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MODELO DE TRANS-RACIONALIDAD EN EL CONTEXTO DE LA META-TÉCNICA Y DESDE LA
PERSPECTIVA DEL PENSAMIENTO COMPLEJO*
Ennodio Torres
Introducción
El propósito que el autor pretende lograr con el presente ensayo es el de construir un
modelo de trans-racionalidad en el contexto de la meta-técnica y desde la perspectiva del
pensamiento complejo.
La referencia bibliográfica más utilizada en el estudio que realizamos sobre la trans-
racionalidad, es el libro de Ernesto Mayz Vallenilla titulado Fundamentos de la meta-técnica,
pues contiene suficiente análisis crítico de la razón técnica, varias nociones originales acerca
de la meta-técnica y diversas propuestas para la transición de la ratio technica a un logos
meta-técnico. Este importante libro ha sido publicado en español por tres casas editoras:
Monte Ávila Editores, Caracas, 1990; Gedisa, Barcelona, 1993; Fundación para la
Cultura Urbana, Caracas, 2005; y está traducido a cinco idiomas:
italiano, Fondamenti della meta-técnica, Collana dell Istituto Italiano per gli Studi
Filosofici, Napoli, 1994;
francés, Fondements de la méta-technique, L´Harmattan, Paris, 1997;
alemán, Gründlagen der Meta-Technik, P. Lang, Frankfurt, 2002;
inglés, The Foundations of Meta-Technics, University Press of America, Lanham,
Maryland, 2004; y
portugués, Fundamentos da Meta-técnica, Edições Colibri, Lisboa, 2004.
¿Cuál es la tesis primordial de ese libro? Mayz Vallenilla (1990) responde:
La tesis primordial de este libro –consciente de semejante hecho– pretende mostrar que vivimos un
momento decisivo en la evolución histórica de la ratio technica… cuyos rasgos tendrán una influencia
paralela en el presente y futuro de la humanidad. A tal respecto, sin exagerar la importancia de los
avances más recientes, es posible columbrar que nos hallamos situados en una excepcional coyuntura
donde aquella transición ocurre y somos nosotros mismos, los hombre de este tiempo, protagonistas
y testigos de una revolución que aún no logramos comprender ni avizorar en toda su complejidad y
trascendencia.
* Artículo publicado en la Separata 5 de Principia, Revista de Cultura de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado de Venezuela, julio de 2010, en homenaje a Ernesto Mayz Vallenilla. Fuente: http://www.ucla.edu.ve/separata5.pdf
También utilizamos del insigne filósofo venezolano su libro Ratio technica, impreso
por Monte Ávila Editores en el año 1983; especialmente, los contenidos de las categorías
totalidad, finalidad, perfección, automaticidad y funcionalidad que encontramos en el
Capítulo titulado Esbozo de una crítica de la razón técnica.
Por otra parte, en nuestro artículo Complejidad y postmodernidad: dos paradigmas
emergentes (Torres, 2009, Revista Principia) describimos diez principios del pensamiento
complejo –sujeto/objeto, sistémico, de retroalimentación, de autonomía/dependencia, de
recursividad, holográfico, borroso, de estrategia situacional, de incertidumbre, caórdico–
desde la perspectiva del postmodernismo en las organizaciones reticulares. Allí
interpretamos el postmodernismo como un proceso cultural mediante el cual es posible
adquirir conciencia del mundo de las relaciones interpersonales configuradas de acuerdo a
principios de integralidad, gradualidad, complementariedad, pluralismo y solidaridad;
conciencia que es un producto del desarrollo de la inteligencia intrapersonal con base en
criterios de proximidad, cooperación y confianza; proceso generador de estructuras
organizativas conocidas como ecologismo, pacifismo, nacionalismo, feminismo. Además,
aprovechamos la oportunidad, que nos brindaba esa publicación en la Revista Principia de la
UCLA, para dar a conocer nuestro concepto de organización reticular: organización social
que tiene forma de red, se comunica con otras organizaciones reticulares a través de redes
telemáticas, asume la innovación como el valor más importante de su productividad, y se
compromete con la responsabilidad social empresarial.
Asimismo, empleamos como referencia bibliográfica el libro Teoría de la acción
comunicativa de Habermas (1999); en particular, los contenidos sobre los accesos a la
problemática de la racionalidad, de los cuales extraemos ahora el siguiente texto:
Siempre que hacemos uso de la expresión <<racional>> suponemos una estrecha relación entre
racionalidad y saber. Nuestro saber tiene una estructura proposicional: las opiniones pueden
exponerse explícitamente en forma de enunciados. Voy a presuponer este concepto de saber sin más
aclaraciones, pues la racionalidad tiene menos que ver con el conocimiento o con la adquisición de
conocimiento que con la forma en que los sujetos capaces de lenguaje y de acción hacen uso del
conocimiento. En las emisiones o manifestaciones lingüísticas se expresa explícitamente un saber, en
las acciones teleológicas se expresa una capacidad, un saber implícito.
Para construir el modelo de trans-racionalidad en el ámbito de la meta-técnica,
hemos tomado del sistema de categorías de Kant (1781), el subsistema relación, con sus
tres clases de juicios –categórico, hipotético, disyuntivo– y sus tres categorías: inherencia y
subsistencia, causalidad y dependencia, comunidad. El sistema kantiano de categorías es
expresado en forma esquemática en la Tabla 1.
TABLA 1 Sistema de categorías del ser según Kant en su libro Crítica de la razón pura
SUBSISTEMA JUICIO CATEGORÍA
General Unidad
Particular Pluralidad
Cantidad
Singular Totalidad
Afirmativo Realidad
Negativo Negación
Cualidad
Indefinido Limitación
Categórico Inherencia y subsistencia
Hipotético Causalidad y dependencia
Relación Disyuntivo Comunidad
Problemático Posibilidad – Imposibilidad
Asertórico Existencia – No-existencia
Modalidad Apodíctico Necesidad – Contingencia
El modelo de trans-racionalidad, tal como se presenta en el actual artículo, está
constituido por ocho categorías (holismo, estrategia, retroalimentación, recursividad,
relación, borrosidad, comunicación, gradualidad), tres principios (tercero incluido,
razonamiento holográfico, caos creativo) y un isomorfismo entre dos estructuras lingüísticas
(técnica, meta-técnica), los cuales son productos parciales de un trabajo de investigación
documental, cuyos resultados se reflejan tanto en las nociones, reflexiones y conclusiones,
como en los enfoques, postulados y desarrollos futuros.
De la totalidad al holismo
Según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), la palabra ‘holismo’ tiene el
siguiente significado: “Doctrina que propugna la concepción de cada realidad como un todo
distinto de la suma de las partes que lo componen”.
Definimos el holismo como una categoría del logos meta-técnico, mediante los
principios sistémicos, autonomía/dependencia y holográfico, pues esta modalidad facilita la
operación de transmutar la categoría de la ratio technica denominada totalidad, la cual es
explicada por Mayz Vallenilla (1983) de la siguiente forma:
En efecto, a quien reflexione sobre lo que significan la autonomía legal y la autarquía dinámica que le
hemos adscrito a los procesos técnicos –y se pregunte, en actitud “trascendental”, cuáles son las
condiciones de posibilidad que permiten semejante característica–, pronto comprenderá que, para
alcanzar aquellos peculiares rasgos, los diversos ingredientes o momentos que integran el proceso del
trabajo técnico han de hallarse perfectamente organizados en un sistema. Ahora bien, todo sistema,
como tal, supone una categoría fundamental: la de totalidad. La totalidad, en tal sentido, no es sólo
un mero agregado o compósito de “partes” y “elementos”, sino que, como unidad estructural, segrega
un novum cualitativo. El sistema, en cuanto tal, es la expresión de semejante novum, gracias al cual
se posibilita también aquel comportamiento característico de los procesos técnicos.
El holismo está fundamentado en la auto-organización. El neurofisiólogo Warren
McCulloch y el matemático Walter Pitts son pioneros del concepto de auto-organización en el
campo de la neurofisiología, pues en el artículo titulado “A Logical Calculus of the Ideas
Immanent in Nervous Activity” y publicado en el año 1943, presentaron un cálculo
proposicional para representar la lógica matemática inmanente en la actividad nerviosa y
demostraron que tal lógica puede ser expresada mediante un conjunto de reglas para
construir redes artificiales semejantes a las redes neuronales.
En el marco de la organización reticular, caracterizamos la noción de sistema
mediante la descripción de sus tres variables esenciales: patrón, estructura y proceso.
El patrón organizativo de un sistema reticular consiste en la configuración de las
relaciones, interconexiones o interacciones ordenadas entre sus objetos, componentes o
partes, los cuales deben estar dispuestos en forma de red. El patrón organizativo dota a la
organización reticular de una identidad como organización diferenciada en el universo de las
organizaciones y, además, establece un poder interno con autonomía legal derivada del
orden instituido. En consecuencia, la identidad es una invariante organizacional y, por lo
tanto, una transformación del patrón organizativo de un sistema implica la emergencia de
un nuevo sistema.
La estructura organizativa de un sistema es la realización, materialización o
substanciación de su patrón organizativo. La organización reticular que logra la auto–
organización y la auto–producción, necesita mantener la clausura de su patrón organizativo
y facilitar la apertura de su estructura organizativa mediante una alimentación de
información y de energía proveniente de su medio ambiente. Siendo así, se producen
continuas reestructuraciones organizativas del mismo sistema reticular. La inseparabilidad
de esa pareja de conceptos complementarios y en apariencia contradictorios, clausura y
apertura, es una de las características fundamentales del holismo.
El proceso organizacional de un sistema es un proceso de producción que tiene entre
los insumos disponibles su patrón organizativo y entre los productos generados su
estructura organizativa. En el universo de los sistemas reticulares observamos una
tendencia de los procesos organizacionales a producir sistemas dentro de sistemas a
diferentes niveles de tal manera que cada sistema es una totalidad respecto de sus partes,
siendo a su vez parte de una totalidad superior. También observamos que entre los niveles
de sistemas reticulares y sus grados de complejidad existe una correspondencia, la cual es
monótona creciente, es decir, a cada incremento del nivel sistémico corresponde un
incremento del grado de complejidad.
Otra característica fundamental del holismo es la existencia de una pareja de
relaciones complementarias y en apariencia contradictorias: las partes están contenidas en
la totalidad del sistema reticular y, además, la totalidad del sistema reticular está contenida
en cada una de sus partes.
Con el escenario del holismo a disposición, interpretamos las ideas que, sobre las
posibilidades de un modelo de trans-racionalidad, expresa Mayz Vallenilla (1990):
Resulta obvio reiterar, a estas alturas, que no existe una sola y única modalidad del logos, sino
múltiples y diversas formas de inteligibilizar y ordenar la alteridad –en grados y niveles distintos,
sustentadas por principios o fundamentos diferentes– cuyas manifestaciones constituyen, en cada
caso, totalidades o sistemas dotados de un lenguaje y una sintaxis peculiares. Tales sistemas pueden
tener un basamento ingénito, o ser constructos diseñados y organizados mediante trans-formaciones
y/o trans-mutaciones del mismo, introducidas de un modo espontáneo o por obra de un agente
externo. En cualquier caso, ellas alteran el comportamiento integral del sistema, provocando cambios
o modificaciones en su funcionamiento y finalidades connaturales, así como en las formas y límites de
su ordenación e inteligibilización de la correspondiente alteridad.
Parafraseando a Mayz Vallenilla (1990), diremos que:
Para comprender, organizar y explicar la alteridad existen diversos sistemas, a
diferentes niveles instituidos por distintos patrones organizativos, de tal manera que cada
sistema, dotado de un lenguaje singular, es una totalidad respecto de sus partes, siendo a
su vez parte de una totalidad superior. Cada uno de esos sistemas puede tener una
estructura organizativa natural, o una estructura organizativa artificial; pero en ambos
casos, desarrollada mediante continuas transformaciones o transmutaciones de la misma,
generada por la evolución natural o producida por un agente externo, proceso organizacional
que altera o perturba el comportamiento reticular del sistema, comportamiento determinado
por “una red de comunicaciones que da conectividad a la organización” (Etkin, 2006). En
algunos casos, la perturbación es de gran intensidad y puede provocar un cambio en el
funcionamiento de la organización y una modificación en el patrón organizativo establecido
para comprender, ordenar y explicar la alteridad.
De la finalidad a la estrategia
Según el Diccionario Espasa-Calpe, la palabra ‘estrategia’ tiene el siguiente
significado: “Técnica y conjunto de actividades destinadas a conseguir un objetivo”.
Caracterizamos la estrategia como una categoría del logos meta-técnico, a través de
los principios de estrategia situacional, de incertidumbre y sujeto/objeto, ya que de esa
forma se logra transmutar la categoría de la ratio technica denominada finalidad, entendida
ésta por Mayz Vallenilla (1983) con las frases que siguen:
Ahora bien, la noción de totalidad supone o implica la de finalidad. O dicho más concretamente: la
organización sistemática del proceso técnico como una totalidad supone o implica un fin en vista del
cual se despliega el trabajo. Pero es necesario precisar (y dentro de nuestro intento ha de ser un
cometido esencial) si aquella finalidad que implica o supone la totalidad es intrínseca o extrínseca en
relación a ella. O expresado en otra forma: si el fin se cumple o realiza como un despliegue
inmanente de la totalidad, o implica un elemento extraño a ella. Nuestra respuesta, en tal sentido, ha
de ser taxativa: la finalidad del trabajo técnico halla su cumplimiento en vista de la totalidad misma
del proceso. La finalidad, como categoría, se encuentra “subordinada” (o más precisamente dicho:
“coordinada”) a la totalidad (cfr. infra). El fin hacia el cual tiende la técnica no es otro que una
posibilidad diseñada por la estructura (totalidad) misma de la técnica, y cuya realización apunta a
garantizar el progresivo despliegue de esa misma totalidad.
Elegimos cinco variables, eficiencia, eficacia, proceso, efectividad y táctica, como
elementos de referencia para explicar la estrategia en una organización reticular.
La eficiencia se refiere a una relación entre los insumos disponibles en la organización
y sus productos generados. Los insumos están constituidos por: recursos humanos,
materiales y financieros; datos, informaciones y conocimientos; misión, visión y valores;
políticas, estrategias y objetivos; normativa, estructura y gestión; sistemas y tecnologías de
información y comunicación; etc. Los productos son bienes o servicios; los bienes materiales
o espirituales que la organización está en capacidad generar; los servicios que la
organización puede prestar.
La eficacia establece una relación entre los productos generados por la organización y
los resultados sociales logrados. Los resultados son los grados de satisfacción de la sociedad
con la organización, tomando como ejes evaluativos el trabajo performativo, la gerencia del
conocimiento, la innovación tecnológica, la comunicación estratégica y la responsabilidad
social empresarial; grados de satisfacción que están en correspondencia con las necesidades
de los usuarios y con el enfrentamiento de los problemas reales de su zona de influencia.
El proceso está referido a las actividades realizadas por la organización, con el
propósito de combinar diversos insumos en cantidades y calidades precisas y convenientes,
para generar los productos programados y lograr los resultados sociales esperados.
La efectividad está constituida por el diferencial entre los productos programados y
los productos generados, y por el diferencial entre los resultados esperados y los resultados
logrados.
Entendemos por situación la realidad explicada por un participante a fin de
comprender las causas que generan problemas organizacionales y diseñar los
correspondientes planes de acción. En particular, destacamos dos situaciones especiales:
aquella a partir de la cual los actores o autores de la organización elaboran un plan de
acción, denominada situación inicial; y la que desean alcanzar los participantes una vez
ejecutado ese plan de acción, conocida como la situación objetivo.
La táctica significa el uso de insumos escasos en la obtención del cambio situacional;
de manera que, la estrategia equivale a la utilización del cambio situacional para alcanzar la
situación objetivo.
La explicación situacional de fenómenos, problemas o procesos complejos es
realizada con el propósito de diferenciar explicaciones condicionadas por la inserción de
diversos participantes, quienes al realizar operaciones intelectuales de distinción especifican
varios dominios de realidad en el multiverso que les sirve de marco referencial. En tal
sentido, debemos admitir la existencia de una diversidad de dominios explicativos, tantos
como el número de criterios de validación aceptados por los participantes, con sus
correspondientes dominios cognitivos.
Siendo así, cuando determinados participantes ofrecen explicaciones con un mismo
criterio de validación, sus operaciones intelectuales de distinción las realizan en dominios
cognitivos comunes, para lo cual es necesario establecer dominios consensuales de acciones
y, por lo tanto, dominios isomórficos de existencia.
Además, la explicación situacional se refiere a una explicación científica sobre las
relaciones entre el espíritu y la alteridad; explicación que incluye la probabilidad, la
posibilidad, el azar y la necesidad, y facilita a la organización asumir la evenencialidad
(singularidad, accidentalidad, improbabilidad) para enfrentar los diferentes niveles de
incertidumbre.
Concluyamos, entonces, que el colectivo participante debe planificar con la técnica de
escenarios, prever eventuales sorpresas con planes de contingencia y analizar la
confiabilidad de cada plan para descubrir con anticipación sus potenciales errores. En
resumen, planificación estratégica que prepara a la organización para realizar exploraciones
creativas sobre los futuros probable, posible y deseable, con el propósito de fundamentar de
manera sistemática las decisiones en el presente.
De la perfección a la retroalimentación
Los neurofisiólogos Julian Bigelow y Arturo Rosenblueth y el matemático Norbert
Wiener, están considerados como pioneros del concepto de retroalimentación en el campo
de la neurofisiología, pues en un artículo que publicaron en el año 1943, titulado “Behavior,
Purpose and Teleology”, dieron una nueva explicación sobre los procesos circulares que se
desarrollan entre el sistema nervioso y los músculos. En palabras de Wiener (1948),
extraídas de su famosa obra Cybernetics or Control and Communication in the Animal and
the Machine:
El sistema nervioso central dejaba de ser un órgano autorregulable que recibe impulsos de los
sentidos y los descarga en los músculos. Por el contrario, algunas de sus actividades más
características se explican sólo como procesos circulares que se originan en el sistema nervioso y van
a parar a los músculos, volviendo a entrar en el sistema nervioso a través de los órganos sensoriales,
independientemente que sean propio receptores o especializados. […] Bigelow y yo llegamos a la
conclusión de que un factor sumamente importante en la actividad voluntaria es lo que los ingenieros
de control denominan feedback (retroalimentación). Cuando deseamos que un movimiento siga un
patrón determinado, la diferencia entre este patrón y el movimiento realmente efectuado se utiliza
como nuevo impulso para que la parte regulada se mueva de tal modo que su movimiento se
aproxime más al previsto por el patrón.
Desde una perspectiva más general, la retroalimentación trata de una causalidad
circular retroactiva del proceso de regulación de la dinámica del cambio estructural de un
sistema, cuyo modelo básico tiene la forma de un bucle de elementos conectados
causalmente, en la que una causa inicial se propaga alrededor de los eslabones sucesivos
del bucle, hasta que la causa final produce un efecto retroactivo sobre el primer eslabón.
Este proceso autorregulador se realiza a través de retroalimentación auto-equilibradora,
retroalimentación auto–reforzadora o la combinación de ambas.
En el caso de una organización reticular, la retroalimentación auto-equilibradora
(respectivamente, auto–reforzadora) consiste en disminuir (respectivamente, aumentar) la
diferencia entre la trayectoria programada y la trayectoria realmente lograda, con el
propósito de crear posibilidades para que la parte regulada evolucione de tal modo que su
trayectoria se aproxime más a la prevista en el programa direccional.
En un sistema de planificación y de control de gestión, la retroalimentación tiene un
modelo básico de la forma insumo-producto-resultado-insumo, en la que el resultado puede
retroactuar como insumo para reiniciar el proceso con el propósito de reducir o ampliar la
generación de productos programados y el alcance de resultados esperados. Configuraciones
más complicadas de retroalimentación en procesos económicos, sociales, políticos o
psicológicos, son combinaciones, variaciones o agregaciones realizadas sobre el modelo
básico; y además, son necesarias numerosas retroacciones.
Sobre la conexión entre el concepto de retroalimentación y el significado de la
cibernética, citamos a Capra (1996):
Los mayores logros de la cibernética se alcanzaron en la comparación entre organismos y máquinas
–en otras palabras, en los modelos mecanicistas de sistemas vivos–. No obstante, las máquinas
cibernéticas son muy distintas de los mecanismos cartesianos de relojería. La diferencia crucial
estriba en el concepto de retroalimentación de Wiener y es expresado en el propio significado de
<<cibernética>>.
En el mismo título de su famosa obra, Norbert Wiener expresa el significado de
cibernética en una forma compacta: el control y comunicación en animales y máquinas. Una
definición más amplia la ofrece el Diccionario de la RAE: “Estudio de las analogías entre los
sistemas de control y comunicación de los seres vivos y los de las máquinas; y en particular,
el de las aplicaciones de los mecanismos de regulación biológica a la tecnología”. Tales
sistemas de control y comunicación se denominan, en la literatura especializada, sistemas
cibernéticos.
En el libro de Mayz Vallenilla (1990) encontramos una articulación entre los sistemas
cibernéticos y la meta-técnica:
Los instrumentos y aparatos meta-técnicos, por lo general, incorporan y utilizan sistemas cibernéticos…
aunque las formas, grados y fines que puede revestir su instrumentalidad depende de los principios
mismos que presidan la organización y funcionamiento de estos sistemas; de su tipo y de sus límites,
así como, en general, de su nivel y teleonomía.
Dentro de este relato, asumimos la retroalimentación como una categoría del logos
meta-técnico, pues ese principio del pensamiento posibilita la operación de transmutar la
categoría de la ratio technica denominada perfección, que es expresada por Mayz Vallenilla
(1983) con las siguientes palabras:
Antes bien, ciñendo la reflexión a una dirección estrictamente formal, hemos de expresar lo siguiente:
a la totalidad que orienta y regula el proceso técnico no sólo es inherente una finalidad, sino que esta
misma finalidad, como expresión de la totalidad, implica un sentido de perfección. Ahora bien, esa
perfección de la totalidad no significa meramente la integridad de todos sus posibles ingredientes,
sino la perfección del fin mismo en tanto en él se autorrealiza la totalidad. En efecto, siendo este fin
sinónimo del despliegue inmanente de la totalidad, la perfección teleológica como categoría de la
técnica significa eo ipso el autodespliegue y autocumplimiento del sistema. En tal sentido, la
perfección, como categoría, queda también “subordinada” (o mejor dicho: “coordinada”) a la totalidad
y es la expresión teleológica de su propio desenvolvimiento.
De la automaticidad a la recursividad
La recursividad está fundamentada en la auto-organización, pero con descripciones
de tal concepto más completas que la dada en la década de los años 40. Estas nuevas
definiciones de auto-organización, que fueron introducidas en las décadas de los años 60 y
70 por diferentes investigadores, entre los cuales mencionamos a Ilya Prigogine (Premio
Nobel de Química en 1977), Hermann Haken, Manfred Eigen, James Lovelock, Lynn
Margulis, Humberto Maturana y Francisco Varela, pueden clasificarse en dos: las centradas
en la estructura organizativa y las centradas en el patrón organizativo.
Los siguientes rasgos de distinción de la recursividad fundada en la auto-
organización centrada en la estructura, fueron aportados por Ilya Prigogine.
Los sistemas abiertos que operan lejos del equilibrio, se describen en forma
matemática mediante ecuaciones no lineales. En esta explicación, la palabra ‘equilibrio’
resume la expresión “estado de equilibrio”, que significa una posición estable de descanso.
Esta relación entre “lejos del equilibrio” y “no linealidad”, abrió una línea de investigación
que produjo el concepto de estructura disipativa de Prigogine. Al respecto, nos dicen
Prigogine y Stengers (1997):
…estructura disipativa, cuyo nombre representa la asociación entre la idea de orden y la de
desperdicio y se escogió a propósito para expresar un nuevo hecho fundamental: la disipación de
energía y de materia –generalmente asociada a los conceptos de pérdida y rendimiento y evolución
hacia el desorden– se convierte, lejos del equilibrio, en fuente de orden; la disipación se encuentra en
el origen de lo que podemos llamar los nuevos estados de la materia.
La principal característica de una estructura disipativa es la creación de nuevas
estructuras organizativas, con grados de complejidad cada vez mayores, en sus procesos de
desarrollo, aprendizaje y evolución.
Los neurocientíficos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela contribuyeron al
desarrollo de la recursividad fundada en la auto-organización centrada en el patrón,
mediante la noción de autopoiesis, y la relación de ésta con la cognición. La palabra
autopoiesis, acuñada por ellos, es una contracción de las palabras autonomía y poesía,
significa “creación de sí mismo”. El siguiente es un resumen de los aportes realizados por
Maturana y Varela (1980):
La autopoiesis describe la organización circular del sistema nervioso como una
red de procesos de producción, en la cual cada nodo participa en la producción o
transformación de los otros nodos de la red, siguiendo un patrón que posibilita a
la red la “creación de sí misma” continuamente, es decir, la red produce sus
nodos y es producida por sus nodos. En forma compacta, el sistema nervioso es
auto-productor.
El sistema nervioso también es auto-referente, pues las actividades de las
neuronas, tales como la percepción o la cognición, no reflejan la realidad del
entorno con independencia del dintorno, sino que esa realidad la especifican
mediante la continua creación de nuevas conexiones sinápticas.
Entre los sistemas vivos y los sistemas cognitivos existe un isomorfismo, el cual
implica la equivalencia entre el proceso de vida y el proceso de cognición. En sus
propias palabras: “Los sistemas vivos son sistemas cognitivos y el proceso de
vida es un proceso de cognición. Esta afirmación es válida para todos los
organismos, tengan o no sistema nervioso”.
Un sistema dotado de recursividad se denomina sistema adaptativo complejo. Por lo
tanto, en un sistema adaptativo complejo su patrón organizativo establece una circularidad,
que se expresa de tres formas: (1) Cada nodo es producto de procesos desarrollados entre
nodos; (2) Cada nodo es productor de otros nodos y de sus continuas transformaciones; y
(3) Las dinámicas del cambio situacional (1) y (2) se realizan de un modo que se mantiene
invariante la circularidad global de la red de redes de producción. Dicho de una manera
compacta: la circularidad en un sistema adaptativo complejo es cambiante localmente, pero
es invariante globalmente.
Existe un modelo helicoidal de la recursividad, mediante el cual cada proceso de
producción evoluciona a través de un circuito espiralado auto-organizador, auto-productor y
auto-referente.
Mayz Vallenilla (1990) establece una relación entre recursividad y meta-técnica, en
los siguientes términos:
A tal respecto, así como hay sistemas cibernéticos que corresponden a ciertas etapas y modalidades
de la técnica tradicional, hay otros que son expresiones peculiares de las vertientes meta-técnicas
que hemos bosquejado… pues, a grosso modo, actúan como sistemas exponenciales y
autodiferenciantes, que no sólo se organizan a sí mismos, sino que son capaces de posibilitar la
aparición de nuevos y más complejos sistemas dotados de una teleonomía supra-natural.
Los mencionados sistemas cibernéticos, exponenciales y autodiferenciantes, son
nuestros sistemas adaptativos complejos. Sobre el concepto de supra-naturaleza, Mayz
Vallenilla (1990) nos dice:
La supra-naturaleza que patentiza el despliegue y actividad del logos meta-técnico… no es
simplemente una nueva región o esfera de la alteridad (geocéntrica y antropocéntrica) descubierta o
revelada mediante el concurso del normal y congénito ejercicio de las facultades cognoscitivas del
hombre. Su textura o consistencia ontológica, en tal sentido, no se debe asimilar a la de una idea o
esencia (en sentido platónico o husserliano respectivamente), sino a la de un auténtico constructo, de
características trans-humanas, cuya trans-realidad sobrepasa y trasciende, en su trans-finitud, las
fronteras de la finitud epistémica impuestas por la constitución somato-psíquica del ser humano y/o
de los instrumentos imitativos de su correspondiente logos o ratio.
En este orden de ideas, adoptamos la recursividad como una categoría del logos
meta-técnico, ya que con tal principio del pensamiento complejo se logra transmutar la
categoría de la ratio technica denominada automaticidad, la cual es desarrollada por Mayz
Vallenilla (1983) en los siguientes términos:
Ahora bien, la automaticidad, tal como aquí se entiende, no implica la simple repetibilidad mecánica y
uniforme de los procesos, sino que, en tanto funciona en vista de la totalidad, la finalidad y la
perfección del proceso técnico, ella está dirigida a la perfeccionabilidad teleológica del autodespliegue
del sistema mediante su autorregulación. La automaticidad, en tal sentido, no sólo controla el aspecto
estático del trabajo técnico (su mera uniformidad y repetibilidad mecánicas), sino que en sí misma
constituye una categoría dinámica mediante la cual se tiende a incrementar teleológicamente la
autonomía y autarquía del proceso técnico. En efecto, quedando todo simple automatismo mecánico
subordinado al cumplimiento de una finalidad diseñada por la propia perfección y totalidad del
sistema, y siendo además autorregulado por éste mismo, en semejante automatismo se patentiza
una manifiesta y dinámica “intencionalidad”: valga decir, la de posibilitar e incrementar la perfección
funcional del sistema.
Finalizamos la explicación de la recursividad, como categoría del logos meta-técnico,
con un texto de Caballero (2001):
Los nanobots, son una nueva generación de inteligencia artificial soportada en la nanotecnología:
tecnología sobre diseño de micro-inteligencia capaz de autodiseñarse y auto-organizarse, a partir del
enfoque PDP (procesamiento distribuido en paralelo). Estos sistemas funcionan con base en las
conexiones entre las unidades que participan, una conducta que emerge del conjunto y no de un
mando centralizado, de allí su diferencia con los sistemas tradicionales de inteligencia artificial que
funcionan en base a representaciones simbólicas y cuyas entradas son procesadas una a una en un
sistema central. Los agentes inteligentes son usados incluso en la microbiología, donde son
destinados a la reparación de células.
De la función a la relación
Según el Diccionario de la RAE, la palabra ‘relación’ tiene como segunda acepción lo
siguiente: “Conexión, correspondencia de algo con otra cosa”.
Describimos la relación como una categoría del logos meta-técnico, mediante unos
atributos que faciliten la operación de transmutar la categoría de la ratio technica
denominada funcionalidad, interpretada ésta por Mayz Vallenilla (1983) con los vocablos que
siguen:
Hemos dicho anteriormente –y la razón de ello se comprenderá ahora cabalmente– que el
automatismo, al quedar revestido de una cierta “intencionalidad” apunta a lograr la perfección
funcional del sistema. El término funcional denota aquí una característica del proceso técnico y revela
la existencia e intervención de otra categoría en su seno. En efecto, se trata de la categoría de
función o funcionalidad, cuyo significado e importancia quisiéramos destacar brevemente en lo que
sigue.
Para adueñarnos del verdadero significado que deseamos adscribirle a la categoría de función dentro
de la técnica, debemos ante todo reflexionar sobre las características que se han puesto ya de relieve
en su proceso.
1º) En efecto, al reflexionar sobre el proceso técnico en general, hemos de observar que éste ha
exhibido –como se manifiesta en la indisoluble unidad funcional que muestran las precedentes
categorías (totalidad, perfección, finalidad y automatismo)– una evidente interdependencia entre
todos sus miembros. En tal sentido, la funcionalidad es la que posibilita esa condición de aparentes
“variables” que asumen aquellas categorías en función del sistema. O afinando aun más esta cuasi-
metáfora: el sistema parecería ser una suerte de “variable independiente” dentro del proceso técnico.
2º) Pero, además de esta relación funcional en la que se encuentran las diversas categorías
fundamentales de la ratio technica, es de notar que, al hallarse paralelamente posibilitados por dicha
funcionalidad todos y cada uno de los momentos fenoménicos de cualquier proceso técnico concreto,
también ellos se comportan funcionalmente.
En tal sentido, describimos la relación como una categoría del logos meta-técnico
mediante las siguientes características fundamentales:
La inherencia y la subsistencia del patrón organizativo del sistema de la trans-
racionalidad;
La causalidad y la interdependencia entre los momentos de pensamiento de todo
proceso meta-técnico;
La unidad relacional de las categorías canónicas del logos meta-técnico (holismo,
estrategia, retroalimentación y recursividad);
La integración de todas las categorías (canónicas y derivadas) del logos meta-
técnico, en función del sistema de la trans-racionalidad;
La posibilidad que tiene cada categoría del logos meta-técnico de asumir la
condición de ‘variable’ en el sistema de la trans-racionalidad; y
La recursividad como procedimiento para lograr el mejoramiento relacional del
sistema de la trans-racionalidad, es decir, el mejoramiento de las relaciones entre
sus objetos, elementos o partes.
Adicionalmente, focalizamos nuestra atención en el juicio disyuntivo y en la categoría
comunidad, correspondientes al subsistema relación, del sistema de categorías kantianas. Al
respecto, nos dice Kant (1781):
Finalmente, el juicio disyuntivo contiene una relación de dos o más proposiciones entre sí; no de
consecuencia, sino de oposición lógica, en tanto que la esfera de una excluye a la de la otra. Contiene
al mismo tiempo una relación de comunidad en tanto que juntas ambas esferas completan la del
conocimiento propio. Contiene, pues, una relación de las partes de la esfera de un conocimiento,
puesto que la esfera de cada una de esas partes es la parte complementaria de la otra relativamente
al conjunto del conocimiento propio, por ejemplo: “El mundo existe o por una causa accidental, o por
una necesidad interna, o por una causa externa”. Cada una de esas proposiciones comprende una
parte de la esfera del conocimiento posible de la existencia del mundo en general; todas juntas
componen la esfera total. Excluir el conocimiento de una de esas esferas es ponerle en una de las
otras: al contrario, ponerle en una de ellas, es excluirle de las restantes. Hay, pues, en un juicio
disyuntivo una cierta comunidad de conocimientos que consiste en que excluyéndose recíprocamente
unos a otros determinan sin embargo, en el todo el verdadero conocimiento, puesto que tomándolos
en junto, constituyen el objeto total de un conocimiento particular dado.
¿Qué significa esto? La correspondencia que a cada proposición asocia el contexto
parcial que aquélla comprende, siendo su dominio el conjunto de las proposiciones que
clasifican un determinado conocimiento, y su rango la partición del contexto total de ese
conocimiento; además, tal correspondencia transforma la disyunción de esas proposiciones
en la unión de esos contextos. En tal sentido, los contextos parciales son no vacíos,
disjuntos dos a dos, y su unión es igual al contexto total. Disjuntos dos a dos significa que
para cada pareja de contextos parciales, uno excluye al otro, es decir, uno es
complementario del otro (con respecto al conjunto formado por la unión de ambos).
Borrosidad: una categoría lógica de la trans-racionalidad
Incorporamos la borrosidad como una categoría de la trans-racionalidad, mediante
contenidos conceptuales y procedimentales de la lógica borrosa.
Una proposición borrosa p es un enunciado cuyo grado de verdad g(p) es un número
real comprendido entre 0 y 1, lo cual expresamos con la doble desigualdad 0 ≤ g(p) ≤ 1,
que se lee: “g(p) es un número real, mayor o igual a 0, y menor o igual a 1”. Esta
descripción contiene tres componentes importantes:
el universo del discurso de las proposiciones borrosas, que en este ensayo
denotamos con la letra U;
el universo de los grados de verdad de las proposiciones borrosas, representado
por el intervalo cerrado de números reales [0, 1]; y
la función veritativa g que a cada proposición borrosa p en U, asocia un único
grado de verdad g(p) en [0, 1].
En este orden de ideas, decimos que la pareja (U, g) es una lógica borrosa, y la
expresión g(U) denota el conjunto de los grados de verdad de tal lógica.
Todas las lógicas borrosas son generalizaciones de la lógica aristotélica, es decir, ésta
es un caso particular de aquéllas. Una noción fundamental de las lógicas borrosas es la de
equivalencia entre dos proposiciones.
Sean p y q dos proposiciones en una lógica borrosa (U, g). Decimos que p y q son
equivalentes si y sólo si los grados de verdad de ambas proposiciones son iguales. Se denota
p ≡ q.
En forma compacta:
p ≡ q g(p) = g(q).
En cualquier lógica borrosa (U, g), la equivalencia entre proposiciones satisface las
propiedades nombradas en la Tabla 2.
TABLA 2 Relación de equivalencia
NOMBRE PROPIEDAD EN SÍMBOLOS
Reflexiva p ≡ p
Simétrica (p ≡ q) (q ≡ p)
Transitiva ((p ≡ q) (q ≡ r)) (p ≡ r)
La propiedad reflexiva “Toda proposición es equivalente a sí misma” es un caso
particular del principio de identidad, el cual se escribe en la lengua española “Todo es lo que
es” y se expresa en lenguaje lógico: “A es A”.
El rasgo de distinción de una lógica borrosa reside en las formas como se definen sus
tres operaciones canónicas (negación, conjunción, disyunción) y dos de sus operaciones
derivadas (implicación, bicondicional).
En el caso de una lógica borrosa estándar (U, g), sus operaciones se definen de la
siguiente forma.
Sean p y q dos proposiciones borrosas en U.
La negación de p es una segunda proposición borrosa en U denotada p, que se
lee “La negación de p”, y cuyo grado de verdad se obtiene al restar de 1 el
número real g(p).
En forma compacta:
g(p) = 1 – g(p)
La conjunción de p y q es una tercera proposición borrosa en U denotada p q,
que se lee “p y q”, y cuyo grado de verdad se obtiene al tomar el mínimo entre
los dos números g(p) y g(q).
En forma compacta:
g(p q) = mínimo {g(p), g(q)}.
La disyunción de p y q es otra proposición borrosa en U denotada p q, que se
lee “p o q”, y cuyo grado de verdad se obtiene al tomar el máximo entre los dos
números g(p) y g(q).
En forma compacta:
g(p q) = máximo {g(p), g(q)}.
La implicación entre p y q es una tercera proposición borrosa en U denotada
p q, que se lee “p implica q”, y cuyo grado de verdad se obtiene por la
siguiente igualdad:
g(p q) = mínimo {1, 1 – g(p) + g(q)}.
El bicondicional de p y q es otra proposición borrosa en U denotada p q, que
se lee “p si y sólo si q”, y cuyo grado de verdad se obtiene mediante la siguiente
igualdad:
g(p q) = 1 – g(p) – g(q),
siendo x el valor absoluto del número x.
Algunas propiedades de las operaciones canónicas con proposiciones bivalentes
también se cumplen en una lógica borrosa estándar, especialmente aquellas propiedades
que dotan a tal lógica de una estructura denominada reticulado de De Morgan.
En toda lógica borrosa estándar (U, g), las operaciones canónicas, conjunción,
disyunción y negación, satisfacen las propiedades mencionadas en la Tabla 3.
TABLA 3 Reticulado (U, g, , , )
NOMBRE PROPIEDAD EN LENGUAJE SIMBÓLICO
(p q) ≡ (q p)
Conmutativa (p q) ≡ (q p)
((p q) r) ≡ (p (q r))
Asociativa ((p q) r) ≡ (p (q r))
(p (p q)) ≡ p
Absorción (p (p q)) ≡ p
(p (q r)) ≡ ((p q) (p r))
Distributiva (p (q r)) ≡ ((p q) (p r))
((p q)) ≡ ((p) (q)) Leyes de
De Morgan ((p q)) ≡ ((p) (q))
(p 1) ≡ (1 p) ≡ p Elementos
Neutros (p 0) ≡ (0 p) ≡ p
Los elementos neutros 1 y 0, son las proposiciones segura e imposible,
respectivamente, definidas como sigue: g(1) = 1 y g(0) = 0.
Pero las leyes de contradicción y del tercero excluido no se cumplen en una lógica
estándar n–valente, cuando n 3; en efecto, el contraejemplo que aparece en la Tabla 4,
con una lógica estándar de 9 grados de verdad, muestra que la conjunción de una
proposición borrosa y su negación “p p” no es una contradicción, y también muestra que
la disyunción de una proposición borrosa y su negación “p p” no es una tautología.
TABLA 4 Contraejemplo para las leyes de contradicción y del tercero excluido
g(p) g(p) g(p p) g(p p)
1 0 0 1 7/8 1/8 1/8 7/8 3/4 1/4 1/4 3/4 5/8 3/8 3/8 5/8 1/2 1/2 1/2 1/2 3/8 5/8 3/8 5/8 1/4 3/4 1/4 3/4 1/8 7/8 1/8 7/8 0 1 0 1
En las filas 2 y 10 de la Tabla 4 observamos lo siguiente: si g(p) = 1 o g(p) = 0,
entonces g(p p) = 0 y g(p p) = 1; y son únicos casos donde se cumplen las dos
famosa leyes aristotélicas, pues en los otros siete casos los grados de verdad g(p p) y
g(p p) son diferentes de cero y de uno, respectivamente. Lo que observamos en la fila 6
de la tabla es sorprendente: en el punto medio del intervalo [0, 1], coinciden los grados de
verdad una proposición, de su negación, de la conjunción y de la disyunción de ambas.
En un curso universitario de Lógica Borrosa Estándar, se puede probar la validez de
las dos desigualdades ½ g(p p) 1, las cuales analizaremos con detenimiento y las
aplicaremos en dominios que trascienden a la lógica matemática. Si g(p) se aproxima
suficientemente a 1 o a 0, entonces g(p p) se aproxima suficientemente a 1, y por lo
tanto, la lógica borrosa estándar tiende a parecerse a la lógica bivalente, en la cual
prevalece la máxima “O está conmigo o está contra mí”. Si g(p) se aproxima
suficientemente a ½, también g(p p) se aproxima suficientemente a ½, y por ende, la
lógica borrosa estándar tiende a diferenciarse de la lógica bivalente; y emerge la siguiente
norma de conducta: “Está conmigo, está contra mí, o está en una posición intermedia”.
A continuación encontrarán los contenidos de matemática postmoderna que, en
opinión del autor de este ensayo, constituyen los pre-requisitos mínimos para una mejor
comprensión de nuestra propuesta de modelar la noción mayziana de nootecnia mediante un
determinado isomorfismo entre dos estructuras lingüísticas ordenadas mediante relaciones
borrosas.
Un conjunto borroso A en el universo X está caracterizado por su función de
pertenencia μA : X [0, 1], es decir, por la correspondencia que a cada xX, le asocia un
único número real μA(x) que representa el grado de pertenencia del elemento x al conjunto
borroso A. En tal caso, utilizamos la siguiente notación:
A = {xμA(x): xX}
Dado un universo finito X = {x1, x2, x3, …, xn} y sea A = {x1μA(x1), x2μA(x2), …,
xnμA(xn)} un conjunto borroso. La altura de A es el número real μ(A) calculado como sigue:
μ(A) = máximo {μA(x1), μA(x2), μA(x3), …, μA(xn)}.
De forma implícita:
μ(A) = μA(xj) (iI) μA(xj) μA(xi),
siendo jI = {1, 2,…, n}
El símbolo representa el cuantificador universal y se lee ‘para todo’, ‘para cada’,
‘para cualquiera’; el símbolo ≥ representa la desigualdad ‘mayor o igual que’.
Sean A y B dos conjuntos borrosos cualesquiera en el universo X. Decimos que:
A es igual a B si y sólo si para cada elemento xX, los números μA(x) y μB(x) son
iguales. Se denota A = B.
En forma compacta:
A = B (xX) μA(x) = μB(x).
A está incluido en B si y sólo si para todo xX, el número μA(x) es menor o igual
al número μB(x). Se denota A B.
Brevemente:
A B (xX) μA(x) ≤ μB(x).
El símbolo ≤ representa la desigualdad ‘menor o igual que’.
La familia de todos los conjuntos borrosos en el universo X es denotada con la
expresión F(X).
En cualquier familia F(X), la igualdad y la inclusión entre conjuntos borrosos satisface
las propiedades incluidas en la Tabla 5.
TABLA 5 Propiedades de la igualdad y de la inclusión entre conjuntos borrosos
NOMBRE PROPIEDAD EN SÍMBOLOS
A = A
Reflexiva A A
Simétrica A = B B = A
Antisimétrica (A B B A) A = B
(A = B B = C) A = C
Transitiva (A B B C) A C
El rasgo de distinción de una estructura matemática soportada sobre una familia de
conjuntos borrosos, reside en las formas como se definen sus tres operaciones canónicas:
intersección, unión, complemento.
En el caso de una familia F(X) fundamentada por una lógica borrosa estándar (U, g),
sus operaciones canónicas se definen de la siguiente forma. Sean A y B dos conjuntos
borrosos cualesquiera en el universo X.
La intersección de A y B es otro conjunto borroso C en X, tal que para todo xX,
el número μC(x) es igual al mínimo entre los números μA(x) y μB(x). Se denota
AB.
En forma compacta:
AB = C (xX) μC(x) = mín {μA(x), μB(x)}.
La unión de A y B es un tercer conjunto borroso D en X, tal que para todo xX,
el número μD(x) es igual al máximo entre los números μA(x) y μB(x). Se denota
AB.
En forma compacta:
AB = D (xX) μD(x) = máx {μA(x), μB(x)}
El complemento de A es un segundo conjunto borroso E en X, tal que para todo
xX, los números μE(x) y 1 – μA(x) son iguales. Se denota Ac.
En forma compacta:
Ac = E (xX) μE(x) = 1 – μA(x)
En toda familia F(X), fundamentada por una lógica borrosa estándar (U, g), sus
operaciones canónicas, intersección, unión y complemento, satisfacen las propiedades que
aparecen en la Tabla 6.
TABLA 6 Reticulado (F(X), , , c)
NOMBRE PROPIEDAD EN LENGUAJE SIMBÓLICO
A B = B A
Conmutativa A B = B A
(A B) C = A (B C)
Asociativa (A B) C = A (B C)
A (A B) = A
Absorción A (A B) = A
A(B C) = (A B) (A C)
Distributiva A(B C) = (A B) (A C)
(A B)c = Ac Bc Leyes de
De Morgan (A B)c = Ac Bc
A X = X A = A Elementos
Neutros A Ø = Ø A = A
El reticulado de De Morgan (F(X), , , c) no cumple las leyes de contradicción y del
tercio excluso, pues (AF(X)) A Ac ≠ Ø y (AF(X)) A Ac ≠ X.
En efecto, sea A = {–40, –30.5, –20.5, –10, 00.4, 10, 20, 30.5, 40.6}.
Entonces:
Ac = {–41, –30.5, –20.5, –11, 00.6, 11, 21, 30.5, 40.4};
A Ac = {–40, –30.5, –20.5, –10, 00.4, 10, 20, 30.5, 40.4} ≠ Ø; y
A Ac = {–41, –30.5, –20.5, –11, 00.6, 11, 21, 30.5, 40.6} ≠ X.
El símbolo representa el cuantificador existencial y se lee ‘existe al menos un’.
En el universo X2 = {(s, t): s, t X} una relación borrosa R está caracterizada por su
función de pertenencia μR: X2 [0, 1], es decir, por la correspondencia que a cada pareja
ordenada (s, t)X2, le asocia un único número μR(s, t) que representa grado de pertenencia
de (s, t) al conjunto borroso R. En tal caso, decimos que el número real μR(s, t) es el grado
de relación R entre los elementos s y t.
Principio del tercero incluido
El principio del tercero incluido en el universo de las proposiciones borrosas, se
expresa de la siguiente forma:
Dada una lógica borrosa (U, g), para cada pareja de proposiciones p y p en el
universo U, existe una tercera proposición r en U que está en concordancia lingüística con
tales proposiciones.
A título de ilustración, presentamos el siguiente ejemplo:
TABLA 7 Ejemplo sobre el principio del tercero incluido con proposiciones borrosas
PROPOSICIÓN P PROPOSICIÓN P PROPOSICIÓN R
El hombre es finito. El hombre es infinito. El hombre es trans-finito.
finito, ta: Que tiene fin, término, límite.
(Diccionario de la RAE)
infinito, ta: Que no tiene ni puede tener fin ni término.
(Diccionario de la RAE)
trans-finito, ta: Que tiene fin y término, pero no tiene ni puede tener límite.
De acuerdo con el principio del tercero incluido, hay diversas formas de definir el
término trans-finito(a), pues cada una de ellas depende del conjunto de términos lingüísticos
referidos al sustantivo que la palabra trans-finito(a) adjetiva.
Elegimos la definición mostrada en la tercera columna de la tabla anexa pensando
que, respecto al sustantivo ‘hombre’, su estructura organizativa tiene fin y término, pero su
patrón organizativo no tiene ni puede tener límite. En palabras de Mayz Vallenilla (1990):
Efectivamente: frente a la modalidad hasta ahora prevaleciente de la técnica –de estilo y límites
antropomórficos, antropocéntricos y geocéntricos– comienza a insinuarse, en nuestros propios días,
un nuevo proyecto y modelo de ella cuyo logos pretende transformar y traspasar aquellos límites
–modificando eo ipso el estilo del quehacer técnico– con la finalidad de acrecentar el poder de que
dispone el hombre más allá de las fronteras que establecen su ingénita constitución somato-psíquica
y la capacidad cognoscitiva sustentada en ésta misma.
A continuación aplicaremos el principio del tercero incluido a la definición del término
‘racionalidad’ dada por Habermas (1999):
Una manifestación cumple los presupuestos de la racionalidad si y sólo si encarna un saber falible
guardando así una relación con el mundo objetivo, esto es, con los hechos, y resultando accesible a
un enjuiciamiento objetivo. Y un enjuiciamiento sólo puede ser objetivo si se hace por la vía de una
pretensión trans-subjetiva de validez que para cualquier observador o destinatario tenga el mismo
significado que para el sujeto agente.
Parafraseando a Habermas (1999), construimos las definiciones de los términos
‘irracionalidad’ y ‘trans-racionalidad’, utilizando el principio del tercero incluido tal como se
muestra en la Tabla 8.
TABLA 8 Definiciones de irracionalidad y de trans-racionalidad
IRRACIONALIDAD TRANS-RACIONALIDAD
Una manifestación cumple los presupuestos de la irracionalidad si y sólo si encarna un saber infalible guardando así una relación con el mundo objetivo, esto es, con los hechos, y resultando inaccesible a un enjuiciamiento objetivo. Y un enjuiciamiento sólo puede ser objetivo si se hace por la vía de una pretensión trans-subjetiva de validez que para cualquier observador o destinatario tenga el mismo significado que para el sujeto agente.
Una expresión o manifestación lingüística satisface las condiciones de la trans-racionalidad si y sólo si encarna un conocimiento falible con respecto al mundo objetivo, y es accesible a una crítica trans-subjetiva, es decir, realizada mediante una pretensión de validez que para los actores, observadores o destinatarios, con dominios cognitivos comunes sobre tal conocimiento, tenga el mismo significado que para el sujeto agente.
En una familia cualquiera F(X) de conjuntos borrosos, el principio del tercero incluido
se expresa de la siguiente forma:
Para cada pareja de conjuntos borrosos A y Ac en el universo X, existe un tercer
conjunto borroso E en X que está en concordancia lógico-lingüística con tales conjuntos.
A título de ilustración, veamos la original propuesta que hace Poper (1972) sobre los
tres mundos:
…se pueden distinguir los tres mundos o universos siguientes: en primer lugar, el mundo de los
objetos físicos o de los estados físicos; en segundo lugar, el mundo de los estados de conciencia o de
los estados mentales o quizá de las disposiciones actitudinales para la acción; y en tercer lugar, el
mundo de los contenidos objetivos del pensamiento, en especial del pensamiento científico, del
pensamiento poético y de las obras de arte.
El Mundo 1 es el mundo natural, al cual pertenece el cerebro y los demás “utensilios
(incluyéndose entre ellos tanto los propios órganos del cuerpo o de la mente humanos, como
cualquier tipo de ente natural)” (Mayz, 1990); el Mundo 2 es el mundo de nuestras creencias
y experiencias subjetivas; el Mundo 3 es el mundo cultural, que se refleja a través de las
expresiones o manifestaciones lingüísticas contenidas en libros, revistas, museos, etc., e
incorpora “los instrumentos inventados o desarrollados por el hombre para alcanzar ciertas
finalidades (o satisfacer algunas necesidades) que no se pueden conseguir mediante
aquéllos. Más, a pesar de ser los primeros de índole natural y, los segundos, artificiales,
utensilios e instrumentos tienen como característica y finalidad común la de ser útiles y/o
servir para… el logro de una meta.” (Mayz, 1990). También, el Mundo 3 reclama incorporar
“aquellas relaciones internas entre productos simbólicos, que todavía aguardan ser
descubiertas y desarrolladas por la mente humana” (Habermas, 1999).
Tal propuesta de Poper se relaciona con el principio del tercero incluido en una familia
de conjuntos borrosos, pues trasciende el principio del tercero excluido asumido por los
científicos de la era moderna: o el Mundo 1 o el Mundo 2.
Acerca de la lógica del tercero incluido y su relación con la investigación
transdisciplinaria, nos dice el físico cuántico Basarab Nicolescu (2002) lo siguiente:
Los tres pilares de la transdisciplinariedad –los niveles de Realidad, la lógica del tercero incluido y la
complejidad– determinan la metodología de la investigación transdisciplinaria.
En tal sentido, podemos afirmar que como el principio del tercero incluido, obtenido
al trans-mutar el principio del tercero excluido de la ratio technica, es uno de los pilares de
la trans-racionalidad, entre ésta y la trasdisciplinariedad existe una relación de mutua
dependencia: el problema de la trans-racionalidad debe ser enfrentado con la metodología
de la investigación transdisciplinaria; y respecto de la meta-técnica, la transdisciplinariedad
debe fundamentarse en un modelo de trans-racionalidad.
Comunicación: una categoría tecnológica de la trans-racionalidad
Incorporamos la comunicación como una categoría de la trans-racionalidad, desde las
perspectivas de las tecnologías de información y comunicación.
El mundo de estos comienzos del siglo XXI está inmerso en un espacio de los flujos
de información obtenida mediante procesamiento de señales de diversa naturaleza, que
transforman nuestra vida en sociedad. El procesamiento de señales audibles o visuales es
más eficiente cuando se convierten en señales eléctricas, pues podemos transportarlas a
través de artefactos físicos (hardware), utilizando artefactos cognitivos (software). Ello es
una réplica del transporte eléctrico, a través de los nervios de nuestro cerebro, de las
señales sensoriales.
En el campo de la comunicación electrónica, se utiliza transductores para convertir
señales no eléctricas en eléctricas o viceversa, y la mayoría de las señales producidas por
tales dispositivos son de naturaleza analógica, es decir, que el valor del voltaje de entrada
(o de salida) es proporcional a la señal no eléctrica que produce (o mide) el transductor.
Aunque el ser humano no puede alterar la naturaleza analógica de las señales del mundo
real, si puede cambiar la manera de procesar las señales.
El procesamiento digital de las señales opera electrónicamente mediante
transductores analógicos-digitales o digitales-analógicos: en el primer caso, traducen dentro
de un intervalo específico de valores, señales analógicas a números codificados o cifrados en
el sistema binario; en el segundo, producen un voltaje (o corriente) analógico a partir de
una entrada numérica codificada o cifrada en el sistema binario.
De manera general, la digitalización transforma objetos materiales del mundo real en
objetos inmateriales del mundo artificial, y recíprocamente; convierte átomos del espacio
físico en bits del ciberespacio, y viceversa. Los bits se desplazan por las redes telemáticas a
la velocidad de la luz y constituyen el elemento básico del ADN de la información. En la
industria de la información y el entretenimiento, se ha logrado digitalizar los más diversos
tipos de información (numérica, textual, auditiva y visual) y la digitalización ha llegado a los
diferentes medios de comunicación. La compresión de datos y la corrección de errores son
las ventajas más evidentes de la digitalización.
La palabra virtual no ha tenido la suerte de la palabra digital, pues aquélla es una de
esas palabras de nuestro idioma con acepciones tan variadas, desde lo positivo hasta lo
negativo, que nos obliga a estar atentos del contexto. Irreal, ilusión y fantasía son
connotaciones negativas tan alejadas de las acepciones originales, pues virtual proviene del
latín virtus que tiene los siguientes significados: energía, fuerza, impulso inicial.
Adoptamos como definición de mundo virtual, la escrita por Philippe Quéau: “Un
mundo virtual es una base de datos gráficos interactivos, explorable y visualizable en tiempo
real en forma de imágenes tridimensionales de síntesis capaces de provocar una sensación
de inmersión en la imagen”. En tal caso, decimos que la base de datos gráficos interactivos
fue construida mediante virtualización. Siendo así, la virtualización es primero una
digitalización.
Las imágenes de síntesis son representaciones visibles de objetos modelados
matemáticamente en una computadora, con base en determinados datos disponibles, para
amplificar la gama sensorial a través de la cual tales objetos se vuelven perceptibles y
pueden ser explorados. En este sector de la informática, se dice que un modelo es la
formalización de un objeto, expresada con símbolos lógico-matemáticos y memorizados por
la computadora mediante el correspondiente software. La expresión “sintetizar una imagen”
proviene del hecho de que no es necesario crear tal imagen en el mundo real, pues todos los
datos requeridos para su creación están disponibles en lenguajes simbólicos en la memoria
de la computadora. Además, la visibilidad de una imagen de síntesis es posible por la
inteligibilidad del modelo que la engendra. Entonces se revela un dualismo en la
representación: la imagen proyecta una representación visible y el modelo una
representación inteligible. La retroalimentación entre el modelo y la imagen se logra
mediante la exploración del conjunto de todos los estados posibles del modelo y la
generación de sus imágenes alternativas, productividad que proviene de imágenes liberadas
de la materialidad de la luz y convertidas a lenguajes simbólicos.
Aquí conviene destacar la presencia de una productividad meta-técnica, pues esas
imágenes liberadas de la materialidad de la luz son generadas por instrumentos o aparatos
meta-técnicos diseñados con el propósito de sintetizar una imagen. En general, sobre los
instrumentos o aparatos meta-técnicos, explica Mayz Vallenilla (1990):
Una segunda vertiente meta-técnica se halla representada por instrumentos o aparatos que –al
introducir cambios o modificaciones en la disposición, grados y códigos de las propias estructuras
somáticas y psíquicas del hombre (o de otros seres)– alteran el congénito o connatural
funcionamiento de ellas… creando o propiciando variaciones o innovaciones tanto en su
comportamiento como en el despliegue y distribución de sus energías. Los instrumentos meta-
técnicos, en tal sentido, construyen una nueva alteridad… cuya propia estructura óntico-ontológica
impone concomitantes variaciones tanto en su eventual objetivación e inteligibilización
epistemológicas como en el campo de su construida y rediseñada teleonomía.
Retomando el tema de la realidad virtual, esa sensación de inmersión en la imagen
equivale a la sensación de movimiento físico dentro de las imágenes tridimensionales de
síntesis, la cual se consigue mediante la articulación de una visión estereoscópica total y una
correlación propioceptiva. En este sentido, nos dice el francés Philippe Quéau:
La visión estereoscópica total se obtiene con un casco de visualización provisto de dos diminutas
pantallas de cristal líquido situadas delante de los ojos. La correlación propioceptiva entre el cuerpo
del observador y el espacio virtual se obtiene mediante varios sensores de posición colocados en la
cabeza y los miembros […] Todo acto del cuerpo se traduce en una modificación correlativa del
espacio tridimensional que lo rodea por todos lados gracias al casco estereoscópico integral. E,
inversamente, toda imagen tridimensional que flota virtualmente “alrededor” del observador puede
servir de base y pretexto a nuevos actos gestuales.
Mientras que en el mundo real giramos alrededor de las imágenes, en un mundo
virtual las penetramos y nos mezclamos con ellas, elevándonos hacia sus cimas por la
energía de nuestros impulsos iniciales o arrastrándonos hacia sus abismos por la fuerza de
nuestros vértigos. Así se ha mostrado una posible construcción de trans-fenómenos y trans-
realidades que, en la terminología de Mayz Vallenilla (1990), significan:
¿Trans-fenómenos? Tales son –estricta y fielmente interpretados– sólo cuando, al ser traducidos
mediante artefactos nootécnicos, adquieren cuerpo y significación de entidades visibles capaces de
ser reordenadas mediante el sistema hylético-categorial humano.
¿Trans-realidades? Semejante rótulo es quizás más adecuado para designar su alteridad trans-
óptica… aunque, a la vez, el componente y/o término ‘real’ (del latín: realis) debe preservarse del
significado óptico-espacial que le transmite su etymón res-rei (cosa, hecho, etc.) en su específica
connotación sustancialista.
Una consecuencia sociotecnológica de la digitalización y virtualización, es la
posibilidad de crear nuevas formas de trabajo a través de la televirtualidad, producto de la
simbiosis entre las telecomunicaciones y las imágenes de síntesis, con el propósito de
comunicar a distancia: visualización estereoscópica, interacción gestual con la imagen,
conexión del cuerpo con la imagen, modelaje y animación interactivos, simulación, etc. La
ventaja económica de la televirtualidad reside en el hecho de que no transmite imágenes en
forma bruta, para lo cual se requiere redes de banda ancha (fibra óptica, cable coaxial), sino
imágenes de síntesis que pueden circular en redes conmutadas de banda estrecha, pues el
receptor es un “terminal inteligente” que ha de reproducir las imágenes con base a las
descripciones simbólicas que recibe en tiempo real y a los correspondientes modelos
guardados en forma de software.
La comunidad virtual es una agregación social que se conforma en la cibersociedad
cuando un grupo de personas se comunican entre sí, mediante una red que pueden
compartir, con el propósito de realizar discusión pública durante lapsos suficientemente
prolongados como para establecer relaciones afectivas. El correo electrónico, el facebook, el
twitter y los demás servicios prestados a través redes telemáticas, sirven para conformar
estas comunidades virtuales. En tal sentido, la comunidad virtual es una generalización del
concepto de televirtualidad.
Las tecnologías de información y comunicación son los insumos principales en la
construcción de un modelo de trans-racionalidad que facilite la configuración de nuevos
patrones de reconocimiento de la alteridad. Sobre estos aspectos, traemos los siguientes
textos de Lanz (2001):
Lo comunicacional se erige hoy como el nuevo contenido de los formas organizacionales, tanto en el
componente informacional de la comunicación, como en las configuraciones estéticas de los medios
en desarrollo. La metáfora de la “sociedad de la información” puede entrañar una mistificación de la
realidad existente, ideologizando un componente efectivo de los tejidos sociales de hoy: la
información como dispositivo esencial de los nuevos criterios de realidad. Del mismo modo, la idea
posmoderna de comunicación entraña peligros de distorsión y manipulación. Pero ello no debe
disminuir la envergadura del fenómeno cultural que está en juego: el giro comunicacional representa
una mutación de enormes consecuencias en todas las esferas de la sociedad. Ha cambiado la idea
misma de comunicación (transmisor-mensaje-receptor), propulsada por los soportes tecnológicos y
por la naturaleza intersubjetiva de los nuevos modos de comunicarse. La cuestión no es tanto de
revolución de los “medios” sino de los modos de comunicación.
Respecto a este párrafo lanziano, creemos conveniente y pertinente traer las
siguientes palabras de Caballero (2001):
El lenguaje hipermedia introduce cambios sustantivos en la lógica o clave de lectura, en contraste con
la lógica secuencial de los textos lineales, cuya sintaxis está regida por los enlaces o signos de
puntuación (el punto, la coma, las conjunciones). Estos cambios se evidencian en la emergencia de
una nueva modalidad de enlazar significados: los hipervínculos o links: palabras, iconos, imágenes,
que forman parte del texto y que remiten al lector a estructuras lingüísticas más complejas, u otros
niveles de contenido semiótico, es decir, a otro discurso o textualidad relacionada o <<vinculada>>
con lo que se lee. El lector de hipermedios pasa a ser autor de un texto susceptible de ser
interpretado, traducido o deconstruido de una forma distinta cada vez, es decir, su lectura le permite
navegar libremente por el hipermedio, ordenar la secuencia de significados y construir su propia
arquitectura lingüística. Esta práctica supone transitar en múltiples dimensiones espacio-temporales gracias a un pensamiento que asocia significados en estructuras no lineales.
Estas “estructuras no lineales” tienen una característica fundamental: la creación de
nuevas estructuras lingüísticas, con grados de complejidad cada vez mayores, para la
realización de los procesos de interpretación, traducción y deconstrucción en el dominio de
la meta-técnica.
Desde la perspectiva conexionista, encontramos insumos importantes para el diseño
del proyecto nootécnico en las siguientes frases de Caballero (2001):
En este orden de ideas, constatamos la emergencia –ante una realidad que es ella misma discurso–
de una inteligencia capaz de pensar en forma transversal, multidimensional e hipertextual, la cual
permite discurrir en el texto (sea este escrito o no) sobre nuevas espacialidades discursivas y deviene
acción cognitiva enactuada, en tanto que, el conocimiento que se genera a partir de esta práctica
cognitiva surge en la medida en que actuamos y nos comunicamos. El término enacción es tomado de
Francisco Valera (1998: 89) con el propósito de situar este ensayo en la corriente conexionista, sobre
la base de un mundo que al no ser predefinido, tampoco puede ser representado, por tal razón, el
conocimiento no se elabora sobre los supuestos construccionista sino <<emergentistas>>. Asimismo
el desarrollo de la tecnología conexionista es lo que puede dar las bases a un salto radical en la
tecnología, puesto que al desarrollarse los programas en base a eventos y no a objetos o símbolos ya
no estaríamos en presencia de representaciones o mundo empaquetados sino a lo que estamos
proponiendo a n-realidades y mundos posibles.
Sobre los modelos conexionistas, traemos a este ensayo las siguientes palabras de
Eric R. Kandel (Premio Nobel de Medicina 2006):
…la mayoría de los neurobiólogos de la computación se han volcado en sistemas dotados de
componentes tanto en serie como en paralelo (distribuidos), lo que llaman modelos conexionistas. En
estos modelos, elementos distribuidos por todo el sistema procesan de forma simultánea información
relacionada. Los conocimientos preliminares obtenidos con este trabajo concuerdan mejor con los
estudios fisiológicos. Los modelos conexionistas muestran que cada elemento del sistema no
transmite grandes cantidades de información. Por tanto, lo que hace que el cerebro sea una notable
máquina de procesamiento de la información no es la complejidad de sus neuronas, sino sus
numerosos elementos y, en concreto, la complejidad de las conexiones existentes entre ellos. Las
neuronas individuales estereotipadas son capaces de transmitir información singular porque están
conectadas y organizadas de formas diferentes.
Gradualidad: una categoría socio-psicológica de la trans-racionalidad
Anteriormente estudiamos el grado de verdad de una proposición borrosa y el grado
de pertenencia de un elemento a un conjunto borroso, nociones que generan un cambio de
paradigma en la lógica formal y la emergencia de las llamadas lógicas borrosas, las cuales se
constituyen en los fundamentos de las ciencias matemáticas postmodernas, y el aprendizaje
de tales ciencias requiere de la inteligencia lógico-matemática, entendida ésta como la
habilidad de pensar en símbolos lógicos y matemáticos para abstraer, computar, resolver y
razonar, con variadas finalidades: realizar operaciones con números, conjuntos, funciones,
matrices; medir longitudes, superficies, volúmenes de entes geométricos; calcular límites,
derivadas, integrales; resolver problemas bien estructurados; diseñar y evaluar modelos,
proyectos, teorías; demostrar teoremas con base en inferencias lógicas; crear definiciones,
teoremas, estructuras, sistemas.
En esta sección estudiaremos otros tipos de grado, en áreas diferentes a las
matemáticas, con el propósito de configurar una nueva categoría del logos meta-técnico.
Incorporamos la gradualidad como una categoría de la trans-racionalidad, desde las
perspectivas sociológica y psicológica, interpretando tanto la teoría de acción comunicativa
de Habermas, como la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner.
Empecemos con algunos textos de Habermas (1999) acerca de la fiabilidad del
conocimiento:
El saber puede ser criticado por no fiable. La estrecha relación que existe entre saber y racionalidad
permite sospechar que la racionalidad de una emisión o de una manifestación depende de la fiabilidad
del saber que encarnan. Consideremos dos casos paradigmáticos: una afirmación con que A
manifiesta con intención comunicativa una determinada opinión y una intervención teleológica en el
mundo con la que B trata de lograr un determinado fin. Ambas encarnan un saber fiable, ambas son
intentos que pueden resultar fallidos. Ambas manifestaciones, tanto la acción comunicativa como la
acción teleológica, son susceptibles de crítica. Un oyente puede poner en tela de juicio que la
afirmación hecha por A sea verdadera; un observador puede poner en duda que la acción ejecutada
por B vaya a tener éxito.
Respecto de los tipos de argumentación, trasladamos a este ensayo el esquema que
nos presenta Habermas (1999):
TABLA 9 Tipos de argumentación
OBJETO DE LA ARGUMENTACIÓN
FORM
AS D
E
ARG
UM
EN
TACIÓ
N
EMISIONES O
MANIFESTACIONES PROBLEMÁTICAS
PRETENSIONES DE
VALIDEZ CONTROVERTIDAS
DIS
CU
RSO
TEÓ
RIC
O
Cognitivo- instrumentales
Verdad de las proposiciones; eficacia de las
acciones teleológicas
DIS
CU
RSO
PR
ÁC
TIC
O
Práctico-morales
Rectitud de las
normas de acción
CRÍT
ICA
ESTÉTIC
A
Evaluativas
Adecuación de los
estándares de valor
CR
ÍTIC
A
TERAPÉU
TIC
A
Expresivas
Veracidad de las manifestaciones
o emisiones Expresivas
DIS
CU
RSO
EXPLI
CATIV
O
------------------
Inteligibilidad o
corrección constructiva de los
productos Simbólicos
Sobre la argumentación, Habermas (1999) nos dice:
Llamo argumentación al tipo de habla en que los participantes tematizan las pretensiones de validez
que se han vuelto dudosas y tratan de desempeñarlas o de recusarlas por medio de argumentos. Una
argumentación contiene razones que están conectadas de forma sistemática con la pretensión de
validez de la manifestación o emisión problematizadas. La fuerza de una argumentación se mide en
un contexto dado por la pertinencia de las razones.
En este orden de ideas, proponemos utilizar la noción de grado para medir la fuerza
de una argumentación en cada una de las pretensiones de validez controvertidas, que
aparecen en la tabla de Habermas. A este propósito, tenemos siete tipos de grado:
Grado de verdad de una opinión;
Grado de eficiencia y grado de eficacia de una acción estratégica;
Grado de rectitud de una norma de acción;
Grado de adecuación de un estándar de valor;
Grado de veracidad de una manifestación o emisión expresiva;
Grado de inteligibilidad o corrección constructiva de un producto simbólico.
Por otra parte, también proponemos diversas relaciones de dependencia entre las
fuerzas de las argumentaciones y las inteligencias múltiples.
Las denominadas inteligencias múltiples constituyen una teoría sobre la capacidad
cognitiva del ser humano, desarrollada por Howard Gardner y dada a conocer en 1983 a
través su famoso libro Frames of mind: the theory of multiple intelligences, según la cual
cada individuo posee múltiples inteligencias, con diversos grados de desarrollo, que combina
y utiliza para resolver problemas de la vida real, generar problemas a resolver, crear bienes
materiales o espirituales, prestar servicios públicos. Gardner enuncia en el citado libro siete
inteligencias: verbal-lingüística, lógico-matemática, visual-espacial, corporal-cinestésica,
musical, interpersonal e intrapersonal. Posteriormente, en el año 1995, Gardner incorporó la
inteligencia naturalista, la cual estaba implícita y desagregada en las dos primeras
inteligencias de su clasificación original.
Aquí trataremos sólo las dos primeras pretensiones de validez controvertidas, cuyas
manifestaciones o emisiones problemáticas son cognitivo-instrumentales y sus formas de
argumentación se realizan a través del discurso teórico. Las restantes pretensiones de
validez serán dejadas para desarrollos futuros.
El grado de verdad de una opinión, g(p), se refiere al grado de consistencia entre el
contenido semántico de tal opinión y el correspondiente hecho que tiene lugar en el mundo
objetivo, en términos de la altura de la intersección de los conjuntos borrosos asociados C y
H, respectivamente, en el universo X.
Si X = {x1, x2, x3, …, xn} es el universo, los conjuntos borrosos asociados al
contenido y al hecho tienen las siguientes formas:
C = {x1μC(x1), x2μC(x2), …, xnμC(xn)},
H = {x1μH(x1), x2μH(x2), …, xnμH(xn)}.
Por lo tanto, en una lógica borrosa estándar, el grado de verdad de tal opinión, g(p),
se calcula como sigue:
g(p) = máximo {mínimo {μC(xi), μH(xi)} : iI},
siendo I = {1, 2, 3, ..., n}.
Respecto a la acción estratégica, como una ampliación de la acción teleológica, nos
dice Habermas (1999):
El concepto de acción teleológica ocupa desde Aristóteles el centro de la teoría filosófica de la acción.
El actor realiza un fin o hace que se produzca el estado de cosas deseado eligiendo en una situación
dada los medios más congruentes y aplicándolos de manera adecuada. El concepto central es el de
una decisión entre alternativas de acción, enderezada a la realización de un propósito, dirigida por
máximas y apoyada en una interpretación de la situación. La acción teleológica se amplía y convierte
en acción estratégica cuando en el cálculo que el agente hace de éxito interviene la expectativa de
decisiones de al menos otro agente que también actúa con vistas a la realización de sus propios
propósitos.
A los efectos de la construcción de grados para medir eficiencia y eficacia, estamos
más interesados en la acción estratégica que en la acción teleológica, por al menos tres
razones fundamentales: la estrategia es una categoría del logos meta-técnico; existe un
modelo de decisión borrosa grupal; y tenemos a nuestra disposición indicadores sobre
eficiencia y eficacia en organizaciones.
El grado de eficiencia de una acción estratégica se refiere al grado de verdad de los
pronósticos sobre los bienes o servicios que la organización generará o prestará, con
relación a los insumos disponibles.
El grado de eficacia de una acción estratégica se refiere al grado de verdad de los
pronósticos sobre los resultados sociales que la organización logrará, con relación a los
bienes generados o los servicios prestados.
Las pretensiones de optimizar los grados de eficiencia y eficacia de las acciones
estratégicas, guarda relación con el crecimiento de la inteligencia intrapersonal de cada
individuo perteneciente a la organización y el desarrollo de la inteligencia interpersonal entre
todos sus miembros y de éstos con los grupos de interés de la organización.
La inteligencia intrapersonal es el potencial que tiene una persona de conocerse a sí
misma y a otras personas, para diseñar, implantar y desarrollar su propio proyecto de vida;
reflexionar sobre las experiencias interiores, el dominio de sus emociones, las formas y
canales de comunicación para expresar sus sentimientos y opiniones; asumir un sistema de
valores éticos y vivir de conformidad con el mismo; desarrollar un proceso de aprendizaje y
crecimiento personal a lo largo de toda su vida; establecer estrategias, definir políticas,
elaborar planes y lograr objetivos; abismarse ante la complejidad del cosmos, de la vida, de
la condición humana y demás enigmas epistemológicos.
La inteligencia interpersonal es la disposición que tiene un individuo de comprender a
los demás y comunicarse con ellos, mediante la percepción de sus sentimientos,
motivaciones, comportamientos, pensamientos; interpretar los mensajes verbales y no
verbales de otras personas, para anticipar posibles conductas de ellas e influir en sus
opiniones y acciones; reconocer y ponderar las consecuencias de sus propios actos, a los
efectos de establecer y mantener relaciones sociales satisfactorias; adaptar su
comportamiento al grupo social donde se desenvuelve, con base en la retroalimentación que
recibe de sus integrantes; asumir el compromiso de miembro o líder de un grupo social y
participar en sus acciones para mejorar la calidad vida de los demás; analizar cualquier
situación social o política desde diversas perspectivas; desarrollar habilidades para la
negociación y resolución de conflictos; diseñar, implantar y desarrollar nuevos modelos o
procesos sociales.
Razonamiento holográfico
Proponemos el razonamiento holográfico, como parte de nuestro modelo de trans-
racionalidad, mediante inducción, deducción, sensación, introspección e intuición.
En los razonamientos científicos de la era moderna fueron utilizadas, de manera
preferente, la inducción y la deducción. La inducción para el reconocimiento de patrones
empíricos en el caso de las ciencias fácticas, y de patrones abstractos en el caso de las
ciencias formales. La deducción para derivar consecuencias de suposiciones aceptadas en el
caso de las ciencias fácticas, y de probar la validez de proposiciones condicionales en el caso
de las ciencias formales.
La sensación, la introspección y la intuición proporcionan otras posibilidades en los
razonamientos científicos de la era postmoderna, si las combinamos con la inducción y la
deducción. Una manera de hacerlo en las ciencias fácticas es la siguiente:
Acoplar la pareja inducción y sensación;
Combinar la pareja deducción e introspección; y
Armonizar las dos parejas mencionadas por medio de la intuición.
Acoplar la inducción y la sensación tiene el propósito de reconocer patrones empíricos
a través de la observación exterior que, sobre un fenómeno natural o un trans-fenómeno
supra-natural, desarrolla un investigador científico postmoderno y de la respectiva impresión
sorprendente que hechos o anomalías observados producen por medio de sus sentidos o de
instrumentos y aparatos meta-técnicos.
Combinar la introspección y la deducción es con la finalidad generar un proceso de
reflexión teórica para derivar consecuencias de suposiciones aceptadas, mediante la
observación interior que realiza un investigador, con base en sus propios actos cognitivos o
estados de ánimo o de conciencia, sobre un determinado fenómeno o trans-fenómeno. En tal
sentido, el razonamiento holográfico hereda el problema de la conciencia. ¿Se puede explicar
la consciencia? Kandel (2006) responde desde la perspectiva de la neurociencia:
En la actualidad, casi todos los filósofos contemporáneos de la mente están de acuerdo en que lo que
llamamos consciencia deriva de las propiedades físicas del cerebro. Como la consciencia posee
propiedades de las que carecen otras funciones cerebrales (subjetividad, unidad e intencionalidad), la
explicación física de la mente plantea un problema científico tremendo.
Desde esa misma perspectiva, también responde Schwartz (2006):
En un artículo clásico, Thomas Nagel argumentaba que la consciencia es específica de la primera
persona y distinta de cualquier otro fenómeno natural. Debido a su carácter subjetivo intrínseco,
plantea un único problema para el análisis científico. Colin McGinn llevó este argumento un paso más
allá. Incluso siendo materialista, McGinn cree que la mente humana carece de capacidad cognitiva
para comprender la naturaleza de la consciencia, al igual que los monos no pueden comprender la
física cuántica. Estamos de acuerdo en que el problema de la consciencia es difícil, tal vez el más
difícil al que se enfrenta la neurociencia. Tal y como suponen Crick y Koch y otros autores, la
consciencia debe tener un correlato neuronal. Somos optimistas en cuanto a que los neurocientíficos
cognitivos identificarán las neuronas implicadas y distinguirán los mecanismos por los que se produce
la consciencia.
Sobre la problemática de la conciencia, nos dice Mayz Vallenilla (1990):
[…] el término conciencia (tal como incluso nosotros mismos lo hemos utilizado) resulta muy amplio e
impreciso. Es por ello necesario distinguir, con toda exactitud, entre conciencia y autoconciencia… o,
con otras palabras, entre conciencia espontánea y conciencia refleja. Efectivamente: en tanto que
todo acto de conocimiento inmediato y espontáneo […] la conciencia del Yo –en cuanto expresión de
la conciencia de sí que tiene el propio cognoscente como agente ejecutor y responsable de un acto
cognitivo– sólo surge por medio de un cogito que permite el tener conciencia (y/o conocimiento) de
aquel primario acto cognitivo. La autoconciencia, de este modo, es semejante tener conciencia… y, en
cuanto tal, implica un conocer (se) y/o saber (se) la misma conciencia agente y responsable de su
propia ejecutoria cognitiva. […] el prefijo ‘auto’ –ingrediente fundamental del término
‘autoconciencia’– si bien significa en general ‘lo propio’… tiene dos connotaciones complementarias
perfectamente discernibles entre sí: a) aquélla que indica la simple pertenencia de lo poseído como
propio; y b) la que, además de semejante pertenencia, destaca el carácter espontáneo, autárquico y
autónomo de la posesión.
Finalmente, acoplar las dos parejas (inducción, sensación) y (deducción,
introspección) por medio de la intuición tiene el objetivo de incrementar la facultad, que
debe tener un investigador científico, de comprender un fenómeno o trans-fenómeno, una
realidad o trans-realidad, sin necesidad de utilizar razonamiento alguno. Semejante
‘comprender’ surge más allá de las fronteras impuestas al investigador científico por su
connatural estructura organizativa psícosomática y por las capacidades cognitivas de su
cerebro. Un buen ejemplo de tal acoplamiento por medio de la intuición, es el que sigue:
El fenómeno del espacio-tiempo curvo es un producto del proceso creativo
desarrollado por Albert Einstein combinando un resultado conocido (todos los cuerpos caen
con la misma aceleración), un experimento imaginario idealizado mediante un ascensor que
cae libremente desde el último piso de un edificio inmensamente alto, y una extrapolación
lógica llevada a límites extremos. En particular, la luz de una estrella distante que pase
cercana al Sol en su camino a la Tierra, será desviada en pequeño ángulo por los efectos
gravitatorios de la masa del Sol. Esta predicción de Einstein fue comprobada en 1919 por un
equipo de científicos británicos, mientras observaban un eclipse solar desde Africa oriental.
Se inicia entonces una admiración creciente por parte de la opinión pública mundial hacia la
obra científica de Einstein, quien siempre respondía a los periodistas resaltando el papel que
juega la intuición en la formulación de sus conjeturas científicas: “Creo en la intuición y la
inspiración. Algunas veces siento que estoy en lo cierto aunque no sepa la razón”.
Tenemos suficientes razones para pensar que el razonamiento holográfico será
validado en diferentes áreas del conocimiento, si es aplicado como un proceso bidireccional,
de ida y vuelta, entre teoría y práctica. Este modelo de razonamiento es una manera de
hacer ciencia postmoderna en la interfaz de los dos métodos clásicos de la ciencia moderna:
inducción y deducción. Dicho de otra manera, la metodología implícita en el razonamiento
holográfico es un encuentro a medio camino entre inducción y deducción.
Principio del caos creativo
La teoría del caos fue desarrollada en las décadas de los años 60 y 70 por el
matemático Stephen Smale, el meteorólogo Edward Lorenz, el químico Ilya Prigogine, el
físico David Ruelle, entre otros, quienes estuvieron inspirados en los trabajos del
matemático y físico Henri Poincaré realizados en los últimos años del siglo XIX. Al respecto,
nos dice Mayz Vallenilla (1998):
Efectivamente, alrededor de la década de los sesenta, matemáticos y físicos, interesados en el
estudio de diversos campos de fenómenos (tales como los de la meteorología o la astronomía, la
economía o la ecología) advirtieron que en los sistemas no lineales más sencillos –mediante los cuales
pretendían representar los fenómenos de sus respectivas parcelas– podían generarse irregularidades,
comportamientos arbitrarios y efectos complejos, que no repetían exactamente la ordenada,
previsible, confiable e inquebrantable sintaxis de los fenómenos interpretados desde una perspectiva
simplemente mecánica y determinista de estilo newtoniano. En tal sentido, si en cualquier sistema
dinámico (vgr. el que se utiliza para la predicción del tiempo o para estimar el crecimiento de una
población) se modifican sus condiciones iniciales… las alteraciones consecuentes no son periódicas ni
predecibles, sino que inexorablemente se provoca o produce una ruptura significativa en el orden
preestablecido, surgiendo eo ipso un novum caótico que desfasa la periodicidad y rompe todo
esquema de predicibilidad.
En años más próximos al presente se han realizado diversas explicaciones de la teoría
del caos, entre las cuales hemos seleccionado las de Richard Pascale, Mark Millemann y
Linda Rioja (2002).
La teoría del caos trata sobre la emergencia de nuevos atractores en sistemas
adaptativos complejos que tienen, por un lado, una dependencia sensible a las amenazas o a
las oportunidades derivadas de los cambios producidos en su entorno de inter–retro–acción
y, por el otro, una propensión a experimentar el efecto mariposa.
Los atractores son patrones que describen el comportamiento de los sistemas
adaptativos complejos a lo largo de su proceso evolutivo. El efecto mariposa es el fenómeno
por el cual una pequeña perturbación en el estado de un sistema adaptativo complejo, hará
que los estados subsiguientes difieran grandemente de los estados que se habrían seguido
de no producirse la perturbación.
Con el propósito de resolver un problema de desorganización generado por un estado
de equilibrio en un sistema adaptativo complejo, la teoría del caos postula el proceso de
bifurcación de un atractor a otro, mediante la ejecución de retroalimentaciones con
suficiente ruido informacional como para garantizar la creación de posibilidades a la
emergencia de un nuevo sistema.
Según esta teoría, un estado de equilibrio puede ser una condición deseable en
ciertas escalas pequeñas y en algunos intervalos temporales breves, pero en intervalos
largos de tiempo y en escalas muy grandes, el equilibrio sitúa al sistema en un nivel máximo
de riesgo, pues se hace menos sensible a los cambios que se producen en su entorno, y en
esa situación el equilibrio es un precursor de la muerte del sistema.
Siendo así, es necesario generar una bifurcación que facilite la transición del atractor
que había atraído al sistema hacia tal estado de equilibrio, a otro atractor que produzca una
atracción del sistema hacia el borde del caos, entendido éste como la condición previa para
que se produzca la transformación del sistema. Cuando tal bifurcación se produce, tenemos
dos posibilidades:
(a) Si las retroalimentaciones auto-equilibradoras o auto-reforzadoras permiten
navegar cerca del borde del caos sin caer del otro lado, entonces el sistema se auto-
organiza y de la perturbación emerge un nuevo sistema;
(b) Si las retroalimentaciones auto-equilibradoras o auto-reforzadoras producen
consecuencias indeseables que hacen caer la nave al otro lado del borde del caos, entonces
el sistema muere.
En el caso (a) hablamos de caos creativo; en el caso (b), de caos destructivo.
En el universo de los sistemas adaptativos complejos, el principio del caos creativo se
manifiesta en una forma helicoidal para representar los procesos de trans-formación o trans-
mutación de tales sistemas mediante el siguiente circuito espiralado:
Sistema 1 → Sistema 1 en equilibrio → Sistema 1 al borde del caos →
Sistema 2 (emergente) → Sistema 2 en equilibrio → Sistema 2 al borde del caos → Sistema 3 (emergente) → Sistema 3 en equilibrio → y así sucesivamente.
El principio del caos creativo admite la existencia de un entrelazado muy fino entre
desorganización y organización compleja, el cual pone de manifiesto la siguiente paradoja:
la desorganización contribuye con la organización compleja que trata de destruir y el orden
auto-organizado puede complejizarse solamente a partir del ruido informacional. Ahora, el
principio del caos creativo se expresa en forma helicoidal mediante el circuito espiralado que
sigue:
Evento 1 → Accidente 1 → Ruido 1 → Desorganización 1 → Reorganización 1 →
Transformación 1 → Creación 1 → Evolución 1 → Evento 2 → Accidente 2 → y así sucesivamente.
El objeto de la ciencia postmoderna consiste en crear posibilidades para la
previsibilidad de la evolución de los sistemas.
En el marco teórico de los procesos de cognición, encontramos el concepto de
aprendizaje cuántico y su relación con los incentivos caotizantes, nociones que son
explicadas por Mussa, Morales y Berbel (2008) con las siguientes palabras:
El aprendizaje cuántico es la consecuencia de la interrelación del individuo con el medio, determinada
por cambios energéticos cuali-cuantitativos, generados en el sistema nervioso central; dando lugar a
asociaciones entre los incentivos caotizantes nuevos y los campos existentes, desencadenando un
caos en medio del campo formado por los conceptos previos, para generar un nuevo campo
conceptual, a través de un proceso entrópico. […] El concepto “incentivos caotizantes” refiere a todas
aquellas sensaciones que captadas desde el medio, por nuestro sistema sensoperceptivo, generan en
las estructuras cognitivas un cambio caótico y como consecuencia un nuevo equilibrio. […] Para
comprender este proceso es necesario describir la secuenciación que se desarrolla en la construcción
del conocimiento. Los incentivos caotizantes que provienen del medio se incorporan impregnados de
una cualidad emocional y portando un núcleo que será incorporado a la estructura cognitiva. Una vez
sintonizado este incentivo caotizante en función de su cualidad emocional, se incorpora a las
estructuras energéticas que constituyen el conocimiento previo, en un nivel básico configurado por las
inteligencias múltiples, conformándose así un nodo energético que genera en su entorno un efecto de
cambio dependiendo de la “fuerza” con que actúa, lo que denominamos murmullo cuántico
significativo.
En los procesos de desarrollo, aprendizaje y evolución, cada vez es más evidente la
siguiente máxima: sin caos no hay creatividad.
Isomorfismo entre dos estructuras lingüísticas:
una técnica y otra meta-técnica
El lenguaje del logos meta-técnico debe ser diseñado de tal forma que sea posible
una traducción bidireccional entre él y el lenguaje de la ratio technica. Para la elaboración de
tal proyecto, Mayz Vallenilla (1990) nos suministra algunas orientaciones:
La sugerida labor de tra-ducción mencionada […] debería ser realizada a través de una disciplina que,
desde ahora, designaremos con un nuevo término: la nootecnia. Aunque semejante neologismo no
sea del todo afortunado […] el mismo intenta indicar y describir una imprescindible operación
mediante la cual se deben hacer accesibles e inteligibles (para los sentidos y el entendimiento del
hombre) los ingredientes constitutivos de la alteridad construida y organizada por el logos meta-
técnico […] Pero semejante tra-ducción –tal como se desprende del propio enunciado anterior– no
sólo debe entenderse en el restringido y unilateral sentido usado hasta ahora. Efectivamente, al par
de servir como un arte o procedimiento traductorio, la nootecnia es una disciplina eminentemente
creadora que, al trans-mutar los códigos del logos óptico-lumínico gracias a las modificaciones
introducidas en los contenidos, cánones y límites del mismo por aquella tra-ducción, identifica su
auténtica finalidad con la del propio logos meta-técnico… sirviéndole a éste como un órganon poietico.
Tal órganon poietico lo asociamos con la recursividad fundada en la auto-organización
centrada en el patrón, mediante la noción de autopoiesis, pues en ambos casos estamos
hablando de una organización circular que posibilita a la nootecnia la creación de sí misma.
Continúa Mayz Vallenilla (1990):
En su condición de tal, la nootecnia no sólo actúa como vehículo de una traducción unilateral y
pasiva, sino como una activa y bidireccional disciplina que inaugura y construye un inédito universo
de posibilidades susceptibles de propiciar y admitir nuevas combinaciones y reordenaciones hylético-
sintácticas…
Esa ingente y apasionante tarea de crear, ordenar y finalmente instaurar un recíproco flujo de
inteligibilidad entre ambas dimensiones –la técnica y la meta-técnica– sitúa a la nootecnia en una
tesitura similar a la que, con métodos diferentes aunque con parecidos fines, asumen actualmente
otras disciplinas en diversas regiones del espectro científico.
Desde una perspectiva inspirada en la matemática postmoderna, proponemos
formalizar la nootecnia mediante un isomorfismo entre dos estructuras lingüísticas, una
técnica y la otra meta-técnica, ordenadas mediante relaciones borrosas, que garantice la
creación de posibilidades para traducir en forma bidireccional.
En la Tabla 10 hemos colocado los elementos constituyentes de semejante
isomorfismo traductor.
TABLA 10 Isomorfismo traductor
La 5-upla (s, T, X, F, P) es una variable lingüística técnica, donde: s es el nombre de la variable;
T es el conjunto de términos lingüísticos referidos a la variable s;
X es el universo del discurso de los vocablos técnicos;
F es una regla sintáctica (gramática) para generar vocablos técnicos; y
P:T F(X) es una regla semántica que asigna a cada término lingüístico tT su significado P(t), el cual es un conjunto borroso en X.
La 5-upla (u, V, Y, G, Q) es una variable lingüística meta-técnica, donde: u es el nombre de la variable;
V es el conjunto de términos lingüísticos referidos a la variable u;
Y es el universo del discurso de los vocablos meta-técnicos;
G es una regla sintáctica (gramática) para generar vocablos meta-técnicos; y
Q: V F(Y) es una regla semántica que asigna a cada término lingüístico vV su significado Q(v), el cual es un conjunto borroso en Y.
R es una relación borrosa en el conjunto X2 de parejas de vocablos técnicos.
S es una relación borrosa en el conjunto Y2 de parejas de vocablos meta-técnicos.
h: X Y es una función que a cada vocablo técnico sX, asocia un único vocablo meta-técnico h(s)Y.
H es un isomorfismo, es decir, cumple las dos propiedades siguientes: [1] h es una función biyectiva; y [2] ((s, t)X2) R(s, t) ≤ S(h(s), h(t)).
Para una mejor comprensión de tal isomorfismo, agregamos las siguientes
explicaciones y observaciones sobre algunos de sus elementos constituyentes:
Entendemos por estructura lingüística a un conjunto de elementos lingüísticos
relacionados entre sí a través de los patrones organizativos de la respectiva
lengua (en nuestro caso, la lengua española), formalizada ésta como un sistema
lingüístico.
La propiedad [2] se lee: para cada pareja ordenada (s, t) en X2, el grado de
relación R entre los vocablos técnicos s y t es menor o igual que el grado de
relación S entre los vocablos meta-técnicos h(s) y h(t).
El requisito de la biyección para h : X Y tiene el propósito de garantizar la
existencia de la función inversa h–1 : Y X, es decir, la correspondencia que a
cada vocablo meta-técnico u en Y, asocia un único vocablo técnico h–1(u) en X..
La propiedad [2] significa que la función h es un homomorfismo entre dos
estructuras ordenadas (X, R) y (Y, S); y puesto que h es una función biyectiva, el
homomorfismo inverso h–1 : Y X está caracterizado por la proposición ((u,
v)Y2) S(u, v) ≥ R(h–1(u), h–1(v)), siendo ≥ el símbolo de la desigualdad ‘mayor
o igual que’.
Queda sin resolver aquí el problema de la elaboración de reglas sintácticas y
semánticas de un lenguaje meta-técnico. Mayz Vallenilla (1999) nos suministra algunas
orientaciones generales:
Este lenguaje, como es evidente, ha de hallarse estructurado por una sintaxis y semejante sintaxis, a
su vez, debe encontrase articulada significativamente en diversos e interconectados campos
semánticos. […] con la expresa finalidad de crear nuevos conocimientos (valga decir, nuevas
proposiciones epistemáticas) aún no descubiertas ni formuladas. ¿Cómo lograr esto? A ese respecto,
las reglas sintácticas no deben ser meros esquemas iterativos ni mecánicos, sino auténticos
procedimientos formales que permitan engendrar, dinámica y transformativamente, múltiples
combinaciones posibles entre las diversas y heterogéneas proposiciones epistemáticas que integran el
sistema, sea cual fuere el contenido semántico de las mismas. De esta manera, al lograr que surjan
nuevos y recíprocos vínculos funcionales entre aquellas proposiciones, no sólo queda asegurado el
carácter creador del lenguaje, sino asimismo la posibilidad de interconectar progresivamente los
variados campos semánticos que conforman las distintas disciplinas del saber.
Conclusiones y desarrollos futuros
En este ensayo se ha presentado un modelo de trans-racionalidad, el cual fue
construido mediante las siguientes operaciones intelectuales:
1. Transmutar cinco categorías de la ratio technica (totalidad, finalidad, perfección,
automaticidad, funcionalidad) en cinco categorías del logos meta-técnico (holismo,
estrategia, retroalimentación, recursividad, relación);
2. Traspasar la frontera de cada una de las categorías de la ratio technica, hacia un
dominio de mayor nivel de complejidad;
3. Incorporar otras categorías de la trans-racionalidad: borrosidad, comunicación,
gradualidad;
4. Introducir principios trans-racionales: tercero incluido, razonamiento holográfico, caos
creativo; y
5. Formalizar la nootecnia mediante un isomorfismo entre dos estructuras lingüísticas,
una técnica y la otra meta-técnica.
Las categorías de la trans-racionalidad son constitutivas del conocimiento meta-
técnico y, por tanto, crean posibilidades para establecer un saber sobre la supra-naturaleza
y verificar, mediante funciones veritativas de determinadas lógicas borrosas, los respectivos
grados de verdad en el entorno textual de la estructura proposicional que soporta tal
conocimiento.
El trabajo de investigación documental realizado para esta publicación no está
acabado, pues quedan algunos problemas abiertos que deben ser enfrentados en futuros
desarrollos. En tal sentido, se podrían abrir cuatro líneas de investigación con los siguientes
objetivos:
Definir indicadores en cada una de las variables del modelo de trans-
racionalidad, a fin de determinar algunas medidas borrosas tales como: el grado
de coherencia entre todas las variables; el grado de consistencia entre una
variable y un determinado proceso meta-técnico; etc.
Incorporar el ‘tiempo’ en las conceptualizaciones correspondientes a los grados
de: verdad, eficiencia, eficacia, rectitud, adecuación, veracidad, inteligibilidad,
racionalidad, transformación, complejidad, sensibilidad.
Elaborar reglas sintácticas y semánticas con la finalidad de configurar patrones
organizativos de un lenguaje meta-técnico, que facilite la validación de nuestra
propuesta para formalizar la nootecnia mediante un isomorfismo entre dos
estructuras lingüísticas, una técnica y la otra meta-técnica.
Aplicar recursividad a los contenidos conceptuales y procedimentales de la trans-
racionalidad, con el propósito de garantizar el sucesivo devenir trans-mutatorio
de su provisional modelo.
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