Mónica Baltodano (Entrevista)

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Entrevista com Mónica Baltodano, ex comandante guerrilheira da Frente Sandinista (Nicarágua)

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    MUJERES INCONVENIENTES

    Dilogo con Mnica Baltodano, comandante guerrillera sandinista

    Entrevista realizada por Claudia Korol Sao Paulo, octubre del 2003

    Mnica Baltodano ingres muy joven en el Frente Sandinista de Liberacin Nacional. Fue dirigente del movimiento estudiantil cristiano de Len, y en 1972 se integr al Frente. En 1974 pas a la clandestinidad, y fue nombrada responsable de las redes de apoyo en Las Segovias, especialmente en Ocotal, Condega, Somoto, Estel y Matagalpa, hasta que cay presa en 1977, quedando detenida durante un ao. Integr el Estado Mayor de Managua, que dirigi la insurreccin en la ciudad, y la liberacin de Jinotepe y Granada. Cuando triunfa la insurreccin popular, en 1979, la Direccin Nacional del FSLN la distingue como Comandante Guerrillera. Tuvo distintas tareas en el gobierno sandinista. Hoy lidera las corrientes de la izquierda sandinista, que aspiran a que el Frente se reencuentre con los ideales originarios, por los que entregaron sus vidas miles de nicaragense. En esta entrevista Mnica Baltodano habla de la militancia clandestina, la vida guerrillera, los sueos, los hijos e hijas, el proyecto poltico de la Revolucin, las causas de la derrota electoral, las luchas polticas al interior del Frente, la perspectiva de gnero en las batallas emancipatorias. Para quienes hemos depositado esperanzas y anhelos en la Revolucin Sandinista, este dilogo, sostenido en octubre del 2003 en Brasil, durante un encuentro de educadores populares organizado por el CEPIS (Centro de Educacin Popular del Instituto Sedes Sapientiaie), bien puede ser una manera de reencontrarse con muchos interrogantes que alguna vez nos hicimos, y no tuvimos con quien compartir... Cmo fue que te acercaste a la militancia? Yo nac en 1954. Vengo de una familia que era opositora al rgimen de Somoza, mi madre era antisomocista. Era una familia de clase media, y me pusieron a estudiar en un colegio religioso, de monjas, muy exclusivo; sin que nosotros tuvisemos las mejores condiciones econmicas para estar ah. Eso me cre desde muy nia una gran sensibilidad social. Yo sent en carne propia lo que era estar en un mundo en el que te sentas un poco discriminada. Mi sensibilidad se manifest en los primeros aos de mi vida, en forma de apoyo a las pastorales, de catequesis a los sectores humildes, en colectas para problemas de hambre o de falta de vestido. Fui desde los siete aos a barrios marginales a catequizar. Eso me puso en contacto directo con una realidad que era la ms comn en mi pas: la realidad de la exclusin social, de la pobreza y de la falta de realidades. Cuando tuve 15 aos, me top directamente con la lucha poltica. Antes haba hecho trabajo desde la religin, desde mi incorporacin a los grupos juveniles cristianos, que trabajaban con una lgica de la caridad. Me topo con la lucha poltica cuando cae prisionera Doris Tejerino, la violan y la torturan. Entonces las jvenes del colegio decidimos ir a la manifestacin de repudio a esa violacin, y a exigir su libertad.

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    Yo me sent totalmente identificada con esa mujer. Desde ah mi militancia no par, y aunque el colegio era un poco conservador, ya haba algunas religiosas muy avanzadas, y la profesora de sociologa nos dio algunos elementos para hacer el anlisis de clase y conocer que en el mundo haba sectores oprimidos y sectores explotadores. Todo eso cay en m como en un campo dispuesto. Yo tena gran sensibilidad, y desde entonces me incorpor a la lucha, siempre desde una vertiente cristiana. Empezamos a organizar movimientos cristianos con apoyo de algunos religiosos y religiosas. Hicimos un movimiento cristiano intercolegial que realiz acciones de apoyo a la libertad de los presos polticos. Quin era Doris Tijerino en el momento en que la detuvieron y torturaron? Ya era reconocida como sandinista? Doris haba sido de una familia de clase media, un poco alta, pero de formacin marxista, revolucionaria. Se incorpora a la lucha, y cuando estaba en una casa clandestina, es descubierta por la seguridad somocista. Es atacada la casa y Doris es capturada junto con otra compaera. El compaero que estaba ah resiste hasta morir. Es uno de los grandes de nuestra historia: Julio Buitrago. A Doris la capturan y la torturan. Cuando la presentan a la prensa -en aquellos tiempos en que no exista un nivel de conciencia feminista y de gnero como la que existe desde ya hace algunos aos-, ella tiene el coraje de denunciar que fue violada, que un oficial de la seguridad le meti las manos en la vagina. Se levanta la falda y muestra sus piernas completamente amoratadas. Eso cre un impacto entre las mujeres, y quienes nos llevan a nosotras a ir a la marcha son algunas de las monjas. Nos movilizamos desde el colegio, un colegio exclusivamente de nias. Eso nos marc. Yo en lo personal digo que mi primer acto de compromiso revolucionario fue motivado por otra mujer que es esta luchadora que despus le dio el ttulo a la obra de Margaret Randall Todas estamos despiertas, que es uno de los testimonios ms importantes de las mujeres nicaragenses en lucha. Doris se mantuvo hasta ahora militando en la revolucin. En ese momento te ligaste al Frente? Cmo fue la incorporacin de los sectores cristianos al sandinismo? El Frente Sandinista ya vena actuando desde 1963, pero trabajaba sobre la base de la teora del foco, con la concepcin de grupos guerrilleros a partir de los cuales se iba a ir extendiendo la lucha antidictatorial y la lucha revolucionaria. Ya se haban mostrado fracasos en esa tctica, y en 1967 se dio la masacre del 22 de enero, que fue el cierre de las posibilidades de la va pacfica. Se intent organizar un movimiento opositor que fracas y que fue reprimido violentamente por la Guardia Nacional, en complicidad con los dirigentes de la oposicin. Esto cerr la posibilidad de la va pacfica, y se comprendi entonces que la nica va era la va armada. El Frente Sandinista haba iniciado entonces algunos esfuerzos de reflexin sobre la necesidad de articular al movimiento popular, y en ese movimiento entrbamos nosotros como jvenes cristianos. Tambin en ese tiempo se estaba haciendo una reflexin entre los cristianos sobre el compromiso poltico y sobre el cambio. Se produce la

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    Conferencia de Medelln. Eso anima mucho a los cristianos. Nosotros estbamos trabajando en los barrios, haciendo labor de concientizacin, de organizacin popular. Ah entramos en contacto con el Frente Sandinista, sobre todo con algunos de sus cuadros, uno de ellos Ricardo Morales Avils, que adems era un pensador marxista que haba llegado a la conclusin que haba que estudiar la realidad como marxistas, y el marxismo, desde la realidad nicaragense. l siempre insista en no copiar, no seguir los manuales, sino encontrar en nuestras propias realidades, las salidas, los retos. Uno de los retos que l encontr, era el de trabajar con los cristianos. Ricardo fue un puente importante del frente hacia los movimientos cristianos. Ah me incorporo yo, que estaba trabajando, cuando tena diecisis o diecisiete aos, en tomas de iglesias, tomas de colegios. Cada ao exista en Nicaragua una jornada por la libertad de los presos polticos. Dentro de esa jornada nos incorporbamos bajo nuestras propias formas. Una de las formas fue la toma de nuestros colegios y la toma de las iglesias. Las iglesias desde entonces se tomaron en Nicaragua como espacio de lucha poltica. En una de esas luchas, que tambin incorpora la vertiente de la defensa del salario de los maestros, la decisin de la dictadura fue cortar el ao escolar para desmovilizar la huelga. Eso nos dio el espacio de unas vacaciones largusimas, que los jvenes cristianos ocupamos para talleres, reflexiones, articulaciones centroamericanas. Tuvimos un gran debate, y yo siempre en el movimiento cristiano mantuve posiciones muy cuestionadoras de hasta dnde nuestras acciones eran efectivas. Fui una de las primeras que procediendo del movimiento cristiano se incorpor a la lucha guerrillera. La misin que nos dieron fue seguir trabajando en un barrio, e identificar a los lderes naturales que pasaban de una conciencia social a una conciencia poltica. En 1972 paso a las filas del FSLN, y comienzo a trabajar tambin en tareas de propaganda, ms ligadas a la lucha guerrillera. Ricardo Morales Avils fue, para muchos jvenes latinoamericanos, una especie de profeta del sandinismo. Sus textos eran ledos de mano en mano. Tenan la fuerza del antidogmatismo y de la poesa Qu recuerdos guards de l? Ricardo era un maestro de secundaria y lleg a ser un profesor universitario. Su vocacin era la pedagoga, la enseanza. Eso le dio una especial sensibilidad para la labor de educacin revolucionaria y para escribir. Fue un poeta. Escribi bellsimos versos y una poesa testimonial muy fuerte. Ricardo Morales fue hecho prisionero. l tena ojos verdes. Hay tambin poesa escrita a sus ojos, porque hay testimonios de guardias y de torturadores que dicen que les daba miedo las chispas de sus grandes ojos claros. Cada vez que lo torturaron l dijo: Soy y ser militante de la causa sandinista. Eso a nosotros nos llegaba. Era uno de los ejemplos sobre los que se funda toda una oleada de militancia revolucionaria que no solamente buscaba la transformacin de las estructuras, sino tambin de los valores, de la forma de vida. Cuando Ricardo sale de la crcel l sigue haciendo vida semi clandestina. Te cuento una ancdota. Nosotros, los jvenes cristianos, organizamos un encuentro latinoamericano de cristianos, que coincide con el golpe militar en Chile. Ese encuentro estaba organizado para el 14 y 15 de septiembre de 1973, y llegaron argentinos, uruguayos, chilenos... Nosotros estbamos impactados por el golpe. Lleg Ricardo Morales a dar

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    una conferencia. Eso fue el 17 de septiembre de 1973. Yo recuerdo que algunos luchadores latinoamericanos cuestionaron su charla, dijeron que no poda ser que alguien que de verdad estuviera involucrado en la lucha armada hablara esas cosas. Que ese tipo hablaba esas cosas seguramente porque no era un guerrillero. Despus de la conferencia se qued charlando con varias mujeres, incluyendo a Arlen Siu, que es una chinita que muri en 1976. Ricardo Morales sali a las 6 de la maana, y estbamos en el lugar del retiro, muy cerca de donde lo asesinan. Ricardo Morales fue al encuentro con Oscar Turcios, un gran dirigente del Frente Sandinista. A l y a otro compaero que haba bajado herido de la montaa, los persiguen. Ellos resisten. A l lo capturan y lo asesinan. De manera que el ltimo contacto que tuvo, fue con un grupo latinoamericano, que entre todos los temas que estbamos analizando, eran el papel de los cristianos en la revolucin, y el por qu de la derrota de Salvador Allende. Ricardo es de los grandes educadores, y de los que lograron hacer una sntesis entre esos dos grandes momentos de la historia del movimiento revolucionario nicaragense, cuando se da esa confluencia y ese vnculo entre los movimientos cristianos y el marxismo. Qu obstculos encontraban como jvenes cristianos, para integrarse en las fuerzas revolucionarias en ese tiempo? Haba una reflexin colectiva de los cristianos, en la que participaban sacerdotes, monjas. Esta reflexin tena como eje central lo siguiente: nosotros estamos comprometidos con los humildes, con los excluidos. La situacin de los excluidos, de pobreza, de miseria, tiene causas. No es resultado de una voluntad mgica, o de la voluntad de Dios. Por lo tanto para transformar esa situacin, hay que involucrarse en los asuntos de la tierra, en los asuntos polticos. Eso era bastante sencillo, la necesidad de la lucha poltica. Lo que era ms difcil para los cristianos era tomar las armas. Porque tomar las armas era estar dispuestos no slo a morir - mucho ms sencillo para los cristianos- sino a matar. Implicaba una contradiccin de conciencia. En esto nos ayudaron muchsimo Camilo Torres, Nstor Paz Zamora, y otros que se involucraron en las luchas guerrilleras en Colombia y en otras latitudes. Nos ayudaron las reflexiones que hicieron sobre la necesidad de matar el hambre, matar la injusticia, y que si eso pasaba por disparar contra los soldados, haba que hacerlo. Algunos pudimos dar el paso, a otros les cost mucho ms. Algunos no dieron el paso a la actividad propiamente guerrillera, pero contribuyeron como colaboradores y como parte del proceso de educacin poltica, en el que fue verdaderamente masiva en Nicaragua la incorporacin de los cristianos. A qu tareas te dedicaste cuando ingresaste al Frente? Al principio segu trabajando con los movimientos cristianos, para influir en estos debates; pero tambin empec a trabajar en algunas tareas clandestinas, y tuve que hacer reclutamiento de jvenes.

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    En 1974 se dio uno de los golpes ms grandes del Frente Sandinista, un secuestro masivo que se realizaba en una fiesta en la que estaba incluso el embajador norteamericano. Para organizar ese golpe se cre un comando que estuvo en entrenamiento durante varios meses. A m me toc trasladar a una compaera obrera -que yo haba reclutado en uno de los barrios donde trabajaba- a la clandestinidad. Esta muchacha, Merceditas, que despus dio su vida -precisamente con una hermana de Ricardo Morales, Adrianita Morales, murieron en el ao 78, fueron descubiertas en una casa de seguridad y fueron asesinadas-, su madre se descontrol cuando se dio cuenta que haba ido a la guerrilla y me denunci. Tuve que pasar a la clandestinidad poco tiempo antes de este golpe, que termin con un perodo que se llam acumulacin de fuerzas en silencio. En qu consisti esa etapa de acumulacin de fuerzas en silencio? El Frente Sandinista, despus de la derrota de la guerrilla de Pancasn en 1968, decidi pasar a un perodo de acumulacin de fuerzas en silencio que fue: trabajo popular, trabajo de base, trabajo campesino, sin acciones armadas pblicas. Hasta que en 1974 se rompi el silencio, con esa gran operacin que permiti liberar a 17 presos polticos que estaban en las crceles, todos eran dirigentes, y permiti conseguir un dinero fundamental para seguir la lucha. Pero tambin signific la apertura de un perodo muy terrible de represin, que de alguna manera ayud a la radicalizacin de la lucha. La represin se hizo tan masiva, prcticamente no haba familia que no tuviese que optar entre no hacer nada o enfrentar a esa dictadura que estaba matando y asesinando a tanta gente. Entonces te fuiste a la clandestinidad Cuando ingreso a la clandestinidad, yo ya tena una gran experiencia poltica. Yo sostengo que sa es una contribucin que hicimos los cristianos. Hay una diferencia entre quienes hicimos trabajo popular, tuvimos la experiencia de trabajo de educacin popular, de creacin de redes populares, y quienes slo estuvieron vinculados a la lucha militar. De alguna manera eso marc tambin las formas de hacer trabajo poltico en el gobierno sandinista. Porque una corriente, -que fue la predominante porque manej mejor los asuntos militares-, predomin despus en el gobierno sandinista, y marc una cierta insensibilidad para las formas de hacer el trabajo poltico e ideolgico. Mi tarea siempre fue de direccin poltica o militar, porque la organizacin era poltica y militar. Trabaj en el norte: en Ocotal, en Somoto, en Estel. La represin ah era terrible. Por ejemplo en Nueva Segovia, en un departamento al Norte, se desat una represin en la que caen casi 800 prisioneros y destruyen todas las redes. Yo estoy en esa ciudad, y me toca reconstruir todas las redes clandestinas all en el norte, en los aos 75, 76, hasta mediados del 77, cuando caigo presa.

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    Cmo viviste la prisin? Estuve un ao presa. Logro salir porque coincide con un perodo de presiones internacionales muy fuertes contra la dictadura, que obligan a la dictadura a levantar el estado de sitio y el estado de excepcin. Haban jurado que en 20 das nos condenaban a 30 aos en consejos militares. A m no me hicieron consejo militar porque yo caigo precisamente en el momento en que se suspende el Estado de Sitio, por presiones de EE.UU., y me hacen un jurado normal, que me absuelve. Pero la dictadura no me suelta, y quedo detenida arbitrariamente. Despus se hace una huelga que coincide con el aislamiento en el que estaban Toms Borge, y otros. En la campaa meten tambin libertad para Mnica. Salgo libre en el 78. Cuando sals en libertad, ya se est en la ltima etapa de la lucha antisomocista S. Salgo en el 78 y quedo de responsable de una de las tendencias. El Frente Sandinista se haba dividido en tres tendencias. Yo fui la responsable poltico militar de Managua en todo el 78 y el 79. En el 79 integro la direccin conjunta de Managua, y formo parte del Estado Mayor que dirige la insurreccin de Managua, que tiene que terminar en un repliegue tctico. En un momento nos vamos de Managua con 3.000 pobladores. Una marcha clandestina famosa porque fue una operacin muy exitosa. Y con las fuerzas militares que llevbamos de Managua, que ramos uno 150 hombres y mujeres armados, orgnicamente, con fusiles, logramos concretar la liberacin de varios pueblos, entre ellos Jinotepe y Granada. De Granada hay una ancdota que ha recogido Galeano. Cuando yo estoy gritndole a los guardias, y a la plaza, al comandante de la guardia, que se rinda, y hay bastantes guardias porque se haban venido retirando de otras ciudades, el coronel de la guardia sale a rendirse. Cuando yo gritaba, l no identificaba que yo era mujer. Yo gritaba desde muy largo: rndanse, ya no tiene futuro la dictadura!, las fuerzas sandinistas han avanzado en todos los pueblos!. Todo lo que se deca a un comando para rendirlo. Ya lo tenamos completamente rodeado. Habamos tomado pequeos grupos de resistencia, y slo quedaba el comando central de Granada, que es una de las ciudades ms importante de Nicaragua. El coronel sale, y cuando ya estaba cerca de donde estaba yo gritando, dice: quiero negociar las condiciones de mi rendicin, quiero hablar con el jefe. Le digo: usted va a hablar conmigo, porque yo soy la jefa. Entonces dice l: ah, no! yo no me rindo ante una mujer!. Y le dijeron los compaeros: pues te vas a tener que rendir porque ella es la jefa. sa es una ancdota que recoge Galeano en uno de sus escritos. Fue la ltima operacin que hacemos. Despus entramos a Managua victoriosos, el 19 de julio del 79, con todas las fuerzas que nos habamos replegado desde Managua. Una de las experiencias que aporta el sandinismo, sobre todo en la etapa de combate a la dictadura, es la incorporacin de la mujer a todas las tareas de la guerrilla. Sin embargo, me imagino que el proceso debe haber sido complejo. Recuerdo que incluso el Che propone en Guerra de guerrillas que la mujer puede ser integrada, en tareas de acompaamiento de la guerrilla, pero no como combatiente, con mando de tropa. Cmo fue la experiencia concreta?

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    Cost mucho. Esa etapa la describen muy bien Doris, Olga Avils, Gladys Bez, que son las mujeres que hacen presencia en los aos 60, en los aos de fundacin del Frente Sandinista. Al comienzo las tareas eran de apoyo. S, se hace un debate, en el que contribuye muchsimo esa entrada de jvenes provenientes del movimiento cristiano, de una experiencia de participacin popular en donde se reivindica el liderazgo de las mujeres y la presencia de la mujer en distintas tareas. Hay una influencia de ese trabajo popular hacia las filas del Frente Sandinista. Pero tambin hay que reconocer a algunos lderes que hacen reflexin sobre eso, entre ellos Ricardo Morales, que fue uno de los que ms reflexion sobre esto; y otros vivos, como Bayardo Arce, que fue de los que defendi ms el derecho y las calidades de la mujer para ocupar cualquier responsabilidad. Eso seguramente tena que ver con experiencias de trabajo estudiantil. Hubo debate, hubo lucha, hubo pelea para conseguir que no hubiese discriminacin en ese sentido. Tambin nosotras rescatbamos la experiencia de mujeres indgenas resistiendo. Hablbamos de manera muy concreta de las mujeres indgenas y tambin de las mujeres que ayudaron a Sandino, que tomaron las armas con Sandino, como Teresa Viatoro, de origen salvadoreo, que luch con las armas en la mano con Sandino. Sandino lo rescata en alguno de sus escritos. Nosotros decamos: las mujeres pueden hacer cualquier tarea, inclusive la tarea de dirigir grupos militares, tomar las armas y disparar. De manera que en el primer golpe grande que da el Frente Sandinista, en el ao 1974, ah van dos mujeres. Una comandante guerrillera: Leticia Herrera, y otra: Olga Avils. Y en el comando del 78 Dora Mara Tllez es la principal dirigente poltica del Comando. Es la principal negociadora dentro de la fuerza militar. Es la principal responsable del proceso de consecucin de los objetivos, y tuvo una posicin muy firme en ese proceso. Con qu tipo de resistencias se encontraron? Yo creo que haba resistencias y consideraciones. Recuerdo muy bien una ancdota, cuando pas a la clandestinidad. Haba una mujer campesina... -por cierto, ahora ella es una de las ms altas jefas de la polica de Nicaragua, se llama Ana Julia Guido; ella deba haber sido Comandante Guerrillera, pero cuando se otorgaron las rdenes de comandantes guerrilleros, ah dijeron: tres mujeres y como 25 hombres. Habamos muchas ms mujeres que podamos haber sido, por lo menos unas diez ms. Hubo una discriminacin real y objetiva. Haba mujeres con muchos ms mritos y muchas ms calidades que algunos comandantes guerrilleros que a ellas no se les dio. Porque haba cierta discriminacin, que siempre permaneci-.Entonces te cuento la ancdota. Ella es menor que yo, tena entonces unos diecisiete aos, porque entr muy nia a la guerrilla. Hacamos muchsimos ejercicios, y muchsimas operaciones, ejercicios de arrastrarnos. Era muy duro fsicamente el entrenamiento. Haba uno de los responsables que nos deca: las compaeras esperen, no tienen que hacer todo. Yo me aprovechaba y me sentaba, porque estaba cansada. Entonces ella me deca: No por qu? Por eso es

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    que no nos respetan a las mujeres. Porque queremos aprovecharnos para hacer menos ejercicios y para ser menos exigentes con nosotras mismas. Yo recuerdo siempre eso, y le hago el mrito a ella. Eso me hizo reflexionar a m. Recuerdo que en esa poca empec a leer perspectiva de gnero. Le algunos libros sobre la lucha de la mujer de parte de algunas feministas. Y tuve unos encontronazos fuertsimos. Una vez con Pedro Aruz -que fue uno de los grandes lderes de la resistencia, que muri en 1977- estbamos en una casa rural, y me pide que le lave el pantaln. Que tiene que salir y que le lave la ropa. Yo le digo que no, que no pas a la clandestinidad para lavarle pantalones a nadie. Se puso molestsimo, encachimbado, como decimos los nicaragenses, y me dijo: compaera, yo estoy clarsimo que usted no ha venido a la clandestinidad y a la guerrilla para hacer labores domsticas. l era muy alto y blanco, un hombre de ciudad, chele como le decimos en Nicaragua-. Me dice: qu cres que va a pensar la gente campesina, si me ve lavando un pantaln, cuando aqu yo soy un hombre extrao, no tengo cara de campesino, y va a ver un hombre chele, blanco, lavando un pantaln? Qu va a pensar? Yo no te estoy pidiendo que me lavs el pantaln porque yo crea que las mujeres deben lavar los pantalones. Ese fue un encontronazo. Y tambin en esa casa campesina yo miraba al campesino con una relacin muy machista con la campesina. Comenc a hablar con ella, y se crearon ciertos conflictos. Esos fueron mis primeros pasos en esa dimensin de gnero. De entenderme como mujer que tena mis derechos especficos, que tena una realidad de discriminacin y de subordinacin histrica, y que en nuestra militancia y en nuestra integracin, no slo estbamos buscando la emancipacin de los nicaragenses, de ese tuquito de humanidad que estaba en nuestro pas, sino tambin la emancipacin de las mujeres. Obviamente en mi juventud, en esos aos, tuve que entrar en choques muy grandes con algunos lderes, pero tambin con algunas mujeres. Por ejemplo, yo era la jefa, la responsable poltico militar de Estel en 1977, y en la casa donde viva a veces llegaban compaeros que estaban de trnsito, combatientes de base. Trabajar en la clandestinidad urbana es muy complejo. Tenamos que trabajar toda la noche, y en el da no podamos movernos. Esa condicin permaneci hasta el 78, e inicios del 79, en el que la lucha se hizo tan masiva que ramos clandestinos, pero andbamos a cualquier hora del da haciendo tareas. En ese perodo, las tareas las hacamos particularmente a la noche. Yo llegaba y dorma en el da. La compaera que estaba en la casa no lo entenda. Ella quera que yo llegara y la ayudara a lavar, a cocinar, a planchar. Estaban los compaeros, que no haban ido a reuniones en toda la noche, estaban de paso, iban tal vez a otra regin. Yo le deca: compaera, yo no la puedo ayudar porque vengo de estar toda la noche en reunin, pero ellos pueden hacerlo. Pero ella no quera que los hombres la ayudaran, porque los hombres no pueden hacer esas cosas. Quera que yo lo hiciera. Haba todo un debate con las mujeres, con las colaboradoras, sobre el rol dirigencial, y que nosotras tenamos otra cosa que hacer, y que no estbamos en la clandestinidad solamente para hacer tareas auxiliares, o lavar, o planchar, como se pensaba que era la labor tradicional domstica exclusiva para las mujeres.

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    Por una serie de factores no fue eso para m muy traumtico. Cuando tuve responsabilidades militares, y en la propia insurreccin la jefatura de tropas, no fue nada traumtico. Habamos muchas mujeres al mando de tropas, y no lo he interiorizado como algo traumtico. Ms bien te voy a decir que despus tuve ms traumas en esa materia, en la clandestinidad no tanto. Puede ser tambin una combinacin de que yo no estaba tan conciente de manera permanente del tema de gnero, o que realmente las condiciones en que se libr la lucha guerrillera no convirtieron a eso en un asunto tan traumtico. La verdad es que hubo un rol protagnico de las mujeres en varios frentes. En el Frente Occidental estaba Dora Mara Tllez, Leticia Herrera, Lourdes Girn. Haba una gran cantidad de mujeres con mando, que no hubo discusin sobre sus jefaturas. Fue ms bien despus, que habiendo hecho tanta labor, y habiendo combatido y resuelto tantos obstculos, no se nos dio suficientes espacios como merecamos. Y cmo era la concepcin que tenan de la pareja, del amor, en esas duras condiciones? Se desarroll una gran libertad en materia de parejas. Primero, no creamos en el matrimonio formal, en el matrimonio que tuviese que ser realizado por la va de un acto religioso o civil. Simplemente, si haba un hombre y una mujer que se entendieran, podan pasar a formar pareja. En el caso personal, yo tena mi novio en la vida legal, que se fue primero a la clandestinidad. Despus lo reencontr en la clandestinidad. No pudimos estar conviviendo juntos mucho tiempo. Hubo perodos que coincidamos y largos perodos en que no podamos coincidir, por las tareas revolucionarias. El hecho de formar una pareja no significaba que tenamos que convivir permanentemente en un techo, sino que establecas un vnculo, un compromiso, una relacin, que la misma vida iba a mostrar si permaneca o no. En la guerrilla, en los campamentos, la guerrilla rural fue absolutamente terrible y dura. Por eso se considera que fue una escuela de formacin. Precisamente la discusin sobre el teatro de operaciones, sobre la necesidad de desarrollar otros frentes y especialmente el frente urbano- es lo que dio lugar a las tres tendencias, produjo la divisin del Frente Sandinista. Quienes creamos que el teatro de operaciones fundamental deba ser la zona rural, nos agrupamos en la tendencia que se llam guerra popular prolongada. El tercerismo, fue la tendencia insurreccional que plante llevar la lucha a las ciudades. Esa guerrilla rural, de montaa, en lugares donde prcticamente los campesinos vivan de manera muy aislada, tuvo serias dificultades para desarrollarse, y fue cercada permanentemente por el enemigo. Quines son los dirigentes de las tendencias? Los ms conocidos del tercerismo fueron los Ortega, Daniel y Humberto, y Vctor Tirado. Est tambin ah Joaqun Cuadra, Dora Mara Tllez. En la Guerra Popular Prolongada estuvo Toms (Borge), Bayardo (Arce), Modesto (Henry Ruiz), que era el

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    principal jefe de la montaa, y otros comandantes guerrilleros como Ren Vivas, Mnica Baltodano, David Blanco. La otra tendencia fue la ms ortodoxa en trminos de marxismo, que se llam tendencia proletaria. Planteaba la necesidad de desarrollar la lucha proletaria, y la organizacin como un partido comunista. Ah estaban JaimeWheelock, Carlos Nez, Luis Carrin. Estbamos hablando de la guerrilla y el amor... La guerrilla de la montaa fue una escuela enorme. Prcticamente todos los altos jefes del Frente Sandinista pasaron alguna vez por la montaa, y especialmente los que desarrollaron una mstica muy especial. Como el zorro, Francisco Rivera... La guerrilla de la montaa tambin tuvo sus parejas, que en general fueron entre guerrilleros de la ciudad y campesinas. Porque muy pocas mujeres de la ciudad se lograron incorporar a la guerrilla de la montaa. Una de ellas fue Ana Julia Guido, esa que te deca que me recriminaba por no ser suficientemente fuerte. Como la convivencia era en campamentos muy formales, con mando y direccin militares, muy verticales, haba que pedir permiso al responsable, y el responsable formalizaba el matrimonio de la pareja. Se hacan bonitas ceremonias en la montaa, que despus se desarrollaron muchsimo, sobre todo en las insurrecciones. Las insurrecciones fueron por oleadas. Las del 78 generaron miles de incorporaciones. Entonces se creaban campamentos de guerrilleros en las zonas rurales, en los alrededores de los pueblos. Ah se practicaban con frecuencia los ritos del matrimonio guerrillero. Pasaban debajo de los fusiles, con las banderas. Se hacan ciertas celebraciones. Era un matrimonio guerrillero hecho con cierta oficialidad. Se anunciaba a todo el mundo que haban decidido contraer matrimonio y crear una relacin estable. Cmo se planteaba entonces el tema de los hijos? Yo sal embarazada en 1975. Tuve mi hijo en agosto del 76. Fue muy duro. La experiencia ms traumtica de toda mi vida guerrillera fue la separacin de mi hijo. Fue la nica vez que yo dud si vala la pena seguir en esa forma de lucha clandestina. Fue terrible. Yo pas casi un mes completo llorando, cuando tom la decisin de mandarlo con mi mam y desprenderme de l, cuando apenas tena tres meses. Slo haba podido estar con l dos meses, porque el primer mes lo mand a la casa de unos colaboradores, pero fue peor. Yo lo llegaba a ver a los 10 das y deca: ya no me conoce. Yo lloraba, senta una cosa muy dolorosa y dura. Un mdico me dijo: te vas a enfermar. Lo mand con mi mam y me sent un poco ms tranquila. Pero fue la cosa ms dura que yo viv en la lucha clandestina, y expresa de alguna manera la necesidad del ser humano de continuarse, de darse continuidad. Porque yo no saba si iba a vivir o morir, y mi compaero tampoco. Pero tenamos necesidad de reproducirnos y dejar una continuidad de nosotros y de nuestra relacin de pareja, y no era fcil.

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    Eso lo conozco tambin en el movimiento guerrillero salvadoreo. Es la parte ms difcil de la mujer que se incorpora: la separacin de los hijos. Y debe haber sido ms terrible cuando mujeres con hijos dejaban a los hijos y se iban a la clandestinidad. Yo admiro muchsimo a esas mujeres, porque se requera mucho coraje, mucho valor, y sobre todo mucha conviccin de que se estaba en una lucha que lo ameritaba realmente, y que implicaba sacrificarnos y darnos todo. Cmo fue el 19 de julio? El propio 19 de julio nosotros marchamos de Granada, el reducto de la Guardia que acabbamos de conquistar, hacia la ciudad de Managua. Nosotros ramos de Managua. Habamos salido de Managua despus de 21 das de resistencia heroica. Porque nosotros tomamos una cantidad de barrios de Managua, pero las tropas de lite de la Guardia estaban ah, ah estaba el dictador. Nosotros estbamos a unas cuadras de las principales fortificaciones de Somoza. Lo que hicimos fue aprovechar ciertos cauces de Managua. Managua tiene grandes cauces que vienen de la sierra, y son unos hundimientos naturales que contenan el avance de los tanques. Nosotros aprovechamos algunos de ellos para crear ah algunos focos de resistencia. Por lo tanto las fuerzas que nos bamos venamos con una doble ilusin. No ramos fuerzas que venan del norte. ramos de Managua y regresbamos a Managua. Fue muy lindo porque toda la poblacin sala a las carreteras. Yo no s de dnde salieron tantas banderas rojas y negras, tantas flores, tantas frutas para darles a los que venamos victoriosos. Haba grupos de ciudad que venan a nuestro encuentro en carretones, carretas, bicicletas, motocicletas. Se usaron todos los medios de transporte para ir a encontrar y formar parte de una gran manifestacin que signific la entrada a Managua. Nosotros no sabamos si en Managua haba resistencia. De hecho todava encontramos algunos grupos armados que hicieron unas ltimas escaramuzas. Pero ya la mayora del Ejrcito de Somoza se haba desarmado y haba abandonado los principales cuarteles. Esa noche la recuerdo como una noche de trabajo, porque como haba grupos armados todava, tuvimos que pasar haciendo postas, y cuidando lo que fue el bnker, donde estaba parte de la Direccin Nacional. Todava no haba llegado la Junta de Gobierno. Recuerdo esto: como nosotros ramos una fuerza que haba ido de Managua a Masaya, de Masaya a Carazo, de Carazo a Granada; despus que tomamos Jinotepe tuvimos como diez das antes de ir a la toma de Granada. En esos diez das aprovechamos para hacer ejercicios de desplazamiento de tropas, de pelotones, ejercicios militares. Nuestro batalln, Rolando Orozco -Rolando Orozco era un compaero que haba cado en la toma de Jinotepe, muri a mi lado- tena varios pelotones de mujeres. Cuando llegamos nosotros a la EBI (Escuela de entrenamiento bsico de infantera, las tropas de lite de Somoza), ellos tenan unos uniformes muy bonitos y unas boinas rojas. Yo les puse a las mujeres, a todas, sus boinas rojas. El da 20 formamos a todo el batalln, y se miraban las mujeres con sus boinas. Las desplazamos, marchamos. Habamos agarrado los uniformes nuevos, las boinas, y se vea muy lindo. Era la tropa ms bonita de toda la guerrilla. Marchamos a la Plaza de la Revolucin.

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    Yo entr a la Plaza de la Revolucin en un motorizado con Humberto Ortega y Bayardo Arce -que era mi compaero- y con otros comandantes. Eso era una cosa emocionantsima, porque era todo el pueblo volcado a la Plaza de la Revolucin, encaramados a los pocos y flacos edificios que quedaban, pues la Catedral estaba toda destruida, y el Palacio tambin. Estaban montados a los rboles. Hay un poema de Galeano. Llenos los rboles de banderas rojas y negras, y de nios convertidos en hombres por la lucha. La gente se encaramaba a los rboles, y yo no s cmo no se caan de tanto peso. Fue un da histrico, emocionante, lleno de alegra. Yo te quiero decir que cuando iba entrando por la carretera de Masaya, ya era tardecita, como las cuatro de la tarde, soplaba un viento fresco. Yo senta que deba respirar profundamente, y que esa respiracin iba a oxigenar a todos los compaeros. Porque muchos compaeros y compaeras cayeron. Yo haba tenido la noticia en el frente que una hermana ma haba muerto. Ella tena 17 aos entonces, muri el 15 de junio. Y tena otra hermana que haba perdido las manos, y por lo tanto tuvo que salir. Ya cuando tomamos Masaya se fue en un avin con varios heridos. Tena 15 aos entonces. Yo senta que la victoria no la podan disfrutar todos los que haban cado. Escrib un pequeo poema que por ah qued perdido que deca algo as como: quiero respirar fuertemente, para que con esta respiracin puedan sentir este aire, este viento, estos olores, los que han cado por hacer realidad esta victoria. Algo as deca. Cmo fue el reencuentro con tu hijo? Yo tuve la dicha que ca presa en 1977. Mi hijo me llegaba a ver a la crcel cuando tena un ao y medio. Las crceles para las mujeres guerrilleras fueron quince veces ms duras que para los hombres. En la Crcel Modelo, donde estaban los hombres, ellos tenan sol, tenan visita conyugal, tenan encuentro con sus hijos en lugares sin rejas. A las mujeres nos tenan en las peores condiciones. Por eso tenemos un grupo de mujeres que nos reunimos todava peridicamente, como ex presas. Fuimos muy valientes. Hicimos acciones en la crcel que no hacan los hombres. Por ejemplo, rompimos las paredes para comunicarnos, porque nos tenan en celdas pequeitas, de dos por tres. Nos tenan aisladas, una en cada celda. Y hacamos unos ingentes esfuerzos de comunicacin para romper el aislamiento. Cuando veamos a nuestros familiares, no los podamos tocar porque tenamos rejas en el medio. De manera que mi hijo me miraba, y no me poda tocar. Pero mi mam le explicaba que yo era su mam. Entonces me miraba y se tapaba los ojitos. Porque era una contradiccin para l. Cuando sal de la crcel, yo pas inmediatamente a la clandestinidad. Estuve una noche con l y tuve que irme de nuevo. Mi madre hizo un gran esfuerzo, para no hacerme sentir distante. Pero ella lo amaba, para ella era su hijo.

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    La parte final de la lucha fue dursima para l. Mi hermana haba perdido sus manos. Mi mam ya no hallaba que hacer. Su hija herida. Su nieto pequeito. Se fue a una embajada. Las embajadas eran campos de concentracin. Estaba tan masivo aquello que era terrible. Mi hijo sufri muchsimo, porque era un hacinamiento, y haba de todo all, gente incomprensiva, que lo golpe incluso. Cuando yo me voy del repliegue, le pido a un compaero que busque a mi mam, y que la saque de la embajada y me la lleve por rutas clandestinas. Me llev a mi mam, a mi hermana, que haba perdido sus dos manos, y a mi hijo. Como estaban llegando los aviones que llevaban municiones, y salan con heridos, ah se fue mi mam con mi hijo hacia Costa Rica. Yo lo vuelvo a ver a mi hijo despus del triunfo. l no quera nada conmigo. l deca que yo no era su mam. No tena tres aos. l pasaba preguntando: y mi mam? Y mi mam?. Cuando yo iba a llegar a la casa, l sala a la carrera y se meta debajo de las faldas de mi mam, de su abuelita, y deca: no quiero nada, no quiero nada. Era un sentimiento contradictorio que expresaba su molestia porque yo no haba estado con l. Yo me vuelvo a juntar con mi compaero, porque habamos estado uno por un lado y otro por el otro, y habamos tenido diferencias. Yo me llev a mi hijo casi a la fuerza conmigo. Yo deca, en medio de mi juventud: me lo quieren robar. Agarr a mi nio, y me lo llev conmigo. Llor l muchos das buscando a mi mam. No quera estar conmigo. Tuvimos una relacin traumtica los primeros meses. l haba vivido eso de las bombas. Cuando estuvo en Masaya haba bombardeos todos los das, y tena que correr a meterse debajo de los refugios. Como a los tres meses de vivir conmigo, yo lo llev a esos lugares, y l no recordaba absolutamente nada. l lo que hizo fue borrar de su memoria toda esa etapa, y casi no la recuerda. Es una manera de cerrarse a una etapa que seguramente fue muy dura para l. Hay otras madres que optaron por un camino ms fcil, y ahora les pesa muchsimo. Dejaron a sus hijos con las abuelas. Yo opt por un camino que fue ms difcil para m en ese momento, pero que ahora me recompensa. Porque yo decid asumir mi rol de madre, y lo tom conmigo, casi con cierta violencia... no? Los primeros das yo dorma con l en la cama, para que l pasara ese trnsito. Porque l no quera estar conmigo, porque yo no era su mam deca l-. Mi mam le deca que yo era, y l lo haba venido sabiendo por las fotos que sa era yo. Que yo era alguien que lo quera. Una vez le mand un perrito y lo mat. Para que te des una idea de cmo se confunda. Tena dos aitos. Le dio una patada y mat al perrito. Tuvimos que estar con psiclogo... Ahora tiene 27 aos, y todava est conmigo. Sabes qu dice? No, si yo tengo aqu todo el tiempo que quiera de estar, porque mi madre no me mir cuando yo era chiquito. Vieras que nio ms dulce que es. A pesar de tantas dificultades, logr asumir mi rol de madre, no al 100%, porque la revolucin me llevaba de ac para all, pero si pude crear un espacio estable para ellos. Y no me fue tan mal. Ahora tengo cuatro hijos. Qu hiciste despus del triunfo de la insurreccin?

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    La primera etapa estuve en la creacin del Ejrcito. Ah sent el machismo en vivo, a todo color. Porque yo quera seguir en el Ejrcito. Lleg la direccin cubana, y no concibi esto. Los asesores no conceban jefaturas de mujeres. Yo ya era Comandante Guerrillera, y si quedaba ah tena que tener jefatura. Entonces la mejor manera fue darme tareas polticas. Yo quera seguir en el Ejrcito realmente. Me gustaba mucho. Pero sal a hacer tareas polticas en las que tena ya mucha experiencia. Mi primera tarea fue la Secretara de Organizacin de Masas. El Frente cre una estructura, la Direccin Nacional, en la que ya no entr ninguna mujer. A pesar de que mujeres como Doris Tejerino tenan mucha ms larga trayectoria que otros Comandantes de la Revolucin, a ninguna mujer nos dieron el grado de Comandante de la Revolucin. Nos dieron tres grados de Comandantes Guerrilleras. Para que te des una idea, ah no estaban Doris, no estaba Olga Avils, tampoco estaba Ana Julia Guido, todas las cuales tenan ms mrito que algunos comandantes guerrilleros. Despus del Ejrcito paso a la Secretara de Organizacin Popular. Despus esta Secretara se junta con la Secretara de Organizacin Partidaria, con un Departamento de Organizacin Popular. Yo pas un ao y medio viajando a todos los rincones de Nicaragua a extender las distintas formas de organizacin popular. La organizacin de mujeres era una de las pocas organizaciones que ya tena historia anterior. Porque las mujeres tenamos una organizacin que se llamaba Asociacin de Mujeres ante la Problemtica Nacional. Obviamente yo no particip en ella porque era una organizacin legal, pero era la primera organizacin popular que se organiza en la vida semi-clandestina. Haba una organizacin del campo, pero haba que extenderla a todos los rincones. Se crearon en los ltimos das de lucha las organizaciones territoriales comunitarias, que se llamaban Comits de Defensa Civil que pasaron a constituirse como Comits de Defensa de la Revolucin. sas fueron mis tareas: empujar esto y articular los esfuerzos, articular las ganas de los nicaragenses de organizarse en cuanta cosa se les ocurriera. Porque haba una sed de organizacin, una sed de realizacin, del ser sujetos y constructores de ese proceso tan maravilloso, que no era nada difcil organizar. Ah ms bien lo que haba era que dar lgica a aquella masa inmensa de gente que quera participar, no quedarse afuera, hacer algo. stas fueron mis tareas hasta el ao 82, en el que precisamente por estar en eso, nosotros empezamos a demandar presencia del Gobierno en los territorios y en los municipios, y a demandar la descentralizacin del gobierno. Por esto yo paso a ser Ministra de Asuntos Regionales. Se decide descentralizar el pas, porque el Estado somocista era sumamente centralizado, sin presencia en ningn lado, porque no le interesaba dar ningn tipo de servicio. La Revolucin ms bien creci al Estado. Es cierto que el proceso no fue propiamente de descentralizacin. Ahora lo conocemos ms bien como un proceso de desconcentracin, pero tuvo rasgos de descentralizacin, y esfuerzos de construir poder desde abajo. Por eso yo estuve vinculada a esos temas locales. Porque desde 1982 hasta la derrota electoral estuve trabajando en el proceso de descentralizacin. Despus descubrimos que el proceso de regionalizacin haba

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    desfavorecido al municipio como institucin. Y descubrimos al municipio como un ente que habamos hundido un poco con la regionalizacin. Porque lo primero que hace el gobierno sandinista es crear un Ministerio de Asuntos Municipales, pero cuando se da la regionalizacin, la regionalizacin absorbe esto y la regin aplasta al municipio. En el ao 86 descubrimos que el municipio estaba aplastado, descubrimos la potencialidad del municipio, y volvemos a iniciar un proceso de reconstruccin de la vida municipal que implic una Ley de Municipios, una serie de instrumentos jurdicos, una serie de peleas contra la lgica centralista y contra el mando. De manera que siempre me ha tocado estar en el campo que tengo que batallar con los de arriba y con el poder. Cuando hacemos las elecciones del 90, a m me proponen ser diputada. Pero como nosotros pensbamos que bamos a ganar, pido ser concejal, porque me gustaba ms la vida local. Fui concejal de Managua. Eso me genera una situacin especial, que es que yo soy la concejala que me enfrento a Arnoldo Alemn despus de la derrota electoral. Porque l fue Alcalde de Managua, despus lleg a Presidente, pero hizo una gestin en la Alcalda de Managua totalmente corrupta, y quien lo enfrenta, solita, sin respaldo del Frente Sandinista como partido soy yo. Lo enjuicie ante los tribunales. Eso que haya sido concejal tiene que ver con que yo me involucro mucho en el tema local. Tambin estuve incorporada al movimiento Luisa Amanda Espinoza en los finales de los aos 80, cuando comienza la crisis del movimiento de mujeres. Empieza la crisis y la demanda de mujeres por nuestros propios espacios, y por nuestras propias banderas. Porque la lucha de la defensa de la revolucin envolva todo y lo totalizaba, pero comenzamos a sentir que tenamos banderas propias, reivindicaciones propias, luchas que hacer por nuestros derechos y contra la exclusin que ya se senta. Se gener un conflicto entre la organizacin de mujeres y el Frente Sandinista como organizacin partidaria, que termina de resolverse despus de la derrota electoral con la reconquista de la autonoma del movimiento. Tambin fui vice-ministro de la Presidencia. Cmo fue el debate entre el sandinismo y el feminismo? Despus de la derrota, el feminismo se larg por lo suyo. Haba surgido dentro del movimiento de mujeres un sector que fue estudiando las ideas feministas, entendiendo la importancia de la autonoma respecto a las banderas partidarias y sectoriales. Se dio dentro de la Asociacin de Trabajadores del Campo (ATC), dentro de la Unin Nacional de Agricultores, y dentro del movimiento sindical, el mecanismo de la secretara de la mujer. Fueron verdaderas escuelas que permitieron radicalizar rpidamente la comprensin de las mujeres acerca de la importancia de su rol, y de la necesidad de luchar por propios espacios, propias banderas y por lo suyo. Sin contradecir las banderas de lucha sectorial, y su identificacin como mujer del campo, como mujer sindicalista, como mujer del movimiento comunal. Esas secretaras fueron verdaderas escuelas, que confluyeron en una especie de grupo o de escuela de pensamiento feminista, que actuaba a travs de estas secretaras. En el Frente Sandinista intent actuar a travs del movimiento de mujeres Luisa Amanda

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    Espinosa. Despus ese movimiento recupera su autonoma, pero fundamentalmente para actuar en trminos sociales, en trminos de buscar espacios de realizacin, de acciones sociales que favorecieran esa equidad y esa igualdad. Es la vertiente de la formacin para dotar a las mujeres de herramientas para acceder al trabajo, o para que no cayeran como nica opcin en la labor domstica. Era un movimiento que tena muy claras las banderas feministas, pero no era un movimiento exclusivamente de pensamiento feminista. Todo eso fue una lucha muy grande, porque al Frente Sandinista y a las mismas organizaciones sectoriales, no les gustaba mucho la autonoma con que queran actuar las fuerzas de mujeres cuando se planteaban una bandera. El tema del aborto, o los temas que implicaban alguna ruptura o confrontacin con los sectores ms conservadores del pas, o el tema de la igualdad, o del acceso a la Direccin Nacional. Ah incluso hay que decir que las propias mujeres sandinistas, no todas tuvimos claro, y yo me cuento entre las que en un momento determinado no jugamos un rol claro y preciso sobre las identidades de gnero. Estbamos ms subordinadas a los intereses partidarios y a las banderas partidarias, y mirbamos con sospecha a las compaeras que planteaban sus propias demandas. Las ms orgnicas, las que estbamos ms metidas dentro del aparato y la estructura del partido, las mujeres mismas, no siempre comprendimos, y a veces jugamos un rol de retardacin de esos procesos. Yo lo digo con toda honestidad. Las mujeres me lo dicen y yo lo reconozco autocrticamente. Para el congreso del Frente Sandinista del ao 94, se plante la lucha por la incorporacin de una mujer a la Direccin Nacional, que era Dora Mara Tllez. En ese tiempo, Dora Mara Tllez vena levantando junto con Sergio Ramrez banderas socialdemcratas. Yo era de los sectores ms radicales de izquierda. Entonces yo tena que escoger, entre tener una mujer en la Direccin Nacional, o fortalecer las posiciones socialdemcratas. Yo prefer negar el espacio a la mujer. Mi fidelidad al pensamiento ideolgico radical de izquierda, me hizo sacrificar la bandera de la incorporacin de la mujer, y de romper ese machismo que significaba una direccin de nueve machos, de nueve hombres. Es un asunto que me cost a nivel personal muchsimo. Durante mucho tiempo el movimiento feminista me cuestion y me critic por esa actitud. Las mujeres feministas no me sintieron en ese perodo como una aliada. Despus, desde la Direccin Nacional, donde pas a ser parte desde 1997, yo hice aportes para la apertura del FSLN a la mujer, incluyendo la conquista del 30%, y algo ms dursimo que fue ubicar en los cargos ganadores a un hombre, una mujer, un hombre, una mujer.... lo que nos permiti tener una fuerte representacin parlamentaria. Eso me reconcili con el movimiento de mujeres, y en particular con las feministas, con las que tengo ahora una excelente relacin y participo activamente en sus reflexiones. El movimiento de mujeres ha tenido sus vaivenes, y dentro de ellas las feministas han tenido tambin sus vaivenes. Se pas por una etapa muy crtica, cuestionadora, y de

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    rechazo total a los partidos. Se retorn despus a la importancia de participar en los partidos polticos. Actualmente hay un rechazo de nuevo a los partidos, pero que tiene que ver con la lgica que estos han asumido: una lgica absolutamente excluyente, no solo de las mujeres. Excluyente, de modo que puedan participar solamente quienes son absolutamente subordinados a los caudillos. En Nicaragua se ha instalado el caudillismo. En la vertiente de izquierda es el caudillismo de Daniel Ortega, y en la derecha el caudillismo de Alemn. Pero casi no se diferencian en nada en una serie de patrones. Entonces el rechazo del movimiento a los caudillismos lleva a un cierto rechazo a que la nica manera de hacer poltica sea la de los partidos polticos. Entonces se retoma ahora un anlisis de la accin poltica a travs de la propia organizacin y de las organizaciones del movimiento de mujeres. Porque hay una enorme cantidad de organizaciones de mujeres que actan en distintos mbitos: el de la salud, la educacin, la defensa del medioambiente, los derechos de las mujeres en las zonas francas, las mujeres rurales, organizaciones sindicales. De nuevo se busca cmo actuar con banderas propias, de gnero, ms en el mbito poltico, en el mbito de poder, pero de manera autnoma. La reivindicacin de la autonoma no creo que tenga vuelta atrs. Qu lecciones a tu entender nos deja la revolucin sandinista? La revolucin sandinista fue una necesidad histrica. Por lo tanto, como protagonista de la misma, no me arrepiento de uno solo de sus pasos. Fue un acto de masas. Fue un acto de pueblo. Fue un acto de ciudadana. El ms grande de la historia de Nicaragua. Y creo que fue uno de los actos de masas ms grandes del hemisferio. Porque fue una revolucin hecha por todo el pueblo. Que logra construirse como un gran esfuerzo de unidad nacional, sin distingos incluso ideolgicos. Si bien fue iniciado por una vanguardia, se suman hasta sectores de la derecha. Las transformaciones que hizo la revolucin eran absolutamente necesarias. Tan necesarias que ni siquiera las podemos calificar de socialistas. Eran indispensables para la sobrevivencia del sistema mismo: la Reforma Agraria, una reforma urbana en cuanto a redistribucin de la tierra rural y de la tierra urbana, de las viviendas, que tuvo una dimensin social en lo que se refiere a la educacin, y tuvo un efecto sobre todo en la conquista de la propia identidad, del ser nicaragense. En la dignidad, en el orgullo de ser nicaragense. Conquista de soberana. Digamos que el factor fundamental por el cual la revolucin es odiada por los Estados Unidos es la soberana. La revolucin se proclama como independiente de cualquier potencia extranjera, y empieza a actuar en consecuencia con una propia poltica exterior que favorece las relaciones de apoyo y de solidaridad de los pueblos que luchan. Y ese es el factor fundamental que utiliza los nueve aos el gobierno de Reagan para tratar de legitimar su agresin: que nosotros estbamos apoyando al movimiento revolucionario salvadoreo, guatemalteco, colombiano. se es el factor determinante. Aunque tambin considero que otro factor determinante era empujar un modelo que era ms peligroso que el modelo socialista. En qu sentido? Era mucho ms atractivo para

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    los pueblos latinoamericanos el modelo sandinista, que el modelo socialista como lo conocamos en Europa del Este, e incluso en Cuba. Porque era mucho ms alcanzable, mucho ms realizable, mucho ms vinculado a la propia historia y a la propia realidad latinoamericana. El factor ms subversivo era el ejemplo, un ejemplo atractivo que cunde. Porque adems reivindicbamos el pluralismo poltico, la economa mixta, la coexistencia de distintas formas de propiedad, y el no alineamiento. Entonces creo yo que la leccin ms importante es que hay que combatir, hay que luchar. No es necesario tener diseado previamente todos los rasgos del paradigma o del modelo de sociedad que quers construir. Hay que agarrar el momento histrico, la oportunidad histrica, y avanzar aunque sea un tanto. Y si ese tanto lo tens que avanzar con mucho sacrificio, con mucho dolor, son precios que los pueblos tenemos que pagar para conquistar cada tramo de nuestra historia, de nuestro porvenir. No lo podemos hacer sin sacrificio, sin entrega, y sin militancia. Eso fue lo que hicimos. Cometimos errores. El primer gran error fue que a pesar que habamos trabajado bastante en la guerrilla del campo y de lo rural, la mayor parte de los guerrilleros regresaron a las ciudades y abandonamos bastante el trabajo de organizacin poltica en el campo. Tal es as que la Unin de Agricultores y Ganaderos la creamos tardamente, ya cuando el enemigo haba trabajado particularmente el campo, sobre la base de mentiras, falsedades, que bamos a comernos a sus nios, que los convertiramos en jabn, que los mandaramos a... las cosas ms inverosmiles se dijeron en la guerra ideolgica que tuvimos en esos das. Se deca a los campesinos que se les iba a quitar su tierrita, que a las mujeres las separaban de los hombres, que a los nios los mandbamos a campos de concentracin. La ausencia nuestra en el campo posibilit y favoreci esto. Tuvimos errores en la aplicacin de la poltica de Reforma Agraria. En algunos momentos, no fue la generalidad, quisimos implantar formas de asociativismo o de cooperativismo, cuando no estaba todava la voluntad del campesinado. Eso cre un campo frtil para que el enemigo se alimentara, y desarrollara los movimientos contrarrevolucionarios a partir del campesinado. Sera mentira decir que fue una agresin montada exclusivamente sobre factores externos. Se mont tambin sobre errores en la conduccin. Por ejemplo, en la relacin con los sectores indgenas no tuvimos la mejor relacin. Con la Iglesia Catlica confrontamos, incluyendo al propio Papa cuando lleg a Nicaragua. Si quers esto fue montado sobre factores justos y objetivos. Haba un clamor por la posicin de la jerarqua de apoyo abierto a la contrarrevolucin, pero tampoco supimos manejarlo de la manera ms inteligente. Tambin creo que en algunos dirigentes se dio cierta soberbia y alejamiento del pueblo. Pero para m el factor determinante de la derrota electoral fue la agresin, que favoreci el desgaste fsico incluso de un pueblo, que ya haba pasado una guerra contra la dictadura en la que haba perdido 50.000 muertos, y estaba perdiendo diariamente a miles, entre muertos, heridos, desplazados, mutilados. Se contabilizan otras 50.000 personas en ese perodo, y se contabilizan prdidas materiales en 18 mil millones de dlares. Para un pas que exporta 500 millones de dlares, imagnate. Son 32 aos de sus exportaciones. sta fue la cifra que mand el Tribunal Internacional de La Haya, que tena que pagarnos Estados Unidos. No lo digo yo. Nosotros ganamos el juicio por

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    agresin contra Estados Unidos en el Tribunal Internacional de La Haya y mand a Estados Unidos a resarcirnos los daos. Todo eso confluy en los resultados. Cuando vinieron los problemas de la economa -porque te voy a decir que hubo momentos en que los gastos de la defensa eran el 60% del presupuesto, eso no hay economa que lo resista- tuvimos que pasar a la emisin inorgnica que llev a la inflacin ms grande, creo, que ha tenido la humanidad. Era una inflacin de ms de seis dgitos, porque tenamos peridicamente que recoger los billetes y resellarlos. Un dlar lleg a costar casi un milln. Ese desajuste en la economa no era exclusivo de Nicaragua, pero en Nicaragua se expres de manera tan brutal, debido a la necesidad de sostener una guerra que costaba ms del 60% del presupuesto. Con unas relaciones internacionales cada vez ms estrechas, donde se nos cortaron los financiamientos de todo tipo. Nicaragua no volvi a ser sujeta de crdito de ninguna institucin financiera. Slo nos sostuvimos por algunos crditos bilaterales que nos dejaron una deuda externa muy grande. La mayor parte fue renegociada, y una parte fue condonada. Sobre todo la de la Unin Sovitica, la de la RDA. Pero en las cuentas nacionales esto era dramtico. Eso nos llev en el ao 89 a tener que hacer una desmonetizacin, que fue la primera accin que concit la molestia ms grande de la ciudadana, porque tuvimos que recoger todo ese dinero y cambiarlo. Sabamos que haban contras que tenan millones en sacos, por eso tambin tena la operacin un cierto carcter contrainsurgente, pero dej mucho descontento en algunos sectores, y de alguna manera nos empez a colocar en el carril de las polticas de ajuste. A partir de esa operacin, Nicaragua entr en las polticas de ajuste estructural, no con la dimensin que despus se conocieron, pero el ajuste empez ya desde la revolucin, y obviamente eso nos cre tambin prdida de consenso de la ciudadana. Pero yo dira que la revolucin tena todava grandes reservas. Por eso me duele mucho como estamos ahora. Cuando perdimos las elecciones en 1990, haba gente que haba votado a la UNO que lloraba. Que haba votado a la UNO porque quera la paz, porque pensaba que con nosotros no iba a haber paz, pero que no quera un gobierno distinto. Quera paz, pero quera seguir con la Reforma Agraria, con un modelo ms humano. Hay encuestas y estudios que te indican que una gran cantidad de poblacin vot con la UNO no por rechazo a la revolucin. Por eso yo sostengo que los resultados electorales posteriores ya s son resultado de nuestras propias incoherencias y de nuestros propios errores. Porque la derrota del 90, fue fundamentalmente un plebiscito de paz o guerra y no tanto de errores. Algunos dicen que hubo corrupcin. Hubo actos individuales de corrupcin. Pero el gobierno en general no fue as. Trabajbamos por valores, con la conviccin profunda que tenamos que construir una sociedad ms humana. No quiero decir que ramos ngeles. Pero s fue un proceso muy puro, muy autntico. Los errores ms graves vinieron despus. Qu descuidamos? El factor ideolgico, el factor de formacin, el factor de la conciencia. Partimos, y sa es una reflexin que hicimos casi de inmediato algunos, que el poder era el control del aparato, y descuidamos aquella visin de que el poder se

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    construye sobre la base del consenso, y sobre la base del establecimiento permanente de acuerdos sobre lo que se va haciendo. Cuando tuvimos oportunidades importantes se desaprovecharon por parte nuestra, por un poco de falta de visin de la importancia de la construccin de ese poder, el poder popular, y el trabajo permanente sobre la conciencia. Aunque tenamos una escuela de formacin ideolgica, era muy al estilo de las escuelas soviticas. No incorporamos todo el caudal de la experiencia de trabajo popular que habamos hecho durante los aos de lucha contra la dictadura, no incorporamos la experiencia de educacin popular. Qu sucedi con esa riqusima experiencia de educacin popular, que tuvo un impulso especia en Nicaragua? El trabajo de educacin popular que se hizo fue siempre realizado por los movimientos cristianos, se incorpor en el trabajo de la Asociacin de Trabajadores del Campo (ATC). Pero en otras reas no se incorporaron esas experiencias que haban sido tan importantes y tan exitosas en la construccin de esa conciencia para luchar contra la dictadura. La campaa de alfabetizacin fue una gran jornada, pero no pudo tener continuidad bajo esa forma. No te digo que no se hizo, porque desde el Ministerio de Educacin se desarroll lo que se llam la educacin de adultos, que dio continuidad a la Cruzada de Alfabetizacin, hasta llevar a una serie de gente que jams haba estudiado hasta sexto grado. Yo tengo gente muy cercana a m, y conozco mucha gente, dirigentes, que te dicen: yo me alfabetic en la cruzada, y despus continu con la educacin popular. Pero no fue un proceso envolvente, sistemtico, y permanente. Cules son tus sueos actuales? Sigo soando con una Nicaragua, una Latinoamrica y un mundo ms humano. Un mundo sin opresores ni oprimidos. Un mundo de igualdad. Un mundo de equidad de gnero. Donde las mujeres ejerzamos nuestra condicin de seres humanos con los mismos derechos que los hombres. Un mundo que respete ms el medio ambiente, porque estoy completamente convencida que la destruccin de la naturaleza es la muerte de la humanidad, y que por lo tanto la defensa del medio ambiente, es una de las ms importantes banderas a rescatar en la construccin de ese sueo. Sueo tambin con un mundo con menos disciplinas, menos durezas, y menos sacrificios de los que tenemos que pasar. Porque creo que al final de cuentas todas las luchas y todas las dificultades deben concluir en un mundo ms alegre, ms flexible, en donde las realizaciones no tengan que pasar por demasiado trabajo, sino que haya ms lugar para el ocio, la distraccin, la alegra, las relaciones humanas ms fraternas. Tambin sueo con un mundo tolerante con las opciones sexuales. Me parece lo ms absurdo discriminar a alguien porque sea lesbiana o gay, o porque sea libre en sus opciones sexuales. Creo que la humanidad que ha avanzado tanto en trminos del descubrimiento del genoma humano, de las tecnologas para la comunicacin, as como logr descubrir hace tan solo 60 aos parece increble- la penicilina para la cura de las

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    enfermedades infecciosas, va a ser capaz de encontrar respuesta para esta enfermedad tan terrible que nos domina, que es la exclusin, basada en el egosmo, en las ambiciones de una parte de la humanidad que se quiere apoderar de lo que es de todos. Sigo soando con eso que es muy parecido a lo que soaba cuando fui a aquella manifestacin por Doris Tejerino. Entonces pienso que hay que seguir en lo mismo. Con nuevas formas, con nuevas maneras de articularse. Con algunas cosas en comn. De las batallas que he tenido que dar en el Frente Sandinista, la batalla de la educacin, la batalla de la formacin, de la creacin de valores, eso es permanente. No puede construirse ese nuevo mundo, si no hay una permanente labor de trabajo entre unos y otros, una interactuacin para creacin de conciencia sobre la realidad, conciencia sobre de dnde vienen las cosas, para saber que las podemos transformar, que no se producen por s, sino que son resultado de las propias acciones de los seres humanos. Sigo creyendo en las posibilidades del ser humano de transformar eso, con lucha, con trabajo, con resistencia, con accin conciente, con articulacin, con organizacin y con el respeto a las distintas y variadas formas de lucha que escojan los seres humanos. Yo no niego ninguna forma de lucha. Yo s que la lucha armada es una forma terrible, que algunos tuvimos que escoger porque no tuvimos otras opciones. Esas sern opciones que escoja cada pueblo de acuerdo a sus propias realidades. Y no la condeno a priori a pesar que s lo duro que es la lucha armada. Creo que ese sueo puede ser realizado a travs de la creacin de formas y articulaciones globales, en esta poca de globalizacin. As como se globaliza y articula el capital para oprimir a los pueblos; tambin debe articularse a nivel global la lucha de los pueblos. Pienso que hay que seguir en lo mismo. Luchando.