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NOVEDADES JURDICAS>4

Esta afirmacin encuentra eco en la sentencia ex-pedida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos1 (CIDH) contra Ecuador, puesto que, miembros de las Fuerzas Armadas procedieron a victimar a tres personas, en el interior de sus do-micilios respectivos, intentaron justificar tal actua-cin bajo el argumento de encontrarse durante la vigencia de un estado de excepcin con el que pretenda reducir los ndices delincuenciales detectados en las principales ciudades del pas. Catorce aos despus, la actividad delictiva con-tina en franco incremento.

Lastimosamente, no se trata de un caso aislado. Si revisamos los fallos emitidos por la CIDH contra

Ecuador2, notaremos que en todos y cada uno de ellos, es posible identificar un denominador comn: la violacin de los Arts. 8 (Garantas Judiciales) y 25 (Proteccin Judicial) de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, lo que denota la caren-cia jurdica descrita.

De la jurisprudencia citada se desprende la nece-sidad de contribuir al debate pblico mediante un sucinto anlisis sobre dos instituciones jurdicas: las Garantas Fundamentales y el Estado de Emergen-cia. Figuras indispensables para la efectiva vigen-cia de un estado social de derecho como se ha definido al Ecuador, de conformidad con el artcu-lo primero de su carta poltica.

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PODOCARPUS

PODOCARPUS

Cundo incursion en la poltica de eleccin popular?

Se acercaban las elecciones de 1970, Velasco buscaba candidatos a diputados por el Gua-yas, l me dijo que no crea en el congreso, ni autoridades a base de gritos; pero s en la rec-titud y capacidad de una persona que como yo pueda hacer una labor eficaz. Quiero que sea candidato por la lista de gobierno me dijo. Sobre estas listas haba mucha pelea en el Guayas. Gan, pero no hubo congreso por-que Velasco se proclam dictador.

En 1979 me empujaron a ser candidato por Pi-chincha, hice una campaa linda y sal electo dentro de los seis legisladores. Me encontr con que en aquel Congreso estaba lo ms brillan-te de la intelectualidad poltica del Ecuador, as empec mi carrera de diputado. Hice una labor til en el Congreso, no lo han descono-cido, los polticos, los intelectuales, ni los profe-sionales del Ecuador; de manera que cuando han querido echar sombras sobre algo hecho por m se han encontrado con una verdadera muralla de defensa. Uno de mis ms entusias-tas detractores fue Febres Cordero.

Cundo fue Usted candidato a la Presidencia de la Repblica?Antes de la dictadura de Rodrguez Lara, que frustr otros polticos durante largos aos.

De estas dignidades que Usted ha ocupado, cul es la que ms contento le ha dejado? Le dira que la de Ministro del Trabajo, fue muy fecunda por las iniciativas que tuvimos para ha-cer un ministerio sobresaliente; pero tambin la de Presidente del Tribunal de Garantas Constitu-cionales. Pude ah concretar una serie de ideas y plasmarlas en resoluciones, por ejemplo las ideas de promocin de la mujer, haba prohibiciones para el ejercicio de cargos en los que la mujer tena que pedir permiso al marido, ante tan pri-mitivas prohibiciones y disposiciones legales, yo hice un recuento minucioso y en una sola sesin del Tribunal obtuve que se las declarara incons-titucionales, entonces empez la verdadera re-novacin de la intervencin poltica de la mu-jer que estaba impedida de ejercer las labores comunes de la ciudadana. Por supuesto la del Congreso fue muy valiosa tambin.

De cul se arrepiente?El arrepentirse significa rechazar decisiones que tuvo, a su tiempo, una persona de libre deter-minacin. Pero creo que la que me dej un mal sabor de boca fue mi paso por la democracia popular, por actitudes propias de la poltica.

Su experiencia como docente es tan amplia como en la poltica, qu opina de la educa-cin en el Ecuador?No puedo opinar sobre la educacin, fui pro-fesor de educacin secundaria durante varios aos, en el curso de mi vida ms de treinta aos. Fui profesor de universidades, y las en-cuentro, dentro del concierto nacional, bastan-te satisfactorias. Por lo menos yo recuerdo con honda satisfaccin el haber ejercido ctedras en universidades que tuvieron como alumnos a ex Presidentes de la Repblica como Jaime Rolds, alumno mo, entre otras personalida-des polticas como Gustavo Noboa, de modo que los productos que ha dado la universidad no han sido malos, la institucin no solo puede considerarse satisfactoria sino excelente.

Qu expectativas tiene de la Asamblea Constituyente?Muy pocas, en primer lugar y sobre todas las cosas creo que la Asamblea Constituyente se conform en una forma errnea, porque no se atendi a lo que se deba cuando se trata de un trabajo de esta clase. Recuerdo que en Co-lombia para hacerse la asamblea y convocar-se a diputados constituyentes se tuvo el acierto de poner condiciones lgicas, experiencias, profesores universitarios, autores de obras de derecho pblico, es decir lo lgico hasta incor-poraban como candidatos potenciales a ex guerrilleros que haban entregado las armas; era un espejo en el que se miraba lo ms se-lecto de la ciudadana y no era un conjunto de gente de buena voluntad, como nuestro caso; una amalgama, una mezcla, ese es el principal error seguido del desconocimiento del Estatuto aprobado por el pueblo, la contradiccin entre lo que dice el Estatuto y las decisiones posterio-res, el anuncio de un caos jurdico que se pre-siente en la idea de eliminar el Congreso. Entre el ejecutivo y el congreso de la repblica existe un matrimonio sin divorcio, se mantiene eso en todo rgimen constitucional democrtico, no puede ser de otra manera.

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