Neurobiología de La Adicción

8
Comprensión de la adicción al juego desde las neurociencias El estudio del juego desde la perspectiva de los programas de reforzamiento Skinner definió el juego de azar como un ejemplo paradigmático de conducta controlada por un programa de reforzamiento de razón variable, es decir, el refuerzo se administra después de un número variable de respuestas sin embargo, investigaciones posteriores han determinado que es más probable que, en la maor!a de los casos, el juego de azar esté bajo el cont de un programa de razón aleatoria, en el que cada respuesta tiene la misma probabilidad de ser reforzada que en el ensao anterior; en los programas de razón variable, según se suceden los ensaos, la probabilidad de recibir la recompensa en el ensao siguiente aumenta; en un programa de razón aleatoria, donde los ensaos no presentan dependencia serial, nunca se puede predecir el momento en el que se recibirá el refuerzo "#avas $erales, %&'( +os efectos de los programas de reforzamiento de razón aleatoria son los más efectivos para instaurar una conducta que se caracterice por una alt tasa de respuesta una gran resistencia a la e tinción, esto se produce por efectos conductuales cognitivos* Efectos conductuales.-l motivador básico de la conducta es la anticipación de la recompensa; por tanto, lo que gu!a a la conducta es representación cognitiva de la meta "#avas $erales, %&'()* - evidencia más que convincente de que la práctica masiva de la conducta operante puede convertir la conducta orientada a la meta "sistema ./0) en una conducta dirigida por los est!mulos conte tuales "sistema -/.) "#avas $erales, %&'()* - perimentalmente, las conductas dirigidas por la meta las dirigidas por el est!mulo pueden disociarse porque las primeras son sensibles a la devaluación del reforzador "esto e debilitan o desaparecen si el reforzador pierde poder apetitivo), mient que las segundas se mantienen a pesar de la devaluación del reforzador "#avas $erales, %&'()*

description

adicción vídeojuegos

Transcript of Neurobiología de La Adicción

Comprensin de la adiccin al juego desde las neurociencias

El estudio del juego desde la perspectiva de los programas de reforzamiento

Skinner defini el juego de azar como un ejemplo paradigmtico de conducta controlada por un programa de reforzamiento de razn variable, es decir, el refuerzo se administra despus de un nmero variable de respuestas; sin embargo, investigaciones posteriores han determinado que es ms probable que, en la mayora de los casos, el juego de azar est bajo el control de un programa de razn aleatoria, en el que cada respuesta tiene la misma probabilidad de ser reforzada que en el ensayo anterior; en los programas de razn variable, segn se suceden los ensayos, la probabilidad de recibir la recompensa en el ensayo siguiente aumenta; en un programa de razn aleatoria, donde los ensayos no presentan dependencia serial, nunca se puede predecir el momento en el que se recibir el refuerzo (Navas y Perales, 2014).

Los efectos de los programas de reforzamiento de razn aleatoria son los ms efectivos para instaurar una conducta que se caracterice por una alta tasa de respuesta y una gran resistencia a la extincin, esto se produce por sus efectos conductuales y cognitivos.

Efectos conductuales. El motivador bsico de la conducta es la anticipacin de la recompensa; por tanto, lo que gua a la conducta es la representacin cognitiva de la meta (Navas y Perales, 2014). Existe evidencia ms que convincente de que la prctica masiva de la conducta operante puede convertir la conducta orientada a la meta (sistema R-C) en una conducta dirigida por los estmulos contextuales (sistema E-R) (Navas y Perales, 2014). Experimentalmente, las conductas dirigidas por la meta y las dirigidas por el estmulo pueden disociarse porque las primeras son sensibles a la devaluacin del reforzador (esto es, se debilitan o desaparecen si el reforzador pierde poder apetitivo), mientras que las segundas se mantienen a pesar de la devaluacin del reforzador (Navas y Perales, 2014). De esta manera, se explica la adiccin como un proceso que convierte una conducta dirigida a una meta (jugar o consumir una sustancia por las consecuencias que sta conlleva) en una conducta dirigida por el estmulo (el hbito compulsivo de jugar o consumir) (Navas y Perales, 2014).

Por otro lado, los modelos basados en la saliencia de incentivo explican que las claves contextuales en las que se obtiene el reforzador adquiriran propiedades o saliencia de incentivo, esto es, no adquiriran la capacidad para disparar la conducta adictiva de forma automtica, sino la capacidad para disparar el deseo intenso de realizar la conducta (craving), independientemente de sus consecuencias; sera, por tanto, el craving la causa motivadora directa de la conducta adictiva (Navas y Perales, 2014).

Efectos cognitivos. Directamente relacionadas con los programas de reforzamiento se encontraran la falacia del jugador y la ilusin de control.

La primera de ellas hace referencia a la creencia de que una racha de resultados negativos es seguida por una de resultados positivos, as, las perdidas continuas deben ser seguidas por una ganancia, lo que conlleva que el jugador perciba, ilusoriamente, que la jugada ganadora se acerca conforme las prdidas se acumulan, esto es, que le queda poco por perder y mucho por ganar si contina jugando (a lo que se aade el arrepentimiento anticipado por lo que podra haber ganado si en ese momento dejara de jugar); el reforzador cuando finalmente llega, refuerza esta percepcin ilusoria de la serie de eventos (Navas y Perales, 2014).

Por otro lado, la ilusin de control hace referencia a la creencia sobre la capacidad de controlar el resultado de la apuesta; este sesgo se puede desarrollar por una posible asociacin espuria entre alguna conducta/objeto y la ganancia econmica (ese objeto puede es un amuleto que a ojos del jugador maximizara la probabilidad de obtener una ganancia, a la vez que se convierte en un instrumento para controlar los resultados); por otro lado, el ser humano es susceptible a desarrollar creencias de predictibilidad y control con un nmero normativamente insuficiente de ensayos, lo cual genera una evaluacin subjetiva de la siguiente evidencia, creyendo el sujeto que est a punto de obtener un premio debido a que el resultado se encuentra muy prximo al premio (Navas y Perales, 2014).

A pesar del consenso entre autores de la implicacin de estos factores en el juego patolgico, son dos las crticas que se pueden hacer y que ponen en cuestin su potencial explicativo (Navas y Perales, 2014):

Slo una proporcin de personas sometidas a los programas de reforzamiento de riesgo llegan a desarrollar la conducta adictiva.

Si el reforzamiento de una conducta hace que aumente la probabilidad de que sta se repita en el futuro, y el castigo o no reforzar hace que se reduzca su aparicin hasta extinguirla, porqu se instaura una conducta que es ms castigada (prdidas) que reforzada (ganancias).

Vulnerabilidad vinculada al sistema dopaminrgico de recompensa

Actividad dopaminrgica, programas de reforzamiento y saliencia del estmulo. De entre las grandes rutas dopaminrgicas con origen en el mesencfalo, la va mesolmbica es la ms vinculada a los mecanismos del reforzamiento; esta va tiene su origen en el rea tegmental ventral y se dirige hacia el estriado ventral (ncleo accumbens), la amgdala y el hipocampo; entre estas estructuras, el ncleo accumbens es, con diferencia, el que ms intensamente se ha escudriado y el que ms estrechamente se ha vinculado a los efectos directos o indirectos de los agentes adictivos ms conocidos (Navas y Perales, 2014).

El principal papel de la actividad fsica dopaminrgica mesenceflica es sealar que ha ocurrido un reforzador de magnitud inesperada; las neuronas dopaminrgicas del rea tegmental ventral y de la sustancia negra aumentan su actividad ante una recompensa que no es esperada; por ende, siempre al haber un error en la prediccin de la recompensa, aumenta de actividad dopaminrgica, y se genera un cortocircuito en el sistema para que interprete que se ha producido un reforzamiento mayor del esperado (Navas y Perales, 2014).

Las neuronas dopaminrgicas modifican su patrn de actividad, en primer lugar el incremento de la actividad dopaminrgica se produce cuando se entrega una recompensa, pero con la repeticin de la conducta, que sigue siendo reforzada, los estmulos contextuales comienzan a suscitar la respuesta dopaminrgica y sta deja de producirse ante la presentacin de la recompensa (Navas y Perales, 2014). Curiosamente, la actividad dopaminrgica tras el reforzador que se produce en la va mesolmbica y, especficamente, en el ncleo accumbens, no parece necesaria para aprender una relacin respuesta-reforzador normal; sin embargo, lo que s est vinculado a esa actividad es la adquisicin por las claves presentes de saliencia de incentivo, es decir, la actividad dopaminrgica mesolmbica genera un estado que se asocia a las claves presentes y hacen que stas adquieran la capacidad para producir craving y, por tanto, para motivar la conducta adictiva (Navas y Perales, 2014). Puesto que esta actividad no est necesariamente vinculada al placer subjetivo que produce el agente adictivo, este mecanismo puede explicar por qu las adicciones se caracterizan por desear algo que ya no resulta placentero y por qu la motivacin por el placer est prcticamente ausente en ellas (Navas y Perales, 2014).

Alteracin de la sensibilidad a la recompensa en jugadores patolgicos

Se cree que un nivel aumentado de dopamina puede incrementar la probabilidad de desarrollar un problema con el juego, volvindolos hipersensibles a la recompensa e intolerantes a la demora de la gratificacin (Navasy Perales, 2014).

Por otro lado, algunos trabajos indican que los jugadores patolgicos tienen una menor densidad de receptores dopaminrgicos D2, lo que produce una menor usabilidad de la dopamina, o que poseen una actividad mesolmbica menos pronunciada a comparacin de controles sanos; por ende, presentan una mayor tendencia a realizar actividades y utilizar drogas que aumenten los niveles de este neurotransmisor (Navas y Perales, 2014).

Por tanto, la hiperdisponibilidad de dopamina basal podra elevar el estado de excitabilidad de las estructuras responsables de movilizar el aprendizaje de incentivo y, por tanto, contribuir tambin a un incremento del riesgo de problemas con el juego; por otro lado, la deficiencia en receptores dopaminrgicos puede llevar a una reaccin compensatoria incrementada a las recompensas inesperadas y normalmente intensas, asociadas con el juego, aumentado la probabilidad de que desarrollen un problema, el cual ira acompaado de una disminucin de la sensibilidad a los reforzadores naturales (Navas y Perales, 2014).

Fuentes de recompensa en el juego vinculadas a la actividad dopaminrgica. Una persona que juega lo hace para obtener algo, esta ganancia produce un incremento del arousal (un sentimiento subjetivo de excitacin, felicidad, aumento de autoestima y capacidad de control); el principal agente adictivo en los juegos de azar es el dinero; sin embargo, tambin otro agente adictivo que no otorga un premio econmico es: un resultado muy cercano a dicho premio, ste ltimo tambin activa reas mesenceflicas del sistema dopaminrgico de la recompensa, siendo un reforzador para el cerebro (Navas y Perales, 2014). Estos dos tipos de recompensa, quizs los principales, ocurren bajo un programa de reforzamiento aleatorio (Navas y Perales, 2014).Tambin se ha encontrado que los sentimientos de excitacin anticipacin de la recompensa que estn presentes cada vez que uno juega, pueden ser reforzador, y por ende, podran estar reforzando de manera continua la conducta (Navas y Perales, 2014).

Existe una hiptesis de que la incertidumbre podra ser recompensante independientemente del resultado, lo que hace mantener la respuesta el tiempo necesario para que la conducta se torne adictiva, aadir valor a la conducta de juego y, por tanto, dificultar el control de la misma, e incluso funcionar como automedicacin conductual (Navas y Perales, 2014).

Vulnerabilidad vinculada al crtex orbitofrontal lateral: el aprendizaje y contextualizacin de la historia de prdidas

La habilidad para aprender qu conductas llevan a obtener recompensas y cules llevan a castigos es crucial para adaptarse al ambiente. Por un lado, los jugadores patolgicos son hipersensibles a la recompensa monetaria, bien porque sean hiposensibles a otros reforzadores naturales o bien por una hipersensibilidad basal alta; pero, adems, en diversos estudios se ha sealado la posibilidad de que los jugadores sean hiposensibles al castigo (Navas y Perales, 2014).

Los sistemas de motivacin apetitiva y aversiva interactan desde niveles mesenceflicos; sin embargo, las estructuras cerebrales que se encargan de su integracin son fundamentalmente el crtex orbitofrontal (COF), ventral y lateral, reas en las que parece existir una cierta especializacin funcional para la representacin de las ganancias y las prdidas, es decir, un cmputo adecuado de los beneficios y perjuicios esperados de las decisiones, en funcin del contexto y del tiempo, que me permita tomar decisiones econmicas flexibles a travs de situaciones dinmicas (Navas y Perales, 2014).Se ha demostrado que una vez que los jugadores patolgicos han aprendido una relacin entre una conducta y una consecuencia, si se produce un cambio tienen mayor dificultad para reconfigurar tal relacin; esta inflexibilidad y dificultad para aprender luego de haber establecido una relacin podra ser tomada como un factor de vulnerabilidad anterior al desarrollo de una conducta de juego clnicamente relevante (Navas y Perales, 2014).

Otro estudio seala que existe una alteracin del potencial cortical asociado al procesamiento del feedback negativo, siendo significativamente menor en el grupo de jugadores que en el de controles, lo cual implica que los jugadores estn particularmente impedidos para ponderar adecuadamente el impacto del feedback negativo, es decir, tienen una dificultad para aprender de su historia individual de prdidas (Navas y Perales, 2014).

Vulnerabilidad vinculada al crtex prefrontal dorsolateral y cngulo anterior: planificacin de la conducta y control del craving

El cortex prefrontal dorsolateral (CPFDL) y el crtex cingulado anterior (CCA) forman parte del circuito atencional y de control cognitivo, el CCA monitoriza la conducta y seala cundo existe un conflicto que implicara la realizacin de un ajuste, el prefrontal dorsolateral implementa el control; de esta manera, ambas estructuras funcionaran como un evaluador central que permitira inhibir o no estados motivacionales (Navas y Perales, 2014). La alteracin de estas estructuras est implicada en todo un abanico de comportamientos precipitados e impulsivos, incluida la adiccin, por lo que es necesario hacer alusin a estas estructuras para poder explicar la prdida de control de la conducta de juego (Navas y Perales, 2014).

A pesar de la sensibilidad a las trampas del reforzamiento del juego de azar y de la dificultad en el aprendizaje de las prdidas, se puede hipotetizar que sin la alteracin de estas zonas de control sera menos probable la persistencia en una conducta desadaptativa que produce a la larga consecuencias negativas econmicas, sociales y personales (Navas y Perales, 2014). Especficamente, la alteracin de estas zonas en jugadores patolgicos se ha asociado a una peor ejecucin en tareas de inhibicin y se ha identificado como un predictor de recadas (Navas y Perales, 2014).

La inhibicin permitira suprimir respuestas automticas o dirigidas por estados motivacionales para que sean adecuadas para las demandas de la situacin (Navas y Perales, 2014). Sin embargo, adems de la importancia de la inhibicin, tambin es necesario la puesta en marcha de conductas adaptativas, es decir, aquellas que llevan a obtener los mayores beneficios a medio y largo plazo (y no la gratificacin a corto plazo asociada a la adiccin en general); en este sentido, la persona adicta, que a su vez es hipersensible a la recompensa de la sustancia o conducta, tendra reducida la capacidad para inhibir los impulsos motivacionales asociados al consumo, lo que le llevara a obtener recompensas de escasa magnitud pero inmediatas a expensas de recompensas mayores pero demoradas el tiempo (Navas y Perales, 2014).

Sin embargo, el adecuado control de la conducta requiere de algo ms que una versin ms o menos cientficamente sofisticada de la fuerza de voluntad (Navas y Perales, 2014). Aunque esta capacidad se pueda entrenar, descartar la opcin inmediatamente atractiva por otra ms beneficiosa a largo plazo requiere anticiparse a los propios estados emocionales y motivacionales y actuar de forma planificada (Navas y Perales, 2014). La planificacin, esto es, el establecimiento de metas parciales para la conducta y el seguimiento de las mismas, es tambin un elemento importante que determina el grado de vulnerabilidad al juego (Navas y Perales, 2014).

En definitiva, la vulnerabilidad de estas estructuras podra venir a cerrar un crculo que atrapa al jugador (Navas y Perales, 2014). Los estmulos asociados al juego, que han adquirido saliencia de incentivo, producen craving; si ste, tal y como se ha sealado, puede ser la fuerza motivadora principal de la conducta adictiva y existe un funcionamiento alterado en las estructuras que controlan los estados motivacionales, es menos probable que se pueda inhibir la conducta de juego ante estas claves, por lo que los episodios de juego tendern a repetirse y la probabilidad de recada ser alta; de esta manera, la incapacidad para controlar el deseo de jugar, unida a los problemas para planificar conductas alternativas al juego, es clave tambin para entender, por un lado, la prdida de control sobre una conducta que para los jugadores patolgicos resulta extremadamente recompensante y, por el otro, la persistencia en ella a pesar de las consecuencias negativas futuras (Navas y Perales, 2014).