Monografía Efecto invernadero

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Héctor Rolando Méndez Rossal EFECTO INVERNAD ERO EPS: “CUANTIFICACIÓN DE LAS EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO Y DESARROLLO DEL PLAN DE MITIGACIÓN DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA, USAC”

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Héctor Rolando Méndez Rossal

EFECTO INVERNADERO

EPS: “CUANTIFICACIÓN DE LAS EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO Y DESARROLLO DEL PLAN DE MITIGACIÓN DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA, USAC”

EFECTO INVERNADERO

Se denomina  efecto invernadero al fenómeno por el cual

determinados gases, que son componentes de la atmósfera terrestre, retienen

parte de la energía que la superficie planetaria emite por haber sido calentada por

la radiación estelar. Este fenómeno evita que la energía recibida constantemente

vuelva inmediatamente al espacio, produciendo a escala planetaria un efecto

similar al observado en un invernadero. En el sistema solar, los planetas que

presentan efecto invernadero son Venus, la Tierra y Marte.

El efecto invernadero es un fenómeno atmosférico natural que permite

mantener la temperatura del planeta, al retener parte de la energía proveniente del

Sol.

1.1.Funcionamiento del efecto invernadero

Etapa 1: El vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2) y el gas metano forman

una capa natural en la atmósfera terrestre que retiene parte de la energía

proveniente del Sol. El uso de combustibles fósiles y la deforestación ha

provocado el aumento de las concentraciones de CO2 y metano, además de

otros gases, como el óxido nitroso, que aumentan el efecto invernadero.

Figura 2 Etapa 1 del efecto invernadero

Fuente: http://www.bbc.co.uk/spanish/especiales/clima/ghouse_1.shtml

Etapa 2: La superficie de la Tierra es calentada por el Sol. Pero ésta no

absorbe toda la energía sino que refleja parte de ella de vuelta hacia la

atmósfera.

Figura 3 Etapa 2 del efecto invernadero

Fuente: http://www.bbc.co.uk/spanish/especiales/clima/ghouse_1.shtml

Etapa 3: Alrededor del 70% de la energía solar que llega a la superficie de la

Tierra es devuelta al espacio. Pero parte de la radiación infrarroja es retenida

por los gases que producen el efecto invernadero y vuelve a la superficie

terrestre.

Figura 4 Etapa 3 del efecto invernadero

Fuente: http://www.bbc.co.uk/spanish/especiales/clima/ghouse_1.shtml

Etapa 4: Como resultado del efecto invernadero, la Tierra se mantiene lo

suficientemente caliente como para hacer posible la vida sobre el planeta. De

no existir el fenómeno, las fluctuaciones climáticas serían intolerables. Sin

embargo, una pequeña variación en el delicado balance de la temperatura

global puede causar graves estragos.

Figura 5 Etapa 4 del efecto invernadero

Fuente: http://www.bbc.co.uk/spanish/especiales/clima/ghouse_1.shtml

1.1.1. Balance energético de la Tierra

En la atmósfera el mantenimiento del equilibrio entre la recepción de la

radiación solar y la emisión de radiación infrarroja devuelve al espacio la misma

energía que recibe del Sol. Esta acción de equilibrio se llama balance energético

de la Tierra y permite mantener la temperatura en un estrecho margen que

posibilita la vida

En un período suficientemente largo el sistema climático debe estar en

equilibrio, la radiación solar entrante en la atmósfera está compensada por la

radiación saliente. Pues si la radiación entrante fuese mayor que la radiación

saliente se produciría un calentamiento y lo contrario produciría un

enfriamiento. Por tanto, en equilibrio, la cantidad de radiación solar entrante en la

atmósfera debe ser igual a la radiación solar reflejada saliente más la radiación

infrarroja térmica saliente. Toda alteración de este balance de radiación, ya sea

por causas naturales u originado por el hombre, es un forzamiento y supone un

cambio de clima y del tiempo asociado.

Los flujos de energía entrante y saliente interaccionan en el sistema climático

ocasionando muchos fenómenos tanto en la atmósfera, como en el océano o en la

tierra. Así la radiación entrante solar se puede dispersar en la atmósfera o ser

reflejada por las nubes. La superficie terrestre puede reflejar o absorber la energía

solar que le llega. La energía solar de onda corta se transforma en la Tierra en

calor. Esa energía no se disipa, se encuentra como calor sensible o calor latente,

se puede almacenar durante algún tiempo, transportarse en varias formas, dando

lugar a una gran variedad de tiempo y a fenómenos turbulentos en la atmósfera o

en el océano.

Finalmente vuelve a ser emitida a la atmósfera como energía radiante de

onda larga. Un proceso importante del balance de calor es el efecto albedo, por el

que algunos objetos reflejan más energía solar que otros. Los objetos de colores

claros, como las nubes o las superficies nevadas, reflejan más energía, mientras

que los objetos oscuros absorben más energía solar que la que reflejan. Otro

ejemplo de estos procesos es la energía solar que actúa en los océanos, la mayor

parte se consume en la evaporación del agua de mar, luego esta energía es

liberada en la atmósfera cuando el vapor de agua se condensa en lluvia.

Los diferentes gases y otros componentes de la atmósfera no absorben de

igual forma los distintos tipos de radiaciones. Algunos gases, como el oxígeno y el

nitrógeno son transparentes a casi todas las radiaciones, mientras que otros como

el vapor de agua, dióxido de carbono, metano y óxidos de nitrógeno son

transparentes a las radiaciones de corta longitud de onda (ultravioletas y visibles),

mientras que absorben las radiaciones largas (infrarrojas). Esta diferencia es

decisiva en la producción del efecto invernadero.

Figura 6 Balance energético de la Tierra

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_invernadero

1.1.2. Efecto invernadero natural

El tipo de radiación que emite un cuerpo depende de la temperatura a la que

se encuentre. Apoyándose en este hecho físico las observaciones desde satélites

de la radiación infrarroja emitida por el planeta indican que la temperatura de la

Tierra debería ser de unos -18ºC. A esta temperatura se emiten unos 240 W·m-2,

que es justo la cantidad que equilibra la radiación solar absorbida.

La realidad es que la temperatura media de la superficie de la Tierra es de

15ºC, a la que corresponde una emisión de 390 W·m-2. Los 150 W·m-2 de

diferencia entre este valor y los 240 W·m-2 realmente emitidos son los que son

atrapados por los gases con efecto invernadero y por las nubes. Esta energía es la

responsable de los 33ºC de diferencia.

La radiación de un cuerpo a elevadas temperaturas está formada por ondas

de frecuencias altas. Este es el caso de la radiación procedente del sol y en una

elevada proporción traspasa la atmósfera con  facilidad. La energía remitida hacia

el exterior, desde la Tierra, al proceder de un cuerpo mucho más frío, está en

forma de ondas de frecuencias más bajas, y es absorbida en parte por los gases

con efecto invernadero.

Bajo un cielo claro, alrededor del 60 al 70% del efecto invernadero es

producido por el vapor de agua. Después de él son importantes, por este orden, el

dióxido de carbono, el metano, ozono y óxidos de nitrógeno. No se citan los gases

originados por la actividad humana que no afectan, lógicamente, al efecto

invernadero que hemos llamado natural.

El papel de las nubes (gotitas de agua suspendidas en la atmósfera) es

doble. Por una parte el efecto invernadero es mayor que en un cielo despejado,

pero, por otra parte, reflejan la luz que viene del sol. De media, para el conjunto de

la Tierra, se calcula que su acción de calentamiento por efecto del aumento

invernadero supone unos 30 W·m-2, mientras que su acción de enfriamiento por el

reflejo de parte de la radiación es del orden de 50 W·m-2, lo que supone un efecto

neto de enfriamiento de unos 20 W·m-2.

Figura 7 Radiación emitida por la Tierra

Fuente: http://www.tecnun.es/asignaturas/Ecologia/Hipertexto/10CAtm1/353BalEn.htm

1.1.3. Gases de efecto invernadero

La atmósfera de la Tierra está compuesta de muchos gases. Los más

abundantes son el nitrógeno y el oxígeno. El resto, menos de una centésima parte,

son gases llamados de invernadero. No los podemos ver ni oler, pero están allí.

En pequeñas concentraciones, los gases de invernadero son vitales para nuestra

supervivencia.

Aunque la atmósfera seca está compuesta prácticamente por nitrógeno

(78,1%), oxígeno (20,9%) y argón (0,93%) son gases muy minoritarios en su

composición como el dióxido de carbono (0,035%: 350 ppm), el ozono y otros los

que desarrollan la actividad radiactiva. Además, la atmósfera contiene vapor de

agua (1%: 10.000 ppm) que también es un gas radiactivamente activo, siendo con

diferencia el gas natural invernadero más importante. El dióxido de carbono ocupa

el segundo lugar en importancia.

Figura 8 Gases de efecto invernadero

Fuente: UNEP- GRID Arendal

Se denominan gases de efecto invernadero (GEI) o gases de invernadero a

los gases cuya presencia en la atmósfera contribuyen al efecto invernadero. Los

más importantes están presentes en la atmósfera de manera natural, aunque su

concentración puede verse modificada por la actividad humana, pero también

entran en este concepto algunos gases artificiales, producto de la industria. Esos

gases contribuyen más o menos de forma neta al efecto invernadero por la

estructura de sus moléculas y, de forma sustancial, por la cantidad de moléculas

del gas presentes en la atmósfera. 

Los denominados gases de efecto invernadero o gases invernadero,

responsables del efecto descrito, son:

Vapor de agua (H2O), es un gas que se obtiene por evaporación o ebullición

del agua líquida o por sublimación del hielo. Es el que más contribuye al efecto

invernadero debido a la absorción de los rayos infrarrojos. Es inodoro e

incoloro y, a pesar de lo que pueda parecer, las nubes, vulgarmente llamado

"vapor", no son vapor de agua sino el resultado de minúsculas gotas de agua

líquida o cristales de hielo.

Dióxido de carbono (CO2), anhídrido carbónico, es un gas cuyas moléculas

están compuestas por dos átomos de oxígeno y uno de carbono.

Metano (CH4) El metano es el hidrocarburo alcano más sencillo. Cada uno de

los átomos de hidrógeno está unido al carbono por medio de un enlace

covalente. Es una sustancia no polar que se presenta en forma de gas

a temperaturas y presiones ordinarias. Es incoloro e inodoro y

apenas soluble en agua en su fase líquida.

Óxidos de nitrógeno (NOx) El término óxidos de nitrógeno (NxOy) se aplica a

varios compuestos químicos binarios gaseosos formados por la combinación

de oxígeno y nitrógeno. El proceso de formación más habitual de

estos compuestos inorgánicoses la combustión a altas temperaturas, proceso

en el cual habitualmente el aire es el comburente.

Ozono (O3), es una sustancia cuya molécula está compuesta por tres átomos

de oxígeno, formada al disociarse los 2 átomos que componen el gas de

oxígeno. Cada átomo de oxígeno liberado se une a otra molécula de oxígeno

(O2), formando moléculas de ozono.

Clorofluorocarbonos (CFC) es cada uno de los derivados de los hidrocarburos

saturados obtenidos mediante la sustitución de átomos de hidrógeno por

átomos de flúor y/o cloro principalmente. Debido a su alta estabilidad

fisicoquímica y su nula toxicidad, han sido muy usados como líquidos

refrigerantes, agentes extintores y propelentes para aerosoles.

Si bien todos ellos (salvo los CFC) son naturales, en tanto que ya existían en

la atmósfera antes de la aparición del hombre, desde la Revolución Industrial y

debido principalmente al uso intensivo de los combustibles fósiles  en las

actividades industriales y el transporte, se han producido sensibles incrementos en

las cantidades de óxido de nitrógeno y dióxido de carbono emitidas a la atmósfera,

con el agravante de que otras actividades humanas, como la deforestación, han

limitado la capacidad regenerativa de la atmósfera para eliminar el dióxido de

carbono, principal responsable del efecto invernadero.

Figura 9 Gases de efecto invernadero en la atmósfera

Fuente: http://www.ecologismo.com/2008/08/11/gases-del-efecto-invernadero/

1.1.4. Cambio climático producido por los gases de efecto invernadero

El cambio climático está cambiando el planeta y los humanos contribuimos

diariamente a incrementarlo. En los 100 años últimos la temperatura media global

del planeta ha aumentado 0,7 °C, siendo desde 1975 el incremento de

temperatura por década de unos 0,15 °C. En lo que resta de siglo, según el IPCC,

la temperatura media mundial aumentará en 2-3 °C. Este aumento de temperatura

supondrá para el planeta el mayor cambio climático en los últimos 10.000 años y

será difícil para las personas y los ecosistemas adaptarse a este cambio brusco.

En el tiempo actual, los cambios de temperatura se están originando por los

cambios en el dióxido de carbono de la atmósfera. En los últimos 100 años, las

concentraciones atmosféricas de CO2 han aumentado en un 30% debido a la

combustión antropogénica de los combustibles fósiles. El aumento constante del

CO2 atmosférico ha sido el responsable de la mayor parte del calentamiento. Este

calentamiento no puede ser explicado por causas naturales: las mediciones de los

satélites no muestran variaciones de entidad en la energía procedente del Sol en

los últimos 30 años; las tres grandes erupciones volcánicas producidas en 1963,

1982 y 1991 han generado aerosoles que reflejaban la energía solar, lo cual

produjo cortos periodos de enfriamiento.

El calentamiento atmosférico actual es inevitable, estando producido por las

emisiones de gases invernadero pasadas y actuales. 150 años de industrialización

y de emisiones han modificado el clima y continuará repercutiendo en el mismo

durante varios cientos de años, aun en la hipótesis de que se redujeran las

emisiones de gases de efecto invernadero y se estabilizara su concentración en la

atmósfera. El IPCC en su informe de 2007 manifiesta: Hay un alto nivel de

coincidencia y abundante evidencia respecto a que con las políticas actuales de

mitigación de los efectos del cambio climático y con las prácticas de desarrollo

sostenible que aquellas conllevan, las emisiones mundiales de GEI seguirán

aumentando en los próximos decenios. 

Las consecuencias del cambio climático provocado por las emisiones de GEI

se estudian en modelos de proyecciones realizados por varios institutos

meteorológicos. Algunas de las consecuencias recopiladas por el IPCC son las

siguientes:

En los próximos veinte años las proyecciones señalan un calentamiento de

0,2°C por decenio.

Las proyecciones muestran la contracción de la superficie de hielos y de nieve.

En algunas proyecciones los hielos de la región ártica prácticamente

desaparecerán a finales del presente siglo. Esta contracción del manto de hielo

producirá un aumento del nivel del mar de hasta 4–6 m.

Habrá impactos en los ecosistemas de tundra, bosques boreales y regiones

montañosas por su sensibilidad al incremento de temperatura; en los

ecosistemas de tipo Mediterráneo por la disminución de lluvias; en aquellos

bosques pluviales tropicales donde se reduzca la precipitación; en los

ecosistemas costeros como manglares y marismas por diversos factores.

Disminuirán los recursos hídricos de regiones secas de latitudes medias y en

los trópicos secos debido a las menores precipitaciones de lluvia y la

disminución de la evapotranspiración, y también en áreas surtidas por la nieve

y el deshielo.

Se verá afectada la agricultura en latitudes medias, debido a la disminución de

agua.

La emisión de carbono antropógeno desde 1750 está acidificando el océano,

cuyo pH ha disminuido 0,1. Las proyecciones estiman una reducción del pH del

océano entre 0,14 y 0,35 en este siglo. Esta acidificación progresiva de los

océanos tendrá efectos negativos sobre los organismos marinos que producen

caparazón.

1.1.5. Protocolo de Kyoto

El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático  es un protocolo de

la CMNUCC Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio

Climático, y un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones

de seis gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global: dióxido

de carbono (CO2), gas metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres

gases industriales fluorados: Hidrofluorocarbonos (HFC), Perfluorocarbonos (PFC)

y Hexafluoruro de azufre (SF6), en un porcentaje aproximado de al menos un 5%,

dentro del periodo que va desde el año 2008 al 2012, en comparación a las

emisiones al año 1990.

1.1.6. Alternativas de mitigación

1.1.6.1. Reducción de las emisiones de gases de efecto

invernadero

1.1.6.1.1. Conseguir que la eficiencia sea rentable

Conseguir más electricidad, medios de transporte y producción industrial

con menos carbón, petróleo o gasolina es una solución que sólo presenta

ventajas: más beneficios, menos contaminación, menos calentamiento

atmosférico. Aunque los gastos iniciales para mejorar el equipo y la

tecnología pueden ser elevados.

La mayor parte del progreso inmediato que se puede conseguir para reducir

las emisiones de gases de efecto invernadero consiste en utilizar los

combustibles fósiles de manera más eficiente. Los ahorros conseguidos de

esta manera permitirán ganar tiempo para el sistema climático mundial

mientras se desarrollan tecnologías alternativas y se consigue hacerlas

rentables. Se espera que las fuentes libres de emisiones sustituyan con el

tiempo a los combustibles fósiles como categoría principal de suministro de

energía.

Las turbinas de “ciclo combinado” –en las que el calor resultante de la

quema de combustible impulsa las turbinas de vapor al mismo tiempo que

la expansión térmica de los gases de escape mueve las turbinas de gas –

pueden aumentar la eficiencia de la generación de electricidad un 70%. A

más largo plazo, las nuevas tecnologías podrían duplicar la eficiencia de las

centrales eléctricas.

Las pilas de combustible de gasolina y otras tecnologías avanzadas en el

sector del automóvil pueden reducir casi a la mitad las emisiones de dióxido

de carbono resultantes del transporte, y lo mismo cabría decir de los

vehículos “híbridos” de gas/electricidad, algunos de los cuales se

encuentran ya en el mercado.

El gas natural libera menos dióxido de carbono por unidad de energía que

el carbón o el petróleo. Por ello, el cambio al gas natural es una forma

rápida de reducir las emisiones.

La industria, que produce más del 40% de las emisiones mundiales de

dióxido de carbono, puede beneficiarse de la cogeneración combinada de

calor y electricidad así como de otros usos del calor residual, la mejor

gestión de la energía y una mayor eficiencia en los procesos de

manufactura.

La instalación de sistemas de iluminación y electrodomésticos más

eficientes en los edificios puede reducir significativamente el consumo de

electricidad. El mejor aislamiento de las construcciones puede representar

una enorme reducción de la cantidad de combustible necesario para la

calefacción o el aire acondicionado

La reducción del consumo de combustibles fósiles al mismo tiempo que se

mantiene el crecimiento económico representará un gran desafío.

1.1.6.1.2. Aprovechar las tecnologías con energías

renovables

La energía solar y la electricidad generada por el viento –con los niveles

actuales de eficiencia y costo– pueden sustituir en parte a los

combustibles fósiles, y se utilizan cada vez más. Un mayor empleo de

tales tecnologías puede incrementar sus eficiencias de escala y reducir

sus costos. La contribución actual de estos métodos de producción de

energía a los suministros mundiales representa menos del 2%.

La expansión de la energía hidroeléctrica, cuando convenga, podría

representar una importante contribución a la reducción de las emisiones

de gases de efecto invernadero… pero el uso de la energía

hidroeléctrica se ve limitado necesariamente por su repercusión en los

asentamientos humanos y los sistemas fluviales.

Las turbinas eólicas pueden sustituir en parte la generación de

electricidad basada en los combustibles.

El uso de la biomasa como fuente de energía –por ejemplo, la leña, el

alcohol fermentado del azúcar, los aceites combustibles extraídos de la

soja y el gas metano emitido por los vertederos– puede ayudar a

recortar las emisiones de gases de efecto invernadero, pero sólo si la

vegetación utilizada con ese fin se sustituye por una cantidad

equivalente de nuevas plantas (para que el dióxido de carbono liberado

por la combustión de biomasa sea capturado de nuevo mediante la

fotosíntesis).

La energía nuclear no produce prácticamente ningún gas de efecto

invernadero, pero, debido a la preocupación pública por los problemas

de seguridad, transporte y eliminación de los residuos radioactivos –por

no mencionar la proliferación de armas–, el empleo responsable de la

energía nuclear continuará siendo, probablemente, limitado. Ahora

representa en torno al 6,8% de los suministros mundiales de energía.

Existen ya nuevas tecnologías que permiten “captar” el dióxido de

carbono emitido por las centrales eléctricas basadas en el uso de

combustibles fósiles, y hacerlo antes de que llegue a la atmósfera.

Luego, el dióxido de carbono se almacena en depósitos subterráneos y

vacíos de petróleo o de gas, en yacimientos de carbón abandonados o

en las profundidades del océano. Este planteamiento, que se utiliza ya

en forma limitada, no es exactamente “renovable”, y se está estudiando

cuáles son los posibles riesgos y efectos ambientales.