Modelos de Intervención Social

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* Y esto de la orientación ¿para qué?. ¿ciudadanía o trabajo? La orientación dentro de programas dirigidos a personas en exclusión o en riesgo de estarlo es intervención social. En Europa no existe un modelo único de intervención social. Conviven cuatro tipos muy diferenciados entre sí: El modelo caritativo. Propio de siglos pasados, aunque aún muy arraigado. Considera al individuo marginado culpable de su situación y que sobrevive gracias a la actuación de buenas gentes. Produce una fuerte dependencia en la persona asistida y acostumbra al asistencialismo. El modelo que ve en el trabajo la solución definitiva contra la exclusión. Es un modelo que surge durante el siglo XX, en occidente y al amparo del estado de bienestar. En estas sociedades, mediante el trabajo, los individuos accedían al bienestar y a la normalización social. En nuestros días, esa situación ha quebrado al cambiar profundamente el mercado laboral, perdiendo el trabajo buena parte de su potencial integrador. Ni siquiera conseguir un trabajo es garantía contra la exclusión social. El modelo tecnicista. Lo mismo que en las demás facetas de la vida, en el trabajo social se va imponiendo la fe ciega en el poder de la técnica. El tratamiento con las personas se hace frío y distante. Estas llegan a ser, en definitiva, objetos que por su mal funcionamiento necesitan arreglos. Es un modelo que además tiende a realizar tratamientos universales, no personalizados. Sin duda magnifica el necesario desarrollo técnico que nuestro trabajo precisa. El modelo por la ciudadanía. Está en pleno desarrollo y es objeto de debate en Europa entre los pensadores de lo social. La persona es el centro de toda nuestra acción y tiene una historia y unas características que le hacen absolutamente diferente. Valora el papel primordial del trabajo pero va más allá. El concepto de ciudadanía, permite al o a la profesional de la orientación y a todos los que intervienen en programas sociales no conformarse con ayudar y acompañar a las personas a convertirse en ciudadanos de segunda o tercera clase. En este modelo se aspira a la plena ciudadanía (derechos y deberes) mediante el completo desarrollo de todas las capacidades personales y con el creciente protagonismo sobre su vida. Frecuentemente, los objetivos de nuestros programas son excesivamente pobres y no contemplan el pleno desarrollo de las personas. El país que no conceda medios de calidad a todos sus ciudadanos para que cada uno pueda alcanzar el puesto que pueda en esta sociedad, independientemente de su origen y condición, es un país condenado al gueto. Si no, veamos lo que ocurre en Estados Unidos y lo que ha comenzado a suceder en Europa con los hijos de los inmigrantes. Concluimos, en todo caso que: • El empleo ya no es la “vía universal única” para la inserción social y el acceso a la ciudadanía. Muchas personas inempleables tendrán vetada esa vía. • Las modalidades de empleo que se van imponiendo distan mucho de satisfacer las aspiraciones fundamentales de la persona; son vías incompletas de acceso a la ciudadanía. Por todo ello, desde el trabajo social estamos obligados a realizar un esfuerzo notable de imaginación y creatividad para diseñar “itinerarios” más satisfactorios; alternativas, cuando sean necesarias, al empleo. En este esfuerzo de imaginación debemos tener en cuenta, entre otros, los siguientes aspectos a la hora de diseñar programas de inserción: • Es fundamental perseguir la satisfacción de las necesidades básicas: subsistencia, seguridad y realización. • El empleo es un medio potente para conseguirlo, pero en ocasiones no suficiente. Habrá que idear medidas complementarias. • En ocasiones, habrá personas que jamás puedan acceder a la contratación en el mercado laboral. Tendremos que pensar en programas alternativos que consigan la satisfacción de las necesidades y el acceso en la ciudadanía por otras vías. Los trabajos socialmente útiles, las rentas universales, la protección universal, las empresas de inserción, los talleres protegidos, etcétera. Y, sobre todo, tendremos que esforzarnos en favorecer la aparición de espacios de relación que rompan la soledad y animar a la participación y a la aportación personal.

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Modelos de Intervención Social

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  • * Y esto de la orientacin para qu?. ciudadana o trabajo? La orientacin dentro de programas dirigidos a personas en exclusin o en riesgo de estarlo es intervencin social. En Europa no existe un modelo nico de intervencin social. Conviven cuatro tipos muy diferenciados entre s: El modelo caritativo. Propio de siglos pasados, aunque an muy arraigado. Considera al individuo marginado culpable de su situacin y que sobrevive gracias a la actuacin de buenas gentes. Produce una fuerte dependencia en la persona asistida y acostumbra al asistencialismo. El modelo que ve en el trabajo la solucin definitiva contra la exclusin. Es un modelo que surge durante el siglo XX, en occidente y al amparo del estado de bienestar. En estas sociedades, mediante el trabajo, los individuos accedan al bienestar y a la normalizacin social. En nuestros das, esa situacin ha quebrado al cambiar profundamente el mercado laboral, perdiendo el trabajo buena parte de su potencial integrador. Ni siquiera conseguir un trabajo es garanta contra la exclusin social. El modelo tecnicista. Lo mismo que en las dems facetas de la vida, en el trabajo social se va imponiendo la fe ciega en el poder de la tcnica. El tratamiento con las personas se hace fro y distante. Estas llegan a ser, en definitiva, objetos que por su mal funcionamiento necesitan arreglos. Es un modelo que adems tiende a realizar tratamientos universales, no personalizados. Sin duda magnifica el necesario desarrollo tcnico que nuestro trabajo precisa. El modelo por la ciudadana. Est en pleno desarrollo y es objeto de debate en Europa entre los pensadores de lo social. La persona es el centro de toda nuestra accin y tiene una historia y unas caractersticas que le hacen absolutamente diferente. Valora el papel primordial del trabajo pero va ms all. El concepto de ciudadana, permite al o a la profesional de la orientacin y a todos los que intervienen en programas sociales no conformarse con ayudar y acompaar a las personas a convertirse en ciudadanos de segunda o tercera clase. En este modelo se aspira a la plena ciudadana (derechos y deberes) mediante el completo desarrollo de todas las capacidades personales y con el creciente protagonismo sobre su vida. Frecuentemente, los objetivos de nuestros programas son excesivamente pobres y no contemplan el pleno desarrollo de las personas. El pas que no conceda medios de calidad a todos sus ciudadanos para que cada uno pueda alcanzar el puesto que pueda en esta sociedad, independientemente de su origen y condicin, es un pas condenado al gueto. Si no, veamos lo que ocurre en Estados Unidos y lo que ha comenzado a suceder en Europa con los hijos de los inmigrantes.

    Concluimos, en todo caso que:

    El empleo ya no es la va universal nica para la insercin social y el acceso a la ciudadana. Muchas personas inempleables tendrn vetada esa va. Las modalidades de empleo que se van imponiendo distan mucho de satisfacer las aspiraciones fundamentales de la persona; son vas incompletas de acceso a la ciudadana. Por todo ello, desde el trabajo social estamos obligados a realizar un esfuerzo notable de imaginacin y creatividad para disear itinerarios ms satisfactorios; alternativas, cuando sean necesarias, al empleo. En este esfuerzo de imaginacin debemos tener en cuenta, entre otros, los siguientes aspectos a la hora de disear programas de insercin: Es fundamental perseguir la satisfaccin de las necesidades bsicas: subsistencia, seguridad y realizacin. El empleo es un medio potente para conseguirlo, pero en ocasiones no suficiente. Habr que idear medidas complementarias. En ocasiones, habr personas que jams puedan acceder a la contratacin en el mercado laboral. Tendremos que pensar en programas alternativos que consigan la satisfaccin de las necesidades y el acceso en la ciudadana por otras vas. Los trabajos socialmente tiles, las rentas universales, la proteccin universal, las empresas de insercin, los talleres protegidos, etctera. Y, sobre todo, tendremos que esforzarnos en favorecer la aparicin de espacios de relacin que rompan la soledad y animar a la participacin y a la aportacin personal.