Mitos y Leyendas de La Laguna La Encantada

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Mitos y leyendas de la laguna la encantada

Al noreste de Huacho, en pampa de Animas, hay una laguna llamada LA ENCANTADA, que antiguamente los pobladores de ese lugar lo llamaron Paraquincho. Según cuentan, en esta laguna de aguas oscuras vive una serpiente enorme y horrible que cuida los inmensos tesoros que guardan en el fondo.Al animal mostruoso, que muchas personas aseguran haber visto lo llaman Huaracuy, culla presensia se hace visible, sobre todo en las estaciones de invierno.Cuando luego de una llovizna el sol irrumpe en sus tenues aguas las olas se agitan y dentro del remolino surge la figura de Huaracuy, que con fuerza extraordinaria salta velos, cual un rallo, y clava sus dientes sobre la orilla de la laguna, transformándose en un enorme arcoiris.Dice la leyenda que habían dos hermanos muy trabajadores que vivían por la zona, los cuales eran muy unidos y serviciales el uno con el otro. Un buen día llegó a estas tierras una anciana acompañada de una jovencita, la cual era muy hermosa, ojos negros, cabellera larga, tez clara.Los hermanos quedaron impactados con su belleza y empezaron a cortejarla, cada uno por su lado, pero ella no se decidia por ninguno de los dos.Hasta que le ocurrió que alegiría al que le trajera el tesoro más grande que hubiera.Ambos en su afán de ser elegidos salieron a buscar lo que deseaba su amada. El mayor tuvo mejor suerte y pudo encontrar lo que estaba buscando. El otro en cambio, por más que intentó, no pudo hacerlo, pero se dio cuenta que su hermano regresaba feliz. Los celos y la envidia le invadieron, entonces emboscó a su hermano cerca de la laguna y termino con su vida hundiendo su cuerpo en el fondo de las aguas.Pero la anciana que era una hechicera, dándose cuenta lo que había hecho el hombre, se enfureció y pronunciando unas palabras mágicas convirtió al hombre en la serpiente que conocemos como el Huaracuy, en castigo por su comportamiento.En una ocasión las aguas se embravecieron luego de una torrencial lluvia, y el fuerte remolino que surgió de su interior.

Cuenta la historia que una mujer vestida de blanco agobiada por la desesperanza, tristeza y dolor que le causó ver a su prometido casarse con otra mujer , decidió desaparecer de las aguas. De ahí, que se dice que cada noche de luna llena, la mujer vestida de blanco sale de las aguas, tratando de encantar a cuanto varón se le cruce y la mire. Si el encanto se cumple sólo se desvanece golpeando con fuerza algún metal.

Otra leyenda narra el hecho que hace muchísimos años dos comunidades indígenas se disputaron la tenencia de esta laguna, pero los hijos de los curacas de cada una de estas comunidades, cometieron el error de enamorarse, según sus leyes, estaba prohibido, por eso fueron perseguidos a pedradas y no tuvieron mejor opción que esconderse en medio de la laguna. Producto de ese ahogamiento habrían aparecido las tres islas que ahora existen: La isla más grande, sería el joven; la más pequeña, la doncella y la isla más pequeñita, el niño que estaba por nacer.

Hace muchos años que se formó la laguna «La Encantada» como consecuencia de las filtraciones ocasionadas por los diferentes canales de regadío que circunvalan el fértil y extenso valle de Santa Rosa.Dicen que una vez un agricultor oriundo de pampas de Ánimas se encontraba en sus faenas diarias, propias de la labor agrícola y sin darse cuenta y casi sin ninguna razón sintió que tenía mucha sed; lo primero que le vino a la mente fue subir a la laguna La Encantada para tomar agua y así calmar su angustiosa sed.Cuando llegó a la cima, vio un hermoso pato silvestre de brillantes y llamativos colores que jugaba revoloteando y graznando con alegría y sin preocupación en compañía de un bellísimo y albo cisne. El color blanco del cisne era tan profundo, impresionante y casi sobrenatural que cegaba, tal como si fuera el mismo brillo del sol. Al dirigir su mirada el campesino trató de localizar al pato ya que el resplandor que emanaba de la blanquecina ave, había hecho que la

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perdiera de vista. Grande fue su sorpresa cuando al divisarlo, pudo observar en un éxtasis que lo confundía y lo colocaba en el límite de la realidad y la fantasía, el nacimiento de un brillante y colorido arco iris, pero mayor fue su sorpresa cuando descubrió que este fenómeno natural inusual se originaba justo del animal que con su vista había localizado.

No había duda, era un sueño del que seguramente no tardaría en despertar; pero no tardó en recuperar la conciencia, cuando en una explosión de emoción y al borde de la locura, no podía dar crédito a lo que veía. El cisne y el pato envueltos en un impresionante haz de luz, se transformaban, el cisne en una hermosísima y blanca mujer de cabellos rubios y ojos de color del cielo y el pato en un bello joven de proporciones casi perfectas, su piel tersa como la pampa y sus ojos del color de las profundidades de la laguna, y que en un instante entrelazados sus cuerpos fueron tragados por la laguna y desaparecieron en un borboteo de blanca espuma. El campesino no soportó tal visión y perdió el conocimiento.Al despertar horrorizado contemplaba cómo un enorme sapo le miraba, pero mayor fue su espanto cuando aquel repugnante animal le preguntó:

— ¿Qué has visto?—Algo increíble –contestó el agricultor, sin ocultar su temor.—No tengas miedo –dijo el sapo–, soy el guardián de la laguna. Hace muchos años fui un campesino así como tú, pero la ambición por querer atrapar al cisne me llevó a este triste fin, ya que una fuerza invisible y poderosa me arrojó a la laguna en donde me hundí ya que no sabía nadar; en el fondo, el cisne y el pato que acabas de ver increparon mi actitud, pero perdonaron mi vida y en castigo me transformaron en lo que ves ahora.— ¿Este castigo tuyo durará para siempre?—No —contestó el sapo—. El encantamiento se romperá cuando yo logre hablarle a tres humanos que como tú lograron ver este inverosímil espectáculo.—Y dime, ¿soy yo al primero que hablas?—No. Eres el tercero.Y en ese instante el campesino fue arrojado por la misma fuerza extraña a la laguna y al llegar al fondo de ella casi muere de la impresión al darse cuenta que sus brazos y piernas se habían convertido en patas de sapos y podía nadar, y pensó que ahora era el nuevo guardián de la alberca y que ya nunca más volvería a tener sed. Y fue cuando dijo Periquito Sarmiento, qué pena me da, pero ya se acabó este cuento.