Neuroyoga - Ejercicio 6 · (La Postura) Existen tres pilares para la práctica correcta de zazen:...

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Neuroyoga - Ejercicio 6

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Neuroyoga - Ejercicio 6

(La Postura)

Existen tres pilares para la práctica correcta de zazen: Postura, Respiración y Condición de la mente o espíritu,

Postura: Colocar el zafu (almohadón) a aproximadamente un metro del muro. Sentarse y cruzar las piernas en loto o medio loto. En la posición de loto, colocar el pie izquierdo sobre el muslo derecho y el pie derecho sobre el muslo izquierdo. En medio loto,

contentarse con presionar el pie izquierdo contra el muslo derecho.

Balancear la pelvis hasta encontrar el justo equilibrio. Estirar bien la columna vertebral y recoger el mentón. Las manos con las palmas vueltas hacia arriba, la izquierda sobre la derecha y los pulgares en contacto.

Los párpados entornados y la mirada baja. La lengua en contacto con el paladar, la boca cerrada y los dientes tocándose.

Empujar el suelo con las rodillas y el cielo con la cabeza.

Respiración: Durante zazen prestamos atención a la respiración. No hay que controlarla ni forzarla, sino permitir que el aire fluya libremente en una forma natural.

Así, va encontrando su ritmo. Si se acompaña la exhalación hasta el final, esta se hace más profunda y la inspiración llega por sí misma.

Condición de la mente: Casi todas las filosofías y religiones coinciden en la necesidad de una mente quieta, silenciosa. ¿Cómo

hacer para aquietar la mente? No podemos. Cuanto más lo intentamos peor es.

Es preferible dejarla libre, dejando pasar los pensamientos y concentrarse en la respiración. Si observamos el fluir del aire, la mente, en un instante, desaparece por sí sola.

Dice el maestro Dogen: “Pensad desde el fondo del no-pensar.” ¿Cómo pensar desde el fondo del no-pensar? No pensar.

Sentado en el centro del zafu (almohadón redondo) se cruzan las piernas en loto o medio loto. Si se encuentra una imposibilidad, se cruzan simplemente cuidando no colocar un pie sobre la pierna. Sin embargo, conviene apoyarse firmemente en el suelo con las rodillas. En la postura del loto los pies oprimen en cada muslo zonas que comprenden los principales puntos de acupuntura correspondientes a los meridianos del hígado, la vesícula y el riñón. En la antigüedad, los samurais estimulaban automáticamente estos centros de energía por la presión de los muslos sobre el caballo.

La pelvis caída hacia adelante al nivel de la quinta vértebra lumbar, la columna vertebral arqueada, la espalda recta, tocamos la tierra con las rodillas y el cielo con la cabeza. Mentón hundido, y por lo mismo nuca erguida, vientre distendido, nariz en línea vertical con el ombligo: sea como un arco tendido cuya flecha es el espíritu.

Una vez en posición se colocan los puños cerrados (apretando el pulgar) sobre los muslos, cerca de las rodillas, y se balancea la espalda muy recta de derecha a izquierda siete u ocho veces, reduciendo el movimiento con lentitud hasta encontrar la vertical de equilibrio. Se saluda gassho entonces, es decir, se juntan las manos ante sí, palma con palma, a la altura de los hombros, los brazos doblados permanecen bien horizontales. No queda más que poner la mano izquierda sobre la derecha, las palmas hacia el cielo y contra el abdomen; los pulgares en contacto por su extremidad, mantenidos horizontales por una ligera tensión, no dibujando

montañas ni valles. Los hombros caen naturalmente, como apartados y retirados hacia atrás. La punta de la lengua toca el paladar. La mirada posada a un metro de distancia. Debe estar dirigida hacia el interior. Los ojos, semi cerrados no miran nada… a pesar de que, ¡ intuitivamente lo ven todo !

La respiración

Juega un rol primordial. El ser vivo respira. Lo primero es el aliento. La respiración Zen no es comparable a ninguna otra. Tiende ante todo a establecer un ritmo lento, poderoso y natural. Si nos concentramos en una respiración suave, larga y profunda, la atención concentrada en la postura, la inspiración llega naturalmente. El aire se retira paulatina y silenciosamente, mientras que el empuje debido a la espiración desciende con fuerza sobre el vientre. Se “oprimen los intestinos”, provocando así un saludable masaje de los órganos internos. Los Maestros comparan el aliento Zen al mugido de la vaca o al grito de espiración del recién nacido.

La actitud del espíritu

La respiración adecuada brota de una postura correcta. De igual modo, la actitud del espíritu fluye naturalmente de una profunda concentración sobre la posición física y la respiración. El que respira vive larga, intensa, apaciblemente. El ejercicio de la respiración adecuada permite neutralizar los shocks nerviosos, dominar los instintos y la pasión, controlar la actividad mental.

La circulación cerebral mejora notablemente. El córtex descansa y el flujo consciente de pensamientos se detiene, en tanto que la sangre fluye a las capas profundas. Mejor irrigadas, estas capas se despiertan de un semi-sueño, y su actividad produce una sensación de bienestar, de serenidad, de calma próxima al sueño profundo, pero en pleno despertar. El sistema nervioso se relaja, el cerebro “primitivo” entra en una plena actividad. Uno se siente plenamente

receptivo, atento, en todas las células del cuerpo. Pensamos con el cuerpo, inconscientemente, toda contradicción desaparece sin gasto de energía. Los pueblos llamados primitivos han conservado un cerebro profundo muy activo. Nuestra civilización occidental los ha educado, refinado, y tal complejidad intelectual les ha hecho perder la fuerza, la intuición, la sabiduría ligadas al núcleo interno del cerebro. Es por eso que el Zen es un tesoro inestimable para el hombre de hoy, para el que tiene ojos para ver y oídos para escuchar. Por la práctica regular de zazen nos es dado convertirnos en hombres nuevos volviendo a los orígenes de la vida. Podemos acceder a la condición normal del cuerpo y del espíritu (que son uno) captando la existencia en su raíz.

Sentados en zazen, dejamos correr las imágenes, los pensamientos, las formaciones mentales que surgen del inconsciente como nubes por el cielo límpido… sin oponernos, sin aferrarnos a ellas. Como sombras delante de un espejo, las emanaciones del subconsciente pasan, torna y se desvanecen. Y se llega al subconsciente profundo sin pensar, más allá de todo pensamiento hishiryo, pureza verdadera. El Zen es muy simple y al mismo tiempo muy difícil de comprender. Es un problema de esfuerzo y repetición… como la vida. Sentados sin ningún tipo de fin ni espíritu de provecho, si vuestra

respiración y la actitud de vuestro espíritu están en armonía, comprenderéis el verdadero Zen, captaréis la naturaleza del Buda.

*Tomado del libro “La práctica de la concentración” del Maestro Taisen Deshimaru

Revisa que tus manos estén apoyadas. Si estás sentado con las piernas cruzadas, entonces podrás apoyar las manos cómodamente en el regazo. Sin embargo, es posible que quieras ponerlas más en alto. Esto permitirá que tus hombros rueden mejor hacia atrás y se relajen más. Si estás en una silla, lo normal será que pongas las

manos en los muslos, pero quienes tienen la espalda más larga necesitarán apoyar las manos en algo. Si estás hincado, en cojín o banquito, necesitarás tener una buena base para las manos. Puede servir otro cojín, o un suéter o una cobija, algo que ates alrededor de tu cintura. Si sientes algún dolor entre los omóplatos, prueba apoyando las manos arriba del nivel del ombligo.

Cabeza

Es muy importante la posición de la cabeza. Debe estar equilibrada, que casi parezca flotar sin esfuerzo sobre la punta de tu columna vertebral. Imagina que tu coronilla está colgada del hilo de un globo que sube y la eleva. Tu barbilla debe estar ligeramente recogida y la nuca alargada y relajada. Al meter la barbilla siente cómo los músculos de la nuca se relajan y se alargan.

Si metes demasiado la barbilla y tu cabeza se agacha, quizá tiendas a sentirte adormilado, o puedes caer en ciclos repetitivos de emociones, normalmente no muy positivas.

Si echas la cabeza muy atrás, de modo que tu barbilla se eleve, notarás que tiendes a ponerte pensativo y un poco “acelerado”.

Pero cuando recoges bien la barbilla, puedes estar al tanto de tus pensamientos y de tus emociones sin perderte en ninguno de ellos.

Una Lista para Revisar la Postura

1. Ajusta la altura de tu cojín, de modo que tu espalda se encuentre relativamente derecha, pero relajada. 2. Revisa que tus manos estén bien apoyadas. 3. Relaja los hombros; deja que caigan hacia atrás para que tu pecho se abra. 4. Acomoda el ángulo de la cabeza, para que tu nuca esté relajada, alargada y abierta. Que tu barbilla quede ligeramente recogida 5. Deja que se cierren tus ojos.

Conciencia del Cuerpo y Relajación.

Es vital estar consciente del cuerpo mientras meditas. No es algo ajeno a la meditación y tampoco es opcional. Es parte integral del proceso de la meditación. Si deseas meditar bien, es necesario que dediques unos minutos a la postura y a llevar tu atención por todo el cuerpo. Mientras más atención le pongas, al principio de la meditación, mejor será tu práctica. De otro modo, será como tratar de hacer una torta sin tomarte

la molestia de mezclar antes los ingredientes y sin revisar que el horno tenga la temperatura adecuada.

Acomoda tu postura

Una vez que hayas revisado tu postura, usando la guía de las páginas anteriores, puedes comenzar a llevar tu atención por todo el cuerpo.

Conciencia del cuerpo y relajación

Empieza por hacerte consciente de los pies y del contacto con el piso. En verdad, deja que tus pies se llenen de tu atención. Mientras más consciente estés de tus pies, mejor se relajarán. Deja que los músculos se suavicen y se aflojen. Dedícales uno o dos minutos y, luego, lleva tu atención al resto del cuerpo. Al pasar por cada músculo deja que se afloje. Hazte consciente de tus piernas, tus muslos, tus caderas, tu espalda, tus hombros, tus brazos, tus manos, tu nuca, tu cabeza y tu cara. Cada vez que tomes conciencia de alguna parte del cuerpo, suavízala, relájala y “déjate ir”.

Nota el cambio sutil en la calidad de tu experiencia cuando te has hecho consciente y luego te relajas. Con frecuencia, notarás que sientes más energía o un estremecimiento o, incluso, sentimientos de placer cada vez que se relaja tu cuerpo.

Pon especial atención a estas partes del cuerpo, donde suele acumularse la tensión: • La nuca • Los hombros • Las caderas • Los muslos y las pantorrillas

Después de recorrer tu cuerpo, toma conciencia de él en su totalidad. Luego, lleva la atención al vientre y siente cómo se mueve, tranquila y rítmicamente, cada vez que inhalas y exhalas.

Relájate, suavízate, déjate ir. Ahora, estás listo para empezar a meditar. De hecho, ya comenzaste.

La práctica del za-zen es el secreto del Zen. El za-zen es difícil, lo sé, mas si se ejercita cotidianamente es muy eficaz para la liberación de la conciencia y el desarrollo de la intuición. El za-zen no sólo desprende gran energía, sino que es también posición auroral. Su práctica no nos fuerza a obtener algo. Su fin es únicamente concentración en la posición, modo de respirar, actitud del espíritu.

La posición. Sentado en el centro del zafu (cojín redondo), se cruzan las piernas en loto o medio loto. Si no es posible se cruzan simplemente cuidando de no poner un pie sobre el muslo. No obstante, conviene apoyarse firmemente en el suelo con las rodillas. En la posición de loto los pies oprimen en cada muslo zonas que comprenden los principales puntos de acupuntura correspondientes a los meridianos del hígado, la vesícula y el riñón. Antiguamente los samuráis estimulaban estos centros de energía, de forma natural, por la presión de los muslos sobre el caballo.

Pelvis caída hacia adelante, al nivel de la quinta vértebra lumbar (según mi maestro, es como si el ano mirara al sol), columna vertebral arqueada, espalda recta. Se toca la tierra con las rodillas y el cielo con la cabeza. Mentón hundido, nuca erguida, vientre distendido, nariz en línea vertical con el ombligo; se es como un arco tenso cuya flecha sería el espíritu.

Una vez en posición se colocan los puños cerrados (apretando el pulgar) sobre los muslos, cerca de las rodillas, y se balancea la espalda muy recta a derecha e izquierda siete u ocho veces reduciendo lentamente el movimiento hasta encontrar la vertical de equilibrio. Se saluda (gassho) entonces, es decir, se juntan las manos delante de sí, palma con palma, a la altura de los hombros; los brazos, doblados, permanecen horizontales. No queda más que poner la mano izquierda sobre la derecha con las palmas mirando al cielo y contra el abdomen. Los pulgares en contacto por su extremidad, horizontales por una ligera tensión, no dibujan hondonada o pico. Los hombros caen naturalmente retirados hacia atrás. La punta de la lengua roza el velo del paladar. La mirada se posa a un metro de distancia, pero está volcada hacia el interior. Los ojos semicerrados no miran nada, intuitivamente se «ve» todo.

La respiración. Juega un papel primordial. El ser vivo respira. Lo primero es el aliento. La respiración Zen no es comparable a ninguna otra. Tiende ante todo a establecer un ritmo lento, poderoso y natural. Si nos concentramos en una espiración suave, larga y profunda, la inspiración viene de forma natural. El aire se retira paulatina y silenciosamente, mientras que el empuje debido a la espiración desciende con fuerza en el vientre. Se «oprimen los intestinos» provocando así un saludable masaje de los órganos internos.

Los maestros comparan la respiración Zen al mugido de la vaca o al grito del recién nacido. Este hálito es el «om», la simiente, el pneuma, fuente de vida.

Actitud del espíritu. La respiración adecuada brota de una posición correcta. De igual modo la actitud del espíritu fluye naturalmente de una profunda concentración en la posición física y en la respiración. El ejercicio correcto nos hace vivir largamente, apaciblemente, con intensidad. Neutralizamos los shocks

nerviosos, dominamos los instintos y las pasiones, controlamos la actividad mental. La circulación cerebral mejora notablemente. El córtex descansa y el flujo consciente de pensamientos cesa. La sangre afluye a las capas profundas que, mejor irrigadas, se despiertan de un semisueño; su actividad produce una sensación de bienestar, serenidad y paz parecida al sueño profundo pero en pleno despertar. El sistema nervioso se relaja, el cerebro «primitivo» entra en plena actividad. Plenamente receptivos y atentos, pensamos con cada una de las células de nuestro cuerpo. Inconscientemente, toda dualidad, toda contradicción desaparecen.

Los pueblos llamados primitivos han conservado un cerebro profundo muy activo. La civilización occidental ha educado y refinado el intelecto al tiempo que perdía fuerza, intuición y sabiduría, ligadas al núcleo interno del cerebro. Por eso el Zen es un tesoro inestimable para el hombre de hoy, para el que aún tiene ojos para ver y oídos para oír.

Por la práctica regular del za-zen nos es dado convertirnos en hombres nuevos volviendo al origen de la vida.

Podemos acceder a la condición normal del cuerpo y del espíritu (que son uno) captando la existencia en su raíz.

Sentados en za-zen dejamos correr las imágenes y pensamientos que atraviesan el inconsciente como nubes por un cielo límpido. Sin oponernos, sin agarrarnos a ellas, como sombras delante de un espejo las emanaciones del subconsciente pasan, tornan y se desvanecen. Y se llega al inconsciente profundo, sin pensamiento, más allá de todo pensar (hishiryo), pureza verdadera. Zen es muy simple y muy difícil de comprender. Es un problema de esfuerzo y repetición, como la vida.

Sentados, sin ningún tipo de ocupación, sin fin ni espíritu de provecho. Si la posición-respiración y actitud de vuestro espíritu

están en armonía, comprenderéis el verdadero Zen, captaréis la naturaleza de Buda.

*Texto: Maestro Taisen Deshimaru

¿QUE ES EL ZEN?

El Zen es muy simple…¿Qué eres? Por todas partes cada uno busca la felicidad fuera,pero nadie entiende su verdadero ser en su interior.

Todo el mundo dice: “Yo. Yo quiero esto, me gusta eso…” Pero nadie entiende este“Yo.” Antes de que nacieras, ¿de dónde viniste? Cuando mueras, ¿a dónde irás? Si te preguntas sinceramente, “¿Qué soy?” tarde o temprano toparás con un muro en el quetodo pensamiento es cortado. Llamamos a esto “No-sé” . El Zen es mantener esta mente “No-sé” siempre y en todo lugar.

Al caminar, permaneciendo de pie, sentado, tumbado, hablando, permaneciendo en silencio, moviéndote, estando tranquilo.

En todo momento, en todo lugar, sin interrupción : ¿Qué es esto? Una mente es infinitos kalpas.

La meditación en el Zen significa mantener una mente “No-sé” al postrarte, al cantar y sentarte Zen. Esta es la práctica Zen formal. Y cuando hagas algo, solamente hazlo.

Cuando conduzcas, sólo conduce; cuando comas, simplemente come; cuando trabajes, sólo trabaja.

Finalmente tu mente “No-sé” se volverá clara. Entonces puedes ver el cielo, sólo azul.

Puedes ver el árbol, sólo verde. Tu mente es como un espejo claro. Rojo viene, el espejo es rojo; blanco viene, el espejo es blanco. Una persona hambrienta viene, puedes darle de comer; una persona sedienta viene, puedes darle algo de beber. No hay deseo para mí mismo, solamente para todos los seres. Esto es lo que llamamos Gran Amor,

Gran Compasión, el Gran Camino del Bodhisattva. Es muy fácil, no es difícil.

Así que Buda dijo que todos los seres tienen la naturaleza Búdica (naturaleza iluminada). Pero el Maestro Zen Joju dijo que el perro no tiene naturaleza Búdica. ¿Cuál de los dos es correcto? ¿Cuál de los dos está equivocado? Si encuentras esto, hallarás el verdadero camino.

SENTADO: Tradicionalmente, en China y Corea, únicamente los monjes practicaban Zen. Pero el Zen ha llegado a Occidente donde la gente laica practica Zen. Esto ha cambiado el carácter del Zen. Ahora la meditación Zen, se basa sobre nuestra vida de cada día.

Sentarse Zen todo el tiempo no es posible para la gente laica. El Zen de cada día significa aprender a sentar la mente. Sentar la mente significa mantener una mente que no se mueve. ¿Cómo mantienes una mente que no se mueve? Deja de lado tu opinión tu condición y tu situación momento tras momento. Cuando hagas algo, simplemente hazlo. Este es el Zen de cada día. Para la gente laica la enseñanza del Gran Amor, la Gran Compasión y el Gran Camino del Bodhisattva es muy importante. Para alcanzar esto es necesario mantener una mente que no se mueva, entonces la situación correcta, la función correcta y la relación correcta aparecen por sí mismasen la vida de cada día; esto a su vez, ayudara mucho a que entres en un estado autohipnotico con mucha facilidad, logrando, excelentes resultados.

Te aconsejo, que si quieres utilizar este tipo de meditación para entrar en autohipnosis, empieces practicando las técnicas que aquí coloco y luego cuando hayas alcanzado un buen estado de meditación, comiences a mezclarla por así decirlo con la autohipnosis.

TECNICAS DE MEDITACION

Hay varias técnicas de meditación. Cada técnica produce un efecto especial sobre la mente.

Prácticas de la mente: estas prácticas son el corazón de la meditación. Tienen diferentes efectos sobre la mente. También, la velocidad del efecto puede variar en función de la técnica utilizada.

En todas las técnicas de meditación la respiración es importante. Para tranquilizar el cuerpo y la mente es útil realizar varias respiraciones largas y profundas al comienzo de la meditación. Respira utilizando el diafragma y centra tu atención en la zona situada por debajo del ombligo. La respiración debería ser relajada, natural y tranquila.

Algunas de las diversas técnicas son:

Técnica 1: Mantener una Pregunta

Tradicionalmente llamada “hwa tou.” Si tienes una pregunta, esta pregunta te ayudará a practicar. Si la duda es lo suficientemente grande e intensa, las más usuales son: “¿Qué soy yo?”, “¿Qué es la vida?”, etc. esta duda te proporcionará una mente anterior al pensamiento. Deja de lado todo pensamiento, todas las opiniones y deseos y continuamente retorna a la mente que se pregunta.

Técnica 2: Practicar con un Mantra

Usar un mantra para calmar la mente y fortalezer el centro [Tantien] es una técnica utilizada por los estudiantes Zen. La principal diferencia entre los diferentes mantras radica en la duración del mantra y en la dirección del mantra. Generalmente cuanto más incesante es el pensamiento, más corto es el mantra.

La práctica usual consiste en recitar el mantra constantemente prestándole atención y dejando que todo otro pensamiento disminuya. Esto lleva cierta práctica debido a que es muy fácil dejar que una parte de la mente ‘cante’ el mantra mientras que la otra esté pensando en la cena o en una película del cine. Cuando

esto ocurra, vuelve a traer tu mente amablemente para prestar atención al mantra sin juzgar nada ni preocuparte de sí estás o no muy despistado.

Los mantras más comunes son los siguientes:

Mente Clara, Mente Clara, Mente Clara — No sé

Este mantra es normalmente aconsejado a los principiantes junto con un ejercicio de respiración. Inspira mientras repites mentalmente ‘Mente Clara’ tres veces (Mente Clara, Mente Clara, Mente Clara) y luego espira pensando ‘Nooooooooo seeeeeeeeeeeeeeeeé’ una vez durante toda la duración de la espiración. La duración de la inspiración y de la espiración varían con cada persona, sin embargo la duración de la espiración debería aproximadamente el doble de la inspiración, si es

posible. Es importante permanecer relajado y no forzar en ningún momento la respiración.

Esta es generalmente, una de las practicas mas faciles.

Kwan Seum Bosal

Este es nombre coreano del bodhisattva de la compasión, Avalokitesvara. Este mantra es el normalmente aconsejado a aquellas personas cuyas mentes no pueden permanecer tranquilas ni un minuto o que no pueden concentrarse por mucho tiempo. Debido a que es un mantra corto puede ser repetido una y otra vez (normalmente ayudado de un rosario de cuentas para contar). La recomendación usual es repetirlo de 3000 a 10.000 veces al día para quien realmente desee clarificar su mente frente a un problema en concreto. También es usado diariamente por mucha gente como parte de su técnica de meditación sentado. Es importante mantener una mente relajada mientras se recita el mantra. Si nos sentimos demasiado tensos o excitados es preferible descansar y relajarse y volver a intentarlo en otro momento.

Técnica 3: Práctica Kong-an

La práctica Kong-an es una antigua forma de pregunta y respuesta. La palabra Kong-an significa “archivo público”. Se trata de las anécdotas e historias conocidas de los Maestros Zen del pasado. Las respuestas a los Kong-ans se hayan enraizadas en la realidad que se halla más allá del tiempo y del espacio, más allá de los gustos y de las aversiones, son tal como son. Una de las funciones del Kong-an es proporcionarte una Gran Pregunta si no tienes una. Otra función es ayudarte a eliminar los “anzuelos” de tu mente. Cada Kong-an tiene anzuelos (como anzuelos de pescar mentales) y cuando no puedes resolverlo es porque tu mente ha quedado atrapada en uno de los anzuelos del Kong-an. Sentarse con el Kong-an como pregunta es una de las tradiciones de la práctica Zen.

Técnica 4: Contar las Respiraciones

Se cuentan las respiraciones de 1 a 10, bien en la espiración (mejor para los principiantes) o en la inspiración (más difícil). Si pierdes la cuenta, o llegas a diez comienza de nuevo.

Técnica 5: Meditación de la Mente Clara

Esta forma de meditación consiste en simplemente sentarse y ser consciente de lo que está ocurriendo justo en este instante. Esta es la mente del momento tras momento. Esta mente oye a los pájaros en los árboles, los coches yendo y viniendo, los aviones en el cielo y los niños jugando afuera. En la mente clara no existe ningún sonido que sea considerado ruidoso o molesto, todo es como es. Esta no es una técnica para principiantes, sino el resultado de haber puesto en práctica las anteriores prácticas.

POSTURAS PARA SENTARSE

Es muy importante tener en cuenta que estas posturas de meditación son una ayuda para que la mente se calme con más

facilidad, no son el fin de la meditación por sí mismas. En la Escuela Kwan Um así como en la Orden Budista Coreana Chogye, a lacual pertenece, la finalidad de la meditación es mantener una mente clara y serena momento tras momento, tanto durante la meditación formal como durante la vida cotidiana, por ello se insiste en no aferrarse a ninguna técnica de meditación en concreto sino comprender que son una ayuda para poder mantener la mente clara. No debe intentarse ninguna postura si con ello corremos peligro de lesionarnos, es preferible sentarse tranquilamente en una silla, o incluso meditar tumbado. Si se tiene algún impedimento físico pueden usarse las técnicas de meditación descritas en el apartado Tecnicas de meditación manteniendo cualquier postura física, sentado, tumbado o caminando.

Forma Basica:

1. Coloca un cojín (Japonés: zafu) sobre una esterilla o alfombrilla (Japonés: zabuton) y sientate en una postura simple de piernas cruzadas.

2. Mantén la columna vertebral recta, los hombros hacia atrás y relajados; inclina ligeramente la cabeza hacia adelante, bajando la barbilla hasta que los ojos depositen la mirada en un punto del suelo a una distancia de un metro frente a ti. Tus ojos deberían estar medio abiertos mirando hacia abajo.

3. Coloca tus manos en tu regazo formando el Maha Mudra,

Variaciones básicas de la postura:

1. Loto completo: sentarse con ambos pies sobre los muslos. 2. Medio loto: sentarse con un pie sobre el muslo opuesto y con el otro pie

bajo el muslo opuesto

3. Cuarto de loto: sentarse con un pie bajo la pantorrilla contraria y con el otro pie bajo el muslo opuesto.

4. 4. Postura “Burmese”: sentarse con ambos pies tocando la alfombrilla 5. Apila varios cojines uno sobre otro colócalos lateralmente (la parte más ancha del cojín va desde la parte trasera a la delantera de la alfombrilla) y siéntate sobre ellos. Esto a menudo es lo más confortable para los principiantes. 6. Arrodillate sobre la alfombrilla y coloca un cojín sobre tus pantorrillas y siéntate sobre él.

7. Utiliza una banqueta de meditación que consiste en una tabla apoyada sobre dos patas. Colócalo sobre las pantorrillas mientras las rodillas se apoyan en el suelo y siéntate sobre la banqueta.

8. Sentarse en una silla.

9. Permanecer de pie; en tal caso la forma más apropiada es colocar tus manos en hapchang (mantener las manos con las palmas unidas a la altura del pecho tal y como se muestra en la fotografía siguiente).

Errores comunes :

• No sentarse con la columna vertebral recta. Esto puede remediarse usando más cojines. Generalmente las piernas deben colocarse en una posición simétrica.

• Sentarse más allá de la propia capacidad física de modo que la mente acabe focalizada más en la postura física que en su trabajo propio de meditación. • Intentar cualquier postura para la que no estemos físicamente preparados. Es preferible no forzarnos nunca y evitar cualquier exceso que pueda lesionarnos.

Antes de llegar a tal extremo es preferible sentarse en una postura más sencilla, en una silla o incorporarnos para continuar meditando de pie.

Vivir Zen

Hay 12 puntos fundamentales y básicos para llevar una vida parecida a los monjes Zen sin necesidad de tener que convertirse en uno de ellos:

1. Una cosa cada vez. Es parte de la vida de un monje Zen, una tarea, nada de multitareas. Un proverbio Zen dice “cuando camines, camina. Cuando comas, come” 2. Hazlo pausadamente y con propósito. Aunque hagas una cosa cada vez, pueden realizarse aleatoriamente y con precipitación.

Por el contrario tus acciones deberán ser razonadas y realizadas con pausa, así ganarás en concentración. 3. Hazlo de forma plena. Centra tu mente en la tarea y complétala antes de pasar a la siguiente. Si algo queda inacabado, aparta la tarea completamente no dejando ningún resquicio. Si preparas un bocadillo, no lo comas hasta que hayas recojido y limpiado todo lo que utilizaste para prepararlo. 4. Haz menos. Un monje Zen no tiene una vida perezosa. Se levanta pronto y trabaja durante todo el día, pero no genera una lista de tareas sin acabar. Realice las tareas que realice serán esas y ninguna más. Menos tareas significa poner tu atención en ellas y las realizarás plenamente, Muchas tareas programadas hará que saltemos de una a otra rápidamente sin pensar y sin concentrarnos en ellas.

5. Espacia las tareas. Disponer de tiempo entre tareas te ayudará a concentrarte en ellas y te facilitará completarlas. Una programación relajada ayudará a finalizar tareas que se alarguen disponiendo del tiempo que necesario para finalizarlas.

6. Desarrolla rituales. Los monjes Zen tienes sus propios rituales para las tareas que realizan, desde comer a limpiar o meditar. Eso les ayuda a darles la máxima atención y a que sean realizadas, con pausa, correctamente. No tienes que seguir ningún ritual, crea tus propios para cada tarea que realices, preparar comida, limpiar, despertarse o acostarse o hasta como preparase para el ejercicio.

7. Asigna tiempo para ciertas tareas. Hay tareas diarias que requieren un horario específico. Determina el tiempo para el aseo, para trabajar, para limpiar o para comer. Esto asegura que las tareas sean realizadas regularmente. Si para ti una tarea tiene la importancia suficiente para realizarse con regularidad, asígnale el tiempo necesario.

8. Dedica tiempo a sentarte. Una parte fundamental de la vida del monje Zen es la meditación sentado (zazen). Esto requiere designar un tiempo simplemente para sentarse. La meditación es práctica ayuda a encontrase pero no hay por qué realizarla cuando estés sentado. Hacer ejercicio puede ser una buena práctica para centrarse en uno mismo, cualquier actividad te pude ayudar a encontrarte.

9. Sonríe y ayuda a los demás. Los monjes Zen dedican parte de su día al servicio a los demás. Esto enseña humildad y aleja el egoísmo de sus vidas que se orientan al servicio. Dentro de la familia o fuera puedes dedicar ese tiempo a los demás. De igual forma sonreír y ser amable con todo el mundo ayuda a mejorar la vida de los que te rodean. Considera unirte al trabajo voluntario de caridad.

10. Haz que limpiar o cocinar sean parte de la meditación. Además de la meditación zazen, limpiar y cocinar son partes importantes del día de un monje Zen. Pueden resultar ensalzantes al realizarlas

cada día como practica del auto-conocimiento. Si para ti son aburridas, intenta hacerlas parte de la meditación, concéntrate en ellas, hazlas pausada y plenamente, tu día cambiara plenamente (y tu casa estará más limpia).

11. Piensa qué es necesario. Hay muy poco en la vida de un monje Zen que no sea necesario. En su armario no hay prendas exclusivas, ni muchos zapatos, nada de instrumentos tecnológicos,

coches o comida basura (su dieta es vegetariana). No es necesario vivir como un monje Zen pero nos tiene que servir para recordar que hay muchas cosas en la vida que no son necesarias, y es interesante pensar que necesitamos realmente en nuestra vida y que cosas son necesarias.

12. Vive de forma sencilla. Es el corolario de la regla 11, si no es necesario, puedes vivir sin ello. Libérate de aquello que no sea necesario o esencial. Para cada uno, esto será diferente, familia, lectura, ejercicio o lo amigos pueden ser algo esencial en tu vida. Decide que es lo más importante para ti y hazle hueco en tu vida eliminando lo que no sea esencial.

Fuente: http://budismogalicia.blogspot.com

Teisho / Maestro Jorge Bustamante

(Teisho: Charla formal del Maestro, que consiste en una presentación de la comprensión budista. A diferencia de un sermón o una lectura, que tienen un elemento didáctico, un teisho es una demostración directa de la visión del Maestro en el tema en cuestión. En términos zen, un teisho sale de las entrañas) Dejar pasar los pensamientos. Observa cómo aparecen en tu mente. Observa cómo se van. Déjalos ir.

Dices “bien” y luego dices “está mal”. Pero observa. Observa ahí, entre bien y mal. ¿Qué hay ahí? ¿Qué hay entre bien y mal? Nada. Tampoco digas “nada” porque “nada” es un pensamiento. Tampoco digas “todo”. Sólo observa. ¿Qué hay entre todo y nada?

Siente ahora tus manos. Tal vez están tensas, tal vez están flojas. Ajústalas hasta encontrar la tensión justa. Estira la espalda, recoge el mentón. Cervicales, dorsales, lumbares, sacras, coccígeas. Ahí, en esa zona del vientre en donde ahora apoyas tus manos, corresponde a la región sacra. La región sagrada, tu parte más íntima.

Aquí está la mañana avanzando por sí misma. Los pájaros presentes.

Aquí en este espacio sagrado, íntimo, no hay futuro. Tampoco hay pasado. No hay bien ni mal. Sólo presencia. Suéltalo todo y permite que crezcan raíces en esta presencia. Enraízate, íntima, profundamente en este instante.

Tú no haces nada y, sin embargo, todo fluye. No estás intentando respirar y, sin embargo, el aire va y viene sin esfuerzo ni impedimento. El corazón late por sí mismo. La luz avanza por sí misma.

Echa raíces en este instante. Y porque en este instante estás completamente quieto y silencioso te mueves con todo el universo, con todos los seres. Todo fluye sin prisa, sin pausa, sin demora. Creación – destrucción – creación – destrucción – creación – destrucción. Fluye, fluye, fluye y tú fluyes con todo el universo, con todos los seres.

En este instante no hay dolor, ni principio del dolor, ni fin del dolor. Sólo presencia.

Escucha.

Siente.

Observa.

Es por eso que los antiguos le llamaron a esta postura la postura sagrada.

Aquí ahora la vida se manifiesta en todo su esplendor. No interfieras. Deja pasar los pensamientos, no interfieras. No te prives. El aire va y viene. Fluye la postura. Fluye la respiración. Fluye la mente. Todo fluye en completa armonía, sin nada de más ni nada de menos. Sólo intenta no impedir.

Echa raíces y déjate ir. Suéltalo. Entrégate a este “no hacer”, porque en este “no hacer” la vida completa se realiza. Entonces, en este instante, tocas la eternidad. La eternidad es apenas un instante. Un instante eterno.

¡Aquí!

Aquí.

Sin prisa, sin pausa, sin demora, sin objetivo ninguno.

Vacuidad / Shunryu Suzuki Maestro Shunryu Suzuki

Para comprender bien el budismo, es necesario abandonar por completo toda idea preconcebida. Se ha de empezar por descartar la idea de la existencia o de que todo es substancial. La noción usual de la vida está basada firmemente en la idea de la existencia. Para la mayoría, todo existe; piensa que todo lo que ve y todo lo que oye existe. Desde ya, el pájaro que vemos y oímos existe, pero lo que quiero decir en este caso puede no ser exactamente lo mismo que lo que otro quiere decir. La comprensión budista de la vida incluye a la vez la existencia y la no existencia. El pájaro existe y no existe al mismo tiempo.

Para nosotros, la noción de la vida basada exclusivamente en la existencia es herética. Tomar las cosas demasiado en serio, como si existieran substancial o permanentemente, está considerado una herejía. Es posible que la mayoría sea herética. Para nosotros, la verdadera existencia viene de la vacuidad y vuelve nuevamente a la vacuidad. Lo que aparece a partir de la vacuidad es la verdadera existencia. Hay que pasar por el portón de la vacuidad. Esta idea de la existencia es muy difícil de explicar. Actualmente se comienza ya a sentir, por lo menos intelectualmente, la vacuidad del mundo moderno, la contradicción manifiesta de su cultura. En el pasado, por ejemplo, los japoneses sentían una firme confianza en la existencia permanente de su cultura y de su forma de vida

tradicional, pero después de perder la guerra se han vuelto bastante escépticos. Hay quienes piensan que esta actitud escéptica es horrible, pero en realidad es preferible a la vieja actitud.

Mientras se tenga cierta idea definida del futuro o alguna esperanza respecto de éste, no es posible tomar totalmente en serio el momento actual. Se dirá “puedo hacerlo mañana o el año que viene”, en la creencia de que algo que existe hoy existirá mañana. Aunque uno no está esforzándose mucho, se espera siempre que si se sigue cierto camino, se alcanzará algo prometedor. Pero no hay camino fijo que exista permanentemente. No hay un camino establecido para nosotros. Tenemos que encontrar el propio camino en todo momento. Cualquier idea o camino establecidos por otra persona, por muy perfectos que sean, no son el verdadero camino para nosotros.

Cada uno debe trazarse su verdadero camino y, una vez trazado, él expresará el camino universal. Éste es el misterio. Cuando se comprende cabalmente una cosa, se comprende todo. Cuando se trata de comprender todo, se acaba por no comprender nada. Lo mejor es entenderse uno mismo y así se comprende todo. En cambio, cuando uno se esfuerza en trazar su propio camino, ayuda a los demás y éstos lo ayudarán a uno. Antes de trazar el propio camino, no podemos ayudar a nadie, y nadie puede ayudarnos. Para ser independientes en el verdadero sentido, hay que descartar todo lo que se tiene en la mente y descubrir algo enteramente nuevo y diferente, momento tras momento. Asi es como se vive en este mundo.

Sostenemos, pues, que la verdadera comprensión proviene de la vacuidad. Cuando se estudia el budismo, se ha de hacer “una limpieza general de la casa”. Se ha de sacar todo lo que se tiene en la mente y limpiarlo bien; si es necesario, puede volverse a poner todo en lugar. Quizás se quieran conservar muchas cosas, de modo que

una por una habrá que reubicarlas en sus sitios. Pero si no son necesarias, no hay necesidad de quedarse con ellas.

Vemos el pájaro en vuelo. A veces se ve también el giro de su vuelo. En realidad, no se ve ese giro, pero nos parece que sí. Esto también es

bueno. Si se juzga necesario, debe reponerse lo que se sacó del propio cuarto. Pero antes de poner algo, habrá que sacar algo. Si no lo hacemos, el cuarto se llenará de trastos viejos e inútiles.

Reflexionamos: “Paso a paso detengo el sonido del arroyo murmurante. Cuando se camina por la orilla del arroyo, se oye correr el agua. El sonido es continuo, pero uno debe ser capaz de interrumpirlo si lo desea. Esto es libertad, es renunciación. Se tienen varios pensamientos en la mente, uno tras otro; pero si uno quiere detener el pensar, puede hacerlo. Por lo tanto, cuando se es capaz detener el sonido del arroyo murmurante, se aprecia la sensación del propio esfuerzo. Pero mientras tenemos una idea fija o nos aferramos a alguna manera habitual hacer las cosas, no podemos apreciarlas en su verdadero sentido.

Cuando se busca la libertad, no puede encontrársela. La libertad absoluta misma ha de existir antes de que uno pueda obtener la libertad absoluta. Ésa es nuestra práctica. Nuestro camino no va siempre en la misma dirección. Unas veces se dirige al este, otras al oeste. Ir una milla hacia el oeste significa retroceder una milla al este. Generalmente, ir una milla hacia el este es lo contrario de ir una milla hacia el oeste. Mas si es posible ir una milla hacia el este, es natural que sea también posible ir una milla hacia el oeste. Esto es libertad. Sin esta libertad, no es posible concentrarse en lo que se hace. A veces se piensa que uno se concentra en algo pero, antes de lograr esta libertad, se siente cierto malestar en lo que se está haciendo. Como uno está sujeto a alguna idea de ir al este o al oeste, la actividad enfrenta una dicotomía o dualidad. Mientras se está

sujeto a esta dualidad, no puede alcanzarse la libertad absoluta y uno no puede concentrarse.

La concentración no consiste en esforzarse por observar algo. En el zazén, si uno trata de mirar un punto fijo, se cansa después de cinco minutos aproximadamente. Eso no es concentración. Concentración significa libertad. Por eso el esfuerzo no ha de estar dirigido hacia algo. Uno debe concentrarse en la nada. En la práctica del zazén, se suele decir que la mente debe concentrarse en la respiración, mas para mantener la mente en la respiración,lo mejor es olvidarse completamente de uno mismo simplemente sentarse y sentir la respiración. Si se concentra en la respiración, uno se olvida de sí mismo; al hacerlo, la mente se concentra en la respiración. No sé qué cosa ocurre primero. Así, pues, en realidad no hay necesidad de esforzarse demasiado por concentrarse en la resplración. Lo práctico es hacer lo que esté al alcance de uno. Cuando se sigue esta práctica, finalmente se experimenta la verdadera existencia proveniente de la vacuidad.

Pag. 147/150 del libro “Mente Zen, Mente de Principiante” -Ed. Estaciones / 1º edición al Español 1987-

Zazen / La Atención Justa

Sin Errores en la Práctica de Zazen

Dôgen Zenji enseñó:

“Desde el comienzo de Zazen debemos descartar la relajación física y mental y la distracción”.

Efectivamente, durante Zazen podemos caer en dos estados perniciosos para la salud física y mental y totalmente contrarios al estado de vigilia de un Buda.

Por una parte podemos caer en un estado de relajación física y mental caracterizado por una gran actividad inconsciente, muy cercana al sueño, y por una falta de tono muscular. Este estado es

llamado konchin en el Zen. Es un estado de somnolencia, de falta de claridad. La vigilancia se empaña y la conciencia se embrutece. El cuerpo pierde tono, la cabeza cae hacia adelante, los dedos pulgares se desploman y las manos yacen inertes. La respiración se vuelve totalmente inconsciente y se abandona a su propio ritmo.

Este estado debe ser evitado. El mejor método para ello es volver a una postura corporal justa: estirar la columna vertebral, fortalecer el tono muscular y especialmente no dejar que los ojos se cierren.

Por otra parte, podemos caer en un estado de distracción, de dispersión mental. Este estado es llamado Sanran en el Zen. Viene caracterizado por un tono muscular crispado y por una actividad mental muy excitada. Aparecen muchos pensamientos, muchas sensaciones, recuerdos, deseos… Esta es la actitud típica de los que piensan durante Zazen. A nivel corporal, la barbilla se escurre hacia arriba, los dedos pulgares también se encrespan y se tensan. Para evitar este estado debemos concentrarnos especialmente en una espiración larga y suave. Debemos depositar nuestra atención en el hueco de la palma de la mano izquierda y rehacer una postura corporal justa en general: recoger la barbilla y mantener la horizontalidad de los dedos pulgares.

Equilibrando nuestro cuerpo podemos equilibrar nuestra mente.

Dôgen Zenji enseñó:

“El Zazen del que yo hablo no es el aprendizaje de una técnica de meditación. Es el Darma de la Paz y de la Felicidad, la Practica- Realización de un Despertar Perfecto. Zazen es la manifestación de la Realidad Ultima. Las trampas y las redes del intelecto no pueden atraparlo. Una vez que hayáis comprendido su esencia, seréis parecidos al tigre cuando penetra en la selva y al dragón cuando penetra en el océano”.

Teisho / Ryûnan Bustamante Zenji

TESTIGO. En este momento eres un testigo. Testigo de lo que está ocurriendo. Testigo de los hechos. No sólo en tu entorno inmediato sino también fuera de la habitación. Testigo de lo que ocurre en tu cuerpo y de lo que ocurre en tu espíritu.

Un testigo es un observador. Alguien que puede decir: “Sí, yo estuve ahí, fui testigo”.

La raíz de esa palabra proviene de “testículos”. Si tus testículos están aquí entonces tú estás aquí.

Cuando se dice testículos se puede decir también ovarios. O también se puede decir culo.

Si en este instante puedes sentir tu trasero en contacto con el zafu entonces verdaderamente estás aquí.

Porque suele ocurrir con bastante frecuencia que tu cuerpo está aquí pero tu mente está en otra parte divagando, ensoñando, fantaseando… entretenida con las imágenes que produce la mente. Entonces no eres un testigo porque no estás verdadera y completamente aquí.

No hay ningún problema en soñar. Algunas personas dicen: “Soñar es lindo”. Pero cuando se crea ilusión, junto con ella está la desilusión.

Cuando tu mente está en otra parte y tu cuerpo está aquí hay división y eso es el origen de todo sufrimiento.

Ser testigo es estar presente, atento. Y de eso se trata nuestra práctica. Todo consiste en estar atento porque cuando uno está atento no comete errores. Puede disfrutar completamente lo que le toca vivir en ese instante y testimoniar ese instante con el cuerpo y la mente.

Pero la atención no la podemos comprar en una tienda. No podemos abrir una cuenta de ahorro a nombre de la atención. O estamos

atentos o estamos desatentos, distraídos. Cuando estamos distraídos y nos damos cuenta… inmediatamente nos ponemos atentos.

Darse cuenta de la distracción es devenir atentos.

Los maestros de la Transmisión, hombres sabios de antaño, crearon la estructura de nuestra práctica. Los distintos momentos de una Sesshin están ahí, pura y exclusivamente, para que tú puedas estar atento. No solamente aquí y ahora en tu postura sentada sino atento cuando comes, cuando haces el samu, cuando paseas por los alrededores, atento, atento, atento.

Cuando alguien de afuera, una autoridad, dice: “¡Atención!”, uno se pone atento. Pero no es tuyo, es algo que viene de afuera, de otro. La atención que nace de nuestro interior tiene otra luz. Es comprender que, hasta ese instante, hemos estado desatentos.

El instante de retornar al exacto lugar en donde uno se encuentra ahora, eso es atención. Eso es ser testigo.

Es por eso que se dice que tu presencia testimonia aquí y ahora el universo entero. Tu cuerpo no está separado del universo. Tu mente y tu cuerpo son, aquí y ahora, el universo entero.

En el Genjo Koan, escrito por el maestro Dogen, él dice:

“Estudiar la Vía del Buda es estudiarse a uno mismo. Estudiarse uno mismo es observarse uno mismo. Observarse uno mismo es olvidarse de uno mismo. Olvidarse de uno mismo es ser testimoniado por todo el Universo”.

Desde nuestro origen, sin principio ni fin, somos buda. Somos uno con todos los seres, uno con el universo.

Pero la mayoría del tiempo no nos damos cuenta porque estamos envueltos en nuestro egoísmo. Es normal. Pero la estructura de

zazen permite que este huevo egótico se disuelva y que devengamos presencia, testigo de este instante único, completo y total.

Olvidarse de uno mismo es ser testimoniado por todo el universo. Todo el universo está testimoniando aquí y ahora tu presencia. Porque tú, aquí y ahora, estás testimoniando a todo el universo.

Es por eso que se dice que la práctica de zazen es alcanzar nuestra dimensión más alta en tanto que seres humanos.

Seguir a las distintas facetas de nuestro ego, hoy azul, mañana verde, pasado rosa… Un día bien, otro mal, después más o menos, es también parte de nuestra condición humana. Las dolencias del cuerpo, las tristezas del espíritu son parte de nuestra condición humana. Pero en el instante de sentarnos en zazen podemos ir más allá. Abandonarlo todo y hacernos presencia. Olvidar verde, azul, colorado, lindo, bueno, feo, malo y simplemente sentarnos aquí. ¡Presentes! Uno con todos los seres. Dando testimonio de todo este universo, de todas las cosas.

Estudiar la Vía del Buda es estudiarse uno mismo, estudiarse uno mismo es observarse a uno mismo, observarse uno mismo es olvidarse de uno mismo, olvidarse de uno mismo es ser testimoniado por todo el universo.

Has tenido la suerte incomparable de nacer bajo la forma humana. Sé completamente humano: disfruta, complícate, sufre, llora, ríe. Si puedes hacer todo eso entonces está bien. Pero no pierdas tu tiempo. Cada vez que puedas siéntate. Siéntate junto a los otros, con la sangha. Siéntate porque en ese acto de sentarte alcanzas tu dimensión más alta. Y cuando alcanzas esta dimensión, después, tus humanos actos cotidianos se hacen menos torpes y sufrientes.

Si tú estás aquí quieto, silencioso, respirando tranquilamente, todo el universo cabe en este instante.

Testigo.

(Teisho: Charla formal del Maestro, que consiste en una presentación de la comprensión budista. A diferencia de un sermón o una lectura, que tienen un elemento didáctico, un teisho es una demostración directa de

la visión del Maestro en el tema en cuestión. En términos zen, un teisho sale de las entrañas)

Sesshin Otoño 2011- Zendo Shorin

Cuerpo / Ryunan Bustamante Zenji

Tus piernas, tu espalda, tus hombros, tus manos, no son tuyas, no son una propiedad como puede ser tu casa o tu auto.

Puedes apartarte de tu casa, puedes dejar tu auto y seguir caminando, pero no puedes apartarte de tu cuerpo.

Tu cuerpo eres tú mismo, no una cosa aparte de ti. Tú eres tu cuerpo. Este cuerpo lo recibiste de tus padres, y a través del tiempo y de momento en momento lo fuiste moldeando a tu imagen y semejanza. En cada uno de tus actos tu cuerpo te expresa completamente.

Cuando te sientas en zazen y prestas atención, lo primero que haces es escuchar tu cuerpo. Él tiene sus razones, tiene mucho para decir. Las manos, por ejemplo, ellas te han enseñado tantas cosas: lo áspero y lo suave, lo frío y lo caliente, lo duro y lo blando, lo tierno y lo rugoso. Ellas te comunican con el mundo. Tus pies, que te llevan a todas partes.

No hay en tu cuerpo un solo milímetro, una sola porción que no sea noble, bella. Pero algunas partes de este cuerpo están abandonadas. Partes oscuras, partes que se han arrugado, marchitado, rincones llenos de polvo. Escúchalo, él tiene sus razones.

Hay zonas oscuras como la nuca, la espalda o los riñones. Algunos tratan a su espalda como si fuera la suegra, alguien de quien

mantenerse apartado lo más posible, pero que de tanto en tanto se hace presente con algún problema. Escúchala, hazte amiga.

Porque este cuerpo eres tú y con él vas a todas partes, no puedes desecharlo. De modo que tienes que hacerte amigo. Y en la medida que estableces con él una buena relación, que aflojas las tensiones innecesarias, que fortaleces algunas partes, que visitas otras, entonces este cuerpo se revitaliza, vas cambiando tus hábitos y tu forma de ver el mundo.

Porque el cuerpo y la mente van juntos, no están separados.

Tú eres este que está siendo ahora, cuerpo y espíritu juntos.

Cuando te sientes en zazen, escúchalo, escucha tu cuerpo, suelta las tensiones, obsérvalo, no lo juzgues. Cada pulgada de él es noble, cada parte, cada rincón, es bello.

La columna estirada, el mentón recogido, los ojos horizontales y la nariz vertical.

[TEISHO pronunciado en la Sesshin de abril del 2012-Santo Domingo- Chile]

Zen (禅) es el nombre en japonés de una tradición del budismo Mahāyāna, cuya práctica se inicia en China bajo el nombre de

Chán (禪). Es una de las escuelas del budismo más conocidas y apreciadas en Occidente. Con el popular nombre japonés Zen suele aludirse en realidad a un abanico muy amplio de escuelas y prácticas de este tipo de budismo en toda Asia.

Las principales escuelas del budismo Zen propiamente japonés son

Rinzai, Sōtō y Obaku. Se distinguen por su especialización en

distintas técnicas de meditación como el kōan o el zazen.

Origen

Como toda escuela budista, el Zen tiene sus orígenes en India. La

palabra Zen es la lectura en japonés del carácter chino chán (禪),

que a su vez es una transcripción del término sánscrito ध्यान

dhyāna, traducido normalmente como “meditación”. La influencia de esta escuela llegó hasta Corea, en donde se llama son, y también hasta Vietnam, en donde se conoce como thiền. Nótese que los nombres antes mencionados (a excepción del sánscrito) son distintas pronunciaciones del mismo ideograma chino.

El desarrollo del Zen parte pues de una noción doctrinal en los sutras budistas del mahayana en donde se afirma la preeminencia del cultivo de dhyana como la vía preferente para conseguir el nirvana. El budismo primigenio observaba una progresión en distintos estados de la meditación o jhanas que suceden en un cultivo gradual del practicante. En este contexto, el Zen afirmará la existencia de un acceso directo y espontáneo al último y superior de todos ellos – aquel que precede inmediatamente a la experiencia del nirvana – sin necesidad de experimentar los anteriores, mediante vías de acceso espontáneas y que son ajenas a la intelectualización de lo aprendido o a una noción de crecimiento gradual en el perfeccionamiento espiritual. El Zen es por antonomasia la tradición budista de la intuición y la espontaneidad.

El budismo chino Chan.

El Chan se desarrolló en China, donde el budismo se asentó desde el siglo I. Al principio era una mera transposición del budismo indio, entre cuyas principales actividades estaba la traducción y el estudio de textos. Progresivamente se desarrollan varias escuelas del budismo, una de las cuales es la escuela Chán. Se considera que las formas tempranas del budismo Chán surgen en el siglo VI a partir

de la influencia de diversos sūtras o textos sagrados del budismo

mahāyāna, todos ellos de procedencia india, a los que más tarde se

les añadirá una serie de apócrifos. Entre estos textos principales está

el Prajñā pāramitā (sección

del canon del mahāyāna que contiene distintos sūtras famosos, como el “del Corazón” y el “del Diamante”), el Despertar de la Fe

atribuido a Aśvaghoṣa, el Sūtra de Vimalakīrti o el Sūtra del Lankavatara. Un apócrifo fundamental en la tradición Zen es “El

Sūtra de la Perfecta Iluminación”.

Aunque la práctica Zen incluye el estudio de los sūtras y otros textos, el carácter directo e intuitivo de este tipo de tradición budista los sitúa en un segundo plano, ya que no los considera capaces de provocar por sí solos el despertar. En cambio, se anima al discípulo a mantener su atención en el momento presente, confiando en la sabiduría innata de todo ser humano para realizar todo su potencial.

Esta noción es influencia directa del budismo mahāyāna, cuyos

textos desarrollan la idea del Tathāgatagarbha o “matriz de la

iluminación”. Esta idea, implícita en la difusión de la prajñā

pāramitā, se ampliará poco tiempo después con la aparición de

diversos sūtras. Se subraya el carácter innato de la budeidad en todo ser vivo, lo cual ejercerá una influencia crucial en el budismo chino, japonés y de todo el sudeste asiático. La importancia radical en esta idea es que reconoce la posibilidad de que los laicos alcancen un nivel espiritual tan alto como el de un monje. Este concepto ha

sido fundamental en la expansión del mahāyāna y, consecuentemente, también del Zen.

La efervescencia de estas ideas en el budismo temprano de China tiene lugar como reacción contra una excesiva erudición e intelectualismo presentes en el budismo chino de entonces, aunque recibirá a su vez la influencia directa de varias de esas escuelas

centradas en el estudio, como la Tiāntái o la Huáyán. Estas

escuelas harán surgir un nuevo estilo de práctica y de entender la enseñanza, centrado en una vía intuitiva y directa que pretende

propiciar cierto estado mental (el Samādhi o Kenshou) previo al completo despertar espiritual o nirvāna. Por lo tanto, este nuevo tipo de budismo se centra en el cultivo de la mente o meditación, cuya traducción china es la palabra chán. En chino, a esta escuela se la llama directamente “Escuela de meditación” (Escuela del Chan). El resto de escuelas dedicaban buena parte de su tiempo al estudio de textos, ya que consideraban que su lectura entrañaba la acumulación de méritos para el despertar. La escuela del Dhyana estableció un nuevo enfoque, en el que el cultivo de la propia mente se convierte en el centro de la práctica budista.

Históricamente los monjes japoneses viajaban con frecuencia a China para recibir la transmisión de nuevas enseñanzas de los maestros chinos. De vuelta a su tierra y con esa herencia de autoridad, extendían las prolongaciones de las escuelas y enseñanzas que habían conocido en el continente. Con el tiempo adquirían su propia personalidad japonesa. Esto, en realidad, es buena parte del patrón cultural del Japón, en donde la influencia China es totalmente central para entender su cultura y religión. Así las dos escuelas principales del budismo Chán chino llamadas

línjì y cáodòng verán su paralelo japonés en sus respectivas dos

escuelas principales del budismo Zen japonés: Rinzai y Sōtō.

¿Qué es Zazen?

El zazen es un tipo de meditación budista desarrollada por la escuela Soto japonesa. Esta práctica no es sólo una técnica de meditación, es una de las prácticas más conocidas en Occidente del Zen. La difusión de esta forma de Zen en Europa suele atribuirse al japonés Taisen Deshimaru, aunque existen otros maestros y agrupaciones.

El Zazen es la práctica en la clásica postura del Buda sentado en posición del loto. A menudo se ve esta posición en estatuas de Buda a través de todo Oriente: un hombre tranquilo con los ojos semicerrados, la espalda erguida, las piernas cruzadas en posición de “loto”. En el zazen esto se suele hacer sobre un pequeño cojín redondo llamado zafu en japonés, que ayuda a bascular la columna.

Hay diferentes aproximaciones al zazen. Algunas postulan el flujo natural de la respiración y una posición cómoda, mientras que otras ponen especial énfasis en asegurar físicamente una postura correcta. Las primeras son sin duda las más tradicionales y que más aparecen en los textos históricos. Entre aquellas que enfatizan el componente físico encontramos la del monje japonés Taisen Deshimaru, quien a partir de 1970 extenderá una red de centros por toda Europa y que aún hoy es la forma mayoritaria de conocer el Zen en Occidente. La regulación de la respiración y la postura de la columna, piernas y manos son esenciales.

No obstante, aunque en el tema físico hayan diferentes enfoques, en la aproximación doctrinal al zazen las diferencias casi no existen. Se requiere una atención constante pero tranquila por parte del practicante. El pensamiento se libera, ni piensa ni deja de pensar. Se deja pasar. No adhiere ni rechaza, como si las ráfagas mentales fueran nubes que atraviesan el cielo sin dejar rastro. Esta tranquila y atenta contemplación llevará al seguidor a descubrir su naturaleza búdica “tal como cuando dejamos de remover el agua de un estanque podemos al fin ver el fondo”.

En japonés a esta acción de sentarse se le llama shikantaza, que junto al mushotoku o ausencia de intención, se conforma así una disposición en la práctica budista en donde se implica por sí misma la existencia de la “iluminación” ahora mismo; es decir en la comprensión de esa misma disposición. Es decir, es una enseñanza

en donde el simple hecho de sentarse es ya un acto de armonía plena, de convertirse en Buda. Por tanto es práctica y enseñanza a la vez. Es también llamada la práctica de la no-práctica. El principal

exponente de esta enseñanza en sin dudas el monje Dōgen, cuya obra principal “Shobogenzo” viene a ser la guía fundamental de práctica y enseñanza de la escuela Soto.

Los meses y los días son viajeros de la eternidad.

El año que se va y el año que llega también son viajeros. -Basho.

¿Qué es un Koan Zen?

Carácter chino para “ninguna cosa”, en chino: wú (en coreano y japonés: mu). Representa el koan del Perro de Zhaozhou.

En el budismo Zen japonés, la otra escuela principal, llamada Rinzai, está especializada en los llamados koan. Los koans son un

derivación de los gōng’ān chinos (literalmente “caso público”). En origen hacían referencia a diálogos y sucesos entre maestro y discípulo que eran registrados de manera escrita. Ya en Japón, la escuela Rinzai los compilará y ampliará, y los usará como técnica de meditación y no sólo de mera reflexión y enseñanza. Un koan puede ser una pregunta sin aparente sentido. Uno famosa es “¿cuál es el sonido de una sola mano que aplaude?” o “¿cuál era tu rostro original antes de nacer?”. El practicante investigará este tipo de pregunta con una concentración total hasta que su razonamiento conceptual quede erradicado, y así pueda surgir “prajna”, la sabiduría intuitiva. Esto ocasionará un despertar (en japonés: satori, kensho) a su naturaleza búdica, la iluminación.

Ejemplos de Koans Zen:

-¿Qué sonido hace una sola mano al aplaudir?

Si todas las cosas deben volver al Uno, ¿adónde debe volver ese Uno?

-Sólo cuando se lo busca se lo pierde. No se lo puede retener, ni puede uno librarse de él.

-Si usted comprende, las cosas son tales como son. Si usted no comprende, las cosas son tales como son.

-Bashô dijo a los monjes reunidos: ‘si tienen un bastón, les daré uno. Si no tienen un bastón, se los quitaré’ .

Más Koans:

Tres tipos de discípulos

Un maestro Zen llamado Gettan vivio al final de la era Tokugawa. El solia decir: “Hay tres tipos de discipulos: los que imparten Zen a otros, los que cuidan de los templos y altares, y por ultimo estan los sacos de arroz y las perchas andantes.”

Gasan expreso la misma idea. Cuando estudiaba Tekisui, su maestro era muy severo. A veces incluso le pegaba. Otros estudiantes no toleraban semejantes metodos y abandonaban.

Gasan se quedo, pensando: un mal discipulo utiliza la influencia del maestro. Un discipulo justo admira la amabilidad del maestro. Un buen discipulo crece fuerte bajo la disciplina dle maestro.

La Mano De Mokusen

Mokunsen Hiki vivia en un templo en la provincia de Tamba. Uno de sus seguidores le visito, quejandose de lo derrochadora que era su esposa.

Mokusen visito a la esposa y le mostro su puño cerrado.

“¿Que quieres decir?”, pregunto la sorprendida mujer.

“Supon que mi puño estuviese siempre asi. ¿Como lo llamarias?”

“Deforme.”, contesto la mujer

Entonces Mokunsen abrio la palma de la mano, bien extendida, y de nuevo pregunto:

“¿Y ahora?”

“Otro tipo de deformidad”, respondio la mujer

“Si eres capaz de entender eso”, dijo finalmente Mokusen, “entonces eres una buena esposa”. Y dicho esto se marcho.

Desde entonces, la esposa ayudo a su marido tanto a gastar como a ahorrar bonsai

La Mano De Mokusen

Mokunsen Hiki vivia en un templo en la provincia de Tamba. Uno de sus seguidores le visito, quejandose de lo derrochadora que era su esposa.

Mokusen visito a la esposa y le mostro su puño cerrado.

“¿Que quieres decir?”, pregunto la sorprendida mujer.

“Supon que mi puño estuviese siempre asi. ¿Como lo llamarias?”

“Deforme.”, contesto la mujer

Entonces Mokunsen abrio la palma de la mano, bien extendida, y de nuevo pregunto:

“¿Y ahora?”

“Otro tipo de deformidad”, respondio la mujer

“Si eres capaz de entender eso”, dijo finalmente Mokusen, “entonces eres una buena esposa”. Y dicho esto se marcho.

Desde entonces, la esposa ayudo a su marido tanto a gastar como a ahorrar

ikebana

En Manos Del Destino

Un gran guerrero japones llamado Nobunaga decidio atacar al enemigo pese a tener solo una decima parte de los hombres de que

disponia este. El sabia que la victoria seria suya, pero sus soldados dudaban.

De camino, hicieron una parada en una hermita Shinto, y dijo a sus hombres: “Despues de visitar el altar, lanzare una moneda. Si sale cara, ganaremos. Si sale cruz, perderemos. El destino nos tiene en su mano.”

Nobunaga entro al altar y ofrecio una silenciosa plegaria. Despues salio y lanzo una moneda al aire delante de sus hombres. Salio cara. Sus hombres tenian tantas ganas de luchar que ganaron la batalla facilemnte.

“Nadie puede cambiar el destino.”, le dijo su ayudante despues de la batalla.

“Desde luego que no.”, dijo Nobunaga, mostrandole una moneda trucada, que tenia cara a ambos lados.

jardín zen

Mal genio

Un estudiante de Zen fue a ver a Bankei: “Maestro, tengo un mal genio incontrolable. ¿Como podria curarme?”

“Tienes algo muy raro”, contesto Bankei, “dejame verlo”.

“Ahora mismo no puedo mostrartelo”, respondio el alumno.

“¿Cuando me lo podras mostrar?”, pregunto Bankei.

“Me sale derrepente”, respondio el estudiante.

“Entonces,” concluyo Bankei, “no debe de ser tu verdadera naturaleza. Si lo fuera, podrias mostrarmelo en cualquier momento. Cuando nacistes no lo tenias, y tus padres no te lo dieron. Piensa en eso.”

kanji

Milimetro Tiempo Metro Gema

Un noble le pregunto al maestro de Zen Takuan, como cree que deberia pasar los dias. Pues el los sentia pasar muy largos en su oficina, atendiendo a las numerosas personas que ibas a diario a rendirle pleitesia.

Takuan le escribio ocho caracteres en chino y se los dios al hombre:

No dos veces hoy,

milimetro tiempo metro gema.

“Este dia jamas volvera, cada minuto es una preciosa gema sin precio.”

zazen

Tragarse La Culpa

Suceio un dia que se retraso los preparativos para la cena del maestro de Zen Soto, llamado Fungai, y sus seguidores. Con las prisas, el cocinero salio al jardin y corto algunas verduras para hacer unas sopas, sin darse cuenta de que tambien habia cortado parte de una serpiente.

Los seguidores de Fungai encontraron la sopa deliciosa. Pero cuando el maestro encontro la cabeza de serpiente en su bol, hizo llamar al cocinero. “¿Que es esto?”, demando el maestro sosteniedo la cabeza de serpiente en su mano.

“Oh, gracias maestro.”, respondio el cocinero, tomando la cabeza y tragandosela rapidamente.

jardin zen

Consejo De Madre

Jiun, un maestro Shingon, era un famoso estudioso de Sanskrit de la era Tokugawa. Cuando era joven, solia ir a dar clases a otros estudiantes.

Esto llego a oidos de su madre, quien le escribio:

“Hijo, no creo que te hayas hecho devoto de Buddha porque quisieses convertirte en un diccionario andante para otros. No existe limite para la cantidad de informacion que puedas aprender, o para la gloria o el honor. Es mi deseo que dejes de dedicarte a impartir clases. Encierrate en algun pequeño templo perdido en la montaña. Entrega tu vida a la meditacion y asi alcanzaras la verdad.

zen

Lo más valioso del mundo

Sozan, un maestro Zen chino, se encontro una vez con esta pregunta de un estudiante: “¿Que es lo mas valioso del mundo?”

El maestro respondio: “La cabeza de un gato muerto”.

“¿Porque es la cabeza de un gato muerto la cosa mas valiosa del mundo?”, pregunto el estudiante.

Sozan respondio: “Porque nadie puede ponerle precio”.

jardin zen

EL bien y el mal

Cuando Bankei celebraba su semana de reclusion y meditacion, muchos alumnos de todo Japon acudian. Durante una de esas semanas, un alumno fue sorprendido robando. Bankei fue informado del asunto con la peticion de que el alumno debia de ser expulsado, pero Bankei lo ignoro.

Por segunda vez sorprendieron al mismo alumno robando, y de nuevo lo llevaron ante Bankei, quien volvio a dejarlo pasar por alto. Esto enfado mucho al resto de alumnos, que firmaron una peticion para que el ladron fuera castigado con la expulsion. Si el maestro no lo hacia, amenazaban con irse todos en bloque.

Cuando bankei leyo la peticion llamo a todos los alumnos delante suya.”Sois alumnos inteligentes”, les dijo, “sabeis lo que esta bien y lo que esta mal. Podeis ir a otro sitio a estudiar si asi lo deseais.

Pero este pobre alumno mio ni siquiera distingue el bien del mal. Si yo no le enseño ¿quien lo hara? Voy a dejarle permanecer aqui aunque todos los demas os marcheis.”

Un torrente de lagrimas broto de los ojos del alumno que habia robado. Todo deseo de volverlo a hacer habia desaparecido.

Zen

El Verdadero Milagro

Cuando Bankei estaba enseñando en el templo de Trymon, un monje Shinshu, que creia en la salvacion a traves de la repeticion del nombre del Buddha del amor, estaba celoso de su gran audiencia y queria tener un debate con el.

Bankei estaba en el medio de un sermon cuando el monje aparecio, pero creo qtanto revuelo que Bankei dejo su discurso y pregunto a que se debia todo aquel ruido.

“El fundador de nuestra secta”, empezo el monje, “tiene tales poderes milagrosos que puede mover un pincel a un lado del rio, y escribir el sagrado nombre de Amida sobre un papel sujetado por un ayudante en la otra orilla. ¿Puedes tu hacer semejantes cosas?”

Bankei respondio tranquilamente: “Quizas tu lince sea capaz de hacer semejante truco, pero ese no es el camino del Zen. Mi milagro es que cuando tengo hambre, como, y cuando tengo sed, bebo.”

Zen

Soldados de la Humanidad

Una vez, una division del ejercito japones se enzarzo en una batalla con una guerilla, y algunos de los oficiales consideraron necesario establecer un campamento en el templo de Gasan.

Gasan le dijo al cocinero: “Los oficiales comeran la misma comida sencilla que comemos nosotros”.

Esto enfado mucho a los militares, pues estaban acostumbrados a un trato preferente. Uno fue a ver a Gasan y le dijo: “¿Quien te crees que somos? Somos soldados, sacrificamos nuestras vidas por nuestro pais. ¿Porque no nos tratas con respeto?”

Gasan le respondio tranquilamente: “¿Quien te crees que somos? Somos soldados de la humanidad, nuestro objetivo es salvar a todos los seres vivos.”

ikebana

La mente de piedra

Hogen, un maestro Zen chino, vivia solo en un pequeño templo en el campo. Un dia, cuatro monjes peregrinos llegaron y le pidieron permiso para hacer un fuego en el patio para calentarse.

Mientras construian un fuego, Hogen les oyo hablar acerca de la subjetividad y la objetividad. Se les unio y dijo: “Supon que hay una piedra muy grande, ¿la cosideras que esta fuera o dentro de tu mente?”.

Uno de los monjes le contesto: “Desde el punto de vista del Budismo todo es una representacion mental, asi que yo diria que esta dentro de mi mente.”

“Debes de sentir tu cabeza muy pesada,” observo Hogen, “si vas por ahi cargando con una piedra como esa en tu mente.”

bonsai

La luna no puede ser robada

Ryokan, el maestro Zen, llevaba la vida mas secilla posible en su pequeño refugio en la montaña. Una tarde, un ladron entro en su refugio y no encontro absolutamente nada de valor.

Ryokan volvio y lo pillo. “Has caminado mucho para visitarme”, le dijo al ladron, “y no deberias irte con las manso vacias. Por favor toma mis ropas como regalo.”

El ladron estaba perplejo. Tomo las ropas y se marcho de alli.

Ryokan se sento desnudo a contemplar la luna.”Podre amigo,”, musito, “ojala pudiera haberle dado esta preciosa luna.”

Fuente: http://cincinato.org/koans/list_es.php

Todo en calma. Penetra en las rocas la voz de la cigarra. -Basho.

Zen Thien: la tradición en Vietnam

El Budismo Thiền (禪宗 Thien Tông) es el nombre vietnamita para la escuela de Budismo Zen. Según cuenta la tradición de Vietnam, en 580, un monje de la India llamado Vinitaruci (en vietnamita:

Tì-ni-đa-lưu-chi) viajó a Vietnam después de completar sus estudios con Sengcan, el tercer patriarca del Zen Chino.

Esta será la primera aparición del Zen Vietnamita, o Budismo Thien. La secta que Vinitaruci y su único discípulo vietnamita fundaron será considerada como la rama más antigua del Thien.

Después de un periodo de oscuridad, la Escuela Vinitaruci se transformó en uno de los grupos budistas más influyentes en Vietnam alrededor del siglo X, particularmente con el patriarca Van-Hanh, quien murió en 1018. Otras escuelas vietnamitas de Zen son la Vo Ngon Thong (Vô Ngôn Thông), asociada a las enseñanzas de Mazu, y la Thao Duong (Theo Đường), que incorpora las técnicas de canto nianfo. Ambas fueron fundadas por monjes chinos. La escuela Truc Lam (Trúc Lâm) fue fundada por un rey vietnamita y evidencia una gran influencia del confucianismo y de la filosofía taoista. En el siglo XVII un grupo de monjes chinos liderados por Nguyen Thieu (Nguyên Thieu)

esteblecieron una nueva y vigorosa escuela, la Lam Te (Lâm Tế), pronunciación vietnamita de Linji. Una rama de ésta es la escuela Lieu Quan (Lieu Quán), fundada en el siglo XVIII y predominante en el Zen vietnamita actual.

El más famoso practicante de Budismo Thien sincronizado en Occidente es Thích Nhat Hanh, autor de numerosos libros sobre el Zen.

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Zen

Zen El Zen en occidente

Hasta el siglo XIX se sabía poco del budismo en Europa a excepción de los comentarios que los misioneros cristianos habían realizado desde el siglo XVI. En sus descripciones se encuentran las primeras impresiones sobre el budismo de Japón y China. Si bien a través de esto llegaron descripciones sobre rituales y comportamiento, no llegaron apenas comentarios más detallados sobre temas doctrinales o de prácticas de meditación. La inquisición efectuó un severo control sobre todo este material, aunque la influencia de las prácticas contemplativas del zen es visible en destacados personajes del cristianismo de aquel tiempo, especialmente jesuítas.

No será casi hasta la entrada del siglo XX, cuando la enseñanza y práctica del Zen definitivamente aterriza en Occidente de manera abierta. En 1893 se celebra en Chicago el Parlamento mundial de las Religiones, en donde el monje Shaku Soyen, imparte una charla llamada “La Ley de causa y efecto como fue enseñada por Buda”. Esta charla fue traducida por Daisetz Teitaro Suzuki, quien sería recomendado por el mismo Soyen a Paul Carús para traducir textos del sánscrito, pali, japonés y chino. Suzuki empezaría una amplia actividad difusora del Zen, primero

como profesor de universidad y posteriormente como conferenciante y escritor alrededor del mundo. Influenció a nombres claves de la intelectualidad europea, desde Einstein a Jung, pasando por Heidegger, Picasso, y un innumerable repertorio de figuras indispensables de la historia moderna. Suzuki unía la erudición en idiomas a la comprensión y realización personales, lo que ha hecho de su legado una referencia del budismo en Occidente.

Algunas de sus traducciones de gran complejidad, como la del Sutra del Lankavatara, siguen siendo de referencia en el ámbito académico, y sus obras más populares como Ensayos sobre el budismo Zen han sido leídas por casi todas las personas que han querido adentrarse en el conocimiento de esta tradición budista. A su muerte, los principales templos de todo Japón quemaron incienso en su honor.

A mediados del siglo XX, y en medio de la contracultura de la generación beat, aparecen de manera más o menos masiva muchos practicantes occidentales tanto en Europa como en norteamérica. Nombres como Alan Watts, Shunryu Suzuki o Philip Kapleau, establecerán al Zen en Occidente como una influencia ya del todo visible. Desde entonces y al igual que ocurre con el resto de las tradiciones budistas, el Zen en Occidente recorre un camino de mayor conocimiento sobre su origen histórico así como definiendo aspectos propios para encajar mejor en la cultura occidental. Numerosas escuelas se han ido estableciendo tanto en Europa como en Estados Unidos y Australia. En Europa destaca la red de centros fundados por el japonés Taisen Deshimaru, de la tradición Soto. En Estados Unidos se han implantado centros y monasterios de Rinzai y Soto. Al mismo tiempo, se ha implantado el Zen de otros países como Corea por vía de la escuela Chogye.

Zen en la actualidad de Occidente

Actualmente, el Zen es la práctica budista que tiene más seguidores en Occidente.

En América Latina ha influido mucho la linea soto zen de Taisen Deshimaru a través de su discípulo Kosen (Stephane Thibaut).

Stéphane Thibaut, así es su nombre de nacimiento, empezó su animada vida en 1950 en París.

Después de muchas experiencias en la agitación del mundo, se encuentra con la práctica del Zen transmitido, con el hombre que lo trajo al Occidente, el “Boddhidharma de los tiempos modernos”: el Maestro Taisen Deshimaru. Stéphane tiene entonces 19 años. Se vuelve su discípulo, se afeita su melena de hippie y recibe la ordenación del monje Zen. Desde entonces dedicará su vida a la práctica y seguirá a su maestro por todas partes, hasta la muerte de este 15 años más tarde. En 1984 el Maestro Niwa Zenji, la autoridad más alta del Zen Soto en Japón, le da la transmisión (el shiho), haciéndolo así el 83. sucesor del Buddha Shakyamuni en la tradición Soto.

Desde entonces, una Sangha internacional se forma alrededor suyo. El monje Kosen promueve dojos cada vez más numerosos, da conferencias, desarrolla un sitio revolucionario en el internet y continúa de múltiples maneras la misión de su maestro: dar a la humanidad el tesoro del verdadero Zen. En 1997 publicó su primer libro: “La Revolución Interior”. En 1999 fundó en Argentina con la ayuda de toda su Sangha el primer templo Zen de América Latina, el templo Shobogenji. En Europa igual que en América Latina. En Cuba igual que en Canadá, numerosos discípulos siguen su enseñanza de Sesshin a Sesshin, de continente a continente. Tomado de: http://www.zen-deshimaru.com/ES/sangha/who-is- kosen.html

Introducción al Zen

El Zen se conoce en Occidente desde comienzos de este siglo, a través de prácticas como las artes marciales, la ceremonia del té, el arreglo floral o los jardines japoneses Zen. La profundidad de su filosofía y la pureza de su estética suscitaron un gran entusiasmo en los medios artísticos e intelectuales. Pero este entusiasmo, al no desembocar en una práctica auténtica, no pudo atravesar el umbral de una curiosidad especulativa.

Esta práctica auténtica es zazen: sentado en la posición correcta, concentrado en la postura, la respiración calma y el espíritu libre, zazen no es otra cosa que el retorno a la condición normal del cuerpo y del espíritu. Zazen es en el origen, la postura de Buda, a través de la cual obtuvo la completa liberación, la suprema sabiduría y la verdadera libertad.

Transmitida de maestro a discípulo sin interrupción durante más de dos mil quinientos años, la práctica de zazen se volvió accesible a los Occidentales en 1967, gracias a la venida del maestro Taisen Deshimaru a Europa. Nacido en Saga en 1914, murió en Japón en 1982. El maestro Deshimaru practicó zazen durante cincuenta años y ha sido el primero en presentar una visión global del Zen en Occidente. El maestro Kodo Sawaki (1880-1965), del cual fue discípulo, ha quedado en la historia del Zen como el gran reformador moderno que supo volver a las fuentes de la más pura enseñanza del maestro Dogen, fundador del Zen Soto en el Japón en el siglo XIII.

Aunque el Zen se desarrolló en el seno de una de las más viejas tradiciones de la humanidad, el Budismo, la esencia de su mensaje tiene un significado universal. Es el principio unificador que forma la raíz del conocimiento de sí mismo, más allá de las diferencias de sistemas, de valores, de naciones o de razas. Aunque a veces se le considere como

una religión o una filosofía, el Zen no reposa en ningún dogma, en ninguna ideología. Se dirige directamente al corazón del hombre, es la experiencia viva y el impulso creador antes de toda formalización.

El Zen consiste esencialmente en la práctica de zazen. Darse cuenta de ello y ponerlo en práctica es reencontrar sus raíces y penetrar la realidad de la vida. A través de esta práctica, los valores

que dan un sentido a la vida humana, se encuentran fundados por la experiencia del cuerpo y del espíritu.

Zazen es la experiencia de la unidad antes de cualquier dualidad. Por eso es casi imposible hablar del Zen, pues el lenguaje separa, ejerce un corte entre la realidad y lo que es.

Todas las ciencias humanas o físicas observan al hombre bajo un ángulo particular. Pero la suma de todas estas visiones no podrá jamás reconstituir el hombre vivo, pues la vida de un ser humano está finalmente más allá de todos los análisis posibles, este más allá es la vida, es el Zen.

Historia del Zen

El Zen remonta a la experiencia del Buda Shakyamuni que realizó el despertar en la postura de dhyana (zazen), en India en el siglo IV a.C. Esta experiencia se transmitió desde entonces de manera ininterrumpida, de maestro a discípulo, formándose así la sucesión del Zen.

Dogen Después de una implantación de cerca de mil años en India, el monje Bodhidharma trajo esta enseñanza a China en el siglo V d.C. El Zen, bajo el nombre de ch’an conoció entonces un gran florecimiento en este país, encontrando en él un terreno favorable para su desarrollo. Fue sobre todo en ésta época en la que el Zen afirmó su originalidad y la pureza de su práctica.

En el siglo XIII, el monje japonés Dogen, después de una estancia en China, llevó el Zen a Japón. Fundador de la escuela Zen Sotot, el maestro Dogen es considerado como el filósofo más grande del Budismo, junto con Nagarjuna en India en el siglo III. El Zen influenciará profundamente toda la cultura japonesa, más de

20.000 templos testimonian hoy este florecimiento.

En el siglo XX Occidente empezó a interesarse en el aspecto filosófico del Zen, mientras que en la misma época, en Japón, Kodo Sawaki,

daba un nuevo impulso a la práctica, por entonces bastante debilitada. A la muerte de Kodo Sawaki, su sucesor, Taisen Deshimaru, vino a Francia para traer a Occidente la esencia de esta enseñanza, como Bodhidharma había ido a China mil quinientos años antes.

El maestro Taisen Deshimaru

El maestro Taisen Deshimaru fue discípulo y luego sucesor de Kodo Sawaki, quien produjo un verdadero renacimiento del Zen en el Japón en la primera mitad de este siglo. Su llegada a Francia fue una gran suerte para los europeos, quienes sólo conocían el Zen a través de los libros.

Pudieron abordar entonces, bajo su dirección, la verdadera práctica que les había sido hasta entonces desconocida.

Durante los quince años que vivió en París, el maestro Deshimaru creó cerca de cien dojos y grupos de zazen repartidos en cuatro continentes y fundó el primer templo de Occidente (La Gendronnière), así como la Asociación Zen Internacional. Con la ayuda de sus discípulos, editó numerosos libros y diversas publicaciones periódicas. También entabló excelentes relaciones con sabios, artista, terapeutas, de todos los países y contribuyó enormemente al acercamiento entre Oriente y Occidente, que consideraba como una de las grandes esperanzas de nuestra época; deseaba ayudar a la humanidad a atravesar la crisis que padece con la introducción del Zen en nuestra civilización.

Taisen Deshimaru falleció el 30 de abril de 1982, dejando a sus discípulos la esencia de su enseñanza y la misión de transmitir a su turno, la práctica del Zen.

Seshin

Desde los orígenes del Zen, desde la época del Buda Shakyamuni las sesshin son el corazón de la práctica de zazen.

Sesshin significa volverse íntimo consigo mismo, con su propio cuerpo y su propio espíritu, abandonar el egoísmo y armonizarse con los demás, con la naturaleza, con el orden cósmico.

Durante las sesshin, cuya duración varía de uno a varios días, los participantes se concentran en zazen, tanto en la práctica en el dojo como en el samu (trabajo manual y colectivo). Cada acción de la vida cotidiana es la continuación de zazen. Participando en las sesshin podemos realizar en nuestra vida de todos los días la auténtica práctica del Zen.

Zazen

La práctica de zazen es la esencia del Budismo Zen. Sin zazen no hay Zen. Zazen es la práctica de Buda, la práctica del Despertar de la conciencia. Gracias a Zazen encontramos una gran libertad interior y una gran energía en nuestra vida.

Antes de sentarnos en zazen conviene tener presente algunos aspectos prácticos que nos facilitaran la concentración y la estabilidad. Estas recomendaciones conciernen a la verdadera sala de meditación transmitido por los Maestros Zen. A partir de estos consejos, cada uno debe aplicar los que considere más convenientes para sus circunstancias.

El lugar

Para hacer Zazen conviene una habitación silenciosa y, en la medida de lo posible, dedicada únicamente a Zazen. No debe ser demasiado oscura ni demasiado luminosa, ni demasiado cálida ni demasiado fría (Demasiado es el origen de todas las perturbaciones). La simplicidad y la limpieza deben ser protegidas.

En un altar situado en el centro, se coloca

una imagen de Buda, de un Bodisatva o de un santo. De esta manera, ningún demonio ni ningún espíritu maléfico podrá perturbaros. Quemad incienso, encended una vela y ofreced flores.

Los Budas y Bodisatvas que preservan la enseñanza auténtica proyectarán su luz sobre ese lugar y lo protegerán. Si lo hacéis así, ese lugar, por pequeño que sea, se convertirá en un verdadero Dojo, en un lugar de alta dimensión espiritual. La forma de sentarse

Caminamos así hasta llegar a nuestro sitio. Por lo general, en los Dojos Zen tradicionales, cada practicante tiene un lugar determinado. En el se encuentra un zafu (cojín de Zazen) y un zafuton (especie de estera o cojín plano). E1 zafu es un objeto altamente apreciado y respetado en el Zen. No es un cojín vulgar, sino el asiento del Buda. E1 origen del zafu se remonta al Buda Shakyamuni. Se cuenta que antes de inmovilizarse en Zazen, el Buda se fabricó un cojín de hierbas secas, con el fin de poder bascular la pelvis hacia adelante y poder apoyar con fuerza las rodillas en el suelo. De esta manera se consigue una postura estable y equilibrada y una curva lumbar justa. E1 zafu nunca debe ser golpeado con el pie, ni arrojado, ni maltratado.

Cuando llegamos delante del zafu saludamos con las palmas de las manos juntas (gassho), manifestando así nuestro respeto hacia el lugar en el que nos convertiremos en Buda y nos situamos delante de nuestro zafu, frente al muro, una vez que hemos bordeado el zafu por la izquierda.

Nos sentamos sobre el zafu tranquilamente, sin precipitación y sin dejarnos caer como un peso muerto. Controlamos el movimiento que nos conduce de la posición erguida a la posición sedente. Nos sentamos justo en el centro del zafu, ni demasiado a la izquierda ni demasiado a la derecha, ni demasiado al borde ni demasiado atrás. Para Zazen existen dos posturas posibles: loto y medio loto.

Dogen Zenji escribe en el Fukanzazengi: “Para la postura de loto poned primero vuestro pie izquierdo sobre el muslo derecho y el pie derecho sobre el muslo izquierdo. Para la postura de medio loto,

contentaros con presionar vuestro pie izquierdo contra el muslo derecho.

Solo estas dos posiciones son válidas para Zazen. Debemos rechazar cualquier otra, así como todo tipo de instrumentos de apoyo, tales como banquillos, sujeta-barbillas, etc.

Lo esencial de Zazen es que las rodillas se apoyen fuertemente en el suelo y las nalgas sobre el zafu. Este triángulo es la base de la postura de Zazen.

Una vez que hemos tomado bien esta posición de piernas debemos estirar completamente la columna vertebral, estirar la nuca y recoger la barbilla, la nuca estirada, la nariz en la vertical del ombligo, los hombros caen naturalmente. La boca está cerrada sin crispación, la extremidad de la lengua toca el paladar, detrás de los dientes superiores. Encerramos los dedos pulgares en los puños, colocamos estos sobre las rodillas, vueltos hacia arriba y nos balanceamos de izquierda a derecha, siete u ocho

veces. Comenzamos con una oscilación amplia y poco a poco vamos disminuyendo la amplitud, al igual que un péndulo, hasta recuperar la perfecta verticalidad..

. La inmovilización

Una vez que estamos seguros de la estabilidad de la postura y de la verticalidad de la columna vertebral, hacemos gassho, inspiramos por la nariz y nos inclinamos en gassho al mismo tiempo que espiramos por la boca. Al inspirar volvemos a la vertical y disponemos las manos de la siguiente manera: la mano izquierda sobre la mano derecha, palmas hacia arriba.

La mano izquierda reposa sobre la palma de la mano derecha, los dedos pulgares se tocan suavemente, formando una línea completamente horizontal. Si la postura de las piernas es correcta, las manos están apoyadas en los talones de los pies. El tono

muscular de las manos es muy importante. Antes de inmovilizarnos totalmente, inspiramos con fuerza por la nariz y espiramos por la boca vaciando los pulmones del aire viciado. Esta respiración se repite dos o tres veces. Después de lo cual nos inmovilizamos absolutamente y respiramos por la nariz, en silencio y con delicadeza.

¿Cómo se ha de hacer zazen?

Zazen significa: Absorción de la conciencia en su propia luz original a través de una estabilidad perfecta del cuerpo y de la mente. Para conseguir este apacible equilibrio debemos tener en cuenta tres aspectos fundamentales:

1. Posición corporal justa.

2. Respiración justa.

3. Actitud de la conciencia justa.

1. Posición corporal justa.

A parte de las indicaciones dadas anteriormente, debemos tener en cuenta también los siguientes puntos:

La postura de loto es, por excelencia, la postura de Zazen. En el caso de que encontréis una imposibilidad a la hora de tomar esta postura, debéis consultar con un Maestro Zen, que es la persona mas cualificada para indicaros el proceso a seguir. En la postura de loto, los pies presionan sobre cada muslo unas zonas que contienen importantes puntos de acupuntura correspondientes a los meridianos del hígado, vesícula y riñones, estimulándolos y fortaleciéndolos. La pelvis debe estar basculada hacia adelante a nivel de la quinta vértebra lumbar. De esta manera la masa de los órganos internos queda libre y colocada hacia adelante, lo cual les permite un funcionamiento más óptimo y al mismo tiempo aligera la carga de la columna vertebral. La columna vertebral debe estar lo más derecha posible, respetando sus curvas naturales. En el Zen se

dice: Empujad el suelo con las rodillas. Empujad el cielo con la coronilla. La

barbilla debe estar recogida y la nuca estirada. La nariz se encuentra en la misma línea vertical que el ombligo. El cuello esta relajado y los hombros caen naturalmente. La boca esta cerrada, sin crispación. Las mandíbulas se tocan. La extremidad de la lengua toca el paladar superior durante zazen. Los ojos están semicerrados, la mirada se posa, sin fijarse, a un metro delante de sí. La mirada esta, de hecho, vuelta hacia el interior. No se mira nada, aunque se ve todo. Los dedos pulgares no deben desplomarse ni subir, sino permanecer en una horizontalidad perfecta. La cabeza tampoco debe caer hacia adelante ni hacia atrás, sino permanecer justo sobre los hombros.

2. Respiración justa.

La respiración Zen desempeña un papel fundamental en la meditación y en todas las acciones de la vida cotidiana Ante todo va dirigida a establecer un ritmo lento, poderoso natural. Esta respiración esta esencialmente basada en una espiración larga y profunda.

Como hemos dicho antes, al principio de Zazen hay que inspirar varias veces por la nariz y espirar por la boca. A partir de aquí la respiración debe volverse completamente silenciosa y nasal. Muchos principiantes me preguntan: “¿Debo controlar o forzar mi respiración?” Mi respuesta es siempre: “Sólo se puede controlar aquello que se conoce íntimamente”.

Lo primero que un principiante debe hacer es observar atentamente su respiración y volverse íntimo con ella.

Las zonas más importantes que actúan directamente sobre la respiración son: caja torácica, músculos dorsales, músculos

pectorales, diafragma, músculos intercostales y músculos abdominales.

Según el nivel de actuación de estas zonas, podemos decir que existen tres tipos esenciales de respiración:

a) Torácica. Es la más superficial de todas. La inspiración predomina sobre la espiración. Es una respiración propia de personas excitadas y excitables. En esta respiración interviene la caja torácica, los músculos pectorales y, muy débilmente, el diafragma.

b) Diafragmática. La espiración se vuelve ya mas profunda debido a la presión que los músculos intercostales ejercen sobre la caja torácica, vaciándola un poco más. Esta respiración supone un diafragma flexible, lo cual requiere una cierta relajación de los músculos dorsales. Mi experiencia en el Dojo me ha hecho comprobar que la mayoría de las personas, en la época moderna de las grandes ciudades, llegan con un diafragma rígido que impide una espiración larga y profunda. E1 primer paso consistiría pues en suavizar la tensión del diafragma.

c) Abdominal. En la respiración abdominal se continúa el oleaje muscular provocado por la presión que la caja torácica ejerce sobre el diafragma, y éste a su vez, sobre los músculos abdominales. Esta respiración supone un gran vaciado de los pulmones y por lo tanto una mayor cantidad de aire nuevo al inspirar. En esta inspiración, la espiración es mas larga y

potente que la inspiración. El oleaje muscular puede ser prolongado hasta el bajo vientre, hasta el llamado HARA o KIKAITANDEM (océano de energía) en japonés.

Esta es la respiración propia de Zazen, hacia ella debemos tender. Pero hay que tener cuidado. Muchos practicantes se equivocan en este punto, ya que intentan forzar una espiración larga y potente sin comprender antes el mecanismo completo de la respiración.

Si, por ejemplo, el diafragma esta contraído e intentamos presionar en los abdominales, esto provocara un gran conflicto interno en el cuerpo y en la conciencia, ya que el oleaje muscular ha quedado interrumpido en el diafragma y sin embargo se presiona en los abdominales. Es mejor seguir íntimamente el recorrido de este oleaje y no obstaculizarlo ni querer ir mas deprisa de lo que marca su ritmo natural.

Sea como sea, la respiración es un asunto delicado que requiere consejos directos de un Maestro Zen.

En líneas generales, tras la espiración viene naturalmente la inspiración. Con la practica podemos concentrarnos en desarrollar una espiración cada vez mas larga y profunda. Esta espiración desarrolla una gran energía en la cintura, en los riñones y en la cadera.

Todas las artes marciales se fundaron tradicionalmente sobre esta espiración.

E1 aire contiene la energía del cosmos. Recibimos esta energía a través de nuestros pulmones y de cada una de nuestras células. Es muy importante, pues, saber respirar. Ordinariamente respiramos 15 o 20 veces por minuto, de una manera superficial puesto que solo utilizamos una parte de nuestra capacidad pulmonar. Una respiración profunda y completa no se efectúa solamente a nivel de la caja torácica, como hemos visto, sino que debe apoyarse también en el abdomen.

Gracias a la práctica de Zazen en una postura corporal justa, esta respiración se vuelve poco a poco habitual en nuestra vida cotidiana e incluso durante el sueño.

Esta respiración Zen aumenta nuestra energía vital.

3. La actitud justa de la conciencia.

La actitud del espíritu fluye naturalmente de una concentración profunda sobre la postura y la respiración.

Durante Zazen, el cortex cerebral se reposa y el flujo consciente de pensamientos se detiene, mientras que la sangre afluye hacia las capas mas profundas del cerebro. Mejor irrigado, el cerebro se despierta de un semi-sueño y su actividad da impresión de bienestar, de calma y serenidad, próximas al sueño profundo, pero en plena vigilia. E1 sistema nervioso se relaja, el cerebro primitivo entra en actividad. Se es receptivo, se está atento, en el más alto grado, a través de todas las células del cuerpo. Se piensa con el cuerpo, inconscientemente, sin usar energía.

No se trata de querer detener los pensamientos, lo cuál sería todavía peor, sino de dejarlos pasar como nubes en el cielo, como reflejos en un espejo, sin oponerse a ellos, sin apegarse a ellos. De esta manera, las sombras pasan y se desvanecen. Y poco a poco, una vez que las imágenes del subconsciente han surgido y desaparecido, se llega al subconsciente profundo, sin pensamiento, mas allá de cualquier pensamiento, HISHIRYO, verdadera pureza.

HISHIRYO es el estado de conciencia propio del Zen. SHIRYO es el pensamiento. FU SHIRYO es el no-pensamiento.

HISHIRYO es el Pensamiento Absoluto, mas allá del pensamiento y del no-pensamiento. Mas allá de las dualidades, de las oposiciones, de los contrarios. Mas allá de todos los problemas de la conciencia personal. Es nuestra Naturaleza Original, o Naturaleza de Buda, o Inconsciente Cósmico.

Cuando el intelecto se vacía y se vuelve sereno, apacible, nada puede detener la corriente de vida profunda, intuitiva, ilimitada que surge desde lo más profundo de nuestro ser y que es anterior a cualquier pensamiento. Este es el flujo eterno de la actividad del Todo.

El espíritu contiene todo el cosmos. La conciencia es más rápida que la luz.

Sentado, sin meta, se puede comprender MUSHOTOKU e HISHIRYO, secretos de la esencia del Zen. Pero esta comprensión es diferente a la del sentido común o a la de intelecto. Es percepción directa.

MUSHOTOKU es la filosofía del no-provecho, del no deseo de adquirir. Es el principio esencial del Zen. Dar sin esperar recibir nada a cambio. Abandonarlo todo sin miedo a perder. Volver la mirada hacia el interior. De la misma manera que en toda obra de arte, el artista debe saber darse enteramente sin ocuparse de alcanzar la gloria, la belleza, la riqueza, para expresarse en una obra bella, pura, autentica, de la misma manera el discípulo obtendrá la Sabiduría si quiere conocerse, superarse, darse sin esperar alcanzar ningún provecho personal.

Si lo abandonáis todo, lo obtendréis todo.

HISHIRYO es la conciencia cósmica, y no la conciencia personal. Podemos experimentarla durante Zazen. Durante Zazen pensamos en nuestras ansiedades, en nuestra vida cotidiana, en nuestros amigos, en nuestras vacaciones, en todo los fenómenos que provienen de nuestra memoria, pero si nos concentramos profundamente sobre nuestra postura, sobre la respiración, podemos detener los pensamientos, podemos olvidarlo todo y armonizarnos con el pensamiento cósmico. E1 subconsciente surge así a la superficie, gracias a este abandono. Los pensamientos se alargan, se ensanchan profundamente y alcanzan la conciencia universal. Podemos llegar hasta el final de esta conciencia universal. Podemos llegar hasta el final de esta conciencia última, pero

para ello no debemos trascender los pensamientos de nuestra autoconciencia. Este es el arte esencial del Zazen.

El Maestro Dogen escribió:

“Pensad sin pensar. ¿Cómo se piensa sin pensar? Pensando desde el fondo del no-pensamiento. Esta es la dimensión cósmica, HISHIRYO”.

Los sentidos de nuestra conciencia no pueden imaginarla. Las categorías no pueden definirla. La palabra no puede explicarla. Sólo podemos acceder a este estado a través de nuestra experiencia vivida. HISHIRYO es la armonía de las visiones objetivas y subjetivas, la ultima conciencia, más allá del espacio y del tiempo, la conciencia más excelente, global, universal, mas allá de todos los fenómenos, mas allá del pensamiento y del no-pensamiento.

Zazen es alcanzar la condición HISHIRYO.

El abandono del ego es Satori.

La Nada incluye el Todo.

Una mano abierta puede recibirlo todo.

Una botella vacía puede ser llenada.

E1 cielo puro e infinito no es perturbado por el vuelo de las nubes blancas.

Digen dijo a su maestro Nyojo: “Abandoné mi cuerpo y mi espíritu.” Esto significa que a través de zazen, uno puede emanciparse d ella conciencia del pasado y que se vuelve, en cuerpo y en espíritu a la auténtica conciencia de antes de la existencia humana. La conciencia del pasado ya no es un problema, su cuerpo y su espíritu anteriores se resuelven en zazen. Ud. crea su verdadera vida, en donde la sabiduría se engendra naturalmente.

Errores en la práctica de zazen.

Dogen Zenji enseñó: “Desde el comienzo de Zazen debemos descartar la relajación física y mental y la distracción”. Efectivamente, durante Zazen podemos caer en dos estados

perniciosos para la salud física y mental y totalmente contrarios al estado de vigilia de un Buda.

Por una parte podemos caer en un estado de relajación física y mental caracterizado por una gran actividad inconsciente, muy cercana al sueno, y por una falta de tono muscular. Este estado es llamado konchin en el Zen. Es un estado de somnolencia, de falta de claridad. La vigilancia se empaña y la conciencia se embrutece. E1 cuerpo pierde tono, la cabeza cae hacia adelante, los dedos pulgares se desploman y las manos yacen inertes. La respiración se vuelve totalmente inconsciente y se abandona a su propio ritmo.

Este estado debe ser evitado. E1 mejor método para ello es volver a una postura corporal justa: estirar la columna vertebral, fortalecer el tono muscular y especialmente no dejar que los ojos se cierren.

Por otra parte, podemos caer en un estado de distracción, de dispersión mental. Este estado es llamado sanran en el Zen. Viene caracterizado por un tono muscular crispado y por una actividad mental muy excitada.

Aparecen muchos pensamientos, muchas sensaciones, recuerdos, deseos… Esta es la actitud típica de los que piensan durante Zazen. A nivel corporal, la barbilla se escurre hacia arriba, los dedos pulgares también se encrespan y se tensan. Para evitar este estado debemos concentrarnos especialmente en una espiración larga y suave. Debemos depositar nuestra atención en el hueco de la palma de la mano izquierda y rehacer una postura corporal justa en general: recoged la barbilla y mantener la horizontalidad de los dedos pulgares.

Equilibrando nuestro cuerpo podemos equilibrar nuestra mente. Dogen Zenji enseñó:

“El Zazen del que yo hablo no es el aprendizaje de una técnica de meditación. Es el Dharma de la Paz y de la Felicidad, la Practica-

Realización de un Despertar Perfecto. Zazen es la manifestación de la Realidad Ultima. Las trampas y las redes del intelecto no pueden atraparlo. Una vez que hayáis comprendido su esencia, seréis parecidos al tigre cuando penetra en la selva y al dragón cuando penetra en el océano”.

Kin Hin

Kin hin se practica en el dojo entre dos periodos de zazen. Es la postura de pié, la continuación de la concentración de zazen durante la marcha.

La parte superior del cuerpo está como en zazen: columna vertebral bien derecha, mentón recogido, nuca extendida, la mirada posada delante de uno a unos tres metros. La mano derecha envuelve a la mano izquierda y las dos manos se aprietan fuertemente juntas y se apoyan contra el esternón, los hombros relajados.

Se avanza a un ritmo medio la respiración. La espiración corresponde a un tiempo de tensión, inmóvil. El cuerpo se distiende durante la inspiración y es en ese momento en donde se avanza. Como en zazen, se dejan pasar los pensamientos.

Kin hin es un método de profunda concentración. Entrenamiento a la estabilidad de la energía, desarrolla una actitud de gran dignidad.

Fukanzazengi (Enseñanza del zazen )

El zazen de que hablo no es el aprendizaje de la meditación. No es otra cosa que el dharma de la paz y de la felicidad, la práctica de un perfecto despertar. Zazen es la manifestación de la última realidad. Las trampas y las redes jamás pueden alcanzarlo. Cuando atrapa su corazón, se parece Ud. al dragón cuando entra en el agua y al tigre cuando penetra en la montaña. Pues ha de saberse que en ese preciso momento (cuando se practica zazen), el verdadero

dharma se manifiesta y que desde el principio, se desecha todo relajamiento físico y mental, como así también la distracción.

Zazen y Fisiología

Hasta mitad de siglo, zazen sólo era un método de entrenamiento espiritual. Sólo los religiosos y ciertos filósofos se interesaban por eso, como una práctica del despertar fundada en la experiencia subjetiva.

Actualmente, las investigaciones científicas llevadas a cabo en medios hospitalarios, demostraron que zazen no es sólo un ejercicio religiosos sino una regulación del cuerpo y del espíritu, un medio de realizar un verdadero equilibrio. E1 control de la respiración modera y apacigua el ritmo del corazón, regulariza la circulación, hace que la tensión nerviosa disminuya. La espiración profunda del Zazen expulsa de los pulmones los residuos de gas carbónico que habitualmente se estancan en ellos, produciendo nerviosismo y ansiedad. E1 grado de ácido láctico de la sangre, factor de la agresividad, baja muy sensiblemente mientras que el hecho de estirar la columna vertebral le hace encontrar su agilidad y libera las contracciones nerviosas.

Por último, el funcionamiento del cerebro se modifica muy sensiblemente, al pasar de la actividad de las capas superficiales a las capas profundas. Las ondas alfa aparecen rápidamente, lo cual origina un estado de conciencia completamente diferente al de la vida cotidiana, a la vez de estar más relajado, más perspicaz, más sensible y despierto. Pero debemos precisar que no se trata de ninguna manera de un estado anormal o extático, sino por el contrario, una vuelta a las condiciones naturales y normales del funcionamiento fisico-psíquico del ser humano. Las personas que practican regularmente Zazen tienen así este sentimiento de volver a tomar posesión de ellos mismos, de volverse a encontrar, mas allá

de las crispaciones, de las distorsiones, en la situación original, primitiva, que deberá ser la de todo hombre.

E1 Zen no es un conocimiento para añadir a otros, y menos aun un objeto de especulación intelectual o de discusión. Es una experiencia personal, la más íntima de todas, algo que nadie puede hacer por nosotros. Es suficiente practicar Zazen, es decir, ponerse en postura, con la columna vertebral derecha, sentado sobre un cojín redondo y espeso, completamente inmóvil, y en un lugar tranquilo y silencioso. Se respira lentamente, profundamente, y se deja que el espíritu agitado se tranquilice así y se aclare. Rápidamente se sentirán los efectos benéficos de esta postura: las preocupaciones cotidianas dejan de inquietarnos, se alejan y por ultimo aparecen como lo que son: pequeñas e insignificantes oleadas en la superficie de nosotros mismos. Poco a poco, la angustia se transforma en seguridad, la inquietud incesante en una calma anteriormente desconocida y primer anuncio de una profunda serenidad. Comienza a manifestarse una sensación de alivio, de equilibrio recuperado.

Es evidente que pasar del estado en el que nos ha puesto una vida caracterizada por la agitación y el desorden, por la avidez y la huida de

nosotros mismos, a esta situación original de la que estamos tan alejados, requiere esfuerzos largos y continuos.

Sin embargo, todo el mundo puede hacer Zazen. No existe ninguna contraindicación médica. Y aunque la meta de Zazen no sea de ninguna manera curar, las condiciones fisiológicas más defectuosas pueden mejorarse sensiblemente con su practica.

Pero el Zazen es una disciplina rigurosa que no puede ser practicada sin la ayuda de un maestro. La presencia de éste es necesaria, no solamente para controlar la postura y para enseñar la pacificación del espíritu, sino sobre todo para guiar a cada uno

según sus medios. Esta es la razón por la que Zazen debe ser practicado en la atmósfera apacible de una sala de meditación. De esta manera el practicante se beneficia, no solamente de la dirección del maestro, sino de la presencia de los demás participantes. E1 esfuerzo de cada uno se multiplica en un vasto esfuerzo colectivo, que sostiene, alienta y apacigua.

Así solamente gracias a este ejercicio continuo, que poco a poco formara parte de nuestra vida, comenzaremos a cambiar, imperceptiblemente al comienzo, pero cada vez mas sensiblemente. Y no solamente nosotros, nuestra vida, los demás, el mundo, todo cambia al mismo tiempo.

En realidad, lo que habrá cambiado será nuestra relación con la vida, con los demás, con el mundo. Poco a poco nos iremos deshaciendo de la envoltura del ego. Nuestra conciencia dejará por fin de estar dividida. A1 estar derrumbadas y abolidas todas las barreras, la comunicación se establecerá y el otro ya no será el “otro”. Nuestra conciencia participará en la vida sintiéndose una emanación del cosmos, identificándose a él.

Zazen es en su origen la postura misma de Buda, gracias a la cual obtuvo la completa liberación, el desapego soberano, el conocimiento perfecto. E1 Zen nos recuerda que todos nosotros tenemos, “aquí y ahora”, esta posibilidad, pero simplemente lo ignoramos. A través de la practica y de la enseñanza del maestro, nos acercamos, a través de una transmisión ininterrumpida, a esta experiencia, a esta prodigiosa metamorfosis del ser que es el Despertar.

La postura

Zazen permite una correcta distribución de las molestias musculares, óseas y de gravedad, porque produce una reorganización de la postura, como lo demuestra el estudio de la actividad muscular de personas en zazen y el control de su metabolismo de base. Zazen asegura el equilibrio óptimo del cuerpo

y elimina los inconvenientes debidos a malas actitudes en las que el cuerpo ha podido fijarse. La respiración

El control de la respiración es también muy importante. La principal dificultad viene del hecho que no se puede respirar correctamente si no se tiene una buena postura. Durante zazen la concentración está en la

espiración, que debe ser larga y profunda. Así el aire viciado residual se expulsa de los pulmones y el practicante puede usar plenamente su capacidad pulmonar. En consecuencia, el ritmo respiratorio se hace más lento, como así también el ritmo cardíaco, la sangre y los órganos internos están mejor oxigenados.

La espiración que ejerce un empuje hacia abajo en toda la masa abdominal, hace que esta última haga desarrollar una gran energía en la cintura, los riñones, las caderas y de esta manera el centro de gravedad del cuerpo se baja, volviéndose así el individuo más estable. El practicante puede luego conservar esta respiración en la vida cotidiana, porque el cuerpo termina por adoptarla inconscientemente. El cerebro

Los estudios neurofisiológicos que se han realizado en practicantes de zazen demostraron que el cerebro intelectual y analítico (cerebro frontal y cerebro izquierdo), se apacigua y que por el contrario, el cerebro derecho y el cerebro profundo, asiento de la intuición y de la regulación del sistema nervioso, se activa.

Si se produce un estímulo, el cerebro lo registra, pero vuelve muy rápido al ritmo propio del zazen (alfa lento y theta), lo que pone de manifiesto que el efecto del estrés está reducido.

Las investigaciones del doctor Hirai mostraron claramente que zazen influencia no sólo el estado de espíritu, sino también la fisiología misma del cerebro. Estos trabajos testimonian objetivamente la unidad del cuerpo y del espíritu, ya afirmada en

el siglo XIII por el maestro Dogen. El doctor Hirai escribe: “Este estado de conciencia producido naturalmente durante zazen, reflejado en el electroencefalograma y medido como otros fenómenos fisiológicos, es la conciencia del despertar, que está en la profundidad del espíritu de los hombres desde su nacimiento.”

Zen y Civilización

El Zen no es ni razonamiento ni teoría. No es un conocimiento que deba aprehenderse con la mente; es una práctica, una experiencia que es tanto objetiva como subjetiva.

Ser no es tener. Aunque poseyéramos todo lo que deseamos no estaríamos satisfechos. Esta es la causa de nuestra enfermedad, sobre todo en el seno de una sociedad que nos lo promete todo, pero que nos priva de lo esencial. Ya que lo esencial no es obtener, sino ser, y cuanto más tenemos, más deseamos, y cuanto más deseamos, menos somos.

Nuestra verdadera riqueza, la que nos pertenece en propiedad y que nadie puede robarnos, esta dentro de nosotros mismos, profundamente escondida y casi siempre mal conocida.

Este fondo de nosotros mismos, estable y apacible, esta riqueza nuestra olvidada, sólo se puede descubrir a través de un método radical y riguroso.

E1 Zazen, la práctica constante y asidua del Zen, es la llave que abre este reino interior, no separa estos dos puntos de vista complementarios, como tampoco disocia el cuerpo de la mente, lo fisiológico, ni lo consciente de lo inconsciente. Dirige su llamado a la totalidad del ser.

Es en este sentido en el que corresponde a las aspiraciones que orientan la marcha de la civilización actual, una civilización que intenta pasar de las categorías, de las separaciones estrechas, de las divisiones en todos los dominios.

“Debemos armonizar los contrarios volviendo a su propia fuente. Esto es lo propio de la actitud Zen, vía del medio: abarcar las contradicciones, hacer de ellas una síntesis y realizar el equilibrio. El espíritu moderno de libertad debe liberarse de viejas supersticiones, de creencias y de limitaciones formales para encontrar en sí mismo el origen de una moral auténtica, a la vez personal y universal, ligada a la conciencia profunda de la vida.” (Taisen Deshimaru).

La práctica de la meditación en Zazen no está en contradicción con nuestra vida diaria y, sobre todo, no es una evasión ante las dificultades que el vivir diario nos presenta. Por el contrario, gracias a la práctica asidua de Zazen, podemos encontrar la lucidez, la calma y la energía necesarias para resolver con soltura y eficacia las situaciones cotidianas.

Los mejores momentos para sentarse en Zazen son el amanecer y el anochecer. Estos momentos de transformación de la naturaleza y de nuestros propios ritmos biológicos favorecen la concentración y nos preparan para afrontar abiertamente la jornada por una parte, y para purificar nuestra conciencia y nuestro cuerpo de todas las impresiones sensoriales nocivas que hemos acumulado durante el día, por otra.

El Zen procura un alto grado de conciencia de sí mismo y de paz interior; abandonando el egoísmo individual y aprendiendo a poner la mente en reposo, se puede acceder al flujo eterno de la actividad y d ella energía y al conocimiento intuitivo. Se accede a esta sabiduría por la puerta del silencio y sin deseo de provecho.

“Tened las manos abiertas, toda la arena del desierto pasará por ellas. Cerrad las manos: sólo obtendréis algunos granos de arena.” (Maestro Dogen).

Mas allá de las formas, de los dogmatismos, de las instituciones o de las teorías, el ser humano esta buscando un nuevo estado de

conciencia (o una antigua conciencia dormida) que le permita liberarse, transformarse, desarrollarse, a partir de la fuente profunda que está en él.

En este sentido corresponde a las aspiraciones que actualmente orientan la marcha de la civilización moderna, la cual intenta superar las categorías, las separaciones estrechas, las divisiones en todos los dominios.

O como dijo anteriormente Rabindranath Tagore: “En el futuro, los occidentales y los orientales formarán una gran sinfonía espiritual. Espero

que venga pronto el día en el que toda la Humanidad se armonizara en una comunión universal”.

En la época actual, todas las naciones del mundo deben superar el camino unilateral de una ideología o de un nacionalismo estrecho. Las barreras nacionalistas o raciales deben ser abolidas. Debemos apuntar hacia un objetivo común: E1 del camino universal. Debemos entendernos y armonizar nuestras concepciones con un espíritu abierto. E1 espíritu moderno de libertad debe deshacerse de las viejas supersticiones, de las creencias y de las estrecheces formales, con el fin de poder encontrar en el fondo de nosotros mismos el origen de una moral autentica, personal y universal a la vez, ligada a la conciencia profunda de la vida.

La actividad viene de la espontaneidad manifiesta “aquí y ahora”. Es la actitud más realista y más apropiada. En el Zen la vida cotidiana se funda en la espontaneidad y en el entrenamiento en la concentración del cuerpo.

Por eso, sólo quien practica puede realizar “aquí y ahora” sus potencialidades, despertándose a su verdadera naturaleza, volviéndose plenamente él mismo. La creatividad no sólo tiene que

ver con el genio, el niño es espontáneamente creador. Cada uno en su vida debe volverse creador.

El Zen no es una técnica de evasión ni de huida. Al contrario, la práctica de zazen al desarrollar nuestra energía y nuestra concentración en el instante presente, nos permite afrontar la realidad cotidiana con una calma, una perspicacidad, una objetividad, de las que no nos creíamos capaces, y que nos sorprenden. Entonces, ante las dificultades, frente a los problemas, la reacción justa y eficaz se produce por sí misma, espontáneamente, pues nos hemos liberado de los obstáculos interiores que antes nos volvían esto imposible. Es en la actividad misma en donde encontramos nuestra verdadera paz interior.

Transcender los límites de sus propios conflictos, sentirse uno con todos los demás, comportarse naturalmente; es la vía de la libertad. La verdadera libertad es interior y surge de la práctica de zazen. Naturalmente la conciencia se vuelve más amplia y la confianza en sí aparece. Nuestra vida no es ni pequeña, ni estrecha, ni solitaria.

El Zen es el capítulo principal de todo el Budismo. Pero es ante todo y esencialmente: contacto con lo absoluto en nosotros mismos, despertar a la realidad más allá de las apariencias visibles. Comprensión de nuestra naturaleza humana profunda, invisible. En esto, es universal.

El Zen se sitúa más allá de todas las religiones tradicionales pero como es la raíz misma del espíritu religioso, puede vivir entre todas las religiones, darle a cada una su verdadero poder religioso, puede vivir entre todas las místicas, como un pez en el agua. “El agua - decía Dogen- es la vida para el pez, pero el pez es también la vida para el agua.”

Nosotros, en tanto que cuerpo y espíritu, somos la vida. Esta es la respuesta Zen. Ver claramente en nuestro propio espíritu. E1 hecho

de vivir y de realizar profundamente esta unidad cuerpo-espiritu, nos hace descubrir la fuente de la vida en nosotros mismos, aquí y ahora.

Este sentimiento de vida es lo universal en nosotros y nosotros en lo universal, mas allá del ego y más allá de la vida y de la muerte, en la interdependencia de todas las existencias.

Este sentimiento de unidad universal es la base del amor que une a todo lo que vive.

En la base del Despertar esta el conocimiento de sí mismo. Este punto es y fue el esencial de la enseñanza de muchas filosofías y religiones, si bien es verdad que esta búsqueda del conocimiento de sí mismo ha podido desembocar en el egoísmo y en el individualismo. Hoy día, después de los descubrimientos de la psicología profunda, del psicoanálisis, la concepción del yo y del sí mismo ha evolucionado y no puede ser ceñida a un estudio objetivo racional de la conciencia, y tampoco a un análisis puramente intelectual

Por otra parte, parece que el hombre no pueda vivir basándose simplemente en valores sociales, religiosos y morales exteriores a él. Actualmente necesita un afianzamiento interior, descubierto y vivido en lo mas profundo de él mismo.

La vida en sociedad educa al hombre según condicionamientos, que le enseña a juzgar el bien y el mal, según unos criterios que son más un habito adquirido que una noción realmente vivida.

Además hoy día, todo el mundo toma conciencia de este estado de hechos, lo cual produce uno de los factores más importantes de la incomodidad sentida por los individuos.

Todo esto nos conduce a una búsqueda interior más aguda y personal, y nos acerca de una manera diferente al problema: ¿Cuál

es la naturaleza del hombre y del universo? ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte?

Ni la ciencia, ni la religión, a través de la historia de los hombres, han aportado una respuesta satisfactoria. El Zen es ante todo una Postura, la postura sedente de Zazen, con sus tres elementos: actitud del cuerpo, actitud del espíritu y respiración.

Una postura quiere decir evidentemente, en el sentido amplio del término, una actitud ante la vida: actitud de fuerza y de equilibrio, de serenidad y de vigilancia, de respeto y de tolerancia, de unión con la vida cósmica.

La educación Zen es fuerte y profunda a la vez. Si la educación actual solo va dirigida, de hecho, a una parte pequeña del cerebro, y olvida un potencial, prácticamente inexplorado, la enseñanza Zen se dirige no solamente al cerebro frontal y al sistema nervioso central, sede de las aptitudes mentales, sino también a la mente subconsciente. Fortalece así

el espíritu y el cuerpo, lo psíquico y lo orgánico, dicho de otra manera, al ser en su totalidad.

Nuestra memoria posee dos tipos de funcionamientos: por una parte está la memoria pre-frontal, intelectual, y por otra parte la memoria orgánica, la del cuerpo, que se imprime directamente a través de una modificación química en las neuronas situadas en la base del cerebro. Esta memoria es la que constituye el subconsciente. Si practicamos Zazen, influenciamos fuertemente nuestro hipotálamo y nuestro tálamo. El cerebro pre-frontal y el cerebro frontal se tranquilizan. Por el contrario, el hipotálamo y el tálamo entran en actividad. Los circuitos del cerebro se mejoran. Esta actividad química del tálamo y del hipotálamo es extremadamente importante, ya que la intuición se desarrolla gracias a ella.

En el Zen, el trabajo manual es de una gran importancia, ya que la agilidad de los dedos estimula la del cerebro profundo. La actividad manual y la actividad intelectual son rigurosamente complementarias. Ambas deben ser practicadas para el equilibrio de nuestra totalidad. El Zen rehabilita este trabajo manual, necesario para la perfecta realización de nuestro ser.

El Zen fue en el pasado el fermento de una prodigiosa renovación cultural, primero en China, luego en Japón. En las civilizaciones del extremo oriente, la pintura y la poesía clásicas, en las que hay como representantes los más inminentes monjes zen, están impregnadas de la concepción de ella naturaleza y de las relaciones del hombre con ella. Aquí la creación artística procede de una íntima comunión con los elementos y las estaciones. Sólo puede nacer del desapego del artista y de su percepción de las estructuras escondidas del mundo que lo rodea.

En esta concepción del arte, lo que prima de una manera absoluta, es la espontaneidad. Por eso tanto la pintura como la caligrafía zen, deben surgir de una sola vez, no deben ser retocadas. Y sin embargo esta espontaneidad sólo se obtiene después de una larga práctica, de una paciente maduración interior.

Numerosos artistas occidentales se sienten hoy sensibles ante esta promesa de renovación que contiene el Zen.

En China y más aún en el Japón, la influencia del Zen se extendió a todas las artes, el teatro y la caligrafía, la danza tradicional y la cerámica. Recordemos también que muchos rasgos específicos de la vida cotidiana china japonesa se desarrollaron bajo la influencia del Zen: la admiración atenta de la naturaleza, el arte de los jardines, la elegante austeridad de la arquitectura y de la decoración, el arte de las flores, la ceremonia del té, por ejemplo.

Zen y Artes Marciales

Desde los más tempranos momentos de vida del hombre en el mundo, éste ha utilizado, y utiliza, continuamente la violencia y la fuerza para la solución de sus conflictos, ya tengan poca y mucha importancia, no ha

descubierto la esencia del ser humano. No se ha llegado a dilucidar si la actitud violenta del ser humano le viene por naturaleza, o lo aprende en el entorno social en el que se desarrolla su vida; este debate continúa en los círculos científicos, sin una clara y terminante solución, aunque hay teorías para todos los gustos. En cualquier caso, los hombres se han tenido que defender unos de otros, y después de muchos siglos de guerras, disputas, peleas, enfrentamientos, etc., llegándose a crear un conjunto de disciplinas marciales, para poder responder a esos ataques injustificados. La mayoría de ellas, las denominadas “externas”, se basan en el uso de la fuerza física y muscular, se basan en esto partiendo de la premisa de que cuanto más fuerte sea la persona, más difícil será que le hagan daño, que es el fin que se persigue. Ejemplos de este tipo de artes marciales se nos pueden ocurrir a montones, karate, taekwondo, judo, jiujitsu, kung-fu, etc.

Pero paralelamente, han ido apareciendo una serie de artes marciales, denominadas “internas”, las cuales no se basan en la fuerza muscular para derrotar al enemigo, algunas ni siquiera quieren derrotar al enemigo, sino que utilizan algo más profundo: nuestro Ki (energía interior). Para estas artes no se necesita un físico espectacular, ni una preparación física extrema, al contrario, el aspecto físico se trabaja muy poco, se centran en el desarrollo del Ki. Ejemplos de estas artes marciales ya no hay tantos, podemos citar el Aikido, el Tai-Chi (Chi, es Ki en chino), el Kyudo, el Iaido, etc.

Quizá, las personas que practican las artes marciales “externas” consideran que las “internas” son ineficaces, inútiles, para

“blandengues”, u otros calificativos, ellos practican un arte marcial o para machacar al oponente, o para competir con otras personas, cualquiera de las dos opciones es igual de errónea. Las competiciones en las artes marciales sólo sirven para satisfacer el ego del competidor, denotan el ansia de victoria de la persona, en una sociedad que ya es demasiado competitiva, lo único que consiguen es distraer la atención del artista marcial hacia algo que es lo más superfluo que puede existir sobre la faz de la Tierra: demostrar que uno es mejor que otro, y lo aparta del verdadero camino: el desarrollo del Ki de la persona, que es más fuerte y duradero que cualquier fuerza física.

Respecto al uso del arte marcial para machacar, aplastar, y destruir a la otra persona es algo que solo conduce a más violencia. La violencia es el arma de los necios, y la violencia sólo genera más violencia. E1 desarrollo de la fuerza únicamente conduce al embrutecimiento, a la competición y al orgullo. Muchos problemas y dificultades surgen de esta actitud unilateral. Al contrario de esto se ha de proclamar la paz y la fraternidad con el resto de personas, a través de un una actitud interna correcta, esto sí que puede suponer el final de las guerras, la violencia, el embrutecimiento, etc.

La esencia de las artes marciales “internas” es no combatir, no utilizar la violencia ni la fuerza física para solucionar nada, eso sólo creará más problemas, no tiene afán de conquistar y vencer a los demás, son los demás los que se dan cuenta que cualquier actitud violenta contra estos artistas marciales es inútil, se ha de estar en una actitud de no-resistencia, en ese momento no habrá ningún choque violento entre las dos partes, y la que mantiene su actitud violenta se dará cuenta que no sirve de nada esa fuerza que utiliza, y acabará por desistir de sus ataques, con lo que se ha reducido la violencia sin violencia.

La esencia de las artes marciales “internas” y del Zen es “no combatir”, sino despertarse al tronco común que nos une con todas las existencias del universo. Por ello, la práctica del Zen es muy importante para este tipo de artes marciales, ya que purifica nuestro espíritu y desarrolla nuestra energía interna.

Zazen no es lo mismo que meditación

Isshô Fujita

Parece que existe un error frecuente sobre zazen, ya que algunas personas piensan que se trata de una técnica que permitiría alcanzar el estado de “no pensamiento”. Una comprensión así de zazen supone que un cierto estado de espíritu puede ser alcanzado por una influencia, una técnica o un método. En Occidente, zazen es habitualmente traducido por “meditación zen” o por “meditación sentada”. Cada vez mas, en su empleo actual, el zazen es considerado como uno de los numerosos métodos surgidos de las tradiciones espirituales orientales para alcanzar objetivos tales como la salud corporal o mental, un comportamiento social adaptado, un espíritu tranquilo o la resolución de diversos problemas de la existencia.

Es verdad que numerosas prácticas de meditación de la tradición budista ayudan a realizar estos objetivos, y esto puede ciertamente ser una utilización hábil de estos métodos meditativos. El zazen, sin embargo, tal como es comprendido por el maestro Dôgen, es una cosa diferente, que no puede ser clasificada como una meditación en el sentido indicado antes. Será pues útil que se examinen algunas de las diferencias entre el zazen y la meditación.

Dôgen (1200-1253) es el fundador de la tradición zen sôtô y, sobre todo, un maestro de meditación. Su Shôbôgenzô es una de las grandes obras maestras de la tradición doctrinal budista. Los eruditos actuales obtienen muchísima ayuda de este texto para comprender, no solamente un enfoque único del budadharma (la

enseñanza de Buda), sino también el zazen en tanto que práctica. Para Dôgen, el zazen es, antes que nada, una postura total del cuerpo, no un estado de espíritu.

Dôgen utiliza numerosas expresiones para describir el zazen. Una de ellas es gotsuza, lo que significa “sentarse inmóvil como una poderosa montaña”. Un término próximo de gran importancia es kekkafuza, “la postura del loto”, que Dôgen considera como la llave de zazen. Sin embargo la comprensión de Dôgen de kekkafuza es completamente diferente de la tradición del yoga indio, y esta comprensión da una potente aclaración sobre la manera de aproximarse a zazen.

En la mayoría de las tradiciones meditativas los practicantes comienzan por un método dado de meditación (como la cuenta de las respiraciones, la visualización de imágenes sagradas, la concentración del espíritu sobre un pensamiento o una sensación particular, etc.) tras haberse sentado cómodamente en la postura del loto. En otros términos la meditación se añade a kekkafuza. Utilizándolo así el kekkafuza se convierte en un medio para preparar de manera óptima el cuerpo y el espíritu por ejercicios mentales que se llaman “meditación”, pero no es un objetivo por si mismo. La práctica está construida sobre una dualidad, con un cuerpo sentado como continente y un espíritu meditativo como contenido. El acento es siempre puesto sobre la meditación como un ejercicio mental. En una disposición dual así el cuerpo está sentado, mientras que el espíritu hace otra cosa.

Para Dôgen, por otro lado, el fin de zazen consiste exactamente en sentarse correctamente en kekkafuza. No hay estrictamente nada mas que añadir. Es kekkafuza nada mas. Kôdô Sawaki rôshi, el gran maestro zen del Japón de comienzos del siglo XX decía: “Sentarse exactamente en zazen, eso es todo.” Con esta comprensión zazen sobrepasa el dualismo del cuerpo y del espíritu. A la vez el

cuerpo y el espíritu son completa y simultáneamente vaciados por el único hecho de sentarse en kekkafuza. En el capitulo del Shôbôgenzô, El rey del sâmadhi, Dôgen dice: “Sentaros en kekkafuza con el cuerpo, sentaros en kekkafuza con el espíritu, sentaros en el kekkafuza despojados de cuerpo-espíritu.”

Las prácticas meditativas que ponen el acento sobre una dimensión psíquica (pensamientos, percepciones, sentimientos, visualizaciones, intenciones, etc.) conducen todas nuestra atención sobre las funciones corticocerebrales de la cuales hablaré generalmente como de “la cabeza”. La mayoría de las meditaciones, en el sentido en que se las entiende convencionalmente, son actividades centradas sobre la cabeza. En medicina oriental, se encuentra la interesante idea de que la armonía de los órganos internos es de la mayor importancia. Todos los problemas asociados con la cabeza provienen simplemente de una disarmonía de los órganos internos, que son lo fundamentos verdaderos de nuestra vida.

Por causa de nuestras funciones corticocerebrales, altamente desarrolladas, tenemos tendencia a asimilar la conciencia de si, la sensación de un “yo”, con la cabeza. Como si la cabeza fuera el

personaje principal de la obra y el cuerpo el sirviente que sigue las ordenes de la cabeza. Pero desde el punto de vista de la medicina oriental no se trata simplemente de una pretensión de la cabeza sino de una total incomprensión de la vida. La cabeza no es mas que una pequeña parte de la totalidad de la vida y no tiene una posición tan privilegiada.

Mientras que la mayoría de las meditaciones tienden a concentrarse sobre la cabeza, el zazen se concentra mas bien sobre la estructura de un cuerpo-espíritu total y vivo, dejando a la cabeza existir sin darle preeminencia alguna. Cuando la cabeza está sobreactivada aparece una vida dividida y desequilibrada. Pero en

la postura de zazen ésta aprende a encontrar su sitio exacto y su función en la dimensión de un cuerpo-espíritu unificado. Nuestro cuerpo humano vivo no es simplemente una agregación de partes corporales, es un todo orgánico integrado. Ello se concibe de tal forma que cuando una parte del cuerpo se mueve, cualquiera que sea la sutileza del movimiento, ello provoca simultáneamente el movimiento acorde del cuerpo.

Cuando al principio se aprende a hacer zazen, no se puede aprehenderlo en su totalidad o de un solo golpe. Inevitablemente se comienza a recortar el zazen en pequeños trozos que se disponen en un orden particular: armonizar el cuerpo (chôshin), armonizar la respiración (chôsoku) y armonizar el espíritu (chôshin). En el Eihei kôroku, Dôgen escribió : “En nuestro zazen, es esencial sentarse en la postura correcta, armonizar después la respiración y apaciguarse.”

Pero, después de haber pasado esta etapa preliminar, todas las instrucciones dadas como piezas separadas en el tiempo y en el espacio deben ser integradas en un todo en el cuerpo-espíritu del practicante de zazen. Cuando el zazen se convierte en zazen, shôshin taza es actualizado. Esto significa “exactamente (ta) sentado (za) en una postura del cuerpo (shin) correcta (shô)”, con taza que pone el acento sobre la cualidad de ser, entero y uno, en el tiempo y el espacio. La “totalidad” del zazen debe estar integrada en una sentada una. En otras palabras, zazen debe convertirse en el “zazen, total y uno.”

¿Como, esta cualidad de ser total y uno, se manifiesta en la postura sentada de zazen? Cuando el zazen está profundamente integrado, el practicante no siente que cada parte de su cuerpo esté separada de otras y que realice independientemente su trabajo aquí o allá en el cuerpo. El practicante no es conducido a realizar varias instrucciones sobre la manera de armonizar. En realidad no hace

mas que una única cosa, buscando continuamente la postura sentada correcta con el cuerpo entero.

Así, en la experiencia real del practicante, no hay mas que una simple postura sentada integrada armoniosamente. Siente la posición de las piernas cruzadas, el mudrâ cósmico, los ojos semiabiertos, etc., como

manifestaciones locales de la postura sentada total y una. Mientras que cada parte del cuerpo funciona de su propia manera, en tanto que cuerpo total son integradas en el estado de ser uno. Se lo experimenta como si todos los límites, o las divisiones entre las partes del cuerpo, hubiesen desaparecido, y todas las partes son englobadas y fundidas en una única expresión total de carne y huesos. A veces se tiene la sensación durante zazen de que nuestras manos o nuestras piernas han desaparecido o se han desvanecido.

La expresión “shôshin taza” podría ser comprendida mejor en términos de postura y de fuerza de gravedad. Todas las cosas sobre la tierra son inevitablemente atraídas hacia el centro de la tierra bajo el efecto de la gravedad. En el interior de este campo gravitacional, todas las formas de vida han sobrevivido armonizándose con la gravedad de diferentes maneras. Nosotros, seres humanos, hemos alcanzado la posición vertical, con el eje central del cuerpo en la vertical, después de un largo proceso de evolución. La posición vertical es “antigravitacional” en la medida en que ella no puede existir sin intencionalidades o deseos propiamente humanos, que obran inconscientemente para mantener el cuerpo derecho. Cuando se está enfermo o cansado, se encuentra difícil guardar una postura derecha y uno se acuesta. En una situación así la intención de permanecer de pie no actúa.

A pesar de que la postura vertical sea antigravitacional, desde un cierto punto de vista, está convenientemente ordenada para ser “progravitacional”, es decir que obedece a la fuerza de la gravedad.

Cuando el cuerpo está inclinado, ciertos músculos se van a tensar con el fin de mantener la posición vertical, el peso es sostenido por la estructura del esqueleto y se relajan las tensiones inútiles. Todo el cuerpo entero se somete entonces a la fuerza de la gravedad. La sutileza de la postura sentada parece encontrarse en el hecho de que las dimensiones anti y progravitacionales, que pueden parecer a primera vista contradictorias, coexisten de forma completamente natural. Nuestra relación con la gravedad en shôshin taza no es, ni una forma antigravitacional de combatirla por la tensión de los músculos y un cuerpo rígido, ni una forma progravitacional de ser vencido por esta fuerza con los músculos átonos y un cuerpo fofo.

En el shôshin taza, mientras que el cuerpo está sentado inmóvil como una montaña, el cuerpo interno está relajado, sin trabas, distendido en cada una de sus partes. Como un “huevo en equilibrio”, la estructura externa permanece firme y solida mientras que el interior está fluido, tranquilo y distendido. Con excepción de algunos pequeños músculos necesarios, todo está calmadamente en reposo. Cuanto mas se distienden los músculos, mas sensible se puede ser y la relación con la gravedad se regularizará cada vez mas minuciosamente. Cuanto mas se permite

distenderse a los músculos, mas sale a la luz una conciencia precisa y el shôshin taza se profundiza infinitamente.

Constato a menudo que la gente ve en zazen una solución a los problemas y a los sufrimientos personales, o incluso a la educación de una persona. Pero Kôdô Sawaki rôshi da un punto de vista diferente del zazen en su frase : “Zazen es conectarse al universo.” La postura de zazen nos une al universo entero. Como Shigeo Michi, celebre anatomista del siglo pasado, decía : “Puesto que zazen es una postura en la cual el ser humano no hace nada por el ser humano, el ser humano es liberado de ser un ser humano y se

convierte en un Buda.” (Canciones de la vida – Himno al zazen por Daiji Kobayashi).

Michi igualmente nos pide hacer una distinción entre la “cabeza” y el “corazón”, diciendo de que manera nuestras “funciones cardiacas” internas se muestran en zazen de una forma completamente real. La cabeza de la que hablo podría corresponder a la expresión técnica budista de bompu, que significa el ser humano ordinario. Un bompu es el opuesto de un Buda, una persona que no está despierta aun, que esta atrapada por todo tipo de ignorancias, de tonterías y sufrimientos. Cuando estamos completamente inmersos en zazen, en lugar de permanecer en esta idea, no deberíamos olvidar jamas comprender que la práctica de zazen, en un sentido, es la negación o el abandono de nuestra bompuidad. En otras palabras, se pasa, en zazen, de la cabeza al corazón en el seno de nuestra naturaleza de buda. Si nos olvidamos de tomar este punto en serio, nos dañamos a nosotros mismos alentando nuestra propia bompuidad, obtenemos un zazen débil, adaptado a nuestra bompuidad y degradamos el zazen mismo.

El maestro zen Dôgen decía : “[Cuando os sentáis en zazen] no penséis ni en el bien ni en el mal. No os preocupéis de bueno o malo. Dejad de lado las operaciones de vuestro intelecto, de vuestra voluntad y de vuestra conciencia. Parad el examinar las cosas con vuestra memoria, vuestra imaginación o vuestra reflexión.” Siguiendo este consejo somos libres, por un momento, para dejar de lado nuestras altamente desarrolladas facultades intelectuales. Simplemente relajamos nuestra capacidad de conceptualización. En zazen no pensamos intencionalmente en alguna cosa. Esto no significa que debamos dormirnos. Al contrario, nuestra conciencia debe siempre estar clara y alerta.

Mientras que estamos sentados en la postura de zazen, el conjunto de nuestras capacidades humanas, adquiridas a lo largo de una

evolución de millones de años, son abandonadas o suspendidas momentáneamente. Como estas capacidades (moverse, hablar, coger, pensar) son las que los seres humanos mas estiman podría decirse sin equivocarse que “entrar en zazen corresponde a salir de la actividad de ser un ser humano” y que en zazen “no se hace ninguna actividad del ser humano”.

¿Que significa renunciar a todas estas capacidades humanas adquiridas duramente cuando nos sentamos en zazen? Yo creo que tenemos la oportunidad de “sellar nuestra bompuidad”. En otros términos, sentados en zazen, abandonamos sin condiciones nuestra ignorancia de ser humano. En efecto decimos : “No voy a utilizar estas capacidades humanas para mis objetivos confusos y egocéntricos. Tomando la postura de zazen, mis manos, mis piernas, mis labios y mi espíritu están sellados, Son exactamente como son. No puedo crear mas karma con todo esto.” He aquí lo que significa “sellar la bompuidad” en zazen.

Cuando utilizamos nuestras sofisticadas capacidades humanas en nuestra vida cotidiana, las utilizamos sistemáticamente para nuestros fines ilusorios y egocéntricos, nuestros interese de bompu. Todas nuestra acciones está fundamentadas sobre nuestros deseos, nuestras atracciones y nuestras aversiones. Las razones por las cuales decidimos ir aquí o allá, manipulamos diferentes objetos, hablamos de distintos temas, teniendo tal o cual opinión, son determinadas únicamente por nuestra inclinación a querer satisfacer nuestros intereses egoístas. Ha aquí como somos. Se trata de un hábito profundamente enraizado en cada bompu ser humano. Si no hacemos nada con este hábito continuaremos utilizando todos nuestros maravillosos poderes humanos en la ignorancia y el egoísmo, sepultándonos siempre aún mas profundamente en la ilusión.

En cambio, si practicamos correctamente zazen, nuestras capacidades humanas no serán jamas utilizadas para intereses de bompu. Se esta forma esta tendencia se interrumpirá, por lo menos por un tiempo. Es lo que yo llamo “sellar la bompuidad”. Nuestra bompuidad siempre existe, pero está completamente sellada. En el Bendôwa (“En la persecución de la vía”), el maestro zen Dôgen describe el zazen como una condición en la que podemos “poner el sello de Buda sobre las tres puertas del karma (el cuerpo, la palabra y el espíritu) y sentarnos derechos en este samâdhi.”

Esto quiere decir que de ninguna manera debe haber la menor traza de actividad bompu, sea esta en el cuerpo, en la palabra o en el espíritu. Todo lo que constituye ahí la señal de Buda. El cuerpo no se mueve en la postura de zazen. La boca está cerrada y no habla. El espíritu no busca convertirse en Buda, sino que mas bien detiene las actividades mentales del pensamiento, la voluntad y la conciencia. Eliminando todos los signos de bompu de nuestras manos, de nuestras piernas, de nuestra boca y de nuestro espíritu (que normalmente actúan únicamente en el nombre de nuestros intereses ilusorios de humano), poniendo el sello de Buda sobre ellos, los colocamos al servicio de nuestra naturaleza de Buda. En otras palabras, cuando nuestro cuerpo-espíritu de bompu actúa como un Buda es transformado en un cuerpo-espíritu de Buda.

Deberíamos ser particularmente prudentes sobre el hecho de que, cuando hablamos de “sellar nuestra naturaleza humana ilusoria, esta

“naturaleza humana ilusoria” de la cual hablamos no es alguna cosa que existe como una entidad fija, o como un sujeto o un objeto (según el punto de vista). Se trata simplemente de nuestra condición percibida. No podemos simplemente negarla y liberarnos. El hecho es que, cuando nos sentamos en zazen como simplemente zazen, nuestra naturaleza humana ilusoria es sellada por la

aparición de nuestra naturaleza de buda en las tres puertas del karma, es decir en el plano del cuerpo, la palabra y el espíritu. Consecuentemente nuestra naturaleza humana ilusoria es automáticamente abandonada.

Todas las explicaciones precedentes, de abandono, de sellar nuestra naturaleza humana ilusoria, no son mas que palabras. Estas explicaciones están fundadas sobre un punto de vista particular y limitado, mirando zazen desde el exterior. Por supuesto, es verdad que el zazen nos ofrece las posibilidades que he descrito. Sin embargo, cuando se practica zazen, debemos estar seguros de no preocuparnos de la “naturaleza humana ilusoria”, del “abandono” o de ideas parecidas. Lo único que para nosotros es importante es practicar zazen, aquí y ahora, como un zazen puro sin mancha.

A ti, que no estás satisfecho con tu zazen. Kosho Uchiyama La práctica de shikantaza de Dogen Zenji es exactamente lo que mi maestro Sawaki Kodo Roshi llamaba “el zazen de sólo sentarse”. Para mi también, el verdadero zazen significa shikantaza – solo sentarse. No practicamos zazen para experimentar satori, para resolver un montón de koan o para recibir un certificado de transmisión del dharma. Zazen sólo significa sentarse.

Por otro lado, es un hecho que incluso entre los practicantes de la Escuela Soto Japonesa, que tiene su origen en Dogen Zenji, hay dudas sobre este zazen. Y para ilustrar sus dudas, citan frases de Dogen como:

«No he visitado muchos monasterios Zen. Simplemente, con mi maestro Tendo, en silencio comprobé que los ojos son horizontales y la nariz vertical. Ya no me puedo dejar engañar por nadie más. He vuelto a casa con las manos vacías». (Eihei Koroku)

«Viajé por la China de la Dinastía Sung y visité maestros Zen por todo el país, estudié las cinco casas del Zen. Y finalmente encontré a mi maestro Nyojo en el pico de Taihaku, y el porqué de toda una

vida de práctica se aclaró. El gran asunto de toda una vida de práctica ha finalizado.» (Shobogenzo Bendowa)

Es por esto que dicen: “¿No dijo incluso Dogen Zenji que él realizó que los ojos están horizontales y la nariz vertical, y que el porqué de toda una vida de práctica se aclaró? ¿Qué sentido tendría tan solo sentarse para una persona ordinaria sin un rastro de satori?”

Recuerdo haber cargado con estas dudas yo mismo. Y no era el único, un número significativo de practicantes del Zen que se agolpaban alrededor de Sawaki Roshi dejaron el zazen de solo- sentarse para probar con el Zen kensho o el Zen koan. Así que entiendo bien esta duda.

Hay que tener en cuenta que Sawaki Roshi tenía el carácter de un maestro Zen – tal como se les suele imaginar. Era tan carismático que muchos, al conocerle por primera vez, se veían atraídos como el hierro al imán. Así que cuando el Roshi decía, “Zazen no sirve para nada” (esta era la expresión que Sawaki Roshi utilizaba para el “zazen que está más allá de la ganancia y más allá del satori, mushotoku-mushogo), pensaban que era una simple frase hecha, pero que su práctica de zazen, en algún momento, sería buena para algo o para alguien. Creo que esto pensaban muchos de los que practicaban con Sawaki Roshi.

Quizás los que vivían fuera, que solo venían al templo para zazen o para las sesshin de vez en cuando no tenían estas dudas. Pero aquellos que renunciaban a su vida habitual para ser monjes, que practicaban intensivamente día tras día zazen, en la sangha de Sawaki Roshi, esta gente, tarde o temprano, empezaba a dudar sobre shikantaza.

La razón de ello es que, por mucho que te sientes, nunca estarás completamente satisfecho con tu zazen. “No estar completamente satisfecho” quiere decir no sentirse como se siente tu estómago después de una gran comilona. Así que muchos jóvenes que se han

dedicado, en cuerpo y alma, a la práctica de zazen, empiezan en algún punto a pensar si no estarán malgastando su juventud con este zazen que no les acaba de llenar del todo. Y muchos acaban dejándolo, diciendo: “¿no son incluso los antiguos discípulos ,que durante años han estado practicando zazen, personas corrientes en realidad? ¡Yo necesito satori!”

De esta forma mucha gente dejó la práctica. Esta duda casi me llevó también a mi hasta el punto de abandonar, pero al final seguí a Sawaki Roshi durante 24 años, hasta su muerte. Así que comprendo a los que tiene estas dudas, pero también yo al final he entendido el significado del shikantaza del que Dogen Zenji habla. Por eso me gustaría ahora intentar hacer el papel de intérprete entre estos dos puntos de vista.

Cuando digo “intérprete” no me refiero solo a que muchos practicantes de Zen no entiendan las palabras de Dogen Zenji o de Sawaki Roshi, sino que también creo que, aunque Dogen Zenji y Sawaki Roshi comprendan las profundas dudas y problemas de los que practican shikantaza, sus palabras no siempre bastan para calmar la raíz de nuestras dudas y de nuestros problemas. Es por ello que aquí me tomaré la libertad de intentar presentar y comentar las palabras de Dogen Zenji y Sawaki Roshi, a mi manera.

¿Qué significa esto en la práctica? Tomemos, por ejemplo, un pasaje del Eihei Koroku de Dogen Zenji:

«Simplemente, con mi maestro Tendô Nyojô, silenciosa y tranquilamente verifiqué que los ojos son horizontales y la nariz es vertical. De ahora en adelante, no puedo ser engañado por nadie. He regresado a casa con las manos vacías.»

¿Qué tal si lo leemos de la siguiente forma?: “Haciendo esta respiración en este momento, compruebo que estoy vivo”.

Puedo interpretarlo así porque no leo el Shobogenzo como un erudito del Budismo, preocupado únicamente por descifrar el laberinto de los caracteres chinos. Tampoco lo leo como un sectario para quien cada palabra es tan sagrada que la pone en un pedestal, como si fuera una lata de comida envasada que nunca se abrirá y ante la cual se postra. En lugar de eso lo leo con los ojos de una persona que busca la Vía, que le preocupa llegar hasta el final de una nueva forma de vida. Y creo que esto es exactamente lo que quiere decir “ver la mente según las antiguas enseñanzas” o “estudiar la Vía de Buda significa estudiarse a uno mismo”.

Si leemos este fragmento de Dogen Zenji como el reflejo de nuestra vida completamente nueva, no nos quedaremos atascados en una aburrida y estática interpretación. Nos daremos cuenta de que “los ojos son horizontales, y la nariz vertical” es el reflejo de la vida limpia y fresca que estamos viviendo, respirando esta respiración en este momento. Cuando leemos esto, vemos que Dogen Zenji no está hablando de ningún estado místico que se pueda experimentar durante zazen una vez que se ha conseguido el satori. Está hablando del hecho más obvio – de esta vida, aquí mismo.

Así mismo, al principio del Fukanzazengi de Dogen está escrito: «Originalmente la Vía es perfecta y está omnipresente, ¿cómo podría estar supeditada a la práctica o a la verificación? La verdad se revela a sí misma en todas partes, ¿por qué hacer un esfuerzo especial por alcanzarla?»

Con este mismo espíritu ¿qué significa el siguiente fragmento?: «Si una diferencia, incluso del tamaño de un pelo, separa el Cielo de la Tierra. Si haces distinciones entre condiciones favorables y desfavorables, tu mente se perderá en la confusión.»

La vida en este momento es fresca, nueva y natural. Pero si pensamos sobre este hecho esencial como una idea en nuestra cabeza, nos estancaremos, forzándonos a entender, a encasillarlo

según nuestras propias ideas. Cuando pensamos en “la frescura de la vida”, ya deja de ser fresca, ya no está viva. La frescura de la vida significa abrir la mano del pensamiento. Solo cuando hacemos esto, la vida puede ser fresca. Zazen es “abrir la mano del pensamiento”. Es la postura de abandonar y dejar pasar.

Me gustaría ahora decir algo sobre la práctica real de shikantaza. Sentarse en zazen no significa que no tengamos pensamientos. Surgen de todos los tipos. Pero cuando sigues estos pensamientos, deja de ser zazen.

Simplemente estás pensando pero en la postura de zazen. Así que tienes que darte cuenta de que en este momento estás practicando zazen y no es el momento de estar pensando. Esto es corregir tu actitud, corregir tu postura, dejar que los pensamientos se vayan y volver a zazen. Esto se conoce como “despertarse de la distracción y la confusión”.

En otra ocasión puede que te sientas cansado. Entonces tendrás que recordarte a ti mismo que estás practicando zazen en este momento y que no es momento para dormir. Esto es corregir tu actitud, corregir tu postura, abrir literalmente los ojos y volver a zazen. Esto se conoce como “despertarse del sopor y el cansancio”.

Zazen significa despertar de la distracción y la confusión, del aburrimiento y el cansancio, despertarse a zazen mil millones de veces. El zazen de vivir esta vida fresca y natural sin artificios significa despertar la mente y verificarlo a través de la práctica miles de millones de veces. Eso es shikantaza.

Se dice que Dogen Zenji alcanzó satori dejando caer su cuerpo y mente (shin jin datsu raku), pero ¿qué quiere decir exactamente dejar caer cuerpo y mente? En el Hokyoki podemos leer:

«El abad dijo: la práctica de zazen quiere decir dejar caer cuerpo y mente. Esto significa shikantaza – no es quemar incienso, postrarse, nembutsu(1), arrepentirse o leer los sutras.

Yo me incliné y pregunté: ¿Qué es dejar caer cuerpo y mente?

El abad respondió: dejar caer cuerpo y mente es zazen. Si simplemente practicas zazen, en ese momento estás libre de los cinco deseos y los cinco obstáculos desaparecen»(2).

Así que dejar caer o abandonar cuerpo y mente significa abrir la mano del pensamiento y volver a zazen miles de millones de veces. Dejar el cuerpo y la mente no es ninguna experiencia especial ni misteriosa.

Solo este tipo de zazen hace posible “el buddhadharma completo y verdadero”. También es conocido como “la puerta de entrada al buddhadharma” (3).

Me gustaría comparar nuestra vida con sentarse al volante de un coche. Cuando estamos al volante es peligroso quedarse dormido o conducir borracho. También es arriesgado estar pensando en las musarañas o estar nervioso o tenso. Sucede lo mismo cuando nos sentamos al volante de nuestra propia vida. La forma fundamental de conducir nuestra vida consiste en despertarse de la bruma del adormecimiento y de la embriaguez y de las distracciones del pensamiento y del nerviosismo.

Zazen quiere decir, de hecho, poner estas cuestiones básicas sobre la vida en práctica. Podríamos llamarlo “ver el buddhadharma completo” o “la puerta de entrada al buddhadharma”. Esta es la razón por la que Dogen Zenji escribió la “Recomendación Universal de Zazen” (Fukanzazengi), en la que explica la práctica de zazen.

«El cuerpo y mente de la Vía de Buda es hierba y árboles, piedras y tejas, viento y lluvia, fuego y agua. Observar y reconocer todo ello como la Vía de Buda es el despertar el cuerpo-mente. Coge el vacío y

úsalo para construir pagodas o budas. Saca el agua del valle para hacer budas y pagodas. Este es el significado de despertar la mente a una sabiduría única y competa y repetir cada pequeño despertar miles de millones de veces. Esto es practicar la realización». (Shobogenzo Hotsumujoshin).

Sería un gran error interpretar esto como una mera advertencia a los no-todavía-despiertos practicantes de Zen para que no descuiden su práctica. El despertar miles de millones veces la mente despierta no es más que la respiración viva de la vida vigorosa.

Algunas personas empiezan a practicar shikantaza pero en seguida lo abandonan al no sentirse plenos o porque se aburren. Abandonan porque este despertar mil millones de veces solo lo entienden en sus cabezas. Por eso piensan “¡Oh no! ¿Tengo que despertar la mente mil millones de veces? ¡Yo lo que necesito es el satori! ¡Si me doy prisa y alcanzo un gran satori, me puedo saltar los mil millones de veces!”

Es como si al nacer nos dijeran: “a partir de ahora tienes que respirar, durante toda tu vida, esta misma respiración, una y otra vez, en cada momento. Tienes que inspirar y expirar miles de millones de veces”. ¿Qué diría el bebé?: “¡Puf! Tengo que lograr los mil millones de respiraciones pero de una sola vez, con una única gran respiración”.

Por mucho que lo intentáramos, sería del todo imposible.

Por eso es por lo que en el Hotsumujoshin va más allá: “Algunas personas creen que la práctica es interminable, pero que el despertar sucede una única vez y que después ya no hay más despertar de la mente. Una persona así no escucha el buddhadharma, no conoce el buddhadharma, nunca se ha encontrado con el buddhadharma”.

Las personas que tratan de alcanzar un gran satori no aceptan que tienen que vivir su vida con todo su frescor y vigor. Incluso en

térmicos estrictamente biológicos, sólo podemos vivir si respiramos en cada momento. La vida significa respirar esta respiración en cada momento. Al tratarse de vivir esta vida fresca, no basta con pensar la vida con la cabeza. Debemos de aceptarla como la vida vigorosa que es. Sólo de esta forma podremos descubrir una actitud y una postura que sean realmente frescas y vigorosas.

Esto es lo que significa “El gran asunto de toda una vida de práctica ha finalizado”. Y es al mismo tiempo aquí donde comienza la práctica real de shikantaza. Es lo que se llama “la unidad de práctica y realización” (susho ichinyo) o “la práctica basada en la realización”.

Es lo que Sawaki Roshi siempre repetía: “El satori no tiene comienzo. La práctica no tiene final”

Kosho Uchiyama Roshi

Fundamentalmente no hay nada

本夾無一物 (Huineng).

Éric Rommeluère

En la perspectiva Theravâda el vipassanâ apunta finalmente a romper el flujo del samsâra, el ciclo de las existencias. Vipassanâ, que significa “la visión repetida de las cosas”, designa la observación consciente y repetida de las múltiples sensaciones y percepciones que surgen a cada instante. Observados instante tras instante los diversos fenómenos, físicos o mentales, no son ya percibidos como un flujo continuo, sino como una serie discontinua de sensaciones-percepciones. La observación consciente permite así despegarse de su objeto. Por ejemplo, en la práctica de la atención a la expiración y la inspiración, se contenta con estar atentos a la sensación de la expiración, después de la inspiración. Ya no hay entonces sino una serie de fenómenos corporales discontinuos. El vipassanâ ofrece así una estrategia de ruptura de la continuidad

del ser, en la que su finalidad misma es experimentar, más allá de su observación, la cesación de los fenómenos físicos y mentales y por último la cesación de la consciencia. Esta última cesación tiene por nombre nirvana.

El Zen aborda la meditación de forma diferente. En lugar de observar, lo cual implica una instancia observadora y unos fenómenos observados, busca colocarse de entrada en una postura no-dual, integradora, que no busca perseguir el flujo ni pararlo. Fundamentalmente, en esta práctica no hay nada que observar. Esta nada es el corazón mismo de la meditación. Concretamente nos instalamos en una presencia directa e inmediata sin recurrir a practica mental alguna de la observación o de la concentración. Según la expresión clásica zen se realiza un total unificación (tajô ippen) que no es simplemente la del cuerpo y el espíritu, sino la unificación de una interioridad y una exterioridad.

En la meditación zen la postura física es primordial. El cuerpo y el espíritu deben formar una única experiencia integradora, cada músculo, cada tendón participa de la práctica de la presencia no- dual. La postura física es menos importante en la práctica del vipassanâ puesto que el observador no es el cuerpo, lo observa.

¿Qué es la Meditación Zen?

Francisco Mesa Suárez

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El término japonés Zen es una transliteración del término chino Ch’an, que a su vez es una abreviación de Ch’an-na. Este es una transliteración al chino del vocablo sánscrito dhyana. Dhyana podría ser traducido como “absorción” o “reabsorción”. La práctica de la meditación Zen permite que el ser individual se conecte conscientemente con la Fuente Primigenia de su vida. Esta conexión tiene el poder de reducir o hacer desaparecer el miedo a la

muerte y al cambio, o dicho de otra manera, reduce el apego a la forma individual y al concepto de yo. Como veremos más adelante, para el Budismo este apego es la causa de todo desequilibrio y enfermedad y, por lo tanto, de todo sufrimiento. En un sentido general, el Budismo es una terapéutica del dolor humano, entendido no solamente como dolor físico sino sobre todo como dolor existencial. Es imposible comprender la acción terapéutica de cualquier remedio si no se tiene en cuenta el contexto conceptual en el que fue creado y aplicado. El contexto conceptual de la meditación Zen viene dado por la experiencia y la enseñanza del Buda Sakiamuni, fundador histórico del Budismo. El Buda Sakiamuni inició su búsqueda espiritual tras confrontarse con el hecho de que la realidad humana está marcada por el sufrimiento. El Buda expuso su sistema de sanación a través de las llamadas Cuatro Nobles Verdades: la primera Noble Verdad hace referencia a los síntomas de la enfermedad humana; la segunda a las causas; la tercera afirma la capacidad de los seres humanos de alcanzar el estado de salud; la cuarta constituye el tratamiento.

1º. La Verdad del sufrimiento. El dolor y el sufrimiento existencial constituyen los síntomas universales del estado de enfermedad o pérdida del equilibrio. Todo paciente acude al sanador impulsado por un malestar o dolor. La función del sanador es la de diagnosticar los síntomas y buscar las causas.

2º. La Verdad de la Causa. El Buda Sakiamuni no fue un sanador corporal, ni emocional, ni mental, a la manera occidental como entendemos la función del doctor, del psicoterapeuta o del psiquiatra. El quiso ir hasta la causa más profunda. Es decir, fue un sanador espiritual. Su exposición teórica y su praxis afirman que la causa profunda de toda enfermedad se encuentra en dos actitudes emocionales-mentales extremas. A saber, por una lado, en el deseo y en toda su familia (avidez, ansiedad, avaricia, ambición,

apego, etc.) y, por otro, en el odio y en toda su familia (animadversión, rechazo, agresividad, cólera, etc.). Es más, yendo un paso más allá, el Buda enseñó que ambas actitudes extremas son originadas por la ignorancia. En el contexto budista, la ignorancia es la causa última de toda enfermedad y sufrimiento. Siendo así es importante que comprendamos qué entiende el Budismo por ignorancia. En japonés, el término es mumyo y en sánscrito avidja, comúnmente traducidos como “ausencia de claridad mental”. En otras palabras, la ignorancia es un error de percepción, o una percepción errónea de la realidad.

Todo organismo vivo necesita una cierta percepción de la realidad, tanto interna como externa, con el fin de poder desarrollar comportamientos adaptados a la misma que le permitan sobrevivir. La capacidad de adaptación está indisolublemente unida a la capacidad cognitiva, es decir, al conocimiento que dicho organismo tiene de la realidad en la que vive. Para el Budismo, tiene su causa última en un error cognitivo de la mente humana, la cual no percibe claramente su realidad interna y externa y, por lo tanto, no puede generar comportamientos adaptados a dicha realidad.

¿Cómo se manifiesta este error cognitivo de la mente humana?

En primer lugar, a través del pensamiento dualista. el error de percepción básico de la mente humana ordinaria viene dado por un exceso de análisis y una carencia de síntesis, es decir, por un exceso de parcelización y una falta de totalidad.

En segundo lugar, a través de la negación de la transitoriedad. La vida no es un estado estático, es un proceso, es decir, cambio, transformación, evolución e involución, condensación, mantenimiento y disolución. La vida humana individual tampoco es un estado inmutable sino un proceso de transformación en el que todo, absolutamente todo en el organismo humano, tanto a nivel corporal como mental, está cambiando continuamente.

En tercer lugar, a través de la negación de la ausencia de yo. Este es el origen de esa gran neurosis colectiva que llamamos egocentrismo, causa última de tanto dolor y sufrimiento. Lo que la realidad nos dice, cuando la percibimos más allá del condicionamiento egocéntrico, es que ningún yo puede sobrevivir sin eso que llamamos no-yo. Es decir, ningún yo tiene autonomía para sobrevivir por sí mismo sin la interconexión estrecha con lo no- yo. La división mental de la realidad en yo y Otro es la principal causa de la ansiedad crónica que padecemos los seres humanos. Ansiedad que, posteriormente, se manifiesta en una amplia gamas de patologías mentales, emocionales y corporales.

3º. La Verdad del estado de Salud. El Buda enseñó que los seres humanos tenemos la capacidad de generar y vivir en un estado de Salud Global. Se trata de un estado de equilibrio, de profunda paz interior, de aceptación total. El camino hacia la Salud comienza con el reconocimiento de la enfermedad, con el descubrimiento de sus causas y con la confianza en que el restablecimiento del equilibrio es posible.

4º. La Verdad del Tratamiento. El tratamiento propuesto por el Buda no va dirigido solamente a la disolución de los síntomas (dolor, sufrimiento, enfermedad, desequilibrio) sino a la disolución de las causas profundas, a saber, el error de percepción (ignorancia)

La salud del cuerpo y de la mente

El ser humano es básicamente un ser consciente. Como ya hemos visto, en la base del error de percepción se halla una atención incorrecta. Por

lo cual, corregir el error de percepción mediante un cultivo sistemático de la atención constituye la base última de todo proceso sanador.

La atención puede ser desarrollada enfocándola sobre cuatro aspectos: corporal, sensorial, emocional y mental. El Zen enseña cómo desarrollar la atención en estas cuatro aptitudes pero, fundamentalmente, las condiciones más propicias se dan en la postura sentada. Por ello, la meditación Zen tiene lugar básicamente, aunque no exclusivamente, en la postura sedente llamada del loto o del medio loto. ¿Por qué? De lo que se trata es de desarrollar un nivel óptimo de atención que sea normalmente sostenible. La relación más óptima entre estabilidad-alerta se da en la postura sedente.

Para que esta estabilidad se produzca es imprescindible que la postura corporal esté bien equilibrada. De ahí la importancia de chequearse continuamente en un grupo de práctica asidua y de tener como referente a un maestro de la tradición con el que compartir dudas y experiencias.

Zazen: hacia la unidad cuerpo-mente

Tenemos que insistir en el hecho de que la meditación Zen no es sistema terapéutico, en el sentido habitual de este término. No es una gimnasia física ni mental y su función no es la de curar enfermedades específicas, ni físicas ni psicológicas. La principal función de la práctica de la meditación Zen es la de clarificar la naturaleza de nuestro ser, es decir, ayudarnos a despertar a lo que somos.

Cuando se producen cambios importantes en nuestra conciencia de ser, estos cambios de manifiestan inmediatamente en nuestra manera de ser cuerpo, de experimentar las emociones y de pensar y concebir la realidad.

Si hacemos un somero repaso de nuestro cerebro comprobaremos que el hemisferio izquierdo es la sede de las funciones verbales e intelectuales; asegura la vida del ego intelectual y social. El hemisferio derecho tiene a su cargo los aspectos emocionales y los

no verbales. A través de éste, el cuerpo siente las leyes naturales. Es importante que nuestra conciencia no esté “falsificada” por la preeminencia de un solo lado del cerebro. Durante la Meditación Zen se produce, naturalmente, la integración funcional de ambos hemisferios facilitada por la postura corporal y la respiración justa. Aquello que es captado intuitivamente (hemisferio derecho) se vuelve consciente en el hemisferio izquierdo.

Este estado es la vuelta a la nuestra condición normal, no es ni un estado particular de la conciencia ni un estado místico extraño. Practicar la Meditación Zen es estar más allá de la ilusión y de la santidad. Este equilibrio en el que todo se da “al mismo tiempo” genera un estado de profundo bienestar interior y exterior. Sencillamente, nos sentimos bien, nos sentimos sanos.

Conclusión Final

El Budismo, el Zen, considera que no es posible considerar al ser humano solamente en su dimensión social o ética. La dimensión natural, es decir, aquella que se refiere al funcionamiento del cuerpo, al de las dimensiones intelectuales y a las propiamente afectivas, también deben ser tomadas en consideración. Debemos ver al ser humano como un todo integrador. Así, en el Zen se dice que cuando uno se sienta en zazen, el universo entero hace zazen. No hay dualidad, no hay diferencias, solo una perfecta armonía en la que verdaderamente todo está bien. Este es el estado natural de nuestro ser, un estado de salud total, un estado “sano”.

Así pues, el despertar (satori, nirvana) no es otra cosa que experimentar la condición más evidente y más normal de nuestro cuerpo y de nuestro cerebro. El individuo de hoy en día ha perdido el contacto con esta capacidad innata de sentirse bien y es necesario regularizar el modo de vida. La meditación Zen es una buena herramienta para conseguirlo, sólo hay que ponerse a ello.

Diccionario Zen

Nota: La mayor parte de las definiciones de este breve vocabulario provienen de los maestros Daisetz T. Suzuky y Taishen Deshimaru. Junto a cada palabra aparece una letra indicando su origen, ya sea chino (ch), japonés (j), sánscrito (s) o Tibetano (t).

Alaya (s): “Reserva de la conciencia”. El inconsciente que contiene y almacena todas las potencialidades y alimenta la conciencia. Amala (s): Conciencia pura. Conciencia de satori. El inconsciente mas profundo, fuente de la conciencia espiritual y religiosa.

Ananda (s, j. Anan): Primo de Buda y uno de sus diez discípulos mas importantes, a quien tuvo como asistente durante toda su vida, repitió de memoria toda su enseñanza, de donde nació la Cesta de los Sutras (Suttapitaca). Fue el segundo patriarca indio al suceder a Mahakashyapa. Ango sesshin (j, s. vaarsika): En la India, periodo de meditación profunda llevada a cabo durante la estación de lluvias. Arhat (s, j. Arakan): Persona que ha ganado la liberación por si mismo tras vencer las pasiones y el ego (ver Bodhisatva). Atman (s): La entidad sustancial que permanece a través del ciclo de reencarnaciones. El verdadero Yo para los hinduistas. Podría corresponder a la idea del alma en el Cristianismo o de noumen (nuómeno) en la filosofía de Kant. El budismo niega esta entidad substancial y habla de anatman (s): no hay ninguna entidad substancial que permanezca a través del cambio continuo. Para el budismo la

realidad es muga (j): carente de entidad substancial individualizada. Bassui Tokusho (1327-87): Gran maestro Zen japonés que luchó desde su infancia por saber quien era, hasta alcanzar la iluminación completa. Bendowa (j): Capitulo 1 del Shobogenzo, del maestro Dogen, “Informe sobre la importancia de zazen” o “Principio de la practica del Dharma”. Bodhi (s, j.Bodai):

Iluminación, despertar a la verdadera identidad del Yo. La sabiduría del Buda iluminado, obtenida como resultado de cortar los dos obstáculos, pasiones y conceptos ilusorios. Bodhi-citta (s, j. bodai shin): Abreviatura del sánscrito, annu tarasambodhi – citta o del japonés anokutara -sanmmyaku -sambodai -shin. La aspiración a realizar la Sabiduría -Bodhi que es la iluminación perfecta. En algunos casos el termino es usado en si mismo como sinónimo de iluminación perfecta. Bodhidharma (s, ch. puti damo, j. Bodaidaruma): Nació en Ceilán (según Taishen Deshimaru, otros mencionan simplemente el sur de la India) en el siglo VI. Viajó a la China por mar y llego a Cantón el 21 de septiembre de 519. Después de entrevistarse con el emperador Wu de la dinastía Liang (502- 57), cruzó el Yangtze y residió en el templo de Shao-lin. Vigésimo octavo (28º) patriarca indio, fundador y primer patriarca Zen en China. Durante 9 años practicó zazen en la montaña. Vivió hasta avanzada edad. (Ver biografía). Bodhisattva (s, j. Bosatsu): “Buda viviente”, ser cuya naturaleza es bodhi, iluminación; el que esta destinado a convertirse en un Buda. Figura central del Budismo Mahayana, que ha hecho el voto de salvar a los demás antes de salvarse a si mismo. Bonno (j, s. klesa): Perturbaciones, anormalidades, ilusiones o pasiones mundanas creadas por la ignorancia de la vida verdadera del Yo (mumyo). Buda (s, j. Butsu, Hotoke): Titulo que procede de la raíz sánscrita budh, “despertar”. Es “El que ha despertado”, este termino designa al Buda histórico Shakyamuni (Siddharta Gautama) que nació hacia el año 560 A.C., hijo de Suddhodana, rey de Kapilavastu, localizado en el Nepal actual. A la edad de 29 años dejo el palacio de su padre, a su esposa e hijo para ir en busca del significado de la existencia. Una mañana a la edad de 35 años realizo la iluminación mientras practicaba zazen sentado al pie del árbol llamado por eso bodhi. Dedicó los siguientes 45 años hasta su muerte a exponer la enseñanza del Camino Medio, las Cuatro Nobles Verdades y el

Noble Óctuple Sendero con el propósito de ayudar a todos los seres sensibles a lograr la iluminación que él había logrado. La palabra “buda” con “b” minúscula , se puede utilizar para cualquier ser que haya experimentado el Despertar. Todos poseemos en el fondo la naturaleza del Buda, la esencia original de la vida humana. (Ver biografía). Budismo: Termino con el que en occidente se alude al conjunto de

practicas y creencias nacidas en el seno de la enseñanza del Buda. Bushido (j): La vía del bushi o samurai, señor de la guerra. Campana Inkín: Campana utilizada para señalar el inicio y el final de cada período de zazen y kinhin. Cuatro Nobles Verdades: proclamadas por el Buda en su primer sermón, representan los pilares de la enseñanza budista: 1.- Todo en la vida es sufrimiento. 2.- El origen del sufrimiento es la ignorancia que causa el apego. 3.- Existe un camino para dejar el sufrimiento. 4.- Este camino es el Noble Óctuple sendero. A su vez, el Óctuple sendero consiste en: 1.- Entendimiento correcto. 2.- Pensamiento correcto. 3.- Habla correcta. 4.- Acción correcta. 5.- Forma de vida correcta. 6.- Esfuerzo correcto. 7.- Atención correcta. 8.- Concentración correcta. Chado (j): Via del te, ceremonia del te. Chan (ch): Vease Zen. Chosan (j): “Encuentro de la mañana” en el que los discípulos, después de saludar al maestro, se preparan para escuchar su primera enseñanza. Darani (s): Oración procedente del budismo esotérico chino que tiene un poder mágico y que al ser pronunciada aleja a los malos espíritus que pretenden interferir el efecto espiritual del ritual. Deshimaru Taisen (1914-1982): “Primer Patriarca” Soto Zen de occidente, inspirador de un movimiento de gran popularidad. Trabajó en Europa hasta su muerte, de 1967 hasta 1982. (Ver biografía). Dharma (s, j. ho): Del sánscrito raíz dhri, quiere decir: 1. Ley Universal, el Orden cósmico, la Verdad Cósmica. 2. La enseñanza del Buda Shakyamuni. 3. Todas y cada una de las existencias. Dhyana (s, ch. Chan, j. Zen): Meditación,

la quinta de las seis perfecciones (paramita). Do (j, s. marga, ch. dao): La vía de la iluminación. Puede equivaler a Bodhi, iluminación. Como vía o principio el termino aparece en varias artes (vías) inspiradas en el Zen. Dogen (1200-1253): Conocido también como Dogen Kigen, Dogen Zenji o por Eihei-Dogen (Maestro Zen Dogen o Dogen del templo Eiheiji). Gran reformador del budismo japonés del siglo XIII. Viajo a la China en 1223, se hizo discípulo del maestro Ju-ching (j. Nyojo) hasta su retorno en 1227, en 1244 se instalo en el templo Eiheiji. Es el fundador del Soto Zen del

Japon, en la tradición procedente del Chan chino, a pesar de que el mismo no creía en distinciones como “Soto” o “Rinzai”, o hasta “Zen”. Dogen hace énfasis en zazen Shikantaza (solamente sentarse) y en el hecho de que la “practica y la iluminación son una”, así como en la necesidad de “realizar un esfuerzo sostenido”. (Ver biografía). Dojo (j, s. bodhimanda): “Lugar del despertar”, sala (jo) donde se practica la Vía (do). Dokusán/Instrucción privada: Reunión privada entre maestro y estudiante en un lugar dedicado especialmente para ese fin (el cuarto de dokusán). Durante dokusán (para los estudiantes formales de Sensei) un estudiante puede traer a colación cualquier asunto o pregunta directamente relacionado con su práctica. En la instrucción privada (para miembros en período de prueba o para quienes no son estudiantes) la persona puede además llevar asuntos que no están relacionados directamente con la práctica. El dokusán y la instrucción privada son estrictamente confidenciales. Doshi (j, s. naakava): “Guia espiritual”, oficiante de las ceremonias budistas. Doshin (j): “Espiritu de la via.” Eiheiji: “Templo de la paz eterna”, donde Dogen se instalo en 1244 cuando se llamaba Daibutsuji, ubicado en la actual prefectura de Fukui. Fundado por Dogen en 1246. Junto con Sojiji es uno de los templos guía del soto Zen mundial (Daihonzan). Ego: El yo pequeño, posesivo y limitado, pese a que

cada uno tiende a atribuirle una realidad verdadera, es necesario destruirle ya que esta hecho de ilusiones. Eka (j, ch. Huik’e o Huik’o 487-593): Segundo patriarca del Zen chino, discípulo de Bodhidharma, a quien encuentra en el 520, se cuenta que se corto el brazo izquierdo para probar su sinceridad. Fukanzazengi (j): “Para la Difusión Universal de los Principios de Zazen”, obra escrita por Dogen en1227 a su regreso de la China, texto basado en otros mas antiguos que compendian la esencia de la práctica de zazen. Fuse (j): El don sin nada personal, ni material ni espiritual. Fushirio (j): Sin pensamiento. Gassho (j): Acción de juntar las manos verticalmente delante de uno. Es un gesto de respeto, gratitud y humildad. Símbolo de la unidad del espíritu y de la existencia, la no dualidad. Gatha (s): Verso normalmente breve, que expresa revelaciones de las enseñanzas budistas. Los gathas se han compuesto a menudo en el momento de alcanzar la iluminación. Genjo koan (j): Escrito por el maestro Dogen, la esencia del Shobogenzo. Godo (j): Guardián del dojo.

Guru (s): Término indio y tibetano que significa maestro o guía. Algunos gurús son considerados encarnaciones de Dios o el Absoluto. Han: Trozo de madera que se golpea con un mazo justo antes de comenzar zazen. Hara (j): En Zen, el hara, punto que se encuentra debajo del ombligo, esta reconocido como el centro vital del cuerpo y mente. Al aprender a enfocar la mente allí y desarrollar nuestras actividades desde esa zona, se puede conseguir un gran equilibrio físico y mental y una gran reserva de energía. Harada Sogaku (1870-1961): Considerado uno de los maestros Zen japoneses mas excepcionales de los tiempos modernos. Se entreno asiduamente en las escuelas Soto y Rinzai antes de integrar lo mejor de cada una en una escuela descrita como “la línea Harada”. Hatha yoga (s): Disciplina por la cual el cuerpo físico se purifica y fortalece a través de distintas posturas (asanas), de una respiración controlada, etc. Con el fin de preparar el cuerpo para la realización

espiritual. Hinayana o Theravada (s, j. Shojo): Pequeño Vehículo, uno de los dos grandes ramales del Budismo, formado cien años después de la muerte del Buda, es de naturaleza conservadora y pasiva basada sobre la ley y los preceptos. Se expandió sobre todo en el sur del Asia (Ceilán, Birmania, Thailandia, etc). Hishiryo (j): Pensar sin pensar, pensar desde el fondo del no pensamiento o no pensar desde el fondo del pensamiento; mas allá del pensamiento y del no pensamiento. Es el estado de conciencia justo durante zazen, el secreto del Zen. Huang Po Hsi Yun (ch. j. Obaku Kiun ?-850): Heredero de Huai Hai (j. Hyakujo), uno de los grandes maestros Zen de la epoca T’ang china. Notable por su fuerte sentido de la ironía y por su estricto método de enseñanza. Su discípulo más famoso, Lin Chi (j. Rinzai), conservó estas mismas cualidades. Huineng (ch, j. Eno 638-713): Sexto Patriarca chino, considerado el fundador de la escuela del sur. Ultimo de la línea de descendencia “pura”. Fue quien verdaderamente estableció la escuela Zen en China. Tuvo mas de 40 discípulos, entre ellos Nangaku y Seigen. Iluminación: También llamado despertar, autorrealización, kensho, satori. Esta es la experiencia de ver la verdadera naturaleza y despertar a la perfección fundamental de toda la existencia. Hay diversos grados de despertar. Isan Reiyu (j, ch. Kuei Shan Lin Yu 771-853): Famoso maestro Zen fundador de una de las “Cinco Casas” del Zen. El temperamento de Isan fue dulce y paciente al mismo tiempo que sutil y profundo. Ishin Den Shin (j): Transmisión de la enseñanza de mente a mente mas allá de las palabras. (i: a través; shin: corazón, mente, espíritu; den:

propagar). Jindu (s): Poderes mágicos. Muchos yogis y saddhus basan su practica en la búsqueda y obtención de estos poderes mágicos. En el Budismo Zen carecen de importancia y son considerados una consecuencia normal de una práctica justa de zazen. Para el Budismo Zen no son más que uno del los muchos fenómenos que aparecen durante la meditación a los que no hay

que apegarse ni darles importancia. Joriki (j): Poder del samadi, la energía dinámica que surge de una mente unificada a través de la concentración aguda. Las personas sensitivas afirman haber sentido el joriki de un sesshin a cientos y hasta miles de kilómetros de distancia. Joshu Jushin (j, ch. Chao Chou Ts’ung Shen 778- 897): Uno de los principales maestros Zen del periodo T’ang cuyas ingeniosas enseñanzas pueden verse en numerosos koans, siendo el mas famoso el “Mu”, la “Primera Barrera” en el sistema de koan. Joshu alcanzó el kensho a la edad de dieciocho años y el despertar completo a los cincuenta y cuatro, sin embargo no comenzó a enseñar hasta los ochenta, después de muchos años de profundizar y refinar su despertar a través de “combates del dharma” con otros maestros Zen de la China. Vivió hasta los ciento veinte años. Juukai (j): La aceptación de los preceptos budistas, una ceremonia en la que una persona se inicia oficialmente en el budismo. Kai (j): Preceptos. Kannon, Kanzeon, Kanjizai (j, s. Avalokitesvara, t. Cherenzi): El bodhisatva que personifica la gran compasión, misericordia y el amor. Su representación tiene forma femenina. Karma (s, j. go): Encadenamientos de causas y efectos a nivel personal. El acto y sus consecuencias (acciones, palabras y pensamientos, seres y cosas son igualmente interdependientes). Todo lo que nos pasa sin excepción ha sido puesto en movimiento por nosotros mismos directa o indirectamente, parcial o completamente, en un cierto momento del pasado. El Buda dijo: “Si quieres saber el pasado (causa), mira tu presente (efecto). Si quieres saber el futuro (efecto), mira tu presente (causa). Keisu (j): Gong en forma de jarro de diámetro variable, se utiliza en los servicios de cantos. Keizan: Sucesor de Dogen, fundador del templo Sojiji. Kensho (j): Ver dentro de la Naturaleza Verdadera de uno mismo y por consiguiente de la naturaleza de toda existencia; un primer despertar, por lo general poco profundo. Kesa (j, s. kasaya): Símbolo de la transmisión de maestro a discípulo. El habito del Buda y del

monje. Rakusu: pequeño kesa, más práctico para la vida corriente y entregado también a los discípulos (bodhisatvas). El Buda, tras haber descubierto zazen, se dirigió al Ganges, donde se

quema a los muertos. Escogió algunos sudarios, los lavó en la corriente y los tiñó con tierra ocre (kasaya significa ocre). Mas tarde se sirvió de las hojas de los árboles y mezcló los colores de manera que los pedazos de tela inútiles, una vez lavados y cosidos adquirieron un color débil, sin vida. El significado de kesa, en el cual las costuras dibujan un molino, es la evocación del trabajo y que el tejido mas corriente puede transformarse en el mas bello y sagrado. Ki (j, ch. chi): Energía cósmica. Kinhin (j): Meditación caminando según el método transmitido, se practica principalmente entre sesiones de zazen. Kito (j): Ceremonia mágica destinada a la realización de votos. Koan (j): Literalmente: documento publico, “acertijo” dado por el maestro al discípulo para provocar un impacto intelectual y despertarle a una dimensión mas allá del intelecto. Los koans han sido recogidos, sistematizados y utilizados durante siglos para instruir y probar a los estudiantes en el entrenamiento zen , existiendo unos mil setecientos koans registrados. El mejor koan es aquel que provoca una indagación que surge de modo natural de nuestra propia experiencia y que no puede abandonarse hasta haberla resuelto. En la escuela Soto Zen no son utilizados sistemáticamente. La actitud Soto Zen respecto al koan fue aclarada por Dogen con el termino Genjo Koan: Todos los fenómenos del universo son un koan. Kobo Daishi (774-835): Fundador de la escuela de budismo esoterico Shingon (Verdadera Palabra). Kodo Sawaki (1880-1966): Uno de los mas grandes maestros de la escuela Soto Zen de la época moderna, llamado Yadonashi Kodo (Sin morada), conocido por su practica justa de zazen y por el carácter de la enseñanza que impartió a monjes y laicos a lo largo de todo el Japón. Taisen Deshimaru, Shuyu Narita y Kosho Uchiyama fueron discípulos suyos. (Ver biografía). Ku (j,

s. sunyata): Vacuidad ligada al absoluto. Kusen (j): Enseñanza oral durante zazen. Kyosaku (j): Paleta de madera como de un metro de largo con la que se golpea el hombro del practicante de zazen que lo solicita para ayudarle cortando la falta de concentración la dispersión mental. Mahayana (s, j. Daijo): Gran Vehículo o Escuela del norte, una de las dos ramas principales del budismo que se extendió del norte de la India al Tibet, Mongolia, China, Vietnam, Korea y Japón. Se la considera más amplia y progresiva que la tradición Theravada. El seguidor de la escuela Mahayana busca la iluminación para poder ayudar mejor a los demás y con este fin se han desarrollado diversas formas para amoldar las enseñanzas budistas a las necesidades culturales, sociales e individuales en particular. Makyo (j): ma=diabólico, kyo=mundo objetivo, se refiere a las visiones,

alucinaciones, fantasías, sensaciones ilusorias, miedos y otros fenómenos mentales y físicos que pueden surgir durante zazen. En un sentido mas amplio, cualquier cosa que no sea la iluminación. Mantra (s): Palabras o formulas con vibraciones de sonido especiales, utilizadas en el Budismo Tántrico y otras formas de meditación. Los mantras se transmiten de maestro a discípulo en el momento de la iniciación y al ser repetidos en un estado de gran concentración pueden abrir la mente con revelaciones. Solo un maestro iluminado posee la autoridad espiritual de asignar un mantra. Maya (s): Ilusión o también el mundo de los fenómenos percibidos a través del velo de la ignorancia. Mondo (j): Mon=pregunta, do=respuesta. Preguntas y respuestas entre discípulos y maestro a cerca del Dharma. Montaña de plata y muro de hierro: Metáfora que describe los obstáculos aparentemente infranqueables que se presentan ante alguien que lucha por despertar. “Solo aquel que intenta lo absurdo es capaz de alcanzar lo imposible”. Mu (j): Sin, no, negacion. Muga (j, s. Anatman): Existencia sin esencia real, sin entidad fija e inmutable. En el

mundo humano podría traducirse por “no ego”. Mushin (j): Sin mente, sin conciencia personal. Mushotoku (j): Literalmente :no- obtención. Sin propósito ni provecho personal, la actitud básica de la conciencia durante zazen. Muso (j): No aspecto, no forma. Nagarjuna (s): Considerado el patriarca de la mayor parte de las escuelas budistas japonesas. Propagador de la Vía del Medio. Autor de los comentarios del Hannya Shingyo. Naraka (j): Estado infernal. Uno de los 6 estados de la existencia. Nembutsu (j): Literalmente: Nombre del Buda. Es la forma ritual que repiten los seguidores de Shinran, fundador de la escuela Nembutsu. Esta formula es Namu Amida Butsu: Adoración del Buda Amida. Nirvana (s, j. nehan): Literalmente extinción. Originalmente se refiere al estado de iluminación del Buda Sakyamuni por el cual alcanza la extinción de las ilusiones y la destrucción del karma que causan los renacimientos. En el budismo Mahayana indica el estado por el cual se está mas allá del nacimiento y muerte es decir, la sabiduría y la última verdad después de que la ignorancia y el deseo han sido extinguidos. Nichiren (j, 1222-1282): Fundador de la escuela de Budismo japonés Nichiren, basada en el estudio y recitación del Sutra del Loto. Noble Óctuple Sendero: El camino para dejar el sufrimiento: 1) Entendimiento correcto, 2) Pensamiento correcto, 3) Habla correcta, 4) Acción correcta, 5) Forma de vida correcta, 6) Esfuerzo correcto, 7) Atención correcta, 8) Concentración correcta. Nyojo (j): Maestro instructor de Dogen en China.

Obaku (j): Tercera escuela Zen del Japón, fundada por Huang-po en la China del siglo IX e introducida por Ingen en Japón en 1654; se caracteriza por conservar la doctrina pura y las vestimentas chinas. Prajna (s, j. Hannya): Sabiduría o entendimiento verdadero, mas allá del intelecto discriminador y la verdad convencional que surge de la realización de la Mente verdadera; el poder y funcionamiento de la Mente iluminada. Rakusu (j): Kesa

de 5 bandas que se emplea para viajar y para otros momentos de la vida cotidiana. Rinzai (j, ch. Lin Chi I Hsuan, ?-867): Maestro de la época T’ang sucesor de Huang Po, que pese a su timidez antes de la iluminación, se hizo famoso por su método de enseñanza directo y su temperamento fogoso. Fue el fundador de la escuela de Zen Lin Chi, introducida al Japón por Eisai (1141-1215), se caracteriza por el uso mas formal del Koan y porque su zazen se practica de cara hacia el centro del dojo. Roshi (j): ro=viejo, shi=maestro, titulo honorífico dado a los grandes maestros responsables de un templo. Samadhi (s, j. San mai): Concentración, “poner cosas juntas” o “unión del meditador con el objeto meditado”. En Zen el samadi es un estado de intensa absorción en el cual la mente trasciende todos los pensamientos, visualizaciones, imaginaciones, etc. No se trata de una insensibilidad vacía sino de un estar conciente de un modo profundo e iluminado. Sampai (j): Triple postración delante del Buda o del Maestro, la frente en la tierra, las palmas dirigidas al cielo a cada lado de la cabeza (simbólicamente para recibir los pasos del Buda). Es el saludo más respetuoso. Samu (j): Concentración en el trabajo manual. Samsara (s): El ciclo infinito de nacimiento y muerte en el cual todos los fenómenos están en transformación continua; el mundo del sufrimiento. El budismo Mahayana considera el Samsara como el otro lado del Nirvana o la Iluminación. Sangha (s): En un principio, la orden monástica budista, pero mas generalmente, la comunidad de personas que practican el Camino de Buda. La Sangha es uno de los tres tesoros o joyas del budismo, junto con el Buda y el Dharma. Sanran (j): Mente excitada y con pensamientos dispersos. San sho do ei (j): Recopilación de cantos y poemas del Maestro Dogen. Satori (j): Iluminación profunda; el despertar a la verdad que existe mas allá de todo dualismo y discriminación. A diferencia del éxtasis o las revelaciones psicológicas o filosóficas, el Satori es el despertar espiritual que produce una transformación profunda de la

personalidad y el carácter y una visión totalmente real del mundo. Según Deshimaru: Retorno a la condición normal de la conciencia, a la verdadera luz

original. Seis mundos: O las condiciones cambiantes de la existencia no iluminada, los mundos: 1) del infierno, 2) de los espíritus hambrientos (pretas), 3) de los animales, 4) de los demonios que se pelean (asuras), 5) de los seres humanos, 6) de los seres celestiales (devas). Los seres sensibles están continuamente evolucionando o retrocediendo a través de estos mundos. Pueden también ser interpretados desde el punto de vista psicológico, ya que todos forman parte de la mente única. Sekito (j 700-790): Primer discípulo de Seigen. Sensei (j): Literalmente cualquier tipo de maestro. En occidente muchos maestros budistas zen de la segunda generación cuyos maestros estudiaron en Japón usan el término Sensei y no Roshi. Seson (j, s.Bhagavat): Titulo honorífico del Buda Sakyamuni, literalmente significa “El mundialmente honrado”, esto es, digno de ser honrado porque ha destruido todas las ilusiones y se libró por si mismo de todas las deshonras. Sesshin (j): Periodo de entrenamiento intensivo de zazen. Muchos días consecutivos de vida colectiva, de concentración y silencio en el dojo. Se realizan de cuatro a cinco horas de zazen diarias, incluso más, alternadas con conferencias, kinhin (zazen caminando), mondos, trabajo manual (samu) y alimentación frugal y vegetariana. Shiho (j): Certificado de transmisión y sucesión entregado por el Maestro al discípulo elegido, en el curso de una ceremonia secreta que tiene lugar a la medianoche durante la cual el Maestro entrega los certificados y los documentos por los cuales le reconoce como sucesor del Buda Sakyamuni y que intensifican la comprensión y el despertar del discípulo. Tras el Shiho, el discípulo se convierte a su vez en Maestro. Shikantaza (j): Solamente sentarse y concentrarse en la practica de zazen, sin huir de nada, sin buscar el satori, sin propósito alguno. Shiki (j): Tiene varios significados

según el ideograma: 1) Mundo fenomenal (de fenómenos), en oposición al mundo de ku o vacío, 2) Conciencia sensorial discriminativa, 3) Ceremonia celebración. Shin (j): Corazón, alma, espíritu, intuición, mente. Cuando se usa como corazón, no se incluye el elemento sentimental. Shingon (j): Escuela de budismo esotérico. Fue introducida en el Japón por Kobo Daishi. Su enseñanza esta basada en el Sutra de Vairochana y en el Sutra del Diamante. Shin jin mei (j): Poema de la fe en zazen, del Maestro Sosan (?-606). Shin kuu (j): La verdadera vacuidad. Shinto (j): Religión originaria del Japón, cargada de elementos chamánicos y animistas. Shisei (j): Forma-fuerza, designa la posición de zazen. Shitsuke (j): Belleza, armonía de los cuerpos. Shobogenzo (j): Tesoro de la Verdadera Ley, obra maestra del Maestro

Dogen. Skandas (s, j. gon): Agregados o elementos: 1) La forma (rupam) mundo material (cuerpo humano). 2) La percepción sensorial (vedana), lo que captamos por los sentidos. 3) El pensamiento (samjna), lo que la mente elabora. 4) La confección o conformación (samskara), algo que da forma. 2,3 y 4 son funciones mentales. 5) La conciencia (vignana, totalidad de la mente) o mentalidad: ver, oír, oler, gustar, tocar y pensar. Soto (j, ch. Ts’ao-tung): Uno de los cinco linajes del Zen chino de los que sobreviven dos (además de Rinzai y Obaku que son semejantes), fundado por Tozan Ryokay (807-869) y su discípulo Sozan Honjaku (840-901), fue llevado al Japón por Dogen (1200-1253). Está basado en zazen sin propósito ni objeto, practicado de cara a un muro. El maestro no da sistemáticamente los koans, pero responde a las preguntas de los discípulos, utilizando los elementos de la vida cotidiana, transformándolos en koans. La realización espiritual en esta escuela es llamada Mokusho: Luz silenciosa e imperceptible. Sunyata (s): Ver vacío. Sutras (s, j. okyo): Las enseñanzas del Buda transcritas por sus discípulos y también las enseñanzas de los Maestros a partir de las palabras del Buda. Sutra

del Acto Heroico (s. Surangama Sutra, j. Ryogon kyo): Uno de los sutras Mahayana mas preciados, se cree que fue escrito unos quinientos años después del Buda. El valor principal del texto consiste en las instrucciones transmitidas a través de preguntas y respuestas, para entrenarse en los pasos sucesivos que conducen a la iluminación suprema. Sutra del descenso a Sri Lanka (s. Lankavatara Sutra, j. Ryoga kyo): Uno de los mas importantes sutras Mahayana, que comprende muchas descripciones metafísicas y psicológicas. Sutra del Diamante (s. Vajracchedika sutra, j. Kongokyo): Llamado así porque al igual que el diamante, tiene el poder de cortar y eliminar cualquier trozo de atadura conceptual. Sutra de la Gran Compasion (s. Samanta mukha parivarta, j. Kannon Gyo, ch. Kuanyin Ching): Es el capitulo 25 del Sutra del Loto de la Buena Ley (s. Saddharma Pundarika), traducido al chino por Kumarajiva. Este sutra es muy popular entre las escuelas Zen, Tendai, Shingon, Nichiren, etc. El Bodhisatva Avalokitesvara (j. Kannon) “Es el dueño de la voz que se ve u oye”, de él sale una voz que todos los seres oyen e interpretan de diversos modos, y es por escucharla que aquellos se emancipan de cualquier trastorno en que se hallen. Sutra de la Sabiduria Suprema (s. Maha prajna paramita hridaya sutra, j. Maka Hannya Haramita Shingyo): Texto central del budismo Mahayana. Esencia de la fusión de sutras muy extensos que se encuentran en

seiscientos libros. Se canta en los dojos al termino de zazen. Tai chi (ch, j. Tai kyoku ken): Antiguo arte defensivo que también es usado como ejercicio físico y de meditación, expresa los principios taoístas de ceder, ser flexible y de la circulación de la energía (ch. chi, j. ki, s. prana) a través del cuerpo. Tao (ch, j. do): “El camino”, “La Vía”, el camino de la verdad, la esencia o la verdad del universo. Tathagata (s): Una de las apelaciones del Buda, usada por él al referirse a sí mismo. Literalmente quiere decir “alguien que ha llegado así” (o “que se ha ido así”), “alguien que ha venido como

Buda antes que él”. En Zen “llegado así” tiene una implicación diferente cuando los maestros preguntan frecuentemente a un recién llegado, “que es esto que ha llegado así?”. En otras palabras, “Muéstreme su naturaleza búdica”. Teisho (j): La palabra viva del Maestro. Tendai (j, ch. Tien-T’ai): Escuela de budismo esotérico fundada por Chih-kai (531-597) y cuyo primer patriarca es Nagarjuna. Esta basado en el sutra del Loto de la Ley Justa, con la triple verdad: vacuidad, temporalidad y la vía del medio. En el Japón de la época Nara (710-784) era conocida por los textos, pero es en 806 que Saicho (Dengyo Daishi 757-812) funda la escuela en el templo Enryakuji, sobre el monte Hiei frente a Kyoto. Nota: El pensamiento de Nagarjuna como figura en el Mulamadhyamakakarika: “no hay objeto, no hay sujeto”, es muy cercano al pensamiento de Dogen, esto significa que cree en la existencia del Dharma Total, en el Dharma no hay objeto ni hay sujeto. Tenzo (j): Cocinero de monasterio budista y que en el budismo Zen ocupa un lugar de mucha importancia, las comidas deben ser preparadas por una persona de corazón justo y limpio. Theravada (s): Ver Himayana. Transmigración : Doctrina heredada del pensamiento hindú, según la cual, después de la muerte, la porción de energía psíquica, indestructible (el atman), contenido dentro de cada ser, se reviste de una nueva creación en uno de los tres mundos, a menos que el ser pueda escapar al ciclo de los renacimientos (samsara) entrando en el nirvana, tal como hizo el Buda Sakyamuni. Unsui (j): un=nubes sui=agua, nombre del novicio Zen porque como las nubes y el agua debe adaptarse a cualquier situación. Vacio (s. Sunya, j. Kuu, vacuidad: s. sunyata): El Absoluto o algo de naturaleza trascendental, sustrato dinámico de toda existencia (D.T.Suzuki). Cuando se dice que las cosas son vacío, se sugiere una realidad ultima que no puede clasificarse en las categorías lógicas conocidas. Todos los fenómenos están esencialmente vacíos de toda sustancia propia, ya

que en un sentido no son mas que manifestaciones pasajeras en una corriente de manifestaciones sin fin. A pesar de que

sunyata no tenga forma, lo impregna todo. El ver dentro de este no- ser de las cosas es el despertar. Vairochana (s): “El que lo ilumina todo”. El Buda supremo no histórico que simboliza la verdad (darmakaya) o la mente búdica universal que impregna todo el tiempo y el espacio. Vedanta (s): Sistema de filosofía hindú basado en los cuatro libros antiguos y sagrados del hinduismo llamados “los Vedas”. Yasutani Hakuin (1885-1973): Maestro Zen altamente respetado, sucesor del dharma del maestro Harada. Yo: En el budismo se refiere a la idea que se tiene de uno mismo como entidad fija separada de los demás. Zazen (j): “Meditación” sentada Zen, que no involucra ninguna visualización, tampoco poner en la mente ningún concepto, idea o tema. Durante zazen profundo la mente esta perfectamente atenta, estabilizada y vacía de toda clase de pensamientos casuales y extraños. Zazen no esta limitado a estar sentado, sino que continúa a medida que desarrollamos cualquier actividad. Zen (j, ch. Tch’an, s. Dhyana): “Meditación”, actualmente se refiere a un estado en el cual el pensamiento discriminatorio ha cesado y la Verdad es experimentada directamente. Zendo (j): Lugar donde se practica zazen.

(fuente: http://www.zensanpedro.com.ar)

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