Normales Rurales en México,

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Las normales rurales se originan con las escuelas normales regionales y lasescuelas centrales agrícolas que se construyeron a principios de los años veinte.Las normales regionales debían formar maestros que en breve tiempo estuvierancapacitados para enseñar a leer y a escribir, e introducirían nuevas técnicas deagricultura. Las centrales agrícolas se formaron durante la administración de PlutarcoElías Calles como un proyecto que, con moderna maquinaria y una organizacióncooperativista, debía mejorar la producción del agro mexicano. A principios delos años treinta, las dos instituciones se fusionaron y recibieron el nombre de regionalescampesinas. Las regionales tenían un plan de estudios de cuatro años yestaban destinadas a formar tanto a maestros rurales como a técnicos agrícolas. Losestudiantes serían de origen campesino y la estructura cooperativa haría posibleuna autosuficiencia que, se esperaba, complementaría las necesidades de las comunidades aledañas.

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    Tanals PadillaLas normales rurales: historia y proyecto de nacin

    El Cotidiano, nm. 154, marzo-abril, 2009, pp. 85-93,Universidad Autnoma Metropolitana Azcapotzalco

    Mxico

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    Tanals Padilla*

    contracorriente, las normales rurales persisten como importan-tes instituciones en la actualidad mexicana. Abandonadas, y con fre-cuencia atacadas por el gobierno, su terquedad posee aires picos. Su voluntad de persistir se ve reflejada en las dramticas acciones de sus alumnos que, con frecuencia, son apoyadas por las comunidades ale-daas tambin comprometidas con la preservacin de estas institucio-nes. Suelen ser pocos los medios de comunicacin que cubren las luchas de los normalistas rurales y, cuando lo hacen, se recurre a una frmula

    Las normales rurales se originan con las escuelas normales regionales y las escuelas centrales agrcolas que se construyeron a principios de los aos veinte. Las normales regionales deban formar maestros que en breve tiempo estuvieran capacitados para ensear a leer y a escribir, e introduciran nuevas tcnicas de agricultura. Las centrales agrcolas se formaron durante la administracin de Plutarco Elas Calles como un proyecto que, con moderna maquinaria y una organizacin cooperativista, deba mejorar la produccin del agro mexicano. A principios de los aos treinta, las dos instituciones se fusionaron y recibieron el nombre de re-gionales campesinas. Las regionales tenan un plan de estudios de cuatro aos y estaban destinadas a formar tanto a maestros rurales como a tcnicos agrcolas. Los estudiantes seran de origen campesino y la estructura cooperativa hara posible una autosuficiencia que, se esperaba, complementara las necesidades de las co-munidades aladeas1. En 1926, las regionales campesinas pasaron a ser normales rurales, y para 1931 ya existan 16.

    conocida: estudiantes revoltosos, jvenes holgazanes, instituciones que pertenecen al mundo de ayer. Sin embargo, vistas desde sus orgenes, estas luchas se inscriben dentro de una tradicin que tiene que ver con los orgenes mismos de las normales y el proyecto revolucionario de las que formaron parte. Puestas en su contexto histrico, lejos de ser ves-tigios de otra era, destaca su visin pragmtica, una que en tiempos en que el campo languidece devastado tras dcadas de abandono, hara bien en reexaminarse. Es una historia que

    * Investigadora independiente.

    se podra contar a travs de algunas imgenes emblemticas, empezando con el famoso mural de Diego Rivera intitulado La maestra rural.

    Pintado en 1924, La maestra rural adorna el interior de la Se-cretara de Educacin Pblica (sep) y ejemplifica el papel que deba jugar la educacin dentro del nuevo orden re-volucionario. En la pintura aparece una maestra dando clase en pleno campo. El crculo de alumnos a su alrededor incluye a nios, adultos y ancianos. El que la maestra sea mujer es significati-vo no slo porque la carrera docente, a diferencia de otras profesiones, ha sido histricamente accesible para la mujer, sino porque dentro de la nueva visin social, la mujer deba jugar un

    Las normales rurales: historia y proyecto de nacin

    1 Alicia Civera Cerecedo, La legitimacin de las escuelas normales rurales, Coleccin Documentos de Investigacin, nm. 86, Colegio Mexiquense, 2004, p. 6.

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    papel ms all del espacio domstico y religioso. Tras el crculo escolar se encuentran unos campesinos labrando la tierra. Con ello, Rivera ilustra los planes del nuevo gobierno, que conceban la reforma educativa y la agraria como parte del mismo proyecto. En este mural tambin figura, de forma importante, un miembro de la guardia civil, montado con su rifle en alto. Su presencia, tan predominante, simboliza un Estado que vigila y protege el nuevo orden. En grande y en vivos colores Rivera dibuja el proyecto mediante el cual el gobierno revolucionario ira remediando los peores abusos del orden y progreso porfirista.

    Tan slo unas dcadas despus, esta imagen resaltara por su contraste con la realidad del campo, que se vera abando-nado tanto en trminos agrarios como educativos. Es una negligencia que perdura hasta la actualidad. Basta comparar al mural con las imgenes que ahora predominan sobre el normalismo rural. Una de las ms impactantes, captada por Pedro Pardo y publicada en primera plana de La Jornada el 1 de diciembre de 2007, muestra a un joven normalista boca-abajo sobre el asfalto bajo la enorme bota de un agente de la Polica Federal Preventiva. Esta represin se dio cuando los normalistas de Ayotzinapa tomaron las casetas de cobro en la autopista del Sol, exigiendo que se les garantizaran plazas de trabajo, demanda que, segn los estatutos de las normales rurales, es un derecho. A ello el estado respondi con represin, una prctica recurrente y vista ms reciente-mente en Michoacn, estado que podra considerarse cuna del normalismo. Fue aqu donde se estableci la primera normal rural en Tacmbaro, y fue tambin donde, como gobernadores, tanto Francisco Mgica (1920-1922) como Lzaro Crdenas (1928-1932), le dedicaron a la educacin rural casi la mitad del presupuesto estatal2. El conflicto con los estudiantes de Tiripetio este noviembre pasado, muestra el cambio dramtico en las prioridades del gobierno estatal un cambio cuanto ms significativo considerando que los actuales mandatarios se consideran herederos del cardenismo. Los normalistas de Tiripetio fueron detenidos por la polica del estado cuando intentaban trasladarse a Morelia en camiones que haban tomado. Las fotos son, una vez ms, dramticas: gases lacrimgenos, patrullas incendiadas, palos, piedras y bombas molotov; 133 jvenes detenidos. Una vez ms las imgenes que emergen del normalismo son de conflicto y, descontextualizadas, son muestra de la radical inconformidad que el gobierno utiliza para atacar o cerrarlas.

    Quizs uno de los retratos ms impactantes del nor-malismo rural proviene de la normal rural Luis Villareal El Mexe, cuando, en enero del 2000, los estudiantes exigan una expansin de becas y el gobierno de Hidalgo respon-di cortando el agua, el gas y la comida al internado. Poco despus se trat de cerrar la normal. El gobierno mand granaderos para apoderarse de El Mexe. Pero, fiel a su historia, la resistencia popular no se hizo esperar. Junto con los normalistas, la comunidad de Tepatepec captur a 68 de los granaderos, quienes fueron atados y expuestos semidesnudos en la plaza del municipio Francisco I. Madero. Despus de varias horas, se acept liberar a los policas a cambio de los estudiantes normalistas que haban sido detenidos en su lucha por mejorar la normal. Esta accin se dio escasos das despus de que la Polica Federal Preventiva tomara la unam, poniendo as fin a una de las ms largas e importantes huelgas estudiantiles.

    En la lucha por la educacin pblica apenas se apaga un incendio cuando empieza a arder otro. En julio de 2008, el gobierno logr cerrar El Mexe. Pocas semanas despus se enfrent a las movilizaciones de maestros que en diversas partes de la Repblica organizaron huelgas, plantones, blo-queos de carretera y manifestaciones en contra de la Alianza por la Calidad Educativa (ace) propuesta por Elba Esther Gordillo, presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educacin (snte). Esta reforma, el ms reciente ataque a la educacin pblica, hace de los profesores como lo seala Luis Hernndez Navarro una mercanca, ya que los somete a una certificacin estandarizada, diseada con criterios empresariales y tecnocrticos. No sorprende que Robert Zoellick, actual presidente del Banco Mundial, avale con tanto entusiasmo esta medida3.

    El importante papel que en un principio jug el Estado en la educacin pblica, se propone ahora que debe ser asumido por intereses privados, una lgica diametralmente opuesta a los principios que dieron origen al actual sistema educativo. En 1957, por ejemplo, cuando la Comisin Per-manente del Consejo Nacional Consultivo del Gobierno Mexicano present ante la unesco una evaluacin de la educacin en Mxico, hizo sentir su reticencia ante las escuelas privadas que, adverta en su mayor parte, no res-ponden, por su orientacin, a las necesidades nacionales; sus fines son comerciales4. Dentro de estas necesidades

    2 David Raby, Los principios de la educacin rural en Mxico: El caso de Michoacn, 1915-1929 en Sobretiro de Historia Mexicana, vol. xxii, nm. 4. El Colegio de Mxico, 1973, pp. 559 y 577-578.

    3 La defensa de la educacin pblica, La Jornada, 23 de septiembre de 2008.

    4 Archivo Histrico de la Secretara de Educacin Pblica (de aqu en adelante ah-sep), Referencia 136.1, Expediente 286.

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    7 Lewis, op. cit., p. 83.8 Jos Santos Valds, Autobiografa y dos trabajos sobre educacin mexi-

    cana. 1980, p. 61.9 Moiss Senz, Algunos aspectos de la educacin en Mxico en

    La casa del pueblo y el maestro rural, Engracia Loyo Braco, coordinadora. Mxico: Secretara de Educacin Pblica, 1985, p. 25.

    nacionales una principal preocupacin era el desarrollo integral del campo, y la posibilidad de atender la pobreza a la que haban estado condenados sus habitantes.

    Educacin, Estado y nacin

    Junto con el reparto agrario, el acceso a la educacin fue una de las conquistas sociales ms importantes de la Revo-lucin que, a pesar de la derrota de las fuerzas populares de Emiliano Zapata y Francisco Villa, prometa mejorar la condicin de pobreza en la cual se encontraba la mayora de la poblacin mexicana. En los aos posteriores a la Re-volucin, la educacin rural fue una preocupacin constante para el nuevo grupo gobernante no slo porque Mxico era un pas predominantemente rural, sino porque una cantidad significativa de los habitantes apenas se imagina-ban parte de una entidad poltica llamada Mxico. Como es el caso con toda nacin, el sistema educativo mexicano estaba ntimamente ligado a la necesidad de forjar patria. Asimismo, el origen agrario de la Revolucin mexicana exiga una reforma ntegra y las escuelas rurales seran instrumentos fundamentales dentro de este proceso. Los profesores mismos deban ser lderes en las comunidades y sus lecciones haran posible la transformacin que el nuevo Estado deca llevar a cabo. De esta forma los maes-tros rurales seran el vnculo concreto entre los ideales abstractos del nuevo proyecto nacional y los beneficios materiales, como el acceso a la tierra5.

    Dado que el nuevo gobierno provena de una revolucin popular, la justicia social figuraba como referencia obligada en el discurso del nuevo rgimen. Pero quizs en ningn otro mbito eran ms evidentes estos principios como en el sis-tema educativo, que adoptaba un anlisis de lucha de clases, se propona integrar a los sectores histricamente excluidos y ligaba el sistema educativo al desarrollo comunitario. La orientacin socialista que tuvo en la dcada de los treinta la educacin mexicana, lleg con especial impacto al campo. Aunque su significado fue siempre ambiguo, el socialismo nutra la casi mstica creencia que muchos posean de que la escuela poda crear una nueva sociedad6. Mientras que para unos esta orientacin significaba socializar los medios de produccin, para otros representaba simplemente una lucha contra el alcoholismo, la supersticin y el fanatismo

    religioso. Con su socialismo a la mexicana, el presidente Lzaro Crdenas (1934-1940) tipificaba un punto interme-dio: la humanizacin del capitalismo7.

    Aunque en la prctica la educacin socialista fue siempre problemtica, su apoyo por parte del Estado abri un importante espacio para la transformacin social. Jos Santos Valds, profesor, inspector de normales rurales y pedagogo, se mostr inicialmente escptico a la educacin socialista. Bien sabamos que era una contradiccin insal-vable el pretender realizar educacin socialista en un pas de propiedad privada, reflejaba el profesor. Pero ofreca magnfica oportunidad para la creacin de la necesaria con-ciencia en nios y jvenes que facilitara el cambio espe-rado por los revolucionarios mexicanos. As lo comprendi la burguesa y de all su ruda oposicin8. Ciertamente, la oposicin se hizo sentir de forma virulenta. Auspiciados por hacendados y por la Iglesia, los Cristeros se dedicaron a quemar escuelas, a asesinar y desorejar maestros, y a violar maestras. Cuando el Estado logr derrotar a este movimiento religioso, los grandes terratenientes siguieron activos en la persecucin de profesores y el clero no des-deaba oportunidad para hablar mal de ellos. Ser maestro significaba enfrentar no slo el aislamiento y las dificultades de habitar tierras lejanas, sino exponerse a la violencia de los que defendan el antiguo orden. De all la imagen del maestro que cargaba el libro en un brazo y el rifle en el otro, un herosmo celebrado tanto en crculos populares como en oficiales, y que muestra el papel tan importante que ocupa el maestro rural en la historia contempornea.

    Forjar patria era una de las primeras preocupaciones de los arquitectos del sistema educativo mexicano. Moiss Senz, subsecretario de Educacin de 1924 a 1933, afir-m que los dos propsitos principales de la educacin rural eran la incorporacin de [la] gran masa indgena a la familia mexicana; [y] la formacin del espritu rural9. Sin considerar el conocimiento que la poblacin rural haba acumulado tras siglos de vivir de la tierra (o sim-plemente caracterizndolo como retrgrada), el gobierno revolucionario se propuso instruir a las comunidades en los mejores mtodos de cultivacin. La centralidad de la agricultura para la nueva obra educativa fue aptamente expresada por Rafael Ramrez, encargado de las Misiones

    5 Juan Luis Campos, La nacin de los maestros en De las aulas a las calles. Mxico: Informacin Obrera/Equipo Pueblo Mexico, 1990, p. 71.

    6 Stephen Lewis, Ambivalent Revolution: Forging State and Nation in Chiapas, 1910-1945. Albuquerque: University of New Mexico Press, 2005, pp. 82-83.

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    Culturales entre 1927-1935 y uno de los principales tericos de la escuela rural. Siendo la agricultura uno de los ms grandes intereses de la vida campesina escribi Ramrez, la educacin rural debe captar ese inters y volverse agrcola por naturaleza10.

    Aun con sus rasgos positivistas, a diferencia del darwi-nismo social que caracteriz a la ideologa de los cientficos porfiristas, el modelo a seguir despus de la Revolucin ya no era la cultura europea, sino el mestizaje y el indigenis-mo, tendencias tan celebradas por los grandes muralistas como Diego Rivera, Jos Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. No por nada fueron sus obras las que adornaron numerosas estancias pblicas. Aunque la visin del gobierno revolucionario fue siempre una poltica hacia, y no desde, el Mxico profundo, el modelo educativo del nuevo Estado abra un espacio al segmento de la poblacin tan negado desde la conquista. Y desde este espacio rugiran voces tan dispuestas a defender principios dignos ante traiciones y propuestas indignas. No sorprende que en cada regin del pas las normales rurales estn asociadas a importantes luchadores sociales como Pablo Gmez, Lucio Cabaas, Genaro Vzquez, Othn Salazar, Jos Santos Valdez y Misael Nez Acosta, por mencionar algunos. El que a muchos de ellos se les asocie con expresiones radicales muestra hasta qu punto el proyecto original fue abandonado.

    Normales: sus orgenes

    Las normales rurales se originan con las escuelas nor-males regionales y las escuelas centrales agrcolas que se construyeron a principios de los aos veinte. Las normales regionales deban formar maestros que en breve tiempo estuvieran capacitados para ensear a leer y a escribir, e introduciran nuevas tcnicas de agricultura. Las centrales agrcolas se formaron durante la administracin de Plutarco Elas Calles como un proyecto que, con moderna maqui-naria y una organizacin cooperativista, deba mejorar la produccin del agro mexicano. A principios de los aos treinta, las dos instituciones se fusionaron y recibieron el nombre de regionales campesinas. Las regionales tenan un plan de estudios de cuatro aos y estaban destinadas a formar tanto a maestros rurales como a tcnicos agrcolas.

    Los estudiantes seran de origen campesino y la estructura cooperativa hara posible una autosuficiencia que, se espe-raba, complementara las necesidades de las comunidades aladeas11. En 1926, las regionales campesinas pasaron a ser normales rurales, y para 1931 ya existan 16.

    Tanto en su organizacin como en su pedagoga, las normales rurales reflejaban las ideas del nuevo orden revo-lucionario. El que algunas normales fueran establecidas en antiguas haciendas les otorgaba un aire de justicia potica. La imagen resulta sumamente significativa: las instituciones que durante el porfiriato acaparaban las tierras de los campesinos y explotaban su mano de obra, ahora seran el lugar donde se formara una nueva generacin de maestros, hijos de campesinos. Simblicamente, se reverta el antiguo orden social y la educacin rural se estableca como una prioridad para el nuevo gobierno. Diseadas explcitamente para hijos de campesinos, las normales rurales prometan una oportunidad de escapar de la pobreza que caracteri-zaba a la poblacin del campo, a la vez que contribuiran al desarrollo rural creando maestros adiestrados en las ms modernas tcnicas agrcolas.

    Las normales rurales seran una de las nicas vas por las cuales los campesinos podran ascender socialmente. Para el gobierno, estas instituciones proveeran los mi-sioneros encargados de inculcar las nuevas prcticas de corte cvico honores a la bandera, reverencia a los hroes nacionales y festejos patrios, as como ensear hbitos de higiene e inculcar nuevos modelos de organizacin domstica, a la vez que terminaban con la supersticin y el alcoholismo. Seran los mismos campesinos, insistan los arquitectos del nuevo sistema educativo, los ms compro-metidos apstoles. No hay nadie que ame a la tierra con ms pasin que el campesino, declaraba Rafael Ramrez12. La filosofa detrs de las normales rurales era emblemtica del nuevo orden revolucionario: terminar con la rigidez de la estructura social porfirista e implementar los principios de justicia social delineados en la Constitucin de 1917, mientras que se haca del pueblo mexicano una sociedad moderna.

    Pero este esquema pronto dio lugar a varias contra-dicciones. Por un lado, la efervescencia del nuevo orden

    10 Rafael Ramrez, Propsitos fundamentales que la educacin rural mexicana debe perseguir en La casa del pueblo y el maestro rural, Engracia Loyo Braco, coordinadora. Mxico: Secretara de Educacin Pblica, 1985, p. 34. nfasis en original.

    11 Alicia Civera Cerecedo, La legitimacin de las escuelas normales Rurales, Coleccin Documentos de Investigacin, nm. 86, Colegio Mexiquense, 2004, p. 6.

    12 Rafael Ramrez, La escuela rural mexicana. Mxico: Sepsetentas, 1976, p. 48.

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    revolucionario cre un ambiente propicio para la experi-mentacin con las ms recientes teoras pedaggicas. La filosofa de John Dewey, por ejemplo, tuvo especial reso-nancia en Mxico, donde Moiss Senz, que estudio con l en la Universidad de Columbia, se dedic a propagar sus ideas. En 1923 la sep decret que todas las escuelas deban ser escuelas de accin conforme a la filosofa expuesta por Dewey, en la que el nio aprende haciendo. En ningn lugar pareca encajar mejor esta teora que en la escuela rural, donde el mismo campo abierto sera el saln ideal, y la naturaleza proveera la base para construir una nueva realidad. Dewey mismo, quien en 1926 imparti una serie de conferencias en Mxico, resalt las posibilidades que daba el momento en que se encontraba Mxico. Creo ocioso decir que ustedes, aqu en Mxico dijo en su primer seminario estn pasando por una poca tan crtica, que si su sistema de escuela ha de estar en armona con lo que exige la vida social, debe perseguir un ideal de creacin y transformacin social, ms bien que la simple reproduccin del pasado13. El nfasis que pona Dewey en la necesidad de integrar a la escuelas con la comunidad, era otro elemento natural de las escuelas rurales cuyos maestros seran no slo educadores, sino lderes sociales. Ningn sistema educativo en el mundo observara Dewey, demuestra mejor el espritu de ntima unin entre actividades escolares y aquellos de la comunidad14.

    Sin embargo, siendo la educacin el instrumento me-diante el cual el nuevo Estado se pretenda legitimar, domi-nara la lgica oficial y los intereses que all se consolidaban. A pesar de la celebracin de la cultura indgena, el sistema educativo tena varios elementos positivistas. Debes te-ner mucho cuidado, a fin de que tus nios no solamente aprendan el idioma castellano, sino que adquieran tambin nuestras costumbres y formas de vida, que indudablemente son superiores a las suyas. Es necesario que sepas que los indios nos llaman gente de razn no slo porque hablamos la lengua castellana, sino porque vestimos y comemos de otro modo y llevamos una vida diversa a la suya15, declaraba Rafael Ramrez a los maestros rurales. No haba duda, la misin educativa deba ser un proyecto civilizatorio. Como instituciones centrales a este proyecto, las normales rurales

    vacilaban entre la tradicin y la innovacin. Sus estudiantes eran inculcados con una tarea misionera y la aparentemente infinita posibilidad de contribuir al bien social.

    El espritu normalista

    Las normales rurales abran todo un mundo a sus jvenes estudiantes. Cuando Jos ngel Aguirre, oriundo de Nueva Delicias, Chihuahua, a los 15 aos lleg a la normal de Salai-ces, no conoca a nadie. Ni siquiera saba dnde quedaba Salaices, relata. Cuando nos fuimos me llev mi pap y me qued ya sin dinero, si no hubiera aprobado el examen, no hubiera tenido con qu regresarme16. Jos haba ba-tallado no slo para llegar a la normal, sino para terminar la primaria en su pequeo pueblo. Su padre lo necesitaba para trabajar la milpa y en varias ocasiones el maestro tuvo que interceder para que se le mandara a la escuela. Por fin el pap y el maestro llegaron a un acuerdo para que Jos terminara quinto y sexto: ira a la escuela tres das a la semana y faltara los otros dos para poder trabajar en la milpa. Esta era una dinmica comn en el campo mexicano: por ms que la escuela pudiera ser portadora de nuevas oportunidades, las exigencias de la vida campesina muchas veces hacan imposible su acceso.

    Estas exigencias tenan diversas encarnaciones. Gloria Jurez, de Rosario, Durango, tuvo tambin que batallar para asistir a la normal. Gloria era la mayor de siete hermanos. En su pueblo no haba secundaria. La nica manera de estu-diar era yndose a una normal rural. Pero recuerda mi madre no quera que fuera, porque era la mayor y en aquel entonces la mayor deba quedarse en casa, ayudarle a la mam a criar a los hijos. Pero mi padre dijo: djala, al cabo no se va a quedar. Dicen que son muchas, muchas las que van, y poqusimas las que se quedan 17. El pap de Gloria se refera al competitivo examen de admisin que deban tomar todos los aspirantes a las normales rurales, un exa-men, cuenta Gloria, que era largusimo: de las nueve de la maana a la una de la tarde, donde de 500 se quedaban 50. Y Gloria se qued, fue la nica de las estudiantes de su pueblo que aprob el examen. De all la convivencia en la normal me arrop18, contina Gloria. Los recuerdos que

    13 John Dewey, Conferencia sobre la filosofa de la educacin, ah-sep; Ref. (053) 201.1, Exp. 468. Primera Conferencia, p. 2.

    14 Dewey, Mexico 1926, 121-22, Progressive Education 9 (Feb. 1932), 95-98. Citado en Lewis, Ambivalent Revolution, 37.

    15 Ramrez, La escuela rural mexicana, p. 65.

    16 Jos ngel Aguirre Romero, entrevista por la autora, 12 febrero 2008, Chihuahua, Chihuahua.

    17 Gloria Jurez, entrevista por la autora, 11 febrero 2008, Chihuahua, Chihuahua.

    18 Ibidem.

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    conservan los normalistas de la vida en la normal revelan el impacto que tuvieron estas instituciones en el medio campesino. Fue una bendicin; difcilmente hubiera logrado yo ser maestra si no es por la normal rural. Porque en las normales tenamos ya asegurada la alimentacin, el estudio, el hospedaje. Tenamos todo lo que realmente necesita uno para hacer una carrera. Le estoy muy agradecida yo a la normal, porque creo que de all salimos aptas para enfren-tarnos a cualquier adversidad19, relata Beln Cuevas, otra normalista de Saucillo.

    En las normales rurales se les exiga a los estudiantes una estricta disciplina y haba en los internados cierta sensacin de sistema militar, lo cual contrastaba con los principios de democracia y autogobierno, que tambin fueron conceptos importantes en su fundacin. Vista desde lo alto comenta un estudiante, la normal debera parecer un panal de colme-nas con cada alumno y maestro realizando mltiples tareas20. La banda de guerra tocaba a las 5:30 de la maana y cinco minutos despus se tomaba lista en la explanada de la escuela. De all los estudiantes tenan veinte minutos para hacer su cama y atender su aseo personal. La primera clase empezaba a las seis de la maana y una hora despus los estudiantes tenan que hacer la limpieza del patio, jardn o saln, segn el rea que correspondiera a cada grupo. Se desayunaba a las ocho y, como era el caso con todas las comidas, eran los estudiantes quienes se encargaban de servir y de lavar los trastes. A las nueve se volva a clases, las cuales duraban hasta la una de la tarde, y despus vena la hora de la comida. A las tres empezaba una diversidad de actividades que iban desde cultivar tierras, el cuidado de animales, talleres de carpintera, mecnica y hojalatera. Este era tambin el momento en el que los estudiantes podan hacer sus prcticas de danza, poesa o teatro, o ensayar obras para los viernes sociales, encuentros que organizaban cada semana. El deporte tambin se practicaba a esta hora; adems, dentro del internado haba comisiones de estudiantes encargados de hacer tortillas, pan e incluso ropa. Los normalistas tenan dos horas libres entre cinco y siete de la tarde y despus cenaban y tenan una hora obligatoria de estudio. El toque de silencio se daba a las diez, cuando se pasaba lista para asegurar que cada estudiante estuviera en cama21.

    El que los estudiantes fueran partcipes tan activos en el funcionamiento y mantenimiento de la normal, los una entraablemente a estas instituciones, adems de que reforzaba un fuerte compromiso con su preservacin. Hay incluso alumnos que afirman que tal estructura inculcaba una tica de trabajo particularmente fuerte en los nor-malistas rurales. Francisco Casimiro Barrera, egresado de la normal de Tiripetio, lo describe de la siguiente manera: Haba toda una serie de actos, no de teoras sino de actos, en la realidad que te iban conformando con un espritu, un espritu que yo vine a encontrar en el movimiento magis-terial cuando fui responsable de la casa hotel. Todos los egresados de internado limpiaban su cuarto y barran su corredor. Los que no, se les olvidaba que haba que barrer y recoger y trapear22.

    En sus labores y estructura las normales rurales te-nan algunas similitudes con la colonia Gorki, organizada para nios hurfanos (muchos de ellos delincuentes y vagabundos) por Antn Makarenko en Rusia despus de la revolucin23. En las normales rurales mexicanas el aire redentor provena de la educacin civilizatoria que reciban los alumnos y que despus de egresados, deban impartir en las remotas comunidades de la Repblica. Alma Gmez lo recuerda de la siguiente forma: Nosotras fuimos formadas con la idea de que nuestra funcin era ir a trabajar a las comunidades rurales. Tenamos que aprender de todo: carpintera, soldadura, cuestiones agropecuarias, economa domstica. Yo creo que el plan de estudios no era muy liberal, pero toda la cultura que significaba la normal nos daba esa educacin24.

    Adems, las normales rurales abran un vasto universo para los jvenes estudiantes. En un recuerdo novelado sobre su experiencia en Salaices, Manuel Arias Delgado recuenta cmo conocan los estudiantes a maestros y alumnos de muchos estados del pas, y con ellos a varias etnias. Haba yucatecos, poblanos, zacatecanos, veracruzanos, campecha-nos; convivan en ese pequeo universo chamacos del medio citadino, del rural, de pueblos mineros, de grandes centros agrcolas como la regin lagunera. Esta mezcla cultural sera [...] una de las primeras y ms importantes fuentes

    22 Francisco Casimiro Barrera, entrevista por la autora, 20 de septiem-bre 2008, Morelia, Michoacn.

    23 Vase Antn Seminovich Makarenko, Poema pedaggico. Mxico: Ediciones de Cultura Popular, 1975.

    24 Alma Gmez, entrevista por la autora, 3 febrero 2008, Mxico, D.F.

    19 Beln Cuevas, entrevista por la autora, 12 febrero 2008, Chihuahua, Chihuahua.

    20 Jos Luis Aguayo lvarez, Salaices: Escuela Normal Rural formadora de maestros. Chihuahua: Ediciones del Azar, 2002, p. 105.

    21 Jos Luis Aguayo lvaro, coordinador, Un paseo por los recuerdos. Chi-huahua: La Asociacin Civil de Exalumnos de Salaices, 2007, pp. 41-42.

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    mismos. Manuel Arias Delgado enfatiza: Nuestros dolos, pensando en cuando yo estaba en primero, segundo, tercero de normal o secundaria, eran los alumnos de los grados superiores, eran nuestros modelos a seguir. Yo no recuerdo con toda precisin los nombres de los maestros, pero recuerdo con toda precisin los nombres de mis compaeros modelos: el mejor orador, el mejor declama-dor, el mejor conversador, el mejor tribuno...29

    Este tipo de relaciones entre los estudiantes jvenes y los ms avanzados fue convirtindose en uno de los prin-cipales espacios de organizacin poltica. Entre las diversas organizaciones que existan en las normales rurales, el Comit de Orientacin Poltica e Ideolgica (copi) figuraba entre las ms importantes. Era con esta orientacin poltica que muchos estudiantes tomaban conciencia de lo signi-ficativo de sus orgenes y llegaban a cuestionar el sistema que avalaba su condicin de explotacin. La experiencia de Noel Rodrguez, que estudi en la normal de Aguilera, Durango, ejemplifica este proceso:

    Los muchachos grandes empiezan a tener reuniones con los novatos que bamos llegando. Resulta que ellos tocan asuntos que ya iban revoloteando. As que rpido me voy a donde nos ofrecieron que podan darnos capacitacin, en el copi. Total que yo me voy a estudiar y empec a tener dudas muy serias de que si era correcto lo que yo haba venido pensando de manera tan fiel: la similitud entre la bondad y la religiosidad; la hermandad entre esas dos cosas empieza a entrar en duda y empiezan a entrar en duda los conceptos de propiedad que yo haba vivido de nio: la forma de propiedad de la tierra que yo haba padecido a travs de mi padre; la forma de cultivar la tierra y quedarse slo con la mitad; la forma de que mi padre haba tenido que tener unos animales de los que solamente un tercio eran de l y dos tercios del dueo y de l toda la friega...Entonces yo haba aprendido esas cosas en la vida real y me faltaba encontrarles alguna explicacin30.

    Esta toma de conciencia que parta de una experiencia propia era uno de los principales factores que impulsaba a que los estudiantes normalistas se involucraran en luchas sociales. Y esta lucha empezaba por defender a la normal misma.

    25 Manuel Arias Delgado, Saltando la Cerca. Chihuahua: Ediciones Em-presa Familia Generaciones, 2007, pp. 44-45.

    26 Herminia Gmez, entrevista por la autora, 13 febrero 2008, Chi-huahua, Chihuahua.

    27 Alicia Civera Cerecedo, La escuela como opcin de vida: La formacin de maestros normalistas rurales en Mxico, 1921-1945. Mxico: El Colegio Mexiquense, 2008, p. 63.

    28 Civera Cerecedo, op. cit., p. 73,

    de conocimientos acerca de costumbres y paradigmas que formaran [una] tolerancia ante lo diferente25. No debe sorprender, asimismo, que convivir con un grupo de 300 estudiantes da, tarde y noche, engendraba lazos muy fuertes entre los normalistas. Herminia Gmez, que estudi en la normal de Saucillo, expone su propio ejemplo: La mayora de las que entramos de mi generacin ramos gente pobre...las normales rurales tienen de requisito que sean hijos de campesinos o de maestros. Ese es un requisito para ingresar, todava ahora. Pues ramos relativamente muy chiquitas. Y contina: haba como un modo de que las alumnas de grados superiores nos adoptaban, nos enseaban; unas porque eran paisanas, otras porque tenan hermanas all. Y nos enseaban. Por ejemplo, cuando yo llegu, se le lla-maba a una comisin de raciones donde me pusieron. Y qu por qu yo? Pues, porque estaba muy flaca, para ver si engordaba26.

    Sin saberlo, los estudiantes estaban siguiendo un modelo propuesto desde que se formaron las primeras normales rurales: el del internado como familia. La idea surgi en parte para contrarrestar los rumores que inicialmente se propagaban sobre las escuelas, donde, contaban las malas lenguas, a las muchachas se les obligaba a desnudarse. Asimismo, explica Alicia Civera, fue ideado con el propsito de crear un ambiente de libertad en donde lo central fuese la conviccin y no la utilizacin de mtodos coercitivos para mantener el orden27. Desde este principio, la estructura del internado deba seguir el modelo de una familia, con el director ocupando la figura del padre, su mujer el de la madre, y los maestros el de los hermanos mayores que ayudaran a cuidar a los me-nores, o sea, los estudiantes que ingresaban a la normal. En las normales regionales, el nfasis se pona no tanto en la obediencia y el orden, sino en la responsabilidad, en el inters y el trabajo colectivo y, en varios casos, en la libertad de los estudiantes y en la democracia28. A juzgar por la experiencia de los normalistas, lo que se mantuvo, quizs inevitablemente, fueron los lazos entre los alumnos

    29 Manuel Arias Delgado, entrevista por la autora, 13 de febrero 2008, Chihuahua, Chihuahua.

    30 Noel Rodrguez, entrevista por la autora 12 de febrero de 2008, Chihuahua, Chihuahua.

  • Otras demandas magisteriales92

    Defensa de las normales

    Uno de los ataques ms fuertes que sufrieron las normales rurales ocurri durante el sexenio de Gustavo Daz Ordaz, quien en 1969 cerr 15 de las 29 que existan en el pas. Entre los argumentos, el presidente acus a las normales de ser nidos comunistas. Como lo haba hecho apenas un ao antes con el movimiento estudiantil, Daz Ordaz no slo confunda causa y efecto, sino que recurra a una fr-mula que le permita descalificar en vez de contextualizar. Las voces que se alzaron en defensa del normalismo lo hicieron basndose en las particularidades de la historia mexicana y, especficamente, en su revolucin. Cuando el Estado mexicano se mostr reacio ante esta tradicin, hizo patente dnde residan sus intereses y fue por ello que, casi de manera natural, cobr especial contundencia el ejemplo de Cuba y su revolucin, que se mostraba tan fiel a la causa de los ms pobres. Es un proceso que se ve reflejado en los testimonios de los mismos normalistas:

    Por vivir en condiciones a veces sumamente pre-carias y por las grandes dificultades que tenamos para obtener mejoras materiales, ramos rebeldes y muy sen-sibles ante la problemtica social. El pensamiento poltico de los normalistas evolucion tambin de acuerdo con la situacin del pas; en la primera etapa se pretenda que los estudiantes participaran al lado de las comunidades y que proyectaran la escuela hacia los poblados en el sentido tcnico, cultural y organizativo. En la medida en que los problemas en los pueblos se fueron complicando, cambi tambin el tipo de liderazgo de los futuros maestros y de los maestros en funciones; se pas a la protesta, despus a la rebelda y a la aspiracin por una nueva sociedad para todos los mexicanos31.

    Alma Gmez, de la normal de Saucillo, recuerda: En la normal, el 23 de mayo, el da del estudiante, haba una serie de actividades, entre ellas un desfile de carros alegricos; y hay una foto que debe ser de 1961 tal vez, donde aparece un carro alegrico en el que las muchachas que iban ah se vistieron con barbas, de verde olivo. O sea, esa es la in-fluencia de la revolucin cubana y cmo lleg hasta all32.

    Era tal la inspiracin, que la generacin que se gradu de Saucillo en 1967, se hizo llamar la Generacin Fidel Castro Ruz, y exigan que as apareciera en sus boletas33.

    Fieles a su misin original, estas celebraciones no se quedaban en las normales. Haciendo la tarea que les haba encargado el Estado aunque cambiando el mensaje, los normalistas llevaban las nuevas lecciones a los campesinos de las comunidades lejanas cuya adhesin al estado todava dejaba mucho que desear. Los normalistas seguan con su sentido de misioneros, ahora inculcando los valores de la solidaridad internacional. Jos Luis Aguayo, un normalista de Salaices, recuerda que cuando se enter de la muerte del Che Guevara, daba clases en una pequea comunidad llamada Guadalupe Hidalgo, y all llegaron alumnos desde la normal de Ayotzinapa, Guerrero, e hicimos una velada all al Che, en plena sierra. Yo pronunci unas palabras, mal hilvanadas en torno a la figura del Che, y hubo quien cant algo, y bueno, se hizo la velada. Eso demuestra, pues las inquietudes que traamos, en un lugar agreste, sumamente difcil, donde no se puede hacer nada socialmente pero hacamos eso entre nosotros34.

    A pesar de que inicialmente las escuelas rurales fueron concebidas para complementar y fomentar el desarrollo agrcola, el temprano abandono de la reforma agraria haca de la educacin la nica va para escapar de la pobreza rural que, no obstante los brotes agraristas oficiales, condenaban al campesino a una vida de miseria. Este sen-timiento se expresa como reclamo a un gobierno que a partir de los cuarenta abandona a la poblacin campesina. Nuestras aspiraciones son otras, de que estos jvenes sean algo ms que agricultores, ya que hemos visto que al agricultor no le ayudan como deba de ser, protestaron los ejidatarios de Ojo de Agua en San Luis Potos, ante el eminente cierre de la mitad de las normales rurales35. El deseo de abandonar la vida rural no provena necesaria-mente de un desprecio hacia el cultivo de la tierra, sino que era producto de una necesidad impuesta a partir del abandono de la reforma agraria. En este sentido los campesinos valoraban las normales rurales no solamente porque eran la va para escapar de la pobreza, sino por sus mismos vnculos con el mundo rural. Son uno de los

    31 Jos Luis Aguayo lvarez, ed., Un paseo por los recuerdos. Chihuahua: La Asociacin Civil de Exalumnos de Salaices, 2007, pp. 71-72.

    32 Alma Gmez, entrevista por la autora, 3 febrero 2008, Mxico, D.F.

    33 Archivo General de la Nacin, Ramo Direccin Federal de Seguridad (de aqu en adelante agn-dfs), 100-5-1-67; L 20, H 391.

    34 Jos Luis Aguayo lvarez, entrevista por la autora, 10 de febrero 2008, Chihuahua, Chihuahua.

    35 ah-sep, Exp. 1341 Leg. 1, Ref. 201.3:25.

  • El Cotidiano 154 93

    centros educativos donde se capacitan maestros rurales... que son los nicos que deciden venir a educar y a sufrir las duras penas en el campo. Otra persona no soportara tan difcil tarea y los campesinos sabemos y comprobamos que la persona que no es del medio rural, no se adhiere a este medio por la dificultad que ofrece el mismo36, espres un grupo de ejidatarios.

    Los estudiantes de las normales rurales no slo pro-venan del campo sino que en las mismas escuelas tanto a nivel curricular como en los vnculos que se establecan con la comunidad se fomentaba una conciencia rural. Jos ngel Aguirre recuerda: Nosotros salamos adems de maestros, se podra decir, de peritos agrcolas. Nosotros manejbamos el arado, el tronco de mulas, la cultivadora, el asador, la pala, como cualquier campesino, y sa fue una de las razones por la que los campesinos nos queran a nosotros37. Seran precisamente estos vnculos con las comunidades, las que provocaran grandes movilizacio-nes sociales cuando el gobierno intentaba cerrarlas. Esta conciencia adems apareca enarbolada por un discurso revolucionario que contrapona reivindicaciones popu-lares, a las acciones de un Estado que, protestaban los alumnos, hace uso de la violencia y cierra las escuelas que son orgullo de la lucha campesina revolucionaria de 1910-191738.

    Dentro de las normales, la mejora de condiciones de vivienda y estudio era una peticin constante, y las carencias, motivo de huelga. Los estudiantes sealaban lo ridculo de una situacin en donde los caballos del ejrci-to tenan un presupuesto ms alto que los normalistas39. En vez de mejorar las condiciones en las normales, las autoridades intentaban intimidar a los estudiantes. En 1969 el director de la sep, Ramn Bonfil, en su recorrido a Ayotzinapa, advirti a los estudiantes que si se les sor-prenda agitando se les suspenderan sus raciones de comida y se les cortara el agua y la luz. Tambin amenaz con reducir el nmero de maestros y expulsar alumnos. Adems, asever, se circulara una lista con los nombres de cualquier expulsado para que no fueran aceptados en ningn otro plantel40. Tales prcticas no son reliquias del

    pasado. Apenas en septiembre del ao pasado, cuando los estudiantes de Ayotzinapa organizaron protestas en con-tra de la Alianza por la Calidad Educativa, se les suspendi el servicio de comedor41. Antes se recurra al fantasma del comunismo para cerrar normales; ahora se emplean argumentos sobre estndares, calidad y eficiencia. Estas no slo son evaluaciones poco objetivas sino que parten de una completa descontextualizacin de las realidades e historia de la educacin pblica mexicana.

    Educacin, Estado y neoliberalismo

    Entre la lluvia de protestas que recibi el presidente Daz Ordaz cuando cerr la mitad de las normales rurales, una carta reclamaba: No nos obliguen a pensar que seguimos en la etapa del porfirismo, en que slo los hijos de los burgueses se les imparta la educacin, ya que a cada momento se habla del progreso en el aspecto cultural42. Estas palabras demuestran una clara conciencia histrica. Pero ms an, son una afirmacin de dignidad: si se quiere hablar del progreso, el conocimiento no puede ser slo dominio de la clase privilegiada, mientras las mayoras son condenadas a una situacin servil. Por eso la indignacin ante propuestas como la de Elba Esther Gordillo, de con-vertir a las normales en instituciones para la formacin de tcnicos en turismo. Propuestas como sta forman parte de una larga lista de agravios a la educacin pbli-ca en general, y a las normales rurales en particular. La presidenta del snte podr defender su iniciativa como un recurso para conseguir empleos, pero dentro del marco de proyectos nacionales, representa una resignacin a una divisin internacional de trabajo que profundiza las diferencias estructurales entre el primer y el tercer mundo. Se concibe a Mxico como un centro vacacional y recreativo donde los que antes se encargaban de impartir conocimiento ahora servirn a turistas extranjeros. Ante esta propuesta neoliberal, hace falta, quizs ms que nunca, retomar los ideales que dieron lugar a las normales rurales no como instituciones serviles, sino como proyectos de innovacin social.

    36 ah-sep, Exp. 1341 Leg. 1, Ref. 201.3:25.37 Jos Angel Aguirre Romero, entrevista por la autora, 12 febrero

    2008, Chihuahua, Chihuahua.38 agn-dfs, 100-19-1-65; L 9, H 147-148.39 agn-dfs, 100-19-1-65; L9, H 147-148.40 agn-dfs, 63-19-969; L 8; H227-233.

    41 Suspenden autoridades el servicio de comedor en la normal rural de Ayotzinapa, La Jornada, 1 de septiembre de 2008.

    42 ah-sep, Exp. 1341 Leg. 1, Ref. 201.3:25.