Nativón, la leyenda mapaneca

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Nativón

La leyenda mapaneca

─Ídolo del pueblo─

SIXTO MONTES VERA

Sixto Montes Vera

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NATIVÓN

La leyenda mapaneca

1ª. Edición

D.R. 2018 Sixto Montes Vera (Autor-Editor)

Correo electrónico: smontes_vera@hotmail.com

ISBN: 978-607-29-1309-7

02 de octubre de 2018

Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier

medio mecánico o electrónico sin autorización por escrito

del autor-editor.

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Con especial cariño a la gran familia Montes Solís,

formada por doña Apolinaria Solís Marroquín (†)

y don Wilfrido Montes Romero (†).

A los descendientes de esta familia

que se nos han adelantado en el camino:

Benigno Montes Solís, Nino (†),

Natividad Montes Solís, Nativón (†),

Gerónimo Montes Solís, Yomo (†),

Eustacio Montes Solís, Tacho (†)

y Manuelita de Jesús Montes Hilerio (†).

Sixto Montes Vera

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Índice PRÓLOGO .................................................................................... 6 Introducción ................................................................................... 7 Natividad Montes Solís (1936-1988)¡Error! Marcador no definido. Si no le llamo; ¿hasta dónde fuera?¡Error! Marcador no definido. El pumpo ....................................... ¡Error! Marcador no definido. El hermano mayor ........................ ¡Error! Marcador no definido. Crónica de una caída anunciada ............................................. 7 Rumbo a La Libertad ................................................................ 7 Ya dije .......................................................................................... 7 Échale los caites .......................................................................... 8 Gorrión-gorrión .......................................................................... 8 María Trapitos............................................................................ 9 Si no hay comida, no hay leña .................................................... 9 Soy Juan ....................................................................................... 9 Para que se eduque .................................................................... 10 La venta de aguacates................................................................ 10 El concurso de caguama .......................................................... 10 Yomo en la playa ....................................................................... 10 La patada voladora .................................................................... 11 El que se va para Oaxaca, pierde su butaca ............................ 11 Doña Queta ................................................................................ 11 Llamando a Tacho ..................................................................... 11 Las sabaneras ............................................................................. 11 El Escuadrón de la Muerte ....................................................... 11 Morraleta que sube .................................................................... 12 Ahorita me repongo ................................................................... 12 Viene, viene ................................................................................ 13 Un loro y un zopilote ................................................................. 13 Los tacos sin sal ........................................................................ 13 Te voy a jalar la pata ................................................................. 13 El último adiós ........................................................................... 13 Nativón, la leyenda ................................................................... 14 Agradecimientos .......................................................................... 14

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Nativón La leyenda mapaneca

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PRÓLOGO

Nativón, la leyenda mapaneca es una obra que recopila las andanzas de una persona pintoresca y popular, apreciada por sus hechos en Mapastepec; es también sinónimo de recuerdos excelentes, de tradiciones y costumbres propias. El personaje principal llamado Nativón es quien viene a formar parte de la cultura mapaneca con sus dichos, frases y experiencias; ubicándolo en un lugar distinguido que el tiempo jamás borra.

Natividad Montes Solís querido y amado por sus ocurrencias; virtudes que muy pocos seres humanos tienen; se ha convertido en una leyenda cuyo legado se presenta aquí en una gama de anécdotas, como pocas veces, bien escritas.

He aquí, en estas páginas cubiertas de un folclor costeño bien ordenadas con sabores pringados de amor como los frutos de los mangales mapanecos; escritos refinados, nada mejor que con la pluma de su autor Sixto Montes Vera.

Recomendar su lectura es un placer al revivir a una leyenda en un pueblo hospitalario donde la Carreta continúa presente en lo inverosímil de una familia notable. La cronología de Natividad Montes Solís, más que una biografía expresada en bellas letras; su voz, su figura, su presencia está esculpida como una escultura de lo que ha sido Nativón.

Disfrute su lectura Alberto Lamas Gout

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Introducción

Nativón, la leyenda mapaneca, es una obra biográfico-literaria en la que se dan a conocer las vicisitudes del personaje principal, llamado Nativón. Un triple propósito se evidencia en este escrito. El primero es el reconocimiento de Natividad Montes Solís como alguien que convivió activamente con su pueblo en un tiempo y espacio determinado; el segundo propósito quiere dar a conocer a las nuevas generaciones los dichos, frases e inteligentes ocurrencias que permitieron que Natividad Montes Solís forjara un personaje llamado Nativón, convirtiéndose para su pueblo en un inmortal, y el tercero propone resaltar algunas costumbres y tradiciones de Mapastepec, Chiapas, que se han ido perdiendo al paso del tiempo. En este libro se concentran las frases y dichos más recurrentes de Natividad Montes Solís, muchas de su propia invención y otras adoptadas del uso costeño, que en el lenguaje de Nativón cobran singular significado.

Crónica de una caída anunciada

Las huellas de sus caites de hule casi siempre señalaban como destino los ríos Aguacaliente y Novillero; otras veces su andar alegre conducía a los ríos San Nicolás y Tablazón. Allí levantaba grandes piedras y con admirable tino las dejaba caer sobre otras. Al voltear la piedra golpeada salían los bagres con la panza para arriba y luego para el morral.

Rumbo a La Libertad

Entonces Nativón le declamó a su hermano: —Y, y en medio de la mar, y, y pujaba una ballena, y, y en el pujido decía, y, y el que vacía el pumpo, lo llena.

Ya dije

Al compás de la marimba de Los Lorenzo todos preparaban sus versos pícaros dedicados a alguien especial para

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estar alegres. La música era seguida por los danzantes a paso de vals, pero a ritmo más acelerado. La marimba hizo una pausa y todos gritaron: —¡Bomba! Se hizo un silencio mientras que tía María Figueroa dirigiéndose a Nativón le recitó: —En esta calle derecha te estabas comiendo un gallo, te rechinaban los dientes como dientes de caballo. Hubo gritos, risas y aplausos; la música siguió. Los danzantes prepararon cada quien su discurso en versos, bailaron como si no pasara nada. La marimba hizo nuevamente una pausa; todos volvieron a gritar: —¡Bomba! El silencio se interrumpió con la voz de la Carreta: —Y, y ahora, y sigo yo.

Échale los caites

—¡Échale los caites! —en dos ocasiones. Entonces Nativón le respondió: —¡Y, y chingá tu madre tú y el muerto!

Gorrión-gorrión

Cuando Nativón escuchaba en los “tocadiscos” del pueblo la música de “Las golondrinas”, salía al patio de su casa con las manos en la cintura para escuchar bien cada uno de los anuncios. Si por casualidad iba cargando un tercio de leña, se encorvaba y dejaba la leña sobre su lomo, quitaba el mecapal de su cabeza y escuchaba atentamente; de esa manera él se programaba para participar en el trajín. —Gorrión-gorrión, ¿al campo fue? —dijo Abel. —¡Y, y sí fui! —contestó Nativón. —¿Qué vio? —preguntó Abel. —¡Y, y un ave! —fue la respuesta. —¿Como de qué ave? —volvió Abel a preguntar. —¡Y, y un pollito! —dijo Nativón.

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María Trapitos

Si no hay comida, no hay leña

La respuesta inmediata de Natividad fue: —¡Y, y mira, mamacita de mi alma: y si no hay comida, y, y no hay leña!

Soy Juan

Ya era de madrugada cuando Nativón volvió a tocar la ventana y escuchó una voz del interior que preguntó: —¿Quién? —interrogó doña Pule. —Y, y soy Juan.

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Para que se eduque

—¡Nativón! ¿Qué, estás bolo? ¿Para qué le haces eso a la muchacha? —¡Y, y pa que se eduque!

La venta de aguacates

—¿Cuántas cajas de aguacate vendiste? ¿Cuánto te pagaron? —Y, y yo fui a anzuelear. ¡Y, y así son las sardinotas! —decía Nativón. —¡Cuántas cajas vendiste! —doña Pule seguía cuestionando a su hijo. —¡Y, y así son las sardinotas! —repetía Nativón.

El concurso de caguama

Los últimos días de junio de cada año, en las calles empedradas alrededor del parque Benito Juárez de Mapastepec podían verse los puestos cubiertos de manta y lona en donde vendían jocote y nance curtido, rosquilla y pan casero —chucho seco—, cajeta de membrillo y camote, mistela y colaciones. A las seis de la tarde ya podía verse a Nativón dando vueltas en el parque, a veces solo, a veces con Micinki, el trabajador de don César Meda; ambos casi siempre enamorando a las muchachas bonitas. No les hacían caso, pero ellos se divertían. Después del show de las vaqueritas, Alejandro Mariscal anunciaba el concurso de caguamas. Hasta por el sonido local se escuchaban los latidos del corazón de Nativón. Las risas y comentarios de la gente eran percibidos por ambos contendientes como si sucedieran en un lugar distante. Los ralos bigotes de la Carreta detenían el flujo emborrachador para que no se regara por su cuerpo fornido y atlético.

Yomo en la playa

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La patada voladora

Ahí estaban José Dolores Trinidad Montes (Lole) con su hermano Gilberto; Chacho Altamirano Solís; Aurelio Sánchez Tapia; Toño Meda; Pepe (el Chuco); Gamota Estrada; Martín Pinolía; Horacio Cosío; Vilo, hijo de Tacho; Agustín García y Joncho Pirigua, entre otros. Nativón, por supuesto, descalzo y sin camisa. Su aspecto rudo daba un especial color al entusiasmo de vivir una tarde aguerrida de futbol. —¡Pinche Carreta, se te enchuecó el eje, se te quebró la rueda y te arrancaste un pulín! La respuesta de Nativón no se hizo esperar: —Y, y me la muerdes tú y Martín. —¡Hey, Native! ¿Yo qué? —dijo Martín Pinolía, que estaba ahí. —¡Y, y tú pal zope! Y yo dije, y Tolentín.

El que se va para Oaxaca, pierde su butaca

—¡El que se fue para Villa, perdió su silla! Evocando la rima del primer dicho, Nativón le espetó: —¡Y, y te chispo la caca! —¡Ah, pero no rima, Carreta! —dijo Juan. Tomándose el agua que contenía el vaso, Nativón expresó: —¡Y, y no rima! ¡Y, y de todos modos te la chispo!

Doña Queta

Llamando a Tacho

Las sabaneras

El Escuadrón de la Muerte

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Nativón era aficionado al futbol, conformaba la porra del equipo Santa Cruz de ese mismo barrio en Mapastepec. Era como el talismán del equipo. Don Chico Vera y su yerno (Horacio Lorenzo Montes), así como todos los jugadores, lo apreciaban. Nativón se apasionaba con el equipo. Si ganaban tomaba caguama, si empataban tomaba y se perdían también. Era el pretexto perfecto para estar alegre, jubiloso, garboso.

En el lugar donde estaba acostado había agua y él estaba mojado. Se había orinado. Entonces dijo: —¡Y, y hijuela chingada! ¡Llovió! ¡Y, y aquí hay gotera!

Morraleta que sube

Al momento vieron pasar a don Pablo Reyes. El señor llevaba una morraleta en el hombro que al caminar subía y bajaba. Entonces Nativón señalando a la persona dijo: —¡Y, y ahí va sus mero pagre, pue!

Ahorita me repongo

Si cruzabas las cortinas allí estaba Benigno (Nino), hijo también de doña Pule. Le decían también el Bruto, aludiendo al personaje de Epifanio Montes (el Bruto), de la historieta “Estirpe

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sangrienta” que salía en la revista Por Favor en la década de 1970.

Viene, viene

¡Pum!: el trancazo a medio camión cargado. Era el tren, que iniciaba su marcha. —¡Nativón, menso! —gritó el chofer. —¡Y, y me la muerdes! Y yo te dije: “Viene”.

Un loro y un zopilote

—¡Y, y el loro pa que las enseñe a hablar! —¿Y el zopilote para qué? —cuestionó la otra. —Y, y el zopilote, ¡y, y pa que las enseñe, y a comer mierda!

Los tacos sin sal

—De veras, Carreta. Si te mueres, toda la gente de Mapastepec y Tonalá nos vamos a quedar tristes —insistió el vecino Carlos. —¿Y, y por qué? —Porque ya no vamos a tener a quien estar molestando. —¿Y, y sabés qué, Carlos? —¿Qué? —preguntó don Carlos. —¡Y, y chingá tu madre! —¿Pero cómo, Nativón? —¡Y, y en abonos!

Te voy a jalar la pata

El último adiós

Eran las ocho de la noche del día 2 de octubre de 1988 cuando Marín Estrada, mejor conocido como Míster Moguel, declamaba: “Era un hombre generoso y bondadoso: Dios permita cubrirlo con su reboso. Nativón ha muerto, la Carreta ha muerto…”.

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Nativón, la leyenda

Se sentaba en la banqueta mostrando su aristocracia. Prendía su cigarrillo y si pasaba un amigo con frase muy picaresca le gritaba: “¡Hey, Carreta!”. Llevaba en el corazón un alma de buen humor, como catrín vagabundo se llenaba de valor. Cuando pasaba una chica con frase de inspiración le cantaba con cariño si quisiera ser su amor. Tranquilo y meditabundo contestaba con afán, con demasiado carisma hacía reír al mundo. Noé Montes Camas

Agradecimientos Gracias a todos los familiares que participaron en la construcción de la presente obra. A aquellos cuya convivencia con la leyenda les permitió conocer más a fondo sus inquietudes, valores y temores. A los que desinteresadamente otorgaron a Natividad cariño, respeto y sustento. Gracias a los siguientes informantes: María Magdalena Montes Solís, Lázaro Montes Solís, Juan Montes Solís, Lucrecia Montes Solís, Gerardo Camas Montes, Noé Montes Camas, Lucio Montes Camas, Wilfrido Montes Vera, Irma del Socorro Montes Vera, Eufemia Martínez Montes, Albérica Martínez Montes, Aurelia Montes Hilerio, Fernando Zepeda Montes y José Dolores Trinidad Montes.

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Agradecimientos especiales a los señores Carlos de Paz Medina, Horacio Lorenzo Montes, Aida Domínguez Morales y Teófilo Ponce Figueroa (quienes estuvieron con él hasta el último momento brindando respeto, apoyo y cariño) por haber formado parte de la vida de Natividad Montes Solís.

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La presente obra se imprimió por encargo del autor-editor Sixto Montes Vera

en los talleres de Groppe Imprenta, con domicilio en Hospital No. 2295-A

Col. Ladrón de Guevara, Guadalajara, Jalisco, México, 44650,

el 2 de octubre de 2018.

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Nativón La leyenda mapaneca

Nativón, la leyenda mapaneca es un recuento de las frases picarescas, chuscas e ingeniosas de un hombre cuya cosmovisión le permitió vivir un mundo distinto, una forma inteligente de sobrellevar sus defectos y explotar sus virtudes. Esta historia recoge lo más representativo del personaje y muestra algunas tradiciones y costumbres del pueblo de Mapastepec, Chiapas, México.