NASARAKO KONTAKIZUNAK RELATOS PARA EL ANDÉN

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NASARAKO KONTAKIZUNAKRELATOS PARA EL ANDÉN

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Kontakizun honen diseinurako Akzidenz Grotest (testuak) eta Copperplate Gothic (izenburuak)

tipografiak aukeratu dira, 1898. eta 1901. urteetan sortuak hurrenez hurren.

Para el diseño de este relato se han elegido las tipografías Akzidenz Grotest (textos) y Copperplate Gothic (titulares),

creadas en 1898 y 1901 respectivamente.

Kontaktua/Contacto: [email protected]

Argitaratutako kontakizunak irakurri nahi badituzu, www.plentzia.eus eta

http://aniversario125urteurrena.etnoplentzia.com web orrialdeetan aurki ditzakezu

Si quieres leer los anteriores relatos, los puedes encontrar en las páginas web www.plentzia.eus y

http://aniversario125urteurrena.etnoplentzia.com

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AURKEZPENAPRESENTACIÓN

Maiztasunez, hemendik aurrera,

Irakurriko ditugu

Lotu gabeko lerroak,

Antzerkirako testuak,

Eszena errealak edo

Surrealistak.

Kontakizunak, irakurtzeko eta

Entzuteko,

Rock & rolla izango baziren bezala

David Crestelo Dominguez

Plentziako Alkatea

Lectura y lectura:

Interacción de escritoras creando

Textos

Entrelazados y convertidos en

Recuerdos

Originales que nos

Hablan de vivencias

Imaginadas o vividas en torno al

Tren y su estación.

Usuarios consumiendo

RELATOS PARA EL

ANDÉN.

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Chocaron sus vasos de vino y brindaron por la vida. Como nunca antes lo habían hecho. Con una consciencia alegre

y dolorosa.

Para José Mari, la pesadilla había empezado el jueves, 6 de agosto de aquel caluroso verano de 1970. Vicente, su joven ayu-dante, había enfermado y la compañía no enviaba a nadie para sustituirle en su trabajo, así que le tocaba hacer doblete. Se levan-taba a las 5:15 y a las 5:45 ya estaba al pie del cañón como res-ponsable de la estación de tren de Urduliz. Allí atendía las barreras, despachaba billetes, controlaba los semáforos, el teléfono… sin parar hasta las 11:10 de la noche, hora en la que pasaba el último tren. Entonces volvía a casa con las fuerzas justas para cenar y caer rendido en la cama.

El sábado ya acusaba el cansancio de las 17 horas de trabajo diario. La compañía le había prometido el relevo y él soñaba con que llegara antes del domingo, que era su único día libre. Pero el domingo 9 de agosto amaneció radiante y sin noticias de su sustitu-to. José Mari, resignado, bajó a trabajar y comenzó con sus rutinas.

Esa mañana el tráfico de trenes era incesante; cientos de per-sonas acudían a la villa costera para disfrutar de un agradable día de sol y playa y esto mantenía en tensión al hombre. El hecho de que Plencia y Urduliz estuvieran unidas por una única vía obligaba a los jefes de ambas estaciones a coordinarse para dar paso alter-nativo a los trenes que hicieran el trayecto. Si, por un error, uno de

LA SEGUNDAOPORTUNIDAD

MCVELARDE

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ellos dejara salir un convoy estando la vía ya ocupada, las conse-cuencias serían catastróficas.

A las 7 de la tarde bajó un poco la actividad y a José Mari le cos-taba mantenerse despierto. El calor y el agotamiento mermaban sus reflejos y sentía la mente confusa, como si hubiera estado bebiendo.

Luchaba por mantener los ojos abiertos cuando un insisten-te pitido, ya demasiado cercano, le sobresaltó; era el tren de las 19:25 que viajaba vacío hacia Plencia. Aturdido, le dio paso sin pensarlo. Sólo después miró la pantalla luminosa que indicaba que ya había otra máquina avanzando en su dirección, ocupando la vía.

Décimas de segundo le bastaron para comprender las conse-cuencias de su dramático error. Salió corriendo detrás del convoy gritando y haciendo señas, en un vano intento porque el conductor le viera y detuviera la marcha. ¡Cómo ansió un interruptor que le permitiera cambiar el destino!

Enloquecido corrió hacia el teléfono; mil caballos al galope amenazaban con reventarle el pecho. Con un esfuerzo titánico lo-gró controlar el temblor de sus manos y marcar el número de la central de ferrocarriles, donde confiaba que pudieran cortar el su-ministro eléctrico de la vía y evitar la catástrofe.

Un tono de llamada, dos, tres…Cuando finalmente contesta-ron y, tras unos segundos eternos, le confirmaron que lo habían resuelto, todo a su alrededor se desdibujó. La tensión que lo había mantenido alerta le abandonó de golpe y cayó hincado de rodillas, consumido en un llanto incontrolable. Las lágrimas más dulces que jamás derramaría.

MCVelardeDedicado a mi amigo Pedro Mari

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Aquel viaje en tren del 68 Eduardo Gil Herrero

Desilusiones e ilusiones Jabier Aguirre Cámara

Happening Alex Ygartua

Vagones del Recuerdo Arantza R.

Amores fugaces Aritza Bergara

-20 y Chiwiski, dos nombres propios Txefe

Un viajero especial Bitori Milikua Landa

Barnetegia / El internado Gotzone Butron Kamiruaga

La segunda oportunidad MCVelarde

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ARGITARATUTAKO KONTAKIZUNAKRELATOS PUBLICADOS

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Urte trena Plentziarairitsi zenetikAniversario de la llegada del ferrocarril a Plentzia

Plentziako Uri-Udala