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Migración internacional y desarrollo económico Evaluación crítica y bibliografía Por BRINLEY THOMAS Unesco

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Migración internacional y desarrollo económico

Evaluación crítica y bibliografía Por

BRINLEY THOMAS

Unesco

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P O B L A C I Ó N Y C U L T U R A

1.

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En esta colección:

Culture and human fertility por Frank Lorimer

Flight and resettlement Personnes déplacées

The positive contribution by immigrants Aportaciones positivas de los inmigrantes por Oscar Handlin y Brinley Thomas

The cultural integration of immigrants por W. D. Borrie

International migration and economic development Las migraciones internacionales .y el desarrollo económico

por H. B. M. Murphy

por Brinley Thomas

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Publicado en 1961 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

place de Fontenoy, Paris- 7" Impreso por Fratelli Pomo - Salvati - Gros Monti & C., Torino

0 Unesco 1961 SS.6O/XI.6/S

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Prefacio

Desde 1952, la Unesco se ha preocupado de fomentar estudios sobre los aspectos sociales y culturales de la migración internacional.

Previa consulta con el Comité Internacional de Documentación en Ciencias Sociales, de París, se invitó al profesor Brinley Thomas, del University College of South Wales and Monmouthshire, de Cardiff, a que preparase un estudio general y una evaluación crítica de las investigaciones, tanto teóricas como empíricas, emprendidas hasta ahora sobre las migraciones internacionales, examinadas desde el punto de vista de las diversas dis- ciplinas de las ciencias sociales. Este estudio puede ser de utilidad para las organizaciones nacionales,

intergubernamentales y no gubernamentales que se ocupan de las migraciones internacionales, en la aclaración de los complicados problemas económicos, sociológicos, demográjcos y culturales con que se enfrentan. También está destinado a los especialistas que efectúan investigaciones sobre el tema.

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Índice

PARTE 1 . Descripción somera del período anterior a 1939 . El apogeo de las migraciones internacionales . . . . . Ritmos desiguales de desarrollo . . . . . . . . . . El descenso de la migración internacional . . . . . .

.

PARTE 11 . L a situación después de la segunda guerra mundial

Fuentes estadísticas de consulta . . . . . . . . . Análisis económico . . . . . . . . . . . . . . Modelos teóricos . . . . . . . . . . . . . . El comercio como sustituto de la migración . . . . Las migraciones y los ciclos inversos de la inversión . . Efectos sobre la demanda global y de substitución debidos

a la inmigración . . . . . . . . . . . . Inmigración e inflación . . . . . . . . . . .

Estudios empíricos . . . . . . . . . . . . . Migración y movimiento del capital privado . . . . Ayuda norteamericana y emigración europea . . . . Consecuencias del rápido desarrollo económico de Europa

occidental . . . . . . . . . . . . . . L a migración y la economía intercontinental . . . .

Aspectos demográficos y sociales . . . . . . . . . Análisis demográfico . . . . . . . . . . . . Efectos en los países de emigración . . . . . . . Efectos en los países de inmigración . . . . . . . Casos particulares . . . . . . . . . . . .

Problemas de asimilación . . . . . . . . . . . El proceso de integración . . . . . . . . . . Factores que dificultan la integración . . . . . . Algunas orientaciones para la política migratoria . . .

Pasado y futuro de la investigación . . . . . . . . Bi bliografín . . . . . . . . . . . . . . .

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9 12 16

19

19 25 25 25 29

30 32 34 34 37

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P A R T E 1

Descripción somera del período anterior a 1939

EL APOGEO D E LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES

En el siglo XIX, las migraciones internacionales desempeñaron un papel importante en el proceso de desarrollo económico. Hasta la primera guerra mundial se podía cambiar de país de residencia con relativa facilidad. La Conferencia Internacional de Migraciones celebrada en 1889 expresó muy bien la creencia tan arraigada en esa época: “Afirmamos el derecho de todo hombre a la libertad fundamental que le concede cada nación civilizada de inmigrar, emigrar y disponer de su persona y de su destino como le plazca.” Si se hubiesen proclamado las cuatro liber- tades en aquella época, la libertad de migración hubiese sido sin duda una de ellas. Si consideramos retrospectivamente la era de las migraciones inter-

continentales en gran escala, podemos ver ahora que constituyó un período excepcional: un entreacto entre dos momentos de la escena mundial. Las nuevas comunidades de ultramar de gran extensión territorial y abundantes riquezas naturales necesitaban aumentar su población ; en cambio, el continente europeo, en gran parte poblado muy densamentc, no sólo estaba dispuesto sino que deseaba que se produjese un movimiento de emigración. En poco más de un siglo, de 1820 a 1924 1osEstados Unidos de América acogieron a 36 millones de extranjeros, un 70% de los cuales se establecieron en su territorio; entre éstos, nueve de cada diez procedían de Europa. Se calcula que entre 1846 y 1924 emigraron al continente americano no menos de 50 millones de personas. Después de este gran movimiento de población, una undécima parte de la población mundial estaba constituida por europeos que habían abandonado Europa. Las migraciones internacionales eran esencialmente un vasto movimiento

secular de la agricultura hacia la industria, facilitado por el aumento de la productividad agrícola, condición indispensable para el desarrollo económico. La industria manufacturera sólo podía desarrollarse si quedaba mano de obra libre proveniente del cultivo de la tierra, lo cual sólo podía ocurrir si la productividad agrícola aumentaba con mayor rapidez que la demanda de alimentos. El fenómeno aparecerá mucho más claramente si

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olvidamos las fronteras nacionales y consideramos la comunidad de na- ciones del Atlántico como una economía única, constituida por regiones in- terdependientes. El aumento de la renta real en esta economía atlántica durante el siglo que terminó en 1913 significaba una redistribución de la mano de obra y del capital entre sus componentes. Cuarenta y cinco millones de personas cruzaron el Atlántico, calculándose el promedio del crecimiento decena1 de la población, en un 29% en los Estados Unidos de América y en un 8% en Europa. En 1913, Gran Bretaña, la mayor exportadora de capital del mundo, había invertido en el extranjero 3 500 millones de libras esterlinas, un 70% de las cuales en Norteamérica, Sudamérica y Oceanía. El movimiento de población y de capital, de los países donde eran relativamente abundantes a los países donde eran relativamente escasos, constituía una condición necesaria para la ex- pansión de la economía internacional. El movimiento migratorio no siguió un ritmo uniforme. Se produjeron

cuatro grandes corrientes transatlánticas de emigración europea : de 1844 a 1854, de 1863 a 1873, de 1881 a 1888, y de 1903 a 1913, y en cada uno de estos períodos se produjo un aumento en la exportación de capitales de Gran Bretaña. Un análisis de esos aumentos de la emigración revela ciertos rasgos uniformes interesantes. Cada uno de ellos fue, principal- mente, un éxodo rural. D e los dos millones de europeos que llegaron a América en el período comprendido entre 1849 y 1854, un 80% al menos procedía de Irlanda y Alemania. L a situación dramática de los campesinos irlandeses, después de la “hambruna de la patata” de 1846-47, es bien conocida; análogamente, en Alemania, la causa determinante no fue la crisis política de 1848 sino la descomposición de la anticuada economía agrícola del sudoeste. Durante los dos períodos siguientes, 1863 a 1873 y 1881 a 1888, las dos terceras partes de los europeos que emigraron a América procedían de Irlanda, Escandinavia y Alemania. En el decenio que comenzó en 1880, no menos de un millón y medio de personas emi- graron de Alemania y más de 500 O00 de Escandinavia; a principios de este decenio, el progreso técnico de la agricultura americana influyó por primera vez de manera importante sobre las economías agrarias de Europa.

Según Schumpeter, “la historia de la lucha de la humanidad civilizada para obtener el pan barato es la historia de la maquinaria y de los ferro- carriles norteamericanos’’ [66, vol. 1, p. 3191 l. Con la introducción de la segadora en 1872 y de la agavilladora en 1880 la eficiencia de la agricultura americana aumentó rápidamente, a lo que hay que añadir la revolución que se produjo en el transporte terrestre y marítimo. Un escritor contemporáneo explica que “... en 1887, en las explotaciones trigueras del noroeste de los Estados Unidos de América, donde se pagaban a los empleados permanentes salarios de 25 dólares mensuales además de la comida y el alojamiento, el trigo resultaba a 0,40 dólares por

1. Los números entre corchetes se refieren a la bibliografía de la página 69.

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bushel, en tanto que en la Prusia Renana, con salarios de 6 dólares mensuales el coste de la producción era de 0,80 dólares por bushel” 271, p. 591. En la mayoría de los países europeos se produjo, como consecuencia, una crisis agrícola que hizo aumentar la emigración. L a mayor corriente emigratoria se produjo entre 1903 y 1913 : cerca de 10 millones de personas emigraron de Europa a los Estados Unidos, procedentes en un 70% de Italia, Rusia, los Países Bálticos y Europa Central. Comentando este movimiento migratorio, la Comisión de Inmigración de los Estados Unidos de América se expresa así: “Antes de llegar a Estados Unidos de América la mayor parte de los emigrantes eran agricultores u obreros no espe- cializados, sin formación ni experiencia en la industria manufacturera o en la minería. Sólo fue posible emplearlos en las minas y en las fábricas gracias a la invención de aparatos mecánicos y procedimientos que hicieron innecesaria la capacidad y la experiencia que eran antes indispensables en un gran número de oficios”, Comisión de Inmigración de los Estados Unidos de América [83, vol. 1, p. 4941. Lo mismo puede decirse del 1 200 O00 emigrantes irlandeses que desembarcaron en América en los años 1847 a 1854. L a emigración a tierras de ultramar y los préstamos al extranjero

oscilaron paralelamente y mantuvieron una relación significativa con el ritmo de formación de capital en los países de emigración y en los de inmigración. Existía una marcada comunidad de intereses quc se mani- festó en una relación inversa entrc el ritmo de la formación de capital en el Reino Unido y en los países de ultramar de nuevo asiento. Estas fluctuaciones o amplios vaivenes de la emigración y de la exportación de capitales se desenvolvieron en lapsos correspondientes al del ciclo de la construccih: en la fase ascendente del ciclo de cmigración y préstamos aumentaba al ritmo de la inversión (ferrocarriles y edificios) en los países receptores, por ejemplo, en los Estados Unidos de América, Australia y el Canadá, y disminuía en el Reino Unido; en la fase descendente, caía el ritmo de inversión en los países receptores, a la vez que aumentaba en el Reino Unido. Los ciclos inversos de la inversión aparecen cuando u) una parte importante de la formación de capital está influida por el ritmo de crecimiento de la población y b) cuando el ritmo del crecimiento de la población queda determinado principalmente por el saldo migratorio. Estas condiciones se realizaron en el sistema internacional del siglo XIX, y constituyeron un firme estabilizador automático en el sentido de que Gran Bretaña, el principal país acreedor, mantenía sus capitales en el circuito internacional, bien por medio de préstamos al extranjero, o por ascendentes importaciones. El mecanismo implicaba además una relación inversa entre la migración interna y la externa. Por ejemplo, cuando la exportación de capitales a los Estados Unidos de América estaba en la fase ascendente y la construcción doméstica en el Reino Unido declinaba, la mano de obra excedente de las zonas rurales del Reino Unido tenía la tendencia de emigrar a América. más bien que a las regiones urbanas

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de su propio país; en la fase siguiente, cuando el ritmo de la formación de capital en el Reino Unido crecía rápidamente, la mano de obra sobrante en la agricultura se trasladaba a las florecientes ciudades industriales del país quedando casi anulada la emigración. U n a etapa de prosperidad en la construcción en el país, incitaba a los trabajadores del campo a buscar empleo en las regiones urbanas. Pero a su vez, un nuevo impulso de las inversiones en el extranjero empujaba a la mano de obra cam- pesina hacia los empleos de las regiones urbanas del extranjero. D e esta suerte, los movimientos internacionales de la mano de obra fueron un elemento básico para determinar el ritmo del desarrollo económico, tanto en los países de emigración, como en los de inmigración. En el cuadro 1 figura una estadística mundial correspondiente a la migración intercon- tinental (para estudiar los movimientos de factores y el desarrollo eco- nómico véanse las fuentes que se citan en la bibliografía).

RITMOS DESIGUALES DE DESARROLLO

Existe una escuela que culpa al mecanismo de las corrientes internacio- nales de capital y de mano de obra como la causa de una considerable desigualdad en el ritmo del desarrollo económico. Muchos escritores han estudiado la situación anterior a 1913 de los países acreedores y de los países insuficientemente desarrollados. Un breve resumen de esa labor puede ser una buena base para estudiar las tendencias actuales. En opinión de algunos autores, los países insuficientemente desarrollados de la segunda mitad del siglo XIX fueron doblemente más perjudicados, tanto en su condición de productores de primeras materias que como consumidores de productos manufacturados. L a razón de ello es la si- guiente : tanto la elasticidad-renta como la elasticidad-precio de la demanda de productos manufacturados tienden a ser mayores que la unidad, mientras que las elasticidades respectivas de las demandas de alimentos y materias primas son inferiores a la unidad. Los países acreedores industrializados tendían a recoger los frutos del progreso técnico en forma de mayores ingresos nominales; en la medida en que lo hicieran más que proporcionalmente al aumento de la productividad, echaban una pesada carga, en términos absolutos, sobre los consumidores de productos industriales de los países insuficientemente desarrollados. Pero aunque los precios disminuyeran menos que proporcionalmente a los aumentos de la productividad, se imponía también una carga a los consumidores extranjeros. Además, las inversiones extranjeras de los países adelantados daban como resultado la creación de enclaves que se dedicaban a la exportación en los países insuficientemente desarrollados ; su único objeto era el de asegurar fuentes de producción de alimentos relativamente baratos y de materias primas para las economías acreedoras. El efecto multiplicador de estas inversiones aprovechaba principalmente

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CUADRO 1. Migración mundial intercontinental

Emigración a

País de Total emigración (en miles)

-

Europa

Alemania Austria-Hungría Bélgica Dinamarca España Finlandia (1 871 - 1932) Francia Islas Británicas Italia Malta (1911-1932) Noruega Países Bajos Polonia (1920- 1932) Portugal Rusia Suecia Suiza

4 889 5 196 193 387

4 653 371 519

18 020 10 092

63 854 224 624.

1 805 2 253 1 203 332

TOTAL (Europa)

otros países

India Británica Cabo Verde (1901-1927) Japón Santa Helena (1896-1924)

TOTAL GENERAL

51 696

1 194 30 518 12

53 450

Inmigración 3

País de inmigración

Total (en miles)

América

Argentina (1 856-1932) 6 405 Brasil 4 431 Canadá 5 206 Cuba (1901-1932) 857 Estados Unidos de América 32 244 Guadalupe (1 856-1924) 42 Guinea Holandesa (1856-1931) 69 Indias Occidentales Británicas (1836-1932) 1 567

México (1911-1931) 226 Paraguay (1881-1931) 26

Uruguay (1 836- 1932) 713 Terranova (1841-1924) 20

TOTAL (América) 53 826

Asia

Filipinas (1 9 1 1-1 929)

Oceanía

Australia (1861-1932) 2 913

Hawai (1911-1931) 216 Nueva Caledonia (1896-1932) 32 Nueva Zelandia (1851-1932) 594

África

Isla Mauricio (1836-1932) 573 Islas Seychelles (1901-1932) 12

90

Fiji (1881-1926) 79

Sudáfrica (1881-1932) 852

TOTAL GENERAL 59 187

1. Fuentes: Carr-Caunders A. M., 'World population, Oxford University Press, 1936, p. 49. 2.'11846-1932, salvo cuando se indique otra cosa. 3. 1821-1932, salvo cuando se indique otra cosa.

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al país de origen y no a los países en que se realizaban. D e esta suerte, tanto en lo que respecta al comercio como en lo que respecta al multi- plicador de las inversiones, existía una tendencia secular desfavorable para las regiones insuficientemente desarrolladas y favorable a las eco- nomías adelantadas. Aquéllas se veían obligadas a entregar a los países privilegiados una parte considerable de los beneficios que obtenían de su propio progreso técnico [61, 63, 671.

Se desprende como corolario de la doctrina que se acaba de exponer, que los países insuficientemente desarrollados han de procurar no quedar atrapados en el engranaje de una división internacional del trabajo que les condenaría a ser definitivamente países especializados en la produc- ción de primeras materias. C o m o dice el profesor Myrdal: “El consejo -y la ayuda- que los países pobres reciben de los países ricos está dirigido a menudo, aún actualmente, a multiplicar su producción de primeras materias para la exportación. Sin duda alguna el consejo es sincero, y hasta puede ser acertado si sólo se tienen en cuenta los intereses a corto plazo de un país insuficientemente desarrollado, considerado como una economía en aislamiento. En una perspectiva más amplia, teniendo en cuenta los intereses a largo plazo, y si se deja de considerar al país aisladamente, lo más razonable es aumentar la productividad, los ingresos y el nivel de vida de grandes sectores de la producción agrícola y de la industria manufacturera, elevando así el precio de la mano de obra. Esto estimularía un desarrollo económico con el consiguiente aumento de los ingresos.’’ [61, p. 52.1 L a tesis que acabamos de resumir se refiere principalmente a la expe-

riencia realizada en los países insuficientemente desarrollados que recibían capital importado de los países metropolitanos, y que en general eran colonias. Si tomamos como ejemplo países como el Canadá, Dinamarca, Australia o Nueva Zelandia, que a mediados del siglo XIX eran sin duda alguna países “insuficientemente desarrollados”, no sería justo afirmar que fueran los que salieran peor librados. Por el contrario, esos países alcanzaron un ritmo de desarrollo económico superior al de Gran Bretaña [56, p. 131. Además, las deducciones que se hagan fundándose en los datos que proporcionan las estadísticas de los términos del intercambio (relación entre los precios de exportación y los precios de importación) son sospechosas. Un análisis a fondo llevado a cabo por el profesor Kindle- berger llegó a la siguiente conclusión: “Quizá sea exacto afirmar que no existe una tendencia a largo plazo de los términos del intercambio que perjudique a las primeras materias en comparación con los productos manufacturados. Por el contrario, si se admite el hecho no probado pero generalmente aceptado de que la mejora de la calidad de los productos manufacturados, en los últimos ochenta años, ha sido mayor que la de los productos primarios, se llega a la conclusión de que los términos del intercambio para ‘unidades de igual calidad’ (sea como sea la forma en que esto se entienda) no han beneficiado a los productos manufac-

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turados sino a las primeras materias.” [54, p. 263.1 Hay desde luego casos de países pobres productores de primeras materias que durante largos períodos han visto mejorar sus términos netos de intercambio. Por ejemplo, en Birmania, de 1870 a 1920, aumentó el precio del principal producto de exportación, el arroz, y bajó el precio del principal artículo de importación, las manufacturas de algodón [49, p. 1001. La cuestión fundamental consiste en saber por qué en el siglo XIX algunos países productores de primeras materias consiguieron que una parte de los beneficios de sus cuantiosas exportaciones sirvieran para dar impulso a las manufacturas nacionales, mientras otros no lo lograron. Por desgracia, algunos de los estudios actuales dan la impresión de

que hay algo peculiar en la agricultura, que hace que los que trabajan en ella sigan siendo relativamente pobres. N o se puede afirmar que un país se vuelva más rico porque su agricultura haya perdido importancia relativamente, ni que un país sea pobre porque la mayoría de sus habi- tantes vivan de la tierra. La relación causal es diferente. La agricultura representa un sector menor de la economía nacional como resultado del aumento de la renta real; cuando vemos que en un país el 90% de la mano de obra trabaja en la agricultura, eso significa que el nivel general de la productividad en su economía es muy bajo. En los países más pobres, sus habitantes dedican todo su tiempo y sus energías a trabajar la tierra sin conseguir más que lo imprescindible para la subsistencia; los países adelantados poseen el nivel más alto de alimentación y sólo uno de cada ocho de sus trabajadores se dedica a la agricultura. Las inversiones de capital y de trabajo en los países bien dotados de recursos agrícolas no son en sí mismas un inconveniente para su economía; basta mencionar los casos de Dinamarca y de Nueva Zelandia. En los cincuenta años anteriores a la primera guerra mundial, el promedio del aumento por decenio del producto nacional real por habitante fue del 19,3% en Dinamarca, comparado con el 12,5% en el Reino Unido. Para explicarnos por qué las economías exportadoras de América Latina, del Asia sudo- riental y del Africa occidental obtuvieran peores resultados, hemos de tener en cuenta no tanto el mecanismo de la especialización y el de las inversiones internacionales como las instituciones económicas y sociales de estas regiones.

Será necesario analizar ahora más detenidamente las formas del de- sarrollo económico en el siglo XIX. El examen de los salarios y de los precios de exportación en el Reino Unido no confirma la tesis de que la remuneración de los diversos factores tendía a absorber la totalidad del beneficio que se obtiene con un aumento de la productividad. No es posible afirmar que el progreso técnico de la industria británica haya sido notablemente absorbido por un aumento de salarios. Por otra parte, no puede olvidarse que se han formulado muchas reservas sobre la uti- lización de las estadísticas de los términos del intercambio para indicar la distribución de beneficios del intercambio entre países. No puede negarse

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que las empresas de los países occidentales se aprovecharon de la situación económica de las colonias donde los jornales se mantenían al nivel estric- tamente necesario para la subsistencia, y donde a menudo agravaba esta situación la falta de grupos competidores. Además, una parte de las migraciones internacionales no respondía a un movimiento natural y era perjudicial. C o m o señala el profesor Myint, “.,. en la segunda mitad del siglo XIX la mano de obra inmigrante, especialmente la de la India, puede considerarse en realidad como una mercancía internacional de precio uniforme y no como un factor de la producción. Dondequiera que se importase, determinaba un descenso de los salarios y de la renta de los países ‘poco habitados’ hasta alcanzar el bajo nivel de los países m u y poblados, en vez de darles la posibilidad de alcanzar los salarios elevados de los continentes ‘vacíos’ como Norteamérica y Australia.’, [59, p. 135.1 Pero el hecho de que esta forma de migración favoreciese la explotación de los países insuficientemente desarrollados, no es motivo suficiente para condenar todo el sistema de movilidad de los factores de producción del siglo XIX. Si se pretende deducir lecciones de la historia para orientar la política actual a seguir por los países insuficientemente desarrollados, hay que hacer un análisis objetivo y a fondo de los datos que se poseen.

EL DESCENSO DE LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

Con la primera guerra mundial empieza a desmoronarse el sistema de movilidad internacional del siglo XIX. El número de extranjeros llegados a los Estados Unidos bajó de 1198 000, en 1913, a 111 O00 en 1918. Durante los primeros años del siglo, la gran mayoría de los inmigrantes procedían de la Europa oriental y sudoriental, habiendo ocurrido una disminución relativamente importante de los inmigrantes procedentes del noroeste de Europa. Con su participación en la guerra, se produjo en los Estados Unidos una fuerte manifestación del sentimiento nacional y se reveló enérgicamente una opinión contraria a la reanudación de la in- migración en gran escala. Se temía una fragmentación social y racial, y los organismos laborales y los representantes de los ex combatientes pidieron que no se admitieran más inmigrantes. Poco después de la guerra, en mayo de 1921, el Congreso aprobó la Ley de Cuotas (Quota Act) y unos años después, en 1924, la Ley de Restricción de la Inmigración (Inmigration Restriction Act) que fijaba un cupo anual equivalente para cada país al 2% del número de personas de ese país residentes en los Estados Unidos en el momento de establecerse el censo de 1890. Esta legislación estaba destinada a restringir decisivamente la afluencia de inmigrantes procedentes de la Europa oriental y sudoriental. En virtud de esta ley el total de inmigrantes procedentes de todos los países com- prendidos en sus disposiciones, se redujo a 162 O00 por año. L a ley tuvo una profunda repercusión sobre el volumen y la orientación del movi-

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miento migratorio entre las dos guerras. Mientras en el decenio 1900-1910 la población de los Estados Unidos aumentó en 6243000 habitantes gracias a la inmigración y en 8 680 O00 por su crecimiento vegetativo, de 1920 a 1930 la inmigración ascendió tan sólo a 3 335 O00 mientras que el nacimiento vegetativo representó 12 131 000. En el mismo sentido se iniciaron en muchos países una serie de restricciones que se agravaron con la depresión económica mundid de los años treinta. El Reino Unido inició una ambiciosa política de asentamiento en los

Dominios, con la Empire Settlement Act de 1922. Durante el decenio 1922-1931 se concedieron subsidios a unos 400 O00 emigrantes ingleses para que pudiesen cruzar el océano. Pero el éxito de esta política fue de corta duración. El ambiente en que floreció la migración británica del siglo XIX había cambiado profundamente. Cuando los Estados Unidos restringieron brutalmente la inmigración, podía esperarse que los dominios británicos ocuparían su lugar como principales receptáculos del exceso de población en Europa. Si se excluye la gran capacidad de absorción del Canadá durante los años veinte no ocurrió ese fenómeno. En este sentido es muy instructivo observar los saldos migratorios del imperio entre 1901 y 1936. Durante ese período las salidas netas del Reino Unido y de Irlanda fueron de 3 millones de habitantes, pero las entradas netas en el resto del Imperio sólo ascendieron a 2 750 000. Por tanto, el con- junto del Imperio Británico perdió un cuarto de millón de habitantes por emigración a otros países, incluso durante una época en que se prac- ticó una intensa política de asentamiento en el Imperio y en un momento en que los Estados Unidos dejaron de ser un país de gran inmigración. En los cien años que van de 1836 a 1936, la pérdida neta de población blanca por migración ascendió en el Imperio Británico a 6 160 O00 lia- bitantes. El descenso de la migración intercontinental se ha de estudiar teniendo

en cuenta lo que ocurrió con el potencial económico del viejo y del nuevo mundo. Al terminar de la primera guerra mundial, los Estados Unidos aparecieron como el principal país acreedor del mundo. Con la recupe- ración de la economía europea y la vuelta al patrón oro, los países euro- peos continentales comenzaron a acudir a lo6 Estados Unidos, en vez de acudir a Londres, en demanda de préstamos. El cambio en el volumen y en la orientación de las migraciones repercutió en el movimiento inter- nacional de capitales. La Ley de Restricción de la Inmigración de 1924 suprimió virtualmente la corriente de inmigración procedente de los países de la Europa central y sudoriental, que es la región más super- poblada del continente europeo; como consecuencia de ello se produjo un movimiento de capitales de América hacia Europa. En 1927 el tipo medio de interés de los títulos europeos emitidos en dólares era del 5,774 contra 5,5% que rendían como promedio los títulos nacionales de los Estados Unidos. Entre 1924 y 1929 los Estados Unidos prestaron a Ale- mania 4 O00 millones de marcos. Este cambio de dirección de la corriente

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de capitales fue un nuevo elemento de la economía internacional. En 1930 los Estados Unidos eran acreedores a largo plazo por 9 500 millones de dó- lares. El mecanismo del siglo XIX se había desarticulado. L a corriente mi- gratoria de Europa hacia el Canadá y hacia América Latina se sincronizaba ahora con la afluencia de capitales procedentes de los Estados Unidos a estos pafses. Sin embargo, el rápido y cuantioso aumento de las inver- siones privadas americanas en Europa resultó precario ; el súbito descenso de la oferta de dólares después de 1929 tuvo efectos desastrosos en todo el mundo y particularmente en la Europa occidental. L a depresión eco- nómica fue tan marcada en todo el mundo que no sólo redujo el movi- miento migratorio a un nivel muy bajo, sino que cambió la dirección del movimiento entre Europa y los países de ultramar. En 1932 once pafses europeos de los que regularmente partía una corriente emigratoria, experimentaron una inmigración neta de 102 O00 personas, mientras la Argentina, Australia, Nueva Zelandia, los Estados Unidos y el Uruguay registraban conjuntamente una emigración neta de 65 O00 personas. En este perfodo de caída general de la movilidad hubo una importante ex- cepción: Palestina, adonde llegaron, entre 1922 y 1937, 245 O00 judíos. Un estudio a largo plazo de la evolución cualitativa de la inmigración

en cada país señala que una corriente étnica de migración sucede a otra diferente. Francia puede servir de ejemplo. Durante el largo período que va del siglo XIX al tercer decenio del siglo xx dominaron sucesivamente en la inmigración tres elementos étnicos -germánico, latino y eslavo- y empezó a manifestarse un cuarto elemento con el relativamente rápido aumento del número de africanos y asiáticos. En Sudamérica puede observarse un proceso parecido. Las barreras discriminatorias opuestas contra ciertas razas por los Estados Unidos y los dominios británicos, obligaron a los pueblos eslavos y a los de Asia a dirigirse hacia el único continente que estaba abierto para ellos: Sudamérica. U n 34% al menos de los japoneses que se instalaron haste 1934 fuera de su país lo hicieron en Brasil y el Perú. L a proliferación de las restricciones en la interguerra tuvo una fuerte repercusión en las poblaciones más pobres de Europa oriental y de los países eslavos y asiáticos. Si el sistema de movilidad internacional del siglo XIX hubiese continuado después de la primera guerra mundial, habrían entrado en su corriente los grupos étnicos que más lo necesitaban. Pero no fue así. Las medidas discriminatorias de protección se transformaron en una característica permanente de la escena internacional y, junto con las restricciones del comercio interna- cional, contribuyeron a agravar la desigualdad de las rentas entre las naciones.

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P A R T E 1 1

La situación después de la segunda guerra mundial

FUENTES ESTADfSTICAS DE CONSULTA

El progreso de los estudios en esta materia depende en gran medida de que se pueda disponer de datos concretos que sean completos y exactos. Las estadísticas de migración externa de la mayoría de los países dejan mucho que desear y por desgracia no han mejorado mucho en los últimos decenios. A principios del siglo XIX, los registros del movimiento de pasa- jeros sólo eran un resultado marginal de diversos instrumentos legales, como por ejemplo, las leyes que reglamentaban la navegación. Sólo cuando los Estados comenzaron a comprender las ventajas de establecer un orden de prioridad para los distintos grupos de emigrantes, se procuró compilar estadísticas que pudieran dar una orientación en cuanto a la política más conveniente en la materia. Dada la gran diversidad de ob- jetivos que perseguían los distintos gobiernos, no se hizo el menor intento para establecer una terminología común. La corriente de emigración británica había cesado prácticamente en 1912, cuando el Ministerio de Comercio decidió diferenciar entre los pasajeros que salían para cambiar de residencia permanente durante un año o más, y los que simplemente iban al exterior para realizar una corta visita.

Los estudios estadísticos de la migración internacional han utilizado seis fuentes principales de información : la fiscalización que se efectúa en los puertos, los contratos de transporte, los censos de población, la vigilancia efectuada en las fronteras terrestres, los pasaportes y, por último, los cupones anejos a determinados documentos. En América del Norte y del Sur, en Asia y Africa, los registros se organizan casi sin excepción aprovechando los datos que se obtienen en la fiscalización ejercida en fronteras y puertos. En cambio, en los países europeos se ha aplicado toda suerte de sistemas [92]. Las estadísticas portuarias tienen la ventaja de que la fiscalización no

es difícil y se puede determinar con exactitud el momento de la entrada o la salida. Por desgracia, el alcance de esas estadísticas varía mucho; algunos países sólo computan los pasajeros de tercera o los que viajan en barcos de emigrantes. El hecho de que la frontera cntre los Estados

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Unidos y el Canadá no estuviera vigilada, si bien es admirable como ejemplo de la forma en que deben tratarse los países vecinos, tenía la desventaja de que impedía llevar un registro fidedigno. Muchos emigrantes de Europa entraron en los Estados Unidos por la “puerta trasera” del Canadá, pero las estadísticas oficiales publicadas sobre este movimiento carecen de valor. Además, sólo en 1907 se compilaron en los Estados Unidos las cifras de emigración de forma que fuesen homogéneas con las de inmigración. Cuando pasamos a los contratos de transporte y los documentos de viaje, nos encontramos con la habitual falta de distinción entre los emigrantes y los demás viajeros, y con dificultades surgidas del engorroso mecanismo administrativo utilizado. En cuanto a las fronteras terrestres, es evidente que la fiscalización que pueda ejercerse en ellas es mucho menos eficaz que en los puertos de mar. Países como Holanda y Suecia, cuyos censos de población están a cargo de las autoridades locales, han logrado compilar datos demográficos de amplio alcance y mucha exactitud, pero sus estadísticas de migración externa son a menudo irregulares o inaccesibles. Dos encuestas oficiales se destacan como fuentes clásicas de datos

concretos y registros estadísticos: una sobre inmigración y la otra sobre emigración. Los resultados de la investigación exhaustiva efectuada por la Comisión de Inmigración de los Estados Unidos se publicaron en 42 volúmenes en 1911-12 l. El volumen 111 de la Statistical review of in- migration, 1820-1910 [84] es una fuente importante de información. El informe de la Comisión Real de Emigración de Suecia (Betünkande Utvan- drfngsfrügan) se publicó en 1913, acompañado por 20 volúmenes de in- formes y apéndices. Digno de especial mención es el cuarto volumen, Den Svenska och Europeiska Folkoknings-och Omflyttaingstatistiken (Estadísticas suecas y europeas del aumento de la población y la migración) por Gustav Sundborg, 1910 [102], vasta compilación de series cronoló- gicas de emigración correspondientes a Suecia y otros países europeos durante el siglo XIX. Fiel a las tradiciones de la soberanía nacional, cada país ha organizado

su sistema de estadísticas de la manera que ha creído conveniente para sus intereses, sin tener en cuenta la necesidad de que fueran comparables con las de otros países. Por eso el investigador se encuentra frente a una desconcertante variedad de definiciones y clasificaciones. Entre las acti- vidades más importantes recientemente emprendidas, figuran los labo- riosos esfuerzos de diversos departamentos de las Naciones Unidas por abrir un camino en esa selva enmarañada y mostrar lo que debe hacerse si queremos contar con estadísticas internacionales fidedignas. Gracias a esta valiosa investigación, conocemos la calidad relativa de las estadís- ticas de migración proporcionadas por distintos países y el grado en

1. Se ha publicado un resumen útil en: Abstract of reports of the Inmigration Commission. Vol. 1, documento del Senado n.o 747, 61.0 Congreso, 1911-12 [83].

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que se apartan del nivel requerido. En el cuadro 2 (véase pág. 22) se traza un esquema general de la situación. Solamente 16 de los 45 países hacen un análisis de los emigrantes por

país de futura residencia o destino, y sólo 17 dan una clasificación de los inmigrantes por país de última residencia u origen. Únicamente 16 establecen diferencias entre los inmigrantes continentales y los inter- continentales, y 10 entre los emigrantes continentales y los interconti- nentales. Hay diversas definiciones de los orígenes étnicos o raciales, y sólo en 11 países se compilan grupos de edades semejantes a los incluidos comúnmente en el censo de cada país. Resulta desalentador para el de- mógrafo que sólo 16 países suministren datos sobre la situación matrimonial de los emigrantes; además, en 9 de ellos dicha información no va unida a la de los grupos de edad, y en 5 no se acompaña de la indicación de sexo.

La resolución aprobada el 10 de agosto de 1948 por el Consejo Econó- mico y Social de las Naciones Unidas, pidiendo que se atendiera al per- feccionamiento de las estadísticas de migración internacional, ha dado por resultado dos estudios básicos: Sex and age of international migrants; statistics for 1918-1947 [93] y Economic characteristics of international migrants and statistics for selected countries, 1918-1954 [lOO], preparados ambos por la Subdirección de Población de la Dirección de Asuntos Sociales. Contamos, pues, por primera vez, con un estudio dedicado exclusivamente a las características económicas de los que migran, con- tinuando las primeras investigaciones sobre la materia publicadas por la Oficina Internacional del Trabajo entre las dos guerras mundiales. L a información, que abarca 33 países y territorios, se da en cuadros basados únicamente en los datos originales de clasificación por ocupación o in- dustria, personas a su cargo, posesión o falta de un contrato de trabajo y suma de dinero con que se entra o se sale de un país. Se comprobó que sólo tres países compilaban cifras relativas a la suma de dinero que los emigrantes llevan consigo : los Estados Unidos, Sudáfrica e Israel. Estos estudios son una fuente de datos valiosos para el investigador y dan una idea de la diversidad, en cuanto a calidad y alcance, del material estadístico básico. Los cuadros reproducen las nomenclaturas utilizadas en los diversos países para la clasificación de los emigrantes por ocupación. El informe señala claramente que las mismas palabras suelen tener distinto significado o alcance en diferentes países. En las estadísticas de algunos países aparecen términos como “obreros especializados” y “peones”, sin que se dé definición alguna de ellos, y por lo tanto sin que pueda cono- cerse su grado de comparabilidad. Además, “. .. la comparabilidad y el valor de la clasificación por ocupaciones disminuye debido a la presencia, en la mayoría de las clasificaciones, de un grupo de población activa que se denomina a veces ‘otros’ o bien ‘misceláneos’, ‘no declarado’, ‘mal definido’, etc. Ese grupo puede abarcar sólo las ocupaciones de menor importancia que no se incluyen en los grupos bien definidos, o bien personas que, de ser mejor conocidas o más exactemente descritas sus

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CUADRO 2. Tabulaciones de estadísticas de migración para diferentes países

Emigración

Países que dan datos 41

Total de emigrantes Países que dan datos referentes a: Nacionales y extranjeros sin

Nacionales y extranjeros por

Nacionales solamente 7

distinción 29

separado 1

Extranjeros solamente 4

Países que dan datos referentes a: Emigración continental e inter-

Emigración continental e inter-

Emigración continental sola-

Emigración intercontinental so-

continental sin distinción 25

continental por separado 10

mente 2

lamente 4

Clasificaciones por país de futura residencia o de destino Países que dan datos de este tipo 16 Pafses que dan datos referentes a: Nacionales y extranjeros sin distinción 11

Nacionales y extranjeros por se- parado O

Nacionales solamente 4 Extranjeros solamente 1

Clasificaciones por sexo y edad Países que dan datos de este tipo

Países que dan datos referentes a: Nacionales y extranjeros sin

Nacionales y extranjeros por se- parado o

Nacionales solamente 2 Extranjeros solamente 1

12

distinción 9

1. Basado en: Naciones Unidas. Problemas I

Inmigración

Países que dan datos 42

Total de inmigrantes Países que dan datos referentes a: Nacionales y extranjeros sin

Nacionales y extranjeros por

Nacionales solamente 7 Extranjeros solamente 8

Países que dan datos referentes a: Inmigración continental e in-

Inmigración continental e in-

Inmigración continental sola-

Inmigración intercontinental

distinción 27

separado 1

tercontinental sin distinción 22

tercontinental por separado 16

mente 2

solamente 2

Clasificaciones por país de última residencia o de origen Países que dan datos de este tipo 17 Pafses que dan datos referentes a: Nacionales y extranjeros sin

Nacionales y extranjeros por

Nacionales solamente 4

distinción 9

separado O

Extranjeros solamente 4

Clasificaciones por sexo y edad

Países que dan datos de este tipo Países que dan datos referentes a: Nacionales y extranjeros sin

Nacionales y extranjeros por

Nacionales solamente 2

13

distinción 8

separado O

Extranjeros solamente 3

.elativos a las estadísticas de migración [92].

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ocupaciones, deberían incluirse en uno de los grupos bien definidos. En algunos países, el volumen del grupo residual es tan grande, que no pueden considerarse significativos los datos de los grupos definidos” [9O,p.23 y 241. Recientemente, a petición del Comité de Mano de Obra de la OECE,

las Secretarías de la OECE, el CIME, la OIT y las Naciones Unidas llevaron a cabo un estudio conjunto de las estadísticas europeas de mi- gración, diciembre de 1958 [172]. Se comprobó que era muy difícil rela- cionar las estadísticas de migración a los países de ultramar con las de migración entre países europeos, debido en parte a la diversidad de métodos y definiciones, y en parte a que. se trata de dos tipos de migra- ción diferentes. Al registrar los movimientos de migración en Europa, los gobiernos rara vez emplean las definiciones de migración permanente recomendadas por las Naciones Unidas. El común denominador se basaba en un concepto de residencia, y en el trabajo hubo que utilizar aquél, de preferencia a las estadísticas que se ajustaban a los requisitos inter- nacionales. Por lo que se refiere a las estadísticas de los países de ultramar, también se observó que muy pocos de ellos habían seguido las recomen- daciones internacionales. La mayoría de los expertos estarán de acuerdo en que lo ideal sería

llegar a establecer un esquema como el siguiente [91, p. 181.

Llegadas procedentes de otros países 1. Total de llegadas (total de las

categorías 2 a 5). 2. Inmigrantes permanentes: es decir,

no residentes (nacionales y extran- jeros) que se proponen permanecer en el país más de un año.

3. Inmigrantes temporales, es decir, no residentes que se proponen ejercer, durante un año o menos, una profesión remunerada dentro del país (las personas a cargo del inmigrante figurarán en la cate- goría 4).

4. Visitantes, es decir, no residentes que se proponen permanecer en el país durante un año o menos sin ejercer en él una ocupación (iu- clusive las personas a su cargo). Esta categoría puede ser subdi- vidida con arreglo al propósito de la visita (véase el párrafo 19 infra).

5. Residentes (nacionales y extran- jeros) que regresan al país después de haber permanecido en el extran- jero durante un año o menos.

Salidas con destino a otros países

1. Total de salidas (total de las categorías 2 a 5).

2. Emigrantes permanentes: es decir, residentes (nacionales y extranje- ros) que se proponen permanecer en el extranjero durante m á s de un año.

3. Emigrantes temporales que salen del país (las personas a cargo se clasificarán en la categoría 4).

4. Visitantes que salen del país al término de su visita. Esta cate- goría puede ser subdividida con arreglo al propósito de la visita (véase el párrafo 19 infra).

5. Residentes (nacionales y extran- jeros) que se proponen perma- necer en el extranjero durante un año o menos.

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Grupos especiales Grupos especiales Algunos grupos incluidos en estas Los mismos que se han enumerado categorías merecen especial mención, v. gr. : refugiados, poblaciones tras- ladadas, inmigrantes que desfrutan de un régimen especial (por ejemplo, subsidio del Estado, participación de organizaciones intergubernamentales para sufragar el pasaje); facilidades resultantes de acuerdos bilaterales o multilaterales.

respecto a las llegadas.

A pesar de la paciente labor de los expertos de las Naciones Unidas, la OIT, la OECE y otros organismos, los registros estadísticos básicos no han mejorado mucho. Dada la cantidad de gobiernos interesados, la lentitud del proceso es inevitable. Aun en Gran Bretaña, donde los re- gistros anuales llegan retrospectivamente hasta 1803, las actuales esta- dísticas de migración son muy defectuosas en algunos aspectos; se basan todavía en los manifiestos de navegación sobre las largas rutas marítimas solamente, y no dan información sobre los movimientos por rutas marí- timas cortas ni por aire, omisión muy seria esta última, pues se calcula que uno de cada tres emigrantes del Reino Unido viaja por aire [99, Cand. 619, p. 91. A este respecto, Gran Bretaña está rezagada en relación con muchos países cuyas leyes exigen que los pasajeros de avión llenen los cuestionarios pertinentes, tarea en la cual las líneas aéreas colaboran tanto como las compañías de navegación. Un remedio sería, evidentemente, obligar a las personas que hacen largos trayectos por mar o aire a llenar una ficha uniforme, sin tolerar diferencias entre los requisitos que se exigen a las líneas aéreas y a las compañías de navegación. La Junta de Migraciones de Ultramar de Gran Bretaña ha encarecido reiterada- mente que se haga una reforma en este sentido. En el informe de 1958 se dice que “estadísticas de migración adecuadas

no sólo son indispensables para establecer normas de orientación general en esta materia, sino que por lo común no se aprecian quizá los grandes servicios prácticos que el perfeccionamiento de esas estadísticas prestaría en otras questiones. Por ejemplo, facilitarían a las autoridades compe- tentes la tarea de evaluar los efectos brutos y netos de la migración en nuestros recursos de mano de obra, sobre todo en las categorías de traba- jadores calificados y con conocimientos técnicos en general, así como en las profesiones científicas y la ingeniería en particular. Además, el mejo- ramiento de las estadísticas de migración redundaría en beneficio de los censos y de los cálculos actuariales relativos al Fondo Nacional de Seguros. También sería de mucho valor para la administración de la Higiene Pública.” [99, Cand. 619, p. 5 y 6.1 Algunos de los progresos más útiles de la investigación se han logrado

gracias a la aplicación de métodos estadísticos adecuados a los datos de

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los censos de población. D e esta manera se puede verificar el grado de error probable en las series cronológicas de migración y formular esti- maciones bastante exactas de las cifras netas de los movimientos externos durante los períodos intercensales. Pueden citarse dos ejemplos notables : Inrnigration and theforeign born, por S. Kuznets y E. Rubin, 1954 [27], en que se han cotejado las cifras de inmigración en los Estados Unidos con los datos de los censos sobre residentes nacidos en el extranjero, y N. Kayfits, “The growth of the Canadian population” en Population studies, IV, 1950, que presenta un balance de la población del Canadá desde 1851 a 1950, con el número de nacimientos, defunciones, inmigrantes y emigrantes para cada decenio.

ANALISIS E C O N ~ M I C O

MODELOS T E ~ R I C O S

En los últimos años ha adelantado mucho el análisis teórico de la migra- ción internacional. A continuación bosquejaremos brevemente cuatro enfoques distintos.

El comercio como sustituto de la migración

Según una teoría, válida desde el punto de vista formal, “bajo determi- nadas condiciones, la libre movilidad de las mercancías en el comercio internacional sirve como sustituto total de la movilidad de los factores de la producción y conduce a una nivelación completa de los precios de los factores.” El argumento ha sido expuesto con claridad en un no- table trabajo que el profesor A. P. Lerner leyó en 1933, siendo estudiante, en un seminario de la Escuela de Economía de Londres [106]. L a con- clusión se formulaba así: “... si en dos (o más) países se producen dos (o más) mercancías susceptibles de circular libremente entre ellos, siendo iguales los conocimientos técnicos de que se dispone en ambos, entonces, en situación de equilibrio estable o al menos prohable, los factores similares desde el punto de vista físico, tendrán el mismo precio en cada país, aunque no pueden circular entre los países en cuestión” [106, p. 841. El profesor P. A. Samuelson, trabajando independientemente, construyó

un modelo análogo en 1948 [112] y se aventuró a señalar sus repercu- siones en la política migratoria con estas palabras: “El Reino Unido es una región densamente poblada. Durante el período de la posguerra ha sufrido las consecuencias de una disminución de los ingresos procedentes de sus inversiones en el extranjero, de los altos precios y de los términos del intercambio desfavorables, así como de cierta desorganización en la producción y en la división interna del trabajo. ¿Es la emigración en gran escala una solución? Tal vez. Pero a pesar de todas las reservas

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posibles, el propósito principal de este estudio ha sido demostrar que un intercambio comercial relativamente libre substituye a la movilidad de los factores de producción mejor de lo que se creía hasta ahora. Mientras puedan llevarse al Reino Unido materias primas a fletes relativamente reducidos, la ley del rendimiento decreciente pierde gran parte de sus efectos en el Reino Unido. Se plantea la cuestión de saber qué pueden hacer por sí mismos los trabajadores industriales ingleses en los confines remotos del Imperio, que no puedan hacer en Inglaterra. ¿Qué pueden hacer por la actual generación de australianos y canadienses, después de emigrados, que no pueden hacer en Inglaterra? Evidentemente es impo- sible dar respuestas sencillas a cuestiones tan complejas. No cabe duda de que en muchas partes del mundo la industria se encuentra en estado de letargo y tal vez nuevos agentes catalíticos favorezcan, a la larga, un equilibrio más estable y apropiado a largo plazo. Pero el hecho de plantear la cuestión en la forma precedente demuestra que los efectos favorables de la migración están lejos de ser automáticos y no es posible darlos simplemente por sentados. Sólo ocurriría así si se propusiera que los ingleses emigraran para trabajar como productores de artículos ali- menticios. Pocos expertos propondrían que se hiciera esto en gran escala, aún ahora que los términos del intercambio son anormalmente favorables para la producción agrícola. Sin aventurarse a hacer vaticinios temerarios, cabe considerar con escepticismo la posibilidad de que continúe esta tendencia anormal de los términos del intercambio, que es contraria a la corriente histórica. Y aunque se mantuviera esa tendencia al alza relativo de los precios de los alimentos y las materias primas, habría que esperar mucho, antes de que los esfuerzos de la mano de obra apli- cados a la tierra pudieran rendir en cualquier parte del mundo los mismos ingresos reales que los análogos de la mano de obra industrializada.” [114, p. 183 y 184.1 El artículo del profesor Samuelson provocó una interesante polémica,

demasiado larga y compleja para resumirla aquí [lo4 a 1141. Se demostró que sus conclusiones respecto a la política de migración eran un tanto apresuradas, y en su segundo artículo se expresó aquel autor con más cautela: “Y aunque quizá haya sido aventurado de mi parte extraer con- clusiones sobre el valor de Ia emigración europea, a partir de un modelo abstracto y simplificado, debo dejar sentada mi opinión de que la dife- rencia que se manifesta entre la hipótesis de rendimientos constantes y las funciones de producción halladas enpíricamente, probablemente ten- dería a reforzar en vez de contradecir, la opinión de que es posible la existencia de altos niveles de vida en zonas de densa población, como ocurre en la isla de Manhattan o en el Reino Unido”1. No pasó mucho tiempo sin que los escépticos atacaran violentamente esta doctrina. El

1. Sarnuelson P. A. International factor price equalisation once again. Economic journal, Juae 1949, p. 196.

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argumento de Samuelson, dentro del marco de las hipótesis por él for- muladas, es formalmente válido, pero esas hipótesis son demasiado res- trictivas para justificar las conclusiones generales que el autor se aventuró a formular. (Esas hipótesis son libertad de comercio, libre competencia, reducción del mundo a un sistema de dos países, dos mercancías y dos factores, ausencia de toda especialización, idénticas funciones de produc- ción en ambos países para los mismos productos y unidades de producción de pequeña dimensión óptima en comparación con la amplitud de los mercados.) 1. F. Pearce ha demostrado, sin formular ninguna hipótesis especial, que es posible probar que la libre movilidad de las mercancías en el comercio internacional aumentará la disparidad de los precios de los factores de la producción [110, p. 111 a 1131. Un trabajo muy agudo del profesor Harry G. Johnson contribuyó a

aclarar la cuestión [lOS]. El autor concluye que la afirmación de que el libre comercio tiende

a nivelar los precios relativos de los factores de la producción, y lo hará si ambos países continúan produciendo ambas mercancías, sólo es válida en determinadas condiciones, por ejemplo “... si, como consecuencia ya sea de la índole de los medios técnicos existentes, o de que las dispo- nibilidades de factores de la producción en ambos países estén en propor- ciones semejantes, las relaciones entre las cantidades de cada factor que se emplean en la producción no se invierten cuando la relación capital- trabajo varía entre los niveles que toma en los dos países (proporciones entre las disponibilidades de factores respectivos...). Resulta así que las conclusiones del teorema de Heckscher-Ohlin dependen no sólo de la hipótesis de que haya libre competencia, no existan barreras al inter- cambio, los rendimientos sean constantes, etc., sino también de una hipótesis empírica sobre el estado de la tecnología o de la disparidad entre las disponibilidades de los factores en ambos países” [105, p. 28-29]. El profesor J. R. Hicks, si bien recouoce lo limitado de las hipótesis en que se basa el modelo de Samuelson, cree que se adapta a largo plazo, puesto que podríamos suponer que el estado de capital fabricado por el hombre podría transformarse de modo que tomara la forma que se juzgase más adecuada, y “... si el medio se transformara de tal manera que los indios o los africanos pudieran obtener ingresos de la cuantía de los que reciben los europeos, si tuviesen la misma eficiencia que éstos” [104l. En otras palabras, en un régimen de libre cambio universal, sin movi- miento de factores, los precios de éstos tenderían a nivelarse a largo plazo. Esta conclusión de carácter muy general deja sin resolver algunas de las cuestiones teóricas más importantes. En la obra del profesor J. E. Meade, Theory of international economic

policy [108], se hace un estudio completo y concluyente de esta cuestión. Demuestra que las hipótesis necesarias para la nivelación de los precios de los factores son muy restrictivas y algunas de ellas difícilmente lle- garán a cumplirse ni siquiera de manera aproximada. Sobre postulados

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más razonables puede demostrarse que la libertad de comercio debe ir acompañada por la migración internacional de factores si se quiere in- crementar al máximo la producción total de la economía internacional. Según Meade, se trata de los siguientes postulados: en los costes influyen las diferencias en “... el marco institucional y en la dimensión de las empresas en los diferentes países” (capítulo XXI) ; la necesidad de tener en cuenta la diferencia de los costes de transporte de los productos de ambos países (capítulo XXII); la existencia de un gran número de fac- tores en relación al número de productos uniformes que se intercambian; la total especialización de algunos países en determinadas ramas de la producción; y diferencias apreciables en las posibilidades técnicas de sustitución de factores entre las diferentes industrias que producen artículos de intercambio (capítulo XXIII). Habiendo demostrado de un modo evidente las razones que explican

la movilidad nacional del trabajo y del capital, Meade termina con dos argumentos a favor de los controles. “En primer término, si en un país existen condiciones demográficas que conducen a un rápido e incontro- lado aumento de la población puede haber razones de peso para impedir la libre migración de la mano de obra de esos países hacia otros donde el aumento de la población esté mejor controlado. Si el aumento de po- blación no está realmente controlado en los países de emigración, no se pondrá término al movimiento de la mano de obra que puede emigrar libremente hasta que todos los países de inmigración se hallen también considerablemente superpoblados. La libertad de migración internacional exige un cierto control de la natalidad nacional en los países de emigración a fin de que ello no conduzca a una expansión sin límites de la población total del mundo. En segundo término, en el caso del movimiento inter- nacional de trabajo y de capital, se debe poner especial atención en un aspecto del mejor argumento subsidiario. Si los diferentes países practican distintas políticas nacionales para la distribución de la renta y de la propiedad, ello puede motivar una razón muy importante para ejercer control sobre el movimiento internacional del trabajo y del capital. Supon- gamos que un país practica una política que da gran importancia a la igualdad y relativamente poca a la eficiencia, y que otro país otorga gran importancia a los libres incentivos para la eficiencia y poca relati- vamente a la igualdad de rentas. En estos supuestos, los factores mejor dotados para obtener grandes remuneraciones se trasladarán al segundo país, mientras que los que estén más necesitados de la protección del estado nodriza se trasladarán al primero. Estos movimientos pueden ser completamente antieconómicos. Por ello está muy fundada la idea de que, o los países deben aplicar políticas de bienestar similares o sino, aunque exista libertad de comercio, debe haber cierto control de los movimientos internacionales de los factores de la producción” [ 108, p. 569-5701.

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L a s migraciones y los ciclos inversos de la inversión

Se ha expuesto en la sección “El apogeo de las migraciones internacio- nales” de este informe que la era de la movilidad internacional con escasas restricciones se caracterizaba por la existencia de una relación inversa entre el ritmo de la inversión en el Reino Unido y en los países extranjeros de nuevo asiento. Un modelo destinado a explicar la naturaleza de esta acción mutua puede resumirse en la forma siguiente (véase Brinley Thomas [118, capítulo XI, y 119, capítulo 11). Tomemos dos países: A, un país acreedor industrializado, y B, un país

insuficientemente poblado, pero rico en recursos naturales. Dividamos cada país en dos sectores: inversiones y exportaciones. Existe libre movi- lidad de los factores entre esos países y entre los sectores. Se suponen las siguientes condiciones : el nivel de actividad en el sector de exportación de un país depende de la eficiencia marginal del capital en el sector de inversión del otro país en el mismo período. L a capacidad de exportación de cada país es función de la tasa de expansión lograda en el sector de inversión de ese país en el período anterior. Se postulan los dos principios siguientes : primero, una parte importante del total de la inversión depende de la tasa de crecimiento de la población. Segundo, la tasa de crecimiento de la población depende principalmente del saldo mi- gratorio. Supongamos que se origina un movimiento de migración, sea cual fuere

su causa, de A a B. El ritmo de la inversión se estimula relativamente en B y se deprime en A. La expansión de la inversión en B induce una corriente de capital procedente de A y un auge en el sector de expor- taciones de A que atraerá recursos del sector, relativamente deprimido, de la inversión en A. En cambio, en B se produce un movimiento de factores hacia el creciente sector de inversión. Cuando el auge de las inversiones alcanza en B un máximo, determinado, por ejemplo, por la acción recíproca entre el acelerador y el multiplicador, disminuye en B el ritmo de la inmigración y se produce una reactivación de las inver- siones en A. Los factores de la producción y los fondos prestables en A se desplazan ahora del sector en descenso de las exportaciones al sector en auge de las inversiones. L a migración hacia las ciudades en A susti- tuye a la emigración de A a B. L a expansión de las inversiones en A induce un alza en el sector de exportación de B; este proceso continúa hasta el momento en que el auge alcanza su máximo en A, coincidente con el mínimo de la actividad de inversión en B. La falta de espacio no permite exponer las repercusiones que estos ciclos de sentido inverso tienen en los precios. El Sr. R. C. O. Matthews, en su obra reciente The trade cycle, afirma que los movimientos de migración son la explicación más plausible de la relación inversa entre las fluctuaciones de la inver- sión en el Reino Unido y en los Estados Unidos de América desde 1870 a 1914 [116, p. 109-1101.

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El profesor Simón Kuznets sugiere una explicación análoga en su modelo de un largo proceso oscilatorio, que se alimenta asimismo, de la población y la producción de los Estados Unidos hasta el año 1920 [115]. Lo expone en substancia de la siguiente manera: “Dadas las largas oscilaciones en la corriente de bienes per cápita que reciben los consu- midores, resultarán -con algún retardo- en movimientos similares en el saldo migratorio primero, y luego en el crecimiento vegetativo, que reunidos, resultarán en oscilaciones en el crecimiento total de la población. Estas provocarán, a su vez, con algún retardo, oscilaciones en la parte de la inversión sensible a las variaciones de la población (viviendas, inversiones fijas de las compañías ferroviarias). Este último proceso inducirá largas oscilaciones inversas en las demás clases de inversiones y en la corriente de bienes per cápita que reciben los consumidores. Estas últimas darán lugar a nuevas oscilaciones del saldo migratorio y del crecimiento vegetativo, y así sucesivamente”. Estos dos modelos y los resultados teóricos expuestos en la obra del profesor Meade, proporcionan una base para interpretar el papel de la migración internacional en el proceso del desarrollo.

Efectos sobre la demanda global y de substitución debidos a la inmigración

Muchas de las polémicas de carácter general sobre los efectos económicos de la inmigración adolecen de la inexistencia de conceptos teóricos claros. Dejando aparte el problema de las fluctuaciones cíclicas, podemos pre- guntarnos de qué manera una corriente de inmigrantes afecta a la economía del país que la recibe. Un estudio de esa naturaleza ha de partir de la distinción entre el efecto sobre la demanda global y el efecto de substi- tución. Lo esencial de la distinción lo precisa claramente el profesor B. S. Keirstead. Al decir “modo global” indicamos la forma o modo mediante el cual un cambio influye en la economía a través de sus efectos sobre la renta global. Por “modo real” entendemos la forma o modo mediante el cual un cambio afecta a la economía por medio de alteraciones en la elasticidad de substitución de una mercancía o grupo de mercancías o de un factor, por otra mercancía, grupo de mercancías o factores; o en la estructura del mercado, en el nivel de la renta real y en el de bienestar, y en los niveles reales de las remuneraciones [120, p. 109-1101. El valor de esta clase de análisis se observa en la obra del profesor

J. J. Spengler [123, p. 18-22]. El método utilizado es el siguiente: “Su- pongamos que los emigrantes se trasladan del país A al país B y que entre ellos existe, además de un número relativamente pequeño de no trabajadores (principalmente mujeres y niños), un número relativamente grande de trabajadores que se pueden clasificar en cuatro oficios prin- cipales, al, a,, a,, a4. Supongamos también que el país B tiene propen- siones a importar y a exportar muy pequeñas. En el caso de que la fuerza de trabajo de B comprenda cuatro oficios análogos b,, b,, b, y b,, los

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trabajadores inmigrantes podrán substituir a los trabajadores nativos de esos cuatro oficios. Por ello (abstracción hecha de los efectos sobre la renta y sobre la

demanda global, y en el supuesto de que los trabajadores inmigrantes encuentren empleo en sus oficios), disminuirán las remuneraciones rela- tivas que reciben los trabajadores nativos en estos oficios. Simultánea- mente los índices relativos de la remuneración que reciben los trabajadores nativos en oficios distintos a esos cuatro, se elevarán, en parte a causa de que el aumento de las clases b,-b,, que son complementarias de todas o de la mayor parte de las clases b,-b,, desplaza positivamente las curvas de demanda de trabajo (y el valor de la productividad) de estas últimas clases. L a mano de obra nativa experimentará al principio efectos reales (o de substitución) y complementarios a la vez debido a la llegada de los trabajadores inmigrantes ; los efectos de substitución (o complemen- tarios) predominarán en la medida en que el número de trabajadores empleados en las categorías bl-b, fuese relativamente grande (o pequeño) ya antes de la llegada de los inmigrantes.” [123, p. 19.1 Los grupos del país de inmigración tienden naturalmente a ver sólo

los efectos de substitución, pero ello no configura en modo alguno el cuadro general de la situación. Las campañas en pro de las restricciones de la inmigración se basan frecuentemente en la experiencia de grupos particulares. Sin embargo, la situación no se ve con claridad a no ser que se tenga en cuenta el efecto sobre la demanda global. El profesor Spengler lo expone en la forma siguiente : “La inmigración supone también efectos sobre la demanda global o sobre la renta, que serán relativamente más pronunciados en los países en vías de desarrollo y expansión. L a supuesta llegada de inmigrantes (abstracción hecha de los efectos tran- sitorios del ciclo económico) irá acompañada casi con seguridad de un aumento en la renta interior global de B. Este aumento sería relativamente mayor (ceteris paribus) si la población de B fuese inferior a la óptima (la que corresponde a una renta per cupita máxima), pues en ese caso cabría esperar (como resultado indirecto de la inmigración, una vez que la fuerza laboral de B se hubiese ajustado convenientemente a la llegada de trabajadores inmigrantes) que la riqueza producida aumentara incluso más que la fuerza laboral ... Sin embargo, sería improbable que la renta absoluta por trabajador se elevara también en los oficios b,-b,, a no ser que la población de B fuese inferior a la óptima y que un número sufi- ciente de trabajadores nativos de esos oficios se hubiera trasladado a los oficios b,-b,. La remuneración relativa en los oficios b,-b, tendería a ser inferior a lo que era antes de la llegada de los inmigrantes. El efecto sobre la demanda global de la inmigración que acaba de describirse puede reforzarse, aun cuando por sí solo tienda a ser lo suficientemente impor- tante como para anular los ‘efectos de substitución’ de la inmigración, en una economía que se halle en la fase de rendimientos crecientes, pues entonces algunas de las posibles consecuencias de los cambios económico-

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sociales producidos por los inmigrantes pueden también tener efectos sobre la demanda global.” [123, p. 19-20.] Basándose en experiencias anteriores podría citarse gran número de

casos para demostrar la utilidad de esa distinción entre los efectos sobre la demanda global y de substitución. Un buen ejemplo es el marcado cambio observado en el volumen y la calidad de la emigración británica a los Estados Unidos a fines de siglo. En tanto que, en 1880-1900, la proporción de trabajadores no calificados era de 60 a 80%, en 1900- 1913, esa proporción disminuyó hasta el 25%, aumentando hasta el 45% la proporción de obreros calificados. El volumen medio anual de emi- gración de Gran Bretaña a los Estados Unidos disminuyó de 150 O00 a comienzos de 1880 a 50 O00 entre 1900 y 1913. Después de 1900, la eco- nomía de los Estados Unidos, transformada por innovaciones técnicas que requerían una diversificación de la estructura del capital, podía absorber gran cantidad de obreros no calificados e incluso analfabetos, es decir, los “nuevos” inmigrantes procedentes de Europa central y oriental. Estos “nuevos” inmigrantes y el personal dirigente, técnico y especializado eran complementarios ; por consiguiente se produjo un aumento relativo de la demanda de mano de obra especializada británica. Para el sector menos capacitado de los inmigrantes de Gran Bretaña e Irlanda fue difícil competir con los inmigrantes del sur de Europa. Por otra parte el movimiento ascendente en la escala social de la segunda generación británica y de Europa septentrional, ya existente en los Estados Unidos, substituyó a los inmigrantes británicos especializados. En el caso de estos últimos, después de 1900 el efecto complementario fue probablemente algo mayor que el efecto de substitución, en tanto que para los no especializados el efecto de substitución fue netamente superior.

Inmigración e injación

Uno de los problemas suscitados por la inmigración es su tendencia a provocar la inflación. Esta ha sido una de las grandes preocupaciones de la posguerra en países como Australia e Israel. Se han formulado modelos teóricos para precisar las condiciones que determinan este fenó- meno y para tratar de explicar por qué la inmigración es intermitente. Puede citarse como ejemplo de esta clase de estudio la obra del econo- mista australiano P. K. Karmel [126]. Supongamos que el país receptor tiene una producción total anual de 100, que el consumo es 90, la in- versión 10, y la relación capital/producto 3 : 1. Supongamos que la po- blación aumenta en un 2% anual merced a la inmigración, y que existe pleno empleo. El consumo se eleva de 90 a 91,8, es decir, en un 2%. El capital existente, de 300, debe elevarse en un 2%, es decir en 6. En tanto que la oferta global real aumenta de 100 a 102, la demanda global real crece del 100 a 107,8. En la medida en que los inmigrantes trabajen más, ahorren más y exijan alojamientos más pequeños que el promedio

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de los australianos, la tendencia inflacionista podrá reducirse. El efecto desfavorable del exceso de demanda global sobre la balanza de pagos puede compensarse temporalmente mediante la importación de capital, pero la situación sería precaria. Es muy probable que el gobierno tenga que intervenir para contener las importaciones, disminuyendo los ingresos ; en ese caso caerá el nivel de inmigración. Es lo que ocurrió sin duda en Australia en la posguerra. Otro análisis, en el que se utiliza la técnica de estadísticas comparadas, es el de W. M. Corden [125]. El profesor A. P. Lerner ha desarrollado una interesante teoría en la

que ha influido considerablemente el caso de Israel [127]. En él se de- muestra que puede haber una inflación de costes autoalimentadora, incluso cuando las autoridades consiguen impedir un exceso de demanda. Si los inmigrantes tienen ya una noción convencional de lo que debe ser un salario tipo real o la adoptan de los trabajadores nativos, se inicia un proceso en el cual, con existencia de cierto desempleo, los costes au- mentan, los vendedores elevan los precios y los salarios reales quedan por debajo del “salario tipo”. Entonces se aumentan los salarios nomi- nales a fin de restablecer el valor del salario real, elevándolo hasta alcanzar el salario tipo. LOS precios vuelven a subir y la espiral continúa. La inter- vención del gobierno para hacer que el nivel de empleo sea ‘‘~atisfactorio’~ asegura la continuidad del proceso. El profesor Lerner llega a la conclusión siguiente: “NO se producirá necesariamente una demanda inflacionista como consecuencia de la inmigración, o por la formación de capital que la inmigración requiere, si el gobierno sigue la política de impedir la aparición de un exceso de demanda. Sin embargo puede haber una ‘in- flación de costes’ aun con la política fiscal y monetaria más conservadora que se pueda praticar, si se establecen con rigidez salarios reales y normas de ingresos ‘alejados de la realidad’. Esta situación puede producirse cuando existe una amplia corriente de inmigración. Dicha inflación de costes es compatible con un desempleo agudo y con la no absorción de los inmigrantes en las actividades económicas productivas. Ello tiende a establecer una balanza de pagos desfavorables que a su vez agrava el desempleo y la inflación de costes. Se produce entonces un conflicto entre las medidas que podrían solucionar estas dificultades a corto plazo y aquéllas necesarias para una solución a largo plazo. Es importante deter- minar si la inflación es de costes o de la demanda global, pues las me- didas que contrarrestan una de ellas pueden agravar la otra” [127, p. 621. Hemos examinado cuatro aspectos de la teoría económica : igualación

de los precios de los factores, ciclos inversos de la inversión, efectos de substitución y de la demanda global y proceso de inflación. Las teorías mencionadas han contribuido a integrar el estudio de la migración con la parte general de la teoría de los precios y de la renta. Además, una profunda comprensión de la índole de la acción mutua de las variables pertinentes, permite dar un significado mayor y más eficacia a los aná- lisis estadísticos y demográficos.

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ESTUDIOS EMPÍRICOS

Son muchas las publicaciones referentes a los aspectos estadísticos y empíricos de las migraciones internacionales después de la segunda guerra mundial; la falta de espacio nos obliga a hacer una recapitulación de las principales. Para precisar las tendencias de la investigación lo mejor será dar un amplio esquema al que podemos referir las distintas interpretaciones. Es inevitable prescindir de muchos estudios interesantes; sólo incluire-

mos en esta obra los que ayuden a explicar cómo ha ido cambiando desde 1945 la función que desempeña la migración en la economía internacional, en comparación con períodos anteriores. En las últimas partes del informe, se tratará con mayor detalle de las investigaciones directamente relacio- nadas con problemas “operacionales” y de política migratoria.

Migración y movimiento del capital privado

Y a hemos resumido los principales aspectos del mecanismo de los movi- miento internacionales en el período que termina en 1913, y señalado alguno de los factores que determinaron su descenso entre las dos guerras. No es fácil establecer con igual claridad cuál ha sido la situación después de la segunda guerra mundial. En esta sección nos limitamos a un aná- lisis puramente económico. Por consiguiente, podremos seleccionar los siguientes aspectos para examinarlos con particular atención: movimientos intercontinentales e intracontinentales, factores determinantes y conse- cuencias de las migraciones, influencia de la política de los gobiernos, función de las migraciones internacionales como medio de contribuir a la expansión de las economías insuficientemente desarrolladas y de las que han llegado a la madurez. Con arreglo al esquema que nos hemos trazado, nos preguntaremos

en primer lugar qué ha sucedido desde 1945 con la corriente internacional de mano de obra en relación con la corriente internacional de capitales, ya que la importante y positiva correlación que existía entre esas dos corrientes constituyó un elemento primordial del sistema en la época culminante de las migraciones. Para tratar de esclarecer esta difícil cuestión, dividiremos el período de posguerra en dos partes: 1945-1952, y de 1952 en adelante. Los años comprendidos entre 1945 y 1952 constituyeron un intermedio durante el cual la economía internacional del mundo libre se reponía del gran desequilibrio provocado por la segunda guerra mundial. La función que desempeña la migración en la nueva situación sólo se entiende a la luz de la experiencia adquirida hacia el final de la década de 1950- 1960, pero en primer lugar es preciso comprender lo que sucedió durante la etapa de recuperación y retorno a la normalidad después de la guerra. Contrariamente a lo sucedido en el siglo que terminó hacia 1930, entre

1945 y 1952 no existió prácticamente ninguna relación entre los prin- cipales movimientos de migraciones internacionales y los préstamos

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internacionales privados. En esos siete años, el total neto de las salidas de capital privado a largo plazo, procedentes de los Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, Francia y Bélgica fue de 11 O00 millones de dólares; más del 70% de esa cantidad, es decir 7 900 millones de dólares, procedía de los Estados Unidos. Es evidente que se había operado un cambio profundo. En el período anterior a 1913, el principal proveedor de capital privado a largo plazo, el viejo mundo, especialmente Gran Bretaña, era también el principal proveedor de emigrantes; desde 1945, la principal fuente de capital privado a largo plazo han sido los Estados Unidos, en otra época el país de inmigración y que prácticamente había ya cerrado sus puertas. ¿Esos préstamos norteamericanos al extranjero se destinaban a países que absorbían emigrantes? Si tomamos el caso de Australia, Nueva Zelandia y la Unión Sudafricana en conjunto, comprobamos que a esos países llegaron 899 O00 personas entre 1945 y 1952, pero la cuantía de capitales privados de los Estados Unidos invertidos en ellos es insig- nificante, ya que el total de inversiones directas en 1954 se eleva a sólo 600 millones de dólares. Por otra parte, Israel durante el mismo período recibió 526 O00 emigrantes ; en cambio no se efectúa prácticamente ninguna inversión directa de capitales norteamericanos en ese país. Sin embargo, en el caso del Canadá y de tres países latinoamericanos -Argentina, Brasil y Venezuela-, hubo una correlación entre la inmigración de Europa y la afluencia de capital de los Estados Unidos. ¿Cuál era la naturaleza de los préstamos norteamericanos al extranjero?

Entre 1945 y 1951 no menos del 40% del capital se destinó a la industria petrolífera y el 3276 a otras industrias; en este último caso, prácticamente sólo se invirtieron capitales en países cuya industria ya se encontraba muy desarrollada, por ejemplo, Canadá y Europa occidental. Las per- sonas dispuestas a invertir capitales en el extranjero manifestaban una preferencia marcada por industrias tales como las del petróleo, la minería y la fundición, y productos de la agricultura tropical, sobre todo cuando la producción podía venderse en los Estados Unidos o, en dólares, en otros mercados. El importe de las inversiones privadas a largo plazo de los Estados Unidos subió de 12 300 millones de dólares a fines de 1946, a 24 400 millones de dólares a fines de 1954, y tres cuartas partes de esta última cifra estaban constituidas por inversiones directas de empresas de los Estados Unidos. Las inversiones de cartera habían disminuido brusca- mente. En 1954 la mitad de las inversiones directas estaban situadas en tres países: Canadá (5 939 millones de dólares), Venezuela (1 399 millones de dólares) y el Reino Unido (1 245 millones de dólares). En un informe publicado en 1954 por la Organización Europea de Cooperación Econó- mica figuraba la siguiente ohservación: “El hecho más significativo es que las inversiones de capital privado de los Estados Unidos en el ex- tranjero desde 1930 no han aumentado al mismo ritmo con que se ha desarrollado la economía de ese país, ni siquiera con el de la economía mundial. Las exportaciones anuales de capital privado no han aumentado

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en forma apreciable desde 1947; en la posguerra, representaron menos del 4% de la formación bruta de capital en los Estados Unidos. Como fuente de dólares, la colocación a largo plazo de capitales privados norte- americanos en los años de la posguerra representó aproximadamente el 6% del total de dólares que afluían al resto del mundo por las impor- taciones y pagos invisibles de los Estados Unidos, y por préstamos efec- tuados por organismos gubernamentales y por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (con excepción de los donativos del Gobierno), mientras que ese porcentaje ascendía al 20% en 1927-1928, cuando las inversiones norteamericanas en el extranjero alcanzaron su apogeo’’ [151, p. 201. Mientras en el siglo XIX los capitales británicos prestados en el extranjero

se destinaban en una medida considerable a los servicios públicos en las que eran entonces regiones subdesarrolladas, casi nunca el capital privado exportado después de 1945 se destinó a los mismos fines. En un informe de las Naciones Unidas, de 1954, se subraya este cambio: “Hasta la década comprendida entre 1930 y 1940, los servicios públicos de los países menos desarrollados crecieron en gran parte gracias a las aporta- ciones del capital extranjero, ya fuese en forma de empréstitos negociados en los mercados de capital de otros países o en forma de inversiones di- rectas de empresas extranjeras. En realidad, la mayor parte del capital extranjero que entraba en los países menos adelantados para financiar su desarrollo pertenecía a las dos categorías indicadas. Este análisis disipa toda duda por lo que respecta al dilema de los países subdesa- rrollados frente al financiamiento de su desarrollo con capitales extranjeros privados. Precisamente los servicios públicos, que constituyen básica y tradicionalmente el principal objetivo de las inversiones, son los que se han visto privados de ese capital a causa de la pérdida de las dos fuentes de las que solía proceder” [150, p. 37 y 381. Volvamos ahora a la situación de las migraciones internacionales du-

rante la posguerra. El balance intercontinental correspondiente a los años 1945-1952 fué el siguiente: emigración de Europa, 4 452 000; inmi- gración a Europa, 1 150 000; migración no europea a países no europeos, 460 000; otras migraciones intercontinentales, 250 000; un total de 6 312 O00 [386]. El movimiento migratorio bruto de 4 millones y medio de personas procedentes de Europa equivalía a cuatro quintos del creci- miento vegetativo anual de su población; en cambio, en el período com- prendido entre 1900 y 1907, el movimiento correspondiente equivalía a dos años del crecimiento vegetativo. Los principales países de donde procedían los emigrantes eran: Reino Unido, 1 107 000; Italia, 741 000; Países Bajos, 318 000; España, 272 000; Portugal, 152 000. D e esa can- tidad, 1 200 O00 eran refugiados. Los países de inmigración eran: Estados Unidos, 1 104 000; Argentina, Brasil y Venezuela, 883 000; Canadá, 726 000; Australia, 697 000; Israel, 526 000; Unión Sudafricana, 125 000; Nueva Zelandia, 75 000. Un aspecto del profundo cambio de la situación

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económica de los Estados Unidos en relación con el resto del mundo occidental es el eclipse de la emigración a ese país como factor dominante. En la década comprendida entre 1904 y 1913, el promedio de afluencia era de 11 inmigrantes por mil habitantes; en la década iniciada en 1945, era apenas de L,3 por mil. D e este breve estudio se desprende que en el período de recuperación

de la posguerra, el movimiento de emigrantes procedentes de los países de emigración tradicionales todavía continuaba, pero la relación que existía entre aquél y la afluencia de capitales privados parece haberse destruido. Para comprender las nuevas relaciones es necesario introducir otros factores en el análisis.

Ayuda norteamericana y emigración europea

Para comprender el mecanismo de la migración internacional en los años inmediatamente posteriores a la segunda guerra mundial, hay que analizar la corriente internacional de capitales públicos. A consecuencia de la ayuda norteamericana a Europa surgió una nueva relación triangular. En el período 1945-1952 se produjo un gran movimiento internacional de capitales púhlicos que ascendió a 75 000 millones de dólares, de los cuales los Estados Unidos y el Canadá proporcionaron el 58%. La salida neta de capitales pUblicos de los Estados Unidos fue de 33 800 millones de dólares, y la entrada neta en Europa occidental no fue inferior a 22 900 niillones. Esta generosa “transfusión” del nuevo mundo a Europa permitió que las economías exhaustas de Europa occidental exportaran capitales (públicos y privados) así como emigrantes a los países de ultra- mar que tradicionalmente dependían de ellos. A modo de ejemplo de este mecanismo triangular puede examinarse el caso del Reino Unido. En los años 1945-1951, su balance comercial desfavorable, si bien fue considerable, sólo representó una sexta parte de las donaciones y préstamos públicos de 10 000 millones de dólares que el país había recibido de los Estados Unidos y del Canadá. Debido a esta afluencia, el Reino Unido pudo exportar 3 700 millones de dólares de capitales ptiblicos (sobre todo a sus colonias y para obras de socorro en Europa), así como 4 000 millones de capital privado, principalmente a los miembros de ultramar de la Coniinonwealth [153]. Incluso en el año crítico de 1947, hubo una salida de capital de 507 millones de dólares hacia el área de la libra esterlina, en parte bajo la forma de inversiones en cartera y en parte bajo la forma de dinero que los emigrantes llevaban consigo. La libre circulación de capitales dentro del área de la libra esterlina se mantuvo, y con arreglo a la antigua práctica de la Commonwealth, fue seguida por la emigración. Hemos visto que Gran Bretaña tuvo el más elevado porcentaje de emi- gración a ultramar de Europa. Así, inmediatamente después de terminada la guerra, gracias a la entrada de capitales públicos, algunos países euro- peos como el Reino Unido, Francia, Países Bajos y Belgica volvieron a

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adoptar el sistema de movilidad de los factores, y resurgió en gran escala el comercio multilateral. Aunque en los Estados Unidos los inversores privados se mostraban reacios a efectuar préstamos, el gobierno de ese país prestó amplia ayuda en su nombre en los casos necesarios. Al mismo tiempo, la circulación de capitales privados americanos hacia Canadá y América Latina sirvieron indirectamente para sostener la afluencia de emigrantes de Europa a esos países. Tal era el sistema triangular que en los años 1945-1952 contribuyó en gran medida a la rápida recuperación de Europa occidental, así como al de las economías menos desarro- lladas de otros países de ultramar. [Las referencias a las principales obras consultadas son las siguientes: 159, p. 113-178; 154, p. 110; 158, p. 3-16; 119.1

Consecuencias del rápido desarrollo económico de Europa occidental

El rápido desarrollo económico de Europa occidental desde 1953 entraña ciertas consecuencias importantes para el futuro de la migración inter- nacional. Hemos visto que la movilidad internacional que operó en el período 1945-1952 se fundaba en una serie de condiciones que estaban lejos de ser permanentes; Europa occidental recibía ayuda para remediar los estragos de la guerra. El problema de la escasez mundial de dólares era motivo de preocupación; las economías en pleno desarrollo de los países de ultramar veían en Europa la fuente tradicional del exceso de población, aumentada por millones de refugiados y de personas despla- zadas ; la antigua pauta del movimiento intercontinental parecía volver a afirmarse. Desde 1953, la enormes entradas de capitales públicos du- rante el período anterior han dado abundante fruto. En toda tentativa de evaluar los determinantes de la migración internacional en la próxima década, se deben tener en cuenta las consecuencias económicas del resur- gimiento económico de Europa occidental. Merecen citarse algunos índices sorprendentes. Entre 1953 y 1958 la

producción industrial en los países miembros de la OECE aumentó en su conjunto en un 30%; el índice ascendió a 50% en Alemania Occidental, 48% en Francia y 40% en Italia 11184, p. 171. En la década comprendida entre 1947-1957, en los países de la OECE considerados en conjunto se produjeron los siguientes aumentos: electricidad, de 179 a 409 millones de kWh; acero, de 31 a 88 millones de toneladas métricas; productos del petróleo, de 11 a 100 millones de toneladas métricas; cereales, de 47 a 86 millones de toneladas métricas; automóviles, de 15 a 52 por mil habitantes; consumo privado total, de 380 a 530 dólares (poder adqui- sitivo correspondiente a 1954) per cápita; inversión total, de 22 a 44 miles de millones de dólares (poder adquisitivo correspondiente a 1954) [183,

Los efectos del aumento de la producción industrial en la exportación y en la importación, así como en los balances de pagos fueron considerables.

p. 128-1291.

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A partir de 1953 las reservas de oro y dólares de Europa aumentaron constantemente, salvo durante las crisis de Sues y la de divisas en 1957. Las importaciones de los países miembros de la OECE en los Estados Unidos aumentaron de 2 600 millones en 1953 a 5 200 millones en 1957. L a demanda era tal que fue preciso obtener de los Estados Unidos sumi- nistros adicionales de combustible, acero, chatarra y metales no ferrosos ; entre 1955 y 1957, la importación de combustibles constituía una tercera parte del aumento de las importaciones de Norteamérica. Entre 1953 y 1957, la producción industrial en los Estados Unidos aumentó en un 7% solamente, comparado con un 31% en Europa. Las exportaciones de los países miembros a los Estados Unidos durante ese período aumen- taron de 2 100 millones a 2 600 millones, es decir, en una tercera parte. Fueron espectaculares los aumentos de las exportaciones europeas de automóviles de turismo y de mercaderías de alta calidad tales como artículos de fotografía, de óptica y de vestido. Durante la recesión norteamericana de 1957-1958, en contraste con lo

ocurrido en las dos anteriores, las exportaciones europeas a los Estados Unidos no disminuyeron. El Décimo Informe Anual de la OECE, resumió la situación del modo siguiente: “Desde 1953, en ningún momento sufrió seriamente la expansión europea por falta de dólares, a pesar de ser mucho más rápida que la de Estados Unidos,., D e la experiencia adquirida en los años más recientes, se desprende que Europa podrá seguir desarro- llándose a un ritmo rápido, de manera continuada, sin ejercer una exa- gerada presión sobre su balanza de pagos con los Estados Unidos, a condición de que evite toda demanda inflacionista de productos básicos.” [184, p. 81-82.] Cabría establecer una analogía con el mecanismo del siglo XIX cuando Gran Bretaña era el principal país prestamista; entonces, a los períodos de inversiones intensas destinadas a la constitución de capitales en los países de ultramar, seguían períodos en que la capacidad productiva y exportadora de dichos países experimentaba un aumento rápido. El notable incremento de la capacidad productiva de Europa en 1952-1959 es un corolario de la formación de capital básico que la ayuda americana hizo posible en 1945-1952. No es fácil descubrir los efectos de este cambio en el volumen y direc-

ción de las migraciones. Pero por fortuna, se pueden estimar las tendencias predominantes gracias a las valiosas estadísticas compiladas en relación con el proyecto estadístico mixto sobre migraciones enropeas ejecutado por el CIME, la OIT, la OECE y las Naciones Unidas, titulado Les migra- tions européennes au cours des dix premieres années qui ont suivi la seconde guwre mondialel-4 decade of post auorld-imr II European rnigrution 1946- 1955, que se presentó a la 12.a reunión del Comité Ejecutivo del CIME, 4 de aliril de 1959 [170], y publicado también como MQ (58)31, OECE. Este documento contiene los mejores cálculos disponibles sobre los movi- mientos migratorios intereuropeos y las migraciones a los países de ultra- mar en 1948-1955 ; constituye una fuente indispensable para conocer

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el alcance y la calidad de las estadísticas existentes. L a obra del Dr. Gustav Hampel’s Einwanderungsgesetzgebung und innereuropaische Wanderung [168] es un estudio admirable de las leyes y reglamentos aplicables a las migraciones intracontinentales en 15 países europeos. En el cuadro 3 figuran las cifras relativas a las migraciones intraeuro-

peas correspondientes a Alemania, Austria, Italia, Bélgica y Francia durante el período 1948-1957. En el cuadro 4 se consignan las emigra- ciones a países de ultramar procedentes de Alemania e Italia durante el mismo período, con distinción entre nacionales y extranjeros.

CUADRO 3. Migraciones intraeuropeas para países seleccionados, 1948-1957 (en miles)

Año Alemania Austria ItaIia Bélgica Francia civil Sal. Lleg. Sal. Lleg. Sal. Lleg. Sal. Lleg. Sal. Lleg.

1948 90.2 1949 38.4 1950 21.8 1951 29.1 1952 52.2 1953 49.9 1954 54.9 1955 63.3 1956 76.0 1957 87.7

13.8 19.9 10.5 15.3 9.0 9.9 8.9 16.5 61.8 36.3 68.3 40.3 70.5 40.2 77.9 37.3 96.0 40.2 106.4 36.4

0.9 0.5 4.5 9.1 19.5 20.2 23.1 25.1 25.4 25.5

95.7 81.8 41.6 107.8 107.6 71.4 67.5 102.8 168.6 215.4

17.8 40.2 83.4 17.2 92.3 18.1 34.4 27.1 14.0 90.3 29.7 26.9 23.1 12.5 32.5 31.5 25.8 55.7 15.3 36.6 50.0 25.6 47.2 28.1 55.2 47.9 25.7 33.9 29.5 35.9 45.6 23.9 27.8 29.0 31.5 41.8 24.7 44.8 28.5 38.4 53.5 25.1 41.4 28.3 84.6 92.9 26.4 57.9 40.6 134.3

CUADRO 4. Cifras brutas correspondientes a las emigraciones permanentes de Alemania e Italia a países de ultramar, 1948-1957 (en miles)

Año civil

Alemania Italia Nacionales Extranjeros Total Nacionales Extranjeros Total

1948 1949 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 __ 40

27.4 24.8 31.3 65.0 90.4 75.9 76.3 60.5 82.2 70.8

98.5 245.9 136.5 94.6 15.7 4.1 3.3 5.3 10.2 7.9

__

125.9 270.7 167.8 159.6 106.1 80.0 79.6 65.8 92.4 78.7

112.7 157.7 140.0 144.4 134.0 113.3 141.3 137.2 132.2 103.3

29.7 142.4 12.4 170.1 10.8 150.8 13.6 158.0 3.0 137.0 1.4 114.7 3.1 144.4 2.1 139.3 2.1 135.0 2.8 106.1

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Por falta de espacio no podemos apreciar debidamente los materiales de que se dispone gracias al proyecto mixto, pero nos referiremos sucin- tamente a algunos de los datos importantes resumidos en los cuadros 3 y 4. Examinemos en primer lugar el saldo migratorio intraeuropeo. Hasta 1951 se registró en Alemania un movimiento predominantemente emi- gratorio (en el cuadrienio 1948-1951 salieron en total 180 O00 personas y llegaron 42 000). En los seis años siguientes (1952-1957) la situación se invirtió; Alemania se había convertido en un país que absorbía deci- didamente la mano de obra europea (481 O00 llegadas y 384 O00 salidas, o sea, un saldo positivo de 100 O00 llegadas). La inmigración anual pasó de 9 000, en 1951, a 106 O00 en 1957. Por lo que respecta a Austria, se observa también un aumento constante de las inmigraciones entre 1952 y 1957, pero las emigraciones continuaron a nivel mucho más alto. Italia destaca como el principal país proveedor de mano de obra para el resto del continente; entre 1951 y 1957 las emigraciones e inmigraciones se cifraron respectivamente en 838 O00 y 363 000. Francia ha sido siempre un importante país importador de mano de obra externa. El saldo de la emigración anual disminuyó de 64 O00 en 1948-1951 a 15 O00 en 1952- 1955, pero ya en 1957 se levó a 94 000. En el caso de Bélgica la situación no es muy clara, pero en el período 1955-1957 se registró un aumento notable de la inmigración. Del cuadro 4 se desprende que en 194'8-1951 la gran emigración de

Alemania a paises de ultramar incluyó una gran proporción de refugiados, elemento de poca importancia en las emigraciones de Italia. D e 7 200 O00 personas que emigraron de Europa a los países de ultramar entre 1946 y 1957, 1408 O00 (o sea el 20%) eran refugiados. Lo más característico del cuadro 4 es la marcada disminución dc la emigración italiana a los países de ultramar entre 1954 y 1957 (de 141 300 a 103 300 personas). D e esos datos priedc inferirse que el desarrollo relativarnentc rápido de la economía europea en 30s años recientes ha tendido a acentuar la pro- pensión de determinadas naciones, especialmente Alemania Occidental, a absorber mano de obra de 10s países vecinos que de otro modo hubiese emigrado a países de ultramar. Parece haber una relación inversa entre el índice de migraciones europcas intracontinentales y el de las eniigra- cioncs europeas a países de ultramar. Las últimas investigaciones sobre la ofcrta y la dcmanda de mano de

obra altamente calificada en Europa han aclarado notablemente un aspecto de este problema [161, 1791. Una de las conclusiones que se deducen de estos estudios es que el ritmo de aumento anual del número de inge- nieros (1 a 276) es muy inferior al necesario para mantener el ritmo de dcsarroh en 1a próxima década, aun en caso de no producirse impor- tantes innovaciones tecnológicas. El simple aumento de los servicios de las universidades, institutos y escuelas no bastará ; será preciso organizar de un modo más flexible los sistenias de formación a fin de facilitar el ingreso de las personas capacitadas. Los aspectos internacionales de esta

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cuestión son complicados y de gran alcance. Cada día es más cierto que los países de ultramar en proceso de desarrollo económico no podrán absorber a los obreros no especializados que quieren y pueden emigrar si no se produce una afluencia compIementaria de mano de obra especializada. El reciente resurgimiento económico de Europa occidental contribuye a agudizar la relativa escasez de mano de obra altamente especializada en los países en vías de desarrollo, y los sueldos y salarios relativos refle- jarán esa situación. j Pueden los países insuficientemente desarrollados competir con otros de economías más avanzadas en el limitadísimo mercado de la mano de obra especializada? ¿Es ésta una de las causas principales de la desdichada tendencia del desenvolvimiento económico de los países insuficientemente desarrollados, cuyo ritmo se retrasa con respecto al de los países más maduros desde el punto de vista económico? En contraste con la prolongada comunidad de interés entre los países exportadores de capital y les países de nuevo asiento durante el siglo XIX, jexiste ahora un conflicto de intereses estructural y hasta cumulativo? Las amplias transferencias de obreros diversamente calificados entre

los distintos países tendrían beneficiosos efectos económicos. Del mismo modo que gran parte del comercio internacional se efectúa entre las naciones altamente industrializadas, cabe esperar una transferencia recí- proca de mano de obra entre esas naciones. Sin embargo, entre los in- genieros y otras clases de personal especializado europeo, se observa una marcada tendencia a desplazarse hacia los países donde la remuneración y las condiciones de vida son más atrayentes, en vez de dirigirse a los países donde sus servicios se necesitan con apremio. Por ejemplo, la mitad de los ingenieros graduados en Dinamarca en 1951 se marcharon a trabajar al extranjero, y se ha registrado una emigración en gran escala de ingenieros austríacos a los Estados Unidos durante la posguerra. Una buena muestra del tipo de investigaciones que debería realizarse en esta materia, es el informe de la OIT, Report on international migration of Zabour in the construction industry (1959) [174]. En él figuran estadísticas detalladas del movimiento de obreros de diversas categorías del ramo de la construcción, clasificado por entradas y salidas en el Reino Unido, Australia y Argentina, y entradas en los Estados Unidos y Canadá. La importancia de esta clase de movimientos para un país en proceso de desarrollo queda demostrada por el hecho de que en Australia durante 1957 un tercio de todas las clases de casas y edificios en construcción fueron edificadas por inmigrantes especializados en el oficio y una quinta parte de los trabajadores empleados en las principales obras públicas eran inmigrantes. Aprovechando los resultados de las últimas investigaciones, la Comisión

Económica para Europa llegó a la siguiente conclusión: “Teniendo en cuentas las grandes necesidades de asistencia técnica a los países insufi- cientemente desarrollados, parece muy lejano el peligro de una produc- ción excesiva de mano de obra técnica altamente calificada en los países

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desarrollados. Se ha comprobado [...] que las previsiones sobre la demanda nacional de ingenieros, en diversos países, son tan imprecisas como poco concluyentes. En la mayoría de los casos son infraestimaciones incluso de las necesidades exclusivamente nacionales y no toman en cuenta la necesidad de intensificar la emigración de mano de obra altamente espe- cializada a los países de ultramar. Para que la asistencia a los países insuficientemente desarrollados se acercara al nivel deseable, la prepa- ración de ingenieros en los países altamente desarrollados debería aumentar a un ritmo mucho más rápido que el de las necesidades nacionales. En otras palabras, las previsiones con respecto a las necesidades nacionales, deberían considerarse únicamente como un índice mínimo. Si bien no hay motivo para temer una excesiva concurrencia de ingenieros y hombres de ciencia en los países altamente desarrollados, existe en cambio el peligro de que su escasez produzca efectos desfavorables no sólo en esos países altamente desarrollados, sino también en los menos avanzados, donde el número ya insuficiente de ingenieros -y especialmente de hombres de ciencia- puede todavía disminuir debido a la emigración hacia los países más ricos donde se les pueden ofrecer empleos muy bien remune- rados. En los últimos años ha aumentado ese movimiento nocivo de la mano de obra altamente especializada de los países más pobres a los más ricos.” [161, p. 63.1 Al evaluar las migraciones futuras es de capital importancia (como veremos al tratar con más detalle, en la siguiente sección, de los países insuficientemente desarrollados) que se reconozca el carácter complementario de las migraciones de mano de obra especia- lizada y no especializada. Los movimientos nocivos de capitales, personal de empresa y trabajadores altamente calificados, pueden producir un efecto inhibidor en la migración de mano de obra no especializada.

Otro aspecto del rápido ritmo de desarrollo ecoiióniico de Europa occidental que puede producir, a la larga, profundos efectos en las mi- graciones internacionales estriba en sus repercusiones en la balanza de pagos de los Estados Unidos. Durante el ejercicio económico que terminó en junio de 1959, las transferencias netas de oro y activos líquidos de los Estados Unidos de América al resto del mundo fueron de 3 800 mi- llones de dólares, sin contar el aumento de la contribución norteamericana al Fondo Monetario Internacional. Dicha cifra contrasta con transfe- rencias netas de 1400 millones de dólares en el ejercicio de 1954-1955, que también corresponde a una época de recuperación después de una recesión. Las exportaciones norteamericanas de capitales privados han aumentado constantemente, cifrándose en 2 200 millones de dólares en 1958-1959, lo cual representa un aumento de 750 millones de dólares con respecto a la cifra correspondiente a 1954-1955. El volumen neto de las subvenciones y los préstamos gubernamentales no militares a otros paises se elevó a 2 500 millones en 1958-1959, y los gastos militares en el extranjero a 3 300 millones de dólares. Entre 1954-1955 y 1958- 1959 las importaciones norteamericanas de mercancías aumentaron en

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un tercio, al paso que las exportaciones de mercancías sólo aumentaron en un sexto. A este respecto desempeñó un papel importante la gran mejora de la posición competitiva de Europa occidental; así, por ejemplo, entre la primera mitad de 1955 y la primera mitad de 1959 el excedente norteamericano de las exportaciones sobre las importaciones de auto- móviles, camiones y accesorios, disminuyó de 637 millones de dólares a 182 millones de dólares l. A mediados de 1959 las reservas en oro y dó- lares de los países de Europa occidental alcanzaban un total de 23 O00 mi- llones de dólares y habían aumentado en 40% respecto a 1955. Se sub- raya en los Estados Unidos de América que según el Federal research bulletin, octubre de 1959 “... es necesaria una nueva expanción substancial de las exportaciones ... que permita un nuevo impulso de la corriente de capitales privados norteamericanos que se invierten en el extranjero, en forma tal que se pueda lograr el necesario equilibrio de la balanza de pagos para un alto nivel del comercio internacional’’ (p. 1241). Sin embargo, el Mercado Común Europeo (los “seis”) y la Asociación de Libre Cambio (los “siete”) representan condiciones desfavorables para el comercio de exportación de los Estados Unidos. Los países de la Aso- ciación de Libre Cambio continuarán aplicando sus aranceles nacionales a las mercancías procedentes de los Estados no miembros, y los del Mercado Común formarán una barrera aduanera uniforme. Estos dos bloques europeos absorben alrededor de una cuarta parte de las expor- taciones comerciales de los Estados Unidos. Habrá que tomar medidas para corregir el desequilibrio. Convendrá que los países reduzcan sus aranceles o eliminen las barreras discriminatorias que afectan a las mer- cancías americanas. Se pedirá, sin duda, a Europa occidental que aporte una contribución mayor a los préstamos concedidos a los países insufi- cientemente desarrollados. Quizá el gobierno de los Estados Unidos de América estime necesario interrumpir el estímulo a la inversión de capi- tales privados norteamericanos en Europa. Si para lograr el equilibrio necesario de la balanza de pagos de los Estados Unidos hubiera que reducir el nivel del comercio internacional, se producirían reacciones desfavorables en la movilidad internacional de los factores.

L a migración y la economía intercontinental

Hemos procurado aislar, para su estudio en detalle, los principales fac- tores determinantes de la migración internacional, según se señalan en los más recientes trabajos de investigación. En términos económicos, mucho depende del nexo entre los movimientos de capital y de mano de obra, y su pauta en los años venideros es difícil de discernir. Depen- derá en gran parte del equilibrio que se establezca entre los Estados

1. Federal Reseaich Bulletin. Washington, Oetober 1959, p. 1237.

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Unidos de América, Europa occidental y los países insuficientemente desarrollados. Una aportación a los países insuficientemente desarro- llados de capitales públicos y privados es indispensable si han de aten- derse las necesidades de migración de estos últimos. Así, en este aspecto fundamental, la migración internacional futura estará regida por las decisiones cruciales que se adopten en otras esferas de la política eco- nómica internacional. La mayor parte del inmenso trabajo de investigación sobre las migra-

ciones se ha hecho en los países receptores; para ellos tiene relativamente más importancia la afluencia de mano de obra que la corriente contraria en los países de emigración. Algunos estudios recientes han insistido en la transformación que se advierte en las tendencias demográficas. Bajo suposiciones no extremas, se calcula que la población mundial aumentará en un 53% en el cuarto de siglo que va de 1950 a 19’75. El promedio de aumento en los diversos continentes sería el siguiente : Europa (inclusive la URSS), 31%; América Latina, 86%; África, 52%; Norteaniérica, 43%; Asia, 60% y Oceanía, 59%. Lo más notable de este pronóstico es que en 1975, Europa (inclusive la URSS) representará el 19,6y0 de la pobla- ción mundial en vez del 23,0y0 que representaba en 1950 [391, p. 23-24]. No hay duda alguna de que las regiones “superpobladas” de la tierra

serán cada día más extensas. La migración internacional incluso en su momento no pudo aliviar suficientemente la presión demográfica; sus efectos benéficos se lograron gracias a reajustes marginales en deter- minadas zonas. Si la población de América Latina pasa de 168 millones en 1950 a 303 millones en 1975, el papel de la inmigración perderá im- portancia. Además, el espectacular aumento de población de los Estados Unidos de América, el país más rico del mundo, constituye un hecho significativo. El gran aumento natural de población en el siglo xx ha substituido la dinámica de la corriente inmigratoria del siglo XIX. Esta revolución demográfica no significa que la migración haya de cesar; económicamente siempre convendrá un intercambio de diversas formas de mano de obra. Lo que significa es que se reducirá el campo dentro del cual cabe esperar una movilidad internacional. Algunos de los movimientos migratorios más eficaces son muy reducidos.

Los especialistas en problemas de migración del Lejano Oriente insisten en que lo más importante no es un gran desplazamiento de masas (que en todo caso sería imposible) sino pequeñas migraciones de personal calificado. El profesor Silcock ha señalado la importancia de esta cuestión en los siguientes términos: “En muchos países de Asia, tanto desde el punto de vista político como económico, tiene suma importancia el que se pueda combinar la migración con la asimilación cultural y la difusión de técnicas. Una de las funciones de la migración en la economía asiá- tica es la de allanar las diferencias entre las distintas estructuras econó- micas, en vez de contribuir simplemente a igualar el nivel básico de la renta per cápita. Los intercambios culturales y de actividades educativas

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dentro de una determinada zona sirven de sustituto a la migración, reme- diando la relativa limitación de las diferentes clases de mano de obra; pero estos intercambios se ven trabados por obstáculos tan importantes como los que dificultan la migración, y una parte del problema práctico de mantener las pautas de vida en la región consiste en encontrar la manera de combinar una migración debidamente controlada con una adecuada reforma de la educación. Tal es el objetivo que parecen perseguir los gobiernos de los países de la región.’’ [262, p. 2681 l. Los efectos de la migración no se limitan a los países relativamente

poco poblados. En las regiones de Asia donde la población es muy densa, la difusión de técnicas es una condición primordial para el desarrollo económico, y las modalidades heredadas del régimen colonial no son satis- factorias. En relación con las necesidades de la región, las disponibili- dades de hombres de empresa, organizadores, administradores, maestros, capataces, contables, recaudadores de impuestos eficaces y oficiales arte- sanos son muy limitadas. A corto plazo, en una región determinada resulta más económico importar personas preparadas que formar a los propios habitantes; si el plan da buenos resultados, cabe esperar que a la larga los inmigrantes transmitirán sus conocimientos y aptitudes a la población local. Pero para que ello ocurra, es preciso que los inmigrantes se asimilen. Si se mantienen como clase aparte, guardando para si sus relativamente escasas aptitudes, el proceso migratorio no dará ningún fruto. Las pe- queñas migraciones entre diferentes comunidades asiáticas pueden tener una gran repercusión social marginal si se toman las disposiciones nece- sarias para evitar las dificultades de asimilación y se dejan abiertas la puertas a la difusión de conocimientos técnicos. Los especialistas en problemas de migración en América Latina han

señalado el descenso de la corriente migratoria de estos últimos años. En el período 1952-1957, la inmigración total en América Latina fue de 1 158 O00 personas; el número anual de inmigrantes bajó de 239 O00 en 1952 a 189 O00 en 1956. Entre los factores que influyeron en este des- censo se señalaron la falta de afluencia de capitales y de difusión de las técnicas. Al examinar la oferta y la demanda de mano de obra en Europa occidental, se señaló la creciente propensión de la próspera industria europea a absorber la mano de obra muy calificada, o la atracción que ejercen sobre ésta los altos salarios norteamericanos. La cuestión señala, pues, un conflicto de intereses. La introducción en América Latina de mano de obra especializada, incluso en pequeña cantidad, daría resultados sobre el producto social marginal más importantes que en otras econo- mías más maduras. Los países de América Latina se han visto muy per- judicados por los cambios ocurridos en la cantidad, calidad y dirección

1. Véase también el informe CEALO/ILO/Unesco, Inter-Secretariat working party on trained personnel for economic development, Comisión Económica para Asia y el Lejano Oriente de las Naciones Unidas, Comité de Industria y Comercio, 6.0 período de sesiones, 1954.

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del movimiento internacional de capitales. Las inversiones privadas norteamericanas fueron muy importantes, pero no se tuvo suficientemente en cuenta la formación de capital social básico. El problema fundamental está tratado en la publicación de las Naciones Unidas Study of the relation between economic development and irnmigration in Latin Arnerica [390], y en la obra de F. Bastos de Avila Economic impacts of immigrations; the Brasilian immigration problem [236]. La historia de la inmigración no presenta ningún ejemplo de escasez de tierras como importante factor restrictivo. Sin embargo, las condiciones materiales han cambiado y esta cuestión puede adquirir cada día más importancia. A la relativa falta de tierras se sumarán los inventos técnicos que economizan la mano de obra en el campo, y puede ocurrir así que se estorbe la inmigración que se habría, desarrollado normalmente en otro caso.

Sobre los movimientos migratorios en Africa, que plantean problemas complejos y contradictorios, se han realizado trabajos de investigación muy interesantes. [Véase principalmente 213, así como 206, 208, 210, 212, 214.1 También en este caso deben utilizarse los argumentos de varias disciplinas si se quiere interpretar correctamente los resultados de las investigaciones. No disponemos P, bastante espacio para resumir todos los movimientos migratorios en Africa, pero citaremos un texto que trata de cuestiones de gran importancia. “La verdad es que la causa de que el empleo sea intermitente e inestable se debe en gran parte a las cir- cunstancias en que el africano abandona su medio tradicional para buscar trabajo; sin embargo, también es verdad quc, en muchos territorios, las autoridades no se han preocupado de sentar una política de empleo y una política social positiva que pudiesen modificar la actitud del traba- jador ante un empleo asalariado, y estimular la formación de una mano de obra definitivamente estabilizada. En algunas regiones, las restricciones de carácter jurídico o dimanentes de la costunibre han contribuido mucho a perpetuar las migraciones de trabajadores y a limitar las posibilidades que tienen los africanos de encontrar un enipleo estable; sin embargo, es evidente que en las vastas regiones de África, todo aquél que busca un empleo remunerado en una ciudad o en otro centro cualquiera de empleo no deja de hacerlo con cierta repugnancia. Por una parte, se decide a ello porque tiene necesidad de dinero en efectivo por tal o cual motivo, y busca un empleo remunerado que pueda proporcionarle el dinero que no puede obtener en el medio agrícola en el que vive; por otra parte, incluso si consiente en considerar su empleo asalariado como medio de existencia más o menos permanente, no está dispuesto, por lo menos en las presentes condiciones, a cortar lazos con la aldea de donde procede, porque la considera el único lugar en el mundo donde podrá refugiarse en su vejez o en caso de enfermedad o de falta de empleo. En consecuencia, no aceptará nunca trabajar de manera permanente y mucho menos si el salario que recibe no es suficiente para mantener a su familia en la aldea o si las condiciones de empleo no le permiten

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trasladar a su familia con él. Las consecuencias sociales de esta situación son graves. El campo se ve privado de muchos trabajadores adultos, sea temporal o permanentemente, y su ausencia no deja de repercutir negativamente sobre los métodos de explotación y sobre las mujeres y los niños que permanecen en la aldea para cultivar la tierra familiar. La organización tradicional del trabajo y las demás estructuras familiares se desbaratan; la dispersión de la familia entraña asociaciones poco con- venientes y, desde un punto de vista más general, las estructuras sociales existentes empiezan a desintegrarse sin que sea posible reemplazarlas por otras adaptadas a las condiciones de existencia de la mayoría de los traba- jadores interesados” [213, p. 137-1381. Estos párrafos sirven para recordar pertinentemente que el término “migración” se aplica a fenómenos muy diversos, y que en las grandes extensiones africanas se debe considerar con criterios muy diferentes de los que se emplean corrientemente. Este monumental estudio sobre el África al sur del Sahara es una

valiosa obra de referencia; todos los que se interesan por las cuestiones de migración encontrarán un importante material en los capítulos sobre “seguridad social”, “viviendas obreras”, “productividad de la mano de obra”, “formación técnica y profesional”, y “contratación, contratos de empleo y condiciones de trabajo”. En el apéndice 11 figura una lista, muy detallada y al día de la legislación laboral en vigor en los países y territorios de que trata la obra. En este sentido puede consultarse también la resolución n.o 110 de la OIT sobre la protección a los trabajadores emigrantes en los países insuficientemente desarrollados aprobada por la Conferencia General de la OIT el 22 de junio de 1955. Esta recomen- dación tiene en cuenta el problema africano cuando habla de “... los países y territorios en que la evolución desde una economía de sub- sistencia hacia formas más adelantadas, fundadas en una mano de obra asalariada, que sufren de un desarrollo esporádico y disperso de algunos centros industriales y agrícolas, entraña movimientos migratorios apre- ciables de trabajadores e incluso de sus familias.” El futuro de la emigración del Reino Unido hacia los países de ultramar

miembros de la Commonwealth, ha sido muy discutido en estos últimos años. El profesor J. J. Spengler ha examinado detenidamente las ten- dencias demográficas en la Commonwealth [314] y ha señalado ciertos intereses contradictorios entre el Reino Unido y los países de inmigración como Australia, Canadá y Nueva Zelandia. L a inmigración continuará siendo uno de los principales motores del desarrollo económico de estos últimos países. El profesor Timlin [233] ha dicho que “los efectos de la inmigración posterior a la guerra sobre la estructura y volumen de la fuerza de trabajo y sobre la expansión del mercado interno, han influido mucho en la expansión económica del Canadá después de la guerra, y esta expansión ha sido una fuerza de contención para la emigración, particularmente en la esfera del personal directivo y profesional. No obstante, conviene recordar que la expansión de una economía abierta

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como la del Canadá depende, y continuará dependiendo durante mucho tiempo, de la actividad de las industrias de exportación y de la balanza de pagos. D e otro lado, los determinantes a corto plazo de la entrada de inmigrantes dependerán principalmente de aquéllas y de los efectos de los pasados cambios de la población” [233, p. 159-1601. El profesor W. D. Borrie, que ha investigado a fondo la situación en Australia [270], señala que el resurgimiento económico del Reino Unido ha tenido como consecuencia que Australia encontrase dificultades para contratar mano de obra en la madre patria con la misma intensidad que antes. La opinión pública en Australia es actualmente partidaria de que el Estado dedique sumas adecuadas para favorecer la inmigración de personas procedentes de otros países que no sean el Reino Unido. D e las 900 700 personas que han entrado con carácter definitivo durante el período 1945-1954, 461 300 no eran británicas (de ellas tan sólo 209 400 no habían recibido subsidios) y 461 400 eran de procedencia británica. El profesor Borrie concluye: “El éxito de la inmigración en los años venideros depende del volumen de los excedentes que puedan destinarse a la exportación, principalmente a la exportación de materias primas. El descenso de las reservas monetarias, de finales de 1954 y principios de 1955, y la decisión del gobierno, de marzo de 1955, de reducir en el 15% los contingentes de importación, junto con la tendencia al alza de los precios interno y la elevación de los precios de importación (por ejemplo, encarecimiento de fletes) indicaban la necesidad de proceder con prudencia. Pero nada justifica actualmente la afirmación de que Australia no puede razona- blemente aspirar al “cupo” fijado originalmente por los encargados de planear la política de inmigración, es decir, una inmigración neta anual equivalente al 1% de la población.” [269, p. 172.1 El cuarto informe del Oversea Migration Board [89] expone el punto

de vista oficial del Reino Unido. Dice que hasta 1967 no se habrá pro- ducido ningún cambio significativo en el sector de la población del Reino Unido compuesto por personas de veinte a cuarenta y cuatro años. Se calcula que en 1982 habrá 120 O00 personas más en este sector de po- blación. El informe añade que “en estas condiciones, es de creer que el país puede mantener el actual promedio de emigración hasta 1967, y que después de esta fecha será posible e incluso conveniente que la emi- gración aumente. Sin embargo, creemos necesario insistir en lo expuesto en el primer informe, según el cual ‘no es conveniente una emigración demasiado selecta : una pérdida desproporcionada de personas técnica- mente calificadas y de jóvenes es más peligrosa para nuestra economía que una emigración numéricamente más importante en la que participen diversos sectores de nuestro pueblo en proporción bien equilibrada’.” 1 La Asociación Internacional de Economía dedicó su séptima conferencia

a una reconsideración del papel de la migración en la economía mundial

1. Fourth Report of the Ouerseas Migration Board. London, HMSO, Gmnd. 619, p. 23.

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y publicó sus conclusiones en 1958 [41]. El profesor Howard S. Ellis en un ensayo titulado “¿Hay otras fórmulas mejores que la migración inter- nacional para favorecer el desarrollo económico ?”, llega a una interesante conclusión. Su tesis está resumida en el siguiente párrafo “... los efectos de la migración sobre la renta -en todo el mundo y especialmente en Europa- han disminuido mucho actualmente. Esto no significa, natu- ralmente, que las economías desarrolladas existentes no pueden experi- mentar favorables y probablemente importantes efectos sobre la renta si se realizan las aspiraciones de los países que son hoy insuficientemente desarrollados. Pero hay dos razones, como he dicho, para suponer que estos efectos sobre la renta no estarán fundamentalmente relacionados con la migración. En primer lugar el desarrollo de las economías insufi- cientemente desarrolladas depende hoy, principalmente, de factores en- dógenos entre los cuales los más importantes son los que se relacionan directamente con la creación de u n gran poder adquisitivo y con la ex- pansión de los mercados internos. En segundo lugar, en la medida en que el desarrollo depende de factores exógenos, la inmigración de mano de obra desempeñará un papel menos importante a causa de los nuevos procedimientos técnicos que la economizan, de la transferencia de técnicas a través de las nuevas instalaciones industriales e incluso independien- temente de la mano de obra y del capital, debido a la reducción de las corrientes internacionales complementarias de capitales y al rápido ritmo de crecimiento de la población en el mundo insuficientemente desarro- llado. Esto permite llegar a la conclusión de que la migración dejará de ser u n factor importante en el aumento de la renta per copita, no a causa de las barreras legales que se oponen a su movimiento, sino por su dis- minuida importancia económica. Para los países adelantados, esto se comprueba en los efectos cada vez más limitados de la emigración sobre la renta; y para los países en vía de desarrollo puede atribuirse a la importancia cada vez menor de la inmigración en sí misma y en la im- portancia cada vez mayor de los factores endógenos.” [41, p. 360.1 Muchos economistas han aceptado esta interpretación en principio, pero se han producido divergencias cuando se ha tratado de aplicarla a casos particu- lares. L a importancia económica de la migración varía mucho según las circunstancias y aún hay muchas deficiencias en nuestros conocimientos. Aunque la migración internacional, que es distinta de la intercontinental, disminuya, sus efectos cualitativos en las circunstancias de cada país pueden ser todavía considerables.

ASPECTOS DEMOGRAFICOS Y SOCIALES

Pasaremos ahora del análisis económico al estudio de los aspectos demo- gráficos y sociales de la migración internacional. Ofrece interés especial el estudio de los efectos en la estructura de la población de los países

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de emigración e inmigración, como, lo comprueba, por ejemplo, la ex- periencia de Irlanda, Canadá, Australia, Israel y la República Federal de Alemania. Estudiaremos también brevemente las investigaciones llevadas recientemente a cabo sobre los problemas sociales de la asimilación de los inmigrantes.

ANALISIS DEMOGRÁFICO

Efectos en los países de emigración

La emigración influye en la estructura de la población del país de origen, principalmente por sus desiguales repercusiones en la distribución por edades. Esto puede verse muy claramente en el caso de Irlanda, país que durante más de un siglo ha perdido, de resultas de la migración, un alto porcentaje de su población. D e entre los varones pertenecientes en 1936 a los grupos de edades que se indican a continuación, las propor- ciones de emigrantes, durante la década de 1936 a 1946, fueron las si- guientes: 15% de diez a catorce años de edad, 21% de quince a dieci- nueve, 19% de veinte a veinticuatro, 10% de venticinco a veintinueve y 5% de treinta a treinta y cinco [287, p. 1181. Durante el siglo XIX la emigración fue aún mayor. Los efectos a largo plazo sobre los distintos grupos de edad de la población de Irlanda fueron como sigue: en 1951, las personas mayores de cuarenta y cinco años constituían el 30% de la población contra el 16% en 1841; el grupo mayor de sesenta y cinco años pasó del 3% a casi el ll~o, entre 1841 y 1951, y la edad media de la población, de 24,8 a 32,5. Sin embargo, aún en esas condiciones de emigración en masa, la contracción registrada en el grupo de la población más activo desde el punto de vista económico, a saber, el grupo de quince a cuarenta y cuatro años, fue relativamente pequeña (de 45,9y0 del total, a 41,0y0). En este caso, los factores dominantes fueron la mortalidad y la fecundidad más bien que la emigración.

Las investigaciones sobre la dinámica de la emigración en masa indican la posibilidad de un proceso que se alimenta a sí mismo. El flujo migra- torio es mayor en el grupo de edades entre los quince y treinta y cinco años. Este fenómeno produce una disminución en el número de matri- monios, y reduce el volumen del grupo de edades que va de cero a cinco años. Como la propensión a emigrar es menor en los niños que en los jóvenes adultos, resulta que los niños de cero a cinco años, cuando pasan al grupo de diez a quince años de edad, constituyen un gruporelativa- mente numeroso. D e ahí la consecuencia paradójica de que un país, que pierde población a un ritmo bastante importante, cuenta con un número relativamente alto de personas de diez a veinte años de edad. D e esta manera el proceso funciona alimentándose a sí mismo: 15 años después de la reducción original del grupo de quince a treinta y cinco años, el número de las personas que pasan al grupo de quince a veinte años (allí

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donde la propensión a emigrar es alta) es bastante elevado con respecto a la población total [39, capítulo VI; 102, p. 80-691.

U n a emigración importante tiende por lo regular a reducir la nupcia- lidad; tal es lo que se deduce de la experiencia de Irlanda, Suecia y Escocia. En la República de Irlanda, el número de las mujeres casadas de menos de cuarenta y cinco años era en 1930 de 73 por cada 1 O00 habitantes en comparación con 105 en Escocia, 123 en Inglaterra y País de Gales, y 145 en los Estados Unidos de América. Cuando la emigración alcanzó un elevado nivel en Suecia, privó al país de un número considerable de campesinos, cuya fecundidad era relativamente alta. Pero no conviene generalizar en esta cuestión. H a y que advertir que, en 1930, el número de niños menores de cinco años por cada 100 mujeres casadas, de menos de cuarenta y cinco años, era de 123 en la República de Irlanda, mientras que sólo se elevaba a 83 en Escocia, 64 en los Estados Unidos de América y 61 en Inglaterra y País de Gales. L a emigración en masa fue causa de que en Irlanda se diera un número extraordinario de mujeres solteras pero aquéllas que habían contraído matrimonio tuvieron un extraordi- nario número de hijos. No es fácil percibir los efectos de la emigración sobre el porcentaje de mortalidad; cabría suponer que una pérdida de las vidas más capacitadas dentro del grupo de quince a treinta y cinco años, acrecentaría el porcentaje de mortalidad de dicho grupo.

Efectos en los países de inmigración

A principios de siglo tuvo mucha aceptación en los Estados Unidos de América una teoría propugnada por el profesor F. A. Walker, según la cual el aumento de la población norteamericana debido a la inmigración se había visto compensado por una disminución inducida de la fecundidad de los norteamericanos nativos [338]. Esta “teoría de la substitución’’ es insostenible. Se ha demostrado en forma concluyente que en cualquier período de 10, 20 Ó 30 años entre 1830 y 1920, el aumento de la pobla- ción de los Estados Unidos producido por la inmigración es mayor que la disminución de la fecundidad atribuible a toda clase de causas [337]. Más aún: se ha comprobado que un encauzamiento importante de inmi- grantes en las zonas urbanas puede interrumpir el ritmo del éxodo rural, y hacer por tanto que la fecundidad de la población vernácula aumente más que lo que hubiera ocurrido en caso contrario [343]. Cualquier duda sobre esta cuestión desapareció totalmente gracias a los resultados del análisis exhaustivo de Mortara, “A contribution to the Study of the Influence of Inmigration on the Birth Rate” [327], donde se demostró que las inmigraciones del siglo pasado no habían tenido efectos netos apreciables en la tendencia del crecimiento vegetativo de los nativos de los países de inmigración. Allí donde la inmigración desempeñó un papel predominante, por ejemplo, Estados Unidos de América y Francia, el descenso secular de la fecundidad de la población vernácula se había

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venido manifestando antes de que se iniciaran las grandes oleadas de inmigración. Podemos resumir ahora los datos estadísticos que prueban la contri-

bución a largo plazo de la migración internacional al crecimiento demo- gráfico en los principales países de acogida. En Francia se estima que el saldo migratorio entre 1801 y 1936 ascendió a 3 960 O00 personas, lo cual supuso más de un tercio del aumento de la población en este período, dentro de las fronteras francesas de 1936 [324, p. 513-5141. En 1790 había alrededor de 3 200000 blancos en Estados Unidos de América; se estima que el número de sus descendientes que vivían en Estados Unidos de América en 1920 se elevaba a 41 300 000. En el mismo año había 53 500 O00 supervivientes o descendientes de los emigrantes llegados a partir de 1790. La entrada neta de blancos en los Estados Unidos durante este período se ha calculado en 26 500 O00 personas [330, p. 1391. Bajo los auspicios de la Unión Internacional para el Estudio Científico

de la Población, el profesor Franli Lorimer ha preparado, con ayuda de numerosos especialistas, un libro titulado Culture and hurnan fertility, publicado por la Unesco en 1954 en la serie Population and culture [326]. En él se examinan los principales datos sobre la cuestión, extraídos de estudios históricos, antropológicos, sociológicos y demográficos, procurando investigar los puntos críticos de una relación concreta entre la cultura y la fecundidad.

Casos particulares

Existe un excelente estudio sobre los efectos demográficos en diferentes países de la migración internacional de la posguerra, titulado Ilzternational migration, 1945-1947 y publicado por la Oficina Internacional del Trabajo, 1959, capítulo X [331]. Más que intentar aquí resumir este análisis, vamos a prestar atención a uno o dos casos de especial interés. Desde 1945, tanto Canadá como Australia han visto considerablemente

reforzada su fuerza de trabajo gracias a la afluencia inmigratoria. En Canadá, entre 1945 y 1952 el aumento representó casi el 13% de la po- blación activa que existía en 1952. En Australia, desde 1947 a 1957 hubo un saldo migratorio de 939 O00 personas, de las que el 51% eran económicamente activas. Esto produjo un aumento del 13% sobre la fuerza de trabajo de 1947. Esto indica cuán potente puede ser la in- fluencia de la inmigración en la proporción entre la población activa y la inactiva. Una prueba interesante de las repercusiones en la distribución por

sexos y por edades lo ofrece Israel, donde la afluencia inmigratoria fue extraordinariamente grande. D e 1 160 O00 personas que inmigraron entre 191r y 1954, de las que se poseen datos, algo más del 51% del total eran varones. Elementos diversos han influido en la estructura de la población con arreglo a la edad. En las primeras oleadas inmigratorias predominaba

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el grupo de quince a treinta y cuatro años (54% en 1928-1938, y 59% en 1938-1948). Durante el mandato, las cuatro quintas partes de los inmigrantes pertenecían al grupo económicamente activo de quince-sesenta y cuatro años. Después de crearse el Estado de Israel se modificó la ten- dencia general, en parte porque muchos de los inmigrantes eran los super- vivientes del exterminio nazi, y en parte porque la estructura por edad de los judíos de origen africano y asiático era mucho más normal. Israel no ha vuelto a tener el número relativamente grande de personas perte- necientes a los p p o s económicamente activos que poseía durante la época del mandato. L a distribución por edades no difiere mucho actual- mente de la de los otros países de Europa oriental. No obstante, el aumento en el porcentaje de niños significará en el futuro un gran aumento de los grupos económicamente activos [318, p. 323-3261.

Quizás el caso extraordinario sea el de Alemania Occidental que, en algo más de una década, desde la guerra, ha acogido a 12 millones de inmigrantes. En 12 años la población aumentó en una tercera parte, y tres quintas partes de ese aumento se produjo antes de finales de 1946. Este influjo, sobre todo el posterior a 1949, compensó en parte las graves consecuencias demográficas de las pérdidas militares alemanas. L a im- portancia de estas últimas se traduce en el censo de septiembre de 1950, según el cual había tres millones más de mujeres que de hombres; en el grupo de veinticinco-cuarenta y cinco años, la diferencia era de 1 700 000, o sea una proporción de 100 a 77. L a inmigración a Alemania Occidental desde 1950 ha sido del tipo tradicional, conteniendo una gran proporción de gente de menos de cuarenta años, y más hombres que mujeres. Los refugiados admitidos en el país poseen un coeficiente de natalidad más alto y una tasa de mortalidad infantil más baja que el conjunto de la población. El estudio de la Oficina Internacional del Trabajo concluye en la forma siguiente: “Sin embargo, dejando de lado la inmigración proveniente de la Alemania Oriental, que ha tenido un efecto profunda- mente correctivo, el resto de la inmigración sólo ha aportado una mejora relativa a la estructura demográfica de Alemania Occidental. Después de todo, los refugiados se han visto tan afectados por la guerra como la población local, y su estructura se ha desequilibrado análogamente, aunque no en el mismo grado. Por tanto, todo cuanto puede decirse de las consecuencias demográficas de la afluencia de refugiados, es que sin esta última la distribución por sexos y por edades de la población de Alemania Occidental hubiese sido todavía más desfavorable, y el coefi- ciente de natalidad incluso más bajo. Pero esa afluencia no ha llenado aún las bajas causadas por la guerra entre los jóvenes.” [331, p. 27-28.] El estudio más completo de la experiencia registrada en la Alemania Occidental es el titulado Die Vertriebenen in Westdeutschland, 3 tomos, editado por Eugen Lemberg y Friedrich Edding y publicado en Kiel en 1959 [353]. El tomo 111 contiene una rica bibliografía.

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PROBLEMAS DE ASIMILACI~N

El proceso de integración

En los últimos años se ha publicado una abundante literatura sobre los problemas de asimilación. A pesar de los múltiples aspectos que ofrece el tema y la inevitable vaguedad de muchos de los conceptos empleados, se ha logrado un acuerdo considerable entre los expertos de un gran nú- mero de países. La discusión internacional ha producido muy buenos resultados, especialmente la Conferencia celebrada por la Unesco en L a Habana, en abril del 1956 [339]. También hay que aludir al informe sobre un coloquio anterior titulado Cultural assimilation of migrants, preparado por D. V. Glass a iniciativa de la Unión Internacional para el estudio científico de la población, y publicado por la Cambridge University Press, Londres, con la ayuda de la Unesco y en nombre de la Population In- vestigation Committee, como suplemento de Population studies, marzo de 1950 [345]. Los resultados de una encuesta sobre la asimilación de los inmigrantes

italianos y alemanes en Australia, llevada a cabo bajo los auspicios de la Unesco, fueron reunidos por W. D. Borris, y publicados en 1954 en Melbourne, Australia, por F. W. Cheshirc, con el título de ltalians and Gerrnans in Australia: a study of assirnilation [348]. El Dr. Alberto Arca Parro (Perú) preparó y publicó en español un

resumen de los principales resultados obtenidos en un estudio sobre las condiciones que favorecen la integración cultural de los inmigrantes en el Brasil. El Dr. H. B. M. Murphy (Reino Unido), con la colaboración de varios

especialistas, ha preparado un estudio de los problemas psicológicos que afectan a las personas que por distintas razones, sea individualmente o en grupos, han sido desplazadas del marco sociocultural que les es propio y se ven obligadas, como resultado de la migración, a reajustar €unda- mentalmente su modo de vida. Este estudio se realizó por encargo de la Unesco, y fue publicado en su colección Población y cultura en 1955, con el título de Flight and resettlement [329]. La Asociación Internacional de Sociología y la Asociación Internacional

de Ciencias Económicas organizaron para la Unesco un coloquio sobre aportaciones positivas de los inmigrantes, actuando como relatores Oscar Handlin (Estados Unidos de América) y Brinley Thomas (Reino Unido), en colaboración con otros especialistas que presentaron estudios sobre diversos países tales como Argentina, Australia, Brasil, Estados Unidos de América y Reino Unido. El coloquio fue publicado por la Unesco en 1955, en la serie Población y cultura [323]. El Rev. Fernando Bastos de Avila y el profesor Manuel Diégues Jr.

(Brasil) prepararon un manual de divulgación sobre la integración cultural de los inmigrantes, para uso de las autoridades competentes y de los

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trabajadores voluntarios que se interesan por los problemas de la migra- ción; la Unesco distribuyó ejemplares a multicopista del mismo, en es- pañol, francés e inglés, entre organismos gubernamentales y de carácter privado que actúan en esa esfera. L a mayoría de los escritores están ya de acuerdo en que el concepto

de “integración” es de mayor jerarquía que el de “asimilación”. Robert E. Parks define la asimilación como “el proceso o procesos por el que personas de diversos orígines raciales y diferentes patrimonios culturales, que ocupan un territorio común, logran una solidaridad cultural que basta por lo menos para sostener una existencia nacional” [361, p. 281-2821. El destacar la “Solidaridad cultural” parece implicar más bien un proceso unilateral que recíproco, y sugiere que “el pluralismo cultural” es in- compatible con la asimilación [351]. El nuevo concepto de adaptación en un medio de pluralismo cultural lo ha expresado muy bien William Bernard en las siguientes palabras: “Decir que ‘integración’ es un tér- mino más acertado y exacto que otros para describir la inclusión real y efectiva de un nuevo grupo en una sociedad ya existente, no es una inútil pedantería. El término ‘asimilación’, que se utilizaba antes, además de su confusa connotación biológica, implica un sentido unilateral dentro de las relaciones de grupo. Sugiere que el inmigrante queda totalmente desposeído de su vieja cultura, y que virtualmente pasa por una total renovación, desde sus vestidos hasta su ideología. Este concepto niega o ignora las múltiples cualidades que aporta consigo el inmigrante a su nueva patria, y no tiene en cuenta la influencia que ejercen sus ideas, su talento y sus afanes frente a la comunidad que le ha acogido. El hecho real es que los Estados Unidos de América no han asimilado ni han absorbido al inmigrante. Nuestras masas de inmigrantes y nuestra población llamada ‘autóctona’ se han integrado recíprocamente [...] Se ve claramente que el concepto de integración exige reconocer la impor- tancia de la diferenciación cultural dentro de un marco de unidad social. Admite los derechos de los grupos y de los individuos a ser diferentes, mientras esas diferencias no conduzcan a la dominación o a la desunión.” [339, p. 93-94.] Esto nos recuerda el discurso del presidente Franklin D. Roosevelt a las Hijas de la Revolución Americana, que empezaba con estas palabras : “Compañeras de inmigración.” Los debates de la Conferencia de La Habana mostraron que en los

últimos años ha habido una marcada tendencia a ampliar la esfera en la que es admisible una cierta variedad cultural. Por ejemplo, el punto de vista oficial de Canadá fue expresado por el Department of Citizenship and Immigration en la forma siguiente: “El término ‘integración’ [...] se usa en Canadá para expresar una teoría que conjuga la unidad y la diversidad. Se procura la unidad mediante la admisión de principios comunes de filosofía política y la participación en una ciudadanía común. La diversidad se mantiene por medio de la apreciación recíproca de las distintas contribuciones culturales.” [339, p. 95.1 No es difícil coincidir

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en la índole del proceso mientras se discuta el problema en un plano teórico y abstracto. Los elementos esenciales son la propensión a adap- tarse del inmigrante, la actitud favorable a la diversidad cultural por parte del país de acogida, y el grado de estabilidad de su economía y la estructura social y política del país receptor. Sin embargo, aún en este plano de abstracción se oculta una cierta ambigüedad. No siempre se sabe si el criterio de una integración efectiva se basa en el punto de vista del inmigrante o en el del país que le acoge. Basándose en una serie de experiencias objetivas, se puede presumir que un grupo de inmigrantes va a ser fácilmente asimilado; sin embargo, tal vez no sean “aceptadosy7 por el país de su nuevo destino. Esto da mayor autoridad a la opinión de S. N. Eisenstadt cuando dice: “No se pueden comparar los diversos países de inmigración a base de índices externos ‘objetivos’, sino úni- camente por medio del análisis de las características que pueda presentar el marco institucional del país de inmigración y de los distintos tipos de sociedades pluralistas.” [342, p. 103.1 Cabría preguntarse ahora cuáles son las relaciones mutuas entre la

integración de ininigrantes, tal como aquí queda definida, y el proceso del desarrollo económico. Este aspecto lo estudió con cierta amplitud la Conferencia de la Asociación Internacional de Ciencias Económicas reunida en Kitsbuhel en 1955, y cuyas actas fueron publicadas por la editorial Briiiley Thomas en Economics of international migration, 1958 [41]. El autor de estas páginas resumió la discusión sobre “Los aspectos psicosociales de la emigración” en una comunicación enviada a la Con- ferencia celebrada en La Habana en 1956 por iniciativa de la Unesco. Podría ser pertinente hacer aquí las citas siguientes : “El pluralismo implica un cierto número de elementos imperfectamente

fusionados, y constituye la nota característica de sociedades tales como los Estados Unidos de América, donde los inmigrantes han tenido dife- rentes orígenes étnicos. Los descendientes de los nacidos en el extranjero se identifican cada vez más con el núcleo social, sin que eso les impida conservar las características culturales de su grupo. Una sociedad plura- lista de este género ofrece grandes ventajas, que un celo excesivo en favor de la asimilación podría poner en peligro. Debemos alegrarnos de que el proceso de la fusión haya sido imperfecto. La Conferencia de Iiitzbuhel examinó entonces más a fondo la relación existente entre el núcleo cultural y el desarrollo económico. Se consideró que las fases de la inmigración eran las siguientes: en primer lugar, una ola de inmigración extranjera que llega a un grado en que constituye una amenaza de disolución del núcleo social; en segundo lugar, una reducción de la inmigración con el consiguiente debilitamiento de las tensiones entre grupos, y también del desarrollo económico; por último, una fase final en la que la comu- nidad tiene que decidirse entre un ritmo relativamente lento de desarrollo económico, con escasas tensiones sociales y un rápido enriquecimiento del núcleo social, por una parte, y un rápido ritmo de desarrollo econó-

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mico, con intensas tensiones sociales y un debilitamiento del núcleo social, por otra parte.

Como ejemplo de lo que acabamos de decir, podríamos mencionar en primer lugar el caso de los Estados Unidos de América, que fue capaz de acoger gran número de extranjeros durante un largo período de tiempo, porque existía un firme núcleo social que se enriqueció durante el proceso de inmigración. No cabe duda de que los períodos de máxima inmigración fueron también los de más rápido desarrollo económico, y que precisa- mente en esos tiempos se manifestó con más fuerza el antagonismo hacia los extranjeros. Por último, inmediatamente después de la primera guerra mundial, se llegó a un punto en que una nueva y numerosísima inmi- gración procedente de Europa meridional y oriental hubiera barrido con el delicado equilibrio existente entre el núcleo social de la nación y los diferentes grupos imperfectamente fusionados ; estos últimos hubieran llegado a ser tan predominantes como para socavar las bases mismas de la unidad nacional. En los países latinoamericanos, el núcleo social es relativamente más débil, y la inmigración progresiva dificulta su desen- volvimiento; el margen de desarrollo sin tensiones es mucho menor de lo que era en América del Norte. Israel puede ser considerado como un caso en el que inicialmente no existía núcleo alguno y, por consi- guiente, tampoco un factor limitativo de ese género. El caso de Israel es único, debido a que el fenómeno de la inmigración en masa, lejos de constituir una posible amenaza para el núcleo social, es precisamente el único medio de formarlo. L a población de Israel en 1922 era sólo de 84 O00 habitantes y, en la actualidad, se eleva a u n millón y medio. En 1950 no menos del 75% de los habitantes habían nacido en el extranjero. Sin embargo, se puede decir que esos distintos grupos de iumigrantes fueron portadores de un núcleo social; todos ellos eran de procedencia judía, y estaban inspirados por el ideal del sionismo; se sentían unidos en la lucha por la independencia y confiaban en una política de libre inmigración. “De este análisis deducimos que el concepto que un país receptor tiene

de su propia nacionalidad y de la firmeza de su núcleo social, ejerce una gran influencia en la determinación del tipo más adecuado de inmi- gración y en la facilidad o dificultad de la asimilación de esta última. Cada país posee sus características peculiares, y no es prudente dar ex- cesiva importancia a los factores puramente económicos.” [339, p. 114- 115.1 Esta tesis general puede comprobarse con la experiencia de distintos países. En una importante comunicación sobre “La asimilación cultural de los inmigrantes en el Brasil”, A. H. Neiva y M. Diégues, Jr., terminan con las palabras siguientes : “Los elementos culturales importados se respetan y aceptan aunque -como es natural- se mantienen las bases tradicionales de nuestra estructura fundamentalmente portuguesa. En consecuencia, se da por sentado que la asimilación de los inmi- grantes se efectuará con arreglo a dichos valores fundamentales, y por

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medio de su adaptación a las costumbres y usos brasileños, a cuyo patrimonio los inmigrantes aportarán su propia contribución cultural.” [360, p. 233.1

Factores que dijcultan la integración

En la corriente normal de migración existe una concentración en el grupo de edad de quince a treinta y cuatro años, y un predominio de los hombres con respecto a las mujeres. Por ejemplo, en Australia, entre 1947 y 1954, sobre una afluencia total de 683 O00 inmigrantes hubo una mayoría de varones que se elevó a unos 110000 dentro de los grupos de edad de quince a sesenta y cuatro años. Una gran proporción de varones jóvenes y solteros constituye un factor favorable a la movilidad económica, pero al mismo tiempo entraña difíciles problemas. Se reconoce en general que debe hacerse todo lo posible para fomentar la unidad de la familia. Sin embargo, cuando los nuevos inmigrantes pertenecen a un grupo étnico distinto del de la mayoría del país de acogida, es muy posible que surjan conflictos entre el ideal de integración familiar y el de integración rápida. En tales circunstancias, mucho dependerá de la labor que puedan realizar las organizaciones de carácter voluntario, para que tanto los inmigrantes como los habitantes de su nuevo país se percaten de sus respectivas responsabilidades. En algunos países, especialmente en América Latina, se han realizado

grandes esfuerzos para organizar asentarnientos por grupos, y la expe- riencia obtenida en esos casos nos ha servido bastante para conocer las dificultades prácticas de la integración. El éxito de esos asenta- mientos depende, en gran escala, del acierto que se haya tenido en la selección de los inmigrantes. Algunos experimentos no han dado buen resultado, por no haberse contado con informaciones correctas sobre las perspectivas abiertas a los inmigrantes. También aquí parece existir un conflicto entre los intereses personales y a corto plazo de los inmi- grantes que viven en grupo, y la aspiración definitiva de una integración cultural l. Los nuevos inmigrantes experimentan muchas dificultades por no haber

sido preparados previamente en forma adecuada. El Comité Interguber- namental de Migración Europea ha trabajado con ahinco a fin de esta- blecer métodos de selección, educación y formación previa, y países tales como Australia e Israel han iniciado planes de educación de adultos que se aplican a los inmigrantes inmediatamente después de su llegada. Los Gobiernos, los organismos especializados y las organizaciones de carácter voluntario deben mejorar su cooperación recíproca a fin de perfeccionar los servicios informativos y proporcionar una formación previa al futuro

1. Sobre asentamiento de grupos, véase Price, C. A. “Immigration and group set- tlement” [363].

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inmigrante. La mayoría de los países de acogida, animados por un espí- ritu de pluralismo cultural, se muestran generosos en su actitud con respecto a los periódicos redactados en lenguas extranjeras. Estos medios de información facilitan indudablemente la adaptación de los nacidos en el extranjero, y no impiden que sus hijos sean absorbidos por el nuevo ambiente. Un criterio importante para conocer el grado en que se fusionan los

diversos grupos étnicos, es la preponderancia de la “homogamia”, a saber, los matrimonios entre personas de la misma raza o nacionalidad. Las investigaciones realizadas en esta esfera han dado interesantes resultados [367]. Savorgnan descubrió que los factores que más influyen en el grado de la “homogamia” eran los siguientes: “1. Cuando un grupo nacional está aislado topográficamente; 2. Cuando la población vernácula, y quizá también otros grupos de inmigrantes, sienten una gran repugnancia por la nacionalidad en cuestión; 3. Cuando un grupo se distingue de la gran masa de la población, no sólo por razón de su nacionalidad sino también por otras características; 4. Cuando la proporción entre los sexos de una nacionalidad no está equilibrada.” [367, p. 65-66.] El análisis llevó a la conclusión de que “la cultura y la riqueza son dos factores que aceleran el progreso de mezcla y fusión, mientras que la ignorancia y la pobreza lo retardan. En la mayoría de los casos, las grandes masas de inmigrantes que forman las capas inferiores de la población, tienen que ser asimiladas antes de que puedan mezclarse con la población vernácula. Pero los in- migrantes que proceden de clases cultas e instruidas pueden contraer más fácilmente matrimonios mixtos, aunque su asimilación no haya podido realizarse aún. Hay una diferencia fundamental entre los dos grupos de inmigrantes: en el caso de los grupos nacionales que son pobres y carecen de instrucción, la asimilación (a saber, la adopción de la lengua, las costumbres, etc., del país de inmigración) es la condición previa para la fusión, mientras que en el de grupos cultos y ricos, la asimilación es consecuencia de la fusión.” [367, p. 6’7.1 Al evaluar las actitudes de los países de inmigración a partir de 1945,

no sería prudente mostrarse demasiado optimista. Se ha registrado un gran aumento en la formación de capital, y el desarrollo económico ha tenido un ritmo acelerado. Australia y Canadá, que antes de la segunda guerra mundial tendían a restringir la inmigración, consideran ahora este fenómeno como algo esencial para su desarrollo y, por consiguiente, se muestran tolerantes para con los extranjeros de diferente procedencia étnica o de distintos antecedentes sociales. Algunos escritores opinan que esta actitud comprensiva y generosa no resistirá a una grave crisis eco- nómica l.

1. Sobre el caso de Canadá, véase Petersen, William. PZunned rnigrution. University of California Press, 1955 [362, p. 1371.

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Algunas orientaciones para la política migratoria

Se admite en general que los gobiernos tienen el deber de crear las con- diciones adecuadas para que el proceso de integración se lleve a cabo en la forma más fácil posible. Los Estados conservarán el derecho de control y de discriminación. Pero, una vez que hayan sido admitidos los inmigrantes, es razonable esperar que se respetarán algunos principios fundamentales. Normalmente, durante los cinco primeros años el nuevo inmigrante es un simple residente, antes de que se le considere calificado para el pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía. Por desgracia, algunos países imponen todavía molestas restricciones durante este período probatorio. L a Conferencia de las organizaciones no gubernamentales interesadas en el problema de la migración, que se celebró en 1951, esta- bleció unos cuantos principios generales que podrían considerarse como la Carta del inmigrante [358, p. 16-18]. A continuación se indican los principios que merecen ser mencionados. “Que no haya discriminación, de facto o de jure contra un inmigrante

por razones tales como raza, religión, opiniones políticas, medios finan- cieros, país de origen o cualidad de extranjero. ”Que todo inmigrante reciba en el país de acogida un trato que no

sea menos favorable que el otorgado a los nacionales de dicho país. ”Que, en general, todo inmigrante tenga derecho al trabajo de con-

formidad con su capacidad y con arreglo a las leyes que gobiernan a la población, y que disfrute de iguales derechos en lo que concierne a las condiciones de empleo, sueldo, libertad de afiliación sindical, asistencia pública y seguridad social. ”Que todo inmigrante tenga conciencia de que esos derechos implican

una correspondiente serie de deberes para su nueva comunidad.” Por último, conviene señalar que la aceptación de determinados prin-

cipios fundamentales por parte de los gobiernos es condición necesaria pero no suficiente de éxito. Según palabras de S. M. Einsenstadt, “sólo cuando el inmigrante es aceptado de hecho en el seno de la comunidad, se podrá decir que se ha realizado la integración.” [339, p. 153.1 Conviene que la opinión pública esté debidamente informada para que sepa con- ducirse correctamente en las incidencias diarias del trabajo y el recreo.

PASADO Y FUTURO DE LA INVESTIGACIÓN

Un admirable compendio de las investigaciones realizadas después de la guerra hasta 1952 sobre las migraciones internacionales, es el que figura en la publicación de las Naciones Unidas, la OIT y la Unesco intitulada Resumen de los resultados de los estudios y de las investigaciones sobre migraciones internacionales emprendidas por las Naciones Unidas y los organismos especializados en 1946 [390].

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En el presente informe se ha hecho referencia a algunos de esos estudios. Las actividades de las organizaciones no gubernamentales que se ocupan de la inmigración han dado un vigoroso impulso a los trabajos mencionados. Merece citarse, a modo de ejemplo, la importante revista bimestral, Migration news, que publica la Comisión Católica Internacional de Mi- gración y edita el Dr. T. Stark. Esta publicación, que tiene ya ocho años de vida, constituye un estudio completo y penetrante de todo lo que ocurre en el mundo en materia de inmigración, población, colonización y refugiados ; contiene además interesantes suplementos intitulados Mi- gration facts and jigures. En 1959 la Oficina Internacional del Trabajo publicó un estudio com-

pleto de los movimientos de posguerra en todos los países con el título de International migration 1945-1947 [331]. Entre los principales temas que en él se tratan figuran los movimientos migratorios políticos y eco- nómicos, la oferta y la demanda de trabajo en el mundo, los movimientos organizados y subvencionados, y las consecuencias demográficas y sociales de la emigración económica. L a Unesco ha contribuido ampliamente al estudio de los problemas

de la migración [380]. Se ha consagrado especial atención a los factores que rigen el proceso de asimilación de los inmigrantes. Merced a la ini- ciativa de la Unesco, en 1950, la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población publicó un estudio de fondo titulado Cultural assimilation of immigrants [377]. En 1956, la Organización celebró una conferencia en L a Habana sobre la integración cultural de los inmigrantes, habiéndose presentado valiosas ponencias que analizaban detalladamente el tema.

Son dignas de especial mención las investigaciones sobre colonización agrícola. En este sector es importante la contribución de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, por ejemplo, “Land settlement for agricnlture” [375]. En ese documento se establecen principios generales, como por ejemplo la evaluación de los recursos naturales, la selección de las posibles regiones de colonización, los criterios que habrán de emplearse para escoger los colonos, y el tipo de formación preliminar necesaria. También se trata de la preparación de las regiones elegidas, las condiciones indispensables para una fácil asimilación, y las actividades de las empresas comerciales que se ocupan del desarrollo agrícola. Los expertos de la FA0 han realizado importantes investiga- ciones sobre el terreno en Brasil y Bolivia. El Istituto Agronomico per I’Oltremare, de Florencia, donde se está constituyendo un grupo de ex- pertos, también ha llevado a cabo útiles investigaciones. En septiembre de 1958, los gobiernos de Italia y del Brasil firmaron una convención destinada a establecer en el Instituto de Florencia un centro para el estudio de la agricultura y de la economía rural en el Brasil, además de una oficina de información encargada de proporcionar datos técnicos y económicos sobre el desarrollo de ese país.

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Y a nos hemos referido a la labor de la Oficina Internacional del Trabajo sobre los movimientos migratorios en Africa. También cabe mencionar el proyecto de investigación resultante de las recomendaciones de la Conferencia Interafricana de Ciencias Sociales de la Comisión de Coope- ración Técnica en Africa al sur del Sahara (LOTA/CSA) en 1955. En julio de 1956 se celebró en Londres una reunión de expertos internacio- nales. Participan en la organización de dicho proyecto el Institut FranCais d’Afrique noire, la Office de la Recherche Scientifique et Technique d’0utre Mer, el Centre National de la Recherche Scientifique, la Universidad de Ghana y los gobiernos de Africa Occidental Francesa y de Ghana. Equipos de investigadores han llevado a cabo encuestas detalladas sobre la mi- gración en la Costa de Marfil y Ghana, empleando para ello diversos métodos. Esos proyectos aumentarán, sin duda alguna, los conocimientos que se poseen de esa materia [381]. El CIME ha llevado a cabo múltiples trabajos para ayudar a organizar

la colonización agrícola en América Latina. Durante la ejecución de esos trabajos se ha adquirido una gran experiencia que, si bien no figura en ningún documento, puede utilizarse en caso de necesidad. Es sabido que para que una investigación resulte satisfactoria es indis-

pensable disponer de estadísticas exactas y completas. Y a hemos visto que, lamentablemente, el índice de perfeccionamiento de las estadísticas de las migraciones internacionales ha sido lento. Existe una apremiante necesidad de fomentar la reforma de las estadísticas en los países ade- lantados, y deberá tenerse presente la experiencia anterior cuando por primera vez se realicen trabajos de esa naturaleza en los países menos desarrollados. A continuación se exponen alpnas consideraciones que merecen recordarse a ese respecto. Deberán estudiarse los métodos más eficaces para registrar el movimiento de migración por aire, utilizándose con mayor amplitud las técnicas de muestreo. L a razón fundamental por la que resulta difícil hacer comparaciones reside en la soberanía del Estado. Corresponde a los especialistas indicar con exactitud las diferentes maneras en que debe formularse una pregunta determinada en distintos países, con objeto de obtener respuestas comparables. Será necesario realizar extensos trabajos en los países que poseen series cronológicas largas, a fin de poder verificar y conciliar los datos básicos. L a operación realizada por Kuznets y Rubin con datos correspondientes a los Estados Unidos [27] constituye un modelo que podría adoptarse provechosamente en varios países [204, p. 534-5351. Una organización consagrada a actividades prácticas como el Comité

Intergubernamental de Migraciones Europeas, de la que puede decirse que ha desempeñado una labor brillante, vería facilitadas sus tareas si dispusiera de una especie de pantalla estadística de radar. Se podrían estimar así el efecto probable de los movimientos de algunas variables económicas en la oferta y la demanda de distintas categorías de inmi- grantes. Las técnicas que ya se utilizan en otros tipos de investigaciones

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sobre el mercado podrían adaptarse a las necesidades del mercado del trabajo. En esta materia, la investigación básica puede tener m u y amplio alcance. Se observa un ejemplo significativo en la evolución del sistema de colocaciones en la Nación basado en el intercambio de empleos a través de las organizaciones regionales. Dicho sistema establece vínculos entre los mercados regionales del trabajo dentro de un país; análogamente, se podría proyectar una organización internacional de colocaciones que relacionara varios mercados nacionales de trabajo. L a reserva de expe- riencia práctica que existe ahora en el CIME podría constituir la base de un nuevo tipo de acción internacional en este importante campo. Uno de los objetos de este informe es indicar las principales tendencias

de los trabajos téoricos más recientes sobre el mecanismo de las migra- ciónes internacionales. Existe forzosamente una estrecha acción recíproca entre las especulaciones abstractas y la investigación empírica; la labor de los diseñadores de modelos teóricos constituye una base indispensable para que el análisis estadístico dé buenos resultados. Los proyectos siste- máticos de investigación, sobre todo cuando los llevan a cabo órganos internacionales oficiales, no deben desligarse de las consideraciones teó- ricas. En ese sentido debe existir una división racional del trabajo. Las conocidas contribuciones teóricas del profesor Alfred Sauvy y de otros especialistas han sido fundamentales para los logros del Institut national d’études démographiques de París. Otro organismo al que los estudiosos de esa materia deben mucho es el Grupo de expertos en investigaciones sobre los problemas europeos de la migración (REMP), creado en L a Haya por el Dr. G. Beijer en 1952. Las monografías publicadas por este grupo, y su Boletín, han enriquecido considerablemente nuestro conoci- miento de los problemas que planteó la inmigración después de la guerra; en este caso tampoco se han descartado los conocimientos teóricos. En cierto sentido, el REMP ha tenido un audaz gesto precursor al inspirar, con la ayuda financiera del CIME, la elaboración de modelos economé- tricos de inmigración internacional, entre ellos The effect of European migration on the economy of sending and receiving countries, un interim report, por Isaac Julius, con la ayuda de C. A. van den Beld [293]. Es admirable que un centro de carácter privado, consagrado a investigaciones de esta índole, aliente a especialistas para que prosigan investigaciones teóricas fundamentales. En la sección “Ritmos desiguales de desarrollo” de la parte 1 del pre-

sente informe, hemos hecho alusión a la doctrina de que los países menos desarrollados de la época anterior a 1913 eran doblemente explotados por los países más adelantados que efectuaban en ellos inversiones de capital. Es posible debatir la validez de esta tesis, pero en ciertos casos es preferible no abrir juicio hasta que se hayan llevado a cabo investi- gaciones más completas de tipo teórico, estadístico e histórico. L a Unesco está examinando la posibilidad de realizar un estudio sobre los inmigrantes que regresan a sus países de origen, a fin de analizar los factores rela-

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cionados con la inadaptación a las nuevas comunidades. Con objeto de proporcionar datos básicos relativos a las cuestiones de que se trata, el profesor G. Germani (Argentina) está realizando, con la asistencia finan- ciera de la Unesco, un estudio sobre la inmersión en la nueva cultura adaptación y éxito o fracaso de los inmigrantes extranjeros residentes en la región del gran Buenos Aires; ya se ha presentado un informe provisional y se están recogiendo datos sobre los factores sociales y culturales que favorecen o dificultan la integración de los inmigrantes. Mucho puede decirse en favor de una división del trabajo con arreglo

a la cual la investigación fundamental estaría a cargo de especialistas que trabajan por su cuenta, o de un instituto independiente, mientras que los estudios aplicados sobre las tendencias y orientaciones serían confiados a las secretarías de las organizaciones oficiales. Estas últimas no se identificarían con doctrinas sino que pondrían a prueba distintas hipótesis teniendo en cuenta todos los datos disponibles ; también se encargarían de determinar las consecuencias de los diversos métodos encaminados a lograr los objetivos que se propone cada gobierno. Un excelente ejemplo lo constituye el informe preparado por un grupo de expertos, por encargo de las partes contratantes en el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), intitulado Trends in international trade 13161. Este informe señala un camino a seguir en el estudio de la migración internacional en relación con el desarrollo económico.

Dentro de la gran diversidad de temas que abarca este informe, hay muchas lagunas importantes en nuestros conocimientos. .Para terminar, mencionaremos algunos temas de investigación que podrían subsanar esas deficiencias. Y a se ha hecho referencia a la apremiante necesidad de mejorar los

datos estadísticos originales, de los que depende todo análisis cuantitativo. A menos de que dispongamos de datos más exactos, completos y compa- rables, haremos muy pocos progresos. Es de esperar que se ampliará el alcance de los valiosos trabajos sobre estadísticas de la emigración, reali- zados por la Comisión de Población de las Naciones Unidas, la Oficina In- ternacional del Trabajo y el CIME ; al mismo tiempo corresponde a los espe- cialistas promover la reforma de las fuentes estadísticas en sus propios países. Al considerar los aspectos económicos de la migración internacional,

suele pensarse que ese sector de las investigaciones está perdiendo impor- tancia. Es cierto que los movimientos internacionales de población no constituyen ya, como en el siglo XIX, un elemento estratégico del desa- rrollo económico. El carácter de la economía internacional se ha modifi- cado profundamente, y lo mismo ha ocurrido en el plano intelectual. Sin embargo, estas nuevas circunstancias plantean problemas diferentes, tan difíciles de resolver como los antiguos. Ya no son tan importantes los movimientos de masas como ciertos factores cualitativos, transfe- rencias de mano de obra calificada y, sobre todo, la migración de un “capital humano” relativamente escaso.

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Se cometería un error deduciendo de ello que es preciso abandonar las investigaciones sobre el mecanismo de la migración en la época en que esos movimientos eran considerables. L a inmigración continúa desem- peñando una función destacada en el desarrollo de países como Australia y Canadá, y no es posible interpretar adecuadamente el proceso sin esta- blecer comparaciones con la experiencia pasada. No se trata de un mero problema de interés teórico, como Kuznets y Rubin han apreciado en sus estudios sobre los Estados Unidos. “La comprensión de esas expe- riencias anteriores y de las consecuencias de las decisiones que se adop- taron a su respecto, es de una gran importancia práctica, tal vez hoy más que nunca. Las decisiones relativas a la inmigración, tanto como las referentes a cuestiones públicas, mejoras de orden interno, organización industrial y protección, se contaban entre las decisiones seculares básicas, ya que eran de largo alcance e importantes para el futuro desarrollo de la economía. Aunque resulta difícil anular decisiones de esa índole, y en algunos casos es totalmente imposible, una comprensión retrospectiva de SUS consecuencias evitará que las decisiones futuras se adopten precipi- tadamente, y permitirá tener una visión más clara de la situación en los casos en que aquella era abrumada por la aparente urgencia de los problemas de actualidad [...] Un somero examen de los datos disponibles en esta materia y de las consecuencias de los estudios realizados, es sufi- ciente para revelar la necesidad de un análisis cuantitativo metódico de ese aspecto del desarrollo anterior del país.” [27, p. VI.] Sería conveniente realizar investigaciones sobre los temas que se indican a continuación : 1. Un análisis detallado por sectores de la relación entre la afluencia

de la mano de obra y del ritmo de la mecanización, el progreso técnico y la relación capital/producto en los países donde la inmigración ha llegado en oleadas, por ejemplo los Estados Unidos, 1890-1913.

2. ¿Cuáles son las analogías y las diferencias entre el proceso de inmi- gración a partir de 1945 en Australia, Canadá o Brasil, y el proceso correspondiente en el siglo XIX?

3. Las determinantes económicas del futuro ritmo de la inmigración en los países de América Latina.

4. L a relación entre la integración económica en Europa occidental y la tendencia a emigrar.

5. Movimientos del capital público y privado desde 1945 en relación con los movimientos migratorios.

6. Evaluación crítica de los proyectos y previsiones de emigración en los países de donde proceden los emigrantes. Efectos del aumento de posguerra en los índices de aumento natural.

7. Estudio histórico de la corriente internacional de las remesas de emigrantes, y la significación que ha alcanzado últimamente en países superpoblados como Grecia e Italia.

8. L a inmigración como factor inflacionario en países tales como Australia, Canadá e Israel.

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9. El problema de las necesidades de inversión en relación con la in- migración en varios países, en especial los de América Latina.

10. Migración internacional de expertos técnicos y de mano de obra altamente calificada. Cálculo cuantitativo de los efectos “multipli- cadores” de diversos índices de inmigración de mano de obra calificada en los países insuficientemente desarrollados.

11. Efectos de las restricciones impuestas a la migración en el índice de migración interna e interregional, por ejemplo, en los países asiáticos.

12. Métodos para calcular la futura oferta y demanda de migrantes en diversos países.

La índole del material cuantitativo requerido por las investigaciones sobre asimilación cultural ha sido admirablemente estudiada por M a x Lacroix y Edith Addams [352]. Si se adoptasen las sugestiones que figuran en ese estudio, se abrirían excelentes perspectivas para la investigación en esta esfera. Además, podrían aprovecharse mejor los datos económicos, cada vez más abundantes, sobre el comportamiento del consumidor. En 1934, Hans Stachle señaló un prometedor tema de investigación a los especialistas 13771 pero nadie ha continuado ese estudio, aunque fue mencionado en el coloquio celebrado por la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población en 1949. Stachle descubrió que los inmigrantes escandinavos pobres adoptaban las costumbres de los nor- teamericanos en materia de alimentación, como consecuencia de sus escasos ingresos ; cuando lograban mejorar su posición económica, com- praban alimentos de tipo escandinavo; si llegaban a ser ricos, “america- uizaban” su alimentación y se adaptaban más genuinamente. Sería inte- resante realizar análisis de esa índole en varios países, utilizando llegado el caso los métodos de muestreo; los economistas y sociólogos podrían cooperar provechosamente en esos trabajos. A continuación se indican otros temas interesantes para investigaciones

demográficas y sociales: 1. La migración y el índice de personas dependientes en diferentes países. 2. Las consecuencias del aumento de la población en los países ricos, con

especial referencia a las futuras tendencias de la migración. 3. Relación entre el grado de seguridad social y la migración. 4. Comparación de los índices de “asimilación” de determinados grupos

étnicos o nacionales en diferentes países. 5. Proyectos indicados en el “Scheme for an international study of the

degree of immigrant assimilation” [340] que Henri Bunle preparó para la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población en 1949.

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