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CPl editorial Misa Dominical Centre de Pastoral Litúrgica 11, 18, 25 y 29 de marzo de 2018 ^r o 00 o CN a ULTIMA CttfA Domingo 4 de Cuaresma / B Domingo 5 de Cuaresma / B Domingo de Ramos / B Jueves Santo E l evangelista Marcos narra la pasión y la muerte de Jesús el mismo día de Pascua, desde la Ultima Cena hasta la sepultura (Me 14,12—15,47),- así muestra que Jesús celebra la propia Pascua, el paso de la muerte a la vida. Más concretamente, el pan de Pascua, el cuer- po de Jesús entregado es la Palabra de Dios que se hace realidad. Y el cumplimiento de la Pa- labra de Dios significa la llegada del Reino, ya que el Mesías esperado por Pascua lleva a cabo el cumplimiento de la Palabra de Dios. La acción simbólica de Jesús anunciando su muerte se ilumina de una inmensa esperanza en la novedad del Reino. Marcos une el motivo de la sangre de la alianza (Me 14,24) con el motivo del vino del Reino (Me 14,25). Jesús relaciona su Ultima Cena con el banquete del Reino con la imagen de la bebida. Marcos presenta la Ultima Cena de Jesús no como una comida pascual judía, sino como la verdadera Pascua. Jesús es el liberador de la humanidad, ya que libera de la muerte. He aquí la comida pascual de Jesús que lleva a cabo el gesto del maná (dar vida). En otras palabras, Jesús es el Cordero de la nueva Pascua. Por otro lado, Jesús está convencido de que se sentará en el banquete del Reino de Dios (cf. Is 25,6-9). Jesús cree en su resurrección (lo fundamenta en la Escri- tura: Me 10,27,- 12,18-27). Jesús cree que Dios, su Padre, intervendrá en su favor, por eso indica que volverá a beber el vino en el Reino de Dios. Por la muerte de Jesús, se abre el Reino. Jesús es procesado y condenado el sexto día, ej día de la creación de Adán. Y Jesús resucita el primer día, el octavo día, el día del inicio de la nueva creación. JAUME FONTBONA

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CPleditorial

Misa DominicalCentre de Pastoral Litúrgica

11, 18, 25 y 29 de marzo de 2018

r̂o

00

oCN

a

ULTIMA CttfA Domingo 4 de Cuaresma / BDomingo 5 de Cuaresma / B

Domingo de Ramos / BJueves Santo

E l evangelista Marcos narra la pasión y lamuerte de Jesús el mismo día de Pascua,

desde la Ultima Cena hasta la sepultura (Me14,12—15,47),- así muestra que Jesús celebra lapropia Pascua, el paso de la muerte a la vida.Más concretamente, el pan de Pascua, el cuer-po de Jesús entregado es la Palabra de Dios quese hace realidad. Y el cumplimiento de la Pa-labra de Dios significa la llegada del Reino, yaque el Mesías esperado por Pascua lleva a caboel cumplimiento de la Palabra de Dios.

La acción simbólica de Jesús anunciando sumuerte se ilumina de una inmensa esperanzaen la novedad del Reino. Marcos une el motivo de la sangre de la alianza (Me14,24) con el motivo del vino del Reino (Me 14,25). Jesús relaciona su UltimaCena con el banquete del Reino con la imagen de la bebida.

Marcos presenta la Ultima Cena de Jesús no como una comida pascual judía, sinocomo la verdadera Pascua. Jesús es el liberador de la humanidad, ya que libera dela muerte. He aquí la comida pascual de Jesús que lleva a cabo el gesto del maná(dar vida). En otras palabras, Jesús es el Cordero de la nueva Pascua.

Por otro lado, Jesús está convencido de que se sentará en el banquete del Reinode Dios (cf. Is 25,6-9). Jesús cree en su resurrección (lo fundamenta en la Escri-tura: Me 10,27,- 12,18-27). Jesús cree que Dios, su Padre, intervendrá en su favor,por eso indica que volverá a beber el vino en el Reino de Dios. Por la muerte deJesús, se abre el Reino. Jesús es procesado y condenado el sexto día, ej día de lacreación de Adán. Y Jesús resucita el primer día, el octavo día, el día del inicio dela nueva creación.

JAUME FONTBONA

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IGLESIA, IGLESIASEn una reciente conferencia en Bar-celona, que trataba de la comunidadeclesial, el teólogo José Antonio Ba-diola hizo una interesante aportaciónen la que demostraba que ya desdesus inicios, la Iglesia fue muy pluraly desarrolló modelos diferentes, cuyaconvivencia no siempre resultó fácil.De hecho no representa una novedad,es una evidencia para cualquier lectoratento del Nuevo Testamento. Perosí que ayuda a vivir con más paz unadiversidad que más bien nos cuesta,sobre todo porque, a mi parecer, exis-te cierta idealización de las primerasIglesias cristianas, como muy bienseñalaba Enríe Termes en el anteriornúmero de MD, idealización un pocoreduccionista, como si existiera unúnico modelo de comunidad seguido-ra de Jesús, ante el cual la Iglesia de laque formamos parte queda muy empe-queñecida.

Badiola señalaba tres modelos de co-munidad: la de los seguidores de Jesúsya en vida, una comunidad espontá-nea en un entorno rural, itinerante,contracultural (con muchas mujeres,con la renuncia a la estabilidad, a lafamilia, a la propiedad, a la propia de-fensa),- las comunidades de Pablo, enel entorno urbano y helenista, cosmo-polita y sedentario, donde los cristia-nos se encuentran en las casas y dondela reciprocidad mutua y la concienciade edificar algo nuevo son importantes.Es un movimiento inclusivo y trans-versal,- y finalmente las comunidadesde Jerusalén, donde la tradición judía

tiene un peso relevante, que parten deltestimonio apostólico y que se reco-nocen en la fracción del pan.

En cualquier caso, a diferencia de mu-chas de nuestras comunidades, estasIglesias, remarcaba Badiola, no son unconjunto anónimo: la huella de cadauno de sus miembros es importan-te. Por eso tanto los doce como losmiembros de las diversas comunida-des son conocidos y mencionados porsus nombres. La comunión (de senti-mientos y de bolsillo), y los prodigiosy signos son otra de sus característicasdefinitorias, que no es exactamentesinónimo de milagro, pero que indicauna comunidad activa en la expan-sión del Reino. Y la manera de vivir elconflicto que puede suponer la tensiónpor la primacía o la gestión de visionesdiferentes, contradictorias o quizá en-frentadas, es (o debería de ser) un rasgodistintivo de los cristianos. Yo añadiríaque otro de los puntos de proximidadcon estas Iglesias del siglo I es la caren-cia de poder y el hecho de ser minori-tarias. Iglesia plural, pequeña, auténticay confiada en el Espíritu^ Solo con estoya podemos tirar millas. Ahora y aquí.

MERCÉ SOLÉ

MD 2018/04

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APÓSTOLES PARA LOS JÓVENESEl 18 de marzo se celebra el Día delSeminario, que tradicionalmente sevincula a la fiesta de San José. El lemaescogido este año es «Apóstoles paralos jóvenes», con motivo del Sínodode Obispos que tendrá lugar en oc-tubre, con el tema «Los jóvenes, lafe y el discernimiento vocacional».Un sínodo que pone, pues, el acentode una manera clara en una necesi-dad urgente: el acompañamiento delos jóvenes en su camino de fe, en eldiscernir la propia misión al serviciodel Reino. Ya el papa Francisco, enEvangelii Gaudium, afirmaba: «La Igle-sia tendrá que iniciar a sus hermanos—sacerdotes, religiosos y laicos— eneste "arte del acompañamiento", paraque todos aprendan siempre a quitar-se las sandalias ante la tierra sagradadel otro» (EG 169). Por supuesto elobjetivo fundamental de la pastoralde jóvenes consiste en propiciar enel joven un encuentro con Cristoque transforme su vida, que le hagadescubrir en Cristo la plenitud desentido de su existencia. Y es aquídonde hay que acompañar al jovena plantear su vida como vocación, adescubrir su misión concreta, y a res-ponder a la llamada de Dios con ge-nerosidad. Hay que insistir en afirmarque la vocación no es fruto de ningúnproyecto humano o de una hábil es-trategia organizativa. Como dice elpapa Benedicto XVI, «en su realidadmás profunda, la vocación es un donde Dios, una iniciativa misteriosa einefable del Señor, que entra en lavida de una persona cautivándola con

la belleza de su amor, y suscitandoconsecuentemente una donación to-tal y definitiva a este amor divino».Exacto. Por eso es necesario decirhoy a los jóvenes que esta llamadaa la entrega total y radical al Señores una llamada a la alegría, una voca-ción al Amor.

Y los jóvenes necesitan escuchar estodesde el frescor de los apóstoles, dequienes han escuchado del mismoSeñor el «ven y sigúeme». Hay quiendice que todo va muy rápido, y quelos tiempos han cambiado, tambiénlos jóvenes. Tal vez sí. Pero lo queno puede cambiar es nuestra pasiónpor los jóvenes. Una pasión, aviva-da por el Espíritu, que nos empuja aacompañarles en sus necesidades einquietudes, a iluminar su vida conel Evangelio, a ayudarles en todomomento a pesar de la fragilidad y

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la incertidumbre de nuestro tiempo.Una pasión así solo puede nacer delcorazón de Dios, que se ha apasiona-do primero por sus hijos e hijas.

Ojalá el día del seminario de esteaño nos sirva para ser más conscien-tes, con nuestra oración y ayuda, dela necesidad urgente de vocaciones

sacerdotales, de jóvenes apasionadospor Dios que siguen al Señor con latotalidad de su vida para ser apósto-les del Reino al servicio de los jóve-nes, al servicio del mundo.

JAUME CASAMITJANAVicerector del Seminario Mayor Interdiocesa-no de Cataluña y rector del Seminario de Vic

Los cantos del Triduo PascualPor razones de espacio, ya que en las «Hojaspara la celebración» no caben, siempre podíanencontrar los cantos del Triduo Pascual en es-tas hojas amarillas. Pues bien, a partir de ahora,los encontrarán en una hoja aparte, que les lle-gará junto con el próximo número de Misa Do-minical. La hoja contendrá propuestas de cantospara toda la Semana Santa, en los tres ciclos. Una práctica ayuda parapreparar a fondo las celebraciones más importantes de nuestra liturgia.

Misa Dominicalctf litúrgico

SAN JOSÉ,POR CORREO

ELECTRÓNICOEra tradición en Misa Dominical reservar un espa-cio dentro de su calendario para la solemnidad deSan José, una solemnidad cuya celebración siem-pre está condicionada por el Tiempo de Cuares-ma. Este año, hemos decidido confeccionar un

pequeño dossier con todos los materiales de Misa Dominical (orientacio-nes, notas exegéticas, proyectos de homilía y hojas para la celebración) ydistribuirlo aparte, por correo electrónico, a todos nuestros suscriptores,además de colocarlo en la página web, desde donde se pueden descargargratuitamente (https://goo.gl/BzJnuR). Este dossier tiene en cuenta, ade-más, las dos lecturas (de Mateo y de Lucas) que se pueden escoger en lacelebración.

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Seguimos a Jesúsen su pasión;

su muerte,su sepultura,

su resurrección.

Seguimos a Jesúsen su Pascua.

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Jesús sube o Jerusolén, donde

será detenido y muerto. Nosotros

nos ocercomos o él con fe, porque

él nos ho abierto los ojos, y nos ho

descubierto que en él está el comi-

no de lo vido y de lo felicidad. Por

eso queremos sequirle. V ahora le

acompañaremos, y reviviremos con

él estos días santos de su pasión

y de su muerte, para poder com-

partir la a egría de su resurrección.

V seremos testigos, en medio de

este mundo nuestro tan dolorido,

de todo lo que él significa para

nosotros, del camino que nos abre,

de su amor inagotable, de su amor

que llega a todos. V, con nuestra

forma de vivir, daremos a todos

nuestros hermanos y hermanas, a

los cercanos y a los lejanos, todo

el amor de que somos capaces.

25 de marzo. Domingo de 29 de marzo. Jueves Santo.

Ramos. Jesús entra en Jemsalén Jesús celebra la Ultima Cena

en medio de una multitud que le con sus discípulos y les deja

aclama como Mesías de Dios. como testamento la Eucaristía

y el mandamiento del amor.

30 de marzo. Viernes Santo. Jesús es detenido,

torturado y condenado, y muere en el suplicio de la

cruz para abrirnos a todos el camino de la vida.

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¡OH CRUZ DE CRISTO!Oración del Papa francisco para el final del Vía Crucis del Coliseo de Roma,

Viernes Santo, 25 de marzo de 2016

Oh Cruz de Cristo, símbolo delamor divino y de la injusticiahumana, icono del supremosacrificio por amor y delextremo egoísmo por nece-dad, instrumento de muertey vía de resurrección, signode la obediencia y emblemade la traición, patíbulo de lapersecución y estandarte dela victoria.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo alzada ennuestras hermanas y herma-nos asesinados, quemadosvivos, degollados y decapita-dos por las bárbaras espadasy el silencio infame.

Oh Cruz de Cristo, aún hoyte seguimos viendo en losrostros de los niños, de lasmujeres y de las personasextenuadas y amedrentadasque huyen de las guerras yde la violencia, y que confrecuencia solo encuentran lamuerte y a tantos Pilatos quese lavan las manos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoyte seguimos viendo en losdoctores de la letra y no delespíritu, de la muerte y no dela vida, que en vez de ense-

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ñar la misericordia y la vida,amenazan con el castigo y lamuerte y condenan al justo.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los minis-tros infieles que, en vez dedespojarse de sus propiasambiciones, despojan incluso alos inocentes de su propia dig-nidad.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los cora-zones endurecidos de los quejuzgan cómodamente a losdemás, corazones dispuestosa condenarlos incluso a la lapi-dación, sin fijarse nunca en suspropios pecados y culpas.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los funda-mentalismos y en el terrorismode los seguidores de cierta reli-gión que profanan el nombrede Dios y lo utilizan para justi-ficar su inaudita violencia.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los quequieren quitarte de los luga-res públicos y excluirte de lavida pública, en el nombre deun cierto paganismo laicistao incluso en el nombre de laigualdad que tú mismo nos hasenseñado.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los pode-

rosos y en los vendedoresde armas que alimentan loshornos de la guerra con lasangre inocente de los herma-nos, y dan de comer a sus hijosel pan ensangrentado.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los trai-dores que por treinta denariosentregan a la muerte a cual-quier persona.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los ladro-nes y en los corruptos que envez de salvaguardar el biencomún y la ética se vendenen el miserable mercado de lainmoralidad.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los neciosque construyen depósitos paraconservar tesoros que perecen,dejando que Lázaro muera dehambre a sus puertas.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te segui-mos viendo en los destructoresde nuestra «casa común» quecon egoísmo arruinan el futurode las generaciones futuras.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te segui-mos viendo en los ancianosabandonados por sus propiosfamiliares, en los discapacita-dos, en los üiños desnutridos ydescartados por nuestra socie-dad egoísta e hipócrita.

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Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en nuestroMediterráneo y en el Mar Egeoconvertidos en un insaciablecementerio7 imagen de nuestraconciencia insensible y aneste-siada.

Oh Cruz de Cristo, imagen delamor sin límite y vía de la Resu-rrección, aún hoy te seguimosviendo en las personas buenasy justas que hacen el bien sinbuscar el aplauso o la admira-ción de los demás.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los minis-tros fieles y humildes quealumbran la oscuridad de nues-tra vida, como candelas que seconsumen gratuitamente parailuminar la vida de los últimos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en el rostrode las religiosas y consagrados-los buenos samaritanos- quelo dejan todo para vendar, en

el silencio evangélico, las llagasde la pobreza y de la injusticia.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los miseri-cordiosos que encuentran en lamisericordia la expresión másalta de la justicia y de la fe.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en las per-sonas sencillas que viven congozo su fe en las cosas ordina-rias y en el fiel cumplimientode los mandamientos.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los arre-pentidos que, desde la pro-fundidad de la miseria de suspecados, saben gritar: Señoracuérdate de mí cuando estésen tu reino.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los beatosy en los santos que saben atra-vesar la oscuridad de la nochede la fe sin perder la confianza

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en ti y sin pretender entendertu silencio misterioso.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguirnos viendo en las fami-lias que viven con fidelidady fecundidad su vocaciónmatrimonial.

Oh Cruz de Cristo, aún hoyte seguimos viendo en losvoluntarios que socorrengenerosamente a los necesi-tados y maltratados.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los per-seguidos por su fe que consu sufrimiento siguen dandotestimonio auténtico de Jesúsy del Evangelio.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy teseguimos viendo en los soña-dores que viven con un cora-zón de niños y trabajan cadadía para hacer que el mundosea un lugar mejor, máshumano y más justo.

En ti, Cruz Santa, vemos a Diosque ama hasta el extremo, yvemos el odio que domina yciega el corazón y la mentede los que prefieren las tinie-blas a la luz.

Oh Cruz de Cristo, Arca de Noéque salvó a la humanidad deldiluvio del pecado7 líbranosdel mal y del maligno. OhTrono de David y sello de laAlianza divina y eterna, des-piértanos de las seduccionesde la vanidad. Oh grito deamor7 suscita en nosotros eldeseo de Dios, del bien y dela luz.

Oh Cruz de Cristo, enséñanosque el alba del sol es másfuerte que la oscuridad de lanoche. Oh Cruz de Cristo,enséñanos que la aparentevictoria del mal se desvaneceante la tumba vacía y frente ala certeza de la Resurreccióny del amor de Dios, que nadalo podrá derrotar u oscurecero debilitar. Amén.

Centre de Pastoral Litúrgica Hoja verde

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31 de ruarlo. Nocne de Pascua. 1 de abril. Domingfo de

Jesús resucita de entre los muertos y Pascua. Empezamos el

Dios nos muestra, así, que el camino tiempo de Pascua, los cin-

de Jesús es realmente el camino de la cuenta días de tiesta en no-

vida para todos. ñor a Jesús resucitado, que

nos llevarán hasta Pente-

costés, cuando celebrare-

mos que nosotros nemos

recibido el mismo Espíritu

de Jesús, el Espíritu Santo.

1.

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Reproducimos aquí un fragmento de un artículo publicado por Enríco Finottien la revista Aleteia, en marzo de 2015, en el que este liturgista italiano pro-pone tres ámbitos de formación para los lectores y lectoras de nuestras comu-nidades.

1. U formación bíblico-litúrgieaEl lector debe tener al menos unconocimiento mínimo de la SagradaEscritura: estructura, composición,número y nombre de los librossagrados del Antiguo y Nuevo Tes-tamento, sus principales génerosliterarios (histórico, poético, profe-tice, sapiencial, etc.). Quien sube alambón debe saber lo que va a hacery qué tipo de texto va a proclamar.Además, debe tener una suficientepreparación litúrgica, distinguiendolos ritos y sus partes y sabiendo elsignificado del propio papel ministe-rial en el contexto de la liturgia dela palabra. Al lector corresponde nosolo la proclamación de las lecturasbíblicas, sino también la de las inten-ciones de la oración universal y otraspartes que le son señaladas en losdiversos ritos litúrgicos.

2. La preparación técnicaEl lector debe saber cómo accedery estar en el ambón, cómo usar elmicrófono, cómo usar el lecciona-rio, cómo pronunciar los diversosnombres y términos bíblicos, de quémodo proclamar los textos, evitando

una lectura apagada o demasiadoenfática.

Debe tener clara conciencia de queejerce un ministerio público ante laasamblea litúrgica: su proclamaciónpor tanto debe ser oída por todos.El Verbum Domini con el que ter-mina cada lectura no es una cons-tatación (Esta es la Palabra de Dios),sino una aclamación llena de asom-bro, que debe suscitar la^respuestaagradecida de toda la asamblea (Deografías).

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3. La formación espiritualLa Iglesia no encarga a actores exter-nos el anuncio de la Palabra de Dios,sino que confía este ministerio a susfieles, en cuanto que todo servicio ala Iglesia debe proceder de la fe y ali-mentarla. El lector, por tanto, debeprocurar cuidar la vida interior de laGracia y predisponerse con espíritude oración y mirada de fe.

Esta dimensión edifica al pueblocristiano, que ve en el lector un tes-tigo de la Palabra que proclama.

Esta, aunque es eficaz por sí misma,adquiere también, de la santidadde quien la transmite, un esplendorsingular y un misterioso atractivo.

Del cuidado de la propia vida interiordel lector, además que del buen sen-tido, dependen también la propie-dad de sus gestos, de su mirada, delvestido y del peinado. Es evidenteque el ministerio del lector implicauna vida pública conforme a losmandamientos de Dios y las leyes dela Iglesia.

Un error de lector y un error de presidenteUn error de lector. Todavía hay lectores que lo hacen, y habría que evitarlo. Lode acabar la lectura explicando: «Es palabra de Dios», o bien preguntando: «¿Pa-labra de Dios?». Y no, ni una cosa ni otra. Al final de la lectura, ni explicamos a laasamblea que hemos leído la Palabra de Dios, ni todavía menos se lo preguntamos.Lo que hacemos es aclamar la Palabra que acabamos de proclamar. Y por eso, unavez finalizada la lectura, hacemos una pausa y decimos, con convencimiento yconsistencia: «Palabra de Dios». Y, sin movernos del ambónr; escuchamos la res-puesta de la asamblea y nos volvemos a nuestro sitio. Los responsables de la litur-gia harían bien de avisar, individualmente y con delicadeza, a quienes lo hacen así.

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El primer subscriptor de «Misa Dominical»José/) Pares i Bigas se subscribió a Misa Dominical el 20 de noviembre de i 968. Desde el primernúmero, pues. Por ese motivo le hemos pedido una breve valoración de la revista, y le agradecemosmuy sinceramente su fidelidad. Mn. Josepfue ordenado en 4954 en la diócesis de Vic. Además desu tarea pastoral parroquial, ha colaborado durante 27 años con el Seminario de Vic y ha sidocanónigo de la catedral. Actualmente reside en la Casa Sacerdotal diocesana de Vic.

Amigos del CPL,Paz y bien. Aunquepor la fotografía nolo parece, ya tengo 86años y, por lo tanto,mi pensamiento no esmuy ágil y no puedodecir cosas interesantessobre estos 50 años deservicio a la pastorallitúrgica.Hay que reconocer que MisaDominical'salió en un momentovital para la Iglesia: el ConcilioVaticano II, las celebraciones enlengua vernácula, la misa de cara alpueblo, la participación de los laicos.Cantos apropiados y renovados.

""*

Moniciones adecuadas.Iniciativas y consejos paramejorar las celebraciones.Oración de los fielesactualizada.Posiblemente las personasque no vivieron el Conciliono valoran suficientementela rica aportación que hahecho MD para la vivenciade las celebraciones

eucarísticas.Adjunto una nota que escribió haceya algunos años Josep Lligadas, quetal vez merecería la pena volver arecordar.¡Felicidades y adelante!

Muy cordialmente,Josep Pares

Y, en atención a su petición, reproducimos en esta página y en la anterior la nota a la cjue se refiere:

Un error de presidente. La invitación a la comunión no se refiere solamentea quienes participan de aquella Eucaristía, sino que proclama lo que la Eucaristíasignifica: que es el banquete definitivo del Reino. El texto latino, literalmente,dice: «Dichosos los invitados a su mesa», y estos invitados, gracias a Dios sonmuchos más que los que comulgaremos en aquella misa. Y no es bueno, aunqueparece que quede más cercano, decir, como a veces se hace, «Dichosas nosotros,los invitados...».

JOSEP LLIGADAS

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Última páginaU* K£TÍK£> Pt

En este tiempo de Cuaresma leemos que«el Señor les enviaba mensajeros a diarioporque sentía lástima de su pueblo y desu morada». ¿Es que tal vez ha dejadode enviarnos mensajeros? ¿Dónde estány de dónde vienen? Pensemos en gestosde conversión, a pesar de las dificultades.

- ¿Qué debemos aportar los cristianosen unos momentos en los que la visiónreligiosa y cristiana puede proponer algorenovador en medio de la indiferenciade mucha gente y del sinsentido de suvida?

- ¿Cómo introducir los valores evan-gélicos de la caridad, la misericordia, lahonestidad, el servicio desinteresado, laconfianza, la humildad, el perdón..., ensituaciones cada vez más deterioradas yque conducen a la desesperación?

- Con nombre y apellidos, ¿Dios nospide que nos pongamos al lado de al-guien para ayudarle? ¿Al lado de quien?

Se ha dicho que la misericordia es elamor de Dios que entra en acción me-diante la persona de Jesús. Sus prefe-rencias son más que evidentes. Hoy, elpropio Jesús nos pide que lo hagamosposible desde la convicción de que Dios,«porque tanto amó al mundo, entregó asu Unigénito para que todo el que creeen él no perezca, sino que tenga vidaeterna». Para hacerlo realidad, hay queresponder a esta convicción de fe con

generosidad. Pensemos en la invitaciónque Pablo hacía a los cristianos de Éfeso,refiriéndose a Dios como fundamentoreferencial de nuestra vida: «Dios nos hacreado en Cristo Jesús, para que nos de-diquemos a las buenas obras, que de an-temano dispuso él que practicásemos».

Pongámonos a la escucha. La llamadanos puede llegar desde cualquier lugar.La cuestión es saber detectarla. Laescucha Felipe, pero puede oírla tambiéncualquiera de nosotros: «Queremosver a Jesús». ¿Quién quiere ver aJesús? ¿De dónde viene esta llamada?Es una llamada muy singular quereclama atención y respuesta. Ayudara encontrarlo y a verlo está en nuestrasmanos y forma parte del itinerario deeste tiempo como profúndización en elmisterio de Cristo.

Para ver a Jesús hay una cuestión previa,necesaria: los ojos de la fe, expresión deun corazón puro. En el salmo pedimos:«Crea en mí un corazón puro». Latransparencia, la buena intención, losojos limpios, como Jesús mismo diceen las bienaventuranzas, son los queposibilitan la visión: «Bienaventuradoslos limpios de corazón, ellos verána Dios». Dejémonos impregnar deesta capacidad fundamental para uncristiano, que posibilita el encuentro conCristo, que nos conduce a conocerlo, aamarlo.

SEBASTIÁ TALTAVULL

Centre de Pastoral LitúrgicaH Napols 346, 1 - 08025 Barcelona® 933 022 235 ̂ [email protected] - uuuutu.cpl.es

Director de la publicación: Xavier Aymerich

.̂ Año LSubscripción anual: 76,50 €

Precio de cada ejemplar: 5,00 €Imprenta: Agpograf

ISSN 1 887-8202 / D.L.: B.1 8.369-1 975