Nº3 - Sociedad y Represión. Revista Instinto Social

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    InstintoSocialRevista de pensamiento y análisis crítico

    N.3 - Sociedad y Represión

    Mayo 2016

    Edita y publica: Instinto SocialISSN 2339-8531 - Depósito Legal B 3963-2014Sitio web: http://www.instintosocial.orgEmail: [email protected]ías: Mustapanki / Ea

    Este obra está bajo una licencia de Creative CommonsReconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacion

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    N.3 - Mayo 2016 ISSN 2339-8531Instinto Social

    Sociedad y Represión es el tulo del tercer número de estarevista. La realidad social que hoy a za a la Humanidad nosproporciona un sin n de tristes y lamentables ejemplos de la

    barbarie represiva, mayoritariamente perpetuada por Estadosde todo signo, negando sistemá camente toda pretensión deconstruir un mundo diferente al que nos quieren empujar. Perotoda represión no es más que un po especí co de violencia:aquella perpetuada desde una posición de superioridad en lafuerza, contra aquellos que no actúan según los parámetrosque esa sociedad quiere asentar. Su sen do dependerá,entonces, de las ideologías y de los grupos que imperan, y susmétodos y sus obje vos irán ligados a los obje vos sociales queéstos proponen, según se apueste por una sociedad ver cal uhorizontal. Este número intenta aportar dis ntos elementospara re exionar alrededor de dicha violencia represiva.

    Abrimos la revista con el editorial “Bajo el signo de la violencia”.Posteriormente, en la sección Opinión, podéis encontrar elar culo “Ley Mordaza: o el Estado llamando a la Violencia”,re exión alrededor de la nueva Ley de Seguridad Ciudadanaaprobada en el Estado español, en lo que supone un avancemás del Estado contra la Libertad del Individuo. A con nuaciónel ar culo “Crónica desde la cárcel: mujeres en aislamiento”que recoge los tes monios de un grupo de mujeres cas gadasa incomunicación reiteradamente por su inadaptación alsistema carcelario.

    La sección Acátedra está compuesta en este número pordos ar culos. El primero se tula “El Eco de las Muletas. Unaaproximación a Manuel Escorza del Val”. Se trata del primero

    de una serie de ar culos que nos aproximarán al responsablede los servicios de información libertarios catalanes durantela Guerra Civil Española (1936-1939). Las organizaciones

    libertarias le encomendaron, entre otros quehaceres, larepresión de fascistas y a nes, y su actuación resultó ser muypolémica desde dis ntos puntos de vista. Conocer a ManuelEscorza del Val permi rá reconocer y valorar el signo deesta represión libertaria, con aciertos y errores que creemosnecesario re exionar. A con nuación, se podrá leer el ar culo“Libertad e Igualdad como valores de referencia III: estructurade la represión”, esta vez proponiendo una base teórica para elanálisis de la violencia represiva.

    Para cerrar este número, os encontraréis dos ar culos dentrode la sección Análisis. En primer lugar, “¿Nos hemos conver doen romanos?”, un análisis sobre la película Espartaco, dirigidapor Stanley Kubrick, con guión de Dalton Trumbo e interpretadapor Kirk Douglas. Y, para cerrar este número, otro análisissobre algunos vídeos publicitarios de las anteriores eleccionesgenerales en el Estado Español (diciembre 2015), y que podránservir, ante las próximas elecciones generales de este mes de

    junio, para comparar y ver cómo se mueven discursivamenteen sus estrategias para la captura del voto. Ambos análisis sonla puesta en prác ca de la propuesta teórica que publicamosen el primer número de la revista, concretamente en el ar culo“Libertad e Igualdad como valores de referencia”.Esperamos que sea de vuestro interés.

    Salud.Ins nto Social

    Editorial [p. 05]

    Opinión [p. 06]Ley Mordaza: o el Estado llamando a la violencia [p. 06]Crónica desde la cárcel: mujeres en aislamiento [p. 12]

    Acátedra [p. 14]El eco de las muletas: una aproximación a Manuel Escorza del Val [p. 14]Libertad e Igualdad como valores de referencia III: estructura de la represion [p. 46]

    Análisis [p. 54]¿Nos hemos conver do en romanos? Análisis de la película Espartaco [p. 54]La ilusión de cerrar los ojos [p. 65]

    ÍNDICE

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    Instinto SocialRevista de Pensamiento y Análisis C

    Violencia. Palabra maldita, realidad indeseable. De violenciaslas hay de muchos signos y en múl ples direcciones. O se laenfrenta, o corrompe todo lo que encuentra. Es por ello quetoda sociedad debe decidir qué hacer con ella: o potenciarla odejarla en cuarentena.

    Toda sociedad, entonces, debe educar a los individuos enrelación a ella. Y para ello, debe decidir qué po de sociedad yqué po de individuos genera, lo que implica re exionar sobrelos mismos fundamentos sobre los que se quiere construir ydesarrollar. Sólo hay dos caminos: O se opta por la Libertad yla Igualdad, o se opera contra ellas. No hay ni medias ntas niexiste otra quimera.

    Una sociedad organizada a par r del privilegio, no puedegenerarse más que con una extrema violencia, pues niega laLibertad y la Igualdad con sólo su presencia. El hecho de queunos puedan decidir sobre la vida del resto no puede par rmás que de un acto brutal de violencia; que unos pocospuedan poseerlo casi todo y el resto prác camente nada, nopuede empezar más que por acciones agresivas de individuosdesatados en su codicia.

    Las sociedades actuales son la evidencia de cómo se hasucumbido ante un puñado de individuos organizados a par rdel monopolio de la violencia. Y para mantener sus estructurasde jerarquía y sumisión, de privilegio y exclusión, no pueden másque potenciarla hasta sus úl mas consecuencias. La macabraposibilidad de desatar un holocausto nuclear no plasma másque el triunfo de su demencia.

    Y nos dicen, además, que la Violencia sólo pueden usarlalos que están más fuertes en ella, chantajeando con unaSeguridad imposible dentro de un Orden fragmentado entrericos y miseria... Orden forjado con la paz de su Violencia.Y uno puede regocijarse con el humo de sus creencias, quevenden como “verdades” celes ales, “verdades” ancestrales,

    “verdades” patrioteras, e incluso, “verdades” de la ciencia.Porque curas y polí cos, banqueros y usureros, catedrá cos ycharlatanes de los media… saborean el privilegio que les brindala Violencia. Y por eso la apuntalan y la jus can en nombrede “verdades” eternas que se esfuman cuando quiebra su máspreciada Violencia. Porque en el fondo sólo enen miedo a quese derrumbe la estructura que los eleva: “qué terrorí co vivircomo cualquiera”... y por eso, siempre requieren de más y másViolencia.

    Empujar a la Violencia, es también Violencia. Es tener querecurrir a la autodefensa cuando no hay más camino queenfrentarse a ella, sabiendo que el que la provoca, disponede mucha más fuerza. Y algunos gritan, y la condenan, y sehorrorizan cuando ven que no sólo sus lacayos la despliegan:“¡oh! ¡Esto es Violencia!”. Su re nada hipocresía, es Violencia.

    Porque su violencia es co diana, es sibilina, es silenciosa,es traicionera. Hasta que, cayendo en espiral por el agujeroabsurdo de la Violencia, se llega al CIE y a la mazmorra; a laJus cia y a la Sentencia; y luego a la cárcel, a la Celda deAislamiento, a la Tortura, e incluso al Asesinato en toda regla. Ycuando su Desorden degenera, no importa, siempre se disponedel recurso de la Guerra. Poco importa donde huyas, porquesiempre se llega al límite de su Violencia, como expresa todafrontera: “No molesten: tenemos más Violencia”. Callejón sinsalida, el de la Violencia.

    EDITORIAL

    Bajo el signo de la viole

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    La crisis de 2008 puso en el punto de mira de los movimientossociales los dos valores fundamentales sobre los que seasienta nuestra sociedad ver cal: la Autoridad (No Libertad) y

    la Propiedad (No Igualdad). Cierto que, tanto por la amplitudsocial que abarcaron como por la longitud temporal queaguantaron, no se quiso o no se pudo profundizar en ambosvalores para llevar la crí ca hasta las úl mas consecuencias.Más bien, se operó en una especie de “periferia axiológica”donde precisamente ningún posicionamiento ideológicopudiese es gma zar ni gue zar la convulsión social delmomento. Y seguramente fue lo más acertado, aunque justoahora empecemos a ver y a pagar las consecuencias de talbastardía ideológica e inconsistencia polí ca y moral.

    De hecho, por un lado, una de las cosas más sorprendenteses que la mentalidad autoritaria en lugar de decrecer parecehaber ido en aumento. Y ello después de que movimientossociales como los del 15M, asentados sobre estructurashorizontales, irrumpiesen con espectaculares acciones comofue rodear parlamentos para increpar a los especímenes quese promocionan y rapiñan por el ámbito de la ges ón públicadel Estado. Hacía mucho empo ya que la Autoridad no seveía (hasta cierto punto) tan cues onada. Pero no lo su cientecomo para que nalmente algunos hayan sabido capitalizarel malestar, catapultándose hacia los sillones que dotan deAutoridad. O lo que es más triste, la mayoría de las veces sólooptando a pretenderlo.

    Por el otro lado, nos encontramos acciones como las de laPlataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que, quizás,fueron las que más violentaron al sistema. Y ello porquedesarrollaron una lucha sobre una realidad palpable einnegociable, la del derecho a techo, con obje vos concretos ymuy bien de nidos. Y para ello rozaron peligrosamente la bradel otro valor fundamental de nuestras sociedades, esto es, laPropiedad (No Igualdad), puesto que de forma tangencial susbatallas se desencadenaron en las periferias de la PropiedadPrivada. Pero tampoco la PAH se atrevió a ir más lejos, nia cues onar esa Unidad Fundamental del actual sistemaver cal, sino sólo algunos de los procesos que la despliegan

    y la legalizan, sin entrar en ningún momento a cues onar sulegi midad úl ma. En otras palabras, la Propiedad Privada no

    fue en sí misma cues onada por casi nadie, sólo las formas deacceso a ella puesto que se evidenciaron tramposas, cuando noautén cas estafas.

    En lugar de realizarse una crí ca feroz sobre lo fundamentaldel problema (esto es, que toda Propiedad es un robo a laComunidad), la PAH se sigue concentrando en una luchadefensiva para liberar al afectado de lo que precisamente nosata al sistema: esto es, la deuda. Con la Dación en Pago comopanacea, se busca al menos romper con la esclavitud quesupone una deuda “eterna” sobre la que se estructuran todas lasestrategias de enriquecimiento. E indirectamente, estas luchastensionan de nuevo esa incompa bilidad entre una Comunidadque en realidad es casi inexistente, precisamente porque laPropiedad totaliza prác camente todas las relaciones humanas.Y es que en nuestros tristes días, en la inevitable guerra entrela Igualdad y la No Igualdad, se impone abrumadoramente estaúl ma. Pero digamos también que ya su ciente hace la PAHcomo para asumir una tarea de tal envergadura.

    Por lo tanto, tanto la Autoridad como la Propiedad se vieronatacadas, aunque fuera de un modo tangencial y periférico.No contra sus fundamentos, pero sí contra algunas de susprincipales exigencias: la obediencia a la Autoridad, y laexclusión de la Propiedad.

    Más allá del éxito o fracaso que tuvieran, lo que no se puedenegar es que tanto el 15M como movimientos como la PAH,los Iaio autas... consiguieron desbordar y hasta desar cularel discurso ins tucionalizado de la represión por algunassemanas. De hecho, el 15M irrumpió en medio de una campañaelectoral cogiendo totalmente desprevenido al entramadopolí co-mediá co que ampara la represión. Incluso los mediosde comunicación potenciaron discursivamente, de una formamás bien inconsciente y descontrolada, unos movimientosprotagonizados por el mismo público al que se dirigen eintentan delizar, y con el que se iden can los mismosprofesionales de la comunicación. De hecho, es este públicoel que estaba convulsionado y totalmente indignado por lospropios mensajes que desde las pantallas se difundían para

    publicitar y explicar una crisis que amenazaba precisamente elpo de vida o cialmente promocionado.

    LEY MORDAZA:O EL ESTADO LLAMANDO A LA VIOLEpor Instinto Social

    OPINIÓN

    Fotografía: Mustapanki

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    OPINIÓN

    Pero es que además la situación adquirió cierta complejidadpara su control, pues estos movimientos se caracterizarondesde su irrupción por un repudio mani esto a la violencia,dejando en un vacío absoluto el discurso represivo protocolariode “demócratas contra violentos”. Que es, al n y al cabo, eldiscurso madre desde el que se señalan los enemigos delsistema. Y es que, además, la no violencia de estos movimientosdejó en inservible la segunda fase de desar culación y divisiónde los movimientos de protesta, esto es, aquel discurso quebusca dividir forzando un posicionamiento mental del ac vistaentre “violentos y no violentos”.

    Y sin poder operar discursivamente en ninguna de estas dosescalas protocolarias del discurso de la represión, se anduvocon bastantes ambivalencias y desacoplamientos entre laacción sica represiva (la violencia policial) y el discursivo quela legi ma y ampara, puesto que no sólo no había “violencia

    enemiga”, sino que la única que se exhibía mediá camenteera la violencia de la represión ante unos ciudadanoscuyas reivindicaciones se asentaban en el mismo discursoins tucional.

    Y es que lo que captaban las cámaras con evidente claridadera que la violencia policial era totalmente desproporcionadaante unos “ciudadanos” que no pedían otra cosa que el respetopor los propios valores sistémicos tan laureados en los medios.Y con tanta cámara y tantos aparatos de esta loca sociedadtecni cada, estos movimientos consiguieron también desvelarcristalinamente esa realidad intrínseca de toda ver calidad:que los violentos son los que de enden a los ladrones; y quelos ladrones son los que pagan a los violentos. Pues con estatela se teje todo privilegio.

    Costó lo suyo enderezar la lógica indignación ciudadana haciaese impera vo sistémico de tomarse las bofetadas con ladebida calma. En Cataluña, por ejemplo, se tuvo que esperaral cerco del parlamento catalán para que todos los medios decomunicación salieran al día siguiente en la misma direccióndiscursiva: una condena pública y unánime a esa acción“acosa va” a los representantes democrá ca y legí mamenteelegidos. Fue el primer paso para sacar al ciudadano de la plazay devolverlo a los límites de la propiedad privada (aunque estébajo abusivo alquiler).

    Pero en general, a falta de violencia condenable por partede los manifestantes, la desar culación vino por capearun temporal que el propio cansancio, las vacaciones deverano y un resituamiento del discurso polí co (gracias a laemergencia de nuevas siglas polí cas) acabaran por devolverla “paz ciudadana”. Y si en el conjunto del Estado tuvieron quear cularse propuestas polí cas nuevas para hacer creíble la farsade una regresión imposible al estado anterior de las cosas, enCataluña se procedió al deslizamiento hacia el vacío patriotero(¡qué fruc fero para ambas ver calidades discu r sobre cuáles

    son las mejores autoridades!, ¡qué estéril socialmente olvidarque no sólo son prescindibles, sino que es lo deseable!).

    Pero antes de ello, el problema para los técnicos de larepresión era cómo impedir que las vinculaciones Comunidad-Autoridad (donde la Igualdad se pervierte en la No Libertad)se con nuaran cues onando, permi endo la emergencia derelaciones horizontales entre Comunidad-Individuo basadas ensolidaridades defensivas ante la propia voluntad del Estado. Erael problema de la emergencia de una Solidaridad defensiva y,además, No Violenta. Y sólo el empo ha conseguido, poco apoco, encauzar el discurso de protesta dentro de los parámetrossistémicos, gracias a la apuesta ver calizante de algunos que sehan catapultado hacia la Autoridad misma, permi endo nuevasformas de perversión de la Igualdad en la No Libertad (de laComunidad en la Autoridad).

    Porque si el entramado mediá co-represivo está preparadopara legi mar su propia violencia frente a la violencia ajena(por ejemplo, contra los llamados “an sistema”; o contra

    la más evidente violencia ejercida por bandas como ETA yGRAPO; e incluso contra ese terrorismo sádico y “misterioso”de supuestos islamistas fana zados), con estos movimientossociales descubrió por sorpresa que su mayor debilidad estribaprecisamente en los propios postulados de la fe que difunde. Ende ni va, en la farsa que profesa.

    Esta tragedia sistémica (que la represión se vea azotada porsu propio discurso) descoló sobre manera a los técnicos de larepresión, al producirse desajustes insalvables entre la violencianecesaria para proteger a los causantes de aquella “AlarmaSocial” (corrupción polí ca generalizada, bancos estafadores,bancos expropiadores, policías violentos...), y los ciudadanosdefensores del discurso o cial que precisamente encubre,encumbra, enriquece y jerarquiza a todos aquellos.

    De este modo, los técnicos de la represión se vieronsorprendidos por estos movimientos No violentos. Quizás,quiénes mejor simbolizaron esa situación paradoxal fue esapresencia con nua, molesta y “corrosiva” de los Iaio autasen casi todas esas movilizaciones que hicieron patente laIndignación ciudadana. Que frente a los An disturbios hubieseabuelos y no encapuchados no sólo mediá camente generapreguntas molestas, sino que incluso di culta el trabajo delmás descerebrado del gimnasio. En otras palabras, el sistemamediá co-policial de la represión social estaba perfectamentepreparado para hacer frente a terroristas y asimilados, pero nodisponía de herramientas para hacer frente a la No violencia delIndignado ciudadano.

    Esto explica la elaboración de la conocida Ley Mordaza, que es laLey contra el Indignado, aquel creyente del discurso o cial quese ha visto estafado (ya sea polí ca como económicamente, yasea por ambos) y que se lanza a la calle imbuido de una verdadultrajada por los mismos que la venían proclamando. Y queinesperadamente se pone enfrente de aquellos mismos en losque ha creído para recriminarles que “No nos representan”, o

    para gritarles que “No es una crisis, es una estafa”, o que “Nohay PAH para tanto chorizo”...

    Ley mordaza:o el Estado llamando a la violen

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    La Ley Mordaza, pues, no se puede entender sin comprendercontra quién va dirigida, cuál es su des natario, y qué aspectosdel entramado mediá co-represivo intenta reforzar. Para ello,lo primero que deben haber hecho los técnicos de la represiónes analizar todos los problemas de control que les han supuestolos úl mos movimientos sociales, los cuales han despedazadolos discursos represivos hasta la fecha protocolarios. Porquedesde el 15M hasta la PAH se han sucedido movimientos quepresentaban caracterís cas que pusieron entre las cuerdasla armonía mediá co-policial imprescindible para el controlsocial, y que ha costado lo suyo volver a armonizarlos:

    1. Se trataba de movimientos “Pro-sistema”. Cierto que losllamados “an sistema” par ciparon, cuando no estructurarony dieron impulso a gran parte de los movimientos y luchas,pero lo que conformaba el grueso de la Indignación era másbien “ciudadanos pro-sistema”, incluso reaccionarios, en el

    sen do que no se buscaba tanto una transformación social,como defender e impedir cambios que estaban amenazando alsistema mismo.

    2. Estos movimientos se caracterizaron por acciones “NoViolentas”, como mucho cercanas a la “Desobediencia Civil”,pero siempre con un claro repudio del uso de la violencia entodas sus protestas. Las situaciones de violencia atribuiblesa estos movimientos fueron totalmente residuales, yestadís camente despreciables.

    3. Ello se acompañó de un despliegue mediá co de ac vistas delos movimientos de protesta y de periodistas “descolocados”ante los hechos, gracias a la orgía tecnológica de nuestros

    empos, que posibilitó la captación de muchísimas situacionesdonde se evidenciaba el uso desproporcionado de la violenciapor parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.Lo que no hizo más que complicar el discurso protocolariode la represión: aquel que insiste en hacer posicionar a unomentalmente o bien con “los demócratas” o bien con “losviolentos”. Es más, se producía una peligrosísima inversión desen do: los demócratas eran precisamente los manifestantes, ylos violentos aquellos que defendían a todo aquello causante dela Indignación ciudadana precisamente porque ponía entre lascuerdas a la propia democracia. Y lo que es peor, visualizándoseel abuso de poder y de violencia propio de la acción represiva,hasta la fecha bastante invisibilizada e ignorada por gran partede la ciudadanía. Porque hasta entonces iba dirigida contra los“malos”.

    4. Por si no fuera poco, además se desar culó uno de losclásicos discursos de la represión para dividir toda protestainmune al discurso anterior: que no es otro que aquel quebusca diferenciar “los Violentos” de los “No Violentos”. Inclusosucesivas lmaciones demostraban cómo, en actos de violencia,los responsables eran precisamente policías in ltrados, queacababan siendo descubiertos, rodeados e increpados por los

    manifestantes, mientras los an disturbios tenían que salir alrescate de dichos provocadores. Se trataba, en de ni va, de

    diseñar un nuevo escenario represivo con nuevos protagonistas,los Indignados, protestando por algo tan evidente como estafas,recortes en educación y sanidad, maniobras polí cas dedudosa legi midad, corrupción generalizada, desalojos de losmás indefensos… Contra una ciudadanía que se movilizó antehechos de putrefacción sistémica, haciendo estallar una AlarmaSocial totalmente descontrolada por los mismos técnicos que lages onan y la declaran.

    La Ley Mordaza, entonces, no va dirigida hacia los clásicos“an sistema”, para los que ya se “dispone” intacto y biensubvencionado, de todo un entramado de represión jurídico-mediá co-policial para contener, provocar e incluso manipulary falsi car “su violencia”. Entramado que empieza por laelaboración de una versión gestada en las dis ntas dependenciasde “inteligencia e información” policiales; que pasa por sudifusión “correcta” por los medios; y que acaba en los servicios

    penitenciarios. La Ley Mordaza inaugura, más bien, un nuevomarco represivo para hacer frente a las convulsiones socialesal mismo pie de calle. No contra los “an sistema” más o menosaguerridos, sino contra “ciudadanos” heridos en su sensibilidaddemocrá ca que, alarmados por la realidad del deterioro desus condiciones de vida, puedan optar por lanzarse a las calles,plazas, etc… en protestas enmarcadas en la desobediencia civilno violenta.

    Sólo así se explican los nuevos elementos de terror que estaLey busca instalar en las mentes de los que tengan tentacionesde caer en dichos movimientos en un futuro no muy lejano:básicamente económicos, es decir, multas escandalosasque rozan por su cuan a el atraco a mano armada, puestoque no remiten en la mayoría de la ley a delito alguno, sinoa la prevención de hechos posibles. Y lo económico no es unelemento que pueda ser disuasivo para alguien dispuesto a jugarse el propio pellejo en un enfrentamiento.

    Pasemos a ver cómo va a desplegarse esta represión segúnsu propio ar culado. Porque hasta ahora, por toda estaincer dumbre polí ca resultante de las pasadas eleccionesde diciembre de 2015, aún no se han notado sus efectos endemasía. Pero ante los “obligados recortes” que están a la esperadel nuevo Gobierno (algunas no cias ya hablan de recortes porvalor de 25.000 millones euros), no es descabellado esperarnuevas oleadas de malestar e Indignación. Lo diver do, portrágico, será que las tengan que aplicar los neoprogres en alza.

    En primer lugar, la Ley Orgánica 4/2105, de 30 de marzo, de protección de la seguridad ciudadana , más conocida como “LeyMordaza”, asienta en su Preámbulo jus ca vo el único actorque puede y debe garan zar la Seguridad Ciudadana. Esto es,el Estado: “Las demandas sociales de seguridad ciudadanavan dirigidas esencialmente al Estado, pues es apreciable unaconciencia social de que sólo éste puede asegurar un ámbito deconvivencia en el que sea posible el ejercicio de los derechos y

    libertades, mediante la eliminación de la violencia y la remociónde los obstáculos que se opongan a la plenitud de aquellos”.

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    Es decir, se atribuye para sí mismo ser el garante de la SeguridadCiudadana, sin especi car de dónde ni de quiénes le llegandichas demandas de seguridad. Y se a rma además que laslibertades sólo se pueden ejercer en el marco de la Seguridadque el Estado proporciona tras su violencia: él garan za lo quepor esencia niega. Esto es, la Libertad del Individuo. Vienen adecir que fuera del Estado no va haber Libertad, sino violencia.

    Esta negación de la Libertad del Individuo, que antes veníalegi mada por esa imposibilidad del Individuo de ar cularseen una Comunidad que está siendo negada (porque estáperver da en la Autoridad y pisoteada por la Propiedad),se rompió con la evidencia con que el Estado (Autoridad)y el Mercado (Propiedad) despreciaron a la Ciudadanía (supseudo-Comunidad). Con la Indignación emergieron múl plesindividualidades que se encontraron en las plazas, en las calles,en los desahucios… generando micro-comunidades, vinculadas

    horizontalmente, con estrategias defensivas y de resistenciabasadas en la solidaridad. La “pseudo-Comunidad” ciudadana,de hecho, es patrimonio del bastardismo ideológico con que laComunidad se pervierte en toda Autoridad. Y con esa vueltaa una Comunidad irreconocible a los ojos de la Autoridad, allíen las plazas y en los barrios, se gestaron estos movimientossociales de la Indignación. Movimientos ar culados a nivelde estructura y funcionamiento por la única ideología quepar endo del Individuo se propone prescindir y despreciar alEstado: esta es, la libertaria.

    No obstante, a nivel de obje vos lo que se proclamabamayoritariamente era una refundación del Estado, y por estaincongruencia entre principios y obje vos el 15M estabacondenado a diluirse nuevamente en la Seguridad Ciudadanaque el Estado le propone. Pero, ¿qué es ese objeto tan sacrosantode esta Ley? ¿A quién denota esa Seguridad Ciudadana?Según el preámbulo, es “una ac vidad dirigida a la protecciónde personas y bienes y al mantenimiento de la tranquilidad ciudadana” . Es decir, es una ac vidad que ejercen legalmentealgunos asignados para desarrollarla (básicamente Fuerzas yCuerpos de Seguridad del Estado), donde se busca proteger“personas y bienes”. Y para medir la e cacia de dicha ac vidad,se emplea el baremo de “el mantenimiento de la tranquilidadciudadana” (sea cual sea el contexto que la amenace, venga dedonde provenga la bofetada). Pase lo que pase, la ciudadaníaha de permanecer tranquila... por el bien de todos, pero sobretodo de algunas… “personas y bienes”.

    Es decir, esta Ley va encaminada a asegurar la Tranquilidad (yno tanto la protección de personas y bienes, que ya disponede sus propios entramados legales). Pero, ¿la tranquilidad dequiénes? Básicamente la de los que se han enriquecido y/o jerarquizado en la sociedad. Porque incluso en la convulsiónsocial, a pesar del escándalo y del escarnio, se considera queno es la ciudadanía la facultada para dictaminar qué han hechobien o mal los sectores privilegiados. Y esta Ley está des nada,

    a pesar de ser introducidos con calzador otros elementos comola posesión de drogas para consumo par cular o la demanda de

    pros tución callejera, a mantener la Tranquilidad en contextospropicios para la Indignación…

    Disposi vos de la Ley

    A nivel estratégico, lo que la Ley Mordaza busca es romper aempo esas pequeñas micro-comunidades en gestación; es

    vaciar esos espacios comunes de resistencia y solidaridad.Y lo hace intentando romper con las solidaridades inter-individuales que no sólo escapan al control del Estado, sino queprecisamente le son, cuando no molestas, totalmente adversas.Y para ello lo que la Ley Mordaza nos dice es que los técnicos dela represión quieren centrar su acción en una relación directaEstado-Individuo.

    No es una Ley que se preocupe tanto de las organizaciones comotales, como de aquel Individuo indignado que pueda di cultar la

    acción policial con acciones defensivas y de resistencia pací cay no violenta de protesta. Para ello, en este cara a cara en la calleentre Autoridad-Individuo (entre Estado y Ciudadano) esta leydota con mucho más poder a los representantes y defensoresde la Autoridad en la calle, esto es, a los policías. Y para ampararsu ac vidad preven va en defensa de la Tranquilidad, se handispuesto las siguientes medidas.

    a. La invisibilidad mediá ca

    En primer lugar, garan zar la invisibilidad mediá ca del policíaen sus funciones cuando no se esté autorizado para ello.Nadie puede lmar las actuaciones de los agentes, si es queno hay orden expresa. Y ello porque los documentos grá cosy audiovisuales sólo pueden ir en una dirección: documentarfavorablemente la versión policial.

    Ello permite, además, anular elementos de defensa antecasos de abuso agrantes de autoridad. Y es que el poderde la Autoridad va siempre en perjuicio de la Libertad delIndividuo. Es el abuso de Autoridad lo que se va a amparar,muy especialmente ante empos que se prevén de lo másconvulsos a muchos niveles. Con ello, además, se va a despojarde elementos de defensa al Indignado.

    De este modo, se ha pasado de las cámaras dentro de lascomisarías (como en Cataluña con los Mossos de Esquadra)para destapar precisamente reiterados casos de maltratoa detenidos, a prác camente impedirlas en la calle antesituaciones de protesta social (para evitar que la acción policialse vea cues onada en sus desmanes y abusos). Casi que lospolicías podrán ejercer mejor su violencia en las calles quepuertas adentro. Aunque dudamos mucho que persistan dichascámaras en los dis ntos centros de detención...

    Curiosamente, esta indefensión del individuo pasa pordespenalizar muchos actos y acciones que antes, para ser

    declaradas punibles (ir por la vía penal), exigían la par cipaciónde un Juez.

    Ley mordaza:o el Estado llamando a la violenOPINIÓN

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    Ahora, al pasar a ser simples actos administra vos, son losmismos agentes los que dispondrán de un poder legal absolutocontra el individuo, despojado de las cámaras que le permi anal menos una defensa pública en la arena mediá ca: justamenteallí donde la No Violencia de los Indignados venció a la Violenciadel Estado.

    b. Su palabra como verdad

    La palabra de los agentes “cons tuirán base su ciente paraadoptar la resolución que proceda, salvo prueba en contrario ysin perjuicio de que aquéllos deban aportar al expediente todoslos elementos probatorios disponibles”. Y también dice que “elacta que se ex enda gozará de presunción de veracidad de loshechos en ella consignados, salvo prueba en contrario ”. Lo dicebien claro: la palabra policial será la Verdad. Pero, ¿qué pode prueba se puede aportar cuando no se ha come do ningún

    delito y además no hay posibilidad de grabar el abuso policial?

    c. La Iden cación

    Pero el obje vo de toda esta ley es en realidad la Iden cacióndel Indignado. Sin cámaras molestas de por medio, el obje voes su iden cación (hay que recordar que los “an sistema”ya están más o menos iden cados en las bases de datoscorrespondientes). Esta iden cación ya no es sólo por laexistencia de indicios en la comisión de una infracción, sinoincluso para prevenirla. Y la Ley es pula que la iden cación,registro y comprobación “no estarán sujetas a las mismas formalidades que la detención ”. Indefensión total.

    d. El Libro-registro

    “Constarán en él las diligencias de iden cación prac cadas,así como los mo vos, circunstancias y duración de las mismas,y sólo podrán ser comunicados sus datos a la autoridad judicialcompetente y al Ministerio Fiscal ”. Y dicen que “los asientos deeste libro-registro se cancelarán de o cio a los tres años ”. Seabre, pues, una nueva base de datos de ciudadanos sospechososde un pensamiento y ac tud adversos, sin que hayan come dodelito alguno. Sólo por la sospecha del policía de turno.

    e. La Multa Económica

    Lo que es pula la Ley, además, no es un marco penal (que nolo excluye, y que ya está su cientemente bien de nido), sinoun ámbito administra vo, de multa económica, donde todoempieza y acaba en la palabra (y la sospecha) del policía queex ende el Acta. Así es pulan como falta grave, por ejemplo,“la falta de colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridaden la averiguación de delitos o en la prevención de accionesque puedan poner en riesgo la seguridad ciudadana en lossupuestos previstos en el ar culo 7 ”. O es pulan como una faltaleve “ las faltas de respeto y consideración cuyo des natario

    sea un miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en el

    ejercicio de sus funciones de protección de la seguridad, cuandoestas conductas no sean cons tu vas de infracción penal ”. Nosabemos si el ciudadano deberá inclinarse o levantar el brazoante la presencia de cualquier agente para salir indemne eneste escenario preven vo.

    f. La delación

    “Los ciudadanos enen el deber de colaborar y no obstaculizarla labor de los agentes de la autoridad en el ejercicio de sus funciones”. Es una falta grave el no hacerlo. Delación o cas go.

    g. Los controles

    Lo que anuncia esta ley es un despliegue policial sinprecedentes de acordonamiento de las zonas de portesta.Es el establecimiento de controles en las calles en pro de “la

    prevención de delitos de especial gravedad o generadores dealarma social”, registro de personas, “ registro de vehículos o alcontrol super cial de efectos personales”.

    Conclusiones

    Está claro que esta ley se dirige contra los individuos, en un clarointento de mu lar sus ins ntos de protesta ante situacionessociales que se prevén cada vez más injustas y mezquinas. Conesta ley se persigue aislar al individuo, dejarle desprotegidolegalmente sin que haya incurrido en delito alguno, a criteriode unos policías dotados con mucho más poder autoritario delque hasta ahora disponían.

    El ámbito de aplicación especí co de esta ley se mueve desde elcriterio policial (con o sin base) hasta la comisión del delito (queya queda fuera de esta norma va). Es la “prevención”, hechoque será no sólo subje vo, sino profundamente problemá co.Es la Autoridad (No Libertad) contra el Individuo (Libertad) en sumáxima expresión. Anuncia un avance del Estado contra ciertaslibertades individuales. Es un avance represivo por el terrenoinconsistente de la prevención de hipoté cos delitos. Y másen concreto, supone un avance en el ámbito de la peliagudarepresión de las protestas de la No Violencia, con el obje vode desar cularlas. En teoría, para sacarlas de las calles y plazasy reubicarlas a los balcones desde donde, por el momento, sepermite el golpear sartenes y organizar caceroladas.

    Lo que propone esta Ley, entonces, no es un combate entre laLibertad polí ca y la No Libertad polí ca, puesto que esa batallael Estado la vio perdida, al no conseguir que la Indignacióndesencadenase en Violencia. Sino que lo traslada en lassigni caciones económicas. Es decir, ante la impotencia deactuar contra la No violencia, lo que busca esta ley es picar en elbolsillo del Indignado. En realidad, sobre lo que profundiza estaley es en la Indignación misma: que aquello que el indignadode ende o por lo que se moviliza le salga caro a favor del

    Estado. Sobre la frustración trabajan...

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    Digamos que ante futuras Indignaciones ciudadanas, la acciónpolicial va a desplegar una impune red de controles de multasadministra vas, de iden caciones múl ples, de registrospreven vos… todo jus cado por la prevención de unos delitosque di cilmente iban a desarrollarse, pero que en realidad lapolicía está empujando hacia ellos. Es la provocación policialcon nua, buscando aquello que precisamente se dice queintenta evitar: esto es, la violencia.

    La Ley contra los Indignados busca, precisamente, llevarla indignación al límite, y despojar de toda defensa “Noviolenta” a los ciudadanos que vayan siendo expulsados delsistema. Es sacar la protesta de la “No Violencia” para llevarlaprecisamente donde el Estado se siente más fuerte: en laviolencia propiamente dicha.

    De este modo, ante futuros (y cercanos) escenarios convulsivos,

    la protesta sólo podrá ser violenta (al menos, esto es lo quese intenta): justo allí donde el Estado se sabe más armado,y con todo el entramado represivo mediá co-ins tucionalperfectamente ar culado para vencer a cualquier con ngencia.

    Por otro lado, la “No Violencia” deberá desarrollar estrategiasde acción comunitaria que invisibilicen a los individuos quelas lleven a cabo. Aunque en la era del sel y de la exhibicióngratuita, se nos antoja que se necesitará algo más quecrea vidad para ello.

    Esta Ley es de hecho sólo un instrumento represivo más. Noes exclusivo de un par do polí co, ni de un gobierno concreto,sino de todos aquellos a los que la represión les permite (o lespermi rá) ejercer la Autoridad. De hecho, sin este entramadorepresivo, ninguno de ellos tendría sus manos bien agarradasal sillón por el que suspiran.

    La Ley Mordaza es, en de ni va, una incitación clara delsistema al uso de la violencia para protestar contra él. Nobuscan reducirla, sino potenciarla. Porque es allí dondeganarán de nuevo sica y mediá camente. Es la única

    tranquilidad que puede ofrecer: llevar los con ictos ahí dondese sabe vencedor. Y es frente a esta realidad contra la que lasociedad ha de prepararse en su lucha contra el Estado.

    Ley mordaza:o el Estado llamando a la violenOPINIÓN

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    P.D. Cuando las personas presas son consideradas inadapta -das (rompen la convivencia) , se autolesionan o intentan sui-cidarse se les imponen sanciones en celdas de aislamientode 6 a 14 días y medidas de contención sica (son atadas).En el caso de Cataluña, en 2015 se llevaron a cabo 4.443aislamientos… Después de la muerte de Raquel en la cárcelde Brians, el “Anuari Mèdia.cat” publica un reportaje sobre

    la magnitud de las medidas de aislamiento que puede leerseen h p://www.media.cat/anuari/2015/la-mort-de-raquel/

    Lucía se siente culpable de que su madre tenga cáncer. Cree que espor los disgustos que le ha dado. Desde adolescente se ha me doen líos. Dice que es toxicómana, politoxicómana. Cuenta cómo enla cárcel se puede conseguir de todo. No se me ó heroína hastaque llegó a prisión. Le detuvieron en México DF, hizo un viaje, sólouno. Estuvo 17 días encerrada allí. Tenía 18 años. Ahora ene 26.Está lejos de su ciudad y desde que su madre está enferma sólole ha visitado cuatro veces en dos años. Nadie más. “Yo cuandollegué era una niña y me junté con las más chungas para sen rmeprotegida”. “Nosotras somos las más malas de aquí”. Lo dicellorando. “Nos buscan y nos buscan para que no salgamos”.

    Fue presa FIES, “estaba con las etarras”, “soy la más mala”.Llora. Habla de algunas de las palizas que han recibido de algún jefe de servicio. Una fractura del tabique nasal y sus doce horassiguientes hasta que le colocaron la nariz en su si o. Una llave porla espalda que le hizo desmayarse. Ahora sigue en primer gradopor un parte de comparecencia. Es un mecanismo por el que unapresa denuncia a otra por amenazas o por agresión. Ella dice quelas que rmaron el suyo lo hicieron en blanco. Explica que algunosfuncionarios si quieren cas gar a alguna interna hacen rmar aotras para poder darles una lección.

    Rocío se llama “el Lolo”. Tiene cuarenta años y está destrozadopor la heroína, su cara es hueso y piel. Es la pareja de Lucía. Llevadesde los quince años entrando y saliendo. Cumplió los 39 en lacalle y volvió a entrar para cumplir los cuarenta ahí. Dice que nosabe vivir fuera…

    En la cárcel hay más cárceles. La pérdida de libertad no es sóloun encierro entre muros. Es una pérdida más profunda. Es unduelo no reconocido, perpetuo, un dolor di cil de iden car

    entre tantos dolores. Una pérdida disimulada a veces entre los

    segundos de un reloj parado y de una ru na incesante en la cola para recibir la medicación. Cárcel en la cárcel.

    OPINIÓN Crónica desde la cárcel:Mujeres en aislamiento

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    ACÁTEDRA

    EL ECO DE LAS MUna aproximación a Manuel Escor

    por Víctor Malave1. Introducción

    “El Eco de los Pasos” de García Oliver resuenan incansablespor toda aproximación histórica a la Guerra Civil Españolaque se pretenda. Y como toda reconstrucción autobiográ ca,no responde más que al vanidoso intento de maquillarfavorablemente las crueles huellas con que se estampainevitablemente nuestra acción. Para una inmensa mayoría demortales, eso poco importa, pues son escasos los que adquierentrascendencia histórica alguna. Y nuestros errores, debilidadesy mezquindades pueden quedar sepultados por el olvido y laindiferencia generalizada.

    García Oliver quiso esperar hasta nales de los setenta (casi lepilla la muerte, pues murió dos años después) para contraatacarcon este libro a otras obras y memorias de contemporáneossuyos, desde donde se le hacían valoraciones y crí cas por todoaquello que hizo y por lo que no hizo; por lo que pudo haberhecho y por lo que pudo haber sido en ese torrente históricopor donde todos se precipitaron con mayor o menor es lo. Senota en el eco de sus palabras la lucha contra varios fantasmas:por ejemplo, contra el de Durru , y esa maldita sombrade simbolizar con su muerte el descalabro de una utopía(mientras que a él le tocó materializarlo con su supervivencia).Pero también contra la de otros muchos protagonistas de su

    empo, a quienes destripa a lo largo de su libro entre pun llasy navajazos.

    Este es el caso, por ejemplo, de destacados miembros de esaFAI de la que reniega, como Federica Montseny y Abad deSan llán; o de otros destacados dirigentes que se colaron porla vorágine de los hechos, como el “Marianet” que acabó enla cima de una CNT en el clímax de su historia. Pero tambiénde esos otros libertarios, como Balius y Los Amigos de Durru ,a quienes reprocha el haberse atrincherado en la coherenciaideológica cuando ya era imposible escapar del fango de laconversión axiológica. Y de muchos otros personajes que circulanabofeteados entre los des laderos de las contradicciones de este

    gran anarcosindicalista, pero que pasará a la historia como exministro de jus cia. Por mucha música que le ponga a sus pasos.

    Porque entre todos estos personajes minimizados proyecta su

    autorretrato, retando a un pulso historiográ co a todos aquellosque se atrevan a señalarle sus aquezas, sus quiebros y susins ntos de supervivencia. Y no vamos a ser nosotros los quehurguemos en sus miserias: la realidad es que no le llegaríamosni a la suela de los zapatos.

    Y entre todos esos protagonistas con los que lidió en eseapasionante empo histórico, todos con sus luces y sus sombras,quizás sólo hubo un hombre que pudo haberle ninguneado. Nose trata de Durru , quien tuvo la “fortuna” de morir antes deque el fango le matara incluso el entusiasmo. Sino que es otrohombre que acabó mucho más cruci cado que él, a causa deldi cil papel que le tocó desempeñar en todo ese destello yocaso libertario. Porque si a Oliver le tocó esceni car el papel deaquello que quería destruirse, esto es, “conver rse” en Estado,al otro le tocó ser la espada de los límites, esto es, ejercerse enlas artes de la represión. Si a Oliver le tocó representar la cara“amable” de un fracaso, al otro le tocó ejecutar el trabajo mássucio con que ha de topar cualquier proyecto de transformareste podrido mundo. Nos referimos a Manuel Escorza del Val,responsable de la Comisión de Inves gación de la CNT-FAI enCataluña desde julio de 1936. Esto es, algo así como los serviciossecretos libertarios de las regionales catalanas.

    Y conver rse en la Inteligencia anarquista no debe ser fácil paranada. De hecho, descender al nivel de las cloacas es de entradasumamente escabroso, puesto que es donde se con guran loschoques tectónicos entre los dis ntos proyectos de sociedad.Guerra sucia, golpes bajos. Men ras, traiciones y ruindad.Mucha, muchísima suciedad.

    Para no ahogarse en tales charcos, la información, mejor dicho,la buena información, ene un valor estratégico fundamental.Hoy que naufragamos en esta especie de orgía informa va, tanas xiante como esterilizante, parece que la información seaprecisamente un recurso abundante, por no decir sobrante.Pero la información buena, la de valor estratégico, sigue

    profundamente escondida, secreta y encriptada, y sobre todo,muy cara, carísima.

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    Esto lo saben perfectamente todas las centrales de inteligenciade todos los Estados del mundo. Y también lo saben lasgrandes empresas, ávidas de buena información, tentadascon nuamente a caer en el espionaje industrial contra suscompe dores más peligrosos. Hacerlo, y hacerlo bien, es signo

    de poder. Por eso, el espionaje y el contraespionaje siguensiendo cruciales, muy so s cados, en guerras y batallas libradasa espaldas de un público anonadado entre espectáculos ytonterías.

    La buena información, en cambio, es la que permite saber delos movimientos, de las intenciones, de los obje vos, de lastác cas y de las estrategias del “enemigo”. Lo que permitean ciparse a sus jugadas, minimizar sus golpes y poder atacarleen sus debilidades. La información es un recurso estratégicosin el cual de poco sirven los demás recursos.

    Porque la guerra del espionaje y del contraespionaje seenmarca en la guerra sucia y latente que existe entre losdis ntos actores sociales (hoy mayoritariamente Estados, oprotoestados, y grandes corporaciones, pero también a nivel deorganizaciones polí cas, sindicales, culturales, depor vas…),independientemente que se esté o cialmente en guerra. Y enesta guerra sucia, encubierta, de golpes bajos y operaciones de“bandera falsa” (esto es, atribuir a otros los golpes asestadoso incluso los golpes autoin ingidos para jus car violenciaspropias de otro modo injus cables), disponer de la buenainformación es crucial. Al n y al cabo, el éxito depende de lacapacidad de asestar miedo al enemigo que está imbricado enesta pugna subterránea.

    Pero la guerra sucia embrutece sumamente a sus protagonistas:di cilmente el torturador escapará de los efectos de su propiatécnica de tortura; di cilmente el asesino escapará de lamirada de sus víc mas. En este sen do se en enden laspalabras del historiador Pastor: «El autor ha podido hablar conmiembros de diversas organizaciones clandes nas u o ciales(gubernamentales), y casi siempre ha podido constatar quelos representantes de esta dialéc ca sucia y encubiertaexperimentan aún graves resen mientos que, en cambio, nosienten – o los experimentan de una manera más moderaday diluida- los que comba eron en la aviación, la infantería, laar llería o la marina. Eso quiere decir que la lucha subterráneay de cloaca envenena el alma de un modo más profundo. Elfenómeno es universal…» (2006, p 186).

    Quizás por ello no se conocen escritos ni memorias de ManuelEscorza del Val, ni de ninguno de los miembros de la Comisiónde Inves gación que dirigía. Y para valorar su actuación, paradiscenir qué se hizo bien o qué mal en lo que debería ser una“Inteligencia libertaria”, incluso una “represión libertaria”, pormuy mal que nos suenen juntas estas palabras, es de crucialimportancia aproximarse a Manuel Escorza del Val y a suComisión de Inves gación. Y este ar culo sólo pretende ser unaaproximación bibliográ ca a ellos. Con el ánimo de ampliarse amedida que vayamos encontrando más referencias o podamosacceder a documentos hasta la fecha ignorados. Aunque muy

    probable es que por la misma naturaleza de la Comisión, estoes, la de ser los servicios secretos y desempeñar las más suciasy turbias funciones, el propio rastro de sus quehaceres tuvoque haber sido destruido, cuando no limpiado, cuando nodistorsionado. Y de momento, esto es lo que parece: todos

    los insultos y acusaciones recaen directamente sobre ManuelEscorza del Val. Nadie más de la comisión, ni tan siquiera sucuñado Liberto Minué, se han visto salpicados con tantavirulencia como él. Quizás es hora de empezar a rastrear todolo que sobre Escorza y la Comisión se ha venido diciendo… Enese eco de sus muletas…

    1.1. Los insultos

    Todos aquellos interesados en responsabilizar exclusivamenteal movimiento libertario en general, y a Manuel Escorza enpar cular, por la represión desatada en Cataluña a par r de julio de 1936, han sentado sus principales argumentacionessobre a rmaciones que emergen de las propias las libertarias.Muy especialmente de García Oliver y de Federica Montseny.Y es que nadie deja de recoger las palabras de García Oliver,quien ldó a Escorza de tullido de cuerpo y alma:

    «Manuel Escorza, aquel tullido lamentable, tanto de cuerpoy como de alma, al que hicieron responsable de la Comisiónregional de Inves gación, procedía de las JuventudesLibertarias. ¿Fue Fidel Miró quien lo propuso? ¿Quién demoniosempujaba para que todos juntos terminásemos en un baño desangre? » (1978, p. 209).

    Las memorias de García Oliver se publicaron en 1978, cuandoya Escorza había muerto. De ello que nos surja una duda: ¿sehabría atrevido a describirlo así en sus memorias si Escorzaaún siguiera vivo al publicarlas? Por otra parte, de FedericaMontseny se suele usar esta descripción que hace en su libroMis primeros 40 años: « Aparte esta labor [la de espionaje ycontraespionaje de la que hablaremos más adelante] huboaspectos que siempre me produjeron cierta inquietud, por nodecir angus a. Para muchos, Escorza fue el Szerjinsky de larevolución española» (1987, p. 95).

    Dentro del movimiento libertario, aún se puede encontrar

    alguna descarga más contra él. Por ejemplo, la que hizo FelipeSandoval, ya estando en manos de la represión franquista:«Felipe Sandoval, un anarquista a ncado en Madrid conmerecida fama de asesino, visitó Barcelona por un asuntorelacionado con las labores que realizaba para la policía secretade la CNT, la Sección de Estadís ca Secreta del Comité Nacional,un departamento principalmente dedicado a comba r a loscomunistas. Por alguna razón, Sandoval enojó a Escorza en1938 y tuvo que huir de Barcelona temiendo por su vida.Cuando fue interrogado por los franquistas Sandoval describióa Escorza como una “ gura contrahecha, un monstruo sicay moralmente, un hombre que por sus procedimientos merepugnaba ”» (Preston: 2011, p. 336). La fuente es el “Informede mi actuación” de Felipe Sandoval en la Causa General quehizo el franquismo nalizada la guerra civil.

    ACÁTEDRA El eco de las muletasUna aproximación a Manuel Escorza

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    Josep Batlle Salvat, cene sta que fue uno de los responsablesde la controver da O cina Jurídica en agosto de 1936, diráde Escorza que era «individuo de la FAI, el más sanguinario»(Vázquez: 2015, p. 92). Batlle también pro rió estas palabrasante los tribunales franquistas una vez concluida la con enda.

    Fuera del ámbito libertario, pero aún contemporáneo deEscorza, nos encontramos con el periodista Manuel D.Benavides, muy citado por los historiadores an anarquistas,precisamente porque hace una lectura de la guerra civilen Cataluña esquizofrénicamente tendenciosa, cuando nototalmente tergiversada (sólo hay que ver cómo lee el plenodel 20/21 de julio, donde presenta a Escorza, Federica y Abadde San llán de an colaboracionistas...). Benavides dirá, entremuchas otras cosas que iremos detallando, lo siguiente:«Escorza, la gura más extraordinaria del anarquismo... »(1978, p. 228); «Mentor de los sectores más violentos, imponíacon frecuencia sus decisiones y, obs nado y ránico, acabó por manejar los resortes de la revolución libertaria. (...)¿Quién era ese hombre, desconocido de sus compatriotas,di cilmente accesible para sus compañeros y que ejerció enCataluña, hasta los Sucesos de Mayo, una dictadura oscura ymisteriosa? » (1978, p. 230); «Hay en él mucho de español viejoy reaccionario, de inquisidor, de locura altanera, de tensiónescénica, de cruzado que aspira a subir al cielo llevando enuna mano unos jirones de humanidad y en la otra una teaincendiaria» (1978, p. 232).

    Dolores Ibárruri, La Pasionaria, quien basa sus libros enlas a rmaciones más que poco contrastadas del periodista

    Benavides, se referirá a Escorza con estas palabras: «En laCataluña del 36 (...) allá no mandaba nadie más que las miliciasde la FAI dirigidas por el anarquista Escorza, que sicamenteera una ruina: jorobado y paralí co, sólo vivía en él la llamade su odio a los hombres normales. Él hubiera querido que asu imagen y semejanza toda la humanidad fuese paralí ca y jorobada » (1979, p. 303).

    Por otro lado, las palabras de Benavides y de La Pasionaria nodeberían extrañar a nadie, puesto que tanto para Benavidescomo para la Pasionaria los anarquistas parecen ser másenemigos que los fascistas mismos. Y quizás así sea.

    Fuera del ámbito del estalinismo, pero aún dentro delAntifascismo de aquellos tiempos, nos encontramos conJaume Miravitlles, d’Esquerra Republicana de Catalunya(ERC), que reproducirá los insultos sin aportar ningunanovedad: « No debe confundirse CNT y FAI, no obstante. Elsecretario general de la CNT no tenía ninguna jurisdicción,si podemos usar esta palabra al referirnos a los anarquistas,sobre la FAI. El secretario general de la FAI era un hombremuy poco conocido, también. Se llamaba Escorsa [sic] y eraun lisiado, un tullido, de aspecto impresionante. Se movíaen una silla de ruedas; tenía los brazos medio enredados,como es típico en los reumatismos deformatorios. Habría

    que descubrir hasta qué punto su condición física habría podido condicionar su conducta moral » [1] (1980, p. 87).

    ¿Secretario general de la FAI? Alguien sí que estaba algoconfuso...

    Desde ERC aún podemos encontrar otros tes monios. PonsGarlandí dirá de él, entre otras cosas, que era un « contrahechoy criminal (…) (sólo el recuerdo de este personaje me horroriza)»(2008, p. 85); «el monstruo número uno, tanto sica comomoralmente » (2008, p. 104). Y lo situará, junto a Aurelio yPortela, como «vulgares asesinos y destructores del liberalismoconstruc vo y decente…» (2008, p. 130). Que, por si alguien nose había dado cuenta, es el de Pons Garlandí, claro está. Otroscontemporáneos, como el militar republicano Vicenç Guarnerdirán de Escorza que era «el tullido criminal » (1980, p.175).

    Seguro que podremos recuperar algunos insultos más aEscorza. Pero con estos son más que su cientes para que ciertahistoriogra a actual haya cogido el guante en la profusión dedichos cali ca vos. Así, por ejemplo, se puede escuchar porradio en Internet como los historiadores Miquel Mir y Solé iSabaté, en el programa Sen ts de Catalunya Ràdio [2], sere eren a él como “pér do” y “ángel exterminador”. En suslibros publicados, no obstante, ponen estos cali ca vos enboca de los personajes arriba mencionados. El mismo Solé iSabaté, en su libro hecho junto a Joan Villarroya, hablan asíde él: «Escorza se enfrentaba a todos y a todo. Este hombreimbuido de un papel mesiánico impactó a todo el mundo queen el curso de la guerra tuvo que tratar» (1989, p. 112).

    Por su parte, los historiadores Albert Manent i Segimon y JosepRaventós i Giralt a rmarán que «Escorza, uno de los capitostes

    más sanguinarios, de quien nos ha dicho Miquel Ferrer,Secretario de la UGT durante la guerra, que en Horta llenó unpozo de cadáveres» (1989, p. 112).

    Por otro lado, el historiador José Luis Mar n Ramos, algomás cauto, se re ere a Escorza como «aprendiz libertario depolicía» (2012, p. 171). Y otro historiador que se añade a la

    esta es Antony Beevor, historiador militar británico, quien lede ne, junto a Dionís Eroles, como «individuos sin escrúpulos»(2005, p. 69-70). El historiador Hugh Thomas, por su parte,se referirá a él como «la gura lisiada del puritano Escorza»(1976, p. 462-463).

    Los periodistas actuales también se han apuntado al insulto,más preocupados en la espectacularización que no en elesclarecimiento de la realidad, como es propio de este tristeo cio en la actualidad. Así, por ejemplo, vemos como IsidreGrau tula un ar culo como “El cor del Monstre” [El corazóndel monstruo], llegando a escribir que «durante los primerosmeses de la guerra ordenó miles de asesinatos», suponemosque sin tener ni idea que el conjunto de la represión en laretaguardia republicana se contabiliza alrededor de unas 7000víc mas, de lo que es muy dudoso que ni tan siquiera una granparte fuera producto del movimiento libertario. Isidre Grau, ensólo unas pocas líneas, escribió otras sandeces sin fundamento

    histórico alguno, de las que no vale la pena ni tan siquieraentrar [3].

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    2. Los primeros años

    Pero vamos a intentar seguir un poco la pista de Escorza, a par rde lo poco que se sabe de él en la bibliogra a y prensa hastala fecha consultada. Por lo que se sabe, nació en Barcelona

    en 1912, siendo hijo de Manuel Escorza [5] , «carpintero ysindicalista en Barcelona (…) [que] en representación de laUnión de O ciales Tapizadores de Barcelona, par cipó en elCongreso Obrero Nacional celebrado en Barcelona del 30 deoctubre al 1 de noviembre de 1910, en qué formalmente saliócons tuida la Confederación Nacional del Trabajo» (Mar nezde Sas i Pelai: 2000, p. 502). Por lo tanto, Manuel Escorza delVal nace ya en el marco de una familia cene sta.

    Se le conoce una hermana, Dolores Escorza del Val, quien serácompañera de Liberto Minué, y cuyas trayectorias vitales iránmuy parejas a lo largo de sus vidas. Precisamente, Doloresaparece en La Vanguardia del 6 de noviembre de 1934 enuna no cia en la sección de Tribunales, con el tulo “Mujerescondenadas por el Tribunal de urgencia ”. Y dice: «En la Seccióntercera de esta Audiencia, ayer mañana, se c ons tuyó elTribunal de urgencia para ver y fallar la causa seguida contraDolores Escorza del Val y Concepción Gallart Lara, acusadas detenencia de explosivos. Según el apuntamiento, las procesadas fueron detenidas por un agente de policía de la Generalidad ytres individuos del Somatén, en el momento en que salían, a lasdiez de la mañana del día 6 de octubre próximo pasado, de laescalera de la casa número 4 de la calle del Cano, ocupándolesun cesto a cada una, en los que llevaban dos y tres bombas forma piña. La detención se efectuó en el momento en que la

    policía llevaba a cabo un registro en el local de un sindicatode la calle Rosal, y pocos momentos antes de producirse unroteo entre la fuerza pública y un grupo de individuos que

    se supone que habían salido de dicho sindicato. Las pruebasresultaron desfavorables a ambas procesadas, las cuales fueron condenadas por el Tribunal. A Concepción Gallart le fueimpuesta la pena de seis años de prisión y a Dolores Escorza, lade seis meses y un día de arresto, por apreciarse la atenuantede ser menor de edad ».

    Las informaciones más an guas que se conocen de ManuelEscorza del Val las encontramos en la pequeña biogra a queBenavides le dedicó en su libro Guerra y revolución en Cataluña.En ésta se pueden recoger las siguientes a rmaciones:

    «Había tenido la infancia fría y solitaria del niño a quien laenfermedad le cierra los caminos de la calle. Hijo de un obrero,el muchacho, tullido y corcovado, no tuvo otras ventanas paraasomarse al mundo que la lectura. El libro, el periódico y un par de muletas fueron sus medios de relación con el exterior.Ignoro el crédito que debe concederse a una referencia sobrela profunda impresión que le causaron los episodios de luchade las contrabandas terroristas que, cuando el niño entrabaen la adolescencia, comba an con los pistoleros del barón deKoening y de los generales Anido y Arlegui y de cómo se exaltó

    el día en que el grupo de “los nueve”, del Ramo de la Madera,aba ó a ros a Bravo Por llo.

    La juventud descubrió al hombre que Escorza hubiera sidosin la dolencia que le trababa las extremidades: un mozodelgado, huesudo, de buena armazón y de estructura robusta.El hachazo de la parálisis le retorció las manos y le invalidó las piernas. Pero el vigor de su espíritu, el baldado no inspiraba piedad sino respeto. Y ese vigor se impuso a los trastornos de lasoledad que, en lugar de quebrantarlo, lo hicieron más fuerte.Con los años, su rostro demacrado tomó una expresión hurañae irónica. La prematura madurez de los enfermos disipó losmelancólicos vapores que rodearon su infancia. Su vida fuedesde entonces una gimnasia tesonera para acorazarse contrael menoscabo que le in ingía la deformidad e intervenir en lascon endas sociales. Mas antes de eso, abandonó su existenciamonás ca de estudiante en re ro para hacerse alumno de loscursillos de la Universidad.

    Escorza no fumaba ni bebía. Le chocaban las huelgasescolares. Tenía a ciones literarias y penetración psicológica.Retraído y afectuoso, alternaba los estudios con ar culos para Tierra y Libertad y novelitas que publicaba la editorialde Federico Urales. Como su sensibilidad predominaba sobresu inteligencia, le atraían el arte, la sociología y la historia.Ingresó en la masonería y en el grupo “Faros”, de tendenciacultural y libertaria.

    Este hombre de mentalidad suscep ble y descarnada, querepugnaba la ac vidad sica y no sufría que se le contradijera,que pronunciaba conferencias y ejercía sobre sus oyentes ungran poder de suges ón, que sabía insinuarse con suavidad yretener con la mano segura y que para no perder la con anza

    en sí mismo, a igida por el complejo de invalidez, procurabaadueñarse de la inteligencia de sus compañeros hastaconver rlos en un eco de su razonamiento y aun de palabras,estaba devorado por la ambición de mandar.

    ¿En qué fecha probó sus fuerzas y alentó el proyecto de dirigirlos des nos libertarios? Probablemente en julio de 1936. Esemes ofreció una oportunidad a ese campeón formidable y pavoroso del tumulto.

    Escorza no podía tener el carnet sindical porque carecía deo cio. Podía desarrollar sus ap tudes a través de la FAI. Suanarquismo se reveló intransigente, autoritario y ordenancista.Porque le gustaba la polémica y que lo escucharan, aceptaba eldiálogo; y chillaba y golpeaba la mesa si sus contradictores nose dejaban convencer. Exponía con claridad, pero sus oyentesbarruntaban que en su fuero interno pensaba otra cosa. Inclusoen los momentos en que se desataba su cólera explosiva, no parecía sincero.

    He oído decir a algunos de sus amigos que pretenden conciliaresas demostraciones opuestas del temperamento de Escorza,cali carle de “anarquista de Estado”, disparate polí co todavíainédito y que de ser verdad lo equipararía a los orates quequieren coger las moscas por el rabo. Escorza es algo más

    que eso, aunque sus cas llos revolucionarios con cimientos dearchivo y policía induzcan a la confusión. (....).

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    Se asegura que él y el doctor Mar Ibáñez son los mejoresoradores ácratas y que Escorza está muy versado en sindicalismointernacional, especialidad que no restaba empo a sus a cionesliterarias y se acompañaba de ap tudes para los más complejosservicios de inves gación. Una Cataluña con todos sus secretosarchivados y los enemigos destruidos hubieran colmado susaspiraciones, y por enemigos entendía a quienes se le opusieran,ya fueran republicanos, comunistas, uge stas, confederales o fascistas. (...)Sin embargo, cuando especulaba a la luz de las versiones de unmundo libre, exponía ideas lozanas como la primavera. Pero serehacía en seguida y acusaba a sus aliados con la mirada jaen el gobernante que denunciaba la violencia tremebunda delos “anarco”. Escorza odiaba a Comorera [líder del comunista-estalinista PSUC] con odio al vo, que iba más allá del polí co–hasta el par do y la sindical que se oponían al torbellinolibertario- y se proyectaba todavía más lejos: hacia el horizonterojo y negro del triunfo de su revolución, para asegurar la cual

    era muy capaz de plantarle fuego a Cataluña y de aplastar consus muletas a los vivos y a los muertos que se interpusieran enel camino.La CNT no respaldó su conducta. Las Juventudes Libertarias,tampoco » (1978, p. 230-234).

    Benavides insiste también en que Escorza era masón: « EntreEscorza y la masonería han debido de exis r relacionesestrechas y cambios de servicios. Él era masón in uyente y lamasonería catalana aglu naba en su seno el republicanismo pequeñoburgués y el anarquismo » (1978, p. 234). También lodirá La Pasionaria, pero seguramente en base a las anteriores

    a rmaciones de Benavides: «Un nexo importante que facilitabalas vinculaciones apuntadas entre los nacionalistas catalanes ylos faístas, era la masonería: a ella pertenecían no sólo dirigentesburgueses catalanistas, sino muchos destacados anarquistas,como Manuel Escorza del Val, miembro del Comité Peninsular dela FAI» (1966, p 20).

    Nos llama la atención que Benavides a rme que Escorza escribíaen Tierra y Libertad , pero después de una consulta de losnúmeros digitalizados de esa época, no hemos podido encontraraún ningún ar culo rmado por el autor. Otros, como CarlesFont [6], a rman que Escorza se encargó de la administracióntanto de Tierra y Libertad como de Tiempos Nuevos. Así comoapunta que era considerado como un buen orador, par cipandoen muchas conferencias durante los años treinta.

    De este período, años treinta antes de la Guerra Civil, sabemosque, mediante anuncio en La Vanguardia del 24 de diciembrede 1932, fue llamado por Reclutamiento del Ejército, enestos términos: « Distrito Quinto. La sección de Recluta deeste distrito, instalada en la calle de Hospital, número 56, primero, interesa la presentación de los mozos siguientes, cuyo paradero se ignora, o persona que lo represente y que guranen el proyecto de alistamiento que para el reemplazo delejército del año mil novecientos treinta y tres ha formado esta

    sección en cualquier día hábil de diez a trece y de dieciséis adieciocho, para proceder a su liación y evitarles los perjuicios

    consiguientes:.. Manuel Escorza del Val…».

    Y Carles Font añade otra información sobre Manuel Escorza:a rma que formaba parte de la Asociación de Ciegos e Inválidosen 1933 [7]. No obstante, este periodista no aclara las fuentesde dicha información.

    Tampoco sabemos la fuente de la que Benavides toma todasestas informaciones, como de casi todas las a rmaciones queexisten en su libro. Sin duda, parecen más bien producto deun trabajo periodís co de la época, mezcla de chismorreo y desubje vidad, como si a través de una imagen de Escorza quisieraconstruir la imagen de un anarquismo del que no esconde suaversión y odio.

    Por otro lado, en la pequeña biogra a que le dedican en el libroDiccionari Biogrà c del Moviment Obrer als Països Catalans nosdicen que Manuel Escorza era «contable y dirigente anarquista»

    (Mar nez de Sas i Pagès: 2000, p. 502).

    En realidad, la mayoría de las informaciones de las quedisponemos en esta aproximación bibliográ ca sobre Escorza,le sitúan ya dentro del movimiento libertario. Según la citarecogida más arriba de García Oliver, Escorza procedía de laJuventudes Libertarias. No obstante, en el libro de Agus nGuillamón Los comités de Defensa de la CNT en Barcelona (1933-1938) se recoge un acta de un Pleno de la FAI de junio de1936 donde «se discu ó, como quinto punto del orden del día,la “Interpretación Anarquista de la Revolución”» (2011, p. 42).Escorza habla en nombre del Grupo Seis Dedos (que, según el

    autor, estaba conformado por Liberto Minué, Abelino Estrada,José Irizalde y Manuel Gallego, aparte de Escorza). Quizás valela pena remarcar cuáles eran sus posiciones, en un momento enque había un frente An -Nosotros (grupo de Durru , Ascaso yGarcía Oliver, entre otros) dentro de la FAI en los debates sobrequé hacer ante un momento que se preveía revolucionario.El Grupo Nosotros abogaba por la Toma del Poder, hecho queprovocaba fuertes crí cas dentro de la Federación, ya que seentendía que se trataba de una propuesta más bien lomarxista.Veamos qué recoge Guillamón del grupo de Escorza ante esosdebates:

    «El Grupo Seis Dedos, representado por E... [de Escorza], hizoun larguísimo discurso, extendiéndose en consideraciones sobre“movimientos insurreccionales y revolucionarios acaecidosen varios países, y la génesis y desarrollo de los mismos”. Citóla insurrección de Baviera, en la “que fueron compañerosanarquistas los que intentaron in uenciar de una forma decisiva,y desde el poder ”. Subrayó algunos pasajes de Bakunin en losque contemplaba, “ la formación de un Gobierno y la defensade la revolución por medio de decretos, si esto fuera preciso, pero siempre bajo el control del pueblo”. Señaló el asesinato deanarquistas por parte del socialdemócrata Noske. Pareció quedefendía a García Oliver cuando terminó diciendo que “la laborde la minoría [de personas] audaces y determina vas no es la de

    dirigir este movimiento, sino la de imprimir un sello propiamenteanarquista ”» (2011, p.44).

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    Después de sucesivas intervenciones de otros gruposalrededor de qué hacer ante el poder, podemos leer: «ElGrupo Seis Dedos, tras confesar su bisoñez, divagó sobre lasposiciones y conceptos de unos y otros, sin acabar de decidirsepor ninguna. La presidencia, tras la úl ma intervención, rogóque se expusieran conceptos y que “ no se haga como en loscafés”» (2011, p. 48-49). Vemos, pues, como en estos debatesya se planteaba un problema teórico del anarquismo, estoes, cómo afrontar una situación revolucionaria favorable,y cómo ges onar su propio poder en la calle. Así Guillamónresume: «Según García Oliver la organización de los cuadros dedefensa, coordinados en comités de defensa de barrio, en laciudad de Barcelona, eran el modelo a seguir, extendiéndosea toda España, y coordinando esa estructura a nivel regionaly nacional, para cons tuir un ejército revolucionario delproletariado. Ese ejército debía completarse con la creaciónde unidades guerrilleras de cien hombres. Muchos militantesse oponían a las concepciones de García Oliver, con ando másen la espontaneidad de los trabajadores que en la disciplinadaorganización revolucionaria. Las convicciones an militaristas, eincluso el paci smo de muchos grupos de a nidad, produjeronun rechazo casi unánime de las tesis del grupo Nosotros, y muyespecialmente de García Oliver.

    El rechazo a su proposición del 21 de julio de 1936 de tomar elpoder, e “ir a por el todo”, tras aplastar la sublevación militar,entendida por la inmensa mayoría de asistentes al Pleno,como implantación de una “dictadura anarquista”, tuvo unprecedente en ese plenario celebrado en junio. ¡A pocos díasdel 19 de Julio!» (2011, p. 50-51).

    Llegados a esta histórica fecha de 1936, es probable quedurante las jornadas de lucha de julio Escorza estuviera en lasede de Barcelona del Comité Regional de la CNT asumiendotareas de coordinación, pero no hemos podido encontrarninguna referencia al respecto.

    Lo encontramos ya directamente en la Asamblea de Plenoslocales y comarcales del 20/21 de julio de 1936 (esta fechadi ere entre autores, aunque parece que fue el 21 de julio),proponiendo una tercera opción contrapuesta a la de “ir apor el todo” de García Oliver, y la colaboracionista de Abad deSan llán y Federica Montseny. Es curioso cómo se habla másde las dos tendencias, de si se tenía que haber ido “a por eltodo” o bien si fue un acierto o no optar por la colaboraciónan fascista. Pero quizás la única que se llevó a cabo fue la quepropuso Escorza: «La tercera, planteada pragmá camente porManuel Escorza, consis a en usar el gobierno de la Generalidadpara legalizar las “conquistas revolucionarias”, controlandolas Consejerías de Defensa y Orden Público, y apoyándoseen el dominio indiscu ble de la CNT en la calle para intentar“congelar la situación revolucionaria”, en espera de que seprodujeran unas condiciones más favorables para el de ni votriunfo revolucionario» (Guillamon, 2007, p. 57).

    Abel Paz lo explica así: «Entre ambos [García Oliver y el tándemSan llán/Montseny] se planteaba una tercera opinión, que

    García Oliver consideró equívoca [según una carta que éstemandó a Abel Paz años después], la cual, sostenida por suexponente Manuel Escorza, consis a en u lizar al Governde la Generalitat para colec vizar el campo y socializar laindustria, por lo que el sindicalismo se conver ría en la fuerzadeterminante de la nueva sociedad. Logrado eso, y vacío de poder el Govern de la Generalitat, éste caería por su falta deefec vidad. Esta posición consideraba que no debía pactarsecon el gobierno para nada, puesto que el problema del poderquedaba prác camente ya resuelto al encontrarse en manosde la CNT-FAI. El equívoco de esta posición, desde el punto devista anarquista, se atrajo la adhesión de los más radicales.La delegación de la comarca del Baix Llobregat, representada por José Xena, se pronunció contra la colaboracióngubernamental, pero al no unirse con la posición sustentada por García Oliver, se aproximaba a la de Escorza, o adoptabauna posición nega va ante un problema que reclamaba unasolución» (2004, p. 504-505).

    Lo que es indudable es que Manuel Escorza algún papel tuvoque haber desempeñado durante las jornadas de lucha de juliode 1936, puesto que se le acabó encargando la dirección dela Comisión Regional de Inves gación de la CNT-FAI. Y, comohemos visto, fue de los pocos que fue capaz de ar cular unapropuesta de actuación ante esa histórica y compleja realidad.

    Quizás antes de seguirle la pista, tendríamos que haceralgún apunte de esta Comisión de Inves gación, puesto quegran parte de lo que se dice de Escorza se enmarca en eldesempeño de las funciones encomendadas a ésta por parte

    de las organizaciones libertarias catalanas.

    3. La Comisión de Inves gación

    A par r de estas jornadas de julio de 1936, la CNT-FAI adquiereuna centralidad polí ca, económica y social de primer orden,sobre todo en Cataluña. Y para ello se crea la Comisión deInves gación e Información: para disponer de buena informaciónacerca de las intenciones tanto del enemigo, como de lossupuestos aliados en lo que se llamó “Unidad An fascista”.

    3.1. Los obje vos de la Comisión

    Es Federica Montseny la que nos indica las funcionesencargadas a dicha Comisión de Inves gación: «En el úl mo piso de la casa de Cambó (…) se instalaron las o cinas de lo quese designó como Servicios de Inves gación. La misión de estosservicios eran el descubrimiento y localización de los agentes fascistas, españoles, italianos y alemanes, que habían podidoquedar en Barcelona, camu ados entre la población. Al frentede estos servicios estaba el compañero Manuel Escorza, hijode un militante del Sindicato de la Madera, muy conocido yapreciado en nuestra Organización. Manuel Escorza llevabamuletas y era algo contrahecho, a causa de haber sufrido poliomieli s en su infancia. La e cacia de la ges ón de Escorza

    y sus amigos se puso de mani esto en la organización de losServicios de contraespionaje, en España y en el extranjero.

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    Puedo a rmar que muchas de las informaciones que fueronú les al propio Largo Caballero, Jefe de Gobierno, y al Ministeriode Defensa emanaron de los Servicios de Escorza» (1987, p.95). Es interesante constatar que habla de “amigos” al referirseal núcleo duro de esta Comisión, lo que nos da algunas pistas,como veremos.

    Efec vamente, la Comisión de Inves gación que dirigía Escorzatenía encomendadas funciones de espionaje, contraespionajey represión del enemigo. Esta Comisión fue creada muyrápidamente, poco después de las jornadas de julio (quizásen el pleno de 26 de julio, aunque las actas tanto de losplenos del 21 como del 26 de julio están «convenientementedesaparecidas» (Guillamon: 2007, p. 65).

    La o cina se situó en la úl ma planta de la Casa CNT-FAI, en VíaLayetana, en la an gua casa Cambó. El periodista Benavides,habla así de la Comisión: «Instalado en el úl mo piso del

    edi cio del Fomento del Trabajo, incautado por la CNT-FAI,Escorza se puso a trabajar con independencia desde que lainsurrección perdió dientes y uñas en las calles de Barcelona. Allí tuvo su mundo, una policía suya y una caja aparte. Sólosus colaboradores inmediatos, Minué y el portugués Sousay sus agentes, tenían acceso al despacho de aquel hombreextraño, enemigo del ejército regular y que hubiera hecho delos Grupos especí cos una tropa uniformada de no impedírselola “militancia” an militarista; enemigo de los incontrolados, porque aspiraba a controlarlo todo, y que se apoyó en una fuerza incontrolada, y entusiasta del orden y de la disciplina,que fomentó el desorden y la indisciplina... ¡Singular gura

    silenciosa y reservada, puesta al frente de quienes preferían losgritos y la ostentación al silencio y a la reserva! - No daremos cuartel a los fascistas ni a los neutros -decía.Y lo decía pensando en que al adversario debía eliminárselesin hacer ruido. Su tarea archivadora y de inves gación almargen de la CNT y del Comité de Milicias, suscitó el recelo dealgunos sectores confederales. Le comba eron los que temíansu rivalidad: los famosos Grupos de Defensa, las seccionesmás díscolas e inmorales de Patrullas, el Comité de Milicias...Escorza los desa ó a todos con su audacia» (1978, p. 232).

    En lo correspondiente a tareas de espionaje y contraespionaje,a la Comisión también se le encargó la vigilancia y trá co delos exiliados, especialmente en París, donde la ac vidad delos dis ntos servicios de inteligencia era frené ca. Y allí, laComisión de Inves gación desarrolló una notoria ac vidad,como veremos.

    En base a estas tareas, que implican una centralizacióninforma va de primer orden, Guillamón añade que «ManuelEscorza se encargaba además de estudiar y proponer los hombresmás adecuados para los dis ntos cargos de responsabilidadcene stas, función ésta que le otorgaba una gran in uencia enel seno de los comités superiores de la CNT» (2011, p. 110).

    Pero habría que añadir, además, un obje vo personal del mismoEscorza, acorde a sus planteamientos expuestos en el pleno del

    21 de julio. Guillamón explica lo siguiente: «Manuel Escorzadel Val era el responsable de los Servicios de Inves gación eInformación de la CNT-FAI, organismo que no dependía delCCMA, sino de los comités regionales de la CNT y de la FAI, estoes, era un organismo libertario que, en línea con la propuestade Escorza en el Pleno del día 21 de julio, pretendía crear unafuerza armada autónoma e independiente, capaz algún día de“dar la patada” al gobierno de la Generalidad» (2007, p. 78).

    Por todo ello, la importancia de la Comisión de Inves gaciónde Escorza no se puede desdeñar, par cipando en todas lasreuniones de importancia, lo que Guillamón llama pleno denotables: «La urgencia de las decisiones a tomar impuso,desde el 19 de julio, la quiebra del funcionamiento horizontaly federa vo de la CNT y de toda prác ca de democraciadirecta. La prác ca habitual fue la de adoptar las decisionesimportantes a tomar en reuniones de dirigentes, miembrosdel Comité Regional, de la Federación Local de Barcelona, del

    Comité Peninsular de la FAI, y de quienes ejercían cargos en elCCMA, el Consejo de Economía o el Comité de Inves gación,Patrullas de Control, etcétera. Posteriormente, las decisionesya tomadas por los notables se hacían ra car en los Plenos,guardando “formalmente” las apariencias del funcionamientotradicional de la CNT» (2007, nota al pié p. 51-52).

    Las valoraciones sobre Escorza, entonces, hay que hacerlas enel marco de estos obje vos que las organizaciones libertariascatalanas encargaron a la Comisión de Inves gación de la CNT-FAI en Cataluña. Pero, ¿de quién se rodeó Escorza para ello?

    3.2. Los miembros de la Comisión

    Intentaremos apuntar, en base a la bibliogra a a la que hemostenido acceso, los posibles miembros de esta Comisión. Hayque pensar que los miembros que la componían pudieroncambiar a lo largo de la guerra civil. Y, además, es di cil deprecisar por la información de la que disponemos de cómoestructuró Escorza toda la red de información.

    Así para empezar el historiador Preston nos dice lo siguiente:«Los comités regionales de la CNT, la FAI y la Federación Ibéricade Juventudes Libertarias se habían unido para crear un Comitéde Inves gación de la CNT-FAI presidido por Manuel Escorzadel Val y des nado a perseguir los excesos. Dicho comitéestaba integrado por Abad de San llán, Montseny, Marianet yFidel Miró» (2014, p. 334).

    Es decir, los secretarios generales de la CNT regional, de lasJuventudes Libertarias y del comité peninsular de la FAI. Pero,¿operó realmente esta especie de “Estado Mayor Libertario”?¿Cómo lo hacía? Y, si fue así, ¿mantuvo la vinculación Marianetcuando se le nombró Secretario General de la Comisión Nacionalde la CNT? ¿Creó otro po de Comisión de Inves gación parael Comité Nacional? Como veremos en próximos ar culos, a

    par r de mayo del 37 se produce una reestructuración de losservicios de información del movimiento libertario.

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    Pero según Guillamón, el núcleo duro de la Comisión loformaron los miembros del grupo Seis Dedos: «muchos de elloscons tuyeron el armazón del Servicio de Inves gación de la CNT-FAI» (2011, p. 302). Y, como hemos visto, el grupo Seis Dedoslo formaban en junio del 36 Escorza, Liberto Minué, AbelinoEstrada, José Irizalde y Manuel Gallego[8] . Estos posiblementeserían, en palabras de Federica, “sus amigos”.

    Efec vamente, a parte de Escorza, Minué y la misma Federica,aparecen otros nombres en la nómina de octubre de 1936 delos Servicios de Inves gación y Comités FAI: «a) Por los serviciosde Inves gación: José Ardiz, Roberto Canto, J. Erizalde (¿Puedeser el mismo José Irizalde del Grupo Anarquista Seis Dedos?), Avelino Estrada (Grupo Anarquista Seis Dedos), Manuel Gallego(Grupo Anarquista Seis Dedos), R. Gil, Lucio José Gómez Arnaiz,Fernand Gotze (Grupo DAS), Arturo Levin (Grupo DAS), S. Lopez, A. Mase e, Liberato Minué Franco (Grupo Anarquista SeisDedos), Carlos Picó, F. Prunera, Pedro Puigvert, Gerónimo Pujol, J. Royo, Blas Santos, Inés Selva, María Zorio; b) Por ComitésFAI: Francisco Barrubés, Manuel Escorza del Val y FedericaMontseny » (Guillamón, 2014: p. 550-551).

    También se vincula a la Comisión, pero como agente externo, aJusto Bueno Pérez, ya en el período nal de la con enda (a par rde su huída de la cárcel en enero de 1938), según una biogra aelaborada por Guillamón. Aunque, tenemos dudas que formaraparte de esta Comisión, como veremos en próximos ar culos.

    Otro nombre que aparece es Hilario Esteban Gil (Guillamon,2011, p. 260: nota al pie: «había sido delegado de columna y

    agente del servicio de espionaje de Escorza en Francia»). SobreHilario Estevan, Antonio Or z dirá «yo lo conocía de cuandoera minero, que me trajo todo un material de explosivos a micasa» (Márquez y Gallardo: 1999, p. 121). Ocupó un cargodestacado en la Columna Or z en “el séctor de Sástago a cargode Hilario Esteban y el capitán Zamora” al principio de la guerra.Desconocemos si ya entonces formaba parte de la red deEscorza. En marzo, Or z lo sitúa aún en el frente de Aragón, araíz de un experimento militar de un ingeniero italiano: « Unode los que estaban en el lugar antes de llegar nosotros, vino anuestro encuentro. Por su silueta y manera de andar lo reconocíantes de que llegara a nuestra altura. Era Hilario Esteban, quienestuvo antes en la 2ª Columna. Viejo militante siempre me doen trabajos clandes nos de po de acción revolucionaria. Nohubo muchas palabras, solamente me dio una palmada en laespalda al mismo empo que me decía: “Aixó no són les bombesdel 8 de gener!” ¡Y tenía razón!» (Márquez y Gallardo: 1999,p. 180). Aunque en abril de 1937, como veremos en próximosar culos, hay un informe que parece situarlo en Barcelona...

    En una biogra a de Ill eld, también se apuntan otros nombres,pero puede que no todos formasen estrictamente parte de laComisión: «Ill eld, con Ferdinand Götze, Arthur Lewin, FredHessenthaler, Helmut Kirschey y otros, formaron parte de ungrupo, a las órdenes del Comité de Inves gación y Seguridad

    Interior, dirigido per Dionís Eroles Batlle y Manuel Escorza delVal de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), que se encargó de

    los registros y requ