Mis favoritos - Cebrian Juan Antonio.pdf

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  • Annotation

    La historia de nuestra cultura est colmada de pginas de herosmo, venganza,pasiones...llevados por figuras que, hicieron posible el mundo de hoy. En este libro se podrndescubrir ms de dos mil aos personificados en guerreros, heronas, monarcas, cientficos, poetas...

    Juan Antonio Cebrin, gran conocedor de la historia de las civilizaciones, ofrece de susprotagonistas favoritos, que resumen la condicin humana; son, smbolo de las pocas que vivieron.Galera fascinante de la historia universal: Juan Antonio Cebrin autor de xitos La aventura delos godos, La cruzada del Sur y La aventura de los romanos en Hispania cuenta el auge y declivede los grandes imperios a travs de hombres.

  • Este libro est dedicado a mis queridos sobrinos Elin, Sonia, Daniel, Ral y PedroLuis. A ellos y a los de su generacin pertenece este siglo XXI tan crucial y excitante. Miprofundo deseo es que sepan hacerlo mejor que nosotros.

  • Introduccin En ocasiones, la barbarie, la guerra o el egosmo de los gobernantes ponen en un difcil trance

    cualquier muestra de comprensin hacia la conducta de la raza humana. No obstante, existen casosasombrosos que nos invitan a una reconciliacin fraternal con nuestra especie. En todas las culturasancestrales se propone, como esencia de su raz, la eleccin entre el bien y el mal, la luz y lastinieblas, los demonios y los ngeles.Todo esto es una constante en el devenir de la cronologahumana. Unos eligen lo que entendemos como lado maligno y, en ese sentido, destruyen, matan,violan, torturan... Lo hacen en calidad de misntropos, de gente sin escrpulos que incita al odio y ala hecatombe. Sin embargo, en contraposicin con estos terribles seres, se encuentran los que optanpor el bien: grandes benefactores que, gracias a su mprobo esfuerzo y tesn, consiguen de nosotrosuna clamorosa sonrisa de agradecimiento por su entrega abnegada y de claro impulso en causasaltruistas.

    Investigadores, mdicos, escritores, poetas, defensores de la naturaleza, exploradores de tierrasignotas,

    gobernantes dedicados por entero a su pueblo... S, amigos, estos personajes existieron yexisten, los pueden ver hoy en da entre nosotros, acaso son annimos y, en consecuencia, pocovalorados individualmente, pero no duden de que algn da, dentro de muchos aos, alguien similar am les rendir homenaje en un libro.

    En sta, mi sptima obra, paso revista a sesenta personalidades que en su tiempo hicieron loposible conscientes o no de ello por cambiar la historia. Son dignos de admiracin, no por subiografa, sino por lo que transmitieron a sus coetneos y a las generaciones posteriores.Protagonizaron hechos sublimes que animaron a defender las mejores esencias del gnero humano.Guerreros como Guzmn el Bueno, William Wallace o Alvaro de Bazn; idealistas como Garibaldi,Alexander Fleming o Dian Fossey; filsofos como Sneca o Averroes; escritores como Poe,Stevenson, Byron o Mary Shelley; monarcas ilustres como Fernando III el Santo, Jaime I elConquistador o Abderrahmn III; exploradores como Amund-sen, Marco Polo o Champollion;mujeres que lucharon en tiempos difciles para su condicin femenina como Mara de Molina,Berenguela de Castilla, Concha Espina o Emilia Pardo Bazn. Estos ejemplos y otros como los quecontiene este libro les invitarn a reflexionar sobre nuestra epopeya vital.

    Seguro que extraen magnficas conclusiones en cuanto a las actuaciones desarrolladas por estospersonajes luminosos sobre la faz del planeta en los ltimos siglos.

    Les invito, por tanto, a disfrutar de un buen rato de lectura con este libro que tienen en susmanos. El texto es fruto de una recopilacin gozosa efectuada desde las pginas del Magazinedominical del diario El Mundo, peridico con el que colaboro para mi satisfaccin desde hacealgunos aos. Con la publicacin de este volumen cumplo con uno de mis sueos decimonnicos, amodo y manera de aquellas entregas semanales que los autores del XIX efectuaban en las revistas yperidicos de la poca y que despus se convertan en libro. Por ello, quiero expresar mi msprofundo agradecimiento a mi director Miguel ngel Mellado por haberme propuesto esta curiosaforma de divulgar la historia y, ms en concreto, prodigarme con la exaltacin de mis personajesfavoritos, adems de los enemigos ntimos que cambiaron, sin duda, la historia universal. ste es elfruto de casi dos aos de trabajo y cranme que la gratificacin no puede ser ms estimulante. Ahoradeseo que ustedes, queridos lectores, disfruten rememorando estas vidas tanto como yo al escribirlasy que juntos demos una nueva oportunidad a nuestra civilizacin, ya que sinceramente pienso que an

  • merecemos la pena.

  • Primera Parte EDAD ANTIGUA

  • ESCIPIN EL AFRICANO PROTEGIDO DE LOS DIOSES

    El nombre de Escipin va unido inexorablemente al inicio de la presencia romana en lapennsula Ibrica. En pocas dcadas fueron varios y destacados los integrantes de este clan patricioromano que participaron en las diferentes acciones blicas que se libraron por el control y dominiode Hispania, pero, sin duda, fue el llamado el Africano el ms influyente de todos ellos.

    Nacido en 236-235 a.C., form parte de la vida social romana, como corresponda a alguien desu rango. Los Escipiones pertenecan a uno de los linajes ms antiguos de la ciudad y participaban,desde la primera lnea, en la intensa actividad poltica de una urbe que tena la ambicin de gobernartodo el mundo conocido.

    Publio Cornelio obtuvo su primera gran misin tras el ataque de Anbal a la pennsula Itlica en218 a.C. En esos meses, su padre de idntico nombre asumi el mando de las legiones paraenfrentarse a los invasores cartagineses en la batalla de Tesino, donde pudo sobrevivir gracias a unaaccin heroica de su hijo.

    En 211 a.C. ostentaba el cargo de edil cuando sucedi en el mando a su padre y to, muertos enHispa-nia. Por entonces se empez a propagar el rumor sobre sus dotes adivinatorias, pues haballegado a vaticinar incluso su sorprendente nombramiento. A decir verdad, este notable romanosiempre estuvo acompaado por la fortuna, dejando correr a propsito la rumoro-logia en cuanto a latutela que los dioses pudieran ejercer sobre l. Era bien parecido y profundamente religioso, notomaba ninguna decisin sin consultar los orculos.Todo esto cre una leyenda en torno a su figura yprovoc la aparicin de numerosas enemistades, que lo acompaaran el resto de su vida.

    Sin duda, fue protagonista esencial de la victoria romana en la Segunda Guerra Pnica: suarrojo y talento se manifestaron decisivos para asumir las riendas de aquella hazaa que algunos,dada la condicin del procnsul, tacharon de sobrenatural. Ya de por s result extraa sudesignacin para la misin de dirigir las tropas romanas en Hispania sin casi ninguna experienciapoltica y con el nico aval de ser miembro de una familia tan prestigiosa como la suya.

    El Senado no permaneca ajeno a la popularidad creciente de Escipin y, considerando que susparientes haban muerto combatiendo en la guerra, no fue difcil hacer la vista gorda en cuanto a lasleyes que regan el escrupuloso nombramiento de autoridades, concedindole por razn impuestadebido a la urgencia del momento el cargo de procnsul en Hispania.

    En el otoo de 210 a.C. Escipin desembarcaba en Emporion (Ampurias), al mando de doslegiones de nuevo cuo. Con decisin, los romanos lanzaron una eficaz ofensiva en febrero de 209a.C. sobre Car-tago Nova: fue una operacin de guerra relmpago que se concret en apenas docedas, con el grueso de las tropas latinas frente a la ciudad smbolo de los cartagineses.

    La toma sin esfuerzo de Cartago Nova es el primer gran acontecimiento militar en la carrera deEscipin. Como es obvio, la buena nueva tard muy poco en llegar a Roma. Con alborozo, lossenadores y la plebe elogiaron el magnfico comportamiento de su bravo general, quien, por otraparte, vea aumentar su leyenda de proteccin divina.

    La campaa de 208 a.C. se desarroll por el valle del Guadalquivir. En esta ocasin losromanos trataban de seguir empujando a los cartagineses hacia el sur peninsular, mientras evitaban laconfluencia de tres ejrcitos pnicos.

    Escipin manej a la perfeccin sus dotes de estratega y avanz por el sur peninsular sofocandorebeliones tribales, mientras fundaba la ciudad de Itlica (cerca de Sevilla). Por fin, los cartagineses

  • se reagruparon para un ltimo combate desarrollado en Hipa (Alcal del Ro), que fue su derrotadefinitiva en Hispania. Las legiones tomaron Gades en 206 a.C. y Publio Cor-nelio Escipin pudocumplir el sueo de vengar la muerte de su padre y to, asunto que celebr con multitudinarias luchasde gladiadores.

    Tras su aplastante victoria regres a Roma, donde fue aclamado por el pueblo, hecho queaument las envidias que hacia l mantenan muchos senadores y patricios. En 202 a.C. le pusieron elsobrenombre de el Africano, tras su resonante triunfo sobre Anbal en Zama.

    l mismo impuso los protocolos que ponan fin a diecisis aos de guerra en los que habanmuerto ms de trescientos mil soldados romanos. El general fue magnnimo con los vencidos, lo queengrandeci su imagen de perfecto romano influido por las corrientes helensticas del pensamiento.Orgulloso, sin ser altanero; ambicioso, slo para la grandeza de su patria. En resumen, nosencontramos ante uno de los mejores lderes de la historia, un hombre que supo ver con intuicin casidivina el tiempo en el que se atisbaba el inminente Imperio. No en vano, su capacidad hizo posible laderrota de Cartago y la expansin romana por todo el Mediterrneo occidental.

    Sin embargo, lejos de pretender algo ms que el reconocimiento pblico, se retir a la vidaprivada durante un tiempo, aunque en 194 a.C. su vitola de hroe le permiti ser elegido cnsul porsegunda vez, cargo que le posibilit seguir acosando a su enemigo ntimo Anbal.

    En 184 a.C., una conjura promovida por Catn elViejo le forz a un injustificado exilio.Falleci al ao siguiente, en Liternum, cuando contaba cincuenta y tres aos de edad. Supersonalidad y dotes para el mando le situaron muy cerca de talentos como los de Pirro, Anbal oAlejandro Magno. Aos ms tarde, un heredero suyo, Publio Cornelio Escipin Emiliano, contactcon nuestra historia patria al hacerse clebre por la destruccin total de Numancia.

  • VLRIATO EL REBELDE HISPANO

    Viriato es uno de los protagonistas esenciales en la historia de la pennsula Ibrica. Representa,por mritos propios, la lucha patriota contra el invasor extranjero; por eso no es de extraar que a lolargo de los siglos su pica aventura se haya teido con aureolas fantsticas y legendarias.

    Como en las mejores pelculas, todo comenz por vengar una infamia: en 150 a.C. eldespiadado pretor romano Galba masacr mediante engao a miles de rebeldes lusitanos; uno de losescasos supervivientes fue nuestro personaje, que jur devolver el golpe.

    Su ao y lugar de nacimiento son inciertos, aunque, si nos atenemos a las fuentes disponibles,podemos deducir que vino al mundo en algn poblado de la sierra de la Estrella, entre las actualesZamora y Portugal.

    Los lusitanos vivan, debido a su difcil orografa, de forma austera y a expensas de lo quepudieran rapiar en los ricos valles del sur peninsular. La mayora de ellos se dedicaba a laganadera, a la caza o al bandolerismo, y Viriato parece haber cumplido en sus aos mozos con estosoficios, dado su presunto origen humilde. No obstante, nuestro hroe tena acreditadas cualidadescomo militar, lo que nos pone sobre la pista de alguien enraizado en alguna elite guerrera dominantede tal o cual tribu.

    En 147 a.C. fue elegido caudillo de las tribus lusitanas. Llegaba as el momento de cobrarvenganza y lo primero que dispuso fue que su pueblo se diseminara en grupos, por terrenosinaccesibles para los romanos, quedndose con mil guerreros preparados para la batalla. Bienpudiera parecer un nmero demasiado escaso para enfrentarse a las magnficas legiones; sinembargo, el brillante estratega haba diseado un sorprendente plan de guerra: luchar en guerrillas,golpeando al enemigo mil veces y en mil lugares, en vez de enfrentarse a l en campo abierto comoera costumbre.

    La tctica guerrillera dio sus frutos y desconcert a las cuadriculadas mentes de los oficialesromanos, los cuales apenas saban defenderse ante esa novedosa forma de combatir. Los lusitanos seaprovechaban de su amplio conocimiento del terreno, utilizaban cualquier recorte montaoso paratender una emboscada y se escondan en los bosques a la espera de incautos convoyes deabastecimiento, que caan en dos minutos sin saber quin demonios los estaba cosiendo a flechas.

    Gracias a su ingenio, Viriato pudo sostener una contienda de ocho aos contra Roma en los quelleg a dominar ms de la mitad de la pennsula Ibrica.

    Son varias las victorias que consigui en este periodo y no pocos los cnsules y pretores quefueron vencidos, incluida la muerte en combate de alguno de ellos, como CayoVetilio, quiensucumbi junto a cuatro mil de sus hombres en la primera accin decisiva protagonizada por ViriatoenTribola.

    Son diversos los factores que debemos esgrimir si deseamos encontrar la clave del xitorotundo de este guerrero sin par. Viriato era un hombre austero, justo y despegado de cualquier afnde enriquecimiento: dorma en el suelo como sus soldados, coma lo mismo que ellos y cada tesorocapturado al enemigo era repartido equitativamente entre las tropas, mientras l se quedaba con pocoo nada del botn. No gustaba de ostentaciones ni vanidades superficiales y vesta ropajes adecuadospara el combate, sin lucir trajes de magnate como hacan otros jefes tribales. Lo cierto es que tantosaos sin ser derrotado o capturado por Roma nos dan una idea del talento demostrado por este lderal que sus hombres seguan con lealtad absoluta, algo inslito en la historia de este pueblo

  • peninsular; gracias a l se produjo la unin tribal en pos de un objetivo comn: echar a los invasoresde sus tierras.

    En 140 a.C. la situacin era tan desfavorable que los romanos tuvieron que aceptar su derrota yllegaron incluso a firmar un tratado de paz por el que se reconoca la independencia de Lusitania (unstatu quo impensable para la faccin ms reaccionaria del Senado romano); a pesar de las vocesdiscrepantes, reconocieron el poder de su enemigo concedindole el ttulo de amicus populi romani,toda una distincin para un jefe aborigen.

    Desgraciadamente, un ao ms tarde Roma se recuperaba del quebranto militar en Hispania yenvi a un procnsul para la Ulterior llamado Cepin, quien, con la ayuda de un magnficocontingente militar, puso cerco a las posesiones lusitanas.

    Como de costumbre, se cruzaron embajadas con el fin de facilitar una paz honrosa para losautctonos. Viriato envi a tres de sus lugartenientes al campamento romano. Los nombres de estospersonajes son sobradamente conocidos: Audax, Minuro y Ditalco, as como su lugar de origen, laciudad de Urso (Osuna).

    El romano, lejos de negociar, ofreci tierras y dinero a cambio de recibir la cabeza del odiadoadversario. Los tres hombres no titubearon: aceptaron y cumplieron su parte del pacto. De ese cruelmodo muri

    Viriato, degollado cobardemente por sus propios oficiales mientras dorma en su tienda. Son lasparadojas de la historia.

    Los asesinos se presentaron ante Cepin para comunicarle que el avieso plan se habaejecutado. Sin embargo, segn cuenta una leyenda apcrifa y, por tanto, llena de razonables dudas, elgeneral los mir con desprecio exclamando: Roma no paga traidores.

    Los funerales del guerrillero hispano fueron fastuosos: se realizaron sacrificios y doscientasparejas de gladiadores lucharon junto a su tumba. Finalmente, el cadver del bravo caudillo fuequemado para favorecer su trnsito hacia el otro mundo.

    Ms de un siglo despus, la resistencia nativa cesaba ante el poder de las legiones romanas.Hispania haba sido conquistada.

  • ESPARTACO EL GLADIADOR QUE HIZO TEMBLAR A ROMA

    Su corazn indomable instig la primera gran revolucin social de la historia, en unasublevacin popular sin precedentes que aterroriz a la potencia ms poderosa del mundo antiguo.Junto a l combatieron y murieron miles de esclavos, los cuales mantuvieron viva la llama de lalibertad, consiguiendo hacer de su gesta un hecho que trascendi a los siglos.

    Nacido enTracia en 113 a.C., era al parecer descendiente de la dinasta de losEspartcidas, un linaje gobernante de aquellos territorios sometidos al poder de Roma. Siendo pocoms que adolescente se alist como legionario en las tropas auxiliares utilizadas por la potencialatina para sus guerras fronterizas. Por una razn desconocida, nuestro protagonista desert delejrcito, si bien no tuvo suficiente fortuna en la huida y fue capturado casi de inmediato, siendoenviado como esclavo a las minas, de las que consigui escapar tras protagonizar un motn.Nuevamente apresado, su suerte pareca echada, pero lejos de la ejecucin sumaria por indisciplina,su corpulencia y aptitud para el combate le posibilitaron seguir vivo, dado que Roma en ese siglodisfrutaba con delirio del deporte nacional: las luchas de gladiadores, y Espartaco cubra a laperfeccin ese perfil demandado por la plebe. Tres eran las principales clases de individuos queeran alistados en cualquier escuela de gladiadores: reos de guerra, hombres libres buscafortunas y,finalmente, convictos (que lo eran por diferentes motivos).

    El destino quiso que su lugar de reclusin fuera una escuela de gladiadores ubicada en Capua,lugar tradicional para los placeres y ampliamente difundido gracias a la estancia del famosocartagins Anbal. La Indi escuela de adiestramiento capuense gozaba de gran prestigio entrelos romanos, sus gladiadores alcanzaban cifras considerables en el mercado y algunos habanobtenido incluso la libertad, debido, en buena parte, al mtodo de entrenamiento que se segua conellos. Los candidatos a luchador llegaban de todos los territorios dominados por Roma. Enconsecuencia, la arena de la escuela ofreca una imagen muy colorista cuando se ejercitaban en ellalos combatientes asiticos, africanos, germanos, celtas, helenos...

    Con frecuencia, estos grupos de luchadores escogidos viajaban a la capital romana dispuestos aparticipar en los sangrientos eventos circenses. Segn la leyenda, en uno de estos mortferostrasiegos Espartaco reconoci entre la muchedumbre a su propia hermana, convertida en vulgarprostituta al servicio de las legiones. Este doloroso trance termin por enervar el nimo del guerreroy, con ms determinacin que nunca, comenz a urdir un definitivo plan de rebelin.

    En el ao 73 a.C., con cuarenta aos recin cumplidos, clam por la justicia y la libertad; noquera ver cmo su brazo aniquilaba a ms compaeros, ni tampoco quera morir divirtiendo alpopulacho. Fue as como, en un gesto sin precedentes en el mundo antiguo, inici un levantamiento entoda regla. En su arriesgada aventura le acompaaron setenta gladiadores, entre los que seencontraban varios luchadores de origen celta. El pequeo grupo, tras vencer a la guardia de la ludi,se intern por los recnditos parajes del volcn Vesubio y, desde su crter apagado, comenzaron aoperar de forma activa repeliendo cualquier ataque dirigido contra ellos.

    Pronto la noticia recorri todo el sur de la pennsula Itlica, provocando que miles de esclavosescaparan de sus dueos para unirse a ese formidable lder, smbolo y gua hacia la libertad. Sinpausa, aquel reducido ncleo de gladiadores fue incrementando su nmero hasta alcanzar la categorade gran ejrcito. Los romanos, mientras tanto, reciban estupefactos todas las noticias que llegabandesde el sur. Uno tras otro, diferentes militares y mandatarios de alto rango hasta un total de nueve

  • fueron vencidos por Espartaco y su ejrcito libertario.El objetivo fundamental del tracio no era conquistar Roma; ms bien, lo que pretenda era

    desentenderse de aquella potencia que se mostraba tan injusta con los seres humanos a los quesometa. No obstante, la disensin se propag rpidamente por aquella tropa desorganizada. Unos,entre ellos el propio Espartaco, apostaban por escapar hacia el norte de la pennsula Itlica con laintencin de fundirse con los paisajes europeos y ser olvidados. Por desgracia, se impuso el criteriode una mayora que ambicionaba descargar su odio vengativo contra la ciudad que simbolizaba elpoder represor de su poca. No obstante, se establecieron relaciones con diversas flotillas de piratasgriegos, a los que se pag una fuerte suma a cambio de que los transportaran a un lugar indeterminadodel Mediterrneo. Los confiados- esclavos se concentraron en el puerto de Brindisi a la espera de lasnaves; sin embargo, stas nunca llegaron, obligando a los rebeldes a una guerra sin cuartel con elejrcito ms poderoso de su tiempo.

    Durante dos aos aquel contingente irregular, que lleg a contar con ms de cien mil efectivos,humill a la orgullosa repblica. Por fin Roma encarg a su hombre ms rico, Marco Licinio Craso,la tarea de acabar con Espartaco y los suyos. Todo se consum cuando seis legiones bienpertrechadas entraron en contacto con los desorganizados esclavos. La derrota en Apulia, junto al roSlaro, en la primavera del ao 71 a.C., dej sobre el campo de batalla sesenta mil hombres muertos,y otros seis mil fueron crucificados entre Capua y Roma, a modo de escarmiento. Nunca sabremos siEspartaco muri en esta ltima batalla o en la crucifixin posterior, pero lo cierto es que con ltermin una de las primeras revoluciones sociales de la historia. Su carisma, talento y dotes para laestrategia militar lo impulsaron hacia lugares de honor entre los grandes personajes de la peripeciahumana.

  • CLEOPATRA VII PHILOPATOR LA REINA DE LA SEDUCCIN

    El antiguo Egipto es prdigo en nombres de imperecedero recuerdo que han surtido de sueosemocionantes a decenas de generaciones integradas por entusiastas estudiosos de la civilizacin msapasionante y enigmtica que vieron los tiempos. Sin embargo, uno de los iconos ms populares deaquella cultura no fue hombre y ni siquiera tena races egipcias.

    Tras la muerte de Alejandro Magno, su efmero Imperio qued dividido en tres grandes zonas,entre las cuales Egipto correspondi a Ptolomeo, amigo y bigrafo personal del clebreconquistador. Comenzaba de ese modo un periodo de presencia griega en el pas del Nilo que seprolongara hasta la muerte de Cleopatra, acontecida tres siglos despus. En ese tiempo los ptole-maicos gobernaron con dispar fortuna y siempre a espaldas de la poblacin autctona, a la queignoraron y menospreciaron constantemente.

    En el siglo i a.C., la situacin lleg al lmite con Ptolomeo XII, llamado Auletes (tocador deflauta) por sus sbditos. El rey se cas siguiendo la costumbre familiar con su hermana CleopatraVIy fruto del matrimonio nacieron tres hijas: Berenice IV, Cleopa-traVII, Arsinoe IV, y dos hijos:Ptolomeo XIII y Ptolomeo XIV.

    En el caso de nuestra protagonista, nacida en 69 a.C., existen investigadores que sostienen suposible ilegitimidad; aun as, su educacin se puede calificar de magnfica e inusual para una jovende su poca. Aunque poco sabemos sobre su infancia y juventud, gracias a Plutarco se puede afirmarque Cleopatra posea la facultad de aprender las lenguas que se propusiera. Lea, escriba y hablabagriego, arameo, etope, rabe, hebreo, medo, parto, latn, la lengua de los trogloditas y el egipcio.Esto ltimo constituy un gesto sin precedentes en la dinasta lgida, ya que ningn Ptolomeo quisoacercarse nunca al idioma autctono del Nilo.

    A esa facilidad innata de hablar lenguas extranjeras se sumaba una curiosidad insaciable portodo lo que la rodeaba; ella siempre quera saber ms y disfrutaba mucho con sus materiasacadmicas predilectas: matemticas, filosofa, astronoma, medicina, historia, ciencias polticas,literatura y msica. Adems, posea grandes aptitudes para la estrategia militar. Como vemos,Cleopatra y sus hermanos se formaron bajo la influencia helenstica, con lecturas de cabeceraprotagonizadas por los poemas homricos o clases magistrales donde se instruan en la retrica deDemstenes.

    Cuando se present por primera vez en sociedad contaba apenas catorce aos y ya era famosapor su creciente sabidura y carisma, lo que le permita ser considerada una intelectual de su tiempo.No obstante, ese espritu librepensador no la priv de asuntos propios de su edad; en este sentido,Cleopatra era impulsiva, rebelde, coqueta y seductora.

    De belleza discreta tirando a mediocre, resultaba, empero, tremendamente atractiva gracias a suencanto personal, su modulada voz y un perfecto conocimiento de las tcnicas cosmticas de lapoca. En efecto, esta aspirante a diosa consegua sacar el mejor partido posible a sus dotesnaturales. No olvidemos que tuvo que lidiar con hombres primero, y gobernantes despus, en los quesu encanto y magnetismo causaron profundos estragos.

    Detengmonos en la minuciosa descripcin que Plutarco nos brinda a propsito del maquillajeque utilizaba Cleopatra y de cmo se lo aplicaba: Lleva los prpados pintados de verde y largaspestaas postizas, las mejillas hbilmente pintadas de blanco y encarnado, los labios realzados concarmn y las venas de su frente pintadas en tono azul. Hoy en da esta descripcin nos hara pensar

  • en un miembro perteneciente a una tribu urbana, pero una mujer con esta apariencia en el siglo I a.C.representaba el ms alto escalafn del refinamiento.

    Los conocimientos estticos se completaban con una buena utilizacin de pelucas y una higienecorporal basada en constantes baos de leche y miel con exquisitos masajes en los que las doncellasungan el cuerpo de su reina a base de los mejores aceites aromticos, terminando el acicalamientocon el rociado de abrumadores perfumes. Ante esto, quin se podra resistir?

    Mucho se ha comentado sobre la morfologa de la nueva Isis. La especulacin ha concedidodiferentes rostros, cabellos y colores a la enigmtica egipcia. Unos dicen que era morena, otrosaseguran que era rubia, e incluso hay quien afirma que era calva. En cuanto a la tez tambin tenemostodas las posibilidades, desde los que defienden su color blanco inmaculado, pasando por el cetrino,hasta llegar al negro ms puro. Lo nico tangible se ofrece en alguna estatuilla cuya imagen seatribuye a su persona, monedas donde aparece su presunta efigie y un altorrelieve realizado en supoca en el que figura una Cleopatra poco idealizada.

    Sea como fuere, la Philopator se sobrepuso a todo y lleg a ser una de las jvenes msapreciadas del reino lgida. Es de suponer que Ptolomeo XII senta gran orgullo ante la capacidadmanifestada por su hija favorita; no en vano, el nombre de la muchacha significaba gloria de supadre.

    Desde su proclamacin real en el 51 a.C. hasta su fallecimiento en el 30 a.C., Cleopatra sedujocon su encanto a los dos hombres ms importantes de aquel mundo antiguo. Concibi cuatro hijos deJulio Csar y Marco Antonio. Quin sabe si con un poco ms de tiempo hubiese podido ganar para sucausa al futuro emperador Octavio; por desgracia, entre ellos se interpuso la dignidad de la reina yuna cobra real egipcia que supo hacer muy bien su trabajo.

    Cleopatra se gan a pulso la inmortalidad en el panten egipcio y, an hoy en da, se siguedebatiendo sobre los secretos que la impulsaron a la cumbre. Quiz si su nariz hubiese sido un pocoms corta y respingona hubiese cambiado significativamente la historia de la humanidad...

  • SNECA EL FILSOFO DE HLSPANIA

    Desde los tiempos del emperador Octavio Augusto, Roma vio cmo cientos de intelectuales,polticos y militares llegados de la pennsula Ibrica se acomodaban en sus foros de poder, con loque se empez a generar un autntico clan de hispanos que se ayudaban entre s para alcanzar lospuestos ms relevantes del Imperio. El ejemplo ms notable lo constituy Lucio Anneo Sneca.Nacido en Cor-duba (Crdoba) en el ao 3 a.C. perteneci a una acomodada familia dondedestacaba la figura de su padre Marco Lucio Anneo, ms conocido en la historia como Sneca elViejo, un reputado filsofo retrico que inculc en su hijo el amor por la filosofa.

    Cuando Sneca el Joven contaba nueve aos de edad, la familia viaj a Roma, ciudad en la quese instal bajo los beneficiosos designios del emperador Octavio. Estudi retrica como otrosmuchachos de su misma condicin social. Se educ bajo la tutela de oradores como Fabiano Papirioo filsofos de la talla de Attalo y Demetrio. Asimismo, fue aprendiz durante un ao del gran filsofoSocin de Alejandra, hasta que, una vez cumplidos los dieciocho aos de edad, se entreg conentusiasmo a su ascenso social, primero trabajando de orador en actos pblicos, para luegoconvertirse en un magnfico abogado que logr gran popularidad en Roma.

    La fortuna de Sneca comenz a crecer a ritmo vertiginoso. En el ao 41 d.C., fue elegidosenador bajo el mandato del temido Calgula, el mismo que le conden a muerte por considerarlo unimpertinente. El cordobs salv la vida casi de milagro al argumentar que se encontraba enfermode asma y que, por tanto, le quedaba poco que hacer en este mundo. La treta conmovi al tirnicoemperador y el estoico pudo seguir con sus aspiraciones de controlar el gobierno de la ciudad eterna.

    Una vez desaparecido Calgula, lleg al poder Claudio, quien conden a Sneca al exilio enCrcega por entender que haba participado en algunas intrigas polticas. Nuestro personaje asumicon estoicismo innato la condena y, durante ocho aos, se dedic a escribir ensayos y dramas que lecatapultaron a la fama literaria. En 49 d.C., Agripina lo mand llamar para que fuera el tutor de suhijo Nern; por entonces Sneca contaba cincuenta y tres aos y un tesoro calculado en variosmillones de sestercios. Este patrimonio se vera incrementado notablemente en los aos que dedic ala educacin del futuro emperador. Cuando Nern fue Augusto en 54 d.C., el mando del Imperio fueasumido por Agripina y Sneca. Los primeros cinco aos de Nern bajo los auspicios de suscustodios fueron realmente interesantes: muchos estudiosos los han calificado de excepcionales, ybuena parte de culpa la tuvieron Sneca y su amigo Afranio Burro, jefe de la guardia pretoriana.

    Bien es cierto que fue acusado por algunos rivales de ser un usurero que tan slo ambicionabaenriquecerse ms y ms, aunque lo nico constatable es que el filsofo cordobs viva de maneraextremadamente rigurosa: coma poco, beba agua, dorma en un tabln de madera y era fiel a suquerida esposa Paulina. El motivo que domin esta curiosa forma de vida fue, desde luego, suprofunda implicacin en las directrices marcadas por la escuela de filosofa estoica, de la que erauno de los mximos representantes.

    Sneca apost por situar la sabidura en el vrtice del poder, asegurando a los hombres una guaracional y justa. Intent mantener el modelo de Octavio para sus enseanzas a Nern; sin embargo,ste opt por otros caminos ms plmbeos.

    Pero, lejos de su carrera poltica, lo que realmente provoc que su nombre entrara en la historiafue su magna obra escrita, de la que no se ha conservado la totalidad, aunque s algunos ttulos, entodo caso, suficientes para otorgarle la dimensin del gran intelectual que fue.

  • El centro esencial de su doctrina era la problemtica de la existencia y sus contradicciones, labsqueda de la virtud para alcanzar la verdadera felicidad, la forma de conciliar el amor por unomismo y por los dems y el intento de mantener un equilibrio entre lo individual y lo poltico. Snecafue muy admirado por los pensadores cristianos, pues sus ideas estoicas, como la presencia de Dios,los problemas de la muerte y la esperanza de una vida despus de la muerte estaban en conexin conel cristianismo.

    Lamentablemente, su discpulo Nern no estuvo a la altura del maestro y en 65 d.C. le acus deformar parte de un complot dirigido por Cayo Calpurnio Pisn, quien pretenda destronar a Nern enbeneficio propio. Lo realmente cierto es que Sneca llevaba retirado de la poltica tres aos y en esetiempo se haba dedicado a su literatura y poco ms.

    Por desgracia, la mente de Nern era demasiado obtusa como para entender que su antiguomaestro no tena o no quera hacer nada en el concierto poltico romano. Aun as, la confesinforzada de Lucano, un pariente lejano de Sneca, fue suficiente para que el dspota le condenara amuerte.

    El filsofo, por su parte, intent defenderse de las acusaciones ante el embajador que le habaenviado su dscolo alumno; todo fue intil y la sentencia fatal se mantuvo. Sneca quiso ser fiel a suestoicismo hasta el final: asumi la pena, se despidi de su mujer Paulina y acto seguido ingiricicuta mientras se cortaba las venas en una baera. De esa manera conserv su independencia decarcter hasta el minuto final de su existencia. Antes de morir, escribi una carta a su amigo Lucilioen la que se poda leer: En lo que me atae, he vivido lo bastante y me parece haber tenido todo loque me corresponda. Ahora, espero la muerte.

  • ALARICO EL BRBARO QUE SO SER EMPERADOR

    En un tiempo decadente en el que se presagiaba el fin del mundo antiguo, surgi la figura de unhombre que consigui unificar el poder de los godos occidentales, se proclam su rey y condujo laosada brbara hasta las mismsimas puertas de la trmula Roma.

    Alarico naci en 370 d.C., en Perice, un bello paraje enclavado en la desembocadura del roDanubio. Aquel nio descenda del gran jefe Baltha, que en lenguaje godo significa audacia; desdeluego, oportunidades no le iban a faltar para acreditar un linaje tan pico.

    El muchacho fue instruido con el nimo de liderar algn da a su pueblo, se form en las artesde la guerra y la diplomacia y pronto su capacidad le hizo destacar sobre otros jvenes de la tribu.Era bien parecido, de cuerpo musculado y rubio, con pelo trenzado en barba y melena.Todo unejemplar germano.

    Con veinticinco aos, su innegable carisma le alz como rey de todas las tribus visigodas. Enese ao naca Atila y mora el gran emperador romano Teodosio.

    Los visigodos mantuvieron una extraa relacin con el Imperio: Roma necesitaba de losbrbaros para sus guerras intestinas o exteriores y los godos negociaban gustosos a cambio deprebendas y territorios. El joven rey Alarico I supo obtener beneficio de las querellas romanas, peroel emperador de Occidente, Honorio, cometi la torpeza de menospreciarlo, y el resultado no se hizoesperar.

    En el otoo del ao 400 d.C. una horda compuesta por miles de guerreros visigodos entr enestampida por la pennsula italiana: slo la fortuna y la estrategia del magister militum Estilicnfrenaron la combatividad de los invasores; fue un primer aviso de lo que se avecinaba.

    Honorio soaba con volver a unir el Imperio de su padre Teodosio; a tal efecto, orden reclutarun poderoso ejrcito integrado por legiones tradas de provincias como las Galias o Hispania.Adems, cont con la valiosa aportacin de Alarico y los suyos bajo la promesa de pagarle 1.814kilos de oro a cambio del esfuerzo blico. Empero, la proyectada campaa se frustr y

    Honorio una vez ms cometi el error de no cumplir el pacto acordado con el jefevisigodo. Alarico, ms irritado que nunca, volvi a internarse en los otrora inexpugnables bastionesromanos.

    A sangre y fuego, los brbaros fueron asolando ciudad tras ciudad y en el verano de 410 d.C. ellder visigodo tena a su merced la ciudad ms importante del mundo. Por qu no dominarla y ser suemperador? Lo primero que hizo fue exigir un cuantioso rescate que los romanos pagaron sin dudar.Con cinco mil libras de oro, treinta mil de plata, tres mil de pimienta y cuatro mil piezas de seda ensus alfoijas, se fue a negociar con Honorio la entrega de tierras para establecer a su pueblo nmada;sa era en principio su nica aspiracin, pero el inepto Augusto volvi a fallar y, sin ms tiempopara charlas, el orgulloso hroe lanz sus tropas contra Roma. Antes del asalto final Alarico ordena sus hombres que no destruyeran ningn monumento emblemtico de la ciudad, as como ningntemplo cristiano.

    En la noche del 24 de agosto los visigodos abrieron brecha por la puerta Salaria, sita en elnoreste de Roma, y entraron por all, dando paso a seis das con sus noches llenos de incendios,masacre y rapia. Tras saciar el apetito de venganza, capturar importantes rehenes y cubrir los carroscon objetos de valor, Alarico dio la orden de marchar hacia el sur. En el equipaje godo iban tesorosmuy preciados como la mesa de Salomn, o el menorah, candelabro judo de siete brazos con alto

  • valor simblico.Alarico soaba con ser el hombre ms importante de su tiempo; a sus cuarenta aos se lo poda

    permitir, aunque para sustentar esa ambicin necesitaba alimentar a un pueblo hambriento. Lasiguiente empresa se fij en la conquista de las tierras norteafricanas, donde creca el trigo enabundancia; con ese fin, los visigodos intentaron fletar una potente escuadra en Sicilia; sin embargo,la mala climatologa impidi llevar a trmino dicha accin, al desarbolar la mayor parte de lasnaves. Fue entonces, llegado el otoo del 410, cuando la virulenta malaria se apropi del cuerpo ymente de aquel rey tan carismtico y capaz.

    La muerte del lder se produjo en Cosenza. Los generales visigodos no podan permitir que elcadver de su jefe cayera en manos enemigas, as que, con el propsito de evitarlo, concibieron unplan faranico para que nadie encontrara jams a su gran caudillo. El lugar elegido fue el roBusento: all pusieron a trabajar a miles de esclavos para construir un enorme muro de contencinque desviara el curso del ro; finalizado esto, los oficiales ms cercanos depositaron el cuerpo deAla-rico en un sepulcro situado dentro del lecho fluvial; le acompaaba en el ltimo viaje uninmenso tesoro que nadie se atrevi a cuantificar.

    Terminado el ritual, los generales ordenaron destruir el muro, permitiendo que las aguas delBusento ocuparan de nuevo su cauce natural.

    Finalmente, asesinaron a todos los esclavos partcipes en la obra y proclamaron al prncipeAtalfo nuevo rey de los visigodos, dejando para la leyenda y las especulaciones si la mesa deSalomn qued para siempre en el Busento o parti con los visigodos en su ruta hacia las Galias.Eso nunca lo sabremos; lo cierto es que Alarico, desde entonces, sera el hroe eterno de un puebloque ocupara, por mritos propios, un lugar destacado durante tres siglos en la historia de Europa.

  • GALA PLACIDIA LA REINA DE DOS MUNDOS

    En el ao 410 el Imperio romano de Occidente pareca un castillo de naipes al que el aliento delos pueblos brbaros se empeaba en derribar. Decenas de hordas haban provocado otras tantasincursiones por buena parte de la geografa dominada hasta entonces por Roma. Para ms confusin,la capital era tomada y saqueada por los visigodos de Alarico I. Entre el botn capturado seencontraba la joven y bella princesa Gala Placidia, llamada a ser una de las figuras ms descollantesde aquella poca tan decadente.

    Nacida en torno al 390, era hija deTeodosio el Grande, emperador que logr unir por ltima vezlas dos mitades fracturadas del Imperio romano. La pequea Gala recibi, como era preceptivo, lamejor educacin posible y muy pronto destac por su hermosura y rebelda.

    Mientras esto suceda, sus hermanos Arcadio y Honorio se ponan al frente de Oriente yOccidente a la muerte de su progenitor.

    Tras su secuestro por los brbaros la situacin para la joven de apenas veinte aos parecaabocada a un terrible final. Sin embargo, lejos de la negociacin con Roma para su liberacininmediata, surgi el amor entre ella y el nuevo rey visigodo Atalfo. Desde luego, aquel idilio erauna severa afrenta al Imperio, mxime cuando Constancio, el mejor magister militum de Occidente,pretenda a la princesa. A pesar de todo, el godo y la romana se unieron en matrimonio en el ao 414.Gala Placidia y Atalfo se casaron en la ciudad de Nar-bona, en la villa de un galo romano llamadoIngenio. El anfitrin supo estar a la altura del acontecimiento procurando al festejo toda clase depompa y ornamento, una boda magnfica realizada al estilo latino con ciertos aires paganos. Lareunin result brillante, centenares de invitados coman, beban y sonrean ante el halageo futuroque planteaba la fusin de aquellos dos mundos tan dispares.

    Las noticias se propagaron raudas y en Roma el emperador Honorio montaba en clera por loque se entendi un grave insulto hacia el Imperio. A este enojo imperial se sumaba un celosoConstancio que no vea el momento para cobrarse una ansiada venganza en carne goda. Honoriodecidi no mantener ms lo que l consideraba una farsa, prometiendo la mano de su hermana a sugeneral y consejero predilecto a cambio de la expulsin del pueblo visigodo que moraba en tierrasgalas.

    El magister militum acept gustoso la misin y en seguida organiz un poderoso ejrcito a cuyofrente se puso buscando alianzas con las tribus brbaras del Rin. Con esta numerosa tropa auxiliar,Constancio se lanz a la campaa contra Atalfo.

    Los visigodos fueron hostigados con una rabia sin fin. El ejrcito romano fue asaltando ciudadtras ciudad. Atalfo y los suyos no pudieron soportar la presin y tuvieron que aceptar la retiradacomo nica salida posible. Quemaron Burdeos y atravesaron los pasos pirenaicos para entrar enHispania, arrebatando Barcino (Barcelona) a los vndalos. Al final del 414 Constancio habavencido, pero no tena a Gala Placidia; sta se encontraba embarazada de su primer hijo, que naceraen 415 y al que pusieron por nombre Teodosio, en recuerdo de su augusto abuelo; una oportunidadnica para fundir dos conceptos distintos de entender la existencia.

    Por desgracia, esa esperanza se difumin con la prematura muerte del pequeo. Sus padres,consternados por el dolor, depositaron el cuerpo de la criatura en un atad de plata queposteriormente fue enterrado en la catedral de Barcino.

    En agosto de ese mismo ao Atalfo fue asesinado, vctima de una conspiracin; su sucesor

  • Sigerico odiaba como otros magnates visigodos a Gala Pla-cidia, a la que culpaban de la guerracon Roma. Durante das, el despiadado monarca infligi a la romana toda suerte de humillantesvejaciones: una de ellas fue la de hacerla caminar descalza junto a otras esclavas a lo largo deveinticuatro kilmetros, mientras l y sus gregarios se mofaban ante la escena. Finalmente, Walia,hermano de Atalfo, ejecut a Sigerico y se hizo con el trono visigodo. Una de las primeras medidasque adopt fue negociar con Roma el rescate de Gala Pla-cidia.Tras consumarse el pago deseiscientos mil modios de trigo, nuestra protagonista pudo regresar a Roma para asumir unmatrimonio no deseado con el general Constancio. Fruto de esa unin nacera Valentinia-no III, futuroemperador de Occidente. La muerte de Honorio y la minora de edad de su hijo permitieron a GalaPlacidia ser regente del Imperio durante algunos aos, en los que destac por su equilibrio,inteligencia y ambicin, aunque tambin fue testigo en primera lnea del derrumbe total de Occidente,puesto que en ese tiempo las grietas por las que entraban a raudales los contingentes brbarosacabaron por minar los muros de la antao invencible Roma. No obstante, la historia de esta mujer essin duda una de las ms fascinantes del mundo antiguo. Cuando falleci en 450 contaba sesenta aos;en ese espacio de tiempo haba sido hija, hermana y madre de emperadores, regente del Imperio,adems de reina de los brbaros visigodos; todo un currculum.

    El recuerdo de Gala Placidia permanece vivo gracias al magnfico y luminoso mausoleo quemand construir en Rvena para albergar los restos familiares. En l descansan Honorio, Constancio,Valentinia-no y ella misma; slo falta Atalfo, su nico y verdadero amor. Nombres que representanel crepsculo de una poca y los albores de otra bien distinta.

  • ATILA EL AZOTE DE DIOS

    Los hunos han pasado a la historia como uno de los pueblos ms temidos y odiados. Suaparicin en Europa en el siglo IV, tras una larga migracin desde los territorios natales asiticos,desat de forma indirecta la gran avalancha brbara sobre el Imperio romano. Su mxima figura fue,sin duda, Atila, quien, gracias a sus crueles correras, consigui para s una leyenda negra propia delinfierno.

    Naci en 395 en la gran Panonia rumana. Miembro por sangre de la aristocracia de los hunos,pronto recibi la educacin propia de su clase y aprendi griego y latn de los prisioneroscapturados por la tribu. A los trece aos fue enviado a Roma como rehn amistoso; all vivi lainvasin y saqueo de la Ciudad Eterna a cargo de Alarico y sus visigodos. Con diecisiete aos era unesplndido mozalbete culto e instruido en el arte de la guerra. Su corta estatura no supona ningnobstculo a la hora de domar y montar caballos. Los hunos no conceban una vida feliz sin su caballoy de ellos se contaba que podan dormir, comer, pactar y hacer el amor a lomos del equino.

    Nuestro personaje era de cuello ancho, bien musculado y con una larga y enrevesada melena.Asimismo, vesta, como la mayora de su gente, pieles de rata. Tambin hay que decir que sellevaban muy mal con eso que ahora llamamos higiene corporal, pues, no en vano, jams se ha sabidosi sus vctimas huan por el horror que sentan ante su presencia o por el hedor que desprendan suscuerpos.

    La leyenda negra cristiana contaba que Atila era hijo de una bruja y un demonio del infierno yque su presencia en la Tierra no era ms que el azote de Dios hacia los hombres pecadores. Estashistorias no desagradaban al ya jefe Atila ms bien lo contrario, por la gran ayudapropagandstica que le daba en cualquier accin militar.

    Su mximo esplendor se produjo cuando a finales de 439 se proclam emperador de todas lastribus hunas. Hasta esa fecha estos nmadas salvajes haban deambulado a su antojo sin gobiernoalguno y ahora la temerosa Roma les pagaba tributo a fin de evitar sus demoledores ataques. Atila, enese tiempo, recibi el tratamiento de magister militum, es decir, cobraba tanto o ms que el mejorgeneral de Roma y, como es natural, eso le incitaba a pensar que ya no era un simple jefe brbaro,sino algo ms.

    En el ao 451 Atila concibi el firme propsito de aniquilar Roma. A tal fin reuni quinientosmil guerreros de todas las procedencias y vasallajes y con ellos se lanz a la rapia de las Galias.Esa inmensa mole blica provoc el nacimiento de muchas leyendas, la ms famosa deca que tras elpaso del caballo de Atila nunca ms volva a crecer la hierba, y debi ser cierto, ya que sloimaginar que tras l iban otros quinientos mil guerreros, ni la hierba ni cualquier brote, por pequeoque fuera. Durante meses devastaron la perla de Roma; de ese modo llegaron a Pars, donde laprovidencial intervencin de santa Genoveva impidi la destruccin total de la ciudad. Finalmente,los romanos, junto a sus ocasionales aliados los visigodos, les hicieron frente cerca deTroyes, en losCampos Catalunicos o Mauracos. En' ese lugar, el general romano Aecio, con una maniobrabrillante, oblig a los hunos a desmontar para combatir, lo que les priv de su mejor arma, y lesinfligi una derrota estrepitosa que dej ms de ciento sesenta mil muertos sobre el campo de batalla.El propio Atila, vindose perdido, orden levantar una pira en la que estuvo a punto de quemarse.No lo hizo porque, incomprensiblemente, los romanos le dejaron escapar, lo que le permiti llegarhasta la pennsula italiana a sangre y fuego. Fueron muchos los que huyeron del avance huno

  • internndose en las inaccesibles zonas pantanosas de la pennsula italiana, donde bajo el amparo dela bruma crearon una pequea ciudad que hoy conocemos con el nombre deVenecia.

    En el ao 452 Atila se plant ante Roma. La supersticin y la promesa de grandes rentas hizoque el gran guerrero desestimara la toma de la capital, aceptando el acuerdo propuesto por el papaLen I. Aseguran las crnicas que el nombre animalesco del pontfice no gust nada al viejo nmaday le infundi el recelo necesario para retroceder hacia sus territorios, en los que empez a planear latoma definitiva del Imperio romano.

    Para celebrar el acontecimiento decidi casarse con una joven princesa de diecisiete aos,capturada a los bactrianos, cuyo nombre era Ildico. La muchacha, de belleza sobresaliente, cautiv elcorazn de aquel curtido hombre. El 15 de marzo se celebr el matrimonio, pero en la noche debodas, cuando Atila se dispona a consumar la unin, la enfermedad inund su cuerpo. Un manantialde lquido rojizo comenz a brotar por nariz y boca, hasta conseguir que el primer y nico emperadorde los hunos muriera ahogado por su propia sangre. Atila, segn la tradicin, fue enterrado con tresatades forjados en hierro, plata y oro, que ocultaron para siempre el sueo de los hunos. Como otrosgrandes de la antigedad, el misterio de su tumba sigue hoy presente. Al fallecer, su imperio sedisolvi sin dejar rastro, como si hubiese sido engullido por el infierno del que, segn los cristianos,salieron aquellos demonios para poner fin al mundo conocido.

  • Segunda Parte EDAD MEDIA

  • SAN ISIDORO DE SEVILLA EL MAESTRO DE HLSPANIA

    A principios de la Edad Media, cuando la oscuridad cubra cualquier atisbo cultural en Europa,surgi en la Hispania visigoda la luz de un modesto obispo sevillano, el cual supo intuir como pocosque la educacin del pueblo era la base esencial para el avance de la civilizacin.

    La historia de Isidoro comienza en Cartago Nova (Cartagena) a mediados del siglo vi. Su padre,hispa-norromano, se haba casado con una visigoda perteneciente a los crculos aristocrticos y conella tuvo cuatro hijos: Leandro, Fulgencio, Florentina y el pequeo Isidoro. Todos, sin excepcin,llegaran a ser santos de la Iglesia catlica.

    En 554 Hispania se encontraba sumida en plena guerra civil por el control del trono. En apoyode una de las facciones llegaron las tropas imperiales bizantinas, que se aduearon de algunos puntosclave en la pennsula Ibrica. Uno de esos lugares fue Cartago Nova, y muchos locales se vieronobligados a escapar, buscando refugio en plazas ms proclives a su ideologa poltico-religiosa. Deese modo, la familia de Isidoro se estableci en Sevilla, lugar donde naci nuestro protagonista en560. Al poco de su alumbramiento, fallecieron sus progenitores y la tutela de los pequeos qued enmanos del primognito Leandro, quien tuvo que aplicar cierta mano dura en la educacin de sushermanos, en especial Isidoro, que se mostraba muy reacio a los estudios y al buen comportamiento.

    Sobre este privilegiado testigo de la historia goda mucho se ha contado y, en ocasiones, lasleyendas se aduearon de su biografa. Como, por ejemplo, cuando an era beb y un enjambre deabejas entr en la habitacin donde se encontraba durmiendo. Incomprensiblemente, los insectos noatacaron al retoo y slo se limitaron a depositar miel en sus labios. El hecho no pas desapercibidopara sus exegetas, siendo la justificacin que explicara-el dulce verbo del que hizo gala el buenobispo en sus predicaciones.

    Conocida es la severidad con la que trat san Leandro a sus hermanos menores. Cuentan que elpequeo Isidoro escap de casa huyendo de los habituales castigos propinados por su hermano. Alpoco tiempo regres arrepentido, dispuesto a soportar de la forma ms cristiana la pena que su tutorquisiera imponerle; parece que Leandro lo recluy en un monasterio con el fin de mejorar sueducacin. Esto le sirvi de provecho, pues encontr en algunos autores a sus mejores amigos comosan Agustn y san Gregorio Magno, los cuales despertaron en l, gracias a sus libros, una vocacinque le conducira a la cspide de la cultura universal.

    En otra ocasin, Isidoro se encontraba en un momento de gran duda espiritual, preguntndosesobre si los hombres podran alguna vez abandonar el mal. Entonces se acerc a un pozo para sacaragua y saciar la sed; al llegar, comprob cmo las cuerdas haban horadado la piedra hasta marcar suforma en ella; la visin impact de tal manera al joven que regres corriendo al monasterio para, conms ahnco que nunca, devorar textos que le ensearan la mejor manera de cincelar la ptrea mentede los humanos.

    En el ao 600 falleci el obispo Leandro; atrs dejaba mritos como la conversin de los godosal catolicismo en el 589. Isidoro asumi el obispado de Sevilla dispuesto a proseguir con la obrainiciada por el que haba sido su autntico mentor. Pronto comenz a fomentar el propsito de elevarla condicin intelectual del clero y de la poblacin en general. Con el beneplcito de los sucesivosreyes, las escuelas teolgicas de inspiracin isidoriana se fueron implantando en los diferentesseminarios que iban apareciendo en Espaa; cabe destacar las de Sevilla, Toledo y Zaragoza, aunquela enseanza no abarcaba slo a los clrigos, pues tambin nacieron multitud de pequeas escuelas

  • en las parroquias y aldeas del reino toledano.El telogo se convirti en uno de los autores ms prolficos de su tiempo. El papa san Gregorio

    Magno le calific como nuevo Salomn y Daniel por su sabidura y prudencia.San Isidoro se interes por todo lo divino y lo humano, sus libros tratan aspectos que nos han

    facilitado el entendimiento de esa etapa tan alejada. Sobresalen ttulos como: Regula monachorum,que ofreca reglas conductoras de la vida de los monjes dentro del monasterio; tratados teolgicoscomo Del nacimiento y muerte de los padres, donde se explican rasgos fundamentales de lospersonajes bblicos; asimismo escribi obras histricas como De viris illustribus, que se ocupa dela vida y obra de treinta y tres hombres ilustres en diversas pocas. Su curiosidad tambin le condujoal mundo cientfico, como queda patente en su tratado Libro del Universo, donde refleja cuestionesastronmicas y geogrficas.

    Pero su obra magna fue, sin duda, Etimologas, un compendio del saber reunido en veintevolmenes que cubren todas las inquietudes humanas de esa poca: artes liberales, teologa, cienciasnaturales, derecho romano, historia, pasando por gramtica, costumbres gastronmicas, instrumentosdomsticos y de trabajo; todo se presenta bajo la forma de definiciones y se apoya en un lenguajemuy cercano y asequible para el hombre culto medio de ese tiempo.

    A san Isidoro le debemos muchas cosas, y no es de extraar que sea considerado como el granmaestro medieval de Europa; no en vano, este periodo es conocido por algunos como Renacimientoisidoria-no.

    Falleci el 4 de abril de 636, tras haber entregado a los pobres todos sus bienes. Fuecanonizado en 1598 y declarado doctor de la Iglesia en 1722. En nuestros das muchos le consideranel patrn de Internet, por su innegable capacidad de transmitir conocimientos de manera prodigiosa.

  • ABDERRAHMN I EL PRNCIPE ERRANTE

    A mediados del siglo VIII de nuestra era, la dinasta omeya de Damasco gobernaba un vastoimperio musulmn. Tras su derrocamiento y masacre a cargo de los abasidas de Bagdad, un nicosuperviviente fue capaz de recuperar el perdido esplendor de su linaje en la lejana provincia de al-Andalus: su nombre era Abd al-Rahman.

    Abderrahmn I naci en Damasco en el ao 731. Desde pequeo recibi una refinadaeducacin, tutelada por su abuelo el califa gobernante Hisham, en un entorno reservado paraautnticos prncipes pertenecientes a la elite de una familia muy acostumbrada al hedonismo y albuen gusto esttico.

    Con apenas veinte aos, tuvo que abandonar su pas de origen con el trgico recuerdo de toda sufamilia asesinada brutalmente por los abasidas. Entre 751 y 755 anduvo errante por territorios comoPalestina y Mauritania, desde los que intent reagrupar a los parientes y clientes que permanecanfieles a la dinasta omeya. Fueron aos muy duros en los que el otrora exquisito prncipe se vioconvertido en un emigrante de incierto presente.

    No obstante, su inteligencia le puso en aviso sobre los conflictos intestinos por los queatravesaba al-Anda-lus y decidi jugar una ltima baza: desembarc en Almucar dispuesto a tomarel mando de la situacin, con su mirada vengativa puesta en Oriente.

    Pronto recibi el apoyo de algunos grupos instalados en la Pennsula desde los tiempos de lainvasin; de ese modo, contingentes bereberes, sirios y yeme-nes le ayudaron en su proclamacincomo emir en la localidad de Rayyo (Mlaga). Frente a l estabaYusuf al-Fehri, emir oficialdependiente del califato de Bagdad, apoyado por tropas rabes qayses vinculadas al emiratoandalus. Durante meses se sucedieron los combates hasta que, finalmente, los dos bandos seenfrentaron cerca de Crdoba, donde Yusuf fue derrotado por el ejrcito de Abderrahmn.

    En mayo de 756, Abderrahmn I entr en Crdoba aclamado por la poblacin. Era un joven decasi veinticinco aos cuyo porte y presencia impresion a todo el mundo: alto, con ojos azules deprofunda mirada y pelo rubio recogido en dos tirabuzones, su aspecto asemejaba al de un germanoms que al de un semita. Aunque era ciego del ojo izquierdo, la visin que el ome-ya tuvo de lasituacin fue la ms clara y difana que se haba visto en al-Andalus desde 711. Acaso el lunar de surostro, que los mahometanos asociaban con la buena suerte, le ayud a entender el difcil armazntribal al que se tendra que enfrentar desde entonces.

    Abderrahmn supo estar a la altura de los grandes mandatarios y emprendi una poltica dereparto justo de las tierras andaluses. Siempre receloso, como haba aprendido de sus ancestros,nunca lleg a confiar en nadie y meditaba largamente cualquier decisin antes de tomarla. Coloc asus mejores hombres al frente de las ciudades ms significativas y sofoc con eficacia los intentos desublevacin, bien fueran de los antiguos aliados yemenes o de otros ejrcitos enviados por el nuncaresignado califato de Bagdad.

    Durante treinta y dos aos, Abderrahmn I fue el hombre ms importante y poderoso de lapennsula Ibrica: combati a Carlomagno por toda la Marca Hispnica hasta conseguir el controltotal de Zaragoza y otras reas influyentes, y condujo la guerra contra los cristianos hasta el oeste delEbro, obteniendo de ellos respeto y tributos. Por otra parte, potenci la idea de Estado central desdesu puesto de mando en el palacio cordobs de Al Rusafa.

    Embelleci las ciudades, foment los ambientes culturales y, sobre todo, orden construir la

  • maravillosa mezquita o aljama de Crdoba, una de las piezas ms hermosas de todo el mundomusulmn. Suprimi de los rezos las referencias al califa de Bagdad, las sustituy por otras a supropia persona y sigui ampliando los frtiles cultivos e infraestructuras de regado, aadiendo alcatlogo de especies introducidas por los rabes la emblemtica palmera.

    Este esplndido momento de al-Andalus, ya convertida en emirato independiente desde el ao756, se sostuvo en parte por la potencia de un bien organizado ejrcito, compuesto por tropasabsolutamente leales a su jefe; bien es cierto que el emir tuvo que recurrir a la participacin demercenarios eslavos y africanos, que ayudaron a fortalecer la implantacin del nuevo emiratoandalus.

    Pero lo principal, sin duda, fue la creacin de una estructura administrativa sin precedentes enEuropa, a cuya cabeza se situaba el propio emir como jefe de Gobierno. Al-Andalus se dividi ensiete provincias, cada una de ellas dirigida por un gobernador o val. Abderrahmn fue creandodurante aos un organigrama estable que procuraba al Estado central un flujo constante de impuestos,captados gracias a una eficaz clase funcionarial.

    Como es obvio, la legislacin giraba en torno al Corn; era un consejo o mexuar el quedictaminaba pautas de comportamiento para la poblacin, basadas en el anlisis de aristcratasreligiosos, que tambin velaban por la integracin mozrabe y juda en la comunidad. Esta actitudfavoreci la perfecta convivencia de las tres religiones e impuls enormemente el crecimientoeconmico, social y cultural del pas.

    Tena cincuenta y seis aos cuando muri, en 788, dejando en manos de Hisham I, su hijo ysucesor, un impresionante legado, que el heredero se encargara de mantener y ampliar.

    Durante casi trescientos aos, los omeya dieron luz al Occidente europeo. Primero comoemirato y ms tarde convertida en califato, al-Andalus inscribi su nombre en la leyenda de lasgrandes culturas, y todo empez con un prncipe errante que quera cumplir un sueo.

  • ABDERRAHMN III EL CALIFA QUE SO CON MEDINA AZAHARA

    Se confirm como el personaje ms importante y decisivo del siglo X hispano, fue el primercalifa omeya de al-Andalus y su grandeza culmin con la construccin de una de las ciudadespalatinas ms bellas y ensoadoras de la historia.

    Nacido en Crdoba en 891, sucedi a su abuelo el emir Abd Allah en el trono de al-Andaluscon tan slo veintin aos de edad. En ese momento histrico, el emirato andalus atravesaba por unasevera crisis de identidad que estaba a punto de dar al traste con las aspiraciones musulmanas en lapennsula Ibrica. El joven mandatario se vio forzado a iniciar una suerte de acciones blicas queapaciguaron, en buena medida, la disgregacin autonmica que estaban sufriendo algunas ciudadesbajo el influjo de las marcas ms alejadas de la capital cordobesa.

    Con mano frrea reorganiz la administracin y potenci al ejrcito, lo que supuso mayorestributos y el respeto de su pueblo. El ambicioso emir se convirti en el revulsivo que la dinastaomeya necesitaba para perdurar en la tierra conquistada por el primer emir independiente de Bagdad,al que, por cierto, Abderrahmn no slo se pareca en el nombre, sino tambin en el aspecto fsico.Era un hombre corpulento, bien proporcionado, de tez plida y de profundos ojos azul oscuro, si bienhaca teir de negro sus rubios cabellos para ofrecer un rostro ms serio. En el caso de nuestropersonaje se aada a estos factores la aportacin vascona de su madre Muzna, la esclava cristianafavorita de su padre y que, como otras tantas doncellas norteas, integraba los harenes reales deCrdoba.

    El emir gustaba de utilizar con generosidad el trmino yihad o guerra santa en aquellos tiemposde razias y aceifas en los que cristianos y musulmanes empleaban toda su capacidad punitiva con elnimo de doblegar al contrario. En el captulo militar disfrut de enormes victorias, como ladeValdejunquera, en 920, frente a los ejrcitos de Navarra y Len, as como de sonoras derrotas,verbigracia Simancas, ocurrida en 939 ante el ejrcito cristiano. De igual modo impuls la mximaexpansin territorial andalus bajo pretexto de sojuzgar la amenaza fatim germinada en los territoriosde la actual Tnez. En 927 se tomaba Ceuta, cuatro aos ms tarde Melilla, tambin cay Tnger y,en medio de esta ofensiva anexionista, se proclam el califato de Crdoba.

    Corra el ao 929 y, desde esa crucial fecha, Abderrahmn III pas a distinguirse comoprncipe de los creyentes y brazo armado del Islam. El pueblo andalus le vener con elsobrenombre de al-Nasir li-Din Allah, el vencedor por la voluntad de Dios. Al-Anda-lus seconvirti en el gran enclave musulmn de Occidente, con un califa anhelante de una capitalequiparable en esplendor a Bagdad o Damasco.Y a fe que lo consigui, culminando ese sueo con laconstruccin de una joya arquitectnica que iba a deslumbrar al mundo conocido. En 936 unenamorado gobernante prometi a su favorita Zahra edificar en su honor la ciudad ms luminosa delplaneta, y de esa promesa surgi Madinat al-Zahra (Medina Azahara). Las obras se iniciaron a unossiete kilmetros de Crdoba, en cien hectreas repartidas en tres grandes terrazas, donde trabajarondurante veinticinco aos ms de diez mil obreros, hasta completar un fabuloso recinto palaciego en elque se podan ver cuatro mil hermosas columnas y toda suerte de majestuosos edificios, fuentes yjardines. Desgraciadamente, el inmenso paraje palatino no super el siglo de existencia. Losbereberes en 1010 y ms tarde el fanatismo religioso almorvide, sumado a la fatalidad de unexpolio continuado en las centurias siguientes, terminaron por destruir una de las muestras msorgullosas del poder califal en al-Andalus.

  • En los tiempos de Abderrahmn III Crdoba se consagra como una de las ciudades msimportantes de Europa. La poblacin alcanza el medio milln de habitantes, que vivenconfortablemente instalados en un eficaz entramado urbano embellecido por suntuosos edificios,ricos palacios, magnficas bibliotecas y saludables baos pblicos, adems de unas tres milmezquitas destinadas al culto religioso. Las frtiles huertas que circundan la ciudad surten a sta detoda clase de productos alimenticios. Una asentada clase artesanal gestiona el fecundo comercioandalus. Se practica posiblemente la mejor medicina de todo el continente, gracias al empeo deeste califa obsesionado con la idea de reunir lo mejor de cualquier disciplina del saber. De esemodo, cirujanos, arquitectos, ingenieros, escritores y filsofos viven en armona con la ciudad quelos acoge.

    Abderrahmn mantuvo relaciones diplomticas con otros reyes de Occidente y Oriente, comofueron los casos de Constantino VII de Bizancio, el germano Otn I o los condes francos de la MarcaHispnica. En cuanto a los reinos peninsulares, todos ellos acabaron por rendir cuentas ante el califay aceptaron de forma incontestable su arbitrio en los asuntos internos. Su poder creciente le situcomo el personaje ms descollante de su poca: nada se haca ni se discuta en al-Andalus o en losreinos norteos sin contar con su parecer.

    Cuando falleci el 15 de octubre de 961 tena setenta aos, cuarenta y nueve de ellos dedicadospor entero a la grandeza de su pas. Segn se dice, poco antes de morir el califa se detuvo areflexionar sobre las jornadas de felicidad vividas por l a lo largo de su vida, siendo tan slocatorce los das alegres que pudo recordar. Este significativo dato nos brinda una idea muy cercana alo que debi ser el espritu indomable de este gran luchador andalus.

  • ISABEL, LA MORA ZAIDA LA ETERNA AMANTE DE ALFONSO VI

    Naci para amar y ser amada en un mundo donde las cuitas entre los reinos medievales de lapennsula Ibrica se diriman con el uso de las armas. Inteligente, culta y diplomtica, supo esperarveintids aos al hombre que el destino haba puesto en su vida.

    El siglo XI supuso para la musulmana al-Andalus el fin del califato omeya y su posteriordisgregacin en varios reinos de taifas: uno de los principales fue el de Sevilla, con una Cortehedonista muy volcada en el fomento de la cultura ms refinada. En ese contexto placentero vino almundo en 1066 Zaida, hija del rey poeta al-Mutamid y de su esclava favorita Itimad, ms conocidacomo la Rumaiquilla. La muchacha creci en los ambientes palaciegos ms exquisitos y fue tuteladapor las almeas, cortesanas de educacin impecable que inculcaban su buen gusto y sus conocimientosa las jvenes aristcratas sevillanas. Nuestra protagonista se instruy en poesa, pintura, msica yrelaciones sociales, lo que le servira ms adelante en su insospechada misin vital.

    El poderoso al-Mutamid tena como prioridad esencial el fortalecimiento de su reino, aunque,en este periodo crtico, sus miedos pasaban por evitar el enfrentamiento blico con losfundamentalistas almorvides, llegados desde los territorios norteafricanos.En ese sentido, los reinoscristianos de la pennsula Ibrica se constituyeron en autnticos protectores de las debilitadas taifas,las cuales no dudaban en pagarles parias (tributos) a fin de evitar un desastre mayor a manos de suspropios hermanos de religin.

    En 1078 Zaida entr, con tan slo doce aos de edad, en los acuerdos polticos que su padreintentaba cerrar con su amigo el rey castellano-leons Alfonso VI. Durante aos, los dos reinosestuvieron aliados y era frecuente que los ejrcitos castellanos acudieran en ayuda de al-Mutamid ensu condicin de hipottico vasallo. En una de estas ocasiones, el mismsimo Rodrigo Daz de Vivarayud a las tropas sevillanas en el aplastamiento de algunas revueltas internas. Al-Muta-mid quisosellar un pacto de amistad duradera con su valedor cristiano y ofreci el mejor tesoro de su reino, suquerida hija Zaida, de belleza resonante y estilo depurado. Alfonso, conocedor de las genuinascondiciones innatas de la princesa, acept a la muchacha como prometida, si bien para un futuro ms o menos prximo, al estar ya casado con Ins de Aquitania. Segn parece, el monarca hispanoasegur a su amigo musulmn que la vida de su actual esposa sera exigua y que, en consecuencia, sumatrimonio con Zaida era inminente. Adems, la sevillana aportaba como dote numerosas plazascomo Alarcos, Consuegra, Ucls, Ocaa, Huete, Cuenca..., lo que haca del trato algo muyprovechoso para los intereses expansionistas de Castilla y Len. Era un esplndido regalo al queAlfonso VI no pensaba renunciar. Sin embargo, el tiempo se fue dilatando y el enlace no terminaba deajustarse y s en cambio otras uniones del soberano con diversas nobles cristianas; acaso elescndalo provocado por esa posible unin fue lo que demor un episodio hermoso, pues es biensabido que los prometidos quedaron muy enamorados nada ms verse. No obstante, en lugar deconsolidar ese amor, el rey atendi las premisas de la orden religiosa de Cluny, muy en boga porentonces en las Cortes cristianas europeas. Un delegado de dicha orden se plant en Castilladispuesto a convencer a don Alfonso de que la mejor candi data para compartir el trono eraConstanza de Borgoa y no una mora andalus.

    En 1091 Zaida se haba desplazado a Castilla: era portadora de una angustiada peticin deayuda militar por parte de al-Mutamid. En ese ao, el enemigo almorvide cercaba los dominioshispalenses y el rey sevillano no tuvo por menos que enviar a la mejor embajadora posible. Sin

  • embargo, la princesa nada pudo hacer, pues al poco de su llegada a la Corte castellana se recibieronnoticias sobre la cada de Sevilla, con la captura al completo de toda la familia real. Zaida, sola y entierra ajena, se acogi bajo el amparo de su eterno prometido y se convirti en su barragana, con unainnegable pasin amorosa que los uni definitivamente.

    En 1094 naci el infante don Sancho, hijo natural de Alfonso VI y de Zaida; sta decidi suconversin a la religin catlica, bautizndose con el nombre de Isabel. En ese tiempo el reyemperador de Castilla y Len estaba casado con Berta de Borgoa, la cual permaneca indolente antelos avatares sentimentales de su fogoso marido.

    Todo se precipit en 1099 con la muerte de la reina vigente. se fue el detonante para que elrey, ya muy cercano a los sesenta aos, decidiera unirse en matrimonio a la otrora princesasarracena. El 14 de mayo de 1100 se celebr por fin una boda pactada veintids aos atrs; con ellotambin qued legitimado el pequeo Sancho, como heredero al trono de Castilla y Len. Por lasvenas del nio flua sangre de dos culturas, una oportunidad nica de acercamiento para dos mundos.Pero la felicidad apenas se pudo prolongar siete aos ms, pues, cuando la flamante HelisabethRegina contaba cuarenta y un aos, falleci, a causa de una enfermedad. De esa manera se libr dever cmo su hijo mora un ao ms tarde en la tremenda batalla de Ucls.

    Fue enterrada en San Isidoro de Len y, ms tarde, en Sahagn. Zaida Isabel consigui seramada por su pueblo. Con ella se fue una de las historias pasionales ms hermosas del medievohispano, un autntico amor mestizo.

  • LEONOR DE AQUITANIA LA REINA DE LOS TROVADORES

    Nos encontramos ante una de las grandes agitadoras culturales del medievo europeo. Suaparicin en la historia provoc que los cimientos de la misma tiritaran trmulos ante su inusitadarebelda. Gracias a ella, hoy conocemos mejor al rey Arturo y su maravilloso universo.

    Nacida en 1122, era descendiente de nobles gobernantes de un inmenso territorio en el sur deFrancia. La pequea creci bajo el amparo de tutores que consiguieron inculcarle un amor pasionalpor las bellas artes y de inmediato mostr dotes excepcionales para la msica y las lenguas. Pordesgracia, su juventud qued truncada con quince aos, cuando falleci su padre, dejndola comonica heredera de aquel ducado tan ambicionado por Francia. La solucin ms razonable pasaba porentroncar los dos principales linajes galos. De ese modo, une su destino al del futuro rey de FranciaLuisVII. El matrimonio entre el inminente monarca y la poderosa noble no presentaba buen aspecto.Las personalidades de los contrayentes eran antagonistas: por un lado, Luis, recatado, piadoso yfervoroso creyente; por otro, la culta y hermosa Leonor, que llega a Pars dispuesta a revolucionarlotodo: sus bros, inquietudes y alboroto sexual desatan toda suerte de crticas incendiarias.

    En 1145 nace, tras casi ocho aos de matrimonio, la primognita Marie. Desgraciadamente, elvarn no llegaba; s, en cambio, la Segunda Cruzada en Tierra Santa; una vez ms, para sorpresa detodos, Leonor se destap con otra de sus brillantes genialidades organizando un regimiento demujeres que acompaasen a las huestes de LuisVII en aquella aventura por el control y dominio deJerusaln. Ella misma se puso al frente de unas mil damas y plebeyas que, desde luego, asombraronall por donde fueron.

    En 1147 el ejrcito cruzado haca acto de presencia en los territorios orientales; Leonor seencuentra con su to Raimundo de Poitiers, prncipe de Antio-qua. El efusivo encuentro entre to ysobrina no pasa desapercibido para el receloso rey galo. Finalmente, la tensin emocional se adueadel momento hasta desatar la furia incontrolada del monarca sobre su esposa: se inicia una feroz ria,y todo termina cuando el piadoso Luis VII agarra por la melena a la occitana sacndola por la fuerzadel recinto palaciego donde se hallaba. La violencia con la que fue tratada motiv otra reaccin denuestra herona, inusual para esos tiempos machistas. Leonor se fue de Tierra Santa, pero no aFrancia, sino a Roma, donde se entrevist con el mismsimo papa Eugenio III para solicitarle eldivorcio.

    El Papa consigui calmar la tempestad, pero la leyenda generada por Leonor en cuanto a suscontinuas infidelidades, sumada a su incuestionable personalidad, era un obstculo insalvable paraLuisVII, y en 1152 l mismo solicit la disolucin del vnculo matrimonial. El Papa no tuvo msremedio que acceder y Leonor, a sus treinta aos, fue liberada del compromiso.

    Al poco repar en un jovencito que haba conocido tiempo atrs en la Corte parisina cuyonombre era Enrique Plantagenet, futuro Enrique II de Inglaterra. La eleccin era tan acertada comoprovocadora. El mozalbete gozaba de buena posicin y esplndido aspecto; su pelo rojo, carapecosilla y, sobre todo, sus dieciocho vigorosos aos prometan magnficas sensaciones a laseductora noble francesa, quien, sin dilacin, se puso manos a la obra en el empeo de conseguircautivar el corazn del apuesto heredero.

    Desde Poitiers envi una carta de amor donde se declaraba sin tapujos al inglesito.La reaccin de ste fue ms que receptiva y se prepar un flamgero encuentro entre los dos que

    desemboc en boda ese mismo ao, dejando a media Europa con la boca abierta, incluido el piadoso

  • Luis VII, quien vio en este gesto sin precedentes una bofetada a la propia Francia. Desde entonces,las dos potencias seran enemigas, y acabaran enzarzadas en una disputa territorial que seprolongara durante tres siglos, hasta concluir la guerra de los Cien Aos.

    Leonor se convirti en un personaje odiado por los franceses y denostado por escritores yjuglares afines a la monarqua gala. En esos aos es presentada como una autntica ramera, que pasade cama en cama, en una vorgine lasciva y casi infernal, confundiendo la mente y el alma de susamantes. Se le atribuyen miles de ellos de toda clase, condicin y raza, desde altivos nobles hastaesclavos negros.

    Lejos de ofenderse con las injurias, sigui entregada a su nuevo amor, con el que tuvo ochohijos. Por cierto, dos de ellos Ricardo Corazn de Len y Juan sin Tierra llegaran a reinarsiempre bajo la atenta mirada de su madre, quien no se contena a la hora de opinar sobre cmodeba conducirse ese reino separado por las aguas del canal de la Mancha. En 1169 Enrique II, hartode intromisiones femeninas, envi a Leonor a sus posesiones de Aquitania. Una vez establecida enPoitiers, recuper el tiempo perdido creando una esplndida Corte que pasara a la historia. Con lacomplicidad de su hija mayor, Marie de Champagne, estableci protocolos originales quepotenciaron la caballerosidad galante y un amor puro y sincero cuyos ecos recorrieron la Europamedieval.

    Pero, sin duda, el suceso literario ms destacado de este periodo es la recopilacin de lasviejas narraciones celtas a cargo de especialistas consumados como Chrtien de Troyes o Andr LeChapelain; de esa forma, reaparecieron con fuerza lugares y personajes tales como el rey Arturo,Camelot o los doce caballeros de la Tabla Redonda, al igual que nobles ideales encarnados en labsqueda de la pureza a travs del Santo Grial.

    Falleci el 31 de marzo de 1204, sin proferir un solo lamento, sin haber perdido un diente y conel pelo blanco y sedoso como el lino. Su imagen reflejaba la serenidad de aquel que ha cumplido unamagnfica misin. Haba muerto una gran reina, pero sobre todo una increble mujer. Su cuerpoencontr una ltima morada en la abada de Fontevrault, reposando al lado de su querido hijoRicardo Corazn de Len. En ese momento caballeros heroicos, romnticas damas, fieros dragones ygentes de toda clase, raza o condicin derramaron sus lgrimas por la mujer que supo entenderlos atodos, la autntica precursora del feminismo, una luchadora como jams se haba visto, que habaabogado por la igualdad entre sexos e instigado una original revolucin cultural, semilla de losmejores sentimientos humanos. Su memoria fue ensalzada por trovadores y poetas, los mismos a losque ella protegi con tanta dulzura; no en vano fue considerada por todos la Reina de lostrovadores.

  • AVERROES EL MUSULMN ARISTOTLICO

    Fue uno de los ms brillantes filsofos medievales. Su erudicin sobre la figura del griegoAristteles le destac entre sus coetneos andalu-ses, sumidos por entonces en graves conflictosreligiosos y militares. Mantuvo una tenaz intelectualidad que lo proyect como uno de los personajesms relevantes de Europa, con un prodigioso magisterio que sirvi de obligada referencia encenturias posteriores.

    Nacido en Crdoba en el ao 1126, su verdadero nombre era Abu-1-Walid Muhammad ibnRushd: Averroes no es ms que una interpretacin vulgar efectuada por los escribanos castellanos,aunque esa denominacin es la que se populariz y sobrevivi a los siglos.

    En su poca la ciudad sultana era una de las principales capitales del continente europeo y ensus bulliciosas calles los ms de quinientos mil habitantes disfrutaban de una herencia cultural sinparangn en otras latitudes geogrficas. Hermosas mezquitas, palacios suntuosos, bibliotecas ymagnficas obras civiles engrandecan este epicentro cultural del eterno recuerdo omeya.

    Nuestro protagonista formaba parte de una prestigiosa familia de cades (jurisconsultos), cuyaacomodada posicin les permita entregarse de lleno a la aventura del saber. Padres y abuelos seesmeraron en la educacin acadmica del pequeo y, en consecuencia, el cordobs adquiri grandesconocimientos en leyes, medicina, teologa, matemticas y, sobre todo, filosofa. Esta ltimadisciplina se revelara como la vocacin dominante de su existencia. En cuanto a los profesores quelo instruyeron, merecen ser destacados autoridades como el filsofo y matemtico Abentofail (IbnTufayl) o el mdico Avenzoar, personajes ambos que ocupaban por entonces la cpula intelectual delal-Andalus almorvide y que inculcaron al joven la admiracin por autores clsicos de la talla deGaleno, Hipcrates y, por supuesto, Aristteles, del que se convirti en su ms rendido exegeta.

    En efecto, el legado aristotlico fue analizado con minuciosidad depurada por un Averroes cadavez ms inmerso en las cuestiones filosficas de su tiempo. Estudiando al estagirita universal,comenz a elaborar teoras de pensamiento propias, entre las que destaca su defensa de la razn porencima de la religin.

    En 1169 los almohades haban tomado el relevo de sus hermanos almorvides y se consolidabanen el norte de frica mientras ejercan la tutela de los territorios andaluses de la pennsula Ibrica.Fue el momento oportuno para que el filsofo hispano-musulmn viajara a Marrakech a instancias desu amigo IbnTufayl, asesor directo del califa AbuYusuf, un gran amante de la filosofa (como tambinlo haban sido otros de su linaje).

    En la corte califal contrajo mritos y recomendaciones suficientes para regresar a al-Andalusdispuesto a ocupar el cargo de cad, primero en Sevilla y, dos aos ms tarde, en la capitalcordobesa. Adems recibi el generoso mecenazgo del mandatario almoha-de, lo que le permitidedicar sus mejores esfuerzos a escribir varios volmenes en los que qued reflejada una inmensa ylcida aportacin cultural. Sus libros fueron traducidos con presteza al latn y al hebreo y tuvieronuna amplia difusin en la Europa medieval y aun ms all.

    Fueron tiempos de bonanza en los que el cordobs sigui creciendo como notable exponente dela sabidura ms reconocida del mundo rabe.

    Averroes, aliado inseparable del conocimiento, observ la sociedad que le rodeaba con unavisin muy diferente a la de sus congneres. Sus trabajos como mdico y jurista en las ciudades deCrdoba y Sevilla le facilitaron la tranquilidad suficiente para poder profundizar en los diferentes

  • captulos del complejo entramado humano. Basndose siempre en el universo aristotlico, laexposicin y argumentacin de diversos anlisis efectuados sobre su autor clsico favorito levalieron el sobrenombre de shrih (comentarista) por parte de la escolstica latina.

    En 1182 fue nombrado mdico oficial del califa AbuYaqub Yusuf, tena cincuenta y seis aos deedad y gozaba de un prestigio bien ganado en las cortes de justicia y en las aulas acadmicas. Desdeluego, disfrutaba del reconocimiento popular, pero tambin debido a sus teoras se granje no pocosenemigos en los mbitos ms ortodoxos del islam. Y es que su particular cosmogona y su peligrosoacercamiento al pantesmo consiguieron la repulsa del radicalismo religioso.

    Finalmente, su estrella declin en 1195, tras la resonante victoria musulmana en Alarcos, lo queprovoc una ola de fundamentalismo religioso que afect con inusitada fiereza a la escuela filosficaandalus, incluido el propio Averroes, que fue acusado de gran hereje y condenado a la expulsinde su querida Crdoba.

    Slo el profundo respeto que le profesaba la poblacin civil y los propios califas almohades lelibraron de una muerte segura, aunque tuvo que soportar que algunos fanticos quemaban ante l susobras literarias en una plaza pblica.

    Busc refugio en la localidad cordobesa de Luce-na para cumplir con la pena de destierroimpuesta por el nuevo gobernante Abu Yusuf Yaqub al-Mansur. Tres aos ms tarde, el buen filsoforecibi el indulto y viaj a Marrakech. Falleci al poco de su llegada.

    Los restos mortales fueron depositados en la ciudad califal y posteriormente se orden sutraslado a Crdoba. Segn constat un testigo privilegiado, el cuerpo inerte de Averroes fue situadoen el costado de una mua mientras que en el otro lateral se colocaron todos los libros del pensador amodo de contrapeso; de esa forma simblica, el clebre filsofo y sus obras retornaron a la ciudadque les haba visto nacer. Todo un homenaje para el hombre que dio esplendor a la cultura medievaleuropea, aquel que recibi la inspiracin aristotlica en grado mximo, aquel que super las barrerasms rancias de la intolerancia religiosa en favor del raciocinio ms puro.

  • BERENGUELA DE CASTILLA UNA REINA GENEROSA Y PRUDENTE

    Fue una de las piezas clave en el discurrir de nuestro medievo. Sus intervenciones decisivas enla diplomacia castellana facilitaron el camino para la grandeza del reino en un tiempo de conjuras,guerras fratricidas y reconquista.

    Hija, esposa y madre de reyes, supo renunciar en varias ocasiones al poder en beneficio de susseres ms queridos.

    Nacida en Segovia hacia 1180, Berenguela fue la primognita del rey Alfonso VIII de Castilla yde doa Leonor Plantagenet. El hecho de haber nacido mujer no le supuso un privilegio a la hora deplantear su aspiracin al trono castellano. No obstante, la prematura muerte de su hermano Sanchohizo que se situara sin oposicin en el camino de ser reina algn da. Su padre, conocido como el reyBueno, senta autntica devocin por ella y quiso fortalecer el futuro reinado de su hija concertandouna unin matrimonial con la Casa imperial alemana. El elegido fue Conrado, hijo del emperadorFederico II, y las nupcias se celebraron en Castilla en 1188, cuando la pequea Berenguela tan slocontaba ocho aos de edad. Este matrimonio, muy al uso de la poca, no lleg a consumarse jams y,ya adolescente, Berenguela quiso renunciar al forzoso compromiso: la cosa no fue muy difcil, paraalivio de la joven, que senta por su cnyuge un ms que evidente rechazo fsico.

    En 1197 lleg un segundo enlace. En esta ocasin con Alfonso IX, rey de Len y to segundosuyo. Los esponsales no gustaron en el Vaticano, donde el papa Celestino III ya haba disuelto unanterior matrimonio del monarca leons con la infanta doa Teresa de Portugal a causa de laconsanguinidad de los contrayentes, y eso a pesar de los tres hijos que ya haba fruto de esa unin. Enel caso de nuestra protagonista ocurri algo parecido y, en 1204, el pontfice Inocencio III provoc laseparacin de la pareja castellano-leonesa aludiendo idnticas razones. Doa Berenguela no volvi acasarse jams y deposit todas sus esperanzas de futuro en su hijo Fernando.

    Mientras tanto, la historia de los reinos leons y castellano pareca dirigirse hacia un destinocomn.

    En ese tiempo los musulmanes almohades haban invadido la pennsula Ibrica y se convirtieronen una amenaza para los reinos cristianos. En 1212 se celebraba la decisiva batalla de las NavasdeTolosa, con la victoria de los cruzados cristianos, lo que supuso un verdadero alivio para losintereses de los reinos peninsulares. Por desgracia, dos aos ms tarde fallecieron, en un plazo deveintisis das, AlfonsoVIII y su mujer doa Leonor, dejando en manos de Berenguela la tuteladeljovencsimo prncipe don Enrique, nico hijo varn vivo de los reyes castellanos.

    Con presteza, algunas casas nobles del reino intentaron aduearse de la situacin. Fue el casode los Lara, poderosos magnates encabezados por don Alvaro de Lara, que pidi a la regente lacustodia de Enrique I hasta su mayora de edad. Berenguela, sabedora de que una negativa traeracomo consecuencia la guerra civil, accedi a la peticin y entreg a su hermano a los disidentes. Lafatalidad quiso que el monarca adolescente muriera con tan slo trece aos, vctima de un accidentefortuito.Y este hecho volvi a colocar a doa Berenguela en primera lnea de la poltica castellana;no en vano, segua siendo la nica heredera al trono por designio de su padre, aunque de inmediatovolvi a desestimar esa posibilidad en beneficio de su querido hijo el futuro Fernando III el Santo.Exista un grave inconveniente, que no era otro que el famoso tratado de Sahagn de 1158, por elcual los reyes de Castilla y de Len se comprometan a ceder el trono de su reino al otro si fallecansin descendencia varonil. ste era el caso producido tras la muerte de Enrique I, por lo que Alfonso

  • IX reclam su derecho legtimo a la Corona de Castilla. Berenguela, en un alarde de buenainformacin y rapidez de decisin ante los acontecimientos, abdic en Valladolid a favor de su hijomientras las tropas leonesas cabalgaban hacia la capital castellana. Alfonso IX poco pudo hacer anteesta poltica de hechos consumados y, sin querer entablar una angustiosa y desgastadora guerra,volvi grupas hacia sus territorios.

    Berenguela, ms feliz que nunca, se dedic por completo a buscar esposa para su hijo y se fijcon acierto en la alemana Beatriz de Suabia, una muchacha equilibrada y dulce que congeni a laperfeccin con Fernando III, tres aos menor que ella. Del matrimonio naceran varios hijos, entreellos el primognito Alfonso X el Sabio.

    En 1230 falleci Alfonso IX y, una vez ms, doa Berenguela intervino de forma decisiva paraconvencer a Teresa de Portugal y a las hijas de sta, Sancha y Dulce, para que desestimaran sulegtima aspiracin al trono leons en beneficio de Fernando III. Nadie sabe de lo que hablaron, peros conocemos las consecuencias: las hijas de Alfonso IX desatendieron la ltima voluntad de supadre y cedieron sus derechos al rey castellano. A cambio de esto, un agradecido Fernando III lesconcedi una ms que estimable pensin vitalicia y su eterno reconocimiento por el amable gesto quehaban tenido con l.

    Doa Berenguela, conocida justamente como la Grande, falleci en Burgos en 1246. Fue unamujer fundamental para la historia de nuestro pas y, de no haber sido por su generosidad, diplomaciay sacrificio, la historia de Castilla hubiese sido, seguramente, bien distinta.

  • FERNANDO III EL REY SANTO

    No le corresponda reinar; sin embargo, una serie de circunstancias casuales o no lesituaron en el trono, primero, de Castilla y, posteriormente, de Len, con lo que se unificaron ambosreinos bajo una misma Corona. Su empeo reconquistador en el sur de la pennsula Ibrica leconvirti en uno de los monarcas ms poderosos de toda Europa.

    Naci el 19 de agosto de 1201 en la hermosa villa zamorana de Valparaso. Era hijo de AlfonsoIX, rey de Len, y de la infanta doa Berenguela, que, a su vez, era la primognita del rey castellanoAlfonso VIII, el de las Navas. Su infancia estuvo cuajada de inconvenientes al ser anulado elmatrimonio de sus padres por el papa Inocencio III, dado el cercano grado de parentesco que existaentre los cnyuges. Este asunto provoc que la madre regresara a Castilla, dejando al pequeoprncipe en Len bajo la custodia paterna. Sin embargo, el 6 de junio de 1217 la vida del futuro santodio un giro notable al fallecer a edad muy temprana su to carnal Enrique I de Castilla. Los noblesdecidieron, tras arduas deliberaciones, que fuera doa Berenguela hermana mayor del fallecidola depositara de la Corona castellana. Y ella, sin perder un minuto, mand llamar a su hijo con el finde