La Sierva de Dios Montserrat Grases

Montse Grases falleció a los 18 años, tras una dolorosa enfermedad.Fragmentos de las anotaciones de Emilia Vila –directora

de Llar1– de los últimos días de Montse.

15-III-1958. Al verme llegar me dijo ¿Verdad Lía que sí que iré al Cielo? ¿Sabes que pasa? que no hago nada. Los sufrimientos pequeños no contaban para ella, entonces era necesario enumerarlos: las curas que casi no podía aguantar; la sed que tenía y no podía beber; las horas de insomnio; los días en cama sin desesperarse, etc. 16-III-1958. Una noche hicimos una novena a Isidoro2. Al llegar a pídase, su padre dijo: por la curación de Montse. Me cogió la mano y me dijo: tú no pedirías eso ¿verdad? ¿Qué quieres que pida? Lía que me vaya al Cielo pronto. Y siguió comentando: decís que sí, pero malas lenguas me dicen lo contrario3. 17-III-1958. Sabes que ahora pienso en el ataúd, ¿verdad que soy tonta? Procuré qui-tarle toda sensación molesta. Le hablé que el alma valía mucho más que el cuerpo, que del

cuerpo no se preocupara que lo trataríamos muy bien, porque la queríamos mucho.Estábamos con Montse su madre y yo, y casi gritando dijo: Pero, Señor, ¿cuándo? Virgencita te quiero mucho. Después comen-tó: soy tonta, pero si no se lo digo así de fuerte me parece que no se lo digo.18-III-1958. Estaba muy amo-dorrada, pero me dio un abra-zo tremendo. Después, estuvo mucho rato sin decir nada. De cuando en cuando decíamos

jaculatorias. Cuando se despejó un poco ha-blamos de Roma, del Padre4, de que ofreciera todo lo de ese día por sus intenciones como regalo. De pronto palmoteó y dijo: Mañana S. José, olé olé, y yo me iré al Cielo.26-III-1958. Me dio la mano e intentó decir jaculatorias. Miraba hacia la Virgen y le echaba besos. Cogió el crucifijo, intentaba besarlo, pero no podía cerrar los labios. Diji-mos muchas veces Jesús, José y María. A las 12 rezamos el Angelus con su madre. Yo pegada a su oído. Llamamos a las que pudimos de Llar y reza-mos el Rosario todas juntas. Al poco empezó a cambiarle la respiración, dio tres bocanadas y, sin ninguna estridencia, entregó su alma a Dios. Su padre, su madre y yo empezamos a decirle jaculatorias pero ya no nos oía. Murió dando una mano a su madre y otra a mí. Era poco más de la una del 26 de marzo, Jueves Santo.

¡QUIERO IR AL CIELO!

Oficina para las Causas de los Santos en España. Prelatura del Opus Dei en EspañaDiego de León 14. 28006 Madrid. E-mail: ocs@opusdei.es www.opusdei.es

1 Centro del Opus Dei al que acudía Montse.2 Isidoro Zorzano, fiel del Opus Dei fallecido en 1943. Su Causa de Beatificación está abierta.3 Se refiere a las tentaciones que le asaltaban en esos días.4 San Josemaría Escrivá de Balaguer.

Hoja Informativa nº 9 — Año 2004

Hace unos meses me llamó mi hermana para decirme que su hija andaba por mal camino. Mantenía un noviazgo que no le conve-nía. Un día se marchó de casa, pero como es menor de edad, tuvo que regresar. Ha cambiado varias veces de escuela y tiene todos los cursos comenzados, pero sin terminar. Le escribí una carta, pero me dijo mi hermana que la había tirado a la basura: no escuchaba consejos de nadie.Hace tiempo que la encomendaba a Montse, pero esta situación me llevó a redoblar mi petición. Le insistía a Montse que dejase al novio y se encaminara. Unas semanas después volví a hablar con mi hermana y me contó con gran alegría que mi sobrina iba a dejar el novio. Solicitó trabajo donde trabaja su hermano mayor y la aceptaron. Además, el turno del trabajo le permitía seguir estudiando. Se lo he agradecido a Montse, porque, sinceramente, me parecía imposible que cambiara.

M. C.

Mi hija ha tenido depresiones y siempre ha estado muy triste, y siendo muy joven no quería salir de casa. Esto me preocupaba mucho, y pedía y pedía al Señor verla al menos sonreír.Un domingo fui a Misa como de costumbre, y a la entrada había un folleto con la foto de una niña, con una sonrisa dulce. En ese momento me acordé de mi hija, y al leerlo y rezar la oración, solamente le pedí que mi hija sonriera como ella. Todos los días rezo la oración y le pido lo mismo.Ahora, gracias al Señor y a la Virgen por la intercesión de Mont-serrat Grases, mi hija no sólo sonríe, sino que sale y está alegre a pesar de su enfermedad.Hago este relato por la beatificación de Montserrat Grases, ya que fue ella la que intercedió ante el Señor y la Virgen por esa sonrisa que deseaba para mi hija.

M.

FAV

OR

ES

ORACIÓNSeñor, que concediste a tu Sierva Montserrat la gracia de una en-trega serena y alegre a tu Divina Voluntad, vivida con admirable sencillez en medio del mundo: haz que yo sepa ofrecerte con amor toda mi actividad cotidiana y convertirla en un servicio cristia-no a los demás; dígnate glorificar a tu Sierva y concédeme, por su intercesión, el favor que te pido... (pídase). Así sea.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

De conformidad con los decretos del Papa Urbano VIII, declaramos que en nada se pretende prevenir el juicio de la Autoridad eclesiástica, y que esta oración no tiene finalidad alguna de culto público.

Noticias de la Causa

Continúa la Positio en la Congregación para las Causas de los Santos, para su estudio.Debemos seguir encomendando a la intercesión de Montse la obtención de favores que, por su carácter extraor-dinario, puedan ser considerados por la Iglesia como milagrosos.

Agradecemos las limosnas que nos mandan para colaborar en los gastos de la Oficina para las Causas de los Santos de la Prelatura del Opus Dei, que nos llegan por giro postal; por transferencia a la c/c número 0182-4017-57-0018820005 en el BBVA, agencia urbana de la calle Diego de León, 16, 28006 Madrid; o por otros medios.

• M. Eguíbar, Montserrat Grases: Una vida sencilla, Ed. Palabra “Folleto Mundo Cristiano”, nº 44, 12ª ed. Madrid 1994.

• J.M. Cejas, Montse Grases. La alegría de la entrega, Ed. Rialp, Madrid 1993.

• J.M. Cejas, Montse Grases. Biografía breve, Ed. Rialp, Madrid 1994.

• J.L.M. Picanyol y P. Saumell, Montse. El secreto de una sonrisa, Ed. Casals, Barcelona 1998.

• Vídeo: Montse Grases (1941-1957). Una vida sencilla. Pedidos a Beta Films S.A. c/ Pío Felipe, 12. 28038-MADRID.P

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Se publica con aprobación eclesiástica