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Actas XIV Congreso AIH (Vol. IV). Rose CORRAL. México y el Río de la Plata en los años 20.... México y el Río de la Plata en los años 20. En tomo a la revista Libra Rose Corral EL COLEGIO DE MÉXICO RARA VEZ SE MENCIONA la revista Libra, cuyo primer y único número apareció en el invierno austral de 1929, en las ya numerosas antologías que se han ido publicando sobre las vanguardias latinoamericanas o, más circunscripto al Río de la Plata, en el trabajo pionero de Nélida Salvador dedicado específicamente a las revistas argentinas de vanguardia publicadas entre 1920 y 1930. 1 Tampoco se menciona en las historias de la literatura argentina que tratan de la década del veinte. En uno de los pocos libros de historiografia literaria que registra por lo menos la existencia de la revista, Las revistas literarias argentinas (1898-1967), de Lafleur, Provenzano y Alonso, aparece una descripción muy escueta y además inexacta de la revista: «la poesía de vanguardia recrudece con Libra». 2 Adelantemos sin embargo que ésta fue, en el momento de su aparición, una de las lecturas de la revista. El voluminoso estudio de Paulette Patout sobre Reyes, Alfonso Reyes y Francia, 3 es uno de los pocos libros en que se encuentra un breve apartado dedicado a Libra, por el papel que tuvo en ella el escritor mexicano. El primer número de la revista, de «invierno» de 1929-se infiere que su periodicidad será trimestral y seguirá el ritmo de las estaciones-, es publicado por Gleizer, el editor de buena parte de la juventud literaria del momento, y aparecen como directores de la revista dos de los poetas vanguardistas que habían sido activos colaboradores de Martín Fierro y, en menor medida, de Proa: Francisco Luis Bernárdez y Leopoldo Marechal. 4 1 Revistas argentinas de vanguardia (1920-1930), Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 1962. Sorprende que en 1962 no se mencione tampoco, en la sección del libro dedicada a las empresas editoriales de la vanguardia, que la colección de los Cuadernos del Plata fue creada y dirigida en lo literario por Alfonso Reyes. Sólo se alude al director editorial del proyecto, el poeta Evar que también fue el que lo financió (p. 97). Héctor René Lafleur, Sergio Provenzano y Femando Alonso, Las revistas literarias argenJinas (1898-1967), Buenos Aires: CEDAL, 1968, p. 141. Alfonso Reyes y Francia, México: El Colegio de México / Gobierno del Estado de Nuevo León 11 1991. En una reciente cronología de Leopoldo Marechal tampoco se menciona en la entrada correspondiente al año 1929, la creación de Libra junto con Bemárdez. Véase Femando Colla, «Cronología», en Leopoldo Marechal, Adán Buenosayres, ed. crítica de Archivos / UNESCO, 1998, p. 569. 117 ' - l -t .. Centro Virtual Cervantes

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México y el Río de la Plata en los años 20. En tomo a la revista Libra

Rose Corral EL COLEGIO DE MÉXICO

RARA VEZ SE MENCIONA la revista Libra, cuyo primer y único número apareció en el invierno austral de 1929, en las ya numerosas antologías que se han ido publicando sobre las vanguardias latinoamericanas o, más circunscripto al Río de la Plata, en el trabajo pionero de Nélida Salvador dedicado específicamente a las revistas argentinas de vanguardia publicadas entre 1920 y 1930. 1 Tampoco se menciona en las historias de la literatura argentina que tratan de la década del veinte. En uno de los pocos libros de historiografia literaria que registra por lo menos la existencia de la revista, Las revistas literarias argentinas (1898-1967), de Lafleur, Provenzano y Alonso, aparece una descripción muy escueta y además inexacta de la revista: «la poesía de vanguardia recrudece con Libra».2 Adelantemos sin embargo que ésta fue, en el momento de su aparición, una de las lecturas de la revista. El voluminoso estudio de Paulette Patout sobre Reyes, Alfonso Reyes y Francia,3 es uno de los pocos libros en que se encuentra un breve apartado dedicado a Libra, por el papel que tuvo en ella el escritor mexicano.

El primer número de la revista, de «invierno» de 1929-se infiere que su periodicidad será trimestral y seguirá el ritmo de las estaciones-, es publicado por Gleizer, el editor de buena parte de la juventud literaria del momento, y aparecen como directores de la revista dos de los poetas vanguardistas que habían sido activos colaboradores de Martín Fierro y, en menor medida, de Proa: Francisco Luis Bernárdez y Leopoldo Marechal.4

1 Revistas argentinas de vanguardia (1920-1930), Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 1962. Sorprende que en 1962 no se mencione tampoco, en la sección del libro dedicada a las empresas editoriales de la vanguardia, que la colección de los Cuadernos del Plata fue creada y dirigida en lo literario por Alfonso Reyes. Sólo se alude al director editorial del proyecto, el poeta Evar ~éndez, que también fue el que lo financió (p. 97).

Héctor René Lafleur, Sergio Provenzano y Femando Alonso, Las revistas literarias argenJinas (1898-1967), Buenos Aires: CEDAL, 1968, p. 141.

Alfonso Reyes y Francia, México: El Colegio de México / Gobierno del Estado de Nuevo León11 1991.

En una reciente cronología de Leopoldo Marechal tampoco se menciona en la entrada correspondiente al año 1929, la creación de Libra junto con Bemárdez. Véase Femando Colla, «Cronología», en Leopoldo Marechal, Adán Buenosayres, ed. crítica de Archivos / UNESCO, 1998, p. 569.

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En ese número único de Libra, y es significativo el dato, intervienen dos escritores mayores o de otra generación, cercanos a la juventud literaria del momento: Macedonio Femández, que los acompaña desde que empieza la revista Proa, y Alfonso Reyes, próximo en México a los poetas de Contemporáneos y cuyo contacto y amistad buscan muy pronto los jóvenes vanguardistas argentinos (Molinari, Borges, Bemárdez) en cuanto llega de embajador a Argentina en julio de 1927. En Libra se dan a conocer por primera vez algunos fragmentos del Museo de la novela de la Eterna, de Macedonio, la legendaria novela que empieza a escribir en esos años y cuya publicación, como es bien sabido, va posponiendo indefinidamente, y un artículo de Alfonso Reyes, hoy muy conocido, sobre las <<jitanjáforas» Guegos de palabras desprovistos de sentido, «novedades peligrosas» como las definirá con ironía Reyes varios años después). El ensayo de Reyes, motivado por la lectura del libro del poeta cubano Mariano Brull, Poemas en menguante (1928), que acaba de recibir, encabeza el número. El artículo, que tuvo una gran resonancia y que le causó a Reyes algunas dificultades y malentendidos en el medio literario argentino, será citado luego en general por la versión muy ampliada que incluye Reyes en 1942 en la primera edición de su libro La expresión literaria, con lo cual se ignora o pierde de vista el contexto de su primera aparición en Libra.

Aunque Libra pertenece todavía al periodo vanguardista (estamos a finales de los veinte, y la dirigen dos poetas que fueron sin duda martinfierristas) rompe en varios sentidos con el patrón acostumbrado de las revistas de vanguardia. Pasado el primer momento de efervescencia vanguardista, Libra tiene sin duda un tono distinto: parece ensayar en este número único otros derroteros en que lo nuevo va aparejado con el retomo a la tradición y en donde aparece una gran diversidad de intereses. De allí también la pertinencia de detenemos en Libra, una revista de transición entre la primera vanguardia y lo que ha llamado Leopoldo Marechal un «primer llamado al orden», precisamente al referirse a su personal trayectoria vanguardista. 5 Libra es sin duda contemporánea de ese llamado, un llamado perceptible incluso en el título elegido, un signo del zodiaco que sugiere equilibrio, mesura, armonía, y supone el alejamiento de los enfrentamientos o del espíritu de combate de las primeras revistas de vanguardia. Son notorias, de entrada, la ausencia de algún manifiesto o de un programa y la presencia de colaboraciones de distinto signo y época: mencionemos, entre otros textos, dos poemas de James Joyce, fragmentos de un epistolario inédito de Martí, poemas de Marechal (incorporados en el libro que publica ese mismo año, Odas para el hombre y la mujer) en los que se advierte un retomo a formas métricas tradicionales, una silva de Gabriel Bocángel, un poeta poco conocido contemporáneo de Góngora, y sorprende asimismo la erudición de las notas insertas en la sección titulada «Correo Literario». Sin duda esta sección es la hechura de Reyes y anticipa en varios sentidos el Correo Literario que pondrá en marcha al año siguiente en su revista personal, Monterrey, publicada en Brasil entre 1930 y 193 7. Situar la revista en el contexto en que aparece, indagar el origen de la misma, en particular el papel decisivo que desempeñó Alfonso Reyes entre «bambalinas» (como él mismo le

5 Véase A. Andrés, Palabras con Leopoldo Marechal, Buenos Aires: Carlos Pérez Editor, 1968.

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escribe a su amigo Valery Larbaud)6 en la elaboración de la misma y en su difusión, revisar la recepción del momento y las posibles razones de su interrupción, son algunos de los propósitos de este trabajo.

Aunque Libra constituye sin duda un capítulo más, mal conocido todavía, de la contribución de Alfonso Reyes a la vida literaria argentina de finales de los años veinte, durante su primer periodo como embajador de México en Argentina, su papel en la revista dista mucho de ser claro y parece incluso que el desconocimiento de los pormenores y del alcance real del apoyo que Reyes ofrece a Bemárdez y Marechal, los fundadores de la revista, ha dado lugar a muchas tergiversaciones y leyendas. El propio Borges, que formaba parte del proyecto inicial de la revista, al visitar la Capilla Alfonsina más de cuarenta años después, en 1973, se refiere al tema, olvidando no obstante ciertos matices: «[Reyes] fundó una revista, la revista se titulaba Libra. Se refería a la balanza, al justo equilibrio de la balanza, pero en esa revista colaboraban amigos míos nacionalistas. Y o nunca he sido nacionalista. Y o le expliqué a Reyes que aunque me sentía muy honrado pensando que él hubiera pensado en mí, yo no quería publicar con aquellos otros y él comprendió perfectamente mis escrúpulos y me escribió una carta. Nuestra amistad no sufrió desmedro por aquello que había ocurrido».7 En un primer término, hay que aclarar que Reyes no fundó la revista, como queda claro en su Diario y en su correspondencia, aunque fue sin duda, como se verá, su principal animador y consejero; por otra parte, en su crítica, Borges olvida su propio fervor nacionalista, que ejerció tanto en la prosa (de la que renegó después) como en la poesía de esos años. No está de más recordar que la primera llamada de atención hacia los males o enfermedades del nacionalismo que amenazaban la vanguardia argentina provienen precisamente de Marechal (tachado aquí por Borges de «nacionalista») en un temprano artículo, pocas veces recordado, publicado en 1926 en Martín Fierro, «El gaucho y la nueva literatura rioplatense».8 En otro libro publicado hace un par de años en el que se recogen muchas de las contribuciones de Reyes y sobre Reyes en revistas y periódicos argentinos durante su estancia en Buenos Aires (Alfonso Reyes en Argentina), se convierte equivocadamente a Reyes en el patrocinador de la revista: «[Reyes] financió la primera y única entrega de la revista Libra», y no se menciona por el contrario su compromiso literario con la revista y su intervención en la misma.9

Afortunadamente, el imprescindible Diario de Reyes 10 publicado hasta ahora abarca precisamente los años de su primera embajada en Buenos Aires y resulta una fuente de información fundamental para rastrear la historia, o parte de la historia de Libra. Sin estos

6 Valery Larbaud, Alfonso Reyes, Correspondance Larbaud /Reyes 19 2 3-19 5 2, intr .. y notas de Paplette Patout, Paris: Klincksieck, 1972, p. 58.

«Cómo conocí a Alfonso Reyes», Boletín de la Capilla Alfonsina, núm. 28, abril a diciembre de 19873.

9 Martín Fierro (Buenos Aires), núm. 34, octubre de 1926, p. 4. Alfonso Reyes en Argentina, coord. Eduardo Robledo Rincón, Buenos Aires: Eudeba /

Emb<füida de México, 1998, p. 27. Diario 1911-1930, prólogo de Alfonso Reyes Mota y Alicia Reyes, México: Universidad

de Guanajuato, 1969. La paginación de las citas que haremos de este libro de Reyes se harán en el texto mismo.

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datos registrados día a día por Reyes resultaría imposible saber algo en tomo a la gestación de la revista. Asimismo, la correspondencia de Reyes guardada en la Capilla Alfonsina permite reconstruir algunos de estos eslabones.

Desaparecidos los principales órganos de difusión de la obra de los jóvenes, Proa y Martín Fierro, existen, desde 1928, varios proyectos que tienen como objetivo fundar nuevas revistas que respondan a sus inquietudes para llenar el vacío que han dejado aquéllas. Reyes se entera muy pronto de estos proyectos, que se frustran o fracasan, porque los jóvenes se acercan a él para que funde con ellos una revista. Todo parece indicar que Libra se inscribe en esta serie de tentativas, aunque el resultado concreto adquiera finalmente otra fisonomía, gracias a la cercanía y colaboración de los jóvenes con Reyes. En diciembre de 1928, Reyes anota en su Diario: «Hacía tiempo que varios chicos argentinos, la muchachada como aquí dicen, me venía pidiendo hacer una revista. Aparte de que las revistas han dado en cansarme por la miscelánea de nombres y temas, una revista, en mi actual situación diplomática, me llenaría de compromisos[ ... ] Quieren que aquí también [acaba de aludir a su estancia anterior en España] deje huella. Entonces pensé en hacer unos folletos lindos y elegantes, para esas cosas pequeñas que uno hace [ ... y] que uno no se atreve a publicar aisladas por pequeñas, que tampoco quiere mandar al revoltijo de las revistas ... » (p. 235). Reyes se refiere evidentemente a la creación de Los Cuadernos del Plata en los que empieza a trabajar con Molinari y Borges.

En marzo de 1928, Reyes es invitado a participar en una nueva época de Proa que dirigirán Borges, Bemárdez y Marechal. Reyes envía para «Proa, de Buenos Aires, que renace, <Estética-Estática>, capítulo inédito de Cartas sin permiso» (Diario, p. 214). La colaboración de Reyes, le anuncian Marechal y Bemárdez, «aparecerá en el número inaugural y en la cabecera de honor» (Correspondencia Capilla Alfonsina). 11 Pero la revista no saldrá. Los jóvenes intentan también resucitar el «escandaloso Martín Fierro», según le escribe a Valery Larbaud. 12 Reyes es más explícito en una larga carta enviada a Ortega y Gasset en enero de 1930, una carta confidencial, esencial además para entender los entretelones de su colaboración en Libra y de los conflictos en que se ve envuelto en el medio literario argentino por su cercanía con los jóvenes: «Los muchachos [ ... ] decidieron un día que era llegado el momento de resucitar su antigua revista de combate: Martín Fierro. Yo sentí venir un peligro-ya mi instinto estaba muy alerta-y me apresuré a aconsejarles: <Han cambiado los tiempos. Ustedes han ganado ya en toda la línea[ ... ] Atacar al burgués no tiene sentido. El burgués de esta sociedad acepta ya todas las audacias de la nueva literatura.[ ... ] Y ustedes deberían ahora hacer en Martín Fierro una labor de depuración. Asear su propia casa»>.13 Pero tampoco saldrá esta anunciada reaparición de Martín Fierro.

Finalmente, el 29 de abril de 1929, Reyes alude por primera vez en su Diario a otro

11 Agradecemos a la doctora Alicia Reyes, directora de la Capilla Alfonsina, la consulta de las caaas inéditas citadas en este trabajo.

13 Op. cit, p. 75. La carta sólo se ha publicado en inglés en el libro de Bárbara Bockus Aponte, Alfonso

Reyes and Spain. His dialogues with Unamuno, Valle-Inclán, Ortega y Gasset, Jiménez and Gómez de la Serna, Austin: University of Texas Press, 1972, pp. 107-111. Consultamos la carta original en la Capilla Alfonsina.

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proyecto de revista: «Los muchachos publicarán en Gleizer trimestralmente una revista tipo Roseau d'Or, acaso llamada Libra. Yo les enviaré cosas sin aparecer oficialmente en lista de redacción» (p. 273). Esta vez Reyes se involucra enseguida en el proyecto y trabaja no sólo en sus propias contribuciones sino que también se ocupa de recabar materiales para la futura revista. Unos días después, el 2 de mayo, anota escuetamente en el Diario: «Junta en casa de redactores de Libra, para adelantar proyecto» (/dem). Le escribe a Valery Larbaud este mismo mes de mayo de 1929 aludiendo ya a Libra. Le anuncia «que los muchachos que valen más están para comenzar una publicación trimestral que acaso se llamará Libra, algo entre Roseau d 'Or y Commerce. Allí también meteré la mano, desde las bambalinas. Todo irá llegando a sus manos». 14A pesar de su resistencia reiterada a participar en la redacción o dirección de una revista, lo que parece esta vez decidir Reyes e incluso entusiasmarlo es el proyecto mismo de revista, cercano por lo visto a los modelos que aprecia: Commerce, publicada entre 1924 y 1932, y dirigida por Paul Valéry, Léon-Paul Fargue y Valery Larbaud y la revista de tipo antológico, Roseau d'Or. Pero algunas dificultades surgen antes de que salga el primer número: Borges, que formaba parte junto con Bemárdez y Marechal de la redacción de la futura revista, al igual que un año antes en la de Proa, se retira muy pronto de la misma. Reyes anota: «Borges se retira de Libra (de la redacción nominal), aunque seguirá colaborando, por ciertos leves choques con Marechal, pero, a la vez, porque tiene compromisos amistosos con muchos literatos <impuros> que Bemárdez no quiere aceptar.» (p. 279). En la carta aludida a Ortega y Gasset, Reyes comenta que además de Borges, Eduardo Mallea formaba parte del «primitivo plan de dirección de la revista» y que se retira también por razones parecidas a las de Borges. 15

El 22 de agosto de 1929 sale de la imprenta el primer número de Libra que Reyes se encargará, según su costumbre, de distribuir entre sus amigos en distintas latitudes. En septiembre del mismo año anota en su Diario: «Distribuyo aquí Contemporáneos. Y, en todo el mundo, números de la revista platense Don Segundo Sombra. Y solicito de varios puntos colaboradores para Libra. En todas partes. La plena actividad y la plena ubicuidad. Esto es la alegría» (p. 290). Sin embargo la alegría y el entusiasmo de Reyes por los proyectos literarios que lleva a cabo con los jóvenes duran poco. En efecto, en enero de 1930, pocos meses después de que hayan salido los primeros ejemplares de los Cuadernos del Plata y la revista Libra, aflora con nitidez en el Diario su malestar causado por el ambiente literario porteño: anota que decide desligarse de todo, abrumado por la «politiquilla literaria de los grupos o patotas» (p. 297). Entrega a Evar Méndez los Cuadernos del Plata que ya no quiere dirigir y le escribe a Bemárdez para entregarle los materiales que tiene para el segundo número de Libra; la carta se encuentra en la Capilla Alfonsina: « ... le envío a usted todo lo que tengo para Libra: bien poco. Lo de Molinari

:~ Op. cit., p. 58. Reyes agrega, refiriéndose a Borges y Mallea: « ... se separaron de Marechal y Bemárdez

por no poder compartir su criterio». También alude a los «extremos» a los que llegaron «los dos muchachos» (los directores de Libra) ya que antes de que saliera la revista «anduvieron de grupo en grupo diciendo que iban a hacer esto y aquello, y a excluir a estos y a los otros». (Capilla Alfonsina)

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y lo de Marasso. [Y, pensando en un futuro número de Libra, agrega] Perdóneme que no me sienta con fuerzas para hacer por el segundo número de Libra lo que hice por el primero. Pero la cosa va en serio. Tengo que concentrarme en ciertos deberes apremian-tes». Aunque Reyes cortésmente argumenta sus deberes oficiales y diplomáticos, su correspondencia y el Diario no dejan lugar a dudas: su decisión se debe en un primer término a sus «peripecias con el mundo literario argentino», «donde a nadie le importa la literatura [ ... ] A la realidad sustituye un fantasma de murmuraciones. Muy raro todo. Quédense solos y arréglense solos. Yo, para mi coleto, he decidido alejarme prácticamente y vivir con la mente en otra parte» (p. 297).

¿Pero cuál fue la recepción de Libra? ¿Qué conflictos le ocasionó a Reyes su colaboración con los jóvenes? Si nos atenemos a la versión de Reyes, la que le exterioriza en particular a Ortega y Gasset, parece que fue mal interpretada su colaboración amena, ingeniosa, llena de humor, sobre las <9itanjáforas», 16 un asunto que le seguirá interesando y sobre el que volverá Reyes en varias oportunidades agregando nuevos hallazgos de <9itanjáforas» en Monterrey. Correo literario, en la Revista de Avance (Cuba), todavía más tarde, en 1949, en el libro De viva voz. Contrasta sin embargo la recepción que tuvo la revista en los ambientes literarios de Buenos Aires con la que tuvo en el exterior, saludada por ejemplo por Valery Larbaud que ve en ella «una revista de gran calidad», la primera vez, agrega, que «la América de lengua española posee una revista de esta naturaleza». Advierte por doquier en sus páginas «el espíritu de Reyes», y su influencia también se hace sentir «en la elección de los artículos y en la erudición, en la curiosidad y el buen gusto de las Notas». 17 Poco antes de recibir Libra, Larbaud le había escrito: «¡Qué suerte tienen los jóvenes escritores argentinos de tenerlo cerca a usted!». En Contemporáneos, Bernardo Ortiz de Montellano elogia la revista y la define al igual que los Cuadernos del Plata como «expositores de la más pura novedad literaria», una apreciación sin duda equivocada aunque advierte la orientación y la presencia de Reyes en «el interés por la poesía española de ciertas épocas tan necesario al fondo de la cultura

. Uf amen cana». La interrupción de la revista pudo ser debida a varios factores: la falta de financia-

miento, el viaje de Marechal a Francia, sin duda también el retiro de Reyes. En abril de 1930, Francisco Luis Bemárdez le escribe a Reyes, ya en Brasil: «Hay que volver a pensar en Libra» (Correspondencia Capilla Alfonsina). Jaime Torres Bodet, desde Madrid, le escribe a Reyes el 27 de enero de 1930: «¿Y Libra? ¿Qué pasa con Libra? Después del excelente primer número, estamos con avidez de recibir su segunda aparición. ¿Es posible

16 «Yo publiqué en Libra una humorada llamada <Las jitanjáforas>, que en nada difiere de mi habitual humorismo, y que en tiempos más conscientes de la alegría literaria, se hubiera tomado por lo que es: un juego literario. ¿Creerá usted que no faltó por ahí alguien que me dijera que había yo escandalizado a muchas personas? Y hasta otro que me saliera con aquello de pasarse [a los otros, o sea los jóvenes]? <Y a veo que se ha pasado usted a la gente joven. Hace usted bien, porque esos ~9n el p~rvenin» (Carta a Ortega y Gasset, Capilla Alfonsina).

18 Op. Cit., pp. 67-68. Contemporáneos, núm. 19, diciembre de 1929, p. 427.

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tender a sus redactores argentinos, a través de usted, las manos amigas?». 19 Desde México y por las mismas fechas, Ortiz de Montellano le dice a Reyes: «Libra no debió morirn.20

En un balance tentativo debe subrayarse que la aparición de Libra, a finales del período de las vanguardias, y el carácter de la misma la convierten en una revista de transición que anuncia nuevos aires: enmarcada en lo moderno pero ausente ya la beligerancia de las primeras vanguardias, lo nuevo no está reñido en Libra con el interés por la literatura española del barroco, con lo americano y con la literatura nacional. A la nueva orientación de la revista, fruto de la cercanía y de los consejos de Reyes, hay que agregar la gran calidad literaria de la revista en este número único, tal como lo observa Valery Larbaud. La amargura y los conflictos de Reyes con el medio literario al final de su primer período en Argentina no deben impedir reconocer que su cercanía con los jóvenes fue provechosa y el saldo positivo. Frustrado por la experiencia de Libra, Reyes se refugiará poco después en su personal Monterrey. La influencia de Reyes en el Río de la Plata fue profunda y duradera, no sólo en Borges como tanto se ha enfatizado, sino en toda una generación de escritores. En 1957, Ulyses Petit de Murat, otro joven escritor que recibió la influencia de Reyes, escribió: «buscábamos siempre, aunque sin confesarlo, al maestro. ¿Sabe Alfonso Reyes en qué medida lo fue, sin proponérselo, de nuestra

. ' ? 21 generac10n. ».

19 Casi oficios. Cartas cruzadas entre Jaime Torres Bodet y Alfonso Reyes 1922-1959, edici9& de Femando Curie!, México: El Colegio de México /El Colegio Nacional, 1994, pp. 50-51.

Bernardo Ortiz de Montellano, Epistolario, edición, prólogo, notas e índices de María de Lourgrs Bagnouls, México: UNAM, 1999, p. 74.

«Recuerdo argentino de Alfonso Reyes», Páginas sobre Alfonso Reyes (1946-1957), Monterrey: Universidad de Nuevo León, 1957, p. 438.

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