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    Historias locales/diseos globalesColonialidad, conocimientos subalternos

    y pensamiento fronterizo

    W a l t e r D . M i g n o l o

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    cin literal. y verdadera religin). Por primera vez en esta seccin Las Casasmenciona a los turcos (el Imperio oto man o al este de la cristiandad) y a losmo ros (el Imperio islmico al sur de la cristiandad). En los tiempos que c m e nh q n o ser ocioso recordar las palabras de Las Casas sobre este asunto:Los turcos y los moros en nuestros tiempos gentes son sin duda polticas yconcertadas en sus regimientos y modos de vivir. Cuntosy cules son losdefectos que en sus policas padecen? Y un irracionales leyes algunas ymanchas tienen? iY cuan bestiales costumbres! Y uantos pecados ycun feos con tra toda raz6n en ellas consienten? Los moros, en larga li-cencia que tienen por su ley de soltar las riendas a los coniunes y lascivosdeleites; los turcos, al vicio nefando y otras vilezas dignas de toda ignomi-nia, puesto que en muchas particularidades concernientes a la justicia y

    gobernacin nos excedan segn dicen (ibid., 11, p. 646).U na vez definidos los cua tr o tipos de *barbarie., y hab iend o dejad o para el

    final el tipo de *barbarie* d e los moro s y los turcos, Las Casa s se saca d e la ma n-ga un qu int o cipo de *barbarie., que Ilania ~ ba rb ar ie egativa,>, que atraviesa eincluye los cua tro tipos anteriores bajo u n n uev o criterio, el de *la negatividad*.La .barbarie negativa. es asf llamada para identificar todo "brbaro* qu e se opo -ne a la fe cristiana. S e aplica a todos los infieles qu e habiend o odo del E vange-lio resisten o rechazan recibirlo. Y la razn por la cual quienes asf se conducenasf lo ha cen, nos dice Las Casas, es por (ibid., 11, p. 64 7 ). Esto es, LasCasas ha definido u n espacio crean do distintas exterioridades mediante la iden-tificacibn de distintos tipos de *brbaros>,asf definidos por sus *carencias*. Las*carencias. definen estos cu at ro tipos que Las Casas llama ~ ba rb ar ie ontraria..El "odio. y la *envidia* definen e n cambio el qu int o tipo, d a barbarie negativa..

    Estas ideas no son oripinales de Las Casas, sino compartidas por la cristian-dad tanto d e *derecha* (Seplveda) como de c e n t r o s (Vitoria) o de "izquier-da. (el mis mo Las Casas) . En el siglo XVJ la s ~su b id eo lo ~ as , ,ue define n a los*conse rvadores*, los *progresistas mo derados,> y los .progresistas radicales,, seconfiguran e n el interior de l cristianismo, mien tras que a partir del siglo xviii lastres ideologas visibles seculares (conserva durismo , liberalismo y socialismo) s edespegan del cristianismo (en su versin catlica y protestante), que quedacom o ideologfa relegada d e la segunda modernidad. A sf, el pacien te lector qu eUcomparep Vitoria c o n Locke y Ka nt pod r co mp robar qu e los principios c o n losque se maneja Jo hn L ocke e n su Second Featise on Gwem ment (1690) n o sonta n ajenos a los d e Vitoria au nqu e la apropiedad privada^ haya reemplazado a"la fe cristiana. e n el ord en de prioridades. A conclusiones podr llegar el lec-

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    tor que lea la cuarta seccin de Reflenones sobre lo bello y lo sublime (1767) deImmanuel Kant y la lea teniendo en cuenta los tipos de *barbarie. identificadospor Las Casas. Por lo dems, tendr que tener en cuenta que para Kant los cas-tellanos y el sur de Europa haban ya pasado a ser una zona intermedia entre los-brbaros. del sur y del sureste y la ncivilizacin~ el noroeste de Europa. En Loc-ke y en Kant la exterioridad se define con otros contenidos, aunque la justificacinde la guerra en defensa del espacio es paralela a la defensa del espacio de *la fe cris-titana y el nombre de Cristo*.El lector paciente puede tambin dar otro paso y re-flexionar sobre la continuidad de estas ideas en la reorganizacin del imaginario ne-oiiberal, el eje del mal, la transformacin de presidentes de los Estados rabes yotros sospechosos de .barbarie negativa*, a ser meros delincuentes polfticos.

    Uno de los rasgos ms notables en las crnicas espaolas de Indias son lasdescripciones que destacan. A pesar de que Las Casas en su retrica disidente yoposicional declar ms de una vez que los indios son superiores a nosotros,nunca puso en tela de juicio que deban ser cristianizados, integrados a la cris-tiandad. Las diferencias coloniales e imperiales se trazaron en conjuncin con lacreacin del *territorios (conceptual, filosfico, religioso, tico, poltico, econ-mico) de la cristiandad. La matriz que permiti establecer las diferencias y justi-ficar la colonizacin (que en ese momento se forj en la cristianizacin;y no, porejemplo, como ms adelante, en el proceso civilizador, en el desarrollo o en latecnificacin y el mercado) es lo que en este libro identifico, siguiendo a AnibalQuijano, como colonialidmi del poder. La colonialdad del poder es el dispositivoque produce y reproduce la diferencia colotuel. La diferencia colonial consiste enclasificar grupos de gentes o poblaciones e identificarlos en sus faltas o excesos,lo cual marca la diferencia y la inferioridad con respecto a quien clasifica.La co-lonialdd del poder es, sobre todo, el lugar epistmico de enunciacin en el quese describe y se legitima el poder. En este caso, el poder colonial.

    La diferencia imperial opera de un modo semejante. pero al mismo tiempo es-tablece otras reglas del juego. Los turcos son diferentes a los cristianos, y tam-bin lo son los moros y los chinos. En este nivel, el de la diferencia imperial, lacolonialdad del poder slo opera como mecanismo clasificatorio a la espera, comolo veremos, de que las condiciones cambien y las condiciones de colonizacinsean propicias. Veamos con ms detalle. Las Casas contribuy a establecer la di-ferencia imperial con el Imperio otomano y el islmico, como dije ms amba. Lad i f e m i a imperial sirvi, ms que nada, para afirmar la mismidad y la diferenciade la cristiandad. En cambio, la diferencia colonial con los indios americanos fuenecesaria para justificar el proyecto expansivo de la cristiandad. A mediados delsiglo XV I , al norte de la Europa cristiana (catlica y protestante) est la zonadonde se afinc la cristiandad ortodoxa, el Imperio ruso, iniciado con Ivn el Te-mble por los anos en que Carlos V ceda el mando del Imperio hispnico a su

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    hijo. Felipe 11. Hacia mediados del sigloW I la diferencia entre el Imperio ruso yel hispano se estableci en el interior del cristianismo: la Iglesia ortodoxa domi-nante en el Imperio ruso y la catlica en el Imperio hispnico. En cambio, la di-ferencia entre el Imperio hispnico y el otomano, por un lado, y el islmico, porel otro, se defini como diferencia imperial entre distintas religiones, no entredistintas ramas de una misma religin.

    Pero, en fin, mi propsito es mostrar de qu manera la diferencia colonial y ladiferencia imperial se disean en el siglo xvr en el resumen honesto y generosode Las Casas. Aun en la ms progresista definicin de la .barbarie. se encuen-tran los limites de la -interioridad>,que marcan las fronteras de la diferencia co-lonial e imperial. Las Casas, a pesar de su generosidad, contribuy a disear loscontornos del eurocentrismo y por ello su generosidad tiene sus limites. Marx,tres siglos ms tarde, generoso en su visin y develamiento de la explotacin, nowdr zafarse del eurocentrismo aue Las Casas contribuv a crear. Esa ~interiori-dad. es lo que pasar a llamarse ~eurocentrismon, anto desde la crtica internamisma (por ejemplo, Wallerstein) o de su defensa (por ejemplo, i i ~ e k )omo, fun-damentalmente, desde la

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    b) Otra es la colonizacin del espacio, la cual es un fenmeno nuevo y cons-tituye la base fundamental de la diferencia colonial. Esta colonizacin delespacio se construye, primero, sobre el concepto de -brbaro" tanto im-perial como colonial. El turco del Imperio otomano o el moro del Impe-rio islmico son .brbaros>, imperiales. Ni a Las Casas ni a nadie que ten-ga los ojos abiertos, como ciertamente los tena Las Casas, se le podriaescapar que la cristiandad occidental europea, en el siglo xv y XVI, no erasuperior^ al Imperio otomano o al morisco. La nica esupenondadn que

    reclaman, y a partir de la cual se construir un nuevo Imperio, es la *su-perioridad" religiosa. Por eso Las Casas defender a toda costa la conver-sin pacfica, pero la conversin al fin, sin ninguna duda.

    c) A partir del siglo xvrr i , la colonizacin del tiempo y del espacio se unirntransformando el .brbaro* en el espacio en el eprimitivo~ n el tiempo.Esta transformacin es lo que dio origen al fenmeno que Johannes Fa-bian identific como nnegacin de la contemporaneidadr en la antropo-loga. No fue sin duda una invencin del siglo x v i i r noreuropeo, sino unainvencin de la cristiandad del sur en el siglo XVI. A partir del siglo XVIII,fundamentalmente, la diferencia colonial y la diferencia imperial comien-zan a interactuar de manera interesante y compleja. Fue tambikn a partirdel sigloXVIIIcuando tiica y Asia comenzaron a ser colonizados y China,con la Guerra del Opio a mediados del x i x , entr en el juego de Occi-dente; y tambin lo hiio Japn, con la Restauracin Meiji, poco tiempodespus, hacia 1865. Pero veamos estos asuntos con un poco ms de pa-ciencia.

    A poco que se reflexione sobre los cuatro tipos de *brbaros* identificados porLas Casas se percibe al mismo tiempo que los nicos

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    se distingui *cultura*, se diferenci de qnatura*; la "cultura* se consolid comola esfera de las creaciones del -ser humano*, mientras que la ~natura.,pas a serel dominio pasivo sobre el cual los *seres humanos* ejercen su dominio. Coh laRevolucin Industrial esta distincin se convini en una columna clave del ima-ginario de la modemidad/colonialidad: la naturaleza que haba de ser explotada seubic, fundamentalmente, en las regiones colonizadas del planeta mientras que laexplotacin de la naturaleza se hizo en nombre de la Revolucin Industrial, es de-cir, en las regiones colonizadoras del planeta. Se configur as una interesante es-tructura cultural* para la -distribucin de la naturaleza-. Esta nueva configura-cin, en la que *cultura* reemplaz a .religi6nx y qnaturan pas a complementara *barbarie., fue una conquista decisiva de la filosofa liberal que est siendo hoyaprovechada y llevada a sus extremos por la filosofa neoliberal. Pero, en fh,ol-vamos a la diferencia colonial y a la diferencia imperial (o diferencias coloniales eimperiales), que no son rgidas, como veremos. sino en constante transformaciny reacomodo. Ni el conservadurismo ni el socialismo desafiaron o desafan hoy es-tos principios. La riqueza petrolera de los pases rabes y de Rusia, as como la ri-queza carbonfera de China, impiden que se desafen los principios mismos de laRevolucin Industrial (y en otro dominio tambin la tecnolgica) sin poner en pe-l i o a estabilidad nacional y el orden mundial. Nos hemos alejado, aparentemen-te, del problema que tenemos entre manos. Pero es slo aparentemente, porque lodicho fue dicho teniendo en mente la diferencia colonial y la diferencia imperial.0,mejor, no podra haber sido dicho as si no fuera porque la diferencia imperialy colonial fueron los conceptos organizadores del decir.

    La dife~encia olonial, en el siglo XVI, se construy sola y nicamente sobre laexperiencia indiana. Los otros tipos de *brbaros", en cambio, fueron todos-brbaros imperiales* (turcos, moros, chinos, msos). En el sigloxviu ocurri un trans-formacin radical en el imaginario del sistema mundo modemo/colonial cons-tmido en el siglo Xvi , tal como lo vimos en los tipos de -brbaros*. En primer lu-gar, los .brbaros en el espacio* (esto es. la diferencia colonial fue construida enel espacio) se convirtieron en los .primitivos en el tiempo.. De ah surgi la ne-gacin de la contemporaneidad como una nueva categorta en la que se asenta-ran ambas, la diferencia imperial y colonial. En segundo lugar, y con relacin aeste ltimo punto, la conversin de los qbrbaros,~ n eprimitivosn fue paralelaa un nuevo discurso sobre el .Nuevo Mundo., tomado en sentido literal desdeBuffon a Hegel y convertido en la juventud de la historia y de la naturaleza in-domable, paralela a la barbarie y a lo primitivo. La rearticulacin de la diferen-cia colonial en el Nuevo Mundo se hizo en francs, ingls y alemn, no ya en es.paol, italiano o portugus. Al mismo tiempo, es decir, durante el siglo xviir, secomenz a construir la idea del sur de Europa (Dainotto, 2000); esto es, la dife-rencia imperial-interna, que dura hasta hoy, como se comprob y se comprueba

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    en la constitucin de la Unin Europea. Cualquiera que lea la seccin IV deKant en sus Obsewaciones sobre lo bello y lo sublime se dar cuen ta d e cmo la di-ferencia colonial, es decir, la jerarquizacin d e seres human os en una escala q ueva d e la barbarie a la civilizacin, se desliza e n la diferencia imp erial-interna. Es,paria , para dar un ejemplo, no es lo mismo x n l orden europeo de Kant- queFrancia o Alemania. Los nuevos poderes imperiales comenzaron a desdear ellugar d e los viejos y a justificar su ascen so al poder. La "leyenda negra* fu e par-te de este proceso. Aho ra bien, con la idea del sur de Europa se constru y6 la pri-mera del mundo rnodemolcolonial. Esta diferencia imperial es una diferenciaentr e, imperios capitalistas, occidentales y cristianos; diferencia q ue encue ntrae n el conflicto entre p rotestantes e n el norte y catlicos en el sur la fuerza mscontundente de la articulacin de un nuevo imaginario occidentalista. Final-m ente, en esta reconfiguracin aparec e el orientalismo, mien tras & e e n elorientalismo la diferencia imperial q u e Las Casas traz en tre cristiandad , por unlado, y turcos y mo ros, por el otro , se reconvirti e n diferencia colonial. nica-m en te a partir del siglo XVIII los turcos y moros comenzaron a percibirse, desdeEuropa, como sujetos que haban de ser ciuilizndos (no ya cristianizados, coino enlos siglosXVI y XVII ) . En esta brutal rearticulacin del imaginario en el sigloXVIII,m edia nte la cual la diferencia colon ial se extiende a la mayora d e las reas delplaneta, comenzamos a comprender que, e n el mund o-m odern o colonial, la di-ferencia colonial o bien acta por s sola (por ejemplo, e n el caso d e las reas di-rec tam ente colonizadas por los imperios modernos occidentales, com o Am ricaLatina y el Ca ribe , Asia de l sur, frica del no rte y del sur) o bien acta e n coin-plicidad con la diferencia imperial. En el caso de Rusia y China, por ejemplo,qu e nun ca fueron reas colonizadas y fuer on tamb ikn imperios, la diferencia im.perial se traz en c om plem enta ned ad c on la diferencia colonial. Esto es, la Igi-c a de la clasificacin y jerarquizacin d e las gentes e n el plane ta, por sus lenguas,sus religiones, sus nacionales, su color de piel, su grado d e inteligencia, etc., fuey sigue siendo el principio funda nte d e la diferencia colonial. Esto es, la diferen-cia ent re la mirada imperial y los grupos huma nos .inferiores* y ms cercanos ala *ley natural.. En camb io, la diferencia impe rial-ex terna s e traz siempre so.bre u n principio de reconocimiento d e igualdad, que inm ediatam ente se desvir-ta mediante la superimposicin, casi invisible, de la diferencia colonial. Porejemplo, Japn pas a ser un imperio, desde 1895, pero a n adie se le escap queera el primer *imperio amarillo. del m u nd o mo dem o/colonial. Y as todava has-ta hoy, cu an do ya no es un imperio, pero, desde 1970, pas a ser una de las treseconomas ms fuertes despues d e la Segunda G uerra Mu ndial.Este anlisis de la reconfiguracin de diferencias imperiales y coloniales pod raproseguirse teniend o en cu en ta el imaginario que rige la organizacin de la Fede-racin Rusa, las nuevas cartogtafas qu e inten tan dar se ntido a la idea de Europa

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    Central y Europa del Este (en el conflicto entre la desintegracin de la Unin So-vitica y la emergencia de la Unin Europea) y tambin de Eurasia. Todas estas re-organizaciones, que por cierto estn atravesadas por la expansin del capital, nece-sitan tambin justificaciones para los nuevos rdenes de dominio y explotacin quepor un Lado intentan resolver conflictos y por otro crean otros nuevos. El racismodisimulado en las noticias y debates sobre viejas etnicidades y nuevas identidades(Stuart Hall) no es otra cosa que la reconfiguracin de la diferencia colonial e im-perial cuya matriz organiza el mundo modemo/colonial desde el siglo xvi.

    En la seccin anterior puse el enfasis en la historicidad de la diferencia colo-nial e imperial en sus transformaciones tanto internas como externas, que llegahasta hoy y que es muy visible en los discursos de George W. Bush. y en su po-lttica interior y exterior, sobre todo a partir del 11de septiembre. En esta seccinquiero presentar algunos elementos de lo que en conversaciones estamos iden-tificando como .un paradigma otro., sobre la base de varios proyectos comunes,reuniones y trabajos publicados2.

    La formulacin de Anibal Quijano contempla tres conjuntos clave de cate-goras que descubren la colonialidad del poder y permiten entender que la si-

    , La bibliografa a la que me refiero es amplia, y gran parte de la misma se cita al hilo delanlisis que efec to en el libro. Ser selectivo en las referencias que siguen, puesto que serla de-masiado largo intentar una lista ms com pleta de lo que se ha publicado recien temente y quemuestra la emergencia de un .paradigma otros. Permltaseme insistir: no hay *dueo. de esteparadigma, muchos nos desconocem os entre nosotros, no hay '4nfluenciasm sino *convergen -cias.; no hay aun maestro* sino varios y ninguno. En fin, es un "paradigma otro. desde su meraconcepcin. Entre las publicaciones recientes en las que me encuentro involucrado (y entreotros se encuentran A nibal Quijano, Enrique Dussel, Catherine W alsh, Zulma Palermo, Artu-ro Escobar, lvan Sanjines, Fem ando Coronil, Santiago Castro -Gmez, scar Guardiola, FreyaS c h i q Edgardo Lander) se cuentan: Induciplimrlas cienciar socides: geopoitico del c m i m i m -to y colonialdad del podPr, ed itado por Ca the nn e W ALSH, antiago CASTRO-GMEZFreyaSCHW , Quito, Universidad AndinaiAbya-Yala, 2002; La cdoninljdad del saber, editado por Ed-gardo LANDER.Buenos Aires, CLACSO , 2000; vanos numeros de Nepnnda: uiews fmm Sourhcontienen articulas de algunos de los anteriomente mencionados; Comentario Inremacio-MI, 2001 , de la Universidad Andina. contiene un dossier sobre geupoiticns del caoctmim to. Enel rea de los movimientos indlgenas. artculos y entrev istas con Luis Macas (Ecuador) y Feli-pe Quispe (Bolivia) se encuentran en Intem et. En el mbito del pensamiento afrocaribeo, loslibros de Lewis GORDON,xhtnitia africana, Londres, Rourledge, 2000, y Padget HENRY,d -ban's Renron, Rouletge. 2001, son fundamentales. Vanas publicaciones de Emanuel Chuckw u,di Eze wnmibuyen a poner de relieve el desafo de la filosofa africana a la filosofa con tinenta l.Vease A fnum Postcolotiinl Philosophy. Londres. Blackwell, 1997,editado por Eze.

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    tuacin actual es un cambio en la lgica del sistema modemo/colonial pero deninguna manera una novedad sin precedentes como lo presenta el posmoder-nismo celebratorio en la imagen del "imperio*. Mientras que para la posmoder-nidad se trata de algo nuevo, para el paradigma otro de pensamiento desde la his-to& de la cokmialidad se trata de una nueva forma de colonialidad, lacolonialidad global, distinta a la imperial-religiosa de los siglos xvr y x v i i i y de lasformas imperial-nacional vigentes desde el siglo XVIII hasta la segunda mitad delsiglo XX. Pero de ninguna manera una etapa histrica que establece una quiebraradical con el pasado. Por lo tanto, las visiones de futuro son tambin distintassegn se las imagine desde la posmodemidad o desde las perspectivas mltiplesque emergen desde la perspectiva de la colonialidad. Y esto es una de las con-tribuciones, precisamente, del libro que el lector tiene entre las manos.

    El primer conjunto categorial es el de raza, trabajo y gnmlsexualidad. La cues-tin del gnero y la sexualidad se estructur, en la civilizacin occidental, en el re-lato bblico, en la historia de Adn y Eva, y tambin en la historia del diluvio y en elhecho de que los tres descendientes deNc ueran varones Oafet, Sem y Cam). Porel primero, la estructura tica de la relacin hombre-mujer se asienta en la relacinde la pareja, masculino-femenino.Por el segundo, la estructura geopoltica del mun-do se asienta sobre el valor humano que se asigna a cada uno de los tres hijos deN&(vase el mapa T I 0 en la figura 1):a Cam, el ms despreciable, se le atribuye fn-ca; a Sem, quien ofreci esperanzas y dio signos de buen comportamiento, se le iden-tifica con Asia, y a Jafet, el aliento, la expansin y la visin de futuro, se lo asientaen Europa. *Amrica*, nombrada as en honor de Amrico Vespucci, toma una a,se ferniniza, para coordinarse con Asia y Afnca, las cuales tienen como patronos cris-tianos dos hijos varones deNc. n cuanto al trabajo, la esclavitud fue, desde Aris-tteles, uno de los temas fundamentales de consideracin en k eora poltica y e a -nrnica que llega hasta las clebm pguiasde Hegel sobre el amo y el esclavo, dondereflexiona sobre la liberacin de una nueva clase social, la burguesa. Pero, en estahistoria, propone Quijano, nos hemos saltado un momento fundamental. 0,anmejor, esta historia es parcial puesto que est contada desde una sola perspecti-

    'Hasta finales del siglo xv la idea de que el planeta estaba dividido en tres continentesera slo una idea de la cristiandad occidental, puesto que China, el islam, los aztecas o losincas, ninguno de estos *imperios. conceba el mundo de esa manera. Asl que cuando se pro-duce -el descubrimiento* de Anirica por parte de los cristianos, se hace posible que se in-tegrara una cuarta parte en ese mapa particular y regional. Sin embargo, cuando el .mapa-m und i ~ el de Mercator hacia 1545 y el de Ortelius hacia 1570) cartografi el planeta concuatro continentes. la concepcin cristiana materializada en el mapa TI0 adquiri hegemo-na al ser traducida al orbis mvum t e r r a m de Ortelius. En otras palabras, hoy slo .vemos>cuatro continentes en cualquier mapamundi porque "detrs de l es invisiblen. porque ahest la concepcin cristiana del planeta, dividido en tres y atribuido a los hijos de No.

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    va, la perspectiva del Occidente cristiano. Falta la perspectiva del Occidente wlo-nial, la invencin de America en el siglo xviy la emergencia de los circuitos comer-ciales del Atlntico. La invencin de Amrica introdujo, para Quijano, una catego-ra fundamental en el inqgimrio occidental, aunque, paradjicamente, este mismoimaginario tendi a ocultarla, a dejarla en segundo plano. La puesta de relieve de laimportancia de la categora de *raza* no es la obra ni la wntibucin de las pensa-dores occidentales, cristianos o seculares, sino de los pensadores que directa o indi-rectamente vivieron la experiencia colonial. Esto es,de aquellos que vieron a Occi-dente desde el otro lado, desde las colonias en vez de la metrpoli. La categora de

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    Fie r a 1. La tierra dividida en tres de acuerdo con los tres hijos de No& Asia-Sem,Europa-Jafet y fricaecam.El segundo conjunto categorial introducido por Qu ijano es el d e la trada ex-

    l>htaci6n,dommacin y conflicto e n el mundo modemo/colonial cuya estructuraeconmica e s el capitalismo. Es decir, capitalismo y mun do modemo/colonial sondos caras de la misma m oneda cuyos relatos estamos acostumbrados a escuchar yleer contados desde la perspectiva de una sola de sus caras. la modema. Los centrosde concentracin delcapitaleconmico y h u e r o ueron tambin los centrcs de con-cenaac in del capital intelectual.Las colonias fueron siempre coritadas desde la p s p e c -tivade las ma@olis, aunque el relato fuera en favor de quienes era n explotados en lascolonias. Por ejemplo , desde el siglo XVI tenemos, por u11 lado, a Las Casas voci,ferand o y defendien do a los indios, publicado y traducido; y enfrente de Las Ca-sas (dejando de lado el lapso temporal y atend iendo a la estructura simbiica dela imagen) tenemos a W aman Pum a de Ayala, quien es silenciado hasta 1936 yqu e recin desde 1980 comenz a ser reconocido como alguien cuyo valor inte-lec tua l era comparable a los humanistas defensores de los indios, a quienes jamsse les o cu m pensar que los indios eran capaces de defenderse a s mismos. Hoyb sabemos. Losmovimientos indgenas en A merica Latina n o dejan lugar a J u -das sobre elhecho de que el futuro d e la humanidad no podr ya surgir de las ba-ses del pensamiento de la modernidad eu ropea, sino que ten dr q ue ser un tra-bajo conjun to donde el lado oscuro (explotado, dominado) en tra decisivamentea participar e n el conflicto y a dis riiar el futuro.Ahora bien, esta imagen es todava muy general. La distincin inttoducida, estavez por Enrique Dussel (Dussel, 2001, pp. 205-234), en tre e x p l o m c h y daminacines aqu til para complem entar la conm buci n de Quijano. En su fiindamental re-lectura de M arx repensando la categora de dependencia(s), Dussel distingue en tre.explotacinn para referirse a la relacin laboral en tre elc apitalista y el obrero (esto

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    es, el trabajo asalariado)y

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    Mientras que Dussel restringe el concepto de

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    trata de cmpictos de dominacin y explotacin destinados al control del trabajo, delgnerolsexualidad, de la autoridad y de la subjetividad en lo que atae a sus recursosy a sus productos. Y, por lo tanto, los esfuem y luchas por la emancipacinnibera-cin implican tambien la emancipacin y la liberacin de la explotacin/domina-cin, en los cuatro mbitos. Ms an, en el mbito del trabajo, la explotacin/do-minacin est gobernada por la economa capitalista; la del gnerolsexo, por laestmctura de la -sagrada familia* que revela la complicidad entre capitalismo, cris-tianismo y familia burguesa. En el mbito de la autoridad, el control y los conflictosse generan en el orden del Estado; y en cuanto al mbito de la subjetividad, su con-m1y sus conflictos se materializan en el orden del conocimiento.El libm que el lecmriene en las manos est dedicado a explorar formas de mtml del coriorrmiolto (col&-dad del &) y de la s u j e f i d d (colonialidaddel ser) y fwndament$mentea .+m ar for-mar de l i b e r h de la colorualidad del& del ser. Para el anlisis de las estmcturasde dominacin y explotacin de la subjetividad, la categora de qppol ticas del co-nacimiento. es fundamental, y es tambin la egeopoKtica del conocimiento. que lapermite identificar el pmeso liberamrio del .pensamiento

    Finalmente, es til agregar unas ltimas advertencias introducidas por Qui-jan0 para que se comprenda la perspectiva introducida por los conjuntos cate-goriales de anlisis que se incluyen para develar la colonialidad del poder en elanlisis del poder social modemolcolonial, por un lado, y el liberalismo y el ma-terialismo histrico, por el otro. Quijano observa lo siguiente:

    En el liberalismo, las relaciones entre -economla*, *sociedad*, .polfrica. y ecul-tura. son planas, ya que la cuestin del pder esta ausente, y de exterioridad,ya queson separadas. En el materialismo hisgrico, esas relaciones son jerrquicas y organi-cas. ya que se atribuye a la -basen -las relaciones de producci6n- no slo la calidadde fundamento del conjunto, sino la de ser generadora y determinante de las demaso *superestructura. (Quijano, 2000a, p.17).

    .Un paradigma otro* es la expresin que convoca diferentes proyectos de lamodemidad/colonialidad unidos por un tip; de pensamiento que aqu describocomo pensamiento fronterizo. En qu consiste! Puedo hoy, despus de dos aosde publicado el libro y de mltiples discusiones, volver sobre la idea bsica y ha-cerla m& expansiva. La idea del pensamiento fronterizo surgi para identificar elpotencial de un pensamiento que surge desde la subaltemidad colonial. El ejem-plo paradigmtico, en este libro, es el pensamiento chicanoAatino1a y dentro deste el libro de Gloria Anzalda B d r b n d R n frontera.La conciencia de la nuevamestiza (1987), que se usa como conecm para otros conceptos que surgen de ne-

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    cesidades semejantes (dobk conciencia,en Du Bois, un pensamiento otro en Khati-bi, creolitd en el pensamiento afrocaribeo en francs, etc.). El pensamiento fron-terizo se distingue de formas parecidas como mestizaje, en la medida en que =mes-tizaje* es una expresin inventada desde la perspectiva del poder. Por esoAnzalda subraya *la conciencia de la nueva mestiza.. El pensamiento fronterizo,desde la perspectiva de la subalternidad colonial, es un pensamiento que no pue-de ignorar el pensamiento de la modernidad, pero que no puede tampoco subyu-garse a 61, aunque tal pensamiento moderno sea de izquierda o progresista. El pen-samiento fronterizo es el pensamiento que afirma el espacio donde el pensamientofue negado por el pensamiento de la modernidad, de izquierda o de derecha.

    -El paradigma de transicin* y .un paradigma otro* comparten, en mi ma-nera de ver, una actitud fundamental hacia el conocimiento y su relacin con latica y la poltica. Enrique Dussel puso de relieve la contribucin fundamentalde Karl Marx no slo al anlisis y comprensin del *capital*, sino a la transfor-macin de la concepcin misma del *saber* y de la "ciencia.. Marx, anota Dus-sel, explica la realizacin del capital como desrealizacin del trabajador y la acu-mulacin como trabajo impagado. Esto es, subraya Dussel, se trata de unaexplicacin cientfica crtico-negativa por excelencia (2001, p. 297). Y agrega:

    El capital, en el sistema vigente, se invierte y ahora aparece como la .causan dela miseria del trabajador (hoy de los pafses perifricos del capitalismo). Esta conclu-sin es un .hecho. ocultado a la observacin del cienffico stindar (es toda la cues-rin epistemolgica del fetichismo).Lo que acontece con la economa polltica se re-pite en otras ciencias sociales o filosoflas ~funcionalesw, ue explican los

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    radigma otro.. El primero, ed ificado sobre el ago tam iento de la mode rnida d y loslmites de la posmodernidad. El segundo, construido sobre la conciencia de lacolonialidad del poder, d e la inseparabilidad m odem idad/colonialidad, de la di-ferencia colonial y de la relacin entre produccin de cono cimientos y procesosde descolonizacin y de socializaci6n del poder.ste fue el impulso inicial, la necesidad de contribuir al derecho de existen-cia de uun otro,, e n dilogo co n los existentes. N o com o un 'muevo),paradigm a qu e, a la Foucault o a la Khu n, hara .obsoleto>>al anterior, sino ,etafricamente, a Waman Pum a de Ayala.W am an Pum a ilustra el pensamiento fronterizo desde la perspectiva de lacolonialidad; Las Casas, desde la perspectiva de la modemidad. Son dife-rentes actitudes y diferentes formas de pensar. Waman Puma llega al pen-samiento fronterizo porque n o tiene otra opcin. Las Casas llega al pensa-miento fronterizo porque las tiene. Frente a Seplveda (el equivalentecristiano del conservadurismo secular despues del siglo XVIII), as Casasop ta por .extenderse. y pensar en tre la tradicin clsica y el sufrimiento^^que los castellanos imponen al indgena. Frente a Vitoria (el equivalentecristiano del liberalismo secular, compatible co n Locke y K an t), Las Casasva ms all en defensa de los oprimidos. En este sentido, Las Casas es elequ ivalente socialiita/marxista de la ideologa cristiana. Pero Las Casas, sehaya dado c uenta o no , est co nde nad o a la incompletud. S610 ve una par-te del problema y n o puede solucionarlo sin la participacibn de la perspec-tiva que abre Waman Puma. Waman Puma conoce y comprende ms lamen talidad del colonizador d e lo qu e Las Casas comprende la mentalidaddel colonkad o. Y esto no es por mrito personal de W aman Pum a, sino porinevitabilidad de las relaciones coloniales de poder y de supe rvivencia. Estasituacin paradigmtica se repite hoy en todo lo an ch o del planeta.b) Pensemos e n H egel o e n M am. Michel-Rolph Trouillot (1995) ya mostrcmo al pensamiento de la llusuacin le h e mposible entender la mod emi-dad de la revolucin haitiana; tesis qu e fue prolongada y explorada con msdetalle y complejidad por S usan Buck-Morss (2000) y Siby le Fischer (2003).Hegel y Marx se .extienden. hacia la liberacin , com o Las Casas, pero no

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    ven lo que est del otro lado. Marx se imagina el proletariado global como sieste no fuera tocado por la colonialidad. En realidad, Marx pensaba precisa-mente que haba que pasar por el colonialismo para llegar al nuevo estadosocial. Hegel, ms cercano a Vitoria, piensa en la emancipacin. Marx,comoLasCasas,seextiende anms y nata de pensara el proletariado ascomoLasCasas piensa en el indgena, aunque -al contrario que LasCasas- Hegel yMarx han perdido el contacto directo con el mundo no europeo.

    c) En las I w os dcadas *un pensamiento otro. emergi en el sur de Euro-pa, en el sur de Italia y en Portugal. Este pensamiento llev a releer a Grams-ci, no ya el Gramsci reinventado por el marxismo europeo, sino el Gramsci quees -como Jos Carlos Maritegui en las ex colonias- consciente de que juntocon las relaciones de clases esttucturadas por la Revolucin Industrial hay otradimensin, la dimensin *colonial internan, visible en la *cuestin meridio-MID. La cuestin meridional>> ace visible la dierencia imperial interna aEuropa, entre el norte, protestante y en su mayor parte anglosajn,y el sur, ca-tlico y latino. La cuestin meridional, en o m alabras, se plante a pamr delsigloXVIII cuando, como ya dije, la diferencia c o l o d se preamcul de dos ma-neras. Una mediante la invencin del orientalismo y otra mediante la trans-formacin del occidentalismo: el .debate del Nuevo Mundo* rnagnfcamen-te estudiado por Antoneilo Gerbi (1952) ilustra esta transfomacin Estasegunda se amcul mediante fue la invencin del su^ Nadie ms claro quelmmanuel Kant, tanto en la cuarta parte de Obsmaciones sobre lo bello y losu-/.blime como en sus estudios de ~antroploga ragmtica., para dinnguir en-tre franceses, ingleses y alemanes, por un lado, e ibricos e italianos, por elotro1 Esta manifestacin de la colonialidad del poder en Europa misma(visible hoy en la Unin Europea) cre las nociones para un pensamiento*posmoderno oposicionaln, como lo describe De Sousa Santos (1995), que sedistingue tanto del xposmodemismon de los pases del norte del Atlntico (enFrancia, I~iglaterra, stados Unidos, Alemania) como del pensamiento crticohistrico-social de la wlonialidad en Amrica Latina (al que no quiero liamar.poscolonialismo opsicionaln para diferenciarlo del ~poswlonialismo~efi-nido por la historia imperial de Inglaterra y de las colonias de la British Com-monwealth, practicado en Inglaterra y en los departamentos de ingles en lasuniversidades de Estados Unidos) elaborado en tomo a conceptos claves wmomodernidad/colonialidad,colonialidad del poder, del saber y del ser; transmo-demidad; geopltica del conocimientoy pensamiento fronterizo, etctera.

    .Un paradigma otro" es entonces la expresin que aglutina la critica a la nioder-nidad Europea desde la periferia de la modernidad europea misma, es decir, desde elsur. Si la posmodernidad del Atlntico Norte y el anlisis waiiersteiniano del sisrema-

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    mundo moderno introdujeron varias formas de crtica eurocntrica al eurocenn is-mo, dira que -en la geopoltica del co no ci m ie nte la crtica a la modernidad desdeel sur est emergiendo una crtica no eurocenhica al eurocentrismo (el Gramscide la cuestin m eridional, Cassano, Dainotto, De Sousa Santos) compatible ycomplem entaria a la crtica no eurocentrica que em ergi desde las antiguas colo-nias de los distintos imperios (Fanon, Cesaire, Lamrning, Glissant, Quijano, D us-sel, Guh a, Chakrabarty, K hatibi, Al-Jabri, Shariati, Chuckw udi Eze, Lewis Gor-don, Padget Henry; adems de la contribucin del pensamiento latino enEstados Unidos, como e l de Norma Alarcn, Che la Sandoval, Paula Moya, Jac -q u e l i e Martnez, Linda Alcoff, etc.). Mi intencin en este elenco de nombres n oes agotar o cerrar la lista de pertenencia, sino meram ente sugerir el crecim iento deformas de pensamiento que se complementa con e l pensamiento que surge de losmovimientos indgenas en Ecuador, en los Zapatistas, en Bolivia, en .las voces delmundo* en el proyecto Reiventing Social Emancipation dirigido por De SousaSantos (http://www.ces.fe.uc.pt~emancipa/en/voices/index.hl).or cierto no es-toy hablando de ~autentic idades e lugares de enunciacin*,sino de las meras histo-rias locales de las colonias y las ex colonias, de las nuevas formas de colonialidad glo-bal en la que los

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    Tomemos el ejemplo de los Derechos Humanos y veamos cmo se juntan, enlas varias propuestas ya existentes de lo que llamo aqu .un paradigma otro., el pro.yecto de De Sousa Santos con el de Quijano. El uno propone una crtica no euro-cntrica al eurocentrismo desde el sur de Europa. El otro, una crtica no eu-rocntrica al eurocentrismo desde el sur de Amrica. Una vez ms, estos dossures no son lugares naturalmente autenticos sino marcados por la colonialidaddel poder, por la diferencia colonial y por la diferencia imperial.

    No hay una globaluacin sino varias, nos recuerda De Sousa Santos. Por esa ra-In. los proyectos polticos deberan dirigirse a -otras globalizaciones~ puesto quela interconexin del planeta es inevitable y tambin deseable) que no sean la glo-baliuacin neoliberal ms que ser proyecta *antiglobales.. El cosmopolitismo crti-co, por ejemplo, es un proyecto global, distinto y opuesto a la globalizacin neoli-beral; que usa del capitalismo, puesto que no es posible escapar a l; y que rechazala violencia policial y am mentista de todo tipo. De Sousa Santos describe cuatromaneras de concebir y producir estructuras globales. Algunas de ellas son lideradaspor el capital; otras, por la sociedad civil y, eventualmente, por Estados no alinea-dos con el neoliberalismo. Estas cuatro modalidades son las siguientes: la gbbaliza-cin localizada, la localizacin giobalizau, l cosmopolitinno y las herencias comunes dela humanuind. Las dos primeras son las dos caras de la globalizacin neoliberal vis-ta o bien desde las historias locales que imphenkzn diseos globales o bien desdelas historias locales que recibendiseos glcbales (un ejemplo de la primera es el Fon-do Monetario Internacional; un ejemplo de la segunda, Rusia y Argentina). El cos-mogoliamio (o .cosmopolitismo crticon, para diferenciarlo del proyecto kantiano,Mignolo, 2000), en cambio, agrupa proyectos emancipadores como aquelos queresponden y respondern a la atransicin paradigmtica* de la posmodernidad opo-sicional y al .paradigma otro. de las descolonizacionesy los proyectos para sociali-zar el poder. La ltima globalizacin est en consonancia (las herencias wmunes dela humanidad) con el cosmopolitismo crtico, puesto que ya no es una, la tr&intilodema,a que se impone sobre las otras, Las cuales se convierten en tradiciow t ~ a -kionaks (ste un buen ejemplo de las mellizas pegadas, modernidad/colonialidad,una dominante sobre la otra), sino precisamente significa la desaparicin del dife-rencial de poder (wloniaVimperial)y la constitucin del parndipma del comimim-m piuderite parafomuis de v ida decentes (Sousa Santos, 1995, . u ) .

    La *transicin paradigmtica* y .un paradigma otro* son espacios abiertos ydistintos. Distintos puesto que el primero es presentado y construido, por DeSousa Santos, en la diferencia con el paradigma aposmoderno~ *la crtica eu-rocntrica al eurocentrismo-. La *transicin paradigmtican apunta en otra di-reccin. Hacia una crtica al eurocentrismo que no sea eurocntrica sino quedescenne el eurocentrismo y lo disuelva en la totalidad planetaria. *Un para-digma otro* es presentado y construido aqu como un paradigma que se diie-

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    rencia de ambos y se caracteriza por la toma de conciencia de la colonialidad.Abdelkhebir Khatibi o Frantz Fanon, por ejemplo, tienen proyectos distintos alde Friedrich Nietzsche y su crtica a l cristianismo o a l de Karl M arx y su crticaal capitalismo. Todos estos paradigmas so n por cierto com patibles, au nq ue unosms compatibles qu e otros. *Un paradigma otro. tiene e n co m n con .la tran-sicin pa rad igm ti ca ~ o que po demos llamar *el lugar de enc uentro* llegandoa l desde distiiitab direcc iones. La '

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    na, la posicin de Hinkelamm ert crea un puente entre la de De Sousa Santos, porun lado, y la de Quijano o Dussel (y la defendida en este Iibm tambien), por otro. ParaHinkekmmert o para De %usa Santas .el descubrimiento de Am tkb n (esto es, laemergencia del circuito comercial del A t l n b y con l la afirmacin del capitalismomercantil y la instauracin del xracismom y de la diferencia colonial)M es fundamentalm o o es para quienes en las Amricas w n d u y e n a consttuir *un paradigma OUO.con conciencia crltica de la colondidad o, mejor an, de los fundamenta lustrim(con el descubrimiento de Amkrica) de la modemidadicolo&d. Para Quijano,Dussel y o m incluido este Iibto) *el descubrimiento de America* (esto es, la inven-cin de America con todas sus consecuencias) es u n

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    en Asia del Sur, etc. .Un paradigma otro" que surge en las zonas tanto de subal-ternidad colonial (fnca, Asia meridional, Am&ca Latina) como de subalternidadimperial (el sur de Europa). El agotamiento de los ideales de la segunda moderni-dad (la Ilustracin y el pensamiento dominante durante tres siglos de Francia, In-glaterra, Alemania, Estados Unidos) entra en proceso tetminal, a la vez que se re-nueva del otro lado de la diferencia imperial y colonial; el potencial emancipatorioque est surgiendo crticamente en el sur de Europa y en la reorganizacin de lasex colonias (por ejemplo, en America Latina la importancia fundamental de losmovimientos indgenas y afros, as como chicano/latino/asen Estados Unidos, querevelan los Inites del pensamiento criollo/mestim empaquetado como xpensa-miento latinoamericanon) se renueva como *un p a r a d i otro*, ya irrecuperableen la historia lineal de la modernidad monotpica que, por necesidad, se habamostrado sorda a su negacin. El pensamiento criollo/mestizo, eurocentrico desdela independencia, comenz a liberarse de su propia tradicin con los trabajos deluan Carlos Maritegui, que se continuaron, entre otros, en la filosofa de la libera.cin y en el pensamiento crtico elaborado en tomo a la doble historia de la mo-dernidadcolonialidad. .Un paradigma otro* designa el espacio desordenado y po-tente donde se completar el proyecto inconcluso de la modernidad, pero no yadesde la modernidad sino desde la colonialidad como proceso permanente de des-colonizacin. *Un paradigma otro* nos lleva tambin a .una otra ideologa., la del.cosmopolitismo crtico* (Mignolo, 2000) que se est construyendo ya no en el in-terior del Imperio o en el interior de las naciones o en el interior de las religiones,sino en los bordes, en los bordes donde emerge el pensamiento fronterizo tanto des-de la subalternidad como desde la hegemona atenta, consciente y abierta a la co-lonialidad. Una de las posibilidades que ofrece el pensamiento fronterizo, para es-tos proyectos, es la de dejar de ser lo que los universales abstractos fueron y siguensiendo: el espacio que es necesario defender a costa de vidas humanas; el uso de laviolencia para defender la libertad; el recurso a medios antidemocrticos para de-fender la democracia; ponerse fuera de la ley para defender la ley. Finalmente, re-cordmoslo, el pensamiento frontetim no es un hlbrido en el que se mezclan feliz-mente partes de distintos todos. El pensamiento fronterizo surge del diferencialcolonial de poder y contra 61 se erige. El pensamiento fronterizo no es un objeto h-brido sino un pensamiento desde la subalternidad colonial (como en Anzalda, Fa-non o el zapatismo) o desde la incorporacin de la subalternidad colonial desde laperspectiva hegemnica (como en Las Casas o en Marx). El pensamiento fronteri-m es uno de los caminos posibles al cosmopolitismo crtico y a una utopstica quenos ayuda a construir un mundo donde quepan muchos mundos.

    Chapel Hill, Carolina del Norte, noviembre de 200258

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