Miller, J-A (2000) Lakant
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F.o e l
u
i pro de la Escuda l.acanla na de Psicoanlisisen ESP ll a,
el oombre de su coleccin de libr os ha resultado ser: Coleccin la l
Directora de la Coleccin : Anna Arom
Establecimiento del texto: Antoni Vicens
Colaboraciones: Jos Manuel Alvarez, Elvir a Guila,
Rosa-Alba Zaidel
D iseo origina l de la coleccin: Sebesuan Puiggrs
Fotografa de portada:
der
echos reservados
e LPF
1s edicin, Barcelona 2000
Depsito legal: 8 18.841-2000
1576-3145
Imprime: Repro Disseny S.A.
La reproduccin tota l o parcial de eMelibro derechos reservado, .
Cualquie r uli li7acin debe ser
pre
viameme solicitada.
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1 J ornada de Estu
au
r
l
L NT
Semina rio dirigido
por
I acques-Alan MilIer
con estudios d e J. lemn J.Ambe l E. Castro
T. Ferr
er
E. Gadea G. Galarraga F. Lacruz
C Nieto G. Sobra l H. Tizio
yA
Vicens
r Jornada de la EEPECFB
Qu puedo sabe r? Qu debo hacer?
Qu me est permi tido esperar?
Respu estas Psicoanalicas
Barcelona 18 Y19 septiembre 1999
-
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LOAS
T
na pasin pasajera
U na repentina pasin por Kan t se man ifest en las Jorn ada s
de Barce lona los da s 18
y
19 de septi embre de 1999 . De este
modo fue como Ten Lines News
l
correo electrnico de la
AMP- resuma 10 ocu rrido en esas dos jornadas de septiem
bre, en Barcelona.ca qu se refer a el editor de TLN?
U n aco ntec imienro- us
En efecto, ha ban tenido lugar las Pr imeras Jornadas de la Es
cuela del Ca
mp
o
Fr
eudiano de Barcelon a (EEP-ECFB), en el
cur so de lascua les sepudo comprobar la in tensa dedicacin de
sus partici
pantes
al estudiode las tesis
kan
tianas contenidas en
laCritica de raznprti .
El m
ar
co del Paraninfo de la Universidad Cent ral de Baree
lona , las inopinadas dificultades trmicas y acs ticas de la sala,
had an presagiar unas jornadas de mucho trabajo y muy poco
Wz .
Es pu es totalmente pertinente ti tu lar el resu
ltad
ode este
seminario con el neo logismo Lakant: rec oge fin a
lmente
eseWitz
comoel acontecim iento de las jornadas. En psicoanlisis, sucede
siempre as : prim e ro preparamos la estr uctu ra para, luego, es
perar el acontecim ien to. Adems, si todo acontec imiento (o es
siempre de sentido, las p rimera s jorn ad as de la EEP -ECFB ha
brn sido la s
J ornadas Lakant
U n marco fall ido
Hemos dicho arr iba que las Jornadas deban desarrollarse en
el Paran info de la Universidad Cent ra l de Barcelona . En el ca ro
tel anunciad or de las Jorn adas pusimos la foto del Dr. Lacan en
el mi smo m
ar
co: Lacan in terv ino , por primera vez, en Barcelo
na, en septiemb re de 1956. El tema de su conferencia : El ps i
coanli sis ve rdad ero
y
el fals o fue public
ada
en la rev ista
Freudiana n'' 4/5 .
La p
ropu
es ta de la Com isi n organ
izadora
, tentadora, resul
t ser un fiasco. No habamos pen sado mandar nuestras naves
i,,:
I
1 ,
J
cont ra los elementos.. . i
Hu
bo pues que reaccionar r
pidam
en
le La dec isin de buscar ot ra sala , no tan grande , aunque ms
cmo
da
y mejor asistid a por los avances tecnolgicos, nos
Ile
vara a la Sala A\agna. Fue en es te
mar
co donde tuvo lugar el
Seminar io que a
qu
pub lic am os.
U na experiencia del
lajl
Las Jo rnadas arrancaron no sin sobresaltos
y
una cierta per
pl
ejidad
. A la p
erp
leji
dad
se referir Jacques-Alain M iller en
una ocasin, t ras la intervencin de Jorge Alemn: H
emo
s
aplau d id o a Jorge Alemn, tal como se merece, pero t
amb
in
pod ra criticarlo un poco, ya que en la sala haba rostros con aire
de pe rp lejidad. .. Soy se
ns
ib le a los rostros, a las miradas,
y
me
gus
ta cuando pe rcibo el re lmpago de la
inte
leccin , la expe
riencia del a jY aqu eso falta ba .
La rp ida respues ta de J
or
ge Alemn produ jo un
ef
ecto de
Witz (la
de
sgrabacin no lo cap ta pero lodos la recordarem os):
Pues yo percib alguno por all (sea lando con la mano a un
lado de la sala)
Risasen roda la sala).
En ese preciso
mom
ento
se produjo un vuelco en la
atm
sfera general de las Jornadas.
Algo vivo empezaba a moverse.
El moment o lgido de ese ha
/ Erleimis,
del jbi lo de la inte
leccin, lleg despus d e que Jacq ues-Alain Miller, en una ver
dadera d ra mat izacin de las pa rado jas ticas de Kant, que de
leilaron a todos los presentes, descu bri
e
n ti empo rea l- el
sent ido de las cuatro palabras que apa recen al final del pr imer
coment ario de la formula del imper ativo categrico:Sicoolo,
j ubeo
( as lo
qu
iero, as lo orde
no
). Fue
el
pun to d e
ab roch amiento, el encue ntro
con
lo nuevo: Kant con u venal,
do nde las Stiras de J uvenal l a s t ira numero seis sob re s i un i
hombrese debe casar o n acl aran el sentido del impera tivo
L
de Kan t ( el soltero de Ko enigsberg ).
in cu rable: el acon tecimien to
Luego de seguir el virtu osi smo l akantiano mostrado po r Jor
ge Alemn , del porte ntoso ingenio de Euge nio Cast ro, de la fir-
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me desanudadora de textos que es Hebe Tizio y de la hbil tra
duccin clnica de Kan t most rada por Antoo i v cens, todos
ellos, en delicada formacin coral con Jacques-Alain Miller, ver
dade ra batutade la orientacin lacaniana, todos ellos nos hicie
ron comp render que en la conversacin, como en el amor, no
nos podremos salvar del encuentro con el
acont
ecimiento. Lo
sepamos o no, somos todos incurablesdel acon tecimiento y, por
tanto, de lo nuevo.
Vicente Palomera
Barcelona, diciembre 1999
{j OO iPC de lo que fue un trabajo de Seminario 00
manda su desafo kantiano:
s pe
r
ude
Disponte a saber algo
del psicoa nlisis, y a que ese sabe r tienda sus redes hasta tex
tos imp revistos. O tamb in: ar risgate a saber que losgrandes
autores tambin eran suj etos de deseo . Y que esto no hace va
nas sus construccion es,ni imposible su lectura, pues la leccin
del sntoma se halla en todas partes, tanto en la neurosis, como
en la perversin, o en la ps icosis.
A la postre, el sntomaes el abigarramiento mismo de la vida,
en el que Sigmund Freud a
rt
iculel entreanudamiento de Eros
y de la pu lsin de muerte.
Eros estaba en la ocasin bien situado:la uni n de muchos en
un proyecto de Escue la, que se daba ah unasenseanzas en sus
primeras Jornadas. Qu puedo saber de una Escuela de psicoa
nlis is?Que sebasa, ensea Iacques Lacan,en la imposibilidad
del grupo de los psicoanalistas; y que esa imposibilidad es tr a
tab leen trminos topolgicos. Sabi endo algo de loimp osible,
podemos responder tambin algo a la pregunta: Qu deb o
hacer en la Escuela? Art icular 10 imposible en un saber posi
ble. Lo cua l de ja algo que esperar, no en trminos de demanda,
sinode deseo; un deseo sostenido en el semblante como produc
10
posible. Lo ciertoes que lo imposible no conduce necesaria
men te a la desesperanza, y que una ffe io(de nuevo la d ispo
sicin)
so i uuis
puede fundamentarse en lo imposible.
En cuanto a la pulsin de muerte , nuestra posicin no es tal
que podamos decir:
D
e e ll a no se puede decir nada. Lo im
posibl e del goce es una inclusin, que hace agujero. Aunque el
f n de todo gocesea la extincin, eso no vaca de sentido la vida.
Antes al contrario: de esos agu jeros pasamos a los nudos de sen
tido que te jen el semblante de una esperanza.
lmmunucl Kant edific su sn toma sobre la voluntad de ha
ccr callar todas las voces con la enunciacin de una ley verda
dcrumcr ue universal. El imperativo categrico pertenece a esa
clusc de goce reservado a unos pocos: Sade, Ignacio de Loyola ,
1rcscartc s. Ellos concluyen sobre s mismos y transfor
man
su
sn toma en signo uni versal
y,
a travs de eso, en forma de
civi-
ESPER R POD
S ER
l
l
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Iizacn.Quiz haya que hablare n estoscasos de
aut ocuraci n;
o de au torizacin en la invencin de un Otro desde el conoci
miento inconsciente de su inexistencia. En esos casos hallamos
un desplazamiento sub jet ivo causado en
uso de un goce in
telectual dioptlco. Ese desplazamiento, el psicoanlisis,
acia
do el sujeto , lo lleva al materna, a lo transmisible , a lo Que se
puede esperar saber en una Escuela.
En los cuatro casos del prrafo anterior, la ope racin subjeti-
va pasa por el reconocimiento de un significante un iversal: el
deber en Kant, el goce en Sade, la fe en Ignacio, el pen
samiento en Descartes. Pero
el
reverso de la operacin de esos
sntomas es siempre la destituci n del Otro sexo, a fin de esca
motear elsntoma mismo . Pero, por cuanto existe el Ot ro sexo, '
y
su relacin es imposible de escribir, haysn tomas, en los cua-
les la cuestin prctica Queda en suspenso en favor del goce
inmediato.
;
Esta es la vertiente cln ica de la cuestin prctica, all donde
recibe un trato panicular. En el cual, a su modo , se anudan el
saber, e hacer
y
la esperanza.
Por eso es bienvenido el efecto de entusiasmo inducido por
I acques-Alain Miller en la Escuel a del Campo Freudi ano de
Barcelona y sus amigos, pues a travs de ese efectose ampla el
campo de accin del psicoanalista y el saber ent ra en elporve
nir del psicoanlisis, en absoluto basado en la desti tucin de
Otro, a pesar de su inexistencia.
Antoni Vicens
Barcelona, 26 enero 2000
S MIN RIO
LA
NT
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NT
e A l a
Mme Tuve una sorpresa cuandn, al e-
gre sa r de vacaciones, Vicente Palomera, organizador de estas
Pr imera s Jornadas de la EEP-
ECFB
, me inform de l a indita
pasin kant iana experimentada por nuestros colegas. Tenemos
para esteSeminario cuatro traba jos, todos ellos referidos a Kant.
El de Hebe T izio, titulado Nudos , estudi a de manera muy de
tallad a
y
erudita las tres preguntas kant ianas, conectndolas
tamb in con el malestaractual en la cultura. Antoni Vicenstam
bin estu dia las tres preguntas, vinculndolascon tresconcep
tos psicoanalt t cos. EugenioCastro, a pa rti r de Kant , presenta
alg
un
as consideracionessobre la vida de Newton y la locura de
Newton. De Jorge Alemn no tengo mucho ms que su pedido
de presentar un trabajo sin darme una copia escrit a antes. Lo
que acept por la confianza, y slo le ped un ttulo y tres ideas
para ori ent arme. El ttulo es El deberen psicoanlisis . Vamos
a empezar por l, para ahorrarme la incertidumbre sobre lo que
Jorge Alemn ira a presentar.
Ya
que
se tra ta de un Seminario, se trat a de hablar, int ervenir
y juga r con las palabras y losconceptos; espero que todos este
mos dispuestos a ello.
No es tan simple hablar de K
ant
ante esta audiencia,aunque
est a r en la universidad yaest muy bien. Si no me equivocoesta \1
au la Magna debe servir para las lecturas de tesis. No s si so- :.
; \
mos el jurado, ni quin es el ju rado o el candidato. Si estuvi-
ramo s en una asamblea de fi lsofos podramos suponer lo que
ellos conocen de Kant, seran s
upue
stos-saber algo de
Kant .
Nosotrosvendramos con algo
de
Lacan
y
del psicoanl isis para
revelarles una supuesta verdad de Kant, o un aspecto de Kan t
que no hubieran percibido. Pero no veo que estosea una asam- i
blea de filsofos; no s si nos conmovera revelar lados inditos
de Ka nt. P ienso que hay que supone rque el auditorio conoce
mejor a Lacan que a Kant ; de manera que no tiene mucho sen
tido hacer un Kant con Lacan .
Qu sign ifica el con , en
un
a expresin como Kant con
Sade ? Significa que un autor, o su obra, sirve de instrumen to
pura revelar una verdad de ot ro autor. Lacan se sirve de Sade
para revelar algo de otro autor y, a travs de eso, tambin reve
11 algo del psicoanlisis. Aqu quizs se tra ta ms de Lacan
con Kan t; es decir que vamos a utilizar algo de Kan t para re
velar algo de Lacen. Ser eso fina lmente: Lacen con Kant .
Aunque he dicho qu e la audiencia poda no conocer a Kant ,
supongo que a travs de Lacan y de sus estudios saben algo de
Kan t, segu ramente saben algo de su Critica de la razn pr cu-
ca Algo saben de la ext raordinaria pretensin de Kan t, la de
haber descubierto un enunciado fundamental, capazde funda
mentar y orientar la accin humana en todos los casos. Qui z
ten dremos la o
por
tun i
dad
de es
tudi
ar la es
tr
uct
ur
a de este
enunciado kantia no.
La Critica de la r npu ra es ante rior a la Crtica de la raz6n
prctica Creo que la Crtica del juicio les es me nos familiar .
l .ncun la menciona de vez en cuando, pero en
un
par de lneas.
Me parece entonces conveni ente
empe
zar por la Critica de la
razn prctica que presentar Jorge Alemn.
Alemn: Mi presentacin va a ser muy general.
Qu iero agradecer a Vicent e Palomera, que hizo posible que yo ;;
n
est aqu en esta mesa ,pues a l s e le ocurri que yo pod a in-
te rveni r
en
razn
de
una
pre
gunta que en 1988 le d irig a
[acques-Alan Miller en relacin al tema kant iano del debe r y
el psicoanlisis. Qu iero decir que celebro much simo que once
aos despusestemos aqu. Nossi he avanzado mucho con res
pecio aKant y el psicoan lisis, pero s que he insis tidocon res
pecto al tema, y es un verdadero milagro - lo celebro de esa rna
neta-e- que nos podamos encontra r y seguir hablando de estas
f
cuestiones.
lin primer lugar, me gustara hacer un elogio de Kant. Por qu
Kant est en nuestr a procedencia? d or qu nues tro hor izon te
es inevitablemente kantiano? La primera razn es que
t a
l
como lo han seal ado muchoscomentadores, incluso el propio
PRESEN
TACiN
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Lacan-c- en una poca dominada por la fsica newtoniana
y
en
la cual la naturaleza es abordad a absolut am en te desde el
determinismo, lade fensa de Kant deu actum de un hecho de
la razn en el cual se nos muestra que somos capaces de deci
dir por nosotros mismos,
y
queesto no sea incompatible con la
ciencia on la ciencia desarrollada en la Critica de la r
z
pur reintroducir el reino de la libertad en la subjetividad,
mostrar que somos capaces de dec idi r, cons t ru ir una subiet vi
dad que tiene otra perspectivaque lade las leyes naturales, me
parece que sigue siendo p
ar
a nosot ros un pun to de partida ex
t raord inario. Hace poco le en un libro de [ ean -Perre
Cha
ngeux,que
J
acques-AlainMi lleeconoc i, un d ilogo de ese
auto
r con
Pau
l Ricoeu r . All, I ean-Pierre Changeux, qu e es un
h
ombr
e de las neurociencias, proponeque llega r un d a
en
que
se podr demostrar pe rfectam
en
te que ladisposicin tica pro
viene de la estru
ctur
a del cerebro.Tengamos en cuenta aqu que
Changeux provie ne de una tradicin humanista y fran cesa, es
decir que no es el t pico cientfico positivista .
As, en primer luga r, en este elogio a Kant quiero rescatar esta
opera
cin en la
cual
el decidir por noso
tro
s mismos, el/tulum
de la liben ad, el postulado de la libe rtad, la construccin de una
au tonoma en sent ido modern o, sigue siendo nuestro borizon
te. Y nuestra condic in de posibilidad ade
ms
, porque en las
culturas en las que no ha sido planteada la cuestind e la auto
nomta es probable que el psicoanlisis no teng a un lug ar de
existencia. Por ejemplo, nuestra discusin con las neurociencias
sera imposible si no hu bir
amo
s en
contra
do en Kan t, como
luga r del que provenimos, una inteligibilid ad subjetiva d
ond
e
I
las decisiones noest n motivadas desdeel
pun
to de vista de las
I . leyes de la naturaleza. Esto me parece clave.
l; ;
Yo,que nop roceda de una tradicin kan tiana - proceda del i:
:
marxismo, que siempre fue un poco indiferente, por su raz
i;
hegeliana,a los problemas ticos e, encontr a Kan t a part ir de 11111;
i
Lacan. Por esto hay otra gran cuestin que me parece prodigiosa
y conmovedora en Kan t, un punto que pe
rte
nece de manera
esencial a la arqui tectura kanti ana: esla idea defini tiva de que
cuando un pensamiento viene al mundo,
siempr
e, lo
qui
era o
no ese pensador, explcita o implcitamente , este pensamiento
m
segreg a un mandato. Es decir, no hay pen samiento que no se
decl ine, fina lmente, a travs de un mandato. l le jugado un poco
con es to ; y pienso que podramos e
nun
ciar al
gun
os de esos
ma
nda
tos.
C o
ncete a
ti
mismo , es el de Scrate s. Liega a ser
quien eres , el de Pndaro. Aprta te de la fsica y 'e hacia mi
idea del bien , el de Platn. Conoce tu lmit e y no lo desbo r
des ; sto va desde Delfos hasta Ar is t teles. Se ms que
un
hombre, p repara la morada del supe rhom
br
e , se encuen tra en
Nietzsche. Vuelve al ser despus de haberlo negado ,en Hege l.
S feliz, con figurare segn el orden de los acontecimientos
del
mundo , en Wittgenstein . Nohay pe nsador que, de un modou
otro, no te
rmi
ne segregando un
manda
to, un significante amo.
y creo qu e la cualidad fundamenta l de Kan es la de haber in-
dagado la estru
ctur
a formal de estos mandatos.
A
nt o
n i Vicen s: Culsera el manda to de Montaigne?
Jo rge Alem
n: Dilo t .
Ant oni Vicens: En realidad, en Momaigne se trata ms
bie
n
de preguntas: Que se? Pienso que hay otra posicin del in te
lect u
al. di st int a del que vehicula manda tos, aunqu e sea de
manera solapada. Tambin est el que slo sabe plan tear pre
gu
nt
as . O bien el mandato est mucho ms escondido.
Jo r
ge A
lem
n : Habra que ver en el texto si no se desliza su
brepticiamente. Por e jemplo, e nW it tgenstein nohaba n
ing
n
manda to, y finalmente construy una especie de manda to es
roleo. Qu iero deci r que es te juego,
en
el que recorro de manera
un poco salvaje la hi s
tor
ia del
pen
sa miento, es simplemente
para mostr a r qu e, en la dilucidaci n de un pensamiento, hay
una
cie
rta
te
ndencia espont nea a genera r un
imp
erativo,
un
momento de mandato. Y me parece precisamente una gran vir
tud de Kant el haber tratado de dilucida r su est ructura fo
rmal.
As que el p rimer elogio a Kant es por separarnos de las leyes
de la na
tur
aleza; el segundo por la form alizacin de los man
datos; el tercero es por la dilucidacin de las barr eras humanas.
Es un hecho que Freud acomp aab a, por as decir, al esp ritu
de la Ilu stracin; lo vemos, por ejemplo, en el texto El porve
nir de una il usin . Cuando el
int
er lo
cutor
que Freud inven ta
propon e que sea la religin la que di rima qu t ipo de normas y
pactos deben regular la comunidad humana, Freud considera
El
-
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::
que claramente eso ser a ta nto como segui r en la minora de
edad.
r
eud opta entonces por la posicin kantiana: prefiere
asumir las consecuencias que tendr a reti rar la religin de la
comunidad humana y dejar que fuesen los propios seres huma
nos los que sup iesen darse a s mismos las leyes acuar sus
pactos regular su vida social. Podramos decir que en reud
hay e n este sentido un costado kantiano una asunci n muy
propiade la filosofade la Ilustracin sta segn la cual el pacto
debe ser asumido desdela propia condicin humana sin ningn
tip o de tributo hacia el ord en teolgico religioso.
Hay que reconocer la arquitectura prodigiosa de estos tres im
perat ivos. Estoyde acuerdo con Iacques-Alain \til1e
re
n que hay
que investigarlos. Segn los comentadores estos tres imperat i
vos pueden resumirse en uno.
Como usted es recor
darn
losimperativos categricos se dife- i
ren
cian delos imperativos hipotticos. El imperativo hi potti-
caes heternimo lo que quie re decir que funcionade modo con
dicional: s i qu ieres obtener Y haz X . Es en tonces un
imperativo que est al serv icio de obtener el favor de una incli
nacin o de u n inters patolgico mien tr as que el imperativo
categrico es absolutamen te incondicionado absoluto y provie-
ne de la buena voluntad que brilla como una joya.
Recuerden lo que hay en la conclusin de la riti c de r-
znprctica: hay dos cosas que suscit an nuestro respeto: el cie
lo estr elladoencima de nosotros y la ley moralmisma. Los im
peranvos categricos son joyas que brillan aunque nadie las use
tal como bri lla la buena voluntad. Hemosde subrayar que el im
perat ivo categrico se dirigea lo ms
nt
imo a la segunda per
sona del singular. Dice: Obra de tal modo que la m
xim
a de
tu accin valga como ley universal . Una segunda formulacin ..1
es: Acta de tal manera que t mismo ye l otro jams sean to
madoscomo medio
y
sean un fin en s mismo .Es un imp era
tivo absolutamente vinculante. Yel tercero en el que es t el pro
blema de la autonoma que es: Acta de tal forma que
tus
normas valgan siempre para una legislacinuniversal en el rei-
no de los fines .
Estos tres imperat ivos son prodig iosos porque como hemos
seal ado desde nuestra perspectivae stn ms all
de
l pri nci-
m
pio
l
placer; no atienden
ac
onsiderncioncs propias del bien
estar o de los in tereses
patol gicos.
Si por ejemplo mi hijo ha
robado en el colegio no puedo considera r que eso fue un pasa
je al acto o que lo hizoslouna vez o que con eso me est in
dicando a lgo que yo po
dr
a interpretar de otra manera. Tengo
que pasa r esta experiencia por el rodillo por la criba de los
impe rativos. Hacindolo as vemos que ese acto no valdra como
una accin que merec iera entrar en la equ ivalencia universal;
por lo tanto tengo que denunciarlo . El rigorismo kantiano se
inspira precisamente en este hecho: no se reconoce jams nn-
guna excepcin.H ay un pa ra todos que separa tajantemente
los in tereses patolgicos o las inclinaciones del placer de la exi
gencia formal de los tres imperativos.
Sigui endo con l e jemplo tampoco podra formula r que he
denunciad o a mi hijo porque pienso que eso le va a hacer bien
que l hecho de que se cumpla el castigo va a tener su eficacia .
Esto ser a para Kant funciona
rpc
r el deber
per
o nocon mlel
deber. Ystoes muy importante:en la moral kantiana no se tra
ta de ser felices se trata de ser d ignos; no se trata de ser razo
nables se tra ta de ser racionales; no se trata de ser legales se
tra ta de ser conformes a la ley. Y si precisamen te hay algo des
mesura do en las exigencias del imperativo l o podramos cap
tar en estas tres diferencias; no se tratade accedera la felicidad
sino d e ser digno de ella - lo cual por supuesto no es lo mis
mo.Tampoco setrata de ser razonable.Aqu 10 razonable puede
ser por ejemplo considerar que mi hijo particip en ese episo
dio slo en una coyunturadeterminada y que por lo tanto no
hay que denunciarlo. Lo racional se separa por tanto de lo ra
zonab le lo d igno se separ a de lo feli z
y
10 conforme a la ley se
sepa ra de la legal idad. Podr amos decir que la formaque tiene
l impe rativo de poner a prueba la mxima ue es un
prin
ci
pio subjetivo del querer- siempre establece una fractura en el
propio suje to.
Desde ese punto de vista las tres conclus iones estn tan bien
construid as que parece que cualqu ier comunidad huma na las
necesita pa ra soportar su convivencia. Segn una cierta perspec
tiva podr amos considerar el advenimiento en el campode la
tica
de los imperativos categricos como un hecho indiscuti-
-
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ji
ble , tan indi scut ible como pueden serlo los derechos humanos .
Pero lo cierto es que la pro pues ta kant ian a recibi desde el co
mien zo muchos golpes. Tod a una tr adicin formula reservas
con
tr
a el impe
rativ
o cat egrico. Es conocida la posic
in
d e
N ietzs che; tambin hay
toda
una reformulacin en
He
gel. Re
cienteme
nte
se ha pu
blica
do
l tr
aducci n un li
bro
de Hannah
Arendt, Echmanneni erusalem En l, Hannah Arend t co nfie sa
su asombro cuando Eichma nn reconoci ha
ber
sido un lector
de la
Crtica de
l
razn prctica
y haber actua dosegn el impe
rat ivo categrico. Esto d esconc iert a tan to a Arendt q ue la lleva
a investigar y a
descubrir
que los n azis hab an h ec ho una
ref
or
mulacin del imperativo
cate
gri co - una refo
rmul
aci n
sin
ies
tr
,
que
era la sig
uie
nte:
Act a
de tal ma
ner
a que si el
.
Fhrer te vie ra , le gustase lo que haces . Sin emba rgo, en su
rela to, Eichmann niega habe rse regido por el impe rat ivo cons
truido por los nazis. Por el contrar io, d ice ser un lector casero
de la riticade larazn prctica lo qu e a n inc rement a la pe r
ple jida d de Ha nnah Arendt El propio E
ichmann
dur ante el
juic io, semuestra arr
epen
tid o de las excepciones , porque en su
mom en to salv a dos jud os . Hay efe
ct i
vament e un punt o de
. inflex in en su test imonio, porqu e como se con sidera verda
de
ra mente un
kantia
no , como no ti en e la perspec t iva
contrac tualista de negociar sob re las excepciones, est sincera
ment e arrepe ntido de esas excepciones. De hecho, Eichm ann
na rra cmo se opuso a Himm ler porque ste, cuando vio que la
gue
rra
estaba perdida, quera empezar a negociar, tra t de fre
na r cier t as matanz as,
ima
gin ando que tras la derrota
van
a ser
ms ben ficos con l. Pe ro Ei chmann no quier e nad a d e eso.
Arend t queda profundamente impacta da; pien sa que E ichmann
est en una profunda con fusin en su lectu ra de Kan t . En efec
to, es inconcebible que si el segundo imperativo dice no trates
nunca al ot ro ni te trates a
t
mismocomo un med io s in o como
un fin p ueda tener algn lug ar el extermin io; salvo que se haya
rea lizado fuera del mbito de lo humano. Es ta es la ot ra opera
ci n que se pu so en juego.
Pe roes evi
den
te que el golpe fu erte que nos concie
rn
e a noso
tros es el de Freude n 1924. Me refiero al modo Que tiene P reud ,
muy inoc ente, muy discret o, de decir en esa especie de gen ea-
m
loga de la mora l que esc ribi en 1924, en una frase cor ta, el
impe rativo categrico es e l he rede ro del complejo de Edip o t.,
F reud no alude d irec
tam
ent e a la
Critica de la raznprctica
Freud nu
nca
realiza las operacione s que rea liza Lacen ,
qui
en
ci ta sus fuentes, como por ejemplo en Ka nt con Sade . Fr eud
transforma el supery en el impera tivo cat egrico, los hace equi
valentes. So mencion a cu l es su proced im iento de lectura, pe ro
el resultado es gravsimo: es un punto d e ca tstrofe en todo el
andamiaje t ico cons truido por Kant. En efecto , si el impe rati
va categr ico era p recis a
ment
e autno
mo
incon
dic
iona l, abso
lut o y proced a nada ms que de la buen a volunta d que brilla
ba como
un
a joya y,
por
lo tanto, no le
deb
a n
ad
a a ningun a
instancia emp
r
ica, a nin
gun
a inclinaci n perso nal , ponerlo en
relacin de d epend encia , ponerlo como her edero es int rod uci r
una heteronom a catastrfica. sto Freud lo hace discretamente.
Recuerden la tesi s seg n la cua l el masoq ui smo mo ra l no tiene
zona ergen a porque es la propia conciencia moral la que est
crogeneizada ;y, po r lo tan to, la conciencia moral no impon e la
renuncia a la
pulsin,
sin o qu e es un prod ucto de dic ha renu n
cia, a la vez que la pu lsi n goza precisament e de su renuncia.
Todo es to llevaa mostra r que el supe ry, la ley,es nada ms que
un a estrateg ia de la pu ls i n, es el camufl aje de un a pu lsin.
Si par timos de los seis paradigmas que h a constru ido Iecques-
Alain M er para desc ribir los modos que tiene Lacan de conce
hir la relacin con lo real tanto en la clnica como en la tra nsmi
sin del psicoanlis is, con una especiede de formacin topolgica
con tinua en la que no hay superacin de un o s a otros, veremosque
incluye el
Sem
inario
VII
en el tercero de ellos. As, e l seminar io
sobre tic
del psicoan
l
isis pertenece al parad igma en el que lo
real como tal est excluido de lo simblico. H ay ah tambin una
observacin de Iacqu es-Alain Miller muy apropiada para enten
dcr el problema freudiano; e s la siguiente: una de las operaciones
fu ndamentales del Seminario tica del psicoanlis consis te en
el
carcter
de absoluto
dedas Ding
su carcter no dialectizable, su
carcter consta nte, lo que hace de das
Ding
algo absoluto, trasle
da rlo a lo simblico, al imperativo categrico o al supe ry. Esto
quiere decir que son (rozos de lo simblico separados d e la d ialc
tica significante, que a
sum
en la misma condici n de absoluto .
m
-
8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant
11/70
cul es su fundamen tacin meta ftsicu:un ucosa es el sen timien-
de culpa bilidad el sentimiento de humi llacin la concien-
cia de infraccin de la que habl a K
ant
y o tra cosa es el proce
di miento por el cual esomismo se vuelveequivalente para todos
los su jetos. Hay un pasaje qu e va de la humillacin y la cu lpa a
In equ ivalen te para todos los suj etos que n o est bien re
sue
lto.
T ambin
est
el problema de la autonom a trmino que creo
que valdra la pena que vo
lvamos
a di scutir ent re nosotros. De
hecho las frmulas con las que
Lacan
describe la sepa
raci
n
- volvers e a engendrar qu erer lo qu e uno desea o incluso las
l timas saber hacer con el sn
tom
a- merodean de algn modo
por el
prob
lema de la auton
om
a; eso s siempre y cuando
en
te
nda
mos
que la au tonoma no es lo mismo que la
uutotransparencia. Pero en Kant no es la autorranspa rencia
po rque la autonoma se conquista siempre con una sust racci n:
hay que abatir las incl i
naci
ones sensibles. Ya la vez el su jeto
nunca sabe si l mismo es au tnomo o no. En el captulo sobre
las motivaciones donde la palab ra Trieb aparece una y ot ra vez
cuando
Kant
examina qu ancla je mot ivacional hay para que
el
sujeto sea moral reconoce que slo se pueden medir las con
secuencias de su conformidad con el deber pero que no hay
ninguna forma reflexiva para que el propio sujeto digad e smis
mo que es autnomo. La autonomae s una suposicin en la me
di da en que se corresponde con las ex igencias forma les del im
pcr ativo.
Luego hay otro golpe a la universal izacin. Se puede loca lizar
gracia s a Lacan
y
tambin en la re
spu
esta que d io M l er en
19
8. [a
cq
ues-Alain h izo una referencia a cmo esa tica es
un
a
tica de m acho podramos decir una
ticaparawdea f
ecti va
mente en su t ratado sobre lo bello y lo s ublime por ejemplo
Kant - acompaando a una trad icin que luego tambin reud
de algn modo recupe r
dice que la muje r jam s act a por
just icia sino por cuestiones estti cas:cuando le indigna algo es
po rque es feo no porque se a in just o. Hay desli ces misg inos
-c-por e jemplo cu ando p rese
nt
a a la mu jer como un n
io
muyor-e- pero n o son un vocos porque en algunos lugares de la
tropologa kant iana la mujer aparece partic ipando di recta
men te en
el
proceso de hum an izacin del sujeto.
Hay tres problemas en Kant;yes evide nte Que hay unas cate
goras del deseo. Kan t es todava tr i
but
ario de una separacin
platnica
en t
re el deseo superior y el de
seo
infe rior. Es eviden
te que Fre ud desord ena desestabiliza estas dos categoras in
tr
oduciendo el p roblema de la pulsin. En efecto la pulsi nno
encontra r a jams un lugar en la tpica kant iana; ah est el
punto en el que pod ramos suponer que
reud
reali z una lec
tura de la Crtica dela raznprctica
Me
pregunta Iacqu
es-AlainMilIer sireud haba ledo la r{-
rica de la razn prctica;hemos de suponer que s por sus rete
rencias al imperativo categrico al cieloestrellado sobre m.e tc.
Hay por cierto una iron a de Freud cuand o d ice que
l
cieloes
trellado se comunica con la pulsinq ue al menos forma parte
de su acervo. En qu trminos Freud ley a Kant es otro pro
blema.
Podemos enco
nt
ra r algo en elSeminarioVII de Lacan. Es muy
llamativo que en las primeras pginas de la
Critica
de l razn
pra ka
Kant
haga referencia a la hum illac inque produce la
existe ncia de la buena voluntad del im perativo categrico a
nuestra se
nsib
ili
dad
. En las primeras pginas de su seminario
Lacan dice que si uno abre la
ritica
de la raznprctica
r pi
damente se encuentr a con
l
problema del dolor. Se trat a de un
dolorqu e no se sabe a qu subjetividad cor responde porque no
es el dolor de las incl inaciones patolgicas es
l
dolor que pro
viene simp lem
ent
e d el abatimiento. Segn los traductores uno
es abat ido
humillado por los imperativos categricos. El
mp -
rativo categrico humilla nuestra sensibilida d nos produce un
afecto no p
ato
lgico que Kant llama respeto.
A partir de lo que Lacan permite leer en la
Criticade laRazn
Prctica
encu
entro tre s cuestionesesenciales. Primerome pa-
rece que en Kant hay un forzamien to en lo que consi
der
a lo in-
1
condicionado
y
lo un ivers al. Por ejemplo es incondicionado que
el imperativo nos humille abat a nue stra sensibili dad y surja
como una presencia incondicionada frente a las condiciones de
nuestra sensibilidad; pero de esto no se derivasu universalid ad. ::
Hay un empu je retrico en Kant el de que
rer
hacer equivalen
tes lo incondi cional y lo universal. Ese em
puje se ve cada vez
ms sostenido en la
Critica de
l razll
prctica
Tambin se ve
-
8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant
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l ncondiclonndo, forzado u pusar a lo universal, el sujeto de la
autonoma no es equivalent e a la
eutc
t ransparencia, 10 univer
sul est descompletado desd e la diferen cia
sexual.
Son tres
vec tores
q
ue no son poco---
par
a una lectura de la
ritica de
la razn prctica. Lacen, en el Seminario VII se queda con el ca
rcte r incondic ional, hab la de lo incondic
ionad
o de l deseo. Su
frmula pertenece, me pa rece , al horizonte
kant
iano: De lo
nic
o que le puedes sentir cu lpable es de haber cedido frente a
tu deseo. Es, de algn modo, una recomposicin de la Critica
de la razn prctica
en la cual la incondicio
nado
, en ese
mom
en
to, en la poca de ese te rcer paradigma , es el deseo.
No hay tica sin int roduci r algo incond icionado, Puede haber
un a tica que cuestione lo universal, puede haber
una
tica que
cues tione el para todos pero la t ica sita Qu es lo incondi
cionado en 10 que pr
opone
, Lacan, en su Semi
nario VIl
dice:lo
in condi cionado es el deseo; y el deseo en est e seminario es la
cura de la pulsin de mu er te.Es verdad que
Lac
an en su Semi-
nario VII
rene dos tra
dic ion
es
muy
di fciles d e art icula r: la
lectu ra de Kant y
la
tradi
cin heidegger
iana y
sa
rt r
iana. No
desarro lla r sto, pero, efectivament e, la eleccin orig inaria de
Sar tre es t presente. Es lo que incl uso llev a Sartre a im aginar
que haba un psicoanlis is existencial: cada su jeto debe volver
a elegirse y debe saber captar la eleccin fundamen tal que rige
su vida . Hay un cierto decisio
nismo
presente en Heidegger y en
t
Sartre.Algunos estu
dia
ntes se burlaban dicie
nd
o: estamos de
ci
didos
pero no sa
bem
os a
qu
Y est e decis ion ismo
heiddegeriano-sartrieno se cruza con la lectu ra de la
tr a
dicin
kantiana. As, en
el
Semina
rio
VII
la tica partic ip a de lo incon
d icionado del deseo;es u n incond icionado sep arado de lo un i
ve rsal, cruzado con las lec tu ras de Heid egge r y de
Sartre
en
relacin con Kant.
Cul sera la tica de Lac an que corresponde a despus del
Seminar ioAn?Cul sera la t ica que pod
ra
surgir despu s
de l paradigma que promueve eseseminario, es deci r, despus
de admitir ladas las conse cuencias de que el
p n naire
del su
jetoes el goce desu sntoma? Esto es algo
que
todava es t por
revisa r,
y
por ello propongo qu e volvamos a d iscutir tambin la
nocin de autonoma de Kan t.
: u
s
Alain Milier, Hemos aplaud idoa jorgeAlemn,
lal como se merece; pero tambin podra cr it icarlo un poco, ya
que en la sala hab a rostros con aire de pe rplej idad , sen
sible a los rostros, a las mirad as, y me g
usta
cuando percibo el
reldm
pag
o de la in tele ccin, la experien
cia
del
lai .
Y a
qu
esto faltaba.
Jor
ge A
lem
n : Pues yo percib uno, ,
J aeq
ues
-Alain MilIer: Deseamos ver en la sala el mismo efecto
de elacin y de
en
tusiasmode que Lacen da testimonio cuando
habla del es
tado
en
que
lo hab a dejado la lectura de la
Cruca
de { t zn prctica
La
can
nos habla del
hu
mor de este libro
a
ms cor ta de las tres Crticas de Kant.
Para m hay
un
con tacto e
ntr
e Kant y Espaa, puesto que los
ejemplares de las tres crticas de Kant que poseodesde qu.eera es
tudiame fueron en
c
uad
ernados en Andaluca hace unos diez anos,
Pues bien, Lacan da test imon io del hu mor y del ero tismo que
encuen tr a en este libro, En sus Esentos
seala que a todo lec
tur .,;
es
casi una parod ia del estilo kan tiano-
que
no est
condicionado por la Universidad, es decir , que no est co
ndi-
d onado para mantener un a distancia con las grandes obras, la
:
lectura de es te l ib ro de Kant le produc e una increble exalte- \\
cin . Lo podemos tomar como un testimonio pe rsonal. Y,
:
efecto, cuando Lacan se
ocupab
a de la
Criticadela raz n prcu
f l l
para prepa ra r su Seminario, hablaba a todo el mundo de, la
maravill a que era este texto, Hubo est a leyenda en el
mbito
parisino de los a os
'60,
sobre lo que Lacen haba descubie.ft o
1
1
.
en la Critica de
la
razn
practica
un poco ms tarde que los fil
solos. Fue F
ouc
au l t qui en me cont esto ,
-
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Lacan insisti en ello
ue el sujeto delinconsciente es el mis
mo que el sujeto del
cogiio
cartesiano, el cual es el mismo que
el suje to de la ciencia. d o r qu 10 considera asl?
Ese sujeto es resultadode un
proceso, explicitado por Descar
tes, qu e niega toda propiedad a todos los pensamientos.
Descartes vaca toda la esfera mental, descarta todas las repre
sentaciones del sujeto; lo pone todo en d uda. Es una duda
hiperb lica , de la cual, al fin, como resi
duo
, queda el sujeto
defin ido as; no importa la verdad de 10que me represento,
pues por el slo hecho de que pienso, soy . La conexin ent re
el
pensamiento y el ser es pues mnima, es vaca. En un nico
punto conectan, se superponen el pensamiento y el ser, pero es
una conexin vaca.
Estamos acostumbrados a reconocer en ese ser vaco y frgil el
mismo tipo de ser evanescente, frgil, momentneoe incluso ins
tantneo que le reconocemos al sujeto de las formaciones del in
consciente. En el lapsus, en el chiste, en el acto fallido, tenemos
la misma vacilacin de algo que aparece de manera fugitiva, y
cuya substancia es tan problemtica corno la del
cogito
mismo.
Yen Kant hay una nueva elisin del sujeto. No entraremos en
este tema, pero si sealar que, en la
Critica de
razn pura
Kant realiza su famosa deconst ruccin, paso a paso, del
o uo
cartesiano. La objecin de Kant al orno cartesiano es que sea
1
interp retado como sustancia, y no como forma vaca. Diremos
que est e su jeto cartesiano, segn la versin kantiana, no se en
cuentra en la razn pura, sino en la razn pura prctica, en la
cual autonom a significa lo mismo que
el
sujeto barrado, ra-
chado. Les recuerdo que Lacan, en su escrito Subversin del
sujeto... , define al sujeto como una discontinuidad de lo real,
como un hueco en 10 real.
n cierta manera, el suje to kantiano, tal como se encuen
tra en la
Critica de la razn prctica
es un hueco en lo cientfi
camen te determinable, en la causalidad objetiva. No hay una
percepcin di recta de ese sujeto; slo se encuentra como un
hecho significante el famoso imper ativo categrico de Kant. Es
un
frmula con lacual uno topa; y es totalmente inexplicable
1lI
si no hay un sujeto suprasensible, si no h y un sujeto de la li
bertad que escapaa la causalidad cientfica.
El texto ms k nti no de Lacan es su escrito Acerca de la
causalidad psquica , en el cual dialoga con los psiquiatrasy tra-
IUde salvar al sujeto del inconsciente de la causalidad obieti
va. Aunque finalmente no es de l todo kan ti ano; es tambin
sun riano, pues tambin se refiere a la insondable decisin de
la libertad; y sta es una frmula de ndole kantiano-sartriana.
Todo esto lo digo para apoyar lo que ha sealado Jorge Ale
mn: que Kant es el punto de apoyo que tenemos para hacer
1
1
,
rente al domi nio de la causalidad cient fica o de as
neurociencias, y para mostrar que el sujeto se puede pensar en
una dimensin distint a de ellas.
1.a autonoma delsujeto significa elsujeto tachadoe n tanto que
separablede sus condicionamientosobjetivos.No se trata dedecir
qu e
despus es un sujeto au tnomo, ya que, en su dimensin
propia, tiene su dependencia; se trata de acentuar su dependen
d . pero a otro nivel: el nivel suprasensible, tal como lo define
Kant. En esta dimensin. el sujeto autnomo est sometido a la
ley moral que se da l mismo. Hay una hiancia que se disimula [
entre el sujeto legislador y el sujeto sometido a su propia legisla-
cin. Tambin en el inconscienteel sujeto tachado est somet- :
do a la vez a la articulacinsignificante y al objeto. Todo esto lo
digopara tratar de disipar cierta perplejidad que nos puede em- \
hurgar sobre el temade la autonoma del sujeto.
.ro punto que retomara a part ir de la ponencia de Jorge
Alemn es la expresin los imperativos categricos , de los que
recuerda tres formulaciones. Creo que estamos de acuerdo en
que hay un solo imperativo categrico; y es as por razones es
tructurales, y as lo presentaKant. Hay un nico imperativo ca
tegrico
que puede tener, segn lasobras, formulaciones distin-
\l IS y a la vez equivalentes. No se puede pluralizar el imperativo
cntegrico; no existen los imperativos categricos, tal y como
existen los Nombres del Padre. Para Kant hay uno solo, de la
misma mane ra que hay un solo Dios. Kan t no se imagina una
plurulizaci n
de e:;os imperativos.
l
-
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Para dar una base a este imperativo podemos escribir su fr- li
mula tal como apa rece en la Crtica de raznprctica. En ella
todo gira alrededor del prrafo siete del captulo 1: Acta de
tal man era que la mxima de tu vo
lunt
ad pueda siempre valer
simultneamente comoprincipio de una legislacin universal .
Otra trad uccin , de GareteMorenle,es: Obra de tal modo que
la mx imade tu voluntad pueda valer siemp re,al mismo tiem-
po, como pr incipio de una legislacin universal . El texto en
alemn es el siguiente: andle so dasdieMaximedeines W
illen
s k
jederzeit zugleich alsPrinzip
einer
allgemeinenGeselzg
ebun
ggelun
konne ste esel imperativo categrico, y Kant lo presenta bajo
el ttulo de ley fundamental de la
rez n
pura prctica; y, en ella,
iodo gir a alrededor de estas palabras.
Para ente nde r qu significa hay que saber a qu se opone. Si
ustedes tienen como
mxima
de su voluntad, como principio
consta
nte
en su vida un enunciado como Todo para m. Elijo
siempre lo que me conviene , les ser difcil hacer de esoel prin
cipio de una legislacinun iversal. O, en todo caso, Todo para
Fulano ser a la mxima de una legislacin universal de tipo
nazi. Eso, fina lmente, puede ser principi o de una legislacin,
pero no ser au tnticamente universal. Qu iz va ldra la pena
discutir po r qu no sera la aut
n t
ica universalidad kantiana;
no lo sera puesto que todo el mundo menos uno deberaactuar
en favor de ese uno. Y si ese es el princip io de Fu lano, Menga
no pue de tene r como principio todo para Mengano ', y enton
ces tendemos el principiode una guerra universal.
La demostracin de Kant es contr adictoria, ya que no da un
principio de condu cta para todos los casos, dado que uno mis
mo puede tener inte reses inmedia tos e intereses fu
tur
os.Eso ya
introduceun a vacilacin:puedo hacer algo que agradeceraho
ra mismo, pero que voy a lamentar maana. Ah hay una vaci
lacin ; no hay la constancia que se presenta en ese enunciado.
) ro intento para llegar a us tedes puede part ir de la pre
sentacin del primer captulo. Lo que Kant busca es precisa
mente la respuesta a la pregun ta: '
Qu
debo hacer? Antes de
ese pri ncipio presenta tres teoremas. Vamos a ver los tresreo-
remas con su demost racin, que es pseudo matcmtica, casi en
forma de materna, como en Lacan ,
El pr
imer
teoremadi ce: Todosl os principios que s
upo
nen un
obje to (materia) de la facultad de desear como fundamento de
la voluntad , son todos ellos emp ricos y no pueden proporcio
nar ley
pr
ctica alguna . Es deci r, todos esos principios no pue
de n valer en todos loscasosy para todos, ya queen la
exper
ien
cia con un objeto no hay constancia firme; n ingn ob jeto
emprico puede darla. Estaes una demostracin de exactamente
l
mi
smo
tipo que se realizaba para demost rar que nicamente
el amor a Dios era cons
tant
e; que, al final, a todos los dems
objetos de amor posible se les deja de amar, porque envejecen,
mueren, etc. En cambio, Dios, como objeto, es un objeto de amor
constante. El pr imer teorema de Kant pone de manifiesto que
ningn objeto de la experiencia emprica nos permite formu
lar
una ley un iversal que sea vlida para todo el mu ndo y en
todos los casos.De ah parte su bsqueda.
Antes de Jos teoremas, 10 que busca Kant, a part ir de una de
fin icin, es un objeto de su deseo que sea vlido para la volun
tad de todo ser razonab le. Cual es el modelo? La suma de los
ngulos de un tri ngulo, que siemprevale como dos rectos. Y
sto es vlido para todo ser razonable en el saber ; es un ejem
plo de v
erdad que vale para todo el mundo
y
en todos los casos.
es lo que hay que buscar; el resto, lo que cambia con las
ediciones de los peridicos, un tipo de verdadque est aqu, pero
que no est all, o en ot rolugar, no vale nada.La nica cosa que
vale es la articulacin significante que es vlida en to
das
par
les y al mi smo tiempo pa ra todo ser razonable. Se entiende la
pasin q ue esto puede producir
l .u pregunta de ant es cmo obtener ese tipo de certeza, esa
firmeza y esa constancia en la actuacin;nosolamente en el sa
her, sino en la mane ra como deboactuar en la vida . Es la bs
queda de una certeza matemtica en el modo en que debo ac
ruur . De sto podramos dec i r que es una nueva edicin del
deseo de Spinoza. No hayque olvidar que, en cien o momen to,
cuando todo el mundo tra taba de hacer algo con la Criticade
rm
prctica de Kant, hubo qu ien dijo que era un spinoz ismo
velado. Aunque Inverdad es que de este libro se ha dicho de
-
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15/70
tod o. Loque nosotro s
hemos
de entender es su bsq ueda de una
firmeza, de una certeza en la conducta idnt ic a a la que otros
tr ataron de obtener,
por
medio de la religin, a trav s del amor.
Lo d ivertido de la Criticade laraznprctica es el desp recio to-
tal que Kant tiene po r el amor. Es la forclusin de todo deseo, de
toda moralidad que p
ueda part
ir del amor. Hay qu e ver
l
humor
sutil de Kant a propsito de aquellos
qu
e aman a los dems. Kan
mani fiesta la misma sos pecha spinozista
---o
la misma sospecha
lacaniana- para con la simpata. Esta operacin significante ex
cluyetambin el famoso objeto constante divino, pues no se en
cu ent ra en la experiencia emprica
l
objeto Dios.
A par
ti r
de
sto,
el
pr
imer teorem a d e Kan t di ce:
S i
usted
quiere conducirse en la vida a pa rt ir de la rea lidad de un obje
lo que desea, nu nca obtendr nada que tenga validez matem
tic a . Esto seve, por e jemplo, en la cocina: uno quiere esp rru
gas , y el otro no. No se puede obten er u n teorem a a partir de
st o; adems, a uno mismo le puede gus ta r un plato pa ra desa
yun ar pero no pa ra cena r . y qu pasa en las relaciones ama ro
sas? Que qui ero a esa mujer cua ndo l a veo del lado derecho, pero
no cua n do la veo
de
l lado izquierd o. Qu cons tanci a puede
ha ber en esto?
pa rte de es te deseo de certeza matemtica, el cual
es un sntoma que parece que se injert en la humanidad a pa rtir
de un momen to hist
ric
o dete
rmina
do; y se in jert d e ta l modo
que le hizo desear la certeza un iversa l. Es una enfermedad, que
no sabemos cmo empez. Y ciertamen te hab r a m s felici dad
si pud iramos olvida r eso .
C ier
tam
en te, es
mu
y misteriosa la ma nera cmo comenzaron
las matem ticas. Se podra deci r que empeza ro n con algunos
sentidos mticos de los nmeros. Recue rden a los pitagri cos.
Pero la tendencia actu al es la de deci r que aquello no eran ma
tem ticas, sino que eran imaginaciones sobre los nm eros, y que
en el mom ent o en el
que
se const i tuye la ma tem t ica d e los
matem ticos se trat a de
otr
a cosa ; tod a esa mi to loga
qu
eda de
lado. Incluso dejan la ci udad, se van de la ciudad ; son un pe
que o gru po.
o
cier to es qu e nunca hubo mu cho s
mat em ti-
cos en la an tig edad . Ab
and
onan la ciu
dad por
que no les gus
tan to
das
esasdi scusiones sin conclusin, esas vacilaciones, esas
c
onf
usi ones propi as del deba te que se p roduceen las ciudades.
y se ded ican a pro
du
cir unos objetos, o m s bien unos sembla n
tes de ob jetos, que perm i
ten
decir co sa s vlidas en todo s los
casos y
pa
ra tod o el
mun
do. Para ellos eso vale ms que tod a la
vida p
ol
t ica de la ciu dad; ah encuen tran la fel icidad.
La mat emt ica, entonces, comienz a siendo una pequea cosa
que no sirve pa ra
nad
a ms que para in sp irar a algunos fil so
fosoPero, poco a poco, la matemtica comenz a ser e l mod elo,
la insp i
raci
n
par
a pensar, hastaque lleg a
capt
ar a la f sica
y
a dom in ar a la fi losofa en l siglo XVII . Luego fue creciendo y
ahsorbi en do cada vez a ms d e las me jores me jores d e la huma
nida d, h asta conve rtirse en una especie de
mon stru
o.
Esto se puede p resentar , como se al , co
mo
el
mo
me nto
l tobbes . Hobbes se educ en Oxford en la ret rica, la histo
ria an t igu a , etc. Pero en cie rto mome nt o se in
tro
duc e en
Eucl ides, y es not ab le el ch oque de H
ob
bes al ver que all se
empieza por un teorema, a l que le sig ue la demostracin ,
y
al
final no se
pue
de decir nada ms que lo est escrito. Hobbes
nunca hab a encontrado que con la le ngua se pud iese producir
una necesid ad as,
una
necesidad
qu
e
ob
liga
y
que hace impo
sible
deci
r cualquie r otra cosa. Es un amo te rr ible, qu e ma ni
f st a: puede s decir otra cosa Si empi
ezas
en la primera
linea , h as de l legar hasta la ltima. nt onces Hobbes hace un
vi ra je en su ca rrera y se pone a hacer sacr i fic ios a ese Dios
- Ilam mosle el
mosg
eo
mt
ri o
ya pen sar que de esta mane-
ru obliga al otro a decir sto y nada m s que sto.
y Q
u
es lo que fascina tanto ah ? Es el lograr retorcer e l len
guaie de t al manera que se
pu
eda extraer algo real. Para Spinoza
tamb in es una joya a ra utilizar el m ismo adje tivo que jor
gc Alem n ha utilizado para referirse al impe rati vo categrico.
El propio Spinoza concibe lo que escribe como un joya, pues
dice, a l fina l de su tica demostr d segn un ordengeomtrico
Todo lo qu e es precioso a la vez es d ifci l y esca so .
Que h ace Kant con esa herencia del siglo XVII . en la que se
iol
nu eva tran sferencia genera l hacia la matem tica, ese
-
8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant
16/70
nuevo amor? Kant dice: No, la certeza de las matem ticas es
para las matemticas . n efecto, la doctrina de la matemtica
de Kant , que es muy impo
rta
nte como referencia, viene a de
cir: La
mat
emtica hace p
erd
er la cabeza a los pensado res,
porque la matemtica enuncia, presenta sus conceptos por cons
truccin . La define as, en un espacio ideal, donde se puede
presen
tar
el tringulo sobre el cual se opera. La matemtica,
segn Kant, no dice: Ya saben lo que usualmente se de nomi
na
un
tr ingulo. No, la ma temtica dice: Un tringuloes esto,
lo que hago o lo que represe nto en la pizarra . Ya ven que la
matem tica tie ne una evid en cia oste nsiva; su objeto puede
cons tr
uir
le y mostrarlo.
La matem tica acta mediante la construccin de conceptos.
Y los pensadores creyeron que podran actua r en todas panes a
partirde la construccin de conceptos. Kan sali al paso de esta
prete nsin diciendo: No, eso slo es posible en las matemti
cas. y si Kan t escribi tre s Crticas fue para definir cmo se
puede
pensar la matem tica en la filosofa. Los pensadores, los
filsofos,
seala
Kant, no pue
den
proceder por construccin de
conceptos, no pueden proceder de manera ostensiva, demostran
do
y
exh ibiendo esos concep tos; deben comentarlos. Los filso
fos s6 disponen de ladis
cur
sividad; slo pued en explicitarlo
qu e, en resum idas cuentas, est en el lenguaje. Simp lificando
sus ideas, hemos de concede r que cuando decimos pulsi n ,
cuando decimos razn , no podemos presentar la construccin
de esos conceptos; lo que debe mos hacer es buscar all dondeya
se usan esos conceptos y luego explicita rlos o redefinirlos, pero
sin poderlos construir.
As pues, al final del sig lo XVIII, Kant eleva su voz para de
cir : Se acabaron las bromas. No podemos beber as el vino de
la ma tem tica. Lo nuestro es algo mucho ms limitado . Esto
es lo que enuncia laCritica de la raznpura:
Fue
ra de las ma
temticas , no pueden ustede s saber como si fueran matemti-
cos . iEs una c rcel Desc
art
es pensaba que pod a saber de Dios
con la misma certeza con que saba de dos ms dos son cuatro.
Pen
saba que poda utiliza r la misma razn para la matemt ica
y pa ra Dios. Ta nto Desc
ar
tes, como Spi noza, como Male
brunche, como los dems, estn todos ellos ebrios de
ma tem-
ti ra s; y entonces llega Kan t y d ice: il-ueru de ah Esa es la cr
cel, la g ran crcel de la Critica de la razl pura.
l'c rc luego publica su
Critica de la razn prctica
d
ond
e, de
manera sorprendente, Kan t recupera algo de la certeza absolu-
ta, pero esta vez en el nivel del corazn, en el nivel de nues tra
alma. iEs algo increble No bien acaba de sa car a todo el mun-
do de esta certeza, cuando l mismo dice
y
lo mues
tra
en diez
pgina
s
que tenemos una verdad vlida pa ra todo el mu ndo;
u en todo caso, una verdad igual a la verdad
mat
em tica. Y por
eso la
ritic de
la
raznprcl a
en su poca,ya un poco lejana
para nosotros, prod ujo un entu siasmo increble . Cuando vena
mos hacia aqu con Rosa Calvei, eltaxista, por un malentendi
do, nos dej al o tro lado de la plaza de la Universidad;
y
ah
estaban los estud iante s, no aqu , dentro de la Universidad. Los
domingos no estn en la
Un i
versidad - y qu iz tampoco los
dems d as. Ah donde es tn gozan, se hablan los unos a los
otros, se besan, etc. Claramente no se ve en ellos n ingn inte
rs por Lacan o por Kant,
por
que estn int
er
esados por los ob
jetos que cambian. Pero en la poca de la
Criticade la raznprc-
jea los est udia
ntes
esta
ban
en la Unive
rsidad
y d iscut an
apasionadamente sobr e el tema. El resultado fue una exaltacin
general, y un intentode ap licar este mismo tipode certez a a todo
saber.
As
reinicia ron, en contra del propio Kant, el nuevo hilo
de la met afsica.Es de sealar
problema
de
Kant, que primero \\
recibi felici taciones del joven Fichte, y luego, como homena-
je, recibi de Ficht e
un
go lpe a todo lo q
ue
haba construido.
Il asta que le dijeron a Kan t que no poda de jar que Fichte fue-
se recome ndndose a s mi smo nomb rando a Kant, pero para
decir lo c
ontr
arioque
l.
Kan t escribi finalmente una carta en
1que deca que l no tena nada que ver con las tesis locas de
Fichte.
El caso es, entonces, que Kan t, en la ritic
de
la
r
zn
praai
ca
con algunos teoremas, trata de mostrarnos que podemos te
ner esa certeza matem tica .
l
tcorema primero reza as: ningn objeto de la experien
d a puede darnos una certeza matemtica con respectoa 10 que
-
8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant
17/70
,:
debernos
dese r
. Por e jemplo, la moda se basaen que deseamos
ahora un ves tido,
y
seis meses mstardeese mismovest ido ser
un horror. Qu constancia hay ah? N la tendr amos aunque
decidi r m os vestirnos siempre de la misma manera , y manteo
nem s fuera de las modas. Bien, es la posibilidad de las mono
[as, por ejemplo; como ellas tiene n un objeto de amor n ico,
pueden vestirse siempre de la misma manera. Esto no es una
objecin par a Kant, porque las monjas llevan escondido en al
gn lado algn abalor io particular. As pues, excluimos los ob
jetos materi ales.
El segundo teorema dice que todos los principios diversos que
podamos ten er referidos a objetos varios tienen como objeto fun
damental, explcita o implcitamente, el egosmo personal. Es
decir: todo eso es narci sismo, es autoerotismo o es goce perso
nal. Kant dice : Todos los principios prc ticos materiales son,
como tales, de una sola y misma especie, y pertenecen al prin
cipio del registr o general del amor de s mismo o de la felici
dad personal. Eso le permite d ibu jar el gran parntesis den
tro del cual poner todos los d is cursos ticos formulados
anteriormente. Para los estoicos, por ejemplo, se t rataba de no
dejarse llevar por una cont ingencia cualquiera y superar con
fuerza de nimo todo lo que pasase. Podra mos hablar tambin
delos epicreos, u otros. Hay una multitud de maneras de abor
dar cmo conducirse en la vida. Todo esto, Kan t lo mete en un
parntesis: todo eso es para servir al amor de s mismo a
travs
de objetos mater iales. Y ah nun ca se encont rar ninguna cer
reza matemtica.
El tercer teorema plantea la preguntasobreel tipode pr incipio
un iversal que se puede conseguir teniendo en cuenta el primer
teorema. La cuestin es que, si es posible conseguir en el regis
tro de la accin un pr incipio un iversal de certeza como en las
matemticas,ese principio no deber incluir ninguna referencia
a ningn ob jeto de la experiencia. Ah est el nudo de la cosa: la
exclusin del objeto. Un campo en el que desaparecen todos los
objetosde la expe riencia sensible, todo lo que puedo tocarosen
tir , todas las representaciones de los objetos, es como un vaco a
la manera cartesiana: vaco de todos los objetos de la experien
cta. que no me proporcionan una certeza matemticacon la que
orientar mi conducta. Esto es lo quc w necesita pura entender el
tercer teorema:excluir el objeto .Y laoperuci n de Lacen consiste
en decir que si, que el objeto s que est, aun que no se vea. Por
ms que Kant quiera eliminar el objeto, ste est ah .
El caso es que , sea como fuere , Kant - y es como en la ciencia
ficcin- nos desplaza a un mundo en el que no hay nada. O
bien, si desaparece la materia, qu puede qu eda r? Pues bien,
cuando la materia de saparece,
que queda es form a. i
De esta manera, el tercer teorema de Kant es: Si es pensable
un pri ncipio universal de la conducta, ste debe establecerse,
no segn la mate ria, sino slo segn la forma . Es ta frmula,
en la que no se trata de ningn objeto, es autorre ferencial. Dice:
Acta segn una frm ula que pueda tener una certeza mate
mtica . Esta es la condicin para que pueda vale r para todo el
mundo y en todos los casos. Es un principio solamente formal,
que no designa n
ingn
objeto. y. no obstan te. se puede encaro
nar. Se puede decir, por e jemp lo: Sie mp re
de emo
s ac
tu
r
pensando que nos miran . Tenemos ah el criterio
emp
rico de
una accin moral: que pueda ser pblica.
As pues, el tercer teorema reza: Si un ser racional debe pen
sar sus mximas como leyes prct icas universales... - es decir,
si existe una ley que posea certeza matemtica- .puede slo
pensarlas como principios tales que contengan el fundamentode
determinacin de la voluntad, no segn la ma teria, sino slo se-
n la forma . Una vez formulado esto, ba jo un modo condcio- ;1
nal dice: Si
sto
es posible, c
rnc
sera un principioq ue respon
dieraae soscriterios? Y loencuentra;encuent ra la certeza en esta
frmula. Esto quiere decir que no la deduce exacta mente, yaque
sto no aparececomo la conclusin de un teorema; ah Kant slo
define un cierto nmero de condiciones, y despus pone sobre la
mesa esta frmula, para a continuacin constatar que esta frmu-
In responde a las condiciones. Pero Kant, la
frmula,
no la dedu
ce; no la deduceporque supone que en cada cual que sea un ser
razonable esto ya est escrito.
Lo cie
rt
o e s que con esto nos quedamos perp lejos, porque algo
que ya estescrito, queen cierto modo no se sabe, es como una
subsistencia quepodra ser inconsciente. YKant, a la vez, dice:
Aun el c riminal tiene vergenza de su actorespecto a esta ley .
-
8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant
18/70
doremos en efecto: Si te gus ta hacerlo as, entonces act as por-
I
que te gus ta .Actas por tu felicidad ,
por tu
amor de ti. Actas
de tal forma que impones que la condicin de que una acc in
sea mora l es que sea
desagradab
le. Magritte, se es el humor de
la Crtica de la raznprctica . Y no es excesivo, tal y como lo ha
men cionado Jorge Alemn, decir sigu iendo a Lacan que enKan t
el
dolo
r es el criterio de lo v
erd
aderamente moral. Es por eso
que Kant se
bur
la de los que
hac
en las cosas por amor.
Con esto tenemos casi todo el c ap tulo uno de la Critica de la
raznprctica.
o
n el segundo captulo, Kan t
mues
tr a que no hayobjeto , se
ala de qu mane ra no hay objeto. En el te rcero estu dia los mo
uves de la accin, y todo 10 que est relacionado con los sen ti
mientos. As por ejemplo, Kant no tiene ninguna confianza en
ac tuar po r simpata. Dice: Es muy hermoso hacer el bien a los
hombres por amor, por benevolencia compasiva, o ser justo por
u al orden, pero esa no es la verdadera mxima de la moral.
lts
es so lamente ponerse por encima de la humanidad por un
orgull o il usorio
y
actuar simp lem
ent
e segn nuestro propio
placer .
Todo
est
e texto, tan famoso, se dirige al deber, al que llama
nombre su blime y magnfi
co
. Y sig ue :
T
que no contienes
(11 t i nad a agradab le . Ah en contramos algo del objeto con el
runl tenemos relacin: el
debe
r magnfico que no contiene nada
ng ru
dabl
e. No solamente se t ra ta d e la fe licidad en el
ma
l
erna
conoc
ido
la cues
ti
n es la infelicidad en el
bien
.
0
d icho de otro modo , se tra ta del mal estar en el bien. As, si te
gns tu, si le complace, si te sa tisface, eso no es el bien. El bi en
l l huce mal Y ah no fuerzo la int
erpr
eta cin.Vayan si no a ver
lo que Ka nt dice.
No s si con esta presentaci
n
que estoy haciendo para llegar
hus tu ustedes perciben algo de la conexin que hay de Kant con
Sude. En este principio de la moral idad ma temtica, que t iene
I UIll O t riterio sentimenta l obl igatorio el do lor y el malestar,q ui
11\ nu hay a una tota l simpat a po r la hum anidad. Ms bie n se
mun
de
dividir
al Ot ro a pa rt ir de este en unciado, a la altu ra
Se presen ta a Kant como el primero en habe r formulado esta
forma de la ley; pero lo cierto es que para l eso ya estaba de
ano
tema no. Desd e si
emp
re est escrito en cada cual, aunque no lo
hubiera explicitado ni lo hub iera dicho.
Creo que Jorge Alemn se ha referido varias veces a la volun
tad;
y
es a par ti r de la voluntad como Kant
presen
ta la morali -
dad en la Fundamentacin de lametafsica de las s
uon
r s
que
es una presentacin
popular.
Pero en la Crticade laraznprc
tica como dice Kant , nosesabesi hubo jams algu ien que haya ;
pod ido a
ctuar
as. En la Critica de la raznprctica incl uso da a
ent ender que , fin almente la estructura misma de esa ley impo-
ne que no se la satisfaga.
No es una cu estin de lo que existe en la ex
per
iencia; se
trata
de una deduccin lgica que llega hasta el fin al y que da como
resultado un ser que no tiene relacina lguna con los objetos, que
solamente act a de tal modo que cuando hace algo, todo el mun
do y en todos los casos deba poder hacer 10mismo . Sera como
un cuadrode Magritte,en el que severa a alguien hacer una cosa
y una infin itud de otros hacie ndo exactamente 10 mismo.
Esto satura una parte
muy
grande, aunque no total, de las ac
tuaciones h
umanas
. No significa que, si h ago un gesto , ese ges
to debaser el princip io de una legislacin un iversal.ien si,
u por ejemplo, entramos en el principio de la re cip rocidad y de
cimos que
hay
que tratar siempre al otro
como
un fin, veremos
que ste es un hermosop rincipio, pero que en la relacin sexual
no sir vede mucho. Cmo podra ser un actosexual as? Lacan
dic e: Puede ser algo moral, pero no ser sexua l . Este princi
pio, en efecto, vale
para
los seres razonables; pero no vamos a
decir que va lga para los seres sexuales. Es
por
esto que no toma
a su cargo el todo de la actuacin; o lo tom a desde el punto de
vist a de la mo
rali
dad, lo que
quier
e deci r
que
hay muchas co
sas que quedan fu er a de la actuacin . Se trata de la existencia
del su jeto con el sig nificante, con la frmula qu e debe verificar.
Ahora que
estamos en
este pun to, podemos gozar un poco de
las consecuencias. Pl ante mosle a ese sujeto de la frmula de
la moralidad un problema. Le diremos: A t te gusta actuar as;
eres tan chiflado que te gusta actuar as. Ese chiflado dir: A
m me gust a ser moral . Pero ah todo est pe rdido; le respon-
-
8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant
19/70
del cua l nunca esta r nad ie. llobre hum anidad Qui z
ent
ien
da n us tedes por qu Kant su braya en su Opus postumum, y lo
ha ce con un gusto extra ordinario, que Dios es un ser Que t iene
nicamente
derechos y ning n deber.
B sta presentacin que hago de Kan t no es ficticia ni exage
rada ; est muy cerca del tex to.La he confirmado gracias
altr
a
bajo que me he tomado estos das para pre
par
ar es te semina
r io. Lo he confirmado de una manera que a m mismo me ha
ap lastado, me ha confun
di
do . En efecto, esa confirmacin que
encon tr me choc. Y, realment e, ies pa ra no cree rlo
En el pr imer captu lo de la Critica de la razn
pr
ctica, en el
come
ntario inmediato que hace K
ant
de su frmula del
imp
e
ra ti vo categ rico, hay cu
atro
palabras en lat n Que te rminan el
primer comentario: C..)
pa ra considerar esa ley como dada, sin
cae r en falsa inte rpretacin, hay que notar b ien qu e ella no es
un hechoemp rico, sino el nico hecho de la razn pu ra
C..) .
Este enunciado es un nexo. C..) la cua l se anuncia por l como
or iginariamente legisladora .Y, entre parntesis, hay cuatro pa
lab ras: Sic voto sicjubeo;
a s lo
qui
ero, as lo ordeno . Ah el
imperativo categr ico toma la pa labra para dec ir: E sta es la
legislacin : as loquiero, as lo orde no .
Cuatr
o pa labra s en latn
sin referencia alguna.
Desde
mis tiempos de estu diante en Vicennes, no saba si era
una frmu la, o de dnde hab a sacado Kant est as cua tro pala
br
as. Crea que er a una frmula jurd ica de la Rom a antigua .
Pu es no, no viene de lo jurdico. Esta s palabras, sicualo sicivbeo
as 10 quiero, as 10 ordeno , que son como la expresin mis
ma de la gloria del imp
era
ti vo categr ico, provienen del escr i
tor sat rico romano Juv
ena
l . Esto lo encontr ha ce tr es das. Y
lo encontr justo antes de salir dePars. y par esa le ped a Ju di th
en Barcelona que me comprara una edicin en
caste
l lano de las
s tira s de Juvenal, para ver de dnde sac Kant e
sas
cua tro pa
labras en latn. Pues bien, vi
ene
n de la st i ra nu mero VI. Esa
s t ira es la ms larga de todas las de Juvenal. Hemos de rep re
sentarnos a nuestro Kan t leyendo a Juvenal, encontrundo esto
y diciendo: iEs eso O suponer que en momen to en Que for
mula su imperat ivo categrico, eso le vuelve.
y cul es el lema de la sexta st i ra de J uvenal ? Es el de sabe r
si un hombre se de be casar o no. Toda la s tira, de setecientos
versos. est dedi
cad
a a demo
strar
que jams hay que casarse,
que eso es algo que
produ
ce un dolo r te rr ible. Es la demostra
cin, caso por caso, de que no hay Que casa rse nunc a con un a
mujer. Es la stira por excelenci a de la t ica del solte ro.
En la demostracin , cua ndo acuden esas frmulas, que Kan t
transfo rmau n poco , no hay amb igedad. En el
Opus pos
umu
m
cita de nuevo esteverso , y ms extensamente, lo que me ha per
mitido encont
ra r
la referencia. En realidad, en latn dice:
oc
/ 0 /0, hocjubeo, qu
iero esto, ord eno esto .
Ye n
qu momento
apa recen?Cuando est refiriendo los per juicios que una mu jer
casada le puede hac er a un ho
mbr
e. Ah se describe, por dec ir-
lo as , al tir ano feme nino. Es el tira no femenino que d ice:
ltjuiero
esto y qu qu iere? Es en est e pu nt o dond e Kant
encontr la voz del d
eb
er . Es en momen to en que la espc-
S:I,
d irigindose al ma rido , le dice: Ordena crucificar a este
esclavo Esto es como la cruz de la
experie
nci a. Y entonces el
mar ido responde : Aeste esclavo? Por
qu
crimen
mer
ece tal
suplicio? Qu testigos hay? Quin lo ha delatado? Oye, si se
t(;lla de la vida de un hombre, no hay reflexin que resulte ex
ccsiva . Es deci r que ese hombre habla tal como se supondra
que l m ismo, Kant,
hab
lara : recordando que hay que realizar
un juicio razonable. Pero no es as, antes al contrario: Ka
nt
se
reconoce en la pa labra de la mujer Reconoce la voz del deber
tir nico en la voz de la mujer. Il.occl ---di ce la se ora-c-Hoco
( l )e manera qu e un esclavo es un hombre? No ha hecho nada,
h
a
cuerdo
, pero lo quie ro y 10 ordeno. Si rva como razn mi
voluntad . Y es
en
es te momento Que, con toda certeza, Kan t
encuent ra lavoz de l deber.
1
-
8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant
20/70
R M
u e o Mili ,, Par , continuar este semi nario,
que esta maa na he t itu lado La cen con Kant , ten dremos la
oport un idad de escuchar tre s pon encias . La de Bebe Tizio, ti
m iada Nudos ; la de Antoni Vicen s, t itu lada Xo saber qu
hacer; poder no sa
ber
; no estar a t
iempo
; y la de Eug
en
ioCas
tro, Newton y las psicosis tr inita rias. Tan to HebeT izio como
Antoni Vicens se centran en las tre s
pr
eg
un t
as, la primera ofre
ciendo un recorrido h istrico por ellas, hasta la poca contem
porn ea y el segundo vinculando las tres preguntas con tres
concep t os pscoana
lc
os.
Para enmarcar su escucha, presen ta r, a modo de panorama
o de guin, los pasos de ambas ponencias. En lade Hebe Tiao,
cada paso est marcado por un nom bre prop io. El primer nom
bre es el de Agostino; no se trata de san Agustn, s
ino
de un
Agost ino dans, Agustino de Dacia, un monje domin ico del si
glo XIII. El segundo paso est
ma
rcado por Lut ero, qu e tam
bi n se preocup por esas tres pr eguntas. Y el tercer paso es
el de
Kant
, quien se refiere varia s veces a estas tres pregun
las. Y, finalmente, Lacan, que se pronuncia tambin sobre las
tre s preguntas. Estos son los cua tro cap tulos de la ponencia
de Hebe T izio.
Respe cto a la ponencia de Anton i Vicens,
di r
que relaciona
la
pr
i
me
ra
pr
egunta, uQu debo hacer? , con la cuest in de
la inhi b icin. La pregunta Qu puedo sab er? , la vin cula a
lo que
produ
ce la rep resin, es d ecir , al retorno de lo reprimi
do y, por tant o, al sn toma. Y refiere la te rcera pregunt
Qu me est
per
mit ido esperar? - a la espera como distin
la de la esperanza, y le da el nomb re d e la angus t ia . De tal
maner a qu e en su ponencia expone la vinculacin de las tres
preg
un tas kan tianas con Inh ibic in , snt oma y angust ia . el
ar tculo de Freud.
::
1tema de estas Primeras Jornadas de la ECFR nos revela
tudn su perti nencia, pues en este momento inaugural nos hace
recorrer, a travs de las
pr
egun tas, un camino de d is
cur
sos an
rcr lorcs al psicoanlis is. En el texto centra l de referencia, Te
levisl n, Lacan da una perspectiva h istrica elaborada desde
uuu hi storiografa del corte que hace su fundamento del discur
MI y abre al futuro con las respuestas que se elabo ran desde el
di scurso
anal
tico. Ese futu ro es hoy nuestro presente, y la t rans
Icrcnci a de trabajo
tom
a el relevo de rel
anzar
las pr
egunta
s en
el marco de la Escuela .
1>
. 1tt ulo escogi do, Nudos , intenta poner de manifiesto la
uruculaci n de las menc ionadas preguntas en el d iscurso que
I Ssost iene. Si las pregunta s resuenan desde mediados del 1200
y IIc\,
O
las marcas de la Ref
orma
con Lutero, de la entrada en
In modernidad de las Lu ces con Kant y de los mass-me
dia
y las
de homog
enizaci
n y segrega cin con Lac
en
, es porque
m ll interrogant es fundamen tales que hacen al mar co de la in
tc rpre raci n
explorando sus lmites. Las
pr
egunt as tienen as
puternidad d iscursiva y fecha de produccin en un ent ram ado
d t poca ligad o a los ava ta res de la ciencia, y las respuest as
vartan segn el cambio de razn.
ostino de Dacia fue
un
dominico, mue
rto
en 1282, de
or igen escan d inavo, que publ ica alrededo r de
1260
unaobr
a de
lt i lolia pa ra uso de los s imples . Hay que record ar qu e es un
momento h is trico donde comienzaa extenderse una nueva i-
vizaci n urbana apoyada en el tr
aba jo del meta l que da auge
11 lu unillcra, al can, y al reloj mecnico.t Es un mom
en t
o de
i
1 ons
olidacn
de la ll
am
ad a
bu
rgu esa medieval y, si
bien
la
Ilksin tiene mximo
pod
er , pa ra la hi storia de las ideas, es la
p
um
cru fase hacia un a sec
ula
rizaci n del pensamiento (.. .).
I, li S un iversidades son la form a instituc ional de es te proceso.
Surgen ordenes mendicantes como los domnicos dedicados a
NUDOS
-
8/11/2019 Miller, J-A (2000) Lakant
21/70
:;
i
11
IIi
, I
,
:
predicar. En este contexto se ubi ca mues tra referencia.'
El resu
men
del primer
cap
tu lo in
troducto
r io a la
ciencia
teolgica,
Agostino
lo
hace
con un d stico don
de
se fi ja la doc
trina relat iva al sen tido de las Escr itu ras, tal como atest igua la
erud ic in de Henr de Luba c en su gi se m d oale y
que
puedo t
ransc
ribi r g raci as a la t radu ccin qu e me faci lit
Eugen io Castro.
aletra
ense
fos hechos lo queseha de creer la alegora.
a
morallo que seha de hacer loque ha de
esper
arse
la
anagogi
La
exgesis cr istiana, en su pasaje de la let ra al e
spritu
, res
pond
e con los tres a
spec
tos de
Cr
isto:Cristocomo
logos
ve
rda
dera exges is que se revela; Cri sto como exgesis en actocon la
tica del sacrificio
y
Cristo comoes peran zav iva en la re
surr
ec
cin. El nudo del sentido o ma rco de la interpretacin articula
el sentido lit era l o hist
rico
(remite al Anti
guo
Testamento) y
el sentido espi ritual
(Nuevo
Te stamento), que admite tres di
visiones:
el
sentido alegrico, que se refiere al cont en ido de la
an tigua Leyque prefigu
rab
a la nueva
y
es el lugar de la creen
cia, el sent ido moral,
seg
n el cua l lo
que
es he cho en nombre
de C risto es signode lo
que
sedebehacer, y e sentido anaggico,
que significa lo que hay en la gloria y la esperanza del alma. Lo
que opera como pun to de capit n es la infali bilidad de l Papa,
que funciona como garante por de legacin div
ina
insp irada por
el Espritu Santo,y la Iglesia,q ue funciona como custodi a del
sentido revelado .
La teologa en ese momento tiene un cierto int e rs ci ent fico.
En
el
horizonte de la poca se
hall
a Roger Bacon
y
su p reocu
pacin
por
los errores del conocimiento cien t fico. Bacon pos
tul a la necesidad de la experiencia y man ipulacin de la na tu
raleza.
n el siglo XVI, las ci
uda
des alemanas se hall an en pleno
des arrollo; losmercaderes del dinero acum ulan
y,
como se ala
Lucien Febvre en su ya clsico
estudi
o sobre Lutero, ' es un mo
mento
de gran
poder
eco nmico pero de debilid
ad
poltica.
Pura M art n Lutero, el fun damento de 1 Screencias slo son
las Escri tur as, y por
ellas el
hombre se comunica con
Di
os. Si
hicn
Lu tero,
por f
orm
acin,
comp
art e en sus comienzos la teo
r a
de
los
cuat ro
sent idos de la Escrit ura, progres iva mente se
centra
en el literal-cr istolgico y en el tropolgico-exist enci al
del creyente. De este modo el pu
nto
de referencia exegtico es
C risto, y la lectu ra es la ap licacin a las circuns tan
cias
concre
tas de ca da lector.
D ios h izo al
mun
do y
el
hombre debe cum
pli
r co n su labor
mi
entr
as d ure su paso
po
r la t ie rra . El princi piode la t ica
pro
.
res tante se construye como un elogio al traba jo de la bu
rgue
sa.
El
hombre debe usar
de los bienes con
Iranqu ilida
d : Que use
os
dones del Padre con
toda
serenid ad. Pero que est liSIO siem
pre
,
para
de sprenderse d e ellos .'
El
cr i s ti a no goza
de D io
s, se dej a
pen
et rar p asivamente
p
mvc mur
mulier
ad
conceptum. pero este gozo lo lleva a la
acci n,
utiliza
a
Dio
s de
spu
s de fru ir de l. Por eso el hombre
Iln se
pu ed e d
etener
, pues la m
eta
est despus de la mue rt e.
P ar a Lutero la fe es