Misión Edición 17

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La Iglesia de la Arquidiócesis de Medellín que se proyecta ISSN: 2248-8162 Mayo de 2013 / No. 17 P.14 El 12 de mayo el Papa Francisco canonizó en Roma a la beata Laura Montoya. Es un acontecimiento muy grande para nosotros, que no puede pasar desapercibido y que debemos celebrar con gran entusiasmo y con verda- dero provecho. Se trata del reconocimiento de la santidad en una persona que ha nacido, ha vivido y ha realizado su misión entre nosotros. Esto entraña una enorme alegría, pero también una profunda responsabili- dad. SANTA MADRE LAURA Por canonización se entiende el acto pontificio por el que el Santo Padre declara que un fiel ha alcanzado la santidad. El proceso e canoniza- ción es uno de los procesos especiales que estan regidos por una norma específica. Por la canonización se autoriza al pueblo cristiano la beneración del nuevo santo de acuerdo con las normas litúrgicas. El domingo 26 de mayo se llevará a cabo un homenaje de la alcaldía de Medellín y una Euca- ristía presidida por monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín, por la canoni- zación de Santa Laura Montoya, Virgen y funda- dora de la Congregación de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena. P.4 P.2 “Santa Laura Montoya, Ruega por nosotros” DE BEATA A SANTA FIESTA ARQUIDIOCESANA POR LA CANONIZACIÓN DE LA SANTA LAURA MONTOYA P.5

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Misión Edición 17

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La Iglesia de la Arquidiócesis de Medellín que se proyecta

ISSN: 2248-8162

Mayo de 2013 / No. 17 P.14

El 12 de mayo el Papa Francisco canonizó en Roma a la beata Laura Montoya. Es un acontecimiento muy grande para nosotros, que no puede pasar desapercibido y que debemos celebrar con gran entusiasmo y con verda-dero provecho. Se trata del reconocimiento de la santidad en una persona que ha nacido, ha vivido y ha realizado su misión entre nosotros. Esto entraña una enorme alegría, pero también una profunda responsabili-dad.

SANTA MADRE LAURA

Por canonización se entiende el acto pontificio por el que el Santo Padre declara que un fiel ha alcanzado la santidad. El proceso e canoniza-ción es uno de los procesos especiales que estan regidos por una norma específica. Por la canonización se autoriza al pueblo cristiano la beneración del nuevo santo de acuerdo con las normas litúrgicas.

El domingo 26 de mayo se llevará a cabo un homenaje de la alcaldía de Medellín y una Euca-ristía presidida por monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín, por la canoni-zación de Santa Laura Montoya, Virgen y funda-dora de la Congregación de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena.

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“Santa Laura Montoya,Ruega por nosotros”

DE BEATA A SANTA

FIESTA ARQUIDIOCESANA POR LACANONIZACIÓN DE LA SANTALAURA MONTOYA

P.5

Como parte de la celebración anual del día del trabajo, el papa Francisco hizo un llamado a tomar una opción decidida en contra de la trata de personas y el trabajo esclavizante. Dijo el pontífice, que hay que buscar la dignidad humana de los trabajadores. Un asunto que tiene que ver con las mínimas condicio-nes laborales, pero también con la autonomía. Es decir de poder renun-ciar, por ejemplo, de crecer, de aportar a una labor, al crecimiento de una familia, de una empresa, de un país, pero sobre todo de ser tratado como ser humano, no como un objeto, como un esclavo o como un animal. El papa llamó la atención los altos índices de desempleo, sobre todo para los jóvenes, lo que atribuyó a “una concepción economicista de la socie-dad”. Sin embargo, con el ejemplo de San José invitó a no perder la esperan-

HenryHoracioChaves

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CONSEJO DE REDACCIÓN: + Monseñor Ricardo Tobón (Arzobispo de Medellín), Pbro. Juan Pablo Cardona (Director), Pbro. Germán Bustamante (Redacción), Pbro. Luis Fernando Arroyave, Pbro. Elías Lopera, Pbro. Alexander Pareja, Henry Horacio Cháves y Mauricio Agudelo.DISEÑO: Departamento de diseño, Arquidiócesis de Medellín.

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za en estas épocas de desasosiego global. Un camino que según élhay que transitar sin egoísmos, basados en la solidaridad, la amistad, la ayuda a los demás, con la convicción de que el porvenir depende de todos. Dignidad y solidaridad que servirán de antídoto a situaciones como la trata de personas, que se sustenta precisa-mente en la falta de oportunidades, en el abandono y el egoísmo.Un delito que maneja miles de millones de dólares, a pesar de los avances en el control y en la prevención de esta práctica. Los datos de las agencias internacionales hablan de millones de personas víctimas de la trata y explotación. Esas mismas instancias internacionales, hicieron visible en la cumbre económica de Davos a varios empresarios que luchan contra el flagelo en todo el mundo. Entre ellos un solo latinoameri-

cano, el paisa Carlos Mario Vega. Y el programa de prevención del delito en Estados Unidos ubica a Colombia entre los Estados que ha adoptado leyes pertinentes en materia migratoria y de controles, para favorecer la lucha contra la trata. No obstante, de aquí sigue saliendo gente para otros países en donde la esclavizan casi siempre con fines sexuales. Allá, en Estados Unidos, se creó hace poco una fundación dedicada a buscar recursos para la manutención de un hogar de beneficencia y acogida del municipio de Yolombó. Personas que no saben dónde queda Colombia, ayudan con una pequeña suma de dinero para la manutención de 50 niñas de tres a 18 años, cuyo futuro sería muy incierto de no ser por la hermana Ligia Jaramillo y sus colabo-radoras. Una fundación creada en

Miami que tiene en Medellín el respal-do del Banco Arquidiocesano de Alimentos, y de algunas familias, pero que paradójicamente ha encontrado en el propio pueblo más rechazo que ayuda. La casa, ubicada en el sector conocido como beneficencia, está prácticamente en ruina. Pero en lugar de ayuda para reconstruirla, algunas administraciones han tratado de quitár-sela a la comunidad religiosa que educa a las niñas huérfanas, en estado de abandono o en riesgo de maltrato. Una comunidad liderada por una monja anciana ya, que durante medio siglo de trabajo callado le ha arrebata-do a las redes de la mafia mundial a cientos de niñas que pudieron ser esclavizadas. Que en consonancia con el llamado del papa, ejerce la solidari-dad como camino para garantizar la dignidad humana. Cada una de esas mujeres es una madre potencial, una semilla de bondad y claro está, una luz de esperanza para la vida.

@HenryHoracio

Como bien sabemos, el 12 de mayo el Papa Francisco canonizó en Roma a la beata Laura Montoya. Es un aconteci-miento muy grande para nosotros, que no puede pasar desapercibido y que debemos celebrar con gran entusias-mo y con verdadero provecho. Se trata del reconocimiento de la santidad en una persona que ha nacido, ha vivido y ha realizado su misión entre nosotros. Esto entraña una enorme alegría, pero también una profunda responsabilidad. Laura Montoya es una mujer excep-cional por su inteligencia y por los rasgos superiores de su personalidad; es una maestra que innovó metodologías peda-gógicas y que era capaz de cautivar con su enseñanza; es una escritora de atilda-da pluma y aun de doctrina propia; es una misionera que se entregó con amor apasionado por los más pobres de su tiempo; es una benefactora de la huma-nidad que aun sigue viva en sus hijas, las religiosas que fundó. Pero, lo que ahora nos admira y conmueve más es que Laura Montoya es santa. Generalmente, no tenemos el

SANTA LAURA MONTOYAArzobispo de Medellín

+Ricardo Tobón Restrepo

concepto auténtico de santidad. Pensamos que es un mandamiento pesado, que es una particularidad de personajes lejanos, que compete sólo a algunos seres excepcionales, que conlleva fenómenos extraordinarios; en definitiva, que no es para nosotros. Sin embargo, la santidad es la mejor propuesta que nos pueden hacer; es la gran posibilidad para todo ser humano. En último término, la santidad es llevar a su mejor expresión la imagen y semejanza de Dios en nosotros; es lograr la plenitud de lo que somos. El Concilio Vaticano II nos recordó que todos estamos llamados a la santi-dad. Esto significa que es algo propio y necesario a nuestra naturaleza. Por tanto, si no somos santos estamos en “obra negra” todavía; algo nos falta en la conquista de nuestra libertad, en la experiencia de la verdadera felicidad, en la realización de nuestra misión en el mundo, en la configuración con el modelo definitivo de la persona humana que es Cristo. Por algo decía León Bloy que “la única tristeza es no

ser santo”. Cuando vemos que Laura Monto-ya, viviendo en nuestra tierra, pasando por nuestras mismas alegrías y penas, trabajando con nuestra misma gente, llegó a ser santa, debemos compren-der que hay una posibilidad que nos estamos perdiendo y una dimensión humana que nos está haciendo falta. Sucede que hoy, con frecuencia, nos preocupamos mucho por los proble-mas sociales, culturales, económicos y políticos y queremos resolverlos actuando externamente sobre las estructuras y sistemas; sin embargo, la actuación efectiva es sobre el ser humano: iluminarlo, sanarlo, ponerlo en comunión con los otros, lanzarlo a su misión, hacerlo capaz de entrar en el proyecto de Dios. Al lado de tantas cosas buenas que tenemos y de tantos logros que se han alcanzado, subsisten entre nosotros sufrimientos muy grandes porque no sabemos respetarnos y convivir, caren-cia enorme de valores humanos y espirituales, angustia y soledad de los

jóvenes que no encuentran su identidad y su puesto en el mundo, hedonismo y codicia que corrompen el corazón humano, pobreza e injusticia social que crean inequidad y golpean la dignidad humana, miedo para vivir y para amar porque hay lejanía de Dios. Si analiza-mos a fondo la realidad y sus causas, lo que nos falta es santidad. Imaginemos por un momento que pudiéramos cambiar la dinámica del egoísmo que nos encierra en nosotros mismos y nos lanzáramos todos a vivir honestamente y a servir a los demás a cualquier precio, como lo hizo Laura Montoya, cambiaríamos inmediatamen-te nuestra sociedad. Lo que nos está faltando, no sé por qué no lo compren-demos siendo tan evidente, es cambiar en cada uno de nosotros la maldad por santidad. Urge en nuestra sociedad que seamos santos; es decir, que entremos en comunión con Dios, verdad absoluta, bondad suprema, amor misericordioso, belleza inefable. Tenía razón la Madre Teresa de Calcuta cuando, a un perio-dista que le preguntaba cómo se sentía al ser aclamada por todo el mundo como santa, le respondió que “la santi-dad no es un lujo sino una necesidad”.

He ahí a tu madre

La Iglesia de la Arquidiócesis de Medellín que se proyecta

Una vez obtenida la sentencia en el Tribunal eclesiástico, cualificada, en este caso, con el grado de primera instancia, ésta debe notificarse o hacerse conocer a las dos partes im-plicadas para que ella obtenga plena validez. Hecho este proceso, si la sentencia resultó positiva, es decir, declara la nulidad del matrimonio, debe obligatoriamente pasarse a estudio en una segunda instancia a un Tribunal eclesiástico con sede en Bogotá, determinado para estos efectos y con servicio para toda Colombia. Toda causa de estado en la Iglesia, entre ellas la matrimonial, requieren de dos instancias para po-derse ejecutoriar aunque el derecho canónico no les dé firmeza plena. Esto porque siempre queda abierta la puerta de un nuevo estudio cuando salen a la luz hechos nuevos que inciden de manera grave en el contrato matrimonial analizado y sentenciado. La sede de segunda instancia puede demorarse hasta seis meses en el estudio de la causa matrimonial y se fundamenta generalmente en las pruebas y testimonios conseguidos en la primera instancia. Algunas veces pide ampliación de las declaraciones. Esta segunda instancia termina, si no se ha llevado a un juicio ordinario, con un decreto que confirma o infirma la sentencia proferida en la primera instancia. Si la confirma, pasa a notificación y ejecutoria en el Tribunal eclesiástico de primera instancia donde se radicó el proceso, en nuestro caso, Medellín; y si la infirma, después de notificación, queda a voluntad de una de las partes que quiera apelar a la Rota Romana quien, como tercera instancia, decidirá su concor-dancia con el primero o segundo Tribunal eclesiástico; si es positiva su decisión va a ejecutoria y si es negativa está decidiendo la validez del matrimonio en estudio y no hay otra cosa que aceptar esta realidad. La ejecutoria consiste en enviar los informes correspondientes de declaración de nulidad del matrimonio al juzgado de familia, quien a su vez traslada el informe a la Notaría mediante resolución, y a las parroquias donde reposan

Las causas denulidad

matrimoniallas partidas de bautismo de las dos partes y la partida de matrimonio. De esta manera quien ha sido favorecido con la declaración de nulidad no tendrá ningún obstáculo para contraer nuevo matrimonio por la Iglesia. En algunos casos los tribunales eclesiásticos de ambas instancias, o el último de ellos, pueden imponer un veto que prohíbe contraer matrimonio a quien resulta afectado por él. Este veto se impone cuando se advierten dificultades para una buena convivencia o comportamien-tos erróneoscerrados en cuanto a los fines esenciales del matrimonio como, por ejemplo, la procreación de los hijos. Quien, teniendo veto, desea contraer matrimonio, debe solicitar su levantamiento al Tribunal eclesiástico o al obispo diocesano quienes para ello se valdrán de un procedimiento especial. Finalmente debemos hablar de los costos de un proceso; éstos hacen parte de la capacidad de fun-cionamiento del Tribunal eclesiásti-co. Están tazados de manera que puedan subvencionar los gastos causados durante el proceso y en algunas veces de ayudar a quienes tienen ninguna o poca capacidad económica. Siempre se tiene en cuenta la capacidad económica de quien presenta la demanda (que es el responsable de los costos ante el Tribunal eclesiástico), las necesi-dades del Tribunal eclesiástico y la causa de los pobres. La Iglesia cató-lica no limita el derecho de ninguno para acercarse a ella a pedir justicia (c. 221 § 1). Según estos criterios el Tribunal eclesiástico no va a exigir costos que vayan por encima de las capacidades económicas del demandante y se le concede a éste ocho (8) meses para su cancelación por cuotas mensuales o por dos entregas del 50% cada una por cuatrimestre.

M. RodrigoDurangoEscobar

P. RafaelBetancurMachado

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Me parece oportuno en estos tiem-pos de bendición para nuestra Arquidiócesis de Medellín y nuestra hermana diócesis de Jericó, por la canonización de la Madre Laura Montoya Upegui, dedicar unas líneas a la explicación de dos térmi-nos que a menudo intervienen en la vida cristiana, especialmente, en lo que se refiere a la piedad hacia nuestros hermanos que nos han precedido: La Beatificación y la Canonización. Todos tenemos experiencias de personas conocidas que suscitan, incluso en vida, nuestra admiración y veneración. Muchos recordamos en nuestras diócesis, cuidades o pueblos, personas concretas, tanto religiosos como personas del común que según la opinión gene-ral de la gente vivieron como santos y decimos de ellos: “fue un santo”; “fue una santa”, que por su testimonio de vida son santos. En otros casos, la veneración queda más reducida al grupo de los que conocen directamente a la perso-na; es el caso de los fundadores de una Congregación religiosa. Además, hay el hecho de los cristianos que han manifestado su fe con la donación de su vida a causa del Señor: Hablamos de los mártires, que dieron su vida por amor a Dios y a su Iglesia. Es normal que este sentimiento que se tiene en la vida hacia una persona se quiera mantener después de la muerte. Al fin y al cabo, el recuerdo es una de las cosas que todos deseamos, y la Sagrada Escritura lo considera como una de las características del justo: “El justo será siempre recor-dado”. De aquí puede nacer simplemente el mantenimiento cordial del recuerdo entre los cono-

cidos, como hacemos con las personas de nuestra familia, o puede nacer –si el recuerdo es notable y extenso- el deseo de que sea conservado de una manera pública en la Iglesia. Así, de este modo tan sencillo y a la vez especial, se origina el proceso a través del cual se espera que estas personas, ejemplo de vida en todos los aspectos, puedan llegar a ser propuestos oficialmen-te, como testimonio de vida cristiana. Cabe entonces pregun-tarnos ¿Qué es, pues, una “Beatificación”? Podemos decir, que la beatificación es el primer paso que permite a una persona llegar a los altares y ser venerada en su diócesis. El proceso de beatifica-ción dura varios años en los que se investi-ga la vida del Siervo de Dios. La Beatifica-ción es el último pelda-ño después de haberse iniciado el proceso de canoniza-ción. Se debe de comprobar que esa persona vivió hasta el final las virtudes cristianas. A parte de lo anterior, también es necesario que se atribuya algún milagro a su intercesión. Siendo Beato(a), es necesario para iniciar su canoni-zación, probar un segundo mila-gro. La Beatificación es solicita-da por el Obispo de la Diócesis donde murió el (la) candidato(a) a ser Beatificado(a). La beatificación no impone nada a nadie en la Iglesia. Por esto, la memoria de los beatos no se celebra univer-salmente en la Iglesia, sino

sólo en los lugares donde hay motivo para hacerlo y se pide. La memoria es siempre libre y no obligatoria, para respetar el carác-ter propio de la beatificación. Para la beatificación basta un mila-gro realizado después de la muerte del siervo de Dios y comprobado por un proceso. Se requiere otro milagro realizado después de la Beatificación para obtener la cano-nización. Sin embargo, dada la rigidez de la Congregación en la aprobación de hechos milagrosos, si es posible, es aconsejable preparar, por lo menos, dos p rocesos , s o b r e p r e s u n -tos

milagros, para asegurar así mejor la beatificación o la canonización. Para la beatificación de un mártir es suficiente la declaración oficial de su martirio por parte de la Iglesia, por ello no se requiere ni el proceso de virtudes heroicas ni tampoco el milagro, que, en cambio, se exige para la canonización. Entonces, ¿Qué es la canoniza-ción? La canonización, a diferencia de Beatificación, es un decreto formal del Papa que confirma que el (la) Beato (a) es santo y está en el Cielo. El documento se basa en la infalibilidad del Papa. Permite que toda la Iglesia lo considere Santo. También significa que las iglesias (templos parroquiales) se pueden dedicar a esa persona sin permiso especial del Vaticano. ¿Qué añade la canonización?

Ante todo, la petición no la hace un Obispo singular, es decir, - el Obispo de la diócesis en la que se ha hecho el proceso canó-

nico, que suele ser la del lugar en el que se ha

muerto el santo – sino

“la Santa Madre Iglesia”, y, en su nombre el prefecto de la Congrega-ción de las Causas de los Santos, quien dice: “Santo Padre, la Santa Madre Iglesia pide que, por medio de vuestra Santidad, el beato (la beata) N. sea inscrito/a en el catá-logo de los Santos, y pueda ser invocado(a) como Santo(a) por todos los fieles” Y he aquí la respuesta del Papa, que pronuncia la fórmula solemne de la canonización en estos términos:

“Para honor de la Santísima Trinidad, para la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de Nues-tro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, y la nues-tra, después de haber reflexionado intensamente, y de haber implora-do asiduamente el auxilio de Dios, siguiendo el consejo de muchos hermanos nuestros en el episcopa-do declaramos y definimos como Santo/a el/la beato/a N., y lo inclui-mos en el catálogo de los Santos

estableciendo que éste/a ha de ser honrado/a en toda la Iglesia entre los Santos con piadosa devoción. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” No se trata pues de una “facul-tad”, sino de una propuesta que hay que aceptar: “Ha de ser honrado/a en toda la Iglesia”, a diferencia de la Beatificación, donde se venera en su propia diócesis respectivamente. La canonización es un decreto que concede la veneración ecle-

siástica pública de un individuo. Tal veneración, sin embargo, puede ser permisiva o preceptiva, univer-sal o local. Si el decreto contiene un precepto, y es universal en el sentido de que corresponde a toda la Iglesia, constituye un decreto de canonización; si sólo permite tal veneración, o si obliga bajo precep-to pero no concierne a toda la Iglesia, es un decreto de beatifica-ción.

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7:00 am. Ceremonia de exhumación y traslación de las reliquias de santa Laura Montoya.Ceremonia que se realiza dentro del Santuario y el templo para la traslación de las Reliquias y la disposición de su salida para el desfile hacia el Centro Administrativo La Alpujarra. Acompa-ñada por las delegaciones, en buses y carros particulares.

10:00 am. Acto Protocolario Cultural orga-nizado por Alcaldía Acto cultural en el Centro Administra-tivo la Alpujarra, donde recibirá el homenaje y honores civiles.Luego sale en procesión hacia la Catedral Metropolitana por San Juan, la Avenida Oriental, Caracas y Parque de Bolívar.

12:00 m. Celebración Solemne de Acción de Gracias en la Catedral Metro-politana. Presidida por el Señor Arzobispo Ricardo Tobón Restrepo.

Carre

ra 92

C44 San Juan

C44 San Juan

Santuario de laMadre Laura

(Barrio Belencito, Medellín)

Calle 54

K 46

Av.

Orie

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Centro AdministrativoLa Alpujarra

CatedralMetropolitana

EXHUMACIÓN, TRASLACIÓN, DESFILE,ACTO PROTOCOLARIO, PROCESIÓN YCELEBRACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIASPOR LA CANONIZACIÓN DE SANTA LAURA MONTOYA

La experiencia de estos días con el papa Francisco, después del luminoso pontificado de Benedicto XVI, es un autentico puente entre la razón y la fe. Hemos vivido con gozo la elevación a los altares de una santa antioqueña, de una colombiana que intercede y nos llama desde lo más alto de la esfera celeste: el Catecismo de la Iglesia Católica en su prólogo nos habla acerca de la vida del hombre de esta forma: “Dios, infinita-mente perfecto y bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventu-rada. Por eso, en todo tiempo y en todo lugar, se hace cercano del hombre: le llama y le ayuda a buscarle, a conocerle y a amarle con todas sus fuerzas.” Es Dios quien llama, quien elige y quien transforma; el en su designio amoroso pone la creación, la fe nos hace recono-cer que la vida del hombre es: conocer y amar a Dios asimismo la existencia del creyente entra por escuchar el corazón y buscar el rostro del Señor, suplicando incesantemente que no nos lo retire (Sal 27, 8-9) ¿Qué relación tiene todo esto con Su Santidad Francisco y la madre Laura? Quiero hablar brevemente primero como la madre Laura en su trabajo en la selva pudo encontrarse con el Dios creador, quien reside en el corazón de los humildes y la luz que hace posible verlo y transmitirlo. El libro del Génesis comienza con esta perspectiva incambiable para

6CarlosArturo

OspinaCano

el hombre en el relato mismo de la creación, donde se nos presenta a Dios como un viento o mejor un espíri-tu que aleteaba por encima de las aguas (cfr. Gn 1,2) allí hay un primer intento de contemplar a Dios, deseo que se va evolucionando a lo largo de la escritura, Dios habla para sí y hacia lo creado pero no se describe su apariencia solo se nombra su omnipotente presencia, aun cuando el hombre desobedece a Dios comiendo el fruto prohibido, solo se nos dice que el camina por el jardín y llama al hombre (cfr. Gn 3,8-9) pero no se nos dice ningún dato concluyente acerca del aspecto real del Señor del cielo y la tierra, la fe en Dios allí se nos muestra en un primer momento como una expectación gloriosa de sus obras, una relación horizontal con el entorno en el cual reconocemos como el deja parte de si en esta obra solo interrumpida por el pecado que nos hace encerrarnos en nosotros mismos y destruir el mundo autentico puente de acceso a Dios; en esta línea nos dice el catecismo pues en “El mundo: A partir del movimiento y del devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza del mundo se puede conocer a Dios como origen y fin del universo.” (cfr. CEC 32) Conviene en relación a este aspecto, ver como los detalles simples nos hacen sentir a Dios en su verda-dera verdad, como parte de nuestra existencia, ese aire, esa agua, cada movimiento nacido del designio de Dios y bendecido por el sernos puente para nuestra fe, para nuestro interac-tuar con Dios por el deseado medio de los sentidos y lo factual; viene a mi mente la experiencia del santo de asís que en su oración a las criaturas expresa: “Altísimo y omnipotente buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición. A ti solo, Altísimo, te convienen y ningún hombre es digno de nombrarte. Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas, especialmente en el Señor hermano sol, por quien nos das el día y nos iluminas. Y es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo,

lleva significación.” El hermano de Cristo comprendió realmente

la idea del ver a Dios dentro de la naturaleza,

en cada cosa que es especial solo porque

es vista buena

por Dios en donde él es fácilmente reconocible. Retomando en breves apunte la idea de ver miremos como en detalle al comienzo de este hermoso texto probablemente escrito en 1225 en la Iglesia de san Damián que Francisco comience por la luz, el sol, Zacarías llamara al Mesías el sol que nace de lo alto en su canto a Dios, el Señor es visto como la luz fuente de todo bien. Se llama visión a la capacidad de interpretar nuestro entorno gracias a los rayos de luz que alcanzan el ojo. También se entiende por visión toda acción de ver (Wikipedia). La fe debe estructurarse pues en una constante búsqueda de la luz: para poder ver a Dios, allí en lo insospechado, pero que nos guarda siempre gran curiosidad por interpretar el “por qué” de su función más allá de la definición científica escudriñar ese ¿Por qué? es ir más allá y poder ver la acción directa de Dios en el mundo ahora; pues "Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio" (DV 3). Los invitó a una comunión íntima con Él revistiéndolos de una gracia y de una justicia resplandecientes.” (cfr. CEC 54) Hemos recibido con gozo el anun-cio de la elección del Arzobispo de Buenos Aires como nuevo pastor de la Iglesia Universal; llama la atención de su nombre: francisco en honor al “hermano de Cristo” el humilde de Asís aquel que recibió la revelación de: "Francisco, repara mi Iglesia, pues ya ves que está en ruinas" reconstruir una Iglesia en ruinas, más aun hemos de reconocer que la verdadera ruina de la Iglesia no es en sí un rebajamiento de fieles o templos destruidos sino más bien cuando no nos empapamos en la dinámica de unir nuestro corazón con el de Cristo, dejándonos traspasar por su amor transfiriendo al mundo su mensaje que libera del lastre del pecado que aquello que va en contra

de la dignidad y la verdad del hombre. Reconozcámonos bajo “una invita-ción a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados” (cf. PF 6.) Para esbozar lo dicho, simple-mente, quiero hacer notar el hecho de que el papa Francisco no ha traído nuevas cosas a la Iglesia antes bien ha retomado el amor característico del maestro que hizo posible el ser Iglesia. Madre Laura y Francisco son dos pruebas de que el rostro del Señor es posible verlo… que es verdad Dios llama en todo tiempo y en todo lugar discípulos para que con el corazón y los ojos del maestro transformen el mundo y lo lleven a ese primer momento de la creación con la luz que está en el ser humano que abre su vida a la llamada de un Dios que comparte nuestra dignidad y así la eleva; concluyo con las palabras de Santa Laura Montoya:«Tuve fuerte deseo de tener tres largas vidas: La una para dedicarla a la adoración, la otra para pasarla en las humillaciones y la tercera para las misiones; pero al ofrecerle al Señor estos imposibles deseos, me pareció demasiado poco una vida para las misiones y le ofrecí el deseo de tener un millón de vidas para sacrificarlas en las misiones entre infieles! Más, ¡he quedado muy triste! y le he repetido mucho al Señor de mi alma esta saetilla: ¡Ay! Que yo me muero al ver que nada soy y que te quiero!».

FRANCISCO Y LA SANTA LAURA:ROSTROS DE DIOS HOY

El padre Francisco Gómez nació en Angelópolis, Antioquia, el 20 de noviembre de 1924, hijo legítimo de Ismael Santiago Gómez y Ana Rosa Pineda. Compartió su crianza y formación en una familia numerosísima, con 19 hermanos, los Gómez Pineda, del primer matrimonio de su papá; de los que hay una religiosa, la hermana Blanca Estela, terciaria capuchina; y 9 hermanos medios del segundo matrimonio, los Gómez Giraldo; de éstos dos sacerdotes de esta Arquidiócesis: Gustavo Julio, que ya descansa en paz y Álvaro Ernesto, que ayuda en Santa Rita de Cassia, y su sobrino el padre Julián Darío Gómez Mejía, párroco de La Consolata. En el templo "Los Santos Ángeles" de su pueblo natal celebró los sacramentos de la iniciación cristiana. Hizo la primaria en la escuela urbana de Angelópolis, la secundaria en el Seminario Menor de Medellín y la filosofía y teología en el Seminario Mayor, donde se formó para el sacerdocio. La tonsura la recibió el 22 de marzo de 1947, las primeras órdenes menores el 1 de noviembre del mismo año y las segundas el 13 de marzo de 1948, el subdiaconado el 1 de noviembre de 1949, el diaconado el 25 de marzo de 1950 y el presbiterado el 29 de octubre del mismo año, de manos de monseñor Joaquín García Benítez, Ar-zobispo de Medellín. Se ordenó con otros 10 com-pañeros: José María Correa, Ángel María Duque, Carlos Duque, Luis Gómez, Tulio Herrera, Rubén Osorio, Horacio Salazar, Héctor Urrea, Luis María Valencia y Hernando Velásquez (Obispo). Desempeñó su ministerio en las parroquias y algunas capellanías, como vicario parroquial en Puerto Berrío, Santo Domingo, San Roque y La Ceja; como párroco en Armenia, Copacabana, San Policarpo, La Sagrada Familia; como cape-llán del monasterio de las Carmelitas en el Pobla-do, del Colegio de la Inmaculada en Belén y en el SENA en el Pedregal. Prestó su colaboración, desde finales de los ochenta, en Venezuela y en Estados Unidos, lo que hoy llamamos Misión ad gentes. Pasó sus últimos años en su casa de Medellín en compañía de su hermana religiosa, Blanca Estela. Todos lo llamábamos el padre Pío y fue un sa-cerdote tradicional, dedicado a su ministerio en la liturgia, en la administración de los sacramentos, en la atención a los fieles, en visitar a los enfermos y socorrer a los pobres. Con un respeto absoluto

a su sacerdocio, serio, callado, vivió con gozo su celibato y piedad, alimentada por su amor a Jesu-cristo y su devoción singular a la Virgen María. En la parroquia de Armenia fundó unas cooperativas, anticipándose a lo que serían las EPS, para volver eficaz y abaratar la salud, que cubrían la atención médica y las medicinas, pero no prosperaron. Como miembro de una familia numerosa sus relaciones humanas y fraternas eran maduras y sinceras. Descansó en el Señor en Medellín, el 29 de abril de 2013, sus exequias el mismo día en la pa-rroquia de La Consolata, presididas por monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín. Extendemos a su distinguida familia, en nombre del Señor Arzobispo, de sus Obispos Auxiliares y de todo el presbiterio nuestro saludo de consuelo y esperanza, mientras les agradecemos todo lo que hizo el padre Francisco por la gloria de Dios y la salvación de los que la Iglesia le confió en su ministerio. Q.e.p.d.

Estudiante del grado 11 del Salazar y Herrera

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P. AncízarRestrepoToro

El sacerdote celebrante, en el momento de la Consagración, presta a Jesús, todo su ser, para hacerlo realmente presente en el pan y en el vino, que se han de ofrecer al Padre, como Cuerpo y Sangre, y que han de servir como alimento a los que se acercan a la mesa. Después de la consagración, el celebrante llama la atención de la comunidad, sobre el Misterio de la fe, ora por toda la iglesia y sus nece-sidades, realiza el gesto de la ofren-da perfecta, actualizando el mismo gesto de Jesús, al entregar su vida al Padre. La Eucaristía, es el sacramento de la presencia de Jesús resucitado, presencia que libera y genera nueva vida.

La Eucaristía, como sacrificio, está estrechamente ligada a la conversión del Pan y el Vino, en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Jesucristo es el Sacerdote eterno. Es, al mismo tiempo, la víctima, la oblación, la vida ofrecida al Padre. La liturgia de la Eucaristía, durante la plegaria Eucarística, espe-cialmente en el momento de la consagración, se realiza en una actitud de sacrificio. Hoy, al celebrar la Eucaristía, realizando los mismos gestos de Jesús, cumpliendo lo que él ordenó, creemos que su presencia en el pan y en el vino, desde el momento de la consagración es real. Por eso, cree-mos firmemente en la conversión del pan en el Cuerpo y del vino, en la Sangre del Señor. Es verdaderamen-te el Sacramento de nuestra fe.

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La identidad indica lo más único, específico y personal de alguien. La identidad de una persona es el núcleo central que encierra un potencial energético para ser yo y no otro. Ese motor propulsor, ese quid (ese algo), si se sigue adecuadamente, es lo que nos permite, a cada uno de nosotros, ser precisamente uno mismo y vivir como uno mismo. Ahora, en la iglesia Católica tenemos un nuevo Pontífice y, para el mundo entero, en muy breve tiempo, la identidad profunda humana y sacerdotal del Papa Francisco se ha hecho manifiesta y reconocible de una manera muy natural y espontánea. En S. S. Francisco, creo que nos encontramos ante una vida tan pedagógica y comprensible como las parábolas de Jesús. Su vida es tan ligera de equipaje que se acomoda a lo que dice Jesús en su sapiencial pedagogía al enviar a sus discípulos: “No lleven dos túnicas”.; es tan descomplicada y libre que no hay que hacer un ejercicio de limpieza para quitar cosas residuales y encontrarnos con lo esencial, genuino, único y peculiar que le caracterizan en su

Tipsitos de fe

particular identidad humana, cristiana y sacerdotal. Su primera manifestación al mundo como Pontífice de la Iglesia católica, me llevó a recordar aquel sencillo y sabio libro “El caballero de la armadura oxidada” pues lo veía como saliendo pleno al final de un laborioso proceso de madu-ración como ser humano, como creyente y como sacerdote. Basta-ron unas “buenas tardes” para hacernos sentir que se sentaba con toda la Iglesia para hablar con Dios (y oramos juntos) y para hablarnos de Dios (y escuchamos al maestro que nos hablaba al estilo de Jesús). Así empezó ese dialogo de la familia de Jesús, al estilo de Jesús. La impresión inicial fue la de encontrarnos con el peregrino que ya venía peregrinando con noso-tros. No hubo necesidad de hacer un severo esfuerzo para descubrir lo que es la esencia fundamental de nuestro nuevo sumo pontífice pues ya lo traía consigo en su mínimo equipaje. Creo que, ahora, todos le vemos como a la semilla

que siempre lleva consigo todo lo que es; creo que nos hemos encontrado, de golpe, con la nueva semilla que, plantada en el corazón de la viña del Señor, nos seguirá regalando toda esa vida que lleva por dentro y grita por salir. S.S. Francisco es un signo y no un enigma. Si pedíamos un signo ya la fumata blanca se esfumó; ahora el Señor nos ha dejado un signo estable y permanente al alcance de todos; tan común y significativo como el humilde, simple y dulce Francisco de Asís; tan dado al otro en su misión como el santo misionero Francisco Javier; tan cargado de piedad como Francisco de Sales, tan resistente a la grandeza del mundo como, el también Jesuita, San Francisco de Borja. Qué bien suena ahora lo que la diputada Argentina Elisa “Lilita” Carrió ha dicho del nuevo pontífice: “Podrá ser definido como un jesuita a quien Dios convirtió en un Fran-ciscano”. Hoy, la presencia del Papa Francisco la percibe el mundo

como un signo interrogativamente estimulante. Su identidad es lo que le hace ser esto y no aquello, ser este y no aquel. En este momento de la historia humana necesitamos voces que nos den firmeza y nos ayuden a hacer claridad. Vivimos en una sociedad humana camaleónica, cargada, a veces, con discursos ambiguos y difíciles de descifrar; donde ronda la desconfianza o se abusa de la ingenuidad y creduli-dad de quienes reciben la inciden-cia de los oportunistas. Vivimos en una sociedad, a nivel micro o macromundial, donde se asienta la confusión por causa de sesgados discursos de liderazgo social, económico, político, ideológico y hasta religioso; donde en muchos ámbitos de la vida social o perso-nal cobra espacio el principio de que “todo se vale en…”. Con el Papa Francisco, definitivamente “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres” (Salmo 125).

¿PEDÍAMOS UN SIGNO?

“CONSAGRACIÓN”

P. CarlosMarioHincapiéPérez

El padre Francisco Gómez nació en Angelópolis, Antioquia, el 20 de noviembre de 1924, hijo legítimo de Ismael Santiago Gómez y Ana Rosa Pineda. Compartió su crianza y formación en una familia numerosísima, con 19 hermanos, los Gómez Pineda, del primer matrimonio de su papá; de los que hay una religiosa, la hermana Blanca Estela, terciaria capuchina; y 9 hermanos medios del segundo matrimonio, los Gómez Giraldo; de éstos dos sacerdotes de esta Arquidiócesis: Gustavo Julio, que ya descansa en paz y Álvaro Ernesto, que ayuda en Santa Rita de Cassia, y su sobrino el padre Julián Darío Gómez Mejía, párroco de La Consolata. En el templo "Los Santos Ángeles" de su pueblo natal celebró los sacramentos de la iniciación cristiana. Hizo la primaria en la escuela urbana de Angelópolis, la secundaria en el Seminario Menor de Medellín y la filosofía y teología en el Seminario Mayor, donde se formó para el sacerdocio. La tonsura la recibió el 22 de marzo de 1947, las primeras órdenes menores el 1 de noviembre del mismo año y las segundas el 13 de marzo de 1948, el subdiaconado el 1 de noviembre de 1949, el diaconado el 25 de marzo de 1950 y el presbiterado el 29 de octubre del mismo año, de manos de monseñor Joaquín García Benítez, Ar-zobispo de Medellín. Se ordenó con otros 10 com-pañeros: José María Correa, Ángel María Duque, Carlos Duque, Luis Gómez, Tulio Herrera, Rubén Osorio, Horacio Salazar, Héctor Urrea, Luis María Valencia y Hernando Velásquez (Obispo). Desempeñó su ministerio en las parroquias y algunas capellanías, como vicario parroquial en Puerto Berrío, Santo Domingo, San Roque y La Ceja; como párroco en Armenia, Copacabana, San Policarpo, La Sagrada Familia; como cape-llán del monasterio de las Carmelitas en el Pobla-do, del Colegio de la Inmaculada en Belén y en el SENA en el Pedregal. Prestó su colaboración, desde finales de los ochenta, en Venezuela y en Estados Unidos, lo que hoy llamamos Misión ad gentes. Pasó sus últimos años en su casa de Medellín en compañía de su hermana religiosa, Blanca Estela. Todos lo llamábamos el padre Pío y fue un sa-cerdote tradicional, dedicado a su ministerio en la liturgia, en la administración de los sacramentos, en la atención a los fieles, en visitar a los enfermos y socorrer a los pobres. Con un respeto absoluto

a su sacerdocio, serio, callado, vivió con gozo su celibato y piedad, alimentada por su amor a Jesu-cristo y su devoción singular a la Virgen María. En la parroquia de Armenia fundó unas cooperativas, anticipándose a lo que serían las EPS, para volver eficaz y abaratar la salud, que cubrían la atención médica y las medicinas, pero no prosperaron. Como miembro de una familia numerosa sus relaciones humanas y fraternas eran maduras y sinceras. Descansó en el Señor en Medellín, el 29 de abril de 2013, sus exequias el mismo día en la pa-rroquia de La Consolata, presididas por monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín. Extendemos a su distinguida familia, en nombre del Señor Arzobispo, de sus Obispos Auxiliares y de todo el presbiterio nuestro saludo de consuelo y esperanza, mientras les agradecemos todo lo que hizo el padre Francisco por la gloria de Dios y la salvación de los que la Iglesia le confió en su ministerio. Q.e.p.d.

Dios misericordioso, que prodigaste tu amor y tus dones

a Santa Laura Montoya, haciéndola fiel discípula de tu Hijo

y misionera de los más pobres; concédenos, por su intercesión,

que, movidos por la fuerza de tu Espíritu, anunciemos a todos

el Evangelio, alcancemos el don de la paz y, si es tu voluntad,

encontremos ayuda en nuestra necesidad. Amén

Imprimatur+Ricardo Tobón RestrepoArzobispo de Medellín

Oración para alcanzar graciaspor la intercesión de Santa Laura Montoya

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El 30 de mayo del 2008, bajo la animación pastoral del Pbro. Pedro Justo Berrio Bolivar, y con la aprobación canónica de Mon-señor Alberto Giraldo Jaramillo, nace la parroquia San José de Nazareth. Previamente, todo un recorrido pastoral garantizaba esta nueva experiencia, en este especial sector de la Arquidiócesis. Al igual que todas las parroquias, empieza con unos hermanos, que celebran-do la Eucaristía, descubren la necesidad de formar comunidad. Los creyentes en el Resucitado, al estilo de las primeras comunidades cristianas, van llenando los espa-cios vitales de la esperanza y el amor por Jesús y el Evangelio, cuando concretizan su experiencia de hermanos a través de las parro-quias. Esta comunidad, hija de la parroquia de San Anselmo, se aventura pues, a la experiencia de la fe. El Pastoreo del Padre Pedro Justo, primer párroco, será una recorrido de 5 años, que fue pasando por diferentes etapas, y en diversos lugares de la comuni-dad. Creando espacios para la Oración personal y comunitaria, se va adelantando en la identidad de la nueva comunidad parro-quial. Durante este período, gracias a la generosidad de la junta de la unidad Halcones de

San Diego, se constituye un espacio para las celebraciones, en unos de los salones sociales de la unidad. Tenemos un hermo-so lugar celebrativo, donde pode-mos orar, celebrar y recibir el Amor de Dios. Aquí hacemos nuestra experiencia de la Iglesia de la fe y de los hermanos. Ahí está ubicada la sede parroquial, en la Loma El Indio, contiguo a la carretera las palmas. Después de esto, tenemos la consecución del terreno para la construcción del conjunto parroquial, donación de cristianos de bien, para quie-nes suplicamos bendiciones. Ahora en la segunda etapa de la historia parroquial, animados por el Pbro. John Fredy Vásquez Zapata, la parroquia continúa la tarea evangelizadora y misionera. Para todos es claro, las exigen-cias de la nueva evangelización, pero también el gozo de la misión continental, cuando es asumida en la esperanza de vivir la actuali-dad del Evangelio y de la Iglesia en la historia y en el mundo. Algu-nos indicadores de esta segunda etapa:

Evangelizar las unidades cerradas. Son 21 unidades residenciales, las que constitu-yen la parroquia. Alrededor de 3.000 familias. El visiteo pasto-ral, la presencia de la Iglesia, la animación directa a cada unidad, con la esperanza de

detectar líderes, que después de formados y consagrados sean los nuevos misioneros de Cristo. A este momento, cada sector y cada familia, conocen y saben que existen una parro-quia en el sector que se llama San José de Nazaret.La formación de los discípu-los misioneros. Hemos podido realizar algunas convivencias de evangelización, donde el anuncio alegre en el amor por el Señor, por la Iglesia y por los hermanos, se va manifestando en una comunidad compacta, de base, comprometida con su entorno. Cada uno vamos entendiendo que pasamos del

estado natural del liderazgo, al estado bautismal misionero. Es una gracia para el mundo, tener una parroquia en medio de nosotros, y entendemos que la riqueza de la fe se hace realidad, cuando nos hacemos misioneros y vivimos nuestra vocación de ser comunidad del resucitado.Se van consolidando algunos grupos pastorales: lectores, ministros de la comunión, pastoral de la salud, animación litúrgica, acompañamiento a los niños y niñas servidores del Altar, catequistas y catequesis, ministros de la jornada de oración, pastoral social. Busca-

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P. JhonFredyVásquezZapata

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mos el acercamiento a los jóve-nes y la formación de una pastoral familiar.La participación creciente en las Eucaristías, especialmen-te de los domingos es una señal milagrosa, es el compro-miso de cada hermano por su comunidad parroquial. “Lo mejor que podemos hacer por la parroquia, es participar de la Eucaristía”. La celebración de los sacramentos, la prepara-ción inmediata y creciente para participar activamente de ellos, la recepción de los mismos y la gratitud por ellos, son parte fundante de la experiencia parroquial. Es el momento del encuentro vivo, existencial y formador de la comunidad. Gozamos por descubrir la cercanía de Dios, y por descu-brir la cercanía del hermano. Es el momento del Pastoreo de Cristo, Maestro, Palabra y Presencia eficaz.Una parroquia para la paz. Esta debe ser una de las gran-des motivaciones de nuestras parroquias. Aquí formamos a hombres y mujeres, para servir a la sociedad. Las parroquias no pueden ser, contemplativas de sí mismas. No!. Estamos llamados a ser constructores de oportunidades para todos. No sólo se siente importante quien es acogido en la parro-quia, sino que se hace impor-tante aquel por quien se trabaja en la parroquia. La solidaridad cristiana, se enseña, fecunda y proyecta desde el compromiso social de cada uno por el hermano. Así las parroquias entienden que no hay procesos evangelizadores, sin procesos de construcción y edificación de lo social. No somos dispen-sadores de cosas materiales, damos testimonio en la sensibi-lidad y el compromiso con los hermanos que nos necesitan. Este es el canto por la vida de la fe, que recrea y enamora a cada comunidad parroquial. Cada vez que me siento com-prometido desde la parroquia, tengo que entender en mi conciencia y en mis actos, que YO NO SOY VIOLENTO, que Jesús el Señor de la paz, cada vez que me aconseja e instru-ye, me invita para que forman-do comunidad, venza las debili-dades que arman la guerra. Parroquias que ofrecen y cele-

bran la reconciliación consigo mismo, con el entorno y con el hermano. La escucha consa-grada de cada historia, permite abrir un espacio para el perdón, como sanación y cura-ción de la vida.Los desafíos del mundo. Las realidades cada vez más com-plejas, la problemática de la ciudad, la oleada de la soledad del hombre de hoy, el anonima-to urbano, necesitan una respuesta. La parroquia concretiza con la Espiritualidad cristiana la búsqueda de Dios, el deseo de la verdad, la búsqueda de las realidades que aportan el sentido trascen-dente de la existencia. En este espacio consagrado podemos encontrar puertas abiertas y acogedoras en medio de nuestra historia. La Parro-quia es el lugar donde la Iglesia encarna la espe-ranza. Por eso construir una parroquia, es un don y una tarea de todos los creyentes. Es el lugar donde se concretiza el Pueblo de Dios, la comu-nidad creyente, y la espe-ranza del mundo. El Señor nos regale muchas mas parroquias!!!UN TEMPLO PARROQUIAL. Tarea exigente, pero posible. Estamos trabajando en el diseño de todo un conjunto parroquial, acorde con las exigencias de la construcción urbana y religiosa. El templo será el signo total de la comuni-dad parroquial.

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Párroco: Jhon Fredy Vásquez Zapata

Teléfono: 320 679 7644

E mail párroco: [email protected] E mail despacho: [email protected]

Horario de Misas:Martes: 6:30 a.m. Jueves: 7:00 p.m. Primer Viernes de cada mes: 6:00 p.m.Sábados 6:00 p.m. Domingos 10:00 a.m. 12:00 m. 6:00 p.m.

Horario despacho parroquial: Martes, Miércoles y Viernes de 2:00 p.m. a 6:00 p.m.

Párrocoactual

UbicaciónDirección: Carrera 33 No. 29-105Vicaría Episcopal: SurZona Pastoral: 5 Arciprestazgo: San MarcosEvangelista

LA COMUNIDAD PARROQUIAL QUE SUEÑOTenemos un lote propio ¨con un alto grado de dificultad para

construir¨ , pero es nuestro.Construir nuestro templo sí, pero primero sueño con una comunidad fuerte

en la fe y comprometida con la parroquia pero con constancia que no sea

pasajera.Nuestra ofrenda a la parroquia más importante es la presencia física en todos los

eventos que lleva a cabo, creo que no es sano para nuestra vida en comunidad ser

fieles de misa y limosna únicamente, nuestra comunidad necesita de todos lo que

vivimos en el sector loma del indio. PARROQUIA SAN JOSÉ DE NAZARETHGRUPO DE ACÓLITOSTodos los sábados en la tarde, un grupo de aproximadamente 10 niños de nuestra

Parroquia acompañados por sus padres y orientados por el párroco y algunos

ministros extraordinarios de la comunión, se reúnen con el propósito comenzar

a buscar su primer sueño de apostolado Laical, ser ACÓLITOS de la Parro-

quia.En estas reuniones aparte de impartir las instrucciones relacionadas

con la Liturgia Eucarística, se fortalece en los pequeños la fe, la solidaridad y la unión familiar a la luz del Evangelio a la

vez que se hacen ejercicios vivenciales basados en la Palabra.

Algunos testimonios

Pbro. Pedro JustoBerrio Bolivar

Párrocoanterior

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P. ElíasLoperaCárdenas

Monseñor Horacionació en El Santuario (Ant) el 8 de octubre de 1923. Hijo de Emilio Salazar y Bárbara Duque. El cuarto hijo y sus hermanos son:Teresita (religiosa salesiana),Fernando, Aurora, Libia, Pedronel, Berta, Fabio y Dolly. Su so-brino el padre César Giraldo Salazar es sacerdote de la Arquidiócesis. Lo bautizaron al día siguiente en la parroquia de Ntra. Sra. de Chiquinquirá de El Santuario, allí mismo fue confirmado por el Señor Caycedo el 18 de diciembre del mismo año y, más tarde, hizo la Primera Comunión. Estudió primaria en la escuela urbana Filemón de J. Gómezy la secundaria en el colegio San Luis Gonzagade su pueblo natal. En el Seminario Mayor hizo los estudios filosóficos y teológicos. El 1 de noviembre de 1947 recibió la tonsura, el 13 de marzo de 1948 las primeras órdenes menores, el 1 de noviembre del mismo año las segundas, el subdiaconado el 1 de noviembre de 1949, el diaco-nado el 25 de marzo de 1950 y el presbiterado el 29 de octubre del mismo año, en la Catedral, de manos de monseñor Joaquín García Benítez, en el entonces Arzobispo de Medellín.Sus compañeros de ordenación fueron: José María Correa J., Ángel María Duque D., Carlos Duque R., Francisco Gómez P., Luis Gómez G., Tulio Herrera H., Rubén Osorio M., Héctor Urrea H., Luis María Valencia V. y Hernando Velásquez L. (obispo). Su ministerio sacerdotal transcurrió en las bregas pastorales como párroco 30 años, 20 años como formador en el Seminario y 15 años de Vicario General. Empezó de vicario parroquial en Abejorral (1950-1951), en Puerto Berrío (1951-1952). Pasó al Seminario Menor, comenzó domo profesor interno de latín, francés,…, luego fue vice-rector, director del pre-seminario, director espi-ritual del Menor y terminó de rector (1952-1970). Capellán de la “Casa familia” y de las religiosas adoratrices. Párroco del Señor Caído en Girardota (1970-1973), de Santa Gertrudis (1973-1985), rector del Restrepo Molina y Vicario Episcopal de la Zona Sur (1983-1985). Vicario General, director de la casa Pablo VI y párroco de El Perpetuo Socorro (1985-1987). Siguió de Vicario y pasó de párroco de San José del Centro (1987-1999). El Papa Juan Pablo II lo distinguió con el título de Prelado de Honor el 1 de octubre de 1989 y de Protonotario el 30 de noviembre de 1990. Cuando me nombraron en 1977 vicario parro-quial de Santa Gertrudis conocí de cerca al padre Horacio, no muy alto, moreno, con una voz gruesa, sereno, muy ecuánime, apacible, escuchaba aten-

El padre Francisco Gómez nació en Angelópolis, Antioquia, el 20 de noviembre de 1924, hijo legítimo de Ismael Santiago Gómez y Ana Rosa Pineda. Compartió su crianza y formación en una familia numerosísima, con 19 hermanos, los Gómez Pineda, del primer matrimonio de su papá; de los que hay una religiosa, la hermana Blanca Estela, terciaria capuchina; y 9 hermanos medios del segundo matrimonio, los Gómez Giraldo; de éstos dos sacerdotes de esta Arquidiócesis: Gustavo Julio, que ya descansa en paz y Álvaro Ernesto, que ayuda en Santa Rita de Cassia, y su sobrino el padre Julián Darío Gómez Mejía, párroco de La Consolata. En el templo "Los Santos Ángeles" de su pueblo natal celebró los sacramentos de la iniciación cristiana. Hizo la primaria en la escuela urbana de Angelópolis, la secundaria en el Seminario Menor de Medellín y la filosofía y teología en el Seminario Mayor, donde se formó para el sacerdocio. La tonsura la recibió el 22 de marzo de 1947, las primeras órdenes menores el 1 de noviembre del mismo año y las segundas el 13 de marzo de 1948, el subdiaconado el 1 de noviembre de 1949, el diaconado el 25 de marzo de 1950 y el presbiterado el 29 de octubre del mismo año, de manos de monseñor Joaquín García Benítez, Ar-zobispo de Medellín. Se ordenó con otros 10 com-pañeros: José María Correa, Ángel María Duque, Carlos Duque, Luis Gómez, Tulio Herrera, Rubén Osorio, Horacio Salazar, Héctor Urrea, Luis María Valencia y Hernando Velásquez (Obispo). Desempeñó su ministerio en las parroquias y algunas capellanías, como vicario parroquial en Puerto Berrío, Santo Domingo, San Roque y La Ceja; como párroco en Armenia, Copacabana, San Policarpo, La Sagrada Familia; como cape-llán del monasterio de las Carmelitas en el Pobla-do, del Colegio de la Inmaculada en Belén y en el SENA en el Pedregal. Prestó su colaboración, desde finales de los ochenta, en Venezuela y en Estados Unidos, lo que hoy llamamos Misión ad gentes. Pasó sus últimos años en su casa de Medellín en compañía de su hermana religiosa, Blanca Estela. Todos lo llamábamos el padre Pío y fue un sa-cerdote tradicional, dedicado a su ministerio en la liturgia, en la administración de los sacramentos, en la atención a los fieles, en visitar a los enfermos y socorrer a los pobres. Con un respeto absoluto

tamente a todos, hablaba lo preciso y con cierta lenta solemnidad, muy prudente y con todas las virtudes de un sacerdote diocesano de excelente perfil espiritual, asiduo en la oración; vi en su físico la figura de un filósofo griego.Quedó entre el clero el testimonio de su transparencia y rectitud, de su austeridad, era muy humilde y no ostentaba en nada. Fue muy organizado. Para los Duque y Salazar fue el centro de toda la familia, toda una “reliquia”, fue muy apreciado en el presbiterio de Medellín, cercano a sus feligreses, solidario con los pobres y muy humano. Fue singular su devoción a la Virgen María. Tan perfecto dice Amparito que “lo hicieron y botaron el molde”.Gozó de la plena confianza de sus superiores y donde lo colocaba la obediencia dio todo lo mejor de sí mismo en servicio de la Iglesia, como decía: “Todo debe darlo el sacerdote, en el ejercicio de su ministerio, para que la Iglesia logre la salvación de todos”, la Iglesia que él amaba profundamente, porque en la Iglesia encontramos la esperanza y la trascendencia. Los últimos años vivió en su apartamento bajo los cuidados de Amparito, quien fue su secretaria y dama de confianza. Descansó en el Señor el sábado 23 de marzo de 2013. Las exequias en la Basílica Metropolitana el día siguiente, domingo de ramos, presididas por monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín. Expresamos a su familia nuestras sentidas condolencias y recogemos, para iluminar y estimular nuestros pasos, las huellas del testimonio de su vida y de su labor sacerdotal ejemplares.Que de Dios goce.

a su sacerdocio, serio, callado, vivió con gozo su celibato y piedad, alimentada por su amor a Jesu-cristo y su devoción singular a la Virgen María. En la parroquia de Armenia fundó unas cooperativas, anticipándose a lo que serían las EPS, para volver eficaz y abaratar la salud, que cubrían la atención médica y las medicinas, pero no prosperaron. Como miembro de una familia numerosa sus relaciones humanas y fraternas eran maduras y sinceras. Descansó en el Señor en Medellín, el 29 de abril de 2013, sus exequias el mismo día en la pa-rroquia de La Consolata, presididas por monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín. Extendemos a su distinguida familia, en nombre del Señor Arzobispo, de sus Obispos Auxiliares y de todo el presbiterio nuestro saludo de consuelo y esperanza, mientras les agradecemos todo lo que hizo el padre Francisco por la gloria de Dios y la salvación de los que la Iglesia le confió en su ministerio. Q.e.p.d.

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El padre Francisco Gómez nació en Angelópolis, Antioquia, el 20 de noviembre de 1924, hijo legítimo de Ismael Santiago Gómez y Ana Rosa Pineda. Compartió su crianza y formación en una familia numerosísima, con 19 hermanos, los Gómez Pineda, del primer matrimonio de su papá; de los que hay una religiosa, la hermana Blanca Estela, terciaria capuchina; y 9 hermanos medios del segundo matrimonio, los Gómez Giraldo; de éstos dos sacerdotes de esta Arquidiócesis: Gustavo Julio, que ya descansa en paz y Álvaro Ernesto, que ayuda en Santa Rita de Cassia, y su sobrino el padre Julián Darío Gómez Mejía, párroco de La Consolata. En el templo "Los Santos Ángeles" de su pueblo natal celebró los sacramentos de la iniciación cristiana. Hizo la primaria en la escuela urbana de Angelópolis, la secundaria en el Seminario Menor de Medellín y la filosofía y teología en el Seminario Mayor, donde se formó para el sacerdocio. La tonsura la recibió el 22 de marzo de 1947, las primeras órdenes menores el 1 de noviembre del mismo año y las segundas el 13 de marzo de 1948, el subdiaconado el 1 de noviembre de 1949, el diaconado el 25 de marzo de 1950 y el presbiterado el 29 de octubre del mismo año, de manos de monseñor Joaquín García Benítez, Ar-zobispo de Medellín. Se ordenó con otros 10 com-pañeros: José María Correa, Ángel María Duque, Carlos Duque, Luis Gómez, Tulio Herrera, Rubén Osorio, Horacio Salazar, Héctor Urrea, Luis María Valencia y Hernando Velásquez (Obispo). Desempeñó su ministerio en las parroquias y algunas capellanías, como vicario parroquial en Puerto Berrío, Santo Domingo, San Roque y La Ceja; como párroco en Armenia, Copacabana, San Policarpo, La Sagrada Familia; como cape-llán del monasterio de las Carmelitas en el Pobla-do, del Colegio de la Inmaculada en Belén y en el SENA en el Pedregal. Prestó su colaboración, desde finales de los ochenta, en Venezuela y en Estados Unidos, lo que hoy llamamos Misión ad gentes. Pasó sus últimos años en su casa de Medellín en compañía de su hermana religiosa, Blanca Estela. Todos lo llamábamos el padre Pío y fue un sa-cerdote tradicional, dedicado a su ministerio en la liturgia, en la administración de los sacramentos, en la atención a los fieles, en visitar a los enfermos y socorrer a los pobres. Con un respeto absoluto

Nació en la hidalga ciudad de Envigado, el 25 de febrero de 1931, en el hogar cristiano de Aquilino e Inés, mujer piadosa, hermosa y elegante. Tuvo 9 hermanos: León, Inés, Hernando, Rubén Darío, Luis Fernando, Luz, Antonio, Héctor y Marta Lucía. Los sacramentos de la iniciación cristiana los celebró en el hermoso templo de Santa Gertrudis, la Magna. Sus estudios de primaria los inició en el colegio de las señoritas Agudelo y los terminó en el colegio Jesús María. Pasó al Seminario Menor en la carrera Berrío, que después fue trasladado para el Cuchillón, a hacer la secundaria, regentado entonces por el padre Joaquín Giraldo y en el Seminario Mayor cursó filosofía y teología y se formó en la piedad, virtud, ciencia y disciplina para el sacerdocio. Recibió la tonsura el 21 de marzo de 1953, las primeras órdenes menores el 1 de noviembre del mismo año, las segundas el 3 de abril de 1954, el subdiaconado el 19 de marzo de 1956, el diaconado el 29 de junio y el presbiterado el 28 de octubre del mismo año, de manos de monseñor Buenaventura Jauregui Prieto, en el entonces Obispo auxiliar de Medellín, con sus 15 compañeros: Enrique Betancur, Saúl Betancur, Guillermo Elías Cano, José Cardona, Iván Garcés, Jesús María García, Bernardo Martínez, Santiago Ospina, Jaime Rodríguez, Francisco Serna, Fabio Sierra, Hugo Velásquez, Ignacio Velásquez, Mauricio Vélez y Ernesto Villegas. Sus casi 57 años de sacerdocio transcurrieron en el servicio pastoral parroquial como vicario cooperador de San Roque, Maceo, Fredonia, Ntra. Sra. del Carmen en Bello, San Judas Tadeo, San José en Envigado y de la Epifanía en Bello. Como párroco de San Pío X en Itaguí, de San Fernando Rey en Machado, de la Epifanía en Bello y de Las Bienaventuranzas en el 20 de Julio. Pasó de capellán al Hogar Revivir en Envigado donde vivió desde los años noventa. El padre Mario, a quien le decíamos todos el Ñato Saldarriaga, fue muy juicioso y tranquilo, muy jocoso y gracioso, se codeaba con todo el mundo, especialmente cercano a los del pueblo, conducto-res, pordioseros, empleadas, trabajadores, chan-ceros,… a quienes les ponía apodos. Le gustaba comprar el chance y la lotería. Por humano y sencillo lo buscaban muchos para confesarse. Fue muy amable con todo el mundo y por eso era muy estimado de todos. Se daba sin reservas. Era muy caritativo, desprendido y generoso. No tenía nada para él y no le paraba un peso en los bolsillos. Fue

muy devoto de la Virgen María y de San José. En el Hogar Revivir fue muy cercano con los abuelitos y les alegraba la vida con su humor y sus risotadas, como siempre agregando algunas “palabritas o palabrotas”. Era todo un personaje popular. Descansó en la paz del Señor en la Clínica de Comfenalco, el 26 de abril de 2013. Sus exequias en Santa Gertrudis, el 27 del mismo mes y año, presididas por monseñor Hugo Alberto Torres Marín, Obispo Auxiliar de Medellín, y concelebra-das por 16 sacerdotes, la participación de su familia y el templo colmado de feligreses que respondían con amor a su amor. Agradecemos a Dios y a su familia su ministerio sacerdotal alegre, sencillo y lleno de anécdotas de cercanía con la gente. Q.e.p.d.

a su sacerdocio, serio, callado, vivió con gozo su celibato y piedad, alimentada por su amor a Jesu-cristo y su devoción singular a la Virgen María. En la parroquia de Armenia fundó unas cooperativas, anticipándose a lo que serían las EPS, para volver eficaz y abaratar la salud, que cubrían la atención médica y las medicinas, pero no prosperaron. Como miembro de una familia numerosa sus relaciones humanas y fraternas eran maduras y sinceras. Descansó en el Señor en Medellín, el 29 de abril de 2013, sus exequias el mismo día en la pa-rroquia de La Consolata, presididas por monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín. Extendemos a su distinguida familia, en nombre del Señor Arzobispo, de sus Obispos Auxiliares y de todo el presbiterio nuestro saludo de consuelo y esperanza, mientras les agradecemos todo lo que hizo el padre Francisco por la gloria de Dios y la salvación de los que la Iglesia le confió en su ministerio. Q.e.p.d.

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Siete seminaristas fueron ordena-dos diáconos el pasado 4 de mayo en la Catedral Metropolitana. Durante la homilía el arzobispo de Medellín, mons. Ricardo Tobón Restrepo les recordó a los diáco-nos que “no se trata de tener una profesión, sino que se trata de dar la vida por los demás” recordándo-les el sentido que tiene el diacona-do en la comunidad cristiana.Los diáconos, en cuanto ministros sagrados, deben dar prioridad al ministerio y a la caridad pastoral, favoreciendo «en sumo grado el mantenimiento, entre los hombres, de la paz y de la concordia». Nos unimos a la alegría que estos nuevos diáconos han tenido al recibir su ordenación diaconal, ellos son:

En el contexto de la celebración del Año de la Fe, el Papa Emérito Benedicto XVI eligió como tema para la 47 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: Las "Redes Sociales: portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización". En el mensaje que el papa emérito Benedicto XVI nos regala manifiesta que “Las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente inclusivas: de este modo, se beneficiarán de la plena participación de los creyen-tes que desean compartir el Men-

En los últimos años se ha recrude-cido el conflicto armado especial-mente en departamentos como Cauca, Norte de Santander, Caquetá, Arauca, Putumayo y Nariño; los cuales siguen presen-tando altas tasas de desplaza-miento forzado individual y colecti-vo. Así mismo, el surgimiento de nuevos grupos armados organiza-dos y de actores de violencia en ciudades como Medellín, Buena-ventura y Tumaco genera nuevas víctimas de desplazamiento intraurbano las cuales padecen barreras de acceso al registro y la atención integral. Recientemente, las cifras a nivel internacional han declarado a

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Diac. Luis Gabriel Molina Cano (Seminario Juan Pablo II)Diac. Jairo A. Gómez Males (Seminario de la Asociación Misio-nera San José)Diac. Wilson Lopera Berrio (Seminario Conciliar de Medellín)Diac. Juan R. Ochoa Calderón(Seminario Conciliar de Medellín)Diac. José D. Martínez Meneses (Seminario Misionero Arquidiocesa-no “Redemptoris Mater”)Diac. Douglas Ernesto López Cruz (Seminario Misionero Arqui-diocesano “Redemptoris Mater”)Diac. Héctor William Ochoa Zapata (Seminario de la Asociación de María Inmaculada de la Beata Laura Montoya)

Ordenación de diáconos

47º Jornada Mundialde las Comunicaciones Sociales

Colombia como primer país que alberga el mayor número de personas internamente desplaza-das (PDI) del mundo, seguido de Siria y la República Democrática del Congo (RDC). En el informe del IDMC (Internal Displacement Monitoring Centre) de los 28,8 millones de desplazados internos en el mundo en 2012, Colombia aporta un total situado entre los 4,9 y 5,5 millones de personas. Siguen siendo múltiples los esfuerzos efectivos para superar este deshonroso primer lugar en las estadísticas globales de desplazamiento y avanzar hacia un país que ponga fin al conflicto armado y brinde garantías de no repetición, esfuerzo que la Iglesia Colombiana seguirá acompañan-do. (Conferencia Episcopal)

saje de Jesús y los valores de la dignidad humana que promueven sus enseñanzas. En efecto, los creyentes advierten de modo cada vez más claro que si la Buena Noticia no se da a conocer también en el ambiente digital podría quedar fuera del ámbito de la experiencia de muchas perso-nas para las que este espacio existencial es importante.” Aprovechemos la oportunidad que tenemos para evangelizar a través de las redes sociales virtua-les a las cuales pertenecemos.

La Pastoral Social tiene dentro de sus compromisos llevar el evange-lio al mundo del trabajo, eso es hablar con hechos y no con simples palabras. Por ende el día del trabajo, mons. Hugo Torres Marín, obispo auxiliar, en la Euca-ristía celebrada en la Parroquia El Sufragio, motivo a los trabajadores a continuar comprometidos en seguir los pasos de nuestro Señor Jesucristo. Día a día vamos caminando por esta tierra tratando de ser testimonio fiel de lo que nos enco-mendaron como misión, llevar la palabra de Dios, hacer conocer los

derechos y obligaciones de los trabajadores, y por sobretodo motivar para la organización de los mismos, en cuidado y defensa de sus derechos conquistados, como trabajadores, personas y ciudada-nos libres. Felicitamos a todos los traba-jadores y obreros en su día, les agradecemos el aporte en la cons-trucción de la sociedad; agradece-mos también y felicitamos a quie-nes con su emprendimiento y capi-tal crean y posibilitan que muchos obreros y trabajadores tengan un trabajo digno y una remuneración justa.

Primero de mayo: “Día del trabajo”

El desplazamientoforzado en Colombia

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2.1 Lo antropológicoExaminar cuál es “la concepción de hombre” y partir de la existencia concre-ta. Esto se puede hacer desde dos métodos:

Método lógico (Deductivo): El punto de partida son los principios (ideas) que determinan la realidad, quedando ésta sometida a un “idea-lismo”, por eso, si la realidad no coincide con las ideas hay que cambiar la realidad, no las ideas.Método dialéctico (Inductivo): El punto de partida es la existencia concreta iluminada con un proyecto (un conjunto de valores que busca la persona al actuar), ese proyecto se expresa en un “deber ser” para llegar a unos compromisos (praxis)

Considerar al hombre como un “hacerse”: aprender a apropiarse de la realidad, “hacerse” consciente (de manera libre y responsable).Ver la realidad humana como “realidad de sentido”: humanización y sacramentali-dad. Lenguaje no argumentativo sino narrativo (Biblia), lenguaje evocativo-autoimplicativo-performativo.

2.2 Lo teológicoDios “se deja ver” (Revelación) en la vida / en la historiaEncarnación: “El Verbo de Dios haciéndose carne en Jesucristo se hizo también historia y cultura” (Benedicto XVI, Discurso inaugural Aparecida, 1)

Juzgar la realidad: el paso de lo teológico a lo teologal

Juzgar / Discernir: es tomar posición frente a una realidad a la luz de la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia. Es un momento “teológico” no “ideológico”.Hay que pasar de lo “teológico” a lo “teologal” (del conocimiento científico al simbólico), esta etapa prepara lo celebrativo/festivo.Las divergencias y contradicciones que suscita una realidad determinada se resuelven a la luz de la praxis de Jesús de Nazaret.

Actuar a la manera de Jesús

El actuar impide que la reflexión se quede en “lo abstracto”.El método ver/juzgar/actuar es dialéc-tico: está orientado a la acción y culmina en ella haciendo lectura de la realidad desde la fe.

Mirada teologal / contemplativa de la realidadNo jurídica ni moralistaDimensión antropológica:

La realidad humana es un misterioAntropología dialogal (no de dominación)Acoger la existencia y realidad tal como se presenta (sin juzgarla ni mediatizarla con normas)

Dimensión teológica:Encarnación Dios se deja “ver” en la vida

Actitudes del “ver”:De acogida a la realidad tal cual es (no “ideal” sino “real”)Amorosa (“ver con el corazón”, “lo esencial es invisible a los ojos”)Actitud humilde: la realidad nos desbordaActitud contemplativa: que nos dice Dios en esa realidad (interpelaciones)

Por razones de espacio no podemos presentar aquí elementos fundamenta-les para analizar algunos problemas sociales, por eso los remito a mi página: www.unixlandia.com/fercho Después de ingresar encuentran 14 Carpetas, sigan la siguiente ruta para seleccionar lecturas:

Carpeta Desarrollo: Leer: Desarrollo_Espiritualidad.pdfCarpeta Economía: Leer: causas_violencia.pdfCarpeta Moral Social: Leer: Notas_clase.doc (páginas 4-5)

LECTURAS RECOMENDADAS

Educar por la acción

Pedagogía activa

VER

“VER SIN JUZGAR”Regla de orodel “ver”

“JUZGAR SINCONDENAR”

Regla de orodel “juzgar”

“ACTUAR LOPOSIBLE REAL”

Regla de orodel “actuar”

JUZGAR

TransformaciónACTUAR

Discernir desde:Las Sagradas Escrituras / La TradiciónEl Magisterio de la Iglesia CatólicaLa vida

Dimensión antropológica: la razón (Con la asistencia de las ciencias sociales y huma-nas).Dimensión teológica: El Evangelio (Jesucristo) Actitud: crítica/constructiva/abierta/propositiva

Concretización de la acción (fruto maduro de la reflexión no de la improvisación)Compromiso transformador (conversión)Actitudes:

Realismo (¿es posible?)LucidezSeriedad / Serenidad

Propósito y síntesis delmétodo ver-juzgar-actuar (Tabla)

Tareas y acciones para la Vida

1

Presupuestos del “Ver”

Síntesis

2

3

4

Paso Propósito Síntesis

No es lo mismo la acción que conduce a la transformación de la realidad (personas y estructuras) que una serie de actividades desarticuladas.No es lo mismo la acción dentro de un proceso formativo que acciones para responder a urgencias inmediatas.No es lo mismo un actuar como resulta-do de una opción libre que nace del encuentro con Jesucristo a la ejecución de acciones que surgen de imperativos morales.

En las ediciones anteriores del Periódico Misión presentamos brevemente el desarrollo histórico de la Doctrina Social de la Iglesia. Los principios de orientación que nos proporciona la enseñanza de la Iglesia Católica deben conducirnos a ejecutar acciones concretas que contribuyan a la dignificación de la persona y a la transformación social. En esta edición de mayo, explica-remos cuál es el propósito y cómo se aplica el método ver-juzgar-actuar, para que pongamos en práctica el Documento de Aparecida y nuestra mirada de discípulos misioneros sobre la realidad favorezca cambios socia-les a la luz del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia.

INTRODUCCIÓN

El método ver-juzgar-actuar brota de un acto de fe: Dios se deja ver en los acon-tecimientos de la vida.Respecto a este método Juan XXIII afirma: “Los principios generales de una doctrina social se llevan a la práctica comúnmente mediante tres fases: primera, examen completo del verdade-ro estado de la situación; segunda, valoración exacta de esta situación a la luz de los principios, y tercera, determi-nación de lo posible o de lo obligatorio para aplicar los principios de acuerdo con las circunstancias de tiempo y lugar. Son tres fases de un mismo proceso que suelen expresarse con estos tres verbos: ver, juzgar y actuar”. (Mater et magistra 236).Aparecida dice que “este método nos permite articular, de modo sistemático, la perspectiva creyente de ver la realidad; la asunción de criterios que provienen de la fe y de la razón para su discernimiento y valoración con sentido crítico; y, en consecuencia, la proyec-ción del actuar como discípulos misio-neros de Jesucristo” (Documento de Aparecida, 19)Más que un “método” es una manera de “situarnos” frente a la realidad, requiere de una actitud contemplativa de la vida.Esta manera de “situarnos” exige conver-sión: pasar de la mirada “ideológica” de la realidad a la mirada “teologal”.

Recuerda continuar la lectura de la Encíclica “La Caridad en la Verdad” de Benedicto XVI.Siguiendo el método ver-juzgar-actuar analiza un problema social que afecte directamente a tu comunidad local proponiendo soluciones concretas.

P. LuisFernandoArroyave

En Pentecostés ratificamos que Dios está con nosotros y su Espíritu nos llena de un gozo, que por nuestros poros quiere salir y avivar el mundo que nos rodea. Es por ello que ésta es una gran oportunidad para noso-tros los católicos, pues como dicenlas escri-turas, “Pedid y se os dará, buscad y encontra-réis, llamad y se os abrirá” (Mateo 7, 7, ) siendo ésta la mejor oportunidad de hacer nuestra la gran promesa que Dios nos ha hecho. Así por medio del Espíritu Santo orar y pedir la gracia que nos de buenos cimientos para una verdadera fe cristiana. No alcanzo a imaginar la dicha de la Iglesia en este Año de la Fe, sintiéndose movida, fortalecida y llena con la gran vitali-dad y fuerza que solo el soplo de Jesús puede dar, así como Él llenó a sus apóstoles de vitalidad y una fe inamovible enviándolos por el mundo a predicar sin miedo (Juan 20, 21-23); de igual forma consolida cada vez nuestra Iglesia que peregrina por el mundo para dar ejemplo de vida, ya que muchos hermanos en la fe, la única biblia que leerán

será el testimonio de vida, a través del ejem-plo que cada uno de nosotros de, sin importar el lugar, ocupación o nivel social en el que nos encontremos, ya que el Espíritu de Dios actúa en todos y para todos sin escatimar, derrum-bando todas esas barreras mentales que a veces nosotros como humanos creamos volvién-donos miopes, no solo mental sino también espiri-tualmente, olvidándonos que el poder de Dios y los regalos de Él no tienen límite, pues hasta lo más inimaginable lo puede realizar. Podemos decir entonces que Pentecos-tés fue, es y será la fuerza que da vida a la Iglesia, ya que por medio del Espíritu Santo se comenzó la predicación, evangelización y celebración de nuestra fe Cristiana, pues al sentirse de esta rica e inexplicable presencia, los apóstoles junto a María embarcaron el viaje más largo y prometedor de sus vidas, que era mostrarle fidelidad a Dios, no solo en sus discursos para quienes los escuchaban, sino también para dar ejemplo de vida y ser fuente de inspiración para miles de personas; cambiando así sus vidas paracaminar al lado

de Jesús, nuestraverdadera felicidad; Él es el único camino, verdad y vida (Juan 14, 6) para guiar nuestros pasos en este caminar pasajero por el mundo, pero donde tenemos la obligación de mostrar el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre por medio de la infinita miseri-cordia que el Padre tiene por nosotros sus hijos. Hoy más que nunca necesitamos que sea el Espíritu Santo el que acompañe nuestro caminar, recordándonos todo lo que nuestro maestro Jesús nos enseñó y nos dejó como base para la plenitud y verdadera vida en comu-nión con nuestros hermanos, alivianando nues-tras cargas y mostrarle amor y fidelidad a Dios hasta en los momentos de más tribulación en la vida, porque muy bien lo dice Él, “el que me ama guardará mi palabra” (Juan 14, 23).

Pentecostés,evento de Iglesia

Como Jesús obró en todos y cada uno de los apóstoles, de igual manera se manifiesta el Espíritu de Dios en cada uno de nosotros, puesto que todos somos Iglesia; desde la jerar-quía de la misma se debe construir una Iglesia en comunión, ya que todos formamos un solo cuerpo en Cristo, que es la cabeza, principio y final de nuestra fe cristiana. Tenemos claro que en la diversidad existe la pluralidad de dones y carismas, diferentes maneras de orar y adorar a Dios nuestro Padre, según el Espíritu quiso dar a cada uno de noso-tros (Romanos 12, 5-8) Así pues, estamos llamados a dar testimonio de la unidad, porque Dios no es propiedad de alguien en particular, Él es el Dios de todos. El Espíritu Santo obra en toda la comunidad de la Iglesia, muestra su poder y belleza y atribuimos grandes obras a quienes no las merecen; nosotros, la Iglesia propiedad de Dios, necesitamosque en todos los niveles se viva y se sienta la comunión que desde las primeras comunidades cristianas, partiendo de los apóstoles nos mostraron con el

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IsaacQuinteroMejía

Acción Católica Arquidiocesana

amor y fraternidad que se tenían. Por eso es tarea de todos nosotros transmitir la buena nueva, que Jesús se quedó con nosotros y desde nues-tro bautizo nos llenó de su Santo Espíritu. Movidos por el amor de Jesús, sabiendo que quienes lo seguimos no quedamos jamás decepcionados y aunque a veces se sienta miedo de dar el paso a caminar junto a Él tendremos el respaldo de quien realmente jamás negó a sus amigos, siempre los llamó a la santidad y a “preocuparse por todos, por cada uno con amor” (Papa Francisco), de ese mismo modo debemos permitir que actúe el Espíritu en la Iglesia como comunidad, y no solo en Pentecostés, sino que permanezca en el tiempo con el amor que Dios ha derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado (Romanos 5, 1-5), por lo tanto estamos llamados a producir frutos en abundancia, ya que es Dios el que actúa a través de nosotros. Como el Espíritu desciende sobre cada uno de nosotros y renueva hasta la más intima membrana de nuestro corazón, así, este evento de Pentecostés se renueva con la animación de la Arquidiócesis de Medellín, esto no es más que una bella enseñanza de lo que es traba-jar en comunión, ya que se hace para servir más y mejor, con la esencia del amor de Dios. Pues a través del trabajo se sirve a los demás, a la humanidad creada por nuestro Señor con la gran chispa y esen-cia que nos da el Espíritu Santo al ser bautizados, siempre con una actitud positiva y alegra frente a los que estamos y en el ambiente en el que nos estemos desempeñando, porque muy bien nos lo enseñó Jesús cuando vino al mundo, realmente somos útiles a los demás cuando servimos, por eso debemos hacerlo llenos del Espíritu de la Verdad, con alegría, armo-nía y plenitud.

Así pues, vamos a vivir y amar en Pentecostés a nuestros hermanos en unidad como Dios nos ama, y con la complacencia de la siempre Virgen María vamos a gozarnos y a renovar nuestro bautismo para dar verda-dero testimonio: SOMOS HIJOS DE DIOS, UNA SOLA IGLESIA.

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16 higiene del [email protected]

En una de mis envíos pastorales estando de capellán en una insti-tución hospitalaria de la ciudad, los médicos con especialización en psiquiatría y sus residentes me solicitaron que expusiera cómo un capellán aborda a los pacientes y cómo influye en sus actitudes. Pregunta que hasta el día de hoy ha tenido en mi mucha resonancia. Y la cual en su momento, me llevó a ser muy claro y concreto en organizar mi activismo cotidiano en el hospi-tal. Hoy la hago extensiva por este medio a quienes se han hecho la pregunta: ¿Qué hace un capellán en un hospital?, y deseo que llegue de una manera espe-cial a los sacerdotes, seminaris-tas, grupos de pastoral de la salud, religiosas, médicos y personal que trabaja dentro de un hospital. Un hospital es fuente de angustias, conflictos y también de satisfacciones, se está entre personas inmovilizadas por procedimientos invasivos como son sonda a torax, nasogástrica, colestomía, enyesados, fijado-res, sujetados con cuerdas en las barandas de las camas, etc, con el impacto y la molestia de olores hospitalarios (irritantes, pene-trantes, nauseabundos). Me voy a referir a las fuentes de angustia, conflictos y satisfac-ciones. Angustia: Es un estado afec-tivo que trae consigo un malestar psicológico acompañando por cambios en el organismo: sudo-ración, temblor, taquicardia, insomnio. Se da ante un peligro o ante algo desconocido, también ante situaciones apresuradas o un aprieto. Ayuda a su alivio reducir la recarga de tensión. Causas de angustias en los pacientes que ha de abordar el capellán son muchas, entre ellas: pacientes deprimidos, suicidas, ansiosos, con duelo por la ampu-tación de alguna de sus extremi-dades, diagnóstico de enferme-dad terminal, parálisis, trastornos de sueño, mareados, dolores agudos y crónicos, fatigados, cáncer, VIH, embarazos no deseados, síndrome de abstinen-cia por consumo de alcohol y drogas, los que han sufrido un episodio traumático por acciden-

te de trabajo, tránsito, fenómenos de naturaleza, que han sufrido una agresión sexual, violencia domestica, pacientes con crisis familiares, económicas, pacien-tes sin hogar. ¿Qué hace un sacerdote cuando se encuentra un paciente en medio de la angustia por las causas ya referidas? Cada una de ellas requiere una actitud diferente. Ejemplo, cómo abordar al paciente angus-tiado porque ha evidenciado un episodio traumático. El episodio traumático tiene muchas implica-ciones, para muchos la muerte, para otros amenazas de muerte, lesiones graves para su integri-dad física. Los pacientes por trauma llegan a causa de: com-bate de guerra (soldados, guerri-lleros, milicianos), por agresión violenta (riñas callejeras, atraco con arma de fuego o corta punzante), los que llegan acci-dentados por tráfico (generalmente por moto). El sacerdote los abordada con un objetivo claro: aAyudarles a recu-perar la sensación de dominio y control y, a hallar un significado personal a la experiencia vivida. Prestar atención a las preocupa-ciones prácticas e inmediatas del paciente. Respetar si el paciente quiere hablar o no sobre el episo-dio traumático, se le insiste en el hecho de que ha sobrevivido, de que todo está en orden, de que dispone de medios, recursos y personas para ayudarle. Y así, contribuye al alivio de la angus-tia, minimizando la tensión. Conflicto: es oposición o enfrentamiento, asunto o proble-ma de difícil solución. Existe muchas clases de conflictos: laboral, social, afectivo, político, jurídico. Aquí me refiero al conflicto de intereses personales del paciente y son de tres clases: atracción – atracción; atracción – evitación; evitación – evitación. Conflicto por Atracción – atracción: ocurre cuando una persona está atraída con igual

fuerza hacia dos decisiones y que la elección por una hace que se abandone la elección por otra. Ejemplo, quiero dar mi hijo en adopción y me quiero quedar con él. Conflicto por Atracción – evitación: Cuando se puede alcanzar lo que se desea pero se sabe que esa opción también nos causa pérdidas, y se tienen senti-mientos ambivalentes. Ejemplo, quiero que me alivien el dolor pero sin que me tengan que amputar la pierna. Conflicto por Evitación – evitación: Cuando ambas alter-nativas son igualmente desfavo-rables. Ejemplo, continuar con el paciente entubado o permitir desentubarlo. Este conflicto para los familiares del paciente. El sacerdote ayuda a tomar estas decisiones en base a los valores y ética de la religión. Fuentes de satisfacción: Es un estado de bienestar, sensa-ción de plenitud, originada en el cerebro por una información agradable. Los pasos que el capellán ha de dar para conocer la conducta del paciente después de recibir un diagnóstico están relaciona-dos con las condiciones familia-res, sociales, terapéuticas y religiosas en las que se encuen-tra al paciente, y en el interroga-torio de estas fortalezas halla fuentes de satisfacción. Ejemplo, reconciliaciones con Dios, consi-go mismo y con la familia. Viven-ciar la calidad humana de los cuidadores de los pacientes. La acogida y el aprecio por el sacer-dote. La autenticidad en la fe. La recuperación de los pacientes. Voy a participarles dos anéc-dotas de satisfacción halladas recientemente en el interrogato-rio de sus fortalezas familiares y sociales: Un paciente estaba demasiado irritable, le pregunto cuál es el motivo de su molestia, me contestó que vivía solo en una pieza con un perro y cuando lo sacaron para traerlo al hospital

su perro quedó en la calle y que él tenía que saber donde estaba porque no iba a morir por la causa de la enfermedad sino por la tristeza. El capellán hizo la forma de averiguar dónde estaba el perro, este se fue para la chacita que el paciente tenia, y una vendedora vecina de su chaza lo estaba cuidando y alimentando. Que cambio de actitud del paciente al poder confiar en la vecina y saber que en manos de ella el perro estaba seguro. La otra anécdota, un niño de 12 años, estaba con otro niño menor que él, de 10 años, elevando una cometa donde hay fronteras invisibles. Al de 12 años lo hirieron con arma de fuego. El niño menor de 10 años lo ha montado sobre su espalda (a caballo) y anduvo con él, hasta llegar a la casa y entregarlo a sus hermanas. Cómo no conmoverse con estas historias de solidari-dad, que es uno de los valores del reino de Dios. Lo descrito hasta acá hace parte de la actividad del sacerdo-te en un ítem que se denomina visita al paciente, en un tiempo demasiado corto por el número de pacientes a visitar. Otras actividades son: Cele-bración de los sacramentos: distribución de la Eucaristía, la unción de los enfermos, reconci-liación, bautismo en caso de emergencia. Hay un momento donde se vive la experiencia de Dios y nos relacionamos con Él, con asis-tencia de algunos enfermos, los cuidadores de enfermos, y uno que otro empleado del hospital y es la celebración de la Eucaris-tía. En la oficina del capellán se da orientación y consejería fun-damentado en ética y valores del Evangelio. Concluyendo, el sacerdote acoge, escucha, comprende, infunde fe, alienta y da esperan-za. Libera las culpas, reconcilia con Dios, hace oración personal y comunitaria para que el enfer-mo mantenga la esperanza y comprenda que si muere no va a la nada. Es la presencia y acción en nombre del Señor Jesús.Un capellán de hospital recoge la cosecha de lo que los párrocos y comunidades cristianas sembra-ron.

P. RafaelPosadaSoto