Monografía Avance

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UNIVERSIDAD PERUANA CAYETANO HEREDIA FACULTAD DE CIENCIAS Y FILOSOFÍA “ALBERTO CAZORLA TALLERI” MONOGRAFÍA “FÁRMACOS Y EMBARAZO” CURSO: FARMACOLOGÍA ALUMNA: Gabriela Morón Atencio PROFESOR: María Salas Alfonzo Zavaleta Carol Zavaleta 2015

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UNIVERSIDAD PERUANA CAYETANO HEREDIA

FACULTAD DE CIENCIAS Y FILOSOFÍA “ALBERTO CAZORLA TALLERI”

MONOGRAFÍA

“FÁRMACOS Y EMBARAZO”

CURSO: FARMACOLOGÍA

ALUMNA:Gabriela Morón Atencio

PROFESOR: María Salas

Alfonzo Zavaleta

Carol Zavaleta

2015

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INTRODUCCIÓN

Durante la etapa gestacional en la mujer se producen una serie de cambios fisiológicos adaptativos importantes que interfieren y modifican la farmacocinética de los medicamentos empleados, pudiendo influir tanto en su eficacia como en su seguridad.

Con este motivo, es necesario conocer qué cambios fisiológicos y farmacocinéticos se llevan a cabo en la gestante, los riesgos que conlleva la administración de fármacos durante el periodo de gestación, así como la clasificación de los correspondientes para tener una idea de su seguridad.

Por último, se revisarán las situaciones patológicas que podría acontecer una gestante, con su respectiva propuesta terapéutica que procure proteger la vida del embrión/feto/ recién nacido y la madre, evaluando estrictamente el balance riesgo – beneficio.

CAMBIOS FISIOLÓGICOS Y FARMACOCINÉTICOS EN EL EMBARAZO

Durante la gestación, se pueden producir una serie de cambios fisiológicos adaptativos importantes (aumento del volumen plasmático, disminución de unión a proteínas, aumento del filtrado glomerular…) que, además de influir en el curso y evolución de los procesos padecidos en dicho periodo, interfieren y modifican la farmacocinética de los medicamentos empleados, pudiendo influir tanto en su eficacia como en su seguridad.

Estos cambios fisiológicos pueden modificar la farmacocinética en las distintas fases de la misma: desde la absorción del fármaco hasta la eliminación del mismo.

Estos cambios tienden a producirse de manera gradual a lo largo del embarazo, siendo más intensos en el último trimestre y desapareciendo pocas semanas después del parto.

Para mayor información, prestar atención a la siguiente tabla:

ETAPAFARMACOCINÉTICA

CAMBIOSFISIOLÓGICOS

EFECTOFARMACOCINÉTICO

Absorción

Enlentecimiento del vaciado gástrico.Disminución de la

motilidad gastrointestinal.

Aumento del flujo sanguíneo intestinal.

Ligero retraso en la absorción.

Aumento de la absorción

Distribución

Aumento del agua corporal total.

Disminución de la albúmina plasmática.

Disminución de la unión a proteínas.

Aumento de laforma activa del medicamento.

Aumento volumendistribución

Metabolismo Aumento actividad Modificación de

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enzimas microsociales.

Disminución actividadSistema oxidasas

los requerimientosnecesarios

Eliminación Aumento del filtradoglomerular.

Aumento aclaraciónRenal.

La barrera placentaria es atravesada por la mayoría de fármacos utilizando un mecanismo de difusión simple, aunque también pueden utilizar o verse influida por otros mecanismos como el arrastre de solventes, el trasporte activo o la pinocitosis. La barrera placentaria es especialmente permeable a sustancias liposolubles, de bajo peso molecular, de escasa ionización a pH fisiológico y con escasa unión a proteínas plasmáticas.

El paso del fármaco a través de la placenta también se ve influenciado por las características de la misma y por el flujo sanguíneo placentario. Además, el feto puede ingerir el fármaco o sus metabolitos a través de la deglución de las sustancias existentes en el líquido amniótico [1].

Ilustración 1 Farmacocinética en la Gestante

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RIESGOS POTENCIALES DE LA ADMINISTRACIÓN DE FÁRMACOS EN EL EMBARAZO

Según los distintos datos publicados, la incidencia de malformaciones congénitas de importancia acontece en el 2-5% de los embarazos siendo el origen genético el principal factor causal y estando relacionadas con la toma de fármacos algo menos del 5% de las mismas.

Se entiende como fármaco teratógeno aquel que administrado durante el periodo embrionario o fetal es capaz de producir, directa o indirectamente, una alteración morfológica o funcional (alteraciones bioquímicas, metabólicas, hormonales, inmunológicas, del crecimiento y del comportamiento) en el embrión, el feto o, incluso, en el niño después del nacimiento.

Para que la alteración se produzca es necesaria la confluencia de varias circunstancias: toma de un fármaco potencialmente teratogénico, administración del mismo a una dosis y durante un tiempo suficientes, existencia de un feto susceptible y que dicha interacción se produzca en un periodo determinado del embarazo.

Las posibles consecuencias teratogénicas van a depender del momento de la gestación en que se produzca la toma del medicamento:

2 semanas iniciales (periodo de implantación): Conocido por periodo “de todo o nada” porque se cree que el embrión no es susceptible al efecto teratogénico del fármaco y, o bien no se produce nada, o se produce la muerte del mismo y el aborto consiguiente.

Periodo de la 2ª a la 10ª semana (periodo de organogénesis): Es la fase de mayor riesgo, ya que el efecto teratogénico en esta fase puede ocasionar anomalías estructurales que se traducen en malformaciones importantes que en muchos casos son incompatibles con el desarrollo fetal dando lugar a abortos o malformaciones fetales incompatibles con la vida una vez producido el nacimiento.

Periodo ulterior a la 10ª semana (periodo de desarrollo): Los fármacos consumidos en esta etapa pueden producir alteraciones en el crecimiento y desarrollo funcional del feto o alteraciones morfológicas que generalmente son de menor gravedad que las ocasionadas en la fase de organogénesis. [1]

Ilustración 2 Implantación del Blastocisto en el Endometrio

Ilustración 3 Desarrollo Embrionario Trimestral

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CLASIFICACIÓN DE LA FDA [1] [2] [3]

Categoría de

Embarazo

Seguridad Descripción Ejemplos de Medicamentos

A

Estudios controlados no

han demostrado

riesgo. Riesgo remoto de daño

fetal.

Estudios en embarazadas no han

evidenciado riesgo para el feto durante el

primer trimestre de gestación ni existen

evidencias durante el resto del embarazo.

Ácido fólicoLevotiroxina (medicamento quereemplaza la hormona tiroides)

B

No hay descritosriesgos en humanos.

Se acepta su uso durante el

embarazo.

Estudios en animalesno han evidenciado

riesgo pero no existenestudios adecuadosen embarazadas, oexisten estudios enanimales en los quese detectan efectos

adversos pero estos nohan sido confirmados

enembarazadas

Algunos antibióticos como laamoxicilina.Zofran® (ondansetron) para la náuseaGlucophage® (metaformina) para la diabetesAlgunas clases de insulina usadas para tratar la diabetes como la insulina regular y la NPH.Acetaminofen, amilorida, atenolol, carbenicilina, cefaclor, cefazolina, cefoxitina, clindamicina, eritromicina, espectinomicina, fenobarbital, indometacina, insulina, metoclopramida, meperidina, paracetamol, piridoxina, sulfonamidas, sulfato de magnesio, trimetoprin, sulfametoxazol.

C

No puede descartarse riesgo fetal.

Su utilización debe realizarse

valorandobeneficio/riesgo

Estudios en animaleshan demostrado efectos

adversos pero no existen

estudios en embarazadas,

o no se dispone deestudios ni en

embarazadas ni en animales.

Diflucan® (fluconazole) para las infecciones por candida.Ventolin® (albuterol) para el Asma.Zoloft® (sertraline) y Prozac®(fluoxetina) para la depresión. Aciclovir, amikacina, aminofilina, amoxicilina, ampicilina, aspirina, betametasona, carbamazepina, cloramfenicol, dexametasona, diazepán, efedrina, gentamicina, glucocorticoides, isoniacida, metildopa, rifampicina, tetraciclinas, zidovudina.

D Existen indiciosde riesgo fetal.Usarse solo en

Estudios en embarazadas

han demostrado el

Paxil® (paroxetina) para la depresiónLitio para el trastorno bipolar.Dilantin® (fenitoína) para las

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casos de noexistencia dealternativas

riesgode efectos adversos,

pero existen ocasiones en las que los beneficios

pueden superar estos riesgos.

convulsiones epilépticas.Algunas quimioterapias para el cáncer.Ácido etacrínico, ácido valproico, andrógenos, barbitúricos, ciclofosfamida, cloroquina, fenitoína, litio, tamoxifeno, tobramicina, vinblastina, vincristina.

X Contraindicadosen el embarazo

Estudios en embarazadas

y en animales handemostrado que losriesgos potenciales

superan claramente a los

posibles beneficios

Accutane®(isotretinoína) para el acné quístico.Thalomid® (talidomida) para un tipo de enfermedad de la piel.Anticonceptivos orales, danazol, dietiletilbestrol, metrotexato, misoprostol, quinina, talidomida, warfarina, clomifeno, progestágenos, yodo -131.

SITUACIONES DURANTE EL EMBARAZO

Estadios Carenciales.

La deficiencia de hierro es la causa más frecuente de anemia en las embarazadas. La anemia grave puede tener consecuencias serias en las madres y los niños, pero existe controversia sobre si tratar la anemia leve o moderada proporciona más beneficios que riesgos, por lo que no se debe ofrecer suplementación de hierro de forma rutinaria a todas las embarazadas; no beneficia a la salud de la madre o del feto y puede tener efectos adversos para la madre. El fármaco de elección es el sulfato ferroso (Fero Gradumet®, Tardyferon®).

La suplementación con ácido fólico antes del embarazo reduce la prevalencia de los defectos del tubo neural (anencefalia, espina bífida). Esta suplementación se debe comenzar antes de la concepción y mantenerse durante las 12 primeras semanas de embarazo. • La dosis recomendada es de 400 mcg/día (Zolico®). En mujeres con historia personal o familiar de antecedentes de defectos del tubo neural, diabetes pregestacional, obesidad o epilepsia la dosis es de 5 mg/día (Acfol®, Bialfoli®).

La deficiencia de yodo durante el embarazo afecta a la función tiroidea de la madre y del recién nacido, así como al desarrollo cerebral del mismo. Actualmente, la suplementación universal con comprimidos de yoduro potásico en nuestro medio no está justificada, ya que con el contenido de yodo en la sal, la leche y

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los derivados lácteos, es posible cubrir las necesidades de la gestación, evitando asimismo los posibles riesgos del exceso. La suplementación podría realizarse en mujeres que no alcancen las cantidades diarias de yodo recomendadas con la dieta (en gestantes, tres raciones de leche y derivados lácteos, más 2 gramos de sal yodada cubren alrededor del 100% de las cantidades diarias recomendadas).

Vitamina A: se deben evitar suplementos superiores a 700 mcg/día porque pueden ser teratógenos. También se debe evitar consumir hígado o productos derivados del mismo.

Vitamina D: no hay evidencia del beneficio de la suplementación general. Asegurar que las embarazadas tengan una ingesta de, al menos, 600 UI/día.

No hay estudios adecuados para hacer recomendaciones sobre los suplementos de calcio, magnesio, zinc y selenio. [4]

Nauseas y/o vómitos. Hiperemesis gravídica:

En ausencia de otra patología, las náuseas y vómitos son frecuentes durante la gestación, en especial en los meses iniciales, asociándose con el aumento de HcG (Gonadotropina Coriónica).

El tratamiento farmacológico no es la primera opción, sino un ajuste dietético, reposo posprandial, etc. Pero de permanecer los síntomas se requerirá la prescripción de medicamentos como doxilamina y piridoxina (ampliamente empleada, no produce efectos adversos en el embrión/feto ni en el neonato). Otras alternativas empleables son metoclopramida, dimenhidrinato y meclozina [1].

Pirosis y/o dispepsia: El aumento de la presión intraabdominal y el menor tono del esfínter esofágico son causa frecuente de reflujo gastroesfágico durante los últimos meses de la gestación.

Como primera opción se recomiendo tomar medidas higiénico-dietéticas, si no resultan el alivio deseado de los síntomas hay que recurrir a los fármacos como antiácidos (sucralfato, almagato, hidroxidos de magnesio y aluminio), que suelen ser la primera alternativa, aunque no se aconseja su empleo de forma prolongada ni en los meses iniciales. Los antihistamínicos H2 también pueden emplearse y suelen ser de elección frente a los inhibidores de la bomba de protones [1].

Estreñimiento: Situación frecuente en los últimos meses de la gestación y motivada principalmente por el retraso del vaciado

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gástrico y la reducción de la motilidad gastrointestinal, pudiendo influir otros factores como la frecuente toma de suplementos de hierro.

Su abordaje inicial incluye medidas higiénico-dietéticas, lo más posible evitando la toma de fármacos que puedan ocasionar estreñimiento.

De no aliviarse las molestias, se emplea preferentemente laxantes formadores de bolo, como el plantago ovata o la metilcelulosa. No es aconsejable el empleo de aceite de ricino, enemas salinos, enemas parafínicos con detergentes, o medicamentos estimulantes de la motilidad intestinal [1].

Hemorroides. El tratamiento es principalmente sintomático. En la mayoría de las ocasiones se pueden tratar aumentando el contenido de fibra de la dieta, la ingesta de líquidos, con buenos hábitos de defecación y baños de asiento con agua templada. No se ha evaluado la seguridad de los antihemorroidales tópicos durante el embarazo, pero debido a las bajas dosis a las que se usan y a su limitada absorción sistémica, pueden ser utilizados. [4]

Fiebre y/o dolor: Síntomas que acompañan a múltiples enfermedades infecciosas, inflamatorias, traumáticas, por lo que su presencia en algún momento del curso de un embarazo es habitual.

Además, cuadros como la lumbalgia, ven aumentada su frecuencia durante la gestación.

El fármaco de elección general como analgésico y antipirético es el paracetamol, aunque no se aconseja su empleo en tratamientos prolongados con dosis elevadas, por la posibilidad de alteración de la función renal fetal.

El uso de ácido acetilsalicílico no se aconseja, y dado que la información existente respecto al uso de antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, naproxeno o diclofenaco) y metamizol es limitada, debe valorarse de forma individualizada su empleo en el embarazo.

Los fármacos opiáceos pueden utilizarse durante los dos primeros trimestres del embarazo (pero se desaconseja su uso durante el último trimestre por el riesgo de provocar depresión respiratoria en el recién nacido).

Ante un caso de migraña, debe recordarse que el empleo de ergotamínicos esta contraindicado por su potencial teratógeno. Los datos disponibles sobre el uso de los triptanes (sobre todo sumatriptán) son limitados, pero parecen indicar que no aumentan la aparición de malformaciones congénitas [1].

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Patología infecciosa: La patología infecciosa, al igual que fuera de la gestación, representa uno de los motivos más frecuente de consulta de la embarazada, lo que origina que los antibióticos sea uno de los grupos terapéuticos más empleados durante este periodo.

Las infecciones del tracto respiratorio son las más frecuentes, pero un alto porcentaje de las mismas son de origen viral, precisando únicamente de un tratamiento sintomático para su control.

La infección del tracto urinario supone la principal indicación de tramiento antimicrobiano durante la gestación. Teniendo en cuenta los gérmenes más frecuentemente implicados, las resistencias existentes en nuestro entorno, y la seguridad de los diferentes antibióticos durante el embarazo, se recomienda la amoxicilina más acido clavulánico como tratamiento empírico de elección durante un periodo no inferior a 7 días. Así mismo, durante la gestación, la bacteriuria asintomática debe ser tratada, ya que existe un alto riesgo de evolución a pielonefritis. Por subgrupos terapéuticos, se tiene amplia experiencia de uso de penicilinas (tanto amoxicilina, como amoxicilina más acido clavulánico, ampicilina, bencilpenicilina, cloxacilina, etc) y cefalosporinas (cefuroxima, cefalexina, cefadroxilo, etc).

Dentro del grupo de los macrólidos no se aconseja el uso de eritromicina en forma de estolato, por existir un mayor riesgo de hepatotoxicidad.

No se aconseja la utilización de aminoglucósidos, por riesgo de daño renal y ótico; tetraciclinas por el riesgo de retraso del crecimiento óseo y alteraciones dentales; ni de fluorquinolonas por riesgo de artropatías y malformaciones cartilaginosas [1].

Trastornos del estado de ánimo: El embarazo supone una etapa de cambios que puede ocasionar un estrés emocional que puede ocasionar situaciones de ansiedad y/o depresión. El empleo de benzodiacepinas debe realizarse tras una valoración riesgo-beneficio, ya que su empleo se asocia con malformaciones cardiovasculares y urogenitales. De ser necesaria la farmacoterapia, se aconseja la utilización de diazepam, ya que es la benzodiacepina de mayor experiencia en su uso.

Para el tratamiento de los cuadros depresivos puede valorarse el empleo de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (paroxetina, fluoxetina, sertralina, citalopram, venlafaxina, etc) con el respectivo análisis riesgo-beneficio, en cada caso, ya que se han asociado a un aumento de malformaciones congénitas cardiovasculares (uso durante el primer trimestre) y con la aparición del síndrome de abstinencia en los recién nacidos (uso en las semanas previas al parto). No se aconseja en empleo de antidepresivos tricíclicos ni de inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) [1].

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Hipertensión arterial: Las cifras elevadas de presión arterial durante el embarazo pueden deberse a situaciones diversas: hipertensión preexistente, hipertensión gestacional (inducida por el embarazo) o a preclampsia (hipertensión más proteinuria y edemas) o eclampsia (cuadro de preclampsia con presencia de convulsiones).

Su presencia, en sus distintas formas, conlleva aumento de la morbimortalidad tanto materna como fetal, por lo que requiere de un abordaje estricto, pero teniendo en cuenta que, descensos bruscos e intensos puede ocasionar problemas en el feto, por los cambios hemodinámicas producidos. El fármaco de elección es la metildopa, pudiéndose utilizar como alternativa la hidralazina. El uso de calcioantagonistas, inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (IECA), y antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA-II), está contraindicado en el embarazo (2º y 3 er trimestre).

Asimismo, deberán considerarse tratamientos antihipertensivos alternativos con un perfil de seguridad en el embarazo establecido, para aquellas embarazadas que previamente estuviesen tratadas con ellos.

Tampoco se aconseja el empleo de diuréticos, por el riesgo de alteraciones hidrolectrolíticas, especialmente en la hipertensión inducida por la gestación [1].

Diabetes Mellitus: La presencia de diabetes mellitus durante el embarazo, ya sea por una diabetes preexistente al mismo o por el desarrollo de una diabetes gestacional, se asocia a un aumento del riesgo de aborto, parto prematuro, macrosomia y de muerte fetal.

En la diabetes gestacional el tratamiento farmacológico debe instaurase cuando las medidas no farmacológicas son insuficientes, siendo la insulina la opción terapéutica de elección. No se recomienda el empleo de sulfunilureas (contraindicado en ficha técnica), metformina, glitazonas o meglitinidas, ya que la información disponible sobre su uso en el embarazo es limitada y su perfil de seguridad no está claramente establecido [1].

Asma bronquial y patología alérgica: Los procesos de tipo alérgico (polinosis, urticaria, asma, etc) son cada vez más habituales en nuestro entorno por lo que es frecuente que alguna mujer embarazada padezca alguno de los mismos.

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Los datos disponibles sobre antihistamínicos indican que no tienen efecto teratógeno en animales. Su uso en embarazadas deberá hacerse tras una valoración del beneficio-riesgo, evitándolos durante el primer trimestre.

El abordaje terapéutico del asma es similar al realizado fuera del embarazo, siendo aconsejable dar preferencia, siempre que sea posible, a la administración por vía inhalada [1].

Malaria. La malaria puede aumentar el riesgo de aparición de efectos adversos en el embarazo como prematuridad, aborto espontáneo y mortinatalidad. La cloroquina se considera segura durante el embarazo. En áreas donde hay resistencia a la misma, la mefloquina es el único medicamento recomendado en la profilaxis de embarazadas. No se recomienda el uso de atovacuona-proguanilo debido a la ausencia de datos sobre su seguridad. La doxiciclina y la primaquina están contraindicadas. [4]

Vacunas:

La decisión de vacunar a una embarazada se basará en la valoración de la probabilidad real de infección, del riesgo que supone la enfermedad para la madre y el feto y de los efectos de la vacuna para ambos. Están contraindicadas las vacunas de virus vivos y deben evitarse en los 3 meses previos a la concepción.

Tétanos/difteria: se recomienda ofrecer la vacunación a aquellas mujeres embarazadas que no tienen una pauta completa, evitando su administración durante el primer trimestre de embarazo.

Triple vírica (sarampión/rubeola/paperas)*: contraindicada en el embarazo.

Rubeola: en las mujeres en las que no existe evidencia de inmunización, se recomienda ofrecer la administración de una dosis de vacuna triple vírica postparto de cara a futuros embarazos. Debe evitarse su administración al menos un mes antes de la concepción.

Varicela*: contraindicada en el embarazo. En mujeres en edad fértil seronegativas, se recomienda administrar la primera dosis de la vacuna tan pronto como sea posible tras el parto.

Gripe: se recomienda administrar la vacuna inactivada durante la temporada gripal a todas las mujeres, durante cualquier momento del embarazo, debido al riesgo de complicaciones cardiacas y pulmonares de la madre.

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Hepatitis A y B: las vacunas frente a la hepatitis A y B son seguras durante el embarazo.

*Vacunas de virus vivos. [4]

Parasitosis

Pediculosis. El tratamiento de elección es la eliminación mecánica de piojos y liendres o el uso de siliconas.

Oxiuros. El tratamiento de primera línea es romper el ciclo de infección mediante medidas higiénicas estrictas. Si éstas no han sido efectivas, las oxiuriasis se pueden tratar con mebendazol, ya que tiene una escasa absorción sistémica. No obstante, al ser una patología poco importante, si se puede retrasar el tratamiento, es mejor hacerlo después del parto.

Picaduras: Repelentes de insectos como la dietiltoluamida que está ampliamente utilizado. A pesar de que no parece que aumente el riesgo de malformaciones congénitas, su toxicidad a altas dosis y la limitada información disponible, llevan a recomendar utilizarla en pequeñas cantidades sobre la piel, aunque se puede usar ampliamente sobre la ropa. Si es necesario un antihistamínico, loratadina y cetirizina son los de elección. [4]

Epilepsia.

Salvo que se produzca un cambio clínico significativo o por toxicidad, no se debe realizar retirada o sustitución del tratamiento con fármacos antiepilépticos durante el embarazo. Los posibles cambios de antiepilépticos o sus dosis, optimizando el tratamiento, se deben realizar antes del embarazo. Los antiepilépticos conllevan un riesgo potencial de toxicidad para el desarrollo del feto, así como efectos a largo plazo en el niño. Las mujeres que toman antiepilépticos tienen un aumento del riesgo de preeclampsia, hemorragia en el embarazo y parto prematuro. Estudios recientes han demostrado efectos a largo plazo en los niños expuestos a fármacos antiepilépticos, con una reducción del coeficiente intelectual y retraso en el habla. La evidencia es más fuerte para valproato y carbamazepina y con la politerapia. Lamotrigina es el antiepiléptico con menor incidencia conocida de malformaciones congénitas. No obstante, su consumo durante el embarazo está relacionado con un mayor riesgo de fisura palatina y labio leporino, en relación con la población general. En mujeres epilépticas se recomienda un suplemento de ácido fólico de 5 mg/día, desde al menos un mes antes de la concepción y, como mínimo, durante el primer trimestre. [4]

Urticaria/ Reacciones Alérgicas.

Loratadina y cetirizina son los antihistamínicos de elección en el embarazo. Si además se busca un efecto sedante, dexclorfeniramina es una buena elección. Se pueden utilizar

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corticoides tópicos a dosis bajas. En reacciones alérgicas graves, se pueden utilizar corticoides por vía sistémica. [4]

Rinitis alérgica.

Los corticoides intranasales son el tratamiento recomendado para la rinitis alérgica, debido a su baja absorción sistémica. Loratadina y cetirizina son los antihistamínicos de elección. [4]

Cáncer.

La preocupación más importante sobre el tratamiento de las mujeres embarazadas con cáncer es evitar la quimioterapia durante el primer trimestre, cuando existe el mayor riesgo de malformación de órganos en el feto.

Después del primer trimestre, las mujeres embarazadas reciben un régimen estándar de quimioterapia—fluorouracilo-5, doxorrubicina y ciclofosfamida—similar al régimen administrado a las mujeres con cáncer de mama que no están embarazadas.

El uso de taxanos normalmente se retrasa hasta después del nacimiento del bebé debido a que los altos niveles de citocromo P-450 en las mujeres embarazadas podrían aumentar el metabolismo de estas drogas, y así limitar potencialmente su efectividad.

Asimismo, el trastuzumab, que se utiliza para tratar el cáncer de mama HER2 positivo, se administra sólo después del parto. No pueden administrarse anticuerpos quiméricos durante el embarazo debido a que podrían atravesar la placenta y causar anormalidades en el feto o desarrollo fetal anormal. La terapia endocrina con tamoxifén tampoco se administra durante el embarazo dado que está asociada a defectos congénitos.

La cirugía se puede practicar con seguridad durante el embarazo. Al igual que en las pacientes no embarazadas, las pacientes embarazadas normalmente se someten a una mastectomía, mastectomía parcial o cuadrantectomía antes o después de la quimioterapia.

Como la radioterapia es un tratamiento adyuvante que se recurrirá en alguna etapa del tratamiento, los oncólogos cirujanos examinan a estas pacientes de manera temprana y si consideran que será necesario aplicar radioterapia después del parto, las pacientes también consultan a un radioncólogo de manera anticipada.

Los médicos prefieren no administrar radioterapia durante el embarazo por la cercanía de la mama con el feto. Por lo general, radioterapia para tratar el cáncer de mama normalmente se administra después de la quimioterapia y la cirugía, y para ese entonces el bebé ya habrá nacido. [5].

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Anticoncepción. No se recomiendan durante el embarazo (FDA categoría X), sin embargo amplios estudios epidemiológicos han revelado que no hay un mayor riesgo de defectos de nacimiento en los niños nacidos de mujeres que utilizan AH antes del embarazo. Si se toman de manera inadvertida durante los primeros meses de embarazo, la mayoría de estudios epidemiológicos no sugieren un efecto teratogénico, particularmente en lo que se refiere a anormalidades cardiacas o defectos de reducción de extremidades. Los estudios en animales de laboratorio han registrado efectos embriotóxicos y fetotóxicos; han mostrado toxicidad reproductora, incluyendo efectos adversos sobre el desarrollo del sistema urogenital femenino, tras exposición a dosis de drospirenona superiores a las terapéuticas humanas, se observaron efectos sobre la diferenciación sexual en fetos de rata pero no en monos. Antes de comenzar el tratamiento, debe descartarse el embarazo. Si se produce un embarazo durante el uso de este medicamento, el tratamiento debe interrumpirse inmediatamente. Si la paciente ha experimentado dos faltas de periodos menstruales consecutivos durante el uso de AH, debe suspender el tratamiento y usar un método anticonceptivo no hormonal alternativo hasta haberse descartado el embarazo. Si la usuaria no ha seguido la pauta de dosificación, se debe descartar el embarazo después de la primera falta de la menstruación. No debe utilizarse durante el embarazo [6].

Tabaquismo.

Fumar durante el embarazo sigue siendo uno de los pocos factores prevenibles asociados a complicaciones del embarazo, bajo peso al nacer y prematuridad. En general, las guías recomiendan promover el abandono del hábito tabáquico en todas las mujeres embarazadas mediante el consejo antitabaco, material de autoayuda, terapia cognitivo-conductual o apoyo motivacional como primeras líneas de tratamiento. Si fuera necesario y previa valoración de riesgos y beneficios, se podría utilizar tratamiento sustitutivo con nicotina en mujeres embarazadas que no han conseguido dejar de fumar con técnicas de motivación y antes de la semana 18 de gestación. Es mejor administrar chicles o pastillas que parches de nicotina. No se debe usar bupropión o vareniclina en el embarazo por ausencia de estudios. [4]

CONCLUSIONES

La fisiología de la mujer embarazada representa un ambiente con una farmacocinética distinta donde los fármacos podrán ver alterada su eficacia.

Es necesario remitirse a la clasificación del FDA para poder prescribir un fármaco a una embarazada y así verificar su seguridad o tener mayores consideraciones en su administración.

La evaluación del estadio de embarazo es necesaria, debido a que hay mayor incidencia de efectos teratogénicos durante el primer trimestre debido a la organogénesis.

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En caso de enfermedades como epilepsia, es necesaria la prudente evaluación costo beneficio. Asimismo, terapias como cáncer, deberán ser muy bien analizadas, sobre todo en la administración de radioterapia.

Las situaciones patológicas carenciales como falta de hierro, yodo o ácido fólico son recomendables de tratarse; sin embargo, se abstiene en caso de vitamina A, donde existe un alto riesgo de teratogenicidad.

Asimismo, existen situaciones patológicas donde puede postergarse su tratamiento, debido a que no son de carácter de urgencia, como la pediculosis, oxiuros, etc.

PREGUNTAS

BIBLIOGRAFÍA

[1] M. L. G. R. Orueta Sánchez, «Manejo de fármacos durante el embarazo,» Inf. Ter del Sistema Nacional de Salud, vol. 35, nº 4, pp. 107 - 113, 2011.

[2] J. M. K. e. al, «Embarazo y Medicamentos,» Women's Health, pp. 1-10, 2007.

[3] M. Purizaca, «Modificaciones fisiológicas en el embarazo,» Rev Per Ginecología Obstetra, vol. 56, pp. 57 - 69, 2010.

[4] Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, «MEDICAMENTOS Y EMBARAZO: ACTUALIZACION,» INFORMACIÓN FARMACOTERAPÉUTICA DE LA COMARCA, vol. 21, nº 7, pp. 46 - 54, 2013.

[5] B. Tutt, «Tratamiento del cáncer en pacientes embarazadas,» OncoLog, vol. 56, nº 10, 2011.