Movimiento estudiantil universitario
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Coherencia Universitaria 2011
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Movimiento estudiantil universitario
Eder Joáo Rojas Salinas
Representante estudiantil en el Consejo Universitario y la Asamblea Universitario 2010-2011
1. Preguntas
¿Existe una identidad como estudiantes en la que se reconocen objetivos claros y un rol en la
sociedad definido? ¿Qué factores condicionan la formación de esta identidad? ¿Qué nivel de
participación muestra la mayoría de estudiantes? ¿Cómo actúan los dirigentes estudiantiles?
¿Es el movimiento estudiantil autónomo o responde a intereses distintos a los declarados
explícitamente? ¿Qué tanto puede influir el movimiento estudiantil en las decisiones políticas?
¿Qué características tiene el movimiento estudiantil universitario peruano?
2. Introducción
En el presente texto buscamos señalar algunas concepciones y características del
movimiento estudiantil universitario. Comenzaremos señalando aquellos elementos comunes
de los movimientos estudiantiles universitarios latinoamericanos1. Luego, abordaremos el caso
del movimiento estudiantil universitario peruano utilizando las concepciones trabajadas
previamente. En esta sección buscaremos señalar sus características principales, mas no
ahondaremos en su problemática.
Es importante tener en cuenta que los análisis que presentaremos recogen generalizaciones
de las cuales siempre puede haber excepciones.
3. La juventud actual y su recepción a la política
La mayoría de estudiantes universitarios nos encontramos dentro de un rango de edad que
comúnmente es denominado “juventud”. Conviene, entonces, mencionar aquellos elementos
comunes que tendría la juventud en el presente. Al respecto, debemos señalar que no existe
algo así como “la juventud”, sino que las condiciones tanto individuales como sociales de cada
sujeto determinan en cada caso lo que se entiende por juventud. Así, Rossi señala que “La
juventud es una condición social, la que permite identificar sujetos específicos en múltiples
contextos para ser estudiados comparativamente como jóvenes (sin necesariamente
encontrarse todos dentro del mismo rango etario).”2 Esto mismo expresa Felipe McGregor: "Es
1 El artículo de SOLARI nos será especialmente útil para dicho fin. Es interesante notar que, pese a haber sido escrito en 1967, la descripción que realiza mantiene vigencia. 2 ROSSI, p. 35
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necesario hablar de múltiples sentidos culturales, presentes en las preocupaciones y relaciones
que los jóvenes establecen con el mundo que los rodea. No hay una «juventud», nos
encontramos ante juventudes diversas y dispersas."3
Habiendo hecho esta precisión, señalaremos un aspecto que condiciona fuertemente la
capacidad del movimiento estudiantil y las estrategias que deben usar las organizaciones
estudiantiles. Éste se refiere a la recepción que tienen los jóvenes respecto a la política.
Diversos estudios coinciden en que “lo que es una pauta común entre las juventudes del
mundo es el rechazo a la política institucional y sus actores clásicos por excelencia”.4 Como ya
hemos señalado, al ser esta una característica común de las juventudes, lo será también de los
estudiantes universitarios. Así, esta apatía y, en algunos casos, rechazo hacia la política
complica la labor de las organizaciones estudiantiles, sobre todo la de aquellas que buscan
darle mayor relevancia al plano político.
4. Rol de los estudiantes en la sociedad
Hablar de un movimiento estudiantil implica que exista una identidad como estudiantes. Es
decir, los estudiantes deben (o deberían) tener una concepción de sí mismos, teniendo claro
que hay una serie de intereses, objetivos y demandas que tienen en cuanto estudiantes, así
como un rol determinado en la sociedad. Sin embargo, esta identidad no es clara ni se
encuentra bien definida en muchas ocasiones.
Las concepciones que las organizaciones estudiantiles proponen se configuran en función a
las actividades que éstas desarrollan. Siguiendo el análisis propuesto por Solari5, es posible
distinguir dos dimensiones en las actividades de las organizaciones estudiantiles:
a) Dimensión gremial o corporativa: se refiere a la obtención de beneficios, medidas
de protección y servicios para los estudiantes en cuanto tales. Por ejemplo:
gratuidad de la educación, textos baratos o gratuitos, comedores estudiantiles, etc.
b) Dimensión política: se refiere a las ideas y a los movimientos que tienden a influir
en dos planos:
i. En la conducción de las facultades o de la universidad en su conjunto. A ello
se le denomina “política universitaria” en sentido estricto.
ii. En la conducción general de la sociedad. Este es el plano de la “política
nacional e internacional”.
Solari también plantea la siguiente pregunta: “¿cuál es la concepción del rol de estudiante
que las organizaciones existentes tratan de trasmitir como la única válida a los que ingresan a
los estudios en las que ellas reclutan sus integrantes?”6. Y responde:
3 MAC GREGOR, p. 27 4 ROSSI, p. 40 5 Cfr. SOLARI, p. 852.
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“Según el tipo de organizaciones que se trate, la dimensión gremial y la
dimensión ideológica se combinan de diversas maneras. Se puede imaginar todos
los matices posibles desde los requerimientos puramente gremiales, con un débil
trasfondo político, la defensa de la libertad, de la democracia, hasta el
esencialmente político, en que lo que aparece como secundario es justamente el
primer aspecto. Los extremos exclusivos son raros, alguna forma de dosificación
siempre existe”.7
De este modo, si bien no existe una concepción única del rol del estudiante que proponen las
organizaciones estudiantiles, la dimensión política siempre estará presente, aunque sea de
forma secundaria. Así, lo que hay en común en todas las concepciones es el llamado a ocuparse
del plano político nacional e internacional, donde los estudiantes, por su condición de
universitarios, no deben preocuparse únicamente de la problemática de su universidad, sino
también de aquella de su sociedad:
“Ese rol no depende de la calidad de ciudadano como tal, sino de la mucho más
específica de universitario. Es como universitario, y secundariamente como
ciudadano, que se debe desempeñar un papel político-social. La justificación más
corriente es que el universitario, por su situación de privilegio en la sociedad,
debe devolver a esta lo que recibe de ella. De este postulado indiscutible se saca
la consecuencia, mucho más dudosa, de que la única manera digna de hacerlo es
asumiendo ese rol político-social”.8
No obstante, conviene acotar que, en algunas concepciones sobre el rol de los estudiantes, el
llamado a ocuparse del plano político no necesariamente implica desempeñar un papel político.
En estos casos, la etapa de universitario es concebida como una especie de preparación o etapa
previa al momento en que, recién como profesionales, se asumirá el rol político. En algunos
casos inclusive se considera que el desempeñar funciones políticas aleja a los estudiantes de
sus labores como tales. 9 Así, se pone como ejemplo el caso de las huelgas convocadas por los
organismos estudiantiles, las cuales retrasan a todos los alumnos. Quienes postulan esta
concepción utilizan frases del tipo “a la universidad se va a estudiar y no a hacer política”.
El factor ideológico10 es el que, en la mayoría de casos, modela estas concepciones. Así, las
posiciones “de izquierda” abogarán por un rol que busca un mayor involucramiento en el plano
6 Cfr. SOLARI, p. 855 7 SOLARI, p. 855 8 SOLARI, p. 855-856 9 Por ejemplo, KUCZYNSKI (p. 35) plantea que “La verdadera reforma universitaria fomentará más investigación en las universidades, menos participación del alumnado en elecciones demasiado frecuentes (después de todo, los estudiantes están allí para aprender en vez de hacer política) y requisitos más exigentes para ser profesor”. Las cursivas son nuestras. 10 Para una explicación de los términos “izquierda” y “derecha”, recomendamos leer el artículo de TANAKA consignado en la bibliografía.
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político, mientras que las posiciones “de derecha” postergarán el plano político y, en algunos
casos, propugnarán por que el movimiento estudiantil adquiera un perfil “apolítico”.
5. Participación efectiva de los estudiantes
Si bien el mensaje que se transmite llama al involucramiento en la política, el nivel de
participación de la totalidad del estudiantado es un indicador de que tanto cala este mensaje. El
siguiente gráfico ejemplifica algunas acciones que realizan los estudiantes según muestran una
participación más pasiva o más activa:
+ Pasivo
No participación
Sólo ser socio o miembro, esto es, limitarse al pago de “cuota de asociado”
Intervención en asambleas y reuniones
Dirección de organizaciones o movimientos
+ Activo
En la mayoría de casos, la participación activa es muy baja. Aquellas organizaciones
estudiantiles que cuentan con alto porcentaje de afiliación normalmente son aquellas que
brindan servicios o permiten acceder a beneficios. No obstante, en estos casos gran parte de los
estudiantes se afilia únicamente para tener acceso a estos servicios y beneficios, sin llegar a
asumir papeles más activos. Por otra parte, se puede observar también que los estudiantes de
determinadas disciplinas o facultades muestran distintos grados de participación. En general,
las facultades de ciencias sociales y humanidades tienden a mostrar una participación política
más activa que, por ejemplo, las de ingeniería. Para Solari, “las diferencias en la participación se
deben, por lo menos en parte, a la socialización a la que es sometido el estudiante una vez que
ingresa a la universidad.”11
Ya hemos señalado que la mayoría de los estudiantes son indiferentes respecto a temas
políticos. Dada esta situación, es válido preguntar cómo es que los dirigentes activos, que
constituyen una minoría, logran realizar convocatorias exitosas a medidas como huelgas o
manifestaciones públicas por temas políticos. Hay diversos ejemplos de cómo los dirigentes
logran que, en determinadas circunstancias, un gran número de estudiantes asuma una
participación más activa. La hipótesis planteada por Solari para explicar esto es la siguiente:
11 SOLARI, p. 855
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“Las posibilidades del movimiento estudiantil de funcionar como una unidad
pese a la apatía de una proporción cada vez más grande a medida que nos
acercamos a las cuestiones más estrictamente políticas, depende de la pluralidad
de fines que persigue y de su dosificación oportuna”.12
Así, se establece una dinámica13 donde las variables más importantes son:
a) Naturaleza del problema: Aquí se toma en cuenta si el problema en cuestión es
corporativista o político. La reacción ante esto dependerá de cada grupo estudiantil
en particular. Así, hay grupos que se movilizan principalmente cuestiones
corporativistas, mientras otros lo hacen sólo por razones políticas.
b) Comportamiento efectivo que se exige: “Cuanto mayor sea el aspecto declarativo y
menor el comportamiento efectivo más fácil es para los dirigentes contar, si no con
la adhesión, por lo menos con la no oposición de la masa.”14
c) Comportamiento de los dirigentes en otras esferas: “Cuanto mayores son los
beneficios que los dirigentes aparezcan haber obtenido en la esfera gremial, mayor
es la libertad de acción que disfrutan en la acción política.”15
Según esta dinámica, la gran mayoría de estudiantes, que se muestra indiferente frente a los
problemas políticos, permitirá que los dirigentes realicen, en representación de todos los
estudiantes, declaraciones y pronunciamientos sobre temas de política nacional e internacional
en la medida que estos mismos dirigentes alcancen éxito en el plano corporativista. Se trata de
una relación y representación pragmática. Esta dinámica es complicada de equilibrar, ya que se
puede producir un hastío de las bases si éstas consideran que hay una politización excesiva de
parte de sus representantes, lo que generará una desconexión entre los dirigentes y los
dirigidos.
6. Autonomía y relevancia del movimiento estudiantil universitario
Otro factor a tomar en cuenta es la autonomía que puede tener el movimiento estudiantil
universitario. ¿Realmente se representan los intereses de los estudiantes en cuanto tales o el
accionar de las organizaciones estudiantiles – o el de sus dirigentes – está subordinado a otro
tipo de intereses? ¿Qué tan autónomo es el movimiento estudiantil? Se han dado muchos casos
en que dirigentes estudiantiles posteriormente asumen un protagonismo en escenario político
local o nacional. Cuando esto ocurre, algunos pasan a ver la etapa de dirigentes estudiantiles
como una suerte de preparación o “entrenamiento” para la política “de verdad”. En estos
casos, la universidad, que hasta cierto punto se encuentra resguardada por la autonomía,
12 SOLARI, p. 860 13 Cfr. SOLARI, pp. 860-861 14 SOLARI, p. 860 15 SOLARI, p. 861
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permite a los dirigentes estudiantiles tener un espacio con poca o ninguna injerencia de fuerzas
políticas extrauniversitarias. Esto aplica tanto para aquellos estudiantes que militan en algún
partido político como para aquellos que no lo hacen. A esto se suma que quienes militan
poseen dentro de la universidad un mayor margen de acción que aquel que tendrían dentro de
sus partidos políticos, donde aún ocupan posiciones bajas en la jerarquía. Las causas de esto
serían estructurales y propias de la región:
“Este fenómeno parece apuntar hacia la inexistencia o la debilidad de otros
mecanismos institucionales de formación del personal político que existen en
otras sociedades con mayor intensidad. La politización estudiantil, entiéndase de
una minoría dirigente, es seguramente la consecuencia de ciertas características
de la estructura social latinoamericana y no un fenómeno patológico e
inexplicable.”16
En las sociedades latinoamericanas, las universidades suelen ser vistas como instrumentos
de dominio político por diversas fuerzas políticas, las cuales buscan orientarlas conforme a sus
intereses. Esta "importancia especial que la Universidad ha tenido como centro de poder [...]
solo se justifica en términos de la estructura social y política de América Latina y no puede
encararse como una especie de fenómeno patológico de la Universidad.”17 Este es uno de los
motivos por los cuales la autonomía universitaria ha pasado a ser una de las banderas
persistentes del movimiento estudiantil latinoamericano. Por una parte, la universidad
constituye un medio de inserción y ascenso social, que tendrá mayor universalidad en tanto no
esté controlado por grupos políticos que operan de forma clientelar. Por otra parte, puede ser
aprovechada por grupos políticos minoritarios o por los cuadros más jóvenes del grupo político
en el poder como un espacio para desarrollarse. Así, la autonomía ya no es defendida
únicamente porque se considere que tiene valor por sí misma, sino que existen una serie de
grupos con algún interés por salvaguardar este espacio libre, al menos en cierta medida, de
poderes externos.
El movimiento estudiantil ha sido visto en varias coyunturas como actor principal en el
escenario político, al punto de poner gobiernos en jaque e influir en toma de decisiones del más
alto nivel. Estos eventuales saltos al escenario político nacional le otorgan al movimiento una
visibilidad importante y generan la percepción de que se trata de una fuerza política
autosuficiente y autónoma. Sin embargo, pese que siempre ha proclamado su autonomía, no
deja de llamar la atención el hecho de que, a lo largo de la historia, el movimiento estudiantil
sólo logra este protagonismo político y efectividad en la obtención de sus demandas cuando
consigue conectarse con otras fuerzas políticas y sociales, e insertarse en dinámicas sociales que
trascienden la política universitaria:
16 SOLARI, pp. 861-862 17 SOLARI, p. 865
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“En todos los casos, los que surgieron como conflictos sectoriales (por temáticas
estudiantiles) fueron llevando a los jóvenes a involucrarse cada vez más en uno
de los reclamos sociopolíticos centrales de su época (en estos casos, la
democratización). Lo que queremos decir con esto es que las redes estudiantiles
y su activación por reclamos sectoriales son generalmente el disparador de la
activación más masiva de los jóvenes (estudiantes) en conflictos macro-
sociales”.18
Por el contrario, aquellas situaciones en las que no se contaba con el respaldo de otros
grupos, terminaron con un movimiento estudiantil cuyas acciones se iban apagando poco a
poco, hasta que las bases caían nuevamente en la apatía habitual antes de lograr alguno de los
objetivos planteados. “A menudo el éxito de una actitud política de los estudiantes no es más
que la expresión más visible del triunfo de una serie de grupos sociales, cuando el apoyo falta el
movimiento estudiantil es incapaz por sí solo de alcanzar sus objetivos”19, sentencia Solari.
En resumen, las organizaciones estudiantiles no están completamente aisladas, sino que
establecen nexos con otras organizaciones políticas. Esto hace que la autonomía de los
movimientos estudiantiles sea relativa: no se puede hablar ni de una autonomía ni de una
subordinación total respecto a otros agentes. Factores que contribuyen a esto son tanto el
hecho de que, en algunos casos, los propios dirigentes estudiantiles militan al mismo tiempo en
partidos políticos como el establecimiento de vínculos con otros actores políticos con los que se
comparten objetivos, los que pueden influir o condicionar en cierta medida el accionar de los
estudiantes.
7. El caso peruano
Empecemos con una breve reseña20 de la evolución del movimiento estudiantil universitario
en el Perú:
Finales de la década de 1910 y década de 1920: Se siguen los planteamientos del
movimiento de Reforma Universitaria de Córdoba: autonomía universitaria, cogobierno
estudiantil, extensión universitaria, concurso de cátedras, libertad de cátedra, cátedra
paralela y cátedra libre. Se crea la Federación de Estudiantes del Perú (FEP). Hay influencia
de José Carlos Mariátegui y una participación importante de Víctor Raúl Haya de la Torre,
quien llegó a presidir la FEP. El accionar político tiene un sustento académico y propicia la
producción académica de los propios estudiantes.
Década de 1940: El movimiento estudiantil logra la aprobación de la Ley 10555, que recoge
planteamientos del movimiento de Reforma Universitaria, tales como autonomía
18 ROSSI, p. 120 19 SOLARI, p. 859 20 Elaboración propia en base a los textos de VENTURO y de CHÁVEZ.
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universitaria, cogobierno estudiantil, la extensión universitaria y los requisitos para el
ejercicio de la docencia. Durante esta década, hay una fuerte influencia aprista en el
movimiento estudiantil.
Década de 1960: Surgen nuevos grupos universitarios que compiten contra el APRA y lo van
desplazando progresivamente; entre ellos están la Democracia Cristiana, Acción Popular y
diversos grupos de izquierda marxista. Se logra la aprobación de la Ley 13417, recuperando
los principios de autonomía universitaria y el cogobierno estudiantil. Al inicio de esta década,
el movimiento universitario logra visibilidad y capacidad para presionar a los gobiernos de
turno, llegando inclusive a propiciar la destitución de ministros. Conforme avanzó la década,
disminuyó la influencia de los nuevos grupos universitarios surgidos al inicio de ésta y los
grupos de izquierda coparon los gremios estudiantiles.
Década de 1980: Predominancia de los grupos de izquierda en los gremios estudiantiles. Si
bien en el discurso buscaban reformas tanto académicas como en la política nacional, su
influencia real era mínima. Sendero Luminoso empieza a tener presencia al interior de las
universidades, donde emplea prácticas de amedrentamiento y promueve la sectarización
dogmática. Por otra parte, se producen enfrentamientos entre el Partido Unificado
Mariateguista (PUM) y Patria Roja por el control de la FEP. Todo ello condujo a que la
actividad política en la universidad caiga en desprestigio, siendo calificada de “politiquería”.
Década de 1990: Apatía política generalizada. Los gremios estudiantiles dejan el activismo
político y reorientan sus actividades a la recreación, el deporte y los servicios. Surgen
asociaciones estudiantiles con fines estrictamente académicos, dejando de lado el accionar
político. Hubo un amague de “reactivación” del movimiento tras la convocatoria que
tuvieron las marchas estudiantiles de 1997 en defensa de la democracia y el estado de
derecho frente a la destitución de magistrados del Tribunal Constitucional, y en las marchas
del 2000 contra el régimen fujimorista. Sin embargo, no paso de ser un fenómeno
esporádico que no trascendió la coyuntura ni dio lugar a la formación de un movimiento
organizado.
De lo anterior podemos observar que, hasta la década de los ochentas, hubo una fuerte
inclinación del movimiento estudiantil para asumir un rol político, motivada también por la
presencia de fuerzas políticas extrauniversitarias. Hay una primera hegemonía del APRA y una
posterior hegemonía de Patria Roja.21 Si bien la hegemonía de Patria Roja continúa hasta la
actualidad, hay sectores que cuestionan su legitimidad en la dirección de la FEP, junto con la
propia legitimidad de la FEP como organismo representativo de los estudiantes universitarios22.
Actualmente, los dirigentes no han logrado una conexión con las bases que promueva su
21 VENTURO, p. 7 22 Recomendamos la lectura del informe sobre el XXVI Congreso de la FEP, elaborado por una delegación de alumnos de la PUCP (DELGADO, Jaime y otros) y consignado en la bibliografía,
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participación. Han fracasado al efectuar la dinámica señalada en la sección 5: los estudiantes se
han saturado del discurso político y no muestran su adhesión a éste. Es justo señalar también
que, como veremos más adelante, las condiciones para lograr una participación significativa de
los estudiantes no son las más favorables. Naturalmente, todo ello ha motivado que el
movimiento estudiantil pierda toda relevancia como actor político y que se llegue a cuestionar
hasta su propia existencia.
Algunos intentos de explicación de la situación en la que se encuentra el movimiento
estudiantil señalan que la mayor parte de estudiantes universitarios peruanos ha crecido “en el
contexto político de los años noventa, bajo el predominio de ideas liberales que plantean que al
perseguir objetivos y realizar acciones individuales es posible alcanzar, de manera automática,
el bienestar general”.23 Este contexto propició un mayor interés por el proyecto individual de
vida en detrimento de los asuntos públicos. Esto último no implica en todos los casos un
desinterés total por temas sociales y políticos; sin embargo, los jóvenes ya no encuentran en la
política un medio válido para abordar estos asuntos. Esta desconfianza en el sistema político
tradicional no es un rasgo propio sólo de la juventud, sino de la sociedad peruana en general24.
Es evidente que la política se ha tornado en una actividad desprestigiada y desprestigiante.25
Frente a ello, durante la década de los noventas surgieron espacios alternativos en los cuales
canalizar el interés por los asuntos públicos. Algunas de estos fueron organizaciones juveniles
de barrios populares, grupos parroquiales y circuitos artísticos no comerciales; la mayor parte
de ellos se encontraban desconectados de circuitos sociales o políticos más amplios (como
pueden ser las ONG o los partidos políticos).26
Otro aspecto importante de señalar es que “el perfil general de la juventud limeña no es
humanista ni contestatario. Se trata de una juventud sintonizada con la industria cultural y, en
ese sentido, resulta estrictamente convencional y típicamente juvenil. Sus preferencias las dicta
el mercado del entretenimiento y las modas”.27 El interés por los asuntos políticos es casi nulo,
lo cual predispone negativamente la recepción de una eventual formación política. A ello se
suma la ya mencionada desconexión con circuitos políticos más amplios. Hay una amplia
desinformación:
“Gran parte de los jóvenes que actualmente está perdiendo el temor a participar
en temas de política no se encuentra debidamente informado acerca de los
conceptos e instituciones a los cuales se refiere. Este desconocimiento de las
bases conceptuales, evolución y características de los discursos que suelen entrar
en el debate político actual provoca que algunos grupos jóvenes empiecen a
23 CHÁVEZ, p. 140 24 Cfr. CHÁVEZ, p. 129 25 Cfr. VENTURO, p. 19 26 Cfr. VENTURO, pp. 8-13 27 VENTURO, p. 14
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diferenciarse entre sí sin fundamentos sólidos, y a generar conflictos a partir de
discursos cuyos contenidos no han analizado en profundidad”.28
Otra consecuencia del aislamiento de los grupos estudiantiles es su desorganización.29 Al
carecer de referentes mayores, no disponen de modelos de acción organizada ni de la
experiencia para evaluar sus expectativas, definir objetivos en función de éstas y dar
seguimiento a los planes de acción trazados.
Aquellos estudiantes que no muestran las carencias señaladas, normalmente han adquirido
las competencias necesarias para la acción política en sus hogares. Así, no resulta extraño que
lo que distinguía a los dirigentes durante las marchas estudiantiles del 1997 y 2000 haya sido su
precedencia familiar: muchos de ellos eran hijos de militantes o ex-militantes de partidos
políticos, tanto de izquierda como de derecha. Estas familias, a diferencia de las de la mayor
parte de estudiantes, alentaban la vocación política de sus hijos. 30
En resumen, los rasgos que caracterizan a los universitarios actualmente son: desinterés y
apatía por la política en la mayor parte de universitarios; rechazo de los espacios tradicionales
de participación política (partidos políticos); y que los pocos interesados en política participan
en agrupaciones con poca institucionalización, que además se encuentran desconectadas de
circuitos políticos de mayor alcance, lo que genera que su formación tanto en temas políticos
como de organización sea limitada. Estas condiciones dificultan el surgimiento de un
movimiento estudiantil con una amplia participación y constituyen una serie de adversidades
de las cuales los dirigentes estudiantiles, o quienes aspiran a serlo, deben ser conscientes si
buscan superarlas y que el movimiento estudiantil se reposicione como un actor relevante
tanto al interior de las universidades como al nivel de la política nacional e internacional. Para
ello, se debe estimular la participación de los estudiantes en temas políticos y lograr el
involucramiento activo de un mayor número a través de organizaciones en las que se pueda dar
una apropiada formación política y funcionen como espacio para la articulación de propuestas.
BIBLIOGRAFÍA
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15 de enero de 2011.
<http://idl-bnc.idrc.ca/dspace/bitstream/10625/29942/1/118584.pdf>
28 CHÁVEZ, pp. 146-147 29 Cfr. CHÁVEZ, p. 140 30 Cfr. VENTURO, p. 15
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CASTILLO, Jaime y otros
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2001 Reflexión sobre el Perú. Lima: PUCP. Fondo Editorial
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2009 La participación de las juventudes hoy. La condición juvenil y la redefinición del
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SOLARI, Aldo
1967 “Los movimientos estudiantiles universitarios en América Latina”. Revista Mexicana de
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TANAKA, Martín
2010 “Ser de derecha (y de izquierda)”. Virtù e Fortuna. Blog de Martín Tanaka. Consulta: 15
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<http://martintanaka.blogspot.com/2011/01/ser-de-derecha.html>
VENTURO, Sandro
2001 “De los movimientos a las movidas”. Consulta: 15 de enero de 2011.
<http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Venturo.pdf>