Nora y Patch pensaban que sus problemas habían acabado ... · Becca Fitzpatrick Finale Hush, Hush...

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NorayPatchpensabanquesusproblemashabíanacabado.ConHankfuerade juego, por fin tendrían un descanso.Pero ahora, sinHank,Nora se haconvertido de manera involuntaria en la líder de los Nefilim y tiene queacabarloqueélcomenzó,loquesignificaquedeberádestruiralosángelescaídosyconellosaPatch.

Nora,quenuncapermitiráqueesoocurra,elaboraunplanconPatch:haráncreer a todos que han roto, convencerán a los Nefilim de que estáncometiendounerror y evitaránasí la guerra.Peroal conocer de cerca losdetallesdesunuevopapel,Norasesiente irremediablementeseducidaporelpoderqueesteleconfiere.Comienzalabatalla.NorayPatchtendránqueconfrontarlasdiferenciasquesiemprehanexistidoentreellos.

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BeccaFitzpatrick

FinaleHush,HushIV

ePubr1.0sleepwithghosts25.01.14

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Títulooriginal:FinaleBeccaFitzpatrick,2012Traducción:MireiaRué

Editordigital:sleepwithghostsePubbaser1.0

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Paramimadre,quesiempremehaanimadodesdelasgradas(¡corre,cariño,corre!)

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Preludio

Enlaactualidad

Scottnocreíaenfantasmas.Losmuertossequedabanenlatumbaypunto.Peroel entramado de túneles que se extendía bajo el parque de atracciones Delphic,arrulladoporsusurrosymurmullossiseantes,lehizoreconsiderarsuopinión.Nolegustaba que sus pensamientos viajaran hasta Harrison Grey. No quería que se lorecordara por su implicación en el asesinato de un hombre. Gotas de humedad sedesprendíandeltecho.Scottpensóenlasangre.Elfuegodesuantorchaproyectabasombrasenlosmuros,queolíanatierrafríaymojada.Pensóenlastumbas.

Unacorrienteheladaleerizólospelosdelanuca.Sevolvióalinstanteyescrutólaoscuridadcondesconfianza.

NadiesabíaquelehabíahechoaHarrisonGreyeljuramentodeprotegeraNora.Como ya no podía decirle: «Eh, perdón por haberte causado la muerte», habíadecididocomprometerseaprotegerasuhija.Lociertoeraquenoseledababienesodedisculparse,peroeralomejorqueselehabíaocurrido.Nisiquieraestabasegurodequehacerleunjuramentoaundifuntocomprometieraanada.

Sinembargo,lossonidoshuecosqueresonabanasusespaldaslehacíanpensarlocontrario.

—¿Vienes?ScottadivinóelperfiloscurodeloshombrosdeDanteunospasospordelantede

él.—¿Faltamucho?—Unoscincominutos.—Danterioentredientes—.¿Nervioso?—Muerto de miedo. —Scott aceleró el paso para alcanzar a Dante y, con la

esperanzadenoparecer tan estúpido como se sentía, añadió—: ¿Quépasa en esasreuniones?Eslaprimeravezquevoy.

—LosaltoscargosquierenconoceraNora.Ahoraessulíder.—¿SignificaesoquelosNefilimhanaceptadoquelaManoNegrahamuerto?Scottnoacababadecreérselo.SesuponíaquelaManoNegraerainmortal.Todos

losNefilimloeran.Entonces,¿quiénhabíaencontradoelmododeacabarconél?AScottnolegustabanadalarespuestaqueleveníaalacabezacadavezqueselo

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preguntaba.SiNorahabíasidolaresponsable…SiPatchlahabíaayudado…Pormuchoquesehubieranesforzadoennodejarningúnrastro,seguroqueseles

habíapasadoalgoporalto.Leocurríaatodoelmundo.Soloeracuestióndetiempo.SiNorahabíamatadoalaManoNegra,corríapeligro.—Hanvistomianillo—aclaróDante.Scotttambiénlohabíavisto.Antes.Elanilloencantadocrepitócomosituvieraun

fuego azulado atrapado bajo la corona. Y aún despedía ese brillo cerúleo, frío ymortecino.SegúnDante,laManoNegrahabíapredichoqueeseanilloseríalaseñaldesumuerte.

—¿Hanencontradoelcuerpo?—No.—¿Y están de acuerdo en que Nora sea su nueva líder? —preguntó Scott

apretandoelpaso—.NosepareceennadaalaManoNegra.—Le hizo un juramento de sangre anoche. Y él asintió con la cabeza en el

momento en que murió. Ahora ella es la líder, les guste o no. Puede que acabenreemplazándola, pero primero le concederán un tiempo para ver por qué Hank laeligió.

AScottnolegustólaidea.—¿Ysilebuscaranunsustituto?Dantelelanzóunamiradaoscuraporencimadelhombro.—Moriría.Sonlascondicionesdeljuramento.—Nodejaremosqueesopase.—No.—Entonces todo va bien…—concluyó Scott. Necesitaba una confirmación de

queNoraestabaasalvo.—Mientrascolabore…Scott recordó la discusión que habíamantenido conNora esemismo día. «Me

encontrarécon losNefilim.Yvoyadejarlesmuyclaracuál esmiposición.PuedequeHankempezaraestaguerra,peroquienlaterminaráseréyo.Ylaguerraacabaráconunaltoalfuego.Medaigualquenoseaesoloquequierenoír».Scottsellevólosdedosalpuentedelanariz:aúnteníamuchoquehacer.

Avanzópesadamentesinapartarlavistadeloscharcosdelsuelo.Ondeabancomocaleidoscopios aceitosos, y el último que había pisado accidentalmente le habíadejadoelpieempapadohastaeltobillo.

—LedijeaPatchquenolaperderíadevista.—¿Tambiénletienesmiedoaél?—gruñóDante.—No.Perosíselotenía.YDantehabríasentidolomismosilohubieraconocido.—¿PorquénohandejadoqueNoranosacompañaraalareunión?—Ladecisión

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de separarse de Nora lo había dejado preocupado y no se perdonaba no habermostradosudisconformidadenunprincipio.

—Noséporquéhacemos lamitadde lascosasquehacemos—adujoDante—.Somossoldadosycumplimosórdenes.

ScottrecordóloquelehabíadichoPatchaldespedirsedeél.«Nolequiteselojodeencima.Ynometas lapata».Aquellaamenazacalóhondoensucorazón.Patchestaba convencido de que era el único que se preocupaba por Nora, pero seequivocaba. Nora era para Scott lo más parecido que tenía a una hermana. Habíaestado a su lado cuando todo el mundo le había dado la espalda e incluso habíaevitadoquecayeraalvacío.Literalmente.

Teníanunvínculo, aunquenoesevínculo.En realidad sepreocupabaporNoramás que por cualquiera de las chicas a las que había conocido. Ella eraresponsabilidadsuya.Dehecho,lehabíahechounjuramentoasudifuntopadre.

Los dos Nefilim se adentraron aún más en los angostos túneles, rozando losmuros con los hombros. Scott se inclinó para meterse en el siguiente pasadizo, yvarios terrones se desprendieron del techo a su paso. A partir de entonces avanzóconteniendolarespiraciónpormiedoaqueelpasillosederrumbarasobresuscabezasylosdejarasepultadosbajolosescombros.

Al cabo Dante tiró de una clavija y una puerta se materializó en el muro delpasadizo.

Scott examinó la tenebrosa sala que había tras la puerta. Los mismos murosmugrientos,elmismosuelodepiedra…Vacía.

—Mira—dijoDanteseñalandoelenlosado—.Unatrampilla.Scottseapartódelaplacademaderaquehabíaencajadaentrelaslosasdelsuelo

ytiródelamanilla.Vocesacaloradasascendieronporelagujero.Pasóporencimadelatapadera,seintrodujoenelhuecoyaterrizótresmetrosmásabajo.

Examinó la diminuta sala en un instante: parecía una caverna, y un grupo dehombresymujeresNefilimvestidoscontúnicasnegrasformabanuncorroalrededordedosfigurasquenopodíadistinguirconclaridad.Unahoguerachisporroteabaaunladodelaestanciay,hundidaentrelasbrasas,lahojadeunaespadaresplandecíaalrojovivo.

—Dime—espetóunavozenjutayancianaenelcentrodelcírculo—:¿Cuáleslanaturalezade tu relaciónconel ángel caídoal que llamanPatch? ¿EstáspreparadaparalideraralosNefilim?Tenemosquesabersicontamoscontulealtadabsoluta.

—Noveoporquédebo contestar a eso—respondióNora, la otra figura—.Mividapersonalnoesasuntovuestro.

Scottseacercóparavermejorloqueocurría.—Tú careces de vida personal —resopló la mujer de la voz enjuta; tenía los

cabellos canos y blandía un dedo huesudo hacia Nora mientras la mandíbula le

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temblabaderabia—.Ahoratuúnicodesignioesconseguirquetugentevivalibredelosángelescaídos.SémuybienqueereslaherederadelaManoNegra,pero,aunquemedoleríairencontradesusdeseos,siesprecisovotaréparaqueteexcluyan.

ScottpaseólamiradaporelgrupodeNefilimqueformabanelcorro.Variosdelospresentesasintieron.

«Nora —le instó Scott mentalmente—, ¿se puede saber qué estás haciendo?Piensa en el juramentode sangre.Tienesquemantenerte en el poder.Diles lo quequierenoír.Loqueseaparaquesetranquilicen».

Nora fue mirándolos a todos con hostilidad manifiesta hasta que sus ojos seencontraronconél:«¿Scott?»,pensó.

Élasintióconlacabezaparamostrarlesuapoyo.«Estoyaquí.Nolosirritesmásdeloqueyaestán.Hazloqueseaparacomplacerlesyluegotesacarédeaquí».

Nora tragó saliva y trató de serenarse, pero sus mejillas siguieron rojas deindignación.

—Anoche la Mano Negra murió. Desde entonces me he convertido en suherederaymehevistoobligadaaocuparmedelliderazgodeestepueblo,airdeunareuniónaotra,asaludaragentealaquenoconozco,allevarestatúnicasofocante,aresponderamontonesdepreguntassobrecuestionespersonales,semehaevaluadoypresionado,cuestionadoyjuzgado,ytodoesosindisponerdeunsolosegundopararespirar.Asíquedisculpadmesiaúnnohetenidotiempoderecuperarme.

Lamujerdelcabellocanofruncióloslabios,peronoreplicó.—Soy la heredera de laMano Negra. Él me eligió. No lo olvidéis—advirtió

Nora.Scott no pudo determinar si había hablado con convicción o sarcasmo, pero el

resultadodesuspalabrasfueelsilencio.—Respóndemeunapregunta—lepidió lamujermayor conastuciadespuésde

unapausacargadadetensión—.¿QuéhasidodePatch?Antes de queNora tuviera tiempo de responder,Dante dio un paso adelante y

dijo:—EllayanoestáconPatch.NorayScottsemiraronelunoalotro,atónitos,yluegosevolvieronhaciaDante.

«¿Aquévieneeso?»,lepreguntóNoraaDantementalmente,incluyendoaScottensuconversaciónatres.

«Sinotepermitentomarelmandoahoramismo,tendrásquemorir:asílodictaeljuramentodesangre—respondióDante—.Dejaquemeencargueyo».

«¿Mintiendo?»,inquirióellasindespegarloslabios.«¿Tienesunaideamejor?»—NoradeseaserlalíderdelosNefilim—anuncióDanteconvozaltayclara—.

Hará todo loque seanecesario.Terminar la laborde supadre lo es todoparaella.

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Concededleundíadeduelo,yluegoselanzarádecabezaalatarea,completamentecomprometida.Yolaprepararé.Puedehacerlo.Dadleunaoportunidad.

—¿Que tú la prepararás? —le preguntó la mujer mayor con una miradapenetrante.

—Todoirábien.Confiadenmí.Lamujersopesósuspalabrasduranteunosinstantesyfinalmenteleordenó:—PonlelamarcadelaManoNegra.AlverlamiradasalvajeyaterrorizadadeNora,Scottestuvoapuntodevomitar.Las pesadillas. Surgían de algún lugar recóndito, adueñándose de sus

pensamientos,revoloteandoporsucabezaatropelladamente.Semareaba.Yentoncesoíalavoz.LavozdelaManoNegra.Scottsetapabaalpuntolosoídosycontraíaelrostroconunamuecadedolor.Lavozmaníacasereíaburlonamenteysiseabaconinsistenciahastaquelaspalabrassemezclabanenunzumbidofrenético,comoeldeunacolmenaazotadaporelviento.LamarcadelaManoNegraquellevabagrabadaafuegoenelpechopalpitaba.Eraundolorreciente.Scottnopodíadistinguirentreelayeryelhoy.

Sugargantasoltóunaordenahogada:—Basta.Tuvo la sensacióndequeel tiemposedetenía.Loscuerposde lospresentes se

volvieron hacia él y, de pronto, Scott sintió el peso de la hostilidad de todas lasmiradas.

Se quedó paralizado.No podía pensar. Tenía que salvarla.Nadie había evitadoquelaManoNegralomarcara,ynoestabadispuestoadejarqueaNoraleocurrieralomismo.

LaancianaseacercóaScott,haciendosonar los taconescontrael sueloenunacadencia lenta y deliberada. Profundos surcosmarcaban su piel. Sus ojos verdes yvidriososloescrutabandesdeelfondodelascuencas.

—¿Noteparecequedeberíademostrarnossulealtadconelejemplo?Suslabiosesbozaronunasonrisadesafiante.AScottseleaceleróelcorazóny,sinsiquierapensarlo,dijo:—Queoslademuestreconsusacciones.Laancianainclinólacabezahaciaunlado.—¿Quéquieresdecir?Yentoncesoyó lavozdeNora en su cabeza.«¿Scott?»,murmurópresade los

nervios.Scott esperó que su intervención no estuviera empeorando las cosas. Se

humedecióloslabiosyprosiguió:—SilaManoNegrahubieraqueridoquelucierasuseñal,sehabríaencargadode

marcarla personalmente. Confiaba en ella lo bastante como para encargarle este

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trabajo.Yamímebastaconeso.Podemospasarnosloquequedadeldíaponiéndolaapruebaopodemosempezarestaguerradeunavezportodas.Unostreintametrospor encima de nuestras cabezas tenemos una ciudad repleta de ángeles caídos.Traedmeuno.Yomismomeencargarédemarcarlo.Siqueréisquelosángelescaídossepanqueestaguerravaenserio,mandémoslesunmensaje.

Oíasupropiarespiraciónerrática.Lentamenteunasonrisailuminóelrostrodelaanciana.—Vaya,esomegusta.Ymucho.¿Yquiénerestú,muchacho?—ScottParnell—respondiótirandodelcuellodesucamiseta.Susdedosrozaron

lapieldeformequedibujabasumarca:unpuñocerrado—.LargavidaalproyectodelaManoNegra.

Lasúltimaspalabrasledejaronunregustobiliosoenlaboca.La anciana posó sus dedos huesudos en el hombro de Scott, se inclinó

ligeramente hacia él y le dio un beso en cadamejilla. Tenía la piel húmeda y fríacomolanieve.

—Yyo soyLisaMartin.Conocíamuy bien a laManoNegra.Larga vida a suespíritu, que está entre nosotros. Tráeme a un ángel caído, jovencito, y lemandaremosunmensajealenemigo.

Prontoestuvierondevuelta.Scottayudóabajaralángelcaídoencadenado:eraunmuchachollamadoBaruch

quedebíadetenerunosquinceañoshumanos.ElmayormiedodeScotteraquelosNefilimesperaranqueNoraseencargarademarcarlo,peroLisaMartinse lahabíallevadoaunaantecámara.

UnNefilsehabíaacercadoaScottataviadoconsutúnicayhabíadepositadoelhierrocandenteensusmanos.Élbajó lamiradahacia la losademármolen laquehabíanmaniatadoalángelcaído.ScotthizooídossordosalosinsultosylasamenazasdevenganzadeBaruchy, trasrepetir laspalabrasqueelNefildela túnicalehabíaidomurmurandoaloído(unmontóndechorradasquecomparabanalaManoNegraconundios),presionóelaceroardientecontraelpechodesnudodelángelcaído.

Terminadalaceremonia,Scottsalióalpasilloyseapoyójuntoalapuertadelaantecámara para esperar a Nora. Si al cabo de cinco minutos seguía ahí dentro,entraríaabuscarla:nosefiabadeLisaMartin.NosefiabadeningunodelosNefilimquehabía ahí dentro.Estaba claroque formabanuna sociedad secreta, y lavida lehabíaenseñadodelapeormaneraquelossecretosnodeparabannadabueno.

Lapuertaseabrióconuncrujido.Norasalióalpasadizoyloestrechóconfuerzaentresusbrazos.«Gracias»,ledijomentalmente.

Scottnolasoltóhastaquedejódetemblar.«Lohagocontinuamente—bromeótratandodetranquilizarladelmejormodoque

sabía—.Yatemandarélafactura».

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Noradejóescaparunasonrisa.—Yavesqueestánencantadosdetenermedelíder.—Estánconmocionados.—ConmocionadosporquelaManoNegrahayapuestosufuturoenmismanos.

¿Hasvistoquécaraponían?Creíaqueseibanaecharallorar.Oinclusoquemeibanaarrojartomatesoalgoasí.

—¿Yquévasahacer?—Hankestámuerto,Scott.—Noralomiródirectamentealosojos;Scottlesecó

laslágrimaspasándolelosdedospordebajodelospárpadosydescubrióensumiradaun destello que no consiguió descifrar. ¿Tranquilidad? ¿Seguridad? ¿O tal vez unaconfesiónentodaregla?—.Mevoyacelebrarlo.

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Capítulo

Esanoche

Lasfiestasnosonlomío.Lamúsicaensordecedora,loscuerposdandovueltasymásvueltas,lassonrisasebrias…Nadadeesovaconmigo.Paramí,lamejorformadepasarelsábadoporlanocheesquedarmeencasa,acurrucadaenelsofá,viendounacomediarománticaconPatch,minovio.Unplanpredecible,sencillo…normal.Me llamoNoraGreyy,aunquehaceun tiempoera la típicaadolescenteamericanaquesecompralaropaeneloutletdemodaysegastaeldinerodeloscanguroseniTunes, últimamente la normalidad y yo nos hemos convertido en dos perfectasextrañas.Ahoramismonolareconoceríaaunquememetieraeldedoenelojo.

LanormalidadyyocuandoPatchapareció enmivida.Patchesunpalmomásaltoqueyo,funcionaconunalógicafríayrígida,semueveconelsigilodelhumoyvive solo en un estudio supersecreto y superpijo bajo el parque de atraccionesDelphic. Tiene una voz grave y sexy queme derrite el corazón enmenos de tressegundos.Yesunángelcaído: loecharondelcieloporserdemasiadoflexiblea lahoradeseguirlasnormas.Personalmentecreoquetuvomásqueversumododeser,demasiadopoconormal.

Tal vez en mi vida no haya normalidad, pero sí estabilidad. Es decir,materializada en Vee Sky, mi mejor amiga desde hace doce años. Ella y yocompartimos un vínculo inquebrantable que ni siquiera una lista interminable dediferencias puede romper. Dicen que los opuestos se atraen, y Vee y yo somos lapruebadeello.Yosoydelgadaylarguirucha(segúnlosestándareshumanos),tengounamelenarizadaqueponeapruebamipacienciayunapersonalidadhiperactivayalgoirascible.Veeesaúnmásaltaqueyo,esrubia,tienelosojosverdesymáscurvasqueunamontañarusa.LosdeseosdeVeesuelenimponersealosmíos.Y,alcontrarioqueyo,Veeviveporsalirdefiesta.

EsanochelasganasdejuergadeVeenosllevaronalotroladodelaciudad,aunalmacéndeobravistadecuatropisosagitadoporelestruendodelamúsica,llenodecarnésfalsosyatiborradodecuerpossudorososcuyasemanacionespodíancompetirconelpeordelosgasesinvernadero.Teníalatípicadistribucióninterior:unapistadebaileencajadaentreunescenarioylabarradeunbar.Corríaelrumordequedetrásdelabarrahabíaunapuertasecretaqueconducíaalsótano,yenelsótanohabíaun

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hombre llamadoStorkyquedirigíaunprósperonegocioquepirateabade todo.Loslíderes de la comunidad religiosa seguían amenazando con cerrar ese criadero deadolescentesdisolutosdeColdwater…tambiénconocidocomoLaBolsadelDiablo.

—¡Vamos,muévete!—sedesgañitabaVeetratandodehacerseoírporencimadelabsurdochundachundadelamúsica.

Entrelazósusdedosconlosmíosyambaslevantamoslasmanosporencimadelacabeza.Estábamosenelcentrodelapista,yrecibíamosempujonesyachuchonesportodoslados.

—Así es como hay que pasar la noche de los sábados: tú y yo juntas,divirtiéndonos,soltándonoselpelo,moviendoelesqueletohastacaerrendidas.

Puse todomiempeñoenasentirconentusiasmo,peroel tíoque teníadetrásnoparaba de pisarme el talón de lasmanoletinas y la chica que bailaba ami derechalevantaba peligrosamente los codos al ritmo de la música: si no me andaba concuidado,seguroqueacabaríaconunojoalavirulé.

—¿Ysipedimosalgodebeber?—legritéaVee—.Hacemuchocalor.—Estoesporquealllegarnosotrashasubidolatemperaturadelafiesta.Fíjateen

el tío del bar.No te quita los ojos de encima…Se ha quedado embobado con tusmovimientos fogosos. —Se lamió el dedo y lo posó sobre mi hombro desnudoimitandoelsonidodelchisporroteodelfuego.

Seguísumirada…yelcorazónmediounvuelco.DanteMatterazzimesaludólevantandolabarbilla.Susiguientesaludofuealgo

mássutil.«Nuncahabríadichoquetegustarabailar»,medijomentalmente.«Fíjate,encambioyosiemprehabíapensadoqueerasunacosador»,lecontesté.DanteMatterazzi y yo pertenecíamos a la raza de los Nefilim, de ahí nuestra

habilidadnaturalparahablarportelepatía,peronuestrasafinidadesseacababanahí.Danteeratremendamentepersistente,yyonosabíacuántotiempomáspodríaseguircapeándolo.Lohabíaconocidoesamismamañana,cuandosehabíapresentadoenmicasaparaanunciarmequeángelescaídosyNefilimestabanalbordede laguerrayque yo era la encargada de liderar a los segundos; sin embargo, lo último quenecesitaba en ese momento era pensar en esa guerra. Se trataba de una situaciónabrumadora.Otalvezeraqueyomeresistíaaaceptarla.Fueracomofuera,loúnicoquequeríaeraqueDantedesapareciera.

«Tehedejadounmensajeenelmóvil»,medijo.«Vaya,semedebedehaberpasado».Másbienlohabíaborrado.«Tenemosquehablar».«Estoyunpocoocupada».Paradejárselobienclaro,movílascaderasyagitélos

brazos de un lado a otro, tratando de imitar a Vee, una adicta a los programasmusicales.Nocabíaduda:miamigallevabaelhip-hopenelalma.

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Danteesbozóunalevesonrisa.«Yaqueestás,pídeleatuamigaquetedéunpardeconsejos:meparecequeestodebailarnoeslotuyo.Nosvemosfueraenunpardeminutos».

«Yatehedichoqueestoyocupada»,repetímirándolofijamente.«Esto no puede esperar», insistió y, tras arquear las cejas significativamente,

desaparecióentrelamultitud.—Élselopierde—opinóVee—.Sehaamedrentado,esoestodo.—Bueno,¿quéquerrástomar?—ledije—.¿TetraigounaCoca-Cola?Vee no parecía dispuesta a abandonar la pista y, aunque no me apetecía nada

hablar con Dante, pensé que lo mejor sería pasar el mal trago cuanto antes. Laalternativaeratenerlopegadoamistalonestodalanoche.

—Coca-Colaconlimón—respondióVee.Abandoné la pista de baile y, después de asegurarme de que Vee no estuviera

mirando,memetíenuncorredorlateralysalíporlapuertatrasera.Elcallejónestababañadoporlaluzazuladadelaluna.Justoenfrentedemí,habíaaparcadounPorschePanamerarojoyDantemeesperabaapoyadoenelcapóconlosbrazoscruzados.

Dantemidemásdedosmetrosy tieneel físicodeunsoldado reciénsalidodelcampamentomilitar.Unejemploclaro:tienemásmasamuscularenelcuelloqueyoentodoelcuerpo.EsanochellevabaunospantalonesholgadosdecolorcaquiyunacamisadelinoblancamedioabotonadaquedejabaaldescubiertounaVdepielsuaveysinunsolopelo.

—Bonitocoche—ledije.—Mellevaallídondequiero.—MiVolkswagentambién,ycuestabastantemenos.—Uncocheesalgomásquesolocuatroruedas.¡Puaj!—Bueno—dijemoviendocon impaciencia lapuntadelpie—,¿quéeraeso tan

urgente?—¿Aúnsalesconeseángelcaído?Era la terceravezquemelopreguntabaenpocashoras: lasdosprimerasenun

mensaje de texto y entonces cara a cara.Mi relación con Patch había pasado pormuchosaltibajos,perolaúltimatendenciaeraascendente.EnunmundoenelquelosNefilimylosángelescaídospreferíanmorirantesquededicarseunasonrisa,salirconunángelcaídoestabacompletamenteprohibido.

Meenderecétodoloquepudeydije:—Yalosabes.—¿Vaisconcuidado?—Ladiscreciónesnuestrolema.NiPatchni yonecesitábamosqueDante nos advirtiera de queno era prudente

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aparecerjuntosenpúblico.LosNefilimylosángelescaídosnuncahabíannecesitadouna excusa para pelearse, y las tensiones raciales entre ambos grupos empeorabancadadíaquepasaba.Estábamosenotoño,enelmesdeoctubre,paraserexactos,ynofaltabanmásqueunospocosdíasparaqueempezaraelmesjudíodelJeshván.

Cadaaño,duranteelJeshván,losángelescaídosocupabanelcuerpodemontonesdeNefilim.Losángelescaídosteníanlalibertaddeactuarasuantojoy,comoeralaúnicaépocadelañoenquepodíantenersensacionesfísicas,dabanriendasueltaasuimaginación.Estabanansiososporsentirplacer,dolor,ytodalagamasesensacionesque había en medio y para ello se convertían en parásitos de los cuerpos de losNefilim.ParalosNefilim,elmesdeJeshváneracomounacárcelinfernal.

Si lapersonano indicadamesorprendíapaseandocogidade lamanodePatch,ambospagaríamosnuestroatrevimientodeunmodouotro.

—Hablemos de tu imagen —propuso Dante—. Tenemos que generar noticiaspositivasasociadascontunombre.ConseguirquelosNefilimconfíenenti.

Hicechasquearlodedosteatralmenteydije:—¡Nosoportoesodenoserpopular!Dantefruncióelceño.—Estova en serio,Nora.Elmesde Jeshvánempezarádentrode setentaydos

horas,yesosignificalaguerra.Losángelescaídosenunbandoynosotrosenelotro.Todo el peso de la responsabilidad recae sobre tus hombros: ahora eres el jefe delejércitoNefilim.Lehicisteun juramentodesangreaHankynocreoquenecesitesqueterecuerdequelasconsecuenciasderomperlosonmuyserias.

Sentí náuseas. La verdad era que no había solicitado el trabajo. Gracias a midifunto padre biológico, unhombre retorcido llamadoHankMiller,mehabía vistoobligadaaheredarsuposición.Despuésdesometermeaunatransfusióndesangre,mecoaccionóparaqueabandonaramicondicióndemerahumanaymetransformaraen una Nefil de pura raza para que así pudiera encabezar a su ejército. Hice unjuramentoenelquemecomprometía a ser el jefede sus tropas,un juramentoqueentróenvigorconlamuertedemipadre,y,simenegabaarespetarlo,mimadreyyomoriríamos.Eranlascondicionesdeljuramento.Nadamás.

—Pormuchasmedidasquetome,nopodemoshacerdesaparecertupasado.LosNefilimestánremoviendocieloy tierra tratandodeencontraralgo.Correnrumoresdequesalesconunángelcaídoydequetuslealtadesestándivididas.

—Escierto:salgoconunángelcaído.Dantemiróalcielo,exasperado.—¿Porquénologritasaloscuatrovientos?Meencogídehombrosyrepusementalmente:«Siesesoloquequieres…»Abrí

laboca,peroDanteseplantódeunsaltoamiladoymelatapóconlamano.—Yaséquetecuesta,pero,porunavez,¿podríastratardefacilitarmeunpocoel

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trabajo?—memurmuróaloídoescrutandolaoscuridadconpreocupaciónmanifiesta.Yo,sinembargo,sabíaqueestábamossolos.NohacíamásqueveinticuatrohorasqueeraunaNefildepuraraza,peroteníaconfianzaabsolutaenlaagudezademinuevosexto sentido. Si hubiera habido algún curioso agazapado en los alrededores, lohabríapercibido.

—Mira,yaséqueestamañanahecometidolaimprudenciadedeciralosNefilimquetendríanqueaceptarelhechodequeyosalieraconunángelcaído—dijecuandome retiró lamanode laboca—.Nopensabaconclaridad.Estabaenfadada.Mehepasado el día dándole vueltas y he hablado con Patch. Tenemos mucho cuidado,Dante.Mucho.

—Mealegrodesaberlo.Pero,aunasí,necesitoquemehagasunfavor.—¿Cuál?—SalconunNefil.SalconScottParnell.ScotteraelprimerNefilconelquehabíahechoamistad,alatiernaedaddecinco

años.Entoncesnosabíacuálerasuauténticanaturaleza,peroenlosúltimosmesessehabíaconvertidoprimeroenmihostigador,despuésenmicómpliceyfinalmenteenmiamigo.Entrenosotrosnohabíasecretosy,portanto, tampoconingunaatraccióndetiposexual.

—¡Estasíqueesbuena!—exclaméechándomeareír.—Soloseríaunatapadera…Paraguardarlasapariencias—meexplicó—.Hasta

que te ganes la simpatía denuestra especie.Nohacemásqueundía que eres unaNefil. Nadie te conoce. La gente necesita que les des una razón para mirarte conbuenos ojos. Tenemos que conseguir que se sientan cómodos confiando en ti.SaliendoconunNefildaríasunpasoenladireccióncorrecta.

—¡NopuedosalirconScott!—exclamé—.LegustaaVee.Decir queVee no había tenido demasiada suerte en el amor era quedarsemuy

corto.Enlosúltimosseismesessehabíaenamoradodeundepredadornarcisistaydeuncanalladelosqueteapuñalanporlaespalda.Noesdeextrañarque,despuésdeestasdosrelaciones,Veehubieraempezadoadudarseriamentedesusinstintosenelamor.Sepasóunabuenatemporadanegándoseinclusoasonreíracualquiermiembrodelsexoopuesto…hastaqueaparecióScott.Lanocheanterior,solounaspocashorasantesdequemipadremeobligaraatransformarmeenunaNefildepurasangre,VeeyyohabíamosidoaLaBolsadelDiabloaveractuaraSerpentine,unnuevogrupoenelqueScotttocabaelbajo,yVeenohabíaparadodehablardeéldesdeentonces.RobarleaScott,aunquesolofueraunembuste,seríaparaellacomorecibirelgolpedegracia.

—Perosoloseríaunmontaje—insistióDante,comosiesocambiaraalgo.—¿Veesabríalaverdad?—No exactamente. Tú y Scott tendríais que ser convincentes. Sería desastroso

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quesepropagaralaverdad,demodoqueconvendríaquelosupiéramossolotúyyo.LoquesignificabaqueScottseríatambiénunavíctimadelengaño.Meplantélas

manosenlascaderasymemostréfirmeeinamovible.—Entoncestendrásquebuscaraotrapersona.No es que me gustara la idea de fingir que salía con un Nefil para ganar

popularidad. De hecho, me parecía un desastre potencial, pero quería acabar conaquello cuanto antes. Si Dante creía que con un novio Nefil mi reputación y miimagenmejorarían,puesqueasífuera.Noseríadeverdad.Naturalmente,aPatchnoleharíaningunagracia,perocadacosaasutiempo,¿no?

Dantefruncióloslabiosycerrólosojosuninstante.Estabahaciendoacopiodepaciencia.Eraunaexpresiónalaquemehabíaidoacostumbrandoalolargodeldía.

—Tendráque ser alguien respetadopor la comunidadNefil—dijoal finDanteconairepensativo—.AlguienaquienlosNefilimadmirenyaprueben.

—Vale—repuseconimpaciencia—.PuesproponmealguienquenoseaScott.—Yo.Mequedésinaliento.—Perdona,¿cómohasdicho?¿Tú?Estabademasiadoconmocionadacomoparaecharmeareír.—¿Porquéno?—repusoél.—¿Deverasquieresque te enumere las razones?Porque te tendré aquí toda la

noche.Almenosdebesdesercincoañosmayorqueyo,merefieroaañoshumanos:¡idealparaescandalizaratodoelmundo!Notienessentidodelhumoryademás…nonossoportamos.

—Todoencajaalaperfección…Soytutenientegeneral…—PorqueHanktedioeserango.Yonotuvenadaquever.PeroDantenomeescuchabayseguíadandoriendasueltaasuversiónfantasiosa

delosacontecimientos.—Nos conocimos y enseguida nos sentimos atraídos el uno por el otro. Yo te

consoléporlamuertedetupadre.Esunahistoriacreíble—opinóconunasonrisa—.Tedarámuybuenaprensa.

—Te juro que si vuelves a decir esa palabra, haré…algo radical—le aseguré.Comoabofetearle.Yluegomeabofetearíaamíporhaberconsideradolaposibilidaddellevaracabosuplan.

—Túpiénsalo—meaconsejóDante—.Medítalobien.—¿Quelomedite?—repetí,ycontéhasta tresempleandolosdedos—.Yaestá.

Mepareceunamalaidea.Unaideanefasta,ymirespuestaesno.—¿Seteocurrealgomejor?—Sí,peronecesitaréuntiempoparapulirla.—Claro.Nohayproblema,Nora—repuso,y contóhasta tres con losdedos—.

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¡Listo!Seacabóeltiempo.Necesitabaunnombreaprimerahoradeestamañana.Porsinotehabíasdadocuenta,tuimagenestáporlossuelos.Lanoticiadelamuertedetupadreytunuevacondicióndelíderestácorriendocomolapólvora.Lagentehabla,y eso no es bueno. Necesitamos que los Nefilim crean en ti. Necesitamosconvencerlesdequeparatiloprimeroespreservarsusintereses,dequeerescapazdeacabarlalabordetupadreylibrarnosdelaesclavitudalaquenostienensometidoslosángelescaídos.NecesitamosquetodoslosNefilimtesigansintitubearyvamosadarlesunmontóndebuenasrazonesparaquelohagan.EmpezandoporunrespetablenovioNefil.

—Eh,¿vatodobien?Danteyyonosvolvimosdegolpe.Veeestabaplantadaenelquiciodelapuerta,

observándonosconcautelaycuriosidad.—¡Eh!Sí,todovabien—lerespondítalvezcondemasiadoentusiasmo.—Comonovolvías,heempezadoapreocuparme—arguyóVee.SumiradaseapartódemíparaposarseenDante,yelbrilloque le iluminó los

ojosmedijoquelohabíareconocidocomoelchicodelbar.—¿Quiénerestú?—lepreguntó.—¿Él?—intervineyo—.Oh,bueno,noesmásqueunchicoque…Dantediounpasohaciadelanteyextendiólamano.—DanteMatterazzi. Soy un amigo deNora.Nos hemos conocido hoy, cuando

ScottParnell,unamigocomún,noshapresentado.ElrostrodeVeeresplandeciódeentusiasmo.—¿ConocesaScott?—Enrealidadsomosmuyamigos.—TodoslosamigosdeScottsonamigosmíos.Meentraronganasdeestrangularla.—¿Yquéestáishaciendoaquífuera?—preguntóVee.—Danteacabaderecogersucochenuevo—adujeapartándomeligeramentepara

quepudieraverbienelPorsche—.Nohapodidoresistirse:teníaqueexhibirlo.Peronotefijesdemasiado.Creoquelefaltalamatrícula.ElpobreDantenohatenidootroremedioquerobarlo,porquesehabíagastadotodosudineroendepilarseelpecho…¡Fíjatecómolebrilla!

—Muy graciosa—dijo Dante. Creí que tal vez se apresuraría a abrocharse almenosunbotónmásdelacamisa,peronolohizo.

—¡Siyotuvierauncochecomoese,tambiénloexhibiría!—exclamóVee.YDantedijo:—HetratadodeconvenceraNoradequediéramosjuntosunavuelta,peronose

cansadedarmelargas.—Eso es porque tiene un novio muy duro. Seguramente lo educaron en casa,

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porquenoaprendióesasleccionestanvaliosasquenosenseñaronenlaescuela,comoporejemplolaimportanciadecompartirlascosasconlosdemás.SiseenteradequetehasllevadoaNoraadarunpaseoencoche,estamparáesteflamantePorschetuyoenelprimerárbolqueencuentre.

—¡Vaya!—exclamé—.Fijaoslahoraquees.¿Noteesperabanenalgunaparte,Dante?

—Puesno,resultaquetengolanochelibre—repusoélconunasonrisadeorejaaoreja.Nocabíadudadequeestabadisfrutandoentrometiéndoseenmividaprivada.Esamañana lehabíadejadobien claroque cualquier contacto entrenosotrosdebíahacerseenprivado,ymeestabademostrandoloquepensabademis«reglas».Enunintentodedevolverlelajugada,ledediquéunademisgélidasmiradasdedesprecio.

—Estásdesuerte—dijoVee—.Tengoelplanperfectoparati.EstanochevasasalirconlaschicasmásguaisdetodoColdwater,señorDanteMatterazzi.

—Dantenosalenuncadefiesta—meapresuréadecir.—Estanocheharéunaexcepción—replicóabriéndonoslapuerta.Veesepusoasaltar,emocionada,mientrasbatíapalmasfrenéticamente.—¡Sabía que esta noche sería genial!—gritó acomodándose bajo el brazo de

Dante.—Despuésdeti—dijoélconlamanoenmiespaldaguiándomehaciaelinterior

del local. Yome lo quité de encima, pero, parami irritación, se me acercó ymemurmuróaloído—:Mealegrodequehayamostenidoestacharla.

«Nohemosdecididonada—ledijesindespegarloslabios—.Estahistoriatuyadelaparejitaidealnoestádecidida.Noesmásqueunaidea.Ah,yparaqueconste,sesuponequemimejoramiganosabequeexistes».

«Tumejoramigacreequedeberíadarlea tunoviounabuenalección»,dijosinpoderocultarqueseestabadivirtiendo.

«Según ella cualquier bicho viviente podría sustituir a Patch. Ellos dos tienencuestionespendientes».

«Suenaprometedor».Me siguió por el corredor que conducía a la pista de baile y percibí su sonrisa

arroganteeincisivadurantetodoelcamino…Elruidomonótonoyensordecedordelamúsicamegolpeabalacabezacomoun

martillo.Mepresionéelentrecejocon losdedos tratandodeahuyentaruna jaquecamonumental.Teníaapoyadoelcodoenlabarrayusélamanolibreparallevarmealafrenteelvasodeaguafría.

—¿Ya estás cansada?—preguntóDante después de dejar aVee bailando en lapista,ysesentóeneltaburetequeteníaamilado.

—¿Sabessitieneparamuchomás?—preguntéconvozcansina.—Yodiríaqueestáfrescacomounarosa.

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—Lapróximavezquenecesiteaunaamiga,recuérdamequehuyadeeseConejodeDuracell.Esincansable…

—Talvezdeberíasirteacasa.Sacudílacabeza.—No… Estoy bien para conducir, pero no puedo dejar a Vee aquí. En serio,

¿cuántomáscreesquepuedeaguantar?Porsupuesto,llevabalaúltimahorahaciéndomelamismapregunta.—Hagamosunacosa.TúveteacasayyomequedaréconVee.Cuandoporfinse

vengaabajodecansancio,lallevaréacasa.—Creía que no tenías que mezclarte con mi vida personal—dije tratando de

hablarconrudeza,peroestabademasiadocansadaynolepusebastanteempeño.—Eratunorma,nolamía.Memordíellabio.—Talvezsoloporestaocasión.Alfinyalcabo,aVeelecaesbien.Ylaverdad

esquetieneslaenergíasuficienteparaseguirbailandoconella.Supongoqueesonotienenadademalo,¿no?

Medioconelcodoenlapiernaymedijo:—Dejayaderacionalizarlotodoyvetedeunavez.Paramisorpresa,dejéescaparunsuspirodealivio.—Gracias,Dante.Tedebouna.—Puedes devolverme el favor mañana. Tenemos que terminar nuestra

conversación.Y todos mis sentimientos benévolos se desvanecieron de un plumazo. Dante

volvíaaserunapiedraenmizapato,unpesadodemarcamayor.—SilepasaalgoaVee,piensohacerteresponsable.—Sabesperfectamentequeestarábien.Puede que Dante no me gustara, pero estaba convencida de que cumpliría su

palabra.Alfinyalcabo,ahorateníaquerendirmecuentas:mehabíajuradolealtad.Quizás al final mi papel de líder de los Nefilim tendría sus compensaciones. Y,despuésdeesepensamiento,memarché.

Elcieloestabadespejadoylalunaeraunamanchaazulsobrelaoscuridaddelanoche. Cuandome dirigía ami coche, lamúsica de LaBolsa delDiablo se habíaconvertidoenunrumordistante.Respiréelairefríodeoctubreymidolordecabezaseapaciguó.

Elteléfonomóvilno-rastreablequePatchmehabíadadosonóenelinteriordemibolso.

—¿Cómohaidolanochedechicas?—preguntóPatch.—DehabersidoporVee,noshabríamospasadoallíhastamañana.—Mesaqué

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loszapatosylosrecogíconlamano—.Loúnicoquequieroesmetermeenlacama.—Puescompartimoselmismodeseo.—¿Tútambiénquieresacostarte?Alfinyalcabo,Patchmehabíadichoqueprácticamentenodormíanunca.—Estabapensandoenquetemetierasenlacamaconmigo.Sentíunaespeciedehormigueoenelestómago.Lanocheanteriorhabíaestado

encasadePatchporprimeravezy, aunque la atraccióny la tentaciónhabían sidointensas, nos las habíamos arreglado para dormir en habitaciones separadas. Noestabamuyseguradehastadóndequería llegarennuestrarelación,peroel instintomedecíaquePatchnoteníatantasdudas.

—Mimadremeestáesperando—ledije—.Noesunbuenmomento.Y, al hablar demalosmomentos,me acordé sin querer de la conversación que

acababademantenerconDante.TeníaqueponeraPatchaldía.—¿Nopodemosvernosmañana?Tenemosquehablar.—Esonosuenamuybien…Lemandéunbesoporteléfonoyledije:—Teheechadodemenosestanoche.—Lanochenosehaterminado.Encuantoacabe,puedopasarmeportucasa.No

echeselpestillodelaventana.—¿Enquéestástrabajando?—Vigilo.Fruncíelceño.—Unarespuestaalgovaga…—Miobjetivosehapuestoenmarcha.Tengoquedejarte—dijo—.Estaréentu

casatanprontocomopueda.Ycolgó.Corrícalleabajoconlospiesdescalzos,preguntándomeaquiénestaríavigilando

Patchyporqué(todomeparecíaalgosiniestro),yporfinvimicocheaparcadojuntoalaacera:unVolkswagenCabrioletdel1984.Arrojémiszapatosenelasientotraseroyme senté al volante.Enseguida introduje la llave en el contacto, pero, al hacerlagirar,elmotornosepusoenmarcha.Soltabaunsonidoahogado,ronco,yaprovechéparadedicarleunascuantaspalabrasingeniosasaeseinútilmontóndechatarra.

ElcochehabíasidounadonacióndeScottymehabíadadomáshorasdedoloresdecabezaquededesplazamientos.MebajédelVolkswagen,abríelcapóyexaminéellaberintograsientodemanguitosytuercasconexpectación.Yahabíacomprobadoelalternador,elcarburadorylasbujías.¿Quéotracosapodíaser?

—¿Problemasconelcoche?—dijounavoznasalymasculinadetrásdemí.Mevolvídegolpe,sorprendida.Nohabíaoídoacercarseanadie.Y, loqueaún

eramásextraño,nohabíapercibidosupresencia.

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—Esoparece—repuse.—¿Necesitasayuda?—Loquenecesitoesuncochenuevo.Teníaunasonrisasebosaeinquietante.—¿Quieresquetelleve?Parecesunachicaagradable.Podríamoscharlarunrato

porelcamino.Mantuve las distancias,mientras lamenteme iba a toda velocidad tratando de

identificarlo.Elinstintomedecíaquenoerahumano.NiNefil.Locuriosoeraquetampocomeparecíaquefueraunángelcaído.Teníaunacara

redondayangelical,coronadaporunamatadecabellorubio,ylasorejasdeDumbo.Parecíataninofensivoqueenseguidameresultósospechoso.Estabainquieta.

—Graciasporelofrecimiento,perovolveréacasaconmiamiga.Su sonrisa se desvaneció y se abalanzó hacia mí tratando de cogerme de la

manga.—Notevayas.Suvozeraahoraunsollozodedesesperación.Divariospasoshaciaatrás,asustada.—Bueno…Loquequeríadecir…—Tragósalivayendureciólamirada.Susojos

erandoscuentasbrillantes—.Tengoquehablarcontunovio.Elcorazónsemeaceleróyunpensamientomesobrecogió.¿Ysisetratabadeun

Nefilynopodíadetectarlo?¿YsisabíademirelaciónconPatch?Talvezmehabíabuscado para transmitir unmensaje a través demí: que los Nefilim y los ángelescaídosnosemezclan.YoeraunaNefilneófitaynolellegaríaalasueladelzapatosillegábamosaunaconfrontaciónfísica.

—Yonotengonovio—leespeté.Traté de mantener la calma mientras desandaba el camino hacia La Bolsa del

Diablo.—¡PonmeencontactoconPatch!—gritóelhombreamiespaldaconlamisma

desesperaciónenlavoz—.Meestáevitando.Apretéelpaso.—Dilequesinodejadeesconderse, lo…lo…loharédesaparecer.¡Reduciréa

cenizastodoelparquedeatraccionesDelphic,sihacefalta!Atisbéporencimadelhombroconcautela.NosabíaenquéandabametidoPatch,

perounasensacióndesagradablemeremovióelestómago.Apesardequenoteníaniideadequiéneraesehombre,unacosaestabaclara:pormuyangelicalesquefueransusfacciones,nocabíadudadequeibaenserio.

—¡Nopodráevitarmeparasiempre!Se alejó corriendo con sus piernas rechonchas hasta que desapareció entre las

sombrassilbandounatonadillaquemedioescalofríos.

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Capítulo

Alcabodemediahora,aparcabaenelsenderodecasa.VivoconmimadreenunatípicagranjadeMaine:consupinturablanca,suspersianasazulesysueternomantodeniebla.Enesaépocadelaño,losárboleseranunaexplosiónderojosydoradosyelaireolíaapino,maderaquemadayhojasmojadas.Subíatodaprisalasescalerasdelporche,dondecincoimponentescalabazasvigilabancomocentinelas,yentréencasa.

—¡Yaestoyaquí!—legritéamimadrealverencendidalaluzdelsalón.Dejélasllavesenelmuebledelrecibidorymefuiasaludarla.

Mimadredoblóelbordedelapáginaqueestabaleyendo,selevantóymerodeóconsusbrazos.

—¿Cómotelohaspasadoestanoche?—Heacabadocontodasmisreservasdeenergía.—Señalélasescalerasyañadí

—:Siconsigollegaralacama,serásolograciasalpodermental.—Mientrasestabasfuera,havenidounhombrepreguntandoporti.—¿Quéhombre?—lepedífrunciendoelceño.—No ha querido darme su nombre, ni tampoco decirme de qué te conocía—

prosiguiómimadre—.¿Deberíapreocuparme?—¿Quéaspectotenía?—Cararedonda,pielcoloradaycabellorubio.Eraél.ElhombrequeteníaunasuntopendienteconPatch.Forcéunasonrisa.—Ah, ya sé. Es un vendedor. No para de insistir para que me comprometa a

hacerme las fotos de final de curso en su estudio. Lo siguiente que querrá seráencargarsedelasinvitacionesdemigraduación.¿Seríamuyterriblesihoymemetoen la cama sin lavarme la cara?Ahoramismonocreoqueaguantedespiertaniunminutomás.

Mimadremebesóenlafrente.—Buenasnoches.Subíamihabitación,cerrélapuertaymedesplomésobrelacama.Lamúsicade

La Bolsa del Diablo aún retumbaba en alguna parte de mi cabeza, pero estabademasiado cansada como para queme importara. Cuando ya tenía los ojosmediocerrados,me acordé de la ventana. Con un gruñido,me levanté tambaleándome yquité el pestillo. Patch ya podría entrar, pero le deseaba suerte: no sería nada fácil

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mantenermedespiertaeltiemposuficientecomoparamantenerunaconversación.Me tapéconelcubrecama,sentí lasuaveydichosa llamadadeunsueño,yme

dejéllevar…Yentonceselcolchónsehundióbajoelpesodeotrocuerpo.—Noséporquétegustatantoestacama—protestóPatch—:Es30centímetros

demasiado corta y 121 centímetros demasiado estrecha, y encima le pones estassábanaspúrpura.Lamía,encambio…

Abríunojoyloviechadojuntoamí,conlasmanosdebajodelanuca.Susojososcurosestabanclavadosenlosmíos,ydespedíaunoloralimpioquemeresultabamuy sexy. Pero sobre todo sentía el calor de su cuerpo en contacto con elmío.Apesardemismejoresintenciones,tenerlotancercanomeayudabanadaaconciliarelsueño.

—Vamos—ledije—.Séperfectamentequetetraesincuidadoquemicamanoseadeltodocómoda.Túestaríassatisfechoconuncolchóndeladrillos.

Unode los inconvenientesdequePatch fueraunángel caídoeraquenopodíaexperimentar sensaciones físicas. No sentía dolor, pero tampoco placer. Así quecuandolebesaba,élsololopercibíaanivelemocional.Tratédeconvencermedequenoteníaimportancia,perolociertoeraquedeseabaqueelcontactodemislabioslohicieratemblardelacabezaalospies.

Mebesódelicadamenteenlaboca.—¿Dequéqueríashablar?Yanomeacordaba.AlgosobreDante,creía.Tantodaba:fueraloquefuera,yano

me parecía importante. De hecho, no me interesaba hablar de nada. Me apretujécontra él, y cuando Patch me acarició el brazo desnudo con la mano, una cálidasensaciónmerecorriótodoelcuerpo,hastalaspuntasdelosdedosdelospies.

—¿Cuándo podré ver esos movimientos de baile tuyos?—preguntó—. NuncahemosidoabailarjuntosaLaBolsadelDiablo.

—Notehasperdidodemasiado.Estanochemehandichoqueelbailenoes lomío.

—Veedeberíasermásamablecontigo—murmuró,besándomeeloído.—Vee no es la autora de la frase.Me lo ha dichoDanteMatterazzi—confesé

distraídamente,dejandoquelosbesosdePatchmellevaranaunlugarfelizenelqueunopodíaolvidarsedeandarsiempreconpiesdeplomo.

—¿Dante?—repitióPatchconuntintedesagradableenlavoz.Mierda.—¿NotehabíadichoqueDanteestabaallí?—pregunté.Patch también había conocido a Dante esa misma mañana y, durante toda la

reunión,temíquealgunodelosdosseabalanzarasobreelotroyacabaranllegandoalasmanos.Huelgadecirquenofueamoraprimeravista.APatchnolegustóunpelo

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la actitud de Dante, que se comportara como si fuera mi consejero político y meempujara a dirigir la guerra con los ángeles caídos. Y Dante… bueno, Dante nosoportabaalosángelescaídosporprincipio.

Patchmemirófríamente.—¿Quéquería?—Ah,ahorarecuerdodequéqueríahablarte.—Apreté lospuños—.Danteestá

tratandodepresentarmepositivamenteantelarazadelosNefilim.Ahorasoysulíder.El problema es que no confían en mí. No me conocen. Y la misión de Dante esconseguirqueestocambie.

—Dimealgoquenosepa.—Dante cree que sería una buena idea que… que saliera con él. Pero ¡no te

preocupes!—me apresuré a añadir—. Es todo teatro. Se trata de que los Nefilimpiensenquesulíderestácualificado.Tenemosqueacabarconesosrumoresdequeestoysaliendoconunángelcaído.Nadademuestramayorsolidaridadcontupuebloqueemparejarteconunodesusmiembros,¿sabes?Esparatenerbuenaprensa.Puedeque incluso nos llamen Norante. O Danta. ¿Te gusta cómo suena?—le preguntétratandodequitarlehierroalasunto.

Patchmemiróconexpresiónsombría.—Enrealidadnomegustanadacómosuena.—Sitesirvedeconsuelo,tediréquenopuedosoportarle.¡Tranquilo!—Minoviaquieresalirconotrotío,perotengoqueestartranquilo.—Essoloparaguardarlasapariencias.Míraloporelladobueno…Patchseechóareír,perolatensiónsepalpabaenelambiente.—¿Esquehayunladobueno?—Será solo en Jeshván. Hank consiguió que todos los Nefilim esperen

emocionados este momento. Les prometió la salvación y aún creen que puedenconseguirla.CuandollegueelmesdelJeshványacabeocurriendolodesiempre,sedaráncuentadequetodoerauncastillodenaipesy,pocoapoco,lasaguasvolveránasucauce.Hastaentonces,mientras losánimossigancaldeadosy lossueñosy lasesperanzasNefilimdependande lafalsacreenciadequeyopuedoliberarlosde losángelescaídos,hayquetenerloscontentos.

—¿No se te ha ocurrido pensar que pueden acabar culpándote cuando noconsiganlasalvaciónquetantoesperaban?Hankhizomuchaspromesasy,cuandonose cumplan, nadie le señalará a él. Ahora la líder eres tú: tú eres el rostro de sucampaña,Ángel—dijosolemnemente.

Hice unamuecade desdén.Pero sí, sí lo había pensado.Másveces de las queestabadispuestaaadmitir.

La noche anterior, los arcángeles me habían ofrecido un trato. Me habíanprometidoquemeconcederíanelpoderdemataraHank,sisofocabaelalzamiento

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delosNefilim.Alprincipio,nohabíaconsideradoaceptarlo,peroHankmeobligóahacerlo:tratódequemarlaplumadePatchparamandarloasíalinfierno.Asíqueledisparé.

Hankestabamuerto,ylosarcángelesesperabanqueconvencieraalosNefilimdequenofueranalaguerra.

Yaquíeradondesecomplicabalacosa.Hacíasolounashoras,lehabíadisparadoa Hank y le había jurado que dirigiría el ejército de los Nefilim. Romper esejuramentosignificaríamimuerteylademimadre.

¿Cómo cumplir la promesa que les había hecho a los arcángeles y al mismotiemporespetareljuramentoquelehabíahechoaHank?Soloveíaunaposibilidad:dirigiría el ejército deHank…hacia la paz. Probablemente no era lo que tenía enmente cuandome había obligado a hacer el juramento, pero ya no estaba ahí paradiscutirlosdetalles.Sinembargo,dándolelaespaldaalarebelión,tambiénconsentíaque los Nefilim siguieran esclavizados por los ángeles caídos. No parecía muycorrecto, pero la vida estaba llena de decisiones difíciles. Ya había tenido laoportunidaddeaprenderlo.Enesosmomentos,meinteresabamástenercontentosalosarcángelesquealosNefilim.

—¿Quésabemossobremi juramento?—lepreguntéaPatch—.DantehadichoqueentrabaenvigorconlamuertedeHank,pero¿quiéndecidesilohecumplidoono?¿Quiéndictaminaquépuedoyquénopuedohacerdeacuerdoconloquejuré?Porejemplo, leestoyhaciendoconfidenciasaunángelcaído, losenemigosjuradosdelosNefilim.¿Nomecondenaráesejuramentoamuerteportraición?

—El juramento que hiciste no puede ser más vago. Por suerte —dijo Patchmanifiestamentealiviado.

Vale,eljuramentohabíasidovago.Yconciso.«Simueres,Hank,yoliderarétuejército».Niunapalabramás.

—Mientras sigas en el poder como líder de los Nefilim, creo que estarásrespetandoeljuramento—dijoPatch—.NuncaledijisteaHankqueiríasalaguerra.

—En otras palabras: el plan es evitar la guerra y mantener a los arcángelessatisfechos.

Patchdejóescaparunsuspiro,casiparasí.—Haycosasquenuncacambian.—DespuésdelmesdeJeshván,despuésdequelosNefilimrenuncienalalibertad

ylosarcángelessonríandesatisfacción,podremosdejartodoestoatrás.—Lebesé—.Entoncessoloestaremostúyyo.

Patchsoltóungruñido.—Estoyimpaciente.—Ah, por cierto—le dije, ansiosa por abandonar el tema de la guerra—, esta

nochesemehaacercadounhombre.Unhombrequequierehablarcontigo.

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Patchasintióconlacabeza.—PepperFriberg.—¿TieneesePepperlacararedondacomounapelota?Asintióotravez.—Me persigue porque cree que no he cumplido un acuerdo que teníamos. No

quiere hablar conmigo, lo que quiere es encadenarme en el infierno y molerme apalos.

—¿Meequivocoolacosaesseria?—PepperFribergesunarcángel,perojuegaadosbandas.Llevaunadoblevida:

lamitaddeltiempovivecomoarcángel,ylaotramitad,comohumano.Hastaahora,hadisfrutadodelomejordeambosmundos.Tieneelpoderdelosarcángeles,peronosiemprelousaparabiencuandosedejatentarporlosvicioshumanos.

AsíquePeppereraunarcángel.Poresonohabíalogradoidentificarlo:noteníamuchaexperienciatratandoconarcángeles.

Patchprosiguió:—Alguiendescubriósudoblejuegoyalparecerempezaronahacerlechantaje.Si

Peppernopagapronto,susvacacionesenlaTierraseconvertiránenalgomuchomáspermanente. Los arcángeles le arrebatarán sus poderes y le cortarán las alas sidescubrenloquehaestadohaciendo.Acabaráatrapadoaquíparasiempre.

Laspiezasencajabanalaperfección.—Yélcreequeelquelechantajeaerestú.—Hace un tiempo que me olí lo que estaba haciendo. Accedí a mantener el

secretoy,acambio,estuvodeacuerdoenpermitirmeconsultarunacopiadelLibrode Enoch. No cumplió su promesa, de modo que parece razonable que crea quequierocastigarleporello.Perometemoquenohasidolobastantecuidadosoyhayotroángelcaídoquetratadebeneficiarsedesusfechorías.

—¿SelohasdichoaPepper?Patchmesonrió.—Estoyenello,peronoparecequetengamuchasganasdeconversar.—Hadichoque,sihacíafalta,reduciríaelDelphicacenizasparahacertesalirde

tuguarida.Sabía que los arcángeles no se atrevían a poner los pies en el parque de

atraccionesDelphic:nosesentíanmuysegurosenunlugardiseñadoypobladocasiexclusivamenteporángelescaídos,asíquelaamenazateníasentido.

—Tiene mucho que perder y está empezando a desesperarse. Tal vez deberíadesaparecer.

—¿Desaparecer?—Esconderme.Noasomarlacabezaduranteuntiempo.Meincorporéapoyándomeenuncodoylomiréfijamente.

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—¿Ycómoencajoyoeneso?—Él cree que eres el único camino para acceder amí. Se pegará a ti como el

velcro.Haaparcadoalotroladodelacallemientrashablábamos;estávigilandomicoche.—Patchmeacariciólamejillaconelpulgaryañadió—:Esbueno,peronolobastantecomoparaimpedirmepasarunbuenratoconminovia.

—Prométemequesiemprelellevarásladelantera.La idea de que Pepper le echara el guante a Patch y lomandara de cabeza al

infiernonomedejabamuybuencuerpo,laverdad.Patchintrodujoeldedoenmiescoteytiródemicamisetaparabesarme.—Notepreocupes,Ángel.Llevotiempoescabulléndomedeél.

Cuandomedesperté,elotro ladode lacamaestabafrío.Sonreíal recordarqueme había quedado dormida acurrucada en los brazos de Patch, disfrutando delmomento sin preocuparme de que Pepper Friberg, alias señor Arcángel con unOscuroSecreto,sehubierapasadolanochedelantedemicasa,jugandoalosespías.

Mispensamientosretrocedierontodounaño,hastamisegundocurso.Poraquelentoncesaúnnohabíabesadoaunchicocomoeradebidoynopodíaniimaginarmeloquemedeparabalavida.Patchsignificabaparamímásdeloquepodíaexpresarconpalabras.Suamorysuconfianzahabíanaliviadoesasensacióndeangustiaquemeatenazabadesdequemehabíavistoobligadaatomardifícilesdecisiones.Cuandola duda y los remordimientos se instalaban insidiosamente en mi consciencia, mebastabaconpensarenPatch.Nosiempreteníalacertezadehabertomadoladecisióncorrecta, pero una cosa sí estaba clara: nome había equivocado al elegir a Patch.Nuncaletraicionaría.Nunca.

Almediodía,Veemellamóporteléfono.—¿Qué te parece si tú y yonos vamos a correr un rato?—mepropuso—.Me

acabo de comprar unas zapa-tillas deportivas nuevas y necesito probarlas ahoramismo.

—Vee, tengo los pies llenos de ampollas de tanto bailar. Y, otra cosa: ¿desdecuándotegustacorrer?

—Es evidente que me sobran unos kilos —arguyó—. Vale, tengo los huesosgrandes,peroesonoesexcusaparadejarquelosmichelinesmeganenlapartida.AhífuerameestáesperandounchicollamadoScottParnellysiperdiendounoskilosvoya tener el valor de ir tras él, entonces eso es exactamente lo que voy a hacer.MegustaríaqueScottmemiraracomoPatch temiraa ti.Hastaahoranuncamehabíatomadoenseriolodelosregímenesyelejercicio,peromehepropuestoempezardecero. Desde hoy, me encanta el deporte; es más, a partir de ahora, será mimejoramigo.

—Ah,¿sí?¿Yyoqué?

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—Encuantohayaperdidopeso,volverásasermichicanúmerouno.Pararéencuantohayaadelgazadodiezkilos.Porcierto,noteolvidesdecogerlacintaparaelpelo.Conlahumedadseteencrespaquedamiedo.

Colguéelauricular,mepuseunacamisetadetirantes,luegounasudadera,ymecalcélaszapatillasdeportivas.

Veepasóarecogermealahoraenpunto.Yenseguidaquedóclaroquenoíbamosde camino a la pista del instituto.Mi amiga condujo su Neon de color púrpura atravésdelaciudad,enladirecciónopuestaalaescuela,canturreandoparasí.

—¿Sepuedesaberadóndevamos?—lepregunté.—He pensado que podríamos correr por lamontaña.Nos vendrá bien para los

glúteos.RompióenDeaconRoadydeprontoloviclaro.—Unmomento:ScottviveenDeaconRoad.—Ahoraquelodices,esverdad.—¿Vamosacorrerpordelantedesucasa?¿Notepareceuncomportamientoun

poco…cómodecirlo…acosador?—Es un modo muy feo de plantearlo, Nora. ¿Por qué no verlo como una

motivación?Echarleelojoalapresa.—¿Ysinosve?—Somosamigas suyas.SiScottnosve,probablementevendrá a saludarnos.Y

seríaunagroseríanodedicarleunpardeminutosdenuestrotiempo.—Enotraspalabras:queelobjetivonoescorrer,sinoligar.Veemeneólacabeza.—Notienegracia.Enfiló porDeacon, una calle serpenteante con vistas espectaculares que estaba

bordeadaporespesossetos.Enunpardesemanas,estaríantodoscubiertosdenieve.Scott vivía con su madre, Lynn Parnell, en el complejo de apartamentos que

vimos aparecer al doblar la siguiente curva. Al terminar el verano, Scott se habíamudado a un escondrijo: había desertadodel ejércitoNefilimdeHankMillar, y laManoNegra lohabíabuscado incansablementecon laesperanzadequesirvieradeejemplo.EncuantomatéaHank,Scottpudovolveracasa.

Una valla de cemento rodeaba la propiedad; probablemente el objetivo delcercadohabía sido laprivacidad,peroel resultadoeraalgoangustiante.Veegiróyenfilóelcaminodelaentrada;deprontomevinieronalamemorialosdíasenquemiamigamehabíaayudadoacolarmeeneldormitoriodeScott,cuandopensabaqueerauninútilquesiempresemetíaenlíos.¡Vaya,cómohabíancambiadolascosas!Veeaparcócercadelaspistasdetenis.Hacíasiglosquehabíandesaparecidolasredesyalguiensehabíadedicadoadecorarelcéspedcongrafitis.

Salimosdelcocheyestuvimosunpardeminutoshaciendoestiramientos.

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Alrato,medijo:—Nomedejamuytranquilaperderdevistaelcochedurantedemasiadoratoen

este vecindario. Quizá lo mejor será correr por el complejo de apartamentos. Asípodrétenervigiladoaminiño.

—Claro…YtambiénserámásprobablequeScottnosvea.Veellevabaunospantalonesdechándalrosaconlapalabra«Diva»estampadaen

eltraseroenletrasdoradas,yunachaquetadelanarosa.Además,sehabíapuestosuspendientesdebrillantesyunasortijaconunrubí,ibaperfectamentemaquilladayolíaaPurePoisondeDior.Lonormalcuandounasaleahacerfootingporlasmañanas.

Nos pusimos en marcha y empezamos a correr sin prisas por el descuidadosendero que rodeaba el complejo. El sol ya brillaba con fuerza y, al cabo de unaspocaszancadas,tuvequedesabrocharmelachaquetayatármelaalacintura.Veefuedirectahaciaunodelosbancosdemaderaquehabíaenelcaminoysedesplomóenél,jadeando.

—Debemosdehaberhechounosochokilómetros—dijosinaliento.Mevolvíparaecharleunvistazoalsendero.Porsupuesto…sietekilómetrosmás,

sietekilómetrosmenos.—Quizádeberíamosasomarunmomentolacabezaporlaventana—sugirióVee

—.Esdomingo.Talvezsehayaquedadodormidoynecesitequealguienledespiertecondelicadeza.

—Scott vive en el tercer piso.Ano ser que lleves una escalera de diezmetrosmetida en el maletero del coche, creo que habrá que descartar lo de mirar por laventana.

—Podríamosprobaralgomásdirecto,comollamaralapuerta.JustoentoncesunPlymouthBarracudanaranjadelossetentaentróenelrecintoa

todavelocidadyfueaaparcarbajoelcobertizo.Alcabodeuninstante,Scottsalióágilmentedelcoche.ComocasitodosloshombresNefilim,Scotttieneelcuerpodeun asiduo a las salas demusculacióny esmás altode lohabitual: pasade losdosmetros.Llevaelpelomáscortoquelospresidiariosyesguapo,unodeesosguaposmás bien duros. Esa mañana llevaba unos shorts de jugar al baloncesto y unacamisetaalaquelehabíanarrancadolasmangas.

Veeseabanicóconlamano.—¡Lamadre!LevantéelbrazotratandodellamarlaatencióndeScotty,cuandoestabaapunto

degritarsunombre,lapuertadelpasajerodesucocheseabrióyviapareceraDante.—¡Mira!—exclamóVee—.EsDante.Genial:ellossondosynosotrastambién.

Sabíaqueestodelejerciciomegustaría.—Deprontomehanentradoganasdeseguircorriendo—murmuré.YnopararhastaestaraunoscuantoskilómetrosdeDante:nomeapetecíaseguir

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conlaconversacióndelanocheanterior.YtampocoestabadehumorparaaguantaraVeehaciendodecasamentera.Seledabademasiadobien.

—Yaestardeparaeso:noshanvisto—dijoVeeagitandoelbrazocomosifueraunhelicóptero.

Teníarazón:ScottyDanteestabanapoyadosenelBarracudasonriéndonos.—¿Meestáspersiguiendo,Grey?—gritóScott.—Todotuyo—ledijeaVee—.Yovoyaseguircorriendo.—¿YquémedicesdeDante?Nolegustaráquedarsecolgado—arguyó.—Créeme,levendrábien.—¿Por qué tantas prisas, Grey? —gritó Scott, y entonces vi horrorizada que

ambosechabanacorrerhacianosotras.—Me estoy entrenando—repuse—. Tengo intención de… de participar en la

carreradeatletismo.—Esacarreranosecelebrahastaprimavera—merecordóVee.Mierda.—Oh,oh…Meestánbajandolaspulsaciones—legritéaScott,yechéacorrer

endireccióncontraria.OíqueScottapretabaelpasotrasdemí.Alcabodeunminuto,mecogióporel

tirantedelacamisetaytiródeélconairejuguetón.—¿Quieresdecirmedequévatodoesto?—¿Atiqueteparece?—repliquévolviéndomehaciaél.—Mepareceque túyVeehabéisempleadoelpretextodel footingparavenira

verme.—Buentrabajo:eresunas—repusedándoleunapalmaditaenelhombro.—Entonces,¿porquésalescorriendo?Y¿porquéhueleVeecomounafábricade

perfume?Mequedéensilencio,esperandoaqueélmismoencontraralarespuesta.—Ah—dijoalfin.—Yoyanotengonadaquehaceraquí—concluíextendiendolasmanos.—Note lo tomesamal,peronocreoqueestépreparadoparapasar todoeldía

conVee.Esbastante…intensa.Cuandomedisponíaadecirlequeaprenderíaaapreciarla,Dantesedetuvojuntoa

mí.—¿Puedohablarcontigo?—mepreguntó.—VayaporDios—murmuréentredientes.—¡Horadeirse!—exclamóScott,ysemarchóa lacarreradejándomesolacon

Dante.Mecayóelalmaalospies.—¿Puedescorreryhablaralmismotiempo?—lepreguntéaDante:preferíano

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tenerquemirarlealosojosmientrasmeexponíasusplanessobrenuestronoviazgoimprovisado.Además, conmiactituddejababienclaroquenomeapetecía lomásmínimomanteneresaconversación.

Amododerespuesta,Danteapretóelpasoysepusoacorrerjuntoamí.—Mealegrodevertehaciendofooting—dijo.—Y¿sepuedesaberporqué?—quisesaber,jadeante,mientrasmeapartabadel

rostrosudorosounmechóndepelosuelto—.¿Disfrutasviéndomehechaundesastre?—Eso,porunlado,y,porelotro,porqueentrenarteirádemaravillaparaloque

tetengoreservado.—¿Loquemetienesreservado?¿Porquémedaqueseríamejornooírlo?—PuedequeahoraseasunaNefil,Nora,peroestásendesventaja.Adiferenciade

losNefilimquehansidoconcebidosnaturalmente,nocuentascon labazadepesarmásqueloshumanosynotienesninuestrafuerzaninuestraresistenciafísica.

—Soymuchomásfuertedeloquecrees—protesté.—Eresmásfuertequeantes,peronotantocomolasmujeresNefilim.Tienesel

mismocuerpodehumanadesiemprey,aunqueantestebastabaytesobraba,ahorano tevaleparacompetir.Tucomplexiónesdemasiadodébil.Comparadaconmigo,eresincreíblementebaja.Ytutonomuscularespatético.

—¡Quéhalagador!—Enlugardedecirteloqueteconviene,podríalimitarmearegalartelosoídos,

pero¿esesoloqueharíaunamigo?—¿Porquéconsiderasnecesariohablarmedetodoesto?—Noestáspreparadapara luchar.Noaguantaríasniunsegundosi tuvierasque

enfrentarteaunángelcaído.Tansimplecomoeso.—Noacabode entenderte…¿Porqué iba a tener que luchar?Creí que ayer lo

habíadejadoclaro:novaahaberguerra.PiensoconduciralosNefilimalapaz.Y,depaso,quitarmealosarcángelesdeencima.Patchyyohabíamoscoincidido

en que era preferible tener como enemigo a todo el pueblo Nefil que a lostodopoderososarcángeles.EraevidentequeDantequeríairalaguerra,peronosotrosnoestábamosdeacuerdo.Y,comolíderdelejércitodelosNefilim,yoteníalaúltimapalabra.Dantetratabadellevarmesiempreasuterreno,yesonomegustabaunpelo.

Sedetuvoymeagarródelacinturaparamirarmedirectamentealosojos.—Nopodráscontrolartodoloqueocurradeahoraenadelante—mesusurró,y,

de pronto, unpresentimientomeheló las entrañas, como simehubiera tragadouncubitodehielo—.Yaséquecreesquepuedesvalertesola,pero leprometíaHankque cuidaría de ti. Deja que te diga una cosa. Si estalla la guerra, o una simplerevuelta,noloresistirás.Almenosnoentuestadofísicoactual.Siteocurrealgoynopuedesseguir liderandoelejército,habrás rotoel juramento,yyasabes loqueesosignifica.

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Claroquelosabía:iríadecabezaalatumba.Yarrastraríaamimadreconmigo.—Quieroenseñarte todo lonecesarioparaquepuedasenfrentarteaunabatalla,

solocomoprecaución—dijoDante—.Estodoloquepretendíadecir.Traguésaliva.—Crees que sime pongo en tusmanos, llegará el día en que seré lo bastante

fuerteparavalermepormímisma.Y, por supuesto, enfrentarme a los ángeles caídos. Pero ¿qué había de los

arcángeles? Les había prometido que sofocaría la rebelión, y entrenarme para labatallanoparecíaelcaminoparaconseguirlo.

—Creoquevalelapenaprobarlo.Consolopensarenlaguerra,miestómagoseconvirtióenunmanojodenervios;

peronoqueríaqueDantemevieraasustada:yameconsiderabaincapazdevalermepormímisma.

—Entonces,¿enquéquedamos?¿Eresmipseudonovioomientrenadorpersonal?Esbozóunasonrisayconcluyó:—Ambascosas.

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Capítulo

Cuando Vee me dejó en casa después de la sesión de footing, encontré dosllamadasperdidasenelmóvil.LaprimeraeradeMarcieMillar,miarchienemigaennopocasocasionesy,porvoluntaddeldestino,tambiénmimediohermanadesangre(quenodesentimiento).Mehabíapasadodiecisieteañossinsaberque laniñaqueme robaba el desayuno en primaria y que se dedicaba a pegarme compresas en lataquilla cuando ya iba al instituto compartía conmigo el mismo ADN. Marcie lohabía averiguado antes que yo, yme lo había soltado como un jarro de agua fría.Teníamos el acuerdo tácito de no hablar de nuestra relación en público, y eldescubrimientodenuestroparentescononoshabíacambiadoaningunade lasdos.Marcieseguíasiendounacabezahuecaanoréxicasinremedio,yyoaúnmepasababuena parte del día vigilando mi espalda, siempre pendiente de sus posiblesjugarretas.

Marcienomehabíadejadoningúnmensajey,comonoalcanzabaaimaginarquépodía querer demí, pasé a la siguiente llamada perdida. Número desconocido. Elmensajedevozconsistíaenunarespiracióncontrolada,sutilymasculina:niunasolapalabra. Tal vez Dante, o quizá Patch. O Pepper Friberg: mi número estaba en ellistín, de modo que, si se había molestado en investigar un poco, podía haberlolocalizadosindificultad.Laideanoeramuytranquilizadora.

Saquélahuchaconformadecerditoqueteníadebajodelacama,lequitéeltapóndegomayextrajesetentaycincodólares.Dantehabíaquedadoenrecogermealascinco de la mañana del día siguiente para hacer carreras de resistencia ylevantamientos de pesas; había echado una mirada asqueada a mis zapatillasdeportivasymehabíaadvertido:

—Esonoaguantaráundíadeentrenamiento.Así que ahí estaba yo, invirtiendo todami paga en unas deportivas comoDios

manda.DudabadequelaamenazaacercadelaguerrafueratanseriacomoDantehabía

pretendidohacermecreer,sobretodosabiendoquePatchyyoteníamosplanesparadisuadir a los Nefilim de seguir adelante con la dichosa rebelión, pero suscomentarios sobremi complexión,mi velocidad al correr ymi agilidadme habíantocado la fibra sensible. Ya sabía que era más bajita que cualquier otro Nefil. Adiferencia de ellos, yo había nacido en un cuerpo humano (estatura normal, tono

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muscular normal, todo normal) y había necesitado una transfusión de sangre y elJuramentodelCambioparaconvertirmeenNefil.Enteoríaeraunodeellos,peroenlaprácticayanoestabatanclaro.Noqueríaqueesadiferenciameconvirtieraenelblancode todos; sinembargo,enalgún lugar recónditodemimente,unavocecillamesusurrabaqueeraexactamenteloquehabíaocurrido.

Ydebíahacertodoloqueestuvieraenmimanoparaconservarelpoder.«¿Por qué tenemos que empezar tan temprano?», habría querido preguntarle a

Dante, pero sospechaba que ya sabía la respuesta. Los corredores humanos másvelocesdelmundoparecíansimplesaficionadoscomparadosconcualquierNefil.Dehecho, si se esforzaba almáximo, unNefil en la flor de la vida podía superar losochentakilómetrosporhora.SiDanteyyonosdedicábamosacorrerporlapistadelinstitutoaplenaluzdeldía,acabaríamossiendoelblancodetodaslasmiradas.Peroloslunesporlamañana,antesdequeamaneciera,lamayoríadeloshumanosestabanprofundamentedormidos,yesonosdabaaDanteyamílaoportunidaddeentrenarcontodalibertad.

Memetíeldineroenelbolsilloybajélasescaleras.—¡Volverédentrodeunpardehoras!—legritéamimadre.—El estofado estará listo a las seis. ¡No llegues tarde!—me advirtió desde la

cocina.

Alcabodeveinteminutosentrabaenlosgrandesalmacenesdelacalleprincipalymeencaminabahacialaseccióndecalzado.Meprobéunaszapatillasdeportivas,yfinalmentemedecidíporunparqueencontréen laestanteríade lasofertas.Puedeque tuviera que dedicarle aDante toda lamañana del lunes—un lunes sin clasesreservado a la formación del profesorado—, pero no estaba dispuesta a dedicarletambiéntodamipaga.

Pagué laszapatillasycomprobé lahoraenelmóvil.Aúnnoeranni lascuatro.Comomedidadeprecaución,Patchyyohabíamosdecididoquenosllamaríamosloestrictamente necesario cuando estuviéramos en público. Eché un vistazo rápido aderecha e izquierda de la calle y confirmé que estaba sola.Me saqué del bolso elmóvilno-rastreablequemehabíaregaladoPatchymarquésunúmero.

—Dispongo de un par de horas libres —le dije camino del coche. Lo habíaaparcadodelantedeledificiodeal lado—.EnelparquedeLookoutHill,detrásdeltiovivo,hayunestablosolitariomuydiscreto.Podríaestarallíenquinceminutos.

Oílasonrisaensuvoz.—Mevasavolverloco.—Necesitounchutedeendorfinas.—¿Ydarteunrevolcónconmigoenunestabloabandonadotevaaproporcionar

uno?

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—No,probablementeacabaréteniendouncomaendorfínico,ymeentusiasmalaideadeponerapruebaestateoría.Estoyenelcentro.Sipillolossemáforosenverde,puedequemeplanteallíensolodiez…

Nopudeterminarlafrase.Depronto,teníalacabezametidaenunabolsadetrapoyforcejeabaconalguienquemeagarrabaviolentamentepordetrás.Conelsusto,dejécaer el teléfono móvil. Grité y me retorcí tratando de liberar los brazos, pero lasmanosquemesujetabanymeempujabancalleabajoerandemasiadofuertes.Oíelrugidodelmotordeunvehículograndequeseacercabaatodavelocidadyluegoelchirridodeunfrenazojustojuntoamí.

Seabrióunapuertaymearrojarondentro.El interiordelvehículoolíaaunamezcladesudoryambientadorde limón.La

calefacciónestabapuestaalmáximoy las ráfagasdeairecalientequeescupían lasrejillas de ventilación estaban empezando a hacerme sudar. Tal vez esa era laintención.

—¿Quépasa?¿Quéqueréis?—gritéhechaunafuria.Aúnnoeraconscientedelamagnituddeloqueestabaocurriendoy,másqueasustada,estabaindignada.Nohuborespuesta,peropudeoírlarespiracióntempladadedosindividuoscercanos.Esosdosmáselconductorhacíanuntotaldetres.Trescontrauna.

Me habían retorcido los brazos detrás de la espalda y me los habían sujetadojuntos con una cadena gruesa o algo parecido, y habían empleado lo mismo parainmovilizarmelostobillos.Meteníanacostadasobrelabarriga,conlacabezatodavíametidaenlabolsaylanarizpegadaalsuelodelvehículo.Habríajuradoqueeraunacamioneta. Traté de girar hacia un lado, pero tuve la sensación de que me iba adislocarelhombro.Soltéungritodefrustraciónyrecibíunapatadaenelmuslo.

—Notemuevas—gruñóunavozdehombre.Lafurgonetacirculóporlaciudadduranteunbuenrato.Talvezunostrescuartos

de hora. Traté de retener tanta información como pude con la idea de reconstruirluegoelrecorrido.¿Podríaescapar?¿Cómo?¿Seríacapazdecorrermásdeprisaqueellos? No. ¿De burlarlos? Tal vez. Y luego estaba Patch. Sabría que me habíanraptado.Mimóvillollevaríahastalacalleprincipal,pero¿cómosabríahaciadóndeirapartirdeallí?

Al principio la camioneta se fue deteniendo en cada semáforo en rojo, perodespués avanzó sin más obstáculos. La carretera se encaramaba hacia arriba y lacamionetaibadescribiendocurvasaladerechayalaizquierda:lomásprobableeraqueestuviéramosadentrándonosenlasáreasremotasymontañosasdelasafuerasdela ciudad. El sudor me empapaba la camiseta y me resultaba imposible inspirarprofundamente.Cadainhalaciónerasuperficial:sentíaelpesodelpánicoenelpecho.

Lasruedasgirabansobrelagrava,avanzandoimpasiblescolinaarribahastaquealfinelmotorcalló.Missecuestradoresmeliberaronlospies,mearrastraronfuera

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delvehículoy,despuésdeempujarmehaciaelinteriordeunapuerta,mequitaronlabolsadeteladelacabeza.

Estabaenlocierto:erantres;doshombresyunamujer.Mehabíanmetidoenunacabaña de troncos y encadenado los brazos en un poste demadera que se elevabadesdeel suelohasta lasvigasdel techo.Nohabía lucesencendidas,probablementeporque la corriente estaba cortada. El mobiliario era escaso y se ocultaba bajosábanasblancas.Dentrohabía lamisma temperaturaqueenel exterior,gradomás,gradomenos,loqueindicabaquelacalderanoestabaencendida.Fueraquienfueraelpropietariodelacabaña,lahabíacerradodecaraalinvierno.

—Notemolestesengritar—medijoelmáscorpulentodeloshombres—.Nohaynadieenkilómetrosalaredonda.

Sehabíaocultadobajounsombrerodecowboyytrasunasgafasdesol,perosusprecauciones eran innecesarias.Estaba convencida de que no lo había visto nunca.AgucémisextosentidoysupequelostreseranNefilim.Sinembargo,aúnnoteníaideadeloquequeríandemí.

Tirédelascadenas,peroloúnicoqueconseguífuequerechinaran.—SifuerasunaauténticaNefil,romperíasesascadenas—gruñóeldelsombrero

decowboy.Alparecer era elportavozdelgrupo.Losotrosdos sehabíanquedadounospasosatrásylimitabantodasucomunicaciónconmigoauncontinuodemiradasdedesprecio.

—¿Quéqueréis?—repetíconfrialdad.LoslabiosdeSombrerodeCowboyesbozaronunasonrisa.—Quierosabercómosesuponequevaarreglárselasunaprincesitacomotúpara

encabezarlarevolucióndelosNefilim.Aguantésumiradacargadadeodio,deseandoarrojarlelaverdadalacara:noiba

a haber ninguna revolución. En cuanto empezase el mes de Jeshván, al cabo demenosdedosdías, tantosucuerpocomoeldesusdosamigosseríanocupadosporángelescaídos.HankMillarsehabíaquedadoconlapartefácil:leshabíallenadolacabeza de nociones como rebelión y libertad. Y amíme tocaba hacer realidad elmilagro.

Yesonoibaaocurrir.—Teheestadoobservando—dijoSombrerodeCowboypaseándosedelantede

mí—.HepreguntadoporahíymeheenteradodequesalesconPatchCipriano,unángelcaído.¿Cómotevalarelación?

Traguésalivadiscretamente.—Nosé conquiénhas estadohablando…—Eramuyconscientedel peligro al

quemeenfrentaríasisedescubríamirelaciónconPatch.Habíasidomuycuidadosa,aunqueestabaempezandoapensarquetalveznolosuficiente—.PeroherotoconPatch—mentí—. Tuviéramos lo que tuviéramos, ahora ya es cosa del pasado. Sé

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muybiendóndeestánmislealtades.EncuantomeconvertíenNefil…Pegósurostroalmíoymegritó:—¡TúnoeresunaNefil!—Memiródearribaabajoconprofundodesprecio—.

¡Mírate! ¡Eres patética!No tienes derecho a llamarteNefil.Cuando temiro, veo aunahumana.Veoaunaniñitadébil,lloricona,quesehacellamarnuestrolíder.

—Estás furioso porque no soy físicamente tan fuerte como tú —afirmé concalma.

—¿Quiénhahabladodefuerzafísica?Túnotienesorgullo.Notienessentidodela lealtad.Si respetabaa laManoNegracomo líderesporquesehabíaganadoeserespeto.Teníaunproyecto.Ytomólasmedidasnecesariasparahacerlorealidad.Deacuerdo, te nombró su sucesora, pero eso para mí no significa nada. ¿Quieres mirespeto?Puesgánatelo.—Hizochasquearlosdedosconfuerzaantemisojosyrepitió—:Gánatelo,princesa.

¿Quemeganarasurespeto?¿YparaelloteníaquesercomoHank?Pero¡siHankeraunfalsoyunmentiroso!Habíaprometidoasupuebloloimposiblecamelándolocon fantasías y palabras bonitas.Había usado y engañado amimadre, y amímehabía convertido en un simple peón de sus intrigas. Lo único que quería era queconsumarasuproyectodemencial,ycuantomáspensabaen laposiciónenquemehabíapuesto,másmeenfurecía.

MiréaSombrerodeCowboyalosojos,fríamente,ylevantéelpiecontodasmisfuerzas para plantarlo directamente en su pecho.ElNefil salió disparado contra laparedycayóalsuelohechounovillo.

Losotrosdosseabalanzaronsobremí,perolarabiayahabíaempezadoaarderenmiinterior.Unafuerzadesconocidaypoderosaseadueñódemismiembros,y,altirardelascadenas,oíunchasquidometálicoylasvicaeralsuelo.Sinperderunminuto,laemprendíapuñetazosconmissecuestradores.GolpeéalNefilqueteníamáscercaen las costillas y le asesté a lamujer una soberana patada.Mi pie impactó con sumusloyrebotócontraunasólidamasamuscular.Mequedéasombrada:nuncahabíavistoaunamujertanfuerteytanresistente.

Dante tenía razón: no sabía pelear. Al cabo de unos instantes, cuando ya erademasiadotarde,medicuentadequenodeberíahabermedetenido,tendríaquehaberseguido golpeándolos despiadadamente cuando aún estaban tendidos en el suelo.Pero,alverloquehabíahecho,mequedétandesconcertadaquenopudehacermásqueadoptarunaposicióndefensivayesperaraquereaccionaran.

Sombrero de Cowboy se abalanzó sobremí yme arrojó de espaldas contra elposte. El batacazo me dejó sin oxígeno en los pulmones y me quedé agachada,tratandoinútilmentedecogeraire.

—Noheterminadocontigo,princesa.Estonoeramásqueunaviso.Sidescubroque aún sigues viéndote con ángeles caídos, no seré tan delicado. —Me dio una

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palmaditaenlamejillayañadió—:Demomento,aprovechaeltiempoparavaloraraquiéndebes tu lealtad.Lapróximavezquenosveamos,más tevalehaberelegidobien.

Les hizo a los demás una señal con la barbilla, y los tres desaparecieron deinmediatoporlapuerta.

Tomé aire, pero tardé aún unos minutos en recuperarme; luego avancé atrompicones hacia la puerta. Ya se habíanmarchado. El polvo de la carretera aúnflotabaenelaireyelcrepúsculoteñíadeoscuroelhorizontemientrasunpuñadodeestrellasincipientesbrillabancomopedazosdecristalroto.

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Capítulo

Cuandosalíaporlapuertecitadelacabañasinsabercómoibaavolveracasa,oíel sonido de unmotor: un vehículo ascendía por el camino de grava.Me preparémentalmenteparaverdenuevoaSombrerodeCowboyyasuscompinches,peroelvehículoresultóserunaHarleySportserconunsolomotorista.

Patch.Sebajódelamotoyseacercóamíentreszancadas.—¿Estás herida? —me preguntó cogiéndome el rostro con ambas manos y

examinándoloenbuscadecualquierrasguño.Unamezcladealivio,preocupaciónyrabiabrillóensusojos—.¿Dóndeestán?—inquirióentoncesconunadurezaquenohabíaoídonuncaensuvoz.

—Eran tresNefilim—le expliqué, temblorosa, aún asustada y afectada por losgolpes—.Nodebedehacermásdecincominutosquesehanmarchado.¿Cómomehasencontrado?

—Heactivadotubusca.—¿Mehaspuestounbusca?—Lo llevas cosido en el bolsillo de la cazadora tejana. El mes de Jeshván

empieza con la luna nueva del martes, y tú eres una Nefil que aún no ha juradolealtad.Yademáseres lahijade laManoNegra.Eso teconvierteenunaperitaendulceparacualquierángelcaídoquerondeporahí.Nopiensopermitirquelesprestesnuncaesejuramento,Ángel,ynosehablemás.Ysiparaesodeboinmiscuirmeentuintimidad,losientomucho,perotendrásqueacostumbrarte.

—¿Acostumbrarme?¿Disculpa?—Nosabíamuybiensidebíaabrazarloodarleunempujón.

Patchhizocasoomisodemiindignación.—Dimetodoloquepuedassobreellos.Descripciónfísica,marcaymodelodel

vehículo, cualquier cosa que pueda ayudarme a seguirles la pista…—En sus ojosbrillabalavenganza—.Yhacerlespagarporloquehanhecho.

—¿Tambiénmehaspinchadoelteléfono?—quisesaber,sindejardepensarquePatchhabíainvadidomiintimidadsindecírmelo.

—Sí—respondiósintitubear.—Enotraspalabras:notengosecretos.Suexpresiónsesuavizó,inclusomeparecióque,denohaberestadolosánimos

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tancrispados,habríaconsideradolaposibilidaddesonreír.—Hayunpardecosillasquetehasapañadoparaocultarme,Ángel.Vale,mejorseríahablarledelossecuestradores.—El líder llevaba gafas de sol y un sombrero de cowboy para ocultar su

identidad, pero estoy segura de que no lo había visto nunca. Los otros dos (unhombreyunamujer)ibanvestidosconropaanodina.

—¿Yelcoche?—Mehanmetidolacabezaenunabolsa,peroestoyprácticamenteseguradeque

setratabadeunacamioneta.Dosdeellossehansentadodetrásdemí,y,cuandomehanobligadoasalir,mehaparecidoquelapuertaeracorredera.

—¿Algomásquetehayallamadolaatención?LecontéaPatchqueelportavozdelgrupohabíaamenazadoconhacerpública

nuestrarelaciónsecreta.—Silonuestrosalealaluz,lascosaspuedenprecipitarse—dijoPatch.Frunció

el ceño y la duda ensombreció sus ojos—. ¿Estás segura de que quieresmantenernuestra relación?Noquiero perderte, pero si tengoquehacerlo, prefiero que sea anuestramaneraynoalasuya.

Deslicémisdedosentrelossuyosyacariciésupielhelada.Sehabíaquedadoensilencio,comosiseestuvierapreparandoparalopeor.

—Nadadeestotienesentidosinoestoycontigo—dije,yasílosentía.YahabíaperdidoaPatchunavezy,aunquenomegustasermelodramática,laverdadesquepreferíalamuertearevivirdenuevoesaexperiencia.Patchestabaenmividaporunarazón.Lonecesitaba.Éramoslasdosmitadesdeuntodo.

Merodeóconsusbrazos,enunarrebatodepasióncasisalvaje.—Yaséquenotevaagustar,peroquizádeberíamosconsiderarlaposibilidadde

escenificarunapeleapúblicamenteparadejarclaroquenuestrarelaciónhallegadoasu fin. Si esos tipos van en serio y se dedican a desenterrar secretos, no podemoscontrolar loquevayanaencontrar.Estoestáempezandoaparecerseaunacazadebrujasysaldremosganandosidamoselprimerpaso.

—¿Escenificarunapelea?—repetíparalizadaporelmiedo.—Nosotros sabremos la verdad —me murmuró Patch al oído frotándome los

brazosconbríoparadarmecalor—.Novoyaperderte.—¿Quiénmáslasabrá?¿Vee?¿Mamá?—Cuantomenosgentelasepamássegurosestaremos.Dejéescaparunsuspiro,oprimidaporladuda.—MentirleaVeeestáempezandoaconvertirseenunacostumbre.Nocreoque

puedaseguirhaciéndolo.Mesientoculpablecadavezquelatengocerca.Megustaríasincerarmeconella,especialmentesobrealgotanimportantecomonuestrarelación.

—Comotúquieras—repusoPatchcondelicadeza—.Peronoleharándañosino

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tienenadaquecontarles.Sabíaqueestabaen locierto.Entonces ladecisiónestaba tomada,¿no?¿Quién

era yo para poner a mi mejor amiga en peligro a cambio de tener la concienciatranquila?

—NocreoqueDantese lo trague: trabajáiscodoconcodo—opinóPatch—.Ypuedequeelengañofuncionemejorsiélestáalcorriente.PodrárespaldartuhistoriacuandohableconNefiliminfluyentes.—Patchsequitó lachaquetadepielymelapusoencimadeloshombros—.Vamos,tellevaréacasa.

—¿Podemos parar antes en la calle principal, donde los grandes almacenes?Tengoque recogermismóviles.Elque túmedistesemehacaídocuandomehanatacado,yelotrosehaquedadoahí,dentrodemibolso.Y,sitenemossuerte,puedequelaszapatillasdeportivasquemehecompradoaúnesténenlaacera.

Patchmebesóenlacabeza.—Metemoque tendremosquedardebajaambos teléfonos.Leshasperdidoel

rastro durante un buen rato y es posible que los Nefilim hayan aprovechado parainstalar susbuscaso susdispositivosde escucha.Serámejorque compremosunosnuevos.

De pronto, todo había cambiado: ahora estaba impaciente por comenzar losentrenosconDante.Necesitabaaprenderapeleary,cuantoantes,mejor.Patchteníaque escabullirse de Pepper Friberg y aconsejarme para que representara lo mejorposible mi nuevo papel de líder de los Nefilim; solo le habría faltado tener quepreocuparsedecorrerenmiayudacadavezquememetíaenproblemas.Leestabaprofundamente agradecida por su protección, pero ya iba siendo hora de que mecuidarayosolita.

Eranochecerradacuandolleguéacasa.Alentrar,mimadresaliódelacocinaalacarrera,visiblementepreocupadaeirritada.

—¡Nora!¿Sepuedesaberdóndetehabíasmetido?Tehellamadomilveces,perosalíaelcontestador.

Estuve a punto de llevarme lamano a la frente. La cena.A las seis. Lo habíaolvidadoporcompleto.

—Losiento—ledije—.Mehedejadoelteléfonoenunadelastiendasy,cuandomehedadocuentadequenolollevaba,yacasieralahoradelacena.Hetenidoquedesandarmis pasos por toda la ciudad, pero al final no lo he encontrado. Ya ves,ademásdehabermequedadosinmóvil, tehedejadocolgadaati.Losiento,mamá.Noteníamododellamar.

No soportaba mentirle de nuevo. Lo había hecho ya tantas veces, que podíaparecerqueunamásyanoibaadolerme,peronoeraasí.CadadíamesentíamenoscomosuhijaymáscomoladeHank.Mipadrebiológicohabíasidounmaestrodelamentirayyoyanoestabaensituacióndejuzgarlo.

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—¿No podías preocuparte un pocomás y encontrar unmodo de avisarme?—replicó.Nocabíadudadequenosehabíacreídomihistoria.

—Novolveráapasar.Teloprometo.—¿NoestaríasconPatch?No seme pasó por alto el cinismo que le imprimió a su voz al pronunciar el

nombre dePatch.Mimadre le tenía tanto afecto como a losmapaches que hacíanestragosennuestragranja.Yoestabaconvencidadequefantaseabaconsentarseenelporcheconunrifle,esperandoaquePatchhicierasuaparición.

Inspiréprofundamente,jurándomeamímismaqueesaseríalaúltimamentira.SiPatch y yo íbamos a seguir adelante con lo de la pelea ficticia, lomejor sería queempezara cuanto antes a preparar el terreno. Me dije a mí misma que, una vezsuperadoelescollodemamáyVee,todoseríacoserycantar.

—NoestabaconPatch,mamá:hemosroto.Levantóambascejas,nodeltodoconvencida.—Hapasadoyyaestá.Yno,noquierohablardeello—concluíencaminándome

escalerasarriba.—Nora…Mevolví,conlágrimasenlosojos.Asomaroninesperadamente,sinformarparte

de la actuación. Simplementeme había acordado de la última vez que Patch y yohabíamos roto de verdad, y un dolor intensome oprimió por dentro yme cortó larespiración. Ese recuerdo me perseguiría para siempre. Patch se había llevadoconsigolomejordemí,dejandotrasdesíaunachicavacíayperdida.Ynoqueríavolveraseresachicanuncamás.Nunca.

Mi madre relajó la expresión. Subió un par de escalones y, acariciándome laespaldasuavemente,mesusurróaloído:

—Tequiero.Sicambiasdeopiniónynecesitashablar…Asentíconlacabezaymefuiamihabitación.«Hecho—me dije amímisma tratando de ser optimista—.Ya solome queda

una». En realidad, contarles amamá y a Vee que había cortado con Patch no eramentirles,sinohacerlonecesarioparamantenerlasasalvo.Ciertoquelasinceridadacostumbraba ser lamejor política, pero a veces la superaba la seguridad.Aunqueparecíaunargumentoimpecable,alformularlosemeretorcióelestómago.

Otro pensamiento inquietante palpitaba en el fondo de mi cerebro. ¿Cuántotiempo conseguiríamos Patch y yo vivir una mentira… e impedir que se hicierarealidad?

Las cinco de la mañana del lunes llegaron demasiado pronto. Hice callar eldespertadorymeacurruqué entre las sábanasdiciéndomeamímisma:«Solounosminutitos más». Cerré los ojos, dejé volar mis pensamientos y, cuando un nuevo

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sueñoempezóatomarforma,unmanojoderopafueaaterrizarenmisnarices.—¡Vamos, arriba! —me apremió Dante, de pie junto a la cama en plena

oscuridad.—¿Quéhacesaquí?—gritémediodormida,tirandodelamanta.—Lo que haría cualquier entrenador personal que se precie. Vamos, mueve el

culoyvístetedeunavez.Sinohassalidodentrodetresminutos,volveréconunjarrodeaguafría.

—¿Cómohasentrado?—No cerraste bien la ventana. Será mejor que pierdas ese vicio: no es fácil

controlarquiénentracuandodasvíalibreatodoelmundo.Salídelacamayleviencaminarsehacialapuertademihabitación.—¿Estásloco?¡Nosalgasporahí!Mimadrepodríaoírte.¿Unchicosaliendode

mihabitaciónaestashoras?¿Quécreesquepensaría?¡Estaríacastigadatodalavida!Memiróconexpresióndivertida.—Porcierto,nomeavergonzaríalomásmínimo.Despuésdequesefuera,mequedéahíclavadaunosdiezsegundos:¿sesuponía

quedebíasacaralgunaconclusióndesuspalabras?Porsupuestoqueno.Talvezsucomentariohabíaparecidoinsinuante,peronoloera.Findelahistoria.

Meenfundéunospantalonesnegrosyunacamisetaajustadademicrofibra,ymehice un par de coletas. Al menos, tendría un aspecto atractivo cuando Dante mehicieramorderelpolvo.

Exactamentetresminutosmástarde,mereuníaconéldelantedecasa.Miréaunladoyaotro,enbuscadealgoimportante.

—¿Dóndetieneselcoche?Dantemediounempujoncitoenelhombro.—¿Tienes el día perro? Vaya, vaya. He pensado que podríamos empezar

calentando un poco: correremos unos dieciséis kilómetros a buen ritmo—me dijoalargando lamanohacia la espesa zonaboscosa que se extendía al otro ladode lacalle.

De niñas, Vee y yo habíamos explorado esos bosques, y un verano inclusohabíamos levantado un fuerte, pero nunca me había parado a pensar hasta dóndellegabaesamasaboscosa.Alparecer,teníaalmenosdieciséiskilómetros.

—Túprimero—añadió.Vacilé. No me hacía mucha gracia perderme en el bosque a solas con Dante.

HabíasidounodeloshombresdeconfianzadeHankyesoerarazónsuficienteparanoconfiarenél.Pensándolobien,nuncadeberíahaberaccedidoasaliraentrenarconél,especialmenteestandoelcampodeentrenamientotanapartado.

—Después del entreno, deberíamos hablar de cómo están los ánimos entre losNefilim.Mehanllegadoinformacionesdegruposdistintos,sobresusexpectativasy

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loqueopinandeti—añadióDante.«Después del entreno». Eso significaba que no tenía intención de arrojarme al

fondodeunpozoenlassiguienteshoras.Además,ahoraDanterespondíapormí,mehabíajuradolealtad.YanoeraeltenientedeHank:ahoraeraelmío.Noseatreveríaahacermedaño.

Medeleitéunosinstantesimaginándomefelizmenteacurrucadaenlacama,peroenseguidamesacudílafantasíadelacabezayarranquéacorrerentrelosárboles.Lasramasseenzarzabansobrenuestrascabezasimpidiendoelpasodelatenueluzdelamadrugada. Confiando enmi potente visiónNefil, corrí a toda prisa, saltando porencimade los árboles caídos, esquivando ramasbajas y escrutando el suelo con lamirada en busca de posibles rocas o troncos escondidos. El terreno eratraicioneramentedesigualy,a lavelocidada laquecorría,unmalpasohabríasidodesastroso.

—¡Más deprisa!—gritabaDante detrás demí—.Tienes que corrermás ligera,consigilo.¡Parecesunrinoceronte!¡Podríaatraparteconlosojoscerrados!

Metomésuspalabrasapecho,y tratéde levantar lospiesencuanto tocabanalsuelo; repetía el proceso a cada paso, intentando avanzar sin hacer ruido. Danteapretóelpasosinesfuerzoymeadelantócomounaflecha.

—Atrápame—meordenó.Corrítrasél,maravilladaporlafortalezaylaagilidaddeminuevocuerpoNefil.

Quétorpe,pesadoydescoordinadomeparecíaahoramiantiguocuerpo.Noesquemicondiciónfísicahubieramejorado,esqueestabaaañosluzdeloquehabíasidoantes.

Esquivémagistralmente las ramas, salté por encima de los baches, y rodeé lasrocas como si hubiera memorizado antes el recorrido. Y, aunque creía correr lobastante deprisa como para poder tocar el cielo de un salto, Dante cada vez mellevabamásventaja.Semovíacomounanimal,alavelocidaddelpredadorquevaalacazadesucena.Prontoleperdílapistaporcompleto.

Redujeelpasoyagucéeloído.Nada.Y,alcabodeuninstante,apareciódeunsaltodeentrelaoscuridad.

—Hasidopatético—mereprendió—.Otravez.Mepasélassiguientesdoshorascorriendotrasélsinalientoyoyéndolerepetirme

incansablemente la misma orden. «Otra vez. Otra vez. Sigues sin hacerlo bien:repítelootravez».

Cuandoestabaapuntodetirarlatoalla—laspiernasmetemblabandecansancioycreía tener lospulmonesencarneviva—,Dantevolviósobresuspasosymediounapalmaditaenlaespalda.

—Buentrabajo.Mañanafortaleceremoslosmúsculos.—¿No me digas? ¿Levantando menhires? —conseguí responder cínicamente

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entrejadeos.—Arrancandoárbolesderaíz.Meloquedémirandoconcaradepasmo.—Derribándolos —puntualizó, entusiasmado—. Hoy acuéstate temprano y

descansa.Lonecesitarás.—¡Eh!—legrité—.¿Noestamosakilómetrosdecasa?—Aocho,paraserexactos.Tómatelocomoelejerciciodeenfriamiento.

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Capítulo

Docehorasdespuésdeesamañanadeentreno,estaba tanagarrotadaydoloridaque tenía que poner los cinco sentidos para bajar y subir las escaleras de casa: elejercicio erauna auténtica torturaparamismúsculos.Pero el descanso tendríaqueesperar;Veenotardaríamásdediezminutosenpasararecogerme,yyoaúnnomehabíaquitadolaropaconlaquemehabíapasadoeldíatiradaenelsofá.

Patch y yo habíamos decidido escenificar nuestra pelea en público esa mismanoche; así quedaría bien claro cuál era el estado de nuestra relación: habíamoscortadoyocupábamosbandosopuestosenesaguerraincipiente.HabíamosacordadohacernuestrarepresentaciónenLaBolsadelDiablo,unlocalmuypopularentrelosNefilim. Aunque aún no conocíamos la identidad demis atacantes ni sabíamos siacudiríanallíesanoche,nocabíadudadequedespuésdenuestroespectáculonuestraruptura estaría en boca de todos. Patch se enteró de que el dueño del bar habíadecididohacerelturnodenocheesedía.EraunNefilirascibleyradical,algodevitalimportanciaparanuestroplan,measeguróPatch.

Medespojédeesasprendassudadasymepuseunvestidodepunto,unasmediasyunosbotines.Merecogíelpeloenunmoñobajoymesoltéunpardemechonesaambosladosdelrostro.Contemplémireflejoenelespejoconunsuspiroymeforcéasonreír.Alfinyalcabo,tampocoteníatanmalaspectoparaserunachicaqueestabaapuntodeenzarzarseenunadiscusióndemoledoraconelamordesuvida.

«Lasconsecuenciasdelapeleadehoysolotienenquedurarunpardesemanas—medijeamímisma—.HastaqueJeshvánhayapasado».

Además,lapeleanoerareal.Patchmehabíaprometidoquehallaríamoselmododeencontrarnos.Enmomentossecretosymiradasrobadas.Simplementetendríamosqueiraúnconmáscuidado.

—¡Nora!—gritómimadredesdeelpiedelaescalera—.Veeyaestáaquí.—Deséamesuerte—lemurmuréamipropioreflejo;luegocogílachaquetayel

chalyapaguélaluzdelahabitación.—Tequieroencasaantesdelasnueve—medijomimadrecuandohubebajado

lasescaleras—.Sinexcusas.Mañanatienesclase.Lediunbesoenlamejillaymemarchéapresuradamente.Vee tenía las ventanas del Neon bajadas y el CD de Rihanna puesto a todo

volumen.Meacomodéenelasientodelacompañanteylegritéparaquemeoyera:

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—¡Me sorprende que tu madre te haya dejado salir: mañana hay que ir alinstituto!

—AnochetuvoquecogerunvueloaNebraska.SutíoMarvinhamuertoyvanarepartirse sus propiedades. La tía Henny se ha quedado conmigo —me explicómirándomedereojoconunasonrisatraviesa.

—¿Noeslaqueestuvoenunaclínicadedesintoxicaciónhaceunpardeaños?—Lamisma.Lástimaqueeltratamientonolefuncionara.Tieneunostreintalitros

dezumodemanzanaenlanevera,peroeselzumomásfermentadoqueheprobadoenmivida.

—¿Ytumadrecreequeestálobastantecapacitadacomoparacuidardeti?—Supongo que la idea de embolsarse parte del dinero del tío Marvin la ha

relajadounpoco.AvanzamosporHowthornecantandoagritopeladoymeneándonosenelasiento

alritmodelamúsica.Estabahechaunmanojodenervios,perotratabadeactuarconnormalidad.

El local de La Bolsa del Diablo estaba solo moderadamente lleno esa noche.Habíamuchagente,perounotodavíaencontrabaalgúnlugardondesentarse.Veeyyonosacomodamosenunodelossofás,noslibramosdelosabrigosylosbolsos,ylepedimosunpardeCoca-Colasaunadelascamareras.Echéunamiradafurtivaami alrededor en busca de Patch, pero aún no había aparecido. Había ensayadomiparte más veces de las que podía recordar y, aun así, no paraban de sudarme lasmanos.Melassequéen losmuslos,deseandopoderhacerlomejor,deseandosereltipodepersonaalaquelegustanlassituacionesdramáticasyllamarlaatención.

—Notienesmuybuenaspecto—opinóVee.Justocuandoibaareplicarlequedebíadehabermemareadoporculpadelomal

queconducía,sumiradaseperdióalfondodellocalysuexpresiónseagrió.—Oh,no.DimequenoesMarcieMillarlaqueestácoqueteandoconmihombre.Estiréelcuellohaciaelescenario.LosintegrantesdeSerpentineyaestabanallí,

preparándoseparalaactuación,mientrasMarcietratabadeentablarconversaciónconScottconloscodosgraciosamenteapoyadosenelsuelodelescenario.

—¿Contuhombre?—lepreguntéaVee.—Prontoloserá.Dalomismo.—Marciecoqueteacontodoelmundo.Yoquetúnomepreocuparía.Vee inspiró profundamente y resopló con furia. Marcie debió de percibir sus

vibraciones negativas, porque se volvió al punto hacia nosotras y nos saludómoviendolamanoconlaparsimoniadelarealeza.

—Hazalgo—meinstóVee—.Aléjaladeél.Vamos.MepuseenpieymeacerquéaMarcie.Porelcamino,meconcentréenfingiruna

sonrisay, cuando lleguéa su lado, estababastante seguradequehabíaconseguido

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queparecieraauténtica.—Hola—ledije.—Eh,hola,Nora.LeestabadiciendoaScott lomuchoquemegusta lamúsica

independiente.Enestaciudadnadielleganuncaanada.Creoqueesgenialquetratedehaceralgoimportante.

Scottmeguiñóelojo,yyotuvequeentornar losmíosparaevitarquevieramimiradadehastío.

—Bueno…—dijetratandodellenarelsilencioquesehabíaimpuesto.Había ido hasta allí siguiendo las órdenes deVee, pero ¿ahora qué?No podía

simplementellevarmeaMarciearastras.¿Yporquéteníaqueseryolaquehiciesedeárbitro?TodoesoeraasuntodeVee,nomío.

—¿Podemos hablar? —me preguntó Marcie, ahorrándome tener que poner enprácticaalgunatáctica.

—Claro—ledije—.¿Porquénobuscamosunlugarmástranquilo?Comosimehubiera leídoelpensamiento,Marciemecogióde la cinturayme

empujó hacia la puerta trasera. Una vez en el callejón, miró a ambos lados paracerciorarsedequeestábamossolas.

—¿Tedijomipadrealgosobremí?—mesoltóy,dejandocaermáslavoz,añadió—:MerefieroasisoyunaNefil.Últimamentemehesentidoalgoextraña.Cansadaydolorida.¿No tendráquevercon lamenstruaciónNefil?Porquecreíaqueyahabíapasadoporeso.

¿Cómosesuponíaque teníaquedecirleaMarcieque losNefilimdepuraraza,como era el caso de sus padres, raras veces conseguían reproducirse, y, cuando lolograban,sushijoseranniñosdébilesydepocasalud?¿Cómocontarlequealgunasde las últimas palabras de su padre tuvieron que ver con la triste verdad de queMarcienoibaavivirmuchotiempo?

Enresumen:nopude.—Yo también me siento cansada y dolorida a veces—le dije—. Creo que es

normal…—Sí, pero ¿dijomi padre algo al respecto?—insistió—.Qué iba a ocurrirme,

cómohacerlefrente,esetipodecosas.—Creoquetupadretequeríayhabríadeseadoquesiguierasviviendotuvidasin

agobiarteporeltemadelosNefilim.Habríaqueridoquefuerasfeliz.Marciememirócomosinomecreyera.—¿Feliz?Perosisoyunbichoraro.¡Nisiquierasoyhumana!Ynocreasqueme

olvido de que tú tampoco lo eres. Estamos en esto juntas—concluyó blandiendohaciamíundedoacusador.

Genial.Justoloquenecesitaba:solidaridad…conMarcieMillar.—Aver,¿exactamentequéquieresdemí,Marcie?—lepregunté.

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—Quierodejarteclaroquesi le insinúasaalguienquenosoyhumana, lovasapasarmuymal.Teenterraréviva.

Semeestabaempezandoaacabarlapaciencia.—Enprimerlugar,sihubieraqueridoanunciarlealmundoqueeresunaNefil,ya

lohabríahecho.Y,ensegundo lugar,¿quién ibaacreerme?Piénsalounmomento:«nefilim»noesunapalabraqueformepartedelvocabulariodelamayoríadegentealaqueconozco.

—Genial—resoplóMarcieaparentementesatisfecha.—¿Esoeratodo?—¿Y si necesito a alguien con quien hablar?—insistió—.No es algo que una

puedasoltarletranquilamenteasupsiquiatra.—¿Yquétalsilohablascontumadre?—lesugerí—.EllatambiénesunaNefil,

¿recuerdas?—Desdelamuertedemipadre,seniegaaaceptarlaverdad.Seniegaaaceptar

unmontóndecosas.Estáconvencidadequeélregresará,dequeaúnlaquiere,dequeanularáeldivorcioytodovolveráairsobreruedas.

Vale,talvezpasabaporunafasedenegación.PeroyonodescartaríaqueHanklehubiera lanzado a su exmujer un embrujo lo bastante potente como para que susefectosperduraraninclusodespuésdesumuerte.Hankylavanidadsiemprehabíanidojuntos,comounpardecalcetines.Sindudanohabríaqueridoquenadiehablaramal de él después de sumuerte.Y, por lo que sabía, nadie enColdwater lo habíahecho. Era como si una niebla adormecedora hubiera caído sobre la comunidad yhubieradisuadidoatodoslosresidentes,tantohumanoscomoNefilim,deplantearselagranpregunta:¿quélehabíapasado?Noseoíaniunasolaconjeturaenlaciudad.Cuandolagentehablabadeél,simplementemurmuraba:

—Hasidotaninesperado.Quedescanseenpaz.Menudogolpeparalafamilia:iréavercómopuedoayudarlos…

Marcieprosiguió:—Peronovaavolver.Estámuerto.Nosénicómomurió,niporqué,nitampoco

quiénlomató,peroestoyseguradequeestámuerto.Losé.Tratédemostrarunaactitudcercanaycomprensiva,peroempezaronasudarme

lasmanosdenuevo.PatcheralaúnicapersonaenelmundoquesabíaqueyohabíamandadoaHankalatumba.YyonoteníaningunaintencióndeañadirelnombredeMarcieaesalista.

—Noparecesmuyafectada—observé.—Mipadreestabamezcladoenasuntosmuyturbios.Semereceloqueleocurrió.PodríahaberaprovechadoelmomentoparasincerarmeconMarcie,peroalgono

me encajaba.No apartó sumirada cínica demi rostro ni por un instante y tuve lasensación de que sospechaba que yo tenía información vital sobre lamuerte de su

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padre; probablemente esa indiferencia que mostraba no era más que un modo deinvitarmeaquelerevelaraloquesabía.

Sieraunatrampa,nopensabacaerenella.—Noesfácilperderaunpadre,créeme—ledije—.Eldolornuncadesaparece,

pero con el tiempo acaba siendo soportable. Y, de un modo u otro, la vida sigueadelante.

—Nonecesitoquemeconsueles,Nora.—Vale —repuse encogiéndome de hombros con indiferencia—. Si necesitas

hablar,puedesllamarme.—Noharáfalta.Mevoyavivircontigo—anuncióMarcie—.Llevarémiscosas

comomuy tarde esta semana.Mimadreme está volviendo loca, y las dos hemoscoincididoenquenecesitounlugardondeque-darmeduranteuntiempo.Tucasaestanbuenacomocualquierotra.Bueno, laverdadesqueestoymuycontentadequehayamos tenido esta charla.Si algobuenome enseñómipadre es que losNefilimtienenqueestarunidos.

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Capítulo

—No—lesoltéabruptamente—.No,no,no.Nopuedesvenirteavivirconmigo.Unsentimientodepánicomerecorriódearribaabajo,desdelosdedosdelospies

hastalaspuntasdelasorejas.Necesitabaunargumento.Enseguida.Peromicerebrosiguiórepitiendofrenéticamenteelmismopensamientodesesperadoeinútil:«No».

—Yalotengodecidido—sentencióMarcie,ydesaparecióenelinteriordellocal.—¿Yyo qué?—le gritémientras se alejaba.Le pegué una patada rabiosa a la

puerta,peromesentícomosimelaestuvieradandoamí:¡esoporquererhacerleunfavoraVee!

Abrílapuertadeuntirónyentrédentro.EncontréaVeedondelahabíadejado.—¿Haciadóndesehaido?—lepregunté.—¿Quién?—¡Marcie!—Creíaqueestabacontigo.LelancéaVeeunamiradairacunda.—¡Todoestoesportuculpa!Tengoqueencontrarla.Sindarlemásexplicaciones,meabrípasoentrelamultitud,escrutandoellocalen

buscadecualquierrastrodeMarcie.Teníaqueatajaraquelloderaíz,antesdequeseme fuera de las manos. «Te está poniendo a prueba —me decía a mí misma—.Sondeándote.Nohaynadadefinitivo».Además,laúltimapalabralateníamimadre.YnopermitiríaqueMarciesefueraavivirconnosotras.Marcieyateníasupropiafamilia. Le faltaba el padre, de acuerdo, pero yo era el vivo ejemplo de que loimportante de una familia no era el número de miembros que la componían.Estimuladaporesepensamiento,empecéasosegarelritmodemirespiración.

Bajaron las luces y el cantante del grupo Serpentine cogió el micro y asintióvariasvecescon lacabeza.Tras la señal, elbatería rompióel silenciomarcandoelritmo,yScottyelotroguitarristaseunieronaélenuntemaviolentoeinconformista.Alcabodeun instante, todoel localmenaba lacabeza frenéticamenteycantaba laletradelascancionesavozencuello.

EchéunúltimovistazoamialrededortratandodeencontraraMarcieymediporvencida. Tendría que aclarar las cosas con ella más tarde. Patch y yo habíamosacordadoquenosreuniríamosenlabarradelbarencuantoempezaraelconcierto,y,aloírlasprimerasnotas,micorazónvolvióagolpearmeelpechoconfuerza.

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Meencaminéhacialabarraymesentéenelprimertaburetelibrequeencontré.Estuve a punto de perder el equilibrio cuandomedejé caer en el asiento.Tenía lasensacióndequemispiernasestabanhechasdegomaymetemblabanlosdedos.Nosabíacómoibaasalirdeesa.

—¿Meenseñas tu carné?—mepreguntóelpropietariodelbar.DesprendíaunaespeciedecorrienteeléctricayenseguidasupequeeraunNefil,talcomoPatchmehabíadicho.

Neguéconlacabezayledije:—SoloquierounSprite,porfavor.Alcabodeuninstante,sentíaPatchjustodetrásdemí.Laenergíaqueirradiaba

eramuchomáspotentequeladelpropietariodelbar,ymeatravesabalapielcomoelcalordelaluzdelsol.Siemprecausabaeseefectoenmí.Esanoche,sinembargo,esacorriente crepitante no hizo más que agudizar mi ansiedad. Significaba que Patchhabía llegado, que ya nome quedaba tiempo. No quería seguir adelante con todoaquello,perosabíaquenoteníaelección.Debíaactuarconinteligenciaypensarenmiseguridadyladeaquellosalosquemásquería.

«¿Lista?»,mepreguntóPatchenlaprivacidaddesuspensamientos.«Sitenerganasdedevolveresestarlista,loestoy».«Luegomepasopor tu casayhablamos tranquilamente.Ahora serámejor que

nosquitemosestodeencima».Asentíconlacabeza.«Vamos,talcomoloensayamos»,dijomentalmenteconcalma.«¿Patch?Paseloquepase,quesepasquetequiero».Queríadecirlemuchomás:

esasdospalabrasnomeparecíansuficientesparaexpresartodoloquesentíaporél,pero,almismotiempo,erantansimples,tanprecisas,quenadapodíamejorarlas.

«¿Notearrepientes,Ángel?»«No»,repusesolemnemente.El propietario del bar le sirvió una copa a un cliente y se acercó a Patch para

atenderlo. Lo miró de arriba abajo y, a juzgar por la expresión avinagrada de surostro,sediocuentadequeeraunángelcaído.

—¿Quétesirvo?—lepreguntóconunrepuntededespreciomientrassesecabalasmanosconuntrapo.

Patchmascullóconlavozinconfundibledeunborracho:—Unapelirrojabuenorra,apoderseralta,esbeltayconpiernasinterminables.Meacariciólabarbillaconlapuntadelosdedos,yyomeenvaréymezafédeél.—Noestoyinteresada—dijebebiendounsorbodeSpriteconlamiradaclavada

en el espejo que recubría la pared del bar. Conseguí que mis palabras rezumaransuficienteansiedadcomoparacaptarlaatencióndelpropietariodelbar.

Seinclinóencimadelabarraapoyandosusenormesbrazosenlaplacadegranito

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yatravesóaPatchconlamirada.—Lapróximavezléetelacartaantesdehacermeperdereltiempo.Noofrecemos

achicasquenoesténinteresadas,seanonopelirrojas.Hizounapausaparacrearunefectoamenazadoryluegoseencaminóalotrolado

delabarraparaatenderalsiguientecliente.—YsiesNefil,muchomejor—insistióPatchconsuvozebria.Elpropietariodelbarsedetuvoensecoconlosojoscargadosdedesprecio.—¿Te importaría bajar la voz? Tenemos compañía: en este local también hay

humanos.Patchlequitóimportanciaalcomentarioagitandotorpementeelbrazo.—Es un detalle por tu parte que te preocupes por los humanos, pero, con un

simpletrucopsicológico,noseacordarándenadadeloquehedicho.Loherepetidotantasvecesquepuedohacerloconlosojoscerrados—dijoarrastrandoligeramentelaspalabras.

—¿Quieres que este desgraciado se vaya?—me preguntó el dueño del bar—.Dímeloyavisoaldeseguridad.

—Gracias por el ofrecimiento, pero puedo arreglármelas sola —repuse—.Tendrásquedisculparamiexnovio:esungilipollasrematado.

Patchsoltóunacarcajada.—¿Ungilipollas?Noeraesoloquedecíaslaúltimavezqueestuvimosjuntos—

repusoinsinuante.Lelancéunamiradadedesprecio.—NohasidoNefildesdesiempre,¿sabes?—informóPatchaldueñodelbarcon

airemelancólico—. Puede que hayas oído hablar de ella. La heredera de laManoNegra.Megustabamáscuandoerahumana,perosiempretedaprestigiosalirporahíconlaNefilmásfamosadelaTierra.

Elpropietariodelbarmemiróinteresado.—¿EreslahijadelaManoNegra?FulminéaPatchconlamirada.—Muchasgracias.—¿Es verdad que laMano Negra hamuerto?—preguntó el hombre—. No lo

entiendo.Eraungranhombre,queenpazdescanse.Misrespetosatufamilia.—Hizounapausa,algoconfundido—.Pero¿estárealmentemuerto?

—Esoparece—murmuréporlobajo.Noeracapazdederramarunasolalágrimapor Hank, pero conseguí imprimirle a mi voz un tono grave y melancólico quepareciósatisfaceralpropietariodelbar.

—¡Una ronda a la salud del ángel caído que lo hizo! —interrumpió Patchlevantandomivasoparabrindar—.Creoquetodosestaremosdeacuerdoenquefueesoloquepasó.Parecequelapalabra«inmortal»yanotieneelmismosentido.

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Yseechóareírconganas,descargandoelpuñosobrelabarra.—¿Ytúsalíasconestecerdo?—mepreguntóeldueñodelbar.MirédereojoaPatchyfruncíelceño.—Esalgoquequerríaolvidar.—Sabesquees…—eldueñodelbarhizounapausay,bajandolavoz,prosiguió

—:Unángelcaído,¿verdad?Meacerquéelvasoaloslabiosytraguéconfuerza.—Nomelorecuerdes.Peromeheenmendado:ahorasalgoconDanteMatterazzi,

cienporcienNefil.Nosésihabrásoídohablardeél.Eraunaocasiónperfectaparahacercorrerelrumor.Susojosseiluminaron.—Por supuesto —repuso impresionado—. Es un tipo genial. Todo el mundo

conoceaDante.Patchcerrólosdedosviolentamentealrededordemimuñeca.—Estodomentira.Aúnestamosjuntos.¿Quémedicessinoslargamosdeaquí,

cariño?Diunrespingocuandometocó,comosiestuvierasorprendida.—¡Quítamelasmanosdeencima!—Tengo la moto ahí fuera. Deja que te lleve a dar una vuelta. Por los viejos

tiempos.Se levantóy tiródemí tanbruscamenteque tumbóel tabureteenelqueestaba

sentada.—Avisaaldeseguridad—leordenéaldueñoconvozangustiada—.Deprisa.Patch me arrastró hacia la puerta principal y, cuando fingí revolverme para

zafarmedeél,supequelopeoraúnestabaporllegar.Elguardiadeseguridadseplantóennuestrocaminoconlosbrazosenjarras.Era

unNefilunpalmomásaltoquePatchyconvarioskilosmásqueél.Sindudarloniunsegundo, agarró a Patch por el gaznate y lo lanzó contra la pared sincontemplaciones.Serpentineestabaensumomentoálgidoysumúsicaahogaba losgritosdelapelea;sinembargo,todoslosqueseencontrabancercaseretiraronunospasosyformaronunsemicírculodecuriososalrededordelosdoshombres.

Patchlevantólasmanosalaalturadeloshombrosyesbozóunasonrisaebria.—Oye,yonoquieroproblemas.—Demasiadotarde—dijoelguardiadeseguridad,ylediounbuenpuñetazoen

lacara.Lapieldeencimadelacejaseleabrióylasangreempezóabrotar.Tuvequemordermeloslabiosparanosoltarungritoahogadoymecostólomíonocorrerasulado.

Elguardiadeseguridadapuntóhacialapuertaconlacabeza.—Sinoquierestenerproblemas,serámejorquenovuelvasporaquí.¿Entendido?

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Patchavanzóatrompiconeshacialasalida,saludandoperezosamentealguardiaconlamano.

—Sí,sí…Elguardia leplantóelpie en laparte traserade la rodilla,yPatch seprecipitó

sobreelsuelodecementodelaentrada.—Perdona,esquesemeharesbaladoelpie.Unhombreserioenelinteriordellocal:teníaunarisagraveycontundenteque

mellamólaatención.Noeralaprimeravezquelaoía.Siaúnhubierasidohumana,no la habría reconocido, pero todos mis sentidos se habían agudizado. Agucé lamiradatratandodeidentificaralresponsabledeesarisairritante.

Ahíestaba.Sombrero deCowboy. Esa noche no llevaba ni sombrero ni gafas de sol, pero

habría reconocido esos hombros encorvados y esa sonrisa cáustica con los ojoscerrados.

«¡Patch!», grité mentalmente, sin saber si estaba lo bastante cerca para oírme.Ahoraque lapeleayahabía terminado, lagente se iba repartiendo ami alrededor,ocupandolosespaciosquehabíanquedadovacíos.«UnodelosNefilimdelacabaña.¡Estáaquídentro,justodelantedelapuertadeentrada!Llevaunacamisadefranelarojaynegra,tejanosyunascamperas».

Esperé,peronohuborespuesta.«¡Patch!»,gritédenuevoempleandotodomipodermental.Sinoqueríalevantar

laliebre,nopodíaseguirleafuera.Veeapareciójuntoamí.—¿Quépasa?Dicenquehahabidounapalea. ¡Nopuedocreerqueme lahaya

perdido!¿Hasvistoalgo?Melallevéaunlado.—Necesitoquemehagasunfavor.¿Vesesetíoqueestájuntoalapuerta,eldela

camisadefraneladepaleto?Necesitoquedescubrascómosellama.Veefruncióelceño.—¿Aquévieneesto?—Ya te lo explicarémás tarde.Coquetea con él, róbale la cartera, lo que se te

ocurra.Peronomencionesminombre,¿vale?—Loharéconunacondición:unadoblecita.Túytunovioelmatón,yScotty

yo.No tenía tiempo de explicarle que Patch y yo habíamos cortado, así que le

contesté:—Vale.Yahoradateprisaodesapareceráentrelamultitud.Veehizochasquearlosnudillosysealejócontoneándose.Nomequedéparaver

cómoselasarreglaba.Meabrícaminoentreelgentío,lleguéalapuertatrasera,yno

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paré de correr hasta que alcancé la salida del callejón. Luego rodeé el edificiomirandoaunladoyaotroenbuscadePatch.

«¡Patch!»,legritéalaoscuridad.«¿Ángel?¿Quéestáshaciendo?Espeligrosoquenosveanjuntos».Mevolví,peroPatchnoestabaallí.«¿Dóndeestás?»«Alotroladodelacalle.Enunacamioneta».Busquéconlamiraday,finalmente,localicéunacamionetaChevydeunmarrón

rojizoaparcadajuntoalaacera.Seconfundíaconelfondodeedificiosdestartalados.Teníaloscristalestintados,asíquelacabinaquedabafueradelalcancedelasmiradascuriosas.

«¡UnodelosNefilimdelacabañaestáenLaBolsadelDiablo!»Silencio.«¿Havisitolapelea?»,preguntóPatchalcabodeuninstante.«Sí».«¿Quéaspectotiene?»«Llevaunacamisadefranelanegrayrojaybotascamperas».«Hazlesalirdeledificio.Silosqueleacompañabanenlacabañaestánconél,que

salgantambién.Quierohablarconellos».ViniendodePatch,esecomentarioteníauntintesiniestro,peroesosselohabían

buscado. Todos los sentimientos compasivos que pudieran inspirarme se habíanesfumadoenelmomentoenelquemehabíanarrojadodentrodesucamioneta.

VolvícorriendoaLaBolsadelDiabloytratédeabrirmepasoentreelgentíoquese apelotonaba alrededor del escenario. Serpentine continuaban entregados a suactuación,conunabaladaqueelpúblicoseguíaconentusiasmo.Nosabíacómoibaaarreglármelas para sacar a Sombrero de Cowboy del local, pero conocía a unapersonaquepodríaayudarme.

«¡Scott!»,gritécontodasmisfuerzas.Erainútil.Lamúsicahacíavibrartodoellocalynoibaaconseguirquemeoyera.Además,estabacompletamenteconcentrado.

MepusedepuntillasytratédelocalizaraVee.Enseguidalaviacercándoseamí.—Heempleadotodosmistrucos,peroningunohafuncionado—meinformó—.

Talveznecesiteuncortedepelo.—Seolfateólossobacosyañadió—:Yodiríaqueeldesodoranteaúnaguanta.

—¿Sehalargado?—Sí,ytampocoheconseguidosunombre.¿Significaesoquenotendremosesa

doblecita?—Ahora vuelvo —le dije, y me encaminé al callejón una vez más. Cuando

avanzabaconpasofirmedecididaaacercarmelobastanteaPatchcomoparadecirlementalmentequeobligaranuestroamigoNefilasalirdeLaBolsadelDiabloibaasermásdifícildeloquecreíamos,dosfigurasoscurasqueconversabanenvozbaja

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delantedelasalidatraseradeledificiovecinomeobligaronadetenerme.PepperFribergy…Dabria.DabriahabíasidounángeldelamuerteyhabíasalidoconPatchantesdequelos

dosfueranexpulsadosdelcielo.Patchmejuróymeperjuróquehabían tenidounarelaciónaburrida,castaymásbiendeconveniencia.Aunasí,despuésdedecidirqueyo era una amenaza para sus planes de reanudar su relación con Patch aquí en laTierra,Dabriahabíaintentadomatarme.Eraguay,rubiaysofisticada.Nuncalahabíavistomalpeinada,ysusonrisamehelaba lasangre.Ahoraeraunángelcaídoysededicaba a timar a pobres víctimas con el falso pretexto de tener el don de ver elfuturo.Eraunodelosángelescaídosmáspeligrososqueconocíayestabaconvencidadequeyoencabezabasulistadeenemigos.

Retrocedí y pegué la espalda en la pared de La Bolsa del Diablo. Contuve elaliento durante unos segundos; afortunadamente, todo indicaba que ni Pepper niDabriamehabíanvisto.Meacerquéunospasos,peronoquisetentaralasuerte.Encuantoestuvieralobastantecercacomoparaoírloqueestabandiciendo,cualquieradelosdoshabríapodidopercibirmipresencia.

PepperyDabriahablaronduranteunosminutosmás,yluegoellasevolvióysealejó callejón abajo. Pepper hizo un gesto obsceno a sus espaldas. Eranimaginacionesmías,¿oparecíaespecialmentedemalhumor?

Esperé a que Pepper también se fuera y salí de las sombras para volverdirectamenteaLaBolsadelDiablo.EncontréaVeeennuestrosofáymesentéjuntoaella.

—Necesitovaciarellocalahoramismo—ledije.Veememiródesconcertada.—¿Perdona?—¿Ysigrito«fuego»?¿Creesquefuncionaría?—Esodegritar«fuego»estáyamuyvisto.Tambiénpodríasgritar«policía»,pero

supongoque tampocoesmuyoriginal.Pero¿aquéviene tantaprisa?NocreoqueSerpentineseantanmalos.

—Yatelocontaré…—…luego—dijoVeeasintiendoconlacabeza—.Loveíavenir.Siyoestuviera

entulugar,gritaría«policía».Seguroqueenestelocalhaymásdeunoquesededicaaactividadesilegales.Grita«policía»yverásmovimiento.

Memordínerviosamenteellabio,sinsabermuybienquéhacer.—¿Estássegura?Algomedecíaqueeseplanpodíaestallarmefácilmenteenlacara.Pero,unavez

más,noteníaopción.PatchqueríahablarconSombrerodeCowboy,yyoqueríalomismo.TambiénqueríaqueacabaradeprisaconelinterrogatorioparapodercontarlequehabíavistoaDabriayaPepper.

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—Treintaycincoporcientosegura…Suvozseapagóencuantoungolpedeairefríoirrumpióenlasala.Alprincipio

nosupedeterminarsilarazóndelacaídarepentinadetemperaturaeranlaspuertas,quehabíanquedadoabiertas,omirespuestafísicaalintuirproblemas…delpeortipo.

UnríodeángelescaídosentróenLaBolsadelDiablo.Empecéacontarlos,peroperdílacuentaenelnúmerodiez:parecíahaberinfinitos.Semovíantandeprisaquesolo veía figuras borrosas entrando a toda velocidad. Estaban listos para luchar,meneandolospuñosylasnavajas,agitandoherramientasdehierroantetodoelqueencontraban a su paso. En medio de la refriega, contemplé con impotencia a doschicos Nefilim desplomándose sobre sus rodillas, resistiéndose inútilmente a losángelescaídosquelosrodeabanylesexigíanquelesjuraranlealtad.

Un ángel caído, delgado y pálido como la luna, descargó brutalmente el brazosobreelcuellodeunachicaNefilyselorompiómientrasellagritabadedolor.

Elchicoinspeccionóelrostrodelamuchacha.Curiosamenteeraunachicamuyparecida amí, con lamisma cabellera larga y rizada, y tambiénmimismo peso ycomplexión.Estudió su rostro y soltó un grito de impacienciamientras paseaba sumiradafríaporlamultitud.Tuvelasensacióndequeestababuscandoasusiguientevíctima.

—Tenemos que salir de aquí—me instó Vee con urgencia, cogiéndome de lamano—.Poraquí.

¿HabíapresenciadoVeeesaescena?¿Habíavistocómoelángelcaídolerompíaelcuelloaesapobrechica?Y,encasodequeasífuera,¿cómoselasarreglabaparamantener la calma? Antes de que tuviera tiempo de preguntármelo, mi amiga meempujóentreelgentío.

—¡Nomiresatrás!—megritóaloído—.¡Ydateprisa!Deprisa.Deacuerdo.Elproblemaeraqueteníamosalmenosacienpersonaspor

delante. En cuestión de segundos, la multitud se había convertido en una masadesquiciada que se apretaba y se revolvía para llegar a la salida. Serpentine habíadejado una canción amedias.Ya era demasiado tarde para retroceder en busca deScott.Soloesperabaquehubierapodidoescaparporlapuertatrasera.

TeníaaVeepegadaa los talonesysemeechabaencima tanamenudoquemepreguntésiestaríatratandodeprotegermeconsucuerpo.Pocosabíaellaqueseríayoquienladefenderíaencasodequelosángelescaídosnoseligierancomovíctimas.Apesardemiúnicaperoagotadora sesióndeentrenamientoconDante,nocreíaquetuvieramuchasposibilidadesdesalirairosa.

Depronto,sentíelimpulsodevolveratrásyluchar.LosNefilimteníanderechos.Yoteníaderechos.Losángelescaídosnoerandueñosdenuestroscuerpos,nopodíanargüir ninguna razón justa para poseernos. Había asegurado a los arcángeles quedetendríalaguerra,peroahoramedabacuentadequeteníauninteréspersonalenel

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asunto.Queríalaguerra,yqueríalalibertad,paranotenerquearrodillarmeyjurarleanadiequeleentregabamicuerpo.

Pero¿cómopodía conseguir loquedeseabay almismo tiempo satisfacer a losarcángeles?

Veeyyorespiramosalfinelairefríodelanoche.Lamultitudsesumergióenlaoscuridad esparciéndose hacia ambos lados de la calle. Sin detenernos a tomaraliento,corrimoshaciaelNeon.

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Capítulo

Veeavanzóunosmetrossorteandolosbachesdelcaminodelagranjayapagóelequipodemúsica.

—Bueno,menudanochecita—dijo—.¿Quéeraeso?¿Unapeleaentrelasbandasdelosgreasersylossocs?

Yo había estado conteniendo el aliento hasta entonces, pero al oírla respiré,aliviada. Por suerte, Vee no había visto lo peor de la noche: ni la gentehiperventilandoaterrorizada,nisusgestoshistéricosconlasmanos,niporsupuestolaescenaenlaquelerompíanelcuelloaunachica.

—¡Peroquédices!¡SinisiquieratehasleídoRebeldes!—Perohevistolapelícula.MattDillonestabamuybuenocuandoerajoven.Seimpusounsilenciodensoyexpectante.—Vale,dejémonosdetonterías—decidióVee—.Vamosaltema.Desembucha.Cuandovacilé,añadió:—Lodeesapeleahasidounalocura,peroantesdeesoalgoyaibamal.Tehas

comportadodeformaextrañadurantetodalanoche.NohasparadodeentrarysalirdeLaBolsadelDiablo.Yluego,depronto,queríasdesalojarellocal.Vamos,dameunaexplicación.

Yahísecomplicabanlascosas.QueríacontarleaVeetodalaverdad,peroeradevitalimportanciaparasuseguridadquesecreyeralasmentirasqueibaacontarle.SiSombrerodeCowboyysuscompinchesibanenserioenesodeinvestigarmivida,tardeotempranoseenteraríandequeVeeeramimejoramiga.Nopodíasoportarlaideadequelaamenazasenola interrogasen,perosi lohacían,queríaquetodaslasrespuestasquelesdieraresultaranconvincentes.Y,lomásimportante,queríaquelesdijerasinvacilacionesqueyohabíacortadotodosmisvínculosconPatch.Miúnicaintencióneraecharaguaalfuegoantesdequesedescontrolara.

—Estanoche,cuandoestabasentadaenlabarra,semehaacercadoPatch…Yhasidohorrible—empecéadecirpausadamente—.Estaba…borracho.Hadichovariastonteríasyyomehenegadoairmeconél,yentonceshaempleadolafuerzafísica.

—Mierda—murmuróVeeentredientes.—Elguardiadeseguridadlohaechadoapatadasdellocal.—Uau…¡Quéfuerte!¿Ytúcómotesientes?Cerrélospuñossobremiregazo.

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—Patchyyolohemosdejado.—¿Cómo?Pero¿dejadodeltodo?—Definitivamente.Veeseinclinóhaciamíymediounabrazo.Abriólabocaparadeciralgo,peroal

verlaexpresióndemirostroselopensómejor.—Melocallo,peroyasabesqueloestoypensando.Unalágrimameasomóporelrabillodelojo.Veeestabavisiblementealiviada,y

esomehacíasentiraúnmásdespreciable.Lehabíamentido.Eraunamalaamiga,losabía,peronoteníaniideadecómoremediarlo.LoúnicoqueintentabaeraevitarqueVeesalieraperjudicada.

—¿Yquépasabaconeltíodelacamisadefranela?«Noleharándañosinopuedecontarlesnada».—Antesdequeledieranlapaliza,Patchmehaadvertidodequememantuviera

alejadadelhombredelacamisadefranela.Mehadichoqueloconocíayqueteníaproblemas.Poresotehepedidoqueaveriguasessunombre.Lehepilladomirándomeenmásdeunaocasiónyheempezadoaponermenerviosa.Hepensadoquetalvezqueríaseguirmehastacasay,paraevitarlo,hedecididodesatarelcaosentrelagente.Así,cuandosaliéramosdeLaBolsadelDiablo,noleresultaríafácilseguirnos.

Veedejóescaparunlargosuspiro.—Me creo que hayas roto con Patch, pero no me trago ni una palabra de lo

demás.Diunrespingo.—Vee…Levantóunamanoymedijo:—Loentiendo.Tienestussecretos,yunodeestosdíasmecontarásloqueocurre.

Yyotecontarélosmíos.—Levantólascejasaconciencia—.Nopasanada.Noeresla única que tiene secretos. Te desvelaré los míos cuando llegue el momento, ysupongoquetúharáslomismo.

Melaquedémirandoconlosojosmuyabiertos.Nohabíaesperadoquenuestraconversacióntomaraesecauce.

—¿Tútienessecretos?¿Quésecretos?—Secretosjugosos.—¡Cuéntamelos!—Uy, fíjate—dijo señalandoel relojdel salpicadero—.Creoqueha sonado tu

toquedequeda.Yoestabaconlabocaabierta.—Nopuedocreerquemehayasocultadocosas.—Yyonopuedocreerqueseastanhipócrita.—Esta conversación no ha terminado—le advertí abriendo la puerta de mala

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gana.—Noeslomismodelotrolado,¿verdad?Ledilasbuenasnochesamimadre,yluegomeencerréenmihabitaciónyllamé

aPatch.CuandoVeeyyohabíamossalidodeLaBolsadelDiablo,laChevymarrónyanoestabaaparcadajuntoalaacera.SupusequePatchsehabíaidoantesdequelosángelescaídoshicieransuapariciónsorpresa,porquesihubieracreídoqueyopodíaestarenpeligro,habríaentradoenellocalsindudarlo;sinembargo,loquemásmeinteresaba era saber si le había echado el guante a Sombrero de Cowboy.Seguramente estaban manteniendo una conversación en ese preciso instante. Mepregunté si Patch le estaría interrogando o más bien amenazando. Probablementeambascosas.

SaltóelcontestadordePatchycolgué.Dejarleunmensajemepareciódemasiadoarriesgado.Además,vería la llamadaperdidayreconoceríaminúmero.Esperéqueaúntuvieraplaneadopasarporcasaesanoche.

Sabía que nuestra pelea estaba preparada, pero quería asegurarme de que nadahabíacambiado.Estabainquieta,ynecesitabasaberqueaúnnosencontrábamosenelmismopuntoemocionalqueantesdenuestrarepresentación.

DecidívolveramarcarelnúmerodePatchparaasegurarme,yluegomemetíenlacamahechaunmanojodenervios.

Eldíasiguienteeramartes:Jeshvánempezaríacuandoselevantaralanuevaluna.Despuésdel terrible ataquede esanoche, tenía la sensacióndeque los ángeles

caídosestabancontandolashorasparapoderdarriendasueltaasucólera.Me despertó el crujir del suelo de madera. Cuando mi visión se adaptó a la

oscuridad,descubrídospiernaslargasymusculadasenfundadasenunospantalonesblancos.

—¿Dante?—balbucíalargandoelbrazohacia lamesilladenocheenbuscadeldespertador—.Hum…¿Quéhoraes?¿Enquédíaestamos?

—Martesporlamañana—respondió—.¿Sabesloqueesosignifica?Mecayóunapelotaderopadeportivaenplenacara.—Teesperofuera.Salcuandotevayabien.—¿Enserio?Vibrillarsusonrisablancaenlaoscuridad.—No puedo creer que te lo hayas tragado. Quiero tu culo abajo enmenos de

cincominutos.Alcabodecincominutosjustos,salíaporlapuertaaregañadientes,tiritandode

frío.Estábamosamediadosdeoctubreysoplabaunvientosuavequesellevabalashojasdelosárbolesyhacíacrujirsusramas.Hiceunpardeestiramientosydiunoscuantossaltosparaacelerarlacirculacióndelasangre.

—Sigueasí—meordenóDante,ysaliódisparadohacialosárbolesdelotrolado

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delacalle.AúnnomeentusiasmabalaideademetermeenelbosqueasolasconDante,pero

pensé que si lo que quería era hacerme daño, había tenido un montón deoportunidades la noche anterior. Así que corrí tras él, buscando con la mirada eldestelloblancoqueocasionalmentemeibaseñalandosupresencia.Miagudezavisualnodebíadesernadacomparadacon lasuya,porquemientrasyo tropezabacon lostroncoscadadosportres,perdíaelritmoalmeterelpieenalgúnagujeroymedabadebruces con las ramasbajas, él flotaba comoel viento.Cadavezqueoía su risaburlona, apretaba el paso decidida a arrojarlo por la primera cuesta empinada queencontrara.Aquelloestaballenodebarrancos;solonecesitabaacercarmelobastanteaélparamandarlomontañaabajo.

Alcabodeunbuenrato,Dantesedetuvoy,cuando loalcancé,me loencontréechadosobreunaenormerocacon lasmanosdetrásde lacabeza.Sehabíaquitadolospantalonesdecorrerylasudadera,yllevabaunosshortsyunacamisetaajustada.Salvo talvezporel suavemovimientodesucaja torácica,nuncahabría imaginadoqueacababadecorrerunosquincekilómetroscuestaarriba.

Mearrastréhacialarocaymeechéjuntoaél.—Agua—supliquésinaliento.Danteseapoyóenelcodoparaincorporarse.—Nilosueñes.Tevoyadejarsecacomounapasa.Elaguaalimentalaslágrimas,

y las lágrimas son algo que no puedo soportar. Y, en cuanto veas lo que te tengopreparado,teentraránganasdellorar.¡Menosmalquenopodrás!

Me cogió por las axilas y me puso en pie. El alba empezaba a clarear por elhorizonte,tiñendoelcielodeunrosahelado.Estandoallídepieenesaroca,nuestravista alcanzaba kilómetros de distancia. Las coníferas, los abetos y los cedros seextendían como una alfombra en todas direcciones, cubriendo las colinas y elbarrancoprofundoqueatravesabaelpaisajecomounacicatriz.

—Eligeuno—memandóDante.—¿Unqué?—Unárbol.Encuantolohayasarrancado,podrásirteacasa.Miréamialrededor,desconcertada:esosárbolesdebíandetenercientosdeaños

yeldiámetrodesu troncoeracomoelde trespostesde teléfono juntos.Nome lopodíacreer.

—Dante…—¡Afortalecerlosmúsculos!Me dio una palmada en la espalda para animarme y volvió a echarse

tranquilamenteencimadelaroca.—Estoserámejorquelatele.—Teodio.

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Soltóunacarcajada.—No,aúnno.Peroesperaaverdentrodeunahora…Alcabodeunahora,habíapuestotodamienergía—ytalveztodaelalma—en

arrancaruncedrorealmentecabezotaynadacomplaciente.Eraunejemplardecedrosanoyregioqueapenasseinclinóligeramente.Tratédetumbarlo,arrancarloderaíz,patearlo para que obedeciera, e incluso golpearlo inútilmente con los puños.Decirque el árbol había ganado la partida era quedarse corto. Y, mientras, Dante habíaestadorepantingadoensuroca,riéndose,resoplandoygritandoavocescomentariosburlones.Almenosaunodelosdosleresultabadivertidalaexperiencia.

Estuvopaseándosetranquilamentearribayabajo,conunasonrisasutilyodiosaenelrostro.Yalratoserascóelcodoydijo:

—Ybien,JefedelGranEjércitodelosNefilim,¿nohahabidosuerte?Reguerosdesudormerecorríanelrostroymecaíanalsuelogotaagotadesdela

puntadelanarizylabarbilla.Teníaprofundosarañazosenlaspalmasdelasmanos,las rodillaspeladas,mehabía torcidoel tobillo,y todos losmúsculosdemicuerpogritabanagónicamente.TirédelacamisetaDanteylaempleéparasecarmelacara.Yluegomesonélanarizconella.

Danteretrocedióunospasosconlaspalmaslevantadas.—¡Eh,eh!Alarguéelbrazohaciaelárbolquehabíaelegidoyadmitíconunsollozo:—Nopuedohacerlo.Noestoyhechaparaesto.Nuncaserétanfuertecomotú,o

cualquierotroNefil.Notéqueellabioinferiormetemblabaporlavergüenzayladecepción.—Tranquila,Nora—dijoentoncesDanteconlaexpresiónmásrelajada—.Sabía

quenopodríashacerlo.Ahí estaba lagracia.Queríaponerteunobjetivo imposibleparaque,másadelante,cuandoyafuerascapazdelograrlo,tedierascuentadehastadóndehabíasllegado.

Meloquedémirandomientrasmehervíalasangre.—¿Qué?—mepreguntó.—¿Que qué? ¿Estás loco? Hoy tengo clase. Y debo estudiar para un examen.

Creía queme estaba esforzandopor algoquevalía la pena, pero ahora resulta quesolome estabas poniendo a prueba.Bueno, pues aquí lo tienes: tiro la toalla. ¡Merindo!Yonopedínadadeesto.Fueideatuya.Hastaahoratúhastomadotodaslasdecisiones,yhallegadomiturno.¡MELARGO!

Sabíaqueestabadeshidratadayqueprobablementenopensabaconclaridad,peroya se me había acabado la paciencia. De acuerdo, me habría gustado tener másresistenciaymásfortaleza,yaprenderadefenderme.Peroesoeraridículo.¿Arrancarun árbol?Yo lo había intentado con todasmis fuerzas, y él se había quedado allíechado,burlándose,asabiendasdequenuncaseríacapazdeconseguirlo.

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—Parecesmuycabreada—observófrunciendoelceñomientrasseacariciabalabarbillaconexpresiónperpleja.

—¿Nomedigas?—Tómatelocomounademostraciónpráctica.Unaevaluación.—¿Esto?¿Unaevaluación?—Yleenseñéeldedocorazón.—Estássacandolascosasdequicio.Tedascuenta,¿no?Deacuerdo,alcabodedoshoras,talvezlovería.Despuésdehabermeduchado,

rehidratado y aterrizado en la cama. Cosa que, por mucho que me apeteciera, nopodríahacer,porqueteníaclase.

—Eres el jefe del ejército—me empezó a decir Dante—, y también eres unaNefilatrapadaenuncuerpohumano.Tienesqueentrenartemásquetodosnosotros,porqueestásengrandesventaja.Notehagoningúnfavorponiéndotelofácil.

Lofulminéconlamiradamientraselsudormeempapabalosojos.—¿Setehaocurridopensarquequizánoquieroestetrabajo?¿Quenoquieroser

jefedelejército?Seencogiódehombros.—Esonoimporta.Yaestáhecho.Nosirvedenadahacercastillosenelaire.—¿Por qué no escenificas un golpe de Estado y me usurpas el puesto? —

murmuré,desanimada,medioenbroma.Porloqueyosabía,Dantenoteníaningúnmotivo para mantenerme en el poder y velar por mi vida—. Lo harías mil vecesmejorqueyo.Atiteimportadeverdad.

Volvióaacariciarselabarbilla.—Bueno,ahoraquelodices…—Notienegracia,Dante.Susonrisasedesvaneció.—No,nolatiene.Porsitesirvedealgo,lejuréaHankqueteayudaríaatener

éxitoentumisión.Mividapendedeunhilotantocomolatuya.Novengoaquícadamañanaparaganarmeelcielo.Teentrenoporquenecesitoqueganes.Mividaestáentusmanos.

Tratédeasimilarsuspalabras.—¿Meestásdiciendoquesinovoyalaguerraygano,túvasamorir?¿Eseseel

juramentoquelehicisteaHank?Dejóescaparunintensosuspiroyrespondió:—Sí.Cerrélosojosymepresionélassienesconlosdedos.—Ojalánomelohubiesescontado.—¿Estresada?Apoyélaespaldaenlarocaydejéquelabrisameacariciaralapiel.Luegoinspiré

profundamente un par de veces. Resumiendo: no solome arriesgaba amatar ami

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madreyacabarconmividasinoencabezabaelejércitodeHank,sinoque,además,si no conseguía la victoria para las tropasNefilim, también condenaba amuerte aDante.Pero¿yquéhabíadelapaz?¿Demitratoconlosarcángeles?

MalditoHank.Todoeraporsuculpa.Sinoestabaconsumiéndoseenelinfierno,esquenohabíajusticiaenestemundo…nitampocofueradeél.

—LisaMartinylosaltoscargosNefilimquierenverteotravez—dijoDante—.Heestadodándoleslargas,porquelaideadelaguerranoteentusiasmademasiado,ymepreocupasureacción.Necesitamosquetemantenganenelpoder.Y,paraqueesoseaposible,esprecisoquepiensenquetusdeseosylossuyossonlosmismos.

—Aún no quiero reunirme con ellos —repuse automáticamente—. Siguedándoleslargas.

Necesitaba tiempo para pensar. Tiempo para decidir por dónde tirar. ¿Quiénrepresentabamayoramenaza:losarcángelesinsatisfechosolosNefilimrebeldes?

—¿Quieresquelesdigaque,porahora,prefieresqueseatuportavoz?—Sí—lerespondíagradecida—.Hazloqueseanecesarioparaconseguirmeun

pocomásdetiempo.—Por cierto, ya me enteré de vuestra falsa ruptura de anoche. Parece que

montasteisunbuenespectáculo.LosNefilimselotragaron.—Perotúno.—Patchmepusosobreaviso—dijoguiñándomeelojo—.Pero tampocome lo

hubieracreído.Oshevistojuntos.Loquetenéisnoseacabaasícomoasí.Toma—añadió alargándome una botella de Gatorade bien fría—. Bébetela. Has perdidomucholíquido.

Abrílabotellaasintiendoagradecidaymelabebíconganas.Ellíquidoazulbajópormigargantayseespesóal instante taponandomiesófago.Uncalor intensomeatenazó el cuello y enseguida se propagó por todo mi cuerpo. Me incliné haciadelante,tosiendoyjadeando.

—¿Quédemoniosesesto?—masculléapuntodedevolver.—Hidrataciónpost-entreno—meexplicósinosarmirarmealosojos.El brebaje seguía ahogándome y mis pulmones empezaron a agitarse

espasmódicamente.—Creía…queeraGatorade…¡Esloquepone…enlabotella!Memiróconcarainexpresiva.—Esportubien—repusomaquinalmente.Ydesapareciódejandotrasdesíuna

sombraborrosa.Yoaúnseguíadobladasobremispiernas,conlasensacióndequemisentrañasse

derretíanpocoapoco.Deprontoempecéaverlucecitasazulesyelmundoseinclinóprimero hacia la izquierda… y luego hacia la derecha. Me llevé ambas manos alcuelloyavancépesadamente,convencidadequesimoríaallínadiemeencontraría.

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Capítulo

Dandountraspiétrasotro,conseguísalirdelbosque.Cuandolleguéalagranja,lasensación de quemazón que me abrasaba los huesos casi había desaparecido. Yapodía respirar con normalidad, pero aún estaba alarmada. ¿Qué me había dadoDante?Y…¿porqué?

Llevabaunallavedecasacolgadadelcuello,yabrílapuertasinllamar.Mequitélas zapatillas deportivas, subí las escaleras y pasé sigilosamente por delante de lapuertadeldormitoriodemimadre.Elrelojdemimesilladenochemarcabalassietemenosdiez.AntesdequeDantehubieraentradoenmivida,esaeralahoraenqueacostumbraba despertarme. Normalmente me levantaba llena de energía, pero esamañanaestabaexhaustaypreocupada.Cogíropalimpiaymemetíenelbañoparaducharmeyprepararmeparairalinstituto.

A las ocho menos diez, entraba con mi Volkswagen en el parking paraestudiantes.Me encaminé hacia la escuela, un edificio gris parecido a una de esasviejasiglesiasprotestantes.Unavezdentro,metímiscosasenlataquilla,recogíloslibrosymefuiaclase.Miestómagoprotestaba,hambriento,peroestabademasiadonerviosaparacomernada.Aúnsentíalabebidaazulmoviéndosedesagradablementeenmiinterior.

Primero tenía Historia de Estados Unidos. Me senté en mi sitio y le eché unvistazoaminuevomóvilporsiteníaalgúnmensaje.Patchaúnnohabíadadoseñalesdevida.«Tranquila—medijeamímisma—.Estaráocupado».Peronopodíaevitartenerlasensacióndequealgoandabamal.Patchmehabíadichoquepasaríaporcasalanocheanterior,ynoerapropiodeélromperunapromesa.Especialmentesabiendolointranquilaqueestabadesdequehabíamosroto.

Justo cuando iba a guardármelo en el bolsillo, elmóvilme avisó de que habíarecibidounmensajedetexto.

REÚNETE CONMIGO EN WENTWORTH RIVER DENTRO DE 30 MIN,rezabaeltextodePatch.

¿ESTÁSBIEN?,leescribídeinmediato.SÍ.TEESPEROENLOSAMARRADEROS.ASEGÚRATEDEQUENADIE

TESIGUE.Noeraelmejormomento,peronoestabadispuestaarenunciaraencontrarmecon

Patch. Aunque me había dicho que estaba bien, yo no me había quedado muy

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convencida.Sirealmenteloestaba,¿porquémepedíaquesalieradeclase?¿Yporquéqueríaquenosencontráramostanlejos,enlosamarraderos?

MeacerquéalescritoriodelaseñoritaWarnock.—Disculpe,señoritaWarnock.Nomeencuentromuybien.¿Puedoiraecharme

unratoenlaenfermería?LaseñoritaWarnocksequitólasgafasymeestudióconatención.—¿Vatodobien,Nora?—Son solo esos días del mes —susurré. «¿No podría haber sido algo más

creativa?»,pensé.LaseñoritaWarnockdejóescaparunsuspiro.—Simedieranundólarporcadaestudiantequemedicelomismo…—Noselopediríasiestospinchazosnomeestuvieranmatando.Considerélaposibilidaddellevarmelamanoalestómago,perodecidíquetalvez

seríademasiado.Alfinalmedijo:—Pídele a la enfermera que te dé paracetamol. Pero en cuanto empieces a

encontrarte mejor, te quiero aquí de vuelta. Hoy vamos a comenzar con elrepublicanismodeJefferson.Sinotienesaalguienfiablequetedejelosapuntes,tepasaráslaspróximasdossemanasperdida.

Asentíenfáticamente.—Gracias.Seloagradezcomucho.Salí del aula, bajé a toda prisa un tramo de escaleras y, después de echar un

vistazoenelcorredorparacomprobarqueelsubdirectornoestuvierahaciendounadesusrondas,meescabullíporunapuertalateral.

MemetíenelVolkswagenysalíatodaprisadelparking.Esa,porsupuesto,habíasidolapartefácil.Volveraclasesinunjustificantefirmadoporlaenfermerayaibaaser otro cantar. «No te preocupes», pensé. En el peor de los casos, tendría quepasarme una semana yendo al instituto una hora antes para asistir a la clase decastigo.

SeríaunaexcusatanbuenacomocualquierotraparaescabullirmedeDante,delqueyanomefiaba.

Elsolyaestabaaltoyelcieloteníaelazulbrumosodeotoño;sinembargo,elairefrío queme atravesaba el chaleco anunciaba la llegada inminente del invierno. Elparking de los amarraderos de la parte norte del río estaba vacío. Nadie habíadecididopasarlamañanapescandoesedía.Despuésdeaparcarelcoche,meagazapéentre la vegetación durante unos minutos para comprobar que nadie me hubieraseguido. Luego tomé el camino asfaltado que conducía hasta los amarraderos.EnseguidacomprendíporquéPatchhabíaelegidoeselugar:apartedeunoscuantospajarillos,estábamoscompletamentesolos.

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Tres amarraderos se adentraban sobre el río, pero no había ni un solo bote.Caminéhasta el extremodel primero,meprotegí los ojos del sol con lasmanosymiréalrededor.NohabíaseñaldePatch.

Miteléfonosonó.ESTOYENTRELOSÁRBOLESDELFINALDELCAMINO,meacababade

escribir.Avancé por el camino dejando atrás los amarraderos y, cuando alcancé los

árboles,PepperFribergaparecióantemí.TeníaelmóvildePatchenunamanoyunarma en la otra. Me quedé mirando fijamente la pistola, y retrocedí un pasoinconscientemente.

—Notengointencióndematarte,perorecibirundisparopuedeserterriblementedoloroso —aseguró. Llevaba unos pantalones de poliéster abrochados muy porencimadelacinturaylacamisalehacíaunasbolsasnadafavorecedoras:alparecersehabíaabrochadomallosbotones.Sinembargo,apesardesuaparienciadebobotorpón,percibíelpoderquedesprendíaconlamismaintensidadquelosrayosdelsoldeverano.Eramuchomáspeligrosodeloqueparecía.

—¿Debosuponerquevaadispararmeunexperto?—repuse,desafiante.Susojosmiraronarribayabajodelcamino,y se secó la frenteconunpañuelo

blanco:nocabíadudadequeestabaansioso.Sehabíamordidotantolasuñasquesusdedosparecíanmuñones.

—Si sabes quién soy, y me atrevería a aventurar que Patch te lo ha contado,entoncestambiénsabrásquenosientoeldolor.

—Séqueeresunarcángelyséquenohasrespetadolasreglas.Patchmecontóque has estado llevando una nueva vida, Pepper. ¿Un poderoso arcángel viviendotambiéncomohumano?Contuspoderes,debesdehabersacadounbuenprovecho.¿Québuscas?¿Dinero?¿Poder?¿Pasarunbuenrato?

—Ya sabes lo que busco: a Patch—dijomientras las gotas de sudor volvían acruzarlelafrente.Alpareceresepañuelonodabaabasto—.¿Porquémerehúye?

«Oh, ¿quizá porque quieres mandarlo de cabeza al infierno?» Apunté con labarbillaelmóvildePatchquePeppersosteníaenlamano.

—Un buen truco eso de atraerme hasta aquí con su móvil. ¿Dónde lo hasconseguido?

—Se lo quité ayer en La Bolsa del Diablo. Descubrí que se escondía en unacamionetamarrónquehabíaaparcadaalotroladodelacalle,delantedelaentrada.Huyó antes de que pudiera echarle el guante, pero no tuvo tiempo de recoger suscosas, entre ellas este móvil con todos sus contactos. Me he pasado la mañanallamandoyenviandomensajesdetextoparadarcontigo.

Respiré,aliviada.Patchhabíaescapado.—Simehashechovenirhastaaquíparainterrogarme,nohastenidosuerte.Nosé

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dóndeestá.Nohehabladoconéldesdeayer.Dehecho,parecequetúereselúltimoquelohavisto.

—¿Interrogarte?—ElrosadelaspuntasdesusorejasdeDumboseintensificó—.PorDios,esosuenamuysiniestro.¿Acasotengoaspectodeunvulgardelincuente?

—Sinoquierespreguntarmenada,¿porqué tehasmolestadoenhacermevenirhastaaquí?

Hasta entonces habíamos mantenido una conversación inofensiva, pero estabaempezando a ponerme nerviosa. Nome fiaba un pelo de Pepper y sus numeritos.Teníaquehaberunarazónparatodoaquello.

—¿Vesesaembarcacióndeahí?Seguí lamirada de Pepper hasta la orilla del río. Una flamante lanchamotora

blanca flotaba en la superficie del agua. Brillante, ostentosa y seguramente muyrápida.

—Bonitalancha.¿Tevasdeviaje?—preguntétratandodenoparecerpreocupada.—Sí.Ytútevienesconmigo.

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Capítulo

—Te he dado la oportunidad de resolver esto por las buenas, pero seme estáacabandolapaciencia—meadvirtióPepper.Semetiólapistolaenelbolsillodelospantalonesy se secó la frenteconambasmanos—.Sinopuedoencontrar aPatch,conseguiréquemeencuentreélamí.

Enseguidaviadóndequeríallegar.—¿Acaso piensas secuestrarme? Oh, no, por supuesto que no eres un vulgar

delincuente,Pepper:solouncriminal,unsociópatayuncorrupto.Sedesabrochóelcuellodelacamisaehizounamueca.—NecesitoquePatchmehagaunfavor.Unpequeñofavor.Esoestodo.Esalgo

inofensivo,teloaseguro.Tenía la sensación de que su idea de «favor» significaba lo siguiente: Patch lo

seguía hasta el infierno y, una vez allí, Pepper lo dejaba encerrado a traición. Unmétodoeficazdequitardeenmedioaunchantajista.

—Yosoyunodelosbuenos—aseguróPepper—.Unarcángel.Puedeconfiarenmí.Deberíashaberledichoqueconfiaraenmí.

—Secuestrarme será el mejor modo de perder su confianza. Piénsalo bien,Pepper.AsínovasaconseguirquePatchcooperecontigo.

Tirócon fuerzadel cuellode lacamisa.Se lehabíapuesto lacara tan rojaqueparecíauncerdosudoroso.

—La cosa es mucho más complicada de lo que parece. Se me acaban lasopciones,¿entiendes?

—Eres un arcángel, Pepper.Y, sin embargo, aquí estás: rondando por laTierraconunarmaenelbolsilloyamenazandoalagente.Nocreoqueseasinofensivo,delmismomodoquenocreoquenoquierashacerledañoaPatch.Losarcángelesnosequedan en la Tierra durante largos períodos de tiempo, y tampoco secuestran a lagente.¿Sabesloquepienso?Quetehasvueltomalo.

—Estoy aquí cumpliendo una misión. No soy malo, pero tengo que tomarmealgunas…libertades.

—Diosmío,casimeconvences.—Tengountrabajoparatunovioquesolopuedehacerél.Noquierosecuestrarte,

peromehaspuestocontralascuerdas.NecesitoquePatchmeayude,ylonecesitoya.Caminahacialalancha,pocoapoco.Unmovimientobruscoydisparo.

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Pepperhizoungestoconlamanoylalanchaavanzóobedientementeporelagua,haciaelamarraderomáscercano.Patchnomehabíadichoquelosarcángelespodíancontrolarlosobjetos.Lasorpresanomegustónada,ymepreguntéhastaquépuntopodíacomplicarmisintentosdefuga.

—¿No te has enterado?Patch ya no esmi novio—le dije—.Ahora salgo conDanteMatterazzi.Seguroquehasoídohablardeél.Todoelmundoloconoce.Patchyaformapartedemipasado.

—Supongoqueprontolosabremos,¿verdad?Sitengoquevolverarepetirtequeechesaandar,temeteréunadeestasbalasenelpie.

Levanté lasmanos al nivel de los hombros y avancé por el amarradero.DeseéhabermepuestolachaquetatejanaenlaquePatchhabíaocultadoelbusca.Sisupieradóndemeencontraba,seguroqueiríaabuscarme.Talvezhabíacosidootrobuscaenel chalecoque llevaba, peronopodía contar con ello.Y, comono teníani ideadedóndesehabíametido,nisiquierasiestababien,tampocopodíacontarconél.

—Subealalancha—meordenóPepper—.Cogelacuerdaquehayenelasientoyátatelasmanosalabarandilla.

—Ya veo que vas en serio—le dije para ganar tiempo. Miré los árboles quebordeaban el río.Si lograba llegar hasta ellos, tal vezpodría esconderme.EramásprobablequelasbalasdePepperlesdieranalosárbolesqueamí.

—Te tengo reservada una bonita y espaciosa habitación en un almacén acincuentakilómetrosdeaquí.Encuantolleguemos,llamaréatunovio.

Cerróelpuño,extendiósupulgarrechonchoyrosado,ysellevólamanoaloído,comosifueraunteléfono.

—Ya veremos entonces si llegamos a un acuerdo. Si hace el juramento deencargarsedeunasuntopersonalparamí,talvezpuedasvolveraverle,aélyatusamigosyfamiliares.

—¿Ycómopiensasllamarle?Sumóvillotienestú.Pepper frunció el ceño. No se le había ocurrido. Tal vez su desorganización

jugaseamifavor.—Entoncestendremosqueesperarquenosllameél.Esperoportubienquesedé

prisa.Subíalalanchademalagana.Cogílacuerdayempecéaatarlaenunnudo.No

podíacreerquePepperfueratanestúpido.¿Deverascreíaqueunacuerdanormalycorrientepodíaretenerme?

Peppercontestóamipregunta.—En caso de que estés pensando en escaparte, que sepas que esta cuerda está

encantada.Pareceinofensiva,peroesmásresistentequeelacero.Ah,yencuantotehayasatadolasmanos,lahechizarédenuevo.Sitirasaunquesoloseaunpocodeellaparaliberarte,soltaráunadescargadedoscientosvoltios.

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Tratédemantenerlacompostura.—¿Unodelostruquitosdelosarcángeles?—Digamosquesoymáspoderosodeloquecrees.Pepperlevantóunadesuspiernecillasylaplantóenelsuelodelalancha,delante

delasientodelpiloto.Antesdequepudierameterdentrosuotrapierna,medejécaercontra el lateral de la lancha, que se alejó inevitablemente del amarradero. Peppertrataba de mantener el equilibrio, con un pie dentro y un pie fuera, mientras ladistanciaquelosseparabaibaaumentando.

Peroreaccionóalinstante.Selevantóenelaire,másdeunmetroporencimadelalancha,volando.Enlafraccióndesegundoenquehabíadecididohacerlocaer,mehabíaolvidadodeundetalle:Pepperteníaalas.Yloquehabíaconseguidoerasacarlodequicio.

Salté al agua,ynadé tan rápidocomopudehacia el centrodel ríomientras lasbalasdesupistolasesumergíanamialrededor.

Oí un chapoteo y supe que Pepper se había lanzado al agua tras de mí. Meatraparíaencuestióndesegundosycumpliríasupromesademetermeunabalaenelpie, o algopeor.Yono tenía la fortalezade un arcángel, pero era unaNefil, ymehabíaentrenadoconDante…dosveces.Asíquedecidíhaceralgoomuyestúpidoomuyvaliente.

Plantélospiesfirmementeenelfondoarenosodelríoe,impulsándomecontodasmis fuerzas, salí disparada fuera del agua. Parami sorpresa, recorrí variosmetrosverticalmente,elevándomeporencimadelascopasdelosárbolesqueseapiñabanenlaorilla.Mivistaalcanzabakilómetrosa la redonda,másalláde las fábricasy loscampos de cultivo, hasta la autopista punteada de pequeños coches y camiones.YalgomáslejosvitodoColdwater,consusgrupitosdecasas,sustiendasysusparquescubiertosdecésped.

Enseguidaempecéaperdervelocidad.Elestómagosemevolviódel revésyelaire azotómi cuerpo al bajar. El río ascendía rápidamente haciamis pies. Sentí lanecesidad de agitar frenéticamente los brazos, pero era como si mi cuerpo noestuvierahechoparaeso.Yanoeraágilnieficaz:sehabíaconvertidoenunauténticomisil.Mispiesseestrellaroncontraelamarradero,rompiendolastablasdemaderayhundiéndosedenuevoenelagua.

Másbalassilbaronamialrededor.Apartéfrenéticamentelosescombrosconlasmanos, subí a trompicones hacia la ribera y eché a correr hacia los árboles. Dosmañanas de surcar a la carrera la oscuridad me habían proporcionado ciertapreparación, pero no explicaban que, de pronto, fuese tan rápida comoDante.Losárbolespasabanjuntoamícomomanchasborrosas,ymispiessaltabanybrincabanconagilidad,comosipudierananticipar losmovimientosmediosegundoantesquemimente.

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Corrí hacia el camino asfaltado sin apenas tocar el suelo, me metí dentro delcoche,ysalíderrapandodelaparcamiento.Paramisorpresa,nisiquieramefaltabaelaliento.

¿Adrenalina?Talvez.Peronolocreía.Condujehasta lafarmaciaAllenyaparquéelcocheentredoscamionesqueme

resguardaban de lasmiradas de cualquiera que pasara por la calle.Y entoncesmehundí en el asiento tratando de hacerme invisible. Estaba bastante segura de quePeppermehabíaperdido lapistaenel río,peroningunaprecauciónestabademás.Nopodíavolveralinstituto.LoquenecesitabaeraencontraraPatch,peronosabíapordóndeempezar.

Eltimbredelmóvilmesacódemispensamientos.—Eh,Grey—dijoScott—.VeeyyovamosacomeralTacoHut,pero lagran

pregunta del día es: ¿dónde estás?Ahora que a) sabes conducir, y b) dispones decuatro ruedas (ejem, gracias a mí), no tienes por qué quedarte en la cafetería delinstituto.Paraquelosepas…

Ignorésutonoguasón.—NecesitoelnúmerodeDante.Mándameloenunmensaje,yqueseadeprisa—

leinsté.Teníasunúmerograbadoenmiantiguomóvil,peronoenese.—¿Yquétal«porfavor»?—Pero,bueno,¿quéesesto?¿Elmartesdeladoblemoral?—¿Cómoesquenecesitassunúmero?CreíaqueDanteeratunov…Colguéytratédepensarlascosasconcalma.¿Quésabíaacienciacierta?Queun

arcángel que llevaba una doble vida quería secuestrarme y usarme de cebo paraconseguir que Patch le hiciera un favor.O dejara de chantajearle.O ambas cosas.TambiénsabíaquePatchnoeraelchantajista.

¿Qué información me faltaba? El paradero de Patch. Si estaba a salvo. ¿Sepondríaencontactoconmigo?¿Necesitabamiayuda?

«¿Dóndeestás,Patch?»,legritéaluniverso.Sonóelmóvil.AQUÍTIENESELNÚMERODEDANTE.YHEOÍDOQUEELCHOCOLATE

VABIENPARAELSÍNDROMEPREMENSTRUAL,escribióScott.—Muygracioso—dijeenvozaltamarcandoelnúmero.Danterespondiódespués

deltercertono—.Tenemosquevernos—leespeté.—Oye,siesporlodeestamañana…—¡Porsupuestoqueespor lodeestamañana!¿Quémehasdado?Despuésde

ingerir ese líquido extraño, puedo correr tan deprisa como tú y elevarme quincemetrosenelaire.Ah,yestoybastanteseguradequemivisiónesmásqueperfecta.

—Todoesodesaparecerá.Paramantenereseritmo,tendríasquetomareselíquidoazuladiario.

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—¿Esacosaazultienenombre?—Porteléfonono.—Vale.Puesveámonos.—EnelRollerlanddentrodetreintaminutos.Mequedésinhabla.—¿Quieresquenosencontremosenlapistadepatinaje?—Son las docede lamañanadeundía laborable.Nohabrámásquemamásy

niñosdemenosdetresaños.Asíesmásfácillocalizaralosposiblesespías.Noestabaseguradequiénpensabaélquepodíaestarespiándonos,peroteníala

extrañasensacióndeque,fueraloquefueraeselíquidoazul,Dantenoeraelúnicoque lo ambicionaba.Mimejor hipótesis era que se trataba de algún tipo de droga.Habíaexperimentadosusefectosdeprimeramano.Proporcionabapoderes fueradelo normal.Había sido como si no tuviera límites, como simis capacidades físicaspudieranllegartanlejoscomoquisiera.Lasensacióneraexcitante…ysobrenatural.Yestoúltimoeraprecisamenteloquemásmepreocupaba.

Cuando aún estaba con vida, Hank había experimentado con la hechiceríadiabólicaconvocandolospoderesdelinfiernoparasupropiobeneficio.Losobjetosque hechizaba siempre desprendían un inquietante halo azul.Hasta entonces habíacreídoquelahechiceríadiabólicahabíamuertoconHank,peroempezabaatenermisdudas. Tal vez fuera una coincidencia que la misteriosa bebida de Dante tuvieratambiénuntonoazulado,peroelinstintomedecíalocontrario.

SalídelcocheymeencaminéhaciaelRollerlandmirandoacadainstanteamisespaldasparacomprobarquenadiemeseguía.Novianingúnsospechosoconabrigooscuroygafasdesol.Nitampocoagenteexageradamentealta,unrasgoquedelatabalapresenciadelosNefilim.

Entré enRollerland, alquiléunpardepatinesdel número38yme senté enunbancojuntoalapista.Lailuminacióneratenueyunaboladediscotecaproyectabaintensosrayosdeluzsobreelsuelodemaderapulidodelapista.PorlosaltavocesseoíacantaraBritneySpears.TalcomoDantehabíapredicho,losúnicospatinadoresdelapistaeranniñosmuypequeñosacompañadosdesusmadres.

Depronto,elambientesecargódeelectricidadysupequeDantehabíallegado.Sesentóenelbancojuntoamí;llevabaunostejanososcurosyunpoloazulmarinoajustado.Nosehabíamolestadoenquitarselasgafas,ymeresultabaimposibleverlelos ojos. Pensé que tal vez estaba arrepentido de haberme dado ese brebaje y seencontrabaenunaespeciededilemamoral.Asíloesperaba.

—¿Vasapatinar?—mepreguntóapuntandohaciamispiesconlabarbilla.Medicuentadequeélnollevabapatines.—Elcarteldelaentradadicequeparaentrartienesquealquilarunospatines.—Podríashaberengañadoaldependienteconuntrucopsicológico.

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Semeensombrecióelánimo.—Noesmiestilo.Danteseencogiódehombros.—EntoncesteestásperdiendomuchosdelosprivilegiosdeserNefil.—Háblamedelabebidaazul.—Tienelapropiedaddemejorartuscualidades.—Esohenotado.¿Yconquélasmejora?Danteinclinólacabezahaciamíymedijoenunsusurro:—Hechiceríadiabólica.Noestanmalacomoparece—metranquilizó.Unescalofríomerecorrió laespaldahastaerizarmeelvellode lanuca.No,no,

no.SesuponíaquelahechiceríadiabólicasehabíaerradicadodelafazdelaTierra.HabíadesaparecidoconHank.

—Yaséloqueeslahechiceríadiabólica.Ycreíaquehabíasidodestruida.Dantefrunciólascejas.—¿Cómosabestúloqueeslahechiceríadiabólica?—Hank la usaba. Y también lo hacía su cómplice, Chauncey Langeais. Pero

cuandoHankmurió…—Medetuve.DantenosabíaqueyohabíamatadoaHank,ydesvelarmi secretono ibaprecisamente a ayudarmeamejorarmi relación con losNefilim,Danteincluido—.PatchhabíahechodeespíaparaHank.

Asintióconlacabeza.—Losé.Teníanuntrato.Patchnosproporcionabainformaciónsobrelosángeles

caídos.NosabíasiDantesehabíacalladointencionadamentequePatchhabíaaccedidoa

serespíadeHankacondicióndequemipadrebiológicomeperdonaralavidaosiHankhabíamantenidoesedetalleensecreto.

—Hank le habló a Patch de la hechicería diabólica—mentí para cubrirme lasespaldas—. Pero Patch me dijo que cuando Hank murió, la hechicería habíadesaparecido con él. Patch tenía la sensación de queHank era el único que sabíacómomanipularla.

Dantenegóconlacabeza.—HankleencargóaBlakely,sumanoderecha,quedesarrollaralosprototiposde

lahechiceríadiabólica.BlakelysabemásdeloquenuncallegóasaberHank:sehapasado los últimos meses encerrado en el laboratorio, aplicándola en cuchillos,látigosyanillosdepinchospara transformarlosenarmas letales.LoúltimoquehahechoeselaborarunabebidaqueincrementalospoderesdelosNefilim.Leshemosigualado,Nora—dijoconunbrillodeexcitaciónenlosojos—.AntessenecesitabandiezNefilimparavenceraunsoloángelcaído.Ahorayano.Heestadoprobandolabebida para Blakely y, cuando me la tomo, en la cancha siempre salgo ganando.Puedoenfrentarmeaunángelcaídoyosolosinmiedoaqueseamásfuertequeyo.

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Mis pensamientos se aceleraron. ¿Acaso la hechicería diabólica estabaproliferando en la Tierra? ¿Disponían los Nefilim de un arma secreta que habíanfabricadoenunlaboratoriosecreto?TeníaquedecírseloaPatch.

—¿Y la bebida que me has dado es la misma que has estado probando paraBlakely?

—Sí —me dijo con una sonrisa taimada—. Ahora ya entiendes a lo que merefiero.

Siloquebuscabaeranelogios,yonopensabadárselos.—¿CuántosNefilimconocenlaexistenciadeestabebidaolahantomado?Danteapoyólaespaldaenelrespaldodelbancoysoltóunsuspiro.—¿Erestúquienquieresaberlo…?—Hizounapausasignificativa—.¿Oquieres

compartirnuestrosecretoconPatch?TitubeéylaexpresióndeDanteseentristeció.—Tienesqueelegir,Nora.Nopuedesserlealanuestropuebloyalmismotiempo

tambiénaPatch.Hastaahoralohasintentado,perolalealtadpasaportomarpartido.OestásconlosNefilimoestáscontranosotros.

LopeordetodoeraqueDanteteníarazón.Enelfondo,losabíamuybien.Patchyyohabíamosacordadoquenuestroobjetivoenesaguerraerasalir losdos ilesos,perosieseseguíasiendomiúnicoempeño,¿quéibaaserentoncesdelosNefilim?Sesuponíaqueerasulídery,encambio,lespedíaqueconfiaranenmiayudacuandoenrealidadnopensabaprestarlesninguna.

—Si le cuentas a Patch lo de la hechicería diabólica, no se guardará lainformaciónparaél—meadvirtióDante—.BuscaráaBlakelyytratarádedestruirellaboratorio.Noporquetengaunelevadosentidodeldebermoral,sinoparatratardeprotegerse. Esto ya no tiene que ver con el mes de Jeshván—me explicó—.Miobjetivonoesmanteneralosángelescaídosarayaparaquedejendeposeernos.Miobjetivoesaniquilaratodalarazadelosángelescaídosconlaayudadelahechiceríadiabólica.Y,siaúnnosehanenterado,prontoloharán.

—¿Qué?—resoplé.—Hankteníaunplan.Eraeste.Laextincióndeesaraza.Blakelycreeque,conun

pocomásdetiempo,podrádesarrollarunprototipodearmalobastantepotentecomopara matar a un ángel caído, algo que nunca se había considerado posible. Hastaahora.

Melevantédeunsaltoyempecéaandararribayabajo.—¿Porquémecuentastodoesto?—Hallegadolahoradequeelijas.¿Estásconnosotrosono?—El problema no es Patch. Él no trabaja con los ángeles caídos. Él no es

partidariodelaguerra.ElúnicoobjetivodePatcheraasegurarsedequeyosiguieraenelpoder,deque

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cumplieraconmijuramentoysalieradetodoaquelloconvida.Perosilehablabadelahechiceríadiabólica,Patchharíaexactamente loqueDantehabíadicho: tratardedestruirla.

—Si le revelas la existencia de la hechicería diabólica, será nuestro fin—dijoDante.

Meestabapidiendoqueobien le traicionaraaél, aScottyamilesdeNefiliminocentes… o bien traicionara a Patch. Sentí el peso de una bola de plomo en elestómago.Eldoloreratanagudoquecasinopodíaincorporarme.

—Tómate esta tardeparapensarlo—meofrecióDanteponiéndoseenpie—.Amenosquemedigaslocontrario,esperoquemañanaestéslistaparaentrenar.

Me miró unos instantes, fijamente, pero vi la sombra de la duda en sus ojospardos.

—Me gustaría pensar que aún estamos del mismo lado, Nora —me dijopausadamente,ydesaparecióporlapuerta.

Mequedéallíunosminutos,sentadaenlaoscuridad,rodeadaporlasrisasylosgritosextrañamentealegresde losniñosque tratabandehacermaravillas sobre lospatines.Inclinélacabezayenterréelrostroenmismanos.Sesuponíaquelascosasnoteníanquehaberidoasí.Laideaeraqueyoibaadetenerlaguerra,ordenarelcesedelfuegoyalejarmedetodoconPatch.

En lugar de eso, Dante y Blakely habían proseguido con lo que Hank habíadejado amedias y habían elevado las apuestas a todo o nada. Estúpido, estúpido,estúpido.

En circunstancias normales, no habría creído que Dante y Blakely —y, enrealidad,todoslosNefilim—tuvieranposibilidadesdeaniquilaralosángelescaídos,perosospechabaquelahechiceríadiabólicalocambiabatodo.¿Yquérepercusionesteníaesoparamiotrapartedeltrato?SilosNefilimemprendíanunaguerrasinmí,¿meseguiríanconsiderandoresponsablelosarcángeles?

Sí.Síloharían.Blakelydebíadeestar recluidoensuguaridasecreta,sindudaprotegidoporsu

propio equipo de seguridad Nefil, experimentando con prototipos cada vez máspoderososypeligrosos.Éleralaraízdelproblema.

Asíqueencontrarlosaélyasulaboratorioseconvertíaenunademisprimerasprioridades.

Justodespuésde localizar aPatch.Miestómago se revolvíadepreocupaciónyrecéensilenciootraplegariaporél.

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Capítulo

Cuando ya estaba a punto de llegar al coche, vi una sombra oscura sentada alvolante.Medetuveenseco,y loprimeroquepensé fuequeSombrerodeCowboyhabíavueltoalacarga.Contuveelalientoymepeguntésilomásinteligentenoseríahuir.Alsopesarracionalmentelosprosyloscontras,miimaginaciónhiperactivasefue serenando y la sombra oscura acabó adoptando su auténtica forma. Patch meindicóquememetieraenelcocheyyoleofrecíunasonrisadeorejaaoreja:todamidesazónsehabíadesvanecidodepronto.

—¿Faltandoaclaseparapatinarunrato?—mepreguntóencuantomesentéasulado.

—Yameconoces.Lasruedaspúrpurasonmidebilidad.Patchsonrió.—Nohevistotucocheenelinstituto.Teheestadobuscando.¿Tienesunparde

minutos?Leentreguélasllavesdelcoche.—Llévalotú.Patchcondujohastaunfantásticocomplejodecasasdelujoemplazadoencimade

laBahía deCasco. El encanto histórico de los edificios—construidos con ladrillorojo y piedra de una cantera local— desvelaba que el complejo teníamás de cienaños, pero había sido completamente rehabilitado: ventanas nuevas, columnas demármolnegroyportero.Patchaparcóelcocheenunaplazaparaunsolovehículoycerrólapuerta.Deprontoquedamossumidosenlaoscuridad.

—¿Casanueva?—Pepper ha contratado a unos cuantosNefilimquehan redecoradomi estudio

del Delphic. Necesitaba un lugar seguro y no disponía de tiempo para buscardemasiado.

Salimosdelcoche,subimosuntramocortodeescalerasy,despuésdecruzarunapuerta,entramosenlanuevacocinadePatch.Unabateríadeventanasofrecíaunasvistas espectaculares de la bahía: los veleros punteaban el agua de blanco con susvelas, y una pintoresca niebla azulada envolvía los acantilados que se levantabanperfilando la ensenada.Los tonosotoñales teñíande rojoynaranja los bosquesdealrededor, como si el agua estuviera envuelta en llamas.Elmuelle quehabía a lospiesdelascasasparecíaellugardeaccesodelservicio.

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—Muychic—ledije.Meentregóunatazadechocolatecalientedesdedetrásymebesóenlanuca.—Peroestámásexpuestodeloquequerría.Apoyélaespaldaensupechomientrasledabaunsorboamitazadechocolate

caliente.—AnochePeppermesorprendióalasalidadeLaBolsadelDiablo.Asíqueno

tuveoportunidaddecharlarconnuestroamigoNefil,SombrerodeCowboy.Detodosmodos,hicealgunasllamadasymedediquéarecabarinformación;entreotrascosas,registré la cabaña a la que te llevaron.El tío no esmuy listo.Es la cabañade suspadres. Su nombre auténtico es Shaun Corbridge y tiene dos años, según la edadNefil.JurólealtadhacedosNavidades,ysealistóenelejércitode laManoNegra.Tienemuymalgenioyunlargohistorialdeconsumodedrogas.Alparecer,tratadeencontrarelmododehacerseunnombreyestáconvencidodequetúereselcaminoidealparaconseguirlo.Sutendenciaalaestupidezsaltaalavista.—Patchvolvióabesarmeenlanuca,peroestavezsuslabiosseentretuvieronallíunbuenrato—.Yotambiénteheechadodemenos.¿Algunanovedad?

Hum…Nosabíapordóndeempezar.—Podría contarte que estamismamañanaPepperha tratadode secuestrarmey

utilizarmecomorehén,peroquizá te interesarámássaberqueDantemehadadoabeberunaespeciedepociónelaboradaconhechiceríadiabólica.Alparecer,Blakely,lamanoderechadeHank,llevamesestrabajandoconlahechiceríayhadesarrolladounadrogadealtorendimientoparalosNefilim.

—¿Quehahechoqué?—rugió.Nuncahastaentonceslehabíavistotanexaltado—.¿TehahechodañoesemiserabledePepper? ¡Dantesevaaenterar! ¡Levoyahacerpedazos!

Negué efusivamente con la cabeza, y de pronto sentí que las lágrimas seagolpabanenmisojos.ComprendíalasrazonesporlasqueDantemehabíadadoesebrebaje—necesitabaquetuvieralasuficientefortalezafísicacomoparallevaralosNefilimalavictoria—,peronoaprobabasusmétodos.Mehabíamentido.Mehabíaengatusadoparaque ingirieraunadrogaqueno solo estabaprohibida en laTierra,sinoqueerapotencialmentepeligrosa.Sabíaquelahechiceríadiabólicateníaefectossecundarios,noerataningenua.Talvezlospodereshubierandesaparecido,peroesapócimahabíadepositadounasemilladañinaenmiinterior.

—Dantemehadichoquelosefectosdeesabebidanoduranmásqueundía.Esaeslabuenanoticia.LamalaesqueestáplaneandodistribuirlaaunbuennúmerodeNefilim. Les proporcionaría… superpoderes. Es el único modo en que puedodescribirlo.Despuésdetomármela,hecorridoysaltadocomonunca,yesebrebajehaagudizadotodosmissentidos.Dantemehadichoqueenunapeleacuerpoacuerpo,unNefilpodríavenceraunángelcaído.Ylecreo,Patch.Heconseguidoescaparde

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Pepper. Un arcángel. De no haberme tomado esa droga, ahora mismo me tendríaencerradabajollave.

UnafuriaheladaencendiólosojosdePatch.—¿DóndepuedoencontraraDante?—selimitóadecirme.No esperaba que Patch se enfureciera tanto, un descuido imperdonable pormi

parte,ahoraqueloveíaenretrospectiva.Lehervíalasangre.Elproblemaeraque,sidejabaquefueraaveraDante,estesabríaquelehabíareveladoaPatchlaexistenciadelahechiceríadiabólica.Teníaquejugarmuybienmiscartas.

—Loquehahechohaestadomal,perosolopensabaenmisintereses—probé.Soltóunasonoracarcajada.—¿Deverastelocrees?—Loquecreoesqueestádesesperado.Noencuentraotrasalida.—Entoncesesquenolahabuscadobastante.—Tambiénmehadadounultimátum.OestoydesuladoyeldelosNefilim,o

estoy del tuyo—le confesé levantando las manos y dejándolas caer—. No podíaocultarte esta información. Somos un equipo. Pero tenemos que pensar qué pasosvamosadar.

—Lovoyamatar.Dejéescaparunlargosuspiromientrasmesujetabalassienesconlosdedos.—EstásdejandoqueteciegueeldesprecioquesientesporDante…ylarabia.—¿La rabia? —repuso Patch con una risita, pero su tono era claramente

amenazador—.Oh,Ángel,«rabia»esunapalabramuy suaveparadescribir loqueestoysintiendo.AcabodeenterarmedequeunNefilselashaarregladoparametertehechiceríadiabólicaenelcuerpo.Nomeimportansusrazones,nitampocoqueestédesesperado.Esunerrorquenovolveráacometerjamás.Y,antesdequeempiecesasentir lástimaporél,debessaberunacosa:se loadvertí.Ledijequesi tehacíaselmenorrasguñomientrasestabasbajosuvigilancia,loharíaresponsableaél.

—¿Bajosuvigilancia?—repetílentamentetratandodeatarcabos.—Séqueteestásentrenandoconél—meconfesóPatchsinrodeos.—¿Losabes?—Yaeresmayorcita,ypuedestomartuspropiasdecisiones.Seguroquedebíasde

tener tus razones para querer que Dante te enseñara a defenderte, y no pensabaimpedírtelo. Confiaba en ti; quien me preocupaba era él, y parece que no ibadesencaminado.Telopreguntaréunavezmás.¿Dóndeseesconde?—repitióenungruñidomirándomeconexpresiónsombría.

—¿Qué te hace pensar que se está escondiendo? —le pregunté abatida; meirritabasentirmedenuevoatrapadaentrePatchyDante.Entre losángelescaídosylosNefilim.MiintencióninicialnohabíasidoocultarleaPatchnuestrassesionesdeentrenamiento; simplemente había querido evitar echarmás leña a la rivalidad que

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habíaentrelosdos.UnescalofríomerecorriólaespaldacuandooílarisagélidadePatch.—Sieslisto,sehabráescondido.—Yotambiénestoyenfadada,Patch.Créeme:sipudiera,daríamarchaatrásenel

tiempoparaqueestamañananuncahubieraocurrido.Primerotúmeponesunbuscaen la ropa y luego amenazas a Dante a mis espaldas. Vas a la tuya, Patch, y megustaríasentirquetrabajamosjuntos.

ElnuevomóvildePatchsonóyenseguidaleechóunvistazoalapantalla.Erauncomportamientopocohabitualenél.Normalmentedejabaquesaltaraelcontestadordevozyluegodecidíatranquilamentequéllamadasresponder.

—¿Esperasunallamadaimportante?—lepregunté.—Sí,y tengoqueatenderla.Estoyde tu lado,Ángel.Siempre loheestado.Me

duelequepiensesquevoyencontradetusdeseos.Esloúltimoquequiero,créeme.Suslabiosseacercaronalosmíos,peroelbesofueprecipitado:Patchsedispuso

alinstanteaencaminarsehacialasescalerasqueconducíanalgaraje.—Necesito que me hagas un favor—me dijo mientras se alejaba—. Trata de

conseguirmásinformaciónsobreBlakely.Sillamaacasa,loslugaresquehavisitadoúltimamente,cuántosguardaespaldasNefilimloprotegen,quéprototiposnuevoshadesarrolladoycuándopiensadistribuirsusuperbrebajeagranescala.Tienesrazón:creoquedemomentolosúnicosquesabendelaexistenciadelahechiceríadiabólicasonDanteyBlakely.Delocontrario,losarcángelesyasehabríanapoderadodeella.Estamosencontacto,Ángel.

—Entonces… ¿terminaremos esta conversación en otro momento? —le grité,asombradaporsurepentinamarcha.

Sedetuvoalllegaralasescaleras.—Dante te ha dado un ultimátum, pero, con o sin él, estemomento tenía que

llegar.Nopuedodecidirporti,perosiquiereshablardeello,házmelosaber.Estaréencantadodeayudar.Conectalaalarmaantesdemarcharte,¿vale?Ah,tehedejadounallaveenlaencimera.Yasabesquepuedesvenirsiemprequequieras.Estamosencontacto.

—¿Yquéhayde Jeshván?—repuse.Aún teníaunmontóndecosasde lasquequería hablarle, y él desaparecía a la carrera—. Empieza esta noche, en cuantoaparezcalaluna.

Patchasintióconbrusquedad.—Tengo unamala sensación. Estaré pendiente de ti, pero, aún así, quiero que

vayas con sumo cuidado.Métete en casa tan pronto comopuedas, ¡y antes de queanochezca!

No tenía sentido volver al instituto sin una autorización firmada y, si memarchabaentonces,consuertesolollegaríaatiempodeasistiralaúltimaclase,así

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quedecidíquedarmeencasadePatchparapensaryhacerunpocodeintrospecciónpersonal.

Abordé la nevera enbuscade algún tentempié, pero estabavacía.Era evidentequePatchacababademudarseyquelosmueblesveníanconelpiso.Lashabitacionesestabanimpecables,perofaltabanlostoquespersonales.Electrodomésticosdeaceroinoxidable,paredespintadasdegrisysuelodemaderadenogal.Mueblesde líneaspuras. Televisión de pantalla plana y butacas de piel perfectamente dispuestas.Masculino,conestiloyfaltodecalidez.

RepasémentalmentelaconversaciónqueacababademantenerconPatchydecidíquenosehabíamostradonadacomprensivoconlasituacióndeconflictoenquemehabía puesto el ultimátum deDante. ¿Y qué conclusión podía sacar de eso? ¿QuePatchcreíaquepodía resolver las cosas solita?¿Queelegir entre losNefilimy losángelescaídoserapancomido?Porqueno loera.Laelección resultabamásdifícilconcadadíaquepasaba.

Reflexionéacercadeloquesabíaacienciacierta.Esdecir,quePatchqueríaquedescubriera qué estaba tramandoBlakely. Probablemente Patch pensaba queDanteeramimejorcontacto,unaespeciede intermediarioquepodíaconducirmehasta laantiguamanoderechadeHank.Y,paraquelaslíneasdecomunicaciónentrenosotrossiguieranabiertas,lomejorseríaqueDantecontinuarapensandoqueyoestabadesulado,queestabadeacuerdoconlosNefilim.

Yloestaba.Enmuchosaspectos.Teníantodamicomprensión,porqueelobjetivode su lucha no era el poder o cualquier otra ambición indigna: luchaban por sulibertad.Yesoeraalgoqueyoentendíayadmiraba.Habríahechocualquiercosaparaayudarlos.PeronoqueríaqueBlakelyoDantepusieranenpeligroalapoblacióndelos ángeles caídos.Si los ángeles caídosdesaparecíande la faz de laTierra,Patchdesaparecería con ellos.No estaba dispuesta a perder a Patch e iba a hacer lo queestuvieraenmimanoparaquesuespeciesobreviviera.

En otras palabras: seguía sin respuestas. Estaba como al principio, jugando enambosbandos.Deprontomedicuentadeloirónicaqueeralavida:enelfondo,yoera como Pepper Friberg. Lo único que nos diferenciaba era que yo deseabadefinirme.Esodeactuarsiempreaescondidas,mintiendoyfingiendoserlealadosbandosopuestosmeestabaquitandoelsueño.Mimenteempezabaaestarexhaustadetantofabricarmentirasquemesalvarandequedaratrapadaenlateladearañaqueyomismahabíatejido.

SuspiréconganasylediotraoportunidadalaneveradePatch.Nada:nohabíaaparecidoningúntarrodeheladodesdelaúltimavezquelahabíaabierto.

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Capítulo

Alascincode lamadrugadamicolchónsehundióbajoelpesodeun segundocuerpo. Abrí los ojos de golpe y descubrí a Dante sentado a los pies de la cama,mirándomeconexpresiónsombría.

—¿Ybien?—selimitóapreguntarme.Me había pasado todo el día anterior, hasta bien entrada la noche, tratando de

resolvermidilema,yfinalmentemehabíadecididoporunaestrategia.Ahorahabíallegadolapartemásdifícil:llevarlaatérmino.

—Damecincominutosparavestirmeymereúnocontigofuera.Levantóligeramentelascejas,temeroso,perovisiblementeesperanzado.—¿Significaesoloquecreo?—Nomeentrenoconángelescaídos,¿verdad?No fue una respuesta muy directa, y esperé que Dante no me pidiera que

concretaramás.—Cincominutosentonces—dijoconunasonrisa.—Peronadadebrebajes azules—advertí cuando alcanzaba la puerta.Dante se

detuvoyañadí—:Soloqueríadejarloclaro.—¿No te convenció la muestra de ayer? —me preguntó sin atisbo de

remordimiento.Semeencogióelalma:loúnicoqueadivinéensuexpresiónfuedecepción.—Algomedicequesanidadnoloaprobaría.—Sicambiasdeopinión,invitalacasa.Decidíaprovecharelcursoquehabíatomadolaconversación.—¿Está Blakely desarrollando otras bebidas de ese tipo?Y ¿cuándo crees que

ampliarásugrupodeprueba?Seencogiódehombros.—HacetiempoquenohabloconBlakely—respondió,sincomprometerse.—Ah,¿no?Perosiestásprobandosusnuevosprototipos,ylosdosestabaismuy

unidosaHank.Mesorprendequenomantengáiselcontacto.—¿Conoceseldicho:«Nohayqueponer todosloshuevosenlamismacesta»?

Puesesaesnuestra estrategia.Blakelydesarrolla losprototipos en su laboratorioyotrapersonameloshacellegar.Así,sinospasaraalgoacualquieradelosdos,elotroestaría a salvo. No sé dónde está Blakely, de modo que si los ángeles caídos me

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raptaran yme torturaran, no podría darles información de utilidad.Haremos lo desiempre.Empezaremosconunacarreradeveinticuatrokilómetros,asíqueasegúratedeestarbienhidratada.

—Unmomento.¿YquéhapasadoenJeshván?Estudié su rostro con determinación, preparándome para lo peor. La noche

anterior había estadovarias horas despierta, esperandopercibir el comienzode esemes crucial con los nervios de punta. Creía que se produciría un cambio en elambiente,queunacorrientedeenergíanegativacrepitaríaalentrarencontactoconmipieloqueveríaalgunaseñal sobrenatural.Pero,en lugardeeso, Jeshvánhabíallegadocomounsuspiro.Apesardeello,estabaconvencidadequeahífueramilesdeNefilimsufríantorturasqueyonisiquieraeracapazdeimaginar.

—Nada—dijoDantegravemente.—¿Cómoquenada?—Porloquesé,hastaahoraningúnángelcaídohaposeídoasuvasallo.Mesenté.—Pero ¡eso es una buena noticia!, ¿no? —exclamé al ver la expresión

circunspectadelosojosdeDante.Setomósutiempoantesderesponder.—Noséloquesignifica,perodudodequeseanadabueno.Sisehancontenido,

esporalgúnmotivo…Algunodepeso—añadióvacilante.—Noloentiendo.—Bienvenidaalclub.—¿Podríaserunaespeciedeataquemental?¿Creesquetratandedesestabilizara

losNefilim?—Creoquesabenalgoquenosotrosdesconocemos.EncuantoDantehubocerradolapuertademidormitorio,meapresuréaponerme

laropadeentrenoyalmacenémentalmentelanuevainformación.Memoríadeganasde conocer la opinión de Patch sobre el inesperado y decepcionante comienzo delmesdeJeshván.Eraunángelcaídoyprobablementedispondríadeunaexplicaciónmásdetallada.¿Quésignificabaesarenunciaaparentedelosángelescaídos?

Estaba decepcionada por no tener una respuesta, pero era consciente de queespecularnoserviríaparanada,asíquedecidíconcentrarmeen la informaciónqueacababaderecabarsobrelahechiceríadiabólica.Teníalasensacióndequeestabaunmilímetromáscercadeencontrarsuorigen.DantemehabíadichoqueélyBlakelynoseencontrabannuncaenpersonayqueunintermediarioseocupabadeentregarlelosnuevosprototipos:teníaquedescubrirquiéneraesehombre.

Unavezfuera,Danteselimitóaecharacorrerhaciaelbosque:eralaseñalparaquelesiguiera.Enseguidamedicuentadequelabebidaazulhabíadesaparecidodemicuerpo.Dantezigzagueabaentrelosárbolesaunavelocidaddevértigo,mientras

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yo corría rezagada, concentrándome a cada paso que daba para minimizar laslesiones.Pero,apesardequesolocontabaconmipropiafuerza,estabaseguradequeiba mejorando. Rápidamente. Un enorme bache me interrumpía el camino, justodelante de mí, y, en lugar de rodearlo, en solo una fracción de segundo, decidísaltarlo. Al aterrizar, mis pies resbalaron hacia un árbol espinoso y, sin perder unsegundo,brinquéhacialadireccióncontrariayseguícorriendo.

Acabélacarreradeveinticuatrokilómetrosempapadaensudorycasisinaliento.Meapoyéenunárboleinclinélacabezahaciaarribaparatomaraire.

—Estásmejorando—dijoDante,sorprendido.Lomiréconelrabillodelojo.Él,porsupuesto,parecíaqueseacababadeduchar

ynoselehabíamovidoniunsolocabellodesitio.—Ysinlaayudadelahechiceríadiabólica—apunté.—Si accedieses a tomar esa superbebida, los resultados serían aún más

espectaculares.Aparté la espaldadel árbol dondemehabía apoyadoy abrí losbrazos en cruz,

paraestirarlosmúsculosdeloshombros.—¿Yahoraqué?¿Seguimosfortaleciendolamusculatura?—Trucospsicológicos.Esomepillódesprevenida.—¿Invadirlasmentesdelosdemás?—Conseguir que la gente, especialmente los ángeles caídos, vea cosas que en

realidadnoestánahí.Nomehacíafaltaquemelodefiniese.Yahabíasufridoesosjuegospsicológicos

enmis propias carnes y la experiencia no había sido nunca agradable. El objetivoprincipaldetodotrucopsicológicoeraengañaralavíctima.

—Noloveomuyclaro—repusetentativamente—.¿Esrealmentenecesario?—Se trata de un armamuy poderosa. Especialmente para ti. Si eres capaz de

conseguirqueuncontrincantemásrápido,másfuerteymáscorpulentocreaqueeresinvisible,oqueestáapuntodeprecipitarseporunacantilado,puedeque lospocossegundosqueganestesalvenlavida.

—Estábien;enséñamecómosehace—accedíconpocasganas.—Primer paso: invade la mente de tu oponente. Es como hablarle en

pensamientos.Pruébaloconmigo.—Eso es fácil —reconocí desplegando mis redes mentales hacia Dante,

envolviendo con ellas su mente e introduciendo palabras en su pensamientoconsciente.

«Estoydándomeunavueltaportumente,yporaquíestátododesierto».«Sabihonda»,repusoDante.«Yanadiediceeso.Porcierto,¿cuántosañosNefilimtienes?»Nuncasemehabía

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ocurridopreguntárselo.«JurélealtadcuandoNapoleóninvadióItalia,mitierra».«¿Yesofueenelaño…?Échameunamano.Lahistorianoeslomío».Dantesonrió.«1796».«¡Vaya!¡Síqueeresviejo!»«No, soy experimentado. Siguiente paso: rompe las hebras que configuran el

tejidodelpensamientode tuoponente.Córtalas, enrédalas, deshiláchalas, loque tevayamejor.ElmododedarestepasovaríasegúnelNefil.Amíloquemefuncionaes imaginarmeque echo abajo elmuroqueprotege el lugar de sumente donde seformantodossuspensamientos.Así».

Y, de pronto, sin saber cómo,Danteme tenía acorralada contra un árbol ymecolocaba delicadamente detrás de la oreja unmechón de pelo queme había caídosobre la cara.Me cogió de la barbilla y la levantó ligeramente paramirarme a losojos: no podría haber huido de su mirada penetrante aunque hubiera querido.Meperdí en sus hermosas facciones. Sus ojos pardos guardaban la distancia justa conrespecto a su nariz, recta y rotunda. Sus labios sensualesme ofrecían una sonrisa.Espesos mechones de cabello castaño caían sobre su frente. Tenía la mandíbulaamplia,biencinceladayperfectamenteafeitada.Ytodoesoconeltrasfondodeunapieltersadetonoaceitunado.

Nopodíaquitarmedelacabezaloagradablequeseríabesarle.Todoslosdemáspensamientoshabíansidoeliminados,ynomeimportaba.Estabaperdidaenunsueñodivino, y, si no volvía a despertarme nunca, mejor. «Besar a Dante». Sí, eso eraexactamenteloquequería.Mepusedepuntillasy,cuandoladistanciaqueseparabanuestrasbocasseredujo,sentícomounbatirdealasenmipecho.

Alas.Ángeles.Patch.Impulsivamente, eché abajo un nuevo muro en mi cabeza y, de pronto, vi la

situación tal como era en realidad. Dante me tenía acorralada contra un árbol, deacuerdo,peroyonoqueríaenrollarmeconél.

—Seacabólademostración—concluyóDanteconunasonrisadegallito.—Lapróximavezbuscaunademostraciónmásadecuada—protestéalgotensa—.

Patchtemataríasiseenteraradeesto.Siguiósonriendo.—EseesuntipodemetáforaquenofuncionamuybienconlosNefilim.Noestabadehumorparabromas.—Sé muy bien lo que estás haciendo. Tratas de provocarlo. Estas rencillas

vuestraspuedenacabarconvirtiéndoseenalgomásseriositemetesconmigo.Patches la últimapersona con la que deberías enemistarte.No le guarda rencor a nadie,porquelaspersonasqueloirritanacostumbrandesaparecerdelmapaenseguida.Yteaseguroqueloqueacabasdehacerloirritaría.

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—Hasidoloprimeroquesemehapasadoporlacabeza—medijo—.Novolveráaocurrir.

Mehabríasentidomejorsiensudisculpahubierahabidoalgodearrepentimiento.—Aversiesverdad—repuseconvozcortante.AlparecerDanteerasumamentehábilalahoradesacudirsedeencimalasmalas

sensaciones.—Ahora te toca a ti.Métete enmi cabeza y echa abajomis pensamientos. Si

puedes, sustitúyelos por otros que hayas elaborado tú. En otras palabras: crea unailusión.

Comovolveral trabajoera lamejormaneradeacabarcuantoantes la lecciónylibrarme de la compañía de Dante, dejé a un lado mi irritación y traté deconcentrarme en la tarea queme había encomendado.Me sumergí en lamente deDante,imaginéquehacíaunabolaconsuspensamientosylafuimondando,comosifueraunapatata.

«Másdeprisa—meordenóDante—.Sientotupresenciaenmicabeza,perotodoestá en calma. Trata de levantar una tormenta,Nora.De revolverlo todo de arribaabajo. Atácame antes de que me dé cuenta del peligro. Plantéatelo como unaemboscada.Si fueraunoponentedeverdad, loúnicoquehabríasconseguidohastaahoraesquenotaraqueteestáspaseandoporlasuperficiedemimente.Yalsegundosiguienteestaríascaraacaraconunángelcaídobastantecabreado».

Salíde lamentedeDante, inspiréprofundamente,yvolvía tendermis redes…estavezamásprofundidad.Cerrélosojosparaevitarcualquierdistracciónycreéunanueva imagen. Unas tijeras. Enormes y brillantes. Y corté los pensamientos deDante…

—Más deprisa —ladró Dante—. Percibo tus titubeos. Eres tan insegura, quepuedoolertuindecisión.Cualquierángelcaídoqueseprecielonotaría.¡Hazteconelcontrol!

Me retiré de nuevo, cerrando los puños con fuerza presa de un sentimiento defrustracióncadavezmásintenso.ConDante,yconmigo.Mepresionabademasiado,poníaellistóndemasiadoalto;yyonopodíaacallarlasvocesdedudaquesereíanburlonamenteenmicabeza.MeregañéamímismaporserexactamenteloqueDantecreíaqueera:unapersonadébil.

Esamañanamehabía levantadodispuestaacontinuarmirelaciónconélcon laideadeutilizarloparallegaraBlakelyyellaboratoriodelahechiceríadiabólica,peroesoyanosignificabanadaparamí.Loúnicoquequeríaenesemomentoerallevaracaboconéxitoesetrucopsicológico.Larabiayelresentimientoaparecierontrasmisojosenformademanchitasrojas.Semenublólavista.Noqueríaseguirsiendounainútil.Noqueríasermáspequeña,máslenta,másdébilquelosdemás.Derepente,unintensosentimientodedeterminaciónseadueñódemí.Mehervíalasangre.Sentíque

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todo mi cuerpo estaba en tensión cuando clavé mi mirada en la de Dante. Conaudacia,conresolución.Todolodemásdesapareció:soloestábamosélyyo.

Haciendoacopiode todasmis fuerzas, arrojéuna red a lamentedeDantey lelancé a continuación el odio que sentía por Hank, todas mis inseguridades y lahorrible sensación queme desgarraba por dentro cada vez que pensaba que debíaelegir entre Patch y los Nefilim. Al cabo de un instante, imaginé una explosiónespectacular, nubes de humo y montañas de desechos que no paraban de crecer.Visionéotraexplosión,yotra.YalcabodescarguétodamifuriacontralasposiblesesperanzasdeDantedemantenersuspensamientosenorden.

Setambaleó,visiblementeafectado.—¿Cómo has hecho eso?—logró preguntar al fin—.No… no lo he visto. Ni

siquieraestabasegurodedóndemeencontraba.Parpadeó varias veces, mirándome fijamente, como si dudase de que yo fuera

real.—Ha sido como… Quedar suspendido entre dos momentos. No había nada.

Nada.Eracomosiyonoexistiera.Nuncahabíaexperimentadonadaigual.—Heimaginadoquebombardeabaelinteriordetucabeza—confesé.—Pueshafuncionado.—Entonces,¿estoyaprobada?—Sí,podríasdecirloasí—respondióDanteagitandolacabezasinacabárselode

creer—. Hace muchísimo que trabajo con este ejercicio y nunca había visto nadaigual.

Nosabía sialegrarmeporhaberhechoalgobienosentirmeculpableporhaberinvadido la mente de Dante con tanta eficacia. No era un talento precisamentehonorable. Si me dieran a elegir un trofeo para exhibir en mi escritorio, no medecantaríaporelquereconocíamicapacidadporcorromperlamentedelaspersonas.

—Entoncessupongoqueyahemosacabado,¿no?—pregunté.—Hastamañana—puntualizóDanteaúnalgoaturdido—.Buentrabajo,Nora.Hiceelcaminodevueltaacasacorriendoal ritmodeunhumanonormal(unos

relajadísimosnuevekilómetrosporhora);elsolyaempezabaaestarbastantealtoy,aunquenovianingúnhumanoporelvecindario,laprudencianuncaestabademás.Salídelbosque,crucéelcaminohacialagranjaymedetuveensecojuntoalsenderodelaentrada.

ElToyota4RunnerdeMarcieMillarestabaaparcadoallí.Corrí hacia el porche con el estómago cada vez más agarrotado. Había varias

cajasdecartónamontonadasjuntoalapuerta.Meabrípasohaciaelinteriory,antesdequepudieraabrir laboca,mimadrese levantódeunsalto juntoa lamesadelacocina.

—¡Dichosos losojos!—exclamócon impaciencia—.¿Sepuede saberdónde te

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habíasmetido?Marcieyyollevamosmásdemediahoratratandodeadivinardóndepodíasestaraestashorasdelamañana.

Marciesesentóalamesadelacocina,rodeandoconlasmanosunatazadecafé,ymeofrecióunasonrisainocente.

—Heidoacorrer—dije.—Eso ya lo veo —constató mi madre—. Pero podrías habérmelo dicho. Ni

siquieratehasmolestadoendejarunanota.—Son las siete de lamañana,mamá: creía que estarías en la cama. ¿Qué está

haciendoellaencasa?—Eh,queestoyaquí—intervinoMarciesuavemente—.Puedesdirigirteamí.Desviélamiradahaciaella.—Estábien:¿quéestáshaciendoaquí?—Ya te lo dije.Nome entiendobien conmimadreynecesitamospasar algún

tiempo separadas. Mientras, creo que lo mejor será que viva con vosotras. A mimadreleparecelamardebien.

Ylediounsorboalcafé,impasible.—¿Sepuedesaberdedóndesacasqueseaesounabuenaidea?¡Yodiríaquees

descabellado!—Porfavor,Nora—dijoMarciecomosiyofueratonta—:¡Somosfamilia!Mequedéconlabocaabierta,ymevolvírápidamentehaciamimadre.Nomelo

podíacreer:estabatantranquila.—Vamos,Nora—metranquilizó—.Nadieestabadispuestoadecirloenvozalta,

pero todos lo sabíamos, cariño.Dadas las circunstancias,Hank habría querido querecibiéramosaMarcieconlosbrazosabiertos.

Me había quedado sin habla. ¿Cómo era posible que fuese tan amable conMarcie?¿AcasonoseacordabadenuestrahistoriaconlosMillar?

EraculpadeHank,medijerabiando.Habíaesperadoquelainfluenciaqueejercíasobremimadresehubieradesvanecidoconsumuerte,perocadavezquetratabadehablarledeél,ellaadoptabalamismaactitudserena:Hankvolveríaacasa,eraloquedeseaba, y lo esperaría pacientemente hasta que apareciera. El extrañocomportamiento de mi madre confirmaba mi teoría: antes de morir, Hank habíaempleado con ella algún truco psicológico de la hechicería diabólica. Pormuchosargumentosquelediera,noconseguiríadeteriorarelrecuerdoperfectoquesehabíafabricadodeunodeloshombresmásmalvadosquehabíanpisadolafazdelatierra.

—Marcie es familia nuestra y, si está pasando por un momento difícil, tienederechoaesperarquelebrindemosnuestraayuda.¿Conquiénpodemoscontarsinoconlafamilia?

Aúnseguíamirandoamimadre,decepcionadaporsuactitudreposada,cuandosemeocurrió.¡Porsupuesto!Hanknoeraelúnicoresponsabledeesacomedia.¿Cómo

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nolohabíapensadoantes?MevolvírápidamentehaciaMarcie.«¿La has sometido a un truco psicológico?—la acusémentalmente—. Es eso,

¿verdad?Sabíaquelehabíashechoalgo,porque,ensusanojuicio,mimadrenuncahabríatoleradoquetevinierasaviviraquíconnosotras».

Marciesellevólamanoalacabezaybramó:—¡Ay!¿Cómohashechoeso?«Notehagaslatontaconmigo.SéqueeresunaNefil,¿recuerdas?Puedeshacer

trucospsicológicosytambiénhablarmentalmente.Tehevistoelplumero.Yapuedesdespedirtedeveniraviviraquí».

«Está bien—reconocióMarcie—. Sé hablarmentalmente. Y también sé hacertrucospsicológicos.Peronolosheempleadoparaconvenceratumadre.Mimadretambién justifica su comportamiento desquiciado diciendo que mi padre habríaquerido las cosas de esemodo. Probablemente antes demorir les hizo algún trucopsicológicoalasdos.Nohabríaqueridoquenuestrasfamiliasestuviesenenfrentadas.No me acuses a mí solo porque soy un objetivo fácil contra el que descargar turabia».

—Marcie, esta tarde, cuandovuelvas de la escuela, ya tendrás la habitación dehuéspedespreparada—ledijomimadrefulminándomeconlamirada—.TendrásqueperdonaraNoraporsufaltadeamabilidad.Estáacostumbradaaserhijaúnicayasalirseconlasuya.Puedequeestenuevoarreglolesirvaparaverlascosasdesdeunanuevaperspectiva.

—¿Que yo estoy acostumbrada a salirme con la mía? —repliqué—. Marcietambiéneshijaúnica.Sivamosajugaraljuegodelasacusaciones,almenosseamosjustas.

Marciesonrióyjuntóambasmanosconunapalmada,satisfecha.—Muchasgracias,señoraGrey.Seloagradezcomuchísimo.Ytuvolaaudaciadeinclinarsehaciamimadreydarleunabrazo.—Quealguienmepegueuntiro—murmuré.—Cuidadoconloquedeseas—susurróMarcieconuntonodulzón.—¿Estás preparada para esto? —le pregunté a mi madre—. ¿Dos chicas

adolescentesconunarelacióntirantey,loqueesmásimportante,conunsolobaño?Viconfastidioquemimadresonreía.—Familia: el último deporte de riesgo. En cuanto volváis de la escuela,

subiremos las cajas de Marcie arriba, dejaremos que se instale, y luego iremos atomarnos una pizza las tres juntas. Nora, ¿crees que podrías pedirle a Scott quevinieraaayudarnos?Algunasdelascajassonalgopesadas.

—MeparecequeScottensayaconsugrupolosmiércoles—mentí,conscientedequeVeemesoltaríaunabroncamonumentalsiseenterabadequehabíaconsentidoqueMarcieyScottestuvieranjuntosenlamismahabitación.

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—Ya hablaré yo con él —intervino Marcie con voz cantarina—. Scott es unencanto.Seguroqueloconvenzoparaquesepasedespuésdelensayo.SeñoraGrey,¿leparecebienqueleinvitemostambiénaesapizza?

¿Cómo? ¿Scott Parnell? ¿Un encanto? ¿Era la única quemedaba cuenta de loabsurdodelasituación?

—¡Porsupuesto!—repusomimadreconentusiasmo.—Me voy a duchar—dije: necesitaba una excusa para desaparecer. Ya había

sobrepasadomidosismáximadeMarciediariayteníaquerecuperarme.Depronto,tuveunpensamientoestremecedor:siMarciesemudabaconnosotras,cadadíaalassietedelamañanahabríasuperadominiveldetolerancia.

—¡Oh, Nora! —me gritó mi madre antes de que hubiera tenido tiempo dealcanzar las escaleras—.Ayer por la tarde llamaron de la secretaría del instituto ydejaronunmensajeenelcontestador.¿Tienesideadequéquerrían?

Mequedédepiedra.Marcieestabadepiedetrásdemimadre,moviendoloslabios:«Tehanpillado»,

medecíacasiincapazdecontrolarsuentusiasmo.—Nosé…Pasaréhoyporsecretaríaparaverquéquerían—dije—.Seguramente

noseríamásqueunallamadarutinaria.—Sí,seguro—coincidióMarcie,conesasonrisatanodiosaenelrostro.

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Capítulo

PocodespuésdedesayunarmeencontréconMarcieenelporchede laentrada.Ella salía de casa hablando por el móvil, y yo me disponía a entrar, ansiosa porencontrarla.

—Tu4Runnernomedejasacarelcoche—leespeté.Levantóel índicepara indicarmequemeesperarayyo learrebatéelmóvil sin

dudarlo,colguéyrepetíirritada:—Meestásbloqueandolasalida.—Notepongasnerviosa.Ynomeprovoques.Sivuelvesatocarmeelmóvilme

mearéentudesayuno.—¡Quédesagradableeres!—Estaba hablando con Scott. Hoy no tiene ensayo y estará encantado de

ayudarmeconlascajas.Genial.YaveíavenirladiscusiónquetendríaconVee;seguroquenomecreería

cuandoledijera:«Loheintentado».—Meencantaríaquedarmeaquía tomarelaire,perotengoclase.Asíque…—

Gesticulé teatralmente hacia el 4Runner, que Marcie había aparcado de la peormaneradelantedemiVolkswagen.

—Oye,sinecesitasunjustificanteporhaberfaltadoaclase,tengovariosdemás.Trabajoensecretaríay,devezencuando,unparotresacabanenmibolso.

—¿Quétehacepensarqueyopodríanecesitaruno?—La secretaría del instituto te ha dejado un mensaje—observóMarcie, nada

impresionadapormiinocenciafingida—.Hasfaltadoaclase,¿verdad?—Enrealidadnoeraunapregunta.

—Vale,puedequenecesiteunjustificantefirmadoporlaenfermera—admití.Marciememiróconcondescendencia.—¿Usastelaviejaexcusadeldolordecabeza?¿Otalvezlaclásicadeldolorde

laregla?Oye,¿yporquéfaltasteaclase?—Noesasuntotuyo.¿Vasadarmeesejustificanteono?Abrióelbolso,rebuscóenelinterior,yfinalmentemeentregóunpapelrosacon

elmembretedelaescuela.Porloquepudever,noeraunafalsificación.—Toma—medijo.Vaciléuninstante.—¿Noseráestaunadeesascosasdelasquetendréquearrepentirme?

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—Madremía,¡hayqueverlomalpensadaqueeres!—Cuandoalgoparecedemasiadobuenoparaserverdad…—Coge el comprobante de una vez —me instó blandiéndolo delante de mis

narices.Teníalasensacióndequeeraunodeesosfavoresquellevaríancola.—¿Vasanecesitaralgoacambiodentrodeunosdiezdías?—insistí.—Talveznodentrodediezdías…Retirélamano.—Entoncesolvídalo.—¡Solo eraunbroma!Madremía, no tienesni pizcade sentidodel humor.Te

confesarélaverdad:solotratabadeseramable.—Marcie,túnosabescómoseramable.—Tómatelocomounintentosincero—seobstinóplantándomeelpapelrosaenla

palmadelamano—.Toma.Yovoyaapartarelcoche.Memetíeljustificanteenelbolsilloyledije:—Yaqueestamosdebuenas,aprovecharéparahacerteunapregunta.Tupadreera

amigodeunhombrellamadoBlakely;necesitoencontrarlo.¿Tesuenadealgo?Su cara era una máscara. Resultaba difícil determinar si había reaccionado de

algúnmodo.—Depende.¿Vasadecirmeporquénecesitasencontrarlo?—Tengoquehacerlealgunaspreguntas.—¿Quétipodepreguntas?—Preferiríanotenerquecompartirlasconnadie.—Lomismodigo.Metraguéunpardecomentariosdesagradablesylointentédenuevo.—Megustaríacontártelo,Marcie,deverdadquesí,perohaycosasqueesmejor

quenosepas.—Eso es lo que siempreme decíami padre. ¿Y sabes una cosa?Creo queme

mentía,ytambiéncreoquemeestásmintiendotú.SiquieresqueteayudeaencontraraBlakely,quieroquemelocuentestodo.

—¿Y yo cómo sé que realmente tienes información sobre ese Blakely? —protesté.Marcieeraunaartistadelengañoynopodíadescartarquesuofrecimientonofueramásqueunfarol.

—MipadremellevóacasadeBlakelyunavez.Meagarréalainformacióncomoaunclavoardiendo.—¿Tienessudirección?¿Creesquerecordaríaselcamino?—Blakelyyanoviveallí.Poraquelentoncesseestabadivorciando,ymipadrelo

instaló durante un tiempo en ese piso. Pero vi algunas fotos sobre la chimenea.Blakely tieneunhermanopequeño.Tú le conoces.Vaal instituto connosotras.Se

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llamaAlexBlakely.—¿Eljugadordefútbolamericano?—Elrunningbackestrella.Mequedédepiedra.¿SignificabaesoqueAlextambiéneraNefil?—¿SabessiAlextieneunarelaciónmuyestrechaconsuhermano?—Blakelyalardeódesuhermanotodoeltiempoqueyoestuveallí.Locualme

pareció más bien ridículo, porque nuestro equipo de fútbol americano da pena.Blakelydijoquenuncasehabíaperdidounpartido.

Blakelyteníaunhermano.Ysuhermanoeraelmejorrunningbackdel institutoColdwater.

—¿Cuándoeselpróximopartido?—lepreguntéaMarcie,tratandodecontenerlaexcitación.

—Cuándovaaser,¡elviernes!Siemprejueganlosviernes.—¿Encasaofuera?—Encasa.¡Un partido en casa! Se suponía que Blakely estaba trabajando día y noche

desarrollandonuevosprototipos:razóndemásparaquedesearasalirdellaboratoriounashorasyhaceralgoquerealmentelegustaba.Eramuyprobablequeeseviernesporlanocheabandonarasuguaridaparaverjugarasuhermanopequeño.DespuésdequeBlakelysehubieradivorciado,Alexdebíadeserlaúnicafamiliaquetenía.Estarallíenelpartidodesuhermanoseríaimportanteparaél.

—CreesqueBlakelyiráalpartido—afirmóMarcie.—Seríademuchaayudasilohiciera.—Yestaeslaparteenlaquemedicesloquequierespreguntarle.MiréaMarciealosojosylementísinmoverunsolomúsculodelacara.—Quierosabersitieneideadequiénpudomataranuestropadre.Marcie casi dio un respingo, pero se controló en el últimomomento.Memiró

fijamentesinparpadear,sinexpresarnadadeloquepensaba.—Quieroestarallícuandoselopreguntes.—Claro—mentídenuevo—.Nohayproblema.Melaquedémirandomientrassealejabahaciasucoche.Encuantohubodejado

elcaminolibre,hicegirarlallaveenelcontactodemiVolkswagen.Alcabodeseisintentos, el motor siguió sin arrancar. Me sacudí de encima la impaciencia; nadapodía agriarme el humor, ni siquiera elVolkswagen: había encontrado la pista quenecesitabatandesesperadamente.

Después de clase, subí al coche yme fui a casa de Patch.Di varias vueltas aledificiosoloporprudenciayfinalmenteaparquéelVolkswagenenunadelasplazasextragrandes del parking recién asfaltado. No me gustaba tener que estar

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comprobando continuamente si alguien me seguía, pero aún me gustaba menosrecibir visitas deNefilim poco amistosos y de arcángeles retorcidos.Y, de cara alrestodelmundo,Patchyyohabíamoscortado.Entréenelpisoconlallavequemehabíadado.

—¿Hola?—dijealabrir lapuerta.Tenía lasensacióndequenohabíaunalma.Loscojinesdelsofáestabanintactos,nadiesehabíasentadoallírecientemente,yelmandoadistanciaseguíaenelmismolugarqueeldíaanterior.AunquelociertoeraquenomeimaginabaaPatchrepantingadoenelsofátodalatardedelantedelatele.LomásprobableeraquesehubierapasadoeldíatratandodelocalizaralverdaderochantajistadePepperosiguiendoaSombrerodeCowboyysussecuaces.

Avancé tentativamente por el pasillo. Un aseo a la derecha, un dormitorio deinvitadosalaizquierda,eldormitorioprincipalalfinal.LaguaridadePatch.

Vestíansucamaunedredónazulmarino,sábanasajuegoyunmontóndecojinesdecorativos que también parecían intactos. Abrí las persianas y me perdí en laimpresionantevistapanorámicadelaBahíadeCascoylasislasPeaksbajouncieloencapotado. Si Marcie resultaba ser más de lo que podía soportar, siempre podíamudarmeavivirconPatch.Mimadreestaríaencantada.

LemandéunmensajedetextoaPatch.ADIVINADÓNDEESTOY.NONECESITOADIVINARLO.LLEVASELBUSCAENCIMA,respondió.Bajélamirada.Claro,mehabíapuestolachaquetatejana.DAME 20MINUTOSY ESTOYAHÍ, escribió Patch. ¿EXACTAMENTE EN

QUÉHABITACIÓNESTÁS?ENLATUYA.ESTARÉALLÍENDIEZ.Sonreíymeguardéelmóvilenelbolso.Yentoncesmedejécaersobrelacama

gigante de Patch. El colchón era blando, pero no demasiado. Imaginé a Patch allíechado, desperezándose en su cama con vete a saber qué ropa interior. ¿Boxers?¿Slips? ¿Nada? Tenía el modo de descubrirlo, pero seguir por ese camino no meparecía la opciónmás segura. No cuandomi intención era tratar de no complicarnuestra relación. Necesitaba que nuestras vidas volvieran a su cauce antes deplantearmesiqueríadaresegranpasoydónde…

Alcabodediezminutos,Patchentróporlapuertaymeencontróenelsofáconelmandoadistanciaenlamano.Apaguéeltelevisor.

—Tehascambiadodehabitación—medijo.—Esmásseguroasí.—¿Tantomiedotedoy?—No,perolasconsecuenciassí.¿A quién quería engañar? Sí, Patch asustaba. Medía casi dos metros, y era la

personificación de la perfección masculina. Yo tenía un cuerpo delgado y bien

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proporcionado,ysabíaqueeraatractiva,peronounasuperdiosa.Apesardequenoteníaproblemasdeautoestima,podíasentirmeintimidada,laverdad.

—MeheenteradodelodeJeshván—dije—.Heoídoquefuedesilusionante.—Notecreastodoloqueoigas.Elambienteestámuytensoahífuera.—¿Tienesideadequéestánesperandolosángelescaídos?—¿Quiénquieresaberlo?Meresistíalimpulsodemiraraltecho,exasperada.—NosoyunaespíadeDante.—Mealegraoírlo.—EltonodePatcheraprudentementereservado.Suspiré:nosoportabaquehubieratantatensiónentrenosotros.—Encasodeque te loestéspreguntando, tediréqueyahehechomielección.

Soytuya—ledijesuavemente—.Todatuya.Patcharrojólasllavesenlamesa.—¿Pero?—PeroestamañanalehedichobásicamentelomismoaDante.Hepensadoenlo

que hablamos, que necesitábamos encontrar a Blakely y erradicar la hechiceríadiabólica.CreíaqueprobablementeDanteeraelmejormododeacercarmeaBlakely,asíque…

Eradifícildecirloenvozaltasinsentirmecomounarata.—Loestásutilizando.—Dichoasísuenafatal,perosí.Supongoqueesesoloqueestoyhaciendo.Confesarlonomeayudóasentirmemejor.Danteyyonosiempreestábamosde

acuerdo,perotampocosemerecíaquelomanipulara.—¿Aúnsiguefingiendoquesalecontigo?—preguntóPatchfríamente.—Creoquellevavariosdíasdivulgandolodenuestrarelación.Encualquiercaso,

esunengaño,yéllosabemejorquenadie.Patchse sentóami lado,peronoentrelazó losdedoscon losmíoscomohacía

siempre.Aunquetratédequeesedetallenomeafectara,nopudeevitarquesemehiciera

unnudoenlagarganta.—¿YquéhaydeJeshván?—insistídenuevo.—Sémásomenoslomismoquetú.Lesdejéclaroa losángelescaídosqueno

queríasabernadadeesaguerra.Estánresentidosconmigoysiempresecallancuandoyoestoycerca.Prontodejarédeserunabuena fuentede informaciónacercade lasactividadesdelosángelescaídos.

Reclinólacabezaparaapoyarlaenelrespaldodelsofáysecubriólacaraconlagorraquellevabapuesta.Parecíatancansadoquecasiesperéqueseecharaaroncar.

—¿Undíalargo?Asintióconungruñido.

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—He seguido varias pistas con la esperanza de conseguir algo de informaciónsobre el auténtico chantajista de Pepper, pero no me han servido de nada. Puedosoportarmuchascosas,peroundíaimproductivonoesunadeellas.

—Yesolodiceelchicoquesiempretratadeconvencermedequemepaseeldíaenlacamaconél—bromeéconlaesperanzadelevantarleunpocoelánimo.

—Ángel,nosemeocurreundíamásproductivoqueese.—Erauncomentariotravieso,perolodijoconlavozapagada:nocabíadudadequeestabaagotado.

—¿PodríaserqueDabriafueralachantajista?—pregunté—.Laotranoche,enLaBolsa del Diablo, la vi hablando con Pepper en el callejón, y él no parecía muycontento.

Patchreflexionóunosinstantesensilencio.—¿Creesquepodríaser?—insistí.—DabrianoleestáhaciendochantajeaPepper.—¿Cómolosabes?Nomegustabaquenosehubieratomadomásquedossegundosparallegarauna

conclusión.ADabriaelchantajeleveníacomoanilloaldedo.—Simplemente losé.¿Cómo teha idoeldía?—preguntó.Estabaclaroqueno

teníaningunasganasdeprofundizareneltema.LehablédeladrásticadecisióndeMarciedemudarseaviviramicasaytambién

delaactitudconformistademimadre.Cuantomáshablaba,másmesoliviantaba.—Estoyseguradeque todo loquehace tieneunpropósito—ledijeaPatch—.

TengolaincómodasensacióndequeMarciesospechaqueséquiénmatóasupadre.Ymudarseconnosotrasesunatácticaparaespiarme.

Patchmepuso lamanoenelmusloydeprontoviunatisbode esperanza.Nosoportabalasensacióndedistanciamiento.

—SolohaydospersonasquesabenquematasteaHank,yesunsecretoquemellevaréalinfiernosihacefalta.Nadielodescubrirájamás.

—Gracias, Patch —le dije sinceramente—. Perdona si antes he herido tussentimientos.MesabemallodeDanteytodoestelío.Loúnicoquequieroesvolverasentirmecercadeti.

Patchmebesólapalmadelamanoyluegoladepositósobresucorazón.«Yotambiénquierosentirtecerca,Ángel»,murmurómentalmente.Meacurruqué juntoaélapoyandolacabezaensuhombro.Encuanto le toqué,

todosmishuesosserelajaron.Llevabatodoeldíaesperandoesemomento.Nopodíasoportarquehubieratensionesentrenosotrosnitampocoestarlejosdeél.«Algúndíasolo estaremos Patch y yo —me dije a mí misma—. Algún día dejaré atrás elJeshván,laguerra,losángelescaídosylosNefilim.Algúndía…soloestaremoslosdos».

—Hoyhedescubiertoalgointeresante—ledije,ylehablédelhermanopequeño

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deBlakely,dequejugabaenelequipodelinstitutoydequeBlakelysiemprehabíamostradointerésporsuspartidos.

Patchsetirólagorraatrásymemiródirectamentealosojos.—Buentrabajo,Ángel—dijo,claramenteimpresionado.—¿Yahoraqué?—pregunté.—Elviernesporlatarde,nospresentamosenelpartido.—¿CreesqueahuyentaremosaBlakelysinosve?—Noleextrañaráquetúestésallí,yyoirédisfrazado.Locogeréymelollevaré

aunapropiedadque tengoenel lagoSebago.Enesta épocadel añoesazonaestádesierta.UninconvenienteparaBlakely,unaventajaparanosotros.Loobligaréaqueme hable de los prototipos y de dónde los fabrica, y encontraremos el modo dedesactivarlos. Luego lo tendré permanentemente vigilado. Será el final de sus díascomopropagadordelahechiceríadiabólica.

—TeadviertodequeMarciecreequepodráparticiparenelinterrogatorio.Patchlevantólascejas.—Es el precio que he tenido que pagar para conseguir la información —le

expliqué.—¿Lehasjuradoquepodríaacompañarte?—No.—¿Tienesconciencia?—No.—Memordí el labio—.Tal vez.—Una pausa—.Vale, está bien: ¡sí, sí

tengoconciencia!SidejamosaMarcieplantada,mepasarétodalanochesintiéndomeculpable.Estamañanalehementidoabiertamenteynohepodidodejardepensarenello en todo el día. Ahora vive conmigo, Patch. No tengo más remedio queenfrentarmeaellaadiario.Talvezpodemosutilizarestanuevasituaciónanuestrofavor. Si le demostramos que puede confiar en nosotros, seguro que nosproporcionarámásinformación.

—Haymodosmenosarriesgadosdeconseguirla,Nora.—Yoopino que debemos dejar que nos acompañe. ¿Qué es lo peor que puede

pasar?—PodríafigurarsequeenrealidadnohemoscortadoycontárseloalosNefilim.Nohabíacaídoeneso.—Claroquetambiénpodemosdejarquevengaconnosotros,yluegoborrarese

recuerdode sumente.—Patchseencogiódehombrosyañadió—:Asíno tendríasporquésentirteculpable.

Lo medité unos instantes. Parecía un plan viable… que, sin embargo, meconvertíaenunahipócrita.

LoslabiosdePatchinsinuaronunasonrisa.—¿VasadirigirestaoperaciónoprefieresserlaniñeradeMarcie?

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Neguéconlacabeza.—TúencárgatedeltrabajosucioyyotendréaMarciecontrolada.Patchseinclinóhaciamíymebesó.—Me encantará interrogar aBlakely, pero estoy algo decepcionado:me habría

gustadopodervertepelearconMarciehastaelfinal.—Novaaserunapelea.Leexplicaréconcalmaquepuedeacompañarme,pero

quetendráqueesperarseconmigoenelcochemientrastúteenfrentasaBlakely.Estaesnuestraúltimaoferta.Olotomaolodeja.

Tanprontocomolohubedichomedicuentadeloestúpidaqueera:¿cómopodíapensarqueseríatanfácil?Marcienosoportabaqueledieranórdenes.Paraellasolohabía una cosa peor que eso y era que las órdenes se las diera yo. Por otro lado,Marciepodía sernosmuyútil enel futuro.Al finyal cabo, era lahija legítimadeHank.SiPatchyyoqueríamosforjarunaalianza,eseeraelmomento.

—Seréinflexible—leprometíaPatchconexpresiónseria—.Nomeecharéatrás.Patch se rio abiertamente.Me besó de nuevo y sentí quemi determinación se

suavizaba.—Estásmuymonacuandotratasdeponertedura—dijo.¿Cuandotratas…?Yopodíasermuydura.¡Mucho!Yeseviernesporlatardeiba

ademostrarlo.Cuidado,Marcie.

Estabaakilómetrosdecasacuandopaséjuntoauncochedepolicíaocultoenunacallelateral.Encuantodejéatráselcruce,elpolicíapusoenmarchalasirenayvinotrasdemí.

—¡Genial!—murmuré.Mientrasesperabaaqueelagenteseacercaraamiventana,calculémentalmente

loquemehabíanpagadoporelcanguro,preguntándomesi llevaríabastantedineroparalamulta.

Golpeóelcristalconelbolígrafoindicándomequebajaralaventanilla.Lelancéunamiradarápidaantesdeobedecer…yabrílosojoscomoplatos.Noeraunagentecualquiera, sino el quemásdetestaba: el detectiveBasso, conquien compartíaunalargahistoriadedesconfianzamutuayprofundaantipatía.

Bajélaventanilla.—Solomehepasadotreskilómetrosporhoradellímite—protestéantesdeque

abrieralaboca.Sosteníaunpalilloconlosdientes.—No te he hecho parar por exceso de velocidad. Llevas el piloto trasero

izquierdoroto.Esoesunamultadecincuentadólares.—Nohablaráenserio…

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Garabateó conel bolígrafo en el blocque sostenía en lamanoymeentregó lamulta.

—Conlaseguridadnuncabromeo.—¿Qué pasa, que me va siguiendo a todas partes buscando el modo de

arrestarme?—murmuréentredientesconsarcasmo.—Yategustaría.Dicho esto, volvió sin prisa al coche patrulla, se incorporó al tráfico y

desapareció.Mesaludósacandolamanoporlaventanamientrassealejaba,peronoconseguíreunirbastantevalorparadedicarleungestosoezcomorespuesta.Algonoibabien.

Un hormigueome recorrió la espalda y almover lasmanos noté que las teníaanquilosadas, como si las hubiera sumergido en agua helada.Habría jurado que eldetectiveBassodesprendíaunaenergíagélida,comounaráfagadeviento invernal,pero probablemente habían sido imaginaciones mías. Estaba algo paranoica.Porque…

Porquesoloteníaesasensaciónenpresenciadeseresnohumanos.

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Capítulo

Eseviernesporlatarde,mequitélaropaconlaquehabíaidoal institutoymepuseunospantalonesdepana,mijerseydelanademerinomáscaliente,unabrigo,un gorro y unas manoplas. El partido no empezaría hasta el anochecer y paraentonces la temperatura exterior se habría desplomado. Cuando me disponía aponermeeljersey,meparecióverelreflejodeunmúsculoenelespejo.Medetuveyexaminé mi imagen con atención. En efecto: tenía los bíceps y los trícepsperfectamente definidos. Increíble. Solo llevaba una semana entrenándome y ya seveían los resultados.Al parecermi cuerpoNefil desarrollaba losmúsculosmuchomásdeprisadeloquemicuerpohumanopodríahaberlohechonunca.

Bajélasescalerasagrandeszancadas,lediamimadreunbesoenlamejillaysalíde casa a la carrera.Elmotor delVolkswagenprotestó por el frío, pero al final sepusoenmarcha.

—¿Creesqueestoesduro?Puesyaverásenfebrero—leadvertí.Condujehastaelinstituto,aparquéenuncaminolateralalsurdelcampodefútbol

yllaméaPatch.—Estoyaquí—ledije—.¿SeguimosadelanteconelplanA?—Mientrasnoteindiquelocontrario,sí.Estoyocultoentrelamultitud.Aúnno

hayseñalesdeBlakely.¿HassabidoalgodeMarcie?Leechéunvistazoamireloj,elquehabíasincronizadoconeldePatchlanoche

anterior.—Sereuniráconmigoenelpuestodelasbebidasdentrodediezminutos.—¿Quieresquerepasemoselplandenuevo?—SiveoaBlakely,teavisoenseguida.Nomeacercoaél,peronolepierdode

vista.Alprincipio,nomehabíagustadonadaquePatchmemantuvieraalejadade la

acción,perolaverdaderaquenoqueríaencargarmedeBlakelyyosola.Nosabíalafuerzaque tenía,y,admitámoslo, tampococonocía lamía.Todo indicabaquedejarquePatch(muchomásexperimentadoqueyoenesetipodesituaciones)seencargaradeatraparloeralaopciónmásinteligente.

—¿YMarcie?—Nomesepararédeellaentodalanoche.Encuantolehayasechadoelguantea

Blakely,melallevaréatucabañadellagoSebago.Tengolasindicacionesparallegar

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allí. Tomaré el caminomás largo para que tengas tiempo de interrogarlo y dejarlofueradecombateantesdequelleguemos.Esoestodo,¿no?

—Unacosamás—dijoPatch—.Tenmuchocuidado.—Siemprelotengo—aseguré,ymebajédelcoche.Enseñémicarnédeestudianteenlataquilla,compréunaentradaymedirigíhacia

elpuestodebebidasconlosojosbienabiertos.PatchmehabíadadounadescripcióndetalladadeBlakely,peroencuantoentréenelestadioymemezcléentrelamultitud,meparecióquelamitaddeloshombresconquemecruzabaconcordabanconella.Un hombre alto, de cabello cano y constitución delgada, con aire distinguido, y elaspecto inteligente, pero algo estrafalario, de un profesor de química estereotípico.Me pregunté si, como a Patch, se le habría ocurrido disfrazarse; en ese caso,localizarlo entre lamultitud se convertiría enun auténticodesafío. ¿Iría vestidodeleñador? ¿Con la camiseta del equipo? ¿Habría ido tan lejos como para teñirse elpelo?Deloquenocabíadudaeradequedestacaríaporsuestatura.Decidíempezarporahí.

Encontré a Marcie en el puesto de bebidas, temblando de frío. Llevaba unostejanosrosa,unjerseydecuellovueltoblancoyunchalecorosaacolchadoajuego.Alverlavestidaasí,caíenlacuenta.

—¿Dónde está tu disfraz de animadora? ¿No tenías actuación esta noche?—lepregunté.

—Esununiforme,noundisfraz.Ylohedejado.—¿Hasdejadoelequipo?—Sí,yeselgrupo.—¡Uau!—Tenía cosas más importantes de las que preocuparme. Todo me parece

insustancial comparado con el descubrimiento de que eres…—miró a un ladoy aotroconinquietudyañadió—:UnaNefil.

Depronto, tuveunaextraña sensacióndeparentescoconMarcie.Sin embargo,cuando repasé mentalmente las innumerables formas en que había conseguidomartirizarme durante el último año, esa sensación se esfumó. De acuerdo, las doséramos Nefilim, pero todas nuestras similitudes acababan ahí. Y tenía que ser lobastantelistacomopararecordarlo.

—¿CreesquereconoceríasaBlakelysilovieras?—lepreguntéenvozbaja.Melanzóunamiradacargadadeirritación.—¿No te dije que lo conocía?Ahoramismo soy el únicomodo que tienes de

encontrarlo,asíquenomecuestiones.—Si loves,actúacondiscreción.Patchseencargarádeatraparlo,ynosotras lo

seguiremoshastalacabañadondelointerrogaremos.Claro que cuando llegáramos, Blakely ya habría perdido el conocimiento y a

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Marcietampocoleesperabanadabueno.Peroesoerandetallessinimportancia.—CreíaquehabíasrotoconPatch.—Asíes—mentítratandodeignorarelsentimientodeculpaquemeretorcíael

estómago—.Peronoconfío ennadiemásparaquemeayudea tratar conBlakely.QuePatchyyonoestemosjuntosnosignificaquenopuedapedirleunfavor.

Nosabíasisetragaríamiexplicación,perotampocomepreocupabademasiado.Alfinyalcabo,Patchnotardaríaenborraresaconversacióndesumente.

—QuierointerrogaraBlakelyantesdequelohagaPatch—medijo.—Nopuedes.Tenemosunplanyhayquerespetarlo.Marcieenderezólaespaldaylevantólabarbillaconaltivez.—Yaveremos.Meimaginéamímismainspirandoprofundamenteycontuveelimpulsodehacer

rechinar los dientes. Había llegado el momento de decirle que no era ella quiendirigíalaoperación.

—Siloechastodoaperder,teaseguroquetearrepentirás.Pusetodomiempeñoenquequedaraclaralaadvertencia,peroenseguidamedi

cuentadequeteníaquemejorarmisamenazas.TalvezpodíapedirleaDantequemeayudara en eso. O, aún mejor, decirle a Patch que me enseñara los trucos másefectivos.

—¿DeverdadcreesqueBlakelytieneinformaciónsobreelasesinodemipadre?—mepreguntóMarcieconunamiradapenetranteyescrutadora.

Elcorazónmediounvuelco,peroconseguícontrolarmiexpresión.—Esperoqueestanochelodescubramos.—¿Yahoraquéhacemos?—quisosaberMarcie.—Daremosunavueltatratandodenollamarlaatención.—Hablaporti—mebufóMarcie.De acuerdo, tal vez tuviera razón. Marcie estaba fantástica. Era guapa y tan

seguradesímismaqueresultabairritante.Teníadinero,yesoseveíaencadadetalle:desdesumagníficobronceadoderayosUVAhastasusmechasimpecables,pasandopor el sujetador que le realzaba el pecho. Un delirio de perfección. Mientras nosdirigíamosalasgradas,montonesdemiradassevolvieronhaciaella,haciendocasoomisodemipresencia.

«ConcéntrateenBlakely—meinsté—.Olvídatedetusenvidias:tienescosasmásimportantesdelasquepreocuparte».

Caminamos a lo largo de las gradas, dejamos atrás los servicios y cruzamos elsendero que rodeaba el campo, camino de la sección reservada al público ajeno alinstituto. Y allí, de pie en la última grada, vi al detective Basso vestido con suuniforme, vigilando a la multitud alborotada de visitantes con sus ojos duros yescépticos.«Loquemefaltaba»,pensé.Sumirada tropezóconmigoysuexpresión

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desospechaseintensificó.Recordélaextrañasensaciónquemehabíaproducidosupresencia hacía un par de noches y me apresuré a coger a Marcie del brazo yllevármeladeallí.NopodíaacusaraBassodehabermeseguido—nocabíadudadeque estaba trabajando—, pero tampocome apetecía seguir siendo el blanco de sumiradaescrutadora.

Marcieyyorecorrimoselsenderodearribaabajo.Lasgradasyaestabanllenas,yaeranochecerradayelpartidohabíaempezado;apartedelariadadeadmiradoresdeMarcie,yapesardehabernospasadomásde treintaminutos sin tomarasiento,creoquenoatrajimoslaatenciónnodeseada.

—Estoyempezandoahartarme—protestóMarcie—.Yamehecansadodetantocaminar.Porsinotehabíasdadocuenta,llevotacones.

«¡Yamíquémeimporta!»,habríaqueridogritarle.Pero,enlugardeeso,ledije:—¿QuieresencontraraBlakelysíono?Resoplóconsaña,yaloírlasemetensaronlosnervios.—Unpasomásymelargo.«¡Hastalavista!»,penséyo.Devueltaalasgradasreservadasalosestudiantes,sentíunextrañohormigueoen

lapielymevolvídeinmediatotratandodelocalizarlacausadelasensación.Enlaoscuridaddel exterior del recinto, ungrupito de hombres contemplaba la actividaddelestadioconlosdedosmetidosenlamallaquerodeabaelrecinto.Hombresquenohabían comprado entrada, pero que querían ver el partido. Hombres que preferíanocultarseentrelassombrasaexhibirsusrostrosbajolaslucesdelestadio.Mellamóla atención uno en particular, un hombre espigado y alto que iba con los hombrosencorvados. Desprendía una vibración de energía no humana que alertó mi sextosentido.

SeguícaminandoyledijeaMarcie:—Fíjateenelotroladodelavalla.¿Teparecequealgunodeesoshombrespodría

serBlakely?Marcieselimitóamirarmoviendofurtivamentelosojos.—Creoquesí.Enelcentro.Elquetieneloshombrosencorvados.Podríaserél.Eratodoloquenecesitabaoír.Mientrasseguíarecorriendolacurvadelsendero,

mesaquéelmóvildelbolsilloehiceunallamada.—Yaletengo—ledijeaPatch—.Estáenlapartenortedelestadio,fueradela

valla. Lleva unos tejanos y una camiseta.Hay varias personasmás a su alrededor,peronocreoqueesténconél.SoloperciboaunNefil,ytienequeserBlakely.

—Voyparaallá.—Nosveremosenlacabaña.—Conducedespacio.Quieropreguntarleunmontóndecosas—dijo.Dejé de escucharle: acababa de darme cuenta de que Marcie ya no estaba

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conmigo.—¡Oh, no!—susurré, palideciendo—. ¡Marcie! ¡Se ha ido a buscar aBlakely!

¡Tengoquedejarte!Ysalícorriendotrasella.Marciecasihabíaalcanzadolavallaylaoíchillarcon

suvozaguda:—¿Sabesquiénmatóamipadre?¡Dimetodoloquesepas!Complementósupreguntaconunaretahíladeinsultose improperios,yBlakely

sevolvióhaciaellayhuyó.En una demostración impresionante de arrojo y osadía, Marcie trató de

encaramarse a la valla, resbalando y resoplando con fuerza hasta que por finconsiguiópasarambaspiernasalotrolado,yechóacorrerdetrásdeBlakelyporeloscurotúnelquecomunicabaelestadioyelinstituto.

Lleguéalavallaunossegundosdespués,introdujeelzapatoenunodeloshuecosdelamallay,sinreducirlavelocidad,saltéalotrolado.Apenasmeparéaescucharlasexpresionesdeasombrodelosqueestabanalrededor.Habríaintentadoborrareserecuerdodesusmentes,peronodisponíadetiempo.ApretéelpasoparaalcanzaraBlakely y aMarcie, escrutando la oscuridad, alegrándome de quemi visión fueramuchomásagudadeloquelohabíasidonuncaenmistiemposdehumana.

Percibí la presencia de Blakely unos pasos más adelante. También detecté aMarcie,perosupodereraconsiderablementemásdébil.SuspadreseranNefilimdepuraraza,asíquepodíadargraciasporquehubieranllegadoaconcebirla,yaúnmásporhabernacidoconvida.Talvezella fueraNefildeorigen,peroyoya teníamásfuerzaqueellacuandoerahumana.

«¡Marcie!—siseémentalmente—.¡Vuelveaquíahoramismo!»DeprontoperdílaseñaldeBlakely.Dejédepercibirsupresencia.Medetuveen

seco y traté de recuperar su rastro revisandomentalmente el oscuro túnel. ¿Habíacorrido tan deprisa como para salir del alcance de mi capacidad perceptiva?«¡Marcie!»,siseédenuevo.

Y entonces la vi: de pie, al final del pasillo, iluminada por la luz de la luna.Apretéelpasoesforzándomepormantenermirabiabajocontrol.Lohabíaestropeadotodo.HabíamosperdidoaBlakelyy,loqueaúnerapeor,ahorasabíaqueíbamostrasél.Despuésdeaquellonoibaapresentarseaotropartido.Probablementeseretiraríaparasiempreasuesconditesecreto.Nuestraúnicaoportunidad…perdida.

—¿Aquéhavenidoeso?—lepregunté,asaltándola—.SesuponíaqueteníasquedejarquePatchpersiguieraaBlakely…

Mi voz se fue apagando al pronunciar las últimas palabras. Tragué saliva. AlmiraraMarcie,medicuentadequealgoibamal,terriblementemal.

—¿Patchestáaquí?—mepreguntó.Peroesanoerasuvoz,sinounamasculinaygravequehablabaenuntonoagrioyalmismotiempoalegre—.Yaveoquenohe

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sidotancuidadosocomocreía.—¿Blakely?—dijeconlabocaseca—.¿DóndeestáMarcie?—Oh,estáaquí.Aquímismo.Heposeídosucuerpo.—¿Cómo? —Pero ya sabía la respuesta: hechicería diabólica. Era la única

explicación.Eso,yqueestábamosenelmesdeJeshván,elúnicomomentodelañoenelqueeraposibleocuparotrocuerpo.

Oímospasosacercándosehacianosotrosy,apesarde laoscuridad,viquese leendurecíalamirada.Seabalanzósobremísinprevioaviso.Semoviótandeprisaqueno tuve tiempo de reaccionar. Tiró demí haciéndome girar sobremímisma ymesostuvoconfuerzaapoyandomiespaldacontrasupecho.Patchapareciócorriendo,peroredujoelpasocuandomeviopegadaaMarcie.

—¿Quéocurre,Ángel?—preguntóconvozpausadaeinsegura.—Nodigasnada—mesusurróBlakelyaloído.Losojossemeempañaronenlágrimas.Blakelyusabaunbrazoparasujetarme,

peroconelotrososteníaunanavaja,ysentíaelfiloenmipiel,unoscentímetrosporencimadelacintura.

—Nodigasnada—repitióBlakely,soltandosualientoentremiscabellos.Patchsedetuvojuntoanosotrosyvilaconfusiónescritaensurostro.Sabíaque

algoandabamal,peronoconseguíadescubrirqué.Alfinyalcabo,yoeramásfuertequeMarcie,asíque¿porquénomezafabadeella?

—SueltaaNora—ledijoPatchaMarcieconcautela.—Nodesunpasomás—leordenóBlakely,estavezempleandolavozdeMarcie.

Agudaytemblorosa—.Tengouncuchilloyestoydispuestaausarlosihacefalta—añadióBlakelyexhibiendoelarma.

«Hechicería diabólica —me dijo Patch mentalmente—. La percibo por todaspartes».

«¡Ten cuidado! ¡Blakely se ha apoderado del cuerpo de Marcie!», traté deadvertirle, pero mis pensamientos estaban bloqueados. De algún modo, Blakelyimpedíaquesalierandemicabeza.Lossentíarebotar,comosileestuvieragritandoauna pared. Todo indicaba que Blakely tenía un control absoluto de la hechiceríadiabólica,ylausabacomounarmairrefrenableytotalmentedúctil.

Con el rabillo del ojo, vi que Blakely sostenía el arma en el aire. La hoja delcuchillodespedíaunextrañobrilloazulado.Antesdequetuvieratiemposiquieradeparpadear,hundióelcuchilloenmicuerpo,ysentícomosimemetieranenunhorno.

Medesplomé,tratandodegritardedolor,sinconseguiremitirniunsolosonido.Meretorcíenelsueloconlaintencióndearrancarmeelcuchillo,peroteníatodoslosmúsculosdelcuerpoparalizadosporunaagoníaindescriptible.

LosiguientequerecuerdoesaPatcharrodilladojuntoamí,soltandounaletaníadepalabrotasconlavozatenazadaporelmiedo.Tiródelcuchillo,yyodejéescapar

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unaullidoque surgióde lomásprofundodemi ser.Oí aPatchgritándome loquedebíahacer,perosuspalabrassedesvanecían:eraninsignificantescomparadasconeldolorquetorturabahastaelrincónmásremotodemicuerpo.Estabaardiendoylasllamas consumían mis entrañas y se elevaban hacia el exterior. El calor era tanintenso que me contraía espasmódicamente agitando los miembros contra mivoluntad.

Patchmerecogiódelsueloymesostuvoenbrazos.Notévagamentequecorríahacia la salidadel túnel.Loúltimoque recuerdoesel ecodel sonidode suspasosresonandocontralosmuros.

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Capítulo

Me desperté de golpe, totalmente desorientada. Estaba en una cama que meresultabavagamentefamiliar,enunahabitaciónoscuraconunambienteacogedoryrelajado.Habíauncuerpoechadojuntoamí,yeneseinstantesedespertó.

—¿Ángel?—Estoydespierta—ledije.RespiréaliviadaalsaberquePatchestabaamilado.

Nosabíacuántotiempohabíaestadoinconsciente,peromesentíaasalvoensucasa,bajo suvigilancia—.Blakely seha apoderadodel cuerpodeMarcie.Hedejadodepercibir su presencia yme he acercado a él sin sospechar que era una trampa.Hetratado de avisarte, peroBlakelyme había aislado en una especia de burbuja:mispensamientosnopodíansalirdemicabeza.

Patchasintió,colocándomeunmechónrebeldedetrásdelaoreja.—LohevistosalirdelcuerpodeMarcieyecharacorrer.Marcieestábien.Algo

aturdida,perobien.—¿Porquéha tenidoqueclavarmeesecuchillo?—preguntéconunamuecade

dolor levantándome el jersey para examinarme la herida.Mi sangre Nefil deberíahabérmelacurado,peroelcorteseguíaabiertoydespedíaunaluzcerúlea.

—Sabíaque si tehería,yomequedaría a tu ladoen lugardeperseguirle.Peroestamelapagará—gruñóPatchapretandolamandíbula—.Cuandotehetraídoaquí,todotucuerpoestabaenvueltoenunauraazulada,delacabezaalospies.Eracomosi estuvieras en coma. No podía hablar contigo, ni siquiera mentalmente. Me heasustadomucho.

Patchtiródemíymerodeóconsusbrazosconactitudprotectora,estrechándomeconfuerza,yentoncesmedicuentadelopreocupadoquehabíaestado.

—¿Quéconsecuenciastendráestoparamí?—Nolosé.Nocreoqueseamuybuenoquetucuerpohayarecibidoyadosdosis

dehechiceríadiabólica.—Dantesetomaunaadiario.—Siélestababien,yotambiénloestaría,¿no?Al

menosesoqueríacreer.Patchnodijonada,peroyoteníaunaideabastanteclaradehaciadóndeibansus

pensamientos.Comoyo,sabíaquelaingestióndehechiceríadiabólicateníaefectossecundarios.

—¿DóndeestáMarcie?—quisesaber.—He alterado sumemoria para que no recordara queme había visto, y luego

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Dabria lahaacompañadoacasa…Nomemiresasí.Estabadesesperado,y teníaelnúmerodeteléfonodeDabriaamano.

—¡No es eso lo que me preocupa! —exclamé con una mueca de dolor: mireacciónairadameatravesólaheridaconunpinchazo.

Patchseinclinóhaciamíymebesóenlafrente.—NomehagasrepetirtedenuevoqueentreDabriayyoyanohaynada.—Ellatodavíatequiere.—Fingesentiralgopormíparahacertelapuñeta.¡Noselopongastanfácil!—Pues no la llames para pedirle favores como si formara parte del equipo—

repliqué—.Tratódematarmey,sitúladejases,teseduciríadenuevoenmenosquecantaungallo.Meda igualqueme lohayas repetidomilveces.Hevisto cómo temira.

MeparecióquePatchibaareplicar,peroselopensódosvecesyenlugardeesobajódeunsaltode lacama.Llevabalacamisetanegraarrugadayelpelorevuelto:estabarealmenteatractivo.

—¿Quieresquetetraigaalgodecomer?¿Unpocodeagua?Mesientoinútil,ysisigoasívoyavolvermeloco.

—Si no sabes qué hacer, vete a buscar a Blakely—me limité a decirle. ¿QuéhacíafaltaparaquenoslibráramosdeDabriadeunavezportodas?

Unasonrisatortuosaysiniestraseinstalóensurostro.—No tenemos que ir a por él. Vendrá a buscarnos. Para escapar, se ha visto

obligadoadejaratrássucuchillo.Sabeque lo tenemos,y tambiénsabequeesunapruebaquepuedopresentar a los arcángelesparademostrarque está empleando lahechiceríadiabólica.

Patchsoltóunacarcajada,perosualegríateníaunladosombrío.—Aunqueyanoconfíoenlosarcángeles.PepperFribergnoeslaúnicamanzana

podrida. Si les entrego el cuchillo, nadie me garantiza que se hagan cargo delproblema.Antescreíaqueeranincorruptibles,perosehantomadomuchasmolestiasparaconvencermedelocontrario.Loshevistojugarconlamuerte,mirarhaciaotrolado ante violaciones graves de la ley, y castigarme por delitos que yo no habíacometido. Me he equivocado muchas veces, y he pagado por mis errores, perosospechoquenopararánhastaquemeveanencerradoenelinfierno.Nolesgustaqueselesllevelacontraria,yesoesloprimeroquelesvienealacabezacuandopiensanen mí. Esta vez me voy a encargar del asunto personalmente: Blakely volverá abuscarsucuchillo,ycuandolohaga,leestaréesperando.

—Quieroayudarte—dijealpunto.DeseababajarleloshumosalNefilquehabíacometidolaidiotezdeacuchillarme.BlakelytrabajabaparaelejércitoNefil,peroyolodirigía.Amijuicio,susaccioneshabíansidoextremadamenteirrespetuosas,perootroslastildaríandealtatraición.YyosabíaporexperienciapropiaquelosNefilim

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eranunarazaquenoveíaalostraidoresconbuenosojos.Patchmemirófijamenteymeestudióensilencio,comosiestuvieravalorandomi

capacidadparaenfrentarmeaBlakely.Alrato,leviasentirconlacabeza,satisfecha.—Estábien,Ángel.Peroloprimeroesloprimero.Hacedoshorasqueelpartido

haterminado,ytumadreempezaráapreguntarsedóndeestás.Deberíasvolveracasa.Las lucesde lagranjaestabanapagadas,peroyosabíaquemimadrenopodría

conciliarelsueñohastaqueyohubieravueltoacasa.Llamésuavementealapuertadesudormitorio,laabríysusurréenlaoscuridad:

—Yaestoyencasa.—¿Telohaspasadobien?—preguntóconunbostezo.—Elequipohajugadodemaravilla—respondíevasivamente.—Marcie ha vuelto hace unas horas. No me ha contado mucho… Se ha ido

directamente a su habitación y ha cerrado la puerta. Parecía… tranquila.O tal vezmolesta.

Habíaunatisbodecuriosidadensuvoz.—Seguramenteteníalaregla.—Sindudaestabahaciendotodoloqueestabaen

sumanoparaevitar tenerunataquedepánicoentodaregla.Mehabíanposeídoenunaocasión,ynohabíapalabrasparadescribirlovulnerablequeunosesentía.PerolociertoeraqueMarcienomedabamuchapena: sihubierahecho loque lehabíapedido,nadadeesohabríasucedido.

Unavezenmihabitación,mequitélaropayexaminélaheridaunavezmás.Eltonoazuladoseestabadesvaneciendo.Pocoapoco,perodesaparecía.Teníaqueserunabuenaseñal.

En cuantomemetí en la cama, alguien llamóa la puerta.Marcie la abrió y sequedódepieenlaentrada.

—Estoyflipando—susurró,y,ajuzgarporsuaspecto,lodecíadeverdad.Lainvitéaentrar,ycerrólapuertatrasdesí.—¿Quéhapasadoenelestadio?—mepreguntóconlavozrota.Laslágrimasle

empañabanojos—.¿Cómohapodidocontrolarasímicuerpo?—Blakelytehaposeído.—¿Cómopuedesestartantranquila?—protestóconirritaciónsinlevantarlavoz

—.Sehametidodentrodemícomo…¡comosifueraunaespeciedeparásito!—SihubierasdejadoqueyoatraparaaBlakelycomohabíamosacordado,nadade

estohabríasucedido.Enseguidamearrepentídehabersido tanduraconella.Marciehabíacometido

unaestupidez,pero¿quiénerayoparajuzgarla?Enmividahabíatomadounabuenacantidaddedecisionesimpulsivas.Lasituaciónlahabíapilladodesprevenida,yhabíareaccionado sin pensar: quería saber quién habíamatado a su padre. ¿Quién podíaculparlaporeso?Yoseguroqueno.

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Suspiré.—Perdona,noqueríadecireso.Peroyaerademasiadotarde.Memiró,visiblementedolida,ysemarchó.

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Capítulo

Medespertésobresaltada.Danteestabainclinadosobremicama,conlasmanosapoyadasjuntoamishombros.

—¡Buenosdías!Tratédehacermeaunlado,perosusbrazosnomedejabanmoverme.—Hoyessábado—protesté,presadelcansancio.Entrenarestabamuybien,pero

memerecíaundíalibre.—Tengounasorpresaparati:unadelasbuenas.—Laúnicasorpresaquequierosonunpardehorasmásdesueño.—Vielcielo

oscuroatravésdelaventana,ydudédequefueranmásdelascincoymedia.Medestapódeuntirónyyosoltéungrito,agarrándomedesesperadamentealas

mantas.—¡Déjame!—¡Bonitopijama!LlevabapuestaunacamisetanegraquehabíacogidodelarmariodePatchyque

apenasmellegabaamediomuslo.Tirésimultáneamentedelacamisetahaciaabajoydelasmantashaciaarriba.

—Vale—claudiquéconunresoplido—.Teveofuera.Despuésdeponerme la ropadeentrenoycalzarme laszapatillasdeportivasme

encaminéafuerapesadamente.Dantenoestaba en el caminode la entrada,pero lesentícerca,probablementeenelbosquedelotroladodelacalle.TuvelasensacióndepercibiraotroNefilconélycrucéfrunciendoelceño.

NocabíadudadequeDantesehabíatraídoaunamigo.Sinembargo,alverlo—ambos ojosmorados, el labio partido, lamandíbula inflamada y un boquete en lafrente—,concluíquenodebíandellevarsemuybien.

—¿Lereconoces?—mepreguntóDantealegrementesosteniendoalNefilheridoporelcogoteparaqueyoloexaminara.

Meacerquéunospasos,sinsabermuybienaquéjuegoqueríajugarDante.—No.Estádemasiadohechopolvo.¿Selohashechotú?—¿Estásseguradequeestebuenorrono tesuena?—volvióapreguntarDante,

mostrándome los dos perfiles del Nefil con satisfacción; no cabía duda de que seestabadivirtiendo—.Anochenoparabadehablardeti.Sejactódequetehabíadadounabuenapaliza.Porsupuesto,ahífuecuandodespertómiinterés.Ledijequenunca

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había hecho tal cosa.Y, sime equivocaba, bueno, digamosqueno acostumbro seramable con los Nefilim que no respetan a sus líderes, especialmente al jefe delejércitodelaManoNegra.

DanteabandonóeltonojovialymiróalNefilheridocondesprecio.—Fue una broma—arguyó el Nefil de mala gana—. Pensé que así veríamos

hastaquépuntoerasinceraaldecirqueseguiríaadelanteconelproyectodelaManoNegra. Ni siquiera es una Nefil de nacimiento. Solo queríamos que probara unadelantodeaquelloaloquetendráqueenfrentarse…

—¿SombrerodeCowboy?—exclamédepronto.TeníalacaratandesfiguradaquenoguardabaningúnparecidoconelNefilque

mehabíaatadoaunposteenesacabañaymehabíaamenazado,perosuvozparecíalamisma.NocabíadudadequeeraSombrerodeCowboy:ShaunCorbridge.

—¿Una broma? —Dante se rio con sarna y añadió—: Si eso es lo que túentiendesporbroma,entoncesseguroquetevasareírcuandoveasloquetetenemospreparado.

Le asestó a Sombrero de Cowboy un buen golpe en la cabeza y el Nefil sedesplomósobresusrodillas.

—¿Podemoshablarunmomento?—lepreguntéaDante—.¿Enprivado?—Porsupuesto.—ApuntóaSombrerodeCowboyconundedoamenazadoryle

advirtió—:Niseteocurramoverte.En cuanto nos alejamos lo bastante como para que Sombrero de Cowboy no

pudieraoírnos,ledije:—¿Quéhapasado?—AnocheestabaenLaBolsadelDiablo,yuntarugoempezóachuleardiciendo

que te había empleado como su sparring personal.Al principiome pareció que lohabíaoídomal,perocuantomásaltohablaba,másclaroresultabaquenoseestabainventandolahistoria.¿Porquénomedijistequeungrupodenuestrossoldadostehabíaatacado?—mepreguntóDante.Noparecíaenfadado.Talvezdolido,peronoenfadado.

—¿Melopreguntasporqueestáspreocupadopormíomásbienporloqueestopuedesuponerparamievaluación?

Dantenegóconlacabeza.—No digas eso. Sabes muy bien que no estoy pensando en los números. La

verdadesquedejaronde importarmeenseguida.Esto espor ti.Ese tío tepuso lasmanosencima,yesoes imperdonable.Deacuerdo,deberíamostrarterespetocomocapitán del ejército al que dice pertenecer, pero sobre todo porque eres una buenapersonayestáshaciendotodoloposibleparaqueestosalgabien.Yoloveo,yquieroqueélloveatambién.

Susinceridadysuproximidadmeincomodaban.Especialmentedespuésdelbeso

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que estuve a punto de darle cuando me hizo ese truco psicológico. Sus palabrasparecían haber superado el límite de lo profesional, el que había definido hastaentoncesnuestrarelación.Yelquedebíaseguirdefiniéndola.

—Te agradezco lo que acabas de decirme, pero con la venganza noconseguiremos que cambie de parecer.Me odia.Muchos de losNefilim sienten lomismo.Puedequeestaseaunabuenaoportunidadparademostrarlesquesehabíanequivocadoconmigo.Creoquedeberíamosdejarque semarcheyproseguir conelentreno.

Dantenoparecíanadaconvencido.Loúnicoqueseadivinabaensurostroeraladecepción,ytalveztambiénlaimpaciencia.

—La compasión no es el camino. Esta vez no. Ese desgraciado solo veráreforzadasuopiniónsiledejasmarcharsinmás.Suempeñoesconvenceralagentede que no estás hecha para dirigir un ejército, y tratándolo conmano blanda soloconseguirásdemostrar que tiene razón.Hazlo sufrir unpoco.Que se lopiensedosvecesantesdeponertelasmanosencimaydesacreditartedenuevo.

—Dejaquesevaya—repetíconmáscontundencia.Nocreíaqueconlaviolenciapudieravencerselaviolencia.Nuncalohabíacreído.

Dantesepusounpocorojoyabriólabocaparadeciralgo,peroyoloatajé.—No pienso cambiar de opinión.Nome hizo ningún daño. Seme llevó a esa

cabañaporqueestabaasustadoynosabíaquéotracosapodíahacer.Todoelmundoestáasustado.ElmesdeJeshványahallegado,ynuestrofuturopendedeunhilo.Loque hizo estuvo mal, pero no puedo castigarlo por tratar de aliviar sus miedos.Entierraelhachadeguerraydéjalemarchar.Lodigoenserio,Dante.

Dante soltó un bufido de desaprobación. Sabía que no estaba contento, perotambiénsabíaquehabíatomadoladecisióncorrecta.Noqueríaavivarelfuegodeladiscordiaconmás leña.Parapoder superaresa situación, losNefilim teníamosqueestarunidos,teníamosquesercapacesdeactuarconcompasión,respetoyeducación,inclusocuandonoestuviéramosdeacuerdo.

—Asíque¿esoestodo?—preguntóDante,claramenteinsatisfecho.Meplantélasmanosenlascomisurasdeloslabiosparaamplificarmivoz.—¡Puedes irte!—le grité a Sombrero de Cowboy—. Siento las molestias que

hayamospodidocausarte.SombrerodeCowboysenosquedómirandoconlabocaligeramenteabierta,sin

acabárselo de creer, pero prefirió no tentar la suerte y echó a correr por el bosquecomosilepersiguieraunatajodeosos.

—Bueno—ledijeaDante—.¿Quécruelesmaquinacionesmeteníaspreparadasparahoy?¿Correrunamaratón?¿Escalarmontañas?¿Dividirlasaguasdelmar?

Al cabo de una hora los músculos de las piernas y los brazos me temblaban,exhaustos.Dantemehabíasometidoaagotadorassesionesdegimnasia:flexionesde

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brazos,flexionesdepiernas,sentadillasytijerasverticales.Cuandoyacruzábamoselbosquecaminodecasa,alcéelbrazodepronto,justopordelantedelpechodeDante,ymeacerquéelíndicealoslabiosparapedirlesilencio.

Mehabíaparecidooírruidodepasosenladistancia.A Dante tampoco se le había pasado por alto. «¿Un ciervo?», me preguntó

mentalmente.Entorné losojos tratandodeaguzar lamiradaentre las sombras.Elbosqueaún

estabaaoscurasyelespesordelavegetaciónnocontribuíaafacilitarlavisibilidad.«No.Lospasosavanzanaotroritmo».Dante me dio una palmadita en el hombro y señaló el cielo. Al principio me

quedé desconcertada, pero luego comprendí lo que pretendía: quería que nossubiéramosalosárbolesparatenerunabuenaperspectivadelproblema,siesqueeraesoloqueseestabaacercandoanosotros.

Apesardelcansancio,meencaramésilenciosamenteauncedroconlahabilidaddeunexperto:meplantéarribaconsolounpardesaltosyeladecuadomovimientodelospies.Dantesesubióaunárbolvecino.

No tuvimos que esperar demasiado. Cuando no llevábamos más que unosinstantes a salvo en la copa de los árboles, seis ángeles caídos se deslizaron ahurtadillas hasta el claro que se abría a nuestros pies. Eran tres machos y treshembras. Sus torsos desnudos estaban cubiertos de unos extraños jeroglíficos queguardabanciertoparecidoconlasmarcasdelamuñecadePatch,yllevabanelrostropintado de un rojo intenso. El efecto era pavoroso y no pude evitar pensar en losindiospawnee.

Mefijéenunoenparticular.Eraunmuchacholarguiruchoconlosojospintadosde negro. Su rostro me resultaba familiar… y, de repente, se me heló la sangre:recordésumarchasalvajeporLaBolsadelDiabloyelmodoenquelevantólamano,triunfante;yrecordéasuvíctimaylomuchoqueseparecíaamí.

Depronto soltóungruñidodepravadoque endureció su expresión,y sepusoaacechar a través de los árboles. Tenía una herida reciente en el pecho, pequeña ycircular, como si le hubieran cortado groseramente un pedacito de carne con uncuchillo.Descubríunbrillofríoeimplacableensusojosymeestremecí.

Danteyyonosquedamosenloaltodelosárboleshastaqueelgruposealejó.Encuantoestuvimosdenuevoentierra,pregunté:

—¿Cómonoshanencontrado?Sevolvióymemirófríamente,entornandolosojos.—Hancometidoungranerrorsiguiéndotehastaaquí.—¿Creesquenoshanestadoespiando?—Creoquealguienleshadadolaalarma.—El larguirucho. Lo había visto antes, en La Bolsa del Diablo. Atacó a una

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muchachaNefilqueseparecíamuchoamí.¿Loconoces?—No.—Peromeparecióquesehabíadetenidouninstanteantesderesponder.

Al cabo de cinco horas ya me había duchado y vestido, me había tomado unsaludabledesayunoabasedehuevosrevueltosconsetasyespinacas,y,depropina,habíaterminadotodoslosdeberes.Noestabamal,teniendoencuentaquenisiquieraeranlasdoce.

La puerta del dormitorio del final del pasillo se abrió y vi aparecer aMarcie.Llevabaelpelohechoundesastreyteníadoscercososcurosbajolosojos.Casipodíaolersualientomatutinodesdedondeestaba.

—Eh—ledije.—Eh.—Mi madre quiere que recojamos las hojas del jardín, así que supongo que

preferirásducharteencuantohayamosacabado.Marciefruncióelceño.—¿Cómo?—Las tareas domésticas de cada sábado —le expliqué. Probablemente «tarea

doméstica» era un términoqueMarcie no conocía, y la verdad es queme encantópoderenseñárseloyo.

—Yonohagoesascosas.—Sí,siquieresviviraquí.—Está bien —repuso de mala gana—. Deja que desayune y haga un par de

llamadas.Enotrodíacualquiera,mehabríaextrañadoqueMarciefueratanagradable,pero

estaba empezando a pensar que su buena predisposición debía de ser unmodo dedisculparseporsumeteduradepatade lanocheanterior.Eh, tratabadeencontrarlealgunaexplicaciónrazonable.

Mientras Marcie se servía los cereales para el desayuno, me fui a buscar losrastrillosalgaraje.Cuandoyahabíahechounmontónconlashojasdelamitaddeljardín delantero, oí que se acercaba un coche. Scott aparcó su Barracuda en elsenderodelaentradaysebajó.Lacamisetaquellevabamarcabatodossusmúsculos;penséenVeeydeseéhabertenidounacámaraamano.

—Eh,¿cómoteva,Grey?—medijo.Sesacóunpardeguantesdepieldetrabajodelbolsillotraserodelospantalonesyselospuso—.Hevenidoaayudar.Dimequétengoquehacer.Hoyserétuesclavo.Claroquequiendeberíaestaraquínosoyyo,sino tu novio, Dante. —Siguió tomándome el pelo sobre Dante, pero no pudedeterminar si se creía realmente lo de nuestra relación. Hablaba empleando ciertotonodemofa.Aunquelaverdaderaqueyodetectabaesemismotonoenunadecadadiezpalabrasquepronunciaba.

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Meapoyéenelrastrillo.—Noloentiendo:¿cómosabíasquehoyibaarecogerlashojasdeljardín?—Tunuevamejoramigamelohacontado.Yonoteníaningunanuevamejoramiga,perosíunaeternaarchienemiga.Asíque

entornélosojosyaventuré:—¿TehallamadoMarcie?—Mehadichoquenecesitabaque la ayudaran con las tareasde la casa.Tiene

alergiaynopuedetrabajaralairelibre.—¡Eso esmentira!—exclamé.Sin embargo, yohabía sido lo bastante ingenua

comoparacreerqueestabadispuestaacolaborar.ScottcogióelrastrilloqueyohabíadejadoapoyadoenlaparedparaMarcieyse

dispusoaayudarme.—Hagamosunmontónenormeyluegoteechamosatiencima.—Esanoeslaidea.Scottmesonrióymedioconelcodo.—¡Peroseríadivertido!Marcieabriólapuertaprincipalysalióalporche.Sesentóenlosescalonescon

laspiernascruzadase,inclinándosehaciadelante,exclamó:—¡Hola,Scott!—¡Hola!—Graciasporvenirarescatarme.Eresmicaballerodelabrillantearmadura.—Creoquevoyavomitar—dijeyomirandohaciaelcielomelodramáticamente.—Ya sabes, cuando quieras—repuso Scott—. Cualquier excusa es buena para

veniramartirizaraGrey.Semeacercópor laespaldaymemetióunpuñadodehojassecasdebajode la

camiseta.—¡Eh!—grité,yrecogíapresuradamenteunbuenmontónparaarrojárselasa la

cara.Scott dejó caer los hombros, se abalanzó sobre mí y me echó al suelo,

desparramando todas las hojas que yo había amontonado con tanto esmero. Meenfadé al ver que en unmomento había echado por tierra todomi trabajo, pero, apesar de ello, no conseguí parar de reír.Lo tenía encima, abarrotando de hojasmicamiseta,misbolsillosymispantalones.

—¡Scott!—exclaméentrerisas.—¡Ya vale!—dijoMarcie con voz de aburrimiento, pero yo sabía que estaba

irritada.CuandoScottporfinmedejórespirar,ledijeaMarcie:—Esunalástimaquetengasalergia.Recogerhojaspuedesermuydivertido.¿No

telohabíadicho?

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Mefulminóconunamiradacorrosivayluegosemetióencasa.

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Capítulo

EncuantoScottyyohubimosllenadodehojassecasunbuennúmerodebolsasdebasuranaranjaylashubimosdecoradocomosifuerancalabazaspararepartirlasluegopor el jardín, entramos en casa para tomarnos unvasode lechey probar lasdeliciosas galletas de chocolate y menta de mamá. Creía que Marcie se habríaretiradoasuhabitación,peronoslaencontramosesperándonosenlacocina.

—HepensadoquedeberíamoscelebrarunafiestadeHalloween—sugirió.Soltéunbufidoaúnconelvasodelecheenloslabios.—Noteofendas,peroenestafamilianosenosdanmuybienlasfiestas.Amimadreseleiluminóelrostro.—Amímepareceuna idea estupenda,Marcie.Nohemos celebradounadesde

queHarrisonmurió.Podríapasarmeporlatiendadeadornosparafiestas,averquétienen.

MiréaScottenbuscadeayuda,peroseencogiódehombrosyopinó:—Podríaestarbien.—Tienesunbigotedeleche—repuseconacritudcomorespuesta.Selolimpióconeldorsodelamano…yluegosesecóenmibrazo.—¡Eh!—grité,dándoleunempujónenelhombro.—Creoquedeberíamosteneruntema…Como,porejemplo,parejasfamosasde

lahistoria,ydecirleatodoelmundoquevengaconacompañante—propusoMarcie.—¿Noesalgoquesehechoya…?—dije—.¿Comounmillóndeveces?—El temadebería ser:personajes famososde laspelículas sobreHalloween—

replicóScottconunasonrisasádica.—Eh,eh.Tranquilos.Frenadunpoco—saltélevantandolasmanos—.Mamá,¿te

dascuentadequeparaesotendríamosquelimpiarlacasadearribaabajo?Mimadresoltóunarisaforzada,claramenteofendida.—Lacasanoestátansucia,Nora.—¿Cadainvitadotraeráalgooloponemostodonosotros?—quisosaberScott.—Nadadecerveza—dijimosmimadreyyoacoro.—Puesamímegustalaideadelasparejasfamosas—insistióMarcie,sinduda

conunplanenmente—.Scott,túyyopodríamosirjuntos.Scottnodesaprovechólaocasión.—¿QuétalsiyosoyMichaelMyersytúunadelascangurosalasquemutilo?

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—No—espetóMarcie—.SeremosTristáneIsolda.Saquélalenguaconactitudburlona.—¡Quéoriginal!Scottmediounapataditaenlapiernaentonodebroma.—¡Vaya,menudaaguafiestasestáshecha!«MepareceunafrivolidadplanificarunafiestadeHalloweencuandoestamosen

pleno Jeshván —le dije críticamente en pensamientos—. Puede que los ángelescaídosseesténconteniendo,peronoseguiránasíparasiempre.Losdossabemosqueseestácociendounaguerra,ytodoelmundoesperaqueyohagaalgoalrespecto.Asíque¡perdonasinoestoycomounascastañuelas!»

«Deacuerdo—repusoScott—,peropuedequelafiestateayudeadesconectarunpoco».

«¿EnseriopiensasirconMarcie?»Memiróconunasonrisa.«¿Creesquedeberíaircontigo?»«CreoquedeberíasirconVee».CuandoaúnnohabíatenidotiempodeevaluarlareaccióndeScott,Marciedijo:—¿Qué leparece sivamos todosacomprar losadornos, señoraGrey?Y luego

podemospararenlapapelería,asípodréencargarlasinvitaciones.Megustaríaalgofestivoyespeluznante,peroalmismotiemporefinado.—Agitóloshombrosysoltóungritito—.Oh,¡estovaasermuydivertido!

—¿Aquiénvasatraerdeacompañantealafiesta,Nora?—mepreguntómamá.Fruncí los labios, incapaz de dar con la respuesta acertada. Scott ya estaba

pillado, a Dante lo descartaba —habría ayudado a hacer correr el rumor de quesalíamos juntos, pero la verdad era que yo no estaba de humor— ymimadre nosoportabaaPatch.Esmás,sesuponíaqueyoloodiaba:éramosenemigosmortales,almenosesoteníaquepensartodoelmundo.

Nomeapetecíaacudiraesafiesta.Teníaproblemasmásimportantesdelosqueocuparme:meperseguíaunarcángelvengativo;eraeljefedeunejércitoynosabíahaciadóndetirar(apesardemipactoconlosarcángeles,estabaempezandoapensarquelaguerranosoloerainevitable,sinotambiénlaopciónmásadecuada);mimejoramigame ocultaba secretos queme quitaban el sueño; y ahora eso, una fiesta deHalloween.Enmipropiacasa,yencimatendríaquehacerdeanfitriona.

Marciemeofrecióunasonrisaburlona.—AnthonyAmowitzestálocoporti.—Oh,háblamemásdeeseAnthony—laanimómimadre.AMarcieleencantabanlasbuenashistorias,ynodudóniunsegundoencontar

aquella.—Estaba en nuestra clase de Educación Física el año pasado. Cada vez que

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jugábamosalsoftball,éleraelquecogíalapelotay,cuandoletocababatearaNora,noparabademirarle laspiernas.Elpobre estaba tandistraídoque se le escapabantodaslaspelotas.

—EsqueNoratieneunaspiernaspreciosas—dijomimadrebromeando.Levantéelpulgarhacialasescalerasydije:—Subo a mi habitación para darme con la cabeza en la pared unos miles de

veces.Loprefieroaesto.—¡TúyAnthonypodríais serScarlettyRhett!—megritóMarciemientrasme

iba—.OBuffyyAngel.¿YquémedicesdeTarzányJane?

Esa noche dejé la ventana entreabierta y, justo después de las doce, Patch sedeslizó dentro.Olía a tierra y a bosque, cuando se echó sigilosamente en la camajuntoamí.Apesardequemehabríagustadopodergritara loscuatrovientosqueteníamos una relación, había algo innegablemente sexy en nuestros encuentrossecretos.

—Tehe traído una cosa—medijo depositando una bolsa de papel de embalarencimademibarriga.

Meincorporéenlacamayexaminéelcontenido.—¡Una manzana bañada en caramelo de Delphic Beach! —exclamé con una

sonrisa—.Sonlasmejores.Ytambiénhastraídootraconralladuradecoco:¡sonmispreferidas!

—Esparaquetemejores.¿Cómotieneslaherida?Melevantélachaquetadelpijamaparamostrarlelabuenanoticia.—Yaestábien.Elúltimorastrodelamanchaazuladahabíadesaparecidohacíasolounashorasy

laheridasehabíacuradocasiinstantáneamente.Loúnicoquequedabaeraunapálidacicatriz.

Patchmebesó.—Québuenanoticia.—¿SesabealgodeBlakely?—No,peroessolocuestióndetiempo.—¿Hasnotadoquetesiguiera?—No.—Lafrustración tiñó ligeramentesuvoz—.Peroestoysegurodequeno

mepierdedevista.Necesitarecuperarelcuchillo.—Lahechiceríadiabólicaestácambiandolasreglas,¿verdad?—Yodiríamásbienquemeestáobligandoatenermásinventiva.—¿LlevaselcuchillodeBlakelyencima?—lepreguntéconlamiradapuestaen

susbolsillos,queparecíanvacíos.Selevantólacamisetayvielmangodelcuchillo,quesobresalíaporencimadesu

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cinturóndepiel.—Nolopierdodevistaniunsegundo.—¿Estássegurodequevendráabuscarlo?Talvezsepaquelosarcángelesnoson

tansantoscomotodoscreíamos,yestéconvencidodequepuedeseguiradelanteconlahechiceríadiabólica.

—Esunaposibilidad,peronolocreo.Losarcángelessonmuyhábilesalahorade esconder sus secretos, especialmente de los Nefilim. Creo que Blakely estáasustado,yjuraríaquenotardaráenhaceralgúnmovimiento.

—¿Ysitraerefuerzos?¿YsisomostúyyocontraveinteNefilim?—Vendrásolo—aseguróPatch—.Lahacagadoytratarádearreglarsumetedura

depataenprivado.A juzgarpor lovaliosoqueespara losNefilim, seguroquenoteníapermitidoacudiraunpartidodefútbolporsucuenta.Estoyconvencidodequese escapóahurtadillasdel laboratorio, pondría lamanoen el fuego.Debede estarmuynervioso:sabequetienequearreglaresteasuntoantesdequealguienseentere.Pienso utilizar su miedo y su desesperación a nuestro favor. Sabe que seguimosjuntos. Lo obligaré a hacer un juramento en el que se comprometa a no decir unapalabra sobre nuestra relación y lo amenazaré con no devolverle el cuchillo si seniega.

Cogíunodelospedazosdemanzanacubiertodecarameloylopartíendos.—¿Algomás?—preguntóPatch.—Mmm… Sí. En el entreno de esta mañana, Dante y yo hemos sido

interrumpidosporungrupitodegamberrosqueeranángelescaídos.—Meencogídehombros—.Nos hemos escondido hasta que se hanmarchado, pero diría que esteJeshvánlosánimosestánmuycaldeados.¿Noconocerásaunángelcaídodelgaduchoconelpechocubiertodemarcas?Eslasegundavezqueloveo.

—Nomesuena.Peromantendrélosojosbienabiertos.¿Seguroqueestásbien?—Segurísimo.Cambiandodetema:Marcievaacelebrarunafiestaenlagranja.Patchsonrió.—EldramadelafamiliaGrey-Millar…—Eltemaseráparejasfamosasdelahistoria.¿Seteocurrealgomástrillado?Y,

loqueespeor,hainvolucradotambiénamimadre.Hoyiránjuntasacomprartodoslosadornos.Durantetreshoras.Escomosideprontofueranamigasdelalma.—Cogíotro pedazo de manzana e hice una mueca—. Marcie lo va a estropear todo. YoqueríaqueScottfueraalafiestaconVee,peroMarcieyalohaconvencidodequeseasuacompañante.

Patchampliósusonrisa.Yyoledediquéunademismiradasdedisgusto.—Notienegracia.Marciemeestádestrozandolavida.Oye,¿sepuedesaberde

quéparteestástú?

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Patchlevantólasmanosenseñalderendición.—Amínomemetas.—Necesitounacompañanteparaesadichosafiesta.TengoqueeclipsaraMarcie.

—Y,conunachispadeinspiración,añadí—:Quieroircogidadelbrazodeunchicoaúnmásguapoqueelsuyoyllevarunvestidomejor.YsemeocurriráalgomilvecesmásoriginalqueTristáneIsolda.

MiréaPatchesperanzada,peromerehuyó.—Nodebenvernosjuntos.—Peroiríasdisfrazado.Piénsalocomounreto:conseguirquenonosdescubran.

Tienesqueadmitirlo:estodeandaraescondidasesbastantesexy.—Yonovoyafiestasdedisfraces.—Porfa,porfa,porfa…—leroguébatiendolospárpados.—Mevasavolverloco.—SoloconozcoaunchicoqueseamásatractivoqueScott…Esperéquelaideatentarasuego.—Tumadrenomedejaráponer lospies envuestra casa.Hevisto el armaque

guardaenelúltimoestantedeladespensa.—Yatelohedicho:irásdisfrazado,tonto.Nosabráqueerestú.—Novasarendirte,¿verdad?—No.¿QuétepareceJohnLennonyYokoOno?¿OSansónyDalila?¿YRobin

HoodyLadyMarian?Levantóunaceja.—¿HaspensadoenPatchyNora?Entrelacé los dedos encima del estómago ymiré hacia el techo con expresión

taimada.—Marciesevaaenterar.ElmóvildePatchsonóyélechóunvistazoalapantalla.—Númerodesconocido—murmuró,yaloírlosemehelólasangre.—¿CreesquepuedeserBlakely?—Solohayunmododesaberlo.Respondióelteléfonoconvoztranquila,peroseca.Enseguidasentíqueelcuerpo

dePatchsetensabajuntoamíysupequesetratabadeBlakely.Lallamadanodurómásqueunossegundos.

—Eraél—meconfirmóPatch—.Quierequenosveamos.Ahora.—¿Asídefácil?Patch me miró a los ojos y comprendí que eso no era todo. No alcanzaba a

interpretarsuexpresión,peroalverlaansiedadensurostrosentíquesemecortabalarespiración.

—Sileentregamoselcuchillo,nosdaráelantídoto.

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—¿Quéantídoto?—pregunté.—Cuandoteapuñaló,teinoculóalgo.Nomehadichoqué.Solomehaadvertido

dequesinotetomasprontoelantídoto…—Selequebrólavozy,despuésdetragarsaliva, añadió—: Ha dicho que vas a lamentar lo que hiciste. Que los dos lolamentaremos.

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Capítulo

Esunfarol.Pretendetendernosunatrampa.Tratadeasustarnos;asíestaremostanpreocupados intentandodescubrir qué extraña enfermedadmeha inoculadoquenoactuaremosconeficacia.

Saltédelacamayempecéaandardeunextremoaotrodelahabitación.—Oh, es bueno, muy bueno. Yo digo que lo llamemos y le digamos que le

entregaremoselcuchilloencuantohayajuradoquenovolveráautilizarlahechiceríadiabólica.Esunbuenacuerdo.

—¿Ysidicelaverdad?—preguntóPatchquedamente.Noqueríapensareneso.Silohacía,mepondríaenlasmanosdeBlakely.—Estámintiendo—afirméconconvicción—.EraelprotegidodeHank,ysien

algoteníatalentomipadre,eraenmentir.Estoyseguradequeselopegó.Llámalo.Dilequenohaytrato,quesemehacuradolaheridayquesirealmentemeocurrieraalgo,aestasalturasyalosabríamos.

—Estamos hablando de hechicería diabólica, Ángel. No funciona según lasnormas.—Las palabras de Patch estaban cargadas de preocupación y también defrustración—. No creo que podamos dar nada por sentado, y mucho menos quedebamossubestimarle.Sihizoalgoparaperjudicarte,Ángel…

UnmúsculodelamandíbuladePatchsecontrajoporlaemoción,ytuvemiedodeque fueraahacerexactamente loqueBlakelydeseaba:pensarcon la rabiaynoconlacabeza.

—Esperemosuntiempo.Siestamosequivocados,cosaquedudo,dentrodedos,cuatrooseisdíasBlakelyaúnquerrárecuperarelcuchillo.Tenemoslasarténporelmango. Si empezamos a sospechar que realmente me inoculó algo grave, lollamamos.Querráreunirseconnosotrosigualmente,porquesuobjetivoesrecuperarelcuchillo.Notenemosnadaqueperder.

Patchnoparecíaconvencido.—Hadichoquenotardaríasennecesitarelantídoto.—¿Notedascuenta?Nohasidonadapreciso:sihubieradicholaverdad,habría

dadounperíododetiempomásconcreto.Mivalentíanoerafingida.NiunapartedemícreíaqueBlakelyestuvierasiendo

franco. La herida se había curado, y nuncame había sentidomejor. Nome habíainoculadoninguna enfermedad.No iba a tragármelo.Yme frustróquePatch fuesetan cauteloso, tan ingenuo. Quería ceñirme al plan original: llevarnos a Blakely y

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acabarconlaproduccióndehechiceríadiabólica.—¿Dóndequierequeosencontréis?¿Dóndepiensahacerelcambio?—Notelovoyadecir—respondióPatchconuntonocalmadoymesurado.Lomiré,confundida.—Perdona,¿quéhasdicho?Patch seme acercó yme cogió delicadamente el cuello con ambasmanos. Su

expresión era inalterable. Estaba muy serio… Seguro que me ocultaba algo. Fuecomo sime abofeteara: llevaba la traición escrita en el rostro.No podía creer quefueraaactuarencontrademivoluntad.Tratédezafarmedeél,demasiadoenfadadacomoparadecirnada,peroPatchmecogióporlacintura.

—Respetotuopinión,perohacemuchomástiempoquetúquemededicoaestascosas—medijomuyseriamenteconvozsincera.

—Noseascondescendienteconmigo.—Blakelynoesunabuenapersona.—Graciasporlainformación—repliquéconironía.—Esperfectamentecapazdehabertecontagiadoconalgo.Hacetantotiempoque

trabajaconlahechiceríadiabólicaqueyanodebedesaberloqueeselsentidodeladecencia y la humanidad. La hechicería habrá endurecido su corazón y le habrámetido ideas en la cabeza, ideas perversas,maliciosas, ignominiosas.No creo quelanceamenazasaciegas.Parecíasincero,convencidodecumplircon loquemehadicho.Sinomeencuentroconélestanoche,sedesharádelantídoto.Notienemiedodemostrarnoseltipodehombrequees.

—Entoncesdemostrémosleconquiénestá tratando.Dimedóndequierequenosencontremos.Cojámosleeinterroguémosle—ledesafié.Leechéunvistazoalreloj.Habían transcurrido cinco minutos desde que Patch había colgado el teléfono.Blakely no esperaría toda la noche. Teníamos quemovernos: estábamos perdiendotiempo.

—TúnovasaencontrarteconBlakelyestanoche,ypunto—sentencióPatch.No soportaba ese comportamientodemachito.Yo tenía tantoderecho adecidir

comoél,yPatchmeestabadejandoaun lado.Miopiniónno le importaba lomásmínimo:sololohabíadichopordecir.

—¡Vamosaperdernuestraoportunidaddeatraparlo!—protesté.—Yovoyahacerelintercambioytútequedarásaquí—insistió.—¿Cómopuedesdecireso?¡Vasadejarquesesalgaconlasuya!¿Quédemonios

tepasa?Memiróalfondodelosojos.—Creía que era obvio, Ángel. Tu salud esmás importante que conseguir esas

respuestas.YaatraparemosaBlakelyenotraocasión.Mequedéconlabocaabiertaysacudílacabezadeunladoaotro.

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—Sisalesdeaquísinmí,nuncateloperdonaré.Era una dura amenaza, pero estaba dispuesta a cumplirla. Patch me había

prometido que éramos un equipo. Sime dejaba de lado, lo interpretaría como unatraición. Habíamos pasado por demasiadas cosas juntos como para queme trataraahoracomoaunaniñitaindefensa.

—Blakelyestámuyinquieto.Sipresientealgoraro,seescaparáysellevaráconél el antídoto. Dijo que quería encontrarse conmigo a solas, y pienso respetar suvoluntad.

Neguéenfáticamenteconlacabeza.—NomezclesaBlakelyenesto.Estoesentre túyyo.Dijistequeseríamosun

equipo.Estotienequeverconloquenosotrosqueremos,noconloquequiereél.Alguienllamóamihabitación,yyotroné:—¿Qué?Marcieabriólapuertaysequedódepiejuntoalquicio,conlosbrazoscruzados.

Llevaba una enorme camiseta vieja y unos pantalones cortos.Nada que ver con elatuendoquehabíacreídoqueemplearíaparadormir.Melahabíaimaginadoconalgomásrosa,másescotado,conmásencajes.

—¿Conquiénestáshablando?—mepreguntómediodormidafrotándoselosojos—.Teoigodalequetepegodesdemihabitación.

MevolvíhaciaPatch,perosehabíadesvanecido:eneldormitoriosoloestábamosMarcieyyo.

Agarréunadelasalmohadasdelacamaylaarrojéconfuriacontralapared.

Cuandomedespertéeldomingoporlamañana,unhambreatroz,indescriptible,meatenazabaelestómago.Melevantédelacamaymefuidirectamentealacocinasin siquierapasarpor el cuartodebaño.Abrí laneveradeun tirónyexaminéconavidezelcontenidodetodoslosestantes:leche,fruta,losrestosdelfileteStroganoffdeldíaanterior,ensalada,lonchasdequeso,gelatinadefresa.Nohabíanadaquemeresultase remotamente apetecible y, sin embargo,mi estómago se retorcía laceradoporlospinchazosdelhambre.Metílacabezaenladespensayrastreéconlamiradalos montones de paquetes que llenaban las estanterías; nada, todo me dejabaindiferente,comosien lugardealimentos fueranpedazosdepoliéster.Esahambreinexplicable se intensificó al nometerme nada en el estómago, y empecé a sentirnáuseas.

Faltabanunosminutosparalascinco,nisiquierahabíaamanecido,perovolvíalacamaconpesadez.Sinopodíaacabarconesosdolorescomiendo,trataríadehacerlosdesaparecerdurmiendo.Elproblemaeraquemesentíacomoenloaltodeunanoria,ylacabezamedabavueltasymásvueltas.Teníalalenguasecaehinchadaporlasedy, sin embargo, cuando pensaba en beber, aunque solo fuera un trago de agua,mi

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estómago se rebelaba y me entraban ganas de devolver. Por un momento, se meocurrióquetodopodíaserconsecuenciadelaherida,peromesentíademasiadomalcomoparapoderpensar.

Mepasélossiguientesminutosrevolviéndomeenlacama,tratandodeencontrarlapartemásfrescadelassábanasparaaliviarmidolor,yentoncesunavozsedosamesusurróaloído:

—¿Sabesquéhoraes?Dejéescaparungruñidogenuino.—Hoynopodréentrenar,Dante,meencuentromuymal.—Esaexcusa estámuy trillada.Vamos, sal de la cama—insistiódándomeuna

palmaditaenlapierna.Lacabezamecolgabafueradelcolchóny,alversuszapatillasdeportivas,ledije:—¿Sidevuelvoencimadetuspiesmecreerás?—Nosoytanremilgado.Teesperofueradentrodecincominutos.Sillegastarde,

tendrás que compensármelo. Ocho kilómetros demás por cadaminuto de retraso.Parecelojusto,¿no?

Se marchó, y necesité echar mano de toda mi motivación para bajarme de lacama.Mecalcélaszapatillasdeportivaslentamente,atrapadaenunabatallacontraunhambrevoraz,porunlado,yunmareoincontrolable,porelotro.

Cuandoconseguíllegaralcaminodelaentrada,Dantemedijo:—Antesdeempezar,tepondréaldíaacercadelosavancesenlapreparaciónde

nuestro ejército. Una de mis primeras obligaciones como teniente ha sido asignaroficiales a nuestras tropas. Espero que apruebesmis decisiones. El entreno de losNefilimvabien—prosiguiósinaguardarmirespuesta—.Noshemosconcentradoenlas técnicascontra laposesióndecuerpos, enel empleode los juegospsicológicoscomoestrategiastantoofensivascomodefensivasyenelseguimientodeunrigurosoprograma de preparación física.Nuestro punto débil es el reclutamiento de espías.Necesitamosdesarrollarfuentesdeinformaciónfiables.Esdevitalimportanciasaberqué planean los ángeles caídos, pero no hemos tenido éxito en este punto—dijomirándome,expectante.

—Eh…Vale.Hacesbienendecírmelo.Aversisemeocurrealgo.—HabíapensadoquepodíassugerírseloaPatch.—¿Queespíeparanosotros?—Sacaprovechodevuestrarelación.Talveztengainformaciónsobrelospuntos

débilesdelosángelescaídos.Puedequeconozcaaángelescaídosqueseanfácilesdeconvencer.

—NopiensoutilizaraPatch.Yatelodije:Patchnoparticiparáenestaguerra.NosehaalineadoconlosángelescaídosynopiensopedirlequeespíeparalosNefilim—repusefríamente—.Novoyainvolucrarloenesto.

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Danteasintió.—Entendido. Olvídate de lo que te he dicho. Como siempre, empezaremos

calentando.Dieciséiskilómetros.Adelante,quierovertesudar.—PeroDante…—protestéconunhilodevoz.—¿Esoskilómetrosdemássobrelosqueteheadvertido?Unaexcusa.«Vamos,acabaconesto—medecíatratandodeanimarme—.Tieneselrestodel

díaparadormir.Ycomer,ycomer,ycomer».Dantefueduroconelentreno;despuésdedieciochokilómetrosdecalentamiento,

mehizosaltarrocasdosvecesmásaltasqueyo,subiralacarreralaempinadacuestade un barranco, y repetir algunas de las lecciones que ya me había dado,especialmentesobretrucospsicológicos.

Porfin,alterminarlasegundahora,dijo:—Yaestábienporhoy.¿Sabrásvolveracasa?Nos habíamos alejado muchos kilómetros, pero el sol que asomaba por el

horizonteme indicabadóndeseencontrabaeleste,yestababastanteseguradequepodríavolveracasasola.

—Notepreocupespormí—ledije,ymemarché.A medio camino encontré la roca sobre la que habíamos depositado nuestras

cosas:elimpermeablequemehabíaquitadodespuésdelcalentamientoylabolsadedeporteazulmarinodeDante.Lallevabacadadíaycargabaconellamientrascorríapor el bosque durante varios kilómetros, lo cual seme antojaba no solo pesado eincómodo,sinotambiénpocopráctico.Hastaentonces,nolahabíaabiertoniunasolavez.Almenos,delantedemí.Labolsapodríahabercontenidotodalacoleccióndeaparatosde torturaqueDantepensabaemplearconmigocon laexcusadelentreno.Sin embargo, lomás probable era que la empleara para llevar ropa y zapatillas dedeportederepuesto…yseguramente—ysoltéunarisaalpensarlo—tambiénunpardecalzoncillosconunestampadodepingüinosquemeserviríanparatomarleelpeloduranteunbuentiempo.Einclusopodríadejarloscolgadosdealgúnárbolcercano.Porallínohabíanadiequepudieraverlos,peroseguroquesemoriríadevergüenzaalpensarqueyoloshabíadescubierto.

Sonreífurtivamente,yabrílacremallerasolounospocoscentímetros.Encuantovi la retahíla de botellas de cristal llenas de ese líquido azul, se me retorció elestómagodedoloryelhambremearañópordentrocomosituvieravidapropia.

Unansiairrefrenableamenazabaconexplotarenmiinterioryunpitidoagudomeperforaba los oídos. De pronto, el recuerdo del intenso sabor de la hechiceríadiabólicame arrolló comouna ola.Era repugnante, pero valía la pena.Recordé elpoderquemehabíadado.Casinopodíaaguantarelequilibrio:lanecesidaddesentirde nuevo ese subidón me consumía. Los saltos vertiginosos, la velocidadincomparable,laagilidaddeunfelino.Semeaceleróelpulso,ansiosaporprobarla

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denuevo.Empecéaverborrosoylasrodillassemeaflojaron.Yacasipodíasaborearelalivioylasatisfacciónqueibaasentirsoloconelprimersorbo.

Contélasbotellasatodaprisa.Quince.SeguroqueDantenonotaríasihabíaunademenos.Sabíaque robarestabamaly tambiénque lahechiceríadiabólicanomeconvenía.Peroesospensamientoseranargumentosvacíosqueflotabanaladerivaenalgún rincón perdido de mi cabeza. Me dije a mí misma que muchos de losmedicamentosquemerecetabaelmédicotampocoeranbuenosensegúnquédosis,peroaveceslosnecesitaba.Delmismomodoqueenesemomentonecesitabatomarunsorbodehechiceríadiabólica.

Hechicería diabólica. Era tal el ansia de revivir la sensación de poder quemeproporcionaría,queapenaspodíapensar.Deprontomeasaltóunpensamiento:teníatanta necesidad de tomarla que si no lo hacía tal vez moriría. Estaba dispuesta acualquiercosacontaldevolverasentirmedeesemodo.Indestructible.Intocable.

Sindarmetiemposiquieraapensar,cogíunabotella.Estabafríaysutactomedioconfianza. Aún no había bebido ni un sorbo y ya pensaba con más claridad. Losmareos habían desaparecido y,muy pronto, también desaparecería la sensación deansiedad.

Labotella se adaptabaperfectamenteamimano, comosi estuvierahechaamimedida.Dantequeríaqueesadosis fueraparamí.Al finyalcabo,¿cuántasveceshabíatratadodeconvencermedequetomarahechiceríadiabólica?¿Yacasonohabíadichoqueiríaacuentadelacasa?

Cogería solo una botella, con una bastaría. Saborearía esa oleada de poder unavezmásyyamequedaríasatisfecha.

Solounavezmás.

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Capítulo

Abrí losojosaloírungolperepentinoen lapuertayme incorporédeunsalto,desorientada.Losrayosdelsolentrabana raudalespor laventanade lahabitación,anunciando la llegadadelmediodía.Tenía lapielempapadaensudory lassábanasenredadasentrelaspiernas.Unabotellavacíayacíavolcadaenlamesitadenoche.

Rebusquéansiosaenmimemoria.Despuésdedestaparlabotella,arrojareltapónalsueloyacabarmetodaladosis

de hechicería diabólica de un solo trago, me costó Dios y ayuda llegar a midormitorio:boqueéasaltadaporlasnáuseas,conlasensacióndequeibaaahogarme;ellíquidomeobstruíalagarganta,perosabíaquecuantomásdeprisameloacabara,antespasaríaelmalrato.Unaoleadadeadrenalinaazotómicuerpodisparandotodosmissentidosaniveles indescriptibles.Meentraronunasganas irrefrenablesdesalirafuera y ponermi organismo al límite, corriendo, saltando y esquivando cualquierobstáculoamipaso.Comovolar,peromejor.

Y entonces, con lamisma rapidez conquehabían llegado esas ansias,mevineabajo.Nisiquierarecordabahabermedesplomadoencimadelacama.

—¡Despierta,dormilona!—gritómimadredesdeelotroladodelapuerta—.Yaséqueesfindesemana,perosisiguesasítevasapasartodoeldíadurmiendo.Yasonmásdelasonce.

¿Lasonce?¿Habíaestadoinconscientecuatrohoras?—Ahora mismo bajo —respondí. Tenía temblores por todo el cuerpo,

probablemente como consecuencia de la hechicería diabólica. Había consumidodemasiada, y demasiado deprisa. Eso explicaba que hubiera estado inconscientedurantehorasytambiénlaextrañasensaciónnerviosaquepalpitabaenmiinterior.

NopodíacreerquelehubierarobadoesabotellaaDante.Yaúnmenosquemelahubierabebido.Estabaavergonzadademímisma.Teníaqueencontrarunmododearreglarlo,peronosemeocurríapordóndeempezar.¿CómopodíadecírseloaDante?Estabaconvencidodequeyoera tandébil comounhumanoyelhechodequenofueracapazdecontrolarmisdeseosdemostrabaqueteníarazón.

Deberíahaberlepedidopermiso.Pero lomáscuriosodel casoesquemehabíadivertido robársela.Había sido emocionantehacer algomaloy salirmecon lamía,como también lohabía sidodarmeel caprichode tomarmeesadosisdehechiceríadiabólica, de bebérmela toda sin darme siquiera un respiro, resistiéndome a

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racionarla.¿Cómoeraposibleque tuvieraesoshorriblespensamientos?¿Cómoeraposible

quemehubieradejadollevardeesemodo?Noerapropiodemí.Mejuréquenuncavolveríaatocarlahechiceríadiabólica,enterrélabotellaenel

fondodelapapeleraytratédeborrarelincidentedemicabeza.Diporsentadoqueaesashorasdesayunaríaasolas,peromeencontréaMarcie

instaladaalamesadelacocina,tachandonúmerosdeteléfonodeunalista.—MehepasadotodalamañanainvitandoagentealafiestadeHalloween—me

explicó—.Yasabes,ereslibredecolaborarcuandoquieras.—Creíaqueibasamandarinvitaciones.—Nohaytiempo.Lafiestaeseljueves.—Peroaldíasiguientetenemosclase…¿Porquénoelviernes?—Hayfútbol.—Alparecerlaperplejidadsereflejóenmicara,porqueMarcieme

aclaró—:Todosmisamigosestaránenelpartido:unosenelcampoylosdemásenlasgradas,animando.Además,nojueganencasa,asíquenolespodemosinvitarparaquevengandespuésdelpartido.

—¿Yelsábado?—pregunté,sinacabarmedecreerquefuéramosacelebrarunafiestaenmediodelasemana.Mimadrenoibaaconsentirlo.ClaroqueúltimamenteMarcielaconvencíadecualquiercosa.

—Elsábadoeselaniversariodemispadres.Noesdíaparacelebrarla—concluyóconresolución.Mealargólalistadelosnúmeros—.Hastaahoralohehechotodoyosolayestoyempezandoaponermedelosnervios.

—Noquierotenernadaqueverconlafiesta—lerecordé.—Estásmolestaporquenotienespareja.Teníarazón.Nosabíaconquiénibaair.HabíapensadollevaraPatch,peroeso

significabaperdonarloporhabersereunidoconBlakelylanocheanterior.Elrecuerdodeloquehabíaocurridomeasaltódepronto.Entrequelanocheanteriormehabíaquedadodormida,esamañanahabíaentrenadoconDanteyluegohabíaestadovariashoras inconsciente, semehabíapasadopor alto comprobar si teníamensajes en elmóvil.

Alguienllamóaltimbre.—¡Yavoyyo!—exclamóMarciesaltandodelasilla.Meentraronganasdegritarle:«¡Dejayadeactuarcomosivivierasaquí!»,pero

me limité a salir de la cocina y subir los escalones de dos en dos, impaciente porrefugiarmeenmihabitación.Fuidirectaalbolsoqueteníacolgadodelapuertadelarmarioysaquéelmóvil.

Inspiréprofundamente.Ningúnmensaje.Nosabíaloquesignificaba,nitampocosidebíapreocuparme.¿YsiPatchhabíacaídoenunatrampa?Claroquetalveznodaba señales de vida porque la noche anterior habíamos discutido. Cuando me

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enfadaba,necesitabaespacio,yPatchlosabía.Leescribíunmensajeescueto.¿PODEMOSHABLAR?Depronto,oíqueMarciediscutíaconalguienenelvestíbulo.—Te he dicho que iré a buscarla. Tú espérate aquí. ¡No puedes presentarte en

casadelosdemássinquetehayaninvitado!—¿Yesoquiénlodice?—replicóVee,ylaoísubirconpasofirmelasescaleras.Melasencontréalasdosenelpasillo,justodelantedelapuertademihabitación.—¿Quépasa?—Lagordadetuamigasehacoladosinquenadielahubierainvitado—protestó

Marcie.—Estaesmirriadasecomportacomosifueseladueñadelacasa—medijoVee

—.¿Sepuedesaberquéestáhaciendoaquí?—Ahoravivoaquí—replicóMarcie.Veesoltóunacarcajada.—Esasíqueesbuena—exclamóseñalandoaMarcieconeldedo.Marcielevantólabarbillaconorgulloyrepitiódesafiante:—Vivoaquí.Adelante,pregúntaseloaNora.Veememiró.—Essoloporuntiempo—expliquéconunsuspiro.Vee se echó hacia atrás, como si un puño invisible le hubiera golpeado en las

narices.—¿Marcie? ¿Viviendo aquí? ¿Soy la única que se da cuenta de que esto es de

locos?—Fueideademimadre—leexpliqué.—Fue idea mía, y de mi madre —puntualizó Marcie—, pero la señora Grey

estuvodeacuerdoenqueseríalomejor.AntesdequeVeetuvieratiempodehacerotrapregunta,lediungolpecitoconel

codo en el costado y me la llevé a mi habitación. Marcie hizo ademán deacompañarnos,peroyolecerrélapuertaenlasnarices.Poníatodomiempeñoenseramableconella,perodejarqueparticiparaenunaconversaciónprivadaconVeeyaerairdemasiadolejos.

—¿Puedesexplicarmeporquéestáaquí?—preguntóVeesinmolestarseabajarlavoz.

—Esunalargahistoria.Laverdadesque…noséquéhaceaquí.Vale, tal vez era una respuesta evasiva, pero también era sincera. No tenía la

menorideadequédemoniosestabahaciendoMarcieennuestracasa.Mimadrehabíasido la amante de Hank, yo era el producto de su amor, y parecía razonable queMarcienoquisierasabernadadenosotras.

—Perfecto:ahorayaloentiendotodo—ironizóVee.

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Teníaqueencontrarelmododedistraerla.—Marcievaadarunafiestaenlagranja.Hayquevenirconparejaydisfraz.El

temaes:parejasfamosasdelahistoria.—¿Y?—dijoVeesinunápicedeentusiasmo.—MarciepiensairconScott.Veeentornólosojos.—¡Yuncuerno!—rezongó.—Yase lohapedido,peroScottnopareceestarmuypor la labor—añadípara

tranquilizarla.Veehizochasquearlosnudillos.—HabráqueecharmanodelosrecursosdeVeeantesdequeseademasiadotarde.Mimóvilmeavisódequehabíarecibidounmensaje.TENGOELANTÍDOTO.

TENEMOSQUEVERNOS,habíaescritoPatch.Alparecerestababien.Sentíquemishombrosserelajaban.MemetíelteléfonoenelbolsillodiscretamenteyledijeaVee:—Mi madre quiere que vaya a la tintorería y devuelva un par de libros a la

biblioteca,peropuedopasarmemástardeportucasa.—YasíplaneamosjuntascómoleroboaScottaesazorra—decidióVee.

Lediamiamigacincominutosdeventaja,yluegoarranquéelVolkswagenysalímarchaatrásdelcaminodelaentrada.

AHORA MISMO SALGO DE LA GRANJA, le escribí a Patch. ¿DÓNDEESTÁS?

VOYPARACASA,respondió.NOSVEMOSALLÍ.Emprendí el camino hacia la Bahía de Casco tan concentrada en lo que iba a

decirleaPatchqueapenasmefijéenlabellezadelpaisajeotoñal:elazulintensodelaguabajolosrayosdelsolylasnubesdeespumablancaquelevantabanlasolasalestrellarsecontralosescarpadosacantilados.Aparquéaunadistanciaprudencialdelacasa de Patch y entré. Él aún no había llegado y aproveché para salir al balcón yponerenordenmispensamientos.

Elambienteerafríoysoplabaunabrisafrescaysaladaquemepusolacarnedegallina. Deseé queme calmara el ánimo, que aliviara esa persistente sensación detraición que me atormentaba. Era consciente de que Patch había pensado en todomomento enmi seguridad, y me conmovía que se preocupara tanto por mí, pero,aunquenoqueríaparecerdesagradecidaymedabaperfectacuentadeloafortunadaqueeraporteneramiladoaalguiencapazdehacercualquiercosapormí,untratoerauntrato.Habíamosacordadoqueseríamosunequipo,yPatchhabíatraicionadomiconfianza.

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OílapuertadelgarajeyelronroneodelmotordelamotodePatch,ynotardéenverloaparecerporlapuertadelsalón.Mantuvolasdistancias,peronomeapartónipor un momento los ojos de encima. Llevaba el pelo algo revuelto y una barbaincipiente,eibaconlamismaropaqueeldíaanterior:eraevidentequehabíaestadofueratodalanoche.

—¿Unanochedifícil?—lepregunté.—Teníamuchoenloquepensar.—¿CómoestáBlakely?—inquirí lobastante indignadacomoparadejarleclaro

quenilehabíaperdonadonimehabíaolvidadodeloocurrido.—Juró que dejaría en paz nuestra relación. —Una pausa—. Y me entregó el

antídoto.—Yamelohasdichoentumensaje.Patchdejóescaparunsuspiroysemesóelpelo.—Entonces,¿vaasersiempreasí?Entiendoqueestésenfadada,pero¿nopuedes

ponerteenmi lugarporunmomento?¿Nopuedes tratardever lascosasdesdemiperspectiva?Blakelymedijoquefuerasolo,ynosabíacómopodíareaccionarsimepresentaba allí contigo.No es queme niegue a correr riesgos, pero sí cuando estácantadoquellevolasdeperder.EstavezBlakelyteníalasarténporelmango.

—Peromeprometistequeéramosunequipo.—Y también juré que haría todo lo que estuviera enmimano para protegerte.

Soloquierolomejorparati.Esasídesimple,Ángel.—Nopuedesiralatuyayluegodecirquelohashechotodoparaprotegerme.—Paramíesmásimportantequeestésasalvoquetuvoluntad.Noquieroquenos

peleemos, pero si te empeñas en verme como el malo, ¡qué le voy a hacer! Loprefieroatenerqueperderte—dijoencogiéndosedehombros.

Suarroganciamedejósinaliento.—¿Esasícomotesientes?—ledijeentornandolosojos.—Ya sabes que no te hementido nunca, especialmente cuando se trata demis

sentimientosporti.—Déjalo.Memarcho—atajécogiendoelbolsoquehabíadejadoenelsofá.—Túmisma.Peronovoyadejartesalirhastaquetehayastomadoelantídoto.Yentoncesplantólaespaldaenlapuertadelaentradaysecruzódebrazos.—Nadanosdicequeenlugardeunantídotonoseaveneno—observémirándolo

fijamentealosojos.Patchsacudiólacabeza.—Dabrialoanalizó.Estálimpio.Apretélosdientes.Despuésdeeso,controlarmeresultabayaunatareaimposible.—Fuiste conDabria, ¿verdad?Supongoque ahora formas equipo con ella—le

espeté.

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—Se quedó lo bastante lejos de Blakely como para no levantar la liebre y lobastante cerca como para poder leer fragmentos de su futuro. No había nada queindicaraqueBlakelynos laestuvierapegando.Jugó limpio,Ángel;elantídotoestábien.

—¿Porquénotratastúdeverlascosasdesdemipuntodevista?—ledijefuerademí—.¡Tengoqueaguantarpacientementequeminoviodecidatrabajarcodoconcodoconunaexnoviaqueaúnestácolgadaporél!

Patchseguíamirándomeconsuexpresiónmesurada.—Yyoestoyenamoradodeti.Aunqueavecesseasirracional,celosaytestaruda.

DabriatienebastantemásexperienciaquetúalahoradedetectartrucospsicológicosylucharconNefilimengeneral.Tardeotempranotendrásqueempezaraconfiarenmí.Nonossobranlosaliados,ynecesitamostodalaayudaquepodamosconseguir.MientrasDabriaestédispuestaacolaborar,piensocontarconella.

Apretétantolospuñosquelasuñascasimeatravesaronlapiel.—Enotraspalabras:nosoylobastantebuenaparasertucompañeradeequipo.A

diferenciadeDabria,¡notengopoderesespeciales!—Esonoesverdad.Yalohemoshabladounmontóndeveces:sileocurrieraalgo

aDabria,podríasoportarlo.Encambio,sisetrataradeti…—Sí,claro,loshechoshablanporsísolos.Estaba dolida, y enfadada, y dispuesta a demostrarle a Patch que me estaba

subestimando,ytodoesomeempujóahacerlasiguientealarmantedeclaración:—Voy a dirigir a losNefilimpara que empiecen una guerra contra los ángeles

caídos. Es lo correcto. Ya me encargaré de los arcángeles más tarde. Puedo viviracobardadaporelmiedootratardesuperarloyhacerloquecreoqueesmejorparalos Nefilim. No quiero que ningún otro Nefil jure lealtad… nunca más. Ya lo hedecidido, así que no trates de convencerme de lo contrario —le solté concontundencia.

LosojosnegrosdePatchsiguieronmirándome,peroélnodijounapalabra.—Hace ya un tiempo que me siento así—añadí, incómoda por su silencio y

ansiosa por argumentar mi punto de vista—. No pienso permitir que los ángelescaídossiganaprovechándosedelosNefilim.

—¿Estamos hablando de los ángeles caídos y losNefilim o de ti y demí?—preguntóPatchalcaboconvozsosegada.

—Estoycansadadedefenderme.Ayerungrupodeángelescaídosmepersiguió.Fue la gota que colmó el vaso. Los ángeles caídos tienen que saber que estamoshartosdesuactitudavasalladora.Yanoshanacosadobastante.¿Ylosarcángeles?Nocreoquelesimporteuncomino.Sinofueraasí,haríasiglosquehabríanintervenidoy habrían acabado con la hechicería diabólica. Tenemos que asumir que sabenperfectamenteloqueocurreysimplementeselimitanamirarhaciaotrolado.

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—¿TieneDantealgoqueverconestadecisión?—preguntóPatchsinperderniporunmomentolaserenidad.

Meirritóquemehicieraesapregunta.—SoyeljefedelejércitodelosNefilimylasdecisioneslastomoyo.Esperaba que su siguiente pregunta fuera: «¿Dónde nos deja todo esto a ti y a

mí?»,demodoquelaspalabrasquemededicómepillaronporsorpresa.—Quieroque estés ami lado,Nora.Estar contigo esmiprimeraprioridad.He

luchadocontra losNefilimdurantemucho tiempo,yesomehadejadoseñalesquedesearíapoderborrar.Ladecepción,lasintrigas,inclusolafuerzabruta.Haydíasenlosquedesearíapoderretrocedereneltiempoytomarotrocamino.Noquieroqueati te ocurra lomismo.Necesito saber que eres físicamente lo bastante fuerte, perotambiénqueestásrealmenteconvencida.

Metocólafrentecondelicadeza,y luegomeacarició lamejillaymeabrazóelrostroconlapalmadelamano.

—¿Deverdadsabesenloqueteestásmetiendo?Meechéhaciaatrás,aunquenoconlacontundenciaquemehabíapropuesto.—Sidejarasdepreocupartepormí,tedaríascuentadequeestoypreparadapara

esto.PenséenlosentrenamientosquehabíahechoconDante,enlodotadaqueestaba

paralostrucospsicológicos.Patchnoteníaniideadelolejosquehabíallegado.Eramás fuerte, más rápida y más poderosa de lo que nunca habría creído posible. Y,despuésdetodoporloquehabíapasadoenlosúltimosmeses,conocíabiencómoerasumundo.Nuestromundo. Sabía perfectamente a lo queme enfrentaba, aunque aPatchnolegustara.

—PuedequemehayasimpedidoestarpresenteentuencuentroconBlakely,perono conseguirás evitar la guerra —advertí. Estábamos al borde de un conflictopeligrosoyletal.Ynopensabaniminimizarlonimirarhaciaotrolado.Estabalistaparaluchar.PorlalibertaddelosNefilim…yporlamía.

—Unacosaesdecirqueseestápreparado—opinóPatchconvozpausada—,yotramuydistintaempezarunaguerrayvivirladeprimeramano.Admirotuvalentía,Ángel, pero te seré muy sincero: creo que estás tomando una decisión sin haberconsideradotodaslasconsecuencias.

—¿Crees que no lo pensado a fondo? Soy la persona que tiene que dirigir elejército deHank.Me he pasado noches enteras sin dormir dándole vueltas a todoesto.

—Ereseljefedelejército,deacuerdo.Peronadiehadichonadaacercadeluchar.Puedes cumplir tu juramento y quedarte al margen de los peligros de la guerra.Delegarlastareasmásarriesgadas.Paraesoestáelejército.Yparaesoestoyyo.

Esadiscusiónestabaempezandoasacarmedequicio.

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—Patch, nopuedes pasarte la vida protegiéndome.Te lo agradezco, de verdad,peroahorasoyunaNefil.Soyinmortalyyanonecesitotuprotección.Soyelobjetivode los ángeles caídos, los arcángeles y otrosNefilim, y no puedo hacer nada paraevitarlo.Salvoaprenderaluchar.

Patch tenía la mirada clara y me hablaba con ponderación, pero me pareciópercibirunaciertatristezabajosufríasuperficie.

—Eresunachicafuerte,yeresmía.Perolafortalezanosiemprevadelamanodelafuerzabruta.Notienesporquédarpalizasparaserunaluchadora.Laviolenciaylafuerzanosonconceptosequivalentes.Dirigir tuejército,porejemplo.Laguerranovaasolucionarnada;soloserviráparasepararnuestrosdosmundos,ycausarábajas,entre ellas los humanos. No hay nada heroico en esta guerra. Nos conducirá a ungradodedestrucciónquenitúniyohabremosvistonunca.

Traguésaliva.¿PorquéteníaquehacerPatchsiemprelomismo?¿Decirmecosasquesoloservíanparaconfundirme?¿Eraesoloquerealmentepensabaosolotratabadebarrermedelcampodebatalla?Queríaconfiarensusintenciones.Laviolencianosiempreeraelmedioadecuado.Dehecho,prácticamentenuncaloera.Esolosabía.PerotambiéncomprendíaelpuntodevistadeDante.Teníaqueluchar.Actuarcomounacobarde solomeserviríaparacolgarmeunaenormedianaen laespalda.Teníaquedemostrarqueerafuerteyqueestabadispuestaavengarme.Eramuyprobablequeenelfuturocercanolafuerzafísicacontaramásquelafortalezadecarácter.

Me llevé los dedos a los tímpanos, tratando de ahuyentar esa angustia quepalpitabaenmiinteriorcomoundolormortecino.

—Ahoramismo no quiero hablar de esto.Necesito…un poco de tranquilidad,¿vale?Hetenidounamañanahorrible;meloplantearétododenuevoencuantomeencuentremejor.

Patchnoparecíamuyconvencido,peronodijonadamássobreeltema.—Tellamoluego—suspiré,fatigada.Sesacóunfrascoqueconteníaunlíquidolechosodelbolsilloymeloentregó.—Elantídoto.Habíaestadotanmetidaennuestradiscusiónquemehabíaolvidadoporcompleto

deeso.Loinspeccionécondesconfianza.—Me las arreglé para que Blakely me contara que el cuchillo con el que te

apuñalóeselprototipomáspoderosoquehadesarrolladohastaahora.IntroduceentuorganismoveintevecesmásdehechiceríadiabólicaquelabebidaquetedioDante.Por eso necesitas el antídoto. De lo contrario, caerás irremediablemente en laadicción. En dosis muy altas, algunos prototipos de hechicería diabólica puedencorrompertepordentro.Acabanderritiéndote el cerebro comocualquierotradrogaletal.

Las palabras de Patch me habían pillado desprevenida. ¿Era Blakely el

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responsabledelanecesidadimperiosadeingerirhechiceríadiabólicaconlaquemehabíalevantadoesamismamañana?

Al pensar que cada día me despertaría dominada por esas ansias, una intensasensacióndevergüenzamerecorriólasvenas.Nomehabíadadocuentadelomuchoque estaba en juego. De pronto, sin esperarlo, le agradecí a Patch que hubieraconseguido ese antídoto. Habría hecho cualquier cosa por no volver a sentir esanecesidadirrefrenabledenuevo.

Destapéelfrasco.—¿Hayalgoquedebasaberantesdetomarmeesto?—preguntéacercándomeloa

lanariz.Noolíaanada.—Nofuncionasitucuerpoharecibidoalgunadosisdehechiceríadiabólicaenlas

últimasveinticuatrohoras,peroentucasonoesningúnproblema:yahapasadomásdeundíadesdequeBlakelyteapuñaló—dijoPatch.

Cuandoyateníaelfrascoaapenasunpardecentímetrosdeloslabios,medetuveenseco.Esamañanamehabíabebidounabotellaenteradehechiceríadiabólica.Simetomabaelantídoto,nomeserviríadenada:seguiríasiendoadicta.

—Tápate la nariz y tómatelo de un solo trago. No creo que sepa peor que lahechiceríadiabólica—opinóPatch.

Queríacontarleque lehabía robadoesabotellaaDante.Queríaexplicar loqueme había ocurrido. No me culparía. El responsable era Blakely. Era la hechiceríadiabólica.Mehabíatragadotodalabotellasinpoderevitarlo:estabacegadaporlasansiasdeconsumirla.

Despeguéloslabiosparaconfesarlotodo,peroalgomedetuvo.Unavozlejanaylúgubre me susurró desde mi interior que no quería librarme de la hechiceríadiabólica.Aúnno.Noqueríaperderlaposibilidaddeaccederalpoderylafuerzaqueproporcionaba, especialmente cuando estábamos al borde de la guerra.Debía teneresospoderesamialcance,porsiacaso.Nosetratabadelahechiceríadiabólica,sinodeprotegermeamímisma.

Las ansias volvieron, recorriendo mi piel de arriba abajo, humedeciéndome laboca, haciéndome tiritar de hambre. Traté de apartar esas sensaciones y me sentíorgullosacuandoloconseguí.Novolveríaacometerelmismoerrorqueesamañana:solo robaría una dosis de hechicería diabólica cuando tuviera una necesidadimperiosa. Y siempre llevaría el antídoto encima para poder acabar con esadependenciacuandoquisiera.Loharíaamimanera.Podíaelegir.Loteníatodobajocontrol.

Yentonceshicealgodeloquenuncamehabríacreídocapaz.Elimpulsosefiltróenmi concienciay actué sinpensar.Miré aPatch a los ojosdurante solo instante,invoquétodamienergíamentaly,despuésdesentirlamoviéndosedentrodemícomounafuerzanaturaldesatadaypoderosa,engañéasumenteparaquecreyeraqueme

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habíatomadoelantídoto.«Nora se lo ha bebido—le susurrémentalmente plantando entre sus recuerdos

unaimagenquecorroborabamimentira—,hastalaúltimagota».Luegomemetíelfrascoenelbolsillo.Nonecesitémásqueunossegundos.

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Capítulo

Salí de casa de Patch decidida a volver a la granja. Tuve que lidiar en todomomentoconmiestómago,queseretorcíaviolentamenteporeldolorytambiénporlaculpa:nuncaenmividahabíaestadotanavergonzada.

Nitanfamélica.El estómago se me contraía, sacudido por los espasmos del hambre. Eran tan

agudos que conduje echada sobre el volante durante un buen rato.Era como si unmontóndeuñasafiladasmearañaranlasentrañas.Tuvelaextrañasensacióndequetodosmisórganosse resecaban, faltosdealimento,ysemeocurrióque talvezmicuerpoacabaríadevorándoseasímismo.

Peronoeracomidaloqueyonecesitaba.MedetuveamediocaminoyllaméaScott.—NecesitoladireccióndeDante.—¿Nohasestadonuncaensucasa?Pero¿nosalíaisjuntos?Mesacódequicioquealargaralaconversación:loquenecesitabaeraladirección

deDante;noteníatiempoparacharlas.—¿Latienesono?—Telamandoenunmensajedetexto.Oye,¿vatodobien?Parecesnerviosa.Ya

llevasasíunosdías.—Estoybien—atajé,ycolguéelteléfono.Medesploméenelasientodelcoche.

Tenía el labio superior cubierto de gotas de sudor. Agarré el volante con fuerzatratando de ahuyentar las ansias queme estrechaban la garganta yme sacudían dearribaabajo.Todosmispensamientosgirabanalrededordedospalabras:hechiceríadiabólica.Intentéahogarlatentación.Habíatomadohechiceríadiabólicaesamismamañana.Unabotella entera.Podía superar el ansia.Decidir cuándonecesitabaotradosis.Cuándoydequécantidad.

Unsudorcorrosivomeempapólaespalda,yprontosentícorrerlasgotasbajolacamisa.Teníalapartetraseradelosmusloscalienteyhúmeda,ylapielsemepegabaal asiento. A pesar de que estábamos en octubre, puse en marcha el aireacondicionado.

Medispuseaincorporarmealtráfico,peroelsonidoescandalosodeunclaxonmeobligó a frenardegolpe.Una camionetablancameadelantómientras el conductorsacabalamanoporlaventanaymehacíaungestoobsceno.

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«Tratadecontrolarte—medije—.Veconcuidado».Despuésde respirarprofundamenteunpardevecesparadespejarme la cabeza,

cargué ladireccióndeDante enmi teléfonomóvil.Estudié elmapa, soltéuna risairónicaydimediavuelta.Alparecer,DantevivíaamenosdediezkilómetrosdelacasadePatch.

Alcabodediezminutos,avancébajolafrondosabóvedaquelosárboleshabíanformadosobrelacarretera,crucéunpuentedepiedrayaparquéelVolkswagenenlacurvadeunacallepintoresca tambiénbordeadadeárboles.Predominabanlascasasvictorianas blancas de tejados inclinados y detalles de pan de jengibre.Todas eranllamativasyexcesivas.IdentifiquéladeDante(unaReinaAnaenelnúmero12deShoreDrive):eratodohusosytorresygabletes.Lapuertaestabapintadaderojoyteníaunavistosaaldabadebronce.Laobviéyfuidirectamentealtimbre.Llaméconinsistencia.«Sinosedaprisa…»

Danteabrióunpocolapuertaymemiróvisiblementesorprendido.—¿Cómomehasencontrado?—Scott.Fruncióelceño.—Nomegustaquelagentesepresenteenmicasasinavisar.Lasidasyvenidas

siempreresultansospechosas.Tengovecinosmuyfisgones.—Esimportante.Apuntóhacialacalleconlabarbilla.—Esemontóndechatarratuyoofendealavista.No estaba de humor para intercambiar insultos ocurrentes. Simi organismono

recibíaprontounadosisdehechiceríadiabólica (aunque solo fueranunasgotas) elcorazón se me iba a salir del pecho. Lo cierto era que ya tenía el pulso bastanteacelerado yme costabaDios y ayuda coger aire. Estaba sin resuello, como si mehubierapasadounahoracorriendocolinaarriba.

—He cambiado de parecer—le dije—. Quiero queme des algo de hechiceríadiabólica.Porsiacaso.—Yenseguidaañadí—:Porsimeencuentroenunasituaciónenlaquelosagresoresmesuperanennúmeroylanecesito.

Nopodíaconcentrarmelobastanteparadeterminarsimiargumentosesostenía.Veía manchas rojas por todas partes. Tenía las cejas empapadas en sudor, perocontuveelimpulsodesecármelasconlaesperanzadequeDantenosefijaraenqueestabasudandocomouncerdo.

Me miró con una expresión incierta y luego me dejó pasar. Me quedé en elvestíbulo,paseandonerviosamentelamiradaporlasparedesblancasylassuntuosasalfombrasorientales.Uncorredorconducíaalacocina.Habíaunsalónformalamiizquierda, y un comedor pintado del mismo rojo oscuro que las manchas queobstaculizabanmivisión, a laderecha.Todos losmueblesque teníaa lavista eran

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piezasdeanticuario.Unaarañacolgabadeltecho.—Muybonito—conseguí articular a pesar del pulso acelerado y el hormigueo

querecorríamisextremidades.—Eralacasadeunosamigos.Meladejaronenherencia.—Sientotupérdida.Dante se dirigió al comedor, desplazó ligeramenteun enorme cuadro en el que

había pintado un montón de heno y dejó al descubierto la caja fuerte que teníaempotradaenlapared.Tecleóelcódigoylaabrió.

—Aquí tienes. Es un prototipo muy concentrado, así que tómatelo en dosispequeñas—me advirtió—. Te doy dos botellas. Si decidieras empezar a tomar lahechiceríaahora,deberíandurarteunasemana.

Asentíconlacabezayalarguélamanohacialasdosbotellasazuladas,tratandodeevitarquelabocasemehicieraagua.

—Quierodecirteunacosa,Dante.Piensoencabezar laguerraNefil.Asíque, sipuedes, tal vez deberías reservarmemás de dos botellas: es posible que tenga queutilizarlas.

EstabaresueltaacomunicarleaDantemidecisiónacercadelaguerra,aunquemiintención inicial no era utilizar la noticia para conseguir más dosis de hechiceríadiabólica.Habíasidounamaniobravilydespreciable,peroestabademasiadoansiosaparasentiralgomásqueunlevepinchazodeculpabilidad.

—¿Laguerra?—repitióDante,desconcertado—.¿Estássegura?—YapuedesdecirlesalosaltoscargosNefilimqueestoytrazandounplanpara

atacaralosángelescaídos.—Esto son… ¡muy buenas noticias! —repuso Dante, aún algo sorprendido,

mientrasdepositabaotrabotellamásenmismanos—.¿Quétehahechocambiardeopinión?

—Micorazónha cambiado—dije, simplementeporquemeparecióque sonababien—.NosoloestoyalacabezadelosNefilim,tambiénsoyunodeellos.

Dantemeacompañóhastaelcoche,ynecesitétodasmisfuerzasparacaminarconaparentetranquilidad.Abreviénuestradespedida,condujeunoscuantosmetrosy,encuantodoblélaesquina,aparquéydestapélabotella.Cuandoyaestaballevándomelaaloslabios,sonóeltonodePatchenelmóvily,conelsobresalto,derramépartedelcontenidosobremiregazo.

Seevaporóalinstante,elevándoseenelairecomoelhumodeunacerillareciénapagada. Solté un par de palabrotas entre dientes, crispada por haber perdido esasgotaspreciosas.

—¿Hola?—respondí.Lasmanchasrojasboicoteabanmivisión.—Nomegustaencontrarteenlacasadeotrohombre,Ángel.Miré inmediatamentepor laventana,aun ladoyaotro,yescondí labotellade

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hechiceríadiabólicadebajodelasiento.—¿Dóndeestás?—Trescochespordetrásdeti.Clavé los ojos en el espejo retrovisor. Patch apareció montado en la moto y

aceleróhaciamíconelteléfonopegadoalaoreja.Mesequélacaraconelcuellodelacamisaybajélaventanilla.

—¿Mehasestadosiguiendo?—lepregunté.—Llevaselbusca.Estabaempezandoaodiaresecacharro.Patchapoyóelbrazosobreeltechodelcocheyseinclinóhaciamí.—¿QuiénviveenShoreDrive?—Esebuscaesmuypreciso.—Solocomprolomejor.—DanteviveenelnúmerodocedeShoreDrive.Noteníasentidomentircuandoyahabíahechosusinvestigaciones.—Nomegustaencontrarteencasadeotrohombre,peroaúnmegustamenosque

seaenlasuya.—Suexpresiónerasosegada,peronocabíadudadequeesperabaunaexplicación.

—Aúnteníamosqueconfirmarlahoradelentrenodemañanay,comoestabaenelbarrio,hepensadoquepodíapasarmeydejarloresuelto.

Lamentirasaliódemislabioscontodafacilidad.Solopodíapensarenunacosa:deshacerme de Patch. Sentía el sabor de la hechicería diabólica en la garganta ytraguésalivaconimpaciencia.

Patchmesubiódelicadamentelasgafasdesolhastalapartedearribadelanariz,yluegometiólacabezaporlaventanaymebesó.

—Voy a seguir un par de pistasmás sobre el chantajista de Pepper, a ver quédescubro.¿Necesitasalgoantesdequemevaya?

Neguéconlacabeza.—Siquiereshablar,yasabesquepuedescontarconmigo—añadióconcariño.—¿Hablarsobrequé?—preguntécasialadefensiva.¿Sabíaalgosobrelodela

hechiceríadiabólica?No,no,seguroqueno.Meestudióduranteunossegundos.—Sobrenada.Esperé a que Patch se alejara en lamoto yme apresuré a coger la botella del

suelo.Yentoncesbebíuntraguitotrasotrohastaquemesentísaciada.

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Capítulo

Llegóel juevespor lanochey,conél, lacompleta transformaciónde lagranja.Guirnaldas de hojas secas escarlata, dorado y naranja colgaban de los aleros, ymanojosde tallosdemaízenmarcaban lapuerta.Alparecer,MarciehabíaacabadoconlasexistenciasdecalabazasdetodoelcondadodeMaine:lashabíadispuestoalolargodelcaminodelaentrada,enlaacerayencadacentímetrocuadradodelporche.Había vaciado algunas para que hicieran las veces de faroles y sus carasespeluznantes brillaban titilantes a la luz de las velas. Mi parte más vengativa semoría por preguntarle si una tienda de manualidades había descargado todo sumaterialennuestrojardín,perolociertoeraqueMarciehabíahechounbuentrabajo.

Dentro,sonabaunamúsicafantasmal.Habíacalaveras,murciélagos, telarañasyfantasmasesparcidosporencimade todos losmuebles.Marciehabíaalquiladounamáquinadehumo,comosinotuviéramosbastanteconlanieblaqueplaneabasobrenuestrojardín.

Yo iba cargada con las bolsas de las compras de última hora, así que me fuidirectaalacocina.

—¡Ya estoy de vuelta! —grité—. Vasos de plástico, una bolsa de anillosadornadosconarañas,dosbolsasdehielo,ymásconfetienformadecalavera:todolo que me habéis pedido. La soda está en el maletero. ¿Algún voluntario paraayudarmeatraerla?

Marcie entró contoneándose en la cocina y yo me quedé con la boca abierta.Llevaba un sujetador de vinilo negro y unos leggings a juego. Nada más. Se lemarcabantodaslascostillasyteníalaspiernasdelgadascomopalillos.

—Pon la soda en la nevera, el hielo en el congelador, y esparce el confeti porencimade lamesadelcomedor,peroquenocaigaen lacomida.Porahorayaestátodo.Quédateporaquíporsinecesitoalgomás.Yotengoqueacabardedisfrazarme.

—Ah,quéalivio.Porunmomento,hecreídoquenoteibasaponernadamás—dije,señalandoeldiminutosostén.

Marciebajólamirada.—Y así es. Soy Catwoman. Solo tengo que pegarme las orejas de terciopelo

negroalacintaparaelpelo.—¿Piensasiralafiestaensostén?¿Yyaestá?—Yunacintaparaelpelo.Vaya,lacosaseponíainteresante.Estabaimpacienteporoírloscomentariosde

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Vee.—¿YquiénesBatman?—RobertBoxler.—¿SignificaesoqueScottseharajado?—Eraunapreguntaretórica.Solopara

chincharlaunpoco.Marcielevantóligeramenteloshombrosconpresunción.—¿QuéScott?—preguntó,yseencaramóescalerasarriba.—¡HapreferidoaVeeantesqueati!—gritétriunfalmentemientrassealejaba.—Me da lo mismo —repuso con voz cantarina—. Probablemente lo has

engatusadotú.Todoelmundosabequehacetodoloqueledices.¿Podríasmeterlasodaenlaneveraantesdequecambiemosdesiglo?

Lesaquélalengua,aunsabiendoquenomeestabamirando.—¡Yotambiéntengoquevestirme,¿sabes?!

Aesodelassiete,llegaronlosprimerosinvitados.RomeoyJulieta,CleopatrayMarcoAntonio,ElvisyPriscilla.Inclusoelfrascodeketchupylamostazaentraronpor la puerta de casa. Dejé queMarcie hiciera el papel de anfitriona yme quedédeambulandoporlacocina,llenándomeelplatodehuevosrellenos,salchichasminiymaízazucarado.HabíaestadotanocupadaconlosencargosdeúltimahoradeMarciequenohabíatenidotiempodecenar.Además,cuandometomabalanuevafórmuladehechiceríadiabólicaquemehabíadadoDante,nomeapetecíacomernadaduranteunascuantashoras.

Había conseguido arreglármelas para racionármela y aún me quedaba bastantepara unos cuantos días. Los sudores nocturnos, los dolores de cabeza y la extrañasensacióndehormigueoquemehabíanasaltadoen losmomentosmás inesperadoscuando había empezado a tomar esa nueva fórmula habían desaparecido. Estabaseguradequeesto significabaque lospeligrosde la adicciónhabíanpasadoyquehabíaaprendidoatomarhechiceríadiabólicadeformasegura.Lamoderacióneralaclave.PuedequeBlakelyhubieraqueridoconvertirmeenunaadicta,peroyoteníalasuficientefortalezacomoparatrazarmispropioslímites.

Losefectosdelahechiceríaeranincreíbles.Nuncamehabíasentidotansuperior,nimentalnifísicamente.Sabíaquealgúndíatendríaquedejardetomarla,peroconelestrésylospeligrosdelmesdeJeshván,yunaguerraalavista,mealegrabadehabersido precavida. Si me atacaba otro soldado Nefil descontento, esta vez estaríapreparada.

DespuésdedarbuenacuentadelosaperitivosyelSpriteconqueMarciehabíallenadouncalderonegro,meabrípasoentrelosinvitados,impacienteporversiVeeyScottyahabíanllegado.Elsalónestabaamedialuz,todoelmundoibadisfrazadoymecostólomíoreconoceralgunosrostrosentretantagente.Además,lehabíaechado

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unvistazoalalistadeinvitadosyprácticamentetodoseranamigosdeMarcie.—Megustatudisfraz,Nora.Pero¡noparecesundemonio!MirédesoslayoaMorticiaAddams.Entornélosojos,confundida,ysonreí.—Ah,eh,Bailey.Casinotehabíareconocidoconesapelucanegra.Bailey se sentaba a mi lado en clase de Matemáticas y éramos amigas desde

secundaria.Recogídel suelo la coladedemoniopara evitarqueel chicoque teníadetrásvolvieraapisármela,ydije:

—Graciasporvenir.—¿HasterminadolosdeberesdeMates?Hoynoheentendidonitortadeloque

ha tratado de explicarnos el señor Huron. Cada vez que empezaba a resolver unproblema en la pizarra, se detenía, borraba todo lo que había hecho y vuelta aempezar.Meparecequenosabepordóndenavega.

—Sí,bueno,supongoquevoyadedicarleunashorasmañana.Sumiradaseiluminó.—¿Quétalsinosencontramosenlabibliotecayloshacemosjuntas?—Esqueleheprometidoamimadrequelimpiaríaelsótanodespuésdeclase—

dijecomopretexto.Laverdaderaqueúltimamente losdeberesdel institutohabíanbajadovariospuntosenmilistadeprioridades.EradifícilpreocuparsedelosestudiossabiendoqueelinquietantealtoelfuegoentrelosángelescaídosylosNefilimpodíalevantarse en cualquier momento. Los ángeles caídos estaban tramando algo y yohabríadadoloquefuerapordescubrirquéera.

—Bueno…Talvezenotraocasión—repusoBailey,claramentedecepcionada.—¿HasvistoaVee?—Aúnno.¿Dequévendrádisfrazada?—De cuidadora de niños. Su pareja es Michael Myers, el deHalloween —le

expliqué—.Silaves,dilequelaestoybuscando.Cuandomedisponíaacruzarelsalón,me tropecéconMarcieysucita,Robert

Boxler.—¿Faltaalgodecomida?—mepreguntóMarcieconautoridad.—Deesoseencargamimadre.—¿Quétallamúsica?—DerrickColemaneseldisk-jockey.—¿Ylosinvitados?¿Seloestánpasandobien?—Justoacabodehacerunaronda.—Omásomenos.Marciememiróconexpresióncrítica.—¿Dóndeestátucita?—¿Yesoquémásda?—He oído que estabas saliendo con un chico nuevo, y que no va al instituto.

¿Quiénes?

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—¿Ysepuedesaberdóndelohasoído?—SupusequeelrumorsobremirelaciónconDantehabíaempezadoacorrer.

—¿Yesoquémásda?—repitióconmalicia.Arrugólanarizdespectivamenteyañadió—:¿Sepuedesaberdequévasdisfrazada?

—Dediablo—dijoRobert—.Horquillascontridentes,cuernosyunvestidorojodevampiresa.

—Ynoteolvidesdelasbotasdecombatenegras—apuntéenseñándoselas.TeníaqueagradecerleaVeequemelashubieraprestado,asícomoloscordonesrojos.

—Eso ya lo veo —replicó Marcie—. Pero el tema de la fiesta son parejasfamosas.Yeldiablonovaconnadie.

YjustoentoncesPatchaparecióenlapuerta.Tuvequemirarunpardevecesparaasegurarme de que era realmente él. No esperaba verlo en la fiesta. No habíamoshecholaspacesdespuésdenuestrapelea,yyohabíasidodemasiadoorgullosacomoparadarelprimerpaso;inclusohabíallegadoalextremodeencerrarelmóvilenuncajóncadavezquemeentrabanganasdellamarloparadisculparme,yesoquelaideadequenovolverasaberdeélmeresultabacadavezmásinsoportable.Cuandolovi,todo ese orgullo quedó desbandado por una profunda sensación de alivio. Nosoportabalaspeleas,yaúnmenosnotenerlocerca.Siélestabalistoparaarreglarlasituación,yotambién.

Nopudecontener lasonrisaalversudisfraz: tejanosnegros,camisetanegra,yunamáscaranegraquesolodesvelabasumiradafríaycalculadora.

—Ahíllegamicita—dije—.Conelretrasojusto.MarcieyRobert sevolvieron.Patchmesaludódiscretamentecon lamanoy le

entrególachaquetadepielaunapobreestudiantedeprimercursoqueMarciehabíareclutadoparaque seocupasede losabrigos.Elprecioquealgunaschicasestabandispuestasapagarparaasistiraunafiestadeloscursossuperioreseradevergüenza.

—Noesjusto—dijoRobertquitándoselamáscaradeBatman—.Esetíonosehadisfrazado.

—Quéjate tanto como quieras, pero no le llames tío —le dije a Robert,regalándoleaPatchunasonrisamientrasleveíaacercarse.

—¿Loconozco?—preguntóMarcie—.¿Dequésesuponequevavestido?—Esunángel—expliqué—.Unángelcaído.—¡Losángelescaídosnotieneneseaspecto!—protestóMarcie.«Esodemuestralopocoquesabes»,penséencuantoPatchmepasóelbrazopor

encimadelhombroymebesódelicadamenteenloslabios.«Teheechadodemenos»,mesusurrómentalmente.«Lo mismo digo. No volvamos a pelearnos, ¿vale? ¿Crees que podemos

olvidarnosdeestadiscusión?»«¿Quédiscusión?Dime,¿cómovalafiesta?»,quisosaber.

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«Demomentoaúnnomehanentradounasganasirrefrenablesdearrojarmedesdeloaltodeltejado».

«Mealegrodeoírlo».—Hola—ledijoMarcieaPatch,conuntonoclaramenteinsinuantequemehizo

dudardequesucitaaúnsiguieraallí.—Hola—repusoPatch,yenfatizósusaludoconunabreveinclinacióndecabeza.—¿Nosconocemos?—preguntóellainclinandolacabezaconcuriosidad—.¿Vas

anuestroinstituto?—No—selimitóaresponderPatch.—Entonces,¿dequéconocesaNora?—TodoelmundoconoceaNora—dijoamablemente.—Te presento a mi cita, Robert Boxler —presumió Marcie con aire de

superioridad—.Juegadequarterbackenelequipodefútbolamericanodelinstituto.—Impresionante —repuso Patch con el tono de educación justo para parecer

interesado—.¿Cómoestáyendolatemporada,Robert?—Hemos tenido un par de partidos malos, pero no es nada que no podamos

superar.Marcielointerrumpió,dándoleunaspalmaditasdeconsueloenlaespalda.—¿Aquégimnasiovas?—lepreguntóRobertaPatchcontemplandosucuerpo

conadmiración.Yenvidia.—Últimamentenohetenidodemasiadotiempodehacerejercicio.—Caray, pues tienes un aspecto estupendo, tío. Si algún día te apetece que

hagamospesasjuntos,avísame.—Buenasuerteconloquequedadetemporada—ledeseóPatch,dándoleunode

esos complicados estrechones demanos que todos los chicos parecen conocer porinstinto.

Patch y yo nos adentramos en la casa, recorriendo pasillos y habitaciones enbusca de un rincón apartado.Al finalmemetió en el baño, cerró la puerta de unapatadaypasóelpestillo.Meacorralócontralaparedyacaricióunademisorejasdediablo,conlosojosnegrosdedeseo.

—Bonitodisfraz—dijo.—Lomismodigo.Estáclaroquetehasrotolacabezaconeltuyo.Lascomisurasdesuslabiosevidenciaronunasonrisa.—Sinotegusta,puedesquitármelo.Tamborileélosdedosenlabarbilla,conairepensativo.—Creoqueeslamejorpropuestaquemehanhechoestanoche.—Misofrecimientossonsiemprelosmejores,Ángel.—Antesdeque la fiestaempezase,Marciemehapedidoque leacordonara los

pantalonesdeCatwomanpordetrás.—Elevéunamanoy laotracomosiestuviera

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sopesandoalgo—.Noesfácilsaberconcuáldelasdospropuestasquedarse.Patchsearrancólamáscaraymeacercóloslabiosalcuellomientrasmeapartaba

delicadamenteloscabellosdelhombro.Olíairresistiblementebienysentíasucalidezy su fuerzamuy cerca demí. Y entonces los latidos demi corazón se aceleraronacuciadosporlaculpa.Lehabíamentido.Nopodíaolvidarlo.Cerrélosojosydejéquesubocaseencontraracon lamía, tratandodeperdermeenesemomento.Pero,entretanto,lasmentirasretumbabanunayotravezenelinteriordemicabeza.Habíatomadohechiceríadiabólicaylohabíasometidoauntrucopsicológico.Yaúnseguíatomándola.

—Elproblemadeestedisfrazesquenoocultademasiadobientuidentidad—ledije escabulléndome—. Y se suponía que no debíamos dejar que nos vieran enpúblico,¿teacuerdas?

—Solopensabaquedarmeunosminutos.Nopodíafaltaralafiestademichica—murmuró,yvolvióainclinarlacabezaparabesarmeunavezmás.

—Veeaúnnohallegado—lointerrumpí—.Lahellamadoasumóvil…yaldeScott.Yenamboscasoshasaltadoelcontestador.¿Deberíapreocuparme?

—Tal vez no quieran que se los moleste —me susurró al oído con una vozprofunda y ásperamientrasme subía ligeramente el vestido.Me acarició elmuslodesnudoconelpulgarylacalidezdesutactopudomásquemimalaconciencia.Uncosquilleo me recorrió de arriba abajo. Cerré los ojos de nuevo, esta vezinvoluntariamente. Todos mis músculos se relajaron y mi respiración empezó aagitarse:Patchsabíaexactamentequébotonestocar.

Me levantó del suelo para depositarme encima del lavabo, con las manosextendidas sobre mis caderas. Me invadió una oleada de calor e incluso perdíligeramenteelsentidodelarealidad,peropuedoasegurarque,cuandoPatchfundiósuslabiosconlosmíos,saltaronchispas.Lapasióndesubocameabrasó.Nuncamecansabadeesasensaciónvibrante,líquidayembriagadoraquemeembargabacuandoestaba junto a él. Por muchas veces que nos besáramos, que nos tocáramos, queflirteáramos,esasensaciónnoseapagaba;todolocontrario:seintensificaba.DeseabaaPatchapasionadamente,ynopodíaconfiarenmícuandoesoocurría.

Nosécuántotiempollevabaabierta lapuertadelbañocuandocaíenlacuenta.ApartémislabiosdePatch,sindarcrédito.Mimadreestabadepieenelquiciodelapuerta,entrelassombras,murmurandonoséquéacercadequeesepestillosiemprehabía cerradomal, de que hacía siglos que quería arreglarlo. Sus ojos debieron deacostumbrarse a la penumbra, porque se detuvo con una disculpa y se quedó ensilencio.

Estaba blanca como el papel… y luego su rostro empezó a teñirse de un rojointensoyviolento.Nuncahabíavistoesamiradairacundaensusojos.

—¡Fuera!—tronóextendiendoelíndicehacialapuertaconvehemencia—.Fuera

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demicasaahoramismo,yqueno se teocurraponerle lamanosencimaamihijanuncamás—lesiseóaPatch,completamentelívida.

Bajédellavamanosdeunsalto.—Mamá…—¡Yatinoquieronioírte!—meespetó—.Mehabíasdichoquehabíascortado,

queestacosaquetenéisentrelosdossehabíaacabado.¡Mehasmentido!—Puedoexplicarlo—empecéadecirle,peroyasehabíavueltohaciaPatch.—¿Eseso loquehaces?¿Seducira las jovencitasensupropiacasacuandosus

madresnoestánmásqueaunospasosdedistancia?¡Deberíadartevergüenza!Patchmecogiódelamanoymelaestrechóconfuerza.—Todolocontrario,Blythe.Suhijaloestodoparamí.Absolutamentetodo.La

quiero:tansencillocomoesto.Hablóconcalmayaplomo,peroteníalamandíbularígidacomounaroca.—¡Lehasdestrozalavida!Encuantoteconoció,todoempezóairlemal.Puedes

negarlotantocomoquieras,peroséqueestuvisteinvolucradoensusecuestro.¡Fuerademicasa!—gruñó.

Me aferré a la mano de Patch con todas mis fuerzas mientras le murmurabamentalmente:«Losiento, losientomucho».Mehabíapasado todoelveranoenunlugar remoto, retenida en contrademivoluntad enuna cabaña.HankMillar habíasido el responsable de mi encierro, pero mi madre no lo sabía. Su mente habíaencerrado trasunmuro losbuenos recuerdosdeHankyhabíadesechado todos losdemás.Le eché la culpa aHank,y también a lahechiceríadiabólica.Mimadre sehabíaconvencidodequePatchhabíasidoelresponsabledemisecuestro,yparaellaesoeratanciertocomoqueelsolsalíacadamañana.

—Debería irme ya—me dijo Patch, estrechándome ligeramente la mano paratranquilizarme.«Tellamoluego»,añadióenlaintimidaddesuspensamientos.

—Esocreoyo—espetómimadre,levantandoloshombrosmientrasseesforzabaporinspirarprofundamente.

Sehizoaun ladoparapermitirquePatchsalieradelbaño,perocerró lapuertaantesdequeyotuvieratiempodeescapar.

—Estás castigada—me informó con frialdad—. Disfruta de la fiesta mientrasdure, porque será el último acontecimiento social al que acudas enmucho,muchotiempo.

—¿Novassiquieraadejarquemeexplique?—repliquéagritos,disgustadaporelmodoenquehabíatratadoaPatch.

—Antes necesito calmarme un poco. Te aconsejo por tu bien que me dejesrespirarunrato.Puedequemañanayaestémásdehumorparahablardeesto,peroahoramismoesloúltimoquequiero.Mementiste.Actuasteamisespaldas.Y,loqueespeor,he tenidoquevertemediodesnudaconélennuestrobaño. ¡Nuestrobaño!

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Solopersigueuna cosa,Nora, y la conseguirá en cuanto ledes laoportunidad.Notienenadaderománticoperderlavirginidadenunváter.

—No estaba…No estábamos… ¿Mi virginidad?—Sacudí la cabeza e hice ungestode fastidiocon lamano—.Olvídalo.Tienes razón:no te interesa sabernada.Nuncatehainteresado.EspecialmentecuandosetratadePatch.

—¿Vatodobien?Mimadreyyonosvolvimosynos encontramos aMarciedepiedelantede la

puerta.Sosteníauncalderovacío en lasmanos,y levantó loshombros en señaldedisculpa.

—Siento interrumpir, pero nos hemos quedado sin ojos demonstruo, es decir,granosdeuvapelados.

Mi madre se apartó un mechón de pelo de la cara, tratando de recuperar lacompostura.

—Norayyoyahabíamosterminado.Meescaparéunmomentoalatiendaconelcoche.¿Necesitamosalgomás?

—Nachosyquesofundido—añadióMarcieconsuvocecitaderatoncitotímido,como si no soportara aprovecharse de la amabilidad de mi madre—. Pero no sepreocupe.No tiene importancia.Soloquedanpatatas fritas,y losnachosconquesofundidosonmispreferidos,perodeverdad…noimporta.—Unsuspirolevísimoseescapóentresuslabios.

—Muybien.Entoncesuva,nachosyquesofundido.¿Algomás?—preguntómimadre.

Marcierodeóelcalderoconambosbrazosyrepuso,radiante:—No.Nadamás.Mimadresesacólasllavesdelbolsilloysealejóporelpasillo,sinabandonarni

porunmomentosuactitudrígidayenvarada.Marcie,sinembargo,sequedóallí.—Siempre puedes someterla a un truco psicológico… Ya sabes, para hacerle

creerquePatchnohaestadonuncaentucasa.Leclavéunamiradagélida.—¿Exactamentecuántollevasaquí?—Losuficientecomoparasaberquenomegustaríaestarentupiel.—Nopiensohacerleningúntrucopsicológicoamimadre.—Siquieres,puedohablarconella.Soltéunacarcajada.—¿Tú?Amimadre le importauncomino loquepienses,Marcie.Sihadejado

que te mudaras con nosotras ha sido solo por el sentido de la hospitalidad. Yprobablemente para demostrarle algo a tu madre. La única razón por la que estásviviendobajonuestrotechoesqueasípuederestregárseloatumamáporlasnarices:ensumomentoeralamejoramanteyahoraeslamejormadre.

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Fueun comentariohorrible.Enmi cabezahabía sonadomejor, peroMarcienomediolaoportunidaddesuavizarlo.

—Siloquequiereseshacermesentirmal,tediréunacosa:novaafuncionar.Novasaaguarmelafiesta—medijo,peromeparecióqueletemblabaellabio.Inspiródiscretamenteparaserenarse.

De pronto, como si nada hubiera ocurrido, exclamó empleando un tonoextrañamentefestivo.

—Bueno,yaeshoradejugara«Pescaunacita».—¿Pescaunaqué?—Escomoeltípicojuego«morderlamanzana»,soloqueencadamanzanaestá

ocultoelnombredealgúnasistentealafiesta.Elnombrequesaquesserátupróximacitaaciegas.JugamoscadaañoenmifiestadeHalloween.

Fruncíelceño.Nomehabíahabladodeesejuegohastaentonces.—Suenaunpococutre…—Esunacitaaciegas,Nora.Y,yaqueestaráscastigadaparasiemprejamás,¿qué

puedesperder?Me condujo hasta la cocina, donde un montón de manzanas rojas y verdes

flotabanenunacuballenadeagua.—¡Eh, atención todo el mundo! —gritó Marcie tratando de hacerse oír por

encimadelamúsica—.Hallegadolahoradejugara«Pescaunacita».LaprimeraenempezarseráNoraGrey.

Un aplauso estalló en la cocina, acompañado por varios silbidos y gritos deánimo. Me quedé allí de pie, moviendo los labios sin emitir ni una sola palabramientrasmispensamientoslededicabanaMarcieunaretahíladeimproperios.

—¡Metemoquenosoylapersonamásindicada!—gritéconlaesperanzadequesemeoyeraapesardelalboroto—.¿Nopuedopasar?

—¡Paranada!—Marciemeasestóunempujónamododebroma,pero lohizocontantacontundenciaqueacabéarrodilladadelantedelacubademanzanas.

Ledediquéunamiradacargadadeindignación.«Estamelapagarás»,ledije.—Échate el cabello hacia atrás. Sería muy desagradable encontrarse pelos

flotandoenelagua—instruyó.Lamultitudcoincidióysoltóuncolectivo«Buuu».—Lasmanzanasrojascorrespondenalosnombresdeloschicos—añadióMarcie

—.Ylasverdes,alosdelaschicas.«¡Genial!Acabemosconestodeunavez»,medijeamímisma.Tampocotenía

nadaqueperder: estaríacastigadaapartirde lamañanasiguiente.Enmi futuronohabríacitasaciegas,conosinjuego.

Sumergí la cara en el agua.Mi nariz fue chocando con unamanzana tras otra,

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peronoconseguíahincarlosdientesenninguna.Levantélacabezaparatomaraire,ygritosysilbidosdeburlameasaltaronlosoídos.

—Dadme un respiro—exigí—. Llevo muchos años sin hacer esto, desde queteníacinco.¡Locualdicemuchodeestejuego!—añadí.

—¡Norano tieneuna cita a ciegasdesdeque tenía cincoaños!—gritóMarcie,tergiversandomispalabrasyagregandosupropiocomentario.

—Túseráslapróxima—leadvertíaMarciefulminándolaconlamirada,aúnderodillas.

—Esosihayunsiguiente.Meparecequeestarástodalanocheconlacarametidaentremanzanas—repusoconuntonodulzón,ytodalamultitudserioconganas.

Volvíameter lacabezaenelagua,golpeando lasmanzanascon losdientes.Elaguaasomabaporelbordede lacubaymojaba lapartedelanterademidisfrazdediablo.Estuveapuntodeagarrarunamanzanaconlasmanosymetérmelaenlaboca,pero pensé que Marcie probablemente lo desaprobaría. No estaba de humor paraintentarlodenuevo.Justocuandomedisponíaasacarlacabezaparatomaraireunavezmás,misincisivosatraparonunamanzanadeunrojointenso.

Saquélacabezadelacubaymesacudíelaguadeloscabelloscomobuenamentepude,mientras losdemásgritabanyaplaudían,alborozados.Le lancé lamanzanaaMarcieycogíunatoallaparasecarmelacara.

—Y el afortunado que tendrá una cita con nuestra ratamojada es…—Marcieextrajountuboselladodelinteriordelamanzana.Desenrollóelpapelquehabíaeneltubo, y arrugó la nariz—. ¿Baruch? ¿Solo Baruch? —Lo pronunció como si sehubieraescrito«Bar-uich»—.¿Lohepronunciadobien?—lepreguntóalaaudiencia.

No hubo respuesta. La gente había empezado a dispersarse en cuanto elespectáculohabíaterminado.EstabaagradecidadequeeseBaruchfueseunnombreerróneo.Oeso,oelelegidoestabamuyavergonzadodeque lehubiese tocadounacitaconmigo.

Marciememiródesdearriba,comosiesperaraqueadmitieraqueconocíaaesechico.

—¿Noesunodetusamigos?—lepreguntémientrasmesecabalaspuntasdeloscabellosconlatoalla.

—No.Creíaqueeraunodelostuyos.Cuandoempezabaapreguntarmesitodoeselíonoseríaotradelasjugarretasde

Marcie,laslucesdelacasatitilaron.Unavez,dosveces,yalaterceraseapagaronpor completo. La música calló y se impuso un silencio inquietante. Hubo unmomentodeconfusiónsuspendida,peroenseguidaempezaronlosgritos.Alprincipioconfusos y descoordinados, y luego con una escalofriante nota de terror.Y lo quevinodespuésfueel inconfundibleruidosordode loscuerposal impactarcontra lasparedesdelsalón.

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—¡Nora!—chillóMarcie—.¿Quédemoniospasa?No tuve oportunidad de responder. Una fuerza invisible me arrolló de repente

obligándomeadarunpasoatrásyparalizándome.Sentíqueunaenergíaheladamesubía por el cuerpo. En el aire crepitaba el poder demúltiples ángeles caídos. Suapariciónrepentinaenlagranjaeratanpalpablecomounaráfagadevientoártico.Nosabía cuántos había, ni tampoco qué querían, pero percibía sus movimientos: seestabanadentrandoenlacasa,dispersándoseportodaslashabitaciones.

—Nora, Nora. Sal y ven a jugar —canturreó una voz de hombre. Eraextrañamenteagudaynomeresultabanadafamiliar.

Inspirédiscretamentedosveces.Almenosyasabíadetrásdequéiban.—Te encontraré, cariño, cachorrito mío —siguió cantando dulcemente,

helándomelasangre.Estaba cerca, muy cerca. Me arrastré sigilosamente con la intención de

escondermedetrásdelsofá,peroalguiensemehabíaadelantado.—¿Nora?¿Erestú?¿Quépasa?—mepreguntóAndySmith.Sesentabadosfilas

pordetrásdemíenclasedeMatemáticasyeraelnoviodeAddyson,unaamigadeMarcie.Notabaelcalorquedesprendíasusudor.

—Silencio—ledije.—Sinovienestú,tendréqueirabuscarte—siguiócantandoelángelcaído.Supodermentalmeatravesólacabezaconlaeficaciadelfilodeuncuchilloal

rojo vivo. Solté un suspiro ahogado cuando le sentí rastreando mi mente,investigando cada rincón, analizando mis pensamientos para descubrir dónde meescondía. Levanté unmuro tras otro para detenerlo, pero él los fue echando abajocomosihubieransidodearena.Tratéderecordartodoslosmecanismosdedefensaque Dante me había enseñado, pero el ángel caído se movía demasiado deprisa.Siempreibados(peligrosos)pasospordelante.Ningúnángelcaídohabíacausadoeseefectoenmí.Solohabíaunmododedescribirlo:proyectabatodasuenergíamentalatravésdeunalentedeaumentoqueamplificabasusefectos.

Depronto,unbrillonaranjailuminómimentecomounallamaradayunaráfagade energía irrefrenableme atravesó la piel. Tuve la sensación de que el calor quedesprendíame derretía la ropa. Las llamas devoraban la tela, abrasándome la piel,consumiéndomelentamente.Víctimadeunaagoníaindescriptible,mecontrajehastaquedarhechaunovillo.Encajé la cabezaentre las rodillasyapreté losdientesconfuerzaparanogritar.Elfuegonoerareal.Teníaqueseruntrucopsicológico.Peromecostabacreerlo.Elcaloreratanabrasadorqueestabacasiseguradequeeseángelcaídomehabíaprendidofuegodeverdad.

—¡Basta!—braméfinalmentemientrassalíademiescondrijoretorciéndomeporelsuelo:habríahecholoquefueraparasofocarlasllamasqueestabandevorandomiscarnes.

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En un instante, el calor abrasador cesó, aunque no había notado el agua queprobablemente había ayudado a extinguir las llamas. Me quedé echada sobre laespalda,conelrostrobañadoensudor.Respirarmeresultabamuydoloroso.

—Todoelmundofuera—ordenóelángelcaído.Casi me había olvidado de que había más gente en la habitación. Nunca

olvidaríanloquehabíaocurrido.Nopodrían.¿Comprendíanrealmenteloqueestabapasando?¿Eranconscientesdequenosetratabadeunmontajeparalafiesta?Recépara que alguien pudiera ir a buscar ayuda. Pero la granja estabamuy apartada, ytardaríandemasiadoenllegarhastaallí.

Además, la única persona que podía ayudar era Patch, y no tenía modo deavisarlo.

Piernasypiessearrastraronporelsuelo,caminodelasalida.AndySmithsaliódedetrásdelsofáyavanzófrenéticamentehacialapuerta.

Yolevantélacabezalojustoparaecharleunvistazoalángelcaído.Estabamuyoscuro,perodistinguíunasiluetaaltísima,mediodesnudayesquelética.Yunpardeojosbrillantesydespiadados.

ElángelcaídodelpechodesnudoalquehabíavistoenLaBolsadelDiabloyenelbosquememiró.Susjeroglíficosdeformesparecíanagitarseycontraersebajosupiel,comosiestuvieransujetosahilosinvisibles.Enrealidad,estabaseguradequesemovíanal ritmodesurespiración.Nopodíaapartar losojosdeesapequeñaheridaabiertaqueteníaenelpecho.

—SoyBaruch.—Habíapronunciado«Bareuk».Mearrastréhastaelrincóndelsalóncontrayendoelrostrodedolor.—HaempezadoelmesdeJeshván,yaúnnotengoNefilvasallo—dijo.Hablaba

enuntonodistendido,peronohabíabrilloalgunoensusojos.Nibrillonicalidez.Despuésdelexcesodeadrenalina, sentía laspiernaspesadasy temblorosas.No

teníamuchasopciones.Noera lobastante fuertecomopara tumbarloydarmea lafuga, y tampoco podía luchar con él: si lo intentaba, avisaría a sus compinches, ytendríaqueenfrentarmeaunmontóndeángelescaídosyosola.Maldijeamimadrepor haber echado a Patch de allí. Lo necesitaba. No podía encargarme de esasituaciónyosola.SiPatchestuvieraallí,sabríaexactamentequéhacer.

Baruchsepasólalenguapordetrásdellabio.—EljefedelejércitodelaManoNegra…¿Quévoyahacerconella?Sesumergióenmispensamientos.Habíapercibidosusintenciones,peronotenía

poderparapararlelospies.Estabademasiadoexhaustaparaluchar.Y,depronto,mesorprendí a mí misma gateando obedientemente hacia él y echándome a sus piescomo un perro.Me asestó una patada en la espalda, observándome con sumiradapredadora. Quería negociar con él, pero tenía los dientes completamente cerrados,comosimehubierancosidolosmaxilares.

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«Nopuedesllevarmelacontraria—lesusurróhipnóticamenteamimente—.Nopuedesrechazarme.Tienesqueobedecertodasmisórdenes».

Traté de impedir la entrada de sus palabras, pero no lo conseguí. En cuantolograrasabotearsucontrol,podríalucharcontraél.Eralaúnicaposibilidad.

—¿Qué tal es eso de ser una Nefil neófita? —murmuró con su voz fría ydesdeñosa—.Elmundonoes lugarparaunNefilsindueño.Yoteprotegerédelosdemásángelescaídos,Nora.Deahoraenadelante,meperteneces.

—Yo no pertenezco a nadie—repliqué. Conseguir hacer oír mis palabras mesupusounesfuerzoagotador.

Suspiró, lenta y deliberadamente, y el aire se escapó entre sus dientes con unsiseoamenazador.

—Tevoyadestrozar,cachorritamía.Esperayverás—gruñó.Lomiréconfranqueza.—Has cometido un gran error presentándote aquí esta noche, Baruch. Has

cometidounerrormuygraveviniendoapormí.Sonrió,yvibrillarelblancodesusdientes.—Estoserádivertido.—Diounpasohaciamí;todosucuerporezumabapoder.EracasitanfuertecomoPatch,soloqueenélpercibíunaspectosanguinariodel

quePatchcarecía.Nosabíacuántohacíaquelohabíanexpulsadodelcielo,peronome cabía duda de que Baruch estaba encantado de haberse pasado al bando deldiablo.

—Haztujuramentodelealtad,NoraGrey—meordenó.

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Capítulo

Noibaajurarlenada.Ytampocoibaapermitirlequemearrancaraesaspalabras.Pormuchoquemehicierasufrir, teníaquemantenermefuerte.Peropararesistirnomebastaba conuna actituddefensiva: necesitabahacerunmovimientoofensivo, ydeprisa.

«Contraatacasustrucospsicológicosconalgunosdelostuyos»,meordenéamímisma.Dantehabíadichoquelostrucospsicológicoseranmimejorarma.Mehabíaconfesado que se me daban mejor que a cualquiera de los Nefilim que habíaconocido.HabíaengañadoaPatch.YestabadispuestaaengañartambiénaBaruch.Crearíami propia realidad y lo encerraría en ella sin darle tiempo de saber qué lehabíaocurrido.

Cerré los ojos para aislarme del canto insidioso con que Baruchme instaba ahacermijuramento,ymerefugiéenelinteriordemicabeza.Simesentíacapazdedar ese paso era porque ese mismo día me había tomado una dosis de hechiceríadiabólica. No confiaba en mi propia fortaleza, pero la hechicería diabólica meconvertíaenunaversiónmejoradademímisma.Agudizabamis talentosnaturales,incluidamicapacidaddehacertrucospsicológicos.

Me sumergí en la oscuridad de los tortuosos pasadizos de lamente deBaruch,descargandouna explosión trasotra amipaso.Memoví lomásdeprisaquepude,conscientedequesicometíaunerror,si ledabaunasolarazónparasospecharqueestabareconstruyendosuspensamientos,sidejabaaunquesolofueraunrastrosutildemipresencia…

Elegíloúnicoquesabíaqueloalarmaría:losNefilim.«¡El ejército de laManoNegra!», pensé a voz en grito dentro de la cabeza de

Baruch.ArremetícontrasuspensamientosconunaimagendeDanteirrumpiendoenel salón de casa seguido de veinte, treinta, no… ¡cuarenta Nefilim! Fui filtrandoimágenes de susmiradas de cólera y sus puños cerrados en su inconsciente. Paradarlea lavisiónmayorverosimilitud,fabriquéensumentela ilusióndequeveíaasuspropioshombresdesapareciendoporlapuertaamanosdelosNefilim,comosusprisioneros.

Apesardetodasmisdescargas,Baruchseresistía.Sehabíaquedadodepiecomouna estatua, sin reaccionar como habría esperado ante la presencia masiva de losNefilim.Temíquesospecharaalgo,yproseguíconmiataqueconmayorahínco.

«No temetas connuestros líderes, no temetas connosotros…conningunode

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nosotros». Arrojé esas palabras de Dante en la mente de Baruch. «Nora no va ajurartelealtad.Niahoraninunca».CreéentoncesunaimagendeDantecogiendoelatizadorque teníamos juntoa lachimeneayhundiéndoloconsañaen lascicatricesdelángelcaído,allídondehabíatenidoanteslasalas.IntrodujeesavívidaimagenenelfondodelcerebrodeBaruch.

Yentonces looídesplomarsesobresus rodillasyabrí losojos.Estabaacuatropatas, con los hombros encorvados. Una expresión de asombro dominaba susfacciones. Tenía los ojos vidriosos, y un rastro de saliva se había alojado en lascomisurasdesuslabios.Seechólasmanosalaespalda,agarrandoelaire:tratabadearrancarseelatizador.

Respiré aliviada y exhausta. Se lo había creído. Mi truco psicológico habíafuncionado.

Meparecióverlasombradeunafigurajuntoalapuerta.Mepuseenpiedeunsaltoyalarguéelbrazohacialachimeneaparaagarrarel

auténtico atizador. Lo levanté por encima de los hombros, preparándome para unataque,yentoncesviapareceraDabria.Suscabellosdespedíanunbrilloglacialenlapenumbraysubocaeraunalíneasombría.

—¿Le has sometido a un truco psicológico? —supuso—. Bien. Pero ahoratenemosqueirnos—medijo.

Estuveapuntodeecharmeareír.—¿Se puede saber qué estás haciendo aquí? —le pregunté fríamente con

desconfianza.PasóporencimadelcuerpoinmóvildeBaruch.—Patchmehapedidoquetellevaraaunlugarseguro.—Estásmintiendo—asegurésacudiendolacabeza—.NotehamandadoPatch.

Sabemuybienqueeres laúltimapersonaen laqueconfiaría.—Agarréelatizadorconmásfuerza.Siseacercabaunpasomás,estaríaencantadadeclavárseloensuscicatrices, y, como Baruch, se quedaría en un estado cercano al coma hasta queencontraraelmododearrancárselo.

—Nolehaquedadootra.Hatenidoqueencargarsedelosdemásángelescaídosquehanasaltadotufiestayborrarlosrecuerdosdelasmentesdetodoslosinvitados;algunosaúncorrencalleabajopresadelpánico:nosé tú,peroyodiríaqueestáunpocoocupado.¿Notenéisunaespeciedecódigosecretoparasituacionescomoesta?—Nadaparecía afectar su actituddegélida serenidad—.CuandoestabaconPatch,teníamosuno.Habríaconfiadoencualquieraquelosupiera.

Noleapartabalosojosdeencima.¿Uncódigosecreto?Caray,sabíadarmedondemedolía.

—Dehecho,sítenemosuncódigosecreto—ledije—.Dabriaesunasanguijuelapatética que no sabe pasar página.—Me tapé la boca con la mano—. Oh, ahora

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caigo:yaentiendoporquéPatchnohacompartidocontigonuestrocódigosecreto—añadícondesprecio.

Suslabiossehicieronaúnmásfinos.—Ome dices la auténtica razón por la que has venido o voy a hundirte este

atizadorentuscicatricescontantafuerzaqueseconvertiráentunuevoapéndice—leadvertí.

—Notengoporquéaguantaresto—repusoDabriadandomediavuelta.Laseguíporlacasadesiertahastaelcaminodelaentrada.—SéqueestáschantajeandoaPepperFriberg—lesolté.Nofuicapazdeadvertir

si lahabíapilladoporsorpresa.Siguiócaminandosinvacilar—.Peppercreequeelchantajista es Patch y está haciendo todo lo posible paramandarlo al infierno. Túmisma,Dabria:dicesqueaúnquieresaPatch,perotienesunmodomuycuriosodedemostrarlo.Portuculpa,correelpeligrodeacabarenelexilio.¿Esesetuplan?¿Sitúnopuedestenerlo,quenolotenganadie?

El llaverodeDabria soltóunbip,y seencendieron las luces traserasdel cochedeportivomásextravagantequehabíavistoenmivida.

—¿Yeso?—pregunté.Memiróconcondescendenciayrepuso:—EsmiBugatti.UnBugatti.Vistoso,sofisticadoyúnico.ComoDabria.Sesentóalvolante.—Será mejor que saques a ese ángel caído del salón antes de que vuelva tu

madre.—Hizounapausa—.Ytalvezdeberíasverificartusinformacionesantesdeandaracusandoalagente.

Sedispusoacerrarlapuerta,peroyoseloimpedí.—¿Meestás diciendoque no has chantajeado aPepper?—le pregunté en tono

airado—.OsvidiscutiendoenelcallejóndeLaBolsadelDiablo.Dabria sepusounpañuelode sedaen lacabezay seechóunextremosobreel

hombroderecho,yelotro,sobreelizquierdo.—No deberías escuchar a escondidas, Nora. Y Pepper es un arcángel del que

haríasbienenmantenertealejada.Noseandacontonterías.—Yotampoco.Memiródirectamentealosojos.—Noesqueseaasuntotuyo,peroesanochePeppermebuscóporquesabeque

tengociertarelaciónconPatch.Tratadelocalizarloycreyóqueyoloayudaría:porsupuesto,seequivocó.

Ledioalcontactoyaceleróelmotorparaahogarmirespuesta.Miré aDabria intensamente: nome creía que su relación conPepper fuera tan

inocente.Teníaunlargohistorialcomomentirosay,además,estábamosenemistadas.Ella era el terrible recordatorio de que Patch había estado con alguien antes que

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conmigo.Todohabría sidomás fácil siDabria sehubieraquedadoenelpasadodePatch, justo donde pertenecía. Sin embargo, en lugar de eso, siempre volvía aaparecer; era como esos malos de las películas de terror que no acaban de morirnunca.

—No sabes ver el carácter de las personas —dijo, poniendo la primera yapretandoelacelerador.

Meplantédeunsaltodelantedelparachoquesydescargué lasdosmanosenelcapó.Aúnnohabíaterminado.

—Cuando se trata de ti, nome equivoco.—Subí la voz para hacerme oír porencimadelronroneodelmotor—.Eresintrigante,traicionera,egoístayunanarcisistaegocéntrica.

LamandíbuladeDabriasetensóvisiblemente.Seapartódelrostrounmechóndecabellosuelto,saliódelcocheyseencaróconmigo.Contacones,eratanaltacomoyo.

—YotambiénquierolimpiarelnombredePatch—dijoconsuvozfríadebruja.—Vaya,unafrasecitaquemereceríaunOscar.Meatravesóconlamirada.—LedijeaPatchqueerasinmaduraeimpulsiva,yquenuncasuperaríasloscelos

quetecorroenporloquetuvimos,unarelaciónlobastantelargacomoparahacerlaresucitar.

Se me encendieron las mejillas y la agarré del brazo con fuerza antes de quepudieraesquivarme.

—NovuelvasahablarconPatchdemíentuvida.Esmás,novuelvasahablarconélypunto.

—Patchconfíaenmí.Esodeberíabastarte.—Patchnoconfíaenti.Soloteestáutilizando.Seguirádándoteesperanzas,pero

alfinalprescindirádeti.Encuantodejesdeserleútil,seacabó.LoslabiosdeDabriasecontrajeronenungestodesagradable.—Yaquenosestamosdandoconsejosmutuamente,aquítieneselmío:dejayade

tocarmelasnarices.—Ysusojosmefulminaronenseñaldeadvertencia.Meestabaamenazando.Teníaalgoqueocultar.Yyodescubriríaquéerayacabaríaconella.

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Capítulo

Dabriasealejólevantandounanubedepolvotrasdesíyyomevolvíacasaalacarrera. Mi madre podía aparecer en cualquier momento y aún no sabía cómoexplicarlequelafiestahubieratenidounfinaltanabrupto;además,tambiénteníaquedeshacermedelcuerpodeBaruch.Sirealmentesehabíacreídoquelehabíaclavadoeseatizadorenlacicatrizdelasalas,sucuerposeguiríasumidoenunestadocercanoal coma durante unas horas más, de modo que transportarlo resultaríaconsiderablementefácil.Porfin,ungolpedesuerte.

Alentrar,meencontréaPatchenelsalón,inclinadosobreelcuerpodeBaruch.Cuandolovi,respiré,aliviada.

—¡Patch!—exclamécorriendohaciaél.—Ángel.—Surostroestabagrabadoconlapreocupación.Sepusoenpieyyome

arrojéensusbrazos,dejandoquemeestrecharaconfuerza.Asentícon lacabezaparaquenosufrierapormibienestar,yme tragué labola

quesemehabíaformadoenlagarganta.—Estoy bien. No me han herido. Le he hecho un truco psicológico para que

creyeraque losNefilim losatacabany leclavabanunatizadoren lascicatrices.—Dejéescaparunsuspirotembloroso—.¿Cómosabíasquelosángelescaídoshabíanirrumpidoenlafiesta?

—Tumadremeha echadodevuestra casa,peronoestabadispuesto apermitirquetequedarassinprotección.Hehechoguardiacalleabajo.Hevistomuchoscochesdirigiéndosealagranja,perohepensadoquesimplementeveníanalafiesta.Cuandolagentehaempezadoasalircorriendodelacasaconcaradehabervistounfantasma,hevenidotandeprisacomohepodido.Habíaunángelcaídohaciendoguardiaenlapuertayhacreídoquemiintencióneraaprovecharmedelosdespojosquequedaran.Porsupuesto,hetenidoqueapuñalarloensuscicatrices,comotambiénaunospocosmás.Espero que tumadre no se dé cuenta de que he arrancado algunas ramas delárbol del jardín delantero. Me han ido de maravilla para emplearlas a modo deestacas.

Suslabiossecurvaronconpicardía.—Estarádevueltaencualquiermomento.Patchasintióconlacabeza.—Ya me encargo yo del cuerpo. ¿Puedes encender la llave de paso de la

electricidad? La caja de fusibles está en el garaje. Asegúrate de que todos los

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interruptoresesténconectados.Sihancortadoloscables,lacosanoserátansencilla.—Yavoy.—Meencaminéhacialasaliday,trasdarunpardepasos,medetuvey

ledije—:Porcierto,havenidoDabria.Mehacontadonoséquémilongadequelehabíasdichoquemesacaradeaquí.¿Creesquepuedehaberestadoayudándolos?

Paramisorpresa,repuso:—La he avisado yo. Estaba en el barrio.Yome he dedicado a perseguir a los

ángelescaídosylehepedidoqueseencargasedetiytesacasedelacasa.Mequedésinhabla,aturdidatantoporlairritacióncomoporlaconmoción.No

sabíasiestabamásenfadadaporqueDabriamehabíadicholaverdadoporquehabíaestado siguiendo aPatch.Al fin y al cabo, eso de que «estaba en el barrio» no seexplicabadeotromodo:micalleteníamásdekilómetroymediodelargo,lanuestraera la única casa quehabía y además iba amorir al bosque.Seguramente le habíapuesto a Patch un busca. Cuando él la había llamado,Dabria debía de estar en elcoche,aparcadaaunospocospasospordetrásdeél,sosteniendounosprismáticos.

No tenía ninguna duda de que Patch me era fiel, ni tampoco de que Dabriaesperabapodercambiaresedetalle.

Penséquenoeramomentoparaempezarunadiscusión,asíquemelimitéadecir:—¿Quélevamosacontaramimadre?—Ya…yameencargoyo.Patch y yo volvimos la cabeza hacia la vocecilla que procedía de la puerta.

Marcieestabaallídepie,estrujándoselasmanos.Comosideprontosehubieradadocuentadelodébilquelahacíapareceresegesto,dejócaerlosbrazosaambosladosdel cuerpo. Se echó el cabello hacia atrás, levantó la barbilla, y añadió con másaplomo:

—La fiesta ha sido idea mía, de modo que estoy metida en esto tanto comovosotros.Lediréatumadrequeunatajodegamberrossehanpresentadoalafiestayhan empezado a romper todo lo que han encontrado a su paso.Y entonces hemoshecholoquenoshaparecidomásresponsable:cancelarlafiesta.

TuvelasensacióndequeMarcieestabahaciendotodoloposibleparanomirarelcuerpo de Baruch, que yacía boca abajo sobre la alfombra. Mientras no lo viera,podíapensarquenoerareal.

—Gracias,Marcie—ledijecontodasinceridad.—No sé qué te sorprende tanto.Yo también estoymetida en esto, ya lo sabes.

Como tú, tampoco soy… bueno… —Inspiró profundamente—. Que soy uno devosotros.

Abrió la boca para decir algo más, pero la volvió a cerrar enseguida. No laculpaba.Noerafácilaceptarqueunonoerahumano,ymuchomenosdecirloenvozalta.

AlguienllamóaltimbreyMarcieyyodimosunrespingoeintercambiamosuna

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miradadeextrañeza.—Actuadcomosinuncahubiésemosestadoaquí—nosinstruyóPatchencuanto

sehubocargadoelcuerpodeBaruchaloshombrosy,mientrasseencaminabahaciala puerta trasera, añadiómentalmente: «Y, Ángel, borra de la mente deMarcie elrecuerdodehabermevistoaquíestanoche.Tenemosquemantenernuestrosecretoasalvo».

«Descuida»,lerespondí.Marcieyyonosdirigimosalapuerta.Encuantohicegirarelpomo,Veesecoló

dentrodecasacogidadelamanodeScott.—Sentimosllegartarde—sedisculpó—.Noshemos…ejem…CompartióconScottunamiradacómpliceyambosseecharonareír.—Distraídounpoco—concluyóScott,conunarisitaenloslabios.Veeseabanicóconlamano.—¡Yquelodigas!CuandoMarcieyyonos losquedamosmirandoconaire sombrío,Veeechóun

vistazoalsalónycayóenlacuentadequelacasaestabavacíaydestrozada.—Unmomento.¿Dóndeestátodoelmundo?¿Nomedigasquelafiestayaseha

terminado?—Noshanasaltado—explicóMarcie.—LlevabanmáscarasdeHalloween—añadíyo—.Puedehabersidocualquiera.—Sehanpuestoadestrozarlotodo…—Yhemosdecididomandaracasaatodoelmundo.Veeexaminólosdaños,incapazdearticularpalabra.«¿Asaltado?»,mepreguntóScottmentalmente;nocabíadudadequenosehabía

creídomiactuaciónypresentíaquelehabíaocultadopartedelahistoria.«Ángeles caídos —respondí—. Uno de ellos ha hecho todo lo posible para

obligarmeaprestar el juramentode lealtad.Perono te preocupes—meapresuré aañadir al ver que su rostro se retorcía de ansiedad—, no se ha salido con la suya.Necesito que te lleves a Vee de aquí. Si se queda rondando por casa, empezará ahacerpreguntasquenopodréresponderle.Ynecesitoponerlotodoenordenantesdequelleguemimadre».

«¿Cuándoselocontarás?»Mequedéparalizada:lapreguntadirectadeScottmehabíapilladoporsorpresa.

«Noselopuedocontar.Quieroqueestéasalvo,¿entiendes?Ytepidoquetúhagaslomismo.Esmimejoramiga,Scott.Noquieroquelepasenadamalo».

«Semerecequelecuenteslaverdad».«Semerecemuchomásqueeso,pero,demomento,loquemásmeimportaessu

seguridad».«¿Yquécreesqueleimportamásaella?—preguntóScott—.Sepreocupaporti

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yconfíaenti.Muéstraleunpocomásderespeto».Noteníatiempoparadiscutir.«Porfavor,Scott»,lerogué.Semequedómirandounosinstantesconexpresiónreflexiva.Estabaclaroquemi

petición no lo complacía, pero al parecer iba a dejarme ganar esa batalla…por elmomento.

—¿Sabesuna cosa?—ledijo aVee—.Te lo compensaré:vámonosal cine.Túeliges lapelícula, ¿vale?Noesquepretenda influenciarte, pero acabande estrenarunadeun superhéroe.Las críticas sonpésimas, así queprobablemente la peli serágenial.

—DeberíamosquedarnosaayudaraNoraa limpiarestedesastre—arguyóVee—. Pienso averiguar quién ha sido el responsable y le voy a dar una lección debuenos modales. Puede que un par de pescados de unos cuantos días acabenencontrando el camino hasta sus taquillas.Ymás les vale no apartar el ojo de susneumáticos,porquetengounanavajamuyinquieta.

—Tómate la noche libre—le sugerí a Vee—.Marcie me ayudará a limpiarlotodo, ¿verdad,Marcie?—Le pasé el brazo por el hombro y traté de hablarle condulzura,perounpuntodedesdéntiñómispalabras.

Veetropezóconmimiradaycompartimosunmomentodecomplicidad.—Vaya, Marcie, es un detalle —le dijo Vee—. El recogedor está debajo del

fregadero.Ylasbolsasdebasura,también.LedioaMarcieunpalmaditaenlaespaldayañadióamododedespedida:—Bueno,divertíos,yquenoterompasmuchasuñas,Marcie.Tan pronto como hubieron desaparecido por la puerta, Marcie y yo dejamos

resbalarlaespaldaporlaparedhastaquedarnossentadasenelsuelo,ysoltamosunsuspirodealivioalunísono.

Marciefuelaprimeraensonreír.—Quémalasuerte.Meaclarélagarganta.—Graciasporquedarte a ayudar estanoche—ledijede todocorazón.Poruna

vezensuvida,Marciehabíasido…«Útil»,penséconunsobresalto.Yyoibaapagarleborrandosusrecuerdosdesu

mente.Selevantódelsueloysedesempolvólasmanos.—Lanocheaúnnohaterminado.Elrecogedorestádebajodelfregadero,¿no?

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Capítulo

Lamañana siguiente llegó enseguida.Me desperté al oír unos golpecitos en laventana demi habitación y, al volverme en la cama, vi aDante detrás del cristal,encaramado a una rama, haciéndome señas para que me reuniera con él fuera.Levantélamanobienabiertadándoleaentenderqueestaríaabajoencincominutos.

Técnicamente,estabacastigada,perometemíaqueesgrimiresaexcusanoibaaservirdemuchotratándosedeDante.

Fuera,elaireoscurodelamadrugadateníaelsaborfríodelotoño,ymefrotélasmanosconbríoparaqueentraranencalor.Unalunadelgadaaúnseguíasuspendidasobrenuestrascabezas.Seoyóelulularlastimerodeunalechuzaalolejos.

—Estamañana, un cocheparticular equipado con radar ha pasadovarias vecespordelantedetucasa—medijoDanteechándoseelalientoenlasmanos—.Estoyconvencidodequesetratabadeunpolicía.Cabellooscuroyunospocosañosmayorqueyo,porloquemehaparecido.¿Tesuenadealgo?

EldetectiveBasso.¿Quéhabíahechoyoestavez?—No—repuse; penséqueno era elmomentoparadesvelarmi sórdidopasado

conlasfuerzasdelaleylocal—.Debíadequedarlepocoparaterminarelturnoynohabráqueridocomplicarselavida.Seguroqueporaquínoseencuentraanadiequesepasedellímitedevelocidad.

Dantesonrióconironía.—Puedequecochesno,perocorredores…¿Estáslista?—No.¿Sirvedealgominegativa?Seinclinóhaciadelante,ymeatóbienloscordonesdeunadelaszapatillas.Al

parecer,nomehabíahechobienellazo.—Vamosacalentar.Yasabescómova.Lo sabía, sí. Pero lo que él ignoraba era que durante el calentamiento yo

aprovechabaparafantasear:imaginabaqueleibaarrojandocuchillos,dardosytodotipo de objetos punzantes a la espaldamientras corríamos a toda velocidad por laespesura del bosque hasta que llegábamos a la remota y aislada zona deentrenamiento.Loquefueraparaquenodecayeraelánimo,¿no?

Cuandoya estaba completamente empapada en sudor,Danteme sometió a unaserie de estiramientos paramejorarmi flexibilidad.Había visto aMarcie haciendoalgunosdeesosejerciciosensudormitorio.Yanoestabaenelgrupodeanimadoras,pero,porloqueparecía,conservarsucapacidadparahacerelspagateraalgocrucial

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paraella.—¿Cuál es el plan para hoy? —quise saber sentándome en el suelo con las

piernasextendidasenformadeV.Medobléporlacinturay,alapoyarlacabezaenlarótula,sentíquetodoslosligamentosestabanentensión.

—Posesión.—¿Posesión?—repetí,desconcertada.—Si los ángeles caídos pueden poseernos, es justo que nosotros aprendamos a

poseerlosaellos.¿Quémejorarmaquelaquepermitecontrolarlamenteyelcuerpodelenemigo?—prosiguióDante.

—Nosabíaqueposeeralosángelescaídosfuesesiquieraunaopción.—Ahorasíloes:desdequetenemoslahechiceríadiabólica.Antesnoéramoslo

bastante fuertes. Llevo unos cuantosmeses entrenando a unos pocosNefilimmuybienelegidos(entreellosyomismo)enelprocesodelaposesión.Eldominiodeestahabilidadserá loquedecidiráestaguerra,Nora.Si logramoscontrolaresta técnica,tendremosunaoportunidad.

—¿Tehasestadoentrenando?¿Cómo?—LaposesiónsoloeraposibleenelmesdeJeshván.¿Cómopodíallevarmesespracticándola?

—Hemosestadoentrenándonosconángelescaídos.—Unarisaperversabrillóensumirada—.Ya te lodije:somosmásfuertesquenunca.Unángelcaídoquevayasolo no puede hacer nada contra un grupo deNefilim bien entrenados.Los hemosestado capturando en la calle, de noche, y luego nos los hemos llevado al área deentrenamientoqueacondicionóHank.

—¿Hankyaestabametidoenesto?—Eracomosisussecretosnoseterminarannunca.

—Hemos ido seleccionando a losmás solitarios, a los introvertidos, a los queprobablemente nadie echará en falta. Les hacemos ingerir un prototipo especial dehechicería diabólica que permite la posesión durante períodos de tiempo cortos,inclusofueradelmesdeJeshván.Yentonceslosutilizamosparapracticarconellos.

—¿Ydóndeestánahora?—Reclusos en el área de entrenamiento. Cuando no estamos practicando con

ellos, les hundimos una vara de mental encantada con hechicería diabólica en lascicatrices de las alas. Así se quedan totalmente inmovilizados. Como ratas delaboratorioanuestradisposición.

EstabaseguradequePatchnosabíanadadeeso.Lohabríamencionado.—¿Cuántos ángeles caídos tenéis ahí encerrados? ¿Y dónde está esa área de

entrenamiento?—No puedo decirte su ubicación. Cuando la construimos, Hank, Blakely y yo

decidimosqueseríamásseguromantenerlaensecreto.AhoraqueHankhamuerto,Blakelyyyo somos losúnicosNefilimque sabemosdóndeseencuentra.Esmejor

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así.Cuandoserelajanlasreglas,empiezanaaparecerlostraidores.Haygentecapazdehacercualquiercosaparasuprovechopersonal,inclusotraicionarasupropiaraza.LosNefilimsonasípornaturaleza,comotambiénloshumanos.Esmejoreliminarlatentación.

—¿Vas a llevarme al área de entreno para practicar? —Estaba segura de quetambiéndebíadehaberunprotocoloparaeso.Ometaparíalosojosoborraríaluegodemimemoriaelrecuerdodelrecorrido.Perotalvezpodríaencontrarunmododeevitarlo.QuizáPatch y yo podríamos reconstruir juntos el camino hasta el área deentrenamiento…

—Noseránecesario.Mehetraídoaunadelasratasdelaboratorioconmigo.Mirérápidamentealrededor.—¿Dónde?—Notepreocupes…Lahechiceríadiabólicay lavaraque llevaclavadaen las

cicatriceslamantienentranquila.Dantedesapareciódetrásdeunarocaenormeyvolvióconunahembradeángel

caídoquenoparecíatenermásdetreceañoshumanos.Suspiernas,dospalillosquesobresalíandeunospantalonesdegimnasiablancos,debíandesertandelgadascomomisbrazos.

Dantelaarrojóalsuelo,ysucuerpodébilaterrizócomounsacodebasura.Mevolvídeespadascuandoviesavaradehierrosobresaliendodelascicatricesqueteníaenlaespalda.Sabíaquenopodíasentirnada,perola imagenmepusolospelosdepunta.

Tuve que recordarme a mí misma que era el enemigo. Ahora tenía un interéspersonal en la guerra: me había negado a jurar lealtad a un ángel caído. Eranpeligrosos.Habíaquepararleslospiesatodos,desdeelprimeroalúltimo.

—Encuantoleretirelavaradelacicatriz,solodispondrásdeunpardesegundosparaactuar.Transcurridoestetiemposepondráviolenta.Esteprototipodehechiceríadiabólicatieneunavidamuycortaynopermaneceenelcuerpo.Enotraspalabras,nobajeslaguardia.

—¿Sabráquelaestoyposeyendo?—Sí, por supuesto. Ha hecho este ejercicio montones de veces. Quiero que

ocupes su cuerpo y le ordenes que ejecute algunas acciones durante unos pocosminutos, para que te acostumbres a la sensación de manipular un cuerpo ajeno.Avísamecuandoestéslistaparasalirdelcuerpo.Tendrélavarapreparada.

—Pero ¿cómo me meto dentro? —pregunté, con la carne de gallina. Estabahelada,peroelresponsablenoerasoloelairefríodeoctubre:noqueríaposeeraunángel caído. Sin embargo, necesitaba darle a Patch tanta información como fueraposible acercadel funcionamientodel proceso.Nopodíamos resolver unproblemaquenoentendíamos.

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—Lahechiceríadiabólicalahadebilitadoyesoteayudará.Además,estamosenel mes de Jeshván, lo cual significa que los conductos de la posesión estáncompletamente abiertos. Lo único que tienes que hacer es someterla a un trucopsicológico.Hacerte con el control de sus pensamientos.Convéncela de quedeseaque la poseas. En cuanto baje la guardia, será pan comido. Flotarás hacia ellanaturalmente. Y serás absorbida por su cuerpo tan deprisa que casi ni notarás latransición.Yentoncesyatendráselcontrol.

—Esqueestanjoven…—No te dejes engañar por eso. Es joven, pero también tan astuta y peligrosa

comolosdemásángelescaídos.Toma…Tehetraídounadosisespecialdehechiceríadiabólicaparafacilitarteunpocolatarealaprimeravez.

No cogí el frasco enseguida.Mis dedos temblaron de deseo, peromantuve losbrazospegadosalcuerpo.Yahabíatomadomuchasdosis.Mehabíaprometidoamímisma que dejaría de consumirla y que me sinceraría con Patch. Pero, por elmomento,nohabíahechoniunacosanilaotra.

Le eché un vistazo al frasco de líquido azul, y unas ansias irrefrenablesempezaronacontraermiestómago.Noqueríaingerirmáshechiceríadiabólicay,almismotiempo,lanecesitabadesesperadamente.Empezóadarmevueltaslacabeza,adominarmelasensacióndemareo.Tomarunpardesorbitostampocopodíahacermedaño.Antes de que pudiera retenerme, alargué el brazo y acepté el frasco. Semehabíahecholabocaagua.

—¿Deberíabebérmelatoda?—Sí.Mellevéelfrascoaloslabios,yellíquidodescendiópormigargantacorrosivo

comoelveneno.Tosíyboqueé,deseandoqueBlakelyencontraseelmododedarleun sabor mejor. También sería de ayuda que minimizara los efectos secundarios.Justo después de haberme tomado esa dosis, un intenso dolor de cabeza empezó ataladrarmeelcráneo.Laexperienciamedecíaqueamedidaquetranscurrieraeldíanoharíamásqueempeorar.

—¿Lista?—preguntóDante.Me tomémi tiempo antes de asentir con la cabeza. Decir que nome apetecía

demasiado ocupar el cuerpo de esa muchacha era quedarse muy corto. Ya habíapasado por la experiencia de que ocuparan el mío (lo hizo Patch, en un intentodesesperado de evitar que Chauncey Langeais, un pariente que no me queríademasiado,measesinara).ApesardequemealegrabadequePatchhubieratratadodeprotegerme,lasensacióndeviolaciónquesentímientrasélocupabamicuerpoeraalgoporloquenoquerríavolverapasarjamás.Nitampocohacérselopasaranadie.

Posémisojosenlamuchacha.Habíasufridoesaexperienciacentenaresdeveces.Yallíestabayo,apuntodesometerladenuevoaesecalvario.

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—Lista—repusealfin.Dante retiró la vara de la cicatriz que le habíandejado las alas, tratandodeno

tocarconlamanoelextremoazulybrillantequehabíaestadoenterradoenlacarne.—Date prisa —me advirtió en un murmullo—. Prepárate. Sus pensamientos

soltarán descargas magnéticas; en cuanto percibas actividad mental, métete en sucabeza.Nopierdaseltiempotratandodeconvencerladequedeseaquelaposeas.

Un silencio tenso y espeso se impuso en el bosque.Me acerqué un paso a lamuchacha, tratando de captar cualquier señal de actividadmental. Dante tenía lasrodillasflexionadas,apuntodeentrarenacciónencualquiermomento.Elgraznidocortante de un cuervo atravesó la bóveda oscura que se extendía sobre nuestrascabezas.Miradarcaptóunadébilseñal,yesofueelúnicoavisoquerecibíantesdequelamuchachasemearrojaraencima,enseñándomelosdientesyarañándomeconlasuñascomounanimalsalvaje.

Lasdoscaímosalsuelo.Misreflejoseranmásrápidosquelossuyos,yconseguícolocarmeencimadeella.Meabalancésobresucuerpotratandodeagarrarladelasmuñecasconlaesperanzadesujetárselasporencimadelacabeza,perosezafódemídeunsolosaltoyacabérodandoporelsuelo.Laoíaterrizarágilmente,unospasosmásallá,ylevantélacabezajustoatiempodeverlabrincaryvolarhaciamí.

Mehiceenunovilloyrodéaunladoparaquedarfueradesualcance.—¡Ahora!—megritóDante.Conelrabillodelojo,lovisosteniendolavaraenlo

alto,preparándoseparaatacaralamuchachasiyofracasaba.Cerré los ojos y me concentré para colarme en sus pensamientos. Los sentía

moviéndosedeunladoaotro,comoinsectosenloquecidos.Yentoncesmesumergíensucabezadesmenuzando todo loquemeencontrabaamipaso.Hiceunapelotagigantecon todossuspensamientosysusurréunhipnótico«Déjameentrar,déjameentrar».

Y,másdeprisadeloquecreía,lasdefensasdelamuchachasevinieronabajo.TalcomoDantehabíadicho,mesentíplaneandohaciaella,comosimicuerpohubieraentradoenunpoderosocampodefuerza.Noofrecióresistencia.Eraunasensaciónirreal:vertiginosa,resbaladizayconlosmárgenesborrosos.Nopodríadeterminarenquémomentoseprodujoelcambio;simplementeparpadeéymeencontréviendoelmundodesdeotroángulo.

Estaba dentro de ella, dentro de su cuerpo, de su alma, de sumente: la habíaposeído.

—¿Nora?—mepreguntóDantemirándomeconescepticismo.—Estoydentro.—Mivozmesobresaltó;yohabíaordenadolarespuesta,perose

habíaarticuladoatravésdesuvoz.Másagudaymásdulcedeloquehabríaesperadodeunángelcaído.Claro,eratanjoven…

—¿Percibessuresistencia?¿Tienealgunareacciónviolenta?—preguntóDante.

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Esta vez me limité a negar con la cabeza. No estaba preparada para volver aoírmehablarconsuvoz.ApesardequeDantequeríaquepracticaraelcontroldesucuerpo,yoteníaprisaporsalir.

Meapresuréacumplirconunabrevelistadeinstrucciones: leordenéalcuerpodelángelcaídoquecorrieraunadistanciacorta,queesquivaralaramadeunárbolyqueseataseydesataseloscordonesdeloszapatos.Danteteníarazón:elcontroleraabsoluto.Y,enelfondodelalma,sabíaquelaestabaobligandoaactuarencontradesu voluntad. Podría haberle mandado que se apuñalara las cicatrices y no habríatenidomásremedioqueobedecer.

«Listo—ledijeaDante—.Voyasalir».—Quédate un poco más —replicó—. Necesitas practicar más. Quiero que la

sientascomounasegundapiel.Repitelasinstruccionesdenuevo.Haciendooídossordos,leordenéalángelcaídoquemeexpulsasedesucuerpoy,

nuevamente,latransiciónfuetanfácilcomoabrupta.Renegandoentredientes,Dantevolvióaclavarlavaraenlascicatricesdelángel

caído.Sucuerposedesmoronócomosiestuvieramuerta,ylaspiernasylosbrazosquedaron desparramados por el suelo en ángulos inverosímiles. Quise apartar lamirada,peronopude.NopodíadejardepreguntarmecómodebíadehabersidosuvidaenlaTierraenelpasado.Sialguienlaechabademenos.Sillegaríaeldíaenquerecuperaríalalibertad.Yquétristedebíadesersuvisióndelmundo.

—Nohasestadotiemposuficiente—mereprendióDante,visiblementeenfadado—.¿Acasonomehasoído?Tehedichoquerepitieraslasinstruccionesdenuevo.Yaséquealprincipioesalgodesagradable…

—¿Cómofunciona?—lointerrumpí—.Dosobjetosnopuedenocuparelmismoespacioalmismotiempo.¿Cómofuncionalaposesión?

—Todo se reduce al reino de los cuanta, la función de las ondas y la dualidadentrelasondasylaspartículas.

—Aúnnohemosdadolateoríacuántica—ledijeconunrepuntededespecho—.Tratadeplantearloentérminosquepuedaentender.

—Loúnicoquepuedodecirteesquetodopasaaunnivelsubatómico,dondeesposible que dos objetos existan en el mismo lugar y al mismo tiempo. No sé sialguienentienderealmentecómofunciona.Simplementeesasí.

—¿Esoestodoloquepuedesdecirme?—Tenunpocodefe,Grey.—Estábien.Tendréfe.Peroquieroquemeconcedasalgoacambio—leadvertí,

conunamiradaastuta—.Setedabienesodevigilar,¿verdad?—Noencontrarásanadiemejor.—PorlaciudadrondaunarcángelindeseablellamadoPepperFriberg.Diceque

unángelcaídoloestáchantajeandoypondríalamanoenelfuegoaquesédequién

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setrata.Megustaríaquemeproporcionaraslaspruebasparapoderpillarla.—¿Pillarla?¿Unamujer?—Lasmujerestambiénpuedenserastutas.—¿QuétieneesoqueverconlideraralosNefilim?—Espersonal.—Vale—repusoDanteconparsimonia—.Dimetodoloquenecesitosaber.—Patchmedijoquehayvariosángelescaídosquepodríanestarchantajeandoa

Pepper Friberg por unmontón de cosas (páginas del Libro de Enoch, visiones defuturo,perdónabsolutoporundelitodelpasado, informaciónconsideradasecretaysagrada, o incluso ser elevados al estatus de ángel guardián); la lista de lo que unarcángelpuedeconseguiresinterminable.

—¿QuémástedijoPatch?—Nomucho.Éltambiénquiereencontraralchantajista.Séquehaidodetrásde

pistasyquehaseguidoalmenosaunsospechoso.Peroestoybastanteseguradequeestá buscando en los lugares equivocados. La otra noche vi a su ex hablando conPepperenelcallejóntraserodeLaBolsadelDiablo.Nopudeoírloquedecían,peroellaparecíamuyseguradesímisma.YPepperestabaquesesubíaporlasparedes.SellamaDabria.

Me sorprendió ver que una sombra oscurecía la expresión de Dante: habíareconocidoelnombre.

—¿Dabria?—repitiócruzándosedebrazos.—Nome digas que tú también la conoces—gruñí—. Esamujer está en todas

partes.Simedicesquetepareceatractivatearrojoporesebarrancoytemandoesarocadetrás.

—No es eso.—Dante sacudió la cabeza y una expresión de compasión se fueimponiendoensusemblante—.Nomegustaríaserlapersonaquetelodice.

—¿Decirmequé?—Conozco a Dabria. No personalmente, pero…—La expresión de lástima se

intensificó.Memirócomosiestuvieraapuntodedarmemuymalasnoticias.Mehabíasentadoenuntroncocortadoparahablarconél,peromelevantédeun

saltoyleapremié.—Dímelodeunavez,Dante.—Tengoespíasquetrabajanparamí.Gentealaquecontratoparaquevigilena

losángelescaídosmásinfluyentes—confesóDante,comosisesintieraculpable—.NoesunsecretoquePatchesmuyrespetadoenlacomunidaddelosángelescaídos.Eslisto,inteligenteytienerecursos.Esunbuenlíder.Ensusañosdemercenariohaacumuladomásexperienciaencombatequelamayoríademishombresjuntos.

—HasestadoespiandoaPatch—concluí—.¿Porquénomelohabíasdicho?—Noesfaltadeconfianza,Nora,peronopuedoobviarlaposibilidaddequeél

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ejerzaciertainfluenciaenti.—¿Influencia?Patchnuncahatomadodecisionespormí…Soycapazdehacerlo

yosolita.Laqueestáalmandodeestaoperaciónsoyyo.Siquisieraqueloespiaran,lohabríahechoyomisma—dije,claramenteirritada.

—Entendido.MealejéunospasoshastaelárbolmáscercanoylediaDantelaespalda.—¿Vasadecirmeporquémeestáscontandotodoesto?Soltóunsuspiroreacio.—MientrasespiábamosaPatch,Dabriahaaparecidoenmásdeunaocasión.Cerré losojos,coneldeseodedecirlequesedetuvieraahí.Noqueríaoírnada

más.Dabria seguía aPatch a todaspartes: esoya lo sabía.Pero el tonodevozdeDantesugeríaque lanoticianoeraquePatch tuvieraunaacechadoraqueresultabasersuatractivaex.Lacosaeramásgrave.

—Haceunpardenoches,estuvieronjuntos.Tengopruebas.Unmontóndefotos.Apretélosdientesymevolví.—Quieroverlas.—Nora…—Puedo soportarlo —le aseguré fuera de mí—. Quiero ver esas supuestas

pruebasquetushombres,o,mejor,mishombres,hanrecabado.—PatchconDabria.Revolvírápidamenteenmisrecuerdostratandodeidentificarquénochepodríahabersido.Estaba angustiada, y celosa, e indecisa. Patchnopodía haber hecho algo así.Seguroquehabíaalgunaexplicación.Teníaqueconcederleelbeneficiode laduda.Sehabíasacrificadomuchopormícomoparaprecipitarmeasacarconclusionesalaprimeradecambio.

Teníaquemantener la calma.Seríaun errorhacerun juicio tanpronto. ¿Danteteníafotos?Bien.Lasanalizaríayomisma.

Danteapretóloslabiosyasintió.—Telasharéllegaratucasahoymismo.

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Capítulo

Me dispuse a prepararme para el día, pero actuaba mecánicamente. No podíaapartardemicabezalaimagendePatchyDabriajuntos.NohabíapensadoenpedirledetallesaDante,yahoralaspreguntassinrespuestameestabantaladrandoelcerebro.«Estabanjuntos.Tengofotos».

¿Exactamente qué significaba eso? ¿Juntos cómo? ¿Acaso era yo tan ingenuacomoparanopreguntar?No.ConfiabaenPatch.Estabatentadadellamarlo,peroporsupuesto no lo hice. Esperaría a haber visto las fotos. Enseguida sabría si locondenabanono.

Marcieentróenlacocinaysesentóencimadelamesadeunsalto.—Estoy buscando a alguien que quiera venir conmigo de compras después de

clase.Apartéaunladoeltazóndecerealesyapastosos.Habíaestadotantoratoperdida

enmispensamientosqueyanohabíaquienseloscomiera.—Siempre voy de compras los viernes por la tarde—me aclaróMarcie—. Es

comounritual.—Querrásdecirunatradición—lacorregí.—Necesito un abrigo de entretiempo. Algo de lana, que abrigue, pero que al

mismotiemposeachic—dijo,frunciendoligeramenteelceño,meditabunda.—Graciasporelofrecimiento,perotengounmontóndedeberesdetrigonometría

atrasados.—Oh, vamos. No has hecho nada en toda la semana, ¿por qué empezar

precisamente hoy? Y de verdad que necesito una segunda opinión. Esta es unacompra importante, y ahora que ya habías empezado a actuar como una personanormal…—murmuró.

Mepuseenpieyllevéeltazónalfregadero.—Ahorasíquemehasllegadoalcorazón.—Venga,Nora,noquieroquenospeleemos—protestó—.Solomeapetecíaque

tevinierasdecomprasconmigo.—Y a mí me apetece aprobar el examen de trigonometría. Además, estoy

castigada.—No te preocupes, ya he hablado con tu madre. Ya ha tenido tiempo de

tranquilizarse y entrar en razón. Te ha levantado el castigo. Después de clase mequedaré en el instituto una media hora más. Así tendrás tiempo de terminar esos

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deberesdetrigonometría,¿vale?Entornélosojosylamiréinquisitivamente.—¿Lehashechoamimadreuntrucopsicológico?—¿Sabesloquepienso?Queestáscelosadequeellayyohayamosestablecido

unvínculotanestrecho.¡Puaj!—Mira,noessoloporlosdeberesdeMates,Marcie.Tambiéntengoquepensar

en lo que pasó anoche, y en qué puedo hacer para evitar que se repita. No estoydispuestaajurarlelealtadanadie—dijecondeterminación—.YtampocoquieroquelosdemásNefilimlohagan.

Marciesoltóunchillidoexasperado.—¡Erescomomipadre!¡Dejayadesertan…!—¿Nefil?—apunté—.¿Unhíbrido,unbichoraro,unaccidentedelanaturaleza?

¿Unblanco?Marcieapretótantolospuñosqueseleenrojecieron.Alfinallevantólabarbillay

memiróconunbrillodesafianteenlosojos.—Sí.Unamutante,unmonstruo,unfenómeno.Exactamentelomismoqueyo.—Entonces, ¿lo aceptas?—dije levantando las cejas—.¿Al final aceptasquién

eres?Insinuóunasonrisacasivergonzosa.—Puessí,¡exacto!—MegustamásestaversióndeMarcie.—MegustamásestaversióndeNora—repusoponiéndoseenpieycogiendoel

bolsoquehabíadejadosobrelaencimera—.Entonces,¿tenemosonounacitaparairdecompras?

Cuandoaúnnohacíanidoshorasquelasclaseshabíanterminado,Marcieyasehabíaventiladocuatrocientosdólaresenunabrigodelana,unostejanosyunpardeaccesorios.Yonomegastabaesacantidaden ropaen todoel año.Supongoque sihubieracrecidoencasadeHank,nomehabríapreocupadopasarmeunatardeenteraquemandolatarjetadecrédito.Paraempezar,habríatenidouna.

Fuimosensucoche,porquenoqueríaquelavieranenelmío.Laverdadesquenolaculpaba,perosuactituddejababienclaraunacosa:ellateníadineroyyono;yohabía recibido el dichoso ejército deHank, y ella, toda su herencia.Decir que erainjustoeraquedarsemuycorto.

—¿PodemospararunmomentoencasadeDante,unamigomío?—lepreguntéaMarcie—.Nonosquedadecamino,peroesquetengoquerecogerunacosa.

Casimeentrabannáuseasalpensaren las fotosdePatchyDabria,peroqueríaacabarconlasincógnitasdeunavez.NoteníalapacienciadeesperarqueDanteme

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lasllevaraacasa.Asíque,porsiaúnnolohabíahecho,decidíadelantarme.—¿Dante?¿Loconozco?—No.Novaalinstituto.Giraaladerechaenlapróximacalle…Vivecercadela

BahíadeCasco—ledije.La ironía de ese momento no se me pasó por alto. Al final del verano, había

acusadoaPatchdehaber tenidoun lío conMarcie.Yahora, solounosmesesmástarde,medisponíaainvestigarlamismahistoria…soloqueconunachicadiferente.

Me presioné la frente con la palma de lamano.Tal vez debería dejarlo correr.Quizáloúnicoqueteníaquehacereraconfiar incondicionalmenteenPatchydejardeladomisinseguridades.Elcasoeraquesiemprehabíaconfiadoenél.

YentoncesaparecióDabria.Además,siPatcherainocente(ydeseabacontodasmisfuerzasquelofuera),no

perjudicabaanadiequeyovieraesasfotografías.Marcie siguiómis indicaciones y, cuando llegamos a casa deDante,mostró su

admiraciónporlaarquitecturadeledificio.—EsteDantetieneestilo—dijopaseandolamiradaporlacasaReinaAnnaque

selevantabatrasunagranextensióndecésped.—Unosamigosseladejaronenherencia—expliqué—.Notemolestesensalir:

llamoalapuertayrecojoloquehevenidoabuscar.—Nilosueñes:¡tengoqueverelinterior!—exclamóMarciebajándosedelcoche

antesdequepudieradetenerla—.¿EseDantetienenovia?Secolocólasgafasdesolamododediademayadmiróabiertamentelariquezade

Dante.«Sí,yo»,pensé.Estabaclaroquemiinterpretaciónenesacharadaerabrillante:ni

siquieramimediohermana,queademásdormíabajoelmismo techoqueyo, sabíanadademi«novio».

Subimosalporcheyllamamosaltimbre.Alcabodeunosinstantes,insistí.Nada.Mellevélasmanosalassienesymiréporlaventanadelsalón:estabatodoaoscuras.Puesquébien:habíaidohastaallíjustocuandoélnoestaba.

—¡Yuju!¿Buscáisaljovenquevivíaaquí?Marcieyyonosvolvimosyvimosaunamujermayordepieenlaacera.Llevaba

unaszapatillasrosas,lacabezallenaderulostambiénrosasyunperritonegrosujetoenunacorrea.

—BuscábamosaDante—expliqué—.¿Esustedvecinasuya?—Memudéaviviraquíconmihijaysumaridoaprincipiosdeverano.Unparde

callesmásabajo—dijo,señalandoasusespaldas—.Mimarido,John,nosdejó,Dioslotengaensugloria,ynomequedóotra:ounaresidenciaocasademiyerno.Nuncabajalatapadelváter,¿sabéis?—nosinformó.

«¿Dequédemoniosestáhablando?—mepreguntóMarciementalmente—.Y,por

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favor,eseperronecesitaunbaño,¡peroya!Lohuelodesdeaquí».Fabriquéunasonrisaamableybajélosescalonesdelporche.—MellamoNoraGrey.Soyamigadelchicoqueviveaquí,DanteMatterazzi.—¿Matterazzi?¡Losabía!¡Sabíaqueera italiano!Conunnombreasínopuede

ocultarlo.Están invadiendonuestras costas—protestó lamujer—.Si seguimos así,prontocompartiréjardínconelpropioMussolini.

Elperrointervinoycoincidióconsudueñasoltandounladrido.Marcieyyonosmiramos,ymimediohermanapusocaradeexasperación.—¿HavistoustedhoyaDante?—lepreguntéalamujer.—¿Hoy? ¿Por qué tendría que haberlo visto? Os acabo de decir que se ha

mudado.Haceunpardedías.Lohizoenplenanoche,comocualquieritaliano.Connocturnidadyalevosía: típicode losmafiosos sicilianos.Está tramandoalgo,os lodigoyo.

—Debedehaberseustedconfundido.Danteaúnviveaquí—leexpliquétratandodeseramable.

—¡Ja!¡Esechicoesunindeseable!Siempreencerradoensímismo,siempredeespaldasa losvecinos.Hasido insociabledesdeeldíaenque llegó.Ni siquierasedignaba saludar.Unchico tan taimadocomoeseenunvecindario respetable…Noestababien.Solohaduradounmesynopuedodecirquelamenteperderlodevista.Deberíahaberleyesencontradelosinquilinosenestebarrio:loúnicoquehacenesdevaluarlascasas.

—Dante no era un inquilino. La casa es suya. Se la dejaron en herencia unosamigossuyos.

—¿Es eso lo que te dijo?—Meneó la cabezaymemiró con sus ojitos azules,comosiyofueralapersonamásingenuaquehabíavistoensuvida—.Estacasaesdemi yerno. Pertenece a la familia desde hace muchos años. Antes la alquilábamosdurante el verano, cuando la economía aún no se había venido abajo y todavía sepodía sacar algún dólar del turismo. Ahora tenemos que alquilársela a mafiosositalianos.

—Debedeestarustedconfundida…—repetí.—Consultaelregistrodelapropiedaddelcondado.Esenomientenunca.Nose

puededecirlomismodeesositalianos.Elperroibadescribiendocírculosalrededordelaspiernasdelamujer,queyalas

teníaenvueltasconlacorrea.Devezencuando,elanimalsedeteníaparadedicarnosa Marcie y a mí un gruñido contundente de advertencia. A continuación, seguíaolfateando el suelo y persiguiendo a su presa imaginaria en círculos. Lamujer sedesenredólaspiernasyprosiguióconsupaseo.

Melaquedémirandomientrassealejaba.Danteeraelpropietariodeesacasa.Nolahabíaalquilado.

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Unasensaciónterroríficameatravesóelpecho.SiDantesehabíaido,¿quiénibaaproporcionarme lasdosisdehechiceríadiabólica?Yacasinomequedaba.Quizátendríabastanteparaundía,dos,simelaracionababien.

—Bueno, está claro que alguienmiente—concluyóMarcie—.Yo creo que esella.Estasviejasnosondefiar.Especialmentelasgruñonascomoesa.

Apenaslaoí.MarquéelteléfonomóvildeDante,rogandoporquemecontestara,peronohubosuerte.Nisiquierasaltóelcontestador.

AyudéaMarcieallevarlasbolsasdentroymimadrecorrióescalerasabajopararecibirnos.

—Unamigotuyohadejadoestoparati—medijoentregándomeunsobre—.HadichoquesellamabaDante.¿Deberíaconocerlo?—preguntóconretintín.

Tratédeocultarmiimpacienciacuandolocogí.—EsunamigodeScott—expliqué.Mi madre y Marcie le echaron un vistazo al sobre y luego me miraron con

expectación.—Debede ser algo que quiere que le entregue aScott—mentí para desviar la

atención.—Noparecíade laedaddetusotrosamigos.Nomeacabadegustarquevayas

conchicostanmayores—dijomimadreconreservas.—YatehedichoqueesamigodeScott—respondídemodoevasivo.Unavezenmihabitación, inspiréprofundamenteyabríelsobre.Extrajevarias

fotografíasmuyampliadas.Todasenblancoynegro.Lasprimerassehabíantomadodenoche.Patchcaminandoporunacalledesierta.

Patchmontadoensumoto,probablementeenunadesusvigilancias.Patchhablandoporunteléfonopúblico.Porelmomento,nadanuevo:yasabíaqueestabatrabajandolasveinticuatrohorasdeldíaparaencontraralchantajistadePepper.

EnlasiguientefotoaparecíanPatchyDabria.Estabanen lanuevapickupdePatch, laFord150negra.Gotasde lluvia como

agujas cortaban el halo de luz del farol que los iluminaba.Dabria tenía los brazoscolgados del cuello de Patch y una sonrisa tímida en los labios. Ambos estabanunidosporunabrazoyPatchnoparecíaoponerresistencia.

Mirélastresúltimasfotostandeprisacomopude.Elestómagosemeencogióyempecéamarearme.Unbeso.

DabriaestababesandoaPatch.Lomostrabanlasfotos.

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Capítulo

Estabasentadaenelsuelodelcuartodebaño,conlaespaldaapoyadaenlapuertadeladucha.Teníalaspiernasflexionadasy,apesardequehabíapuestoelcalentador,temblaba de frío. Junto a mí, tumbada en el suelo, yacía una botella vacía dehechicería diabólica. Era la última que me quedaba. Apenas recordaba habérmelabebido. Una botella entera, y no me había servido de nada. Ni siquiera podíainmunizarmecontralatristezayladesesperación.

Confiaba en Patch. Le quería demasiado como para creerle capaz de hacermetantodaño.Teníaquehaberunarazón,unaexplicación.

«Unaexplicación».Lapalabraresonabaenmicabeza,comounaburla.Alguienllamóalapuerta.—La idea era compartirlo, ¿recuerdas? Y tengo la vejiga del tamaño de una

ardilla—protestóMarcie.Me puse en pie lentamente. Y no se me ocurrió otra cosa que empezar a

preguntarme si Dabria sabría besarmejor que yo, si Patch habría querido quemeparecieramás a ella.Hábil, fría, sofisticada. ¿Exactamente en quémomento habíavuelto con Dabria? Él sabía lo mucho que me afectaría nuestra ruptura yprobablementeporesohabíadecididoseguirconmigo.

Porelmomento.Sentíelpesorotundodelaincertezaenmiinterior.Abrí la puerta y salí del baño como una exhalación camino de las escaleras.

Cuando ya había bajado cinco escalones, noté lamirada deMarcie clavada enmiespalda.

—¿Estásbien?—mepreguntóaúndepiejuntoalapuerta.—Noquierohablardeello.—Eh,esperaunmomento,Nora.¿Estásllorando?Mepasélosdedospordebajodelosojosymequedéestupefacta…Habíaestado

llorando.Tuvelasensacióndequeeltiemposehabíadetenido,dequetodoocurríaenladistancia,muylejos,comoenunsueño.

Sinvolverme,dije:—Voy a salir. ¿Puedes cubrirme? Es posible que llegue más tarde de la hora

límite.

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TuvequedetenermeunmomentodecaminoacasadePatch.Hicegirarelvolanteviolentamente,acerquéelVolkswagenalacuneta,salídelcocheymepuseacaminarporelbordede lacarretera.Eranochecerradayhacíael fríosuficientecomoparalamentarnohabermepuestoelabrigo.Nosabíaquéibaadecirlecuandoloviera.Noqueríaecharmeallorardesconsoladamente,nitampocoponermeapegargritos.

Me había llevado las fotos y, finalmente, decidí que las emplearía comoargumento.Selasentregaríaymelimitaríaapreguntarle:«¿Porqué?»

LasensacióndedesapegoquehabíaidoentumeciendomicorazóndesaparecióencuantovielBugattideDabriaaparcadodelantedecasadePatch.Apretélosfrenosamediobloquededistanciaytraguésalivaconfuerza.Semehabíaformadounnudoderabiaenlagargantaysalídelcochecomoalmaquellevaeldiablo.

Metí la llave en la cerradura de la puerta y entré. Solo había encendida lalamparilla de una de las mesas auxiliares del salón. Dabria estaba en el balcón,paseándosedearribaabajo,perosedetuvoensecoencuantomevio.

—¿Quéestáshaciendoaquí?—mepreguntó,visiblementesobresaltada.Sacudílacabezasinpoderocultarlaira.—No. Eso debería preguntarlo yo. Esta es la casa de mi novio, así que esa

preguntame corresponde amí. ¿Dónde está Patch?—le espeté, recorriendo ya elpasilloqueconducíaasudormitorio.

—Notemolestes.Noestáaquí.Giré sobre mis talones como un remolino y le clavé a Dabria una mirada

incrédula,despectivayamenazante,todoapartesiguales.—Entonces,¿qué…estás…haciendo…aquí?—repetíenfatizandocadapalabra.

Sentíaquelarabiaempezabaabullirenmiinteriorynoteníaintencióndeacallarla.Dabrialoviovenir.—Tengoproblemas,Nora.—Letemblabaellabio.—Esoyapodíahabértelodichoyo—repusearrojándole el sobrecon las fotos.

Fueapararasuspies—.¿Cómosesienteunasabiendoqueesunaladrona,quesededica a robarles los novios a las demás? ¿Te hace eso sentir bien, Dabria?¿Apoderartedeloquenoestuyo?¿Oloquetegustaenrealidadesdestruirlascosasbuenas?

Dabriaseinclinópararecogerelsobre,peronoapartóniunmomentolamiradade mis ojos. Arrugó las cejas con incertidumbre. No podía creer que tuviera laaudaciadeactuarcomosinosupieranada.

—ElpickupdePatch—bufé—.Túyél,unanochedeestasemana, juntos. ¡Lebesaste!

Dejódemirarmesoloeltiemponecesarioparacomprobarelcontenidodelsobre.Sesentóenelsofá.

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—Túnoloentiendes…—Oh, me parece que sí. No es tan difícil de imaginar. No tienes sentido del

respetoni tampocode la dignidad,Dabria.Te apropias de todo lo quequieres, sinimportartelosdemás.QueríasaPatchyparecequelohasconseguido.

Y entonces se me rasgó la voz y empezaron a escocerme los ojos. Traté detragarmelaslágrimas,peroseagolpabandemasiadodeprisadetrásdemispárpados.

—TengoproblemasporquecometíunerrormientrastratabadehacerleunfavoraPatch—explicóDabriaconlavozcargadadepreocupación,haciendocasoomisodemis acusaciones—. Patch me dijo que Blakely está elaborando prototipos dehechiceríadiabólicaparaDanteyqueeracrucialdestruirellaboratorio.DijoquesimeenterabadealgoquepudieraconducirlohastaBlakelyohastaellaboratorio,selodijerainmediatamente.

»Haceunpardenoches,muy tarde,ungrupodeNefilimvinoabuscarmeparaquelesdijeralabuenafortuna.EnseguidameenterédequetrabajabancomoescoltaenelejércitodelaManoNegra.Hastaaquellanoche,habíansidolosguardaespaldasdeunNefilmuypoderosoeimportantellamadoBlakely.Losescuchéconatención.Me contaron que su trabajo era tedioso y aburrido, y que las horas se hacíaninterminables. Esamisma noche, habían acabado jugando al póquer paramatar eltiempo, aun sabiendo que los juegos, como las distracciones de cualquier tipo,estabanprohibidos.

»Uno de los hombres abandonó unmomento su puesto para ir a comprar unabaraja de cartas. Solo llevaban unos minutos jugando cuando su comandante losdescubrió:nodudóenexpulsarlosdelejércitocondeshonor.Ellíderdelossoldadosexpulsados,Hanoth,estabadesesperadoporrecuperarsu trabajo.Tienefamiliay lepreocupabacómoibaamantenerlayaprotegerlasilocastigabanolodesterrabanporlosdelitosquehabíacometido.Vinoamíconlaesperanzadequeledijerasi teníaaúnalgunaoportunidadderecuperarsutrabajo.

»Leleílafortunaaélprimero.Sentíalaextrañanecesidaddedecirlelaverdad:quesuantiguocomandantequeríaencerrarloytorturarlo,yqueélysufamiliadebíanabandonar la ciudad de inmediato. Sin embargo, también sabía que, si lo hacía,perderíalaoportunidaddeencontraraBlakely.Asíquelementí.LementíporPatch.

»LedijeaHanothquedebíaexponersuspreocupacionesdirectamenteaBlakely.Ledije que le suplicase el perdóny le aseguréque se lo concedería.Sabía que, siHanoth me creía, me conduciría hasta Blakely. Deseaba encontrarlo por Patch.Después de todo lo que él había hecho por mí, darme una segunda oportunidadcuando nadie lo habría hecho… —Sus ojos llorosos me dedicaron una miradatrémula—.Eralomínimoquepodíahacer.Loquiero.

Lo afirmó sinmás rodeosy se encontró conmimirada implacable sin siquieraparpadear.

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—Siemprelohequerido.Fuemiprimeramorynuncaloolvidaré.Peroahoratequiere a ti. —Suspiró, abatida—. Tal vez algún día dejéis de ir tan en serio, yentoncesyoloestaréesperando.

—Nocuentesconello—leadvertí—.Continúa.Yaversillegasyaalaparteenlaqueexplicaslodelasfotos.—Leechéunvistazoalsobrequeyacíaenelsofá.Meparecióqueocupabademasiado espacio en la habitacióny, depronto,me entraronganasderomperlasfotosyarrojarlospedazosalachimenea.

—Alparecer,Hanothmecreyó.Semarchóconsushombresyyolosseguí.Tométodas las precauciones necesarias para que no me descubrieran. Me superaban ennúmeroysabíaque,simepillaban,correríaungravepeligro.

»SalierondeColdwaterendirecciónnoroeste.Losestuvesiguiendodurantemásde una hora y creí que debía de estar acercándome a Blakely. Los pueblosescaseaban: estábamos ya en pleno campo. Los Nefilim tomaron una carreteraestrecha,yyofuitrasellos.

»Enseguidamedicuentadequealgoibamal.Aparcaronenmediodelacarreteraycuatrodeloscincobajarondelcoche.Percibíquesedividían,queserepartíanendiferentesdirecciones tejiendoen laoscuridadunaredparaatraparme.Nosécómodescubrieron que los estaba siguiendo. Conduje todo el camino con las lucesapagadasymemantuveatantadistanciaqueestuveapuntodeperderlosenmásdeunaocasión.Temíqueyafuerademasiadotarde,ehiceloúnicoquesemepasóporlacabeza:salídelcocheycorríhaciaelrío.

»Llamé aPatch, se lo expliqué todo enunmensaje ymemetí en el río con laesperanzadequelasturbulenciasdelaguaentorpecieranlapersecución.

»Los tuve cerca en varias ocasiones. Salí del agua y corrí bosque a través.Nosabía qué dirección había tomado. Sin embargo, aunque consiguiera llegar a algúnpueblo,tampocoestaríaasalvo.SiHanothysushombresmeatrapabanyalguieneratestigodelataque, sinduda losNefilimseencargaríandeborrarsus recuerdos.Asíquecorrítandeprisacomopude.

»CuandoporfinrecibílallamadadePatch,mehabíaescondidoenunaserraderoabandonado.Nosécuántotiempohabríapodidoseguircorriendo.Nomucho.—Laslágrimasbrillaronensusojos—.Patchvinoabuscarmeymesacódeallí.YyonisiquierahabíaconseguidoencontraraBlakely.

Sepasólamanoporelpeloyselocolocódetrásdelaoreja.—Me llevó hasta Portland y se aseguró de encontrarme un escondrijo donde

estuvieraasalvo—dijosorbiendoporlanariz—.Antesdebajardelapickuplobesé.Memirócon losojosbrillantes,peronosupedeterminarsisuexpresiónerade

desafíoodedisculpa.—Empecéyo,Nora,yélloatajóenelacto.Yaséloquepareceenlasfotos,pero

eraunmododedarlelasgracias.Seterminóantesdeempezar.Patchseaseguróde

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quefueraasí.Dabriasesacudió,comosiunamanoinvisiblehubieratiradodeella,ypusolos

ojos en blanco por un instante; su mirada, sin embargo, enseguida recuperó suhabitualazulártico.

—Sinomecrees,pregúntaseloaél.Estaráaquíenunpardeminutos.

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NuncamehabíacreídoqueDabriatuvierarealmenteeldondeverelfuturo—almenosdesdequelahabíanechadodelcielo—,peroúltimamenteestabaconsiguiendoquecambiaradeopinión.Alcabodeexactamenteunpardeminutos, lapuertadelgaraje de Patch se abrió con un rumor y él no tardó en aparecer en lo alto de lasescaleras. Se lo veía algo castigado (tenía el rostromarcado por el cansancio y lamiradaapagada)ynoparecíaqueencontrarnosaDabriayamíplantadasunafrentealaotraenmediodesusalónayudaraamejorarsuhumor.

Nosdedicóunamiradaoscuraycalculadora.—Estonopuedeserbueno…—Dejaquehableyoprimero—empezóadecirDabria,respirandoconagitación.—Nilosueñes—atajéyo.MiréaPatchdirectamentealosojos,dejandoaDabria

fuera de la conversación—. ¡Te ha besado!YDante, que, por cierto, te ha estadosiguiendo,captóesebesoconsucámara. Imagínatemisorpresacuandohevisto lafotoestamismanoche.¿Pensabasdecirmealgo?

—Yalehecontadoquefuiyoquientebesóyquetútemequitastedeencima—protestóDabriacasichillando.

—Pero¿todavíanotehasido?—leespetéaDabria—.EstoesentrePatchyyo.¡Lárgateya!

—¿Quéestáshaciendoaquí?—preguntóPatchdirigiéndoseaDabriaenuntonomásduro.

—Me… me he colado en tu casa —balbució—. Estaba asustada. No podíadormir.NopuedodejardepensarenHanothylosdemásNefilim.

—¡Vengaya!—exclaméyo.MiréaPatchbuscandosuapoyo,esperandoquenosedejaraengañarporesenumeritodedamiselaindefensa.Dabriahabíaacudidoasucasa con la esperanza de recibir un tipo de consuelo muy distinto, y yo no loaprobaba.Niporasomo.

—Vuelveatuescondite—leordenóPatch—.Sitequedasallí,estarásasalvo.—Apesardelcansancio,imprimióciertadurezaensuspalabras—.Eslaúltimavezqueterepitoquetemantengasapartada.

—¿Durante cuánto tiempo?—gimoteó Dabria—.Me siento muy sola. En esacasatodossonhumanos.Memirancomosifueseunbichoraro.—Leimplorabaconlamirada—.Patch,yopuedoayudarte.Estaveznocometeréningúnerror.Sidejasquemequedeaquí…

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—¡Vete!—leordenóPatchcon rudeza—.Yahascausadobastantesproblemas.ConNorayconlosNefilimalosqueseguiste.Ignoramosquéconclusioneshabránsacado,perounacosaestáclara:ahorasabenquevasdetrásdeBlakely.Y,amenosqueseanestúpidos,yasehabránfiguradoquehasdescubiertoporquéBlakelyestanimportanteparasuoperaciónyquéhaceeneselaboratorio,estédondeesté.Nomesorprenderíaquehayantrasladadotodas las instalaciones.Asíqueestamoscomoalprincipio:ninoshemosacercadoaBlakelynihemosdadounsolopasoparadestruirlahechiceríadiabólica—añadióPatchconfrustración.

—Yo solo pretendía ayudar —susurró Dabria con los labios temblorosos. LededicóaPatchunaúltimamiradadecorderodegollado,ysemarchó.

Patch y yo nos quedamos solos.Vino haciamí sin titubear, a pesar de quemiexpresiónnodebíadeserprecisamenteamable.Apoyólafrenteenlamíaycerrólosojos,dejandoescaparun suspiro, lentoyprofundo,comosiuna fuerza invisible loatormentara.

—Losiento—dijoenunsusurroclaramentearrepentido.Estuve a punto de responderle: «¿Sientes lo del beso o solo que lo haya

descubierto?»,peroconseguítragarmeesaspalabrasdeamargura.Estabacansadadeandararrastrandomipropiopesoinvisible:loscelosyladuda.

ElremordimientodePatcheratanintensoquecasipodíatocarlo.Dabriamecaíamalynoconfiabaenella,peronopodíaculparaPatchporquerersalvarleelculo.Eramejorpersonadeloqueélmismocreía.Sospechabaque,solounosañosatrás,unPatchmuydistintohabríarespondidodeotromodoalamismasituación.LeestabadandoaDabriaunasegundaoportunidad:algoporloqueélluchabaadiario.

—Yo también lo siento —susurré contra su pecho. Sus brazos fornidos meestrecharonenunabrazo—.Hevistolasfotos,ynuncamehabíasentidotantristeyasustada.Laideadeperderteera…inimaginable.Estabatanenfadadaconella.Aúnlo estoy. Te besó cuando no debería haberlo hecho. Y, por lo que sé, volverá aintentarlo.

—No lo hará, porque voy a dejarlemuy claro cómo deben ser las cosas entrenosotrosapartirdeahora.Hacruzadounalínea,yconseguiréquese lopiensedosveces antes de caer en elmismo error—dijoPatch con decisión.Me cogió por labarbillaymebesó;y,sinapartarsuslabiosdelosmíos,añadió—:Noesperabaqueviniesesaverme,peroyaqueestásaquí,notengointencióndedejartemarchar.

Depronto,laculpameasaltócomounaoladecalorinesperadaydesagradable.NopodíaestarcercadePatchsinquemismentirasseinterpusieranentrenosotros.Lehabíamentidoacercadelahechiceríadiabólica.Yseguíamintiéndole.¿Cómohabíasidocapaz?Lavergüenza seestabacociendoenmi interior, enuncaldodeascoyrepugnancia. Quería confesárselo todo, pero ¿por dónde empezar? Qué negligentehabíasidoalpermitirquelasmentirassemeescaparandelasmanos.Habíaperdido

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elcontrol.Despeguéloslabiosparacontarlelaverdad,perodeprontotuvelasensaciónde

queunasmanosheladassedeslizabanpormicuelloyloestrechabanconfuerza.Nopodía hablar. Apenas podía respirar. Se me taponó el esófago, como las primerasveces que había tomado hechicería diabólica. Una voz extraña se filtró en mispensamientosyrazonóconmigo.

«SiledigolaverdadaPatch,nuncavolveráaconfiarenmí.Nomeloperdonará.Lo único que conseguiré es hacerlo sufrir. Solo tengo que dejar pasar el mes deJeshván,yluegoyanovolveréatomarhechiceríadiabólica.Solounpocomás.Solounascuantasmentirasmás».

Lasmanosfríasserelajaronyyorespiré,temblorosa.—¿Unanochedifícil?—lepreguntéaPatch,impacienteporcambiardetema:lo

quefueracontaldeolvidarmedemismentiras.Soltóunsuspiro.—NoheavanzadoniunpasoenmibúsquedadelauténticochantajistadePepper.

Sigopensandoquedebedetratarsedealguienaquienyaheinvestigado,perotalvezmeequivoque.Puedequeseaotrapersona.Alguienaquiennoconozco.Heidotrastodaslaspistas.Porloquesé,todoelmundoestálimpio.

—¿PodríaserquePepperseloestuvieraintentandotodo?Talvezenrealidadnoloesténchantajeando.—Era laprimeravezquehabíaconsideradoesaposibilidad.Hasta entonces me había creído su historia, pero lo cierto era que Pepper no eraprecisamentedignodeconfianza.

Patchfruncióelceño.—Esposible,peronolocreo.¿Porquémolestarseeninventarseunahistoriatan

complicada?—Porque necesita una excusa para encerrarte en el infierno —sugerí yo

planteándomeloporprimeravez—.¿Ysilosarcángeleslohanempujadoahacerlo?DijoqueestabaaquíenlaTierraporquelehabíanasignadounamisión.Alprincipionolecreí,pero¿ysiescierto?¿Ysilosarcángelesleencargaronqueteencadenaraenelinfierno?Todoelmundosabequeesesoloquequieren.

—Legalmente,necesitaríanunarazónparahacerlo.—Patchseacariciólabarbillaconactitudpensativa—.Ano serqueestén tanansiososqueyano semolestenenactuarsegúnlasleyes.Nomeextrañaríaquehubieravariasmanzanaspodridasentrelosarcángeles,perodudodequetodalapoblaciónarcángelestécorrompida.

—SiPeppertrabajaporunapequeñafaccióndearcángelesylosdemásdescubreneljuegosucio,losjefesdePeppertienenlatapaderaperfecta:puedenalegarquesehaconvertidoenuncriminal.Learrancarán lasalasantesdequepueda testificaryquedarána salvo.Amínomeparece tan rocambolesco.Dehecho, sería el crimenperfecto.

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Patch se me quedó mirando. La plausibilidad de mi teoría se posaba sobrenosotroscomounanieblafría.

—CreesqueungrupocorruptodearcángeleslehaencargadoaPepperlamisióndequesedeshagademíparasiempre—dijolentamente,alcabo.

—¿ConocíasaPepperantesdequeteecharandelcielo?¿Cómoera?Patchsacudiólacabeza.—Loconocía,peronodemasiadobien.Habíaoídohablardeél.Teníafamadeser

unliberal,especialmentepermisivoconlascuestionessociales.Nomesorprendequecayeraeneljuego…Pero,sinomeequivoco,estuvoinvolucradoenmijuicio.Debiódeserde losquevotaronparaquesemeeliminara;esextraño,porquenocoincideconlafamaquetenía.

—¿CreesquepodríamosatraparaPepperparadescubriralosarcángeles?Talvezsudoblevidafuerapartedelatapadera…yhayaacabadodisfrutandodesusdíasenlaTierramásdeloquedebería.Quizápresionándololobastante,acabehablando.Sinosdicequégruposecretodearcángelesleencomendóquetemandaraalinfierno,almenossabremosaquiénnosenfrentamos.

UnasonrisitainquietantesedibujóenloslabiosdePatch.—CreoquehallegadolahoradeencontraraPepper.Asentíconlacabeza.—Deacuerdo.Pero actuarásdesde el otro ladode labarrera.Noquieroque te

acerquesaél.Demomento,deberíamosdarporsentadoqueloúnicoquequiereesencadenarteenelinfierno.

Patchfruncióelceño.—¿Quépropones,Ángel?—Yo me reuniré con Pepper y me llevaré a Scott conmigo. Ni se te ocurra

discutir conmigo—leadvertí antesdequepudieraoponersea la idea—.Tú tehasllevado a Dabria para que te respalde más veces de las que quiero recordar. Mejurastequenoeramásqueunmovimientotáctico.Bien,puesahoramehallegadoelturno a mí. Me llevaré a Scott y punto. Por lo que sabemos, Pepper no tienepreparadounbilletedeidaalinfiernoanombredeScott.

Patchfruncióloslabiosysumiradaseensombreció;casipercibíasusobjecionesatravésdesupiel.APatchnolecaíabienScott,perosabíaquenopodíajugaresacarta:hacerloloconvertiríaenunhipócrita.

—Vasanecesitarunplanatodaprueba—dijoporfin—.Noconsentiréperdertedevistasicabelaposibilidaddequelascosassalganmal.

Siempre cabía la posibilidad de que las cosas salieran mal. Si algo habíaaprendidodesdequeestabaconPatch,eraprecisamenteeso.Patchtambiénlosabía,yme pregunté si contaba con ello para disuadirme de que fuera a por Pepper.DeprontomesentícomoCenicienta:nopodíairalbaileporunpequeñotecnicismo.

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—Scottesmásfuertedeloquetúcrees—aseguré—.Nopermitiráquemeocurranadamalo.Measegurarédequecomprendaquedebemantenerensecretoquetúyyoaúnestamosjuntos.

LosojosdePatchhervían.—Yyomeasegurarédequeentiendaquesitetocanaunquesoloseauncabello,

selasveráconmigo.Sitienedosdedosdefrente,setomaráestaamenazaenserio.Forcéunasonrisa.—Entoncestodoarreglado.Loúnicoquenecesitamosesunplan.

Eldía siguienteera sábado.Yaentrada la tarde,despuésdedecirle amimadrequepasaríaelfindesemanaencasadeVeeyqueellunesiríamosjuntasalinstituto,ScottyyonosdirigimosaLaBolsadelDiablo.Nonosinteresabanilamúsicanilasbebidas,sinoelsótanodel local.Habíaoídorumoresacercadeesesubterráneo,unrefugio floreciente para el juego, pero nunca había puesto los pies allí. EstabaconvencidadequePeppernopodíadecir lomismo.Patchnoshabía facilitadounalistadelosantrosfavoritosdePepper,yyoesperabaqueScottyyotuviéramossuerteennuestroprimerintento.

SeguíaScotthastaelbar,tratandodeparecertantosofisticadacomocándida.Élmascabachicle,yhabría juradoqueestabamás relajadoy segurode símismoquenunca. Yo, en cambio, no paraba de sudar: lo que habría dado para pegarme otraducha.

Me había alisado un poco el cabello para conseguir un look más discreto ymaduro.Luegomemaquillé losojosconunperfilador líquido,mepinté los labios,me puse unos tacones de medio palmo y un bolso de últimamoda que me habíaprestadoMarcie,y,depronto,comoporartedemagia,mehabíahechocincoañosmayor.

Dada la complexión musculada e intimidante de Scott, era poco probable quenadie se atreviera a darle una paliza. Llevaba unos pequeños aros de plata en lasorejas y, aunque se había cortado el pelo muy corto, se las arregló para tener unaspecto duro y almismo tiempo atractivo. Scott y yo no éramosmás que amigos,peronosemepasabaporaltoloqueVeehabíavistoenél.Locogídelbrazo,comosifuerasunovia,yéllehizoseñasalbarmanparaquenosatendiera.

—BuscamosaStorky—ledijoScott inclinándoseparano tenerque levantar lavoz.

Elbarman,unhombrealquenohabíavistonunca,nosobservóconperspicacia.Nuestrasmiradasseencontraron,yyotratédemantenermeimpasible.«Notepongasnerviosa—medijeamímisma—.Y,hagasloquehagas,quenoparezcaquetienesalgoqueocultar».

—¿Quiénlobusca?—preguntóbruscamentealcabo.

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—Hemosoídoquehoysejuegaconapuestasaltas—repusoScott,enseñándoleelfajodebilletesdecienquellevabaenlacartera.

Elbarmanseencogiódehombrosysiguiólimpiandolabarra.—Nosédequémehablas.Scottdepositóunode losbilletes en labarray, cubriéndolocon lamano, se lo

acercóalbarman.—Esunalástima.¿Estássegurodequenoquierespensarlomejor?Elbarmanmiróelbilletedeciendólaresydijo:—¿Notehabíavistoyaporaquí?—TocoelbajoenelgrupoSerpentine.Pero,apartededominarelbajo,domino

tambiénlascartas:hejugadodePortlandaBostonpasandoportodaslasciudadesdeenmedio.

—¡Exacto, ahora caigo!—exclamó el barman asintiendo con la cabeza—. YohabíatrabajadoporlasnochesenelZPoolHalldeSpringvale.

—Qué buenos ratos pasé en ese local—dijo Scott sin titubear—.Ganémuchapasta. Y perdí aún más—añadió con una risita, como si compartiera una bromaprivadaconelbarman.

ElhombrecolocólamanojuntoaladeScotty,despuésdemiraraunladoyalotro,semetióelbilleteenelbolsillo.

—Primerotengoquecachearos—nosdijo—.Nosepermitenlasarmasabajo.—Ningúnproblema—repusoScott,consoltura.Mepusea sudaraúnmás.Patchnoshabíaadvertidodequebuscaríanpistolas,

navajasycualquierobjetopunzantequefuerasusceptibledeusarsecomoarma.Asíque no nos quedó más remedio que ser creativos. El cinturón que Scott llevabapuesto,yquequedabaocultobajosucamiseta,eraen realidadun látigoencantadoconhechiceríadiabólica.Scottmehabíajuradoyperjuradoquenotomabahechiceríadiabólica, y que nunca había oído hablar de la superbebida, pero supuse quepodíamosutilizardetodosmodosellátigoencantadoqueundíaselehabíaantojadocoger del coche de Dante. El cinturón improvisado despedía un sospechosoresplandor azul, pero mientras el barman no le levantase a Scott la camisetaestaríamosasalvo.

Nosinvitóapasardetrásdelabarra,noscolocamostrasunbiomboynospidióquealzáramoslosbrazos.Empezóconmigo,yelcacheofuebreveyprecipitado.Elbarman se dispuso entonces a cachear a Scott: le pasó lamano entre las piernas ycomprobó que no llevara nada debajo de los brazos ni en la espalda.Detrás de labarralaluzeramuytenuey,apesardequelacamisetadeScotteradeunalgodónbastante grueso,mepareció adivinar el resplandor del látigo a través de la tela.Elbarmantambiénlovio.Fruncióelceño,ysedispusoalevantarlaprenda.

Meapresuréafingirquesemecaíaelbolsoasuspies,yvariosbilletesdecien

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dólaresquedaronesparcidosporelsuelo.Enunabrirycerrardeojos,laatencióndelbarmansecentróeneldinero.

—¡Uy!—dije,fabricandounasonrisacoquetamientrasrecogíalosbilletesylosdevolvíadentrodelbolso—.¡Serámejormelogasteantesdequelopierda!¿Listoparajugar,cariño?

«¿Cariño? —repitió Scott mentalmente—. Me gusta». Me sonrió y se inclinóhaciamíparabesarmeimpetuosamenteenlaboca.Mepillótanporsorpresaquemequedéparalizadaalsentireltactodesuslabios.

«Relájate—meaconsejó—.Yacasiestamosdentro».Asentídiscretamenteconlacabeza.—Estanochevasaganarmuchapasta,cariño;lopresiento—canturreé.ElbarmanabrióunaenormepuertadeaceroyyomecogídelamanodeScotty

mesumergíconélen laoscuridad.Losdosbajamos juntosunaescaleraqueolíaamoho y a agua estancada. En cuanto llegamos al final, recorrimos un pasillo convarios recodoshastaque llegamos aun espacio abiertopobrementedecoradoen elquehabíavariasmesasdepóquer.Encimadecadamesacolgabaunalámpararústicadecristalgruesoquearrojabaunaluzmuydébil.Nimúsica,nicopas,nisiquierauntristerecibimiento.

Una de lasmesas estaba ocupada: tenía cuatro jugadores y Pepper era uno deellos.Nosdabalaespaldaynosevolviócuandonosacercamos.Noeradeextrañar.Losdemásjugadorestampoconoshabíanvisto.Estabantotalmenteconcentradosenlascartasquesosteníaenlasmanos.Lasfichasdepóquerseapilabanenvariastorresenelcentrodelamesa.Noteníaniideadecuántodineroestabaenjuego,peroalgomedecíaquelosqueperdieranlosentirían,ymucho.

—Buscamos a Pepper Friberg—anunció Scott. Lo dijo con suavidad, pero, alcruzarsedebrazos,susmúsculostransmitieronunmensajemuydistinto.

—Losiento,cariño,peromicarnédebaileestállenoestanoche—lesoltóPepperconcinismo,concentradoenlamanoquelehabíatocado.

Loestudiécondetenimiento,ypenséqueestabademasiadoabsortoenel juegocomoparaquesetratasedeunatapadera.Dehecho,nisiquierasehabíafijadoenqueyoeralaacompañantedeScott.

ScottcogióunasilladeunamesacercanaylaplantójustoaladerechadePepper.—En realidad el baile seme da fatal. Serámejor que baile usted con…Nora

Grey.Entonces reaccionó.Depositó las cartas sobre lamesa, boca abajo, y volvió su

cuerpoorondoparamirarme.—Hola, Pepper. Cuánto tiempo —le saludé—. La última vez que nos vimos

tratastedesecuestrarme,¿recuerdas?—ElsecuestroesunaofensafederalparalosresidentesdelaTierra—intervino

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Scott—.Algomedicequeenelcielotampocoestábienvisto.—Bajalavoz—gruñóPepper,mirandonerviosoalosdemásjugadores.YolevantélascejasymedirigídirectamentealospensamientosdePepper.«¿No

les has dicho a tus amigos humanos quién eres realmente? No creo que les gustedemasiadosaberquetushabilidadesconelpóquertienenmásqueverconelcontrolmentalqueconlasuerteolacapacidadpersonal».

—Salgamosahablarfuera—decidióPepper,retirándosedeljuego.—Como quieras —accedió Scott cogiéndolo del hombro para ayudarle a

levantarse.EncuantollegamosalcallejóntraserodeLaBolsadelDiablo,ledije:—Telovamosaponerfácil,Pepper.Aunquemehaencantadoquemeutilizases

parallegarhastaPatch,estoylistaparapasarpágina.Perosolosidescubroquiéneslapersona que te está chantajeando de verdad —le dije para probarlo. Pretendíaexponerle mi teoría: que estaba haciendo de chico de los recados para un gruposecreto de arcángeles y que necesitaba una excusa pasable paramandar a Patch alinfierno.Perotampocoqueríaarriesgarmeinnecesariamente,asíquedecidíesperaryvercómoreaccionaba.

Peppermemiróentornandolosojosconairemalhumoradoyescéptico.—¿Dequévatodoesto?—Aquí es donde entramos nosotros —dijo Scott—. Estamos motivados para

encontraratuchantajista.—¿Ytúquiéneres?—lepreguntóPepperestrechandoaúnmáslamirada.—Piensaenmícomolabombaderelojeríaquetienesinstaladabajoelculo.Sino

tomas una decisión que respete los términos deNora, yo te ayudaré a cambiar deopinión.—Scottempezóaremangarse.

—¿Meestásamenazando?—graznóPepper,sindarcrédito.—Ahí van mis condiciones —dije—. Encontraremos a tu chantajista y te lo

entregaremos.Loquequeremosacambioesmuysencillo:quehagaseljuramentodequedejarásenpazaPatch.—Yclavéunmondadientesafiladoenlapalmacarnosade lamano Pepper. Como el barmanme había cacheado, era lo único que tenía amano—.Unpocodesangreyunpardepalabrasentusiastasbastarán.

Si conseguía que hiciera ese juramento, tendría que presentarse ante losarcángelesconelraboentrelaspiernasyconfesarquehabíafracasado.Sisenegaba,miteoríaganabamáspeso.

—Losarcángelesnohacenjuramentosdesangre—repusoPepperentonoburlón.«Nosvamosacercando»,pensé.—¿Perosímandanalinfiernoaángelescaídosconlosquehantenidoproblemas?

—preguntóScottconsorna.Peppernosmirabacomosinoshubiéramosvueltolocos.

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—¿Estáisdesvariando?—¿Quésesientesiendoelpeóndelosarcángeles?—lepregunté.—¿Quétehanofrecidoacambio?—quisosaberScott.—Losarcángelesnoestánaquí—lerecordé—.Estássolo.¿Deverdadquieresir

aporPatchsinrefuerzos?«Vamos, Pepper —pensé—. Dime lo que quiero saber: que esa rocambolesca

historia sobre el chantaje es una excusa para cumplir con la misión que te haencomendadoesegrupocorruptodearcángeles,esdecir,deshacertedePatch».

LaexpresióndedesconciertodePepperseagudizóyyointerrumpísusilencio:—Vasahaceresejuramentoahoramismo,Pepper.Scottyyonosacercamosaúnmásaél.—¡No! ¡Nada de juramentos! —gritó Pepper—. Pero voy a dejar a Patch en

paz…¡Loprometo!—Ojalá pudiera confiar en que vas a cumplir tu palabra —repuse yo—. El

problemaesquenocreoqueseasuntiposincero,¿sabes?Dehecho,creoquetodaestahistoriadelchantajeesunembuste.

Pepper abrió los ojos de par en par, como si de pronto hubiera comprendido.Resopló,algoaturdido,ysurostroempezóacongestionarse.

—A ver si lo he entendido. ¿Creéis que persigo a Patch por haberme hechochantaje?—chillóalcabo.

—Sí—repusoScott—.Esoesloquecreemos.—¿Y por eso se ha negado a reunirse conmigo? ¿Porque cree que le voy a

encadenarenelinfierno?¡Perosinisiquieraloheamenazado!—gritóPepper,conlacaracadavezmásencarnada—.¡Queríaofrecerleuntrabajo!¡Esloqueheintentadodesdeunprincipio!

—¿Un trabajo? —preguntamos Scott y yo al unísono. Y nos apresuramos aintercambiarunamiradadeescepticismo.

—¿Es eso cierto?—insistí—. ¿Simplemente tienes un trabajo para Patch? ¿Nohaynadamás?

—Sí,sí,un trabajo—rezongóPepper—.¿Quécreíais?Caray,menudodesastre.Nadahaidocomodebería.

—¿Yenquéconsisteesetrabajo?—lepregunté.—¡A ti te lovoya contar!Simehubieras ayudadoaponermeencontactocon

Patch a tiempo, no estaría metido en este lío. Todo esto es por tu culpa. MiofrecimientoesparaPatch,soloparaél.

—A ver si me aclaro —dije—. ¿No crees que sea Patch quien te ha estadochantajeando?

—¿Porquéibaapensareso?¡Séperfectamentequiéneselchantajista!—repuso,exasperado.

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—¿Sabesquiéneselchantajista?—repitióScott.Peppermeclavóunamiradadedesprecio.—ApartaaesteNefildemivista.¿Quesiséquiénmechantajea?—gruñócon

impaciencia—.¡Puesclaro!¡Sesuponequetengoquereunirmeconélestanoche!Ynuncaadivinaríaisquiénes.

—¿Quién?—preguntéyo.—¡Ja! Sería fantástico que pudiera decíroslo, ¿verdad? El problema es quemi

chantajistamehizojurarquenorevelaríasuidentidad.Noosmolestéisenintentarlo:mis labios están sellados, literalmente. Me ha dicho que me llamaría paracomunicarmeellugardelencuentroveinteminutosantesdelahoradelareunión.Sinosemeocurreprontounasoluciónatodoestedesastre,losarcángelesempezaránasospechar—añadióretorciéndoselasmanos.Medicuentadequesuexpresiónviróenseguidahaciaelmiedoalmencionaralosdemásarcángeles.

Tratédenoinmutarme.NoeraeseelpasoquehabíacreídoquedaríaPepper.Mepreguntésinoseríauna tácticaparaquitarnosdelmedio…ohacernoscaerenunatrampa.Perolasgotasdesudorquedescubríensuscejasylamiradadesesperadadesusojosparecíangenuinas.Queríaquetodoaquelloterminaratantocomoyo.

—Michantajistaquierequeencanteobjetosempleandolospoderesdelcieloquetodoslosarcángelesposeemos.—Peppersepasóunpañueloporlafrenteempapada—.Poresomeestáchantajeando.

—¿Quéobjetos?—quisesaber.Peppersacudiólacabeza.—Lostraerácuandonosencontremos.Dicequesilosencantodeacuerdoconsus

instrucciones,medejaráenpaz.Perono loentiende.Aunqueencanteesosobjetos,los poderes del cielo solo pueden emplearse para el bien.No sé qué ideas aviesastieneenmente,peronofuncionarán.

—Encualquiercaso,¿estásconsiderandolaposibilidaddehacerlo?—lepreguntéentonoreprobatorio.

—¡Tengoquequitármelodeencima!Losarcángelesnopuedenenterarsedetodolo que he estadohaciendo.Me fulminarán.Me arrancarán las alas y todo se habráacabado.

—Necesitamos un plan —dijo Scott—. Veinte minutos entre la llamada y elencuentrononosdejamuchomargendemaniobra.

—Cuando llame el chantajista, dile que te encontrarás con él —le indiqué aPepper—. Si te exige que vayas solo, dile que lo harás. Trata de sonar tancomplacienteycooperadorcomoseaposible,sinpasarte.

—¿Y luego qué?—preguntó Pepper levantando los hombros como si quisieraairearse las axilas. Traté de no mirarlo. Nunca habría imaginado que el primerarcángel al que conocería sería una rata llorona y cobarde. Nada que ver con los

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arcángeles de mis sueños: poderosos, brillantes, omniscientes y, lo que era másimportante,ejemplares.

MiréaPepperalosojos.—Entonces Scott y yo iremos allí, reduciremos al chantajista y te lo

entregaremos.

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Capítulo

—¿Qué?¡Nopodéishacereso!—rugióPepperconvehemencia—.Nolegustaránada,ysenegaráatrabajarconmigo.No,peorqueeso:¡puedequesevayaahablarconlosarcángelesdecabeza!

—Tuchantajistayanotrabajacontigo.Apartirdeahora,tendráquenegociarconnosotros —puntualicé—. Scott y yo recuperaremos los objetos que quería quehechizases, y quizá necesitemos tu colaboraciónpara evaluarlos. Sería convenienteque nos dijeras para qué crees que quería usarlos: la información podría ser muyvaliosa.

—Nisiquierasésipuedoconfiarenti—protestóPepperconvozchillona.—Siemprepodemosrecurriraljuramentodesangre…—Dejécaerlaidea—.Yo

juraríaquemisintencionessonsinceras,ytú,quedejaríasenpazaPatch.Anoser,porsupuesto,queaúnseasdemasiadobuenoparahacerjuramentos.

—Esta situación es desesperante —murmuró, tirando del cuello de la camisacomosiloestuvieraahogando—.Menudolío.

—Scottyyocontamosconunequipo.Todoirábien—lotranquilicé,yluegoledijeaScottmentalmente:«CálmalomientrasllamoaPatch,¿vale?».

Caminé hasta el final del callejón antes demarcar el número. Las hojas secascrujíanbajomispies,ymearrebujebienenmiabrigoparaentrarencalor.Detodaslashorasparasalir,habíaelegidolamásfría:laescarchameheríalapielynoparabadegotearmelanariz.

—Soyyo.TenemosaPepper.Patchsuspiró,aliviado.—Nocreoquelodesudoblevidaseamentira—proseguí—.Tieneunproblema

realconeljuego.Tampococreoqueestécumpliendoórdenesdelosarcángelesparaencerrarte en el infierno. Puede que al principio estuviera aquí para cumplir unamisión,peroprobablementelaabandonóenfavordelestilodevidadeloshumanos.Yahoralagrannoticia:sabequiénloestáchantajeando;durantetodoestetiempohatratadodecontactarcontigoparaofrecerteuntrabajo.

—¿Quétipodetrabajo?—No lo ha dicho. Creo que ya lo ha dejado correr. Tiene problemas más

importantesde losquepreocuparse.Estanocheseencontraráconelchantajista.—Noledijenadamás,perosílopensé.EstabatanseguradequeDabriaseencontrabadetrásdetodoaquelloquehabríaapostadomivida—.Aúnnosabemosniellugarni

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lahoradelencuentro.CuandoelchantajistallameaPepper,dispondremosdeveinteminutos.Tendremosquemovernosdeprisa.

—¿Creesqueesunatrampa?—CreoquePepperesuncobarde,ysealegradequealguiendélacaraporél.—Estoy listo —dijo Patch gravemente—. En cuanto sepa dónde debemos

encontrarnos,medirigiréhaciaallí.Hazunacosamáspormí,Ángel.—Dime.—Quierotenerteenteraysinunrasguñocuandotodoestoacabe.

La llamada se produjo cuando faltaban diezminutos para las doce. Pepper nopodríahaberrespondidomejor:«Sí,irésolo»,«Sí,hechizarélosobjetos»,«Sí,puedoestarenelcementeriodentrodeveinteminutos».

Encuantocolgó,loinsté:—¿Quécementerio?¿EldeColdwater?Asintióconlacabeza.—Dentrodelmausoleo.Sesuponequedeboesperarallíhastaquemedénuevas

instrucciones.MiréaScott.—Solo hay unmausoleo en el cementerio de la ciudad. Estámuy cerca de la

tumbademipadre.Nopodríahaberelegidoun lugarmejor.Hayárbolesy lápidasportodaspartes,yademásestarámuyoscuro.CuandoelchantajistadescubraqueelqueesperaenelmausoleoerestúynoPepperyaserádemasiadotarde.

Scottsepusolasudaderanegraquehabíallevadoenlamanotodalanocheysecubriólacabezaconlacapuchaparaocultarsurostro.

—SoybastantemásaltoquePepper—observó,nomuyconvencido.—Tratadeencorvarteunpoco.Estasudaderaeslobastanteanchacomoparano

sepuedadistinguirladiferenciaenladistancia.—MevolvíhaciaPepper—.Dametunúmerodeteléfonoymanténlibrelalínea.Tellamaréencuantohayamosatrapadoalchantajista.

—No las tengo todasconmigo—murmuróPepper frotándose laspalmasen lospantalones.

ScottselevantólasudaderaylemostróaPepperelinsólitocinturónquedespedíaunbrilloazuladoysobrenatural.

—Estamospreparados.Peppersemordióloslabios.—Hechiceríadiabólica—dijosinpodercontenerungemidodedesaprobación—.

Losarcángelesnodebensaberqueheestadoenvueltoentodoesto.—EncuantoScottinmovilicealchantajista,Patchyyoentraremosenescena.Es

asídesencillo—leexpliquéaPepper.

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—¿Yquéoshacepensarquenovaallevarrefuerzos?—preguntó,desafiante.Depronto,mevinoa lacabezala imagendeDabria.Soloteníaunamigo,para

decirlodealgúnmodo.Eraunalástimaquefueraaserprecisamenteélelinstrumentoparaatraparla.EstabaimpacienteporverquécarapondríacuandoPatchlehundieraunobjetopunzante(yaserposibleoxidado)enlascicatricesquelehabíandejadolasalas.

—Sivamosahacerlo,másvalequenoslarguemosya—aconsejóScottechándoleunvistazoalreloj—.Yasolofaltanquinceminutos.

CogíaPepperdelamangaantesdequesalierahuyendo.—Noteolvidesdetuparte,Pepper:encuantotengamosalchantajista,despídete

dePatch.Asintióenfáticamenteconlacabeza.—DejaréaPatchenpaz.Tienesmipalabra.—Nomegustóelbrilloendiablado

queadivinéporunmomentoenelfondodesusojos—.Peronoescosamíasiesélquienvieneabuscarme—añadiócrípticamente.

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Capítulo

ScottcruzabalaciudadensuBarracudamientrasyoloobservabadesdeelasientodelacompañante.TeníaelequipoencendidoysonabaunacancióndeRadiohead.Susfaccionesdurasyequilibradasaparecíanydesaparecíanbajolaslucesdelasfarolas.Conducíaconlasdosmanosalvolante,situadasexactamentealasdiezyalasdos.

—¿Nervioso?—lepregunté.—Porfavor,meestásinsultando,Grey—repusoconunasonrisa,peronoestaba

relajado.—¿Ybien?¿QuépasacontigoyconVee?—inquirí,enunintentodeolvidarnos

de lo que nos esperaba. No servía de nada dar demasiadas vueltas a las cosas oempezaraimaginarselospeoresescenarios.ÉramosPatch,ScottyyocontraDabria.Seríanuestraenunpardesegundos.

—Vamos,noseaschismosa.—Esunapreguntaperfectamentenormal.Scottsubióelvolumendelestéreounpardepuntos.—Nomegustabesaraunachicayluegoircontándoloadiestroysiniestro.—¡Asíquelahasbesado!—exclaméhaciendobailarlascejas—.¿Algomásque

debasaber?Casiseleescapóunasonrisa.—Nihablar.—El cementerio apareció antenosotros en cuanto rompimos en la

siguiente esquina, y Scott apuntó hacia delante con la barbilla—. ¿Dónde quieresaparcar?

—Poraquí.Haremosloquequedadecaminoapie.Scottasintió.—Haymuchosárboles.Seráfácilesconderse.¿Estarásenelparkingdearriba?—Sí, vigilándote como un pájaro. Patch esperará en la puerta sur. No te

perderemosdevistaniunmomento.—Hablaporti.NohiceningúncomentarioacercadelarivalidadquehabíaentrePatchyScott.

Patch podía situar ami amigo almismo nivel que a las serpientes, perome habíadichoqueestaríaallíysabíaquenomefallaría.

Salimosdelcoche.Scottsecalólacapuchaparaocultarsurostroyencorvóloshombros.

—¿Cómomeves?

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—Pareces el desaparecido hermano gemelo de Pepper. Recuerda: en cuanto elchantajista entre en el mausoleo, espósalo con el látigo. Yo estaré esperando tullamada.

Scott me golpeó suavemente con el puño (un modo de desear buena suerte,supuse)y luegoechóacorrerconpaso firmehacia laspuertasdelcementerio.Lasatravesóconprestezaydesaparecióenlaoscuridad.

LlaméaPatch.Alcabodevariostonos,saltóelcontestador.—Scott ya ha entrado —le informé con impaciencia—. Yo me dirijo a mi

posición. Llámame en cuanto escuches elmensaje. Necesito saber que estás en tusitio.

Colgué, temblando, expuesta a las rachas heladas del viento, que agitaba lasramasdesnudasdelosárbolesconunsonidohuecoymetálico.Memetílasmanosenel sobaco para calentármelas un poco. Algo no iba bien. No era propio de Patchignoraruna llamadaenunasituacióndeurgencia,especialmentecuando la llamadaera mía. Habría querido hablar con Scott de ese inoportuno giro de losacontecimientos, pero ya estaba demasiado lejos. Si iba tras él, me arriesgaba aestropear toda la operación.Así que decidí caminar colina arriba hacia el parking,desdedondesedivisabatodoelcementerio.

Unavez en posición, contemplé las hileras desiguales de tumbas que emergíandel césped oscuro, casi negro. Ángeles de piedra con alas desconchadas parecíanflotarporencimadelsuelo.Lasnubesenturbiabanlalunaydosdelascincofarolasdel parking estaban fundidas. Abajo, el mausoleo blanco desprendía un halofantasmal.

«¡Scott!»,gritémentalmente,poniendotodamienergíaenel intento.Cuandolaúnicarespuestafueelsilbidodelvientoquebarríalascolinas,supusequemiamigoestaba fuera demi alcance.No sabía hasta dónde podía llegar unmensajemental,peroalparecerScottseencontrabademasiadolejos.

Unmurodepiedra rodeabaelparking,ymeagazapé juntoaél, sinapartar losojos delmausoleo.De repente, unperro negroy flacucho se encaramó encimadelmuro;mediounsustodemuerteycasiestuveapuntodecaermedeculo.Dosojosdespiadadosmeobservabandesdelacabezadelgadadelanimal.Elperrosalvajesepaseó a lo largo del muro, se detuvo con un gruñido para marcar su territorio ydesapareció.«GraciasaDios».

Mi visión era mucho mejor de lo que nunca lo había sido en mis tiempos dehumana,peroestabademasiadoalejadadelmausoleocomoparadistinguirtodoslosdetallesquemehabríagustado.Meparecióquelapuertanoestabaabierta,peroeraperfectamenterazonable:Scottdebíadehaberlacerradoalentrar.

AguantélarespiraciónalaesperadequeScottaparecieratirandodeunaDabriaesposada e indefensa. Transcurrieron losminutos.Me incorporé unmomento para

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que la sangre me corriera por las piernas. Comprobé las llamadas. Nada. Soloesperaba que Patch se ciñera al plan y estuviera vigilando la puerta sur delcementerio.

Deprontomeasaltóunpensamientoespeluznante.¿YsiDabriahabíadescubiertoaScott?¿Ysihabíasospechadoquellevabarefuerzos?Semeencogióelcorazón.¿YsihabíallamadoaPepperparacambiarellugardeencuentrodespuésdequeScottyyohubiéramossalidodeLaBolsadelDiablo?Fueracomofuera,Peppermehabríaavisado:noshabíamosintercambiadolosnúmeros.

Mientras estaba enfrascada en esos pensamientos angustiantes, el perro negrovolvió y me dedicó una pose amenazadora desde las sombras del muro: pegó lasorejasalacabezayarqueólaespaldaenactitudamenazadora.

«¡Buuu!»,legrité,ahuyentándoloconlamano.Entoncesmeenseñólosdientesyempezóaarañarviolentamenteelsueloconla

pata.Cuandomedisponíaaalejarmeunospasos…Elfilodeunalambreardientesehundióenmigarganta,impidiéndomerespirar.

Meagarréalalambre,quemeahogabacadavezconmásfuerza,ymecaíhaciaatrásmoviendo convulsivamente las piernas. Con el rabillo del ojo, vi que un brilloazulado emanaba del hilo demetal.Me abrasaba, como si estuviera empapado deácido.Semehabíalevantadolapieldelosdedosallídondehabíanestadoencontactoconelalambreytratardecogerloenesascondicioneseraunauténticotormento.

Miatacante tiródelalambrehaciaatrás,conmás fuerza,ymivisiónempezóallenarsedemanchasblancas.«Unaemboscada».

El perro negro seguía ladrando y saltando salvajemente en círculos, pero suimagenestabaempezandoadesvanecerse.Prontoperderíaelconocimiento.Haciendoacopiodelapocaenergíaquemequedaba,instéalperromentalmente.«¡Muérdelo!¡Muérdelo!»

Estaba demasiado débil para tratar de someter a mi agresor a un trucopsicológico: seguro que me sorprendería rastreando torpemente sus pensamientos.Aunquenuncahabíaintentadohacerleuntrucopsicológicoaunanimal,penséqueelperroeramáspequeñoqueunNefilounángelcaídoyquedominarlomentalmenterequeriríamenosesfuerzo…

«¡Atácalo!»,leordenéalperromentalmenteunaúltimavez:sentíaquemimenteempezabaacaerenuntúneloscuroysoñoliento.

Paramisorpresa,elanimalseabalanzósobremiagresorylehundiólosdientesenunapierna.Oíelruidosecodeladentelladaalllegaralhueso,yelimproperioquesoltó un hombre.Me quedé pasmada ante lo familiar queme resultaba su voz.Laconocía.Yhabíaconfiadoenella.

Empujada por la traición y la ira,me puse en acción. Lamordedura del perrodistrajolobastanteamiagresorcomoparahacerlesoltarelalambre.Cerrélosdedos

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alrededor del cable haciendo casoomisodel dolor hasta que conseguí liberarme, yentoncesloarrojéconsañaalsuelo.Loviechadoentrelagrava,comounaserpiente,yloreconocíalinstante.

EraellátigodeScott.

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Capítulo

PeronoeraScottquienmehabíaagredido.Mientras jadeaba y boqueaba tratando de llenarme los pulmones de aire, vi a

Dantepreparándoseparaunnuevoataque:giróinmediatamentesobresímismoymedescargó una patada en el estómago. Yo salí disparada y aterricé en el suelo,totalmentedesconcertada.

Sumiradaseendureció.Ylamíatambién.Mearrojécontraély,cuandolotuveenelsuelo,mepuseahorcajadassobresupechoylegolpeélacabezarepetidasvecescontra el suelo, despiadadamente. No bastó para dejarlo KO; mi intención eraaturdirlo,perosinquellegaraaperderlaconciencia.Teníaunmontóndepreguntasquehacerleyqueríaquemelascontestaseenseguida.

«Tráemeellátigo»,leordenéalperro,introduciendoensumenteunaimagendelarmaparaquepudieraentendermiorden.

Elanimalsemeacercóobedientementeconellátigoentrelosdientes,alparecerinmunea losefectosde lahechiceríadiabólica.¿Acasoeseprototipono lecausabaningún daño? Fuera como fuera, estaba maravillada: era capaz de someter a losanimalesatrucospsicológicos.Oalmenosaese.

PuseaDantedecaraalsueloyuséellátigoparaesposarlo.Mequemélosdedos,peroestabademasiadoenfadadaparaquemeimportara.Soltóungruñidodeprotesta,ynodudéenplantarmedepiejuntoaélyclavarleunapatadaenlascostillas.

—Serámejorqueloprimeroquesalgadeesabocatuyaseaunaexplicación—loinsté.

Tenía una de lasmejillas aplastadas en la grava, pero consiguió que sus labiosdibujaranunasonrisaintimidatoria.

—Esquenosabíaqueerastú—medijoconunavocecillainocentetomándomeelpelo.

Meacuclilléjuntoaélylemirédirectamentealosojos.—Sinoquiereshablarconmigo,tedejaréenmanosdePatch.Yambossabemos

queesaopciónseríamuchomenosagradable.—Patch—murmuróechándoseareír—.Llámalo.Adelante.Aversitecontesta.Unescalofríomerecorriólaespalda.—¿Quéquieresdecir?—Desátame;puedequeentonces tecuente loque lehehechocon todo lujode

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detalles.Lecrucélacaracontantafuriaquemelastimélamano.—¿Dónde está Patch? —le volví a preguntar, tratando de tragarme el miedo.

Sabíaquevermeasustadalodivertiría.—¿QuieressaberquéhehechoconPatch…?¿OconPatchyScott?Tuve la sensación de que el suelo se tambaleaba. Nos había tendido una

emboscada.DantehabíadejadoaPatchyaScottfueradecombate,yluegohabíaidoapormí.Pero¿porqué?

Tratédehacerencajartodaslaspiezas.—Estás chantajeando a Pepper Friberg. Por eso estás aquí, en el cementerio,

¿verdad?Notemolestesencontestar.Eslaúnicaexplicaciónquetienesentido.Había estado convencida de que la chantajista era Dabria. Si no me hubiera

empecinadotanto,talvezhabríavistoloqueocurríarealmente,quizáshabríaestadoabiertaaconsiderarotrasposibilidades,habríasabidointerpretarlasseñales…

Dantedejóescaparunsuspirolargoyevasivo.—Hablaréencuantomedesates,noalrevés.El odio y la rabia me consumían, y me sorprendió sentir el escozor de las

lágrimasenlosojos.HabíaconfiadoenDante.Habíadejadoquemeentrenaseymeaconsejase. Creía que teníamos una relación…Y ya hacía un tiempo que lo veíacomoaunodemisaliadosenelmundoNefil.Sin suayuda,nohabría llegado tanlejos.

—¿Por qué lo has hecho? ¿Por qué has chantajeado a Pepper? ¿Por qué?—legritémientrasélselimitabaamirarmeensilencio,pagadodesímismo.

Noeracapazdeasestarleotrapatada.Apenaspodíasostenermeenpie:eldolorde la traición me había dejado aturdida. Me apoyé en el muro e inspiréprofundamenteparamantenerlacabezaenalto.Metemblabanlasrodillasysentíaelfondodelagargantaagarrotadoyresbaloso.

—Desátame,Nora.Noqueríahacertedaño…Deverdadqueno.Solopretendíacalmarteunpoco,esoestodo.Miintencióneraexplicarteloqueestoyhaciendoyporqué—dijoconconvicción,peronoibaadejarquemeconvenciera.

—¿EstánheridosPatchyScott?—lepregunté.Patchnopodíasentirdolorfísico,perotalvezDantehabíaempleadoconélunnuevoprototipodehechiceríadiabólicaparaperjudicarlo.

—No.Loshe inmovilizado,comotúhashechoconmigo.Estabanmásrabiososque nunca, pero por el momento ninguno de los dos corre peligro. Aunque lahechicería no les conviene, tardarán aún un buen rato en notar los efectossecundarios.

—Entoncestevoyadarexactamentetresminutosparacontestaramispreguntas.Luegome iré abuscarlos.Si enese tiemponomehas respondidocomoyodeseo,

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llamaré a los coyotes. Son un auténtico problema en estos barrios: se comen a losgatos y los perros pequeños de las casas, especialmente ahora que se acerca elinviernoylacomidaescasea.Peroestoyseguradequehabrásvistolasnoticias.

Danteresopló.—¿Dequéestáshablando?—Puedo controlar la mente de los animales, Dante. Por eso ese perro te ha

atacado justo cuando yo lo necesitaba. Seguro que a los coyotes no les importarátomarse un aperitivo. No puedo matarte, pero sí conseguir que te arrepientas dehaberme conocido. Primera pregunta: ¿por qué chantajeas a Pepper Friberg? LosNefilimnoserelacionanconlosarcángeles.

Dantetratóinútilmentedeponersebocaarriba,ehizounamuecadedolor.—¿Nopodríasdesatarmeparaquepudiéramoshablarcomopersonascivilizadas?—Hasdejadodecomportartecomounapersonacivilizadaenelmomentoenque

hastratadodeestrangularme.—Necesitomuchomásdetresminutosparaexplicarteloqueestáocurriendo—

insistiósinquemiamenazaparecierapreocuparlelomásmínimo.Decidíquehabíallegadoelmomentodedemostrarlequeibaenserio.

«Comida»,ledijealperronegro,quesehabíaquedadoporallícontemplandolaescenaconinterés.Ajuzgarporloflacoqueestaba,debíadeestarhambriento,ysucaminaransiosoyelmodoenqueselamíaloslabiosmeloacabarondeconfirmar.Paradejarlemásclaramiorden,insertéensuspensamientosunaimagendelacarnedeDanteyluegoretrocedíunospasosparadejarlevíalibre.Elperroseacercóasuvíctimadeunsaltoylehundiólosdientesenlaparteposteriordeunodelosbrazos.

Danterenegóytratódealejarsereptandoporelsuelo.—No podía consentir que Pepper desbaratara mis planes—confesó por fin—.

¡Llamaaesteperro!—¿Quéplanes?Dantese retorcióy levantóespasmódicamenteelhombro tratandodesacarseal

perrodeencima.—LosarcángelesmandaronaPepperalaTierraparaquenosinvestigaraamíya

Blakely.Reconstruíesaposiblesituaciónenmicabezayasentí.—Porque sospechaban que la hechicería diabólica no había desaparecido con

Hankyquevosotrosseguíaisusándola,peroqueríanconfirmarsussospechasantesdeactuar.Tienesentido.Siguehablando.

—Así que necesitaba unmodo de distraer a Pepper, ¿entiendes? ¡Quítame esteperrodeencima!

—Aúnnomehasdichoporquélochantajeabas.Danteseretorciódenuevoparaesquivarelmordiscodeminuevoperrofavorito.

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—¡Dameunrespiro!—Cuantomásdeprisahables,antesledaréaminuevoamigootracosaqueroer.—Los ángeles caídos necesitaban que Pepper encantara algunos objetos

empleando los poderes de cielo. Sabían que aún existía la hechicería diabólica, ytambiénqueBlakelyyyolacontrolábamos,asíquenecesitabanrecurriralospoderesdel cielo: querían asegurarse de que losNefilimno tenían ninguna oportunidad deganarlaguerra.EranelloslosquechantajeabanaPepper.

Vale. Eso también parecía plausible. Solo había una cosa que aún no teníasentido.

—¿Cómotemezclastetúentodoesto?—Trabajoparalosángelescaídos.—Lodijoenvoztanbajaquecreíhaberleoído

mal.Meacerquéunpocomás.—¿Podríasrepetirmeeso?—Soyun traidor, ¿vale?LosNefilimnovan a ganar esta guerra—añadió a la

defensiva—.Lomirescomolomires,cuandotodohayaacabado,losángelescaídoshabránsalidovencedores.Ynosoloporquehayanutilizadolospoderesdelcielo.Losarcángelessiempre leshansidofavorables.Losviejosvínculos tienenmuchopeso.Encambio, lasituacióncon losNefilimesmuydistinta.Losarcángelesconsideranque nuestra raza es una abominación, siempre ha sido así. Quieren quedesaparezcamos,ysiparaellotienenqueponersedelladodelosángelescaídos,loharán.LosúnicosNefilimquetendránunaoportunidaddesobrevivirseránlosquesehayanaliadodesdeunprincipioconlosángelescaídos.

Me quedé mirando a Dante con los ojos como platos, incapaz de digerir suspalabras.DanteMatterazzi,en lacamaconelenemigo.ElmismoDantequehabíaestado al serviciode laManoNagra.ElmismoDantequemehabía entrenado tanlealmente.Noloentendía.

—¿YquépasaconelejércitodelosNefilim?—leespeté,empujadaporunairacreciente.

—Estácondenado.Enelfondo,losabíasperfectamente.Nofaltamuchoparaquelos ángeles caídos den el paso y nos empujen a la guerra. He accedido aproporcionarleshechiceríadiabólica.Ahoradisponende lospoderesdelcieloy losdelinfierno…ademásdelapoyodelosarcángeles.Todosedecidiráenmenosdeundía. Si me entregas a Pepper para que encante los objetos, responderé por ti.Measeguraré de que algunos de los ángeles caídos más influyentes sepan que hasprestadotuayudayqueereslealalacausa.

RetrocedíunpasoyobservéaDanteconnuevosojos.Nisiquierasabíaquiénera.Enesemomentoteníaantemíauncompletoextraño.

—No…Entoncestodaestarevolución…¿Todomentiras?—conseguíarticularal

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cabo.—Endefensapropia—dijo—.Lohehechoparasalvarme.—¿YelrestodelarazaNefil?—resoplé.Su silencio me dijo exactamente lo poco que le preocupaba su bienestar.

Encogiéndosedehombrosconindiferencianolohubieraexpresadomásclaro.Danteestabametidoenesetingladoporsupropiointerés;findelahistoria.

—Pero creen en ti—repliqué sintiendo un pinchazo en el corazón—.Cuentancontigo.

—No,cuentancontigo.Trastabillé. Fue como si todo el peso de la responsabilidad me hubiera caído

encimadeloshombroseneseprecisomomento.Erasulíder.Eraelrostroenaquellacampaña. Y de pronto el consejero en quien más confiaba me fallaba. Si hastaentonceselejércitosehabíaapoyadosobrepiernastemblorosas,unadeesaspiernasacababadepartirse.

—No puedes hacerme esto —dije con tono amenazador—. Te voy a delatar.Piensocontarleatodoelmundoloquetetraesentremanos.NoconozcoafondolasleyesdelosNefilim,peroestoybastanteseguradequetienensumododetrataralostraidores,ymetemoquenodebedesermuyreglamentario.

—¿Yquiéntecreerá?—selimitóareponerDante—.Siyocontraatacodiciendoquelaauténticatraidoraerestú,¿aquiéncreesquevanacreer?

Teníarazón.¿AquiénibanacreerlosNefilim?¿Alajoveneinexpertaimpostoraquehabíallegadoalpoderdelamanodesudifuntopadre,oalhombrefuerte,capazy carismático que tenía tanto el aspecto como las capacidades de un dios de lamitologíaromana?

—Tengo fotos—añadió Patch—. De ti y de Patch. De ti con Pepper. Inclusotengo algunas en las que apareces con Dabria en actitud amigable. Te acusaré detraición,Nora.Apoyaslacausadelosángelescaídos.Asíescomolopresentaré.Ytedestruirán.

—¡Nopuedeshacerlo!—legritémientraslairacrepitabaenmipecho.—Vasatomaruncaminosinsalida.Estaestuúltimaoportunidadderetroceder.

Venteconmigo.Eresmásfuertedeloquecrees.Haríamosunequipoimbatible.Yateveo…

Soltéunacarcajada.—Oh,no,¡yaestoyhartadequemeutilices!Cogí una roca del muro con la intención de arrojársela a la cabeza, dejarlo

inconscienteeirenbuscadePatchparaquemeayudaraadecidirquéhacíamosconél,yentoncesunarisaburlonaycrueltransformólasfaccionesdeDanteylediounaspectomásparecidoaldiabloymenosaundiosdelamitologíaromana.

—¡Cuántotalentodesperdiciado!—murmuróentonodereproche.Suexpresión

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era altiva, demasiado si tenía en cuenta que estaba prisionero… Y entonces unasospechaempezóatomarformaenmicabeza.Ellátigoquelesujetabalasmuñecasnolelevantabalapielcomomelahabíalevantadoamí.Dehecho,apartedetenerelrostropegadoalagravilladelsuelo,parecíadeltodoindiferente.

Ellátigoliberósusmanosy,enunabrirycerrardeojos,Dantesepusoenpie.—¿De verdad creías que habría permitido que Blakely creara un arma que

pudiese usarse contra mí? —se burló; su labio superior se levantó y dejó aldescubiertosusdientes.Cogióellátigoylohizorestallarcontramí.

Un calor abrasador me atravesó el cuerpo, levantándome del suelo. Aterricéviolentamente,sinaliento.Mareadaporelimpacto,trastabilléunbuenrato,tratandodeconcentrarmeenDante.

—Supongoque tegustará saberque tengo intencióndearrebatarteelpuestodejefedelejércitodelosNefilim—mecomunicóconuntonoburlón—.Cuentoconelapoyodetodalarazadelosángelescaídos.PiensoconducirelejércitoNefil,sí,ylopondré directamente enmanos de los ángeles caídos.Cuando descubran lo que hehechoyaserádemasiadotarde.

La única razón por la que Dante debía de contarme aquello era que me creíaincapazdedetenerlo.Peroaúnnoestabadispuestaaarrojarlatoalla,otalveznoloestaríanunca.

—Le jurasteaHankquemeayudaríasaquesuejércitoconsiguiera la libertad,idiotaarrogante.Sitratasdearrebatarmeelpuesto,losdostendremosqueafrontarlaconsecuenciadehaber rotoun juramento: lamuerte,Dante.Noesunaminucia sinimportancia—lerecordéconcinismo.

Danteserioconsorna.—El juramento…Eramentira.Penséquemeayudaríaaganarme tuconfianza.

Aunquenoesquefueranecesario:losprototiposdehechiceríaquetediteobligaronaconfiarenmí.

Notuvetiempodedigerirsuengaño:el látigovolvióaabrasarmelapiel.Teníaquehaceralgoparasalvarlavida,ydeprisa,asíque,aprovechandounmomentoenqueelperrolaemprendiódenuevoconDante,meencaraméalmuroysaltéalotrolado.Lainclinacióndelacolinaerapronunciadaylatierraestabacubiertaderocío,demodo que al aterrizar resbalé pendiente abajo hasta llegar a las tumbas demásabajo.

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Capítulo

Unavezalospiesdelacolina,miréhaciaarriba.NoviaDante.Elperronegrohabíacorrido trasdemí,ycaminabaamialrededormirándomeconunaexpresióncasidepreocupación.Meincorporécomopudeymesenté.Nubesespesasocultabanla luna, y cuando el frío arañó mi piel, temblé violentamente. De pronto, toméconscienciadedóndemeencontraba:mepuseenpiedeunsaltoycorríatravésdellaberintodetumbashaciaelmausoleo.Paramisorpresa,elperrobrincabadelantedemí,volviendolacabezadevezencuando,comosiquisieraasegurarsedequeaúnloseguía.

—¡Scott!—gritéabriendolapuertadelmausoleodeparenpareirrumpiendoenelinterior.

No había ventanas. No veía nada. Levanté las manos con impaciencia, con laintención de palpar lo que tenía alrededor. Tropecé con un objeto pequeño y lo oíalejarse rodando por el suelo. Pasando los dedos por las losas heladas del suelo,encontrélalinternaqueScottsehabíallevadoconélyquedebíadehaberperdidoenelataque.Laencendí.

Ahíestaba.Enunrincón.Echadosobresuespalda;Scottteníalosojosabiertos,pero parecía como aturdido. Corrí hacia él y tiré del látigo que le abrasaba lasmuñecashastaqueconseguíliberarlo.Teníalapielencarnevivaysoltóunquejidodedolor.

—Creo que Dante se hamarchado, pero de todosmodosmantente alerta—leadvertí—. En la puerta hay un perro guardián: está de nuestro lado.Quédate aquíhastaqueyovuelva,¿vale?TengoqueencontraraPatch.

Scottgruñódenuevo,estavezparadedicarleunpardeinsultosaDante.—Nolohevistovenir—murmuró.Yaéramosdos.Salífueraycorrícomoelvientoporelcementerio,sumidoenunaoscuridadcasi

perfecta.Paséatravésdeunapareddeseto,paraacortarelcaminohastaelparking.Saltéporencimadelaverjadehierroforjadoyfuidirectaalcamiónnegroqueestabaaparcado,solitario,enelparking.

Cuandoaúnmeencontrabaaunospasosdelvehículo,distinguíelespeluznantebrillo azul a través de las ventanas. Abrí la puerta de un tirón y saqué a Patch arastras. Una vez echado en el suelo del parking, empecé el laborioso proceso dedeshacerellátigoquelerodeabaelcuerpocomounaserpiente,sujetandosusbrazos

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aamboslados,comouncorsémortífero.Tenía losojoscerradosysupieldespedíauna tenue luz azul. Finalmente conseguí liberarlo y dejé el látigo a un lado, sinsiquierapensarenlasllagasquemecubríanlasmanos.

—Patch—ledijesacudiéndolo.Laslágrimasmenublabanlavistayunabolameoprimíalagargantadelaemoción—.Despierta,Patch.

Losacudíconmásfuerza.—Enseguidatepondrásbien.Dantesehamarchado,yyatehelibradodellátigo.

Por favor, despierta—le pedí con insistencia—.Te recuperarás.Ahora ya estamosjuntos.Necesitoqueabraslosojos.Vamos,dimequemeoyes.

Todosucuerpoardía:elcalorsefiltrabaatravésdelaropa,yleabrílacamisaparaexaminarlo.Soltéungritoahogadoalversupielencarnevivaallídondehabíaestadoencontactoconel látigo.Laspeoresheridassereplegabansobresímismas,como el papel consumido por el fuego. Era como si lo hubieran quemado con unsoplete.

Sabía que no sufría, pero yo sí. Las lágrimas rodaban por mis mejillas; sinembargo,alpensarenDante,apreté losdientesatravesadapor lapunzadadelodio.Dante había cometido un error imperdonable. Patch lo era todo para mí y, si lahechiceríadiabólicaledejabaalgunasecuela,haríaloqueestuvieraenmimanoparaqueesetraidorlamentaraloquehabíahechoduranteloquelequedabadevida,que,si de mí dependía, sería poco. Pero la angustia arrolladora que sentía por Patcheclipsabaesa ira irrefrenable.Eldolor, laculpayelpánicocayeronaplomoenmiinterior.

—Por favor—le susurré con la voz ronca—. Por favor, Patch, despierta—lerogué, besándole en los labios con la esperanza de despertarlo milagrosamente.Sacudí la cabeza para librarme de los peores pensamientos.No iba a dejar que sehicieran realidad. Patch era un ángel caído. No podían herirle. Así no. Por muypotentequefueralahechiceríadiabólica,nolecausaríaundañoirreparable.

SentíquelosdedosdePatchseenlazabanconlosmíossolounsegundoantesdequesuvozgravevibraradébilmenteentremispensamientos.«Ángel».

Al oírlo,mi corazón saltó de alegría. «¡Estoy aquí!Estoy a tu lado.Te quiero,Patch.¡Tequieromucho!»,sollocé.Y,sinpodercontenerme,acerquémislabiosalossuyos.Meinclinéahorcajadassobreél,plantandouncodoacadaladodesucabezapara nohacerle daño, incapaz sin embargode contener el impulso de abrazarlo.Yentonces,depronto,meestrechóentresusbrazoscontantafuerzaquemedesplomésobreél.

—¡Tencuidado!¡Estásherido!—gritéretorciéndomeparaapartarmeyecharmeasulado—.Lahechiceríadiabólica…Tupiel…

—Tú eres lo único que puede hacerme sentir mejor, Ángel —murmuróencontrandomibocayacallandomisprotestas.Teníalosojoscerradosylasarrugas

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delcansancioyelestrésendurecíansus facciones,perosubesoahuyentó todas laspreocupaciones.

Relajé mi postura y me apoyé en la parte superior de su cuerpo fuerte einterminable.Deslizó lamanopormi espalda y, cuandome estrechó contra él,mesentíseguradenuevo.

—Me aterrorizaba pensar en lo que podría haberte pasado —dije con la vozentrecortada.

—Yamímeaterrorizabapensarenloquetepodíahabertepasadoati.—Lahechiceríadiabólica…—empecéadecir.Patchrespiróprofundamentedebajodemí,ymicuerposesumergióenelsuyo.

Sualientoestabacargadodealivioyemociónpura.Sumirada,sinceracomonunca,encontrólamía.

—Mi piel es sustituible. Pero tú no,Ángel.CuandoDante se hamarchado, hepensado que se había terminado. He pensado que te había fallado…Nunca habíarezadocontantofervorentodamivida.

Cerrélosojostratandodeahogarlaslágrimasqueseagolpabanenmispestañas.—Si se te hubiera llevado demi lado…—Estaba demasiado emocionada para

acabarlafrase.—Hatratadodearrebatartedemividayesaesrazónsuficienteparaconsiderarlo

hombremuerto.Nosevaasalirconlasuya.Leheperdonadomásdeunaydedospequeñas transgresiones solo porque trataba de ser civilizado y comprensivo enrelación con tu papel como jefe del ejército Nefil, pero esta noche ha violado lasantiguas reglas.Hausadohechiceríadiabólicaconmigo.No ledeboningún tipodeconsideración.Lapróximavezquenosencontremos,jugaremosconmisreglas.

A pesar del cansancio, visible en cadamúsculo de su cuerpo, su voz era todacontundencia,sinunatisbodecompasión.

—Trabajaparalosángelescaídos,Patch.Lotienenenelbolsillo.Nunca hasta entonces había visto a Patch tan sorprendido. Sus ojos oscuros se

dilataron;lecostabaasimilarlanoticia.—¿Telohadichoél?Asentíconexpresióngrave.—HadichoquelosNefilimnopodránganarestaguerra,apesardelaspalabras

esperanzadoras,contradictoriasyconvincentesqueleshadedicadoalosdesupueblo—añadíamargamente.

—¿Hanombradoaalgúnángelcaídoenconcreto?—No.Suúnicoobjetivoessalvarse:poresohamontadotodoestelío.Diceque

cuando las cosas se pongan feas, los arcángeles tomarán partido por los ángelescaídos.Al finyal cabo, tienenunvínculoestrecho.Esdifícildarle laespaldaa lasangre,aunquehayahostilidades.Yaúnhaymás—dijeinspirandoprofundamente—:

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ElsiguientepasodeDanteesarrebatarmeelpuestodejefedelejércitodelaManoNegrayconduciralosNefilimdirectamenteamanosdelosángelescaídos.

Patchsequedóensilenciounbuenrato,peroyoveíasuspensamientospasandoatodavelocidadpordetrásdesusojosnegrosysumiradacortante.Patch,comoyo,sabíaquesiDanteconseguíaarrebatarmeel título, se romperíael juramentoque lehabíahechoaHank.Yesosolosignificabaunacosa:lamuerte.

—YDanteeselchantajistadePepper—leinformé.Patchasintió.—Lohesupuestocuandomehaatacado.¿CómolehaidoaScott?—Está en el mausoleo, bajo la vigilancia de un perro callejero increíblemente

listo.Patchlevantólascejas,desconcertado.—¿Yeso?—Creoque eseperro está tratandode arrebatarte el puestoy convertirse enmi

ángelguardián.HaconseguidosacarmeaDantedeencimayeslaúnicarazónporlaquehepodidoescapar.

Patchresiguiólacurvademipómuloconlosdedos.—Tendréquedarlelasgraciasporsalvaraminovia.Apesardelascircunstancias,sonreí.—Tevaaencantar.Tenéislosmismosgustosenelvestir.Dos horasmás tarde, aparqué la pickup de Patch en su garaje. Patch se había

desplomadoenel asientodelpasajero, completamente agotado; toda supiel seguíarecubiertaporesehaloazul.Meofrecíasusonrisaperezosacuandomehablaba,peroyosabíaquetodolecostabaungranesfuerzo;eraunatácticaparatranquilizarme.Nocabíadudadequelahechiceríadiabólicalohabíadebilitado;loquenadiesabíaeraparacuántotiempo.EstabaagradecidadequeDantesehubieramarchadocuandolohabía hecho. Supongo que debía darle las gracias a mi nuevo amigo, el perro. SiDante se hubiera quedado por allí para terminar lo que había empezado, todoshabríamos corrido mucho más peligro y probablemente no podríamos haberescapado. Una vez más, debía expresar mi gratitud al perro callejero, un animalluchadorycuriosamentelisto.Yleal,casiariesgodesupropiaintegridadfísica.

Patch y yo nos habíamos quedado con Scott en el mausoleo hasta que habíarecuperadofuerzassuficientescomoparaconducir solohastasucasa.Encuantoalperro,apesardelosmúltiplesintentosdedespedirnos,algunodeloscualespasóporsacarloarastrasdelazonadecargadelapickupdePatch,persistióensaltardentrodelvehículounayotravez.Alfinaltiramoslatoallaydejamosquenosacompañara.Lollevaríaaalgunaasociacióndeanimalesencuantohubieradormidolosuficienteparaempezarapensarconclaridad.

Aunque suspiraba por desplomarme en la cama dePatch en cuanto pusiera los

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pies en su casa, aún quedaba trabajo por hacer. Dante nos llevaba ventaja. Si nosrelajábamos antes de tomar medidas en contra, probablemente ya podíamos irsacandolabanderablancadelarendición.

Entré en la cocinadePatchyme llevé lasmanos a lanuca, como si esegestofueraadesvelarmecuáldebíasernuestrosiguientemovimiento.¿QuépensabahacerDante? ¿Cuál sería su siguiente paso? Me había amenazado con destruirme si loacusaba de traición, así que al menos había considerado la posibilidad de que lohiciera. Lo cual significaba que probablemente estaba ocupado en una de lassiguientes cosas: fabricando una coartada perfecta o (y eso era mucho másproblemático)adelantándoseamismovimientosyhaciendocorrerlanoticiadequelatraidoraerayo.Semehelólasangresolodepensarlo.

—Empiezadesde elprincipio—mepidióPatchdesdeel sofá.Lodijo convozfatigada,peroen susojosbrillaba la ira.Sacudióuncojín conambasmanos, se locolocó debajo de la cabeza y concentró toda su atención en mí—. Cuéntameexactamentetodoloquehapasado.

—CuandoDantemehaconfesadoqueestátrabajandoparalosángelescaídos,loheamenazadocondelatarlo,perosehaechadoareíryhadichoquenadiemecreería.

—Ytienerazón—coincidióPatchsinambages.Apoyélacabezaenlaparedydejéescaparunsuspirodefrustración.—Entonces me ha contado sus planes de arrebatarme el puesto de líder. Los

Nefilimloadoran.Desearíanqueellíderfueraél.Loveoensusmiradas.Pormuchoquemeesfuerceengustarles,lorecibiránconlosbrazosabiertossiseconvierteensunuevolíder.Noveoningunasolución.Noshavencido.

Patch se tomó un tiempo antes de contestar y, cuando lo hizo, habló con vozcalmada.

—SiatacasaDantepúblicamente,lesdarásalosNefilimunaexcusaparaqueseponganentucontra,esoescierto.Elambienteestámuytenso,yestánbuscandoelmododesalirdelaincerteza.PoresonodenunciaremosaDantepúblicamente.Noeseseelpasoquevamosadar.

—Entonces, ¿cuál es?—pregunté volviéndome paramirarle directamente a losojos.Estabaclaroquesetraíaalgoentremanos,peronoalcanzabaaimaginardequésetrataba.

—DejaremosquePepperseencarguedeDanteennuestrolugar.EstudiécondetenimientolalógicadePatch.—¿YPepperloharáporquenopuedecorrerelriesgodequeDantelodelatealos

arcángeles?Pero,entonces,¿porquénohahechodesaparecerantesaDante?—Peppernovaaensuciarselasmanos.Noquieredejarunrastroqueluegolos

arcángelespuedanseguirparallegarhastaél.—Patchfruncióloslabiosyañadió—:CreoquecomienzoacomprenderloquePepperqueríademí.

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—¿QuieresdecirqueesperabaquehicierasdesapareceraDanteporél?¿Eraesasusupuestaofertadetrabajo?

Patchmemiróalfondodelosojos.—Solohayunmododeaveriguarlo.—Tengo el número de Pepper. Prepararé el encuentro ahora mismo —dije,

asqueada. Y yo que creía que Pepper no podía caer más bajo. En lugar decomportarse como un hombre y hacerse cargo de sus problemas, el muy cobardehabíatratadodequePatchcorrieraelriesgoporél.

—¿Sabes una cosa,Ángel? Pepper tiene algo que podría sernos de utilidad—añadió Patch con aire reflexivo—. Y, si jugamos bien nuestras cartas, tal vezpodríamosconvencerlodequelorobedelcieloynoslotraiga.Hetratadodeevitarlaguerra,peroquizáshallegadolahoradeluchar.Hayqueponerlefinaesto.Sivencesalosángelescaídos,habráscumplidoconeljuramento.—Memiróalosojos—.Ylosdosseremoslibres.Losdosjuntos.AdiósalaguerrayalJeshván.

Cuando empecé a preguntarme en qué estaba pensando, yomisma encontré larespuesta. ¡Era tanobvio!Nopodíacreerqueno semehubieraocurridoantes.Enefecto,Pepperteníaaccesoaalgoquenosproporcionaríapoderdenegociaciónconlosángelescaídos…yquemegarantizaríalafedelosNefilim.Aunque¿realmentequeríamos tomar ese camino? ¿Teníamos derecho a poner en peligro a toda lapoblacióndelosángelescaídosenpeso?

—Nolosé,Patch…Patchsepusoenpieycogiósuchaquetadepiel.—LlamaaPepper.Nosreuniremosconélahoramismo.El parking que se extendía detrás de la gasolinera estaba desierto. El cielo era

negro,comolasventanasempavonadasdela tienda.Patchaparcólamotoyambosnos bajamos. Una silueta pequeña y regordeta salió balanceándose de entre lassombrasy, despuésdemirar condesconfianza aun ladoy alotro, senos acercóatodaprisa.

UnairedesuperioridadmoralseinstalóenlaexpresióndePepperencuantovioaPatch.

—Vaya,notienesmuybuenaspecto,amigomío.CreoqueesjustodecirquelavidaenlaTierranohasidomuyamablecontigo.

Patchpasóporaltoelinsulto.—SabemosqueDanteeselchantajista.—Sí,sí,Dante.¡Elmuycerdo!Dimealgoquenosepa.—Quieroquemehablesdetuofertadetrabajo.Pepperunióambasmanosehizotamborilearlosdedossinapartarsusojosastutos

delosdePatch.—Sé que tú y tu novia matasteis a Hank Millar. Necesito a alguien así de

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despiadado.—Contamosconlaayudadelosarcángeles—lerecordóPatch.—Yo soy un arcángel —repuso Pepper con displicencia—. Quiero a Dante

muerto:yoteproporcionarélasarmasnecesarias.Patchasintió.—Loharemos.Alprecioquesemerece.Peppersequedódesconcertado.Nocreoqueseesperarallegaraunacuerdocon

tantafacilidad.Seaclarólagarganta.—¿Enquéestáspensando?Patchmemiróyyoinclinélacabeza.Habíallegadoelmomentodesacarnoselas

delamanga.Nohabíamostenidomuchotiempoparaconsiderarlo,peroesaeraunacartaquenonospodíamospermitirnojugar.

—Queremosaccesoatodaslasplumasdelosángelescaídosqueseguardanenelcielo—anuncié.

Pepper dejó demirarnos con su sonrisa pomposa y, tras un silencio, soltó unacarcajadaglacial.

—¿Os habéis vuelto locos? No puedo conseguiros eso. Se necesita a todo elcomitépararetiraresasplumas.Además,¿quépensáishacerconellas?¿Quemarlas?¡MandaríaisatodoslosángelescaídosdelaTierraalinfierno!

—¿Deverastedisgustaríaeso?—lepregunté,muyseria.—¿Qué importa lo que yo piense? —refunfuñó—. Hay normas. Hay

procedimientos. Los únicos ángeles caídos que son condenados al infierno sonaquellosquehancometidoundelitoounainfraccióngravecontralahumanidad.

—Notesobranlasopciones—observóPatchfríamente—.Sabemosquepuedesconseguir esas plumas. Sabes dónde se guardan y conoces el procedimiento pararetirarlas.Tienestodoloquenecesitas.Trazaunplanyllévaloacabo.OenfréntatesoloaDante.

—¡Una pluma, tal vez! Pero ¿miles? ¡Nunca lo conseguiría!—protestó Pepperconvozestridente.

PatchdiounpasohaciaélyPepper retrocedió, asustado, levantando lasmanosparaprotegerseelrostro.

—Miraatualrededor—ledijoPatchempleandountonosuaveyletal—.Nocreoque sea este el lugar que te gustaría considerar tu casa. Serás el ángel caídomásreciente y harán todo lo posible para recordártelo. No aguantarás la semana deiniciación.

—¿I…ini…iniciación?ContemplélamiradaoscuradePatchyunescalofríomerecorriólaespalda.—¿Qu…quévoyahacer?—sollozóPeppersuavemente—.Nopuedopasaresa

iniciación.NopuedovivirsiempreenlaTierra.Necesitopodervolveralcielocuando

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quiera.—Entoncesconsiguelasplumas.—N…nopuedo—tartamudeóPepper.—No tienes elección. Túme vas a conseguir esas plumas y yo voy amatar a

Dante.¿Tepareceunbuenplan?Asintióaregañadientes.—Tetraeréunadagaespecial.ParamataraDante.Silosarcángelesvandetrásde

ti y tratas de darles mi nombre, te cortarás tu propia lengua con la daga. La heencantado.Ladaganodejaráquemetraiciones.

—Meparecejusto.—Si seguimos adelante con esto, no debéis poneros en contacto conmigo, al

menoscuandoestéenelcielo.Nopodemoscomunicarnosporlosmedioshabitualeshastaquetermine…Siesquepuedoterminar—gimoteómiserablemente—.Cuandotengalasplumas,osloharésaber.

—Lasnecesitamosmañana—ledijeaPepper.—¿Mañana? —protestó alborotado—. ¿Sois conscientes de lo que me estáis

pidiendo?—Amedianochedellunesamástardar—concedióPatchsindejarmargenpara

negociaciones.Pepperasintióvisiblementeangustiado.—Ostraerétodaslasquepueda.—Tienesquevaciarlasexistencias—ledije—.Esteeseltrato.Peppertragósaliva.—¿Hastalaúltima?Esaeralaidea,exacto.SiPepperconseguíalasplumas,losNefilimdispondrían

deunmododeganar laguerra sin tenerquemoverniundedo.Comonosotrosnopodíamosencadenaralosángelescaídosenelinfierno,dejaríamosquesustalonesdeAquiles(esdecir,susantiguasplumasdeángel)lohicieranpornosotros.Cadaángelcaídotendríaqueelegir:oliberabaasuvasalloNefildesujuramentoyjurabalapaz,osemontabaunacasanuevaenunlugarmuchomáscalurosoqueColdwater,Maine.

Si nuestro plan funcionaba, poco importaría queDanteme acusara de traición.Mientrasganaraesaguerra,alosNefilimnolesimportaríanadamás.Y,apesardequenoteníanfeenmí,yodeseabaganarporellos.Eralocorrecto.

MiréaPepperdirectamentealosojosyleconfirméfríamente:—Hastalaúltima.

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Capítulo

JustocuandoPatchyyoentrábamosensucasa,Scottmellamóalmóvil.Yaeradomingo, las tres de la madrugada pasadas. Patch cerró la puerta tras de sí y yoconectéelaltavoz.

—Puedequetengamosunproblema—anuncióScott—.Herecibidounmontóndemensajesde textoquedicenqueestanoche,encuantoelDelphichayacerrado,Dante hará allí una declaración pública a todos los Nefilim. ¿No os parece rarodespuésdeloquehaocurridoenelcementerio?

Patchsoltóuntaco.Yo traté de mantener la calma, pero los márgenes de mi visión empezaron a

oscurecerse.—Todoelmundoespeculaylasteoríassonrocambolescas—prosiguióScott—.

¿Tenéis idea de lo que puede tratarse?Elmuy cabrón fingía ser tu novio y luego,¡bam!,noslaclavaporlaespalda.Yencimaesto.

Plantélamanoenlaparedparanoperderelequilibrio.Habíaempezadoadarmevueltas lacabezay las rodillasnomesostenían.Patchcogióel teléfonoy ledijoaScott:

—Enseguidatellama.Infórmanossiteenterasdealgomás.MedejécaercomounpesomuertoenelsofádePatch,encajélacabezaentrelas

rodillasytoméairevariasveces.—Vaaacusarmedetraiciónpúblicamente.Estamismanoche.—Sí—coincidióPatchsinalterarse.—Me encerrarán en la cárcel. Y tratarán de torturarme para conseguir una

confesión.Patchsearrodillódelantedemíymecogiódelascaderasconactitudprotectora.—Mírame,Ángel.Micabezasepusoinmediatamenteenacción.—TenemosquecontactarconPepper.Necesitamosesadagaurgentemente.Hay

quematar aDante antes de que haga la declaración.—Un sollozo entrecortado seescapódemipecho—.¿Ysinoconseguimosladagaatiempo?

Patchmeacercólacabezaasupechoyempezóamasajearmedelicadamentelosmúsculosde lascervicales: los tenía tanagarrotadosquecreíqueibanapartirseendos.

—¿Deverdadcreesquevoyapermitirqueteponganlamanoencima?—dijocon

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lamismadelicadeza.—¡Oh,Patch!—Melancéasusbrazos,mientrassentíalacalidezdelaslágrimas

enmismejillas—.¿Quévamosahacer?Mecogióelrostroymesecólaslágrimasconlospulgares,mirándomealfondo

delosojos.—Peppervendrá,meentregaráladaga,yyomataréaDante—measeguró—.Y

túvasaconseguir lasplumasyacumplirconel juramento.Yentoncesnos iremoslejos,aalgúnlugarenelquenosehayaoídohablarnuncanidelJeshvánnitampocode la guerra.—Seguro que quería creérselo, pero su voz vaciló al pronunciar esaspalabras.

—Peppernoshaprometidoquetendríalasplumasyladagaparaellunesamedianoche.Pero¿quévamosahacerconladeclaracióndeDante?¿Seráestanoche?Nopodemosdetenerlo.Peppertendríaquetraernosesadagaantes.Hayqueencontrarelmododecontactarconél.Tendremosquearriesgarnos.

Patchsequedóensilencio,pasándoselamanoporlabocaenactitudpensativa.Alcabo,dijo:

—Pepper no puede resolver el problema de esta noche: tendremos que hacerlonosotros.—Sumirada, impasibley resuelta, fue a encontrarse con lamía—.Vas aconvocar una reunión urgente con los altos cargos Nefilim; prográmala para estanocheypísale laprimiciaaDante.Todosestánesperandoquelancesunaofensiva,quecatapultesanuestrasrazasaunaguerra,asíquecreeránquesetratadeesto:tuprimer movimiento militar. Tu declaración eclipsará la de Dante. Los Nefilimacudiránytambiénél,picadoporlacuriosidad.

»DejarásclarodelantedetodoelmundoquesabesquealgunasfaccionesestánafavordeconcederleaDanteelpoder.Luegolesdirásquedisiparássusdudasdeunavezportodas.ConvéncelosdequequieressersulíderydequepuedeshacerlomejorqueDante.Ydesafíaloaenfrentarosaundueloparaconseguirelpoder.

MiréaPatch,confundidaeindecisa.—¿Unduelo?¿ConDante?Nopuedolucharconél…Ganará.—Si conseguimos que se aplace hasta que Pepper esté de vuelta, ese duelo no

serámásqueunardidparafrenaraDanteyconseguirmástiempo.—¿Ysiquierenquesecelebreantes?Patchmemiróconexpresióntajante,peronomecontestó.—Tenemos que actuar rápido. SiDante descubre que también vas a hacer una

declaración,suspenderásusplaneshastaaveriguarquétetraesentremanos.Notienenadaqueperder.Sabequesilodenunciaspúblicamente,sololebastaráconseñalartecon el dedo.Confía enmí: cuando sepaque lo has retado, echará las campanas alvuelo.Esmuyengreído,Nora.Yegoísta.Nise lepasarápor lacabezaquepuedasganar.Aceptaráeldueloencantado,convencidodequeselohaspuestoenbandeja:

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¿acusarte públicamente de traición y aguantar un juicio interminable…o quedarsecontupuestoacambiodeunsimpledisparo?Setiraráde lospelospornohaberlopensadoantes.

Semeaflojaronlasarticulaciones,comosiestuviesenhechasdegoma.—¿Seríaunduelo…conpistola?—Oconespada.Comoprefieras,peroyoterecomendaríalapistola.Teresultará

más fácil aprender a disparar que a manejar una espada —opinó Patchtranquilamente,sinpercibirlaangustiaquerezumabamivoz.

Meentraronganasdedevolver.—Danteaceptaráeldueloporquesabequepuedevencerme.Esmás fuerteque

yo,Patch.Yvete túasabercuántasdosisdehechiceríadiabólicasehabrá tomado.Noseráunaluchadeigualaigual.

Patchme cogió de lasmanos y posó delicadamente los labios enmis nudillostemblorosos.

—Hace cientos de años que los duelos dejaron de estar demoda en la culturahumana,peroparalosNefilimaúnsiguensiendosocialmenteaceptables.Asumododever,sonlaformamásrápidayeficazderesolverundesacuerdo.Dantequiereserel jefe del ejército de laManoNegra y tú vas a hacerle creer (a él y a todos losNefilim)quedeseasesepuestotantoomásqueél.

—¿YporquénomelimitoacomunicaralosaltoscargosNefilimelplandelasplumas? —propuse con un atisbo de esperanza—. Todo lo demás dejará deimportarles cuando descubran que tengo un modo infalible de ganar la guerra yrestaurarlapaz.

—Si Pepper no lo consigue, interpretarán que el fracaso ha sido tuyo. No lesbastaráconquelohayasintentado.Oteaclamancomosalvadoraporhabertehechocon las plumas o te crucifican por tu fracaso. Hasta que no sepamos con todaseguridadquePepperlohalogrado,nopodemosmencionarleseseplan.

Hundílosdedosenmiscabellos.—Nopuedohacerlo.—SiDante trabajapara losángelescaídosysehaceconelpoder, la razaNefil

estará más esclavizada que nunca —dijo Patch—. Me preocupa que los ángelescaídos vayan a emplear la hechicería diabólica para seguir teniendo a los NefilimesclavizadosinclusodespuésdelmesdeJeshván.

Sacudílacabeza,abatida.—Metemoquehaymuchomásenjuego.¿Ysifracaso?E,indudablemente,fracasaría.—Aúnhayotracosa,Nora.EljuramentoquelehicisteaHank.El miedo formó pedazos de hielo en la boca de mi estómago. Una vez más,

recordétodasycadaunadelaspalabrasquelehabíadichoaHankMillarlanoche

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que me había presionado para que tomara las riendas de su condenada rebelión.«Lideraré tu ejército. Si rompo esta promesa, entiendo que mi madre y yomoriremos».Asíquenomequedabanmuchasopciones,¿no?SiqueríaquedarmeenlaTierraconPatchysalvarlelavidaamimadre,teníaqueconservarmitítulodejefedelejércitoNefil.NopodíapermitirqueDantemeloarrebatara.

—Undueloesunespectáculo fuerade lo común,y aúnmásentredosNefilimprominentes como tú y Dante, así que será un acontecimiento que nadie querráperderse—dijoPatch—.EsperoquePeppernonosfalleypodamosevitarelduelo,perocreoquedeberíamosprepararnosparalopeor.Puedequeesedueloseatuúnicasalida.

—¿Decuántopúblicoestamoshablando?Memiró con expresión fría, pero, por un instante, adiviné un brillo compasivo

detrásdesusojos.—Cientosdepersonas.Traguésaliva.—Nopuedohacerlo—repetí.—Teentrenaré,Ángel.Estaréatuladodurantetodoelproceso.Eresmuchomás

fuertequehacedossemanas,yesoquesolohashechounaspocashorasdeentreno,yencima con alguien que se limitaba a cumplir con la papeleta para ganarse tuconfianza.Quería que creyeras que te estaba entrenando, perodudodequehicieraalgomásquesometertusmúsculosalamínimaresistencia.Metemoquenotedascuentadelopoderosaqueeres.Conunentrenodeverdad,podríasvencerlo.

Patchme cogió de la nuca y acercó su rostro almío.Memiró con tanta fe yconfianzaquecasimerompióelcorazón.«Puedeshacerlo.Noesalgoagradable,yteadmiroaunquesoloseaporplanteártelo»,medijomentalmente.

—¿Nohayotraposibilidad?Perollevabayaunbuenratoanalizandofrenéticamentelascircunstanciasdesde

todoslosángulosposibles.SiteníaencuentaeléxitodudosodePepper,eljuramentoque le había hecho a Hank y la situación precaria de toda la raza Nefil, no mequedabamásremedioqueaceptarquenohabíaotraopción.Teníaquepasarporelduelo.

—Patch,estoyasustada—susurré.Merodeóconsusbrazosy,despuésdebesarmeloscabellos,melosacarició.No

hacíafaltaqueloverbalizara:sabíaqueéltambiénloestaba.—Nodejaréquepierdasesteduelo,Ángel.NopermitiréqueteenfrentesaDante

hasta que no sepa que puedes vencerlo. Parecerá un duelo justo, pero no lo será.Dantehadictadosudestinoenelmomentoenquetehaatacado.Nopermitiréquesesalgaconlasuya.—Eltonodesuvozseendureció—.Nosaldrádeestaconvida.

—¿Puedesamañarunduelo?

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Lavenganzaqueardíaensusojosmedijotodoloquenecesitabasaber.—Sialguienlodescubriera…—empecéadecir.Patchmebesó,intensamente,ydescubríunbrillotraviesoensumirada.—Simepillaran,yanopodríaseguirbesándote.¿Creesquecorreríaeseriesgo?Y,conunaexpresiónmásgrave,añadió:—Yaséquenopuedosentirtutacto,perosientotuamor,Nora.Enmiinterior.Y

paramíesoloestodo.Aunquemeencantaríapodersentirtetalcomotúmesientesamí,tengotuamor,ynohaynadamásimportantequeeso.Haygentequesepasatodalavidasinsentirloquetúmehasdado.Notengonadadeloquelamentarme.

—Me damiedo perderte—le susurré con la barbilla temblorosa—.Me asustafracasarytambiénloquepuedaocurrirnos.Noquieropasarporesto—protesté,aunsabiendoquenohabíaningunatrampillamágicaporlaqueescapar.

Nopodíahuir;nopodíaesconderme.EljuramentoquelehabíahechoaHankmeencontraría allí donde fuera: no valía la pena esforzarme en desaparecer. La únicasolucióneraconservarelpodery,mientraselejércitoexistiera,conseguirlavictoria.EstrechélasmanosdePatch.

—Prométemequeno tealejarásdemi lado.Prométemequenomeharáspasarporestosola.

Patchmecogiódelabarbillaymeaseguró:—Sipudierahacerquetodoestopasara,loharía.Sipudieraocupartulugar,nolo

dudaría.Peromiúnicaopciónesestaratuladohastaelfinal.Nodesfalleceré,Ángel,te lo prometo.—Mepasó lasmanos por los brazos, sin saber que la promesa queacababadehacermeyamehabíahechoentrarencalor.Estuveapuntodeponermeallorar—. Empezaré filtrando la noticia de que has convocado una reunión urgenteparaestanoche.PrimerollamaréaScottylepediréquehagacorrerlavoz.Lanoticiano tardaráenestarenbocade todos,y seguroqueenmenosdeunahorayahabrállegadoaoídosdeDante.

Elestómagomediounvuelcoyenseguidameasaltaronlasnáuseas.Meapresuréamordermeel interiorde lamejillaparacontrolarlasymeobliguéaasentircon lacabeza. Tenía que aceptar lo inevitable. Cuanto antes me enfrentara a lo que meesperaba,antespodríatrazarunplanparadominarmismiedos.

—¿Quépuedohacerparaayudar?—pregunté.Patch me estudió, frunciendo ligeramente el ceño. Me pasó el pulgar por los

labios,yluegoporlamejilla.—Estáshelada,Ángel.—Inclinólacabezahaciaelpasilloqueseadentrabaenla

casa—.Serámejorquetemetasenlacama.Encenderélachimenea.Loquenecesitasahoramismoesentrarencalorydescansar.Teprepararéunbañocaliente.

Eracierto:losescalofríosmeagitabandearribaabajo.Eracomositodoelcalorde mi cuerpo se hubiera desvanecido en un instante. Supuse que debía de ser la

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conmoción.Mecastañeabanlosdientesylaspuntasdelosdedosmevibrabanconuntemblorextrañoeinvoluntario.

Patchmecogióenbrazosyseme llevóaldormitorio.Empujó lapuertaconelcodo,retiróelcubrecamaymedepositódelicadamenteenlacama.

—¿Quierestomaralgo?—mepreguntó—.¿Unainfusión?¿Uncaldo?Alverlaexpresiónangustiadadesucara,elsentimientodeculpasearremolinó

enmiinterior.SabíaquePatchharíaloquefuerapormí.Supromesadequedarseamiladoteníaparaéltantovalorcomounjuramento.Patcherapartedemí,yyo,deél.Haríacualquiercosa,loquefuera,paranoperderme.

Meobliguéadespegarloslabios,peroenseguidameacobardé.—Tengoqueconfesartealgo—ledijeconlavozquebrada.Noqueríallorar,pero

laslágrimasmenublaronlavista.Lavergüenzameabrumaba.—Dime,Ángel—repusoPatch,coninterés.Habíadadoelprimerpaso,peronopodíadarelsiguiente.Unavozsefiltróentre

mis pensamientos, repitiéndome incansablemente que no tenía derecho a obligar aPatch a llevar esa carga. Al menos no en su estado de debilidad. Si realmente loquería,mantendríalabocacerrada.Surecuperacióneramásimportantequesacarmede encima un puñado de mentiras inocentes. Volví a sentir esas manos heladasdeslizándosehaciamicuello.

—No…noesnada—rectifiqué—.Solonecesitodormirunpoco.YtútienesquellamaraScott.

Medilavueltayenterréelrostroenlaalmohadaparaquenomevierallorar.Lasmanosdehieloseguíanallí, listasparacerrarsealrededordemicuellosidecíaunapalabrademás,sicontabamisecreto.

—Tengoquellamarle,escierto,peroantesnecesitoquemecuentesquéocurre—dijoPatch,yaloírlapreocupaciónqueteñíasuvozlosupe:habíallegadodemasiadolejoscomoparapodersalirdeesaconunasimpleexcusa.

Esos dedos helados me estrecharon el cuello. Estaba demasiado asustada parahablar.Demasiadoasustadadeesasmanosydeldañoquepodíanhacerme.

Patchencendió la lamparillade lamesitadenocheymecogió suavementedelhombroconlaintencióndevermelacara,peroyolahundímásenlaalmohada.

—Tequiero—balbuceé.Lavergüenzamegolpeóenelestómago.¿Cómopodíadedicarleesaspalabrasyalmismotiempomentirle?

—Lo sé, del mismo modo que sé que me estás ocultando algo. Este no esmomentoparasecretos.Hemosllegadodemasiadolejoscomoparadarmediavuelta—merecordóPatch.

Asentí, conel rostropegadoa las sábanashumedecidaspor las lágrimas.Teníarazón. Era consciente de ello, pero eso no hacía que me resultara más fácilsincerarme.Ynosabíasiloharía.Esosdedosgélidosquesehundíanenmigarganta,

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esavoz…Patch semetió en la cama conmigo y seme acercó. Sentí su respiración en la

nuca,elcalordesupieljuntoalamía.Susrodillasencajabanperfectamenteenmispiernas.Mebesóenelhombroysuscabellososcurosmeacariciaronlaoreja.

«Te… he… mentido», le confesé mentalmente; me pareció que cada palabrahabíatenidoqueatravesarunapareddeladrillos.Semetensarontodoslosmúsculos,alaesperadequelamanoheladameestrujaraelcuello,pero,sorprendentemente,losdedos se aflojaron con mi confesión. Su tacto gélido se deslizó espalda abajo.Animada por este primer paso, proseguí: «He mentido a la única persona cuyaconfianzasignificaparamímásquecualquierotracosa.Tehementido,Patch,ynosésipodréperdonarmeporello».

En lugar de pedirme una explicación, Patch continuó cosiéndome el brazo abesos,unotrasotro.Yhastaquenohubodepositadoelúltimoenlaparteinteriordemimuñeca,noabriólaboca.

—Graciasporcontármelo—dijoconcalma.Yomevolvíhaciaél,desconcertada.—¿Noquieressaberenquétehementido?—Lo que quiero saber es cómo puedo ayudarte a sentirte mejor —repuso

acariciándomeloshombrosconternura.Pero el único modo de sentirme mejor era sincerarme del todo. No era

responsabilidaddePatchquitarmeesepesodeencima,sinomía,ycadapinchazoderemordimientomeatravesabaelestómagocomounlanza.

—Heestadotomando…hechiceríadiabólica.—Creíaqueyanopodíaestarmásavergonzada, pero la sensaciónde vergüenza era comoungloboquenoparabadecrecer—.Laheestadotomandodurantetodoestetiempo.Nuncalleguéabebermeelantídoto que te entregó Blakely.Me lo guardé para más adelante, cuando hubierapasadoelmesdeJeshván,cuandoyanonecesitarasersuperhumana,perolaverdades que todo eso solo eran excusas. En realidad no tenía ninguna intención detomármelo.Heestadoconfiandoenlahechiceríadiabólicadurantetodoestetiempoytengomiedodenoserlobastantefuertesinella.Séquedebodejardetomarla,séqueestámal,peromepermitehacercosasquenopuedoconseguirsola.Tesometíauntrucopsicológicoparaquecreyerasquemehabíabebidoelantídotoy…¡losientomucho,másquenadaenelmundo!

Bajé lamirada, incapazde contemplar la decepcióny la tristeza en losojosdePatch.Laverdadyaerabastantepenosa,perooírmeamímismaconfesándolaenvozalta era más de lo que podía soportar. ¿En quién me había convertido? No mereconocíaamímisma,yeraelpeorsentimientoquehabíaexperimentadojamás.Mehabía perdido por el camino. Y, aunque resultaba muy fácil echarle la culpa a lahechicería diabólica, lo cierto era que la decisión de robarle a Dante esa primera

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botellalahabíatomadoyo.Al cabo, Patch habló. Su tono de voz era tan calmado, estaba tan cargado de

admiración,quelleguéapensarqueconocíamisecretodesdehacíatiempo.—¿Sabes?,laprimeravezquetevi,pensé:«Nuncahabíavistoalgotanhermoso

ycautivador».—¿Porquémecuentasesto?—dije,abatida.—Tevi,yenseguidaquiseestarcercade ti.Queríaquemedejarasentraren tu

vida.Queríaconocertecomonadie tehabíaconocidonunca.Tequeríaa ti, todo loquetúeres.Yesedeseocasimevolvióloco.—Patchhizounapausaeinhalólenta,intensamente,comosiquisierarespirarme—.Yahoraquetetengo,loúnicoquemeasustaesquelavidameobligueavolverareviviraquello:deseartesabiendoquemideseonopuedecumplirse.Eresmía,Ángel.Todatú.Ynopiensopermitirquenadalocambie.

Meapoyéenamboshombrosymeloquedémirandofijamente.—Notemerezco,Patch.Túdirásloquequieras,peroestaeslaverdad.—Es cierto, nomemereces—coincidió—.Temereces algomejor. Pero ahora

estásatadaamí,tendrásqueaceptarlo.—Consolounmovimiento,Patchmeacostóy se colocó encimademí,mirándomedesafiante con sus ojos negros—.No tengointencióndedejartemarchar,dateporavisada.Medaigualqueseaotrohombre,tumadreolospoderesdelinfiernolosquetratendesepararnos:nopiensodejarte.

Parpadeé,atónita,conlaspestañashumedecidasporlaslágrimas.—Novoyapermitirquenadaseinterpongaentrenosotros.Ymenoslahechicería

diabólica. Llevo el antídoto en el bolso.Me lo tomaré ahoramismo. ¿Patch?—Yañadí,sinceramente—:Gracias…portodo.Noséloqueharíasinti.

—Mejor—murmuró—.Porquenovoyapermitirquetemeescapes.Medejécaerensucama,contentadecomplacerle.

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Capítulo

Enefecto,lanoticiadelaconvocatoriadelareuniónconlosaltoscargosNefilimenseguida estuvo en boca de todos. El domingo por la tarde, las líneas telefónicasNefilimzumbabanconespeculacionesycomentariosdeexpectación.YoacaparabatodalaatenciónynisiquierasehablabadeladeclaracióndeDante:lehabíarobadoel protagonismo a mi contrincante, pero por el momento él no había protestado.Estaba convencida de que Patch tenía razón: Dante había decidido suspender susplaneshastasabercuálseríamisiguientemovimiento.

Scottllamabacadahoraconalgunanovedad,enlamayoríadeloscasoslaúltimateoríade losNefilimacercademiprimeraofensivacontra losángelescaídos.Unaemboscada, la destrucción de las líneas de comunicación, el envío de espías y elsecuestro de alguno de los comandantes de los ángeles caídos encabezaban lacelebradalista.TalcomoPatchhabíapredicho,losNefilimdieronporsentadoquelarazón por la que convocaba la reunión era la guerra.Me pregunté si Dante habíallegadoa lamismaconclusión.Mehabríagustadopensarqueasíera,que lohabíaengañado, pero la experienciame decía que era lo bastante listo como para olersealgo:sabíaqueyoestabatramandoalgo.

—¡Buenas noticias!—exclamó Scott, entusiasmado, por teléfono—. Los altoscargosNefilimhanaprobadotureunión.Yahanfijadoellugar,ynoeselDelphic.Alparecer quieren que sea una reuniónmás íntima: como era de esperar, solo podráasistiralafiestaquientengainvitación.VeinteNefilimalosumo.Muyprivadoyconmuchavigilancia.Cadaunodelosinvitadospasaráporuncontroldeseguridad.Labuenanoticiaesqueaparezcoenlalista.Hetenidoquemoveralgunoshilos,peroalfinalestaréallícontigo.

—Dimedóndeserá—lepedítratandodetragarmelasnáuseas.—QuierenreunirseenlaantiguaresidenciadeHankMillar.Unescalofríomerecorriólaespalda.Nuncapodríaolvidarelazulgélidodeesos

ojosquesunombremetraíaalamemoria.Tratédeapartarsufantasmademispensamientosymeconcentré.¿Unaelegante

casageorgianaenunrespetablebarriohumano?NoparecíalobastantediscretoparaunareuniónNefilsecreta.

—¿Porquéallí?—Losaltoscargoshanpensadoqueeraunmododemostrarlesusrespetosa la

ManoNegro. ¡Claroquesí! ¡Unhurraporel responsablede todoestedesastre!—

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añadióScottcondesdén.—Sisigueshablandoasí,tevanaborrardelalistadeinvitados.—Hanfijadolahoradelareuniónalasdiezdelanoche.Tenelmóvillibre,porsi

surge alguna novedad.Y no te olvides demostrarte sorprendida cuando te llamenparadartetodoslosdetalles.Quenopiensenqueyatienenalgúnespíadentro.Unacosa más: siento mucho lo ocurrido con Dante. En parte soy responsable. Te lopresenté yo. Si pudiera, lo descuartizaría, ataría un ladrillo a cada una de susextremidades,me las llevaríaaaltamary lasecharíapor laborda.Bueno, ¡ánimo!Estaréallícontigo.

Colgué y me volví en busca de Patch, que había estado apoyado en la pared,observándome,mientrasmanteníamiconversaciónconScott.

—Lareuniónseráestanoche—ledije—.EnlaantiguaresidenciadelosMillar.No podía dejar de darle vueltas: ¿una casa privada?, ¿controles de seguridad?,

¿guardias? ¿Cómo se las arreglaríaPatchpara entrar?Por desgracia, todo indicabaquetendríaquequedarsefuera.

—Vale—repusoPatchconcalma—.Allíestaré.Admirabasuaplomoysuseguridadensímismo,peronoentendíacómose las

arreglaríaparaentrarsinservisto.—Lacasaestarámuyvigilada.Encuantopongasunpieenelrecinto,losabrán.

Talvezsihubieranelegidounmuseooelpalaciodejusticia,habríamostenidoalgunaposibilidad,peroallíno.Deacuerdo, la residenciade losMillaresgrande,peronotanto.Estarátodavigilada,cadacentímetrocuadrado.

—Esjustoloqueesperaba.Yahabíapensadoenlosdetalles.Scottmeayudaráaentrar.

—Novaa funcionar.Seguroqueesperan lapresenciadeángelescaídosespías.Ya sé que Scott podría abrirte alguna de las ventanas, pero también habránconsideradoesaposibilidad.Nosolotecapturarán,sinoquedescubriránqueScottesuntraidor…

—PiensoocuparelcuerpodeScott.Mequedéconmocionada.Pocoapoco,lasolucióndePatchfuetomandoforma

en mi cabeza. Por supuesto. Estábamos en el mes de Jeshván. Patch no tendríaningunadificultadenhacerseconelcontroldelcuerpodemiamigo.Y,desdefuera,nohabríamododediferenciarelunodelotro.Patchentraríaenlareuniónsinningúnproblema.Eraeldisfrazperfecto.Solohabíaunpequeñoproblema.

—Scottnoloaceptará.—Yalohahecho.Mevolvíhaciaélsindarcrédito.—¿Enserio?—Loharáporti.

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Semehizounnudoenlagarganta.SiScottodiabaalgoenestavidaeralaideadequeunángelcaídoocupasesucuerpo.Eneseinstantemedicuentadelomuchoquemi amistad debía de significar para él. ¡Scott accediendo a que un ángel caído loposeyera!¡Eralacosaquemáslerepugnabaenestemundo!Mehabíaquedadosinpalabras.Solopodíaofrecerlemigratitud,yponertodomiempeñoennofallarle.

—Porfavor,tepidoqueestanochetengasmuchocuidado—leroguéaPatch.—Lo tendré. No voy a quedarme más de lo necesario. En cuanto hayas

abandonado la reunión, tratarédeoír todo loquepueday ledevolverésucuerpoaScott.Notepreocupes,measegurarédequenolesucedanada.

MelancéalosbrazosdePatchylediunfuerteabrazo.—Gracias—susurré.

Más tarde,esamismanoche,cuandoaún faltabaunahorapara lasdiez, salídecasadePatch.Memarchésola,enuncochealquilado,deacuerdoconlasexigenciasdelosNefilimqueorganizabanlareunión.Sehabíanocupadodetodoslosdetalles,ynoibanacorrerelriesgodequemesiguieraalgúnNefilescandalosoo,aúnpeor,unángelcaídoquesehubieraenteradodenuestrareunión.

Las calles estaban oscuras y cubiertas de una capa de niebla húmeda yresbaladiza,ylosfarosiluminabanlaestrechaalfombranegraqueserpenteabaentrelas colinas.Tenía la calefacción encendida, pero no conseguía librarme de ese fríoobstinadoqueseadheríaamishuesos.Nosabíaquémeesperabaesanoche,asíquenomeresultabafáciltrazarunplan.Tendríaqueactuardeoído,algoquedetestaba.Me habría gustado entrar en casa de los Millar con algo más que mis propiosinstintos, pero eso era todo lo que tenía. Al cabo, aparqué delante de la antiguaresidenciadeMarcie.

Mequedésentadaalvolanteunosinstantes,contemplandolascolumnasblancasylaspersianasnegras.El céspedhabíadesaparecidobajo lashojas secas,ydelgadasramitaspardas,loquequedabadelashortensiasdelverano,asomabandelasmacetasdeterracotaqueflanqueabanelporche.Enelpasillo,seamontonabanperiódicosenestadiosdedegradacióndiversos.Lacasahabíaestadodesocupadadesde lamuertedeHankynoparecíatanacogedorayelegantecomorecordaba.LamadredeMarciesehabíamudadoaunapartamento juntoal ríoyMarcie…bueno,Marcie sehabíatomadoalpiedelaletralafrase«micasaestucasa».

Una luz pálida iluminaba tímidamente las ventanas encortinadas y, aunque nodistinguíaningunasilueta,sabíaquevariosdeloslíderesNefilimmásinfluyentesypoderososdelmundomeesperabantrasesascortinasparaemitirsujuicioacercadelasprimiciasqueestabaapuntodedarles.TambiénsabíaquePatchestaríaallíparaasegurarsedequenomesucedieranadamalo.

Meaferréconfuerzaaesepensamiento,inspiréprofundamenteymedirigíhacia

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lapuertaprincipal.Llamé.Lapuertaseabrió,yunamujeraltameacompañódentrodespuésdequesusojos

seentretuvieranenmisfaccioneseltiemposuficienteparaidentificarme.Llevabaelcabellopeinadohacia atrásy recogidoenuna trenza, ynohabía en su rostronadaremarcablenimemorable.

Murmuró un «Hola» en un tono educado y a la vez reservado y, alargando lamanoconrigidez,medirigióhaciaelinteriordelacasa.

El sonidodemis pasos resonababajo las luces tenuesdel pasillo.Pasé junto avarios retratos de la familia Millar, que me sonrieron desde detrás de cristalesempolvados.Unjarróndelilasmarchitasocupabalamesadelaentrada.Todalacasaolíaacerrado.Seguíelcaminoquemeindicabanlasluceshastaelcomedor.

Encuantoatravesélaspuertasacristaladas,elmurmullodelaconversacióncesó.Habíaseishombresycincomujeressentadosacadaladodeunalarguísimamesadecaoba pulida. Unos pocos Nefilim esperaban de pie junto a lamesa, visiblementeinquietosyasustados.Casituvequemirardosvecescuandomisojosseencontraroncon los de lamadre deMarcie: sabía que SusannaMillar era Nefil, pero siemprehabíatenidoestepensamientointangibleguardadoenalgúnlugarremotodelamente.De pronto, al verla allí esa noche, en una reunión secreta de inmortales, tuve lasensacióndequerepresentaba…unaamenaza.Marcienoestabaconella.Quizánohabíaqueridoacudir,perolaexplicaciónmásplausibleeraquenolahabíaninvitado.Susannaparecíaeltipodemadrequehacetodoloqueestáensumanoparaquesuhijatengaunavidasincomplicaciones.

EncontréelrostrodeScottentrelamultitud.AlsaberquePatchhabíaocupadosucuerpo,lasprotestasdemiestómagosetomaronundescanso.Memiróalosojoseinclinó lacabeza,unaseñalsecretaparadarmeánimos,ymeinvadióunaprofundasensacióndetranquilidad:noestabasola;Patchmecubríalaespalda.Deberíahabersabidoqueencontraríaelmododeestarallí,pormuyarriesgadoquefuera.

YentoncesviaDante.Sesentabaalextremodelamesa,conunjerseynegrodecuellovueltoyunaexpresióndepreocupaciónpomposaenelrostro.Teníalabarbillaapoyada en la mano, y cuando sus ojos se tropezaron con los míos, sus labiosdibujaron una sonrisita burlona y levantó las cejas con aire desafiante. Aparté lamirada.

Concentré mi atención en la mujer mayor del vestido de cóctel morado y lospendientesdediamantesquesesentabaenelotroextremodelamesa.LisaMartin.DespuésdeHank,eralaNefilmásinfluyenteyrespetadaquehabíaconocido.Nomecaía bien, ni tampoco confiaba en ella, ambos sentimientos de los que tendría queprescindirenlossiguientesminutossiqueríasalirairosadelasituación.

—Nos alegramos tanto de que hayas propuesto esta reunión, Nora. —Su voz

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cálida, suntuosa y aprobatoria fue como una caricia para mis oídos. Mi corazónacelerado se calmó.Si pudiera conseguir que sepusierademi lado, ya casi habríaganadolapartida.

—Gracias—conseguíresponderalcabo.Alargólamanohaciaunasillavacía,peronomesenté.Medabamiedoperderlos

arrestos si lo hacía. Me apoyé en la mesa con ambas manos y, ahorrándome lospreliminares,melancéaexponerelauténticomotivodemivisita.

—Soy muy consciente de que no todos los presentes me consideran la mejorpersona para liderar el ejército demi padre—constaté sinmás rodeos. La palabra«padre» me dejó un regusto bilioso en la boca, pero recordé que Patch me habíaadvertido de que esa noche debía vincularme a Hank tanto como pudiera. LosNefilim lo veneraban y, si podía aprovechar ese sentimiento, aunque solo fuera desegundamano,debíahacerlo.

Establecícontactovisualcon todos losNefilimquehabíasentadosa lamesa,yalgunos de los que estaban de pie detrás. Debía mostrarles que tenía fortaleza ycoraje,y,loqueeramásimportante,quemedisgustabasufaltadeapoyo.

—Séquealgunosdevosotroshabéiselaboradoyaunalistaconlosnombresdeloshombresylasmujeresalasqueconsideráismásadecuadosparaelpuesto.—Hiceotra pausa, y deposité todo el peso de mi mirada en Dante. Él me contemplabaimpasible,perovicrepitarelodioenelfondodesusojospardos—.YséqueDanteMazzerattilaencabeza.

Unmurmullorecorriólasala,peronadiecontradijomiafirmación.—Noosheconvocadoaquíparadiscutirmiprimeraofensivaennuestraguerra

contra los ángeles caídos, sino porque sin un líder fuerte que cuente con vuestroapoyo esa guerra no será posible. Los ángeles caídos se nos comerán vivos.Necesitamosunidadysolidaridad—lesapremiéconconvicción—.Estoyconvencidade que soy la mejor líder que podéis tener, y mi padre pensaba lo mismo. Sinembargo,estáclaroquenooshesabidoconvencer.YestaeslarazónporlaqueestanochequieroretaraDanteMazzerattiaunduelo,unduelocuyoganadorseráeljefedelejército.

Dantesepusoenpiedeunsalto.—¡Pero si salimos juntos! —Su expresión era la reproducción perfecta del

asombromezcladoconelorgulloherido—.¿Cómopuedessugerirquenosretemosenduelo?—dijoconlavozrotaporlahumillación.

Nomehabíaesperadoquerecurrieraanuestrafalsarelación,construidasobrelosdébilesfundamentosdeunacuerdoverbalquenuncallegóaconcretarse,unarelaciónquehabíaolvidadoenseguidayqueahoramerevolvíaelestómago;sinembargo,nomehabíadejadosinhabla.Dijefríamente:

—Estoy dispuesta a luchar con quien sea: esto es lo que significa liderar a los

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Nefilimparamí.Asíqueteretooficialmenteabatirteendueloconmigo,Dante.Ninguno de los presentes dijo nada. Llevaban la sorpresa y también la

satisfacciónescritasenelrostro.Unduelo.Elganadorselollevabatodo.Patchhabíatenido razón: los Nefilim vivían en un mundo arcaico, regido por principiosdarwinianos.Estabanencantadosconelgiroquehabíandadolosacontecimientosy,ajuzgarporlasmiradasdeafectoquelededicaronaDante,nocabíadudadequetodoslosallípresentespensabanqueibaaserelganador.

Dantetratabademantenerunaexpresiónimpasible,peronopudoevitaresbozarunasonrisaveladaantemilocuraysubuenafortuna.Pensabaquehabíacometidounerrorgarrafal,deacuerdo.Peroenseguidaentornólosojosconrecelo.Aparentementenoibaamorderelanzuelotanfácilmente.

—No puedo hacerlo—anunció—. Sería traición.—Sus ojos barrieron la sala,comosiquisieraevaluarsisuspalabrascaballerosaslehabíanvalidomáspartidarios—. He prometido ser leal a Nora y no puedo hacer un acto que contradiga esapromesa.

—Como tu comandante, ¡te ordeno que te batas en duelo conmigo!—repliquécon resolución. Aún era el jefe de ese ejército y no iba a permitir que medesautorizara con palabras dulces y halagos—. Si de verdad eres el líder másconveniente, me retiraré. Quiero lomejor parami pueblo.—Había ensayado esaspalabrascientosdevecesy,aunqueeldiscursoestabapreparado,salierontodasdemicorazón.PenséenScott,enMarcie,enmilesdeNefilimalosquenoconocía,peroqueaunasíme importaban:eranbuenaspersonasquenomerecíanque losángelescaídos lasesclavizaranaño trasaño.Merecíanuna lucha justa.Yyo ibaahacer loposibleparaquelatuvieran.

Mehabíaequivocado…ymucho.HabíatratadodeevitardefenderalosNefilimpor miedo a los arcángeles. Y, lo que aún era más reprobable, había empleado laguerra como excusa para tomarmás hechicería diabólica.Durante todo ese tiempomehabía preocupadomáspormímismaquepor la gente a la que se suponía quetenía que liderar. Pero eso se había acabado.AunqueHankme había confiado esamisión,noibaacumplirlaporél,sinoporqueeralocorrecto.

—CreoqueNorahapuestoderelievealgoimportante—observóLisaMartin—.Nohaynadamenosestimulantequeunlídersinelapoyodelpueblo.TalvezlaManoNegra tuviera razón con ella.—Se encogió de hombros—. O quizá cometiera unerror.Tomaremosnosotros las riendasdelasuntoy lo resolveremosdeunavezportodas.Yluegopodremosemprenderunaguerracontranuestrosenemigos,comounpueblounidoconunlíderfuerte.

Asentí, agradecida.Si la teníademi lado, losdemásno tardarían en apoyarmetambién.

—Estoydeacuerdo—dijounNefildesdeelotroextremodelasala.

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—Yotambién.Las voces de apoyo se sucedieron en un murmullo que fue recorriendo el

comedor.—Losqueesténafavor,quelevantenlamano—pidióLisa.Una a una, lasmanos fueron elevándose por encima de las cabezas. Patchme

miró a los ojos, y a continuación levantó el brazo. Sabía que lo había hecho aregañadientes,perononosquedabaotraalternativa.SiDantemearrebatabaelpoder,yomoriría.Mi única posibilidad era luchar y tratar de hacer todo lo posible paraganar.

—Somos mayoría—concluyó Lisa—. El duelo tendrá lugar mañana lunes, alalba.Oscomunicaréellugarencuantolohayamosdeterminado.

—Dosdías—dijoPatchdeinmediato,empleandolavozdeScott—.Noranohadisparadonuncaunapistola.Necesitatiempoparaentrenarse.

Y tambiénnecesitabadarleaPepperelmargensuficienteparaquevolvieradelcieloconladagaencantadayconvirtieraesedueloenunejercicioinnecesario.

Lisanegóconlacabeza.—Demasiadotarde.Losángelescaídospodríanvenirapornosotrosencualquier

momento.Nosabemosporquérazónhanesperadohastaahora,peronuestrasuertepuedecambiardehoyparamañana.

—Y nadie ha hablado de pistolas —apuntó Dante alto y claro, mirándonos aPatch y a mí con astucia, como si tratara de adivinar qué estábamos tramando.Escrutómirostroenbuscadecualquieratisbodeemoción—.Yoprefierolasespadas.

—Es Dante quien decide—puntualizó Lisa—. El duelo no ha sido idea suya.Tienederechoaelegirelarma.Asípues,¿tedecidesporlasespadas?

—Me parecen más femeninas—explicó Dante, tratando de conseguir hasta laúltimagotadeaprobacióndesuscompañerosNefilim.

Meenvaré,resistiéndomealimpulsodesuplicarleaPatchayuda.—Noranohatocadounaespadaensuvida—replicóPatch,denuevoconlavoz

de Scott—. No sería una lucha justa si no tiene tiempo de entrenarse un poco.Concededlehastaelmartesporlamañana.

Nadieseprecipitóasecundarsupetición.Eldesinterésqueserespirabaera tanpalpable que casi podría haber alargado el brazo y cogerlo con las manos. Mientrenamientoera lamenorde suspreocupaciones.Dehecho, cuantoantes subieseDantealpoder,mejor:esoesloquesedesprendíadesuactitudapática.

—¿Vasaencargartetúdeentrenarla,Scott?—lepreguntóLisaaPatch.—A diferencia de algunos de vosotros, yo no me he olvidado de que aún es

nuestralíder—respondióélconfrialdad.Lisainclinólacabezacomodiciendo«Muybien».—Entoncesyaestádecidido.Serápasadomañana,alamanecer.Hastaentonces,

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osdeseolomejoralosdos.Nomequedéallípormástiempo.Yasehabíadecididoquesecelebraríaelduelo

yqueyoibatomarparteenesepeligrosoplan,asíquememarché.SabíaquePatchtendríaquequedarseallíunpocomás,paracalibrar lasreaccionesdelagenteytalvezenterarsedeinformaciónvital,perodeseabaquesedieraprisa.

Noeraunanocheenlaquemeapetecieraestarsola.

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Capítulo

Como sabía que Patch estaría ocupado hasta que el último de los Nefilimabandonara la antigua residencia de los Millar, me fui a casa de Vee. Llevaba lachaqueta tejana con el busca, de modo que Patch podría encontrarme si menecesitaba.Mientras,yoteníaquehacerunaconfesión.

Nopodíaseguiractuandosola.HabíaintentadoprotegeraVee,peronecesitabaamimejoramiga.

Teníaquecontárselotodo.SabíaquelapuertaprincipalnoeraelmejorcaminoparallegaraVeeaesashoras

de la noche, así que atravesé el jardín con sigilo, salté la verja y golpeé con losnudilloslaventanadesudormitorio.

Alcabodeunos instantes,viquesecorrían lascortinasy su rostroaparecióalotroladodelcristal.Apesardequeeracasimedianoche,aúnnosehabíapuestoelpijama.Levantólaventanaunoscentímetros.

—¡Vaya! No has venido enmuy buenmomento. Creía que estabas con Scott.Ahoravienehaciaaquí.

—Necesitohablarcontigo—ledijeconunavozroncaytemblorosa.Veenolodudóniuninstante.—LlamaréaScottylediréquenovenga—afirmóabriendolaventanadeltodo

paradejarmeentrar—.Desembucha.Vee no gritó, ni sollozó histéricamente, ni tampoco salió a la carrera de la

habitación cuando le hube confesado todos esos secretos fantásticos que llevabameses ocultándole.Me pareció que dio un respingo al oír que losNefilim eran laprogenie de los humanos y los ángeles caídos, pero, aparte de eso, no vi en suexpresiónningunaseñaldehorrorniincredulidad.Meescuchóatentamentemientrasle describía las dos razas inmortales enfrentadas, el papel que había desempeñadoHankMillarentodoesoycómohabíadescargadoenmishombrostodoelpesodelaresponsabilidad. Incluso se las arregló para sonreír cuando le desvelé la auténticaidentidaddePatchyScott.

Cuando hube terminado, simplemente enderezó la cabeza y me escrutó con lamiradaduranteunosinstantes.Alcabo,medijo:

—Vaya,esoexplicamuchascosas.Entoncesfuiyolaquediounrespingo.—¿Perdona? ¿Eso es todo lo que tienes que decirme? ¿No estás… no sé…

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asombrada?¿Confundida?¿Desconcertada?¿Histérica?Veehizotamborilearlosdedoscontralabarbilla.—YasabíaquePatcherademasiadoperfectoparaserhumano.Empezabaacreerquenomehabíaoídocuandolehabíadichoqueyotampocolo

era.—¿Yquémedicesdemí?¿Tequedastantranquilasabiendoquenosolosoyuna

Nefil,sinoquesesuponequedebodirigiratodoslosNefilimquehayahífueraenunaguerracontralosángelescaídos?—lepreguntéseñalandolaventanaconeldedo—.Ángelescaídos,Vee.ComoenlaBiblia.Criminalesexpulsadosdelcielo.

—Enrealidad,meparecebastanteincreíble.Merasquéunaceja.—No puedo creer que te lo tomes con tanta calma. Había esperado que

reaccionarasdealgúnmodo.Nosé,quetuvierasunarrebatooalgoasí.Conociéndotecomo te conozco, creía que agitarías los brazos y soltarías una buena retahíla depalabrotas,comomínimo.Aunquetalvezlehayacontadotodoestoaunapared.

—Vaya,hablasdemícomosifueraunadiva.Nopudeevitarsonreír.—Lohasdichotú,noyo.—Essoloquemepareceextrañoesodequelaalturaseaelmodomássencillode

identificaraunNefil,cuandotú,encambio,eresmásbiennormalita—arguyóVee—.Tómameamí,porejemplo.Yosísoyalta.

—SoydealturamediaporqueHank…—Sí, sí. Ya me has contado esa parte en la que dejas de ser humana y te

conviertes en Nefil después de hacer un juramento, y que por eso tienes unacomplexiónfísicanormal,peroesunalata,¿no?Quierodecir,¿ysielJuramentodelCambiotehubierahechoalta?¿Ysitehubierahechotanaltacomoyo?

Noacababadeveradóndequeríairaparar,peroestabaclaroqueseleescapabalo esencial.No se tratabade la altura, sinode abrir lamente aunmundo inmortalcuyaexistenciasedesconocía:¡yyoacababadereventarlaburbujadeseguridadenlaqueVeehabíaestadoviviendohastaentonces!

—¿Se cura tu cuerpo más deprisa ahora que eres Nefil? —prosiguió Vee—.Porquesinotieneseseprivilegio,tehandadogatoporliebre.

Meenderecé.—Vee,notehehabladodenuestrascapacidadesparacurarnosrápidamente.—Eh…No,creoquenolohashecho.—Entonces,¿cómolosabías?—Melaquedémirandomientrasrepasabanuestra

conversación.No,noselohabíacontado.Teníalasensacióndequelosengranajesdemicerebrogirabanacámaralenta.Yentonceslocomprendídegolpe,sintiempoparadigerirlo.Mellevélamanoalaboca—.¿Eres…?

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Veemesonrióconpicardía.—Yatedijequetehabíaocultadoalgunossecretos.—Pero…Nopuedeser…Noes…—¿Posible?Sí,esoesloquepenséyoalprincipio.Creíqueestabapasandopor

una especie de segunda menstruación. Estas últimas semanas me he sentido máscansadadelohabitual,ycomodolorida,yenfadadaconelmundo.Luego,lasemanapasada,mecortémientraspelabaunamanzana.Laheridasemecurótandeprisaqueinclusolleguéapensarqueenrealidadnomehabíahechonada.Y,despuésdeeso,aúnmepasaroncosasmásraras.EnEducaciónFísica,lancélapelotacontantafuerzaque fueapararalmurodelotro ladodel campo.En la salademusculación,podíalevantar el mismo peso que los chicos más fuertes de la clase. Por supuesto, lomantuveensecreto,porquenoqueríallamarlaatenciónhastasaberexactamentequéleestabaocurriendoamicuerpo.Hazmecaso,Nora.SoycienporcienNefil.Scottsediocuentaenseguida.Mehaestadoponiendoaldíadetodoloquesuponeymehaayudado a asimilar el hecho de que, hace diecisiete años, mi madre se hubieraacostadoconunángelcaído.MehavenidomuybiensaberqueScottexperimentólosmismos cambios físicos y descubrió lo mismo acerca de sus padres. ¡No nospodíamoscreerquetardasestantoendartecuenta!—Veemediocariñosamenteconelpuñoenelhombro.

Mequedéconlabocaabiertacomounaestúpida.—Eres…eresrealmenteNefil.¿Cómo no lo había notado? Debería haberlo detectado al instante…Me había

ocurridocon losotrosNefilimo incluso conángeles caídos.Talvez al serVeemimejoramiga,yhaberlosidodurantetantosaños,meresultabaimposibleverladeotromodo.

—¿QuétehacontadoScottdelaguerra?—lepreguntéalcabo.—Esa era una de las razones por las que tenía que venir esta noche, para

informarme. Al parecer eres toda una personalidad, señora Abeja Reina. ¿Jefe delejércitodelaManoNegra?—Veesoltóunsilbidodeadmiración—.Caray,yoquetúlopondríaenelcurrículum.

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Capítulo

Alamañanasiguiente,solollevabaunaszapatillasdeportivas,unosshortsyunacamiseta de tirantes cuando me encontré con Patch en una zona de la costaparticularmente enriscada. Ya era lunes, el día límite de Pepper. Y también habíaclase en el instituto. Pero no podía preocuparme por ninguna de esas dos cosas:primeroelentreno,luegoelestrés.

Me había vendado lasmanos, convencida de que los entrenamientos de DanteseríanunpaseoalladodelosdePatch.Llevabaelpelorecogidoenunatrenzayteníaelestómagovacío,salvoporelvasodeaguaquemehabíabebidoantesdesalir.Nohabía ingeridohechiceríadiabólicadesdeelviernes,y lonotaba: teníaundolordecabeza de las dimensiones de Nebraska y perdía la visión cuando me volvíademasiado deprisa. Además, un hambre incontrolable me arañaba por dentro. Eldoloreratanintensoquecasinopodíarespirar.

TalcomolehabíaprometidoaPatch,mehabíatomadoelantídotoelsábadoporlanoche,despuésdeconfesarlemiadicción,peroalparecerlamedicacióntardabaunpocoenhacersuefecto.Probablementenoayudabaquemehubierametidolitrosdehechiceríadiabólicaenelorganismodurantelasemanaanterior.

Patchllevabatejanosnegrosyunacamisetaajuegoqueseleajustabaalcuerpo.Mepusounamanoencadahombroy,depiefrenteamí,medijo:

—¿Estáslista?Apesardemihumorsombrío,lesonreíehicesonarmisnudillos.—¿Listaparaponerlelasmanosencimaalguapodeminovio?Oh,sí,paraesto

siempreestoylista.Serioconlamirada.—Trataré de controlar por dónde te agarro, pero con la excitación de la lucha,

veteasaberloquepuedepasar—añadí.Patchmesonrió.—Suenaprometedor.—Muybien,entrenador.Vamosaello.Y,acontinuación,Patchadquirióunaexpresióngraveyprofesional.—Tú nunca has hecho esgrima, y Dante, en cambio, debe de llevar años

entrenándoseenestadisciplina.EstanviejocomoloseríaNapoleónyprobablementenacióconunaespadaenlamano.Tumejorbazaserádespojarledelarmaenseguidayemprenderunaluchacuerpoacuerpo.

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—¿Ycómosesuponequevoyahacereso?Patch recogió dos palos del suelo: los había cortado aproximadamente a la

medidadeunaespadaestándaryloshabíadepositadojuntoasuspies.Lanzóunoenelaireyyolopilléalvuelo.

—Desenvainalaespadaantesdeempezaraluchar.Setardamásendesenvainarqueenrecibirunaestocada.

Retiré la espadade lavaina invisibleque llevaba sujeta a la caderay lablandídispuestaaempezar.

—Mantén los pies separados en todomomento, al nivel de los hombros—meindicó Patch involucrándome en un quite lento y relajado—. No queremos quepierdas el equilibrioy acabesdandoun traspié.No juntesnunca lospiesymanténsiempre la espada cerca de tu cuerpo. Cuanto más te inclines o te estires haciadelante,másfácilleresultaráaDantehacertecaer.

Estuvimos trabajando losmovimientos de los pies y el equilibrio durante unosminutos,haciendochocarnuestrasespadasimprovisadasacompañadosporelrumordelamareabaja.

—No pierdas de vista los movimientos de Dante ni por un momento —meaconsejóPatch—.Sitefijasbien,enseguidadescubriráselpatrónporelqueserigeypodráspredecirenquémomentosedispondráaatacarte.Cuando lohaga, lanzaunataquepreventivo.

—Vale,peronecesitaréquemeenseñescómo.Patch adelantó el pie rápidamente, meneó la espada con gracia y la descargó

contralamía.Elgolpefuetancontundentequenotélavibracióndelaespadaenmismanos,incapazdeseguirsosteniéndolaenalto.Antesdequepudierarecuperarme,leasestóunsegundogolpeylanzómiespadaalaire,arrebatándomeladelasmanos.

Larecogídelsuelo,mepaséelbrazoporlafrenteydije:—Notengofuerzasuficiente.Novoyapoderhacerlo.—Síquepodrás,cuandolohayasdebilitado.Eldueloserámañanaalalba.Según

latradición,secelebraráalairelibre,enalgúnlugaralejado.LaideaesqueobliguesaDanteasituarsedetalmodoqueelsolacabedándoleenlosojos.Detodasformas,aunqueconsiguiera invertir lasposiciones,es lobastantealtocomoparaservirtedeproteccióncontralaluzdelsol.Aprovéchatedesualtura.Esmásaltoquetúyesotedeja sus piernas al alcance. Un golpe seco en cualquiera de las rodillas lodesestabilizará.Encuantopierdaelequilibrio,despójaledelaespada.

Entonces reproduje el movimiento que Patch acababa de enseñarme y le hiceperderlaestabilidadasestándoleprimeroungolpeenlarótulay,acontinuación,unarápida descarga de envites. No conseguí arrebatarle la espada, pero sí le planté lapunta de lamía enmedio del torso. Si podía hacerle lomismo aDante, tendría eldueloganado.

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—Muybien—dijoPatch—.Dudodequeeldueloduremásdetreintasegundos.Cadamovimientoescrucial.Sécautay sensata.NopermitasqueDante te inciteacometerunaimprudencia.Esquivarlosgolpesserátumayordefensa,especialmenteenunespacioabierto.Dispondrásdecamposuficienteparaevitar losenvitesdesuespada:solotienesqueapartarteágilmentedesucamino.

—Dante sabeque es unmillóndevecesmejorqueyo—advertí arqueando lascejas—. ¿Algún sabio consejo para superar una falta total de confianza en unomismo?

—Convertiremos elmiedo en tu estrategia. Finge estarmás asustada de lo queestás en realidad, para que Dante tenga una falsa sensación de superioridad y seconfíe. La arrogancia puede ser letal. —Levantó levemente las comisuras de suslabios—.Perocomosinohubierasidoyoquientehadichoesto.

Mellevélaespadadepaloaloshombros,comosifueraunbatedebéisbol.—Así que, básicamente, el plan es despojarlo de la espada, darle una estocada

fatalyreclamarmipuestolegítimocomojefadelosNefilim.Asintióconlacabeza.—Asídesencillo.Unasdiezhorasmásdeentrenoytehabrásconvertidoenuna

profesional.—Si esto va a durar diez horas, necesitaré algún incentivo para mantener la

motivación.Patchmerodeóelcuelloconelbrazoymeplantóunbesoenloslabios.—Cadavezquemearrebateslaespada,tedeberéunbeso.¿Quéteparece?Memordíellabioparanoreírme.—Meparecemuyroñica.Patchlevantólascejasvariasveces.—Vaya, síquevas lanzada.Dosbesosporcadaespadaqueme robes. ¿Alguna

objeción?Lomiréconmiexpresiónmásinocente.—Enabsoluto.Patchyyonodejamosdeentrenarhastaquesepusoelsol.Destrozamoscinco

paresdeespadasysolonosdetuvimosparacomeryparaquemedieramismerecidosbesosderecompensa(algunosdeloscualesduraronlobastantecomoparacaptarlaatención de los vagabundos de la playa y de algún que otro corredor). Estoyconvencida de que parecíamos un par de locos, saltando por encima de las rocasescarpadasmientrasagitábamosnuestrasespadasdemaderaconelímpetusuficientecomo para hacernos magulladuras e incluso causarnos hemorragias internas. Porsuerte, mi rápida capacidad de curación permitió que ni siquiera las heridas másgravesinterfirieranenelentrenamiento.

Alacaídadelatarde,estábamosempapadosensudoryyoeraincapazdedarun

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paso.Enmenosdedocehoras,meenfrentaríaaDanteenunduelodeverdad.Lasespadas no serían de palo, sino de acero y estarían lo bastante afiladas como paracercenarnoslosmiembros.Elpensamientomepusolapieldegallina.

—Bueno,lohasconseguido—ledijeaPatch—.Estoymáspreparadaquenunca:soyunmonstruodelaesgrima.Deberíashabersidomientrenadorpersonaldesdeelprincipio.

Unasonrisacanallaleiluminóelrostro.—NoessuficienteparaPatch.—Mmm—coincidí,mirándolodearribaabajoconcoquetería.—¿Por quénovas ami casa a pegarte unaduchamientras yo compro algode

comida en elBorderline?—me sugiriómientras nos encaramábamos por las rocascaminodelparking.

Lodijodepasada,peroaloírlonopudeevitarmirarlealosojos.PatchtrabajabadeayudantedecamareroenelBorderlinelaprimeravezquelovi.Yahoranopodíapasar por delante de ese restaurante sin pensar en él.Me emocioné al ver que seacordabayqueelBorderlineletraíatambiénbuenosrecuerdos.MeobliguéaapartardemimenteelduelodeldíasiguienteylasremotasposibilidadesdeéxitodePepper;esanochequeríadisfrutardelacompañíadePatchsinpreocuparmedeloqueseríademí,denosotros,siDantevencíaenesedichosoenfrentamiento.

—¿Puedosugerirquetraigastacos?—lepedícondulzuraalrecordarlaprimeravezquePatchmeenseñóaprepararlos.

—Mehasleídoelpensamiento,Ángel.

Entré en casa de Patch.Una vez en el baño,me quité la ropa yme deshice latrenza. Patch tenía un cuarto de baño espléndido: baldosas azules y toallas negras,una bañera en el centro en la que cabríamos los dos tranquilamente, y jabón conaromadevainillaycanela.

Memetíenladuchaydejéqueelaguamemasajearalapiel.MeimaginéaPatchde pie allí mismo, con los brazos apoyados en las baldosas mientras el agua lerecorríalaespalda.Visualicélasgotasdeaguasobresupielyaélsecándoseconlasmismastoallasconqueibaaenvolvermicuerpo.Penséensucama,queestabasoloaunospasos,yenlassábanas,quedebíandehaberconservadosuolor…

Yentoncesunasombrafugazsereflejóenelespejodelcuartodebaño.Lapuertaestabaligeramenteabiertaydejabapasarlaluzdeldormitorio.Contuve

el aliento, a la espera de que apareciera otra sombra o pasara el tiempo suficientecomoparadarmecuentadequemehabía imaginado laprimera.EstabaencasadePatch.Nadieconocíasuescondrijo.NiDanteniPepper.Yhabíasidoprecavida:nomehabíanseguidohastaallí.

Otra nube oscura atravesó el espejo. El ambiente estaba cargado de energía

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sobrenatural.Cerréelgrifo,meanudéunatoallapordebajodeloshombros,ymiréaunladoy

aotroenbuscadeunarma:podíaelegirentreunrollodepapelhigiénicoounfrascodejabón.

Canturreéentredientes.Nohabíanecesidaddequeelintrusosupieraquelohabíadescubierto.Losentíacercarsealapuertadelbaño,ysupoderelectrificótodosmissentidos: tenía el vello de los brazos completamente erizado, en guardia, comobanderillas.Seguícanturreando.Conelrabillodelojo,viqueelpomodelapuertasemovía.Yamehabíacansadodeesperar.

Hice acopio de todas mis fuerzas y arrojé mis pies desnudos contra la puertasoltandoungruñido.Lapuertasepartióyarrancólasbisagrasalcederbajomipesoeimpactarconquienestuvieradetrás.Meabalancéhacia laentradaconlospuñosenalto,listaparapelear.

Elhombrequeyacíaenelsuelosequedóhechounovilloparaprotegerse.—¡No!—graznó—.¡Nomehagasdaño!Bajélospuñospocoapocoeinclinélacabezaligeramenteparaverlomejor.—¿Blakely?

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Capítulo

—¿Qué estás haciendo aquí?—le pregunté ajustándome bien la toalla quemecubríaelcuerpo—.¿Cómohasencontradoestesitio?

Unarma.Necesitabaunarma.MisojosescanearonlasobriahabitacióndePatch.Tal vez en ese instante Blakely pareciera apocado, pero había estado mesesmanipulandohechiceríadiabólica.Nomefiabadequenollevaraalgopuntiagudo(yazulado)escondidobajoelabrigo.

—Necesitotuayuda—medijoconlasmanosenaltomientrassearrastrabaparaponerseenpie.

—¡No te muevas! —le espeté—. De rodillas. Y pon las manos donde puedaverlas.

—Dantehatratadodematarme.—Eresinmortal,Blakely.Ytambiéneressusocio.—Ya no. Ahora que ya he desarrollado suficientes prototipos de hechicería

diabólica me quiere fuera. Su intención es ser el único que la controle. Cogió laespadaquemehabíaencargadoquehechizaraespecialmenteparamatarteytratódeemplearlacontramí.Aúnnosécómohepodidoescapar.

—¿Danteteordenóquefabricarasunaespadaparamatarme?—Paraelduelo.Aún no sabía lo que quería Blakely, pero no me extrañó que Dante estuviese

dispuestoarecurriramétodosprohibidos(yletales)paraganarelduelo.—¿Estaneficazcomodices?¿Memataría?Blakelymemiródirectamentealosojos.—Sí.Traté de procesar toda la información con calma. Necesitaba un modo de

descalificaraDanteporutilizaresaespada.Peroloprimeroeraloprimero.—¿Quémás?—TengolasospechadequeDantetrabajaparalosángelescaídos.Nisiquieraparpadeé.—¿Quétehacepensartalcosa?—Todos estosmeses investigando y nuncame ha dejado fabricar un arma que

pudieraacabarconlavidadeunángelcaído.Encambio,hedesarrolladounmontónde prototipos para asesinarte. Y si pueden matarte a ti, también pueden matar acualquierNefil.Silosángelescaídossonelenemigo,¿porquéheestadofabricando

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armasparadestruiralosNefilim?Recordé laconversaciónquehabíamantenidoconDanteen lapistadepatinaje

hacíaaproximadamenteunasemana.—Dantemecontóqueprontopodríasdesarrollarunprototipolobastantepotente

comoparamataraunángelcaído.—¡Nosabríacómo!¡Nuncamehadadolaoportunidad!DecidíarriesgarmeysincerarmeconBlakely:aúnnoconfiabaenél,perosiyole

ofrecía algo, tal vez él haría lo mismo conmigo. Además, en aquel momento,necesitabatenertodalainformación.

—Sí,Dantetrabajaparalosángelescaídos.Losédeprimeramano.Cerrólosojosunosinstantes,tratandodedigerirlaverdad.—Nuncamefiedeél,nisiquieraalprincipio.Fueideadetupadreincluirloenel

equipo.EntoncesnofuicapazdedisuadiraHank,perotalvezahorapuedavengarsunombre.SiDanteesuntraidor,tejuroportupadrequelodestruiré.

Otracosano,perohabíaquereconocerqueHanksabíainspirarlealtad.—Háblame de la superbebida —le insté—. Si Dante trabaja para los ángeles

caídos,¿porquétepidióquedesarrollarasunprototipoquebeneficiaanuestraraza?—Apesarde loquedijo alprincipio,nunca llegóadistribuir labebidaaotros

Nefilim. Solo lo está fortaleciendo a él. Y ahora tiene todos los prototipos en supoder. Y también el antídoto.—Blakely se llevó los dedos al entrecejo—.Me harobadotodoporloquetantohetrabajado…

Tanto sus palabras como el frío me pusieron la piel de gallina. Tenía el peloempapadoygotasdeaguaheladasedeslizabanpormiespalda.

—Patchllegaráencualquiermomento.Yaquetehasmolestadoenencontrarsucasa,doyporsupuestoquelobuscabasaél.

—QuieroacabarconDante.—Suvozvibrabaconconvicción.—QuieresdecirquepretendesquePatchacabeconélporti.—¿Porquétodoslos

criminalesseempeñabanenconvertiraminovioenunmercenario?Vale,habíasidosu trabajo en su vida pasada, pero tanta insistencia empezaba a ser ridícula… eirritante. ¿Por qué la gente no se encargaba de sus propios problemas?—. ¿Qué tehacepensarqueaccederáaayudarte?

—Quiero que Dante se pase el resto de su vida deseando morir. Aislado delmundo, torturado hasta el límite. Patch es el único que tiene posibilidades deconseguirlo.Elprecionomeimporta.

—Patch no necesita dinero…—Me detuve en seco y lo pensé mejor. Se meacababa de ocurrir una idea, una idea retorcida y manipuladora. No queríaaprovecharmedeBlakely,pero tampocopodíadecirquehubiera sidoprecisamenteamableconmigoenelpasado.Me recordéamímismaque,cuando lascosas se lecomplicaron,meclavóuncuchillocargadodehechiceríadiabólicaparaconvertirme

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en una adicta—. Patch no necesita tu dinero, pero sí tu testimonio. Si accedes aconfesarlosdelitosdeDanteenelduelodemañana,delantedeLisaMartinyotrosNefiliminfluyentes,Patchlomataráporti.

Que Patch ya le hubiera prometido lo mismo a Pepper no significaba que nopudiéramos aprovecharnos de las circunstancias para conseguir también algo deBlakely.Alfinyalcabo,laexpresión«dospájarosdeuntiro»yaestabainventada.

—No es posible matar a Dante. Se lo puede encerrar eternamente, pero nomatarlo.Ningunodelosprototiposfuncionaconél.Esinmuneporquesucuerpo…

—Patchpodráhacerlo—atajé—.SiquieresveraDantemuerto,estatetranquilo.Tútienestuscontactos,yPatch,lossuyos.

Blakelymeestudióconunamiradacontemplativa,escrutadora.—¿Conoceaunarcángel?—conjeturó,alcabo.—No lo has sabido por mí. Otra cosa más, Blakely. Esto es muy importante.

¿CreesquepuedesconseguirqueLisaMartinylosdemásNefilimmásinfluyentesseponganencontradeDante?Porquesinoesasí,losdosacabaremosmalmañana.

Lomeditósoloduranteunminuto.—Danteseganóa tupadre,aLisaMartinyaotrosNefilimdesdeelprincipio,

peronocomparteconellosunahistoria,unvínculo,comoyo.Silotildodetraidor,meescucharán.—Blakelyrebuscóensubolsilloymeentregóunatarjeta—.Necesitoretirar cosas importantes demi casa antes de instalarme en un lugar seguro. Aquítienes mi nueva dirección. Dame un poco de margen de tiempo y luego ven conPatch.Ultimaremoslosdetallesestanoche.

Patch llegó pocos minutos después de que Blakely se hubiera marchado. Lasprimeraspalabrasquesalierondemibocafueron:

—Novasacreertequiénhavenido.Despuésdeestafraseintrigante,leexpusetodalahistoriareproduciendopalabra

porpalabralaconversaciónquehabíamantenidoconBlakely.—¿Quéopinastúdetodoesto?—quisosaberPatchencuantoterminé.—CreoqueBlakelyesnuestraúltimaesperanza.—¿Confíasenél?—No.Peroelenemigodetuenemigo…—¿Lehashechojurarquetestificaríamañana?Mediounvuelcoelcorazón.¡Nolohabíapensado!Aunquenohabíasidomás

queundespiste,mehizoplantearmesirealmenteteníacapacidadparaserunabuenalíder.SabíaquePatchnoesperabaque fueraperfecta,peroquería impresionarlodetodosmodos.Unavozcretinasecoló insidiosamenteentremispensamientosymepreguntósiDabriahabríacometidoelmismoerror.Lodudaba.

—Esloprimeroqueharéestanoche,cuandonosencontremosconél.

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—TienesentidoqueDantequisieracontrolarlahechiceríadiabólicaenexclusiva—caviló Patch—. Y si sospechaba que Blakely se olía su traición, habrá queridomatarloparamantenerasalvosusecreto.

—¿Crees que ese día, en la pista de patinaje,Danteme habló de la hechiceríadiabólicaporquesabíaquetelocontaríayqueluegotúiríasdetrásdeBlakely?—ledije—.Siempremehepreguntadoporquémehabíapuestoalcorriente.Ahoraquemeloplanteo,parececomosihubieratenidounaestrategia:túteencargabasdecogeraBlakelyyapartarlodelaluzdeldía,ydejabasaDantecomoúnicoreyyseñordelahechiceríadiabólica.

—Y eso es exactamente lo que tenía planeado—confirmó Patch—.Hasta queMarciedesbaratónuestrosplanes.

—Dante ha estado poniéndome palos en las ruedas desde el principio —comprendí.

—Peroesoseacabó:tenemoseltestimoniodeBlakely.—¿Significaesoquevamosareunirnosconél?No hacía ni cincominutos que Patch había dejado las llaves de lamoto en la

encimeradelacocina,ylascogiódenuevo.—Nohaytiempoparaaburrirse,Ángel.

LadirecciónquenoshabíadadoBlakelynoscondujoaunacasade ladrillodeunasolaplanta,enunbarrioviejo.Dosventanasconpersianasflanqueabanlapuertaprincipal. La casa era tan pequeña que casi desaparecía en la gran extensión deterrenoquelarodeaba.

Patchdiounpardevueltasalamanzana,aguzandolamirada,yalcaboaparcóalfinal de la calle, fueradel alcancede las lucesde las farolas.Acercó lamano a lapuertayllamótresveces.Unaluzseapagótraslaventanadelsalón,peroesafuelaúnicaseñaldequehubieraalguienencasa.

—Quédateaquí—medijoPatch—.Voyaecharunvistazodetrás.Esperéenlaentrada,volviéndomedevezencuandoparavigilar lacalle.Hacía

demasiadofríoparaquelosvecinossalieranapasearalperroynovipasarniunsolocoche.

Alrato,oígirarelcerrojoyPatchaparecióantemí.—Lapuertatraseraestabaabiertadeparenpar.Hetenidounmalpresentimiento

—dijo.Entréycerrélapuertatrasdemí.—¿Blakely?—dijesingritar.Lacasaeralobastantepequeñacomoparaqueno

fueranecesariolevantardemasiadolavoz.—No está en esta planta—aseguró Patch—. Pero esas escaleras conducen al

sótano.

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Bajamoslosescalonesyentramosenunasalailuminada.Soltéungritoahogadoalverelrastrorojoquemanchabalaalfombra.Huellasrojasestampabanlaparedyconducíanhacialamismadirección:lahabitaciónoscuraqueteníamosdelante.Entrelassombras,soloconseguídistinguirelperfildeunacama…yelcuerpodeBlakelyhechounovillo,allado.

ElbrazodePatchmebarróelpasodeinmediato.—Subearriba—meordenó.Sinpensar,pasépordebajodelabarreraimprovisadaymeplantéjuntoaBlakely.—¡Estáherido!El blanco del ojo de Blakely despedía un azul etéreo y un hilo de sangre se

escapabaentresuslabios.Barbotaba,tratandoinútilmentededeciralgo.—¿HasidoDante?—lepreguntóPatch,justodetrásdemí.Me agaché y comprobé sus constantes vitales. Los latidos de su corazón eran

débilesyerráticos.Las lágrimasempañaronmisojos.Nosabíamuybiensi llorabaporBlakelyoporloquerepresentabasumuerteparamí,peroalgomedecíaquesetratabadelosegundo.

Blakelytosiócasiahogadoporlasangrey,enunhilodevoz,dijo:—Dantesabe…plumasángelescaídos.Le estreché a Patch lamano, aturdida. «¿Cómo puede saber lo de las plumas?

Peppernoselohabríacontadonunca.Y,apartedeél,nosotrossomoslosúnicosquelosabemos».

«SiDantelosabe,intentaráinterceptaraPepperensuviajedevueltaalaTierra—respondióPatchentensión—.Nopodemosdejarqueseapoderedelasplumas».

—LisaMartin…Aquí…Enseguida.—Blakelysuspiróponiendotodosuempeñoencadapalabra.

—¿Dónde está el laboratorio? —le pregunté—. ¿Cómo podemos destruir laprovisióndehechiceríadiabólicadeDante?

Sacudió la cabeza con violencia, como si le hubiera formulado la preguntaequivocada.

—Su espada… él… no lo sabe. Mentí. También lo mata a él—dijo con vozronca,mientraslasangrelebajabaaborbotonesporloslabios.Elrojointensohabíadejadopasoaunazulllameante.

—Deacuerdo, loheentendido—dijedándoleunapalmaditaenelhombroparaconsolarlo—. La espada que va a emplearmañana en el duelo también lomatará,pero él no lo sabe. Eso está muy bien, Blakely. Y ahora dime dónde está ellaboratorio.

—He…intentado…decírtelo—graznó.Locogídeloshombrosylosacudí.—Nomelohasdicho.¿Dóndeestáellaboratorio?

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No pensaba que destruir el laboratorio fuera a cambiar el resultado del duelo(Dante tendría hechicería diabólica de sobra en el cuerpo cuando empezase elenfrentamiento),perosiPatchconseguíadestruiresasinstalaciones,tambiénacabaríacon la hechicería diabólica de una vez por todas. Me sentía personalmenteresponsabledehaberdevueltolospoderesdelinfiernoa…bueno,alinfierno.

«Tenemos que irnos,Ángel—me dijo Patch en pensamientos—. Lisa no debeencontrarnosaquí.Nopintanadabien».

—¿Dóndeestáellaboratorio?—leinsistíaBlakelyalzandomáslavoz.Sus puños se relajaron y vi que sus ojos, escarchados con esa sombra azul,

mirabandistraídamentehaciamí.—Nopodemosperdermástiempoaquí—meapremióPatch—.SeguroqueDante

irátrasPepperylasplumas.Mesequélaslágrimasconlapalmadelamano.—¿VamosadejaraBlakelyaquí?Uncocheaparcódelantedelacasa.—EsLisa—dijoPatch.Abrió laventanadeldormitorio,mecogióenbrazosy,

despuésdedepositarmefuera,saltójuntoamí.—Siquieresdecirunasúltimaspalabras,tendrásquehacerloahora.LedediquéaBlakelyunamiradadepesarymelimitéadecir:—Buenasuerteentusiguientevida.Teníalasensacióndequeibaanecesitarla.Patchyyonosalejamosensumoto,adentrándonosencallejuelassecundariasque

recorrían los bosques. La luna nueva de Jeshván había aparecido hacía casi dossemanas, y ahora colgaba sobre nuestras cabezas como un orbe fantasmal, un ojoenorme y vigilante del que no podíamos escapar. Me acurruqué contra Patch,temblorosaporelfrío.Lamototomabalascurvasatantavelocidadquelasramasdelosárbolessedesfigurabanhastaparecerdedoshuesudosquetratabandealcanzarme.

Comohablaragritoscontraelrugidodelvientoerapocopráctico,decidírecurrirallenguajemental.

«¿QuiénpuedehaberlecontadoaDantelodelasplumas?»,lepreguntéaPatch.«Peppernosehabríaarriesgado».«Ninosotros».«Si Dante lo sabe, podemos dar por sentado que los ángeles caídos, también.

Harántodoloquepuedanparaimpedirquenoshagamosconesasplumas,Ángel.Novanadescartarnada».

ElmensajedePatchestabamuyclaro:corríamospeligro.«TenemosquepreveniraPepper»,ledije.«Sitratamosdeponernosencontactoconélylosarcángelesinterceptannuestra

llamada,nuncaconseguiremoslasplumas».

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Consultélahoraenlapantallademimóvil.Eranlasonce.«Elplazoexpirabaamedianoche.Casinolequedatiempo».«Sinonosllamapronto,Ángel,tendremosqueempezarapensarquehaocurrido

lopeoreidearunnuevoplan».Patch me estrechó el muslo con la mano. Sabía que compartíamos el mismo

pensamiento: habíamos agotado todos los planes. Se había acabado el tiempo. Oconseguíamoslasplumas…

OlarazaNefilibaaperderalgomásqueunaguerra.Viviríancomoesclavosdelosángelescaídosparatodalaeternidad.

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Capítulo

Untimbrelejanosonóenmibolsillo.Patchaparcóinmediatamentelamotojuntoalacalzadayyocontestéelteléfonoconelcorazónenunpuño.

—T…tengolasplumas—dijoPepper,convozagudaytemblorosa.Dejé escapar un suspiro de alivio y choqué los cinco con Patch; ambos

entrelazamoslosdedosyacabamosuniendonuestrasmanos.Teníamoslasplumas.Elduelo que iba a celebrarse a la mañana siguiente ya no era necesario: loscontrincantesmuertosnoblandenespadas,niencantadasnideningúntipo.

—Buen trabajo, Pepper —dije—. Ya casi has terminado tu parte. Tienes queentregarnoslasplumasyladaga,yluegoyapodrásolvidartedetodo.PatchmataráaDante en cuanto tenga la daga. Pero debes saber que Dante también va tras esasplumas. —No había tiempo de andarse con delicadezas—. Las desea tanto comonosotros.Teestábuscando,demodoquenobajeslaguardia.Ynopermitasqueseapoderenidelasplumasnideladaga.

Pepperaspiróruidosamenteporlanariz.—E…estoyasustado.¿Cómoséquenomeencontrará?¿Ysi losarcángelesse

dancuentadequelasplumasnoestán?—Suvozseconvirtióenunchirrido—.¿Ysidescubrenquehesidoyo?

—Tranquilízate.Todo irá bien.Haremos la entrega en el parquede atraccionesDelphic.Podemosencontrarnosdentrodecuarentaycincominutos…

—Pero¡esoescasiunahora!—me interrumpióPepper,exaltado—.¡Nopuedotenerlasplumasenmipoderdurantetantotiempo!Debolibrarmedeellas.Eseeraeltrato. Nunca me dijisteis que tendría que custodiarlas. Y mientras ¿qué pasaconmigo?Danteme está buscando. Si queréis que vigile las plumas, entonces quePatchvigileaDanteyseaseguredequenoesunaamenazaparamí.

—Ya te lo he explicado—repuse con impaciencia—.Patchmatará aDante encuantotengaladaga.

—¡PuesyavesdequémeservirásiDantemeencuentraantes!QuieroquePatchvaya a buscarlo ahoramismo. De hecho, no os entregaré la daga hasta que tengapruebasdequePatchestáconDante.

Me aparté el teléfono de la oreja para evitar que los chillidos de Pepper mereventaranlostímpanos.

—Estáhistérico—ledijeaPatch,preocupada.Patchcogióelteléfono.

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—Escucha,Pepper.LlevalasplumasyladagaalparquedeatraccionesDelphic.Habrádosángelescaídosesperándoteenlaentrada.Ellosseocuparándequelleguessanoysalvoamiestudio.Peronolesdigasloquellevasencima.

LarespuestaestridentedePepperhizocrepitarelteléfono.—Deja las plumas enmi estudio y quédate allí hasta que lleguemos—repitió

Patch.Unlamentoensordecedor.—Noseteocurradejarlasplumassinvigilancia—leadvirtióPatchponiendoen

cada palabra un empeño homicida—. Siéntate en mi sofá y asegúrate de que aúnsiguenahícuandolleguemos.

Másgritosfrenéticos.—Dejayadegimotear.PerseguiréyencontraréaDanteahoramismo,siesesolo

quequieres,y luego iré abuscar ladaga sobre laquevas a sentartehastaquenosreunamoscontigoenelestudio.VealDelphicyhazexactamenteloquetehedicho.Unacosamás:dejayadellorar.Estásdandounaimagenpenosadelosarcángeles.

Patchcolgóymedevolvióelteléfono.—Cruzalosdedosparaqueestofuncione.—¿CreesquePeppersequedaráesperandoconlasplumas?Serestrególacaraconlasmanosysugargantasoltóunsonidoextraño,entreuna

sonrisaásperayungemido.—Tendremos que separarnos, Ángel. Si vamos a buscar a Dante los dos, nos

arriesgamosadejarlasplumassinvigilancia.—TúveabuscaraDante.YomeencargodePepperylasplumas.Patchsemequedómirandofijamente.—Séqueloharás,peronomegustalaideadedejartesola.—Estaré bien. Vigilaré las plumas y llamaré a LisaMartin ahora mismo para

informarla.Ellameayudaráaejecutarnuestroplan.TerminaremosconestaguerraydevolveremoslalibertadalosNefilim.—Leestrechélamanoparatranquilizarlo—.Yaverás,todoterminaráestanoche.

Patchsepasólamanoporlabarbilla,pensativoyvisiblementedescontento.—Paramipropiatranquilidad,llévateaScottcontigo,¿vale?—¿ConfíasenScott?—lepreguntéconunasonrisairónica.—Confíoenti—respondióconunavozroncaquemesubiólatemperatura.Patchmeapoyócontraunárbolymebesó,apasionadamente.Cuandorecuperéelaliento,ledije:—Chicos,tomadnota:¡esoeraunbeso!Patchnoserio.Susojosseensombrecierony,aunquenopudedeterminarquéle

ocurría,deprontosentíungranpesoenelestómago.Teníalamandíbulacomounarocaylosmúsculosdelosbrazosentensión.

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—Estaremos juntos hasta el final —dijo mientras una nube de ansiedad leoscurecíaelrostro.

—Sidependedemí,sí.—Paseloquepase,quieroquesepasquetequiero.—Nohablesasí,Patch—lesusurréconlavozrotaporlaemoción—.Meestás

asustando. Localizarás a Dante y nos encontraremos en el estudio, dondeterminaremosestaguerrajuntos.Asídesencillo.

Volvió a besarme, delicadamente, en cada párpado, luego en cada mejilla y,finalmente,enloslabios.

—Nunca volveré a ser el mismo —dijo con la voz bronca—. Tú me hastransformado.

Lerodeéelcuelloconlosbrazosypresionémicuerpocontraelsuyo,pegándomeaél,tratandodelibrarmedelfríoquehabíacaladoenmishuesos.

—Bésamecomonunca—leinstéatrayendosusojosconlamirada—.Dameunbesoquemeacompañehastaquevuelvaaverte.

«Porquevolveremosavernosmuypronto».LosojosdePatchmeacariciaronensilencio.Meveíareflejadaenellos:mipelo

rojizoymislabiosardientes.Estabaunidoaélporunafuerzaquenopodíacontrolar,un hilomuy fino que atabami alma a la suya. Tenía la luna a sus espaldas y lassombrasdibujabanpálidoshuecosbajosusojosysuspómulos,dándoleunaspectoirresistiblementeatractivoyalmismotiempodiabólico.

Susmanosmeabrazabanelrostro,reteniéndome.Elvientoenredómiscabellosensusmuñecas,atándonoselunoalotro.Suspulgaressedeslizaronpormispómulosenunacaricialentaeíntima.Apesardelfrío,uncalorconstantesearremolinabaenmiinterior,vulnerableasutacto.Elrastrodesusdedosfuedescendiendo,abajo,másabajo,provocándomeundolordeliciosoyardiente.Cerré losojos;mis entrañas sederretían.Y,depronto,elfuegoprendió,desatado,yyosentíarder lasbrasasenlomásprofundodemiser.

Su pulgar me acarició los labios con una provocación sutil e irresistible. Dejéescaparunsuspirodeplacer.

«¿Quieresesebesoahora?»,preguntó.Nopodíahablar;todamirespuestafueunaleveinclinacióndecabeza.Suboca,cálidayaudaz,seencontróconlamía.Eljuegohabíaacabado,yPatch

mebesóconsuauténticofuegonegro,profundayapasionadamente,consumiendomicuerpo,mialma,ydejandoenridículotodanocióndeloqueseentiendeporbeso.

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Capítulo

OíacercarseelBarracudadeScottantesdequelosfarosiluminasenlaoscuridadtenebrosa. Agité el brazo para que se detuviese y me acomodé en el asiento delpasajero.

—Graciasporvenir.Hizogirarelvolanteyse incorporóa lacarreteraenelmismocarrilporelque

habíavenido.—Nomehascontadomuchocuandomehasllamado.Ponmealdía.Le expliqué la situación tan deprisa y claramente como pude.Cuando terminé,

Scottsoltóunlargosilbidodeasombro.—¿Peppertienelasplumasdetodoslosángelescaídos,delprimeroalúltimo?—Increíble,¿verdad?Sesuponequedebereunirseconnosotrosenelestudiode

Patch.Esperoporsubienquenohayadejadolasplumassinvigilancia—murmuréparamí.

—Puedo llevarte sanay salvaa las entrañasdelDelphic.Lasverjasdelparqueestán cerradas, así que accederemos a los túneles usando losmontacargas. Luego,tendremosqueconsultarelmapa.NuncaheestadoenelestudiodePatch.

Los«túneles»eranunaredsubterráneadepasajesenrevesadosylaberínticosqueseextendíanbajoelDelphicyquefuncionabancomocallesybarrios.NosupequeexistíanhastaqueconocíaPatch.ServíanderesidenciaprincipalalosángelescaídosquevivíanenMainey,hastahacíapoco,Patchhabíavividoallí.

Scotttomóuncaminodeaccesocercanoalaentradaprincipaldelparquequenoscondujoaunazonadecargadondehabíavariasrampasparacamionesyunalmacén.Entramos en el almacén por una puerta lateral, cruzamos un espacio abiertoatiborradodecajasyfinalmentellegamosalosmontacargas.Nossubimosauno.Unavezdentro,Scotthizocasoomisodelosbotonesqueindicabanelprimer,elsegundoyeltercerpiso,ypresionóunopequeño,amarillo,sinseñalalguna,queestabaalpiedel panel. Sabía que había accesos a los túneles por todo el Delphic, pero era laprimeravezqueutilizabaaquelenparticular.

Elascensor,queeracasi tangrandecomomidormitorio, fuedescendiendoconun ruido metálico hasta que finalmente rechinó y se detuvo. La pesada puertametálicaseelevó,yScottyyonosbajamos:otrazonadecarga.Elsueloylasparedesestabancubiertosdesuciedad,y laúnica luzprocedíadeunabombillaquecolgabasobrenuestrascabezascomounpéndulo.

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—¿Por dónde? —le pregunté, escrutando el túnel que se abría delante denosotros.

EraunalivioqueScottmeguiaraporlastripasdelparquedeatraccionesDelphic.Enseguida me di cuenta de que estaba acostumbrado a moverse por esos túneles;caminabaconpasopresuroso,adentrándoseenesospasadizosmohososcomosi lostuviera grabados en la memoria desde hacía tiempo. Sacamos el mapa y loempleamosparaencontrarelcaminohastaelArcángel, lamontañarusamásnuevadelDelphic.Apartirdeallí,laguíafuiyo;avancéexaminandounpasadizotrasotrohastaqueporfinreconocíelqueconducíaalaentradadelosantiguosaposentosdePatch.

Lapuertaestabacerradapordentro.Llaméconcautela.—Pepper,soyNoraGrey.Abre.—Esperéunossegundosylointentédenuevo—.

Sipercibeslapresenciadealguienmás,estatetranquilo:esScott.Ynovaahacertenada.Vamos,abrelapuerta.

—¿Estásolo?—preguntóScottenvozbaja.Asentí.—Deberíaestarlo.—No percibo a nadie—repuso Scott con escepticismo acercando el oído a la

puerta.—¡Dateprisa,Pepper!—grité.Nohuborespuesta.—Tendremos que echar la puerta abajo—le dije a Scott—.A la de tres: una,

dos…ytres.Alunísono,Scottyyodescargamosunapatadacontundenteenlapuerta.—Otravez—gruñí.Seguimos lanzando los pies contra la superficie de madera, embistiéndola con

insistencia,hastaqueseastillóyseabriódeparenpar.Atravesamoselvestíbuloalacarrerayentramosenelsalón,enbuscadePepper.

Alguienlehabíaasestadoalsofávariosnavajazos,yelrellenoasomabaporcadaincisión. Los cuadros que habían decorado las paredes yacían en el suelo hechosañicosylamesitadecaféestabavolcada,conelcristalagrietado.LaropaquehabíacolgadodelarmariodePatchestabaesparcidaportodalahabitación,comosifueraconfeti.Nosabíasitodoaquelloeralamuestradeunapeleareciente,oelresultadodelalabordelosgamberrosquePepperhabíacontratadohacíaunassemanas,justocuandoPatchhabíatenidoquehuirapresuradamente.

—¿YsillamasaPepper?—sugirióScott—.¿Tienessunúmero?MarquéelnúmerodePepper,peronorespondióalteléfono.—¿Dóndeestá?—lepreguntéaluniverso,hechaunafuria.Tododependíadesu

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partedeltrato.Necesitabaesasplumas,ylasnecesitabaya—.Oye,¿aquéhuele?—añadí,arrugandolanariz.

Me dirigí al fondo del salón. En efecto: un olor nocivo, acre, desagradable,flotabaenelaire.Olíacasiaalquitránfundido,aunquenoexactamente.

Algoseestabaquemando.Corrídeunahabitaciónaotra,tratandodeencontrarlasplumas.Noestabanallí.

AbrílapuertadelantiguodormitoriodePatchyenseguidameazotóeloloramaterialorgánicochamuscado.

Sinpararmeapensar,medirigía lapareddelotroladodelahabitación, laquecomunicabaconunpasadizosecreto.Enelmomentoenquecorrílapuerta,unanubedehumonegrollenólahabitación.Eloloraaceitequemadoerainsoportable.

Mecubrílanarizylabocaconlacamiseta,yllaméaScott.—¡Yavoy!Entróenlahabitaciónagitandolamanoparaabrirsepasoentrelahumareda.Habíaestadoenesepasadizosecretoenotraocasión,cuandoPatchhabíaretenido

momentáneamente aHankMillar antes dequeyo lomatara, y traté de recordar elcamino.Me puse de rodillas para poder respirarmejor y gateé deprisa, tosiendo yboqueando cadavezque tomaba aire.Al cabo,mismanos encontraronunapuerta.Busqué una clavija a tientas, y tiré de ella. La puerta se abrió lentamente, y unaoleadadehumonuevoinvadióelcorredor.

La luzdeun fuego resplandecía a travésdel humo; las llamas lamían el aire ybailabancomounespectáculodemagiaexquisito:doradointenso,naranjalíquidoyespectacularesbocanadasdehumonegro.Seoíanchasquidosycastañeteosmientraslasllamasdevorabanlaenormemontañaqueyacíaenelsuelo.Scottmecogiódeloshombrosconactitudprotectoraysecolocódelantedemí,comosifueraunescudo.Elcalordelfuegonosabrasabaelrostro.

Alcabodesolouninstante,soltéungrito,aterrorizada.

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Capítulo

Primerome dejé caer al suelo, de rodillas. Sin siquiera pensar en el calor,mearrojé al fuego mientras las chispas salían disparadas en el aire como fuegosartificiales.Agarré lamontañadeplumas,gritandodepánico.Solo se conservabandos de las plumas de los días de arcángel de Patch. Una la conservábamos porseguridad. La otra se la habían quedado los arcángeles y la habían guardadometiculosamentecuandohabíanechadoaPatchdelcielo…Yeraalgunadelasqueconformabanlapilaqueteníadelantedemí.

La pluma de Patch podía ser cualquiera, incluso tal vez ya se había quemado.¡Había tantas! Y la cantidad de restos chamuscados que flotaban alrededor comopedazosdepapelquemadoeraaúnmayor.

—¡Scott! ¡Ayúdameaencontrar laplumadePatch!—Pensar.Teníaquepensar.LaplumadePatch.Lahabíavistoantes—.¡Esnegra,todanegra!—gritédepronto—.Empiezaabuscar…Yoiréapormantasparasofocarelfuego.

Corrí hacia el estudio de Patch atravesando la pantalla que el humo formabadelantedemisojos.Yentoncesmedetuveenseco:habíadetectadootrocuerpoeneltúnel,justodelantedemí.Parpadeétratandodequeelhumonosememetieraenlosojos.

—Esdemasiadotarde—dijoMarcie.Teníaelrostrocongestionadodellorarylapuntadelanarizroja—.Nopodrásapagarelfuego.

—¿Porquélohashecho?—legrité.—Soylalegítimaherederademipadre.Soyyoquiendeberíaserlalíderdelos

Nefilim.—¿La legítima heredera? Pero ¿tú te estás oyendo? ¿De verdad quieres este

trabajo?Porqueyono:¡tupadremeobligóaaceptarlo!Letemblabaellabio.—Mequeríamásamí.Mehabríaelegidoamí.Mehasrobadoelpuesto.—Túnoquieresestetrabajo,Marcie—ledije—.¿Quiéntehametidoestasideas

enlacabeza?Laslágrimasrodabanporsusmejillasyempezóarespirarentrecortadamente.—Fueideademimadrequememudaraavivircontigo:ellaysusamigosNefilim

queríanque tevigilara.Aceptéporquecreíaque sabíasalgo sobre lamuertedemipadre que no querías decirme. Si me acercaba a ti, quizá me lo contarías…—Yentonces me di cuenta de que tenía una daga nacarada en la mano. Despedía un

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blancointenso,comosilosrayosdelsolmáspuroshubieranquedadoatrapadosbajosu superficie.Solopodía ser ladagaencantadadePepper.Elmuycretino sehabíadescuidadoyhabíapermitidoqueMarcielosiguierahastaallí.Yluegohabíahuido,dejandolashojasyladagaenmanosdeMarcie.

Meacerquéaella.—Marcie…—¡Nome toques!—me gritó—. Dante me ha dicho que mataste a mi padre.

¿Cómopudiste?¡Cómopudiste!EstabaseguradequehabíasidoPatch,peroresultaquefuistetú—chilló,histérica.

Apesardelcalor,unasensaciónheladamerecorriólaespalda.—Pue… puedo explicarlo. —Pero la verdad era que no podía. La expresión

salvaje y alterada de Marcie evidenciaba que estaba a punto darle un ataque. Nohabría cambiado las cosas diciéndole que su padremehabía obligado amatarle alintentarmandaraPatchalinfierno—.Dameladaga.

—¡Aléjatedemí!—rugióescabulléndose—.Danteyyoselocontaremosatodoelmundo.¿QuécreesquevanahacertelosNefilimencuantosepanqueasesinastealaManoNegra?

La estudié detenidamente.Dante debía de acabar de enterarse de que yo habíamatadoalaManoNegra.Delocontrario,yaselohabríacontadoalosNefilim.Patchnohabíadesveladomisecreto,asíque teníaquehabersidoPepper:Dante lehabíaechadoelguante.

—Danteteníarazón—dijoMarcieconlavozcargadaderabia—.Merobasteelpuesto. Se suponía que la líder debía ser yo. Y ahora he hecho lo que tú no haslogradoentodoestetiempo:liberaralosNefilim.Cuandoesefuegoseextinga,todoslosángelescaídosdelaTierraestaránencadenadosenelinfierno.

—Dante trabaja para los ángeles caídos —le dije con la voz cargada defrustración.

—No—repusoMarcie—.Tútrabajasparaellos.HundióladagadePepperhaciamí,yyosaltéágilmentehaciaatrás.Elhumome

envolvióyoscureciómivisión.—¿SabeDantequehasquemadolasplumas?—legrité,peronohuborespuesta:

sehabíaido.¿Acaso había Dante cambiado de estrategia? Tal vez después de conseguir

inesperadamente las plumas de todos los ángeles caídos y, por tanto, de tener lavictoriadelosNefilimgarantizada,habíadecididoponersealladodesuraza.

Noteníatiempoparadebates:yahabíaperdidobastante.TeníaqueayudaraScottaencontrarlaplumadePatch.Volvícorriendoalahabitaciónenllamas,yempecéatoseryaboquearconsolocruzarlaentrada.

—Todassevuelvennegrascuandosequeman—medijoScottavocesporencima

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delhombro—.Todaspareceniguales.Tenía lasmejillas rojas del calor. Las chispas se arremolinaban a su alrededor,

amenazandoconprendersuscabellos,queestabancubiertosdehollín.—Hayquesalirdeaquí.Sinosquedamos,acabaremosdevoradosporlasllamas.Corríhaciaélhechaunovilloconla intencióndeprotegermedelcalor,queme

azotaba,implacable.—PrimeroencontremoslaplumadePatch.Arrojévariospuñadosdeplumasquemadasamiespalda,yrebusquéenelfondo

de la pila.Scott tenía razón.Unhollín negroypegajosohabía ensuciado todas lasplumas.Soltéunprofundosuspirodedesesperación.

—Sinolaencontramos,¡acabaráencadenadoenelinfierno!Desparramé en el suelomontones de plumas con la esperanza de reconocer la

suyaalverla,conlaesperanzadequenosehubieraquemadoya.Noqueríapensarlopeor.Apesardelhumoqueme irritaba losojosymearañaba lospulmones, seguícribandolasplumas,angustiada.NopodíaperderaPatch.Noloperdería.Asíno.Nomientrasyoestuvieraalmando.

Semehumedecieronlosojos.Laslágrimasbrollabansinfrenoymenublabanlavista.Elaireerademasiadocalientepararespirarlo.Teníalasensacióndequelapieldelacaraestabaapuntodederretirseyhabríajuradoquemeardíalacabeza.Hundílasmanos en esamontaña oscura, desesperada por encontrar una pluma negra aúnsólida.

—Novoyadejarquetequemes—dijoScotthaciéndoseoírapesardelcrepitarde las llamas. Se levantó y me arrastró con él, pero yo le arañé las manosdespiadadamente.

«NopuedoirmesinlaplumadePatch».Elcrepitardelfuegosememetíaenlosoídos,ymiconcentraciónsedebilitaba

conlafaltadeoxígeno.Mepasélamanoporlosojos,perosoloconseguíentiznarlosmás. Busqué a tientas las plumas: era como si de mis brazos colgaran cientos dequilosdepeso.Empezóafallarmelavisión,peromeneguéadesmayarmehastaqueencontraralaplumadePatch.

—Patch —murmuré, justo cuando una pavesa aterrizó en la manga de micamiseta y prendió la tela. Antes de que pudiera levantar lamano para sofocar elfuegoincipiente,lallamamealcanzóelhombro.Elcalormeabrasólapielyeldolorfuetanintenso,tanagonizante,quepeguéungritoymeechéalsuelo.Yentoncesviquemispantalonestambiénestabanardiendo.

Scottgritabaórdenesdetrásdemí.Algoacercadesalirdeesahabitación.Queríacerrarlapuertaydejarelfuegoencerradodentro.

Nopodíapermitírselo.TeníaquesalvarlaplumadePatch.Perdíelsentidodelaorientación;avanzabaciegamente,tropezandocadadospor

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tres.Elbrillodeesasllamasdespiadadaseclipsabamivisión.YlavozapremiantedeScottseperdíacomoenunvacío.Inclusoantesdeabrirlosojossupequeestabaenuncocheenmarcha.Sentíael

ritmoirregulardelassacudidasdelosneumáticosalpasarporencimadelosbaches,yunmotormeronroneabaaloído.Mesentédesgarbadacontralapuertadelcoche,conlacabezaapoyadaenlaventana.Habíadosmanosextrañasenmiregazo,ymeasusté cuando se movieron a mi antojo. Las levanté en el aire y las hice girarlentamenteparaobservarconatenciónloscuriosospedacitosdepapelnegroqueselevantabanensusuperficie.

Carnequemada.Unosdedosmeestrecharonelbrazoconaireconsolador.—Tranquila—dijoScottdesdedetrásdelvolantedesuBarracuda—.Securarán.Neguéconlacabezadándoleaentenderquemehabíamalinterpretado.Melamí

loslabiosresecos.—Tenemosquevolver.Damediavuelta.TenemosquesalvaraPatch.Scottnodijonada;selimitóamirarmedereojocomosiestuvieraenunaprieto.No.Eramentira.Unterrorprofundo,inimaginable,mearrolló.Semehizounnudoen

lagarganta,unnudodolorosoyardiente.Nopodíaser.—Séquesignificabamuchoparati—dijoScottconprudencia.«¡Loquería!¡Siemprelohequerido!¡Leprometíqueestaríamosjuntos!»,grité

dentrodemicabeza;erademasiadodolorosopronunciaresaspalabras:mearañabanlagargantacomouñasafiladas.

Volví lacabezahacia laventana.Miré lanoche, losárbolesdifuminadospor lavelocidad,loscamposylasvallas,queaparecíanydesaparecíanenuninstante.Laspalabrasqueseagolpabanenmigargantaseenredabanunasconotrasparaformarungrito, una bola de espinos dolorosa. El grito estaba allí, hiriéndome por dentromientrasmimundosealejabaaladerivafuerademialcance.

Unmontóndechatarrademetalbloqueabalacarretera.Scottsedesvióligeramenteparaesquivarloyredujolavelocidad.Nomeesperéa

quesedetuviera:saltéyechéacorrer.LamotodePatch.Destrozada.Mequedéallíconlabocaabierta,parpadeandounayotravez,esperandoquelaimagencambiara.Losrestosde lamoto,contorsionados,parecían indicarqueelconductor ibaa todavelocidad y había salido despedido después de que la rueda delantera se hubierahundidoenunagujero.

Me llevé lasmanosa losojos,deseandoquenadadeeso fueraverdad.Busquéporlacarreteraconlaesperanzadeencontrarlo.Conelimpacto,sucuerpodebióderecorrervariosmetrosantesdeaterrizarenelsuelo.Corrímáslejos,aúnunpocomáslejos,ybusquéen la cuneta, entre lamaleza,detrásde los árboles.Podía estar allí

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mismo. Lo llamé. Recorrí ese tramo de carretera arriba y abajo, hundiendotemblorosalasmanosenmiscabellos.

NooíaScottcuandosemeacercópordetrásyapenassentísusbrazoscuandomeenvolvió loshombros enun abrazo.La angustiay el dolorvibraban enmi interiorcomounapresenciaviva,realyaterradora.Lasensacióndefríoeratanintensaqueinclusomedolíarespirar.

—Losiento—medijoconvozronca.—Nomedigasquesehaido—loatajé—.Hatenidounaccidenteconlamotoy

luego ha echado a andar. Ha dicho que nos encontraríamos en el estudio. Nuncaromperíaunapromesa.

Dijeesaspalabrasporquenecesitabaoírlas.—Estástemblando.Dejaquetelleveamicasa,atucasa,aladePatch…Donde

quieras.—No—ladré—.Volveremosasuestudio.Estaráallí.Yaloverás.Mezafédesuabrazo.Mesentíainsegura.Arrastrabalaspiernasunpasotrasotro.

Depronto,unpensamientosalvaje, imperdonable,measaltó.¿YsiPatchrealmentesehabíaido?

Mispiesvolvieronasumoto.—¡Patch!—grité,dejándomecaersobrelasrodillas.Meechésobrelosdespojos

demetalysentíquelossollozossurgíanviolentamentedemipecho.Estabacayendo,resbalandohacialamentira.

«Patch».Pensé su nombre y esperé. Lo llamé entre sollozos, soltando sonidos

incontrolablesdeangustiaydesesperación.Las lágrimas rodaban por mis mejillas y mi corazón colgaba de un hilo. La

esperanzaalaquemehabíaagarradohastaentoncessemeescapódelasmanosysealejó, inalcanzable.Sentíqueelalmasemerompíaenmilpedazos,pedazosdemímismaquesellevabaelviento.

Lallamaqueaúntitilabadébilmenteenmiinteriorseapagó.

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Capítulo

Decidí irmeadormir.Elúnico lugardondepodía encontrar aPatchera enmissueños.Aferrarmea su recuerdoeramejorquevivir sinél.Hechaunovillo, en sucama,envueltaensuolor inconfundible,convoquésurecuerdoparaqueacudieraamí.

Nunca tendría que haber confiado en que Pepper nos entregaría las plumas.Debería haber imaginado que lo echaría todo a perder. No tendría que habersubestimadoaDante.SabíaquePatchhabríainsistidoenquenodebíaculparme,peroyomesentíaresponsableporloquelehabíaocurrido.Sihubierallegadoasuestudiosolo diez minutos antes, si hubiera podido impedir que Marcie encendiera esacerilla…

—Despierta,Nora.Veeestabainclinadasobremí,ymehablabaconimpaciencia.—Tienesqueprepararteparaelduelo.Scottmelohacontadotodo.Unodelos

mensajerosdeLisaMartinhavenidomientrasdormíasyhadichoquesecelebraráalalba, en el cementerio. Tienes que darle a Dante una buena patada en el culo ymandarlodirectoaJúpiter.TehaarrebatadoaPatchyahoravaaporti.Pero¿sabesloquepienso?Quenoloconseguirá,almenosmientrasdependadenosotros.

¿Duelo?Laideameparecíacasiirrisoria.Dantenonecesitabablandirlaespadacontra mí para arrebatarme el puesto; tenía munición de sobra para arruinar mireputación y echar por tierra mi credibilidad: todos los ángeles caídos estabanencadenadosenelinfiernoylosNefilimhabíanganadolaguerra.DanteyMarcieseatribuiríantodoelmérito,explicaríanquehabíanobligadoaunarcángelaentregarleslasplumasdelosángelescaídosyquesaborearoncadamomentocuandolasvieronarder.

La idea de que Patch estaba encerrado en el infierno me atravesó como unsablazo.DudabadepodercontrolarlasemocionescuandolosNefilimcelebraransutriunfo con aplausos y vítores. Nunca llegarían a saber que Dante había estadoayudando a los ángeles caídos hasta el últimomomento, y le entregarían el poder.Aúnno teníaclaroqué ibaasignificaresoparamí.Sielejércitoquedabaabolido,¿importaría que hubiera perdido el liderazgo?Visto en retrospectiva,mi juramentomeparecíamuyvago.Nohabíaplaneadoquelascosassalieranasí.

Fuera como fuera, Dante debía de tener planes reservados para mí. Como yo,

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sabíaqueencuantodejaradesereljefedelejército,mividasehabríaacabado.Sinembargo,paracubrirselasespaldas,probablementemearrestaríaporelasesinatodelaManoNegra.Demodoque, antesdeque terminara el día, o sería ejecutadaportraicióno,enelmejordeloscasos,seríaencarcelada.

Yyoapostabaporlaprimeraopción.—Prontovaasalirelsol.Levanta—insistióVee—.Nomedigasquepermitirás

queDantesesalgaconlasuya.MeabracéalaalmohadadePatcheinspiréconfuerza:queríavolverasentirsu

olorantesdequesedesvanecieraparasiempre.Memoricéelcontornodesulechoymeacurruquéenlahuellaquehabíadejadosucuerpo.Cerrélosojoseimaginéqueestaba allí. A mi lado. Tocándome. Recordé cómo se suavizaba su mirada negracuandomeacariciabalamejillaconsusmanoscálidas,robustas,reales.

—Nora—meadvirtióVee.Yolaignoré:preferíaestarconPatch.Elcolchónsehundióligeramentecuandoél

se acercómás amí.Me sonrióy, trasdeslizar lasmanosdebajodemi cuerpo,mecolocójustoencimadeél.

«Estáshelada,Ángel.Dejaqueteayudeaentrarencalor».«Creíaquetehabíaperdido,Patch».«Estoyaquícontigo.Teprometíqueestaríamosjuntos,¿verdad?»«Perotupluma…»«Chist —me hizo callar sellándome los labios con el dedo—. Quiero estar

contigo,Ángel.Quédate aquí.Olvídate deDante y del duelo.No permitiré que tehagadaño.Conmigoestarásasalvo».

Laslágrimasmeescocíanlosojos.«Llévamelejos.Comoprometiste.Llévamelejos,solostúyyo».—Patch no querría verte así —me reprendió Vee, tratando de apelar a mi

conciencia.Tiré de lamanta y formé un escondrijo secreto para Patch y paramí; luego le

susurréaloído,entrerisas:«Nosabequeestásaquí».«Esnuestrosecreto»,dijoél.«Notedejaré,Patch».«Ni yo a ti. —Con un solo movimiento, Patch intercambió posiciones,

atrapándomeentreelcolchónysucuerpo—.Tratadeescaparahora».Fruncí el ceño; había intuido un leve brillo azulado que parecía acechar por

debajodelasuperficiedesusojos.Parpadeéparaaguzarlamiraday,cuandovolvíaabrirlosojos,notuveningunaduda:unbrilloazulycrepitantelerodeabaeliris.

Traguésalivayledije:«Voyabeberunpocodeagua».«Yatelavoyabuscaryo—insistióPatch—.Notemuevas.Quédateenlacama».«Solo será unmomento», argüí, contoneándome para liberarme del peso de su

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cuerpo.Patchmecogiódelasmuñecas.«Hasdichoquenomedejarías».«Solovoyaporunpocodeagua»,objeté.«No dejaré que te vayas,Nora». Sus palabras sonaron como un gruñido y sus

faccionesseretorcieron,desfigurándoseymetamorfoseándose,hastaqueadivinélosrasgosdeotrohombre.LapieldeolivadeDante,subarbillapartida,yesosojosqueundíameparecieronatractivossematerializarondelantedemí.Mehiceaunlado,peronolobastantedeprisa.LosdedosdeDantesehundierondolorosamenteenmishombrosymedevolvieronjustodebajodeél.Sentíasualientocálidoenlamejilla.

«Seacabó.Déjalo.Heganado».—Apártatedemí—siseé.Sutactosedebilitóysurostrorevoloteóunosinstantesporencimadelmío,como

unaneblinaazulada,hastaquesedesvaneció.Unchorrodeaguafríaaterrizóenmicaraymeincorporédeunsaltoboqueando.

Elsueñosehizoañicos;Veeestabadepiedelantedemí,conuna jarravacíaen lamano.

—Es hora de irnos—me espetó,meneando la jarra como si se preparase parausarlacomoarmadedefensasihacíafalta.

—Noquiero—croé,sintiéndomedemasiadomalcomoparaenfadarmeporlodelagua.Semetensólagargantaytuvemiedodeecharmeallorar.Soloqueríaunacosa,ysehabíaido.Patchyanoibaavolver.Nadadeloquehicierapodríacambiareso.Las cosas por las que creía que valía la pena luchar, las cosas en las que ponía elcorazón,inclusovenceraDanteydestruirlahechiceríadiabólica,habíanperdidoelsentidosinél.

—¿Y Patch?—me preguntó Vee—.Ya veo que has decidido abandonarte a timisma,pero¿vasaabandonarleaéltambién?

—Patchsehaido.—Mepresionélospárpadosconlosdedoshastaquedominélanecesidaddeecharmeallorar.

—Sehaido,peronohamuerto.—NopuedohacerestosinPatch—dijecasisinpoderrespirar.—Entoncesencuentraelmododequevuelva.—Estáenelinfierno.—Mejorenelinfiernoquebajotierra.Levantélasrodillasylaspresionécontralacabeza.—MatéaHankMillar,Vee.LohicimosPatchyyojuntos.Dantelosabeyvaa

arrestarmeenelduelo.Meejecutaráportraición.Mimenteconstruyóunaimagenbastanterealdeloqueocurriría.Dante trataría

de que mi humillación fuera lo más pública posible. Cuando sus guardias se mellevarandetenidadelduelo,yoseríaobjetodetodotipodeinsultosyvituperios.En

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cuantoalaejecución,quémétodousaríaparaquitarmelavida…Emplearía su espada. La queBlakely había preparado con hechicería diabólica

paramatarme.—Poresonopuedoiralduelo—concluí.Veesequedóensilenciounosinstantes.—EslapalabradeDantecontralatuya—dijoalfin.—Esoesloquemeasusta.—AúnereslalíderdelosNefilim.Aúntienesciertaimagen.Sitratadearrestarte,

desafíalo —propuso con convicción—. Lucha contra él hasta el final. Puedesponérselofácilopuedesplantarteyobligarloaqueselotrabaje.

Mesorbílosmocospasándomelamanopordebajodelanariz.—Estoyasustada,Vee.Muyasustada.—Losé.Perotambiénséquesialguienpuedehacerlo,erestú.Soyconscientede

quenotelohedichomuyamenudo,talveznunca,peroquieroquesepasquecuandoseamayorquierosercomotú.Yahora,porúltimavez:saldelacamaantesdequeteempapedenuevo.AhoramismovasairaesecementerioyvasaenseñarleaDantecómosepelea.

Las quemadurasmás graves se habían curado, perome sentía débil y cansada.Aún no llevaba siendoNefil tiempo suficiente comopara conocer lamecánica delproceso de curación rápida; sin embargo, tenía la sensación de que exigía muchaenergía.NomehabíamiradoenelespejoantesdesalirdecasadePatch,peropodíahacerme una idea bastante aproximada del aspecto consumido que tenía.Con soloverme,Danteyapodríacantarvictoria.

CuandoVeeyyoentramosenelparkingquedominabatodoelcementerio,volvíarepasarelplan.Despuésdeanunciarquehabíamandadoalosarcángelesalinfiernoyhabíaganadolaguerra,DanteprobablementemeacusaríadelasesinatodeHankyseproclamaríacomomisustituto.Veeteníarazón:lucharía.Aunquetodoestabaenmi contra, iba a luchar. Dante sería el líder de los Nefilim por encima de micadáver…literalmente.

Miamigameestrechólamano.—Adelante,defiendetutítulo.Yanosocuparemosluegodetodolodemás.Ahoguéunarisairónica.¿Luego?Nomeimportabaloquepasaradespués.Tenía

unasensacióndeabsolutodesapegoconmifuturo.Noqueríapensarloqueocurriríaalcabodeunahora.Noqueríapensarenelmañana.Concadamomentoquepasaba,mi vida se desviaba más del camino que Patch y yo habíamos planeado recorrerjuntos.Noquería tiraradelante.Queríavolveratrás.DondepudieraestarconPatchdenuevo.

—Scottyyoestaremosallí,entrelamultitud—aseguróVee—.Oye,tencuidado,

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Nora.Las lágrimas me nublaron la vista: esas habían sido las palabras de Patch.

Necesitabaqueestuvieraallíconmigo,quemedijeraquepodíahacerlo.El cielo aún estabaoscuroy la lunaproyectabauna luzblanca sobre el paisaje

fantasmal.Laescarchaquecubría lahierbacrujíabajomispiesmientrasdescendíacolina abajo tras los pasos de Vee, camino del cementerio. Cruces pálidas yestilizados obeliscos parecían flotar sobre la niebla, y un ángel con las alasmaltrechas extendía dos brazos rotos hacia mí. Al verlo, un gemido irregular meatenazó lagargantacon fuerza.Cerré losojosypenséen las faccioneshermosasyregias de Patch. Era doloroso recordar su imagen cuando sabía que no volvería averlonuncamás.«Noteatrevasallorarahora»,meadvertí.Miréalfrente,ypenséque no podría conseguirlo si permitía que mi corazón sintiera algo más que puradeterminación.

CientosdeNefilimsehabíanreunidoenelcementerioquemeesperabaalpiedela colina. Al ver a la multitud, aminoré el paso. Como los Nefilim dejaban deenvejecereldíaenquejurabanlealtad,lamayoríaeranjóvenes,alosumodiezañosmayoresqueyo,pero tambiénviaunpuñadodehombresymujeresmayores.Susrostrosestabanllenosdeexpectación.Losniñoscorríanencírculoentre laspiernasdesuspadres,jugandoalpillapilla,hastaquealgúnmayorloscogíadeloshombrosylos obligaba a estarse quietos. ¡Niños! Como si el duelo de esa mañana fuera unacontecimientofamiliar:elcircoounpartidodefútbol.

Cuandoyaestuvemáscerca,mefijéenungrupodedoceNefilimvestidoscontúnicas negras y encapuchados. Debían de ser los mismos que había conocido lamañana después de la muerte de Hank. Como líder de los Nefilim, debería habersabido lo que significaban aquellas túnicas. LisaMartin y sus seguidores deberíanhabérmelo dicho, pero nuncame dieron la bienvenida a su círculo. Para empezar,nunca me habían querido allí. Estaba convencida de que las túnicas significabanposiciónypoder,perohabíatenidoqueimaginármeloyosolita.

UnodelosNefilsequitólacapucha.EralapropiaLisaMartin.Suexpresiónerasolemneyensusojoshabíaunamiradatensa,deexpectación.Meentregóunatúnicanegra,comosifueramásundeberqueunaseñaldeaceptación.Latúnicapesabamásdeloqueesperaba:estabahechadeunterciopelomuygruesoquemeresbalabaentrelosdedos.

—¿HasvistoaDante?—mepreguntóenvozbaja.Mepuselatúnica,peronocontesté.Mi mirada tropezó con Scott y Vee, y mis músculos se relajaron. Inspiré

profundamenteporprimeravezdesdequehabíasalidodecasadePatch.Yentoncesme fijé enqueestabancogidosde lamanoyme invadióunaextraña sensacióndesoledad.Labrisasilbóalpasarentremisdedossolitarios.Mimanovacía.Cerréel

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puñoparaevitarquetemblara.Patchnoibaavenir.Nuncavolveríaaentrelazarlosdedosconlossuyos;ungemidosutilseescapódemigargantaalpensarlo.

Amanecía.Unabandadoradailuminabaelhorizontegris.Alcabodesolounosminutos,los

rayosdelsolsefiltraríanentrelosárbolesyahuyentaríanlaniebla.DantellegaríaylosNefilimseenteraríandesuvictoria.Elmiedoaljuramentodelealtadyelpavoralos días del Jeshván pasarían a ser relatos que configurarían la historia. Todos sealegrarían,locelebraríanalolocoyaclamaríanaDantecomosusalvador.Querríanllevarlo enhombrosy cantar sunombre.Y entonces, cuando tuviera la aprobaciónunánime,mellamaríaymeexpondríaantelamultitud…

Lisaavanzóunospasoshastasituarseenelcentrodelareunióne,impostandolavoz,dijo:

—Estoy segura de queDante no tardará en llegar. Sabe que el duelo tenía queempezar al amanecer. No es propio de él llegar tarde, pero, en cualquier caso,tendremosqueretrasarnosunos…

Un estruendo que parecía ondear debajo de la tierra interrumpió sus palabras.Vibrababajolassuelasdemiszapatoscadavezconmayorintensidad.Uninstantededesasosiegomeagarróelestómagocomounpuño.Alguienseacercaba.Ynoeraunosolo,sinomuchos.

—Ángelescaídos—susurróunaNefil,conlavozrotaporelmiedo.Teníarazón.Supoderperceptible,aunenladistancia,mepusotodoslosnervios

depunta.Los cabellos semeerizaron.Meparecióquedebíande ser cientos.Pero¿cómoeraposible?Marciehabíaquemadosusplumas…Yolohabíavisto.

—¿Cómonoshanencontrado?—oíquepreguntabaotraNefil,aterrada.Suvozmeresultabafamiliaryvolvílacabezaalinstante:eraSusannaMillar,conloslabiosfruncidosylosojosdesconcertadosbajolosplieguesdesucapucha.

—Asíquealfinalhanvenido—siseóLisa,conunamiradasedientadesangre—.¡Deprisa! Esconded a los niños y coged las armas. Iremos contra ellos con o sinDante.Labatallafinalacabaráaquí.

Sumandatocorrióporlamultitudseguidodellamadasalorden.LosNefilimseapresuraronaformarfilasentrecarrerasdesorganizadasyempujones.Algunosteníannavajas, pero los que no recogieron rocas, botellas rotas y cualquier despojo quepudieraservirlesdearma.CorríhaciaVeeyScott,ymedirigídirectamenteaScottparanoperderniunsegundo.

—Llévatela de aquí, a algún lugar seguro. Os encontraré cuando esto hayaterminado.

—Estáslocasicreesquenosvamosairsinti—dijoVee,convencida.—Díselo,Scott.Cógelayllévatelaarastras,siespreciso.—¿Cómo es posible que los ángeles caídos estén aquí? —me preguntó Scott

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escrutándomeelrostroalaesperadeunaexplicación—.Vimoscómosequemabantodaslasplumas.

—Nolosé.Peropiensodescubrirlo.—CreesquePatchestáahí fuera, ¿verdad?—dijoVeeescrutando lacolinapor

dondeseacercabaelfragorquehacíaretumbarlatierrabajonuestrospies.Lamiréalosojos.—Scottyyovimoscómoseconsumíanlasplumas.Onosengañaronoalguienha

abiertolaspuertasdelinfierno.Yelinstintomedicequeesmásprobablequesealosegundo.Silosángelescaídosseestánescapandodelinfierno,tengoqueasegurarmedequePatchestéentrelosquesalgan.Yluegodebocerrarlaspuertasantesdequeseademasiado tarde.Sinoacaboconestoahora,no tendréotraoportunidad.Eselúltimodíaquelosángelescaídospuedenocuparnuestroscuerpos,perometemoquemuyprontoestonosignificaránadaparaellos.—Penséenlahechiceríadiabólica.Ensu poder—. Creo que tienen el modo de esclavizarnos para siempre… eso si nodecidenmatarnosantes.

Veeasintiólentamente,tratandodedigerirtodoelpesodemispalabras.—Entoncesteayudaremos.Estamosenestojuntos.Estaguerraestantuyacomo

deScottymía.—Vee…—empecéaadvertirle.—Si realmente esta es la lucha demi vida, sabes perfectamente que nome la

perderé.Pormuchoquedigas.Hesalidosintomarmeunsolodonutparaestaraquíatiempo, así que ahora no voy a darmedia vuelta y largarme—me dijo Vee, perohabíaternuraenelmodoenquelodijo.Lehabíasalidodelcorazón.Estábamosenesojuntos.

Laemociónnomedejabahablar.—Está bien —conseguí articular al cabo—. Vamos a cerrar las puertas del

infiernodeunavezportodas.

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Capítulo

El sol asomaba por el horizonte, perfilando la silueta infinita del ejército deángeles caídos que avanzaba implacable por el cementerio. A la luz sesgada deprimerahoradelamañana,sussombrasemitíanunazulincandescente,comounaolagigantescaqueseacercabaalacosta.Unhombre—unNefil—encabezabaelejércitoblandiendounaespadaluminosayazul.Unaespadacreadaparamatarme.Inclusoaesadistancia,losojosdeDanteparecíanpendientessolodeunacosa:encontrarme.

Mehabíapreguntadocómodebíandehaberseabiertolaspuertasdelinfiernoyyateníalarespuesta.ElhaloazuladoqueenvolvíaalosángelescaídosdejabaclaroqueDantehabíarecurridoalahechiceríadiabólica.

Pero ¿por qué permitir queMarcie quemara las plumas para luego liberar delinfiernoalosángelescaídos?Nolosabía.

—Necesito enfrentarme aDante a solas—les dije a Scott y aVee—.Me estábuscando. Si podéis, conducidle al parking que está encima de la colina, junto alcementerio.

—Novasarmada—advirtióScott.Alarguéeldedohaciaelejércitoemergente.Cadaángelcaídollevabaunaespada

queparecíabrotardesumano,comounallamadeunazulbrillante.—No, pero ellos sí—repuse—. Solo tengo que convencer a uno para queme

entreguesuarma.—Seestánesparciendo—observóScott—.VanamataratodoslosNefilimque

seencuentrenenelcementerioyluegoinvadiránColdwater.Lecogílasmanos,yluegocogílasdeVee.Porunmomentoformamosuncírculo

irrompible,yesomefortaleció.MeenfrentaríaaDanteyosola,peroVeeyScottnoseencontraríanlejos;soloteníaquerecordarlo.

—Paseloquepase,nuncaolvidarévuestraamistad.Scottmeabrazóconfervor;enterrélacabezaensupecho,yélmebesólafrente

conternura.Veemerodeóconsusbrazosy tardótantoensoltarmequetemíhaberderramadomáslágrimasdelasquetenía.

Meseparédeellosyechéacorrer.Elterrenodelcementerioofrecíamúltiplesescondrijos,peroenseguidamedecidí

porunárbolqueasomabaenlamismacolinadelparking.Meencaraméasusramasconpresteza.Desdeallí, lavistaeradiáfanaypudeveraunmontóndehombresymujeresNefilimdesarmadospreparándoseparaatacaralejércitodeángelescaídos,

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que los superabanenmásdeveinteporuno.Encuestiónde segundos, los ángelescaídosdescendieronhaciaelloscomounanube,segandosusvidascomosinofueranmásqueplantas.

A lospiesde lacolina,SusannaMillarestabaenzarzadaenuna luchacuerpoacuerpo con otra mujer, un ángel caído cuya cabellera rubia restallaba contra sushombrosmientraslasdosluchadorastratabandehacerseconelcontrol.SusannasesacóunanavajadeentrelosplieguesdelatúnicaylaarrojóalesternóndeDabria.Conungruñidoderabia,Dabriacogiólaempuñaduradelaespadaconambasmanosy la descargó con fuerza patinando por encima de la hierba húmeda. Su lucha lascondujomásalládellaberintodetumbashastaquelasvidesaparecer.

Algo más lejos, Scott y Vee luchaban espalda contra espalda, empleando lasramasdelosárbolesparaeludiracuatroángelescaídosquelos teníanrodeados.Apesardeque losángelescaídos los superabanennúmero,Scott lesestabaganandoterreno: su fortalezay envergadura amenudo ledabanventaja.Primero losgolpeóconlaramayluegolausócomoalmádenaparadejarlossinsentido.

Escudriñéel cementerioenbuscadeMarcie.Si estabaallí,noconseguíaverla.Claroquenoeradescabelladopensarquehubieraevitadodeliberadamentelabatallay se hubiera decidido por la seguridad antes que por el honor. La sangre teñía elcésped del cementerio. Todos, tanto Nefilim como ángeles caídos, la pisaban yresbalabanenella:unaparteeradeunrojointenso,perotambiénlahabíadelazuldelahechiceríadiabólica.

Lisa Martin y sus amigos de la túnica corrían alrededor del perímetro delcementerio, armados con antorchas que despedían un humo negro. Se movíanpresurosos de un árbol al siguiente prendiéndoles fuego. Las llamas se extendíanrápidamente por el follaje y reducían el campo de batalla, formando una barreraalrededor de los ángeles caídos. El humo, oscuro y espeso, se extendía por elcementerio como las sombras al anochecer. Los ángeles caídos no podían morirquemados,perolaestrategiadelfuegoproporcionabaalosNefilimcoberturaextra.

De pronto, un ángel caído apareció entre la humareda, subiendo a zancadas lacolinaconlosojosbienabiertos.Penséquemehabíapercibido.Suespadaradiabaunfuegoazulado,perolasosteníadetalmodoquenopodíadistinguirlelacara.Apesardeello,viclaramentequeeraflacucho,uncontrincantefácilparamí.

Seacercóconsigiloalárbolyexaminóconcautelalosespaciososcurosqueseescondíanentrelasramas.Encincosegundoslotendríadirectamentedebajodemí.

Cuatro,tres,dos…Medejécaerdelaramaymeprecipitéencimadeél.Elpesodelimpactolohizo

caer hacia delante y la espada se le escapó de la mano antes de que pudieraarrebatársela.Ambosrodamosporelsuelounpardemetros,peroyocontabaconelfactorsorpresa.Meapresuréaenderezarmeymepuseenpieencimadesuespalda,

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donde leasestévariosgolpesa lascicatricesdesusalas;alcabo levantó lospiesyconsiguióhacermecaer.Rodésobremímisma rápidamenteyesquivéelcuchillazoquequisoasestarmeconelarmaquesehabíasacadodelabota.

—¿Rixon?—dije,perpleja,alreconocerelrostropálidoylasfaccionesdurasdelantiguo mejor amigo de Patch. Patch lo había encadenado personalmente en elinfierno después de que Rixon hubiera tratado de sacrificarme para conseguir uncuerpohumano.

—Tú—gruñó.Nosquedamosmirándonoselunoalotro,conlasrodillasflexionadas,listospara

saltarencualquiermomento.—¿DóndeestáPatch?—meatrevíapreguntarle.Entornósusojosdiminutosymemiróconfrialdad.—Esenombrenosignificanadaparamí.¡Comosiestámuerto!Dadoquenosemearrojóencimacuchilloenmano,mearriesguéahacerleotra

pregunta.—¿PorquépermitenlosángelescaídosqueloslidereDante?—Nos obligó a hacerle un juramento de lealtad —repuso aún con los ojos

entornados—. O eso o nos quedábamos en el infierno. No se han quedadodemasiados.

NocreíaquePatchestuvieseentreesospocos.Nosihabíaunmododevolveramilado.PeroantesdehacerleunjuramentoaDante,Patchlearrancaríalacabeza,yluegoseguiríacontodossusmiembros.

—BuscoaDante—ledijeaRixon.Seechóareír,soltandounsonidosiseanteentrelosdientes.—PodríandarmeunpremioporcadacuerpoNefilquelehellevadoaDante—

mesoltó—.Estuveapuntodematarte enunaocasión,y estavez loharé comoesdebido.

Los dos nos lanzamos a por su espada, que yacía en el suelo a solo un par demetros.Rixonlaalcanzóprimero,rodóágilmentesobrelasrodillasehizozigzaguearelfilohaciamí.Yoloesquivéymearrojécontraélantesdequepudierablandirlaespadadenuevo.Cayódeespaldasalsuelo,contralascicatricesquelehabíandejadolas alas.Aprovechéesosmomentosde inmovilidadparadesarmarlo: le arranqué laespadadelamanoizquierda,ylanavaja,deladerecha.

Luegolediunempujónconelpieparavoltearloyleclavélanavajaenunadelascicatrices.

—Matasteamipadre—ledije—.Ynoloheolvidado.Corrícolinaarribahaciaelparking,acechandoamiespaldaparacomprobarque

nadie me seguía. Ahora tenía una espada, pero necesitaba una mejor. Mientrasavanzaba, tratéde reproducir todas lasmaniobrasdedesarmequehabíapracticado

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con Patch. Cuando Dante se reuniera conmigo en el parking, le arrebataría laespada…ylaemplearíaparamatarlo.

Alllegaralacimadelacolina,Danteyameestabaesperando.Memiró,mientrasdeslizabaperezosamentelosdedosporlapuntadelaespada.

—Bonitoejemplar—ledije—.Heoídoqueestáhechaespecialmenteparamí.Torcióligeramenteellabioinferior.—Paratisololomejor.—MatasteaBlakely.Unmodoalgoinsensibledeagradecerletodoslosprototipos

quedesarrollóparati.—¡Mira quién habla!Y túmataste aHank.Alguien de tu propia sangre—me

espetóconsarcasmo—.Tardémesesenpoder infiltrarmeen la sociedadsecretadeHank y ganarme su confianza. La verdad es que nome creía la suerte que habíatenido cuandoHankmurió, incluso brindé por ello.Habría sidomuchomás difícildestronarloaél.

Meencogídehombros.—Estoyacostumbradaaquemesubestimen.—Teentrenéyo,¿recuerdas?Séperfectamentedeloqueerescapaz.—¿Porquéhas liberadoa losángelescaídos?—lepreguntésinambagesalver

que estaba dispuesto a compartir secretos—. Los tenías encerrados en el infierno.PodríashaberdesertadoyconvertirteenellíderdelosNefilim.Nuncahabríansabidoquehabíascambiadodelealtades.

Dantemesonrió,mostrándomesusdientesblancosyafilados.Parecíamásanimalquehumano:unabestiasalvajeydetezoscura.

—Estoyporencimadelasdosrazas—repuso;hablabacontalpragmatismoqueresultaba difícil no creerlo—.LosNefilimque sobrevivan al ataque demi ejércitotendránlasmismasopcionesquelesheofrecidoalosángelescaídos:jurarmelealtadomorir.Unlíder.Indivisible.Conpoderycapacidaddedecisiónsobretodoysobretodos.Tearrepientesdequenosetehubieraocurridoatiantes,¿verdad?

Sostuve la espada de Rixon junto a mi cuerpo, balanceando el peso sobre losdedosdelospies.

—Oh,haymuchascosasde lasquemearrepiento,peroesanoesunadeellas.¿PorquélosángelescaídosnohanposeídoalosNefilimestemesdeJeshván?Estoyconvencidadequetúlosabes,yqueconstequenoesuncumplido.

—Les ordené que no lo hicieran… hasta quematara a Blakely: no quería quedesobedecieramisórdenesydistribuyeralasuperbebidadehechiceríadiabólicaentrelosNefilim.Lohabríahechosi losángelescaídosloshubieranatacado.—Volvíaahablarconunextremosentidopráctico.Sesentíasuperior.Noletemíaanada.

—¿DóndeestáPatch?—En el infierno. Me aseguré de que su rostro no atravesara las puertas. Se

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quedaráallí.Ysolorecibirávisitacuandomeentrenunasganastremendasdetorturaryatormentaraalguien.

Arremetí contra él, tratando de descargar todo el peso de la espada sobre sucabeza, pero el filo solo cortó el aire. Dante se apartó de un salto y respondióatacandoconcontundenciaconsuespada.Cadavezqueparabaunodesusgolpes,sentíalavibracióndelamíahastalaalturadeloshombros.Apretélosdientespararesistir mejor el dolor. Dante era demasiado fuerte; no podría defenderme de susataquesbrutalesparasiempre.Teníaqueencontrarelmododearrebatarlelaespadayatravesarleelcorazón.

—¿Cuándotomastehechiceríadiabólicaporúltimavez?—mepreguntómientrasempleabalaespadacomounmacheteparatrincharmecomoaunpedazodecarne.

—Yanotomo.Paré sus golpes, pero si nome apresuraba a cambiar de estrategia, pronto me

tendríaacorraladacontra lavalla.Yentonces loembestíagresivamenteparaherirleen la pierna. Él esquivó el golpe, ymi espada cortó el vacío y estuve a punto deperderelequilibrio.

«Cuantomásteinclinesoteestireshaciadelante,másfácilleresultaráaDantehacerte caer».La advertencia de Patch resonó en el interior demi cabeza como siacabaradehacérmelaenesemismomomento.Asentíparamí.«Esoes,Patch.Siguehablándome».

—Yaseve—dijoDante—.Habíaesperadoquetomarassuficientesdosisdeeseprototipotóxicoqueteproporcionabacomoparaquedartesincerebro.

Así que ese había sido su plan inicial: convertirme en adicta a la hechiceríadiabólicaymatarmepocoapoco.

—¿Dóndeguardaslosdemásprototipos?—Allí donde puedo utilizar su poder cada vez que lo necesito —repuso con

suficiencia.—Esperoque los tengasbien escondidos, porque si hay algoquequerría hacer

antesdemorir,esdestruirtulaboratorio.—El nuevo laboratorio está dentro de mí. Los prototipos están ahí, Nora,

reproduciéndoseunayotravez.Yosoylahechiceríadiabólica.¿Tienesideadeloquesesientesiendoelhombremáspoderosodelplaneta?

Meagaché justoa tiempodeevitarquemeasestaraungolpeenelcuello.Conpasoacelerado,hundílaespadahaciadelantetratandodealcanzarsuestómago,peroesquivólamaniobradenuevo,yelfilosololearañólapieldelacadera.Unlíquidoazulrezumódelaheridaytiñósucamisablanca.

Dantebrincóhaciamíconungruñidogutural.Yocorríysaltéelmurodepiedraqueencerrabaelparking.

Unmantoderocíocubríalahierba;perdíelequilibrio,resbaléymedeslicécolina

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abajo.Justoatiempo,conseguíocultarmetrasunatumba;laespadadeDantesególahierbaenlaqueyohabíaaterrizado.Mebuscabaentodaslastumbas,descargandolahojametálicacontramármolypiedracadavezqueteníaocasión.

Corríhaciaelprimerárbolqueviymeplantédetrás.Estabaenllamasyelfuegocrepitabamientras devoraba sus ramas. Tratando de no pensar en el calor quemeabrasabaelrostro,fingíunmovimientohacia la izquierda,peroDantenoestabadehumorparabromas: rodeóelárbol, sosteniendo laespadaenalto,comosiquisierapartirmeendos,delacabezaalospies.Huidenuevo,oyendolavozdePatchenelinteriordemicabeza.

«Aprovéchatedesualtura.Esmásaltoquetúyesotedejasuspiernasalalcance.Ungolpesecoencualquieradelasdosrodillaslodesestabilizará.Encuantopierdaelequilibrio,despójaledelaespada».

Corrí a la parte trasera delmausoleo yme pegué a la pared. En cuantoDanteaparecióenmicampodevisión,salídemiesconditeyhundílaespadaenlacarnedesumuslo. Un líquido azulado salió a chorros de la herida. Era tanta la hechiceríadiabólicaquehabíaconsumidoqueliteralmentelecorríaporlasvenas.

Antes de que pudiera retirar mi espada, Dante se volvió hacia mí. Conseguíesquivarsuataque,peroparahacerlotuvequedejarmiespadaenterradaensupierna.Depronto,medicuentadequeteníalasmanosvacías,ymeasaltóelpánico.

—¿Tefaltaalgo?—seburlóDante,yapretólosdientesmientrasseretirabaelfilodemiespadadelapierna.Luegolaarrojóaltejadodelmausoleo.

Eché a correr confiando en que la herida de la pierna lo retendría durante untiempo…hastaquesecurase.Cuandonohabíadadomásqueunpardezanjadas,uncalorrabiosomerasgóelhombroizquierdoysemeextendióporelbrazo.Tropecéyacabéenelsueloderodillas,sinpoderahogarungrito.Alvolverme,viqueteníaladaganacaradadePepperclavadaenelhombro.MarciedebíadehabérselaentregadoaDantelanocheanterior.Loviacercarserenqueando.

Elblancodesusojosdespedíaelazul inconfundiblede lahechiceríadiabólica,gotas de sudor azul se desprendían de sus cejas y su herida rezumaba hechiceríadiabólica:losprototiposquelehabíarobadoaBlakelyestabanensuinterior.Seloshabíatomadotodosy,dealgúnmodo,habíanconvertidosucuerpoenunafábricadehechicería diabólica.Un plan brillante, salvo por un pequeño detalle. Si conseguíamatarlo,todoslosprototiposdelaTierradesapareceríanconél.

Siconseguíamatarlo…—Tu amigo el arcángel, ese gordo,me confesó que había encantado esta daga

especialmenteparamatarme—dijo—.Perofracasó,comoPatch.Suslabiosdibujaronunasonrisarepugnante.Arranquéunalápidadelsueloyselaarrojécontodasmisfuerzas,peroDantele

dioconlaespadacomosisehubiesetratadodeunapelotadebéisbol.

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Medeslicéhaciaatrás,apoyándomeenelbrazosano.«Demasiadolenta».Me apresuré a improvisar un truco psicológico. «¡Tira la espada y no te

muevas!»,legritéalsubconscientedeDante.Eldolormelacerólamejilla.Elextremoafiladodesuespadaincidióconfuerzay

lasangremellegóaloslabios.—¿Cómoteatrevesahacermeuntrucopsicológico?Antesdequepudieraretroceder,melevantócogiéndomeporlanucaymearrojó

salvajemente contraun árbol.El impacto cubriódenieblamivisiónymedejó sinaliento.Mearrodillé,tratandodeencontrarelequilibrio,perotodomedabavueltas.

—Dejaquesevaya.EralavozdeScott.¿Quéestabahaciendoahí?Lasensacióndeexpectaciónduró

unos instantes. Vi la espada en sus manos, y me arrolló una oleada de ansiedadincontrolable.

—Scott—leadvertí—.Veteahoramismo.Susmanosresueltasestrecharonlaempuñadura.—Lejuréatupadrequeteprotegería—dijo,sinapartarniuninstantesumirada

escrutadoradeDante.Danteechólacabezahaciaatrásysoltóunacarcajada.—¿Lehicisteunjuramentoaunmuerto?¿Yesocómofunciona?—SivuelvesatocaraNora,morirás.Esteeseljuramentoquetehagoati.—Apártate,Scott—ladróDante—.Estonotienenadaquevercontigo.—Enesoteequivocas.Scott arremetió contra Dante y los dos empezaron a luchar; se movían con

rapidez, como sombras desdibujadas. Scott relajó los hombros, confiando en suconstituciónfuerteysucapacidadatléticaparacompensarlaexperienciadeDanteyelpoderqueleconferíalahechiceríadiabólica.AtacómientrasDantesehacíaaunladoconagilidad.Trasdibujarunarcobrutal, la espadadeScott cercenópartedelbrazoizquierdodeDante.Scottensartóelmiembroconlahojaylolevantóenelaire.

—Loharemosatrozos,sihacefalta.Dante renegó y, con el brazo sano, descargó descuidadamente la espada contra

Scott.Elimpactometálicodelasdoshojasresonóenelairematutino,ycasimedejósorda.DanteobligóaScottaretrocederhaciaunagigantescacruzdepiedra,yyolegritéamiamigomentalmente:«¡Tienesunacruzjustodetrás!»

Scottlaesquivóhaciéndoseaunladoyevitócaersealtiempoquebloqueabaunataque.PerlasdesudorazulcubríanlosporosdeDante,peronoparecíaimportarle.Sesacudióelcabellohúmedodelacaraycontinuócortandoelaireconelbrazo,cadavezmáscansado.Susataquesempezabana serdesesperados.Vi laoportunidaddeescabullirmeasusespaldasyatraparloentreScottyyohastaqueunodelosdosledieraelgolpedegracia.

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Sinembargo,ungruñido interrumpiómispasos.Volví lacabezayviqueScotthabíaresbaladoenlahierbayhabíaaterrizadosobreunadesusrodillas.Suspiernasse despatarraban desmañadamente mientras trataba de ponerse en pie. Rodó conhabilidad por el suelo para evitar el impacto de la espada deDante, pero no tuvotiempode levantarseantesdelsiguienteataqueyestavezel filosehundióhastaelfondodesupecho.

Las manos de Scott se curvaron débilmente alrededor de la espada que teníaclavadaenelcorazónytratarondearrancarlasinéxito.Elazulllameantedelfiloseextendió rápidamente por su cuerpo y su piel se oscureció hasta adquirir un azulfantasmal. Y entonces pronunció mi nombre con una voz ronca y casi inaudible:«¿Nora?»

Soltéungrito.Paralizadaporlaconmociónyeldolor,viqueDanteculminabasuataquehaciendogirarelfiloconungolpedemuñecaypartiendoelcorazóndeScottendos.

ConcentrétodamiatenciónenDante.Micuerpotemblaba,azotadoporunodiocomo el que no había sentido jamás.Me invadió una oleada de asco y el venenoempezó a correr por mis venas. Mis puños eran dos rocas y una voz de furia yvenganzaresonabaenmicabeza.

Espoleadaporestairaprofundaydesatada,convoquétodamifuerzainterior.Conentusiasmo, con calma, con total confianza. Reuní cada gota de valentía ydeterminaciónyladesatécontraél.Noibaapermitirqueganara.Nodeesemodo.Norecurriendoalahechiceríadiabólica.NomatandoaScott.

Contodamifuerzaymiconvicciónmental,invadísumenteydestrocétodoslosimpulsosque recibíay enviaba su cerebro.Sinperderunmomento, ledi laorden:«Tiralaespada.Tiralaespada,serdespreciable,retorcidoymiserable».

Oíelruidometálicodelahojaalcaersobreelmármol.Lofulminéconlamirada.Teníaunaexpresiónasombradaenelrostroymiraba

alrededor,comosihubieraperdidoalgo.—¿Esirónico,verdad,quefuerastúquienmedijerascuáleramimejorarma?—

ledije,cargandocadapalabradedesprecio.Habíajuradoquenuncavolveríaausarlahechiceríadiabólica,peroesaerauna

situaciónquetalvezmerecíaromperlasreglas.SimatabaaDante,acabaríatambiénconlahechicería.Tuvelatentaciónderobarunpardedosisparamí,peroenseguidadesestimélaidea.EramásfuertequeHank,másfuertequeDante.Inclusomásfuertequelahechiceríadiabólica.LamandaríaalinfiernoporScott,quehabíadadolavidaparasalvarlamía.

Cuando acababa de recoger la espada deDante, él levantó inesperadamente lapiernaehizocaerelarmademismanosdeunapatada.

Seabalanzósobremíymeagarróelcuelloconlamano,mientrasyoleclavaba

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lasuñasenlosojosylearañabaelrostro.Abrílaboca.Nopodíarespirar.Sumiradadehieloteníaunbrillotriunfal.Abríycerrélabocainútilmente.ElrostrocrueldeDanteperdiódefinición,como

enlaspelículasantiguasdelatele.Porencimadesuhombro,unángeldepiedrameobservabaconinterés.

Queríareír.Queríallorar.Asíquemorireraeso:abandonar.Yonoqueríaabandonar.Danteapoyólarodillasobremiesternónyalargóelbrazoaunladopararecoger

suespada.Plantólapuntajustoenelcentrodemicorazón.«Poséelo—parecíadecirmeelángel,concalma—.Poséeloymátalo».«¿Patch?»,mepreguntécomoensueños.Aferrándome a la idea de que Patch estaba cerca, vigilándome, renuncié a

oponerle a Dante resistencia. Dejé caer mis dedos agresivos y relajé las piernas.Sucumbía suvoluntad, aunqueesoparecieraunaopcióncobarde.Concentré todosmispensamientosengravitarhaciaél.

Unafrialdadextrañasefueadueñandodemicuerpo.Parpadeé,ydeprontovielmundoatravésdelosojosdeDante.Miréhaciaabajo.

Teníalaespadaenlasmanos.Enalgúnlugarrecónditodemimente,sabíaqueDantehacíarechinarlosdientes,emitiendosonidosquehelabanlasangreyaullandocomounanimal.

Le di la vuelta a la espada y apunté a mi corazón. Y entonces hice algosorprendente.

Medejécaersobreelfilo.

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Capítulo

ElcuerpodeDanteenseguidameexpulsó;tuvelasensacióndesalirdisparadadeuncocheenmovimiento.Mismanosseagarraronalahierba,tratandodeencontraralgo sólido en unmundo que daba vueltas a una velocidad vertiginosa.Cuando elmareopasó,miréalrededorenbuscadeDante.Loolíantesdeverlo.

Supiel había adquiridouncolormoradooscuroy su cuerpohabía empezadoahincharse;expulsabasusfluidos,ysusangre,impregnadadehechiceríadiabólica,secolabaenlatierracomounservivo,algoquemorabaenalgúnlugarmuyapartadodela luz del sol. La carne desapareció, se convirtió en polvo. Después de solo unossegundos,loúnicoquequedabadeDanteeranunmontóndehuesosresecos.

Estabamuerto.Lahechiceríadiabólicahabíadesaparecido.Pocoapoco,conseguíponermeenpie.Tenía los tejanosrotosysucios,yenla

partedelasrodillashabíamanchasverdesdelahierba.Melamíloslabios:sabíanasangreyteníanelpuntosaladodelsudor.MeacerquéaScottpesadamente;sentíaelcalor de las lágrimas en la cara y alargué las manos hacia su cuerpo, que sedeteriorabadelantedemí.Cerré losojosy tratéderecordarsusonrisadesigual,nosusojosvacíos.Enmimente,reprodujesurisaburlona,nolosgorjeosylossonidosahogadosquehabíanprecedidosumuerte.Recordésu tactocuandonos tocábamosporaccidenteonosdábamosalgúnempujónmedioenbroma;sinembargo,sucuerposeestabadescomponiendoantemisojos,pormuchoqueyoquisieraaferrarmeasurecuerdo.

—Gracias—logrédecir,repitiéndomeque,enalgúnlugarcercano,élaúnpodíaoír mi voz—.Me has salvado la vida. Adiós, Scott. Nunca te olvidaré, este es eljuramentoquetehago.Nunca.

Lanieblaquesecerníasobreelcementerioadquiríatonalidadesdoradasygrisesbajo los rayos del sol, cada vez más alto. Ajena a las llamas que llevabanabrasándomeelhombrodesdequemehabíaarrancado ladagadePepper,mealejétambaleándomedelbosquedelápidasysalíalcementerioabierto.

Habíabultosextrañosen lahierbay,cuandoestuvemáscerca,medicuentadequeerancuerpos.Ángelescaídos,oloquequedabadeellos.ComolehabíaocurridoaDante,sucarnesedesintegrabaensegundos,yunlíquidoazulseescapabadesuesqueletoyeraabsorbidodeinmediatoporlatierra.

—Lohasconseguido.Me di la vuelta, estrechando instintivamente la empuñadura de la daga. El

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detectiveBassosemetiólasmanosenlosbolsillosymemiróconunasonrisaadustaenloslabios.Elperronegroquemehabíasalvadolavidahacíasolounosdíasestabasentadofielmenteasuspies.Elanimalmecontemplabacontranquilidadconsusojosamarillos y fieros.Basso se inclinó y le acarició el pelo tiñoso que tenía entre lasorejas.

—Esunbuenperro—observóeldetective—.Encuantoyomevaya,necesitaráunbuenhogar.

Retrocedíunpaso,concautela.—¿Quéestápasandoaquí?—Lohasconseguido—repitió—.Haserradicadolahechiceríadiabólica.—Dimequeestoysoñando.—Soyunarcángel.—Lascomisurasdesus labiossecurvaron tímidamente(no

mucho,solounpoco).—Noséquésesuponequetengoquedecir.—LlevoenlaTierratrabajandodeincógnitomuchosmeses.Sospechábamosque

ChaunceyLangeais yHankMillar estaban invocando la hechicería diabólica, ymitrabajoconsistíaenvigilaraHank,susnegociosysufamilia,incluidatú.

Basso.Unarcángel.Trabajandodeincógnito.Sacudílacabeza.—Aúnnoestoyseguradeloquehasucedido.—Has conseguido lo que llevo mucho tiempo persiguiendo. Acabar con la

hechiceríadiabólica.Digerí sus palabras en silencio. Después de lo que había visto las últimas

semanas,noerafácilsorprenderme.Peroesanoticiarealmentelohizo.Mealegrabasaberquetodavíateníaesacapacidad.

—Losángelescaídossehanido.Noseráparasiempre,perodebemosdisfrutarlomientraspodamos,¿noteparece?—dijoconungruñido—.Cerraréelcasoyvolveréacasa.Felicidades.

Mi cabeza casi no lo oyó. Los ángeles caídos se habían ido. Ido. La palabraresonabaenmiinteriorcomoenunpozosinfondo.

—Buen trabajo, Nora. Oh, y supongo que te gustará saber que Pepper estádetenidoyquenosencargaremosdeél.Dicequetúloobligastearobarlasplumas,perovoyahacercomoquenoloheoído.Unaúltimacosa.Considéralounaespeciede agradecimiento: hazte un corte enmedio de lamarca de lamuñeca—me dijo,serrándoselasuyaconelcantodelaotramano.

—¿Qué?Unasonrisadecomplicidad.—Porunavez,confíaenmí.Ysefue.Apoyé la espalda en un árbol y traté de reconsiderarlo todo con calma con la

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esperanza de encontrarle algún sentido. Dante, muerto. La hechicería diabólica,erradicada. La guerra, inexistente. Mi juramento, cumplido. Y Scott. Oh, Scott.¿Cómo iba a contárselo a Vee? ¿Cómo podría ayudarla a superar la pérdida, laangustia, la desesperación? ¿Cómo iba a animarla a seguir adelante cuando yotampoco sabía cómohacerlo?Tratar de sustituir aPatch, incluso intentar encontraraunquesolofueraunpocodefelicidadconotrapersonaseríaunamentira.MehabíaconvertidoenunaNefilyteníalasuertedepodervivirparasiempre,yladesgraciadetenerquehacerlosinPatch.

Oírumordepasosdelantedemí,avanzandoporlahierba:elsonidomeresultabafamiliar. Me enderecé y, cuando ya estaba dispuesta a atacar, una silueta negraemergió de la niebla. Sus ojos rastreaban el suelo, en busca de algo. Se agachabajunto a cada cuerpo, lo inspeccionaba con ansiedad y luego lo apartaba con el piemientrasrenegabaconimpaciencia.

—¿Patch?Estaba inclinándose sobreun cuerpoendescomposicióny sequedóparalizado.

Pocoapocofuelevantandolacabezaymiróalinfinitoentornandolosojos,comosinocreyeraloqueacababadeoír.Entoncessumiradaseencontróconlamíayalgoquenopudedescifrarbrillóensusojos.¿Alivio?¿Consuelo?Liberación.

Recorrí los metros que nos separaban a la carrera y me lancé en sus brazos,hundiendolosdedosensucamisa,enterrandoelrostroensucuello.

—Esdeverdad.Erestú.Nodejesquemevaya.Nodejesquemevayanuncamás—empecéallorarcondesespero—.HeluchadoconDante.Lohematado.Peronohepodido salvar a Scott. Estámuerto. La hechicería diabólica está erradicada, pero aScottlehefallado.

Patchmemurmurópalabrasdulcesaloídoconlasmanostemblorosas.Fuimosasentarnosenunbancodepiedra,peronomesoltóniunmomento:meteníacogidacomosituvieramiedodequemeescaparaentresusdedoscomounpuñadodearena.Ajuzgarporsusojos,rojosyapagados,habíaestadollorando.

«Sigue hablando—me dije amímisma—.Que el sueño continúe. Lo que seaparamanteneraPatchaquí».

—HevistoaRixon.—Hamuerto—dijoPatchsinambages—.Comotambiéntodoslosdemás.Dante

los sacó del infierno, pero para ello tuvieron que jurarle lealtad y dejar que lesinyectase un prototipo de hechicería diabólica. Era el único modo de salir.Abandonaronelinfiernoconlahechiceríadiabólicacorriéndolesporlasvenas:erasualma.Cuando la has destruido, todos los ángeles caídos que la habían tomadohanmuerto.

«Nopuedeserunsueño.Tienequeserlo,pero,almismotiempo,esdemasiadoreal».Sutacto,tanfamiliar,meaceleróelcorazónymederritiólasangre:nohabría

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podidorecrearunareaccióntanconvincenteensueños.—¿Ytúcómohassobrevivido?—Yono le juré lealtad, y tampoco dejé queme inyectara hechicería diabólica.

OcupéelcuerpodeRixoneltiempojustoparaescapardelinfierno.NomefiabadeDante,nitampocodelahechiceríadiabólica.Encambio,sabíaquetúacabaríasconlosdos.

—Oh,Patch—dijeconvoztemblorosa—.Tehabíasido.Vitumoto.Novolviste.Creí…—Elcorazónsemeencogióyundolorlaceranteseexpandiópormipecho—.Cuandonoconseguísalvartupluma…—Lasensacióndevastadoradelapérdidasemetiódentrodemícomoelfríodelinvierno,implacableydevastador.MeacurruquéjuntoaPatch,temiendoquesedesvanecieraentremismanos,yluegomesentéensuregazoylloréconlacabezapegadaasupecho.

Patch me meció en sus brazos, estrechándome contra él. «Ángel —murmurómentalmente—.Estoyaquí.Estamosjuntos.Todoseacabóynostenemoselunoalotro».

Elunoalotro.Juntos.Habíavueltoconmigo;todoloqueimportabaestabaallí.Patchestabaallíconmigo.

Me sequé los ojos con las mangas, me apoyé en las rodillas y me senté ahorcajadasensuscaderas.Enterrélasmanosensuscabellososcuros,atrapandolosrizosentremisdedos,yloacerquéhaciamí.

—Quieroestarcontigo—ledije—.Tenecesitocerca.Tenecesitotodo.Lobesé, desesperada y apasionadamente, perdiéndome en su sabor. Susmanos

me estrecharon la espalda y me acercaron más a él. Le acaricié los hombros, losbrazos,losmuslos,notandocómotrabajabansusmúsculos,tanreales,fuertes,vivos.Subocaseapretócontralamía,vívida,conlafuerzadeldeseo.

—Quierodespertarmejuntoaticadamañanaeirmeadormircontigocadanoche—dijo Patch gravemente—. Quiero cuidarte, quererte como ningún hombre hayaquerido nunca. Quiero mimarte: cada beso, cada caricia, cada pensamiento tepertenecen.Voyahacertefeliz.Cadadía.Voyahacertefeliz.—Elaroantiguo,casiprimitivo, que sostenía entre los dedos captó la luz del sol y reflejó un brilloargentado—. Encontré este anillo poco después de que me echaran del cielo. Loconservépararecordarmeloinfinitaqueeralasentencia,loeternaquepuedeserunapequeñaelección.Hacemuchotiempoqueloguardo.Quieroquelotengastú.Túhasacabadoconmisufrimiento,mehasregaladounanuevaeternidad.Sémicompañera,Nora.Sémitodo.

Memordíellabio,reteniendounasonrisaqueamenazabacondividirmeelrostro,yplantéunpieenelsueloparaasegurarmedequenoestabaflotando.

—¿Patch?Sepresionólapalmadelamanoconelcantomásdesigualdelanilloyunhilode

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sangreseescapódelaincisión.—NoraGrey, en este día, te juro que, de ahora en adelante, para siempre,me

entregoati.Soytuyo.Miamor,micuerpo,mialma:mepongoentusmanos,bajotuprotección.—Sostuvoelanilloenelaire,comounofrecimiento,comounapromesavinculante.

—Patch—suspiré.—Si no consigo cumplir con lo expuesto,mi sufrimiento ymi pesar seránmi

eterno castigo.—Clavó enmí sumirada y vi una sinceridad desnuda en sus ojos.«Peroloconseguiré,Ángel.Loconseguiré».

Aceptéelanilloy,cuandoyaestabaapuntodeabrirmelapalmaconelborde,talcomolohabíahechoPatch,recordélaadvertenciacrípticadeBasso.Entoncesdeslicéelanillohaciaarribaytachélamanchaenformadelápizqueteníaenelinteriordelamuñeca,unamarcaconlaquehabíanacido,unamarcademiherenciaNefil.Mipielsemanchóderojo.Coloquémi incisiónen lamanodePatchysentíunhormigueoallídondenuestrasangresemezcló.

—Patch,juroaceptartuamorycuidarlo.Y,acambio,entregartemicuerpoymicorazón:todoloqueposeoesparati.Soytuya.Completamente.Ámame.Protégeme.Satisfazme.Yteprometoqueyoharélomismo.

Mepusoelanilloeneldedo.Depronto,Patchtuvounespasmo,yotro,comosifueravíctimadeunadescarga

eléctrica.—Mimano—dijoenunsusurro—.Mimano…Memiróalosojos.Laconfusiónseinstalópocoapocoensurostro.—Mimano…Sientouncosquilleoallídondesehamezcladonuestrasangre.—Losientes…—dije,demasiadoasustadaparacreerquepodíaserverdad.No

quería hacerme ilusiones.Me dabamiedo que esa sensación pudiera desvanecersecon la misma rapidez con que había venido y que el cuerpo de Patch volviera aquedarfuerademialcance.

No.EraelregaloquemehacíaBasso.Patch,unángelcaído,podíasentir.Todosmisbesos,cadacaricia.Elcalordemi

cuerpo,laintensidaddemisreacciones.Soltóunsonidoqueestabaentreunarisayungemido,yensusojosvibrillarel

asombro.—Tesiento.Me paseó las manos por los brazos, explorando mi piel apresuradamente,

acariciándomelacara.Mebesó,conganas,yseestremeciódeplacer.Yentoncesmeenvolvióensusbrazosygritódealegría.—Salgamosdeaquí—murmuró,conlosojosbrillantesdedeseo.Loabracéyacurruquélacabezaenlacurvadesuhombro.Sucuerpoerafirme,

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todo seguridad, un contrapunto de calidez. Y ahora él también podía sentirme. Elcosquilleodeldeseomerecorriólapiel.

Habíaocurrido.Estábamoslosdosjuntos.Parasiempre.Todolosucedidoerayacosa del pasado. El sol me calentaba la espalda e iluminaba el camino que aúnteníamosporrecorrer.

Nosemeocurríaunauguriomejor.

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Epílogo

TresañosdespuésValleHodder,Lancashire,Inglaterra

—Vale, tú ganas —suspiré poniéndome en pie mientras miraba a Vee conadmiración.

Entrabaenlasacristíadelaiglesialevantándoseligeramenteeldobladillodeunvestido de seda gris que le llegaba hasta los pies. Bajo los rayos del sol que sefiltrabanporlasvidrierasdecolores,latelabrillabaconuncolormetálico.

—Yaséquetedijequetequedasesconelblanco,peromeequivocaba.Vee,estásimpresionante.

Diounavuelta completa yme enseñó las botas de combate quenohabía vistodesdeelinstituto.

—Algoviejo—meexplicóVee.Memordíellabio.—Creoquevoyallorar.—Túencárgatedecogerelramocuandololance,¿vale?Yluego,cuandonadie

nosvea,me lodevuelvesparaquepuedamandarloa secaryenmarcar…¡yasíyatendrásunmotivoparaburlartedemídurantetodalavida!

—Soy unaNefil. Tendré ese ramo enmi poder antes de que el cerebro de tusotrosamigoshayasiquieraregistradoquevasalanzarlo.

Veesoltóunsuspirodefelicidad.—¡Estoytancontentadequehayasvenido!—Senecesitanmásdecincomilkilómetrosparaimpedirmeasistiralabodade

mimejor amiga.—Leofrecí una sonrisa insinuante—. ¿Dóndepasaréis la luna demiel?

—Gavinnomelohadicho.Essugransecreto.Sevequelotienetodoplaneado.Ya le dije que yo solo necesitaba una cosa: un hotel que incluya los donuts en elservicio de habitaciones. Estaremos fuera diez días y cuando volvamos, los dosempezaremosabuscartrabajo.

—¿Tehasplanteadoregresaralgunavez?—¿AColdwater?Dios,no.EstoybienenInglaterra.Aestosingleseslesencanta

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mi acento. La primera vez queGavinme pidió para salir lo hizo solo para oírmehablar.Afortunadamenteparaél, esunade las cosasquehagomejor.—Sumiradaperdiólaexpresiónjocosa—.Metraedemasiadosrecuerdos.NopuedopasearporlacallesintenerlasensacióndequeveoaScottentrelamultitud.¿Creesquehayvidadespuésdelamuerte?¿Creesqueesfeliz?

Semehizounnudoenlagarganta,demasiadogordocomoparapoderhablar.NohabíapasadoniunsolodíadesdelamuertedeScottsinqueleexpresaramigratitudporsusacrificio.

—Debería estar aquí. No sabes cuánto me gustaría —dijo Vee inclinando lacabezayexaminándoselasuñasreciénpintadas.

—Amítambién.—Leestrechélasmanos.—TumadremedijoqueMarciemurióhaceunpardemeses.—Viviómásdeloquetodoelmundoesperaba.—¿Unamanzanapodridahastaelfinal?—Mimadrefuealfuneral.Habíacincopersonasentotal,incluidasumadre.Veeseencogiódehombros,conciertaindiferencia.—Serecogeloquesesiembra.Lapuertaderoblearqueadaseabrióymimadreasomólacabeza.Habíallegado

hacíayaunasemanaparaayudaralamadredeVeeconlospreparativosdelaboda,ycreo que estaba encantada con la labor.Con el tiempo, además de llegar incluso aalentar mi relación con Patch, había acabado aceptando que Patch y yo habíamosjuradonuestrosvotosbajoel cielo, loshabíamosselladoconsangreyno teníamosintencióndecelebrarunagranbodablanca,asíqueesaerasuúnicaoportunidad.Ylomásirónicodetodo:¿quiénibaapensarqueVeeseguiríauncaminomástradicionalqueelmío?

Mimadrenossonrió.—Secaosesosojos,yacasieshora.Me apresuré a retocar el moño de Vee: le solté un par de mechones para

enmarcarleelrostroyseloadornéconfloresdejazmín.Encuantohubeterminado,Vee me rodeó con sus brazos, zarandeándome animadamente a la derecha y a laizquierda,yentoncesoímosundesgarro.

—¡Mierda!—exclamóVee, volviéndosepara examinar la costura abierta de suvestido—.Pedíunatallamenos,convencidadequemeadelgazaríacincokilosparala boda.No es que estuviera gorda, pero aún podía permitirme perder un poco demasaNefil.Elproblemaesquesiemprehabíaalgúnbizcochoenlacocina.

Nopudeevitarlo;mediounataquederisa.—Sí,muydivertido, pero ahora tendréquepasearmedelantede toda esagente

conlasbragasalaire,yatitedalomismo—rezongóVee,peroellatambiénsereía.Cogióunatiritadelbolsoylapegóencimadelatelarasgada.

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Nosentrótalataquederisaquenospusimosrojascomotomatesynosquedamoscasisinaliento.

Seabriólapuertaporsegundavez.—¡Vamos,deprisa!—meinstómimadresacándomefuera.Lamúsicadeórgano

llegabadelacapilla.Mesituéenlacoladelasdamasdehonor,todasconelmismovestidodegaladetafetánamarillo,yaceptéelramodelilasblancasquemeentregóMike,elhermanodeVee.Veesecolocójuntoamíyrespiróhondo.

—¿Preparada?—lepregunté.Meguiñóelojo.—Ylista.Los vigilantes que esperaban plantados a cada lado de las enormes puertas de

maderagrabadalasabrierondeparenpar,yVeeyyoentramosenlacapillacogidasdelbrazo.

Despuésde laceremonia,empezólasesióndefotosenelexteriorde lacapilla.Un brillante sol de tarde derramaba una luz dorada sobre los campos verdes y laspintorescasovejasquepasturabanenladistancia.Y,enmediodeaquelpaisaje,Veeresplandecía,másserenayradiantedeloquelahabíavistojamás.Gavinlacogiódelamano,leacariciólamejillaylesusurróalgoaloído.Veenomehabíadichoqueera humano, pero lo supe enseguida. Como ella no había jurado lealtad, los dosenvejeceríanjuntos.Nosabíamuybiencómoseríaeseprocesodeenvejecimiento(nitampoco el mío), porque, hasta entonces, no se había sabido de ningún Nefil queviviera indefinidamente sin verse obligado a hacer un juramento de lealtad. Encualquiercaso,Veeera inmortaly,algúndía,Gavinmoriríasinsaberquesumujernunca lo seguiría al mundo del más allá. No le tuve en cuenta a Vee que se lomantuviera en secreto; la admiraba por tratar de tener recuerdos felices, y punto.ConocíaGavinenlamismaboda,perosuadoraciónysuamorporellaeranobvios,asíque¿quémáspodíapediryo?

La recepción también se celebró fuera, bajo una enorme carpa blanca. Aúndeslumbradaporlosflashes,medirigíalbarypedíunaguacongas.Yahabíaparejasbailando al son de la orquestra, pero casi nime fijé en ellas. Todami atención seconcentróenPatch.

Sehabíaacicaladoparalaboda,yllevabaunesmoquinnegrohechoamedidaysumejorsonrisadepravada.Elesmoquinrealzabasucomplexiónatléticaylasonrisainyectóunabuenadosisdeadrenalinaenmicorazón.Éltambiénmevio,ysusojosnegros se encendieron por el deseo y el afecto.Un hormigueome recorrió la piel.Habíaestadoseparadadeélcasitodoeldía,yahoralonecesitaba.Locamente.

Patch se me acercó sin prisas, con un vaso de vino en la mano. Llevaba lachaqueta del esmoquin echada encima de los hombros y los cabellos se le habían

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rizadoporlahumedaddándoleunaspectodesenfadado.—Hayunhotelitoenestamismalacarretera.Yunestablodetrásdeesosárboles,

si estás realmente caliente —dijo, sin tener la menor duda de la dirección quetomabanmispensamientos.

—¿Acabasdedecir«caliente»?Patchmecogiódelascaderasytiródemíhaciaél.—Sí.¿Necesitasunademostración?—Mebesóunavez.Yluegootra,alargando

elbesomientrashacíavariasmaniobrascreativasconlalengua—.Tequiero.—Dospalabrasquenomecansarédeoírnunca.Meretirólosrizosdelacara.—Nuncahabíaimaginadoquemividapudierasertancompleta.Nuncacreíque

pudieratenertodoloquequiero.Loerestodoparamí,Ángel.Suspalabras colmaronmi corazón.Loquería tantoqueme resultaba imposible

expresarlo con palabras. Era parte de mí. Y yo, de él. Unidos para el resto de laeternidad.Meacerquéasuslabiosylobesé.

—Creoquevoyaaceptartuoferta.¿Unhotelitodecampo,hasdicho?«ElCadillacestáaparcadodelante,ylamoto,enlapartedeatrás—medijoPatch

mentalmente—.¿Despedidatradicionaloescapada?»Laverdaderaqueyahabíatenidobastantetradiciónporundía.«Escapada».Patch me cogió en brazos, y yo grité de alegría mientras se me llevaba en

volandashaciadetrásdelaiglesia.Nossubimosalamotoysalimosatodavelocidadcarreteraabajo,caminodelhotel,rodeadosdelverdedelascolinas.

Dentrodelaprivacidaddenuestraacogedorahabitación,levantélosbrazosytirédesucorbatadeseda.

—Tehasvestidoparaimpresionar—ledijeconaprobación.—No,Ángel.—Se inclinó haciamí y, rozándome ligeramente la oreja con los

dientes,añadió—:Medesvestiréparaimpresionar.

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Agradecimientos

NosécómoexpresarmigratitudatodasesaspersonasquehanhechoposiblequeescribieralaserieHush,Hush.Enprimerlugar,amifamilia,porsuapoyoconstante.Nunca deja de maravillarme estar rodeada de gente que me quiere tanincondicionalmente.

Muchasgraciasamiagente,CatherineDrayton,porsuvotodefe.Me considero muy afortunada de haber trabajado con algunos de los mejores

profesionalesdelsector:CourtneyBongiolotti,JuliaMaguire,ZareenJaffery,JustinChanda,AnneZafian, JenicaNasworthy, LucilleRettino, ElkeVilla,ChrissyNoh,JonAndersonyValerieShea.

No puedo dejar de agradecer a Anna McKean y Paul Crichton las horasincontablesdetrabajoquehaninvertidoenellibro…yelhabercuidadotanbiendemícuandonohetrabajadoencasa.

Doy gracias asimismo por las amistades que he hecho durante este viaje, enespecial JennMartin y Rebecca Sutton, el dúo dinámico deFallenArchangel.com.¡MantenedlacalmayllamadaPatch!

ALyndseyBlessing,CharlieOlsenyelrestodelequipodeInkWellManagement:graciasporvelarpormí.

Me encantan las portadas demis libros, así que debo felicitar a JamesPorto yLucyRuthCumminsporsusilustracionesysucreatividad.

Gracias a LisaMartin, una fan extraordinaria, que apostó por un personaje enbeneficio de la fundación sin ánimo de lucro Kids Need to Read: aprecio tugenerosidad¡yahorahasquedadoinmortalizadaenestelibro!

Alaslibreríasybibliotecasquetrabajáisenprimeralínea:sihabéisrecomendadoHush,Hushaunlector,osdebouna.Mientras,sabedqueesteagradecimientoessoloparavosotros.

Desde queHush,Hush se ha publicado, he tenido la increíble oportunidad deviajarpor todoelmundoyconocera lectoresde todaspartes.Nadadeestohabríasidoposiblesinmiseditoresinternacionales.Quierodarespecialmentelasgraciasamis amigos de Simon & Schuster UK, Simon & Schuster Australia, Simon &SchusterCanada,PiemmeFreeway,yLattès.

Finalmente,unapunteparamislectores.¡Hansidotresañosasombrosos!Graciasporserunpúblicotandivertido.Graciasporvuestrascartasdeapoyo,poracudiralaspresentaciones, y por haberos enamorado de Patch, Nora, Vee y Scott. Estoyimpacienteporescribirparavosotrosdenuevo.

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BECCAFITZPATRICK(nacidael3defebrerode1979)esunaescritoraestadounidense,conocidaporhaberescritounodelosbestsellersdelNewYorkTimes:Hush,Hush.Criada enCenterville (Utah), se graduó en abril de 2001 enUniversidadBrighamYoung con una licenciatura en Ciencias de la Salud, y se fue a trabajar comosecretaria,maestra, y de contadora en una escuela secundaria alternativa enProvo.Paraluegodedicarseasugranpasión:escribir.

Enfebrerode2003,sumaridoJustin,unnativodeFiladelfia,lainscribióenunaclase de escritura creativa para su vigésimo cuarto cumpleaños. Fitzpatrick hadeclarado: «Ese día me fui de la niña que escribió las historias diarias en laintimidadde su diario, a la niña que escribió las historias y los compartió con lagentefueradelosmundosensucabeza.FuetambiénenesacategoríaqueempecéaescribirHush,Hush».Acerca del regalo de Justin tambiénpodemos encontrar unareferenciaen ladedicatoriadelprimer tomodesusaga.Ladedicatoria reza:«ParaHeather, Christian yMichael. Nuestra infancia no era nada sin imaginación. Y aJustin.Graciaspornoelegirlaclasedecocinajaponesa.Tequiero».Alparecer,sumaridotuvoquedecidirseentreelcursodeescrituracreativayeldecocinajaponesa.

PocodespuésdeterminardeescribirlasagaHush,Hushlaautoraanuncióestarescribiendounanuevahistoria.ÉstatienecomotítuloBlackIce.

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