NEGOCIOS CONSTITUCIONALES: PROYECTO DE LEY

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758 CONGRESO NACIONAL CÁMARA DE DIPUTADOS AGOSTO 1? DE 1928 20» REUNION. — 13» SESIÓN ORDINARIA PRESIDENCIA DEL DOCTOR ANDRÉS PERREYRA, SEÑOR JORGE RAÚL RODRÍGUEZ Y DOCTOR FRANCISCO EMPARANZA MINISTRO PRESENTE, de agricultura: ingeniero Emilio Mihuro; DIPUTADOS PRESEN- TES: Aguirre José Urbano, Aldazábal Máximo, Alvarado Manuel Ramón, Alvarez Arturo R.. Amoedo Aurelio F., Antille Diógenes 0... Antoni José B., Arguello ¿encinas Rosario, Aráoz Eudoro D., Arayo Agustín, Artusi Ambrosio A., Astesiano Carmelo T.., Astrada Garlos A., Barbicb M. José, Bard Leo- poldo, Beguiristain Manuel, Beltrán Neirot Santiago, Bermúdez Manuel A.. Bidegain Pedro, Binaghi Ambrosio. Bonazzola Carlos P., Borda Julio C, Brizuela y Doria Ramón, Bustillo José María (hijo), Cáceres Manuel O., Cagnoni Pedro, Calvento Mariano G., Calvetti Froilán A., Camaño Melitón, Claros Ernesto, Costa Joaquín, Coulin Roque F., Ghiossone Gabriel, Díaz de Vivar Justo. Dickmann Adolfo. Emparanza Francisco, Etcheverry Víctor D., Ferrarotti Juan Luis, Ferreyra Andrés, Figue- roa Alberto F., Gallardo Alejandro, García Tufión Eduardo, Garralda Juan, Gil Martín, Gfuffra Eduardo F., Gómez J. Antenor^ Gómez Palmes Osear, González Enrique, González Iramain Héctor, González Zimmermann A., Goñi Blas, Gortari Francisco. Gran José M., Greca Alcides, Grisolía Gerónimo J., Guillot Víctor Juan, Gutiérrez José María, Gutiérrez Carlos Ciro, Guzzo Domingo A., Hernández Belisario, Hiriart Juan C. Ingaramo Vicente. Irigoyen Martín J.. Jaureguiberry Luis, Lagomarsino Ángel M., Landaburu Laureano, Lazo Plácido C, Liceaga Fermín M., Lillia Fernando C, López Alcides, López Héctor S., Loustau-Bidawt Pedro, Maciel Antonio, Martínez Guerrero Gui- llermo, Martínez José Heriberto, Martínez José Marta, Martínez Raúl V., Medús Alberto J., Men- dieta Clorindo, Míguez Edgardo J., Milmra Enrique F., Miñones Alejandro, Mobando Aníbal E., Moreno Alberto, Mosca Enrique M., Moyano Enrique F., .Muzio Agustín S. t Ñúflez Pedro R., O'Farrell Juan A., Ortega Rufino, Ortiz de Zarate Miguel, Pachano Félix A., Parodi Misael J., Pérez Inocencio A., Peyrotti Juan B., Pinedo Federico, Piqué José María, Podestá Pedro, Porta Víctor M., Prat Juan, Quiroga Modesto, Quirós Herminio J., Raffo de la Reto Julio O., Ramírez Amadeo, Repetto Nicolás, Rodríguez Alfredo, Rodríguez Carlos J., Rodríguez Jorge Raúl, Rolando Félix I., Saccone Romeo David, Salcedo Saturnino, Sánchez Carlos A., Santa María Arturo, Sarrot Rodolfo P., Selén Nicolás, Siri Emilio P., Solari Felipe O., Solís Rogelio J., Soria Luis F., Spinetto Alfredo L., Subiza Pascual, Talens Daniel, Tomaso Antonio de, Tressens Alfredo, Trianes Francisco J., Usandivaras Agustín, Vásquez Juan Carlos, Vega Abraham de la, Zavala Gilberto A.; AUSEN- TES, CON LICENCIA: Abalos José Gregorio, Albarracín Belisario, Bergalli Héctor, Bunge Augusto, Corominas ..Ricardo P., Echegaray Frías Arturo, Fiorillo Juan F., Gnecco Manuel F., Juárez Celman Miguel A., Pintos Ángel, Viñas Alberto, Zaccagnini Antonio; CON AVISO: Fernández Damián, Maza Isidro D., Santamarina Antonio, Vülarruel Norberto G.; SIN AVISO: Ahumada Ramón O., Contte José A., Cossio Pedro, Errea Fermín, Giusti Roberto F., Oyhanarte Raúl F., Sánchez Adolfo B., Taboada Gaspar, Torrent Juan F., Videlo Rojas Abraham S. SUMARIO 1.—Acta. 2.—Asuntos entrados: I.—Mensaje y proyecto de ley del Poder Ejecutivo declarando fe- riado el día lo de Mayo. IT. —Comunicaciones del Honorable Senado. III.—Comunicaciones de comisión. IV.—Despachos de comisión. V.—Peticiones particulares. TI.—Proyecto de ley de los señores diputados Santamarina y Mi guez, sobre creación de un co legio nacional en la ciudad de Tandil. VII.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Barbicb. disponiendo la cons- trucción de edificios para las oficinas de correos y telégrafos de la Nación en San Antonio de Areco y Bar adero. VIII.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Barbicb sobre construcción de un camino de Villa Ballester a Pacheco (Buenos Aires), con empalme al camino general a Es- cobar. IX.—Proyecto de ley de los señores diputados Ferrarotti y otros, so- bre arrendamientos agrícolas. X.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Bard y otros, sobre devo- lución de trofeos de guerra a la República del Paraguay. CONGRESO NACIONAL 759 Reunión núm. 20 CÁMARA DE DIPUTADOS Agosto 1? de 1928 XIV XI.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Bard, reproducido con sus fundamentos, sobro construcción de una cárcel en Martin García. XII.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Bard, reproducido con sus fundamentos, sobre creación de reformatorios de menores. Proyecto de ley del señor dipu- tado Bard, reproducido, sobre creación de establecimientos pe- nales. Proyecto de ley del señor dipu- tado Míguez, reproducido con sus fundamentos, sobre sistema carcelario. XV.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Míguez, reproducido con sus fundamentos, sobre construc- ciones carcelarias. XVI.—Proyecto de ley del señor dipu- . tado Míguez, reproducido con sus fundamentos, sobre patrona- to de liberados. XVII.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Bidegain, reproducido con sus fundamentos, sobre creación del Banco Agrícola Nacional. XVIII.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Muzio y otros, sobre esta- blecimiento de vacaciones anua- les pagas para obreros y em- pleados. XIX.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Chiossone y otros, sobre provisión de agua potable a di- versas poblaciones de Santiago del Estero. XX.—Proyecto de ley del señor dipu- tado González (E.), acordando un subsidio a la Biblioteca Ber- nardino Riv adavia, de Bahía Blanca. XXI.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Ingaramo acordando un subsidio para la construcción y ampliación general del Hospital Italiano de Santa Fe y Colonias. XXII.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Rodríguez (A.) acordando un subsidio a don Arturo B. Ca- rranza como estímulo por su obra «La cuestión Capital de la República». 3. —Acuérdase licencia para faltar a sesio- nes a los señores diputados Albarracín, Echegaray Frías, Fiorillo, Viñas y Zac- cagnini. á.—Proyecto de resolución .del señor dipu- tado Ramírez, aprobado, solicitando in- formes del Poder Ejecutivo respecto del traslado de ubicación de algunos cuer- pos del ejército. 5.—Proyecto de resolución del señor dipu- tado Raffo de la Reta, aprobado, auto- rizando a la Presidencia de la Honora- ble Cámara para designar una comisión que represente a ésta en el acto de la transmisión del mando gubernativo en la República del Paraguay. G.—Asuntos entrados: XXIH.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Martínez ( J . H . ) sobre de- nuncia de tratados de comercio. XXIV.—Proyecto de ley del señor dipu- tado Martínez (J. H.) sobre or- ganización de los servicios de información y propaganda de los productos argentinos en el exterior. XXV.—Proyecto de ley de los. señores diputados Ra,ffo de la Reta, Em- paranza y Bermúdez, reprodu- cido, sobre jubilación extraordi- naria al señor Antonio E. Díaz. 7.—Moción del señor diputado Bard,-apro- bada, para continuar considerando el despacho de la Comisión de Negocios Constitucionales sobre intervención fe- deral a la provincia de Mendoza y para tratar en la sesión de mañana el pedido de informes al Poder Ejecutivo respec- to de la situación de las carnes argen- tinas, en los mercados del exterior y l a actitud del Poder Ejecutivo para defen- der la producción contra las medidas de carácter fiscal, económico, etcétera, que la perjudiquen. 8.—Termina la consideración del despacho de la Comisión de Negocios Constitucio- nales en el proyecto de ley de interven- ción federal en la provincia de Mendoza. 9.—Moción del señor diputado Bard, apro- bada, para invitar al señor ministro de agricultura a concurrir a fin de tratar el pedido de informes. a que se refiere el número 7.

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758 C O N G R E S O N A C I O N A L

CÁMARA DE DIPUTADOS

AGOSTO 1? DE 1928

20» R E U N I O N . — 13» S E S I Ó N O R D I N A R I A

P R E S I D E N C I A D E L DOCTOR A N D R É S P E R R E Y R A , SEÑOR J O R G E R A Ú L R O D R Í G U E Z

Y DOCTOR F R A N C I S C O E M P A R A N Z A

MINISTRO PRESENTE, de agricultura: ingeniero Emilio Mihuro; DIPUTADOS PRESEN­TES: Aguirre José Urbano, Aldazábal Máximo, Alvarado Manuel Ramón, Alvarez Arturo R.. Amoedo Aurelio F., Antille Diógenes 0... Antoni José B., Arguello ¿encinas Rosario, Aráoz Eudoro D., Arayo Agustín, Artusi Ambrosio A., Astesiano Carmelo T.., Astrada Garlos A., Barbicb M. José, Bard Leo­poldo, Beguiristain Manuel, Beltrán Neirot Santiago, Bermúdez Manuel A.. Bidegain Pedro, Binaghi Ambrosio. Bonazzola Carlos P., Borda Julio C , Brizuela y Doria Ramón, Bustillo José María (hijo), Cáceres Manuel O., Cagnoni Pedro, Calvento Mariano G., Calvetti Froilán A., Camaño Melitón, Claros Ernesto, Costa Joaquín, Coulin Roque F., Ghiossone Gabriel, Díaz de Vivar Justo. Dickmann Adolfo. Emparanza Francisco, Etcheverry Víctor D., Ferrarotti Juan Luis, Ferreyra Andrés, Figue-roa Alberto F., Gallardo Alejandro, García Tufión Eduardo, Garralda Juan, Gil Martín, Gfuffra Eduardo F., Gómez J. Antenor^ Gómez Palmes Osear, González Enrique, González Iramain Héctor, González Zimmermann A., Goñi Blas, Gortari Francisco. Gran José M., Greca Alcides, Grisolía Gerónimo J., Guillot Víctor Juan, Gutiérrez José María, Gutiérrez Carlos Ciro, Guzzo Domingo A., Hernández Belisario, Hiriart Juan C . Ingaramo Vicente. Irigoyen Martín J.. Jaureguiberry Luis, Lagomarsino Ángel M., Landaburu Laureano, Lazo Plácido C , Liceaga Fermín M., Lillia Fernando C , López Alcides, López Héctor S., Loustau-Bidawt Pedro, Maciel Antonio, Martínez Guerrero Gui­llermo, Martínez José Heriberto, Martínez José Marta, Martínez Raúl V., Medús Alberto J., Men-dieta Clorindo, Míguez Edgardo J., Milmra Enrique F., Miñones Alejandro, Mobando Aníbal E., Moreno Alberto, Mosca Enrique M., Moyano Enrique F., .Muzio Agustín S. t Ñúflez Pedro R., O'Farrell Juan A., Ortega Rufino, Ortiz de Zarate Miguel, Pachano Félix A., Parodi Misael J., Pérez Inocencio A., Peyrotti Juan B., Pinedo Federico, Piqué José María, Podestá Pedro, Porta Víctor M., Prat Juan, Quiroga Modesto, Quirós Herminio J., Raffo de la Reto Julio O., Ramírez Amadeo, Repetto Nicolás, Rodríguez Alfredo, Rodríguez Carlos J., Rodríguez Jorge Raúl, Rolando Félix I., Saccone Romeo David, Salcedo Saturnino, Sánchez Carlos A., Santa María Arturo, Sarrot Rodolfo P., Selén Nicolás, Siri Emilio P., Solari Felipe O., Solís Rogelio J., Soria Luis F., Spinetto Alfredo L., Subiza Pascual, Talens Daniel, Tomaso Antonio de, Tressens Alfredo, Trianes Francisco J., Usandivaras Agustín, Vásquez Juan Carlos, Vega Abraham de la, Zavala Gilberto A.; AUSEN­TES, CON LICENCIA: Abalos José Gregorio, Albarracín Belisario, Bergalli Héctor, Bunge Augusto, Corominas ..Ricardo P., Echegaray Frías Arturo, Fiorillo Juan F., Gnecco Manuel F., Juárez Celman Miguel A., Pintos Ángel, Viñas Alberto, Zaccagnini Antonio; CON AVISO: Fernández Damián, Maza Isidro D., Santamarina Antonio, Vülarruel Norberto G.; SIN AVISO: Ahumada Ramón O., Contte José A., Cossio Pedro, Errea Fermín, Giusti Roberto F., Oyhanarte Raúl F., Sánchez Adolfo B., Taboada Gaspar, Torrent Juan F., Videlo Rojas Abraham S.

S U M A R I O

1 . — A c t a .

2 . — A s u n t o s e n t r a d o s :

I . — M e n s a j e y p r o y e c t o d e l e y del

P o d e r E j e c u t i v o d e c l a r a n d o f e ­

r i a d o el día l o d e M a y o .

I T . — C o m u n i c a c i o n e s de l H o n o r a b l e

S e n a d o .

I I I . — C o m u n i c a c i o n e s d e c o m i s i ó n .

I V . — D e s p a c h o s d e c o m i s i ó n .

V . — P e t i c i o n e s p a r t i c u l a r e s .

T I . — P r o y e c t o d e l e y d e l o s s e ñ o r e s

d i p u t a d o s S a n t a m a r i n a y M i

g u e z , s o b r e c r e a c i ó n de u n co

l e g i o n a c i o n a l e n l a c i u d a d de

T a n d i l .

V I I . — P r o y e c t o d e l e y del señor dipu­

t a d o Barbicb . d i s p o n i e n d o l a cons­

t r u c c i ó n d e e d i f i c i o s p a r a l a s

o f i c i n a s d e correos y t e l é g r a f o s

d e l a N a c i ó n e n S a n A n t o n i o de

A r e c o y B a r adero .

V I I I . — P r o y e c t o d e l e y de l señor dipu­

t a d o B a r b i c b sobre construcc ión

d e u n c a m i n o d e V i l l a Ba l l e s ter

a P a c h e c o ( B u e n o s A i r e s ) , con

e m p a l m e a l c a m i n o genera l a Es ­

cobar .

I X . — P r o y e c t o d e l e y de l o s señores

d i p u t a d o s F e r r a r o t t i y otros , so­

b r e a r r e n d a m i e n t o s a g r í c o l a s .

X . — P r o y e c t o d e l e y de l s e ñ o r dipu­

t a d o B a r d y o tros , sobre devo ­

l u c i ó n d e t r o f e o s d e g u e r r a a la

R e p ú b l i c a d e l P a r a g u a y .

CONGRESO NACIONAL 759

Reunión núm. 20 C Á M A R A D E D I P U T A D O S A g o s t o 1? de 1928

X I V

X I . — P r o y e c t o d e l e y del señor d ipu­

t a d o B a r d , reproduc ido con sus

f u n d a m e n t o s , sobro c o n s t r u c c i ó n

de u n a c á r c e l en M a r t i n Garc ía .

X I I . — P r o y e c t o d e l e y del señor d ipu­

t a d o B a r d , reproduc ido con sus

f u n d a m e n t o s , sobre c r e a c i ó n d e

r e f o r m a t o r i o s d e m e n o r e s .

P r o y e c t o d e l e y de l s e ñ o r d ipu­

t a d o B a r d , reproduc ido , sobre

c r e a c i ó n de e s t a b l e c i m i e n t o s pe­

nales .

P r o y e c t o d e l e y de l señor dipu­

t a d o M í g u e z , reproduc ido con

sus f u n d a m e n t o s , s o b r e s i s t e m a

carce lar io .

X V . — P r o y e c t o d e l e y del señor dipu­

t a d o M í g u e z , r e p r o d u c i d o con

sus f u n d a m e n t o s , sobre cons truc­

c i o n e s c a r c e l a r i a s .

X V I . — P r o y e c t o d e l e y del s e ñ o r d ipu-

. t a d o M í g u e z , reproduc ido con

sus f u n d a m e n t o s , sobre pa trona­

t o d e l i b e r a d o s .

X V I I . — P r o y e c t o d e l e y del s e ñ o r d ipu­

t a d o B i d e g a i n , r eproduc ido con

sus f u n d a m e n t o s , sobre c r e a c i ó n

del B a n c o A g r í c o l a N a c i o n a l .

X V I I I . — P r o y e c t o d e l e y de l s e ñ o r d ipu­

t a d o M u z i o y o tros , sobre e s ta ­

b l e c i m i e n t o d e v a c a c i o n e s anua­

l e s p a g a s p a r a obreros y em­

p leados .

X I X . — P r o y e c t o d e l e y de l s e ñ o r dipu­

t a d o C h i o s s o n e y o tros , s o b r e

p r o v i s i ó n de a g u a p o t a b l e a di­

v e r s a s p o b l a c i o n e s d e S a n t i a g o

d e l E s t e r o .

X X . — P r o y e c t o d e l e y de l señor d ipu­

t a d o G o n z á l e z ( E . ) , a c o r d a n d o

u n s u b s i d i o a la B i b l i o t e c a Ber-

n a r d i n o R i v a d a v i a , d e B a h í a

B l a n c a .

X X I . — P r o y e c t o d e l e y del señor d ipu­

t a d o I n g a r a m o a c o r d a n d o u n

s u b s i d i o p a r a la c o n s t r u c c i ó n y

a m p l i a c i ó n g e n e r a l del H o s p i t a l

I t a l i a n o de S a n t a F e y Co lon ias .

X X I I . — P r o y e c t o d e l e y del señor d ipu­

t a d o R o d r í g u e z ( A . ) a c o r d a n d o

un subs id io a d o n A r t u r o B . Ca­

r r a n z a c o m o e s t í m u l o por s u

o b r a « L a c u e s t i ó n C a p i t a l d e l a

R e p ú b l i c a » .

3 . — A c u é r d a s e l i c e n c i a p a r a f a l t a r a s e s io ­

n e s a l o s s e ñ o r e s d i p u t a d o s A l b a r r a c í n ,

E c h e g a r a y F r í a s , F i o r i l l o , V i ñ a s y Zac­

c a g n i n i .

á . — P r o y e c t o d e r e s o l u c i ó n .del señor d ipu­

t a d o R a m í r e z , a p r o b a d o , s o l i c i t a n d o i n ­

f o r m e s d e l P o d e r E j e c u t i v o r e s p e c t o d e l

t r a s l a d o d e u b i c a c i ó n de a l g u n o s cuer­

p o s d e l e j é r c i t o .

5 . — P r o y e c t o d e r e s o l u c i ó n del señor d ipu­

t a d o R a f f o d e l a R e t a , a p r o b a d o , a u t o ­

r i z a n d o a l a P r e s i d e n c i a de la H o n o r a ­

b l e C á m a r a p a r a d e s i g n a r u n a c o m i s i ó n

que r e p r e s e n t e a é s t a e n el a c t o d e la

t r a n s m i s i ó n d e l m a n d o g u b e r n a t i v o e n

la R e p ú b l i c a de l P a r a g u a y .

G . — A s u n t o s e n t r a d o s :

X X I H . — P r o y e c t o d e l e y del señor dipu­

t a d o M a r t í n e z ( J . H . ) sobre de­

n u n c i a d e t r a t a d o s d e c o m e r c i o .

X X I V . — P r o y e c t o d e l e y de l señor dipu­

t a d o M a r t í n e z ( J . H . ) sobre or­

g a n i z a c i ó n de l o s s e r v i c i o s d e

i n f o r m a c i ó n y p r o p a g a n d a de

lo s p r o d u c t o s a r g e n t i n o s e n e l

e x t e r i o r .

X X V . — P r o y e c t o d e l e y de los . s e ñ o r e s

d i p u t a d o s Ra,ffo d e l a R e t a , E m ­

p a r a n z a y B e r m ú d e z , reprodu­

c i d o , sobre j u b i l a c i ó n e x t r a o r d i ­

n a r i a a l s e ñ o r A n t o n i o E . D í a z .

7 . — M o c i ó n de l s e ñ o r d i p u t a d o B a r d , - a p r o ­

b a d a , p a r a c o n t i n u a r c o n s i d e r a n d o el

d e s p a c h o de la C o m i s i ó n de N e g o c i o s

C o n s t i t u c i o n a l e s sobre i n t e r v e n c i ó n f e ­

d e r a l a l a p r o v i n c i a de M e n d o z a y para

t r a t a r e n la s e s i ó n de m a ñ a n a el p e d i d o

d e i n f o r m e s a l P o d e r E j e c u t i v o re spec ­

t o d e la s i t u a c i ó n d e l a s c a r n e s a r g e n ­

t i n a s , en l o s m e r c a d o s d e l e x t e r i o r y l a

a c t i t u d d e l P o d e r E j e c u t i v o p a r a d e f e n ­

der la p r o d u c c i ó n c o n t r a l a s m e d i d a s

d e c a r á c t e r f i s c a l , e c o n ó m i c o , e t c é t e r a ,

q u e la p e r j u d i q u e n .

8 . — T e r m i n a l a c o n s i d e r a c i ó n de l d e s p a c h o

de la C o m i s i ó n de N e g o c i o s C o n s t i t u c i o ­

n a l e s e n e l p r o y e c t o de l e y d e i n t e r v e n ­

c i ó n f e d e r a l e n la p r o v i n c i a d e M e n d o z a .

9 . — M o c i ó n d e l s e ñ o r d i p u t a d o B a r d , apro­

b a d a , p a r a i n v i t a r a l s eñor m i n i s t r o d e

a g r i c u l t u r a a concurr ir a f i n de t r a t a r

el p e d i d o d e i n f o r m e s . a que se r e f i e r e

• el n ú m e r o 7.

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Resaltado
mcasaubon.dip
Resaltado
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Reunión n ú m . 20

CONGRESO NACIONAL

A g o s t o 1» de 1928

1 0 . — M o c i ó n de l s e ñ o r d i p u t a d o B i d e g a i n ,

a p r o b a d a , p a r a c o n s i d e r a r d e i n m e d i a ­

t o el d e s p a c h o do c o m i s i ó n r e l a t i v o a l a

c o n s t r u c c i ó n do r e f u g i o s p a r a p e a t o n e s

e n l o s p u e n t e s de l p u e r t o do l a C a p i t a l .

1 1 . — S e c o n s i d e r a y a p r u e b a e l d e s p a c h o do

l a C o m i s i ó n d e O b r a s P ú b l i c a s a que

se r e f i e r e e l n ú m e r o 10 .

1 2 . — M o c i ó n dol s e ñ o r d i p u t a d o R o d r í g u e z

(J. R . ) , a p r o b a d a , p a r a t r a t a r d e i n m e ­

d i a t o l o s d e s p a c h o s do l a C o m i s i ó n de

• N e g o c i o s C o n s t i t u c i o n a l e s sobre v e n i a s

p a r a d e m a n d a r a l a N a c i ó n .

1 3 . — S e c o n s i d e r a n y a p r u e b a n lo s d e s p a c h o s

de la C o m i s i ó n de N e g o c i o s C o n s t i t u

c l ó n a l e s a c o r d a n d o v e n i a p a r a d e m a n d a r

a' l a N a c i ó n a l a s s i g u i e n t e s p e r s o n a s :

C o m p a ñ í a I n d u s t r i a l y C o m e r c i a l d e

P e t r ó l e o ( S . A . ) ; A l f r e d o F e r m í n M o n ­

t e r o y J o s é R e p e t t o ; J o s é M . F i e r r o ,

O c t a v i o A . R i v a r o l a , J u a n F e r n á n d e z ,

F l a m i n i o C e p e d a V e r ó n , T e o d o r o B e c ú

( e n r e p r e s e n t a c i ó n d e l a S o c i e d a d A n ó ­

n i m a P e t r ó l e o d e C h a l l a c ó N e u q u é n L i ­

m i t a d a ) y T e o d o r o B e c ú ( e n represen­

t a c i ó n d e l o s s e ñ o r e s E d g a r d A l o n z o

M e . A u l i f f e , J u a n M . T a u l i c o t , J u a n

F e d e r i c o C o n w a y y S a m u e l 6 . M e . Cl in-

t o c k ) ; J u a n A . B r a c a m o n t e ; W e n k l e r

y C o m p a ñ í a ; E u f r a s i o I . O r e l l a n a ; E n ­

r ique P í a ; M a r í a A . P i n t o d e M á r q u e z ;

I s m a e l J . D í a z ; E n r i q u e J u s t o ; A l f r e d o

L a c a b a n n e ( p o r l a S o c i e d a d A n ó n i m a

d e P e t r ó l e o de C h a l l a c Ó - N e u q u é n ) ; P a ­

c í f i c o D í a z ; B i e n v e n i d a M a r í a B e d o y a

d e J o f r é y M á x i m a P o t r o n a B e d o y a d e

H a w k e s ; M á x i m a A r g e n t i n a G e n e r o s a

S a l v a t i e r r a d e C e n d a l l i ; Carlos A . R e ­

v i l l a ; A n t o n i o R o b i r o s a (por l a S o c i e ­

d a d A n ó n i m a de S e g u r o s L a A t l á n t i ­

c a ) ; A n t o n i o D o m í n g u e z ; D a n i e l V i l l a ;

A u g u s t o O t s O r t i z ; A l b e r t o M a r t í n e z ;

A n t o n i o T o r r e s ; E r c i l i a G e n o v e v a Ce­

badlos; A n t o n i o P a s t o r ; A n t o n i o S a n -

c h i n i ; A l b e r t o I . C á c e r e s ; A l b e r t i n a

B e n z i d e M a r c h e l l i ; E s t e l a R. de S í v o r i ,

A d a . S í v o r i d e R u f f a , E b e S í v o r i d e

O b l i g a d o y E d g a r d o S í v o r i ; V i c t o r i a

• S o f í a O r m a ; P e d r o B e r g e s ; D o m i n g o

A . D e r i s i ( e n r e p r e s e n t a c i ó n d e l a so­

c i e d a d J o h n H a s e n c l e v e r y S o n s ) .

1 4 . — M o c i ó n de l s e ñ o r d i p u t a d o B a r d , apro­

b a d a , p a r a t r a t a r d e i n m e d i a t o u n d e s ­

p a c h o d e l a C o m i s i ó n de P e t i c i o n e s y

P o d e r e s , a c o r d a n d o a l a s f a m i l i a s d e l o s

e x d i p u t a d o s P e ñ a , R a p p a l l i n i , S ú l l i v a n ,

Q i g e n a , R u e d a c I t u r r a s p e l a s d i e t a s

que l e s h u b i e r a n c o r r e s p o n d i d o .

1 5 . — C o n s i d é r a s e el d e s p a c h o de l a C o m i s i ó n

d e P e t i c i o n e s y P o d e r e s e n e l p r o y e c ­

to de l e y a c o r d a n d o a l a v i u d a e h i j o s

m e n o r e s dol e x d i p u t a d o d o c t o r M a n u e l

P e ñ a , las d i e t a s que l e h u b i e r a n corres­

p o n d i d o . Q u e d a p e n d i e n t e .

1 6 . — C o n s i d é r a s e e l p e d i d o d e i n f o r m e s al

P o d e r E j e c u t i v o , r e l a t i v o a l a s i t u a c i ó n

d e l a s c a r n e s a r g e n t i n a s e n l o s merca ­

d o s de c o n s u m o del e x t e r i o r y la a c t i ­

t u d d e l P o d e r E j e c u t i v o p a r a d e f e n d e r

l a p r o d u c c i ó n c o n t r a l a s m e d i d a s d e ca­

r á c t e r f i s c a l , e c o n ó m i c o , e t c é t e r a , que

la p e r j u d i q u e n .

— E n B u e n o s A i r e s , a pr imero de

A'gosto de 1928 , s i e n d o l a s l o y 53 m i ­

n u t o s :

1

A C T A

Sr. Presidente (Perreyra). — Que­da abierta la sesión con la asistencia de 85 señores diputados.

Se va a leer el acta de la sesión an­terior.

— P o r ind icac ión del s eñor d iputado

R a f f o de la R e t a , se supr ime l a lectura

y s e d a e l a c t a p o r a p r o b a d a .

A S U N T O S E N T R A D O S

Sr. Presidente (Perreyra). — Se va a dar cuenta de los asuntos entrados.

B u e n o s Aires , Ju l i o 19 de 1928.

Al Honorable Congreso de la Nación.

E l P o d e r E j e c u t i v o t i ene el honor de diri­

g i r se a vues tra honorabi l idad somet iendo nue­

v a m e n t e a su cons ideración el proyecto de ley

CONGRESO NACIONAL 761 Reunión núm, 20 C Á M A R A D E D I P U T A D O S A g o s t o 1? de 1028

dec larando d í a do f i e s ta el l 9 de Mayo , y que

f u é remit ido por m e n s a j e número 30 , de f echa

30 d e Ju l i o de 1924 .

E s t i m a innecesario reproducir l a s considera­

c i o n e s q u e expuso e n aque l la oportunidad y

sólo se permite recabar su pronta sanc ión pa­

ra dejar c o n s a g r a d a u n a f e c h a memorable pa­

r a el pueb lo t r a b a j a d o r d e la Repúbl ica .

D i o s guarde a vuestra honorabi l idad.

M. T. DE ALVEAR.

José P. Tovmbbrini.

PROYECTO DE LEY

El Senado y Cámara de Diputados, etc.

f i e s t a en

— L a Comisión Interpar lamentar ia p a r a el

es tudio de la prof i lax i s de la tuberculosis y

represión de la tox icomanía , comunica haberse

const i tu ido , des ignando pres idente a l señor di­

putado Bard y secretario a l señor d iputado

Mohando. (Al archivo).

IV

D e s p a c h o s d e c o m i s i ó n

NEGOCIOS CONSTITUCIONALES:

E n las sol ic i tudes de venia p a r a demandar

a la N a c i ó n presentadas por los señores Adr ián

D e María y S a n t i a g o J . Ortega. (A la orden

del día).

Art ícu lo l9 — Dec lárase día d e

t o d a l a Repúbl ica el l 9 de M a y o .

Ar t . 29 — Comuniqúese, etc .

José P. Tamburini.

-A la Comis ión de Leg i s lac ión Ge­

neral I

II

C o m u n i c a c i o n e s d e l H o n o r a b l e S e n a d o

SANCIÓN EN REVISIÓN:

E n el proyecto de ley autor izando a l B a n c o

de la N a c i ó n A r g e n t i n a p a r a establecer una

sucursal en la c iudad de Asunc ión , Repúbl i ca

de l P a r a g u a y . (A la Comisión de Presupuesto

y Hacienda].

III

C o m u n i c a c i o n e s de c o m i s i ó n

L a Comisión Espec ia l de Leg i s lac ión M u n i ­

c ipa l comunica haberse const i tu ido , des ignan­

do pres idente a l señor d iputado Guil lot y se­

cretario al señor d iputado Grisol ía. (Al ar­

chivo).

— L a Comisión I n t e r p a r l a m e n t a r i a de la B i ­

b l io teca del Congreso comunica haberse cons­

t i t u i d o , des ignando pres idente al señor senador

S o r i a (F. M.) y secretar io al señor d iputado

Costa . (Al archivo).

P e t i c i o n e s p a r t i c u l a r e s

El señor Pedro Castaño so l ic i ta venia para

demandar a la N a c i ó n . (A la Comisión de Ne­

gocios Constitucionales).

— L a s señori tas A n g e l a y Cel ina Morón so­

l i c i tan su inclusión en los benef ic ios que acuer­

da la ley 4 .707. (A la Comisión de Guerra y

Marina).

— L a J u n t a Central Soc ia l i s ta de L a P l a t a

solicita pronta sanción del proyecto de ley

de reconocimiento del gobierno de Rus ia . (A

. la Comisión de Negocios Extranjeros).

| — L a señora Mar ía López de Etchebarne so­

l i c i ta l iquidación de haberes , de acuerdo con

lo d ispuesto por las leyes 10.315 y 11.302, de

expedic ionarios a l des ierto . (A la Comisión de

Guerra y Marina).

— E l Círculo de l a P r e n s a so l ic i ta la inclu­

s ión de c láusulas que p r o t e j a n la prop iedad

per iodís t ica en el proyecto de re formas a la

l ey de propiedad literaria' y art í s t ica . (A la

Comisión de Legislación General).

Sr. Ferrarotti. — Hago indicación para que se inserte en el Diario de Se­siones la nota que acaba de leerse.

— A s e n t i m i e n t o .

Sr. Presidente (Perreyra). -hiendo asentimiento, así se liará.

Ha-

C Á M A R A D E D I P U T A D O S

mcasaubon.dip
Resaltado
mcasaubon.dip
Resaltado
Page 3: NEGOCIOS CONSTITUCIONALES: PROYECTO DE LEY

762 CONGRESO NACIONAL

Reunión n ú m . 20

B u e n o s A i r e s , J u l i o 27 de 1928 .

Al Honorable Congreso de la Nación.

E l Círculo de la P r e n s a , que t e n g o el honor

de pres id ir , h a resue l to d ir ig irse a v u e s t r a ho­

n o r a b i l i d a d p a r a so l ic i tar que a l e x a m i n a r s e

l a s r e f o r m a s p r o p i c i a d a s a l a l ey l l a m a d a do

p r o p i e d a d l i t erar ia y a r t í s t i c a se i n c l u y a n la s

d i spos i c iones n e c e s a r i a s p a r a p r o t e g e r l a pro­

p i e d a d per iod í s t i ca , s i e s que acaso vuestra

h o n o r a b i l i d a d n o cons idera m e j o r dictar una

l e y espec ia l sobre* l a m a t e r i a !

L a s a n c i ó n l e g i s l a t i v a q u e s e p i d e e s i n ­

d i s p e n s a b l e p a r a a s e g u r a r d e n t r o y f u e r a

d e l a R e p ú b l i c a l o s d e r e c h o s a l o s f r u t o s de

l a i n t e l i g e n c i a , d e l a i n i c i a t i v a , d e l t r a b a j o

y do la o r g a n i z a c i ó n a p l i c a d o s a l p e r i o d i s ­

m o . E l a s u n t o i n t e r e s a e n i g u a l m e d i d a a

l a s o r g a n i z a c i o n e s p e r i o d í s t i c a s y a l o s q u e

t r a b a j a n a l s e r v i c i o de e l l a ; a l a s p r i m e r a s

por q u e s o n v í c t i m a s d e l a c o m p e t e n c i a d e s ­

l e a l do l o s q u e se a p r o p i a n d e lo a j e n o c o n

f i n e s c o m e r c i a l e s , y a l o s s e g u n d o s p o r q u e

e l t r a b a j p i n t e l i g e n t e de l p e r i o d i s t a - r e d a c ­

tor , r e p o r t e r o , d i b u j a n t e , f o t ó g r a f o , depre­

c i a s i s ó l o . t i e n e l a d e m a n d a de u n o s p o c o s

d i a r i o s mienjtras que l o s d e m o s l a r e e m p l a ­

z a n c o n l a p i r a t e r í a c o n s i s t e n t e e n l a apro ­

p i a c i ó n del f r u t o d e l o s e s f u e r z o s a j e n o s .

S e g ú n se v e r á en e l curso de e s t e m e m o ­

r ia l , e s a p i r a t e r í a n o a s u m e c a r a c t e r e s m u y

g r a v e s e n l a R e p ú b l i c a A r g e n t i n a , p e r o e n

c a m b i o l l e g a a l o s m a y o r e s e x t r e m o s e n a l ­

g u n o s p a í s e s v e c i n o s .

L a p r o t e c c i ó n l e g a l e x p r e s a l e p o n d r í a

t é r m i n o d e n t r o y f u e r a d e l p a í s , porque l a

l e y q u e s e d i c t a s e s e r í a a p l i c a b l e e n d e f e n s a

de l o s d e r e c h o s d o l o s a r g e n t i n o s e n l a s n a ­

c i o n e s v e c i n a s e n v i r t u d de l o s t r a t a d o s e n

v i g o r .

Los progresos del periodismo •

E n t r o l a s n u e v a s f o r m a s d e a c t i v i d a d que

crea e l p r o g r e s o i n c e s a n t e d e l a s c o l e c t i v i ­

d a d e s , s o b r e s a l e n lo s p r o g r e s o s de l p e r i o d i s ­

m o y de l o s de l a s c o m u n i c a c i o n e s t e l e g r á ­

f i c a s o i n a l á m b r i c a s q u e e l p r i m e r o u t i l i z a

p a r a o r g a n i z a r y m a n t e n e r l o s s e r v i c i o s in ­

f o r m a t i v o s m u n d i a l e s de que se e n o r g u l l e ­

c e n l o s p a í s e s q u e c u e n t a n c o n l o s m á s i m ­

p o r t a n t e s ó r g a n o s de l a p r e n s a y o tros d e

m e n o r - p o t e n c i a l i d a d pero n o m e n o s d i g n o s

d e p r o t e c c i ó n y de e s t í m u l o , r e a l i z a n e s f u e r -

A g o s t o 1» de 1928

zos cons iderables de los que no es j u s t o que

aprovechen los que n o los e f e c t ú a n y que s in

e m b a r g o se apropian del resu l tado del t r a b a j o

de l a organizac ión y de l o s cons iderables g a s t o s

ver i f i cados por l o s otros .

M i e n t r a s o t r a s f o r m a s de l a a c t i v i d a d in­

t e l e c t u a l g o z a n de u n a p r o t e c c i ó n e f i c a z y

c o m p l e t a , l o s f r u t o s d e la l a b o r p e r i o d í s t i c a

carecen p r á c t i c a m e n t e de amparo .

L o s e s c r i t o r e s y l o s m ú s i c o s e x t r a n j e r o s

c u y a s obras; s o n e d i t a d a s , r e p r o d u c i d a s , re­

p r e s e n t a d a s o e j e c u t a d a s en l a R e p ú b l i c a

A r g e n t i n a e s t á n a m p a r a d o s por u n a l e y n a ­

c i o n a l que , a u n q u e i m p e r f e c t a por m u c h o s

c o n c e p t o s , r e s u l t a e f i c a z p a r a l a g a r a n t í a de

los derechos de los respect ivos autores . D e la

e f i c a c i a de e s ta protecc ión p u e d e dar i d e a el

hecho de que los propie tar ios d e todos los

e s tab lec imientos comerc ia les que t i e n e n orques­

t a , p a g a n u n a contr ibuc ión p e r i ó d i c a a los

representantes de l a s soc iedades do autores

ex tranjeros , p a r a tener el derecho d e e jecutar

l a s compos ic iones mus ica les de és tos .

Piratería periodística

E n c a m b i o , e l s e r v i c i o t e l e g r á f i c o d e l o s

p r i n c i p a l e s d i a r i o s a r g e n t i n o s e s r e t r a s m i t i -

do a l o s p a í s e s v e c i n o s a p e n a s s a l e n a la

v e n t a los pr imeros e j emplares de aquél los y

r e p r o d u c i d o s p o c a s horas d e s p u é s e n órga­

n o s d e p u b l i c i d a d que b r i n d a n a sus l ec to ­

r e s u n a i n f o r m a c i ó n m u n d i a l que n o l e s per­

t e n e c e , q u e l o s p r i m e r o s o b t i e n e n a c o s t a

d e l a a c t i v i d a d i n t e l i g e n t e d e sus corres­

p o n s a l e s y de sus a g e n c i a s y que e x i g e , ade­

m á s , c o n s i d e r a b l e s e s f u e r z o s p e c u n i a r i o s pa­

ra su e n v í o por c a b l e o p o r r a d i o g r a m a des­

d e l o s p r i n c i p a l e s p a í s e s d e E u r o p a y de los

E s t a d o s U n i d o s . Otro t a n t o ocurre con los

a r t í c u l o s d e l o s g r a n d e s e s c r i t o r e s y es ta ­

d i s t a s e u r o p e o s , q u e l o s ó r g a n o s de l a pren­

s a a r g e n t i n a r e c i b e n por t e l e g r a m a , después

d e h a b e r o b t e n i d o d e sus a u t o r e s el derecho

de r e p r o d u c i r l o s y que , s i n e m b a r g o apare­

c e n e n l a s c o l u m n a s d e d i a r i o s que n i ad­

quirieron es te derecho n i costearon la tras­

m i s i ó n d e s d e l e j a n o s c o n t i n e n t e s . T a m p o c o

e s c a p a n a l a a p r o p i a c i ó n i n d e b i d a de que

h a b l a m o s , l a s c o l a b o r a c i o n e s l i t e r a r i a s y

c i e n t í f i c a s que e s c r i b e n « e s p e c i a l m e n t e » pa­

r a n u e s t r o s d i a r i o s l a s p r i m e r a s f i r m a s mun­

d i a l e s , n i l a s i l u s t r a c i o n e s a r t í s t i c a s de sus

d i b u j a n t e s , ni l a s in formac iones deportivas,

• a g r í c o l a s , i n d u s t r i a l e s , n i e n g e n e r a l , nada

C Á M A R A D E D I P U T A D O S

CONGRESO NACIONAL 763

Reunión núm. 20

de lo que p u e d a ser a p r o v e c h a d o por los

l e c t o r e s de o tros p a í s e s .

H a y ó r g a n o s del p e r i o d i s m o s u d a m e r i c a n o

que s ó l o t i e n e n c o m o r e s u l t a d o d e l prop io

e s f u e r z o l a s i n f o r m a c i o n e s y c o m e n t a r i o s re­

l a t i v o s a los a c o n t e c i m i e n t o s l o c a l e s ; todo

lo d e m á s que i n s e r t a n n o l e s p e r t e n e c e , por­

q u e lo t o m a n s i n derecho de los d iar io s ar­

g e n t i n o s .

Principios fundamentales del derecho

argentino

L a l e g i s l a c i ó n a r g e n t i n a . sobre e s t a m a t e ­

r i a n o es a b u n d a n t e , pero l a s e s c a s a s d i spo­

s i c i o n e s e n v i g o r c o n t i e n e n los pr inc ip io s

f u n d a m e n t a l e s a p l i c a b l e s y d a n l a p a u t a p a ­

ra o b r a l e g i s l a t i v a m á s c o m p l e t a .

L a C o n s t i t u c i ó n n a c i o n a l a s e g u r a de un

m o d o genera l el derecho de prop iedad l i tera­

ria, al es tablecer que todo autor es propietario

de su obra por el t i empo que le acuerda la ley.

P a s a r o n m u c h o s a ñ o s s i n que e l Congreso

d i c t a s e l a l e g i s l a c i ó n que g a r a n t i z a s e e sa

propiedad 5 . L o primero que tuvo ocasión de

a p r o b a r sobre l a m a t e r i a , no f u é u n a l e y

i n t e r n a s ino u n a c o n v e n c i ó n i n t e r n a c i o n a l ,

s a n c i o n a d a p o r e l C o n g r e s o s u d a m e r i c a n o

que se reun ió e n M o n t e v i d e o desde el 25

de A g o s t o de 1888 h a s t a el 18 de" F e b r e r o

d e l a ñ o s i g u i e n t e e i n c o r p o r a d a a l d e r e c h o

a r g e n t i n o j u n t o c o n los d e m á s t r a t a d o s del

m i s m o or igen e n el a ñ o 1894 .

La Convención de Montevideo

E s t e c o n v e n i o f u é c e l e b r a d o por l a R e p ú ­

b l i ca A r g e n t i n a , B o l i v i a , Bras i l , Chile, P a ­

r a g u a y , P e r ú y U r u g u a y . S e a d h i r i e r o n a él

poster iormente Franc ia , I ta l i a , E s p a ñ a y Bél­

g i c a .

L o s e s tados s ignatar ios se comprometen

a reconocer y p r o t e g e r l o s d e r e c h o s de l a

p r o p i e d a d l i t e r a r i a y a r t í s t i c a . L o s p r i n c i ­

p i o s f u n d a m e n t a l e s d e l a C o n v e n c i ó n , e n

cuanto se re lac ionan con el per iodismo son

é s t o s :

« E n l a e x p r e s i ó n o b r a s l i t e r a r i a s y a r t í s ­

t i c a s s e c o m p r e n d e n lo s l ibros , f o l l e t o s , « y

c u a l e s q u i e r a otros e s c r i t o s ; l o s d ibujos , l a s

p i n t u r a s , los g r a b a d o s , l a s obras f o t o g r á f i ­

c a s , l a s l i t o g r a f í a s , l o s p l a n o s , l o s croquis ,

a s í c o m o t o d a p r o d u c c i ó n del d o m i n i o l i t e ­

rar io o a r t í s t i c o que p u e d a p u b l i c a r s e por

cualquier modo de impres ión o reproducción.»

A g o s t ó 1 ' de 1928

E l derecho de propiedad de u n a obra li­

teraria o ar t í s t i ca comprende p a r a su autor

l a f a c u l t a d d e d i s p o n e r de e l la , de publ i car ­

la , do e n a j e n a r l a , de t raduc ir la y de a u t o ­

r izar s u t r a d u c c i ó n y de reproduc ir la e n

cua lqu ier forma;

L o s a r t í c u l o s de p e r i ó d i c o s podrán repro­

duc irse c i t á n d o s e la p u b l i c a c i ó n de d o n d e

s e t o m a n . S e e x c e p t ú a n los ar t í cu los que

v e r s a n sobre c i e n c i a s y ar t e , y c u y a repro­

d u c c i ó n se h u b i e r a p r o h i b i d o e x p r e s a m e n t e

por sus a u t o r e s . .

F i n a l m e n t e , e l autor de toda obra l i terar ia

o ar t í s t i ca — y a se ha mencionado l a ampli­

tud que da el tratado a e s ta expresión —

g o z a en los e s t a d o s - s i g n a t a r i o s de los derechos

que l e acuerda l a l ey de l E s t a d o en que tuvo

lugar la pr imera publ icac ión o producción.

Ley 7.092

E n e l año 1910 el Congreso d i c tó la l e y

i n t e r n a de «prop iedad c i e n t í f i c a , l i t e r a r i a

y a r t í s t i c a p a r a t o d a s l a s obras p u b l i c a d a s

o ed i tadas en la Repúbl ica A r g e n t i n a » .

E n el ar t í cu lo l o se e s t a b l e c i ó un pr inc i ­

p io i m p o r t a n t í s i m o y e s e l d e s q u e « la pro­

p iedad in te l ec tua l se r eg i rá por e l derecho 1

c o m ú n bajo l a s c o n d i c i o n e s y" l i m i t a c i o n e s

e x p u e s t a s en la m i s m a l ey» .

E n e l e s t a d o a c t u a l de n u e s t r a l e g i s l a c i ó n

d e b e n r e c o n o c e r s e e s t o s d o s p r i n c i p i o s :

Que a la p r o p i e d a d i n t e l e c t u a l , s e g ú n l a

l e y a r g e n t i n a , le son a p l i c a b l e s los princi- ,

p io s del derecho común , ba jo l a s c o n d i c i o ­

n e s y con la s l i m i t a c i o n e s e x p r e s a d a s e n la

m i s m a . ( L e y número 7.092, a r t í c u l o l e ) .

Que l a l e y a r g e n t i n a a m p a r a los d e r e c h o s

de los d iar ios a r g e n t i n o s , e n t o d o s los pa í ­

s e s s i g n a t a r i o s del t r a t a d o de M o n t e v i d e o

sobre la p r o p i e d a d .. l i t e r a r i a y a r t í s t i c a .

( T r a t a d o de M o n t e v i d e o , ar t í cu lo 2o) .

Sobre la b a s e de e s t a s dos d i s p o s i c i o n e s

f u n d a m e n t a l e s , d e b e cons iderarse la s i t u a ­

ción, présente de l a propiedad inte lectual , res­

pecto de lo que insertan los diarios argent inos ,

dentro d !el terri torio a r g e n t i n o y en los p a í s e s

s ignatar ios del mencionado convenio de derecho

internacional .

El derecho común ampara la propiedad

periodística

S e g ú n a l g u n o s e scr i tores , l a p r o p i e d a d in - -

t e l e c t ú a l n o e s e n r e a l i d a d u n a p r o p i e d a d ,

C Á M A R A D E D I P U T A D O S

Page 4: NEGOCIOS CONSTITUCIONALES: PROYECTO DE LEY

760

Reunión n ú m . 20

CONGRESO NACIONAL

A g o s t o 1» de 1928

1 0 . — M o c i ó n de l s e ñ o r d i p u t a d o B i d e g a i n ,

a p r o b a d a , p a r a c o n s i d e r a r d e i n m e d i a ­

t o el d e s p a c h o do c o m i s i ó n r e l a t i v o a l a

c o n s t r u c c i ó n do r e f u g i o s p a r a p e a t o n e s

e n l o s p u e n t e s de l p u e r t o do l a C a p i t a l .

1 1 . — S e c o n s i d e r a y a p r u e b a e l d e s p a c h o do

l a C o m i s i ó n d e O b r a s P ú b l i c a s a que

se r e f i e r e e l n ú m e r o 10 .

1 2 . — M o c i ó n dol s e ñ o r d i p u t a d o R o d r í g u e z

(J. R . ) , a p r o b a d a , p a r a t r a t a r d e i n m e ­

d i a t o l o s d e s p a c h o s do l a C o m i s i ó n de

• N e g o c i o s C o n s t i t u c i o n a l e s sobre v e n i a s

p a r a d e m a n d a r a l a N a c i ó n .

1 3 . — S e c o n s i d e r a n y a p r u e b a n lo s d e s p a c h o s

de la C o m i s i ó n de N e g o c i o s C o n s t i t u

c l ó n a l e s a c o r d a n d o v e n i a p a r a d e m a n d a r

a' l a N a c i ó n a l a s s i g u i e n t e s p e r s o n a s :

C o m p a ñ í a I n d u s t r i a l y C o m e r c i a l d e

P e t r ó l e o ( S . A . ) ; A l f r e d o F e r m í n M o n ­

t e r o y J o s é R e p e t t o ; J o s é M . F i e r r o ,

O c t a v i o A . R i v a r o l a , J u a n F e r n á n d e z ,

F l a m i n i o C e p e d a V e r ó n , T e o d o r o B e c ú

( e n r e p r e s e n t a c i ó n d e l a S o c i e d a d A n ó ­

n i m a P e t r ó l e o d e C h a l l a c ó N e u q u é n L i ­

m i t a d a ) y T e o d o r o B e c ú ( e n represen­

t a c i ó n d e l o s s e ñ o r e s E d g a r d A l o n z o

M e . A u l i f f e , J u a n M . T a u l i c o t , J u a n

F e d e r i c o C o n w a y y S a m u e l 6 . M e . Cl in-

t o c k ) ; J u a n A . B r a c a m o n t e ; W e n k l e r

y C o m p a ñ í a ; E u f r a s i o I . O r e l l a n a ; E n ­

r ique P í a ; M a r í a A . P i n t o d e M á r q u e z ;

I s m a e l J . D í a z ; E n r i q u e J u s t o ; A l f r e d o

L a c a b a n n e ( p o r l a S o c i e d a d A n ó n i m a

d e P e t r ó l e o de C h a l l a c Ó - N e u q u é n ) ; P a ­

c í f i c o D í a z ; B i e n v e n i d a M a r í a B e d o y a

d e J o f r é y M á x i m a P o t r o n a B e d o y a d e

H a w k e s ; M á x i m a A r g e n t i n a G e n e r o s a

S a l v a t i e r r a d e C e n d a l l i ; Carlos A . R e ­

v i l l a ; A n t o n i o R o b i r o s a (por l a S o c i e ­

d a d A n ó n i m a de S e g u r o s L a A t l á n t i ­

c a ) ; A n t o n i o D o m í n g u e z ; D a n i e l V i l l a ;

A u g u s t o O t s O r t i z ; A l b e r t o M a r t í n e z ;

A n t o n i o T o r r e s ; E r c i l i a G e n o v e v a Ce­

badlos; A n t o n i o P a s t o r ; A n t o n i o S a n -

c h i n i ; A l b e r t o I . C á c e r e s ; A l b e r t i n a

B e n z i d e M a r c h e l l i ; E s t e l a R. de S í v o r i ,

A d a . S í v o r i d e R u f f a , E b e S í v o r i d e

O b l i g a d o y E d g a r d o S í v o r i ; V i c t o r i a

• S o f í a O r m a ; P e d r o B e r g e s ; D o m i n g o

A . D e r i s i ( e n r e p r e s e n t a c i ó n d e l a so­

c i e d a d J o h n H a s e n c l e v e r y S o n s ) .

1 4 . — M o c i ó n de l s e ñ o r d i p u t a d o B a r d , apro­

b a d a , p a r a t r a t a r d e i n m e d i a t o u n d e s ­

p a c h o d e l a C o m i s i ó n de P e t i c i o n e s y

P o d e r e s , a c o r d a n d o a l a s f a m i l i a s d e l o s

e x d i p u t a d o s P e ñ a , R a p p a l l i n i , S ú l l i v a n ,

Q i g e n a , R u e d a c I t u r r a s p e l a s d i e t a s

que l e s h u b i e r a n c o r r e s p o n d i d o .

1 5 . — C o n s i d é r a s e el d e s p a c h o de l a C o m i s i ó n

d e P e t i c i o n e s y P o d e r e s e n e l p r o y e c ­

to de l e y a c o r d a n d o a l a v i u d a e h i j o s

m e n o r e s dol e x d i p u t a d o d o c t o r M a n u e l

P e ñ a , las d i e t a s que l e h u b i e r a n corres­

p o n d i d o . Q u e d a p e n d i e n t e .

1 6 . — C o n s i d é r a s e e l p e d i d o d e i n f o r m e s al

P o d e r E j e c u t i v o , r e l a t i v o a l a s i t u a c i ó n

d e l a s c a r n e s a r g e n t i n a s e n l o s merca ­

d o s de c o n s u m o del e x t e r i o r y la a c t i ­

t u d d e l P o d e r E j e c u t i v o p a r a d e f e n d e r

l a p r o d u c c i ó n c o n t r a l a s m e d i d a s d e ca­

r á c t e r f i s c a l , e c o n ó m i c o , e t c é t e r a , que

la p e r j u d i q u e n .

— E n B u e n o s A i r e s , a pr imero de

A'gosto de 1928 , s i e n d o l a s l o y 53 m i ­

n u t o s :

1

A C T A

Sr. Presidente (Perreyra). — Que­da abierta la sesión con la asistencia de 85 señores diputados.

Se va a leer el acta de la sesión an­terior.

— P o r ind icac ión del s eñor d iputado

R a f f o de la R e t a , se supr ime l a lectura

y s e d a e l a c t a p o r a p r o b a d a .

A S U N T O S E N T R A D O S

Sr. Presidente (Perreyra). — Se va a dar cuenta de los asuntos entrados.

B u e n o s Aires , Ju l i o 19 de 1928.

Al Honorable Congreso de la Nación.

E l P o d e r E j e c u t i v o t i ene el honor de diri­

g i r se a vues tra honorabi l idad somet iendo nue­

v a m e n t e a su cons ideración el proyecto de ley

CONGRESO NACIONAL 761 Reunión núm, 20 C Á M A R A D E D I P U T A D O S A g o s t o 1? de 1028

dec larando d í a do f i e s ta el l 9 de Mayo , y que

f u é remit ido por m e n s a j e número 30 , de f echa

30 d e Ju l i o de 1924 .

E s t i m a innecesario reproducir l a s considera­

c i o n e s q u e expuso e n aque l la oportunidad y

sólo se permite recabar su pronta sanc ión pa­

ra dejar c o n s a g r a d a u n a f e c h a memorable pa­

r a el pueb lo t r a b a j a d o r d e la Repúbl ica .

D i o s guarde a vuestra honorabi l idad.

M. T. DE ALVEAR.

José P. Tovmbbrini.

PROYECTO DE LEY

El Senado y Cámara de Diputados, etc.

f i e s t a en

— L a Comisión Interpar lamentar ia p a r a el

es tudio de la prof i lax i s de la tuberculosis y

represión de la tox icomanía , comunica haberse

const i tu ido , des ignando pres idente a l señor di­

putado Bard y secretario a l señor d iputado

Mohando. (Al archivo).

IV

D e s p a c h o s d e c o m i s i ó n

NEGOCIOS CONSTITUCIONALES:

E n las sol ic i tudes de venia p a r a demandar

a la N a c i ó n presentadas por los señores Adr ián

D e María y S a n t i a g o J . Ortega. (A la orden

del día).

Art ícu lo l9 — Dec lárase día d e

t o d a l a Repúbl ica el l 9 de M a y o .

Ar t . 29 — Comuniqúese, etc .

José P. Tamburini.

-A la Comis ión de Leg i s lac ión Ge­

neral I

II

C o m u n i c a c i o n e s d e l H o n o r a b l e S e n a d o

SANCIÓN EN REVISIÓN:

E n el proyecto de ley autor izando a l B a n c o

de la N a c i ó n A r g e n t i n a p a r a establecer una

sucursal en la c iudad de Asunc ión , Repúbl i ca

de l P a r a g u a y . (A la Comisión de Presupuesto

y Hacienda].

III

C o m u n i c a c i o n e s de c o m i s i ó n

L a Comisión Espec ia l de Leg i s lac ión M u n i ­

c ipa l comunica haberse const i tu ido , des ignan­

do pres idente a l señor d iputado Guil lot y se­

cretario al señor d iputado Grisol ía. (Al ar­

chivo).

— L a Comisión I n t e r p a r l a m e n t a r i a de la B i ­

b l io teca del Congreso comunica haberse cons­

t i t u i d o , des ignando pres idente al señor senador

S o r i a (F. M.) y secretar io al señor d iputado

Costa . (Al archivo).

P e t i c i o n e s p a r t i c u l a r e s

El señor Pedro Castaño so l ic i ta venia para

demandar a la N a c i ó n . (A la Comisión de Ne­

gocios Constitucionales).

— L a s señori tas A n g e l a y Cel ina Morón so­

l i c i tan su inclusión en los benef ic ios que acuer­

da la ley 4 .707. (A la Comisión de Guerra y

Marina).

— L a J u n t a Central Soc ia l i s ta de L a P l a t a

solicita pronta sanción del proyecto de ley

de reconocimiento del gobierno de Rus ia . (A

. la Comisión de Negocios Extranjeros).

| — L a señora Mar ía López de Etchebarne so­

l i c i ta l iquidación de haberes , de acuerdo con

lo d ispuesto por las leyes 10.315 y 11.302, de

expedic ionarios a l des ierto . (A la Comisión de

Guerra y Marina).

— E l Círculo de l a P r e n s a so l ic i ta la inclu­

s ión de c láusulas que p r o t e j a n la prop iedad

per iodís t ica en el proyecto de re formas a la

l ey de propiedad literaria' y art í s t ica . (A la

Comisión de Legislación General).

Sr. Ferrarotti. — Hago indicación para que se inserte en el Diario de Se­siones la nota que acaba de leerse.

— A s e n t i m i e n t o .

Sr. Presidente (Perreyra). -hiendo asentimiento, así se liará.

Ha-

C Á M A R A D E D I P U T A D O S

Page 5: NEGOCIOS CONSTITUCIONALES: PROYECTO DE LEY

762 CONGRESO NACIONAL

Reunión n ú m . 20

B u e n o s A i r e s , J u l i o 27 de 1928 .

Al Honorable Congreso de la Nación.

E l Círculo de la P r e n s a , que t e n g o el honor

de pres id ir , h a resue l to d ir ig irse a v u e s t r a ho­

n o r a b i l i d a d p a r a so l ic i tar que a l e x a m i n a r s e

l a s r e f o r m a s p r o p i c i a d a s a l a l ey l l a m a d a do

p r o p i e d a d l i t erar ia y a r t í s t i c a se i n c l u y a n la s

d i spos i c iones n e c e s a r i a s p a r a p r o t e g e r l a pro­

p i e d a d per iod í s t i ca , s i e s que acaso vuestra

h o n o r a b i l i d a d n o cons idera m e j o r dictar una

l e y espec ia l sobre* l a m a t e r i a !

L a s a n c i ó n l e g i s l a t i v a q u e s e p i d e e s i n ­

d i s p e n s a b l e p a r a a s e g u r a r d e n t r o y f u e r a

d e l a R e p ú b l i c a l o s d e r e c h o s a l o s f r u t o s de

l a i n t e l i g e n c i a , d e l a i n i c i a t i v a , d e l t r a b a j o

y do la o r g a n i z a c i ó n a p l i c a d o s a l p e r i o d i s ­

m o . E l a s u n t o i n t e r e s a e n i g u a l m e d i d a a

l a s o r g a n i z a c i o n e s p e r i o d í s t i c a s y a l o s q u e

t r a b a j a n a l s e r v i c i o de e l l a ; a l a s p r i m e r a s

por q u e s o n v í c t i m a s d e l a c o m p e t e n c i a d e s ­

l e a l do l o s q u e se a p r o p i a n d e lo a j e n o c o n

f i n e s c o m e r c i a l e s , y a l o s s e g u n d o s p o r q u e

e l t r a b a j p i n t e l i g e n t e de l p e r i o d i s t a - r e d a c ­

tor , r e p o r t e r o , d i b u j a n t e , f o t ó g r a f o , depre­

c i a s i s ó l o . t i e n e l a d e m a n d a de u n o s p o c o s

d i a r i o s mienjtras que l o s d e m o s l a r e e m p l a ­

z a n c o n l a p i r a t e r í a c o n s i s t e n t e e n l a apro ­

p i a c i ó n del f r u t o d e l o s e s f u e r z o s a j e n o s .

S e g ú n se v e r á en e l curso de e s t e m e m o ­

r ia l , e s a p i r a t e r í a n o a s u m e c a r a c t e r e s m u y

g r a v e s e n l a R e p ú b l i c a A r g e n t i n a , p e r o e n

c a m b i o l l e g a a l o s m a y o r e s e x t r e m o s e n a l ­

g u n o s p a í s e s v e c i n o s .

L a p r o t e c c i ó n l e g a l e x p r e s a l e p o n d r í a

t é r m i n o d e n t r o y f u e r a d e l p a í s , porque l a

l e y q u e s e d i c t a s e s e r í a a p l i c a b l e e n d e f e n s a

de l o s d e r e c h o s d o l o s a r g e n t i n o s e n l a s n a ­

c i o n e s v e c i n a s e n v i r t u d de l o s t r a t a d o s e n

v i g o r .

Los progresos del periodismo •

E n t r o l a s n u e v a s f o r m a s d e a c t i v i d a d que

crea e l p r o g r e s o i n c e s a n t e d e l a s c o l e c t i v i ­

d a d e s , s o b r e s a l e n lo s p r o g r e s o s de l p e r i o d i s ­

m o y de l o s de l a s c o m u n i c a c i o n e s t e l e g r á ­

f i c a s o i n a l á m b r i c a s q u e e l p r i m e r o u t i l i z a

p a r a o r g a n i z a r y m a n t e n e r l o s s e r v i c i o s in ­

f o r m a t i v o s m u n d i a l e s de que se e n o r g u l l e ­

c e n l o s p a í s e s q u e c u e n t a n c o n l o s m á s i m ­

p o r t a n t e s ó r g a n o s de l a p r e n s a y o tros d e

m e n o r - p o t e n c i a l i d a d pero n o m e n o s d i g n o s

d e p r o t e c c i ó n y de e s t í m u l o , r e a l i z a n e s f u e r -

A g o s t o 1» de 1928

zos cons iderables de los que no es j u s t o que

aprovechen los que n o los e f e c t ú a n y que s in

e m b a r g o se apropian del resu l tado del t r a b a j o

de l a organizac ión y de l o s cons iderables g a s t o s

ver i f i cados por l o s otros .

M i e n t r a s o t r a s f o r m a s de l a a c t i v i d a d in­

t e l e c t u a l g o z a n de u n a p r o t e c c i ó n e f i c a z y

c o m p l e t a , l o s f r u t o s d e la l a b o r p e r i o d í s t i c a

carecen p r á c t i c a m e n t e de amparo .

L o s e s c r i t o r e s y l o s m ú s i c o s e x t r a n j e r o s

c u y a s obras; s o n e d i t a d a s , r e p r o d u c i d a s , re­

p r e s e n t a d a s o e j e c u t a d a s en l a R e p ú b l i c a

A r g e n t i n a e s t á n a m p a r a d o s por u n a l e y n a ­

c i o n a l que , a u n q u e i m p e r f e c t a por m u c h o s

c o n c e p t o s , r e s u l t a e f i c a z p a r a l a g a r a n t í a de

los derechos de los respect ivos autores . D e la

e f i c a c i a de e s ta protecc ión p u e d e dar i d e a el

hecho de que los propie tar ios d e todos los

e s tab lec imientos comerc ia les que t i e n e n orques­

t a , p a g a n u n a contr ibuc ión p e r i ó d i c a a los

representantes de l a s soc iedades do autores

ex tranjeros , p a r a tener el derecho d e e jecutar

l a s compos ic iones mus ica les de és tos .

Piratería periodística

E n c a m b i o , e l s e r v i c i o t e l e g r á f i c o d e l o s

p r i n c i p a l e s d i a r i o s a r g e n t i n o s e s r e t r a s m i t i -

do a l o s p a í s e s v e c i n o s a p e n a s s a l e n a la

v e n t a los pr imeros e j emplares de aquél los y

r e p r o d u c i d o s p o c a s horas d e s p u é s e n órga­

n o s d e p u b l i c i d a d que b r i n d a n a sus l ec to ­

r e s u n a i n f o r m a c i ó n m u n d i a l que n o l e s per­

t e n e c e , q u e l o s p r i m e r o s o b t i e n e n a c o s t a

d e l a a c t i v i d a d i n t e l i g e n t e d e sus corres­

p o n s a l e s y de sus a g e n c i a s y que e x i g e , ade­

m á s , c o n s i d e r a b l e s e s f u e r z o s p e c u n i a r i o s pa­

ra su e n v í o por c a b l e o p o r r a d i o g r a m a des­

d e l o s p r i n c i p a l e s p a í s e s d e E u r o p a y de los

E s t a d o s U n i d o s . Otro t a n t o ocurre con los

a r t í c u l o s d e l o s g r a n d e s e s c r i t o r e s y es ta ­

d i s t a s e u r o p e o s , q u e l o s ó r g a n o s de l a pren­

s a a r g e n t i n a r e c i b e n por t e l e g r a m a , después

d e h a b e r o b t e n i d o d e sus a u t o r e s el derecho

de r e p r o d u c i r l o s y que , s i n e m b a r g o apare­

c e n e n l a s c o l u m n a s d e d i a r i o s que n i ad­

quirieron es te derecho n i costearon la tras­

m i s i ó n d e s d e l e j a n o s c o n t i n e n t e s . T a m p o c o

e s c a p a n a l a a p r o p i a c i ó n i n d e b i d a de que

h a b l a m o s , l a s c o l a b o r a c i o n e s l i t e r a r i a s y

c i e n t í f i c a s que e s c r i b e n « e s p e c i a l m e n t e » pa­

r a n u e s t r o s d i a r i o s l a s p r i m e r a s f i r m a s mun­

d i a l e s , n i l a s i l u s t r a c i o n e s a r t í s t i c a s de sus

d i b u j a n t e s , ni l a s in formac iones deportivas,

• a g r í c o l a s , i n d u s t r i a l e s , n i e n g e n e r a l , nada

C Á M A R A D E D I P U T A D O S

CONGRESO NACIONAL 763

Reunión núm. 20

de lo que p u e d a ser a p r o v e c h a d o por los

l e c t o r e s de o tros p a í s e s .

H a y ó r g a n o s del p e r i o d i s m o s u d a m e r i c a n o

que s ó l o t i e n e n c o m o r e s u l t a d o d e l prop io

e s f u e r z o l a s i n f o r m a c i o n e s y c o m e n t a r i o s re­

l a t i v o s a los a c o n t e c i m i e n t o s l o c a l e s ; todo

lo d e m á s que i n s e r t a n n o l e s p e r t e n e c e , por­

q u e lo t o m a n s i n derecho de los d iar io s ar­

g e n t i n o s .

Principios fundamentales del derecho

argentino

L a l e g i s l a c i ó n a r g e n t i n a . sobre e s t a m a t e ­

r i a n o es a b u n d a n t e , pero l a s e s c a s a s d i spo­

s i c i o n e s e n v i g o r c o n t i e n e n los pr inc ip io s

f u n d a m e n t a l e s a p l i c a b l e s y d a n l a p a u t a p a ­

ra o b r a l e g i s l a t i v a m á s c o m p l e t a .

L a C o n s t i t u c i ó n n a c i o n a l a s e g u r a de un

m o d o genera l el derecho de prop iedad l i tera­

ria, al es tablecer que todo autor es propietario

de su obra por el t i empo que le acuerda la ley.

P a s a r o n m u c h o s a ñ o s s i n que e l Congreso

d i c t a s e l a l e g i s l a c i ó n que g a r a n t i z a s e e sa

propiedad 5 . L o primero que tuvo ocasión de

a p r o b a r sobre l a m a t e r i a , no f u é u n a l e y

i n t e r n a s ino u n a c o n v e n c i ó n i n t e r n a c i o n a l ,

s a n c i o n a d a p o r e l C o n g r e s o s u d a m e r i c a n o

que se reun ió e n M o n t e v i d e o desde el 25

de A g o s t o de 1888 h a s t a el 18 de" F e b r e r o

d e l a ñ o s i g u i e n t e e i n c o r p o r a d a a l d e r e c h o

a r g e n t i n o j u n t o c o n los d e m á s t r a t a d o s del

m i s m o or igen e n el a ñ o 1894 .

La Convención de Montevideo

E s t e c o n v e n i o f u é c e l e b r a d o por l a R e p ú ­

b l i ca A r g e n t i n a , B o l i v i a , Bras i l , Chile, P a ­

r a g u a y , P e r ú y U r u g u a y . S e a d h i r i e r o n a él

poster iormente Franc ia , I ta l i a , E s p a ñ a y Bél­

g i c a .

L o s e s tados s ignatar ios se comprometen

a reconocer y p r o t e g e r l o s d e r e c h o s de l a

p r o p i e d a d l i t e r a r i a y a r t í s t i c a . L o s p r i n c i ­

p i o s f u n d a m e n t a l e s d e l a C o n v e n c i ó n , e n

cuanto se re lac ionan con el per iodismo son

é s t o s :

« E n l a e x p r e s i ó n o b r a s l i t e r a r i a s y a r t í s ­

t i c a s s e c o m p r e n d e n lo s l ibros , f o l l e t o s , « y

c u a l e s q u i e r a otros e s c r i t o s ; l o s d ibujos , l a s

p i n t u r a s , los g r a b a d o s , l a s obras f o t o g r á f i ­

c a s , l a s l i t o g r a f í a s , l o s p l a n o s , l o s croquis ,

a s í c o m o t o d a p r o d u c c i ó n del d o m i n i o l i t e ­

rar io o a r t í s t i c o que p u e d a p u b l i c a r s e por

cualquier modo de impres ión o reproducción.»

A g o s t ó 1 ' de 1928

E l derecho de propiedad de u n a obra li­

teraria o ar t í s t i ca comprende p a r a su autor

l a f a c u l t a d d e d i s p o n e r de e l la , de publ i car ­

la , do e n a j e n a r l a , de t raduc ir la y de a u t o ­

r izar s u t r a d u c c i ó n y de reproduc ir la e n

cua lqu ier forma;

L o s a r t í c u l o s de p e r i ó d i c o s podrán repro­

duc irse c i t á n d o s e la p u b l i c a c i ó n de d o n d e

s e t o m a n . S e e x c e p t ú a n los ar t í cu los que

v e r s a n sobre c i e n c i a s y ar t e , y c u y a repro­

d u c c i ó n se h u b i e r a p r o h i b i d o e x p r e s a m e n t e

por sus a u t o r e s . .

F i n a l m e n t e , e l autor de toda obra l i terar ia

o ar t í s t i ca — y a se ha mencionado l a ampli­

tud que da el tratado a e s ta expresión —

g o z a en los e s t a d o s - s i g n a t a r i o s de los derechos

que l e acuerda l a l ey de l E s t a d o en que tuvo

lugar la pr imera publ icac ión o producción.

Ley 7.092

E n e l año 1910 el Congreso d i c tó la l e y

i n t e r n a de «prop iedad c i e n t í f i c a , l i t e r a r i a

y a r t í s t i c a p a r a t o d a s l a s obras p u b l i c a d a s

o ed i tadas en la Repúbl ica A r g e n t i n a » .

E n el ar t í cu lo l o se e s t a b l e c i ó un pr inc i ­

p io i m p o r t a n t í s i m o y e s e l d e s q u e « la pro­

p iedad in te l ec tua l se r eg i rá por e l derecho 1

c o m ú n bajo l a s c o n d i c i o n e s y" l i m i t a c i o n e s

e x p u e s t a s en la m i s m a l ey» .

E n e l e s t a d o a c t u a l de n u e s t r a l e g i s l a c i ó n

d e b e n r e c o n o c e r s e e s t o s d o s p r i n c i p i o s :

Que a la p r o p i e d a d i n t e l e c t u a l , s e g ú n l a

l e y a r g e n t i n a , le son a p l i c a b l e s los princi- ,

p io s del derecho común , ba jo l a s c o n d i c i o ­

n e s y con la s l i m i t a c i o n e s e x p r e s a d a s e n la

m i s m a . ( L e y número 7.092, a r t í c u l o l e ) .

Que l a l e y a r g e n t i n a a m p a r a los d e r e c h o s

de los d iar ios a r g e n t i n o s , e n t o d o s los pa í ­

s e s s i g n a t a r i o s del t r a t a d o de M o n t e v i d e o

sobre la p r o p i e d a d .. l i t e r a r i a y a r t í s t i c a .

( T r a t a d o de M o n t e v i d e o , ar t í cu lo 2o) .

Sobre la b a s e de e s t a s dos d i s p o s i c i o n e s

f u n d a m e n t a l e s , d e b e cons iderarse la s i t u a ­

ción, présente de l a propiedad inte lectual , res­

pecto de lo que insertan los diarios argent inos ,

dentro d !el terri torio a r g e n t i n o y en los p a í s e s

s ignatar ios del mencionado convenio de derecho

internacional .

El derecho común ampara la propiedad

periodística

S e g ú n a l g u n o s e scr i tores , l a p r o p i e d a d in - -

t e l e c t ú a l n o e s e n r e a l i d a d u n a p r o p i e d a d ,

C Á M A R A D E D I P U T A D O S

Page 6: NEGOCIOS CONSTITUCIONALES: PROYECTO DE LEY

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832 CONGRESO NACIONAL

ñor P e d r o B e r g é s ; y , por l a s razones que

d a r á el m i e m b r o i n f o r m a n t e , os a c o n s e j a la

s a n c i ó n del s i g u i e n t e

PROYECTO DE LEY

El Senado y Cámara de Diputados, etc.

A r t í c u l o 1* — Concédese l a v e n i a que soli­

c i t a p a r a d e m a n d a r a la N a c i ó n a l señor P e ­

dro B e r g é s .

A r t . 2 ' — Comuniqúese a l P o d e r E j e c u t i v o .

S a l a d e l a comis ión , J u l i o 20 de 1 9 2 8 .

A. González Zimmermann. — Enrique

F. Mihura. — Ernesto Claros. —

Eduardo F. Giuffra. — H. Gonzá­

lez Iramain. — Saúl Y. Martines.

— Edgardo J. Miguez.

N ú m . 2 8

Honorable Cámara:

V u e s t r a Comis ión de N e g o c i o s Const i tuc io ­

n a l e s h a cons iderado la so l i c i tud de v e n i a p a r a

d e m a n d a r a la N a c i ó n p r e s e n t a d a por e l señor

D o m i n g o A . D e r i s i en representac ión d e l a

soc i edad J o h n B e r n h a r d H a s e n c l e v e r y S o n s

( J u a n B e r n a r d o H a s e n c l e v e r e h i j o s ) ; y , por

l a s razones q u e d a r á e l m i e m b r o i n f o r m a n t e o s

a c o n s e j a l a s a n c i ó n del s i g u i e n t e

PROYECTO DE LEY

El Senado y Cámara de Diputados, etc.

A r t í c u l o l 9 — Concédese l a venia que sol i ­

c i t a p a r a demandar- a la N a c i ó n a l señor D o ­

m i n g o A . D e r i s i en representac ión de l a So ­

c i e d a d J o h n B e r n h a r d H a s e n c l e v e r y S o n s

( J u a n B e r n a r d o H a s e n c l e v e r e h i j o s ) .

A r t . 29 — Comuniqúese a l P o d e r E j e c u t i v o .

Sa la de l a comis ión , J u l i o 20 de 1928 .

A. González Zimmermann. — Enrique

F. Mihura. — Ernesto Claros. —

Eduardo F. Giuffra. — H. Gonzá­

lez Iramain. — Raúl Y. Martínez.

— Edgardo J. Miguez.

14

M O C I Ó N

Sr. Bard. — Pido la palabra. Hago indicación para que se trate la

orden del día número 15, que es un des­pacho de la Comisión de Peticiones y Poderes que se refiere a dietas a las familias de los ex diputados Peña, Rap-pallini, Súllivan, Gigena, Rueda e Itu-rraspe.

Sr. Presidente (Perreyra). — Se va a votar la moción.

— S e v o t a y resul ta a f i r m a t i v a .

Sr. Sánchez (G. A.). — Deseo hacer un agregado, en favor de dos despa­chos — los números 8 y 12 — que se refieren a asuntos sencillos. Yo pediría al señor diputado Bard que aceptara el agregado.

Sr. Bard. — Sí, señor diputado: con el mayor placer.

Sr. Presidente (Perreyra). — Ha­biéndose ya votado la moción del se­ñor diputado Bard, no será posible considerar el agregado. Debe ser mo­tivo de otra moción.

15

D I E T A S

Honorable Cámara:

V u e s t r a Comis ión de P e t i c i o n e s y P o d e r e s h a

e s tud iado e l p r o y e c t o d e l e y p r e s e n t a d o por el

señor d i p u t a d o J u a n B . Castro y otros , acor­

dando a l a v i u d a e h i j o s menores del ex dipu­

t a d o por l a provinc ia de Córdoba, doctor Ma­

nuel P e ñ a , l a s d i e t a s que a é s te le hubieran

correspondido h a s t a l a t erminac ión de su m a n ­

d a t o ; y , por l a s razones que dará el miembro

in formante , o s a c o n s e j a s u sanc ión .

S a l a de l a comis ión, Ju l i o 18 de 1 9 2 8 .

Carlos A. Sánchez. — Miguel Ortiz

de Zarate. — Antonio Santamarina.

— Máximo Áldaeábal. — José A.

Contte.

Reunión núm. 20

833

A g o s t o 1 ' de 1928

PROYECTO DE LEY

El Senado y Cámara de Diputados, etc.

Art ículo l 9 — Acuérdase a la v iuda e hi jos

menores del ex d iputado por la provincia de

Córdoba doctor M a n u e l P e ñ a las d ie tas que á

éste le hubieran correspondido hasta la termi­

nación de su mandato .

Ar t . 2 9 — E l g a s t o que demande el cumpli­

miento do la presente l e y se hará de rentas

genera les , imputándose a la m i s m a .

A r t . 3 9 — Comuniqúese , e tc .

Juan B. Castro. — Alberto F. Figuc-

roa. — Dionisio S. Centeno. — Julio

A. Roca. —- Juan F. Cafferata.

Sr. Presidente (Perreyra). — En dis­cusión.

Sr. Sánchez (O. A.). — Pido la pa­labra.

La Comisión de Peticiones al despa­char este proyecto se ha ajustado a los antecedentes uniformemente estableci­dos por la Honorable Cámara, al acor­dar dietas a las viudas o .hijos de los ex diputados.

La práctica es la siguiente: para aquellos señores diputados que al fa­llecer habían ocupado su banca por un espacio inferior a dos años, se acuerda dos años de dieta, y para los casos en que los diputados fallecidos hubieran ejercido su mandato por más de la mi­tad del tiempo total, se acuerdan dietas que hubieran correspondido hasta la terminación del mandato. Estos son los precedentes y a ellos se ha ajustado la comisión.

Creo que no debo abundar en ma­yores consideraciones, pero estoy dis­puesto a dar todos los informes que requieran los señores diputados.

Sr. Presidente (Perreyra). — Se vo­tará el despacho en discusión.

— M i e n t r a s se l lama p a r a formar

quorum, ocupa su b a n c a el señor m i n i s ­

tro . d e agr icul tura , ingen iero E m i l i o

Mihura . 1

16

E X P O R T A C I Ó N D E C A R N E S

Sr. Presidente (Perreyra). — En con­sideración la interpelación al señor mi­nistro de agricultura.

Tiene la palabra el señor diputado interpelante.

Sr. Guillot. — Considero que con­viene que el señor ministro de agri­cultura haga uso de la palabra en res­puesta a la minuta de comunicación que se le ha dirigido.

Sr. Ministro de Agricultura. — Pido la palabra.

Con CUITO complacido a la invitación de la Honorable Cámara y trataré en mi exposición de suministrar con toda amplitud los informes requeridos, ade­lantándome a manifestar que si la Honorable Cámara o individualmente algún señor diputado desea conocer detalles de los procedimientos seguidos, de las gestiones realizadas o de las medidas adoptadas, pongo desde ya a su disposición todos los antecedentes que obran en poder del ministerio.

— O c u p a la P r e s i d e n c i a el s e ñ o r v i ­

c e p r e s i d e n t e l 9 de la H o n o r a b l e Cá­

mara , s eñor d i p u t a d o J . R. R o d r í g u e z .

El problema ganadero no ha sido descuidado en ningún momento por el Poder Ejecutivo, y prueba de ello es que antes de cumplir un mes de estar en ejercicio de sus funciones resolvió por decreto el levantamiento de un censo ganadero de las especies bovina,

! ovina y porcina, censo que se realizó con exactitud debido en gran parte a la buena voluntad de los ganaderos, al valioso concurso de los grandes diarios y en general de todos los órganos de publicidad del país, a la cooperación de las empresas ferroviarias y a la acción empeñosa y patriótica de las instituciones y sociedades rurales. Los resultados de esa recopilación, que en cifras redondas abarcó a 37 millones de vacunos, 36 millones de lanares y 1.500.000 porcinos, fueron aceptados por unos y discutidos y rechazados

R e u n i ó n n ú m . 20 C Á M A R A D E D I P U T A D O S A g o s t o 1» de 1928

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R e u n i ó n n ú m . 20

CONGRESO NACIONAL

por otros; no obstante, deben aproxi­marse a la realidad, pues el censo permanente de Buenos Aires confirma las cifras de esa provincia, y el reali­zado posteriormente en Corrientes dio mayor número de cabezas que las del recuento nacional; además, un censo control que se realizó personalmente por empleados en cinco departamentos — Balcarce y Chaca buco, de Buenos Aires; San Martín, de Santa Pe; Gua-leguay, de Entre Ríos, y San Justo, de Córdoba — confirmaron, con la relativa aproximación que se puede exigir en esa clase de operaciones, los resultados del recuento; y también al­gunos señores diputados y particulares, que revisaron personalmente las cifras de los departamentos donde actuaban y que conocían palmo a palmo, se manifestaron de conformidad.

Dos años después de hecho el re­cuento, en base a un informe del director de estadística y economía rural en el que manifestaba que el stock ganadero se había modificado, especialmente el bovino, reduciéndose, el Poder Ejecutivo elevó un mensaje al Congreso pidiendo autorización para invertir cien mil pesos en el levanta­miento de un censo ganadero, que por otra parte reclamaba la aplicación de las leyes 11.227, sobre precios mínimo y máximo, y 11.228, sobre peso vivo. En 1926, ya al frente del ministerio el que habla, el Poder Ejecutivo elevó a esta Honorable Cámara un mensaje solicitando la sanción del proyecto de censo ya aprobado por el Senado. Decía en sus párrafos principales: «Se trata de una medida que no es mayormente costosa. En cambio, la re­claman insistentemente los ganaderos y los que industrializan sus productos, y el Poder Ejecutivo y vuestra hono­rabilidad la necesitan también para el mejor desempeño de sus respectivas funciones de vigilancia y legislación. Corresponde a los poderes públicos conocer de una manera exacta la situa^ ción actual de la ganadería nacional por especie y por regiones y seguirla de cerca en su evolución próspera o decreciente a fin de hallarse habilita-

A g o s t o 1* de 1928

dos a adoptar con tiempo las medidas generales o circunstanciales que sugie­ran los hechos. Mientras no tengamos un conocimiento más cierto del estado real de nuestra industria ganadera, estaremos expuestos a las sorpresas de sus períodos de crisis y de las conse­cuencias funestas que ellas reporten en la economía del país.»

Otros asuntos importantes y de tras­cendencia para el país reclamaron la atención de la Honorable Cámara. Convencido de que para adoptar me­didas permanentes o circunstanciales de defensa de la ganadería es nece­sario determinar el stock para conocer el desenvolvimiento próspero o decre­ciente de la industria, el Poder Ejecu­tivo resolvió, por decreto, el levanta­miento de un nuevo recuento ganadero de la especie bovina,, el que por la concurrencia de múltiples factores — entre ellos la valorización del ganado que ya Se había iniciado, la falta de compulsión de una ley y la agitación política que ya dominaba en el país — no dio resultado, pues solamente el cincuenta por ciento de los formularios enviados fué contestado.

La necesidad de esta operación per­siste, señores diputados, porque toda función de contralor y de legislación requiere esta sólida base. Este Poder Ejecutivo no puede ya intentarla por falta material de tiempo, pero aprove­cha la oportunidad para reclamar la atención de los señores diputados so­bre tan vital asunto, expresando la necesidad de levantar un censo agro­pecuario, que podría coincidir con el proyectado por el Instituto Internacio­nal de Roma para 1930 y que cuenta ya con la adhesión del gobierno ar­gentino.

No he de entrar, señor presidente, a hacer una relación de todo lo que ha realizado el ministerio en su fase inter­na después de sancionadas las leyes llamadas ganaderas sobre contralor de carnes, peso vivo y precio mínimo. Bastaría decir que ellas están en plena ejecución, y que aún no ha transcu­rrido tiempo suficiente para poder apreciar sus resultados.

CONGRESO NACIONAL 835 Reunión n ú m . 20

Sr. Guillot. — ¿Me permite una pre­gunta el señor ministro?

¿A cuáles leyes se refería? Sr. Ministro de Agricultura. — A las

leyes votadas por el Congreso en 1923, la número 11.226 sobre contralor del comercio de carnes, que está en plena ejecución, con más de 5.000 inscriptos en el Ministerio de Agricultura; la nú­mero 11.227, sobre precio mínimo y máximo en la compra de animales y carnes; y la ley número 11.228, sobre peso vivo. • Sr. Guillot. — Es lo que deseaba oír del señor ministro. -Muchas gracias.

Sr. Ministro de Agricultura. — Co­mo verán los señores diputados, el ba­gaje de información del ministro es co­pioso ; pero no he de hacer uso de todo él, porque no deseo fatigar la atención de la Cámara ni hacer demasiado árida la exposición.

Sr. Goñi. — ¿También hablará el señor ministro sobre las leyes contra los trust y frigorífico argentino, que se votaron en esa época?

Sr. Ministro de Agricultura. — La ley número 11.210, de represión de la especulación y del monopolio.

Sr. Dickmann. — Que no es sólo pa­ra las carnes, porque es una ley general contra los trust.

Sr. Goñi. — Es una ley general, pe­ro que también se refiere a los trust de carne. -

Sr. Ministro de Agricultura. — Sí, señor diputado: se refiere a todos los trust.

Sr. Goñi. — La menciono porque se trata de este asunto.

Sr. Repetto. — Se comprende la per­plejidad del señor ministro, porque se le han planteado cuestiones tan am­plias que no sabe por dónde empezar.

Sr. Ministro de Agricultura. — Co­menzaré por referirme a la exporta­ción de carnes, y los señores diputa­dos han de excusar que haga algunas lecturas, porque sería imposible que un cerebro humano pudiera retener todas las cifras y detalles que necesariamen­te han de interesar y que precisamente abarca el pedido de informes a que es­toy haciendo referencia.

A g o s t o 1» de 1928

Entre carnes vacunas, enfriadas y congeladas, ovinos y cerdos congelados, carnes conservadas, tasajo y carne sa­lada, extractos de carne y menuden­cias congeladas, se ha exportado du­rante el primer semestre del corriente año 357.150 toneladas, cantidad que representa 125.670 toneladas menos que en igual período de 1927, en que lo exportado llegó a 482.820. tonela­das. Esta disminución es equivalente al 26 por ciento.

Los valores de exportación corres­pondientes a 1928 alcanzaron en oro sellado a 63.486.385 pesos, y los de 1927 a 65.917.898 pesos oro sellado, o sea una diferencia en contra de 1928 de 2.431.513 pesos oro sellado. Así ve­mos que habiendo disminuido el volu­men de estas exportaciones en un 26 por ciento, la proporción que corres­ponde a su valor, sólo se ha reducido en un 3,7 por ciento.

La exportación de carne bovina, en­friada y congelada, llegó a 257.146 to­neladas contra 374.548 en 1927. Se ex­portaron en el semestre 193.544 tone­ladas contra 244.295 de chilled beef en igual período de 1927, o sean 50.751 to­neladas, que representan 20,77 por ciento de menos. Estas carnes enfria­das han sido destinadas exclusivamen­te, puede decirse, al Reino Unido, a donde se han remitido 193.507 tonela­das. En el primer semestre de 1927 la carne enfriada destinada al Reino Uni­do fué de 242.678 toneladas. Hemos, pues, enviado 49.171 toneladas menos a dicho país, cantidad igual a una dis­minución de 20,26 por ciento.

La carne vacuna congelada en este renglón de exportación acusa una con­siderable disminución durante el pri­mer semestre del corriente año compa­rado con el ele 1927. En este período de 1928 hemos exportado 63.602 tonela­das y en el de 1927 la exportación llegó a 130.253 toneladas.

La diferencia de 66.651 toneladas en contra de 1928 es igual a una propor­ción de 51,17 por ciento.

La exportación se ha repartido por destinos en la siguiente forma: a Ale­mania, 11.000 toneladas en 1928; en 1927, 35.000 toneladas. A Bélgica,

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836 CONGRESO

8.140 toneladas en 1928 y 18.938 en 1927. Al Reino Unido, en 1927, 32.608 toneladas y en 1928, 46.266 toneladas. Y siguen otros países en que la propor­ción es insignificante.

Se exportaron en carne ovina con­gelada, en el semestre, 38.026 toneladas contra 43.283 en igual período de 1927. La diferencia de 5.257 toneladas repre­senta una disminución de 12,15 por ciento.

Los valores de exportación fueron, para este año, de 6.926.104 pesos oro sellado, y para 1927, de 6.402.027 pesos oro sellado. Ha aumentado el valor de exportación, pues, en 524.077 pesos oro sellado.

Ha aumentado la exportación de ovi­nos congelados a los siguientes puntos: España, 14 toneladas; Estados Unidos de América, 25 toneladas, y Holanda, 122 toneladas. Disminuyó la realizada con destino a Alemania en 639 tone­ladas.

Sr. Martínez (J. H.). — No es pro-misor el aumento, señor ministro.

Sr. Ministro de Agricultura. — Evi­dentemente, no es promisor. Es una realidad la disminución en general, se­ñor diputado.

Sr. Martínez (J. H.). — Justamente, es la consecuencia que estamos sacando.

Sr. Ministro de Agricultura. — Con­secuencia conocida por el ministerio.

En cuanto a la carne conservada, son casi iguales las cifras correspondientes a los primeros semestres de 1928 y 1927: corresponden al primero 39.872 toneladas, y al segundo, 39.915 tonela­das. La exportación de carne porcina congelada ha aumentado en 239 tone­ladas. Los extractos de carne expor­tados en el primer semestre de 1928 alcanzaron a la cantidad de 4.740 tone­ladas, contra 2.265 toneladas en igual período de 1927. La exportación de tasajo fué, en el primer semestre del corriente año, de 2.771 toneladas, y en el primer, semestre de 1927, de 5.318 toneladas, resultando una diferencia en contra del año en curso, de 2.547 tone­ladas, equivalente al 47,89 por ciento.

Establecido en Cuba, el 26 de Octu­bre de 1927, un nuevo arancel para las

NACIONAL

materias sujetas a derecho de impor­tación, quedó incluido en él el tasajo, al que se aplican las siguientes tarifas diferenciales: 6 dólares oro los 100 kilos de tasajo proveniente .de Estados Unidos, como tarifa mínima; 8 dólares para el tasajo de otros países, como ta­rifa media, y 16 dólares los 100 kilos de tasajo proveniente de países que llegada cierta época no hubieran rea­lizado tratados comerciales con Cuba.

Nuestra exportación de tasajo a Cu­ba, en los últimos cuatro años, fué la siguiente: en 1924, 6.961.000 kilo­gramos; en 1925, 7.453.000; en 1926, 5.050.000, y en 1927, 3.759.000.

Ante la amenaza de que se aplicara a nuestro tasajo la tarifa máxima, de 16 dólares, los industriales argentinos se presentaron al ministerio pidiendo que éste interviniera a fin de evitar la aplicación de ese arancel, que hubiera sido absolutamente ruinoso para ellos. Los recibí y les di toda clase de seguri­dades, en el sentido de que el ministerio se ocuparía preferentemente del asunto. Encargué a la Dirección de Comercio e Industrias del ministerio la conside­ración del caso, la que en un amplio y completo informe llegó a la conclusión de que convenía hacer un tratado co­mercial con Cuba o un arreglo arance­lario para el intercambio de tasajo y tabaco. Tengo aquí ese informe, muy interesante por cierto, que pasé al Mi­nisterio de Relaciones Exteriores, quien, a su vez, lo hizo estudiar por la direc­ción respectiva, coincidiendo, más o menos, en los términos, con la Direc­ción de Comercio e Industrias.

Después de algunas conferencias que tuvo el señor ministro de Cuba con el que habla y con los señores ministros de relaciones exteriores y hacienda, se convino en que, en Cuba, para donde ya ha partido, trataría de estudiar el asunto con su gobierno y que, a su vuelta, presentaría un informe comple­to sobre lo que podría hacerse respecto al convenio de aranceles o tratados co­merciales entre ambos países. El señor ministro de Cuba no ha llegado toda­vía, de manera que el asunto está en la tramitación correspondiente.

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Al mismo tiempo que se efectuaban estas gestiones con el señor ministro de Cuba, las iniciaba también, firme­mente, con el señor ministro del Japón, con quien tuviera varias entrevistas, el que me manifestó la posibilidad de que en su país pudiera consumirse ese pro­ducto de nuestra industria. El señor ministro del Japón ha partido para su país con esos propósitos y a quien le proporcioné todos los antecedentes y una cantidad de productos industriali­zados que me hicieron llegar desde el litoral. Espero que a su vuelta tendre­mos alguna novedad — diré así — que pueda ser interesante, porque es indu­dable que tanto el Japón como Cuba pueden consumir nuestro tasajo, el que por ahora está, en cierto modo, despla­zado por el tasajo uruguayo. También tengo conocimiento que tasajo argenti­no no sé por qué clase de combinacio­nes consigue enviarse desde Montevideo — que es la plaza del tasajo de Sud América — al Brasil y Cuba.

Otro asunto que ha influido, induda­blemente, en el precio del ganado, y que posiblemente, es al que se refería el señor diputado por Buenos Aires, es el de la conferencia de fletes o «pool», como ha dado en llamarse. Es innega­ble la existencia de la conferencia de fletes. Los directores de esas empresas y sus representantes admitieron ese hecho ante la comisión oficial que in­vestigó los precios de los artículos alimenticios en el Reino Unido en 1925, ocasión en que dieron a conocer deta­lles de su funcionamiento. Sus decla­raciones fueron, después, confirmadas por la publicación de algunas compa­ñías en el período de la ruptura, en que se sacaron a relucir todas sus dife­rencias.

Requeridas las empresas por el minis­terio, para que hicieran conocer las participaciones que a cada una corres­pondería en las exportaciones, ninguna admitió que tuviera relación directa con ella, agregando que ese convenio había sido celebrado exclusivamente por los importadores de carnes al Reino Unido para regularizar la entrada de los cargamentos de carne y su mejor

distribución a fin de evitar la aglome­ración del producto, lo que implica su desvalorización; que ellas se limitaban a hacer sus ventas de acuerdo con sus conveniencias y que cumplían las órde­nes de compra y de embarque que reci­bían del extranjero.

Por lo demás, de comprobarse la exis­tencia de la conferencia, en mi opinión ello no bastaría para dar por infringida la ley 11.210 sobre represión de la es­peculación y monopolio, porque es dis­cutible que la conferencia perjudique a nuestra ganadería. Por lo pronto, trata de mantener los precios en el Reino Unido, balanceando la demanda con las entradas, sin que ello importe anular la competencia en el mercado interno, porque cada una de las empre­sas compra según sus necesidades.

Sr. Martínez (J. H.). — El memo­rial de la Sociedad Rural prueba todo lo contrario.

Sr. Ministro de Agricultura. — Con­tra el memorial de la Sociedad Rural está la información del ministerio,, que es la que estoy dando.

Sr. Martínez (J. H.). — El memo­rial de la Sociedad Rural se apoya en datos estadísticos.

Sr. Ministro de Agricultura. — Lo que estoy exponiendo, también.

Sr. Guillot. — Yo quería hacer una pregunta al señor ministro; pero ante la gravedad de las afirmaciones del señor ministro, entiendo que una ob­servación incidental perdería su serie­dad, de modo que prefiero hacerla oportunamente. $-r •

Sr. Ministro de Agricultura. — Las siguientes cifras demuestran la exacti­tud de lo manifestado. Al reanudarse la conferencia en Septiembre de 1927 el precio medio de los cuartos trase­ros y delanteros de la carne chilled beef era en el mercado de Smithfield en la primera semana del referido mes, de 60 centavos por kilogramo. En la semana del mes de Junio, terminada el día 7, este mismo promedio era de 71 centavos por kilogramo.

Ha subido también el valor del ga­nado vacuno en nuestro país. En la primera semana de Septiembre de 1927

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el promedio dé precio de todos los novillos comprados por los frigorífi­cos en las estancias, donde adquieren casi el 75 por ciento de los animales cuya carne exportan, era de 32 el kilo vivo; en la semana del 7 del mes de Junio esos novillos fueron adquiridos a razón de 34,85. La situación no ha variado sino alrededor de un centavo desde el 7 de Junio hasta ahora.

Sr. Martínez (J. H.). — ¿Si no mo­lesto al señor ministro ? . . .

Sr. Ministro de Agricultura. — No, señor diputado.

Sr. Martínez (J. H.). — ¿No sería preferible atribuir el aumento de pre­cios en el mercado de Smithfield, no a la conferencia, sino a la disminución de la exportación de carne?

El señor ministro nos ha referido hace un momento que en el primer se­mestre de 1927 se exportaron 480.000 toneladas; en tanto que en el primer semestre de este año • sólo se han" ex­portado 350.000 toneladas.

Sr. Ministro de Agricultura. — Efec­tivamente. Es lo que acabo de decir. La conferencia ha querido nivelar las entradas con la demanda, evitando la competencia que se habría producido, pues todo el mundo mandaba carne en cantidad y bajaban los precios en el Reino Unido. Por tal motivo se han valorizado los precios ahora.

Sr. Goñi. — Y esa conferencia, ¿ cómo nivelaba la exportación de acuerdo con el consumo? ¿No serían los fri­goríficos y no los productores del Rei­no Unido los que nivelaban la expor­tación?

Sr. Ministro de Agricultura. — Los frigoríficos niegan en absoluto toda par­ticipación en la conferencia. Dicen que es obra de los importadores de carne.

Sr. Goñi. — Pero si es de pública no­toriedad que la conferencia es obra de los frigoríficos.

Sr. Martínez (J. H.). — En Smith­field los vendedores de carne son to­dos los frigoríficos conocidos: Armour, Swift, Morris, Sansinena, etcétera.

Sr. Guillot. — En las carnicerías al menudeo los frigoríficos venden direc­tamente. Uno de los más importantes

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tiene más de 3.500 carnicerías en In­glaterra. '

Sr. Goñi. — Esa conferencia debe tener alguna atinencia con la ley de trust que se refiere al comercio inte­rior y exterior del país.

Sr. Ministro de Agricultura. — En cuanto al mercado de carnes en el ex­terior, voy a referirme país por país.

Reino Unido: Sobre el total de 336 mil toneladas que representa las ex­portaciones de carne vacuna enfriada y congelada, ovina y porcina, chilled y carne conservada, efectuadas durante el primer semestre de 1928, 286.384 to­neladas o sea el 85,18 por ciento ha sido enviado al Reino Unido.

Se remitió a dicho país el 99,98 por ciento de nuestra carne chilled, el 51,27 de la carne bovina congelada y el 94,14 de la ovina congelada,- el 86,47 de la porcina congelada y el 59,19 de la carne conservada. En el mismo pe­ríodo de 1927 se exportó con destino al Reino Unido el 99,39 de la carne chilled, 35,11 de la carne congelada, 92,65 de la ovina congelada, 97,42 de la porcina congelada y 63,36 de la car­ne conservada. Según informes oficia­les ingleses, en los cinco primeros me­ses de 1928 el Reino Unido importó 648.485 toneladas de carne y en igual período de 1927 esta importanción lle­gó a 665.141 toneladas. De carne bo­vina, en 1928, de Enero a Mayo, 278.635 y en 1927, 321.580 toneladas; la ovi­na 128.403 en 1928, 132.771 en 1927; la porcina 231.849 en 1928, y en 1927, 201.413.

Importáronse en 1928, 1.804 tonela­das de carne fresca, que aunque las es­tadísticas dan como procedentes de otros países, debe suponerse que lo han sido de Irlanda, puesto que persiste la prohibición de importar carne fresca del continente; en 1927 la importación de carne fresca fué de 238 toneladas.

— O c u p a la P r e s i d e n c i a e l vicepresi­

dente 29 de l a H o n o r a b l e Cámara, señor

d i p u t a d o F r a n c i s c o E m p a r a n z a .

La importación llegó en 1928 a 210.519 toneladas, contra 244.443 tone­ladas en 1927, habiendo disminuido el

CONGRESO NACIONAL 839

Reunión n ú m . 20 C Á M A R A D E D I P U T A D O S Agosto 1 ' de 1928

corriente año en 33.924 toneladas. Los países proveedores fueron en uno y otro año, en 1928, de Enero a Mayo, la República Argentina 192.234 tone­ladas, y en 1927, 234.922 toneladas; la República Oriental del Uruguaj', 13.000" en 1928 y 9.000 en 1927.

Los valores de importación de las carnes -procedentes de la Argentina fueron, "en 1928, 105.606.000 y, para 1927, 104.354.000, que importa por ki­lo 0,5494 y 0,4442 para los años 28 y 27, respectivamente. El valor de impor­tación por kilo para la carne proce­dente del Uruguay fué en 1928 de 53,79 y en 1927 de 44,39. La importación en conjunto de carne congelada durante los cinco primeros meses del año 1928, fué de 42.237 toneladas y, en igual pe­ríodo de 1927, de 52.246; existe una disminución para el primer año de 10.000 toneladas.

De la carne conservada sin especi­ficarse procedencia, las estadísticas in­glesas acusan para los primeros cinco meses de 1928 una importación de 23.990 toneladas de carne conservada y 24.541 para igual período de 1927: la diferencia es de 551 toneladas en contra de 1928. El valor declarado por kilo para 1928 fué de 1,06 y de 1,03 para 1927.

El déficit de 61.333 toneladas obser­vado en la importación de carne bo­vina enfriada y congelada procedente de la Argentina no ha sido llenado con carne de esta especie procedentes de otros países sino en pequeña parte. Los países que han aumentado su ex­portación de carne bovina al Reino Unido han sido: para lá carne enfriada, Uruguay en 3.800 toneladas y otros países 4.800; para la carne congelada, Australia en 1.888 toneladas. La im­portación de carne congelada alcanzó en los cinco primeros meses de 1928 a 126.130 toneladas; y en igual período de 1927, § 129.719. El valor declarado para estas importaciones fué: en 1928, 94.766.000 pesos moneda nacional; en 1927, 92.016.000, registrándose para el año corriente un aumento de valor de 2.750.000 pesos.

La importación de carne porcina preparada en toda forma llegó en los j

cinco primeros meses de 1928 a 231.849 toneladas; y en igual período de 1927 a 201.413. Ha aumentado en el corrien­te año, pues, en 34.436 toneladas.

Los valores de importación en 1928 alcanzaron a 216.749.000 pesos y en 1927 a 216.556.000. Durante el primer semestre de 1928 las cotizaciones de las carnes argentinas en el mercado de Smithfield comparadas con igual pe­ríodo de 1927, fueron: las carnes bovi­nas obtuvieron los siguientes promedios de precio por kilogramo y en moneda nacional: carne enfriada, 0,6025; conge­lada, 0,4790.

Sr. Martínez (J. H.). — ¿Cuartos delanteros o traseros?

Sr. Ministro de Agricultura. — De­be ser el promedio general.

En igual período de 1927 los prome­dios alcanzaron a 0,4717 para la carne enfriada y a 0,4168 para la congelada. En 1928 ambas clases de carne han ex­perimentado apreciables aumentos de valor por kilogramo: la enfriada con 0,1308 (28 %) y la congelada 0,0622 (15 %). La carne ovina también ha obtenido una mejora de 0,0425 por ki­logramo en los corderos, igual al 5 %, y de 0,0879 en los capones, igual al 15 %.

La única información regular acerca de los precios minoristas de la carne en el Reino Unido de que se dispone actualmente es la que mensualmente recopila el Ministerio de Trabajo de aquel país con objeto de determinar los números indicadores del costo de la vida de la clase trabajadora. Las cifras a tal efecto recopiladas, que re­presentan el precio minorista de cier­tos trozos — el de la res íntegra es prácticamente imposible tratándose de informaciones relativas a países ente­ros o grandes centros de población — permiten seguir el curso de las oscila­ciones de los precios en general. Para recopilarlos el Ministerio de Trabajo Británico toma datos en el mismo día del mes en más de cinco mil carnice­rías de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, distribuidas en más de quinien­tas ciudades y pueblos, entre los cuales se encuentran todas las poblaciones que pasan de 50.000 habitantes. El con-

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Reunión n ú m . 20 C Á M A R A D E D I P U T A D O S

tingente de carnes argentinas enfria­das y congeladas representó durante los cinco primeros meses de 1928, el 37,68 por ciento del total de carnes im­portadas en el Reino Unido durante ese período. En 1927 ese porcentaje fué de 46,57 por ciento. La proporción sobre las importaciones totales de los tres últimos años, ha sido de 42,81 por ciento en 1927; 38,82 % en 1926, y 35,70 % en 1925.

Nuestras carnes se han impuesto en el Reino Unido por su cantidad, cali­dad y baratura de sus precios de ven­ta, a tal extremo que hoy puede con­siderarse nuestra carne «chilled» como un producto insubstituible, similar o mejor que la carne fresca indígena. La carne «chilled» argentina obtiene en el mercado de Smithfield las prefe­rencias de los carniceros de Londres, porque la consiguen más barata que la nativa y su venta al detalle la realizan a buenos precios, lo que les reporta un mayor margen de utilidad.

El aumento siempre constante hasta fines de 1927, de las importaciones de carne «chilled» argentina, su buena ca­lidad y la baratura de sus precios con relación a la fresca, ha permitido que el consumidor británico pudiese adqui­rirla a precios inferiores a los que hu­biese tenido que pagar por la nativa, y esta competencia de nuestras carnes ha arrastrado a las procedentes del Reino Unido y a las importadas de los domi­nios británicos en la baja de precios experimentada en 1927, en que en el mercado de Smithfield la carne fresca de Inglaterra tuvo que venderse a igual y hasta a menor precio que el cuarto trasero de carne «chilled» ar­gentina, situación que se ha modifica­do en el presente año.

En una comparación efectuada el 4 de Junio último, entre los precios ac­tuales y los que regían en aquel día de 1914, antes de la guerra, en el mer­cado de Smithfield para las carnes de diversas • procedencias, se ha llegado a establecer que las carnes argentinas son las que han experimentado un me­nor porcentaje de aumentos, como lo demuestra el cuadro que tengo • a la

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vista, en el que se han computado los precios por kilogramo y en moneda nacional, que paso por alto para no fa­tigar la atención de la Honorable Cá­mara.

Las cifras allí expuestas sobre los valores y sobre las importaciones de carnes en el Reino Unido durante los primeros cinco meses del corriente año, demuestran que han disminuido las im­portaciones de aquellas que, como la bovina y la ovina, han subido de pre­cio. En cambio ha aumentado en más de 30.000 toneladas la importación de carne porcina, cuyo valor ha descen­dido alrededor de 14 centavos por ki­logramo.

Nuestra exportación de carnes a Ho­landa va disminuyendo desde el año 1924. Las cifras oficiales de bovinos en 1924 eran de 41.000 toneladas; en 1925 de 20.000; en 1926 de 8.900, y en 1927 de 9.000. En el transcurso del primer semestre del año actual se ob­servó un equilibrio con las cifras de igual período del año anterior y un li­gero aumento en lo que respecta a car­ne ovina y carne conservada. El total exportado en los seis primeros mjeses de 1928 es de 3.903 toneladas de carne bovina congelada, contra 4.408 tone­ladas en igual período de 1927.

Al comienzo de este año, el minis­terio ha sido informado de que un gru­po de negociantes americanos del Nor­te acababa de visitar las principales regiones de Holanda con el objeto de acaparar el mercado de carne de ca­ballo, para importar animales de esa especie, no viejos y en mal estado, co­mo se había hecho hasta ahora, sino potros de dos y tres años, que aun no han hecho servicio. Se trataría, se­gún el informe recibido, de realizar una especie de dumping reduciendo los precios actuales de ese artículo para elevarlos después según su arbitrio.

La importación de caballos para con­sumo en Holanda ha sido de 3.064 ca­bezas en. 1924, 4.256 en 1925 y 6.659 en 1926. Si bien esa importación ha ido en aumento, la cantidad y la cali­dad de ese producto no puede decirse que sea capaz de influir en un menor

CONGRESO NACIONAL Reunión núm. 20 C Á M A R A D E D I P U T A D O S

consumo de carne bovina en un país del grado de civilización de Holanda. Otros factores económicos más impor­tantes han influido en aquel país para que la importación de nuestras carnes haya disminuido en la forma que reve­lan las cifras antes mencionadas. El cierre del mercado inglés a la carne de cerdo holandesa recién sacrificada, que tuvo lugar en Mayo de 1926, pro­vocó en Holanda una congestión del artículo que hizo caer los precios y has­ta abandonar la cría del cerdo a mu­chos criadores y granjeros. Esto, como es natural, tiene que haber influido en la importación de nuestras carnes, co­mo se observa en las cifras referidas, aun cuando nuestras cifras estadísti­cas deben estar siempre por debajo de la verdadera cantidad importada, por cuanto es sabido que tanto Holanda co­mo Bélgica y Francia importan nuestra carne directamente del Reino Unido.

La situación de Bélgica, país con el cual hemos tenido también un inter­cambio de gestiones para la supresión de las medidas de carácter sanitario y del cierre de puertos que se han im­puesto a nuestros ganados, ha sido mo­tivo de cambios de notas en .distintas épocas, aun anteriores al actual go.-bierno. En todas ella.s el Ministerio de Agricultura ha intervenido, por inter­medio del de Relaciones Exteriores, I para obtener de aquel país el levanta­miento de las medidas prohibitivas a la importación de nuestros ganados, tomadas aparentemente con un propó­sito sanitario y que podían responder a propósitos económicos.

Nuestra exportación a Bélgica, en bovinos, fué en 1924 de 58.000 tonela­das; en 1925, 32.000; en 1926, 27.000 y en 1927, 33.000.

Durante el primer semestre del co­rriente año se exportaron a aquel país 8.140 toneladas de carne bovina con­gelada, 247 toneladas de ovina y 486 toneladas de carne conservada. En el mismo período de 1927 la exportación fué de 18.938 toneladas de carne'bovi­na congelada, y 508 toneladas de en­friada; 308 toneladas de ovina y 1.069 toneladas de carne conservada.

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Se observa en este período una dis­minución con relación al año 1927 la cual, de acuerdo con las informaciones recibidas, es atribuida a los siguientes factores: una mayor importación de animales en pie, procedentes de Fran­cia, y una menor exportación de los nativos, como así de carne congelada a los países limítrofes.

La importación total ele carne de frigorífico, de las tres especies, viene disminuyendo en Bélgica desde el año 1924, en que la cantidad importada fué de 102.950 toneladas; en 1925 la impor­tación fué de 83.190 toneladas; en 1926, de 53.927 toneladas, y en 1927, de 50.886.

El consumo de carne fresca indíge­na, cuyos precios se apartan cada vez menos de los de la carne de frigorífico, ha ido en aumento desde 1924 a 1926, año hasta el cual se conocen las cifras oficiales de esa estadística.

El ministro de agricultura y obras públicas .de Bélgica lia informado re­cientemente a su colega de relaciones exteriores, a raíz de la nota colectiva dirigida en Marzo pasado por los fri­goríficos del país, que el gobierno bel­ga no pone ninguna traba a la impor­tación de carne de frigorífico de la . República Argentina. Las carnes fres­cas — agrega la nota de referencia — no pueden entrar al país sino con los pulmones adheridos .y mediante el pa­go de una tasa de transmisión del 2 por ciento del valor. Estas dos condi­ciones no están prescriptas en lo que se refiere a las carnes de frigorífico, que pueden ser importadas sin pulmo,-nes y sin pago de derechos, fuera de una tasa de examen sanitario, de un franco por cada cien kilogramos, igual­mente percibida para la inspección ve­terinaria de las carnes frescas.

No debe olvidarse que este país, co­mo Holanda, son países importadores y exportadores, a la vez, de nuestras carnes y de sus propias carnes nativas. Por su situación geográfica en el con­tinente europeo, ellos son los puertos de entrada de muchos contingentes de carne que importan Alemania, Dina­marca y los países escandinavos. De ahí que una disminución en sus impor-

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taciones puede depender, no de una disminución de su consumo, sino del consumo de los países limítrofes a los cuales se exporta, como ha ocurrido con Alemania.

Nuestro país, en el total de las im­portaciones de carne bovina de frigo­rífico en Bélgica, figura con los si­guientes porcentajes, año 1924, el 66,47 por ciento; año 1925, el 57,27 por cien­to; año 1926, el 58,86 por ciento, y año 1927, el 56,69 por ciento.

Sr. Guillot. — ¿Me permite el señor ministro una pregunta ? . . .

Sr. Ministro de Agricultura. — Sí, señor diputado.

Sr. Guillot. — Aparte de esas cifras relativas, ¿no tiene a mano, el señor ministro, las cifras absolutas referentes a la importación?

Sr. Ministro de Agricultura. — Sí, señor; tengo todas las cifras.

Sr. Guillot. — La importancia de los porcentajes puede medirse conociendo el valor total de la importación. Por eso agradecería al señor ministro diese esas cifras absolutas.

Sr. Ministro de Agricultura. — Muy bien.

La situación con Italia es semejante a lo que ocurre con Bélgica y con Ho­landa, en lo que respecta a la intro­ducción de nuestras carnes.

El señor embajador en Italia, en dis­tintas oportunidades, se-ha dirigido al ministerio, por intermedio del de Rela­ciones Exteriores, solicitando, en algu­nos casos, el estudio de un consorcio que había proyectado para el mejor empleo de nuestras carnes en Italia y el envío de algunos representantes ita­lianos a la Argentina con el objeto de observar el mercado.

En distintas oportunidades el minis­terio, en notas que tengo aquí, y que no leo a la Cámara por no fatigarla, ha demostrado el interés que el Poder Ejecutivo ha puesto en esos asuntos, y confía en que llegará el momento en que serán una realidad esos proyectos, que facilitarán el mayor consumo de nuestras carnes en ese país. Indudable­mente el mercado italiano puede ser en el futuro un buen mercado para nuestras carnes.

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Nuestra exportación a ese país, de] año 1924 a la fecha ha sido la siguien­te: bovinos congelados, 38.058 tonela­das en 1924; 41.768 toneladas en 1925; 27.612 en 1926, y 23.421 en 1927. En­friados, es insignificante.

Carneros congelados, no se envían a Italia. Carne conservada, 2.313 tonela­das en 1924, y disminuyen hasta 711 toneladas en 1927. ¿Esas son las canti­dades globales que deseaba el señor diputado ?

Sr. Guillot. — No con referencia a Italia, sino a Bélgica las deseaba.

Sr. Ministro de Agricultura.—Creía haber leído las de Bélgica, pero se las voy a proporcionar al señor diputado: en 1924, 58.456 toneladas; 32.655, en 1925; 27.033, en 1926 y 33.191 en 1927. Bovinos enfriados: la cifra es insigni­ficante y, en carneros enfriados, sin mayor importancia. En porcinos, es casi nula y en carnes conservadas, tam­bién de poca importancia: 3.237 tone­ladas en 1924; 2.164 en 1925; 973 en 1926 y 1.509 en 1927.

Sr. Guillot. — Si no le molestara ai señor ministro, de cuya gentileza quizá estoy abusando, le haría una pregunta.

Sr. Ministro de Agricultura. — p e ninguna manera, señor diputado.

Sr. Guillot. — Muchas gracias. De acuerdo a las cifras que el señor

ministro ha dado, hay un descenso de nuestra exportación con respecto a Bél­gica e Italia. Dio algunas razones el señor ministro — con referencia a Bél­gica — que sin duda pueden ser acep­tadas, aunque no en su totalidad, pero sería interesante conocer las causas a las cuales atribuye el señor ministro la reducción brusca y rápida de la im­portación de nuestras carnes en Italia; porque salvo el caso de 1927, el señor ministro habrá visto que va en dismi­nución.

Sr. Ministro de Agricultura. — Los factores que influirían en Italia como en otros países será difícil poder apre-ciarlps desde el ministerio, pero, posi­blemente, no sería aventurado pensar que la importación de carnes a Italia ha descendido con respecto al origen argentino, para admitir, tal vez, el del

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Brasil, país que, tengo conocimiento, manda muchas carnes a Italia, de cier­tas condiciones. Italia no consume la carne especial que producimos nosotros y sí una de inferior calidad, como la del Brasil, que es seguramente la que manda.

Sr. Guillot. — ¿No ha llegado a co­nocimiento del ministerio, por lo me­nos como simple rumor, la versión de que este descenso en la importación de nuestras carnes a Italia se debe a que las compañías frigoríficas empe­zaron a hacer mercado sobre todo en el litoral italiano, especialmente con carnes argentinas y después las subs­tituyeron con carnes de otro origen, perjudicando en esa forma los produc­tos nacionales?

Sr. Ministro de Agricultura. — Es posible, y precisamente para contra­rrestar esa competencia que hacían a nuestras carnes los países limítrofes, es que el embajador argentino se ha interesado en distintas oportunidades, y a eso hacía referencia hace un mo­mento, para establecer un consorcio que nos diera oportunidad de intensi- 1 ficar mayormente el consumo de nues­tras carnes en Italia. Con este motivo, el señor embajador se dirigió al Minis­terio de Relaciones Exteriores, pidien­do autorización para que los señores generales Marchessi, Fotice y Peretti viniesen a la Argentina para estudiar el comercio de nuestras carnes.

Yo me dirigí al Ministerio de Rela­ciones Exteriores contestando sobre el particular lo siguiente: «Con respecto al telegrama de nuestra embajada en Roma, de fecha 24 del corriente, diri­gida a ese departamento pidiendo au­torización para invitar a trasladarse a esta Capital con el fin de estudiar la organización sanitaria de nuestro comercio de carnes de los ganados ar­gentinos frigoríficos, a los señores ge­nerales Marchessi, Potice y Peretti, especialistas en industria frigorífica, tengo el agrado de dirigirme a vuestra excelencia, manifestándole que este mi­nisterio estima conveniente la venida • de los delegados de referencia y acepta las condiciones indicadas en el telegra­ma que contesto.»

Agosto 1? de 1928

El señor embajador, en otra oportu­nidad, se dirigió al Ministerio de Re­laciones Exteriores, con motivo del consorcio de que hablo, y pidió el nom­bramiento de una comisión por parte del Ministerio de Agricultura para que estudiara el asunto en Italia. Con este motivo, dirigí al Ministerio de Rela­ciones Exteriores una nota, en la que decía que de parte del departamento a mi cargo no habría inconveniente en que se aprobasen las líneas generales del proyecto mencionado, y se desig­nase a los señores Brebbia, Richelet y Duhau, actual, presidente de la Socie­dad Rural Argentina, que estaban en esos momentos en Europa, para que, bajo la presidencia de nuestro emba­jador en Roma, tratasen con los dele­gados que nombró el gobierno de Italia la cuestión en discusión, todo lo cual quedaba sujeto a la aprobación que oportunamente prestasen el Poder Eje­cutivo y el Honorable Congreso.

Luego agregaba que el departamen­to a mi cargo ponía, desde luego, a disposición de los delegados todo el

I concurso que creyeran del caso solici­tarle para el mejor desempeño de su cometido.

Sr. Araya. — ¿Me permite el señor ministro ?

Sr. Ministro de Agricultura. — Sí, señor diputado.

Sr. Araya. — Quizás en lo que se re­fiere a este asunto pueda aportar un informe útil.

Durante mi estada en Europa, con motivo de mi designación al Congreso Internacional del Trabajo, tuve la oportunidad de conversar con nuestro embajador en Roma, doctor Fernando Pérez, y con el delegado comercial se­ñor Drysdale, quienes me informaron de un asunto que yo traje después al Ministerio de Relaciones Exteriores.

Se produjo hacia esa fecha un llama­do a licitación para proveedurías del ejército y se sorprendió el ministro Pé­rez de que no obstante haber telegrafía- • do él a las principales compañías que operan en nuestro país, ninguna de ellas hubiera respondido a ese llamado. Ade­más, el señor embajador Pérez protes­tó ante el gobierno italiano porque en

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la licitación sólo se había establecido tipo de carne brasileña y pago en mo­neda brasileña. El ministro Mussolini, procediendo con toda gentileza, pos­tergó la licitación y el doctor Pérez se comprometió a que las compañías ar­gentinas concurrieran. Se anuló la li­citación, se hizo un nuevo llamado a las compañías frigoríficas pero no con­currió ninguna de nuestro país.

Sr. Guillot. — Es así; no concurrió | ninguna.

Sr. Araya. — Entonces el doctor Pé­rez me decía, que tratándose de compa­ñías frigoríficas que tienen intereses en distintos países, existía una especie de entente por la cual ese mercado tenía ya asignado un tipo de carne; de ahí que las compañías que tienen a su cargo la exportación de carne a Italia, aun­que tuvieran frigoríficos en la Argen­tina no enviarían las carnes de nues­tro país.

Sr. Guillot. — Que es lo que se que­ría demostrar cuando se le hizo la pre­gunta al señor ministro.

Sr. Ministro de Agricultura. — Otra de las causas que ha podido influir en el descenso violento de la importación de nuestras carnes a Italia y que esca­pó en el primer momento a la pregunta del señor diputado, es que Italia fué azotada en el año 1925 - 26 por una fuerte epizootia de fiebre aftosa y en 1926 por una gran sequía que obligó a ese país, en el primer caso a vacunar a los animales y a sacrificarlos, y en el segundo a sacrificarlos entregándo­los inmediatamente al consumo para no dejarlos perecer por la sequía.

De ahí que hayan substituido la car­ne importada con la carne nativa, antes de perderla.

Sr. Martínez (J. H.). — Según el in­forme del delegado del Ministerio de Agricultura doctor Richelet, la capaci­dad adquisitiva del mercado italiano es de 200.000 toneladas. Y con el ar­gumento del señor ministro no apare­cería cubierta esa cantidad;

Sr. Ministro do Agricultura. — Agre­gue a este argumento el otro dado an­teriormente, que ciertos países vecinos han exportado mayor cantidad porque

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así convenía al paladar del consumi­dor italiano.

Sr. Martínez (J. H.). — Me parece que lo que ha habido es substitución de carne argentina por carne de otra procedencia y de inferior calidad.

Sr. Ministro de Agricultura. — Los dos factores han actuado.

Sr. Martínez (J. H.). — Vale decir que la Argentina, a pesar de tener un producto de primer orden no ha sabido acrecentar ni mantener ese mercado, sino que por el contrario, lo ha malo­grado.

Sr. Dickmann. — Lo que pasa en Ita­lia es que el consumo de las carnes in­feriores importadas es obligatorio en el ejército mismo. Por otra parte, au­menta cada vez más la importación del ganado en pie de Francia.

Sr. Martínez (J. H.). — Con un po­co de diligencia tal vez se hubiera con­seguido.'

Sr. Dickmann. — No lo quiere Mus­solini; no depende de nosotros. Quiere hacer comer carne mala y barata a sus soldados.

Sr. Guillot. — En cierto modo sí, de­pende. Una acción diplomática inteli­gente y hábil puede obtener resultado en el orden internacional.

Sr. Martínez (J. H.). — Sobre todo cuando el país ha hecho grandes adqui­siciones navales en Italia. Bien podría haber habido una pequeña compensa­ción con las carnes.

Sr. Ministro de Agricultura. — En Francia hasta 1914 la importación de carnes congeladas puede decirse que estaba prácticamente prohibida, tanto a. causa de las exigencias de la inspec­ción sanitaria como por los elevados derechos aduaneros de 35 francos por cada 100 kilogramos. Hay que consi­derar que en aquella época el franco se cotizaba más o menos a la par, y que el impuesto representaba aproximada­mente 16 centavos por cada kilogramo de carne.

En Agosto de 1914 se declaró libre de todo derecho la importación de car­ne congelada, como una medida de emergencia y con carácter. precario. Desde entonces se continuó importan­do carne congelada sin gravamen al-

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guno, hasta que a mediados de 1917 el gobierno francés, fuertemente presio­nado por los elementos agrarios — que habían sufrido sensibles pérdidas como consecuencia del bajo precio a que tu­vieron que vender sus ganados a causa de la pérdida de la cosecha forrajera — resolvió permitir la libre exporta­ción de los ganados, que se hallaba pro­hibida desde 1914, estimando que esta exportación resolvería el problema ga­nadero del momento, dando así salida a parte de la excesiva afluencia de ga­nados que llegaba de todas partes del país a las ferias y mercados, que había ocasionado bajas*en los precios del ga­nado vacuno.

Esta medida produjo los resultados esperados, y los agrarios requirieron entonces a sus representantes en el Parlamento para exigirles que la com­pletaran con impuestos defensivos con­tra la importación de animales en pie, carnes frescas, congeladas y conserva­das. Las intervenciones de los legisla­dores rurales y quizá también conside­raciones políticas del momento decidie­ron al gobierno a aplicar a las carnes la ley llamada del candado, cuya ley autorizaba al gobierno a imponer por simple decreto derechos aduaneros a aquellos productos que se encontraran comprendidos en algún proyecto de gravamen que en ese entonces estu­viera a estudio del Parlamento. Fué así que el gobierno dictó con fecha 17 de Noviembre de 1927 el decreto que res­tablecía los gravámenes aduaneros a las carnes frescas y congeladas y a los animales en pie que regían hasta 1914, elevados en las proporciones de 1,7 por ciento para las congeladas, 3,6 por ciento para las frescas y 4 para los animales en pie.

Estas tarifas han sido modificadas por el decreto de 2 de Marzo del co­rriente año, que promulgó la lej r san­cionada últimamente por las Cámaras de Diputados y Senadores por la cual regirán hasta Abril de 1929 los si­guientes derechos para las carnes y animales en pie: carnes frescas y con­servadas por el frío o por otro proce­dimiento, sobre la base unitaria de 100

kilogramos de peso, carnes vacunas y ovinos, tarifa general 350 francos, ta­rifa mínima 175 francos; carnes con­geladas de vacunos y de ovinos, tarifa general 180 francos, la tarifa mínima 90. Conservas de carne cocida en ca­jas cerradas, de cerdo, 300 francos la tarifa general, y la mínima 195. Y así siguen las dos tarifas, una general o máxima y la otra mínima.

En los aranceles aduaneros la tarifa mínima favorece la importación de pro­ductos agropecuarios de varios países, entre ellos el nuestro. La crisis de pre­cios experimentada por los ganaderos franceses no ha influido para que su comercio anual de importación de car­nes sufriera una disminución con res­pecto a la del año 1926, lo que permite suponer que la actual situación desfa­vorable para el comercio de carnes fri­goríficas no tardará en mejorar por cuanto las nuevas y casi prohibitivas tarifas aduaneras para las carnes fres­cas o en pie limitarán considerable­mente la exportación de ésta.

Sr. Guillot. — ¿Me permite el señor ministro ?

Ha quedado puntualizada la dife­rencia entre una tarifa mínima aplica­da en Francia a la importación de car­nes refrigeradas y la tarifa aplicada a la importación de carnes congeladas, porque no es el mismo el derecho que se aplica. El señor ministro acaba de decirlo.

Sr. Ministro de Agricultura. — En Francia se aplica a los productos de la ganadería argentina la tarifa mínima, de acuerdo con las gestiones hechas por nuestro embajador en París.

Sr. Martínez (J. H.). — De acuerdo con nuestro tratado de comercio con Francia, que tiene la cláusula de la Nación más favorecida.

Sr. Guillot. — Las tarifas que se aplica a las carnes refrigeradas es dis­tinta de la que se aplica a las carnes congeladas; de manera que hay una diferencia de tarifas para los productos elaborados.

Sr. Ministro de Agricultura. — En Francia, de acuerdo con la ley llama­da del «candado», el gobierno está ha-

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bilitado para aplicar distintas tarifas. Con ese motivo el ministro de gobier­no de Francia se ha dirigido en dis­tintas oportunidades al gobierno ar­gentino por intermedio de la embajada para que se hagan convenios sobre dis­tintos productos. El gobierno francés no tendría inconveniente en hacer ta­rifas especiales para nuestras carnes siempre que nosotros las conviniéra­mos para los vinos de Francia. Asunto difícil y que requiere mucho estudio antes de resolverlo, por lo cual no ha sido 'posible a los ministerios respecti­vos llegar a un acuerdo en ese sentido. Si el asunto fuera fácil, posiblemente nuestras carnes podrían entrar a Fran­cia en mejores condiciones, en cambio de los buenos vinos franceses que en­trarían a la Argentina con detrimento para la producción vinícola del Norte.

Sr. Guillot. — Yo quería preguntar­le al señor ministro cuál es la tarifa mínima que se aplica en Francia a las carnes refrigeradas, es decir al chilled, y la que se aplica a la importación de carne congelada, es decir, al frozen.

Sr. Ministro de Agricultura. — Los animales en pie, vacas, novillos y to­ros, pagan 200 francos como máximo y 100 como mínimo. . .

Sr. Guillot. — No se moleste en bus­car el dato el señor ministro, que yo lo tengo. Quería establecer eso con preci­sión para extraer más tarde una con­clusión.

Sr. Bustillo. — La tarifa es mucho mayor para el chilled beef.

Sr. Guillot. — Desde luego .* 175 fran­cos para la carne refrigerada y 70 para la congelada.

Sr. Ministro de Agricultura. — Las altas autoridades francesas sostienen que es preferible para el país la expor­tación de sus animales en pie, que por cierto es de grande importancia, y abastecer al pueblo francés con carnes refrigeradas producidas por estableci­mientos y por capitales franceses.

En Alemania la situación es más o menos semejante a la de los demás paí­ses de Europa, con la diferencia de que Alemania ha reducido la importación, pues en lugar de 120.000 toneladas que

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recibía antes, ahora la ha dejado en 50.000. Son estas medidas todas de ca­rácter económico que adoptan esos países y que a pesar de las gestiones diplomáticas que se hacen, no es po­sible conseguir que sean modificadas.

En Estados Unidos el principal ren­glón de nuestras exportaciones de car­nes lo constituye la carne conservada, que acusa un constante aumento desde 1912, en que se iniciaron en la canti­dad de 500 kilogramos. Desde esa fecha crecieron paulatinamente hasta 1918, en que llegaron a su máximo con 48.810 toneladas. En cambio en el siguiente descendieron a 4.644, desapareciendo casi hasta 1923, en que se reanudaron con la cantidad de 2.326 toneladas. Desde ese año comenzaron a intensi­ficarse en la siguiente forma: en 1924, 5.021; en 1925, 3.881; en 1926, 7.834; en 1927, 9.958, y en el primer semestre del año en curso hemos expedido con destino a ese país la cantidad de 9.219 toneladas de carnes conservadas, cifra que se a"proxima al total exportado en el año anterior.

La exportación de carnes bovinas :

ovinas y porcinas congeladas a Esta­dos Unidos no tiene importancia. Los aranceles aduaneros que rigen en ese país para la importación de carnes son los siguientes: para la ovina fresca, 0,25 dólares por libra; de cordero, 0,04; bovina, 0,03 y carne conservada el 20 por ciento ad valorem.

La resolución del gobierno de los Estados Unidos prohibiendo la impor­tación de carnes frescas o enfriadas de nuestro país, dio motivo a que el ministerio se preocupara seriamente, no tanto por lo que ello importaba eco­nómicamente para nosotros, pues nues­tra exportación a ese país era insigni­ficante, sino por la repercusión y por las causas que motivaron el cierre de sus puertos. Con este motivo dirigí al señor ministro de relaciones exteriores una comunicación haciéndole conocer los inconvenientes de la medida y pi­diendo que, por intermedio del emba­jador en Estados Unidos, se recabara del gobierno de aquel país la rectifica-cación de ese decreto prohibiendo la importación de nuestras carnes enfria-

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das y congeladas por la existencia de la aftosa y como vehículo de transmi­sión. El señor embajador en Estados Unidos, después de realizar las debidas gestiones, consiguió que, efectivamen­te, el gobierno de los Estados Unidos permitiera la entrada de nuestras car­nes previo certificado en que el gobier­no argentino garantizara que los ani­males qué se exportaban no habían estado enfermos de fiebre aftosa.

Voy a leer el telegrama que envió...

Sr. Martínez (J. H.). — ¿Me permite el señor ministro?

Sr. Ministro de Agricultura. — Sí, señor.

Sr. Martínez (J. H.). — He quedado con una duda sobre el impuesto que nos ha dicho el señor ministro que so­porta la importación de carnes argen­tinas en Estados Unidos. Tengo aquí copia de la ley Fordney, tomada de los Estatutos Generales de los Estados Unidos de América, sección segunda, página 891, anexo 7, traducida por la billioteca del Congreso, y en el párra­fo 701, «Vacuno», dice: «Carnes frescas de vaca y de ternera, 3 centavos oro por libra.»

Sr. Ministro de Agricultura. — Car­ne bovina: 0,03 dólares por libra. Es lo que he dicho.

Sr. Martínez (J. H.). — No es el da­to que dio hoy el señor ministro.

Sr. Ministro de Agricultura. — Es el dato que he dado: 3. centavos de dólar por libra.

Sr. Martínez (J. H.). — Había en­tendido mal y le pido disculpas al se­ñor ministro.

Sr. Ministro de Agricultura. — La situación con Chi le . . .

Sr. Guillot. — Si me permite el se­ñor ministro. . . No lo quiero molestar, pero el señor ministro había anunciado que iba a completar su información relativa al mercado de los Estados Unidos con la lectura de un telegrama, me parece, del embajador argentino en aquel país, referente al certificado que se exige a las carnes.

Sr. Ministro de Agricultura. — El telegrama del embajador Pueyrredón, enviado después de gestiones realizadas

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a indicación de la cancillería y del Mi­nisterio de Agricultura, es el siguiente:

«Tengo la satisfacción de comunicar a V. E. que como resultado de las per­sistentes gestiones realizadas ante las autoridades de este país, se ha conse­guido que el Departamento de Agricul­tura consienta en que las carnes vacu­nas, frescas o enfriadas, de ternero, car­nero, cordero o cerdo, provenientes de la Argentina, cuya importación había sido totalmente prohibida por resolución de este gobierno de 17 de Septiembre pa­sado, puedan en lo sucesivo entrar en los Estados Unidos. De acuerdo a lo actualmente resuelto, las carnes argen­tinas serán admitidas sin otro requisi­to que la certificación dada por la sola autoridad argentina de que esas carnes son exportadas de acuerdo con lo dis­puesto en el artículo 19 de la ley y artículo 146 del decreto reglamentario de la ley federal argentina de policía sanitaria que prohibe el sacrificio de animales infectados con fiebre aftosa, y la exportación de carne que de ellos provenga. En consecuencia, los carga­mentos destinados a Estados Unidos deberán venir acompañados de un cer­tificado de nuestra autoridad compe­tente, en que conste que la carne pro--viene de animales no enfermos, trans­portados directamente de una región donde no exista fiebre aftosa, y que fueron sacrificados sin estar en con­tacto con animales enfermos, en locales no infectados por esas enfermedades.»

De acuerdo con ese convenio, la poca carne enfriada que va a los Estados Uni­dos lleva el certificado de sanidad que hace fe en aquel país.

Nuestra situación con Chile ha sido también motivo de larga y difícil ges­tión. El gobierno de ese país, además de fuertes aranceles, había impuesto una larga cuarentena a los ganados de pro­cedencia argentina. Solicité de aquel go­bierno, por intermedio del Ministerio de Relaciones Exteriores, se permitiera 1?. permanencia de un funcionario del Ministerio de Agricultura para que es­tudiara el mercado y considerara con las autoridades de allí la mejor manera de solucionar las dificultades que entor-

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¡VIO OUJNiíRESO NACIONAL

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pecíai?. casi completamente el intercam­bio ele ganado. Encontré la mayor buena voluntad de parte del gobierno de Chi­le, y envié al entonces director del con­tralor del comercio de carnes, doctor Fernández Beiró, quien se trasladó a aquel país para estudiar el mercado; su presencia coincidió con el levantamiento de las cuarentenas antes exigidas, y ahora la exportación de ganado a Chile tiene como únicas trabas, si pueden lla­marse tales, las altas tarifas impuestas por aquel gobierno.

Por la ley 4.121 de 7 de Junio de 1927, se establecieron los siguientes gra­vámenes, en moneda chilena, a la im­portación de animales vivos: vacunos, machos y hembras, 80 pesos por animal; caballares y mulares, 60 pesos; asnales, 20; ovejunos, 9; cabríos, 4; porcinos, 20.

Y dice la ley citada: «Los animales arriba especificados, que se internen del extranjero, por mar o por los boquetes de la cordillera, de las provincias de Tarapacá, Antofagasta y Atacama, o-por aquellos en que haya ferrocarriles en servicio, quedan sujetos además a un derecho adicional del 50 por ciento del derecho común que les corresponda. El total del impuesto que deben pagar los animales sujetos a este derecho adicio­nal, se rebajará a razón de 12 pesos por cada cinco centavos que suba el precio de la carne sobre un .peso el kilo vivo, en las ferias de Santiago. En nin­gún caso el impuesto será inferior a 12.

«Las hembras de la especie bovina que se internen para crianza, por los boquetes de la cordillera, de Uspallata, Planchón y Lonquimay, y que tengan más de dos años de edad, estarán suje­tas, solamente, al derecho mínimo de. 12 pesos hasta el 31 de Diciembre de 1930.

«No regirán en el territorio de Ma­gallanes, las disposiciones de esta ley.»

Se declaran asimismo libres de dere­cho de importación las hembras de la especie ovina y caprina que se internen por los. boquetes de la cordillera, de las provincias de Atacama y Coquimbo.

Se reglamentó la ley en Julio 30 del mismo año, a fin de establecer la forma en que sería considerado el valor de los animales que se venden en las ferias de

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Santiago, para disponer las rebajas del impuesto en los casos en que ese valor suba de un peso el kilo vivo. «Para ello — dice la reglamentación — se tomará como base el precio medio armónico mensual de los animales vendidos en dicha feria, y este precio armónico será el que resulte del promedio de todas las operaciones de venta al peso, de anima­les gordos, efectuada durante el mes en todas las ferias de Santiago, y para de­terminarlo, se dividirá la suma total del dinero de la venta por el número total de kilos vendidos.» Nuestra exportación de ganado a Chile, durante los últimos cuatro años, ha sido la siguiente: bovi­nos, 110.652 en 1927; 120.931 en 1926; 61.501 en 1925 y 48.891 en 1924. Como se ve, el aumento es considerable. Ovi­nos, en 1927, 222.873; en 1926, 174.875; en 1925, 33.613 y en 1924, 198.038.

Una vez pasados en revista los distin­tos mercados extranjeros, voy a entrar al capítulo de la fiebre aftosa que, en realidad, es el origen del pedido de in­formes que contesto.

Asunto de inquietante actualidad, el Poder Ejecutivo ha sentido, en todo mo­mento, seria preocupación por él. El ministerio lo ha tratado, desde el mo­mento en que se planteó, con la pruden­cia, energía y franqueza de procedi­mientos que el caso requería. Y creo, sin­ceramente, que lo ha conducido bien hasta ahora.

La presencia de la fiebre aftosa en el país está documentada desde el año 1870. La diagnosticaron dos veterina­rios. En 1878 y 1883 algunos creen ha­berla visto, pero del año 1870 hasta 1900, ni en la prensa ni en los escritos de los autores que se han dedicado al estudio de las enfermedades del ganado, se hace mención de ella. De ahí que muchos creyeran, cuando la invasión de la gran epizootia de 1900, que había sido introducida al país por unos toros importados cíe Francia. Luego se com­probó que, erróneamente, se le atribuyó ese origen.

La naturaleza de la fiebre aftosa y su comportamiento en nuestro país desde 1900, en que un mayor número de veteri­narios y la organización de los servicios de policía sanitaria hacen que se le pue-

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da seguir más de cerca, nos hace suponer que ha existido en el país, permanente­mente, desde 1870 y probablemente antes.

— O c u p a l a p r e s i d e n c i a de l a H o ­

norab le Cámara , e l s e ñ o r p r e s i d e n t e

d o c t o r A n d r é s F e r r e y r a .

Como decía, desde 1870 esa epizootia existía en nuestro país, pero había pasado desapercibida durante largos períodos, por su carácter benigno y porque se presentaba en epizootias muy restringidas y en casos aislados y también" por la poca atención que se prestaba entonces al ganado.

En Chile se supone que la primera invasión de fiebre aftosa tuvo lugar en 1871 y se registraron fuertes epi­zootias en 1878 y en 1882. En todos los casos se le atribuyó procedencia argentina, pero, naturalmente, ellos no tienen ningún fundamento para hacer esa afirmación.

Desde 1900, la enfermedad se ha presentado siempre en nuestro país con carácter benigno, extendiéndose a veces a provincias enteras y localizán­dose a veces en algunas regiones en focos más o menos dispersos, pero limi­tada, generalmente, en forma tal, que en muchos casos pasa desapercibida.

Hasta 1900, la enfermedad no había sido causa de trabas en la importación de nuestros ganados y productos pe­cuarios en los mercados extranjeros; pero ese año, a raíz de la gran epi­zootia habida en nuestro país, el Reino Unido prohibió la importación de ani­males en pie. En 1903 fué levantada la prohibición para restablecerla pocos meses después, porque se encontraron con que algunos animales llegados a destino tenían signos visibles de la enfermedad.

Todos los países donde la aftosa no existe, como Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelandia, han pro­hibido la importación más o menos en la misma época y no pocos que están infestados han adoptado igual tempe­ramento sin que quepa admitir en es­te caso razones de orden sanitario que justifiquen la medida. Entre ellos. se

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encuentran Bélgica, Italia, España, Francia y Suiza. Francia y Suiza han permitido la importación en algunos casos, por excepción y en determinadas condiciones.

En 1926, con motivo de la aparición de la fiebre aftosa en algunas granjas de Escocia, las autoridades británicas descubrieron que la enfermedad ha­bía sido importada por unos cerdos de Holanda, introducidos con propó­sitos industriales para la fabricación de panceta. Una mayor vigilancia so­bre los porcinos importados del con­tinente europeo en esos días permitió descubrir que algunos tenían lesiones indudables de la enfermedad. Tales circunstancias conmovieron violenta­mente, intensamente a la opinión pú­blica, dando lugar a que el gobierno británico prohibiera la importación de toda clase de carne fresca procedente del continente europeo. Los gremios agrarios aplaudieron la medida, pero los fabricantes de panceta, los carni­ceros, los productores de ganado ho­landés, la consideraron excesiva y pre­guntaron por qué se prohibía la intro­ducción de carne fresca del continente europeo y no de la conservada por el frío procedente de la Argentina y de otros países de Sudamerica, que a jui­cio de ellos ofrecía los mismos riesgos.

Los ganaderos no tardaron en adhe­rirse a esas manifestaciones y la mag­nitud de los intereses afectados era tal que da una idea de ello la gran cantidad de reses, «terneros, lanares, cerdos importados, que alcanzaron en 1925 a 60.000 toneladas y en los cinco primeros meses de 1926 a 32.000 tone­ladas.

Estas cifras representan un aumento considerable y al mismo tiempo coin­ciden con el aumento de la fiebre af­tosa en la Gran Bretaña.

Antes de producirse los hechos de 1926, ya en 1925, la comisión departa­mental nombrada por el Ministerio de Agricultura para estudiar la invasión de la aftosa en ese país, manifestaba en su informe que se atribuía la irrup­ción de la enfermedad en una granja de Escocia, a unos cerdos alimentados

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con pedazos crudos de carne argentina. No aducía ninguna razón ni lo afir­maba; pero lo cierto es que apuntaba ya una preocupación en aquel país. La preocupación de los círculos ganade­ros acerca de la posibilidad de que nuestras carnes refrigeradas fueran portadoras del contagio, ya existente antes de los acontecimientos de Mayo de 1926 en Escocia, motivó el viaje a nuestro país de sir Steward Stockman, jefe de policía sanitaria y director de investigaciones veterinarias del Minis­terio de Agricultura inglés.

El eminente hombre de ciencia, des­pués de estudiar nuestros servicios de inspección de carnes y de policía sa­nitaria, antes de partir de regreso a su país, se manifestó satisfecho de las garantías que ellos daban, tanto del punto de vista de la sanidad de las carnes de exportación, como de la au­sencia de su contaminación por el vi­rus de la fiebre aftosa, lo que hubiera confirmado su opinión de antes, fa­vorable a nuestras carnes, de las cua­les fuera siempre defensor. Desgracia­damente, sir Steward Stockman murió a poco tiempo de llegar a Inglaterra, y no pudo presentar su informe, que nos habría sido seguramente tan fa­vorable.

Los acontecimientos de Mayo de 1926 en Escocia llevaron también a las au­toridades británicas a pensar en nues­tras carnes como vehículos de conta­gio. Como consecuencia, el Ministerio de Agricultura encargó al Comité de Investigaciones de la fiebre aftosa que procurara determinar cuánto tiempo se conservaba el virus en las reses sa­crificadas durante el proceso de la-enfermedad y tratadas de igual mane­ra que las que se importan en el Reino Unido, congeladas o enfriadas. Por otro lado, se dirigió una nota al go­bierno, que fué pasada a la cancille­ría en Septiembre 4 de 1926 por la Le­gación Británica de Buenos Aires. En ella, después de historiarse los aconte­cimientos referidos al principio y su efecto en el ánimo, de los gremios rurales, se pasó a manifestar lo si­guiente :

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«Se ha elevado una solicitud para que el Ministerio de Agricultura tome en adelante medidas con objeto de pre­venir el riesgo de la introducción de la infección por reses muertas y mate­riales importados de otros países en que se sabe que la fiebre aftosa es co-nrún, particularmente en la República Argentina.»

Agrega: «Que no hay evidencia, por el momento, de que ninguna aparición de la enfermedad en el Reino Unido haya .sido atribuida directamente a im­portaciones de carnes de la Argentina; pero el ministro de agricultura está sin embargo ansioso de que se tomen todas las medidas posibles para evitar semejante contingencia.

«Que se reconoce que la mayor parte de la carne importada de la Argen­tina es congelada o chilled, mientras que las reses muertas de Europa, en las que se ha encontrado la enferme­dad, eran frascas. Pero como los re­sultados de . los experimentos hechos por el Comité de Investigación de la fiebre aftosa demuestran que las bajas temperaturas no matan el germen de la fiebre aftosa, el comercio de carnes aun en estado de chilled o congeladas, no puede estar libre de todo riesgo.

«Que mientras el nombrado Comité no se expida en definitiva sobre este punto en base de experiencias realiza­das en las condiciones de práctica, el ministro de agricultura piensa que con objeto de preservar sus valiosos intere­ses en la exportación de carnes al Rei­no Unido, el gobierno argentino con­sentirá en tomar todas las medidas posibles para garantizar que no se em­barcarán de la Argentina reses muertas infectadas por el germen de la fiebre aftosa.»

En la nota se proponían esas medi­das que eran en número de siete: ins­pecciones a las estancias, desinfección de vagones,'inspecciones en los frigo­ríficos, prohibición de sacrificar en los frigoríficos animales enfermos y otras. Y agregaba: «Tengo, por tanto, ins­trucciones para comunicar este proyec­to al gobierno argentino, expresando al mismo tiempo un sincero deseo de que sea aceptado y puesto en vigor con la

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posible rapidez, a menos que el gobier­no argentino esté en situación de suge­rir algunas variantes que, mientras sean más convenientes para la conse­cución del propósito, resulten al mis­mo tiempo de más cómoda aplicación por el gobierno argentino y posible­mente más eficaces teniendo en cuenta las condiciones locales. Además, ten­go encargo de rogar al gobierno argen­tino que informe a sus funcionarios e inspectores y llame la atención de to­dos los interesados en la producción ga­nadera, la matanza y exportación, so­bre la necesidad de ejercer máxima vigilancia y de prestar la mayor coo­peración con objeto de cubrir la enfer­medad y evitar la exportación de cual­quier animal sacrificado hallándose enfermo o en el período de incubación de la enfermedad.

«Esa indicación se hace — proseguía — en interés del gobierno argentino, puesto que si se hallara que la enfer­medad se debía a reses muertas impor- I tadas de la Argentina, se presentaría inevitablemente una interferencia grá­fica en el comercio de carnes de esa procedencia, a la que sería, al Minis- ! terio de Agricultura, imposible resis­tir.»

La nota termina con estos párrafos que también interesa reproducir tex­tualmente: «Debo informar a vuestra excelencia que existe el propósito, si se acepta el procedimiento propuesto, de destacar en la Argentina uno o dos .veterinarios para que colaboren con el gobierno argentino y sus funcionarios en llevar a cabo el proyecto. Los pe­ritos se destacarían probablemente en Buenos Aires y me complacería si vues­tra excelencia pudiera obtener para ellos facilidades para recorrer toda la Argentina y para inspecionar las regio­nes ganaderas y establecimientos de matanza de animales destinados a ex­portarse al Reino Unido. En vista de la urgencia e importancia del asunto, tengo instrucciones para solicitar se me informe en el más breve plazo po­sible si el gobierno argentino está dis­puesto a aceptar el proyecto en con­junto, y en caso negativo qué partes no puede aceptar. Desde luego que ul­

teriormente podrá llegarse a un acuer­do sobre cuestiones de detalle.»

Recibida esa comunicación, el Minis­terio de Agricultura se dirigió, por in­termedio del de Relaciones Exteriores, al entonces ministro sir Malcolm Ro-bertson, significándole que el ministe­rio aceptaba en principio la sugestión del gobierno británico sobre las medi­das tendentes a evitar la exportación de carnes que podrían ser vehículo del virus de la fiebre aftosa; que se había adelantado a adoptarlas en la forma más práctica posible, habiendo dado ya principio de ejecución a algunas de ellas; que aceptaba complacido la vi­sita de los técnicos británicos que se proponía, y estaba dispuesto a darles todas las facilidades necesarias para viajar a través del país e inspeccionar en cualquier zona los ganados y el fun­cionamiento de las fábricas elaborado-ras de carne, así como también para que pudieran seguir de cerca los pro­cedimientos de contralor puestos en práctica para satisfacer los requisitos señalados por las autoridades del gobierno británico. Por iiltimo, que de común acuerdo con los referidos dele­gados británicos, el Ministerio de Agri­cultura podría adoptar cualquier va­riante de procedimiento que la práctica sugiriera, teniendo en cuenta las cir­cunstancias peculiares de nuestro medio y persiguiendo siempre la fina­lidad de asegurar en toda forma la perfecta sanidad de las carnes ex­portadas.

En efecto, desde el mismo mes de Septiembre se procuró satisfacer los deseos del gobierno británico en la me­dida que lo permitían las circunstan­cias y que nosotros considerábamos suficientes a los fines expresados.

En lo referente a las garantías de origen de las tropas destinadas a fri­goríficos, se requirió por las empresas que sus compradores de ganado evita­ran el envío de haciendas enfermas o infestadas de fiebre aftosa y se dispu­so la habilitación de corrales de aisla­miento para las tropas enfermas o sospechosas en todos esos estableci­mientos.

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En fin, en punto a las inspecciones en pie y después de la faena, limpieza y desinfección en los frigoríficos, se implantaron algunas nuevas • prácticas y se ajustaron o hicieron más estrictas las ya usadas de tiempo atrás, concor­dantes con las sugeridas por las auto­ridades británicas.

Todo esto nos pareció suficiente pa­ra los fines perseguidos y, en todo ca­so, pensamos que lo mejor era esperar la venida de los técnicos británicos an­tes de extremar las cosas, pues hallán­dose ellos sobre el terreno y una vez enterados de las condiciones propias del país, se podría con mayor seguri­dad y sin andar dando paso atrás, sa­tisfacer los deseos de las autoridades sanitarias de la Gran Bretaña.

No está de más explicar la presencia de esos técnicos en el país. Ello no im­porta disminuir la idoneidad y serie­dad de los veterinarios nacionales y la bondad de los servicios sanitarios del ministerio a mi cargo. Por el contra­rio, eleva el concepto' que Se tiene en el extranjero sobre unos y otros; mues­tra que no se desea ocultar nada ni se teme el juicio de personas de autori­dad en la materia. Al propiciar en la presente ocasión la venida de veteri­narios oficiales británicos, no se ha hecho más que seguir la política de siempre a ese respecto, en la .seguridad de que ella sirve para hacer conocer mejor y acreditar más cada día en el extranjero nuestros servicios de ins­pección de carnes y policía sanitaria.

Son ya numerosas las visitas de de­legados oficiales que de diversas par­tes del mundo han venido en distintas épocas al país para estudiar esos ser­vicios, ya sea invitados por nuestro gobierno o por decisión espontánea de los gobiernos extranjeros. Aquí estu­vieron el doctor Alois Reichel, de Aus­tria-Hungría; el profesor Bergman, de Suecia; el doctor Melvin, jefe de la oficina ganadera de los Estados Uni­dos; el coronel doctor Dunlop Young, jefe de la inspección veterinaria del mercarlo de carnes de Smithfield; el profesor doctor Neuman, de Alemania, y muchos otros técnicos de reputación

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mundial, y todos sin discrepancia hi­cieron luego públicos sus juicios alta­mente favorables y hasta elogiosos so­bre los referidos servicios y la calidad y sanidad de nuestras carnes.

Algunos de ellos, como el coronel Dunlop Young, se convirtieron desde entonces en verdaderos paladines .de las carnes argentinas. En misión per­manente estuvieron también entre nos­otros durante el curso de la guerra europea el doctor Spencer Law, del Ministerio de Agricultura del Reino Unido, y los doctores Piettre y Vanti-llard, delegados del gobierno francés, analizando las preparaciones de carnes argentinas destinadas a sus respectivos países, y como los anteriores llevaron la mejor opinión de nuestros servicios.

Cabe agregar que durante su desem­peño en el país no hubo el menor roce de una parte u otra, que por el contra­rio reinó el más simpático sentimiento de camaradería entre los veterinarios extranjeros y los nuestros, lo cual tam­bién puede concurrir a beneficiar los intereses del comercio de importación de nuestras carnes.

Mientras esperábamos la llegada de los técnicos británicos, cuyo envío se nos anunciara, se produjo un aconte­cimiento de gran importancia, sobre todo por su repercusión en los círculos agrarios del Reino Unido y del país donde la fiebre aftosa no existía. En Enero de 1927. la comisión encargada del estudio de la fiebre aftosa presentó al Ministerio de Agricultura del Reino Unido su segundo informe, en que da cuenta de los trabajos realizados en el año precedente, en algunos de los cuales se estudió experimentalmente la conservación del virus de la aftosa en las reses vacunas y porcinas de anima­les sacrificados al comienzo de la en­fermedad y luego conservados fríos, chilled o congelados en las condiciones de la práctica corriente. La conclusión, al respecto reza así: «Como era de es­perar, la presencia del virus en la car­ne no pudo constatarse después de pro­ducida la rigidez cadavérica y la con­siderable acidez que la acompaña. La sangre, sin embargo, tanto en las reses congeladas como enfriadas, era infec-

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tante hasta 30 ó 40 días después del sacrificio, y la médula ósea durante períodos más largos, en dos casos hasta 76 días. La enfermedad fué fácilmente transmitida a cerdos haciéndoles comer huesos triturados de reses congeladas cuyas médulas óseas contenían el vi­rus.» Como era de esperarse, esta noticia reanimó la campaña de los gremios en contra de las carnes argentinas. En la prensa diaria, en el Parlamento, menu­dearon los artículos y las interpelacio­nes al gobierno, señalando de diversos modos el peligro que ellos ofrecían y proponían .muy variadas maneras de evitarlo. Pero merece destacarse la ac­titud de las autoridades británicas y muy especialmente la del ministro de agricultura, sir "Walter Guinness, que en todo momento se han colocado en el terreno de la razón haciendo ver que no basta que algunas veces pueda con­servarse el virus en la médula ósea de las reses congeladas, por largo tiempo, para que se dé por sentado que la en­fermedad haya sido introducida a Gran Bretaña en ocasión alguna por las carnes argentinas.

Inmediatamente de conocer el infor­me de referencia, designé una comi­sión de bacteriólogos oficiales para que iniciaran los trabajos comprobatorios. Como al efecto se requerían elementos de que carece el Ministerio, se han ini­ciado ya los trabajos, y en breve con­tará el país con un importante labora­torio para el estudio de la fiebre af­tosa.

En Mayo de 1927 llegó a Buenos Ai­res el doctor Lanfrood, el primer ins­pector enviado por el gobierno britá­nico, veterinario inspector del Minis­terio de Agricultura de Gran Bretaña, que venía con la misión expresada en la nota del embajador británico de que hablé anteriormente, y se dictó el de­creto reglamentario del 31 de Octubre de 1927, en el que se fijan los recaudos necesarios para evitar la llegada a los frigoríficos de tropas afectadas de fie­bre aftosa o expuestas al contagio, y para el caso de presentarse, a pesar de todo, la enfermedad en las mismas, no se exporte la carne de tropas atacadas o expuestas a la infección y se impida

la contaminación de las carnes proce­dentes de las tropas que no se hallan en esas condiciones. Se dispone a tales efectos, entre otras cosas, la inspeción del ganado en los establecimientos de origen, y la creación de setenta pues­tos de inspector veterinario, para re­forzar el personal del servicio de po­licía sanitaria, que debe atender esa tarea.

En el mismo decreto se fijaba como fecha de entrada en vigor del mismo, el l p de Febrero del corriente año, pues .era necesario cierto tiempo para orga­nizar los servicios y cumplir debida­mente sus disposiciones, con algunas ligeras modificaciones sugeridas por lord Bledisloe, de cuya visita me ocu­paré en seguida.

En Enero 10 del corriente año, lle­gó a Buenos Aires el secretario parla­mentario del Ministerio de Agricultura del Reino Unido, lord Bledisloe, con el objeto de ver sobre el terreno si las medidas tomadas constituían suficien­tes garantías, desde el punto de vista de las autoridades británicas. Lord Bledisloe, con su considerable expe­riencia en materia de ganadería y sa­nidad pecuaria, industria e inspección de carnes, y desarrollando una sor­prendente actividad, pudo en pocos días hacerse una idea exacta de las condiciones de nuestro país a ese res­pecto. Después de esto, se discutió con él las sugestiones formuladas en la no­ta de 4 de Septiembre de 1926, de que antes me he ocupado, y el decreto de 31 de Octubre. Lord Bledisloe mani­festó su completa conformidad con es­te último, luego de dos ligeras modifi­caciones introducidas a sus artículos 7 9

y 2 9 , consistentes en el tratamiento ade­cuado de los subproductos procedentes de tropas infectadas, y en el examen previo y aprobación oficiales de las substancias empleadas en las desinfec­ciones previstas por el decreto.

De regreso a Inglaterra, lord Ble­disloe informó, entre otras cosas, que las condiciones higiénicas de los frigo­ríficos y el sistema oficial de inspec­ción veterinaria de los animales, antes y después de la matanza, eran tan bue-

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nos, si no mejores, que cualesquiera otros del mundo.

No se trataba solamente de dar se­guridad de que nuestras carnes ha­brían de exportarse libres de virus de la fiebre aftosa. Era deber del gobier­no argentino intentar, por primera vez, un sistema de profilaxis que concluye­ra para siempre con la fiebre aftosa en el país, como lo habían conseguido los Estados Unidos. Preocupado seria­mente por ese problema, pensé contra­tar en Francia un bacteriólogo conocido, para que viniera a hacer los estudios respectivos, y nos iniciara en ese sen­tido; desgraciadamente no fué posible conseguirlo.

Después me dirijí a nuestro embaja­dor en Washington. . .

Sr. Dickmánn. — ¿Tendría la ama­bilidad el señor ministro de decirnos de qué bacteriólogo fie trataba?

Sr. Ministro de Agricultura. — No importa cuál, señor diputado; lo mis­mo era el bacteriólogo Vallé que cual­quier otro indicado por las altas auto- | ridades científicas de aquel país.

Sr. Dickmánn. — El señor ministro se ha referido a un bacteriólogo deter­minado.

Sr. Ministro de Agricultura. — No me he referido a ninguno determina­do, porque si no lo hubiera nombrado.

Sr. Dickmánn. — Se pedía un bac­teriólogo a Francia o se ha dirigido a un determinado bacteriólogo.

Sr. Ministro de Agricultura. — No nos dirigimos a Francia. Pensé en traer un bacteriólogo francés de mundial re­putación ; no importaba cual fuera. Pe­ro por causas que no podría en este momento precisar, porque están fuera de la función pública, tuve que desis­tir. Encargué, por intermedio de la can­cillería, al embajador en Washington, si era posible — en Estados Unidos por la acción de una rigurosa policía sanitaria se concluyó con la aftosa •— conseguir un funcionario o técnico ca­pacitado que nos diera la experiencia que nos faltaba en ese sentido. El em­bajador, después de hablar con el doc­tor Moller, jefe de sanidad de aquel país, que fué quien en realidad hizo i

triunfar la política sanitaria, me con­testó que no se encontraba en Estados Unidos el hombre que pudiera venir a la Argentina.

Me dirigí, entonces, a Gran Bretaña, aprovechando la presencia en Buenos Aires del embajador Uriburu, a quien encargué que una vez llegado a Lon­dres tratara de conseguir el técnico que nos hacía falta. El embajador Uriburu telegrafió proponiéndome tres nombres de los cuales me recomendaba al pro­fesor Gaiger, el que fué contratado y que se encuentra aquí estudiando nues­tro escenario y que nos dirá, en breve plazo, su modo de pensar sobre la me­jor manera de iniciar una política pro­filáctica. El profesor Gaiger, graduado en el Colegio Real de Veterinaria de Inglaterra, es actualmente miembro de su consejo, profesor de patología vete­rinaria de la Escuela de Veterinaria de la Universidad de Liverpool, miembro del Comité de Investigación de la fie­bre aftosa* del Ministerio de Agricultu­ra y del Consejo de Investigaciones Agrícolas de Gran Bretaña. Estuvo ocho años en el servicio veterinario del go­bierno de la, India y fué profesor de enfermedades contagiosas en el Colegio Veterinario de Punjab Lohore, donde pasó luego al puesto de director; actuó un año estudiando las enfermedades de los lanares en el Perú; ha sido profesor de patología veterinaria y bacteriología en el Colegio Veterinario de Glasgow, director del Instituto de Investigacio­nes de las Enfermedades del Ganado de Escocia y profesor honorario de investigaciones en el Colegio Real Ve­terinario de Edimburgo. En 1926, el Colegio Real da Veterinarios le otorgó la medalla instituirla por J. H. Stele por sus investigaciones veterinarias. Ese premio, que lleva el nombre de su institutor, se adjudica cada tres años. El profesor Gaiger llegó el 20 de Mayo último y de inmediato se entregó de lleno a la tarea, que capera terminar en el plazo de tres meses.

Sr. Podestá. — ¿Y qué nos va ahora a decir ese técnico extranjero más que lo que nos pudieran decir los médicos veterinarios argentinos, que han sido

CONGRESO NACIONAL 855 Reunión num. 20 C Á M A R A D E D I P U T A D O S A g o s t o 1 ' de 1928

felicitados, como lo acaba de decir el señor ministro, por todos .los represen­tantes técnicos que han venido al país?

Sr. Ministro de Agricultura. — El he­cho de traer un técnico extranjero, se­ñor diputado, no importa disminuir en lo más mínimo el valor de nuestros ve­terinarios, que soy el primero en reco­nocer y con mis actos en el ministerio en todo momento he tenido oportunidad de dejarlo bien establecido; pero no ha de escapar a la aguda penetración del señor diputado, que nosotros no te-hemos una experiencia propia en la ex­tirpación de la fiebre aftosa y que no está de más que nos informemos de aquellos que desde hace rato trabajan en ese sentido. En esa forma habremos ganado tiempo y no habremos empañado la reputación de nuestros técnicos.

Sr. Podestá. — Me felicito de lo que acaba de manifestar el señor ministro, pero, ¿no le parece al señor ministro que ese técnico vendrá a improvisar, dada la distinta forma de nuestra ex­plotación ganadera, que es muy distin­ta a la de Inglaterra? Creo, entonces, que el señor ministro es extranjero en su mismo país, a pesar de ser ganadero.

He oído con agrado las manifestacio­nes respecto a nuestros técnicos vete­rinarios, grupo de hombres de ciencia que trabajan continuamente y que gra­cias a ellos, el estado, sanitario de nues­tro país, en la actualidad, no tiene na­da que envidiar al de ningún país ex­tranjero, como lo acaban de manifestar distinguidos colegas extranjeros que nos han visitado, los cuales han inspec­cionado nuestros campos y han declara­do que en ninguna parte del mundo se hace una inspección tan prolija como la que se realiza en nuestros frigorí­ficos.

Pueden estar tranquilos los consu­midores ingleses, porque no se ha sacri­ficado para la exportación una sola res, lo declaro, con aftosa. Solamente está fiebre, a la que se le ha llamado aftosa, podemos llamarla más bien fiebre polí­tica, económica e infecciosa, pero no únicamente infecciosa.

Soy enemigo de los técnicos extran­jeros, cuando vienen a improvisar, por­que en tres meses no se puede investi­

gar sobre la naturaleza de esta enfer­medad.

Discúlpeme la interrupción el señor ministro.

Sr. Ministro de Agricultura. — El decreto de 31 de Octubre de 1927, so­bre sanidad de los productos pecuarios destinados a la exportación, determina la coordinación de los servicios de po­licía sanitaria, concentrándolos bajo la dirección técnica de la repartición respectiva de la Dirección General de Ganadería, la que viene desarrollando sus actividades en ese sentido desde el 1° de Febrero pasado.

Al ordenar el susodicho decreto que se tuviera especial cuidado con las re-ses destinadas a ser exportadas bajo forma de «chilled beef y «frozen beef» y asegurar los elementos necesarios pa­ra su cumplimiento, ha dispuesto, vir-tualmente, la intensificación de la lucha contra las enfermedades del ganado, lucha que sólo había podido realizarse en forma limitada hasta entonces por el reducido personal técnico disponible y caracer de suficientes partidas para gastos del mismo, en el desempeño de sus funciones.

Sr. Saccone. — Si el señor ministro me permite. . .

Como este debate se prolonga y tie­nen que hablar varios oradores, me permitiría mocionar — siempre que la proposición no fuera molesta para el' se­ñor ministro — en el sentido de pasar a cuarto intermedio hasta mañana.

Sr. Ministro de Agricultura. — Ya termino, señor diputado.

Sr. Presidente (J. R. Rodríguez). — El señor ministro desea continuar su exposición. Cuando termine podrá for­mular el señor diputado la indicación que corresponda.

Sr. Saccone. — Muy bien. Sr. Ministro de Agricultura. — Quie­

ro referirme a la forma cómo vamos a aplicar, cómo aplicamos el decreto de Octubre. Y es interesante que se sepa porque eso ha de ser trasmitido y ha de llevar las seguridades de que la palabra que hemos comprometido lia de ser estrictamente cumplida.

En efecto, la disposición del decre­to que prohibe extraer animales vacu-

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nos, lanares o cerdos con destino a frigoríficos sin que previamente sean revisados por la inspección veterina­ria, de modo que el ganado del es­tablecimiento se halle libre de toda enfermedad contagiosa, demuestra evi­dentemente que no se trata de luchar contra la fiebre aftosa exclusivamen­te, como se ha podido interpretar al tener en cuenta las circunstancias del momento, sino también contra todas las demás enfermedades infectoconta-giosas, microbianas o parasitarias pre­vistas por la ley 3.959 de policía sa­nitaria de los animales y su reglamento.

La fiscalización del estado sanitario de los animales que suministran las carnes de exportación contempla sólo una de las fases de la aplicación de la citada ley. Y es por esa circunstan­cia que en las zonas, ferias y mercados se tienen en cuenta todas las enferme­dades de esa naturaleza y no única­mente la liebre aftosa, no obstante la trascendencia que esta enfermedad ha adquirido en el comercio de carnes en estos últimos tiempos.

Es por eso que aparte de los casos en que se ha comprobado la existencia de la fiebre aftosa tampoco se permite la circulación y extracción del ganado cuando se comprueba el carbunclo bac­teriano, la mancha, la peste porcina, sarna ovina, bovina, etcétera, si bien limitando la prohibición a determinada especie animal, cuando la enfermedad no ofrece peligro de trasmitirse a otro.

Es evidente que el decreto último, al proveer un apreciable refuerzo en el número de veterinarios técnicos con ca­rácter de veterinarios regionales y al aumentar las funciones de éstos, al fa­cilitar los medios materiales para reali­zarlos, ha permitido a la Dirección Ge­neral de Ganadería avanzar considera­blemente en la obra de profilaxis que realiza, prevista por la ley respectiva.

Con el personal técnico últimamente nombrado se está, pues, en camino de tener una organización de policía sa­nitaria regional, tan eficiente como la mejor y que será superada en el día en que, disponiéndose por lo menos en las provincias ganaderas de un veterinario

inspector por partido o departamento, con auxiliares en los más extensos, no se pueda movilizar ganado con cual­quier destino, sin la previa e inmediata intervención del veterinario regional.

Independientemente de las activida­des impuestas por el decreto de Octu­bre, la inspección sanitaria regional ha continuado en su labor ordinaria, si bien con mayor intensidad, desde lue­go, que en igual período del año ante­rior, debido al aumento del personal y la mayor movilidad del mismo en razón de las partidas fijadas que aquél tiene asignadas ahora en concepto de viático y movilidad.

La iniciación no puede ser más aus­piciosa, concurriendo todos los factores movilizados con no menos eficiencia y compenetración que si se tratara de una labor ya ejercitada en larga prác­tica. Y cabe señalar la decidida y fran­ca cooperación que salvo contadas ex­cepciones aportaron los ganaderos y gremios afines, desvirtuando así temo­res más o menos fundados sobre esa cooperación reclamada, y demostrando una comprensión clara de las dificulta­des del momento.

Como índice del estado sanitario de nuestra ganadería se mencionan a con­tinuación las veces en que debieron aplicarse medidas restrictivas de con­formidad con el reglamento general de policía sanitaria de los animales, de­creto del 31 de Agosto de 1927, alcan­zando a 3.654 los establecimientos ga­naderos visitados con motivo del envío de tropas a los frigoríficos. El certifi­cado sanitario sólo fué negado en 62 casos: en 51, por existir la fiebre afto­sa, en 3 por sarna bovina, en 2 por sarna ovina y en 6 por falta de estadía. El total de los componentes de las tro­pas fué de 716.067 cabezas. Se intervi­no en 1.243 remates ferias, comproban­do sarna bovina en dos casos y sarna ovina en otros dos.

Por lo que se refiere a la inspección de frigoríficos, corresponde decir que durante los cuatro meses y medio a que se refiere este informe, la aplicación del decreto recordado ha dado exce­lentes resultados, pues han sido admi­tidas y faenadas por hallarse sin no-

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vedad sanitaria las tropas certificadas procedentes de establecimientos de cam­po, salvo en tres casos.

En la actualidad puede afirmarse que se aplica estrictamente el artículo l 9 del decreto que prohibe la faena de ganado que no vaya acompañado del correspondiente certificado veterinario. Corresponde asegurar por lo tanto que no pueden salir del país carne ni pro­ductos de origen animal que puedan ser objetados o sospechados de ser vehícu­los del germen de la fiebre aftosa. Aun en el caso de que se • sacrificaran ani­males en el período febril de la enfer­medad, — lo que no ocurre, por supuesto — y que en todos los casos el virus se conserva en las carnes enfriadas o con­geladas — lo cual no está probado — no basta para asegurar que las carnes argentinas han podido llevar alguna vez ía fiebre aftosa a la Gran Bretaña; y cuesta creer la vía complicada, indirecta que habrían de seguir los huesos y la carne para llegar al comedero de una porqueriza o ponerse en contacto con los bovinos de una granja, sobre todo en estado crudo, circunstancia rara por tratarse de carnes vacuna y lanar.

Además, la historia de la .enferme­dad en Gran Bretaña, no abona esta sospecha. Las invasiones de aftosa en Gran Bretaña coinciden siempre con grandes ondas de intensificación de la enfermedad en los países más próxi­mos del continente europeo, de los cua­les recibe y ha recibido siempre mayor número de productos frescos agrope­cuarios. Sir Steward Stockman, que estuvo aquí y a quien me he referido, reconoció esa coincidencia que se ha­ce evidente si se observa que, durante la época de la guerra europea en que el tráfico de cosas y de personas se paralizó casi a través del Canal, en que los ganados de Bélgica y del Nor­te de Francia fueron retirados, y la en­fermedad en esos países se mantuvo reducida y en Inglaterra en propor­ciones casi insignificantes. Oigan bien, señores diputados, porque el dato es elocuente: las estadísticas oficiales in­glesas dicen que en 1916 hubo en Gran Bretaña sólo una granja infectada, ninguna en 1917 y tres en 1918. Sin

embargo, en esos años tuvimos bastan­te aftosa y exportamos a ese país más de 400.000 toneladas de carne enfriada y congelada en 1916 y más de 300.000 en 1917 y 1918.

Concuerda con esa observación lo ocurrido en otros períodos en que la fiebre aftosa no estaba tan difundida en esos países y el tráfico de produc­tos frescos de ellos hacia Gran Breta­ña no se había intensificado tanto. Así, a contar de 1892, cuando se inició el sistema profiláctico de la matanza de los animales enfermos y de los expues­tos al contagio, tenemos que de 1895 a 1899 inclusive, de 1903 a 1907 inclu­sive y durante todo 1909 no hubo en Gran Bretaña ningún caso de fiebre aftosa a pesar de recibir siempre car­ne argentina congelada y enfriada y de existir aquí la fiebre aftosa, que en algunos años alcanzó gran difusión.

Partiendo desde aquel mismo año, vemos que en Gran Bretaña no hubo nunca más de 95 granjas afectadas, siendo el número muy inferior en la mayoría de ellas hasta llegar a 1922, en que el número sube a 1.125, coinci­diendo con un gran incremento de la enfermedad en el otro lado del canal y también con la expansión del refe­rido tráfico de carne fresca.

El número de granjas infectadas en Gran Bretaña se eleva. sucesivamente a 1929 en 1923, 1.440 en 1924, para des­cender a 260 en 1925 y 204 en 1926, año éste en que con fecha 2 de Junio se prohibió la importación de carne fresca.

Los datos relativos a los países más próximos del continente que he podido obtener, son los siguientes: Holanda re gistró 684 establecimientos rurales in­fectados en 1921, 325 en 1922, 9.119 en 1923, 88.930 en 1924, 31.039 en 1925 y 62.600 en 1926. Bélgica: 1.604 en 1921, 697 en 1922, 2.166 en 1923* 37.287 en 1924, 3.008 en 1925 y 33.500 en 1926. De estos dos países recibe Gran Bre­taña la casi totalidad de la carne fresca.

Las cifras relativas a otros países de Europa también demuestran que en los últimos años ha habido allá un recrude­cimiento intenso de la fiebre aftosa. Francia pasa de 4.777 establecimientos

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atacados en 1922 a 19.812 en 1924 y a 48.900 en 1926. Dinamarca, de 2.266 en 1921 a 7.941 en 1924, a 53.617 en 1925 y a 97.400 en 1926.

De la exposición de estos hechos sur­gía un interrogante difícil de responder si se admite la posibilidad de que nues­tras carnes congeladas y enfriadas sir­van-de vehículos de contagio a la Gran Bretaña. ¿ Cómo es posible conciliar esto con los largos períodos de ausencia de la enfermedad en aquel país, no obstante recibir continuamente esas carnes y existir permanentemente la epizootia en el nuestro?

Por último, sir Stockman, a quien cito una vez más por ser una autoridad cien­tífica británica, señalaba la coinciden­cia de que la mayor proporción de gran­jas por donde se habían iniciado las invasiones de aftosa estaba precisamente situada en el Sudeste dé la isla, es decir, en la parte más próxima al continente europeo.

Bien, señor presidente; es dable es­perar que con el decrecimiento de la fie-

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bre aftosa en el continente europeo y el efecto de las medidas preventivas últi­mamente adoptadas para los productos de esa procedencia, traiga en día cer­cano la desaparición de la aftosa en la Gran Bretaña. Así lo deseo para el bien­estar y progreso de los grandes intere­ses pecuarios de la nación amiga, y por­que esa será la prueba evidente de que sus invasiones de aftosa nunca tuvieron origen en las carnes argentinas, de cali­dad insuperable, cuya sanidad hemos garantizado, y todos debemos poner pa­triótico empaño en no desvirtuarlo jamás.

He dicho. (¡Muy bien! ¡Muy bien! A.plansos).

Sr. Saccone. — Reitero mi moción, señor presidente. Se prolongaría de­masiado la sesión si se continuara aho­ra el debate.

Sr. Presidente (J. R. Rodríguez). — No habiendo número en la casa, queda levantada la sesión.

— E r a la h o r a 20 y 11 m i n u t o s .

C Á M A R A D E D I P U T A D O S

C O M I S I O N E S I N T E R N A S D E L A H O N O R A B L E C Á M A R A

P l a n i l l a de a s i s t e n c i a

Negocios Extranjeros y Culto

J u l i o 31

M i e m b r o s p r e s e n t e s : s e ñ o r e s d i p u t a d o s A n ­

t o n i , Z a v a l a , A n t i l l e , F i g u e r o a , G a r c í a T u -

ñ ó n y S o l í s .

M i e m b r o a u s e n t e c o n a v i s o : s e ñ o r d i p u t a d o

A l b a r r a c í n .

Legislación Agraria

A g o s t o l o

M i e m b r o s p r e s e n t e s : s e ñ o r e s d i p u t a d o s Cou-

l i n , F e r r a r o t t i , L i c e a g a , O'Farre l l , P o d e s t à y

R e p e t t o .

M i e m b r o a u s e n t e c o n a v i s o : s e ñ o r d i p u t a ­

do Gi l .

. Legislación del Trabajo

J u l i o 3 1

M i e m b r o s p r e s e n t e s : s e ñ o r e s d i p u t a d o s Ro­

d r í g u e z ( C . J . ) , H i r i a r t , L a n d a b u r u , M a c í e l ,

M u z i o y S a n t a M a r í a .

M i e m b r o ausente con a v i s o : s e ñ o r ' d iputado

de T o n i a s o .

Territorios Nacionales

A g o s t o l o

M i e m b r o s p r e s e n t e s : s e ñ o r e s d i p u t a d o s

Grau , L a g o m a r s i n o , C á c e r e s y S a c c o n e .

M i e m b r o a u s e n t e c o n l i c e n c i a de l a H o ­

n o r a b l e C á m a r a : s e ñ o r d i p u t a d o F i o r i l l o .

M i e m b r o s a u s e n t e s c o n a v i s o : s e ñ o r e s d i ­

p u t a d o s Gortar i y Gut i érrez ( C . C.)

Asuntos Ferroviarios •

J u l i o 28

M i e m b r o s p r e s e n t e s : s e ñ o r e s d i p u t a d o s

B o r d a , Gutiérrez ( J . M . ) , Cáceres , Calvett i ,

Guzzo y R o l a n d o .

J u l i o 30

M i e m b r o s p r e s e n t e s : s e ñ o r e s d i p u t a d o s

B o r d a , Gut i érrez ( J . M . ) , Cáceres , Guzzo y

R o l a n d o .

Miembro ' ausente con a v i s o : señor d iputado

C a l v e t t i .