MIROWSKI, Philip. “¿Sufren los economistas de envidia a la Física?”, y Samir Amin “De la...

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errospecüv¡, r:Del-Billete. ente io que >noce¡ sobre televisor el nr, con una ciencia. De. r sólidaes al predecir lu. )umanapue rlsa. El eo :a hasta alos lo a sermo Ie permitiría especial ma a en losaños nomia infto puestos , vuela dela (pertos caba. ruésde anb >nomish pu' nador de s rirados rn hacer o quiere :cesitaría )crates a m¿s aúi recufrif a' economtstus de envidia ulu fisica?* -l- PHILIP MIRC\^/SKI'- en su discurso teórico, entonces, algunos estima miembros de ia protésión se quejan en los periúiicos lizados de esterilidad empirica.l Si han sidogalar- con su propio premio Ncrbel, entonces algunos ría rico. ente laureados con el mismo premio aseguran elgalardón ha tenidouna influencia nrin y pemicio- la profesión.l Si se les concede un esnrus guber- especial, por ejemplo,el Conrp Noneamericano hbulosamen' F¡onómicos, entonces muchos otros econcF >iendo aseguran que debería renuncia¡se a semejantes rÍas, usando el mismo lenguaje unlizado por los ifonos de le su s oara denunciar las tentaciones de la came. les encierra junto con varios ffsicos con la intención lesda ir algunas innovaciones teóricas conjuntas, tal en pieclad, si lo deseas (o si puedes), del po- bre economista moder- no. Esun lugar común mofarsede su forma oscura de expresarse, de serambidiesrro (por una parte... por la orra...)¡ y fracaso cuando setratade predicciones o del mane- las políricas a segrrir. Peor aún, cadanuevaratifica' de su iegirimidad profesionalsólo parece ¡ronerlos nerviosos y hacerlos máscapciosos. Si se lasarreglan lograrun cierto nivel de homogeneidad y autocon- ocurrió recientemente en el SantaFe Institute,se mucho riempo en compa¡aciones-envidiosas de debe servisto como el matemáticamente más rigu- respuesta significadva.5 debe¡a uno llegar a entender esta conducta liarida,les que aquejana ios -eco- nomistastienen su raiz en una profunda envidia a los fisicos. Pue- de ser útil recorclar esraobsen'a- ción la próima vez que un fisico ventile su frusnación con respecto a esos economistas irrecusables y sus predi- lecciones acienrificas.? LOSORÍGENES DETA ECONOMIA NEOCTASTCA I lgnorando,paranuesros propósitos, a las demás escue- lasde pensamiento econQmico, como ios marxianos, los institucionalisas y los hiSloricistas alemanes, el linaje Jominante en la profesión niodema es con frecuencia rra- zadodesde lo que se ha llam¡do economía "clásic¿" de bien casas re el oficig llY cuando en un estudio reciente sobreformación itariaen economia se llegó a la conclusión de que ko"l... ima generación parece anapadapor el cinismo, )oranEsi inando "una pérdida de fe en la ciencia (con) un que iso continuado con las expresiones modernis- ádela comité consriruidooor la American Economics ce de paratratarel problemafire incapaz de encon- lMno a-:"1 ical Si bien un psicobiógrafo querría tender a es- ,or delQ!: menes del homo economícus en el diván y so no a un prolongadopsicoan:i'lisis, en ese caso no es io recurrir a caegorías freudianas o arquetipos jun- para aclarar la confi¡sión. De- lnanera tg.ntativ-a qui sugerir que en vez de ello, sería suficiente re- lí,sto.I4 a la historia de la economía,'ya la historia de la en general6 para rwelar que muchasde estas pecu- rid, I

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errospecüv¡, r:Del-Billete. ente io que >noce¡ sobre televisor el nr, con una ciencia. De. r sólidaesal predecirlu. )umanapue rlsa. El eo :a hastaalosde envidia economtstusulu fisica?*-lMIRC\^/SKI'PHILIPque aquejana ios -ecoliarida,les nomistastienen su raiz en una profundaenvidiaa los fisicos. Puede ser útil recorclaresraobsen'ación la próima vez que un fisico ventile su frusnación y con respecto esoseconomistas a irrecusables sus predilecciones acienrificas.? LOSORÍGENES TA ECONOMIANEOCT

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errospecüv¡,

r:Del-Billete.ente io que>noce¡ sobre

televisor elnr, con unaciencia. De.

r sólida es alpredecir lu.

)umana puerlsa. El eo:a hasta a los

lo a ser moIe permitiríaespecial maa en los añosnomia inftopuestos, vuela de la(pertos caba.rués de anb>nomish pu'

nador des riradosrn hacer

o quiere:cesitaría)crates

a m¿s aúirecufrif a'

economtstus de envidiaulu fisica?*

-l-PHILIP MIRC\^/SKI'-

en su discurso teórico, entonces, algunos estima

miembros de ia protésión se quejan en los periúiicoslizados de esteril idad empirica.l Si han sido galar-

con su propio premio Ncrbel, entonces algunos

ría rico. ente laureados con el mismo premio aseguran

el galardón ha tenido una influencia nrin y pemicio-la profesión.l Si se les concede un esnrus guber-

especial, por ejemplo, el Conrp Noneamericano

hbulosamen' F¡onómicos, entonces muchos otros econcF

>iendo aseguran que debería renuncia¡se a semejantesrÍas, usando el mismo lenguaje unlizado por losifonos de

le su s oara denunciar las tentaciones de la came.

les encierra junto con varios ffsicos con la intención

lesda ir algunas innovaciones teóricas conjuntas, tal

en pieclad, si lo deseas(o si puedes), del po-bre economista moder-no. Es un lugar comúnmofarse de su forma oscura de expresarse, de

ser ambidiesrro (por una parte... por la orra...)¡ y

fracaso cuando se trata de predicciones o del mane-las políricas a segrrir. Peor aún, cada nueva ratifica'de su iegirimidad profesional sólo parece ¡ronerlosnerviosos y hacerlos más capciosos. Si se las arreglanlograr un cierto nivel de homogeneidad y autocon-

ocurrió recientemente en el Santa Fe Institute, semucho riempo en compa¡aciones-envidiosas de

debe ser visto como el matemáticamente más rigu-

respuesta significadva.5debe¡a uno llegar a entender esta conducta

liarida,les que aquejan a ios -eco-nomistas tienen su raiz en unaprofunda envidia a los fisicos. Pue-de ser útil recorclar esra obsen'a-

ción la próima vez que un fisico ventile su frusnacióncon respecto a esos economistas irrecusables y sus predi-lecciones acienrif icas.?

LOS ORÍGENES DE TA ECONOMIA NEOCTASTCA

Ilgnorando, para nuesros propósitos, a las demás escue-las de pensamiento econQmico, como ios marxianos, losinstitucionalisas y los hiSloricistas alemanes, el l inajeJominante en la profesión niodema es con frecuencia rra-zado desde lo que se ha l lam¡do economía "clásic¿" de

bien casas

re el oficig

llY cuando en un estudio reciente sobre formaciónitaria en economia se llegó a la conclusión de que

ko"l... ima generación parece anapada por el cinismo,

)oranEsi inando "una pérdida de fe en la ciencia (con) unque iso continuado con las expresiones modernis-ádela comité consriruido oor la American Economicsce de para tratar el problema fire incapaz de encon-

lMno a-:"1 ical Si bien un psicobiógrafo querría tender a es-,or de lQ!: menes del homo economícus en el diván y sono a un prolongado psicoan:i'lisis, en ese caso no es

io recurrir a caegorías freudianas o arquetipos jun-para aclarar la confi¡sión. De- lnanera tg.ntativ-a qui

sugerir que en vez de ello, sería suficiente re-lí,sto.I4 a la historia de la economía,'y a la historia de la

en general6 para rwelar que muchas de estas pecu-rid, I

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los siglos XVlll y XlX, hasn su mo-derna rencarnación en la eco-nc¡mía "neociásica", qr-ie va de losaños serenta del siglo pasado anl¡esrros dias. l.a característica de-finiroria de la economia clásica esque concebia el valor de cambiocomo intimamente ligado al na-bajo expandido en la producción

de bienes, mientras que el preciorealizado puede nmbién ref-lejaraccidentes temporales tie variaciones del mercado o disn-rrbios ex-ternos.

Si bien los economistas clási-cos esnban deseosos de encauza¡sus investigaciones por un cami.no "ciendfico", es importante se-ñalar que la suya era una concepción por demás temprana de la ciencia, más cercana a loque ahora llamaríamos "filosofia narural".s Esto se nadu-ce, por ejemplo, en que no existen modelos matemáticosen la economia clásica (conna los intentos de Samuelson,Brems y orros, de esmblecer su presencia en forma la-rente); r,i tampoco había ningún intento sistemático seriode hacer lo que ahora veríamos como investigación em-pÍrica o acumulación de datos.e

En la segunda miad del siglo XiX, la validez y legiti-midad de la economía clásica sufrió una erosión sever¿r.Uno de los síntomas, entre muchos otros, de esta cai-da de la gracia, fue el intento realizado por Francis Gal-ton de excluir a la sección F (Economía polídca y esta-dísdcas) de la Asociación Britanica para el Avance de laCiencia, en 18?7, con el argumento.de que los habitantesde esa sección no respondían a los métodos cientÍficoscomúnmente reconocidos. Orro más 6.:e lo que ahora sedenomina en retrospectiva el Method¿rutreit entre la escue-la historicisr¿ alemonay los slbjetivistos avstriscos a finalesdel siglo XIX. Un tercer ejemplo fue la prolongada con-rroversia en tomo al papel apropiado de la profesión deeconomista, mantenida en las páginas de Scierrce en 1886.Miennas que este declive tuvo numerosas causas, desdeel resurgimieno de la filosoffa neokantiana hasa el nus¡oímpen-r hacia la profesionalización en el efervescenE mun-do de las universidades,l0 la principal Árer¿a morriz ñreun cambio profundo en la noción misma de ciencia pre-valeciente a finales del siglo xIX.ll Simplemente, los es-critos de los economistas clásicos ya no se parecían a lo

'nes. Desde luego, los experimentos con$olados estabantotalmente fuera de discusión en la economía clásica;

ran¡ra de las revistas, característico de las ciencias natu'rales. L¿s expresiones matemáticas esaban por demásausentes. lo mismo que la concíencia de logros teoricosacumulativos. Además, los cambios en la imagen de laciencia eran más profi.rndos, como se ejemplifica con eldesplazamiento por parte de la ffsica, de la astronomiacomo la nueva reina de las ciencias. El cambio

Es diffcil para los lectores moclernos apreciaralcances del impacto que la innovación del concepDenergía tuvo, a fines del siglo XlX, a lo largo y

de la amplia gama del ejercicio inrclecrual.r2 Si bien

el principio consiguió la consolidación de fenó

responsable de esta alteración en la imagen de las n m::¡cias, giraba primordialmente en tomo al novedoso con'

cepto de energía,

Curio-s

de

un l .

e:

ton

poitc

i la .;',

en

ffsicos hasa entonces separados, como el calon la l'

magnetismo, la electricidad y la mecánica racional,

entonces ya muy desarrollada, muy pronto se estaDl(

que el formalismo de la energia podria incluir bajo

Oe(

de

leves de la ffsica a la ciencia de la vida misma' Yprocedería a incluir a la psicología, la sociología e in

a la estética, unificando con ello al conjunto de las

Herbert Spencer; y hallo defensores tardíos el-- améñca éon Henry Carcy, Frederick Tal4cr y'

miento tecnocrático.ll .Cualquiera que'intentzarse en busca de un estatus cienrifico en el

cias. Este movimiento "energético" tenia como stIS

dines en Alemania a \Tilhelm Osuald v Georg

de ahí se desanolló una variante Suiza, en ljus{f

Francia, Pierre DuheÍFy Flemi le Chaclie¡ se

en algún momento, entre sus filas; en Emest

de lai hmosas conferencias de Solvay) enconEó:ufii

trono en Bélgica; tomó un peculiar acento

_ _qu9!.1 h{itante de esa cultura, eá tal época, reconocería

i como Ciencia en ningr=rna dé su-miríada de manifestatio

peor aún, los ensayos díscursivos de los economistas de 6nales del siglo xx dóia confrontar elenergía. En este aspecto en particular''más quepoliticos no se parecian al género de la nueva lite-

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:nctas orro de los que hemos mencionado, es que se le

por n carencias a la economia clásica.

ros menre, esto ambién explica los orígenes de la

cífica (x, 1, ¿) a precios diferenrespor una misma mercancía, unai.1ea que los primeros neoclásicosno podían reconcilia¡ corr sus no-ciones de comperencia y arbirra¡e.De aquí que posnrlaran que cadauniJad de cualquier mercancíadebe intercambiarse por un precioidén¡ico en equil ibrir ' , lo que re-ducía ia ecuación original [1[ a:

2 Fdx+Fdy+F.d.*... t3l

lo cuai devino en ia conocida res-rricción presupuestal. Cuando éstafue incluida en un sisrema coo¡dinado de mercancías revisado, lascondiciones de simerría simple delcampo no-¡otacional devinieron la

marriz de Slunkl', o las condiciones de integrabilidad deIa docrrina neoclásica modema. Aquí (conrra lo que sos-tiene Varian, 1991), la simerría de la matriz de Slutskyimplica que las Flnciones de la demanda conrpensada, yno las lunciones de la demanda inversa, consriruyen elcampo vectorial conservador, aun cuando a los neoclási-cos en generai les haya tomado hasta los años rreina denuestro siglo encontrar este giro en el modelo ffsico.

Si bien las diversas idiosincrasias en sus respecrivascomprensiones del modelo energético darían por resui-tado diferencias en el modelo económico propuesro porcada uno, evenrualmenre William Stanley Jevons, león'lUalras, Vilfredo Pareto, Francis Ysidro Edgewonh, Giovanni Antonello, Maffeo Pannleoni, Iwing Fisher y uncúmulo de escritores menores terminarian por reconocer-se entre sí como labradores de un mismo campo, prin-cipalmente a rravés de subrayar [a analogia ent¡e losprincipios extremos en la mesánica racional y lo que seríaconocido como la "maximización de la udlidad" en sunovedosa docrina económica. Se le daba la vueita ahoraa la opdmización consrreñida, que se habia usado muchoantes para argumentar la efectiüdad de la creación divinaen la teología natural, para definir la "racionaiidad" enla esfera económicá. Mientras que los economistas clási-cos anteriormenrc habían discutido la salud o la reproducción de la economía, ahora los neoclásicos relaciona-ban cada tema económico con la noción mec'ánica de"equil ibrio".

Si bien la apropiación de un modelo maremárico prGveniente de la fisica proveyó un lenguaje común prefabri-cado y una plantilla de explicación legitima a la nacienteescuela de economF y apresuró_su e_laboración matemá-

*stt

TltieÉF

ragen deLifica con

de las¡edoso

rpreoaf:onceptogoyi bien

ieorgL¡usana;

,st sohny)ntró, unb¡uinicn

or, la luz;en precios, etcétera.l4 l¡ razón por la cual esto no

enteramente obvio para todos los interesados es

cional, de que la adición de una relación aiena a la ftsica

;e de un solo precio- hizo de la integral crítica de

uir bajo

na, y dela, una suma oe ener$a en un espaclo de mercan-

rmado, Si comenzamos con un camDo vectoal conservador:iae

de lasno sus as=U

ia modema de la economia neoclásica. En lasde 1870 y 1880, una amplia gama de individuos

rentes contextos europeos, rodos ellos compar-un aterrizaje en la nueva ftsica de la energía, pro-matemari:ar la economía mediante un modelo

tomado de la ffsica, cambiando los nombres de lasrelevantes, la energía potencial devino "utili-

la energia cinérica (con ia provisión añadida deposteriormente sería conocido como ia "ley de un

") devino el presupuesto; e! espacio lile rrans-en "espacio de mercancías"; las fuer¿as se cransfor

podemos asociarle un campo

t l l

es-

grad. U = #) QI(#rs en'..ryelinta$. fue la inspiración primaria detrás de la docninael ica que esablece que los precios son proporcie

las utilidades marginales en equilibrio, p€ro trÍl:tica, no se debe suponer que el progreso se dio siri es-fuenos, ni que las otras escuelas de pensámiento

que en Permite intercambios de cualquier mercancía espe. aceptaron pasivamente la novedosa definiqión de

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la ciencia económica. De hecho, en el periodo anteriora 1930, la teoría neoclásica no hizo sino minimos avan-ces en la profesión de economisa.'5 Las razones para esreavance retardado son, de nuevo, numerosas; van desdevarias disimilinrdes presentes en el modelo protoenergéticohasa la hostilidad hacia el carácrer matemárico absnactodel nuevo discurso; pero el obsúculo primordial se en-conrraba denrro de la esm:crura de la propia disciplina.La educación universitaria de la naciente profesión no eracapaz de reclutar a gente con antecedentes ciendficos si-milares a los de la generación pionera del neoclasicismomencionada más arriba, ni ampoco eÉ capaz de imponerunilateralmente el ripo de cur¡iculurn que permiriría a losnovicios reconocer y manipular el modelo energérico for-mal. Más aún, algunas escaramuzas con matemáticos ylisicos que ponian en tela de juicio Ia sabidu¡a de la apropiación del modelo energético, como Joseph Bertrand,Hermann L¿urent y Vito Volterra, llevaron a los neoclá-sicos subsecuentes a inhibir un reconocimiento explícitode su imitación de la ffsica de la energía.ló El declive delmovimiento energético denrro de la ffsica, rras el ataquede Boltzmann y Planck contra Ostwald y Helm, en 1895,nmbién impulsó esu disociación.l? Así, toda una secuen-cia de accidentes históricos sirvieron para reprimir losorígenes de la economia neoclásica en la ftsica, mientrasque mucha de su estn¡ctura era preservada en estadolarvario en las matemáticas.

____ Muchos hiso-riadores, como Samuel Holla4{er, Don__

¡ \7alker, Jan van Daal y Donald McCloskey parecen re-

de alguna manera, se'parable desus vínculos físicos. Si bien esver.dad que en el siglo )C( ias matemá.ticas han coftado en buena rn{¡.da los amarres con su origen enlafisica, éste no era el caso en el Oeriodo que analizamos. En faLtrn tardía como el fin de siglo,ür.rualmente cualquiera que tu\4enun enrenamtento comPetente enmaremá¡icas apl icadas, habia san¡.rado su curriculum de las cienciasfisicas y, en especial, de la mecánica racional; y, por tanto, eshríaesmrch¡ralmente predispuesb efavorecer la economia neoclásio.Este punro se ilus¡ra simplemenecon el hecho de que si alguientratase de emplear, en vez del cáI.culo, el mérotlo griifico, la eoríadeconjuntos, o la teoria de los números para discutir la economía, sim.plemente se hallaría aislado, sin

audiencia alguna. En semejante entomo, las matemáticaseran plurales, pero la ciencia singular.

TA ENVIDTA A TA FISICA EN EL SIGLO }X

Todo .rt" tomar prestado enrre disciplinas podría no

haber imporado demasiado, si hubiese sido la frse ini'

cial de una sostenida critica intema de la analogía com'

binada con una ulterior enmienda para acercar el modelo

a los problemas genéricos de la economia' Despues de

todo. enrre los fristoriadores modemos y los filósofos

de lacienci¿ es de lo más común apreci:r el papelde f4

rransferencia de analogías externas y meráforas en h cons

rmcción de las teorías ciendficas.ls Pero eso no fueloqlg

ocurrió en el caso d. l" ..ono*ía neoclásica. En w de

ello, el periodo que va, " ;;;"J;;;;Bps, de 1890 a l93S

fu" t".tigo d. u.,, dir.urió., po, d.-Áa, empananda:i

carente de conclusiont'' 'obtt

el sisnificado de terminoe

teóricos fr:ndamentalet, ilt-;;;' o."..ttr (udlidaü

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nirrIII:

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un pe,uno

N

iPor rt,profun

qr

exl,

estáticas, dinámicas y equilibrio, ,i., t rr., el beneficio &

la experiencia en su uso como pu.rro de partida' 4,ryde la magra discusión matemárica variaba de lo ruli4

tal a lo abísmal, y el empiricismo cuantirativo nP,É

confundida con el aparato malthusiano de las

la oferta y la demanda, que representaban de

mado en serio. En este lapso, la teoría

nera la estrucnl¡a gubyacente del modeloque, debido a sus propias inconsistencias

ner dificultades con ésta última afirmación. En vez de nas, fire sujea a una crítica cada vez más duraello, señalan que el uso.de las matemátices era veinte-|9 Envisgde estos eventos, e[ prograrna

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si

ta^:5l

ieparable de1 bien esve¡.I las matemá.buena medi.r origen en la

conúnmente au.rri.l"r"do como inherentementeuciennfico" que sus rivales.

' l¡ Gran Depresión de ios años Íeinta vino a cambiar

Pnnrero, le otorgó a la discusión de- los problemas

jrnicos, una urgencia que rrascendió las acrirudes

:aso en el pers. En fechade siglo, vi¡.

s del periodo anterior. Pero cambién ruvoncia imprevisn de envia¡ a gran canridad de

res con enrrenamiento científico al desemoleo.

que el efecto exrremadamen¡e indirecro de forzar a

)mpetenk ens, habia satu

canndad de intelecruales a huir del caos políoco

e lasde la

te. De manera simulüinea, las organizaciones

as como las fundaciones Cowles v Rockefeller

n en esta situaciÓn, tanto en Europa como en

lan[o, nca, para rratar de dar un empujón a la econo-

edispueso hacia lo que consideraban como una dirección másl0 Lo que rodo esto presagiaba era un ingreso

n¡es de ciendficos na'turales a la economía,

l, pero no exclusivamente, en Es¡ados Unidos,periodo cie profunda crisis en la disciplina. Dejo

plano contencioso menos ideológico y creÍan que laemulación de la ciencia era el mejor camino pare conse-guirlo. El resuludo neto fi.le que el programa neoclásicociisfrutó un rejuvenecimiento rremendo, un inesperadoinflujo cJe rigor matemático y de reconsrrucción formalis,ta. Primero en Esados Unidos y, tras la Segtrnda CuerraMundial, en Europa, el programa matemárico de la rmríaneoclásica logró desplazar al resto de los programasrivales de investigación económica, al exuemo de ser.hoyel esuindar mundial de formación académica universi-raria.

Aqui la historia se complica más de lo que esta simplenarrariva anuncia, y necesitamos más historias simila-res a la de Ingrao e lsrael (1990), que nos ayuden a es-clarecerla. Algunos economisas de esta nueva genera-ción, comoJacob Marschak, Tjall ing Koopmans, MauriceAliais y Paul Samuelson eshban más preocupados enanclar las medforas provenientes de la ciencia ffsica parael mejoramiento de sus modelos; mienrras otros, que seencuadran menos en los parrones descritos más arriba,como Kenneü Arrow, John von Newmann y GerardDebreu esuban más interesados en liberar matemática-mente los supuestos de sus configuraciones ftsicas origi-nales; pero en todos y cada uno de los casos, el únicomodelo considerado "legítimo" era aquel que ranra las"preferencias" individuales como un campo vectorial es-mble en un espacio de mercancías independientementedado, lo cual es, desde luego, el corazón de la ffsica dela energía, aun cuando en la economía viaja con el nom-bre de "walrasiano". Además, no se debe asumir que ladefensa del modelo neoclásico esuba en función de al-guna actirud política particular frenrc a la Cran Depre-sión: la urgencia de los problemas y no las disposicionesdilatorias o las dewiaciones poliricas, hicieron irrelevan'tes para esta generación los vastos crecimientos previosde la literatura económica.

Pero esto nos delruelve al asunto de la envidia a losffsicos. Deberia escar claro para cualquiera que haga el es-fi:erzo de familiarizarse con esta historia, que cualquierexplicación simplism de la hegemonia de la teoría neoclásica, mles como las toscas aser¡eraciones de que "ñrn-

ciona", o ues

más ciendffca", o "más rigurosa" que susrivales, con seguridad enfrentará obsráculos lógicos insu-perables. Por ejemplo, los sofisticados rcóricos del equi-librio general neoclásico aceptarán sin urdanza que sus

modelos exhiben profundas dificulades concepn¡alescuando se abordan temas como la cualidad única y la esta-b¡lidad del equilibrio, el Fatamiento del saber humanoy la incertidumbre, un escenario plausible de la dinámica,una especificación adecuada del papel del dinero, etcéte-ra.22 Asi, no puede decirse que la teoría general del equi-

n vez del cáI.o, la eo¡ía uno de estos cienrÍficos, que más arde obtendria el

de los nú Nobel, describa lo que, en términos generales ñ,re

:onomla, operiencia muy común:

r aislado, sis qué abandoné la ffsica a finales de 1933? En las

ndidades de la depresión económica mundial,que las ciencias ffsicas esaban muy adelantadas

respecto a las ciencias sociales y económicas. l-ome habia detenido era el esrilo de escribir en las

ras podríado la fase

as sociales, completamente diferente, en su ma-verbal, y para mi casi imposible de digerir. En-

analogía

supe por un amigo que existía un campo cücomo economía matemática, y que Jack

rcar el antiguo estudiante de Paul Ehrenfest,r. DesPues abandonado la ftsica para dedicarse a la econo¡ los Timbergen me recibió cordialmenre y me guió

ese campo de estudjo en su propio estüo inimi-el papel diras en la . [a rransición no fue f;icil. Enconné que mernofuelo aba más de permanecer senmdo escuchandoica. En vez sobre política económica que de leer: 1890 a 193! esos volúmenes. También, debido a mi blo

a la lecrura, escogi problemas que, por su naru-

, o por las herramientas matemáticas que reque-tenían similirudes con la ffsica.2l

ie loLdvo n9,9!?

neoclásioe lasrdel

mpananadalo dercialel benefici¡ 4!rrtida. El ! frecuencia, estos peripatéticos científicos natura-

ían del tiempo o la paciencia para abrirse pasode Adam Smith o Karl Marx, o incluso FrancisFdgewonfi, pero eran capaces de reconocer los

del modelo energético incluso cuan-n escrito en fiorma truncÍr y arcaica; am-

smuchas tecnicas matemáticas que po-"ponerlo al dia". Más aún, precisamente

ura ense para ponerlo al qla , Ivras aun, preqsamenela disrupción y dislocación politlca que habían

- - lib¡ó modema explique cómo funcioña o no el.merca- Ido ni tampoco explique el fiacarc del socialismo, o in-

am3 buscaron els/ar la discusión económica a un cluso, ul como lngrao e lsrael (1990) argumentan,

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nos provee cle base alguna para la ireencia generaliz;dade que las caracterísricas posnrladas de los actores indivi-duales ponen restricción alguna en el equilibriowahasianoresulhnte. Ciertamente, a lo largo de su historia centena-ria, Ia eoria neoclásica ha sido usada tanro para justificar laplaneación estaul y las políncas de laisse¡ faire, el indivi-dualismo y el colectivismo metodológicos, como paraar[¡rmenúr en favor de ambos lados de los remas políd-cos más concrovertidos. En su carácter cienrí6co puErivoestá la raíz de la envidia a la fisica.

Desde qure fracasó el movimiento energerÍco en laIisica, y dado que la teoria económica neoclásica subsecuente no exrrae ninguno de sus preceptos firndamen-rales de ninguna de las leyes narurales,23 la impresión deque la economía ha logrado un inmaculado esanrs cien.rifico descansa casi por entero en los puntos superficialesde semejanza entre la ffsica y la economía. En algunmomento Áre muy común asegurar que la economia y lasciencias sociales compartian un "método cienrífico" co-mún, pero esra esperanza se ha ido tomando desolada yoscura conforme los historiadores y filósofos de la cienciase han vr-relto escépticos con respecto a semejantes cri-terios transhistóricos y transdisciplinarios.2a Ahora se hamelto más común simplemenre hacer norar los paralelosesm¡crurales enne la ftsica y la economía, y citar este he-cho como una indicación de la naruraleza general detodas las ciencias o de la racionalidad en su conjunto.z5Aun así, en el siglo )O(, conforme la simple r¿cionalidadmecánica determinista se retira hacia la memoria discan.te, y la reconceptualización profunda de ias leyes narLlra-les se produce de manera persistente, los parecidos sehacen cada vez más y más distantes y los economistasneoclásicos se ponen cada vez más nerviosos en tomo alcarácter preciso de su estatus cienrífico, Es este dilema, yno un deficiente enfenamiento para ir al baño, lo queda cuenta de los periódicos brotes modemos.de envidiaa la ffsica enrre los economistas.

La envidia a la ffsica no es una condición placentera.Toma al paciente muy sensible a las disdnciones finas enlos niveles de rigor marcmático percibidos en otros, mien-tras pierde de üsta el propósito último de las matemáti-cas. Induce lamentos infinitos sobre la escasez de queha-ceres empíricos de alu calidad, mienrr¿s reconoce quenunca en la historia de la disciplina ondoxa se han re,suelto las controversias sustanciales con un ensayo em-pírico. Se desgasra sobre el problema de la replicabili-dad y la confiabilidad de los resultados de investigación,sin nunca ser capaz de analizar el porqué semejanteobjetivo podría no ser adecuado a las ciencias sociales.ZóFomenta un curriculr¿m universiario en el cual el esca-lamieno acelerado de la tecnica es el principal instn¡-

parejado con la máquina de la ffsica, pero ignorade las innovaeiones natir¡as e ingeniosas de su propiodo rrasero.

Un ejemplo de este fenómeno es el üatamientoa Benoit Mandelbrot en las últimas dos décadas. f¡sesenta y pnncipios de los setenta, Mandelbror prrabajo muy original en los i-enómenos económicosrosos, pero dado que no esuba en armonÍa connociones explicativas deterministas que entonceslecian (y cuyos orígenes son rastreables a ladecimonónica), su rrabajo fue completamente rgnSin embargo, ahora que los f¡acales han enconaplicaciones en la teoría de las turbulencias y enproblemas de la fisica, numerosos neoclásicos seapresurado a importar la teoría del caos a latodo el dempo ignorando, aun, el uabajo prwio dedelbro¿Z7 Cuando tienes envidia a la fisica, y esda, ningtrn modelo obtend¿ perenencia zustancial eneconomia neoclásica si no ha ganado antes su lugarla fisica.¿8 Si bien no es necesariamente unaglobal, ciertamente ha sido suficiente hisróricamente.

'Esre ardculo apareció en Finnish Economic Papers, vol.núm. 1. Traducción de Juan Cristián Gudérrez.

" Universidad de Norre Dame, Notre Dame, lndianaEUA.

I Juego de palabras,inraducible (en inglés on tlv onehmd-..th¿ otlvr hand....) (N. del T.)

2Wassily l.eondef, Scíe¡ce7l7, p.lO4 (1982).I Gunnar Myrdal, ganador del premio Nobel de

l9?4, antes de morir decia con frecuencia que el premio era

maldición para Ia economia, y jugaba con la idea de renunciar aa Rohn Pool, S cience, 74 5, ?01, I 989. M ienras que el

caoacidad maemática es el foco orincipal de la envidia a los

enne los economistas, ambién puede enconrrársele en la curiq

dad acerc¡ de la longitr:d y magnitud relativa de cias de

del Nobel. Véase Tollison y Gotr, 1986.5 l(amer y Colander, 1990.ó For w¡to, este articr¡io debe ser considerado como

la al de Brush, 1974. ' i :?'[: seguridad global es demasiado importante comÓ,$

quedar en manos de los políticos, tal como la economla es

siado impnrtante como para quedar en manos de los econql

.lás i.or. i David Pi nes, .iado .n P@1, ib i¿., 2 4 5, 7 03, 1989"

- J. !

4i*i{

¡r

tF

respecto, véase mi t no Mork"t, Re ad i¡ T ooth and CIaw, de ff)

parénesis, no pretendo insinuar que la "envidia a los fisi4c*-

p,r.d, ,.r, en sí -irm",

**p.¡f.-á. .n análisis "ói9{"0

-a, bi.n, dudo que tenga bases individualistas m.odoló9d{

publicación, Cambridge University Press.8 L¿ evidencia que documena la relación enne la

las diversas imágenes de la ciencia puede hallarse-en M

I 989a. Trabajos-anterior.s sobre los econom is¿as clásíco-s

encontra¡se en Foley, 19?6,dCon..rp... í 1", to¡.d.. de Smiü sobre el

véase Mirowski, 1988, capínrlo ll. Una reacciónductiva a la economía clásica que se identi6ca

a buc¡-,5; la c,en las r

CAIT

Ha¡r

{ -.nto

de socialización y dominatión de la nuwa ge---WhewhelL Thon',as Robcrt Mal*rus y PJchard iones

en su intento por estableccr un programa de ineración de economistas. Y lo peor de todo, sólo se viable en los primeros años del siglo XH' Al

Marchi y Sturges, 1973.monta en el vagó-nanalítico, una vez que se ha em-

Scier

Page 7: MIROWSKI, Philip. “¿Sufren los economistas de envidia a la Física?”, y Samir Amin “De la seudomatemática al cibermercado. Nueva brujería, la Economía pura.”, en Revista

rgnorae su propio

itamiento

lécadas. Enelb¡ot:onómicosnonia conntonces

a la enewé*ente iln

rlas y eniásicos ser la¡revio del ,yes

'ustancial ál:es su lugai

óricamentE

ic Papers, vol:

' :,].the onehand:::

., ::- i

I de econonilaI premio era q

ie renunciarqas que el

vidia a los;ele en la

ims de

como una

rante cofno

)nomía es, los

; teórícoretodológicas'

Un análisis del impacto del emergente moümiento pro

)Iaw,desobre la economia británica esr Maloney, 1985; así

una buena firente sobre el contexto norteamericano es, Fur'

re la economlll la conrroversia en el &ience de 1886 es discutida ahi

se enen las páginas 92-106.

¡ clásicosEste cambio es identificado en la historia de la literatura deen Harman, 1982, M. Heidelbergen H.,Jahnke & m. One,

¿nd Soci¿l Probl¿ms in thz Sciences of rhz Eail1

Reidel, Boson, 1981 , y Susan F. Cannon, &ience inScience Hisory Pub., Nueva York' 1978. Su impaco so)nomia es analirado e., mayor deelle en Mirowski, 1989a,'

trabajo reciente.que da una idea de este entusiasmo esSrni*r & M. \lise, Enelpand Empire, Cambridge University

puiar de la reconceprualizáción tlel cuer-po humano esrá en Rabinbach, 1990.

lr El mejor rrabajo sobre la hisronade la "energédca" es: Deltete, 1 983. Vea-se ambién Mirowski, 1989a.

l{ Bte isomorñsmo se discute en de-ul le en Mi¡ou'sk, 1988, cap. 1 y 1989a,cap.5.

15 Las dos excepciones a esta reglason la 1a mencionada escuela de L¡u-sanne y la bailía de Alfred Marshall en laUniversidad de Cambridge, lnglarerna.Este úldmo caso especial es analizado enPhillip Mikorwski, "Smoorh C)perator,how Marshall's Cuwes of Supply andDemand Made }.le<xlassicism Safe forPublic Consumption but Unfit for Scien-ce", y en Tullberg, 1990. El primer casoes ¡rabdo en Claude Menard, "The Lau-sanne Tradition", en Kaus Hennings y'Warren Samuels, eds., N¿ocl.assical &onomic Theory, l87A n 193A, KluwerAca-demic, Boston, 1990. Eridencias delrecardado avance del neoclas¡crsmo s<¡nabordadas en Mikorwski, 1991.

16 Los problemas de la rcmpranaeducación universitana son ¡raados enMaloney, 1985,yen Barber, 1989; lascri-ticas de Bertrand et al., es¡án descritas enMirowski, 1989a, pp. 241.53.

I 7 Jungnickel y McCormmach, 1 986,v. I I . pp. 218'27; Edwin Hieberq'TheEnergetics Conroversy", en Roller, I 9?l ;Deltee. 1981.

lE'[a historia de la fisica nos mues-rra que la búsqueda de analogias enuedos categorias disdntas de fenómenosha sido, quizá, el método más seguro yf¡uctifero de enne todos los procedi-mientos puestos en juego en la construc-ción de teorías ffsicas." Pierre Duhem,1977, pp.95-9ó; Hesse, 1966; Ortony,1 979;Margaret Masterson, " Braithwaiteand Kuhn' Analogy Clusters \(/ithinand Without HypotheoúricoDeductiveSystems in Science", en D. H. Mellor,1980.

le Con respecto al uso errado determinos como "dinámicas", vease Wein-rraub, l99l y More Heat, ibid., caps. 5 y

6. Sobre la ausencia de un discurso matemático, véase Mirowski,1991 . Sobre la falta de trabajo empirico, véase Philip Mirows'ki, "The Probabilistic Counte¡-revoludon", Gfmd Ecorwnic Papers,

+1, 217 , I 989 y Mirowski, 1990a. Sobre la controve¡sia en tomoa Marshall, véase Bharadwaj, 1990 y "Smooth Operator', ibid.

20 Craver, 1986; Craver y LeiionMvud, 198?.2l T¡alling Koopmans 'Experiences in Moving Éom Physics to

Economics", conferencia no impresa, dada ante la American Phy-sical Association, Nue¡¡a Yorlg 29 de enero de I 9?9. Una copia estáen Koopmaru papers, SerlingLibraryArchives, Yale University, caja18, folder 3ll.

**-'22 Fishér, 1983i lng¡o e israel;1985; Mi¡oivski, 1989a.2l Incluso las uÁrnciones de producción", a las que con Ée

cuencia se les señala como derivadas de especificaciones ft-sicas o de ingeniería, con regularüad üolan las leycs

703,1989.!¡a los ffsicos'

re elne

Cambridge, I 989; otro es Bradinger, 1989. Una hisoria po-

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