MINI REPO a Marcos Bertorello

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MINIREPO: Marcos Bertorello 1. ¿Los cuentos de “Porno” son parte de una obra más basta, y de ser así, cómo elegiste los cuentos que integrarían el libro? ¿Por temática? Me reconozco como un escritor compulsivo: escribo casi todo el tiempo. Esto – que no sé si es bueno o malo – tiene como consecuencia, sí, una obra basta, o en todo caso, en el camino de la escritura, voy dejando a mis espaldas un sinnúmero de cosas escritas (aunque no todo es publicable o siquiera, legible). En cuanto a Porno, específicamente, hubo, sí una idea que ordenó casi todos los relatos (tanto los que ya tenía escritos como los que escribí específicamente). Esta idea, se desprende, justamente, de Tío: contar un relato sin que haya elipsis, sabiendo que esta posición es, en sí misma, un imposible: no hay modo de narrar sin dejar cosas por fuera.

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MINI REPO a Marcos Bertorello

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MINIREPO:

Marcos Bertorello

1. ¿Los cuentos de “Porno” son parte de una obra más basta, y de ser así, cómo elegiste los cuentos que integrarían el libro? ¿Por temática?

Me reconozco como un escritor compulsivo: escribo casi todo el tiempo. Esto – que no sé si es bueno o malo – tiene como consecuencia, sí, una obra basta, o en todo caso, en el camino de la escritura, voy dejando a mis espaldas un sinnúmero de cosas escritas (aunque no todo es publicable o siquiera, legible). En cuanto a Porno, específicamente, hubo, sí una idea que ordenó casi todos los relatos (tanto los que ya tenía escritos como los que escribí específicamente). Esta idea, se desprende, justamente, de Tío: contar un relato sin que haya elipsis, sabiendo que esta posición es, en sí misma, un imposible: no hay modo de narrar sin dejar cosas por fuera.

Ahora bien, ese imposible (que localizo en el ideario estético del porno cinematográfico y no tanto la fragmentación, como se dice por ahí) fue un estimulo: la zanahoria que me propuse atrapar, convencido de que no lo iba a lograr nunca. En fin: la literatura es eso, creo: esa paradoja, esa búsqueda inútil, siempre esquiva a definiciones, pero que a la vez, se nos impone como un imperativo del que no podríamos renunciar sin dejar de sentirnos unos cobardes.

2. En el cuento que publicamos aquí, “Tío”, mantenés un tono más erótico que pornográfico, me parece que en un tema que toca la pedofilia, ese es un gran logro. ¿Cómo surgió la idea de “Tío” y el singular trabajo con el narrador?

Es verdad, el problema mayor de este cuento fue el narrador. Yo quería dos cosas: narrar una escena erótica contada desde el punto de vista de un chico y – lo que es una contradicción – que ese narrador no tenga la inocencia de un chico, en el sentido de que por ahí un chico puede involucrarse en situaciones complicadas, las puede narrar, pero no alcanza a entender del todo lo que

cuenta. Con esta idea, escribí el relato en tiempo presente (esto respondía un poco a la primera parte de mi pretensión: el presente da una atmósfera de intimidad y cercanía) y después escribí el primer párrafo – que funciona como prólogo – para dar a entender que esa chica que está narrando, no es ninguna victima de nada, al contrario. Hubo lectores que encontraron completamente inadecuado este primer párrafo. Puede ser. Yo lo considero necesario, y por eso me resistí a sacarlo.

3. ¿Tenés planes de publicar otra colección de cuentos próximamente, o escribir una novela?

Planes tengo siempre. Lo que no sé bien es si llegarán a buen puerto. En este momento, tengo dos cosas terminadas: una novela corta, que se llama Filadelfia y que cuenta la historia de un escoses que durante el primer peronismo, logra convencer a gente cercana a Perón, para construir una especie de Las Vegas en el desierto de la Patagónia. El proyecto se frustra, y solo queda un hotel, un casino y varias casas. En ese lugar, durante dos décadas, se juntan muchas personas y forman

una especie de comunidad paralela. Por otro lado, tengo una colección de tres relatos más o menos largos que hablan sobre el mismo tema: la imposibilidad de encontrar un lenguaje que se ajuste a las cosas del mundo y las consecuencias de esta imposibilidad. Además, empecé a reescribir una vieja historia de terror que todavía no tiene título. Y por último, desde febrero estoy escribiendo (y más o menos periódicamente lo subo a mi blog) un diálogo algo paródico con el evangelio de Marcos. Además del chiste obvio con mi nombre, este evangelio es uno de los tres evangelios sinópticos que más me cautivan: está escrito por un tipo semianalfabeto, tiene una belleza brusca, un poco torpe y lo que es más interesante: cuando lo leo siento que asisto a ese momento original y lejano en el que comenzó a desactivarse la épica antigua, la épica de los señores, en fin: hoy por hoy no se puede leer ningún evangelio cristiano sin sentir que Nietzsche nos está soplando la nuca. Si vos me preguntas si tengo intenciones de publicar todo esto, te diría que si. Pero ese destino – para bien o para mal – no depende enteramente de mí.

4. ¿Qué autores, argentinos o hispanoamericanos, disfrutás leer?

Muchos. Digo algunos. Borges, por supuesto. Saer, Bolaño, Silvina Ocampo, Reinaldo Arenas, Marechal, algunas cosas de Mujica Lainez, no sé: Neruda, Cassara, Bossi, Auliccino, Martíni. Cabrera Infante fue un autor del que aprendí muchísimas cosas interesantes. En un momento de mi vida, disfruté mucho de Jorge Asís, por ejemplo. Abelardo Castillo, sin dudas. Y un largo etcétera en el que incluiría, además, otros autores no considerados autores literarios, sino autores de teoría. Por lo demás, leo muchos clásicos del pensamiento occidental, que no son hispanoamericano, ni argentinos, por supuesto, y de los que me siento muy en deuda respecto de lo que escribo.

5. ¿Hay una literatura erótica que puedas relacionar con “Porno”?

No sabría mucho cómo responder a esta pregunta. Tengo la impresión de que Porno no es, justamente, un libro de literatura erótica. A lo mejor fue un error ponerle ese título.