Nº 39 Noviembre 2013

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    N39 Noviembre de 2013

    DIFUNDE LA PRENSA LIBERTARIA-GRUPO PERDIGN -ISLAS CANARIAS-F.A.I.

    Llevamos un mundo nuevo...

    En nuestros corazones

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    [email protected]

    Apartado de correos 7.05628080 Madrid

    Editorial

    Nos hubiera gustado,como es habitual en nues-tro estilo, utilizar una ima-gen de unas cadenas rotascomo smbolo del ansia de

    libertad inherente al serhumano. Pero las cadenasde la imagen estn atadas,sujetas, bien sujetas, por-que pretenden ser un re-flejo real de muchas cosas.Cada vez que vacilamos enreclamar nuestra libertad,en luchar por ella, hay unacadena que se sujeta.

    Cuando aceptamos formarparte de la maquinariaalienante y no hacemosnada por ponerle palos enlas ruedas, nos sujeta unacadena, a nosotr@s y a [email protected] el Estado encar-cela, tortura y rompe ladignidad de las personas yno hacemos nada para in-tentar impedirlo, se sujetauna cadena a nuestrasmanos.Cuando participamos deun consumo irracional yexplotador sin pararnos a

    entender que no es el ca-mino adecuado, se sujetauna cadena y la remacha-mos para que no se rompa.Cuando aceptamos sin

    condiciones lo que el pa-trn quiera de nosotr@s ydamos la vida por la em-presa se nos sujeta unacadena, a nuestros pies, ynos impide caminar libres.Cuando nuestro tiempo deocio se limita a acudir acentros comerciales alie-nantes o a ver la televisin,

    ponemos ms eslabones enla cadena, para que se su-jete mejor pero que noapriete...El 20 de Noviembre de1936, cuando cay Buena-ventura Durruti, se nos su-jet una cadena enorme,gigantesca, que an nosoprime y atenaza.Cada paso que demos, quesea en libertad y procu-rando limar de verdad esacadena hasta que serompa.

    Grupo Anarquista PerdignFederacin Anarquista Ibrica

    Islas Canarias

    Pgina 2 BuenaventurA G. Perdign - F.A.I.

    DIFUNDELA

    IDEA

    O R G A N Z A T E

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    La admiracin que senti-mos los anarquistas orga-nizados por la figura deBuenaventura Durruti estmuy lejos de parecerse alculto a la personalidad quecaracteriza a los comunis-tas autoritarios. Esto es di-fcil en ocasiones decomprender para quien noest habituad@ a nuestraprctica cotidiana y no co-nozca nuestro pensa-

    miento de maneraprofunda.Para nosotr@s, era uncompaero ms. Un va-lioso compaero que des-tac moral y vitalmente, yque consigui servir deejemplo a muchas genera-ciones de libertarios. Porsu dignidad, su entereza, su de-

    terminacin a la hora de abor-dar cualquier acto o a la hora dellevar a la prctica cualquierpensamiento o idea.Durruti tena algo en su miradaque tranquilizaba y enardeca ala vez. Su camino fue errantepero claro y vivi y muri paraese mundo nuevo, junto a suscompaeros y codo con codocon l@s trabajador@s que en-contr en su camino.Nosotr@s, no queremos haceralabanzas a un hroe cado eneste 77 aniversario de sumuerte, ni glorificar a unlder. Nosotr@s queremos re-cordar a un compaero, que fuemucho ms que eso. Que sigue

    vivo en nuestros corazones yque nos dej un ejemplo vivo y

    palpable de que la utopa es po-sible.Dicen los historiadores que

    cuando fueron a buscar sus per-

    tenencias al morir, nicamenteencontraron una pequea ma-leta con los pocos objetos perso-nales tiles para su da a da.Haba vivido toda su vida y notena nada suyo, porque todo lohaba dado:

    Hemos vivido siempre en mse-ros barrios, y si destruimos,tambin somos capaces de cons-

    truir. Fuimos nosotros quienesconstruimos en Espaa, en Am-rica y en todas partes, palaciosy ciudades. Nosotros los traba-jadores podemos construir ciu-dades mejores todava; no nosasustan las ruinas. Vamos aconvertirnos en los herederos dela tierra. La burguesa puedehacer saltar por los aires yarruinar su mundo antes deabandonar el escenario de laHistoria. Pero nosotros lleva-

    mos un mundo nuevo en nues-tros corazones

    Buenaventura Durruti

    El texto resaltado de la izquierda est extrado de la traduccin de la compaera Fanny Tardo de la carta "Durrutiis dead, yet living"escrita porEmma Goldman en 1936 tras el asesinato deBuenaventura Durruti.

    Buenaventura Durruti 1896-1936

    G. Perdign - F.A.I. BuenaventurA Pgina 3

    Haba odo muchas cosasacerca de la maestra de Du-rruti para gobernar la co-lumna que llevaba sunombre. Tena curiosidadpor saber mediante quotros medios adems de losmilitares consigui unir a10.000 voluntarios sin tenerninguna formacin militarprevia o experiencia de nin-guna clase. Durruti parecisorprendido de que yo, unaveterana anarquista, me

    atreviese a hacer semejantepregunta.He sido un anarquista todami vida replic, y esperoseguir sindolo. Me parece-ra realmente muy triste quetuviese que convertirme enun general y gobernar a loshombres con la disciplinacastrense. Han venido a mvoluntariamente, estn pre-parados para entregar sus

    vidas a la lucha antifascista.Creo, como siempre he cre-do, en la libertad. La liber-tad que descansa en elsentido de responsabilidad.Creo que la disciplina es in-dispensable pero tiene queser una disciplina interiormotivada por un propsitocomn y un fuerte senti-miento de camaradera.Se gan la confianza y el

    afecto de los hombres por-que nunca actu como unsuperior. Era uno de ellos.Coma y dorma tan austera-mente como ellos. A menudoincluso se privaba de ha-cerlo.

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    Reflexionando sobre lo pblico ylo estatal somos conscientes dela visin que se ha dado de losservicios pblicos desde algunossectores del movimiento liberta-rio y de la izquierda radical, ni-

    camente como actividadescontroladas por el Estado y aje-nas al inters social de los traba-jadores. Por eso queremoscompartir nuestra postura alrespecto y crear puentes entorno a ella, para sentar las basesde un trabajo o perspectivacomn revolucionario.

    Lo pblico

    En la actualidad, vivimos el desarrollode un proyecto capitalista que co-menz en los 80 (en EE UU y GranBretaa), se introdujo en Espaa y elresto de la UE tmidamente a princi-pios de los 90 y est destinado a con-vertir unos sectores vitales de lasociedad espaola, los servicios pbli-cos que hoy gestiona el Estado y endonde antes apenas podan metermano, en un nuevo mercado del queseguir sacando beneficios y haciendorapia.

    El coste de esta tendencia privatiza-dora de lo pblico se est reflejando enuna degradacin continua de las con-diciones de vida de los trabajadores,que tiene su reflejo en la mercantiliza-cin del bienestar social:Sectores cedidos a empresas privadas,como los servicios pblicos de lim-pieza, son algo visible y desde haceunos aos es palpable el empeora-miento de recogida de basuras y reci-claje en nuestras calles. En el

    transporte pblico subidas de preciosabusivas, despidos, prdida de calidaddel servicio y merma en la seguridadAumento del gasto en la sanidad, conpacientes derivados a la privada te-niendo todo lo necesario en la pblica,reduccin de la inversin, despidosLa educacin con financiacin en en-seanza media a privados concertadospor encima de los pblicos, ideologafranquista con la LOMCE (jerarquiza-cin de los directores, religin), su-bida de tasas en las matriculas enuniversidades y Formacin Profesio-nal El servicio de abastecimiento ysaneamiento, el agua, el bien social

    ms bsico presto a su encareci-miento. Y es que en general ya no haydisimulo a la hora de recortar presu-puestos para los servicios pblicos;mientras tanto se conceden conciertosy prebendas a las privadas, un trasvase

    del sustento de los servicios pblicos alo privado en toda regla.Hay que recalcar que los servicios p-blicos no son slo actividades contro-ladas por el Estado y mucho menosajenas al inters de los trabajadores.Entendemos lo pblico como aquelloque tiene cualidades para no ser unamercanca o que su gestin no est ba-sada en criterios de mercado. Se con-sideran por tanto un bien social quedebe tener un carcter universal. Ade-ms, estos servicios seran igualmente

    necesarios en un escenario posrevolu-cionario (con los cambios evidentes degestin, en manos nuestras, los traba-jadores).Defendiendo la necesidad pblica deestos servicios hay que plantearse:

    1.- Qu entendemos por ello?

    Un derecho pblico es lo opuesto a unprivilegio, y si por algo se caracterizael capitalismo es por la concentracin

    de privilegios en las manos de la clasepropietaria. As pues, cuando el puebloavanza y consigue garantizar el dere-cho al acceso de un servicio paratodos, estamos frente a una esfera dela vida que rompe con la lgica demercado del capital.Tambin hay que apuntar que el reco-nocimiento de un derecho por parte deuna ley no significa la inmediata ma-terializacin de este, sino que bienpuede quedar como algo simblico.

    Por eso lo nico que tenemos seguropara que ese derecho se haga efectivoes la fuerza y la capacidad para impo-nerlo mediante la organizacin y lalucha. As pues, es la confianza en lascapacidades del pueblo de organizarsu propia vida la que hace cumplir esederecho pblico. Por ello, supone lalucha frente al Capital por una necesi-dad bsica.

    2.- Ante el hecho privatizador delos capitalistas mediante el Es-

    tado Qu proponemos los anar-quistas como alternativa delucha? Podemos contentarnos con la

    mera defensa nostlgica de los bue-nos das del estado de bienestar oqueremos ms que eso?La clave para responder a estas cues-tiones pasa por pensar el concepto deautogestin y aclarar sus posibilidades

    como prctica.

    La autogestin

    Es la gestin cooperativa de una co-munidad, en la que participan todossus integrantes de forma libre e igua-litaria y con independencia de factoresexternos. Promueve la participacinen una actividad de los implicados enella, sin delegar en otras personas y sinrelaciones de autoridad entre los par-

    ticipantes.En este sentido es importante ponercomo base una tensin estratgica dela autogestin con cualquier forma decapitalismo. Tambin hay que poner elacento en la participacin y funciona-miento de los que se dotan los miem-bros que se organizan en estosproyectos y procesos: la democraciadirecta. Aunque es evidente que en elproceso de lucha y como tctica poda-mos ampliar la participacin y controlobrero o practicar ciertas formas deautogestin en empresas recuperadas,como en la Argentina posterior a la cri-sis del 2001-2002, esta situacin alargo plazo es insostenible por smisma. Por tanto, para dar el paso dela autogestin a la socializacin, que esla eliminacin de las relaciones capita-listas de mercado y control estatal, seprecisa tener un proyecto poltico-so-cial de carcter global, lo que implicanecesariamente pensar un proceso derevolucin social.

    Creemos que hay que aclarar ciertostrminos que se confunden errnea-mente con ciertas prcticas de econo-ma alternativa dentro de la sociedadcapitalista. Siendo precisos, el trminoes usado, indistintamente, como sin-nimo de produccin artesanal, micro-empresa o cooperativa, yautofinanciacin.Hablar de autogestin es indisociableal ataque de las bases mismas del sis-tema: en sus relaciones de propiedad

    y en las relaciones jerrquicas que sedesprenden de la organizacin de lasociedad de clases. Para nosotros laautogestin no puede bastarnos con

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    Lo pblico y la Autogestin

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    ser un submodelo coexistente con laproduccin capitalista y que, directa oindirectamente, participe de sus leyes.Por tanto, la autogestin slo cobrapleno sentido en funcin del procesorevolucionario, de reapropiacin delconjunto del Capital social sobre nue-vas bases socialistas y libertarias. En-tendido esto, creemos que no se trata

    de cmo fundamos nuevos serviciospblicos, sino de cmo aspiramos enla lucha a la reorganizacin de los mis-mos, es decir, a la capacidad de decidirlos trabajadores y usuarios sobre quy cmo se hacen las cosas, bajo un pro-yecto de expropiacin social.Nuestro concepto de autogestin, querecoge el sentido original que le dabanlos sindicalistas revolucionarios y losclsicos del anarquismo, capacita parapensar en una sociedad moderna,

    compleja y sofisticada; que emana delconflicto de clases ocasionado por lasociedad industrial respecto al controlde la produccin. Este modelo, que seexpres rudimentariamente en las co-lectividades urbanas y rurales de la Es-paa del 36 o en los consejos obreroso soviets rusos del 17, no es una vueltaatrs, sino una superacin revolucio-naria de la sociedad capitalista y delestatismo.As pues, la socializacin implica unacuestin de fines, un asunto estrat-

    gico y la autogestin una cuestin tc-tica, un asunto de medios. Que losmismos trabajadores se hagan cargode sus asuntos implica la construccinde una experiencia organizativa queconfigura, aunque slo de forma ini-cial, las bases de la nueva sociedad a lacual aspiramos.Es necesario, por tanto, que los movi-mientos sociales piensen en la auto-gestin de la propiedad que hoy poseeel empresariado y el Estado; es nece-

    sario comprender que mientras existala propiedad privada, no podemoscompetir con ella, pues tenemos los re-cursos, los medios y la infraestructura,es decir, el Capital, en nuestra contra.Eso mismo ocurre hoy con las indus-trias autogestionadas en Argentina,experiencias valiosas y que nos llenande entusiasmo revolucionario, peroque no van a pasar a mayores si, enlugar de la apropiacin slo de las em-presas quebradas no comenzamos apensar en la expropiacin de las em-presas saludables, transformando laautogestin en un verdadero ariete deguerra en contra del capitalismo, ms

    all que en una simple alternativa desupervivencia, y hacia la socializacinde los medios de produccin.

    Defensa y avance

    Cuando hablamos de destruir las ins-tituciones existentes normalmente nosreferimos a las que ejercen una fun-cin parasitaria y represiva (polica,ejrcito, crceles, magistraturas),

    pero no se nos pasa por alto que otrasinstituciones, las que supuestamentesirven para asegurar la vida de la hu-manidad, no pueden ser destruidaseficazmente si no se las sustituye conuna cosa mejor.El intercambio y distribucin de pro-ductos, las comunicaciones y todos losservicios pblicos ejercidos por el Es-tado o por particulares, han sido orga-nizados de modo que sirven interesesreales de la poblacin. No podemos

    desorganizarlos (y tampoco nos lo per-mitira la poblacin interesada), sinoreorganizndolos de modo mejor. Esono se puede hacer en un da, ni en laactualidad tenemos la capacidad nece-saria para hacerlo. Tenemos claro quela vida social no admite interrupcio-nes, y todos queremos vivir el da de larevolucin, pero tambin el da si-guiente y los sucesivos.Es, por tanto, menester para el des-arrollo de un proyecto revolucionario,que los medios sean coherentes conlos fines, y en nuestro caso que la au-togestin, como norte revolucionario,sea a su vez un mtodo aplicado de

    forma correcta en relacin a los servi-cios pblicos.Las privatizaciones, uno de los pilaresde la sinvergonzonera neoliberal, es elsupuesto de que el Mercado es elmejor distribuidor de recursos y queno hay mecanismo ms eficiente paraque los servicios y la produccin fun-cionen mejor que mediante la propie-

    dad privada. Las consecuencias de lasprivatizaciones (que, paradjica-mente, representan una autntica po-ltica de Estado) las sufrimos en carnepropia el pueblo, con servicios que seencarecen y ven afectada drstica-mente su calidad.Pero es posible oponerse a lasprivatizaciones sin oponer unasalida revolucionaria y liberta-ria?La socialdemocracia y el resto de par-

    tidos marxistas (IU, PCE, IA), esta-tistas por naturaleza, cree y defiendecomo proyecto que los servicios y lapropiedad sea gestionada por el Es-tado, a fin de cuentas, esperan quepronto llegue su turno de estar a la ca-beza del Estado para con sus burcra-tas dirigirlo tericamente en beneficiodel pueblo. Por lo dems, tienen unaperfecta coherencia entre sus mediosy sus fines, entre su tctica y su estra-tegia; pero nosotros estamos en otra.En cambio, los libertarios nos vemos

    en una disyuntiva de profunda tras-cendencia, pensar qu relacin esta-blecer entre propiedad y gestin. Pararesolver esta cuestin es necesariotener una visin realista de cmo seren trminos prcticos, y no valen lasconsignas, la cuestin de la propiedady la administracin de los servicios enla sociedad revolucionaria: La propie-dad sera colectiva y los trabajadores yusuarios se encargaran de gestionaren funcin de la necesidad de la colec-

    tividad? Seguramente llegado el casolas posibilidades sern ms numero-sas, pero urge tratarlas para poder tra-zar el camino a seguir hasta nuestroproyecto finalista.Y es ah donde tenemos la clave paracomenzar a pensar alternativas quesolucionen esta problemtica. Por esopensamos en la autogestin con unsentido muy preciso: que la gestin delos servicios pblicos no recaiga enmanos ni de los burcratas ni de lostecncratas estatales o privados, sinoen los propios implicados en estos ser-vicios. De esta manera damos el pasode la negacin (no a las privatizacio-

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    nes) a la afirmacin (gestin popularde los servicios). Esto plantea en tr-minos reales nuestra lucha en contrade los privados (que compran nuestrosservicios) y en contra del Estado (quelos vende). As, nuestra lucha contralas privatizaciones se transforma enuna lucha en contra del Estado y delCapital, entregando al propio pueblo

    la capacidad de decidir sobre los asun-tos que nos afectan ms directamente.Y qu ocurre con los recursos necesa-rios para garantizar el ptimo finan-ciamiento de los servicios pblicos?Estos deben ser exigidos de las arcasestatales, al ser ste el espacio en elcual se concentra el capital producidosocialmente y acumulado (mediante larecaudacin de impuestos, por ejem-plo), un hecho que no podemos ni de-bemos obviar. En este sentido, no se

    trata de legitimar al Estado, sino dereapropiarnos socialmente de los re-cursos que las clases dominantes nosenajenan y que el Estado concentra,para poder utilizarlos segn la libredeterminacin popular.As que volviendo a la escena de lacalle, hemos presenciado cmo al calordel 15-M y ante la agudizacin privati-zadora de gobiernos y capitalistas, harepuntado temporalmente una con-flictividad social que haca tiempo nose recordaba, con las Mareas de los

    distintos sectores pblicos y la con-fluencia tibia con sindicatos combati-vos. Junto a esto, es importante tenerclaro que nuestra alternativa implicaque seamos capaces de proyectarnosmucho ms all de los servicios pbli-cos, y que podamos trabajar una res-puesta revolucionaria del conjunto detoda la sociedad, que vincule los dis-tintos sectores econmicos y sociales,y que conecte las luchas del presentecon las conquistas del maana.

    Para concluir, diremos que la posturaque entendemos coherente con unaperspectiva de emancipacin social yrevolucionaria pasa por la oposicinfrontal a todos los procesos privatiza-dores que estn llevndose a cabo, porcuanto contribuyen a la degradacinde nuestras condiciones de vida. Enesta lnea creemos que nuestra pri-mera tarea es defender los serviciospblicos con un objetivo claro de capa-citarnos, trabajadores y usuarios, paraposibilitar que podamos tomar su con-trol y su gestin.Valoramos, como base a desarrollarpor los luchadores sociales de hoy en

    da y para que los trabajadores poda-mos gestionar algn da los serviciospblicos, o para que no nos alejemosms de este objetivo:

    1.- Defender unos servicios p-blicos, universales, gratuitos y decalidad, impidiendo que pasen a

    ser gestionados por manos pri-vadas, lo que conlleva su mer-cantilizacin y elitismo.

    2.- Fortalecer la movilizacin yorganizacin social en torno alos servicios pblicos para au-mentar la fuerza de sus sindica-tos y asociaciones de usuarios,apoyando tambin un avance or-ganizativo en el resto de sectoreseconmicos y sociales del pas.

    3.- Capacitarnos trabajadores yusuarios de cara a presionar al

    Estado para mejorarlos y paraprofundizar en nuestro control yorientacin de la gestin en loposible, prctica que posibilitarsu socializacin, es decir, su au-togestin por la comunidad y lostrabajadores en el futuro.

    Por unos servicios pbli-cos autogestionados!

    Porque la emancipacinde los trabajadores ha deser obra de los trabajado-

    res mismos!Arriba l@s que luchan!

    Grupo Anarquista Albatros(FAI)

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    La cuestin de la educacin estpresente desde los orgenes del

    movimiento anarquista y, porello, se corresponde con la apli-cacin en este terreno y, por logeneral:-Est ligada a la exigencia de li-

    bertad en la vida individual yasociativa.-Es sinceramente rebelde con-tra cualquier forma de opresin

    y de adoctrinamiento.

    -Supone realizar un esfuerzodesde lo negativo para seguiruna direccin hacia la autnticacondicin humana, asegurandoa todos los humanos, por igual,el desarrollo completo de supersonalidad, en equilibrio conla convivencia.-La accin educativa implica undeber militante y el deber mili-

    tante implica una accin educa-tiva orientada a la negacin deprejuicios.- Rechaza la "tradicin" en supapel aletargador de la concien-cia, estranguladora de la sed delibertad e iniciativas necesariaspara evolucionar como indivi-duo o como sociedad, que essustituida por el racionalismo.- Es coeducativa, cooperativa y

    diversa.El camino educativo clsico,segn la idea anarquista, se po-dra resumir en dos vertientes:1.-La no adaptacin al orden es-tablecido por la Iglesia, el Es-tado y la familia, al que habraque aadir la cultura oficial di-fundida por los medios de co-municacin.

    2.-La potenciacin del impulsonatural que todo humano tienehacia la libertad interior y exte-

    rior, desde el favorecimiento de

    la razn, la iniciativa, la respon-sabilidad y el respeto a la convi-

    vencia.Todo ha de ser coherente en elanarquismo y en consecuencia,el papel de padres, educadores

    y maestros queda definido entrela oposicin a la tradicin y sualternativa, expresada de ma-nera sencilla, entre otros, enLa

    Escuela Moderna:-Las rdenes ceden el paso a lapersuasin razonada y el ejem-

    plo.

    -Frente a la homogeneidad:Respeto al ritmo individual deaprendizaje de cada persona.-Rechazo de la coaccin, pre-mios o castigos y como alterna-tiva al mecanismo deregulacin: la autodisciplina en

    beneficio de la colectividad,pero sin dilucin de la indivi-dualidad.

    -Contra los programas estable-cidos: contenidos de la realidad,no obligatorios.

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    Pedagoga Libertaria (II)Continuamos con la difusin del excelente trabajo realizado por la compaera AnaSigenza en el monogrfico de Tierra y Libertad dedicado a la pedagoga libertaria

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    Las constantes ideolgicas de la pedagoga libertaria

    Tanto la pedagoga, como la educacinlibertaria poseen una fundamentacinpropia pero conectada con otros enfo-ques contemporneos.Pedaggicamente hablando, a la horade identificar la finalidad de los proce-sos educativos se presenta un dilema:educar personas que se adapten a estetipo de sociedad o educar personas im-plicadas en la transformacin de lamisma. Y luego nos preguntamos si elanarquismo se decanta por una o porotra finalidad. Pero la respuesta no essencilla, pues dentro del campo de laeducacin libertaria hay concepcionespuramente anarquistas y otras que sele acercan por diversos motivos o endeterminados aspectos.Podemos encontrar conexiones con

    interpretaciones milenaristas -ms omenos controvertidas- o ms eviden-tes con la Ilustracin, pero es en elsiglo XIX cuando la pedagoga liberta-ria adopta la forma por la que la cono-cemos hoy debido al empuje de laRevolucin Industrial y sus conse-cuencias en los movimientos socialesy polticos, aunque adoptando diferen-tes manifestaciones, segn la diversi-dad de contextos.Claro que, como movimiento extrao

    a la cultura oficial, se han descalificadosus teoras y realidades para despusde cada eclipse volver a fascinar y asviene sucediendo en nuestro tiempocon una secuencia pendular.En lnea con el anarquismo, una ideafuerza imprescindible de la pedagogalibertaria es el rechazo a cualquier tipode organizacin basada en la coaccin.La educacin libertaria aspira a que elorden y la libertad coincidan, por ellohay que apartar la educacin lo m-ximo posible de la influencia de la Igle-

    sia y del Estado: de la Iglesia con todossus perfeccionados instrumentos parasometer la conciencia de la justicia enla tierra a cambio de un supuesto pa-raso en el cielo y del Estado con susinstrumentos represivos al servicio deldeterminismo social, pero ambos deacuerdo, Iglesia y Estado, en su avidezpor utilizar y controlar cualquier tipode educacin.Pero, son hoy Iglesia y Estado los l-deres en el manejo de la educacin?

    Realmente, no. La mayora de los es-paoles se declaran catlicos, perocuando son interrogados acerca de de-

    terminados temas: matrimonio, rela-ciones prematrimoniales, anticoncep-tivos, aborto, divorcio, investigacincon clulas madre, etc., se manifiestanen contra de las tesis que son defendi-das a travs de todos los colegios reli-giosos y de la Iglesia. En cuanto alEstado, el fracaso de su sistema edu-cativo habla por s mismo: Hubo que

    quitar el servicio militar obligatorio ycasi nadie quiere enrolarse en el ejr-cito profesional, por mucho paro quehaya y ninguna de las finalidades edu-cativas explcitas que tiene como sis-tema son conseguidas con la mayorade la poblacin, aunque triunfe con sucurriculum oculto.Por ello, al enfoque clsico de contes-tacin a estas instituciones resulta in-suficiente en la sociedad actual, en laque el camuflaje del poder y la propie-dad son casi perfectos, difusos. Tan ca-

    muflados y difusos que la educacinque llega de ellos, tambin lo es. Hoyla educacin ms eficaz para la repro-duccin social y la aniquilacin decualquier deseo o esperanza en otroorden social, el conformismo y el ego-centrismo, no llegan ya a travs de laclase autoritaria de un cura, ni de unafamilia patriarcal, sino que llegan ato-mizados en millones de electronesque, a travs de medios de comunica-cin, pc-juegos, mviles, Internet

    atraviesan los sentidos para llegar di-rectamente al cerebro. Este lavado decerebro es posible gracias a que el hu-mano no es consciente de ello y, por lo

    tanto, tiene bajadas la mayora de lasdefensas perceptivas que neutraliza-ran, al menos en parte, estos estmu-los.Volviendo a la lnea clsica, en claraoposicin al planteamiento marxista,la visin anarquista del trabajo y de lasociedad ideal llevan a propugnar lano disociacin entre manos e inteli-

    gencia en la sociedad futura, lo que setraslada inmediatamente a la pro-puesta pedaggica, constituyendo otraidea fuerza: la educacin integral sindisociacin de aspectos manuales e in-telectuales, como forma de superar ladivisin social del trabajo.Generalmente se han utilizado dosvas de propagacin de estos postula-dos: la experimental y la del diseoutpico. La experimental parte de unacrtica directa o indirecta del presente(educacin) y la del diseo utpico

    adelanta soluciones que en ese mo-mento pueden ser irrealizables o devanguardia, en un plano terico (peda-goga) que sirvan como gua o est-mulo para la accin.Con menos diferencias de lo que apa-rentan, ambas responden a unamisma idea:"Es en busca de lo imposible queel hombre ha realizado lo posi-ble. Los que sabiamente se hanlimitado a lo que les pareca po-

    sible no han dado nunca un solopaso" (Bakunin).

    Extrado de Tierra y LibertadAna Sigenza

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    Feminismo y AnarquismoRecuperamos uno de los artculos sobre feminismo que escribi la desaparecida com-paera Pepita Martn Luengo, impulsora, entre otras experiencias educativas de laEs-cuela Libre Paideia.

    Desde siempre la conflictividad hu-mana tiene mucho que ver con el de-

    recho natural en contraposicin conlos derechos artificiales. Si los colecti-vos humanos establecen sus reglas demanera libre y responsable, la huma-nidad, debe desestimar por inope-rante, cualquier norma o leyestablecida fuera de cualquier colecti-vidad creada por iniciativa propia.Las luchas de poder, nicamente sebasan en las diferencias humanasconstruidas como estructuras pirami-dales, en donde establecida una c-pula, se genera una estratificacinencadenada de seres que someten y

    seres sometidos.En la base de cualquier estructura pi-ramidal se encuentra el egosmo hu-mano que pretende obtener privilegiosy mejores condiciones de vida a costade otr@s que se los pueden facilitar.Abuso, opresin, represin y sobretodo construccin de un inconscienteque acepta este planteamiento, es lacausa ms remota del caos humano enla actualidad y a lo largo de la historia.Si todas las energas humanas se hu-biesen encaminado a la bsqueda de la

    felicidad, resultara obvio que estara-mos viviendo una realidad muy dife-rente.Tal vez, lo que todava no hemos lo-grado comprender es que la igualdades una cosa y la diversidad otra, y porello, las identificamos para generarconfusin.Nada en la naturaleza es idntico peroevidentemente, s es diverso y dentrode esa naturaleza estamos los seresvivos y los seres pensantes y por lotanto, sometid@s a las mismas leyesnaturales, nos guste o no.

    El afn humano de la originalidad y ladiferencia, convierte una dinmica deavance en una dinmica de lucha. Labsqueda de la identidad se ha identi-ficado con la demostracin de que dealguna manera-, soy un ser extraordi-nario, diferente, por encima del restode la especie.Verdaderamente, visto as, es de lamayor simpleza y supone un enormedesconocimiento de nuestra realidad-natural, pero en el campo de la fanta-sa puede comprenderse como un

    buen mecanismo de defensa frente anuestra mediocridad; porque medio-cridad es diferente de diversidad ycuando no se reconoce la diversidad se

    cae en la falacia de la compensacin dela mediocridad por el poder para de-mostrarnos a nosotr@s mism@s nues-tra individualidad, nuestra identidad ysobre todo nuestra inmortalidad.Por

    ello, nuestra civilizacin es ms uncampo de batalla que una pacfica yagradable convivencia.Como ejemplo de lo dicho, vamos acoger como punto de referencia el co-lectivo femenino como un elementofundamental de las ansias de poderoriginal y el deseo insatisfecho de serpor encima de las dems.Parece que es esta la primera divisinen la escalada del poder, la ms anti-gua y por ello la fundamental paracomprender a los colectivos dominan-

    tes y dominados.Esa primera diversidad humana, porrazn de sexo, al no ser ni compren-dida ni aceptada configura y establece

    la ms elemental forma de estructurapiramidal en la cual se van a asentartodas las dems.Si tenemos en cuenta, que la fuerzabruta, era en el principio un valor im-

    portante porque se confrontaba con lafuerza animal, podemos comprenderque el colectivo masculino quisiesedestacar este elemento diferenciadorcomo una cualidad de superioridad,cuando en realidad supona una simi-litud con la especie irracional, peroque en aquellos momentos suponauna buena defensa para la superviven-cia, porque el punto de referencia noera la humanidad racional y pensante,sino la irracional de fuerza elemental.Si lo ms difcil de combatir era preci-

    samente esta fuerza, la confrontacinde los hombres con ella, les debihacer creer que, por ello, eran superio-res a la otra parte del colectivo hu-

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    mano que perpetuaba la especie y re-colectaba frutos para la subsistenciacotidiana.Tal vez, esa no implicacin en la con-frontacin de fuerzas, hizo que las mu-jeres tuviesen miedo de ella, al tiempoque la rechazaban y detestaban altiempo que las protega.Era la dicotoma entre el mundo ani-mal y el mundo racional; la misma que

    se ha venido manifestando a lo largode los tiempos ya que la capacidad deraciociocinio segua un proceso muchoms lento que el primariamente fsicoque se engrandeca con el ejercicio dia-rio para defenderse de los peligros in-mediatos.Los otros, innumerables peligros quegeneraba la naturaleza no eran bsica-mente considerados como retos, por-que sus caractersticas naturalesdiferan de las similitudes entre seresvivos de mayor inteligencia, y por ello,

    las otras causas naturales fueron con-sideradas telricas y generaron losdioses y las religiones para poder ex-plicarlas.En nuestra realidad actual, seguimosrecibiendo esta herencia que se haconstituido como fundamental dentro

    de la experiencia humana y que, nosguste o no, ha generado las bases delas estructuras de poder, ya que estadicotoma colectivo masculino-colec-tivo femenino, no est resuelta.Para la gente anarquista esto resultams evidente que para otras formas depensamiento, pero, no obstante, labase de equilibrio que debe generaruna sociedad no piramidal no se ejer-

    cita con la debida claridad, por elloexistimos las anarco-feministas.Cuando el colectivo masculino veaclaro, que la fuerza bruta no es impe-rativa de superioridad sino de infrahu-manidad, posiblemente nosencontremos en el punto de salida.Hoy por hoy, esa elemental obviedadno parece estar tan clara, porque siguemantenindose con excesiva fuerza y,pensamos que supone una torpeza enel proceso de evolucin de la humani-dad.

    S razn y no fuerza generan la base denuestra racionalidad, la diversidadsera aceptada como un hecho indiscu-tible y por lo tanto, discutir sobreigualdad humana, no tendra sentido.Pero, lamentablemente lo tiene, y poreso las mujeres anarquistas debemos

    insistir con ms fuerza sobre la nece-sidad de que el colectivo masculinoanarquista, desestime la fuerza comoelemento de poder y genere racionali-dad como forma de progreso y evolu-cin.Es indudable que las concepcionesms simples a veces resultan las msdifciles de comprender porque, posi-blemente, subyace con excesiva fuerza

    ese deseo ancestral de originalidad ysuperioridad que compensa la acepta-cin de nuestra igualdad como especiehumana pensante y evolucionable.Si el individualismo cede y se incre-menta el colectivismo, es evidente queesos deseos de identidad y originali-dad se compensaran en la consecu-cin de un objetivo comn de libertady felicidad, porque, tal vez todo nosquede poco claro, pero lo que s es deltodo clarividente es el sentimiento deinfelicidad que nos asola, por lo que

    cualquier alternativa que nos evite so-ledad y dolor, siempre ser mejor quelo que tenemos.

    Josefa Martn LuengoMujeres por la anarqua

    Abajo los muros de las prisionescomunicado de Noelia Cotelo Riveiro (C.P. Albolote - Granada)

    Ante todo me parece de ley decir quepor desgracia no soy una presa tortu-

    rada, soy Otra Presa Torturada eneste supuesto pas de derecho y demo-kratiko. Desde la mazmorra dondeestoy en un bunker de aislamiento,donde llevo 6 aos encerrada, simple-mente por el hecho de rebelarme con-tra las injusticias y las atrocidades queaqu dentro nos hacen los verdugos aquienes llevamos sangre en las venaspara reivindicarnos para sublevarmosy les hacemos ganarse ese sustentoque reciben del estado por maltratar-

    nos, violar nuestros derechos, tortu-rarnos fsica y mentalmente o inclusoasesinar con total impunidad. Valin-dose del trmino abstracto reinserc-cin me mantienen 23 horas diariasencerrada en una mazmorra de 3 me-tros cuadrados. Debiendo salir a unpatio similar a una jaula donde apenasda el sol y por supuesto sola, dado queel ilegalizado rgimen F.I.E.S. sigueexistiendo. Dispersada de mi familia,dispersada de mi tierra y lejos de misseres queridos. El submundo carcela-rio del cual nadie habla por temor a noser credo.Haciendo un rpido repaso a mi estan-

    cia en estos centros de exterminioquiero relatar mi paso por estos y de-

    nunciar pblicamente lo que aqu su-cede. C.P. Brieva: el talego donde reinala sumisin por parte de las internas eimpera la palabra de los verdugos. Enesta prisin se me ha torturado, mehan partido un hueso de la mueca lacual llev 30 das escayolada fruto delas habituales palizas diarias. Se memantiene incomunicada de formatotal (telfono, locutorios, vis a vis ycorreo) de forma habitual llegando in-cluso a poner denuncias los verdugos

    a mi madre con el fin de mantener laincomunicacion. Se me ha esposado yencinchado a la contencin mecnicaen multitud de ocasiones, tras ser tor-turada y la noche del 23 octubre 2012,tras estar esposada, me despert alsentir las manos de un lacayo del es-tado tocndome el cuerpo Cmo nose hace nada? Porque este podrido sis-tema opresor alienta a que los verdu-gos gocen de impunidad. Sigo viva,pero muchos hermanos y camaradashan sido asesinados vilmente cuandotericamente cumplan condena. In-duccin al suicidio por el rgimenopresor restringente; agresiones que

    se les van de las manos y nos matan(luego aparecemos ahorcadxs como si

    nos suicidsemos); se nos adultera lametadona para anularnos (y para ase-sinar de forma blanca, sobredosis),se nos humilla, se nos veja y hasta lxskompas enfermos mueren en las pri-siones por no aplicarles el artculo deexcarcelacin por enfermedad termi-nal. C .P. Brieva, C.P. Picassent, C. P.Albolote campos de exterminio ymataderos del estado. Somos 75.000presxs en Espaa, mucho dolor, tor-tura y sufrimiento (tanto a lxs presxs

    komo a las familias) por lo cual quieroque los lazos de solidaridad que nosunen hagan presin y se luche por laabolicin de la tortura, por la abolicinde las crceles y el rgimen FIES ypara que nadie ms tenga que vivirestas experiencias que nos marcarande por vida. Aunemos las voces y conel puo en alto luchemos a suerte o amuerte por nuestros derechos y nues-tra libertad.CONTRA LA SOCIEDAD CAR-CELARIA Y SUS SIKARIOS!POR LA ANARQUA!

    Noelia Cotelo Riveiro,C.P. Albolote en Granada

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    Las cosas del Estado y el estado de las cosasDijo alguien alguna vez que elnacionalismo es la religindel Estado. Y tena, si atende-mos al sentido comn, toda larazn. Es muy fcil confundir en

    la actualidad pueblo con na-cin, y ms teniendo en cuentaque desde la llamada transicinhasta la actualidad, las luchassociales las ha monopolizado elEstado, creando cauces de ca-nalizacin de las mismas e in-tentando hacernos creer quejams existir una socie-dad sin Estado e incluso, quejams existi.Esta visin todopoderosa delEstado se cuela en nuestra vidacotidiana y crea en nosotr@s unmiedo terrible a la exclusin so-cial si rompemos definitiva-mente con l. Nos da pavorequipararnos con l@s llamad@ssin techo, lo que antiguamentese conoca como mendig@syque ahora utilizamos mil eufe-

    mismos al nombrarl@s para serpolticamente correct@s. Esemiedo, muchas veces, nos con-

    vierte consciente o inconscien-temente en sujetos ms o menospasivos ante la desigualdad so-cial. Lavando nuestras concien-cias utilizando la caridadpero,eso s, disfrazndola deSolida-ridad. Y transformndonos, en

    ltima instancia y en ocasionessin ser conscientes de ello, encorreligionari@s del Es-tado.Muchas veces queremos luchar

    y rebelarnos contra tanta injus-ticia y deshumanizacin exis-tentes en esta sociedadprofundamente enferma y co-rrupta, y sabemos, con toda cer-teza cual es el camino que nosllevara a una sociedad libre eigualitaria de verdad, a un pro-

    fundo cambio en las concienciashumanas. Sabemos, desdenuestro activismo social, que elcamino pasa por una rupturatotal con las cosas del Es-

    tado, ya que el Estado a lonico que tiende es a perpe-tuarse. Con todo lo que ello con-lleva.Nos encontramos, pues, que sedefienden desde posturas defi-nidas como libertarias, con-ceptos como soberananacional, utilizando trminoscomo anarcoindependen-tismo, y buscando argumenta-ciones que justifiquen tamaodespropsito en los clsicos y enlos modernos. No haciendo sinotergiversar y sacar de contextofrases y obras encuadradas enun marco social e histrico de-terminado, y leyendo la obra losclsicos sin una visin global deconjunto. Convierten as elanarquismo en una corriente

    ms de la izquierda poltica.Esto, an sin quererlo, lesacerca a las cosas del Estado

    y no les deja ver con agudeza elestado de las cosas.Desde la FAI siempre hemospracticado un Anarquismocon maysculas ysin adjetivos.Siempre hemos consideradoque las diferentes corrientes que

    de verdad se denominen y ac-tuen de manera libertaria(para nosotr@s sinnimo deanarquista) deben federarseentre ellas atendiendo a su pro-pia autonoma mediante unpacto asociativo que nosuna, en lugar de disgregarse yemprender luchas en solitario.Como deca la vieja cancinVindicacin no hay que pedir,solo la unin la podr exigir.

    Magneto

    No nos puede venir a la cabezaotra palabra cuando leemos unao despus que una trabaja-dora muri por miedo a perder

    su trabajo en la misma em-presa que hace unas semanasdespidi a otra trabajadora alausentarse de su puesto de tra-bajo porque iban a ejecutar sudesahucio. Basura!Cada vez que ojeamos la prensa,sea burguesa o alternativa, sola-mente nos puede venir esa pala-bra a la mente: Basura!:Leemos en Mundo Obrero unadefensa del uso de transgnicosen agricultura desde un enfoquesupuestamente obrero, desca-lificando y negando todos losfundamentos de la Agroecolo-ga: Basura!Vemos con indignacin cmo seexalta la figura del emprende-dor ignorando el concepto detrabajo asociado, dando porparte del Estado una solucinindividual a un problema colec-tivo: Basura!Observamos con profundo asco

    cmo la Iglesia Catlica se afanaen limpiar su imagen y vestirsede progresismo mientrassigue adoctrinando mentes enlos complejos de culpa ms ex-tremos y aborregando concien-cias desde una supuestaliberacin de las conciencias:Basura!Nos damos cuenta cmo se vaconfundiendo en lo general lapalabra SOLIDARIDAD con la

    ms rancia caridad, tejiendo unentramado lleno de egos y de in-dignidad social como respuestaa los graves problemas de ham-bre y exclusin social: Basura!Vemos con rabia contenidacmo nos confunden con su pa-labrera, polticos de todos lospelajes, dando propuestas parasolucionarnos la vida y hacien-donos mirar al que no comulguecon unos supuestos ideales (queno son sino un doctrinario pol-tico) como enemig@s: Basura!

    Grupo Anarquista PerdignFAI

    Basura!

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    Son muchos los correos que recibimos cada mes a nuestro mail, os damosa tod@s las gracias por vuestras aportaciones. No obstante, nos es muydifcil publicarlas todas o realizar una seleccin previa, ya que muchoscorreos no son para publicar, si no para pedir informacin o colabora-cin. Si queris publicar en el boletn, enviad mail a:

    [email protected] en el asunto: PARA EL BUENAVENTURA.

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    Grupo Anarquista Perdign-FAI

    Islas [email protected]

    La emancipacin de l@s trabajador@s hade ser obra de l@s trabajador@s mism@s

    Organzate y luchapor la Anarquay contra todo poder

    CNT Canarias:-SOV de Santa Cruz de TenerifeCtra. del Rosario 132, 38108 Taco (La Laguna)Tfno. y fax: 922 613391E-mails: [email protected]@gmail.comHorarios: Lun - Vie (18 a 21 hras.)Parada del Tranva: Taco.cntenmarcha.blogspot.com.es

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