Nacionalismo [Cultura de la incultura] - Alberto Benegas Lynch (h.)

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Estudios Públicos, 67 (invierno 1997). ENSAYO NACIONALISMO: CULTURA DE LA INCULTURA* Alberto Benegas Lynch (h) En este ensayo el autor explica que —en esta instancia del proceso de evolución cultural— desde la perspectiva de la sociedad abierta, el único justificativo de las jurisdicciones nacionales estriba en que de ese modo se evitan los riesgos de abuso de poder por parte de un gobierno universal. Sin embargo, señala que de esta preocupación y consecuente fraccionamiento no se sigue que deban establecerse obstáculos para el movimiento de personas, bienes y servicios a través de las fronteras. Explica que las divisiones políticas territoria- les son accidentes y no consecuencia de fenómenos lógicos o natura- les: habitualmente son fruto de contiendas bélicas o de pactos entre gobernantes. Sostiene que el lenguaje, la religión, los valores comu- nes o la raza no explican la existencia de las naciones y, en este contexto, exhaustivamente considera los argumentos económicos en pro del librecambio y refuta los del llamado “proteccionismo”. Asi- mismo, en esta materia, recorre algunos pensamientos de autores tales como Berlin, De Jouvenel, Von Mises, Herder, Hegel, Fichte y List, para concluir que la cultura inexorablemente requiere de libertad para florecer. ALBERTO BENEGAS LYNCH (h). Miembro de la Academia Nacional de Ciencias en la Argentina. Profesor titular de economía en la Universidad de Buenos Aires. Director general de la institución de posgrado ESEADE y autor de siete libros, dos de ellos llevan prólogo de premios Nobel en economía: uno por F. A. von Hayek ( Fundamentos de Análisis Económico) y otro por J. M. Buchanan (Hacia el autogobierno: una crítica al poder político). * Trabajo originalmente presentado en las II Jornadas Liberales Iberoamericanas, España (Benidorm), octubre de 1994. Permiso concedido para publicar en Estudios Públicos, 67 (invierno 1997).

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Nacionalismo [Cultura de la incultura] - Alberto Benegas Lynch (h.)

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  • Estudios Pblicos, 67 (invierno 1997).

    ENSAYO

    NACIONALISMO: CULTURA DE LA INCULTURA*

    Alberto Benegas Lynch (h)

    En este ensayo el autor explica que en esta instancia del proceso deevolucin cultural desde la perspectiva de la sociedad abierta, elnico justificativo de las jurisdicciones nacionales estriba en que deese modo se evitan los riesgos de abuso de poder por parte de ungobierno universal. Sin embargo, seala que de esta preocupacin yconsecuente fraccionamiento no se sigue que deban establecerseobstculos para el movimiento de personas, bienes y servicios atravs de las fronteras. Explica que las divisiones polticas territoria-les son accidentes y no consecuencia de fenmenos lgicos o natura-les: habitualmente son fruto de contiendas blicas o de pactos entregobernantes. Sostiene que el lenguaje, la religin, los valores comu-nes o la raza no explican la existencia de las naciones y, en estecontexto, exhaustivamente considera los argumentos econmicos enpro del librecambio y refuta los del llamado proteccionismo. Asi-mismo, en esta materia, recorre algunos pensamientos de autorestales como Berlin, De Jouvenel, Von Mises, Herder, Hegel, Fichte yList, para concluir que la cultura inexorablemente requiere de libertadpara florecer.

    ALBERTO BENEGAS LYNCH (h). Miembro de la Academia Nacional de Ciencias en laArgentina. Profesor titular de economa en la Universidad de Buenos Aires. Director generalde la institucin de posgrado ESEADE y autor de siete libros, dos de ellos llevan prlogo depremios Nobel en economa: uno por F. A. von Hayek (Fundamentos de Anlisis Econmico)y otro por J. M. Buchanan (Hacia el autogobierno: una crtica al poder poltico).

    * Trabajo originalmente presentado en las II Jornadas Liberales Iberoamericanas,

    Espaa (Benidorm), octubre de 1994. Permiso concedido para publicar en Estudios Pblicos,67 (invierno 1997).

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    La cultura alambrada

    Seguramente no hay mayor afrenta a la cultura que los postuladosque provienen de aquella corriente de pensamiento que se conoce con elnombre de nacionalismo. Etimolgicamente la expresin cultura pro-viene de cultivarse1. La fertilidad de los esfuerzos del ser humano porcultivarse, es decir, por reducir su ignorancia, est en proporcin directa a laposibilidad de contrastar sus conocimientos con otros. Slo es posible laincorporacin de fragmentos de tierra frtil, en el mar de ignorancia en elque nos debatimos, en la medida en que tenga lugar una discusin abierta.Se requiere mucho oxgeno: muchas puertas y ventanas abiertas de par enpar. La cultura no pertenece a tal o cual latitud, es el resultado de innumera-bles aportes individuales en el contexto de un proceso evolutivo que notiene trmino. Aludir a la cultura nacional es tan desatinado como referir-se a la matemtica asitica o a la fsica holandesa. La cultura no es de unlugar y mucho menos se puede atribuir a un ente colectivo imaginario. Nocabe la hipstasis. La nacin no piensa, no crea, no razona ni produce nada.El antropomorfismo es del todo improcedente. Son especficos individuoslos que contribuyen a agregar partculas de conocimiento en un arduocamino sembrado de refutaciones y correcciones que enriquecen los aportesoriginales. Como bien seala Arthur Koestler, en realidad, el progreso dela ciencia est sembrado, como una antigua ruta a travs del desierto, conlos esqueletos blanqueados de las teoras desechadas que alguna vez pare-cieron tener vida eterna2. El nacionalismo pretende establecer una culturaalambrada, una cultura cercada que hay que preservar de la contaminacinque provocaran aquellos aportes generados fuera de las fronteras de lanacin. Se considera que lo autctono es siempre un valor y lo forneo undesvalor, con lo que se destroza la cultura para convertirla en una especie denarcisismo de trogloditas que cada vez se asimila ms a lo tribal que alespritu cultivado que es necesariamente cosmopolita. Quienes necesitan dela identidad nacional ocultan su vaco interior3 y son presa de una desper-sonalizacin que pretenden disfrazar con la lealtad a una ficcin. Desde estaperspectiva, quienes comparten el cosmopolitismo de Digenes e insistenen ser ciudadanos del mundo o tienen doble nacionalidad, aparecen comodescastados y parias sin identidad.

    1 J. Corominas y J. Pascual, Diccionario crtico etimolgico castellano e hispnico

    (1984), Vol. II, p. 288.2 Arthur Koestle, En busca de lo absoluto (1982), p. 75.

    3 Para ampliar este tema, vase, por ejemplo, George Santayana, Reason in Society

    (1980), pp. 166 y ss.

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    El afecto al terruo, a los lugares en que uno ha vivido y han vividolos padres y el apego a las buenas tradiciones es natural, incluso la venera-cin a estas tradiciones4 es necesaria para el progreso, pero distinto es decla-mar un irrefrenable amor telrico que abarcara toda la tierra de un pas segre-gando otros lugares y otras personas que, miradas objetivamente, puedentener mayor afinidad y cercana pero que se dejan de lado slo porque estndel otro lado de una siempre artificial frontera poltica. Al fin y al cabo, enesta etapa del proceso de evolucin cultural en la que se deposita en elmonopolio de la fuerza la funcin de proteger y garantizar derechos de laspersonas, las divisiones territoriales en diversas jurisdicciones son solamen-te para evitar los riesgos de un gobierno universal5. Hannah Arendt dice queno importa cual sea la forma que adopte un gobierno mundial que centrali-ce el poder sobre el globo, la misma nocin de una fuerza soberana sobretoda la tierra que detente el monopolio de los medios de violencia sincontrol ni limitacin por parte de otros poderes, no slo constituye unapesadilla de tirana sino que significa el fin de la vida poltica tal como loconocemos. [] El establecimiento de un gobierno mundial soberano, lejosde constituir el prerrequisito para la ciudadana del mundo se traducir en elfin de la ciudadana6.

    El nacionalismo est imbuido de relativismo tico, relativismo jur-dico y, en ltima instancia, de relativismo epistemolgico. La verdad ale-mana, la conciencia africana, la justicia dinamarquesa (en el sentidode que los parmetros suprapositivos seran inexistentes) y dems dislatespresentan una situacin como si la verdad sobre nexos causales que laciencia se esmera en descubrir fuera distinta segn la geografa, con lo cualsera tambin relativa la relatividad del nacionalismo, adems de la contra-diccin de sostener simultneamente que un juicio se corresponde y no secorresponde con el objeto juzgado. Julien Benda pone de manifiesto elrelativismo inherente en la postura del nacionalismo. Dice Benda que re-sulta obvio que la verdad constituye un gran obstculo para los [nacionalis-tas] que pretenden mostrarse como algo distinto; desde el momento queaceptan la verdad estn condenados a tomar conciencia de lo universal7.

    4 Vanse los conceptos de tradicin y tradicionalismo en William Graham Sumner,

    Tradition and Progress (1992).5 Vase E. Renan, Qu es una nacin? (1947): Su existencia [la de la nacin] es la

    garanta de la libertad, que se perdera si el mundo no tuviera ms que una ley y un amo, p. 41.A su vez, las naciones se dividen en provincias y stas en municipios para federalizar, descen-tralizar y fraccionar an ms el poder.

    6 Hannah Arendt, Karl Jaspers: Citizen of the World? (1983), pp. 81-82.

    7 Julien Benda, The Treason of the Intellectuals (1969), p. 98. Para consultar algunos

    aspectos histricos del tema objeto de este ensayo y la distincin entre el principio de naciona-lidad y el nacionalismo, vase tambin John E. E. Dalberg-Acton Nationality (1985), pp. 409y ss.

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    Alain Finkielkraut ilustra el espritu nacionalista al afirmar que re-plican a Descartes: yo pienso, luego soy de algn lugar8. Juan Jos Sebrelimuestra como incluso el folklore procede de una intrincada mezcla deinfinidad de contribuciones de personas provenientes de lugares remotos ydistantes entre s. As revela, por ejemplo, los orgenes ms estrafalarios deatuendos habitualmente considerados del lugar y que el tango, el cielito yel pericn, considerados en algunos lares como una de las manifestacionesexcelsas del ser nacional, son en realidad de afiliacin fornea y muchasveces emparentadas directamente con nacionalidades que se considera pro-ducen aculturacin9. Las interconexiones, confrontaciones, constelacio-nes, amalgamas y pluralismos culturales resultan vitales para el progreso.Karl Popper ejemplifica esta importancia cuando alude al caso de la notableriqueza cultural y los consiguientes aportes a las ms diversas reas delconocimiento que se sucedieron durante la segunda mitad del siglo XIX yprincipios del XX en Austria, su tierra natal. Explica que la vieja Austriafue un reflejo de Europa: contena innumerables minoras lingsticas yculturales10. Stefan Zweig coincide con esta descripcin, dice que en Aus-tria [] confluan todas las corrientes de la cultura europea []. Cadahabitante era educado inconscientemente en el sentido de lo supranacional,de lo cosmopolita, como ciudadano del mundo. [] [S]lo las dcadasprximas demostrarn qu crimen cometi Hitler en Viena cuando trat denacionalizar y provincializar por la fuerza esa ciudad, cuyo sentido y culturaradicaban justamente en el encuentro de los elementos ms heterogneos, ensu condicin de supranacionalidad espiritual.11

    Idioma, raza, historia y religin

    Los partidarios del nacionalismo hacen aparecer a la nacin comoalgo natural cuando en verdad constituyen inventos impuestos por la fuerza.Probablemente nada haya ms antinatural que la delimitacin de las fronte-ras, las que son el resultado de acuerdos entre partes beligerantes, luchas yconquistas, cuando no directamente de la rapia. Sin embargo, los naciona-

    8 Alain Finkielkraut, La derrota del pensamiento (1987), p. 28.

    9 Juan Jos Sebreli, El asedio a la modernidad (1991), caps. I y VI.

    10 Karl Popper, Sobre el choque cultural (1992), p. 164. De ms est decir que esto

    no significa el cambio en las costumbres y hbitos por parte de quienes desean conservarlos ycultivarlos. Precisamente la apertura, en definitiva, abre la posibilidad de acentuar las diferen-cias particulares y no de hacer homogneo lo que por naturaleza es distinto.

    11 Estefan Zweig, El mundo de ayer: Autobiografa (1942), pp. 22-23 y 31.

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    listas afirman que las naciones tienen un lenguaje, una etnia, una historia yuna religin comn, lo cual, siempre segn este criterio, hara que la forma-cin de naciones sea producto de un devenir natural. Canad o Suiza, porejemplo, son naciones en las que sus habitantes no comparten un idiomacomn. En Amrica Latina se comparte el mismo idioma y sin embargo hayvarias naciones. El lenguaje es fruto de un proceso de evolucin espontnea.Los idiomas ms difundidos no fueron diseados ni inventados por nadie(casos como el esperanto han resultado un fiasco para la buena comunica-cin). El lenguaje resulta esencial para pensar y para transmitir pensamien-tos y los diversos idiomas y dialectos provienen de troncos comunes queson tambin fruto de las ms variadas combinaciones12. Los diccionariosson libros de historia que se modifican por neologismos y usos que respon-den a los requerimientos de millones de personas que, al interrelacionarse,van formando formas de comunicacin que consideran tiles. Charles Ballyseala que [] las operaciones del lenguaje, como las transformacionessociales y polticas, como nuestro desarrollo fsico, escapan en gran parte anuestra observacin directa y a nuestro gobierno13. Thomas Sowell hapuesto de manifiesto las amputaciones que se producen en los idiomascuando se pretenden dirigir en lugar de permitir que sigan su curso espon-tneo14.

    La raza es, por cierto, una idea bastante resbaladiza. Igual que elidioma, procede de troncos comunes y las combinaciones y mezclas sonmuchas. Dobzhansky, el padre de la gentica moderna, sostiene con Darwinque cada clasificador tiene su propia clasificacin de raza. Sostiene que lasrazas son estereotipos, son abstracciones difciles de concretar, sostiene quequiz no se cometan muchos errores si se trata de asignar una persona algrupo negro, por una parte, y otra al nrdico; pero surgir una verdaderaavalancha de errores si tratamos de separar nrdicos, alpinos y mediterr-neos15. Se ha confundido tambin la idea de raza con el lenguaje. ste es elcaso de los que sealan la raza aria como el paradigma de la pureza, sin

    12 Vase Richard M. Weaver, Relativism and the Use of Language (1961);

    N. Chomsky, Language and Mind (1972), y el estudio de Guillermo Daz-Plaja sobre lasinterrelaciones y las influencias directas e indirectas del ario, el snscrito, el griego, el latn, elgermnico, las lenguas eslavas, clticas, rabes, malayas y austro-asiticas, por ejemplo, en lasromances, Historia del espaol (1968).

    13 Charles Bally, El lenguaje y la vida (1977), p. 18.

    14 Thomas Sowell, A Conflict of Visions (1987), pp. 68 y ss. El orden espontneo del

    lenguaje fue tratado por primera vez a principios del siglo XVIII por Bernard Mandeville, Lafbula de las abejas (1982), Sexto Dilogo, pp. 556 y ss., aunque las reflexiones en torno allenguaje datan de la poca de Scrates, Dilogos de Platn.

    15 L. C. Dunn y Th. Dobzhansky, Herencia, raza y sociedad (1949), p. 129.

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    percibir que fue Max Mller quien originalmente sugiri la expresin ariopara designar a lo que era primitivamente el snscrito en la India, utilizadopor un pueblo cuyos habitantes se conocan con el nombre de aryos. Mllerseala que en mi opinin un etnlogo que hable de raza aria, sangre aria,ojos arios se hace culpable de un pecado tan grande como el que cometeraun lingista que hablara de un diccionario dolicocfalo o de una gramticabraquicfala16. Este trmino ario para designar esa lengua fue el quesustituy a las llamadas indoeuropeas que ms adelante se denominaronindogermnicas, resultado del entronque del snscrito con el griego, el latn,el celta, el alemn, el ingls y las lenguas eslavas.

    Otras veces se pretende basar el anlisis racial en la sangre. As sehabla de la comunidad de sangre. Pero, como es sabido, la sangre estformada por glbulos que se encuentran en un lquido llamado plasma.Estos glbulos son blancos (leucocitos) y rojos (hemates) y el plasma es unsuero que se compone de agua salada y sustancias albuminosas disueltas. Lacombinacin de una sustancia que contiene los glbulos rojos (aglutinge-no) con otra que contiene el suero (aglutinina) da como resultado cuatrogrupos sanguneos. Estos cuatro grupos sanguneos se encuentran distribui-dos entre las ms diversas etnias y el grupo a que pertenece una persona esttan arraigado a ella que no se puede modificar por enfermedades, transfu-siones ni con medicamentos. La raza, entonces, nada tiene que ver con lasangre.

    Se ha sostenido que la raza puede definirse por el color de la piel.Pero como esto es bsicamente el resultado de un proceso evolutivo en granmedida ligado a factores climticos, descendientes de un blanco que estnubicados durante un perodo suficientemente prolongado en un lugar propi-cio tendrn una dosis distinta de melanina en la epidermis y, por ende, seconvertirn en negros. Blanco, negro y amarillo son el resultado de lapigmentacin de la piel, pero, en algunos casos, resulta imposible de deter-minar el color debido a las mezclas. Mezclas que en mayor o menor gradoestn en todas las personas. Se ha sostenido, tambin en este contexto, quese puede hacer una clasificacin segn la posicin que la raza se encuentreen el proceso evolutivo. As se ha dicho que el negro est ms cerca delmono debido, por ejemplo, a la conformacin de su nariz. Pero a la vez sehan mostrado como contrafcticos el vello del blanco y la forma de suslabios, lo cual lo acercan ms al mono.

    16 Max Mller, Biography of Words and the Home of the Aryans, p. 120. Sobre el

    ario, vase tambin W. Durant, La civilizacin de la India (1952), cap. I.

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    Tambin se ha confundido raza con religin, especialmente en elcaso de los judos. Como se ha dicho, es tan difcil la definicin de la razasemita que en los campos de concentracin nazis se tatuaba y rapaba a lasvctimas para distinguirlas de sus victimarios. Por eso es que Hitler final-mente repeta que la raza es una cuestin mental17. He aqu la clave delasunto: el polilogismo racista, calcado del polilogismo clasista de Marxquien sostena que la lgica del burgus es distinta de la del proletario,aunque nunca explic en qu concretamente consistan las ilaciones y losprocesos mentales de uno y otro caso, para no decir nada de cul sera lalgica del hijo de un burgus y una proletaria ni qu sucede en la mente delproletario que pasa a la condicin de burgus. Idntico razonamiento esaplicable al anlisis de las razas en base a la mente. Ms bien puede decirseque Hitler necesitaba un enemigo para enardecer a masas que ponan demanifiesto salvajismo y espritu criminal de la misma naturaleza que la desu lder. Jacques Barzun nos dice que la creencia de que el producto de lamente puede ser reducido a causas fsicas o materiales est bastante arraiga-da. [] Si las buenas o malas cualidades se transmiten racialmente, nonecesitamos pensar ms acerca de la conducta personal. Slo necesitara-mos purificar la nacin []; [sin embargo] no hay nada establecido acercade lo que constituye una raza o cules son sus seas distintivas; lo cual nosdeja a merced de un grupo que considera separar a las ovejas de los chivosexpiatorios basndose en lneas divisorias arbitrarias establecidas por ellosmismos [], el hbito de pensar en forma racista ha gangrenado nuestrasmentes y ha hecho estragos en nuestra cultura18. Si el materialismo fueracorrecto, si furamos una mquina programada por nuestra herencia genti-ca, si el ser humano se pudiera reducir a kilos de protoplasma, no habra talcosa como proposiciones verdaderas o proposiciones falsas, ya que stasrequieren de un juicio independiente capaz de revisar las propias asevera-ciones. La materia no es verdadera ni falsa, simplemente es. La argumenta-cin carecera de sentido si el determinismo fsico fuera verdadero; portanto, en ese caso, no podramos argumentar en su favor y no habra tal cosacomo creatividad o ideas autogeneradas, ni tendra sentido la libertad ni laresponsabilidad individual (a las mquinas no se las lleva a juicio)19.

    17 Por ejemplo, en un documento reproducido en Le Figaro, 12 de diciembre de 1958.

    18 Jacques Barzun, De la libertad humana (1966), pp. 120 y 109. En el mismosentido, vase la crtica del absurdo concepto de carcter nacional en Ludwig von Mises,Omnipotencia gubernamental (1960), pp. 361 y ss.

    19 Vase Alberto Benegas Lynch (h), Aspectos de la epistemologa en la obra deLudwig von Mises (1983).

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    Jean Rostand nos ensea que una de las ms seguras enseanzas dela gentica es el habernos revelado la individualidad, la personalidad decada uno de los representantes de la especie. Todo individuo lleva una ciertacombinacin gentica que no pertenece ms que a l; por causa de losmecanismos de la distribucin de los cromosomas que ha recibido, desde elmomento inicial de su existencia, posee una herencia sustancial que le espropia y que en ningn otro podr volver a repetirse. De cada uno denosotros es posible decir con todo rigor que es un ejemplar nico de laespecie e imposible de reproducir20. ste es en ltima instancia el punto departida en la historia de cada uno. En definitiva, la historia de grupos no eslineal y homognea: cada persona usa su libre albedro de forma distinta ylos movimientos migratorios y las correspondientes asimilaciones producenmodificaciones adicionales que deben considerarse y tomarse en cuenta. Elargumento de la historia comn constituye una especie de peticin de prin-cipios: si las naciones se constituyen por medio de la fuerza y adems seestablecen trabas migratorias de diversa naturaleza, es lgico que aparezcauna tendencia a la historia comn. Pero las naciones no se forman porquetienen una historia comn, ms bien tienen una historia comn porque elestablecimiento de una nacin requiere de la fuerza y los obstculos migra-torios se encargan de fortalecer esa historia comn. De todos modos, en lamedida que se los permita, los movimientos migratorios introducen modifi-caciones adicionales a la historia comn y enriquecen la cultura21. Estoscomentarios sin duda no implican que en la sociedad abierta las personas nocompartan proyectos comunes. Muy por el contrario, los arreglos contrac-tuales libres y voluntarios incluyen los ms diversos tipos de asociaciones ypertenencias: la iglesia, el club, la empresa, el sindicato, el barrio, el pueblo,la federacin de pueblos, etc., para todos los fines legtimos que los miem-bros consideran oportunos y convenientes. Pero estas asociaciones y perte-nencias se constituyen sobre bases sustancialmente distintas de las de lanacin. El individualismo no significa aislacionismo, apunta a la preserva-cin de las autonomas individuales. La cooperacin social abierta formaparte del aspecto medular del liberalismo. El nacionalismo, en cambio, es,

    20 Jean Rostand, La herencia humana (1981), p. 81. Tambin Rostand ilustra su puntocon el caso de los gemelos. Para un anlisis similar, vase Roger Williams, Free and Unequal:the Biological Basis of Individual Liberty (1953), esp. Cap. VI.

    21 Mafalda, en una de las clebres tiras cmicas, mantiene un dilogo con Manolito enel que le pregunta si le parece bien que se vaya gente a trabajar al extranjero y deje su patria.Manolito replica que su padre tambin dej su patria para instalarse en el pas donde ahoraviven ellos, a lo que Mafalda exclama que el pas en el que viven no es un pas extranjero,Quino, Toda Mafalda (1993), p. 49.

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    por definicin, aislacionista y hostil a la cooperacin social entre personasque viven en distintas jurisdicciones nacionales.

    Por ltimo, en las sociedades libres, las religiones tienden a ser muydiversas dentro de una misma nacin, pero cuando se ha recurrido a lafuerza para imponer una religin oficial o cuando se ata el poder poltico auna denominacin religiosa sucede lo mismo que con la alegada historiacomn: en este caso la intolerancia tiende a unificar religiones con lo que sedebilita el espritu genuinamente religioso22. Entonces, el devenir naturalen base a la lengua, la raza, la historia y la religin comn, en el mejor delos casos, se torna una idea bastante pastosa y ambigua.

    De Jouvenel, Berlin, Rangel y Von Mises

    La idea de la nacin personificada comienza con la contrarrevolu-cin francesa y el nacionalismo empieza a conformarse principalmentedurante la ltima parte del siglo XVIII en Alemania. Bertrand de Jouvenelrelata que habiendo ledo todo lo escrito, llegu a la conclusin de queantes de la Revolucin Francesa no exista en los entendimientos ningunarepresentacin de una persona-nacin. [] Uno de los resultados ms sor-prendentes de la Revolucin fue el de que una imagen mtica tal como la delrey hubiese sido reemplazada por otra imagen no menos mtica, la de laNacin. [] El culto de la Nacin aporta a la poltica una innovacinfundamental. Un pueblo acostumbrado desde haca tanto tiempo a ver per-sonificado en un solo individuo el principio de la unidad, la Nacin-personallega a tener las dimensiones necesarias para llenar el vaco []23.

    Isaiah Berlin dice que la presentacin [del nacionalismo] como unadoctrina coherente puede ubicarse en el ltimo tercio del siglo dieciocho enAlemania, ms especficamente a travs de las concepciones del Volksgeisty el Nationalgeist en los escritos del muy influyente poeta y filsofo JohanGottfried Herder. Las races de esto se remontan a los principios del siglodieciocho y an antes en Prusia, donde creci y se expandi. [] [Elnacionalismo] generalmente es causado por heridas, algunas de las cuales

    22 Para la importancia de la separacin de la Iglesia el Estado y especialmente la

    doctrina de la muralla estadounidense, vase Henry J. Abraham, Freedom and the Court(1982), cap. VI.

    23 Bertrand de Jouvenel, Los orgenes del Estado moderno (1977), pp. 154-157.

    Alexander Rstow coincide en que el nacionalismo chauvinista de los jacobinos fue unasustitucin patolgica de la vieja integracin orgnica del sentimiento francs que se centrabaen torno a la persona del rey, Freedom and Domination (1980), p. 526.

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    provienen de una humillacin colectiva. Esto puede haber sucedido en lastierras alemanas ya que quedaron al margen del gran renacimiento de laEuropa Occidental. La ltima parte del siglo diecisiete, lejos de desperdi-ciarse incluso en Italia cuya cultura se habra elevado a una altura incompa-rable cien aos antes, estuvo marcada por un inmenso surgimiento de laactividad creativa en Francia, en Inglaterra, en Espaa y en los Pases Bajos.En cambio, los pueblos y principados alemanes, tanto aquellos que seencontraban bajo el dominio del poder imperial de Viena como aquellos queestaban fuera de ese dominio, en comparacin con el resto, eran de unprofundo provincialismo. [] La terrible devastacin que provoc la Gue-rra de los Treinta Aos, sin duda acentu las diferencias. [] Es frecuenteque la respuesta a estas situaciones consista en una exageracin patolgicade virtudes imaginarias, resentimientos y hostilidad frente a los orgullosos,los felices y los exitosos. Es esto en verdad lo que ha marcado mucho delsentimiento de Alemania frente a Occidente24.

    El resentimiento y la envidia, como una de las causas de los nacio-nalismos, tambin explican el caso de no pocos latinoamericanos; diceCarlos Rangel que una manera menos objetable que la exaltacin de labarbarie como lo autntico y autctono nuestro, pero igualmente deforman-te como manera de vernos y autojustificarnos los latinoamericanos, essuponer y sostener que tenemos cualidades espirituales msticas que nosponen por encima del vulgar xito materialista de los Estados Unidos. Yesto a pesar de que durante toda nuestra historia independiente, hasta laaparicin tarda del marxismo entre nosotros, habamos sido deudores casiexclusivamente de los EE.UU. por nuestras ideas polticas y nuestras leyes;y si no por la prctica, por lo menos por la retrica de la democracia y lalibertad25.

    Hemos dicho que, en esta etapa de la evolucin cultural, desde laperspectiva del liberalismo clsico, la divisin del mundo en distintas juris-dicciones es para evitar el riesgo que implica la concentracin de poder enmanos de un gobierno universal. A esta interpretacin se refiere Ludwig

    24 Isaiah Berlin, The Bent Twig: On the Rise of Nationalism, en The Crooked

    Timber of the Humanity (1991), pp. 243-246. Tambin vase Alexander Rstow, Freedom andDomination, secc. 6, cap. 2 de la Tercera Parte y pp. 587 y ss.

    25 Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario (1976), p. 83. Rangel

    extiende este anlisis al tercer mundo en The Third World Ideology and Western Reality(1986), esp. Cap. 3. Estados Unidos como modelo de libertad, desde Franklin D. Roosevelt enadelante, se ha ido modificando paulatinamente hacia una incipiente latinoamericanizacin,situacin en la que se observa una creciente participacin del Estado en los negocios privados,lo cual constituye la visin opuesta al american way of life de los federalistas y los llamadosantifederalistas.

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    von Mises cuando explica que contra las posesiones de los prncipes nacela idea de la libertad en los siglos dieciocho y diecinueve. Revive el pensa-miento poltico de las repblicas de la antigedad y de las ciudades libres dela Edad Media [burgos] []. El absolutismo sucumbe frente a los ataquesde los movimientos en pro de la libertad. En su lugar aparece en algunaspartes la monarqua parlamentaria y en otras la repblica. Las posesionesdel prncipe no conocen fronteras. Expandir las propiedades de la familiaera el objetivo del prncipe; apunta a dejar a sus sucesores ms tierra de laque l, a su vez hered, de sus padres. [] Las personas de mente libreforman un Estado que se concreta en una nacin poltica; patrie, Vaterlandse transforman en la denominacin del pas que habitan: patriota setransforma as en sinnimo de una mente abierta. [] El nacionalismo nose dirige contra los extranjeros sino contra el dspota quien tambin sub-yuga a los extranjeros. [] El liberalismo tambin es cosmopolita en sulucha contra el absolutismo de los principados. [] Despus, con el correrdel tiempo, el nacionalismo pacfico, que es slo hostil a los prncipes,pero no lo es con la gente, se transforma en el nacionalismo militante26.Sin duda que esta ltima concepcin aplast por completo a la vertienteliberal que menciona Mises, vertiente que en verdad tuvo muy poco predi-camento.

    Herder, De Maistre, Hegel, Fichte, Schelling y Maurras

    Las races filosficas del nacionalismo provienen principalmente delya mencionado Herder, de Joseph De Maistre, de Georg W. F. Hegel, deJohann G. Fichte, Friedrich W. J. Schelling y de Charles Maurras. Dejamosa Friedrich List para la segunda parte de este ensayo en la que centraremosnuestra atencin en un breve anlisis econmico del nacionalismo. Herderfue el primero en hablar del espritu nacional y, por ende, fue el quecomenz con el antes mencionado antropomorfismo27. De Maistre era unmonrquico y ultramontano fantico que crea fervientemente en la combi-nacin tenebrosa de la cruz y la espada de la que haca derivar una religin

    26 Ludwig von Mises, Nation, State and Economy: Contributions to the Politics andHistory of our Time (1983), pp. 31-32-34-35-36. Mises se refiere al nacionalismo militanteen Omnipotencia gubernamental (1960), donde seala como antecedentes del nazismo a lapoltica de Bismarck (de quien se deca que trataba de hacer una Alemania grande, al tiempoque haca chicos a los alemanes) y, ms adelante, a los sucesos que tuvieron lugar durante laRepblica de Weimar.

    27 Johan Gottfried Herder, Filosofa de la historia para la educacin de la humanidad(1950).

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    del Estado. Es un ejemplo de dogmatismo y un entusiasta de los procedi-mientos inquisitoriales y, por ende, la anttesis de la tolerancia, el respeto ylas mentes abiertas. A todos los que no pensaban como l, especialmente alos partidarios de la libertad individual, los consideraba subversivos, paraquienes reservaba la expresin la secte28.

    En Hegel aparecen la hipstasis y el culto al Estado por antonoma-sia. As, se refiere al [] Estado como realidad de la voluntad sustancialque posee en la conciencia de s individualidad elevada a su universalidad,es lo racional en s y por s29, unos renglones ms arriba dice que elEstado es la realidad de la Idea tica; es el espritu tico en cuanto voluntadpatente [] y ms adelante afirma que [] el Estado debe tomar bajo suproteccin la verdad objetiva30. En otra de sus obras, Hegel sostiene que[] la voluntad del Estado que todo lo sostiene y que todo lo decide, lams alta cima del Estado y la unidad que lo compenetra todo es elpoder gobernante del prncipe y [] el Estado en cuanto tal, en cuantoforma en que el principio existe, contiene la verdad absoluta31. Hegel hainspirado tanto a la derecha radicalizada como a las izquierdas32. Marx,Rodbertus, Proudhon, Lassalle, Sorel, Lenin, el primer perodo de Berns-tein, Gramsci, Rosenberg, Schmitt, Seydel, Huber, Hhn, Rocco, Gentile,Castamagna, Bottai y Romano fueron influidos por concepciones hegelia-nas33.

    Los socialistas apuntan a la abolicin de la propiedad ya sean comu-nistas, nacionalsocialistas o fascistas. El comunismo implica que el gobier-no usa y dispone de la propiedad de jure y de facto, mientras que en elfascismo y el nacionalsocialismo se permite a la gente que registre lapropiedad a su nombre, pero usa y dispone el gobierno, lo cual significa que

    28 Un estudio muy completo sobre este pensador se encuentra en I. Berlin, Josephde Maistre and The Origins of Fascism, en The Crooked Timber of the Humanity (1991),pp. 91 y ss.

    29 Georg W. F. Hegel, Filosofa del derecho (1986), p. 210. La idea corporativa y laconsecuencia de que el gobierno mediador debe establecer pactos sociales surge, en esta mismaobra, de la concepcin hegeliana de sociedad (p. 245): Siendo la sociedad civil el campo delucha de los intereses individuales contrapuestos [].

    30 Georg W. F. Hegel, Filosofa del derecho (1986), p. 226.31 Georg W. F. Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosficas (1985), pp. 275 y 288,

    respectivamente. Para algunas reflexiones adicionales sobre la influencia de este autor, vaseAlberto Benegas Lynch (h), Contra la corriente (1991), pp. 309 y ss.

    32 Sobre la terminologa, a veces ambigua, de izquierda y derecha, vase LeonardSchapiro, El totalitarismo (1981), pp. 144 y ss.

    33 Vase, entre otros, Gregorio R. de Yurre, Totalitarismo y egolatra (1962); PierreHassner, Georg W. F. Hegel, History of Political Philosophy (1987), pp. 732 y ss,; KarlPopper, The Open Society and its Enemies (1950), cap. 12, y George H. Sabine, Historia de lateora poltica (1987), cap. XXX.

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    hay propiedad nominal o de jure, pero de facto no hay propiedad privada34.A veces el fascismo aparece como algo muy alejado en la historia, sin embar-go, es el sistema ms difundido y el que ms se adopta en la actualidad. Paracitar slo un ejemplo, tomemos el caso de la educacin. En muchos lugaresse dice que hay colegios privados y colegios estatales, pero en verdad sontodos estatales. En estos casos se denominan colegios privados a aquellosen donde la respectiva comisin de padres de familia tiene registrado losladrillos del edificio a su nombre, pero el producto que all se vende lasebibliografas y programas de estudio est dirigido por el llamado Minis-terio de Educacin de la Nacin, un ttulo un tanto pretencioso y bastanteridculo, pero que las atribuciones de su titular revelan que la propiedad noes privada en un rea que resulta clave para una sociedad abierta35.

    Por su parte, en su obra El Estado comercial cerrado, Fichte tratamuchos de los mismos temas abordados por List y arriba a conclusionesanlogas en algunos aspectos, aunque fue mucho ms abarcador en suestatismo. Sostena que los diversos pases deban ser autosuficientes, paralo cual mantena la conveniencia de la planificacin econmica de todas lasactividades y, muy especialmente, el control estatal del comercio exterior yla educacin. Esto ltimo es caracterstico de quienes sostienen que la ideade nacin es un devenir natural, pero simultneamente deben reforzar lanaturaleza con un fuerte adoctrinamiento para lograr la antedicha unidad36.

    34 Para un anlisis sobre la importancia de la propiedad privada y su relacin con losprecios que hacen posible el clculo econmico y la consiguiente asignacin de recursos enbase a informacin dispersa, vase Ludwig von Mises, El socialismo (1961); Friedrich A.Hayek, Economics and Knowledge y The Use of Knowledge in Society, en Individualismand Economic Order (1963), caps. II y IV; Israel Kirzner, Discovery, Capitalism and Distribu-tive Justice (1989) y Murray N. Rothbard, Man, Economy and State: A Treatise on EconomicPrinciples (1970), esp. Vol. I, cap. 5.

    35 Para un estudio sobre la educacin, vase Alberto Benegas Lynch (h), La educa-cin en una sociedad libre (1984).

    36 Vase J. G. Fichte, Discursos a la nacin alemana (1988), esp. Discurso segundo,tercero, noveno y dcimo. Vale la pena reproducir algunos conceptos que aparecen en estelibro: El medio de conservacin de una nacin alemana que yo he propuesto, y a cuya claracomprensin deseara llevar estos discursos [] es un medio que a su vez debe intervenir en lapoca y en la formacin de las peculiaridades nacionales. [] Cuando hablaba de un medio,me estaba refiriendo a una educacin nacional de los alemanes completamente nueva y quenunca antes ha existido en ninguna otra nacin. Ya en el discurso anterior, con el fin dediferenciar la nueva de la vieja educacin, seal que la educacin hasta ahora habitual habaexhortado como mucho nicamente al buen orden y a la moralidad, pero que con sus exhorta-ciones no haba conseguido fruto alguno en la vida real, formada de acuerdo unas basestotalmente diferentes y del todo inaccesibles a esta educacin; seal, adems, que, en contra-posicin a esta educacin, la nueva tiene que ser capaz de determinar y formar las emociones eimpulsos vitales de una manera segura e indefectible [] la nueva educacin debera consistirprecisamente en aniquilar por completo la libertad de la voluntad ya desde la base que ellapretende cultivar, y a cambio hace surgir en la voluntad una necesidad rigurosa de las decisio-nes y una imposibilidad de lo contrario; a partir de esto se podra contar y confiar con ella conplena seguridad (pp. 29-31).

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    La nocin del derecho de Fichte est basada en criterios socialistas, con loque prepar el camino para el futuro nacionalsocialismo37. Es uno de losrecursos de los pseudoderechos al nivel de vida adecuado, a un salariomnimo, a la vivienda digna, etc., todo en el contexto de que el Estadoes el espritu del propio pueblo. Sin embargo, debe destacarse que tododerecho tiene como contrapartida una obligacin. Si una persona percibe unsueldo, existe la obligacin universal a respetar esa propiedad. Pero si a esapersona, por ejemplo, se le concediera el derecho a obtener el doble de loque en realidad percibe, quiere decir que otros tendrn la obligacin dehacerse cargo de la diferencia, con lo que se habr lesionado el derecho deesos otros. Por eso se trata de pseudoderechos; no se pueden otorgar sinviolentar el derecho38. Schelling, que fue discpulo de Hegel y Fichte (aun-que con este ltimo mantuvo diferencias de cierta importancia), enfatizabala individualidad de la nacin y negaba la individualidad de las personas39.Por su parte, las ideas del influyente activista Maurras apuntan a subrayar lasupremaca del Estado y los intereses superiores de Francia, temas quedesarrollaba en LAction francaise y en la mayor parte de sus libros40.

    37 Vase, por ejemplo, Frederick Copleston, A History of Philosophy, Vol. VII,cap. III.

    38 Para ampliar este tema, vase Alberto Benegas Lynch (h), Nuevo examen deliusnaturalismo (1987).

    39 Vase su concepto de el alma del mundo en La relacin del arte con la naturale-za (1985), p. 45. Berlin dice que para Schelling las naciones [] parecen ser ms reales yms concretas que los individuos que las componen. Los individuos se quedan en abstrac-tos precisamente porque son meros elementos o aspectos, momentos abstrados artificial-mente para determinados propsitos ad hoc y, literalmente, no tienen ninguna realidad []independiente de las totalidades de las que forman parte; de la misma manera que el color deuna cosa, su forma o su valor son elementos, atributos, modos o aspectos de los objetosconcretos que se aslan por conveniencia y a los que se piensa como existentes independiente-mente, por su cuenta, slo por causa de alguna debilidad o confusin de la inteligencia queanaliza, La inevitabilidad histrica, Libertad y necesidad en la historia (1974), p. 66.

    40 Por ejemplo, en The Future of Intelligence (1906). Vase tambin La encuestasobre la monarqua de Charles Maurras en Jean-Jacques Chevallier, Los grandes textospolticos (1972), pp. 299 y ss. Como se ha dicho, las races del nacionalismo provienenprincipalmente de fuentes alemanas, sin embargo resulta curiosa la postura de muchos germa-nfilos contemporneos; Jorge Luis Borges explica que en verdad no saben nada de Alemania,dice que en conversaciones con algunos de ellos [] he mencionado a Hoelderlin, a Lutero,a Schopenhauer o a Leibnitz; he comprobado que el interlocutor germanfilo apenas identifi-caba esos nombres []; aade que en realidad se trata bsicamente de antisemitas y adorado-res de Hitler, Definicin del germanfilo, Borges por l mismo (1976), pp. 141 y ss. No sepiense por un instante que debido a los autores nacionalistas citados estamos excluyendo laposibilidad de que integrantes del mundo anglosajn adhieran a esa tendencia. El dicho mycountry, right or wrong fue acuado en ese mundo y es uno de los pensamientos msestpidos que se puedan concebir.

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    List y la industria incipiente

    Tuvo tanto peso la explicacin de los economistas clsicos sobre lasuperioridad del librecambio frente a las doctrinas mercantilistas que patro-cinaban el llamado proteccionismo, que la mayor parte de los pensadoressocialistas omitan la discusin del tema y autores como Sismondi y Saint-Simon se pronunciaron en favor del librecambio. El primero seal laabsurda tendencia de las naciones de querer bastarse a s mismas y elsegundo consideraba las prohibiciones como una consecuencia de losodios nacionales41. La influencia de los economistas clsicos en este temaespecialmente Adam Smith y Ricardo cautiv al socialismo que tradi-cionalmente era internacionalista hasta que fue influido por el nacionalismoque, en alguna medida, revirti la situacin (salvo en casos como el de RosaLuxemburg42 que resistieron el embate). Friedrich List tuvo un peso decisi-vo en la difusin de las ideas nacionalistas en materia de comercio exterior.Peticiones, artculos periodsticos, gestiones personales ante los gobernan-tes de Munich, Stuttgart, Berln y Viena, conferencias y un libro clebre desu autora43 contribuyeron a que se adoptaran medidas tendientes a restrin-gir el comercio exterior no slo en tierras alemanas sino en otras partes delmundo. La gravitacin de las ideas proteccionistas tambin se hizo sentiren los debates que tuvieron lugar en los Estados Unidos, debates que marca-ron una de las lneas divisorias ms claras en el naciente bipartidismo. Listestableci relaciones con la sociedad para la promocin de la industrianacional, fundada por Hamilton, quien haba publicado el Informe sobrelas manufacturas en el que patrocinaba el restriccionismo aduanero y lacreacin de un Banco Nacional con fines promocionales.

    List abiertamente discuta las conclusiones de los economistas clsi-cos a quienes denominaba peyorativamente la escuela aunque soste-na que la proteccin era en general una medida de carcter transitorio y

    41 Tomado de Charles Gide y Charles Rist, Historia de las doctrinas econmicas(1949), Vol. I, p. 363.

    42 Vase J. L. Talmon, The Myth of the Nation and the Vision of Revolution (1981),Segunda Parte, Cap. I, Two Casts of Mind: Rosa Luxemburg and Eduard Bernstein, yHannah Arendt, Rosa Luxemburg: 1871-1919, comentario al libro de J. P. Nettl (RosaLuxemburg) en New York Review of Books (1966). La aparente paradoja de la aversin alinternacionalismo que profesa el nacionalista con su entusiasmo imperialista, queda resuelta sise comprende que, precisamente, la aversin a lo forneo lo convierte en un expansionistacompulsivo de lo que considera son los valores superiores y exclusivos inherentes a sunacin.

    43 Friedrich List, Sistema nacional de economa poltica (1955). Esta obra, publicadarecin en 1841, resume el pensamiento y la actividad que durante mucho tiempo haba desple-gado List.

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    aplicada especficamente al rea industrial44. En 1819, en la peticin a laAsamblea Federal, en nombre de la Asociacin general de la industria ydel comercio alemanes, propona una barrera exterior comn para Alema-nia y se opona a las 38 aduanas interiores con que contaba la confederacingermnica. Adems las tarifas eran muy dispares: solamente en Prusia haba67 derechos aduaneros diferentes. En todo caso, List introdujo de modosistemtico el principio del nacionalismo opuesto al internacionalismo yenfatiz la idea de la fuerza productiva nacional. Centr su atencin endos aspectos que consideraba decisivos: la proteccin a la industria inci-piente y los peligros y las asechanzas del dumping.

    Los mercantilistas del siglo XVI ya haban sostenido la importanciade exportar y los peligros que encerraba la importacin debidos a las reper-cusiones desfavorables en la balanza comercial. Esto era consecuencia deldogma Montaigne que sostena que la pobreza de las zonas pobres esconsecuencia de la riqueza de las ricas, del mismo modo que MichaelMontaigne y sus colegas del mercantilismo sostenan que la pobreza de laspersonas pobres se debe a la riqueza de las ricas. Este anlisis proviene deseguirle el rastro al lado monetario de las transacciones, dejando de lado ellado real, lo cual desconoce el hecho de que quien entrega dinero en unatransaccin libre y voluntaria no se empobrece, lo hace porque estima quetiene mayor valor el bien o el servicio que recibe a cambio del dinero queentrega. La visin de la suma cero es slo cierta cuando el cambio no esvoluntario, como por ejemplo el caso de un asalto: all se enriquece elasaltante a expensas de la vctima. De esta concepcin errada los mercanti-listas derivan su obsesin por la acumulacin de metlico a travs de lasexportaciones y una consecuente aversin a las importaciones.

    La exportacin o las entradas de capital permiten importar. Delmismo modo que las ventas son el medio a que se recurre para las comprasque realiza una persona, las importaciones constituyen el objeto final delcomercio que lleva a cabo un grupo de personas que opera en determinadajurisdiccin territorial. En verdad lo ideal para una persona es comprarpermanentemente sin incurrir en el esfuerzo de vender. Lo mismo es ciertopara las personas que comercian con otras ubicadas en otros pases. Peroesta situacin idlica significara, en ambos casos, que el resto de la gentepermanentemente obsequia a quienes se limitan a la adquisicin de bienes yservicios. Como esto no resulta posible, no hay ms remedio que exportar

    44 Friedrich List, Sistema nacional de economa poltica (1955), cap. XXVI, delLibro Segundo, titulado Las aduanas como medio principal de creacin y proteccin de laindustria manufacturera del pas.

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    para poder importar. El costo de las importaciones son las exportaciones.Este cuadro de situacin es entonces el opuesto al que presentan los llama-dos proteccionistas.

    El proteccionismo protege la produccin ineficiente de ciertos pro-ductores a expensas de los consumidores, quienes quedan desprotegidos y amerced de los primeros, los cuales, debido a los mercados cautivos que lesbrinda el proteccionismo, venden ms caro, de peor calidad o ambas cosas ala vez. El arancel aduanero inexorablemente significa mayor erogacin porunidad de producto, esto quiere decir que debe destinarse una porcinmayor de los siempre escasos recursos disponibles para adquirir lo que sedemanda. Demanda que necesariamente se ver reducida, precisamentedebido a que hay que recurrir a una mayor dosis de los recursos disponiblespor cada bien o servicio que se compra. Supongamos que en un instantedado hay disponibles en una comunidad 100 de recursos con los que seadquieren los bienes A, B, C y D del exterior y los E, F, G y H del interiordel pas. Como queda dicho, el establecimiento de una tarifa aduaneranecesariamente significar mayor erogacin por unidad de producto, lo cualimplica que, por ejemplo, se pueda comprar slo A y B del exterior y slo Ey F del interior, con lo que se habr reducido el nivel de vida de losconsumidores. Como se ha producido una mala asignacin de recursos,desviados desde las reas preferidas por la gente hacia las preferidas por laautoridad poltica, los salarios e ingresos en trminos reales se vern dismi-nuidos desde que stos dependen del fortalecimiento de las tasas de capitali-zacin. Esto sucede con todo arancel aduanero, cualquiera sea la alcuotaaplicada. Desde luego que el efecto ser de mayor peso cuanto mayor sea latarifa y se producirn efectos nocivos colaterales en la medida que losaranceles sean dispares para los diversos productos importados, ya que segenerar un cuello de botella entre los productos finales y los respectivosinsumos para producir esos bienes finales.

    El argumento de la industria incipiente sostiene que, dado que lacompetencia externa cuenta con ms capital que lo que hay disponibleinternamente y dado el mayor know how de quienes operan en empresasextranjeras, transitoriamente deben establecerse tarifas aduaneras para faci-litar un adecuado perodo de lanzamiento mientras se desarrolle la suficien-te experiencia. Ahora bien, no todos los emprendimientos empresarios setraducen en utilidades en los primeros perodos. Si alguien tiene una idearespecto de un posible producto a fabricar en el pas, lo evaluar y loejecutar y, si no cuenta con los recursos suficientes, podr vender la idea ala comunidad empresaria. Sin duda que el proyecto que arroja prdidas en laprimera etapa deber mostrar utilidades en perodos futuros que ms que

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    compensen los quebrantos anteriores. Si la idea la compra una empresa, lasmencionadas prdidas sern absorbidas por esa empresa pero no serntrasladadas sobre las espaldas de los consumidores a travs de arancelesaduaneros45. Si el proyecto no se puede vender es porque est mal evaluadoo, estando bien evaluado, se considera que hay proyectos ms rentables(como el capital es escaso no se pueden encarar todos los proyectos simult-neamente). En cualquier caso no se justifica el arancel. No es infrecuenteque los malos proyectos sean vendidos a los gobiernos por empresarios, conlo que la industria incipiente se perpeta en el tiempo, ya que es en verdaduna industria ineficiente. Por otra parte, parecera que esa pretendida medi-da transitoria de proteccin supone que el resto del mundo paralizar suprogreso tecnolgico hasta que sus colegas del pas protegido se pongan a lapar. Nada asegura que una vez eliminados los aranceles el bache tecnolgi-co no sea an mayor. Resulta curioso que este anlisis se circunscriba a lacompetencia fornea y no se proponga proteger a productores nacionalesfrente a innovaciones de sus compatriotas.

    Respecto del dumping o venta bajo el costo, caben las siguientesobservaciones. La venta bajo el costo aparece en diversas circunstancias. Enprimer lugar, en empresas de produccin mltiple es frecuente que el lanza-miento de un nuevo producto se traduzca en que, va los gastos de publici-dad, el resto de los productos subsidien al nuevo que arroja prdidas en esaprimera etapa, lo cual implica dumping. Las empresas cuyos balances mues-tran quebrantos estn tambin haciendo dumping. En el procedimiento con-table de costeo directo al no disponer de la informacin del costo total porproducto (ya que los gastos fijos o estructurales quedan separados), no sesabe si hay productos que incurren en dumping ni tampoco resulta relevan-te. Pero el argumento del dumping a que se refiere List y sus continuadoreshasta nuestros das apunta a que una empresa del exterior puede vender bajoel costo hasta que desaparezcan sus competidores locales para luego elevarastronmicamente los precios. Esto, se sigue diciendo, se agrava si la em-presa en cuestin es monoplica. Debe destacarse, sin embargo, que elprecio limpia el mercado, es decir, iguala la oferta y la demanda (si hay unbien que es requerido por diez personas, el precio subir a un nivel tal quehar que aparezca un demandante para el nico bien que se ofrece y assucesivamente). Si un empresario baja los precios, en este caso a un nivelinferior al de los costos, otros operadores sacarn partida del arbitraje queesta situacin les ofrece. Comprarn al precio deprimido y vendern a

    45 Vase Alberto Benegas Lynch (h), Fundamentos de anlisis econmico (1994),cap. X.

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    cualquier precio hasta el nivel que marca el precio de mercado. Disfrutarnas de jugosas ganancias a expensas de quien est haciendo dumping, em-presa esta ltima que financiar los gastos de produccin, administrativos yfinancieros de sus competidores. Si el producto de quien hace dumping estaylor made, tambin habr margen para que vendan competidores hasta elnivel del precio de mercado ya que, como hemos dicho, slo a ese nivel selimpia el mercado46. Por esto es que el dumping no dura en un mercadoabierto. El mismo mercado contiene los anticuerpos necesarios que quie-bran la situacin y torna imposible este tipo de maniobras. El nico dum-ping daino es el de las empresas estatales deficitarias, ya que la venta bajoel costo se realiza coactivamente con recursos detrados de la comunidad.Por otra parte, no queda claro por qu se circunscribe este anlisis a empre-sas que provienen del exterior cuando el mismo procedimiento se puedeconcebir para empresas que operan dentro de las fronteras de un pas, paralo cual habra que patrocinar aduanas interiores. El ejemplo del mayordumping posible es la caridad. Frederic Bastiat ridiculiza la idea de protegerlas industrias ineficientes de su poca proponiendo la promulgacin de unaley que obligue a tapiar todas las ventanas para defender la produccin develas de la competencia desleal del sol47.

    Respecto de las situaciones de monopolio mencionadas debe sea-larse que hay dos tipos de monopolios. El artificial y el natural. El primeroopera en base a ddivas que recibe de los gobiernos y, por tanto, explota alos consumidores. El segundo significa que, dadas las circunstancias impe-rantes en todo el planeta, al momento, el oferente en cuestin es el mejor. Esimportante subrayar que el progreso est muy ligado a este tipo de monopo-lio: cada invento y descubrimiento es una situacin de monopolio. Si, eneste sentido, se impusiera una ley antimonoplica, significar una prohibi-cin para progresar puesto que nadie podra instalar una nueva empresa enun nuevo rubro a menos que exista una segunda. Por ltimo, si nadie en elmercado cobra el precio que quiere, se tender a cobrar el ms alto que sepueda, lo cual es sustancialmente distinto. El precio del monopolista naturalser siempre el de mercado; los precios mximos, la fijacin de mrgenesoperativos o el establecimiento de cuotas compulsivas producen los mismosefectos nocivos que los que se producen cuando hay varios compitiendo enel mercado. Cuando se alude al mercado abierto no se afirma que debehaber varios, uno o ninguno operando. Simplemente se afirma que el merca-do debe estar abierto.

    46 Alberto Benegas Lynch (h), Fundamentos de anlisis econmico (1994), pp. 415 y ss.47 Frederic Bastiat, Economic Sophisms (1964), cap. 7, 48.

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    En resumen, en el anlisis econmico no tienen asidero los argu-mentos de la industria incipiente, el dumping y las derivaciones como lasdel monopolio esgrimidas para imponer restricciones al comercio. JacquesRueff no considera pertinente que los gobiernos lleven las estadsticas delcomercio exterior, porque mantiene que esto se traduce en una tentacinpara intervenir48. Esta sugerencia refuerza la posibilidad que el sectorexterno se trate igual que el interno donde nunca se producen problemas debalance comercial ni balance de pagos debido, precisamente, a la ausenciade aduanas interiores y controles de cambios. Un ro, una montaa o unafrontera poltica no modifican las relaciones causales de la economa.

    Movimientos migratorios y la ley de asociacin de Ricardo

    La entrada de personas a un pas suele interpretarse como una ame-naza para el trabajo de quienes ya se encuentran ubicados en puestos labora-les en el pas receptor. Se trata el asunto como si hubiera una cantidad dadade trabajo. No parece percibirse que los recursos son limitados y las necesi-dades son ilimitadas y que, por tanto, hay todo por hacer. Si Robinson yViernes estn solos en una isla y el primero se dedica a fabricar el bien Amientras que el segundo produce el bien B, se interpreta que una de lasmisiones importantes que deberan llevar a cabo los dos habitantes de la islaradicara en cuidar que nadie les saque esos trabajos. Si por arte de magiaaparece en las costas de la isla una mquina que puede fabricar el bien A,habra que romperla y devolverla de inmediato al mar. Pero esta conclusinapresurada pasa por alto que si se permite la introduccin de la mquina seliberar trabajo de Robinson para dedicarse a C, y A+B+C significa un nivelde vida ms alto que A+B. En un mercado libre en materia salarial no haytal cosa como desempleo involuntario. Los salarios sern ms altos o msbajos segn sea la estructura de capital disponible, pero no habr sobrantede aquel factor que es escaso. El desempleo involuntario es consecuencia delas mal llamadas conquistas sociales que, como el salario mnimo, conde-nan a los que ms necesitan trabajar, ya que a ese precio sus servicios setornan invendibles49.

    48 Dice Rueff que El deber de los gobiernos es permanecer ciegos frente a lasestadsticas del comercio exterior, nunca preocuparse de ellas y nunca adoptar polticas paraalterarlas [] si tuviera que decidirlo no dudara en recomendar la eliminacin de las estadsti-cas del comercio exterior debido al dao que han hecho en el pasado, el dao que siguenhaciendo y, temo, que continuarn haciendo en el futuro, Balance of Payments (1967), p. 128.

    49 Para ampliar este anlisis, vase Alberto Benegas Lynch (h), Poder y razn razona-ble (1992), cap. XX.

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    David Friedman sostiene que las conclusiones a que se arriban res-pecto de las restricciones a la inmigracin son las mismas que aporta laeconoma respecto de las barreras a los bienes que provienen del exterior.Argumenta que las trabas migratorias impuestas al pas A imposibilitan quelos consumidores de ese pas compren trabajo ms barato proveniente delpas B, ya que no se permite que las personas que el mercado requiere quese instalen en el pas A lo puedan hacer50. Los diversos niveles de salariosmostrarn las asignaciones ms eficientes. Igual que en el caso de losbienes, su importacin o la radicacin de la empresa en el lugar en que seencuentra la demanda depender de los precios relativos. Si no existieranbarreras aduaneras, los salarios en todas partes tenderan a igualarse debidoa que se sacara partida del arbitraje a travs de los movimientos migrato-rios. Sin duda que si se adoptan medidas en direccin a aquella contradic-cin en trminos denominada Estado benefactor, cada inmigrante signifi-car un peso adicional en las arcas del gobierno y, por lo tanto, en losbolsillos de la gente, pero ste no es un problema generado por las inmigra-ciones sino por la adopcin de un sistema socializante. Debido a las conse-cuencias del Estado benefactor, lamentablemente, autores como GaryBecker proponen restringir la inmigracin (en este caso a travs de cuotasque seran asignadas de acuerdo a las mayores ofertas monetarias querealicen los postulantes)51.

    El aumento de los inmigrantes que trabajan puede producir dosresultados. O se dedican a operar en actividades que los locales no encaran52o se dedican a las mismas actividades. En el primer caso, las ventajasaparecen ms claras; en el segundo se aplica la ley de asociacin de Ricar-do53, tambin conocida con los nombres de costos comparados o ley deventajas comparativas. Esta ley revela que la especializacin o la divisindel trabajo hace posible el aumento de la produccin conjunta, lo cualsucede no slo cuando existen ventajas relativas sino cuando se produceventaja absoluta entre las partes que comercian. De este modo, aunque un

    50 David Friedman, Price Theory (1986), pp. 336-337.51 Gary S. Becker, Comments on Julian Simon on Immigration, Mont Pelerin

    Society Meeting, (1992). Por otra parte, respecto del fisco, debe considerarse que en no pocoscasos los inmigrantes aportan ms en impuestos que lo que reciben a travs del estadobenefactor; en este sentido, vase Thomas Sowell, Race and Culture (1994).

    52 Julian Simon muestra que ste es frecuentemente el caso y aporta investigacionesdesde otras perspectivas sobre el tema migratorio en general en Population Matters (1990),Parte 5, caps. 32, 33 y 34 y, del mismo autor, vase The Economic Consequences of Immigra-tion (1989), cap. 10.

    53 David Ricardo, Principios de economa poltica y tributaria (1959), cap. VII y enObras de Ricardo (1964), Vol. II, seccs. VII y VIII del cap. VII.

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    profesional sea ms eficiente en el manejo de las tareas secretariales que susecretaria, la productividad conjunta ser mayor si se especializa en sustareas especficas y delega las tareas secretariales en su secretaria. Lo mis-mo ocurre con el cirujano y la instrumentista y as sucesivamente. Si sesuponen dos individuos A y B que producen cierta cantidad de los bienes Py Q en un tiempo dado, aunque uno de ellos sea ms eficiente en laproduccin de ambos bienes, los coeficientes de sustitucin revelarn que selograr una produccin mayor que beneficiar a todas las partes involucra-das si la persona ms eficiente se especializa en la produccin en la quetiene mayor ventaja54. Ahora bien, manteniendo los dems factores constan-tes, en lo inmediato, la mayor inmigracin har que la inversin per cpitadisminuya, pero si, al momento, la actividad en cuestin opera en la faz derendimientos crecientes o si cambia la preferencia temporal en direccin aun mayor ahorro, la productividad y la inversin per cpita se incrementa-rn con lo que los ingresos y salarios en trminos reales tambin aumenta-rn. Debe igualmente destacarse, por una parte, que la configuracin de lacurva de rendimientos decrecientes se aplicar en la medida en que aumentela referida capacidad productiva y, por otra, que no es pertinente tomar alpas como si fuera una gran fbrica, por tanto, en las distintas reas losrendimientos sern tambin distintos, con lo que no es posible generalizar loque suceder en los diversos campos de la produccin.

    En algunas oportunidades se ha objetado la inmigracin sobre labase de los costos sociales que se produciran en los perodos de transi-cin hasta que la situacin se regularice. Pero es que no hay accin deninguna naturaleza que no acarree costo. Para obtener valores de mayorjerarqua se hace necesario renunciar a otros valores que, a juicio del sujetoactuante, revisten menor importancia. Dado que no se puede hacer todo almismo tiempo, los costos de oportunidad son inexorables. En este sentido,la vida es una transicin al moverse hacia posiciones que se estima produci-rn mayores beneficios. El progreso implica cambio y el cambio tienecostos. Cuando aparecieron las locomotoras diesel, los fogoneros tuvieronque reacomodar sus actividades. Cuando apareci la heladera, el hombreque transportaba las barras de hielo tuvo que adaptarse. La nica forma enla que no se producira cambio alguno es en una situacin totalmenteesttica. Ni siquiera el pensamiento sera permitido en ese caso, ya que las

    54 Vase Ludwig von Mises, Human Action: A Treatise on Economics (1963), pp. 158y ss. En el ejemplo que ofrece Mises se supone que los precios de p y q son idnticos puestoque lo que interesa en ltima instancia no es la cantidad producida sino el valor total producidoa precios de mercado. Si los precios de p y q fueran distintos, la mayor eficiencia estar dadapor quien produzca el mayor valor a precios de mercado.

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    nuevas ocurrencias se traducirn en cambios. De lo que se trata es que si loscambios apuntan al progreso, en el mercado la gente demandar la novedady el cambio se incorporar y si se considera que es perjudicial no seadquirir el bien o servicio en cuestin. No resulta pertinente suponer queeste proceso se lleva a cabo en el transcurso de etapas diferenciadas yubicadas en departamentos estancos: primero la inmigracin, luego el costode transicin y, por ltimo, los beneficios. Las etapas estn mezcladas y sonresultado de procesos anteriores y simultneos, de ah es que la transicinsea permanente, la cual significar mejoras en la medida en que los marcosinstitucionales liberen al mximo la capacidad creadora y no se interfiera enaquellos arreglos contractuales libres y voluntarios que no lesionan dere-chos de terceros55.

    La visin moderna de las aduanas y las fronteras nacionales56 ten-diente a restringir el comercio y los acuerdos pacficos ha contribuido aproducir conflictos de diversa naturaleza. Pinsese que, en lo que se consi-deraba el mundo civilizado, hasta poco antes de la primera guerra mundialno haba restricciones migratorias, ni siquiera existan los pasaportes. Bas-tiat ha dicho que Si no se permite que las mercancas crucen las fronteras,las cruzarn los ejrcitos57, lo mismo se podra decir respecto de las restric-ciones al movimiento de las personas. La tendencia malsana a recurrir alplural y pontificar acerca de lo que nosotros deberamos hacer con losinmigrantes y a considerar la inmigracin como si el pas fuera la chacrapersonal de quienes propugnan vallas de diversa ndole, no contempla laflagrante violacin de derechos y el problema tico involucrado en estasactitudes.

    No parece comprenderse que una frontera poltica no anula el dere-cho anterior y superior al establecimiento de cualquier gobierno a usary disponer de lo propio, lo cual incluye la posibilidad de contratar a laspersonas que se considere conveniente, cualquiera sea el lugar en el quecircunstancialmente hayan nacido. En este sentido, es de inters anotar que

    55 Vase Alberto Benegas Lynch (h), Hacia el autogobierno: una crtica al poderpoltico (1993), pp. 466 y ss.

    56 Ezequiel Gallo me hizo notar que incluso el concepto de exilio se ha modificado.Antiguamente el exilio como castigo significaba el alejamiento del reo de su pueblo natal, perono ms all de una lnea trazada circunstancialmente como frontera poltica o lmite jurisdic-cional que, a estos efectos, nada significaba. Tambin en conexin con el nacionalismo y,especialmente, la evolucin intelectual y la influencia de Cnovas del Castillo en Espaa,vase E. Gallo, Notas sobre el liberalismo clsico y el nacionalismo decimonnico (1989).Tambin para algunos aspectos del caso espaol, vase Fernando Savater, Contra las patrias(1985). Para algunas consideraciones sobre la Argentina. David Rock, La Argentina autorita-ria (1993), esp. Caps. 4, 5 y 6, y Eduardo Augusto Garca, Yo fui testigo (1971), pp. 225 y ss.

    57 Frederic Bastiat, Selected Essays on Political Economy (1965), p. 323.

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    cuanto ms extendida est la propiedad privada se extendern tambin lasposibilidades de contratar, es decir, como queda dicho, de usar y disponerde lo propio, en este caso para acordar la ubicacin de personas que volun-tariamente deseen trasladarse de un lugar a otro. Pero, igual que sucede conla casa del vecino, sta se puede visitar siempre que el titular extienda lacorrespondiente invitacin o si las partes estipulan un contrato laboral, unode alquiler o la compraventa del inmueble. En este contexto, los movimien-tos migratorios libres y las fronteras abiertas no significan que pueda irrum-pirse en la propiedad de otro sin autorizacin del titular. Ser ciudadano delmundo no significa que se acte como si se fuera dueo del mundo.

    La soberana y el signo monetario

    La idea del Soberano est ligada al absolutismo hobbesiano58 queluego se traslad a la voluntad popular y, por delegacin, en una interpre-tacin del gobierno representativo, esta soberana se vincul a los parlamen-tos, situacin que tanto preocup a autores como Benjamin Constant yHerbert Spencer. Constant sostuvo que los ciudadanos poseen derechosindividuales independientes de toda autoridad social o poltica y toda autori-dad que viola estos derechos se hace ilegtima [] [L]a voluntad de todo unpueblo no puede hacer justo lo que es injusto59. Spencer sealaba que lafuncin del liberalismo en el pasado consisti en establecer lmites al poderde los reyes. La funcin del verdadero liberal en el presente ser la deestablecer lmites a los poderes del parlamento60. Por su parte, Bertrand deJouvenel resume el problema diciendo que antiguamente se [] pensabaque esta autoridad [soberana] estaba en malas manos, y que haberla puestoen buenas manos es la sola garanta que puede darse a los ciudadanos. Peroes un error creer que la historia no ha visto otro cambio relativo a lasoberana que su desplazamiento. Ella ha visto, sobre todo, la construccinde esta soberana sin lmite ni regla, de la que nuestros antepasados notenan idea61. Son los derechos de las personas los que tienen preeminenciasobre cualquier autoridad cuya misin en todo caso es velar por la preserva-cin de aquellos derechos. La soberana es un concepto muy caro al nacio-nalismo, tradicin de pensamiento que considera que si se privatiza una

    58 Vase Thomas Hobbes, Leviathan, cap. 18.59 Benjamin Constant, Principios de poltica, Curso de poltica constitucional (1968),

    pp. 9 y 11.60 Herbert Spencer, The Man versus the State (1960), p. 209.61 Bertrand de Jouvenel, La soberana (1957), p. 303.

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    empresa se vulnera la independencia nacional, sin comprender que laspersonas que circunstancialmente viven en esa jurisdiccin territorial ten-drn sus derechos mejor resguardados si pueden elegir el destino que le danal fruto de su trabajo, en lugar de estar esclavizados en la financiacincoactiva de servicios que no son de su agrado. Al mejor estilo orwelliano,consideran a la esclavitud como una manifestacin de independencia con-substancial con la soberana. Psimos servicios son as envueltos en elpabelln nacional, lo cual produce intensa emocin en los espritus naciona-listas. Idntico fenmeno se produce con el signo monetario: los nacionalis-tas han contagiado a muchos incautos en la pretensin de que, por antono-masia, es manifestacin de soberana el incrustar las efigies de prceres enbilletes de curso forzoso manipulados por la autoridad monetaria.

    En general, algo se ha avanzado en la comprensin del dislate quesignifican las empresas estatales, aunque los procesos de privatizacin nosiempre desembocan en mayores alternativas para la gente cuando se tras-pasan monopolios estatales a monopolios privados, con lo que se terminabastardeando una buena idea y as aparece el peligro del efecto boomerang.De todos modos, en este ensayo nos circunscribiremos a presentar un apre-tado resumen de la crtica de aquel aspecto del nacionalismo que se vinculaa la moneda.

    El monopolio gubernamental de la moneda conduce a que la autori-dad monetaria (habitualmente conocida como la banca central) manipule elsigno monetario, lo cual inexorablemente altera los precios relativos, cosaque, a su vez, malgua a los operadores con el consiguiente empobrecimien-to generalizado. La autoridad monetaria tiene tres cursos posibles de accin:incrementar la masa monetaria, contraerla o dejarla inalterada. Si la incre-menta o la contrae, se producirn respectivamente procesos inflacionarios odeflacionarios a travs de la distorsin de los precios relativos debida a estasdecisiones polticas. Y si deja inalterado el volumen de la circulacin mone-taria podr ocurrir una de tres cosas. Si esa masa congelada resulta sersuperior a lo que la gente hubiera preferido, se estar en un proceso inflacio-nario. Si resulta ser inferior a lo que el pblico hubiera decidido se estarinmerso en un proceso deflacionario. Por ltimo, si la circulacin se congelaen el mismo nivel que la gente hubiera establecido, no se ve la razn para laintervencin gubernamental, con el agregado que la nica forma de saberqu hubiera preferido la gente consiste en dejarla actuar62. En otros trmi-nos, la autoridad monetaria necesariamente provoca distorsiones en el cam-

    62 Para una explicacin ms detallada de este tema, vase Alberto Benegas Lynch (h)Autoridad monetaria, norma monetaria o moneda de mercado? (1985), Vol. I, pp. 241 y ss.

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    po monetario. Se ha insistido en la importancia de contar con una autoridadmonetaria independiente, pero en nada cambia el resultado como no sea quelos errores se cometern de modo independiente. Como queda dicho, est enla naturaleza de la autoridad monetaria el producir las aludidas distorsiones.

    Se ha dicho que la inflacin es el aumento general de precios. Estadefinicin adolece de dos fallas graves. En primer lugar, si los aumentosfueran generales, la inflacin no provocara los problemas que son consubs-tanciales a este fenmeno. Los precios son los indicadores del mercado, locual incluye los salarios. Si los precios aumentan el veinte por ciento y lossalarios lo hacen en la misma proporcin, no habr desequilibrio entreingresos y precios. Eventualmente, si los aumentos son muy grandes habrque modificar las mquinas de calcular, las columnas en los libros decontabilidad y, en ltima instancia, habr que transportar el dinero en carre-tillas pero no tendrn lugar los desajustes inherentes a la inflacin. Por estoes que debe subrayarse la distorsin en los precios relativos que genera elproceso inflacionario. La expansin monetaria toca diversas reas en diver-sos momentos y eso es lo que altera las relaciones entre los precios. Cuandose dan a conocer los ndices de inflacin, a veces se tiene la impresinequivocada que los precios galopan al son de aquel ndice en lugar decomprender la referida alteracin en los precios relativos.

    El segundo error de aquella definicin estriba en que la inflacin noes el aumento de precios. La distorsin de los precios es una consecuenciade la inflacin. La causa de la inflacin es la expansin exgena de moneday el efecto es el aumento de precios, del mismo modo que la temperatura esuna manifestacin de la infeccin.

    Friedrich Hayek ha propuesto la abrogacin del curso forzoso (esdecir, el monopolio gubernamental de la moneda) para permitir que la gentedecida con qu activos desea realizar sus transacciones y pueda as elegir lamoneda privada que ms garanta y seguridad ofrezca63. En realidad, comoha explicado Carl Menger, se ha sido el origen del dinero la produccinprivada antes que se entrometieran los gobiernos64. Hayek sostiene queDesde que se concedi el privilegio de emitir moneda como una prerroga-tiva real, ste se ha mantenido porque el poder de emitir moneda resultaesencial para las finanzas gubernamentales, no para que la gente cuente con

    63 Friedrich Hayek, especialmente en Denationalisation of Money (1976).64 Carl Menger, The Origin of Money (1979). La expresin dlar proviene de un

    prestigioso acuador privado europeo (el conde Schlik) cuyas monedas de plata circularonlegalmente en California hasta mediados del siglo XIX; vase Murray N. Rothbard, What hasGovernment Done to Our Money? (1964), p. 6.

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    una buena moneda sino para darle acceso al gobierno a la canilla de dondepuede fabricar dinero65.

    Inquirir acerca de cules sern los bienes utilizados como moneda ocul ser la cantidad de la misma es similar a preguntarse acerca de culessern las verduras que se ofrecern en el mercado y qu cantidad habr deellas. La respuesta es idntica en ambos casos: lo que decida y prefiera lagente. En la historia monetaria, a veces coexistan dos o tres monedas, yaque si todas las mercancas se hubieran elegido como moneda no habramoneda. No hay ninguna razn para que los gobiernos se ocupen del signomonetario como no sea la necesidad de succionar los recursos de la gente atravs de procesos inflacionarios. No hay razn moral, jurdica ni econmi-ca para el curso forzoso ni para la existencia de la autoridad monetaria.Como hemos mencionado, algo se ha avanzado en la comprensin del errorde vincular la independencia con las empresas estatales. Tal vez se extiendala comprensin de que las personas pierden independencia si el dinero lomaneja el gobierno. Entre otros, Hayek dice que el mito del dinero guberna-mental continuar [] mientras el pblico no est mentalmente preparadopara criticar el dogma de esta prerrogativa gubernamental66 y suscribe loque ha dicho uno de sus comentaristas en cuanto a que Hace 300 aosnadie hubiera credo que el gobierno abandonara el control sobre la reli-gin, tal vez en otros 300 aos el gobierno estar preparado para abandonarel control sobre la moneda67.

    Comentario final

    Para progresar en el fortalecimiento de los fundamentos de unasociedad abierta se requieren criterios independientes y una actitud socrti-ca frente al conocimiento. Se requiere una permanente desconfianza delpoder poltico a los efectos de permitir el desplazamiento en el eje del

    65 Friedrich Hayek, Free-Market Monetary System, The Search for Stable Money(1987), p. 389. Para ampliar la bibliografa en este mismo sentido, puede consultarse Lawren-ce H. White, Competition and Currency (1989), Kenneth Dowd, Free Banking: The Route toMonetary Stability (1988), Vera C. Smith, The Rationale of Central Banking (1936), Benja-min Klein, The Competitive Supply of Money (1974), George A. Selgin, The Theory of FreeBanking (1988) y Alberto Benegas Lynch (h), Toward a Market Monetary System (1986).

    66 Friedrich Hayek, The Denationalisation of Money(1976), p. 20.67 Friedrich Hayek, Free-Market Monetary System (1987), p. 389. John B. Bury con

    razn ha dicho que las teoras nuevas generalmente producen Un sentimiento de miedo [que]aumenta la repugnancia debido a la pereza mental. [] las opiniones nuevas son consideradastan peligrosas como molestas, y cualquiera que hace preguntas inconvenientes sobre el porquy el para qu de principios aceptados, es considerado como un elemento pernicioso, Historiade la libertad de pensamiento (1941), p. 8.

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    debate en busca de posiciones mejores en un proceso evolutivo que no tienetrmino. En este sentido resultan peligrosos los historicismos que propug-nan inexorabilidades. Francis Fukuyama, al pronosticar la inexorabilidad dela universalizacin de la democracia liberal68, adopta un marxismo alrevs. Nada es inexorable en los sucesos humanos, todo depende de lasideas que prevalezcan en cada momento. Paul Johnson ha dicho con raznque Aunque resulte desagradable, una de las lecciones de la historia queuno debe aprender es que ninguna civilizacin debe darse por sentada.Nunca puede asumirse su permanencia; siempre hay una edad oscura a lavuelta de la esquina69. Slo manteniendo y redoblando los esfuerzos en prode una sociedad abierta es que podremos decir con Borges que Vendr otrotiempo en el que seremos cosmopolitas, ciudadanos del mundo como decanlos estoicos y desaparecern como algo absurdo las fronteras70.

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    69 Cit. por Richard Nixon en The Real War (1980), p. 230. En el mismo sentido, vaseAlberto Benegas Lynch (h), The Developed Country Status Is not Irreversible (1988),pp. 151 y ss.

    70 J. L. Borges, El diccionario de Borges (1986), p. 76.

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