Monólogo interior de Sofía al distanciarse de su esposo

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Monólogo interior de Sofía al distanciarse de su esposo Equipo 7 Hernández López Mayrany Michelle Badillo Hernández Kevin Daniel Resendiz Garcia Marco Antonio Valdez Ugalde Daniel Alejandro Estaba bordando algo intranquila mientras escuchaba a ese mercader gritar: Se cambian esposas viejas por nuevas” quería aparentar que no me importaba lo que pasaba afuera, pero él, me conoce tan bien que pudo notar mi palidez, nuevamente el extraño mercader soltó el grito, pero mi esposo ni se movía, parecía que tenía los pies clavados al suelo. ¿Qué tienen esas mujeres que las hacen tan maravillosas?, ¿Por qué él no corre tan eufórico como los otros hombres a cambiarme? él quiere hacerlo, lo puedo sentir, ¿Quién no quisiera una mujer circasiana y de 24 quilates? pero él solo está ahí, no dice ninguna palabra solo me mira¿Me mira con lástima? ¿Me tiene tanta lástima que no piensa cambiarme? O es que se cree tan hombre y considera que me moriré si lleva acabo el trueque. No, no, no, está muy mal, no lo necesito, si en este momento me cambiara no me importaría en absoluto. ¡No me tengas lástima! ¡Nunca te perdonaré el que no me hayas cambiado! Lo hice, lo grité, se lo grité, y no entiendo la razón de sentirme mal por habérselo dicho, se supone que eso levantaría mi dignidad, mi orgullo. Ya no pensaré más, prefiero decir que no me cambió por cobarde, aunque sé, que ganas no le faltaron.

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Monólogo interior de Sofía al distanciarse de su esposo

Equipo 7

Hernández López Mayrany Michelle

Badillo Hernández Kevin Daniel

Resendiz Garcia Marco Antonio

Valdez Ugalde Daniel Alejandro

Estaba bordando algo intranquila mientras escuchaba a ese mercader gritar: “Se

cambian esposas viejas por nuevas” quería aparentar que no me importaba lo que

pasaba afuera, pero él, me conoce tan bien que pudo notar mi palidez, nuevamente

el extraño mercader soltó el grito, pero mi esposo ni se movía, parecía que tenía los

pies clavados al suelo.

¿Qué tienen esas mujeres que las hacen tan maravillosas?, ¿Por qué él no corre

tan eufórico como los otros hombres a cambiarme? él quiere hacerlo, lo puedo

sentir, ¿Quién no quisiera una mujer circasiana y de 24 quilates? pero él solo está

ahí, no dice ninguna palabra solo me mira…

¿Me mira con lástima? ¿Me tiene tanta lástima que no piensa cambiarme? O es que

se cree tan hombre y considera que me moriré si lleva acabo el trueque. No, no, no,

está muy mal, no lo necesito, si en este momento me cambiara no me importaría en

absoluto.

¡No me tengas lástima! ¡Nunca te perdonaré el que no me hayas cambiado!

Lo hice, lo grité, se lo grité, y no entiendo la razón de sentirme mal por habérselo

dicho, se supone que eso levantaría mi dignidad, mi orgullo.

Ya no pensaré más, prefiero decir que no me cambió por cobarde, aunque sé, que

ganas no le faltaron.