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www.revistaquercus.es paso al negocio de las competiciones deportivas en la naturaleza. El interés de ayuntamientos, federaciones de- portivas, clubes de montaña, empresas privadas e incluso organizaciones solidarias por los beneficios económicos derivados de tales eventos ha hecho que estas competiciones, antes limitadas a polide- portivos, circuitos urbanos y vías periurbanas, se hayan extendido hacia los espacios naturales y de opinión C orrer es el deporte elegante, simple, natural y minimalista por excelencia, al alcance de casi cualquiera, sin necesidad de instalacio- nes específicas o de grandes desembolsos econó- micos. No se pretende criticar en ningún caso el hábito de correr de forma individual y recreativa por las montañas o por cualquier otro lugar. El pro- blema surge porque el auge del running, junto con el boom de las actividades de aventuras, ha dado Varios corredores reco- rren la Cuerda Larga, en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, durante el Gran Trail de Peñalara en su edición de 2014 (foto: Julio Vías). Rosa Fernández- Arroyo Cuando correr en montaña deja de ser un deporte amable La proliferación de competiciones de carreras en montaña, incluso en espacios protegidos, se ha convertido en un negocio que genera daños al medio natural y conflictos de uso público inasumibles. En un parque nacional tan frágil y acosado como el de la sierra de Guadarrama, el sentido común, el principio de cautela y la ley aconsejan la prohibición de las competiciones deportivas. 78 · Quercus 347 - Enero 2015

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paso al negocio de las competiciones deportivasen la naturaleza.El interés de ayuntamientos, federaciones de-

portivas, clubes de montaña, empresas privadas eincluso organizaciones solidarias por los beneficioseconómicos derivados de tales eventos ha hechoque estas competiciones, antes limitadas a polide-portivos, circuitos urbanos y vías periurbanas, sehayan extendido hacia los espacios naturales y de

opinión

Correr es el deporte elegante, simple, naturaly minimalista por excelencia, al alcance decasi cualquiera, sin necesidad de instalacio-

nes específicas o de grandes desembolsos econó-micos. No se pretende criticar en ningún caso elhábito de correr de forma individual y recreativapor las montañas o por cualquier otro lugar. El pro-blema surge porque el auge del running, junto conel boom de las actividades de aventuras, ha dado

Varios corredores reco-rren la Cuerda Larga, enel Parque Nacional de laSierra de Guadarrama,durante el Gran Trail dePeñalara en su ediciónde 2014 (foto: Julio Vías).

Rosa Fernández-Arroyo Cuando correr

en montaña deja de serun deporte amable

La proliferación de competiciones de carreras en montaña, incluso en espaciosprotegidos, se ha convertido en un negocio que genera daños al medio natural y conflictos

de uso público inasumibles. En un parque nacional tan frágil y acosado como el de lasierra de Guadarrama, el sentido común, el principio de cautela y la ley aconsejan la

prohibición de las competiciones deportivas.

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Deterioro erosivo por eltránsito recreativo en lasenda de Peñalara-Puer-to del Nevero, junto a lazona de máxima protec-ción del Parque Nacionalde la Sierra de Guadarra-ma (foto: RedMontañas).

de los Recursos Naturales (PORN) del Parque Na-cional de la Sierra de Guadarrama incluía un in-forme de más de quinientas páginas en el que seanalizaban cada uno de los catorce deportes ymodalidades deportivas con implantación porentonces en la zona. El informe contemplaba elrunning por montaña como un deporte casi mi-noritario, de baja o moderada capacidad de pe-netración, de impacto ambiental asumible y conpoca incidencia negativa sobre las áreas de ma-yor calidad ambiental de la sierra, es decir, lasmás distantes de los aparcamientos y otros pun-tos de partida.En cuanto a las competiciones de carreras por

montaña, que por aquella época sumaban nuevepruebas con distintas distancias y con númerosde participantes en torno a 100-250, el informede 2004 especificaba lo siguiente: “No se puedehablar de una masificación de esta actividad, sinembargo es preciso prestar atención al número ytipo de estas pruebas, así como a sus efectos acu-mulativos”. Y finalizaba con la siguiente reflexiónsobre las competiciones: “No cabe duda de queconstituyen la parte más prescindible y más con-flictiva en los deportes de naturaleza, y su crea-ción, planificación y celebración deben ser objetode cuidadosa supervisión y seguimiento”.Diez años después, y transcurrido año y medio

desde la declaración del Parque Nacional de laSierra de Guadarrama, las autoridades ambien-tales siguen concediendo todos los permisos so-licitados, en ausencia de seguimiento y sin queexistan estudios de capacidad de carga deporti-va sobre las distintas áreas del territorio. Duran-

montaña, incluyendo los de máximo rango de pro-tección legal, como son los parques nacionales.La consecuencia es que las carreras de monta-

ña se han convertido en una actividad de alta ca-pacidad de penetración, que traslada grandescantidades de personas a lugares poco frecuen-tados, poco afectados aún por los impactos am-bientales y por tanto más sensibles a nuevaspresiones. Con ello algunos espacios protegidoshan visto cómo se incrementaba la carga de usopúblico que ya sufrían. Paralelamente, las com-peticiones en montaña se han consolidado comoalgo tan demandado que se intenta presentarcomo inaceptable tan solo cuestionarlas. Si a es-to se le suma que un gran número de áreas pro-tegidas carece de planes de uso público, o quelos que existen están obsoletos, el resultado esque estas carreras y eventos deportivos quedanen una especie de limbo normativo. Veamos có-mo han sucedido las cosas, por ejemplo, en elcaso concreto de la sierra de Guadarrama.

Sin seguimiento ni estudios de capacidad de carga En 2004, el estudio que la Comunidad de Madridencargó como base para el Plan de Ordenación

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presión se le puedan añadir carreras de montañao concentraciones deportivas de cualquier otrotipo y pretender que el resultado sea compatiblecon la conservación de los valores naturales.Se intenta relativizar el impacto de las compe-

ticiones de carrera por montaña con ejemploscomo el Ultra-Trail del Mont Blanc, con sus 2.500participantes. Pero no se dice también que estaprestigiosa prueba se realiza sobre caminos tu-rísticos bien trazados, consolidados y cuidadosa-mente mantenidos año tras año por cuadrillas detrabajadores locales. En los Estados Unidos, ejér-citos de corredores y ciclistas de montaña res-tauran voluntariamente los caminos para rever-tir los daños causados, ganarse el beneplácito delas autoridades ambientales y el respeto deotros usuarios de los senderos.Nada de eso sucede en España. Carreras como

el Gran Trail Aneto-Posets con sus más de 2.000participantes, o el Gran Trail de Peñalara, conmás de 1.000 dorsales en 2014, se desarrollansobre una red de caminos que, con la excepciónde algunos tramos de pista forestal, son en sumayoría senderos pequeños, muy deteriorados,con su origen en el antiguo pastoreo de ganadomenor, no concebidos para el uso recreativo in-tenso, y que nadie repara.

Demasiados efectos adversosLa demanda de pruebas cada vez más largas yduras, como maratones y ultramaratones (de

opinión

te 2014 se celebraron en el parque y su área deinfluencia unas cuarenta competiciones de ca-rreras por montaña, con cifras de participaciónde entre 350 y 1.200 corredores por evento y untotal estimado de 15.000 a 20.000. Además, to-do esto sucede cuando aún no hay un Plan Rec-tor de Uso y Gestión (PRUG) para el Parque Na-cional de la Sierra de Guadarrama y en un con-texto en el que los responsables de la Comuni-dad de Madrid consideran los tres millones y me-dio de visitas al año en este espacio protegidocomo un gran éxito de gestión.

Sobre territorios inadecuadosDebido a sus particularidades orográficas, climá-ticas y ecológicas, las montañas son lugares frá-giles, con suelos y ecosistemas poco resistentesy poco resilientes. En las acusadas pendientes,la escorrentía potencia los daños erosivos unavez iniciados, incluso aunque el factor causantehaya dejado de actuar, y la capacidad de rege-neración esté negativamente condicionada porel breve período vegetativo y por la dureza de lameteorología. Por todo ello, el impacto ambiental de las carre-

ras por montaña debería evaluarse caso a caso ytramo a tramo, y contemplar un gran número defactores y sus interacciones, tales como altitud,pendiente, orientación, tipo de suelo, época delaño y climatología, grado de saturación del suelo,calidad del trazado del camino y su anchura, for-maciones vegetales y presencia de fauna. Peroademás debieran tenerse en cuenta las interac-ciones con los demás usos del territorio, el efectoacumulativo de todos ellos y las posibles interac-ciones entre problemas preexistentes y los quetraería la celebración de una carrera. Un ejemplode estas interacciones podrían ser los efectos so-bre especies faunísticas cuya capacidad de tolerarel estrés esté ya próxima al límite. Estas cuestiones complejas no se están tenien-

do en cuenta cuando se expiden autorizacionespara carreras de montaña, al menos en la sierrade Guadarrama. En este parque nacional hay es-pacios “sobreexplotados”, como La Pedriza, queatrae a senderistas, ciclistas, escaladores, blo-queros, corredores, cazadores y pescadores. Hablamos de un lugar que recibe varios miles

de autobuses de montañeros y colegios cadaaño, mientras acoge un sinfín de actividades yusos, como cursos de todo tipo, trabajos foresta-les, rutas guiadas, deportes nocturnos, bautizosde sectas, botellón o cámping libre de autocara-vanas en los aparcamientos. Donde el baño y eluso recreativo del río merecen el calificativo deauténtico maltrato. Y donde hay chiringuitos ale-gales que vierten directamente al río Manzana-res, problemas de especies exóticas e invasoras,colonias de gatos asilvestrados, grave presión deherbivoría por parte de la cabra montés, extre-mos climáticos... Resulta difícil creer que a tanta

Participantes en el Ultra-trail del Mont Blanc delaño 2009. Puede obser-varse el excelente traza-do del camino y su firmebien mantenido (foto:Manu Oñorbe).

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Autora: Rosa Fernández-Arroyo ([email protected]), biólogay montañera, dirigeRedMontañas, asociacióncreada hace una décadapara transmitir laimportancia de proteger lasáreas de montaña ycontribuir a la puesta enmarcha de todos losmecanismos necesariospara este fin. Másinformación, enwww.redmontanas.org

personal en la naturaleza. El cre-ciente uso de las montañas comocancha deportiva va en detri-mento de su valor, consagradopor siglos de admirativo apreciopor parte de escritores, filósofos,artistas, hombres de ciencia e in-contables ciudadanos más, comoespacio para el disfrute espiritualy la experiencia de la calma, elsilencio y la tranquilidad. Se insiste en que los corredo-

res de montaña son usuariossensibilizados hacia el medio am-biente, que recogen sus basurasy que aman las montañas. Sinponerlo en duda, sí pensamosque este colectivo debiera de-mostrar su compromiso a travésde hechos y actitudes explícitas,como los siguientes:- Respetar la fragilidad de las

montañas, así como reconocerque correr, especialmente enmasa, afecta al suelo, a la vege-tación y a la fauna. - Exigir la modificación de los

reglamentos de las carreras demontaña para que éstas discu-rran siempre por pistas foresta-

les y caminos expresamente consolidados paratal fin. No deberían emplearse senderos erosio-nables y de fuerte pendiente, y por descontado,jamás ir campo a través.- Asumir límites en cuanto al número anual de

pruebas en un mismo espacio y al número decompetidores, que debería no pasar de 150-200. - Aceptar que las carreras solo deben celebrar-

se en horario diurno y durante los meses de sep-tiembre a noviembre, ya que la primavera y elverano son críticos en montaña por la reproduc-ción de la fauna silvestre. - Estar dispuestos a contribuir con algún tipo

de retorno ambiental o compensación: dar algo acambio del deterioro producido, por ejemplo unacontribución económica, o colaborar en jornadasde restauración de caminos y reforestación. - Y por último y fundamental, comprender que

los parques nacionales, máximas joyas de laconservación de la naturaleza, pueden y debenconocerse, celebrarse y disfrutarse, pero no sonel lugar adecuado para celebrar competicionesdeportivas.

Adhesiones que respaldan este textoAdemás de RedMontañas, suscriben los contenidos de este artículo las siguientesorganizaciones: Reforesta, Mountain Wilderness - Ayllón, Guadarrama y Gredos;Amigos de la Tierra y Asociación Bio+. A título personal, lo suscriben Eduardo Martínezde Pisón (catedrático emérito de Geografía Física en la Universidad Autónoma deMadrid), Julio Vías (escritor y naturalista), Manu Oñorbe (consultor ambiental ycorredor), Luis Alejos (escritor y autor de guías de montaña), Blanca Ramos (técnicode conservación en el Parque Nacional de Sierra Nevada) y Javier Benayas (profesorde Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid).

cuarenta a cien kilómetros) ha disparado la ca-pacidad de penetración de esta actividad, empu-jando literalmente a multitudes hacia las zonasmás altas y lejanas, hasta ahora relativamentepreservadas por la distancia y el filtro del esfuer-zo. Como consecuencia de la masificación pun-tual de lugares antaño tranquilos se producentambién afecciones a la biodiversidad, que sue-len pasar inadvertidas frente a impactos más vi-sibles como la erosión o las basuras. Por lo general, el pisoteo de un pequeño rodal de

una planta protegida o ahuyentar a un animalson cosas que pasan desapercibidas. Pero estetipo de efectos puede ser especialmente impor-tante durante las carreras y entrenamientos gru-pales nocturnos. En espacios naturales tan an-tropizados como la sierra de Guadarrama, la fau-na silvestre sufre un grado de estrés cada vezmayor que a menudo lleva a los animales a quedesarrollen hábitos crepusculares. Por esta ra-zón las actividades deportivas y recreativas noc-turnas, cada vez más de moda, constituyen unclaro factor de perturbación que interfiere en lospatrones de alimentación y descanso de la faunay que se volverá tanto más perjudicial para suspoblaciones a medida que esta moda vaya amás.Cada vez más usuarios de las montañas se es-

tán pronunciando en contra de la proliferaciónde las competiciones debido a las molestias, lafrustración y la pérdida de calidad de la vivencia

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