No tienen iglesia ni escuelas, Gauchos y modelos de civilizacion, E.Ortiz Gambetta. ALPHA

294
UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS Departamento de Humanidades y Arte REPRESENTANTE LEGAL RECTOR ÓSCAR GARRIDO ÁLVAREZ Directora Responsable y Editora DIANA KISS DE ALEJANDRO Consejo de Redacción PILAR ÁLVAREZ-SANTULLANO BUSCH EDUARDO BARRAZA JARA JAMES PARK KEY EDUARDO CASTRO RÍOS BRUNO CÁRDENAS MARAGAÑO MITA VALVASSORI Secretario de Redacción y Editor EDUARDO RISCO DEL VALLE Consultores Externos JORGE ACEVEDO, Universidad de Chile, Santiago de Chile FERNANDO BURGOS, The University of Memphis, U.S.A. MANFRED ENGELBERT, Georg-August Universität, Göttingen, Alemania DANIEL LAGOS ALTAMIRANO, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile PEDRO LASTRA, Universidad de Nueva York, en Stony Brook, U.S.A. AMADEO LÓPEZ, Universidad de París X-Nanterre, Francia SERGIO MANSILLA, Universidad Austral de Chile OSVALDO RODRÍGUEZ PÉREZ, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España HERNÁN URRUTIA, Universidad del País Vasco, España NELSON VERGARA MUÑOZ, Universidad de Los Lagos, Chile MIGUEL LÓPEZ ASTORGA, Universidad de Talca, Chile Portada IMAGEN CORPORATIVA (ULAGOS) Equipo Editorial ALEJANDRA P. LINGAY CÁRDENAS ANA JIMENA CABEZAS APABLAZA Alpha está indexada en Arts and Humanities Citation Index (Thomson Scientific), en The MLA International Bibliography, SciELO-Chile (Conicyt), LATINDEX, EBSCO, PROQUEST, EDITORIAL OCEANO, Servicios de Información Internacional (IIS), CLASE, DIALNET y aparece en The Directory of Periodicals (USA). Para petición de ejemplares, información, envío de originales y suscripciones, dirigirse al Secretario de Redacción, Sr. Eduardo Risco, Avda. Fuchslocher 1305 - Casilla 933, Osorno, Chile. Teléfonos: (56-64) 2333398 - Fax (56-64) 2333298, e-mail: [email protected] Para canje, dirigirse a María Teresa Mancilla, Encargada del Servicio de Hemeroteca de la Universidad de Los Lagos, Campus Chuyaca, Casilla 933, Osorno, Chile. E-mail: [email protected] Suscripción anual (dos números) $ 20.000, nacional; US$ 50, internacional. Costo incluye envío por correo ordinario.

description

No tienen iglesia ni escuelas, Gauchos y modelos de civilizacion, E.Ortiz

Transcript of No tienen iglesia ni escuelas, Gauchos y modelos de civilizacion, E.Ortiz Gambetta. ALPHA

UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS Departamento de Humanidades y Arte REPRESENTANTE LEGAL RECTOR SCAR GARRIDO LVAREZ Directora Responsable y EditoraDIANA KISS DE ALEJANDRO Consejo de RedaccinPILAR LVAREZ-SANTULLANO BUSCH EDUARDO BARRAZA JARA JAMES PARK KEY EDUARDO CASTRO ROS BRUNO CRDENAS MARAGAO MITA VALVASSORI Secretario de Redaccin y EditorEDUARDO RISCO DEL VALLE Consultores ExternosJORGE ACEVEDO, Universidad de Chile, Santiago de Chile FERNANDO BURGOS, The University of Memphis, U.S.A. MANFRED ENGELBERT, Georg-August Universitt, Gttingen, Alemania DANIEL LAGOS ALTAMIRANO, Universidad de Playa Ancha, Valparaso, Chile PEDRO LASTRA, Universidad de Nueva York, en Stony Brook, U.S.A. AMADEO LPEZ, Universidad de Pars X-Nanterre, Francia SERGIO MANSILLA, Universidad Austral de Chile OSVALDO RODRGUEZ PREZ, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Espaa HERNN URRUTIA, Universidad del Pas Vasco, Espaa NELSON VERGARA MUOZ, Universidad de Los Lagos, Chile MIGUEL LPEZ ASTORGA, Universidad de Talca, Chile PortadaIMAGEN CORPORATIVA (ULAGOS) Equipo EditorialALEJANDRA P. LINGAY CRDENAS ANA JIMENA CABEZAS APABLAZA Alpha est indexada en Arts and Humanities Citation Index (Thomson Scientific), en The MLA International Bibliography, SciELO-Chile (Conicyt), LATINDEX, EBSCO, PROQUEST, EDITORIAL OCEANO, Servicios de Informacin Internacional (IIS), CLASE, DIALNET y aparece en The Directory of Periodicals (USA). Parapeticindeejemplares,informacin,envodeoriginalesysuscripciones,dirigirsealSecretariode Redaccin, Sr. Eduardo Risco, Avda. Fuchslocher 1305 - Casilla 933, Osorno, Chile. Telfonos: (56-64) 2333398 - Fax (56-64) 2333298, e-mail: [email protected] Para canje, dirigirse a Mara Teresa Mancilla, Encargada del Servicio de Hemeroteca de la Universidad de Los Lagos, Campus Chuyaca, Casilla 933, Osorno, Chile. E-mail: [email protected] Suscripcin anual (dos nmeros) $ 20.000, nacional; US$ 50, internacional. Costo incluye envo por correo ordinario. 2 3 NDICE PRESENTACIN 5 ARTCULOS MACARENAARECO. Imaginario espacial en la narrativa chilena reciente: el acuariocomorepresentacindelaintimidadenrelatosdeContreras, Zambra y bolao. 9 EDUARDO AGUAYO. Ficciones del accidente, accidentes de la ficcin: tragedias de la tecnologa en la narrativa hispanoamericana de (pos)vanguardia. 23 EUGENIAORTIZ.No tieneiglesias, ni escuelas:El gaucho y losmodelos de civilizacin en la novelstica rioplatense. 39 CLAUDIO GUERRERO. Huerfana, huachismo e infancia en la poesa de Delia Domnguez. 51 JOS ANTONIO GONZLEZ. Ricardo E. Latchman, un cientfico social. Desde lasobservacionesetnogrficasdelasociedadhastalaarqueologadelas culturas originarias chilenas. 67 BERNARDOGUERRERO.Religinypatria:baileschilenosenlafiestade Ayquina. 89 MABELGARCAYSONIABETANCOURT.Elpueblomapucheysusistemade comunicacin intercultural. 101 CONSTANTINOCONTRERAS OYARZN YMARIO BERNALESLILLO. Tradicin y novedad en el lxico del litoral (Bo-Bo y La Araucana). 117 CARLA RIMASSA Y SABELA FERNNDEZ-SILVA. Conceptualizacin del espacio ysurelacinconeldesarrollocognitivo:unestudiopilotoenelespaolde Chile.137 HECTORTURRA,SANDRAGARRIDO,CHERYPREZ,GABRIELLLANQUINAO, MARAEUGENIAMERINO.Elroldelespaciorecreadoenlaconstruccin discursiva de identidad de adolescentes mapuches de Temuco y Santiago. 155 JOSSANTOSHERCEG.Cotidianidad.Trazosparaunaconceptualizacin filosfica. 173 CARLOS EDUARDO MALDONADO. Reflexin sobre las implicaciones polticas de la complejidad. 197 ADOLFOVERA.Huella,inscripcin,violencia:notasapartirdeBenjaminy Derrida. 215 4 CRISTINDEBRAVO.ElsentidodelapoiesisenelbanquetedePlatn.Una contribucin al problema de la esencia de la tcnica. 227 MARAJOSLPEZMERINO.Indignacinpoltica:Reflexionesdesdeel pensamiento de H. Arendt. 243 NOTAS MATAS AYALA. Teatralidad, sujeto y poesa en Enrique Lihn.253 MARTNROS.HommedeLettres.TrazosparaunafisonomadeWalter Benjamin. 267 RESEAS Alejandro Zambra. Mis Documentos. (Paulina Daza D.).281 TeunA.VanDijk.Discursoycontexto.Unenfoquesociocognitivo. (Camila Crdenas). 285 Informacin para los autores291 5 PRESENTACIN El dilogo entre lo cotidiano, o la abstraccin de lo cotidiano, y la tcnica es el principal eje articulador de los trabajos que recoge Revista ALPHA 38. Un dilogo que se presenta conflictivo y complejo, y que se manifiesta en diversas emergencias de la tcnica en el marco de una cotidianidad que, en ocasiones, se muestra como fuertemente situada e, incluso, espacializada. JosSantosHercegofreceunconjuntodeinsumostericosparauna conceptualizacinfilosficadelacotidianidadque,enunaordenadareflexin, problematizalarelacinentrecotidianidadysociedadysecentraenelactode cotidianizarcomounaexpresindelaconstruccindelrelatosobrelo cotidiano, superando con esta formulacin los aspectos exclusivamente intimistas enlosquesuelencentrarseotrosautores.Vistoelcotidianizarcomouna construccin de relato, no resulta extrao, entonces, que sea justo en el anlisis de relatosenlosqueveamosdesplegarselainfluenciadelsegundoelemento articuladorenlarelacinqueanuncibamosalprincipio:latcnica.Enefecto, EduardoAguayo,eneltratamientosobrelafiguradelaccidenteenlanarrativa hispanoamericanadeposvanguardia,presentaunaimagendelmodoenqueeste evento, asociado a la paulatina instalacin de la tcnica en la cotidianidad de las sociedadesqueseasomanalaindustrializacin,esasimiladoenelplanodel contenido, de la forma y de la recepcin literarias. De una manera algo semejante, AdolfoVera,ensuexamendelacuestindelahuellanosofreceuna interesante imagen de la inscripcin de la tcnica en la cotidianidad, ello a partir delareflexindeW.Benjaminentornoalapotencialidadpolticadela fotografaparareconfigurarlaescenadeuncrimen,cuyashuellashansido borradas.Sobreelmismoautor,lanotadeMartnRosLpezexplorala fisonoma de Benjamin dibujando los trazos del Homme de lettres. TantoBernardoGuerrero,EugeniaOrtizGambetta,ClaudioGuerrero, comoeltrabajodeMabelGarcaySoniaBetancourt,enriquecenlareflexin desde el examen de una cotidianidad situada en espacios aledaos o excluidos de lourbanoyque,encalidaddetales,constituyenunidadesinvestidasde particularidadesculturalesexpresadas,porejemplo,enelfenmenodela asociacinentrereliginynacionalismoquesemanifiestanenlosbailesdela fiesta de Ayquina en Calama. Los modelos culturales delmundo gaucho en la novelsticarioplatense;laestticade laorfandadyel huachismoqueseexpresa en la poesa de Delia Domnguez y el carcter de estrategia contrahegemnica que GarcayBetancourtatribuyenalmacrosistemadecomunicacinintercultural mapuche plasmado en un discurso legible en sus creaciones artsticas. LosartculosdeMacarenaAreco,CarlaRimassaySabelaFernndezSilva y Hctor Turra, a su vez, aportan a este concierto su preocupacin por el 6 espacio, sea este concebido desde el examen del imaginario que lo semantiza y constituyecomoacuarioenlanarrativadetresautoreschilenos(Areco),o desde el estudio de campo que se ocupa de su conceptualizacin y relacin con el desarrollo cognitivo en el espaol de Chile (Rimassa y Fernndez), o, incluso, desdeladescripcindelaconexinexistenteentrelosespaciosculturales ruralesdelaculturamapucheyaquellosrecreadosencentrosurbanosysu vinculacin con la construccin de la identidad tnica de adolescentes mapuches urbanosquenosentregaelequipolideradoporHctorTurra.Sesumacomo corolarioeltrabajodeConstantinoContrerasyMarioBernalessobreel lxico del litoral del Bo-Bo y La Araucana. CircundandotericamenteesteconjuntodereflexionesenALPHA38, CristindeBravo reposicionalacomprensin delatcnica apartir del sentido delapoiesisplatnicacontenidaenElBanquete,trabajoqueproporcionaun adecuadomarcoalosfocosprincipalesentornoalosquesedesarrollala disquisicindegranpartedelosautoresquereneestaedicinyalosque sirvendecontrapuntoyprovocacincontinuadoraeltrabajodeJosAntonio Gonzlez Pizarro sobre Ricardo Latcham; Carlos Eduardo Maldonado respecto delasConsecuenciasPolticasdelamodernidad;ylasreflexionessobreel pensamientodeHannahArendtquenosofreceMaraJosLpezMerino. MatasAyalanoscomparteenunanotauncompletotrabajosobrelaobrade Enrique Lihn que esta tiene como eje la teatralidad, el sujeto y la poesa de este destacadoescritorchileno.ComocierrelasreseasdePaulinaDazayCamila Crdenas:Misdocumentos,deAlejandroZambra;yDiscursoyContexto.Un enfoque sociocognitivo, de Teun Van Dijk, respectivamente. 7 ARTCULOS 8 9-22 IMAGINARIO ESPACIAL EN LA NARRATIVA CHILENA RECIENTE: EL ACUARIO COMO REPRESENTACIN DE LA INTIMIDAD EN RELATOS DE CONTRERAS, ZAMBRA Y BOLAO1 Spatial imaginary in recent Chilean narrative: the aquarium as representation of intimacy in Contreras's, Zambra's and Bolaos novels Macarena Areco Morales* Resumen El objetivo de este trabajo es analizar el acuario como una figuracin espacial del imaginariosocialentresnovelasescritasporautoreschilenosenlasltimasdos dcadas,Elnadador(1995)deGonzaloContreras,Lavidaprivadadelosrboles (2007) deAlejandro ZambrayMonsieur Pain(1999) deRoberto Bolao. Sufinalidad esatisbarenlaconfiguracinimaginariadelosespaciosdelaintimidadydela intemperie en la posdictadura chilena y, msgeneralmente, en el entorno global en que se desarrolla la tercera fase del capitalismo multinacional. Palabrasclave:ImaginarioSocial,NarrativaChilenareciente,Intimidad,Intemperie, Posdictadura. Abstract Theaimofthisarticleistoanalyzetheaquariumasaspatialfigureofsocial imaginary in threenovelswritten byChilean authors in the past two decades,Gonzalo Contreras'sElnadador(1995),AlejandroZambra'sLavidaprivadadelosrboles (2007) and Roberto Bolao's Monsieur Pain (1999). My purpose is to inquire about the imaginaryconfigurationofspacesthatrefertointimacyandtheshelterlessinthe context of chilean postdictatorship and, more generally, in the global environment of the third stage of multinational capitalism. Keywords:Socialimaginary,RecentChileannarrative,Intimacy,Exteriors, Postdictatorship. 1EsteartculoformapartedelProyectoFondecytN1100543Cartografadelanovelachilena reciente. Macarena Areco Morales 10 INTRODUCCIN Elacuario, con sus connotaciones de encierro,visibilizacin e inmovilidad, es una imagen que se repite en las producciones culturales de los ltimos aos, tanto en Chile como en Latinoamrica.2 Entre las novelas chilenas recientes al menos tres leotorganunlugarimportante:Elnadador(1995)deGonzaloContreras(1958), Monsieur Pain (1999) de Roberto Bolao (1953) y La vida privada de los rboles (2007) de Alejandro Zambra (1975). Considerar el acuario como un fragmento del imaginariosocialpermitevislumbrarrepresentacionesideolgicasrespectoal espacio y al sujeto en el Chile actual y en su entorno mundializado. De ah que este ensayo analice los modos especficos en que este aparece en cada obra para mostrar cmo ha sido construida tal figura, algunos de sus rasgos principales y tambin su destruccin.

FIGURACIONES IMAGINARIAS Enunainvestigacinsobrenarrativachilenaactualheintentado,por medio de un trabajo emprico que parte de la lectura de un corpus representativo de relatos, establecer una suerte de cdigo del imaginario que est formado por unidades de distinto orden, las que han ido apareciendo en las obras estudiadas. Estassonfiguras,formasopropiamenteimgenes,quetienenuncarcter connotativo,puestoque,ademsdesusignificadoinicial,dancuentadeun contenidodesegundogrado,3elcualseconectaconloqueRolandBarthes denominaideologa4yconloqueCorneliusCastoriadisllamaimaginario social.5Sontambinmetafricas,enelsentidoqueledanaelloLakoffy Johnson,esdecir,formanpartedesistemassignificativosimbricadose histricos.6 2 Por ejemplo, en Saln de belleza de Mario Bellatin y en el filme La vida de los peces del joven director chileno Matas Bize. 3EnS/ZBarthesdefinelaconnotacincomounsentidosecundario,cuyosignificanteest constituidoporunsignoounsistemadesignificacinprincipalqueesladenotacin(4).El esquema correspondiente es, tomando la terminologa de Hjelmslev, (ERC) RC. 4 Barthes sigue a Althusser en su definicin: lo evidente - por - s - mismo, de lo que tambin da cuenta la nocin de mito como falsas evidencias (8). 5Segnestefilsofoloimaginarioescreacinincesanteyesencialmenteindeterminada (histrico-socialypsquico)defiguras/formas/imgenes,apartirdelascualessolamentepuede tratarsedealgunacosa.Loquellamamosrealidadyracionalidadsonobrasdeello(12). Esta concepcin se separa de la de Lacan, para quien el Orden Imaginario se relaciona con la fase del espejo, en la cual el nio pequeo slo se forma una imagen completa de s mismo al verse reflejado en el espejo que es el otro (Laplanche y Pontalis, 191). De ah que Castoriadis enfatice queLoimaginariodelquehablonoesimagendeyqueLoimaginarionoesapartirdela imagen en el espejo o en la mirada del otro. Ms bien el espejo mismo y su posibilidad, y el otro como espejo, son obras de lo imaginario, que es creacin ex nihilo (Castoriadis, 12).6DeacuerdoconGeorgeLakoffyMarkJohnsonlosconceptosseestructuranmediante metforas, siendo estas el entender y experimentar un tipo de cosa en trminos de otra (41). Las Imaginario espacial en la narrativa chilena reciente 11 Las unidades determinadas por esta va pertenecen a cuatro territorios ya cartografiados dentro del estudio de las representaciones imaginarias: el tiempo, el espacio, el sujeto y los trayectos.7 Siguiendo este orden, algunas de ellas son: la lnea y el crculo, el tiempo cero; el laberinto y el acuario; el revolucionario, elrbolyelimbunche;lahuida,lacentralizacinylaesclavizacin(o imbunchizacin), el viaje.8 Amododeejemplo,ellaberintoaparecerepresentadoenalmenostres relatosdecienciaficcindelperodo,condimensionesimaginariasdiferentes. As, en El ruido del tiempo (1987), una novela que sintomticamente se publica poco antes del fin de la dictadura de Pinochet en 1987, los rebeldes construyen unlaberintorizomticocomounaestrategiaquelespermitedestruirelpoder totalitario.Encambio,en2010:Chileenllamas(1998),quesalealaluzen 1998enlosltimosaos del segundo gobierno dela Concertacin dePartidos por la Democracia, la imaginacin es menos optimista: un laberinto binario que conducealospersonajesalcentroheladodelahacienda,enelcualson atrapadosymuerenacausadeunaidentidadnacional monoltica y congelada, representada por el cadver del general, que no es otro que Pinochet. Siete aos despus en Ygdrasil (2005), el desencanto cunde y la protagonista se piensa a s metforas son sistemticas, es decir, se presentan en sistemas coherentes; histricas, en el sentido dequesonmanerasdepensarquesehandesarrolladoeneltiempo;einconscientes,loque significa, entre otras cosas, que dejan fuera otras dimensiones de la experiencia. Un ejemplo es la conceptualizacin del tiempo como algo valioso que se expresa con palabras relacionadas con el intercambio econmico, como el tiempo es oro, perder el tiempo, tener tiempo, calcular el tiempo. Lo anterior se debe a que esta manera de pensar el tiempo se ha desarrollado junto con lassociedadesindustrialesmodernas,dondeeltrabajoseretribuyesegneltiempoinvertido. Nstor Garca Canclini plantea que las metforas (y las narrativas) sonFormas de organizacin de lo imaginario (1999:62). 7Estaparticinesya,porcierto,imaginaria.Diversosautoreshanconceptualizadoestos territorios.Demodomuydestacado,BachelardsehareferidoalespacioyCastoriadisalostres primerosmbitoseindirectamentealcuarto.Lareflexinacercadelaagenciaesuntpico discutidoampliamenteenlosestudiosculturales.Cullerloexplicaas:eslacuestindehasta qupuntopodemossersujetosresponsablesdenuestrasaccionesonuestrasaccionesnosson impuestasporfuerzasquenocontrolamos(60).Enunestudiorecientesobreimaginarios sociales en Latinoamrica, a los que llama la imaginacin pblica o fbrica de la realidad (11), Josefina Ludmer estudia el tiempo y el espacio. 8 Esta distincin metodolgica no busca ocultar que estos tipos se superponen, como ocurre, por ejemplo,configurascronotpicas,enelsentidodeBajtn,delocualesunbuenejemplola rotondaloop,espacioheterotpicoqueRodrigoCnovas(1998)distingueenMalaondade Alberto Fuguet, que conjuga lugar y tiempo y que connota la temporalidad posmoderna, recursiva y estancada; o el laberinto que implica un ordenamiento espacial, un personaje en concordancia y un trayecto especfico. No obstante estas sobreimpresiones, la distincin resulta de utilidad como puntodepartidadelanlisis,quepermiteunamiradacomparativadentrodeunsegmentodel imaginarioyque,finalmente,esposibleconectarconfigurasestudiadasenlosotrosterritorios. Porotraparte,setratadeunaserieabiertaquedebeseraumentadaenlamedidaenquevayan surgiendo en el corpus estudiado nuevas figuraciones significativas que se repitan. Macarena Areco Morales 12 misma como un ratn de laboratorio obligado a desplazarse por un laberinto sin salida,respondiendomecnicamentealosestmulosaquelaexponenlos poderosos,mientrasqueelrbolmticoaparece comoun laberintorizomtico, dondealsujetonolequedamsalternativaqueacoplarseencuerpoyalma, como una pieza, a un proyecto tecnolgico de imbunchizacin que lo esclaviza.9 Enestetrabajomereferiraotrarepresentacinespacial,que,aligual que el laberinto, se repite en algunas de las obras estudiadas: el acuario, el cual, juntoconformasafinescomolapiscinayeldelfinario,entregainformacin acercade cmo se configuranimaginariamentelosespaciosde laintimidad en la posdictadura chilena y, en el caso de Bolao, en elentorno global en que se desarrollalatercerafasedelcapitalismo.Paradarcuentadeestafigura desarrollarunanlisisespecficoquenosernimitocrticonisimblico, puesnointentarexplicarsussentidosarquetpicos,generalesoahistricos entresobraspublicadasenlosltimosveinteaos:Elnadador(1995),de GonzaloContreras;Lavidaprivadadelosrboles(2007),deAlejandro ZambrayMonsieurPain(1999),deRobertoBolao;lasdosprimerasson posibles de adscribir al subtipo de la novela de la intimidad y la ltima a la de la intemperie,dosdenominacionesconlasquesepuedeabarcarunnmero significativo de novelas del perodo que surgen de la mencionada investigacin en marcha.10

Elperodoinvestigadocorrespondealaposdictadurachilena,quese insertaenlaterceraetapadelcapitalismo,tambinllamadocapitalismo avanzadootardo.SigoaquaFredricJamesonquientomaesta denominacindeErnestMandel,enlugardesociedadposindustrialdeDaniel Belluotrascomosociedaddeconsumo,delosmediosodelainformacin dadoquemientrasestasltimasexpresionesenfatizanlaimportanciadela tecnologa y consideran al capitalismo y con l a lalucha de clases, superados, aquella plantea que es esta una fase ms del dominio del capital, incluso la ms pura,puesrealizalaampliacindeestehastalmitesnuncaantesalcanzados, eliminandotodaslasmodalidadesprecapitalistasycolonizando,nosolola naturaleza,sinotambinelinconsciente.Enestarealidadnuestroscuerpos posmodernos, dice Jameson, se encuentran inmersos en volmenes asfixiantes y saturados, sin coordenadas espaciales que les permitan tener conciencia de su 9 Tomo estas distinciones de La lnea y el laberinto de Umberto Eco, quien diferencia la figura clsica, que es lineal, con un itinerario nico; de la manierista, con forma de rbol binario, donde hay muchos recorridos posibles, pero solo una salida; y de la hermtica o rizomtica, definida por la multiplicidad de conexiones y por su carcter cambiante. 10Enestahanaparecidocomoimaginariosespacialesopuestoseldelaintimidadyeldela intemperie.Ellospodrandarsustentoalasdosmodalidadesnovelsticasquemencionoeneste artculo, pero est todava pendiente desarrollar un planteamiento ms acabado al respecto. Imaginario espacial en la narrativa chilena reciente 13 posicin, lo que los vuelve impotentes (108).11 En este trabajo ir demostrando queunodeesosespacios,comoapareceenlanarrativachilenareciente,esel acuario. EL NADADOR: EL RETRATO DEL ACUARIO Publicadaen1995ypremiadaelaosiguienteporelConsejoNacional delLibroylaLectura,Elnadador,lasegundanoveladeGonzaloContreras, relata la desaparicin de Alejandra, la esposa del protagonista Max Borda, en el Santiagodelosnoventaylaesperapasivaalaqueesteseentregaenun modernoedificio de espejos:TorreGel, al decir de Rodrigo Cnovas, o ms precisamente acuario, segn intentar mostrar a continuacin.A pesar de que esta figura no aparece explcitamente en varios momentos selabordeamedianteformasemparentadas:elnuevodelfinarioqueMax observa desde su departamento, una pequea fuente que encuentra enun paseo en la cordillera y la piscina a la que va a nadar. El delfinario es una introduccin del tpico, que lo pone en escena ya desde la tercera pgina, destacando uno de sus rasgos fundamentales, la observacin: Losbinocularesatravesaronlaoscuridadyseconcentraronenunpequeo anfiteatroexcesivamenteiluminado:laencandiladaaguaenmovimiento, unosdelfinesingrvidosrozandounapelotasituadaaunaalturaimposible, una orca que besaba en la boca a su atltico instructor (15). Alaimportanciadelamiradaylaobservacindesdeelexteriorcomo unaposibilidadesencialdeesteimaginario,ladescripcindelafuenteagrega otrascaractersticasfundamentales:laquietud,elespaciolimitadoyel minimalismo, adems de la fascinacin que provoca en el narrador ese espacio:

De pronto, bajo las hojas flotantes y de aspecto antediluviano que cubran casi toda la superficie de esa agua inmvil, distingui un pequeo pez de unvivocolornaranjafosforescente,yunodeesosojosredondosy estrbicoslomirfijoporunsegundo.Otrosespecmenesseescurran entrelosnenfares.AMaxsiempreleasombrabanesaspequeas cosmogonas compuestas de un par de elementos; un agua casi estancada, nenfaresyunoscuantospecesanaranjadosconstituanuntodoms perfecto que el desazonante mundo que vea a su alrededor (47-48).Detenindonos en el tema de la mirada, es importante notar que as como Maxdistinguealpez,steasuvezlomirafijo.Deellosededucequela 11 Sobre esto ver el libro de Jameson acerca del posmodernismo, especialmente la introduccin; el segmentollamadoLaapoteosisdelcapitalismo;ylaprimerapartedelcaptulofinalLa abolicin de la distancia crtica. Macarena Areco Morales 14 observacin en el acuario es intercambiable: el espectador es tambin percibido desde dentro, mientras que el observado, junto con ser mirado, ve. Me interesa destacar lo primero, ya que da cuenta de la instancia de la narracin, pues quien narra es quien observa, a lo que se agrega la eventualidad de que el narrador se veaasmismocomounpersonaje.Sibienestaposibilidadcrticasoloes esbozadaenElnadador,enLavidaprivadadelosrboles,sedesarrolla plenamente, lo que es una diferencia significativa entre ambas novelas. Porltimo,laalusinalapiscinaqueapareceenlaprimeralneadel relato permite hacer el nexo entre los delfines, los peces y la historia que se nos relata: el nadador Max Borda en su piso con paredes de espejos, en esa especie demarasmoenqueflotabasinprogresinhacianingndestinodeterminado (23, la cursiva es ma), es como el habitante de un acuario que se desplaza por el aguaestancadacarentededireccin. Msadelantesecompruebaestaanaloga en una extensa descripcin de la piscina de la que hago una sntesis: la piscina recubierta por su gran cpula de goma blanca una adolescente misteriosa que sedeslizabacomounpezlabrillanteluzqueinundabaelrecinto abovedado lacuriosaneutralizacindelosprotagonistasemparejadospor la tibiezadel agua(198). El espacio as definido esun lugar perfecto parahuir del mundo privilegiado para la autorreflexin: Bajo el agua haba entrevisto aspectos de su vida que en la superficie nunca logr apreciar (198).Enconcordanciaconlafiguracindelacuario,eldepartamentodeMax Borda es descrito en los trminos ya precisados como lugar cerrado, que otorga posibilidades muy restringidas de movimiento, en el cual observar el exterior y mirarse a s mismo es la nica alternativa: los amplios ventanales enfrentados a una noche infinita que insista en agolparse ansiosamente contra los vidrios para reflejarlos a ambos sentados a la mesa (13). Dadas estas condiciones, el nfasis delarepresentacincomoocurreconelmaestrodelautor,HenryJames, cuyoRetratodeunadamaseencuentraenelveladordeAlejandraest puestoenelsujeto, ensimismadoensupropiainterioridad,12quienes asuvez observado por el narrador, como Borda lo hace con los delfines y los peces en el estanque(ytambin,alfinaldelanovela,conAlejandra,escondidaenun departamentodelcentrodeSantiago,aquienespausandobinoculares). Podemosdefiniraestaclasedepersonajecomoelsujetodelrealismo psicolgico,concentradoensuintimidadyentendidaenestecasodemodo restringidocomorelacionesdepareja,pueslonicoquerealmenteleocurrea 12Contreraspiensaqueestoesesencial:Entodabuenaobraliterariadebieraexistiruna predominancia de la interioridad de los personajes; de hecho, soy un convencido de que la calidad delaobraestdadaporlacapacidaddelescritordellegaralomsntimodelospersonajes,y reflejar, desde all, la multiplicidad de sus conflictos. Digamos que debiera establecerse un rango decalidadentreelgradodecompromisoconlaexterioridady,enelotrosentido,conla interioridad de sus personajes (Guerrero, 102). Imaginario espacial en la narrativa chilena reciente 15 Max,quienhaabandonadosutrabajoenlauniversidadysusmujeres,son enamoramientosydesenamoramientos.Lomismoesvlidoparaellas,pues ni Alejandra ni Virginia ni Bibi desarrollan actividades laborales. De la centralidad delasrelacionessentimentalesdacuentalatramaquehaceydeshacelos diversostringulosamorososqueproliferanyqueproducenporsu desenvolvimiento la historia: Alejandra-Max-Virgina; Virginia-Max-Bibi; Max-Bibi-Salman; Max-Alejandra-Boris. La obsesin con el sujeto y su intimidad es planteada expresamente en la alusinaElretratoenelespejoconvexo(otroretrato,quesesumaalde James) de Parmigianino, cuadro en que el pintor observa su imagen deformada queocupalatotalidaddellienzo,ysevuelveexplcitaenelcomentariodel sacerdotehermanodeMax:Mepareceunapinturamaterialqueencierrael sicologismodetodoelartemoderno,suuniversomeasfixia.Escurioso quenohayanaturalezaenlyquetodaventanaalmundoestdadaporun reflejo (39-40). Esta reflexin puede ser leda como metaliteraria,no solo por sualusinalacentralidaddelaperspectivapsicolgicaenElnadador,sino tambinporlareferenciaalreflejo,elcual,comosabemos,eslapremisadel realismo que se autodefine como mmesis de la realidad.Yendounpocomslejos,nadarpuedeinterpretarsetambin metaliterariamente, considerando la siguiente descripcin: Cuando Max Borda se encontraba en la piscina no se preocupaba ms que del estilo de sucrawl, armonioso,algoanticuado,peroeficaz(28).Podemosinterpretarloanterior comouncomentariosobreelestilodelautorcoordinado,seguro, funcional,siconsideramoslasanalogasnadar-narrarynadador-narrador, como una indicacin de la posicin que Contreras ocupa en el campo narrativo chileno:practicantedeunrealismopsicolgicoque,enelcambiodemilenio, siguelaesteladeautorescannicosdefinesdelsigloXIXeiniciosdelXX, especialmenteHenryJames.Esdecir,unnarrador-nadadorquesedesplazaen un espacio textual conocido, cerrado, protegido, sin salirse de sus mrgenes. Noobstante,contralospreceptosdelrealismopsicolgico,elnarrador, fascinado como Max por la vida perfecta del acuario, le otorga a su historia un final de cuento de hadas, en el cual la bonanza es tal la felicidad conseguida eratanta,lasituacintantomsgenerosaconellosdeloquenuncahubieran soado(294) que no vale la pena salir de la torre de espejos y mudarse a una nueva casa ms cerca de la tierra. Algo muy distinto es lo que se representa en Lavidaprivadadelosrboles,dondelaexperienciadepersonajes enclaustrados en una intimidad totalizante es narrada, desde una mirada crtica, como insostenible. Macarena Areco Morales 16 LA VIDA PRIVADA DE LOS RBOLES: LA IMPOSIBILIDAD DEL ACUARIO Una figuracin similar de los espacios de la intimidad como acuarios y de los personajes que los habitan como peces se encuentra en la segundanouvelle deAlejandroZambra,La vida privada de los rboles, publicadaen 2007, solo que en este caso la imagen se amplifica y la perspectiva se vuelve negativa. En esterelato,queparececoncentrarlatramadeElnadador,suprotagonista, Julin, se enfrenta a la desaparicin de su mujer, Vernica, pero limitada a unas pocas horas de la noche, tiempo que aprovecha para rememorar, encerrado en su departamento,supasadavidaamorosa,ademsdecontarleasuhijastra, Daniela, algunas historias sobre rboles.Hayenestaobravariasreferenciasaunacuarioqueseencuentraenla sala de estar de la vivienda. En la primera de ellas se dice que Julin: SeacercaaCosmoyWanda,quecontinansuinvariableviajeporel aguasucia,ylosobservacondesmedidaatencin,pegadoalvidrio. Sbita,teatralmente,Julinadoptalaactituddeunvigilante,deun vigilantedepeces,deunhombreespecialmenteentrenadoenevitarque los peces abandonen el acuario (51).13

Estarepresentacinincluyelosrasgosyaconocidos:lospecesnadanen unespaciocontaminado;sunadarnoincluyelaposibilidaddelcambio;el personaje es un observador que pone desmedida atencin y dispone de suma cercana.Peroaparecealgonuevo,elhechodequeJulinnoselimitaa observartambinesunvigilante,cuyoobjetivoesevitarquesushabitantes dejen el acuario.SianalogamoslaposicindeJulinrespectodelospecesconladel narradorasuspersonajes,podemoshacerunainferenciaproductivasobrela narracin del acuario: esta cumple una funcionalidad de custodia para mantener el espacio interior; es decir, una modalidad narrativa a la que podramos llamar inicialmentenoveladelaintimidadquefuncionacomoundispositivode vigilancia que mantiene a los personajes en el espacio cerrado y contaminado de laauto-observacin.PeroestonoesloqueocurreenLavidaprivadadelos rboles, pues, se ha sealado, el enclaustramiento concluye en el espacio abierto de la calle, del agua de la lluvia que corre y limpia la ciudad y en la dispersin de la familia. S sucede, en cambio, en El nadador, cuya historia, segn hemos dicho, se cuida de abrir la posibilidad de que los personajes salgan del acuario. Piensoquees laperspectivacrtica quese hace presentedemaneraprogresiva enelrelatodeZambra,enlaqueobservadoryobservadointercambiansus papeles,laquedesarticulaelfuncionamientodelanarracincomodispositivo 13 Los nombres de Cosmo y Wanda estn tomados de la serie de televisin infantil Los padrinos mgicos. Imaginario espacial en la narrativa chilena reciente 17 devigilanciayquelahaceculminarenunaformaopuestaalaque tentativamente es posible considerar como una narrativa de la intemperie. Enefecto,laanalogadepartamento-acuarioyelencierroqueella connotaescalificadanegativamenteenlasiguientedescripcinentercera persona,peroconfocalizacininterna,porpartedeJulin:Estechadoenel suelo,comounlenenlajaulacomoungato,msbien,ocomoesospeces excntricosyhorriblesquelaniaescogi(76).Podemosleerla autorrepresentacin de Julin,unaautonomasojuzgadaqueaporta lamencin al rey de la selva enjaulado; luego, su degradacin en el gato, como un animal domstico pero que mantiene una cierta independencia; hasta llegar finalmente a los peces excntricos y horribles. Pero lo ms importante es que al verlos se observaasmismo,yenesamiradaserevelalofamiliarreprimidolo ominosoosiniestrodeFreud14deesavidaqueescomoladellenenuna jaula o la de una planta en un invernadero,15 con un sustrato escondido, que es loquepermitevisibilizarlanarracindelacuario.As,msadelanteel departamento de Julin se asemeja a la torre de espejos de Max Borda:Soy el hijodeunafamiliasinmuertos,dice,mirandolaparedcomosifuerauna vidriera:Hola,soyelhijo deunafamiliasinmuertos(67,lacursivaesma). Graciasalaintercambiabilidaddelacuario,Julincomomoradordeun habitculo transparente, se ve a s mismo y se define y repite su extraezao susiniestroenestostrminos:elhijodeunafamiliasinmuertos.Me parecequeloquehayaquesunaescriturapalimpssticaquedejaentreverlo olvidadoyloencubierto,segnlacuallahistoriadelacuariovadejando traslucirladelnioJulinenelao1984,cuyotrasfondoinexpresadoesla dictadura, los muertos y la ciudad.16 Los peces de los que nos habla Zambra son 14 Es lo ntimo-hogareo que ha sido reprimido y ha retornado, segn lo describe en Lo siniestro (Lo ominoso en la edicin de Amorrortu). 15 El bonsi que da ttulo a la primera novela de Zambra, visto desde esta segunda obra, es tambin una figuracin del encierro: La imagen primera es la de un hombre joven dedicado a cuidar un bonsi. Si alguien le pidiera resumir su libro, probablemente respondera que se trata de un hombre joven que se dedicaacuidarunbonsi.unhombreencerradoconsubonsi,cuidndolo,conmovidoporla posibilidad de una obra de arte verdadera (28-29, la cursiva es ma). 16As,reflexionaelnarradorfocalizadoenJulinyluegoelpropiopersonaje:Enlugarde encender una imagen muerta debi describir vidas como las de ese nio de 1984. En vez de hacer literaturadeberahabersehundidoenlosespejosfamiliares.Piensoenunanovelaconsolodos captulos:el primero,muybreve,consignaloqueesenioporentoncessaba;elsegundo,muy largo,virtualmenteinfinito,relataloqueenaqueltiempoesenionosaba(71).Estaserala novela que habra que escribir, segn el narrador, y no la del bonsi: Definitivamente ha perdido el tiempo con su idea fija de los bonsis. Ahora piensa que el nico libro que sera valioso escribir es un relato largo sobre aquellos das de 1984. Ese sera el nico libro lcito, necesario (68). Esto esloqueZambrahahecho,enciertosentido,enFormasdevolveracasa,suterceraobra narrativa,publicadaen2011,conlaquecierraunasuertedetrptico.Deestaforma,Lavida privadadelosrbolesfuncionacomounaespeciedebisagradelatriloga,queobserva crticamente el primer volumen y adelanta el tercero. Macarena Areco Morales 18 personajesenclaustradosenlavidafamiliarqueestuvieronalmargendela violenciapolticadelossetentayochentayquesiguenestndoloensus espacioscerrados.Setrata,comoloindicaunodelosepgrafes,derboleso nufragos;ysushistoriassegnloplanteaelotro,estndetenidas,no transcurren.Lamismafiguracindecarenciayfaltadeagenciaserepiteenlas fbulasqueJulinlecuentaaDaniela.Laprimeratratadedosrboles inmovilizadosenunparqueque,apesardehabersidomarcadospor vndalos,nopuedensalirdesuespacioparadefenderse.Lasegunda,la historiadeunapintoraquehadebidodejarsuvocacinartsticapara consagrarse a recoger hojas en el parque, a causa del crecimiento extraordinario desusbrazos,esunaalegoradelasituacindeVernicaquehatenidoque abandonar lapinturaa causa del embarazo y que,en cambio, se hadedicadoa preparar pasteles. Estas historias de imposibilidad y extraeza, de renuncia y de quietudinsosteniblesexplicanladesaparicindeVernicaysunoregreso;la destruccin de la familia nuclear o la imposibilidad del acuario; el retorno de la ciudad y de la lluvia que va a limpiar el aire de Santiago (114); el ejercicio del cambioJulindecidiqueelfuturodebacomenzar(113);yelquela ltima frase del libro nos informe que el protagonista deja ir (117) a Daniela. MONSIEUR PAIN: EL ACUARIO COMO DOCUMENTO DE BARBARIE Eltercer ejemplo, tomadodeMonsieurPain(1999) deRobertoBolao, es un relato que trata de una pesquisa realizada por el protagonista y vinculada a lamuertedeCsar Vallejo,elacuariosevuelveproliferante,sedeconstruyey sedesarma,enelimaginarioopuestoaldelaintimidad,eldelaintemperie, propio de este autor.17 La figura aparece acotada, en una escena de tres o cuatro pginas dispuestas casi en el centro de lanouvelle, en las que se narra la breve estada de Pierre Pain en un caf todo pintado de verde llamado El Bosque. All, los nicos clientes, son dos jvenes hermanos, quienes le indican que mire una enorme pecera rectangular (70) que han creado, llamada el bosque submarino: En el fondo de la pecera, sobre una arena muy fina, reposaban miniaturas debarcos,trenesyaviones,ordenadosdetalformaquesimulaban catstrofes,infortuniosdetenidosenunmismotiempoartificial,por encima de los cuales circulaban indiferentes algunos peces rojos.Lasminiaturas,conjetur,erandeplomoysufidelidaddetallstica notable. 17UnaexplicacindelaconsideracindelaobradeBolaocomonarrativadelaintemperiese encuentra en mi artculo citado en la bibliografa. Imaginario espacial en la narrativa chilena reciente 19 Nohaycadveresmurmur,msparammismoquecomouna observacin;elmuchacho,noobstante,meoyotalvezadivinmis palabras.Mire con cuidado indic.En efecto, junto auno delostrenes,a un lado delfurgn decola,yaca, semienterradaen laarenilla,unafigurita conformadehombre. Yno era lanica:apocadistanciadeunmonoplaza,apoyadacontraunapiedra pmez,contemplabaelalmanaquedecalamidadesotrafigura,demetal sin pintar, gris oscura, y erguida, aunque uno adivinaba que si se retiraba la piedra la figura se derrumbara sin remedio (70-71). LasdiferenciasconlasrepresentacionesdelasnovelasdeContrerasy Zambrasonnotables.Porunaparte,ladescripcinesacontrapelodel procedimientoydelainmovilidadpropiadelacuario,dialgicay temporalizada,enelsentidodequeesconstantementeinterrumpidaporla conversacindePainconloshermanosydequeenellasedacuentadel procesodeconocimientoqueestetienedelacuario,paulatinoyprogresivo, hastallegaraunmirarbien.Porotraparte,sedestacanvariosrasgos distintivos:encontrasteconelacuariodeZambra,queseencuentraenel departamentofamiliar,stesehallaenunlugarpblico,uncaf,dondeest abierto a la observacin; tampoco es un adorno elegido por una nia sino que un artificioproducido,unasuertedeobradeartebizarra,algorepresentadopor loshermanos.Adems,lospecessonaqusecundariospuesloqueimporta ahoraeseldecorado,apenaspresenteenContreraseinexistenteenZambra. Esteestformadoporminiaturasdelostresmediosdetransporteclavedel progreso moderno: barcos, trenes y aviones, pero representando catstrofes, y por pequeas figuras humanas destrozadas o hundidas, solo dos en el comienzo, sin nmero, despus: por unos instantes no supe discernir qu podan ser unos puntitos negros que sobresalan del fondo de la pecera, esparcidos a lo largo del tren.Luegomedicuenta:setratabadecabezasseccionadasobiendefiguras enterradas hasta el cuello. Un reguero de cadveres (71). Loscreadoresausentesenlosotrosdosrelatossonunasuertede artistasquedancuentadesuobrayquesededicanasuartemsalldela incomprensin del pblico, sin hacer concesiones: Ylagenteapenasseinteresaporlasminiaturasenpecera.Devezen cuando podemos vender alguna, sobre todo en Navidad, pero el que paga exigeynosotrosslohacemoscementeriosmarinos.Noestamos dispuestos a transigir. Si le contara los malentendidos.... Y lo avariciosa e ignorantequeeslagente.Nospidenbelenes,esdivertido,Nole parece?Nospidenescenasdebatallas,reproduccioneshistricas,a nosotros... (73, la cursiva es del texto).Macarena Areco Morales 20 Entanto,loquepersigueneselrecuerdoreprimido,siconsideramosla enigmticapalabraquepronunciaunodeloshermanos:Pobresdijo Alphonse.Yluegomurmurunafraseininteligibledelaquesloentendla palabra anamnesis (73, la cursiva es del texto). Losclientespidenpesebres,batallas,reproduccionesdelahistoria, mientrasloshermanosrepresentancatstrofes,infortunios,almanaquede calamidades,cadveres,cabezascortadas;ensntesis,unreguerodedoloren [u]n mundo donde slo ondeaban las banderas de la muerte: los peces rojos (71).MeparecequeenestacontraposicinesencialBolaoquieremostrarel sustrato abisal en que se sostiene el imaginario de la intimidad, la proteccin del acuarioylavidaprivadadelospeces,lahistoriapalimpssticaquenodeja emergerlanoveladeContrerasyqueimpidelacontinuacindelafamilia nuclear en Zambra.Apesardelorepetidodelacita,nosepuedeevitar,debidoasu pertinencia, evocar laTesisIX de Walter Benjamin(2008)sobre el ngelde la historia, que Bolao, quizs sin quererlo, pareciera intentar ilustrarnos con su representacin del acuario: En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, l veunacatstrofenica,quearrojaasuspiesruinasobreruina, amontonndolassincesar.Elngelquisieradetenerse,despertaralos muertosyrecomponerlodestruido.Perounhuracnsopladesdeel paraso Este huracn es lo que nosotros llamamos progreso (45). As, con la deconstruccin del imaginario del acuario propio de la novela de la intimidad y su representacin a contrapelo, Bolao efecta una anamnesis que pone en el primer plano de la visin lo olvidado, los muertos que no hubo en la familia de Julin pero s en las de otros, aquello que, valindome de nuevo deBenjamin,podraserlodichoenotradesustesis,laVII:Nohay documento de cultura que no sea a la vez un documento de barbarie (110). En sntesis, en El nadador aparece una representacin bsica del espacio delaintimidadatravsdelacuarioydesuspersonajescomopeces,esdecir, comosujetospsicolgicossometidosalaobservacinexternayala autoobservacin, que estn encerrados en sus relaciones amorosas, consideradas la nica instancia real. Como novela de la intimidad funciona tambin al modo deundispositivodevigilanciaquesostienelapermanenciadeesta configuracin,laqueseconsolidaenelfinalfeliz.EnLavidaprivadadelos rboles, la mirada del narrador sobre s mismo hace posible una visin crtica de esteimaginario,aldejartraslucirsutrasfondodeviolenciahistrica,quelo contagiadeunaextraezaimbuidadesiniestro,locualconllevaala imposibilidad de su mantencin. Podramos decir que aqu falla la narracin de la intimidad como andamiaje que sostiene el espacio de lo privado y se avizora Imaginario espacial en la narrativa chilena reciente 21 unanarrativadeloabierto.EnMonsieurPainsedeconstruyelaimagenal ubicar en el primer plano el sustrato de barbarie, la catstrofe fundamental que subyacealasrepresentacionesdelacuario.Sefiguraaqu,acontrapelodela intimidad, el imaginario de la intemperie. Setrataentoncesdesubjetividadesqueintentancurarsedelmiedoy asegurarseunaproteccinenlaintimidadcontralaintemperiedelcapitalismo tardoenvolmenesdevidrioincapacesdeotorgarla,puessutransparencia exigelamirada,lavigilanciayelcontrol,comosemuestraenlanovelade Contreras.Estafiguracinaparececomounfragmentosignificativodel imaginario de la narrativa chilena de la posdictadura, representacin que la obra deZambraqueseanalizmuestraensuimposibilidadyquelanovelade Bolao destruye. Pontificia Universidad Catlica de Chile* Facultad de Letras Departamento de Literatura Avda. Vicua Mackenna 4860 Macul, Santiago (CHILE) [email protected] OBRAS CITADAS Areco, Macarena. Bolao no ntimo o la novela de la intemperie, en Roberto Bolao. La experiencia del abismo, Fernando Moreno (coord.). Santiago: Lastarria, (2011):53-60. Baradit, Jorge. Ygdrasil. Buenos Aires: Ediciones B, 2005. Barthes,Roland.Mitologas.1957.Trad.HctorSchmucler.Mxico:Siglo XXI, 1997. ------- S/Z. Mxico, Siglo XXI, 1991. Benjamin,Walter.Tesissobrelahistoriayotrosfragmentos.Edicin, traduccin e introduccin de Bolvar Echeverra.Mxico D.F.: UACM e Itaca, 2008. Bolao, Roberto. Monsieur Pain. Barcelona: Anagrama, 1999. Cnovas,Rodrigo.Delosespaciosquerestanenlanarrativachilenaactual, Literatura y lingstica 11 (1998). Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-58111998001100010. Castoriadis, Cornelius. La institucin imaginaria de la sociedad. Buenos Aires: Tusquets, 2007. Contreras, Gonzalo. El nadador. Santiago: Alfaguara, 1995. Macarena Areco Morales 22 Culler,Jonathan.Laliteraturaylosestudiosculturales.EnBreve introduccin a la teora literaria. 57-70, Barcelona: Crtica, 2000. Eco, Umberto. La lnea y el laberinto. Disponible en: http://www.temakel.com/texolvueco.htm Freud,Sigmund.Losiniestro(1919).ObrascompletasVII.Trad.LuisLpez Ballesteros. Madrid: Biblioteca Nueva, 1974. Garca Canclini, Nstor. La globalizacin imaginada. Buenos Aires: Paids, 1999. Guerrero,Eduardo.Encuentroconescritoreschilenos,Finisterrae8(2000): 99-103. Disponible en:http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0036121.pdf Jameson,Frederic.Elposmodernismoolalgicaculturaldelcapitalismo avanzado. Trad. Jos Luis Pardo. Barcelona, Paids, 1991.Lakoff,GeorgeyMarkJohnson.Metforasdelavidacotidiana.Madrid: Ctedra, 2001. Laplanche,JeanyPontalis,Jean-Bertrand.Diccionariodepsicoanlisis. Barcelona: Labor, 1994. Ludmer,Josefina.AquAmricaLatina:unaespeculacin.BuenosAires: Eterna cadencia, 2010. Zambra, Alejandro. Bonsi. Barcelona: Anagrama, 2006. ------- La vida privada de los rboles. Barcelona: Anagrama, 2007. 23-38 FICCIONES DEL ACCIDENTE, ACCIDENTES DE LA FICCIN:TRAGEDIAS DE LA TECNOLOGA EN LA NARRATIVA HISPANOAMERICANA DE (POS)VANGUARDIA1 Fictions of the accident, accidents of fiction: tragedies of technology in Latin American (post) vanguard narrative Eduardo Aguayo Rodrguez* Resumen Elpresenteestudiotienecomoobjetivodescribireldilogoquelanarrativa hispanoamericana de (pos)vanguardia sostuvo con la figura del accidente durante el siglo XX, a partir de un esquema de anlisis que examina la asimilacin de este fenmeno sociocultural en el plano del contenido, de la forma y de la recepcin literarias. Para ello, establecemos un modelo de lectura basndose en las observaciones planteadas por Macedonio Fernndez en su MuseodelaNoveladelaEterna(1982),yanalizamosdesdeestemarcodereferenciala figuracin esttico-poltica del accidente en una muestra ilustrativa de relatos. Palabras clave: Accidente, Ficcin literaria, Macedonio Fernndez, Tragedia, Tecnologa. Abstract ThisarticledescribesthedialoguebetweenLatin American(post)vanguardnarrative and the figure of the accident during the twentieth century. We propose a model of analysis that examinestheassimilationofthissocio-culturalphenomenonintermsofliterarystructure, receptionandcontent.Weproposeareadingmodelbasedontheinsightfulcontributionsof Macedonio Fernandez's Museo de la Novela de la Eterna, and analyze the political-aesthetical figuration of the accident in a corpus of exemplary texts. Key words: Accident, Literary fiction, Macedonio Fernndez, Tragedy, Technology. INTRODUCCIN Enuntrabajoanteriorexaminamosalgunosantecedentestericosquenos permitieron definir al accidente tecnolgicodesde una lectura cultural, explorando susposibilidadesdesignificacinenelcontextodelamodernidadtarda(Aguayo, 2011).Desdeestalecturaentendimosqueelaccidente,entantosigno,puede 1EsteartculopresentaelanlisisylosresultadosobtenidosenelmarcodelatesisdeDoctoradoen LiteraturaLatinoamericana de la Universidad de ConcepcinLa tradicin delaccidente enla narrativa latinoamericana contempornea:elcaso delautomvil en Autopista delSur, La guaracha delMacho CamachoyLosdetectivessalvajes,financiadaporlaComisinNacionaldeInvestigacinCientficay Tecnolgica, CONICYT. Ficciones del accidente 24 funcionarcomo cifra de la incertidumbre radical sobre la que sedespliega el orden occidental(pos)moderno;sobreesteltimoaspecto,vimoscmodistintosautores coincidieron en leer al accidente y sus signos como la imagen cifrada de una sociedad paradjicamentecontroladayordenadaporlaracionalidadcientficaytecnolgica, sobre todo a partir de la segundamitad del siglo XX (Paz 1991; Baudrillard,1993; Virilio,1997). Lo anterior nos permiti afirmar la pertinencia deleer la presencia mudadelosobjetostecnolgicosdelamodernidadapartirdelrelatodesus anomalas, analizando algunas escenas y relatos claves que alimentan una cultura de lacasualidad(Puskar,2012:1)fundadaenlastragediasylosmilagrosdel automatismodescontrolado.Sobreesteintersvuelveelsiguienteartculo, examinandoelcasoquenosofrecelaficcindelaccidenteenlanarrativa hispanoamericana de (pos)vanguardia.2 Tal como en la esfera social la masificacin de la tecnologa trajo consigo la multiplicacindelaccidente,conformelamquinaesincorporadaalrepertorio imaginario del cuento y la novela se constata la misma proliferacin, constituyndose, anuestrojuicio,undiscursotrgicosobrelatcnica3quepuedeserrastreadoen distintastradicionesliterarias.Bastecitarcomoejemplolasdistintascolisiones metafricas y literales que ocurren entre humanos y mquinas en la narrativa inglesa desde mediados del siglo XIX estudiadas por Daly (2004); la proliferacin imaginaria delTitanicysuhundimientoenlaliteraturaylasartesplsticasalemanasde mediados del siglo XX, analizada desde una perspectiva fundamentalmente ecocrtica porGoodboy(2007),oelusopolticodeloseventoscasualescomosmbolode libertadfrentealacausalidadabsolutadelosregmenessocialistasporpartede algunos narradores en el periodo de la guerra fra, tal como ha sido argumentado por Belletto(2012).Enelcasohispanoamericano,podemosafirmarquelaimagendel accidente ha sido asimilada por la ficcin ya desde las vanguardias, para figurar una representacindelmundoyparadefinirunaciertaprcticaestticaypoltica,una formaespecficadeproduccinyrecepcinliterarias,comolamismareflexin metaliteraria de algunos autores parece indicar. Teniendoenconsideracinestosantecedentes,nosinteresaanalizarahora algunas de las formas en que la ficcin provoca y sufre accidentes en el mbito de la narrativa hispanoamericana del siglo XX. Para ello, definiremos un breve esquema de 2 Empleamos el trmino (pos)vanguardia tal como ha sido utilizado por Rodrguez y Rodrguez (2008) para referirse a una lnea de autores caracterizados por asumir en su escritura la crisis de las perspectivas totalizantes sobre la realidad y la ficcin a lo largo del siglo XX. Optamos por agrupar a los autores que estudiamosMacedonioFernndez,JulioCortzar,LuisRafaelSnchez,RobertoBolaobajoeste trmino por cuanto nos permite dar cuenta de un cierto proceso histrico iniciado con las vanguardias y continuado durante toda la segunda mitad del siglo XX por un grupo de escritores autores vinculados por este gesto tico y esttico. 3Recordaremos solamente, en este punto, que la misma nocin de peripecia, giro sbito e inesperado [...] que produce sorpresa (Beristain, 1995:390) y que modifica sustancialmente el desarrollo de las acciones es una suerte de accidente en el orden previsible del relato.Eduardo Aguayo 25 anlisis a partir de ciertas claves sugeridas por la lectura de Museo de la Novela de la EternadeMacedonioFernndez,yaplicaremosestemodelosobreunamuestra ilustrativadetrestextosrelacionadosentresporlapresenciadeunobjeto tecnolgico particular: el automvil. LA POTICA DEL ACCIDENTE EN MUSEO DE LANOVELA DE LA ETERNA: UN ESQUEMA DE LECTURA Noesestalainstanciaadecuadaparaintentarelabordajeenprofundidadde unaobratancomplejacomoloeseltextodeFernndez;alcontrario,esnecesario partirreconociendoquelalecturaqueproponemosdelanoveladeFernndezes estrictamente utilitaria y se subordina al tema que orienta este estudio. La seleccin de estaobraliterariacomoreferenciatericanoesarbitraria.Justificamostaldecisin apelandoalcarctermetaliterariodelaobraencuestin,verdaderateoradela novela en palabras de Piglia (2000:7), y sobre todo a la presencia explcita y variada delosaccidentesalolargodelrelato,presenciaapartirdelacualMacedonio Fernndez construye una potica y una poltica de la incertidumbre. Un punto de acceso lo encontramos en un pasaje breve pero significativo del texto,dondeelnarradordefinelanovelacomounaobraque,mientraspresentaal lector el desarrollo de los eventos, es arrollada por otros [acontecimientos], contiene accidentes y sufre accidentes (201). Como vemos, los accidentes pueden ofrecer un sustrato temtico para la ficcin pero tambin pueden ser considerados como efectos que se ejercen sobre y desde la ficcin. El smil al que recurre el narrador para ilustrar esta idea se apoya, como cabra esperar, en una imagen de la modernidad tecnolgica: aligualqueuntranva,quevarepartiendochoquesysustos(201)mientrasse desplazaporlapista,peroquealmismotiempoilustraasusocupantesmediante avisos sobre las precauciones y los peligros que debern considerar cuando vuelvan a ser peatones, la novela de Macedonio se autoseala como una mquina portadora a la vez que productora de eventos inesperados.Quinessonlosquesufrenestosaccidentesdelanovela?Larespuestala encontramosenotrodelosprlogosquecomponenlanovela,significativamente tituladoComohasidoposible,alfin,lanovelaperfecta,queamplaelesquema bsicoanterior;enestecaso,elnarradorrefierelahistoriadeJuanPasamontes, arquetiponarrativoqueencarnaraconsusaccidenteslaesenciamismadetodo argumento: el ir y venir de los acontecimientos, el cambio de fortuna que sirve en la novela para principiarla y en la vida de Pasamontes para suspenderla, en el lector para mantenerlosuspensodepreocupacinyenelrelatoparamarchar(219);eneste caso,elaccidentecomounmetafricomotornarrativoponeenaccinallenguaje literario,alpuntodeentenderlocomosuprincipio,esdecir,comouncomienzo pero tambin como una propiedad fundante de todo relato; ms importante an, la citaidentificaunadireccinespecficahacialacuallosaccidentesdelaficcin movilizan al relato: el lector. En efecto, la novela enfatiza que todo relato que aspire al Ficciones del accidente 26 xito debera empezar su narrativa por un choque o una buena frenada [puesto que] el pblico se junta al punto en tal nmero que ya quisieran algunos libros tener el de una frenada comn (203-204). Pero la relacin entre accidente y lector no se agota en esta especie de truco publicitario,4 como veremos.Integremos,antesdecontinuar,loselementosexaminadosenunasola proposicin: para el modelo de Museo, un relato se inaugura sufriendo accidentes, contenindolosy experimentndolos, con el fin ltimo deimpactar a su lector. La noveladeFernndezesensmismaunaestructuraaccidentada:esuntexto compuesto slo de prlogos que suspenden indefinidamente el comienzo de la lectura o, para ponerlo en palabras de su narrador, un libro tan zanjeado que no hubo recurso sinoleerloseguidoparamantenerdesunidalalectura,pueslaobrasalteabaantes (200). La ficcin se constituye, de esta forma, forma irregular, elptica o discontinua, unlenguajefracturado(Piglia 2001:11)por el cualcirculan lasvoces delmundo, como sucede con La guaracha del macho Camacho (1994), de Luis Rafael Snchez; Los detectives salvajes (1998) de Roberto Bolao, oRayuela e incluso Continuidad delosparques,deJulioCortzar.Perolaposibilidaddeunaccidentedelector (Fernndez,1982:247)noselimitaaldesafoqueplantealalecturadeunlenguaje fracturadoenlaforma,sinoquetambinabarcalosriesgosexistencialesque amenazan con fracturar el orden o el mundo del lector.Enefecto,haytextosquebuscanafectarelhorizontedelalecturaconel carcter irregular o accidentado del mundo ficticio en el que se nos instala. La figura del accidente permite imaginar esta afectiva, en la medida en que involucrarse en la lectura de un texto diseado para sufrir y hacer sufrir accidentes o que funciona como unamquinacolisionantesuponeabrirseaunaexperienciapotencialmente incontrolable. Son libros peligrosos en la medida en que en ellos siempre ser posible pasardeunllenodenovelaaunvacoatencional(Fernndez1982248)lo suficientemente radical como para modificar el horizonte imaginario del lector y con esto la percepcin que tiene de s mismo y del mundo. Ningn lector incluyendo al crtico est a salvo de perderse en la lectura o de volverse loco o de pasar por lo menosporunaviolentaacomodacinmentalparaentrarenestamquinade intensidadnica(Ibid.248)comoresultalanoveladeaccidentes.Lectura 4 Sabemos queBaudrillard (1993;2009) haelaborado una explicacinconsistenteacerca delosfactores sicolgicos y sociales que influyen en el consumo simblico masivo de la muerte accidental mediatizada por los siniestros tecnolgicos en las sociedades occidentales durante gran parte del siglo XX, fenmeno deseduccinpropiodeunasensibilidadmodernaqueparecereplicarseenelfragmento;sinembargo, parece improbable que Fernndez propusiese alcanzar la misma masividad o fuerza de atraccin, el mismo potencialdeconsumoquetienenloshechosnarradosporlacrnicarojaatravsdeunaespeciede morbo-ficcin,ymsimprobableanqueFernndezapuntaseaesemismotipodemasividad instantnea con su novela, especialmente si se considera que la escritura de su Museo, ejemplo de novela esquivaencuantoapblico,fueunasumadecomienzoseinterrupcionesqueseextendidesde1904 hasta prcticamente la misma fecha de su muerte, en 1952, y que fue finalmente publicada slo una dcada y media despus, en 1967. Eduardo Aguayo 27 catastrfica que inaugura un cierto discurso crtico y contingente: recordemos, a modo de ejemplo, la propuesta de Carlos Fuentes, cuando seala como uno de los objetivos de su programa escritural reinventar la historia, arrancarla de la pica y transformarla enpersonalidad,humor,lenguaje,mito:salvaraloslatinoamericanosdela abstraccin e instalarlos en el reino humano del accidente, la variedad, la impureza (1997:190). Transformar la historia en accidente por medio de la ficcin significara antetodocontrarrestarlailusindeunrelatounitarioydefinitivoqueexpliqueel (des)ordendelmundo,abriendounflancodeincertidumbreatravsdelcualsea posible afectar la realidad histrica del lector y su lectura. En este sentido, accidentar la lectura, leer el accidente puede homologarse a descifrar un mensaje bajo peligro demuerte,unahermenuticaprivadayparanoica(Piglia,2001:184)que eventualmentenospermitareconocer,comolectores,laclavetrgicadelmundo (Zambrano 1996). Vistosestosantecedentes,examinemosahoraalgunosrelatosqueilustran distintasmodalidadesdeaccidentesdeficcinenlanarrativahispanoamericana durantelasegundamitaddelsigloXX.Noscentraremosentresrelatos fundamentales: Autopista del sur (2005) de Julio Cortzar, La guaracha del macho Camacho (1997) de Luis Rafael Snchez, y Los detectives salvajes (1998) de Roberto Bolao,textosdealtoimpactoeditorialysindudanotablesencuantoasu complejidad formal. ACCIDENTESDEFICCIN,FICCIONESDELACCIDENTEENHISPANOAMRICA:DE CORTZAR A BOLAO Los automovilistas acalorados parecen no tener historia. Como realidad, un embotellamientoautomovilsticoimpresionaperonodicegrancosa(Cortzar, 2005:57). El epgrafe con el que se inicia Autopista del sur propone los ejes sobre loscualesseconstruyeelrelatodeCortzar:historia,realidadysobretodo sentido. Como cabra esperar, el tratamiento ficcional de este accidente se asume desdeunaestticafantstica,loqueenlaprcticaimplica,paraCortzar,una opcin poltica. Sabemos que la tarea decruzar ciertos lmites ordenadores para permitir la erupcin de lo otro en la ficcin es asumida por Cortzar como una de lastantasformasenqueelescritoroperaconlaincertidumbredelmundopara salvarnosdeeserobotobedienteenelquetantostecncratasquisieranvernos convertidos y que nosotros no aceptaremos jams (1994:111). En este sentido, los accidentesgeneralmentecontenidosensuficcinaparecenvinculadosconla modificacindelanormalidadcotidianaysusparmetros,5gestoconelcual poneencontactorealidadesquedeotraformapermaneceranincomunicadas. 5Al respecto, sealemos la fractura del principio de la identidad, que dice que uno no puede ser al mismo tiempodistintodeuno,esdecir,otro,enLaislaalmedioda,oladelprincipiodeevolucinhistrica, donde el presente es la superacin del pasado y la antesala del futuro en La noche boca arriba. Ficciones del accidente 28 Como lo ejemplifica el mismo Cortzar en Rayuela (1996). Los albailes, los estudiantes, el clochard, la vendedora de lotera, cada grupo, cadaunoensucajadevidrio,peroqueunviejocayerabajounautoyde inmediato habra una carrera general hacia el lugar del accidente, un vehemente cambiodeimpresiones,decrticas,disparidadesycoincidenciashastaque empezaraalloverotravezylosalbailessevolvieranalmostrador,los estudiantes a su mesa, los X a los X, los Z a los Z (92). Tanto Cortzar como sus comentadores han coincidido en ofrecer una lectura deAutopistadelsurcomounavisinutpicadealternativaalmundo contemporneo(Matas,1973:148).Liberadosdelsometimientoqueimponeel tiempo cronolgico, inorgnico, de la mquina y de todo lo que esclaviza al hombre, fsica y moralmente (Filler, 1970:90) e igualados por la condicin excepcional en la que se encuentran, los automovilistas bajan de sus mquinas, escapan al aislamiento privado e individual, se encuentran en medio de la carretera y superan, en mayor o menormedida,ladeshumanizacinalaquesevensometidos;simblicamente,las puertas abiertas de los automviles implican la aceptacin del libre trnsito de la vida porpartedeestospersonajes,queintercambianagua,alimentos,ropaseincluso libros,peroquetambinintercambianopiniones,historias,confidencias,hasta finalmente terminar por intercambiarse ellos mismos de automvil en automvil, en una convivencia comunitaria utpica (De Mora, 1982:48) basada en la libertad de eleccin, la solidaridad, los ritmos lentos (Varanini, 2000:307) la amistad y hasta el amor (Rein, 1967:54). No participar de este intercambio, parece decirnos el relato, equivale a rechazar la vida (Antonucci, 1985). El fracaso de esta utopa y el ingreso de la tragedia a este pequeo nuevo mundo vendra sealado por la dispersin con la quefinalizaelrelato,enpalabrasdeCortzarunadispersinfataldegentesque finalmentehabanterminadoporencontrarseyformarunapequeasociedad,un pequeo grupo (Picon, 1978:81), pero que no pueden impedir el retorno a un orden inhumano (Paley De Francescato, 1975:130). Pensamos que una lectura ms atenta a los detalles que configuran el accidente delaficcinpuederevelaralgunosaspectosmenosevidentessobreestacomunidad utpica y el orden que la rige. Centrmonos, para ello, en la voz de Taunus, personaje que,ajuiciodelingenierodesdeelcualsefocalizaelrelato,evidentementesaba mandar(66).Eltextosealaquelacomunidadeselgrupode Taunus,uncuerpo organizado en torno a la autoridad del caudillo que garantiza unidad y permanencia: no cumplirconsuley,noobedecersusinstrucciones,noseguirsusgritos,inclusono escucharsuschistes,implicaunpotencialdeincertidumbrequeseconcibe,parala estructuradeestegrupo,comointolerable.Deahque,cuandoloaccidentalemerja, como sucede con el incendio fortuito provocado por alguien que haba querido hervir clandestinamente unas legumbres (Cortzar, 2005:69), la respuesta de Taunus consista en reafirmar, por la va del temor, la natural necesidad de su orden: Taunus brome Eduardo Aguayo 29 sobre lo sucedido mientras iba de auto en auto para ver cmo haban pasado todos la noche, pero a nadie se le escap lo que quera decir (69, nfasis mo).Desdeestaperspectiva,lautopadelaautopistaseralahistoriadeuna comunidad paralizada por la omnipresencia de la certidumbre; la naturalizacin de tal poder en la comunidad repitamos que el ingeniero senta una confianza instintiva en Taunus (66) queda sin embargo cuestionada por los accidentes que, de manera ficcional,permeanelmundonarrado.Pensemos,porejemplo,enlaincertidumbre que rodea las causas que originan la situacin extraordinaria en la que se encuentran: algo muy grave debera haber sucedido para que el grupo permaneciera tantos meses detenido en plena carretera, pero los habitantes de esta comunidad, incluido Taunus, solodisponendenoticiasprobablementefalsas,mitos,paradarsentidoala experienciaincomprensibleenlaquesehallan:noexisteelaccidenteoriginal respectodelcualsepuedaformularunaesperanzadesolucinpararestablecerla continuidad, solo hay una acumulacin incompleta de accidentes falaces, diseminados porunavozajenaalordencentralqueimpone Taunus,precisamentelavozdelos forasterosquellegandesdemsalldeloslmitesdelperplejogrupo,propagando historias por el solo placer de su difusin el extranjero saboreaba el xito de sus novedades,losgolpesdeportezuelascuandolospasajerosseprecipitabanpara comentar lo sucedido (60) y develando, sutilmente, el carcter ficticio de las voces quenarranlarealidadsocialdelgrupo.Nohaycausarazonablequeexpliquesu estado, solo proliferacin de ficciones: Se haba sabido as del choque de un Floride contra un 2HP cerca de Corbeil, tres muertos y un nio herido, el doble choque de un Fiat 1500 contra un furgn Renault que haba aplastado un Austin lleno de turistas ingleses, el vuelco de un autocardeOrlycolmadodepasajerosprocedentesdelavindeCopenhague (60). Este detalle permite conectar el texto de Cortzar con una lectura ms afn a nuestroesquema:frentealsimulacrodenormalidadycertidumbrequeelpoder construye como estrategia de legitimacin, los accidentes en la ficcin evidencian el carcternoesencial,eventual,delordenquerigeelmundonarrado,yalmismo tiempoestablecenunespaciodelibertadimaginariaparaloshabitantesdela comunidad, la posibilidad de formular un sentido distinto al establecido por la voz oficial que explica tal mundo. De este modo, la aceleracin y dispersin con la que finalizaelrelatodescritacomounpesadoperoinconteniblemovimiento migratorio que despertaba de un interminable sopor (79) ms que una tragedia, nos parece la reafirmacin de las posibilidades vitales frente al orden inercial de la certeza; es como si el relato subrayara que no importa lo estable o slido que resulte ladominacingeneralmenteatrozdelhombreporelhombre,elinevitable devenirdelovivonopuedetranscurrirenotradireccinquenosealadela indeterminacin.Ficciones del accidente 30 Perohemosdichoquelosaccidentesdelaficcinasumenlaformadela tragedia.Enestesentido,trgicoresulta,pararecuperarconestolaopininde Cortzar,laseparacinforzosadequieneshabanlogradoencontrarse,yquese desencadenaenelrelatonoporlaindeterminacin,sinoqueprecisamenteporel exceso de certidumbre: Taunus les orden a gritos que volvieran a sus coches (79), sealaelnarrador. Yelingeniero,obviamente,obedece.Eseseraelgermendela tragedia, por eso el 404 pierde a Dauphine, su compaera de viaje: por ignorar el carcter inhumano de las certezas totales y del poder que las enuncia. Lafiguradelembotellamientoquepodramosdenominarcomoel cronotopo del tapn: un tiempo de espera en un espacio colapsado se replica en La guarachadelmachoCamacho,estavezconalgunasnotablesvariaciones. Destacamos,enprimerlugar,quelaesperanoseencuentracircunscritaalaesfera privada del automvil, sino que se actualiza en otros espacios del relato (Graciela en lasaladeesperadelpsiquiatra,laChinaHerejeenelFurnishedstudio,los pasajerosenlaguaguaotransportecolectivo);tampocosedesarrollacomoun acontecimientofueradeltiempo/espacionormalynormadocomoocurra conlaesperaenelcuentodeCortzar,situadaenelambiguotiempodelfinde semanayenmedio de unacarretera interurbana,sino que ocurre en el centro de este: en las calles de la capital nacional, en medio de la semana, a media tarde, tarde de mircoles hoy, cinco pasado meridiano (Snchez, 1994:14). La (in)accin narrada se sita, de esta forma, en un marco de circunstancias polticamente contingente, que se cifra en el desperfecto, cotidiano ejemplo de una situacin que no marcha, porque se fue la luz, porque la luz se va todas las tardes, porque la tarde no funciona, porque el aire acondicionado no funciona, porque el pas no funciona (21). Recordemos a este respecto que la novela de Snchez, publicada por primera vezen1976noenelPuertoRiconataldesuautor;sinoqueenArgentina,fue tempranamente caracterizada como una obra de denuncia por parte de un sector de la crticaquevioenellaelejemplodeunanuevanoveladelCaribe(Romn, 1981:243) comprometida en clave irnica y transgresora con la contingencia histrica ypolticadelproblemticoEstadoLibreAsociado.ElmismoSnchezsubrayala decisiva influencia de ciertos factores polticos, histricos y sociales en la definicin delaspoticas,temticasycircuitosdepublicacinyrecepcindelaliteratura borriquea desde mediados del siglo XX, factores que tendran su causa comn en el estatuscolonialdelaisla(Snchez,1997);PuertoRico,coloniasucesivadedos imperios e isla del Archipilago de las Antillas (Snchez, 1994:13), no tiene cuerpo propio, no logra constituirse en ente autnomo: o es de otro o es uno ms. Siguiendo esta lectura, el embotellamiento de trnsito muestra gil el tapn de lacapacidadcriollaparaelatolladero(Snchez,1994:27)puedeleerseclaramente comounairnicaimagendelahistricasituacinpolticadelaisla,sobretodosi seguimos los indicios que nos da su topografa: el tapn seorganiza en un tramo que comienza en el Puente de la Constitucin y termina en la Avenida Roosevelt, Eduardo Aguayo 31 cruzando la Carretera Kennedy y el antiguo matadero; la onomstica asociada a los puntos del trayecto sintetizan, de esta forma, el estancamiento histrico en el que seencuentralacolonianorteamericana,sinotraalternativaqueladominacinola muerte (Vaquero de Ramrez 1978). Es interesante que la imagen del embotellamiento automovilsticocomoexpresindelestancamientopolticoysocialdePuertoRico pueda sealarse como una verdadera constante sobre la cual se funda una suerte de literatura del tapn, especialmente a partir de la obra de Emilio Daz Valcrcel y su novela El hombre que trabaj el lunes, de 1966. Al respecto, De la Fuente (2006) cree verenestascongestionesvehicularesciertaformacontemporneaeindividualdel insularismo (2006:45), refirindose con esto al proceso de reduccin espacial al que sevesometidoel puertorriqueomoderno, conducido porun desarrollo histrico quelodesplazadesdeelcampo,abiertoycomunitario,haciaelespacioescasoy privado de la casa, el automvil y el motel. La utilizacin del trmino insularismo no es arbitraria, por cuanto remite a la obra Insularismos (1934), de Antonio Pedreira, dondeseensayaunainterpretacinhistricayculturaldePuertoRicorecurriendo sugerentementealaimagendeunnavosinrumboquesimbolizarala desorientacin poltica, social y cultural del pas caribeo tras la invasin sufrida por Estado Unidos en 1898. Este sera elmomento inaugural del Puerto Rico moderno, cuando,enpalabrasdePedreira,unamanoguerreranosquebranteltimn, quedandonuestranavealgarete(2004:37).DeahqueMercedesLpez-Baralt(2004) se refiera a los constantes embotellamientos vehiculares presentes en la ficcin puertorriquea6 como una reelaboracin de esta imagen fundacional: Puerto Rico es una nacin encallada, y la ficcin hara presente este accidente histrico en el curso de estos relatos.Esta suerte de certeza histrica permitira contrastar, a nuestro juicio, la imagen demundopropuestaporelrelatodeCortzarconlasostenidaporlanovelade Snchez(1994),cuyosaccidentesficcionales,frutodelafantasaestomacaldelos isleos,msqueproponerunavisinalternativademundoenmascaranelmal gobierno que rige sobre la isla encallado: No es que la luz est daada ni cosa por el estilo ni que la crisis energtica ni que con qu se come eso. Que es que un camin transportador de petrleo se tir, se fue, se cay, se vir contra un Volvo nuevecito manejado por una mujer enestadointeresante:elfetoseleanudenlaboca.Queesqueunaguagua escolar estrope unos huelguistas. Que es que unos huelguistas estropearon una guagua escolar (95). 6 Lpez-Baralt cita como ejemplos, entre otros casos, el del Pontiac rodeado por las aguas del Ro Loco en Vecindariosexcntricos(1998)deRosarioFerr,ascomoeldelosvehculosatrapadosalfinalde Historia de un dios pequeo (2001) de Elidio La Torre Lagares.Ficciones del accidente 32 Esta especie de grotesco social que se funda en el imaginario accidental de la novelasecodificabajounsignoesencialmentenegativo,loqueseevidenciaenel nico accidente real que se verifica en el relato y que adopta la forma de un crimen. As, la aceleracin del Ferrari, que duplica el desenlace de Autopista del sur, concluye noenunfinalabierto a la indeterminacin sinoque enunatropello, clausurandoo limitandolasposibilidadesdeloimaginario.Sereemplaza,deestaforma,la incertidumbre por la injusticia, ideolgicamente situada en un alienado personaje delaburguesadominante,eljovenBenny,quienresultaincapazdearticularalgo distinto a Yo no tuve la culpa (Snchez, 1997:255); sin embargo, tal como lo hace notar Solotorevsky (2002), lo anterior no significa que el texto concluya trgicamente conesteepisodio,puestoqueelposibleimpactopatticodelhechoquedara suspendidoporlairrupcindelhumornegroylogrotesco,rasgosqueenefecto predominan durante todo el relato.7 Ejemplo de esto es el tratamiento irreverente que recibeelcuerpodespedazado deElNene,con sus ojosestrellados por la cuneta comohuevosmalfritos(255)olaimprecacinfinaldelautordelatropello:Me cago en la abuela de Dios (255). Y si este patetismo ambiguo atena la posibilidad trgicadelanovela,mslohacelaimposibilidaddeofreceralalecturaun (re)conocimiento del mundo a partir de este episodio, salvo el conocimiento de las culpas:nadaparecequebrarlaignoranciahistricaenlaqueseencuentraBenny, comotampocoocurreconlospersonajesdeotrorelatopuertorriqueo contemporneoaltextodeSnchez,MercedesBenz220SL,deRosarioFerr.8En otraspalabras,ambosaccidentesfuncionancomosntomasdeldesarreglopoltico-socialquesubyacealanacincaribea,perocifranunaexplicacinparaeste desperfectosocialenunasolacausacomprensible:lacorrupcinnaturaldela sociedadburguesa,capitalistaeimperialista.Deahquepodamosafirmarqueel nico conocimiento que parece validado por ambos relatos puertorriqueos sea el de laasignacindelasculpasconocimientoafirmadoenlaimaginacindellector, puestoqueaparecenegadaconstantementealaconcienciadelpersonajeyque lleva al castigo o en ltimo trmino al dudoso desenfreno del guaracheo.Finalmente, una versin distinta del mismo problema nos ofrece el caso de Los detectivessalvajes,relatoqueademsdeserlarecreacinficcionaldelavidadel 7 La autora denomina a esta caracterstica textual inestabilidad patemtica, ya que el afecto movilizado por eltextosobresureceptornuncaquedacompletamentedefinidocomopathos,sinoquemsbiense mantiene fluctuante entre un ethos humorstico y un ethos trgico (Solotorevsky, 2002:41). 8 Resulta muy significativo que el cuento de Ferr narrado principalmente desde la voz de una madre que hasidocmplice ignorante delamuerte desu hijo repita unaserie deelementos presentesenel relatodeSnchez.Observamos,porejemplo,lavulgarizacinhumorsticadelaccidente:elimpacto sordo del tapalodo conectando de golpe en la carne compacta como cuando se tapa el tubo de la aspiradora con la palma de la mano fop (1987:53); la figuracin grotesca del cuerpo: mecindose en el suelo todo el tiempo con la cabeza una pulpa violcea encharcndole la falda (54); la criminalizacin del accidente y la culpabilidadelidida:cuando el hombrese nos tir debajo delasruedas delcarro(60),ysobre todo la cancelacincompletade(re)conocimientoapartirdelhecho:yoconlabocaabierta[...]sinpoder entender todava de dnde vena aquella cosa que segua retorcindose dentro del pecho (62). Eduardo Aguayo 33 poetaMarioSantiago,muertoporatropelloalos44aos,evocaescenasdeuna cierta derrota generacional (Bolao, 2004:327);9 destaquemos que, a pesar de esto, Bolaodejalugarparalosmatices:tambinpodemosleersunovelacomouna agona, como un juego o como la instantnea de una felicidad radical y efmera. No hayqueolvidarqueelnihilismodeBolaoseconfundefrecuentementeconsus posiciones vitalistas: El mundo est vivo y nada vivo tiene remedio y esa es nuestra suerte,sealara,segnJorgeHerralde,unodelosepitafiosapcrifosdelescritor (2005:29).Sielapocalipsisylaaventura,elaniquilamientofinalyelvrtigodelo porvenirsonlasdostradicionesquealimentan,segnBolao,laliteratura hispanoamericana actual, bien podramos considerar aLos detectivessalvajescomo una suma equilibrada de ambas, por lo que no debera resultarnos extraa la presencia delosaccidentesensudesarrollo;sinembargo,losdesastrestecnolgicos explcitamente representados son ms bien una excepcin: no hay colapsos de trnsito ni proliferacin de colisiones o atropellos, salvo el desgraciado fin de la joven Laura Damin,transformadaenmitoartstico,enpremioliterarioyenpresencia fantasmagricatrasmorirarrolladaporuncoche;loanteriornoimplica,como intentaremosdemostrar, que la imagen del accidente no pueda serleda de forma significativa en este texto, sobre todo si atendemos con detenimiento la evolucin de un automvil en especial: el Chevrolet Impala de la familia Font. Recordemosqueenlanovelaelautomvilestomadoprestadoporlos poetas/detectives Belano y Lima y por la pareja compuesta por Lupe y el joven Garca Madero en su fuga desde el DF hacia el desierto de Sonora. El retorno del Impala a su dueo original ocurrir una dcada despus de la fecha en que finaliza la ltima parte de la novela. Nos narra este encuentro el arquitecto Joaqun Font, quien acaba de regresarasuhogartrasunatemporadadereclusinenelmanicomio:mirandoel trficotraslaverja de hierro quesepara la calle del jardn, elnarradorve cruzar su Impala,marcadoconlashuellasquehadejadosupasoporeltiempo,con abolladuras en los guardabarros y en las puertas, con la pintura descascarada (403); a pesardeladistanciafsicaquelossepara,elencuentroconestamquinafantasma impacta al narrador, y la ficcin registra las huellas de esta colisin: Font tiembla al punto de perder sus anteojos, deteriorndose, por lo tanto, la claridad de su enfoque. 9 La crtica ha destacado las distintas formas que adopta lapotica del fracaso en Bolao: en un nivel particular, como fracaso personal, varias obras principales en la produccin del chileno suelen aparecer comoregistrosquetestimonianladesaparicindesugeneracin(Spiller,2009153),tematizada,por ejemplo,enlacontinuapresenciadeacontecimientoshistricosqueretratanelfindelautopa revolucionariaenla AmricaLatina,comolamasacredelosestudiantesenlaplazadeTlatelolco,en octubre de 1968, o elgolpemilitarchileno de 1973;a nivelmsgeneral,elfracasoexpresatambin la crisis terminal por la que atravesara el paradigma humanista moderno y su forma poltica fundamental lasdemocraciasliberalesenuncontextosocialhastaciertopuntoindefinible:capitalismotardo, globalizacin, posmodernidad (Morales, 2008:55). En este sentido los textos de Bolao no se uniran al coro que canta la gran elega latinoamericana tras la muerte irreversible de sus revoluciones, sino que ms bien irrumpen en este canon de voces concertadas con un sonido escptico y discordante apropiado con lo que Ortega seala como su dbil esttica de la indeterminacin (Ortega, 2009:54). Ficciones del accidente 34 Lavisinquesigueaesteimpactoactivalaincertidumbreenlaficcin,ysurgeel enigma trgico: Quin conduce al Impala? La pregunta no solo expresa el deseo del narrador por devolver la certidumbre al mundo narrado, sino que tambin expresa el propio deseo de Font por ver tras el volante a su juventud, a su esperanza, a Cesrea Tinajero, abrindose paso desde el tiempo perdido para devolverme el automvil que yo ms haba querido en mi vida (403). Sabemos que el curso del relato toma otro camino:noeslapersonificacindelapoesanidelarevolucinnidelautopani ningn otro espectro de la modernidad quien conduce la mquina: al contrario, no hay nadie conduciendo al Impala fantasma.ElenigmaqueimponelavisindelImpalapreparaalrelatoparaun (re)conocimiento trgico que emerge de otro accidente incorporado a la ficcin, en estecaso,eldesmoronamientometafsicoqueterminaporconfundirlasmarcasde identidad subjetiva del narrador con la objetividad del mundo narrado. El mismo Font seala que la calle se haba transformado en un rompecabezas de penumbra al que le faltaban varias piezas, y una de las piezas que faltaban, curiosamente, era yo mismo (404).Enestasuertedemecanismoimpreciso,incompleto,narradorymquina, sujetoyobjeto,coexistenreconciliadosenlafiguraimposibledelaparadoja:Mi Impalahaba vuelto a mi mente. Yo haba vuelto a mi mente (404). No es nuestra intencin ofrecer una interpretacin a la proposicin de Font, porque nos parece que su funcin narrativa precisamente consiste enaccidentar la lectura, en impedir un ajusteregularyprevisibledelossentidospropuestosporelrelato.Squisiramos sealar, para concluir con este anlisis, que el desarreglo lgico por el que transita la narracindapasoaunreconocimientoclaveparalanovela:Supeentoncesseala Font con humildad, con perplejidad, [] que estbamos gobernados por el azar y que en esa tormenta todos nos ahogaramos (404). Nos reencontramos as con la irremediable incertidumbre que ya apareca sugerida en el cuento de Cortzar, y nos alejamos al mismo tiempo de la certidumbre ideolgica que por momentos tiende a insinuarseeneltextodeSnchez:paraBolao,enunordenquesesostiene paradjicamentesobreloincierto,laopcinqueseproponedesdelaficcinno consiste en reparar un imposible error original ni asignar la culpa como solucin aldescontroldelmundo,sinoquemsbienllamaamantener,humildey perplejamente,lalucidezdelaexperienciacomoexpresaelnarrador, mantenerse a flote un poco ms de tiempo (404) mientras se acerca el naufragio irreversible. CONCLUSIONES Elanlisisprecedentenoshapermitidodemostrarlavalidezdeexplorar diferentes significaciones de un fenmeno disruptivo, el accidente, en el contexto de losimaginariostecnolgicosdelaliteraturalatinoamericana.Pudimoscomprobar cmocadatextoanalizadopusoenfuncionamientoaccidentesdeficcin particulares,deacuerdoconsupropiohorizonteretrico-ideolgico.Enelcasode Eduardo Aguayo 35 Cortzarelaccidenterespondialosmecanismosdeficcinpropiosdesuprosa fantstica, expresando al mismo tiempo una posibilidad crtica contra la organizacin delasociedaddecontrol.EnelcasodeSnchez,ydistancindosedeCortzar,lo corpreo y lo grotesco se conjugaron para derivar una certidumbre ideolgica a partir de lo incontrolable: el sealamiento de un culpable. Finalmente, en Bolao la certeza enlaincertidumbreintentacancelar,porsumismocarcterabismal,ladistancia crtica que asegura el lugar del sujeto en el mundo. Distintos intentos de dar forma y sentido,deimaginarydeconocerlaabrumadoraintensidaddelahistoriahumana, esacosatanpequeaytransitoria,tanreiteradamenteaplastadaporterremotosy guerras,tancruelmentepuestaapruebaporlosincendiosynaufragiosypestesy muertes de hijos y padres (Sbato, 2006:131). Pensamosquecomodispositivotextual,elaccidentedelaficcinfunciona como la manifestacin de lo que no ha sido ni previsto ni predicho por la racionalidad instrumental moderna a travs de una forma trgica, por lo menos en dos sentidos: porque desencadenan el potencial de patetismo contenido por las barreras del control social y porque entregan huellas, conocimientos fragmentarios que permiten descifrar, aunqueseaimaginariamente,elenigmadelmundo.Alrespecto,dostendencias parecencaracterizarlamaneraenquelasficcioneshablanyexpresanla incertidumbre del orden. En el primer caso encontramos textos que buscaron poner frenoalacadenadeacontecimientosunavezdesatadalatragedia,textosque explican o intentan construir un sentido a lo ocurrido, haciendo transitar la historia por el derrotero lineal de las certezas aunque, como ocurre conLa guaracha del macho Camacho, solo sirva para desembocar ambiguamente en el pozo ciego de la culpa. En elsegundocasoencontramostextosque,enfrentadosalatragedia,eligenla aceleracinariesgode intensificar los atropellos, las colisionesy la desintegracin. En estos casos los accidentes no finalizan ni concluyen nada, al contrario, funcionan comoenigmticospuntosdepartida,explosionesocolisionesoriginalesque recuerdanalbig-bangastronmico:Encontraraalamaga?Quinconduceel Impala? Qu hay detrs de la ventana? Posiciones formales que se proyectan retrica eideolgicamentehacialaexperienciadelectura,proponiendosusinestables versionesdelmundo.Enesteltimosentido,construidacomounrompecabezas intencionalmente defectuoso, Los detectives salvajes nos parece una muestra ejemplar de ficcin que contiene y sufre accidentes como gesto esttico a la par que poltico, en lamedidaenqueconjuralaposibilidaddeunalecturaclaraydefinitivaconsus accidentes de lectura, resistiendo la violencia que se ejerce desde la certeza sobre las posibilidades de lo imaginable.Agreguemos, para finalizar, que los lmites impuestos a nuestra investigacin han dejado fuera de consideracin otras ficciones accidentadas cuyo anlisis podr aadir nuevas facetas a la lectura propuesta. Las naos naufragando frente a las costas delNuevoMundo,grandesaccidentes fundacionalesdenuestramemoria colectiva; los accidentes fantsticos de Dabove, Arreola y Onetti, irnicos e impenetrables, o los Ficciones del accidente 36 falsosaccidentes,comoenLunacalientedeMempoGiardinelli,querecreanla escenadelcomplotysuformasecretadeorden,sontextosquemarcanalgunos posibles itinerarios de lectura para futuras investigaciones. Universidad de Concepcin* Facultad de Humanidades y Arte Barrio Universitario s/n Concepcin (CHILE) [email protected] OBRAS CITADAS Aguayo, Eduardo. Octavio Paz y el accidente como imagen de mundo, Alpha 33 (2011):43-53. Antonucci, Fausta. Juego, Rito y pasaje en La autopista del sur, en Actas del Coloquio Internacional Lo ldico y lo fantstico en la obra de Cortzar. Madrid: Editorial Fundamentos, 1985. Baudrillard,Jean.Lasocitdeconsommation.Sesmythes,sesstructures. Alcira Bixio (Trad.). Madrid: Siglo XXI, 2009. -------L'changesymboliqueetlamort.Trad.IainHamiltonGrant.London: SAGE, 1993. Belletto,Steven.NoAccident,Comrade:ChanceandDesigninColdWar American Narratives. NY: Oxford University Press, 2012. Beristain, Helena. Diccionario de retrica y potica. Mxico: Editorial Porra, 1995. Bolao, Roberto. Los detectives salvajes. Barcelona: Editorial Anagrama, 1998. ------- Entre parntesis. Barcelona: Editorial Anagrama, 2004. Cortzar,Julio.Todoslosfuegoselfuego.Mxico,D.F.:FondodeCultura Econmica, 2005. ------- Rayuela. Madrid: ALLCA XX. ------- Obra Crtica. Volumen 3. Madrid: Alfaguara, 1994. Daly,Nicholas.Literature,technologyandmodernity,1860-2000.Cambridge: Cambridge University Press, 2004. DelaFuente,Jos.Laliteraturadeltapn:lanarrativadeEmilioDaz Valcrcel, Revista de Estudios Hispnicos 1 (2006):39-54. DeMora,Carmen.TeorayprcticadelcuentoenlosrelatosdeCortzar. Sevilla: Escuela de estudios hispanoamericanos de Sevilla, 1982. DazValcrcel,Emilio.Elhombrequetrabajellunes.PuertoRico:Editorial Cultural, 1966.Fernndez,Macedonio.MuseodelaNoveladelaEterna.Caracas, Venezuela: Biblioteca Ayacucho, 1982. Ferr, Rosario. Papeles de pandora. Mxico, D.F.: Joaqun Mortiz, 1987. Filler,Malva.LosmundosdeJulioCortzar.NewYork.LasAmricas Publishing Company, 1970.Eduardo Aguayo 37 Fuentes,Carlos.Sobrelanuevanovelahispanoamericana,EnSosnowski, Sal (Ed.) Lectura crtica de la literatura americana. Vol.4. Actualidades Fundacionales. Caracas: Biblioteca Ayacucho (1997):163-192. Goodboy, Axel. Nature, Technology and Cultural Change in Twentieth-Century GermanLiterature.TheChallengeofEcocriticism.NewYork,NY: Palgrave Macmillan, 2007. Herralde, Jorge. Para Roberto Bolao. Santiago: Catalonia, 2005. Lpez-Baralt,Mercedes.LiteraturaPuertorriqueadelsigloXX.Antologa. San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2004. Matas, Julio. El contexto moral en algunos cuentos de Julio Cortzar, Revista Iberoamericana Vol. XXXIX, Nm. 84-85 (1973):593-609. Morales,Leonidas.RobertoBolao:Laslgrimassonellugardela esperanza, Atenea 497 (2008):51-77. Ortega,Julio.ElpolisistemanarrativodeDiamelaEltit.EnCarreo,Ruby (Ed.)DiamelaEltit:redeslocales,redesglobales.Madrid: Iberoamericana (2009):49-60. Paley deFrancescato, Martha. El viaje: funcin, estructura y mito en los cuentos de Julio Cortzar, En Lagmanovich, David (Ed.) Estudios sobre los cuentos de Julio Cortzar. Espaa: Ediciones Hispam (1975):125-138. Paz, Octavio. Conjunciones y disyunciones. Barcelona: Seix-Barral, 1991.Pedreira,Antonio.Afirmacinpuertorriquea,EnLpez-Baralt,Mercedes (Comp.). Literatura puertorriquea del siglo XX: antologa. Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico (2004):37-49. -------Insularismos:ensayosdeinterpretacinpuertorriquea.Madrid: Editorial Tipografa Artstica, 1934. Picon, Evelyn. Cortzar por Cortzar. Xalapa: Universidad Veracruzana, 1978. Piglia, Ricardo. Crtica y ficcin. Barcelona: Editorial Anagrama, 2001. -------Prlogo.EnPiglia,Ricardo(Ed.)Diccionariodelanovelade MacedonioFernndez.BuenosAires:FondodeCulturaEconmicade Argentina (2000): 7-9 Puskar,Jason.AccidentSociety:Fiction,Collectivity,andtheProductionof Chance. Stanford, CA: Stanford University Press, 2012. Rein, Mercedes. Julio Cortzar: el escritor y sus mscaras. Montevideo: Diaco, 1967. Rodrguez,MarioyJosRodrguez.Eldelirioquevienedelasninfasenla novelalatinoamericana.Nadamsqueserfeliz,RevistaChilenade Literatura 73 (2008):189-215. Romn, Ral. La guaracha del Macho Camacho: Texto de ruptura, Anales de Literatura Hispanoamericana 10 (1981):241-262. Sbato, Ernesto. Hombres y engranajes. Buenos Aires: Seix Barral. 2006. Ficciones del accidente 38 Snchez, Luis Rafael. Cinco problemas al escritor puertorriqueo, En Sosnowski, Sal(Ed.)Lecturacrticadelaliteraturaamericana.Vol.4.Actualidades fundacionales. Caracas: Biblioteca Ayacucho (1997):619-624. ------- La guaracha del Macho Camacho. Buenos Aires: Ediciones de la Flor. 1994. Solotorevsky,Myrna.InestabilidadpatemticaenLaguarachadelMacho Camacho,deLuisRafael Snchez,yHagiografadeNarcisalaBella, de Mireya Robles, en Hispamrica 91 (2002):41-54. Spiller, Rolland. Roberto Bolao: fracasar con xito o navigare necessum est. EnYvetteSnchez,RolandySpiller,Rolland(Comp.)Poticasdel fracaso, Tbingen: BoD (2009):143-174. Varanini,Francisco.ViajeliterarioporAmricaLatina.Barcelona:Quaderns Crema, 2000. VaquerodeRamrez,Mara.Interpretacindeuncdigolingistico:La guarachadelMachoCamacho.EnRevistadeEstudiosHispnicos5 (1978):27-69. Virilio, Paul. Laccident originel. Trad. Irene Agoff. Buenos Aires: Amorrortu, 2005. ------- Cybermonde: La politique du pire? Trad. Cristbal Santa Cruz. Santiago de Chile: Dolmen Ediciones. 1997. Zambrano,Mara.PersonayDemocracia:LaHistoriaSacrificial.Madrid: Siruela. 1996. 39-50 NO TIENE IGLESIAS, NI ESCUELAS: EL GAUCHO Y LOS MODELOS DE CIVILIZACIN EN LA NOVELSTICA RIOPLATENSE They neither have churches nor schools. The Gaucho and the cultural models in the River Plate novels Eugenia Ortiz Gambetta* Resumen Eltrabajotienecomoobjetivoelestudiodelosmodelosdecivilizacinendos novelasdegauchos:AventurasdeuncentauroenlaAmricaMeridional(1868),de JosJ. de Vedia, yPablo, o la vida en las pampasdeEduardaMansilla.Ambas obras elaboranunaetopeyadelpaisano,quemsadelanteotrosautoresconsagraran,pero adems establecennuevas convenciones genricas en cuanto novelas sentimentales.La realidadcarentedeculturareligin,educacinycivilidaddelgauchoconforma nuevosmodelosculturales(Lotman,1982)quedialoganconlosdiscursospolticos,la prensaylaliteratura;y,adems,conviertenelromancenacionalenvehculode denuncia, discurso que se entronca ms con la esttica realista que con la romntica. Palabrasclave:Novelasdegauchos,EduardaMansilla,JosdeVedia,Discurso poltico, Modelos de civilizacin, Siglo XIX. Abstract TheaimofthispaperistoanalyzetheculturalmodelsintwoGauchonovels: JosJ.deVediasAventurasdeuncentauroenlaAmricaMeridional(1868),and EduardaMansillasPablo,olavidaenlaspampas(1869).Bothnovelsproposea gauchosethopoeia.Thiswaslaterdevelopedbyotherswriters,whoalsoestablished new generic conventions for sentimental novels. The Gauchos lack of culture about religion, education and citizenship entail new culturalparadigms(Lotman).Thesearelinkedtopoliticaldiscourses,thepressand literature,andalsoturnthenationalromanceintoameansofcomplaint,adiscourse more rooted onto a realistic aesthetics than onto a romantic one. Keywords:Gauchosnovels,EduardaMansilla,JosdeVedia,Politicaldiscourses, Cultural models, XIXth Century. Enelorigendelanarrativaargentina,uncorpusdenovelashistrico-sentimentalesensaylaspreceptivasylosgustosdelaliteraturaeuropea.Los volmenesllegabandeEuropaenidiomaoriginal,pocasvecesenversionesen espaol, y se traducan y publicaban en el espacio de los folletines de los peridicos. Eugenia Ortiz Gambetta 40 Enesascolumnasytextossueltos tambin comenzaronaaparecerproduccionesde autores locales que tenan algunas veces el subttulo de novela original. LaprcticadelecturasdenovelaseranamediadosdelsigloXIXuna actividad revestida de cierta sospecha, aunque entre las elites letradas del pas haba defensoresydetractores.Lociertoesque,msalldelaaceptacindelos moralistas y los educadores, la novela fue un gnero muy prolfero en relacin con el desarrollo cultural