Miller, J-A (2000) Lakant

download Miller, J-A (2000) Lakant

of 70

Transcript of Miller, J-A (2000) Lakant

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    1/70

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    2/70

    F.o e l

    u

    i pro de la Escuda l.acanla na de Psicoanlisisen ESP ll a,

    el oombre de su coleccin de libr os ha resultado ser: Coleccin la l

    Directora de la Coleccin : Anna Arom

    Establecimiento del texto: Antoni Vicens

    Colaboraciones: Jos Manuel Alvarez, Elvir a Guila,

    Rosa-Alba Zaidel

    D iseo origina l de la coleccin: Sebesuan Puiggrs

    Fotografa de portada:

    der

    echos reservados

    e LPF

    1s edicin, Barcelona 2000

    Depsito legal: 8 18.841-2000

    1576-3145

    Imprime: Repro Disseny S.A.

    La reproduccin tota l o parcial de eMelibro derechos reservado, .

    Cualquie r uli li7acin debe ser

    pre

    viameme solicitada.

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    3/70

    1 J ornada de Estu

    au

    r

    l

    L NT

    Semina rio dirigido

    por

    I acques-Alan MilIer

    con estudios d e J. lemn J.Ambe l E. Castro

    T. Ferr

    er

    E. Gadea G. Galarraga F. Lacruz

    C Nieto G. Sobra l H. Tizio

    yA

    Vicens

    r Jornada de la EEPECFB

    Qu puedo sabe r? Qu debo hacer?

    Qu me est permi tido esperar?

    Respu estas Psicoanalicas

    Barcelona 18 Y19 septiembre 1999

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    4/70

    LOAS

    T

    na pasin pasajera

    U na repentina pasin por Kan t se man ifest en las Jorn ada s

    de Barce lona los da s 18

    y

    19 de septi embre de 1999 . De este

    modo fue como Ten Lines News

    l

    correo electrnico de la

    AMP- resuma 10 ocu rrido en esas dos jornadas de septiem

    bre, en Barcelona.ca qu se refer a el editor de TLN?

    U n aco ntec imienro- us

    En efecto, ha ban tenido lugar las Pr imeras Jornadas de la Es

    cuela del Ca

    mp

    o

    Fr

    eudiano de Barcelon a (EEP-ECFB), en el

    cur so de lascua les sepudo comprobar la in tensa dedicacin de

    sus partici

    pantes

    al estudiode las tesis

    kan

    tianas contenidas en

    laCritica de raznprti .

    El m

    ar

    co del Paraninfo de la Universidad Cent ral de Baree

    lona , las inopinadas dificultades trmicas y acs ticas de la sala,

    had an presagiar unas jornadas de mucho trabajo y muy poco

    Wz .

    Es pu es totalmente pertinente ti tu lar el resu

    ltad

    ode este

    seminario con el neo logismo Lakant: rec oge fin a

    lmente

    eseWitz

    comoel acontecim iento de las jornadas. En psicoanlisis, sucede

    siempre as : prim e ro preparamos la estr uctu ra para, luego, es

    perar el acontecim ien to. Adems, si todo acontec imiento (o es

    siempre de sentido, las p rimera s jorn ad as de la EEP -ECFB ha

    brn sido la s

    J ornadas Lakant

    U n marco fall ido

    Hemos dicho arr iba que las Jornadas deban desarrollarse en

    el Paran info de la Universidad Cent ra l de Barcelona . En el ca ro

    tel anunciad or de las Jorn adas pusimos la foto del Dr. Lacan en

    el mi smo m

    ar

    co: Lacan in terv ino , por primera vez, en Barcelo

    na, en septiemb re de 1956. El tema de su conferencia : El ps i

    coanli sis ve rdad ero

    y

    el fals o fue public

    ada

    en la rev ista

    Freudiana n'' 4/5 .

    La p

    ropu

    es ta de la Com isi n organ

    izadora

    , tentadora, resul

    t ser un fiasco. No habamos pen sado mandar nuestras naves

    i,,:

    I

    1 ,

    J

    cont ra los elementos.. . i

    Hu

    bo pues que reaccionar r

    pidam

    en

    le La dec isin de buscar ot ra sala , no tan grande , aunque ms

    cmo

    da

    y mejor asistid a por los avances tecnolgicos, nos

    Ile

    vara a la Sala A\agna. Fue en es te

    mar

    co donde tuvo lugar el

    Seminar io que a

    qu

    pub lic am os.

    U na experiencia del

    lajl

    Las Jo rnadas arrancaron no sin sobresaltos

    y

    una cierta per

    pl

    ejidad

    . A la p

    erp

    leji

    dad

    se referir Jacques-Alain M iller en

    una ocasin, t ras la intervencin de Jorge Alemn: H

    emo

    s

    aplau d id o a Jorge Alemn, tal como se merece, pero t

    amb

    in

    pod ra criticarlo un poco, ya que en la sala haba rostros con aire

    de pe rp lejidad. .. Soy se

    ns

    ib le a los rostros, a las miradas,

    y

    me

    gus

    ta cuando pe rcibo el re lmpago de la

    inte

    leccin , la expe

    riencia del a jY aqu eso falta ba .

    La rp ida respues ta de J

    or

    ge Alemn produ jo un

    ef

    ecto de

    Witz (la

    de

    sgrabacin no lo cap ta pero lodos la recordarem os):

    Pues yo percib alguno por all (sea lando con la mano a un

    lado de la sala)

    Risasen roda la sala).

    En ese preciso

    mom

    ento

    se produjo un vuelco en la

    atm

    sfera general de las Jornadas.

    Algo vivo empezaba a moverse.

    El moment o lgido de ese ha

    / Erleimis,

    del jbi lo de la inte

    leccin, lleg despus d e que Jacq ues-Alain Miller, en una ver

    dadera d ra mat izacin de las pa rado jas ticas de Kant, que de

    leilaron a todos los presentes, descu bri

    e

    n ti empo rea l- el

    sent ido de las cuatro palabras que apa recen al final del pr imer

    coment ario de la formula del imper ativo categrico:Sicoolo,

    j ubeo

    ( as lo

    qu

    iero, as lo orde

    no

    ). Fue

    el

    pun to d e

    ab roch amiento, el encue ntro

    con

    lo nuevo: Kant con u venal,

    do nde las Stiras de J uvenal l a s t ira numero seis sob re s i un i

    hombrese debe casar o n acl aran el sentido del impera tivo

    L

    de Kan t ( el soltero de Ko enigsberg ).

    in cu rable: el acon tecimien to

    Luego de seguir el virtu osi smo l akantiano mostrado po r Jor

    ge Alemn , del porte ntoso ingenio de Euge nio Cast ro, de la fir-

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    5/70

    me desanudadora de textos que es Hebe Tizio y de la hbil tra

    duccin clnica de Kan t most rada por Antoo i v cens, todos

    ellos, en delicada formacin coral con Jacques-Alain Miller, ver

    dade ra batutade la orientacin lacaniana, todos ellos nos hicie

    ron comp render que en la conversacin, como en el amor, no

    nos podremos salvar del encuentro con el

    acont

    ecimiento. Lo

    sepamos o no, somos todos incurablesdel acon tecimiento y, por

    tanto, de lo nuevo.

    Vicente Palomera

    Barcelona, diciembre 1999

    {j OO iPC de lo que fue un trabajo de Seminario 00

    manda su desafo kantiano:

    s pe

    r

    ude

    Disponte a saber algo

    del psicoa nlisis, y a que ese sabe r tienda sus redes hasta tex

    tos imp revistos. O tamb in: ar risgate a saber que losgrandes

    autores tambin eran suj etos de deseo . Y que esto no hace va

    nas sus construccion es,ni imposible su lectura, pues la leccin

    del sntoma se halla en todas partes, tanto en la neurosis, como

    en la perversin, o en la ps icosis.

    A la postre, el sntomaes el abigarramiento mismo de la vida,

    en el que Sigmund Freud a

    rt

    iculel entreanudamiento de Eros

    y de la pu lsin de muerte.

    Eros estaba en la ocasin bien situado:la uni n de muchos en

    un proyecto de Escue la, que se daba ah unasenseanzas en sus

    primeras Jornadas. Qu puedo saber de una Escuela de psicoa

    nlis is?Que sebasa, ensea Iacques Lacan,en la imposibilidad

    del grupo de los psicoanalistas; y que esa imposibilidad es tr a

    tab leen trminos topolgicos. Sabi endo algo de loimp osible,

    podemos responder tambin algo a la pregunta: Qu deb o

    hacer en la Escuela? Art icular 10 imposible en un saber posi

    ble. Lo cua l de ja algo que esperar, no en trminos de demanda,

    sinode deseo; un deseo sostenido en el semblante como produc

    10

    posible. Lo ciertoes que lo imposible no conduce necesaria

    men te a la desesperanza, y que una ffe io(de nuevo la d ispo

    sicin)

    so i uuis

    puede fundamentarse en lo imposible.

    En cuanto a la pulsin de muerte , nuestra posicin no es tal

    que podamos decir:

    D

    e e ll a no se puede decir nada. Lo im

    posibl e del goce es una inclusin, que hace agujero. Aunque el

    f n de todo gocesea la extincin, eso no vaca de sentido la vida.

    Antes al contrario: de esos agu jeros pasamos a los nudos de sen

    tido que te jen el semblante de una esperanza.

    lmmunucl Kant edific su sn toma sobre la voluntad de ha

    ccr callar todas las voces con la enunciacin de una ley verda

    dcrumcr ue universal. El imperativo categrico pertenece a esa

    clusc de goce reservado a unos pocos: Sade, Ignacio de Loyola ,

    1rcscartc s. Ellos concluyen sobre s mismos y transfor

    man

    su

    sn toma en signo uni versal

    y,

    a travs de eso, en forma de

    civi-

    ESPER R POD

    S ER

    l

    l

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    6/70

    Iizacn.Quiz haya que hablare n estoscasos de

    aut ocuraci n;

    o de au torizacin en la invencin de un Otro desde el conoci

    miento inconsciente de su inexistencia. En esos casos hallamos

    un desplazamiento sub jet ivo causado en

    uso de un goce in

    telectual dioptlco. Ese desplazamiento, el psicoanlisis,

    acia

    do el sujeto , lo lleva al materna, a lo transmisible , a lo Que se

    puede esperar saber en una Escuela.

    En los cuatro casos del prrafo anterior, la ope racin subjeti-

    va pasa por el reconocimiento de un significante un iversal: el

    deber en Kant, el goce en Sade, la fe en Ignacio, el pen

    samiento en Descartes. Pero

    el

    reverso de la operacin de esos

    sntomas es siempre la destituci n del Otro sexo, a fin de esca

    motear elsntoma mismo . Pero, por cuanto existe el Ot ro sexo, '

    y

    su relacin es imposible de escribir, haysn tomas, en los cua-

    les la cuestin prctica Queda en suspenso en favor del goce

    inmediato.

    ;

    Esta es la vertiente cln ica de la cuestin prctica, all donde

    recibe un trato panicular. En el cual, a su modo , se anudan el

    saber, e hacer

    y

    la esperanza.

    Por eso es bienvenido el efecto de entusiasmo inducido por

    I acques-Alain Miller en la Escuel a del Campo Freudi ano de

    Barcelona y sus amigos, pues a travs de ese efectose ampla el

    campo de accin del psicoanalista y el saber ent ra en elporve

    nir del psicoanlisis, en absoluto basado en la desti tucin de

    Otro, a pesar de su inexistencia.

    Antoni Vicens

    Barcelona, 26 enero 2000

    S MIN RIO

    LA

    NT

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    7/70

    NT

    e A l a

    Mme Tuve una sorpresa cuandn, al e-

    gre sa r de vacaciones, Vicente Palomera, organizador de estas

    Pr imera s Jornadas de la EEP-

    ECFB

    , me inform de l a indita

    pasin kant iana experimentada por nuestros colegas. Tenemos

    para esteSeminario cuatro traba jos, todos ellos referidos a Kant.

    El de Hebe T izio, titulado Nudos , estudi a de manera muy de

    tallad a

    y

    erudita las tres preguntas kant ianas, conectndolas

    tamb in con el malestaractual en la cultura. Antoni Vicenstam

    bin estu dia las tres preguntas, vinculndolascon tresconcep

    tos psicoanalt t cos. EugenioCastro, a pa rti r de Kant , presenta

    alg

    un

    as consideracionessobre la vida de Newton y la locura de

    Newton. De Jorge Alemn no tengo mucho ms que su pedido

    de presentar un trabajo sin darme una copia escrit a antes. Lo

    que acept por la confianza, y slo le ped un ttulo y tres ideas

    para ori ent arme. El ttulo es El deberen psicoanlisis . Vamos

    a empezar por l, para ahorrarme la incertidumbre sobre lo que

    Jorge Alemn ira a presentar.

    Ya

    que

    se tra ta de un Seminario, se trat a de hablar, int ervenir

    y juga r con las palabras y losconceptos; espero que todos este

    mos dispuestos a ello.

    No es tan simple hablar de K

    ant

    ante esta audiencia,aunque

    est a r en la universidad yaest muy bien. Si no me equivocoesta \1

    au la Magna debe servir para las lecturas de tesis. No s si so- :.

    ; \

    mos el jurado, ni quin es el ju rado o el candidato. Si estuvi-

    ramo s en una asamblea de fi lsofos podramos suponer lo que

    ellos conocen de Kant, seran s

    upue

    stos-saber algo de

    Kant .

    Nosotrosvendramos con algo

    de

    Lacan

    y

    del psicoanl isis para

    revelarles una supuesta verdad de Kant, o un aspecto de Kan t

    que no hubieran percibido. Pero no veo que estosea una asam- i

    blea de filsofos; no s si nos conmovera revelar lados inditos

    de Ka nt. P ienso que hay que supone rque el auditorio conoce

    mejor a Lacan que a Kant ; de manera que no tiene mucho sen

    tido hacer un Kant con Lacan .

    Qu sign ifica el con , en

    un

    a expresin como Kant con

    Sade ? Significa que un autor, o su obra, sirve de instrumen to

    pura revelar una verdad de ot ro autor. Lacan se sirve de Sade

    para revelar algo de otro autor y, a travs de eso, tambin reve

    11 algo del psicoanlisis. Aqu quizs se tra ta ms de Lacan

    con Kan t; es decir que vamos a utilizar algo de Kan t para re

    velar algo de Lacen. Ser eso fina lmente: Lacen con Kant .

    Aunque he dicho qu e la audiencia poda no conocer a Kant ,

    supongo que a travs de Lacan y de sus estudios saben algo de

    Kan t, segu ramente saben algo de su Critica de la razn pr cu-

    ca Algo saben de la ext raordinaria pretensin de Kan t, la de

    haber descubierto un enunciado fundamental, capazde funda

    mentar y orientar la accin humana en todos los casos. Qui z

    ten dremos la o

    por

    tun i

    dad

    de es

    tudi

    ar la es

    tr

    uct

    ur

    a de este

    enunciado kantia no.

    La Critica de la r npu ra es ante rior a la Crtica de la raz6n

    prctica Creo que la Crtica del juicio les es me nos familiar .

    l .ncun la menciona de vez en cuando, pero en

    un

    par de lneas.

    Me parece entonces conveni ente

    empe

    zar por la Critica de la

    razn prctica que presentar Jorge Alemn.

    Alemn: Mi presentacin va a ser muy general.

    Qu iero agradecer a Vicent e Palomera, que hizo posible que yo ;;

    n

    est aqu en esta mesa ,pues a l s e le ocurri que yo pod a in-

    te rveni r

    en

    razn

    de

    una

    pre

    gunta que en 1988 le d irig a

    [acques-Alan Miller en relacin al tema kant iano del debe r y

    el psicoanlisis. Qu iero decir que celebro much simo que once

    aos despusestemos aqu. Nossi he avanzado mucho con res

    pecio aKant y el psicoan lisis, pero s que he insis tidocon res

    pecto al tema, y es un verdadero milagro - lo celebro de esa rna

    neta-e- que nos podamos encontra r y seguir hablando de estas

    f

    cuestiones.

    lin primer lugar, me gustara hacer un elogio de Kant. Por qu

    Kant est en nuestr a procedencia? d or qu nues tro hor izon te

    es inevitablemente kantiano? La primera razn es que

    t a

    l

    como lo han seal ado muchoscomentadores, incluso el propio

    PRESEN

    TACiN

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    8/70

    Lacan-c- en una poca dominada por la fsica newtoniana

    y

    en

    la cual la naturaleza es abordad a absolut am en te desde el

    determinismo, lade fensa de Kant deu actum de un hecho de

    la razn en el cual se nos muestra que somos capaces de deci

    dir por nosotros mismos,

    y

    queesto no sea incompatible con la

    ciencia on la ciencia desarrollada en la Critica de la r

    z

    pur reintroducir el reino de la libertad en la subjetividad,

    mostrar que somos capaces de dec idi r, cons t ru ir una subiet vi

    dad que tiene otra perspectivaque lade las leyes naturales, me

    parece que sigue siendo p

    ar

    a nosot ros un pun to de partida ex

    t raord inario. Hace poco le en un libro de [ ean -Perre

    Cha

    ngeux,que

    J

    acques-AlainMi lleeconoc i, un d ilogo de ese

    auto

    r con

    Pau

    l Ricoeu r . All, I ean-Pierre Changeux, qu e es un

    h

    ombr

    e de las neurociencias, proponeque llega r un d a

    en

    que

    se podr demostrar pe rfectam

    en

    te que ladisposicin tica pro

    viene de la estru

    ctur

    a del cerebro.Tengamos en cuenta aqu que

    Changeux provie ne de una tradicin humanista y fran cesa, es

    decir que no es el t pico cientfico positivista .

    As, en primer luga r, en este elogio a Kant quiero rescatar esta

    opera

    cin en la

    cual

    el decidir por noso

    tro

    s mismos, el/tulum

    de la liben ad, el postulado de la libe rtad, la construccin de una

    au tonoma en sent ido modern o, sigue siendo nuestro borizon

    te. Y nuestra condic in de posibilidad ade

    ms

    , porque en las

    culturas en las que no ha sido planteada la cuestind e la auto

    nomta es probable que el psicoanlisis no teng a un lug ar de

    existencia. Por ejemplo, nuestra discusin con las neurociencias

    sera imposible si no hu bir

    amo

    s en

    contra

    do en Kan t, como

    luga r del que provenimos, una inteligibilid ad subjetiva d

    ond

    e

    I

    las decisiones noest n motivadas desdeel

    pun

    to de vista de las

    I . leyes de la naturaleza. Esto me parece clave.

    l; ;

    Yo,que nop roceda de una tradicin kan tiana - proceda del i:

    :

    marxismo, que siempre fue un poco indiferente, por su raz

    i;

    hegeliana,a los problemas ticos e, encontr a Kan t a part ir de 11111;

    i

    Lacan. Por esto hay otra gran cuestin que me parece prodigiosa

    y conmovedora en Kan t, un punto que pe

    rte

    nece de manera

    esencial a la arqui tectura kanti ana: esla idea defini tiva de que

    cuando un pensamiento viene al mundo,

    siempr

    e, lo

    qui

    era o

    no ese pensador, explcita o implcitamente , este pensamiento

    m

    segreg a un mandato. Es decir, no hay pen samiento que no se

    decl ine, fina lmente, a travs de un mandato. l le jugado un poco

    con es to ; y pienso que podramos e

    nun

    ciar al

    gun

    os de esos

    ma

    nda

    tos.

    C o

    ncete a

    ti

    mismo , es el de Scrate s. Liega a ser

    quien eres , el de Pndaro. Aprta te de la fsica y 'e hacia mi

    idea del bien , el de Platn. Conoce tu lmit e y no lo desbo r

    des ; sto va desde Delfos hasta Ar is t teles. Se ms que

    un

    hombre, p repara la morada del supe rhom

    br

    e , se encuen tra en

    Nietzsche. Vuelve al ser despus de haberlo negado ,en Hege l.

    S feliz, con figurare segn el orden de los acontecimientos

    del

    mundo , en Wittgenstein . Nohay pe nsador que, de un modou

    otro, no te

    rmi

    ne segregando un

    manda

    to, un significante amo.

    y creo qu e la cualidad fundamenta l de Kan es la de haber in-

    dagado la estru

    ctur

    a formal de estos mandatos.

    A

    nt o

    n i Vicen s: Culsera el manda to de Montaigne?

    Jo rge Alem

    n: Dilo t .

    Ant oni Vicens: En realidad, en Momaigne se trata ms

    bie

    n

    de preguntas: Que se? Pienso que hay otra posicin del in te

    lect u

    al. di st int a del que vehicula manda tos, aunqu e sea de

    manera solapada. Tambin est el que slo sabe plan tear pre

    gu

    nt

    as . O bien el mandato est mucho ms escondido.

    Jo r

    ge A

    lem

    n : Habra que ver en el texto si no se desliza su

    brepticiamente. Por e jemplo, e nW it tgenstein nohaba n

    ing

    n

    manda to, y finalmente construy una especie de manda to es

    roleo. Qu iero deci r que es te juego,

    en

    el que recorro de manera

    un poco salvaje la hi s

    tor

    ia del

    pen

    sa miento, es simplemente

    para mostr a r qu e, en la dilucidaci n de un pensamiento, hay

    una

    cie

    rta

    te

    ndencia espont nea a genera r un

    imp

    erativo,

    un

    momento de mandato. Y me parece precisamente una gran vir

    tud de Kant el haber tratado de dilucida r su est ructura fo

    rmal.

    As que el p rimer elogio a Kant es por separarnos de las leyes

    de la na

    tur

    aleza; el segundo por la form alizacin de los man

    datos; el tercero es por la dilucidacin de las barr eras humanas.

    Es un hecho que Freud acomp aab a, por as decir, al esp ritu

    de la Ilu stracin; lo vemos, por ejemplo, en el texto El porve

    nir de una il usin . Cuando el

    int

    er lo

    cutor

    que Freud inven ta

    propon e que sea la religin la que di rima qu t ipo de normas y

    pactos deben regular la comunidad humana, Freud considera

    El

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    9/70

    ::

    que claramente eso ser a ta nto como segui r en la minora de

    edad.

    r

    eud opta entonces por la posicin kantiana: prefiere

    asumir las consecuencias que tendr a reti rar la religin de la

    comunidad humana y dejar que fuesen los propios seres huma

    nos los que sup iesen darse a s mismos las leyes acuar sus

    pactos regular su vida social. Podramos decir que en reud

    hay e n este sentido un costado kantiano una asunci n muy

    propiade la filosofade la Ilustracin sta segn la cual el pacto

    debe ser asumido desdela propia condicin humana sin ningn

    tip o de tributo hacia el ord en teolgico religioso.

    Hay que reconocer la arquitectura prodigiosa de estos tres im

    perat ivos. Estoyde acuerdo con Iacques-Alain \til1e

    re

    n que hay

    que investigarlos. Segn los comentadores estos tres imperat i

    vos pueden resumirse en uno.

    Como usted es recor

    darn

    losimperativos categricos se dife- i

    ren

    cian delos imperativos hipotticos. El imperativo hi potti-

    caes heternimo lo que quie re decir que funcionade modo con

    dicional: s i qu ieres obtener Y haz X . Es en tonces un

    imperativo que est al serv icio de obtener el favor de una incli

    nacin o de u n inters patolgico mien tr as que el imperativo

    categrico es absolutamen te incondicionado absoluto y provie-

    ne de la buena voluntad que brilla como una joya.

    Recuerden lo que hay en la conclusin de la riti c de r-

    znprctica: hay dos cosas que suscit an nuestro respeto: el cie

    lo estr elladoencima de nosotros y la ley moralmisma. Los im

    peranvos categricos son joyas que brillan aunque nadie las use

    tal como bri lla la buena voluntad. Hemosde subrayar que el im

    perat ivo categrico se dirigea lo ms

    nt

    imo a la segunda per

    sona del singular. Dice: Obra de tal modo que la m

    xim

    a de

    tu accin valga como ley universal . Una segunda formulacin ..1

    es: Acta de tal manera que t mismo ye l otro jams sean to

    madoscomo medio

    y

    sean un fin en s mismo .Es un imp era

    tivo absolutamente vinculante. Yel tercero en el que es t el pro

    blema de la autonoma que es: Acta de tal forma que

    tus

    normas valgan siempre para una legislacinuniversal en el rei-

    no de los fines .

    Estos tres imperat ivos son prodig iosos porque como hemos

    seal ado desde nuestra perspectivae stn ms all

    de

    l pri nci-

    m

    pio

    l

    placer; no atienden

    ac

    onsiderncioncs propias del bien

    estar o de los in tereses

    patol gicos.

    Si por ejemplo mi hijo ha

    robado en el colegio no puedo considera r que eso fue un pasa

    je al acto o que lo hizoslouna vez o que con eso me est in

    dicando a lgo que yo po

    dr

    a interpretar de otra manera. Tengo

    que pasa r esta experiencia por el rodillo por la criba de los

    impe rativos. Hacindolo as vemos que ese acto no valdra como

    una accin que merec iera entrar en la equ ivalencia universal;

    por lo tanto tengo que denunciarlo . El rigorismo kantiano se

    inspira precisamente en este hecho: no se reconoce jams nn-

    guna excepcin.H ay un pa ra todos que separa tajantemente

    los in tereses patolgicos o las inclinaciones del placer de la exi

    gencia formal de los tres imperativos.

    Sigui endo con l e jemplo tampoco podra formula r que he

    denunciad o a mi hijo porque pienso que eso le va a hacer bien

    que l hecho de que se cumpla el castigo va a tener su eficacia .

    Esto ser a para Kant funciona

    rpc

    r el deber

    per

    o nocon mlel

    deber. Ystoes muy importante:en la moral kantiana no se tra

    ta de ser felices se trata de ser d ignos; no se trata de ser razo

    nables se tra ta de ser racionales; no se trata de ser legales se

    tra ta de ser conformes a la ley. Y si precisamen te hay algo des

    mesura do en las exigencias del imperativo l o podramos cap

    tar en estas tres diferencias; no se tratade accedera la felicidad

    sino d e ser digno de ella - lo cual por supuesto no es lo mis

    mo.Tampoco setrata de ser razonable.Aqu 10 razonable puede

    ser por ejemplo considerar que mi hijo particip en ese episo

    dio slo en una coyunturadeterminada y que por lo tanto no

    hay que denunciarlo. Lo racional se separa por tanto de lo ra

    zonab le lo d igno se separ a de lo feli z

    y

    10 conforme a la ley se

    sepa ra de la legal idad. Podr amos decir que la formaque tiene

    l impe rativo de poner a prueba la mxima ue es un

    prin

    ci

    pio subjetivo del querer- siempre establece una fractura en el

    propio suje to.

    Desde ese punto de vista las tres conclus iones estn tan bien

    construid as que parece que cualqu ier comunidad huma na las

    necesita pa ra soportar su convivencia. Segn una cierta perspec

    tiva podr amos considerar el advenimiento en el campode la

    tica

    de los imperativos categricos como un hecho indiscuti-

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    10/70

    ji

    ble , tan indi scut ible como pueden serlo los derechos humanos .

    Pero lo cierto es que la pro pues ta kant ian a recibi desde el co

    mien zo muchos golpes. Tod a una tr adicin formula reservas

    con

    tr

    a el impe

    rativ

    o cat egrico. Es conocida la posic

    in

    d e

    N ietzs che; tambin hay

    toda

    una reformulacin en

    He

    gel. Re

    cienteme

    nte

    se ha pu

    blica

    do

    l tr

    aducci n un li

    bro

    de Hannah

    Arendt, Echmanneni erusalem En l, Hannah Arend t co nfie sa

    su asombro cuando Eichma nn reconoci ha

    ber

    sido un lector

    de la

    Crtica de

    l

    razn prctica

    y haber actua dosegn el impe

    rat ivo categrico. Esto d esconc iert a tan to a Arendt q ue la lleva

    a investigar y a

    descubrir

    que los n azis hab an h ec ho una

    ref

    or

    mulacin del imperativo

    cate

    gri co - una refo

    rmul

    aci n

    sin

    ies

    tr

    ,

    que

    era la sig

    uie

    nte:

    Act a

    de tal ma

    ner

    a que si el

    .

    Fhrer te vie ra , le gustase lo que haces . Sin emba rgo, en su

    rela to, Eichmann niega habe rse regido por el impe rat ivo cons

    truido por los nazis. Por el contrar io, d ice ser un lector casero

    de la riticade larazn prctica lo qu e a n inc rement a la pe r

    ple jida d de Ha nnah Arendt El propio E

    ichmann

    dur ante el

    juic io, semuestra arr

    epen

    tid o de las excepciones , porque en su

    mom en to salv a dos jud os . Hay efe

    ct i

    vament e un punt o de

    . inflex in en su test imonio, porqu e como se con sidera verda

    de

    ra mente un

    kantia

    no , como no ti en e la perspec t iva

    contrac tualista de negociar sob re las excepciones, est sincera

    ment e arrepe ntido de esas excepciones. De hecho, Eichm ann

    na rra cmo se opuso a Himm ler porque ste, cuando vio que la

    gue

    rra

    estaba perdida, quera empezar a negociar, tra t de fre

    na r cier t as matanz as,

    ima

    gin ando que tras la derrota

    van

    a ser

    ms ben ficos con l. Pe ro Ei chmann no quier e nad a d e eso.

    Arend t queda profundamente impacta da; pien sa que E ichmann

    est en una profunda con fusin en su lectu ra de Kan t . En efec

    to, es inconcebible que si el segundo imperativo dice no trates

    nunca al ot ro ni te trates a

    t

    mismocomo un med io s in o como

    un fin p ueda tener algn lug ar el extermin io; salvo que se haya

    rea lizado fuera del mbito de lo humano. Es ta es la ot ra opera

    ci n que se pu so en juego.

    Pe roes evi

    den

    te que el golpe fu erte que nos concie

    rn

    e a noso

    tros es el de Freude n 1924. Me refiero al modo Que tiene P reud ,

    muy inoc ente, muy discret o, de decir en esa especie de gen ea-

    m

    loga de la mora l que esc ribi en 1924, en una frase cor ta, el

    impe rativo categrico es e l he rede ro del complejo de Edip o t.,

    F reud no alude d irec

    tam

    ent e a la

    Critica de la raznprctica

    Freud nu

    nca

    realiza las operacione s que rea liza Lacen ,

    qui

    en

    ci ta sus fuentes, como por ejemplo en Ka nt con Sade . Fr eud

    transforma el supery en el impera tivo cat egrico, los hace equi

    valentes. So mencion a cu l es su proced im iento de lectura, pe ro

    el resultado es gravsimo: es un punto d e ca tstrofe en todo el

    andamiaje t ico cons truido por Kant. En efecto , si el impe rati

    va categr ico era p recis a

    ment

    e autno

    mo

    incon

    dic

    iona l, abso

    lut o y proced a nada ms que de la buen a volunta d que brilla

    ba como

    un

    a joya y,

    por

    lo tanto, no le

    deb

    a n

    ad

    a a ningun a

    instancia emp

    r

    ica, a nin

    gun

    a inclinaci n perso nal , ponerlo en

    relacin de d epend encia , ponerlo como her edero es int rod uci r

    una heteronom a catastrfica. sto Freud lo hace discretamente.

    Recuerden la tesi s seg n la cua l el masoq ui smo mo ra l no tiene

    zona ergen a porque es la propia conciencia moral la que est

    crogeneizada ;y, po r lo tan to, la conciencia moral no impon e la

    renuncia a la

    pulsin,

    sin o qu e es un prod ucto de dic ha renu n

    cia, a la vez que la pu lsi n goza precisament e de su renuncia.

    Todo es to llevaa mostra r que el supe ry, la ley,es nada ms que

    un a estrateg ia de la pu ls i n, es el camufl aje de un a pu lsin.

    Si par timos de los seis paradigmas que h a constru ido Iecques-

    Alain M er para desc ribir los modos que tiene Lacan de conce

    hir la relacin con lo real tanto en la clnica como en la tra nsmi

    sin del psicoanlis is, con una especiede de formacin topolgica

    con tinua en la que no hay superacin de un o s a otros, veremosque

    incluye el

    Sem

    inario

    VII

    en el tercero de ellos. As, e l seminar io

    sobre tic

    del psicoan

    l

    isis pertenece al parad igma en el que lo

    real como tal est excluido de lo simblico. H ay ah tambin una

    observacin de Iacqu es-Alain Miller muy apropiada para enten

    dcr el problema freudiano; e s la siguiente: una de las operaciones

    fu ndamentales del Seminario tica del psicoanlis consis te en

    el

    carcter

    de absoluto

    dedas Ding

    su carcter no dialectizable, su

    carcter consta nte, lo que hace de das

    Ding

    algo absoluto, trasle

    da rlo a lo simblico, al imperativo categrico o al supe ry. Esto

    quiere decir que son (rozos de lo simblico separados d e la d ialc

    tica significante, que a

    sum

    en la misma condici n de absoluto .

    m

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    11/70

    cul es su fundamen tacin meta ftsicu:un ucosa es el sen timien-

    de culpa bilidad el sentimiento de humi llacin la concien-

    cia de infraccin de la que habl a K

    ant

    y o tra cosa es el proce

    di miento por el cual esomismo se vuelveequivalente para todos

    los su jetos. Hay un pasaje qu e va de la humillacin y la cu lpa a

    In equ ivalen te para todos los suj etos que n o est bien re

    sue

    lto.

    T ambin

    est

    el problema de la autonom a trmino que creo

    que valdra la pena que vo

    lvamos

    a di scutir ent re nosotros. De

    hecho las frmulas con las que

    Lacan

    describe la sepa

    raci

    n

    - volvers e a engendrar qu erer lo qu e uno desea o incluso las

    l timas saber hacer con el sn

    tom

    a- merodean de algn modo

    por el

    prob

    lema de la auton

    om

    a; eso s siempre y cuando

    en

    te

    nda

    mos

    que la au tonoma no es lo mismo que la

    uutotransparencia. Pero en Kant no es la autorranspa rencia

    po rque la autonoma se conquista siempre con una sust racci n:

    hay que abatir las incl i

    naci

    ones sensibles. Ya la vez el su jeto

    nunca sabe si l mismo es au tnomo o no. En el captulo sobre

    las motivaciones donde la palab ra Trieb aparece una y ot ra vez

    cuando

    Kant

    examina qu ancla je mot ivacional hay para que

    el

    sujeto sea moral reconoce que slo se pueden medir las con

    secuencias de su conformidad con el deber pero que no hay

    ninguna forma reflexiva para que el propio sujeto digad e smis

    mo que es autnomo. La autonomae s una suposicin en la me

    di da en que se corresponde con las ex igencias forma les del im

    pcr ativo.

    Luego hay otro golpe a la universal izacin. Se puede loca lizar

    gracia s a Lacan

    y

    tambin en la re

    spu

    esta que d io M l er en

    19

    8. [a

    cq

    ues-Alain h izo una referencia a cmo esa tica es

    un

    a

    tica de m acho podramos decir una

    ticaparawdea f

    ecti va

    mente en su t ratado sobre lo bello y lo s ublime por ejemplo

    Kant - acompaando a una trad icin que luego tambin reud

    de algn modo recupe r

    dice que la muje r jam s act a por

    just icia sino por cuestiones estti cas:cuando le indigna algo es

    po rque es feo no porque se a in just o. Hay desli ces misg inos

    -c-por e jemplo cu ando p rese

    nt

    a a la mu jer como un n

    io

    muyor-e- pero n o son un vocos porque en algunos lugares de la

    tropologa kant iana la mujer aparece partic ipando di recta

    men te en

    el

    proceso de hum an izacin del sujeto.

    Hay tres problemas en Kant;yes evide nte Que hay unas cate

    goras del deseo. Kan t es todava tr i

    but

    ario de una separacin

    platnica

    en t

    re el deseo superior y el de

    seo

    infe rior. Es eviden

    te que Fre ud desord ena desestabiliza estas dos categoras in

    tr

    oduciendo el p roblema de la pulsin. En efecto la pulsi nno

    encontra r a jams un lugar en la tpica kant iana; ah est el

    punto en el que pod ramos suponer que

    reud

    reali z una lec

    tura de la Crtica dela raznprctica

    Me

    pregunta Iacqu

    es-AlainMilIer sireud haba ledo la r{-

    rica de la razn prctica;hemos de suponer que s por sus rete

    rencias al imperativo categrico al cieloestrellado sobre m.e tc.

    Hay por cierto una iron a de Freud cuand o d ice que

    l

    cieloes

    trellado se comunica con la pulsinq ue al menos forma parte

    de su acervo. En qu trminos Freud ley a Kant es otro pro

    blema.

    Podemos enco

    nt

    ra r algo en elSeminarioVII de Lacan. Es muy

    llamativo que en las primeras pginas de la

    Critica

    de l razn

    pra ka

    Kant

    haga referencia a la hum illac inque produce la

    existe ncia de la buena voluntad del im perativo categrico a

    nuestra se

    nsib

    ili

    dad

    . En las primeras pginas de su seminario

    Lacan dice que si uno abre la

    ritica

    de la raznprctica

    r pi

    damente se encuentr a con

    l

    problema del dolor. Se trat a de un

    dolorqu e no se sabe a qu subjetividad cor responde porque no

    es el dolor de las incl inaciones patolgicas es

    l

    dolor que pro

    viene simp lem

    ent

    e d el abatimiento. Segn los traductores uno

    es abat ido

    humillado por los imperativos categricos. El

    mp -

    rativo categrico humilla nuestra sensibilida d nos produce un

    afecto no p

    ato

    lgico que Kant llama respeto.

    A partir de lo que Lacan permite leer en la

    Criticade laRazn

    Prctica

    encu

    entro tre s cuestionesesenciales. Primerome pa-

    rece que en Kant hay un forzamien to en lo que consi

    der

    a lo in-

    1

    condicionado

    y

    lo un ivers al. Por ejemplo es incondicionado que

    el imperativo nos humille abat a nue stra sensibili dad y surja

    como una presencia incondicionada frente a las condiciones de

    nuestra sensibilidad; pero de esto no se derivasu universalid ad. ::

    Hay un empu je retrico en Kant el de que

    rer

    hacer equivalen

    tes lo incondi cional y lo universal. Ese em

    puje se ve cada vez

    ms sostenido en la

    Critica de

    l razll

    prctica

    Tambin se ve

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    12/70

    l ncondiclonndo, forzado u pusar a lo universal, el sujeto de la

    autonoma no es equivalent e a la

    eutc

    t ransparencia, 10 univer

    sul est descompletado desd e la diferen cia

    sexual.

    Son tres

    vec tores

    q

    ue no son poco---

    par

    a una lectura de la

    ritica de

    la razn prctica. Lacen, en el Seminario VII se queda con el ca

    rcte r incondic ional, hab la de lo incondic

    ionad

    o de l deseo. Su

    frmula pertenece, me pa rece , al horizonte

    kant

    iano: De lo

    nic

    o que le puedes sentir cu lpable es de haber cedido frente a

    tu deseo. Es, de algn modo, una recomposicin de la Critica

    de la razn prctica

    en la cual la incondicio

    nado

    , en ese

    mom

    en

    to, en la poca de ese te rcer paradigma , es el deseo.

    No hay tica sin int roduci r algo incond icionado, Puede haber

    un a tica que cuestione lo universal, puede haber

    una

    tica que

    cues tione el para todos pero la t ica sita Qu es lo incondi

    cionado en 10 que pr

    opone

    , Lacan, en su Semi

    nario VIl

    dice:lo

    in condi cionado es el deseo; y el deseo en est e seminario es la

    cura de la pulsin de mu er te.Es verdad que

    Lac

    an en su Semi-

    nario VII

    rene dos tra

    dic ion

    es

    muy

    di fciles d e art icula r: la

    lectu ra de Kant y

    la

    tradi

    cin heidegger

    iana y

    sa

    rt r

    iana. No

    desarro lla r sto, pero, efectivament e, la eleccin orig inaria de

    Sar tre es t presente. Es lo que incl uso llev a Sartre a im aginar

    que haba un psicoanlis is existencial: cada su jeto debe volver

    a elegirse y debe saber captar la eleccin fundamen tal que rige

    su vida . Hay un cierto decisio

    nismo

    presente en Heidegger y en

    t

    Sartre.Algunos estu

    dia

    ntes se burlaban dicie

    nd

    o: estamos de

    ci

    didos

    pero no sa

    bem

    os a

    qu

    Y est e decis ion ismo

    heiddegeriano-sartrieno se cruza con la lectu ra de la

    tr a

    dicin

    kantiana. As, en

    el

    Semina

    rio

    VII

    la tica partic ip a de lo incon

    d icionado del deseo;es u n incond icionado sep arado de lo un i

    ve rsal, cruzado con las lec tu ras de Heid egge r y de

    Sartre

    en

    relacin con Kant.

    Cul sera la tica de Lac an que corresponde a despus del

    Seminar ioAn?Cul sera la t ica que pod

    ra

    surgir despu s

    de l paradigma que promueve eseseminario, es deci r, despus

    de admitir ladas las conse cuencias de que el

    p n naire

    del su

    jetoes el goce desu sntoma? Esto es algo

    que

    todava es t por

    revisa r,

    y

    por ello propongo qu e volvamos a d iscutir tambin la

    nocin de autonoma de Kan t.

    : u

    s

    Alain Milier, Hemos aplaud idoa jorgeAlemn,

    lal como se merece; pero tambin podra cr it icarlo un poco, ya

    que en la sala hab a rostros con aire de pe rplej idad , sen

    sible a los rostros, a las mirad as, y me g

    usta

    cuando percibo el

    reldm

    pag

    o de la in tele ccin, la experien

    cia

    del

    lai .

    Y a

    qu

    esto faltaba.

    Jor

    ge A

    lem

    n : Pues yo percib uno, ,

    J aeq

    ues

    -Alain MilIer: Deseamos ver en la sala el mismo efecto

    de elacin y de

    en

    tusiasmode que Lacen da testimonio cuando

    habla del es

    tado

    en

    que

    lo hab a dejado la lectura de la

    Cruca

    de { t zn prctica

    La

    can

    nos habla del

    hu

    mor de este libro

    a

    ms cor ta de las tres Crticas de Kant.

    Para m hay

    un

    con tacto e

    ntr

    e Kant y Espaa, puesto que los

    ejemplares de las tres crticas de Kant que poseodesde qu.eera es

    tudiame fueron en

    c

    uad

    ernados en Andaluca hace unos diez anos,

    Pues bien, Lacan da test imon io del hu mor y del ero tismo que

    encuen tr a en este libro, En sus Esentos

    seala que a todo lec

    tur .,;

    es

    casi una parod ia del estilo kan tiano-

    que

    no est

    condicionado por la Universidad, es decir , que no est co

    ndi-

    d onado para mantener un a distancia con las grandes obras, la

    :

    lectura de es te l ib ro de Kant le produc e una increble exalte- \\

    cin . Lo podemos tomar como un testimonio pe rsonal. Y,

    :

    efecto, cuando Lacan se

    ocupab

    a de la

    Criticadela raz n prcu

    f l l

    para prepa ra r su Seminario, hablaba a todo el mundo de, la

    maravill a que era este texto, Hubo est a leyenda en el

    mbito

    parisino de los a os

    '60,

    sobre lo que Lacen haba descubie.ft o

    1

    1

    .

    en la Critica de

    la

    razn

    practica

    un poco ms tarde que los fil

    solos. Fue F

    ouc

    au l t qui en me cont esto ,

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    13/70

    Lacan insisti en ello

    ue el sujeto delinconsciente es el mis

    mo que el sujeto del

    cogiio

    cartesiano, el cual es el mismo que

    el suje to de la ciencia. d o r qu 10 considera asl?

    Ese sujeto es resultadode un

    proceso, explicitado por Descar

    tes, qu e niega toda propiedad a todos los pensamientos.

    Descartes vaca toda la esfera mental, descarta todas las repre

    sentaciones del sujeto; lo pone todo en d uda. Es una duda

    hiperb lica , de la cual, al fin, como resi

    duo

    , queda el sujeto

    defin ido as; no importa la verdad de 10que me represento,

    pues por el slo hecho de que pienso, soy . La conexin ent re

    el

    pensamiento y el ser es pues mnima, es vaca. En un nico

    punto conectan, se superponen el pensamiento y el ser, pero es

    una conexin vaca.

    Estamos acostumbrados a reconocer en ese ser vaco y frgil el

    mismo tipo de ser evanescente, frgil, momentneoe incluso ins

    tantneo que le reconocemos al sujeto de las formaciones del in

    consciente. En el lapsus, en el chiste, en el acto fallido, tenemos

    la misma vacilacin de algo que aparece de manera fugitiva, y

    cuya substancia es tan problemtica corno la del

    cogito

    mismo.

    Yen Kant hay una nueva elisin del sujeto. No entraremos en

    este tema, pero si sealar que, en la

    Critica de

    razn pura

    Kant realiza su famosa deconst ruccin, paso a paso, del

    o uo

    cartesiano. La objecin de Kant al orno cartesiano es que sea

    1

    interp retado como sustancia, y no como forma vaca. Diremos

    que est e su jeto cartesiano, segn la versin kantiana, no se en

    cuentra en la razn pura, sino en la razn pura prctica, en la

    cual autonom a significa lo mismo que

    el

    sujeto barrado, ra-

    chado. Les recuerdo que Lacan, en su escrito Subversin del

    sujeto... , define al sujeto como una discontinuidad de lo real,

    como un hueco en 10 real.

    n cierta manera, el suje to kantiano, tal como se encuen

    tra en la

    Critica de la razn prctica

    es un hueco en lo cientfi

    camen te determinable, en la causalidad objetiva. No hay una

    percepcin di recta de ese sujeto; slo se encuentra como un

    hecho significante el famoso imper ativo categrico de Kant. Es

    un

    frmula con lacual uno topa; y es totalmente inexplicable

    1lI

    si no hay un sujeto suprasensible, si no h y un sujeto de la li

    bertad que escapaa la causalidad cientfica.

    El texto ms k nti no de Lacan es su escrito Acerca de la

    causalidad psquica , en el cual dialoga con los psiquiatrasy tra-

    IUde salvar al sujeto del inconsciente de la causalidad obieti

    va. Aunque finalmente no es de l todo kan ti ano; es tambin

    sun riano, pues tambin se refiere a la insondable decisin de

    la libertad; y sta es una frmula de ndole kantiano-sartriana.

    Todo esto lo digo para apoyar lo que ha sealado Jorge Ale

    mn: que Kant es el punto de apoyo que tenemos para hacer

    1

    1

    ,

    rente al domi nio de la causalidad cient fica o de as

    neurociencias, y para mostrar que el sujeto se puede pensar en

    una dimensin distint a de ellas.

    1.a autonoma delsujeto significa elsujeto tachadoe n tanto que

    separablede sus condicionamientosobjetivos.No se trata dedecir

    qu e

    despus es un sujeto au tnomo, ya que, en su dimensin

    propia, tiene su dependencia; se trata de acentuar su dependen

    d . pero a otro nivel: el nivel suprasensible, tal como lo define

    Kant. En esta dimensin. el sujeto autnomo est sometido a la

    ley moral que se da l mismo. Hay una hiancia que se disimula [

    entre el sujeto legislador y el sujeto sometido a su propia legisla-

    cin. Tambin en el inconscienteel sujeto tachado est somet- :

    do a la vez a la articulacinsignificante y al objeto. Todo esto lo

    digopara tratar de disipar cierta perplejidad que nos puede em- \

    hurgar sobre el temade la autonoma del sujeto.

    .ro punto que retomara a part ir de la ponencia de Jorge

    Alemn es la expresin los imperativos categricos , de los que

    recuerda tres formulaciones. Creo que estamos de acuerdo en

    que hay un solo imperativo categrico; y es as por razones es

    tructurales, y as lo presentaKant. Hay un nico imperativo ca

    tegrico

    que puede tener, segn lasobras, formulaciones distin-

    \l IS y a la vez equivalentes. No se puede pluralizar el imperativo

    cntegrico; no existen los imperativos categricos, tal y como

    existen los Nombres del Padre. Para Kant hay uno solo, de la

    misma mane ra que hay un solo Dios. Kan t no se imagina una

    plurulizaci n

    de e:;os imperativos.

    l

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    14/70

    Para dar una base a este imperativo podemos escribir su fr- li

    mula tal como apa rece en la Crtica de raznprctica. En ella

    todo gira alrededor del prrafo siete del captulo 1: Acta de

    tal man era que la mxima de tu vo

    lunt

    ad pueda siempre valer

    simultneamente comoprincipio de una legislacin universal .

    Otra trad uccin , de GareteMorenle,es: Obra de tal modo que

    la mx imade tu voluntad pueda valer siemp re,al mismo tiem-

    po, como pr incipio de una legislacin universal . El texto en

    alemn es el siguiente: andle so dasdieMaximedeines W

    illen

    s k

    jederzeit zugleich alsPrinzip

    einer

    allgemeinenGeselzg

    ebun

    ggelun

    konne ste esel imperativo categrico, y Kant lo presenta bajo

    el ttulo de ley fundamental de la

    rez n

    pura prctica; y, en ella,

    iodo gir a alrededor de estas palabras.

    Para ente nde r qu significa hay que saber a qu se opone. Si

    ustedes tienen como

    mxima

    de su voluntad, como principio

    consta

    nte

    en su vida un enunciado como Todo para m. Elijo

    siempre lo que me conviene , les ser difcil hacer de esoel prin

    cipio de una legislacinun iversal. O, en todo caso, Todo para

    Fulano ser a la mxima de una legislacin universal de tipo

    nazi. Eso, fina lmente, puede ser principi o de una legislacin,

    pero no ser au tnticamente universal. Qu iz va ldra la pena

    discutir po r qu no sera la aut

    n t

    ica universalidad kantiana;

    no lo sera puesto que todo el mundo menos uno deberaactuar

    en favor de ese uno. Y si ese es el princip io de Fu lano, Menga

    no pue de tene r como principio todo para Mengano ', y enton

    ces tendemos el principiode una guerra universal.

    La demostracin de Kant es contr adictoria, ya que no da un

    principio de condu cta para todos los casos, dado que uno mis

    mo puede tener inte reses inmedia tos e intereses fu

    tur

    os.Eso ya

    introduceun a vacilacin:puedo hacer algo que agradeceraho

    ra mismo, pero que voy a lamentar maana. Ah hay una vaci

    lacin ; no hay la constancia que se presenta en ese enunciado.

    ) ro intento para llegar a us tedes puede part ir de la pre

    sentacin del primer captulo. Lo que Kant busca es precisa

    mente la respuesta a la pregun ta: '

    Qu

    debo hacer? Antes de

    ese pri ncipio presenta tres teoremas. Vamos a ver los tresreo-

    remas con su demost racin, que es pseudo matcmtica, casi en

    forma de materna, como en Lacan ,

    El pr

    imer

    teoremadi ce: Todosl os principios que s

    upo

    nen un

    obje to (materia) de la facultad de desear como fundamento de

    la voluntad , son todos ellos emp ricos y no pueden proporcio

    nar ley

    pr

    ctica alguna . Es deci r, todos esos principios no pue

    de n valer en todos loscasosy para todos, ya queen la

    exper

    ien

    cia con un objeto no hay constancia firme; n ingn ob jeto

    emprico puede darla. Estaes una demostracin de exactamente

    l

    mi

    smo

    tipo que se realizaba para demost rar que nicamente

    el amor a Dios era cons

    tant

    e; que, al final, a todos los dems

    objetos de amor posible se les deja de amar, porque envejecen,

    mueren, etc. En cambio, Dios, como objeto, es un objeto de amor

    constante. El pr imer teorema de Kant pone de manifiesto que

    ningn objeto de la experiencia emprica nos permite formu

    lar

    una ley un iversal que sea vlida para todo el mu ndo y en

    todos los casos.De ah parte su bsqueda.

    Antes de Jos teoremas, 10 que busca Kant, a part ir de una de

    fin icin, es un objeto de su deseo que sea vlido para la volun

    tad de todo ser razonab le. Cual es el modelo? La suma de los

    ngulos de un tri ngulo, que siemprevale como dos rectos. Y

    sto es vlido para todo ser razonable en el saber ; es un ejem

    plo de v

    erdad que vale para todo el mundo

    y

    en todos los casos.

    es lo que hay que buscar; el resto, lo que cambia con las

    ediciones de los peridicos, un tipo de verdadque est aqu, pero

    que no est all, o en ot rolugar, no vale nada.La nica cosa que

    vale es la articulacin significante que es vlida en to

    das

    par

    les y al mi smo tiempo pa ra todo ser razonable. Se entiende la

    pasin q ue esto puede producir

    l .u pregunta de ant es cmo obtener ese tipo de certeza, esa

    firmeza y esa constancia en la actuacin;nosolamente en el sa

    her, sino en la mane ra como deboactuar en la vida . Es la bs

    queda de una certeza matemtica en el modo en que debo ac

    ruur . De sto podramos dec i r que es una nueva edicin del

    deseo de Spinoza. No hayque olvidar que, en cien o momen to,

    cuando todo el mundo tra taba de hacer algo con la Criticade

    rm

    prctica de Kant, hubo qu ien dijo que era un spinoz ismo

    velado. Aunque Inverdad es que de este libro se ha dicho de

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    15/70

    tod o. Loque nosotro s

    hemos

    de entender es su bsq ueda de una

    firmeza, de una certeza en la conducta idnt ic a a la que otros

    tr ataron de obtener,

    por

    medio de la religin, a trav s del amor.

    Lo d ivertido de la Criticade laraznprctica es el desp recio to-

    tal que Kant tiene po r el amor. Es la forclusin de todo deseo, de

    toda moralidad que p

    ueda part

    ir del amor. Hay qu e ver

    l

    humor

    sutil de Kant a propsito de aquellos

    qu

    e aman a los dems. Kan

    mani fiesta la misma sos pecha spinozista

    ---o

    la misma sospecha

    lacaniana- para con la simpata. Esta operacin significante ex

    cluyetambin el famoso objeto constante divino, pues no se en

    cu ent ra en la experiencia emprica

    l

    objeto Dios.

    A par

    ti r

    de

    sto,

    el

    pr

    imer teorem a d e Kan t di ce:

    S i

    usted

    quiere conducirse en la vida a pa rt ir de la rea lidad de un obje

    lo que desea, nu nca obtendr nada que tenga validez matem

    tic a . Esto seve, por e jemplo, en la cocina: uno quiere esp rru

    gas , y el otro no. No se puede obten er u n teorem a a partir de

    st o; adems, a uno mismo le puede gus ta r un plato pa ra desa

    yun ar pero no pa ra cena r . y qu pasa en las relaciones ama ro

    sas? Que qui ero a esa mujer cua ndo l a veo del lado derecho, pero

    no cua n do la veo

    de

    l lado izquierd o. Qu cons tanci a puede

    ha ber en esto?

    pa rte de es te deseo de certeza matemtica, el cual

    es un sntoma que parece que se injert en la humanidad a pa rtir

    de un momen to hist

    ric

    o dete

    rmina

    do; y se in jert d e ta l modo

    que le hizo desear la certeza un iversa l. Es una enfermedad, que

    no sabemos cmo empez. Y ciertamen te hab r a m s felici dad

    si pud iramos olvida r eso .

    C ier

    tam

    en te, es

    mu

    y misteriosa la ma nera cmo comenzaron

    las matem ticas. Se podra deci r que empeza ro n con algunos

    sentidos mticos de los nmeros. Recue rden a los pitagri cos.

    Pero la tendencia actu al es la de deci r que aquello no eran ma

    tem ticas, sino que eran imaginaciones sobre los nm eros, y que

    en el mom ent o en el

    que

    se const i tuye la ma tem t ica d e los

    matem ticos se trat a de

    otr

    a cosa ; tod a esa mi to loga

    qu

    eda de

    lado. Incluso dejan la ci udad, se van de la ciudad ; son un pe

    que o gru po.

    o

    cier to es qu e nunca hubo mu cho s

    mat em ti-

    cos en la an tig edad . Ab

    and

    onan la ciu

    dad por

    que no les gus

    tan to

    das

    esasdi scusiones sin conclusin, esas vacilaciones, esas

    c

    onf

    usi ones propi as del deba te que se p roduceen las ciudades.

    y se ded ican a pro

    du

    cir unos objetos, o m s bien unos sembla n

    tes de ob jetos, que perm i

    ten

    decir co sa s vlidas en todo s los

    casos y

    pa

    ra tod o el

    mun

    do. Para ellos eso vale ms que tod a la

    vida p

    ol

    t ica de la ciu dad; ah encuen tran la fel icidad.

    La mat emt ica, entonces, comienz a siendo una pequea cosa

    que no sirve pa ra

    nad

    a ms que para in sp irar a algunos fil so

    fosoPero, poco a poco, la matemtica comenz a ser e l mod elo,

    la insp i

    raci

    n

    par

    a pensar, hastaque lleg a

    capt

    ar a la f sica

    y

    a dom in ar a la fi losofa en l siglo XVII . Luego fue creciendo y

    ahsorbi en do cada vez a ms d e las me jores me jores d e la huma

    nida d, h asta conve rtirse en una especie de

    mon stru

    o.

    Esto se puede p resentar , como se al , co

    mo

    el

    mo

    me nto

    l tobbes . Hobbes se educ en Oxford en la ret rica, la histo

    ria an t igu a , etc. Pero en cie rto mome nt o se in

    tro

    duc e en

    Eucl ides, y es not ab le el ch oque de H

    ob

    bes al ver que all se

    empieza por un teorema, a l que le sig ue la demostracin ,

    y

    al

    final no se

    pue

    de decir nada ms que lo est escrito. Hobbes

    nunca hab a encontrado que con la le ngua se pud iese producir

    una necesid ad as,

    una

    necesidad

    qu

    e

    ob

    liga

    y

    que hace impo

    sible

    deci

    r cualquie r otra cosa. Es un amo te rr ible, qu e ma ni

    f st a: puede s decir otra cosa Si empi

    ezas

    en la primera

    linea , h as de l legar hasta la ltima. nt onces Hobbes hace un

    vi ra je en su ca rrera y se pone a hacer sacr i fic ios a ese Dios

    - Ilam mosle el

    mosg

    eo

    mt

    ri o

    ya pen sar que de esta mane-

    ru obliga al otro a decir sto y nada m s que sto.

    y Q

    u

    es lo que fascina tanto ah ? Es el lograr retorcer e l len

    guaie de t al manera que se

    pu

    eda extraer algo real. Para Spinoza

    tamb in es una joya a ra utilizar el m ismo adje tivo que jor

    gc Alem n ha utilizado para referirse al impe rati vo categrico.

    El propio Spinoza concibe lo que escribe como un joya, pues

    dice, a l fina l de su tica demostr d segn un ordengeomtrico

    Todo lo qu e es precioso a la vez es d ifci l y esca so .

    Que h ace Kant con esa herencia del siglo XVII . en la que se

    iol

    nu eva tran sferencia genera l hacia la matem tica, ese

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    16/70

    nuevo amor? Kant dice: No, la certeza de las matem ticas es

    para las matemticas . n efecto, la doctrina de la matemtica

    de Kant , que es muy impo

    rta

    nte como referencia, viene a de

    cir: La

    mat

    emtica hace p

    erd

    er la cabeza a los pensado res,

    porque la matemtica enuncia, presenta sus conceptos por cons

    truccin . La define as, en un espacio ideal, donde se puede

    presen

    tar

    el tringulo sobre el cual se opera. La matemtica,

    segn Kant, no dice: Ya saben lo que usualmente se de nomi

    na

    un

    tr ingulo. No, la ma temtica dice: Un tringuloes esto,

    lo que hago o lo que represe nto en la pizarra . Ya ven que la

    matem tica tie ne una evid en cia oste nsiva; su objeto puede

    cons tr

    uir

    le y mostrarlo.

    La matem tica acta mediante la construccin de conceptos.

    Y los pensadores creyeron que podran actua r en todas panes a

    partirde la construccin de conceptos. Kan sali al paso de esta

    prete nsin diciendo: No, eso slo es posible en las matemti

    cas. y si Kan t escribi tre s Crticas fue para definir cmo se

    puede

    pensar la matem tica en la filosofa. Los pensadores, los

    filsofos,

    seala

    Kant, no pue

    den

    proceder por construccin de

    conceptos, no pueden proceder de manera ostensiva, demostran

    do

    y

    exh ibiendo esos concep tos; deben comentarlos. Los filso

    fos s6 disponen de ladis

    cur

    sividad; slo pued en explicitarlo

    qu e, en resum idas cuentas, est en el lenguaje. Simp lificando

    sus ideas, hemos de concede r que cuando decimos pulsi n ,

    cuando decimos razn , no podemos presentar la construccin

    de esos conceptos; lo que debe mos hacer es buscar all dondeya

    se usan esos conceptos y luego explicita rlos o redefinirlos, pero

    sin poderlos construir.

    As pues, al final del sig lo XVIII, Kant eleva su voz para de

    cir : Se acabaron las bromas. No podemos beber as el vino de

    la ma tem tica. Lo nuestro es algo mucho ms limitado . Esto

    es lo que enuncia laCritica de la raznpura:

    Fue

    ra de las ma

    temticas , no pueden ustede s saber como si fueran matemti-

    cos . iEs una c rcel Desc

    art

    es pensaba que pod a saber de Dios

    con la misma certeza con que saba de dos ms dos son cuatro.

    Pen

    saba que poda utiliza r la misma razn para la matemt ica

    y pa ra Dios. Ta nto Desc

    ar

    tes, como Spi noza, como Male

    brunche, como los dems, estn todos ellos ebrios de

    ma tem-

    ti ra s; y entonces llega Kan t y d ice: il-ueru de ah Esa es la cr

    cel, la g ran crcel de la Critica de la razl pura.

    l'c rc luego publica su

    Critica de la razn prctica

    d

    ond

    e, de

    manera sorprendente, Kan t recupera algo de la certeza absolu-

    ta, pero esta vez en el nivel del corazn, en el nivel de nues tra

    alma. iEs algo increble No bien acaba de sa car a todo el mun-

    do de esta certeza, cuando l mismo dice

    y

    lo mues

    tra

    en diez

    pgina

    s

    que tenemos una verdad vlida pa ra todo el mu ndo;

    u en todo caso, una verdad igual a la verdad

    mat

    em tica. Y por

    eso la

    ritic de

    la

    raznprcl a

    en su poca,ya un poco lejana

    para nosotros, prod ujo un entu siasmo increble . Cuando vena

    mos hacia aqu con Rosa Calvei, eltaxista, por un malentendi

    do, nos dej al o tro lado de la plaza de la Universidad;

    y

    ah

    estaban los estud iante s, no aqu , dentro de la Universidad. Los

    domingos no estn en la

    Un i

    versidad - y qu iz tampoco los

    dems d as. Ah donde es tn gozan, se hablan los unos a los

    otros, se besan, etc. Claramente no se ve en ellos n ingn inte

    rs por Lacan o por Kant,

    por

    que estn int

    er

    esados por los ob

    jetos que cambian. Pero en la poca de la

    Criticade la raznprc-

    jea los est udia

    ntes

    esta

    ban

    en la Unive

    rsidad

    y d iscut an

    apasionadamente sobr e el tema. El resultado fue una exaltacin

    general, y un intentode ap licar este mismo tipode certez a a todo

    saber.

    As

    reinicia ron, en contra del propio Kant, el nuevo hilo

    de la met afsica.Es de sealar

    problema

    de

    Kant, que primero \\

    recibi felici taciones del joven Fichte, y luego, como homena-

    je, recibi de Ficht e

    un

    go lpe a todo lo q

    ue

    haba construido.

    Il asta que le dijeron a Kan t que no poda de jar que Fichte fue-

    se recome ndndose a s mi smo nomb rando a Kant, pero para

    decir lo c

    ontr

    arioque

    l.

    Kan t escribi finalmente una carta en

    1que deca que l no tena nada que ver con las tesis locas de

    Fichte.

    El caso es, entonces, que Kan t, en la ritic

    de

    la

    r

    zn

    praai

    ca

    con algunos teoremas, trata de mostrarnos que podemos te

    ner esa certeza matem tica .

    l

    tcorema primero reza as: ningn objeto de la experien

    d a puede darnos una certeza matemtica con respectoa 10 que

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    17/70

    ,:

    debernos

    dese r

    . Por e jemplo, la moda se basaen que deseamos

    ahora un ves tido,

    y

    seis meses mstardeese mismovest ido ser

    un horror. Qu constancia hay ah? N la tendr amos aunque

    decidi r m os vestirnos siempre de la misma manera , y manteo

    nem s fuera de las modas. Bien, es la posibilidad de las mono

    [as, por ejemplo; como ellas tiene n un objeto de amor n ico,

    pueden vestirse siempre de la misma manera. Esto no es una

    objecin par a Kant, porque las monjas llevan escondido en al

    gn lado algn abalor io particular. As pues, excluimos los ob

    jetos materi ales.

    El segundo teorema dice que todos los principios diversos que

    podamos ten er referidos a objetos varios tienen como objeto fun

    damental, explcita o implcitamente, el egosmo personal. Es

    decir: todo eso es narci sismo, es autoerotismo o es goce perso

    nal. Kant dice : Todos los principios prc ticos materiales son,

    como tales, de una sola y misma especie, y pertenecen al prin

    cipio del registr o general del amor de s mismo o de la felici

    dad personal. Eso le permite d ibu jar el gran parntesis den

    tro del cual poner todos los d is cursos ticos formulados

    anteriormente. Para los estoicos, por ejemplo, se t rataba de no

    dejarse llevar por una cont ingencia cualquiera y superar con

    fuerza de nimo todo lo que pasase. Podra mos hablar tambin

    delos epicreos, u otros. Hay una multitud de maneras de abor

    dar cmo conducirse en la vida. Todo esto, Kan t lo mete en un

    parntesis: todo eso es para servir al amor de s mismo a

    travs

    de objetos mater iales. Y ah nun ca se encont rar ninguna cer

    reza matemtica.

    El tercer teorema plantea la preguntasobreel tipode pr incipio

    un iversal que se puede conseguir teniendo en cuenta el primer

    teorema. La cuestin es que, si es posible conseguir en el regis

    tro de la accin un pr incipio un iversal de certeza como en las

    matemticas,ese principio no deber incluir ninguna referencia

    a ningn ob jeto de la experiencia. Ah est el nudo de la cosa: la

    exclusin del objeto. Un campo en el que desaparecen todos los

    objetosde la expe riencia sensible, todo lo que puedo tocarosen

    tir , todas las representaciones de los objetos, es como un vaco a

    la manera cartesiana: vaco de todos los objetos de la experien

    cta. que no me proporcionan una certeza matemticacon la que

    orientar mi conducta. Esto es lo quc w necesita pura entender el

    tercer teorema:excluir el objeto .Y laoperuci n de Lacen consiste

    en decir que si, que el objeto s que est, aun que no se vea. Por

    ms que Kant quiera eliminar el objeto, ste est ah .

    El caso es que , sea como fuere , Kant - y es como en la ciencia

    ficcin- nos desplaza a un mundo en el que no hay nada. O

    bien, si desaparece la materia, qu puede qu eda r? Pues bien,

    cuando la materia de saparece,

    que queda es form a. i

    De esta manera, el tercer teorema de Kant es: Si es pensable

    un pri ncipio universal de la conducta, ste debe establecerse,

    no segn la mate ria, sino slo segn la forma . Es ta frmula,

    en la que no se trata de ningn objeto, es autorre ferencial. Dice:

    Acta segn una frm ula que pueda tener una certeza mate

    mtica . Esta es la condicin para que pueda vale r para todo el

    mundo y en todos los casos. Es un principio solamente formal,

    que no designa n

    ingn

    objeto. y. no obstan te. se puede encaro

    nar. Se puede decir, por e jemp lo: Sie mp re

    de emo

    s ac

    tu

    r

    pensando que nos miran . Tenemos ah el criterio

    emp

    rico de

    una accin moral: que pueda ser pblica.

    As pues, el tercer teorema reza: Si un ser racional debe pen

    sar sus mximas como leyes prct icas universales... - es decir,

    si existe una ley que posea certeza matemtica- .puede slo

    pensarlas como principios tales que contengan el fundamentode

    determinacin de la voluntad, no segn la ma teria, sino slo se-

    n la forma . Una vez formulado esto, ba jo un modo condcio- ;1

    nal dice: Si

    sto

    es posible, c

    rnc

    sera un principioq ue respon

    dieraae soscriterios? Y loencuentra;encuent ra la certeza en esta

    frmula. Esto quiere decir que no la deduce exacta mente, yaque

    sto no aparececomo la conclusin de un teorema; ah Kant slo

    define un cierto nmero de condiciones, y despus pone sobre la

    mesa esta frmula, para a continuacin constatar que esta frmu-

    In responde a las condiciones. Pero Kant, la

    frmula,

    no la dedu

    ce; no la deduceporque supone que en cada cual que sea un ser

    razonable esto ya est escrito.

    Lo cie

    rt

    o e s que con esto nos quedamos perp lejos, porque algo

    que ya estescrito, queen cierto modo no se sabe, es como una

    subsistencia quepodra ser inconsciente. YKant, a la vez, dice:

    Aun el c riminal tiene vergenza de su actorespecto a esta ley .

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    18/70

    doremos en efecto: Si te gus ta hacerlo as, entonces act as por-

    I

    que te gus ta .Actas por tu felicidad ,

    por tu

    amor de ti. Actas

    de tal forma que impones que la condicin de que una acc in

    sea mora l es que sea

    desagradab

    le. Magritte, se es el humor de

    la Crtica de la raznprctica . Y no es excesivo, tal y como lo ha

    men cionado Jorge Alemn, decir sigu iendo a Lacan que enKan t

    el

    dolo

    r es el criterio de lo v

    erd

    aderamente moral. Es por eso

    que Kant se

    bur

    la de los que

    hac

    en las cosas por amor.

    Con esto tenemos casi todo el c ap tulo uno de la Critica de la

    raznprctica.

    o

    n el segundo captulo, Kan t

    mues

    tr a que no hayobjeto , se

    ala de qu mane ra no hay objeto. En el te rcero estu dia los mo

    uves de la accin, y todo 10 que est relacionado con los sen ti

    mientos. As por ejemplo, Kant no tiene ninguna confianza en

    ac tuar po r simpata. Dice: Es muy hermoso hacer el bien a los

    hombres por amor, por benevolencia compasiva, o ser justo por

    u al orden, pero esa no es la verdadera mxima de la moral.

    lts

    es so lamente ponerse por encima de la humanidad por un

    orgull o il usorio

    y

    actuar simp lem

    ent

    e segn nuestro propio

    placer .

    Todo

    est

    e texto, tan famoso, se dirige al deber, al que llama

    nombre su blime y magnfi

    co

    . Y sig ue :

    T

    que no contienes

    (11 t i nad a agradab le . Ah en contramos algo del objeto con el

    runl tenemos relacin: el

    debe

    r magnfico que no contiene nada

    ng ru

    dabl

    e. No solamente se t ra ta d e la fe licidad en el

    ma

    l

    erna

    conoc

    ido

    la cues

    ti

    n es la infelicidad en el

    bien

    .

    0

    d icho de otro modo , se tra ta del mal estar en el bien. As, si te

    gns tu, si le complace, si te sa tisface, eso no es el bien. El bi en

    l l huce mal Y ah no fuerzo la int

    erpr

    eta cin.Vayan si no a ver

    lo que Ka nt dice.

    No s si con esta presentaci

    n

    que estoy haciendo para llegar

    hus tu ustedes perciben algo de la conexin que hay de Kant con

    Sude. En este principio de la moral idad ma temtica, que t iene

    I UIll O t riterio sentimenta l obl igatorio el do lor y el malestar,q ui

    11\ nu hay a una tota l simpat a po r la hum anidad. Ms bie n se

    mun

    de

    dividir

    al Ot ro a pa rt ir de este en unciado, a la altu ra

    Se presen ta a Kant como el primero en habe r formulado esta

    forma de la ley; pero lo cierto es que para l eso ya estaba de

    ano

    tema no. Desd e si

    emp

    re est escrito en cada cual, aunque no lo

    hubiera explicitado ni lo hub iera dicho.

    Creo que Jorge Alemn se ha referido varias veces a la volun

    tad;

    y

    es a par ti r de la voluntad como Kant

    presen

    ta la morali -

    dad en la Fundamentacin de lametafsica de las s

    uon

    r s

    que

    es una presentacin

    popular.

    Pero en la Crticade laraznprc

    tica como dice Kant , nosesabesi hubo jams algu ien que haya ;

    pod ido a

    ctuar

    as. En la Critica de la raznprctica incl uso da a

    ent ender que , fin almente la estructura misma de esa ley impo-

    ne que no se la satisfaga.

    No es una cu estin de lo que existe en la ex

    per

    iencia; se

    trata

    de una deduccin lgica que llega hasta el fin al y que da como

    resultado un ser que no tiene relacina lguna con los objetos, que

    solamente act a de tal modo que cuando hace algo, todo el mun

    do y en todos los casos deba poder hacer 10mismo . Sera como

    un cuadrode Magritte,en el que severa a alguien hacer una cosa

    y una infin itud de otros hacie ndo exactamente 10 mismo.

    Esto satura una parte

    muy

    grande, aunque no total, de las ac

    tuaciones h

    umanas

    . No significa que, si h ago un gesto , ese ges

    to debaser el princip io de una legislacin un iversal.ien si,

    u por ejemplo, entramos en el principio de la re cip rocidad y de

    cimos que

    hay

    que tratar siempre al otro

    como

    un fin, veremos

    que ste es un hermosop rincipio, pero que en la relacin sexual

    no sir vede mucho. Cmo podra ser un actosexual as? Lacan

    dic e: Puede ser algo moral, pero no ser sexua l . Este princi

    pio, en efecto, vale

    para

    los seres razonables; pero no vamos a

    decir que va lga para los seres sexuales. Es

    por

    esto que no toma

    a su cargo el todo de la actuacin; o lo tom a desde el punto de

    vist a de la mo

    rali

    dad, lo que

    quier

    e deci r

    que

    hay muchas co

    sas que quedan fu er a de la actuacin . Se trata de la existencia

    del su jeto con el sig nificante, con la frmula qu e debe verificar.

    Ahora que

    estamos en

    este pun to, podemos gozar un poco de

    las consecuencias. Pl ante mosle a ese sujeto de la frmula de

    la moralidad un problema. Le diremos: A t te gusta actuar as;

    eres tan chiflado que te gusta actuar as. Ese chiflado dir: A

    m me gust a ser moral . Pero ah todo est pe rdido; le respon-

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    19/70

    del cua l nunca esta r nad ie. llobre hum anidad Qui z

    ent

    ien

    da n us tedes por qu Kant su braya en su Opus postumum, y lo

    ha ce con un gusto extra ordinario, que Dios es un ser Que t iene

    nicamente

    derechos y ning n deber.

    B sta presentacin que hago de Kan t no es ficticia ni exage

    rada ; est muy cerca del tex to.La he confirmado gracias

    altr

    a

    bajo que me he tomado estos das para pre

    par

    ar es te semina

    r io. Lo he confirmado de una manera que a m mismo me ha

    ap lastado, me ha confun

    di

    do . En efecto, esa confirmacin que

    encon tr me choc. Y, realment e, ies pa ra no cree rlo

    En el pr imer captu lo de la Critica de la razn

    pr

    ctica, en el

    come

    ntario inmediato que hace K

    ant

    de su frmula del

    imp

    e

    ra ti vo categ rico, hay cu

    atro

    palabras en lat n Que te rminan el

    primer comentario: C..)

    pa ra considerar esa ley como dada, sin

    cae r en falsa inte rpretacin, hay que notar b ien qu e ella no es

    un hechoemp rico, sino el nico hecho de la razn pu ra

    C..) .

    Este enunciado es un nexo. C..) la cua l se anuncia por l como

    or iginariamente legisladora .Y, entre parntesis, hay cuatro pa

    lab ras: Sic voto sicjubeo;

    a s lo

    qui

    ero, as lo ordeno . Ah el

    imperativo categr ico toma la pa labra para dec ir: E sta es la

    legislacin : as loquiero, as lo orde no .

    Cuatr

    o pa labra s en latn

    sin referencia alguna.

    Desde

    mis tiempos de estu diante en Vicennes, no saba si era

    una frmu la, o de dnde hab a sacado Kant est as cua tro pala

    br

    as. Crea que er a una frmula jurd ica de la Rom a antigua .

    Pu es no, no viene de lo jurdico. Esta s palabras, sicualo sicivbeo

    as 10 quiero, as 10 ordeno , que son como la expresin mis

    ma de la gloria del imp

    era

    ti vo categr ico, provienen del escr i

    tor sat rico romano Juv

    ena

    l . Esto lo encontr ha ce tr es das. Y

    lo encontr justo antes de salir dePars. y par esa le ped a Ju di th

    en Barcelona que me comprara una edicin en

    caste

    l lano de las

    s tira s de Juvenal, para ver de dnde sac Kant e

    sas

    cua tro pa

    labras en latn. Pues bien, vi

    ene

    n de la st i ra nu mero VI. Esa

    s t ira es la ms larga de todas las de Juvenal. Hemos de rep re

    sentarnos a nuestro Kan t leyendo a Juvenal, encontrundo esto

    y diciendo: iEs eso O suponer que en momen to en Que for

    mula su imperat ivo categrico, eso le vuelve.

    y cul es el lema de la sexta st i ra de J uvenal ? Es el de sabe r

    si un hombre se de be casar o no. Toda la s tira, de setecientos

    versos. est dedi

    cad

    a a demo

    strar

    que jams hay que casarse,

    que eso es algo que

    produ

    ce un dolo r te rr ible. Es la demostra

    cin, caso por caso, de que no hay Que casa rse nunc a con un a

    mujer. Es la stira por excelenci a de la t ica del solte ro.

    En la demostracin , cua ndo acuden esas frmulas, que Kan t

    transfo rmau n poco , no hay amb igedad. En el

    Opus pos

    umu

    m

    cita de nuevo esteverso , y ms extensamente, lo que me ha per

    mitido encont

    ra r

    la referencia. En realidad, en latn dice:

    oc

    / 0 /0, hocjubeo, qu

    iero esto, ord eno esto .

    Ye n

    qu momento

    apa recen?Cuando est refiriendo los per juicios que una mu jer

    casada le puede hac er a un ho

    mbr

    e. Ah se describe, por dec ir-

    lo as , al tir ano feme nino. Es el tira no femenino que d ice:

    ltjuiero

    esto y qu qu iere? Es en est e pu nt o dond e Kant

    encontr la voz del d

    eb

    er . Es en momen to en que la espc-

    S:I,

    d irigindose al ma rido , le dice: Ordena crucificar a este

    esclavo Esto es como la cruz de la

    experie

    nci a. Y entonces el

    mar ido responde : Aeste esclavo? Por

    qu

    crimen

    mer

    ece tal

    suplicio? Qu testigos hay? Quin lo ha delatado? Oye, si se

    t(;lla de la vida de un hombre, no hay reflexin que resulte ex

    ccsiva . Es deci r que ese hombre habla tal como se supondra

    que l m ismo, Kant,

    hab

    lara : recordando que hay que realizar

    un juicio razonable. Pero no es as, antes al contrario: Ka

    nt

    se

    reconoce en la pa labra de la mujer Reconoce la voz del deber

    tir nico en la voz de la mujer. Il.occl ---di ce la se ora-c-Hoco

    ( l )e manera qu e un esclavo es un hombre? No ha hecho nada,

    h

    a

    cuerdo

    , pero lo quie ro y 10 ordeno. Si rva como razn mi

    voluntad . Y es

    en

    es te momento Que, con toda certeza, Kan t

    encuent ra lavoz de l deber.

    1

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    20/70

    R M

    u e o Mili ,, Par , continuar este semi nario,

    que esta maa na he t itu lado La cen con Kant , ten dremos la

    oport un idad de escuchar tre s pon encias . La de Bebe Tizio, ti

    m iada Nudos ; la de Antoni Vicen s, t itu lada Xo saber qu

    hacer; poder no sa

    ber

    ; no estar a t

    iempo

    ; y la de Eug

    en

    ioCas

    tro, Newton y las psicosis tr inita rias. Tan to HebeT izio como

    Antoni Vicens se centran en las tre s

    pr

    eg

    un t

    as, la primera ofre

    ciendo un recorrido h istrico por ellas, hasta la poca contem

    porn ea y el segundo vinculando las tres preguntas con tres

    concep t os pscoana

    lc

    os.

    Para enmarcar su escucha, presen ta r, a modo de panorama

    o de guin, los pasos de ambas ponencias. En lade Hebe Tiao,

    cada paso est marcado por un nom bre prop io. El primer nom

    bre es el de Agostino; no se trata de san Agustn, s

    ino

    de un

    Agost ino dans, Agustino de Dacia, un monje domin ico del si

    glo XIII. El segundo paso est

    ma

    rcado por Lut ero, qu e tam

    bi n se preocup por esas tres pr eguntas. Y el tercer paso es

    el de

    Kant

    , quien se refiere varia s veces a estas tres pregun

    las. Y, finalmente, Lacan, que se pronuncia tambin sobre las

    tre s preguntas. Estos son los cua tro cap tulos de la ponencia

    de Hebe T izio.

    Respe cto a la ponencia de Anton i Vicens,

    di r

    que relaciona

    la

    pr

    i

    me

    ra

    pr

    egunta, uQu debo hacer? , con la cuest in de

    la inhi b icin. La pregunta Qu puedo sab er? , la vin cula a

    lo que

    produ

    ce la rep resin, es d ecir , al retorno de lo reprimi

    do y, por tant o, al sn toma. Y refiere la te rcera pregunt

    Qu me est

    per

    mit ido esperar? - a la espera como distin

    la de la esperanza, y le da el nomb re d e la angus t ia . De tal

    maner a qu e en su ponencia expone la vinculacin de las tres

    preg

    un tas kan tianas con Inh ibic in , snt oma y angust ia . el

    ar tculo de Freud.

    ::

    1tema de estas Primeras Jornadas de la ECFR nos revela

    tudn su perti nencia, pues en este momento inaugural nos hace

    recorrer, a travs de las

    pr

    egun tas, un camino de d is

    cur

    sos an

    rcr lorcs al psicoanlis is. En el texto centra l de referencia, Te

    levisl n, Lacan da una perspectiva h istrica elaborada desde

    uuu hi storiografa del corte que hace su fundamento del discur

    MI y abre al futuro con las respuestas que se elabo ran desde el

    di scurso

    anal

    tico. Ese futu ro es hoy nuestro presente, y la t rans

    Icrcnci a de trabajo

    tom

    a el relevo de rel

    anzar

    las pr

    egunta

    s en

    el marco de la Escuela .

    1>

    . 1tt ulo escogi do, Nudos , intenta poner de manifiesto la

    uruculaci n de las menc ionadas preguntas en el d iscurso que

    I Ssost iene. Si las pregunta s resuenan desde mediados del 1200

    y IIc\,

    O

    las marcas de la Ref

    orma

    con Lutero, de la entrada en

    In modernidad de las Lu ces con Kant y de los mass-me

    dia

    y las

    de homog

    enizaci

    n y segrega cin con Lac

    en

    , es porque

    m ll interrogant es fundamen tales que hacen al mar co de la in

    tc rpre raci n

    explorando sus lmites. Las

    pr

    egunt as tienen as

    puternidad d iscursiva y fecha de produccin en un ent ram ado

    d t poca ligad o a los ava ta res de la ciencia, y las respuest as

    vartan segn el cambio de razn.

    ostino de Dacia fue

    un

    dominico, mue

    rto

    en 1282, de

    or igen escan d inavo, que publ ica alrededo r de

    1260

    unaobr

    a de

    lt i lolia pa ra uso de los s imples . Hay que record ar qu e es un

    momento h is trico donde comienzaa extenderse una nueva i-

    vizaci n urbana apoyada en el tr

    aba jo del meta l que da auge

    11 lu unillcra, al can, y al reloj mecnico.t Es un mom

    en t

    o de

    i

    1 ons

    olidacn

    de la ll

    am

    ad a

    bu

    rgu esa medieval y, si

    bien

    la

    Ilksin tiene mximo

    pod

    er , pa ra la hi storia de las ideas, es la

    p

    um

    cru fase hacia un a sec

    ula

    rizaci n del pensamiento (.. .).

    I, li S un iversidades son la form a instituc ional de es te proceso.

    Surgen ordenes mendicantes como los domnicos dedicados a

    NUDOS

  • 8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant

    21/70

    :;

    i

    11

    IIi

    , I

    ,

    :

    predicar. En este contexto se ubi ca mues tra referencia.'

    El resu

    men

    del primer

    cap

    tu lo in

    troducto

    r io a la

    ciencia

    teolgica,

    Agostino

    lo

    hace

    con un d stico don

    de

    se fi ja la doc

    trina relat iva al sen tido de las Escr itu ras, tal como atest igua la

    erud ic in de Henr de Luba c en su gi se m d oale y

    que

    puedo t

    ransc

    ribi r g raci as a la t radu ccin qu e me faci lit

    Eugen io Castro.

    aletra

    ense

    fos hechos lo queseha de creer la alegora.

    a

    morallo que seha de hacer loque ha de

    esper

    arse

    la

    anagogi

    La

    exgesis cr istiana, en su pasaje de la let ra al e

    spritu

    , res

    pond

    e con los tres a

    spec

    tos de

    Cr

    isto:Cristocomo

    logos

    ve

    rda

    dera exges is que se revela; Cri sto como exgesis en actocon la

    tica del sacrificio

    y

    Cristo comoes peran zav iva en la re

    surr

    ec

    cin. El nudo del sentido o ma rco de la interpretacin articula

    el sentido lit era l o hist

    rico

    (remite al Anti

    guo

    Testamento) y

    el sentido espi ritual

    (Nuevo

    Te stamento), que admite tres di

    visiones:

    el

    sentido alegrico, que se refiere al cont en ido de la

    an tigua Leyque prefigu

    rab

    a la nueva

    y

    es el lugar de la creen

    cia, el sent ido moral,

    seg

    n el cua l lo

    que

    es he cho en nombre

    de C risto es signode lo

    que

    sedebehacer, y e sentido anaggico,

    que significa lo que hay en la gloria y la esperanza del alma. Lo

    que opera como pun to de capit n es la infali bilidad de l Papa,

    que funciona como garante por de legacin div

    ina

    insp irada por

    el Espritu Santo,y la Iglesia,q ue funciona como custodi a del

    sentido revelado .

    La teologa en ese momento tiene un cierto int e rs ci ent fico.

    En

    el

    horizonte de la poca se

    hall

    a Roger Bacon

    y

    su p reocu

    pacin

    por

    los errores del conocimiento cien t fico. Bacon pos

    tul a la necesidad de la experiencia y man ipulacin de la na tu

    raleza.

    n el siglo XVI, las ci

    uda

    des alemanas se hall an en pleno

    des arrollo; losmercaderes del dinero acum ulan

    y,

    como se ala

    Lucien Febvre en su ya clsico

    estudi

    o sobre Lutero, ' es un mo

    mento

    de gran

    poder

    eco nmico pero de debilid

    ad

    poltica.

    Pura M art n Lutero, el fun damento de 1 Screencias slo son

    las Escri tur as, y por

    ellas el

    hombre se comunica con

    Di

    os. Si

    hicn

    Lu tero,

    por f

    orm

    acin,

    comp

    art e en sus comienzos la teo

    r a

    de

    los

    cuat ro

    sent idos de la Escrit ura, progres iva mente se

    centra

    en el literal-cr istolgico y en el tropolgico-exist enci al

    del creyente. De este modo el pu

    nto

    de referencia exegtico es

    C risto, y la lectu ra es la ap licacin a las circuns tan

    cias

    concre

    tas de ca da lector.

    D ios h izo al

    mun

    do y

    el

    hombre debe cum

    pli

    r co n su labor

    mi

    entr

    as d ure su paso

    po

    r la t ie rra . El princi piode la t ica

    pro

    .

    res tante se construye como un elogio al traba jo de la bu

    rgue

    sa.

    El

    hombre debe usar

    de los bienes con

    Iranqu ilida

    d : Que use

    os

    dones del Padre con

    toda

    serenid ad. Pero que est liSIO siem

    pre

    ,

    para

    de sprenderse d e ellos .'

    El

    cr i s ti a no goza

    de D io

    s, se dej a

    pen

    et rar p asivamente

    p

    mvc mur

    mulier

    ad

    conceptum. pero este gozo lo lleva a la

    acci n,

    utiliza

    a

    Dio

    s de

    spu

    s de fru ir de l. Por eso el hombre

    Iln se

    pu ed e d

    etener

    , pues la m

    eta

    est despus de la mue rt e.

    P ar a Lutero la fe es