Naciones y Nacionalismo Desde 1780

download Naciones y Nacionalismo Desde 1780

of 207

Transcript of Naciones y Nacionalismo Desde 1780

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    1/207

    ERIC HOBSBAWM

    CRTICAGRIJALBO MONDADOR

    BARCELONA

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    2/207

    1.a edicin: septiembre de 19912.a edicin (revisada y ampliada por el autor): agosto de 1992Reimpresiones: abril de 1995, octubre de 1997, marzo de 1998

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajolas sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquiermedio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribu-cin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    Ttulo original:NATIONS AND NATIONALISM SINCE 1780Programme, myth, realityCambridge University Press, Cambridge

    Traduccin castellana de JORDI BELTRAN

    Cubierta: Joan BatallIlustracin de la cubierta: Artista flamenco,La torre de Babel , finales del siglo xvi (Pinacoteca

    Nazionale, Siena). 1990: E. J. Hobsbawm O 1991 de latraduccin castellana para Espaa y Amrica:

    CRTICA (Grijalbo Mondadori, S. A.), Arag, 385, 08013 BarcelonaISBN: 84-7423-845-5 Depsito legal: B. 3.495-1998 impreso en Espaa1998. - HUROPE, S. L., Lima, 3 bis, 08030 Barcelona

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    3/207

    PREFACIO

    El presente libro se basa en las Conferencias Wiles que tuve el honor

    de dar en la Queen's University de Belfast en mayo de 1985. El lugar su-

    giri el tema. El contenido de las cuatro conferencias que como profesorvisitante me comprometa dar es un tanto concentrado y, para mayor co-

    modidad, aparece ahora en cinco captulos de extensin desigual, una in-

    troduccin y algunas reflexiones a modo de conclusin. Tambin se ha re-

    visado el manuscrito, en parte para tener en cuenta material posterior,

    pero principalmente en vista de los debates sostenidos con el grupo de ex-

    pertos invitados, lo cual es uno de los principales atractivos de las Confe-

    rencias Wiles para los que tienen la suerte de darlas. Estoy agradecido a

    todos los que organizaron las conferencias y a los que participaron en los

    debates, y, en especial, a Perry Anderson, John Breuilly, Judith Brown,

    Roan Fanning, Miroslav Hroch, Vctor Kiernan, Joe Lee, Shula Marks,

    Terence Rangery Gran Therborn, por sus crticas y su estmulo y espe-cialmente por hacerme pensar ms en el nacionalismo no europeo. Sin

    embargo, me he concentrado principalmente en el siglo xix y comienzos del

    xx, perodo en que el tema es ms bien eurocntrico o, en todo caso, se cen-

    tra en las regiones desarrolladas. Como llevo algn tiempo hablando y

    haciendo preguntas acerca de naciones y nacionalismo, hay muchos otros

    que me han dado ideas, informacin o referencias bibliogrficas que, de

    no ser por ellos, se me hubieran pasado por alto. Arriesgndome a ser

    injusto, sealar a Kumari Jayawardene y los otros estudiosos del sur de

    Asia que colaboran con el World Institute for Development Economics

    Research en Helsinki, as como a mis colegas y alumnos de la New School

    for Social Research de Nueva York, que han odo y comentado una parte

    de este material. La preparacin del libro fue en gran medida posible

    gracias a una Leverhulme Emeritus Fellowship, y quisiera expresar miaprecio por esta generosa ayuda que me prest el Leverhulme Trust.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    4/207

    8 NACIONES Y NACIONALISMO

    La cuestin nacional es un tema notoriamente controvertido. Nohe procurado que lo fuera menos. Sin embargo, espero que las presentesconferencias, en su versin impresa, contribuyan a fomentar el estudio de

    los fenmenos histricos que tratan de abordar.

    En esta edicin espaola, he ampliado y modificado ligeramente elcaptulo 6 para tomar en consideracin los acontecimientos acaecidosdesde que finalic la redaccin del texto de la primera edicin de la pre-sente obra en 1989.

    E. J. H.Londres, 1991

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    5/207

    INTRODUCCIN

    Supongamos que un da, despus de una guerra nuclear, un historia-dor intergalctico aterriza en un planeta muerto con el propsito de in-

    vestigar la causa de la lejana y pequea catstrofe que han registrado lossensores de su galaxia. El historiador o la historiadora me abstengo deespecular acerca del problema de la reproduccin fisiolgica extrate-rrestre consulta las bibliotecas y los archivos terrestres que se hanconservado, toda vez que la tecnologa del armamento nuclear avanzadose ha pensado para destruir a las personas en lugar de las propiedades.Nuestro observador, despus de estudiar un poco, sacar la conclusinde que los ltimos dos siglos de la historia humana del planeta Tierrason incomprensibles si no se entiende un poco el trmino nacin y elvocabulario que de l se deriva. Este trmino parece expresar algo im-portante en los asuntos humanos. Pero, exactamente qu? Ah radica el

    misterio. Habr ledo a Walter Bagehot, que present la historia del si-glo xix como la historia de la construccin de naciones, pero que, consu habitual sentido comn, tambin coment: Sabemos lo que es cuan-do no nos lo preguntis, pero no podemos explicarlo ni definirlo muyrpidamente.1 Puede que esto sea cierto para Bagehot y para nosotros,pero no lo es para historiadores extragalcticos que no poseen la expe-riencia humana que, al parecer, hace que la idea de nacin sea tanconvincente.

    Creo que, gracias a la literatura de los ltimos quince o veinte aos,sera posible dar al historiador en cuestin una breve lista de lecturas quele ayudaran a l, a ella o a ello con el anlisis deseado y que com-plementaran la monografa Nationalism: a trend report and bibliogra-phy, de A. D. Smith, que contiene la mayora de las referencias en este

    1. Walter Bagehot, Physics andpolitics, Londres, 1887, pp. 20-21.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    6/207

    10 NACIONES Y NACIONALISMO

    campo hasta esa fecha.2 Lo cierto es que uno no deseara recomendarlemucho de lo escrito en perodos anteriores. Nuestra lista de lecturas con-tendra muy poco de lo que se escribi en el perodo clsico del liberalis-

    mo decimonnico, por razones que seguramente resultarn claras msadelante, pero tambin porque en aquella poca se escribi muy poco queno fuera retrica nacionalista y racista. Y la mejor obra que se produjo a lasazn fue, de hecho, muy breve, como los pasajes que John Stuart Milidedica al tema enDel gobierno representativo, y la famosa conferenciade Emest Renn titulada Qu es una nacin?.3

    La lista contendra algunas lecturas histricamente necesarias, ascomo algunas optativas que datan del primer esfuerzo serio por aplicar unanlisis desapasionado al asunto, los importantes y subvalorados debatesentre los marxistas de la segunda internacional acerca de lo que ellos de-nominaron la cuestin nacional. Veremos ms adelante por qu losmejores cerebros del movimiento socialista internacional y haba en lalgunas inteligencias poderossimas se aplicaron a este problema:Kautsky y Luxemburg, Otto Bauer y Lenin, por citar slo unos pocos.4

    Probablemente contendra algo de Kautsky, ciertamenteDie Nationali-tatenfrage, de Otto Bauer, pero tambin necesitara contenerEl marxis-mo y la cuestin nacional, de Stalin, no tanto por sus mritos intelectua-les, que son modestos pero no despreciables aunque un poco deri-vativos, sino ms bien por la influencia poltica que tuvo ms adelante.5

    A mi juicio, no merecera contener muchas cosas de la poca de los

    2. A. D. Smith, Nationalism. A trend report and bibliography, Current Sociology,XXI, 3 (La Haya y Pars, 1973). Vanse tambin las bibliografas en el mismo autor,

    Theories of nationalism, Londres, 19832

    , y The ethnic origins ofnations, Oxford, 1986. Elprofesor Anthony Smith es actualmente el gua principal en este campo para los lectores enlengua inglesa.

    3. Ernest Renn, Qu'est ce que c'est une nation? (Conferencia dada en la Sorbona el11 de marzo de 1882), Pars, 1882; John Stuart Mili, Considerations on representative go-vernmenu Londres, 1861, cap. XVI (hay trad. cast. en Tecnos, Madrid, 1985).

    4. Para una buena introduccin, que incluye una seleccin de escritos de los principales autores marxistas de la poca, Georges Haupt, Michel Lowy y Claudie Weill, Les marxistes et la question nationale 1848-1914, Pars, 1974. Otto Bauer,Die Nationalitatenfrageunddie Sozialdemokratie, Viena, 1907 (la segunda edicin de 1924 contiene una importanteintroduccin nueva). Para un intento reciente, Horace B. Davis, Toward a Marxist theory ofnationalism, Nueva York, 1978.

    5. El texto de 1913 se public junto con escritos posteriores en I. Stalin,Marxism andthe national and colonial question, Londres, 1936, en un volumen que ejerci mucha in

    fluencia internacional, no slo entre los comunistas, sino sobre todo en el mundo dependiente(hay trad. cast.:El marxismo y la cuestin nacional, Anagrama, Barcelona, 1977).

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    7/207

    INTRODUCCIN 11

    que han sido llamados los dos padres fundadores del estudio acadmicodel nacionalismo, despus de la primera guerra mundial: CarletonB. Hayes y Hans Kohn.6 No tiene nada de raro que este tema atrajese

    a atencin en un perodo en que el mapa de Europa por primera vezy luego se vio que por ltima tambin se traz de nuevo de acuerdocon el principio de nacionalidad, y en que el vocabulario del naciona-ismo europeo lleg a ser adoptado por nuevos movimientos de liberacinen las colonias, o reivindicativos en el Tercer Mundo, a los cuales HansKohn al menos prest mucha atencin.7 Tampoco cabe duda alguna de queos escritos de ese perodo contienen gran cantidad de material sacado dea literatura anterior, lo cual puede ahorrarle al estudiante mucha lectura

    primaria. La razn principal de que una parte tan grande de todo esto hayaperdido vigencia estriba en que la principal innovacin del perodo, que,dicho sea de paso, los marxistas haban anticipado, se ha vuelto cosa co-riente, excepto entre los nacionalistas. Ahora sabemos y en no poca

    medida gracias a los esfuerzos de la poca Hayes-Kohn que las nacio-nes no son, como pensaba Bagehot, tan antiguas como la historia.8 Elsentido moderno de la palabra no se remonta ms all del siglo xvni, pre-decesor ms, predecesor menos. La literatura acadmica referente al na-cionalismo s multiplic, pero no hizo grandes avances en los deceniossiguientes. Algunos consideraran una importante aadidura a la misma laobra de Karl Deutsch, que recalc el papel de la comunicacin en la for-macin de naciones, pero a m este autor no me parece indispensable.9

    No acaba de estar claro por qu la literatura referente a las naciones yal nacionalismo inici una fase tan fructfera hace ahora unos veinte aos,y, de hecho, el interrogante slo se les plantea a los que creen que fue as.

    Esta no es an una opinin aceptada universalmente. Estudiaremos elproblema en el ltimo captulo, aunque no con gran detalle. En todo caso,la opinin de este autor es que el nmero de obras que realmente arrojanluz sobre lo que son las naciones y los movimientos nacionales, as como

    6. Carleton B. Hayes, The historical evolution ofmodern nationalism, Nueva York,1931, y Hans Kohn, The idea of nationalism. A study in its origin and background, NuevaYork, 1944, contienen valioso material histrico. La expresin padres fundadores procede del valioso estudio de historia filolgica y conceptual, A. Kemilinen,Nationalism.Problems concerning the word, the concept and classification, Jyvskyl, 1964.

    7. Vase suHistory of nationalism in the East, Londres, 1929;Nationalism and im-perialism in the Hither East, Nueva York, 1932.

    8. Bagehot, Physics and polines, p. 83.

    9. Karl W. Deutsch,Nationalism and social communication. An enquiry into thefoundations ofnationality, Cambridge, Massachusetts, 1953.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    8/207

    12 NACIONES Y NACIONALISMO

    el papel que interpretan en el devenir histrico, es mayor en el perodo1968-1988 que en cualquier perodo anterior con el doble de duracin. Eltexto que sigue a la presente introduccin debera dejar claro cules de

    ellas me han parecido especialmente interesantes, pero tal vez convengamencionar unos cuantos ttulos importantes, entre los cuales el autor seabstiene de incluir sus propios escritos, exceptuando uno de ellos. 10 Lasiguiente lista breve puede servir de introduccin a este campo. Es unalista alfabtica de autores, con la salvedad de la obra de Hroch, que inau-gur la nueva era del anlisis de la composicin de los movimientos deliberacin nacional.

    Hroch, Miroslav, Social preconditions of national revival inEurope, Cambridge, 1985. Combina las conclusiones de dosobras que el autor public en Praga en 1968 y 1971.

    Anderson, Benedict,Imagined communities, Londres, 1983.

    Armstrong,L,Nations befare nationalism, Chapel Hill, 1982.Breuilly, J.,Nationalism and the state, Manchester, 1982.Col, John W., y Eric R. Wolf, The hiddenfrontier: ecology and

    ethnicity in an Alpine valley, Nueva York y Londres, 1974.Fishman, J., ed., Language problems of developing countries,

    Nueva York, 1968.Gellner, Ernest,Nations and nationalism, Oxford, 1983.Hobsbawm, E. J., y Terence Ranger, eds., The invention oftradi-

    tion, Cambridge, 1983 [hay trad. cat: L'invent de la tradici,Eumo,Vic, 1989].

    Smith, A. D., Theories of nationalism, Londres, 19832.

    10. Son, adems de captulos sobre el tema en The age of revolution 1789-1848,1962 (hay trad. cast.: Las revoluciones burguesas, Labor, Barcelona, 198711), The age ofcapital 1848-1875 (hay trad. cast:La era del capitalismo, Labor, Barcelona, 1989), y Theage ofempire 1875-1914, 1987: The attitude of popular classes towards national move-ments for independence (Partes celtas de Gran Bretaa), en Commission Internationaled'Histoire des Mouvements Sociaux et Structures Sociales, Mouvements nationauxd'indpendance et classes populaires aux xix

    6et xx* sicles en Occident et en Orient, 2

    vols., Pars, 1971, vol. I, pp. 34-44; Some reflections on nationalism, en T. J. Nossiter, A.H. Hanson, Stein Rokkan, eds., Imagination and precisin in the social sciences: Essays inmemory of Peter Nettl, Londres, 1972, pp. 385-406; Reflections on "The break-up of Bri-tain",New Left Review, 105, 1977; What is the worker's country?, cap. 4 de mi Worldsoflabour, Londres, 1984 (hay trad. cast.:El mundo del trabajo, Crtica, Barcelona, 1987);Working-class internationalism, en F. van Holthoon y Marcel van der Linden, eds.,In-

    ternationalism in the labour movement, Leiden-Nueva York-Copenhague-Colonia, 1988,pp. 2-16.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    9/207

    INTRODUCCIN 13

    Szcs, Jeno,Nation und Geschichte: Studien, Budapest, 1981.Tilly, C, ed., The formation ofnational states in Western Europe,Princeton, 1975.

    No puedo resistir la tentacin de aadir a estos ttulos un brillante en-sayo escrito desde dentro de la identificacin subjetiva con una nacin,pero con un raro sentido de su contexto y maleabilidad histricos: GwynA. Williams, When was Wales?, en The Welsh in their history, Lon-dres y Gamberra, 1982.

    La mayor parte de esta literatura ha girado en tomo a este interrogante:Qu es una nacin (o la nacin)? Porque la caracterstica principal de estaforma de clasificar a los grupos de seres humanos es que, a pesar de que losque pertenecen a ella dicen que en cierto modo es bsica y fundamentalpara la existencia social de sus miembros, o incluso para su identificacinindividual, no es posible descubrir ningn criterio satisfactorio que permi-ta decidir cul de las numerosas colectividades humanas debera etiquetar-se de esta manera. Esto no es sorprendente en s mismo, porque si conside-ramos la nacin como una novedad muy reciente en la historia humana,as como fruto de coyunturas histricas concretas, e inevitablemente loca-lizadas o regionales, sera de esperar que apareciese inicialmente, por asdecirlo, en unas cuantas colonias de asentamiento en vez de en una pobla-cin distribuida de forma general por el territorio del mundo. Pero el pro-blema es que no hay forma de decirle al observador cmo se distingue unanacin de otras entidades a priori, del mismo modo que podemos decirlecmo se reconoce un pjaro o cmo se distingue un ratn de un lagarto.Observar naciones resultara sencillo si pudiera ser como observar a los

    pjaros.Han sido frecuentes los intentos de determinar criterios objetivos de

    nacionalidad, o de explicar por qu ciertos grupos se han convertido ennaciones y otros no, basndose en criterios nicos tales como la lenguao la etnicidad o en una combinacin de criterios tales como la lengua, elterritorio comn, la historia comn, rasgos culturales o lo que fuera. Ladefinicin de Stalin es probablemente la ms conocida entres estas, peroen modo alguno la nica.11 Todas estas definiciones objetivas han fraca-

    11. Una nacin es una comunidad estable, fruto de la evolucin histrica, de lengua,territorio, vida econmica y composicin psicolgica que se manifiesta en una comunidad

    de cultura, I. Stalin,Marxism and the national and colonial question, p. 8. El original fueescrito en 1912.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    10/207

    14 NACIONES Y NACIONALISMO

    sacio, por la obvia razn de que, como slo algunos miembros de las nu-merosas entidades que encajan en tales definiciones pueden calificarsede naciones en un momento dado, siempre cabe encontrar excepciones.

    O bien los casos que se ajustan a la definicin evidentemente no son na-ciones (o no lo son todava) ni poseen aspiraciones nacionales, o lasnaciones indudables no concuerdan con el criterio o la combinacin decriterios. A decir verdad, cmo podra ser de otro modo, dado que lo quetratamos de hacer es encajar unas entidades histricamente nuevas, na-cientes, cambiantes, que, incluso hoy da, distan mucho de ser universa-les, en una estructura de permanencia y universalidad?

    Asimismo, como veremos, los criterios que se usan con este propsitola lengua, la etnicidad o lo que sea son tambin borrosos, cambiantesy ambiguos, y tan intiles para que el viajero se oriente como las formasde las nubes son intiles comparadas con los accidentes del terreno. Esto,desde luego, hace que sean tilsimos para fines propagandsticos y pro-

    gramticos, aunque muy poco descriptivos. Quiz esto quede claro con unejemplo del uso nacionalista de una de tales definiciones objetivas en lapoltica reciente de Asia:

    El pueblo de habla tamil de Ceiln constituye una nacin que se distin-gue de la de los cingaleses segn todos los criterios fundamentales de nacio-nalidad, primero, el de un pasado histrico independiente en la isla que,como mnimo, sea tan antiguo y tan glorioso como el de los cingaleses; ensegundo lugar, por el hecho de ser una entidad lingstica totalmente dife-rente de la de los cingaleses, con una herencia clsica no superada y un de-sarrollo moderno de la lengua que hace que el tamil sea plenamente apro-piado para todas las necesidades actuales; y, finalmente, por tener su moradaterritorial en zonas definidas.12

    El propsito de este pasaje es claro: exigir la autonoma o la indepen-dencia para una regin que, segn se describe, ocupa ms de un tercio dela isla de Sri Lanka, basndose en el nacionalismo tamil. Nada ms de loque contiene el pasaje se ajusta a la realidad. Oculta el hecho de que lamorada territorial consiste en dos zonas separadas geogrficamente y po-bladas por gentes de habla tamil de orgenes diferentes (indgenas y tra-bajadores indios que han inmigrado en poca reciente, respectivamente);

    12. Ilankai Tamil Arasu Kadchi, The case for a federal constitution for Ceylon,Colombo, 1951, citado en RobertN. Kearney, Ethnic conflict and the Tamil separatist mo-vement in Sri Lanka,Asan Survey, 25 (9 de septiembre de 1985), p. 904.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    11/207

    INTRODUCCIN 15

    que la regin de asentamiento tamil continuo tambin se halla habitada,en ciertas zonas, por hasta una tercera parte de cingaleses, y hasta un 41por 100 de gentes que hablan tamil rehusan considerarse tamiles nativos y

    prefieren identificarse como musulmanes (los moros). De hecho, in-cluso dejando aparte la regin central de inmigrantes, no est nada claroque el territorio de asentamiento tamil continuo e importante, que com-prende zonas de slida poblacin tamil (del 71 al 95 por 100: Batticaloa,Mullaitivu, Jaffna) y zonas donde los tamiles que se autoidentifican for-man el 20 o el 33 por 100 (Amparal, Trincomalee), deba considerarsecomo un solo espacio, excepto en trminos puramente cartogrficos. Dehecho, en las negociaciones que pusieron fin a la guerra civil de Sri Lankaen 1987, la decisin de considerar dicha regin como un solo espacio fueuna clara concesin poltica a las exigencias de los nacionalistas tamiles.Como ya hemos visto, la entidad lingstica oculta el hecho indiscuti-ble de que los tamiles indgenas, los inmigrantes indios y los moros sonhasta ahora una poblacin homognea en el sentido filolgico y noen ningn otro, y, como veremos, probablemente ni siquiera en este sen-tido. En cuanto al pasado histrico independiente, es casi seguro que laexpresin es anacrnica, constituye una peticin de principio o es tanvaga que no tiene sentido. Puede objetarse, por supuesto, que los mani-fiestos obviamente propagandsticos no deben estudiarse con deteni-miento como si fueran aportaciones a las ciencias sociales, pero lo ciertoes que casi cualquier clasificacin de alguna comunidad como nacin,basndose en tales criterios pretendidamente objetivos, estara expuesta aobjeciones parecidas, a menos que el hecho de ser una nacin pudieraprobarse basndose en otros criterios.

    Pero, cules son estos otros criterios? La alternativa de una defini-cin objetiva es una definicin subjetiva, ya sea colectiva (por el estilo deuna nacin es un plebiscito diario, como dijo Renn) o individual, almodo de los austromarxistas, para quienes la nacionalidad poda atri-buirse a personas, con independencia de dnde y con quin vivieran, almenos si optaban por reclamarla.13 Ambos son intentos evidentes de elu-dir las limitaciones del objetivismo apriorstico, en ambos casos, aunquede manera diferente, adaptando la definicin de nacin a territorios en

    13. Karl Renner compar especficamente la pertenencia del individuo a una nacincon su pertenencia a una confesin religiosa, es decir, una condicin libremente elegida, de

    jure, por el individuo que ha alcanzado la mayora de edad, y, en nombre de los menores deedad, por sus representantes legales. Synopticus, Staat undNation, Viena, 1899, pp. 7 y ss.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    12/207

    16 NACIONES Y NACIONALISMO

    los cuales coexisten personas cuya lengua u otros criterios objetivos sondiferentes, como hicieron en Francia y en el imperio Habsburgo. Ambosse exponen a la objecin de que definir una nacin por la conciencia de

    pertenecer a ella que tienen sus miembros es tautolgico y proporcionasolamente una orientacin a posteriori de lo que es una nacin. Adems,puede conducir a los incautos a extremos de voluntarismo que induzcan apensar que lo nico que se necesita para ser, para crear o para volver acrear una nacin es la voluntad de serlo: si un nmero suficiente de habi-tantes de la isla de Wight quisiera ser una nacin wigthtiana, habra una.Si bien esto ha dado origen a algunos intentos de edificar nacioneselevando la conciencia, especialmente desde el decenio de 1960, no es unaforma legtima de criticar a observadores tan avanzados como Otto Bauery Renn, que saban perfectamente bien que las naciones tambin tenanelementos objetivos en comn. Sin embargo, insistir en la conciencia o enla eleccin como criterio de la condicin de nacin es subordinar insensa-

    tamente a una sola opcin las complejas y mltiples maneras en que losseres humanos se definen y redefinen a s mismos como miembros de gru-pos: la eleccin de pertenecer a una nacin o nacionalidad. Poltica oadministrativamente, hoy da esa eleccin debe hacerse viviendo en esta-dos que den pasaportes o que en sus censos hagan preguntas sobre la len-gua. Con todo, incluso en la actualidad es perfectamente posible que unapersona que viva en Slough se considere a s misma, segn las circunstan-cias, como pongamos por caso ciudadano britnico, o (ante otros ciu-dadanos de piel diferente) como india, o (ante otros indios) como gujarati,o (ante hindes o musulmanes) como un jainista, o como miembro de de-terminada casta o relacin de parentesco, o como alguien que en casa ha-

    bla hindi en vez de gujarati, o, sin duda, de otras maneras. Tampoco es po-sible, a decir verdad, reducir siquiera la nacionalidad a una soladimensin, ya sea poltica, cultural o de otro tipo (a menos, por supuesto,que uno se vea obligado a hacerlo por la fuerza mayor de los estados). Laspersonas pueden identificarse como judas aun cuando no compartan lareligin, la lengua, la cultura, la tradicin, el origen histrico, las pautas degrupo sanguneo ni la actitud ante el estado judo. Tampoco entraa estouna definicin puramente subjetiva de la nacin.

    Vemos, pues, que ni las definiciones objetivas ni las subjetivas sonsatisfactorias, y ambas son engaosas. En todo caso, el agnosticismo es lamejor postura que puede adoptar el que empieza a estudiar este campo,

    por lo que el presente libro no hace suya ninguna definicin apriorsticade lo que constituye una nacin. Como supuesto inicial de trabajo, se tra-

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    13/207

    INTRODUCCIN 17

    tara como nacin a cualquier conjunto de personas suficientemente nutri-do cuyos miembros consideren que pertenecen a una nacin. Sin em-bargo, que tal conjunto de personas se considere de esta manera es algo

    que no puede determinarse sencillamente consultando con autores o por-tavoces polticos de organizaciones que reivindiquen el estatuto de nacinpara l. La aparicin de un grupo de portavoces de alguna idea nacionalno es insignificante, pero la palabra nacin se emplea hoy da de formatan general e imprecisa, que el uso del vocabulario del nacionalismopuede significar realmente muy poco.

    No obstante, al abordar la cuestin nacional, es ms provechosoempezar con el concepto de "la nacin" (es decir, con el "nacionalismo")que con la realidad que representa. Porque La "nacin", tal como laconcibe el nacionalismo, puede reconocerse anticipadamente; la "nacin"real slo puede reconocerse a posteriori.14Este es el mtodo del presentelibro. Presta atencin especial a los cambios y las transformaciones delconcepto, sobre todo en las postrimeras del siglo xix. Los conceptos, porsupuesto, no forman parte del libre discurso filosfico, sino que estn en-raizados social, histrica y localmente y deben explicarse en trminos deestas realidades.

    Para el resto, la posicin del autor puede resumirse del modo si-guiente.

    1. Utilizo el trmino nacionalismo en el sentido en que lo definiGellner, a saber: para referirme bsicamente a un principio que afirmaque la unidad poltica y nacional debera ser congruente.15 Yo aadiraque este principio tambin da a entender que el deber poltico de los ruri-tanos* para con la organizacin poltica que engloba y representa a la nacin ruritana se impone a todas las dems obligaciones pblicas, y en loscasos extremos (tales como las guerras) a todas las otras obligaciones, deltipo que sean. Esto distingue el nacionalismo moderno de otras formasmenos exigentes de identificacin nacional o de grupo que tambin encontraremos.

    2. Al igual que la mayora de los estudiosos serios, no considero la

    14. E. J. Hobsbawm, Some reflections on nationalism, p. 387.15. Ernest Gellner,Nations and nationalism, p. 1. Esta definicin bsicamente pol

    tica tambin la aceptan algunos otros autores, por ejemplo John Breuilly,Nationalism andthe state, p. 3.

    * Ruritania es un pas imaginario, situado en la Europa central, donde transcurre laaccin de las novelasEl prisionero de Zenda yRuperto de Hentzau, de Anthony Hope. (TV.del t)

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    14/207

    18 NACIONES Y NACIONALISMO

    nacin como una entidad social primaria ni invariable. Pertenece ex-clusivamente a un perodo concreto y reciente desde el punto de vista his-trico. Es una entidad social slo en la medida en que se refiere a cierta

    clase de estado territorial moderno, el estado-nacin, y de nada sirvehablar de nacin y de nacionalidad excepto en la medida en que ambas serefieren a l. Por otra parte, al igual que Gellner, yo recalcara el elementode artefacto, invencin e ingeniera social que interviene en la cons-truccin de naciones. Las naciones como medio natural, otorgado porDios, de clasificar a los hombres, como inherente ... destino poltico, sonun mito; el nacionalismo, que a veces toma culturas que ya existen y lastransforma en naciones, a veces las inventa, y a menudo las destruye: esoes realidad.16 En pocas palabras, a efectos de anlisis, el nacionalismoantecede a las naciones. Las naciones no construyen estados y nacionalis-mos, sino que ocurre al revs.

    3. La cuestin nacional, como la llamaban los marxistas de antao, se encuentra situada en el punto de interseccin de la poltica, la tecnologa y la transformacin social. Las naciones existen no slo en funcin de determinada clase de estado territorial o de la aspiracin a crearloen trminos generales, el estado ciudadano de la Revolucin francesa, sino tambin en el contexto de determinada etapa del desarrollotecnolgico y econmico. La mayora de los estudiosos de hoy estarn deacuerdo en que las lenguas nacionales estndar, ya sean habladas o escritas, no pueden aparecer como tales antes de la imprenta, la alfabetizacinde las masas y, por ende, su escolarizacin. Incluso se ha argido que elitaliano hablado popular, como idioma capaz de expresar toda la gama delo que una lengua del siglo xx necesita fuera de la esfera de comunica

    cin domstica y personal, slo ha empezado a construirse hoy da enfuncin de las necesidades de la programacin televisiva nacional.17 Porconsiguiente, las naciones y los fenmenos asociados con ellas debenanalizarse en trminos de las condiciones y los requisitos polticos, tcnicos, administrativos, econmicos y de otro tipo.

    4. Por este motivo son, a mi modo de ver, fenmenos duales, construidos esencialmente desde arriba, pero que no pueden entenderse a menos que se analicen tambin desde abajo, esto es, en trminos de los supuestos, las esperanzas, las necesidades, los anhelos y los intereses de las

    16. Gellner,Nations and nationalism, pp. 48-49.

    17. Antonio Sorella, La televisione e la lingua italiana, Trimestre. Peridico diCultura, 14 (2-3-4,1982), pp. 291-300.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    15/207

    INTRODUCCIN 19

    personas normales y corrientes, que no son necesariamente nacionalesy menos todava nacionalistas. Si he de hacer una crtica importante ala obra de Gellner, es que su perspectiva preferida, la modernizacin des-

    de arriba, hace difcil prestar la debida atencin a la visin desdeabajo.Esa visin desde abajo, es decir, la nacin tal como la ven, no los go-

    biernos y los portavoces y activistas de movimientos nacionalistas (o nonacionalistas), sino las personas normales y corrientes que son objeto delos actos y la propaganda de aqullos, es dificilsima de descubrir. Porsuerte, los historiadores sociales han aprendido a investigar la historia delas ideas, las opiniones y los sentimientos en el nivel subliterario, por loque hoy da es menos probable que confundamos los editoriales de peri-dicos selectos con la opinin pblica, como en otro tiempo les ocurra ha-bitualmente a los historiadores. No sabemos muchas cosas a ciencia cier-ta. Con todo, tres cosas estn claras.

    La primera es que las ideologas oficiales de los estados y los movi-mientos no nos dicen lo que hay en el cerebro de sus ciudadanos o partida-rios, ni siquiera de los ms leales. En segundo lugar, y de modo ms espe-cfico, no podemos dar por sentado que para la mayora de las personas laidentificacin nacional cuando existe excluye el resto de identifica-ciones que constituyen el ser social o es siempre superior a ellas. De hecho,se combina siempre con identificaciones de otra clase, incluso cuando seopina que es superior a ellas. En tercer lugar, la identificacin nacional y loque se cree que significa implcitamente pueden cambiar y desplazarse conel tiempo, incluso en el transcurso de perodos bastantes breves. A mi jui-cio, este es el campo de los estudios nacionales en el cual el pensamiento y

    la investigacin se necesitan con la mayor urgencia hoy da.5. La evolucin de las naciones y el nacionalismo dentro de estados

    que existen desde hace tiempo como, por ejemplo, Gran Bretaa y Fran-cia no se ha estudiado muy intensivamente, aunque en la actualidad esobjeto de atencin.18 La existencia de esta laguna queda demostrada por laescasa atencin que se presta en Gran Bretaa a los problemas relaciona-dos con el nacionalismo ingls trmino que en s mismo suena raro amuchos odos en comparacin con la que se ha prestado al nacionalis-

    18. Para el alcance de esta labor, vase Raphael Samuel, ed., The making and unma-king ofBritish national identity, 3 vols., Londres, 1989. El trabajo de Linda Colley lo he en-

    contrado especialmente estimulante, por ejemplo, Whose nation? Class and national cons-ciousness in Britain 1750-1830, Past & Present, 113 (1986), pp. 96-117.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    16/207

    20 NACIONES Y NACIONALISMO

    mo escocs, al gales, y no digamos al irlands. Por otra parte, en aos re-cientes se ha avanzado mucho en el estudio de los movimientos naciona-les que aspiran a ser estados, principalmente a raz de los innovadores es-

    tudios comparados de pequeos movimientos nacionales europeos queefectu Hroch. Dos observaciones del anlisis de este excelente autorquedan englobadas en el mo. En primer lugar, la conciencia nacionalse desarrolla desigualmente entre los agrupamientos sociales y las regio-nes de un pas; esta diversidad regional y sus razones han sido muy des-cuidadas en el pasado. A propsito, la mayora de los estudiosos estarande acuerdo en que, cualquiera que sea la naturaleza de los primeros gru-pos sociales que la conciencia nacional capte, las masas populareslos trabajadores, los sirvientes, los campesinos son las ltimas enverse afectadas por ella. En segundo lugar, y por consiguiente, sigo su tildivisin de la historia de los movimientos nacionales en tres fases. En laEuropa decimonnica, para la cual fue creada, la fase A era puramentecultural, literaria y folclrica, y no tena ninguna implicacin poltica, osiquiera nacional, determinada, del mismo modo que las investigaciones(por parte de no gitanos) de la Gypsy Lore Society no la tienen para losobjetos de las mismas. En la fase B encontramos un conjunto de precur-sores y militantes de la idea nacional y los comienzos de campaas po-lticas a favor de esta idea. El grueso de la obra de Hroch se ocupa de estafase y del anlisis de los orgenes, la composicin y la distribucin de estaminorit agissante. En mi propio caso, en el presente libro me ocupo msde la fase C, cuando y no antes los programas nacionalistas obtienenel apoyo de las masas, o al menos parte del apoyo de las masas que losnacionalistas siempre afirman que representan. La transicin de la fase B

    a la fase C es evidentemente un momento crucial en la cronologa de losmovimientos nacionales. A veces, como en Irlanda, ocurre antes de lacreacin de un estado nacional; probablemente es mucho ms frecuenteque ocurra despus, como consecuencia de dicha creacin. A veces, comoen el llamado Tercer Mundo, no ocurre ni siquiera entonces.

    Finalmente, no puedo por menos de aadir que ningn historiador se-rio de las naciones y el nacionalismo puede ser un nacionalista polticocomprometido, excepto en el mismo sentido en que los que creen en laveracidad literal de las Escrituras, al mismo tiempo que son incapaces deaportar algo a la teora evolucionista, no por ello no pueden aportar algo ala arqueologa y a la filologa semtica. El nacionalismo requiere creer

    demasiado en lo que es evidente que no es como se pretende. Como dijoRenn: Interpretar mal la propia historia forma parte de ser una na-

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    17/207

    INTRODUCCIN 21

    cin.19 Los historiadores estn profesionalcente obligados a no inter-pretarla mal, o, cuando menos, a esforzarse en no interpretarla mal. Serirlands y estar apegado orgullosamente a Irlanda incluso enorgulle-

    cerse de ser irlands catlico o irlands protestante del Ulster no es ens mismo incompatible con el estudio en serio de la historia de Irlanda. Notan cortipatible, dira yo, es ser un feniano o un orangista; no lo es ms queel ser sionista es compatible con escribir una historia verdaderamente se-ria de los judos; a menos que el historiador se olvide de sus conviccionesal entrar en la biblioteca o el estudio. Algunos historiadores nacionalistasno han podido hacerlo. Por suerte, al disponerme a escribir el presente li-bro, no he necesitado olvidar mis convicciones no histricas.

    19. Emest Renn, Qu'est que c'est une nation?, pp. 7-8: L'oubli et je dirai mme

    Ferreur historique, sont un facteur essentiel de la formation d'une nation et c'est ainsi que leprogrs des tudes historiques est souvent pour la nationalit un danger.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    18/207

    1. LA NACIN COMO NOVEDAD:DE LA REVOLUCIN AL LIBERALISMO

    La caracterstica bsica de la nacin moderna y de todo lo relacionado

    con ella es su modernidad. Esto se comprende bien ahora, pero el supues-to contrario, que la identificacin nacional es tan natural, primaria y per-manente que precede a la historia, est tan generalizado, que tal vez seatil ilustrar la modernidad del vocabulario de la materia misma. ElDic-cionario de la Real Academia Espaola, cuyas diversas ediciones se hanexaminado atentamente para este fin,1 no utiliza la terminologa del esta-do, la nacin y la lengua en el sentido moderno antes de su edicin de1884. En sta, por primera vez, leemos que la lengua nacional, es laoficial y literaria de un pas y ms generalmente hablada en l, a diferen-cia de sus dialectos y los idiomas de otras naciones. El artculo corres-pondiente a dialecto establece la misma relacin entre l y la lenguanacional. Antes de 1884, la palabra nacin significaba sencillamente lacoleccin de los habitantes en alguna provincia, pas o reino y tambinextranjero. Pero en 1884 se daba como definicin estado o cuerpo po-ltico que reconoce un centro comn supremo de gobierno y tambinterritorio que comprende, y aun sus individuos, tomados colectivamen-te, como conjunto, y en lo sucesivo el elemento de un estado comn ysupremo ocupa un lugar central en tales definiciones, al menos en elmundo ibrico. La nacin es el conjunto de los habitantes de un pas re-gido por un mismo gobierno (la cursiva es ma).2 La nagao de la (actual)

    Enciclopedia Brasileira Mrito3es la comunidad de los ciudadanos de

    1. Llus Garca i Sevilla, Llengua, naci i estat alDiccionario de la Real Academia

    espaola^ UAveng (16 de mayo de 1979),pp. 50-55.2. Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Barcelona, 1907-1934,

    vol. 37, pp. 854-867: nacin.3. Enciclopedia Brasileira Mrito, Sao Paulo-Ro-Porto Alegre, 1958-1964, vol. 13,

    p.581.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    19/207

    24 NACIONES Y NACIONALISMO

    un estado, viviendo bajo el mismo rgimen o gobierno y teniendo unacomunin de intereses; la colectividad de los habitantes de un territoriocon tradiciones, aspiraciones e intereses comunes, y subordinados a un

    poder central que se encarga de mantener la unidad del grupo (la cursivaes ma); el pueblo de un estado, excluyendo el poder gobernante. Ade-ms, en elDiccionario de la Academia Espaola la versin definitiva dela nacin no se encuentra hasta 1925, momento en que se describecomo conjunto de personas de un mismo origen tnico y que general-mente hablan un mismo idioma y tienen una tradicin comn.

    As pues, gobierno, no va unido especficamente al concepto de na-cin hasta 1884. Porque, a decir verdad, como sugerira la filologa, elprimer significado de la palabra nacin indica origen o descendencia:naissance, extraction, rang, por citar un diccionario de francs antiguo,que a su vez cita la frase de Froissart je fus retourn au pays de ma nationen la cont de Haynnau (volv a mi tierra de nacimiento/origen en elcondado de Hainaut).4 Y, en la medida en que el origen o la descendenciase adscribe a un conjunto de hombres, difcilmente podran ser los queformaran un estado (excepto en el caso de los gobernantes o sus parien-tes). En la medida en que se adscriba a un territorio, slo de modo fortuitoera una unidad poltica, y nunca una unidad muy grande. Para el dic-cionario espaol de 1726 (su primera edicin) la palabrapatria o, en eluso ms popular, tierra, significaba nicamente el lugar, ciudad o pasen que se ha nacido, o cualquiera regin, o provincia, o el distrito de al-gn dominio, u estado. Este sentido estricto depatria como lo que el usoespaol moderno ha tenido que distinguir del sentido amplio de patriachica es muy universal antes del siglo xix, excepto entre las personas que

    hubieran recibido una educacin clsica y conociesen la Roma antigua.Hasta 1884 no se adscribi la palabra tierra a un estado; y hasta 1925 noomos la nota emotiva del patriotismo moderno, que definepatria comonuestra propia nacin, con la suma total de cosas materiales e inmate-riales, pasado, presente y futuro que gozan de la lealtad amorosa de lospatriotas. Forzoso es reconocer que la Espaa decimonnica no iba pre-cisamente en la vanguardia del progreso ideolgico, pero Castilla y es-tamos hablando de la lengua castellana era uno de los primeros reinoseuropeos a los que se puede colocar la etiqueta de estado-nacin sinque ello indique una falta total de realismo. En todo caso, puede dudarse

    4. L. Curne de Sainte Pelaye,Dktionnaire historique de Vanden langage frangois,

    Niort, sin fecha, 8 vols.: nation.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    20/207

    LA NACIN COMO NOVEDAD 25

    de que la Gran Bretaa y la Francia dieciochescas fueran estados-na-cin en un sentido muy diferente. Es posible, pues, que la evolucin delvocabulario pertinente tenga un inters general.

    En las lenguas romances la palabra nacin es indgena. En otraslenguas, en la medida en que se usa, es voz tomada en prstamo de otralengua. Esto nos permite ver ms claramente las distinciones en el uso.As, en alto alemn y en bajo alemn la palabra Volk(pueblo) hoy datiene claramente algunas de las mismas asociaciones que las palabras de-rivadas de nato, pero la interaccin es compleja. Es claro que en el bajoalemn medieval el trmino (natie), en la medida en que se emplea y, a

    juzgar por su origen latino, uno dira que apenas se usara excepto entrelas personas cultas o las de estirpe real, noble o gentil, todava no tienela connotacin Volk, que no empieza a adquirir hasta el siglo xvi. Signi-fica, como en el francs medieval, grupo de estirpe y descendencia (Ge-schlecht).

    5

    Al igual que en otras partes, evoluciona hacia la descripcin de gru-pos autnomos ms nutridos tales como gremios u otras corporacionesque necesitan distinguirse de otros con los que coexisten: de ah las na-ciones como sinnimo de extranjero, como en espaol, las nacionesde comerciantes extranjeros (comunidades extranjeras, especialmentede comerciantes, que viven en una ciudad y en ella gozan de privile-gios),6 las conocidas naciones de estudiantes en las antiguas univer-sidades. De ah tambin el menos conocido un regimiento de la nacinde Luxemburgo.7 Sin embargo, parece claro que la evolucin poda ten-der a recalcar el lugar o el territorio de origen: elpays natal de una anti-gua definicin francesa que pronto se convierte, al menos en la mente de

    lexicgrafos posteriores, en el equivalente de provincia,8 mientras queotros prefieren recalcar el grupo de descendencia comn y de esta manerase desplazan en direccin a la etnicidad, como la insistencia neerlandesaen el significado primario de natie como la totalidad de hombres a losque se considera como pertenecientes al mismo "stam".

    En todo caso, el problema de la relacin incluso entre semejante na-cin extensa pero indgena y el estado segua siendo desconcertante,

    5. Dr. E. Verwijs y Dr. J. Verdam,Middelnederlandsch Woordenboek, vol. 4, LaHaya, 1899, col. 2.078.

    6. Woordenboek der Nederlandsche Taal vol. 9, La Haya, 1913, cois. 1.586-1.590.7. Verwijs y Verdam,Middelenderlandsch Woordenboek, vol. 4.

    8. L. Huguet,Dictionnaire de la langue frangaise du 16e sicle, vol. 5, Pars, 1961,p. 400.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    21/207

    26 NACIONES Y NACIONALISMO

    pues pareca evidente que en trminos tnicos, lingsticos o de cualquierotro tipo, la mayora de los estados, fuera cual fuese su tamao, no eranhomogneos y, por ende, no podan equipararse sencillamente con las na-

    ciones. El diccionario neerlands singulariza de modo especfico, comopeculiaridad de los franceses y los ingleses, que utilizan la palabra na-cin para referirse a las personas que pertenecen a un estado aunque nohablen la misma lengua.9 Un estudio sumamente instructivo de este acer-tijo procede de la Alemania dieciochesca.10 Para el enciclopedista JohannHeinrich Zedler en 1740 la nacin, en su sentido real y original, se referaa un nmero unido deBrger(es mejor, en la Alemania de mediados delsiglo xvni, dejar que esta palabra conserve su notoria ambigedad) quecomparten un conjunto de costumbres, moralidad y leyes. De esto se des-prende que no puede tener ningn sentido territorial, toda vez que miem-bros de naciones diferentes (divididos por diferencias en los estilos devidaLebensarten y las costumbres) pueden vivir juntos en la mis-ma provincia, incluso en una que sea bastante pequea. Si las nacionestuvieran una relacin intrnseca con el territorio, a los vendos de Alema-nia habra que considerarlos alemanes, cosa que es obvio que no son. LaIlustracin acude naturalmente al cerebro del estudioso sajn, familiari-zado con la ltima poblacin eslava que todava sobrevive dentro dela Alemania lingstica, a la cual todava no se le ocurre etiquetar con eltrmino de minora nacional, trmino que cae en un crculo vicioso.Para Zedler, la palabra que describe a la totalidad de la gente de todas lasnaciones que vive dentro de la misma provincia o estado es VolL Pero,por desgracia para la pulcritud terminolgica, en la prctica el trminonacin se usa con frecuencia dndole el mismo sentido que Volk; y a

    veces como sinnimo de estado de la sociedad (Stand, ordo) y otrasveces para referirse a cualquier otra asociacin o sociedad (Gesellschaft,societas).

    Sea cual sea el significado propio y original, o como quiera llamar-se, de nacin, est claro que el trmino sigue siendo muy diferente desu sentido moderno. As pues, sin adentramos ms en el asunto, podemosaceptar que en su sentido moderno y bsicamente poltico el conceptonacin es muy joven desde el punto de vista histrico. De hecho, esta ju-ventud viene a subrayarla otro monumento lingstico: elNew English

    9. Woordenboeh 1913, col. 1.588.

    10. John Heinrich Zedler, Grosses vollstandiges Universal-Lexicn aller Wissen-schaften und Knste..., vol. 23, Leipzig-Halle, 1740, repr. Graz 1961, cois. 901-903.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    22/207

    LA NACIN COMO NOVEDAD 27

    Dictionary, que en 1908 seal que el antiguo significado de la palabrarepresentaba principalmente la unidad tnica, pero que el uso recientems bien recalcaba el concepto de unidad e independencia polticas.11

    Dada la novedad histrica del moderno concepto de la nacin, su-giero que la mejor manera de comprender su naturaleza es seguir a los queempezaron a obrar sistemticamente con este concepto en su discurso po-ltico y social durante la edad de las revoluciones, y especialmente, bajoel nombre de el principio de nacionalidad, a partir de 1830, ms o me-nos. Esta digresin hacia laBegriffsgeschichte no es fcil, en parte, comoveremos, porque las gentes de la poca empleaban las palabras de estaclase con demasiada despreocupacin, y en parte porque la misma pala-bra significaba o poda significar simultneamente cosas muy diferentes.

    El significado primario de nacin, el significado que con mayorfrecuencia se aireaba en la literatura, era poltico. Equiparaba el puebloy el estado al modo de las revoluciones norteamericana y francesa, equi-paracin que nos es conocida en expresiones como, por ejemplo, el es-tado-nacin, las Naciones Unidas, o la retrica de los presidentes definales del siglo xx. El discurso poltico en los primeros tiempos de losEstados Unidos prefera hablar de el pueblo, la unin, la confede-racin, nuestra tierra comn, el pblico, el bienestar pblico ola comunidad con el fin de evitar las implicaciones centralizadoras yunitarias del trmino nacin frente a los derechos de los estados fede-rados.12 Porque formaba parte o, desde luego, la formara pronto delconcepto de la nacin en la edad de las revoluciones el que esta nacinfuese, utilizando la expresin francesa, una e indivisible.13 La na-cin considerada as era el conjunto de ciudadanos cuya soberana co-

    lectiva los constitua en un estado que era su expresin poltica. Porque,prescindiendo de las dems cosas que fuera una nacin, el elemento deciudadana y de participacin o eleccin de las masas nunca faltaba en

    11. Oxford English Dictionary, vol. VII, Oxford, 1933, p. 30.12. John J. Lalor, ed., Cyclopedia ofpolitical science, Nueva York, 1889, vol. II,

    p. 932: Nation. Los artculos que hacen al caso son en gran parte reimpresiones o, mejordicho, traducciones de anteriores obras francesas.

    13. De esta definicin se desprendera que una nacin est destinada a formar sloun estado y que constituye un conjunto indivisible (ibid., p. 923). La definicin de la cualse desprendera esto dice que una nacin es un conjunto de hombres que hablan la misma lengua, tienen las mismas costumbres y estn dotados de ciertas cualidades morales quelos distinguen de otros grupos de naturaleza semejante. Este es uno de los numerosos

    ejemplos del arte de hacer peticiones de principio a que tan a menudo ha sido proclive elargumento nacionalista.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    23/207

    28 NACIONES Y NACIONALISMO

    ella. John Stuart Mili no defini meramente la nacin por su posesin desentimiento nacional. Tambin aadi que los miembros de una naciona-lidad desean estar bajo el mismo gobierno, y desean que sea el gobierno

    de ellos mismos o de una parte de ellos mismos exclusivamente.

    14

    Ob-servamos sin sorpresa que Mili habla de la idea de nacionalidad no en unapublicacin aparte como tal, sino, caractersticamente y brevemente,en el contexto de su pequeo tratado sobre el gobierno representativo odemocracia.

    La ecuacin nacin = estado = pueblo, y especialmente pueblo sobe-rano, sin duda vinculaba nacin a territorio, toda vez que la estructura y ladefinicin de los estados eran entonces esencialmente territoriales. Tam-bin daba a entender una multiplicidad de estados-nacin as constituidos,y esta era en verdad una consecuencia necesaria de la autodeterminacinpopular. As lo expresaba la declaracin de derechos francesa de 1795:

    Cada pueblo es independiente y soberano, cualesquiera que sean el n-mero de individuos que lo componen y la extensin de territorio que ocupa.Esta soberana es inalienable.15

    Pero poco deca acerca de lo que constitua un pueblo. En particular, nohaba ninguna relacin lgica entre, por un lado, el conjunto de los ciu-dadanos de un estado territorial y, por el otro, la identificacin de unanacin basndose en criterios tnicos, lingsticos o de otro tipo, o deotras caractersticas, que permitieran el reconocimiento colectivo de lapertenencia a un grupo. De hecho, se ha argido que la Revolucin fran-cesa fue totalmente ajena al principio o al sentimiento de nacionalidad;incluso se mostr hostil a l por esta razn.16 Tal como seal con per-

    cepcin el lexicgrafo neerlands, la lengua no tena nada que ver enprincipio con ser ingls o francs, y, de hecho, como veremos, los exper-tos franceses lucharan empecinadamente contra todo intento de convertir

    14. J. S. Mili, Utilitarianism, liberty and representative government, edicin Every-man, Londres, 1910, pp. 359-366 (hay trad. cast.: Sobre la libertad El utilitarismo, Orbis,Barcelona, 19852, yDel gobierno representativo, Tecnos, Madrid, 1985).

    15. Cabe sealar que no hay ninguna referencia al derecho de los pueblos, a la soberana y a la independencia en la declaracin de derechos de 1789 o 1793. Vase Lucien Jau-me,Le discours jacobin et la dmocratie, Pars, 1989, apndices 1-3, pp. 407-414. Sin embargo, O. Dann y J. Dinwiddy, eds., Nationalism in the age of the French revolut ion,Londres, 1988, p. 34, para la misma opinin en 1793.

    16. Maurice Block, Nationalities, principie of, en J. Lalor, ed., Cyclopedia ofpo-litical science, vol. II, p. 939.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    24/207

    LA NACIN COMO NOVEDAD 29

    la lengua hablada en criterio de nacionalidad, la cual, segn argan ellos,era determinada puramente por la condicin de ciudadano francs. Lalengua que hablaban los alsacianos o los gascones sigui sin tener que ver

    con su condicin de miembros del pueblo francs.A decir verdad, si nacin tena algo en comn desde el punto devista popular-revolucionario, no era, en ningn sentido fundamental, laetnicidad, la lengua y cosas parecidas, aunque estas cosas podan ser indi-cio de pertenencia colectiva tambin. Como ha sealado Pierre Vilar,17 loque caracterizaba a la nacin-pueblo vista desde abajo era precisamente elhecho de que representaba el inters comn frente a los intereses particu-lares, el bien comn frente al privilegio, como, de hecho, sugiere el tr-mino que los norteamericanos utilizaban antes de 1800 para indicar el he-cho de ser nacin al mismo tiempo que evitaban la palabra misma. Lasdiferencias de grupo tnico eran, desde este punto de vista revoluciona-rio-democrtico, tan secundarias como ms adelante les pareceran a lossocialistas. Obviamente, lo que distingua a los colonos norteamericanosdel rey Jorge y sus partidarios no era ni la lengua ni la etnicidad, y, a la in-versa, la repblica francesa no tuvo reparo alguno en elegir al anglonor-teamericano Thomas Paine miembro de su Convencin Nacional.

    Por lo tanto, no podemos atribuir a la nacin revolucionaria nadaque se parezca al posterior programa nacionalista consistente en crear es-tados-nacin para conjuntos definidos atendiendo a criterios tan acalora-damente debatidos por los tericos del siglo xix como, por ejemplo, la et-nicidad, la lengua comn, la religin, el territorio y los recuerdoshistricos comunes (por citar una vez ms a John Stuart Mili).18 Comohemos visto, exceptuando en el caso de un territorio cuya extensin fuera

    indefinida (y, quiz, el caso del color de la piel), ninguna de estas cosasuna a la nueva nacin norteamericana. Adems, cuando la grande na-tion de los franceses ensanch sus fronteras en el transcurso de las gue-rras revolucionarias y napolenicas, llegando a regiones que no eranfrancesas segn los posteriores criterios de pertenencia nacional, se vioclaramente que ninguno de ellos era la base de su constitucin.

    No obstante, los diversos elementos que ms adelante se usaran paradescubrir definiciones de la nacionalidad no estatal ya se hallaban indu-dablemente presentes, ya fuera asociados con la nacin revolucionaria o

    17. P. Vilar, Sobre los fundamentos de las estructuras nacionales,Historia, 16/

    Extra V, Madrid, abril de 1978, p. 11.18. J. S. Mili, Utilitarianism, liberty and representative government, pp. 359-366.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    25/207

    30 NACIONES Y NACIONALISMO

    crendole problemas; y cuando ms afirmaba ser una e indivisible, msproblemas causaba la heterogeneidad que haba dentro de ella. Poca dudahay de que para la mayora de los jacobinos, un francs que no hablara

    francs era sospechoso, y que, en la prctica, el criterio etnolingstico denacionalidad se aceptaba con frecuencia. Como dijo Barre en el informesobre las lenguas que present al Comit de Salud Pblica:

    Quin, en los departamentos de Alto Rin y Bajo Rin, se ha unido a lostraidores para llamar a los prusianos y los austracos a nuestras fronteras in-vadidas? Es el habitante del campo [alsaciano], que habla la misma lenguaque nuestros enemigos y que, por consiguiente, se considera hermano yconciudadano suyo en lugar de hermano y conciudadano de franceses que lehablan en otra lengua y tienen otras costumbres.19

    La insistencia francesa en la uniformidad lingstica desde la Revolu-

    cin ha sido verdaderamente fuerte, y a la sazn era excepcional. Vol-veremos a hablar de ella ms adelante. Pero lo que conviene tener encuenta es que, en teora, el uso nativo de la lengua francesa no era lo quehaca que una persona fuese francesa cmo poda hacerlo cuando laRevolucin propiamente dicha pasaba tanto tiempo probando qu pocaseran las personas en Francia que realmente la utilizaban?,20 sino ladisposicin a adquirirla, entre las otras libertades, leyes y caractersticascomunes del pueblo libre de Francia. En cierto sentido, adquirir la len-gua francesa era una de las condiciones para gozar de la plena ciudada-na francesa (y, por ende, la nacionalidad) del mismo modo que adquirirel ingls lo sera para tener la ciudadana norteamericana. Como ejemplode la diferencia entre una definicin bsicamente lingstica de naciona-lidad y la francesa, incluso en su forma extrema, recordemos al fillogoalemn al que luego encontraremos convenciendo al Congreso Estads-tico Internacional de la necesidad de incluir una pregunta relativa a lalengua en los censos estatales (vanse las pp. 105-106). Richard Bckh,cuyas influyentes publicaciones del decenio de 1860 argan que la len-

    19. Citado en M. de Certeau, D. Julia y J, Revel, Une politique de la langue. La r-volution frangaise et les patois: Venqute de l'abb Grgoire, Pars, 1975, p. 293. Para elproblema general de la Revolucin francesa y la lengua nacional, vase tambin Rene Ba-libar y Dominique Laporte,Le frangais national Politique et pratique de la langue na-tionale sous la rvolution, Pars, 1974. Para el problema especfico de Alsacia, vaseE. Philipps,Les luttes linguistiques enAlsacejusqu'en 1945, Estrasburgo, 1975, y P. Lvy,

    Histoire linguistique d'Alsace et de Lorraine, 2 vols., Estrasburgo, 1929.20. De Certeau, Julia y Revel, Une politique de la langue, passim.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    26/207

    LA NACIN COMO NOVEDAD 31

    gua era el nico indicio de nacionalidad apropiado, argumento conve-niente para el nacionalismo alemn, dado que los alemanes estaban tandispersos por el centro y el este de Europa, se vio obligado a clasificar a

    los judos askenazis como alemanes, puesto que el yiddish era un dia-lecto indiscutiblemente germano que se derivaba del alemn medieval.Bckh era muy consciente de que probablemente los antisemitas alema-nes no compartiran esta conclusin. Pero los revolucionarios franceses,que abogaban por la integracin de los judos en la nacin francesa, nohubieran necesitado ni comprendido este argumento. A su modo de ver,los judos sefardes que hablaban ladino y los judos askenazis que ha-blaban yiddish y en Francia los haba de ambas clases eran igual-mente franceses una vez haban aceptado las condiciones para adquirirla ciudadana francesa, que, naturalmente, incluan hablar francs. A lainversa, el argumento de que Dreyfus no poda ser realmente francsporque era de ascendencia juda fue interpretado correctamente como undesafo a la naturaleza misma de la Revolucin francesa y su definicinde la nacin francesa.

    No obstante, es en la presentacin del informe de Barre donde se en-cuentran dos conceptos muy distintos de la nacin: el revolucionario-democrtico y el nacionalista. La ecuacin estado = nacin = pueblo eraaplicable a ambos, pero, ajuicio de los nacionalistas, la creacin de lasentidades polticas que podan contenerla se derivaba de la existenciaprevia de alguna comunidad que se distinguiera de los extranjeros, mien-tras que desde el punto de vista revolucionario-democrtico, el conceptocentral era la ecuacin ciudadano-pueblo soberano = estado lo que, en re-lacin con el resto de la raza humana, constitua una nacin.21 Tampoco

    deberamos olvidar que en lo sucesivo los estados, corno quiera que estu-viesen constituidos, tambin tendran que tener en cuenta a sus subditos,pues en la edad de las revoluciones la tarea de gobernarlos se haba vueltoms difcil. Tal como lo expres el libertador griego Colocotronis, ya noera verdad que el pueblo pensara que los reyes eran dioses en la tierra yque tenan la obligacin de decir que lo que hacan estaba bien hecho.22

    La divinidad ya no los defenda. Cuando Carlos X de Francia resucit laantigua ceremonia de la coronacin en Reims en 1825 y (a regaadientes)

    21. En relacin con el estado, los ciudadanos constituyen elpueblo; en relacin conla raza humana, constituyen la nacin, J. Hlie, Nation, definition of, en Lalor, Cyclo-pedia ofpolitical science, vol. II, p. 923.

    22. Citado en E. J. Hobsbawm, The age of revolution 1789-1848, Londres, 1962,pp. 91-92 (hay trad. cast.:Las revoluciones burguesas, Labor, Barcelona, 198711).

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    27/207

    32 NACIONES Y NACIONALISMO

    la ceremonia de la curacin mgica, slo 120 personas se presentaronpara que el toque de las regias manos les curase la escrfula. En la ltimacoronacin celebrada antes que la suya, en 1774, las personas haban sido

    2.400.

    23

    Como veremos despus de 1870 la democratizacin hara queeste problema de la legitimidad y la movilizacin de los ciudadanos fueraa la vez apremiante y agudo. Es evidente que para los gobiernos el factorcentral de la ecuacin estado = nacin = pueblo era el estado.

    Pero, cul era el lugar de la nacin o, para el caso, la ecuacin esta-do = nacin = pueblo, en el orden de trminos que fuese, en el discursoterico de quienes, despus de todo, imprimieron su carcter con la mxi-ma firmeza en el siglo xix europeo, y, especialmente, en el perodo en queel principio de nacionalidad cambi su mapa de la forma ms especta-cular, a saber, el perodo comprendido entre 1830 y 1880: la burguesa li-beral y sus intelectuales? Aun en el caso de haberlo querido, no hubiesenpodido evitar la reflexin sobre el problema durante los cincuenta aos enque el equilibrio del poder en Europa fue transformado por la aparicinde dos grandes potencias basadas en el principio nacional (Alemania eItalia), la particin efectiva de una tercera por los mismos motivos (Aus-tria-Hungra despus del compromiso de 1867), por no mencionar el re-conocimiento de varias entidades polticas menores como estados inde-pendientes que reivindicaban su nuevo estatuto como pueblos con unabase nacional, desde Blgica en occidente hasta los estados sucesores delimperio otomano en el sureste de Europa (Grecia, Serbia, Rumania, Bul-garia), y dos revueltas nacionales de los polacos exigiendo su reconstitu-cin como lo que ellos consideraban un estado-nacin. Tampoco desea-ban evitarlo. Ajuicio de Walter Bagehot, la construccin de naciones

    era el contenido esencial de la evolucin en el siglo xix.24Sin embargo, como el nmero de estados-nacin a principios del siglo

    xix era reducido, la pregunta obvia que se hacan las mentes inquisitivasera cul de las numerosas poblaciones europeas que, basndose en una uotra cosa, podan clasificarse como nacionalidades adquirira un estado(o alguna forma menor de reconocimiento poltico o administrativo inde-pendiente), y cul de los numerosos estados existentes estara imbuido delcarcter de nacin. Este era esencialmente el propsito al confeccionarlistas de criterios para tener el rango de nacin potencial o real. Pareca

    23. Marc Bloch,Les rois thaumaturges, Pars, 1924, pp. 402-404.

    24. Walter Bagehot, Physics and polines, Londres, 1887, caps. III y IV sobre formacin de naciones.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    28/207

    LA NACIN COMO NOVEDAD 33

    obvio que no todos los estados coincidiran con naciones, ni viceversa.Por un lado, la famosa pregunta de Renn: Por qu Holanda es una na-cin, mientras que Hannover y el Gran Ducado de Parma no lo son?,25

    planteaba una serie de problemas analticos. Por otro lado, la observacinde John Stuart Mili en el sentido de que la fundacin de un estado nacio-nal tena que ser (a) factible y (b) deseada por la nacionalidad mismaplanteaba otra. Esto les ocurra incluso a los nacionalistas de mediados dela poca victoriana, los cuales no albergaban la menor duda acerca de larespuesta a ambos tipos de interrogante en lo que se refera a su propianacionalidad o al estado en que se encontraba. Porque hasta ellos se en-contraban contemplando las reivindicaciones de otras nacionalidades yestados con ms frialdad.

    Con todo, al pasar de este punto nos encontramos, en el discurso libe-ral del siglo xix, con un grado sorprendente de vaguedad intelectual. Estono se debe tanto a que no se pensara detenidamente como a la suposicinde que no era necesario explicarlo en detalle, toda vez que ya era obvio.Por consiguiente, gran parte de la teora liberal de las naciones aparecetan slo, por as decirlo, en los mrgenes de discurso de los autores libe-rales. Asimismo, como veremos, un campo central del discurso tericoliberal haca que fuese difcil considerar la nacin intelectualmente.Nuestra tarea en el resto del presente captulo consiste en reconstruir unateora burguesa liberal y coherente de la nacin, de forma parecida a loque hacen los arquelogos para reconstruir rutas comerciales basndoseen yacimientos de monedas.

    Puede que lo mejor sea empezar por el concepto de la nacin queresulta menos satisfactorio, a saber: el sentido en que Adam Smith utiliza

    la palabra en el ttulo de su gran obra. Porque en ese contexto significaclaramente nada ms que un estado territorial, o, como dijo John Rae,agudo cerebro escocs que recorri la Norteamrica de comienzos del si-glo xix criticando a Smith, toda comunidad, sociedad, nacin, estado opueblo independiente (trminos que, en lo que se refiere a nuestro tema,pueden considerarse sinnimos).26 Con todo, el pensamiento del graneconomista poltico liberal debe ser pertinente para los pensadores libera-les de clase media que consideren la nacin desde otros puntos de vista,

    25. Ernest Renn, What is a nation?, en Alfred Zimmern, ed.,Modern politicaldoctrines, Oxford, 1939, p. 192.

    26. John Rae, The sociological theory of capital, being a complete reprint ofTheNew Principies of Political Economy, 1834, ed. de C. W. Mixter, Nueva York, 1905, p. 26.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    29/207

    34 NACIONES Y NACIONALISMO

    aunque no fueran, como John Stuart Mili, economistas ellos mismos, o,como Walter Bagehot, directores de The Economist. Podemos preguntar-nos si fue histricamente fortuito que la era clsica del liberalismo libre-

    cambista coincidiese con aquella construccin de naciones que Bage-hot consideraba tan central en su siglo. Dicho de otro modo, tena elestado-nacin una funcin especfica como tal en el proceso de desarrollocapitalista? O, mejor dicho: cmo vean esta funcin los analistas libera-les de la poca?

    Porque para el historiador es evidente que el papel de las economasdefinidas por fronteras estatales era grande. La economa mundial del sigloxix era internacional ms que cosmopolita. Los tericos del sistemamundial han intentado demostrar que el capitalismo se origin como siste-ma mundial en un solo continente y no en otra parte precisamente debido alpluralismo poltico de Europa, que ni constitua ni formaba parte de un soloimperio mundial. El desarrollo econmico en los siglos xvi-xvm se basen los estados territoriales, cada uno de los cuales tenda a seguir polticasmercantilistas como un conjunto unificado. Todava ms obviamente,cuando nos referimos al capitalismo mundial en el siglo xix y comienzosdel xx, hablamos en trminos de las unidades nacionales que lo componanen el mundo desarrollado: de la industria britnica, la economa norteame-ricana, el capitalismo alemn en contraposicin al francs, etctera. Du-rante el prolongado perodo que va del siglo xvn a los aos que siguierona la segunda guerra mundial, en la economa mundial pareca haber pocoespacio y pocas posibilidades para aquellas unidades autnticamente ex-traterritoriales, transnacionales o intersticiales que haban desempeado unpapel tan importante en la gnesis de una economa mundial capitalista y

    que hoy da vuelven a ser tan prominentes: por ejemplo, miniestados in-dependientes cuya importancia econmica no guarda proporcin con sutamao y sus recursos: Lbeck y Gante en el siglo xiv, Singapur y HongKong una vez ms hoy da. De hecho, al volver la vista atrs para examinarel desarrollo de la moderna economa mundial, nos inclinamos a ver la fasedurante la cual el desarrollo econmico estuvo ntegramente vinculado alas economas nacionales de varios estados territoriales desarrollados,situada entre dos eras esencialmente transnacionales.

    La dificultad para los economistas liberales del siglo xix, o para losliberales que, como caba esperar, aceptaban los argumentos de la econo-ma poltica clsica, resida en que podan reconocer la importancia eco-

    nmica de las naciones slo en la prctica, pero no en teora. La economapoltica clsica, en especial la de Adam Smith, se haba formulado como

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    30/207

    LA NACIN COMO NOVEDAD 35

    crtica del sistema mercantil, es decir, justamente del sistema en el cuallos gobiernos trataban las economas nacionales como conjuntos que de-ban desarrollarse por medio del esfuerzo y la poltica del estado. El libre

    cambio y el mercado libre iban dirigidos precisamente contra este con-cepto del desarrollo econmico nacional, que era contraproducente, se-gn crea haber demostrado Smith. La teora econmica, por lo tanto, seelabor exclusivamente basndose en unidades de empresa individualespersonas o compaas, que racionalmente maximizaban sus ganan-cias y minimizaban sus prdidas en un mercado que no tena ninguna ex-tensin espacial especfica. El lmite era, no poda por menos de serlo, elmercado mundial. Aunque Smith distaba mucho de oponerse a ciertasfunciones del gobierno que tenan que ver con la economa, en lo que serefera a la teora general del crecimiento econmico, no tena lugar al-guno para la nacin o cualquier otra colectividad mayor que la empresa,que, dicho sea de paso, no se tom la molestia de investigar a fondo.

    As, J. E. Cairnes, en el apogeo de la era liberal, incluso dedic diezpginas a considerar seriamente la proposicin de que una teora del co-mercio internacional era innecesaria, en contraposicin a cualquier otrotipo de comercio entre individuos.27 Concluy que, si bien era indudableque las transacciones internacionales se hacan cada vez ms fciles, to-dava quedaban fricciones suficientes para justificar que el problema delcomercio ente estados se considerase por separado. El economista liberalalemn Schonberg dudaba que el concepto renta nacional tuviera algnsentido. Los que no se daban por satisfechos con las ideas superficialespodan estar tentados de creer esto, pero probablemente iban demasiadolejos aun cuando las estimaciones de la riqueza nacional en trminos

    monetarios eran errneas.28 Edwin Cannan29 opinaba que la nacin deAdam Smith consista solamente en el conjunto de individuos que vivanen el territorio de un estado y consideraba si el hecho de que al cabo decien aos toda aquella gente habra muerto haca que fuese imposible ha-blar de la nacin como de una entidad que exista de forma continua.En trminos de la poltica, esto significaba la creencia de que slo la asig-nacin de recursos por medio del mercado era ptima, y que por medio de

    27. J. E. Cairnes, Some leading principies ofpolitical economy newly expounded,Londres, 1874, pp. 355-365.

    28. Dr. Gustav Schonberg, ed.,Handbuch derpolitischen Oekonomie, vol. 1, Tubin-ga, 1882, pp. 158 y ss.

    29. Edwin Cannan,History ofthe theories ofproduction and distribution in Englishpolitical economy from 1776 to 1848, Londres, 1894, pp. 10 y ss.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    31/207

    36 NACIONES Y NACIONALISMO

    esta operacin los intereses de los individuos produciran automtica-mente los intereses del conjunto: en la medida en que en la teora hubieraespacio para un concepto como los intereses de toda la comunidad. A la

    inversa, John Rae escribi su libro de 1834 especficamente para demos-trar, contradiciendo a Smith, que los intereses individuales y los naciona-les no eran idnticos, es decir, que los principios que guiaban al individuoen la busca del inters propio no maximizaban necesariamente la riquezade la nacin.30 Como veremos, no haba que pasar por alto a los que senegaban a tomar a Smith de forma incondicional, pero sus teoras econ-micas no podan competir con la escuela clsica. El trmino economanacional slo aparece en elDictionary ofpolitical economy de Palgraveen relacin con la teora econmica alemana. El trmino nacin pro-piamente dicho haba desaparecido de la obra francesa equivalente deldecenio de 1890.31

    Y, a pesar de ello, hasta los economistas clsicos ms puros se vieronobligados a trabajar con el concepto de una economa nacional. Tal comoel sansimoniano Michel Chevalier anunci en tono de pedir perdn o ir-nicamente en su leccin inaugural en calidad de profesor de economapoltica en el Collge de France:

    Se nos ordena que nos ocupemos de los intereses generales de las socie-dades humanas, y no se nos prohibe considerar la situacin concreta en lasociedad dentro de la cual vivimos.32

    O, como dira lord Robbins, una vez ms en relacin con los economistaspolticos clsicos, hay pocos indicios de que a menudo fuesen ms all

    de la prueba del provecho nacional como criterio de la poltica, menostodava de que estuvieran dispuestos a pensar en la disolucin de los lazosnacionales.33 En resumen, no podan ni queran escaparse de la na-cin, cuyos progresos sigui Porter, satisfecho de s mismo, a partir de

    30. Rae, The sociological theory of capital.31. Nouveau dictionnaire d'conomie politique, ed. de Lon Say y Joseph Chailley,

    Pars, 1892.32. Michel Chevalier, Cours d'conomiefait au Collge de France, vol. 1, Pars,

    1855, p. 43. La conferencia se dio en 1841.33. L. Robbins, The theory of economic policy in English classical political eco

    nomy, Londres, 19772, pp. 9-10 (hay trad. cast.: Teora del desarrollo econmico en la his

    toria del pensamiento econmico, Gustavo Gil, Barcelona, 1969). Sin embargo, deberahacerse una excepcin para el genuinamente mundial Bentham.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    32/207

    LA NACIN COMO NOVEDAD 37

    1835 porque, segn pensaba, uno deseaba descubrir los medios que haempleado alguna comunidad para alcanzar la eminencia entre las nacio-nes. Apenas hace falta aadir que, al hablar de alguna comunidad,

    quera decir la comunidad propia de uno mismo.34

    Cmo, de hecho, podan negarse las funciones econmicas e inclusolas ventajas del estado-nacin? La existencia de estados con un monopoliode la moneda y con finanzas pblicas y, por consiguiente, normas y activi-dades fiscales era un hecho. Estas actividades econmicas no podanabolirse, ni siquiera podan aboliras los que deseaban eliminar sus inter-venciones perjudiciales en la economa. Asimismo, hasta los libertariosextremados podan aceptar, con Molinari, que la divisin de la humani-dad en naciones autnomas es esencialmente econmica.35 Porque el es-tado el estado-nacin en la era posrevolucionaria, despus de todo,garantizaba la seguridad de la propiedad y los contratos y, como dijo J. B.Say que no era precisamente amigo de la empresa pblica, ningunanacin ha alcanzado jams un nivel de riqueza sin estar bajo un gobiernoregular.36 Los economistas liberales incluso podan racionalizar las fun-ciones del gobierno en trminos de la libre competencia. As, Molinari ar-guyo que la fragmentacin de la humanidad en naciones es til, por cuantodesarrolla un principio poderossimo de emulacin econmica.37 Amodo de prueba, cit la gran exposicin de 1851. Pero incluso sin seme-antes justificaciones, la funcin del gobierno en el desarrollo econmico

    se daba por sentada. J. B. Say, que no vea ms diferencia entre una naciny sus vecinas que entre dos provincias vecinas, a pesar de ello acus aFrancia es decir, al estado y al gobierno franceses de olvidarse de de-sarrollar los recursos nacionales del pas y, en vez de ello, dedicarse a las

    conquistas en el extranjero. En pocas palabras, ningn economista, ni si-quiera el de convicciones liberales ms extremas, poda pasar por alto o notener en cuenta la economa nacional. Los economistas liberales tan slono gustaban de hablar de ella, o no saban cmo hablar de ella.

    Pero en los pases que iban detrs del desarrollo econmico nacionalfrente a la economa superior de Inglaterra, el libre cambio de Smith pa-

    34. George Richardson Porter, The progress ofthe nation, in its various social andeconomic relations, from the beginning ofthe nineteenth century to the present time, 2 partes, Londres, 1836, prefacio.

    35. Molinari enDictionnaire d'conomie politique, Pars, 1854, reimpr. en Lalor,Cyclopedia ofpolitical science, vol. II, p. 957: Nations in political economy.

    36. Ibid., pp. 958-959.37. Ibid.,p. 957.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    33/207

    38 NACIONES Y NACIONALISMO

    recia menos atractivo. All no encontramos ninguna escasez de hombresque deseaban vivamente hablar de la economa nacional en conjunto. Yahemos mencionado a Rae, el olvidado canadiense de origen escocs. Pro-

    puso teoras que parecen anticiparse a las doctrinas de sustitucin de im-portaciones e importacin de tecnologa que la Comisin Econmica paraAmrica Latina de las Naciones Unidas formulara en el decenio de 1950.De modo ms obvio, el gran federalista Alexander Hamilton en los Esta-dos Unidos vincul la nacin, el estado y la economa, utilizando estevnculo para justificar su preferencia por un gobierno nacional fuertefrente a polticos menos centralizadores. La lista de sus grandes medidasnacionales que redact el autor del artculo nacin en una posteriorobra de consulta norteamericana es exclusivamente econmica: la funda-cin de un banco nacional, responsabilidad pblica de las deudas del es-tado, la creacin de una deuda nacional, la proteccin de las manufacturasnacionales por medio de aranceles elevados y la obligatoriedad de la con-tribucin indirecta.38 Puede ser que, como el autor sugiere con admira-cin, todas estas medidas fueran destinadas a desarrollar el germen de lanacionalidad, o cabe que, como en el caso de otros federalistas que ha-blaban poco de la nacin y mucho en las discusiones econmicas, creyeraque la nacin cuidara de s misma si el gobierno federal cuidaba del de-sarrollo econmico: en todo caso, la nacin significaba implcitamenteeconoma nacional y su fomento sistemtico por el estado, lo cual en elsiglo xix quera decir proteccionismo.

    En la Norteamrica decimonnica, los economistas del desarrolloeran, en general, demasiado mediocres para formular teoras convincentesa favor del hamiltonismo, como intentaron hacer el desdichado Carey y

    otros.39 Sin embargo, esas teoras las formularon con lucidez y elocuenciaunos economistas alemanes, encabezados por Friedrich List, que habaadquirido sus ideas, inspiradas francamente en Hamilton, durante su es-tancia en los Estados Unidos en el decenio de 1820, lo que, de hecho, habapermitido a ste participar en los debates nacionales en torno a la econo-ma de aquel perodo.40 A juicio de List, la tarea de la ciencia econmica,

    38. Ibid, p. 933.39. Cf. J. Schumpeter,History ofeconomic analysis, Oxford, 1954, pp. 515-516 (hay

    trad. cast.:Historia del anlisis econmico, Ariel, Barcelona, 1971).40. Escribi Outline of Americanpolitical economy, Fiadelfia, 1827, que anticipa sus

    puntos de vista posteriores. Para List en los Estados Unidos vase W. Notz, Friedrich List in

    AmenU, WeltwirtschaftlichesArchiv, 29,1925, pp. 199-265, y voL22 1925 pp 154-182y Fredenck List in America,American Economic Review, 16 (1926) pp 249-265

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    34/207

    LA NACIN COMO NOVEDAD 39

    que en lo sucesivo los alemanes tenderan a llamar economa nacionalNationaloekonomie) o economa del pueblo (Volkswirtschaft) con

    preferencia a economa poltica, era conseguir el desarrollo econmi-

    co de la nacin y preparar su entrada en la sociedad universal del futuro.

    41

    Apenas hace falta aadir que este desarrollo tomara la forma de la in-dustrializacin capitalista impulsada por una burguesa vigorosa.

    Con todo, lo que resulta interesante desde nuestro punto de vista rela-ivo a List, y a la posterior escuela histrica de economistas alemanes

    que se inspiraron en l igual que hicieron nacionalistas econmicos deotros pases, como, por ejemplo, Arthur Griffith de Irlanda,42 es queformul claramente una caracterstica del concepto liberal de la nacina la que normalmente no se prestaba la debida atencin. Tena que ser delamao suficiente para formar una unidad de desarrollo que fuese viable.

    Si quedaba muy por debajo de este umbral, no tena ninguna justificacinhistrica. Esto pareca demasiado obvio para requerir argumentos y rara-mente se razonaba. ElDictionnaire politique de Garnier-Pags en 1843uzgaba ridculo que Blgica y Portugal fuesen naciones independien-es, porque eran evidentemente demasiado pequeas.43 John Stuart Miliustific el nacionalismo de todo punto innegable de los irlandeses di-

    ciendo que, despus de todo, teniendo en cuenta todas las circunstancias,eran suficientemente numerosos para ser capaces de constituir una na-cionalidad respetable.44 Otros, entre ellos Mazzini y Cavour, aun siendoapstoles del principio de nacionalidad, no estaban de acuerdo. De hecho,el propioNew English Dictionary defina la palabra nacin, no slo delmodo habitual y divulgado en Gran Bretaa por J. S. Mili, sino como unconjunto extenso de personas con las caractersticas requeridas (la cur-

    iva es ma).45 Ahora bien, List afirm claramente que

    una poblacin numerosa y un territorio extenso dotado de mltiples recursosnacionales son requisitos esenciales de la nacionalidad normal... Una na-cin restringida en el nmero de su poblacin y en su territorio, especial-

    41. Friedrich List, The national system ofpolitical economy, Londres, 1885, p. 174.42. Para un buen resumen de sus opiniones, E. Strauss,Irish nationalism and British

    democracy, Londres, 1951, pp. 218-220.43. Nation por Elias Regnault,Dictionnaire politique, con una introduccin de

    Garaier-Pags, Pars, 1842, pp. 623-625. N'y-a-t-il pas quelque chose de drisoired'appeler la Belgique une nation?

    44. Considerations on representative government in utilitarianism, p. 365.45. Oxford English Dictionary, VII, p. 30.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    35/207

    40 NACIONES Y NACIONALISMO

    mente si tiene una lengua propia, slo puede poseer una literatura invlida,instituciones invlidas para la promocin del arte y la ciencia. Un estado pe-queo nunca puede llevar a la perfeccin completa dentro de su territorio lasdiversas ramas de la produccin.46

    Las ventajas econmicas de los estados en gran escala (Grossstaaten), ajuicio del profesor Gustav Cohn, quedaban demostradas por la historia deGran Bretaa y Francia. Sin duda eran menos que las de una sola econo-ma mundial, pero la unidad mundial, por desgracia, todava no era alcan-zable. Mientras tanto todo aquello a lo que la humanidad aspira para latotalidad de la raza humana ... en estos momentos ya se ha conseguido(zunachst einmal) para una fraccin significativa de la humanidad, es de-cir, entre 30 y 60 millones. Y, por ello, se desprende que el futuro delmundo civilizado, durante mucho tiempo venidero, tomar la forma de lacreacin de grandes estados (Grossstaatenbildung).41 Observamos, por

    cierto, la suposicin constante de que las naciones van en segundo lu-gar detrs de la unidad mundial. Hablaremos de ello seguidamente.Dos consecuencias se desprenden de esta tesis, que fue aceptada de

    modo casi universal por quienes pensaban seriamente en este asunto, in-cluso cuando no lo formulaban de forma tan explcita como los alemanes,que tenan algunas razones histricas para obrar as.

    En primer lugar, se desprenda de ella que el principio de nacionali-dad era aplicable en la prctica slo a nacionalidades de cierta importan-cia. De ah el hecho, por lo dems sorprendente, de que Mazzini, el aps-tol de este principio, no previera la independencia para Irlanda. En cuantoa nacionalidades o nacionalidades potenciales ms pequeas todava

    sicilianos, bretones, galeses, sus pretensiones hay que tomarlas to-dava menos en serio. De hecho, la palabra Kleinstaaterei (el sistema deminiestados) era premeditadamente despectivo. Era aquello contra lo queestaban los nacionalistas alemanes. La palabra balcanizacin, derivadade la divisin de los territorios que antes eran parte del imperio turco envarios estados pequeos e independientes, todava conserva su connota-cin negativa. Ambos trminos pertenecan al vocabulario de los insultospolticos. Este principio del umbral lo ilustra de forma excelente elmapa de la futura Europa de las naciones que el propio Mazzini traz en1857: comprenda una docena escasa de estados y federaciones, slo uno

    46. Ibid.,pp. 175-176.

    47. Gustav Cohn, Grundlegung der Nationaloekonomie, vol. 1, Stuttgart, 1885,pp. 447-449.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    36/207

    LA NACIN COMO NOVEDAD 41

    de los cuales (Italia, huelga decirlo) no sera clasificado obviamente comomultinacional de acuerdo con criterios posteriores.48 El principio de na-cionalidad en la formulacin wilsoniana que domin los tratados de

    paz al concluir la primera guerra mundial produjo una Europa de veinti-sis estados: veintisiete si aadimos el estado libre de Irlanda que sefundara poco despus. Me limito a aadir que en un solo estudio recientede movimientos regionalistas en la Europa occidental se cuentan cuaren-ta y dos de ellos,49 demostracin de lo que puede suceder cuando se aban-dona el principio del umbral.

    Lo que debe tomarse en cuenta, sin embargo, es que en el perodoclsico del nacionalismo liberal nadie hubiera soado con abandonarlo.La autodeterminacin para las naciones slo era aplicable a las nacionesque se consideraban viables: cultural y, desde luego, econmicamente(prescindiendo de cul fuera el significado exacto de la viabilidad). Hastaeste punto, la idea de la autodeterminacin nacional que tenan Mazzini yMili era fundamentalmente distinta de la del presidente Wilson. Ms ade-lante consideramos las razones del cambio de la una a la otra. Con todo,tal vez valga la pena sealar de paso, aqu mismo, que el principio delumbral no fue abandonado por completo ni siquiera en la era wilsonia-na. En el perodo de entreguerras, la existencia de Luxemburgo yLicchtenstein continu causando cierta turbacin, por muy del agrado queambos estados fuesen para los filatlicos. A nadie le haca gracia la exis-tencia de la ciudad libre de Danzig, no slo en los dos estados vecinos,cada uno de los cuales quera tenerla dentro de su territorio, sino, de for-ma ms general, entre los que crean que ninguna ciudad-estado poda serviable en el siglo xx como lo haba sido en el perodo hansetico. Los ha-

    bitantes de la Austria residual deseaban de modo casi unnime integrarseen Alemania, porque sencillamente no podan creer que un estado pe-queo como el suyo fuera viable como economa si permaneca indepen-diente (lebensfahig). Hasta 1945, o an ms hasta la descolonizacin, nohemos dejado en la comunidad de naciones espacio para entidades comoDominica, las Maldivas o Andorra.

    La segunda consecuencia es que la edificacin de naciones era vistainevitablemente como un proceso de expansin. Este era otro motivo dela anomala del caso irlands o de cualquier otro nacionalismo puramente

    48. Vase Denis Mack Smith, ed., //Risorgimento, Bari, 1968, p. 422.

    49. Jochen Blaschke, ed.,Handbuch der westeuropaischen Regionalbewegungen,Frankfurt, 1980.

  • 7/29/2019 Naciones y Nacionalismo Desde 1780

    37/207

    42 NACIONES Y NACIONALISMO

    separatista. Como hemos visto, se aceptaba en teora que la evolucin so-cial ensanch la escala de las unidades sociales humanas de la familia y latribu al condado y al cantn, de lo local a lo regional, lo n