Minificciones

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Hacia una Aproximación del Microtexto en la Era de la Brevedad y las Prácticas Lectoras en las Plataformas Virtuales

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Minificciones,

hacia una aproximación del microtextoen la era de la brevedad y las prácticas lectoras en las

plataformas virtuales

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Tabla de contenidos

1.0 Introducción

2.0 Capítulo I Minificciones: Hacia Una Aproximación del Microtexto en la Era de la Brevedad y las Prácticas Lectoras en las Plataformas Virtuales

2.1 Microtexto y minificción

2.2 ¿Qué es un microtexto?

2.3 La minificción: forma y contenido

2.4 Minificción como categoría poligenérica Vs Microrrelato como género: algunas diferencias

2.5 El microtexto ficcional y la era de la estructura breve

2.6 De lo micro a lo hiper

3.0 Capítulo II Prácticas Lectoras de los Microtextos en las Plataformas Virtuales

3.1 La web 2.0 y la literatura

3.2 Prácticas lectoras de los microtextos ficcionales en los jóvenes y las plataformas virtuales

3.3 Tumblr: Microtextos Y Microblogging (Fragmentarismo)

3.4 Twitter: Hashtags Y Poetweets (Brevedad)

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3.5 Saber leer y saber proponer: Una propuesta pedagógica de la lectura de microtextos en las plataformas virtuales

4.0 Conclusiones

5.0 Bibliografía

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• 1.0 Introducción •

Probablemente una de las preocupaciones que nos concierne a los amantes de la

literatura en general es su aspecto esencial en la era actual y sus manifestaciones,

no sólo en lo que respecta al libro físico, acompañante histórico por excelencia, sino

también a su posible configuración digital en la actualidad. La gran mayoría de los teóri-

cos y adeptos a las letras, si bien no sabían del todo qué era literatura, las doctrinas del

formalismo ruso y el estructuralismo les dieron luces para delimitar el campo y saber por

lo menos qué no era literatura. De la mitad del siglo XX en adelante las artes y las ciencias

humanas estallaron a horizontes relativos, nuevas formas, y por ende, nuevos sujetos que

leían distinto el mundo de las artes y las letras, de las humanidades. Por consiguiente,

nuevos retos epistemológicos nacieron para el ejercicio literario.

Nunca Walt Whitman o Novalis pensaron que sería un Ibook en una pantalla lumínica, y

que el pasar de sus hojas se convirtieran en un touchscreen, que sus libros no iban a ser

cerrados o abiertos por el lector sino apagados al gusto del usuario de la pantalla, o que

sus escritos podrían convertirse en frases célebres de algún olvidado y poco frecuentado

blog temático. Esto no nos puede asustar, las nuevas formas no pueden corresponder a las

malas lecturas, sea el medio o la forma en que la literatura en la actualidad se manifieste.

Lo que nos debe importar es la forma de leerlos, siempre la forma de leer debe prevalecer

sobre la forma en que la literatura se materialice, no importa el día en que el libro como lo

conocemos no exista, sino el lector del libro bajo las formas futuras. Este saber leer com-

pete a los amantes del arte de las letras, y no es tiempo ya de ser reclamadores nostálgicos

de una literatura de antaño, de anaqueles y lomos aglutinados en bibliotecas.

Las preocupaciones que tienen que ver con la manera en que debemos asumir las nue-

vas literaturas, las nuevas formas de leer los docentes, jóvenes, adeptos de la literatura

en general es lo que impulsó la realización de este trabajo titulado Minificciones: Hacia

una Aproximación del Microtexto en la Era de la Brevedad y las Prácticas Lectoras en las

Plataformas Virtuales. Cuyo propósito no tiene nada que ver con la preocupación por la

posible muerte del libro, sino celebrar y asumir propositivamente las nuevas formas de

lectura con lo mucho o poco que nos ofrezca esta nueva era.

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En un primer momento, se harán unas aproximaciones teóricas a una forma en que

la literatura (sea el género que sea) más allá de su característica implícita hipertexual en

los medios digitales y virtuales, se ha venido manifestando (por el fenómeno del fragmen-

tarismo o el de brevedad) bajo una forma habitual y recurrente en los medios, esta es:

El microtexto. Sus nuevas manifestaciones y su forma de circulación y difusión en dos

plataformas virtuales (Tumblr y Twitter) en términos de lectura (Tumblr) y ejercicio escritural

(Twittter). Se hablará de dos páginas, una de fragmentos literarios y otra de la cuenta de

usuario de un escritor chileno llamado Alejandro Jodorowsky, el cual hace microtextos

ficcionales en 140 caracteres.

En este apartado, se delimitará el microtexto a una forma muy utilizada y que ame-

naza, en el buen sentido, en convertirse en género literario como lo hizo en su momento

el microrrelato, y es el concepto de Minificción, en el cual cabe la poesía en prosa breve,

las apologías, los aforismos, las greguerías, los haiku, fragmentos de obras, alegorías y

miniensayos. Tratando de diferenciarlo sustancialmente del microrrelato y su exclusivo

ejercicio narrativo. Además, se tratará de arrojar respuesta a los fenómenos actuales de

lectura breve en los jóvenes que frecuentan más las plataformas virtuales que los libros,

y se expondrán los beneficios e impedimentos que esto trae en la era de la web 2.0. Se

darán luego conclusiones acerca no solo del microtexto como hipertexto, sino del micro-

texto en las hipermedias, es decir, de la minificción en los entornos hiperficcionales que

ofrece la red.

En un segundo momento, se darán unas conclusiones abiertas a manera de nuevas

propuestas para el lector de este tercer milenio. Esto con el ánimo de dejar abierta la

plenaria y la discusión que concierne a las literaturas juveniles. Por último, se presentará

respectivamente la bibliografía de apoyo.

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2.0 Capítulo I

• Minificciones • Hacia una Aproximación del Microtexto en la Era de la Brevedad

y las Prácticas Lectoras en las Plataformas Virtuales

Aproximaciones Teóricas

Figura ilustrativa 1. Montt, Alberto (Mayo 28, 2012). “Dosis diarias”,consultado el 20 de junio de 2012, de

http://www.dosisdiarias.com/search?updated-max=2012-06-05T00:32:00-04:00&max-results=7

2.1 Microtexto y minificción

Son innegables los cambios radicales que ha sufrido la literatura a lo largo del siglo XX

hasta la fecha, en términos no solo de sentido, corpus y canon (Lagmanovich 2008), sino

de espacio físico. Se podría afirmar que la literatura tenía antes de la era digital, mucho

antes, inclusive, a expensas de la posmodernidad, un espacio físico y considerable en

los anaqueles de las bibliotecas (análisis literarios), en las revistas literarias (cuentos y en-

sayos), en los pasquines (opinión literaria), en las publicaciones realmente protagónicas

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de novelas y poemarios aunque también probablemente, menos accesibles. Cada publi-

cación era merecedora de aportar teoría y cuerpo a la literatura en general, era publicable,

difundible y sobre todo legible si se quería saber de qué se estaba hablando en términos

de la “movida literaria”.

Es decir, abrir la página y recorrer con los ojos el medio impreso, el espacio físico de

un libro, un periódico o una revista, hablaba de un acto evidente como lector y uno de

prestigio como escritor (recordemos que antes de la era digital no todos los escritos eran

dignos de difusión, el filtro era el canon, la publicación de la obra era sinónimo de ofi-

cialidad y profesionalismo del arte de escribir). No significa que no pase ahora, pero algo

cambió, casi irremediablemente entre los sujetos sociales, el acontecimiento literario, y

en general el acontecimiento de cualquier obra de arte actual, quedó a disposición de su

contemplación digital.

Es muy probable que más ahora, no se abra un libro, no se contemple directamente

del museo una obra de arte, sino que se abran vínculos informativos, y se tenga a merced

de la era virtual, un menú digital listo y digerible que enseña todo lo que pasa: la pantalla

es el nuevo cuadro artístico, la literatura en la pantalla es el nuevo libro.

Esto no quiere decir que no siga siendo un acontecimiento notable entre muchos

acontecimientos notables, sino que tomó la forma equitativa (sea por su divulgación) de

ser igual de relevante que todo lo demás. En la Internet, todo tiene la misma relevancia,

todos los contenidos son posibles, pero es la dieta cognitiva que hagan sus nativos o

inmigrantes digitales (Piscitelli, 2009) lo que marca la diferencia de relevancia, es en la

lectura consciente de la pantalla digital, donde nace la prevalencia de la obra en cuestión,

del acontecimiento literario actual.

¿Se ha preguntado por un Gabriel García Márquez nacido en los años '80? ¿La era

digital hubiese potenciado su difusión o lo hubiese normalizado como escritor, lo hubiese

igualado en términos de acontecimiento literario? Se Cree que la democratización de la

internet permitió que todos fueran dignos de difundir el conocimiento y producción (sea

artística, sea intelectual, sea personal, sea meramente informativa), y hace confiar a los

sujetos de ser igualmente importantes en términos de acceso y sobre todo, posteridad.

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Respondiendo a la pregunta, un Gabriel García Márquez nacido en los 80 tendría

actualmente 31 años de edad, y le faltaría 9 años para publicar su primera novela

Cien Años de Soledad, en lo que sería el año 2021.

En la actualidad (hablando de 30 años atrás hasta la fecha) el campo editorial está

cada vez más lejano de las posibilidades de la publicación de las obras literarias, debido

a los altos costos y a los pocos ingresos que genera hoy en día. Ya no es fundamental

comprar un libro, y más de un escritor nuevo que no garantiza que el costo de su libro se

considere una buena inversión al terminar de leerlo. Por esta razón, un autor “publicable”

sería entonces un autor que haga una pieza literaria digna de controversia, fresca y de

temática actual o sencillamente que sea proyectiva e inspiradora al cine, a una telenovela

o un seriado. Esto generaría venta de derechos de autor, regalías, entre otras.

En otras palabras, “El mundo entero es pasado por el cedazo de la industria cultural. La

vieja esperanza del espectador cinematográfico, para quien la calle parece la continuación

del espectáculo que acaba de dejar, debido a que éste quiere precisamente reproducir con

exactitud el mundo perceptivo de todos los días, se ha convertido en el criterio de la pro-

ducción.” (Max Horkheimer y Theodor Adorno, 1988, p. 3). Es así como podría hablarse

de una industria cultural marcada en todo lo referente al arte.

Un Gabo del ahora, hubiese tenido probablemente problemas con publicar su primera

novela (no del todo posible en el cine, no controversial, no fácil de leer). Incluso con ser

columnista hubiese publicado columnas de opinión política en El Espectador, pero en su

versión virtual probablemente. Se sentiría agradecido por la hipermedia y buscaría más

posibilidades de difusión, abriría un blog propio para darse a conocer por sí mismo y dada

la dificultad de los tiempos, Cien Años de Soledad se hubiese publicado semanalmente

por capítulos en su blog, si Gabo hubiese contado, claro está, con ese ingenio en las

plataformas virtuales. Hubiese sido igual de eminente, igual de ilustre pero, ¿hubiese sido

igual de influyente?

La era digital permite difusión en tiempo real, pero probablemente aminora las posibili-

dades de influencia por las posibilidades de impacto. Ese Cien Años de Soledad del que

hablaríamos si fuese publicado en el 2021 hubiese tenido problemas en llegar a muchos

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usuarios, tendría que rendirse al fragmentarismo, la brevedad (y no por ello a su profun-

didad temática), pero sobre todo, se vería enfrentado a ingeniarse una forma de leerse

fácil, didáctico y audiovisual. Por fortuna Gabriel García Márquez fue y para sus lectores,

se podría decir, el último escritor cercano que gozó de la cultura del libro y sobre todo

que está incluido con justicia en el canon de nuestras lecturas.

Podríamos decir que fue el último escritor ilustre, no cronológicamente hablando, que

se vio beneficiado del libro como espacio físico, del libro como medio eficaz de difusión e

impacto, de la obra literaria larga y leída por lectores evidentes y de ejercicio consciente,

del lector ritual del libro, del lector antes de la era digital.

Probablemente se está siendo fatalista y rotundo en las suposiciones, pero no distaría

mucho la situación de este escritor con las oportunidades del mañana para cualquier otro

escrito, que tiene que pensarse para llegar más lejos en difusión pero no precisamente

para ser mejor en aspectos del canon literario. La internet desaparece el canon literario a

favor de los críticos especializados y lo deja al servicio de lector cotidiano. Por ello es más

preocupante hoy en día, y más importante, llegar a más lectores-usuarios, que a críticos

literarios que poco ceden a nuevas formas, nuevos horizontes virtuales por denominarlos,

de segundo orden y menos respetable que un escritor publicado. Es por eso que el escri-

tor de hoy, tenga que sacrificar cantidad y espacio, por brevedad y contundencia.

El microtexto es la forma por excelencia que la era digital adoptó para llegar fácil, me-

jor y más prontamente al usuario intermitente, audiovisual e hipertextual (Landow, 2009).

Pero no todo es crisis, la era digital también ha beneficiado enormemente a la literatura,

la ha enriquecido, la ha diversificado y sobre todo, la ha hecho más accesible al lector

y más distante al canon modernista con el que se venían haciendo letras. La literatura

de ahora es interdisciplinaria y polifacética, ha sabido mutar y ha podido sobrevivir a las

lecturas precipitadas con las que los lectores digitales se alimentan a diario.

¿Por qué hablar de microtexto en este capítulo y más exactamente minificciones?

El microtexto es prácticamente, el nuevo lenguaje hipermedial en términos de forma y

estructura, pero es en la minificción donde se puede dar cuenta de la literariedad en

términos de contenido. Si bien un microtexto es la forma que adapta la nueva literatura

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hipermedial, la minificción es el lenguaje propio de la literatura actual en el medio digital

(Lagmanovich, 2008).

Cabe aclarar, que fuera de la pantalla hipermedial, el microtexto había tomado fuerza

desde el primer cuarto del siglo XX hasta la actualidad. Aunque no fue el lenguaje obligado

que adoptó la literatura antes de la era digital, fue creciendo como un género más bien

emergente, serio y con grandes precursores del la literatura contemporánea. Aunque este

no es el tema que concierne en este capítulo, más adelante se hará un breve acercamiento

al nacimiento del microtexto.

Si el microtexto en la era digital es muy frecuente como formato, la minificción es muy

importante como acontecimiento literario, pero no es considerado aún como una pieza

literaria fuerte, debido a que se le relaciona estrechamente con el microrrelato (que ha a

tomado fuerza como género) con estilos retóricos con los que no podrían considerarse

género. Siendo así, ¿Se puede hablar de un género exclusivo y que concierna a la era

virtual respecto a la literatura? ¿O hay que disponerse a hablar de la era virtual como un

nuevo medio a merced de la literatura, que no necesariamente aporte al nacimiento de un

nuevo género literario? Estas son preguntas que quedan abiertas al debate actual acerca

de qué es y qué no es literatura actualmente.

2.2 ¿Qué es un microtexto?

Unir dos o tres palabras puede ser más creador

que muchas obras completas.

Gabriel Zaid

La brevedad textual, el enunciado creativo (más que literario), el lenguaje como una

expresión creadora y las manifestaciones orales y escritas existieron mucho antes del

arte, mucho antes del libro o de la obra como se concibe ahora. No es un tema nuevo en

la literatura, que el hombre haya creado la palabra estética y autoconsciente antes de la

novela, antes del cuento, incluso antes del poema. Es decir, antes de ponerle nombre a

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una forma específica en el cual autoreferenciar su yo, que hablaba y que creaba sentido,

sin saberlo, literario.

Si se acude a las categorías de género literario, se encontraría (de mayor a menor

extensión) que el género dramático y el de la novela ocuparían el primer lugar, luego el

género narrativo (cuento) y por último el género lírico (poema). Aunque estos dos últimos

pueden variar de posición. Pero si se sigue yendo a la menor extensión se encontrarían

categorías del tipo textual solamente, es decir, se llegaría al párrafo, al enunciado, a la

frase, a la oración y, por último, a la palabra. Esto en términos de “extensión”, pero si

se va a manifestaciones cortas de tipo creativo como las anécdotas, los fragmentos, las

apologías, las gregarias, las adivinanzas, los refranes, el adagio, los haiku, las parábolas,

etc. éstas cabrían perfectamente dentro de lo que se considera por términos de exten-

sión, en las categorías solamente textuales. Siendo así, ¿no podría considerarse “litera-

tura” una frase, una oración, un enunciado, un párrafo o incluso una palabra, a pesar de

su extensión, y a pesar de no ser géneros literarios sino formas textuales breves única-

mente, pero que conllevan en su contenido carga literaria?

Para responder a esta pregunta sería pertinente citar a Gabriel Zaid, probablemente el

único teórico que ha tratado el concepto estructural del microtexto:

Hay una extensa literatura microtextual, poco estudiada como literatura, porque sigue siendo en

gran parte oral, anónima y breve. ¿Qué hacer con los refranes? ¿Son creación léxica o literaria?

¿Son parte del folclor o la literatura? ¿Son historiables, analizables literariamente? La historia

se concentra en las obras escritas por autores reconocidos, no en los microtextos anónimos y

orales. Además, la escala es un criterio poco usual en los estudios literarios, aunque de hecho

es determinante en la fisonomía de las obras, como es obvio en los casos extremos: el epigrama

frente al poema largo, la short short story frente a la novela río. Por esta fisonomía, los microtex-

tos tienen un aire de familia. ¿Son un género? ¿Son variantes de los géneros conocidos? El po-

ema y el cuento mínimos hacen pensar en esto. Pero ¿cada aforismo hipocrático es un tratado

médico en pequeña escala? Las anécdotas, ¿son historia? Las adivinanzas y los chistes, ¿a qué

corresponderían? Curiosamente, en el caso de los microtextos, hay una extensa nomenclatura

para los subgéneros, pero el género mismo no tiene nombre. No se ha reconocido que la breve-

dad (perfecta para la memoria) les imprime un carácter genérico: reduce las opciones de con-

strucción, limita la información manejable, tiende a lo redondo, a la vivacidad, requiere unidad de

sentido (sostenerse aparte), exige rasgos (prosódicos, semánticos, imaginativos) memorables

y culmina en la gracia para decir las cosas, a pesar de tanta economía. De ahí resulta el aire de

familia. (Gabriel Zaid, 2004, p. 4)

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Zaid ha enunciado de la mejor manera el problema del canon literario contemporáneo,

y uno de los problemas más representativos y que ha generado mayor debate: el de con-

siderar el microrrelato como genero literario por un lado. Y por otro, el de considerar las

minificciones en general (microtextuales en su extensión) de ante mano, como literatura.

El que no se consideren expresiones literarias fuera del margen de lo que es literatura,

pone en primer lugar la manifestación creadora de la literatura (discurso clásico de las

artes) antes que las creaciones humanas en general, y entraría a considerarse dignas de

pertenecer al grupo literario sólo aquellas que se constriñen a un formato específico.

El microrrelato ha sido bien librado por teóricos como Dolores Koch, Lagamonovich,

Armando Epple, Irene Andres-suarez, entre otros. Pero la minificción es un tema joven

en aspectos teóricos, y en representantes de tan olvidada empresa literaria. Si bien

Julio Torri, Juan José Arreola y Augusto Monterroso han hecho grandes microrrelatos,

las minificciones han quedado relegadas a obras no oficiales, ocurrenciales, e incluso,

se han convertido en sinónimo del microrrelato como tal, llegando a confundírsele o

tomársele por igual.

Para seguir respondiendo a la pregunta de lo que es un microtexto hay que tener en

cuenta tres generalidades en cuanto a su definición y origen:

1. Un microtexto puede ser creado así por su autor con intenciones específicas (micro-

rrelato, minificción).

2. Un microtexto puede darse de manera accidental, lejos de su autor, que como

primera intención debió crear otra cosa dentro del margen literario (un fragmento

de un cuento, de un poema, de una novela, etc.). Esto quiere decir, que hay micro-

textos considerados así por el fenómeno del fragmentarismo. Este fenómeno frag-

mentario como microtexto, se dio más en la era digital y en los lectores-usuarios

ágiles y ávidos de información que en el ritual clásico de la lectura. Es el lector el

que decide qué tomar de una obra y fragmentarlo para citarlo. Citar convierte ese

texto grande en microtexto. Y por último;

3. No todo microtexto es una minificción pero sí toda minificción es un microtexto.

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En el Diccionario del Diablo, por ejemplo, Ambrose Bierce en la definición de Hombre

hace un sátira kitsch haciendo alusión a cosas del mundo, autores y situaciones para

definir conceptos cortos con tono aveces ficcional, aveces satírico y sarcástico. Utilizan-

do como excusa las definiciones descriptivas. Aunque cuente con este elemento, no es

un microrrelato, sino un brevario contemporáneo con las características de un microtexto

ficcional. Por ser un término joven sin asidero teórico, se podría decir que todo aquello

que no es microrrelato es entonces minificción.

Hombre, s. Animal tan sumergido en la extática contemplación

de lo que cree ser, que olvida lo que indudablemente

debería ser. Su principal ocupación es el exterminio de

otros animales y de su propia especia que, a pesar de eso,

se multiplica con tanta rapidez que ha infestado todo el

mundo habitable, además del Canadá. (Bierce, 2004, p. 71)

2.3 La minificción: forma y contenido

El microtexto no existía desde la antigüedad como es conocido ahora. El microtexto nace

del relato breve en las culturas de transmisión oral, que tenía como propósito el de difundir

las cosmogonías y representaciones de los hombres a través del lenguaje, y la mejor forma

de lograrlo era a través de los relatos breves. Desde las literaturas medievales pasando por

composiciones líricas acerca de la naturaleza de los haiku japoneses, o como el códice de

Dresde (Epple, 2006), el microtexto tenía como única intención el medio, para transmitir

saberes e identidades culturales. Sólo hasta la aparición del modernismo se pudo hablar

de una estructura formal y una categorización del microtexto, en sus inicios, no se le veía

relacionado precisamente con el minicuento o la minificción en términos generales.

Los haiku fueron probablemente, las primeras minificciones que hacían referencia a

la naturaleza en casi todas sus figuras retóricas y la observación del mundo en general.

Matsuo Bashō fue un escritor japonés de haikus nacido en el año 1644. En las versiones

de Francisco Serrano de los 40 Haiku de Matsuo Bashō encontramos:

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A un discípulo

Sé tú, no yo,

nunca un melón partido,

mitad idéntica.1

Solo después, con el adoctrinamiento de las artes y las abstracciones teóricas del

corpus literario (Lagmonovich, 2008) se pudo hablar de un estudio especializado de lo

que se consideraba literatura formal, literatura no oficial y manifestaciones culturales y

orales que aunque alimentaron algunas obras, no eran dignas más que de la creación lit-

eraria del hombre en su vida cotidiana. Una leyenda urbana de tradición oral, por ejem-

plo, sólo entraba a considerarse de estudio temático si un escritor de oficio introducía

dicha tradición en una obra literaria, de lo contrario no eran más que fenómenos del

lenguaje. Estos casos los podemos ver con Poe, los hermanos Grimm y Gibran como

grandes rescatistas de tradiciones orales, vueltas manifestaciones literarias oficiales.

Los términos de microtexto y minificción son acepciones modernas, no existían como

definición, y tuvieron su espacio en la experimentación de nuevas formas literarias que

promulgó el romanticismo hasta el vanguardismo en la modernidad a principios de siglo,

posibilitando esto “la creación de diversos modos de escritura, transgrediendo los géneros

establecidos y originando otros. El desarrollo de la prensa, de las comunicaciones maríti-

mas, la telegrafía, de los viajes y exploraciones a regiones remotas del globo, contribuyeron

a privilegiar la escritura breve, de ribetes sorpresivos, el retrato, el esbozo y la comunicación

de situaciones novedosas, y, con el advenimiento de la fotografía, la percepción e inmovili-

zación del presente.” (Epple et al, 2008, p. 125).

Hasta entonces se volvió a recordar ese reino olvidado de la brevedad, de la experimen-

tación literaria y no solamente textual, de la creación breve. Y más aún, a traer el microtexto

que ya existía en forma de apología, adagios, refranes, etc. de culturas lejanas a la litera-

tura. En la modernidad se generó cierto prestigio en evocar a la obra literaria todo aquello

que fuera exótico en el diámetro local del escritor, a referirse a culturas orientales exóticas

y nuevas. Fue así como el microtexto tomó valor, si bien por su tamaño, también por su

contenido ficcional y puramente narrativo, contundente como un disparo, en el microrrelato

1 Serrano, Francisco. “40 Haiku de Matsuo Bashō”. Consultado el 10 de junio de 2012, de http://www.francisco-serrano.com/translation/40haiku.pdf

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como nuevo género y en las minificciones como nueva ventana creativa más allá de la narrativa.

Si durante todo este tiempo hubo un fuerte ejercicio de rescatar las formas microtextuales

antiguas, y si fue el microrrelato su mayor representante, creando así microtextos nuevos ¿Qué

sucedió con las minificciones que también rescataban formas microtextuales antiguas?

La minificción se caracteriza por no ser puramente narrativa ni puramente lírica, lo que

hace no considerarla como cuento ni como poema, conteniéndolos parcialmente pero no

todas las veces. Su mayor cualidad es la de ser híbrida y ecléctica, contener la palabra

literaria aún cuando no se reduce a ella como género puro. Pues los puede contener

todos (Andrés Suárez, 2006). Por ello:

La minificción tal como la entendemos hoy nace entonces con la modernidad, en forma no muy

diferente al desarrollo del cuento, Así como el desarrollo del cuento moderno aparece vincu-

lado al artículo de costumbres y al ensayo, la minificción aparece imbricada con el poema en

prosa, que aún los críticos de hoy ven como una conjunción libre e irresuelta entre narración y

expresividad lírica [...] Esta estética, que tiende a la brevedad y a la impresión discontinua de las

imágenes, se desarrolló especialmente en el poema en prosa. Aquellos que acentúan el núcleo

anecdótico o narrativo pueden ser recanonizados, y de hecho lo han sido, como minificciones.

(Epple, 2008, p. 128)

Dando un ejemplo claro, podemos traer a colación a Luis Vidales, que en su antología

de minificciones Suenan Timbres de 1926 nos puede dar un retrato de lo que es una

minificción:

Teoría de las puertas

Soy alguien dado a investigaciones científicas. Últimamente he descubierto una teoría del equi-

librio.

Ante todos los sabios del mundo yo asiento mi teoría del equilibrio.

Cuando una puerta se abre, la puerta equidistante, al otro lado del mundo, se cierra irremisi-

blemente.

Por eso —y todos lo hemos visto— de golpe, las puertas se cierran solas.

El día que todas las puertas se abrieran a una vez, el mundo quedaría lleno de huecos y el viento

se entraría en ellos y se llevaría la tierra por los espacios ilímites...2

Como es evidente, el carácter de esta minificción no es el de narrar. El personaje, en

este caso el mismo autor - lo que lo hace no autobiográfico sino anecdótico-, tiene como

2 Epple, Juan Armando (Septiembre de 2005). “Precursores de la minificción latinoamericana (II). Luis Vidales”. Consultado el 10 de junio de 2012, de http://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/septiembre_05/27092005_01.htm

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objetivo retratar su descubrimiento acerca del equilibrio, teorizando de manera filosófica

-aforismo o greguería- las conclusiones que sacó de las puertas. Hubiera sido microrre-

lato si se retrata un acto desencadenado, por ejemplo en la frase “Soy alguien dado a

investigaciones científicas. Últimamente he descubierto una teoría del equilibrio” no hace

referencia a una situación concreta por la que él llegó a esa conjetura, ni tampoco a que

con ello el autor provoque una trama más allá que la de confesar que descubrió en algún

momento una teoría. No es un acto secuencial, debido a que entre el primer momento

“soy alguien dado a” y el segundo momento “el día en que las puertas se abrieran” no

existe una similitud narrativa sino una confidencia personal y una reflexión filosófica y

poética, casi proyectiva y onírica entre descubrir algo y suponer algún día que se abriera

un objeto.

La minificción se caracteriza por estar en primera persona, o bien por carecer de per-

sonificación, y generar la sensación de omnisciencia. Su fin no es el de resolverse narrati-

vamente, sino el de hacer una apología, un enunciado a favor de una idea invisible. Si bien

no es un poema, utiliza la prosa como medio de expresión intimista -característica por

excelencia de la poesía modernista – que en el género de la novela se llamaría monólogo

interior.

Genera en el lector la idea de conversación libre y en prosa, la estructura textual no

contiene la estrofa como forma del poema, sino más bien como la de un fragmento re-

flexivo sin principio ni fin claros. La carga ficcional está dada en el peso del personaje

más que en las imágenes retóricas del texto, debido a que quien desata el pensamiento

no necesariamente está preocupado por su histrionismo sino por verbalizar su deseo

incumplido acerca de algo irrealizable: “el mundo quedaría lleno de huecos y el viento se

entraría en ellos y se llevaría la tierra por los espacios ilímites...”.

2.4 Minificción como categoría poligenérica Vs Microrrelato como género: algunas diferencias

El microrrelato cuenta con fuertes defensores, ya casi un siglo hasta la fecha en Latinoamé-

rica y teóricos que lo convirtieron durante casi 30 años en un género literario nuevo, dejando

de ser un simple fenómeno literario alterno a los demás géneros establecidos. Pero ¿Qué

sucede con la minificción? Muchas veces se toma prestado un término para referirse al otro,

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por esta razón se harán en este apartado algunas diferencias conceptuales.

En primera instancia, el microrrelato debe tener necesariamente una historia aunque

sea mínima (Andrés-Suárez, 2008), un conflicto al cual adherirse y una acción que dé

vuelco a la trama, es decir, tiene que suceder algo. También cuenta con una carga ficcional

fuerte sin que ello lo convierta en un texto puramente fantástico, pero sí, con una autonomía

que lo hace considerarse un texto breve distinto a los otros. Se define el microrrelato com

el “texto ficcional en prosa, articulado en torno a los principios básicos de brevedad,

narratividad y calidad literaria.” (Andrés-Suárez, 2008, p. 18)

Vicente Huidobro en su libro Vientos Contrarios (1926, p. 27), en uno de sus microrre-

latos retrata el carácter narrativo y ficcional, sin irse al texto misceláneo (característica

más de la minificción), a la apología o el aforismo:

Dios después del séptimo día cayó al suelo sin conocimiento y pálido de fatiga.

Cuando volvió en sí encontró a su lado a una partera que le estaba tomando el pulso.

El microrrelato guarda una estructura que aunque breve, es ordenada y puntuada. El

punto seguido entre la primera oración y la segunda sugiere dos momentos en el relato,

alejándolo de ser una frase suelta o idea literaria. Los verbos en pasado atribuidos al

sujeto de la oración, que es Dios, son frecuentes en el componente narrativo del cuento:

el acto sucedido es contado. Ahora bien, que exista la cualidad fantástica en este mi-

crotexto no quiere decir que tenga la cualidad de fábula o sátira, aún cuando contenga

elementos recurrentes de otras expresiones delegadas a la literariedad.

Por otro lado, la minificción se puede considerar un texto misceláneo que deja abierta

la posibilidad de escribir más allá del relato -lo que la diferencia del microrrelato-. En la

minificción puede suceder algo, puede existir un acontecimiento, pero sin ser contado:

no es un texto narrativo; aún cuando puede contener componentes descriptivos como la

fábula o la anécdota, que utiliza este componente como medio para un fin mayor al de

narrar, que puede ser retratar. Por esta razón, el escritor utiliza casi siempre la primera

persona en el texto y el tiempo verbal absoluto como forma de autoreferenciarse en la

minificción.

Como ejemplo de esto último, se expondrá uno de los temas favoritos de Luis Vidales

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22

3 Espinosa, Santiago (Agosto 11, 2011). “Luis Vidales o el siglo subvertido”. Consultado el 1 de junio de 2012, de http://es.calameo.com/read/000948328bfc5f4536c97

en su libro La casa de la Luna (1926): El tiempo. Si bien describe el tiempo como figura

irremediable no narra qué pasa con el tiempo sobre él, solo lo expone como una traje que

lleva puesto, Generándonos finalmente, una reflexión irónica de la vida pero no moraliza-

dora (como lo haría la fábula):

No hay sino dos cosas en el mundo,

las horas y yo.

El calendario es el único árbol del mundo que sufre de otoño

recurrente.3

Es mini por ser breve y es -ficcional porque no necesariamente alude a un mundo

real, fáctico, se remite a personajes imaginarios o situaciones no “comprobables”. Irene

Andrés-Suarez (2008) nos dice que esto sucede en general con la literatura, porque en-

tre el lector y el escritor existe “un pacto de ficción”, debido a que la obra literaria en su

totalidad no retrata la realidad fielmente sino que la recrea.

figura 1

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23

En la figura 1 se ilustran las diferencias y similitudes sustanciales entre microrrelato y

minificción. Finalmente en palabras de Irene Andrés-Suarez se puede concluir que

La minificción recibe un área más vasta que la del microrrelato, el cual alude a un tipo de texto

breve sujeto a un esquema narrativo. La minificción, en cambio, es una supracategoría poli-

genérica (un hiperónimo), que agrupa a los microtextos literarios ficcionales en prosa, tanto a

los narrativos (el microrrelato sin duda, pero también las otras manifestaciones de la microtex-

tualidad narrativa, como la fábula moderna, la parábola, la anécdota, la escena o el caso, por

ejemplo) como a los no narrativos (el bestiario – casi todos son descriptivos – el poema en prosa

o la estampa).

En definitiva, el microrrelato es una minificción, pero la minificción no necesariamente un mi-

crorrelato, por lo tanto, a nuestro juicio, ambos términos no deberían utilizarse como

sinónimos . Y tampoco nos parece correcto afirmar que la minificción es un género porque

dicha nomenclatura, como ya se ha señalado, engloba diversos géneros literarios autónomos.

(Andrés-Suarez, 2008, p. 21-22)

Por ello la minificción se podría proclamar como un paria que ha desatado una libertad

literaria en los escritores que no se casan con ningún género (oficio más recurrente en la

posmodernidad y la escritura digital), y una sensación polisémica en el lector que no le

basta con encontrar en la brevedad una lectura corta en proyección y unidimensional. En

la figura 2 podemos ver la triada microrrelato-microtexto-minificción:

figura 2

En los siguientes apartados, se utilizará el término microtextos ficcionales para

hacer referencia a los dos conceptos (microtextos/minificciones), y no olvidar las carac-

terísticas tanto intrínsecas como extrínsecas de la minificción como microtexto.

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24

2.5 El microtexto ficcional y la era de la estructura breve

En los apartados anteriores se hizo un acercamiento al concepto de minificción y en

general al microtexto, trazando diferencias con el microrrelato. Antes y durante la litera-

tura las manifestaciones ficcionales han existido en enunciados breves, pero mucho más

ahora. Desde que el hombre existe, existen las representaciones literarias como creación

estética, como expresión, como representación, como manifestación identitaria, como

tradición y cultura. Pero a partir de las hipermedias, la internet, los wikis y las plataformas

virtuales desde la web 1.0 hasta la 2.0 (Alejandro Rodríguez, 2011) las formas de es-

critura cambiaron, probablemente, por las formas de lectura y no al revés como venía

presentándose.

Si partimos en dos momento radicales las dinámicas de escritura y lectura en el

siglo XX, en el primer momento, desde las vanguardias literarias de los años ‘20 hasta

el consolidamiento del cuento y la novela periodística en los ‘80, se puede hablar de

una cultura (bien sea fuerte o débil) de la triada escritor-libro-lector. Pero si hablamos

del segundo momento del siglo XX con la inclusión de la internet (aún joven) la tríada se

iría cambiando paulatinamente de la siguiente manera (sin dejar de ser la primera aún):

escritor-texto digital audiovisual-lector digital audiovisual. Esto permitió no sólo que los

escritores y la “movida literaria” mandaran sobre lo que se debería o debió leer, como

pasaba en el primer momento, sino que el lector decidiera qué tenían que escribir los

escritores según las necesidades de rapidez en la posmodernidad (Calvino, 1997).

La literatura se vio obligada a llegar de manera más pronta a la pantalla. Tuvo que

enfrentar dos problemas. El primero, el ritual histórico del libro entre las manos y el pasar

de hojas se vio reemplazado por la fría pantalla y el endless scrolling. El segundo, es que

tuvo que recordar la brevedad, pero no como su origen, sino por eficacia de información

que opera en la red. Fusionando estos dos problemas, al solucionarlos, resulta un nuevo

enunciado literario: la literatura digital.

El microtexto ficcional ha sido el formato más recurrente en la hipermedia. Tanto así,

que se podría hablar de una cibercultura de una ciberliteratura (Alejandro Rodríguez,

2011). Para Jaime Alejandro Rodríguez “la tecnología ha contribuido a que las obras

literarias lleguen a más receptores, gracias a la eliminación de obstáculos y dificultades en el

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25

acceso de algunas obras literarias que son leídas ahora en bibliotecas o en repertorios

virtuales. Pero las tecnologías de índole digital no solo han contribuido a la difusión de la

literatura, sino que, de una manera inédita y poderosa, han generado escenarios para la

creación de nuevas formas de literatura.” (Rodríguez, 2011, p. 45) Una de esas nuevas

formas son los microtextos ficcionales y las narrativas emergentes como los relatweets

(Andrés Muñoz, 2011).

Además, nace una nueva figura dial: el lector-escritor, que gracias a las plataformas

virtuales se vuelve escritor cotidiano. Antes de la era digital, un escritor se veía enfrentado

a pasar por conductos regulares, plataformas editoriales y publicaciones que le exigían

escribir con responsabilidad de canon, métrica y teniendo en cuenta normas específicas

para el tipo de género al que fuese a escribir de manera reglamentaria y nombrarse a sí

mismo, como escritor de oficio.

Existía cierta mística y distanciamiento entre lo que era un lector y un escritor, los dos

ocupando una extensión notable tanto al momento de leer, como al momento de escribir.

Es decir, existía un tiempo como un espacio exclusivo para estos dos ejercicios. Ahora

el lector digital se volvió un lector parciliazado, mientras está en Facebook y en Twitter

tiene abierto vínculos de información que pasan por sus experiencias y emociones; lee,

conoce y siente al tiempo que escucha música y ve videos en línea y para su mayor for-

tuna, puede escribir mientras navega acerca de lo que quiera en su blog, en su Timeline

o en su Twitter (lo que anula la publicación responsable del canon). Esto hace que mezcle

producción literaria, con relato de vida, opinión política, enunciados ficcionales, expresión

lírica, imágenes de apoyo, videos ilustrativos, etc. Qué mejor que el formato breve para

escribir más fácilmente y para que lo lean eficazmente más usuarios-lectores.

Gabriel Zaid hace una reflexión excepcional acerca de la muerte de la extensión literaria,

de la obra de arte en general, que podría darse en la actualidad (en este caso el ciberespa-

cio). De manera casi nostálgica retrata al escritor actual, a ese escritor que aún cree en el

oficio que profesionaliza la literatura, pero le dice que los tiempos han cambiado:

La declarada imposibilidad teórica de hacer un gran poema, una gran novela, un gran cuadro,

una gran composición musical, se esfuma cada vez que un artista hace en la práctica lo que

teóricamente ya no se podía hacer. Que esto sea excepcional no debilita la demostración,

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26

porque las grandes obras del pasado también fueron excepcionales. No juzgamos a los tiem-

pos pasados por sus legiones de mediocres, sino por sus autores excepcionales.(Gabriel Zaid,

2004, p. 4)

Es innegable la brevedad en estos tiempos. Si completamos esto con palabras de

Zavala, se puede concluir la situación actual y el fenómeno de la brevedad que ha sufrido

la minificción en este tercer milenio:

En su lugar, la minificción es cada vez con mayor intensidad un género practicado con entu-

siasmo y con diversas clases de fortuna por toda clase de lectores. En el momento en el que

está agonizando el concepto mismo de escritores monstruosos o sagrados, surgen en su lugar

múltiples voces que dan forma a las necesidades estéticas y narrativas de lectores con necesi-

dades igualmente múltiples, difícilmente reducibles a un canon que señale lo que es o puede

llegar a ser la escritura literaria. (Zavala, 2000, p. 1)

Sin embargo no todo se resume en aminorar las artes y la literatura. A menor exten-

sión literaria, mayor capacidad de llegar a más personas. Zavala nos cuenta que esta es

una cualidad poderosa en la cibercultura, debido a que entre más se implementan textos

breves en las hipermedias, más didáctico se vuelve en términos pedagógicos enseñar

literatura (Zavala, 2010), puesto que la brevedad cuenta con la misma rapidez y eficacia

que la tradición oral en la actualidad y sobre todo, utiliza un lenguaje común, el lenguaje

de los usuarios en término de acceso. Esto se debe a que internet democratiza la infor-

mación.

2.6 De lo micro a lo hiper

Partiendo de la inclusión de los términos microtexto, microrrelato y minificción, es

momento de hablar de un término potencializador del fenómeno de la brevedad en el

ciberespacio, este es: ambiente hipermedial. ¿Qué sería del microtexto ficcional sin el

ambiente hipermedial?

En los anteriores apartados se ha tratado de entender el poder del prefijo mini o micro

en la literatura actual. Pero en este caso, se explicará qué es un ambiente hiper-medial.

Se entiende por ambiente hipermedial un escenario de aprendizaje medido por el computador,

en el que se presentan contenidos de diferente naturaleza con fines pedagógicos. Éstos se

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27

apoyan en lenguajes gráficos, sonoros, textuales, así como en otras herramientas que cuentan

con diversos vínculos que permiten crear asociaciones hipertextuales, como las plataformas

virtuales, como las plataformas virtuales – entre estas Internet, que puede considerarse como

la de mayor asociación hipertextual – o los programas computacionales. (Gonzáles Martínez et

al, 2006, p. 39)

Recordemos que en este trabajo no se hablará del hipertexto, porque “toda narración

digital, debemos recordar, no necesariamente toma la forma de hipertexto.” (Landow,

2009, p. 271)

Pero aquí se propone hablar de otro hiper- merecedor al microtexto. El ambiente hiper-

medial compromete un campo de estudio y análisis por parte de la pedagogía y la didác-

tica de la literatura. Pero hay un territorio (más que ambiente) informal y latente, José Luis

Orihuela (2006) lo denomina territorio de la hiperficción.

Este territorio existe en todas las plataformas virtuales que tienen como opción el es-

pacio para la creación por parte del usuario-lector. La opción “Notas” de Facebook, los

hashtags de Twitter, los nuevos blogs como Tumblr, los foros literarios, entre otros. Son

territorios hiperficcionales. Entiéndase por hiper- la posibilidad infinita del espacio virtual

donde reposan y palpitan los mundos ficcionales del microtexto.

En el capítulo siguiente, se hará referencia a dos territorios de hiperficción. Una es

una página de microblogging llamada Tumblr y la otra de la cuenta de Twitter del escritor

chileno Alejandro Jodorowsky que hace microtextos ficcionales (poesía breve en prosa y

aforismos) en 140 caracteres o menos.

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28

3.0 Capítulo II

• Prácticas Lectoras de los Microtextos •

en las Plataformas Virtuales

3.1 La web 2.0 y la literatura

El último escenario que se está viviendo tiene no un siglo o una década a la cual referirse

sino una categoría generacional. Esta se denomina la generación de la web 2.0.

Primero recordemos que la web 1.0 empezó con el surgimiento de la computadora en

casa. Hacia el año 2000 casi un cuarto de la población ya tenía un ordenador, sinónimo

de progreso y tecnología. Aun no existía la Internet de uso frecuente, pero sí contenidos

dinámicos con un lenguaje de programación fácil de leer y acceder, el discurso era lineal

(emisor-receptor) e imperaban las enciclopedias digitales como Encarta y los programa-

dores didácticos que compendiaban información en grandes cantidades. Esto generó un

cambio radical, puesto que la web 1.0 recibió de la tecnología computacional el progreso

en el ahorro de espacio: Encarta y Word valían más que mil bibliotecas y un montón

caótico de papeles. La web 1.0 hizo cambiar las prácticas de escritura y de lectura. Por el

simple y evidente hecho, de separarnos circunstancialmente de la lectura en papel como

la conocíamos y de la escritura manual. Además, se crea la cultura del entretenimiento

de estas dos prácticas.

Ahora bien, desde la inclusión de la internet doméstica, se vieron nuevos horizontes

de acción entre acreedores de un ordenador a otro, naciendo así la interactividad y el

usuario. A esta nueva generación se le llama web 2.0 y se caracteriza por la inclusión de

la Internet doméstica. Es una generación que nació de la exigencia de un manejo de in-

formación más dinámico entre los usuarios que querían compartir la experiencia estética

de navegar por la Internet y el contenido dinamizado por ellos mismos.

Una de las grandes características de la web 2.0 es “que reduce efectivamente la

distancia entre los que acceden a la web y los que publican en ella información. Esas

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29

tecnologías y el consecuente cambio de actitud que exigen presentan una multitud de

oportunidades estéticas. Entre ellas, se destaca el concepto de ‘software social’, el

cual se refiere al uso de la comunicación mediada por ordenador para la información de

comunidades (llamadas redes sociales o comunidades virtuales de práctica).” (Alejandro

Rodríguez, 2011, p. 46).

Esto posibilitó el surgimiento de plataformas de creación colectiva de información libre

y gratuita como Wikipedia, y la desaparición de las enciclopedias digitales como Encarta.

De esta manera se permitió que el usuario interviniera en los procesos de generación de

contenidos y difusión de conocimiento y la descentralización de las grandes instituciones

sociales de tipo académico. Por otro lado la aparición masiva de blogs de contenido

modificable, de fácil personalización por los usuarios, tales como el blog de imágenes

Flickr. Lo que más marcó la generación del la web 2.0 fue el surgimiento de plataformas

del tipo social. Facebook es probablemente uno de los fenómenos sociales más inci-

dentes en la última década debido a que “humanizó” al navegador digital, le otorgó al

usuario un espacio personal pero al tiempo público. Internet empezó a tener alma gracias

a los contenidos de tipo personal y creativo que se colgaban a diario.

Luego fueron naciendo espacios tales como Wordpress que permitían un lugar de

contenido exclusivo de los que navegaban en la red, manejando un lenguaje en html fácil

de modificar. Finamente en la última etapa de esta generación, surgieron Twitter y Tumblr.

El primero permite una interactividad del tipo escritural, bien sea porque el usuario cita o

taggea de otros usuarios o porque el usuario crea en 140 caracteres o menos, enunciados

de tipo informativo, literario, emocional, de opinión, etc. Convirtiéndose Twitter en, como

lo comentó un twittero llamado @bryanshiller1, “el rollo de papel higiénico electrónico más

grande del mundo” haciendo referencia a tanta información que se escribe de todo tipo.

Twitter utiliza hashtags como forma de colgar de manera temática un tipo especifico

de opinión y producción escritural. Por ejemplo, los hashtags se caracterizan por tener

un numeral como código de distinción en cambio del arroba que identifica a los usu-

arios. #poetwitt por ejemplo es un hashtag que pueden seguir los usuarios en el cual

1 Este usuario de Twitter ha desactivado esta cuenta. Razón por la cual no hay referencias bibliográficas ni víncu-los web.

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escriben “poetwitts” (o microtextos poéticos), el escrito se cuelga automáticamente en

este hashtag y tiene el siguiente formato: “el amanecer es el primer atardecer del día,

pero en su sentido contrario #poetwitt”. Al poner al final el hashtag, Twitter direcciona

automáticamente el escrito al perfil del mismo, que compila todos los tweets que conten-

gan el hashtag #poetwitt y que puede ser seguida por cualquier usuario en Twitter. Esto

genera un espacio colectivo de escritura individual, al tiempo que se comparte mediante

una etiqueta las particularidades de los usuarios sobre un tema en general. En este caso

los poetwitts.

El segundo es un promotor de contenidos de imágenes, textos, videos y enlaces lla-

mado Tumblr, el cual permite mediante una plataforma de microblogging, hacer que la

información de otro usuario se cuelgue a su propio blog con un solo click, guardando el

“source” o la procedencia de lo que se ha bloggeado para evitar el plagio. “Los usuarios

pueden «seguir» (follow) a otros usuarios registrados y ver las entradas de éstos conjun-

tamente con las suyas, por lo cual Tumblr puede ser considerado una herramienta social.

El servicio enfatiza la facilidad de uso y personalización.”2

Estas dos plataformas cambiaron las dinámicas de escribir en la web, permitiendo

mayor libertad y efectividad de contenidos propios que se quieran dar a conocer, de una

manera más ágil y práctica.

3.2 Prácticas lectoras de los microtextos ficcionales en los jóvenes y las plataformas

virtuales

En este apartado es importante referirse a dos ejemplos que el autor del presente informe

quiere exponer para dar cuenta de dos tipos distintos de crear microtextos ficcionales, o

bien, leerlos. Microtextos que pueden proceder de dos maneras: por fragmentación o por

brevedad.

Aun no es evidente un ejercicio por parte de los usuarios de escribir o leer de una

manera consolidada minificciones. Pero sí existen espacios donde los microtextos

ficcionales están a la orden del día. Los jóvenes lectores de las plataformas virtuales

2 Wikipedia (2012). Tumblr. Consultado el 10 de junio de 2012, de http://es.wikipedia.org/wiki/Tumblr

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(que van desde los 16 años hasta los 25) están expuestos al fenómeno predilecto de

la Internet de abreviar y fragmentar todo tipo de textos hasta convertirlos en píldoras con

altas dosis literarias y que generen la sensación de haber experimentado un goce esté-

tico con tan poco contenido.

Guillermo Siles (2007) en su libro El Microrrelato Hispanoamericano hace dos distin-

ciones importantes respecto a este fenómeno de fragmentar todo texto hasta reducirlo

a su máxima expresión en la lectura y/o escribirlo hasta su expresión más breve. Por

un lado, nos dice que el fragmentarismo es un fenómeno que desde el enciclopedismo

académico ha existido. Reducir a citas alguna expresión literaria de grandes extensiones,

permite un diálogo sucinto entre el lector y el escritor, generando una invitación agradable

a la obra u obras en general. Dicho fenómeno tiene como intención darle un componente

comunicativo a la literatura, pero está en el papel del lector trascender del fragmento a

la obra, y esto sólo se genera si el lector hace del fragmento un hipertexto inacabado en

términos de lectura y va a la fuente directa. La fragmentación de textos reducidos por su

propósito a microtextos exige necesariamente adoptar el estilo de la cita bibliográfica, y

acudir al crédito de la autoría de dicho texto modificado a su expresión más pequeña.

Es muy probable que los lectores jóvenes de hoy en día, hayan leído más a los clásicos

y poetas por sus fragmentos que por su fuente directa. Está en la lectura consciente y

motivada en la red, traspasar los límites (que al tiempo son cualidades) de la brevedad que

permite la Internet e ir de lleno a las obras literarias tal como son.

Este papel fragmentario de la literatura y la red se evidencia en el apartado Tumblr:

microtextos y microblogging (Fragmentarismo). Con un blog que hace mención a

este maravilloso papel de traernos del fragmento un territorio basto de literatura del

mundo. Lo que es atractivo en los usuarios jóvenes.

Por otro lado, Selis nos dice que la brevedad articula la formulación de poéticas indi-

viduales. Además se concibe como

“patrimonio de la sabiduría y el consejo popular, y está emparentada con la profundidad y con

la risa. Este tipo de lenguaje reflexivo vendría a contrarrestar el lenguaje casuístico, establecido

por la retórica clásica para operar en forma muy distinta, no por acumulaciones ni previsiones

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largamente preparadas, sino a través de la sorpresa y la novedad, buscando hacer aparecer

el lenguaje del individuo. Las formas breves si bien existieron siempre, continúan surgiendo

después del Renacimiento, circulando en las márgenes de la perspectiva como lo diferente.”

(Selis, 2007, p. 117)

La brevedad es pues, el lenguaje predilecto en un inicio de la cultura oral, que ha to-

mado fuerza de nuevo hace aproximadamente un siglo pero esta vez en la escritura. A

mayor usuarios en la Internet, más se piensa en un lenguaje eficaz y difundible, y qué me-

jor forma de difusión que escribir textos breves para convertir la obra escrita en sabiduría

popular. En el apartado Twitter: Hashtags Y Poetweets (Brevedad) se hablará de la

cuenta de usuario del escritor Alejandro Jodorowsky que hace microtextos ficcionales o

simplemente reflexivos, en forma de poemas breves en prosa o aforismos.

• 3.3 TUMBLR: MICROTEXTOS Y MICROBLOGGING (FRAGMENTARISMO) •

En Tumblr, existe dentro de los 46,5 millones de blogs uno en particular que se preo-

cupa por preservar la cultura de la cita bibliográfica y el fragmento microtextual de textos

poéticos y ficcionales.

Este página se llama Poesíanoerestú.tumblr.com (o Inmovilidad), se puede acceder

a ella siendo o no usuario de Tumblr. Este blog consta de un formato textual solamente y se

encarga de colgar contenidos creados por el mismo usuario (el usuario creador de la página

es desconocido como todos los usuarios de Tumblr, lo que lo diferencia de otras redes so-

ciales) o por otros usuarios, frases contundentes de una obra literaria, bien sea poema, bien

sea novela, cuento, etc.

Page 33: Minificciones

33

Esta imagen y las siguientes son capturas de pantalla de los blogs nombrados

El primer paso que hace el creador de este blog es escribir el texto a citar entre

comillas, seguido de la palabra “Fragmento” del texto del que fue sacado en forma

de cursiva, luego de una coma pone el nombre del autor:

Page 34: Minificciones

34

Cuando el usuario le da click en la opción “Crear Publicación” esta se hace pública en

la página del usuario. Al estar publicado, más abajo aparece en el historial obligatorio que

permite visualizar Tumblr, mostrando de qué otro usuario fue taggeado el fragmento o si fue

creado desde el mismo blog, el número de usuarios que le dieron “like” o lo “rebloggearon”

luego de la publicación:

Page 35: Minificciones

35

El creador del blog, pone el tag “Andrés Alvarado” (autor del fragmento) para cuando

se le dé click, se abra en otra pantalla todas las citas donde el autor aparece. Si la

persona que visita el blog también es usuario de Tumblr y tiene su propio blog, pu-

ede poner en la opción “+seguir” la página e inmediatamente en el escritorio de su

propio blog aparecerán todos los nuevos posts de poesíanoeres.tumblr.com (a

diferencia de otras redes sociales, no se agrega como amigo al usuario sino se siguen

las actualizaciones de su blog):

Las dos siguientes imágenes se muestran cómo quedaría en otro blog el rreblogging

que otro usuario hizo de esta página:

Page 36: Minificciones

36

Así es como se puede compartir información en Tumblr, que permite crear una

cultura responsable de la autoría en la red. Leer es sinónimo de compartir en las

redes sociales. En la imagen anterior, un blog llamado gerade-aus.tumblr.com

de una mujer madrileña de 19 años que mezcla imágenes de temática masculina y

orgánica, al tiempo que fragmentos literarios.

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La usuario del blog gerade-aus.tumblr.com, en una entrevista que se le realizó

vía mensajes textuales por Tumblr entre usuarios, dice que:

“Tumblr es la mejor página, el mejor banco de imágenes y de textos que a mí me interesan,

solo es que vayas al navegador de tu escritorio en tu Tumblr, y empiezas a visitar otros blogs

que sienten igual que tú la imagen y el texto. Les doy ‘seguir’, ellos me siguen a mí, nadie sabe

quién soy ni tiene que saberlo afortunadamente, el anonimato en Tumblr es lo mejor, además,

qué mejor que sepan quién eres por el trabajo que haces con tu Tumblr que por si eres fea, o

gorda, o bueno... real.”

Respecto a su ejercicio de lectura en Tumblr, nos dice lo siguiente:

“Yo sigo el Tumblr de ‘Poesíanoerestú’ y vaya que me ha dejado fascinada! Muchas veces leo lo

que cuelga a diario ese tipo, o quién sea jeje. Y si se me da la gana, solo me quedo con la sen-

sación de ese pequeñito poema o fragmento y si quiero, como él cita al autor, googleo al poeta

o novelista que ha citado y leo de más, o leo el poema completo. Una vez conocí una novela de

Joyce porque este tipo puso fragmentos que me enamoraron un montón, ya luego me compré

el libro, que no lo pude evitar! Bueno es que me siento una tonta escribiendo... pero aveces

me animo y dale, escribo y posteo como este tipo, uno que otro me postea y ya está, se siente

de lo mejor que te lean, me gusta también escribir cortito, que nadie te leería un mamotreto.”3

Podemos evidenciar mediante este testimonio virtual, que Tumblr ha cogido fuerza

por la versatilidad en el contenido que sus bloggers hacen al momento de compartir

información, bien sea propia o de otros. Las prácticas escriturales y lectoras están

supeditadas al entretenimiento, a lo que seduzca más y capture mejor la sensación

de algo que identifique. Las plataformas virtuales en últimas permiten humanizar los

perfiles creados, y darles identidad audiovisual.

• 3.4 TWITTER: HASHTAGS Y POETWEETS (BREVEDAD) •

En Twitter el fenómeno de la brevedad del que hablaba Selis, ha tomado auge

desde su creación. Los usuarios de Twitter se caracterizan por haberse denominado

creadores natos y breves, gracias a los 140 caracteres o menos a disposición. Son

usuarios que les importan más las producciones escritas que hablen por ellos, que

las fotos, o la imagen evidente que cada uno muestra en Facebook. Twitter ha per-

mitido la creación de hashtags o temáticas abiertas a cualquier usuario, como forma

3 Entrevista realizada el día 4 de junio de 2012 mediante inbox mandados a la usuario de la página.

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de genera ejercicio de escritura consciente con un canon de libre apropiación hecha

por los mismo usuarios.

En este caso, se mostrará la cuenta de usuario del escritor Alejandro Jodorowsky

(http://twitter.com/#!/alejodorowsky). Que tiene como propósito crear un espa-

cio donde los usuarios que lo sigan (igual que en Tumblr) tengan la opción de leer

microtextos del autor de contenido poético con un alto contenido creativo y con-

tundente, a la vez que genera la posibilidad de crear textos con sus seguidores en

Twitter mediante juegos literarios o temáticas.

Pero a través de esta cuenta de usuario no sólo en se lee al autor, sino que mediante

la opción de hashtag se puede citar o bien se crear otro texto que haga mención crea-

tiva a los microtextos ficcionales de Jodorowsky.

La implementación del poetwitt o relatweet se dio a mediados del año 2010 en

este servidor social. Éste se define como un escrito de carácter poético que está

estrechamente relacionado con el aspecto emocional y existencial del usuario. Son

textos de contenido también filosóficos (aforismos) pero ahora, con mayor fuerza, se

están implementando contenidos cosmogónicos y de conciencia del universo.

Page 39: Minificciones

39

Jodorowsky es uno de los maestros más polifacéticos que han existido, ha sido

desde escritor, pasando por psicoanalista, hasta cinematógrafo y pintor. Fue el creador

de un método de autodescubrimiento de la cura psicoanalítica con métodos creativos

llamado Psicomagia.

La Psicomagia para Alejandro Jodorowsky (2010) es una serie de técnicas que se

implementan para dar con la cura del alma, estas pueden ser de carácter excéntrico

como caminar desnudos en la calle o como un ejercicio de reflexión interna. Para

el escritor chileno la palabra es el vehículo más sanador de la realidad que nos cir-

cunda, razón por lo cual, el ejercicio de escribir permite verbalizar el síntoma. Uno de

los métodos más utilizados dentro de la Psicomagia es el acto poético. Jodorowsky

en su blog Plano Creativo (2009) define el acto poético como:

El lenguaje es el más alto producto del sistema nervioso. El lenguaje modifica la médula nerviosa

de las personas. Si insultas, ¡te perjudicas! Podemos sanarnos con poesía. Escribe un poema

cada mañana. Yo lo hago. Recomiendo a todos los que lean esto que lo hagan.

También podemos renovar la realidad por medio de la poesía, renombrando las cosas que nos

rodean con nuevas palabras. De esta manera las transformamos, porque los nombres imprimen

la identidad.

(…)

El acto poético debería permitir manifestar con bondad y belleza energías creativas normalmente

reprimidas o latentes en nosotros. Un haiku japonés da una clave: el alumno le muestra al maestro

su poema

Una mariposa:

le quito las alas.

¡Obtengo un pimiento!

La respuesta del maestro es inmediata: No, no es eso. Escucha:

Un pimiento:

le agrego unas alas.

¡Obtengo una mariposa!

La lección era clara: el acto poético debía ser siempre positivo, buscar la construcción y no la

destrucción.4

En su cuenta de Twitter, el escritor desde la mañana hasta el medio día de todos

los días, cuelga aproximadamente 15 twetts ficcionales o poetwitts. Algunas veces,

4 Jodorowsky, Alejandro (Enero 21, 2009). ¿Qué es un acto poético? Consultado el 4 de junio de 2012, de http://planocreativo.wordpress.com/2009/01/21/¿que-es-un-acto-poetico/

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permite el juego y la interacción con sus seguidores, escribiendo acerca de temas

específicos. Por ejemplo, el día 10 de junio de 2012, el escritor puso en su cuenta:

Al cual respondió, en este juego creativo los siguientes microtextos, para darle pie

al ejercicio escritural de sus seguidores:

Sus seguidores, mediante el método de hashtag (#alejodorowsky) o de publi-

cación directa, escriben los siguientes tweets:

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Finalmente, el juego se termina al medio día, que es el momento en el que Jodorowsky

se despide de sus seguidores. Luego se dispone a seguir creando microtextos diversos.

Unos de opinión y otros del tipo ficcional:

Debido a que su ejercicio escritural e interactivo con sus seguidores es constante,

el escritor genera la sensación de la escritura virtual de oficio, que poco es frecuente

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en las dinámicas virtuales de la ciberliteratura ficcional en la web. Pero sobre todo

permite algo que no era pensado con frecuencia antes de la posmodernidad y los

medios virtuales, y esto es “tocar a los ídolos”. Es más recurrente que una persona

famosa o un escritor famoso, abra una cuenta de Twitter para permitir la interacción

con sus seguidores, acceda a compartir su vida íntima con sus fans y genere la sen-

sación de normalizarse como un sujeto que también saca provecho de la web en tér-

minos de hacer pública su privacidad, sea cual sea.

3.5 Saber leer y saber proponer: Una propuesta pedagógica de la lectura de micro-

textos ficcionales en las plataformas virtuales

Durante todo el trabajo, se ha enumerado una serie de planteamientos teóricos

para responder preguntas acerca de qué es literatura, qué es literatura juvenil, qué

es un microtexto, qué es una minificción, entre otras. Pero una de las Pregunta-

problema más importantes que nos competen a los docentes, e inmigrantes digitales

al tiempo, es cómo enseñar literatura (bien sea juvenil o en general). ¿La literatura

se puede enseñar?

La literatura no se puede enseñar, pero se pueden enseñar competencias lectoras

que despierten el amor por la lectura. Con el implemento de las plataformas virtuales,

tenemos que tener en cuenta qué tipo de maestro puede llegar a ser la pantalla digital,

para cuando no esté presente el docente en la escuela.

No compete a este trabajo realizar un aula virtual que posibilite un ambiente hiperme-

dial. Debido a que no todas las posibilidades pedagógicas están estrechamente relacio-

nadas a formalizar un espacio en la pantalla, porque recordemos, son más las páginas

y los fenómenos virtuales que se escapan al aula virtual. Lo que debemos hacer los

docentes de hoy en día, es enseñar a leer la pantalla, probablemente creando com-

petencias lectoras de ese tipo, los mismos estudiantes y jóvenes lectores aprenderán a

ser sus propios maestros reguladores y potencializadores de sus procesos de escritura

y de lectura en la red. La Internet es entretención y esparcimiento, pero también es un

juego responsable del que podemos sacar provecho como sujetos sociales.

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A continuación, se expondrán unos Mandamientos Para La Literatura En La Web.

Creemos fuertemente que esta es una mejor posibilidad, y una forma dinámica de

enseñar preceptos de conductas sanas en la red, respecto a la literatura hipermedial

o ciberliteratura de microtextos ficcionales.

*Imagen y texto hechas por el autor del informe

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• 4.0 Conclusiones •

Las minificciones o los microtextos ficcionales son probablemente, las ventanas

literarias del futuro. O lo que es mejor, el ojo de cerradura de algún otro mundo

siempre a punto de estallar. Una palabra quizás, un brevísimo guiño textual, o un

juego de letras tan solo, permite mundos más allá de la ficción y más cercanos a la

imaginación y el arte de la palabra.

No veamos de manera negativa el surgimiento de un minimalismo en términos

de literatura. El día en que se reduzca a su expresión más mínima, probablemente

eso significaría que lo logramos tan bien, que pudimos contener todo el arte literario

en una palabra, un sentimiento, una dimensión, inclusive un gesto. Primero fue el

hombre que la literatura y todas sus artes. Llegará el día en que el hombre las pueda

dominar de tal manera, que el tamaño no sea problema para comunicarla, expresarla

y sentirla. Que Don Quijote y El Dinosario de Monterroso se tomen de la mano en

términos de virtuosismo y tengan el mismo peso literario para todos sus lectores, es

el ideal.

Sin importar su extensión, nuestro papel como amantes de la literatura es hacer

de la ella un puente que se construya de los dos lados (pensando un poco en Cor-

tázar): del lado del lector y del lado de la obra. La obra sola no siempre será el

puente, el puente es el componente diálogico que de ellos dos se pueda entablar.

En este sentido, el medio por el que viaja la obra juega un papel fundamental. Es

improbable que el libro impreso desaparezca con las únicas e irremplazables posibi-

lidades sensoriales y de interacción que ofrece al lector, sin embargo las plataformas

digitales ofrecen otras posibilidades sensoriales, de acceso y de interacción muy

distintas que pueden ser vastamente aprovechadas por la literatura contemporánea.

La instrumentalización de la literatura es uno de los daños más grandes, y una de

las formas más seguras de alejarla de nuestros jóvenes lectores. No se puede mez-

clar una educación formal de la lengua con una novela, la metáfora con un poema,

la historia del hombre con un clásico. Hay que leer el mundo particular del castellano

en una novela, saborear la metáfora por el placer de la metáfora en sí y leer un clási-

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co por el placer del viaje a otros mundos. El lector del futuro, es un lector ético más

que moral. Que se responsabilizará de sentir las letras y en algún momento hacerlas

sentir. No nos preocupemos por hacer buenos maestros, si no sabemos ser buenos

alumnos de un libro. No hay mayor maestro que el que se enamoró de su proceso,

de su experiencia en algo especifico.

Si enseñamos el amor por la literatura, enseñamos a que nuestros jóvenes lectores

en un futuro, compartan su amor por la lectura, sin ser necesariamente docentes, sino

portadores de ese fuego interno. Los nuevos medios más que denigrar la literatura, la

diversifican y democratizan, poniendo al alcance de cualquier persona con acceso a

Internet tanto la posibilidad de crear y compartir contenidos literarios, como de acceder a

los contenidos generados por otras personas en tiempo real. Es un hecho innegable que

las plataformas sociales en la Internet juegan un papel muy importante en la manera en

que interactuamos en la actualidad y lo seguirán haciendo en el futuro, probablemente

incluso con más fuerza. Hoy en día niños desde los 7 años tienen un perfil en Facebook,

reciben y entregan sus tareas del colegio por correo electrónico y pasan una cantidad

considerable de tiempo en la red. Esto representa una oportunidad invaluable para el

maestro, de mostrar al estudiante el mundo literario no sólo impreso, sino también el

que sucede ahora, el que se escribe día a día, y al que también pueden contribuir los

estudiantes desde su ordenador con sólo un click.

La literatura en general tiene que ser el medio para enseñar valores y desaprender-

los al tiempo, para enamorarnos de la vida y desenamorarnos al tiempo, para vivir y

para morir un poco en la palabra. Más que hacer una pedagogía para la literatura en

las escuelas, nuestro papel como amantes de la literatura es el de crear una herencia

cultural y estética del libro y de la pantalla digital. A lo mejor, la pasión por un libro no

se enseña, el amor por la lectura no se enseña, pero de lo que podemos estar seguros

es que se contagia.

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• 5.0 Bibliografía •

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