MOMENTO II ABORDAJE TEÓRICO
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MOMENTO II
ABORDAJE TEÓRICO
El presente momento contiene los fundamentos teóricos y conceptuales
que sustentan esta investigación, incluye un recorrido por las diferentes
teorías que son importantes para analizar los aspectos referentes al
pensamiento crítico y autonomía de aprendizaje, visualizando la pertinencia
de las categorías objetos de estudio, por lo cual se señalan los puntos de
vistas de diversos autores reconocidos en el área abarcando los estudios
previos y las teorías como tal.
1. Descripción de estudios previos
Para desarrollar esta investigación se analizaron diferentes estudios
relacionados con el pensamiento crítico como categoría central, los cuales
brindan información fundamental para describir los conceptos implicados; en
este sentido, se exponen a continuación, los estudios seleccionados,
tomando como criterio de presentación, el orden cronológico descendente.
Se comienza con la investigación culminada por Betancourth, Muñoz y
Rosas (2017), denominada: “Evaluación del pensamiento crítico en
estudiantes de educación superior de la región de Atacama-Chile”; donde se
presentan los resultados de un estudio realizado entre 141 estudiantes de la
Carrera de Derecho de una universidad estatal al norte de Chile.
La investigación se llevó a cabo bajo el paradigma cuantitativo de tipo
descriptivo con el fin de evaluar las habilidades de razonamiento verbal,
análisis argumentativo, testeo de hipótesis, uso de probabilidad e
incertidumbre y toma de decisiones para la solución de problemas.
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Los resultados demostraron un bajo nivel en cada uno de los factores
analizados. Por esta razón, se hace urgente implementar en la educación
superior programas y metodologías que estimulen en el estudiante el
desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y así adquirir una postura
crítica y reflexiva para la resolución de problemas académicos y sociales.
Se destaca entonces, el aporte del estudio antes reseñado pues
concentra información sobre el pensamiento crítico destacando las
habilidades que caracterizan al pensador crítico, lo cual es importante en el
marco de los propósitos planificados en la presente investigación porque
permiten describir los temas asociados y alcanzar una mejor comprensión.
Asimismo, se presenta la investigación desarrollada por Cuentas (2017)
titulada: “Estrategias de comprensión lectora orientadas al desarrollo del
pensamiento crítico en estudiantes de Educación Media”, cuyo propósito es
proponer lineamientos estratégicos sobre la comprensión lectora orientada al
desarrollo del pensamiento crítico en instituciones educativas del municipio
de Soledad (Atlántico).
Bajo el sustento teórico de Vargas (2011), Díaz y Hernández (2010),
Campos (2007, p. 77), López (2012), Solé (2009), entre otros. El paradigma
de investigación es positivista, enfoque cuantitativo. Tipo proyectiva, nivel
descriptivo con un diseño no experimental, transeccional de campo. La
población participante la integran ochenta y cinco docentes.
Los datos fueron recolectados por medio de un cuestionario de
cuarenta y ocho ítems, con cinco alternativas de respuestas, cerrado y con
dirección positiva. La validez de contenido se obtuvo consultando la opinión
de siete (07) expertos y la confiabilidad fue calculada por medio del
coeficiente Alfa de Cronbach, alcanzando un valor de .87. Para el análisis de
los resultados se aplicó la técnica de estadística inferencial Análisis de la
Varianza (ANOVA).
Se concluyó destacando lineamientos sobre la base de promoción del
aprendizaje dialógico, profundización del pensamiento crítico y activación de
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un proyecto de lectura. Se recomienda fomentar entre el personal docente el
establecimiento de proyectos de aprendizaje basados en la lectura como eje
central, que involucre acciones en el aula de clase, a nivel institucional y con
transcendencia comunitaria. El anterior antecedente, aporta elementos para valorar el pensamiento
crítico que armoniza con otras competencias y habilidades intelectuales
enraizadas en el aprendizaje, exponiendo que a partir de diversos trabajos de
investigación, se han hecho propuestas de materiales didácticos para
docentes y alumnos.
Otro estudio incluido, es el presentado por Jaimes y Ossa (2016),
denominado: “Impacto de un programa de pensamiento crítico en estudiantes
de un liceo de la Región del Biobío”, donde se evalúa el impacto de un
programa de pensamiento crítico en estudiantes secundarios de un
establecimiento chileno.
El diseño utilizado en el estudio fue cuasiexperimental, con un grupo
experimental y de control, con medición pre- y postest. Los participantes
fueron 30 estudiantes de segundo medio de un liceo de la Región del Biobío,
en Chile. El instrumento usado para medir el pensamiento crítico fue el
HCTAES de Halpern, en español, adaptado a 20 situaciones-problema; el
análisis de información se realizó con estadística descriptiva y análisis de
comparación de medias.
El programa aplicado se basó en una experiencia de la ONG
colombiana Fe y Alegría; consistió en diez sesiones de 45 minutos, una vez
por semana. Los resultados muestran que en la medición pretest no hay
diferencias significativas entre los grupos experimental y de control, mientras
que la evaluación postest arrojó resultados a favor del grupo experimental en
el constructo global, así como en tres de las cuatro subhabilidades,
encontrándose diferencias estadísticamente significativas.
Se concluye que el programa tiene impacto en el pensamiento crítico,
tanto a nivel general como en las subhabilidades, aun cuando no se
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encontraron mayores diferencias en las probabilidades, lo que podría estar
relacionado con factores madurativos y curriculares. En este antecedente se
encuentra una descripción amplia del pensamiento crítico por lo que contiene
definiciones actualizadas para la comprensión del tema investigado.
De igual manera, fue seleccionada la investigación desarrollada por
López (2012), titulada: “Pensamiento crítico en el aula”, partiendo en
destacar que la misión de la escuela no es tanto enseñar al alumno una
multitud de conocimientos que pertenecen a campos muy especializados,
sino ante todo, aprender a aprender, procurar que el alumno llegue a adquirir
una autonomía intelectual.
Esto se puede lograr atendiendo el desarrollo de destrezas de orden
superior como las del pensamiento crítico. Su progreso va más allá del
entrenamiento de habilidades cognitivas; se distingue además, por las
disposiciones que cada persona aporta a una tarea de pensamiento, rasgos
como la apertura mental, el intento de estar bien y la sensibilidad hacia las
creencias, los sentimientos y el conocimiento ajeno y la manera en que se
enfrenta a los retos de la vida.
La investigación, reflexiona sobre la importancia de desarrollar el
pensamiento crítico para la vida académica y personal de los estudiantes. En
primer lugar, se analiza su conceptualización y las habilidades básicas que lo
componen; además, se describen las características del pensador crítico, así
como algunos modelos y técnicas instruccionales y su evaluación.
Finalmente, se analizan dificultades de su uso en los contextos escolares.
Cabe destacar, que el estudio antes descrito plantea un aporte a la
presente investigación focalizado en las cualidades del pensador crítico, a
partir de las cuales es posible conformar un referente inicial acerca de las
habilidades del pensamiento crítico, como el conjunto de capacidades y
destrezas presentes en los alumnos que alcanzan un nivel cognitivo alto.
Se cierra, la descripción de estudios previos, con la investigación
culminada por Beltrán y Torres (2009), denominado: “Caracterización de
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habilidades de pensamiento crítico en estudiantes de educación media a
través del test HCTAES”, teniendo como finalidad describir en un estado
inicial las habilidades que permiten el desarrollo del pensamiento crítico en
estudiantes de grado undécimo, del IED Garcés Navas de Bogotá, a través
de la aplicación del Test HCTAES propuesto por Halpern (2006).
Los resultados arrojados por este diagnóstico ofrecen oportunidad para
mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje desde la Química y para
potenciar las habilidades que poseen los estudiantes, a través del diseño y
aplicación de un programa de intervención cognitiva Contiene una
conceptualización de habilidades de pensamiento crítico así como una
clasificación de las mismas, destacando las características principales de
habilidades de razonamiento verbal y análisis de argumento, habilidades de
comprobación de hipótesis, habilidades de probabilidad y de incertidumbre,
habilidades de toma de decisiones y solución de problemas; todas éstas
implicadas en el aprendizaje promovido en la educación superior.
Asimismo, la orientación estadística dada al diagnóstico realizado en los
estudiantes cuyos resultados sirven para mejorar los procesos de enseñanza
y aprendizaje, aunque se orientan al área de la Química representa una guía
para el diseño y aplicación de un modelo estratégico que favorezca la
intervención pedagógica a favor del desarrollo del pensamiento crítico.
2. Referentes teóricos
Al igual que en el punto anterior, el insumo esencial utilizado para
describir el presente punto de la investigación, proviene de la revisión
bibliográfica realizada; es decir, el conjunto de referentes teóricos que
acompaña la descripción de las categorías de entrada, es expuesto
procurando afinar definiciones pertinentes para explicar las implicaciones
teóricas de los temas integrados en el abordaje del desarrollo del
pensamiento crítico y autonomía de aprendizaje en la educación superior.
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2.1. Pensamiento crítico
El abordaje del pensamiento crítico implica tener un acercamiento a un
concepto bastante complejo, el cual como muchos otros conceptos, es difícil
determinar con exactitud las cualidades que lo definen en su complejidad.
Por lo tanto, se presentan a continuación la visión de diferentes autores que
han dedicado parte de su trabajo intelectual a profundizar en una
conceptualización del pensamiento crítico, destacando los que se reseñan
seguidamente donde se puntualizan elementos clave para su comprensión.
Para, Águila (2014, p. 4), el pensamiento crítico “es un concepto
multidimensional que involucra varios elementos: intelectuales
(razonamiento), psicológicos (autoconciencia y disposiciones), sociológicos
(contexto histórico-cultural), éticos (moral-valores), y filosóficos (ontológicos);
en este sentido, la autora destaca dos componentes: a) un conjunto de
destrezas de generación y procesamiento de información y creencias y b) el
hábito de utilizar dichas destrezas para conducir el comportamiento, basado
en un compromiso intelectual.
A la luz de los aportes de la autora citada, se precisa que el
pensamiento crítico se opone a la mera adquisición y retención de
información, toda vez que implica una búsqueda y tratamiento activo de la
información. No se basa solamente en pensar, sino también en auto-mejorar
el comportamiento de ese pensamiento teñido de habilidades que pueden
regenerarse al hacer uso de estándares por medio de los cuales uno evalúa
el propio pensamiento.
En este orden de ideas, se presenta la definición aportada por Ennis
(1985, p. 18), del pensamiento crítico concebido como “pensamiento racional
y reflexivo interesado en decidir qué hacer o creer”; es decir, constituye un
proceso cognitivo complejo de pensamiento que reconoce el predominio de
la razón sobre las otras dimensiones del pensamiento, para reconocer lo
justo y lo verdadero, es decir, el pensamiento de un ser humano racional.
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Otra manera de asumir el pensamiento crítico, es aportada por Paul y
Elder (2005, p. 7), cuando lo definen como “el proceso de analizar y evaluar
el pensamiento con el propósito de mejorarlo...presupone el conocimiento de
las estructuras más básicas del pensamiento (elementos del pensamiento) y
los estándares intelectuales más básicos del pensamiento (estándares
intelectuales universales)”; la clave para desencadenar el lado creativo del
pensamiento crítico que es la verdadera mejora del pensamiento, está en
reestructurar el pensamiento como resultado de analizarlo y evaluarlo de
manera efectiva.
En este sentido, el pensamiento crítico es ese modo de pensar, sobre
cualquier tema, contenido o problema, en el cual el pensante mejora la
calidad de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del
acto de pensar y al someterlas a estándares intelectuales; de allí, que el
pensamiento crítico es auto-dirigido, auto-disciplinado, auto-regulado y auto-
corregido, además, supone someterse a rigurosos estándares de excelencia
y dominio consciente de su uso, implica comunicación efectiva y habilidades
de solución de problemas y un compromiso de superar el egocentrismo y
socio centrismo natural del ser humano (Paul y Elder, 2003).
De la misma manera, Beltrán y Torres (2009, p. 68), definen el
pensamiento crítico destacando sus implicaciones en la forma de
razonamiento, como aquel que “genera una manera de pensar y actuar frente
a una situación determinada…como proceso cognitivo, permite la
construcción de un nuevo conocimiento y la utilización estratégica del mismo
en la solución de problemas presentes en la vida cotidiana”.
Cabe destacar, que los autores antes citados, consideran que el
pensamiento crítico proporciona a los estudiantes las herramientas
necesarias para saber el tipo de conocimiento que deben utilizar en
determinada situación, además analiza la estructura y consistencia de los
razonamientos de las opiniones o afirmaciones que la gente acepta como
verdaderas en el contexto de la vida cotidiana.
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Siguiendo la misma línea de pensamiento, Arango (2003), plantea el
pensamiento crítico como el tipo de pensamiento caracterizado por manejar y
dominar las ideas a partir de revisar, evaluar, repensar, procesar y comunicar
lo que se entiende; es un intento activo y sistemático de comprender y
evaluar las ideas y argumentos de los otros y los propios. De tal modo, el
pensamiento crítico es un pensamiento racional, reflexivo e interesado, que
decide qué hacer o creer, capaz de reconocer y analizar los argumentos en
sus partes constitutivas.
Es así, como la intención del pensamiento crítico es criticar, cuestionar,
poner en tela de juicio y problematizar cualquier verdad y conocimiento que,
sin un juicio crítico previo, pretenda erigirse como el único, el mejor, el último,
el definitivo el supremo o absoluto; de allí, que pensar críticamente implica
desarrollar un proceso intelectual que, en forma decidida regulada y auto-
regulada busca llegar a un juicio razonable.
Desde esta perspectiva, pensar críticamente esta relacionado con la
razón, la honestidad intelectual y la amplitud mental en contra posición a lo
emocional, a la pereza intelectual y a la estrechez metal. En consecuencia,
pensar críticamente involucra seguir el hilo de las evidencias hasta donde
ella nos lleven, tener en cuenta todas las posibilidades, confiar en la razón
más que la emoción, ser preciso, considerar toda la gama de posibilidades
puntos de vista y explicaciones, sopesar los efectos de las posibles
motivaciones y prejuicios, estar más interesados en encontrar la verdad que
en tener la razón, no rechazar ningún punto de vista así sea impopular, estar
consciente de nuestros sesgos y prejuicios para impedir que influyan en
nuestros juicios.
En este punto de la descripción, es oportuno destacar las bondades del
pensamiento crítico, de lo cual Halpern (2006) citado por Betancourth, Muñoz
y Rosas (2017, p. 12), refiere que este tipo de pensamiento corresponde al
uso de las habilidades cognitivas o estrategias que incrementan la
probabilidad de un resultado deseable. “Es un tipo de pensamiento con
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propósito, razonado y dirigido a metas, involucrado en la resolución de
problemas, la formación de inferencias, cálculo de probabilidades y la toma
de decisiones”. Los pensadores críticos utilizan estas habilidades de forma
apropiada, sin instrucciones y usualmente de manera intencionada en
distintos entornos.
Al respecto, López (2012, p. 42), sostiene que al profundizar las
implicaciones teóricas del pensamiento crítico, es apreciable que lo que se
pretende es estimular el pensamiento de orden superior en el aula,
entendiendo por éste, “un pensamiento rico conceptualmente,
coherentemente organizado y persistentemente exploratorio... cuyos rasgos
pueden entenderse como aquellas metas a las que el pensamiento de este
tipo siempre tiende a alcanzar y no como aquellas de las que nunca se
desvía”; apuntando, que el pensamiento de orden superior es una fusión
entre pensamiento crítico y pensamiento creativo, ambos se apoyan y
refuerzan mutuamente; a su vez, es un pensamiento ingenioso y flexible.
Asimismo, destaca este autor que el pensamiento crítico es una
actividad reflexiva porque analiza lo bien fundado de los resultados de su
propia reflexión como los de la reflexión ajena; es un pensamiento totalmente
orientado hacia la acción, siempre hace su aparición en un contexto de
resolución de problemas y en la interacción con otras personas.
Atendiendo todo el referente antes descrito, se puede hablar de
pensamiento crítico como un tipo de pensamiento que permite al estudiante
universitario manejar, dominar las ideas implicadas en una situación
particular, poniendo a prueba las distintas habilidades y capacidades que
posee para razonar en forma objetiva, así como su disposición a realizar
reflexiones profundas; resaltando además, que la función del pensamiento
crítico no es generar ideas sino revisarlas, evaluarlas y repasar qué es lo que
se entiende, se procesa y se comunica mediante los otros tipos de
pensamiento utilizados en las distintas áreas del conocimiento y que se
relacionan con lo verbal, matemático, lógico, entre otros.
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2.1.1. Importancia del pensamiento crítico. Aprender con autonomía
Alcanzar un pensamiento libre, des el cual el estudiante sea capaz de
analizar la realidad que le circunda, y mediante procesos de interpretación
sepa atrapar cada asunto inmerso en las relaciones entre los seres humanos
y los elementos de la sociedad y la cultura, es una de las metas propuestas
en todo programa educativo, abarcando además, un objetivo de
trascendencia humana.
Tomando en cuenta, el criterio de Paul y Elder (2005, p. 12), se
reconocer cuatro razones o tendencias traducidas como razones de la
importancia del pensamiento crítico: “cambio acelerado, aumento en
complejidades, intensificación de la interdependencia e incremento del
peligro”; para éstos autores, en un mundo repleto de miedo e inseguridad, las
muchedumbres siguen sin pensar, a líderes que tendenciosamente dividen al
mundo en el bien contra el mal, y usan la fuerza y la violencia para hacer
cumplir sus puntos de vista.
Aunado a esta razón, estos autores advierten el influjo de la información
en esta era reconocida como la sociedad de la información, donde se maneja
gran cantidad de información, mucha de la cual ha sido artificiosamente
envuelta para servir a grupos con intereses personales y no al ciudadano en
particular o al bien común; de allí, la necesidad de que el estudiante tome el
control de sus propias mentes para reconocer sus propios valores más
profundos, para tomar acciones favorables a su crecimiento.
De acuerdo, con López (2012, p. 57), “pensar de manera crítica es uno
de los valores al alza tanto para resolver problemas cotidianos y del mundo
académico y laboral, así como para crear nuevos productos”; por ello, la
implementación de estrategias de enseñanza sistemática de habilidades
cognitivas, metacognitivas y disposicionales no debe pasarse por alto en las
instituciones educativas universitarias donde los estudiantes requieren
construir conocimientos de cara a la realidad sociocultutral..
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En este orden de ideas, Facione (2007, p. 1), asevera: “enseñe a las
personas a tomar decisiones acertadas y las equiparará para mejorar su
propio futuro y para convertirse en miembros que contribuyen a la sociedad,
en lugar de ser una carga para ella”; esto implica, que mediante el desarrollo
del pensamiento crítico, el estudiante universitario adquiere habilidades
cognitivas de interpretación, análisis, evaluación, inferencia, explicación y
auto-regulación, las cuales le permiten aprender a enfocar tanto la vida como
asuntos específicos de manera razonada.
También, destaca Facione (2007), que el desarrollo del pensamiento
crítico deriva mejoras en las calificaciones de los estudiantes, es decir,
alcanzan un mejor rendimiento académico; además, las habilidades de
pensamiento crítico se pueden aprender, lo cual hace pensar que en la
medida en que uno las aprenda su promedio puede mejorar, de manera
especial, se destaca, la importante relación existente entre el pensamiento
crítico y la comprensión de lectura, donde los progresos en uno de ellos van
paralelos con mejoras en el otro.
2.2. El pensador crítico
El objetivo educativo central de la aplicación del pensamiento crítico en
los procesos formativos desarrollados en las instituciones de educación
universitaria, es el logro de pensadores crítico, vale decir, estudiantes que
posean la capacidad de pensar críticamente, siendo conscientes de sus
posibilidades para aprender a aprender y con autonomía de aprendizaje.
Señalan, Paul y Elder (2005, p. 11), que el desarrollo de pensadores
críticos es el centro de la misión de todas las instituciones educativas al
asegurar que los estudiantes “aprenden a pensar críticamente y de manera
justa adquiriendo dominios no solo de los asuntos esenciales de su materia,
sino que se convierten en ciudadanos eficaces, capaces de razonar
éticamente y actuando en beneficio de todos”; por ello, para enseñar con
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éxito a pensar críticamente, éste debe estar entrelazado con el contenido
curricular, su estructura y secuencia para todos los grados escolares.
Al respecto, López (2012, p. 44), asevera que “el pensador crítico es
aquel que es capaz de pensar por sí mismo”, destacando que el pensamiento
crítico está formado tanto de habilidades como de disposiciones, de
conocimiento relevantes y competencias metacognitivas; por tal razón, el
pensador crítico ideal se caracteriza además de sus habilidades cognitivas,
también por su disposición y la manera en que se enfrenta a los retos de la
vida, lo cual implica abordar situaciones más allá de las aulas de clase.
Varios autores, señalan características del pensamiento crítico y en
consecuencia cualidades que definen al pensador crítico, entre éstos Facione
(2007), destaca lo que caracteriza al pensamiento crítico en la vida cotidiana
incluyendo los siguientes rasgos especificados en atención a los
comportamientos generales:
• Curiosidad por un amplio rango de asuntos.
• Preocupación por estar y permanecer bien informado.
• Estar alerta para usar el pensamiento crítico.
• Confianza en el proceso de indagación razonada.
• Confianza en las propias habilidades para razonar.
• Mente abierta para considerar puntos de vista divergentes al propio.
• Flexibilidad para considerar alternativas y opiniones.
• Comprensión de las opiniones de otra gente.
• Justa imparcialidad en valorar razonamientos.
• Honestidad para encarar los propios prejuicios, estereotipos,
tendencias egocéntricas o socio-céntricas.
Algunos investigadores van más allá de las características generales
señaladas anteriormente, para precisar que los pensadores críticos ideales
pueden ser descritos en términos de cómo se aproximan a temas
específicos, a las preguntas o a los problemas. Los rasgos que destaca
Facione (2007), son los siguientes:
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• Claridad en el planteamiento de preguntas o preocupaciones.
• Disciplina para trabajar con la complejidad.
• Minuciosidad en la búsqueda de información relevante.
• Sensatez en la selección y aplicación de criterios.
• Cuidado en centrar la atención en la preocupación más próxima.
• Persistencia ante las dificultades.
De acuerdo, con Rodríguez (2014), el pensador crítico es la persona
habitualmente inquisitiva, bien informada, que confía en la razón; de mente
abierta; flexible; justa cuando se trata de evaluar; honesta cuando confronta
sus sesgos personales; prudente al emitir juicios; dispuesta a reconsiderar y
si es necesario a retractarse; clara con respecto a los problemas o las
situaciones que requieren la misión de un juicio; ordenada cuando se
enfrenta a situaciones complejas; diligente en la búsqueda de información
relevante; razonable en la selección de criterios; enfocada en preguntar,
indagar, investigar; persistente en la búsqueda de resultados tan precisos
como las circunstancias y el problema o la situación lo permitan. Un
pensador crítico en el proceso de aprendizaje es el alumno que:
Formula problemas y preguntas.
Reúne y evalúa información.
Llega a soluciones y a conclusiones.
Con mente abierta.
Se comunica efectivamente con otros.
Es honesto consigo mismo.
Resiste la manipulación.
Sobrelleva la confusión.
Pregunta.
Basa sus juicios en evidencias.
Busca conexiones entre temas.
Es intelectualmente independiente.
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De tal manera, los pensadores críticos aplican rutinariamente los
estándares intelectuales a los elementos de razonamiento para desarrollar
las destrezas intelectuales esenciales. Los programas que enfocan el
desarrollo de las destrezas del pensamiento deben reconocer la importancia
de las emociones para el desarrollo cognoscitivo. El auto-concepto y la
actitud abierta a las ideas, las actitudes y los sentimientos sobre el
aprendizaje son de vital importancia. Las emociones también están presentes
en el trabajo y el desarrollo cognoscitivo.
En este sentido, la inteligencia reflexiva, que es requisito del
pensamiento crítico, puede ser desarrollada cuando se ofrece oportunidades
para practicar la gestión mental, las estrategias de aprendizaje y la
metacognición, o sea, la capacidad para pensar conscientemente y organizar
los pensamientos. Este proceso reflexivo permite ampliar las facultades
generales para pensar efectiva, crítica y creativamente.
Cabe destacar, que el trabajo intelectual con el pensamiento crítico es
extremadamente liberador. El profesor que no sabe pensar en sí mismo
como investigador, sino como persona que tiene autoridad y conoce todas
las respuestas, no puede llegar a formar una comunidad de investigación y
cuestionamiento, y para eso es necesario que, al principio, el pensamiento
este bien distribuido.
El pensamiento crítico se considera en la literatura cognitiva como
mecanismos para “pensar mejor” al recolectar, interpretar, evaluar y
seleccionar información con el propósito de tomar decisiones informadas y un
tipo de pensamiento auto-dirigido que busca fundamentar el conocimiento,
cuestionando la forma como es asimilado en la estructura cognitiva tomando
como base la consideración de los puntos de vista de los demás para
incorporarlos a la forma propia de pensar.
Como todo proceso cognitivo, este tipo de pensamiento puede ser
dividido en estrategias como las identificadas a continuación: Proveen al
estudiante con instrucciones explícitas sobre las variadas formas de
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pensamiento. Hacen que el alumno regule su pensamiento a través de su
control consciente (meta-conocimiento). Proporcionan al estudiante
habilidades que le permitirán seguir aprendiendo por sí mismo y manejar
positivamente cualquier información o eventos nuevos.
Para que el pensamiento crítico llegue a ser efectivo, en la emisión de
un juicio, en la construcción del conocimiento o en el planteamiento de
alternativas de solución de un problema, se requiere contar con información
de calidad; pero para poder obtener esa información, es necesario pensar
críticamente con respecto a la misma y al proceso por el cual se obtiene. No
puede haber pensamiento crítico sin un buen manejo de información.
2.3. Dirección del proceso del pensamiento crítico en el aula
Tomando en cuenta los aportes de Rodríguez (2014), a manera de
orientación del proceso del pensamiento crítico, se puede precisar distintos
aspectos que posibilitan el mejoramiento de la forma de pensar en los
estudiantes a través de una metodología para abordar la mediación como
tratamiento fundamental desarrollado por el profesor cuando:
1. Reúna toda la información: profundice, aprenda lo más posible antes
de tomar una decisión.
2. Entienda todos los conceptos: defina y explique con claridad los
términos que usa; y entienda los términos y conceptos que otros usan.
3. Le pregunta frecuentemente de dónde viene la información con
preguntas como: ¿procede de investigaciones científicas?, ¿están esos
estudios bien planeados y hechos?, ¿han usado un grupo suficientemente
numeroso?, ¿han trabajado con un grupo de control?, ¿ha sido repetido el
estudio con garantías? Se debe hacer hincapié en la desconfianza de la
información anecdótica.
4. Analice la fuente preguntándose si el autor: ¿está interesado en
algún resultado concreto?, ¿está predispuesto?, ¿tiene prejuicios?
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5. Ponga en duda las conclusiones, reflexionando si: ¿están apoyadas
las conclusiones en los hechos?, revisando que haya correlación.
6. Maneje la incertidumbre: que considere que no siempre es posible
tener respuestas buenas rápidamente; que se acostumbre a convivir con el
desconocimiento.
7. Examine todo el conjunto: estudie el sistema en su totalidad, analice
causas y efectos que puedan estar ocultos, y evite pensamientos simplistas y
planteamientos radicales.
Igualmente, López (2012, p. 51), señala una serie de aspectos que
deben tomarse en cuenta al emprender una acción formativa encaminada al
desarrollo del pensamiento crítico por parte de estudiantes, lo cual enfatiza
desde el punto de vista de los contenidos, de la población de estudiantes y
del rol del profesor, tal como se especifica a continuación:
a) Con relación al contenido de la instrucción: Identificar las habilidades
adecuadas. Poner en práctica la instrucción. Promover la transferencia de
aprendizaje. Evaluar el programa.
b) Con relación a la población a la que se dirige: Ajustarse al nivel
evolutivo de los estudiantes, pero con un currículum lógicamente
estructurado. La capacidad intelectual (correctivos o remediales; o de
enriquecimiento). No hacer distinción de género. Las diferencias
socioeconómicas y culturales.
c) Rol del profesor: Crear un ambiente que favorezca el pensamiento
crítico, como una mini-sociedad crítica que promueva valores como la
verdad, mentalidad abierta, empatía, racionalidad, autonomía y autocrítica.
Con esto, los estudiantes aprenderán a creer en su propia mente. Su papel
será más de mediador o indagador que de transmisor de conocimientos, para
lo cual debe aprender a hacer preguntas. Enseñar a los alumnos a aprender
a pensar sobre los grandes problemas. Promover un ambiente donde el niño
pueda descubrir y explorar sus propias creencias, expresar libremente sus
sentimientos, comunicar sus opiniones, y ver reforzadas sus preguntas
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cuando consideran muchos puntos de vista. Presentar las habilidades en una
secuencia clara, significativa, identificar y modelar para los alumnos.
Otros aspectos, señalados por López (2012, p.p. 51-52), en la dirección
formativa del desarrollo del pensamiento crítico se relacionan con los
métodos y las técnicas de enseñanza. En cuanto al método, queda incluido
desde el abordaje de la educación liberal que consiste en aprender a
aprender, a pensar por uno mismo, de manera independiente y en
colaboración con otros.
En este sentido, este método educativo conduce a apartarnos de la
aceptación ingenua de la autoridad, para situarnos por encima del relativismo
contraproducente y más allá del contextualismo ambiguo. Culmina en un
juicio reflexivo apoyado en principios. Para Facione (2007, p. 18), aprender a
pensar críticamente y cultivar el espíritu crítico, no son solo medios para
conseguir ese fin, hacen parte del objetivo mismo.
Con relación, a las estrategias pedagógicas utilizadas por los docentes
para contribuir con el desarrollo del pensamiento crítico en los estudiantes,
se presenta a continuación, cuatro grandes categorías:
1. Estrategias identificadas por los investigadores: consiste en ejercitar
las habilidades de pensamiento crítico, aquellas técnicas de enseñanza que
ayudan a crear condiciones para la adquisición y puesta en práctica de las
mismas, como exponer la naturaleza de los objetivos de la enseñanza del
pensamiento crítico, estructurar el tiempo y la energía en torno a este tipo de
enseñanza, adoptar un ritmo de trabajo que permita al alumno desarrollar su
pensamiento, favorecer el debate y el intercambio de puntos de vista, hacer
preguntas de nivel superior, exigir respuestas elaboradas, favorecer los
procedimientos científicos, estimular el trabajo en equipo.
2. Enseñanza directa de las habilidades de pensamiento crítico: como
descomponer las habilidades de pensamiento de nivel superior en elementos
más simples, presentar las diferentes etapas de la resolución de un trabajo
intelectual, exponer a los alumnos modelos sobre las formas de razonar,
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pensar en voz alta, facilitar al alumno encuadres o marcos del pensamiento
que lo ayuden a organizar y a estructurar su proceso de pensamiento de
forma sistemática. Se pueden mencionar algunas técnicas como la discusión
socrática, role-playing, analizar experiencias, brainstorming.
3. Desarrollo de las habilidades metacognitivas: con técnicas que
contribuyen a enseñar al alumno a planificar, controlar y a evaluar su propio
proceso de pensamiento.
4. Estrategias para la transferencia de las habilidades del pensamiento
crítico: con técnicas que favorezcan la aplicación de estas habilidades a otras
situaciones no presentes en los programas, o diseñar problemas cotidianos
que exigen formas de razonamiento o de solución de problemas concretos,
de modo que podamos trabajar las diferentes habilidades de pensamiento.
2.4. Estándares intelectuales universales
Paul y Elder (2005), exponen los estándares intelectuales universales
son estándares que deben usarse cuando uno quiera verificar la calidad del
razonamiento sobre un problema, asunto o situación. Pensar críticamente
implica dominar estos estándares. Para ayudar a los estudiantes a
aprenderlos, los profesores deben formular preguntas que exploren su
capacidad de pensar críticamente; preguntas que provoquen que los
estudiantes se responsabilicen por su pensamiento; preguntas que, al
formularse con regularidad en el aula, se vuelvan parte de las preguntas que
los estudiantes necesitan formular.
Desde esta perspectiva, la meta final es, entonces, que estas preguntas
se fusionen en el proceso de pensar de los estudiantes hasta que se
conviertan en parte de su voz interior que los guiará, a su vez, a un proceso
de razonamiento cada vez mejor. A continuación, se describen estos
estándares universales destacando la o las preguntas involucradas en cada
uno de los estándares abordados:
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Claridad: ¿Puede explicar o ampliar sobre ese asunto? ¿Puede
expresar su punto de otra forma? ¿Me puede dar un ejemplo? La claridad es
un estándar esencial. Si un planteamiento es confuso, no se puede saber si
es exacto o relevante; de hecho, no se puede opinar sobre el mismo ya que
no sabemos qué dice.
Exactitud: ¿Es eso cierto? ¿Cómo se puede verificar? ¿Cómo se puede
corroborar que es cierto? Un enunciado puede ser claro pero inexacto como,
por ejemplo: “La mayoría de los perros pesan sobre 300 libras.”
Precisión: ¿Puede ofrecer más detalles? ¿Puede ser más específico?
Un planteamiento puede ser claro y exacto pero impreciso como, por
ejemplo, “José está en sobrepeso.” (No se sabe de cuánto estamos
hablando, si una libra o 500.)
Relevancia: ¿Qué relación tiene con la pregunta? ¿Cómo afecta el
asunto? Un planteamiento puede ser claro, exacto y preciso pero irrelevante
al asunto o a la pregunta. Por ejemplo, a menudo los estudiantes piensan
que se debe considerar al calcular la calificación de un curso, la cantidad de
esfuerzo que el estudiante puso en el mismo; sin embargo, muchas veces
ese esfuerzo nada tiene que ver con la calidad del aprendizaje del
estudiante, así el esfuerzo no es relevante como parte de la calificación.
Profundidad: ¿En qué medida la respuesta contesta la pregunta en toda
su complejidad? ¿En qué medida considera todos los problemas del asunto?
¿Atiende la respuesta los aspectos más importantes y significativos? Un
enunciado puede ser claro, exacto, preciso y relevante pero superficial (es
decir, poco profundo). Por ejemplo, la frase “Diga no a las drogas”, que a
menudo se usa para tratar de desalentar a los niños y adolescentes de usar
drogas, es clara, precisa, exacta y relevante. No obstante, carece de
profundidad porque trata un problema extremadamente complejo como lo es
el uso de sustancias controladas entre los adolescentes, de forma superficial.
No atiende las complejidades que implica la práctica continua o el consumo
continuo de esa sustancia.
39
Amplitud: ¿Habrá que considerar otra perspectiva? ¿Habrá otra forma
de examinar la situación? Desde un punto de vista conservador, ¿qué habría
que considerar?, ¿qué habría que considerar desde un punto de vista
opuesto? Una línea de razonamiento puede ser clara, exacta, precisa,
relevante y profunda pero carecer de amplitud. Por ejemplo, un argumento
desde un punto de vista conservador o liberal que profundice en un asunto
pero se limite a solo un lado.
Lógica: ¿Tendrá esto lógica? ¿Se desprende de lo que se dijo? ¿Por
qué? Antes dijo aquello y ahora esto, ambas no pueden ser ciertas. Cuando
pensamos ordenamos una serie de ideas. Cuando las ideas combinadas se
apoyan entre sí y tienen sentido, el pensamiento es lógico. Cuando las ideas
combinadas no se apoyan entre sí, se contradicen o sencillamente no tienen
sentido, es que no hay lógica.
Todas estos estándares, permiten introducir la noción de competencias
que según Paul y Elder (2005, p. 54), “cada una de las competencias del
pensamiento crítico se correlaciona con alguna parte de la teoría del
pensamiento crítico”; estos autores señalan que existen cuatro conjuntos
básicos de conceptos en el pensamiento crítico que aquellos instructores
deben dominar si desean fomentar las competencias del pensamiento crítico.
Pueden caracterizarse como sigue:
1. Todo pensamiento puede ser analizado identificando sus ocho
elementos: propósito, pregunta, información, inferencias, suposiciones,
conceptos, implicaciones, punto de vista.
2. Todo pensamiento debe ser evaluado en cuanto a su calidad
utilizando estándares intelectuales universales. Algunos de los estándares
principales incluyen: claridad, precisión, veracidad, relevancia, profundidad,
extensión, importancia, lógica, justicia.
3. La meta fundamental del pensamiento crítico es fomentar el
desarrollo de las características conceptuales o disposiciones. Éstas
incluyen: justicia de pensamiento, empatía intelectual, humildad intelectual,
40
perseverancia intelectual, valor intelectual, integridad intelectual, autonomía
intelectual, confianza en la razón.
4. El egocentrismo y el socio-centrismo, predisposiciones naturales de
la mente, son barreras poderosas para el desarrollo del pensamiento crítico.
Igualmente, en este punto se destaca las destrezas y sub-destrezas
intelectuales esenciales del pensamiento crítico necesarias tener en cuenta
en la búsqueda de atender el desarrollo del pensamiento crítico en las aulas
y los espacios que realizan actividades educativas, teniendo en cuenta que el
pensamiento crítico es un proceso psicológico de orden superior, el cual
opera desde el trabajo de destrezas que se relaciona entre sí como son las
reseñadas a continuación:
Cuadro 1
Destrezas y sub-destrezas intelectuales del pensamiento crítico
Destrezas Sub-destrezas
Interpretación Categorización. Decodificación de resultados. Clarificación de significados.
Análisis Examinar ideas. Identificar argumentos. Analizar argumentos.
Evaluación Valorar enunciados. Valorar argumentos.
Inferencia Cuestionar las evidencias. Proponer alternativas. Sacar conclusiones.
Explicación Enunciar resultados Justificar procedimientos. Presentar argumentos.
Autorregulación Autoexaminarse. Autocorregirse.
Fuente: Rodríguez (2014)
41
2.5. Habilidades de pensamiento crítico y aprendizaje autónomo
El desarrollo del pensamiento crítico puede focalizarse a través de
habilidades. Paul y Elder (2005, p. 7), destacan que “al fomentar las
habilidades del pensamiento crítico, es importante que los profesores lo
hagan con el propósito final de desarrollar características del pensamiento”;
resaltando los rasgos intelectuales o disposiciones que distinguen a un
pensador habilidoso pero sofisticado, de un pensador habilidoso y justo.
En este marco de ideas, se afirma que los pensadores críticos justos
son intelectualmente humildes e intelectualmente empáticos; poseen
confianza en la razón y en la integridad intelectual; además, muestran coraje
intelectual y autonomía intelectual. Tal como lo expresan Betancourth, Muñoz
y Rosas (2017), el desarrollo del pensamiento crítico favorece la adquisición
de habilidades como el crecimiento integral del ser humano, le provee
autonomía para adquirir por sí mismo el conocimiento y le brinda
herramientas para tomar decisiones y analizar los problemas y circunstancias
que le rodean.
A este sentido, las habilidades del pensamiento crítico según López
(2012), son necesarias para su fomento, pues aunque el conocimiento es
esencial para el desarrollo del pensamiento, esto no garantiza el desarrollo
de un pensamiento crítico, es necesario la enseñanza explícita de ciertas
habilidades y su práctica a partir de actividades cotidianas para lograr su
transferencia a la realidad cotidiana donde se desenvuelve el alumno.
Al respecto, Beltrán y Torres (2009, p. 69), exponen una serie de
habilidades consideradas propias del pensamiento crítico. En cierto sentido,
todas las habilidades de pensamiento crítico se utilizan para tomar
decisiones y resolver problemas, pero los que se incluyen aquí implican el
uso de múltiples declaraciones para definir el problema e identificar posibles
objetivos, generar, seleccionar y juzgar alternativas de solución; entre estas
se destacan las siguientes:
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1. Habilidades de razonamiento verbal y análisis de argumento: que
permiten identificar y valorar la calidad de las ideas y razones de un
argumento y la conclusión coherente del mismo; además permiten reconocer
analogías dentro del lenguaje cotidiano.
2. Habilidades de comprobación de hipótesis: las hipótesis son ideas
provisionales que representan posibles soluciones o razones explicativas de
un hecho, situación o problema. Permiten explicar, predecir y controlar
acontecimientos de la vida cotidiana y reflexionar acerca de los mismos. El
planteamiento de hipótesis y de estrategias de acción ante una situación
dudosa y su comprobación promueven argumentos nuevos que favorecen la
construcción del aprendizaje ya sea por verificación o por contrastación.
3. Habilidades de probabilidad y de incertidumbre: estas permiten
determinar cuantitativamente la posibilidad de que ocurra un determinado
suceso, además de analizar y valorar distintas alternativas necesarias para la
toma de decisiones en una situación dada, de acuerdo a las ventajas e
inconvenientes que éstas presenten.
4. Habilidades de toma de decisiones y solución de problemas: estas
permiten ejercitar las habilidades de razonamiento en el reconocimiento y
definición de un problema a partir de ciertos datos, en la selección de la
información relevante y la contrastación de las diferentes alternativas de
solución y de sus resultados; expresar un problema en formas distintas y
generar soluciones.
3n este marco de pensamiento, Facione (2007, p. 4), destaca que en
consulta realizada a expertos, identificaron habilidades y actitudes o hábitos
clasificadas como habilidades cognitivas y disposiciones “de las habilidades
cognitivas, esto es lo que los expertos consideran como lo esencial del
pensamiento crítico: interpretación, análisis, evaluación, inferencia,
explicación y auto regulación”.
En cuanto a interpretación, es comprender y expresar el significado o la
relevancia de una amplia variedad de experiencias, situaciones, datos,
43
eventos, juicios, convenciones, creencias, reglas, procedimientos o criterios,
utilizando criterios propios. La interpretación incluye las sub-habilidades de
categorización, decodificación del significado, y aclaración del sentido.
El análisis consiste en identificar las relaciones de inferencia reales y
supuestas entre enunciados, preguntas, conceptos, descripciones u otras
formas de representación que tienen el propósito de expresar creencia, juicio,
experiencias, razones, información u opiniones. Se incluyen examinar las
ideas, detectar y analizar argumentos como sub-habilidades del análisis.
La evaluación es la valoración de la credibilidad de los enunciados o de
otras representaciones que recuentan o describen la percepción, experiencia,
situación, juicio, creencia u opinión de una persona; y la valoración de la
fortaleza lógica de las relaciones de inferencia, reales o supuestas, entre
enunciados, descripciones, preguntas u otras formas de representación.
La inferencia significa identificar y asegurar los elementos necesarios
para sacar conclusiones razonables; formular conjeturas e hipótesis;
considerar la información pertinente y sacar las consecuencias que se
desprendan de los datos, enunciados, principios, evidencia, juicios,
creencias, opiniones, conceptos, descripciones, preguntas u otras formas de
representación. Como sub-habilidades de inferencia, los expertos incluyen
cuestionar la evidencia, proponer alternativas, y sacar conclusiones.
Más allá de la capacidad de interpretar, analizar, evaluar e inferir, los
buenos pensadores críticos pueden hacer dos cosas más. Explicar qué
piensan y cómo llegaron a esa decisión. Y, autoaplicarse su capacidad de
pensamiento crítico para mejorar sus opiniones previas. Estas dos
habilidades se denominan explicación y autorregulación.
La explicación es la capacidad de presentar los resultados del
razonamiento propio de manera reflexiva y coherente. Esto significa poder
presentar a alguien una visión del panorama completo: tanto para enunciar y
justificar ese razonamiento en términos de las consideraciones de evidencia,
conceptuales, metodológicas, de criterio y contextuales en las que se
44
basaron los resultados obtenidos; como para presentar el razonamiento en
forma de argumentos muy sólidos. Las sub-habilidades de la explicación son
describir métodos y resultados, justificar procedimientos, proponer y
defender, con buenas razones, las explicaciones propias causales y
conceptuales de eventos o puntos de vista y presentar argumentos
completos y bien razonados en el contexto de buscar la mayor comprensión
posible.
La autorregulación, es la habilidad cognitiva más extraordinaria de
todas porque permite a los buenos pensadores críticos mejorar su propio
pensamiento; también, llamada metacognición, que significa elevar el
pensamiento a otro nivel. Usted puede revisar y corregir una interpretación
que presentó. Puede examinar y corregir una inferencia que haya hecho.
Puede revisar y reformular una de sus propias explicaciones.
De tal manera, la habilidad de autorregulación es como monitoreo auto
consciente de las actividades cognitivas propias, de los elementos utilizados
en esas actividades, y de los resultados obtenidos, aplicando particularmente
habilidades de análisis y de evaluación a los juicios inferenciales propios, con
la idea de cuestionar, confirmar, validar, o corregir el razonamiento o los
resultados propios. Las dos sub-habilidades, en este caso, son el auto-
examen y la auto-corrección.
Respecto, a las habilidades agrupadas dentro de la disposición hacia el
pensamiento crítico, se dice que las poseen quienes tienen espíritu crítico, lo
cual significa tener curiosidad para explorar agudeza mental, dedicación
apasionada a la razón, y deseos o ansias de información confiable. El
pensamiento crítico refiere la forma como se enfocan los problemas, las
preguntas. Es la mejor manera que conocemos de llegar a la verdad.
Por su parte, López (2012, p. 44), señala una serie de habilidades
básicas del pensamiento crítico, entre éstas las tipologías de habilidades de
componente cognitivo donde la memoria ocupa el primer peldaño, mientras
que la comprensión, el análisis, síntesis y evaluación ascienden hasta la
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cúspide de la pirámide, lo cual conformaría el pensamiento crítico. Asimismo,
estas habilidades pueden agruparse entres en tres grandes categorías. La
primera de ellas se refiere a las habilidades vinculadas a la capacidad de
clarificar las informaciones (hacer preguntas, concebir y juzgar definiciones,
distinguir los diferentes elementos de una argumentación, de un problema de
una situación o de una tarea, identificar y aclarar los problemas importantes).
La segunda categoría abarca las habilidades vinculadas a la capacidad
de elaborar un juicio sobre la fiabilidad de las informaciones (juzgar la
credibilidad de una fuente de información, juzgar la credibilidad de una
información, identificar los presupuestos implícitos, juzgar la validez lógica de
la argumentación). La tercera categoría se refiere a las habilidades
relacionadas con la capacidad de evaluar las informaciones (obtener
conclusiones apropiadas, realizar generalizaciones, inferir, formular hipótesis.
También, se resalta la clasificación realizada por Ennis (1985), que
establece una diferencia entre dos clases principales de actividades de
pensamiento crítico: las disposiciones y las capacidades. Las primeras se
refieren a las disposiciones que cada persona aporta a una tarea de
pensamiento, rasgos como la apertura mental, el intento de estar bien y la
sensibilidad hacia las creencias, los sentimientos y el conocimiento ajeno. La
segunda hace referencia a las capacidades cognitivas necesarias para
pensar de modo crítico, como centrarse, analizar y juzgar.
2.6. Horizonte pedagógico socio crítico
Se ha considerado de suma importancia describir el horizonte
pedagógico asumido en la Universidad Simón Bolívar como una cultura
reflexiva, así lo expresan Vélez, Rapalino y Escorcia (2015), destacando que
este horizonte es una visión ética y creativa, que desde la dialéctica,
fundamenta la propuesta educativa de nuestra Alma Máter, conformada por
las ideas del pensar lo propio desde la emancipación cultural y económica
46
del continente Latinoamericano como lo declaraba nuestro fundador, Maestro
José Consuegra Higgins, en coherencia con las ideas educativas de El
Libertador Simón Bolívar.
Ser socio crítico es un esfuerzo intelectual que el estudiante debe
hacer, con la finalidad de no aceptar sin reflexión un modo de pensar y de
actuar en cualquier escenario social privado o público, por el simple hábito de
las ideas; es lograr trascender en armonizar las ideas propias, las teorías
existentes, las dinámicas y características de los diferentes contextos, con el
propósito de conocer lo real, los fundamentos de las cosas, las ideologías de
la época, para plantear, cuestionar y formular preguntas con sentido,
coherentes y pertinentes a un contexto social preciso; con la participación de
los otros, los cuales en esa intersubjetividad, regulan las diferencias
particulares construyendo espacios de participación, disenso y diálogo para
lograr un consenso con miras a una sociedad mejor.
Desde esta perspectiva, ser crítico es la expresión del pensamiento
libre y espontáneo, autónomo y argumentado que evidencie el espíritu libre
para el desarrollo de la misma reflexión crítica y la toma de posturas frente a
diversas situaciones, responsabilidades e interrogantes del momento. El acto
de reflexionar lo lleva a abandonar el egoísmo para ser una persona
solidaria; a participar en la construcción de comunidad con conciencia crítica,
a relacionar, pensar, comprender y transformar desde una relación dialéctica,
creativa, pedagógica y metodológica.
Otro aspecto, importante dentro de este horizonte es la importancia de
pensar lo propio es pensar por sí mismo, implica asumir la responsabilidad
de ese pensar y no delegársela a otros; es un compromiso desde la propia
voluntad, vista esta como el dominio de sí mismo en actos de libertad
responsables con la finalidad de lograr los propósitos trazados; apoyándose
en sus estructuras cognitivas, cognoscitivas y en la historia de su existencia.
El Proyecto Educativo Institucional 2015 de la Universidad Simón
Bolívar afirma que: Ante el reto que plantea el HPSC, la pedagogía se
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constituye en el conocimiento teórico y práctico que posibilita la realización
de acciones educativas orientadas a los procesos de educación y formación
acorde con el ideario de la Universidad Simón Bolívar y su contexto. Pensar
lo propio es el principio a seguir en los procesos de formación de seres
humanos.
Se determina que pensar lo propio está sustentado en hacer lo propio,
puesto que se propende por ser coincidente entre lo que se coincidente entre
lo que se piensa y lo que se hace. Por lo cual, pensar y hacer lo propio es la
ética individual, es decidir por sí mismo, ser sí mismo, es el logro de la
autonomía, la cual se ejerce en la individualidad de cada sujeto y sus
diferentes contextos en los que se hace como ser social y su historia
personal se reta a la transformación.
Por tanto, el profesor autónomo constituye su práctica desde la
enseñanza de tomar los retos y la pertinencia de las decisiones que se logran
por una conciencia del pensar lo propio y hacer con responsabilidad lo propio
de acuerdo con lo que amerita cada situación a la que se enfrenta el sujeto
que está en el proceso de aprender, desde decisiones frente al querer
conocer, saber y que hacer, al ser él desde su propia autonomía y al cómo
convivir con los otros en los disensos y respeto a las diferencias.
También, resalta dentro de este horizonte la relación entre lo crítico y
pensar lo propio es la libertad. Hombres libres, de iniciativas libres,
personales, comunitarias, que puedan adentrarse al futuro de las
necesidades de las nuevas sociedades con otros valores, con una
consciencia para una ciencia imparable en su desarrollo.
El estudiante se educa en los propósitos formativos de la Universidad
Simón Bolívar para el uso de su libertad y de la verdad, para asumir lo real,
lo nuevo y el cambio; por tanto, los espacios para lograrlo deben ser
dinamizadores de construcciones de procesos dialógicos, que buscan la
autodeterminación personal y social, para el desarrollo del pensamiento
propio desde una consciencia crítica y de transformación de la realidad.
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2.6.1. Papel de la pedagogía crítica social en ese horizonte
La pedagogía crítica social en el escenario de nuestro Horizonte cumple
el papel de valorar la autonomía institucional en la cotidianidad de los
procesos de formación integral y disciplinar, en la horizontalidad dialógica,
reflexiva y democrática, presentes en los diferentes escenarios en los que se
dan los actos educativos para responder a nuestra Misión Institucional. De
este modo, los programas académicos posibilitan la apropiación en una
modelación ( dar forma) pedagógica que da cuenta del corpus teórico y su
objeto de estudio, las competencias y sus didácticas socio críticas, que
responden a los propósitos formativos y al perfil profesional y laboral,
haciendo que nuestro programas académicos sean vigentes y pertinentes
para el desarrollo regional y nacional con una mirada global.
2.6.2. Propósito del horizonte pedagógico socio crítico en la formación humana y profesional de estudiantes
El propósito que fundamentada el HPSC es formar seres con
sensibilidad y compromiso social, con habilidades y destrezas para identificar
e intervenir las problemáticas, en los diferentes contextos de forma creativa,
propositiva; con diversas miradas y respeto a las creencias e ideologías a
partir de pensar lo propio para hacer lo propio, como postura ética de
profesores y estudiantes.
En consonancia con lo anterior, el HPSC tiene en cuenta la promoción
de los valores identitarios frente a la comprensión de la realidad social en
toda su complejidad. La promoción es realizada por sujetos( profesores) que
se comprometen con otros sujetos ( estudiantes), mediante actos y acciones
formativas para expresar su propia realidad y la misión institucional,
construyendo la intersubjetividad de lo plural y diverso. Por ello, el sociólogo
Fernando Piñeres (2006) concibe el HPSC como: “un proceso incesante de
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búsqueda: encaminado a formar seres humanos con conciencia social y
humanística, capaces de construir un mundo mejor donde vivir en
convivencia pacífica basado en la confianza y el respeto mutuo”.
Los diálogos académicos se caracterizan por ser reflexivos, incluyentes
y democráticos. Con ello, se reafirma el ideario de El Libertador Simón
Bolívar “de un ser ético, culto, autónomo y líder, constructor de una sociedad
democrática, justa, solidaria y sostenible”.
2.6.3. El horizonte pedagógico socio crítico en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
El HPSC se evidencia en la praxis educativa, que se da en los
diferentes escenarios de aprendizaje que la Universidad brinda a la
comunidad como son las aulas de clases, las aulas magistrales, los
diferentes auditorios, teatro, laboratorios de prácticas, las prácticas
profesionales, los escenarios deportivos y recreativos, y el aula extendida
como apoyo a la presencialidad de los programas académicos de pre y
posgrado, en las reflexiones que realizan los profesores sobre su praxis
cuando participan en los círculos de reflexión y plasman sus experiencias en
la Bitácora del profesor Bolivariano.
También se evidencian en las didácticas socio críticas, que se
construyen de manera creativa y productiva en un recorrido reflexivo, vigente
y pertinente con los propósitos formativos y el desarrollo socio-afectivo,
cognitivo, comunitario, entre otros, de los estudiantes para la transformación
individual y social.
El proceso de transformación se da de manera permanente y continua
en la dialéctica de la enseñanza y el aprendizaje; en este contexto formativo,
la generación de conocimiento posibilita la intersubjetividad de los actores
participantes: profesor – estudiante, que desde un tema generador, provoca
aprendizajes propios, significativos, contextualizados en realidades propias.
50
En cuanto a la Práctica Socio Crítica, se da a través de las didácticas,
que propician los diálogos de saberes. Esta práctica construye el
conocimiento a partir de la problematización que suscita un diálogo reflexivo
como aprendizaje dialógico y democrático. De este modo, se va
construyendo la cultura reflexiva en correspondencia con el ideario educativo
institucional en sus diferentes escenarios.
2.6.4. Cultura reflexiva: base de la autonomía de aprendizaje
Es un proceso de construcción de la comunidad Bolivariana que se ha
documentado de forma sistemática (Bitácora del profesor, círculos de flexión,
contenidos en el aula extendida, eventos de reflexión de los de la educación
en el siglo XXI, cine foros a la carta pedagógicas, experiencias significativas
de la prácticas profesoral, entre otros) con diferentes aportes: filosóficos,
epistemológicos, antropológicos, sociológicos, psicológicos, entre otros. Para
ello, el Departamento de Pedagogía convoca a toda la comunidad a construir
ese pensar lo propio desde el hacer lo propio en un intento de maduración de
más de cuatro décadas de trabajo institucional comprometido con la
reflexión, acción transformación/ innovación en la práctica docente de la
Universidad.
EL horizonte Pedagógico Socio Crítico se orienta a consolidar la cultura
reflexiva, para lo cual debe tener una permanente reflexión que estimule el
espíritu del discernimiento por cuanto posibilita que los actores del proceso
formativo y educativo generen una dialéctica y didáctica propia, del hacer lo
propio de acuerdo a los contextos socio cultural y las evidencias de sus
problemáticas.
El estudiante aprenda a dialogar de forma argumentada comprendiendo
que la diferencia, los disensos, las controversias son parte del aprender y de
la construcción del pensamiento propio en un desarrollo dialéctico que tiene
como norte la dignificación de la vida humana.