Nº 443/24-III-2005 SEMANARIO CATÓLICO DE INFORMACIÓN … · Carmen María Imbert Paredes, Jesús...

34
Alfa Omega Nº 443/24-III-2005 SEMANARIO CATÓLICO DE INFORMACIÓN EDIC. NACIONAL El Amor que salva

Transcript of Nº 443/24-III-2005 SEMANARIO CATÓLICO DE INFORMACIÓN … · Carmen María Imbert Paredes, Jesús...

Alfa OmegaNº 443/24-III-2005 SEMANARIO CATÓLICO DE INFORMACIÓN EDIC. NACIONAL

El Amor que salva

Etapa II - Número 443

Edición Nacional

Edita:

Fundación San Agustín.Arzobispado de Madrid

Delegado episcopal:

Alfonso Simón Muñoz

Redacción:

Calle de la Pasa, 3.

28005 Madrid.

Téls: 913651813/913667864

Fax: 913651188

Dirección de Internet:

http://www.alfayomega.es

E-Mail:

[email protected]

Director:

Miguel Ángel Velasco Puente

Redactor Jefe:

José Francisco Serrano Oceja

Director de Arte:

Francisco Flores Domínguez

Redactores:

Anabel Llamas Palacios,

Juan Luis Vázquez,

María Solano Altaba,

Carmen María Imbert Paredes,

Jesús Colina Díez (Roma)

Documentación:

María Pazos Carretero

Elena de la Cueva Terrer

Internet:

Beatriz Jaso Ollo

-Imprime y Distribuye:

Diario ABC, S.L.-

ISSN: 1698-1529

Depósito legal: M-41.048-1995.

Tú también hacesrealidad nuestro

semanarioColabora con

PUEDES DIRIGIR

TU APORTACIÓN

A LA FUNDACIÓN

SAN AGUSTÍN,

A TRAVÉS DE CUALQUIERA

DE ESTAS CUENTAS BANCARIAS:

Banco Popular Español:

0075-0615-57-0600131097

Caja Madrid:

2038-1736-32-6000465811

BBVA:

0182-5906-80-0013060000

CajaSur:

2024-0801-18-3300023515

...y además8 La foto9 Criterios10 Cartas11 Ver, oír y contarlo

Aquí y ahora12 La hermana Lucía de Fátima,

y de Pontevedra.13 El Año de la Eucaristía

y la pastoral de los niñosIglesia en Madrid

12 V Jornada diocesana de Apostolado Seglar:

El coraje de una presencia.13 La voz del cardenal arzobispo14 Testimonio15 El Día del Señor16-17 Raíces

El Giotto, en la capilla de los Scrovegni: El duelo entre la muerte y la vida

España18 Monseñor Ricardo Blázquez:

He querido actuar siempre en conciencia.19 Cardenal Rouco Varela: La sociedad

no puede marcar el destino del hombre22-23 La vida

Desde la fe24-25 Meditaciones del Vía Crucis

presidido por el Papa en 2004:De la Cruz, a la Luz

26 Último discurso de Gadamer: Lo que el dolor enseña.

27 El Papa, en Memoria e identidad:«En todo lo que hago hay algo que no es sólo iniciativa mía».

28 Sin temor: Tierra Santa.29 Libros.30 Televisión.31 No es verdad.32 Contraportada

SUMARIOΩΩAA

El sufrimiento redentor.La esperanza no está en coma.El dolor es esencia humana

3-73-7

20/21La Semana Santa del Papa unido a la Pasión de Cristo

Carta del Papa a los sacerdotes:Los fieles esperan ver en vosotros a Cristo

20/21

Documento 23

DocumentosAlfa y Omega:

Hombre y mujer, hoy

Portada:Crucifixión, de Pablo Pombo

queremos. El tema sentido del sufrimiento esidéntico al tema sentido de lo que no que-remos, de lo que nadie puede querer parasí mismo.

Miedo ante el sufrimiento

Si alguien, de quien se pudiera suponerque sufre menos que otros, hablase sobre elsufrimiento, se le podría objetar: «Para ti esfácil hablar; deberías antes pasar por una si-tuación de verdadero sufrimiento: se te aca-baría entonces el discurso». Pero ésta no estampoco una réplica razonable, pues si yosufriera de manera extrema por un instante,me encontraría entonces, de hecho, en una si-tuación en la que nada podría decir sobre elsentido del sufrimiento. No hay límites exac-tos entre sufrir y no sufrir; y no los hay, por-que al hombre –como dijo Thomas Hobbes–el hambre futura ya le convierte hoy en unhambriento. Tenemos miedo del sufrimien-to, y ya ese mismo miedo es sufrimiento.

Pero el sufrimiento es algo distinto deldolor físico. El temor ante el dolor físico es,con frecuencia, peor que el propio dolor. Ysiendo esto así, el miedo ante el sufrimientoes con frecuencia miedo del miedo. El te-mor ante la muerte no es en realidad miedoa estar muerto, sino miedo ante la situaciónen la que «mi corazón se llenará del máximotemor».

Sufrir es un fenómeno complejo. Hay ungrado moderado de dolor físico que de nin-gún modo podemos denominar sufrimien-to. El hambre, por ejemplo, tiene el sentidode mover a un ser vivo a que se preocupepor la comida. Una sensación aguda de ham-bre no supone ningún sufrimiento para elque sabe que, dentro de cinco minutos, sesentará ante una mesa bien provista. Sin em-bargo, la misma hambre es un sufrimientopara otra persona que sabe que, en un tiem-po razonable, no va a tener nada que comer;esto se convierte entonces en sufrimiento.

El dolor corporal como tal es sufrimien-to cuando devora todas las perspectivas po-sitivas o negativas de futuro. Si ese dolor seva, se va de una manera notablemente per-fecta. Los dolores desaparecidos gustan encuanto tales, nada se tiene ya contra ellos;sólo queda la alegría de que han pasado. Elmal (moral) pasado, por el contrario, siguesiendo mal, y es objeto de pesar.

Allí donde no se acierta a integrar unadeterminada situación dentro de un contex-to de sentido, allí comienza el sufrimiento. Eltérmino alemán sufrimiento tiene, de mane-ra análoga a sus términos correspondientesen otras lenguas, un doble sentido. Significatristeza (infelicidad, desagrado...), y tam-bién sencillamente pasividad (en el sentidode passibilitas), o, por decirlo a la moda,frustración. La pregunta acerca del sentidodel sufrimiento es, ante todo, una preguntaparadójica. Apenas es posible darle una res-puesta teorética, pues tal pregunta quedaríaresuelta si desapareciera, pero no desapare-ce porque se resuelva.

El sufrimiento en la sociedad moderna y en la primitiva

La sociedad moderna concentra sus es-fuerzos en la evitación y en la disminucióndel sufrimiento. Los métodos y técnicas pa-ra evitar el sufrimiento tienen, sin embargo,por desgracia, efectos paradójicos. Toma-dos en su conjunto no aumentan la felici-dad, ya que transforman el horizonte de lasexpectativas, y no eliminan con ello la dis-crepancia entre lo que creíamos poder es-perar y lo que realmente sucede.

Cuando leemos con frecuencia que algu-nos colegiales se suicidan porque han lle-vado a casa malas notas, no cabe buscar larazón simplemente en que el juicio sobre lascalificaciones escolares sea en los padres dehoy más severo que en los del siglo XIX.La razón está más bien en un índice más ba-jo de tolerancia respecto de las sensacionesde frustración. Konrad Lorenz ha habladodel creciente infantilismo que impulsa sincesar hacia una inmediata satisfacción, yque incapacita por ello para soportar situa-

La pregunta acerca del sentido del sufri-miento es la pregunta acerca de la ex-periencia de la falta de sentido, pues

justamente en esa experiencia consiste elverdadero sufrimiento. ¿Qué sentido tienela experiencia de lo sin-sentido? ¿Tiene esapregunta algún sentido? Es seguro que noapunta hacia ningún tipo de instruccionespara conseguir experiencia (lit. praxis): elsufrimiento es el límite de la praxis. El su-frimiento es aquello contra lo cual yo, al me-nos de momento, nada puedo hacer. La ré-plica de quien, hablando del sentido del su-frimiento, afirmase que debe ser combati-do allí donde se dé, justifica de hecho elsufrimiento, y no debe ser tenida en cuentacomo tal réplica. Porque no se pregunta có-mo podemos disminuirlo, sino qué sentidotiene aquella situación en la que todos nues-tros esfuerzos para disminuirlo o evitarlollegan a un límite. Todos experimentamosalguna vez tales situaciones: los esfuerzoshumanos llegan a su fin, y sucede lo que no

EN PORTADA 24-III-2005 ΩΩ3 AA

El sufrimiento redentor Alfa y Omega ofrece un amplio extracto del artículo de Robert SpaemannEl sentido del sufrimiento, que acaba de ser publicado en Humanitas, revista de Antropología y Cultura, de la Pontificia Universidad Católica de Chile

Escena bíblica del sacrifi-cio de Isaac. Placamedieval, conservada enel museo del Barguello,en Florencia

ciones en las que no se da una satisfaccióninmediata. Aquí es donde acaece el verda-dero sufrimiento: de una actitud motivadaabsolutamente por el intento de evitar el su-frimiento. Max Scheler ha mostrado que lasformas más altas de felicidad son aquellasque no se pueden alcanzar directamente.Una civilización fundamentada en el la-mento, en la que cada uno tiende a compa-decerse de sí mismo y a quejarse de su ne-fasta situación, apenas tiene ya impulso pa-ra hacer a los hombres felices. En la litera-tura psicoanalítica se dicen muchas cosassobre el triunfo del placer, pero nunca se ha-bla de la alegría. La alegría guarda relacióncon la experiencia del agradecimiento. Cuan-do la alegría es vista sólo como exigenciade felicidad, se pone en movimiento un au-tomatismo que imposibilita la felicidad.Cuando se utilizan más los psicofármacospara suprimir molestias normales, para evi-tar sensaciones de malestar, para disminuirtodo temor o nerviosismo, disminuye tam-bién, lógicamente, la intensidad de la feli-cidad.

En las sociedades primitivas hay figuras(el mendigo, la viuda...) relacionadas con elsufrimiento que nosotros hemos perdido. Enellas se cuenta con el sufrimiento que desa-rrolla su rol, su función. Dicha función haceposible transformar, hasta cierto punto, elpropio sufrimiento en actividad, ya que ca-da rol exige del que lo desempeña un ciertorendimiento. El sufrimiento no es propia-mente algo que no debe suceder, y que sisucede convierte al paciente en víctima, enobjeto pasivo de auxilios. El sufrimiento es-tá allí previsto. Vivimos en una sociedad di-námica que, a diferencia de las sociedadesprimitivas, tiende a la abolición del sufri-miento. Pero la realidad es que una tal so-ciedad con su creciente actividad, cuandollega al límite más allá del cual no puededisminuir el sufrimiento, no tiene ya nadamás que decir.

Era propio del primitivo dominio del su-frimiento una particular ritualización de lassituaciones extremas. Nuestra sociedad, sinembargo, es incapaz de hacer algo seme-jante con la muerte, que es desviada hacia elanonimato de las clínicas. En ningún sitiose habla de ella y, desde luego, de ningúnmodo con los moribundos. Pero, sobre to-do, ya no se enseña a morir. Los niños yano ven cómo mueren los ancianos; no se en-seña a morir, y así la mayor parte de la gen-te se encuentra con la muerte por vez pri-mera en la suya propia. En la sociedad pri-mitiva morir no significaba verse forzado auna actitud de pura pasividad: el morir per-tenecía a la plena realización de la socie-dad.

La extremada concentración en el puroevitar el sufrimiento, renunciando a cual-quier interpretación, es la eutanasia. Cuan-do ya no se puede detener el sufrimiento, seacaba con la vida, pues una tal existencia yano tiene sentido. Plantear la pregunta sobreel sentido del sufrimiento en este contexto esun síntoma del aislamiento del hombre, pa-ra quien el cosmos ya no es una patria, sinoque se siente realmente desprotegido, comosolo ante ese silencio del espacio infinitodel que habló Pascal.

Materialismo: la apuesta por la praxis

Hay dos maneras de dificultar una res-puesta a la pregunta sobre el sentido del su-frimiento. Una de ellas es el naturalismo omaterialismo, cuya postura se fundamentaen que el sentido está ligado al obrar delhombre, fuera del cual no existe ningún sen-tido. El sentido termina allí donde la praxisllega a su término, allí donde tropieza con lainvencible naturaleza. El sufrimiento no esun sin-sentido, pues la naturaleza –que noes ni buena ni mala– no guarda absoluta-mente ninguna relación con el sentido, si-

no que es el reino de la necesidad. Lo nece-sario es aquello que no se puede cambiar.Ante ello es absurdo (sin-sentido) preguntarpor un sentido.

Algo semejante ocurre con la preguntasobre Dios. Existe una tendencia en la teo-logía contemporánea a unir el discurso sobreDios exclusivamente con la praxis. Esa teo-logía no tiene en el fondo nada que decir aquien no tiene capacidad de obrar, a quiensólo padece y cuyo obrar podría consistir,en todo caso, en transformar ese sufrimien-to en una relación con Dios, es decir, en ora-ción. Detrás de lo que decimos está la má-xima de evitar incondicionalmente el sufri-miento.

Estoicismo y budismo

Los estoicos habían desarrollado una doc-trina sobre la evitación del dolor que no es-taba ligada con la actividad transformadoradel mundo, sino que dejaba al mundo tal co-mo es. Su pregunta sonaba así: ¿qué pode-mos hacer para que lo que sucede no sea ex-perimentado como sufrimiento, es decir, pa-ra que no disminuya nuestra libertad? Si yoconsiento desde el principio con la necesi-dad, si acepto desde el principio voluntaria-mente lo que no puedo cambiar, entoncesno puede sucederme realmente nada adver-so. Entonces soy tan libre como Dios. En-tonces tampoco Dios puede hacer nada con-tra mí, porque si yo, desde el principio, an-te lo que Él me envía, digo: «Eso es justa-mente lo que yo quería», entonces Él nopuede hacer nada que vaya contra mi vo-luntad.

Los propios estoicos eran conscientes deque la posesión real del método estoico, dela apatía (la impasibilidad), nunca se ha da-do verdaderamente. Además, tampoco po-dían negar que el dolor físico puede alcanzartal grado de intensidad, que nos condenecontra nuestra voluntad al sufrimiento. Só-lo quedaba entonces para ellos un recurso–el suicidio– como último acto de afirma-ción de libertad.

Una forma aún más consecuente y ex-trema de evitar el sufrimiento se da en elbudismo. Su programa tiende a una anula-ción del sufrimiento justamente a través dela anulación de la voluntad. Si el sufrimien-to es frustración, obstáculo para algo que yoquiero, entonces la solución más segura es,lógicamente, salir al encuentro de lo que deningún modo quiero. Los estoicos queríanafirmar su libertad en el yo. El budismo po-ne en ese mismo yo la condición de posibi-lidad del sufrimiento; a través de la praxismeditativa debe desaparecer el yo: enton-ces se desvanece también el sufrimiento.

En todas estas soluciones se trata siemprede evitar el sufrimiento, y no de plantear lapregunta sobre su sentido, porque el sufri-miento es en sí mismo lo sin-sentido, aque-llo que yo no puedo asociar a ningún senti-do por mí mismo.

La ilimitada totalidad de sentido

La cuestión sobre el sentido del sufri-miento es específicamente bíblica. Presu-pone la fe en una ilimitada totalidad de sen-tido. Sólo donde se acepta y se cree en unsentido universal, como sucede en la reli-gión bíblica, llega a ser planteada como talla pregunta sobre el sufrimiento. La pre-

EN PORTADAΩΩ4

24-III-2005AA

EN PORTADA 24-III-2005 ΩΩ5 AA

gunta sobre el sentido del sufrimiento, ade-más, presupone el hecho real de que vivi-mos en un mundo que nos es común, en elque seguimos los más divergentes fines; yque existe un mundo externo al hombre quees indiferente respecto a los gustos de cadacual y que, por eso, le opone resistencia.

El Nuevo Testamento, en la pasión deCristo, nos sitúa de manera extrema ante ladolorosa experiencia de la falta de sentido:«Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»Jesús reza un versículo de un salmo, y re-presenta el papel del Siervo sufriente de Diosdel Antiguo Testamento. El sentido es la ex-periencia de la falta de sentido. No cabe veren esa historia de la Pasión ningún vestigiodel heroísmo estoico. La pasión de Jesús es-tá descrita expresamente como algo que sehace contra su voluntad. A ella pertenece elruego que dice: «Haz que este cáliz pase demí». Si nos preguntamos por el sentido cris-tiano del sufrimiento, debemos considerarcómo es interpretada la Pasión de Jesús en elNuevo Testamento. Hay en él dos pasajescentrales que ofrecen esa interpretación, unodel apóstol Pablo, quien afirma que Jesús sehizo «obediente hasta la muerte», y otro dela Epístola a los Hebreos, en el que de ma-nera aún más fuerte se dice que «aprendió aobedecer a través del sufrimiento»

Sufrimiento y desobediencia

¿Qué significa esto? En esos pasajes sepresupone que los hombres en su conjuntoviven en un estado que no es el normal. Elsufrimiento se manifiesta como el reversopasivo del mal, que ha sido causado por ladesobediencia. El cristianismo enseña quetodos nos encontramos en una situación co-mo la descrita. La doctrina cristiana sobreel pecado original no dice sino que todos vi-vimos en un contexto general de culpa, en elque todos entran a formar parte cuando co-mienzan a pertenecer a la sociedad huma-na. No se trata de que cada uno sea sólo unavíctima pasiva, sino de que cada uno forma

parte del juego, participa en la injusticia quecada uno comete contra los otros.

La desobediencia es no escuchar, no oír elsentido del todo. Sólo puede representar biensu papel quien presta atención a las órdenesdel director y escucha el papel de los otros.El tirano monologa: el sentido sólo es para élsu sentido. Trata activamente de imponerlosin consideración al sentido del conjunto,en el que los obedientes proyectos de senti-do de los co-actores podrían ser también de-sarrollados. El culpable debe experimentarcómo se siente la víctima.

La interpretación cristiana del sufrimientodice, según creo, que los hombres viven enun contexto general de culpa que se carac-teriza porque cada uno se ve a sí mismo co-mo el punto central (el ombligo) del mundo.Ese contexto de culpa sólo puede ser elimi-nado si es experimentado como sufrimiento.Mientras el malo encuentre aceptable y per-fectamente en orden vivir a costa de los de-más, ¿para qué cambiar la situación? El quesufre se ve obligado a experimentar la fal-sedad de la situación. Esto se ha puesto de re-lieve constantemente en la tradición cristia-na. Todos los grandes santos y doctores de la

Iglesia han entendido el sufrimiento comoel irremediable reverso de la arbitrariedadindividual, por el que el hombre vuelve aser conducido a la verdad.

Eichendorff dice: «Tú eres el que des-truye dulcemente sobre nosotros lo que cons-truimos, para que miremos al cielo; no mequejo de eso». Aquí se ve de nuevo que, ennuestras reflexiones, no se trata nunca de unsufrir superficial que pudiera ser evitado.Un padecer evitable no tiene ya el carácter deeducación en la obediencia en el sentido ne-otestamentario. El sufrir se experimenta conmucha mayor intensidad justamente allí don-de hubo antes una intensa actividad, y esaactividad fracasa. Lutero cuenta la historia deun misionero que no convierte a nadie ycombate contra el destino. Dice Lutero: Lavoluntad de ese hombre no era buena, porque«es señal segura de mala voluntad que nosea capaz de soportar los obstáculos». Cris-to está dispuesto a aceptar también el fraca-so de sus esfuerzos humanos, como voluntaddel mismo Dios que le exige esa actividad.

Allí donde alcanzamos el límite de nues-tra capacidad de obrar, allí nos encontramoscon el sufrimiento del que aquí hablamos.

La esperanza no está en coma

Muchos enfermos en estado vegetativo y los familiares de éstos son atendidos diariamente en Italiapor el equipo de médicos y enfermeros del Centro Don Orione, de Bérgamo. Lo hacen desde el

cariño y el respeto, lo hacen desde la esperanza; ellos saben que son muchos los casos en los que larealidad ha superado cualquier expectativa humana: desde 1996 hasta nuestros días, 12 pacientes de 96hospitalizados en estado vegetativo en el Centro Don Orione, de Bérgamo, se han despertado de un largosueño. Claudio había sufrido un accidente laboral y es sólo uno de los pacientes con nombre ficticio queha salido del coma tras pasar de tres años en este centro italiano. Elena Viviani, enfermera del centro, nopuede describir la emoción que vio en los ojos del paciente cuando éste volvió a ver su casa tras dosaños de ausencia. Claudio recordaba las sensaciones que sentía cuado le metían en la ducha, a pesar deque esto contradiga la hipótesis de que estas personas están totalmente ausentes. Este dato misterioso,como muchos otros, y difícil de escuchar, son experiencias que el personal de este hospital saben quemarcan humana y profesionalmente. Una semana antes, cuando una enfermera había llevado arehabilitación a Claudio, otro profesional calificó el hecho de inútil… A veces es mejor dejar la utilidad aun lado y las despedidas para cuando lleguen, a veces es mejor recordar que la esperanza no está encoma.

La caída. Pablo Pombo

Además, cualquier discurso sobre el sentidodel sufrimiento sólo tiene plenitud de senti-do en cuanto discurso sobre el propio sufri-miento. En el sufrimiento ajeno sólo hay pa-ra mí una llamada a mitigarlo. No significaesto que –con puras técnicas modernas dedisminución del dolor– se le evite a la per-sona esa situación que le impidiera alcan-zar la plena madurez de su humanidad. Esosólo sería una cómoda huida de la verdade-ra y profunda solidaridad. La verdadera so-lidaridad significa ayudar a encontrar el sen-tido del sufrimiento.

El consuelo del sentido

En el sufrimiento hay siempre un mo-mento de comprensión. Su sentido aparecesólo puntualmente, como «una luz que alum-bra lo que piso» (lit. luz para mi pie) y no co-mo iluminación de todo el terreno. Yo hepodido ser testigo en Lourdes de cómo unenfermo quedaba curado de una manera in-comprensible para la medicina. No fue lacuración lo que me produjo la impresiónmás honda, sino los enfermos que se ibande Lourdes sin haber sido curados. El mayormilagro de Lourdes es la serenidad de losque la abandonan sin ser curados. ¿Cómopuede suceder eso? Tal realidad está rela-cionada con el hecho de que para ellos lacuración milagrosa de alguno les hace en-tender que el sufrimiento que padecen no esun fatal destino. Si Dios puede curarme, de-be tener un motivo para no hacerlo. Un mo-tivo, es decir, ¡un sentido!, y el sentido con-suela.

La actividad curativa de Jesús no con-sistió en sanar a todos los hombres, sinopuntualmente a uno o a otro. Su actividadque sana al mundo sólo se hace visible devez en cuando, lo suficientemente visiblepara que el creyente sepa en Quién cree ypor qué. El sentido del sufrimiento es unaparadoja. Él no puede por sí mismo estar

lleno de sentido, sino cumplir una función dereferencia al sentido. Sólo bajo el presu-puesto de que existen Dios y el pecado, pue-de cumplir el sufrimiento su función. Y elsentido del sufrimiento es, entonces, ayu-dar al que lo padece a refugiarse en Dios,en Quien podrá encontrar todas las demásposibilidades de felicidad. El escritor inglésC.S. Lewis escribió una vez que es eviden-te que para Dios no es una desgracia ser eltapa-agujeros. La mayor parte de los hom-bres se encontrarían maltratados en su dig-nidad si alguien acudiera a ellos sólo por-que no queda más remedio. Dio – decía Le-wis– no es tan bueno consigo mismo.

Podría decirse: «La religión es el opiodel pueblo». ¿Por qué no? Cocteau escribióque se debe recibir la comunión como unatableta de opio. Los que consumen drogas di-cen que tienen el efectode «aumentar la cons-ciencia». Se dice con elloque alguien, en una si-tuación de extremo vacío,puede agarrarse a algoque le lleva a sentirse co-mo si no tuviese ningunanecesidad. Experimentarla privación es necesariopara la vida, es vital.Quien nunca tiene ham-bre está enfermo, porqueel hombre necesita ali-mento. El hambre es sóloel indicador de que lo ne-cesita. El hombre debe te-ner hambre.

Si el hombre no alcanza objetivamentesu destino sin Dios, la exigencia subjetivade un sentido absoluto, la necesidad de Dios,es una muestra de salud. Y la no necesidadde Dios, un defecto. Lo que ponga al hombreen la ocasión de descubrir subjetivamentela necesidad de Dios, es un medio para al-canzar la salvación.

¿Todos los que sufrenentienden el sentido?

Quedan aún dos cuestiones por tratar. Laprimera, ¿qué sucede con el dolor al que nole podemos encontrar un sentido?; ¿qué su-cede con el dolor de los animales, con el do-lor de los niños pequeños? Nos situamosaquí ante una oscuridad que no podemos pe-netrar. No sabemos qué es el dolor para unser que no entiende el sentido (incapaz depreguntarse por el sentido), un ser que tam-poco experimenta el sin sentido porque semueve en una perspectiva no trascendente.Para un ser así sólo es puntualmente real eldolor actual. Qué sea el dolor para él no escomprensible para nosotros ni positiva ninegativamente. Sabemos que experimentael dolor. Lo vemos. Pero no podríamos decirque sufre, porque el sufrimiento es un fenó-meno complejo al que le pertenece la expe-riencia de la falta de sentido, la cual sólotienen los seres capaces de entender el sen-tido.

A esto se añade que el dolor no es algoacumulativo a muchos individuos. El dolores siempre mi dolor, y el dolor de miles dehombres no es ni peor ni mejor que el dolorde uno solo, no es sino el dolor de miles deindividuos singulares. El dolor de un solohombre plantea el mismo problema que eldolor de miles de hombres. Auschwitz noplantea ningún problema de teodicea que noestuviera ya planteado desde Caín y Abel.Todo esto no son sino prólogos a los que nosigue ningún epílogo, porque estamos anteuna situación que no sabemos interpretar.La Sagrada Escritura nos dice que el sufri-miento de la criatura tiene su último funda-mento en la desobediencia del Príncipe deeste mundo, y que será también objeto deuna redención.

El sufrimiento vicario

La segunda cuestión, que es central parauna interpretación cristiana del sufrimien-to, se refiere al sufrimiento vicario, es de-cir, al sufrimiento de quien en sí mismo noes culpable, sino que padece por otros. Estanoción es insustituible para la tradición cris-tiana. Para acercarnos a él, imaginemos una

familia o un grupo ín-timo de personas quesufre una alteración:los unos se enfrentan alos otros agresiva-mente. Para cada unosólo los otros son losmalos; todo iría biensi los otros fuesen deotra manera. Supon-gamos ahora que en-tre ellos existiese unosano, es decir, uno queno tomase parte en esasituación. Él sólo su-fre por ellos. Y su-pongamos que cargasobre sí mismo las

agresiones de los demás, de modo particularlas que recibe él mismo. Se convierte en laoveja negra, pero no por ser malo, sino, pre-cisamente, porque no lo es. Su sufrimiento esun reproche para los otros. Y entonces ocu-rre algo espantoso: es herido y muerto. Po-demos imaginar que esa muerte produjerauna catarsis; que los otros descubrieran que

«Lo que ponga al hombreen la ocasiónde descubrirsubjetivamentela necesidad de Dios,es un medio para alcanzar la salvación»

El cristo de los azotes.Pablo Pombo

EN PORTADAΩΩ6

24-III-2005AA

él había padecido porque ellos habían com-batido entre sí. Él había asumido íntima-mente aquella situación como sufrimiento.Su padecimiento era sustitutorio, porque realmente eran ellos los que debían habersufrido. Y así, se produce una transforma-ción de la entera situación. Ahora todos su-fren; ante todo por aquella pasión y muerte,pero también porque tal cosa haya sido po-sible.

Si hablamos del sufrimiento vicario deJesús, nos situamos ante un sufrimiento quese corresponde al absurdo del mal en todasu profundidad. Lo que Cristo enseñaba erael sentido. Sencillamente, el bien. Enseñabauna situación del mundo tal y como debe-ría ser; y justamente ahí fracasó. El sufri-miento que padeció es el sufrimiento por elfracaso del sentido absoluto: es el sufri-miento absoluto. Ese sufrimiento es com-prendido en el Nuevo Testamento como su-frimiento vicario. Y así, en toda la tradicióncristiana ha sucedido que los que sufren sehan visto en una misteriosa relación con elmundo y sus culpables enredos, y han en-tendido el sufrimiento como una ayuda pa-ra dar la vuelta a esta situación de culpa.

La hora del Gólgota es la hora de la ver-dad. Cuando el mismo Dios, bajo figura fi-nita, muere, destruye la enemistad en su pro-pia persona, y de ese modo tiene lugar loque en el Nuevo Testamento se designa co-mo resurrección. Ésa es, ciertamente, la úl-tima respuesta del cristianismo a la pregun-

ta sobre el sentido del sufrimiento. Sobreella se debe hablar, porque sin la supresióndel sufrimiento no tiene éste ningún sentido.Sentido del sufrimiento sólo puede significarla integración del sufrimiento en un con-texto absoluto, donde al final ya no sea su-frimiento. El sufrimiento aparentemente to-tal sólo alcanza a tener sentido cuando hasido ya relativizado por una más total ale-gría.

De eso se habla en el Nuevo Testamentocuando Jesús llama bienaventurados a lostristes, «porque serán consolados». Es po-sible, como se ha hecho, llamar absurda aesa esperanza, pero sin ella la respuesta al su-frimiento no es una respuesta cristiana. Ydebe quedar muy claro que, fuera de esaperspectiva, de ningún modo se puede hablardel sentido del sufrimiento. El sufrimientosólo puede tener sentido si es relativo, y só-lo es relativo si todos los sufrimientos pue-den ser suprimidos. El sufrimiento sólo essuprimido cuando el sufrimiento de cual-quier hombre se transforme en alegría. Deeso se habla en el Apocalipsis, al final delNuevo Testamento: «¡Mira, ésta es la mo-rada de Dios con los hombres! Él habitarácon ellos y ellos serán su pueblo, y el Dioscon ellos será su Dios. Enjugará toda lágri-ma de sus ojos y ya no habrá muerte, ni llan-to, ni gritos, ni fatigas, porque lo anteriorha pasado (...) Mira, hago nuevas todas lascosas». Sólo desde esa perspectiva puedehablarse de un significado cristiano del su-frimiento.

Robert Spaemann

El dolor es esencia humana

Recientemente, el teólogo Mauricio Faggioni, miembro de la Pontificia Academia de la Vida, afirmabaque, «mientras millones de personas en el mundo luchan por sobrevivir al hambre y a las

enfermedades, privados incluso de la asistencia sanitaria mínima, en los países ricos avanza unaconcepción de la salud como bienestar, que lleva a crear expectativas poco realistas sobre lasposibilidades de la Medicina de responder a todas las necesidades y deseos de las personas». El teólogohacía este comentario a raíz de la condena de la Santa Sede al culto a la salud que, a su juicio, sepractica en los países ricos. El Estado Vaticano puso como ejemplo el sufrimiento físico de Juan Pablo IIcomo antídoto a la idea de que la Medicina moderna puede curarlo todo, incluso los males del alma.

La religión de la salud es el nombre que los expertos de la Santa Sede en sanidad han dado a lainterpretación que, a su juicio, se ha hecho de la definición de salud de la Organización Mundial de laSalud. Como afirmó monseñor Elio Sgreccia, Presidente de la Pontificia Academia, el valor de la salud«se ha convertido en utópico y mítico, induciendo a un concepto de bienestar hedonista y, a veces, consignificados incluso letales». En nuestra sociedad se ha llegado a hablar de calidad de vida en un sentidosocioeconómico, y esto podría «implicar cuestiones como eutanasia y eugenismo». El psiquiatra ManfredLütz retomó la figura del Papa para afirmar que, «justamente en la invalidez, la enfermedad, el dolor, lavejez, la agonía y la muerte, se puede percibir la verdad de la vida de modo más claro». De igual modo,en la XII Jornada Mundial del Enfermo, era Juan Pablo II el que recordaba a las personas que sufrenalguna dolencia: «Vuestro sufrimiento no es inútil».

EN PORTADA 24-III-2005 ΩΩ7 AA

on el ramo reciénbendecido en la ma-no, Juan Pablo IIbendijo a los miles y

miles de fieles que llenabanla plaza de San Pedro, el Do-mingo de Ramos. Por vez pri-mera, en más de 26 años depontificado, el Santo Padre nopudo presidir ni la procesiónde ramos ni la Eucaristía do-minical en la Plaza de San Pe-dro. Miles de jóvenes se ha-bían reunido para recordar elvigésimo aniversario de la Pri-mera Jornada Mundial de laJuventud, que se celebró enRoma. En nombre del Papa,monseñor Sandri, Sustituto enSecretaría de Estado, dijo a losjóvenes: «Vosotros adoráishoy la cruz de Cristo que lle-váis por todo el mundo, por-que habéis creído en el amorde Dios que se reveló plena-mente en Cristo crucificado».Juan Pablo II dio con la manoun vigoroso golpe al atril de

cristal que tenía delante, cuan-do sus colaboradores le sugi-rieron que ya había estado

bastante tiempo a la intempe-rie en la ventana, sin cristalde defensa alguna. Será ésta

también una Semana Santa es-pecial sin la presencia públicadel Papa.

e manera pa-cífica, unoscentenares depersonas se

manifestaban ante lasCortes a favor del ma-trimonio y de la fami-lia. De manera innece-saria, el Gobierno hi-zo actuar a la Policíaanti disturbios, que car-gó contra los que se

manifestaban contra la falta de diálogo delGobierno con más de cinco mil asociacionesfamiliares representadas por el Foro Españolde la Familia. En las pancartas se leía, porejemplo: Quiero un papá y una mamá; Nosoy un experimento, soy un niño. En las fo-tos, dos momentos de la legítima manifes-tación.

Una bendición especialC

D

LA FOTOΩΩ8

24-III-2005AA

Talante intransigente

o es una representación teatral. Es vida, es hacerla Pasión viviente, como un acto significativo dela Semana Santa»: así decía a los periodistas, ha-ce unos días, mientras dirigía los ensayos de loshabitantes del pueblo que iban a encarnar los dis-tintos personajes de la Pasión, un cristiano de unade las muchas localidades de España donde se re-aliza la noche del Jueves Santo la Pasión vivien-te de Jesús, siguiendo el relato de los evangelios.Los evangelios no narran aventuras imaginarias,sino el hecho realísimo de la Pasión, muerte y re-surrección de Cristo, en Jerusalén, en tiempos delGobernador Poncio Pilato.

Muchos de los titulares de prensa de estos días se pueden ver perfectamente resumidos enéste del pasado sábado: Siete días para la fe, queprovoca la pregunta inmediata: ¿y el resto delaño? Evidentemente, una fe que no es para toda lavida, y para todo en la vida, ¿a quién puede inte-resar? Seguramente a las agencias de viajes y to-do lo relacionado con el turismo y las vacacio-nes, que podrán tener un beneficio todo lo pin-güe que se quiera, pero tan efímero como la cita-da caricatura de la fe, que no puede salvar, no yasiete, sino ni siquiera un solo día de la vida, por-que ésta, sencillamente, es indivisible: o se salvaentera, o no se salva en absoluto. Quienes no tie-nen interés por el todo, sino por la última novedad

que, en seguida, da paso a la siguiente, no es queno puedan tener fe, es que no pueden tener vidahumana digna de tal nombre.

Nuestra Semana Santa –lo acaba de recordar elarzobispo de Valladolid, donde la belleza extra-ordinaria de las imágenes de Cristo en su Pasiónestán fuera de toda duda– «no puede comprenderúnicamente los aspectos culturales y estéticos quetiene: necesita sujetos bien dispuestos que vivanlos sentimientos de Cristo en su Pasión y –¡heaquí la clave de todo!– su alegría en la resurrec-ción, porque ha vencido al pecado y la muerte».¿Cómo puede reducirse esto a «siete días»? La

ceguera no puede ser ma-yor. Bajo el titular de pren-sa citado, se habla de«unas fiestas que son si-nónimo de tradición». Ladificultad estriba en no ca-er en la cuenta del tesoroque se nos entrega, porqueeso, justamente, significatradición. No son repre-sentaciones teatrales, pormaravillosa que sea su es-tética, lo que se nos ha en-tregado. Se nos ha entre-gado la vida. Hay que te-ner demasiado cerrados losojos del alma para no ver-lo. El Amor, hasta dar lavida, sí, literalmente, por-que ése es el Sacrificio re-dentor que nos ha dado ¡lavida sin fin!, y con menosde eso ningún corazón hu-mano puede conformarse.

«Algunos pueden pensar–dijo también el arzobis-po de Valladolid– que estode la Resurrección es unmito o un fanatismo. ¡Va-mos, que nos ha dado poreso a los cristianos! Nohay tal, sino que creemosapoyándonos en pruebasconcretas que ayudan anuestra fe». Y tales prue-bas, efectivamente, apoyanla fe de un modo tan razo-nable, están tan alejadas demitos y fanatismos, y has-

ta de las más humanas representaciones teatrales,que vivir sin este horizonte de la Resurrección seconvierte en el mayor absurdo, que deja sin sentidoalguno el calificativo de racional para definir la vi-da humana. Parecerá una locura, pero el sufri-miento vivido con alegría, como tantos doloridosdel mundo testimonian, y de un modo bien sig-nificativo hoy mismo el Vicario de Cristo, no es enabsoluto desvarío ni alucinación, porque se tratade la expresión más razonable de quien ha reci-bido, no unos cuantos días de vacaciones, todo loestéticas o culturales que se quiera, sino la vida ensu plenitud. No es una minucia, ciertamente, loque nos jugamos en acoger o rechazar ese Amorque salva. Es la vida lo que está en juego.

«N

Asignatura de Religión

Lo exigible

Una cosa es que hayadiferencias de

planteamiento que precisen undiálogo razonable, y otra cosaes tomar posturas agresivas. Yorespeto a la persona y a lasideas, aunque al mismo tiempohay que mantener una actitudde firmeza en la defensa denuestros principios, que sonderechos reconocidos tanto enla Constitución como en losAcuerdos firmados entre elEstado y la Santa Sede. Creo queno es deseable que hayaenfrentamientos con elGobierno. No es bueno que enuna sociedad democrática sepierdan las formas.

De mis tiempos comoPresidente de la Comisión deEducación, desde el año 93 al99, recuerdo que fueronmomentos difíciles, pero seconsiguieron avances. Ya desdeel principio, el PSOE manifestóque entenderse con la Iglesia enel campo de la educación noiba a ser fácil. Conseguimos quela asignatura de Religión tuvieraregulación académica y unaregularización de los profesoresde Religión. No pudimosconseguir el reconocimiento dela Religión como asignaturaprincipal, que llevara consigouna evaluación como las demásasignaturas y que fuera válida aefectos de beca, ni tampoco quela alternativa fuera seria yrigurosa. La Ley de Calidad sírecogía estas cuestiones. Ahoraestamos pendientes de unanueva ley y nos tememos queno va a ser conforme con lo queestimamos exigible desde elpunto de vista cristiano.

La Iglesia respeta eseprincipio cuando se refiere a laenseñanza confesional. ElEstado no tiene ningún derechoni ningún deber de educar a losciudadanos. La educacióncorresponde a las familias, y elEstado debe estar al servicio deesas familias.

+Antonio Dorado Sotoobispo de Málaga

y Presidente de la Comisiónepiscopal de Enseñanza,en entrevista a Diario Sur

Es la vida lo que estáen juego

CRITERIOS 24-III-2005 ΩΩ9 AA

El Salvador.Pablo Pombo

Sectarismo de verdad

¿Se puede saber para quién gobierna el señor RodríguezZapatero, si es incapaz de recibir al representante de

la plataforma que ha recogido más de tres millones de firmasa favor de la clase de Religión? ¿Se puede saber a qué padresy madres de la escuela pública representa la CEAPA, quepide la supresión de la asignatura de Religión, cuando másdel 70% de sus padres y madres la han elegido para sus hi-jos?

Jesús Asensi Vendrell Algemesí (Valencia)

Mohamed VI

Si Mohamed VI de verdad quisiera dejar claro que apo-ya a las víctimas y combate a los terroristas, no debería

haber venido a Madrid el viernes 11-M. Su lugar lógicosería el púlpito de la Gran Mezquita de Hassan II en Ca-sablanca durante la oración del viernes. Desde allí, en sucalidad de jefe espiritual de los musulmanes marroquíes,

podría dictar una fatwa aclarando que el terrorismo escontrario al Islam, y que los terroristas son apóstatas con-denados al infierno. Eso sí que sería combatir eficazmen-te al terrorismo.

Bartolomé CuerdaBarcelona

Rezo

Voy a trabajar en Metro rezando el Rosario (me han dichovarias veces que no pertenezco al siglo XXI), y ofrezco

cada misterio por muchas cosas. A veces por las personas quevan conmigo en el vagón, con caras serias, tristes; por unaalumna a la que otra compañera le ha dejado un ojo mora-do por nada, o por otra alumna embarazada y que siguecon su embarazo aunque muchos son los que la animan a to-mar otro camino más sencillo; por mis amigos enfermos y porAdela, una mujer maravillosa que conocí en Colón en lavisita del Papa, para que se haya curado; por mi familia,para que nos queramos; por los que no conocen a Jesús;por aquella amiga que hace tanto tiempo que no veo; por to-das mis amigas consagradas y por sus familias; por Espa-ña... Y, al final del trayecto, doy gracias a Dios por regalar-me ese ratito de oración que me acerca a Él y me acerca a to-dos los que me rodean. Y me emociona pensar que otrosamigos pueden estar rezando por mí también.

Belén García González Madrid

Otro 11-M

Todos los días son eliminados del vientre de sus madresunos doscientos niños. Sucede en España. También su-

cedió el 11 de marzo del año pasado. Para estas víctimas no hay velitas ni recordatorios ofi-

ciales. Murieron antes de nacer, en silencio. Y siguen en si-lencio. Para honrarlas el 11 de marzo fuimos a las proximi-dades de la clínica abortista más cercana a encenderles unavela. Estuvimos una hora, de nueve a diez de la noche, en si-lencio. Velamos también el llanto, tantas veces oculto, de susmadres. Lo haremos cada mes (de 9 a 10 en Almería y de 10a 11 en el resto de España), hasta que podamos decir: «Amotodo lo que vive».

José Francisco Fernández MaldonadoAlmería

Menú respeto

Soy profesor de Religión católica en varias escuelas delPaís Vasco, y en una de ellas me sucedió algo curioso.

Habían llegado varios alumnos islámicos al centro y, porlas razones que fuera, debían quedarse en el comedorescolar. En seguida se planteó la necesidad de respetarsus comidas (en lo más básico, me imagino). Cuando ter-minaron de aceptarse esos requisitos y se dio orden a la co-cina, yo planteé que como católico, cuando llegaran losviernes de Cuaresma, pedía que se me preparara un me-nú, no especial, sólo que no tuviera aquello que la absti-nencia cuaresmal pide, por ejemplo, que los macarronesno tuvieran chorizo. No pedí que me hicieran otra comi-da, sólo que en el momento de condimentar un plato se hi-ciera de otra forma. La respuesta fue que «eso son tonterías»y que «ya está bien de extremismos». Que si no queríacomer el chorizo, que lo apartara y lo dejara al borde delplato y asunto resuelto. Bueno, eso debe ser el equiva-lente al derecho universal...

Gerardo Marín CarreñoMadrid

Las cartas dirigidas a esta sección deberán ir firmadas y con DNI, y tener una extensión máxima de 20 líneas. Alfa y Omega se reserva el derecho de resumir su contenido

CARTASΩΩ10

24-III-2005AA

VER, OÍR Y CONTARLO 24-III-2005 ΩΩ11 AA

Hugo von Hofmannsthal escribió, enuna carta a Carl Burckhardt, la si-guiente idea: «El amplio horizonte

de la Iglesia católica es la única y grandiosaantigüedad que nos quedó en Occidente; to-do lo demás no es lo suficientemente gran-de, no nos queda casi nada».

La Semana Santa es, de entre los tiem-pos del hombre y para el hombre, un espaciode elocuencia de lo esencial. Hoy, el riesgode pérdida y abandono de Occidente es depérdida y abandono de la fecundidad de laCruz. Hugo Rahner, en enero de 1966, in-trodujo su libro Humanismo y teología deOccidente: «Occidente es el ámbito que Pa-blo recorrió con celeridad, desde Jerusalénhasta la Iliria y, desde allí, hasta Roma y Es-paña (Rom 15, 24). Occidente es, pues, latierra en la que la Iglesia tomó cuerpo porprimera vez y de forma irrevocable, y a tra-vés de la cual la luz de Oriente llega basta elOccidente de la historia del mundo. Occi-dente está consagrado por la muerte de Diosen una cruz y, por tanto, puede ser siempretierra del sol naciente. Clemente de Alejan-dría resumió esta teología del Occidente cru-cificado en estas palabras tan significativas:El ocaso se ha convertido en salida. Ésta esla nueva creación; pues el sol de justiciaque corre sobre el cosmos ha transforma-do su ocaso en salida, y, crucificando lamuerte, la convirtió en vida.

Occidente se extiende, pues, hasta dondealcance la sombra del Dios crucificado. Lasegunda parte del libro intenta mostrar vi-talmente, en unos cuantos personajes, có-mo se realizó la configuración de Occiden-te. La tercera parte intenta hacer palpable,precisamente en estos años del primer Con-cilio propiamente universal, cómo la Igle-sia, en el curso de su historia, va caminandosiempre hacia Occidente, a través de la os-curidad de su pasión todavía no transfigu-rada, y cómo, sin embargo, ya empieza a re-cibir los primeros resplandores matutinosde la glorificación de Cristo, como dijo un teólogo primitivo, Lactancio: Dios extendiósus brazos en su pasión, abarcando todo el

orbe de la tierra, para dar a entender, en-tonces, que vendrá un día en el que no habrámás que un solo pueblo desde la salida has-ta la puesta del sol».

ABC

Olegario González de Cardedal ha es-crito una Tercera de ABC, titulada ¿Qué le-er?, el pasado sábado, en la que dice: «Sialguien me pidiese criterios para saber quéleer, yo le diría que elija: lo que ensanchala conciencia, en el sentido de saber inte-lectual, y la purifica en el sentido de res-ponsabilidad moral; lo que alimenta el gozode ser hombre y mujer, estar en el mundo yexistir gratuitamente; lo que despliega antenuestros ojos universos nuevos de realidad,los abismos de nuestro ser y las cumbresque podemos escalar; lo que nos relativizacon la crítica, ironía y sorna, llevándonos apensar en los demás, a contemplar el mundotan diverso, tan vasto, tan hermoso, y a con-tar con Dios; lo que nos hace fraternales par-ticipantes en las diversas formas de grande-za y necesidad humana, discerniendo el po-der, la ciencia, la cultura, la santidad, el he-roísmo; lo que nos llega gratuitamente desdeuna voz amiga y sabia, sin ningún interésideológico, político o económico; los librosque no están de moda pero que han supera-do cribas y cedazos, porque en ellos ha lati-do el corazón humano con sus mejores vi-braciones, desde la Odisea a la Biblia, des-de Virgilio a Dante, desde san Juan de laCruz a Góngora, desde Goethe a Hölderlin,desde Galdós a Unamuno, desde Dickinsona Edith Stein, desde Eliot y Hopkins a Mu-ñoz Rojas y A. Colinas; lo que, por la belle-za de estilo y finura de espíritu, nos arrancaa la vulgaridad desenmascarando nuestrascomplicidades, malevolencias y olvidos cul-pables; lo que nos divierte en el mejor sen-tido del término y nos hace amar nuestro si-glo, a la vez que nos abre a lo eterno y nosemplaza ante el Eterno; lo que nos recuerdaque somos humanos, entre el animal yDios».

La Razón

Es Luis María Anson una firma de ine-vitable peaje. En su Canela fina del do-mingo, en La Razón, escribía sobre la Fá-bula de Esopo para el obispo Blázquez:«Los elogios y los espacios preferentes queel diario adicto –El País– ha dedicado amonseñor Blázquez me han provocadomás de una carcajada. El mismo botafu-meiro ha sido bamboleado por algunas ca-denas de radio caracterizadas por su anti-clericalismo radical. No pocos dirigentessocialistas, por su parte, han incensado, ol-vidando por un día su campaña contra laIglesia, la reciente elección del obispo deBilbao para presidir la Conferencia Epis-copal. Y me río a carcajadas de todo esoporque Ricardo Blázquez, hombre de vastossaberes y culturas, entusiasta del caminoneocatecumenal, lo que desvela muchas co-sas, conoce sin duda una fábula que Esopoescribió hace dos mil seiscientos años. Yaentonces se usaba la alabanza tórpida paradebilitar y engañar al rival, porque, comodecía el inolvidado maestro del periodis-mo Luis Calvo, incluso la persona más in-teligente si no se traga el elogio, al menos lopaladea.

Estaba un cuervo –escribe Esopo– conun pedazo de queso en el pico. Una zorra,un poco agreste y a la vez taimada, que de-seaba hincarle el diente al queso, le susurróal cuervo: «¡Qué hermosas son tus alas,qué brillantes tus ojos, qué esbelto y atrac-tivo tu cuello! Tu pecho es fuerte como eldel águila, y nadie tiene uñas tan poderosascomo las tuyas. ¡Lástima que permanezcasmudo, pues estoy seguro de que tu cantoserá bello, como el del gorrión!» Envane-cido el cuervo con tantas alabanzas, se pu-so a cantar y, al primer graznido, se le des-prendió el queso del pico y resbaló hastael suelo. La zorra cayó sobre él y se escapóveloz».

José Francisco [email protected]

Occidente y la Cruz

Calvario (detalles),primera mitad del siglo XIV.

Museo diocesano de Sigüenza

(Guadalajara)

En noviembre de 2000, el Secretariado para la canonización de lospastorcitos publicó en Fátima un libro titulado La gran prome-sa. Al comienzo se lee: «La historia y el mensaje de Fátima no

se agotan con las apariciones acaecidas en Coba de Iría en 1917. Secomplementan con las apariciones de Pontevedra y Túy entre losaños 1925 y 1929 a la hermana Lucía». La afirmación es muy im-portante, y más al ser realizada a través de un libro editado por un or-ganismo oficial del santuario portugués. Fátima y Pontevedra estánvinculadas en la persona de la hermana Lucía, que allí y en nuestraciudad vio, escuchó y habló con Nuestra Señora: así lo consignaella de su puño y letra en las Memorias que son su autobiografía.

Ya en la aparición del 13 de julio de 1917 en Fátima, la Virgen lemanifiesta una promesa: «Vendré a pedir la consagración de Rusiaa mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los prime-ros sábados...» La promesa será cumplida con las apariciones del10 de diciembre de 1925 en Pontevedra y el 13 de junio de 1929 enTúy. Son las dos de enorme trascendencia, pues de ellas arrancanla Devoción de los Primeros Sábados, extendida ahora por toda laIglesia, y la Consagración al Corazón Inmaculado de María, realizadapor el Santo Padre Juan Pablo II el 25 de marzo de 1984 en la plazade San Pedro, ante la imagen de Nossa Senhora, que se venera en acapelinha de las apariciones de Fátima y que el Papa solicitó que fue-ra trasladada a Roma para esta ocasión.

Una joven postulante

La vidente de Fátima llegó a Pontevedra cuando tenía dieciochoaños, como postulante de las Religiosas de Santa Dorotea, al colegioque entonces tenían en la calle llamada ahora Rúa de Sor Lucía, y enel que se han formado varias generaciones de mujeres pontevedresas.Más tarde se trasladó a Túy para realizar el noviciado en el conven-to que allí tienen estas religiosas, para regresar de nuevo a Ponteve-dra como religiosa dorotea, ocupándose en las tareas más humildes ypasando prácticamente desapercibida. En 1948 ingresa como car-melita descalza en el monasterio de Santa Teresa de Coimbra. Son,pues, más de veinte años viviendo en la provincia de Pontevedra.

En nuestra ciudad fue intervenida quirúrgicamente por el emi-nente cirujano don Enrique Marescot, en el sanatorio que él habíafundado. De ahí arrancó una profunda amistad con él y sus fami-liares, que se ha mantenido fiel hasta el fallecimiento de la vidente.Además de encontrarse en diversas ocasiones en el monasterio de lascarmelitas descalzas de Coimbra, departiendo en el locutorio fami-liarmente donde hablaban de Dios, de sus preocupaciones y de nues-tra querida Pontevedra y de sus gentes, han mantenido una copiosay entrañable correspondencia en la que se reflejan los sucesos fa-miliares habituales: bodas, bautizos, defunciones, exámenes, enfer-medades, fiestas de aniversario... Se percibe la honda humildad de unalma de Dios.

Hay detalles encantadores, como la petición de unos zuecos de ma-dera, para trabajar en la huerta, o la ayuda para poder pasar por lafrontera unas vidrieras para la iglesia del monasterio, y que resolveráun pontevedrés, el ingeniero de Industria don Julio Muíños. Todos losaños por Navidad, hasta éstas últimas, esta familia le envió a Coim-bra, para ella y las carmelitas, el mazapán elaborado por una paste-lería pontevedresa.

Buenos amigos en Túy

Otra amistad iniciada en Túy y mantenida durante muchos años hasido con las hermanas Teresa, Mercedes y Carmen Rodríguez Fonseca.Al igual que con la anterior familia, la correspondencia ha sido abun-dantísima y rebosante de humanidad y sentido sobrenatural.

Cientos de veces, y no exagero un ápice pues las he visto, la her-mana Lucía escribió el nombre de Pontevedra en los sobres en los queescribía sus cartas o postales con una caligrafía firme y clara, aun des-pués de cumplir los noventa años. Con gran visión histórica, estas fa-milias conservaron las cartas e incluso los sobres en las que fueron

enviadas. Al poner este hecho en conocimiento de un experto enhistoria de la Iglesia contemporánea, que reside en Roma, me es-cribió: «Es un tesoro lo que se ha salvado. En el futuro se lo agra-decerán los historiadores, biógrafos y todo el que sepa lo que es Fá-tima y quién es la hermana Lucía».

Cuando se publique su Biografía y su Epistolario, el queridonombre de Pontevedra será leído en todos los rincones del mundo. Dehecho, gracias a la hermana Lucía, ya se acercan a nuestra ciudad pa-ra rezar en la casa de las Apariciones cientos de personas de las másdiversas procedencias, y estoy seguro de que en el futuro irá en au-mento, pues no es difícil aventurar que la hermana Lucía, al igual quesus primos Jacinta y Francisco, gozarán de la gloria de los altares.

La vida de la hermana Lucía ha transcurrido en cuatro lugares: Fá-tima, Coimbra, Túy y Pontevedra. En la historia milenaria de nues-tra ciudad pienso que jamás nunca vivió en ella una persona contanta proyección universal como esta humilde portuguesa elegiday bendecida por Dios y por Nossa Senhora. Esta proyección uni-versal se agrandará todavía más por la vinculación tan extraordina-ria entre Fátima y Juan Pablo II.

Hermana Lucía: Moito obrigado. Y no te olvides de Pontevedray los pontevedreses.

José A. Fernández Recunapárroco de San José, Pontevedra

La hermana Lucía de Fátima, y de Pontevedra

Lucía, en una fotografía tomada

cuando tenía 13 años

AQUÍ Y AHORAΩΩ12

24-III-2005AA

AQUÍ Y AHORA 24-III-2005 ΩΩ13 AA

Tienen un papel activo en la evangelizacióndel mundo, y con sus oraciones contribuyena salvarlo y a mejorarlo».

Los niños frecuentan nuestras parroquiasy son los primeros destinatarios de la cate-quesis. Un gran Papa canonizado por la Igle-sia, san Pío X, dedicó a los niños su esfuer-zo pastoral. El 8 de agosto de 1910 veníaemanado el Decreto Quam singulari, a tra-vés del cual, el Santo Padre Pío X establecíaque se pudiera admitir a los niños a la Pri-mera Comunión desde la edad de siete años.Sin necesidad de esperar más tiempo, podían acercarse así a la Comunión euca-rística. De hecho, ya en aquel tiempo se ha-bía situado la edad de la discreción alrededorde los siete años, cuando el niño podía yadistinguir el pan común del Pan eucarísti-co, verdadero Cuerpo de Cristo.

Junto con san Pío X, muchos estamosconvencidos que esta praxis de admitir a losniños a la Primera Comunión desde la edadde siete años. Además, no hay que olvidar-se de que, en la Iglesia primitiva, el sacra-

mento de la Eucaristía se administraba a losrecién nacidos, enseguida después del Bau-tismo.

Permitir que los niños puedan recibircuanto antes a Jesús eucarístico, había sidopor muchos siglos uno de los firmes ci-mientos de la pastoral para los más pequeñosen la Iglesia. El canon 914 ha acogido ple-namente el pensamiento del Pontífice: «Lospadres, en primer lugar, y quienes hacen susveces, así como también el párroco, tienenobligación de procurar que los niños quehan llegado al uso de razón se preparen con-venientemente y se nutran cuanto antes, pre-via Confesión sacramental, con este alimentodivino».

Una santa costumbre

El Santo Padre ha vuelto recientementesobre aquella decisión de san Pío X, con pa-labras de admiración; lo ha hecho en su libro¡Levantaos! ¡Vamos!: «Un testimonio con-movedor de amor pastoral por los niños ladio mi predecesor san Pío X con su deci-sión sobre la Primera Comunión. No sola-mente redujo la edad para acercarse a la Me-sa del Señor, de lo que yo mismo me apro-veché en mayo de 1929, sino que dio la po-sibilidad de recibir la comunión incluso antesde haber cumplido los siete años, si el niñomuestra tener suficiente discernimiento. LaSagrada Comunión anticipada fue una de-cisión pastoral que merece ser recordada yalabada. Ha producido muchos frutos desantidad y de apostolado entre los niños, fa-voreciendo que surgieran vocaciones sacer-dotales».

Creo que es una de las más grandes ale-grías para el párroco es aquella de escucharla Primera Confesión de los niños, y luego,hacerles recibir la Primera Comunión; y vie-ne espontáneamente a la mente la certezade que, cuanto más pequeños son, más dig-na será la acogida del corazón a Cristo sa-cramentado. En efecto, cuando la mente delniño llega a la edad en que comienza a ra-zonar –y hoy esta edad llega pronto–, estáabierta y disponible a la acogida de la luzdivina, que le hace penetrar, hasta donde esposible, el misterio del amor de Dios parael hombre. Luego la fe se levanta sobre larazón, y esta fe –que a menudo la hemos ex-perimentado, precisamente, en nuestras pa-rroquias– es tan viva en los niños que ellosson capaces, a veces mejor que nosotros, deexpresar, con la oración inmediata, su cer-canía al Señor.

Confiamos, por lo tanto, que esta santacostumbre, recordada por todos los últimosPapas, de hacer acercar a los niños pequeñosa la Santa Eucaristía, después de haber hechosu Primera Confesión, sea cada vez más es-timada y dentro de lo posible seguida, par-ticularmente en este Año de la Eucaristía.

Querría agradecer a vosotros párro-cos que, en este año especial de laSanta Eucaristía, os dedicáis aún

más a vivir y testimoniar este Misterio eu-carístico en vuestras parroquias. «Hacedesto en memoria mía», nos ha dicho Jesús,y nosotros, a través del ejercicio de nuestroministerio, podemos ofrecer cada día suCuerpo y su Sangre sacramentalmente pre-sente sobre el altar, y exclamar: «El Verbose hizo Carne y ha venido a habitar entrenosotros». El tiempo de Navidad ha sidoun tiempo dedicado especialmente a los ni-ños. En efecto, el Dios encarnado, el Em-manuel, se nos aparece con el rostro de Ni-ño; y Jesús, cuando sea adulto, nos dirá queel camino para entrar en el reino de los cie-los pasa por el corazón de un niño: «Si no oshiciereis como niños no entraréis en el rei-no de los cielos».

En el Ángelus del pasado 6 de enero, elSanto Padre afirmó la importancia de los pe-queños en la Iglesia, diciendo que «los ni-ños son el presente y el futuro de la Iglesia.

El Prefecto de la Congregación vaticana para el Clero, el cardenal Darío CastrillónHoyos, recuerda a los sacerdotes el deber de «cuidar ante todo a los niños como los primeros destinatarios» de la Eucaristía, en una Carta que les dirige en el marco del Año de la Eucaristía. Reproducimos su texto íntegro:

Carta del cardenal Darío Castrillón a los sacerdotes del mundo

El Año de la Eucaristía y la pastoral de los niños

IGLESIA EN MADRIDΩΩ12

24-III-2005AA

«Despedida a una civilizaciónque se hunde y saludo a unanueva cultura que amanece».

Así enjuicia H. Scholz la prodigiosa síntesisde La ciudad de Dios, de san Agustín. Unaminoría de selectos, acaudillada por sanAgustín y san Ambrosio, lanzó entonces a laromanidad al cumplimiento de su misiónúnica en la Historia: crear las bases de unanueva civilización de la que todavía hoy vi-vimos. El tertium genus, esos hombres dis-tintos de los romanos y de los bárbaros, esaminoría selecta influyendo en la masa, sa-caría el mundo a flote de uno de los cata-clismos más grandes de la Historia.

De alguna manera también hoy nos en-contramos en una coyuntura histórica se-mejante, estamos ante un saludo y una des-pedida. Amanece una nueva civilización,ante un viejo mundo que se desploma. Sín-tomas de cansancio en nuestra sociedad son,entre otros, la caída demográfica brutal delos últimos años, la falta de respeto a la vi-da desde su concepción hasta su muerte na-tural, el temor a la muerte y a una visióntrascendente del hombre, la pérdida de va-lores tradicionales, como el trabajo bien he-cho, la lealtad, la sinceridad, la valentía, lafidelidad en las relaciones y en los com-promisos más sagrados, y tantos otros. Endefinitiva, un relativismo cada vez más ex-tendido, que conlleva un verdadero cambioantropológico.

Vivimos, pues, un momento histórico crí-tico, una verdadera apostasía silenciosa, co-mo certeramente apunta el Papa; pero el cris-tiano no comparte nunca la visión fatalistadel porvenir. Sabe que el futuro no puedeadelantarse, pero sí prepararse. De algúnmodo, depende de nosotros, será tal y co-mo nosotros lo queramos.

Nuestro verdadero problema –apuntabarecientemente Vittorio Messori– no es serminoritarios, sino haber llegado a ser mar-ginales, irrelevantes. La sal en las comidas esminoritaria, pero da sabor; la levadura en lamasa es minoritaria, pero la hace fermen-tar. Y es que un cristiano que no se con-mueve ante tantos contemporáneos que sealejan de Dios, no se puede llamar cristiano,no ha entendido nada de su compromisobautismal, porque el apostolado no es unhobby de unos cuantos, es una obligación,una responsabilidad ineludible.

La Iglesia, como en otras épocas difícilesde la Historia –no siempre otros tiemposfueron mejores–, se siente impelida a unanueva organización de esta nueva culturaque emerge. «Si sois lo que debéis ser, si vi-vís el cristianismo sin componendas, po-dréis incendiar el mundo», nos recordaba elSanto Padre en el Jubileo del Apostolado delos laicos, en el año 2000. Y no es necesarionada más.

Indispensable, la audacia, porque la fenunca puede ser una cuestión privada. Se

necesita, hoy más que nunca, el coraje deuna presencia visible e incisiva en la socie-dad, el coraje de ser signo de contradicciónen medio del mundo. E indispensable la fi-delidad. Sólo el que transmite la integridaddel Evangelio, sin páginas arrancadas, y es-tá estrechamente unido a los pastores de laIglesia, puede ser eficaz en su apostolado.

Fidelidad que significa coherencia y cons-tancia. La primera es el núcleo de la fideli-dad. Se trata de impregnar de Evangelio pen-samientos, afectos, acciones…, toda la vi-da. La segunda es la dimensión más difícil.Fácil es ser coherente un día; lo importantey difícil es serlo toda la vida. Es fácil serconsecuente en la hora del triunfo, difícil enla tribulación. Pero sólo se puede llamar fi-delidad a una coherencia que dure toda lavida sin divorcios ni coqueteos.

¿Cómo se logra ser audaces y fieles ennuestra tarea evangelizadora? De la abun-dancia del corazón, habla la boca. Quienestá lleno de Dios, hablará de Dios. El apos-tolado será siempre un desbordarse de la con-templación, de una profunda vida interior.

Estar en el mundo sin ser de él, sin eva-dirnos y sin confundirnos, es una tarea arries-gada, pero ¡qué fácil con la Virgen! «Tomara María como Madre –son palabras del padreMorales–, adentrarse en su corazón virginales vivir el Evangelio, es hacernos niños, ha-cer por virtud lo que el niño practica por ins-tinto». Entrar en la escuela de la Virgen esasegurar nuestra fidelidad a Jesucristo. ¡Conella todo es fácil!

Mª Consolación Isart

En el marco de la V Jornada diocesana de Apostolado Seglar

El coraje de la presenciaLa V Jornada diocesana de Apostolado Seglar, celebrada recientemente en Madrid,contó con la participación de doña Consolación Isart, miembro de las Cruzadasde Santa María, que, en su intervención sobre Audacia y fidelidad del cristianoen el mundo de hoy, habló de la responsabilidad de los cristianos seglares de dartestimonio de su propia fe en la vida pública. Comenta así la Jornada:

Nueva revista en el ámbito de la educación, en Madrid

Escuelas Católicas de Madrid

Acaba de salir a laluz una nueva

revista sobreeducación católica enla Comunidad deMadrid: EscuelasCatólicas de Madrid.Editada por lasorganizaciones FERE-CECA y Educación yGestión, esta revista,a todo color, presentacontenidos decarácter informativo,pedagógico, pastoraly cultural, bajo lapresidencia de unclaretiano, donMiguel Ángel

Velasco, Presidente de FERE-CECA Madrid, y Educación yGestión Madrid, y la dirección de María Julia García deGaray. Desde Alfa y Omega, deseamos a esta nuevapublicación los mejores frutos

IGLESIA EN MADRID 24-III-2005 ΩΩ13 AA

Mirar a Jesucristo clavado en la Cruz con los ojos del cuer-po es una experiencia que el arte y la piedad cristiana nosha facilitado a todos los que, por gracia, hemos nacido y vi-

vido desde nuestra niñez en países de tradición cristiana. En la Se-mana Santa española, con su bellísima tradición de las imágenes delos Cristos flagelados y crucificados, acompañados en los desfilesprocesionales de la Virgen Dolorosa, nuestras pupilas se han llena-do, año tras año, a lo largo de las diversas etapas de nuestra vida, dela visión conmovedora del rostro santísimo de Jesús clavado en laCruz por nosotros y por nuestra salvación. De nuevo, desde el Do-mingo de Ramos, hasta el Sábado Santo, las calles y plazas de nues-tras ciudades y pueblos de España y, ¿cómo no?, también las de Ma-drid verán pasar al Crucificado, nuestro Salvador, representado en ta-llas esculpidas por los mejores artistas de todos los tiempos: lo ve-rán las personas de edad, los padres y madres de familia, los jóvenesy, sobre todo, los niños... ¡Qué importante es que lo sepan mirarbien con los ojos del cuerpo, pero, sobre todo, con los ojos de sualma tan sencillamente abierta a las maravillas de Dios!

Mirar a Jesús, con los ojos del alma, mirarle clavado en la Cruzy escarnecido, mirar su cuerpo tan herido, sus afrentas y su muerte...es absolutamente imprescindible para comprenderlo en su más hon-do significado; o, dicho con otras palabras, para dejarse mirar por Él,para que su mirada, humanísima y sublimemente divina a la vez,nos toque el corazón y nos cambie la vida. Mirándole y contem-plándole desde lo más profundo de nuestro ser, desde las raíces delalma, caeremos en la cuenta de que en la Cruz nos estaba amando has-ta el extremo, hasta el punto de ofrecerse como víctima al Padre pornuestra salvación. Cargado con nuestros pecados, no duda en cum-plir la voluntad de su Padre aceptando con todas sus consecuencias

la única forma con la que se podía reconciliar al mundo con Dios:abriendo al hombre, a cada hombre y a la Humanidad entera, parasiempre e irrevocablemente, el camino del perdón verdadero queintegra y desborda las exigencias de la justicia por la vía de la mi-sericordia: el camino del amor misericordioso.

Sin rehuir su mirada

Fijar la mirada del alma en Cristo crucificado, sin rehuir la su-ya, la que nos dirige a cada uno de nosotros, sólo es posible si, arenglón seguido, la bajamos avergonzados y arrepentidos de nues-tra tremenda ingratitud para con Él. No es lo mismo haber pecado an-tes de conocer a Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios Padre, por eldon de la luz del Espíritu Santo, que después de haber creído enÉl, haber renacido con Él a la nueva vida de los hijos de Dios y, porlo tanto, después de haber conocido la esperanza en sus promesas debienaventuranza eterna y de haberle amado y seguido por los senderosmás decisivos de la propia historia personal y colectiva. «El que noestá conmigo está contra mí», dijo Él a sus discípulos en uno deesos momentos llenos de dramatismo de su vida pública, donde erapreciso optar y decidirse por Él y su Evangelio del reino de Dios. Enel pecado, cometido por los cristianos, quiéranlo o no, se asume unaposición contraria a la de Cristo, se está en contra de Él. El cristia-no que peca gravemente, menosprecia la sangre derramada por Cris-to en el Calvario, responde al sacrificio de su cuerpo y de su sangre,ofrecidos como víctima humano-divina por nuestra salvación, amán-donos infinitamente, con el desconocimiento y el rechazo o, en el me-jor de los casos, pasando cobardemente de Él.

Si queremos, pues, vivir fructuosamente esta Semana Santa, ha-bremos de seguir el consejo de san Ignacio de Loyola tan emotiva-mente expresado en el Libro de los Ejercicios, al llegar a la Semanade las meditaciones de la Pasión del Señor (n. 203): el de pedir ysentir lo que «es propio de demandar en la Pasión, dolor con Cristodoloroso, quebranto con Cristo quebrantado, lágrimas, pena internade tanta pena que Cristo pasó por mí».

La conversión de vida en la Semana Santa del 2005, para loscristianos de Madrid, pasa, pues, por el examen sincero y humildede conciencia que ha de preguntarse de si estamos con Cristo o con-tra Él. Pregunta que hay que hacerse sin tapujos y falsos pretextos odisculpas hipócritas. Toda situación de pecado mortal en cualquierámbito de la vida personal o social, aunque no incluya la negacióno el abandono explícito de la fe, entraña siempre un No al Cristo dela Cruz. Un No, sin embargo, reversible que puede, incluso, con-vertirse en un Sí, abriendo el corazón a su mirada misericordiosa ydejándose amar por Él. En el sacramento de la Penitencia se en-cuentra el sitio más certero –¡en definitiva, el único!– donde ese en-cuentro con el perdón y el amor misericordioso de Cristo, a quien tan-to le costó nuestra redención, se da en toda su verdad y se traduce enun nuevo comienzo de la vida y para la vida en Él. ¡Un cristiano, aquien le signifique algo en la configuración de sí mismo y de suexistencia diaria la Pascua del Señor, no puede aspirar a su celebra-ción gozosa, hoy como ayer y como mañana, si no busca a la Iglesiay en la Iglesia a Jesucristo, que por el ministerio de los sacerdotes,unidos a su obispo, le mira, le escucha la confesión de sus pecados,acoge sus lágrimas y le perdona con un amor que supera todas las ca-pacidades de amar que creatura alguna, aun la más ensalzada en loscielos, pudiera nunca ofrecerle!

El mayor servicio que la Iglesia y los cristianos podemos prestara los hombres de nuestro tiempo, encerrados herméticamente en suspecados hasta el punto de declararse incapaces para reconocer suexistencia, es el de la celebración, sentida y piadosa, de la liturgia delos misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor con losfrutos de verdadera conversión que de ella nacen.

¡Santa María, Madre del Señor y Madre nuestra, Madre de la Igle-sia, Virgen Dolorosa, Santa María de La Almudena..., ayúdanos en es-ta Semana Santa a saber estar a tu lado, junto a la Cruz de tu Hijo, pa-ra que nos vea, y su mirada nos traspase el alma, y, así, nos cambie lavida y de pecadores pasemos de nuevo a ser hijos queridos!

+ Antonio Mª Rouco Varela

Mirar a Cristo crucificado. En la Semana Santa del 2005: así titulanuestro cardenal arzobispo su exhortación de esta semana. Dice:

La voz del cardenal arzobispo

Con los ojos del alma

El Cristo de la Fe y del Perdón, saliendo de la Basílica Pontificiade San Miguel, el Domingo de Ramos

El nuevo rumbo que ha tomado la vida delSecretario del partido Refundación

comunista, Fausto Bertinotti, no es unaconversión, ni una experiencia mística, pero essigno de un cambio inadvertido para muchos,aun dentro de su mismo partido. Ha dichoBertinotti: «Si alguien me hubiese preguntado, alos 20 o 30 años, si era ateo, habría respondido,sin dudarlo, que sí. Hoy, aun siendo nocreyente, evitaría una respuesta así de definitiva.Esto no es signo de una falta de certeza, sinoque señala a alguien que no se niega a labúsqueda. Yo participo en algunascelebraciones religiosas, no sin ciertaimplicación emotiva».

La dimensión política –explica– es la otracara de la dimensión religiosa: «Se trata siempre

de la idea de la liberación: la primera, terrena;la segunda, ultraterrena». Bertinotti evalúa así latrayectoria del Papa Juan Pablo II: «De la voz deeste Papa, que ha sido testigo varias veces deque las fuerzas vivas pueden cambiarsúbitamente, llega hoy una palabra de paz. Eneste sentido, el papel de Juan Pablo II esenorme, y sus palabras contra la guerra han sidofundamentales para evitar que el conflicto iraquíse convirtiese en un choque de civilizaciones».

Quien le conoce bien, como la periodistaRitanna Armeni, no se sorprende: «Bertinotti noha sido nunca un comunista ateo y cerrado.Siempre ha tenido relación con varioscardenales, y uno de sus diarios preferidos esL’Osservatore romano». Sandro Curzi,exdirector del comunista Liberazione, no

encuentra nada de extraño en las palabras deBertinotti: «Yo nunca me he definido como ateo.Más bien, cuando en los años 50 visité el Museodel ateísmo, en Moscú, me pareció todo unacosa ridícula».

No deja de ser curiosa la reacción de uno delos compañeros políticos de Bertinotti, eltroskista Marco Ferrando: «Esta posición esabsolutamente minoritaria en el partido. Paranosotros, la religión es todavía el opio delpueblo. Una vez, Lenin dijo que también loscuras podrían adherirse a la causa bolchevique;pero aquí parece que está sucediendo locontrario».

Alessandro Trocinoen Corriere della Sera

«Os pido la paz y os bendigo; somos hijos deuna misma tierra». Sor Dorothy Stang, la mi-sionera americana asesinada el 12 de febrero

pasado en la región selvática de Pará, en Brasil, a manos dedos delincuentes ligados a terratenientes de la zona, buscóhasta el último momento la vía del diálogo. No vaciló, só-lo 24 horas antes de su muerte, al bendecir a los dos pisto-leros que habrían de asesinarla. La religiosa trabajaba, des-de hace 40 años, para defender los derechos de los másdébiles en una región conocida como el far west de Brasil.Un lugar donde los conflictos entre los campesinos sin tie-rra y los potentados latifundistas dejan cada año una vein-tena de muertos. Sor Dorothy, nacida en Ohio (EstadosUnidos), llegó a Brasil en los años 60, como misionera.Pertenecía a la orden de las Hermanas de Nuestra Señora deNamur, formada por dos mil religiosas esparcidas por loscinco continentes, y trabajaba para garantizar un pedazode tierra y mejores condiciones de vida a las familias deAnapú, una zona remota, a 770 kilómetros de Belén, la ca-pital del Estado. En los últimos años se ocupó, sobre todo,de un proyecto que perseguía la asignación de tierras acampesinos organizados en cooperativas. Por ello, sor Do-rothy llevaba algún tiempo en el punto de mira de los se-ñores de la tierra. Ella lo sabía, pero no tenía miedo. Recibíaamenazas desde hacía ocho años. «Este crimen no queda-rá impune», ha declarado el Gobernador del Estado. Pe-ro, como ha escrito la Conferencia Episcopal de Brasil,«la muerte de sor Dorothy confirma la urgencia de una se-ria reflexión nacional sobre las causas de la violencia y losmodos de superarla; pone en evidencia la necesidad deprofundizar en la solidaridad social en Brasil, a través de po-líticas públicas que promuevan el respeto de la dignidady los derechos esenciales de toda persona humana».

Gerardo Milanesien Avvenire

Voz de los

sin tierra

¿El opio del pueblo?

TESTIMONIOΩΩ14

24-III-2005AA

EL DÍA DEL SEÑOR 24-III-2005 ΩΩ15 AA

Los cristianos, recordando la palabra del Señor: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en el amor mutuo que os tengáis», no pueden tener otroanhelo mayor que el de servir con creciente generosidad y con suma eficacia a los hombres de hoy. Por consiguiente, con la fiel adhesión al Evangelio y

con el uso de las energías propias de éste, unidos a todos los que aman y practican la justicia, han tomado sobre sí una tarea injente que han de cumplir en latierra, y de la cual deberán responder ante Aquel que juzgará a todos en el último día. No todos los que dicen: «¡Señor, Señor!» entrarán en el reino de loscielos, sino aquellos que hacen la voluntad del Padre y ponen manos a la obra. Quiere el Padre que reconozcamos y amemos efectivamente a Cristo,nuestro hermano, en todos los hombres, con la palabra y con las obras, dando así testimonio de la Verdad, y que comuniquemos con los demás el misteriode amor del Padre celestial. Por esta vía, en todo el mundo los hombres se sentirán despertados a una viva esperanza, que es don del Espíritu Santo, paraque, por fin, llegada la hora, sean recibidos en la paz y en la suma bienaventuranza, en la patria que brillará con la gloria del Señor.

Constitución Gaudium et spes, 93

Esto ha dicho el Concilio

Evangelio

En la madrugada del sá-bado, al alborear el pri-

mer día de la semana, fue-ron María la Magdalena y laotra María a ver el sepulcro.Y, de pronto, tembló fuerte-mente la tierra, pues un ángeldel Señor, bajando del cieloy acercándose, corrió la pie-dra y se sentó encima. Su as-pecto era de relámpago, y suvestido, blanco como la nie-ve; los centinelas temblaronde miedo y quedaron comomuertos. El ángel habló a lasmujeres:

«Vosotras no temáis, yasé que buscáis a Jesús el cru-cificado. No está aquí: ha re-sucitado, como había dicho.Venid a ver el sitio dondeyacía, e id aprisa a decir asus discípulos: Ha resucita-do de entre los muertos y vapor delante de vosotros aGalilea. Allí lo veréis. Mi-rad, os lo he anunciado».

Ellas se marcharon a todaprisa del sepulcro: impresio-nadas y llenas de alegría co-rrieron a anunciarlo a los dis-cípulos. De pronto, Jesús lessalió al encuentro y les dijo:«Alegraos».

Ellas se acercaron, sepostraron ante Él y le abra-zaron los pies. Jesús les dijo:«No tengáis miedo: id a co-municar a mis hermanos quevayan a Galilea; allí me ve-rán».

Mateo 28, 1-10

Las lecturas de la Vigilia Pascualcomienzan con la Creación. «Enel principio, creó Dios el cielo y la

tierra». Y es justo que sea así. Porqueaquella noche, la de la primera Pas-cua, no tiene en la His-toria nada que se le pue-da comparar. La resu-rrección de Cristo esuna novedad absoluta,un acontecimiento úni-co en la Historia: unacontecimiento que sacaa la Historia más allá desí misma, o más bien,que la introduce de nue-vo en Dios, de dondehabía salido por obradel pecado y de lamuerte.

La única compara-ción posible para la re-surrección de Cristo esaquel otro aconteci-miento, también en loslímites de la naturalezay de la Historia, cuandouna y otra nacían fres-cas del corazón de Dios.El único paralelo posi-ble a la noche de Pascuaes aquella otra primeranoche en que las criatu-ras, empezando por laluz, empezaron a brotar,una tras otra, como bro-tan la música o la poe-sía, como un derrochegratuito de alegría y deamor.

Nadie, excepto el Dios Trino, fuetestigo de la Creación, pero sus indi-cios llenan el universo, o, más bien,son el universo, son todo lo que exis-te. Y que podría no existir, si no hu-biera sido porque Dios le ha comuni-cado su ser. El signo más grande deÉl somos nosotros mismos, creados a

imagen y semejanza suya, capaces dereconocer y de adherirnos libremen-te a la belleza de la verdad y del amor.Capaces, un poco como Él, de amar,de darnos y de dar la vida. El misterio

que somos nosotros es signo del Mis-terio que Él es. En realidad, todo re-mite más allá de sí mismo: todo llevaimpreso en la gratuidad de su bellezafugaz la belleza sin límites del Dadorde tanto bien. Aunque, precisamenteporque el hombre no puede ponerseen ese lugar privilegiado de fuera de la

Historia que permitiría ver el acto cre-ador, las palabras fallan. Las imáge-nes fallan y se quedan inmensamentecortas. Sólo el canto que da gracias,sólo el silencio que adora, dan mues-

tras de sabiduría. Tampoco nadie, exceptoel Padre y el Espíritu San-to, ha visto esta nuevacreación que es la resu-rrección de Cristo. Tam-bién aquí el modo de co-nocimiento son los indi-cios, los frutos. El mila-groso comienzo en lahistoria de una nación, deuna comunión de santoshecha de gentes de todaslas naciones, para quienesel centro y el criterio dela vida es Cristo. O la ex-periencia del cambio quesucede en la vida cuandose acoge el don del Espí-ritu Santo en esa comu-nión –el ensanchamientode la razón y de la liber-tad, el crecimiento y lapermanencia del amor ydel afecto, la gracia deuna alegría verdadera–,todo esto es obra de Cris-to vivo, y es tan inaccesi-ble al hombre como lavictoria sobre la muerte.La experiencia de estanovedad hace razonabledar fe a quienes testimo-nian que lo encontraronvivo después de su muer-

te, un hecho absolutamente único,ciertamente. Tan único como la Crea-ción, y como el pueblo que ha naci-do, aquella mañana de Pascua, del cos-tado abierto de Cristo.

+ Javier Martínezarzobispo de Granada

Resurrección. Grünewald. Museo Unterlinden, de Colmar (Francia)

Vigilia Pascual

Un acontecimientoúnico en la Historia

RAÍCESΩΩ16

24-III-2005AA

uestro Señor, en efec-to, fue pisoteado porla muerte, pero asíabrió Él un caminopor encima de lamuerte. Se sometió acargar con la muerte,como ella quería, pa-ra subyugar a la

muerte contra su voluntad. Salía NuestroSeñor cargando con su cruz, como queríala muerte, pero dio un grito estando sobre lacruz, e hizo salir a los muertos del Seol,contra la voluntad de la muerte. Con lasmismas armas con que la muerte le habíamatado, obtuvo Él la victoria sobre la muer-te. Como la divinidad estaba oculta en lahumanidad, la muerte pudo acercarse a Él.Mató y fue muerta. Mató la muerte a la vi-da, como es natural que haga la muerte, pe-ro la vida la mató a ella, que no es lo natu-ral que haga la vida.

Como la muerte no podía devorarlo siÉl no tenía un cuerpo, ni el Seol podía en-gullirlo si Él no tenía carne, vino a la Virgen,para tener una montura que le llevase desdeallí al Seol. De junto al asna le trajeron lamontura con que entró en Jerusalén, y pro-clamó su ruina y la miseria de sus hijos.Con el cuerpo que tomó de la Virgen entróen el Seol, saqueó sus tesoros y despojó sus

El duelo entre la muerte y la vida

Este año se cumple el VII Centenario del fin de los trabajos de decoración de la capilla delos Scrovegni, en Padua, los maravillosos frescos de Ambrogio Bondone, conocido comoGiotto, quien, por encargo del acaudalado Enrico Scrovegni, pintó, entre 1303 y 1305, untotal de 103 escenas de la vida de Cristo y de la Virgen, en un total de 900 metros cuadra-dos de pared. La reciente restauración ha devuelto a estos frescos su colorido original. Enesta doble página ofrecemos algunos para ilustrar la victoria de Cristo –«Con su muerte, des-truyó nuestra muerte»–, expresada de un modo bellísimo en este texto del siglo IV, corres-pondiente a la Homilía sobre Nuestro Señor (III-IV), de san Efrén de Nisibe, que bien pue-de alimentar hoy la oración del pueblo cristiano, en la noche santa de la Vigilia Pascual

N

Llanto sobre Cristo muerto

Jesús ante el Sanedrín

«Noli me tangere». Aparición de Cristo resucitado

riquezas. Vino, en efecto, hasta Eva, la ma-dre de todos los vivientes. Ella era la viña,cuya cerca ella misma abrió con sus pro-pias manos, y así la muerte pudo gustar susfrutos. Y Eva, la madre de todos los vi-vientes, vino a ser una fuente de muerte pa-ra todos los vivientes. De Eva, de la viñaantigua, retoñó María, el brote nuevo, y lanueva vida habitó en ella, para que, cuandoviniese la muerte, según su costumbre, acomerse confiadamente los frutos morta-les, le estuviese oculta la vida que mata a lamuerte, y al devorarla sin sospecha, la vo-mitase, y con ella, a muchos otros.

La Medicina de Vida, pues, descendióvolando de lo alto, y se introdujo en un cuer-

po, fruto mortal. Y cuando vino la muerte acomer, según su costumbre, la vida se vol-vió y devoró a la muerte. Éste es el alimentoque tenía hambre de comer al que lo co-mía. Por este fruto único, en efecto, que lamuerte devoró hambrienta, tuvo que vomi-tar a la multitud de vida que con tanta avi-dez había devorado. Y así aquella hambresuya, que la había hecho precipitarse sobreaquel fruto único, acabó con la avidez quela había precipitado sobre muchos. Ansio-sa estaba la muerte de devorar a uno, perotuvo que apresurarse a vomitar a muchos.Pues cuando aquel uno moría sobre la cruz,muchos sepultados salían del Seol a su voz.

Éste es el fruto que rasgó a la muerteque le devoraba, e hizo salir de su interior alos vivos, a por los que había sido envia-do. Pues el Seol retenía, en efecto, todo loque engullía. Y por medio del único que nohabía de ser engullido, fue devuelto de suinterior lo que había engullido. Quien tieneel estómago revuelto, vomita tanto lo que legusta como lo que no le gusta. Se le revol-vió el estómago a la muerte, y al vomitarla Medicina de Vida, que le había resultadoamarga, vomitó también con ella a los vivosaquellos devorados por ella con tanto gus-to.

Éste es el hijo del carpintero, mañoso,que construyó su cruz como un puente porencima del Seol, que todo lo devora, e hizopasar así a los hombres a la casa de la Vida.Ya que por el leño, en efecto, la Humanidadhabía caído al interior del Seol, sobre el le-ño pasó también a la casa de la Vida. En elleño en que había sido injertada la amar-gura, fue injertada la dulzura, para que re-conozcamos a Aquel que no tiene entre suscriaturas ninguna que pueda oponérsele.¡Gloria a Ti, que construiste tu cruz como unpuente sobre la muerte, para que las almaspudiesen pasar por él de la casa de los muer-tos a la casa de la Vida!

Traducción de Javier Martínez arzobispo de Granada

RAÍCES 24-III-2005 ΩΩ17 AA

La Última Cena

Jesús crucificado

muchas cuestiones sobre las prioridades pas-torales de la Iglesia en España. Reconozcoque fue uno de los encuentros en que, per-sonalmente, agradezco más el formar partede la Iglesia católica. No pudimos ver al Pa-pa, por la limitación de sus condiciones desalud. A través del cardenal Sodano, le ma-nifestamos nuestra comunión profunda, la

seguridad de nuestras oraciones y de la Igle-sia en España por su recuperación, y el agra-decimiento por su ministerio tan fecundo ysu entrega sin reservas. También visitamos

otros dicasterios: la Congregación para losObispos, para la Enseñanza, y para la Doc-trina de la Fe. Siempre hemos encontradola promesa de apoyo y de una comunica-ción transparente y fluida, así como una fe-licitación efusiva. Ha sido un encuentro deunidad de la Iglesia».

Sobre su actitud ante el nacionalismo y elterrorismo en España, el actual obispo deBilbao afirmó: «Yo he querido actuar siem-pre en conciencia. He hecho en cada mo-mento lo que creía que debía hacer». Sobrela ilegalización de los grupos políticos queno condenan explícitamente el terrorismo,monseñor Blázquez afirmó: «Hay unos or-ganismos del Estado y unos cauces para verquién se puede presentar a las elecciones yquién no. Yo aquí no tengo una palabra ouna competencia particular».

Sobre las relaciones con el Gobierno de lanación, monseñor Blázquez declaró que «elPresidente del Gobierno me felicitó, una vezconocida la elección, y ya entonces mostrósu deseo de encontrarnos pronto. Yo mani-festé asimismo mi disponibilidad para eseencuentro. Nosotros celebramos en esta Se-mana Santa los misterios de la fe cristiana; elencuentro tendrá lugar un poco más tarde.Hace poco hubo una reunión entre la Vice-presidenta del Gobierno y el Vicepresiden-te de la Conferencia Episcopal; según lasdos partes, el encuentro transcurrió en unclima de gran cordialidad, con el deseo deque se vayan afrontando todas las cuestionesque haya necesidad de tratar. Por nuestraparte, continúa la misma disponibilidad».

Jóvenes y asignatura de Religión

El nuevo Presidente de la ConferenciaEpiscopal abordó la situación de la Iglesia enEspaña, sobre todo en lo que se refiere a losmás jóvenes: «Debemos ser fieles a lo quehemos recibido de Jesús, y actualizarlo pa-ra cada generación, no con rebajas, sino conactualidad. La dignidad de las personas estan alta que no admite rebajas. La Iglesiaquiere ser el hogar de los jóvenes; quere-mos que se sientan en ella como en el ho-gar de la fe, con confianza. Hay dificulta-des en la transmisión de la fe a las nuevasgeneraciones; tenemos que revisar esto.Transmitir la fe es un don de Dios, pero te-nemos obligación de revisar los cauces porlos que la hacemos llegar. Que sepan los jó-venes que queremos que la Iglesia sea su fa-milia en la fe».

Sobre la asignatura de Religión, mon-señor Blázquez afirmó que «los padres sonlos primeros educadores de sus hijos, y tie-nen derecho a elegir la educación para ellossegún sus convicciones, y esto debe ser via-ble».

Juan Luis Vázquez

Apenas cuatro días después de la fina-lización de la Asamblea Plenaria de laConferencia Episcopal Española, en

la que se eligió a monseñor Ricardo Bláz-quez nuevo Presidente de la misma, éste vi-sitó, junto con el nuevo Vicepresidente, mon-señor Antonio Cañizares, y el Secretario Ge-neral, padre Juan Antonio Martínez Cami-no, la Santa Sede. Monseñor Blázquez quisodar algunos detalles de los encuentros queallí mantuvieron: «El motivo de este viajeera presentar inmediatamente nuestra co-munión con la Santa Sede, manifestar el afec-to de los obispos y nuestra comunión pro-funda con el Papa y tener varios encuentros.El más importante de ellos fue con la Secre-taría de Estado de la Santa Sede, en la quenos encontramos con el cardenal Angelo So-dano y los arzobispos Leonardo Sandri yGiovanni Lajolo. Yo me sentí en un ambientede gran confianza y comunión profunda. Tu-vimos una larga conversación sobre los te-mas que afectan a la Iglesia en España; nospreguntaron y preguntamos, y abordamos

Monseñor Ricardo Blázquez, ante el nacionalismo y el terrorismo:

«Yo he querido actuarsiempre en conciencia»

El nuevo Presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Ricardo Blázquez,ha tenido un encuentro con los medios informativos, en el que abordó diferentesasuntos de la actualidad política, así como relativos a la vida de la Iglesia

Debemos ser fieles a lo que hemos recibidode Jesús, y actualizarlo para cadageneración, no con rebajas, sino conactualidad. La dignidad de las personas estan alta que no admite rebajas

ESPAÑAΩΩ18

24-III-2005AA

En el transcurso de un desayuno organizado por el Foro NuevaEconomía, el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispode Madrid, ha analizado las relaciones entre Iglesia, sociedad y

comunidad política. Un nutrido público demostraba el interés que sus-citaron entre los asistentes las palabras del cardenal.

Don Antonio María Rouco comenzó explicando los motivos quehacían oportuno tratar el tema propuesto. Por un lado, la recientevotación del Tratado por el que se establece una Constitución para Eu-ropa ha puesto de manifiesto la importancia del cristianismo en uncontinente donde «las iglesias cubren el paisaje europeo, desde elAtlántico hasta los Urales». Por otro lado, explicó que en Españase ha abierto una serie de debates importantes sobre el derecho a lavida, sobre el matrimonio y la familia y sobre la educación y for-

mación cultural. El cardenal Rouco ofreció la «doctrina de la Iglesia».Antes de entrar en materia, recordó que la primera misión de la

Iglesia es anunciar el Evangelio, y que a los cristianos corresponde vi-vir «al modo de Jesús» y trasladar esa forma de vida «a todos los ám-bitos, también el jurídico y el político». En ese sentido, hizo hincapiéen la necesidad de que la Iglesia se mueva con total libertad en el Es-tado, para lo que necesita que la comunidad política haga posible es-ta libertad, puesto que también tiene en su mano, mediante el orde-namiento jurídico, la capacidad para limitarla. También explicó que laIglesia ejerce varias funciones: es signo y salvaguardia de la trascen-dencia de la persona, participa en la formación moral de las concien-cias, ayuda en las necesidades de los más débiles, de todo credo, razay condición, y desempeña un destacado papel en la acción cultural.

El arzobispo de Madrid analizó en mayor profundidad cuatrocuestiones que están muy presentes en el debate social. En primer lu-gar, siguiendo con la idea de la relación entre Iglesia y comunidad po-lítica, habló sobre los fundamentos del orden político y se preguntósi se puede construir un Estado y una comunidad política desde fun-damentos puramente funcionales. Respondió que no es posible, por-que «el Estado no es fuente de ética, sino que vive de la ética, que tie-ne sus propias fuentes». Y concluyó su explicación puntualizando que«hay que colocar el fundamento ético del Estado más allá de la ca-tegoría del poder».

Un segundo punto que trató con profusión fue el del derecho a lavida. Recordó la necesidad de ir más allá de la utilidad, a la hora deplantearse la dignidad humana. Recurrió a la Historia, en particularal período inmediatamente anterior a la segunda guerra mundial,para explicar cómo, si se pierde esta noción, «las catástrofes están ala vuelta de la esquina». También trató la cuestión de la educación,y fue taxativo al afirmar: «Que quede claro que la educación no es delEstado», sino un derecho de la familia y de la persona. Alabó la re-dacción «ponderada y equilibrada» del artículo 27 de la Constitución,que aúna los principios de libertad y solidaridad. Por último, anali-zó la necesidad de que España haga un mayor esfuerzo en ayuda aldesarrollo, más en un momento en que la Iglesia católica ha pasadodel eurocentrismo a lo que el cardenal Rouco calificó como afro-centrismo, americocentrismo o asiocentrismo.

Continuidad en la CEE

En un breve turno de preguntas, el cardenal Rouco Varela expli-có, respecto a la llamada alianza de civilizaciones, que la Iglesialleva muchos años hablando del diálogo interreligioso, basado enla exigencia de la búsqueda de la verdad y la nobleza y autenticidaden el encuentro. Sobre las recientes elecciones en la ConferenciaEpiscopal Española, el arzobispo de Madrid dejó claro que «no va ahaber cambio alguno» en las relaciones con el Gobierno. El Presidentede la Conferencia Episcopal es primus inter pares; dirige las Asam-bleas Plenarias, las reuniones del Comité Ejecutivo y de la ComisiónPermanente».

El recurrente tema de la eutanasia salió a la luz en el contextode si es inexorable el camino que la sociedad está recorriendo. El car-denal Rouco contestó con rotundidad que «la sociedad no puedemarcar el destino del hombre. El día que lo haga, estaremos perdidosy no seremos capaces de hacer ningún juicio sobre la Historia. Alhombre sólo lo marca Dios».

También se le preguntó al cardenal si considera que la Iglesia es-tá sometida al acoso del laicismo beligerante, orquestado desde al-gunos partidos políticos y medios de comunicación. El cardenal re-conoció, después de clasificar las formas de laicismo dominantesen Europa, que, «en el debate actual español se dan posiciones de dis-tinto signo, y en la vida social se vive ese laicismo que corta la pre-sencia de la Iglesia, de la afirmación de Dios y del cristianismo».

María S. Altaba

El cardenal Rouco Varela, en el Foro Nueva Economía:

«La sociedad no puede marcarel destino del hombre»

El cardenal Rouco,durante su intervención

El cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, ha recordado,en el Foro Nueva Economía, que el Estado no puede considerarse fuen-te de la ética, ni la sociedad puede marcar el destino del hombre. Ade-más, analizó los grandes temas de debate sobre la relación entre Igle-sia, sociedad y comunidad política

ESPAÑA 24-III-2005 ΩΩ19 AA

pal estaba abierta de par en par para mani-festar físicamente la cercanía del Santo Pa-dre a los presentes.

Antes del rezo de la oración mariana delÁngelus, el arzobispo argentino LeonardoSandri, Sustituto en la Secretaría de Esta-do, leyó, como en ocasiones precedentes,las breves palabras que el obispo de Romapreparó, y que lanzaron la recta final de pre-paración para la Jornada Mundial de la Ju-ventud que se celebrará del 15 al 21 de agos-to en Colonia (Alemania). «Os digo hoy: se-guid sin cansaros el camino emprendido pa-ra ser por doquier testigos de la Cruz gloriosade Cristo. ¡No tengáis miedo! Que la ale-gría del Señor, crucificado y resucitado, seavuestra fuerza, y que María Santísima estésiempre a vuestro lado», afirmó el Papa en eltexto escrito. «En el próximo mes de agosto,tendrá lugar el Encuentro mundial de la Ju-ventud en Colonia, en el corazón de Ale-mania y de Europa. En la estupenda cate-dral de esa ciudad se veneran las reliquiasde los santos Reyes Magos, que por este mo-tivo se han convertido, en cierto sentido, envuestros guías hacia esa cita», añadió. «Vi-

nieron de Oriente para honrar a Jesús y de-clararon: Hemos venido a adorarle. Estaspalabras tan ricas de significado constitu-yen el tema de vuestro camino espiritual ycatequístico hacia la Jornada Mundial de laJuventud», subrayó el Pontífice en su men-saje.

En la homilía de la misa, el cardenal Rui-ni, quien es también Presidente de la Con-ferencia Episcopal Italiana, meditó en elsímbolo que el Pontífice propuso para lasJornadas Mundiales de la Juventud, la Cruz.«Si vemos los muchos sufrimientos huma-nos, sobre todo el sufrimiento no culpable,nos quedamos como perdidos y nos vemosobligados a preguntarnos si verdaderamen-te Dios nos ama y nos cuida, o si no existequizá un destino malvado que ni siquieraDios puede cambiar», reconoció el purpu-rado. «En la cruz de Cristo, sin embargo,estamos en contacto con el auténtico rostrode Dios», añadió. «En la cruz de Cristo, elrostro de Dios no pierde su grandeza y sumisterio, y sin embargo se hace extraordi-nariamente cercano y amigo, pues es el ros-tro de aquel que, en el propio Hijo, compar-te hasta el final incluso el lado más oscuro dela condición humana».

Una de las oraciones de los fieles se ele-vó para rezar por Juan Pablo II, para que «elconsuelo del Espíritu Santo le ilumine y apo-ye, de manera que su testimonio de fidelidada Cristo sea para todos los jóvenes del mun-do ejemplo y modelo del amor supremo poraquel que le ha elegido, en fidelidad continuaen su servicio hasta el don de la vida».

A miles de kilómetros, en Colonia, el Do-mingo de Ramos fue un día de fiesta, pues enla catedral se acogió la cruz de las JornadasMundiales de la Juventud, que ha peregri-nado por las diócesis alemanas en los me-ses pasados, invitando a chicos y chicas aparticipar en el acontecimiento. Los orga-nizadores esperan la participación de unosochocientos mil jóvenes y están convencidosde que el futuro del catolicismo en ese paísdepende en buena parte de las energías quepuede desencadenar esta iniciativa, igualque sucedió en Francia, Italia y Canadá enlas ediciones precedentes.

Como ya había adelantado Alfa y Omegaen su edición anterior, las celebraciones deesta Semana Santa, según el programa anun-ciado por la Santa Sede, serán presididas ennombre del Papa por diferentes cardenales.Al cierre de esta edición, todavía no se sabíaquién presidirá mañana, Viernes Santo, elVía Crucis del Coliseo. Sí está previsto elque el Papa imparta la bendición Urbi et Or-bi (a la ciudad y al mundo) en el Domingo deResurrección.

Jesús Colina. Roma

Un golpe con la mano contra el atrilde cristal, para dar a entender a suscolaboradores que quería estar toda-

vía unos minutos más junto a los cincuentamil peregrinos congregados en la plaza deSan Pedro del Vaticano, se convirtió en laseñal más sincera y abierta de su voluntadde entregarse hasta el final en el desempeñode su ministerio.

Todavía con la cánula que le fue implan-tada en la traqueotomía, los médicos noaconsejaban que se expusiera durante mu-cho tiempo a la intemperie. El Pontífice, adiferencia del domingo anterior, no pronun-ció su saludo. Para quien le conoce, sabe queéste es un dolor, sin duda, más grande quelos causados por las crisis respiratorias pre-cedentes y por la convalecencia. Buena par-te de los peregrinos presentes eran jóvenes,que celebraban los veinte años de la prime-ra Jornada Mundial de la Juventud, uno delos acontecimientos evangelizadores mássorprendentes de este pontificado. Durante lamisa, que fue presidida por el cardenal Ca-millo Ruini, Vicario del Papa para la dióce-sis de Roma, la ventana del apartamento pa-

El Domingo de Ramos saludó en silencio a los fieles

La Semana Santa del Papaunido a la Pasión de Cristo

Esta Semana Santa es también semana de Pasión para Juan Pablo II

MUNDOΩΩ20

24-III-2005AA

MUNDO 24-III-2005 ΩΩ21 AA

La Carta que ha escrito el Papa a los sacerdotes esconsecuencia de toda una serie de coincidenciasprovidenciales en la vida de la Iglesia y del mismo

Papa, que al escribirla se encontraba en el PoliclínicoAgostino Gemelli recuperándose de la traqueotomía.«Os envío mi mensaje desde el hospital –les dice a lospresbíteros–, donde estoy con tratamiento médico y conejercicios de rehabilitación, enfermo entre los enfermos,uniendo en la Eucaristía mi sufrimiento al de Cristo».Además, el Papa envía esta Carta en el Año de la Euca-ristía, convocado para que la Iglesia redescubra el mis-terio más grande que tiene entre manos.

Todos estos elementos hacen que el texto esté escri-to con cierta espontaneidad y cercanía a los sacerdotes,en particular a aquellos que atraviesan momentos de di-ficultad, de crisis o soledad, en sociedades en las que suservicio muchas veces no es reconocido, o incluso des-preciado. Para el Papa, «el sacerdote es alguien que, noobstante el paso de los años, continua irradiando juven-tud y como contagiándola a las personas que encuentraen su camino. Su secreto reside en la pasión que tiene porCristo. Como decía san Pablo: Para mí la vida es Cristo.Sobre todo en el contexto de la nueva evangelización–sigue diciendo–, la gente tiene derecho a dirigirse a lossacerdotes con la esperanza de ver en ellos a Cristo. Tie-nen necesidad de ello particularmente los jóvenes, a loscuales Cristo sigue llamando para que sean sus amigosy para proponer a algunos la entrega total a la causa delReino. No faltarán, ciertamente, vocaciones si se elevael tono de nuestra vida sacerdotal, si fuéramos más san-tos, más alegres, más apasionados en el ejercicio denuestro ministerio», propone la carta del Papa. «Un sa-cerdote conquistado por Cristo, conquista más fácil-mente a otros para que se decidan a compartir la mis-ma aventura».

Para que el sacerdote viva siempre enamorado de suvocación, el Papa deja un consejo práctico y personal:«Las palabras de la institución de la Eucaristía no de-ben ser para nosotros únicamente una fórmula consa-gratoria, sino también una fórmula de vida». Tomad ycomed todos, porque esto es mi Cuerpo, que será en-tregado por vosotros. Tomad y bebed todos de él, porqueéste es el cáliz de mi sangre…, son las palabras que pro-nunció Cristo en la Última Cena y que en todas las lati-tudes repiten los sacerdotes.

Dado que las repiten in persona Christi (en la perso-na de Cristo), Juan Pablo II considera que, «en ciertosentido, el sacerdote debe aprender a decir también desí mismo, con verdad y generosidad, Tomad y comed».De hecho –reconoce–, «su vida tiene sentido si sabe ha-cerse don, poniéndose a disposición de la comunidad y alservicio de todos los necesitados», añade el Santo Pa-dre, quien concluye encomendando a la Virgen María alos sacerdotes del mundo, «especialmente a los más an-cianos, a los enfermos y a cuantos se encuentran en difi-cultad».

La Carta fue presentada a la prensa, el pasado viernes,por el cardenal Darío Castrillón Hoyos, Prefecto de laCongregación para el Clero, que subrayó que, «si bien to-da Carta del Santo Padre a los sacerdotes es siempre unvivo testimonio de la atenta caridad del Sucesor de Pe-dro, ésta lo es de manera particular, pues está firmadadesde un lugar marcado por la Cruz de Cristo: el hospi-tal». En el silencio de su sufrimiento –afirmó el cardenalcolombiano–, este Papa «repite, con el ejemplo de una vi-da entregada hasta la muerte, la afirmación de san Pablo:Nosotros predicamos a un Cristo crucificado…, fuerzade Dios y sabiduría de Dios».

Jesús Colina. Roma

Carta del Papa a los sacerdotes, desde la cruz de su enfermedad

«Los fieles esperan veren vosotros a Cristo»

Con motivo de este Jueves Santo, Juan Pablo II ha enviado su Carta a los sacerdotes del mundo. Con un tono totalmente extraordinario, les deja su consejo más personal:

vivir las palabras que pronuncian todos los días durante la Misa

Habla el Papa

Amor, perdón y justicia

Conmemoramos, estos días, elcuadragésimo aniversario de la

Constitución pastoral Gaudium etspes, sobre la Iglesia en el mundocontemporáneo. En ocasiones, losenormes progresos de la ciencia yde la tecnología pueden llevar aolvidar cuestiones fundamentales dejusticia, a pesar de la aspiracióncomún a una mayor solidaridadentre pueblos y a una estructuraciónmás humana de las relacionessociales.

La triste permanencia deconflictos y las repetidasmanifestaciones de violencia enmuchísimas partes del mundoconstituyen la prueba, porcontraposición, de la inseparablerelación que existe entre justicia ypaz. En este sentido, deseoreafirmar, una vez más, que la pazes obra de la justicia: nace, dehecho, de ese orden sobre el que eldivino Fundador quiso que fueraedificada la sociedad humana. Portanto, ¿cómo es posible no alentar aaquellos hombres y mujeres debuena voluntad que ponen todo suempeño por crear condiciones deuna mayor justicia en el mundo? Lapaz auténtica sobre la tierracomporta, de hecho, la firmedeterminación de respetar a losdemás, individuos y pueblos, en sudignidad, y la constante voluntad deincrementar la fraternidad entre losmiembros de la familia humana.

Pero la Gaudium et spes noreduce a esto su enseñanza: el temade la justicia no agota la doctrinasocial de la Iglesia. Es necesario noolvidar nunca la virtud del amor,que lleva al perdón y a lareconciliación, y que anima elcompromiso cristianos a favor de lajusticia.

(16-III-2005)

Nuevo obispo auxiliar de Oviedo

El Papa ha nombrado al presbítero don Raúl Berzosa Martínez nuevoobispo auxiliar de la archidiócesis de Oviedo. Don Raúl Berzosa, de 47

años, pertenece al presbiterio de la archidiócesis de Burgos, es doctor enTeología Dogmática, licenciado en Derecho Canónico y Diplomado enCiencias de la Información. Actualmente es profesor de AntropologíaTeológica en la Facultad de Teología del Norte de España.

Crónicas de una madre atareada

Ésta es la portada del libro El sofrito y el móvil, crónicas de una madreatareada, de Ediciones STJ, que recopila una serie de artículos de su

autora, Marisa Tarré, casada, madre de cuatro hijos, licenciada enFilosofía y Ciencias de la Educación. Los beneficios que obtenga en suventa, en concepto de derechos de autor, se destinarán, a través de laasociación Active Africa, a un centro de niños desnutridos y huérfanosen Malawi. El distribuidor en Madrid es Alpa Libros (Tel. 91 500 37 05);y también se puede encontrar en las librerías Neblí (calle Serrano, 80),Isla (calle Bailén, 19) y CECADI (calle San Buenaventura, 4).

Nuevo Presidente de Cáritas

Los obispos miembros de la Comisiónepiscopal de Pastoral Social han nombrado

nuevo Presidente de Cáritas Española a donRafael del Río Sendino. Palentino, de 66 años,es comisario del cuerpo de Policía y diplomadoen Psicología pedagógica, y Técnico superiorde seguridad e higiene en el trabajo. En suúltima etapa laboral, ha estado al frente de laseguridad de la compañía Iberia. Es un expertoen problemas de exclusión social de losjóvenes y en fenómenos relacionados con laviolencia y la drogodependencia.

Facultad de Teología San Dámaso: Extensión universitaria 2005

El programa de Extensión universitaria de laFacultad de Teología San Dámaso, de

Madrid, está siendo de especial relevancia eneste año 2005. Dentro de este programa, tendrálugar el lunes 4 de abril próximo, de 10 a 14 h.,una Jornada de Filosofía Sobre la analogía, acargo de distintos profesores de la propiaFacultad de Teología San Dámaso y de laUniversidad Pontificia de Salamanca; el jueves14 de abril, a las 12 h., habrá una mesaredonda sobre Verdad, realidad e información:los medios de comunicación en la España dehoy, en la que participarán don César Alonso delos Ríos, doña Pilar Cambra y don Rafael Miner,y moderará don José Luis Restán; el lunes 25 deabril, a las 18 h., el profesor Luis Ángel Iturriozpronunciará una conferencia sobre Lanaturaleza en Bergson; y el último acto del mes

de abril correrá a cargo del profesor padre Juan Antonio Martínez Camino, quien hablará sobreLaicidad y laicismo: el jueves 28, a las 19,15 h.

En el mes de mayo habrá dos actividades: el miércoles 18, a las 12 h., la doctora María delCarmen Boves, de la Universidad de Oviedo, ofrecerá una conferencia sobre Don DiegoMiranda, un personaje humanista en el «Quijote»; y el profesor Víctor Manuel Tirado Sanjuán,de la Facultad San Dámaso, hablará, el lunes 23, a las 18 h., sobre La naturaleza en Husserl.

Para el mes de junio está prevista una Jornada de Teología sobre La «forma» de lo cristiano.Johan Adam Möhler, testigo del diálogo con la modernidad, en la que participarán profesores dela Facultad de Teología San Dámaso y otros profesores invitados. Todos los actos celebrados porla mañana tendrán lugar en el Aula Magna del Seminario Conciliar, de Madrid (calle SanBuenaventura, 9); los de la tarde se celebrarán en el Aula de Grados de la propia Facultad (calleJerte, 10).

NombresEl arzobispo de Valladolid, monseñor Braulio Rodrí-

guez Plaza, se ha despedido de sus amigos y co-laboradores con los que ha trabajado hasta ahoracomo Presidente de la Comisión episcopal deApostolado Seglar, dirigiéndoles una carta. En ellapide lealtad y cariño para el nuevo Presidente dela Comisión, monseñor Julián Barrio, arzobispode Santiago de Compostela, y para los demás obis-pos que constituyen la nueva Comisión. Agradecevivamente la positiva labor de todos sus colabo-radores durante estos últimos años.

A los 25 años del asesinato del arzobispo de San Sal-vador monseñor Oscar Romero, su biógrafo, Ro-berto Moroso, ha declarado al diario italiano Av-venire: «Se ha querido transformar a monseñorRomero en el símbolo ideológico de la rupturaque se consumó en Iberoamérica en la época de lateología de la liberación, pero su perfil más ver-dadero sigue siendo el de un hombre fiel a la Igle-sia y a sus fieles».

Don Faustino Sanz Herranz, prestigioso escultor, co-nocido como el último de los imagineros, tieneuna espléndida y copiosa obra, que puede ser con-templada en Madrid (calle Fernando el Católico,35), hasta el 31 de marzo próximo. Para su mejorconocimiento, consultar www.faustinosanzhe-rranz.com.

«De la muerte, pueden sacarse lecciones para la vida»:así lo creen los Religiosos Camilos, cuyo Centro deHumanización de la Salud ha programado un cur-so para reflexionar sobre el morir y las enseñanzaspara el vivir. El curso se desarrollará en Madriddel 22 al 24 de abril, dirigido por don José CarlosBermejo, religioso camilo y Director del Centro, ypor don Ezequiel Sánchez, seglar director del Cen-tro de Escucha.

La cuestión femenina, esbozo de una antropologíadual ha sido el título de la lección magistral im-partida por la profesora Ángela Ales Bello, cate-drática de Historia de la Filosofía en la PontificiaUniversidad Lateranense, de Roma, que ha orga-nizado el Instituto de Humanidades Ángel Ayala-CEU, en Madrid, dentro de su cátedra Santo Tomásde Aquino. Han intervenido también la directoradel Instituto secular Cruzadas de Santa María, do-ña Lidia Jiménez, el Presidente de CajaSur, donMiguel Castillejo, y el padre Abelardo Lobato, ti-tular de la cátedra Santo Tomás de Aquino del Ins-tituto de Humanidades Ángel Ayala-CEU.

La Fundación Caja Rioja ha presentado en la Academiade la Historia, de Madrid, El Códice 31 de San Mi-llán de la Cogolla, un estudio histórico-filológicoa cargo de Javier y Claudio García Turza, con edi-ción crítica de un manuscrito emilianense.

La periodista Cristina López Schlichting ha participa-do en el Congreso Internacional Mujer y cultura dela paz, que acaba de celebrarse en el Instituto deEstudios Superiores de la mujer, del Pontificio Ate-neo Regina Apostolorum, en Roma.

El semanario Paraula, de la diócesis de Valencia, in-forma de que la lápida que cubrió durante añosel sepulcro del que fuera arzobispo de Valencia,santo Tomás de Villanueva ha sido hallada en la lo-calidad valenciana de Rocafort, en un finca parti-cular, cuyos propietarios la han donado a la cate-dral de Valencia, en el 450 aniversario de su fa-llecimiento. En la lápida se lee: «Se custodia eneste túmulo don Fray Tomás de Villanueva, arzo-bispo de Valencia, eximio predicador de la Palabrade Dios, el cual ayudó a los pobres de Cristo consu benigna mano, no sólo mientras vivió, sino has-ta su muerte, con grandes limosnas. Murió el día dela Natividad de la Virgen María, en el año 1555».

LA VIDAΩΩ22

24-III-2005AA

Libros

El Señor, de Romano Guardini, es unauténtico clásico de la literatura religiosa

contemporánea. EdicionesCristiandad acaba de editar,muy oportunamente, estasinsuperables meditacionessobre la persona y la vidade Jesucristo, con una muyinteresante introducción aesta edición española delprofesor Alfonso LópezQuintás. Guardini vivióintensamente su vidasacerdotal, y esta obra

recoge una parte de sus homilías sobre lapersona y la actividad de Jesús, al que elcatedrático de la Filosofía Católica de laReligión en las universidades de Berlín y deMunich definía como «esa personalidadarrebatadora». En su cátedra analizó, a la luzde la fe en Cristo, el trasfondo humanísticode autores como san Agustín, Dante, Pascal,Dostoievski, etc. Se puede asegurar, sintemor a equivocación, que RomanoGuardini es un auténtico maestro de la vidaespiritual. «Cuando uno lee El Señor–escribe el profesor López Quintás–, secomprende la profunda razón por la queGuardini consideró esta obra como supredilecta». En la conclusión a estas casi 700páginas, el propio autor confiesa: «Deantemano sabíamos que lo esencial no sepuede entender con la pura razón, sino quesólo se puede aceptar con una actitud deobediencia con respecto a la fe que, de porsí, es sabiduría, ciencia y comprensión».

El prestigioso historiador y profesor VicentePalacio Atard ha coordinado como

profesor estas magníficas300 páginas, que acaba deeditar el Colegio Libre deEméritos, en la colecciónHistoria, de la editorialTemas de Hoy. DeHispania a España es unestudio de varios autores yexpertos, del mayorprestigio nacional einternacional, en torno alnombre y al concepto de

España a través de los siglos. Las voces másreconocidas de la historia españolareflexionan sobre un debate abierto: PalacioAtard, Quintín Aldea, Gonzalo Anes, MiguelArtola, Eloy Benito, José María Blázquez,Salvador Claramount, Ricardo García Cárcel,Fernando García de Gortázar, Luis A. GarcíaMoreno, Miguel Ángel Ladero, Ángel J.Martín Duque, Carlos Seco Serrano, JoséÁngel Sesma, Luis Suárez Fernández,Hipólito de la Torre, Julio Baldeón y JoaquínVallvé, hacen un profundo análisis ydesmenuzan con pasión investigadora losacontecimientos históricos y los movimientospolíticos que, con el paso del tiempo, hantransformado el nombre y el concepto de loque hoy llamamos España. Junto a trabajosde especial interés y trascendencia, hay otrosde especial actualidad como los que serefieren a los nacionalismos.

M.A.V.

El chiste de la semanaRamón, en La Gaceta de los Negocios

WWWW WWWW WWWWLa asociación Almudí tiene, entre otros fines, dar formación y difundir la doctrina cristiana.

Su página web, con contenidos muy variados, se dirige a todas las personas que tienen una in-quietud por el hombre, y que se plantean interrogantes sobre la vida y las personas que les rodean:

http://www.almudi.org

La dirección de la semana

Nombramiento del cardenalRouco Varela

Juan Pablo II ha nombrado miembro de la Prefectura de losAsuntos Económicos de la Santa Sede al cardenal Antonio

María Rouco Varela, arzobispo de Madrid. A esta Prefecturale compete «dirigir y controlar las administraciones de losbienes que dependen de la Santa Sede o que ella preside,cualquiera que sea la autonomía de que puedan gozar.Examina las relaciones sobre el estado patrimonial yeconómico de los organismos de la Santa Sede». El cardenalRouco es miembro de las Congregaciones para los Obispos,para el Clero, para la Educación Católica, del TribunalSupremo de la Signatura Apostólica, de los ConsejosPontificios Cor Unum, para los Textos Legislativos, y de laCultura, así como del Consejo de Cardenales para elestudio de los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede. El Papa ha nombradotambién miembro de esta Prefectura al Patriarca de Venecia, cardenal Angelo Scola.

Próximo Sínodo de los Obispos

El Papa ha nombrado a los cardenales que presidirán la próxima AsambleaGeneral del Sínodo de los Obispos. Se celebrará del 2 al 29 de octubre de

2005, sobre el tema La Eucaristía, fuente y culmen de la vida y de la misión de laIglesia, y será el broche de oro del Año de la Eucaristía. Los Presidentes delegadosserán el cardenal nigeriano Arinzé, Prefecto de la Congregación para el Cultodivino y la disciplina de los Sacramentos; el cardenal mexicano Juan Sandoval,arzobispo de Guadalajara; y el cardenal indio Toppo, arzobispo de Ranchi. Estos

cardenales se turnan en la presidencia de la Asamblea, aunque esté presente el Papa, como ha estadosiempre hasta ahora. El Relator General será el cardenal Angelo Scola, Patriarca de Venecia (en la foto),y el Secretario será monseñor Roland Minnerath, arzobispo de Dijon (Francia). El Secretario Generalpermanente del Sínodo de los Obispos es, desde febrero de 2004, el arzobispo croata monseñor NikolaEterovic.

LA VIDA 24-III-2005 ΩΩ23 AA

PRIMERA ESTACIÓN Jesús en el Huerto de los Olivos

Llegado al umbral de su Pascua, Jesús es-tá en presencia del Padre. Aquella hora

da miedo. De este miedo no se nos ocultanada. En el culmen de la angustia, Jesús serefugia en el Padre, con la oración. En Get-semaní, la lucha se convierte en un cuerpo acuerpo extenuante, tan áspero que en el ros-tro de Jesús el sudor se transforma en sangre.Y Jesús osa por última vez, ante del Padre,manifestar la turbación que lo invade: «¡Pa-dre, si quieres, aparta de mí este cáliz! Peroque no se haga mi voluntad, sino la tuya».Dos voluntades se enfrentan por un mo-mento, para confluir luego en un abandonode amor ya anunciado por Jesús: «Es nece-sario que el mundo comprenda que amo alPadre, y que lo que el Padre me manda, yo lohago».

SEGUNDA ESTACIÓN Jesús, traicionado por Judas,es arrestado

Desde la primera vez que se le menciona,Judas es indicado como el mismo que le

entregó. ¿Cómo pudo llegar a tanto uno queJesús había elegido para que lo siguiera decerca? Judas no había deseado la muerte delMesías, sino sólo que se recobrase y asu-miese una actitud decidida. Y entonces: va-no arrepentimiento de su gesto, de rechazo alsueldo de la traición, cediendo a la deses-peración. Cuando Jesús habla de Judas comohijo de la perdición, se limita a recordar queasí se cumplía la Escritura. Un misterio deiniquidad que nos sobrepasa, pero que nopuede superar el misterio de la misericordia.

TERCERA ESTACIÓN Jesús es condenado por el Sanedrín

Jesús está solo ante el Sanedrín. Los dis-cípulos han huido. Dejan que Jesús afron-

te, solo, su suerte. Ya otras veces se habíacernido la muerte sobre Jesús, cuando aludíaa su origen divino. Ya otras veces, quien loescuchaba había intentado apedrearlo. «Nopor ninguna obra buena –afirmaban–, sinopor la blasfemia, porque tú, que eres hombre,te haces Dios». Ahora, el sumo sacerdote leapremia a declarar ante todos si es o no Hi-jo de Dios. Jesús no rehúsa: lo confirma conla misma gravedad. Firma así la propia con-dena a muerte.

CUARTA ESTACIÓN Jesús es negado por Pedro

De los discípulos que habían huido, re-gresan dos. Pedro no tarda en ser reco-

nocido. Pero se refugia en la mentira: niegatodo. No se percata de que así reniega de suSeñor, desmiente sus ardientes declaracionesde fidelidad. No entiende que así niega tam-bién su propia identidad. Pero un gallo can-ta, Jesús se vuelve, dirige su mirada a Pe-dro y da sentido a aquel canto. Pedro en-tiende y rompe en lágrimas. Lágrimas amar-gas, pero endulzadas por el recuerdo de laspalabras de Jesús: «No he venido para con-denar, sino para salvar». Ahora le reiteraaquella mirada de ternura y piedad, la mismamirada del Padre, lento a la cólera y grandeen el amor, qué no nos trata según nuestrospecados, no nos paga conforme a nuestrasculpas. Pedro se sumerge en aquella mirada.En la mañana de Pascua las lágrimas de Pe-dro serán lágrimas de alegría.

QUINTA ESTACIÓN Jesús es juzgado por Pilatos

Un hombre sin culpa alguna está ante Pi-latos. En un mundo injusto, el justo aca-

ba siendo rechazado y condenado. Viva elhomicida, muera el que da la vida. Otros,no Jesús, han hecho lo que está mal a losojos de Dios. Pero el poder teme por su pro-pia autoridad, renuncia a la autoridad quele viene de hacer lo que es justo, y abdica. Pi-latos abdica, entrega a un inocente, y conello la propia autoridad, a una muchedumbrevociferante. El que en el silencio se entregóa la voluntad del Padre es, de este modo,abandonado a la voluntad de quien grita másfuerte.

SEXTA ESTACIÓN Jesús es flagelado y coronado de espinas

Entregado en manos de los hombres, elcuerpo de Jesús es desfigurado. Aquel

cuerpo nacido de la Virgen Maria, que hizode Jesús el más bello de los hijos de Adán,ahora es golpeado por el látigo. El rostrotransfigurado en el Tabor es desfigurado enel pretorio: insultado, no responde; golpea-do, perdona; hecho esclavo sin nombre, li-bera a cuantos sufren la esclavitud. Jesúscumple en carne viva la profecía de Isaías:«Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,la mejilla a los que mesaban mi barba. Nooculté el rostro a insultos y salivazos». Pro-fecía que se abre a un futuro de transfigu-ración.

De la Cruz, a la LuzPublicamos las meditaciones del Vía Crucis presidido por Juan Pablo II el Viernes Santo del año pasado, en el Coliseo.Fueron redactadas por el padre André Louf, monje cisterciense. Tras haber sido abad del monasterio de Notre-Dame de Mont-des-Cats (Francia) durante 35 años, el padre Louf vive ahora retirado en un eremitorio del sur de Francia,

dedicado a la oración y al estudio de los Padres de la Iglesia

El Coliseo de Roma,durante el Vía Cruciscelebrado el año pasado

DESDE LA FEΩΩ24

24-III-2005AA

SÉPTIMA ESTACIÓN Jesús cargado con la cruz

Fuera. El justo injustamente condenadotiene que morir fuera: fuera de la ciudad

santa, fuera de la sociedad humana. Los sol-dados lo desnudan y lo visten: ya no puededisponer tampoco del propio cuerpo. Le car-gan sobre los hombros un trozo pesado delpatíbulo, señal de maldición e instrumento deejecución. Sin embargo, aquel madero de lacruz es rescatado por Jesús, se convierte enla señal de una vida vivida y ofrecida poramor a los hombres. Según la tradición, Je-sús vacila, por tres veces caerá bajo aquelpeso. Jesús no ha puesto límites a su amor:«Amarás al Señor, tu Dios, con todas tusfuerzas».

OCTAVA ESTACIÓN El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz

Simón vuelve a casa del trabajo en el cam-po. Soldados paganos ponen sobre sus

hombros robustos aquella cruz que otros ha-bían prometido llevar cada día detrás de Je-sús. Simón no elige: recibe una orden, y aúnno sabe que acoge un don. Es característicode los pobres no poder elegir nada, ni el pe-so de sus propios sufrimientos. Pero es ca-racterístico de los pobres ayudar a otros po-bres, y allí hay uno más pobre que Simón:está a punto de ser privado hasta de la vida.Vendrá el día en el cual el pobre más pobrele dirá al compañero: «Ven, bendito de miPadre, entra en mi alegría: estaba aplastadopor bajo la cruz y tú me has levantado».

NOVENA ESTACIÓN Jesús encuentra a las mujeresde Jerusalén

El cortejo del condenado avanza. Por es-colta: soldados y un puñado de mujeres

llorando. Conocen a aquel hombre. Han es-cuchado su palabra de vida. ¿Esperaban quefuese el liberador de Israel? No lo sabemos,pero ahora lloran a aquel hombre como sellora a una persona querida, como él lloróal amigo Lázaro. Él las une a su sufrimien-to, una nueva luz ilumina su dolor. La voz deJesús habla de juicio, pero llama a la con-versión; anuncia dolores, pero como doloresde parturienta. El madero verde recobrarála vida y el leño seco será partícipe de ello.

DÉCIMA ESTACIÓN Jesús es crucificado

Una colina fuera de la ciudad, un abis-mo de dolor y humillación. Levantado

entre cielo y tierra está un hombre: clavadoen la cruz, suplicio reservado a los maldi-tos de Dios y de los hombres. Junto a él,otros condenados. Sin embargo, Jesús noabandona a los otros hombres, extiende losbrazos para acoger a todos, al que nadie quie-re ya acoger. Derrotado, burlado, denigra-do, aquel condenado devuelve la dignidada todo hombre: a tanto dolor puede llevar el

amor, de tanto amor viene el rescate de tododolor. Verdaderamente, aquel hombre erajusto.

UNDÉCIMA ESTACIÓN Jesús promete su Reino al buen ladrón

El lugar de la Calavera, sepulcro de Adán,el primer hombre, es patíbulo de Jesús,

el hombre nuevo. Junto a Jesús, que pasóentre la gente haciendo el bien, dos hom-bres condenados por haber hecho el mal.Otros dos habían pedido estar uno a la de-recha y otro a la izquierda de Jesús, peroahora no están aquí, otros les han precedidoen el monte Calvario. Uno de ellos se dirigea Jesús, para que se acuerde de él cuandoentre en su Reino. Quien comparte los es-carnios de la muchedumbre no recibe res-puesta, quien reconoce la inocencia de uncondenado a muerte consigue una inmedia-ta promesa de vida.

DUODÉCIMA ESTACIÓN Jesús en la Cruz, la Madre y el Discípulo

Alrededor de la cruz, gritos de odio; a lospies de la cruz, presencias de amor. Es-

tá allí, firme, la madre de Jesús. Cerca, eldiscípulo amado, no otros. Sólo el amor haperseverado hasta al final. Allí, a los pies dela cruz, nace una nueva comunidad, surgeun nuevo espacio de vida: María acoge aldiscípulo como hijo, el discípulo amado aco-ge a María como madre. La tomó consigoentre sus cosas más queridas, tesoro inalie-nable del cual se hizo custodio. Sólo el amorpuede custodiar el amor, sólo el amor es másfuerte que la muerte.

DECIMOTERCERAESTACIÓN Jesús muere en la Cruz

Después de la agonía de Getsemaní, Je-sús, en la cruz, se halla de nuevo ante el

Padre. En el culmen de un sufrimiento in-decible, Jesús le ruega misericordia para losverdugos. Luego, su oración es aplicacióna sí mismo de los salmos: manifestación deun abandono desgarrador, en el cual se ex-perimenta con todo el ser a qué desespera-ción lleva el pecado, que separa de Dios.Pero de aquel abismo de sufrimiento surgeun grito: «Padre, a tus manos entrego mi es-píritu». El abandono se cambia en abandonoen los brazos del Padre; la última respira-ción se vuelve grito de victoria. La Huma-nidad, que se había alejado, en un arrebato deautosuficiencia, es acogida de nuevo por elPadre.

DECIMOCUARTA ESTACIÓN Jesús es colocado en el sepulcro

Primeras luces del sábado. El que era luzdel mundo baja al reino de las tinieblas.

El cuerpo de Jesús es tragado por la tierra, ycon él es tragada toda esperanza. Pero sudescendimiento al lugar de los muertos no espara la muerte, sino para la vida. Es parareducir a la impotencia al que detentaba elpoder sobre la muerte, el diablo, para des-truir la muerte misma, para hacer resplan-decer la vida y la inmortalidad, para anun-ciar la buena nueva a los espíritus prisio-neros. Jesús se humilla hasta alcanzar a laprimera pareja humana, Adán y Eva, aplas-tados bajo el peso de su culpa. Jesús lestiende la mano. Ahora, en Jesús, cada muer-te puede, desde aquel momento, desembo-car en la vida.

Juan Pablo II, besando la cruz,

durante la celebracióndel Vía Crucis

de 2004

DESDE LA FE 24-III-2005 ΩΩ25 AA

Es ciertamente posible conocer un poco mejor la medicina con-temporánea evitando considerarla como una disciplina única-mente destinada a combatir el dolor. En cualquier caso, es tam-

bién posible olvidar fácilmente cómo la desaparición del dolor se en-cuentra, desde tiempo inmemorial, entre las experiencias de la exis-tencia humana. Paralelamente, pertenece al equilibrio de la existenciahumana atravesar períodos en los que el dolor se agudiza, y otros enlos que se mitiga, sin que sea necesaria siquiera la ayuda de un mé-dico, como es el caso del dolor muscular, que no es una enfermedaden sí, sino el obvio resultado de un esfuerzo físico excesivo. Es po-sible sostener con seguridad que ayudar a soportar y aliviar el dolorha sido siempre un objetivo del comportamiento humano; es asi-mismo obvio que las abuelas y las madres no dejan de cuidar a su pro-le ni siquiera cuando son ya adultos e independientes. Las técnicasutilizadas para eliminar el dolor, que se transmiten de generaciónen generación, se han transformado en los últimos tiempos de maneraradical; testigos de ello son los propios médicos. Los pacientes –su-mergidos en la espiral de los medios de comunicación– exigen ser cu-rados con fármacos, incluso en aquellos casos en los que el médicotiene buenos motivos para no recetarlos, aun a riesgo de comprometersu propio prestigio. En la época de la tecnología, la lucha contra eldolor se ha convertido en un aspecto problemático del tratamientomédico. Los progresos de la técnica y, sobre todo, de la químicahan elevado de tal modo la posibilidad de curación, que se han de-jado de practicar las terapias naturales.

No podemos sorprendernos si, en una situación de enfermedad,muchos tienden a abusar de los fármacos, ya que los tiempos que re-quiere la curación natural no son valorados con la paciencia necesaria.Es obvio –o, al menos, debería serlo– que la existencia de hospita-les dotados de la tecnología más sofisticada no debería obstaculizarel suministro de las curas tradicionales. Éstas presentan una venta-ja inmediatamente comprensible, ya que son instrumentos orienta-dos a favorecer el proceso de curación. Nadie duda de la utilidadde los fármacos, que mitigan o eliminan el dolor; sin embargo, unacuración natural procura a la salud beneficios menos inmediatos,pero más prolongados en el tiempo.

A la edad de veintidós años yo también descubrí el sufrimiento fí-sico cuando, contagiado por el virus de la polio, permanecí durantesemanas con fuertes dolores en la espina dorsal. Me preguntaba,presa del ansia, si se agravaría la parálisis, sabiendo bien que paraaquella enfermedad no existía cura y los doloresson inevitables. En consecuencia, como no podíamoverme de la cama, reanudé los estudios de Fi-losofía y leí las obras completas del que me pare-ce el narrador lírico más grande de la Literaturaalemana: Jean Paul. Se trataba de veinte volúmenes.Finalmente, los dolores se atenuaron, pero debíafrontar el problema de la debilidad en las piernas,lo que me llevó a una larga práctica deportiva.

Una gran oportunidad

El aspecto más sorprendente de nuestra sor-prendente existencia es el hecho de olvidar –seacaba por olvidar– el lento venir a menos de cuan-to nos es más precioso. Al mismo tiempo, tenemosinfluencia sobre el dolor en el momento en que,para defendernos de su agresión, nos dedicamos auna actividad que nos absorbe completamente yque nos da satisfacción. Asimismo, el dolor cons-tituye una gran oportunidad –quizá la mayor opor-tunidad– para conocer la verdadera dimensión de laexistencia, siempre y cuando no dejemos que nosvenza. El peligro más grande de esta época domi-nada por la tecnología está en que nuestras capacidades no puedenser desarrolladas plenamente. La alternativa a las tecnologías es la ale-gría por el éxito conseguido, un reencontrado dominio de sí mismoy, finalmente, la sensación de un reconquistado bienestar. Esta ale-gría, junto con los cuidados recibidos y el tesón demostrado, sonprobablemente la mejor medicina que la naturaleza nos regala.

Hans-Georg Gadamer

Ofrecemos un extracto del último discurso del filósofo Hans-Georg Gadamer antes de su muerte, en el año 2002, y que lleva por título Medicina y enfermedad:

una relación más natural con la sanidad

Lo que el dolor enseña

La alternativa a las tecnologías es la alegría por el éxitoconseguido, un reencontradodominio de sí mismoy, finalmente, la sensación de un reconquistadobienestar

DESDE LA FEΩΩ26

24-III-2005AA

DESDE LA FE 24-III-2005 ΩΩ27 AA

El pecado. Cristo reveló que el poder de perdonar los pecados, quepertenece sólo a Dios, se lo ha concedido a la Iglesia. Confirmóal mismo tiempo, una vez más, que el pecado es el mal más

grande del que el hombre necesita ser liberado, manifestando asi-mismo que se ha confiado a la Iglesia la facultad de llevar a cabo di-cha liberación, en virtud de la muerte y resurrección de Cristo.

La libertad

Ciertos modos de entender la libertad, que hoy tienen gran eco enla opinión pública, distraen la atención del hombre sobre la respon-sabilidad ética. Un sacerdote amigo me dijo hace muchos años, enRoma: «Se nos libró en Occidente del comunismo, tal vez porque nohubiéramos sido capaces de soportar una prueba semejante, mientrasque ustedes la aguantarán». A menudo vuelvo a pensar en ello, yveo cada vez más claramente en estas palabras un diagnóstico cer-tero. Es legítimo preguntarse si no estamos ante otra forma de tota-litarismo, falazmente encubierto bajo las apariencias de la demo-cracia. Vale la pena recordarlo, porque hoy existen partidos que, sibien son de talante democrático, demuestran una creciente propen-sión a interpretar el principio de la separación entre la Iglesia y el Es-tado según el criterio que era propio de los Gobiernos comunistas. Na-turalmente, ahora las sociedades disponen de medios adecuados deautodefensa. Pero hace falta ponerlos en práctica. Precisamente eneste punto, preocupa una cierta pasividad que se nota en la postura

de los ciudadanos creyentes. Se tiene la impresión de que en otrasépocas había una sensibilidad más viva respecto a sus propios de-rechos en el campo religioso y, por tanto, era más ágil su reacción pa-ra defenderlos con los medios democráticos disponibles. Hoy, todoesto parece en cierto modo atenuado, e incluso paralizado, tal vez poruna insuficiente preparación de las élites políticas.

La democracia

La ética social católica apoya en principio la solución democrá-tica, porque responde mejor a la naturaleza racional y social delhombre, pero está lejos –conviene precisarlo– de canonizar estesistema. En todo caso, el presupuesto indispensable de cualquiersolución es el respeto de las normas éticas fundamentales.

Se pueden cuestionar, al comienzo de un nuevo siglo y milenio,algunas decisiones legislativas tomadas en los Parlamentos de los ac-tuales regímenes democráticos. Lo primero que salta a la vista sonlas leyes abortistas. Cuando un Parlamento legaliza la interrupcióndel embarazo, aceptando la supresión de un niño en el seno de lamadre, comete una grave injuria para con un ser humano inocente y,además, sin capacidad alguna de autodefensa. Los Parlamentos queaprueban y promulgan semejantes leyes han de ser conscientes de quese extralimitan en sus competencias y se ponen en patente contra-dicción con la ley de Dios y con la ley natural.

En este caso se trata de un exterminio decidido incluso por Parla-mentos elegidos democráticamente, en los cuales se invoca el pro-greso civil de la sociedad y de la Humanidad entera. Tampoco faltanotras formas graves de infringir la ley de Dios. Pienso, por ejemplo, enlas fuertes presiones del Parlamento europeo para que se reconozcanlas uniones homosexuales como si fueran otra forma de familia, quetendría también derecho a la adopción. Se puede, más aún, se debe,plantear la cuestión sobre la presencia en este caso de la ideologíadel mal, tal vez más insidiosa y celada, que intenta instrumentalizar in-cluso los derechos del hombre contra el hombre y contra la familia.

Identidad y unidad

La memoria de la identidad esencial que Cristo ha dado a su Igle-sia es más fuerte que todas las divisiones introducidas por los hom-bres. Aunque en los comienzos del tercer milenio los cristianos es-tén divididos entre sí, son conscientes al mismo tiempo de que, en laesencia más genuina de la Iglesia, lo propio no es la división, sino launidad. Y lo son sobre todo porque no olvidan las palabras de lainstitución de la Eucaristía: «Haced esto en recuerdo mío». La His-toria no está escrita únicamente por los hombres. Junto con ellos laescribe también Dios. La Ilustración se alejó decididamente de es-ta dimensión de la Historia que podríamos llamar trascendente. Encambio, la Iglesia se refiere constantemente a ella. Un ejemplo elo-cuente en este sentido fue el Concilio Vaticano II.

Vivo constantemente convencido de que en todo lo que digo y ha-go en cumplimiento de mi vocación y misión, de mi ministerio, hayalgo que no sólo es iniciativa mía. En nuestros tiempos, el mal ha cre-cido desmesuradamente, sirviéndose de los sistemas perversos quehan practicado a gran escala la violencia y la prepotencia. Pero, almismo tiempo, la gracia de Dios se ha manifestado con riqueza so-breabundante. No existe mal del que Dios no pueda obtener un bienmás grande. Esto se refiere a todo sufrimiento causado por el mal, yes válido también para el enorme mal social y político que estre-mece el mundo y lo divide: el mal de las guerras, de la opresión delas personas y los pueblos; el mal de la injusticia social, del despre-cio de la dignidad humana, de la discriminación racial y religiosa; elmal de la violencia, del terrorismo y de la carrera de armamentos. To-do este sufrimiento existe en el mundo también para despertar en no-sotros el amor, que es la entrega de sí mismo al servicio generoso ydesinteresado de los que se ven afectados por el sufrimiento.

Juan Pablo II, en su más reciente libro:

«En todo lo que hago hay algoque no sólo es iniciativa mía»

El libro Memoriae identidad, es-crito por el PapaJuan Pablo II, yrecientementeeditado en Espa-ña por La Esferade los Libros, vacamino ya de loscien mil ejem-plares vendidos.Como muestradel interés quesuscita, recoge-mos en esta pá-gina unos párra-fos elegidos, so-bre cuestionesdel mayor interés

Portada del nuevo libro del Papa

DESDE LA FEΩΩ28

24-III-2005AA

gresos, se han incrementado considerable-mente: según la Oficina de Turismo de Israelen España, 13.000 peregrinos cruzaron elpaso entre Jerusalén y Belén, con seguridad,durante las fiestas navideñas. En esa Decla-ración conjunta, ambos ministros se com-prometían a tomar «medidas efectivas paraasegurar el paso seguro y sin trabas de pe-regrinos y turistas que visiten las zonas is-raelíes y palestinas», y a mantener, «en am-bas zonas, condiciones apropiadas para elsector privado en términos de tránsito, a finde garantizar los mejores servicios a los tu-ristas y peregrinos a Tierra Santa».

«Les aseguro –concluyó a su vez el isra-elí Eli Cohen– que estamos esperándolescon los brazos abiertos, para acogerles enestos lugares de Tierra Santa en los próxi-mos meses». Como parte de este proceso deacercamiento, los ministros de Palestina e

Israel han enviado una carta a la Santa Sedesolicitando su ayuda, y esperan ser recibi-dos por el Papa. Y el Vicario de la Custo-dia, padre Vítores, afirmó que la audienciacon el Santo Padre será «un gesto muy im-portante», y añadió que «Juan Pablo II estáconvencido de que, en el proceso de paz deTierra Santa, las peregrinaciones son un ca-mino fundamental».

Rosa Puga Davila

La Eucaristía es fuente de amor, caridad ycompromiso, y en este año dedicado a supresencia en la vida cristiana, es impo-

sible no acordarse de la Iglesia de Jerusalén:La madre de todas las Iglesias. Si la Euca-ristía es compromiso de tenerlo todo en co-mún, cabe acordarse de la situación de lascomunidades cristianas en Tierra Santa. Sonmuchas las familias que se beneficiarán de lacolecta del Viernes Santo, ya que irá desti-nada a sustentar su alimentación (con un gas-to de 50.000 euros al mes), salarios (a losmaestros que permiten cubrir la escolaridadde más de 10.000, alumnos) y la creaciónde puestos de trabajo (frente a un paro del80%).

Recientemente, el padre franciscano Ar-temio Vítores, Vicario de la Custodia de losSantos Lugares, se reunía en Madrid antelos medios con el director de marketing delMinisterio de Turismo palestino, Majed Is-haq, y con el Director General del Ministeriode Turismo de Israel, Eli Cohen. Majed Ishadse dirigió a los asistentes para pedir ayudapara el sustento de la actividad de la que vi-ven la mayoría de las familias en Tierra San-ta: el turismo: «A ustedes me dirijo, para quehagan lo posible por promocionar las visi-tas a Tierra Santa; nos ayudarían tanto a losisraelitas como a los palestinos». Del mis-mo modo, asimismo, pidió a la Iglesia que«envíe a peregrinos, sobre todo en visitas aBelén y a Jericó, que ayudarían también alos palestinos cristianos, muy activos en elsector del turismo». Para este representantedel Ministerio de Turismo de Palestina, ge-nerar «fuentes de confianza» es una medi-da que «redundaría en la paz». Después delacuerdo firmado el 24 de noviembre de 2004entre Gideon Ezra y Mitri Abu Aita, minis-tros de turismo israelí y palestino, respecti-vamente, las peregrinaciones y viajes turís-ticos a Tierra Santa, fuente principal de in-

Sin temor: Tierra Santa

«¿Quién nos ayuda?»

En España no estamos concienciados de lo que sucede en Tierra Santa, ni a nivel político, ni social y/ocomunicativo. Cuando decimos a los políticos que es necesario ayudar a los cristianos, responden:

«No, nosotros no podemos ayudar a los cristianos; ayudamos a los palestinos». Nada que objetar, pero essabido que la Organización para la Liberación de Palestina, dirigida por altos jefes musulmanes, haregistrado altos niveles de corrupción; mucha de la ayuda enviada al pueblo se queda en estas instancias.Es esencial que se piense en las minorías, porque, en este caso, las mayorías, los judíos y losmusulmanes, tienen todo el poder, y quien tiene el poder acapara toda la economía. Los cristianostenemos un problema que no se tiene en cuenta: los países árabes ayudan a los musulmanes, Américaayuda a los judíos, y los cristianos decimos: ¿a nosotros, quién nos ayuda? Hoy, a nivel oficial, nadieayuda a los cristianos. En los últimos tres años hemos conseguido que España colabore con la campañade cartillas de racionamiento que distribuimos desde las parroquias.

Una peregrinación, si no incluye Belén, no es peregrinación; Belén forma parte del corazón de la vidacristiana. La paz es posible en Tierra Santa, y esto exige un no a la represalia y un no a los muros queseparan; un sí a la vida y un sí a la paz. A nivel político, no se ha hecho nada: la famosa resolución deNaciones Unidas, la Hoja de Ruta…, todo, se ha quedado en agua de borrajas. Los políticos tendrían quereconquistar la legalidad internacional y reconocer el derecho de los pueblos.

Artemio Vítores

Belén Escribe un joven católicode Belén, en España; su familiacontinúa allí:

Mis padres y mi familiacontinúan allí y, junto con mis

amigos, me dicen que la situaciónestá peor. Yo salí en 2002, cuandoentraron los palestinos a refugiarseen la balílica de la Natividad. Hoyse puede decir que Belén es unacárcel; la gente no puede salir atrabajar fuera, ni entrar; la gente novisita Tierra Santa, y el 80% de lapoblación depende del turismo.Muchos han tenido que emigrar.Hay cifras que hablan de que el20% de los cristianos de Belén hanemigrado a Latinoamérica y aEstados Unidos. En Belén, loscatólicos son muy creyentes ypracticantes; la iglesia se llena dejóvenes. Hace dos años tuvieronque ampliar la basílica de Belén, yaque en la parroquia, Santa Catalina,ya no se cabía. En Belén se vive la fecon mucha intensidad a través delas parroquias y el servicio socialdesde ellas. La gente tieneesperanza, y más ahora, con laselecciones, a pesar de que todavíano han notado nada en la realidad.

George Salman

El Viernes Santo se celebra la Jornada por Tierra Santa, un día para la cercanía a los cristianos del país de Jesús:

Panorámica de Beléndesde el Dominus Flevit

Punto de vista

Desinformaciónreligiosa

Sucedió hace unas pocas semanas. Unsacerdote, buen conocedor de la vida

de la Iglesia española, escuchaba laexplicación que un periodista, especialistaen temas religiosos, le estaba dando sobrela renovación de cargos en la ConferenciaEpiscopal. Pese a que el sacerdote es unapersona paciente, en un momento leinterrumpió y le preguntó amablemente:«¿No habrás olvidado que los obispos soncristianos?» El periodista se quedósorprendido y el sacerdote le aclaró: «Meda la impresión de que estás hablando depolíticos y partidos, y no de obispos y de laConferencia Episcopal». La anécdotailustra la perplejidad, y a veces el dolor,que causan algunas versiones periodísticassobre la vida de la Iglesia.

Izquierdas y derechas, conciliares ypreconciliares, progresistas yconservadores... son etiquetas que seaplican arbitrariamente a nuevosmovimientos, asociaciones religiosas y amiembros de la jerarquía. En ese marcomaniqueo, se enaltece a unos y se denigraotros, según la simpatía del medioinformativo o del que escribe. Como telónde fondo, la Iglesia suele ser presentada,unas veces, como una vieja institución quequiere vivir tutelando la sociedad concriterios morales antiguos, mientraspretende vivir parasitariamente de ella; enotras, como una ONG humanista, vaciadade sus principales contenidos religiosos.

Afortunadamente, no todo el panoramaes tan negro. También hay periodistas ymedios que comentan la vida de la Iglesiadesde claves correctas. Por ejemplo, lasdiferentes realidades comunitarias(asociaciones, nuevos movimientos,movimientos apostólicos...) sonpresentadas como expresión de losdiversos y legítimos carismas, que existenen la Iglesia. Todas tienen en común unmismo Señor, una misma fe, un mismoCredo y todas viven en un mismo hogarque es la Iglesia, presidida por el Papa. Esapluralidad es un don y una riqueza.

Lo mismo se puede decir de ladiversidad de estilos personales ypastorales de los obispos, cabezas de susdiócesis y que se coordinan en laConferencia Episcopal. Un concepto clavees la fraternidad episcopal. Otro, elservicio, desde su carisma personal. Y,sobre todo, la comunión. Por eso losbuenos informadores religiosos noconfunden el pluralismo con competencia,los obispos con los políticos, ni lasrenovaciones en los cargos con una luchapor el poder.

Félix García Olano

L I B R O S

Si por algo se caracteriza nuestro tiempo es por haber sembrado la se-milla de la acción como principio motor de la Historia, como eje delprotagonismo individual, y haber alimentado ese principio en la vi-

da diluyendo, paradójicamente, la responsabilidad de la acción en la ma-sa, en el grupo, e imposibilitando, al mismo tiempo, que se manifiesten lasverdaderas y auténticas intenciones de lo actores sociales y políticos. Unaacción descolgada de un conjunto orgánico, sinfónico, de principos seconvierte, con mucha facilidad, en una forma de activismo de marcado ca-rácter ideológico. Es como si nuestras actuaciones estuvieran perma-nentemente envueltas en un celofán de talante que, transparentando la in-tencionalidad y la finalidad, deformarán la realidad de lo que construí-mos. Hoy, hay que dudar sistemáticamente de un pensamiento volcado enla sola acción, finalizado hacia las nuevas formas de revolución social, decambio y de transformación. Parece que el valor del progreso está en el per-manente cambio, en la pura evolución de formas y de estilos, y no en la ca-pacidad de dar respuesta a los inevitabes interrogantes del hombre. DiceJosé Miró i Ardèvol, en este interesante ensayo-radiografía sobre nuestrasociedad, sobre nuestros tiempos, que las cuatro grandes rupturas que pa-

decemos son: la sociedad de la desvinculación; la ruptura antropológica; la injusticia social manifiesta;y la idolatría política, que tienen como fundamento el materialismo y como combustible el laicismodesaforado y desaforante que vivimos y que, en buena medida, es ajeno a nuestra historia y a nues-tras más acendradas tradiciones. El realismo cristiano, como principio de orientación, pasa inevita-blemente por un análisis certero de la circunstancia vital en la que nos movemos.

La primera invitacion a la lectura de este libro, como metodología de diálogo con el autor, con-siste en fijarse en quiénes son los autores que nutren sus principales reflexiones y de los que ha be-bido como referente –en gran medida, lo original y más certero del texto–: Vaclav Belohradsky, Char-les Taylor, Romano Guardini o Jacques Barzum, o Alain Touraine, en distinta medida. El interésde este libro radica, en gran medida, en las bases sobre las que se asienta el análisis que de nuestrasociedad hace y las conclusiones que el autor, gran conocedor de la realidad social –dedicado du-rante muchos años de su vida a dar respuesta a las demandas de los ciudadanos y a construir el biencomún social–, nos presenta. Quizá los capítulos dedicados a la ruptura antropológica, y a los fe-nómenos que de ella se derivan –los relacionados con la definición de persona, el matrimonio, lafamilia, los jóvenes, las cuestiones referidas a la vida–, son los que producen una mayor preocu-pación en el lector por el desalentador panorama que presentan. Si nos encontramos en un cambioepocal; si percibimos los síntomas de la decadencia de nuestra civilización, de Occidente, y dedeslegitimación de las acciones de los políticos; si nos enfrentamos a permanentes contradiccionesen la vida social y cultural, nuestra respuesta debe nacer de la más genuina tradición cristiana y ma-nifestar una clara identidad de lo que es y significa ser cristiano. El desafío cristiano pasa, portanto, por tener la cabeza fría y los pies en el suelo: apasionarnos por el hombre y por las injusticias,muchas de ellas encubiertas en una atmósfera de emotivismo moral indescriptible. El libro concluyecon una serie de principios de acción que justifican algunas de las iniciativas que el autor está pro-tagonizando en los últimos años. Forman parte de un despertar de la conciencia católica más am-plio. Por último, las páginas dedicadas al hecho nacional desmerecen del conjunto del libro y deltono de la reflexión crítica del autor. Una pena.

José Francisco Serrano Oceja

¿Es posible ver la pasión de Cristo con los ojos de María, con su pensamiento, consu forma de entender el misterio del sufrimeinto redentor? El autor de este liro,

pasionista, acreditado por sus estudios teológicos y por su trabajo pastoral, nos ayudaa acompañar a la Virgen María en el camino de la Cruz; en el camino de la esperanzadel cristiano. Con un lenguaje sencillo y claro, nos lleva de la mano de María en sus do-lores.

J. F. S.

Mirar la Pasión con los ojos de MaríaTítulo: María junto a la Cruz. Autor: Pablo García MachoEditorial: San Pablo

La acción cristianaTítulo: El desafío cristiano. Propuestas para una acción social cristianaAutor: Josep Mirò i ArdèvolEditorial: Planeta Testimonio

DESDE LA FE 24-III-2005 ΩΩ29 AA

Cine

Los proyectos de Gibson

PROGRAMACIÓN TMT y POPULAR TV (del 24 al 30 de marzo de 2005)(Op: Opcional; Mad: sólo en Madrid; Información: Tel. 902 22 27 28)

A DIARIO:

07.55: Palabra de Vida (salvo Vier.)08.00.- Popular Tv Noticias (salvo Vier.Sab. y Dom.)12.00: Lunes a Miércoles.- Ángelus ySanta Misa (Op) (Jue.: sólo Angelus)14.00 (salvo Vier. Sab. y Dom.)y 20.00 (Lunes a Miércoles).- PopularTv Noticias23.55: Lunes a Viernes (Dom. 02.10).-Palabra de Vida00.00: Lunes a Miércoles.- Popular TvNoticias

JUEVES 24 de marzo09.10.- Cine Hombres intrépidos (Op)12.05.- Cine infantil (Op) - 13.00.- Ar-gumentos (Op) 14.30.- Doc.: Cisma deOccidente - 15.00.- Doc. Reformas ca-tólicas - 15.30.- Cine La reina de Saba17.30.- Misa In Coena Domini -19.20.-Mensaje Obispos - 19.30.- Dibujos20.00.- Doc. Diablo, posesión -21.00.-Cine David y Goliat (Op) - 23.00.- Te-resa de Jesús - 00.05.- Asombrosomundo - 01.05.- Doc. Europa antes deTrento - 02.00.- Madrugá en Sevilla

VIERNES 25 de marzo

06.00.- Madrugá en Sevilla - 09.10.-Cine Corsario negro (Op) -11.00.- SietePalabras - 13.00.- Asombroso mundo(Op) - 14.00.- Entrevista -14.30.- Doc.Impronta humanista - 15.00.- Doc. Re-volución protestante - 15.30.- CineGaudí - 17.15.- Pasión-Muerte del Se-ñor - 19.00.- Pantalla Grande - 20.00.-Doc. El Santo Grial - 21.00.- MensajeObispos - 21.05.- Via Crucis - 22.45.-Reportaje (Op) -23.00.- Teresa de Jesús00.05.- La Macarena y el Gran Poder

SÁBADO 26 de marzo

08.00.- Tris, Tras y Verás - 11.05.- ElChavo del Ocho (Op) - 12.00.- Cine in-fantil (Op) -12.30.- Argumentos (Op)13.30.- Nuestro asombroso mundo14.30.- Doc. Concilio de Trento15.00.- Doc. Contrarreforma15.30.- Cine La Gran Jornada17.30.- Mensaje Obispos17.35.- Procesión de Semana Santa19.00.- Vigilia Pascual (Vaticano)22.00.- Curro Jiménez - 23.00.- Teresade Jesús - 00.05.- Cine El Mesías

DOMINGO 27 de marzo

07.00.- Show Cultura - 08.00.- Entre-vista - 08.35.- Cine (Op) - 09.35.- Doc.Juan Pablo II: viajes a España - 10.30.-Misa de Pascua -12.00.- Mensaje Papa12.45.- Mensaje Obispos - 12.50.- Ci-ne Furia de los bárbaros (Op) - 14.30.-Doc. Iglesia del barroco - 15.00.- Doc.Guerras de religión - 15.30.- Cine LaHistoria más grande jamás contada19.10.- Dibujos (Op) - 20.00.- Curro Ji-ménez (Op) -21.05.- Cuentos-leyendas(Op) - 23.00.- Teresa de Jesús - 00.00.-Tirachinas -01.10.- Historias no dormir

LUNES 28 de marzo

06.55.- Tirachinas Radio09.10.- Más Cine por favor Un trabajoen Italia (Op) -13.00.- Entrevista (Op)15.00.- Mundo solidario15.30.- Más Cine por favor César yCleopatra - 17.30.- Tris, Tras y Verás19.00.- El Chavo del Ocho19.30.- Dibujos Warner20.30.- Informativo local (Mad)21.05.- Cine Siempre Eva (Op)23.00.- Teresa de Jesús00.35.- Informativo local (Mad)01.05.- Peter Gunn

MARTES 29 de marzo

09.10.- Más Cine por favor Noche ydía (Op) - 15.00.- Documental15.30.- Más Cine por favor Cinco se-manas en globo - 17.30.- Tris, Tras yVerás 19.00.- El Chavo del Ocho19.30.- Dibujos Warner20.30.- Informativo local (Mad)21.05.- Valorar el Cine (Mad)21.30.- Pongamos que hablo de Ma-drid (Mad) - 22.30.- Entre líneas (Op)23.00.- Teresa de Jesús00.35.- Informativo local (Mad)01.05.- Peter Gunn

MIÉRCOLES 30 de marzo09.35.- España en la vereda (Mad)10.00.- Escuela de María (Mad)10.25.- Audiencia Vaticano15.00.- Pueblo en camino15.30.- Más Cine por favor El póckerde la muerte - 17.30.- Tris, Trás y Verás19.30.- Dibujos Warner20.30.- Informativo local (Mad)21.05.- Pueblo en camino (Mad)21.30.- Pongamos que hablo de Ma-drid (Mad) - 22.30.- Te puede pasar a ti(Op) - 23.00.- Teresa de Jesús01.05.- Peter Gunn

La Pasión de Cristo, de Mel Gibson, acaba deestrenarse en Estados Unidos, en una nueva

versión. El director australiano ha reducido susescenas más cruentas, y se proyecta estos días enmás de 500 salas de cine del país, con el títuloThe Passion Recut. La página oficial de esta pelí-cula –www.thepassionrecut.com– ha incluidounas declaraciones de Gibson, en las que explicasu reacción ante las críticas recibidas por el filmsobre la vida de Cristo, además de dar a conocersus próximos proyectos cinematográficos. En losúltimos meses ha realizado dos viajes a Portugal ya España, con su mujer Robyn y su hija Hannah,para visitar el santuario de Fátima y estudiar laposibilidad de hacer una película sobre las apa-riciones de la Virgen. «El tema de los milagros–dice Gibson–, junto al de los hombres y mujeresque están a la búsqueda de lo sagrado, me inte-

resa. Llevo tiempo trabajando en estas materias,porque soy el primero en ser interpelado. De mo-mento, es sólo una idea que me apasiona».

Sobre las polémicas suscitadas por La Pasión deCristo, ha declarado: «Los ataques a La Pasión mehan herido y aún me dejan estupefacto. A quienme ha reprochado haber pasado de los filmes deacción a la vida de Jesús, debo replicar que to-dos los personajes que interpreto han tenido siem-pre una humanidad de dos dimensiones». Tras lareciente ceremonia de los Oscar, ha dicho que«no he querido meter en la jungla del marketing delos Oscar, dado a tantos excesos, mi película.Aunque no haya obtenido ningún Oscar, he ven-cido en los People´s Choice Awards, y The PassionRecut ha quedado como una verdadera obra de ar-te, con su integridad e intensidad. Pienso que elfilm tiene mucha vida. He querido una versión

para toda la familia».«Ahora –continúa el director australiano– estoy

empeñado en mi papel como productor de seriesde televisión y películas. La productora que hefundado cuenta ya con 200 títulos independientes,y estamos presentes en cada edición del Festival deSundance. Después de Paparazzi, proyecto queelegí porque me interesa el debate sobre la pri-vacidad, y la serie Complete Savages, en la que heplasmado mi modo de ver la vida, al hilo de larelación de un padre con sus hijos adolescentes–yo tengo siete hijos–, volveré a actuar, ya sea enhistorias dramáticas o en alguna comedia en laque dé salida a mi sentido del humor. Tampoco ex-cluyo co-producir alguna secuela de Mad Max oArma letal, reservándome un pequeño papel».

Giovanna Gras

Gentes

Lydia Bosch, actriz

No quiero que alguien mellame valiente por confesarque soy creyente; para mí,lo normal es ser católica.Ahora se ha dado todo la

vuelta y se ve como a un bicho raro aquien cree en Dios; se están sacando lascosas de quicio.

Gracia Querejeta, directora de cine

Todos somos hijos dealguien; muchos, padres,otros son hermanos.Quieras que no, la familiaestá ahí, donde se cuecen

los sentimientos. Sin embargo, vivimos enun mundo en el que los padres nopodemos pasar mucho tiempo connuestros hijos.

Joseph Weiler, filósofo

No se puede predicar elpluralismo y, al mismotiempo, querer ejercer elimperialismo cultural.Privilegiar la simbología

laicista no es más que una prueba decierto jacobinismo cultural.

DESDE LA FEΩΩ30

24-III-2005AA

No es verdad

¿Qué historia se va a sacar ahora de la mangael inefable señor Rubalcaba, qué cortina de humole va a sugerir su magín de Maquiavelo de man-dil y vía estrecha, para tratar de camelar al per-sonal y de hacer que la realidad no sea la que es?Si no fuera de llorar, el recurso al homenaje alduque de Paracuellos del Jarama y a la rocambo-lesca vuelta a la vida y a la actualidad del Gene-ral Franco, 30 años después, sería como para tron-charse de risa; pero –ya ven ustedes lo que sonlas cosas– la terca y tozuda realidad es que ahorahace un año fueron asesinadas casi 200 personasen Madrid; los hechos cabezones son los ocurri-dos en el barrio del Carmelo, en Barcelona; la ac-tualidad última es que unos individuos que per-tenecen al Partido Socialista tenían conexionescon los autores de la matanza y que el Gobiernoquiere cerrar la comisión de investigación, quie-re acabar de una vez y presentar conclusionescuanto antes. Pero, ¿qué conclusiones? Si es pre-cisamente ahora cuando empezamos a saber algo.Es muy triste que le estén dando razón al ciuda-dano de la calle, que, lógicamente, razona: «Sino quieren investigar, por algo será». Es lógicoque Wyoming achaque el cierre de su programa enTVE, por baja audiencia, a cambios en los gus-tos del público. ¡Hombre, claro! Es que hay gus-tos que merecen palos. Es lógico que el humo-rista Ricardo haya pintado la viñeta que ilustraeste comentario. Podía pintar muchas más: po-día pintar al señor Rubalcaba llevando las riendasdel caballo. Podía pintar la estatua del Lenin es-pañol, que está a dos pasos de donde estaba ladel caballo... En fin, por poder, podía pintar laintemerata, porque lo cierto es que lo que ocurreen España en un solo día –para comprobarlo bas-ta con echar un vistazo a cualquier portada decualquier periódico– es de aurora boreal...

La pregunta fundamental es: ¿qué es lo que bus-can estos insensatos, 30 años después, con todoesto?; ¿qué es lo que pretenden volviendo a sem-brar discordia, renegando de un esfuerzo de re-conciliación que parecía consolidado? ¿Es cobar-día? ¿Miedo? ¿Odio? ¿Revancha? ¿Rencor? ¿Re-sentimiento? ¿Un poco de todo eso junto? Por-que, como cortina de humo, como coartada de nose sabe qué, no cuela. ¿De verdad creen tan tontosa los españoles? Yo no pongo en duda que haya unbuen número de desavisados y otro buen númerode gente que se hace el tonto, por la cuenta queles tiene. Pero, ¿de verdad creen que la inmensa

mayoría de los españoles tienen unas tragaderas tandescomunales? ¿O lo que buscan es conseguir loque Mitterand consiguió en Francia, promovien-do una extrema derecha, al estilo Le Pen, que ara-ñe votos y divida el centro derecha (ver El País del21 de marzo)? Cuando uno ve que nada menosque el señor Presidente del Gobierno, en víspe-ras electorales en las provincias vascongadas, se di-rige a los cómplices de ETA, diciéndoles que bas-tan tres palabras –«condenamos el terrorismo»–para que entren en la legalidad democrática, de laque con toda justicia han sido expulsados por elsentido común, uno puede temerse cualquier cosa.¿Acaso cree el señor Presidente del Gobierno queesto es el cuento de las palabras mágicas, comoÁbrete sésamo? Ahora que andamos de conme-moraciones quijotescas, ni que fuera el bálsamo deFierabrás. Hay un rincón en Madrid, que bien po-dría llamarse el rincón de la concordia, en el que,desde hace muchos años, convivían en paz las es-tatuas de Franco, Largo Caballero, Indalecio Prie-to y, justo enfrente, el monumento a la Constitu-ción y el monumento a Isabel la Católica. Romperesa concordia insensatamente no va a hacer, pormucho que se empeñen todos los mandiles delmundo, que la Historia cambie. La Historia fuecomo fue, para todos: la de este siglo y la de todoslos anteriores. Hoy lo que importa es la comisióndel 11-M, lo del barrio del Carmelo, la dignidad enlas elecciones vascas, el trabajo de todos los es-pañoles, la familia, la educación de los hijos, elrespeto a instituciones básicas como el matrimo-nio..., y eso no se cambia con cortinas de humo, nicon cenas-homenaje a ningún preboste de la hoz yel martini, ni con retirada de estatuas por norma-lidad democrática. La normalidad democráticaes que las estatuas, todas, sigan en paz donde es-taban, y la vida sea realmente democrática: esoes la normalidad democrática, y no una convi-vencia social en la que el rótulo Ministerio de me-dio ambiente habría que cambiarlo por el de Mi-nisterio «del pésimo ambiente». Ha escrito muybien el director de ABC, Ignacio Camacho, sobre«la enfermedad de este revisionismo de nuevo cu-ño, trufado de tics sectarios y guiños hacia la ran-cia iconografía juvenil de la izquierda: el antia-mericanismo primario, la simpatía castrista, la in-clinación a los nacionalismos excluyentes, el pro-arabismo disfrazado de muticulturalidad...» Ymuchas otras cosas.

Gonzalo de Berceo

DESDE LA FE 24-III-2005 ΩΩ31 AA

Con ojos de mujer

Si nuestra femoviera montañas

Según se acercaba la fecha en que debíamosdecidirnos por el Sí o el No a la Constitución

europea, cuando escuchaba las quejas porqueésta no reconoce explícitamente las raíces cris-tianas de Europa, cuando, por otro lado, seplanteaba la posibilidad de eliminar las clasesde Religión de nuestras aulas, volvía a aguijone-arme la idea que, desde siempre, ha hecho queme sintiera insatisfecha con mi manera (y, talvez, la de otros muchos) de vivir la fe: si éstamoviera montañas, como dice Jesucristo quesucede con la verdadera, no necesitaríamosinsistir tanto en que la legislación la apoyase yprotegiese. No sería necesario porque su atracti-vo se impondría sin necesidad de otros aliados.

No creo que fueran las leyes las quemovieron a Teresa de Calcuta a recoger a lospobres moribundos abandonados en las callesde la ciudad que le sirve de apellido; ni las quele llevaron a tratarles con un amor mucho máscontagioso que las propias enfermedades desus acogidos. Tampoco creo que sean las leyeslas que mueven a tantos y tantos misioneros aentregar sus vidas en medio de guerras,pobreza, enfermedades..., ni las que levantan anuestro Papa de su lecho de dolor para mostrarsu cercanía a todos los que sufren y enseñar almundo que la fuerza no reside tanto en uncuerpo sano y vigoroso como en un alma llenade Dios. Creo, más bien, que es Jesucristo consu Venid y lo veréis quien lo hace. Porque eseso, lo que vemos, lo que cambia nuestrocorazón y nuestra forma de vida. Las leyes lasdictamos los hombres, y, mientras no cambiennuestros corazones, tampoco lo harán nuestrasleyes.

Por eso me siento insatisfecha, porque estasociedad de la que yo también formo parte yde la que, por tanto, también soy responsable,apenas valora el mensaje de Cristo, apenas yalo conoce realmente... Tal vez no irradiamosesa alegría vital y contagiosa que no se detieneen quejas y lamentos, sino que se pone manosa la obra para ir mejorando su entorno máscercano.

No, no creo que la adversidad venza a la fe,como tampoco creo que la comodonería y lamolicie a la que un proteccionismo pudierallevarla, la aumente. «No son los discípulosmás que el Maestro» y, si a Él lo llevaron a lamuerte, no debemos acobardarnos ante losenvites de la vida, porque «si morimos con Él,también con Él resucitaremos».

Elvira Bernaldo de Quirós Banegas

Ricardo, en El Mundo

a Anunciación. Aquí comienza la historiahistórica de Nuestra Señora. La que se pue-de contar sencillamente, sin imaginación.Ahora empieza, cuando empieza la historiadel Verbo, cuando el Verbo se sumerge enla Historia, en el torrente de la Historia,mensurable porque hay en las márgenes ár-

boles, hay mojones, hay puntos de refe-rencia.

La vida anterior –una palabra de cronolo-gía que se hace milagrosamente posible– de laSegunda Persona de la Santísima Trinidad noera Historia, no era agua en movimiento, sinoocéano infinito y quieto, pura eternidad.

Ya está el agua en marcha, hasta que de-semboque nuevamente en la mar, hasta laAscensión. O mejor, tal vez, hasta el fin delos tiempos, hasta que se acabe la historiade los cristianos.

José María Cabodevilla

El misterio de la RedenciónEste año, el Viernes Santo, día de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor, coincide con la celebración en la Iglesia de la Encarnación del Verbo. Se trata de una coincidencia muy poco frecuente, pero que encierra y condensa, en un solo día, el ciclo litúrgico de la vida de Jesucristo, su encarnación, y su Pasión y Muerte, todo el misterio

de nuestra redención. La Virgen fue protagonista en su donación generosa para la encarnación de Nuestro Señor. Ofrecemos a nuestros lectores en esta página dos elocuentes fragmentos: de un texto de José María Cabodevilla,

y de un poema de Dámaso Alonso, dedicados a la Virgen María

ΩΩAA

LFUNDACIÓN

CASA DE LA FAMILIA

Alfa y Omega agradece la especial colaboración de:

Virgen María, madre

Como hoy estaba abandonado de todos,como la vida

(ese amarillo pus que fluye del hastío,de la ilusión que lentamente se pudre,de la horrible sombra cárdena donde nuestra húmedaorfandad se condensa)goteaba en mi sueño, medidora del sueño, segundo tras segundomi corazón rompió en un grito,y era tu nombre,Virgen María, madre.(Treinta años hace que no te invocaba.)No, yo no sé quién eres:pero eres una gran ternura. No, yo no sé quién eres, pero tú eresluna grande de enero que sin rumor nos besa,primavera surgente como el amor en junio,dulce sueño en el que nos hundimos,agua tersa que embebe con trémula avidez la vegetal célula joven,matriz eterna donde el amor palpita,madre, madre. (...)… Déjame ahora que te sienta humana,madre de carne sólo,igual que te pintaron tus más tiernos amantes;déjame que contemple, tras tus ojos bellísimos,los ojos apenados de mi madre terrena;permíteme que pienseque posas un instante esa divina cargay me tiendes los brazos,y me acunas en tus brazos,acunas mi dolor,hombre que lloro.Virgen María, madre,dormir quiero en tus brazos hasta que en Dios despierte.

Dámaso Alonso Arcangel San Gabriel y Virgen de la Anunciación, de Maese Pero. Escuela de Coimbra.

Museo de la catedral de Santiago de Compostela