista

Omar Díaz FOPCU 33

Ruben Cal AFCC 33

Héctor Maseillot SUGU 33

Ricardo Pérez UOC 33

Jorge Chichet SAT 33

Beatriz Fajián COFE 44

Luis Puig UAOEGAS 44

Ivonne Passada AFUTU 44

Juan Venturini SAG 44

Carlos Hipogroso FENAPES 44

Julio González SUTEL 44

Rodolfo Reino ATSS 44

Edgardo Oyenart SIMA 44

Carlos Otero AFPU 44

Antonio Elías ADUR 44

Sergio Rossi FFOSE 31

Integración de la Mesa Representativa VIII Congreso PIT–CNT